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ANALISIS.

El Cantar del Cid, es una canción recitada por los juglares de aquellos tiempos
medievales. El manuscrito del Mio Cid, al igual que su "primo" de La Chanson de
Roland, no es de gran belleza y contiene varias faltas, algunas corregidas, esto es
debido a una finalidad de uso por parte de los juglares y no para más altos
menesteres. 
Este cantar de gesta, narra los hechos finales de la vida de Rodrigo Díaz de Vivar,
el Cid Campeador (1043-1099), caballero de la corte de Sancho II de Castilla y
Alfonso VI de Castilla y León, recurriendo en ocasiones a la ficción para resaltar
ciertos aspectos del carácter heroico del protagonista: su lealtad al rey, a pesar de
que éste lo condena al destierro; su fe en Dios; su piedad; su amor por la familia y
por la justicia, su valentía en la batalla. Había un importante escritor que decía que
este poema tenía un estilo "tierno, frágil, vívido, humanísimo y matizado". 
Cid: del árabe dialectal "Sïd", Señor, Caballero. Campeador: del latín "Campus
Doctor", vencedor de batallas 
Héroe nacional por excelencia Rodrigo Díaz, el Cid, es el más universal de los
burgaleses. 

a. Temas: Esta obra trata los siguientes temas: el heroísmo, la muerte, la familia,


la honra y el honor de la persona, y todo ello, en el marco social de la Edad Media,
en la que se anteponía el prestigio personal ante cualquier otro valor. También nos
refleja el odio y el afán de riqueza que se palpaba en el ambiente medieval. 

b. Género: El género de este libro es la poesía, y concretando un poco más, la


poesía épica y de capa y espada y es la obra más importante de este grupo en
España. 

c. Medio Social: Las relaciones que se establecen entre vasallos y señores,


campesinos de los pueblos, los caballeros y los miembros de la nobleza nos
enseñan perfectamente la sociedad que había en aquel momento, en la que se
vivía un gran teocentrismo y en la que el honor, el respeto y la obediencia eran
principios fundamentales. 

d. Época: La historia tiene lugar a principios de la Edad Media, lo que implica unas
situaciones sociales, económicas, políticas, religiosas, etc, específicas 
Costumbres de la época: 

Besar las manos en símbolo de vasallaje. 


Dejarse la barba, como símbolo de honra. 
Besar el pañuelo de la amada, antes de ir a combatir 
Falta de higiene propia de todos 

El papel que jugaban las mujeres en todo tipo de actividades propias de la época,
era nulo. 

En la obra notamos que: o son mencionadas en forma muy superficial o la única


mención que se hace de estas como acompañante del personaje principal,
encargándose de supervisar la crianza de sus hijas, en manos de sirvientas. 

e. Lugar de la obra: 
La acción tiene lugar en la España del siglo XI, dividida en diferentes reinos, cada
en uno de ellos un señor encargado de gobernarlo. 

Huesa y Monforte de Moyuela 

f. Características de la obra: 

• Uso del estilo directo. 


• Lenguaje sobrio, llano y precioso. 
• Realismo. 
• Alto valor histórico. 
• Gran fidelidad geográfica. 

PERSONAJES 
El Cid Campeador: Rodrigo Díaz de Vivar, personaje virtuoso, con piedad religiosa
y amor por la familia, valeroso e inteligente guerrero. Se nos presenta como un
gran héroe que supera su destierro haciendo lo posible y lo imposible por volver a
gozar de la confianza de rey, además de reparar la deshonra que sufren sus hijas
a manos de los infantes de Carrión y ganar grandes fortunas y tierras. Su principal
valor es la búsqueda del honor. 

El rey Alfonso : en un principio, destierra al Cid de Castilla, pero a lo largo del
relato, se va dando cuenta de que, en realidad, es un buen vasallo, y le perdona.
Él es el rey y, por tanto, la máxima autoridad. Todos los habitantes de su reino
deben obedecerlo si no quieren ser expulsados del país. Pero, en definitiva,
intenta que siempre se haga justicia. 

Jimena : es la mujer del Cid Campeador. Apoya en todo a su marido porque le
admira. 

Doña Elvira y Doña Sol : hijas del Cid y de Doña Jimena. 

Ayudantes y seguidores del Cid :  Álvar Fañez Minaya: El “Minaya” es una persona
que le ofrece ayuda al Cid. Le ofrece la compañía de amigos y vasallos para que
pueda abandonar el reino de Alfonso VI. En sus viajes con el Cid, era el
encargado de enviar los mensajes para el Rey. 
Martín Antolinez: El “Burgalés” es la persona que le da su pan y su vino antes de
la salida del reinado de Alfonso. Les abastece y por la mañana se ofrece a ir con
el Cid a la guerra. 

Pedro Bermúdez: El “Mudo” lucha junto al Cid frente a Don Fernando (infante de
Carrión). Es primo-hermano de las hijas del Cid, Doña Sol y Doña Elvira, y por
tanto sobrino del Cid. 

Raquel y Vidas: Eran los amigos de confianza de Martín Antolinez. Martín les
confía las arcas 
del Cid para que las guarden, ya que el Cid no puede llevárselas con él, porque le
descubriría el Rey Alfonso. 

Don Sancho: Era el que cuidaba de las hijas y la mujer del Cid mientras que él
estaba luchando fuera del reino de Alfonso VI. 

Avengalvón: Es un moro que está a las órdenes del Cid Campeador, buen vasallo
que siempre cumple la voluntad de Don Rodrigo. Es amigo de los amigos del Cid. 
Todos ellos deciden seguir al Cid para ayudarle, apoyarle y combatir junto a él en
todas las batallas y enriquecerse. Son fieles vasallos que también iban ganando
su honor. 
Los infantes de Carrión : pretenden el casamiento con las hijas del Mio Cid y al
final lo consiguen. Una vez casados, se llevan las riquezas que les correspondían
de las batallas ganadas, y se van, deshonrando más tarde a Doña Elvira y Doña
Sol. Estos personajes representan el afán de riqueza, el egoísmo, y el desprecio
hacia los demás. 

Otros personajes: los infantes de Navarra y Aragón, el obispo, los moros (amigos y
enemigos), los reyes de los distintos territorios. 
García Ordóñez: Era un enemigo del Cid Campeador, conocido como el Conde
Don García. 

ESTUCTURA EXTERNA 
Consta de 3.730 versos divididos en tres partes denominadas cantares: 
Cantar del destierro del Cid 
Cantar de las bodas de las hijas del Cid 
Cantar de la afrenta de Corpes. 
Los 3.730 versos se distribuyen en series asonantadas monorrimas de metro largo
divididos en dos hemistiquios por una cesura. La medida es variable y dominan los
de catorce sílabas, pero abundan los de nueve, diez, quince y veinte sílabas. 
Los versos se agrupan en series o tiradas de desigual número de versos: la más
corta de tres y la más larga de ciento noventa. En cada tirada, se cambia de
asonancia, se pasa del estilo directo al indirecto, o se recapitula el tema anterior. 
En la narración de los tres cantares, se producen elipsis y se anuncian hechos que
luego serán narrados. El narrador es omnisciente, es decir, maneja todos los hilos
del relato, y cuenta los sucesos de la historia respetando el orden cronológico. 

RECURSOS ESTILISTICOS 

Anáfora - repetición de una palabra al principio de cada verso. 


Con las cintas corredizas las azotaban con rigor 
Con las espuelas agudas les acusan un gran dolor 

Hipérbaton – altera el orden lógico de la oración 


Allí la telas de seda limpia sangre las manchó 
Formulas con función conativa: “Bien oiréis lo que ahora dijo” 
Epítetos épicos: empleados para calificar especialmente al héroe “El que en buena
hora nació” 
Frases Binarias: “moros y cristianos” 
Pleonasmos: “llora de tus ojos” 
RESUMEN
El cantar del Mio Cid también llamado Poema de Mío Cid, fue escrito
probablemente hacia 1140 y ha llegado hasta nosotros gracias a una copia hecha
en 1307 supuestamente por Per Abbat o el abad Pedro. El texto del Poema está
incompleto, pues faltan los primeros versos, y existen asimismo otras mutilaciones
que se han suplido con pasajes de la Crónica de veinte reyes, versión en prosa de
un primer manuscrito del Poema, y con elementos extraídos de posteriores
refundiciones del Cantar.

Con profundo desconsuelo, Rodrigo debe abandonar su natal Vivar. Llorando,


contempla por última vez su castillo y parte acompañado por algunos parientes,
entre los cuales descuella su primo Álvar Fañez, y leales vasallos.
Al llegar a Burgos nadie quiere hospedarlo, por expresa prohibición del rey. Solo
una niña de nueve años le dirige la palabra para decirle la verdad. EI Cid se ve
obligado a acampar en las afueras de la ciudad y Martin Antolínez, un ilustre
burgalés, lo abastece de provisiones y también le procura dinero que en préstamo
obtiene de dos judíos.
Provisto de todo ello, para él y sus mesnadas , el Cid Campeador ordena levantar
sus tiendas y se encamina al monasterio de San Pedro de Cardeña, donde se
hallan doña Jimena, su esposa, y sus dos pequeñas hijas, doña Elvira y doña Sol,
al cuidado del buen abad don Sancho.
EI momento del encuentro y luego el de la despedida son de intensa emoción,
Jimena, llorando, se arrodilla queriendo besar las manos de su marido al tiempo
de pedirle consejo "por amor de santa María". EI Cid toma a sus hijas en brazos y
pide a Dios poder casarlas el mismo y tener vida para seguir amando y sirviendo a
su mujer.
Luego, los cónyuges se separan "como la uña de la carne". Rodrigo recomienda
su familia al abad don Sancho y parte. Viene después el comienzo de su
encumbramiento.
Combate en Castejón y Alcocer, donde vence a dos reyes moros y del botín de
guerra envía un presente al rey Alfonso. A partir de estas acciones, realiza
provechosas correrías por la región de Teruel, Lérida y Castellón. EI conde de
Barcelona, que sale a combatirlo, es derrotado y hecho prisionero. EI héroe lo
trata con generosidad, no exenta de ironía.
En el segundo cantar se cuenta muy brevemente el sitio y conquista de Valencia,
la gran proeza del Cid. Han pasado ya 13 años desde el inicio del destierro. Tras
vencer al rey moro de Sevilla, que trataba de recuperar la ciudad perdida, don
Rodrigo envía nuevo presente al monarca castellano, quien permite que se le
reúnan doña Jimena y sus hijas. 
Doña Elvira y dona Sol, por las riquezas de su padre, se han vuelto codiciados
partidos que tientan a los infantes de Carrión.
Yúcef de Marruecos, caudillo de los almorávides, se presenta con gran ejército
ante Valencia. EI Cid lo derrota y del nuevo botín envía otro regalo al rey Alfonso.
Ante las repetidas muestras de fidelidad, el monarca acepta tener un encuentro
con el desterrado para perdonarlo públicamente. La entrevista se realiza junto al
rio Tajo, con gran algazara por parte de ambos. Alfonso VI, pensando honrar al
conquistador de Valencia, le pide la mano de sus hijas para los infantes Diego y
Fernando de Carrión. El Cid, no muy satisfecho, accede, y se lleva a cabo el doble
matrimonio; pero es el rey quien las casa, pues don Rodrigo no quiere entregarlas
por su propia mano.
En el cantar tercero, los infantes causan una muy triste impresión en la corte de
Valencia, pues se comportan cobardemente en la batalla contra el rey Búcar,
quien fue derrotado en su intento de recobrar la ciudad.
Tras la victoria, enriquecidos pero llenos de rencor por las burlas de que son
objeto, los infantes llevan a Carrión a sus esposas, pero por el camino, al
atravesar el robledal de Corpes, se quedan solos con ellas y las azotan hasta
dejarlas sin sentido y ensangrentadas, abandonándolas luego de despojarlas de
sus mantos y pieles de armiño. Recogidas por Félix Muñoz, son devueltas a su
padre, quien acude al rey pidiendo justicia.
Alfonso convoca a las cortes en Toledo. Los infantes son retados a duelo para
reparar el honor del Campeador. La lid se realiza en Carrión y la preside Alfonso
VI. Los de Carrión son los perdedores quedando malheridos y deshonrados.
La obra termina con el segundo matrimonio de las hijas del Cid, que han sido
pedidas para los infantes de Navarra y de Aragón. El rey Alfonso consiente en el
nuevo casamiento, con lo cual aumenta la honra del Cid, como dice el poeta, "hoy
los reyes de España sus parientes son".
Rodrigo o Ruy Díaz de Vivar, es un importante personaje histórico de la
reconquista española, muerto en 1099, a quien por su arrojo en los combates los
moros llamaron el Cid Campeador. Este paladín es el prototipo del caballero
cristiano, ejemplo de valor, nobleza y lealtad.
Innumerables son los meritos literarios formales y de contenido de este cantar de
gesta, el más antiguo documento escrito que se conserva de la épica medieval
española. En él se aúna la excelente estructura general con la métrica y la rima, la
sobriedad al pintar las emociones descritas, un fino lirismo que añade encanto a la
fuerza expresiva primitiva y tosca de su verso, propia de la época y de la lengua
empleada; el sabio tratamiento del tiempo narrativo, una justa pintura psicológica
de los personajes, la minuciosidad y el realismo en la descripción de costumbres,
armas, viviendas, vestimentas, etc.; una ironía y un humorismo que aparecen en
ciertos pasajes, así como el interés dramático de los sucesos que se narran y la
maestría en el uso de epítetos, comparaciones e imágenes logrados por el
desconocido autor.
Su calidad indiscutible lo sitúa entre los más grandes poemas épicos de todos los
tiempos.

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