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Todo lo que podamos decir sobre filosofía y masonería es simplemente una conjugación

retroalimentada de estos dos conceptos.


El Masón cree y se guía por varias trilogías fundamentales que sintetizan su intelecto:

“LIBERTAD, IGUALDAD y FRATERNIDAD”


“CIENCIA, JUSTICIA Y TRABAJO”
“SALUD, FUERZA Y UNIÓN”
“AMOR FRATERNAL, SOCORRO y CONSUELO”

Por otro lado, Albert Einstein decía: “los enemigos más encarnizados de nuestras ideas, son
aquellos que no las entienden”….. Nada más verdadero que esto.

La filosofía como tal, es el amor a la verdad, lo que implica vívidamente lo que la masonería o la
francmasonería busca desde sus inicios englobando una máxima que se condensa en el conjunto de
los conocimientos humanos, ya sea técnicos, sociales, morales y espirituales.

Es fundamental dejar claro que la masonería como tal es adogmática, definiendo como DOGMA
“una proposición teórica, establecida como una verdad indiscutible por la autoridad que rige
cierta comunidad o sociedad”.

La doctrina masónica es ante todo y por encima de todo, una doctrina humanista. Esto quiere decir,
que en ella lo humano es lo principal, sin que tal cosa excluya lo natural y lo divino ni se quiera
sustituir a Dios por el Hombre. Es un humanismo equilibrado, sin extremismos exagerados o
absurdos. Es el estudio del Hombre por el Hombre con sus creencias, diferentes formas de
pensamiento, ideales y todo cuando lo enmarca desde el exterior y ejerce presión en sus decisiones.

La Francmasonería es, en esencia y por antonomasia, una institución iniciática. Esto significa
que “hay que iniciarse”  o sea pasar por un proceso o ritual de iniciación el cual debe ser tan
contundente que debe  tender a provocar un cambio profundo en la vida moral y existencial del
iniciado, tal como sucedía desde tiempos antiguos posiblemente influenciados por la filosofía
egipcia. Aquí solo unos cuantos “escogidos” eran susceptibles de poder pertenecer a esta casta de
los “iniciados”, ya que los sacerdotes de la época era quienes tenían  “el conocimiento” y solo ellos
podían revelarlo.

Este proceso de transformación pretende cambiar al hombre común y corriente, en un hombre


nuevo, digno y selecto. Para ello se vale de la muerte iniciática con el sentido de una conversión,
muerte a una vida sin reflexión, sin examen, para dar paso a una nueva vida de reflexión ética, de
práctica de la virtud y de conquista de la sabiduría, que es ese anhelo de perfección que cada cual le
corresponde aceptar y realizar, lo  que consiste simplemente en un preguntarse a sí mismo el porqué
de las cosas y  se tendrá el sentimiento de no ser lo que se debería ser. Es un sentimiento encontrado
entre el antes y el después.
La iniciación es simplemente un acto que consiste en pasar de un estado confuso de conciencia,
tempestuoso y obscuro a otro de silencio, firmeza, paz y luminosidad. Esto significa que todas las
cosas que parecen males a nuestros ojos, como la muerte, las enfermedades y la pobreza no son
males, porque descubrimos que no hay más que un solo mal: la falta de moral y, no hay más que un
solo bien, un solo valor, o sea la voluntad de hacer el bien, por cada uno de nosotros y por la
humanidad, lo que supone que no nos debemos negar a examinar siempre de manera  rigurosa
nuestra manera de vivir, con la finalidad de ver si siempre está dirigida e inspirada por esta voluntad
de hacer el bien.

Lo anteriormente expuesto es inseparable del modo de vida, de hecho,  se requerirá una reflexión
crítica acerca de cualquier verdad trascendental, última y prefabricada, presentada como salvadora
del mundo y que justifique tal o cual forma de vida. Entonces habrá que esforzarse por explicitar las
razones por las cuales se actúa de tal o cual manera y reflexionar sobre la propia experiencia y la de
los demás. Sin esta reflexión, la vida masónica corre el riesgo de caer en la trivialidad, en algo más
común que el común de las cosas sin sustento ni gracia.. Sin embargo vivir como masón es
precisamente también reflexionar, razonar, conceptuar, de una manera rigurosa, es decir, “pensar
por uno mismo”.

La vida masónica es una búsqueda que jamás termina, de allí que siempre
seremos “aprendices” pasen los años que se pasen dentro de la Orden. Sin filosofía no se puede
entender nada del mundo en que vivimos. Simplemente porque la práctica de la totalidad de
nuestros pensamientos, de nuestras convicciones y también de nuestros valores se inscriben, sin que
nosotros seamos conscientes en todo momento, en el marco de alguna de las grandes visiones del
mundo elaboradas y estructuradas por el hilo que recorre la historia de las ideas.

Este principio tal vez fue el que privó en la Real Sociedad inglesa desde el siglo XVII, por los
fundamentos básicos de la llamada “filosofía natural” muy seguida por Isaac Newton, Jean
Théophile Désaguliers y otros más, de la que se puede decir sin temor a equivocarnos también que
fue la cuna de la masonería especulativa.

Por ejemplo, aprender a vivir, dejar de temer en vano los diversos rostros de la muerte o
simplemente, aprender a superar la banalidad de la vida cotidiana, el aburrimiento y el tiempo que
transcurre inexorablemente, éste fue el primer objetivo que se fijaron las escuelas filosóficas de la
antigua Grecia. Esto gracias a la creación de las escuelas filosóficas de la época, donde el
conocimiento del hombre para el hombre era lo primordial en el conocimiento puro, tal como lo
esgrimía Platón.

Por otro lado, El Gran Arquitecto del Universo (G\A\D\U\) tiene su fundamento en la filosofía
griega, en lo que ellos denominaban “cosmos”, que no era otra cosa más que la esencia íntima del
mundo, es decir la armonía, el orden justo y bello. Y era lo divino. Por lo tanto esta divinidad, que
no tiene nada que ver con un Dios personal, sino que consistía en el orden del mundo, la cual había
que saber contemplar, porque la estructura del universo no sólo era divina, sino también racional,
conforme a lo que los griegos denominaban “logos” y con el que se hace referencia precisamente a
ese admirable orden de las cosas y del cual nuestra razón va a demostrar ser capaz, precisamente
mediante el ejercicio de la teoría, de comprender el universo y de descifrarlo.

Cuando se demuestra que una teoría científica es falsa, o cuando se refuta a través de otra
manifiestamente más verdadera, cae en desuso y ya no interesa a nadie, salvo a algunos eruditos.
Pero las grandes cuestiones filosóficas sobre saber vivir, que se formularon en la noche de los
tiempos, siguen estando presentes. Existen propuestas sobre cómo se puede entender la vida,
actitudes que se adoptan ante la existencia, que nos siguen hablando a través de los siglos y que
nada puede convertir en obsoletas.

La Institución Masónica imparte sus enseñanzas a través de alegorías y representaciones simbólicas,


donde el simbolismo es fundamental como pieza base del conocimiento de la Orden como tal,
otorgándose estas enseñanzas en forma gradual, a través de los diferentes grados masónicos, cuan
carrera escolástica,  conforme al desarrollo individual de sus miembros, ya que se encuentra
dividida en diferentes clases y grados, para proporcionar un avance más regular en sus misterios.
Según el progreso que alcancemos limitaremos o extenderemos nuestras investigaciones y en
función de nuestras capacidades llegaremos a un mayor o menor grado de perfección y
conocimiento.

Cabe resaltar “que es el maestro quien hace el grado y no el grado el que hace al maestro.”

En nuestras carreras masónicas y en la vida toda, el masón, no solo está llamado a consumar actos
morales, de grandeza y de poder, sino que debe contribuir de manera consciente al desarrollo,
engrandecimiento y perfección de las obras sociales y morales, ya que debe saber servir a la
sociedad. Ser útiles a la Patria y sacrificarse en bien de la humanidad, es decir, debe conocer
nuestros deberes para con el Ser Supremo, para con nuestros semejantes y para consigo mismo, y
solo en esa forma contribuiremos y cumpliremos con las leyes inmutables de la estabilidad
universal y de la inmortalidad de lo creado.

Masón, significa constructor, o sea, el que fabrica a cal y canto un edificio, pero que antiguamente
este título se les aplicaba a los miembros de las asociaciones de constructores que dieron a Europa
sus mejores edificios de la Edad Media y del Renacimiento, y que actualmente hemos de entenderlo
en su acepción figurada, diciendo que el masón es un constructor del templo simbólico de la ciencia
y de la virtud, es un templo interno, propio de cada quién y su grandeza estará acorde a su propio
desarrollo dentro de sí mismo. Por eso muchas veces conocemos personas profanas que son
masones de hecho, sin mandil, y también conocemos algunos masones que son solo profanos con
mandil.
En otras palabras, un masón es un individuo que trabaja en perfeccionarse y en evolucionar, tanto
en sus conocimientos como en su comportamiento moral, y para ello sigue los caminos que le
indica la antigua asociación que se nombra masonería o, más correctamente francmasonería.

Correlativamente, la institución masónica tiene como finalidad principal la de constituirse en guía


de quienes buscan y anhelan este perfeccionamiento, para lo cual, decíamos, va desgranando una a
una sus sabias enseñanzas, en dosis graduadas y de acuerdo con el adelanto de cada uno de sus
miembros. A través del estudio razonado y crítico de la filosofía moral se obtiene un mejor
conocimiento de las virtudes y del modo de practicarlas.

La historia nos enseña que de la masonería han salido, en todos los tiempos, hombres de gran
visión, acrisolado altruismo e inagotable energía, que han dado a la humanidad sus más grandes
impulsos de progreso, tales como nuestros libertadores, muchos premios Nobel, inventores y
hombres de ciencias y políticos eminentes y jefes de Estado.

Para descubrir estos nuevos caminos, necesitaron nutrirse de la duda filosófica, y no de la certeza
dogmática; precisaron examinar lo que no es típico, en vez de conformarse con lo usual y corriente.
Tuvieron que desechar los cartabones, los textos consagrados a hechos particulares y  manuales
establecidos, decidiéndose a recorrer sendas supuestamente prohibidas para el pensamiento y
descubriendo las nuevas soluciones a los problemas irresueltos. O sea un desafío permanente de los
paradigmas que han centrado nuestro desarrollo y aptitudes.

La masonería establece que la causa del progreso humano es nuestra causa; que la emancipación del
pensamiento del ser humano es nuestro anhelo; que la libertad de conciencia es nuestra misión y
que la garantía de la igualdad de los derechos de todas las personas, donde quiera que se
encuentren, es la meta de nuestros argumentos.

Estas premisas inducen a los masones a estudiar en nuestros templos, dos temas que son
fundamentales para el progreso del pensamiento masónico. Estos temas se refieren a la Libertad en
sus diferentes aspectos y a la Justicia en lo que atañe a la ordenación de las relaciones humanas o a
la conducta del masón que se adapta a ese orden.

Desgraciadamente contemplamos con alguna frecuencia, a hermanos que no han comprendido el


significado de estos temas y cuya conducta revela que no se adaptan a este género de ideas, sin
importar el grado que ostentan, ni la comisión o puesto que desempeñan, o la situación que guardan
dentro de la Institución, ni su comportamiento es revelador de que cumplen con los juramentos, de
que con los estudios combaten su ignorancia y de que tratan de dominar sus pasiones y ambiciones.

De aquí que se puede enumerar en 24 puntos la Declaración de Principios de la masonería tal como
siguen:
DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS DE LA MASONERÍA

01.                    La Francmasonería no persigue utopías, sino IDEALES REALIZABLES en el seno


de la sociedad humana, en la que vive y trabaja, recogiendo sus anhelos e inquietudes y sembrando
en ella sus ideas.

02.                    No cree en la existencia de estados perfectos que serían inmutables y estáticos; su


ideal es DINAMICO. Por ello pretende únicamente, ser FACTOR ACTIVO DEL PROGRESO.

03.                    Entiende por progreso, la constante superación del pasado, para emancipar al ser
humano del dolor, de la esclavitud y de toda servidumbre material y moral y hacerlo participar en
todos los beneficios que pueda proporcionar la civilización y la cultura, por medio de una
organización positiva de la sociedad.

04.                    Tiene principios por los que se rige y en los que anida el GERMEN DE TODO
PROGRESO, que brota y se desarrolla en cada pueblo y en cada época de la historia, con arreglo a
las condiciones del medio.

05.                    Son sus metas invariables: a) Destruir los viejos moldes de pensamiento y acción
que se oponen al progreso; b) Construir nuevos ideales al servicio del hombre; c) Laborar por su
triunfo.

06.                    Pretende alcanzar sus metas por medio del CONOCIMIENTO CIENTIFICO,


siendo su lema "SABER ES PODER". Así pues, persigue el conocimiento de la verdad, sancionada
por la experiencia.

07.                    La francmasonería es, por lo tanto UN MOVIMIENTO FILOSOFICO ACTIVO,


FILANTROPICO, a la vez nacional y universalista, en el que caben todas las orientaciones y
criterios que respetan y defienden el POSTULADO DE LA PERSONALIDAD DE LOS
HOMBRES Y DE LOS PUEBLOS.

08.                    En consecuencia, reconoce y proclama en su totalidad, la DECLARACION


UNIVERSAL DE DERECHOS DEL HOMBRE, aprobada por las Naciones Unidas en París, el 10
de diciembre de 1948, y trabaja por el establecimiento de un ORDEN SOCIAL que garantice tales
derechos.

09.                    Proclama igualmente el DERECHO DE AUTODETERMINACION DE LOS


PUEBLOS, y condena las guerras de agresión y de conquista.

10.                    Aspira pues, al establecimiento de un ESTADO DE DERECHO NACIONAL DE


LOS PUEBLOS, que impida los privilegios, la explotación del hombre por el hombre y la de los
pueblos débiles por los pueblos fuertes. La institución cree que únicamente en un Estado de
Derecho y en una sociedad regida por los principios de LIBERTAD, IGUALDAD Y
FRATERNIDAD, puede ser respetada la dignidad de los hombres y de los pueblos, que implica el
pleno derecho a su desarrollo, por el libre ejercicio de sus potencialidades para enriquecer su vida
con toda clase de bienes.

11.                    Proclama el DERECHO A LA REBELION, contra todas las tiranías políticas,


económicas, culturales, etc., que no respeten los derechos de los hombres libres y de buenas
costumbres.

12.                    La Filosofía Francmasónica supone, como toda filosofía, una actitud ante la vida, la
ACTITUD MASONICA, que obliga a observar una conducta en estrecha correspondencia con ella.

13.                    Como toda asociación que aspira a realizar fines dentro de la comunidad humana,
NO PUEDE SER APOLITICA. No es órgano de ningún partido político o agrupación social, pero
agrupa en su seno a hombres de diferentes ideologías progresistas, para estudiar e impulsar, lo que
hay en ellas de común en beneficio de la humanidad y asegurar así la JUSTICIA Y LA PAZ entre
los hombres y entre los pueblos, sin distinción alguna de raza, sexo, color, nacionalidad, etc.

14.                    Es preocupación fundamental de la Orden, laborar constantemente para acrecentar


el acervo común del pensamiento progresista universal, con base a la convivencia de los hombres y
de los pueblos, la que será tanto más PACIFICA Y FECUNDA, cuanto más amplia y firme sea
aquella base.

15.                    La Francmasonería aspira pues a un Orden Universal Democrático y Cosmopolita,


en el que los hombres y los pueblos colaboren y se beneficien mutuamente en su libre
desenvolvimiento a través de su UNION, SOLIDARIDAD Y COOPERACION.

16.                    Considerando que las ideas metafísicas son del dominio exclusivo de la apreciación
individual, la Institución rechaza toda afirmación dogmática, por lo que no prohíbe ni impone a sus
miembros ninguna convicción teológica o metafísica. Enseña la práctica de la tolerancia y combate
el fanatismo, principalmente aquel que se traduce en la explotación de la ignorancia.

17.                    Proclama los principios de LIBERTAD DEL PENSAMIENTO, DE CONCIENCIA


y de ABSOLUTO LAICISMO del Estado, que tiene por fin mantener un ambiente de convivencia
pacífica, pero que no supone indiferencia ante la diversidad de ideas y creencias, pues la Institución
declara que es objetivo fundamental de la misma, la búsqueda de la verdad por su triunfo, para
impulsar EL PROGRESO DEL GENERO HUMANO, obstaculizado constantemente por la
ignorancia y la superstición.
18.                    La Francmasonería considera que la elevación ética, la emancipación y el progreso
de los hombres y de los pueblos, se consigue a través de la EDUCACION, de la ILUSTRACION y
del TRABAJO. Aspira al conocimiento de la VERDAD, sancionado por la experiencia, siendo su
lema "SABER ES PODER".

19.                    LA FRANCMASONERIA ES MILITANCIA. Concibe la marcha evolutiva de la


Humanidad, con arreglo a una FILOSOFIA DE LA HISTORIA, que esta contenida en la
LEYENDA DE HIRAM. La Institución tiene carácter de ACADEMIA para enseñar dicha filosofía
y forjar en ella las conciencias de los guías de los pueblos.

20.                    Los principios de carácter general de la Orden, tienen la elasticidad suficiente, para


que su interpretación los haga válidos en todos los tiempos y en todos los países, ya que en ellos
anida el germen del progreso, que brota y se desenvuelve con arreglo al medio. Su estudio
corresponde a los Grados Simbólicos.

21.                    En cada país y en cada época de su historia, hay circunstancias especiales que son
fundamento de una filosofía singular, la cual no se opone a los principios generales, sino que es la
natural consecuencia del desarrollo y aplicación de los mismos. El estudio de tales circunstancias,
en relación con los problemas universales y la formación de aquella filosofía, corresponde a los
Grados Superiores.

22.                    La eficacia de la Institución como factor de progreso, depende de la comunidad de


sus ideales y de su acción en todo el mundo. Por lo tanto la Francmasonería aspira a establecer un
constante INTERCAMBIO DE CONOCIMIENTOS Y PRACTICAS, entre los francmasones y las
potencias francmasónicas, para cimentar sobre bases firmes la afinidad ideológica y la unidad de
acción que pretende, SIN DISTINCION DE RITOS.

23.                    Para tal fin considera que el carácter francmasónico, indispensable para establecer
relaciones de amistad con los distintos Ritos, está dado por las condiciones siguientes: a) Trabajo en
secreto; b) Estructura gradual; c) Simbolismo de la Masonería Operativa libre; d) Leyenda del
Tercer Grado.

24.                  Proclama por último el DERECHO DE HOSPITALIDAD, que se debe a todos los


hombres e Instituciones perseguidas por sus ideales de Justicia y Libertad y muy particularmente el
DERECHO DE ASILO a los francmasones y a las Potencias Francmasónica perseguidas en sus
respectivos países, para que puedan seguir trabajando desde el exilio, por la libertad de sus pueblos.

Parte de estos postulados por así decir, definen lo tratado en los estudios masónicos, los cuales no
versan ni de política ni de religión, ya que al ir en contra del fanatismo, de la ignorancia y de la
ambición, estos dos temas son los que han socavado de manera histórica las bases de las libertades
del pensamiento humano lo que también  vemos reflejado en nuestros Landmarks, los cuales nos
rigen “desde tiempos inmemoriales”, siendo los de Albert Gallatin Mackey los que se contemplan
en el R\E\A\A\ y la Gran Logia de la República Bolivariana de Venezuela.

Desde siempre ha existido en el hombre esa lucha por la libertad, palabra mágica, que ha producido
grandes gestas, en las que ha luchado en contra de sus opresores (otros hombres). Es tiempo que el
hombre aprenda a respetarse a sí mismo y a los demás, y no resuelva o crea resolver sus problemas,
por medio de guerras sangrientas. Es necesario tomar el ejemplo de un Mahatma Ghandi, que logra
para su Patria esa libertad a través del Derecho y de la fraternidad.

Es difícil, aunque no imposible, definir los conceptos de Libertad, Igualdad  y Fraternidad, pero


dejemos esto en manos de los eruditos, mientras tanto nosotros meditemos y realicemos su
verdadera esencia, tanto en lo individual como en lo colectivo.

El mejor camino para la libertad, en lo individual, es conocer las Leyes Universales y aprender a
manejarlas, escritas y no escritas, y vivir en armonía con ellas. En resumen, no hacer lo que no
debemos hacer (por ser contrario a las leyes y a nuestra propia naturaleza) y hacer lo que debemos
hacer, con amor fraternal, y así la vida nos ame a nosotros, es decir, tengamos lo que merezcamos
en función de nuestros propios actos.

En la fe inquebrantable del hombre nace la esperanza de alcanzar su libertad, y lo logra, como ya


dijimos, cuando alcanza la verdad, es decir, cuando se restituye al marco de la ley natural, que
mantiene en equilibrio el Universo; en cambio el libertinaje, o sea el hacer las cosas como se nos da
la gana, movidos por nuestra ignorancia, no podemos darle el nombre de libertad. La sabiduría nos
lleva de la mano a ella.

La igualdad brinda un sinnúmero de facetas. La Masonería nos conduce por ese arduo camino, que
nos permita entender que todo hombre presente o ausente, conocido o desconocido, de cualquier
raza y credo es igual a nosotros mismos, merecedor de iguales derechos y obligaciones, aun en el
caso de aquéllos que por razones de orden fisiológico o bien engendros del vicio, parias de la
sociedad, que presentan manifestaciones irreversibles, también deberá considerársele dentro del
marco de la igualdad.

El hombre es igual a otro en los principios generales que nos engendran aunque en los aspectos
secundarios seamos “distintos”... Hay que hacer notar que la igualdad, como los otros dos
preceptos, debemos considerarlos como “estados de conciencia”, como parte de nosotros mismos
que proyectamos hacia los demás.

En lo social se ha creído que la libertad es un término concomitante con la igualdad, pero esto
solamente puede producirse en una sociedad avanzada, en donde todos los miembros vivan la vida
íntegramente (humanismo integral) y cuenten con lo necesario para sufragar sus necesidades
primarias (hogar, vestido, sustento y educación), y obtengan de acuerdo con sus aptitudes, la misma
oportunidad para lograr su óptimo desenvolvimiento y el éxito entre sus semejantes; y así se
enriquezca la sociedad humana con seres útiles.

Estos preceptos en apariencia contradictorios no lo son realmente, antes bien se complementan.


La libertad, dicen algunos, es individualista y la igualdad colectivista y estandarizante; debemos
rebelarnos a estos conceptos limitativos, “Ser en un sentido no implica, no ser en el otro”; ambos
son compatibles. No debemos olvidar, como miembros activos de las prácticas masónicas y por
ende perpetuadores de sus doctrinas, que será eterna para la Masonería Universal, la Triada Mística
integrada por la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad, la que verdaderamente una a los hombres
como verdaderos hermanos, y los lleve a su plena realización.

La formación masónica tiene todos los elementos para lograr ese avance en el ser humano; el
masón puede vencer en sus propósitos de perfectibilidad y ayudar a sus semejantes. La tolerancia
y la fraternidad deben ser nuestra guía, para evitar toda aspereza o disonancia entre nosotros.

Propugnemos por la paz en lugar de la guerra, por la libertad en vez del libertinaje, por el amor en
sustitución del odio, en fin, lo positivo en lugar de lo negativo. Enarbolad esa Triada maravillosa
de Libertad, Igualdad y Fraternidad como elementos constructores de una nueva humanidad.

De allí que la masonería tenga un Decálogo Universal el cual expresa lo siguiente:

DECÁLOGO UNIVERSAL MASÓNICO

I.              Trabaja para el progreso de la humanidad y así también trabajaras para la Gloria del
Gran Arquitecto del Universo. Busca el centro de la unión.

II.            La masonería es universal. Todos los iniciados o iniciadas en la masonería son


hermanos y hermanas sin excepción. Nunca cierres las puertas a un hermano o hermana, por
motivos de género, clase social o raza.

III.          Se librepensador y busca la verdad. Ella te hará libre. Tu libertad termina cuando
empieza la de los demás. Sus límites son tu conciencia y la justicia. No los traspases.

IV.          El fin nunca justifica los medios. Se intolerante con la injusticia y la opresión. No
vendas nunca tu libertad interior.

V.            Si eres hombre o mujer libre, serás justo o justa. Si eres justo o justa, serás igualitario
o igualitaria. Si eres libre, igualitario y justo, serás fraternal.
VI.          No temas a la muerte. No adores a quien morirá. Nuestros cuerpos físicos
desaparecerán, nuestras ideas jamás.

VII.        Haz a los demás, lo que quieras para ti. Se fraterno. Haz el bien. Respétate a ti mismo.
Se tolerante con los demás.

VIII.      Se prudente, reflexiona contigo mismo, se discreto, pero no rebajes tus actos.

IX.         Trabaja en silencio y no juzgues. Que la conciencia, la razón y la reflexión sean tu


guía. Siembra amor y fraternidad.

X.           El décimo punto, debes llenarlo tú mismo, devastando y puliendo tu propia piedra. . .

Como vemos, junto con la Declaración de Principios y este Decálogo Universal Masónico,
resumimos en cierta forma la filosofía clásica de la Orden, lo que persigue, cómo lo hace
enmarcado todo en el tiempo y en el espacio, que no es otra cosa que los diferentes grados dentro de
del simbolismo y la filosofía propiamente dicha, en el Templo, ya sea éste el físico, o en interno
espiritual.

Hay una pregunta en un catecismo que dice:

P).- Qué es la francmasonería?

R).- Es una alianza universal de hombres y mujeres quienes al recibir la luz, se unen para
trabajar en común en el perfeccionamiento intelectual, moral y espiritual de la humanidad.

Por eso dentro de la masonería como tal existe una misión y por lo tanto el fin inmediato de la
masonería es la introducción de sus adeptos en la fraternidad en todas sus manifestaciones y su
aplicación;... su fin siguiente es el perfeccionamiento de sus integrantes; y el ulterior es la
filantropía.

De hecho existen dos vías para esto, una interna y otra externa. La vía interna, hace alusión al
hombre, que siendo perfectible, sea un vía espiritual, que invite al individuo a perfeccionarse en el
plano moral y espiritual a través de la práctica de los rituales y el estudio de los símbolos. La vía
externa por su parte, es la que actúa en el plan social y que se preocupa más por el mundo profano.
En resumen son las dos columnas que hacen a un masón verdadero. La primera columna comprende
las virtudes masónicas y sus deberes implicando la filantropía y la segunda columna comprende el
ritual iniciático al igual que los símbolos y enigmas que ella trasmite a lo profano.

El simbolismo místico, lo que une inefablemente a Dios y el alma en el arte de la construcción, se


utiliza para crear el ánimo de la investigación, ya que todo símbolo tiene una retórica, la cual hay
que indagar... dejando en libertad de cada uno de sus miembros el derecho de llegar a conocer hasta
donde su tiempo se lo permita.

Como arte tiene sus secretos, (Arte Real) porque como toda disciplina requiere una progresión
gradual del conocimiento, de ahí los grados necesarios para su total entendimiento.

Como la naturaleza de los hombres es en todos distinta, residen en unos individuos  elementos que
no posee otro, por lo cual dentro de nuestra institución se crea nuestra perfección con la ayuda
mutua, en todas las condiciones de la vida, de aquí el principio de la fraternidad. La fraternidad, se
define como “unión y buena correspondencia entre hermanos o entre los que se tratan como
tales”.

Este aspecto tan importante une los de igualdad y libertad al de justicia ya que la fraternidad como
tal debe ser libre para poder ser sincera, con el debido respeto a la condición humana de quien
comparte con nosotros sus conocimientos y su vida y debe ser justa porque sin justicia no se llega a
la verdad.

Un constituyente vital en el conocimiento de las cosas es el silencio, ya que éste es la base


fundamental de la atención, y ésta... Descartes la considera como el acto mediante el cual el
espíritu, toma en consideración un único objeto durante algún tiempo. Nosotros entendemos el
silencio... desde tres puntos de vista: como el respeto, la discreción y como punto de concentración.

Hablar de la misión de la masonería es hablar del propósito para el cual fue creada nuestra
institución. Es hablar de una preparación personal. Es hablar de las bases que los hombres debemos
conocer para el mejor desarrollo de nuestra existencia, es hablar de tres propósitos:

Creer, conocerse y amar a la humanidad.

Primero que todo, debemos convencernos que tenemos una deuda con el Ser Supremo, como
creador omnipotente, inmutable, eterno y justo. El Gran Arquitecto del Universo.

Segundo, que debemos conocernos en cuerpo y alma, y que debemos reconocer un deber hacia
nosotros mismos, e invertir nuestro tiempo en la superación personal, por medio del desarrollo de
nuestras facultades, para que la gran luz del entendimiento ilumine nuestros cerebros y purifique
nuestros corazones a fin de encontrar los senderos de nuestra propia superación.

Tercero, que vivimos en unión de seres semejantes, a los cuales les debemos agradecimiento y
respeto. Porque sin ellos sería imposible el progreso, y lo más triste, sin ellos no existiría el amor,
por tal motivo nuestros trabajos los dedicamos a ser mejores hombres, mejores padres, mejores
hijos y mejores ciudadanos, todo en bien de la humanidad.
En el primer escalón como enseñanza fundamental, la institución nos inculca, a comprender la
existencia de un Ser Supremo, el cual nos creó a su imagen y semejanza, elaborando en nosotros la
más trascendental de las creaciones, ya que nos dotó de todas las facultades que nos hacen los seres
más importantes de nuestro mundo. Todo esto convence de ser deudores al G.·.A.·.D.·.U.·., de aquí
nace la primera interrogante de todo iniciado: ¿Qué le  debemos al Ser Supremo?

Así el masón debe de poseer varios atributos o cualidades: ser fuerte, para soportar las penas y
dominar sus pasiones... Debe poseer belleza... La belleza como manifestación del bien, como
manifestación de lo verdadero, como perfección sensible y muy especialmente como perfección
expresiva, para no ofender a nadie con nuestras palabras;... y con todo ello se crea un alma pura y
noble con nosotros llamamos candorosa, y llena de sabiduría.

La conclusión de la primera etapa de la formación, es que debemos dudar, de lo que comprendamos


por nosotros mismos, examinar profundamente lo que los sentidos nos dan a conocer, analizar y no
admitir en nuestro ser lo que no esté debidamente comprobado, que todo coincida y esté dentro de
la razón, entendiendo por ésta... la facultad intelectual que nos permite actuar acertadamente,
distinguiendo lo bueno de lo malo y lo falso de lo verdadero. La duda nos hace grandes en
el   sentido que nos permite tomar diferentes vías o caminos hacia el entendimiento de las cosas, sin
caer nosotros mismos en un fanatismo propio, pensando que siempre seremos dueños de la verdad.

El segundo escalón, es del conocimiento de nosotros mismos; se nos enseña a conocer nuestras
facultades, ya que con ello las podremos activar en toda su potencia, principalmente el
conocimiento de sí, con el cual pondremos en práctica nuestra conciencia, ya que ésta es el mejor y
más elocuente auxiliar del hombre, porque le traza el camino por el que se puede llegar a ser útil a
sus semejantes... labrando su propia dicha.. De todo esto nace la segunda interrogante de los
iniciados: ¿Qué nos debemos a nosotros mismos?

Dijimos anteriormente que el simbolismo era misticismo, es lo que une a Dios y nuestra alma
inefablemente, de aquí deducimos el significado de los instrumentos de trabajo, la igualdad, la
equidad, la rectitud, la fidelidad, la filantropía, la fuerza, todo ello se produce en nuestro interior...
en nuestra alma... El masón es un constructor simbólicamente, él construye con todas las
herramientas posibles que le otorga la filosofía masónica y el simbolismo de las herramientas; el
edificio a construir es el templo de la sabiduría, pero ese edificio material, es emblemático de otro
más sublime que es nuestra propia configuración y está formada de materia y de espíritu; el espíritu,
es raciocinio, ese raciocinio que hará que nuestro cuerpo se desarrolle en forma armónica con
nuestra alma, y esta, nos hará estar en armonía con nuestros semejantes; recordemos que la
inteligencia manda y la materia ejecuta; logrando esto... nos llevará por el sendero de la sabiduría,
siendo ésta “la disciplina racional de las actividades humanas y el mejor modo de conducirlas”.

Platón decía: “La sabiduría, es la ciencia que preside las acciones virtuosas”. Aquí la ciencia y
virtud.
El alma, según los más altos contenidos de la filosofía, es la realidad más alta, el principio mismo
que ordena y gobierna al mundo.

El espíritu, es el alma racional o el entendimiento en general, éste es el significado predominante en


la filosofía. Vigilamos nuestro cuerpo, y en muy pocas o nulas ocasiones nuestro espíritu y el
carácter, sin embargo son éstos los que el ajetreo de la vida desgasta más rápidamente; debemos
considerar que así como existen métodos de cultura para fortalecer nuestro cuerpo, hay también
métodos racionales de la cultura mental... para el sabio desarrollo de las facultades del alma.

Conociendo nuestras facultades, podemos saber cómo estamos constituidos, hasta dónde podemos
actuar, aprenderemos a alimentarnos de una manera nutriente, aprenderemos hasta dónde podemos
actuar sin hacer daño a nuestros semejantes sobre todo sin ofender a las personas que desconocen
para qué fueron creadas... entonces... conoceremos de dónde venimos, para qué fuimos creados y
hacia dónde vamos.

Para todo esto se requiere ser perseverante, y trabajar... Se nos dice buscad y hallaréis, la masonería
es un tesoro, un tesoro que se tiene que encontrar, y para encontrarlo sólo se tiene un camino, el
estudio... y desarrollando el ánimo de investigación, con esto llegaremos a entrenarnos en el campo
de la ciencia y la virtud... y con ellas, encontraremos el tesoro, el que servirá para fortalecernos y
poder vencer las penas nuestras y las de nuestros semejantes.

Estos conocimientos nos hacen retroceder un poco en nuestra existencia, hacer un alto en el camino
y reflexionar y con ello... quitar de nuestro camino la mentira... y muy especialmente la envidia que
es la madre de todos los defectos humanos... porque ella... nos venda los ojos, no nos deja ver que
en el sendero de nuestra vida.. todos somos iguales y que debemos tener las mismas oportunidades;
si esto se reconoce se termina con la envidia, que es una pasión desmedida, producto de la
ignorancia... que hace que el “yo”... egoísta, trate de persistir sin mirar el daño que se hace con
ejemplos deplorables y destructivos para nuestros semejantes; la envidia es uno de los promotores
de los odiosos sofismas que tanto daño hacen a quien los predica (el sofisma es defender con
muchos argumentos una mentira).

En el tercer escalón, el filantrópico o amor a la humanidad, es donde debemos comprender, para qué
conocer y creer en un Ser Supremo, para qué desarrollar nuestras facultades. Aquí la institución en
su misión final nos enseña: primero, conocer y proclamar la verdad... amarla y llevarla por nuestro
camino como un sentimiento espiritual y concluye anhelando lleguemos a la inmortalidad.

Para poder proclamar la verdad es menester, saber comunicarse con nuestros semejantes (retórica,
gramática y lógica), para comprenderlos y que nos comprendan lo que tratamos de decir, éste es el
mejor acercamiento entre la humanidad. Así por medio de las ciencias universales (aritmética,
geometría, música y astronomía), llegar a edificar la gran obra que nos marca la filosofía de la
masonería “enseñad al ignorante”, y así podemos verter el tesoro que nos han heredado nuestros
antepasados en una forma gratuita (combatir la ignorancia).

Debemos de tomar precauciones de que al activar el desarrollo de nuestras facultades, no permitir


que existan abusos muy comunes en el mal uso de la inteligencia, combatiendo a todo aquel tipo de
personas que fingen lo que no tienen o sienten (desenmascara al hipócrita).

Otro de los problemas graves es la práctica de la inteligencia, es que las personas caen en una
pasión desmedida por el poder, la gloria y la fortuna, misma que debemos combatir tan pronto como
aparezcan en nuestra persona y en nuestros semejantes (abate al ambicioso).

Y concluyendo el trabajo masónico, en el anhelo por la inmortalidad podremos decir lo siguiente:

El procedimiento que describimos anteriormente, esto es, preparando nuestra alma con buenas
costumbres, desarrollando nuestra conciencia, podemos demostrar que la materia cambia sin cesar
de forma, eso es el estado natural del universo; sin embargo, el alma, en vez de transformarse como
aquella, se fecunda y se perfecciona más y más, transmitiéndose de generación en generación y, por
consecuencia, morir por una idea creadora, benefactora, no es morir, sino perder la forma para
eternizarse al lado de los grandes bienhechores de la humanidad. Conocer nuestras debilidades y
convertirlas en fortalezas a través de la oportunidad, oportunidad que nos brinda la Orden
Masónica.

LA ACACIA, SU ORIGEN, SU HISTORIA Y SU INTERPRETACIÓN La palabra Acacia, es


una voz que deriva del Latín Acasshia, y proviene del griego Akakia. Es el nombre de un
árbol de la familia de las leguminosas, de madera muy compacta. No obstante que existen
varias especies, todas ellas se distinguen por la peculiaridad de que no son atacadas por
plagas como el barrenillo, la polilla, el comején, etcétera; ni se pudren con la humedad.
(ver ilustración No. 2). No hay que confundir a este maravilloso árbol; cuyas cualidades
son motivo de vastos estudios en materia de física y química; con el arbusto de corteza
aromática que produce la canela, que se le conoce, con el nombre de Akashia, casi
idéntico al verdadero nombre de la que nos ocupa. Figura No. 2.- Acacia Sin embargo,
hay que saber que a la Acacia propiamente se le considera como un símbolo masónico
descriptivo. Circunstancia que la hace muy conocida, dentro de los temas de enseñanza
entre las diferentes cámaras de los ritos conocidos aceptados, practicados en todo el
mundo tomando en consideración que su madera, incorroíble e incorruptible a la acción
de las plagas y del tiempo, es el emblema de la pureza de los principios, los preceptos,
las enseñanzas, las máximas etcétera; que se imparten, se practican y se aplican como
materias de estudio dentro de nuestros templos, y a los que nada ni nadie pueden alterar.
Aplicando el simbolismo a las cualidades de la Acacia, descubrimos que la corteza de
este árbol rechaza a todo insecto perjudicial. De la misma manera nuestra institución
rechaza a los elementos malos o corrompidos, recibiendo soleamente en su seno, a los
de limpios antecedentes que han conseguido eliminar sus errores apartándose de los
vicios y de las pasiones. Las hojas de la Acacia se inclinan durante las horas de reposo
(en la noche), y yerguen durante el día participando así de las actividades de la
naturaleza. El resultado de esta actitud nos da a entender, que debemos compartir
nuestras costumbres para el desarrollo cotidiano de las ocupaciones a que nos
dedicamos, con el fin de obtener el derecho a un merecido descanso. Con esta norma de
conducta, cultivamos nuestro porvenir haciendo uso de la inteligencia, para recibir la luz
de las enseñanzas que abarcan las ciencias en que se nos manifiesta palpablemente el
lema de la INMORTALIDAD. La Acacia, que en las sagradas escrituras, se le conoce con
la denominación Shittah, y cuyo plural se pronuncia como Shittuim; se le considera como
un árbol misterioso de cualidades maravillosas - atribuídas por los hebreos-. Es por eso
que aseguraban que Moisés, ordenó que de esa madera se construyera el Arca de la
Alianza, la Mesa para el Pan de la Proposición, y los demás muebles sagrados, por
considerar que debería servir eternamente.
Entre Masones Biblioteca LOS 27 TEMAS DEL MAESTRO MASON 15
http://entremasones.blogspot.com También debemos saber, -en forma indiscutible- que a
la Acacia se le he distinguido durante todos los tiempos, de una manera singular entre los
demás árboles de la selva, porque su madera siempre fue destinada con fines de
consagración, y su simbolismo se encuentra perfectamente aplicado en relación a sus
innegables cualidades de incorrupción, pureza y duración. Nuestros hermanos masones
en los primeros tiempos de la civilización, distinguían y veneraban la Acacia, destinándola
en idénticas circunstancias para fines ritualísticos. Sus interpretaciones simbólicas se
aplicaron y se continúan aplicando, de acuerdo con las cualidades a que nos hemos
referido; por esa razón hemos comprendido que durante nuestros estudios masónicos, se
ha logrado descubrir que dicho árbol es un emblema determinante de la incorruptibilidad.
A esa causa se le conoce también como una alegoría de la pureza en las acciones, en los
dichos y los hechos, factores que llevaran la satisfacción moral del hombre a las futuras
generaciones.
Conocido el origen, la historia y la interpretación esotérica atribuída a la Acacia, nos
corresponde investigar las enseñanzas simbólicas y las relaciones filosóficas, que como
instrucción masónica debemos aprender en esta cámara. El nombre de la Acacia, dentro
de las prescripciones dogmáticas y del verdadero simbolismo masónico, es por excelencia
el emblema de la inmortalidad del alma, cuya sublime doctrina se encuentra contenida
dentro del cientificismo, Ia filosofía y la moral que practicamos en nuestra orden. Haciendo
comparaciones objetivas, resulta el hecho de cómo la efímera vida de una florecilla que al
brotar se corta para servir de adorno, así la sabía Naturaleza nos demuestra la presencia
transitoria de la vida humana, a través de su misión social. Como consecuencia de dicho
fenómeno, resulta que de la misma manera, se efectúa una constante evolución para
renovar a todos los seres creados por la misma naturaleza. Ejemplo semejante al
contenido en el gran símbolo de la Acacia, lo tenemos también en la planta siempreviva.
Emblemática de la juventud, del vigor y de la madurez, con respecto a la vida del hombre;
sus tres etapas se encuentran comprendidas en la duración de tan curiosa planta, que se
manifiesta durante todo el tiempo, inalterable. Es por ello sin lugar a duda que se le
considera como un alegoría de la constante fuente de energía, que eterniza la evolución
de los fenómenos naturales, facilitando el funcionamiento de todos los seres orgánicos de
la creación. En cuanto al hombre -en lo individual-, representa también su vida espiritual,
donde el alma siempre libre de la corruptible materia, y de la amalgama de las pasiones
humanas, debe gozar de una eterna primavera. Asimismo, a la planta siempreviva se le
ha considerado como factor vital cuya virtud tiende a asegurar simbólicamente al cuerpo
humano, el privilegio de disfrutar también de una juventud inmortal, tras una vida
perpetua. Existe cierta similitud entre las enseñanzas contenidas en los simbolísmos de la
planta y el árbol ya descritos, ya que durante las solemnes ceremonias de honra fúnebres,
-en los templos masónicos- se hace mención a la siempreviva, como emblema de la salud
del cuerpo, y finalmente a la Acacia como el de la inmortalidad del alma. También nos
demuestra el motivo por el cual, desde la remota antigüedad hasta nuestros días, se tiene
la costumbre de depositar sobre la tumba de nuestros hermanos desaparecidos, una
rama de acacia; precisamente atendiendo al simbolismo esotérico del que ya hemos dado
una explicación bien documentada. Debemos lamentar que en los ceremoniales
luctuosos, donde se dan a conoce tan elevados preceptos contenidos en las enseñanzas
ocultas, vayan desapareciendo poco a poco; probablemente así suceda hasta que sean
eliminadas completamente de entre los rituales de la Cámara del Medio. Nunca debemos
olvidar, que cada signo, palabra, emblema, alegoría, simbolo y en general hasta el
mobiliario; los útiles y las prendas que se usan dentro de una logia, son representativas
de otros tantos temas de enseñanza que sirven para interpretar, objetiva o gráficamente,
las materias de estudio, para establecer el plan de trabajos en materia filosófica, científica
y esotérica. Debemos tener presente que todos esos factores, nos proporcionan los
medios o la manera de investigar así como la forma de aprender los sistemas que nos
conducen a descubrir, lo que más tarde nos proporciona satisfacción de poderlas impartir
o propagar entre nuestros hermanos y aún para nuestros semejantes. Ningún iniciado en
los misterios de la Masonería debe temer las consecuencia del destino incierto, ni al futuro
de otros mundos ignorados, ni mucho menos a lo estragos que pueda causar la muerte.
La vida del hombre; fortificada por su fe en los ideales, y sostenida por la esperanza de
alcanzar sus anhelos, hasta conseguir llegar a obtener la inmortalidad de su alma, ha sido
premiada como su obra final al conseguir la dicha eterna. Un ejemplo sublime de los
razonamientos anteriores, es el que queda demostrado cuando un maestro masón
exclama: La acacia me es conocida. Que equivaldría a expresar que ¡A nada teme en
este mundo!; que ha triunfado sobre les vicisitudes de la vida, ha bajado al seno de la
tierra, ha resurgido de Entre Masones Biblioteca LOS 27 TEMAS DEL MAESTRO MASON
16 http://entremasones.blogspot.com entre la materia, y ha sido purificado y regenerado,
en esas circunstancias se aprecia que se ha hecho acreedor a gozar de una vida eterna,
para demostrar que la verdadera vida, nace de la muerte. Al símbolo de la Acacia, se le da
otra interpretación, representa a la inocencia. En este caso, el significado sólo es de
naturaleza singular, por lo tanto poco usado, ya que no se refiere a su verdadera analogía.
Aún así, resulta que la palabra Acacia, Acasshia, o Akakia, -interpretadas en Castellano,
en Latín y en Griego- parecen emblemáticas expresando ambas cosas, tanto en lo que se
refiere al árbol en cuestión, como por sus cualidades. Particularmente en lo moral, sí
pueden compararse con la inocencia y la pureza, como virtudes indispensables para vivir
en sociedad; en cuyo caso las enseñanzas simbólicas que nos proporciona, se refieren
precisamente a las dotes de cultura y méritos del hermano sobre cuya tumba, ha sido
colocada. La distinción a que nos referimos, se concedía únicamente entre los antiguos
masones, atendiendo a sus cualidades virtudes y méritos, así como por su irreprochable
conducta que los hacían merecedores a tal distinción. En la actualidad aún cuando esta
costumbre continúa en vigor, casi no se aplica a los hermanos que bajan a la tumba, así
hayan observado una vida íntegra, siendo fíeles a sus principios, dignos de la más
absoluta confianza y modelos de civismo y abnegación dentro de los elevados preceptos
de nuestra institución. Corresponde a todos los maestros masones, continuar esa norma
de conducta, exigir que se cumplan al pie de la letra, tan sagrados postulados; se
continúe por todos conceptos dando la debida interpretación a tan grandiosos
ceremoniales, en que se venera el símbolo de la Acacia. Debemos comprender también el
motivo por el cual a la Acacia se le ha dado el título de emblema de la iniciación, ya que
sabemos plenamente que es una de sus más sublimes interpretaciones. Efectivamente
existe el hecho que nos demuestra con claridad, el desenvolvimiento de los fenómenos
naturales, desde la explicación científica de su verdadero origen. Esta demostración tiene
una sola finalidad; lograr el descubrimiento de sus misteriosas cualidades. Existe una
justificada razón para considerarla, como árbol peculiar del emblema de la INICIACIÓN,
en cuya demostración científica se ha consagrado, dentro de los demás fenómenos de la
naturaleza. De esa manera se manifiestan sus enseñanzas esotéricas, que tan importante
papel desempeñan dentro del ceremonial litúrgico; acto que hemos comprobado, al ser
recibidos para participar en los secretos de la Cámara del Medio. Para terminar este
estudio, solo diremos que a la Acacia dentro de sus más elevadas enseñanzas esotéricas,
se le atribuyen tres interpretaciones distintas: la inmortalidad, la inocencia, y la iniciación.
Sus significados filosóficos, tienen una relación inmediata con la instrucción dogmática del
grado, misma que debe considerarse como una sublime realidad. Debemos comprender
en primer lugar, para merecer una justa distinción como premio e nuestros esfuerzos, que
es indispensable resurgir a una vida aún a base del propio sacrificio; en segundo lugar,
conociendo los sanos principios que se adquieren desde nuestro período de iniciación o
sea, el de la inocencia; y en tercer lugar, para poder dominar y penetrar dentro de los
misterios de le naturaleza, hasta lograr descubrir los secretos en que indispensablemente
se hace necesaria la iniciación masónica en sus diferentes cámaras. Podemos asegurar
que definitivamente, a eso se reduce la interpretación filo sófica y esotérica del árbol
Acacia, mismo que fue plantado sobre la tumba de nuestro gran maestro Hiram, que
murió asesinado

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