La Filosofía en La Masonería
La Filosofía en La Masonería
Por otro lado, Albert Einstein decía: “los enemigos más encarnizados de nuestras ideas, son
aquellos que no las entienden”….. Nada más verdadero que esto.
La filosofía como tal, es el amor a la verdad, lo que implica vívidamente lo que la masonería o la
francmasonería busca desde sus inicios englobando una máxima que se condensa en el conjunto de
los conocimientos humanos, ya sea técnicos, sociales, morales y espirituales.
Es fundamental dejar claro que la masonería como tal es adogmática, definiendo como DOGMA
“una proposición teórica, establecida como una verdad indiscutible por la autoridad que rige
cierta comunidad o sociedad”.
La doctrina masónica es ante todo y por encima de todo, una doctrina humanista. Esto quiere decir,
que en ella lo humano es lo principal, sin que tal cosa excluya lo natural y lo divino ni se quiera
sustituir a Dios por el Hombre. Es un humanismo equilibrado, sin extremismos exagerados o
absurdos. Es el estudio del Hombre por el Hombre con sus creencias, diferentes formas de
pensamiento, ideales y todo cuando lo enmarca desde el exterior y ejerce presión en sus decisiones.
La Francmasonería es, en esencia y por antonomasia, una institución iniciática. Esto significa
que “hay que iniciarse” o sea pasar por un proceso o ritual de iniciación el cual debe ser tan
contundente que debe tender a provocar un cambio profundo en la vida moral y existencial del
iniciado, tal como sucedía desde tiempos antiguos posiblemente influenciados por la filosofía
egipcia. Aquí solo unos cuantos “escogidos” eran susceptibles de poder pertenecer a esta casta de
los “iniciados”, ya que los sacerdotes de la época era quienes tenían “el conocimiento” y solo ellos
podían revelarlo.
Lo anteriormente expuesto es inseparable del modo de vida, de hecho, se requerirá una reflexión
crítica acerca de cualquier verdad trascendental, última y prefabricada, presentada como salvadora
del mundo y que justifique tal o cual forma de vida. Entonces habrá que esforzarse por explicitar las
razones por las cuales se actúa de tal o cual manera y reflexionar sobre la propia experiencia y la de
los demás. Sin esta reflexión, la vida masónica corre el riesgo de caer en la trivialidad, en algo más
común que el común de las cosas sin sustento ni gracia.. Sin embargo vivir como masón es
precisamente también reflexionar, razonar, conceptuar, de una manera rigurosa, es decir, “pensar
por uno mismo”.
La vida masónica es una búsqueda que jamás termina, de allí que siempre
seremos “aprendices” pasen los años que se pasen dentro de la Orden. Sin filosofía no se puede
entender nada del mundo en que vivimos. Simplemente porque la práctica de la totalidad de
nuestros pensamientos, de nuestras convicciones y también de nuestros valores se inscriben, sin que
nosotros seamos conscientes en todo momento, en el marco de alguna de las grandes visiones del
mundo elaboradas y estructuradas por el hilo que recorre la historia de las ideas.
Este principio tal vez fue el que privó en la Real Sociedad inglesa desde el siglo XVII, por los
fundamentos básicos de la llamada “filosofía natural” muy seguida por Isaac Newton, Jean
Théophile Désaguliers y otros más, de la que se puede decir sin temor a equivocarnos también que
fue la cuna de la masonería especulativa.
Por ejemplo, aprender a vivir, dejar de temer en vano los diversos rostros de la muerte o
simplemente, aprender a superar la banalidad de la vida cotidiana, el aburrimiento y el tiempo que
transcurre inexorablemente, éste fue el primer objetivo que se fijaron las escuelas filosóficas de la
antigua Grecia. Esto gracias a la creación de las escuelas filosóficas de la época, donde el
conocimiento del hombre para el hombre era lo primordial en el conocimiento puro, tal como lo
esgrimía Platón.
Por otro lado, El Gran Arquitecto del Universo (G\A\D\U\) tiene su fundamento en la filosofía
griega, en lo que ellos denominaban “cosmos”, que no era otra cosa más que la esencia íntima del
mundo, es decir la armonía, el orden justo y bello. Y era lo divino. Por lo tanto esta divinidad, que
no tiene nada que ver con un Dios personal, sino que consistía en el orden del mundo, la cual había
que saber contemplar, porque la estructura del universo no sólo era divina, sino también racional,
conforme a lo que los griegos denominaban “logos” y con el que se hace referencia precisamente a
ese admirable orden de las cosas y del cual nuestra razón va a demostrar ser capaz, precisamente
mediante el ejercicio de la teoría, de comprender el universo y de descifrarlo.
Cuando se demuestra que una teoría científica es falsa, o cuando se refuta a través de otra
manifiestamente más verdadera, cae en desuso y ya no interesa a nadie, salvo a algunos eruditos.
Pero las grandes cuestiones filosóficas sobre saber vivir, que se formularon en la noche de los
tiempos, siguen estando presentes. Existen propuestas sobre cómo se puede entender la vida,
actitudes que se adoptan ante la existencia, que nos siguen hablando a través de los siglos y que
nada puede convertir en obsoletas.
Cabe resaltar “que es el maestro quien hace el grado y no el grado el que hace al maestro.”
En nuestras carreras masónicas y en la vida toda, el masón, no solo está llamado a consumar actos
morales, de grandeza y de poder, sino que debe contribuir de manera consciente al desarrollo,
engrandecimiento y perfección de las obras sociales y morales, ya que debe saber servir a la
sociedad. Ser útiles a la Patria y sacrificarse en bien de la humanidad, es decir, debe conocer
nuestros deberes para con el Ser Supremo, para con nuestros semejantes y para consigo mismo, y
solo en esa forma contribuiremos y cumpliremos con las leyes inmutables de la estabilidad
universal y de la inmortalidad de lo creado.
Masón, significa constructor, o sea, el que fabrica a cal y canto un edificio, pero que antiguamente
este título se les aplicaba a los miembros de las asociaciones de constructores que dieron a Europa
sus mejores edificios de la Edad Media y del Renacimiento, y que actualmente hemos de entenderlo
en su acepción figurada, diciendo que el masón es un constructor del templo simbólico de la ciencia
y de la virtud, es un templo interno, propio de cada quién y su grandeza estará acorde a su propio
desarrollo dentro de sí mismo. Por eso muchas veces conocemos personas profanas que son
masones de hecho, sin mandil, y también conocemos algunos masones que son solo profanos con
mandil.
En otras palabras, un masón es un individuo que trabaja en perfeccionarse y en evolucionar, tanto
en sus conocimientos como en su comportamiento moral, y para ello sigue los caminos que le
indica la antigua asociación que se nombra masonería o, más correctamente francmasonería.
La historia nos enseña que de la masonería han salido, en todos los tiempos, hombres de gran
visión, acrisolado altruismo e inagotable energía, que han dado a la humanidad sus más grandes
impulsos de progreso, tales como nuestros libertadores, muchos premios Nobel, inventores y
hombres de ciencias y políticos eminentes y jefes de Estado.
Para descubrir estos nuevos caminos, necesitaron nutrirse de la duda filosófica, y no de la certeza
dogmática; precisaron examinar lo que no es típico, en vez de conformarse con lo usual y corriente.
Tuvieron que desechar los cartabones, los textos consagrados a hechos particulares y manuales
establecidos, decidiéndose a recorrer sendas supuestamente prohibidas para el pensamiento y
descubriendo las nuevas soluciones a los problemas irresueltos. O sea un desafío permanente de los
paradigmas que han centrado nuestro desarrollo y aptitudes.
La masonería establece que la causa del progreso humano es nuestra causa; que la emancipación del
pensamiento del ser humano es nuestro anhelo; que la libertad de conciencia es nuestra misión y
que la garantía de la igualdad de los derechos de todas las personas, donde quiera que se
encuentren, es la meta de nuestros argumentos.
Estas premisas inducen a los masones a estudiar en nuestros templos, dos temas que son
fundamentales para el progreso del pensamiento masónico. Estos temas se refieren a la Libertad en
sus diferentes aspectos y a la Justicia en lo que atañe a la ordenación de las relaciones humanas o a
la conducta del masón que se adapta a ese orden.
De aquí que se puede enumerar en 24 puntos la Declaración de Principios de la masonería tal como
siguen:
DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS DE LA MASONERÍA
03. Entiende por progreso, la constante superación del pasado, para emancipar al ser
humano del dolor, de la esclavitud y de toda servidumbre material y moral y hacerlo participar en
todos los beneficios que pueda proporcionar la civilización y la cultura, por medio de una
organización positiva de la sociedad.
04. Tiene principios por los que se rige y en los que anida el GERMEN DE TODO
PROGRESO, que brota y se desarrolla en cada pueblo y en cada época de la historia, con arreglo a
las condiciones del medio.
05. Son sus metas invariables: a) Destruir los viejos moldes de pensamiento y acción
que se oponen al progreso; b) Construir nuevos ideales al servicio del hombre; c) Laborar por su
triunfo.
12. La Filosofía Francmasónica supone, como toda filosofía, una actitud ante la vida, la
ACTITUD MASONICA, que obliga a observar una conducta en estrecha correspondencia con ella.
13. Como toda asociación que aspira a realizar fines dentro de la comunidad humana,
NO PUEDE SER APOLITICA. No es órgano de ningún partido político o agrupación social, pero
agrupa en su seno a hombres de diferentes ideologías progresistas, para estudiar e impulsar, lo que
hay en ellas de común en beneficio de la humanidad y asegurar así la JUSTICIA Y LA PAZ entre
los hombres y entre los pueblos, sin distinción alguna de raza, sexo, color, nacionalidad, etc.
16. Considerando que las ideas metafísicas son del dominio exclusivo de la apreciación
individual, la Institución rechaza toda afirmación dogmática, por lo que no prohíbe ni impone a sus
miembros ninguna convicción teológica o metafísica. Enseña la práctica de la tolerancia y combate
el fanatismo, principalmente aquel que se traduce en la explotación de la ignorancia.
21. En cada país y en cada época de su historia, hay circunstancias especiales que son
fundamento de una filosofía singular, la cual no se opone a los principios generales, sino que es la
natural consecuencia del desarrollo y aplicación de los mismos. El estudio de tales circunstancias,
en relación con los problemas universales y la formación de aquella filosofía, corresponde a los
Grados Superiores.
23. Para tal fin considera que el carácter francmasónico, indispensable para establecer
relaciones de amistad con los distintos Ritos, está dado por las condiciones siguientes: a) Trabajo en
secreto; b) Estructura gradual; c) Simbolismo de la Masonería Operativa libre; d) Leyenda del
Tercer Grado.
Parte de estos postulados por así decir, definen lo tratado en los estudios masónicos, los cuales no
versan ni de política ni de religión, ya que al ir en contra del fanatismo, de la ignorancia y de la
ambición, estos dos temas son los que han socavado de manera histórica las bases de las libertades
del pensamiento humano lo que también vemos reflejado en nuestros Landmarks, los cuales nos
rigen “desde tiempos inmemoriales”, siendo los de Albert Gallatin Mackey los que se contemplan
en el R\E\A\A\ y la Gran Logia de la República Bolivariana de Venezuela.
Desde siempre ha existido en el hombre esa lucha por la libertad, palabra mágica, que ha producido
grandes gestas, en las que ha luchado en contra de sus opresores (otros hombres). Es tiempo que el
hombre aprenda a respetarse a sí mismo y a los demás, y no resuelva o crea resolver sus problemas,
por medio de guerras sangrientas. Es necesario tomar el ejemplo de un Mahatma Ghandi, que logra
para su Patria esa libertad a través del Derecho y de la fraternidad.
El mejor camino para la libertad, en lo individual, es conocer las Leyes Universales y aprender a
manejarlas, escritas y no escritas, y vivir en armonía con ellas. En resumen, no hacer lo que no
debemos hacer (por ser contrario a las leyes y a nuestra propia naturaleza) y hacer lo que debemos
hacer, con amor fraternal, y así la vida nos ame a nosotros, es decir, tengamos lo que merezcamos
en función de nuestros propios actos.
La igualdad brinda un sinnúmero de facetas. La Masonería nos conduce por ese arduo camino, que
nos permita entender que todo hombre presente o ausente, conocido o desconocido, de cualquier
raza y credo es igual a nosotros mismos, merecedor de iguales derechos y obligaciones, aun en el
caso de aquéllos que por razones de orden fisiológico o bien engendros del vicio, parias de la
sociedad, que presentan manifestaciones irreversibles, también deberá considerársele dentro del
marco de la igualdad.
El hombre es igual a otro en los principios generales que nos engendran aunque en los aspectos
secundarios seamos “distintos”... Hay que hacer notar que la igualdad, como los otros dos
preceptos, debemos considerarlos como “estados de conciencia”, como parte de nosotros mismos
que proyectamos hacia los demás.
En lo social se ha creído que la libertad es un término concomitante con la igualdad, pero esto
solamente puede producirse en una sociedad avanzada, en donde todos los miembros vivan la vida
íntegramente (humanismo integral) y cuenten con lo necesario para sufragar sus necesidades
primarias (hogar, vestido, sustento y educación), y obtengan de acuerdo con sus aptitudes, la misma
oportunidad para lograr su óptimo desenvolvimiento y el éxito entre sus semejantes; y así se
enriquezca la sociedad humana con seres útiles.
La formación masónica tiene todos los elementos para lograr ese avance en el ser humano; el
masón puede vencer en sus propósitos de perfectibilidad y ayudar a sus semejantes. La tolerancia
y la fraternidad deben ser nuestra guía, para evitar toda aspereza o disonancia entre nosotros.
Propugnemos por la paz en lugar de la guerra, por la libertad en vez del libertinaje, por el amor en
sustitución del odio, en fin, lo positivo en lugar de lo negativo. Enarbolad esa Triada maravillosa
de Libertad, Igualdad y Fraternidad como elementos constructores de una nueva humanidad.
I. Trabaja para el progreso de la humanidad y así también trabajaras para la Gloria del
Gran Arquitecto del Universo. Busca el centro de la unión.
III. Se librepensador y busca la verdad. Ella te hará libre. Tu libertad termina cuando
empieza la de los demás. Sus límites son tu conciencia y la justicia. No los traspases.
IV. El fin nunca justifica los medios. Se intolerante con la injusticia y la opresión. No
vendas nunca tu libertad interior.
V. Si eres hombre o mujer libre, serás justo o justa. Si eres justo o justa, serás igualitario
o igualitaria. Si eres libre, igualitario y justo, serás fraternal.
VI. No temas a la muerte. No adores a quien morirá. Nuestros cuerpos físicos
desaparecerán, nuestras ideas jamás.
VII. Haz a los demás, lo que quieras para ti. Se fraterno. Haz el bien. Respétate a ti mismo.
Se tolerante con los demás.
VIII. Se prudente, reflexiona contigo mismo, se discreto, pero no rebajes tus actos.
X. El décimo punto, debes llenarlo tú mismo, devastando y puliendo tu propia piedra. . .
Como vemos, junto con la Declaración de Principios y este Decálogo Universal Masónico,
resumimos en cierta forma la filosofía clásica de la Orden, lo que persigue, cómo lo hace
enmarcado todo en el tiempo y en el espacio, que no es otra cosa que los diferentes grados dentro de
del simbolismo y la filosofía propiamente dicha, en el Templo, ya sea éste el físico, o en interno
espiritual.
R).- Es una alianza universal de hombres y mujeres quienes al recibir la luz, se unen para
trabajar en común en el perfeccionamiento intelectual, moral y espiritual de la humanidad.
Por eso dentro de la masonería como tal existe una misión y por lo tanto el fin inmediato de la
masonería es la introducción de sus adeptos en la fraternidad en todas sus manifestaciones y su
aplicación;... su fin siguiente es el perfeccionamiento de sus integrantes; y el ulterior es la
filantropía.
De hecho existen dos vías para esto, una interna y otra externa. La vía interna, hace alusión al
hombre, que siendo perfectible, sea un vía espiritual, que invite al individuo a perfeccionarse en el
plano moral y espiritual a través de la práctica de los rituales y el estudio de los símbolos. La vía
externa por su parte, es la que actúa en el plan social y que se preocupa más por el mundo profano.
En resumen son las dos columnas que hacen a un masón verdadero. La primera columna comprende
las virtudes masónicas y sus deberes implicando la filantropía y la segunda columna comprende el
ritual iniciático al igual que los símbolos y enigmas que ella trasmite a lo profano.
Como arte tiene sus secretos, (Arte Real) porque como toda disciplina requiere una progresión
gradual del conocimiento, de ahí los grados necesarios para su total entendimiento.
Como la naturaleza de los hombres es en todos distinta, residen en unos individuos elementos que
no posee otro, por lo cual dentro de nuestra institución se crea nuestra perfección con la ayuda
mutua, en todas las condiciones de la vida, de aquí el principio de la fraternidad. La fraternidad, se
define como “unión y buena correspondencia entre hermanos o entre los que se tratan como
tales”.
Este aspecto tan importante une los de igualdad y libertad al de justicia ya que la fraternidad como
tal debe ser libre para poder ser sincera, con el debido respeto a la condición humana de quien
comparte con nosotros sus conocimientos y su vida y debe ser justa porque sin justicia no se llega a
la verdad.
Hablar de la misión de la masonería es hablar del propósito para el cual fue creada nuestra
institución. Es hablar de una preparación personal. Es hablar de las bases que los hombres debemos
conocer para el mejor desarrollo de nuestra existencia, es hablar de tres propósitos:
Primero que todo, debemos convencernos que tenemos una deuda con el Ser Supremo, como
creador omnipotente, inmutable, eterno y justo. El Gran Arquitecto del Universo.
Segundo, que debemos conocernos en cuerpo y alma, y que debemos reconocer un deber hacia
nosotros mismos, e invertir nuestro tiempo en la superación personal, por medio del desarrollo de
nuestras facultades, para que la gran luz del entendimiento ilumine nuestros cerebros y purifique
nuestros corazones a fin de encontrar los senderos de nuestra propia superación.
Tercero, que vivimos en unión de seres semejantes, a los cuales les debemos agradecimiento y
respeto. Porque sin ellos sería imposible el progreso, y lo más triste, sin ellos no existiría el amor,
por tal motivo nuestros trabajos los dedicamos a ser mejores hombres, mejores padres, mejores
hijos y mejores ciudadanos, todo en bien de la humanidad.
En el primer escalón como enseñanza fundamental, la institución nos inculca, a comprender la
existencia de un Ser Supremo, el cual nos creó a su imagen y semejanza, elaborando en nosotros la
más trascendental de las creaciones, ya que nos dotó de todas las facultades que nos hacen los seres
más importantes de nuestro mundo. Todo esto convence de ser deudores al G.·.A.·.D.·.U.·., de aquí
nace la primera interrogante de todo iniciado: ¿Qué le debemos al Ser Supremo?
Así el masón debe de poseer varios atributos o cualidades: ser fuerte, para soportar las penas y
dominar sus pasiones... Debe poseer belleza... La belleza como manifestación del bien, como
manifestación de lo verdadero, como perfección sensible y muy especialmente como perfección
expresiva, para no ofender a nadie con nuestras palabras;... y con todo ello se crea un alma pura y
noble con nosotros llamamos candorosa, y llena de sabiduría.
El segundo escalón, es del conocimiento de nosotros mismos; se nos enseña a conocer nuestras
facultades, ya que con ello las podremos activar en toda su potencia, principalmente el
conocimiento de sí, con el cual pondremos en práctica nuestra conciencia, ya que ésta es el mejor y
más elocuente auxiliar del hombre, porque le traza el camino por el que se puede llegar a ser útil a
sus semejantes... labrando su propia dicha.. De todo esto nace la segunda interrogante de los
iniciados: ¿Qué nos debemos a nosotros mismos?
Dijimos anteriormente que el simbolismo era misticismo, es lo que une a Dios y nuestra alma
inefablemente, de aquí deducimos el significado de los instrumentos de trabajo, la igualdad, la
equidad, la rectitud, la fidelidad, la filantropía, la fuerza, todo ello se produce en nuestro interior...
en nuestra alma... El masón es un constructor simbólicamente, él construye con todas las
herramientas posibles que le otorga la filosofía masónica y el simbolismo de las herramientas; el
edificio a construir es el templo de la sabiduría, pero ese edificio material, es emblemático de otro
más sublime que es nuestra propia configuración y está formada de materia y de espíritu; el espíritu,
es raciocinio, ese raciocinio que hará que nuestro cuerpo se desarrolle en forma armónica con
nuestra alma, y esta, nos hará estar en armonía con nuestros semejantes; recordemos que la
inteligencia manda y la materia ejecuta; logrando esto... nos llevará por el sendero de la sabiduría,
siendo ésta “la disciplina racional de las actividades humanas y el mejor modo de conducirlas”.
Platón decía: “La sabiduría, es la ciencia que preside las acciones virtuosas”. Aquí la ciencia y
virtud.
El alma, según los más altos contenidos de la filosofía, es la realidad más alta, el principio mismo
que ordena y gobierna al mundo.
Conociendo nuestras facultades, podemos saber cómo estamos constituidos, hasta dónde podemos
actuar, aprenderemos a alimentarnos de una manera nutriente, aprenderemos hasta dónde podemos
actuar sin hacer daño a nuestros semejantes sobre todo sin ofender a las personas que desconocen
para qué fueron creadas... entonces... conoceremos de dónde venimos, para qué fuimos creados y
hacia dónde vamos.
Para todo esto se requiere ser perseverante, y trabajar... Se nos dice buscad y hallaréis, la masonería
es un tesoro, un tesoro que se tiene que encontrar, y para encontrarlo sólo se tiene un camino, el
estudio... y desarrollando el ánimo de investigación, con esto llegaremos a entrenarnos en el campo
de la ciencia y la virtud... y con ellas, encontraremos el tesoro, el que servirá para fortalecernos y
poder vencer las penas nuestras y las de nuestros semejantes.
Estos conocimientos nos hacen retroceder un poco en nuestra existencia, hacer un alto en el camino
y reflexionar y con ello... quitar de nuestro camino la mentira... y muy especialmente la envidia que
es la madre de todos los defectos humanos... porque ella... nos venda los ojos, no nos deja ver que
en el sendero de nuestra vida.. todos somos iguales y que debemos tener las mismas oportunidades;
si esto se reconoce se termina con la envidia, que es una pasión desmedida, producto de la
ignorancia... que hace que el “yo”... egoísta, trate de persistir sin mirar el daño que se hace con
ejemplos deplorables y destructivos para nuestros semejantes; la envidia es uno de los promotores
de los odiosos sofismas que tanto daño hacen a quien los predica (el sofisma es defender con
muchos argumentos una mentira).
En el tercer escalón, el filantrópico o amor a la humanidad, es donde debemos comprender, para qué
conocer y creer en un Ser Supremo, para qué desarrollar nuestras facultades. Aquí la institución en
su misión final nos enseña: primero, conocer y proclamar la verdad... amarla y llevarla por nuestro
camino como un sentimiento espiritual y concluye anhelando lleguemos a la inmortalidad.
Para poder proclamar la verdad es menester, saber comunicarse con nuestros semejantes (retórica,
gramática y lógica), para comprenderlos y que nos comprendan lo que tratamos de decir, éste es el
mejor acercamiento entre la humanidad. Así por medio de las ciencias universales (aritmética,
geometría, música y astronomía), llegar a edificar la gran obra que nos marca la filosofía de la
masonería “enseñad al ignorante”, y así podemos verter el tesoro que nos han heredado nuestros
antepasados en una forma gratuita (combatir la ignorancia).
Otro de los problemas graves es la práctica de la inteligencia, es que las personas caen en una
pasión desmedida por el poder, la gloria y la fortuna, misma que debemos combatir tan pronto como
aparezcan en nuestra persona y en nuestros semejantes (abate al ambicioso).
El procedimiento que describimos anteriormente, esto es, preparando nuestra alma con buenas
costumbres, desarrollando nuestra conciencia, podemos demostrar que la materia cambia sin cesar
de forma, eso es el estado natural del universo; sin embargo, el alma, en vez de transformarse como
aquella, se fecunda y se perfecciona más y más, transmitiéndose de generación en generación y, por
consecuencia, morir por una idea creadora, benefactora, no es morir, sino perder la forma para
eternizarse al lado de los grandes bienhechores de la humanidad. Conocer nuestras debilidades y
convertirlas en fortalezas a través de la oportunidad, oportunidad que nos brinda la Orden
Masónica.