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CHACOBO

HISTORIA
Los chákobo constituyen el pueblo más sureño de la gran familia lingüística Panó,
muy presente en Perú y Brasil. La primera constancia cierta de su existencia viene
de Agustín Palacios, Prefecto del recién creado Departamento del Beni (1842),
quien los ubicó en las cercanías del lago Rogaguado. En 1882, el padre Nicolás
Armentia visitó a los chákobo y los encontró en las riberas de los ríos Ivon y
Geneshuaya. Los misioneros de los jesuitoas y franciscanos nunca instalaron
reducciones entre ellos. Los chákobo no participaron en la extracción de la goma,
aunque ésta afectó también su hábitat. Preferían retirarse a lugares retirados e
inaccesibles sobre los ríos Yata y Benicito. Pero encuentros esporádicos tuvieron
como consecuencia que se infectaran con enfermedades desconocidas para ellos,
de las cuales perecieron muchos. Durante el gobierno del MNR de 1952 a 1960, el
Estado reunió a grupos chákobo en un núclio indígena, llamado 'Ñuflo de
Chávez'. A partir de 1955, misioneros evangelistas del Instituto Lingüístico de
Verano (ILV) se instalaron en las cercanías de Puerto Limones, desde donde
comenzaron a reunir a todos los chákobo en dos centros: los de Alto Ivon y los de
California, consiguiendo concentrarlos definitivamente en 1965. Solamente los
chákobo del río Yata mantuvieron hasta la actualidad su independencia. Con un
préstamo de la Misión Evangélica Suiza (MES), los chákobo aumentaron su
territorio al adquirir 21.000 hectáreas más. Los misioneros del ILV se quedaron
hasta el año 1980 entre los chákobo. A partir de salida del ILV se ocuparon de
ellos la Misión Nuevas Tribus. Con la misión comenzó un largo proceso de
sedentarización, acompañado de cambios culturales y económicos.
SITUACIÓN ACTUAL
La sedentarización de los chákobo, forzada por la visión evangélica, ha cambiado
grandemente la economía tradicional de este pueblo, con las dificultades que
representa. Los chákobo, que tradicionalmente recorrían constantemente la
región, en busca de zonas 'vírgenes', dejando recuperar otras ya explotadas, ven
cómo sus zonas de recolección, caza, pesca y las áreas con tierras fértiles se
quedan más y más lejos de sus asentamientos. Como prácticamente todas las
TCO, y especialmente la TCO Chácobo-Pacahuara, es invadido por saqueadores de
recursos naturales, en tanto los indígenas no tienen la capacidad de defender sus
territorios. El 60% de la población chákobo tiene menos de 20 años, es decir, es
una población joven.
Población: 1.600 habitantes. Se supone la existencia de un grupo en aislamiento
voluntario. El Chacobo pertenece a la familia lingüística Pano, la familia Pano
incluye a las lenguas Pacahuara, Yaminahua, Caripuna y Chacobo. El idioma es
muy fluido y de sonoración media. Es una lengua Pacahura, Yaminahua, Caripuna
y Chacobo. Ubicación: Departamento del Beni; provincias Vaca Diez, Yacuma y
Ballivián; municipios Riberalta, Exaltación y Reyes; seis couminades y
asentamientos sobre los ríos Ivon, Benicito y Yata.

Vestimenta
En sus cabezas llevan coronas de plumas de arará, reluciendo en colores azul,
rojo, amarillo y verde. Sobre la frente tienen una banda con borlas de plumas
negras, amarillas y rojas. La cabellera, la usan cortada sobre la frente. Sobre el
cuello y el `pecho lucen collares de semillas negras y dientes de mono,
conteniendo algunos de estos más de mil dientes. En la nariz llevan sujeta una
cañita con borlas de plumas de tucán, coloradas, y en las orejas penden colmillos
de carpincho. En la espalda el cabello está ligado con una cinta de algodón en
forma de una cola. Finalmente visten una larga camisa sin mangas fabricada con
corteza de bibosí y se fajan los brazos y piernas con cintas del mismo material.
Durante las fiestas aumentan su ornato con collares de plumas, que caen sobre
las espaldas y los brazos, semejantes a los Araonas. En el trabajo andan desnudos.
No tiene barba y se afeitan las cejas y el bello de los sobacos con la hoja cortante
de una hierba.
Las mujeres llevan menos adornos, andan desnudas y solo se protegen con hojas
de heliconia o una cinta de algodón, sujeta con un cinturón. También llevan
plumas en las narices y collares. No usan tatuajes, pero se pintan la cara con
urucú. Las mujeres además llevan anillos de chonta. Raro es que no adornen con
ornamento sus alfarerías, ni a sus camisas o sus calabazas.

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