Pueblos originarios

Sudamérica

KOLLAS
De origen desconocido, las primeras noticias que se tienen de este pueblo
que habita el norte de Chile, de Bolivia y de Argentina, datan del siglo XII,
tiempo de ocaso del Imperio Tiahuanaco, asentado a orillas del lago Titicaca,
en Bolivia. En el siglo XV su territorio fue invadido por los incas generando
una revuelta que terminó con los collas sumados a la campaña al sur, primero
como soldados y luego como trabajadores en los territorios conquistados,
sobre todo en la zona noroeste de la Argentina. Los kollas o collass provienen
de varios grupos étnicos que suman la población omaguaca, la calchaquí y
atacameña y finalmente los grupos de mitimaes fundamentalmente chichas,
que comenzaron un periodo de mestizaje que continuó con la llegada de
los españoles y los traslados forzados a que sometieron a los aborígenes.
Cuando a fines del siglo XIX estalló la Guerra del Pacífico, los collas del
noroeste argentino migraron hacia los valle cordilleranos chilenos de la
provincia de Atacama sumándose a los que ya estaban allí desde el periodo Niño Kolla.
precolombino. En el noroeste argentino ocupan zonas de las provincias de
Jujuy, Salta y Tucumán y en Chile la zona norte de la región de Atacama,
en las quebradas cordilleranas de las provincias de de Chañaral y Copiapó,
entre las ciudades de Potrerillos, El Salvador, Diego de Almagro y Copiapó.

Los Collas habrían ingresado a Chile hacia la etapa final del imperio de
Tiwanaku, en el siglo X; luego se habría producido una segunda etapa
migratoria desde el noroeste argentino coincidente con la Guerra del
Pacífico, a fines del siglo XIX. Llegaron en su mayoría de Tinogasta y
Fiambala, con un mayor ritmo migratorio entre 1880 y 1890.

Hoy los collas ocupan la pre cordillera y la cordillera de los Andes y el alti-
plano de las provincias de Chañaral y Copiapó, en la III Región. A groso modo
los límites de los territorios donde se asientan se encuentran entre la Que-
brada Encantada hacia el norte y el río Copiapó hacia el sur, desplazándose
por un hábitat que está entre los 2.000 y los 4.000 metros de altura. Allí viven
en medio de un paisaje árido y seco, con heladas en las zonas más altas y llu-
vias estacionales. Sólo las tierras pre cordilleranas les ofrecen fertilidad como
para sembrar sus legumbres, en tanto el río Copiapó los abastece de agua.
Erkencho.

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Mujer Kolla.

Las labores agrícola

ganaderas estaban a
ORGANIZACIÓN POLÍTICA Y SOCIAL cargo del grupo famil-
Los collas se dedicaban al pastoreo y la trashumancia, organizados en familias nómadas que se trasladaban estacionalmente por su territorio. Las iar dirigido por un jefe.
labores agrícola ganaderas estaban a cargo del grupo familiar dirigido por un jefe. Las familias se agrupaban y formaban poblaciones que se esta-
blecían en una ubicación definida. En la actualidad se encuentran distribuidos en comunidades.

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CULTURA

Los collas mantienen vigentes algunos rasgos de su cultura. Han sostenido

costumbres y ritos a pesar del agresivo proceso de transculturización del
que fueron víctimas desde la llegada de los conquistadores españoles. En
la actualidad practican la minga, que es una forma de cooperación; el ser-
vinacuy o prueba de pareja, y el culto a la tierra manifestado en ritos como
el de la Pachamama, la marcación de animales, las apachetas o descansos
de viajero, el entierro y desentierro del pujllay o cacharpaya (carnaval),
en el que le dan de comer y beber a la tierra; el Tinkunakuy, choques o
encuentros de compadrados, musiqueros, parcialidades o comunidades.

Los hombres visten con túnicas de colores que llegan hasta las rodillas,
Los collas mantienen
sin mangas, con franjas decorando pecho y cintura y un taparrabos
como prenda íntima. La vestimenta femenina consistía en una túnica vigentes algunos rasgos
que envolvía el cuerpo desde las axilas hasta el tobillo, hecha de un de su cultura.
corte de tela rectangular sujetado por encima de los hombros, ceñido a
la cintura por medio de una faja adornada, el chumbi. Tanto hombres
como mujeres calzaban ojotas.

Indigena de Bolivia Telar.

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Ritmos y danzas típicos de los

collas, como el carnavalito, han
sido incorporados al folclore
argentino. De la misma manera
sus instrumentos musicales como
la quena, anata, siku, erkencho,
erke y charango.

LA MINGA

El trabajo colectivo en la cons-

trucción o las tareas agrícola
ganaderas, era común en los pue-
blos que habitaban los territorios
de los actuales países de Perú,
Ecuador, Bolivia o Argentina. Este
tipo de ayuda solidaria sostenida
entre las familias y entre las comu-
nidades cambiando trabajo por
trabajo y no por dinero, lleva el
nombre de “minga”.

Entre los incas las mingas cons-

tituían el principal modo de Los conquistadores espa-
producción de los alimentos, la ñoles destruyeron todo.
construcción de acequias, tem-
plos y tambos. De esta manera
la sociedad creció bajo un con-
cepto solidario.

Siku.

Pero los conquistadores españoles destruyeron todo. Atacaron la organización de las comunidades de modo
de provocar divisiones entre los pueblos; les quitaron a los indígenas las mejores tierras y los obligaron a
Tarapacá, norte de Chile. trabajar para un patrón impuesto.

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La actitud de los españoles generó la resistencia, manifiesta en levantamientos y luchas sangrientas. Pero hubo otra forma de resistencia, la resis-
tencia cultural. Sostener la lengua, las fiestas, las costumbres, e instituciones como la minga, fue otra forma de resistir a la que apelaron los pueblos
nativos de América. La mayor parte
de la población de
Actualmente los collas siguen practicando la minga, sostienen el cambio de trabajo por trabajo, aferrados a esta costumbre solidaria que les ha
permitido subsistir, lo que agradecen a la Pachamama con cantos, bailes y otros festejos por el producido de la tierra. origen colla vive
en la Argentina.

ACTUALIDAD

La mayor parte de la población de origen colla vive en la Argentina. Según datos del censo efectuado en 2004, la población colla en la Argentina
ronda los 630.000, de los cuales la mayoría vive en el norte argentino, en las provincias de Salta, Tucumán y Jujuy, en tanto unos 6.000 están radicados
en los partidos de Gran Buenos Aires. En Chile habitan unos 4.000 collas.

Los collas argentinos y chilenos actualmente utilizan en general, como primera lengua al castellano, siendo menor el número de los hablantes
quechua o aimara. Muchos collas han emigrado al Gran Buenos Aires, así como a muchas otras ciudades.

Ruinas de los Quilmes, valles calchaquíes tucumanos.

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