ARGUEDAS. Entre El Kechwa y El Castellano
ARGUEDAS. Entre El Kechwa y El Castellano
El kechwa es la expresión legítima del hombre de esta tierra, del hombre como
criatura de este paisaje y de esta luz. Con el kechwa se habla en forma profunda, se
describe y se dice el alma de esta luz y de este campo, como belleza y como
residencia.
Pero vino otra gente con otro idioma, otro idioma expresión de otra raza y de otro
paisaje. Con ese idioma hicieron, tanto tiempo, mala literatura, los hombres nacidos
en este lado del Perú. La armonía entre el hombre de la costa y este idioma se logra
en un proceso de cuatro siglos. Y se logra pronto, porque el yunga era de menor
resistencia cultural que el kechwa; porque el paisaje de la costa es de menos
influencia sobre el hombre que este mundo del Ande y sus hombres son más
independientes de la tierra; y porque el empuje del español y de Occidente fue más
violento y continuo en la costa. Al cabo de cuatro siglos, Eguren y Westphalen hablan
el castellano, como el francés su francés y el hispano su español.
En nosotros, la gente del Ande, hace pocos años ha empezado el conflicto del idioma,
como real y expreso en nuestra literatura; desde Vallejo hasta el último poeta del
Ande. El mismo conflicto que sintiera, aunque en forma más ruda, Huamán Poma de
Ayala. Si hablamos en castellano puro, no decimos ni del paisaje ni de nuestro mundo
interior; porque el mestizo no ha logrado todavía dominar el castellano como su
idioma y el kechwa es aún su medio legítimo de expresión. Pero si escribimos en
kechwa hacemos literatura estrecha y condenada al olvido.
Esa mistura tiene un signo: El hombre del Ande no ha logrado el equilibrio entre su
necesidad de expresión integral y el castellano como su idioma obligado. Y hay,
ahora, un ansia, una especie de desesperación en el mestizo por dominar este idioma.
Pero hoy que el hombre auténtico de esta tierra siente la necesidad de expresarse y
de expresarse en un idioma que ha hablado poco, se ha visto ante esta angustiante
realidad: el castellano aprendido a viva fuerza, escuela, colegio o universidad, no le
sirve bien para decir en forma plena y profunda su alma o el paisaje del mundo donde
creció. Y el kechwa, que es todavía su idioma genuino, con el que habla en la medida
de sus inquietudes y con el que describe su pueblo y su tierra hasta colmar su más
honda necesidad de expresión, es idioma sin prestancia y sin valor universal.
De aquí nace el ansia actual del mestizo por dominar el castellano. Pero cuando lo
haya logrado, cuando pueda hablar y hacer literatura en castellano con la absoluta
propiedad con que ahora se expresa en kechwa, ese castellano ya no será el
castellano de hoy, de una insignificante y apenas cuantitativa influencia kechwa, sino
que habrá en él mucho del genio y quizá de la íntima sintaxis kechwa. Porque el
kechwa, expresión legitima del hombre de esta tierra, del hombre como criatura de
este paisaje y de esta luz, vive en el mestizo como parte misma, y esencial, de su ser
y de su genio.
Esta ansia de dominar el castellano llevará al mestizo hasta la posesión entera del
Idioma. Y su reacción sobre el castellano ha de ser porque nunca cesará de adaptar el
castellano a su profunda necesidad de expresarse en forma absoluta, es decir, de
traducir hasta la última exigencia de su alma, en la que lo Indio es mando y raíz.
¿Y por qué recién brota en la literatura, por qué recién se ve en sus frutos este
tropezarse del mestizo con el castellano como su idioma?
Al mismo tiempo que el mestizo conquistaba el dominio espiritual del pueblo andino,
se definía en su alma la lucha entre lo indio y lo español, que empezó con el primer
mestizo. Lo indio es ya dominio en la psicología del mestizo peruano; ha ganado la
contienda porque le ayudaron todo este mundo del Ande: la tierra, el aire, la luz,' y
este gran pueblo indio que es aún el sesenta por ciento del ambiente humano del
Perú. Y por eso, porque en el espíritu del mestizo es ya más lo indio quo lo español, el
castellano puro no puede ser su idioma legítimo.
Esta realidad social y humana que he descrito no podía dejar de tener su expresión en
la literatura. Dominio como número y como espíritu, la literatura que se hace en el
Ande del Perú es literatura mestiza. Y en toda esa literatura se siente la angustia del
mestizo, su ansia por un medio legítimo de expresión. Y esa ansia, esa angustia tiene
la culpa de que casi toda esta literatura sea aún de escaso valor. Y la obra de algún
mérito que aquí se ha escrito es de aquellos que han hablado en castellano
influenciado ya por el kechwa.
Estamos asistiendo aquí a la agonía del castellano como espíritu y como idioma puro e
intocado. Lo observo y lo siento todos los días en mi clase de castellano del colegio
Mateo Pumaccahua, de Canchls. Mis alumnos mestizos, en cuya alma lo indio es
dominio, fuerzan el castellano, y en la morfología intima de ese castellano que hablan
y escriben, en su sintaxis destrozada, reconozco el genio del kechwa.