Cine de Ciencia Ficción
Cine de Ciencia Ficción
Este tipo de cine se origina con el cine mudo, cuando el Viaje a la Luna (1902) de Georges Méliès asombró a
su audiencia con sus efectos fotográficos. Desde la década de 1930 hasta la de 1950, el género consistía
principalmente en películas de serie B de bajo presupuesto. Tras el hito de Stanley Kubrick de 2001: A Space
Odyssey de 1968, el cine de ciencia ficción se fue tomando más en serio y a finales de la década de 1970
películas de alto presupuesto y con efectos especiales deslumbrantes se convirtieron en populares entre la
audiencia y generaron sustanciosas taquillas. Películas como Star Wars o Close Encounters of the Third Kind
allanaron el camino de éxitos en las siguientes décadas como E.T., el extraterrestre (1982).
Índice
Definición
Historia
Décadas de 1900 a 1920
Décadas de 1930 a 1950
Décadas de 1960 a 1980
Décadas 1990 y 2000
Década de 2010
Temas, imaginería y elementos visuales
Imaginería
Elementos científicos
Formas de vida alienígenas
Películas de catástrofes
Películas de monstruos
Mente e identidad
Robots, humanoides, androides, ginoides, clones y cyborgs
Viaje en el tiempo
Ciencia ficción como crítica social. Utopías, distopías, ucronías, universos paralelos
Cine frente a la literatura
Influencia de los escritores
Véase también
Referencias
Enlaces externos
Definición
Definir con precisión qué películas pertenecen al género de ciencia
ficción es a menudo difícil, ya que no existe una definición universal
aceptada del género o de su género subyacente de literatura. De acuerdo
con una definición:
El estilo visual del género de ciencia ficción se puede caracterizar por un choque entre imágenes extrañas y
familiares. Este enfrentamiento se lleva a cabo cuando las imágenes extrañas se convierte en familiares, como
en el caso de La naranja mecánica, donde las repeticiones del bar Korova hace a un decorado extraño más
familiar. También ocurre el proceso inverso, donde en Dr. Strangelove, la distorsión de los humanos hace que
las imágenes familiares parezcan más extrañas. Finalmente, puede ocurrir el caso donde las imágenes extrañas
y familiares se yuxtaponen, como en The Deadly Mantis cuando una mantis religiosa gigante escala el
Monumento a Washington.
Historia
Otras películas de la década fueron Fahrenheit 451 (1966), un auténtico clásico de la ciencia-ficción social,
inspirado en una novela de Ray Bradbury que describe una sociedad sin libros, deshumanizada por la falta de
cultura y manipulada por los medios de masas. Algunas escenas de esta película han pasado a la historia del
cine mundial, como la mujer que se quema viva sobre una montaña de libros. El planeta de los simios (1968)
muestra de relativismo cultural que desarrolla el tópico del mundo al
revés; Fantastic Voyage (1966) y la extravagante Barbarella (1968), con
Jane Fonda, que explora con estética de cómic el lado más infantil de la
ciencia ficción. Por el contrario, Nicolas Roeg realizó la alucinada The
Man Who Fell to Earth (1976) sobre una novela de Walter Tevis; Roeg
influirá poderosamente el cine posterior de Christopher Nolan y otros
autores. En 1969, se hizo el intento de adaptar tres cuentos de Ray
Bradbury en The Illustrated Man.
En comparación, la película de Steven Spielberg, E.T., el extraterrestre, uno de los mayores éxitos de los años
1980, presentaba a los extraterrestres como seres benignos y amistosos. Proyecto Brainstorm (1983), la última
película de Natalie Wood, devolvió a las cámaras y al género a Douglas Trumbull, el director de Naves
misteriosas.
Las adaptaciones de presupuestos altos de Dune de Frank Herbert y la
secuela de 2001, 2010: The Year We Make Contact, fueron fracasos en
taquilla, lo que disuadió a los productores de invertir en guiones de
ciencia-ficción. Durante la segunda mitad de la década de 1980, los
principales contribuidores del género fueron James Cameron con The
Terminator (1984) y Aliens, el regreso (1986) y Paul Verhoeven con
RoboCop (1987) y Total Recall (1990), esta última adaptación de una
novela de Philip K. Dick. También se comenzó a utilizar la animación
para el género de ciencia-ficción, con ejemplos en la japonesa Akira
(1988) y la francesa Gandahar (1988). Pero la que obtuvo el premio del
Festival de cine fantástico de Sitges de ese año fue The navigator: una
odisea en el tiempo (1988) de Vincent Ward.
Bicentennial man (1999), sobre la novela corta homónima de Asimov, presenta a un robot que pretende
hacerse humano. Un original microuniverso alternativo que se hibrida con el terror metafísico borgesiano y el
thriller es Cube (1997), que terminó formando una trilogía. Un intento de ciencia-ficción europea fue El quinto
elemento (1997), dirigida por Luc Besson. En cuanto a la vertiente cómica del género, Tim Burton rodó la
paródica Mars Attacks! (1996), especialmente una burla de Independence Day, del mismo año; comedia es
también The Truman Show (1998) de Peter Weir, con un fondo filosófico inquietante; y se adaptó la obra
seminal de Douglas Adams: Guía del autoestopista galáctico (2005).
Con el paso del tiempo, las computadoras han tenido una papel más importante tanto en su uso para efectos
especiales como en la producción de la película. El desarrollo de software más sofisticado ha permitido a los
cineastas mejorar la calidad visual de la animación, con películas de ciencia ficción como Ghost in the Shell
(1995), The Iron Giant (1999), Titan A.E. (2000) o Final Fantasy: La fuerza interior (2001).
Durante la década de 2000, las películas de fantasía y superhéroes abundaron, como también las películas de
ciencia ficción tales como las dos partes siguientes de la trilogía The Matrix, The Matrix Reloaded y The
Matrix Revolutions. En 2005, se completó la segunda trilogía de las tres que componen la saga de Star Wars
con el estreno de su tercer episodio, La venganza de los Sith, mientras se encontraba con la competencia de
otras aventuras galácticas en Serenity (2005). La ciencia ficción regresó a ser una herramienta para la crítica
social y política en películas como la desolada Inteligencia Artificial, una variación del mito de Pinocho
inspirada en un cuento de Brian Aldiss; Minority Report, nueva adaptación de un relato de Philip K. Dick en
que se discute el viejo problema filosófico del determinismo; Children of men; Avatar, un éxito mundial por su
deslumbrante imaginería, y District 9, sobre el viejo problema del relativismo cultural. También se revisó al
menos un clásico, esta vez con una exhibición espeluznante de efectos especiales, por parte de Steven
Spielberg: La guerra de los mundos (2005).
Fuera de Hollywood y la industria estadounidense, una de las películas con características de ciencia ficción
más destacadas de los años 90 fueron Abre los ojos (1997) del director español Alejandro Amenábar (unos
años después en EE. UU. se rodó una adaptación y reelaboración titulada Vanilla Sky, del año 2001) y la
también española y galardonada Timecrimes o Los cronocrímenes (2007), de Nacho Vigalondo, una mezcla
de viajes en el tiempo y thriller o enigma policiaco que está considerada entre las más selectas representaciones
del tema, al trabajar en una triplicación del presente según el principio de autoconsistencia de Nóvikov. En
Italia se rodó la película Nirvana (1997), dirigida por Gabriele Salvatores, que es una ficción sobre las
relaciones e interferencias entre el mundo cibernético y la realidad. La última década se cierra con las británica
Moon (2009), premiada en el festival de Sitges, sobre los conflictos éticos y humanos que se derivan de la
comercialización de clones humanos.
Década de 2010
Por otro lado, se han producido numerosas adaptaciones de series novelescas. Al comienzo de la década
tuvieron un éxito especial varias adaptaciones del subgénero de la ficción distópica para jóvenes: la serie de
Los juegos del hambre, basada en la trilogía novelística de Suzanne Collins; la serie Divergente, inspirada en
otra trilogía de novelas escrita por Veronica Roth; y la serie El corredor del laberinto, sobre la serie de novelas
homónima de James Dashner. De parecida inspiración es El destino de Júpiter / Jupiter Ascending (2015) y la
mucho más ambiciosa El juego de Ender (2013), que adapta la premiada y popular novela de Orson Scott
Card. También es una adaptación de una novela ligera japonesa Al filo del mañana (2014), protagonizada por
el actor Tom Cruise, un habitual del género.
También se han registrado adaptaciones de libros para adultos, como The Martian (2015), fundada en una
novela de Andy Weir de 2011 que intenta resolver los problemas prácticos de supervivencia en un planeta
hostil, dirigida por Ridley Scott; Cloud Atlas (2012) ilustra la novela de David Mitchell (2004); World War Z
(2013) el libro de Max Brooks (2006); y Ready Player One (2018) se inspira en la novela de Ernest Cline de
2011, dirigida por Steven Spielberg, con un formato lleno de citas de la cultura pop de los años ochenta.
Source Code (2011) es un hábil y dramático juego con los viajes en el tiempo, dirigida por Duncan Jones. Del
mismo año, la coproducción EE. UU. - Rusia The Darkest Hour muestra a unos americanos desubicados en
un Moscú invadido por extraterrestres invisibles. Coherence (2013) muestra con sobriedad low cost fenómenos
tan interesantes del viaje en el tiempo como la duplicación o triplicación del presente dentro de la teoría de los
universos paralelos, y recibió el premio del Festival de Sitges al mejor guion
El desarrollo de la ciencia ficción cinematográfica durante la década ha dado lugar también a un buen número
de películas con planteamientos más ambiciosos, y de un tono a veces más realista. The Purge (2013) es una
distopía sobre unos EE. UU. que usan un día de violencia para curar los problemas sociales; también distópica
es Oblivion (2013), que pinta una Tierra devastada por la lucha contra robots alienígenas. Más interesante es la
producción francoisraelí El congreso (2013), dirigida por Ari Folman, pues se inspira en una novela de
Stanislav Lem, Congreso de futurología y utiliza imagen real y animación. La galardonada Coherence (2013),
dirigida por James Ward Byrkit, indaga sobre el tema de los universos paralelos. El segundo largometraje del
escritor y director Mike Cahill tras su anterior película independiente de ciencia ficción-drama Another Earth
(2011) también fue una incursión en el género: I Origins (2014), sobre el tema de la evolución humana y el
diseño inteligente; obtuvo el premio mayor del Festival de Sitges. El director Christopher Nolan ha realizado
dentro del género tres obras como Inception (2010), Interstellar (2014) y Tenet (2020). Alfonso Cuarón dirigió
Gravity (2013). Neill Blomkamp rodó la social Elysium (2013), donde desvela el nacimiento de una nueva y
superpoblada sociedad estamental hipercapitalista que niega beneficios tan básicos como la seguridad social
sanitaria a las masas y solo se la da a la elite, y Chappie (2015), una comedia amarga sobre un robot que llega
al mundo sin idea de que es una inteligencia artificial y de quién lo ha creado, pero tiene una batería limitada y
no puede conseguir una nueva, por lo cual todo el tiempo se pregunta por qué está aquí, por qué su creador lo
ha hecho solo para morir; nacido en un entorno delicuencial, termina por salvar la conciencia de sus amigos
transfiriéndola a cuerpos mecánicos; Circle (2015), por otra parte, es una profunda parábola conceptual en el
género de Cube, en el que un gran número de personas participa en un siniestro experimento cuya finalidad
solo se desvela al final. Spike Jonze hizo Her (2013), una contribución muy interesante sobre el tema de la
inteligencia artificial y cómo modifica al ser humano la relación con ella, que fue seguida por otra del mismo
género pero más sombría: Ex Machina (2015), escrita y dirigida por Alex Garland. De 2014 y coproducida
entre España y Bulgaria es Autómata. Otros directores dieron continuación a algunas películas de culto dentro
del género: George Miller presentó con Mad Max: Fury Road (2015) una vuelta al universo distópico de sus
anteriores elaboraciones del personaje Mad Max; y Denis Villeneuve, tras haber aportado la valiosísima La
llegada (2016), donde se indaga sobre temas poco frecuentados en el género, como la exolingüística y el
tiempo absoluto, retornó con la desoladísima distopía Blade Runner 2049 (2017) al mundo de replicantes y
agentes ejecutores de la Blade Runner original dirigida por Ridley Scott en 1982, esta vez planteando la
consunción del planeta Tierra y el colapso de los sistemas ecológicos. Visualmente perturbadora, sobre un
universo paralelo, es la rusa The Coma / Sumergidos (2019); también de producción rusa es la distopía The
Blackout del mismo año. Ad Astra (2019) ofrece una visión realista, desencantada y hostil de los viajes
espaciales. Postapocalíptica es la española Los últimos días (2013), de los hermanos Alex y David Pastor. Por
otra parte, la británica Archive (2020) ofrece una singular vuelta de tuerca al tema del transhumanismo.
Varias de las películas de este apartado han abordado aspectos centrales y graves de los grandes desafíos
sociales y científicos del mundo actual, incluyendo los viajes en el espacio exterior, el cambio climático y la
inteligencia artificial, y han obtenido una apreciación positiva de la crítica y el público.
Temas, imaginería y elementos visuales
Las películas de ciencia ficción son a menudo especulativas por
naturaleza e incluyen elementos clave de apoyo de la ciencia y
tecnología. Sin embargo, la mayoría de las veces, se utiliza la ciencia
en el género cinematográfico puede ser considerada como
seudociencia, dependiendo principalmente de una atmósfera y fantasía
artística cuasicientífica más que en hechos y teorías científicas
convencionales. Sin embargo, la definición también puede variar
dependiendo del punto de vista del observador: lo que puede parecer
una película de ciencia ficción para un espectador se puede considerar
fantasía para otro y viceversa.
Algunas películas difuminan la línea entre géneros, como aquellas en las que el protagonista consigue los
poderes extraordinarios de un superhéroe. Estas películas utilizan generalmente un razón aparentemente
convincente para que el héroe gane sus poderes. Sin embargo, muchos aspectos de este género se acerca más a
la fantasía que a la ciencia ficción.
No todos los temas de la ciencia ficción son igualmente apropiados para las películas. Además de la ciencia
ficción de terror, la ópera espacial es un tema común. A menudo, estas películas podrían pasar por westerns o
bélicas si se eliminasen los decorados y accesorios de ciencia ficción. Otros motivos comunes son los viajes y
expediciones a otros planetas y las distopías, mientras que las utopías son raras.
Imaginería
La teórica de cine Vivian Sobchack argumenta que el género de ciencia ficción difiere de las películas de
fantasía en que las primeras buscan conseguir la confianza en las imágenes que se ven, mientras que las
segundas, en su lugar, intentan suspender la incredulidad. Las películas de ciencia ficción muestran lo
desconocido y extraño en un contexto familiar, por lo que hacen que las imágenes aparezcan normales.
A pesar de la naturaleza desconocida de las escenas y los elementos de ciencia ficción en el escenario, la
imaginería de la película está relacionada con la humanidad y con su entorno. Mientras que la película de
ciencia ficción se esfuerza en presionar los límites de la experiencia humana, permanecen dentro de las
condiciones y el entendimiento de la audiencia y de ese modo contiene aspectos prosaicos, en lugar de ser
completamente extraños y abstractos.
Géneros cinematográficos como los westerns o el cine bélico están atados a una zona o período particular. Esto
no ocurre en el género de ciencia ficción, aunque existen elementos visuales que son comunes en el género,
como el uso de naves y estaciones espaciales, planetas alienígenas o extraterrestres, robots y artilugios
futuristas. Otras claves visuales más sutiles pueden ser cambios en la forma humana a través de modificaciones
de su apariencia, forma o conducta.
Elementos científicos
Mientras que la ciencia es un elemento principal del género, muchos estudios cinematográficos toman
libertades importantes en lo que se considera conocimiento científico convencional. Tales libertades se pueden
observar en las películas que muestran el movimiento de una nave espacial en el espacio exterior. El vacío
debería impedir la transmisión de sonido o utilizar alas para maniobras, aunque la pista sonora se rellena con
efectos de sonido y los cambios en la trayectoria de vuelo se asemejan a los de un avión en la atmósfera.
Se pueden encontrar ejemplos similares donde se ignora la ciencia a favor del arte cuando se necesitan efectos
en el ambiente. La destrucción de planetas enteros en explosiones titánicas se realiza en segundos, aunque un
hecho real de esa naturaleza duraría muchas horas. De igual modo, cuando una estrella aparece sobre el
horizonte de un cometa o un planeta parecido a Mercurio, la temperatura sube rápidamente varios cientos de
grados, provocando que la superficie se convierta en una caldera. En la realidad, sin embargo, la energía que
alcanza al suelo llega en un ángulo muy oblicuo y la temperatura sube más gradualmente.
El concepto de vida, en especial de vida inteligente, que tiene un origen extraterrestre es un elemento básico
popular en el género de ciencia ficción. En sus comienzos, las películas solían utilizar extraterrestres como una
amenaza o peligro para la humanidad, donde los invasores fueron con frecuencia representaciones ficticias de
amenazas políticas o militares reales. Más tarde, algunos alienígenas han sido representados como seres
benignos como en las películas E.T., el extraterrestre y Close Encounters of the Third Kind, aunque también
han mantenido su papel de hostiles, como en la serie Alien.
Para proporcionar un contenido a la audiencia, la mayoría de las formas alienígenas inteligentes mostradas en
las películas tiene un aspecto antropomórfico, con emociones y motivaciones humanas. A menudo,
personifican un estereotipo humano en concreto, como guerreros bárbaros, intelectuales científicos o
sacerdotes y clérigos. Con frecuencia aparecen ser casi humanos en el aspecto físico y se comunican con un
lenguaje terrestre. Algunas películas han intentado representar los extraterrestres como seres completamente
distintos a los humanos, como en Solaris.
Películas de catástrofes
Un tema frecuente en el género de ciencia ficción es el de un desastre inminente o real a una proporción épica.
Se utilizan con frecuencia para tratar una preocupación particular sirviendo como vehículo para alertar contra
algún tipo de actividad, como la investigación tecnológica. En el caso de películas de invasión, los
extraterrestres suelen funcionar como dobles para una potencia extranjera real.
El cine de catástrofes se puede dividir en las categorías:
Películas de monstruos
Aunque el cine de monstruos no representa generalmente el peligro a niveles globales o escalas épicas, el cine
de ciencia ficción tiene una larga tradición de películas sobre ataques de monstruos. Se diferencia de otras
películas similares de los géneros de terror y fantasía en que las películas de ciencia ficción dependen de una
explicación aparentemente científica de la existencia del monstruo, en lugar de una razón mágica o
sobrenatural. A menudo, el monstruo es creado, despertado o evoluciona debido a las maquinaciones de un
científico loco, un accidente nuclear o un experimento científico que se tuerce. Algunos ejemplos de este tipo
de películas son The Beast from 20,000 Fathoms (1953), algunas películas de Godzilla y Parque Jurásico
(1993).
Algunas películas han sido clasificadas como ciencia ficción, terror o de ambos géneros, entre ellas, Alien,
Creature from the Black Lagoon (1954) y Frankenstein.
Mente e identidad
Los aspectos centrales de la mente que definen al ser humano han sido utilizados en el cine de ciencia ficción,
especialmente a partir de la década de 1980. Blade Runner examinaba qué hacía a una creación orgánica un
humano, mientras que en RoboCop se utilizaba un mecanismo androide con un cerebro y mente humana
reprogramada para crear un cyborg. La idea de trasplantar el cerebro no es una idea nueva, ya que el concepto
de transferir la mente humana a otro cuerpo aparece en Frankenstein.
En películas como Total Recall se popularizó la idea de reprogramar la mente humana. El tema del lavado de
cerebro aparece en varias películas de los años 1960 y 1970 como La naranja mecánica y The Manchurian
Candidate, coincidiendo con programas secretos como Operación MK Ultra. De manera similar, en películas
como Equilibrium, se mezcla el uso de drogas para controlar la mente con el control de la cultura humana. La
película cyberpunk Johnny Mnemonic utilizó el concepto de reprogramación como un propósito comercial,
donde el humano se convierte en un vehículo de transferencia de datos. El borrado voluntario de la memoria
aparece como tema en las películas Paycheck (2003) y Eternal Sunshine of the Spotless Mind (2004). En Dark
City, la memoria humana y el tejido de la realidad se reprogramaban de forma completa. En Serial
Experiments Lain también se explora el tema de la reprogramación de la realidad y la memoria. Pero todo
deriva del tema central de la obra de Philip K. Dick: la desaparición, sustitución, disolución o demolición de la
realidad.
La idea de que un humano pudiese ser representado completamente como un programa de computadora fue el
tema central de la película Tron. El tema se volvió a utilizar en la película The Lawnmower Man y de forma
inversa en Virtuosity, Demon Seed y otras donde programas intentan convertirse en personas reales. En la serie
Matrix, el mundo de realidad virtual se convierte en una prisión para la humanidad, gestionada por máquinas
inteligentes. En eXistenZ, la naturaleza de la realidad y la realidad virtual se entremezclan sin un límite
claramente distinguible. De forma similar, en The Cell se entremezclan sueños y realidad virtual, creando un
mundo fantástico.
Los robots han sido una parte de la ciencia ficción desde que el
escritor checo Karel Čapek acuñó el término en 1921. En las primeras
películas, los robots eran interpretados por actores dentro de un
disfraz. Una de las primeras representaciones sofisticadas de un robot
apareció en The Day the Earth Stood Still. Con el paso del tiempo, los
robots empezaron a tener capacidades más avanzadas, como
inteligencia artificial o sensores mejores, como el robot asesino de The
Terminator. En las películas, muchos robots aparecen como máquinas
antropomórficas.
Klaatu, con el androide Gort a sus
Los robots en las películas frecuentemente son racionales y, a veces, espaldas, en The Day the Earth
sentimentales, como la reciente WALL·E. Los robots han sido Stood Still (1951).
utilizados para papeles secundarios, como Ash en la película Alien y
Data en Star Trek; compañeros, como R2-D2 y C-3PO de Star Wars;
y extras para crear un escenario futurista. Además, los robots han
interpretado a villanos o monstruos, como Box de Logan's Run (1976),
Maximilian de El Abismo Negro (1979) y el robot asesino T-800 de The
Terminator.
Películas como Soldado Universal o Terminator: la salvación llevan la maquinización del hombre y la
humanización de las máquinas hasta una frontera desde la que vislumbran las utopías fundadas en la simbiosis
del hombre y la tecnología, como la que presenta Asimov en las novelas del Ciclo de Trantor.
Viaje en el tiempo
El concepto de viaje en el tiempo hacia adelante o atrás, ha sido siempre un tema popular en el género de
ciencia ficción y en series de televisión de ciencia ficción. El viaje temporal generalmente requiere el uso de
algún tipo de tecnología avanzada, como en el clásico La máquina del tiempo o en la trilogía Back to the
Future. Otras películas, como la serie Planet of the Apes, explica el viaje en el tiempo a partir de conceptos
físicos como la dilatación temporal de la Teoría de la Relatividad Especial. Algunas películas muestran el viaje
temporal utilizando algún tipo de fuente interna o poder personal, como las películas Donnie Darko y The
Butterfly Effect.
Películas de viajes en el tiempo más convencionales utilizan la tecnología para traer vidas del pasado al
presente. La película Iceman (1984) trata sobre la reanimación de un Neandertal, de forma similar a la película
Pánico en el Transiberiano (1950) con Christopher Lee y Peter Cushing. El mismo tema se utilizó para la
comedia California Man (1992). La serie Jurassic Park retrató la clonación de formas de vidas prehistóricas a
partir del ADN atrapado en ámbar. La película Freejack (1992) utiliza el viaje en el tiempo para secuestrar
cuerpos un instante antes de su muerte y ser vendidos; un tema similar se utilizó en Millennium (1989).
Un tema común en los viajes temporales es la naturaleza paradójica del viaje. En la película francesa La Jetée
(1962), muestra a una persona que puede ver su futuro mostrando a un niño que presencia la muerte de sí
mismo. La Jetée fue la inspiración para Doce monos (1995), una película de Terry Gilliam sobre el viaje en el
tiempo, la memoria y la locura. En Slaughterhouse-Five (1969), el personaje principal se separa del tiempo y
viaja hacía delante y atrás a través de su vida.
En la serie de Back to the Future, se explora el resultado de alterar el pasado, mientras que Star Trek VIII:
Primer contacto, la tripulación debe salvar a la Tierra de su propio pasado alterado por extraterrestres viajantes
en el tiempo. La serie The Terminator utiliza robots conscientes que viajan al pasado con intención de alterar el
resultado futuro de una guerra entre robots y humanos matando a los futuros líderes de la resistencia humana.
En El Efecto Mariposa el protagonista tiene lagunas mentales que con los años puede modificarlas y alterar
toda su vida y la de los que le rodean.
Las películas de monstruos de los años 1950, como Godzilla (1954), servían dobles sobre los miedos de una
guerra nuclear, el comunismo y otras visiones de la Guerra Fría. En los años 1970, las películas de ciencia
ficción se convirtieron en una forma efectiva de satirizar aspectos sociales, donde Silent Running y Dark Star
presentaban a hippies en el espacio como réplica a los tipos militaristas que habían dominado las primeras
películas. En La naranja mecánica de Stanley Kubrick, se presentaba una visión horrenda de la cultura joven,
retratando a una banda que se dedicaba a la violación y el asesinato, junto con escenas del condicionamiento
psicológico forzado como crítica a las respuestas sociales al crimen. En Logan's Run se representaba a una
sociedad libertina que practicaba la eutanasia como una forma de control de población y en The Stepford Wives
anticipaba una reacción del movimiento de liberación de la mujer.
En Enemy Mine se demostraba que aquellos enemigos que se odiaban podían ser similares entre sí, aunque
apareciesen como extraterrestres. Películas como 2001, Jurassic Park, Blade Runner y Tron examinaron los
peligros de la tecnología avanzada, mientras que RoboCop, 1984 y Star Wars ilustraron los peligros del control
político extremo. Tanto El planeta de los simios como The Stepford Wives criticaban la cultura y política de la
sociedad contemporánea.
Las películas de ciencia ficción continúan explorando cuestiones sociales y políticas. Minority Report (2002),
se enfocó en cuestiones sobre poder de la policía, privacidad y libertades civiles en un Estados Unidos futuro,
tras algunos meses de los ataques terroristas del 11-S. En la distopía de FAQ: Frequently Asked Questions
(2004), se mostraba una Europa gobernada por una sociedad matriarcal opresiva que prohibía todo tipo de
contacto físico entre hombres y mujeres por motivos de higiene.
Tras los acontecimientos de la Guerra de Iraq, el terrorismo internacional, el miedo de la gripe aviar y las leyes
contra la inmigración, han aparecido películas, como V for Vendetta (2006) que se inspiraba en cuestiones
controvertidas como la ley Patriot Act y la Guerra contra el terrorismo, mientras que la película Children of
Men (2006) comentaba varios temas sociales como la xenofobia, la propaganda y la disonancia cognitiva.
Distrito 9 realiza una crítica social sobre el apartheid africano.
La ciencia ficción también se ha usado como herramienta para criticar las creencias religiosas, como en The
Man from Earth (2007), donde un hombre lleva viviendo 14.000 años gracias a una imparable capacidad de
regeneración celular y puede juzgar las religiones y sus conceptos desde su larga perspectiva.
Cuando se compara la literatura de ciencia ficción, el cine de ciencia ficción confía menos de la imaginación
humana y depende más las escenas de acción y los trasfondos exóticos y criaturas creadas mediante efectos
especiales. Desde los años 1970, la audiencia ha llegado a esperar un nivel alto para los efectos especiales en
las películas de ciencia ficción. En algunos casos películas clasificadas como ciencia ficción sobreponen un
escenario exótico y futurista que de otro manera no sería una historia de ciencia ficción. No obstante, algunas
películas de ciencia ficción críticamente aclamadas han seguido el camino de la literatura de la ciencia ficción,
utilizando el desarrollo de la historia para explorar conceptos abstractos.
Julio Verne fue el primer autor de ciencia ficción importante en ser adaptado al cine con Viaje a la Luna (1902)
y 20.000 lieues sous les mers (1907) que utilizaban los escenarios de Verne como marco para visuales de
fantasía. Cuando la obra de Verne entró en el dominio público, las adaptaciones fueron tratadas como obras de
época. Sus trabajos se adaptaron repetidamente desde entonces, como Veinte mil leguas de viaje submarino
(1954), De la Tierra a la Luna (1958) y Viaje al centro de la Tierra (1959).
Las obras de H. G. Wells también ha sido adaptadas como The Invisible Man (1933), Things to Come (1936)
y The Island of Dr Moreau en varias ocasiones. Su novela La guerra de los mundos fue adaptada en al menos
cuatro ocasiones. La máquina del tiempo tuvo dos películas, en 1961 y 2002, mientras que El dormilón era
una imitación de la novela The Sleeper Awakes de 1910.
Con la disminución del interés en películas de ciencia ficción en los años 1940, algunos autores de la Edad de
Oro de la ciencia ficción fueron llevados al cine. Una novela de John W. Campbell fue la base para The Thing
from Another World (1951). Robert A. Heinlein contribuyó con el guion de Destination Moon, aunque
ninguna de sus obras principales serían adaptadas hasta la década de 1990: The Puppet Masters en 1994,
Starship Troopers en 1997 y Predestination en 2014. La obra de Isaac Asimov influyó en películas como Star
Wars y Star Trek, pero no se produjo una película de una obra suya hasta 1988 con Nightfall, una adaptación
de su famoso cuento homónimo.
La adaptación del relato El centinela de Arthur C. Clarke, guionizada por él mismo y más tarde novelada
como 2001: A Space Odyssey ganó un Óscar a los mejores efectos visuales y ofreció una complejidad que no
estaba asociada con el género de ciencia ficción en ese momento. Su secuela, 2010: The Year We Make
Contact, aunque fue un éxito comercial, no ganó la admiración de la crítica; más tarde, sin embargo, se realizó
una inquietante y bien resuelta adaptación en el formato de miniserie televisiva de su novela El fin de la
infancia (2015) en tres capítulos, que él consideraba su obra maestra. Dos obras de Ray Bradbury se adaptaron
en los años 1960: Fahrenheit 451, convertida en un clásico, y The Illustrated Man / El hombre ilustrado.
La obra del visionario Philip K. Dick ha sido utilizada en varias películas de éxito, a causa de su moderna
temática (la desaparición y descomposición de la realidad), como Blade Runner (1982), Total Recall (1990),
Abre los ojos (1997), con su remake Vanilla Sky (2001); Minority Report (2002), Paycheck (2003) y A
Scanner Darkly (2006). A menudo, las películas son adaptaciones libres de la novela original, aunque A
Scanner Darkly se aproxima a la historia de Dick.
Véase también
Anexo:Películas de ciencia ficción
Ciencia ficción española#El cine
Festival de Cine de Sitges
Referencias
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ciencia. Barcelona. Paidós. 1998.
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Enlaces externos
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Science Fiction Filmsite, en la Universidad de Míchigan (http://www.umich.edu/~umfandsf/film/)
(en inglés)
Grandes temas del cine: Ciencia-ficción (http://www.umbella.com/heinlein/cine/educacion/gran
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Scifiworld, toda la actualidad del cine de ciencia ficción (http://www.scifiworld.es/)
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