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HUÁSCAR

(Cuzco, Perú, 1491 - Cotabamba, id., 1532) Soberano inca. Llamado oficialmente Tupic
Cusi Hualpa, fue el duodécimo Inca del Tahuantinsuyo. Era hijo de Huayna Cápac y de
su esposa legítima Araua Ocllo. Tras la conquista de Quito, su padre convirtió la ciudad
en segunda capital y residencia del Inca, viviendo en ella con una princesa quiteña y el
hijo que había tenido con ésta, Atahualpa. Huáscar, por su parte, siguió residiendo en
Cuzco junto a su madre.
A la muerte de Huayna Cápac, en 1525,
Huáscar fue proclamado Inca con el apoyo
de la nobleza tradicional y en contra de la
última voluntad de su padre. Coronado en
Cajamarca, fue reconocido en todo el
imperio, excepto en el reino de Quito, donde
gobernaba su hermanastro Atahualpa, que
fue elegido Inca por el ejército y el pueblo.
Estalló entonces la guerra civil y los dos
hermanos se enfrentaron en Riobamba.
Atahualpa, que disponía del ejército del norte
y había establecido su base en Cajamarca,
envió sus fuerzas contra Cuzco. Aparte de
las pretensiones de ambos por ceñirse la
mascapaisha, símbolo de la autoridad del Inca, en el sangriento conflicto concurrieron
otras causas, entre ellas los intereses de la vieja nobleza y el clero, que apoyaban a
Huáscar, y de los generales, quienes hacían lo propio con Atahualpa.
La guerra se prolongó hasta 1533, cuando los ejércitos rivales se enfrentaron en la
batalla de Cotabamba, junto al río Apurímac. Si bien inicialmente la suerte favoreció a
las tropas de Huáscar, éste cayó en una emboscada tendida por los generales de
Atahualpa, Quisquis y Calicuchima, en Gusavara. Atahualpa recibió la noticia de la
victoria sobre su hermanastro cuando él también era prisionero de los conquistadores
españoles, que lo habían sorprendido en Cajamarca. Aun así, Atahualpa ordenó que
fuese ejecutado, y con él sus hermanos, esposas e hijos. La guerra entre los dos
hermanastros debilitó a los incas y explica el éxito de la empresa de Francisco Pizarro,
una de las más destacadas del proceso de conquista que siguió al descubrimiento al
América: aprovechando las luchas intestinas, el conquistador español logró adueñarse
del rico y poderoso Imperio Incaico en menos de tres años (1531-1533).
ATAHUALPA
(Quito, 1500 - Cajamarca, actual Perú, 1533) Emperador inca (1525-1533). Era hijo del
emperador Huayna Cápac y de Túpac Paclla, princesa de Quito. Poco antes de morir en
1525, el emperador Huayna Cápac decidió favorecer a Atahualpa dejándole el reino de
Quito (la parte septentrional del Imperio de los incas), en perjuicio de su hermanastro
Huáscar, el heredero legítimo, al que correspondió el reino de Cuzco.
Aunque inicialmente las relaciones entre ambos reinos
fueron pacíficas, la ambición de Atahualpa por
ampliar sus dominios condujo al Imperio Inca a una
larga y sangrienta guerra civil. En 1532, informado de
la presencia de los españoles en el norte del Perú,
Atahualpa intentó sin éxito pactar una tregua con su
hermanastro. Huáscar salió al encuentro del ejército
quiteño, pero fue vencido en la batalla de Quipaypán y
apresado en las orillas del río Apurímac cuando se
retiraba hacia Cuzco.
El 15 de noviembre de 1532, los conquistadores
españoles llegaron a Cajamarca y Francisco Pizarro,
su jefe, concertó una reunión con el soberano inca a
través de dos emisarios. Al día siguiente, Atahualpa entró en la gran plaza de la ciudad,
con un séquito de unos tres o cuatro mil hombres prácticamente desarmados, para
encontrarse con Pizarro, quien, con antelación, había emplazado de forma estratégica
sus piezas de artillería y escondido parte de sus efectivos en las edificaciones que
rodeaban el lugar.
A los pocos días, Atahualpa, temeroso de que sus captores pretendieran restablecer en el
poder a Huáscar, ordenó desde su cautiverio el asesinato de su hermanastro. Para
obtener la libertad, el emperador se comprometió a llenar de oro, plata y piedras
preciosas la estancia en la que se hallaba preso, lo que sólo sirvió para aumentar la
codicia de los conquistadores.
Unos meses más tarde, Pizarro decidió acusar a Atahualpa de idolatría, fratricidio y
traición; fue condenado a la muerte en la hoguera, pena que el inca vio conmutada por
la de garrote, al abrazar la fe católica antes de ser ejecutado, el 29 de agosto de 1533. La
noticia de su muerte dispersó a los ejércitos incas que rodeaban Cajamarca, lo cual
facilitó la conquista del imperio y la ocupación sin apenas resistencia de Cuzco por los
españoles, en el mes de noviembre de 1533.

FRANCISCO PIZARRO
(Trujillo, España, 1478 - Lima, 1541) Conquistador del Perú. Las décadas posteriores al
descubrimiento de América tuvieron como grandes protagonistas a los llamados
conquistadores, militares españoles que en algunas ocasiones, con escasos recursos y
adecuadas dosis de osadía y sagacidad, lograron adueñarse de inmensos territorios. Tal
fue el caso de Hernán Cortés, el conquistador de México, y de Francisco Pizarro,
conquistador del Perú, que en apenas tres años (1531-1533) se hizo con el control del
rico y poderoso Imperio Inca.
Hijo natural del capitán Gonzalo Pizarro, desde muy joven participó en las guerras
locales entre señoríos y acompañó a su padre en las guerras de Italia. En 1502 embarcó
en la flota que llevaba a las Indias a Nicolás de Ovando, el nuevo gobernador de La
Española.
Hombre inquieto y de fuerte
carácter, Francisco Pizarro no
logró adaptarse a la vida
sedentaria del colonizador, razón
por la que decidió participar en
la expedición de Alonso de
Ojeda que exploró América
Central (1510) y luego en la de
Vasco Núñez de Balboa que
descubrió el océano Pacífico
(1513). Entre 1519 y 1523, sin
embargo, se instaló en la ciudad
de Panamá, de la cual fue
regidor, encomendero y alcalde,
lo que le permitió enriquecerse.
De regreso en Panamá (1530), Pizarro preparó una nueva expedición de conquista, y en
enero de 1531 embarcó con un contingente de 180 hombres y 37 caballos hacia Perú.
Informado de la guerra que enfrentaba al emperador inca Atahualpa con su hermanastro
Huáscar, el 16 de noviembre de 1532 el conquistador español se entrevistó en la ciudad
de Cajamarca con Atahualpa y, tras exhortarle sin éxito a que abrazase el cristianismo y
se sometiera a la autoridad de Carlos V, lo capturó en un sangriento ataque por sorpresa.

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