2 - LUDMER, Josefina. Clases 1985. Algunos Problemas de Teoria Literaria (Clase 1)
2 - LUDMER, Josefina. Clases 1985. Algunos Problemas de Teoria Literaria (Clase 1)
Presentación de la materia
Formación de la teoría literaria
Los problemas clave que trataremos en este curso son los siguientes:
El segundo paso creemos que debe ser una historia de las teorías, lo cual no
es lo mismo que decir teoría literaria. Esta historia de las teorías literarias, o
historia de las concepciones de la literatura, es lo que en cierto modo también se
tratará de hacer en este seminario porque como no existe la materia, y como se
supone que hay un vacío alrededor de eso, trataremos de presentar en algunas
clases las teorías que consideramos más importantes del sigloXX.
Y en tercer lugar, otro objetivo un poco más avanzado que sería cómo entrar
a los problemas teóricos, es decir, cómo pueden empezar a plantear estos
problemas. Ustedes saben que los problemas no son planteados burocráticamente
porque es necesario plantearlos, sino que surgen de necesidades concretas del
trabajo en literatura y de posturas concretas. El objetivo es que puedan descubrir
cuáles son los problemas importantes para ustedes, cómo plantearlos, cómo buscar
algunas posiciones y cómo orientarse en la investigación de esos problemas.
Queremos dejar bien claro qué es la teoría para nosotros, cómo se diferencia
de otras cosas que a veces son confundidas con la teoría. Haremos como una
especie de vocabulario básico. Partiremos de algunos postulados que pensamos.
Para nosotros, la teoría literaria no es neutral, o sea, no es una reflexión
científica completamente separada de lo que podrían ser ciertos debates o
enfrentamientos filosóficos, políticos, ideológicos, etc. En el interior de la teoría y
desde la teoría se plantean todo tipo de enfrentamientos, debates y luchas: el
campo cultural es un campo de enfrentamientos, polémicas, estrategias y peleas
por la dominación.
Aparte, en literatura hay una lucha específica por el poder de dominio, que
es el poder de leer, el poder de interpretar, el poder de dar sentido a algo, por un
lado, y, por otro lado, el poder de decir qué es literatura y qué no es literatura.
Queremos aclarar que en la teoría literaria está implicada la sociedad, la política, el
poder, la ideología y las distintas filosofías que circulan alrededor de eso. Cuando
digo «política» no quiero decir política de partido, política concreta, sino que me
refiero a una política específica del campo literario o a una política específica de la
teoría o de la literatura.
En tercer lugar, para seguir con eso de que la teoría literaria no es neutral,
sostenemos que el conocimiento tampoco lo es. El conocimiento en ciencias
humanas es polémico y estratégico. Por lo tanto, nuestro planteo de la teoría y de
este curso será sobre todo el enfrentar las distintas posturas. No consideramos que
haya que exponer una escuela sino que la exposición de una tendencia, un modo
de leer, un modo de interpretar, o de pensar la literatura tiene que ser siempre
ligada con el otro modo que se le opone, que lo discute, que le disputa el lugar, etc.
Lo otro es disimular las luchas. No tenemos ningún interés en tapar ni en
disimular las luchas; en lo que tenemos interés es en llevarlas a un terreno
específico: se tratarán las luchas en el campo literario, las disputas por las
ideologías en la literatura, por los modos de leer, por la interpretación. Esto es un
poco el sustento ideológico de lo que sería nuestro equipo.
Para sintetizar esta primera parte, sería una política de la crítica, o sea, una
crítica de la crítica desde el punto de vista de los enfrentamientos, luchas,
posiciones, etc. y sobre todo una crítica de cómo se usa la literatura. En este
sentido, somos abiertamente pragmáticos: siempre, ante una teoría, ante una
corriente, ante un modo de leer, preguntaremos ¿qué hacen con la literatura?,
¿cómo y para qué la usan?, ¿qué se desprende de lo que están diciendo?, ¿qué
fundamento tiene lo que ustedes dicen, por un lado, y por otro lado, qué
consecuencias implica, siempre en el campo de la crítica? Estos puntos son nuestra
base ideológico-teórica.
Cuando ustedes se encuentran con una crítica, aun cuando no sea escrita,
como una discusión incluso de pasillo sobre «Qué te pareció tal novela, tal
película», enseguida pueden analizar un modo de leer, hay modos de leer
específicos. Para construir esos modos de leer hay que hacerles dos preguntas,
cada una de ellas desdoblada. La primera pregunta es: ¿Qué se lee? ¿Quién lee a
alguien? Ustedes saben que la literatura, del mismo modo que la pintura y el cine,
es como un telón, como un test proyectivo, o sea, uno puede ver cualquier cosa. En
la literatura se puede ver lo que se desee. Dos preguntas sobre qué se lee y dos
preguntas sobre desde dónde se lee. Si pueden hacer un esquema respondiendo a esa
pregunta ¿dónde?, a su vez desdoblada, podrán caracterizar un modo de leer. ¿Qué
se lee, qué se puede leer en la literatura? Hagan memoria de todo lo que han leído
sobre literatura, de todo lo que a lo largo de la carrera o fuera de la carrera les han
dicho de la literatura. Piensen qué se lee en un sentido absolutamente material del
texto es decir, qué hay en un texto o qué hay en un corpus —insisto que para
nosotros la categoría texto no es única—. Se lee el lenguaje, hay palabras,
personajes, situaciones, relatos, descripciones, figuras de estilo, metáforas, toda la
tropología, espacios, tiempos, lugares, movimientos, desplazamientos, hay «vida
interior» con distancia paródica, hay valores de verdad, hay discusiones, etc. Hay
un principio, un final, tapas y contratapas de los textos; hay gente que lee las
contratapas, y que considera que se puede hablar de literatura a partir solamente
de esa lectura. O sea, en textos o en corpus literarios se trata de un espacio
material, de objetos y lugares.
Ustedes tienen que preguntar qué parte vio este que está leyendo, porque
tienen que ponerse en la situación imaginaria de que están leyendo a un crítico o
están escuchando a alguien que opina de literatura, o están leyendo a un teórico.
Podríamos decir: ¿de dónde se toma este con su discurso sobre la literatura para
construir sus discursos? ¿Se toma de la lengua, de las metáforas, de las
desviaciones, del significado, del significante, de la sintaxis, de los personajes, de
las relaciones sociales que hay entre los personajes, del mundo? ¿O se toma de lo
que cuenta, de lo que dice, o de la relación con la realidad, de la relación con la
historia? Es decir, ¿qué leen los que leen?, ¿qué materia leen los que leen?
Puedo atribuir sentido y puedo no hacerlo. Puedo decir: «Leo un corpus, tal
objeto, tal material, pero me abstengo de atribuirle sentido», ese es un modo de
leer. Otro modo de leer es recorrer la cantidad apabullante de teorías del sentido,
después veremos algunas de ellas. Supongan que le quiero dar un sentido mítico y
digo: «Este relato, en realidad, me está narrando el mito tal y cual que está en la
cultura tal porque está trabajando con un inconsciente colectivo, etc. Este relato me
está contando en realidad lo que me cuenta otro texto con el cual mantiene una
relación paródica, etc.». O sea, puedo tratarlo del modo que quiera, y el
tratamiento semántico, o sea, el sentido que yo le doy a eso, caracterizará mi modo
de leer.
Para sintetizar, qué elijo —qué objeto, qué materia, qué nivel— y qué
sentido le doy —social, político, económico, estético, científico, mítico,
psicoanalítico, filosófico, etc.—. Primera caracterización de un modo de leer.
No es lo mismo ser intérprete que ser juez; el lugar que el crítico ocupa es
totalmente distinto. El crítico como juez se sitúa en el interior del grupo de
escritores, elige y presenta al conjunto de la sociedad o a los lectores cuáles serían
los mejores o las mejores corrientes, etc. El crítico como intérprete deja de lado a los
escritores y se pone como mediador entre un corpus considerado difícil, hermético
y/o problemático y le da su interpretación para difundirlo.
Otra posición sería el crítico como lector privilegiado, o sea, el crítico como un
lector que estudió para ser lector, que un poco podría ser el sentido de nuestra
formación, estudiar no solamente para escribir —cosa que está olvidada en la
facultad pero que nosotros vamos a reeditar—, sino también estudiar para ser
lector. Ser lector quiere decir todo lo que estoy diciendo: el lugar que ustedes, por
sus deseos, elijan y el lugar que a ustedes más les guste. El crítico sería un lector
preparado, el «mejor» lector, el lector que leyó, o sea que tiene un fundamento para
poder escribir su lectura. El crítico sería aquel lector que escribe su lectura.
Entonces, está situado entre el escritor y los lectores que no escriben su lectura sino
que simplemente la transmiten oralmente, o que se la guardan para su fuero
íntimo. Es aquel que publica una lectura y, por lo tanto, desencadena en la
sociedad lo que podríamos llamar la escritura de las lecturas y, por lo tanto, los
debates, la guerra, etc.
También está el crítico como profesor universitario, que sería aquel que también
elige determinados textos para enseñar o no. Recuerden lo que decía Barthes
cuando le preguntaban qué es literatura: literatura es lo que se enseña, es lo que
figura como literatura. En nuestra sociedad también está el crítico como importador,
aquel que trae determinadas ideas, determinados cuerpos teóricos o modelos, los
difunde en nuestra cultura, los modifica o no, trata de trasladar ciertos esquemas.
O sea, ustedes pueden inventar las funciones del crítico que quieran; el crítico
puede situarse en cualquier lugar o en cualquier resquicio de la zona de la lectura,
de la interpretación, de la mediación, de la explicación, de la canalización, de la
legitimación, etc.
De modo que ese crítico que estamos inventando para leer el modo de leer
puede ocupar un lugar u otro, puede leer en un momento la lengua, en otro
momento los personajes, darle un sentido a eso o a lo otro. Si quieren descubrir ese
modo tendrán que hacer el análisis detallado de esos virajes, cambios, etc. y a lo
mejor encuentren una lógica muy especial en esos cambios correlacionados con
desde dónde se lee. Todo puede construir un sistema más o menos armónico o de
tensiones. Entonces, desde dónde se lee, para sintetizar, tiene que ver con los lugares
deseados que ocuparía el crítico en la sociedad.
Finalmente, ¿desde dónde se lee? tiene que ver con el hecho de que todos
nosotros preferimos algún tipo de literatura más que otra, nos gusta la novela del
sigloXIX o la escritura experimental de la vanguardia, o la poesía, o la novela, o el
cuento, o la literatura medieval, etc. e inconscientemente eso que nos gusta, y que a
lo mejor se ha constituido en nosotros en una época bastante temprana de nuestra
vida, rige nuestra lectura. Uno lee siempre desde alguna corriente, época, tipo de
literatura especial, que elige secretamente como la propia. Desde allí lee, interpreta
y juzga a las otras corrientes, a los otros textos, a los otros elementos, épocas,
historias, etc. que lee. Si yo he elegido un determinado tipo de poesía para leer
como mi zona donde está mi relación pasional con la literatura, desde esa pasión
leeré la novela, el relato, etc. y buscaré, describiré y leeré de acuerdo con esa
relación erótica que me liga con lo que yo he elegido como mi zona donde se
realiza lo que yo pienso que es la literatura.
Uno no tiene un concepto de la literatura que abarque todo, por más que en
la facultad se trate de que cada uno se desprenda de esas zonas secretas y vea todo.
Reivindiquemos desde esta cátedra las zonas secretas, las zonas absolutamente
inconfesables de nuestra relación con la literatura.
Les diría que hagan una especie de autoexamen y vean qué es lo que
piensan de la literatura, qué concepción tienen. Esas concepciones están inculcadas
desde la infancia, en la escuela, en el secundario, en la universidad, en el conjunto
de la vida social, en lo que ustedes leen sobre literatura, etc. Nunca las
concepciones de la literatura son individuales, siempre son colectivas, esto es muy
importante. La gente cree que tiene «su» idea de lo que es la literatura y eso es
absolutamente falso; a lo mejor hay veinte mil personas que creen que tienen «su»
idea y resulta que esa idea, o sea, las concepciones de la literatura, son pocas.
Incluso una investigación posible de la monografía de este seminario podría ser
analizar qué concepciones de la literatura como conjunto de creencias se mueven
en esta sociedad, en el discurso periodístico, en el discurso universitario, en la
enseñanza, etc.
Hay muchos modos de leer no solamente en ese sentido sino incluso modos
de leer como estar sentado o no, leer en los colectivos, en los subtes, en los viajes,
etc. y eso tiene que ver también con concepciones de la literatura. Entonces, la
teoría viene a examinar esas concepciones de la literatura y no se identifica con
ellas.
Alumno: ¿La teoría tiene que ver con una epistemología de la literatura? ¿Sus
modelos se agotan en su aplicación?