espalda, pero mientras se daba vuelta lentamente, su mirada reflejaba dolor, rencor, e ira. Y sentí, por primera vez desde que le conozco una corriente de escalofrío horrible y supe que esto sería el principio de mi tortura, casi sin voz susurré — Estas loco. Sonrió de forma macabra, y acercándose poco a poco, me arrinconó en la pared de forma brusca, respiraba de forma agitada como si se estuviera controlando, su cercanía era tan cercana que incluso podía respirar su aliento, temblé, mis piernas no respondían. —Tú me convertiste en esto, niña tonta, ahora pagaras por volverme ¡loco!. — dijo con rencor, pero pude percibir dolor en sus palabras. — ¿Por qué me haces esto? — pregunté con mi último aliento, me aprisionaba de tal forma que no podía respirar yo no hice nada malo, yo no tengo la culpa ¿Por qué quiere lastimarme? — Porque eres ¡¡¡MÍA!!! CAPÍTULO 1 Octavio —Hijo tenemos que hablar — entra mi padre a mi oficina, con cara sería, recordándome cuando estaba en la escuela. —Ahora no padre tengo una reunión — anunció levantando me de mi sillón. — ¡Es importante! — golpea mi escritorio. —Bien, que deseas — respondo mientras tomo asiento nuevamente, porque sé que cuando quiere hablar es para largo — espera, deja que le diga a Edgar, que vaya en mi lugar — llamo a mi secretaria. — Susana, dígale al señor Rojas que me remplace en la reunión. — Bueno padre soy todo tuyo. — En una semana cumples 29 años, y sabes lo que significa —me mira con una mirada como para matarme. — Bueno gracias por el recordatorio, antes de que digas lo que ya sabemos te digo que no, no tengo ninguna novia, por lo tanto, no me quiero casar, yo hablare con el abuelo y le diré que es absurdo lo que pide. — Tú crees que te hará caso, eso mismo me lo hizo a mi, he hice todo lo posible, para hacerle entrar en razón. Es realmente una estupidez que, para heredar la empresa de la familia, antes de los 30 años, este casado y como mínimo tener un año de matrimonio. Son las locuras de un anciano senil, pero como dijo mi padre a él le hizo lo mismo, solo que se casó con una mujer de su clase, la familia de mi madre se asoció con la empresa de mi abuelo, que luego paso hacer cargo de mi padre, la constructora Verona, una de las más importantes del país. — Si tú ya eres el dueño, porque el sigue tomando decisión en este tema — digo irritado, ya casando de este tema, no quiero casarme nunca busque una esposa como hizo mi padre, él se tomó su tiempo para poder hacer la selección, con el tiempo pensé que esto se olvidaría, o el abuelo muriera y nos dejara en ¡paz! — Lo sé, pero tú abuelo fue muy astuto, en este tema, no se mete en las decisiones de la compañía, pero si en a quien pertenecerá, y como vez lo tienes que hacer, y si no cumples todo esto pasara a fundaciones de beneficio social, que apoya tú abuelo. Y los Verona pasarán a la historia — grita, poniéndose un poco agitado. —Está bien, pero no sé qué hacer, no me tome el tiempo de buscar, y no me casare con cualquiera y ¡sólo tengo 1 semana! —Hijo, sabes que nunca te mentí en la relación que tengo con tú madre, no lo hicimos por amor, pero si por intereses de ambas familias, yo tengo mis amates y ella también, no me importa con quien se mete, pero a la hora de tener un hijo lo planeamos los dos. — Ya sé, no sé porque me lo repites. —A lo que quiero llegar es que, para encontrarla, tuve que tener muchas citas, buscaba una mujer que cumpla los requisitos para ser mi esposa, no amor, se puede decir que hice un castin. —Me estás diciendo que haga un ¿castin? —Te estoy diciendo que no te pongas exigente, busca a cualquiera, cumple un año de matrimonio con ella, luego te divorcias. Total, la cláusula no dijo que hasta la muerte los separe — sonríe de forma burlona. «Por dios, mi padre es un genio, como no pensé en eso, es una gran idea». —Pero hijo eso no quiere decir que te quedaras soltero, la constructora es conocida por ser familiar, esa es nuestra principal imagen y necesitamos un heredero para los Verona, entiendes — asiento con la cabeza — tienes un año para encontrar una esposa ideal, de buena familia, que ayude al crecimiento de la constructora Verona, por ahora consigue a cualquier chica y vive con ella un año, sin más que decir, me voy que tengo trabajo. «Creo que es hora de poner un Aviso». CAPÍTULO 2 Ana —¡Ana! — gritaban desde el segundo piso. Hace 3 días falleció la señora Marta, una anciana que cuidaba, a cambio de comida y un lugar donde vivir, ahora no sé qué me pasará y creo que su hermana me dará la respuesta hoy. Suspiro porque sé que no serán buenas noticias. —Si señorita Laura — respondo al entrar a su habitación. —Bueno seré directa, necesitó que te vayas, como vez ya no necesitamos tus servicios — dice mientras mira su portátil. —Si per... —digo, pero la señorita Laura me interrumpe. —¡Sí que! Mira muchachita mi hermana te trajo a casa con el fin de servirle, yo me iré pronto y venderé esta casa, tienes 2 días para irte— me grita — Pero no tengo donde ir —suplico con desesperación — si me quedó hasta que consiga un comprador. — ¡NO! ¡Yo no confió en ti — me señala con su dedo — te daré un poco de dinero, mi hermana te dijo cuál era tu lugar aquí cuando te adoptó, ahora ella ¡murió! Nadie te necesita más. — me grita, yo solo asiento afirmando en la situación en la que me encuentro — bien —baja el tono de su voz al ver mi sumisión— si quieres ser útil llama a la perrera para que se lleven al perro y gato. «Quiero hablar». — Pero señorita, los harán dormir — digo con suspiro porque sé que ahora sí que estoy sola— y si me los regala, yo me los llevo — porque es lo único que me queda. — Está bien, a mí no me interesa, ahora retírate. Que hago, donde voy no conozco a nadie, otra vez me quede sola, la señora marta se fue y era la única que me protegía, nunca me trato con cariño, pero tampoco me maltrato, sólo era fría. Pocas veces la veía sonreír, y solo lo hacía con sus mascotas, sus fieles compañeros, a mí también me gustaba jugar con ellos, por un momento ese silencio que vivía la casa se llenaba de ladridos de Nerón, el perro más peludo que conocí. Y me encanta como mimi el flojo gato se dormía en mi regazo por eso no los puedo abandonar fueron mi compañía, por varios años en esta casa. Mientras los acaricio a los dos les digo — Que será de nosotros— mientras suspiro abrazado a Nerón. ************* Esta es mi vida, el silencio y la soledad fueron mis únicas compañías, pero no importa ya es costumbre, como dice ese dicho si la vida te da limones pues has limonada, ojalá algún día me de naranjas. Lo que aprendí hasta hoy, es mantenerme, invisible, nadie me hará daño, y el silencio para escuchar al mundo. Mientras leo el periódico en busca de un empleo, no encuentro nada todos piden experiencia, pero hay un anunció que llama mi atención no pide experiencia es solo, ser un extra en una película y la paga es muy buena, para un día con ese dinero alquilar un cuarto, hasta que consiga un trabajo más estable. Creo mi árbol por fin me da naranja. Se necesita extras para una película, mujeres de entre 25 a 27 años, delgadas de estatura entre 1.65 a 1.70 buena paga solo por un día. CAPÍTULO 3 Octavio En la sociedad de hoy se le juzga, a la persona por dos aspectos, la inteligencia y la apariencia. Y yo poseo las dos, pero lo primero que ven es la apariencia, por eso para escoger a mi futura esposa debe de ser bella, que llame la atención con su sola presencia, en cuanto a su coeficiente intelectual también me interesa, ahora mismo estoy tras un espejo, viendo la posible candidata para este trabajo escuchando sus respuestas y revisando sus datos personales. — Octavio, no puedo creer que estés haciendo esto, es muy loco — habla mi mejor amigo mientras se ríe. — Edgar te traje para que me ayudaras a escoger, y no para burlarte de mi- digo mientras las observo a cada una de ellas, una buena forma de saber escoger es viendo cómo se comportan, en grupo, ya que ahí se nota que actitudes tienen, si son habladoras, lideres, calladas, o con qué tipo de gente les gusta tratar. Veo que la mayoría son extrovertidas, un grupo que hablan de su ropa, zapatos maquillaje etc. otras que hablan de sus novios, otras de sus hijos. Descartadas las madres, y las que tienen novios, no quiero tener problemas con los celos, son estúpidos, solo muestra la inseguridad de las personas, es realmente patético. Pero hay una que me llama la atención, está sola en un rincón y es extraño. Porque incluso las tímidas se relacionan, veo que nadie se le acerca, cada una está pendiente de sus conversaciones y no la notan, no tiene nada que sobresalga, es delgada, lleva una falda larga y blusa gris, su busto no es ni pequeño ni grande, no es fea pero tampoco bonita, es simple. ******* — Creo que tengo a la indicada, para ser mi esposa. — digo luego de analizar los expedientes y ver su conducta. Me levanto del sillón, me sirvo una copa, y luego la apunto con el dedo. Edgar me mira como si estuviera loco y dice — ¿Es una broma verdad? — niego con la cabeza —¿Qué te has fumado? Porque de todas las bellezas que hay, escoges a la mas, lela del ¡grupo! — Mi querido amigo, tengo mis razones lo he analizado muy bien. — respondo mientras tomo mi copa — Cuáles son tus razones para ser digna de ser tu esposa, porque se cómo eres y a ti te importa demasiado la apariencia, el vestir, el cómo comportarse, ni siquiera vas a discotecas, por no tener que relacionarte con gente vulgar, hasta en el sexo eres quisquilloso. — respira agitado— no me dijiste que tu esposa debería ser hermosa. — Estas en lo correcto, no solo bella, si no también inteligente y de buena familia, y esa muchacha no posee ninguno de esos atributos, es mas no tiene nada que me llame la atención, es por ello que esa chica es ideal. — respondo con seguridad. — ¿Por qué? — pregunta mi buen amigo no muy convencido de mi decisión. — Veras, es simple, necesito a una mujer que no llame la atención al presentarla, que se ha sumisa, y lo principal que yo, no me involucré con ella de manera personal, así cuando me divorcie de ella, no se haga escándalo y que ella no se aproveche de la situación con algún chantaje, con eso quiero decir que la quiero controlar completamente. — Ahora entiendo, viendo sus datos, no tiene familia, eso es genial, nadie más estará involucrado en este trato. — responde Edgar ya entendiendo mi plan. — pero ¿Cómo estás seguro que la podrás controlar? — He notado que es solitaria, y que a todo lo que se le ha pedido lo hizo sin preguntar es decir perfecta, baja la mirada, se sitúa al rincón para no ser para vivir con ella, imagínate si fuera linda, soy hombre tendría sexo con ella, luego se enamoraría de mí, y eso sí que sería un problema lidiar con una loca enamorada. — No sé si darte la razón, o reírme de tu gran ego, amigo es increíble lo narcisista que eres. — ríe con disimulo, pero tiene razón en algo, soy increíble. ******** Al entrar al estudio, la observo está sentada y se ve muy nerviosa, lo veo por la forma en que mueve sus pies, al acercarme, se sobresalta cuando me ve se sorprende incluso se ha sonrojado es la primera vez que noto que una chica, se pone así en mi presencia, es cierto que soy todo un adonis, pero nunca me paso que alguien reaccionase de esa forma. — Bueno señorita Benet, mi nombre es Octavio Verona, seré su jefe claro si decide trabajar para nosotros. — No entiendo creí que el trabajo era para hacer de extras en una película y la paga es inmediata por el día — dice la muchacha de ojos cafés con mucha timidez. — Esta en lo correcto y no se preocupe se le dará el dinero acepte o no el empleo al terminar esta entrevista — digo, y como le hubiera dado la mejor noticia se alegra de la noticia- bueno seré directo el empleo que le o fresco es interpretar un personaje por un año, el ser mi esposa. — ¡¿Qué? — se sobresalta — es una ¿broma? — No, yo no hago bromas, déjeme explicarme, es como actuar un año nada más, se le pagara por sus servicios obviamente y será 100 mil dólares, le daría los primeros 50 mil a medio año y el resto al final, además los otros gastos que quiera realizar será aparte de la cantidad pactada, podemos negociar, sí así lo desea. — digo, ella no reacciona parece que se va a desmayar, le doy un vaso de agua— se siente ¿bien? Sé que fui muy directo, pero no hay tiempo, necesitó casarme de inmediato, pero solo será de apariencia, obviamente vivirá conmigo, iremos a reuniones sociales, pero dentro de mi departamento no abra intimidad- iba seguir hablando hasta que ella me interrumpe con algo que nunca imágenes que hiciera — Aceptó casarme con usted — dice con una seguridad en sus ojos que por un segundo me deja atónito. CAPÍTULO 4 Ana El seguía hablando, pero no le tome atención, sé que es loco lo que me propuso, pero no tengo nada que perder, no tengo a quien responder mas solo tengo dos mascotas que alimentar, en la vida que he vivido nunca tuve la oportunidad de elegir y siempre fue la decisión de otros, quienes definieron mi destino el nacer, ser abandona y ser adoptada. Pero ahora decido yo. ¿Qué tengo que perder? Nada El no parece mala persona y no sé porque me propone esto, pero eso a mí no me importa, no voy a negar que me impresiono su presencia, sus hombros anchos, sus músculos, su mirada profunda, su cabello negro como la noche. Tomare el riesgo. — Aceptó a casarme con usted — digo con seguridad. Él se queda callado unos minutos, veo sorpresa, en su mirada. —Creí que sería más difícil — dice, pero parece que no me lo dice a mi si no a él —bien Ana, tienes alguna pregunta. — ¿Cuándo nos casamos? — Hoy, no tengo tiempo de ceremonias, sólo firmaría algunos papeles— y así sin más en unas horas seré una mujer casada. CAPÍTULO 5 Octavio Pocas veces, alguien me sorprende me había preparado para darle una explicación, a cada una de sus posibles preguntas, sus peticiones pensé que me pediría más porque como ella lo dijo sabe quién soy yo, y podía sacarme mucho más, pero no hizo nada de lo que espere fue, como una simple entrevista de trabajo. Me quedo pensando si realmente escogí bien, cuando luego de un rato alguien me agita los hombros y me despierta. — Hey amigo te estoy hablando y tu ni caso que me haces, ¿Qué paso? ¿Te rechazó? Es comprensible cualquiera que viniera con esa ridícula proposición se negaría adem... —le corte antes de siga con ridículos discursos de la vida —Ella aceptó. — ¡¿Qué?! ¿Cómo la convenciste? ¿La Sedujiste? Dijiste que no te involucra rías con ella porque sería un año de convivencia, por eso la escogiste a la aburrida. — ¡Basta no es…! — la defendí, el me mira sorprendido y yo también me sorprendí por mi reacción, me aclaro la garganta y digo — quiero decir que es normal. — Hay amigo las normales también son feas, te acuerdas en el instituto como nos burlamos de esas personas. «En realidad eran él y su grupo de populares yo me mantenía al margen de sus acciones». — ¡Basta!, solo digo que ella es perfecta no es linda ni fea para que no me opaque y no llame la atención, de acuerdo — Ok, no ofenderé a tu futura esposa y bien como la ¿convenciste? — No hice nada, le dije cuanto le daría las condiciones y listo. — Eso es todo, no te pidió más — negué con la cabeza — alguna condición — afirmé con la cabeza — y ¿Qué es? Seguro te pidió un auto, una casa o que follaras con ella — se serie como loco como si estuviera a punto de atragantarse. — Calla la boca, no pidió nada de eso y con lo último preferiría quedarme sin fortuna antes de tocarla, lo que me pidió es traer a vivir con ella dos mascotas — se ríe y me da palmadas en la espalda — sí que eres un tipo con suerte, ella es una tonta pudo haber sacado partido a esto, yo lo hubiera hecho — se señala con su dedo. No quise decirle que ella si sabía quién era, y que en ella veo sinceridad, inocencia, pero definitivamente no era tonta, por la forma en como me respondió. — ¿Cuándo te casas? — Hoy— llamo por teléfono a mi secretaria — Susana ¿tienes todos lo necesario? — Pregunto. — Si señor Verona, ¿Desea que haga algo más? — No, sabe que esto es confidencial y no quiero que cometa ninguna indiscreción. — Sí señor — Cuelgo, me dirijo a mi mejor amigo — estoy listo, vamos a mi boda serás mi padrino — nos reímos. ******** Ana 1 semana después Como explicaría mi matrimonio en una sola palabras, frío, si Octavio es el hombre más serio que conocí, bueno la verdad no conozco a mucha gente, me presento a su amigo era muy atractivo, bueno los dos lo son pero cada uno a su propia manera Octavio es como clásico, no le gusta hablar mucho y eso me agrada por que no sabría de que conversar y Edgar es jovial divertido, se nota en su actitud, coquetea con cada chica bonita que ve y me gusta observarlo como las hace reír , es rubio de ojos verdes un cuerpo escultural, solo intercambiamos palabras de cortesía nada más. Ahora estoy frente al espejo observando mi reflejo, ha cambiado no me reconozco, el maquillaje hace milagros, pero, aunque lleve un hermoso vestido negro, y un arreglo impecable esta no soy yo. Tome clases de etiqueta, del cómo debo caminar, comer etc., fue gracioso como me caía con tacos, Mirian la señora que viene dos veces a la semana a limpiar me dio unos tips. Es una señora muy agradable, a cuidado a Octavio desde los 5 años. Aunque yo no la necesito para encargarme del departamento, me gusta que venga y me hable de sus hijos, de las travesuras de sus nietos. Nunca pregunta del porque no duermo con mi esposo, ni como nos conocimos, ni de mi pasado, es mejor así, no me gustaría que alguien además de Edgar sepa nuestra situación. — ¿Ana? — entra Octavio a mi habitación se queda paralizado un instante. — Solo me falta el perfume — me lo pongo y observo a mi esposo que chistoso pensar en el como algo mío, lo observó por el espejo, sigue con la mirada fija en mí, me observó en el espejo, pero no tengo nada, no me puse mucho maquillaje, ¿tendré algo en mi vestido? — ¿Qué pasa?, ¿por qué me miras de esa forma? — y como lo hubiera despertado de un sueño responde. —¿Qué? Mmmm espera ¿para que vine? — me río de su confusión— haaa ¡sí! el auto está listo. — Ok, vamos — en la trayectoria a su auto me repite lo que practicamos, no debo hablar mucho solo responder lo necesario esta es la primera vez que me presentar con su familia y a la sociedad como su esposa, esta noche celebramos su cumpleaños, él está muy guapo con su esmoquin, se nota que está nervioso, no me ha mirado ni una sola vez está muy tenso. En la trayectoria a la fiesta, yo me puse nerviosa, por favor que todo salga bien, que no me equivoque, me prepare para esto estoy lista vamos tu puedes me ánimo a mi misma — ¿Preparada? — afirmo con la cabeza— todo saldrá bien Ana, no te alejes de mi, ningún instante solo hoy voy a estar contigo, en las siguientes reuniones no lo estaré, de acuerdo. — Si — digo, pero pasa algo que no esperaba, me acaricia la cabeza de forma tierna, casi dulce como si fuera una niña, ese gesto me lleva al pasado donde todavía era feliz. Donde la soledad no era solo mía. Pero parece que él se dio cuenta de lo que hizo, veo arrepentimiento en su mirada, se aleja de mí, sale del auto y cuándo abre la puerta para que salga se detiene un instante respira profundamente — vamos — nuevamente, vuelve hacer el mismo con su voz dura y mirada fría. CAPÍTULO 6 Octavio La imagen de una niña de pelo castaño, y ojos color chocolate, no salía de mi cabeza toda la noche, esa niña era Ana, se veía tierna con su nerviosismo parecía que la llevaba a su primer día de clase, esa imagen me produjo una ternura, que no pude resistirme en darle consuelo. ¡Que me pasaba!, esa reacción me saco de mi zona de confort. La primera semana, la veía como una empleada que tenía un trabajo que cumplir, no voy a negar que me hizo gracia verla caer con esos tacos, o como se alegró de ver su habitación, y todo un día se puso a ver películas junto con su perro y gato y les hablaba como si esos animales le entendieran, ella no sabía que la observaba, porque cuando estaba en mi presencia se trasformaba a una chica tímida solo teníamos contacto en el desayuno y cena parece que le gustaba hacer las labores del hogar, aunque le ofrecí que contraria a alguien para que la atendiera, ella se reusó, solo Mirian va a ayudarle de vez en cuando. —Ya deja de mirarla parece que te la quieres comer —dijo Edgar. —¡No me la quiero comer!!! Solo veo como se comporte, esta noche es crucial —Ok, pero no te has apartado ni un momento, si no te conociera diría que ella te interesa. —No me hagas reír solo observo que no cometa errores. —Digamos que te creó— dice con una sonrisa discreta— pero arreglada no se ve mal, podría servirme por una noche. —Es que tus gustos amigo, no son tan refinados como los míos. — digo mientras bebo un wiski, pero tuve una leve molestia en su comentario. Mis padres Thomas y Bárbara no le tomaron mucha atención, los saludamos y nada más ya mi padre sabía mi plan y de seguro se lo comunicó a mi madre, aunque su relación siempre fue fría siempre tenían una buena comunicación, frente a la sociedad eran la pareja perfecta, pero yo sé que sólo son compañeros. Nunca los pude ver siendo cariñosos uno con el otro eso para mí es lo más cercano al amor. Al final de la noche, de ida a mi departamento, la note más tranquila. Cuando ya me dirigía a mi habitación, Ana me detiene jalando de mi saco. —Mmmm Octavio tengo algo para ti mmm por tu cumpleaños —dijo con tanta dulzura en su voz que solo me hizo dar una pequeña sonrisa —Me lo dijo la señora Mirian— ya más relaja, se fue a la cocina trayendo consigo el famoso pastel, realmente parece una niña, ponía unas tres velas, las encendió con un fósforo no dejaba de sonreír, quería decirle que solo los niños hacen ese tipo de cosas, pero por alguna razón no quería estropear el momento. —Listo, pide un deseo — sonríe. —Primero tienes que cantarme el feliz cumpleaños —le digo de broma, pero de repente empieza a cantar. Su voz era muy dulce, creo que realmente parece una niña, tiene 25 años, pero tiene el rostro de una niña, al principio pensé que mentía, pero al comprobar su acta de nacimiento no mentía. Sin darme cuenta del tiempo, ya había soplado las velas, y comido un pedazo del pastel, cuando Ana se despidió, se dirigía a su habitación no pude evitar preguntarle. —Y a ti ¿Qué te gustaría que te regale para tu cumpleaños? como te tomaste la molestia de prepararme esto— señalo el pedazo de pastel que todavía tengo en mi mano — es 25 de diciembre, así que tendré que darte doble regalo— digo un rápido parezco un adolescente que se está declarando por primera vez. —En realidad ese día no es el día de mi nacimiento, lo pusieron porque ese día me encontraron en el orfanato, y la verdad no me gusta ese día —dice con tristeza en su mirada. —¿Por qué? —Porque es el día que me abandonaron. —Pero ¿tienes otro día que te gustaría festejar? — digo, debería dejarlo así, pero tengo curiosidad. —Si —Bien, ese día lo festejamos ¿Qué fecha es? —No te lo puedo decir, es secreto —sonríe como si estuviera recordando algo —gracias, pero no es necesario, buenas noches. «Es una niña misteriosa». CAPÍTULO 7 Ana —Ana, Ana, Ana despierta es nuestro cumpleaños. — decía el niño más lindo que he conocido, mientras abría mis ojos con pereza, pude verlo la única razón por la cual me levantaba feliz, mi ángel de ojos azules. ********* 1 semana después —Ana, esta noche no llegare a cenar, así que no quiero que me esperes como la otra vez— dijo Octavio poniéndose la corbata, últimamente llega muy tarde, y siempre le esperaba con la cena, lo hacía porque sentía que era una forma de agradecer todo lo hizo por mí, sé que no hago mucho, pero él se hace cargo de mí. — De acuerdo, pero te dejare la cena, para que la puedas calentar luego en el microondas —digo —¿Por qué haces esto? No es necesario, quiero que quede claro una cosa, no eres mi esposa real, no tienes que comportarte como una esposa abnegada que espera la llega de su esposo — me reprocha de forma fría sin mirarme. Últimamente se a comportado más distante que antes, ya ni siquiera me mira, después de su cumpleaños, ha cambiado mucho antes se dirigía a mí de forma educada, pero ahora parece que no me quiere cerca. El agarra su maletín y se va, mentiría si digiera que no me importa, pero la verdad tenía la esperanza, de ser su amiga. — Creo que tengo mala suerte, Nerón— le digo a mi perro mientras me inclino y le acaricio — que te parece si vamos a pasear que dices— Nerón me mira y ladra —y tú gato flojo nos quieres acompañar— apenas me mira y vuelve a dormir- mimi siempre tan dormilón. **************** Los días pasan y cada vez me aburro más, no sé qué hacer me estoy pasando de ociosa, yo siempre he trabajado, aunque nunca me pagaban, siempre tenía algo que hacer. Nerón es el único que me da trabajo, ahora mismo le estoy dando un baño en la tina y sí que cuesta. — Vamos Nerón si quieres dormir en mi cama esta noche, tienes que estar limpio- digo con esfuerzo — vamos solo un pasito más, un pasito más siiiiii — y por fin está dentro, cuando lo estoy Jabonado, escucho que alguien se acerca, son pasos lentos, me paro para ver de quien se trata de pronto la puerta se abre muy lentamente, hay por dios que miedo, es muy temprano para que Octavio llegue. — ¿Quién es? — digo temblando y de pronto se ve una sombra negra, no puedo más. Y empiezo a gritar lanzado le lo primero que tengo en la mano que es jabón. —¡Auch! Que te pasa niña tonta — grita Octavio tocándose la cabeza ya que ahí fue donde le pegue, doy un suspiro de alivio al ver de quien se trata creo que tengo que dejar de ver serie de misterios y miedo. — Perdón me asuste es que siempre llegas muy tarde y no pensé que fueras tú. Esperaba que me gritara más, pero me mira de una forma rara de arriba abajo y es ahí es donde me doy cuenta que estoy mojada, utilizado una polera blanca y ¡no llevo Brasier! Me doy la vuelta y me tapó rápidamente. Octavio se aclara la garganta y se va rápido. Como si estuviera escapando de mí y eso me hizo gracia, cuando por fin terminó de bañar a Nerón lo dejo en mi cuarto con mimi ya que a Octavio no le gusta que ronden por la casa. Me baño y visto, para enfrentar al señor hielo, pero cuando salgo el ya no se encuentra solo dejo una nota en el refrigerador No llegó a dormir Como una persona puede ser frío hasta cuando escribe, yo si se quien el señor hielo. Al día siguiente Como no llegó a dormir el señor hielo, ahora estoy desayunando frente a la televisión, sé que a él no le gusta porque cuando me vio comer hamburguesa en mi cama mientras veía los Simpson, me miro de una forma que daba miedo, decía ¡no se come en la cama! ¡no debes dormir con el perro! ¡no se salta en la cama! ¡no se come frente a la televisión! Todo era NO. Que bien se siente desobedecer algunas reglas. Cuando por fin acabó todas mis labores, que no es mucho, veo el periódico y algo me llama la atención es una imagen del señor hielo en un bar, con una chica rubia y están muy juntos, ella esta con su brazo izquierda rodeando el cuello de Octavio, el tomándole por la cintura. El empresario Octavio Verona el heredero de una de las constructoras más importante de país se le vio muy entretenido con la modelo rusa Helga. La pregunta que todos se hacen es ¿Dónde está su esposa? Ya que hasta el momento nada se sabe de ella, fuentes indican que la susodicha es muy reservada en su vida privada ya que tampoco desea ser fotografiada. Ya veo porque no llegó a dormir, lo bueno es que nadie sabe quién soy porque ya me daría vergüenza salir, con esta noticia. CAPÍTULO 8 Octavio En el trascurso de mi vida he aprendido a controlar mis apetitos sexuales no me gusta tenerlo con cualquier chica soy muy selectivo, tampoco me comprometo con ellas, y no les doy falsas esperanzas, por eso soy frío es algo que mi padre me enseño "si no quieres ser lastimado, nunca muestras debilidad y menos por una mujer porque si lo haces ella te controlara” y a mí eso no me agrada, eso no quiere decir que se ha un monje. Por ello en la selección de mi futura esposa, debo ser más cuidadoso soy hombre que se fija mucho en la apariencia, pero tampoco quiero estar con una cabeza hueca. Estos días he estado de cita en cita con mujeres de alta sociedad mujeres muy bellas, que además puedan ayudar a mi empresa, pero ninguna ha llamado mi atención. He sido más frío con Ana las últimas semanas ¿por qué?, no lo sé, solo diré que me incómodo mucho la sensación que me produjo su conducta, su sonrisa, y sobre todo esa esencia de inocencia, pero debo admitir que extraño sus atenciones para conmigo, le he dado mis reglas, pero es como si tratara con una niña. Hoy llegare temprano a casa porque ¡no se! sólo quiero descansar y dejar de lado toda esta mierda y regañar a Ana, me relaja no sé por qué. Es una niña tonta. Cuando llegó no escucho a nadie ¿habrá salido? pero de repente hay sonidos toscos en la recamará de Ana me acerco en silencio, la puerta está abierta cuando entro no veo a nadie, pero nuevamente escucho murmullos en el baño, sé que no debería ir, pero me mata la curiosidad, sobre todo porque escucho risas, seguro esa niña tonta debe estar jugando en el baño. Me hace gracia, el solo pensar en sus travesuras, veré que está jugando sin que se dé cuenta, voy en completo silencio, cuando abro la puerta. —¿Quién es? — la escucho decir, ya se dio cuenta entonces decido aparecer, cuando de repente, siento un dolor en la cabeza. —¡Auch! Que te pasa niña tonta— grito es ahí donde veo que solo estaba bañando a su perro. — Perdón me asuste es que siempre muy llegas tarde y no pensé que fueras tú. Cuando ya le iba gritar de que ¡no debe bañar al perro en la tina! Noto que esta mojada y su polera se le pega a su cuerpo la observo de arriba, abajo y sus senos se le ¡ven!, son redondos medianos veo incluso el color de sus bragas son rojos, me quedó paralizado y ella lo nota cuando se da cuenta de cómo esta, se da la vuelta y se tapa. Yo no me quedo un segundo más y salgo como alma que lleva al diablo, yo he visto a muchas mujeres desnudas, pero nunca me produjo esto es como estuviera cometiendo un pecado al solo observarla, mi polla reacciono al instante. Me digo que solo es porque he estado en abstinencia estas últimas semanas y necesito follar, voy al bar más cercano para quitar la imagen de Ana desnuda. Al día siguiente — ¡Sii...! — gime la rubia desconocida, meto y saco me pene no sé cuántas veces, ella gime, cierro mis ojos he imagino a Ana desnuda, cuando abro mis ojos la veo de bajo de mi sonriendo de forma traviesa, gimiendo mi nombre, veo el brillo de sus ojos color chocolate cuando se corre, sin pensar beso con desesperación como si mi vida dependería de ello y sigo embistiendo hasta que me corro. Me despierto de golpe por el sueño que tuve, ¿por qué soñé con Ana? Me levanto y noto que una mujer rubia está a lado mío, ¡mierda no era un sueño!, y lo peor es que tengo un dolor de cabeza horrible. — Susana — llamo a mi secretaria — necesito que vayas a mi casa y me traigas un traje, ropa interior y productos de aseo personal — pero lo pienso mejor no quiero que Ana haga preguntas y tampoco que sepa de mi situación— espera mejor ve y compra todo con la tarjeta de crédito que te di, estoy en el hotel Moon —cuelgo sin recibir su respuesta, ella sabe cómo soy, sabe que me gusta ir al grano, por eso está conmigo 4 años. — Buenos días cariño— se levanta la rubia desconocida, completamente desnuda. —Necesito saber cuándo fue tu última revisión médica. —¿Qué? — gruñe abriendo más sus ojos. — Necesito sabe.... — le digo, pero me corta antes que termine. — ¡Ya te escuché! Imbécil. — pongo mis ojos en blanco por su reacción— deja me decirte que estoy limpia y además usaste condón. —Algunas veces puede fallar— digo fríamente — no importa, ve a vestirte y vete. — ¿Eso es todo? —Si. — Eres un idiota— se ríe— pero follas muy bien— agarra un papel y anota algo— este es mi número si quieres volver a repetir — me lo deja en la mesita de noche. — No es necesario, no se volverá a repetir— esa desconocida se ríe más como si le contará un chiste. — Ok cariño, pero Respóndeme algo ¿Quién es Ana? — me tenso por su pregunta. —Eso no te incumbe— gruño, ¡no puede ser! que me pasa ¿hable de ella anoche? ¿Qué le abre dicho? No lo puedo dejar así, antes de que se vaya. — ¿Qué te dije de ella? — le digo mirando fijamente sus ojos para saber si me miente o no, no puedo negar que es hermosa — En realidad no me dijiste nada, sólo gemías su nombre cuando estábamos follando — luego sigue riendo como loca — deberías ver tu cara, parece que estarías viendo un fantasma, no sé quién es esa tal Ana, pero debe ser muy importante para ti para que bebieras de esa forma, hasta el punto de alucinar con ella mientras me follabas. —¡Cállate! — grito, nunca me salgo de mis casillas, pero no me gusta esta sensación de vulnerabilidad. —Bien, no te alteres ¿se debe parecer a mí? Para que nos confundas. — No se parecen, ella es morena — porque rayos le respondo. —Oh, esto es más grave de lo que imagine— se levanta y se dirige al baño — Ah mi nombre es Helga, guarda mi número por si algún día quieres desahogarte cuándo Ana te moleste. Adiós Octavio. ************* — No lo puedo creer Octavio tú con resaca, me dijeron que el final llegaría, pero nunca pensé que tu fueras una de las señales— se ríe. —No es gracioso Edgar— digo mientras tomo una aspirina para el dolor de cabeza. — Lo siento, pero nunca pensé que don perfecto haya salido a divertirse con una modelo. — ¿Cómo sabes que es modelo? Eso ni yo lo sé— digo intrigado por la información. —Por eso vine— me muestra el periódico — mira esto. — ¡Mierda! —gruño. — Hey, don perfecto diciendo malas palabras, otra señal que llega el fin — se burla de mi — ya hablando enserio ¿Qué te paso? Tú no eres así. — Lo sé, perdí el control, no sé qué me ha pasado— agarro mi cabellera para tranquilizarme. —Seguro tú padre no se quedará callado por esta noticia. —Lo sé— nunca he perdido el control, por ende, el conocimiento, mido siempre todas mis acciones, y ahora mi padre dará sus típicas charlas de la importancia de mantener la imagen. Pero lo que realmente me preocupa es la reacción de Ana, ella no sabe nada acerca de mis citas, ni de que estoy en busca una esposa. «Espero que no salga con algún reclamo estúpido». «No me gusta los reclamos histéricos de las mujeres son un dolor de cabeza». CAPÍTULO 9 Ana 1, 2,3,4,5,6, 7...…..56, 57, 58,59,60 ya son la 5 pm de la tarde, mi distracción es el reloj en la pared, estoy tirada en el piso con mis piernas hacia arriba del sillón de la sala. " ¡que divertido!" nótese el sarcasmo ya me estoy volviendo loca, me hago auto sarcasmo. — ¿Qué haces echada? Ana te he dicho miles de veces que el sillón es para sentarse, no para poner tus piernas— dice Octavio enojado, pero aclarándose la garganta mirando mis piernas. —¿Tienes hambre? Hice Brownies — me levanto rápido, ignorando su mirada porque me pone nerviosa desde que tuvimos ese incidente me mira de una forma que no logró descifrar. —No tengo hambre, Ana has visto la noticia o el predicó hoy— me mira muy serio. —Sí, ¿quieres que te lo traiga? — me levanto de golpe para ir por el periódico— ¡no! — grita. «Que gruñón»—ok, entonces me voy a mi cuarto—— empiezo a irme, pero Octavio me detiene con una pregunta poco común en él. —¿No quieres preguntarme algo? — pregunta sentándose en el sillón niego con la cabeza — ¿Qué hiciste todo el día? —¿Qué le pasara? nunca me ha preguntado como he estado. —Nada en especial —pero esa respuesta me hizo pensar, que no debo seguir con esta situación. "¡Voy a buscar trabajo!" Al día siguiente He ido a todas las entrevistas de trabajo, que marque en el periódico ¿Cómo me fue? Puede que bien, porque conocí muchos nuevos lugares, y puede que mal porque en todas pedían experiencia, conclusión más o menos. Es muy tarde, cuando llegó a casa mi perro sale a recibirme y casi me tumba. —¡¿Dónde estabas?! — grita Octavio saliendo de su despacho, le iba a contestar, pero vuelve a gritarme — ¡¿sabes la hora que es?! ¡¿por qué no contestas tu celular?! Pensé que te había pasado algo, casi llamo a la policía, pensé en una niña tonta perdida en la ciudad llorando, te pudieron haber violado, secuestrado y matado. Me asusta su reacción tanto que se me olvido contestarle, no dije nada, tenía muchas cosas en mi mente, pero no salió nada de mi boca, solo lo observé, tenía una mirada penetrante. Respira agitado como hubiera corrido una maratón. — Contesta — dice luego de hacer una respiración profunda se ve un poco más calmado. — He... Mmm... Fui...a ...una entrevista de ...traba...jo— tartamudeo, y parece que eso suavizó su ira- mi celu...lar se le acabó su batería. — ¿Qué? — Se sorprende —¿por qué buscas trabajo? — en qué momento cambio, hace instantes pareciera que me castigaría y ahora se ve preocupado. No sé cómo decirle mi problema, de que me aburro en casa, no quiero que piense que soy mala agradecida y creo que se da cuenta de mi incapacidad de expresarme. —Escucha Ana, sé que te asuste por mi reacción, pero debes entenderme es muy tarde y no sabía dónde estabas— se acerca y me abraza, respira profundo — sabes cuánto me asuste. Eso me hizo dar una pequeña sonrisa mientras respiraba su aroma, un aroma fuerte peculiar, varonil. —Gracias — dije como un suspiro. —¿Porqué? —Por preocuparte por mí—como si le hubiera dado un toque eléctrico se separa de mí, tan rápido que casi me caigo. —No es eso, es solo que no quiero ser viudo antes de tiempo, te acuerdas necesito 1 año de matrimonio, después puedes hacer lo que quieras— dice con una mirada un poco indecisa y se va a su despacho. «Qué raro». Creo que eso fue todo, ya cuando me iba a mi recamara Octavio sale de su despacho. — Espera no me respondiste de porque buscabas trabajo. — Espero que no te molestes, pero me aburro mucho, necesito hacer algo. —No tienes necesidad, vete de compras con la tarjeta de crédito que te di. —No tengo necesidad, tengo mucha ropa que me compraste, tú te encargas de todo, es que …mmm solo... Quiero sentirme útil — hago un puchero. Creo que mi respuesta le agrada por que sonríe, me gusta su sonrisa se ve más joven, más agradable. —¿Cómo te fue? —Mal, todos quieren experiencia — digo agachando mi cabeza. —El comienzo es difícil, solo necesitas una oportunidad, eso yo te lo daré, mañana te vienés conmigo te buscaremos algo para que ganes experiencia. —Pero ¿qué haría en tú constructora? —Lo veré en su momento. —Puedo cocinar, lo hago muy bien, ¿hay comedor en tu constructora? — digo con ilusión. — Si— ya me estaba alegrando dando pequeños saltos en mi sitio - pero eres mi esposa no puedes trabajar en la cocina. — Pero nadie sabe quién soy—me quejo. — He dicho que no, necesito tenerte controlada, y si vas a la cocina tendrás compañeros de trabajo y no quiero que nadie se involucre contigo— argumenta mientras me agarra de una forma muy posesiva por la cintura, se da cuenta de cómo me agarra y me suelta de inmediato - quiero decir que no quiero que nadie más se entere de nuestro trato. — Yo no se lo diré a nadie, confía en mi— susurro bajito. —NO, no quiero tomar riesgos, hay mujeres en la cocina y son muy chismosas les gusta hablar y hablar de todo. — Yo no soy así —trato de convencerlo. — Lo sé, pero yo digo las cocineras del comedor — respiro de forma resignada. —Gracias— es lo último que le digo, es la primera vez en todo este tiempo que hablamos más de 5 palabras. " mañana es el gran día " CAPÍTULO 10 Octavio —Buenos días licenciado Verona— dice Susana, mientras arreglaba unos papeles de mi escritorio es una mujer muy sexy, morena, de piel candela una pequeña cintura y enormes atributos que con esa blusa blanca la falda gris pegada a su cuerpo es un manjar exquisito. Pero a pesar de esa belleza exótica, no pierdo el control, y se mantener la distancia. —Susana, ella es Ana mi esposa— presento a Ana, quien se escondía a mi espalda. —Mucho gusto señora Verona— contesta mi secretaria con cortesía eso me gusta de ella, sabe cuál es su lugar y no pregunta demasiado. —Hola Susana— pero me mira como pidiéndome una explicación y ahí capto su intriga. —No te preocupes de Susana es de mi entera confianza y sabe nuestra situación—le digo a Ana para que este más tranquila, y reacciona como si le hubiera quitado un peso de encima. —Ana, necesito hablar con mi secretaria podrías salir— ordeno. —Si claro, espero afuera— da una pequeña sonrisa, se le nota que está emocionada por su primer día de trabajo. —En que le puedo ayudar — dice mi secretaria. —Necesito que le consigas un puesto a mi esposa, en la constructora, solo de medio tiempo, que se ha fácil de hacer, y sobre todo que lo pueda realizar sola no quiero que ningún hombre se le acerque, de acuerdo— ordeno mientras me acomodo en mi sillón. Abre sus ojos, con diversión en su mirada. Pero dura solo un momento y vuelve hacer profesional. —Disculpe licenciado no hay ningún puesto disponible, y menos con esas características. —Inventa uno— gruño. —Bueno, podría ser en el archivero es solo ordenar y sacar fotocopias, pero puede ser que no le agrade estar sola. —Es perfecto, ella es muy tímida no necesita relacionarse con nadie. Eso lo noté al instante que la conocí, incluso en mi cumpleaños no hablo más de lo necesario y no intento implantar alguna conversación con nadie ni siquiera conmigo, pero su mirada a pesar de que refleje una inocencia casi pura también se ve tristeza y soledad. —Una cosa más, quisiera que tú puedas ser su amiga, no es una orden—le aclaro— sólo te estoy dando permiso de que si llegan a llevarse bien puedas verla como amiga — entonces decido explicarle un poco la personalidad de ella—Sabes Ana es muy ingenua y me gustaría que la cuidarás, sabes muy bien que, aunque ella trabaje sola, siempre tendrá contacto con alguien y me gustaría que la pudieras guiar — por primera vez en todos los años que trabaja conmigo Susana, me ve como si no me reconociera, como si fuera la primera vez que me ve, sonríe de forma discreta casi imperceptible. Se burla de mí. — No se preocupe yo me encargó. ********** En el transcurso de la mañana, todo fue tranquilo, Susana se fue a almorzar, yo por lo general hago un pedido y almuerzo en la oficina, o simplemente no almuerzo. Pero hoy haré una excepción, iré con Ana ya que es su primer día sería bueno ir a un restaurante, "solo por solidaridad" me repito una y otra vez para que no se me olvide que lugar debo ocupar. Me dirijo al archivero, pero no la encuentro ¿Dónde se habrá ido? Seguro se fue al comedor, cuando llegó la veo con Susana y con dos compañeros más, no los conozco, pero creo que son de área de contaduría, ellos charlan animosamente dejando de lado a Ana, está ahí sentada sola escuchando, pero pasa algo raro mientras siguen riendo Ana dice algo que no logró escuchar, todos se la quedan mirando de forma divertida, y se ríen mucho más. No sé qué dijo, pero se pone roja como tomate, el chico castaño, la toma de sus mejillas, y como si fuera posible Ana se pone más roja. ¡Cómo se atreve a tocarla! Es solo una niña, la puede asustar, pero lo peor es las punzadas en el pecho, que me molesta. —No puedo creer que el rey o mejor dicho el príncipe de este imperio se digne a almorzar con la plebe— dice mi mejor amigo con diversión en su rostro. —No entiendo como llegaste a ser mi mejor amigo— le digo molesto y cansado de sus chistecitos. —Porque nos conocemos desde que éramos fetos y no te tengo miedo como los demás— dice, mientras me palmea la espalda— oh mira tu esposa es la nueva carne fresca— señala a Ana. —¿Qué? — digo un poco molesto. —Ves al rubio del fondo no apartado la vista de ella desde que entro, eso es raro por es el más raro de la constructora, no tiene amigos — me señala al hombre rubio sentado al fondo del comedor — y el castaño que está sentado alado de Ana, pues es conocido por ser el pistolero. —¿Porqué? — digo confundido. —Porque, donde pone el ojo pone la bala y creo ya sabemos dónde está apuntado. Sin recibir más información me dirijo a su mesa sin que yo mismo me dé cuenta, mi cuerpo actúa solo, no entiendo lo que me pasa y lo pero no es eso sino lo que sale de mi boca. — Veo que ya conocen a MI ESPOSA — digo de forma dura y fuerte haciendo más referencia en dos palabras claves para que todos me escuchen. «Esto no es celos es solo dejar claro mi autoridad». Me digo a mí mismo. «¿Me volví loco?». CAPÍTULO 11 Ana El sol no llega en este oscuro lugar, pero no lo necesito, él es mi sol. No tengo una casa, pero sus brazos son mi hogar. Él es mío y yo soy suya. Nos perteneceos. ****** La verdad, decir que soy tímida es poco, tengo pavor a gente nueva, sobre todo si son extrovertidos, esas personas que tienen una facilidad en desenvolverse con los demás, no es que me desagraden si no que me siento incomoda, insegura y sobre todo les tengo envidia. Mucha envidia quisiera ser como ellos, charlan de cualquier tema, reír, no lo sé, dejar de ser menos yo. Pero tampoco es que odie quien soy, si no que me gustaría tener esa habilidad de hacer amigos. Es algo complicado de definir, como si algo estuviera dentro de mí, que quisiera salir, pero a la vez tuviera miedo, es algo que no puedo controlar. Algo que me encanta del silencio es la capacidad de observar y escuchar, cuando paseo en el parque con Nerón, me gusta ver a las parejas hacerse cariños, niños jugar y que surja a flote su imaginación, personas escuchado música mientras se ejercitan ajenas a su alrededor. Es asombroso como en una simple conversación se sabe mucho de una persona, bueno yo no hable, pero Susana hablo y hablo sin parar, por primera vez no me sentí incomoda o insegura. Nombre: Susana García Estado civil: Soltera Profesión: Secretaria Le gusta bailar, le encanta la comida chatarra, por ende, está en contra de las dietas, hace mucho ejercicio para mantenerse en forma, escucha todo tipo de música, no tiene mascotas porque según ella apenas logra mantenerse ella misma, le encanta reír, ir a fiestas. Y falta más, todo eso me dijo en solo unas horas, lo que me gusto más, es que ella está enterada del contrato que tengo con Octavio, no tengo que fingir frente a ella, puedo ser yo misma. Lo mejor de todo es que nadie sabe que soy la esposa del jefe, nadie me tratara de forma diferente, ¡puede ser esto mi nuevo comienzo! Sé que es muy raro decir esto a mis 25 años, pero desde que tengo memoria estuve encerrada primero en orfanato y luego en la mansión Bennet donde cuidaba de la señora Marta, sé que tendría que decirle madre, pero ella misma no le gusta ese título, me lo dijo la primera vez que nos encontramos. Me estoy desviando del tema lo importante aquí es que ¡tengo mi primer trabajo de verdad! Ya firmé el contrato de trabajo. Mientras yo seguía perdida en mis pensamientos alguien me saca. — Ana, en que estás pensando te hablaba desde hace rato— dice mi nueva amiga ¡siiiii! Tengo por primera vez una amiga y es mujer, nunca tuve una, solo tuve una persona especial, hay no o través me estoy desviando ¿Dónde estaba? Ah, ya me acorde. — Perdón Susana, soy muy distraída, ¿Qué me decías? — trato de volver a la realidad. — Que si querías que almorzar conmigo —sonríe de forma dulce. —Si claro, déjame que archive esto y nos vamos. Se acuerdan que soy muy tímida con las personas extrovertidas pues frente a mi estaban 3 personas con esas características, una de ellas era Susana, la otras dos son Luis que también es latino como Susana, y el castaño se llama Jared. Pues nuevamente sentí eso que me ponía mal, que solo me puse a escuchar su conversación. — Sabes que tienes mi admiración por soportar al jefe— decía el pelinegro. — Sí, sabes que nosotros no lo conocemos bien, pero un día nos tocó ir a darle informe y fue lo más terrorífico que nos pasó— susurro el castaño, como si estuviera contando un cuento de terror — su mirada dura, su expresión no mostró emoción, te acuerdas Luis, incluso tu casi te orinas en tus pantalones— me dio gracia, pero no lo demostré, Susana se ríe mucho y Luis los miro con el ceño fruncido. — Ja. ja. ja— dijo serio Luis pero con diversión en la mirada— yo pude ver tu temblor ante su presencia, incluso te volviste tartamudo, como ¿fue? yo...yo m..e lla.......mo jajaja ... red— le imito Luis de forma exagerada. — Saben, deberíamos darle un apodo— sugirió Jared, con una sonrisa enorme en su rostro mientras cortaba un pedazo de carne. — ¡Si! — argumento Susana— porque quiero poner nombre a todas mis fantasías de como asesino a mi jefe. Yo me sorprendí de cómo se expresaban de Octavio, pero no les puedo culpar, incluso yo he tenido conflictos con él y aun que no se lo digo en persona en mi mente lo llamo — señor hielo — pero luego me sorprendo de que todos me miran y se ríen más de lo usual ¿Qué paso? — Eso lo dije o lo pensé— dije con miedo a que realmente se hayan enterado de como yo lo llamo en mis pensamientos. — Si, lo dijiste y es el apodo perfecto para el jefe "señor hielo"— respondió el castaño y me quedó paralizada— que linda te vez, mira Luis se sonrojo. — Parece una niña— contestó el pelinegro, el castaño se acerca más y me acaricia la mejilla — me quedo paralizada por su cercanía, él es lindo. —¿Qué hora es? — pregunta, miro el reloj de mi muñeca, entonces toma mi muñeca, sin soltar mi mejilla, de pronto su mirada se dirige a mi reloj y yo sigo su mirada, vemos el reloj, faltaban unos segundos para las 2 pm, y cuando llegó dijo algo que me dejo sorprendida — recuerda este momento es 2 de la tarde, el 5 de abril del 2016, el día que me enamore de ti. CAPÍTULO 12 Octavio Hace 2 días que Ana no me dirige la palabra, solo pequeñas monosílabas, no es que antes era una habladora solo que ahora es peor, ni siquiera me mira, ya no me prepara la cena, solo se encierra en su cuarto y esto empieza a molestarme. —¿Qué te pasa? Has estado muy distraído todo el día — me dice Edgar. —Nada— gruñó. — Vamos dímelo, eres mi mejor amigo recuerdas en la buenas y en las malas hasta que la muerte nos separe— dice riendo mi supuesto mejor amigo. — Ves, por eso no se puedo hablar contigo todo lo tomas a chiste— tomo un poco de agua. —Ok, ok, ok no diré más, pero hablando enserio si necesitas algo solo dímelo, no te encierres en tu mundo, no hagas lo de siempre. —¿Qué hago siempre? — digo enojado. — Cargar tu solo con tus problemas y nunca pedir ayuda. Sabes un ayúdame puede salvarte la vida — diciendo esto Edgar, se levanta del sillón y se va. Yo no necesito ayuda, yo puede solo, yo tengo el control de todo, pero en algo Edgar tiene razón estoy muy distraído. No sé porque Ana se comporta así, yo no hice nada. Que mierda yo no hice nada, no fue mi culpa que el idiota castaño tratara de tocarla, no puedo permitir que… siendo mi esposa, me vean como un cornudo eso si ¡NO! «Mi imagen es todo en estos momentos». ********* — Ana necesitamos hablar —digo serio cuando entro al archivero, ella estaba fotocopiando unos papeles. — Tengo mucho trabajo — contesta sin mirarme. — Ya deja de comportarte así, lo que hice fue por tú bien — que hipócrita soy, me para atrás de ella. —No sé de qué me habla señor Verona— ni siquiera me mira. — ¡Ya basta! — me descontrolo— ese idiota solo quería jugar contigo, yo solo te estaba protegiendo y protegiendo mis intereses. — ¿Qué interés? Solo hablábamos, ahora no me habla, se esconde cuando aparezco y no solo él, todos, tú me prometiste que no te involucrarías— me enfrenta, con una valentía que me sorprende, que me desequilibra por un segundo. No sé qué decirle, era verdad yo no debí de intervenir, pero fue un impulso que no podía controlar ¿Qué le digo? Si le digo la verdad, pero el problema es que ni yo se la verdad, debo controlarme. — Es mi reputación, se acerca la navidad en unos meses y Organizaremos una cena de gala, para los empleados, y tendré que llevarte como mi esposa, imagínate que mi esposa coquetea con los empleados, mi reputación está en juego— miento porque nunca hemos realizado una fiesta navideña para los empleados y nunca pensé en presentarla, quería ocultarla hasta que mi abuelo quiera conocerla, pero ahora tendré que realizar una fiesta ¡mierda! — Yo no estaba coqueteando, solo intentaba hacer amigos — empieza a lagrimear, provocando una necesidad poco común de querer abrasarla. — Yo lo sé, eres demasiado inocente, para ver la maldad de las personas — toco su mejilla, es todo lo que puedo hacer— lo siento. «No la abrases» Pero mi cuerpo me traiciona, la envuelvo en mis brazos es tan pequeña que con un solo brazo podría envolverla, solo un momento, me digo a mi mismo, pero apenas me mira de forma tierna, se limpia las lágrimas y me da una pequeña sonrisa. «No puedo soltarla» — Ok te perdono— sonrió como un bobo y aliviado por su respuesta. «Cómo es posible que me perdone así de fácil, esta niña no guarda maldad en su corazón». — Bueno ahora acompáñame, te tengo un regalo —¿Enserio? ¿Qué es? — pregunta curiosamente, abrazándome por mi abdomen, lo cual me deja desprevenido y una tanto aturdido. — Ya lo veras— logro responder. ****** — ¿Dónde estabas? Octavio, te olvidaste de la reunión que teníamos con tu padre, te estuvimos buscando — dice Edgar enojado por mi tardanza, la verdad se me olvido la dichosa reunión. — Fui con Ana comprar un anillo— digo mientras me siento en mi sillón. — Es una broma verdad— se ríe mientras se sienta al frente mío. — No, solo pensé que como es mi esposa debería tener un anillo, y así lo hice, cual es problema—lo cuestionó. «El anillo es normal en un matrimonio». — No hay ningún problema, solo que.... Nada— se ríe de forma muy extraña. — ¿Qué te parece tan gracioso? — lo miro enojado ya cansado de sus chistes poco graciosos. — Nada, y el tuyo ¿Dónde está? — Yo no lo necesito— contesto de forma cortante. — Ella ¿lo necesita? — Claro, nadie se la acercara. — Solo te falta orinar, a su alrededor para marcar territorio— se ríe— mira amigo si no te conociera dirá que la vez que anunciaste que Ana es tu mujer en el comedor, estabas celoso y ahora le compraste un anillo. — No me hagas reír, yo nunca podría estar celoso, eso es de personas inseguras. — Bien no te enojes, solo fue un comentario. — Mejor ponte a trabajar que para eso se te paga. CAPÍTULO 13 Ana — Me gusta tus ojos— le digo a mi ángel de ojos azules mientras me siento en su regazo — son azules claros como el cielo, me hace sentir libre, como un ave que puede volar a través de ellos. — Pronto seremos libres, y te llevare al mar y haber los juegos artificiales. — Lo prometes — levanto mi meñique, en señal de que debe cumplir — Lo prometo. ******** Los días con Octavio están muy bien, con el tiempo he llegado a conocerlo mejor, en el trabajo es serio, frío y muy gruñón, pero he llegado a apreciarle, le gusta controlarme quiere saber dónde estoy, con quien hablo, incluso en lo que pienso eso me ha ayudado a conocerlo también, a querer saber más de él, saber sus gustos y lo que no le gusta, es muy glotón cuando preparo algún dulce y su debilidad es el chocolate, le encanta las películas de acción, y misterio, no le gusta salir, solo lo hace por compromiso y en esas fiestas lo acompaño como su esposa esa es la parte que no me gusta de él, siempre me deja sola, pero siempre me está vigilando no sé cómo lo hace, charla más con mujeres, mentiría si dijera que no me molesta, pero sé que eso es normal, él es un hombre muy guapo y le interesan mujeres hermosas. — Hay Ana estoy feliz — dice Susana entrando al archivero— Miguel me pidió que sea su ¡novia! — grita mi mejor amiga, está interesada en el jefe de recursos humanos, me contó que le estuvo coqueteando por mucho tiempo pero nada pasaba incluso llegó en pensar que era gay, como podría alguien en rechazarla no solo porque es hermosa, es divertida, alegre, todo en ella es atrayente cuando camina todos la ven— estoy tan feliz, él es especial caballeroso, respetuoso, y es un dios en la cama, nadie me ha hecho sentir esto, creo que estoy enamorada. — ¿Cómo sabes que es amor? — pregunto porque, me intriga ese sentimiento, como lo podría reconocer, y ¿si lo sentí? Pero no lo reconocí, querer y amar esos sentimientos son ¿iguales? — Porque que se siente aquí — señala su corazón — es difícil de explicar tu corazón palpita fuerte cuando estas en su presencia, solo piensas en él todo el día, haces todo lo posible para gustarle y lo principal sueñas un futuro con esa persona. — Y eso sientes ¿Cuándo estas con Miguel? — Mucho más—se le iluminan los ojos, se ve tan feliz. «Estoy feliz por ella» ******* Cuando llegó a casa generalmente Nerón, corría a recibirme, pero hoy ya no está, murió, según el veterinario ya estaba muy viejo, y a los pocos días murió mimi, el gato perezoso, esos dos amigos que se supone que se odian, se necesitaban, tal vez sea tonto lo que pienso pero era así, ambos se acompañaban en esa gran mansión, la señora Marta los quería mucho y ellos igual, esa mujer dura, solo sonreía por sus mascotas, tras su muerte supe que ellos también partirían con ella, como lo sé, es algo llamado la lealtad. Nerón y mimi nunca fueron míos, solo fui su cuidadora y lo acepté por sentir un poco de cariño ¡que patético! Ahora sé que siempre estuve sola. Veo la cama de Nerón vacía, los juguetes de mimi, entonces quiero volver a llorar. — ¿Te encuentras bien? — me pregunta Octavio. — Si— respondo mientras trato de limpiarme las lágrimas. — Podemos adoptar un gato—sugiere mientras me abraza desde atrás — solo uno, no creo soportar otro perro peludo. —No, estoy bien—me niego, porque no quiero encariñarme y perderlo otra vez. — No me gusta verte triste— me pega más a él, envolviéndome de una forma más íntimo, últimamente sus abrazos son más seguidos, más largos y cariñosos. «Se siente bien» «Es cómodo» «Me lleva al pasado» CAPÍTULO 14 Octavio Que día tan cansado, lo bueno de esto es que no tengo cita con ninguna mujer, cada vez las entiendo menos — gracias a Dios es viernes— exclame. — Eres un exagerado, cualquiera que te viera diría que salir con mujeres es una tortura— dice Edgar— vamos te invito a una fiesta. — No, solo quiero descansar y dormir. — ¿Por qué? Hace mucho que no salimos y he oído que sí no follas se te cae el pene. — Y quien dice que no he follado mis necesidades fisiológicas son bien atendidas. — ¿Cómo? No me digas ya consumaron el matrimonio— se ríe — Claro que no, sabes lo que pienso acerca de ese tema. — Entonces, ¿con tus citas? — Más o menos el hecho que crea, que no son adecuadas para ser mi esposa alguna si pueden satisfacer mis necesidades. — Eres un.... Mejor no lo digo, si no te conociera diría que te has vuelto hogareño— se levanta del sillón en dirección a la puerta — piénsalo, voy a estar en el mismo lugar con algunos amigos. Y se va, pero en algo tiene razón me he vuelto más hogareño, creo que es porque tengo a alguien esperándome, no lo sé pero de alguna forma me gusta esta rutina, llegar a casa que mi esposa me sirva la cena y luego mirar películas hasta tarde, mentiría si digo que Ana y yo nos hicimos cercanos en una conexión instantánea esto llevó su tiempo, recuerdo que al principio ella se sentaba al extremo del sillón y se sentía un silencio incómodo pero poco a poco llegamos a acercarnos más ahora, no sólo hablamos más, si no también conocernos mejor y cuando llega a dormir en mi regazo puedo apreciarla más, parece una niña dormida, tan inocente, pareciera que este mundo de mierda no la hubiese tocado, como si toda su vida habría estado en una burbuja que la protegía. Al acercarse más se puede apreciar aspectos que no los pude ver antes, tiene pequeñas pecas que a simple vista no se los puede notar, lo mejor es que resaltan más cuando sonríe y cuando se sonroja esa es mi parte favorita, ver esos cachetes regordetes ponerse de ese color que se ha vuelto en mi favorito, «rosa», un color infantil y dulce, ella es tan dulce que creo que me volveré diabético, y sus ojos color chocolate son como ventanas al paraíso, traviesa, dulce e ingenua. «Es tan ingenua que si le digo que existe el conejo de pascua me creería». Recuerdo que el anterior fin de semana nos pusimos a ver la saga completa de Harry Potter, su emoción fue tan evidente que yo no vi nada de las películas, porque no quite mis ojos de ella. Y lo gracioso de esto es que toda esta semana estuvo jugando con una varita mágica, a mí me convirtió en sapo, gato, paloma no sé cuántas veces, sé que soy ya mayor para estos jueguitos, pero no lo pude evitar era tan contagiosa su alegría que me contaminé. «Ella me está contaminando» — Ana ya llegué. — ¡Estoy en mi cuarto! — grita — me estoy arreglado — sale con pantalones ajustados a su cuerpo, y una blusa color crema, pero trasparente donde se puede notar su brasier negro. Esto no me gusta nada, no recuerdo que tengamos que salir y menos con una vestimenta de esa clase. — La cena está en el microondas, pensé que llegarías más tarde, bueno me voy — toma su cartera y se dirige a la puerta — no me esperes esta noche dormiré en la casa de Susy. — ¿Qué? ¿Cómo? ¿adónde vas? ¿por qué no me dijiste nada? —lo digo tan rápido que no se si llegó a entenderme. —Te deje una nota en tu escritorio. — ¿Cuándo? — Esta mañana, me dijeron que tenías una reunión y por eso te deje la nota — se quedó en silencio un instante como si estuviera recordado — seguro se calló, lo deje cerca de tu computadora. Bueno te lo digo, hoy voy a tener noche de ¡chicas! No se cómo es eso, pero Susy dice que es hora de que salga y me enseñara a bailar— lo dice tan emocionada que no puedo impedírselo, pero sé que pasa en ese tipo de fiestecitas no la puedo dejar sola. — Bueno puedes ir, pero yo iré contigo, solo espera un momento me cambio y vamos—digo mientras me dirijo a mi recamara. — Pero Susy dijo que no llevemos hombres, por eso es noche de chicas—me detiene jalando mi saco. — Yo me mantendré lejos, solo te cuidare, de acuerdo— la acerco a mí para abrazarla, aspiro su aroma que empieza a ser adictivo para mí, una mezcla de chocolate, coco y fresa — yo conozco ese tipo de ambientes solo quiero cuidarte. — Susy se va a enojar— hace un puchero— dijo nada de parejas. — Nosotros no somos pareja somos amigos. — Está bien— suspira resignada. ****** — ¡Ana! — grita Susana en la puerta de la discoteca — que bien que llegaste estaba preocupada que no encontraras el lu.…— se calla al instante que nota mi presencia, da una mirada acusadora a Ana, como pidiéndole explicación. — Hola Susy, bueno Octavio quiso acompañarme. — Buenas noches licenciado Verona— vuelve hacer la chica profesional, se da la vuelta Ana— dijimos sin pareja— se queja — no es por ofender jefe, pero es noche de chicas, yo no deje que mi novio viniera—lo dice de una forma presumida. — No se preocupe yo me mantendré al margen, solo cuidare de lejos Ana, como ya la conoces ella no conoce mucho estos lugares—respaldo mi argumento señalando este lugar. — Si lo entiendo, por eso mismo, yo estoy aquí la cuidare y le presentare algunas amigas, para que pueda desarrollarse mejor solo deseo ayudarla. — Lo sé, pero me sentiré más tranquilo, y de paso también me relajaré tomando algo. — Está bien — estábamos llegando a un acuerdo con Susana de lo más civilizado cuando de repente gruñe Ana molesta. — ¡Basta! Hablan de mi como si fuera una niña yo puedo cuidarme solita no los necesito— cruza sus brazos, haciendo pucheros adorables y lo único que hago es reírme al igual que Susana — ¡no se rían! — se queja mi niña. Mi niña nuca había sentido este sentimiento de protección, siempre pensé en ella como una niña, pero es la primera vez que la veo como MÍ NIÑA, mía sólo mía. «Eso me asusta». CAPÍTULO 15 Ana Dormir es mi parte favorita del día, sus brazos envolviendo mi cuerpo, su aroma, su voz, él es todo lo que necesito. —¿Me quieres? —le pregunto. —Hasta el cielo— responde cuando besa mi cuello. —Es muy poco—me quejo mientras pataleo en la cama. —Más allá del universo, caprichosa—me da la vuelta, entonces veo travesura en sus ojos y entiendo lo que va a pasar. —No lo hagas — trato de alejarme, pero sé que ya es tarde — ¡no! —rio tan fuerte que si estuviéramos en el lugar más lejano seguro me oirían. —Tú te lo buscaste — sonríe y la guerra de cosquillas comienza, donde yo siempre salgo perdiendo. **** ¿Amor? Una palabra de cuatro letras, es fácil pronunciándolo, pero complicado reconocerlo ¿será lo mismo querer? ese sentimiento que tuve por él ¿es amor? Ese de querer un futuro con él, como dijo Susy, eso nunca lo sabré porque ya no está a mi lado. «Mi ángel de ojos azules te extraño». Sigo investigando en libros, música, película incluso en Google sobre el amor, se casi todas las historias de amor, pero todavía no encuentro la respuesta. Esta noche Susy me dijo que daré mi primer paso, me llevara a bailar y conocer ¡hombres! eso me hizo reír, conoceré a sus amigas que según ella son muy buenas, pero cuando aparece un hombre sexy, se olvidan de su amistad. — Listo Ana, ¿estas preparada?— asiento con mi cabeza — pero antes tienes que quitarte ese anillo, hoy estas soltera, no puedes andar con eso en tu dedo— dice apuntando mi dedo — ningún hombre se te acercara, yo estoy comprometida y no haré cazo a ninguna insinuación, te protegeré si pasa algo, se lo prometí a tu perro guardián — señala con la cabeza a Octavio que esta al fondo, con la mira fija en mí, yo ruedo lo ojos dando un suspiro de resignación, ellos me cuidan como si fuera una bebe, sé que soy tímida e ingenua pero esto es demasiado y además no creo que nadie se fije en mí, comparada con Susy y sus amigas, soy como una ¡niña!. Ellas tienen el cuerpo de una diosa, y yo... mejor no lo digo, Susy tiene un vestido pegado al cuerpo, que hace resaltar su figura y color es perfecto para ella que representa muy bien su esencia el rojo. — Vamos quítate eso — insiste, pero no sé, lo puedo perder con tanta gente aquí. — Y si lo pierdo, Octavio se enojará conmigo. — Entonces ve a dárselo, él lo cuidara mejor. — me anima dándome un empujón. Camino un poco temerosa hacia Octavio alias el hombre hielo a un que ya nos llevamos mejor sigo sintiendo que me regañara como si fuera mi Papá. Tiene una cerveza en su mesa, me observa mientras me dirijo a él, pero cuándo saco poco a poco el anillo de mi dedo, creo que capta mi intención y sé que se va enojar. — Hey — saludo — bueno me harías un gran favor puedes cuidar mi anillo. — frunce su ceño de forma acusadora. — ¿Por qué? — dice bruscamente, mientras toma su cerveza. — Es que tengo miedo que se me pierda— no le iba a decir la verdadera razón, porque a un que ya nos volvimos más cercanos me da vergüenza que sepa que vine aquí a conocer hombres. — No lo haré, ponte ese anillo y ve a divertirte yo te cuidare desde aquí. — Pero Susy dij... —¡Basta! Si Susana te dice que te tires de un puente ¿lo harás? — me grita, dándome un susto que me hace dar un paso atrás, él lo nota y mirada acusadora se suaviza— Ana — suspira — lo siento no quería asustarte, es solo que, que... ¿Cómo decírtelo? Me preocupo por ti y créeme esto es muy difícil para mí— me atrae a él dándome un abrazo, otra vez me abraza, creo que le gusta este tipo de cariño — está bien dame el anillo, solo con una condición— afirmó con mi cabeza que está apoyada en su pecho, es muy reconfortante estar así su perfume es tan varonil, es tan protector que me siento tranquila y segura. — cuando acabe todo, regresarás conmigo a casa de acuerdo. Me alejo un poco de él, le miro a los ojos, asiento y le sorprendo dando un pequeño brinco para poder darle un beso en su mejilla izquierda, Me alejo rápido, para que no me diga nada. — Hola chicas, les presento a Ana una amiga del trabajo — me presenta Susy — Hola— dicen las tres al mismo tiempo. — Soy Mónica — dice la morocha de pelo corto, es pequeña igual que yo— ella es Laura mi hermana gemela— señala a la chica que esta alado de ella, tiene una cabellera hermosa igual que de Susy, largo y negro es un poco más alta, que su hermana— y por último ella es Fabiola la más zorra de nosotras— dice riéndose, Fabiola la fulmina con la mirada es muy hermosa pero no tanto como Susy, tiene la cabellera larga pero teñida en rubio. Las tres tienen unos vestidos, con grandes escotes que hacen resaltar sus pechos. — Basta de presentaciones, es hora de bailar — anuncia Susy arrastrándome a la pista, la música es sensual cada una baila en su lugar, Susy trata de enseñarme, pero no puedo, mueve sus caderas al ritmo de la música, noto como los hombres la observan es realmente cautivadora algunos tratan de atraerla, pero ella se resiste y los aleja. Mientras la observo, Fabiola baila con un hombre muy musculoso con tatuajes en sus brazos, Mónica y Laura bailan juntas, pero de forma muy rara se tocan entre si frotándose entre ellas con la mirada fija en un hombre como si lo estuvieran invitando a reunirse con ellas me fijo en ese hombre, me sorprendo que es el hombre de hielo ósea Octavio, pero el solo me mira a mí, eso creo porque estoy cerca de ellas capaz es casualidad. Me voy alejando poco a poco para comprobar si me mira a mí o a Laura y Mónica, me sigue con la mirada, confirmado me mira a mí, eso lo notan las amigas de Susy y me jalan fuera de la pista. — Ana ¿conoces a ese tipo de ahí? —señalan a Octavio— Porque toda la noche he tratado de seducirlo y pensé que se fijó en nosotras cuando noto que es a ti a quien observa — dice Laura. — Bueno técnicamente si — ¿Cómo les digo que es mi esposo? Y que vine aquí a conocer hombres. — No entiendo—Es mejor decir la verdad. — Es mi mar.... — me interrumpe Susy — Es su hermano, es muy protector con ella— me apoya Susy— él no la deja salir ya les conté que ella no es de salir mucho. — Pero que sexy es tu hermano, llámalo, quiero que me lo presentes yo lo mantendré ocupado. — me dice Mónica. — Claro que no, yo me ocupare — anuncia Laura. — Chicas no pierdan su tiempo él, solo vino a cuidar a su hermanita. — sonríe Susy — Pero, si está aquí, es para divertirse— habla Laura — tú Ana ni te preocupes yo lo cuidare por ti así tu podrás darte una escapadita. — dice mirando fijamente a Octavio— llámalo. Ya convencida lo llamo con señas, Octavio viene rápido hacia mí. — ¿Ya te quieres ir? — pregunta, le iba a contestar, pero se me adelantan las chicas. — Claro que no, guapo solo te llamaba para que no estés solito, hola soy Laura—toma su brazo y se pega más a él. — Yo soy Mónica mejor amiga de tú hermanita—lo toma del otro brazo — Si la acabas de conocer— dice entre risas Susy, yo igual me río porque es cómico como las dos hermanas se pelean entre sí por Octavio. — ¿Cómo? Yo no soy su her…- trata se decir Octavio, pero le interrumpe Susy antes que descubran nuestra mentira. — Mejor vamos a bailar ¡siii! - grita Susy, nuevamente arrastrarme a la pista, pero esta vez la música es más movida, solo saltamos como locos, nunca me había divertido tanto, de ojo miro que le hacen a Octavio y me río más porque está acorralado por las dos gemelas. Más tarde se acerca Fabiola a nosotras ya sola. — ¿Quién es el bombón que están acorralando las repetidas? — pregunta — Es mi hermano Octavio — digo saltando con la música —Caramba, no se parecen en nada, ya veo quien saco la belleza de tu familia, no es por ofender, pero tú hermano esta para comérselo. — Sí que eres una perra, Faby como puedes ofender y a la vez piropear a su hermano — le palmea la espalda — no le hagas caso Ana ella es así. — Lo siento querida, pero tú hermano es un adonis esos que están en peligro de extinción. — lo mira como si quisiera comérselo. — saben que, lo voy a ayudar al pobre de ese par de locas. — se ríe mientras camina, hacia Octavio. — Hey, no te fijes te dije que ven a un adonis, y se vuelven locas — me anima para que siga bailando— no te molesta verdad. — La verdad no, solo se siente raro. — ¿Cómo raro? — Mmm... no lose es extraño, pero no me molesta. Lo que dije era verdad, no sé cómo describirlo, como un hueco en la garganta, ver que él es capaz de conseguir a la mujer que quiere, es muy guapo. No solo es guapo, es varonil, es musculoso, pero no tanto como ese tatuado que bailaba con Fabiola y cuando se viste de forma casual se ve más joven. Ya cansadas, nos vamos a la barra a pedir bebidas, yo no sé tomar y Susy hace el pedido, mientras estoy probando la cerveza, Susy se ríe de mi por las muecas de asco que doy por esta bebida. — Ya no te rías— digo. — Lo siento eres muy tierna, me recuerdas a mi cuando probé por primera vez la cerveza y sé por experiencia que con el tiempo le agarraras gustito. — da una carcajada tremenda que, si no habría música todos la oirían. — tengo un regalo para ti, sonríe con picardía — la escucho decir, pero sigo probando este líquido amargado. — De verdad, gracias — sonrió como una boba. — Sé que estás leyendo libros románticos— afirmó con la cabeza — pero eso es para adolescentes tú ya eres mayor a que probar otro género — susurra en mi oído. — ¿Cuál? — pregunto con curiosidad mientras sigo bebiendo. — Eróticos, se nota que eres virgen — me atragantó con el líquido en mi garganta, mientras me tranquilizo, Susy palmea mi espalda y no para de reírse. — Son tan obvia. — Más que obvia, por eso esto te ayudara, a saber lo que es el sexo. — Y qué libro me regalaras— preguntó por curiosidad. — Pues la más conocida y popular para todas las mujeres — se acerca más en mi oído como si lo que fuera a decir sea algo prohibido — 50 sombras de grey — susurra. CAPÍTULO 16 Octavio La veía bailar como loca, no tenía ritmo, torpe en sus pasos, y cuando trataba de imitar pasos de baile, era como una lombriz revolcándose, pero, aun así, la vi adorable, graciosa, ella no trataba de llamar la atención de nadie solo quiere divertirse. Debo confesar que cuando me dio el anillo me moleste mucho porque sabía bien porque lo hacía y sabía bien quien era la culpable ¡Susana! Maldigo la hora en que le dije que se hiciera su amiga. Realmente pensé que ella era sería responsable de sus actos, no una loca que quiere que mi niña aprenda a seducir hombres y lo peor no solo es eso, sino que Ana está de acuerdo. No sé qué le pasa, primero solo quiere ver películas de romance ¡ahs! Segundo la veo libros y todo de romance doble ¡ahs! No sé porque esta tan interesada en ese género y temo su respuesta. — Quieres que te libre de estas locas, vamos a un lugar mejor para estar más cómodos— me dice una chica mientras me soba la pierna. — ¿Hmmm? — no tomo mucha atención y preferí mejor ignorarlas porque la que la que me interesa está cantando y bailando como si su mundo solo estuviera ella. Si solo fuera un espectador de esas dos chicas Ana y Susana, sin duda me fijaría en la más sexy que es Susana, sus movimientos son cautivadores ella destaca más con su sola presencia, pero mis ojos no se pueden apartar de mi niña tal vez porque de alguna forma me siento responsable de ella, una necesidad de cuidarla, de velar por su bienestar me asombra como algo tan común para el mundo, como ver películas, bailar, las luces de una discoteca para ella es maravilloso, único como una niña con ganas de experimentar solo por curiosidad. Desde que la conocí me pregunté ¿Cómo es posible? Sé que vivió la mayor parte de su vida en un hogar, pero eso no justifica su ingenuidad, esos lugares son realmente traumáticos, ¿Cómo logró que ese lugar no la perturbara? ***** — Oooctaviooooop— grita mi supuesta hermana — quierooosp seguir bailaaaannnndooooooo — Ya es tarde. Por fin había terminado su noche de chicas. La cargaba como un costal de papa pues mi supuesta hermana no podía ni sostenerse por sí sola. —¡Adioooooos¡ chicaaaaaaas, el señor hielo me llesssva. — ¿Cómo es posible que tomaras tanto? Me distraigo un poco y ya estas casi inconsciente— la regaño — y ya se fueron tus supuestas amigas, te éstas despidiendo de un poste. — cuando por fin llegó, no sé cómo, pero logró abrir la puerta sin soltarla. — Eres mup guapppo, lo sabed verdad — doy una pequeña mueca de sonrisa por su comentario. — Lo sé, me lo dice todos los días el espejo — trato ponerla a su cama con cuidado y saco sus zapatillas para que descanse mejor. — Hmmm me molesta la roppptpa quítamela —dice mientras levanta sus brazos. — ¡¿Qué?! — me sorprendo por su propuesta — cre...o que no debe...ría — tartamudeo como estúpido — Ahssss mmmmm por favor — suplica jalándome la camisa haciendo esos pucheros que tanto adoro. — Está bien — digo, comienzo con su blusa levantando poco a poco dejando ver primero su vientre para después ver sus senos, que se refugian en un brasier negro. Cae de golpe atrás ya medio dormida. — ahora falta lo más difícil — comento. Cuando por fin término, la tapó, pero ella se mueve mucho hace muecas de molestia me acerco más para poder acomodarla mejor — Eres mi ángel — murmura. — ¿Qué? — me acerco más. — Duerme conmigo — no me pregunta, es más como una orden — mi ángel — me sorprende agarrándome el cuello con un abrazo, se pega de una forma pegajosa — por favor — suplica, quiero alejarme, pero no puedo sus labios están húmedos, cerca de los míos de una forma casi tentadora. — Ok, pero deja me que me acomode — solo me quedare hasta que quede dormida me digo una y otra vez para justificar mi estadía en su habitación. — ¿Eres mi ángel? — pregunta acurrucándose en mi pecho, no sé porque, pero su pregunta hace que justifique más mi cercanía a mi niña, seré su ángel. «Quiero ser alguien en su vida». — Si — afirmo con seguridad porque por fin encontré mi rol en la vida de esta niña. CAPÍTULO 17 Ana —1,2,3,4,5,6,7,8,9,10 listo o no haya voy — busco a mi ángel de ojos azules, jugamos a las escondidas a un que solo seamos dos. No lo puedo encontrar — ¿Dónde estás? — grito, no me gusta mucho este juego me desesperó y corro por todo el lugar. — Aquí estoy— salta de un árbol. — ¡Haaaaay! — me caigo de espalda — no me gusta este juego— protesto y empiezo a lagrimear, me asusté mucho. — Estas bien — pregunta preocupado — lo siento no quería asustarte — besa todo mi rostro para luego hacerme cosquillas en mi pancita. —Basta, basta — río como loca —basta me voy hacer pipí — digo, todavía riendo se detiene acostándose a mi lado tomando mi manito — ¿Por qué no podemos jugar con los otros niños? — pregunto por curiosidad — Porque tú eres un regalo que Dios me dio y no quiero compartirte con nadie eres mía — besa mi manito — Siiiiii soy tuya — grito — y tú eres mío — me subo encima para besarle toda su carita de ángel. ***** 50 sombras de grey es el libro que me regalo Susy, esta mañana mientras lo ojeo me pregunto ¿Por qué me lo dio con tanta emoción? — Ana necesito el archivo de contaduría — dice Susy mientras entra — Oh veo que ya vas empezar a leerlo. — Bueno pensaba leerlo esta noche, pero quería preguntarte ¿por qué estás tan interesada en este libro? No lo veo muy llamativo. — Porque para casi todas las mujeres del mundo este es la historia de amor más apasionante, que te abrirá la mente para empezar a nuevas experiencias. — No entiendo la portada ¿Qué tiene que ver una corbata? —señalo la portada del libro. — Entenderás el significado más adelante, prepárate porque cuando comiences no podrás detenerte, ojo cuando lo leas no lo hagas enfrente de tu esposo. — ¿Por qué? — Digamos que al género masculino no les gusta. — ¿Por qué? — Depende algunos de envidia, otros son muy cerrados y no creen que la mujer también tiene deseos a mi parecer son unos hipócritas, para ellos está bien ver películas pornográficas porque son hombres y creen que la mujer debe ser casta, inocente sin ninguna imaginación ¡estamos en el siglo 21! — dice en voz alta un poco alterada luego me mira y se calma — lo siento no quise ponerme así es solo que molesta y veces me emociono. — Si entiendo lo que dices. — Perdón me he desviado del tema la cuestión es que el ogro no se dé cuenta que te di el libro, pero si te pilla por favor no me eches de cabeza, no puedo perder mi empleo. — se muerde las uñas con nerviosismo — No creo que le importe lo que haga — digo. — ¿No te has dado cuenta? Desde la noche de chicas es más sobre protector contigo y a mí me mira con rabia, si no hiciera muy bien mi trabajo seguro me despide, además no solo el ogro se enojó también mi novio ¡lo puedes creer! — se cruza lo brazos — ¿Por qué? Yo no recuerdo nada de esa noche, ¿hicimos algo grave? Octavio me regaño todo el fin de semana, pero no quiso decirme nada de lo que paso. — Yo si recuerdo todo puedo estar ebria hasta la médula, pero nunca me olvido nada y no pasó nada, bailamos, cantamos y bebimos ellos son unos exagerados. — A mí me gusto — sonrió porque aunque no recuerde la mitad de la noche sé que fue muy divertido. — Y no será la última — afirma con seguridad, ella es tan genial, muy segura de sí misma y decidida, sé que su vida no fue fácil pero siempre le ve a todo el lado positivo. — mejor hablamos en el almuerzo no le quiero dar al ogro motivos para que me despida— le entrego el archivo, quedamos de comer afuera porque sus amigas van hacer su reunión semanal. El almuerzo más raro que tuve, conclusión: 1. Nunca llevar a Octavio 2. El baño de mujeres es una buena forma de huir 3. Las mujeres pueden ser muy competitivas a la hora de llamar la atención de un hombre. 4. Octavio es muy pero muy sobre protector. Su exagerada sobre protección no me molesta a decir verdad me gusta, volver a sentir que alguien se preocupa por mí, sentir que cuida de mí, es maravilloso y yo lo cuidare como él hace conmigo. «Él es mi amigo» CAPÍTULO 18 Octavio ¿Dónde está? busco por todo el salón y no la puedo encontrar estaba hace un instante tomando una bebida, mierda me descuido un instante y desaparece, la llamo, pero no contesta su celular y eso me desespera más, pregunto, pero nadie me dice nada de su paradero. — Contesta — murmuro mientras la llamo suena espero, espero, espero. — Hola— dice susurrando. — ¡¿Dónde estás?! Te he buscado por todos lados. — Eh mmmm bueno tuve un problema — ¿Qué tipo de problema? ¿Dónde estás? ¿estás bien? — digo preocupado — Si estoy bien, es que no sé cómo decirte mmmm ehhhh bueno —¡Ana! — me enojo— dime que pasa — Mmmm eeeh — con sus tantos mmm eeeh me va a volver ¡loco! — ¡ANA! — gruño desesperado. — Es que es vergonzoso. — Vamos Ana dime que pasa para que lo pueda solucionar— digo ya un poco más calmado. — Es que llegó Andrés— susurra más bajo todavía que apenas logró escuchar. — ¿Quién es Andrés? — preguntó un poco enojado por la llegada del desconocido. — El que llega cada mes. — ¿El que llega cada mes? ¿no entiendo? — Es mi menstruación, mi periodo, estoy sangrando por donde ya tu sabes— dice de forma brusca como si estuviera frustrada. No sé qué decir ¿Qué se supone que haga? — Y, y, y, y— tartamudeo — en que te puedo ayudar. — Ve, a comprar toallitas femeninas, ahora estoy en el baño de mujeres. — susurra — Ve rápido por favor y si puedes algo para el dolor— termina y cuelga sin dejarme protestar. Voy afuera cuando estoy a punto de encargarle a Rodrigo mi chofer que vaya a comprar lo que necesita Ana, me lo pienso mejor, no quiero que Rodrigo se entere de esto, es muy privado lo llamo para que me lleve al súper mercado más cercano no sé cómo lo logre, pero lo hice, fue lo más vergonzoso que hice en vida y eso no fue todo, sino que se manchó su vestido y tuve que caminar detrás de ella hasta llegar al auto para ir a casa. — Cómo es posible, que no sepas cuando te toca tu día se supone que tienes que saber qué días llega — le regaño. — Pues no lo sé, siempre fue así, es irregular yo que sé — se enoja haciendo pucheros y eso de alguna forma me hace reír, también la situación en la que nos encontramos — podemos hablar de otra cosa por favor, esto es realmente vergonzoso— dice recostándose en el sillón — Bien, de que quieres hablar — comentó mientras me sirvo un wiski. — No lo sé, mmm como te fue con el proyecto — comenta. La verdad es que nunca hemos tenido una verdadera conversación, solo la regañaba o veíamos muchas películas, o le contaba lo que paso en el día siempre me escuchaba atenta a todo lo que decía, pero ahora me doy cuenta que no sé nada de ella. En todo este tiempo le he llegado a tener un cariño especial, no sé qué es esto, pero supongo es como el cariño que uno tiene por una hermana, si eso debe ser, no tengo otra explicación pues nunca tuve una hermana y creo que este sentimiento de protección y cuidado son similares. Ya que hago lo que generalmente se hace cuando se tiene una, si se porta mal la regaño y cubro todas sus necesidades. «Cuidarla» «Protegerla» «Nadie es digno de mi niña» Ella es muy tímida con desconocidos y conocidos me gustaría que se sienta más confiada conmigo y no tenga la necesidad de ir con Susana. sé que no le gusta hablar prefiere escuchar, pero ¿Qué puedo hacer para que hable más sin que se sienta incomoda? — ¿Alguna vez jugaste verdad y reto? — pregunto acercándome. — No ¿Cómo se juega? — confirmado esta niña vivía en una burbuja — La verdad yo tampoco he jugado, que te parase si lo intentamos — Ana asiente entusiasmada por el juego — es fácil tu solo escoges una de las dos opciones si eliges verdad yo te pregunto y tu solo respondes es prohibido mentir, pero si escoges reto yo te digo que hagas algo y lo haces sin protestar después te toca a ti preguntarme verdad o reto — término con mi explicación, Ana sé que da en silencio un momento como si estuviera tomando la decisión de su vida. —¿Te puedo preguntar lo que sea y pedir lo que sea y tú lo cumples sin protestar? — pregunta con una sonrisa traviesa que creo que cometí un error al proponerle este juego. — Si—dudo un poco. — Aceptó— grita entusiasmada y sale corriendo de la sala hacia las escaleras ya estoy a punto de regañarla, pero dice— me cambio y vengo rapidito no te muevas — grita. Esta niña es especial, sonrió por sus reacciones que creo que ya me he acostumbrado. No puedo creer que utilice este estúpido juego para que tenga más confianza en mí. Recuerdo que Edgar jugaba mucho este juego cuando éramos niños él era tan extrovertido que no sé cómo llegó ser mi mejor amigo. El prefería la fiesta y yo libros, el trataba de molestar a su familia y yo cumplir todo lo que se me ordenaba para siempre tener la aprobación de mi padre, él es tan divertido, alegre, mujeriego que con solo una sonrisa las mujeres caen a sus pies, y yo soy frío, no muestro algún tipo emoción, odio asistir a reuniones sociales, no me consideró un mujeriego porque soy muy selectivo a la hora de satisfacer mis necesidades sexuales. En conclusión, él era día y yo noche. CAPÍTULO 19 Ana Es una melodía dulce algo melancólica, hermosa, única que solo yo puedo escucharla. — Me gusta cuando tocas el piano— suspiro mientras apoyo mi cabeza a su hombro. — Y a mí gusta tocar para ti— besa mi mejilla El sótano nuestro lugar, nuestro hogar, mi ángel de ojos azules y yo su pequeña garrapata ¿Qué puedo pedir? Nada, con él a mi lado no necesito más. «Él es mi vida». ***** — Listo— salto al sofá preparada para el juego, me sorprende que él me lo propusiera— yo empiezo, verdad o reto. — Verdad— ¡ash! Quería que escogiera reto. — ¿Qué pasa? —sonríe de lado, provocando que me ruborice un poco. — Es que quería que escogieras reto, ni modo, haber déjame pensar— me ponga en posición del pensador tocando mi barbilla — lo tengo ¿alguna vez cuando eras niño hiciste alguna travesura? Al grado que tus padres te castiguen. — Si — responde seco — ¿Y? —animándole a que continúe su relato. — Y qué. — ¿No dirás nada más? Quiero saber todo—me acerco más para no perderme nada. — Respondí tu pregunta. — Eso no vale quiero saber más ¿Cuál fue la travesura? ¿Cuánto tiempo te castigaron y cuál fue el castigo? ¡todo! — cruzo mis brazos en señal de protesta y para que quede claro le doy miradas de rayos láser. — Entonces para la próxima vez, realiza mejor tus preguntas para que yo las responda correctamente — anuncia. — Eso es injusto, ya no quiero jugar — protesto. —Está bien te lo diré, pero para la siguiente vez reformula mejor tus preguntas para que obtengas las respuestas que deseas — me regaña. — Ok, pareces un robot, ahora cuéntame y no omitas ningún detalle. — Técnicamente no fue mi idea, pero si me castigaron por ella — da un respiro profundo — fue en el cumpleaños de Edgar, su familia realizó una gran fiesta con payasos, magos, juegos en fin todo lo que una fiesta debe tener— ya me da una idea de quien fue el culpable por que se nota quien de los dos es el más travieso. — ¿Entonces Edgar y tú fueron amigos desde la infancia? Qué lindo — sonrió. — Sí y no pues nos conocemos desde el jardín de niños, pero nunca fuimos amigos por ese tiempo, se puede decir que esa travesura fue lo que nos unió como amigos. — responde. — ¿Por qué no eran amigos antes? — pregunto más integrada en su historia. — Pues, éramos y seguimos siendo muy distintos, él era muy travieso e hiperactivo, muy charlatán hacia amigos muy fácilmente, todos en la escuela lo adoraban por ser muy divertido y obviamente odiado por los maestros en cambio yo era muy tranquilo, buen alumno y no me gustaba mucho confraternizar con mis compañeros. — Oh ya veo, pero si no eran amigos ¿Por qué te invito a su fiesta de cumpleaños? — Sus padres y los míos son amigos de años, además el invitó casi a toda la escuela y mi madre me obligó asistir a esa fiesta. — ¿Por qué? — Pues como te dije, no me gustaba mucho la gente, incluso ahora no me gusta, pero mi madre se preocupaba por ese hecho— tenemos eso en común casi le digo— creo que te estoy respondiendo más de una pregunta ya no me interrumpas— me regaña creo que se le volvió un habito. — Bien continuando al cumpleañero se le ocurrió poner petardos al pastel, salsa picante a las bebidas, gusanos en la los bocadillos y en un segundo todo exploto, el pastel, gritos por los gusanos, corrían por agua quienes tomaron las bebidas y de un momento a otro no sé cómo lo hizo que hubo sapos por todo el salón, como es de esperarse todos salieron corriendo— suspiro de forma nostálgica como si ese recuerdo lo transportará a ese preciso momento regalándome una ligera sonrisa— en ese momento de caos veo a Edgar ocultándose debajo de la mesa donde estaba el pastel, no sé porque me acerque que pasaba cuando veo que él tenía en sus manos sapos sacando de una caja y en la parte superior de la mesa un oyó donde puso los petardos para que explotara el pastel y el al verme Edgar salió corriendo tirándome un sapo en mi regazo pues me quede en shock un momento pero justo cuando me iba a levantar el padre de Edgar me sorprendió, entonces empieza las acusaciones de su padres, de los invitados yo no dije nada y como es de esperarse mi papá me regaño y me castigo con 2 meses sin vídeo juegos, que me disculpe con Edgar por arruinar la fiesta, esa vez fue la única vez que mi padre me castigo— me quede sorprendida con su historia pero tenía más preguntas. — Ummm Octavio será que puedo preguntarte una cosa más por favor— suplico con mis manos. — Sabía que seguirías preguntando, pero con una condición que yo igual te preguntare y responderás sin rodeos de acuerdo — afirmó con mi cabeza. — ¿Por qué no dijiste la verdad? — No losé, no me gusta ser chismoso además en el momento que me pedían explicaciones Edgar me suplicaba con su mirada que no lo delatara y además a mí no me importó el castigo. — Desde ahí se convirtieron en los mejores amigos. — La verdad, en ese tiempo no me interesaba ser su amigo, pero el comenzó a perseguirme por todos lados como un perrito, se sentaba a lado mío en las clases, en el receso me gustaba ir a la biblioteca y me acompañaba mientras yo leía él me contaba historia, chistes hablaba como una cotorra, por último, venia todos los días a mi casa a jugar con mis videojuegos mientras yo hacia la tarea. — ¿Por qué no querías ser su amigo? — Me gustaba mi soledad y además él le agradaba a mi madre cuando venía yo le decía que no podía jugar que tenía muchas cosas que hacer, pero mi madre siempre me desmentía ella estaba muy feliz de que por fin tenía un amigo. — Que paso ¿Cómo aceptaste su amistad? — Un día ya cansado de su acoso le dije que no quería ser su amigo y me molestaba las personas habladoras, pero paso algo que no esperaba me pidió perdón y que deseaba con todo su ser mi amigo porque era leal y que me seguiría molestado hasta que aceptara ser su amigo, entonces comprendí que si no aceptaba mis momentos de paz acabarían y acepte con la condición que respetara mis momentos de silencio porque no me podía concentrar mientras él me hablaba y desde entonces se volvió en mi mejor amigo. — Woooo que linda historia, pero hay algo me deja intrigada ¿Por qué te sorprendió que te pudiera perdón eso es lo más lógico que hiciera por lo que te hizo? — Él fue conocido por sus travesuras, pero fue más conocido por que nunca se disculpó o pidió perdón por lo que hacía él se negaba a decir esas palabras a pesar que los maestros o la directora lo amenazaban con la expulsión él nunca decía es palabras y hasta ahora sigue igual. — Que misterioso. — Ya es hora, me toca a mí, verdad o reto. — Reto — respondo sin dudarlo. CAPÍTULO 20 Octavio Bailo, canto y actuó como un perrito que me hizo reír hasta que me dolió el estómago, pero el fin de este juego no se pudo concluir porque nunca escogía verdad. — Verdad o reto — le digo serio, ya sabía la respuesta. —Reto—dice juguetona, pero yo tenía un plan. —Te reto a nunca más escoger reto, cada vez que juguemos — se pone seria y un poco nerviosa. — ¿Qué? —se aleja y se abraza así mismo. — Solo di que lo harás—la trato de convencer— serán preguntas suaves, solo quiero conocerte un poco más — sé que está sorprendida no sé porque no le gusta hablar de su vida. «¿Qué ocultas?» —Está bien lo haré, pero yo te reto a nunca escoger verdad, solo reto— me propone, es muy astuta esta chiquilla, mi pequeña niña. —Ok — aceptó su proposición. — Verdad o reto. —Ver... dad— tartamudea mientras se acomoda en sillón como si estuviera preparando para algo terrible. — ¿Cuál es tu postre favorito? — sonríe relajada. — Helado — dice, yo ya sabía su respuesta por todo el helado que desaparece en un instante cuando llega del súper mercado, pero quería comenzar con preguntas ligeras para que entre más en confianza. — ¿De qué sabor? — De vainilla. Lo que averigüe de mi niña es que su color favorito es el azul, le encanta los libros y las películas de romance, súper héroes sobre todo Iron Man y comedia. Le encanta cocinar, pero prefiere más los postres. Lo que tuve que hacer para conseguir ese tipo de información fue contar un chiste, muecas graciosas, tendré que llevarla a ver una película en cine y debe ser de niños debo confesar que fue suave conmigo creo que noto mi plan y si hago preguntas mucho más fuertes como resultado tendré retos mucho más fuertes. «Inteligente». «Pero las preguntas siguen en mi cabeza» ******* Ana durmió en mis brazos, se veía cansada de tantos juegos infantiles, pero aun así no puede dejar de verla, lo que comenzó con un solo abrazo, ahora no quiero soltarla. «¿Qué me pasa?» — ¡Hey! Despierta — aplaude Edgar. — ¿Qué pasa? — Te estaba hablando hace rato y tú perdido en tus pensamientos, no tienes algo que contarme. — No, solo estaba distraído— contesto frotándome el mentón, tratando de alejar esos pensamientos de mi cabeza. —Voy a suponer que te creo, pero no te distraigas este proyecto es importante. — Bien, tienes razón dime. — Pues este proyecto importante lo hemos platicado con tú padre—¿de qué me perdí? Me muestra el proyecto — la familia Maldini quiere invertir en tú empresa, con este proyecto—dice serio— no sé lo que te está pasando, pero necesito que estés concentrado, la hija del dueño quiere escuchar nuestra propuesta. —No la conozco en persona, pero si he oído de sus trabajos, pero no creo que sea buena idea tomarla en cuenta es hija de John Maldini dueño de la constructora Maldini, la competencia. — Esto es algo grande, no lo arruines no sé lo que te pasa estos días, yo trate de cubrirte con tú padre, pero créeme que esto no lo va a pasar desapercibido. — Lo siento, está bien para mí, pero déjame analizarlo mejor para que pueda tomar una decisión, estas personas no son cualquiera, su empresa no es su único negocio ellos dominan gran parte de este país, si sabes a lo que refiero— digo mientras ojeo este proyecto— Los Maldini son más conocidos en el ámbito político y la política está podrida— llamo a mi secretaria. — Me llamaba señor Verona— entra Susana con una falda gris pegada al cuerpo y una blusa escotada color celeste. — Agende una cita con arquitecta Maldini. — De hecho, señor la señorita Maldini está aquí, en el vestíbulo esperando a que se desocupe. — ¿Cómo? — me sorprende. — Si, dijo que no importara el tiempo, que desea hablar con usted. — Bien, hágale pasar — no me gusta este tipo de confianzas, pero ya que está aquí no quiero perder el tiempo. — Hay amigo tú secretaria me pone bien duro, cada vez que la veo — dice Edgar, mientras observa descaradamente el trasero de Susana. — No te metas con ella de acuerdo, es buena en su trabajo y no quiero perderla por tus caprichos — le digo — Ok, ok, amigo no la tocare, pero sí que está bien buena — tocan la puerta, le digo que pace en ese momento entra una mujer alta, hermosa en todos los sentidos cabellera negra como el carbón, piel blanca como la leche y unos ojos azules realmente hermosos tiene aire de elegancia que por un momento me quita el aire y creó que también le pasa a Edgar porque se le queda mirando como si quisiera comérsela. — Buenos días señor Verona— saluda estrechándome la mano — lamento presentarme a su oficina sin una cita previa. — Hola yo soy Edgar — se adelanta mi amigo dándole un beso en su mejilla — un placer conocerte, pude ver tu proyecto es muy bueno, me gustaría que pudiéramos hablar mejor del tema de forma más privada. — Sería un placer — sonríe. — Bien, señorita Maldini que le trae aquí– decido interrumpiera. — Pues la verdad lo que vengo a decirle es algo privado— comenta mientras mira a Edgar haciendo una insinuación clara de su posición. — No se diga más, me retiró — dice Edgar saliendo de mi despacho — nuevamente un placer conocerla. — Igualmente — contesta la mujer de ojos azules, ya cuando sale Edgar de mi despacho la invito a tomar asiento — En que puedo ayudarla. — A mí me gusta ser directa, se por una fuente confiable que usted está buscando esposa — si estuviera tomando algo seguro que lo escupiría de donde saco ese tipo de información, ¿De dónde ha sacado esa información? — antes que diga algo, debo de decir que esto es muy difícil para mí, pero quiero que me tome en cuenta para ser su esposa. — Antes que todo ¿Quién le dio esta información? Esa información es privada y los únicos que lo sabían eran personas allegadas— respondo a la defensiva. — Mi padre —responde tranquilamente como si esa respuesta solucionara todo — no le pido amor simplemente que nos conozcamos para ver si esta relación es posible. — Sabe lo que me está diciendo ¿Cómo sabe su padre acerca de este tema? —cansado ya de sus evasivas sin sentido. — Su padre y el mío son muy buenos amigos hace años, antes debo aclarar que la idea de esta unió es mía, lo he estado observado y sé que lo que usted busca es una relación superficial, sin ataduras, solo como un negocio que ambas partes pueden sacar provecho —responde así simple, es realmente sorprendente que me diga eso tan fríamente. — Digamos que acepte su propuesta, que beneficio saca usted señorita Maldini. — Digamos que la unión de nuestras familias nos beneficiará a ambos con la creación de un conglomerado internacional no solo serias la elite en el país si no estaríamos entre los mejores del mundo. — Esto suena ¿Cómo decirlo? muy elaborado, para un simple matrimonio ¿Qué busca realmente? — esa familia es muy poderosa y a pesar que nosotros también lo somos, no podemos compararnos con ellos. ¿Qué ganarían ello? ¿Qué buscan de nosotros? —Eres inteligente, me agradas—cruza sus piernas de manera coqueta. —Esa no es la respuesta que busco—soy directo. —Es todo lo que puedo darte, en tus manos está el futuro de tú empresa— señala la carpeta entre mis manos— si tú ambición es igual a la mía, lo aceptaras —se levanta de sillón antes de abrir la puerta se gira — yo no buscó amor, pero nos podemos divertir hasta que tomes una decisión — sale dejándome por primera vez en vida si nada que decir— un consejo, habla con tú padre él te lo explicara mejor. Esa mirada fría y calculadora combinada con esa belleza da una combinación letal. «Es perfecta». CAPÍTULO 21 Ana Corría por todo el patio mientras esperaba a mi ángel de ojos azules que saliera de la oficina de la directora del orfanato, de repente veo a Lili ella es más grande que yo y es mala porque quiso golpearme, pero mi ángel no la dejo, el me cuida y no deja que nadie me toque. Lili entra al cuarto de los varones, me da curiosidad ¿Qué hará allá? porque es prohibido entrar. Me acerco muy despacito para que no me escuche, y la veo que está sentada con las piernas abiertas encima de Beto y se mueve de una formar muy rara como si le estuviera picando algo, Beto toca sus pechos y ella se pega más hasta estar frente a frente, y se dan besos, pero no como yo le doy a mi ángel si no como si se lo quisiera comer abriendo sus bocas. Salgo corriendo del lugar no sé porque me sentí como estuviera haciendo algo malo al observarlos me dio cosquillitas en el estómago. — Ana ¿Dónde estabas? Te estaba buscando por todos lados no vuelvas hacer eso me asustaste — me abraza fuerte, no le gusta que me aleje mucho tiene miedo de perderme, es un exagerado. — Solo paseaba — me acurrucó en sus brazos. — Si te digo que me esperes en un lugar tú no te mueves de acuerdo — levanta su meñique — prométemelo — Te lo prometo— uno mi meñique con suyo. — Bien, ahora dime que te tenía tan distraída que no notaste cuando llegaba. — Es algo raro vi a Lili y Beto abrazándose y moviéndose de una forma muy rara — ¿Cómo rara? — Pues ella estaba encima de Beto, le besaba en la boca, pero como queriéndose comer uno con el otro. —No quiero que veas esas cosas, está mal — se enoja. — ¿Por qué? — Porque eso solo lo hacen las personas grandes. — Ah entonces yo lo haré cuando crezca. — ¡No! Tu nunca lo harás, nadie te tocar — me grita feo apretando mis hombros fuertes. — Es injusto yo quiero que me besen, bueno no tan asqueroso como Lili y Beto, pero si un piquito en la boca ¡eres malo! — le grito y salgo corriendo hacia el árbol que está en medio del patio, me acurrucó con mis rodillas mientras lloro, el no deja que haga nada divertido es muy malo. — Ana no llores, mi pequeña garrapata, solo quiero protegerte — gimoteo en sus brazos — Pero yo quiero que algún día me den un beso en la boca. — Cierra los ojos — dice mi ángel le hago caso, el limpia mis lágrimas de mi rostro, pero como una brisa en mi rostro siento los labios de mi ángel en mis labios, es suave y sabe a dulce, un rato nos quedamos así cuando decido abrir mis ojos el sigue los mantiene cerrados, pero no me detengo me gusta su beso. Mi ángel se retira poco a poco esta rojo como tomate se ve tan graciosos, me río por su cara. — No te rías fue nuestro primer beso— me regaña — No me río por el beso, me río de tu cara estas rojo, nunca te había visto así — sonrió y antes de que diga algo más me abalanzó a su cuello y le vuelvo a besar no sé si el cerro lo ojos, pero yo sí, me gusta sus labios no quiero separarme de él nunca. Desde esa tarde siempre nos besamos todos los días. ******* —¿Cómo fue tu primera vez? — pregunto a Susy — Fue doloroso, creo que para todas las mujeres su primera vez es traumático, de hecho, al tipo lo termine cuando acabamos, era un idiota busco su propio placer y yo me quede frustrada ya para la siguiente vez me aseguré que un hombre de verdad que tuviera más experiencia. No entendí su historia ¿Cómo un beso puede doler? — Mi primera vez fue dulce y suave. — ¡¿Cómo?! Creí que eras virgen— casi grita, pero se dio cuenta que estábamos en el comedor de la empresa. — Lo soy, no te entiendo que tiene que ver un beso con el ser virgen. Primero se queda sería un instante para luego reír con una carcajada bastante particular algo ronca. — Yo hablaba de sexo no de mi primer beso y la verdad no me acuerdo quien fue. — seguía riendo mientras hablaba— pero si me recuerdo de Dylan besaba delicioso su lengua era maravillosa y por dios era increíble en el sexo oral. — Mmmm pues el mío fue solo dos labios que se juntan— suspire — tal vez no fue excitante como el tuyo, pero si fue único e inolvidable en el momento indicado para nunca ser olvidado— su mirada cambio en un instante de diversión a algo que no reconozco, similar a ternura. — Ven, vamos al archivero— toma mi mano. Al llegar siento un poco de presión se produce un silencio caótico entre las dos nos miramos, Susana se acerca poco a poco a mi hasta estar frente a frente, mi respiración se vuelve más fuerte, cuando siento que acaricia mis mejillas muy suavemente. — Quiero ser tu primer beso con lengua — sus ojos están dilatados más negros de lo normal, me quedó muda no sé qué decir, que pensar, que hacer — te enseñaré lo que es besar de verdad, no será nada tierno, solo has lo que hago de acuerdo — no sé lo que me llevó a esta situación, ni porque acepte asintiendo con mi cabeza. Cerré mis ojos fuertes hasta que sentí presión en mis labios, jugo un momento con mis labios hasta que dice que habrá mi boca y como una invasión sentí su lengua entrar y danzar. En ese mismo instante intenté imitarla, pero no pude se nota que Susy es una experta, parece que se da cuenta de que no puedo seguirla y se separa un poco. — Primero iremos lento para que te adaptes y poco a poco aumentaremos el ritmo— cierra los ojos y vuelve a besarme esta vez más simple, suave y poco a poco más fuerte hasta que poco a poco bajamos el ritmo hasta detenernos por completo, se separa de mí y yo no puedo abrir los ojos sigo agitada o será vergüenza, pero no quiero abrir mis ojos tengo miedo a lo que me diga ¿Por qué tengo miedo? Ella fue la que me beso, mi corazón late muy fuerte. — Abre los ojos — ordena. — No quiero — digo tapándome con mis manos. — Vamos Ana, ¿no te gusto? —Ese es el problema que me gusto, ¿Por qué lo hiciste? — la enfrentó— creí que te gustaban los hombres — sonríe de forma picara. — No solo me gustan, me fascinan — dice mientras se arregla el maquillaje, con su espejo, su labio esta opaco seguro por el beso que nos dimos. — ¿Eres bisexual? — No, soy 100% heterosexual, pero eso no quiere decir que no haya experimentado, no te asustes lo que sentiste es normal excitación y adrenalina, eso pasa cuando experimentas algo nuevo, hasta prohibido y algo morboso. Ojo eso no quiere decir que lo vamos a repetir solo quería ser la primera en darte un beso de lujuria. — ¿Por qué? — Eres como un papel en blanco sin ninguna macha, hablaste de primer beso con una ternura única y lo recuerdas como algo muy importante en tu vida que me dio envidia, no por ti si no porque quisiera que alguien me recuerde, así como tú lo hiciste, fue algo que marco en tu vida. Por eso quiero que me recuerdes, llegó la hora que salgas de tu cascaron y yo te ayudare esto solo fue como tu iniciación, un beso lésbico lo recordaras por siempre. — Mi corazón late muy fuerte— toco mi pecho — el tuyo ¿también late? — pregunto. — No, solo me agite, pero si me gusto lo hiciste muy bien para tu primera vez. — Gracias— fue lo único que se me ocurrió. — Terminaste de leer 50 sombras de grey— me toma de la barbilla. — Sí, fue interesante. — Bien, ahora veras la película. — ¡Hay una película! — me asombro. — Sip, mañana te la daré iremos paso a paso. ******** Un beso lésbico, todo el día no dejaba de pensar en eses beso, como una grabadora que repetía una y otra vez, mi corazón late rápido eso me asusta ¿será que me gustan las mujeres? ¿soy lesbiana? Como veré a Susy mañana cada vez que la vea recordaré ese beso ¿Qué puedo hacer? Necesito un plan. — Niña, niña — escucho decir a Octavio. — ¿Qué? — trato de poner atención. —¿Qué te pasa? esta distraída, no tocaste tu cena—dice mientras acaricia mi mejilla de forma tierna. — No es nada, solo no tengo hambre — digo levantándome de la mesa. — ¿Quieres helado de postre? — ¿Eh? no gracias, estoy cansada me voy a dormir buenas noches — me sujeta la mano antes de que vaya a mi habitación. — Dime ¿Qué te sucede? Acabas de rechazar un helado, eso no lo haces — me río ante su observación — verdad o reto—lo observo un rato antes de contestar. — No quiero hablar — digo seria. — Verdad o reto— repite nuevamente. — Verdad — suspiro resignada. — ¿Qué te sucede? — Creo que soy lesbiana — le digo de sopetón, no dice nada en un silencio incómodo habré sus ojos, muy grandes. — ¡¿Qué?! ¡¿Cómo?¡ —se levanta de golpe asustándome un poco. — Vez, sabía que no tenía que decírtelo mejor me voy a mi recamara— camino hacia las escaleras, hasta que me detiene nuevamente. — No espera, perdón si me atrapaste con la guardia baja ¿por qué crees que eres lesbiana? —Porque se me agita el corazón cuando pienso en una persona. — Y esa persona es mujer— asiento, mi cabeza quiere explotar ahora estoy tan confundida, toda mi vida fue tan cerrada que nunca tuve la necesidad de dudar de mi sexualidad. «Necesito aclarar mi cabeza» «Necesito saber si soy…» —Verdad o reto — digo. —No es el momento para jugar—responde un tanto confundido. —Solo responde —suplico—por favor, lo necesito. —Reto — dice finalmente, suspiro fuerte. «Es ahora o nunca». —Te reto a que me beses. CAPÍTULO 22 Octavio No puedo creer lo que mi padre me está diciendo, todo está planeado, Megan Maldini desea ser mi esposa porque piensa apoyar a su padre en la política y una forma es que tenga una buena imagen. La imagen de nuestra familia siempre fue impecable, los valores, las donaciones que siempre hacemos y las fundaciones nos dieron una reputación que pocas empresas pueden lograr tener. — No te pienso obligar a casarte, aunque no puedes negar que no será ningún sacrificio desposarla, además John Maldini nos ayudara a expandirnos internacionalmente ambos ganamos. — Sabes, que también deseo expandirnos, pero un ¡matrimonio! creí que los tiempos donde los padres arreglaban los matrimonios había terminado— le digo a mi padre — ¿matrimonio arreglado? Identificar las formas de reír de mi padre eran fácil de reconocer porque las conozco muy bien, cuando se ríe de un chiste lo hace de forma discreta como si quisiera evitarla, cuando esta alegre da una pequeña carcajada, pero la peor que hacía temblar de miedo es la burlona no emite ningún sonido da una pequeña sonrisa de lado, combinada con una mirada fría distante, pero esta es la primera vez que es dirigida a mí. — Entonces deseas un matrimonio por ¿amor? — se levanta del sillón caminando hacia la ventana — eso es ¡inaudito! — gruñe — tu eres mi hijo el heredero de todo este imperio, el amor es debilidad y tú no puedes mostrar ningún sentimiento de ese tipo. — Padre, no quise decir eso es solo que no me gusta este tipo de manipulaciones — el siempre reacciona así cuando se toca es tipo de tema, pero hoy lo siento diferente capto algo que nunca percibí antes en su mirada veo algo como dolor, rabia y tristeza eso no puede ser, debe ser mi imaginación ¿o no? ¿será que mi padre se ha enamorado alguna vez? Por eso tanta repulsión a una simple palabra "amor". No, no, no es mi imaginación. — Lo sé, por eso te digo que ella es perfecta para ti, no solo por los negocios y el beneficio que nos trae esto, es que ella es igual a ti. — ¿Cómo puedes pretender que somos iguales? ¿no la conoces? — En la vida hijo, nunca terminas de conocer a alguien sólo superficialmente y lo que me interesa más de Megan Maldini es la imagen y el beneficio que nos trae esta unión, solo tienes que conocerla ve si puedes convivir con ella porque el próximo matrimonio que tengas no podrás romperlo — soy yo o fue una amenaza de mi padre. La conversación que tuve con mi padre me hizo darme cuenta de algunos detalles que antes no lo percibí como una ráfaga vienen a mi recuerdos de mi niñez, mi padre Thomas Verona siempre fue frío, distante y nunca mostraba algún tipo de emoción frente a los demás, pero era distinto conmigo, el me demostraba su cariño, jugaba conmigo cada vez que podía, no importaba lo que estuviese haciendo siempre tenía tiempo para mí, porque para él era su tesoro más preciado sé que se oye ridículo viniendo de mí, pero mi padre nunca ocultaba sus muestras de cariño, otra cosa era mi madre siempre distante, ninguna palabra de dulce, solo hablan de lo que tenían en común que era yo. Siempre me pregunté de niño porque eran así y cuando me atreví a preguntarle fue la primera vez que me confeso su repudio a la palabra "amor” o estar enamorado de alguien. " — Papá ¿Por qué nunca besas a mamá? — estábamos jugando fútbol y cuando le pregunte su sonrisa se borra en un instante. — tu siempre me dices que me quieres, pero no a mamá ¿por qué? — Las personas que se besan y se dicen cosas cariñosas lo hacen porque están enamoradas— se sienta en el césped. — ¿Amas a mamá? — pregunto sentándome a su lado. — No, no la amo — ¿Por qué? — me pongo triste — Creo que es hora de hablar de hombre a hombre, ya eres grande y sé que comprenderás lo que te diré— asiento — tú no eres un niño normal eres especial sabes porque — niego con la cabeza — porque eres mi hijo y eres más inteligente que los demás niños por eso sé que comprenderás. — Bueno. — A tu mamá, yo le aprecio mucho sabes porque — niego con la cabeza — porque me dio el tesoro más preciado para mi ¿sabes quién es? — Soy ¿yo? — Exacto, ves eres muy inteligente — sonrió — Y por eso la aprecio, pero no la amo — ¿Por qué no la amas? Ella bonita — Ella es la mujer más hermosa, que he conocido por eso es mi esposa— no entendido la aprecia y dice que es hermosa entonces porque no la ama y parece que noto que no entendía su charla de hombre a hombre. — Te voy a contar una historia, hace mucho tiempo hubo una pareja de enamorados él la amaba más que a su vida, por ella daría y haría todo, ella también lo amaba mucho, como una pareja normal se casaron, ella quedo embarazada, la pareja estaba muy feliz por su primer hijo, pero paso algo malo cuando el niño nació su mamá murió, eso destrozó al padre del bebé que nunca volvió a sonreír, se volvió alcohólico, él bebe vivió con sus abuelos hasta sus 6 años, un día sus abuelos le dijeron que vendría su padre e iría a vivir con él. Se emocionó tanto que un día antes de su visita contó a todos sus amigos que vendría su papá y se irán a viajar por el mundo, eso es lo que le dijeron sus abuelos cada vez que preguntaba por él, conocía muy bien la historia de amor de sus padres lo oía todas las noches porque sus abuelos se lo contaban— dio un suspiro largo y se quedó en silencio un momento. — El niño sabía que su mamá había muerto pero no sabía cómo, tenía varias fotos de sus padres de cuando eran niños, y si te estas preguntando si ellos se conocían desde bebes pues eran vecinos, el niño pensó que sus papas eran la pareja más bonita de la historia, él tenía un foto que guardaba de bajo de su almohada, se dormía con él todas noches solo para sentirse más cerca de ellos, en esa foto de blanco y negro estaban dos adolescentes su mamá era muy bella estaba vestida con un vestido simple de color blanco y un velo en su cabeza ella miraba la cámara con una sonrisa de oreja a oreja mostrando sus dos pequeños hoyuelos y su papá tenía una traje con un moño en el cuello se notaba que todavía era adolescente el traje le quedaba grande además era muy flaco y tenía unos lentes que le cubrían casi la mitad de su cara, él estaba alado de su mamá era obvio que era su boda, su papá abrasaba a su mamá con un brazo por su cintura, pero no miraba la cámara miraba a su esposa y le veía muy feliz pero lo que le gusto más de esa foto es que el aparecía en él, estaba en la barriga de su mamá era un pequeño bulto, pero se podía notar eso le gustó mucho porque estaban los tres juntos. — ¿Por qué me cuentas eso papá? — pregunto. — Deja que termine la historia— asiento — el día había llega el encuentro que esperaba con ansias, paso toda la mañana y tarde pendiente de la puerta pero esta no se abría, ya en la noche pensó que no vendría tal vez se perdió, o su auto se fregó daba muchas explicaciones a su tardanza, ya era tarde y su abuela lo llevó a dormir a su habitación, de repente escucho ruidos abajo y una voz extraña se levantó deprisa porque sabía que esa voz pertenecía a su papá corrió feliz a recibirlo, pero lo que encontró no le gusto vio un hombre borracho, que apenas se sostenía solo y estaba llorando en el rincón de la pared, ese hombre era su papá, no era el mismo de la foto vio a un pelirrojo barbudo sosteniendo la foto se su madre y oyó las palabras que marcaron su vida "por culpa de ése niño perdí a mi amor, mi vida, mi razón de ser"— ya sabía de quien hablaba al mencionar el color del cabello ese sin duda era mi abuelo. — Ya sabes de quien se trata esta historia — no fue una pregunta — ese niño era yo. — Entonces la abuela Denis no es tu mamá. — Ella no me dio la vida, pero me cuidado, me trató como su hijo así que es mi madre, se casaron cuando tenía 8 años, pero su matrimonio no fue por amor. — Aun no entiendo. — Mi padre amo demasiado y sufrió mucho pero no solo él todas las personas a su alrededor también, sus padres que lo vieron volverse alcohólico, a su esposa porque nunca la amo como a mi madre y a su hijo culpándole por la muerte de la mujer que amaba que, aunque nunca se lo dijo se lo demostró con sus acciones. Por eso me prometí nunca amar a una mujer como lo hizo mi padre, pero a la única persona que puede uno amar sin miedo hacer vulnerable se ha un hijo, tu hijo mío eres lo más valioso en mi vida. ****** Llegar a casa es la mejor parte del día, ¿Por qué? Por Ana, debo reconocer que acostumbrarme fue difícil, pero ahora su compañía es agradable, pero de todo lo que podría pasarme esto era lo último que esperaba. — Te reto a que me beses— mierda, mierda, mierda no importa cuánto repita esto me tomo con la guardia baja, ¿Qué le digo? Que no quiero porque decido no involucrarme con mi esposa. Este complicaría las cosas — por favor bésame estoy confundida, nunca — baja la mirada como si estuviera avergonzada — lo siento, no debí pedirte eso. Esto no es normal, mi pequeña niña es de no pedir nada y desde que ya he empezado a conocerla le he tomado cariño al principio como una amiga, pero ahora se podría decir que ahora la veo como una hermanita pequeña que debo cuidarla y protegerla. — ¿Por qué estas confundida? — trató de que hable. — Mejor me voy a dormir— la sujeto, sabe que no la dejare ir si no habla — bueno, es que una mujer me beso y me gusto. — mierda, mierda quien se atrevió a tocarla, Ana no se relaciona con las personas fácilmente así que debe ser alguien conocida. — ¿Quién fue? — gruño, ella niega rápidamente y casi estoy seguro de quien fue. — fue Susana. Baja la cabeza, respira irregularmente, lo bueno de mi pequeña niña es que no sabe mentir, ni ocultar secretos lo descubrí cuando se comió todo el helado que compré para la semana y no lo pudo ocultar, no quería mirarme a los ojos, se puso roja, que se confesó como si fuera un pecado. Me reí casi todo el día al ver su reacción realmente es una niña y por eso no puedo permitir que una oveja descarriada desvíe a mi pequeña niña. Y sin siquiera meditarlo más tiempo, levante su mentón y la beso. CAPÍTULO 23 Ana — Sabes que te quiero — digo a mi ángel de ojos azules — mucho, mucho, mucho— me acurrucó. — ¿Hasta dónde? — me pregunta. — Hasta el cielo— señalo con mi dedo hacia arriba, estamos acostados en el pasto mirando las estrellas. — Eso no es mucho. — Claro que sí, el cielo es grande— abro mis brazos para que vea que si es muy grande. — No, no lo es porque yo mi pequeña garrapata, te quiero más allá del cielo esto que siento— señala su corazón — no tiene fin — besa mis labios. ******** El beso de Octavio fue fue fue fue......... Una desilusión no sentí nada, él solo me dio un piquito, bajo mi cabeza no sé qué sentir, tal vez realmente me gustan las mujeres. A pasado tanto tiempo desde mi primer beso que tal vez por eso ya no siento lo mismo con un piquito y el beso de Susy fue excitante que me hizo desear más. — Listo, ya no me pidas estas cosas es muy incómodo — dice alejándose como si le diera asco. Ese comentario no me gusto le miro mal, tampoco a mí me gusto fue como besara una puerta o tal vez... A él le gusten los hombres por eso me beso así. Eso explicaría muchas cosas como el que se cuidada mucho su apariencia, su piel no tiene ninguna cicatriz, mancha, ni lunares una vez lo vi sin camisa por accidente y no tenía pelo por ninguna parte y las veces que fui a fiestas sociales con él, solo se relacionaba con hombres y pocas mujeres, solo hablaban en cambio su amigo coqueteaba con todas las mujeres y cuando digo con todas es todas. Eso también explicaría porque contrato una esposa ¿sería para cubrir las apariencias? ¡eureka! Es tan claro como el agua. — Gracias, ahora creo que si me gustan las mujeres. — digo enojada. — ¡¿Qué?! — grita. — Hey no me grites, perdón por pedirte esto debe ser difícil para ti también, por tu orientación, para mi es igual, tal vez deba pedirle ese favor a otra persona — le digo en voz alta, porque yo también puedo enojarme. — ¿Qué? ¡¿ORIENTACIÓN?!— otra vez grita— ¡ESTAS LOCA! — me asusto de su reacción que doy un paso atrás. Con un rápido movimiento me levanta con un solo brazo hasta estar a su altura empujándome contra la pared. Su respiración es más pesada como si estuviera enojado y de un rápido movimiento me besa que invade todo mi cuerpo como un hubiera recibido una descarga eléctrica dándome una sensación de querer más, mas, mas..........sus labios son suaves sabe a chocolate que acaba de comer ¡gracias a Dios! Susy me enseño como besar, su lengua entra en mi de manera tan sutil que ni me di cuenta, para profundizar más lo atraigo más a mí con mis brazos en su cuello y con mis piernas lo envuelvo más mucho más. Poco a poco la intensidad va bajando hasta solo recibir besos cortos pero deliciosos ya separándonos por falta de oxígeno, noto que él y yo seguimos agitados, ninguno de los dos dice nada, solo nos miramos y respiramos como si hubiésemos corrido una maratón. ¿Qué debo decir? —¡Awu! Ahora creo que soy bisexual — digo para romper este silencio y como si hubiese dicho algo malo su agarre se tensa y vuelve a besarme más intensamente que antes ¿Cómo puede ser eso posible? Trato de corresponderle, pero es muy agresivo que me nubla tanto que no sentí que ya no estábamos en el comedor, me recostó en algo blando creo que es una cama, no sé qué cama ni en qué lugar no quiero abrir mis ojos esto es muy excitante, sus besos son tan pero tan intensos que creo que chocamos nuestros dientes, su lengua juega con la mía ya bajando esta intensidad muerde mi labio inferior de forma suave, pero a la vez dura como si quiera dejarme marca. Sus labios dejan los míos para ir a mi cuello. — Tú no eres lesbianas ni tampoco bisexual …. De acuerdo — dice con respiración agita mirándome sin parpadear, noto que sus pupilas están dilatadas— de acuerdo — exige. Solo asiento hipnotizada por sus ojos que son más negros, nunca lo había visto así son hermosos, parece la noche sin estrellas y sin pensar más lo Atraigo a mi exigiendo sus labios como si fueran ¡míos! ******** La semana paso rápido suspiro con pesar porque fue muy aburrido. Desde ese día que me bese con Susy y Octavio el mismo día, los siguientes días fueron una miseria. Primero he evitado a Susy, ¿por qué? Es simple me da un no sé qué, cada vez que la veo, tal vez se ha vergüenza, pero no estoy segura porque me he puesto a investigar sobre el lesbianismo, leí libros, vi películas, busqué en YouTube, Google, en fin. conclusión de mi investigación es que no lo soy, no me gustan las mujeres en general solo me atrajo Susy porque que es mi amiga y además tiene una personalidad tan fuerte que fue eso lo que me sedujo, no voy a negar que también me gusta su aspecto ella es muy hermosa. Pero solo es ella, ¿Cómo lo sé? Bueno como lo digo es que fui a una bar gay y bueno me bese con una tal Mariana una chica muy hermosa que conocí esa noche, se parecía a Susy, cuando la bese no sentí nada, no me gusto, pero tampoco fue desagradable, fue como un helado sin sabor. Segundo, Octavio me ha evitado toda la semana, desde ese día solo me hablo una vez para decirme que ya no me necesitaba para que la acompañe a las reuniones sociales, que no vendría a dormir durante un tiempo, que el chofer se encargaría de llevarme y traerme al trabajo. Al principio me puse feliz porque no les acompañaría a esas aburridas reuniones, pero me puse triste por lo demás, de alguna forma me había acostumbrado a su presencia, sus regaños, su obsesión por el chocolate, sus juegos de verdad o reto solo para sacarme información ¡por dios! Extrañaba hasta cuando solo se sentaba en su despacho a trabajar, me gusta sentirme acompañada a un que él estuviera en otra habitación. «Odio este maldito silencio que me sofoca» «Odio estar sola» CAPÍTULO 24 Octavio Megan Maldini duerme plácidamente boca abajo parece tan tranquila e indefensa todo lo contrario cuando esta despierta, después que follamos siempre se queda profundamente dormida. Me levanto para vestirme, a mí no me gusta dormir con alguien a lado, creo que esto es la única diferencia que tenemos porque después en lo demás casi somos iguales. Que puedo decir después del beso con Ana, decidí intentarlo con Megan esto se estaba saliendo de mis manos, no debía involucrarme, no debía tenerle algún tipo de cariño, no debía tratar de conocerla, no debía darle ningún apodo de cariño, que mierda me pasaba cuando empecé a decirle ¡MI NIÑA! Pero no puedo evitarla siempre, no puedo seguir durmiendo en un hotel. Pero tengo que admitir que gracias a ese beso deje de dudar y me decidí hacer lo que tenía que hacer. Megan me acompaño a una cena con algunos socios y fui la envidia de todos los hombres, no solo por su belleza, sino también su elegancia además de que se puede hablar de cualquier tema con ella, ya que es una mujer de mundo, habla 4 idiomas y cuida mucho su aspecto. — Te vas sin despedirte — Megan se levanta, incluso después de haber despertado su belleza me deja sorprendido, no tiene ningún defecto su cuerpo es un lienzo blanco, camina desnuda directo a mí y se sienta en mi regazo — ¿Qué debo esperar en nuestro futuro matrimonio? Si me quieres dejas cuando duermo. —Antes de que sigamos con esto necesito saber ¿Por qué deseas casarte conmigo?— digo, mientras tomo una copa de vino blanco, recostado en el sillón de Megan, su departamento no es tan llamativo como esperaba, es clásico, con una mezcla de blanco y negro sin ningún color llamativo es realmente interesante como su hogar representa su personalidad, la mía es similar pero con toques gris, pero con decoración de obras de arte y diseños únicos que mande hacer exclusivo para mí, pero de Megan no tiene nada de cuadros, ni fotos es como si nadie viviera aquí. — Tú familia es conocida por sus labores sociales y tiene una buena reputación en la sociedad y no solo de esta, sino también para la clase baja— cruza sus piernas pegándose más a mí — y no solo eso, todo mundo conoce que sus orígenes son humildes, tú abuelo salvo de la quiebra a la empresa de tu abuela adoptiva, convirtiéndola en una de las mejores del país, tú padre también tiene que ver pues él también es de origen humilde, dando así un ejemplo al pobre de que esforzándose uno logra sus objetivos— termina, con una ligera sonrisa de burla, sé que debería enojarme u ofenderme, pero me gusta que se ha honesta además nunca me sentí marginado por la raíces de mi familia. — Y eso ayuda a que tú padre, pueda postular para el congreso del siguiente año— concluyó. — Exacto — sonríe mientras toma el vino. — Lo tengo claro, pero tú ¿qué sacas de esto? — pregunto. — Digamos que hago lo mismo que tú, complacer a mi padre y ganar su aprobación — me sorprende su respuesta. «Es como yo» «Pero ella no tiene que saberlo» — Yo no lo hago para ganar su aprobación, simplemente es lo que tengo que hacer para heredar la constructora— se ríe de mí, como si se burlara ¡dios! Hasta su risa es hermosa como si la misma diosa Afrodita reencarnara en Megan, ya me puso duro con una simple sonrisa. — Eres tan obvio que tu negación me lo confirma, ya te voy conocido poco a poco Octavio, la diferencia entre tú y yo es que yo lo aceptó y no doy excusas.— me mira de forma como si me entendiera — como te lo digo, al nacer en una de las familias más influyentes del país, recae sobre mí, responsabilidades que la gente normal no la tiene, fui criada para esto y al ser hija única no tenía opción.— no te un tono de tristeza en sus palabras— ¿sabes a lo que me refiero? — me mira profundamente como si pudiera ver a través de mí. De alguna forma entiendo a lo que se refiere, al ser privilegiados, no podemos equivocarnos, todos dependen de nosotros, mi familia, los trabajadores, también los beneficiaros de las obras sociales que realizamos. Y no solo eso nuestra vida privada influye, no somos famosos, pero si somos noticia. — No poder elegir — respondo, en estos momentos es que me doy cuenta cuanta envidia tengo de Edgar, él es la oveja negra de su familia, pero tiene más libertad, nadie espera nada de él, solo vive su vida. — si llegamos a casarnos ¿Qué esperas de este matrimonio? — pregunto, porque creo que la decisión esta toma para nuestra unión. — No espero nada yo seguiré viviendo mi vida como es y tú también, esto es más un negocio, no pido fidelidad porque sé que yo no podre dártela, no pido amor porque sé que no existe, simplemente una convivencia pacífica, no esperes nada de mi porque yo no espero nada de ti — responde de manera neutral. Tal vez se ha ridículo lo que voy a decir, pero necesito saberlo — ¿por qué no crees en el amor? — pregunto porque por lo general la mayoría de las mujeres siempre desea encontrar su príncipe azul. «Disney tiene la culpa, en mi opinión». — Es subjetivo, amor es una reacción química. Una sustancia de nuestro cerebro llamada feniletilamina. Esta sustancia obliga a segregar dopamina cuyos efectos son parecidos a las “anfetaminas” en si son hormonas que produce el cuerpo eso sentimiento que llaman amor, es igual que la adrenalina solo que dura más tiempo. — contesta como si estuviera en un examen oral en el colegio, frío, neutro y estudiado, pero jamás experimentado — y tú ¿Qué opinas del amor? — Que si existe— se sorprende de mi respuesta — pero eso les hace más vulnerable, más débiles e inútiles — la veo de reojo y noto una cierta sonrisa pequeña casi imperceptible, pero sé que me la dio — y como sabrás yo no soy débil y no deseo llegar hacerlo — parece que mi respuesta le agrada, se levanta de mi regazo seductora, me levanto para estar a su altura, frente a frente. Es la primera vez que me gusta que se ha alta, no están grande como yo, pero perfecta para mí, y sin decir ni una sola palabra sellamos nuestro negocio con un beso apasionado. CAPÍTULO 25 Ana — ¡Ana! — grita mi ángel de ojos azules, ¡uuuuy! ¡utiliza mi nombre eso quiere decir que está muy enojado, me escondo debajo de la cama no me gusta cuando se enoja —! Ana! — anuncia más fuerte — sé que estas debajo de la cama, veo tus zapatos ¡sal! — ¡No! — ¡Sal! — ¡No! — ¡Sal! Uno, dos, y y y y treeee... — salgo rápido de un salto porque se pone peor cuando cuenta hasta el tres. —Ya, ya, ya, ya salí— bajo la cabeza. — Levanta tu falda. — ¿Po rrr. qué? —tartamudeo porque sé que viene —Levanta tu falda, solo quiero ver si te pusiste tu calzón del día hoy, sabes que tienes que cambiarte todos los días — dice muy serio — anda levanta tu faldita. — Si....... me lo pu......se — afirmó tartamudeando. — Enserio, entonces que es lo que encontré en tu mochila — saca de su bolsillo mi calzoncito — Ana ya habíamos hablado de esto, no puedes caminar sin esto. — Pero no me gusta— le doy mi mejor cara de perrito arrepentido para convencerlo — me pica, no me gusta utilizar tanta ropa me sofoca y solo me saque lo que no se pueda ver, no me gusta este uniforme así me siento libre —doy vuelta para que mi falda gire y vea que no lo necesito porque no se ve nada— ves no se nota. — No importa tienes que ponértela— dice con voz dura. — Por favor — hago mi mejor puchero sé que, no se puede resistir. — Ana no hagas eso, sabes lo que me provoca — ¡sí! Está funcionando — bien, pero haremos un trato de acuerdo puedes vestir como tú quieras en el lugar donde te sientas que es tu hogar. ¿Cuál sería ese? — pregunta. — El sótano — sonrió — ¿hoy nos toca dormir en el sótano? — en el hogar dulce esperanza los dormitorios se dividen en hombres y mujeres, pero mi ángel descubrió un pasadizo secreto que une los dormitorios que lleva también al sótano, casi toda las noches vamos y nos acurrucamos hasta dormirnos, luego nos levantamos más temprano para que nadie se dé cuenta, no lo hacemos todos los días porque de vez en cuando una de las monjas supervisa los dormitorios, no sé cómo mi ángel sabe que días son, porque se supone que es sorpresa pero él lo sabe todo, es muy inteligente. — Si —toma mi mano — vamos a nuestro hogar, hoy te contare un cuento nuevo. El sótano un lugar oscuro y frío, llena de cosas viejas, existe muchas historias de miedo sobre este lugar, para los demás es un lugar horrible, pero para nosotros es nuestro hogar. *********** — ¡Ana! — grita — ¡Ana! — grita más fuerte — sé que estas detrás de la fotocopiadora veo tu cabello ¡sal! Alguna vez sintieron que esto ya había pasado creo que se llama déjà vu, pues siento que esto ya lo viví. — Ok ya salgo— digo levantándome. Y trato de que no se me note mi nerviosismo. — hola Susy! cuanto tiempo ¡— disimulo que no pasa nada, pero lo hago tan mal que ni yo me la creo. — No te hagas la chistosita conmigo, ¿Qué pasa? ¿por qué me evitas? Si ya no quieres ser mi amiga dímelo en la cara — dice furiosa, sabía que este momento tenía que llegar, no puedo seguir evitándola es mi amiga. — Perdón, pe......ro, pero, p....ero— ¿Cómo lo digo? Mis manos sudaban, no podía mirarla a los ojos y creo que mis reacciones dieron a atender que algo pasaba porque el tono de Susy se volvió más dulce como si hablara con un niño. — Calma, Ana solo quiero saber si hice algo que te ofendiera para ya no querer ser mi amiga — la última palabra lo dijo en un tono muy triste, yo no quería que se sintiera mal, solo que siempre fui así, cada vez que pasaba algo me alejaba un tiempo, pero luego regresaba como si nada hubiera pasado, solo necesito tiempo para afrontarlo y creo que ese tiempo se acabó, tengo que regresar. — No, Susy no hiciste nada malo, solo es es, es...….que pasa que que, que, que, que que. — Dilo— dice. — ¡Que me gustas! — lo digo de golpe. — ¡¿Qué?! — pone los ojos como plato — eres lesbiana — achica los ojos como, si no pudiera reconocerme. — No. — Pero me acabas de decir que te gusto — me agita los hombros, tan fuerte que creo que me despeine. — Ayayayai, no me agites que me mareo. — Perdón, pero, pero no te entiendo — me suelta con cuidado — explica. — No soy lesbiana ya lo comprobé, fui a un bar gay y me besé con Mariana una chica muy bonita, pero no sentí nada — Susy se toca el pecho como si sufriera un infarto. — ¡Que! — grita después de un silencio muy incómodo — vamos lento ¿Cuándo fuiste? Y lo importante ¿Cómo lo hiciste? si tu querido esposo te vigila como un halcón. — Fue la semana pasada y Octavio— bajo la mirada — está enojado conmigo — doy un suspiro triste, hace días Octavio no viene a dormir y pues me di una escapadita. — No te pongas triste, el señor Verona siempre está enojado — trato de consolarme — pero como te atreviste, pasaste de una santa a una diablilla en una semana, otra cosa ¿Cómo que te gusto? Pero no eres lesbiana eso es ilógico. — ¡Lo sé!, yo misma no me entiendo me gusto el beso por eso dude y luego cuando bese a Mariana fue distinto— jalo mi cabellera con desesperación— investigue e incluso …— me tapó la boca antes de diga que también me bese con Octavio — lo que quiero decir es que ¡no se! — grito agitada, término un poco agitada. Hubo otro silencio, pero este era distinto un silencio tranquilo, ¡sí! me siento tranquila de a verlo dicho me desagüe, decir lo que uno siente se siente bien, por lo general me hubiese quedado callada hasta que se olvidara. Pero esto se siente bien. — Hubo una vez que yo también tuve curiosidad pero no pasó nada, bueno si tuve sexo incluso llegue a pensar a comenzar una relación con una amiga que era bisexual, pero creo que lo pensé porque estaba despechada, decepcionada de todos los hombres, si te contara lo que me hicieron estuve con hombres infieles, con casados, con viejos, menores con 6 años de diferencia, desgraciado, pero hubo uno que me hizo dudar realmente de mi sexualidad, el muy imbécil me engaño con su mejor amigo, el muy idiota era gay y tenía una relación de 10 años con su amigo y solo me utilizo para aparentar con su familia, ¡ash! Todavía me da rabia cuando lo pille y yo por bruta pensé que era el hombre más sensible que conocí, por dios, hasta me acompañaba a comprar ropa, escucha cuando te dicen que el amor es ciego es porque es ¡ciego!, mis amigas ya me lo habían advertido pero yo de bruta creí en sus palabras, lo bueno es que no me quede con los brazos cruzados, le saque fotos con su amante en plena acción y solo es envíe a sus padres— se quedó en silencio un instante— en fin lo que quiero decirte es que el gustar de una persona no significa nada, solo estas experimentando, por ejemplo a ti ¿te gusta el helado? — asiento con la cabeza— pero ¿solo comes helado? — niego con la cabeza— exacto, necesitas de otros postres, experimentar nuevos sabores pero al final tu postre favorito siempre será helado. — Eso creo— asiento, eso también explica lo que sentí con el beso de Octavio, eso es normal no es nada — gracias — sonrió. — Para eso son las amigas, además te traje la película que te prometí, a un que creo que ya no lo necesitas, eres una traviesa— sonríe de forma picara — todavía no me lo creo que te hayas ido a un bar gay sola, me gusta esta parte tuya. CAPÍTULO 26 Octavio — Cuando pensabas decirme, que estas en una relación con Megan Maldini— entra mi mejor amigo, a mi oficina — Rompiste mi corazón— se toca su pecho fingiendo un infarto. — No es una relación, es un negocio — digo mientras firmo unos papeles— además como te enteraste, se supone que esto era un secreto. — Bueno tengo mis contactos — sonríe — y me siento ofendido el manual de mejor amigo dice que yo sea tú confidente, tú compañero de rumba, él que dé su visto bueno si esa chica te conviene, él que......— le corto antes de que siga con su discurso del manual de mejor amigo, me lo va diciendo desde el colegio. — Basta, me duele la cabeza cada vez que, comienzas tus discursos — masajeo mi sien parece que ya me va a comenzar la jaqueca— recuérdame, porque seguimos siendo amigos. — Porque soy el único que te soporta — dice sentándose al frente de mi escritorio. Tiene razón. — Dime como te enteraste. —Fue tú madre, sabes que soy su sobrino favorito— pone sus manos a su rostro — mira mi rostro, crees que alguien se puede resistir soy tan adorable cuando quiero, mejor que un bebe y un cachorrito — si alguna vez dude de la buena relación de mis padres ahora ya no la tengo, apenas ayer le comunique de mi decisión y ya se lo dijo a mi madre. — En primer lugar, no eres su sobrino en segundo lugar, mi madre no debió decirte nada. — No me contó mucho, solo dijo que harías lo mejor para todos y lo mejor para todos es hacer todo lo que tú papito dice, eso es prioridad para ti — sonríe haciéndose burla de mi—eres tan predecible hijito de papi. — Eres tan inmaduro— sonrió, no puedo enojarme con él, de alguna forma sus burlas, e incoherencias son las cosas que más admiro de Edgar. De repente entra agitada la secretaria de Edgar una señora de 50 años, fue la única que no cayó en su encanto y pudo soportar sus idioteces — señor, su esposa está en el hospital. —¡QUE! — me levanto del sillón de golpe— ¿Qué paso? — No lo sé, me acaba de llamar Susana. ******** ¿Qué paso? Ana se quemó con agua hirviendo específicamente café, ¿Cómo paso? Una pelea de las recepcionistas vs Susana, donde solo Ana salió herida porque mientras discutían las susodichas, empujaron a un mesero que llevaba cafés calientes ¡muy calientes!, tanto que tuvieron que llevarla al hospital. Si alguna vez pensé que Susana era una mala influencia ahora estoy seguro, ¿Qué estoy haciendo ahora? Dándole de comer a Ana como un bebé, ¿por qué? Simplemente porque no puede, se quemó las dos manos, parte de su vientre y piernas, ¿Cuánto tiempo estará así? Según el doctor mínimo unos 5 días. — ¿Quieres algo más? — pregunto, serio. — Helado— susurra — No, estas castigada por meterte en discusiones que no te corresponde. — la regaño, hace un puchero de tristeza como si estuviera a punto de llorar y lo único que me provocó fue ternura con un poco de gracia, ahora ya entiendo porque empecé a compararla con una niña. De repente escucho una garganta aclararse que me hace dar cuenta que no estamos solos, Susana y Edgar están frente a nosotros, la primera con la cabeza agachada seguro por la culpa que siente y mi supuesto mejor amigo mirando con diversión como si esto le producirá gracia. — Señor Verona, le pido perdón nuevamente no era mi intención que pasara esto, todo paso tan rápido que no me dio tiempo de reaccionar — dice Susana, que viene disculpándose desde que llegamos — Ana perdón— dejo la sopa de pollo que preparo Susana — me haré responsable de mis actos. — Susy, fue un accidente deja de pedir perdón, no hay nada que perdonar, además ve el lado bueno estaré de vacaciones 5 días — sonríe mi pequeña niña, sacudo mi cabeza para quitar ese maldito apodo ella es ANA nada más. Antes de que continúe respondió rápido. — Esto será sancionado, como es debido y no solo usted sino también las recepcionistas ¿Cómo se llaman? — Rut y Silvia — susurra Susana— lo siento tanto, perdón. — vuelve a decir. — ¡Ya basta! — dice fuerte Edgar haciendo saltar del susto a Susana y Ana, Edgar se da cuenta de lo que hizo — ya no pidas perdón eso me molesta con una sola vez ya está— dice ya más calmado. — Perdón — Edgar le mira mal a Susana por repetir otra vez, esa palabra que tanto lo molesta — lo siento —Susana se dio cuenta de lo que dijo y se tapa la boca. Por lo general Edgar es alegre y divertido, pero solo yo sé lo que le provoca esas palabras, nunca las dice, pero tampoco quiere oírlas. CAPÍTULO 27 Ana 10 Años — ¿Cómo llegan los bebes? — pregunto, mientras dibujo recostada en la cama. — En la clase dijeron que la unión de espermatozoide y óvulo forma un bebé — me quede más confundida con esa explicación. — No entiendo ¿Qué son esas cosas? — No pusiste atención en clases—me mira severamente — seguro te quedaste dormida otra vez — se acerca sentándose frente a mí— no estaré ahí otra vez para defenderte, si te castigan por quedarte dormida. Mi ángel es mi mayor por dos años y está en curso más superior que yo. Siempre me siento en el último banco, para ser más invisible y pueda dormir o dibujar más tranquila, además esas clases son muy aburridas. Una vez me pillaron y el castigo era cinco azotes en mi mano. Por lo cual mi ángel pasaba justo por ahí y detuvo el castigo antes que empezara, él se ofreció a recibir en mi lugar, le dieron diez por su actitud, pero él no se quejó, la única que lloro fui yo, él solo miro con ira a la que le estaba golpeando. Desde ese día yo trato de atender y no llamar la atención, no me gusto ver como lastimaban a mi ángel. Aunque paso algo raro, todos le tuvieron más miedo a mi ángel, no sé porque, incluso los profesores se hacían de la vista gorda cuando me pillaban dibujando. — No, te juro que ya no me quedo dormida, pero me cuesta atender — sonrió en forma de disculpa — además creo que todavía no hemos visto eso. — Está bien, te creo — saca un cuaderno de su mochila y dibuja un renacuajo y una pelota con ondas — esto es espermatozoide — señala al renacuajo— lo tiene el hombre y la mujer tiene el óvulo — señala a pelota. — Ooooh— es lo único que digo, porque no sé qué más decir — y ¿Dónde están esas cosas? — No lo sé— se rasca la cabeza—según lo que me dijeron es que están dentro de nosotros. — ¿Cómo lo juntamos? — Quien sabe, pero una vez a Beto lo escuche hablar con sus amigos, que la mejor parte es el proceso es la unión. *********** — Combina alcohol y despecho es igual a locura, así fue que folle con mi amiga. — Susy, me contaba su aventura con su amiga muy detalladamente. Estábamos en el comedor almorzando. — ¿Te gusto? — pregunto. — Claro que sí, fue raro pero muy interesante — dice, luego come su hamburguesa — oye ahora me doy cuenta, que tú no eres mojigata. — No entiendo — contestó. — Pensé que serias como la típica chica que se sonroja, tiene vergüenza al hablar de sexo— me mira achicando sus ojos — es como tú curiosidad puede más que tú sentido común. — Miren quien está aquí, la gorda secretaria — dice una mujer alta, delgada y rubia de pelo largo y ondulado. — Seguro que ya se acabó todo y no nos sobro nada — dice la otra rubia de pelo corto como de hombre, pero le queda bien, también delgada y alta. — Hay que asco, pensé que ya habían fumigado este lugar, pero todavía quedo algunas cucarachas — dice Susy sonriendo. — Gorda. — Todo esto — muestra sus curvas — es carne con curvas y para mantenerla puedo comer todo lo que quiero y no me muero de hambre como otras. — y palmea su trasero— esto a que trabajarlo, ¡quien está de acuerdo conmigo chicos! — eleva la voz y todos los hombres silban. — Estúpida gorda — grita la rubia de cabello largo, es más alta que Susy y trata de empujarla. Y cuando la empuja Susy tropieza con un mesero. Solo diré que fue muy doloroso al sentir el café caliente. *********** Después de la reacción tan rara del amigo de Octavio, se fue a la constructora. — Creo que ya es tarde, Ana debe dormir y con estas quemaduras le costara conciliar el sueño. — gruñe Octavio mirándole mal a Susy, ha dejado claro que la culpa por mi accidente. — Sí, está bien — me trato de levantar, pero Octavio me detiene. — Espera deja que yo te lleve estas medicada — y como fuera la mejor noticia salto a su regazo para que me cargue. Le doy mi mejor sonrisa porque desde hace días extrañaba sus regaños. Es lindo verlo preocupado por mí, tratare de portarme bien para que no vuelva alejarse otra vez, Él me sonríe, y creo que también me extrañaba, me carga como si fuera una novia, dejándome en mi cama. — Yo la ayudo a desvestirse—dice Susy, me había olvidado que está presente. — Gracias — le digo. — Iré por tus pastillas para que puedas dormir — dice Octavio y sale de mi habitación. — Oh por dios creí que tu esposo en cualquier momento me mata—suspira dramáticamente. — Exagerada — digo mientras Susy me desviste. — Pero, dime que paso haya afuera, te trata de una forma protectora y tú no te quedas atrás le hiciste pucheros y te subiste a su regazo para que te cargara —dice mientras me pone con cuidado el pijama — me pierdo una semana y ya tienes más confianzas con mi jefe que yo y eso que trabajo para él hace años— suspira — y la mejor parte te fuiste a un bar gay sola y te besaste con una mujer. — No lo vas a olvidar nunca — pongo los ojos blancos — solo fui una vez y ya soy condenada. — Eres toda una caja de sorpresas y conmigo a tú lado no habrá límites y tus curiosidades serán saciadas— da una pequeña carcajada. —Ya es tarde deberías retirarse señorita García — gruñe Octavio entrando a mi habitación, con un portazo que fue tan fuerte que nos asustó. Su mirada es dura y lo más incómodo es que no me mira a mí, sino a Susy, creó que realmente la quiere matar. — Sí, señor lo siento mucho — se da la vuelta y me mira como pidiendo auxilio — adiós Ana, mañana vengo temprano para ver como andas. — No es necesario su visita, ya ha hecho suficiente por hoy — nuevamente gruñe. — además Mirian vendrá temprano y se encargará de Ana. — Solo deseo visitarla. — La visitara cuando este yo presente — dice de forma fría. — Está bien, adiós Ana, con su permiso señor Verona— dice Susy un poco triste seque se siente culpable por lo sucedido. — ¿Qué te pasa? No la trates así— le gruño y le saco la lengua. — Por su culpa te encuentras lastimada — grita. — Fue solo un accidente además el doctor dijo que no es grave, con la pomada que me dio, me curare y no dejara marca — digo con voz fuerte. — No quiero que te juntes más con ella, es una mala influencia. — No soy una niña, a la que le puedes mandar además tú te fuiste, no tienes derecho— grito enojada. — ¿Qué no tengo derecho? Soy tú esposo — gruñe. — Porque estas en contra de Susy es mi amiga — digo en voz baja, él no es justo. — Porque las oí — dice. — Que oíste. — Todo lo que dijeron hace un momento— abro mi boca de sorpresa— ahora la pregunta es ¿Por qué haces esto? — No quiero hablar de esto— me acuesto y le doy la espalda— buenas noches. —No me iré hasta que me contestes — dice serio y siento como se sienta en mi cama — verdad o reto. — No te importa, tú te fuiste me dejaste de lado— lagrimeo — vete. — Escucha, todo se volvió complicado — suspira — después de ese beso me sacaste de mi zona de confort — se acuesta a mi lado — lo que paso complica muchas cosas, yo no pensaba involucrarme contigo de ésa forma. — ¿Eres gay? — eso explicaría porque salió huyendo. — Eres una niña tonta— se acurruca junto a mí, parece que sonríe porque siento cosquillitas en mi cuello — no soy gay. — Entonces porque reaccionaste como si te diera asco — lo enfrentó dando la vuelta, conecto nuestras miradas. — Te confieso que, si me asuste, pero no me dio asco, en realidad me gustó mucho más de lo debido. — sonrió por su respuesta — y como te dije anteriormente es muy complicado de explicar. —Puedes intentarlo. — Está bien, yo no planeaba involucrarme con mi esposa de ninguna forma, porque luego nos divorciaríamos, no quiero hacerte ilusionar, tú me gustas como amiga y no quiero hacerte sufrir. Por eso me preocupo por ti. — se queda un momento en silencio — lo que escuche no me gustó nada y veo que la culpa de todo es Susana, nunca debí presentarlas — vuelve a enojarse. — Ella no es mala influencia, soy yo la que quiero que me enseñe — gruñe — no te enojes, no soy una niña, aunque no lo creas, esta es mi decisión — suspiro y me pego más a él — yo también quiero ser tu amiga y también quiero que tú me enseñes, estuve encerrada mucho tiempo, quiero salir. «Quiero vivir». CAPÍTULO 28 Octavio Luego de oír lo que hizo Ana y lo que planea hacer me dio rabia intensa ¿Dónde estaba yo? para frenar esas curiosidades hilarantes. Como mi inconsciente hablara me responde ¡Aaah! si con Megan, pero eso no justifica esa salida sola a un bar gay, le pudo haber pasado algo, no importa que me diga que no es influenciada por su amiguita, es obvio que ¡sí! por lo menos ahora aclaramos muchas cosas, ninguno de los dos nos vemos con ojos románticos eso de alguna forma me deja tranquilo. Es simple, solo seremos amigos, puedo lidiar con eso, ya no tengo la necesidad de ocultarme. La veo dormir tranquila, tan tierna y dulce parece que todo está bien, cuando estoy a su lado es más tranquilo como una especie de paz. «No hay empresa» «No hay matrimonio arreglado» «No hay presión» «No hay responsabilidad» «Solo soy yo con ella» «Solo quiero dormir» La alarma de celular suena el sonido es suave casi imperceptible pero suficiente para mi salgo de su dormitorio, me arreglo para ir a la oficina, es ya muy tarde es la primera vez que me quedó dormido. Miro el reloj son las 10 :14 am ya debería haber llegado mi nana Mirian, la llamo para saber dónde está. —Hola toto— dice mi nana, ese es el apodo que me dio de cariño a mí no me gusta, pero a ella le hace feliz, así que lo aceptó, ojo que solo le permito que me diga toto cuando estamos solos o con mis padres. — Buen día nana, ¿A qué hora vas a llegar? es tarde. — Hay mi niño toto, lo siento, pero no podré ir a atender a su esposa, mi nieta llegó de visita por tres semanas y me ha prohibido trabajar, quiere pasar el mayor tiempo posible conmigo antes de que se vaya a ir de viaje con sus amigos, hay la juventud de hoy en día es muy acelerada — dice mi nana. — No te preocupes nana divierte con tu nieta, cuídate — cuelgo, y ahora ¿Qué hago? no tengo a nadie y se me hizo tarde. Llamo a Edgar, para que él se encargue de todos mis asuntos de hoy. Me dirijo a la cocina para ver qué hay de desayunar por lo general yo no desayuno solo tomo café en mi oficina. Preparo un café y caliento la cena de ayer una sopa de pollo que hizo Susana. De repente escuchó pisadas bajando las escaleras y baja una niña con el cabello desordenado como si la hubieran electrocutado, con rastros de baba en su boca, que le hacen ver chistosa. — ¿Qué es tan graciosos? — Buenos días a ti también — sonrió — dormilona. — Buenos días, ¿Qué haces aquí todavía? — bosteza — ¿no tienes trabajo? — Mirian no podrá venir a cuidarte al parecer llego de visita su nieta— sirvo dos tazas de café hasta que caliente en el microondas la sopa. — Toma asiento ahora te sirvo tu sopa — se sienta y veo que todavía tiene lagañas, esto por lo general me daría asco, pero en Ana me da risa. — ¿Por qué te sigues riendo? — pregunta sería. — Te vez tan graciosa cuando te levantas— le digo riendo de su aspecto, tengo ganas de sacarle una foto. Y porque no, saco mi celular la enfoco y justo cuando da otro bostezo le saco una foto. — Hey, no te rías, elimina esa foto — gruñe. — Mira te vez linda — le muestro la imagen y en vez de enojarse se ríe también. — Me gusta verte alegre —sonríe — vale la pena que te burles de mí. Después de reírnos, tomamos el desayuno, aunque técnicamente le di de comer como un bebé, ahora la llevaba a su recamara a limpiarla. — Ahora qué hago — pregunto. — Quítame el pijama — su pijama es de dos piezas un short corto con una solera de tirantes ambos de color crema con imágenes de puca. Y luego dice que no le diga niña, si hasta se viste como una. — ¿Quieres que cierre los ojos? — le pregunto por si se siente incómoda por la situación. — No me importa— dice muy tranquila — a ti ¿te incomoda? — No. — Entonces continua — como puede estar tan tranquila. Primero comienzo, con su short bajo poco a poco, no quiero lastimar sus piernas tiene quemaduras en esa parte. Ya cuando por fin las saco veo sus bragas de color azul con puntitos blancos, me levanto para continuar la parte de arriba, le pido que levante las manos para facilitar el proceso, es entonces que me doy cuenta que no lleva sujetador. —¿Por qué no llevas sujetador? — me doy la vuelta avergonzado. —Porque molesta a la hora de dormir — responde tranquilamente— ¿nunca viste unos pechos? —Claro que los vi, solo…—no sé qué decir, si a ella no le importa entonces a mi tampoco, respiro fuerte para darme valor y me doy la vuelta. — Listo — digo cargándola al baño — donde está la esponja — pregunto más para mí que para ella, esta situación es un poco incómoda, pero para ella parece lo más común del mundo. — Falta las bragas — dice de lo más tranquila, me tenso de inmediato. — Aso sí que no, es sobrepasar los límites. — ¿Qué límites? — Pues esto, estás jugando con fuego — digo un poco nervioso. — Solo quiero cambiarme mi ropa interior y lavarme ¿Qué te imaginas tú? — pregunta con el ceño fruncido. No sé si es muy inocente y no se da cuenta de lo que está provocando a mis pantalones o es muy astuta. — Mejor llamo a Susy, ella lo podrá hacer, si esto te incomoda. — ¡Nooo! — casi grito, prefiero hacerlo antes que Susana le meta ideas a su cabeza. Voy a su espalda bajo mis manos por su espalda, su piel es suave y delicada, bajo sus bragas poco a poco tocando sus nalgas, cuando me levanto me quito mi saco y la corbata para estar más cómodo, la vuelvo a levantar acomodándola en la tina, cuidando que las quemaduras de sus piernas no se mojen, levanto la vista y veo la imagen más erótica. Una pequeña mujer de cabello largo castaño que tapa sus hermosos senos, ojos miel de la piel pálida como la porcelana con la mirada más dulce, me acerco lentamente observando todo su cuerpo en plenitud, tomo la esponja, primero empiezo con una pierna para pasar luego a la otra, con cuidado y poco a poco me acerco a sus senos retiró su pelo y me detengo más de lo debido doy pequeños masajes circulares. — Te pongo nervioso— se ríe de mí. — No. — Claro que sí. — ¿Esto no te molesta? O ¿te incomoda? — digo serio. — Nopis, necesitó tu ayuda y tendrás que bañarme por lo menos 5 días — sonríe — eres tú quien se siente incómodo, ¿nunca viste a una mujer desnuda? —se burla. Me río de su atrevimiento, tal vez realmente estoy exagerando, pero me intriga que Ana lo tome con tanta calma, se supone que el hombre pone nerviosa a las chicas. No al revés que paso con la niña miedosa, callada, tímida incapaz de conversar con gente extraña. Cuando término la seco y la envuelvo con la toalla le lavo sus dientes y la llevó a su cama. —No, me respondiste mi pregunta — dice mientras busco su ropa. — Te respondo si tu respondes a la mía— asienta con la cabeza — si he visto muchas mujeres desnudas. — Y ¿por qué estás tan nervioso? — trato de ponerle sus bragas, pero ella se niega — no me lo pongas, solo el vestido no me gusta llevar mucha ropa cuando estoy en casa — me sorprendo lo que dijo, no sabía que en casa no usa ropa interior, todo este tiempo no tenía nada abajo de su ropa, con razón usaba más ropa ancha. Pero ahora solo tiene que utilizar un vestido corto y de tirantes porque que sus quemaduras tienen que estar al aire libre. — Cada vez me sorprendes más — le digo sonriendo. — ¿Por qué? —Primero estas muy tranquila desnuda frente a mí. Segundo no utilizas ropa interior. Tercero no te das cuenta de lo que en estos momentos me estas provocando. — En primera te conozco y confió en ti por eso estoy tranquila. Segundo me gusta estar cómoda en casa. Tercero ¿Qué te provocó? — Confirmado, es tan inocente como una niña con cuerpo de mujer. CAPÍTULO 29 Ana — Mira mis pechos está creciendo — sonrío— ya soy una mujer— bailo de felicidad — ya no seré la más chiquita del curso. — Sigues siendo pequeña— le pongo mala cara y le saco la lengua. — Eres malo—digo. — Para mí sigues siendo mi pequeña, aunque tengas más de 60 años. — Tú crees que mis pechos serán tan grandes como Laura— pregunto, Laura los tiene enormes la verdad no me gustaría que fueran tan grandes. — No lo creo, Laura a tu edad ya la tenía grandes — dice, desvistiéndose— eso a ti no te debe importar. — Claro que, si me importa, no quisiera que sean chiquitos, pero tampoco enormes ¿cómo te gustarían a ti? — digo mientras me saco mi falda y bragas hasta estar completamente desnuda. — Me gustas tú, no tú cuerpo — se saca los pantalones y zapatos. — Pero mira toca, son lindos y suaves — le digo mientras me acerco para que sienta mejor, Me toca mis pechitos con las dos manos. — Es verdad son más suaves —sonríe, luego se acuesta en la cama, solo con sus calzoncillos —ahora ven ya es tarde, mañana a que madrugar. — Está bien — busco mi pijama y me la pongo— ¿tú crees que ya deba utilizar sujetador? — pregunto ya acostada junto a mi ángel, el pasa su brazo por mi cuello y besa mi sien. — Tal vez, mañana pregunto, para que te den uno — sonrió de felicidad tendré mi primer sujetador. — Gracias — me levanto un poco para besar sus labios. ****** — ¡Voy a morir! — digo mientras lloro, y sorbo mis mocos— no quiero — me tapó la mano con la cara. — ¿Qué pasa? Mi pequeña garrapata — se despierta mi ángel asustado. — Estoy sangrando ¡voy a morir! No quiero, no quiero, no quiero — niego con la cabeza muchas veces. Y señalo la mancha de sangre en las sábanas blancas. — ¡¿Cómo?! ¡¿Dónde ?! — se alarma y busca por todo mi cuerpo, yo le señalo con el dedo el medio de mis piernas, mientras levanto mi pijama para que vea — ¿cómo te hiciste eso? — se asusta y desesperado me alza de la cama y como un rayo me lleva a la enfermería. Luego de una plática muy larga con la enfermera, entendí que esto era normal en las mujeres, esto es el ciclo menstrual y que algunas niñas como ¡yo! les baja más temprano. Fue muy difícil explicarle a mi ángel esta parte, él se asustó y no quiso dejarme ni un solo momento, la enfermera tuvo que cerrar con llave la puerta para que no entrara. Y cuando por fin le explique todo se tranquilizó dándome un abrazo fuerte, cada vez que se asusta o me alejo mucho me abraza muy fuerte y a veces tiembla como ahora yo lo tranquilizo acariciando sus cabellos dorados o le doy besos a todo su rostro de ángel. — Estoy bien —acaricio su cabello. — Tenía mucho miedo — murmura — jura que no me abandonarás — me separa un poco para mirarme a los ojos levanta su meñique. —Lo juró — unimos nuestros meñiques. Es injusto que a las mujeres nos toque sufrir estos cambios primero los senos ahora ¡esto! ¡Ash! Y a mi ángel no le pasa nada sigue igual, es más alto, pero solo eso, esto una ¡injusticia! ******* Los días con Octavio fueron maravillosos, su compañía, sus cuidados y sus mimos. al principio se mostraba reacio al tener que bañarme hubo un momento en que me pregunto por qué yo no sentía vergüenza al estar desnuda frente a él, no voy a negar que me sentí algo de vergüenza o miedo. Pero se me fue rápido al saber quién estaba a mi lado. Y me respuesta fue simple "confianza" si yo confió en él, al principio él era un desconocido para mí por eso la primera vez que me vio desnuda cuando bañaba a mi perro me tape al instante, pero ahora no. De alguna forma sus regaños e incluso el silencio de su compañía me gusta. Me encanta ver como frunce el ceño cuando trabaja, la forma como bebe con tanta elegancia sus expresiones cuando se enoja o como se le ilumina los ojos cuando preparo algún postre que tenga chocolate. Ahora he descubierto algo nuevo de él, se sonroja como un niño sobre todo cuando tiene que bañarme. Ahora está conmigo atento a lo que dice el doctor de mis quemaduras, ya me quitaron las vendas y me recetaron algunas pomadas para que mi piel mejoré y no quede ninguna cicatriz. — ¿Quieres comer? — pregunta cuando llegamos a casa, asiento con la cabeza — que deseas. — Cualquiera cosa que sea frita — lamo mis labios, por dios e extrañado la comida chatarra. —Está bien, pero no te a costumbres — llama por teléfono a un restaurante de comida rápida. A la llegada de la comida me siento en el comedor, me siento como si no hubiera comido hace mucho tiempo y ahora lo haré solista, sin necesidad de ayuda de nadie y cuando estoy apuntó de tomar mi hamburguesa, Octavio lo toma y me lo lleva a la boca para que lo coma, le miro extrañada por su comportamiento y luego me río con una carcajada muy fuerte. —De que te ríes — me dice muy serio. — No te das cuenta, ya no necesito tú ayuda para comer —- me vuelvo a reír, pero luego el empieza a sonrojarse — te ves tan adorable. — No lo soy— gruñe, deja la hamburguesa en el plato —bien entonces come, no te hagas la chistosa o sino ya no comerás este tipo de comida — su comentario hizo que me ría a un más, al final los dos terminamos riendo mientras comíamos las hamburguesas. Me gusto que a pesar de que ya puedo hacer las cosas yo sola, el sigue cuidando de mí, me limpio con la servilleta la boca, me dio refresco y me cargo hasta mi dormitorio. No fue a la oficina y se quedó conmigo casi toda la tarde viendo películas. Pero esto no duro mucho, lo llamaron, no se quien fue, se puso nervioso y dijo que no llegaría dormir, eso me puso un poco triste ya me había acostumbrado. «Es un buen amigo» A que ver el lado bueno de esto por fin voy a ver esa película que llevo días esperando. Y como Octavio no llegara a dormir lo veré en su recamara su televisor es mucho más grande que la mía. La emoción invade mi cuerpo, siento como si cometiera un delito. Tranquila me digo a mi misma es solo una película basada en un libro " 50 sombras de grey". Saco la el DVD del lugar donde lo escondí, voy corriendo a su recamara es enorme gris y frío en el medio una cama enorme que creo que dormiría una familia entera, pero lo que llama mi atención es la pantalla plasma que ocupa casi toda la pared, preparo una pipocas y soda, lista para la película. Cuando va rodando la película me quedo prendida de ella, creo que no estoy parpadeando cada escena que pasa lo voy comparando con el libro, hay muchas cosas que no coinciden, pero ¡que me importa! El actor está buenísimo así me lo imaginaba yo a Cristián grey, al igual que Anastasia, pero más chiquita, así como yo. Gracias a dios estoy sola porque si no me daría vergüenza verla con Octavio rondando cerca de aquí. CAPÍTULO 30 Octavio ¿Qué puedo hacer? Su compañía es cálida, cariñosa, su piel es suave y olor me deja tan fuera de mí, no se ¿Quién soy? Cuando estoy a su lado. «Con Ana» «Soy otro» —¿En qué piensas? — dice Megan mientras se viste luego de haber follado. —En nada importante— trato de darle menos importancia — ¿A qué hora sale tu vuelo? Megan tiene proyectos en el extranjero, según ella siempre para viajando y nuestro matrimonio es prácticamente un hecho. — A las 9 am. — Supongo que esto es un hasta luego — es lo único que digo. —Noto cierto tono de melancolía —sonríe de forma coqueta. —Digamos que me tengo que acostumbrar a su compañía. —Eso es bueno, tenemos que acostumbrarnos a nuestras rutinas. —se levanta de sillón, dirigiéndose hacía a mí de forma sensual —y dejarnos de tratar de usted, no crees— susurra, cerca de mis labios. —Puede ser— tomo su mentón y la beso apasionadamente, se sienta en mi regazo abriendo sus piernas. —Te quedaras a dormir — no estaba preguntado, luego de terminar de besarnos, pienso unos segundos, esta es una buena oportunidad para dejarle claro que a un que nos casemos, esto es un negocio y yo soy el que tomara la última decisión en nuestra relación. —No lo creo —digo seguro, Megan se sorprende de mi respuesta, ella no me controla. Sonrió de lado sin que lo note, además no creo que sea bueno dejar a Ana sola, no me fio de su razonamiento para cuidarse de sí misma. Llegando a casa, lo primero que hago es dirigirme a la habitación de Ana, para ver si está bien. Al llegar noto un silencio muy raro como si fuera una película de miedo. Busco por todos lados y no la encuentro, seguro aprovecho mi ausencia para darse una escapadita con su amiguita es ¡INCREÍBLE! No debí fiarme de ella, tengo que estar detrás de ella, como si fuera un bebé, apenas se recupera del accidente y va en busca de otra, pero de esta no se salva, esta vez ¡me va escuchar! Pero antes que salga a su búsqueda, me detiene una música, es de ¿Beyonce? Y lo más raro es que sale de mi recamara, seguro esa niña tonta está haciendo sus travesuras, ¡me va escuchar!, lo bueno es que no salió con su amiguita. Me acerco y abro la puerta con cuidado, para que no me oiga y así pueda sorprenderla con las manos en la masa. Pero hubo un problema, el sorprendido fui yo, Ana estaba recostada en mi cama boca abajo, con sus manos apoyadas en su mentón, muy concentrada en la película, lo que me sorprendió no es que este viendo una película, sino que tipo de película, era una escena de sexo, y lo más perturbador es que esta vestida con una solera enorme y no lleva ropa interior. Me quedo mirándola más de lo debido, mueve sus piernas de arriba abajo, veo su pequeño trasero bien redondita y firme, que solo es cubierta por una delga tela, mientras me pierdo en esta visión, Ana se rasca una nalga que provoca que la solera se suba más y vea más de su piel. Sé que no debería sorprenderme ya le había visto desnuda antes cuando la bañaba, pero esta vez es distinto como si fuera la primera vez, tal vez la música me esté influyendo, sé que es ridículo, pero es lo que siento como si descubriera una nueva Ana, más sexy como si supiera que estoy atrás suyo y me estuviera provocando. Pero sé que no es verdad ella no se percata de mi presencia. Decido que esto debe acabar, ya no puedo más fingir que nada pasa, no funciona. Pensé que si la veía con ojos de hermano ya no me perturbaría, tal vez deba cambiar de idea. Me perturba su inocencia, también de que no sepa lo que me provoca, es hora de cambiar los roles. Una vez oí que lo prohibido es más tentador, como el fruto prohibido y Ana para mi seria mi fruto prohibido y lo peor de todo es que yo le di esa etiqueta, pero la única forma de quitarle ese rol es que ya no sea prohibida. — Te acompaño. Ana — Te acompaño — escucho atrás mío, doy un salto de susto que me caigo de la cama. Abro los ojos como platos, al ver a Octavio frente a mí ¡mierda! La película, corro y trato de tapar el televisor. — Sabes que mi televisión es más grande que tú — sonríe de forma rara, me mira de arriba abajo como si me estuviera evaluando ¿Qué le pasa? — con que 50 sombras de grey— toma la portada de la tapa que estaba en la mesita de noche. — no la había visto, se ve que es interesante. Yo me quedo muda, no sé qué decir primero porque no esperaba su llegada, segundo me pillo utilizando su televisión siendo que a él no le gusta que toque sus cosas, y tercero viendo una película erótica. ¡¿qué hago?! Y lo peor de todo es que se es oye lo gemidos de los actores. — Reiniciare la película quiero verla desde principio — dice con una mirada intensa, muy difícil de descifrar, Octavio toma el control remoto y reinicia la película, yo sigo pasmada no me muevo sigo en medio de ese enorme televisor. Se acerca lentamente y me toma la mano, dirigiéndonos a la cama, no sé cómo lo hace, pero me acomoda en medio de sus piernas. Estoy tan pero tan perdida que solo dejó que me dirija ¿Qué le pasa? Se supone que tenía que regañarme. — Sólo quiero ver la película — susurra cerca de mi oído que provoca cosquilla por su cercanía. — jajajaja— me río por las cosquillas — ¿Qué te pasa? — digo un poco más relajada. — Tranquila, solo quiero ver la película — susurra muy despacio sintiendo otra vez cosquilla con algo diferente como un toque pequeño de electricidad me pone tan nerviosa. Trato de ver la película, pero no me concentro la cercanía de Octavio me perturba, y como no, su mano acaricia mis piernas, muy sutilmente, como si una pluma me tocara es como si estuviera jugando con sus dedos da pequeños círculos, la punta de su nariz roza mi cuello, su respiración es más profunda. —Me haces cosquillas, se siente raro — él se congela y se detiene. — ¿Quieres que me detenga? — susurra. — No losé — comento. — ¿Te gusta? —besa mi cuello, son besos cortos pero húmedos. «Se siente rico» — No me molesta ¿Por qué lo haces? — soy sincera. —No losé — Las caricias continúan son suaves poco a poco me relajó y me apoyo más a él, dejando que mi cabeza se recueste en su hombro, dándole mejor acceso a sus besos. ¿Por qué lo dejo? No lose, solo sé que mi cuerpo lo disfruta. ¿Alguien puede juzgarme? Pierdo la noción del tiempo y la película pasa a segundo plano, recuerdo esta sensación y por un pequeño momento él vuelve a mí. — Me gusta ser el primero en darte placer— me sonríe, se acomoda atrás mío, siento como su brazo se acomoda en mi cintura. Y me pega más a él — me gusta que seas tan inocente, mi pequeña niña. Trato de decirle algo, pero el cansancio me sobrepasa, estoy tan agota quería decirle: que, que, que, que, no es el primero. «Esta no es mi primera vez». CAPÍTULO 31 Ana — ¿Qué haces? — pregunto a mi ángel que está muy raro desde hacía tiempo. Se tapa con las sabanas — ¿Qué ocultas? — estiro las sabanas. — Nada— se acurruca más en las sabanas. — ¿Qué te pasa? hace tiempo que no dormimos juntos — me quejo — ya no me quieres — empiezo a lagrimar, él se acerca rápido, y me abraza, ya son 5 días que no me llama para dormir juntos y en el día se porta de los más frío conmigo ya no me quiere besar, abrasar, ya no me peina, yo no hice nada malo. Hoy baje al sótano sin avisarle, y me le encuentro moviéndose muy raro en la cama. — No llores sabes que no soporto verte llorar— besa mi cabeza, me sorbo lo mocos— es que algo me está pasando— dice serio. —¿Qué te pasa? — me alejo para mirarle mejor, está desnudo y solo se tapa la parte de abajo con la sabana, mi ángel se queda callado— no confías en mí —digo con tristeza. — No, claro que confió en ti, tú eres lo único que tengo y te quiero, mucho, mucho, mucho- repite una y otra vez haciendo cosquillas en mi pancita. — Basta, basta me voy hacer pipí— río fuerte — yo también te quiero mucho— se detiene — entonces dime ¿Qué te pasa? —Es que me da vergüenza- susurra en mi oído como si fuera un secreto. Espero que continúe, pero se queda callado, le pico con mi dedo para que siga — bien, mi cosita está creciendo. — Oooooo— me quedo callada un rato—¿Qué cosita? —Por donde hago pipi —susurra en mi oreja. —Y eso que, a mí me están creciendo los pechos — digo tranquila. — No es solo eso— se queda callado, le pico otra vez para continúe —bueno, tengo sueños raros y me fijo en cosas que antes no hacia — dice serio— el otro día me quede mirándote tus pechos. — Pero si ya los conoces te los mostré cuando estaban empezando a crecer cuando era niña, ahora están un poco más grandes — los tocó con mis dos manos para que las vea — siempre me cambio aquí. — ¡No losé! — se desespera — tuve un sueño raro una noche, te acuerdas aquella vez pillamos a Beto con esa chica. — Si fue chistoso me tapaste lo ojos y te pusiste muy rojo— me río de aquel recuerdo. — Pues esa imagen no sale de mi cabeza y cada vez que te cambias mi cuerpo cambio — baja la cabeza — por eso no quiero que duermas más conmigo hasta que se me pase esto— señala su cosita. — Haber quiero verlo — digo, le quito la sabana rápido antes que me lo impida — yo lo veo igual — su cosita sigue igual que la última vez que le vi, a un que parece que le están creciendo pelitos. — Es que me asustaste. —¿Por qué te movías así con la almohada? — digo. — Se me calma, me gusta la sensación — susurra poniéndose muy rojo. — Quiero verte. —¡No! —Ooooo vamos, solo una vez — pongo mi mejor cara de perrito combinado con un puchero, sé que no se resistirá. —Está bien, pero tengo que esperar a que crezca más — le miro esperando a que crezca, pero nada, entonces decido quitarme mi blusa y sujetador para me vea, él dijo que le crecía cada vez que me veía — ¿Qué ha...ces? — tartamudea —Solo te ayudo —sonrió, entonces pasa lo que me dijo empieza a crecer, poco a poco esta paradito. Él se acomoda poniendo la almohada en medio de sus piernas, se acuesta en la cama en posición de un lado y empieza a moverse, empuja de adentro hacia afuera con la almohada, no deja de mirarme su respiración se acelera poco a poco. Decido acostarme a su lado, para que pueda verme mejor, se ve tan lindo sus ojos azules se vuelven más oscuros ¿Cómo eso es posible? Su mirada es distinta no sé cómo describirla ve más allá de mí, como si juntos estuviéramos descubriendo un mundo nuevo. — ¿Qué se siente? — le pregunto por curiosidad. — Es maravilloso— gime a mi lado, luego se acerca más a mí y toca mis pechitos. — ¡Au! — grito, me hizo doler fue muy duro sus manos me agarraron con fuerza. —Perdón — se asusta, pero no deja de tocarlos, ahora es más suave. Mi ángel sigue gimiendo por largo rato, hasta que cierra sus ojos con fuerza y cae rendido a la cama. Con una sonrisa de oreja a oreja. — ¿Te gusto? — pregunto sonriéndole. — Mucho, contigo fue mejor— no deja de sonreír. — ¿Crees que yo algún día sienta lo que tu sentiste? — me acerco a mi ángel, para dormir abrazados. — No lose, voy a investigar y te digo ¿ok? — besa mis labios, para luego besar mis pechitos. —Ok— acaricio su cabeza, parece que le gusta besar mis pechitos, no para de besarlos, yo solo me río, me gusta me hace cosquillas se siente diferente pero lindo, como si descubrieras nuevos sabores de helado. Es igual a un beso en los labios, pero distinta sensación ¡me encanta el helado! ******* — ¡Ana! — grita Octavio, atrás mío. Corro por el pasillo y logró esconderme en el baño de mi cuarto —sal— toca la puerta. — ¡No!, Me voy a tardar me cayó mal algo que comí — digo nerviosa, todo el día lo estoy evitando, hoy en la mañana al despertar me di cuenta lo que había pasado en su recamara, no era un sueño, él estaba durmiendo plácidamente alado mío, lo primero que hice fue salir corriendo lo segundo fue esconderme y alejarme de su oficina lo más lejos posible y no fui a un que me llamo cuatro veces, no sé cómo, pero me las ingenie en dar los mejores pretextos que se me ocurrió. — No me moveré hasta que salgas— gruñe, Salí temprano para preparar la cena y fingir dormir temprano para no mirarle, sí sé que no era mi mejor plan algún día tenía que enfrentarlo, pero solo necesitaba tiempo. «Es mejor tarde» — No saldré, me siento mal — hago sonidos con mi boca, para que piense que me di un pedo— vez voy a tardar. — Sé que estas fingiendo, tenemos que hablar — tengo que enfrentarlo, se valiente me animo a mí misma. Abro la puerta lentamente él está ahí serio parado frente mí, con su traje gris, perfecto peinado, serio y enojado ¡ay caramba! No debí salir, trato de entrar rápido. Pero él lo impide y me alza como costal de papa. — No te me escaparas pequeña. —Suéltame — exijo pateando. — No hasta que hablemos — golpea mi trasero, soy yo o esto es como en el libro 50 sombras de grey. Me baja con cuidado y estamos frente a una puerta que nunca había visto, ¡Ay por dios! Me mostrará su cuarto de juegos el famoso CUARTO ROJO. Tapó mi boca con las dos manos por la impresión. Quién lo diría ayer no sabía dónde iba a vivir y hoy encontré mi propio Cristián grey ahora el dilema es ¿Soy o no soy afortunada? Porque a mí no me gustaría ser golpeada — tengo que mostraste algo. «Encontré a mi propio Cristian Grey» CAPÍTULO 32 Octavio — ¡No quiero que me azotes! —grita Ana, tapándose su rostro con las dos manos. Esta niña cada vez está más loca ¿Azote? ¿De dónde sacó eso? — ¿Por qué haría eso? —tomó sus manos para que me vea. — Heeee— me mira, da la vuelta para ver el cuarto que había preparado para ella— es...to es una ¿Biblioteca? — pregunta confundida, mira el lugar con sorpresa parece primero confundida luego habré más los ojos y amplía su sonrisa como el gato del país de las maravillas ¡¿Qué carajos pensaba ella?! Recorre todo el lugar saltando como una niña, error ella es una niña. Había preparado este pequeño lugar para ella, desde que la vi muy entusiasmada con los libros que compraba, con la tarjeta de crédito que le había obsequiado, es raro que lo único que compró fue libros, y más raro fue que la primera vez que recibió su primer sueldo fue invitarme a comer hamburguesa en esos lugares horribles de comida rápida. En fin, este cuarto es pequeño con unos dos estantes llenos de libros de todo género, un sillón marrón cómodo en medio para que lea con comodidad, y un escritorio pequeño con una laptop, Susana se encargó de preparar todo, era una sorpresa para Ana. Y este es el mejor momento para plantearle mis nuevos términos en nuestra relación. — Esto es nuevo— revisa los libros- y son géneros de romance, terror, comedia, eró…tico— me mira raro —no pensé que te gustará este tipo de libros, en tu escritorio sólo hay libros aburridos — ¿Erótico? ¡qué mierda yo no pedí ese tipo de género! — Esto no es mío— digo sonriendo de lado. — ¿No? ¿De quién? — ojea los libros. — Tuyo. — ¿Mí...o? — primero abre los ojos como huevos, pasa luego a una sonrisa pequeña y para cerrar con broche de oro salta hacia a mí de sorpresa, que casi me tumba al piso me envuelve con sus piernas y brazos — gracias, gracias, gracias, gracias, gracias —sigue repitiendo una y otra vez. Para luego pasar a besar todo me rostro ¿Por qué no me sorprende? Pareciera que se dio cuenta, se baja con cuidado y baja la cabeza avergonzada. — Lo siento — dice en voz baja. — No me molesta — sonrió de lado, es ahora o nunca — ¿Por qué siento que escapas de mí? — habré los ojos como plató. — Pst yo emmm yo— se señala — yoo mmm ¡tengo que ir al baño! — grita se da la vuelta con la intención de escapar. La atrapó por la cintura antes de que se en cierre en el baño otra vez. La sostengo con fuerza, pero no tanta para no hacerle daño, ¡Por Dios! Es tan pequeña, frágil que temo dañarla. — Te tengo— susurro cerca de su nuca, mientras la levantó como si fuera una muñeca — esto será como tú quieras, yo preguntó y tu sólo respondes de acuerdo— digo, Ana sólo asiente. Esta niña, tiene un grave problema de comunicación y se con certeza que hablar es su talón de Aquiles, y para lidiar con esto e descubierto que sólo preguntado es una buena forma de sacarle información solo debo dar las preguntas correctas. — ¿Escapas de mí? — Si—espero que continúe, pero sé que no lo hará. — ¿Me tienes miedo? —No — ¿Huyes de mí, por lo que paso ayer? — asiente, temo preguntar lo siguiente— ¿No te gustó? — No, bueno si—suspira— me gustó — su respuesta de alguna forma me alivia. — ¿Entonces porque escapas? — baja la cabeza y no responde— ¿Te arrepientes? — preguntó con una ligera duda y un poco de temor. Se queda muda por unos minutos abre y cierra la boca tantas veces que no creo poder contarlas, ¡¿Cómo demonios voy a saber qué le pasa si ella no puede hablar?! Creo que sería más fácil hablar con una ciega, sorda y muda. —¡Si no hablas esto no avanzará! — gruño desesperado y cansado de liderar con este problema comunicación. — ¡Tal vez si me soltara ¡— gruñe, provocando que la suelte, ¿Está enojada? es la primera vez que la veo en este estado, me sorprende ver un brillo extraño en su mirada y su actitud cambia como si le gustará su propia reacción, tal vez está sea la solución, provocarla para que hable. «Hacerla enojar» — Eres una niña miedosa, que lo único que hace es mantener la boca cerrada, ¿A qué tienes miedo? ¿Me tienes miedo? — me acerco más para poder intimidarla — responde. — ¡No te tengo miedo, tu eres el que lo tiene, primero me rechazas cuando te pedí un miserable beso, luego pasas de mi como no existiera para darme un discursito de que no es buena idea relacionarse para no involucrar sentimientos y ahora ¿Qué pretendes? ¡Me votaras por algo que tú mismo provocaste! Eres, eres, eres eres— resopla — ¡UN IDIOTA! — grita, nos quedamos en silencio es la primera vez que la veo con un brillo especial es como si despertara de un sueño. Sonrió como bobo porque me gusta esta faceta. — Tranquila— trató de acercarme, parece que hubiera corrido una maratón su respiración es acelerada — entiendo tu punto— pensé que la había asustado y sólo había confundido con mis actos, es lógico que se molestará yo era el primero en mantener distancia y ahora me le acerco con malas intenciones. — ¿A qué estás jugando? — suelta bruscamente. —No mi niña, el juego recién empieza. CAPÍTULO 33 Ana 15 Años —Acomódate en medio de mí —dice mi ángel nervioso, luego de ponerme en esa posición, me río de su cara está roja como un tomate— ahora cabalga poco a poco— susurra, estamos al borde de la cama él está sentado y yo encima de el — no te rías— me regaña. —Ya, ya, ya, ya — sonrió— no te enojes. —Si no lo quieres hacer, aquí la paramos. —No, no, no, no yo quiero sentir — lo abrazó para que no escapé. —Está bien empieza a moverte — ordena. Empezó a moverme doy unos pequeños saltos, primero como si realmente estuviéramos jugando al caballito. —Bien, ahora frótate conmigo— dice mi ángel. Y así lo hago, mi ángel se hecha en la cama y guía mis movimientos, como si yo fuera esa almohada que le dio esa sensación que tanto le gustó. Lo veo cerrar los ojos y notó como su cosita empieza a crecer debajo de mí, me detengo al instante porque quiero verlo mejor. —¡¿Por qué paras?!— dice un poquitín enojado. —Tú cosita está creciendo, quiero verlo— sonrió. —No te muevas continúa lo que estabas haciendo. —Oooo, yo quiero verlo— hago un puchero. —Te prometo que cuando terminemos te dejó que lo veas — asiento feliz, entonces vuelvo a moverme, primero jugando como si realmente fuera un caballo, pero entonces empiezo a sentir algo extraño, una sensación muy pero muy rara pero agradable, como si algo dentro de mi estuviera creciendo, empiezo a moverme más lento disfrutando mejor está nueva sensación me muevo más, más, más y más rápido ¡Tengo ganas de hacer pipí! Este lugar es nuestro hogar, nuestro sótano, ahora testigo de nuestro amor, de nuestra nueva forma de amarnos, que lo podemos expresar con una nueva melodía, nuestros gemidos una mezcla simplemente perfecta. ****** —Abre las piernas — ordena y así lo hago cierro los ojos por miedo — primero será extraño, pero te aseguró que pasará. —¡¿Cómo lo sabes?! ¡¡¡Acaso eras mujer en tu otra vida¡¡¡— grito enojada. Me tapo la boca con las manos, ¿Qué me pasa? ¿Cómo me atreví a gritarle? Pero en vez de enojarse o regañar, se ríe con una fuerte carcajada. —Lo siento— me disculpo por general nunca me comporto así, creo que nunca me enojé o Levante la voz a nadie. Pero el sigue riéndose— ¡Basta no te rías me haces sentir tonta! — de que se ríe se supone que tenía que enojarse. —Eres tan ingenua y graciosa — se calma su risa — no te muevas que voy a empezar, abre tus piernas. — me acomode nuevamente y espero que contiene ¡¿Cómo llegué a esto?! En un momento estaba escondida en el baño y ahora estoy con las piernas abiertas frente a Octavio mostrándole la parte más íntima de mi cuerpo. Uno, dos, tres, cuatro … cuento, pero no consigo distraerme él se acerca poco a poco, siento, siento, siento, siento algo húmedo, esto es mi primera vez y no sé cómo describirlo, cierro los ojos fuertes sé que ahora viene la parte más difícil. —No te muevas si no quieres que te lastime— susurra en medio de mis piernas ¿Cómo llegué a esto? — Esta también es mi primera vez, hacía que no te muevas. —¡Y así quieres que me tranquilice! Ash que pasa si me cortas — casi grito — mejor esperamos hasta mañana y voy a un lugar donde sepan hacer estás cosas— trató de convencerlo, pero cuando lo veo, sus ojos me informan que esta situación le gusta demasiado. —Sé que no soy experto en la depilación en mujeres, pero te aseguró que he practicado casi toda mi vida— señala su mentón como si fuera una muestra de su habilidad. Yo asiento, pues la verdad no me gustaría que otra persona desconocida y que no confió me tocará a un que fuera mujer, Susana dice que entre mujeres debe haber más confianza y no debería tener vergüenza, pero a mí no me gusta soy muy desconfiada. Ya sé que es raro que Octavio lo haga, pero lo conozco, sé que me cuida, si no, no se preocuparía por mi cuando salgo, incluso sus regaños son muestra de que le importa, y sentir que alguien se preocupa es agradable, único e irremplazable. Ahora volviendo a la realidad el señor hielo está trabajando en mí, o través me preguntó ¿Cómo rayos llegué a esto? Ah si la propuesta de Octavio un nuevo juego con nuevas reglas: 1. El será mi maestro ¿De qué? (sexo). 2. No involucrarse sentimientos románticos (amor). Ahora la pregunta es ¿Debo aceptar? ¿Alguien podría juzgarme? Susy me dijo una vez que sólo hay dos tipos de mujeres, las que se divierten y las que no. Las primeras son sexys, atrevidas no le temen a nada y siempre están dispuestas a explorar. Las segundas son tímidas, ingenuas, que creen en el amor e incluso se mantienen puras a encontrar al indicado y sólo viven para servir a ese hombre. Es más seguro que yo pertenezco al segundo grupo, por mi forma de ser, pero esperar a la persona indicada o enamorarme para perder mi virginidad. «¿La virginidad están importante?» Nunca pensé en el sexo antes o la virginidad, ¿Debo esperar hasta enamorarme? Y si nunca lo encuentro, o peor ya lo encontré y no lo reconocí. «Mi ángel» ¿Lo que sentí por él fue amor? Tal vez si, como lo sabría no tengo nada con que compararlo. Pero cuando conocí a Octavio alias el señor hielo, pero sólo en mis pensamientos, fue mi salvación, tal vez sea agradecimiento, confianza y apreció lo que me llevó a considerar su propuesta, tal vez por esa razón ahora él me esté depilando ahí abajo, no voy a negar que mis ansias por descubrir este nuevo mundo influyeron en mí, además él es tan apuesto, nunca imaginé que alguien como él se fijará en mí, sé que no soy fea pero también sé que no soy bonita. No tengo nada que perder, mi ángel se fue y él era mi mundo sin él, sólo me queda sobrevivir. «No quiero hacerlo sola» —Listo— me saca de mis pensamientos— termine no soy un experto, pero creo que hice un buen trabajo. — me limpia con un pañuelo, me levantó un poco con ayuda de mis brazos y me apoyo mejor con mis codos para verle mejor. Está tranquilo, sonríe como que lo que hubiera hecho fuera una obra de arte, eso provoca que me ría de su expresión— veo que a ti también te gusta— me sonríe, pero algo llama su atención su sonrisa se vuelva sería — mira lo que encontré aquí es un lunar— señala y toca mi sexo, mi vagina, mi concha mí, mi, mi, no sé cómo llamarlo en realidad son todas esas cosas, pero con ninguno me siento cómoda. —¿Cómo? — preguntó —Tienes un lunar en la parte inferior de tu vagina. —¡No digas vagina! — digo avergonzada, me arde mis cachetes. —¿Por qué? — me sonríe como si estuviera aguantando —Por, Por, no lo sé, no me gusta. —Está bien— susurra— ¿Sabías que tenías un lunar en tú vag… aquí? — señala —No, haber quiero ver— pero él me detiene. —No, como no sabes de su existencia ahora me pertenece. —¿Qué? — me río de su idea. —Lo que oíste, yo lo descubrí ahora me pertenece, como se dice ¡ah! El que lo encuentra primero. — Estás loco— digo mientras me río. —No mi niña, tú me estás volviendo loco— susurra muy cerca de mi rostro frente a frente, no comprendo lo que dijo, pero no me importa. Después de un momento de ver sus lindos ojos note que no son tan negros son cafés muy oscuros que dan la apariencia de ser negros, son hermosos pero un momento a otro cambia se vuelven oscuros, ¿Cómo es posible? Y sus labios son gruesos de forma varonil, no lo resisto más y lo besó lo tomó con mis brazos y él no se resiste me sigue, nuestras respiraciones se agitan siento como algo crece dentro de mí y sé que también en por qué lo siento, deja de besarme para pasar rápido a mi cuello chupa, lame muchas veces baja poco a poco hasta llegar a mis pechos, va primero por el izquierdo, no sólo lame o chupa me pellizca con ayuda de su mano. Esto se siente tan bien es increíble como la boca puede dar tanto placer. — Esto quiere decir que…— dice agitado —aceptas— se levanta y me carga de un lado para que pueda poner mis piernas al otro lado de su brazo. Sé que a partir de ahora nada será igual. ¿Dolerá?, ¿Me gustará? ¿Le gustará? Y si lo decepcionó, no sé si estoy preparada el no deja de verme estoy completamente desnuda frente recostada en la cama, mientras lo observó desnudarse, estamos en su recámara, su cama es enorme y las sábanas blancas huele a limpió y limón. —Quiero esperar, necesito más tiempo —se ve agitado, su pelo esta revuelto creo que fui muy agresiva. — No te pongas nerviosa, te esperare no hare nada — eso me deja un poco triste, una cosa es sexo, pero podríamos jugar, si le digo eso sonare muy desesperada—te dejare descansar — se levanta—pero antes que lo haga lo envuelvo con mis piernas para que no se vaya. —Duerme conmigo—suplico. LOS DÍAS CON ELLA Día # 1 Ana duerme como un gato gordo es pequeña, pero ocupa toda la cama, no dormí cómodo, pero no quiero levantarme. Posdata: Debo programar un despertador. Día # 2 Quien diría que las cosquillas fueran un afrodisiaco para Ana, estábamos en el sillón yo trabajaba desde mi laptop mientras Ana jugaba con su celular recostada sus piernas descansaba en mi regazo. —No te muevas estoy trabajando— la regaño. — Aburrido — dice mientras me saca su lengua, la miro de forma juguetona, decido dejar de lado trabajo para jugar con ella, comienzo haciéndole cosquillas en sus pies para luego ir subiendo. — Basta me voy hacer pipí— se ríe, trata de soltarse, pero no se lo permito, pronto estoy encima y ella me envuelve con sus piernas — me gusta esta posición. Posdata: Necesito una ducha fría. Día # 3 A veces pienso que mi niña es una pequeña mona, le encanta colgarse de mi cuello. Posdata: Gracias a dios tengo músculos. Día # 4 Sus besos son dulces y son adictivos. Posdata: Me gusta. Día # 5 ¿Es normal tener sueños húmedos a esta edad? Posdata: Gracia a dios duermes como un tronco. Día # 6 Te gusta bailar, pero no lo haces bien, pero de igual forma… «Me gusta solo porque eres tú» Día # 7 Creo que eres adicta al helado. Posdata: Día # 8 ¿Por qué escondes tu pasado? ¿Qué escondes? Posdata: Necesito otro juego para saber más de ti. Día # 9 Hoy finalmente aceptaste el trato que te ofrecí. Posdata: Se que es un error, pero no puedo evitarlo. CAPÍTULO 34 Ana ¿Dolerá?, ¿Me gustará?, ¿Le gustará? Y si no estoy preparada pero también lo quiero, estoy preparada ¡Vamos tu puedes! Me animo, Octavio no deja de mirarme estoy desnuda en su cama y él se desviste sin apartar sus ojos de mí. Su cama es enorme, sus sabanas son blancas su olor está en toda la habitación, entonces pasa… Su cuerpo es perfecto, sus músculos están bien marcados las venas de sus brazos llaman mi atención se ve imponente parece un dios místico como aquellas películas de dioses griegos. Se posiciona en frente de mí, abre mis piernas ¡Hay por Dios su cosita es enorme! ¿Cómo rayos eso lograr entrar en mí?, me levantó de golpe cerrando mis piernas para que no entre en mí. — ¿Qué paso? — se alarma. —¡La tienes muy grande! Me dolerá ¿Por qué no la tienes más chiquitita? — me quejó — no quiero— niego con la cabeza. —Es la primera vez, que una mujer se queja del tamaño de mi pene. — se ríe muy fuertemente, desde cuando se ríe tanto no para de reírse de mí. «Eso me enoja». —¡No te rías! — grito — y no digas pene — lo último sonó como un susurro. —Hay mi niña, ¿Dónde estabas? — se acerca y besa mis labios, tomando mi rostro con sus manos, toca la punta de su nariz con la mía y empieza a jugar con ella, que provoca cosquillas— te perdiste de tanto, prometo que te cuidaré, no tengas miedo — me mira con adoración, como no lo pudiera creer. El realmente cree que soy tan inocente e ingenua. «¿Por qué pienso en ti?». «Mi ángel». — Por favor, se suave— suplico—sé que no me amas, pero quiero que se especial—le digo la verdad, tal vez en el fondo solo quiero sentirme amada. «Soy patética» «Solo finge amarme» Octavio me mira de una forma tierna y me besa como si no habría mañana con gentileza que me deja sin aire, su sabor, su aroma, y sobre todo su piel queman toda dentro. Besa cada parte de mi cuerpo, baja poco a poco y mis gemidos se escuchan en toda la habitación trato de callarlo mordiendo mi labio. —No te contengas, si quieres gritar, grita, me encanta ser yo el que te provoca gritos de placer, solo yo — dice agitado con una seguridad que me sorprende—quiero probar cada parte de ti— dice mientras baja y toca mi sexo. «Se siente raro, pero me gusta» — Por favor, por favor— suplico — sien...to que aaaah voy a explotar — escucho mis gemidos, mezclados con el sonido de su boca en mi sexo pareciera que quiere comerme, pero pronto lo reemplaza con sus dedos, mete y saca una y otra vez pierdo la noción del tiempo — ahh mmm— gimo, es como llegar a la cima — oh por Dios, eso fue muy intenso— suspiro, él se acomoda alado mío— estoy muy cansada. — Esto recién empieza—se posiciona enfrente de mi otra vez. —De donde tienes tanta energía—digo mientras me abre las piernas, siento como mete la punta de su pene pareceré que jugara porque no lo mete por completo lo saca otra vez y repite muchas veces. — Necesito que estés bien lubricada, no te impacientes— repite la acción muchas veces, el sudor de nuestros cuerpos que pareciera que estamos corriendo una maratón. Con la respiración muy agitada, sus embestidas se hacen más profundas se nota que hay una pequeña barrera, pero el sigue presionando, cuando está adentro por completo cierro los ojos fuertemente, sabía que sería doloroso, pero no imagine que tanto, gracias dios se queda quieto necesito acostumbrarme a su tamaño. — Duele — me sujeto de sus brazos. — ¿Quieres que pare? —No—digo sinceramente— muévete. — Mírame — ordena — no tengas miedo, yo te cuidaré, nadie más que yo, sólo yo — afirma con determinación—empieza sus embestidas. Esto duele, sabía que así sería, pero no imaginé que fuera tan doloroso, se me sale algunas lágrimas, pero aun así quiero continuar, se siente raro pero agradable cuando una se acostumbra, Octavio empieza a moverse de forma suave y se lo agradezco, no puedo dejar de verle sus ojos realmente son hermosos, el sigue moviéndose, lo único que hago es gemir, cada embestida es mágica, esta sensación es diferente a lo que me hizo con su boca es mucho mejor a un que un poco doloroso, pero no me importa. Sus embestidas son más rápidas una, dos, cuatro, ocho ya no sé, me pierdo en sus embestidas, sólo me aferró a sus hombros anchos y musculosos con cada embestida que me da — Octavio — sigo gimiendo — otra vez— anunció. — Di mi nombre cuándo llegues— me ordena, es increíble que incluso en estos momentos es un mandón, sonrió de lado. Entonces siento como algo dentro de mi está creciendo es mucho más intenso, cierro mis ojos —Mírame— exige — le hago caso, pero pronto sus ojos cambian de color. «¿Azul?» Octavio Siempre pensé que todo sería fácil después, pero todo está más confuso que antes el hecho de esperar no es el problema sino el hecho de que el sexo quedo en segundo plano. «Esto se siente diferente» La dejó de observar para ver como profano la virtud de mi niña, primero meto la punta de mi pene para que pueda acostumbrarse a la anchura saco y meto poco a poco como si estuviera jugando, la escucho gemir y suspirar juego un rato más para que pueda dilatar y así no le duela tanto, cuando veo que ya está prepara levantó la mirada y la veo cerrar los ojos fuertes, con una respiración muy agitada. — Mírame — ordenó — no tengas miedo, yo te cuidaré, nadie más que yo, sólo yo. — afirmó con determinación, mi niña abre los ojos de golpe, y es ahí que con una embestida ya es mía, sólo mía. Nuestros cuerpos se unen de una forma única llegando a un clímax que es difícil de explicar, que es difícil de respirar. «¿Qué me pasa?» Salgo de dentro de mi niña, para poder limpiarla y la veo dormirse profundamente voy al baño, me observó en el espejo estoy sudado sucio nunca me gustó estar así, por eso siempre que terminaba de follar me limpiaba, pero ahora es diferente, estoy sudado mi boca sabe a mi niña y no pienso en limpiarme, bajo la cabeza y veo mi pene con una Mancha de sangre de alguna forma me saca una sonrisa, es la primera vez que no he usado un condón, no me preocupo de las consecuencias ya que se, que mi niña toma píldoras anticonceptivas para regular su periodo, recuerdo cuando me lo dijo esta roja de la vergüenza porque quería que la acompañe al doctor. Tomó el trapo mojado y me dirijo a la cama, me quedo pasmado con lo que veo, recostada, sudada, despedida algunos mechones tapan su rostro, y su vagina con mi semen mezclado con su sangre no es mucha, pero está ahí, ¿Por qué siento que cometí un pecado? como si esto no fuera correcto, con las sábanas blancas a su alrededor se ve mucho más tentadora. Pero me controló no creo que pueda para una segunda ronda además mañana amanecerá dolorida es mejor esperar y prepararla para lo que viene. Limpio con cuidado quitando rastros de mi semen, al terminar la tapo con una manta y me acomodo a lado de ella disfrutando de su piel junto a la mía. «Mía» «Sólo mía» «Completamente Mía». Días después — Basta me haces cosquillas — dice mi niña — Sólo quiero probar — susurro en medio de sus piernas — además te recuerdo que es mi lunar favorito, mi deber es cuidar de él. — ¿Cómo eso es posible? Si está en mi vagina, es mío — mi niña por fin, puede decir vagina, coño, verga y pene sin sonrojarse, ¿le costó? Si bastante. Es raro que no sienta pudor al pasearse desnuda por todo el departamento y si cuando decía esas palabras o alguna grosería. — No, es para quien lo pilla primero y soy su descubridor— le sonrío. Se ríe a carcajada, desde que tomé su virginidad no hemos dejado de follar lo hicimos en cada parte de este lugar, su estado físico ha mejorado bastante a comparación de antes, no lograba mantenerse despierta después de follar, pero ahora podemos repetir una y otra vez hasta caer agotados. — Es raro que no lo pueda ver, se supone que está en mi cuerpo— dice mi niña tratando de levantarse, pero no la dejó me aferró a su cintura— ¡hey vamos!, déjame ir que tengo hambre. — Está bien— accedo — ¿Qué vas a comer? — preguntó recostado en la cama. — Helado ¿Quieres uno? — estoy empezando a creer que es adicta al helado — De chocolate, pero yo te acompañó — me levantó como dios me trajo al mundo, caminamos los dos desnudos hasta la cocina tomados de la mano. Mi niña saca los helados y me da el mío y ella se sirve doble helado de vainilla, nos sentamos en el sillón. Se recuesta su cabeza en mi regazo y empieza a comer cómodamente alado de mi pene, nos quedamos callados mientras comemos esta tan tranquila, sus labios están hinchados y mira su helado como el si no hubiera comido en días. El silencio entre los dos es cómodo, tranquilo realmente relajante, no sé porque, pero no puedo dejar de mirarla, cada detalle de su cuerpo tiene siete lunares en todo su cuerpo, tres en su espalda en la parte superior uno en su seno izquierdo, uno detrás de su oreja derecha, otro en su cuello justo en el medio como si fuera un collar y por último mi preferido en su vagina en la parte inferior donde nadie puede verla excepto yo. Nunca me gusto las manchas, lunares o cicatrices en mi cuerpo o con la mujer que follaba regularmente, pero eso fue antes, ahora adoro cada detalle del cuerpo de mi niña, me parece hermoso incluso la pequeña cicatriz en forma de equis (X) que está en su tobillo derecho ¿Dónde se lo habrá hecho? — Octavio, mira lo que hiciste— se ríe y ahí me doy cuenta que esta tan perdido en mis pensamientos que no me di cuenta que se me cayó una parte de mi helado en mi pecho y en el rostro de mi niña. Trató de limpiarla, pero se levanta de golpe provocado que la otra parte de mi helado caiga en mi pene. — ¡Mierda! Esta frío — digo. — No digas malas palabras— me regaña, se pone de cuclillas en medio de mis piernas, para lamer mi pecho — quiero probar. Lame mi pecho, quitando todo rastro del helado baja un poco más hasta llegar a la parte más importante de mí cuerpo con la que le doy placer. — No creo que estés preparada para esto, primero quiero que disfrutes del placer que puedo darte— trató de detenerla. — Sólo quiero probar, me gusta mucho el helado y no quiero desperdiciar— da una lamida, mi pene que ya está duro, si no supiera que sabe lo que hace, juraría realmente sólo quiero helado — además tú ya me probaste y hablas mucho de que te gusta mi sabor yo igual quiero probar cuál es el tuyo. — toma mi pene con sus dos manitas y la guía a su boca dando una pequeña lamida en la punta — sólo quiero probar — levanta la mirada, y sólo veo lujuria en ella como es posible ver a dos mujeres dentro de una, mi niña y una mujer. CAPÍTULO 35 Ana — No llores—me dice mi ángel — no me voy mucho tiempo — limpia mis lágrimas, con sus dedos. — ¿Por qué no puedo ir? Es injusto — doy una patada, al suelo en forma de protesta — Es sólo dos días, prometo que te traeré algo de acuerdo — asiento con la cabeza, pero sigo llorando mi ángel fue el campeón en el ajedrez y lo llevarán a un concurso a otra ciudad. —Y si me escondo en tu maleta, soy pequeñita nadie lo notará, y no comeré mucho lo juro— lloró más, llamando la atención de todos — y si pasa algo, y si no te vuelvo a ver— me abraza fuerte y besa todo mi rostro para calmar mi tristeza. — Recuerdas la leyenda china que te leí: "Un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar la hora, lugar o circunstancia. El hilo se puede torcer, estirar o enredar, pero nunca se romperá" —¿Eso que tiene que ver? — preguntó, limpiando mis lágrimas. — Que tú y yo estamos destinados a estar siempre juntos, ese es nuestra promesa con el meñique — me muestra su meñique y los dos lo juntamos, prometiendo nuestra unión. — Pero somos hermanos, esa leyenda es para los novios — susurro. — Eso es para almas gemelas, no importa que sean, si no lo que sienten. ***** Los momentos con Octavio son maravillosos, no sólo lo digo por el sexo sino también por la compañía, de alguna forma nos hicimos más cercanos, me siento cómoda con él, puedo hablar tranquila sin esa presión en el pecho cuando me sentía intimidada por su presencia. — ¿Qué haces? — pregunta Octavio. — Un dibujo, el otro día vi un anime de lo más lindo se llama Pokémon y me gustó así que dibujó mi Pokémon favorito— digo mientras sigo dibujando dando mis últimos trazos — ya terminé ¿Te gusta? — le enseñó mi dibujo. — Es lindo ¿Charizard? — ¡Siii ! es el, sólo le falta color y quedará bien — digo sonriendo — ¿Cómo sabías que era él? — preguntó porque él no es deber mucha televisión. — Lo veía de niño, hace ya bastante tiempo era el único dibujo animado que me gustaba — me sorprende, que este anime sea tan antiguo, pensé que era casi nuevo. — ¿Cuántos años tiene este anime? — No lose, pero tampoco soy tan viejo— sonríe, últimamente no deja de sonreír se ve más humano, más cálido y me siento más en confianza con él. — ¿Cuál es tu Pokémon favorito? — Pikachu — dice sentándose frente de mi — toma mi mano, otra vez me mira raro, últimamente sus miradas son más dulces, tiernas pero mezcladas con algo intenso que no logró descifrar, no es que me incomoda sólo que me cuesta acostumbrarme a su nuevo yo — no dejas de sorprenderme. — ¿Por qué? — digo con duda, pues no hice nada sorprendente — Estas dibujando un dibujo animado como si fuera lo más normal. — Y eso que, cada vez que me aburro empiezo a dibujar es una costumbre— me levantó para luego sentarme en su regazo— además tardaste tanto en tú reunión aburrida, que me distrae dibujar — me acerco y le doy un beso corto y suave — tengo hambre— digo haciendo pucheros. — Yo igual, pero de ti — me levanta de golpe haciendo que me sienta en el escritorio, levanta mi falda sacando mi braguita de un golpe que creo que se rompió y no sé en qué momento logró abrir su pantalón así de rápido pero me embiste sin siquiera prepararme, sus embestidas son duros, fuertes, no hay besos sólo miradas profundas, muerdo mis labios tratando de reprimir mis gemidos por el lugar en el que nos encontramos, donde sólo se escucha, los sonidos de nuestras piel chocando y el escritorio rechinando: toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, .......... — Ana podrías fotocooooo... ¡Mierda! Lo siento debía tocar —comenta Susana, pero se queda petrificada — bueno per…don. — ¡Sal! — grita Octavio, pero Susy no se mueve, siento su presencia yo me ocultó en su pecho, sabía que no debíamos hacerlo en el archivero donde trabajó. — ¡Sal maldita sea! — vuelve a gritar — y como si recién se diera cuenta de la situación vergonzosa en la que me encuentro sale rápido. Pero lo más extraño de todo esto es que el empieza a moverse de nuevo dándome pequeñas estocadas, respira agitado y vuelve a embestir con más fuerza, yo no digo nada, sólo disfrutó el momento hasta llegar juntos al clímax. ****** — Cada vez que te veo, no sé cómo lo lograste, pero debes darme unos tips— dice Susana — Basta, no quiero hablar se supone que es un secreto— susurro para que nadie nos escuche. — Oh vamos es obvio que lo traes loquito, ¿Cómo no me di cuenta antes? — pregunta más para ella que para mí. — Porque lo dices. — Primero lo veo más sonriente cuando sale del archivero y no olvidemos sus visitas constantes — da un largo suspiró — segundo sólo sonríe en tú presencia, tercero tú tienes un brillo especial como si algo cambio en ti, pero lo más importante es que te toma de la mano— bueno en eso tiene razón, pero pensé que lo hacía para aparentar que somos un matrimonio normal, pero pensándolo bien antes no lo hacíamos y ahora es lo más normal tomarnos de la mano ¿Por qué? —Bueno en ese aspe...… — pero Susana seguía hablando, ¿Debería molestarme? Claro qué ¡no! Me gusta que sea así, me hace reír. Pero volviendo al tema de tomarnos de la mano, comenzó sin darme cuenta, estábamos en el auto de ida al trabajo como todas las mañanas el comenzó a tocar mis piernas de forma suave y en círculo como fuera masajes relajantes con una mano y con la otra hablaba de su celular, después los siguientes días fueron iguales algunas veces tomaba mi mano, otra yo recostaba mi cabeza o sus piernas y el me acariciaba mientras siga trabajando por su celular. — Ana, me estas escuchando— dice Susy — Ah, ¿Cómo? Perdón está pensando. — No importa lo que te decía es que deberían tener una cita, te apuesto que no te ha sacado a ningún lugar divertido, Deberías exigirle que te lleve al cine, a un pub, o mejor porque no van de viaje a París, Londres, Japón. — No, no, no, no, no lo que tenemos no es Real. — ¡¿Cómo?! — casi grita. Entonces tuve que decirle la verdad de la propuesta de Octavio, al principio lo tomó mal pero después dijo que respetaba mi decisión, de alguna forma haberlo dicho todo me sacó un peso de encima. Pero todo lo que me dijo me dejo pensando tal vez, quiero tener una cita, nunca la tuve sería fantástico pero la pregunta sería ¿Dónde? De pronto una promesa jamás cumplida reaparece: «Pronto seremos libres, y te llevare al mar y a ver los juegos artificiales». «No, esos lugares son de mi ángel y mío». CAPÍTULO 36 Octavio La trayectoria a casa fue silenciosa, pero sé que le pasa algo a mi niña, sé que quiere decirme algo, pero no se atreve y temo que vuelva al mutismo. —Sé qué quieres decirme algo, no temas sabes que puedes confiar en mí. —¡Quiero tener una cita! —¿Cómo? — me sorprendo su petición, pero creo que nota mi reacción y corrige su comentario. —No una cita, cita — hace señas con sus dedos— sino una cita de amigos. —No—respondo. —Por favor— Junta sus manos como si estuviera orando. —No. —Por favor. —No. —Por favor. —No. —Por favor. —Si me dejas hablar podría responderte — trato de razonar con ella. —Por favor. —Está bien— accedo resignado porque sé que seguro no se cansara. —Por fa… ¿Qué? —Que si ¿Dónde quieres ir? — se queda pasmada un rato para saltar sobre mi besando todo mi rostro. —Gracias, gracias, gracias, gracias, gracias. —¿Dónde quieres ir? En nuestra no cita – digo sonriendo mientras acaricio sus mejillas. —A un parque de diversiones, cuando veníamos lo vi muy cerca de aquí, incluso podríamos llegar caminando— dice muy entusiasmada dando pequeños saltitos en su mismo lugar. —No, vamos en auto, David — llamó a mi chófer, un hombre de más de 40 años con un poco de sobre pesó, pero fornido a la vez. —Sí señor. —Al parque de diversiones. —¿Cómo? — luce intrigado debe estar sorprendido por mi orden. —Sabes que no me gusta repetir una orden— digo con voz dura y no tenga duda de quién soy yo. —Lo siento señor Verona. —No te preocupes, vamos al lugar donde te dije hace rato— habla entusiasmada mi niña. Al llegar al parque, mi niña sale como rayo, que David no pudo abrirle la puerta del auto como hace de costumbre. Le digo a David que vuelva dentro de dos horas no creo que tardemos demasiado, tengo mucho trabajo. —No sé por dónde empezar, tu que me recomiendas ¿Cuál juego te gusta más? – observa el parque, el sitio es lindo hay muchos juegos, dulces, payasos y muchos niños – esta es mi primera vez. —También la mía – comentó tomando su mano —¿Cómo? Es imposible. —Nunca me llamaron la atención este tipo diversión. —Guau, sí que eres aburrido— da vueltas alrededor mío— y creí que yo me perdí de muchas cosas. —No soy aburrido, sólo que para mí definición de diversión es otras cosas. —¿Cómo qué? —Ir al teatro, concierto de música clásica, un buen libro, ojo no de romance, prefiero libros más culturales y educativos. —Me estás diciendo que lo que leo no son educativos— gruñe —Digamos que es más fantasía que realidad. —Sí que eres aburrido, y mis libros no son sólo fantasía si no son historias de sentimientos reales – dice muy enojada – además, además ¡¡ ash!! Ya me enojé — cruza sus brazos y resopla. —Ya, tranquila no arruinemos la salida— la abrazo y beso su ceño fruncido — sabes que, no he hecho muchas cosas y quisiera hacerlas contigo. —Enserio— vuelve a sonreír —¿Cómo qué? Hablamos de todo lo que quiere aprender y lo que yo no hice, primero decidimos subir a la ruleta, luego a la montaña rusa, a los autos en si a todos los juegos, nunca la vi tan entusiasmada, come todos los dulces que puede y me pregunta todo lo que no comprende de este lugar maravilloso según mi niña, realmente está muy feliz no deja de correr por todo el lugar, y yo sólo la persigo para que no se pierda, parezco un papá tomando su mano para que no se me pierda. —Mira juguemos— señala a dónde quiere ir, es un simple juego de tiros son unas pelotas y derribar unas botellas y se lo logras te ganas un premio. Accedo y trató de afinar mi puntería, pero parece que este maldito juego está arreglando y no atinó ninguna, no me rindo y sigo intentando creo que con lo que gaste en este maldito juego le hubiera comprado más de 10 peluches. Estoy tan frustrado que decido retirarme. —No espera, quiero intentarlo— estira mi brazo para que no me vaya. —Este juego está arreglando, no pierdas tu tiempo. —Pero quiero intentarlo— vuelve hacer esos pucheros, que no puedo resistir y accedo. Ella mira su objetivo, práctica fingiendo tirara unas dos veces, me río de su técnica amarra su cabello con una goma. Tira la primera y casi le da, pero falla, todavía tiene dos intentos, su segundo tiro fue más ágil y derrumba todas las botellas el tercer tiro también es bueno, el señor que atiende el juego aplaude y mi niña salta de alegría. La tomó en mis brazos y la beso muy apasionadamente, sus labios son dulces, pero ahora son mucho más por todos los caramelos que se comió mi niña no deja de sorprenderme. —No conocía estas habilidades tuyas – la vuelvo a besar, pero esta vez más corto. —Hay muchas cosas que no sabes de mi— el señor se aclara la garganta y pide que escoja su premio, mi niña mira todos los premios, pero hay uno que lo toma rápido, un peluche enorme de Picachu que llega un poco más de la mitad de su cuerpo. —Toma es mi regalo para ti, tu Pokémon favorito— me da su peluche, pienso que es una broma, pero veo sus ojos color chocolate y sé que no es una broma. —Se supone que en las citas los hombres son los que regalan el premio que ganaron para la chica. —¿Esto es una cita? — ¡No! —No, digo que no es común, bueno tú me entiendes – trató de explicar, pero creo que ni yo me entendí —Se ríe mi niña. — Si te entendí. Y esas dos horas se transformaron en más mucho más el tiempo a su lado parece detenerse, su vestido es floreado y se mueve alrededor de ella. «Todo gira a su alrededor» —Señor ¿quiere que le ayudé? — pregunta David. —No, puedo sólo—en estos momentos cargo a mi niña, sus piernas se enredan en mi cintura, sus brazos en mi cuello y su cabeza descansa en mi hombro sus respiración es lento que provoca cosquillas en mi cuello despertando una parte de mi cuerpo que debo controlar, la supuesta salida de dos horas se transformó en más de cinco horas, por consiguiente mi niña se durmió en mis brazos – más bien lleva el peluche a mi recámara— digo un poco avergonzado, se supone que el hombre es quien regala y no al revés. Mi pequeña niña, las cosas que me haces hacer, nunca me imaginé que algún día me regalaran un peluche de mi Pokémon favorito. La dejó en la cama le quitó su ropa, pero cuando trató de ponerle su pijama mi niña se resiste. —Levanta tus brazos para que te ponga la camiseta — la acomodo. —No— dice aún con los ojos cerrados. —Sé que no te gusta dormir con ropa, pero a menos que despiertes y tengas energía para follar— comentó —No quiero —protesta. —Mi pene esta despierta y créeme que si te tengo desnuda a mi lado no me podré controlar, te follare tan duro – mi niña gruñe, pero levanta sus brazos para que le ponga su pijama, esta noche, será muy larga. ******* Chupo, muerdo y meto mi lengua jugando con el clítoris de mi niña, la escucho gemir, pero aun así no despierta la tengo desnuda para mí sólo para mí, nunca creí que la simple palabra MÍA fuera una de mis favoritas. Cuando sé que está bien mojada para poder recibirme subo poco a poco hasta llegar a sus pechos a cada uno le doy el trató necesario para que ninguna de las dos se ponga celosa, la escucho gemir y decir mi nombre una y otra vez con los ojos cerrados, cuando me a cómodo en su entrada dispuesto a penetrar su coño, abre sus ojos, y la penetró con un sola estocada, no nos decimos nada con una simple mirada sé que los dos siempre lo deseamos, con la Unión de nuestros cuerpos y las embestidas que le doy me siento en el paraíso. «Estoy perdido» —¿Estas agotada? — preguntó después de una mañana muy entretenida, sonríe comiendo su helado. —No, quiero otra. —Ok, pero será la última — beso sus labios sabor vainilla. —Si— pedimos otro helado, fuimos a ver una película animada, si lo pueden creer un hombre de 29 años viendo unos muñecos creo que eran los trio o los trolls no lo sé, la verdad no puse atención, ¿Por qué? La respuesta es simple durante toda la película vi las expresiones de mi niña, como reía, o se quedaba sería, la forma en cómo bebía su soda. Mientras caminamos a la salida, mi niña se queda para de golpe, en una cartelera y salta de alegría, veo que es lo que la puso tan alegre. —50 sombras más oscuras — dice sonriendo y me mira con picardía y se lo que quiere. —Olvídalo yo no entraré a verla. —Obvio que no hoy, el estreno es en San Valentín. —No. —Por favor— Junta sus manos —No. —Por favor. —No. —Por favor —No. —Por favor— lo está haciendo otra vez. —Está bien, pero me debes una—accedo. —Gracias— salta y nuevamente besa todo mi rostro. —Nada de gracias, esta te la cobró hoy — sin importar en el lugar público en que nos encontramos, la tomó por la cintura y ella enreda sus piernas en mi cintura y beso sus labios sabor vainilla. ***** —Me gusta esta posición. —Te gusta tener el control — juego con su cabellera. —Claro que no, me gusta sentirte dentro de mí — dibuja círculos imaginarios en mi pecho — en esta posición puedo dormir encima de ti y sentirme completa. Se empieza a mover, provocando que mi pene vuelva a despertar, se mese para adelante y para atrás, con esos movimientos empieza su tortura. «Estoy perdido». CAPÍTULO 37 Ana — No te muevas — musita mi ángel. — Pero duele. — Es por tu bien quieta que sólo dura un momento. — Me gusta las trenzas, pero duele cuando me cepillas el cabello— me quejo mirando sus ojos azules a través del espejo, mirarlos me tranquiliza no sólo porque son lindos sino porque sé que todo estará bien mientras el siga mirándome de esa forma tan dulce, desde que tengo memoria sus ojos son lo único que me tranquiliza, si me siento triste, miedo o alguna pesadilla. Desde siempre sólo éramos dos nada más no necesitamos nada más él es mi mundo y yo soy el suyo. ****** — Recuerda que si te incomoda me avisas y nos vamos al instante — toma mi mano — Quiero entrar — me puse un vestido color negro algo revelador por delante y Octavio estaba tan guapo con su traje de tres piezas sin corbata — sólo quiero ver — le di una pequeña sonrisa para tranquilizar el ambiente. " Sólo quiero ver" Eso dije más para mí que para él, pero en el fondo sé que hay algo en mí que está cambiando y necesitó explorar. El lugar se llama "Sodoma y Gomorra" un nombre que hace referencia al pecado, si las mojas del orfanato supieran donde estoy apuntó de entrar seguro tratarían de exorcizarme, alguien como yo no debería estar en lugar así pero cuando entra la curiosidad es difícil pararlo. ¿Cómo llegamos a este lugar? ***** Unos días atrás — Mis libros no son estúpidos — protestó. — No dije que lo fueran, sólo que son más fantasía como cuentos de hadas — dice burlándose de mí, sé que lo hace se nota clarísimo me trata como si fuera una niña o peor como un bebé, me regaña, corrige como habló, también me castiga si no le hago caso, prohibido que vea televisión o peor no comer helado y cuando follamos al terminar siempre acaba dentro de mí que por ende me limpia con un paño húmedo bueno es tan obsesivo con la limpieza de eso no me puedo quejar, a quien no le gusta que le limpien, también me baña creo que no lo hago bien dice que tiene que cuidar su lunar que está en mi cuerpo. Bueno en conclusión me gusta cómo me trata, pero creo que exagera. Concluyendo con esta injusticia, ¿Qué hizo? hizo un comentario de lo más ofensivo de uno de mis libros favoritos dijo que era porno para señoras. — Sabes que, esto me vuelve más experimentada ya sé que es un trio— susurro cerca de su oreja como si alguien pudiera escucharnos. Y en vez de impresionar con mi nuevo conocimiento él se ríe más de mí. ******** Y así es como llegamos a este lugar, luego de un gran debate sobre mi conocimiento y Octavio decidió traerme a este lugar para darme una lección «cuidado con lo que deseas». Este lugar parece en bar normal, nada fuera de lugar no hay música fuerte más bien un pianista tocando melodías suaves en el fondo, es más como un ambiente para relajarse y beber una copa debo admitir que me decepciona, espera algo diferente no sé, personas bailando, látigos, esposas bien lo admito un cuarto rojo. — Te decepciona— dice Octavio, debo ser tan obvia— nada es lo que parece— susurra en mi cuello pegado más a su cuerpo. — Todos parecen tan tranquilos — admito. —Espera y veras — me sienta en su regazo, últimamente se le ha hecho costumbres hacerme sentar así, creo que realmente me trata como una niña, el hecho de que sea pequeña no significa que sea una niña. Mientras sigo meditando, siento sus manos jugando con mis piernas y sus labios besado mi cuello, sus manos levantan más mi vestido hasta llegar a mis bragas — Espera estamos en un lugar público— digo tensa. — 5, 4, 3, 2, 1 — lo observó intrigada ¿Por qué se puso a contar? — mira el lugar— besa mis labios de forma suave. Me doy la vuelta quedando atónita por lo que veo el lugar supuestamente tranquilo se transformó, las mujeres y los hombres se estaban desnudando no todos, pero si la gran mayoría y se empezaban a dividir en pequeños grupos, un hombre se fue con cuatro mujeres muy bellas, una mujer pelirroja está siendo llevada por cinco hombres mientras empezaban a quitarle su ropa. Automáticamente me tapo la cara no puedo ver esto y corro a los brazos de Octavio como estuviera buscado refugio. — Hay una pelirroja va hacer llenada por todos sus agujeros — me susurra, yo no quiero abrir ojos— quieres verla — no digo nada me quedo pasmada, yo pedí esto, pero tengo miedo de lo que vea. Al no recibir ninguna contestación de mi parte Octavio me guía, en el camino veo escenas que seguro nunca las podré sacar de mi mente, pero lo que me llaman la atención es un chica joven muy bella que esta con un hombre muy viejo gordo y feo, como alguien tan bonita puede estar con el no suelo juzgar a las personas por su apariencia pero esto es demasiado él podría ser su abuelo, ella parece una niña que no sabe lo que hace, ese hombre está sentado en un sillón desnudo y ella arrodillado frente chupado su verga, algo en mi invade sentido de protección y me suelto del agarre de Octavio y voy a sacar a esa niña de este lugar seguro ese viejo asqueroso la debe estar obligando. «Es asqueroso» Pero cuando estoy apuntó llegar me sorprende que un hombre más joven levanta la cola de Joven y la penetra por atrás, la escucho gemir de placer diciendo que quiere más y más, pero sigue mamando la verga del viejo, me quedo petrificada por lo que veo y escucho lo que es obvio que ella lo está disfrutando y no está siendo obligada a nada, más tarde veo que cambian de posición ahora el viejo esta atrás penetrándola, y la chica esta chupado la verga del joven. Luego siento que alguien toma mi cintura, me sobresalto, pero luego me tranquilizó al ver que es Octavio. —Todos aquí vienen por algo a estos sitios que es cumplir sus más oscuras fantasías— dice, percibiendo el dilema en que me encuentro al ver a esa muchacha en medio de dos hombres completamente diferentes. Al seguir caminando por el lugar no sólo veo hombres mayores con jóvenes si no también mujeres mayores con hombres jóvenes, mujeres con mujeres, hombres con hombres también gordos, flacos, altos, bajos de todo tipo personas. Al llegar en una puerta él habré y veo a una chica pelirroja completamente desnuda, siendo penetrada por delante, atrás y también su boca y con sus dos manos masturbando a dos hombres uno de cada lado. — Con razón se llevó a cinco hombres — es lo único que digo. Una cosa eran los libros y otra la realidad, una parte de mi juzga a estas personas y otra me da más curiosidad y esa es la parte la que me da más miedo. —Esto es solo el principio— Me llama la atención, pero… CAPÍTULO 38 Octavio — Luego el galán descubre a la su novia con otro ¿Lo puedes creer? — Aja — digo, concentrado en mi labor de bañar a mi niña, con una esponja jabono sus piernas, para subir a sus pechos me detengo más en esa parte — No me estas escuchando — protesta, levantó la mirada para ver como su lindo rostro me regala un ceño fruncido, provocando una ligera sonrisa de mi parte. Le gusta contarme todo lo que vio en la televisión o los sueños raros que tuvo, la veo más tranquila, a gusto conmigo, pero todavía tiene ese mutismo con los demás, incluso con Susana no se expresa abiertamente como conmigo y eso me gusta, ser el único con el que la haga sentir a gusto, con Susana se llevan bien a un que molesta lo que ella puede influenciar en mi niña, Susana le mira como su hermanita pequeña y mi niña la mira como su ídola. Pero creo que yo soy la peor influencia, la semana pasada luego de asistir a Sodoma y Gomorra solo dos veces por su curiosidad que fue a aumentando cada día, sólo observaba al principio, pero luego paso a las preguntas de ¿Por qué lo hacían? ¿Qué se sentía? ¿Cuántas veces yo lo había hecho? Respondí cada una de sus preguntas, hubo un momento en que su curiosidad llegó a asustarme ¿Hasta dónde podía llegar? Tuve sexo con muchas mujeres que les gustaba experimentar cosas nuevas y a mí no me importó compartirlas incluso llegó a gustarme un tiempo. Pero Compartir a mi niña, la sólo idea me enferma, imaginarla con otro no sólo me molesta creo que no podría soportarlo, gracias al cielo su curiosidad paro. «Eso espero». — Si lo hacía, sólo que sabes que me gusta concentrarme en mi labor. — ¿Bañarme es una labor? — No, es un placer, pero también es mi deber. — ¿Por qué? — Porque eres mía. — Mía, mía, mía siempre dices eso y tú ¿Eres mío? — Yo no pertenezco a nadie — Eso es injusto— cruza sus brazos, sacando su lengua, y sacude sus piernas provocando que el agua me moje, para luego reírse como loca— lo siento — dice a un riendo. — Sí que eres una niña traviesa— me meto a la tina con toda la ropa, beso sus labios de forma suave y húmedos es deliciosos, estamos así un buen rato levantó una de sus piernas para ponerla en mi hombro luego de deshacerme de mi pantalón la penetró de una estocada, mi niña da un grito de sorpresa para luego cerrar sus ojos y disfrutar la sensación empiezo con los movimientos lentos para torturarla. — Más rápido — exige gimiendo, ignoró su petición y continuo con movimientos lentos porque me gusta verla suplicar — por favor — sigue suplicando, me apiado y lo hago más duro, sentir su interior es lo más grandioso, aumento más los movimientos, la siento tensar su cuerpo y sé que ya va a llegar así que aceleró más mis movimientos y llegamos juntos al clímax. Me quedo en su interior no quiero moverme este es mi lugar, bajo su pierna, tomó su cintura y la levantó para llevarla a la cama todo eso sin salir de mi niña, la manejo como una muñeca. — ¿Te quedarás ahí? — dice mi pequeña con sus piernas enredadas en mi cintura. — Sabes que es mi lugar favorito — se ríe. — ¿Cómo es posible que siguas duro? — no le respondo y empiezo nuevamente las embestidas. Pensé que a esta altura ya me cansaría de ella, pero mi necesidad por mi niña aumenta cada día. «Eres mía». No llegamos alcanzar llegar a la cama las embestidas van en aumento mientras la cargo, Ana araña mi espalda con desesperación, los chasquidos de nuestros cuerpos chocando y sus gemidos aceleran mi corazón de una forma que asusta. «¿Por qué no me canso de ti?» — Octavio ah ah—gime— estoy a punto de llegar—gruñe de placer, cierra los ojos mientras hecha su cabeza hacia atrás es mi señal que llego al orgasmo, pero yo todavía no llego la embisto con más fuerza beso su cuello marcándola. Ana luce cansada sus ojos quieren cerrarse entonces la cargo y por fin llegamos a cama. — Pensé que ya habíamos dejado atrás la época donde te quedabas dormida después de follar—la acomodo para luego acompañarla. La veo dormir a lado mío, con una pierna cerca de mi pene y su brazo en abdomen, babea un poco y me río de eso, a un que hemos follados sigue siendo mi niña, que eso me resulte tan tierno. Veo su cuarto tiene su olor a dulce, vainilla, hay póster de animes pegados en la pared o algunos súper héroes Iron Man y Thor los otros no los reconozco, esta desordenado su ropa regada por todos lados es tan inmadura incluso en ese aspecto, a veces dormimos aquí y otras en mi habitación depende de donde follamos. Lo que siento por ella es una sensación cómoda tal vez ya no sea necesario encontrar otra mujer, eso me hace recuerdo lo que le dije a Megan en Sodoma y Gomorra a la segunda vez que fuimos con Ana. La semana pasada Siempre supe que era especial y no era la típica mujer de sociedad y ahora lo confirmó en frente la imagen de una mujer fuerte, segura vestida con lencería negra muy sensual con un látigo en la mano golpeando a un muchacho amarrado con sus manos extendidas una en cada poste espero que sea mayor de edad, mientras le da latigazos hay otra mujer que esta de rodillas del muchacho mamando su verga, el muchacho gime de placer, repitiendo una y otra vez el nombre de la mujer que lo estaba golpeando «Megan». — Es muy hermosa ¿Verdad? — me saca de mis pensamientos mi niña— pero no me gusta lo que hace ¿Esto realmente produce placer? — Para algunas personas si, esto es sadomasoquismo. Megan nota mi presencia, me mira de manera perversa, se mueve de manera sensual como un gato en movimiento, suelta las cadenas del muchacho y cae al piso besando los pies de su ama. Ella se acerca con el muchacho pero él está unos pasos atrás de Megan es muy joven de piel blanca y cabello castaño pero no muy musculoso, delgado pero lo sorprende es su rostro no es nada masculino más bien delicado como la de un niño, incluso me atrevería decir que es igual de delicado y fino como la de una mujer. — Veo que tenemos más cosas en común— dice Megan sentándose en el sillón frente a nosotros. — Lamentó decir que difiero de ese hecho— levanta una ceja de forma atrevida como si estuviera retándome a un duelo, en un instante desvía su atención a lado mío, me tenso porque no quiero que mi niña conozca a Megan. — Tú debes ser Ana Benet— mi niña asiente — él es Dylan mi sumiso — señala al muchacho castaño que esta de rodillas con la cabeza agachada, tiene un collar de cuero alrededor de su cuello — Dylan, saluda a Ana y a su amo Octavio — levanta su mirada, mostrando unos ojos muy peculiares son claros cristalinos como si fuera un gato. — Hola — dice con voz dulce, después de un momento me quedo solo con la Megan, miró como Ana se va con el muchacho de ojos raros. — Veo que cuidas demasiado a tu esposita. — Sólo cuidó lo que me pertenece, no sabía que fueras celosa— digo mientras tomó una copa. — Yo celosa — se ríe de forma sarcástica— más bien deseo conocer los gusta de mi futuro esposo. — ¿Por qué estás tan segura de que aceptaré? — Podría decir que es intuición, pero estoy segura que tú y yo somos iguales y hoy lo acabó de confirman al encontrarte aquí, debo confesar que tuve mis dudas al principio, verte tan recto, serio, no pensé que conocieras mi mundo. Y hoy te veo aquí eso me gusta. ****** Esta reunión es demasiado aburrida «Que rayos desde cuando pienso así», esto es mi vida. Mi padre al otro extremo del salón está mirando como todos presentan sus informes, los ejecutivos, accionistas y jefes cada sector de la empresa están presentes, pero hablan y hablan y yo sólo veo a mi pequeña niña concentrada en su cuaderno anotando o eso parece ¿Qué está haciendo? Pero luego recuerdo que dijo que cuando se aburría dibujaba ¿Estará dibujando? No me con tengo y le envió un mensaje con mi celular debajo de la mesa. WhatsApp yo: ¿Qué te tiene tan entretenida? Que no tomas atención. Mi niña: El que debería tomar atención en esta reunión no soy yo. yo: Soy el jefe, más específico tu jefe. Mi niña: Si claro jajaja Yo: ¿Es una risa sarcástica? Mi niña: Claro que no jefecito, estoy atenta a la reunión que he anotado todo Yo: Muestra tu hoja voy a comprobarlo. Mi niña: ¿Desconfía de mí? Yo: No, sólo curiosidad de su duro trabajo. Levanta su hoja y lo muestra, me río de lo que hizo son sólo garabatos de flores o eso parecen. Yo: Tendré que reprenderla por mentirosa, hará horas extras. Mi niña: Creo que no será posible mi marido es un tanto controlador. Yo: Que te parece si lo invitamos a nuestra reunión tú, yo y tu esposo. Mi niña: ¿Me propone un trío? Yo: Mi niña: Estoy tan entretenido que no noté que todos me observaban. — Continuemos la reunión la siguiente semana — dice mi padre, se nota que está furioso y dudo que sea por la reunión, cuando todos salen me pide que me quedé. — ¡Que mierda te sucede! — explota furioso. — No sé de qué hablas— trató de hacerme el desentendido. — ¿No sabes de que habló? Lo hubieras notado si no estuvieras tan entretiene con tu puto celular como estúpido adolescente — No exageres — trató de tranquilizar el ambiente, porque seguro ya lo oyó todo el edificio, mi padre el hombre de negocios tan perfecto nunca tolero ningún error y menos de mi parte. — No sé qué rayos te pasa pero que sea la última vez que te vea tan distraído y menos frente a los accionistas — sujeta mis hombros como si tratará de que entrará en razón— tú no eres gente común que comete errores eres un Verona, perfección, éxito y poder está en nuestras venas, tu abuelo levantó este Imperio de la nada, tu y yo somos su legado— bajo la cabeza, porque tiene razón a un que no aprecie a mi abuelo sí que lo admiro y sé que mi padre también. — Lo siento, esto no volverá a pasar. — Eso espero— se da la vuelta — se me olvidaba, por fin el viejo decidió aparecer— me río de ese es apodo que le dimos a mi abuelo, cuando yo era pequeño. — Así ¿Qué es lo que quiere ahora? — Conocer a tu esposa — me tenso, así que llegó el momento más temido — espero que ya la hayas preparado. Sí, claro vimos películas, fuimos al parque de diversiones, follamos todos los días si eso es posible llamarse preparación para presentarla con el diablo en persona. ****** — Seguro ¿Qué no duele? — Te prometí un trío y eso te daré— susurro cerca de su nuca dando besos cortos. — Solo era curiosidad. —La curiosidad mato al gato —palmeo su trasero— ¿Preparada? — asiente — Relájate — entró en su hermoso culo, que previamente ya la había preparado sí que es estrecho, en la primera estocada sólo entre la punta la inclinó más para que pueda enterrarme por completo en su interior, ya en la segunda estocada entró un poco más, repito la acción un para de veces. La escucho quejarse y su respiración es más rápida, sigo con las embestidas, pero más suaves hasta que se acostumbré, es increíble mi verga siente cada parte, pero todavía no entra. —Duele, no va a entrar— contesta pesadamente mientras con mis dedos masajeo su clítoris. — Te gusta, estas muy mojada— la escucho gemir de placer mezclado con dolor porque sé que por ser su primera vez sería difícil, pero mi niña tan valiente no se queja, mientras las embestidas siguen tomó su cabellera con fuerza y la traigo hacía mí, forzando que me mire y la beso con desesperación me hundo más en su ser, siento como si realmente me encontrará dentro de ella y que a la vez ella también este dentro de mí. ¿Qué es esto? La miró sus ojos siguen cerrados, algunos mechones de su cabello están pegados a su rostro por el sudor, sus labios están hinchados y rojos. — Te gusta — vuelvo a repetir — ¡Te gusta! — exijo — Si — susurra gimiendo. — Ahora viene lo mejor — ella parece muy cansada, pero sé que no me defraudará, con mi verga todavía dentro de ella la preparó con mi mano para la segunda verga, tomó el vibrador de la mesa y de una sola estocada la meto en su vagina, este es la única forma que permitiré que mi niña tenga su tan soñado trío, yo seré el único que la invada por todos lados. Frente a nosotros hay un espejo enorme para ver con claridad lo que es invadirla por completo, las embestidas continúan, ella gime más fuerte sé que pronto se vendrá— abre los ojos— exijo — me perteneces eres mía, el único trío de tu vida seré sólo yo nada más que yo. — Si, si … — se retuerce de placer y cuando sé que ya llegamos al clímax su mirada cambia a través del espejo es penetrante, hipnótica como si conociera lo más profundo de mi ser, siento como si esta vez los roles cambiarán, como si el que estaría marcando territorio no fuera yo — eres mío. «Estoy acabado». CAPÍTULO 39 Ana Reglas para tratar con «el viejo cascarrabias» 1. No lo mires a los ojos. 2. No hables, si no se dirige a ti. 3. No tartamudear. 4. Hablar fuerte y claro si te pide que hables. 5. No levantarse de la mesa sin su permiso. 6. Si te pregunta, responde rápido y segura de mi misma. Etc., etc., etc., etc. dijo más cosas, pero estas son las que más me acuerdo, esta noche es la reunión con el abuelo de Octavio yo no le diré viejo por dos cosas: 1. Respetó. 2. No lo conozco y no puedo juzgar antes de conocerlo. — Tú cual prefieres el vestido blanco o azul — preguntó a Susy, gracias a Dios vino ayudarme sin ella estaría perdida. — Bueno el blanco es lindo, pero te hace parecer una niña y el azul es muy escotado matarás de un infarto al viejo cuando vea tus tetas — se recuesta en mi cama. — ¡Susy! Esto es serio para Octavio esto es importante y quiero que se sienta orgulloso de mi— suspiró y me acuesto a lado de Susy — y si me caigo o me olvidó hablar. — ¿Cómo puede pasar eso? Estas exagerando, se tú misma. — Pero ese es el problema, no sé qué diré, si soy yo misma me esconderé debajo de la mesa, o me ocultare atrás de Octavio, no me gusta hablar y peor si me obligan a conversar y Octavio dijo si su abuelo me pregunta tengo que responder segura — respiro un poco agitada levantándome de golpe por esta presión. — Tranquila, todo saldrá bien — me reconforta con un pequeño abrazo eso me sorprende, ella es muy buena. — Gracias — correspondo su abrazo — eres mi mejor amiga. ***** Thomas Verona y Bárbara Verona la pareja más perfecta de la Sociedad eso decían el periódico. Pero verlos frente a frente, creo que tienen razón, el señor a pesar de su edad es muy guapo con Canas que sobresalen en su cabellera negra lo haces ver más interesante, es como George Clooney que en vez que el tiempo lo afecte lo hace lucir genial, ahora ya entiendo aquel dicho del vino que con el tiempo es mucho mejor. Pero su esposa no se queda atrás se cuida muy bien no tiene nada que envidiar a las jovencitas ¿Cuál será su secreto? Por Dios ni arrugas parece tener, su cabellera rubia y ojos azules es más bien la envidia de muchas mejor dicho yo la envido, tiene un aura especial, elegante, hermosa y además muy inteligente en toda la cena habla con su esposo e hijo de temas que yo no puedo decir nada pero ella las expresa de una forma tan bonita que parece una experta en el tema y además se nota que su esposo la adora la mira con admiración y amor, bueno eso creo pues la mira como si fuera única, sólo con ella lo veo sonreír. Desde mi punto de vista, si me alejó un poco veo la imagen de una familia perfecta entre ellos hay una complicidad especial. De alguna forma eso me hace sentir fuera de lugar como si yo fuera una simplemente espectadora. «Les tengo envidia». Mientras conversaban sin percatarse de mi presencia, al fondo se escucha unos pasos como si fuera una película de terror todos guardaron silencio el ambiente se puso más tenso, misterioso un tanto de miedo provocó en mí. Un hombre mayor de ojos verdes y de pelo blanco puro como el algodón, con un bastón en su mano derecha está frente a nosotros. — Buenas noches. — Buenas noches padre— dice el señor Thomas. — Suegro — comenta la señora Verona — ¿Cómo se encuentra? — Con achaques de viejo abandono, pero eso es normal — sonríe. — No digas eso, abuelo — se acerca Octavio. — Saben que no me gusta los rodeos, ¿Dónde está? — mira a todos, como si estuviera buscando. Es obvio que es a mí, estoy tan nerviosa que me olvidado toda la lista ¿Qué era? No digo nada, veo sus ojos o me escondo. ¿Qué era? Estoy tan perdida que creo que me voy a desmayar. Y no me Di cuenta que frente de mi esta «el viejo». — Así que eres la esposa de mi nieto, no es lo que esperaba ¿Cuál es tu nombre? — ¿Eh? — ¡concéntrate! Me digo a mi misma — aaaaa ¿Eh? ¿Ana? — Esta nerviosa, abuelo— Octavio trata de apoyarme. — Seguro te dijeron que era un ogro, no me tengas miedo muchacha — me guiña — tal vez tengan razón, pero hay días que tengo mi momento de bondad. Descripción de John Verona, es educado, comprensivo, amable realmente muy agradable en toda la noche fue atento para conmigo de una forma especial que no sé cómo describirla, me sentí a gusto con él, es de esos abuelitos que salen en la televisión y sabes que son dulces y amables con todo el mundo y siempre saben que decir en el momento adecuado y sus palabras son como sacados de un libro de filosofía que deja pensando. Por eso no entiendo ¿Por qué? Octavio me dijo todo lo contrario eso es muy raro, es decir me hizo temblar de una persona que no conocía. — Tú abuelito es muy agradable, no entiendo ¿Por qué me dijiste todas esas cosas? — Créeme que yo no conozco ese «abuelito» En el transcurso a casa, me he dado cuenta que incluso las familias perfectas tienen sus secretos, no sólo lo digo por el hecho que su nieto e incluso su propio hijo no le muestran afecto al señor Verona, sino porque en toda la casa no había muchas fotos de la familia, y la única que pude lograr ver mostraba a un hombre pelirrojo de ojos verdes y lentes acompañado de una mujer rubia de ojos azules y sentado en el regazo de la mujer un niño de pelo y ojos negros. Es obvio que el niño era el padre de Octavio, pero él no se parece a ninguno de sus padres. ¿Entonces a quien se parece? Esto me suena como a esas novelas, que guardan un secreto de familia que si lo descubren destruiría a muchos y más a los protagonistas, tal vez una adopción, amores prohibidos, y la Nana que es la única que sabe la verdad de esta telaraña de secretos. ¡OH! — ¡La señora Miriam ¡— grito — ¡ella sabe el secreto! - me sobresalto. — Mierda, Ana casi chocó por tu grito. — Lo siento — me trató relajar, tengo que hablar con la señora Miriam. — ¿Por qué gritas el nombre de mi Nana? Y ¿De qué secreto hablas? —Será que se lo digo o no. — ¿Por qué tu papá no se parece a ninguno de sus padres? — soy directa — Así que, por eso estabas tan callada, seguro que te imaginas una telenovela en tu cabecita— me conoce, despeina mi cabello, yo trató de apartar su mano, pero no lo consigo— No te imágenes nada, es simple mi padre es producto del primer matrimonio de mi abuelo. — ¿Dónde está ella? — Murió. CAPÍTULO 40 Octavio Semanas después — Esto realmente me deja confusa — suspira mi niña, mientras sigue sus caricias a mi cabello, esto es relajante, sentir sus manos jugando con mi cabello, escucharla leer y su aroma es mi perdición dulce, fresco, puro y limpio sé que limpio no es un olor, pero su aroma me relaja, como cuando sales de las duchas frescas después de un día duro de trabajo, eso es Ana para mí, mi momento de relajación, mi agua en el desierto. — ¿Qué te confunde? — abro mis ojos, muevo mi cabeza de su regazo, para poder verla mejor. — Es que no sé qué pensar de este libro— me muestra el libro Lolita— me enoja, pero me pone triste a la vez, sé que este tipo viola a la niña, aunque lo disfraza con palabras bonitas y eso me enoja, pero el también sufre, por esa obsesión que tiene por ella — frunce el ceño, pero sigue peinando mi cabello con sus delgados y pequeños dedos. — Y eso ¿Cómo te hace sentir? — No lo sé, lo odio, pero me da pena, dime ¿el amor es así de complicado? como lo plantean en los libros — miró sus ojos color chocolate, se ven más claros hoy, será por la luz de la mañana que se refleja por la ventana, notó con más claridad sus pequeñas pecas en su rostro son como chispas de chocolate regada de una forma adorable en su rostro, por lo general es difícil verlas pues no son muy visibles pero esta mañana son tan claras y son hermosas — Octavio, ¿Me escuchas? — mueve sus manos de un lado al otro. — Si, perdón ¿Cuál era tu pregunta? — trató de concentrarme, últimamente me distraigo mucho y más en la presencia de mi niña, también me fijo en detalles que antes ni siquiera notaba, sus pequeños tics nerviosos cuando mueve sus pies, sólo come medio pan, tararea mientras cocina, le gusta estar en la ventanilla para ver los paisajes y a las personas. ¡¡ Ash!! Otra vez me estoy perdiendo, necesito controlarme — disculpa es que estoy muy estresado. — No te preocupes, sé que tienen mucho trabajo ayer me pidieron muchas fotocopias y archivos tendré que hacer horas extras para ordenar todo nuevamente — sonríe, ¿Qué demonios? Concéntrate, concéntrate, concéntrate — ¿Quieres que te la mame? — mierda, mi niña no ayuda y como todo un bobo sólo asiento. Esa es mi pequeña niña, no se concentra en una sola cosa, cambia de tema de forma sorprendente, es igual con todo lo demás, en un día está obsesionada con algo como un libro, anime, película y al otro lo olvida cambiándola por otra. Mi niña arrodillada frente a mí, bajo mi pantalón y ya está dura para mi Ana, mi niña, sólo mía abre la boca y lame la punta, levanta con su mano mi pene y como si fuera un helado lame, mi pequeña Ana trata de meter todo a su boca, pero sólo logró la mitad, acaricio su cabellera con mis dedos, sigue así un buen rato, cuando siento que ya llegó, vuelvo a sentir esa opresión en el pecho… «Otra vez es esa mirada». «Esa mirada hipnótica». «Esa mirada posesiva». «Esa mirada que me debilita». «Ana será mi verdadera esposa» ****** —¿Hablaras con tu padre? — comenta Edgar. — Si, pero no sé cómo lo tomé. — Te entiendo, tu padre da miedo hasta al mismísimo Satanás— hoy le diré a mi padre, que no habrá divorcio y por ende no habrá Asociación con la familia Maldini — pero no entiendo, ¿Por qué lo haces? No voy a negar que Ana es bonita ahora más cuando se arregla, pero no tiene punto de comparación con Megan por Dios es como preferir gelatina en vez de flan, agua en vez de vino o … — Basta — lo cortó antes que empiece a fastidiarme — es mi decisión. — Pero ¿Porque?, vamos soy tu mejor amigo— suspiró, tiene razón en alguien debo confiar. — Sólo quiero protegerla — trató de convencerlo, pero creo que es más para mí — ella es muy ingenua y toda su vida siempre estuvo encerrada, primero en orfanato luego con esa señora que no la dejaba salir y sólo la trataba como sirvienta — tomó un poco de café que me trajo mi secretaria— la hubieras visto, casi todo era nuevo para ella, además es muy fácil controlarla no tiene a nadie más que a mí. — La follaste— afirma, pero yo no digo nada, para que negarlo— no sé qué pasa con ustedes dos y no me interesa, pero yo noté tu cambio y si yo lo noté es obvio es evidente. — ¿Evidente? ¿De qué? — Mientras más lo niegas será peor para ti. — De que mierda hablas— gruñón, él se levanta del sillón dirigiéndose a la puerta. — Esto será divertido — sonríe y se va, dejándome más enojado de sus insinuaciones. Es momento de enfrentar a mi padre me preparo y me dirijo a su despacho. «Es ahora o nunca». — Padre tenemos que hablar. — Ya estaba por llamarte, necesito que revises estos contratos, es nuestro nuevo proyecto además de que Megan es la encargada de llevarlo a cabo, esto les ayudará a conocerse mejor— levanta la mirada — ¿Pasa algo? — Vengo a comunicarte una decisión que tomé. — Veo que es serio, toma asiento — ahí me doy cuenta que sigo parado en la puerta, me siento como si fuera un niño apuntó de confesar una travesura. — No me casare con Megan— soy directo. — Esta bien, eso significa que conseguiste a la candidata ideal ¿Quién es? — me relajo por su reacción, pensé que estaría furioso. — Es Ana — espero su reacción, pero sólo me mira y sonríe con si le hubiera contado un chiste — padre sé que no es lo que esperabas, pero me he acoplado a ella, de alguna forma me acostumbré y pienso que puede funcionar sé que Ana no cumple ninguno requisito de lo que buscaba. — ¿Qué sientes por ella? — pregunta tranquilamente me sorprende su reacción no es lo que esperaba. — Es sólo cariño, me siento cómodo con ella — vuelve a reírse, pero más fuerte esta vez. — Que esperas que te diga hijo, yo no puedo obligarte a nada, pero si puedo aconsejarte — se levanta del sillón y se acerca a mi apoyándose en la parte izquierda de su escritorio — Sabes, ¿Por qué Adán comió la manzana? — No entiendo tu pregunta papá, eso que tiene que ver— sé que mi familia es religiosa más por aparentar ser la familia perfecta, pero esto es raro. — Responde. — No lose, porque se lo dio Eva. — Exacto — vuelve a sonreír de una forma escalofriante — ¿Por qué lo hizo? Eva fue engañada por la serpiente, pero Adán ¡no! entonces ¿Por qué lo hizo? Sabía las consecuencias de su acto, sabía lo que perdería, no sólo el paraíso también la vida. Entonces vuelvo a preguntarte ¿Por qué lo hizo? — niego con la cabeza— es simple el amo más a Eva, la amo más que a Dios, la amó más que a su propia vida, él se volvió tan estúpido e hizo todo lo que ella quería. Ahora te digo si tu esposa te diera un arma y te dijera que te disparas en la cabeza. ¿Lo harías? Necesito demostrar que Ana es buena para mí, quiero demostrarle que Ana puede pertenecer a nuestro mundo. LOS DÍAS LOS DÍAS Día #1 Octavio está muy distante conmigo, desde que se reunió con su padre lo veo muy pensativo. Día #2 No durmió conmigo. Día #3 Octavio se molestó conmigo, por jugar en la cama y otra vez no durmió conmigo. ¿Por qué quieres que cambie? Día # 4 Octavio me dijo que íbamos a una reunión social y me advirtió que tenía que ser más social para pertenecer a su mundo. «¿Cuál mundo?». «No soy como ella» «Nada salió bien» Día # 5 Octavio no llegó a dormir. Día # 6 Me enteré que hoy por Susana, que hay otra reunión, pero esta es de caridad, esta vez estoy preparada tengo unas notas que me ayudarán a tener temas de conversación. «Esta vez no te decepcionare» «Estoy lista hacía ya media hora» «Te llamo 5 veces ¿Por qué no contestas?» Día # 7 En el periódico salió una nota de Octavio en una de las paginas sociales alado de una mujer. «Que no era yo». Día # 8 Otra vez llegas tarde. Día # 9 Hoy me dijiste que no te vuelva a esperar. Día #10 Hoy trajiste a una chica de servicio, para que haga las labores del hogar. Dijiste que no debo acostumbrarme en esta casa. «¿Qué significa eso?». Día # 11 Hoy Te traje un chocolate que preparé «¿Por qué me ignoraste?» «¿Quién era esa mujer?» Día #12 Hoy otra vez llegaste tarde a dormir, pero... «Estas bebiendo mucho» «Hueles a otra mujer» Día # 13 Hoy me gritaste por preguntar dónde estuviste. «No te entiendo» Día # 14 ¿Por qué duele? ¿Qué hice? Día # 15 Pensé que no dormirías hoy conmigo, pero me sorprendiste al entrar a mi cama y te aferraste a mi cintura. Día # 16 Pensé que todo volvería a la normalidad, después de anoche. «Que equivocada estaba» Día # 17 Otra vez duermes a mi lado, aferrándote a mi cintura, pero esta vez sé que mañana... «Nada va a cambiar». «Quisiera retroceder el tiempo» Día # 18 Hoy presentaste a todos a una nueva empleada, trabajará a tu lado de ahora en adelante. «Es muy hermosa» «Es perfecta» «Se ven bien juntos» «Es la mujer de Sodoma y Gomorra» «Es la misma del periódico» Día # 19 Esto se ha vuelto una rutina: Mañanas «Me ignoras» Tardes «Sales con otra» Noche «Duermes a mi lado abrazándome muy fuerte por la cintura como si temieras a algo» Día #19 Todo sigue igual. «A veces pienso que es mi culpa» «Nunca me había sentido así» Día # 20 Hoy Susana por fin me presentará a sus novios es raro que no lo haya visto nunca, se supone que trabaja aquí. Día # 21 Susana se disculpó por no llegar a la cita, dijo que su novio tuvo un problema. «A veces dudo de su existencia» Día # 22 Hoy se presentó la nueva empleada se llama Megan, fue muy amable conmigo, es muy inteligente, quiere conocerme, es una buena persona. «Ojalá hubiera sido mala» Día # 23 Susana me invito a una fiesta, dijo que me ve muy triste. «No le dije nada de lo que está pasando» «¿Debería contarle? «¿Cómo uno debe de proceder cuando tienes problemas?» «No quiero que tengan lástima de mi» Día # 24 Son las 12:50 pm «Tengo muchas llamar pérdidas» «No quiero volver» «Es divertido tener amigas» Día # 25 «Me duele la cabeza» «No iré a trabajar» «Me regañaste» «Volviste ser el de antes» «Hicimos el amor» «Te he extrañado» «Dios que no acabe el día» Día # 26 Nada cambió «No puedo con tus cambios» Día #27 Hoy decidí enfrentarte, saber una vez por todas ¿Qué es lo que pasa? Si ya no me deseas ¿podemos ser amigo? «No quiero volver a estar sola». Día # 28 Sabía del trató que teníamos, sabía que estabas con otras, sabía que ya no me querías o tal vez nunca lo hiciste. Pero una cosa es saber y otra verte con Megan semi desnuda con las piernas abiertas enredadas en tu cuello. «No de vi entrar sin tocar» «¿Cómo llegamos a esto?» Día # 29 Hoy llueve en la ciudad «No quiero salir de la cama, ¿para qué?» «No lloré, ¡Mentira!» Es de noche ya, sé que el llegará y tratará de entrar. «No entres por favor» Escucho como forcejeo con la puerta, te escucho llamarme. «Quiero que esto termine» «Ya no puedo más» Día #30 Trataste de explicarte, no quería escuchar, pero aun así hablaste. «Ella será tu futura esposa» «Yo no soy nada Para ti» «Yo no soy nada Para nadie» «No soy nada». Para: Octavio Para: Octavio Lo siento ya no puedo seguir con el contrato, esta situación es muy difícil para mí. Debo confesar que antes de esta carta escribí muchas en ésas te reclamaba, expresaba todo el dolor que sentía, pero mientras iba escribiendo me di cuenta que tú no eras el culpable. Tu no hiciste nada, yo sabía de nuestro trato y no tenía nada que reclamar, no me hiciste promesas de amor eterno todo lo dejaste más claro que el agua. Aquí la única culpable soy yo, no voy a decir que estoy enamorada pues no lo sé, esto es nuevo para mí, tal vez sea costumbre o cariño, eso ya no importa y no quiero averiguarlo. No quiero odiarte, no quiero ser un estorbo y ahora sé que el momento de ir por caminos separados ha llegado, pensé que sería en unos meses, pero nuestro tiempo juntos a acabado, espero que tengas bonitos recuerdos de mi yo los tengo. Ahora seguro debes estar furioso, pero no te preocupes, volveré unos días antes del plazo de nuestro matrimonio para firmar los papeles del divorcio. Sin más que decirte me despidió. Te extrañare, se feliz: ) Atte.: Ana. Posdata: Sonríe mas tienes una bonita sonrisa. CAPÍTULO 41 Octavio Semanas después Mi vida volvió hacer mía, todo volvió a la normalidad, mis rutinas, mis gustos, pero ¿Por qué me siento vacío? Si todo sigue igual ¿Por qué siento que falta algo? No quiero darle la razón a mi padre, pero tengo miedo ¿Cómo puedo volver a ser el de antes? No la amó de eso estoy seguro, sólo es un capricho, pero de alguna forma me afecta su ausencia. Tal vez sólo tengo que acostumbrarme hacer yo nuevamente. Miró el cielo se está empezando a nublar, seguro lloverá. —¿Vamos a almorzar? — me doy la vuelta para ver de quien pertenece esa voz. — No — es lo único que digo al darme cuenta de quién es y me siento en el sillón — debes de tocar antes de entrar. — Pues parece que últimamente me evitas — se sienta cruzando sus piernas de forma coqueta. — ¿Qué es lo que quieres? — digo sin mirarla mientras escribo en el teclado. — Comer, pero cómo veo que estas en tus días, me voy — se levanta moviendo sus caderas, no lo puedo negar esta mujer es lujuria — antes quería informarte que tu madre nos invitó a cenar. Decir que mis padres adoran a Megan es poco y las cenas con ellos siempre son iguales. ******* La veo moverse encima de mí, es una mujer hermosa rubia con un cuerpo de modelo, pero ¿Por qué no se siente igual? Ambos nos corremos, se acerca y trata de besarme, pero logró evadirla. — Nada de beso — digo fríamente — Dylan ¡¡ah!!— gime Megan del otro lado de la habitación mientras es follada por atrás— córrete ahora — exige. Cuando acaban los dos, el muchacho de ojos raros sale de ella y se arrodilla, Megan se levanta y le quita el collar de perro que tenía el muchacho y como si tuviera otra personalidad él se levanta y besa a Megan con si no hubiera mañana, el muchacho sumiso desaparece y él es el que toma las riendas de su nueva posición se pone encima de ella le abre las piernas de forma violenta para luego penetrarla de golpe, se escucha los chasquidos de sus pieles golpeándose y lo gemidos de Megan. Debo admitir que al saber cómo es su relación me sorprendió mucho pues es raro ver que la mujer sea la dominante por lo general siempre es el revés. Recuerdo que cuando le explique a mi niña ese tipo de relación, ella estuvo por un tiempo jugando con látigo exigiendo que me arrodille frente a ella, obvio sólo me reía de sus ocurrencias. «—¿Cómo veo? Soy una dominante— pasea por la sala con lencería negra, tacos muy altos y un látigo en la mano— ¡arrodillado! — me exige, yo sólo me río de ocurrencia — ah no me haces caso, pues serás castigado — mueve el látigo de un lado para otro, hasta que la gravedad llama su atención y cae. Yo me río con una fuerte carcajada que creo que me escucho los vecinos de abajo — no te rías, esto no es gracioso. — Para mí ¡sí! — la ayudó a levantarse, cargándola para llevarla a la cama — si tanto te importa ser la dominante y yo el sumiso, te dejaré que me montes — mi niña se pone feliz. — Gracias, gracias, gracias— besa todo mi rostro —¿me aras caso en todo? — me mira con ojos ilusionados — No, dije que me montaras, no que dominaras. — Oh, eso no es lo mismo. — Lo aceptas o lo dejas— la acuesto a la cama, para luego quitarme la ropa. — Ok — se pone de rodillas en la cama y me a traer a ella estirando mis pantalones — Pero yo te quitó la ropa, lo tomas o lo dejas» Y como un sopló a mi corazón, dejó de sonreír es como si alguien apretara mi pecho y me impidiera respirar. «No me gusta esto». ***** Llegó a mi apartamento, decidí dejarlos solos en «Sodoma y Gomorra» ya no tenía nada que hacer ahí. Tomó agua del refrigerador, todo esta tan silencioso y oscuro. «—¡Llegaste! — grita, mi niña saltando hacia a mí, envolviendo sus piernas en mi cintura». Tengo que dejar de pensar en ella, ella es el pasado debo olvidarla, pero cómo un idiota decido dirigirme a su habitación ese lugar donde tantas veces dormimos, hicimos el amor, donde votaba todas sus cosas y no las ordenaba, pero si las llenaba de póster de cada pequeña obsesión que tenía. Al abrir la habitación y encontrarla limpia fue la confirmación de que ya no estaba. Nunca creí que algún día podría odiar la limpieza de una habitación donde ya no está su ropa tirada, su póster arruinando el decorado de la habitación y sobre todo su olor no sólo el perfume que utilizaba si no esa esencia particular que tenía «dulce». «—¡Mira lo que compre! — sale corriendo de su habitación mostrándome un poster de Iron Man — era la última. —¿Esto es lo primero que compras con tu primer sueldo? — sonrió mientras la cargo. —No, también helado». Mi corazón se agita, me cuesta respirar no sé qué me pasa… «Duele» «No quiero sentir» «Necesito olvidarla» Y como si supiera mi estado recibo una llamada de Edgar, El me llamó desde un prostíbulo o eso es lo que entendí, ¿Por qué volviste a lo mismo? Pensé que con «Sodoma y Gomorra» se había tranquilizado gracias a ese sitio pudo canalizar mejor su ira y controlarse. Por lo menos en ese sitio es más seguro porque para pertenecer a ese lugar era necesario cumplir algunos requisitos. El más importante es estar limpio no sólo de alguna enfermedad sino también de drogas, por un tiempo yo lo acompañaba, pero era más para cuidar de Edgar. Llegó al lugar, debo confesar que no es lo que esperaba es un lugar muy peculiar pero interesante es luminoso hay música es como las Vegas, hay un escenario en medio de toda la sala y hay mujeres disfrazadas bailando en él, pero no sólo él tuvo sino coreografías demasiados elaborados. A la esquina del lugar esta Edgar rodeado de tres mujeres una rubia, otra morena y la última es de piel negra. Este desgraciado por fin va a cumplir su fantasía. — Por fin llegas — se levanta mi amigo, trató de analizarlo para ver si no bebió, él se da cuenta — sólo tomé Soda — levanta las manos en forma de inocencia, se da la vuelta — verdades chicas, ellas sólo asienten. le creo. — Entonces para que me llamas — gruño furioso más por el susto que por haberme molestado. — Tranquilo — me rodea con un brazo, se da nuevamente la vuelta — ya vuelvo mis Ángeles de Charlie, nada de pedir alcohol sólo bebidas sanas — le da un guiño — te tengo una sorpresa, más bien un regalo. — Deja de molestar, tu ve y cumple tu fantasía de ser Charlie— protestó — Siempre tan dulce — responde de forma sarcástica, ¡ahs! Odio el sarcasmo— te veo tan triste que he decidido ayudar — mierda otra vez con eso. — Te he dicho mil veces que estoy bien— miento, sé que trata de ayudar, pero eso hace que me dé cuenta que estoy peor porque este imbécil se dio cuenta. Entramos a un cuarto privado, es de color lila y hay una cama enorme con un espejo en el techo. — No te hagas ilusiones, sólo somos amigos— se burla — ayer hubo una subasta una muy especial en este lugar. — Y eso a mí que me importa. — Sólo escucha — me regaña — se subastó la virginidad de una chica y adivina que —¡hay no! Ya sé lo que viene — yo gané, pero no es para mí sino para ti, es mi regalo sé que siempre quisiste a una mujer virgen y esas están en peligro de extinción — susurra, sólo que él no sabe que ya cumplí mi fantasía. Ana, no otra vez quiero olvidarla desde que se fue no dejo de pensar donde estará, e contratado a un detective privado para que la encuentre, pero más es por remordimiento ella no conoce el mundo y temo que le pueda pasar. Necesito distraerme, tal vez esto no sea mala idea, tal vez no puedo dejar de pensar en Ana porque fui su primer hombre. Y con el regalo de mi amigo seguro estaré mejor. — Ok, ¿Dónde está? Espero que este todo en orden— accedo — No te preocupes todo está en orden y además te la puedes quedar una semana. — No, sólo necesito una noche si quieres luego te la quedas tú, ¿Es bonita? — Tiene buen cuerpo — sonríe. — Hay no, seguro es fea— protestó. — La verdad no lo sé, es que tenía una máscara que le cubría la mitad de su rostro, pero me aseguraron de que es hermosa, ella tampoco me conoce, estaba bailando en un cubículo de espejo donde no nos podía ver, pero nosotros si a ella — se calla un rato — bueno lo importante es que tiene buen cuerpo y es virgen si quieres la follas con la máscara si resulta ser fea. — De acuerdo, que la traigan — ordenó — Aquí viene la mejor parte ella está aquí pero no nos ve ni nos oye— me muestra una cortina — ella está adentro con estos botones puedes hablar con ella y pedir todo lo que desees y con este abrir la parte de vidrio — saca de un tirón la cortina y dentro de ella está una mujer castaña arrodillada — se acerca al botón — escucha muchacha quiero que bailes — y de inmediato se pone hacer movimientos sensuales — te dejó, que lo disfrutes — sale de la habitación Me siento en la cama y disfrutó del baile erótico de inmediato viene a mi mente recuerdos de Ana cuando trataba de impresionarme. «— Mira lo que aprendí— se sube a la cama y empieza a quitarse la ropa de forma lenta mientras trata de hacer movimientos sensuales a que darle crédito por intentar, la música es buena— ¿te gusta? — Si claro, pero mejor baja te puedes lastimar. — No espera ahora viene la mejor parte — trata de hacer una vuelta sexi, pero se enreda con el edredón y cae al piso. — Te dije que podías lastimarte — la regaño, la ayudó a levantarse y veo si no se rompió algo, parece que todo está bien sólo un poco rojo su rodilla, beso la parte lastimada — no quiero que vuelvas hacer esto — Pero quería ser sexi — hace puchero — no puedo hacer nada bien — Tu eres sexi sólo con tu mirada, no necesitas nada para volverme loco — la beso no sólo invadiendo su boca si no si también su interior». Ya no más, me levantó y abro la pared de vidrio, ella para de bailar baja un escalón y está frente a mí. — Quítate la máscara — ordenó, ella obedece lentamente pero cuando termina me quedo paralizado — ¿Ana? Capítulo 42 Ana — Miren quien está aquí la muda — me empuja Priscila y caigo al suelo, no debí alejarme de mi ángel —¡habla! — grita — sabes que me da rabia los privilegiados, sólo porque tu hermano te protege — empieza a escupir yo lloro, pero aun así no puedo decir nada. — Ya déjala Priscila, si te ve su hermano te va a matar — trata de detenerle — además ella no tiene la culpa de que te rechazará su hermano. Agarra mi cabello «duele» ¿Por qué no pido ayuda? Grita me digo a mi misma, lloro, lloro, pero nada sale de mi boca soy una tonta. ***** Me levantó de la cama ¿Cuántos días pasó? Me dirijo arrastras a la ventana no tengo fuerza veo edificios y autos de todo tipo, todos siguen su vida. «Nadie sabe de mi existencia» «¿Si muero?» «Nadie me extrañará» «Nadie me notará» Abro la ventana, el viento es suave como si alguien me estuviera soplando a mi rostro, veo abajo estoy en quinto piso ¿si caigo? «Sólo un salto y todo acabará» «Ya no más dolor» «Ya no más soledad» «No quiero estar sola» Me alejo de un brinco de la ventana, que estoy pensando. Me abrazó a mí misma. ¡Que estaba apuntó de hacer! Rápidamente viene recuerdos de mi niñez. El sacerdote dando el sermón «La vida es un regalo de Dios por eso a que cuidar de ella» «Tu cuerpo es un templo» «Dios es amor» Luego escucho la voz de mi ángel… «Mi pequeña garrapata» «Te quiero» «No te alejes de mi» «Siempre estaré contigo» «Volveré pronto» — ¡Mentira! — grito a todo pulmón — te fuiste, ya no estás — me derrumbó en el pisó llorando como un bebé en posición fetal. Con la poca fuerza que me queda me acerco al espejo y después de tantos días veo mi reflejó, tengo ojeras estoy más delgada y mi aspecto es terrible mis ojos están rojos e hinchados por tanto que he llorado, ya no puedo seguir así. Camino por las calles es de noche, pero la ciudad sigue viva, pero las personas que caminan son de la noche. No sé por dónde voy sólo quiero seguir caminando, a lo lejos veo un sitio es un restaurante, pero lo que me llama la atención de ese sitio es el nombre «Llegando a casa». — El amor es maravilloso y tú lo sentiste, tuviste la oportunidad de experimentar. — el amor es una mierda, como supe que me había enamorado de Octavio fue por el dolor. Dolor cuando salía casi todas las noches y volvía con perfume de otras mujeres. Dolor de su indiferencia Dolor al verla con otra. Dolor de ser una tonta muda y no poder cambiar. — Pero duele — lloro. — Si duele significa que estas viva. — Ya no quiero enamorarme— sorbo un poco de sopa. — Eso muchacha es la mayor estupidez, si yo tuviera tu edad buscaría una y otra vez el amor porque que cada experiencia que saques es un logro «Es vivir» ojo no digo que te metas con cualquiera, sino que sí vuelves a sentir no tengas miedo y seas valiente para luchar. — Gracias — no sé cómo empezó, pero por primera vez en años me abro a una persona que no sea mi ángel— cuanto le debo. — La casa invita. Esas palabras me sacaron del oyó en el que me encontraba, justo en el momento más difícil pude salir adelante. «Madan» me dio trabajo, y un lugar que me recomendó para alquilar y sobre todo su amistad. Semanas después — ¡Ana! Se están acumulando los platos — grita el chef — ya voy — me pongo el delantal y guantes para empezar. La jornada es difícil, pero me gusta este trabajo. — Ah Madan te espera en su oficina luego de que termines— sonrió Gracias a «Madan» puedo comenzar. ****** #1 El chef ¿Qué se cree?, un dios, por favor es un reverendo idiota. #2 El chef me gritó sólo por lavar su cuchillo, dijo: nadie toca a mi bebé es sólo mío Es un idiota #3 Hoy me enteré que el chef es mi vecino del departamento de arriba. #4 El chef hizo llorar a una chica se llama Dana, sólo por la salsa que preparó. Es un idiota malvado #5 Hoy vi a Dana en mi edificio la saludé, pero ella hizo como si no me conociera. ¿Qué hará aquí? #6 Cuando iba para el trabajo me encontré con Dana otra vez, pero ella parecía avergonzada y tenía la misma ropa de ayer. Ese idiota es un desvergonzado o ella es una tonta. #7 Ese idiota despido a Dana ella se puso a llorar me dio mucha pena. #8 A pesar de que el chef me cae mal debo reconocer que es un genio en la cocina. El ama lo que hace y lo demuestra. ¿Cómo se sentirá amar tu trabajo? A mi gusto mi trabajo, pero por primera vez en vida deseo algo más, así como una meta profesional. ¿Pero que me gustaría hacer? #9 Hoy el chef contrato a un nuevo ayudante de cocina, se llama Travis es muy lindo. # 10 Travis renunció, dijo que no soporta trabajar con un idiota. Por fin alguien se atrevió decirle al chef lo que se merecía. # 11 Hoy me enteré que el idiota es considerado uno de los mejores chefs del país. Pero ¿Por qué trabaja aquí? Digo este lugar es bonito, pero no tiene comparación con esos lugares finos a los que me llevaba Octavio. «Octavio» hace tiempo que no lo mencionaba, pero siempre estuvo en mi mente. ¿Algún día lo olvidaré? Espero que sí. # 12 Otra vez hubo entrevistas de trabajo para contratar a un nuevo ayudante de cocina. Me fijé por casualidad en los currículos de los postulantes y son muy capacitados tienen años de estudios en la gastronomía y mucha experiencia. Pero ¿Por qué quieren entrar a trabajar en este restaurante? Si el sueldo no es mucho es sólo el básico, si hasta yo gano igual que ellos y no estudie nada, y sólo lavó platos. # 13 El nuevo ayudante de cocina se llama Sixto es francés lo sé por su acento, es delgado y tiene una nariz muy grande me agrada. Le pregunté ¿Por qué trabaja aquí? si tiene tantos estudios. Y su respuesta me impresionó dijo: «El chef es una inminencia en rama de la gastronomía y es un honor trabajar a su lado» Además, que no venía por necesidad de dinero sino por el placer de trabajar a su lado, aunque también es conocido por su mal genio dentro de la cocina. Eso es muy cierto, pero sigue siendo un idiota. # 14 Hoy no hay trabajo, es realmente aburrido ¿Qué hago? # 15 Sixto me invito a salir, no sabía que decir lo único que dije fue «gracias» y salí huyendo. Esto realmente es incómodo el me mira y me sonríe. ¿Qué debo hacer? # 16 Hoy me decidí lo voy aceptar «Madan» dijo que no tenga miedo. # 17 Me puse un lindo vestido floreado y sandalias bajas, ojalá me vaya bien me corté el pelo nunca lo tuve tan corto es mucho más fácil de cuidar. «Sólo lo voy a conocer» Él fue muy agradable habló mucho tiene una enorme familia él es el tercero de seis hermanos, vive sólo, pero le encanta los animales tiene un perro pero que le es difícil cuidar porque es muy travieso. # 18 El chef es un mujeriego terrible hoy lo comprobé se metió a mi casa porque una chica lo quería matar, el muy idiota estuvo con su hermana y también con su mamá ¿Es posible? Pero algo paso el cambio, no era el mismo del restaurante el gruñón, gritón y malvado sino alegre y divertido. Le quería gritar y votarlo, pero tenía miedo que me despidiera. «Hay cosas que todavía sigue igual» # 19 No sé qué le pasa al chef para conmigo me invito a jugar vídeo juegos en su casa, me trató como si fuéramos amigos. «Es muy raro». Pero sigue siendo malvado en la cocina, le grito a Sixto y tiró al suelo el espagueti que preparó. «Debe ser bipolar» # 20 Hoy Sixto me dijo que le agradaba pero que más le gustaba que quedaríamos como amigos. No me moleste más bien me gustó, creo que todavía no me siento preparada para el romance. # 21 El chef otra vez entró a mi casa, como si fuera suya se sentó en mi cama encendió el televisor y vio películas. «¿Qué le pasa?» Es un idiota # 22 No sé cómo paso, pero de alguna forma me convertí en el refugio del chef incluso tiene su cepillo de diente en mi baño según el por si tiene que pasar la noche aquí si alguna loca lo acosa. En el trabajo se comporta igual pensé que me trataría mejor. «Es doblemente idiota» # 23 Hoy vi a Sixto con una mujer era muy bonita, el se ve muy enamorado ojalá sea feliz. El chef me dijo algo raro: «Sé que duele, pero se fuerte» # 24 Hoy el chef me dijo que parezco un pitufo. # 25 El chef es un tramposo, cuando jugamos auto de carrera me empujó y perdí el control del vídeo juego. «Es un idiota y tramposo». # 26 Últimamente las meseras me miran raro, creo que fue porque a la hora del almuerzo el chef me obligó a sentarme en su mesa. «Creo que si sus ojos fueran armas yo ya estaría muerta» # 27 Hoy el chef se quedó a dormir en mi casa una mujer se quedó todo el día vigilando la puerta de su departamento. El Chef dijo: «Está loca» # 28 Hoy si me enojé el Chef no paro y molestarme todo el día. Primero me dijo pitufo, enana y ardilla la mayor parte del día. Segundo me quitaba mi comida en el almuerzo. Tercero me tiraba trapos en la cabeza y me decía si se lo pudiera pasar. «Ya no más, una más y no respondo». # 29 Esto sí es raro si antes creía que el chef era bipolar hoy lo confirmó. Me enojé con él y le grité. Su reacción fue reírse como loco para después decir: «Por fin despertaste bella durmiente» # 30 Hoy me siento diferente, No sé cómo el haber reaccionado a las provocaciones del chef me diera una fuerza. En el trabajo todos me miraron diferente, no me sentí intimidada si no al revés, fue genial. Cumplí con mi trabajo, pero no me fui a escondidas como si escapará si no con la cabeza en alto. «Me siento genial» # 31 Las cosas con el chef no cambiaron mucho a decir verdad se volvió más molestoso sólo que esta vez no me dejo, aunque sigo respetando su autoridad dentro de la cocina. # 32 El chef otra vez se metió a mi casa escapando de sus conquistas debo reconocer que es guapo, pero eso no le quita que sea un idiota. Y se lo dije: «Eres un idiota» El sólo respondió con una sonrisa pícara y un guiño. «Ya lo sabía, pero soy todo un Adonis» Después no sé cómo término bailando con la escoba con si fuera un tuvo. Y dijo que era un pago por el refugio que le ofrecía. ******* — Ya llegó por quien lloraban— entró el Chef a la cocina, abriendo los brazos. — oye pitufo, porque no me esperaste te dije que te traería. — No gracias, te vi despidiéndote de una mujer y no quería molestar— me ponía el delantal — Eso son ¿Celos? Pitufo — me envuelve en sus brazos — sabes que eres la única para mí — y besa mis mejillas — Basta me llenas de Baba— trató de que me suelte. — Buen día Sixto preparaste todo— me suelta al fin. — Si chef — responde como soldado dispuesto ir a la guerra — Hola Ana. — Buen día Sixto — saludo al francés. — ¡Ana! — entra alterada Pilar una mesera — afuera hay una persona que quiere verte y es un bombón — suspira — ¿A mí? ¿Segura? — me quitó el delantal — Sí, y dijo que era tu esposo. «Me encontró». JAZMÍN Es tan guapo, veo su perfil está durmiendo, es una obra de arte, ¿Por qué compró mi virginidad? Estamos juntos sólo 5 días, pero todavía no me la creo sonrió como boba es tan perfecto que podría conseguir a cualquier mujer con tan sólo una mirada. — Eres perfecto pero gruñón— le susurro cerca de su rostro, desde la primera vez que lo vi fue amor a primera vista, estoy segura de ello, no me importa que sea mayor, los 29 años no es mucho la diferencia sé que es una locura. Él es mi héroe el me sacó de ese horrible lugar, nunca me preguntó el ¿Por qué lo hice? Pero me dio todo el dinero que necesitaba. Su ropa esta tirada en el piso, la levantó y la dobló, pero cuando tomó su pantalón se cae su celular. ¿Qué hago? Me entra una curiosidad Quiero conocerlo más, pero él es tan cerrado, frío y una buena forma es ver su celular, pero no debo igual lo haré. Revisó y no hay nada fuera de lo común, mientras sigo buscado voy a fotos. La primeras imágenes son de edificios, y muchos documentos pero mientras sigo avanzando aparece una imagen de una mujer ella está durmiendo sobre el pecho de alguien y sospecho que es de él, es de pelo Castaño y pecas alrededor de rostro es bonita, paso a la siguiente es ella otra vez en esta está leyendo un libro su pelo esta trenzado la siguientes se repita una y otra vez ella en diferentes poses sonriendo, durmiendo, desnuda en la última imagen esta ella con él, la chica está en su espalda y sus piernas enredadas en el cuerpo de mi héroe ambos están muy felices, nunca lo vi así « tiene una sonrisa hermosa». Por último, encuentro un vídeo titulado «Mi niña» mis lágrimas salen como lluvia, me tapó mi boca para que no se escuche mis gemidos de tristeza. No veas el vídeo, No veas el vídeo, No veas el vídeo, No veas el vídeo repito una y otra vez, pero con lo masoquista que soy lo abro, me pongo unos audífonos para no poder despertarlo. «—Estamos aquí en un momento histórico para la humanidad - dice la castaña frente a la cámara - El señor hielo, temible, gruñón y sobre todo un dios del sexo, ¡Cocina! Para su linda esposita. — Sí, sigues lo dejó y no cenamos - dice una voz gruesa y sé a quién pertenece es «mi héroe». — Quieres que te la mame — habla la castaña enfocado está vez a mi héroe, él está en la cocina con un delantal de color azul con puntos blancos, esta despeinado con ropa cómoda se ve más joven. Al parecer está cocinando porque tiene un cuchillo en la mano mientras corta algunas verduras. — Eso no funcionará otra vez, deja mi celular y prepara la mesa. — Aburrido — da la vuelta enfocando esta vez a la castaña— Si salgo viva de este experimento es que su comida es comestible. — Te lo advertí — protesta mi héroe para luego tomarla en brazos, la pantalla se pone negro al parecer se calló el móvil, pero se escucha risas, para luego pasar a gemidos». No sé cuánto dura el vídeo porque lo apagó antes de escuchar algo que realmente me dejará destruida, algo crece dentro de mí, odio hacia esa mujer «su esposita» ¿será cierto? No puede ser cierto y si lo fuera ¿Por qué está aquí? Seguro están divorciados ella no lo pudo complacer y Por eso el busco otro tipo de compañía, no voy a dejar que me lo quiten y comenzaré con borrar todo lo que le recuerde a esa mujer, empiezo con las imágenes y cuando voy a borrar el vídeo, siento que alguien toma mi mano. — Qué mierda haces— gruñe— no toques mis cosas. — Na....da — tartamudeo— sólo que...ría es…cuchar música — miento, él está furioso Toma su celular, revisa y sé que me va descubrir «Estoy temblando» Pero como si fuera un milagro recibe una llamada. — ¿La encontraste? — dice con desesperación — ¿Dónde? — se aleja de mí y busca su ropa y cuando ve que está en la mesa, no se da cuenta que se lo doble para que no se arrugue — voy para allá. - cuelga se viste tan rápido que creo que se puso al revés su bóxer. — ¿Dónde vas? — saca dinero de su billetera. — Ya está pagado el hotel— deja el dinero en la mesa — toma un taxi — ni siquiera me escucho. Sale sin despedirse, ¿A quién encontró? **** Unos días después No me llama, estoy pendiente del celular como una Leona que está frente a su presa lo llamó, pero tampoco me contesta. Tendré que ir a buscarlo, no sé dónde vive, pero si donde trabaja. Me miró en el espejo me vestí con la ropa que me compró, es un vestido volado de color blanco ese es su color favorito y sandalias que no sean altas, no le gusta que me maquille mucho sólo brillo para los labios, dejó mi pelo suelto y me pongo el perfume especial que me regaló, es un olor suave tipo fresa mezclado con un toque especial que no logró descifrar. «Voy por ti» Camino segura a la recepción, aunque las recepcionistas eran antipáticas logre pasar usando mis encantos con los hombres, son tan manipulables sólo les muestras un poco de piel y hacen lo que yo quiera, incluso con estas fachas puedo lucir sexy y no una mojigata, pero si a mi héroe le gusta que me vea así, lo haré. Cuando subo al elevador y esta apuntó de cerrarse una mujer grita que lo detenga. —Gracias — suspira cansada — Hola, oh tengo un vestido igualito al tuyo — pongo los ojos blancos para que vea que no me interesa lo que dice, es una chica no muy alta, casi de mi tamaño le debo pasar por dos o tres centímetros, viste con un vaquero gastado en las rodillas y una camiseta de color azul con un dibujo de rosas, es castaña pero su pelo es corto le llega hasta el medio de su cuello, esta demasiada informal para venir a un sitio así, seguro es del personal de limpieza «quien viene en tenis» ¿Cómo la dejaron entrar? A mí me costó y ella no tiene facha de poder seducir al guardia. Cuando se cierra la puerta del elevador, notó que las dos tenemos muchas características similares. Las dos somos Castañas. Las dos no somos altas. Las dos tenemos los ojos de color café sólo que el mío es más oscuro y de ella más claro. Las dos tenemos casi el mismo cuerpo, yo siempre me queje de no tener el pecho más grande. Las dos tenemos el mismo tono de piel casi pálido. La dos tenemos misma simetría de nuestros rostros. Las únicas diferencias son los detalles, mi nariz es más fina, mis labios son más gruesos y más bonitos además ella es pecosa «¡Pecas!» «Ella es la de las fotos» «Ella es la del vídeo» «¿Es su esposa?» Mis músculos no me responden estoy empezando a temblar. «El vestido» dijo que tenía uno igual, luego como una ráfaga viene recuerdos de mi relación con mi héroe. «Él quería convertirme en su esposa». — ¿Estas bien? — me pregunta la muy estúpida — a mi igual me dio miedo el elevador, la primera vez que subí me tuve que sostener de mi espo — se corrige— De alguien porque creí que me caería. — No es eso— trató de tranquilizarme, como la odio — usted es ¿Casada? — soy directa, no puedo perder el tiempo esta maldita no me lo puede quitar y él es sólo mío. Ella se sorprende de mi pregunta—¿Por qué preguntas eso? — Disculpe, es que usted casi dijo esposo y me sorprendió ¿Por qué parece muy joven? — le doy mi mejor sonrisa. — Tengo 24 años — mierda, creí que tenía mi edad incluso pensé que era más joven. — No lo parece— digo sinceramente. — Sí, pero no digas que parezco una niña — infla un poco sus mejillas, ella es más cachetona y eso la hace ver más infantil. «Niña» ahí recuerdo el vídeo decía «Mi niña» Se abre la puerta, la maldita me ayuda a salir. — ¡Ana ¡— grita una mujer atrás de nosotras — eres una mala amiga, cómo pudiste olvidarte de mí— la abraza por detrás. — Hola Susy, tengo tantas cosas que contarte — se da la vuelta y corresponde su abrazo. — Ven, tengo poco tiempo para almorzar— le estira por un pasillo, ella se da la vuelta y se despide de mí, moviendo su mano. Me doy la vuelta he tomado una decisión voy a luchar por mi héroe, me acerco a la oficina, pero no veo a nadie en el escritorio donde se supone debería estar su secretaria. Tocó la puerta. — Adelante — anuncia con voz fría. Tienes que hacerlo, ya llegaste hasta aquí no puedes ser cobarde ahora, esto sólo es el comienzo de una gran lucha, me digo a mi misma. Él está dándome la espalda parece que está hablando por su celular, al darse la vuelta se queda congelado. — ¿Qué haces aquí? — gruñe. — Vine por ti — me acerco a él hasta poder abrazarlo — te extrañe — me aferró a él. — Suéltame, vete espero a alguien — se separa de mí, entonces escuchamos pasos— mierda, escóndete en el baño — me empuja y me encierra, escucho pasos me acerco más a la puerta para escuchar mejor. — Ya me tienes una respuesta — dice mi héroe, pero su tono de voz es más suave. — Aceptó, pero no voy trabajar aquí. — Ser lavaplatos — se burla, lo sé por el tono y su risa al final — te ofrezco un mejor sueldo además de subir de puesto al convertirte en mi asistente personal. — Esa es mi condición — todo se queda en silencio por un buen rato. — Cambiaste. — De hecho, me encontré — suspira — lo tomas o lo dejas — sentenció. Déjala, déjala, déjala, déjala por favor suplico en mi interior. — Aceptó — dice finalmente con una voz que pareciera que tiembla «Quien es el» donde está mi héroe ese ser invencible seguro de sí mismo — pero deseo, que vuelvas con…migo — tartamudea susurrando, pero pude escuchar. — ¿A qué te refieres? Si estoy volviendo a nuestro trato original — Me refiero— se queda callado un largo rato— olvídalo. — Bien, nos vemos el lunes. — Porque tanto tiempo— protesta. — Son sólo dos días, necesito arreglar algunas cosas antes de volver — responde duramente, como si estuviera harta de él. — Te quiero hoy en casa— gruñe. — Te dije que NO. — Piensas despedirte de ese cocinero, tan rápido me has reemplazado — protesta enojado, abro un poco la puerta y logró ver sólo el perfil de mi héroe — al final todas las mujeres son iguales— se sienta en el sillón. — Y tu querido esposo, me fuiste fiel en mi ausencia — él no dice nada — ya veo que no, Sabes no quiero pelear y me importa un bledo la opinión que tienes de mí, si crees que fui una puta, pues puedes creerlo. - se queda callada un momento — creo que fue un error, no debí venir y si hablamos con tu abuelo, tal vez el entienda nuestra situación. —¡No! disculpa — refleja miedo en su mirada, trata de acercarse, pero se detiene de golpe— perdón, no quise decir eso, sólo fue una estupidez sé que tú no eres así — se limpia los ojos con la manga, como si estuviera a punto de «llorar» es imposible el no haría eso por esa arpía, es una maldita como se atreve a tratar así a mi héroe. —¿Estás bien? — él se da la vuelta ignorado su pregunta. — Si, sólo vete — se sirve una copa— nos vemos el lunes — se escucha pasos alejándose hasta el clic de la puerta cerrándose — sal de una vez — y lo hago. Me mira de arriba abajo como si estuviera analizando, se acerca a mí me levanta de golpe contra la pared y besa mi cuello con desesperación sus manos buscan mi centro y quita de un golpe las bragas, escucho como un cierre de un pantalón baja. — Volverás a mí — gruñe en mi cuello— eres mía— de golpe siento su pene dentro de mí. — Sí, sí, sí, soy tuya — gimo feliz por su confección. — Eres mía, mi niña— él no me está follando a mí si no a «ella» es duro, brusco como si estuviera castigándome de algo, no es cariñoso como las anteriores veces. De pronto se escucha clic de la puerta, él se tensa, levantó mi mirada y es ella la misma mujer del elevador la misma mujer que estuvo con él hace instantes, abre los ojos como plató, pero no de sorpresa si no de decepción. — Tengo que aprender a tocar antes de entrar — sonríe con ironía, pero cuando me ve, parece sorprendida y me da una mirada de lástima «¿Por qué?». — Ana— se tensa más mi héroe, sale de mí, dejándome vacía y usada por primera vez, se sube el pantalón — déjame explicarte. — Vine sólo por mi cartera — camina hacia el sillón que estaba cerca de la ventana, toma su cartera y como llegó se fue. — Ana — suplica, pero ella ya no estaba. — Ahora me tendré que cortar el pelo como ella ¿No? — le digo furiosa, saca su billetera de su pantalón para darme dinero como una puta. «Soy una puta» — Vete— dice dirigiéndose hacia el baño. «Soy su puta» «No lo dejaré» «Si quiere que me parezca a su esposa, lo haré» «Nadie me lo quitará» «Él es mío». «Él es mi salvación de esta mierda de vida». SUSANA — 50 dólares es mi última oferta— dice la señora. — 45— digo segura. —No puedo bajar más el precio. — O vamos, siempre vengo aquí— suplico — 46 — le miró con ojos del gato con botas. — Bien, sólo porque eres mi cliente favorita — accede. — Gracias — le doy un abrazo, tomó los tacos son preciosos, es el único lujo que puedo darme. Llegó a mi departamento o más bien a mi cuarto ya que el lugar donde de vivo es tan pequeño que parece la casa hobby. Tengo que alistarme para ir a la casa de mi jefe, porque que Ana mi mejor amiga me pidió de favor acompañarla ¿Por qué? Necesita mi apoyo, cuando la vi salir desecha de la oficina del jefazo supe que ella todavía no lo había superado, aunque Ana repitiera una y otra vez que ya no lo amaba. «Si lo sabré yo, que soy una experta en relaciones fallidas». Camino a mi refrigerador para tomar algo y al abrir me topó que no tengo nada, me olvide hacer las compras. Voy a mi ropero a buscar ropa, veo lo que tengo, está confirmado «estoy en la miseria» si no supiera de costura y reciclaje seguro que andaría desnuda por la calle. — Esto es tu culpa — señaló a los tacos — hay no puedo enojarme contigo eres «mi precioso»— yo soy muy ahorrativa por lo general, pero cuando veo los zapatos, tacos, sandalias pierdo la cabeza. «Es mi adicción». **** —¿Esta lista? — preguntó a Ana — Si, digo ¡NO! — se para a medio camino con su maleta — tengo ganas de huir —suspira — pero no debo, es mi deber, él tiene razón está apuntó de perder su empresa ¿no? — me mira con tristeza. — Tal vez haya otra solución — trató de apoyarla, tiene miedo su mirada me lo dicen y sé que se hace la fuerte pero realmente tiene terror — si el problema es su abuelo, ¿Por qué no sólo te llama cuando necesite tu presencia? — sugiero. — Ya le sugerí esa solución y otras, pero él me las niega dice que es imposible pues su abuelo siempre está al pendiente de todo lo que sucede a su alrededor y eso incluye a su nieto — se apoya en la pared — cuando lo vi en el restaurante pensé que era un espejismo o una broma de mal gusto, mis piernas temblaban y mi boca se secó literalmente, no pude decirle nada — mira al vacío, como si volviera en el tiempo recordando ese preciso momento— sólo escuchaba y volví en el tiempo en el que le tenía miedo, y todo lo que vivimos fuera sólo producto de mi imaginación y por un leve momento lo creí. — Ana — tomó su mano, para que sepa que tiene mi apoyo— veo que maduraste, te expresaste frente a mí— le doy una sonrisa pequeña — eras tan callada, no sabía lo pensabas o sentías eras tan cerrada que era muy difícil conocerte, pero ahora Mírate expones tus ideas, pensamientos y sentimientos además eres muy valiente al enfrentarte al jefazo— digo sinceramente porque me impresionó como se enfrentó— sé que lo lograrás será difícil pero vale la pena, no digo por el dinero que recibirás sino por la fuerza que descubrí en ti. — Gracias — me abraza — yo igual no sé cómo pude enfrentarme a Octavio. — ¿Lista? — Vamos. **** Decir que el ambiente en incómoda es poco, los dos se observan como si no habría nadie en el mundo más qué ello dos, «Soy el violinista del tejado». ¿Digo algo? O ¿me voy? — Voy a dejar tu maleta — sugiero y me voy, camino lo más rápido que puedo. Cuando llegó a la habitación de Ana me tiró en la cama como si fuera mía «que envidia», Me levantó y me acerco al espejo. «Soy hermosa» «Soy sexy» Y lo sería más si me pusiera uno de estos vestidos, abro el closet ¡Que hermoso! Y los zapatos lo son más, me acerco a tocador y todo está lleno de Maquillaje, perfumes, cremas y lociones. — ¿Por qué no me escogió? — me digo frente al espejo mientras me pruebo algunas cremas. — Yo me preguntó lo mismo — salto del susto ¡Oh dios mío! — Lo siento, no quise decir eso es sólo — me quedo callada por la vergüenza y por pena ¿Cómo puedo pensar eso en estos momentos? Soy una desconsiderada. —No te preocupes, creo que tienes razón — se sienta en la cama — todo sería más fácil. — Puede ser, pero no te abría conocido — me levantó y camino para sentarme a su lado — eres mi mejor amiga. — Tu si lo eres para mí, pero tienes a las chicas y a ellas la conoces de tiempo. — El tiempo no define el grado de amistad, sino el valor, ellas son unas locas a la hora de fiesta, pero cuando busco apoyo y consuelo recurro a ti eres como mi cargador— le digo sinceramente y también porque sé que es todavía muy insegura— ¿Cómo te fue? — trató de cambiar de tema. — Bien, supongo — baja su mirada — esto será más duro de lo que pensé. ***** Días después — Aquí dice que es 2 x 1 — protestó, por unos productos de limpieza. — Señora, le dije que esa oferta es para los clientes más antiguos de nuestro establecimiento— dice un joven, tan flaco pero flaco igual que «Don Ramón». —¡¿Cómo me dijo?! — me hago la indignada —soy señorita, donde está su supervisor quiero presentar una queja —lo asustó al pobre muchacho, por un momento me da pena, pero luego miró mis bolsillos y se me pasa. —Disculpe seño...ñorita — tartamudo— lo haré pasar como cliente exclusivo — pasa los productos por la registradora. — Más le vale — lo amenazó — y que esto no vuelva a repetir— Salgo del establecimiento con un gran descuento en producto de limpieza, comida y otras cosillas que necesitaba. Los que me conocen dicen que «soy tacaña» pero yo diría que «soy ahorrativa». Llegando a casa me encuentro con Fabiola en la puerta de mi edificio, con ropa deportiva sin una gota de maquillaje. — Te he llamado todo el día — me agita su celular en la cara — ¿Dónde te pierdes? — Estoy bien, gracias por preguntar — le digo con sarcasmo Fabiola me mira con una ceja levantada haciéndome entender que no está de ánimo para jugar— no te enojes, se acabó la batería de mi móvil. —No importa, quiero que me arregles un vestido tengo un compromiso muy importante esta noche— saca un vestido fucsia de su cartera. — Ok — lo tomó y miró lo que puedo hacer — vuelve dentro de dos horas. — Gracias ¿Cuánto me sale? Me harás un descuento. — Ja — me burló — claro que no, será lo de siempre, además no cobró tan caro — la fulmino con la mirada, mientras sacó mi máquina de coser, pero viendo bien la tela creo que será a mano — no entiendo cómo me pides descuento cuando te veo despilfarrar todo tu dinero en joyas y un gimnasio que parece que te cobra hasta por el aire que respiras — sacó mis utensilios. — Y yo no sé cómo no te alcanza tu sueldo, se supone que trabajas en una de las mejores empresas del país, tu jefe es un tirano. — Tengo muchos gastos — trabajo en su vestido «si supiera» — más tarde voy a la casa de Ana, ¿Te apuntas? — No, ella no me agrada. — ¿Cómo? Si es adorable ¿Qué te hizo? — Nada, sólo no me agrada es muy muy muy reservada — me mira de una forma peculiar como si quisiera decir algo, pero no puede — como si ocultara algo. — Sólo es tímida— la defiendo. — Puede ser, sólo que no me fío de ella, ese tipo de personas — se calla un momento que al parecer es incómodo más para ella — no sabes lo que te espera a veces son más peligrosos, tu y yo somos distintas décimos las cosas de frente, somos impulsivas, tal vez sea malo en algunos momentos, pero no escondemos nada. — Exagerada — trató tranquilizar el ambiente — sólo es Ana. — Sólo ten cuidado. ****** — Felicidades — abrazo a Ana. — Gracias — sonríe — prepare un pastel para celebrar. — Cuéntame cómo sucedió— me siento en la silla mientras ella saca el pastel. —Pues el chef siempre se queja de los postres de la pastelería donde la conseguimos y el cuándo se enoja es un ogro total — empieza acortar un pedazo — en conclusión, ya no nos darán su producto hasta que el chef se vaya. — O ya veo por eso tendieron una oportunidad. — Si — se emociona — yo sólo le comenté una vez que me gusta la repostería y preparé una muestra y al chef le encantó — no deja de sonreír— imagínate un chef de su nivel me dijo que le gustaron. — A mí también me gustan — le digo mientras llevo un pedazo a mi boca. — Oye Ana se me acabó el champú— entra un tipo rubio con una bata de baño al apartamento, el más grande idiota según Ana— Hola Susana— dice en tono más agudo — estas hermosa— me guiña. — Hola James — trató de ignorarlo, Sé que es el jefe de Ana, pero es molesto al principio pensé que tenían una relación, pero cuando los ves juntos son como si fueran hermanos. — Prohibido coquetear — dice Ana Mirándolo fijamente. — Aburrida— hace un puchero, parece un niño— mi champú se acabó. — Esta en mi baño y que sea la última vez— le amenaza mostrando su cuchillo mientras él se va al baño. Debo reconocer que es lindo, pero mi novio es mejor. — Oye Ana me acabó de acordar mañana mi novio me presentará con sus padres — chillo emocionada — y necesita que me prestes un vestido, lo míos no son adecuados para una presentación oficial. — ¿Por qué?, tus vestidos son lindos. — Si, pero son muy escotados y quiero causar una buena impresión. — Ok, pero tendría que ser los que tengo en casa de Octavio. — OMG eso genial, Gracias— la abrazo feliz. — No importa, la verdad no los consideró míos. — ¿Cómo? — cuando Ana se fue supe que algo le había pasado, pero ella no quiere compartir sus problemas por eso decidí espera hasta que se sienta preparada. — Son como mi ropa de trabajo, ser otra para estar alado de él — no sé porque las palabras de Fabiola llegan a mí. «Sólo ten cuidado» «¿Qué oculta?» EDGAR — Buen día — saluda una mujer pelirroja de buen cuerpo — te preparé el desayuno — me sonríe, ¿Tiene puesto mi camisa? Hay no me topé con una loca, me levantó de mi cama ¿Ahora cómo me libro de ella? Cuando la conocí parecía normalita pensé que dejé todo claro por eso la traje a mi apartamento. — ¿Por qué sigues aquí? — le digo bruscamente para que no se haga ideas en su cabeza — creí que dejé claro anoche. Ella abre los ojos como plató, parece que va a llorar, ¡mierda! No soporto a las lloronas. —Cre crei — tartamudea — anoche me dijiste cosas lindas— se limpia el rostro con la manga, para que no vea sus lágrimas. — No importa, sólo vete — gruño porque no me gusta liderar con el sentimentalismo de las mujeres, ya ni siquiera me acuerdo su nombre, por eso a todas les digo lo mismo… «Dulzura» — Lo siento — dice mientras se saca la camisa, dejando ver sus lindos senos— creí que esta vez sería diferente — se enoja mientras se viste— eres un bastardo— esa maldita palabra, pueden decir todo de mi pero no soporto que me digan… «Bastardo» —Te dije que sólo sería sexo — me envuelve la cintura con una toalla — las mujeres siempre se arman una historia de Disney en la cabeza, seguro hasta tenías los nombres de los hijos que pensabas tener conmigo- se queda callada seguro es verdad — eres una estúpida — me río de ella, sé que no debería tratarla así, pero al sólo escuchar esa maldita palabra, no me controló y daño el que este en mi alrededor — sólo vete — me dirijo al baño, la escucho sollozar, pero no me importa. Cuando estoy listo para salir llega la mujer de mi vida «Mamá». — ¿Por qué vi a una mujer salir llorando de aquí? —me acusa con el dedo. — Buen día Mami — me acerco a ella y le doy un abrazo, para que vea que soy un buen hijo — te quiero mucho — la trato de convencer, para que no me regañe. —No trates de desviar el tema — me regaña — ¿Qué le hiciste a ésa pobre muchacha? —Hay mamá yo ya soy grande, se lo que hago y no quiero hablar de ese tema— digo mientras como el desayuno que me preparó esa mujer, tiene talento en la gastronomía — quiere probar, esta delicioso— le ofrezco un poco de tocino. —Cuando vas a madurar, me estoy haciendo más vieja, quiero nietos — me reprocha otra vez. —No empecemos otra vez porque es una historia sin fin — la abrazo— yo soy feliz como estoy y no estás vieja eres una mujer hermosa. —Por lo menos no trates así a esas pobres muchachas— se sienta en el sofá — trata de ponerte en el lugar ellas, «Que pasaría que conoces a alguien que te gusta y que después de un tiempo ella ni siquiera se acuerde de tu nombre»— me mira con ojos acusadores me siento como si hubiese hecho una travesura, «soy niño otra vez». — Ok mamá trataré de portarme bien — suspiro cansado, miró el reloj ya tarde seguro Octavio me mata— ya me voy mamá, se me hizo tarde. ***** —Llegas tarde — gruñe — que no se vuelva a repetir. —Tu departamento es más lejos que la oficina — me defiendo, paso a su apartamento — y trabajar el fin de semana no es lo mío, me debes una. —¿Quieres tomar algo? — ignora mi comentario eso quiere decir que no está de buen humor, últimamente se la pasa todos los días gruñón. —Agua —respondo ya sentado en el sillón, el mientras tanto llama a su empleada una muchacha joven de rasgos oriental es chiquitita, pero eso no quita que es linda creo que se llama lila, Lili, Loli o no sé, ella nos trae sus bebidas. Pero en el transcurso que revisamos unos planos para el nuevo proyecto se escucha la risa y pasos entrando al apartamento. —Oh — se sorprende la pequeña Ana —Hola — saluda tímidamente. —¿Dónde estabas? —dice el gruñón de mi amigo. —Cuanto tiempo Ana ¿Cómo estás? — Saludo tranquilamente porque que creo que hay una especie de tensión en este lugar, pero alado de ella está la exquisita Susana se ve más sexy vestida de forma casual, unos vaqueros que le ajustan perfectamente mostrando sus curvas, es una verdad universal que las latinas tienen un cuerpo de guitarra. —Bien — sonríe dulcemente. —Buen día señor Verona, señor Rojas — saluda Susana, siempre tan formal. —No estamos en la oficina Susana háblame por mi nombre — ella sólo asiente con la cabeza. — ¿Dónde estabas? — repite mi mejor amigo — la pequeña Ana sólo suspira como si estuviese cansada. —Es mi día libre— responde brava y esto ¿Cómo paso? De donde salió esta mujer— Susy vamos a mi recámara — y pasa de lado ignorando completamente a Octavio. No sé qué decir en estos momentos nunca lo vi así a mi mejor amigo él siempre sabía manejar bien cualquier situación, pero ahora lo veo en shock y quien no lo estaría esa mujercita era como gelatina temblaba en la sola presencia de Octavio y ahora simplemente le ignora. — ¿Continuamos? — trató de sonar normal, para que salga de ese trance esa es mi única forma de ayudarlo «es distraerlo». Paso un tiempo y mientras nosotros estamos trabajando se escuchaba las risas de Ana y Susana. «¿De qué se estarán riendo tanto?» mi mente volaba sólo imaginándolas en ropa interior y jugando con las almohadas, Ana en lencería de color rosado perfecto para su aire de inocencia pareciendo un «ángel» con su cabellera despedida saltando en la cama y Susana ella estaría con lencería color rojo mostrando su lujuria y fuerza una « diabla» echada en la cama su cabellera negra y larga expandida por las sábanas blancas y la pequeña Ana encima de ella moviendo sus caderas de arriba a abajo dándole placer a Susana para luego pasar a los besos. Susana pasaría a desvestir poco a poco a la pequeña Ana. — Edgar, Edgar ¡Edgar! — me despierta del sueño, de mi mejor amigo sólo imaginar a esas dos dulzuras ya me puse duro — mierda Edgar en que estás pensando, te estoy hablando hace media hora— gruñe. —No exageres— le quitó importancia, porque si se entera en que estaba pensando seguro me fusila. Cuando me iba a responder salen las dos mujeres de mi fantasía. —Me voy— anuncia la pequeña Ana, en ese momento mi amigo se olvida de mí y se tensa. — ¿Adónde? — pregunta tratando de sonar tranquilo, Ana suspira como si estuviera cansada. —Voy a ver unas películas con Susy — responde. Él se levanta de golpe, toma la mano de Ana y se la lleva por el pasillo ella protesta, pero él no le hace caso, dejándome sólo con Susana ella trae en sus manos unas bolas como si hubiera ido de compras, pero es obvio que Ana le dio esas bolsas porque llegaron si nada en las manos. —Toma asiento — trató de romper el silencio porque de seguro esos dos van a tardar— ¿Quiere tomar algo? —No gracias — toma asiento frente de mí, tal vez se sienta incómoda por lo que paso entre nosotros y sólo recordar se me hace agua a la boca estar con ella fue una de las mejores folladas que tuve en mi vida. Si Octavio se entera seguro me mata, por su ideología de no mezclar placer y trabajo. —Oye Susana, no te pongas incómoda por lo que paso entre nosotros, yo no se lo diré a Octavio — trató de que se calme, pues aquella noche me gustó conocer a esa mujer alegre, divertida sexy ojalá volviera a trátame como aquella noche y no como siempre formal. —Disculpe no sé de qué me habla — dice Susana con una mirada confusa. — ¿Cómo que no sabes? — me río porque no creo que me haya olvidado seguro me hace una broma como esa noche. —Señor Rojas, créame no sé de qué me habla — saca su celular, porque recibió una llamada — si amor — suspira, seguro es ese idiota de recursos humanos — adivina que tengo un vestido perfecto para la noche — toca las bolsas de forma inconsciente — claro que me pongo nerviosa ¿Crees que les agrade a tus padres? — no sé qué le dice, pero sonríe como boba — te amó— y cuelga. —Así que tu relación va enserio —comentó mientras tomó un poco de agua — pensé que eras diferente pero ahora me doy cuenta que eres como las demás. — A que se refiere con ese comentario señor Rojas — dice de forma brusca pero formal ¿Cómo hace eso? — Ya sabes el cuento de hadas, matrimonio, hijos y el felices por siempre incluyendo además que el viene de una buena familia es decir con dinero vi su expediente — digo, pero creo que me he pasado y lo sé porque su mirada me lo confirma parece que quiere matarme. — Miré SEÑOR ROJAS— se levanta decidida camina hacia a mí y me empuja con su dedo haciendo que me eché más al respaldo del sofá — no le respondo como es debido porque de seguro entraría en la cárcel por homicidio y no voy a desperdiciar ni siquiera mi saliva con ustedes, solo le diré que si es verdad, que pasamos una noche juntos a divido ser tan «insignificante» que no lo recuerdo, y créame que ni siquiera debe valer la pena recordarlo así que sea la última vez que se dirija a mí a no ser que sea por trabajo — se da la vuelta, dejándome pasmado « no sé qué decir»—¡ah! sólo para que sepa que cuando tengo sexo con MI NOVIO es alucinante, el si es un «HOMBRE DE VERDAD» y no sólo por el sexo el sí es un caballero —quería decir algo, pero nada salía de mi boca. — Vamos Susy — sale de pasillo la pequeña Ana — hasta luego Edgar — se despide, Susana ni siquiera me mira «me ignora» ¡a mí! Entonces me viene el recuerdo de esa noche, estábamos en una discoteca y entonces la vi bailando como una diosa en la pista, me acerco a ella por detrás no iba a desperdiciar la oportunidad de estar con esa diosa. Bailamos ella tomó, yo sólo le acompañaba con Soda o una limonada, reímos, nos tocamos y nos besamos me llevó a su departamento era un lugar pequeño pero bonito. Entonces quería decirle que sólo sería sexo que no estaba interesado en nada más per ella me calló con una mamada grandioso y lo que vino después fue mucho mejor. «¿Cómo pudo olvidar ese momento épico?» Si yo todavía tengo imágenes grandiosas en mi mente de nuestro encuentro, pero ahora que lo recuerdo a la mañana siguiente ella no vio mi rostro, porque prácticamente me voto de ahí. **** Meses atrás La veo dándome la espalda sus curvas son exquisitas me acurruco a lado de ella «yo haciendo cucharita» quién lo diría, pero es cómodo, agradable tal vez me quedé toda la mañana ¡Oh Dios! Sería grandioso tener sexo toda la mañana y quien sabe tal vez podríamos repetir otra salida, pero esta vez sería en mi apartamento. Son mis últimos pensamientos antes de caer en las manos de Morfeo. —vete de una vez — gruñe alguien a lado mío, abro mis ojos y veo a Susana dándome la espalda tapada con el edredón hasta el cuello. — ¿Qué? —es lo único que sale de mi boca por no entender su comportamiento. — Mierda, ¡que te vaya! —grita — me duele la cabeza y no tengo humor para lidiar contigo sólo vete y cierra la puerta — yo indignado como me trató me pongo los pantalones. Me siento: «Usado» Eso saca una risa que pronto se vuelve en carcajada. «Pues que me use cuando quiera» Parece que ella es de las mías que sólo busca placer entonces cuando estoy apuntó de llegar a la puerta me doy la vuelta y decido proponerle ser mi amiga con derecho, pero cuando estoy apuntó de abrir la puerta la escucho que la llaman por el celular tendré que esperar hasta que termine su conversación. — ¿Quién habla? — dice bruscamente, que «genio» nota mental «No despertarla en las mañanas» —¿Miguel? — se levanta de golpe totalmente desnuda — si disculpa, estaba media dormida—cambia su voz a una irreconocibles, dulce y amable —claro me encantaría — sonríe como tonta —entonces a las 8pm, te espero — suspira y se queda mirando su celular — ¿Habré sonado muy despertada? — es obvio que sí, pensé que eras diferente, pero resulta que es igual a las demás. Entonces vuelve a llamar a alguien — ¡Ana! — grita saltando, provocando que sus pechos se muevan, haciendo que se me ponga dura otra vez — ¡Miguel me invito a salir! — fue lo último que escuche porque salí de ahí de inmediato y furioso. «¿Por qué furioso?» **** Después de ese día supe quién era ese tal Miguel, era el jefe de recursos humanos un idiota de una familia perfecta el muy desgraciado parece no tener ningún defecto, toda la empresa hablaba de ellos como la pareja perfecta y parece que ahora va más enserio. «Pero ¿Por qué sigo furioso?» Entonces a mi mente llegan las palabras de mi madre: «Que pasaría que conoces a alguien que te gusta y que después de un tiempo ella ni siquiera se acuerde de tu nombre». — De que te ríes tanto — dice Octavio. — Del karma amigo del karma —vuelvo a reír. — Deja de reír — dice mientras se dirige a la cocina y abre el refrigerador — ¿Qué es esto? — dice furioso. — ¿Qué pasa? — voy donde él para ver que le produce esa ira, pero no veo nada fuera de lo común — ¿Por qué tienes tanto helado? — hay cinco votes de un litro de helado. — No se las comió — tiembla — compré un día antes de su regreso porque sabía que ella sola se los puede acabar todo en un sólo día, pero ella ni siquiera las tocó —me está asustado esta como en un trance. — Amigo cálmate — sacudo su hombro, pero el sale corriendo de la cocina yo sigo hasta llegar a una puerta el respira agitado. Al abrir la puerta encontramos un simple cuarto una cama, un tocador, un armario todo está limpio. — Esta sin póster, está limpio, no hay nada tirado, no tiene su olor, no huele a ella, no huele a ella, no huele a ella, no huele a ella — repite una y otra vez no sé qué hacer parece que entró en una crisis, entonces como poseído busca algo dentro del armario y saca de ella una caja y saca de ella ropa no es mucho sólo dos pantalones, tres blusas, dos poleras y un pijama —¿Dónde está lo demás? Ella no vive aquí. — ¿De qué hablas? Me estas preocupando — me acerco a él. —¡Que mi niña nunca volvió! — me grita, entonces ahí lo comprendo esta es su habitación. Y ahí que lo recuerdo Octavio siempre me decía: «Mi niña es muy desordenada» «Mi niña le encanta el helado» «Tiene la manía de pegar cualquier cosa en la pared» JAMES (EL CHEF) — Ya no hay helado — anunció viendo el refrigerador — tienes un serio problema de adicción. — Solo me gusta — sonríe pitufo, se ve más adorable y más con su camiseta ancha con un dibujo de la pantera rosa, se amarra una coleta alta provocando que algunos mechones se suelten — ¿Qué película vemos? — se sienta en la cama. — Todo menos romance, que tal rápido y furioso. —¡No!, Otra vez, solo son autos — protesta inflando sus cachetes, haciéndole ver más adorable, me acero y tomo sus cachetes. — Eres tan adorable — pellizco sus mejillas. — Auch, duele — se aleja sobando sus mejillas — mejor ve y compra más helado y yo preparó pipocas. —Ok, pero ojo nada de romance — salgo y me dirijo al súper mercado más cercano. Compro tres votes de helados y masa ya hecha con algunos ingredientes para preparar pizza, es más rápido y simple, lo sé, soy un chef y solo como cosas que son fáciles de preparar. La verdad universal es: «Los chefs son los que peor comen» «Los doctores son los que más enferman» «Los psicólogos son los más locos» Al llegar al edificio noto un mercedes estacionado al frente, ¿se habrá perdido? Ese tipo de auto no circulan por estos sitios. ¿Qué película habrá escogido pitufo? Espero que no sea otra vez el diario de una princesa otra vez, lo único bueno de esa película es pude apreciar el trasero de Susana, que mujer tan sexy lástima que tenga novio, pero me encanta molestarla, se ve tan graciosa. Además, todavía me tengo desquitar con ella por haber insinuado que tengo inclinaciones homosexuales. ***** Días atrás «—Sabes es muy común que los hombres como tú, busquen placer en muchas mujeres y no se conformen con una sola — se cruza las piernas de manera sexy — ¿sabes por qué? — Ahora eres psicóloga. — No es necesario ser psicóloga para saber qué problema tienes — lame sus labios de manera sexy, está provocándome. — Soy adicto al sexo — sonrió con arrogancia. —Puede ser o — enfatiza más en la o — tengas inclinaciones homosexuales y lo reprimas buscando placer en muchas mujeres que nunca te van a satisfacer porque en el fondo «Te gustan los hombres». — Claro que no, si quieres ahora mismo te lo demuestro — me levanto de golpe y tratado de quitarme los pantalones y ella empieza a reírse. — Porque te ofendes es solo una suposición — se hace la inocente — acaso di en el clavo». ***** Después de ese día, siempre nos molestamos con mensajes de doble sentido con contextos sexuales, pero como es lógico pitufo no entiende nada. — Ya llegué pitufo — grito mientras me dirijo al refrigerador para guardar los helados — ya te compré los helados espero que esta vez dure más de tres días — pero cuando me doy la vuelta, veo como un puño se dirige hacia mí, como en cámara lenta, provocando que derrame todo lo que tenía en mis manos incluido yo mismo. — ¡¿Quién eres?! — me toma de la camiseta acercándome más a él, está furioso y solo veo fuego en sus ojos, es como si en este momento estuviera listo para matarme y es ahí donde lo reconozco de pelo negro y una impecable apariencia es el: «Esposo de pitufo» Pitufo está en la cama llorando y un tipo rubio a su lado tratando de consolarla, trato de levantarme, pero el idiota me empuja al suelo otra vez, no quiero pelear, no es por miedo o porque no pueda, sino porque se, que la violencia nada soluciona. «Odio la violencia» — Responde hijo de puta — gruñe, y es ahí donde al parecer me reconoce, me suelta y empieza a reírse como loco, se da la vuelta enfrentando a Ana como si quisiera acusarla — ¡mentirosa! Me dijiste que no tenías nada con el cocinero, y yo como idiota te creí. «¡¿Cómo dijo?! Esto sí que ¡No!». —Soy chef — digo seguro, pero todos me ignoran —y uno de los mejores del país — nadie me hace caso. — Yo... No men...tí — tartamudea gimiendo con lágrimas en los ojos — yo cumplí con el tra…to. Pobre pitufo, nunca la he visto tan vulnerable trato de acercarme, pero el idiota de su esposo me detiene. — No la toques — gruñe — es mía — me empuja de nuevo, que tipo tan posesivo, entonces lo comprendo. «Esta celoso» — Ya entiendo — me río con una fuerte carcajada — crees que pitufo y yo estamos juntos, por dios eso es sacrilegio — golpe en forma amistosa su hombro para que se relaje — no hay nada, es como si me acusaras de «incesto y pedófila » la veo como mi hermana pequeña, muy pero muy pequeña además ella no es mi tipo es una mujer que viste como si tuviera 10 años a mí me gustan mujeres con más curvas y más pechuga — hago gestos y formas con mis manos para que vean que mujeres son mi tipo, pero de repente alguien golpea mi cabeza con una zapato — auch, eso dolió pitufo. — ¡No me visto como niña! — grita, infla sus cachetes, eso la hace ver más infantil y luego se queja de mi comentario. — Ves, hasta te comportas como una, tengo que defenderme me están acusando de ser vegetariano y a mí me gusta la carne — pitufo se saca el otro zapato, listo para lanzarlo, entonces se escucha la carcajada del rubio, por lo menos baje la tensión. — Esto sí que no me lo esperaba. — Vamos, mañana mandare a alguien por lo demás — dice mientras toma y jala la mano de pitufo, pero ya más relajado el idiota esposo. — No — trata de soltarse — es mi día libre, yo cumplí con el trato — le mira desafiante, esto una guerra de miradas y como ya está todo aclarado mejor me voy. — Bueno, mejor me voy hasta el lunes pitufo — pero todos me ignoran y siguen en su batalla de miradas desafiantes. Que día tan complicado y odio lo complicado yo soy un tipo que prefiere la paz y no la guerra, pero ojo en cuestión de mi trabajo es distinto soy exigente y muy duró es como si me trasformará al solo pisar la cocina. — ¡Espera! — grita alguien atrás mío. — El rubio consolador — digo sonriendo. — Soy Edgar rojas — se presenta ofreciendo su mano. — James — tomo su mano — tú amigo es un poco celoso — digo con sarcasmo. — Si, lo sé — suspira — gracias por lo que hiciste. — No hice nada, solo dije la verdad. — Eso esperó, veras nunca lo había visto así, debo confesar que me dio miedo por lo que era capaz de hacer y tu forma de reaccionar ayudó bastante en bajar su furia otro en tu lugar hubiera correspondido el golpe que te dio — dijo el rubio consolador es un tipo agradable además es rubio igual que yo, solo que yo soy más sexy y mi pelo es más como el dorado o mejor dicho de oró. — Odio la violencia — digo. Entonces pasa, veo a Dana mi antigua asistente de cocina, es una loca «acosadora» me persigue deja mensajes, me compra regalos, me cela con todas mis conquistas, yo la traté mal incluso la despedí, pero ella sigue con sus delirios de que me ama, que ella va a cambiarme y que no puede vivir sin mí. Está viniendo directo a mí y no puedo escapar porque ya me vio ¿Cómo acabó con esto? Ya hice todo lo mediana mente posible para que me deje tranquilo, tendré que recurrir a medidas desesperadas, pero ¿Qué? Entonces lo comprendo solo hay una única forma que Dana deje de perseguirme es: «Que este muerto» «Que me case» «Que me vaya del país» O «Que sea gay» Esa es la solución, tomo a Edgar de la cabeza y lo acero a mí. — Lo siento, no tengo otra salida solo cállate y no hables — lo besó de golpe, sus labios son húmedos y suaves, el trata de alejarme, pero yo no lo dejo, más bien lo pego más a mi cuerpo incluso con mi mano derecha tomo una de sus nalgas para pegarlo más a mí. — ¡James! — grita, entonces lo suelto y me hago el sorprendido. — Dana, ¿Qué haces aquí? — tomo de la mano a Edgar, el me fulmina con la mirada y trata de soltarse. — ¿Cómo pudiste? Yo te amó — sus ojos color avellana lagrimean, no me gusta ver a las más mujeres llorar, pero no encontré otra salida —¿Cómo pasó? — Lo hacemos por atrás, un día soy yo el que esta abajo otras él, pero funciona — sonrió. —¡Cállate! — me grita — no me refiero a como lo hacen, creí que eras heterosexual, es imposible eres mujeriego, yo misma te he visto perseguir faldas — solloza. — Yo también lo creía créeme, pero simplemente pasó — no puedo creer lo que voy a decir, pero no hay otra forma — en mi interior había algo que andaba mal por eso andaba con muchas, buscaba alguien que llenara mis exigencias, me sentía insatisfecho — se lo está creyendo, debería ganar un Oscar — entonces lo conocí — miro a Edgar, quien todavía está en shock — soy feliz, él es mi hombre — y le doy una nalga. — Tendré que aceptarlo — solloza — espero que seas feliz, sabes creo que en el fondo lo sabía, eres un poco afeminado e infantil y sentía que nunca estabas conmigo incluso en la cama, eras tan cerrado, pero tan alegre y divertido que pareciera que lo utilizabas para ocultar una herida — se da la vuelta y se va. «¿Qué nunca estaba con ella?» «Una herida» si supieras. — Suelta me — gruñe el rubio consolador — no vuelvas a tocarme — me empuja furioso. — Hey tranquilo, solo quería... — Ya se lo que querías, era obvio que la querías alejar — se limpia la boca con su manga. — Creo que a mí me gusto — sonrió con picardía y le guiño, solo para molestarlo, el me mira horrorizado — no te hagas sé que a ti también te gusto — él se aleja un paso atrás — te pongo nervioso. — ¡NO! — se da la vuelta y camina tan rápido que se choca con una maceta. — ¡Edgar ¡— grito, él se da la vuelta, le lanzo un beso y le guiño — cuidado que se te caiga el jabón — él se pone rojo de ira. Qué día tan divertido, saco mi billetera y saco una foto en ella la imagen de una niña pelirroja y chimuela tomada de la mano de un niño rubio. «Ojalá pudiera retroceder el tiempo». Capítulo 43 Ana Odio la navidad, todos sonríen y festejan porque es el único día donde todos recibimos un regalo, pero la música es insoportable ¿Por qué odio este día? — ¡Que se callen!, ¡que se callen!, ¡que se callen! — grito mientras me tapó mis oídos con mis manos — no lo soporto, todos nos me miran. — No llores — besa mi frente — vamos al sótano ahí casi no se oye, los villancicos — al llegar mi ángel empieza a tocar el piano, esa melodía triste pero relajante a la vez. «Me gusta esa canción» ***** — Mañana, habrá una cena navideña en casa de mis padres — dice Octavio mientras toma su café. «No me gusta la navidad» Desde ese día que hablamos en mi departamento no nos dirigimos palabra más solo por lo necesario, cuándo lo vi, en la puerta me quede en shock no solo porque él estaba ahí sino porque nunca lo había visto en ese estado, había odio puro en su mirada. «El realmente me odiaba» Luego vinieron sus acusaciones sin sentido, que me derrumbaron en ese mismo instante, no podía dejar de llorar en ese momento no estaba preparada para enfrentarlo, al final después de tranquilizarnos pudimos hablar. «Él quería que deje mi trabajo y mi departamento que alquilo». «Yo quería que me dejara en paz». El resultado fue que tuve que ceder un poco deje el departamento todo lo que había comprado con mi trabajo lo deje con el chef, como mi televisor, utensilios de cocina, algunos pósteres etc. Pero con la condición que volvería por ellas, el lado bueno es que así puedo ahorrar un poco, a cambio puedo seguir trabajando con el chef. — Pero mañana es 24 de diciembre, eso quiere decir que... — Que pasaremos la navidad con mi familia — me interrumpió. — Pero, creo que no es una buena idea de que vaya, es algo íntimo y en familia. — Eres mi esposa. — Pero ellos saben lo que realmente soy — trato de evitar ir, nunca lo he festejado y decir que no me gusta es poco, realmente odio la navidad. — Que eres mi esposa y mi abuelo estará presente — entonces esa es la verdadera razón para que vaya, de alguna forma eso me lastimo ¿Por qué? Eso es lo que realmente soy. Tengo que soportarlo, este mes es realmente difícil para mí, no soporto las músicas navideñas o las imágenes de familias perfectas, por eso que solo paro con audífonos con la música a todo volumen para poder trabajar con tranquilidad. — ¿Estarás así todo el día? — me quita los audífonos. — Si — le quito los audífonos y me los vuelvo a poner. Me pongo el perfume en el cuello y un poco detrás de la oreja. «Hoy es el día» Me veo en el espejo, utilizando en disfraz nuevamente, tengo el pelo recogido, no me gusta maquillarme, pero esto, pero es parte del disfraz, con un vestido de color lila oscuro suelto con volados en la parte inferior del vestido que llega más arriba de mi rodilla. «Esta persona no soy yo» Luchó con el cierre del vestido, ¿Por qué siempre lo ponen atrás? Es muy difícil ponérselo. —¿Te ayudo? — me sobresalto del susto. — No, yo puedo sola — digo mientras sigo luchando con este estúpido vestido. Pero él ignora mi petición se posiciona detrás de mí para subir poco a poco el cierre. Su respiración me hace cosquillas en la nuca. —Te ves hermosa — susurra, su voz es ronca besa mi nuca — sabes que tú perfume siempre fue mi perdición — una corriente eléctrica pasa por mi columna, cuando empieza acariciar mis muslos. «Mi cuerpo me traiciona» — ¡No!, no me toques — me alejo de Octavio, él se sorprende y se queda estático, me mira como si no me reconociera. — Salimos en cinco minutos — dice fríamente, con un tono algo brusco. ****** Una vez viendo la televisión salió un comercial de un perfume donde la mujer súper hermosa salía a la calle y todos se le quedaban mirando, su cabellera se movía al compás del viento y su sonrisa demostraba que ella sabía lo que provocaba a su sola presencia al llegar a su destino se encuentra con un hombre que no solo era muy guapo si no también tenía esa misma seguridad y su sonrisa conquistaba el mundo. «Los dos se veían geniales» «Los dos podían conquistar el mundo» «Los dos tenían química» «Los dos eran la pareja perfecta» Eso mismo son: «Octavio y Megan» Los veo conversar tan a gusto y sonreír de cada comentario que dan, Octavio realmente la admira, la aprecia e incluso creo que en algún momento la llegaría amar a Megan ¿Cómo lo sé? Es simple, la escucha atentamente como que todo lo que saliera por su boca fuera oró. Esta supuesta reunión familiar se convirtió en una reunión de presentación para la futura esposa todos están aquí, los padres de Octavio y la familia de Megan sus padres. El único que falta es el abuelo "el señor Jhon " ¿Dónde estará? Y ¿Por qué vine? Si no está él señor Jhon es innecesaria mi presencia todos están sentados en el comedor y en el fondo se escucha música navideña, parece una auténtica película de una familia feliz en noche buena, la única que creo con la que puedo platicar es hermanita de Megan, pero ella esta tan entretenida en su celular. «Me duele la cabeza» Este lugar está lleno de gente, pero me siento más sola. «Quiero irme» «No lo soporto» Cada vez el dolor de cabeza va empeorando, entonces pasa la melodía del piano que suena en el fondo cambia, me paralizó ... «Mi ángel» Me levanto de la silla de golpe, pero alguien retiene mi salida veo mi muñeca y es Octavio. —¿Dónde vas? — pensé que no notaria mi salida, estaba tan entretenido con Megan. — Me duele la cabeza, voy a tomar un poco de aire — digo nerviosa. — Vuelve rápido, en unos minutos comenzara el brindis — me suelta, yo solo asiento, busco por todo el salón con desesperación por donde sale la melodía. «Sigue tocando por favor» suplicó. ¿Cómo un salón puede ser tan grande? Veo a una señorita llevando una bandeja con copas. — Disculpe, de ¿Dónde sale esa melodía? ¿Alguien está tocando el piano? O solo es grabado — digo rápidamente. — Se contrató un pianista, pero está arriba subiendo las escaleras — señala las escaleras — los señores querían que ni se notara su presencia. — Gracias — sonrió. «Es él, tiene que ser mi ángel» Subo las escaleras rápidamente y en mi mente solo imágenes de él aparecen. «Su sonrisa» «Sus ojos» Al llegar en el fondo se puede ver a una persona tocando el piano esta de espalda tiene los hombros anchos es de pelo rubio vestido con un esmoquin. — Ángelo — pronunció su nombre, después de años de no llamarlo, mis ojos pican, sé que estoy a punto de llorar, mi corazón se agita se comprime como si alguien lo tuviera en su mano y lo estuviera apretando. Sé que es él, siento su presencia ese escalofrío cuando sabes que la persona que más amas está presente. «Mi ángel» «Mi alma gemela» «El hilo rojo» Él se levanta, y se da la vuelta lentamente mostrando su rostro. — Mi pequeña garrapata - sonríe, el también esta emocionado, veo caer lágrimas en su mejilla. No sé cuánto tiempo pasa, los dos nos observamos sin mover ningún musculo, entonces se escuchan los fuegos artificiales. Pum, pum, pum, pum.... Se oye por todos lados y es lo mismo que mi corazón siente, mis lágrimas nublan mi visión, pero no mi alegría. CAPÍTULO 44 Octavio Cuando tenía 6 años mis padres cumplían todos mis caprichos nunca nada se me negó, con el tiempo eso llego a hartarme y estar siempre aburrido, un día mientras leía, vi a unos niños pelearse por un auto de plástico era de color rojo y simple, no tenía nada llamativa, los míos eran mejores, pero ¿Por qué luchaban tanto por ese pedazo de plástico? Me pregunte en esa época de mi niñez, al final el más grande gano, pero luego de jugar un rato con él, se olvidó de él y lo voto. Entonces me pregunte ¿Por qué luchó tanto? Si al poco tiempo lo dejaría. Es por ello que pensé que eso es lo que me pasaba con Ana, la desee al no poder tenerla, la deseaba más, si lograba tenerla al poco tiempo me arteria y podría dejarla. ¿Qué pasó? ¿Cuándo dejaré de desearla? Tal vez necesite tiempo, pero cuando me acerque nuevamente, su rechazo me impacto a tal punto que no supe cómo reaccionar, me sentí tonto y vulnerable al ver el poder que esa pequeña niña tiene en mí. ¿Por qué me dolió? «Su rechazo» «Su silencio» Es por eso que toda la noche traté de ignorarla ni siquiera la miré, pero aun así siempre estuve pendiente de ella, mi padre me sorprendió con otros invitados más, y sé que Ana no le gusto, se tensó al instante en que mi padre prácticamente anunciaba de la nueva alianza de las dos familias, trate de disimular mi sorpresa. — El viaje a Japón fue realmente interesante, sus diseños son innovadores y muy creativos, creó que sería bueno que implementamos su tecnología en los nuevos proyectos — decía Megan a su padre, pero no le tomo atención, hace media hora que se fue Ana y todavía no aparece. —Esto es el inicio de una gran era para nuestras familias— comenta el padre de Megan un hombre casi gordo y escaso cabello, mientras levanta su copa—Megan es mi mayor tesoro cuídala muchacho. Son las 22:45 muestra el reloj enorme que está cerca de la chimenea ¿Por qué tarda tanto? Me levantó decidido para buscarla. —Disculpen surgió un problema— pero antes de salir mi padre me toma del brazo ejerciendo más presión de lo normal. —¿Qué demonios te pasa? Esta noche es crucial para nuestro futuro. —Es mi esposa, tenía que haber regresado — contesto mientras me suelto de su agarre. —Para qué demonios la trajiste, ella no pertenece a nuestro mundo—dice con tanto desprecio que por primera vez mi padre se transforma en un ser desconocido para mí, camino a la salida ignorando su comentario, camino por el pasillo preguntó por mi mujer y nadie me puede decir nada, tal vez ya está en el comedor. — ¿La pudiste encontrar? — dice Megan mientras se acercaba a mí con una copa en la mano izquierda — ya se acerca la hora, tu padre te está llamando. — No la encuentro — digo desesperado. — Tal vez fue al bañó. — No, vengo de ahí — deshago el nudo de mi corbata. — Vamos —me toma del brazo— ya aparecerá tu padre te llama — me da un guiño. Me dirige al salón donde seguro están preparando el brindis, al entrar un árbol enorme muy adornado que se puede observar en el fondo, todos tienen una copa en la mano y los regalos abajo del árbol. — Hijo, te esperábamos — tomó una copa que me ofrece un garzón, mientras mi padre levanta su copa — por el inició de una nueva familia. Entonces es ahí donde noto que la música hace un rato dejó de sonar, luego empiezan los juegos artificiales, mi padre hace que todos nos acerquemos al balcón, ahí se puede ver todo tipo de juegos artificiales de muchos colores. — Es hermoso — comenta Megan, toma mi mano, levanta la copa y choca con la mía — por nuestro inició — sonríe. **** —! ¿Cómo que no la encuentran?! — grito desesperado, hace horas que Ana no aparece, la llamo y no contesta e hice que todos los empleados buscaran por toda esta casa. — Hijo contrólate, estas exagerando seguro que ya está en tu departamento — dice mi padre de los más tranquilo, es mi culpa sabía que la estaba pasando mal entonces lo recuerdo. «No me gusta la navidad» «Ese día me abandonaron» «Me duele la cabeza, odio esta música» Como no me di cuenta antes, soy un completo idiota, me muevo de un lado al otro inquieto, culpable y sobre todo arrepentido no de vi traerla sabía a lo que exponía, pero por mi egoísmo la traje, no quería dejarla sola y tuve que mentirle de que mi abuelo estaría presente, cuando sé que mi abuelo nunca ha celebrado nada con su familia. —¡Esto, es tu culpa! — enfrentó a me padre — ¿Por qué no me dijiste que vendría la familia de Megan? Si lo hubiese sabido no la hubiera traído. — Hijo, nunca me levantaste la voz — trata de acercarse a mí, pero yo lo rehuyó me mira como si no me reconociera — esa muchacha te está cambiando— tomó mi cabello con las manos las estiró con desesperación. «No debí traerla» «Me dejara otra vez» Otra vez, esa presión en mi pecho la misma sensación de cuando encontré la carta de despedida de Ana. — No otra vez, no otra vez, no otra vez, no otra vez — repito una y otra vez. — ¡Hijo! — grita mi padre agitando mis hombros — este no eres tú — entonces ahí me doy cuenta que estoy temblando. — Tienes razón, ya no soy el mismo — me suelto de su agarre — no puedo casarme con Megan — miro directamente a sus ojos — Papá, amó a Ana, amo a mi niña y no la puedo dejar. El me mira de manera fría y calculadora como el que estuviera al frente de él no fuera su Hijo. — No me importa lo que hagas con esa chiquilla, pero esta asociación no se rompe — dice muy calmado, pero con una mirada dura — Solo te diré que el que me traiciona la paga y créeme que no me importa los lazos sanguíneos. — ¿Cómo? — no podía creer lo que estaba oyendo — ¿Qué harás? ¿Quitarme la constructora? Eso no me importa. — ¿Quitarte la constructora? Eso sería solo el inició — se enfrenta a mí, como si fuera su mayor enemigo — no me conoces de enemigo, no sabes de lo que soy capaz, te advertí de lo que esa mujer te haría y como un idiota caíste — se sienta el sillón — créeme que perder la constructora seria poco, porque ahora sé cuál es tu punto débil. — No serias capaz — gruño, desconociendo al hombre que esta frente a mí. — Si esa chiquilla es el parásito, para mí es muy fácil eliminarla. — ¡Basta! — se escucha un gritó atrás mío «mi madre» — como puedes hablarle así a nuestro hijo — se acerca a mí y toma mi brazo en forma de apoyo. — Este no es tu asunto Bárbara. — Es mi hijo y si tú lo llegas a lastimar de alguna forma, no te lo perdonare. — Tu hijo, piensa arruinar el negocio de mi vida — dice mi padre de manera muy fría — y todo por una estúpida chiquilla. — ¿Eso realmente importa? es la felicidad de nuestro hijo y si el ama a esa muchacha, yo lo apoyo — le dice mi madre, con una seguridad que me sorprende, ella siempre fue sumisa frente a mi padre. Nunca se enfrentaba a el — y si tengo que enfrentarte para ello, lo haré. — ¿Es una amenazando? — Es una advertencia — se pone al frente de mí, como si estuviera protegiéndome — si es necesario, me iré con él. Todo quedo en silencio muy tensó, yo no puedo decir nada ¿Qué puedo decir? Mi madre está firme decidida, pero al ver a mi padre todo cambia, el hombre que está parado frente a mí, es otro, se ve vulnerable incluso me atrevería a decir que tiene miedo. «¿Por qué tiene miedo?» ***** Al día siguiente — Octavio — dice mi mejor amigo — quiero que estés tranquilo, Ana apareció, pero.... — se queda callado. — ¡¿Qué pasó?! — en este momento todo pasaba por mi mente, mi imaginación vuela pensando lo peor y mi amigo no me ayudaba, al quedarse callado bastante tiempo. — Ella está bien, pero David me informó que no llegó sola. — ¿Con quién llegó? — No lo sabemos, David dijo que nunca lo había visto, solo que era rubio y alto. — Debe ser el cocinero. — De hecho, David lo conoce y dice que no es el. Es entonces que la puerta se abre, revelando la entrada de Ana, no tiene la misma ropa de ayer, su pelo esta húmedo como si recién saliera de la ducha. «Está sola» «¿Por qué se ve feliz?» Cuando estoy a punto de reclamarle por ese hombre, llega David agitado con el celular en la mano. — Señor, su padre tuvo un infarto. THOMAS VERONA PRIMERA PARTE 6 años Mi papá, me presento a una mujer muy hermosa tiene el cabello castaño casi rubio y unos ojos verdes como la esmeralda dijo que sería mi mamá. «Su nombre es Lucía» «Espero que sea buena» ****** Hoy es la boda de mi papá, todo fue divertido baile con la esposa de mi papá, mis abuelos no dejaban de sonreír y comí todo el pastel que quería, pero mi papá no sonrío ni una sola vez, parecía aburrido. ***** Mi nueva casa es hermosa, tiene un jardín enorme, una piscina y un parque de juegos para mí solo, eso dijo la señora Lucía es muy buena conmigo. «La señora lucía está enferma» «Me preocupa» «A mi padre no le importa» **** 7 años Hoy es mi cumpleaños la señora Lucía me preparo una gran fiesta con todos mis compañeros de la escuela, mis abuelitos me regalaron una pelota y la señora lucía es muy linda. «Mi padre no llego» **** La señora lucia está muy triste no come y siempre está en cama, le prepare su comida favorita, para que se ponga bien. Ella me contó que el doctor le dijo que no podía tener hijos. — Yo puedo ser tu hijo ¿Si quieres? Mi nueva mamá me abrazo toda la noche. **** 8 años Mi papá no me quiere, tampoco a mi mami, solo trabaja. «Hace llorar a mi mami» «Mi mami le quiere mucho, pero él no» **** Las niñas son tontas, molestosas y feas, mi mamá me llevo a su reunión con sus amigas y todas tienen hijas. Posdata: La próxima vez tengo que esconderme mejor. **** — ¡Mamá! ¡no quiero ir! — me quejo, otra vez tienen esa tonta reunión con sus amigas — quiero ir donde mis abuelitos. — Cariño, tus abuelos necesitan tranquilidad— se arrodilla frente de mí y besa mi mejilla — solo es una vez a la semana, además Belén siempre me pregunta por ti, creo le gustas — me guiña. — Huácala es tonta y fea — pongo cara de asco, todas las niñas son horrendas — es una niña mimada, ella solo quiere jugar a la casita y quiere que sea yo su marido. — hago muecas con la cara. — Vamos hijo, es una niña preciosa, hoy piensas eso, pero cuanto crezcas pensaras otra cosa — dice mami, mientras me arregla. «Mamá no sabe lo que dice, las niñas son una molestia y no saben nada de la vida, solo les preocupa sus muñecas y vestidos». Mientras mamá habla con sus amigas yo busco un lugar donde pueda esconderme de esas acosadoras, ellas son Belén, Lily y Valentina. Subo por las escaleras de pronto escuchó voces y risas «son las acosadoras» entonces veo una puerta un poco abierta no la pienso dos veces y me meto. Por fin sólo, esperare aquí hasta que mamá me llame, solo tengo que estar atento, me apoyo más a la puerta para oír mejor y así lograr escapar. — ¿Quién eres tú? — doy un salto de susto. — Me asustaste — protesto, pero cuando muy doy la vuelta veo a la mujer más hermosa que he visto en toda mi vida. Se acerca a mí, de manera lenta, provocando que su vestido se mueva de un lado a otro, tiene muchas cintas alrededor de su vestido. «Viste muy raro, pero es muy linda» Es hermosa, su pelo es rubio dorado como el amanecer del día, lo tiene trenzado por todas partes y sus ojos son el cielo, mi mamá dijo que algún día cambiaría de opinión. «Mamá tenías razón» — ¿Eres sordo? — se burla de mí. — No — susurro ¿Qué se le dice a una chica linda? — ¿Cuál es tu nombre? y ¿Por qué entras a mi habitación? — tiene una pequeña mancha en tu mejilla derecha, es pintura de color negro y un pincel en sus dedos. — Soy Thomas y entre porque Belén y sus amigas me persiguen — entonces ella empieza a reír como si le hubiera contado un chiste. — Así que eres el famoso Thomas — se para frente de mi — te imagine más grande — se burla de mi altura midiéndome con ella, es obvio que ella es más alta, es mayor. «Voy a crecer» — ¡No soy pequeño! — Oooo que genio tiene el niño. — ¡No me digas niño! Tengo 8 años — le muestro con mis dedos. — Mi hermana igual y ella es una niña — se sigue burlando de mí, esperen un momento ¿hermana? — ¿Hermana? — digo curioso. — Belén es mi hermanita — Belén no me dijo que tenía una hermana mayor y ¡vieja! — cruzo mis brazos porque todavía sigo enojado. — Epa, sí que tienes carácter — se sienta en su cama — no soy vieja apenas tengo 15 años, soy la hermana mayor de Belén, pero soy la oveja negra de la familia por eso es prohibido hablar de mí. — ¿Oveja negra? ¿Qué significa? — Pues que soy mala, muy mala, por eso pequeño niño no debes de estar aquí. — ¡Que no soy niño! — grito. — Y yo no soy vieja — dice seria, pero luego se ríe, quiero estar serio, pero no lo logro y empiezo a reírme con ella. «Es divertida y linda» Cuando quería preguntar su nombre, alguien toca la puerta, ella se levanta y camina a la puerta yo me hago a un lado, se escucha risas. «Son las acosadoras» Cuando esta apuntó de abrir puerta, la detengo. — Por favor no les digas que estoy aquí — susurro para que solo ella me escuché, me sonríe y abre la puerta solo un poquito. — ¿Viste a un niño? — es la voz de Belén. Ella me mira y luego a su hermana, yo sigo escondido detrás de la puerta y le suplico juntado mis manos como si estuviera rezando para que no diga nada. —Déjame pensar, pues creó — se queda en silencio un largo tiempo — que — otra vez se queda callada — mmm. — Ahs, sí o no — se enoja Belén. — No. —¡Porque tardaste en responder! — grita — te gusta molestar. — Si — responde riéndose yo igual me río, pero me tapó con mi mano para que no me escuche, cuando cierra la puerta me regala un guiñó. — Gracias. — Entre familia a que ayudarnos Cuñadito. — ¿Cuñadito? — Que serás el esposo de mi hermanita. — Claro, que ¡No! — Que sí. — No. — Cuñado. — No, no, no. — Que sí. — Que, Nooo — grito y empiezo a llorar — yo no quiero. — Disculpa, niño — se acerca a mí y me abraza, se siente cómodo, me gusta, su olor me gusta es como si estuviera en el campo de flores, césped y viento. Me tranquilizó poco a poco — lo se mi hermana es odiosa, pero es linda, a ella le gustas y siempre habla de ti. — Eso no me importa, belén no me gusta. — me separo un poco para ver a sus ojos color cielo — ¿Cómo te llamas? — Bárbara. **** Desde ese día esperé con ansías el fin de semana ¿Por qué? «Por Bárbara» Me la pasaba toda la tarde viéndola bailar, tocar la guitarra o pintar, Bárbara adora pintar cuando lo hace se aleja de este mundo. «Me gusta verla llena de pintura en el rostro o su ropa» «Me gusta su sonrisa, tiene un pequeño hoyuelo en la mejilla derecha y un pequeño lunar en el mentón» «Me gusta sus ideas locas» «Bárbara quiere viajar por el mundo, dormir bajo las estrellas, quiere escuchar música todo el día y quiere pintar toda su vida» «Ella busca solo paz y amor» «Ella es hippy» **** — ¡Mamá!! Es tarde — me quejó. — Ya voy — la veo bajar de las escaleras poniéndose sus pendientes — ¿Por qué estás tan ansioso? Primero te quejas de ir y ahora parece que esperas este día ¿Qué pasa? Belén me contó que no juegas con ella. — Me gusta jugar solo. — Pero ¿Donde? — ¡Mamá! Solo quiero jugar solo. — Bien, vamos, que se nos hace tarde. ***** Cuando llegamos saludo a todas las amigas de mamá, apropiadamente, como mamá me enseñó, pero apenas tengo la primera oportunidad me escapo, cuando entro a la habitación de Bárbara, no la encuentro, espero por un momento, pero no aparece, así que decido mejor buscarla. Mientras me acerco a la sala para preguntar por ella, escucho a mamá. — ¿Sigues teniendo problemas con tu hija mayor? — No es mi hija, gracias a Dios mi Belén es mi única hija — dice la señora Betancourt — su padre no me ayuda con esa muchachita, el debería hacerse cargo — trato de escuchar y me acercó más al a puerta — no me respeta, es rebelde, insolente, malcriada, fue expulsada de su colegio y además anda con esa facha de pordiosera incluso creo que se está drogando. — Tienes que ponerte en su lugar, su madre murió cuando era pequeña y su padre ni siquiera le toma atención, ella necesita amor, cariño y comprensión — comenta mi madre. No me gusta lo que escucho y salgo corriendo hacia el patio. ¿Por qué habla mal de Bárbara? ¿Perdió a su mamá? ¿Por qué nunca me lo contó? ¿Dónde está? — Hey niño — escucho que alguien me habla — aquí detrás de los arbustos. — Bárbara, te busque por toda la casa — corro a abrasarla, aunque solo llegue hasta su cintura. — Ven — toma mi mano corremos por Jardín hasta llegar al muro — Me voy — dice mientras se apoya en él. — ¿Cuándo regresas? — No voy a volver — niega con su cabeza, y es ahí que me doy cuenta de la mochila en su espalda. — ¡¿Qué?! ¡¿Por qué ?! — grito asustado. — Mi padre me quiere enviar a un internado en el extranjero y por eso me voy a escapar — es entonces que se escucha una bocina — ya vinieron por mí. — No lo hagas — me aferró a ella, entonces siento como mi corazón se rompe y duele mucho — puedes quedarte conmigo en mi casa, hablaré con mi mamá — empiezo a llorar. — Niño, no llores, eso es imposible — trata de separarme, pero yo me aferró más — voy a conocer el mundo, mi sueño se hará realidad. Me limpió mis lágrimas con la manga, pero siguen saliendo como si fuera una cascada. «No quiero que se vaya» Tengo que decírselo, es ahora o nunca. — Me gustas. — ¿Qué? — Me gustas — la miró a los ojos — Te quiero. — Niño, lo.... — No me digas niño — protestó. — Bien, Thomas — pone los ojos en blanco — hasta cuando te confiesas eres gruñón — me sonríe — te voy a extrañar — me abraza nuevamente. — Entonces no te vayas — me acurrucó. — Me alaga ser tu primer amor, pero no seré el último, crecerás conocerás a mucha gente y encontrarás el amor — me acaricia la mejilla. — No, yo te quiero a ti — sigo llorando. — Cierra los ojos — lo hago — esto es un regalo de despedida, un hasta pronto — la escuchó decir, no sé lo que me dará, pero sé que me gustará, entonces lo siento, sus labios pegados a los míos son suaves y dulces. «Se siente bien» «Me gusta su sabor» «No quiero que terminé» CAPÍTULO 45 Ana Nos dirigimos al hospital, no tuve tiempo para cambiarme seguía con una camisa y un pantalón que compré en una feria, toda la trayectoria fue silenciosa el ambiente era tenso, Octavio no dejaba de morderse las uñas. «Tiene miedo» Al llegar al hospital Octavio se desesperaba para que alguien le dé información, se movía de un lado a otro y su madre estaba en un rincón llorando, la espera fue eterna, gracias a dios Edgar estaba aquí, él era el único que sabía qué hacer en esta situación. — ¡Necesito que alguien me dé información! — dice desesperado, la recepcionista se ve asustada. — Señor, no le puedo decir nada, espere a que el doctor salga — tiembla. Pero justo en ese momento que creí que la recepcionista se iba a desmayar, llega el doctor. — Familiares de Thomas Verona. — Soy su hijo. — Necesito que me acompañe por favor — se dirigen al final del pasillo, Octavio y su madre caminan detrás del doctor. ¿Qué puedo hacer? Como se supone que deba actuar, Quiero ayudarle, ser su apoyo, pero no sé cómo hacerlo. — ¿Quieres tomar algo? — comenta Edgar, niego con la cabeza — el estará bien, es fuerte, y como dice el dicho «yerba mala nunca muere»— sonríe con los labios cerrados. Estoy preocupada por el señor Verona, pero lo que a mi realmente me preocupa más es Octavio. «Tal vez son mala persona por pensar más en Octavio» — Gracias — susurro. — ¿Por qué? — Por estar aquí. — Edgar — alguien le habla a su espalda, Edgar se da la vuelta — ¿Cómo está? Dime que está bien, por favor — se derrumba en sus brazos y empieza a llorar con desesperación es una mujer muy hermosa alta, delgada, de pelo castaño con tono algo rubio se nota que es mayor, está muy maquillada. — No sé nada, ahora mismo el doctor esta con Octavio y la señora Verona — la vuelve abrazar, no sé quién es ella, pero se nota que ellos dos tienen una relación especial — estará bien — la consuela. Es entonces que la mujer nota mi presencia, se separa un poco de Edgar y se limpia las lágrimas, su maquillaje a un sigue perfecto ¿Cómo es posible? — ¿Quién es ella? — le pregunta a Edgar. — Lo siento, ella es Ana esposa de Octavio — me da la mano. — Soy belén, hermana de Bárbara — se presenta, me mira de abajo hacia arriba como me estuviera examinando para luego volver a los brazos de Edgar. ¿Por qué llora tanto? Sé que es la cuñada del señor Verona, pero parece que el amor de su vida estuviera en peligro. Al poco tiempo Octavio y su madre salen del consultorio, todos nos páramos para saber cómo se encuentra el señor Verona. — ¿Cómo está? — dice la señora Belén. — Él se encuentra bien, fue un susto de muerte, pero a que cuidarle mucho de ahora en adelante — comenta la madre de Octavio ya más tranquila— tuvo un infarto, por...— sé que da callada como si temiera decirlo. Todo se queda en silencio, pero con la mirada acusadora de la señora Belén dirigida a su hermana. — Que fue lo que paso ¡Dime! — le grita — seguro es tu culpa, seguro lo provocaste como lo hiciste con mi padre — la empuja. — ¡Tía! Esto no es tu asunto, mi padre se encuentra fuera de peligro y no voy a permitir que le vuelvas a faltar el respeto a mi madre — lo mira furioso —además ¿Cómo te enteraste? — Está en todas las noticias, afuera está repleto de periodistas — comenta. — Mierda, no tengo cabeza para tratar con esos buitres — se masajea la cabeza con sus dos manos. — Tranquilo yo me encargo — le apoya su mejor amigo. — Gracias, necesito estar solo — camina a la salida. «No sé porque, pero decido seguirlo» Pero una mano en mi brazo detiene mi salida, levantó la mirada es: Edgar — Déjalo solo, lo conozco y se cuando no hay que molestarle—no me importo lo que dijo y voy tras de él. Al llegar junto a él, solo me siento alado de él, tal vez no tenga idea de que decirle o cómo actuar para que se sienta mejor, pero si estoy segura de algo es que estaré a su lado. «Tal vez no note mi presencia» «Tal vez no me quiera a su lado» Pero quiero acompañarlo, él se apoya en la pared cierra los ojos. — Cuando era pequeño era el típico niño nerd — comenta, tomando mi mano enredando sus dedos con los míos, me recuerda los inicios de nuestra ¿relación? Si creo que lo que tuvimos fue como si fuéramos novios, aunque estuviéramos casados — era un prodigio en todas las materias, pero no en deportes típico, no lo crees — me mira, yo solo asiento — me preguntó ¿Cómo eras tú en la escuela? — me mira como si esperara una respuesta, pero no digo nada. «Siempre estoy en silencio» «Pero ahora no» — No era muy inteligente, me dormía en la mayoría de las clases y era muy mala en los deportes. — Igual yo, prefería mil veces leer un libro que correr detrás de una pelota, pero mi padre insistía que debía hacer ejercicio. — Se preocupaba por ti. — Si, él siempre estaba en todos los partidos, aunque estuviera en la banca en la mayoría de ellos — sonríe — siempre me apoyo, para el siempre fui el primero. Él se acerca poco a poco a mí, no sé qué hacer así que decido abrazarlo es todo lo que puedo hacer. —Todo estará bien — lo consuelo y el me abraza envolviéndome en sus brazos. — ¿Puedo besarte? — se separa un poco — por favor — suplica — por favor, solo una vez más, te necesito. «Una parte de mí quiero gritarle, reclamarle que tiene a otras» «Pero la parte más débil de mí dice que solo será la última vez» — Te necesito — susurra abrazándome — te necesito, no me dejes por favor. «Soy tan débil» «Soy tan tonta» Una vez leí en la biblia algo que no entendí, pero ahora es más claro que el agua. Jeremías 17: 9 " El corazón es más traicionero que cualquier otra cosa, y es desesperado ¿Quién puede conocerlo?" «Maldito corazón» Capítulo 46 Ana —No quiero que juegues con ello — dice mi Ángel señalando a mis compañeros de clase. — ¿Por qué? — Porque no son igual a ti. — ¿Por qué? — digo mientras doy una lamida a mi helado. — Eres especial. — ¡Si! — salto de alegría, sonrió y sigo lamiendo mi helado. — Sabes cuánto te quiero — besa mis labios. — Lo sé, es así de grande — abro mis brazos, pero al hacerlo mi helado se cae al suelo — oh no — entonces empiezo a llorar. —Toma el mío, pero deja de llorar — me entrega su helado. — Quiero seguir dándote besitos. — Yo creo, que eso si se puede — me da un beso en los labios, sabe a chocolate. — Sabe rico —lamo mis labios. — Mi beso. — También, pero me refiero a tu helado — lo vuelvo a besar — chocolate — susurro cerca de sus labios — toma, puedes comértelo — le entrego su helado de chocolate. — Gracias — lo toma, pero creo que es injusto. — Mejor a que compartirlo — le doy una lamida para luego quitárselo. «Siempre juntos» ***** «El corazón es traicionero» Repetía una y otra vez en mi cabeza, pero eso no impedía lo que estaba a punto de hacer. «Solo será un beso» —Lo siento, no quise incomodarte — se aleja, pero antes que lo haga lo tomo de la mano, me acerco y trato de alcanzarlo para darle un beso. —Eres muy alto — Octavio me mira sorprendido, pero sonríe mientras se agacha. —Te extrañe — dice para luego besarme, volver a sus labios son adictivos, suaves lo hace de forma lente y delicada como si estuviéramos alargando este momento. — ¿Quieres algo de tomar o comer? — me pregunta nervioso, lo sé, porque cada vez que lo está, siempre se rasca la nuca o se arregla el cabello demasiadas veces, eso de alguna forma me saca una pequeña sonrisa. — No, gracias — respondo a su pregunta. — Si quieres puedes volver a casa yo me quedare — comenta un poco mas relajado. —No, me quedare contigo. —Gracias, eres maravillosa—no quiero que me diga cosas bonitas, porque que sé que mañana será diferente — No sabes cuánto te extrañe — susurra en cerca de mi cuello. «Calla por favor» «No sabes cuánto daño me haces» — No digas nada —miro directamente a sus ojos oscuros, tan pronto digo esas palabras la sonrisa de Octavio se borró de su rostro. La espera en el hospital no fue necesaria ya que su padre no quiso quedarse ahí prácticamente amenazó con denunciarlos, la trayectoria a casa fue un poco tensa, después del beso mi posición ahora es más incómoda que antes. —Gracias por tu apoyo— dice cuando llegamos a casa, cuando pensaba ir a la habitación, Octavio me toma por la cintura y me pega a su cuerpo — sé que soy un idiota y no te merezco, pero hoy realmente te necesito ¿Podrías acompañarme esta noche? ¿Qué debo hacer? «El corazón es traicionero» Capítulo 47 Octavio No quiero levantarme estoy tan cómodo que creo que me quedare todo el día en cama, despertar alado de ella es mi parte favorita del día, abro los ojos de golpe, para luego buscar el origen de mi felicidad. «Mi niña» Pero hay un inconveniente... «Mi niña no esta» Dos días después En estos dos días han pasado muchas cosas, que no sé por dónde empezar, primero mi padre lo diagnosticaron con una "enfermedad de las arterias coronarias", la cual fue la causa de su casi infarto. Creo que nunca vi a mi padre enfermo, siempre fue para mí un hombre invencible y verle en ese estado fue impactante aún a mi edad. Pero lo que fue realmente difícil es callar la prensa, sobre todo porque los rumores eran ciertos. «El ataque que tuvo mi padre fue porque estaba en plena acción con una mujer de 20 años, que por azares del destino la susodicha estudiaba medicina y pudo atender a mi padre a tiempo» Lo más raro fue que después de este acontecimiento mis padres de alguna forma se volvieron más unidos. ¿Cómo es posible? Eso es muy raro, tal vez porque toda mi vida estaba acostumbrada a verlos separados cada uno por su lado, pero ahora mi madre está pendiente, cuidándolo, incluso prepara su comida y al parecer mi padre lo disfruta. Pero eso no es lo único que ha cambiado. «Mi Ana» ¿Se puede ser dos personas a la vez en un mismo cuerpo? «Ser dulce, pero a la vez dura» «Ser tierna, pero a la vez indiferente» Hay momentos en el que veo a la dulce y tierna niña, con sus gestos, su sonrisa, sus caricias, sus besos, su apoyo en los momentos difíciles, me acompaño al hospital en las revisiones periódicas de mi padre, gracias a Dios mi padre salió bien en todos sus exámenes Pero.... Siempre hay un, pero... Sus constates salidas, sus constantes rechazos por algún detalle, caricia o palabras dulces que le doy, sus constantes «NO» temo que, en algún momento que la niña de la que estoy enamorado. «Desparezca» Pero eso no es lo único... «Miguel Ángelo» ¿Quién es? Es el hermano de mi Ana, no entendí porque Ana nunca lo mencionara, la primera vez que lo vi, me sorprendí bastante, pues no se parecían mucho, pero la forma en que se trataban con tanto familiar cambio mi forma de pensar. «Tal vez se parezca a sus padres» Debo confesar que sentí celos, eso es realmente ridículo me decía a mí mismo, ¡Dios son hermanos! No debo pensar mal, pero sus constantes llamadas, la forma en la que se sonríen. «Me molesta» **** — Vamos a "infierno" para año nuevo, esta noche ¿te apuntas? — dice Edgar. — ¿Vamos? — digo mientras reviso unos correos electrónicos. — Sí, los mosqueteros nos reuniremos en "infierno", dios, hace años que no veo a los chicos — sonríe como si fuera un adolescente. — Yo no soy un mosquetero — digo, nunca me gusto los amigos de Edgar, se conocen desde el instituto, pero yo nunca pertenecí a su grupo, los llamaban "los tres mosqueteros". — Claro que lo eres, si eres mi amigo automáticamente eres el cuarto mosquetero —saca un cigarrillo de su saco — ¿Tienes fósforo? Antes de que lo encienda, tomo su cigarrillo y lo tiro al boté de basura, nunca me gusto este tipo de vicios o cualquier exceso, pero justo mi único amigo paso o sigue teniendo algún tipo de vició. — Malo — protesta, de forma graciosa — no sé cómo te soportó, si sigues tratándome así, me perderás. — Eres tan inmaduro, pareces un niño. — Creí que eso es lo que te gustaba de mí — hace pucheros — pero creo que le queda mejor a la dulce Ana. — Exacto — sonrió, como si fuera estúpido. — Ni si quiera lo niegas, estas estúpidamente enamorado, se te nota en tu estúpida sonrisa — trata de burlarse, pero al no negarlo él se da cuenta, acerca a mi como si estuviera viendo un extraterrestre —¿no lo niegas? —no digo ni hago nada —increíble. — Cállate — gruño. — Esto ¿Cuándo paso? — suspiro porque sé que me molestara hasta hacerme hablar. — Tal vez comenzó cuando la hice mía la primera vez, tal vez cuando me hizo reír, tal vez en el momento en que necesité constantemente su presencia en mi cama — tomo un poco de café — no importa cómo o cuando fue, si no que pasó. Espere un pequeño tiempo para que diga o se burle de mí, pero nada salió de su boca. — ¿No dirás nada? — ¿Qué debería decir? ¿Felicitarte? O ¿darte el pésame? Nunca pensé que este momento llegaría. **** Después de la charla con Edgar, tome la decisión de callar pues al ser nuevo en esto, necesito tiempo para poder saber qué hacer y asimilarlo porque sé que cuando le confiese a Ana mis sentimientos. «Estaré perdido y vulnerable» Pero eso no es todo, mi padre está muy delicado y creo que debo esperar para sacar el tema y el doctor mando que él esté completamente tranquilo. **** 10 # gritan todos en coro, mientras miran un televisor enorme. 9 # Todos levantan las copas 8 # Busco a mi niña, hay muchas personas. 7 # Edgar esta encima de una mesa bailado con dos rubias a cada lado. 6 # Susana está bebiendo demasiado. Parece triste como si estuviera a punto de llorar ¿Por qué? 5 # ¿Dónde está? A ella no le gusta mucho la gente. 4 # Tal vez este en la terraza 3 # ¡Ahí esta! Sonrió como un bobo, quiero estar con ella para recibir el año nuevo. trato de llegar a ella. 2# Ana no está sola ¿Por qué se toman de la mano? Esto no me gusta. 1# Todo gritan, pero yo no puedo moverme ¿Qué pasa aquí? — ¡Feliz año nuevo! Capítulo 48 Ana No me agrada esa chica, se llama Kira, llego aquí hace unos meses, la miro de arriba hacia abajo, siempre toca a mi Ángel y siempre trata de sacarme de su lado, enviándome por cosas que no necesitamos. — Anita, por favor me podrías traer más agua — lo peor es que frente a mi Ángel ella me trata bien, pero cuando él se da la vuelta saca su verdadera personalidad. Resigna me bajo del banquete y busco lo que me pide, estamos pintando una pared y todos tenemos que participar, cuando llegó con el balde de agua veo a la muy facilona, sacándose su camiseta frente a los ojos de mi Ángel. — Que calor — suspira de manera dramática llamando la atención de todos los hombres del hogar creo que incluso del conserje que tiene más de 200 años. «Bueno exagero, creó que solo 100 años» — tú ¿Tienes calor Ángelo? — Se sienta a su lado exhibiendo sus enormes senos con un top de color negro. Soy muy buena y me mantengo callada para no crear problemas y que las cosas siempre sean pacíficas, pero hasta yo tengo mis límites. Me acerco a ellos con pasos rápidos, con la cubeta en las manos y de un jalón le lanzo toda el agua a esa maldita provocando que también se moje Ángelo. — ¡Estúpida! — grita, se levanta he intenta golpearme, pero Ángelo la detiene — mira lo que me hizo, seguro fue a propósito — le dice a Ángelo. — Nunca en tu vida vuelvas a levantar la mano contra ella, de acuerdo — le mira fríamente, se dirige a mí y me lleva lejos de ahí, pero sigo enojada. — ¡No me digas nada! Ella se estaba desnudando frente a ti — digo muy enojada. —Lo que hiciste estuvo mal — me reprende, trata de mantenerse serio, pero no lo logra, entonces lo dos empezamos a reír como locos. — Los celos no te quedan — me abraza. — No son celos — protestó — es solo que no me gusta que te toquen. — Eso es celos — toma mi mano — no deberías tenerlos porque para la única mujer de mi vida eres tú. — ¿Mujer? ¿Soy tú mujer? — Sí — se pone tenso — lo que quiero decir es que eres mía, que aunque yo estuviera casado con hijos tú seguirías siendo mi pequeña garrapata. Porque me pongo triste ¿casado? ¿Hijos? No me gusta y solo la idea de verlo con otras, un fuego dentro de mi crece y duele. «No quiero que se case» ***** — École de cuisine Alain Ducasse — leo el papel que me da el chef — ¿Qué es? — Abre y lo descubrirás — pero todo está en francés con imágenes de personas cocinando. — No se francés — es lo único que puedo decir pues no entiendo porque me dio esto. — École de cuisine Alain Ducasse es considera una de las mejores instituciones de gastronomía, yo estudie ahí y cada año realizan un concurso para otorgas becas a los mejores chefs. — ¿y? — Como que ¿y? Creí que a ti te gusta cocinar. — Sí, pero prefiero los postres. —Exacto ese sitio se especializa también en la repostería y lo mejor es que yo te recomendaré. — Pero yo no soy chef, no tuve ningún estudio. — No hay problema, podrás tomar un curso básico de cocina y con mi recomendación seguro aceptan tu participación — yo ser ¿chef?, nunca tuve una meta, nunca tuve un sueño, esto es demasiado ¿Podré hacerlo? — No creo que pueda, creo que esto se lo merece Sixto, él está más calificado. — Me gustaría decirte que fuiste mi primera opción, pero Sixto lo rechazo porque según él no quiere alejarse de su novia — Pero antes de responder el me calla — solo piénsalo. Mientras preparo la masa para las galletas y me pierdo en la propuesta del chef, Se me quemo la tarta. ***** Año nuevo, una fiesta de muchas supersticiones según Susana, ella me invito a un lugar llamado "el infierno" estoy nerviosa porque me presentara a su novio espero que esta vez sí aparezca. Al salir de mi habitación escuchó a Octavio hablar con alguien por teléfono, parece que esta incómodo. — No puedo — suspira — Megan, no insistas ya tengo un compromiso, mejor lo hablamos mañana — se queda callado — ¿De qué quiere hablar? — se ve preocupado — bien, estaré dentro de media hora — el me ve y cuelga, trata de sonreír, pero no lo logra, sé que está pasando por una situación difícil, también se cuál es mi lugar en su vida. Soy su esposa es un papel, mi estadía con él tiene fecha de caducidad cuando termina su llamada se acerca para besarme, sus besos siempre me dejan aturdida, confusa y débil. Pero son deliciosos como mi helado personal húmedo y vino tintó. «Solo son besos» — Estas hermosa — susurra cerca de mis labios. — Tienes que irte. — ¿Qué? — me mira con su ceño fruncido. — Escuche tu llamada — contestó. — Perdón, tratare de adelantar las cosas y estaré contigo quiero recibir el año nuevo contigo — acaricia mis mejillas con su pulgar —quiero hablar contigo de algo muy importante— porque dice esas cosas. — No es necesario, justo me llamo Susy y me invito a un lugar llamado "el infierno" dicen que es muy exclusivo — trato de alejarme, pero él me detiene. Toma mis muslos y me levanta para estar a su altura, camina hacia el sillón — ¿Qué haces? — No quiero que vayas, nos quedaremos aquí los dos prepare la cena, se nuestra relación es complicada, pero quiero arreglarlo sé que no estas lista para aceptarme puedo esperar el tiempo que necesitas—vuelve a besarme — quédate conmigo llamare a la oficina para decirles que no iré y tu llamarás a Susana para decirle que no iras. «Si, di que sí» «Me encanta su sonrisa parece más joven» Pero la realidad golpea mi rostro, él trata de ignóralo al igual que yo, pero es muy insistente. Al final deja de sonar, pero ahora suena el teléfono. Rim, rim, rim... —"Octavio, responde es urgente, mi padre empieza a preguntar y no sé qué decirle. " — es la voz de su futura esposa. — Lo siento — busca mis ojos, pero decido mejor ignorarlo — te lo recompensare — besa mi frente y se va. **** El mundo es un pañuelo. El famoso novio de Susana es… «Mi ángel» Capítulo 49 Ana Miguel Ángelo Bonet «Miguel, para los amigos» «Ángelo, para la familia» «Mi ángel, para mí» Mis primeros recuerdos siempre fueron él, recuerdo que una vez la maestra preguntó que queríamos ser de grande, todos respondieron Yo quiero ser cantante, Yo quiero ser doctor, Yo quiero ser astronauta o explorador, pero cuando me tocó a mí responder " Yo …" no dije nada. Eso era normal en mí, así que no insistieron, pero me quedé con esa pregunta todo el día y descubrí que no tenía respuesta porque solo me importaba estar alado de Ángelo. Con el tiempo Ángelo tenía muchos planes para el futuro, y en todos estaba yo incluida. Nuestro primer plan era que al salir de ahí el conseguiría un trabajo de cualquier cosa, viviríamos por un tiempo en un hotel, pero luego buscaríamos una casa o un departamento pequeño y que mientras el trabajara yo me encargaría de la casa. Pero cuando fue adoptado los planes cambiaron, el segundo plan fue que Ángelo trataría de volver, pero no lo hizo. El tercer plan fue de convencer a sus nuevos padres para que me adopten, pero no lo logró. El último plan fue que el me esperaría y que mientras tanto el trabajaría y estudiaría, se ganaría una beca y con el dinero que le dieran sus padres para la universidad compraría un departamento para los dos. «Yo le creí» Si el me dijera que la luna es de queso «Le creería» Si me dijera que la tierra es plana «Le creería» Si me dijera que los cerdos vuelan «Le creería» En ese tiempo aceptaba todo de él, y él de mí, Era caprichosa y si quería algo lo conseguía, Era celosa y posesiva, si quería alejarlo de alguien sobre todo si era mujer, Ángelo lo hacía. Era muy sensible y llorona, él fue el único que me comprendía y podía contenerme, pero todo acabó. «Él tiene una familia» Un padre comprensible. Una madre cariñosa Una hermana quisquillosa Una novia perfecta. «¿Dónde quedo yo?» «Ya no me necesita» ¿Debería reclamarle por haberme olvidado? ¿Debería reclamarle por haberme engañado? «Dijo que me buscó». Dijo que nuestro encuentro fue una casualidad. Dijo que todo sería como antes. **** Octavio La vi pelear. La vi llorar. La vi sufrir. Y no fue por mí. ¿Quién es él? **** Susana ¿Soy yo la culpable? Solo quería que se reencontraran. ¿Cómo supe de su relación? Fue por casualidad, mientras revisaba su celular. «Ok, no fue por casualidad» Pero en mi defensa debo de decir que 8 de cada 10 mujeres lo hemos hecho una vez no por dudar de su fidelidad sino más bien por conocerlo mejor volviendo al tema de todo lo sucedió fue: 1. Encontré no solo una foto sino más de 100 imágenes de Ana, ella estaba comiendo un helado, tomada de la mano del señor Verona, almorzando conmigo, caminando por los pasillos. Lo primero que pensé «hijo de puta» pero no quería exagerar así que seguí investigando. 2. Luego en su billetera encontré una foto antigua, de un niño con una niña tomados de la mano, esa niña era Ana, lo supe al instante pues su rostro no había tenido muchos cambios. Después de eso tuve que encararlo y el no tuvo más otra opción que contármelo todo. Él no quería encontrarse con Ana, todavía. Pero yo no lo soportaba más y trataba de alguna forma que se encuentren, lo animaba y cada vez que aceptaba, él de alguna forma siempre salía con una excusa y me dejaba plantada, creo que Ana incluso llego a pensar que mi supuesto novio no existía. Entonces me arme de valor o más bien tuve que engañarlo para que por fin diera la cara, y todo salió mal, Ana no lo tomo de buena manera. ¡Ay Dios! Que he hecho, Miguel no quiere hablar conmigo y Ana se fue llorando. ¿De que hablaron? ¿No se supone que esto debería ser un reencuentro conmovedor? **** Edgar ¡Mierdaaaaa! ¡Feliz año nuevooo! Capítulo 50 Ana — ¡Ana! — escuchó que gritan a mi espalda, por favor déjame escapar sigo corriendo mientras trato que las lágrimas no sieguen mi camino. Me gustaría decir que fui rápida y pude escapar. «Pero no fue así» — Por favor escúchame — me abraza por atrás — tenía miedo. —¡¿Qué? de todas las escusas que podía decir, se le ocurre ¡eso! Y como si un fuego ardiendo explotara — ¡¿De qué ?! — grito, me deshago de su agarre — hace meses sabias donde estaba, ¿Cómo no ibas a saberlo? Eres el jefe de recursos humanos, sabias que trabajaba ahí hace meses— limpio mis lágrimas — no tenías que Mentirme, lo hubiera entendido que ya no me quieres, que me habías olvidado. — Te quiero y nunca te olvide — trata de tomar mi brazo, pero yo retrocedo —siempre te protegí y eso me incluye, nunca te deje siempre estuve ahí —¿Qué quiere decir? — ¡Mentira! — grito — no lo hagas, sabes que siempre te creo. Eso verdad, porque con solo con ver sus ojos me doblego ante él. «Y él lo sabe» — Lo sé — lo dice con tanta confianza — por eso no miento. — ¿Por qué? — solo es un susurro, pero sé que lo escucho. — ¿Por qué? — se ríe como si recordarlo le duele — la primera vez que te vi pensé que esta alucinando ¿sabes? Justo en el momento que estaba hablando con el detective por teléfono. Al principio creí que me volví loco, me quede en shock un instante o creo que fue más porque cuando justo me dirigía a ti, llego tu esposo a proclamar que eras su mujer— gruñe — ya no me necesitabas. — ¿Cómo? Eso no tiene nada que ver. — Claro que sí, eras esposa de alguien y no cualquier persona sino del hijo del dueño sabes que él ni siquiera me conoce, solo soy un empleado más de su personal — suspira — me preguntaba como podías estar con esa persona, pero lo peor no fue eso, sino que te veía feliz. — toma mi mano y me atrae a él — te vi sonreír, y no solo a ti sino también a él, toda la constructora esta hablaba de eso, como su esposa lo había cambiado, sabíamos lo que hacían en el archivero. Toda la maldita constructora lo sabía — se enoja — pero tú siempre fuiste mi prioridad, solo necesitaba tiempo para acostumbrarme. Es entonces que lo recuerdo, ese día fue mi primer día de trabajo. Si tan solo lo hubiera visto, si tan solo me hubiera hablado, tal vez las cosas hubieran sido distintas. «Tal vez» — ¿Por qué hasta ahora? — Porque ya no eras feliz — besa mis mejillas — nunca me fui, siempre estuve ahí, pendiente de todos tus movimientos. «Me riendo, él siempre fue mi debilidad y una parte de mi odia esa dependencia» — Jura que no me abandonarás — lloro y le muestro un meñique como cuando éramos niños. — Lo juro — unimos nuestros meñiques. Días después «Tal vez» Desde ese día no sale de mi Menté esas simples palabras ¿Por qué? Porque tal vez no hubiera aceptado a Octavio. Pero con un «tal vez» no cambia las cosas, ¿Debería decirle la verdad? «No» No porque, no puedo y no porque, no quiero. No quiero que sepa lo que he hecho. Octavio —Sí, tengo una chaqueta — suspira rodando sus ojos — no llevare paraguas — se queda en silencio un momento — también te extraño — sonríe como boba — te quiero — cuelga. — Mi niña — digo un poco tenso, pues se con quien hablaba, (Miguel Ángelo) y porque cada día la siento más lejana — ¿Ya está lista? —Ah, me asústate — salta y me regala una pequeña sonríe, ese pequeño detalle de sus labios ha mejorado mi humor, es increíble que solo un gesto suyo cambie mi estado de ánimo. «Cuanto poder tiene en mí, que ni se da cuenta que saltaría de un edificio sin pensarlo, si eso la hiciera feliz» Me acerco y sin pensarlo la beso de manera desesperada, su labios son una droga para mí y su cercanía una tortura, al separarnos mi niña trata de decir algo pero nuevamente ataco sus labios y cada vez que trata alejarse de mí, la aprieto con más fuerza como si alguien quisiera arrebatarla de mi lado. — Déjame respirar — se aleja de mí, pero ignoro su petición y la vuelo a besar, mi niña trata de ir a mi ritmo, pero no lo logra—basta — me empuja — dios, ¿Qué te pasa? Parece que querías ahogarme. — Lo siento, no sé lo que me paso — trato de que me crea, pero escucharla ser cariñosa con otro me vuelve loco, y no importa que sea su hermano. «Es solo su hermano» «Es solo su hermano» «Es solo su hermano» Me repito una y otra vez, pero eso no quita la presión en mi pecho. — ¿Lista? — trato de cambiar de tema. — Si, solo me falta mi cartera — se dirige a su armario eso me gusta de mi niña, que no importa si alguien le hace daño ella lo olvida y vuelve ser la misma. — ¿Tienes planes para cuándo salgas? — trato de sonar casual. «Parezco un puto adolescente» — Si, mi an...- se calla, como si hubiera cometido un error — Ángelo me llevara por unos helados. — ¡¿Mas?! Tenemos una maldita heladera llena de helados — gruño, mi niña se aleja de mí, como si me temiera — no, disculpa es solo que creo que te hará daño — tomo su muñeca y la Atraigo a mí — además creo que hoy hará un poco de frío. — Llevo mi chaqueta — me lo muestra, sonriendo otra vez — y para un helado, el clima no importa incluso si estuviera nevando. — ¿Me perdonas? — Claro, te he visto gritar peor — me abraza, pero siento que… «Nada es igual» «Tengo miedo» LOS DÍAS SIN ELLA Día # 1 ¿Por qué ya no me sonríes como antes? Tus sonrisas son cada vez más un recuerdo lejano. Tus sonrisas ya no son para mí. Día # 2 ¿Por qué te siento más lejana? Día # 3 Quiero acercarme, pero temo que me rechaces. Quiero tomar tus manos, pero temo que me sueltes. Quiero que nuestros besos dejen de ser actuación. Tus besos ocultan algo, tus besos no son reales. Día # 4 Anoche soñé contigo, estabas en mi cama desnuda con las piernas abiertas para mí, parecía tan real, pero al abrir los ojos no estabas ahí. Día # 5 Sé que me quieres decir algo, pero temo a tus palabras. Hoy no quiero llegar a casa. ¿Cuánto tiempo podre huir? Día # 6 Quiero hablar, pero no sé qué decirte. «No vayas con él» Día # 6 Solo es tu hermano ¿verdad? Entonces porque esto me molesta. «¡Deja de mirarlo!» Día # 7 Como una sonrisa tuya puede cambiar mi día, por esa sonrisa volvería a tropezarme todos los días solo por volver a ver una sonrisa. «Una sonrisa solo para mí» Día # 8 ¿Volviste? Eso creí, pero solo necesitabas una llamada suya para olvidarme. Día # 9 ¿Qué me está pasando? Porque una persona tan simple tiene tanto poder en mí. «Esto es peligros» toco mi corazón. «Papá tenías razón» Día # 10 ¿Por qué no dejas mi cabeza? Odio tu lejanía, pero odio más tu presencia en mi cabeza. Día # 11 Hoy volviste a invadir mis sueños, esta vez te penetraba y tus gemidos eran el sonido perfecto para nunca despertar, tus piernas envolvían mis caderas, no quiero despertar quiero que esto dure un poco más, pero eso no paso. Día # 12 Hoy no llegaste a casa te llame, pero no respondiste. Escuchar su voz me dejo sin la mía. «No debí llamarte» Día # 13 Me dices que solo es tu hermano una y otra vez, pero porque no puedo creerte. ¿Qué ocultas? ¿Él es la razón de tu silencio? Día # 14 Quiero olvidar, necesito olvidar. Ahora entiendo porque la gente recurre al alcohol, ahora te entiendo querido amigo, ahora solo quiero olvidar. Día # 15 ¿Dónde estoy? Me levanto de golpe de una cama que no es mía el dolor de cabeza es insoportable, cuando quiero levantarme alguien alado mío se mueve. Es de pelo castaño un poco ondulado solo puedo ver su espalda desnuda, le doy la vuelta y es… «Jazmín» Día # 16 ¿Quién eres? Quise explicarte, pero no te importo. «Te estoy perdiendo» o tal vez «Nunca te tuve» Día # 17 Volviste a mis sueños, pero esta vez era distinto, saltabas en la cama vestías un vestido blanco muy sencillo, las plumas de las almohadas giraban a tu alrededor mientras sonreías, te veías feliz. Fue la imagen más tierna, me mirabas y sacaste la lengua de forma infantil tus mejillas se sonrojaban y hacían resaltar más tus pecas te veías adorable pero cuando quise acercarme a ti. «No podía» Mis pies no me respondían, me quedé paralizado mientras tú me invitabas con tus manos parecía que la situación te divertía, pero entonces entendí que no era yo al que llamas. Pronto ese sueño se transformó en una pesadilla saltaste a sus brazos como hacías conmigo y el té alejaba de mí, mientras te despedías de mi con tu mano yo grite, pero tú no me oías. «¡Escúchame!» Capítulo 51 Octavio La pesadilla se repite una y otra vez en mi cabeza al grado de no poder dormir pues temo que se vuelva a repetir, pero hoy necesito estar concentrado, es la fiesta de cumpleaños de mi madre, por ende, tengo que estar presente. «Necesito hablar con mi padre» «Necesito parar este compromiso» — ¿Cuántos años cumple tu mamá? — pregunta mi pequeña niña, sacándome de mis pensamientos, Mientras se arregla su vestido de color plateado pegado al cuerpo con escote sugestivo en la espalda. — 53 años — digo serio mientras nos dirigimos al salón donde se celebrará la gran fiesta, desde que tengo memoria este día siempre se celebra a lo grande. Me molesta que mi madre no respete la situación de mi padre, a ella nunca le importó y ahora lo demuestra con esta escandalosa fiesta y más ahora que quiero hablar con él, pero temo su reacción no quiero perjudicar su salud. — Se ve muy joven, se conserva muy bien — dice mi niña — ¿tu papá cuando lo celebra? — El 24 de noviembre — respondo de manera automática. — Ya paso ¿Cuántos años cumplió? — sigue preguntando, tan curiosa como siempre. — 46 años — respondo y mi niña casi se atraganta con su propia saliva sé que la mayoría se sorprende de la diferencia de edad. — No sé qué decir — susurra, pero sé que se ha impresionado y más al saber que tiene un hijo de casi 30 años. — Mis padres se casaron muy jóvenes en especial mi padre, él tenía 16 años y mi madre 23— ella todavía sigue con la boca abierta. — Supongo que eso es el amor—lo dice suspirando como si la relación de mis padres fuera un cuento de hadas. «Ja» su unión solo fue un contrato para las dos familias, en su relación nunca existió el amor. «Solo interés» —Mi familia es solo la ilusión de la perfección —aprieto el volante de mi auto con fuera pues me doy cuenta que no quiero eso para mi vida —eso no es vida Ana me mira extrañada por mi comentario, pero no puedo apreciarla por completo porque necesitamos llegar seguros a nuestro destino. Al llegar tenemos que pasar al salón, se puede apreciar el esmero que se puso en esta velada, los decorados, una orquesta, todo llamativo y exagerado con toques modernos, esto me impresiona, porque por lo general mi madre se destaca en su elegancia y simpleza en sus fiestas, tal vez esto no lo preparo mi madre. Veo a mucha gente, parientes lejanos de la familia de mi madre y en medio de todos ellos la persona que seguro planeo todo esto. «Tía Belén» — Cariño — se acerca y besa una mejilla — que bueno que llegaste no podíamos empezar sin ti —todo en ella siempre fue exagerado, su ropa, su maquillaje y sobre todo cuando trata de fingir que todo está bien — tu padre ya bajara — así como vino se fue ignorando por completo a mi mujer. — Lo siento, tengo que hablar con mi padre — me dirijo a mi niña. — Ve, yo te espero aquí — beso sus labios, solo es un toque, pero con una promesa que volveré y no la dejaré, ella se sorprende pues hace tiempo que nuestros labios dejaron de tocarse. —Volveré — susurro cerca de sus labios y sonrió después de mucho tiempo. Camino directo a su habitación, al entrar me topo como mi madre que le amarra el moño del esmoquin a mi papá esa imagen me deja petrificado, no es que los encontrará en plena acción, sino que ese pequeño acto los hace ver como un matrimonio normal. — Hijo — sonríe mi padre ¿sonríe? ¿Qué está pasando aquí? — Buenas noches, madre — beso su mejilla — feliz cumpleaños, esto es de parte de Ana y de mí — le entrego una pequeña caja. — Gracias. — Te veo mejor padre — comento. — Si, el doctor dijo que, si me sigo cuidado así, pronto volveré al trabajo — comenta. —De eso nada — le regaña mi madre besando su mejilla — por favor hijo convence a tu padre. Esperen un momento ¿estoy en un mundo paralelo? ¿Dónde mis padres son un matrimonio normal? — ¿Están bien los dos? — les miro sospechosamente. — Claro — responden al mismo tiempo. — Creo que me estoy perdiendo — susurro más para mí, que para ellos — en fin, papá necesito hablar contigo. — Charla de hombres —dice mi madre de manera pícara. — Cariño, esa charla ya la tuvimos hace años — besa sus labios. ¡¿Cariño?! ¡Beso a mi mamá! ¡¿Que mierda está pasando aquí?! ¡¿Estoy en cámara escondida?! Y cuando por fin despierto de mi confusión, mi madre ya se había ido y mi padre espera que hable. ¿A que he venido? Aaah sí, me perdí tanto en este acontecimiento tan raro y poco común entre mis padres que por un momento olvidé porque vine aquí. — Padre — respiro hondo — quería hablarte sobre nuestra fusión con la familia Maldini — Oh, sí eso, ya hablé con Brucé el padre de tu prometida — hace más énfasis en la palabra prometida — tenemos grandes ideas, cuando entre el a la política con nuestro apoyo nos abrirá muchas puertas, no solo será una simple constructora sino nos convertiremos en la mayor distribuidora de cemento del estado y exportaremos al extranjero este no es un simple matrimonio si no el negocio de nuestras vidas. — Padre, sabes que no la amó y estoy reconsiderado ese compromiso. — ¿Qué es el amor? Es un sentimiento que con el pasar de los años se va extinguiendo, no crees que es mejor que formes un sentimiento especial a través de los años — camina hacia mí, hasta estar frente a frente — crees que no note como reaccionaste, del como tu madre y yo nos comportamos — obvio estaban muy raros — eso es la confianza y respeto que hemos construido a través de los años, y se fortaleció más al pasar una crisis, que fue mi salud, eso podrás lograrlo con Megan, ella es de buena persona, conoce y maneja nuestro mundo. —Eso no importa — gruño — ¡¿No te importa tu familia?! — empieza alterarse — ¿piensas que esto durara? — apunta a mi corazón — El día de mi ataque, estaba en la cama con una joven de 20 años, ¡¿crees que tu madre me habría perdonado si nuestra relación hubiera empezado por amor?! los dos siempre supimos desde el principio que esperábamos de este matrimonio y eso no era fidelidad ¿Tu podrás ser le fiel? o ¿ella a ti? Con el tiempo se empezarán a odiar y no habrá vuelta atrás — empieza agarrarse el pecho. — ¡Papá! —lo tomo del brazo antes de que caiga — ¡mamá! Pide ayuda. — No, no, no — repite mi padre — simplemente fue un pequeño dolor en la cabeza, no quiero arruinar el festejo a tu madre, es entonces que entra mi mamá, con los ojos sobresaltados. — ¿Qué paso? — corre alado de mi padre — llamare al doctor. — No — dice papá — quiero celebrar tu cumpleaños — como si le hubieran dado el mejor regalo del mundo mi madre abraza a mi padre de forma dulce. — Solo quiero que estés bien y antes de pasar una noche con personas que apenas conozco deseo una noche con mi marido — nos mira a los dos. — Entonces ¿Qué propones? — comenta mi padre. — Un paseo. Cuando se dirigen a la puerta mi madre le dice algo al oído, mi padre me da una mirada de advertencia y sale de la habitación. — Lo siento—digo culpable por lo que casi provoque — no quería estropear tu día. — Eso no importa, lo importante aquí es cuidar a tu padre, el todavía sigue delicado, aunque diga mil veces que está bien — se acerca a mí y me abraza — todavía no es el momento, solo espera un poco más y te aseguró que te apoyaré no importa si con eso pierdo a tu padre de nuevo. — ¿Cómo de nuevo? — Es una larga historia, solo te diré que nos estamos dando una segunda oportunidad — besa mi mejilla — eres me vida hijo y haría todo por ti—hacía tiempo que no abrazaba a mamá así, la extrañe. — Te quiero mamá — ella abre los ojos sorprendida, creo que quiere llorar. — Te amo—y se va. Esto fue como un soplo en mi corazón, realmente extrañaba a mamá, sé que yo fui quien la alejo, pero siempre la necesite. Sé que cometió errores, pero ahora la entiendo mejor, del camino al salón me encuentro con la imagen de Ana en un rincón sola, se ve incomoda e intranquila. «No le gusta la gente» Tal vez sea más valiente frente a mí, pero en el fondo sigue siendo la misma. «Tal vez nunca esté preparada para mi mundo» Y justo cuando me dirijo a Ana me topo con la persona menos esperada. «Megan» — Vamos hablar—me ordena y camina por el pasillo, no debería dejar a Ana sola, pero desde año nuevo me siento mal de como deje a Megan. Nos sentamos en unos sillones un poco lejos de la fiesta para poder hablar mejor. —Antes que nada, quiero disculparme por haber faltado a nuestra cita. —Mentiría si te digiera que no me sentí ofendida pero no soy rencorosa —dice mientras toma un poco de vino — te parece si hablamos a otro lugar, necesito más privacidad. —Vamos al despacho — me levanto. —Tengo una mejor idea — sugiere mientras sonríe. Entramos por el pasillo, pero de todos los lugares de esta mansión entramos a la cocina ¿Por qué? — ¿Aquí? — la miro un poco sorprendido. — Tengo hambre — camina al mesón y toma unos bocadillos — esta delicioso, debes probarlo. — ¿De qué quieres hablar? — soy directo. — Nada importante — sonríe de forma arrogante — solo un nuevo trato. — ¿Trato? — He notado que tienes un interés muy evidente por tu esposita es por eso que pensé — se acerca de manera sensual. — Eso no te importa—gruño, tal vez debería ser directo y decirle mis planes, pero creo que todavía no es el momento — si lo dices por la otra noche, disculpa. — No te pedí explicación — se acerca a mis labios— solo fue un comentario — no puedo negar que esta mujer es muy sensual. — Ve al grano. — Dylan es mi pequeño vició y al parecer tu esposita es el tuyo — se apega a mí, tocando mis bíceps — crees que cuando nos casemos voy a dejarlo — sonríe cerca de mis labios — él es mío. — ¿y yo? — porque mierda pregunte, a mí no me interesa, pero verla tan posesiva es nuevo para mí. — Tú eres mi socio — trata de besarme, pero logre evitarla. Debería detenerla, sé que esto está mal, pero algo dentro de mí me dice que es lo correcto. «Ana no pertenece a mi mundo» Mi padre de alguna forma tiene razón, no quiero lastimarla, pero no puedo prometerle amor eterno. No sé qué pasara en el futuro, y en este preciso momento compruebo que me atrae mucho Megan, no solo como mujer sino también como socia. «Los dos somos fuego» «Y con Ana temo quemarla» Tal vez Megan y mi padre tienen razón. «Pero no dejare a mi niña» Tal vez lo que propone sea lo correcto. — Puedes tener a tu quería esposita como amante y yo a Dylan — sonríe de manera fría — quien sabe, tal vez algún día dejes que mi Dylan juegue con tu esposita, él se quedó con ganas de probarla desde «Sodoma y Gomorra» —Eso nunca — gruño furioso. — Ok, solo era una broma — enreda sus dedos en mi cabello —¿trato? — Tal vez esto sea la mejor decisión, así tendré a Ana sin perjudicar los negocios. — Trató — digo seguro. «El trato está hecho» Cuando salimos de la cocina necesito aclarar un asunto para este nuevo trato, la tomo del brazo para llamar su atención. —Quiero aclarar algo. —Bien te escucho — trata de acercarse, pero la detengo. —De eso mismo quería hablar nuestro matrimonio será solo por nombre — ella me mira integrado. —¿En serio? — sonríe de lado como si eso fuera un chiste — estas perdido, espero que esa muchachita valga la pena y acepte tu propuesta. «Ana aceptará, ella no pertenece a mi mundo así estará más segura» ***** ¿Dónde está Ana? Como puede perderse, odio su manía de ocultarse. — Vio a mi esposa — pregunto a un mesero. — No señor, pero hace rato la vi ir — señala el lugar, Voy rápido, buscó por todos lados, pero no la encuentro. No otra vez esta maldita presión en mi pecho cada vez que desaparece siento que me vuelo loco. Paso a paso, pero en el fondo del pasillo veo a Ana llorando ¿Qué paso? Y lo que más me sorprende es que alado de ella está mi abuelo. Consolándola ¿Qué mierda está pasando? — ¡Ana! — grito Ella se da la vuelta con sus ojos rojos y llenos de lágrimas, mi abuelo le dice algo al oído, ella se da la vuelta y lo mira a los ojos. «Esto no me gusta». Capítulo 52 Ana Octavio dijo que no tardaría y de eso hace dos horas, pero ya estoy acostumbrada que me deje sola. Lo bueno es que esto pronto acabara, solo falta dos meses y 5 días para que cumplamos un año de matrimonio. «Todo acabara» Sé que debería alejarme de Octavio hace mucho tiempo, pero la carne es débil y me es difícil rechazarlo, es como un imán, sé que no debo ir ahí, pero él me atrae. Creo que solo la distancia y el tiempo podrá curar mis heridas. Ya una vez lo hice, y seguro podre hacerlo de nuevo, comenzar desde cero. Mis planes ya están trazados me iré a Francia a estudiar gastronomía. Ya casi todo esta listo estoy tomando clases de cocina en un instituto, solo voy dos veces a la semana, pero ya llevo dos clases y el chef me da clase de francés en el trabajo también me ayuda Sixto ya que él es francés. Todos mis amigos me ayudan de alguna forma, «Madan» permite que salga más temprano para llegar a mis clases. «Amigos» Se siente lindo tener tantos, me dará mucha tristeza alejarme de ellos, lamentablemente Susy se ha alejado un poco de mí, ella dice que está bien, pero sé que tiene problemas con Ángelo. «La veo más triste y más delgada» Tendré que hablar con Ángelo. Mi ángel y Susy juntos, me resulto algo extrañó, desde siempre fui celosa de cada mujer que acercaba a mi ángel. «Son celos de hermana» ¿Verdad? y justo en ese momento me llega un mensaje de WhatsApp. El chef: Ya compré los boletos, me debes una pitufa. Adjuntada con una foto de él sacando la lengua, con los boletos para ver 50 sombras más oscuras en la mano. Doy un grito de alegría, no me lo puedo creer, desde que leí ese libro y vi la película me he vuelto obsesionada de este género, de todos los libros que he leído la mayoría son eróticos. La trilogía de Mi hombre, la trilogía completa de Pídeme lo que quieras, the beutiful, la saga crossfire y muchas más, pero la que me impactó más fue «las edades de lulú» creo que esa la leí más de tres veces. Pitufo: ¡Gracias!! El chef: Pervertida No sé cómo llegue a esto. Pitufo: No te hagas, tú también quieres verla. El chef: ¡sí! Si hoy solo al comprar los boletos me violaron más de diez mujeres con la mirada, espero con ansias el estreno. Pitufo: ¿Acaso todos los hombres piensan con su cosita? Me puse roja con tan solo escribirlo. El chef: El mío es una enorme cosota. «Idiota» Pitufo: Idiota El chef: No se te olvide llevar tu identificación porque solo permiten entrar a mayores de edad. ¡QUE! Pitufo: ¡Soy mayor de edad! El chef: Entonces viste como una. «Idiota» Pero sonrió como boba por sus mensajes, hablar o escribir con él siempre me saca una sonrisa. — Señora Verona — me habla un mesero — Si — me siento rara cuando la gente me dice señora. «No me siento como señora» — Me dieron esta nota para usted — me entrega un papel. — Gracias — tomo la nota. Nos vemos en el balcón A. Sonrió porque se de quien se trata y como si fuera el pasado corro para encontrarlo, corro como una niña, entonces lo veo parado al final del pasillo en un balcón esta de espalda esperándome camino sigilosamente para sorprenderlo. — Adivina ¿Quién soy? — tapó sus ojos. — ¿Una garrapata? — Si — grito — sabes, siempre me pregunte, porque me llamabas garrapata, no es un apodo lindo. — A los tres años un niño te mordió el brazo mientras jugabas, te asustaste y llorabas tanto que te aferraste a mí de una forma tan fuerte que necesitaron a dos personas para poder separarnos — me abraza — y desde ese día te llame garrapata. — Y tu mi ángel. Ambos nos miramos como si ese recuerdo nos llevara en el tiempo donde solo éramos dos, ambos cambiamos, el ya no es el joven que me prometió volver, yo ya no soy la niña que lloro casi una semana tras su partida. Pero ese simple recuerdo me hace apreciarlo más, frente a mí esta un hombre, su mandíbula es más varonil tiene una ligera barba y su pelo más largo. «Necesita un corte pronto» Enredo mis dedos en su pelo es suave, con ligeros ondas y su color siempre me recordó al sol, esa última luz que irradia al despedirse y sus ojos ¡Dios sus ojos! Siempre me trasportaban a otro mundo y eso no ha cambiado. Nunca necesitamos palabras, pero ahora hay tanto que contar tanto que escuchar y mucho que preguntar. ¿Seguirá roncando?, ¿Seguirá odiando la avena?, ¿seguirá jugando ajedrez? o ¿Será muy unido a su hermana pequeña como lo era conmigo?, ¿Seguimos siendo solo dos? «Hay tantas preguntas» Pero lo único que sale de mis labios es: — Tengo hambre. — Siempre tan golosa — pellizca mis mejillas — vamos, te invito una hamburguesa. — toma mi mano. — Es un largo camino, mejor vamos a la cocina está cerca —lo jalo para salir del balcón — ¿Cómo lograste entrar? Es una fiesta exclusiva — le saco la lengua. Ahora que lo veo noto que su sonrisa sigue siendo genuina, tiene dos pequeños hoyuelos que cuando sonríe se forma una pequeña arruga en la nariz. — Tengo mis contactos — caminamos de la mano por el pasillo. — Ese contacto se llama ¿Susana? — entonces siento como su mano se tensa — ¿Pasa algo? —No es importante. —Oooh vamos ya no soy una niña—insisto. — No sé si deba decírtelo — se calla un momento — pero es mejor que te enteres por mí. — Me estas asustado. — Susana y yo terminamos. — ¿Qué? ¿Por qué? — me sorprendo. — Solo te diré que confíe en Susana, pero ella se entrometió en algo donde solo yo debía tomar la decisión — Me siento culpable, tal vez mi reacción fue muy exagerada. — Lo siento, tal vez no debí reaccionar así, creo que exagere demasiado. —Ella no es importante para mí. — Pero … — Tu eres mi prioridad. Sé que Susana lo llegó a amar, pero de él no sé, nunca supe cuando Ángelo está enamorado. De todas las novias que le conocí «solo dos» siempre yo estuve en primer lugar, y eso siempre me gusto. Pero ahora me siento mal, culpable pero todavía me sigue gustando ser lo primordial en su vida. «¿Eso me hace una mala persona?» «Creo que sí» — Esto me recuerda como nos escabullíamos a la cocina por un poco de tarta —dice mientras seguimos caminando. — Yo no era la única golosa, ¿las tartas siguen siendo tú debilidad? — digo un poco juguetona, es raro no habernos topado con nadie, los sonidos de nuestros pasos son los único que se escucha. Pero justo al llegar, notamos que hay una pareja besándose eso parece. — Creo que nos ganaron — susurro, pero justo cuando iba a cerrar la puerta para darles más privacidad, la mujer se aleja. «Megan» Ella me mira y no parece sorprendida si nos mas bien sonríe de forma arrogante, Se quien está a su lado, aunque solo pueda ver su espalda reconozco quien es. «Octavio» — Garrapata, ¿Qué pasa? Vamos a otro sitio — Trata de jalarme, pero no respondo estoy paralizada. «¿Por qué me sorprende?» «Esto es la realidad» «Pero igual duele, tal vez no tanto como la primera vez» — Puedes tener a tu quería esposita como amante y yo a Dylan — dice Megan, como que ¿amante? — quien sabe, tal vez algún día dejes que mi Dylan juegue con tu esposita, él se quedó con ganas de probarla desde «Sodoma y Gomorra» — Eso nunca — gruñe furioso. — Ok, solo era una broma ¿trato? — De que mierda hablan — protesta Ángelo — Ana dime lo que oí no es cierto — no, tengo el valor de verlo a los ojos, mi atención no deja de estar pendiente de respuesta de Octavio. «Por favor di que no, di que me dejaras ir, que no tienes pensado mantenerme como tú amante» — Por favor — susurro, con la esperanza de que no me de fraude — por favor — repito como si quisiera que me escuche. ¿Qué soy para ti? ¿Quién crees que soy? ¿Cómo me vez realmente? No arruines lo que tuvimos. «Por favor» — Trató — dice seguro, de su respuesta. De un momento a otro siento un mareó, pero por suerte Ángelo me sostiene y me lleva a un lugar más cómodo. Sé que él quiere respuestas, pero no me exige, solo necesito llorar, mis lágrimas no dejan de salir son como una cascada. — Ana mírame. — No — niego con la cabeza, y cierro fuertemente mis ojos, me siento estúpida. «Eres una tonta, mil veces tonta» — Voy a matar a ese maldito — se levanta de golpe del diván donde nos sentamos y ocultamos. — No, por favor solo abrázame— digo llorando — por favor — extiendo mis brazos como cuando era pequeña. — Dime de que mierda hablaban como que seas su ¿amante? ¿Quién es esa mujer? ¿Quién es Dylan? Y que mierda es ¿Sodoma y Gomorra? — protesto furioso, sus manos aprietan fuertemente mis hombros, exigiendo que responda. — ¿Qué te hicieron? No lo aguanto más y empiezo a temblar como si me muriera de frío, tengo miedo, mucho miedo, no por Octavio, si no de lo que piense mi ángel de mí. No quería que lo supiera, pensaba irme sin que nadie supiera lo que estuve haciendo solo por tener un poco de cariño. «No quería estar sola» «Me sentía sola» Qué vergüenza. Soy una maldita que aceptó dinero para fingir ser una esposa. Soy una puta que se entregó a un hombre solo por tener un poco de cariño, estaba tan necesitada de amor que me entregue a un hombre que no se lo merecía y lo peor de todo es que Octavio cree que soy tan poca cosa que piensa que aceptare su propuesta de ser su amante. — No me odies — lo abrazo, como si temiera perderlo, temo perderlo. — Nunca lo haría — acaricia mis mejillas llenas de lágrimas — ¿Qué te hicieron? Es entonces que decido contárselo todo, como fingí ser su esposa por dinero, como me entregué por un poco de cariño, porque me sentí sola. «No quería estar sola» — Maldito — gruñe furioso, el también tiembla, pero de ira — lo voy a matar — se levanta dispuesto a buscarlo. — No por favor, todo acabara solo falta unos meses y acabara — lo detengo — me iré muy lejos — trato de convencerlo — gane una beca iré a Francia a estudiar gastronomía — limpio mis lágrimas con la mano. — ¿Te irás? — afirmo con la cabeza —pero no puedes esperar tanto tiempo, no permitiré que estés bajo el mismo techo con ese hijo de perra un minuto más. — Firme un contrato — trato que entienda mi situación. — Me importa mierda, tú te vienés conmigo y si es necesario me iré contigo a Francia — suelta de golpe. Me quedo pasmada de sus palabras, él no me odia, mi ángel esta disputó a dejar todo e irse conmigo, No sé qué decir. — Estoy de acuerdo con el muchacho — se escucha una voz, al ver de dónde viene la voz, me sorprendo en gran medida. «Es John Verona el abuelo» — Señor Verona — digo pasmada, hasta ¿Cuánto habrá oído? — ¿escucho todo? — preguntó con miedo. — Lo suficiente — contesta mientras baja las escaleras a paso lento apoyándose de su bastón— Bajo la cabeza porque estoy tan avergonzada. — Lo siento — vuelvo a llorar. — No tienes que disculparse muchacha yo en cierta medida ya lo sabía — lo veo sorprendida ¿Cómo que lo sabía? — no me mires así, un viejo de mi edad es difícil de engañar, pero tenía la esperanza que mi nieto no cometiera los mismos errores que su padre y yo cometimos — llega hasta mí y me observa con lástima — te pareces tanto a mi primera esposa — sonríe — no me refiero en lo físico sino más bien en la dulzura de sus ojos, en ella no había ni una pizca de maldad, eran tan transparentes que miraban lo más profundo de tú ser. — No qui...se enga....ñarlo — respondo llorando, soy como un grifo que tiene una fuga, difícil de controlar. — Lo sé — busca algo en su bolsillo, saca un pañuelo y me entrega — huye muchacha lo más lejos que puedas, debes creerme que mi nieto no te dejara ir tan fácilmente es tan egoísta que no permitirá que seas feliz lejos de él. — ¿Cómo? — no me lo puedo creer — tenemos un contrato y dijo que perdería toda su fortuna si no cumple un año de matrimonio. — Crees que no lo sé, yo mismo estipule esa cláusula y también puedo quitarla. — ¿Enserio? — Sí, solo quería que mi nieto sentara cabeza y encontrara una buena mujer — saca otra cosa del bolsillo, es unas llaves y se lo lanza a Ángelo — ve por la camioneta roja, esta estacionada cerca del jardín. — Yo tengo mi auto — dice Ángelo frunciendo el ceño. — Confía en mí, mi auto es mucho más veloz y tiene un mejor equipo — Ángelo me mira como pidiendo mi permiso, sé que él no confía en el señor Verona, pero yo sí. — Ve, por favor — digo segura. — gracias — me saco el anillo de mi dedo, esto acabó — pero tengo que firmar el divorcio. — De eso yo me encargo — me da una tarjeta — llama cuando estés segura en algún lugar, ya para entonces tendré todo preparado, solo necesitare tu firma — me abraza — cuídate muchacha. — ¿Por qué lo hace? — Ya una vez vi como mi hijo destruía la vida de la mujer que amaba, eso no lo volveré a permitir. — Él no me ama. — digo volviendo a llorar. — Los hombres de esta familia amamos de una forma muy toxica que lastima al quien queremos — limpia mis lágrimas con el pañuelo. Pero justo cuando le iba una vez más agradecer escuchó la voz de la persona que más me lastimo. — ¡Ana! — veo que viene caminando, pero son pasos rápidos. — Es hora de ser libre — dice el señor Verona, le entrego el anillo. — Gracias — lo vuelo abrazar y me dirijo a la salida, a donde se fue Ángelo, los pasos de Octavio son más rápidos y eso me da la señal de que debo correr. — ¡Ana! — lo escucho gritar, pero no volteo a ver ni una sola vez — Al llegar a la salida me tropiezo con las gradas, pero Ángelo logra sostenerme. «Como siempre». — ¿Qué paso? — pregunta preocupado. — Vámonos — lo tomo de la mano y estiro para que corra conmigo. Se escucha los gritos de Octavio parece como si estuviera peleando. No sé qué está pasando ahí adentro, pero no quiero averiguarlo. — Vamos — insisto. — No, quiero romperle el rostro — gruñe Ángelo. — Ángelo por favor, te necesito, no me dejes sola vámonos — tomo su rostro con mis dos manos. — solo te necesito a ti. — el suspira, como si mis palabras lo convencieran. Ángelo me lleva a una camioneta que es grande, se ve que es muy cara, subimos deprisa y cuando por fin se pone en marcha. Decido por última vez mirara atrás. Veo a Octavio salir, esta despeinado como si hubiera peleado con alguien, nuestros ojos se conectan por última vez. «A dios» son mis últimas palabras que le digo, sé que no lo escuchó, pero si lo entendió. — ¡ANA! — escucho un grito desgarrador. «Pero ya no miraré atrás» THOMAS VERONA SEGUNDA PARTE A la edad de 15 años fui comprometido con la familia Jefferson, con su hija menor belén, para ese entonces yo estaba resignado pues sabía muy bien que a mi padre no le importaba mi opinión o mis deseos. «El me odiaba» Sé que es poco creíble que un padre odie a su único hijo, pero así lo sentía yo, su mirada, sus constantes críticas para el yo no así nada bien, era un estúpido que tenía que educar y con el que tenía que lidiar. Sé que en el fondo me culpaba a mí de la muerte de su primera esposa, y por muchos años yo lo creí. «Lo odie por hacerme odiar a mí mismo» Pero con el tiempo aprendí que el único culpable era él. «Yo no embarace a una a una niña de 15 años» «Yo no arruiné la vida de una adolescente» «Yo no tuve la culpa de su muerte» «El único culpable es mi padre» Pero de lo único que le agradezco es haberse casado con lucía. «Mi madre» Pero John Verona no le bastó una mujer, necesito más, mi madre fingía que no sabía, yo fingí que no sabía. «Nuestra familia era una farsa» Pero a pesar de todo lo admiraba, ¿porque? Pues él era un hombre de condición humilde que construyo un imperio de una constructora que estaba en bancarrota. Y gracias a eso hoy disfruto de una posición privilegiada que muchos hombres desearían ocupar y no hablo del dinero ni del poder. Frente a mi esta la mujer que cambio mi vida, que me llevo al cielo como también en el infierno. «Bárbara Verona» «Mi esposa» Fue la mujer más hermosa que había visto. — ¿Dónde quieres ir? — pregunto a mi esposa — a cenar, al teatro, a ver una película o ir a una galería de arte, sé que te encanta. — ¿Película? —sonríe — ¿alguna vez fuiste al cine? — levanta una ceja como si no me creyera, conozco esa mirada es la misma cuando quiere desafiar a alguien y en este caso creo que soy yo. — Aunque no lo creas alguna vez fui joven — tomo un poco de vino, estamos en la limusina sin rumbo fijo, Bárbara solo dijo pasear, pero no dijo donde así que estoy a la espera de su veredicto. «Ella fue mi primer beso» «Ella fue mi primera mujer» Tal vez lo tomen como algo patético pero ambas ocasiones fueron especiales para mí, tal vez no tanto para Bárbara. ¡Oh Dios! Solo con Bárbara vuelvo a ser ese estúpido adolescente de 16 años. — ¿Qué es esto Thomas? — pregunta muy sería dejando de lado ese pequeño momento de picardía en su mirada. — ¿A qué te refieres? — Me refiero que estos días somos diferentes, no sé lo que es, pero me gusta esta complicidad — toma un respiro — Volviste niño — sonríe, recordando en el tiempo donde lo único que pensaba era en hacerla sonreír, en el tiempo donde solo era un niño. — Ya no soy un niño, tengo 46 años — me acerco más a Bárbara. — Yo tengo 53 años, soy mayor que tú, me debes respeto y para mí siempre serás un niño — toma mi barbilla para que la mire — ¿Qué somos Thomas? «Eres mi vida» — Eres mi mujer — gruño y la beso con fuerza como si quisiera tomar algo que no me pertenece — Odio lo que provocas en mí, eres una vil manipuladora, si deseas que vuelva ser tu maldito perro faldero, lo haré — la subo a mi regazo sin dejar de besarla — seremos lo que tú deseas. — Marido y mujer — empieza a moverse encima de mí. — ¿Exclusivos? — pregunto con temor, porque no crea que pueda volver a nuestro antiguo trato. — Sí — susurra cerca de mi cuello para luego morder mi oreja — ¿Me perdonaste? ¿Ya no me odias? — besa mi cuello de manera húmeda y excitante. «Manipuladora» — Yo nunca pude odiarte lo intente, pero no lo logre — es lo único que digo, para luego comenzar a desvestirla, pero cuando estoy a punto de ver sus senos, Bárbara me detiene. — He cambiado desde la última vez — noto inseguridad en su voz — no soy la misma, digamos que la gravedad me efecto este tiempo separados— me mira con temor — tengo más de cincuenta años. — Eres perfecta — beso sus labios — tu piel es tan suave— beso sus hombros hasta bajar a sus pechos, le quito el brasier dejando a la vista lo más hermoso que creo Dios. Empiezo a mamar sus senos como si espera sacar leche de ella, mientras que con mis manos acaricio sus piernas hasta llegar a sus bragas y las rompo cual si fueran un simple papel. — Thomas — gime mi nombre de una forma tan suave y placentera como si llamara a algún dios — Thomas — arquea la espalda. Abro el cierre de mi pantalón y saco mi pene la guio a la entrada que desee años regresar. — Hogar dulce hogar — me introduzco en ella. — Dios Thomas — nos miramos como si esta fuera la primera vez, en este preciso momento el mundo se detiene, Bárbara se mueve de arriba abajo pero no quita sus ojos de los míos. «Nuestras respiraciones se vuelven más pesadas» «Nuestras caricias son más placenteras» Los movimientos de Bárbara son lentos, suaves como si quisiera que esto durara para siempre. «Todo esto dentro de una limusina en movimiento» **** Al llegar a casa toda la fiesta había acabado, belén debe estar furiosa y mañana seguro me hará un escándalo. «Qué raro que haya acabo temprano» Tomo la mano de mi esposa después de una noche grandiosa, pero al llegar me topo con todo un escándalo, se escucha gritos de: «Octavio» — Señor, gracias a dios que llegó — dice mi mayordomo. — ¿Qué pasa Jaime? — dice mi esposa preocupada. — Es su hijo, se volvió loco hizo un escándalo tuvimos que despedir a los invitados — habla mientras nos dirigimos al lugar — ahora mismo estamos tratando de contenerlo, pero a golpeado a la mayoría de los sirvientes. — ¿Cómo? Es imposible ¿Por qué haría eso? — digo preocupado. — No lo sé señor, pero... — se calla como si temiera decirlo. — Pero ¿Qué? — exijo. — Pues intento golpear al señor John Verona. — No, mi hijo no haría tal cosa — mi esposa niega con lágrimas en sus ojos, pero en ese momento se escucha los gritos de mi hijo. — ¡Suéltenme hijos de puta! — grita mi hijo, al entrar nos encontramos con una imagen que nunca pensé que pasaría. «Mi hijo sujetado por tres hombres enormes» «Mi hijo golpeado, con sangre en todo su rostro» «Mi hijo temblando de rabia» Y al frente de él mi padre mirándolo con frialdad como si eso no le importara, me equivocó. «A mi padre no le interesa nadie» — ¿Qué mierda está pasando aquí? Suelten a mi hijo — gruñó con fuerza para que vean con quien se están metiendo— Mi esposa corre a auxiliar a mi hijo, pero los guarda espaldas de mi padre no dejan que se acerque. — No te metas Thomas —dice mi padre — esta situación llego a su fin. — ¿A qué te refieres? — pregunto furioso. — Crees que no notaria que querían engañarme — me mira con odio — el diablo es más diablo por viejo que por diablo. — ¿De qué demonios hablas? —gruño. — Ana se fue — grita mi hijo con un dolor desgarrador nunca pensé verlo así. Ahora lo entiendo, «mi padre lo sabe». Mi padre es difícil de engañar, pero eso ya no me interesa si no lo que está haciendo con mi hijo. — ¿Qué pasara ahora? ¿Nos dejaras sin nada? Seguro que esto te hace feliz, vernos en la ruina—me acercó ferozmente — pero esto no te da derecho a tratar a mi hijo como un vil delincuente — grito — ¡con un demonio suelten a mi hijo! — pero ninguno de esos idiotas me hace caso esperan la orden de mi padre. — Suéltenlo — ordena, pero en el momento que lo hace mi hijo camina a enfrentarlo. — ¿Dónde está? — gruñe. — No lo sé, pero si lo supiera no te lo diría, yo ya cumplí aquí — se trata de ir, pero mi hijo lo toma del brazo — mañana hablare con mis abogados podrán poseer todo lo que tengo no es necesario que cumplas la cláusula. «¿Nos dejara todo?» — ¿Por qué lo hiciste? Si no hubieras interferido la habría alcanzado — dice Octavio con odio. — Te lo dije, esta vez no me iba a quedar callado, no permitiré que destruyas la vida de esa pobre muchacha — dirige sus ojos a mí — como lo hizo tu padre. «Mi corazón se agita» «Él lo sabe, siempre lo supo» — ¿De qué demonios habla? Papá — me mira confundido mi hijo. No digo nada me quedo mudo, por la impresión, por el miedo, miro a mi esposa y ella me mira con confusión. «Ella tampoco lo sabe» «No sabe lo que hice para obtenerla» «No sabe que vendí mi alma al diablo para que ella sea mía» «No sabe hasta qué punto llego mi obsesión por ella» — Tú me obligaste a contraer matrimonio, me comprometiste con esa familia — gruñó, como si eso explicara mis actos. — Tienes razón, pero Bárbara no era la mujer que tenías que desposar — sentencia y sale del salón de tras de él salen toda la servidumbre, hasta quedar mi hijo, mi esposa y yo. THOMAS VERONA TERCERA PARTE 15 años Hoy es cumpleaños de Belén, y como siempre mi madre me obligó a venir. Solo tengo que entrar dejar el regaló, saludarla, y por último irme de aquí. Espero que no se vuelva cariñosa para conmigo, desde que se hizo el compromiso y la asociación de las dos corporaciones ella piensa que automáticamente somos novios «No somos novios» Si nos casaremos, pero eso no quiere decir que seremos pareja 5 años hasta el día de nuestra boda, al entrar me topo con muchos compañeros de clase y otros que no conozco, hay música suave, bebidas y bocadillos. — ¡Thomas! — viene corriendo belén hacia mí— pensé que no vendrías — me abraza. — Feliz cumpleaños — trato de sonreír, pero no me salé muy bien, no puedo negar que belén es hermosa y además se cuida demasiado y como resultado tiene un cuerpo bien formado — toma — le entrego su regalo, es un collar de perlas que mi madre escogió. «Hay mamá porque me tienes que obligarme hacer esto» — Estoy tan feliz que vinieras, estabas tan distante conmigo — empieza acariciar mi brazo derecho — pero sabía que no me fallarías — dice mientras empieza a jugar con su cabello y sonreír de manera coqueta. «Que fastidio» — Voy al baño — digo, escapando porque sé que luego se va a poner en plan de melosa. Camino por el lugar saludo a algunos conocidos, algunas chicas empiezan a sonreír cuando pasó y murmuran entre sí. Todos de aquí son de buena familia, son refinados y aunque me cueste admitirlo son aburridos, lo peor de todo es que: «Soy como ellos» Mi vida ya está planificada, primero es estudiar, luego trabajar, casarme y tener hijos. Esto es tan asfixiante, no siento emoción, los días son todos iguales para mí, y lo peor de todo es estar en constante comparación con mi padre. «Él es un gran hombre debes de estar orgulloso» «Tu padre es un genio deberías ser como él» «Sera difícil llenar sus zapatos» Yo no puedo ser como él, no soy el niño prodigio que termino la secundaria a sus 12 años y la universidad a los 17. «Soy un chico normal» Mientras me pierdo en mis pensamientos de alguna forma siempre término en la habitación de Bárbara, su puerta es de color blanco con un letrero. «Prohibido entrar» Lo sé, soy patético ¿Cómo es posible que todavía la recuerde? ¡Ya pasaron años!, incluso tuve algunos encuentros con mujeres, pero no pasaron de besos la última vez que la vi, se iba a cumplir sus sueños, pero luego de un tiempo su padre la encontró en la cárcel por una de esas manifestaciones hippys. Luego de ese suceso la llevaron a un internado en suiza. Lo último que supe, es que está en la escuela de arte en París. «Debo olvidarla» Pero justo cuando iba a entrar escuchó murmullo dentro de su habitación, risas, ¿Gemidos? ¿Cómo es posible? Seguro que uno de los invitados de belén también considero que era una fiesta aburrida y se fue a buscar otro tipo de diversión, pero esto el ¡colmó!, no lo pueden hacer ese tipo de cosas en la habitación de Bárbara. Sin dar ningún avisó entro de golpe, pero lo que ven mis ojos no es lo que esperaba ver. «Es Bárbara» «Pero no está sola» Está completamente desnuda y abajo de ella un hombre igual de desnudo que ella. *** «Bárbara volvió» Y ahora se celebra una cena en honor a su llegada, pero es solo una excusa para hablar de negocios. La veo reír, la veo ser cariñosa, sus ojos tienen un brillo cada vez que lo ve, parece que es feliz y su felicidad se llama Ian. Ian es un músico o más bien lo intenta, tiene una banda, toca " el bajo" es lo que dijo o mejor dicho alardeó de sus facultades. Es un hombre musculoso «demasiado diría yo» de pelo castaño y al parecer es muy mayor para Bárbara. «Viejo verde» ¿Cuántos años tiene? Y pretende ser una estrella de rock ¿a su edad? «Patético y Estúpido» Come con la boca abierta y al parecer no sabe usar los cubiertos. «Vulgar y pordiosero» Puedo recitar y ordenar en orden alfabético sus múltiples defectos, pero…. Siempre hay un, pero, él tiene lo único que realmente me importa. «Bárbara» Que fastidio tengo que salir de aquí, me levanto ignorando por completo a esta supuesta familia feliz, me siento en el banco que está cerca del parque de juegos de la casa de Belén, mientras pienso en como escapar de esta estúpida reunión, escuchó la voz de la persona que atormenta mis días. —Porque tan solo, niño — me saluda Bárbara. — No soy niño — gruñó. — Epa, sigues siendo un gruñón — revuelve mi cabello como si fuera un perro — Mi hermana esta como loca buscándote— sonríe. — Eso no me importa — cruzo mis brazos. Bárbara se sienta a mi lado y yo trato de ignorarla, pero su solo presencia me pone nervioso. «No la veas» «No la veas» «No la veas» Solo ignorarla y ella se irá, pero mi voluntad me traiciona y la veo, ella está ahí tranquila sin conocimiento de lo que me provoca, ha cambiado, pero para bien su cuerpo tiene más curvas, sus ojos son diferentes son más profundos, como si tuviera todas las respuestas del mundo. Viste completamente de negro con un pantalón de cuero que hace resaltar mejor su figura, sus labios son rojo carmesí y en medio de ellos un cigarro, «No me gusta que fume» — Eso realmente es estúpido — digo serio con el ceño fruncido y Bárbara me mira con confusión. — ¿Mmmm? — El cigarrillo hace dañó, es estúpido poner un arma mortal en tus labios— es entonces que se empieza a reír como si le hubiera contado el mejor chiste del mundo. — Eres un buen niño — apaga el cigarrillo — Belén tiene suerte, la cuidarás muy bien — su mirada me deja débil — mi hermanita te ama lo sabes ¿verdad? «Pero yo no la amo» «Pero yo quiero cuidarte a ti» ¿Podre vivir lejos de ella? ¿Podre verla con otro? ¿Cómo fingir? «Seremos familia» «Seré su cuñado» «NO» ¡Eso nunca! No sé cómo lo haré, pero Bárbara será ¡Mía! Solo tengo un pequeño y estúpido obstáculo. «Ian» **** — ¿Cómo que debías casarte con la otra hermana? ¿Es mi tía Belén? ¿Qué hiciste? ¡Responde! — se altera mi hijo. Cuantas veces le dije lo peligroso que es ser vulnerable. «Soy un hipócrita» — Es verdad, mi hermana era prometida de tú padre, por eso me odia —responde mi esposa — lo que paso fue un accidente no lo planeamos. «Yo sí lo hice» — Quede embarazada — trata de acercarse a Octavio — estaba despechada, mi novio me había engañado y en una noche de copas pasó — toma su rostro — me duele haber lastimado a mi hermana, pero no me arrepentimiento, porque tú no estarías aquí. —Esa no es toda la historia — por fin habló — Bárbara, quiero que me dejes a solas con mi hijo. — Pero... — Por favor, luego hablo contigo — la miro con miedo, porque sé que luego que sepa la verdad, me dejara y no podre evitarlo esta vez Bárbara me mira extrañada por mi petición, pero obedece. — Lo que escucharas en estos momentos, tal vez cambie tu percepción de mi —tomo asiento en el sillón. Entonces le cuento todo: «Como contrate a una prostituta para seducir a su novio, debo añadir que no le costó mucho» «Como intencionalmente me aproveche de su situación para que confiara en mí» «Como me arrastré por un poco de su atención» «Nada funcionó, sabía que en cualquier momento ella volvería con su estúpido ex novio y debía hacer algo pronto» ¿Qué hice? «La embarace, esa noche estaba despechada, pero aun así Bárbara nunca llego a amarme» El día de nuestra boda planeo fugarse con Ian, pero los detuve a tiempo ¿Cómo lo hice?, Simplemente le ofrecí 10 mil dólares para que la dejara, pero el muy imbécil trato de engañarme al tomar el dinero y tratar de escapar con mi mujer. ¿Qué pasó con él? «Solo diré que ya nunca tocara algún instrumento» ¿Eso es todo? La respuesta es ¡No! el matrimonio solo fue el inició de mi tortura, su tortura, nuestra tortura. «Su estúpido trato de solo ser una imagen de una familia» — Todavía recuerdo como se iba con otros hombres — hablo lentamente — con el tiempo eso se volvió costumbre y lo único que me importaba es que llegará a casa, ella sabía cómo manipularme cuando entraba a mi cama sabía que buscaba algo pero realmente solo necesitaba un beso y me tenía a sus pies — tomo un respiro largo porque lo que viene es más humillante — por un tiempo pensé que eso era lo único que podía ofrecerme y era feliz por eso — empiezo a reírme de mi mismo — pero para tu madre yo no era suficiente e intento volver con Ian — Cuando decido ver a mi hijo, el me mira con pena. «Doy lástima» —¿Sabes que paso? Que volví a humillarme por Bárbara, le di medio millón de dólares para que volviera a irse — golpeo con fuerza el escritorio — ¡él tenía fotos de tu madre desnuda, me extorsionó! — grito alterado. Todavía recuerdo su risa y su burla. ***** «— Bárbara siempre regresa — dice mientras revisa el dinero. — entrégame las fotos — gruño. — ¿Cómo está tu hijo? Oí que ya tiene 2 años — sonríe de lado, burlándose de mí — mi muñeca me contó que se parece a ti, sabes me hubiese gustado tener un hijo con mi muñeca. — ¡Cállate! — me altero y saco un arma de mi saco — las fotos — gruñó furioso mientras apunto con el arma, Ian me mira asustado, pero todavía tiene esa sonrisa estúpida. Saca un sobre de un cajón y me lo entrega, tomo el sobre y decido irme de este apestoso lugar, pero cuándo estoy a punto de salir es dice lo que me marco de por vida. — Hasta la próxima. «Lo peor de esto es que le creó» **** — Desde ese momento decidí cambiar y volverme lo que soy ahora, no volví a tocar a tu madre, tuve amantes y no me importo que tu madre lo supiera — me levantó y me acercó a Octavio — ahora entiendes porque tienes que alejarte de Ana, esa muchachita será tu perdición como lo fue tu madre para mí. El silencio es largo, se escucha los sonidos de TIC TAC del reloj que está cerca de la puerta, y del viento chocando con las ramas de los árboles. — Ana es mi perdición — dice por fin, y eso me deja más tranquilo «Lo entendió» — Ana es mi veneno, Ana es mi destrucción — se levanta y camina hacia la puerta se da medía vuelta — Pero es mía — conozco esa mirada, es igual que la mía — la encontraré — sentencia. Capítulo 53 Octavio Dos semanas después Hay recuerdos que son insignificantes, pero de alguna forma esos pequeños sucesos activan la memoria, como el aroma de una flor que me puede trasportar cuando mi madre me llevaba al parqué, fui muchas veces al parque, pero esa simple flor me recuerda ese día. Ese día no sucedió nada importante fue un día común y corriente, jugué pelota y tomamos un helado, pero al caminar por ese jardín tenía ese aroma dulce. «Solo fue un aroma» Ahora ese dulce aroma me recurada la vez que bañe por primera vez a Ana. «Esto es el infierno» ¿Sera posible que mi destino siempre fue conocerla? «Ese aroma era un día en el parque con mamá, ahora es el jabón que utilice para lavar el cuerpo de mi niña» «¿Por qué la escogí?» No tenía nada especial, era tan simple que notarla era imposible, era tan callada que era fácil de olvidar, pero eso mismo era lo que la hacía destacar de las demás. Había muchas mujeres en ese cuarto, mucho más hermosas, actrices que hubieran interpretado un mejor papel. «¿Por qué ella?» Sé que dije que la escogí por el simple hecho de que no tenía a nadie y que así podría controlarla. No voy a negar que al principio fue por eso, pero en el fondo había algo más. Ese algo llamó mi atención, ese algo me hizo retroceder en el tiempo en un suceso que no recuerdo pero que estoy seguro que pasó, ese algo es como tener una música pegada en la cabeza difícil de sacar pero que no recuerdas de donde la escuchaste, ese algo fueron sus ojos, lo se eso no suena como yo, una persona tan superficial como yo, ni yo mismo puedo creer que eso llamara mi atención, no soy romántico ni poeta. Pero sus ojos, reflejaban inocencia, no tenía malicia se veía tan pura que parecía un ser lejano de esta realidad, la forma de su mirada me recordó a alguien, pero no sé a quién, fue un segundo donde los dos conectamos miradas atrás vez del espejo fue como ella me estuviera observando y no al revés. «Fue un solo un segundo y ese segundo me condeno» Miro su fotografía y en ella no sonríe solo observa, recuerdo muy bien cuando la saque, estaba tan concentrada en ver la televisión que no noto cuando le saque la foto, ahora esa foto la utilizo para encontrarla no importa cómo o cuánto tiempo me tome, pero la encontrare. — Esto es demasiado — comenta Edgar — no puedes recurrir a esto — tira los avisos que ordene que pegaran por toda la ciudad — la pequeña Ana no fue secuestrada ella escapó de ti — me señala con su dedo, como si estuviera acusando de algo. — Crees que no lo sé — lo miro con fastidio, no solo puse avisos, sino también lo comuniqué a todos los medios de comunicación y divulgué la información en las redes sociales. —Estas yendo demasiado lejos y acusar con la policía a su hermano de secuestro, te meterás en problemas cuando la verdad salga a la luz — pero cuando termina de decir esas palabras, me río como loco, creo que fue más una risa de burla por la ingenuidad de mi amigo, pero en realidad la burla era dirigida a mí. Me levantó de golpe y me dirijo a escritorio, y le lanzo el archivo con toda la información que mi investigador privado me dio de " los dos supuestos hermanos". Cuando recibí la información me quedé estático, al principio creí que era una broma, pero no, la realidad me había golpeado, la realidad me dejo sin aire. «No son hermanos» Pero su historia no acaba ahí, ellos me engañaron, fui un estúpido en pensar en que las atenciones que tenía su supuesto hermano eran normales. Es entonces que me llegan recuerdos donde debía sospechar algo. «Soy un estúpido» «La forma en como ambos se miraban» era como si ellos dos fueran los únicos en el mundo fueron ellos dos. «La forma en cómo se tocaban, era como toques especiales, simples roses casi imperceptibles para el ojo común, pero para mí eran claros» «La forma como él la cuidaba y ella le sonreía» Esto estaba planeado, tendrían el dinero y se irían juntos, encontré folletos de paquetes de viaje a Francia y sus maletas listas. Sentí un nudo en la garganta como si quisiera gritar, reírme de mi estupidez o llorar. «Ese día quede destruido» — Esto es ¿verdad? — dice Edgar muy confundido, me mira con pena — lo siento. — ¡No me tengas lástima! — gruño —esto apenas empieza. — Esto cambia todo — se acerca a sillón y empieza a leer con más detenimiento el informe — tienes que dejarla en paz, si lo que dice aquí es cierto, no la busques. Tal vez ellos al crecer juntos se consideran como hermanos, yo mismo te consideró mi hermano, pero de diferente madre. — ¿Qué los deje en paz? ¿Qué se consideran hermanos? — me río de su idea — ellos me engañaron haciéndome creer que eran hermanos, ¿Para qué? ¿Por qué no me lo dijeron? ¿Qué ocultaban? Yo te diré " porque " porque se burlaban de mí a mis espaldas, planeaban fugarse juntos mira las malditas fotos crees que los supuestos hermanos hacen estas cosas—le lanzo las fotos. «Las malditas fotos» En esas fotos aparecen ellos abrazados de cuando eran jóvenes él la rodea con sus dos brazos por la cintura de una manera posesiva mientras besa su cuello en otra foto están niños tomados de la mano, Ana sostiene un helado en la mano y el otro solo la observa. Y al final hay una tira fotos es la más reciente, son fotos pequeñas esas que te puedes sacar de una máquina de fotos al instante, en la primera ambos están sacando la lengua, en la segunda ella besa una mejilla de su supuesto hermano, en la otra en la rodea con el brazo y ella apoya su cabeza en su hombro y por último la peor de todas donde se ve claramente que ellos no se ven como hermanos. «Es un beso en los labios» Es un beso simple no hay presión parece casi infantil pero esa inocencia la vuelve más dolorosa. Recuerdo ese día, la escuche hablando con su supuesto hermano, se iban a encontrar, todavía recuerdo como se acercó a su armario y saco la chaqueta azul pues su supuesto hermano le dijo que haría frío, recuerdo ese día pues también la bese, recuerdo que yo mismo la deje en el centro comercial donde se iban a reencontrar. «Soy un imbécil, soy un idiota y soy tan patético» — Susana ¿lo sabe? — comenta Edgar mientras mira la foto con asombro como si no lo pudiera creer a pesar que las pruebas estén en sus manos. — Claro que no y eso no me importa — digo bruscamente eso es lo menos relevante en estos momentos. — Como que no te importa, Susana era la novia de este imbécil — señala la foto del supuesto hermano — y mejor amiga de Ana, tiene derecho a saberlo, dios esto seguro la destruirá — se preocupa más por mi secretaria que por mí — tengo que estar con ella — dice muy angustiado, quiere salir, pero se detiene, es ahí que se da cuenta que él no tiene derecho de estar alado de mi secretaria. Nos quedamos en silencio, como asimilando la información que hemos discutidos, mi respiración es agitada y pesada, me estoy controlando todo lo que puedo, pero sé que esto no durara y pronto voy a explotar, llevando conmigo a quien sea… «No me importa la empresa» «No me importa mi familia» «No me importa mi padre» «Los encontraré» — Si todo lo que dice aquí es cierto — toma un poco de agua — Miguel Ángelo no es una persona común y debes tener cuidado «Es peligro». Edgar tiene razón cuando leí el archivo me sorprendí del pasado de Miguel Ángelo, pero eso es lo menos importante ya que en la actualidad es un hombre que vive una doble vida, una donde es un hombre íntegro que sigue las normas y respeta las leyes de la sociedad y por otro lado es conocido en los bajos mundos por el nombre de… «Lucifer» (ARCHIVO DEL ORFANATO SAN LUIS) Miguel Ángelo Bonet Adoptado a los 16 años, por los señores Bonet. Ingreso a orfanato " San Luis " a la edad de 5 años, fue el único que sobrevivió del famoso casó " Los Arévalos ". "Los Arévalos" fueron asesinados el 2 de febrero de 1994, una familia de 4 integrantes los padres murieron por un tiro en la cabeza, la madre se encontraba embarazada de 3 meses, la niña de 10 años fue asfixiada mientras dormía, al niño se lo encontró ocultado en el sótano de su casa. El arma con el que fueron asesinados se encontraba en despacho del padre, registrado a su nombre. Las primeras hipótesis fueron que el padre fue el a autor de tal hecho, pero se descartó la idea ya que él recibió un disparo por atrás al igual que la madre. Al no tener ningún indicio del asesinato a los Arévalos se empezó a sospechar que fue un ajuste de cuentas según los habitantes del pueblo, eran una familia extraña habían llegado al pueblo unos meses antes del asesinato, se plantaron muchas hipótesis, pero el más conocido fue que el niño fue el autor de tal hecho, ya que a la hora del velorio el niño no lloro ni una sola vez. Según los maestros y encargados del orfanato Miguel Ángelo Bonet, eran un niño peligroso, astuto y muy vengativo, se le acuso de varias atrocidades dentro del orfanato, pero ninguno fue comprobado. Se lo apodo «Lucifer» Según el expediente psicológico de Miguel Ángelo, tiene tendencia sociópata al disfrutar del mal que les sucede a otros, engaña, hiere y manipula para lograr todo aquello que se proponen, sin ser necesariamente violento. Los actos de crueldad, el cinismo y uso de adjetivos despectivos para describir a los demás es parte fundamental de su proceso comunicativo. Muestra características egocéntricas, no depende de la valoración del grupo social para su autovaloración. Muy seguro de sí mismos, tiene una actitud individualista y poca dependencia en los demás. Ana Bennett Ingreso al orfanato " san Luis " a la edad de tres años, fue encontrada inconsciente en las puertas del orfanato el 25 de diciembre de 1994 por Miguel Ángelo. La niña, se encontraba golpeada por todo el cuerpo y sangrando por el tobillo, no fue abusada sexualmente, pero al preguntarle de cómo había llegado, o quien la había lastimado, e incluso su nombre ella no respondió. Fue adaptada a la edad de 15 años por la señora Marta Bennett. No se conoce nada de Ana Bennett antes de su ingreso al orfanato. Según los maestros y encargados del establecimiento era un niña tímida y callada no hablaba con nadie a excepción de Miguel Ángelo. Según fuentes indican que la niña fue la contención de la ira de " Lucifer" y que desde su llegada se pudo controlar mejor a Miguel Ángelo. Según el expediente del psicólogo del establecimiento, Miguel Ángelo veía en Ana a la hermana que perdió, refiriéndose a la que esperaban sus padres antes del fatídico día. Por otra parte, Ana, no recordaba nada de lo que le había sucedido según el psicólogo fue un mecanismo de defensa quien había borrado todo recuerdo de trauma «el olvido». Pues al no tener ninguna lesión grave en la cabeza no se podía explicar el porqué de su amnesia. MIGUEL ÁNGELO (MI ÁNGEL) (Narrado en tercera persona) En el pueblo " Grigota", considerado un lugar tranquilo donde nada importante pasaba, donde lo más emocionante era cuando un circo pasaba por ahí, donde todos se conocían, donde podías dejar olvidada una bicicleta y nada le pasaba. Pero pronto se convirtió en el ojo central de todo un país, no fue por turismo, ni por el récord mundial de alguna habilidad, y menos porque uno de sus ciudadanos se volvió famoso. «Si no más bien por un trágico asesinato a una familia» «Los Arévalos» Y cerca de ahí no muy lejos se encontraba el orfanato "san Luis" un lugar enorme pues albergaba a más de 200 niños, la directora y dueña, una mujer mayor, de pelo blanco como el algodón, conocida por todos como "Mamali" una mujer que había vivido mucho, amable cariñosa pero que a la vez inspiraba respeto. Hacía años que había llegado al pequeño pueblo de " Grigota" amaba ese lugar, no solo por la gente amable y solidaria sino también porque era un lugar muy tranquilo, pero lastimosamente tenía un defecto. «Pueblo chico, infierno grande» A los integrantes de ese pequeño pueblo les encantaba hablar y algunas veces exacerban. Pero ese pequeño defecto nunca daño a nadie de manera significativa, hasta que paso ese horrible crimen que afectó a un pequeño niño. Mamali sabía que todo lo que decían del niño era falso, ¿Cómo un niño de 5 años podría manejar o sostener un arma? Ni siquiera los policías pensaban eso, pero las habladurías llamaron la atención de los medios de comunicación, quienes hacías especulación sobre esa hipótesis, pues llamaba más la atención. Entrevistaron a todas las personas quienes conocían por lo menos un poco a la familia. «El padre (Mark) era un hombre rubio de ojos azules, y considerado por todas las mujeres del pueblo un hombre muy guapo, pero un poco extraño, hablaba de una forma particular y se lo veía tomar medicamentos. Trabaja como profesor de secundaria, no se relacionaba con nadie, solo lo estrictamente profesional». «La madre (Amelia) una mujer rubia de ojos castaños, amable y muy sociable, era todo lo contrario de su esposo en cuanto a la personalidad, pero era igual de hermosa y más estando en cinta, era maestra de música y tocaba el piano en las obras escolares alado de su hijo» «La hermana mayor (Ariana) una niña de 10 años, igualmente rubia y ojos castaños como la madre, considerada por sus compañeros como bicho raro pues su carácter era similar a la de su padre, poco sociable pero muy educada. Nunca se metía en problemas era una excelente alumna y adorada por los maestros» «Miguel Ángelo, un niño de 5 años, amable, muy sociable era amigo de todos, adorado por los maestros como también por sus compañeros, era muy inteligente a pesar de su corta edad, junto con su madre siempre ofrecían una obra musical, su carácter era similar a la de su madre» No había nada que pudiera siquiera sospechar esa horrible hipótesis, pero solo un pequeño incidente ínsito a que esa hipótesis se hiciera creíble. Una tarde de paseo de toda la escuela, Miguel Ángelo fue encontrado llorando con sangre en sus manos, un cuchillo en a lado de él, y cerca del cuchillo el cuerpo sin vida de un perro. Días después se cometió ese terrible suceso, y al ver al niño sin derramar ni una sola lágrima, las sospechas fueron más fuertes, desde ese día Miguel Ángelo no había hablado, fue tratado con psicólogos, pero ni uno pudo hacer nada, al llegar al orfanato todos los niños ya conocían su historia y le tenían miedo. Al pasar los días, el no cambiaba, tenía una mirada perdida, parecía no tener vida, con el tiempo los niños empezaron a hablarle, pero él no contestaba, después empezaron a molestarlo, y eso detono una ira incontrolable en niño, que ni siquiera los maestros de lugar pudieron controlar, llego incluso a dejar inconsciente a muchos niños mucho más grande que él. Pero las cosas fueron empeorando cada vez más, se encontró muchas gallinas muertas regados por el orfanato y el con las manos llenas de sangré, se lo vio disfrutar del dolor no solo el que ejercía, sino también él que mismo se producía. De todo eso se lo llego a conocer como "Lucifer". Pero de eso hace ya muchos meses, ahora frente a Mamali, había un niño muy distinto. «Un niño irreconocible» Un pequeño niño que no habla con nadie, pero ahora podía responder si se le preguntaba, aunque seguía manteniéndose siempre alerta como si esperara que alguien lo atacara y a lado de él la pequeña niña, " Ana" cuyo nombre le fue otorgado por el mismo niño que la encuentro en ese día frío. «Miguel Ángelo» La primera vez que Mamali escuchó la voz de Ángelo fue: — " Ana" se llama Ana. **** Miguel Ángelo estaba sentado viendo jugar a Ana con unas flores, sin percatarse que a lo lejos era observado por la directora del orfanato "san Luis". Ana era su única fuente de vida para él, a pesar de ser todavía pequeño sabía muy bien quien era buena y quién no. La vida le había enseñado de mala manera que: «El mundo es una mierda» Pero Ana era diferente, ella no era mala, Ana era pura, Ana era un ángel, Ana era oxígeno, Ana no conocía el mundo y así la mantendría. «Ana, no conocerá el mundo» Se prometió así mismo el niño de ojos azules, mientras veía jugar a su pequeña luz de esperanza. Dios lo había escuchado le dio lo que más deseaba, su familia, su hermanita que no pudo nacer. — Mi Ana — dijo suspirando. La pequeña castaña se dio la vuelta y le sonrió pensando que la había llamado, se tomaron de la mano y se fueron a pasear por el jardín. *** — ¡Ana! — gritaba a todo pulmón, el rubio de ojos azules, mientras corría detrás de la castaña y solo se escuchaba la carcajada de la pequeña, ella disfrutaba ver a su hermano correr tras de ella. El tiempo había seguido su curso y Ana era una niña alegre, feliz que le encantaba correr y saltar. Lo malo es que siempre se metía en problemas, le gustaba quitarse la ropa cada vez que hacía calor y no importaba en donde se encontraba, metiendo en apuros al pobre Ángelo, no lo dejaba descansar, y corría tras de ella con la ropa en la mano para poder vestirla, era una situación cómica para los espectadores, ver como una niña castaña desnuda se reía del pobre rubio. «La pequeña Ana no tenía vergüenza» «La pequeña Ana no conocía el mundo» — Nopi — seguía corriendo la castaña. Pero mientras reía se tropezó con una piedra y cayó al suelo lastimándose sus rodillas y como era de esperarse pronto empezó a llorar. — dolé, dolé, dolé, dolé, dolé — se quejaba. Ángelo ya sabía cómo calmar su llanto pues, aunque era muy pequeño se había vuelto muy responsable, Al principio le costó, pues la pequeña Ana todavía seguía usando pañal y el no aceptaba que otra persona la tocara. Solo una persona pudo ayudarlo y enseñarle como tratar a la pequeña. Esa persona era… «Mamali» ***** Dos años después Los primeros días Mamali permitió que la recién llegada duerma en el cuarto de lo hombres. Pues como era de esperarse Ángelo no quería separarse de ella, pasando el tiempo esto se volvió costumbre y era difícil separarlos. — No, no, no, no quiero, no quiero— lloraba la castaña aferrándose al cuello del rubio. — Shu, shu, shu, shu, shu, shu— le susurraba mientras trataba de calmarla con pequeñas caricias, Miguel Ángelo los miraba con el ceño fruncido a los que la querían separar de él. Mamali, no sabía qué hacer, no era correcto que siguieran durmiendo juntos, pero sabía también que si seguía insistiendo la ira de niño volvería y ellos no podían contenerlo, por cual decidió mejor hacer un trato con el niño. — Miguel Ángelo sabes que Ana no puede seguir aquí — dice mientras se sienta en la cama — ella está creciendo — veía a la pequeña que ahora tenía 5 años — la cama se hace más chica para los dos — trato de usar la lógica. — Puedo dormir más al costado — sugirió. — Pero Ana seguirá creciendo y necesita ser más independiente — Mamali trato de razonar con el pequeño, pues en parte esa era una de las razones, pues a medida que Ana crecía su dependencia hacia su hermano era más notorio, se bañaban juntos, incluso ella no podía ir al baño sin su compañía y eso debería parar ya — qué te parece, si unas noches duerme sola y si no se acostumbra la traemos contigo. Ángelo se quedó pensando un momento, él no podía confiar en nadie, pero Mamali es buena persona. — Pero si ella no quiere, vuelve conmigo — sentencio aferrándose más a la pequeña. Al llevar a la pequeña a su nueva cama, esta empezó a sollozar, pero Miguel Ángelo la calmo, era increíble ver como el tono de voz de Ángelo cambiaba, era rudo y frío con los demás, pero con su hermana era dulce y tierno. Todos los que estaban ahí se quedaron maravillados de la forma como trataba a la pequeña, le puso su pijama, la llevo al bañó a cepillarse los dientes e incluso le contó un cuento para que durmiera. «Tal vez su sangre no los unía, pero su conexión era mucho más fuerte» Pronto Ana se había acostumbrado a dormir sola e incluso empezó a conversar con una de las niñas del dormitorio, pero eso no le gusto para nada al rubio que miraba disgustado la escena, se molestó que la pequeña Ana durmiera tranquila, mientras él seguía teniendo esas horribles pesadillas. — «Tengo miedo» — susurro para sí, pues, su mayor miedo podía hacerse realidad. «Que ya no lo necesitara» Mamali lo veía de lejos, siempre le llamo la atención, no solo por trágica historia sino también porque, en él veía a su propio hijo que ya hace tiempo había muerto. «Se suicidó» Y eso le daba miedo, pues en esa extraña relación de esos dos niños no era normal y descubrió que de ellos dos... «Ana no era la que lo necesitaba» Los días pasaron y algo sucedió, pues a la pequeña Ana nadie se le acercaba, los maestros y la directora no sabían que había pasado, pues la niña había tenido mucho progreso, pero de pronto volvió a ser la niña tímida y retraída desdé un principio. Todos sabían que él único culpable es el mismo niño que ahora la tomaba de la mano y la alejaba de ellos. ¿Pero porque nadie hacia nada? ¿Por qué la directora permitía esa situación? ¿Le tiene miedo? acaso todo lo que el pueblo decía de Ángelo es ¿cierto? Todos los empleados, maestros y los niños se preguntaban. provocando que todos temieran más al rubio. Apodado como… «Lucifer» **** Años después Miguel Ángelo no perdía de vista a la pequeña Ana, la vigilaba como un halcón, más ahora que la directora y dueña del orfanato había fallecido hacia un año atrás. Pronto el establecimiento paso a manos del estado, y muchos de sus empleados fueron despedidos porque la mayoría no tenían él estudió o la experiencia para poder ejercer su profesión en el orfanato. Del orfanato alegré y tranquilo solo el recuerdo quedaba, pues el lugar que un día refugio a los desafortunados ahora era el mismo infierno. «El maltrato era el pan de cada día» «Los más fuertes dominaban a los más débiles» «Y algunos maestros tocaban demasiado a algunos niños y niñas» Uno en particular le gustaba ir mas haya que los otros y todos lo sabían, pero nadie hacía nada, ¿Quién los podía defender? Eran solo niños que no tenían a nadie que los proteja. Ese hombre era un señor mayor y calvo tenía una panza enorme que parecía que su camisa pronto explotaría, y su acceso a los infantes era libre, era maestro de biología. Una noche ese mismo maestro, en una de sus visitas al dormitorio de las niñas se quedó demasiado tiempo observando a la pequeña castaña que pronto cumpliría 9 años, él sabía que esa niña era intocable, él sabía que tenía de protector al mismísimo Lucifer pero al ser tan prohibida era más tentadora, él se acercó a su cama quitó poco a poco la sabana y noto que esa niña era lo más dulce que había visto en su miserable vida, quiso tocarla pero no se atrevía pues si se despertaba seguro se lo contaría a su hermano y a un que ese mocoso solo tenía 11 años , le daba miedo. Los días pasaron y el maestro tenía ya una rutina, de día trataba de simpatizar con la pequeña Ana, pero le era difícil porque su hermano no la dejaba ni un solo momento, así que su única oportunidad era en la misma clase donde siempre le dejaba en su pupitre un dulce, chocolate o una flor, así tal vez poco a poco se ganara la confianza de la pequeña. Pero esa misma flor detono algo que no esperaba. «La sospecha de Lucifer» En ese mismo día el maestro, realizó todas sus actividades sin ninguna dificultad, reviso los exámenes de sus alumnos, comió sándwich de atún para la cena, lustro sus zapatos para el día siguiente y organizo su colección de monedas, pronto en su reloj marco 11 pm, el maestro se puso sus pantuflas para no hacer ruido, caminó por los pasillos del orfanato llegando al fin a su destino. Las niñas del dormitorio no dormían pues sabían que pronto esa puerta se abriría dejando entrar al monstruo de sus pesadillas, nadie dormía a excepción de Ana, quien no sabía lo que pasaba a su alrededor púes la castaña dormía como un tronco. Los pasos del maestro eran la parte más temerosa de la noche pues no sabían en que cama se detendría, era como la ruleta no sabían en donde se detendría, pero de algo era seguro luego de escoger a su víctima, siempre iba la cama de Ana para verla pero que poco a poco se atrevía a tocarla más. «Y ese día no fue la excepción» Quitó la sabana y sus manos empezaron a acariciar sus piernas, solo hasta ahí avanzaba pues el miedo a su hermano le impedían avanzar más. — Pronto muñequita — le susurro como si fuera una promesa, sin percatarse de que alguien lo observaba desde la puerta. El maestro tomo de la mano a su víctima quien se llamaba " Priscila" y se la llevó al mismo lugar donde se llevaba a todas sus víctimas. «Su dormitorio» — Ya sabes lo que tienes que hacer — lanzó a la niña a su cama, Priscila ya se había acostumbrado pues esta no era la primera vez, así que ya no lloraba ¿para qué? Nadie la oiría y si lo hicieran nadie le ayudaría. Pero cuando estaba apuntó de quitarse su pijama, un ruido los alertó él se levantó y abrió con cuidado la puerta. Priscila se quedó helada un segundo ¿alguien la ayudaría esta vez? ¿Dios la escuchó? su respuesta fue contestada al instante que vio caer el cuerpo del monstruo de sus pesadillas, dejando a la vista a su salvador. «Miguel Ángelo» o como todos lo llaman «Lucifer». — Lucifer — murmuró. — Sal de aquí — gruñó el muchacho rubio, Priscila se levantó y paso por el cuerpo inconsciente de ese monstruo. — Gracias — trato de acercarse, pero este se fue a un lado evadiendo su abrazo. — Largó — volvió a gruñir. Priscila salió corriendo feliz pues sabía que lo que pasará a ese hombre iba a ser algo terrible. — Se lo merece — susurro para sí misma y después de tanto tiempo lloró, pero esta vez era de felicidad. Al llegar al dormitorio les contó de lo sucedido a sus amigas y compañeras de cuarto. Todas gritaron de alegría y también lloraron de felicidad. El regocijo mantuvo despierta a todas las chicas despiertas hasta el amanecer y de pronto la puerta se abrió de golpe dejando sorprendidas a todas las chicas. «Era Miguel Ángelo» Todas sonrieron y quisieron agradecerle, pero este las ignoro por completo, pasando de largo dirigiéndose directo a la cama de su hermana que todavía seguía durmiendo, él la levantó como si esta fuera la novia y se la llevó, pero antes de salir dijo las palabras que todas ellas no esperaban. — Lo hice por mi hermana — y se fue al único lugar que ellos dos consideraban como un hogar. «El sótano» Desdé ese día volvieron a dormir juntos. — El mundo es una mierda y ese hombre era malo y se lo merecía — dijo Ángelo seguro de sus actos. Al día siguiente el maestro de biología había renunciado no dijo nada sólo dejó una carta, y no se supo más de él, pero los rumores no pararon ahí. Dijeron: «Que lo había matado» «Que escapó» «Que se encuentra en sótano siendo torturado por el mismísimo Lucifer» Miguel Ángelo sabía la verdad, pero su Ana, su garrapata nunca se daría cuenta. Ana vivía en un mundo muy distinto que el que sus compañeras de cuarto vivían cada día, pronto ellas empezaron a tenerle envidia que luego se convirtió en odió. — Pequeña Garrapata — la llamo Ángelo— No comas más helado eso te hará dañó. — No me importa — sonreía su Ana, mientras seguía lamiendo su helado, Miguel Ángelo no podía decirle que no, pues el helado era lo único que podía calmar su llanto, o alguna rabieta. También porque pronto seria navidad, y en ese día su Ana casi siempre tenía ataques de pánicos, no soportaba la música navideña, ni las luces por eso para ese día siempre se iban al sótano del orfanato que ahora también era su hogar, un lugar frío y aislado, pero era el único sitio donde esa festividad no llegaba. «Miguel Ángelo, tenía demonios que lo atormentaban» «Miguel Ángelo, tocaba el piano para su garrapata» Pero sabía que él no era el único que tenía demonios la diferencia es: «Que su Ana no lo recordaba» Capítulo 54 Ana Pasado Me gusta la clase de biología el maestro es muy bueno conmigo, siempre me deja un regalo en mi pupitre, dulce o chocolate a veces son las dos cosas. Cada vez que como los dulces el maestro me sonríe, y yo lo saludo con la boca llena de dulces, pero sé que tengo que agradecerle, pero no me atrevo ¿Qué le diría? ¿Gracias profesor? No, no, no, Creo que ni me oiría, mi voz es tan baja. De camino a mi clase favorita " por los duces " ojalá un día me helado, veo al profesor con una flor en la mano creo que es una margarita. ¿Tendrá novia? ¿Quién será? ¿Tal vez sea la cocinera? Ellos siempre hablan. Pero justo a la hora de entrar a clases veo al maestro dejar esa flor en mi pupitre, miro extrañada por ese regalo. ¡Ash! ¡Yo quería dulces! Pateo el piso y cruzó los brazos enojada. Camino enojada, ya me había acostumbrado comer todos los días dulces. El maestro habla y habla. Bla, bla, bla, bla. bla, bla, bla, bla, bla Que aburrido, creo que me voy a dormir. El profesor me sonríe, pero yo le saco la lengua. ¡No quiero flores! Cuando suena el timbre, todos salen y como siempre mi ángel me espera en la puerta de mi aula, me levantó y veo la flor con el ceño fruncido, pero luego lo medito, creo que soy injusta, no debí sacarle la lengua al profesor él solo me regalo una flor. «Soy una mala agradecida» «Debo disculparme» Tomo la flor y la llevo conmigo además es bonita, me lo pondré en el pelo, pero cuando me lo estoy poniendo alguien detiene mi acto. «Mi ángel» —¿Qué haces? — protesta. — Me pongo esta flor — le muestro mi regalo — es muy bonita. — sonrió. — ¿Quién te dio eso? —gruñe. — Mi profesor, aunque yo prefería que siguiera dándome dulces — le vuelvo a sonreír. — ¿Cómo? Desde cuándo — me jala fuerte camino al sótano, ¿Por qué está enojado? Solo es una flor. — Hace unas semanas eso creo, ¿Estás enojado porque no te invité? Te prometo que si mañana me regala chocolate te sobro un poquito — trato de zafarme de su agarre — me lastimas Ángelo. El me suelta de golpe parece culpable, trato de decirle que no es para tanto, pero me besa todo mi rostro. — Lo siento — besa mis labios una, dos, tres hasta siete — lo siento, pero quiero que siempre me cuentes todo lo que te pasa, de acuerdo. — De acuerdo — y esta vez yo lo beso y me subo a su regazo. Al día siguiente ya no tuve más regalos del profesor y eso me puso muy triste. «Quiero dulces» ***** El tiempo lo cura todo. Pero ¿Cuánto tiempo necesito? Pero ¿Qué me duele? ¿Octavio? ¿Megan? ¿Yo? Esas preguntas invaden mi cabeza como un torbellino, y el dolor sigue ahí. Me veo en el espejo después de darme un baño y la persona que está frente de mí es otra, más grande, más madura ya no una niña. «No soy la misma» «Mi rostro sigue igual, pero mi cara refleja cansancio, mis ojos siguen castaños, pero ahora logran ver la realidad, puedo ver el mundo» «Estoy cansada» «Estoy dolida» «Estoy herida» «Estoy despierta» «Me siento ligera» «Soy libre» — Ana ya llegó la cena — entra de golpe Ángelo, asustándome. Busco una toalla y me tapo, Ángelo parece avergonzado incluso un poco tímido, nos miramos como el tiempo se detuviese en ese preciso instante, pero sale tan rápido como entro. Mi corazón se agita ¿Por qué? ¿Por qué me tape? Él ya me había visto desnuda, Muchas veces desde que tengo memoria, nunca tuve vergüenza creo que nunca lo tuve. Podía bailar desnuda frente de él, Podía bañarme junto con él. Mi ángel podía tocarme y yo a él, no había nadie quien nos lo impedía incluso cuando crecí, él 17 años y yo 15 seguíamos haciendo lo mismo, no había malicia entre nosotros. ¿Qué cambió? Yo crecí, lloré, sufrí, sentí dolor y tuve vergüenza de mí. «Ya no soy la misma». Me pongo una bata de color gris, tapando mi desnudes, camino a paso lento para hablar con mi ángel. Al abrir la puerta lo veo sentado en la cama y a lado de ella una mesa con la cena que trajeron. Ángelo se ve confuso también, él sabe que no somos los mismos. — Se ve delicioso — digo un poco tímida, no sé qué decirle. —No sabía si te seguía gustando el pollo — trata de sonreír, pero no lo logra. — Todavía me gusta, pero más es helado — camino a su lado y me siento junto a él, quiero tomar su mano, pero tengo miedo que me rechace, no quería defraudarlo. Mi pelo sigue mojado y gotea agua como si fuera una gotera en el piso de este hotel, me recuerda a sótano en tiempos de lluvia, a mí me gustaba, era como estar cerca de la lluvia sin ser mojada, en ese entonces lo veía como nuestro pequeño paraíso. — Siempre el helado — sonríe como si fuera un chiste contagiándome un poco. — En eso no cambie, pero… — en lo demás no soy la misma, quería decírselo, pero no pude. El silencio fue largo y por primera vez se siente incómodo, es entonces que veo sus cosas un pijama de dos piezas, su traje con la que escapamos y una toalla de color gris, están poco todo eso está cerca del sofá donde estuvo durmiendo todos estos días. ¿Por qué durmió en el sofá? ¿Por qué no durmió conmigo? ¿Por qué cambiamos? ¿Por qué crecimos? — Sabes que puedes confiar en mí — me toma de la mano, provocando que me tranquilice un poco. — Te conté todo — bajo la cabeza avergonzada no quiero ver decepción en sus ojos, me levanto de golpe, porque a un que lo niegue sé que es lo que realmente quiere saber. — Te di tiempo, pero... — se calla, sé que está preocupado, porque solo le conté lo superficial y él quiere saber hasta dónde llegue, pero tengo miedo de su reacción. Cenamos en silencio los utensilios son los únicos ruidos en nuestro alrededor, al terminar me pongo el pijama en el baño, como si estuviera ocultándome ¿Por qué me oculto? Al salir lo veo sentado en el sofá esperándome camino lentamente y entro a la cama. — ¿Apago la luz? — me pregunta desde su lugar. — Si, por favor — susurro, ya acostada en la cama y solo la luz de la luna refleja la habitación, lo siento tan lejano a pesar de estar en la misma habitación nuestra lejanía es como si un muro de tres metros nos separara, no lo quiero lejos — duerme conmigo, por favor — suplico. Mi ángel se quede callado, no puedo ver sus facciones, pero seguro que debate en sí hacerlo o no. «Lo he decepcionado» Pero cuando pensé que me rechazaría, se acerca y se acomoda a mi lado, estamos frente a frente, lo sé porque siento su respiración, pone sus manos en mi cintura y yo me acomodo en su pecho, como cuando éramos niños. «Cuando éramos niños todo era tan fácil, era tan simple, éramos felices» — ¿Me búscate alguna vez? — dice después de largo tiempo de haber estado en silencio. — Lo intente, pero me perdí en el intento, después me di cuenta que la señora me necesitaba más, era ya mayor — me acerque más, respiro su aroma, su olor es fuerte, varonil y siempre fue un somnífero a la hora de dormir. «Eso no cambió» Recuerdo ese día, no puede llegar muy lejos apenas llegue al auto bus, cuando me encontró me dio una cachetada y me encero por dos días en mi habitación, luego se disculpó y lloro para que no la dejara que yo era su única compañía. — ¿Lo amas? — pregunta, muy seriamente lo sé por el tono de su voz, gracias a Dios la oscuridad me ayuda a que no vea mi reacción, empiezo a temblar, pero no de frío si no por que otra vez me voy a poner a llorar. «Pero no quiero hacerlo» «No quiero más lágrimas» «¡Ya basta!» Pero mis ojos me traicionan, se forma un nudo en mi garganta que duele, duele como si no pudiera respirar. Es entonces que me doy cuenta, mis lágrimas no son por Octavio, no son por su traición, no son por lo que pensaba de mí, y tampoco es por mí. Estas lágrimas son por: «Nuestra historia» «Nuestros besos» «Nuestras caricias» «Nuestro amor» Si, lo descubrí ese sentimiento que no identificaba, ese sentimiento que era desconocido para mí, es una simple palabra. «Amor» Lo ame, me entregue a él, y no me arrepiento. «Ame su forma de mirarme, como si fuera la única en su vida» «Ame su sonrisa, esa sonrisa que lo hacía ver más joven, esa sonrisa que sólo me lo daba a mí» «Ame su forma de regañar mis actos» «Ame su beso, que me transportaban a otro mundo» «Ame incluso sus gritos, nuestras peleas por cosas insignificante» «Ame en la forma que me tocaba, la forma como me hacia el amor» «Lloro por nosotros» «Lloro por nuestra perdida» «Lloro por el amor que tuvimos» Esto es el fin, el a dios a algo que me hizo muy feliz pero que de alguna forma siempre formará parte de mi vida. «Sé cuál es mi respuesta esa pregunta» — Lo ame — digo muy segura, porque es la verdad no sé cómo empezó esto, pero estoy segura que ahora. «Ya no lo amo» «Lo ame, pero eso es tiempo pasado» ****** Al abrir los ojos busco a mi ángel, pero no lo encuentro, no quiero levantarme, pero el sol me hace acuerdo que día comenzó. La habitación está vacía, estiro los brazos, me levanto, voy al baño y tampoco lo encuentro, pero cuando estoy a punto de salir a buscarlo, veo en la mesa de noche una nota. Salí por el desayuno Atte.: tú ángel Sonrió como boba, pero son esos detalles que me recuerdan que no estoy sola. Me hecho en la cama y prendo el televisor, ya me perdí muchos capítulos de mi serie favorita en mi momento depresivo, pero cuando lo enciendo aparece mi foto en él. No puede ser, casi me caigo por la impresión. «Me buscan» «Estoy en las noticias» Pero no soy la única también mi ángel también, pero la diferencia es que a él lo acusan de: «Secuestro» — No es verdad — digo como si pudieran escucharme. Me levanto de golpe, busco mis zapatos me lo pongo y decido buscar a Ángelo, pero cuando estoy a punto de salir una voz me detiene, esa voz que me susurraba que abra mis piernas, aquella voz congelaba mis sentidos. «Octavio» " — Mi esposa está en peligro, él hombre que la tiene no pidió ningún rescate pero sabes que es un hombre peligroso, trabajo en mi constructora por tres años se ganó la confianza de mi esposa y de la mía también, no sabemos qué planes tiene pero lo encontraremos — me doy la vuelta y lo veo en el televisor, con un traje gris — cualquier información que nos ayude a encontrarla será muy bien recompensado — mira a todos los que están ahí, es una conferencia de prensa — pero quien me entregue a Miguel Ángelo Bonet será recompensado con la suma de 500 mil dólares — me tapo con las manos la boca por la impresión. — Señor Verona, que le puede decir al secuestrador tal vez lo esté viendo en este momento — dice una periodista. — Te encontrare — mira a la cámara directamente — y lo pagaras — veo furia en sus ojos, pero cuando pensé que acabaría — Ana, mi niña pronto volverás a mi lado” Me quedo congelada, ¿por qué lo hace? ¿Por qué no me deja en paz? Una corriente eléctrica pasa por mi columna vertebral. «Es miedo» No por Octavio, no por mí, pero sí de mi ángel. Si la gente empieza a investigar el pasado de Ángelo lo descubrirán, si la gente le pone atención, el paso puede volver corro a la salida, pero justo aparece mi ángel, quiero decirle, pero no sé cómo empezar, mi voz me abandona. — Lo sé — lo sabe, ¿Cómo?, es entonces que noto su ropa, tiene un gorro y lentes oscuros, se estaba escondido. «Por eso no me dejaba salir» «Por eso no quería que vea televisión» — ¿Hace cuánto? — gruñó, ¿por qué siempre hace lo mismo? — Una semana, no quería preocuparte, ya lo tengo todo arreglado, nos esconderemos por un tiempo en una caballa lejos de aquí, es un lugar tranquilo, luego nos iremos del país, empezaremos de cero — trata de acercarse a mí, pero me alejo. El me mira intrigado por mi reacción, nunca lo rechace esta es la primera vez —¿Pasa algo? Siempre hace lo mismo, planea, organiza todo por mí, nunca me pregunta, solo hace lo que quiere. «Antes no me molestaba, pero ahora me enoja, ahora me molesta» «Ya no soy la misma» — Es mi vida, no crees que debía opinar en ella, siempre éramos los dos desde niños, pero yo solo te seguía, nunca te reproche nada, espere a que todos tus planes se realizarán, espere a que siempre me guiaras, siempre te espere — me acerco a él — No — alzó la voz — tengo planes, tengo una beca en Francia, quiero estudiar. Respiro agitado, mi respiración se hace más pesado, estoy enojada. Muy enojada «No quiero volver a lo mismo» «No quiero callar» «Esta es mi vida» Capítulo 55 (Narrado por tercera persona) Tres meses pasaron ya, sin ninguna noticia de Ana y como era de esperar hubo mucha gente que quiso sacar provecho de esta situación, personas que sólo querían dinero, personas que solo veían una oportunidad de sacar dinero, pero esa situación empeoró más los rumores surgieron. No sólo perjudicaron al acusado sino también a la constructora de la familia Verona, pues al ser considerados una familia modelo, con una reputación intachable pronto se convirtieron en la comidilla de la sociedad pues el futuro líder, presidente de su imperio se había vuelto un hombre irreconocible. Pero había otras personas que le tenían lástima esas personas que en su mayoría eran trabajadores de la constructora. Pero pena porque: «Porque su esposa lo había abandonado por su amante» Pues el supuesto secuestrador no daba señales de querer algo a cambio de su esposa, «Simplemente quedarse con ella» ***** Octavio se encontraba en su oficina como todos los días desde que su esposa lo dejó, no deseaba ir a su hogar, el hombre de ojos negros se había encerrado y nadie se atrevía a enfrentarlo, su padre, su amigo intentaron convencerlo de que, si seguía en esa situación, no sólo acabaría con él sino también con lo que su abuelo y su padre habían logrado, pues al verse en tal escándalo los inversionistas y su ex futuro socio habían declinado en sus ofertas. Pero a Octavio no le intereso por primera vez en su vida, no le importo, su única misión era encontrar a su esposa, sin importar el precio. — Que piensas lograr después de todo esto, el nombre de Miguel Ángelo esta por los suelos, te das cuenta que no solo lo estás perjudicando a él, su familia es acosada por los medios de comunicación, la historia de su infancia es lo único que se oye — decía el mejor amigo de Octavio, mientras trataba de acercarse — Gracias a Dios, el nombre de Susana no salió a la luz, pero sabemos que esto no será por mucho tiempo. — Crees que me interesa — contestó, tomando una copa entre sus manos. Edgar sabía que su amigo tenía más defectos que virtudes, pero ese hombre que bebía no era su amigo. «Ese hombre estaba destruido, es hombre estaba muerto en vida» — Si la encuentras ¿crees que se quedara contigo? ¿Crees que te perdonara? No sé qué tipo de relación mantenían los dos, pero de algo estoy seguro el único culpable eres tú — le arrebato la copa de las manos y lo lanzó a la pared, el sonido de los vidrios es lo único que se escuchó en esos instantes, pero su amigo quien al parecer estaba perdido en sus pensamientos miraba solo al vacío de la ventana enorme que cubría toda una pared y en él se podía apreciar toda la ciudad. No dijo nada en un largo momento, Edgar esperaba que reaccionará, que entrará en recapacitación, quería a su amigo aburrido, narcisista y malhumorado. Pero que a pesar de todos sus defectos siempre estuvo con él en sus peores momentos, nunca lo juzgo simplemente estuvo para él y ahora le tocaba hacer lo mismo por su amigo. — Cuando la encuentre, no se irá de mi lado — hablo después de largo momento — no lo podrá hacer — sonríe de lado — tengo una carta oculta — es entonces que el hombre de pelo negro saca su carta, era una foto, pero al juzgar por el estado de esta, parece ser una antigua y la imagen de esta, revelaba algo que dejó sin aliento al rubio — al parecer no soy el único que la busca. A lo lejos de ese mismo día una castaña caminaba con un gorro y una capucha en la cabeza, ocultando su rostro de los demás, la castaña tenía una misión, parar por completo esta calumnia contra su ángel. Sabía que lo que estaba a punto de hacer era peligroso no sólo porque se contactaría con un desconocido si no porque lo hacía a espaldas de Miguel Ángelo. Desde ese día que por fin pudo dejar en claro lo posición, su relación con Ángelo cambió. «Un hombre completamente distinto apareció» «Tal vez nunca conoció por completo a Miguel Ángelo» El hombre que estaba durmiendo en una habitación de un hotel barato era muy distinto del niño que la cuido. «El hombre en la habitación tenía demonios» «El hombre en la habitación tenía miedos» «El hombre en la habitación sufría» «El hombre en la habitación necesitaba ayuda» Ana tenía un objetivo, ahora llegó su momento, el momento en que la pequeña castaña cuidaría de su ángel de ojos azules. — Te protegeré — susurro la castaña, mientras iba al encuentro de un periodista, Ana tenía un plan — una forma de callar al mundo, es siendo parte de ellos — dijo decidía. «Esta vez Ana tenía que protegerlo». Capítulo 56 (Narrado en tercera persona) Desde pequeña Ana tenía una enorme curiosidad por cosas nuevas, la primera vez que vio una mariposa se obsesionó tanto con ellas que en lo único que hacía era dibujar imágenes de ellas, incluso sigo a una oruga todo un día entero con la esperanza de verla transformada en una mariposa. Con el tiempo su curiosidad pasaba de una cosa a otra, pero un día no muy especial mientras la pequeña castaña jugaba a las muñecas vio algo que le llamo la atención, a lo lejos vio a su ángel entrar en una habitación con Priscila, eso le pareció extraño pues últimamente Ángelo la dejaba por unas horas. La pequeña se levantó y limpio su vestido, tomó su muñeca y se dirigió a donde su ángel había ingresado. Entonces lo vio, era su ángel desnudo de la cintura para abajo y al frente de él, arrodilla Priscila con la boca llena, a los ojos de la pequeña eso era algo nuevo, no entendía por qué lo hacían pues para ella eso era asqueroso ya que por ahí se hacía pis. Ana se acomodó mejor pues quería ver mejor ya que ya hace mucho tiempo Miguel Ángelo no se dejaba ver desnudo y eso a la castaña la intrigaba ya que a ella no le importaba estar desnuda frente a él. Después de un rato el muchacho ya de 16 años cambió de posición poniendo a Priscila de espalda y él podría penetrarla por atrás. Ana se quedó maravillada con esa imagen y sentía cosquillas en su interior pues desde su posición la pequeña podía ver con claridad como el miembro de su ángel entraba en la muchacha de la misma edad que Miguel Ángelo. Poco a poco las estocadas del rubio se hicieron más lentas como si estuviera llegando a una meta, los gemidos de los adolescentes y los golpes que se podía escuchar cuando sus pieles se juntaban eran como música para Ana. «Es hermoso» pensó la castaña, mientras salía de la habitación. Ana al ser pequeña de estatura muchos la confundían como una niña de 10 o menos años ya que su personalidad eran las de una niña. Pero ese día mientras se miraba en el espejo observo su cuerpo, sus pechos estaban más grande y su cadera más ancha, entonces noto que en ese lugar era la única que jugaba con muñecas, y eso le pareció tonto pues era divertido. — Estoy creciendo — susurro. Pero entonces como un remolino de en su memoria empezó a recordar como antes jugaba con su ángel, esa sensación en su intimidad que le gustó. Ella tenía 14 años cuando por primera vez descubrió el auto placer y esa misma noche tuvo un sueño raro, un sueño con Ángelo. ******* Después de la reunión con el periodista Ana se sentí más tranquila, pues el susodicho le aseguró que todo saldría a la luz y con eso limpiarán el nombre de Miguel Ángelo. Pero aun así había algo que la molestaba, como un bicho raro que no la dejaba tranquila. Sólo le tocaba confiar en ese hombre de mediana edad, confiar en que el amara más su trabajo que el dinero. Camino a paso lento asegurándose de que nadie la siguiera, esperando que todo saldría bien, miro al cielo una vez más pidiendo que su ángel no hubiera despertado todavía. Pero justo al entrar se escuchó los gritos de alguien, como si estuviera siendo atacado por alguien. Ana sabía de quien eran esos gritos, los había estado escuchando desde hace ya unas semanas. — Ángelo, despierta —trato de despertar la castaña a su ángel — es una pesadilla, despierta — se acercó. Pero el rubio ignoro su petición y con un empujón duro derribo a la castaña enviándola al otro extremo de la cama provocando un que la muchacha se golpeé con la pared. Miguel Ángelo al darse cuenta de lo ocurrido corrió a ayudarla. — Perdón, no yo no... Estaba — trato de tocar su rostro para ver si no la había lastimado, pero al momento de tocarla se detuvo a medio camino — solo te lastimo, soy malo, soy un monstruo — empezó a golpear la pared con los puños — ¡Este mundo es una mierda, este mundo es mierda y yo soy igual a ellos! — grito. — No es verdad — trato de acercarse, pero el rubio está perdido en sus pensamientos — mírame Ángelo — pero él no lo hacía — ¡mírame! — grito — eres lo único que me queda, no quiero perderte — empezó a llorar, mientras lo abrazaba. — Tú, no me conoces — empezó a acariciar su cabellera — quise que fueras feliz, que no conocieras este mundo, quería crear un mundo para ti, un mundo donde nadie te tocara, donde solo yo tuviera acceso, pero lo que provoque fue enviarte a ese mundo. — No es verdad — tomo su mentón — son mis decisiones, son mis errores y no me arrepiento de ello. — Y si te dijera que lo que dicen de mí, es verdad, si te dijera que mate a mis padres y que no son los únicos que solo quería alejarte de este mundo porque no quería que conocieras el monstruo que soy. Ana se quedó impactada por sus declaraciones, pero no era por lo que dijo sino por cómo su ángel pensaba de sí mismo. Sin razón porque Ana sintió algo que dentro de ella se removía y lo beso. Al principio ninguno de los dos hacía nada, simplemente fue la unión de sus labios como cuando eran niños, con los ojos abiertos, sin ningún movimiento para ambos era uno batallaba interna. Pero el primero en profundizar el besó fue Miguel Ángelo. El beso fue dulce, suave y tierno, pero al terminar, el rubio se sintió culpable se levantó y corrió al baño como si estuviera escapando de algo. Miguel Ángelo desde pequeño demostró una fuerza que muchos admiraron y otros le temieron, pero no era solo física pues el rubio nunca demostró ser débil en ningún aspecto. Nadie lo vio llorar, nadie lo vio temer a algo o alguien simplemente era un tempano de hielo que nadie podía quebrar. Pero ahora esa imagen se fue, el hombre frente a Ana era un hombre totalmente quebrado. «Porque no lo vi» «Mi ángel siempre me protegió, pero quien lo protegía a él» Fueron los pensamientos de Ana mientras veía como su ángel se derrumbaba frente a ella. «Tenía que ayudarlo, tenía que protegerlo, pero ¿Cómo?» Ana lo siguió al baño, lo único que podía hacer Ana era demostrarle que no era malo, que ella confía en él y la única forma era... — Entregarme. **** — Los encontramos — dijo un hombre de mediana edad que Octavio había contratado — un hombre me llamó dijo que sabe dónde está, pero que quiere el dinero. — Confirmaron la información — dijo Octavio. — Sí, están en un hotel a las afueras de la ciudad, según la recepcionista los dos se registraron como recién casados y tienen las características. Octavio se había quedado congelado, no sólo por la noticia si no porque ahora le tocaba a él actuar sabía que no sería fácil, pero eso a él no le importo. Ya había abandonado todo por su niña. «Su familia» «Su empresa» «A Megan» Octavio tenía su propia fortuna, no tenía comparación con el imperio de su padre, pero era suya. «Primero le confesaría su amor a Ana» «Segundo le pediría perdón» «Tercero, si las dos primeras cosas no funcionaban le diría quien es realmente Miguel Ángelo y que es lo que había hecho para mantener a Ana a su lado». Y finalmente se iría con ella muy lejos, donde su padre, ni su supuesto hermano los encontrarían, Octavio estaba tan perdido, sus acciones sus ideas eran de un hombre perdido. Capítulo 57 (Narrado por tercera persona) Ambos sabían que lo que estaban a punto de hacer era prohibido, sabían que no tenían ningún parentesco, ningún lazo de sangre, pero vivieron como hermanos tantos años, tantos momentos en los que su unión iba más allá de lo fraternal. Pero era algo que ambos estuvieron esperando por mucho tiempo, tal vez lo negaron por el miedo a perder lo que los unía, pero sabían que esto significaba dos cosas. «Los unía por siempre» o «Los destruía» — Esta segura de esto — pregunto por cuarta vez el rubio, desnudo encima de la castaña. — no quiero lastimarte, no quiero perderte. — Eso no pasará, te amo — confesó, esas palabras las había escuchado muchas veces, pero hoy tenían un significado diferente. «No era un, te amo dirigido a un hermano» «Era un te amo, a un hombre» «Tal vez siempre lo amo pero nunca supo como definirlo» Ambos sabían que ese amor que se profesaban no era de este momento, de esta situación que estaba a punto de suceder, ese amor que se profesaban era de los años que habían acumulado por los años. ¿Alguien podía culparlos? Tal vez sí, pero eso no les importo. Miguel Ángelo beso sus labios de manera lenta disfrutando el sabor de sus labios, él estuvo con muchas mujeres, pero ninguna se comparaba con la mujer de su vida, «si su garrapata lo era», no había otra para él, lo trató de negar y callar esa voz que lo atormentaba diciendo que no la merecía, pero hoy esa voz se fue, sólo eran dos personas comunes que se confiesan su amor. Ana por otra parte, tenía una espina en el corazón, sabía que amo a Octavio, pero esto era distinto, no era igual, pero estaba segura de que si era amor o ¿No? Al poco tiempo el beso tierno se volvió más apasionado, más intenso, los labios de Ángelo abandonaron los labios de Ana para pasar poco a poco al cuello y posteriormente a sus senos, esos senos que por un breve momento en su vida jugó y soñó con volverlos a tocar, ahora eran más grandes, más firmes, suaves y más suyos, este cuerpo era la de su amada y desde ahí el descenso fue más intenso, cuando por fin llegó a su destino a la zona donde soñó muchas veces tocar, y succionar. Los gemidos de Ana era lo único que se escuchaba en la habitación de aquel horrible hotel, la castaña presionó la cabeza de Miguel Ángelo para que siguiera con su labor, parecía que sus caderas tenían voluntad propia. Después de un largo tiempo donde Ángelo se deleitó con el sabor de su amada llevándola al paraíso, él se posicionó en la entrada de sus sueños. Al principio entró lentamente pues quería disfrutar cada centímetro de su ser, ya al estar completamente adentro sus movimientos eran lentos, una tortura deliciosa para la castaña, una tortura hecha realidad para el rubio. Él quería que esta sensación durará para siempre, durará toda la vida, pero como todo lo bueno tiene un fin el suyo llegó en el momento que sus ojos conectaron y ambos llegar al máximo placer que sus cuerpos podían otorgar. Lo más extraño para Ana fue que no hubo palabras, por parte de los dos, fue muy distinto a lo que estaba acostumbrada pues con Octavio siempre hubo palabras. Él hombre que la daño siempre le decía cosas bonitas, otras veces lujuriosas. «Fue distinto» pensó la castaña. Miguel Ángelo salió de Ana con cuidado, pues, aunque para ambos no era la primera vez, si era su primera vez juntos y él quería ser cuidadoso hasta el más mínimo detalle con ella. Ana por otro lado se sintió feliz pero también rara, pues entregarse a él fue más placentero de lo que esperaba, más único, más especial y eso la asusto. Pues, aunque siempre supo que no tenían lazos de sangre, se sintió como si hubiera cometido un pecado. «Incesto» Además, también le llegó el remordimiento pues, aunque Ángelo había terminado con su amiga, se sintió culpable. «La traicione» «Perdón Susy» Pero, aunque tenía ese sentimiento, no se arrepiento. —¿Puedo repetir? —pregunto el rubio, parecía un niño queriendo comer otro dulce, Ana no necesito palabras y riendo se subió encima. —Esta vez yo dominare — empieza a moverse de forma juguetona. —Siempre lo hiciste, tu dominas mi vida — dice mientras acaricia su mejilla y la mira con una devoción tan profunda que si la pequeña castaña hubiera tomado más atención tal vez hubiera notado el mensaje oculto de sus palabras. ***** — Como sabemos que dices la verdad — dijo serio Octavio pues hubo muchos que querían engañarlo — no te daré nada hasta que la vea con mis propios ojos. Entonces el hombre que engaño a la castaña, con la promesa de que su entrevista saldría a la luz sacó una grabadora y presionó Play. «— Diga su nombre completo, por favor. — Ana Bennett de Verona. — ¿Qué es lo que quiere decir, con respeto al suceso de su secuestro? — Que es falso, no hubo secuestro, me fui voluntariamente, Miguel Ángelo simplemente me acompaño y todo lo que se dice de él es mentira yo lo conozco desde que tengo uso de razón...» Corto la grabación, Octavio se sentía aliviado pero inquieto a la vez, pues al oír su voz su corazón se agito, pero al oír como lo defendía lo llenaba de ira. No sabía que contó en esa grabación, no le importo si lo acusaba de ser el culpable o si revelará todo de su matrimonio. «No le importo, solo le importo que la había encontrado» Le dio el dinero prometido y se fue a la dirección que el supuesto periodista le había dado, el camino hace ese lugar parecía una eternidad a pesar que solo le tomo 47 minutos llegar. — Te encontré — dijo mientras miraba el hotel que ese periodista le había informado. «No llamó a los policías». Octavio sabía que lo estaba a punto de hacer era peligroso, pues aun que llevó hombres consigo, él quería enfrentar la situación. Mientras caminaba hacia el lugar y ordenaba que cubran el lugar por sí pensaban escapar, sus pasos eran firmes seguros, pero él en su interior sabía que algo estaba mal. Al llegar al sitio ordenó a la recepcionista que le de las llaves de la habitación, la muchacha no objeto nada pues al ver como venía ese hombre sabía que era peligroso y prefirió mejor cumplir sus órdenes pues no quería salir dañada en ningún aspecto. El recorrido por el pasillo fue como los ecos de lo que aproximaba, los pasos del hombre de ojos negros eran como de una bestia que se aproximaba a su presa. Al llegar a la habitación Nº 123, cuyo número nunca olvidaría en el resto de su vida, Octavio tomó aire preparándose para lo que estaba a punto de suceder. «Pero lo que vio sus ojos lo dejó en shock» Empezó a temblar como si fuera gelatina. «No es cierto» «Es una estúpida pesadilla» Pensó el hombre de pelo negro, mientras golpeaba su cabeza con sus manos. — Despierta, despierta, despierta.... — se decía a sí mismo. Capítulo 58 (Narrado en tercera persona) Octavio tenía una vida tranquila, no tenía debilidades y poseía una seguridad que muchos admiraban, su conducta desde pequeño siempre fue impecable. El mejor de su clase, el mejor en la universidad, el mejor en su trabajo su padre estaba orgulloso de él, y siempre presumía a su hijo cada vez que podía. «Estoy orgulloso de él» «Mi hijo es un genio» «Es exitoso en todo lo que hace» Fueron las palabras de su padre cuando él tenía 8 años, con el tiempo sus halagos, sus comentarios, sus gestos siempre fueron a favor del muchacho. Octavio no tenía la necesidad de luchar por nada, el simplemente lo tenía, nunca se le negó nada, no sufrió, no lloro, incluso si le interesaba alguna mujer simplemente la tomaba y la desechaba como si fuera un chicle, un chicle que le llamó la atención disfruto de él y cuando se fue el sabor, lo desecho. «Su primera vez» No fue nada de otro mundo, pero si sintió nervios ¿Quién no? La mujer en sí, fue su maestra de francés una mujer de mucha experiencia que le enseñó como follar. El muchacho de ojos negros creció con la idea en su cabeza que ya lo tenía todo y no había la necesidad de nada más. Pronto ese muchacho en hombre se convirtió, pero no un hombre cualquiera, un hombre que era admirado y deseado, por eso la idea de casarse era imposible, no tenía la necesidad. «La soledad era su compañía» Pero todo eso cambió por la mujer de ojos castaños y mirada angelical. ¿Cuándo pasó eso? Ni el mismo lo sabía, lo que le pasó es algo inexplicable para él. Pero Octavio recordó un momento en específico, fue un día común, ese día fue el inicio y final de su propio tormento. «Cenaron como todas las noches» «Ana le contó sobre sobre su día» «Vieron una película» «Comieron helados como siempre» «La baño y mimo a la castaña» «Y finalmente hicieron el amor» Pero eso no acabó ahí, no sabía por qué a la castaña le gustaba dormir encima de él, en ese aspecto no había ningún problema, pero la cuestión es que a esta castaña lo hacía con él dentro de ella. — ¿Por qué lo haces? — preguntó Octavio mientras acariciaba la espalda de la castaña — estarías mejor alado mío y además conmigo dentro tuyo, debe ser incómodo. — ¿Te incomoda? — levando la mirada para verlo a los ojos. — No de hecho, me gusta — sonrió — eres rara, ¿lo sabes? — tomo un mechón de pelo y se lo acomodo detrás de la oreja. — Lo sé, pero tenerte dentro de mí, me hace sentir que eres parte de mí y que yo soy parte de ti. ¿Esto es amor? — Esa simple pregunta cambió todo, cambió su vida, tal vez la pequeña castaña no supo lo que esa pregunta provocó en Octavio. «Y por primera vez en su vida, Octavio se sintió débil y sobre todo vulnerable» En ese mismo instante se levantó y salió de Ana, tan apresurado que casi se tropezó. — Esto no es nada — dijo muy apresurado — esto es simplemente el disfrute del placer de dos personas que se llevan bien ¡Es solo sexo! Ana bajo la cabeza avergonzada, no sabía porque, pero sus palabras la lastimaron de una forma que no lo supo interpretar. — Lo siento — se acomodó a un lado de la cama y se tapó con la sábana su desnudez como si tuviera vergüenza — no lo volveré hacer — Octavio se sentía mal, pero esto era lo correcto ¿No?, quería rectificarse, pero era lo mejor, se acomodó a lado de la castaña y la abrazo por la cintura, el nunca hizo cucharita con nadie, pero debía reconocer que se sentía bien. Desde ese día Ana no volvió a dormir encima de él, eso desconcertó a Octavio, pero eso no era todo pues después de ese día, algo andaba mal, esa sensación no le gusto, lo dejaba sin aire, tenía miedo de ella, por como lo estaba consumiendo, pero más de algún día perderla. «Esto es un maldito cáncer, que entró en mi cuerpo como un ladrón, que pretende invadir mi cuerpo hasta que acabe conmigo». Fueron los pensamientos de un hombre que no sabía cómo enfrentar ese nuevo sentimiento. — Debo acabar con él — se dijo eso a sí mismo mientras entraba a la cama de otra mujer. ******* ¿Qué era peor? Encontrarlos teniendo relaciones o saber que su pequeña niña lo había olvidado, fueron las cuestiones que invadieron la mente de un hombre, que frente a él encontró algo que lo dejó destruido. Frente a él se encontraba una pareja enamorada, ¿Cómo lo sabía? Pues Ana dormía encima de su amado, como un día dormir con él. «... Tenerte dentro de mí, me hace sentir que eres parte de mí y que yo soy parte de ti. ¿Esto es amor?» Escucho esas palabras una vez para él y ahora le pertenecía a otro, quiso llorar, gritar, tener el poder de retroceder el tiempo y no conocerla, haberla ignorado y pasar de ella. «Ya era tarde» La pareja frente a él, no sólo habían consumado su amor, si no que eran felices de haberlo hecho, sus rostros reflejaban paz, como si su unión fuera lo que habían esperado toda su vida. Y él sólo era un escalón más a su verdadera meta, un simple extra, un error o peor un intruso. «Un intruso que los separaría» Sacó el arma que tenía en su saco y apunto al hombre que le había quitado todo, porque Ana era su todo. Pero justo cuando se acercaba a la pareja que dormía en la cama, Miguel Ángelo despertó. Ambos se miraron de una manera amenazante una batalla interna, el rubio se dio vuelta donde él termino encima de ella, para después salir de ella, provocando que Ana suspiré, acomodo a Ana, la tapo con un edredón todo eso con cuidado pues el rubio no quería despertarla ya que él sabía que a su garrapata le daba ataques difíciles de controlar cuando se asustaba y no quería arriesgarse. Se levantó desnudo hasta la mesa donde se encontraba sus pantalones de pijama se los puso tan tranquilo que pareciera que nada estaba pasando y luego se sentó en el sillón que estaba alado de la ventana todo eso mientras Octavio le apuntaba con un arma. Su mano estaba temblando y sus ojos rojos de ira, quería matarlo, pero eso sería fácil, él quería torturarlo quería que sufriera. Entonces surgió una pregunta ¿Por qué no se asustaba? O mostraba algún signo de temor, pareciera que el rubio estaba acostumbrado, como si esta situación fuera familiar. — Te tardaste en encontrarnos — dijo mientras encendía un cigarrillo — te creí más listo — comentó de manera fría. — Te mataré – gruñó. — Silencio mi garrapata está durmiendo, aunque tiene el sueño pesado a que tener cuidado — sonrió como si esto le diera gracia — ¿Quieres matarme? Este es el momento, porque no te daré otra oportunidad — abre sus brazos como si esperara que realmente lo hiciera, pero Ángelo sabía que no podía, no era un asesino — Lo sabía, no te atreverías eres un cobarde — separa de golpe y pone el arma en su cabeza — dispara — susurro. Todo el que viera la situación pensaría que el que tiene el arma domina la situación, pero la realidad era otra. ***** Esa noche el cielo reflejaba con mucha claridad la luna, una luna que pareciera que pronto chocaría con la tierra, era una noche para enamorados, una noche que pasaron muchos sucesos, sucesos que cambiaron la vida de tres personas en ese horrible hotel: «Un corazón roto, un disparo y un detenido» Capítulo 59 (Narrado en tercera persona) Despertar luego de hacer el amor debería ser la parte más romántica, el momento en que los amantes vivan una nueva faceta, una en donde el sexo solo sea la pizca de sal en una relación, porque para Ana su relación con su ángel no era física era mucho más, algo que no podía ser explicado, era una fuerza invisible. Lo supo al momento en que lo sintió dentro de ella, era como si su destino por fin habría llegado. «El hilo rojo» pensó la castaña mientras abría los ojos. Pero sus ojos no estaban preparados para lo que estaba frente a ella, la dejo sin voz por el asombro, como agua fría se le lanzará en ese mismo instante. «Frente a ella se encontraba a Octavio con un arma apuntando a la cabeza de Miguel Ángelo» En esa situación lo más lógico sería tenerle miedo al hombre con el arma, temer por la vida del rubio que frente a él estaba un arma apuntado a su cabeza, pero Ana no sintió miedo por Octavio pues, aunque él estaba armado no era el que dominaba la situación. «Los ojos azules que tanto adoraba de niña, ahora era ojos vacíos, ojos que no reflejaba ningún sentimiento, una mirada tan fría que te podía dejar congelada, una mirada que sólo mostraba a un hombre que Ana nunca conoció». «Por primera vez Ana conoció a Lucifer» Había escuchado toda su vida de lo que decían de su ángel desde que tiene uso de razón, pero la castaña nunca les creyó. ¿Por qué creerles? Para ella él no era un monstruo, no era un asesino y no era lucifer. Para Ana su ángel era amable, cariñoso y protector, pero frente a ella ese hombre era no era su ángel y después de tantos años, el miedo, la angustia y el terror invadió a la castaña. «Ataque de pánico» era el nombre con la que la diagnosticaron. Para ella volver a esa sensación era como caer a un agujero muy profundo donde salir era imposible, no podía respirar, era como si alguien la estuviera estrangulando, la presión en el pecho que dolía, esa presión que le daba la sensación de que moriría. Al querer levantarse se tropezó y cayó de la cama provocado que se golpee con la mesita de noche que se encontraba a lado de la cama. El golpe fue fuerte tanto que la pequeña castaña sintió que realmente morirá pues estaba perdiendo el conocimiento, y lo último que oyó fue un disparo. Ana abrió los ojos, sentía el cuerpo pesado como si hubiera corrido una maratón entera, ¿Dónde estaba? ¿Qué día era hoy? ¿Por qué me duele la cabeza? Fueron las preguntas que invadieron sus pensamientos. Trato de levantarse, pero su cuerpo se lo impedía como una fuerza desconocida la mantuviera en la cama. «La cama» «Reconocía esa cama, es entonces que vio toda la habitación» «Tan ordenada, tan organizada y sobre todo tan fría». La habitación que conocía muy bien, en esa habitación perdió su virginidad, en esa habitación pasó muchas noches abrazada del hombre que una vez estuvo enamorada. «La habitación de Octavio» — ¿Cómo llegué aquí? — se preguntó a sí misma y como si hubieran respondido a su propia pregunta empezó a recordar todo. «Ángelo en medio sus piernas» «Octavio... Con un arma» «¿Qué paso?» — Mi ángel — se alarmó, quiso levantarse, pero sus piernas no le respondían. Es entonces que la puerta se abrió, revelando a su nuevo captor. — No hagas movimientos bruscos, el doctor te recomiendo reposo total hasta que pase el efecto de la anestesia — dijo Octavio mientras ponía una charola en la mesa de noche — te prepare una sopa de pollo, esto te dará fuerza — sonrió como si nada hubiera pasado — nada de chatarra por un tiempo, pero si te comportas tal vez puedas comer un helado. —¿Dónde está mi an... -- se detuvo, antes de completar la pregunta, pues el último recuerdo que tuvo antes de perder el conocimiento era a Octavio con un arma en las manos y a su ángel tratando de contenerla — ¿Dónde está Miguel Ángelo? —¿Cómo está tu cabeza? Si sientes náuseas o dolor de cabeza me debes de avisar, el golpe fue fuerte — contestó Octavio, ignorando por completo la pregunta de su esposa, se acercó a la cama y se sentó al borde de la cama para tener más acceso al golpe que se había dado su niña — tal vez debamos hacerte una tomografía, debemos descartar cualquier peligro, es mejor prevenir que lamentar — intento acariciar su mejilla, pero como era de esperarse la pequeña castaña lo rechazo pues quería respuestas. — ¿Dónde está Miguel Ángelo? ¿Qué paso? — dijo mirándole a los ojos, pero al no obtener respuestas la castaña se levantó importándole un bledo su estado. Pero cuando empezó a caminar unos brazos fuertes envolvieron su cintura, se aferró a ella con tal fuerza que pareciera que su vida dependiera de ello. —Te diré todo — Ana trató de salir de su agarre, pero era imposible, no tenía la fuerza suficiente para poder enfrentarlo. — Escuche un disparo ¿tú...? — no pudo completar su pregunta pues temía su respuesta. — Fue un accidente, cuando te vi tener ese ataque, yo... — se detuvo — dispare a Miguel — Ana empiezo a temblar — yo no quise, fue una reacción involuntaria, cuando vi que corría a tu lado algo me invadió, no podía permitir que volviera a tocarte — gruñó con rabia — quería matarlo, y lo iba hacer, pero no pude, así que solo le dispare en la pierna. —¡Oh dios mío! — tapo su boca con sus por el asombro de la noticia — tengo que estar con él — Pero Octavio no la soltaba — ¡suéltame! — grito con rabia. — No — negaba con la cabeza una y otra vez — él pagará por lo que nos hizo, después que se recupere será trasladado a un reclusorio de máxima seguridad y nos dejara en paz — decía fuera de sí — ¿Quieres helado? Te daré una heladería entera si quieres, pide lo que quieras y te lo daré, pero no te vayas— suplico, como un niño al cual lo estuvieran abandonado — por favor, por favor, dame una oportunidad, una última oportunidad. Ana se quedó pasmada por su súplica, nunca se imaginó que un hombre como él diría tales cosas. Por un momento se conmovió, pero el rencor todavía seguía en su corazón. — Estás loco — seguía luchando, pero mientras más luchaba más Octavio se aferraba a ella. Octavio no sabía qué hacer, sabía que esto iba hacer difícil pero no sabía hasta qué punto la había lastimado, pero tan poco sabía hasta qué punto él iba a llegar para mantenerla a su lado, pues cuando el tiro del gatillo esa noche, el conoció otra parte de su ser, una parte oscura que no sabía que existía. — Lo sé — dijo con pesar — pero no me arrepiento — la arrinconó contra la pared tomando sus muñecas con una sola mano para inmovilizarla — escúchame, tú me convertiste en esto, y no podrás escapar — dijo con rabia, pues para Octavio el que más lastimado de esa relación fue él, ¿Tan rápido lo había olvido? Octavio nunca había suplicado por nada ni por nadie, no tenía necesidad y ahora lo hacía, solo pedía una oportunidad y ella no lo escuchaba, Ana solo pensaba en Miguel Ángelo. La soltó bruscamente para salir de ahí pues no soportaba verla llorar por otro hombre. —¡No puedes encerrarme! — grito Ana cuando Octavio le dio espalda, pero mientras se daba vuelta lentamente, su mirada reflejaba dolor, rencor, e ira. Ana por primera vez desde que le conoció sintió miedo por el hombre frente a ella, casi sin voz susurro — estás loco. Octavio sonrió de forma macabra, y acercándose poco a poco, la arrinconó contra la pared de forma brusca, respiraba de forma agitada como si se estuviera controlando, su cercanía era tan cercana que incluso Ana podía respirar su aliento. —Tú me convertiste en esto, niña tonta, ahora pagaras por volverme ¡loco! — dijo con rencor, pero el dolor en sus palabras era evidente. —¿Por qué me haces esto? — pregunto con su último aliento, pues la aprisionaba de tal forma que no podía respirar, Ana no hizo nada malo, ella no tenía la culpa, ¿Por qué le hacía esto? — Porque eres ¡MÍA! Capítulo 60 Miguel Ángelo Verla caer, que a la vez no pueda respirar y ver el miedo en su ojo es como una puñalada en mi corazón, corro hacia ella olvidándome por completo de Verona. Pero cuando estoy a punto de llegar a ella... — ¡No la toques! — dice Verona, tan fuerte que cuando escucho el disparo su voz es lo único que se escucha. El dolor es como una punzada, una punzada que no me detiene mi objetivo es llegar a ella. — Ana mírame— trate de despertarla, pero ella estaba inconsciente y la sangre, la maldita sangre — No me dejes — estoy asustado. «No otra vez» **** — ¡Hey! Niño bonito, tienes visitas — golpea la reja el guardia — es una preciosidad — sonríe de lado. Al solo escuchar eso, me levanto de golpe, es mi Ana, mi garrapata espero con ansias a que habrá mi reja, la solo idea de verla y saber que este bien es mi mayor deseo desde que llegue aquí. ¿Cómo estará? Quería estar a su lado cuando despertará, pero nos separaron, otra vez nos separaron, camino por los pasillos de la celda, tan rápido que parecía que corría. Cuando entró a la sala de visitas, la que está sentada en la mesa izquierda al fondo, no es mi Ana. — Te ves más delgado — trata de sonreír, pero esa sonrisa no llega a sus ojos. — Bueno, la alimentación aquí no es muy buena — me siento al frente de ella, tiene el pelo recogido pero algunos mechones están sueltos, su ropa es gris, no lleva maquillaje creo que es la primera vez que la veo sin maquillaje, se ve más joven — no deberías estar aquí. Susana me mira sorprendida y con una mirada triste, tal vez fui muy injusto con ella, tal vez nunca debí utilizarla para estar más cerca de Ana, pero ya es tarde para arrepentirse, solo me queda pedirle perdón. —Perdón — le digo en tono neutro. — ¿Por qué? Por romperme el corazón, por haber huido con mi mejor amiga o por tus mentiras — me mira dolida, sus ojos empiezan a derramar lágrimas, lágrimas que no deseo ver — solo dime ¿por qué? — Por todo — se queda callada y sollozando a la vez, sé que espera que diga más cosas, pero no puedo, porque sé que saldría más lastimada. — No puedes dejarme así, te di todo, confíe en ti, pensé, Pen... sé que me querías — me mantengo en silencio — responde maldita sea, me presentaste a tu familia, dijiste que esto era algo serio y por un simple error me dejas y no solo eso te vas con la que creí que era tú hermana. —Lo sabes. — Claro que lo sé, todo el mundo lo sabe, no sé quién eres y tu familia también sufre no sabes cuánto — saca un pañuelo de su bolso y empieza a limpiar su rostro. — ellos quieren verte, pero tú los rechazas ¿Por qué aceptaste verme? Podría decirle que la aprecio, que confío en ella, pero sabría que es mentira, soy bueno engañando, soy bueno en la manipulación, pero esta vez ya no quiero engañarla, es por ello que es mejor mantenerme en silencio. — No dirás nada — espera mi respuesta, pero no diré nada, no le diré que a la que esperaba ver era a mi Ana — eres igual a Ana, siempre en silencio — dice con odio haciendo más énfasis en el nombre de mi garrapata, me mira con desprecio. Y no la culpo. — Debes irte — me levanto, y camino a la salida, pero cuando estoy a punto de llegar a la puerta. Escucho su grito. — ¡¿Alguna vez me quiste?! — grita. No me doy vuelta, solo me detengo un momento, no deseo mentirle, pero tampoco lastimarla, y una vez más decido el: «Silencio». **** Ana Los días pasaban más lento cuando uno está encerrado, las manijas del reloj son como el constante recuerdo que el tiempo avanza, pero yo sigo aquí, sin hacer nada, sin poder decir nada, mi respiración es más pesada, más agotada, estoy cansada, estoy en un abismo que parece nunca terminar. Analizo todo lo que me pasó, hago un recuento de todas mis decisiones, ver en qué momento hice algo para terminar así. «Tal vez nunca debí mirar a Octavio» «Tal vez nunca debí casarme con Octavio» «Tal vez nunca debí ver el periódico» «Tal vez nunca debí salir» Si nunca hubiera salido, tal vez nunca podría extrañar algo que no tenía «Mi libertad» Si no hubiera salido, tal vez nunca hubiera salido lastima. — Te traje la cena — escucho la voz de Octavio, pero no contesto — cuanto tiempo estarás así, si me escucharas sabrías que aquí el malo no soy yo. Lo ignoro y decido mejor ir al baño hasta ahora eso es lo único que ha respetado de mi privacidad porque en todo lo demás el pretende que volvimos a ser los mismos, trata de dormir conmigo, pero yo prefiero el suelo, trata de besarme, pero yo lo muerdo, trata de hablarme, pero yo me tapo los oídos, no quiero escucharlo ¿Qué quiere de mí? — Vamos a volver en el tiempo en el que no decías nada -- me dice cuando salí del baño. Pero no respondí — verdad o reto. Me acuesto en la cama ignorando su comentario, ignorando el hecho de que piense que todo sigue igual, me tapo con la sabana y finjo dormir, pero sé que él no se irá. — Verdad o reto — trata de tocarme, pero lo rechazo. — ¿Qué quieres de mí? — hablo por fin, pues sé que ya no puedo seguir así — quise ser tu esposa, pero no era suficiente para ti, y quieres que sea tú puta. — ¡¿Qué?! No, tu eres mi todo — entonces me levanto de golpe y lo enfrento. — ¡Mentira! ¡te escuche, dijiste que sería tu amante, tu puta, eso es lo que piensas que soy, que habrá mis piernas para ti — le golpe en el pecho, pero sé que para él solo son ligeros golpes. — ¡Te amo! — Suelta de golpe, pero yo me hago de oídos sordos y lo sigo golpeando — escúchame, ¡te amo! — me empuja a la cama, hasta que está encima de mí — te amo, te amo, te amo — repite una y otra vez, pero aun así no lo escucho. — No me importa — le digo con odio, porque eso es lo que estoy empezando a sentir por él. «Odio» Capítulo 61 Octavio — Estas seguro de esto — cometa Edgar con unos papeles en la mano, papeles que podrían hacer volver a mis brazos a mi niña o podrían alejarla de mi lado para siempre — sabes que esto podría destruirla, si lo que acabo de leer es cierto, no sólo acabarías con Ángelo, sino que también con Ana. — ¿Qué puedo hacer? Ana lo tiene en un puto pedestal, piensa que es su ángel —— digo con pesar pues, aunque yo la ame, sé que ese hombre encerrado en una celda la ama de una forma enfermiza que sobre pasa la cordura, pues cuando vi a Ángelo con Ana, me sentí intruso, pero que a la vez igual de loco por ella, tanto que ahora la mantengo encerrada. Y Ángelo la ama tanto que también la mantuvo encerrada para sí mismo de una forma que Ana desconoce, de una forma que Ana nunca se dio cuenta, de una forma que da escalofríos. Edgar me mira con lastima, sé que esto la lastimara, pero no veo otra salida. — ¿Cómo se lo dirás? — comenta con un tono que me revela que está preocupado al igual que yo. — Si se lo digo yo, no me creerá a un que le presente las pruebas — camino al escritorio y llamo a mi abogado — retira la denuncia — digo serio, para luego cortar la llamada, Edgar me mira con cara de sorprendido, pero no tengo opción, para cambiar mi imagen frente a mi niña necesito esto — necesito que vea con otros ojos a su Ángel — comentó para mí. Pero cuando estoy a punto de salir, Susana entre a mi oficina, se ve cansada ojerosa y, pero aun así ella trata de aparentar que todo está bien. — Señor Verona, es su ma... — pero justo la interrumpe mi madre entrado de manera directa como si en esta habitación solo estuviera yo. —Necesitamos hablar — se sienta en el sillón que está frente de mí escritorio — a solas. Y como era de esperar Edgar se va, pero al salir lo veo concentrado en Susana, en otro momento lo hubiera reprendido como niño chiquito, pero ahora no tengo cabeza para ridiculeces, sobre todo porque hoy es el último día que trabajo en la constructora Verona. Y lo más seguro es que mi madre viene hablar de ese tema ya que no he querido escuchar a mi padre. — Si vienes por mi renuncia, mejor no pierdas tú tiem...—— y otra vez me corta. — Siempre adelantándote sin escuchar primero, eres igual que tu padre, sacando conclusiones sin antes escuchar primero — dice muy seriamente, mi madre siempre fue se caracterizó por su facilidad de hablar con la gente, ella podía hablar con el mismísimo presidente del país y tratarlo igual como al jardinero de su casa, mi madre nunca hizo distinción por la clase social. Por eso mi padre siempre necesito su compañía en cualquier evento social, él era témpano de hielo y ella la calidez de una brisa de verano — no vengo por tú padre, sino por mí. — No tengo nada que decirte madre — digo mientras me siento al frente. — Eso es el problema, creo que ha llegado el momento que escuches mi versión, nunca interviene en tu educación pues siempre creí que tu padre tenía la razón es por ello que cada vez que no estaba de acuerdo me mordí la lengua. Pero ahora ya no lo puedo hacer — se levanta y se sienta a lado mío — no puedo juzgarte sé por experiencia lo que uno es capaz de hacer en nombre del amor, te vuelves ciego, sordo y estúpido. — Mamá no es necesario, mi padre me lo contó. — Él tiene su versión, pero la mía es muy distinta, tan distinta que ni él ni yo somos víctimas, en el amor nadie es el culpable simplemente somos la consecuencia de nuestras propias acciones, de nuestras propias decisiones, es por ello que no te puedo decir nada por lo que haces. — Madre — trato de parar pues no sé a dónde quiere llegar — ¿Qué quieres decir? — Lo que trato decir es que dolor no es malo, el dolor, sufrimiento pueden sacar una mejor versión de nosotros mismos, puede hacernos una mejor persona y nos hace apreciar mejor la felicidad cuando la tenemos presente — me sonríe, y acaricia mis mejillas como cuando era un niño y corría a ella solo para que me dé su atención, eso fue antes de enterarme de que quería abandonarnos a mi padre y a mí ¿Eso era la felicidad? Tal vez sí, pero no era completa hasta que conocí a mi niña. — Lo que tratas de decir es que ¿debo sufrir? pues debo informarte que llegas tarde ya lo hago, pero luchare para recuperar mi felicidad — digo muy serio. — ¿Hasta dónde piensas llegar? Eres igual a tú padre, pero sabes una cosa hay algo que no sabes de tú padre, él no era así, él era un muchacho ingenuo, inseguro, pero muy amable, pensaba que su felicidad era estar al lado mío y eso fue su más grande error porque fui su más grande error — es entonces que la veo derramar algunas gotas de lágrimas que llegan a su mejilla de una forma tan lenta que pareciera que se estuvieran deslizando solo para disfrutar el camino —crees que no sé qué contrato a una prostituta para seducir al que era en ese entonces mi novio, nunca lo culpé por ello, el simplemente era un muchacho guiado de por sus sentimientos y el que era el adulto en esa noche que dormí con tu padre era yo. Se levanta de golpe y camina hacia la ventana de mi oficina, pareciera que en esos momentos estaría viviendo en sus recuerdos. — Al principio me negué casarme pero en ese tiempo no había otra salida estaba embarazada, pero aun así nunca culpe a tú padre, la que era culpable era yo, traicione a mi hermana ese fue mi más grande pecado, destruí la vida de un niño, pero no me arrepiento por que no te hubiera tenido a ti — da un suspiro largo — los días más felices de mi vida fueron los 9 meses que te tuve dentro de mí, pensé que serias un futbolista no dejabas de moverte — sonríe al recordarlo provocando que yo también sonría — y Thomas parecía todo un paranoico no me dejaba realizar ninguna actividad, me cumplía en todos mis caprichos, una vez lo envié a las 3 de la madrugada a comprar un pastel de chocolate, eras muy glotón — entonces se queda callada un largo momento como que lo que estuviera a punto de decir fuera difícil de contar — el día que naciste y te tuvimos en nuestros brazos fue el día más feliz de nuestras vidas, ese día vi a tu padre llorar de felicidad fue tan hermoso que supe en ese instante que me había enamorado de Thomas. Me quedo pasmado por la impresión, pues porque siempre creí que mis padres nunca se quisieron y ahora me entero que ambos se amaron. ¿Pero qué paso? Y como si mi madre escuchara mis pensamientos, responde mi pregunta. — Lo amaba tanto que me dio miedo, él era un niño no importa que fuera mi esposo, él era un niño, el mismo niño que mi hermanita adoraba, la había traicionado una vez no quería volver hacerlo siendo feliz con el frente a ella — se dirige al mesón de mi oficina para tomar un poco de agua — lo amaba tanto que no quería que sintiera atado a mí, porque sabía que con él tiempo su fascinación hacía mí no duraría mucho tiempo, para mí solo era un niño que no sabía lo que quería y por eso hizo esa estupidez. — Él te ama — comentó, como si con eso espera que tuvieran su final feliz. — Lo sé, fui una tonta no lo crees, al rechazarlo tanto tiempo, y fui más tonta al proponerle ese estúpido trato de que cada uno viviera su vida por separado, fui una tonta al decirle que necesitaba otros hombres y que él buscará a ¡otras! — grita la última parte como si le estuvieran dando una puñalada en ese mismo instante — tenía miedo, y una forma de protegerme era no volver a sentir, con el tiempo nuestra relación se volvió más dolorosa, yo no quería necesitarlo pero lo hacía y me metía a su cama una y otra vez para luego lastimarlo más, tener que fingir que lo utilizaba era mi mejor actuación. — Creo que me parezco más a ti madre — digo con dolor, pues conozco muy bien ese sentimiento, el miedo, la frustración de saber que estas cayendo tan al fondo que no tienes escapatoria — pero Ian — nombró al hombre que según mi padre mi mamá siempre amo. — No era nadie, pero ese hombre destruyó mucho más mi vida, él tenía fotos mías desnuda de cuando éramos novios, fotos de las cuales no tenía ni idea de su existencia y trato de chantajearme. — Mi padre cree otra cosa. — Lo sé y nunca lo desmentí, prefería que me odiara y podría rehacer su vida con alguien que, si valiera la pena, que equivocada estaba. Después de ese día tu padre se volvió el hombre que hoy conoces. — Él sabe ¿dé todo esto? — Si, se lo dije el mismo día que volvimos ser marido y mujer, pero lo que realmente quiero decirte es que pienses bien en cada paso que des, no sé qué pretendes encerrando a esa muchacha, solo te digo que esto explotara en tus manos y tú serás el único culpable, cuando llegues realmente al fondo no culpes a nadie. Y tal como entró se fue, y al cerrar la puerta la veo encontrarse con mi padre quien la recibe con un beso en los labios para luego tomar su mano como si fueran dos jóvenes enamorados para irse juntos a la salida. Capítulo 62 Ibyra (Gladis) —¡Jazmín! — grito — ordena tu cuarto, te lo he repetido más de tres veces — bajo las escaleras enoja. Está niña no hace caso, no sé qué le pasa últimamente está más rebelde, grosera para conmigo, parece que todo lo que le digo es una molestia para ella, pero supongo que está pasando por una etapa, todos pasan por una. «Espero que sea eso» Cuando entro a la cocina noto que mi hijo pequeño, está viendo la televisión, él es todo lo contrario que su hermana mayor, a pesar de ser un niño de 10 años es muy maduro para su edad. «Igual que su padre». ¿Qué haré para el almuerzo? Pienso mientras reviso el refrigerador, pero cuando estoy sacando las verduras para cocinar, suena el timbre ¿Quién será? Tengo tantas cosas que hacer, que no tengo tiempo para atender a alguien, espero que no sea mi suegra. Pero al abrir la puerta me encontró con dos hombres altos, con trajes que parecen más caros que mi casa. Uno es moreno y el otro rubio. — Buenas días, en que puedo ayudarlos — saludo. — Usted es la señora Gladis Morgan — dice el moreno, ¿Qué pasa? Parece que están viendo un fantasma. — Si, en que les puedo ayudar — digo cortésmente, pero necesito que se vayan rápido. — El parecido es sorprendente — comenta, el rubio — sin duda es ella — la forma en que lo dijo y él es muy perturbador, esto me está asustado. — No sé qué buscan, pero me están poniendo nerviosa -- trato de cerrar la puerta, pero el moreno lo detenía — Escuche por favor, señora Ibyra — no puede ser, saben mi nombre verdadero, ¿Cómo es posible? Me dijeron que no me encontrarían si colaboraba. — ¿Cómo sabe mí nombre? — me paralizó, fueron tantos años que no lo escucho, fueron tantos años escondiéndome, mi respiración se vuelve pesada — Theo — me dirijo a mi hijo, que está viendo la televisión tranquilamente, sin percatarse de esta situación — ve a tu cuarto y no salgas de ahí y dile a tu hermana lo mismo — digo tratando de controlar mi respiración. — ¿Qué está pasando? — ¡Has lo que te digo! — grito, mi hijo me mira extrañado, pues nunca le había gritado. Pero aun así el me obedece y se dirige a su recamara. «Me encontraron» «¿Que haré?» «Mi familia» Empiezo a temblar, como si estuviera en el polo norte, mi respiración se agita y los recuerdos de mi pasado regresan como un torbellino que quiere recordarme que, aunque el tiempo pase ellos siempre estarán presentes. — Les dije que esperarán, Ibyra cuanto lo siento — aparece el oficial Rivera — no tengas miedo ellos vienen conmigo. Al tan solo verlo y escuchar sus palabras parece que mi alma vuelve a mi cuerpo, no sé quiénes son estos tipos, o ¿Qué hacen aquí? Pero la mirada y la voz del hombre que salvo mi vida me tranquiliza, solo escuchar sus palabras, sé que todo estará bien. «No tengas miedo» son las mismas palabras que me dijo cuándo me encontró. «— No tengas miedo — dijo con suavidad, tomo mi mano mostrándome su apoyo, y por primera vez en mi vida confío en las palabras de un hombre» El hombre frente a mí, no sólo cambió mi vida, el hombre frente a mí, me dio una verdadera vida, tal vez solo cumplía con su deber, tal vez por eso nunca se volvió a contactar conmigo, pero al verlo nuevamente después de tantos años confirmó una vez más que es el hombre de mi vida. Pero no me refiero de manera romántica, del que una mujer siente por un hombre, me refiero que fue el primero en ayudarme sin esperar algo más de mí. «Es mi amigo, mi familia» «Como un padre» Y lloró, no de tristeza, lloró por felicidad por darme la oportunidad de volver a verlo. — No has cambiado — sonríe de lado, me abraza y besa mi frente, como la vez que se despidió de mí — sabes que mi debilidad son ver a mujeres hermosas llorar. Entonces empiezo a reír con las lágrimas a un en mis ojos. — ¿Qué haces aquí? ¿Me encontraron? — pregunto con temor porque a un que me alegre verlo nuevamente, sé que no viene de visita. — Creo deberíamos tomar asiento antes, porque lo que vengo a decir es importante, pero antes de que te anticipes a hechos erróneos -- toma mi mano como aquella vez — estas a salvo — y le creo -- ellos son Octavio Verona y Edgar rojas -- me presenta a los hombres que todavía siguen parados en la puerta. — Pasen por favor, disculpen por mi reacción, pero al escuchar mi antiguo nombre fue muy impactante para mí — les digo con cortesía, mientras me limpio mis lágrimas de mi rostro — ¿son tus compañeros? — pregunto a oficial Rivera. — No — ¿cómo?, me sorprendo porque se supone que nadie debe saber de mi existencia — no me mires así, los caballeros aquí presentes fueron los que contactaron conmigo, esta historia es muy larga, ellos te harán unas preguntas y si sus sospechas son ciertas, tal vez pueda cumplir mi promesa. «Mi hija» Me tapo con mi mano la boca por la sorpresa, y empiezo a llorar nuevamente. «Mi hija» — Señora, por favor quiero que se tranquilice — habla el moreno que creo que se llama Octavio, es entonces que saca una foto de su saco — ¿conoce a este hombre? — Veo la imagen, es un hombre joven rubio y apuesto tiene los ojos azules, pero no lo conozco. — No — digo segura. — Por favor mire bien esa foto, tal vez haya pasado desapercibido en su momento — dice frustrado. Tomo la foto con mis manos, pero por más que lo intente no logro reconocerlo. — No logro reconocerlo — digo con pesar pues, aunque no lo recuerde sé que lo vi una vez no sé dónde, ni como o cuando — pero me parece familiar ¿Quién es? — Veo que sigues con la costumbre de no ver las noticias — comenta el oficial Rivera— ese hombre prácticamente es una estrella en las noticias, todo el mundo habla de él. — ¿Es un cantante o actor? — No es famoso por cosas buenas — responde el rubio que se mantenía en silencio, me mira de una forma rara, como si no lo pudiera creer — el parecido es sorprendente. Miró la foto una vez más, ignorando por completo el comentario del rubio, no sé qué tiene que ver estos tipos con mi hija, pero si el oficial Rivera dice que esto me ayudará a encontrarla, lo haré. La expresión de su rostro me es familiar, no muestra ningún tipo de emoción es como si fuera la foto de un muerto con los ojos abiertos, sus ojos no reflejan nada, están vacíos. «Ayúdala por favor— suplico» Lo recuerdo. — Lo vi una vez — digo con esperanza, se quién es, aunque el tiempo haya pasado, sé que es ese niño que se llevó a mi pequeña — él tiene a mi hija — sonrió y lloro de felicidad, por fin lo encontré — ¿Dónde está? Lo he buscado por tanto tiempo, él se llevó a mi hija ¿cómo lo encontraron? — digo con desesperación. — Puede explicar, ¿Cómo sucedió? — comenta el rubio. ***** Miguel Ángelo (Narrado en tercera persona) 25 de diciembre 1995 "Regalos." "Adornos navideños" "Risas" Niños emocionados, es lo único que escucha desde que comenzó el día. «Que fastidio» pensaba el pequeño de ojos azules quien miraba desde el rincón del cuarto donde pronto se celebraría el único día donde podían recibir regalos. El niño de ojos azules conocía muy bien esa fiesta, pero en ese tiempo todavía tenía familia. En ese tiempo sonreía, pero no porque lo sentía, reía porque así su madre era feliz. «Perdón mamá» «Yo no siento nada, soy simplemente un cuerpo andante, vacío sin vida y solo». Eran las emociones de un pequeño niño de tan solo 5 años, dejó su inocencia en el momento que su madre dejó respirar. Pero su padre era otra cosa, no lo llegó amar, pero tampoco a odiar, el niño de ojos azules quería llorar, llorar por su pérdida, por su madre, por su hermana no nacida, por ese pequeño ser que no tuvo oportunidad de nacer. «¿Por qué no lloró?» Se preguntó, pero una voz interior desconocida respondió a su propia pregunta, «Porque para llorar necesitas emociones» «Antes lloraba, lloraba porque se murió mi mascota, lloraba porque me lastime mientras jugaba» «Pero ahora, no siento nada, soy un vacío, soy un agujero sin fondo, soy nada». Camino hacia los niños que están al frente del árbol, y apenas lo ven corren. «Me tienen miedo eso es bueno, porque si me tienen miedo se alejarán de mí y si se alejan de mí, no les haré daño». Pensaba el pequeño rubio mientras observaba el árbol verde, tan grande que casi tocaba el techo, tomo un ángel de porcelana con sus pequeñas manos y lo metió a su bolsillo. «Hoy sonríen, pero mañana volverán a ser niños sin hogar, niños que solos se conforman con un juguete» quiso decir a todos los niños que lo miraban con temor, pero no dijo nada. Miguel Ángelo camino a la azotea, el viento soplaba frío y la nieve cubría todo el lugar, el blanco era lo único que se podía ver desde lo alto de la azotea, pues la nieve cubría todo a su alrededor. «No me gusta el blanco, quiero darle color» «Rojo, me gusta el rojo, más si ese rojo sale de mí cuerpo, tal vez hoy es el día en que por fin lo haga» «Este mundo es cruel, ¿para qué vivir? Si me voy.... habrá un monstruo menos» Miguel Ángelo se acercó más a la orilla, hasta tocar el varando, mientras pensaba darle color a la nieve, a él le encantaba el rojo porque para él significaba fuerza, intensidad, que representaba tanto la vida como la muerte, eso lo comprendió de la manera más cruel que un niño podía soportar. «Debería tener miedo, pero no lo tengo no puedo sentir nada» Pero cuando ve por última vez el mundo, ese mismo mundo que le dio y quito todo lo que tenía, ese mismo mundo que lo mira con desprecio, ese mismo mundo le muestra lo cruel que puede llegar a ser, pero justo cuando pensaba dar una última mirada a ese mundo vio algo que cambiaría su vida para siempre, a lo lejos de ese edificio, vio una mujer tirada en medio del camino, y en medio de ella el color rojo sale de ella. «Está vez el color es de la muerte» No era la primera vez que presenciaba como una vida se apaga en el cuerpo de una persona, como los ojos se apagaba dando paso a la muerte, el niño quería verlo más de cerca. Y dejar para otro día lo que pensaba hacer. «Tal vez mañana lo haga» pensó mientras se alejaba del lugar. Mientras él niño se acerca más a su destino, notó que la mujer sangrado no estaba sola. «Tenía un bebe» ***** Años después Con el pasar de los años Miguel Ángelo aprendió a manipular, engañar, y controlar a la gente a su alrededor. Él podía fingir ser sumiso, temeroso e incluso parecer un ángel. El mundo le había dado la espalda, sabía que los que vivían en el eran gente manchadas, sucias pues él sabía que hay gente mala pero también buena, pero incluso ese tipo de personas estaban manchadas, tal vez no tenían la culpa, pero de igual forma eran gente sucia. Y él era uno de ellos, pero no del grupo bueno, el rubio de ojos azules sabía que estaba podrido por dentro, pero cuando estaba alado de su pequeña Ana, se sentía parte de su mundo un mundo donde el mal no la tocaba, un mundo donde el dolor no existía, es por ello que haría todo lo posible para alejarla de este, lo supo la primera vez que su garrapata abrió los ojos. Ese día él esperaba encontrará una mirada triste, dañada por los golpes que le había dado la vida, él pensó encontrar otra una víctima, otra persona manchada, pero al abrir los ojos sólo vio dulzura, inocencia y pureza esa mirada que sólo la puedes tener cuando nadie te daño, era como ver el nacimiento de un ser puro ante sus ojos, un regalo que Dios le había dado, y que él cuidaría. «Su garrapata no recordaba lo que le había pasado» eso para él era un milagro y una bendición. Pero ¿Cómo podía mantenerla pura?, es por ello que decidió hacer todo lo que estuviese en sus manos. Sólo necesitaba una cosa. «Dinero». — Dame más tiempo — suplicaba, un hombre que agonizaba en el pisó — por favor — empezaba a llorar, pues sabía que su vida estaba en juego. — El dinero es raíz de todo mal — fue lo único que dijo antes de dispararle en el estómago pues el rubio no quería matarlo quería ver como la vida de ese hombre dejaba su cuerpo poco a poco. Era el poco placer que disfrutaba, le gusta ver el miedo en sus ojos, pero no el miedo que le tienen a él sino el miedo a la muerte. — Lucifer, debemos irnos pronto vendrá la policía — dijo un hombre castaño detrás del rubio — nos pones en peligro cada vez que te quedas viendo a tus víctimas. Él se levantó y miro a su compañero con tanta frialdad que el castaño retrocedió del susto. Todos le temían, su frialdad era perturbadora, estuvo muchas veces en peligro, pero en ninguna de esas situaciones el mostró algún signo de miedo. Pero a pesar de todo le tenían confianza, no sabían cómo o porque lucifer te hacía sentir seguridad, tenía el rostro de un ángel y eso lograba confundirlos, pero en el fondo siempre fue lucifer. Lucifer llegó a ese lugar con el fin de ganar dinero, poco a poco se fue ganando su lugar en clan " Black", hasta convertirse en la mano derecha del líder " Mojica ", Era prácticamente su heredero, y además al tener una doble vida, una de ser un hombre perfecto y el otro ser Lucifer, era el candidato perfecto para ser el rostro para alejar a las autoridades del lugar, un lugar donde realizaban peleas clandestinas, droga y apuestas, todo eso a bajo de un club nocturno. Al pasar el tiempo la gente del clan se preguntaba en que o donde paraba su dinero, pues Lucifer no gastaba nada, su ropa siempre fue modesta, no tenía auto, no se relacionaba con nadie, no le gustaba que lo toquen, prácticamente parecía un monje e incluso llegaron a pensar que era gay. Pero Lucifer ocultaba un secreto, uno que dejaría pasmado a cualquiera, el mantenía encerrada en una mansión a una muchacha desde los 15 años, y lo peor de todo era que esa muchacha no tenía ni idea de que era prisionera, ella creía que fue adoptada y que debía cuidar a la anciana. Lucifer la conocía muy bien, sabía que su lado puro y bueno no dejaría sola a una pobre anciana, lucifer le dio su propósito, un propósito que la mantendría ocupada hasta que él vaya por ella. — Falta poco — dijo el rubio mientras miraba el monitor, donde podía observar a su garrapata, donde dormía tranquilamente en su recamara, sin percatarse que alguien la observaba atrás vez de una cámara — sigues siendo igual — sonreía, pues a la castaña no le gustaba los pijamas y seguía durmiendo desnuda. Él era lucifer para los demás, pero para su Ana era su ángel, pues sólo con ella podía sonreír. Capítulo 63 Ana — ¡No quiero que te toque! — gruñó furiosa — ella es mala — lloro como un grifo fuera de control y zapateo el piso en protesta. Sé que me estoy comportando mal, pero no me importa, no me gusta ver a mi ángel ser tocado por otra y más cuando sé que esa maestra es muy mala, ella siempre me castiga, y verla bailar con mi ángel me enfurece. — Garrapata, tranquila si quieres que no baile con ella no lo haré, si quieres que no la mire ni hable con ella, haré todo lo que me pidas— me abraza y besa mi mejilla y me siento en su regazo acurrucada en su pecho. Ese es mi ángel el no necesita nada más, si yo se lo pido él solo lo cumple. Nunca me pregunta el «porqué» solo me hace caso. Tal vez soy una niña malcriada que no quiere compartir a su ángel, pero esa mujer no me agrada tiene mucho maquillaje en su rostro y su perfume me asfixia, pero lo que más me molesta de ella es que la vi besándose con muchos chicos del orfanato. «Eso es malo» «Ella es mala» «Los profesores no tienen que hacer eso» eso me dijo mi ángel, que esas personas son malas. Cuando termino de llorar mi ángel toma mi mano y me lleva al salón donde todos están practicando la obra musical para concluir el año escolar. Suspiro y trato de limpiar cualquier rastro de lágrimas de mi rostro. Pero al entra la maestra viene directo hacia nosotros. — Ángelo, ven que todavía me falta mostrar los últimos pasos — dice con voz chillona la maestra de música, yo me aferro a mi ángel fuertemente para que no me separen de él. — Es mejor que lo ayude otro estudiante — dice Miguel Ángelo. La maestra al instante pierde la sonrisa que traía, yo sonrió triunfal y aunque sé que es mi mayor y le debo respeto, le saco la lengua. — Niña ven aquí te daré tú papel en esta obra— me regaña, sé que trato de hablar amable, pero le salió tan falso — tú serás un árbol — me pone en el rincón en la última fila, tan al fondo que todos me tapan, y mi altura no ayuda. Pero no me importa. Al terminar todo el ensayo nos dirigimos al comedor para el almuerzo, pero todavía sigo enojada, y cuando me enojo soy insoportable debo admitirlo. — No tengo hambre — me cruzo los brazos, frunzo el ceño y decido no comer. — ¿Por qué sigues molesta? Te dije que no dejaré que me toquen — infló mis mejillas e ignoro su comentario y veo otras cosas que no sea Miguel Ángelo, pero él jala mi mentón para que lo viera, pero decido cierra los ojos — entonces si sigues enojada conmigo, ¿Qué haré? ¿Comprar un helado? ¿Dedicarle una canción? No eso es imposible, porque quiero que me perdones ya, ¿Qué será? Mmmm ¡lo tengo! tendré que hacerte cosquillas — me toma por la cintura y me pone en su regazo para luego hacerme cosquillas, yo trato de no reír, pero me es imposible y río como loca. — ¡Basta! ¡basta! Me voy hacer pipí — trato de pararlo — y él se detiene — quiero estar enojada — le confieso susurrando pues sus cosquillas me dejo sin aliento. — ¿Por qué? — acaricia mi mejilla con su pulgar. — Porque me tienes que mimarme hasta que te perdone — me aferro a su cuello y beso sus labios, olvidándome por completo que nos observaban todos los que se encontraban en el comedor. Pero al abrir mis ojos todos nos observan de una forma rara, no lo entiendo, ¿por qué nos miran feo? ¿Hice algo malo? ¿Por qué me juzgan? ***** — ¿No comerás nada? — dice Octavio pretendiendo que todo sigue igual, no como frente a él y tampoco le hablo. Lo sé es muy infantil pero no lo puedo evitar. Esta es mi forma de manifestar mi enojo, lo bueno es que ya no infló las mejillas. — En esta historia el malo no soy yo — ignoro su comentario y decido observar la ventana — no podemos seguir así. Escucho que se levanta no sé a dónde se dirige, pero escucho que camina de un lado para el otro, su respiración es constante se nota que está desesperado, no sabe qué hacer conmigo. Entonces pasa lo que menos esperaba, Octavio empieza a destrozar todo a su alrededor, sé que debería tener miedo, pero no lo hago, porque sé que a pesar de todo lo que me hizo, él nunca me dañaría. Él se acerca a mí, sus pasos son lentos, trata que lo mire, pero yo cierro mis ojos, no quiero verlo, no quiero hablarle. Me toma en sus brazos, no sé adónde me lleva, pero creo que es su habitación porque siento que me recuesta a algo suave es su cama, empieza a besar mi cuello, sus manos tocan mi cuerpo y poco a poco empiezo a desvestirme. «No lo hagas por favor» No hago nada solo cierro los ojos esperando que se detenga, pero no lo hace estoy completamente desnuda y el sigue besando mi cuerpo. «Detente si me amas» No quiero gemir, pero mi cuerpo me traiciona, no quiero sentir placer, pero mi cuerpo lo siente. «No quiero esto» Es entonces que mis lágrimas son la única manifestación de lo que realmente Octavio me está haciendo. «Si me amas, detente». ***** Octavio Al escuchar sus gemidos es como un pase a que siga. «Le gusta» A un que dice que no, sé que su cuerpo me desea, me confirma que todavía sigue siendo mía, bajo hasta su sexo abro sus piernas y las acomodo en mis hombros para disfrutar de lo me pertenece, lo que es mío, lo que nunca debí dejar ir. «Eres mía» — Mía, completamente mía — beso sus labios — no sabes cuánto extrañe tu aroma, tu lunar, el lunar que descubrí — utilizo mi lengua para darle más placer, estoy un largo rato en esta posición, preparándolo para que pueda recibirme, cuando sé que esta lista me acomodo en su entrada. Pero en el momento que decido ver su rostro, me encontró con la imagen que no esperaba ver, una que seguro me dejara marcado de por vida. «Mi niña llora, llora en silencio» «Y esas lágrimas son por mí culpa» «Soy un monstruo» Me alejo de ella y jalo mi cabello con fuerza, entonces las palabras de mi abuelo llegan a mí, como un látigo en mi espalda. Mostrándome la verdad que quise ignorar, que no quería escuchar. «La estoy destruyendo» La niña, risueña, alegre, cariñosa que un día conocí se está desapareciendo y todo por mí. La amo, Dios la amo con todo mi ser pero sé que si sigo así, ella no volverá ser la misma. «Tengo que dejarla ir» Y enterarme de esa verdad es como mil puñaladas en mi corazón, son puñaladas que me ahogan, la presión en el pecho vuelve aparecer. «No me deja respirar» — En unos días Miguel Ángelo saldrá de prisión —comentó, le doy la espalda, no quiero que me vea así — si quieres irte con él no los detendré, pero antes de que te vayas necesitas saber la verdad — tomo aire, no dejaré que me vea así me cuesta respirar, duele, duele como si alguien estuviera estrangulándome — solo te pido unos días — no espero su respuesta, necesito salir de aquí, pero antes de salir justo en la entrada de la puerta necesito pedir — perdón — digo finalmente, luego de un largo silencio — perdón, perdón, perdón — con las lágrimas en mis ojos, lloro en silencio, son lágrimas que quiero que ignore, lágrimas que son mi castigo. Salgo de su habitación completamente desnudo, y me dirijo a mi habitación voy a la ducha y enciendo la regadera para poder acallar mi sufrimiento. — La perdí, ya lo entendí. «Estoy tan podrido» «¿Cuándo me convertí en el villano de esta historia?» Capítulo 64 Octavio Mantenerme al margen de Ana para no molestarla no es la parte difícil, ni siquiera el ya no dormir a lado de ella, la parte más difícil es saber que muy pronto la perderé, tan solo un día para que me deje completamente. Le pedí cinco días para prepararla o más bien creo que es para que yo mismo me prepare. — Provecho, estaba delicioso el desayuno — me levanto de la mesa — me voy al trabajo. — Octavio, hoy es mi último día aquí— dice, todavía sentada en la mesa, lo único bueno es que ya me habla. — Lo sé. — Mmm... Mmm yo, digo... que ri.... a— tartamudea de forma adorable que de alguna forma me lleva al pasado, en ese tiempo donde solo éramos dos, ese gesto me saca una sonrisa, es una sonrisa de nostalgia pues me lleva al momento donde apenas podía hablarme— digo mmmm.... — Dilo — sonrió después de mucho tiempo. — El divorcio — al solo oír esas dos palabras mi sonrisa se borra al instante — ¿Lo firmaremos mañana? — No, tengo que arreglar algunas cosas como la división de los bienes. —¿Qué? — separa de golpe — no, ese no era el trato, yo no quiero nada. — Es tu derecho — trato de razonar con ella. — Este no era un matrimonio real — sentencia, matándome un poco más. — Tal vez al principio no era real, pero después se volvió real por lo menos por mi parte. — Esto es injusto, porque siento que soy la mala, yo no hice nada para sentirme así, pero cada vez que dices esas cosas.... — se calla y suspira — no lo hagas difícil. — Entonces cumpliré, te daré el dinero que acordamos al principio — Ana trata de protestar, pero la interrumpo — no lo hagas más difícil, dejemos las cosas claras hicimos un trato ahora toca terminarlo. — Está bien—se resigna. ***** — ¿Estás seguro de esto? — Edgar dice preocupado —es tu vida, trabajaste mucho para llegar aquí. — Mi vida no es la constructora, es un simple oficio, no quiero que sea mi vida, solo forme parte de ella. — Eso no es verdad y lo sabes, si al final no estarás con Ana ¿Por qué te vas? — me mira intrigado por mi decisión, eso no es normal en mí, de hecho, creo que nunca tuve un viaje por placer. «Ya no soy el mismo» — Porque quiero ser una mejor persona por ella y por mí, pero sobre todo por mí, necesito esto — tomo los pajes de avión. Después de hablar con Edgar decidí despedirme de mi padre pues, aunque no estemos en los mejores términos es mi padre, y él me enseñó todo lo que sé, pero al estar frente a su oficina noto que la su secretaria no se encuentra y que además la puerta está medio abierta. «Esto es inusual» — ¿Papá? — llamo a su puerta, pero nadie contesta y cuando entro me topó con algo perturbador que solo contaría a mi psicólogo — ¡mierda ¡— me tapo los ojos, pues al frente se encuentran mis progenitores, haciendo una película porno, mi madre semi desnuda recostado en su escritorio con las piernas abiertas y mi padre encima de ella con los pantalones en sus tobillos — ¡papá estamos en la oficina! — grito. — ¡Cierra la maldita puerta! — grita, salgo corriendo. Esto es realmente traumático para mí, pues de ver a unos padres distanciados que ni siquiera un beso se daban y pasar a verlos en plena acción es escalofriante como si estuviera viendo una película de terror esas que tienen contenido asquerosos de esas donde les sacan tripas y sesos a los personajes. «Vi el trasero de mi padre» Después de un rato que creo que me dejo helado, decido retirarme del lugar, creo que ya no podré ver a mi madre a los ojos. — Buenos días señor Verona — me saluda la secretaria de mi papá, una mujer mayor que aun que ya está jubilada que quiere seguir trabajando con nosotros a pesar de ya no necesitar hacerlo, una empleada leal que siempre estuvo ahí para las nuevas generaciones. — Buenos días «Rosita» — digo todavía perturbado, y cuando veo que va a su lugar de trabajo mejor le advierto de la situación — no vaya entrar — señaló la oficina de mi padre — mis padres están un poco indispuestos—trato de suavizar un poco porque entonces se empieza a escuchar gemidos mezclado con risas por parte de mis dos padres. — ¿Indispuestos? — empieza a reírse — en mis tiempos eso se llamaba sexo — sonrió con picardía mientras me guiña, no dije nada pues me dejo en shock — eso me recuerda comprar el viagra para mi esposo, ahora a nuestra edad necesitamos una ayudita extra — suspira de forma dramática — en mis tiempos éramos como conejos, pero ahora tenemos nuestros horarios, supongo que es la edad, Mario es muy chapodo a la antigua y no quiere probar cosas nuevas — luego se acerca más a haciendo la señal para que este a su altura, como si quisieras contarme un secreto — pero últimamente accede que utilicemos algún juguetito o probar posiciones nuevas, solo que a él no le gusta hablar de ese tema, es muy cerrado. Me quedé congelado, no supe que decir ni que responder pues a doña Rosita la conozco desde niño y la imagen que tenia de ella siempre fue de una abuelita, de esas dulces que están tejiendo algún suéter para sus nietos, ahora entiendo por qué tiene 12 hijos y un montón de nietos. Al salir de la empresa todavía con la cabeza bloqueada empecé a reírme, no de doña Rosita si no de mí. «Vi a mis padres en plena acción» «Doña Rosita experimentada» Y por un momento eso me hizo olvidar lo que me espera esta noche sé que no debería albergar esperanza de que Ana se quede conmigo, pero mi corazón es un traidor. «Pues en mis manos tengo dos boletos de avión». Narrado en tercera persona Eran las 7pm de la noche ya la ciudad entera estaba completamente iluminada por las luces. La noche era fresca y cálida. Ana había preparado la cena, pensó que era una buena forma de despedirse de Octavio, de su vida en ese lugar, pero sobre todo de ella misma, de esa niña que se volvió mujer. — Mañana es mi comienzo — susurro al viento que entraba a la habitación a través de una ventana, vio por última vez esa habitación y supo que nunca lo olvidaría, donde se entregó por primera vez y donde le rompieron el corazón en realidad nunca supo diferenciar sus sentimientos, la pequeña castaña todavía no los podía entender ¿Qué sentí por Octavio? ¿Lo amaba realmente? Lo que siento por Ángelo era distinto tenían una conexión que a veces perturba, para ella era su otra mitad, pero Octavio fue el extremo de ese sentimiento fue fuego intenso, emociónate que a veces le podía quitar el aire. «¿Eso es Amor?» se preguntó una vez más al mirar una última vez esa habitación que fue su hogar por muchos meses. Espero con paciencia la llegada de su a un esposo, ajena a lo que se avecina, pero cuando llegó no espero que viniera acompañado. Alado de Octavio se encontraba una mujer mayor, que al verla se puso a llorar. «¿Quién es?» se preguntó ella misma. — Dios mío eres tú, Emma — la mujer mayor se le acerco más, dejándola desconcertada no solo por cómo se puso esa mujer, sino porque un que no la conocía sintió cierta simpatía sin conocerla. Ella no sabía cómo justificar porque ese empatía y paz lograba despertar esa mujer en ella. — Disculpe, creo que me confunde — le sonrió — mi nombre es Ana — se presentó, para luego preguntar con gestos a Octavio sobre aquella situación poco común. La mujer mayor que aún no se presentaba la abrazo con toda su fuerza, como si temiera que alguien se la quisiera robar. Al poco tiempo otra persona entra, un hombre bastante mayor con pocas canas que sólo cubrían algunas partes de su cabeza y una abundante barba que cubría casi la mitad de su rostro. — Ibyra, controlarte la estas asustando — tomó a la mujer en sus brazos y se la llevó al otro extremo de la sala — creo que mejor es que hablen primero luego nosotros — le dice mirando a Octavio, que no había dicho ni una sola palabra desde que llegó. Luego de que esas dos personas desconocidas para Ana se fueron a otra habitación, Octavio se dirigió al estante cerca de unos de los sillones y sacó una botella. Ana se quedó callada esperando alguna explicación, pero solo vio a Octavio tomar como si el whisky fuera agua. — ¿Quiénes son esas personas? —pregunto todavía pasmada por la situación. Pero el silencio era la respuesta del hombre frente a ella que pareciera atormentado por un fantasma. — ¿No dirás nada? — se empezaba a desesperar la castaña, se acercó a Octavio para quitar de sus manos el whisky — ¡responde! — exigió con tanta seguridad que dejó en blanco a Octavio. Entonces Octavio noto algo importante de su relación con la mujer que estaba frente él. Algo que se negaba a aceptar. «Su niña murió» La niña insegura, ingenua, tímida que dependía totalmente de él, que había llegado a sus brazos ya no existía. «Eso significaba que ya no lo necesitaba, que ella podía sola» Él la destruyó y ahora estaba una mujer, una mujer segura, independiente y valiente. Y se a enamoro mucho más de ella. «¿Esto es posible?» se preguntó así mismo y la pequeña esperanza que tenía de poder recuperarla murió, como la niña que llegó a sus brazos y no la supo valorar. — Te amó — dijo al fin, dejando en shock a la castaña pues, aunque ya lo había escuchado decir esas palabras, esta vez sí le creyó — pero sé que tú no a mí, solo te pido que me escuches, no te pediré que te quedes conmigo, sé que no te merezco, pero lo que voy a decirte es importante. Octavio la guío a uno de los sillones, no sabía cómo reaccionaría, pero de algo estaba seguro que es valiente y lo afrontará. — Solo escucha con atención hasta que termine y luego te presentare con las personas que están en la otra habitación. Ana todavía en shock, asintió afirmativamente, pero lo que escucho después de esa frase la dejo totalmente noqueada. «¿Esto es un sueño?» «¿Es una broma?» Se repetía una y otra vez en la cabeza. En ese momento entró en un trance donde no podía reaccionar, escuchaba, pero no podía decir nada, no podía actuar, era como si su cuerpo estuviera muerto y ella no podía reaccionar. «La mujer que la había abrazado y que ahora Octavio la estaba presentando era …. Su madre, Ana no fue abandonada su madre la había protegido alejándola del mundo donde su madre era una mercancía, Ibyra fue víctima de la trata y tráfico de personas fue vendida por su padre a los 12 años, y a los 13 quedó embarazada producto de uno de sus clientes que ella atendía» Ana veía a la mujer frente a ella sintiendo pena por ella, pero ella no se sentía parte de ella. No lo podía creer, tal vez la está confundiendo Ana nunca había deseado una madre o un padre no lo necesitaba, su ángel se había encargado de que su garrapata nunca pensara en ello. — Creo que me confunde — hablo por fin — eso es imposible, Miguel Ángelo me encontró, a que llamarlo él se lo dirá — empezaba a desesperarse, pues tenía miedo, miedo de ser un producto de una violación. — Eres mi hija, tenias 2 años y medio cuando te entregue a un niño, era pequeño pero el único que me había encontrado—entro la mujer ya más calmada— yo estaba escapando y me habían lastimado yo.... — tomo aire — yo pensé que moriría, no tenía salida. Ibyra empezó a llorar nuevamente, ella trataba de controlarse, pero ver a su bebé, la llevó a recordar cada momento de su pasado, un pasado que quería olvidar. Olvidar los abusos de los hombres, los golpes, las humillaciones, las amenazas y como la drogaban para que cumpla sus deberes. Olvidar, todo lo que quería era olvidar, Pero no a su bebé. «Su nacimiento, la primera vez que dio sus primeros pasos, su primera palabra» Pero Ana no lo podía creer hasta que su madre levantó su vestido para revelar una cicatriz muy particular en el tobillo, era la misma cicatriz que Ana tenía en su tobillo, solo que de esa mujer mayor era mucho mas grande que el de ella. —Está es la marca que nos diferenciaba, era como una marca de propiedad, y tú también la tienes — suspiro — el día que escape fue por ese motivo, sabía lo que querían hacer con mi bebé, eras tan pequeña, yo creí que si obedecía e incluso si los ayudaba, no te tocarían, ese era el trato y yo como idiota acepte. — No es verdad — se agarró la cabeza con las dos manos, negando una y otra vez. —Ese día quería darte una navidad diferente, me puse de acuerdo con algunas chicas en conseguir unas luces y música, pero te quitaron de mi lado y te marcaron frente a mis ojos — empezó a temblar — no sé lo que pasó, pero algo dentro de mí se quemó y ataque con un cuchillo que tenía guardado, todas las chicas me ayudaron, si no fuera por ellas no estaríamos aquí. A media que Ibyra relataba su historia de los hechos de cómo la habían disparado, de cómo vio a sus amigas morir, y como llegó a un lugar que no conocía para luego entregar a su hija a un niño que pasaba por ese lugar. Pero la historia no terminaba ahí. Al poco tiempo de que terminará su madre de hablar intervino Octavio para revelarle que su ángel sabía todo de esto. —¡Mentira!! — grito. —El día que te fuiste con él, yo mande a que lo investigarán así me entere que no era tu hermano, pero además de eso, el detective que contrate encontró esto en su apartamento — Octavio le decía mientras sacaba de su portafolio un archivador —— velo por ti misma. Al abrir ese archivador se encontró con fotos de su madre en una estaba con un niño pequeño, en otra con un hombre tomándola de la mano. Pero eso no fue lo que le llamó la atención si no la fecha en las que fue tomada, hace 8 años y en esa foto había una nota que decía: La madre de mi garrapata con su familia Era la letra de Miguel Ángelo lo reconocería en cualquier parte y además el apodo que él puso de cariño, nadie sabía su ángel la llamaba así. «¿Por qué no me dijo nada?» «Debe haber una explicación lógica de esto» trato de convencerse a sí misma. —Eso no es todo — continuó hablando Octavio — la persona que te adoptó recibía fuertes cantidades de dinero mensualmente, y al parecer venían de Miguel Ángelo — le mostró un papel donde se encontraba la cuenta bancaria — la casa donde vivías está a tu nombre. «¿Él siempre supo dónde estaba?» Entonces Ana empezó a recordar como la señora Marta no la dejaba salir, no la dejaba ser ella misma, no la dejaba ver televisión, ni radio o leer el periódico. La enorme mansión era peor que el orfanato pues en ella Ana se sentía, sola. «El silencio era lo único que se podía escuchar» «La soledad era su compañía» «La oscuridad su hogar» Se estaba volviendo loca Eso vivía todos los días en ese lugar. La señora Marta no la quería, algunas veces parecía que Ana le molestaba o no soportaba su presencia como si ella era una invasora en su hogar. Ahora Ana lo entendió todo, Ella era una prisionera, Ana sin pensarlo más, quiso salir de ese lugar, quería huir, ¿Por qué le dijeron la verdad? Si Ella quería huir. «A veces la ignorancia es buena» pensó muestras lloraba, pero a su espalda su madre quería detenerla, no quería perderla otra vez. Pero sabía que no tenía derecho de retenerla a su lado, pero justo cuando Ana llegó a la puerta, unos brazos la envolvieron con una fuerza que le impidió dar un paso más. Era Octavio, que reacciono de manera inconsciente. Él sabía que había llegado la hora de dejarla ir, pero su cuerpo, su mente y corazón no lo entendieron. — Por favor quédate — suplico una vez más, a pesar que Octavio se había prometido no rogar más, a pesar que el mismo sabía que era inútil — comencemos desde cero, como dos desconocidos que se conocen en la calle — empezó a sollozar — una última oportunidad. Pero Ana no escucho ella solo quería huir de la realidad. Octavio al no obtener respuesta de su amada, sigo rogando en silencio que no se fuera, pues él sabía que cuando pisará un solo pie afuera de su edificio, Miguel Ángelo la capturaría, pues como era de esperar Lucifer la tenía vigilada desde que salió de la cárcel. —Suéltame — susurro llorando, pero esta vez lloraba por culpa de su carcelero. Octavio no quiso oír y se siguió aferrándose a ella como si su vida dependiera de eso. «No, mi vida es ella» pensó —Suéltame — repitió una vez más — no quiero estar aquí. —Entonces vámonos, los dos juntos — la soltó al fin para luego darle la vuelta y poder mirar sus ojos, esos ojos que lo hipnotizaron desde el primer día que la conoció aunque quiso negarlo después — viajaremos por todo el mundo, mañana mismo o si quieres hoy, tengo los volantes no es necesario que empaques, te comprare todo lo que necesites — hablaba con desesperación — veras que será divertido — trato de sonreír pero sus ojos rojos lo delataban, Octavio sabía que todo era inútil pero aun así lo quiso intentar. —No, quiero estar sola — se soltó de él. —Cuando cruces esa puerta, no podré protegerte, lo sabes verdad—le advirtió. —Lo sé — Y como la primera vez que llegó a su vida salió de él. **** Mientras tanto al otro lado de la ciudad un rubio peligroso se preparaba para ir en busca de su pequeña garrapata. Él había salido de la cárcel hacia unos días, pero como era de esperarse se topó que su amada se encontraba muy custodiada y al no poder acceder hasta ella, lo volvía loco. «Y eso era peligroso» Un peligro que ni el mismo podía controlar, y eso lo asustaba pues no quería que su garrapata lo viera en ese estado. Él podía llegar a ser un monstruo para el mundo, pero para su garrapata, su Ana quería ser su ángel, un ángel que sólo ella podría ver. «Que solo ella podría controlar». Miguel Ángelo sabía que Ana tenía un poder sobre él, un poder que ella misma desconocía y justo antes de salir recibió una llamada, que cambiaría sus planes. —Señor, su hermana acaba de salir del edificio ¿Qué hacemos? — se escuchó al otro lado del teléfono. — ¿Esta sola? —Si. —No hagan nada, solo vigílenla hasta que llegue. Capítulo 65 Miguel Ángelo — Mamá ¿quiero un perrito? —suplico — todos mis amigos tienen uno, prometo cuidarlo, lo bañarlo, darle de comer y hacerlo pasear todos los días — me aferro a su pierna. Mi mami es la mejor mamá del mundo, me cuida, me cuenta cuentos, me enseña a tocar el piano y me protege cuando papá se vuelve loco. — No lo sé, primero tengo que hablarlo con tu padre — dice mientras se acaricia su barriga que esta enorme. Ahí adentro está mi hermanita, lo sé porque me lo dijo mi mami, pero ¿Cómo habrá entrado adentro? — Dirá que no — me pongo triste, porque papá es malo, pega a mamá y mamá llora. — Veras que lo convenceremos — Doy saltos de alegría, y corro por toda la casa mientras me río — ahora cámbiate que ya van a venir por ustedes. Voy corriendo a mi habitación, para decirle a Ariana que tendré un perrito. Porque los dos compartimos la habitación. — ¡Ariana! Vamos a tener un perrito — grito de felicidad. — Ash, no grites que me duele la cabeza — se queja mientras se toca la cabeza con sus dos manos — siempre eres tan fastidioso. Sale de la habitación con sus muñecas de porcelana, creo que quiere más a su muñeca que a mí. Siempre me pregunte porque Ariana es así, ella no me quiere y me dice cosas malas. — ¡Niños llego el auto bus! — dice mi madre. Hoy es un día perfecto, primero mamá prometió que tendremos un perrito, segundo papá no se volvió loco en la mañana, y por último tengo un paseo escolar. Cuando salgo de casa y me despido de mamá me topo con mis mejores amigos, hablamos de fútbol o de las caricaturas y que súper héroe nos gusta, el mío es súper Man. — Miguel vamos — me jala mi amigo Robert, él es más pequeño que yo y su pelo es castaño — mira lo que traje es una navaja, papá lo utiliza cuando va a cazar con sus compañeros de trabajo. Me muestra su navaja, es bonita su brillo es muy bonito. — Es genial —miro maravillado. —A que sí, hoy vamos abrir latas y jugar un poco con ella. — ¿Tú papá te lo presto? — No, lo saque antes de ser fuera a trabajar, no te preocupes lo voy a regresar antes de que se dé cuenta. — Te meterás en problemas. — No se dará cuenta — susurra — pero hazme un favor, lo puedes guardar en tu mochila. — ¿Por qué? — Porque la profesora, seguro me revisara la mochila y tú eres su estudiante favorito — eso es verdad, pues Robert es muy travieso y siempre se mete en problemas. — Está bien — suspiro, eso hacen los buenos amigos ¿verdad? El día fue estupendo, paseamos, jugamos y nadamos por un lago pequeño, las niñas se fueron a jugar a las escondidas y nosotros no unimos a ellas. Pero mientras corro noto a mi hermana sola sentada debajo de un árbol leyendo un libro, ella no tiene amigas. Me acerco a ella y veo que sus compañeras de curso están hablando con unos chicos grandes del curso superior. —¿Quiere jugar con nosotros? — No juego con niños — responde, sin levantar la mirada de su libro. —¿Quieres que te acompañe? — le digo porque me da pena que no tenga amigos, es feo estar solo. — Has lo que quieras — responde, al poco tiempo mis amigos me llaman para jugar, pero yo niego con la cabeza. Después de un rato me aburro, suspiro cansado. — ¿Por qué te quedaste a mí lado? — pregunta después de un largo rato. — Porque eres mi hermana, mi familia y mamá dijo que a que estar siempre unidos. — Mamá es una tonta — se ríe. — No es verdad — empiezo a enojarme — mamá es buena. — Es buena y estúpida — ¿Por qué dice esas cosas? — ¡Tú eres estúpida! — grito tan fuerte que siento que mis mejillas arden de rabia, estoy tan enojado que no me doy cuenta que todos me oyen, y me miran feo. ¿Por qué me miran feo? ¿Hice algo malo? ¿Qué hago? Y una voz desconocida dentro de mi dice: «Corre» Y le hago caso, corro hasta más no poder, me duele el estómago, busco en mi mochila si tengo agua y encuentro la navaja que Robert me pidió que la guardara. — Que bonita navaja — dice una voz detrás de mí, una voz que me hace enojar. «Mi hermana» — ¿Cómo me encontraste? No quiero verte. — Eres muy lento, fue fácil alcanzarte — sonríe mientras se acerca — dime hermanito, de ¿dónde sacaste esa navaja? Eso es muy peligroso si te encuentran con eso te meterás en problemas. — No es mío — me asusto — es de... — ¿se lo digo? No, eso no hacen los amigos, los amigos se apoyan — que te importa — gruñó, pero cuando le iba decir que se fuera y me dejara solo, un aullido llama mi atención. Ignoro a mi hermana y voy por donde se escucha ese aullido, al acercarme se escucha como si estuviera llorando. «Son dos perros» Uno pequeño y otro más grande parece ser su mamá, el perro más grande está herido y el cachorrito llora. — Justo lo que pedías, ¿no lo crees? — comenta mi hermana, detrás mío. — ¿Qué? — Un perro, gritabas por toda la casa que tendrías un perro. Ahora la cuestión aquí es con ¿Cuál te quedaras? — Mamá dijo que tenía que hablar primero con papá. — Es obvio que lo convencerá, papá hace todo lo que le pide, es una perra. — ¿Perra? No entiendo. — Yo me entiendo, escoge con ¿Cuál te quedaras? La que está herida o el pequeño. — ¿Los dos? — me acerco a los dos, el pequeño no se aleja de su madre. — No, tu dijiste un perrito y papá solo te dejara quedarte con uno — se acerca y me quita la navaja — escoge — sonríe de lado. Me da pena los dos, pero Ariana tiene razón, yo creo que me quedaré con el pequeño así le podré enseñar cosas. Y a su mamá se lo podemos regalar algún vecino. — El pequeño — digo al fin, pero me da pena alejarlo de su mami, tal vez podamos visitarla de vez en cuando me acerco y lo tomo en mis brazos — a que llamar algún veterinario para que cure a su mamá — le digo a mi hermana. Pero Ariana mi ignora y con la navaja que me había quitado se acerca a la perrita, ¿Qué va hacer? Entonces la perrita llora más, ¿por qué llora? mi hermana toma con las dos manos la navaja y.…. «Sangre» «Aullido» «Más sangre» Sale del cuerpo de la perrita. — ¡Basta! — empiezo a llorar —¿Por qué lo hiciste? — veo el cuerpo sin vida de la perrita. — ¿Por qué lo hice? — empieza a reírse — porque tú me lo pediste. — ¡No es verdad! — grito. — Te dije que escogiera, y tu escogiste al más joven y bonito, en cambio a esta no la quisiste porque es vieja, fea y estaba herida, fue lo mejor — dice mientras se limpia con un trapo la sangre de su ropa — ella no tenía oportunidad, la enviarían a una perrera donde la matarían lentamente — se acerca a mí y me entrega la navaja — si hubieras escogido a la perra vieja, la habríamos curado y ya tendría un hogar, y el cachorro tendría más oportunidad de ser adoptado por ser joven y bonito. — ¿Es mi culpa? — lloro con el cachorro en mis brazos. — Si, es la ley de la vida Miguel Ángelo, si alguien estorba, o ocasiona daño y ya no sirve simplemente se lo elimina, el mundo es cruel —— toma el cachorro en sus brazos — sí que eres bonito — acaricia a perrito y se va. Yo me quedo con el cuerpo sin vida de la perrita, lloro por no haberla escogido. «Es mi culpa» «Es mi culpa» «Es mi culpa» ****** Los días pasaron y la imagen de Ariana matando al perro no sale de mi cabeza, mis amigos ya no me hablan porque piensan que mate a ese perro y Robert me acuso de robo por la navaja que el mismo me había entregado para guardarlo. «Ellos no eran mis amigos» «El mundo es cruel» Papá me pego, mamá quiso defenderme, pero salió más lastimada. «Es mi culpa» — Perdón mamá — lloro en sus brazos — soy débil, no puedo protegerte. — Hay cariño no es tu culpa, tu padre está enfermo. ¿Enfermo? Él es una enfermedad, le hace daño. —Vámonos mamá — suplico — No, cariño somos familia a que estar unidos, debes proteger a tu hermana. — Ella es mala. — Me refiero a tu hermanita — toma mi mano y la lleva a su barriga y es entonces que mi hermanita se mueve — tú eres su hermano mayor — sonríe con los labios partidos. — ¿Cómo se llama? — me acerco a su barriga y la acaricio. — Ana, como mi madre ¿Te gusta? — Si — sonrió — te protegeré — le digo a mi hermanita. — Lo prometes — dice mamá mientras me muestra su meñique. — Lo prometo — unimos nuestros meñiques — seré el mejor hermano mayor. «Y la protegeré de Ariana» «Ariana es mala» ***** Actualidad — ¿En dónde está? — pregunto. — Entro en un parque de diversión, ahora mismo está cerca de la fuente de agua. Camino hacia el lugar que me indicaron, no me apresuró, ni me desespero para llegar a ella, porque sé que me espera. La veo sentada en una banca mirando la fuente como si fuera la mayor atracción de este lugar, viste con un vestido blanco hasta sus rodillas, se ve hermosa, realmente es un ángel. «Mi sol en el día y mi luna en la noche» «Es mi luz en la oscuridad» Está llorando, no me gusta verla llorar. — Te protegeré — susurro al viento, como la promesa que un día jure a mi madre. — mi Ana — Ana se da la vuelta como si me hubiera escuchado. «Eres mía» **** Miguel Ángelo Pasado «Ya no por favor» Los gritos y el llanto es lo único que se oye. «Para papá» Me tapo con las manos para no escuchar más, lloro en silencio. «Tengo que ser más fuerte» «Mamá lo siento» soy débil, pequeño ¿Qué puedo hacer? — ¿Qué puedo hacer?, ¿Qué puedo hacer?, ¿Qué puedo hacer?, ¿Qué puedo hacer? — repito una y otra vez mientras me golpeó, la cabeza, mis lágrimas no dejan de salir. «Solo puedo llorar» «Dios, ayúdame» — ¿Qué puedes hacer? — dice mi hermana, sentada cerca de la ventana mientras peina a su muñeca esa muñeca fría sin vida, sin emoción igual que Ariana mi hermana mayor ¿Por qué no llora? ¿Por qué se ve tan tranquila? — nada, eres un inútil, llorar no te ayudará ¿qué puedes hacer? Pues muévete — entonces se acerca a mí — papá tiene un arma en su despacho, en unos de sus cajones. — ¿Qué quieres decir? — me limpio las lágrimas. — Solo te respondí. ****** Actualidad La abrazo, pero mi Ana no me corresponde, solo llora ¿Por qué?, acaricio su cabellera para consolarla como cuando éramos niños. — Calma mi garrapata, estoy contigo ya nadie nos va separar — digo mientras acaricio su cabeza — te protegeré, pero empieza a llorar más como si alguien le estuviera arrancado su corazón. — ¿Qué pasó? — levantó su barbilla para poder ver sus hermosos ojos, claros como el amanecer, dulces como la miel, pero algo cambio — ¿Te lastimó? — empiezo a enojarme solo con la idea. —¡Aléjate! — grita y me empuja con fuerza, su voz es dura, ¿Qué está pasando? ¿Por qué me mira así? Conozco esa mirada, es la misma mirada de todos mis compañeros de clase cuando tenía una navaja en mis manos lleno de sangre roja. «Me culpaban» «Me condenaban» —¿Cómo? — trato de acercarme a mi Ana, pero ella se aleja más. Es entonces que noto que entre sus manos esta unos papeles, no logro ver mucho, pero si la fotografía de la mujer que me entrego a mi Ana — ya lo sabes — digo, pues ya me esperaba que lo supiera, lo supe en el momento en que nos separaron, sabía que Octavio buscaría la verdad hasta encontrarla, buscaría la forma de separarnos, de encontrar mi punto débil. «Mi pasado» «¿Me arrepiento?» ¡NO! «¿Tengo miedo?» de que la única persona que me mantiene cuerdo me tema que se igual que resto del mundo. Hace mucho tiempo no sentía esto, de alguna forma esta sensación me reconforta, pues me confirma que todavía soy un humano que todavía puedo sentir. «Que todavía estoy vivo» — ¿Me odias? — pregunto, doy un paso más cerca de ella — ¿Me temes? — un paso más cerca. — Quiero odiarte, necesito odiarte, pero no puedo — llora con desesperación, para luego ser derrumbarse en mis brazos — no logro hacerlo — Sé que está cansada, herida, y frágil. — Vamos a casa — la tomo en mis brazos y la llevo conmigo, como debí hacerlo desde que la encontré, debí ser egoísta una vez más y llevarla conmigo. Pero verla a lado de ese hombre me confirmaba una vez más que no era mía y que debía dejarla, para que logre ser feliz a lado de un hombre normal, de un hombre que no tenía fantasmas en su pasado, un hombre libre de pecados, pero hoy me doy cuenta que no existe un hombre digno para mi Ana. «Mi garrapata» La tomo en mis brazos y la llevo de donde nunca debió salir. «Nuestro hogar» ***** Ana Pasado — Señora ya está listo la cena — digo bajando mi cabeza. — Tráelo a mi recamara, estoy muy cansada para bajar — dice mientras sigue leyendo un libro. — Si señora — salgo de su habitación y me dirijo a la cocina, espero que le guste. Llevo la bandeja a su recamara y espero a que pruebe lo que le prepare, pues me esmere demasiado en este platillo, cometí muchos errores, pero al final logré el sabor que deseaba. Sonrió de la emoción de que le guste ¿Espero que no se enoje? Porque cambie la receta que me dio para preparar la comida, pero al no recibir ninguna emoción tendré que preguntar. — Señora ¿le gusto? — pregunte esperanzada, de alguna forma siempre busco su aprobación y que me muestre un poco de cariño. — Mira niña, déjame cenar tranquila — respondió duramente, siempre lo hace. «Tal vez mañana me quiera un poquito» Voy a mi recamara, es grande y hermosa, pero me siento vacía en este lugar, es fría y no tiene vida. ***** Actualidad Volver a esta habitación me trae muchos recuerdos, ninguno agradable. — Está es tú casa — me siento en la cama donde dormía sola en estas frías paredes de color gris. — Es nuestra — se acerca, toma mi mentón para que lo mire, quiere besarme quiero detenerlo, pero estoy tan cansada. Primero es suave, cariñoso como si temiera lastimarme parece casi devoto, es muy diferente a Octavio. «No hay fuego». Al terminar el beso lo miro una vez más, busco algo que me diga ¿Quién es realmente el hombre frente a mí? «El niño que me cuido» «El niño que enseñó a leer y escribir» «El niño que jugaba conmigo» «El niño que cumplía cada uno de mis caprichos» «El joven que prometió volver y no lo cumplió» «¿Quién es?» — ¿Quién eres? — por fin lo digo, él se queda callado, se sienta a lado mío, y espero su respuesta, pero no llega — ¿Quién eres? — lo vuelvo a intentar, pero esta vez con lágrimas en mi rostro, no quiero llorar, pero no puedo evitarlo, esto es una tortura, una tortura que quiere ahogarme — ¡¿Quién eres?! — grito. — Soy tu ángel, tu protector, tu alma gemela, soy la persona que se tiraría de un edificio solo para hacerte sonreír— acaricia mi mejilla— créeme que todo lo que hice es y fue solo para tu bien. — Manteniéndome encerrada y engañándome — lo empujo, lo golpeo con rabia y el solo se queda quieto recibiendo mis golpes como si no sintiera nada. «Quiero lastimarlo» «Quería que supiera el daño que me había hecho» — Protegiéndote y salvarte de este es mundo— necesito una explicación, y él lo sabe, pero lo ignora. — ¡¿Quién eres!?! — grito a todo pulmón, como si mi vida dependiera, pero él no dirá nada hasta que se dé cuenta del daño que me hizo, entonces corro a la ventana me paro frente a ella dispuesta a saltar—si no hablas saltare. — Si saltas te seguiré, si te lo digo quien soy, me dejarías, temerías de mí, me odiarías y sobre todo ya no sería tu ángel — baja la cabeza — ¿Quién soy? Soy un monstruo para el mundo, pero para ti soy tu ángel, un ángel que solo aparece frente a ti — se voltea a mirarme— era un monstruo cuando llegaste a mi vida, pero un monstruo que tú salvaste en esa noche, por favor déjame ser tu ángel. El temor de sus palabras me deja helada de pronto su mirada cambia, tiene miedo parece un niño, su voz se quiebra de pronto su imagen de un ser inquebrantable se va, no es el hombre que tenía un arma en su cabeza cuando enfrentaba a Octavio ¿Cuántos rostros tiene? — Me engañaste, estuve encerrada en esta maldita casa — golpeó la cama con fuerza. «Odiaba esta casa» «Odiaba el silencio» «Odiaba la soledad» — ¿Te engañe? No, te oculte una verdad que al final te lastimaría, no quería verte sufrir al saber de dónde provenías, esa mujer ya tiene una vida — se arrodilla frente a mí, uniendo nuestras frentes — tiene dos hijos un niño de 10 años y una de 18 años, ella hizo su vida tiene una familia feliz, una familia donde tú no perteneces, nosotros somos familia, nos pertenecemos. Mi corazón late como si hubiera corrido una maratón, mi respiración es cansada, y escucharlo decir esas palabras, revelan una realidad que quería ignorar, esa mujer me dio la vida, pero no siento nada por ella. — Tú tienes una familia. — No, nunca lo tuve, ellos eran un pase para tener una vida tranquila, una donde tú y yo podíamos vivir, donde podríamos construir un futuro solo nosotros — besa mis labios. — ¡Mentira! — lo alejo de mi — te olvidaste de mí, solo me encerraste en este lugar. — Te protegía, no quería que vieras este mundo, un mundo donde mentir, engañar, dañar es el pan de cada día — vuelve a besarme — dime, cuando saliste ¿Qué encontraste? «Un corazón roto» pensé, pero no lo dije. — Amistad, vida, sueños, metas y.... — Sufrimiento — termina por mí. — Libertad — lo corrijo, Miguel Ángelo se aleja como si le hubiera dado una puñalada en el corazón. «No quiero lastimarlo» — Yo pensé, yo creí… — En todas tus escusas solo piensas en ti, nunca pensaste en mí ¿Alguna vez me preguntaste? — ¿Qué quieres? —pregunta al fin. — ¿Quiero conocerte? — trato de ser sincera. — No quiero que me mires como el resto del mundo—me abraza fuertemente. Mundo es la palabra que más repite una y otra vez, entonces lo comprendo él está roto, el esta enfermo, nosotros no somos normales, nosotros estamos rotos. — Déjame ser yo quien te proteja, esta vez seré yo la que decido. — ¿Y si no te gusta lo que ves? — me toma por la cintura y me pega más él. — Te amo, pero te amo más como mi hermano, como mi familia es como si fueras parte de mí, te necesito, pero más como mi familia — lo miro a los ojos y trato de que ver al hombre que amo — me ¿entiendes? — Más de lo que crees — besa mi frente, como lo hacía cuando éramos pequeños. — si quieres que sea tu hermano lo seré. Debería estar enojada y odiarlo por todo lo que pasó, pero no puedo, como odiar a la persona que dio la vida por ti, como odiar a la persona que cuido de ti, como odiar a tú otra mitad, es como si me lastimara a mí misma, Ángelo siempre estuvo presente en cada paso que daba, el nunca salió de mi mente en ningún momento. «El corazón es traicionero». «Tal vez sea un monstruo». «Y yo una estúpida». «No sé lo que vine a futuro y no me importa, necesito que él esté en mi presente». Epílogo Octavio Un año después — Señor Verona, tiene una visita es — duda un poco — la señorita Megan. — De hecho, soy la señora Dorothy — entra Megan a mi oficina, con vestido largo de color azul y una enorme panza — tanto tiempo Octavio, me levanto y voy a su encuentro dándole un fuerte abrazo. — Oh, no te esperaba hasta la próxima semana — digo mientras tomamos asiento — ¿Quieres tomar algo? — No gracias, con respecto a tú pregunta, mi cesaría se adelantó así que decidí llegar antes para preparar todo, sabes que no me gusta dejar mi trabajo a medias. — se acaricia su estómago. Al final nuestras empresas tuvieron la fusión que mi padre esperaba, pero sin la necesidad de una boda de por medio, pero si era un requisito indispensable que yo esté a cargo de la empresa, por ende, volví, pero antes me di unas merecidas vacaciones por todo el mundo. — Para ¿Cuándo es la cesaría? — pregunto sonriendo. — Dentro de dos días, pero ya sabes mi esposo me tiene loca, no quiere que haga nada piensa que soy una muñeca de porcelana — dice fingiendo estar enojada, pero en realidad está más que feliz. — El embarazo te sienta bien. — Lo sé, seguro estas arrepentido por dejarme ir. — Créeme lo estoy — sigo su broma, Megan y yo nos volvimos muy buenos amigos, y en el trabajo somos la pareja perfecta, pero eso de alguna forma siempre enfurece a su esposo. «Dylan» si ese chico de ojos raros, su sumiso. Debo confesar que me pareció extraño su relación y su boda, porque Dylan casi parece una mujer, su rostro es muy delicado y su físico no es muy musculoso. Pero es el hombre más celoso que he conocido en mi vida. — ¡Megan! — se escucha un grito a fueras de mi oficina, y obvio es su esposo — ¿Qué haces aquí? El doctor dijo que no hicieras esfuerzo — entra sin saludar este adolescente, pero en verdad parece que nunca va a crecer. — ¡No me grites! — grita — ¿Quieres que me enoje? — No— baja cabeza, como el sumiso que es — pero es peligroso para el bebé — se acerca a Megan y la abraza, ¿esto es enserio? Este hombre es una vergüenza para el género masculino. — Solo vine arreglar algunos asuntos, ante todo soy una profesional — se empieza a enojar. — Te amo — besa su mejilla. Es entonces que la mujer más dura y fría que he conocido se derrite como un helado por el medio hombre que la abraza y ahora se besan. — Dios, váyanse a un hotel — me quejo. — ¿Celoso? Pues mira lo que perdiste — se palmea el trasero provocando una risa sincera de mi parte. — ¡Megan! No me quiero poner celoso — se queja la cara de bebé — vámonos — se lleva a su mujer. Es increíble como el amor puede cambiar a las personas algunas para bien y otras para mal, como mis padres que tienen sexo en cada rincón de la oficina, Dios parecen conejos, a veces extraño los momentos en que apenas se hablaban. «Mentira» me gusta verlos felices, aunque me dejaron traumatizado de por vida. Lo bueno es que se fueron de luna de miel por tercera vez este año y ya no tengo que presenciar sus pervertidas exhibiciones. —¿Señor? — me saca de mis pensamientos Susana. — ¿Qué? Lo siento estaba perdido ¿Qué me decías? — No sé si decirle, pero creo — se queda callada, como si temiera mi reacción, y eso ya no provoco hace mucho tiempo — vera mmmmm. — Solo dilo — sonrió para tranquilizarla. — Hace unos meses, bueno dos meses exactamente y tres días como al medio día creo como a las 12:45 — se calla nuevamente. — Dilo — empiezo a impacientarme. — Vi a Ana — solo escuchar su nombre me dejo paralizado, hace mucho tiempo que no escuchaba su nombre y que mis labios dejaron de pronunciar — bueno en realidad me busco, me dio su número y donde podría encontrarla. Me doy la vuelta, no quiero que nadie vea que a pesar del tiempo todavía me afecta. — No digas nada, no quiero saberlo — retomo mi trabajo. — Sí, lo siento solo pensé que debía saberlo, ella está muy cambiada, me pidió perdón y pregunto por usted. — ¡Te dije que no quiero saberlo! — gruñó. — Lo siento — sale de mi oficina, ¿pregunto por mí? Ja, no me interesa. «Ya la superé» soy un hombre nuevo, no temo al amor, estoy listo para empezar. «Ana» ¿Quién es Ana? Nadie, es pasado solo un pasado y esta pisado. Pero todo el día solo pienso en ella, maldita maldición, no odio a Ana, pero no voy a negar que una parte de mi sigue herido, el día que se fue de mi departamento, yo la seguí en todo momento. «Mierda» **** Al final de muchas vueltas decidí pedirle a Susana que me dé su dirección (solo eso). Necesito cerrar este ciclo y poder empezar, necesito saber ¿Qué paso? «Estoy haciendo lo correcto» ¿verdad? Pero llegar a la dirección, me sorprendo que es un restaurante se llama: «Delicias» Es un establecimiento no es grande, pero sí muy acogedor, de alguna forma me alegra que haga lo que le gusta. Al entrar me topo con la persona que menos esperaba. «El cocinero» está trayendo unos platos y se los entrega a un mesero. —Bienvenido — saluda, pero al darse cuenta de quién soy, sonríe como bobo como la primera vez que lo conocí — OMG, cuanto tiempo ¿Cómo estás? — me abraza como si fuéramos amigos — siempre supe que este tipo era muy raro, quien en su sano juicio saluda al hombre que lo golpeó. —Bien, gracias y tú ¿Cómo estás? — soy sarcástico, pero creo que él no se da cuenta. —Genial, tengo buena salud y soy socio con pitufo de este gran restaurante — sonríe como bobo, ¿pitufo? — ¿Pitufo? Es Ana — tartamudeo, sabía que la encontraría aquí pero no que fuera dueña de este lugar. —Sí, ¡pitufo! — grita — mira quien vino a visitarnos. Se escucha unos pasos al fondo, mi corazón late de prisa, mis manos sudan, mi boca se seca. «Creo que fue una mala idea venir» trato de soltarme del cocinero para poder salir, pero este me retiene con fuerza. —No tengas miedo — susurra cerca de mi oído, es entonces que aparece, tiene con un mandil blanco con botones a lado izquierdo, y un gorro que cubre su cabello castaño. — Octavio — abre los ojos sorprendida. ¿Por qué siento que la tierra se abre?, el mundo se paraliza, no sé qué pasa después, dijo algo el cocinero y en un dos por tres Ana y yo estamos sentados en una mesa al rincón del establecimiento. Tiene el pelo largo, teñido en las puntas de color lila, está más rellenita. «Está bonita» —Te ves bien — dice después de un largo rato. —Tu igual, Susana me dijo dónde estabas, dijo que preguntas por mí. —Tenía curiosidad —se quita su gorro. El silencio invade nuestro espacio y solo el ruido del lugar es lo único que me informa que realmente estoy frente a Ana, es como si fuéramos dos desconocidos y nuestro pasado nunca hubiera pasado. «No hay reclamos» «No hay sufrimiento» «No hay lágrimas» «¿No hay amor?» Luego de un rato nos traen unos cafés y pastel de chocolate, sé que lo preparo Ana. — ¿Cómo estás? — me animo preguntar. —Bien y ¿tú? — toma un poco de café. —Bien — no sé qué decir, me siento tonto, tal vez debí dejarlo así, pero también una parte de mí siempre estaría con la duda y es mejor dejar todo claro y así poder seguir mi vida — sabes que me gusta ser directo y vine aquí a cerrar de una vez esto, ambos nos hicimos daños, tal vez uno salió más que otro, solo quiero saber realmente ¿Estás bien? ¿Cómo estas con él? — pregunto finalmente, de pronto la pequeña sonrisa que tenia se desvanece. — Sí, yo también necesito un cierre y por eso pregunte por ti — suspira — mi psicóloga me dijo que necesito esto. — ¿Psicóloga? — pregunto sorprendido — ¿por qué? —No sé si deba decirte esto, pero debo hacerlo más por mí que por ti, Miguel Ángelo está en un centro psiquiátrico — toma un poco de café. —La verdad no me sorprende, era un hombre peligroso — soy sincero. Ese hombre no estaba bien y aunque nunca lo pude comprobar sé que estaba metido en negocios turbios. —Lo sé. — ¿Lo sabes? — empiezo a molestarme — entonces porque te fuiste con él, te presente las pruebas, te traje a tú madre para que te dijera la verdad y aun así te fuiste con él. —Porque necesitaba ayuda, lo supe en el momento en que lo vi ese día y supe que no podía odiarlo o juzgarlo él estaba enfermo al igual que yo. — ¿Tú? — preguntó sorprendido. — Sí, mi unión con él no era normal, lo sentí desde niña al igual que él, tal vez me juzgues por esto y me veas con diferentes ojos, pero necesito confesarlo — toma un poco más de café — a un que no seamos hermanos de sangre siempre lo vi como mi hermano, él era mi ídolo, mi mundo y si él me lo pidiera está dispuesta a todo. — ¿A qué te refieres? — pregunto con temor, pues tengo una idea muy loca. —A que nosotros estábamos mal — baja la cabeza —luego la situación se volvió más difícil éramos más posesivos el de mí y yo de él, pero yo lo hacía de una forma inconsciente, más infantil pues creía que si seguía siendo su hermanita pequeña haciendo berrinche o manipularlo con caricias y gestos infantiles para que él nunca vería a otra más que a mí. — ¿Qué quieres decir con esto? —Que mi amor por él era enfermizo porque lo veía como mi hermano — suspira —tenía dependencia emocional. — Y ¿ahora? —Lo sigo amando, pero esta vez de la forma correcta, es mi familia — sonríe. — Miguel Ángelo no lo merece, no te merece ¿Cómo puedes perdonarlo? —No lo hice, pero necesito hacerlo más por mi bien que por el suyo, pero él me necesita a su lado, como su hermana, él está luchando, por eso necesitaba contactarme contigo para pedirte perdón, por lo que te hice pasar, por todo. —No hay nada que perdonar. Después de eso, nos pusimos a hablar de trivialidades, como si fuéramos dos personas desconocidas que empiezan a conocer, le hable de mis padres y como me dejaron traumatizado, sobre Megan, Edgar que sigue siendo el mismo mujeriego. Me contó que se fue a Francia a estudiar, que tiene contacto con su madre pero que no se siente lista para conocer a sus hermanos, que con el dinero del divorcio puedo invertir en este restaurante y con lo demás puedo donar a algunas organizaciones para niños sin hogar. Parecíamos dos personas que apenas empiezan a conocerse, Ana se ve más madura, sus manos juegan con la mesa, sonríe con cada anécdota que le cuento, reímos, tomamos mucho café y el pastel de chocolate casi me lo acabe yo sólo, «El tiempo pasó volando» esta es una faceta de Ana, que me gusto conocer. —Chicos es hora de cerrar — dice el cocinero que está empezando a agradar. —Creo que tengo que irme — sonrió. —Lo siento chef, te deje todo el trabajo — se disculpa Ana. —No te preocupes mañana tu trabajas el doble — pellizca sus mejillas — eres siempre bienvenido aquí Octavio — se despide el cocinero. — Ana, ya sé que no debería abrir la boca, pero necesito saber esto ¿me amaste alguna vez? Abre los ojos sorprendida, luego arruga la nariz y me mira como si sus ojos tuvieran rayos láser. — ¿Cómo puedes preguntar eso? Te di mi virginidad, lloré por ti, si eso no era amor que era ¡eh! — sopla su flequillo de forma adorable — realmente te quise — no sé porque, pero su respuesta me hace sentir tranquilo, en paz conmigo mismo. Y creo que tal vez podamos comenzar otra vez, pero esta vez como amigos. —Lo siento, de acuerdo — revuelvo su cabello en tono amistoso, aunque dice que ha madurado todavía tiene esa esencia infantil que me cautivo al principio — bien ahora sí me voy. —Hasta luego Octavio — se despide. — Hasta luego — pero antes de salir necesito saber algo — Ana ¿Eres feliz? — ella abre los ojos sorprendida. — Estoy tranquila. —¿Eso bueno? —Es lo que necesito ahora.