Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 442

Prólogo

— ¡No puedes encerrarme! — grite cuando me dio la


espalda, pero mientras se daba vuelta lentamente, su
mirada reflejaba dolor, rencor, e ira. Y sentí, por primera vez
desde que le conozco una corriente de escalofrío horrible y
supe que esto sería el principio de mi tortura, casi sin voz
susurré — Estas loco.
Sonrió de forma macabra, y acercándose poco a poco, me
arrinconó en la pared de forma brusca, respiraba de forma
agitada como si se estuviera controlando, su cercanía era
tan cercana que incluso podía respirar su aliento, temblé,
mis piernas no respondían.
—Tú me convertiste en esto, niña tonta, ahora pagaras por
volverme ¡loco!. — dijo con rencor, pero pude percibir dolor
en sus palabras.
— ¿Por qué me haces esto? — pregunté con mi último
aliento, me aprisionaba de tal forma que no podía
respirar yo no hice nada malo, yo no tengo la culpa ¿Por
qué quiere lastimarme?
— Porque eres ¡¡¡MÍA!!!
CAPÍTULO 1
Octavio
—Hijo tenemos que hablar — entra mi padre a mi oficina,
con cara sería, recordándome cuando estaba en la escuela.
—Ahora no padre tengo una reunión — anunció levantando
me de mi sillón.
— ¡Es importante! — golpea mi escritorio.
—Bien, que deseas — respondo mientras tomo asiento
nuevamente, porque sé que cuando quiere hablar es para
largo — espera, deja que le diga a Edgar, que vaya en mi
lugar — llamo a mi secretaria. — Susana, dígale al señor
Rojas que me remplace en la reunión.
— Bueno padre soy todo tuyo.
— En una semana cumples 29 años, y sabes lo que significa
—me mira con una mirada como para matarme.
— Bueno gracias por el recordatorio, antes de que digas lo
que ya sabemos te digo que no, no tengo ninguna novia, por
lo tanto, no me quiero casar, yo hablare con el abuelo y le
diré que es absurdo lo que pide.
— Tú crees que te hará caso, eso mismo me lo hizo a mi, he
hice todo lo posible, para hacerle entrar en razón.
Es realmente una estupidez que, para heredar la empresa
de la familia, antes de los 30 años, este casado y como
mínimo tener un año de matrimonio. Son las locuras de un
anciano senil, pero como dijo mi padre a él le hizo lo
mismo, solo que se casó con una mujer de su clase, la
familia de mi madre se asoció con la empresa de mi
abuelo, que luego paso hacer cargo de mi padre, la
constructora Verona, una de las más importantes del país.
— Si tú ya eres el dueño, porque el sigue tomando decisión
en este tema — digo irritado, ya casando de este tema, no
quiero casarme nunca busque una esposa como hizo mi
padre, él se tomó su tiempo para poder hacer la selección,
con el tiempo pensé que esto se olvidaría, o el abuelo
muriera y nos dejara en ¡paz!
— Lo sé, pero tú abuelo fue muy astuto, en este tema, no se
mete en las decisiones de la compañía, pero si en a quien
pertenecerá, y como vez lo tienes que hacer, y si no
cumples todo esto pasara a fundaciones de beneficio
social, que apoya tú abuelo. Y los Verona pasarán a la
historia — grita, poniéndose un poco agitado.
—Está bien, pero no sé qué hacer, no me tome el tiempo de
buscar, y no me casare con cualquiera y ¡sólo tengo 1
semana!
—Hijo, sabes que nunca te mentí en la relación que tengo
con tú madre, no lo hicimos por amor, pero si por intereses
de ambas familias, yo tengo mis amates y ella también, no
me importa con quien se mete, pero a la hora de tener un
hijo lo planeamos los dos.
— Ya sé, no sé porque me lo repites.
—A lo que quiero llegar es que, para encontrarla, tuve que
tener muchas citas, buscaba una mujer que cumpla los
requisitos para ser mi esposa, no amor, se puede decir que
hice un castin.
—Me estás diciendo que haga un ¿castin?
—Te estoy diciendo que no te pongas exigente, busca a
cualquiera, cumple un año de matrimonio con ella, luego te
divorcias. Total, la cláusula no dijo que hasta la muerte los
separe — sonríe de forma burlona.
«Por dios, mi padre es un genio, como no pensé en eso, es
una gran idea».
—Pero hijo eso no quiere decir que te quedaras soltero, la
constructora es conocida por ser familiar, esa es nuestra
principal imagen y necesitamos un heredero para los
Verona, entiendes — asiento con la cabeza — tienes un año
para encontrar una esposa ideal, de buena familia, que
ayude al crecimiento de la constructora Verona, por ahora
consigue a cualquier chica y vive con ella un año, sin más
que decir, me voy que tengo trabajo.
«Creo que es hora de poner un Aviso».
CAPÍTULO 2
Ana
—¡Ana! — gritaban desde el segundo piso.
Hace 3 días falleció la señora Marta, una anciana que
cuidaba, a cambio de comida y un lugar donde vivir, ahora
no sé qué me pasará y creo que su hermana me dará la
respuesta hoy. Suspiro porque sé que no serán buenas
noticias.
—Si señorita Laura — respondo al entrar a su habitación.
—Bueno seré directa, necesitó que te vayas, como vez ya no
necesitamos tus servicios — dice mientras mira su portátil.
—Si per... —digo, pero la señorita Laura me interrumpe.
—¡Sí que! Mira muchachita mi hermana te trajo a casa con
el fin de servirle, yo me iré pronto y venderé esta casa,
tienes 2 días para irte— me grita
— Pero no tengo donde ir —suplico con desesperación — si
me quedó hasta que consiga un comprador.
— ¡NO! ¡Yo no confió en ti — me señala con su dedo — te
daré un poco de dinero, mi hermana te dijo cuál era tu lugar
aquí cuando te adoptó, ahora ella ¡murió! Nadie te necesita
más. — me grita, yo solo asiento afirmando en la situación
en la que me encuentro — bien —baja el tono de su voz al
ver mi sumisión— si quieres ser útil llama a la perrera para
que se lleven al perro y gato.
«Quiero hablar».
— Pero señorita, los harán dormir — digo con suspiro
porque sé que ahora sí que estoy sola— y si me los regala,
yo me los llevo — porque es lo único que me queda.
— Está bien, a mí no me interesa, ahora retírate.
Que hago, donde voy no conozco a nadie, otra vez me
quede sola, la señora marta se fue y era la única que me
protegía, nunca me trato con cariño, pero tampoco me
maltrato, sólo era fría. Pocas veces la veía sonreír, y solo lo
hacía con sus mascotas, sus fieles compañeros, a mí
también me gustaba jugar con ellos, por un momento ese
silencio que vivía la casa se llenaba de ladridos de Nerón, el
perro más peludo que conocí. Y me encanta como mimi el
flojo gato se dormía en mi regazo por eso no los puedo
abandonar fueron mi compañía, por varios años en esta
casa.
Mientras los acaricio a los dos les digo — Que será de
nosotros— mientras suspiro abrazado a Nerón.
*************
Esta es mi vida, el silencio y la soledad fueron mis únicas
compañías, pero no importa ya es costumbre, como dice
ese dicho si la vida te da limones pues has limonada, ojalá
algún día me de naranjas.
Lo que aprendí hasta hoy, es mantenerme, invisible, nadie
me hará daño, y el silencio para escuchar al mundo.
Mientras leo el periódico en busca de un empleo, no
encuentro nada todos piden experiencia, pero hay un
anunció que llama mi atención no pide experiencia es solo,
ser un extra en una película y la paga es muy buena, para un
día con ese dinero alquilar un cuarto, hasta que consiga un
trabajo más estable. Creo mi árbol por fin me da naranja.
Se necesita extras para una película, mujeres de entre 25 a
27 años, delgadas de estatura entre 1.65 a 1.70 buena
paga solo por un día.
CAPÍTULO 3
Octavio
En la sociedad de hoy se le juzga, a la persona por dos
aspectos, la inteligencia y la apariencia.
Y yo poseo las dos, pero lo primero que ven es la
apariencia, por eso para escoger a mi futura esposa debe
de ser bella, que llame la atención con su sola presencia, en
cuanto a su coeficiente intelectual también me interesa,
ahora mismo estoy tras un espejo, viendo la posible
candidata para este trabajo escuchando sus respuestas y
revisando sus datos personales.
— Octavio, no puedo creer que estés haciendo esto, es muy
loco — habla mi mejor amigo mientras se ríe.
— Edgar te traje para que me ayudaras a escoger, y no
para burlarte de mi- digo mientras las observo a cada una
de ellas, una buena forma de saber escoger es viendo
cómo se comportan, en grupo, ya que ahí se nota que
actitudes tienen, si son habladoras, lideres, calladas, o con
qué tipo de gente les gusta tratar.
Veo que la mayoría son extrovertidas, un grupo que hablan
de su ropa, zapatos maquillaje etc. otras que hablan de sus
novios, otras de sus hijos.
Descartadas las madres, y las que tienen novios, no quiero
tener problemas con los celos, son estúpidos, solo muestra
la inseguridad de las personas, es realmente patético.
Pero hay una que me llama la atención, está sola en un
rincón y es extraño. Porque incluso las tímidas se
relacionan, veo que nadie se le acerca, cada una está
pendiente de sus conversaciones y no la notan, no tiene
nada que sobresalga, es delgada, lleva una falda larga y
blusa gris, su busto no es ni pequeño ni grande, no es fea
pero tampoco bonita, es simple.
*******
— Creo que tengo a la indicada, para ser mi esposa. — digo
luego de analizar los expedientes y ver su conducta. Me
levanto del sillón, me sirvo una copa, y luego la apunto con
el dedo.
Edgar me mira como si estuviera loco y dice — ¿Es una
broma verdad? — niego con la cabeza —¿Qué te has
fumado? Porque de todas las bellezas que hay, escoges a
la mas, lela del ¡grupo!
— Mi querido amigo, tengo mis razones lo he analizado muy
bien. — respondo mientras tomo mi copa
— Cuáles son tus razones para ser digna de ser tu esposa,
porque se cómo eres y a ti te importa demasiado la
apariencia, el vestir, el cómo comportarse, ni siquiera vas
a discotecas, por no tener que relacionarte con gente
vulgar, hasta en el sexo eres quisquilloso. — respira
agitado— no me dijiste que tu esposa debería ser hermosa.
— Estas en lo correcto, no solo bella, si no también
inteligente y de buena familia, y esa muchacha no posee
ninguno de esos atributos, es mas no tiene nada que me
llame la atención, es por ello que esa chica es ideal. —
respondo con seguridad.
— ¿Por qué? — pregunta mi buen amigo no muy convencido
de mi decisión.
— Veras, es simple, necesito a una mujer que no llame la
atención al presentarla, que se ha sumisa, y lo principal que
yo, no me involucré con ella de manera personal, así
cuando me divorcie de ella, no se haga escándalo y que ella
no se aproveche de la situación con algún chantaje, con
eso quiero decir que la quiero controlar completamente.
— Ahora entiendo, viendo sus datos, no tiene familia, eso es
genial, nadie más estará involucrado en este trato. —
responde Edgar ya entendiendo mi plan. — pero ¿Cómo
estás seguro que la podrás controlar?
— He notado que es solitaria, y que a todo lo que se le ha
pedido lo hizo sin preguntar es decir perfecta, baja la
mirada, se sitúa al rincón para no ser para vivir con ella,
imagínate si fuera linda, soy hombre tendría sexo con ella,
luego se enamoraría de mí, y eso sí que sería un problema
lidiar con una loca enamorada.
— No sé si darte la razón, o reírme de tu gran ego, amigo es
increíble lo narcisista que eres. — ríe con disimulo, pero
tiene razón en algo, soy increíble.
********
Al entrar al estudio, la observo está sentada y se ve muy
nerviosa, lo veo por la forma en que mueve sus pies, al
acercarme, se sobresalta cuando me ve se sorprende
incluso se ha sonrojado es la primera vez que noto que una
chica, se pone así en mi presencia, es cierto que soy todo
un adonis, pero nunca me paso que alguien reaccionase de
esa forma.
— Bueno señorita Benet, mi nombre es Octavio Verona, seré
su jefe claro si decide trabajar para nosotros.
— No entiendo creí que el trabajo era para hacer de extras
en una película y la paga es inmediata por el día — dice la
muchacha de ojos cafés con mucha timidez.
— Esta en lo correcto y no se preocupe se le dará el dinero
acepte o no el empleo al terminar esta entrevista — digo, y
como le hubiera dado la mejor noticia se alegra de la
noticia- bueno seré directo el empleo que le o fresco es
interpretar un personaje por un año, el ser mi esposa.
— ¡¿Qué? — se sobresalta — es una ¿broma?
— No, yo no hago bromas, déjeme explicarme, es como
actuar un año nada más, se le pagara por sus servicios
obviamente y será 100 mil dólares, le daría los primeros 50
mil a medio año y el resto al final, además los otros gastos
que quiera realizar será aparte de la cantidad pactada,
podemos negociar, sí así lo desea. — digo, ella no reacciona
parece que se va a desmayar, le doy un vaso de agua— se
siente ¿bien? Sé que fui muy directo, pero no hay tiempo,
necesitó casarme de inmediato, pero solo será de
apariencia, obviamente vivirá conmigo, iremos a reuniones
sociales, pero dentro de mi departamento no abra
intimidad- iba seguir hablando hasta que ella me
interrumpe con algo que nunca imágenes que hiciera
— Aceptó casarme con usted — dice con una seguridad en
sus ojos que por un segundo me deja atónito.
CAPÍTULO 4
Ana
El seguía hablando, pero no le tome atención, sé que es
loco lo que me propuso, pero no tengo nada que perder, no
tengo a quien responder mas solo tengo dos mascotas que
alimentar, en la vida que he vivido nunca tuve la
oportunidad de elegir y siempre fue la decisión de otros,
quienes definieron mi destino el nacer, ser abandona y ser
adoptada.
Pero ahora decido yo.
¿Qué tengo que perder?
Nada
El no parece mala persona y no sé porque me propone esto,
pero eso a mí no me importa, no voy a negar que me
impresiono su presencia, sus hombros anchos, sus
músculos, su mirada profunda, su cabello negro como la
noche. Tomare el riesgo.
— Aceptó a casarme con usted — digo con seguridad.
Él se queda callado unos minutos, veo sorpresa, en su
mirada.
—Creí que sería más difícil — dice, pero parece que no me lo
dice a mi si no a él —bien Ana, tienes alguna pregunta.
— ¿Cuándo nos casamos?
— Hoy, no tengo tiempo de ceremonias, sólo firmaría
algunos papeles— y así sin más en unas horas seré una
mujer casada.
CAPÍTULO 5
Octavio
Pocas veces, alguien me sorprende me había preparado
para darle una explicación, a cada una de sus posibles
preguntas, sus peticiones pensé que me pediría más
porque como ella lo dijo sabe quién soy yo, y podía
sacarme mucho más, pero no hizo nada de lo que espere
fue, como una simple entrevista de trabajo.
Me quedo pensando si realmente escogí bien, cuando
luego de un rato alguien me agita los hombros y me
despierta.
— Hey amigo te estoy hablando y tu ni caso que me haces,
¿Qué paso? ¿Te rechazó? Es comprensible cualquiera que
viniera con esa ridícula proposición se negaría adem... —le
corte antes de siga con ridículos discursos de la vida
—Ella aceptó.
— ¡¿Qué?! ¿Cómo la convenciste? ¿La Sedujiste? Dijiste que
no te involucra rías con ella porque sería un año de
convivencia, por eso la escogiste a la aburrida.
— ¡Basta no es…! — la defendí, el me mira sorprendido y yo
también me sorprendí por mi reacción, me aclaro la
garganta y digo — quiero decir que es normal.
— Hay amigo las normales también son feas, te acuerdas
en el instituto como nos burlamos de esas personas.
«En realidad eran él y su grupo de populares yo me
mantenía al margen de sus acciones».
— ¡Basta!, solo digo que ella es perfecta no es linda ni fea
para que no me opaque y no llame la atención, de acuerdo
— Ok, no ofenderé a tu futura esposa y bien como la
¿convenciste?
— No hice nada, le dije cuanto le daría las condiciones y
listo.
— Eso es todo, no te pidió más — negué con la cabeza —
alguna condición — afirmé con la cabeza — y ¿Qué es?
Seguro te pidió un auto, una casa o que follaras con ella
— se serie como loco como si estuviera a punto de
atragantarse.
— Calla la boca, no pidió nada de eso y con lo último
preferiría quedarme sin fortuna antes de tocarla, lo que me
pidió es traer a vivir con ella dos mascotas — se ríe y me da
palmadas en la espalda — sí que eres un tipo con suerte,
ella es una tonta pudo haber sacado partido a esto, yo lo
hubiera hecho — se señala con su dedo.
No quise decirle que ella si sabía quién era, y que en ella
veo sinceridad, inocencia, pero definitivamente no era tonta,
por la forma en como me respondió.
— ¿Cuándo te casas?
— Hoy— llamo por teléfono a mi secretaria — Susana
¿tienes todos lo necesario? — Pregunto.
— Si señor Verona, ¿Desea que haga algo más?
— No, sabe que esto es confidencial y no quiero que
cometa ninguna indiscreción.
— Sí señor — Cuelgo, me dirijo a mi mejor amigo — estoy
listo, vamos a mi boda serás mi padrino — nos reímos.
********
Ana
1 semana después
Como explicaría mi matrimonio en una sola palabras, frío, si
Octavio es el hombre más serio que conocí, bueno la
verdad no conozco a mucha gente, me presento a su amigo
era muy atractivo, bueno los dos lo son pero cada uno a su
propia manera Octavio es como clásico, no le gusta hablar
mucho y eso me agrada por que no sabría de que conversar
y Edgar es jovial divertido, se nota en su actitud, coquetea
con cada chica bonita que ve y me gusta observarlo como
las hace reír , es rubio de ojos verdes un cuerpo escultural,
solo intercambiamos palabras de cortesía nada más.
Ahora estoy frente al espejo observando mi reflejo, ha
cambiado no me reconozco, el maquillaje hace milagros,
pero, aunque lleve un hermoso vestido negro, y un arreglo
impecable esta no soy yo.
Tome clases de etiqueta, del cómo debo caminar, comer
etc., fue gracioso como me caía con tacos, Mirian la señora
que viene dos veces a la semana a limpiar me dio unos
tips. Es una señora muy agradable, a cuidado a Octavio
desde los 5 años. Aunque yo no la necesito para
encargarme del departamento, me gusta que venga y me
hable de sus hijos, de las travesuras de sus nietos.
Nunca pregunta del porque no duermo con mi esposo, ni
como nos conocimos, ni de mi pasado, es mejor así, no me
gustaría que alguien además de Edgar sepa nuestra
situación.
— ¿Ana? — entra Octavio a mi habitación se queda
paralizado un instante.
— Solo me falta el perfume — me lo pongo y observo a mi
esposo que chistoso pensar en el como algo mío, lo
observó por el espejo, sigue con la mirada fija en mí, me
observó en el espejo, pero no tengo nada, no me puse
mucho maquillaje, ¿tendré algo en mi vestido?
— ¿Qué pasa?, ¿por qué me miras de esa forma? — y como
lo hubiera despertado de un sueño responde.
—¿Qué? Mmmm espera ¿para que vine? — me río de su
confusión— haaa ¡sí! el auto está listo.
— Ok, vamos — en la trayectoria a su auto me repite lo que
practicamos, no debo hablar mucho solo responder lo
necesario esta es la primera vez que me presentar con su
familia y a la sociedad como su esposa, esta noche
celebramos su cumpleaños, él está muy guapo con su
esmoquin, se nota que está nervioso, no me ha mirado ni
una sola vez está muy tenso.
En la trayectoria a la fiesta, yo me puse nerviosa, por favor
que todo salga bien, que no me equivoque, me prepare para
esto estoy lista vamos tu puedes me ánimo a mi misma
— ¿Preparada? — afirmo con la cabeza— todo saldrá bien
Ana, no te alejes de mi, ningún instante solo hoy voy a estar
contigo, en las siguientes reuniones no lo estaré, de
acuerdo.
— Si — digo, pero pasa algo que no esperaba, me acaricia la
cabeza de forma tierna, casi dulce como si fuera una niña,
ese gesto me lleva al pasado donde todavía era feliz.
Donde la soledad no era solo mía.
Pero parece que él se dio cuenta de lo que hizo, veo
arrepentimiento en su mirada, se aleja de mí, sale del auto y
cuándo abre la puerta para que salga se detiene un instante
respira profundamente — vamos — nuevamente, vuelve
hacer el mismo con su voz dura y mirada fría.
CAPÍTULO 6
Octavio
La imagen de una niña de pelo castaño, y ojos color
chocolate, no salía de mi cabeza toda la noche, esa niña era
Ana, se veía tierna con su nerviosismo parecía que la
llevaba a su primer día de clase, esa imagen me produjo
una ternura, que no pude resistirme en darle consuelo.
¡Que me pasaba!, esa reacción me saco de mi zona de
confort.
La primera semana, la veía como una empleada que tenía
un trabajo que cumplir, no voy a negar que me hizo gracia
verla caer con esos tacos, o como se alegró de ver su
habitación, y todo un día se puso a ver películas junto con
su perro y gato y les hablaba como si esos animales le
entendieran, ella no sabía que la observaba, porque cuando
estaba en mi presencia se trasformaba a una chica tímida
solo teníamos contacto en el desayuno y cena parece que
le gustaba hacer las labores del hogar, aunque le ofrecí que
contraria a alguien para que la atendiera, ella se reusó, solo
Mirian va a ayudarle de vez en cuando.
—Ya deja de mirarla parece que te la quieres comer —dijo
Edgar.
—¡No me la quiero comer!!! Solo veo como se comporte,
esta noche es crucial
—Ok, pero no te has apartado ni un momento, si no te
conociera diría que ella te interesa.
—No me hagas reír solo observo que no cometa errores.
—Digamos que te creó— dice con una sonrisa discreta—
pero arreglada no se ve mal, podría servirme por una noche.
—Es que tus gustos amigo, no son tan refinados como los
míos. — digo mientras bebo un wiski, pero tuve una leve
molestia en su comentario.
Mis padres Thomas y Bárbara no le tomaron mucha
atención, los saludamos y nada más ya mi padre sabía mi
plan y de seguro se lo comunicó a mi madre, aunque su
relación siempre fue fría siempre tenían una buena
comunicación, frente a la sociedad eran la pareja perfecta,
pero yo sé que sólo son compañeros.
Nunca los pude ver siendo cariñosos uno con el otro eso
para mí es lo más cercano al amor. Al final de la noche, de
ida a mi departamento, la note más tranquila. Cuando ya
me dirigía a mi habitación, Ana me detiene jalando de mi
saco.
—Mmmm Octavio tengo algo para ti mmm por tu
cumpleaños —dijo con tanta dulzura en su voz que solo me
hizo dar una pequeña sonrisa —Me lo dijo la señora
Mirian— ya más relaja, se fue a la cocina trayendo consigo
el famoso pastel, realmente parece una niña, ponía unas
tres velas, las encendió con un fósforo no dejaba de
sonreír, quería decirle que solo los niños hacen ese tipo de
cosas, pero por alguna razón no quería estropear el
momento.
—Listo, pide un deseo — sonríe.
—Primero tienes que cantarme el feliz cumpleaños —le digo
de broma, pero de repente empieza a cantar.
Su voz era muy dulce, creo que realmente parece una niña,
tiene 25 años, pero tiene el rostro de una niña, al principio
pensé que mentía, pero al comprobar su acta de
nacimiento no mentía.
Sin darme cuenta del tiempo, ya había soplado las velas, y
comido un pedazo del pastel, cuando Ana se despidió, se
dirigía a su habitación no pude evitar preguntarle.
—Y a ti ¿Qué te gustaría que te regale para tu cumpleaños?
como te tomaste la molestia de prepararme esto— señalo
el pedazo de pastel que todavía tengo en mi mano — es 25
de diciembre, así que tendré que darte doble regalo— digo
un rápido parezco un adolescente que se está declarando
por primera vez.
—En realidad ese día no es el día de mi nacimiento, lo
pusieron porque ese día me encontraron en el orfanato, y la
verdad no me gusta ese día —dice con tristeza en su
mirada.
—¿Por qué?
—Porque es el día que me abandonaron.
—Pero ¿tienes otro día que te gustaría festejar? — digo,
debería dejarlo así, pero tengo curiosidad.
—Si
—Bien, ese día lo festejamos ¿Qué fecha es?
—No te lo puedo decir, es secreto —sonríe como si
estuviera recordando algo —gracias, pero no es necesario,
buenas noches.
«Es una niña misteriosa».
CAPÍTULO 7
Ana
—Ana, Ana, Ana despierta es nuestro cumpleaños. — decía el
niño más lindo que he conocido, mientras abría mis ojos con
pereza, pude verlo la única razón por la cual me levantaba
feliz, mi ángel de ojos azules.
*********
1 semana después
—Ana, esta noche no llegare a cenar, así que no quiero que
me esperes como la otra vez— dijo Octavio poniéndose la
corbata, últimamente llega muy tarde, y siempre le
esperaba con la cena, lo hacía porque sentía que era una
forma de agradecer todo lo hizo por mí, sé que no hago
mucho, pero él se hace cargo de mí.
— De acuerdo, pero te dejare la cena, para que la puedas
calentar luego en el microondas —digo
—¿Por qué haces esto? No es necesario, quiero que quede
claro una cosa, no eres mi esposa real, no tienes que
comportarte como una esposa abnegada que espera la
llega de su esposo — me reprocha de forma fría sin
mirarme.
Últimamente se a comportado más distante que antes, ya
ni siquiera me mira, después de su cumpleaños, ha
cambiado mucho antes se dirigía a mí de forma educada,
pero ahora parece que no me quiere cerca.
El agarra su maletín y se va, mentiría si digiera que no me
importa, pero la verdad tenía la esperanza, de ser su amiga.
— Creo que tengo mala suerte, Nerón— le digo a mi perro
mientras me inclino y le acaricio — que te parece si vamos
a pasear que dices— Nerón me mira y ladra —y tú gato flojo
nos quieres acompañar— apenas me mira y vuelve a
dormir- mimi siempre tan dormilón.
****************
Los días pasan y cada vez me aburro más, no sé qué hacer
me estoy pasando de ociosa, yo siempre he trabajado,
aunque nunca me pagaban, siempre tenía algo que hacer.
Nerón es el único que me da trabajo, ahora mismo le estoy
dando un baño en la tina y sí que cuesta.
— Vamos Nerón si quieres dormir en mi cama esta noche,
tienes que estar limpio- digo con esfuerzo — vamos solo un
pasito más, un pasito más siiiiii — y por fin está dentro,
cuando lo estoy Jabonado, escucho que alguien se acerca,
son pasos lentos, me paro para ver de quien se trata de
pronto la puerta se abre muy lentamente, hay por dios que
miedo, es muy temprano para que Octavio llegue.
— ¿Quién es? — digo temblando y de pronto se ve una
sombra negra, no puedo más. Y empiezo a gritar lanzado le
lo primero que tengo en la mano que es jabón.
—¡Auch! Que te pasa niña tonta — grita Octavio tocándose
la cabeza ya que ahí fue donde le pegue, doy un suspiro de
alivio al ver de quien se trata creo que tengo que dejar de
ver serie de misterios y miedo.
— Perdón me asuste es que siempre llegas muy tarde y no
pensé que fueras tú.
Esperaba que me gritara más, pero me mira de una forma
rara de arriba abajo y es ahí es donde me doy cuenta que
estoy mojada, utilizado una polera blanca y ¡no llevo
Brasier! Me doy la vuelta y me tapó rápidamente.
Octavio se aclara la garganta y se va rápido. Como si
estuviera escapando de mí y eso me hizo gracia, cuando
por fin terminó de bañar a Nerón lo dejo en mi cuarto con
mimi ya que a Octavio no le gusta que ronden por la casa.
Me baño y visto, para enfrentar al señor hielo, pero cuando
salgo el ya no se encuentra solo dejo una nota en el
refrigerador
No llegó a dormir
Como una persona puede ser frío hasta cuando escribe, yo
si se quien el señor hielo.
Al día siguiente
Como no llegó a dormir el señor hielo, ahora estoy
desayunando frente a la televisión, sé que a él no le gusta
porque cuando me vio comer hamburguesa en mi cama
mientras veía los Simpson, me miro de una forma que daba
miedo, decía ¡no se come en la cama! ¡no debes dormir con
el perro! ¡no se salta en la cama! ¡no se come frente a la
televisión! Todo era NO.
Que bien se siente desobedecer algunas reglas.
Cuando por fin acabó todas mis labores, que no es mucho,
veo el periódico y algo me llama la atención es una imagen
del señor hielo en un bar, con una chica rubia y están muy
juntos, ella esta con su brazo izquierda rodeando el cuello
de Octavio, el tomándole por la cintura.
El empresario Octavio Verona el heredero de una de las
constructoras más importante de país se le vio muy
entretenido con la modelo rusa Helga.
La pregunta que todos se hacen es ¿Dónde está su esposa?
Ya que hasta el momento nada se sabe de ella, fuentes
indican que la susodicha es muy reservada en su vida
privada ya que tampoco desea ser fotografiada.
Ya veo porque no llegó a dormir, lo bueno es que nadie
sabe quién soy porque ya me daría vergüenza salir, con
esta noticia.
CAPÍTULO 8
Octavio
En el trascurso de mi vida he aprendido a controlar mis
apetitos sexuales no me gusta tenerlo con cualquier chica
soy muy selectivo, tampoco me comprometo con ellas, y no
les doy falsas esperanzas, por eso soy frío es algo que mi
padre me enseño "si no quieres ser lastimado, nunca
muestras debilidad y menos por una mujer porque si lo
haces ella te controlara” y a mí eso no me agrada, eso no
quiere decir que se ha un monje.
Por ello en la selección de mi futura esposa, debo ser más
cuidadoso soy hombre que se fija mucho en la apariencia,
pero tampoco quiero estar con una cabeza hueca. Estos
días he estado de cita en cita con mujeres de alta sociedad
mujeres muy bellas, que además puedan ayudar a mi
empresa, pero ninguna ha llamado mi atención.
He sido más frío con Ana las últimas semanas ¿por qué?,
no lo sé, solo diré que me incómodo mucho la sensación
que me produjo su conducta, su sonrisa, y sobre todo esa
esencia de inocencia, pero debo admitir que extraño sus
atenciones para conmigo, le he dado mis reglas, pero es
como si tratara con una niña.
Hoy llegare temprano a casa porque ¡no se! sólo quiero
descansar y dejar de lado toda esta mierda y regañar a Ana,
me relaja no sé por qué.
Es una niña tonta.
Cuando llegó no escucho a nadie ¿habrá salido? pero de
repente hay sonidos toscos en la recamará de Ana me
acerco en silencio, la puerta está abierta cuando entro no
veo a nadie, pero nuevamente escucho murmullos en el
baño, sé que no debería ir, pero me mata la curiosidad,
sobre todo porque escucho risas, seguro esa niña tonta
debe estar jugando en el baño.
Me hace gracia, el solo pensar en sus travesuras, veré que
está jugando sin que se dé cuenta, voy en completo
silencio, cuando abro la puerta.
—¿Quién es? — la escucho decir, ya se dio cuenta entonces
decido aparecer, cuando de repente, siento un dolor en la
cabeza.
—¡Auch! Que te pasa niña tonta— grito es ahí donde veo que
solo estaba bañando a su perro.
— Perdón me asuste es que siempre muy llegas tarde y no
pensé que fueras tú.
Cuando ya le iba gritar de que ¡no debe bañar al perro en la
tina! Noto que esta mojada y su polera se le pega a su
cuerpo la observo de arriba, abajo y sus senos se le ¡ven!,
son redondos medianos veo incluso el color de sus bragas
son rojos, me quedó paralizado y ella lo nota cuando se da
cuenta de cómo esta, se da la vuelta y se tapa.
Yo no me quedo un segundo más y salgo como alma que
lleva al diablo, yo he visto a muchas mujeres desnudas,
pero nunca me produjo esto es como estuviera cometiendo
un pecado al solo observarla, mi polla reacciono al instante.
Me digo que solo es porque he estado en abstinencia estas
últimas semanas y necesito follar, voy al bar más cercano
para quitar la imagen de Ana desnuda.
Al día siguiente
— ¡Sii...! — gime la rubia desconocida, meto y saco me pene
no sé cuántas veces, ella gime, cierro mis ojos he imagino a
Ana desnuda, cuando abro mis ojos la veo de bajo de mi
sonriendo de forma traviesa, gimiendo mi nombre, veo el
brillo de sus ojos color chocolate cuando se corre, sin
pensar beso con desesperación como si mi vida
dependería de ello y sigo embistiendo hasta que me corro.
Me despierto de golpe por el sueño que tuve, ¿por qué soñé
con Ana? Me levanto y noto que una mujer rubia está a lado
mío, ¡mierda no era un sueño!, y lo peor es que tengo un
dolor de cabeza horrible.
— Susana — llamo a mi secretaria — necesito que vayas a
mi casa y me traigas un traje, ropa interior y productos de
aseo personal — pero lo pienso mejor no quiero que Ana
haga preguntas y tampoco que sepa de mi situación—
espera mejor ve y compra todo con la tarjeta de crédito que
te di, estoy en el hotel Moon —cuelgo sin recibir su
respuesta, ella sabe cómo soy, sabe que me gusta ir al
grano, por eso está conmigo 4 años.
— Buenos días cariño— se levanta la rubia desconocida,
completamente desnuda.
—Necesito saber cuándo fue tu última revisión médica.
—¿Qué? — gruñe abriendo más sus ojos.
— Necesito sabe.... — le digo, pero me corta antes que
termine.
— ¡Ya te escuché! Imbécil. — pongo mis ojos en blanco por
su reacción— deja me decirte que estoy limpia y además
usaste condón.
—Algunas veces puede fallar— digo fríamente — no importa,
ve a vestirte y vete.
— ¿Eso es todo?
—Si.
— Eres un idiota— se ríe— pero follas muy bien— agarra un
papel y anota algo— este es mi número si quieres volver a
repetir — me lo deja en la mesita de noche.
— No es necesario, no se volverá a repetir— esa
desconocida se ríe más como si le contará un chiste.
— Ok cariño, pero Respóndeme algo ¿Quién es Ana? — me
tenso por su pregunta.
—Eso no te incumbe— gruño, ¡no puede ser! que me pasa
¿hable de ella anoche? ¿Qué le abre dicho? No lo puedo
dejar así, antes de que se vaya.
— ¿Qué te dije de ella? — le digo mirando fijamente sus ojos
para saber si me miente o no, no puedo negar que es
hermosa
— En realidad no me dijiste nada, sólo gemías su nombre
cuando estábamos follando — luego sigue riendo como
loca — deberías ver tu cara, parece que estarías viendo un
fantasma, no sé quién es esa tal Ana, pero debe ser muy
importante para ti para que bebieras de esa forma, hasta el
punto de alucinar con ella mientras me follabas.
—¡Cállate! — grito, nunca me salgo de mis casillas, pero no
me gusta esta sensación de vulnerabilidad.
—Bien, no te alteres ¿se debe parecer a mí? Para que nos
confundas.
— No se parecen, ella es morena — porque rayos le
respondo.
—Oh, esto es más grave de lo que imagine— se levanta y se
dirige al baño — Ah mi nombre es Helga, guarda mi número
por si algún día quieres desahogarte cuándo Ana te
moleste. Adiós Octavio.
*************
— No lo puedo creer Octavio tú con resaca, me dijeron que
el final llegaría, pero nunca pensé que tu fueras una de las
señales— se ríe.
—No es gracioso Edgar— digo mientras tomo una aspirina
para el dolor de cabeza.
— Lo siento, pero nunca pensé que don perfecto haya
salido a divertirse con una modelo.
— ¿Cómo sabes que es modelo? Eso ni yo lo sé— digo
intrigado por la información.
—Por eso vine— me muestra el periódico — mira esto.
— ¡Mierda! —gruño.
— Hey, don perfecto diciendo malas palabras, otra señal
que llega el fin — se burla de mi — ya hablando enserio
¿Qué te paso? Tú no eres así.
— Lo sé, perdí el control, no sé qué me ha pasado— agarro
mi cabellera para tranquilizarme.
—Seguro tú padre no se quedará callado por esta noticia.
—Lo sé— nunca he perdido el control, por ende, el
conocimiento, mido siempre todas mis acciones, y ahora
mi padre dará sus típicas charlas de la importancia de
mantener la imagen. Pero lo que realmente me preocupa es
la reacción de Ana, ella no sabe nada acerca de mis citas, ni
de que estoy en busca una esposa.
«Espero que no salga con algún reclamo estúpido».
«No me gusta los reclamos histéricos de las mujeres son
un dolor de cabeza».
CAPÍTULO 9
Ana
1, 2,3,4,5,6, 7...…..56, 57, 58,59,60 ya son la 5 pm de la tarde,
mi distracción es el reloj en la pared, estoy tirada en el piso
con mis piernas hacia arriba del sillón de la sala. " ¡que
divertido!" nótese el sarcasmo ya me estoy volviendo loca,
me hago auto sarcasmo.
— ¿Qué haces echada? Ana te he dicho miles de veces que
el sillón es para sentarse, no para poner tus piernas— dice
Octavio enojado, pero aclarándose la garganta mirando mis
piernas.
—¿Tienes hambre? Hice Brownies — me levanto rápido,
ignorando su mirada porque me pone nerviosa desde que
tuvimos ese incidente me mira de una forma que no logró
descifrar.
—No tengo hambre, Ana has visto la noticia o el predicó
hoy— me mira muy serio.
—Sí, ¿quieres que te lo traiga? — me levanto de golpe para
ir por el periódico— ¡no! — grita. «Que gruñón»—ok,
entonces me voy a mi cuarto—— empiezo a irme, pero
Octavio me detiene con una pregunta poco común en él.
—¿No quieres preguntarme algo? — pregunta sentándose
en el sillón niego con la cabeza — ¿Qué hiciste todo el día?
—¿Qué le pasara? nunca me ha preguntado como he
estado.
—Nada en especial —pero esa respuesta me hizo pensar,
que no debo seguir con esta situación.
"¡Voy a buscar trabajo!"
Al día siguiente
He ido a todas las entrevistas de trabajo, que marque en el
periódico ¿Cómo me fue? Puede que bien, porque conocí
muchos nuevos lugares, y puede que mal porque en todas
pedían experiencia, conclusión más o menos. Es muy tarde,
cuando llegó a casa mi perro sale a recibirme y casi me
tumba.
—¡¿Dónde estabas?! — grita Octavio saliendo de su
despacho, le iba a contestar, pero vuelve a gritarme —
¡¿sabes la hora que es?! ¡¿por qué no contestas tu celular?!
Pensé que te había pasado algo, casi llamo a la policía,
pensé en una niña tonta perdida en la ciudad llorando, te
pudieron haber violado, secuestrado y matado.
Me asusta su reacción tanto que se me olvido contestarle,
no dije nada, tenía muchas cosas en mi mente, pero no
salió nada de mi boca, solo lo observé, tenía una mirada
penetrante.
Respira agitado como hubiera corrido una maratón.
— Contesta — dice luego de hacer una respiración profunda
se ve un poco más calmado.
— He... Mmm... Fui...a ...una entrevista de ...traba...jo—
tartamudeo, y parece que eso suavizó su ira- mi celu...lar
se le acabó su batería.
— ¿Qué? — Se sorprende —¿por qué buscas trabajo? — en
qué momento cambio, hace instantes pareciera que me
castigaría y ahora se ve preocupado.
No sé cómo decirle mi problema, de que me aburro en
casa, no quiero que piense que soy mala agradecida y creo
que se da cuenta de mi incapacidad de expresarme.
—Escucha Ana, sé que te asuste por mi reacción, pero
debes entenderme es muy tarde y no sabía dónde
estabas— se acerca y me abraza, respira profundo — sabes
cuánto me asuste.
Eso me hizo dar una pequeña sonrisa mientras respiraba su
aroma, un aroma fuerte peculiar, varonil.
—Gracias — dije como un suspiro.
—¿Porqué?
—Por preocuparte por mí—como si le hubiera dado un
toque eléctrico se separa de mí, tan rápido que casi me
caigo.
—No es eso, es solo que no quiero ser viudo antes de
tiempo, te acuerdas necesito 1 año de matrimonio, después
puedes hacer lo que quieras— dice con una mirada un poco
indecisa y se va a su despacho.
«Qué raro».
Creo que eso fue todo, ya cuando me iba a mi recamara
Octavio sale de su despacho.
— Espera no me respondiste de porque buscabas trabajo.
— Espero que no te molestes, pero me aburro mucho,
necesito hacer algo.
—No tienes necesidad, vete de compras con la tarjeta de
crédito que te di.
—No tengo necesidad, tengo mucha ropa que me
compraste, tú te encargas de todo, es que …mmm solo...
Quiero sentirme útil — hago un puchero.
Creo que mi respuesta le agrada por que sonríe, me gusta
su sonrisa se ve más joven, más agradable.
—¿Cómo te fue?
—Mal, todos quieren experiencia — digo agachando mi
cabeza.
—El comienzo es difícil, solo necesitas una
oportunidad, eso yo te lo daré, mañana te vienés conmigo
te buscaremos algo para que ganes experiencia.
—Pero ¿qué haría en tú constructora?
—Lo veré en su momento.
—Puedo cocinar, lo hago muy bien, ¿hay comedor en tu
constructora? — digo con ilusión.
— Si— ya me estaba alegrando dando pequeños saltos en
mi sitio - pero eres mi esposa no puedes trabajar en la
cocina.
— Pero nadie sabe quién soy—me quejo.
— He dicho que no, necesito tenerte controlada, y si vas a la
cocina tendrás compañeros de trabajo y no quiero que
nadie se involucre contigo— argumenta mientras me agarra
de una forma muy posesiva por la cintura, se da cuenta de
cómo me agarra y me suelta de inmediato - quiero decir
que no quiero que nadie más se entere de nuestro trato.
— Yo no se lo diré a nadie, confía en mi— susurro bajito.
—NO, no quiero tomar riesgos, hay mujeres en la cocina y
son muy chismosas les gusta hablar y hablar de todo.
— Yo no soy así —trato de convencerlo.
— Lo sé, pero yo digo las cocineras del comedor — respiro
de forma resignada.
—Gracias— es lo último que le digo, es la primera vez en
todo este tiempo que hablamos más de 5 palabras.
" mañana es el gran día "
CAPÍTULO 10
Octavio
—Buenos días licenciado Verona— dice Susana, mientras
arreglaba unos papeles de mi escritorio es una mujer muy
sexy, morena, de piel candela una pequeña cintura y
enormes atributos que con esa blusa blanca la falda gris
pegada a su cuerpo es un manjar exquisito. Pero a pesar de
esa belleza exótica, no pierdo el control, y se mantener la
distancia.
—Susana, ella es Ana mi esposa— presento a Ana, quien se
escondía a mi espalda.
—Mucho gusto señora Verona— contesta mi secretaria con
cortesía eso me gusta de ella, sabe cuál es su lugar y no
pregunta demasiado.
—Hola Susana— pero me mira como pidiéndome una
explicación y ahí capto su intriga.
—No te preocupes de Susana es de mi entera confianza y
sabe nuestra situación—le digo a Ana para que este más
tranquila, y reacciona como si le hubiera quitado un peso de
encima.
—Ana, necesito hablar con mi secretaria podrías salir—
ordeno.
—Si claro, espero afuera— da una pequeña sonrisa, se le
nota que está emocionada por su primer día de trabajo.
—En que le puedo ayudar — dice mi secretaria.
—Necesito que le consigas un puesto a mi esposa, en la
constructora, solo de medio tiempo, que se ha fácil de
hacer, y sobre todo que lo pueda realizar sola no quiero que
ningún hombre se le acerque, de acuerdo— ordeno
mientras me acomodo en mi sillón.
Abre sus ojos, con diversión en su mirada. Pero dura solo
un momento y vuelve hacer profesional.
—Disculpe licenciado no hay ningún puesto disponible, y
menos con esas características.
—Inventa uno— gruño.
—Bueno, podría ser en el archivero es solo ordenar y sacar
fotocopias, pero puede ser que no le agrade estar sola.
—Es perfecto, ella es muy tímida no necesita relacionarse
con nadie.
Eso lo noté al instante que la conocí, incluso en mi
cumpleaños no hablo más de lo necesario y no intento
implantar alguna conversación con nadie ni siquiera
conmigo, pero su mirada a pesar de que refleje una
inocencia casi pura también se ve tristeza y soledad.
—Una cosa más, quisiera que tú puedas ser su amiga, no es
una orden—le aclaro— sólo te estoy dando permiso de que
si llegan a llevarse bien puedas verla como amiga —
entonces decido explicarle un poco la personalidad de
ella—Sabes Ana es muy ingenua y me gustaría que la
cuidarás, sabes muy bien que, aunque ella trabaje sola,
siempre tendrá contacto con alguien y me gustaría que la
pudieras guiar — por primera vez en todos los años que
trabaja conmigo Susana, me ve como si no me reconociera,
como si fuera la primera vez que me ve, sonríe de forma
discreta casi imperceptible.
Se burla de mí.
— No se preocupe yo me encargó.
**********
En el transcurso de la mañana, todo fue tranquilo, Susana
se fue a almorzar, yo por lo general hago un pedido y
almuerzo en la oficina, o simplemente no almuerzo. Pero
hoy haré una excepción, iré con Ana ya que es su primer día
sería bueno ir a un restaurante, "solo por solidaridad" me
repito una y otra vez para que no se me olvide que lugar
debo ocupar.
Me dirijo al archivero, pero no la encuentro ¿Dónde se habrá
ido? Seguro se fue al comedor, cuando llegó la veo con
Susana y con dos compañeros más, no los conozco, pero
creo que son de área de contaduría, ellos charlan
animosamente dejando de lado a Ana, está ahí sentada
sola escuchando, pero pasa algo raro mientras siguen
riendo Ana dice algo que no logró escuchar, todos se la
quedan mirando de forma divertida, y se ríen mucho más.
No sé qué dijo, pero se pone roja como tomate, el chico
castaño, la toma de sus mejillas, y como si fuera posible
Ana se pone más roja.
¡Cómo se atreve a tocarla! Es solo una niña, la puede
asustar, pero lo peor es las punzadas en el pecho, que me
molesta.
—No puedo creer que el rey o mejor dicho el príncipe de
este imperio se digne a almorzar con la plebe— dice mi
mejor amigo con diversión en su rostro.
—No entiendo como llegaste a ser mi mejor amigo— le digo
molesto y cansado de sus chistecitos.
—Porque nos conocemos desde que éramos fetos y no te
tengo miedo como los demás— dice, mientras me palmea
la espalda— oh mira tu esposa es la nueva carne fresca—
señala a Ana.
—¿Qué? — digo un poco molesto.
—Ves al rubio del fondo no apartado la vista de ella desde
que entro, eso es raro por es el más raro de la constructora,
no tiene amigos — me señala al hombre rubio sentado al
fondo del comedor — y el castaño que está sentado alado
de Ana, pues es conocido por ser el pistolero.
—¿Porqué? — digo confundido.
—Porque, donde pone el ojo pone la bala y creo ya sabemos
dónde está apuntado.
Sin recibir más información me dirijo a su mesa sin que yo
mismo me dé cuenta, mi cuerpo actúa solo, no entiendo lo
que me pasa y lo pero no es eso sino lo que sale de mi
boca.
— Veo que ya conocen a MI ESPOSA — digo de forma dura
y fuerte haciendo más referencia en dos palabras claves
para que todos me escuchen.
«Esto no es celos es solo dejar claro mi autoridad». Me digo
a mí mismo.
«¿Me volví loco?».
CAPÍTULO 11
Ana
El sol no llega en este oscuro lugar, pero no lo necesito, él es
mi sol.
No tengo una casa, pero sus brazos son mi hogar.
Él es mío y yo soy suya.
Nos perteneceos.
******
La verdad, decir que soy tímida es poco, tengo pavor a
gente nueva, sobre todo si son extrovertidos, esas personas
que tienen una facilidad en desenvolverse con los demás,
no es que me desagraden si no que me siento incomoda,
insegura y sobre todo les tengo envidia.
Mucha envidia quisiera ser como ellos, charlan de cualquier
tema, reír, no lo sé, dejar de ser menos yo. Pero tampoco es
que odie quien soy, si no que me gustaría tener esa
habilidad de hacer amigos. Es algo complicado de definir,
como si algo estuviera dentro de mí, que quisiera salir, pero
a la vez tuviera miedo, es algo que no puedo controlar.
Algo que me encanta del silencio es la capacidad de
observar y escuchar, cuando paseo en el parque con Nerón,
me gusta ver a las parejas hacerse cariños, niños jugar y
que surja a flote su imaginación, personas escuchado
música mientras se ejercitan ajenas a su alrededor.
Es asombroso como en una simple conversación se sabe
mucho de una persona, bueno yo no hable, pero Susana
hablo y hablo sin parar, por primera vez no me sentí
incomoda o insegura.
Nombre: Susana García
Estado civil: Soltera
Profesión: Secretaria
Le gusta bailar, le encanta la comida chatarra, por ende,
está en contra de las dietas, hace mucho ejercicio para
mantenerse en forma, escucha todo tipo de música, no
tiene mascotas porque según ella apenas logra mantenerse
ella misma, le encanta reír, ir a fiestas. Y falta más, todo
eso me dijo en solo unas horas, lo que me gusto más, es
que ella está enterada del contrato que tengo con Octavio,
no tengo que fingir frente a ella, puedo ser yo misma.
Lo mejor de todo es que nadie sabe que soy la esposa del
jefe, nadie me tratara de forma diferente, ¡puede ser esto mi
nuevo comienzo! Sé que es muy raro decir esto a mis 25
años, pero desde que tengo memoria estuve encerrada
primero en orfanato y luego en la mansión Bennet donde
cuidaba de la señora Marta, sé que tendría que decirle
madre, pero ella misma no le gusta ese título, me lo dijo la
primera vez que nos encontramos.
Me estoy desviando del tema lo importante aquí es que
¡tengo mi primer trabajo de verdad! Ya firmé el contrato de
trabajo. Mientras yo seguía perdida en mis pensamientos
alguien me saca.
— Ana, en que estás pensando te hablaba desde hace
rato— dice mi nueva amiga ¡siiiii! Tengo por primera vez una
amiga y es mujer, nunca tuve una, solo tuve una persona
especial, hay no o través me estoy desviando ¿Dónde
estaba? Ah, ya me acorde.
— Perdón Susana, soy muy distraída, ¿Qué me decías? —
trato de volver a la realidad.
— Que si querías que almorzar conmigo —sonríe de forma
dulce.
—Si claro, déjame que archive esto y nos vamos.
Se acuerdan que soy muy tímida con las personas
extrovertidas pues frente a mi estaban 3 personas con esas
características, una de ellas era Susana, la otras dos son
Luis que también es latino como Susana, y el castaño se
llama Jared. Pues nuevamente sentí eso que me ponía mal,
que solo me puse a escuchar su conversación.
— Sabes que tienes mi admiración por soportar al jefe—
decía el pelinegro.
— Sí, sabes que nosotros no lo conocemos bien, pero un día
nos tocó ir a darle informe y fue lo más terrorífico que nos
pasó— susurro el castaño, como si estuviera contando un
cuento de terror — su mirada dura, su expresión no mostró
emoción, te acuerdas Luis, incluso tu casi te orinas en tus
pantalones— me dio gracia, pero no lo demostré, Susana se
ríe mucho y Luis los miro con el ceño fruncido.
— Ja. ja. ja— dijo serio Luis pero con diversión en la
mirada— yo pude ver tu temblor ante su presencia, incluso
te volviste tartamudo, como ¿fue? yo...yo m..e
lla.......mo jajaja ... red— le imito Luis de forma exagerada.
— Saben, deberíamos darle un apodo— sugirió Jared, con
una sonrisa enorme en su rostro mientras cortaba un
pedazo de carne.
— ¡Si! — argumento Susana— porque quiero poner nombre
a todas mis fantasías de como asesino a mi jefe.
Yo me sorprendí de cómo se expresaban de Octavio, pero
no les puedo culpar, incluso yo he tenido conflictos con él y
aun que no se lo digo en persona en mi mente lo llamo —
señor hielo — pero luego me sorprendo de que todos me
miran y se ríen más de lo usual ¿Qué paso?
— Eso lo dije o lo pensé— dije con miedo a que realmente
se hayan enterado de como yo lo llamo en mis
pensamientos.
— Si, lo dijiste y es el apodo perfecto para el jefe "señor
hielo"— respondió el castaño y me quedó paralizada— que
linda te vez, mira Luis se sonrojo.
— Parece una niña— contestó el pelinegro, el castaño se
acerca más y me acaricia la mejilla — me quedo paralizada
por su cercanía, él es lindo.
—¿Qué hora es? — pregunta, miro el reloj de mi muñeca,
entonces toma mi muñeca, sin soltar mi mejilla, de pronto
su mirada se dirige a mi reloj y yo sigo su mirada, vemos el
reloj, faltaban unos segundos para las 2 pm, y cuando llegó
dijo algo que me dejo sorprendida — recuerda este
momento es 2 de la tarde, el 5 de abril del 2016, el día que
me enamore de ti.
CAPÍTULO 12
Octavio
Hace 2 días que Ana no me dirige la palabra, solo pequeñas
monosílabas, no es que antes era una habladora solo que
ahora es peor, ni siquiera me mira, ya no me prepara la
cena, solo se encierra en su cuarto y esto empieza a
molestarme.
—¿Qué te pasa? Has estado muy distraído todo el día — me
dice Edgar.
—Nada— gruñó.
— Vamos dímelo, eres mi mejor amigo recuerdas en la
buenas y en las malas hasta que la muerte nos separe—
dice riendo mi supuesto mejor amigo.
— Ves, por eso no se puedo hablar contigo todo lo tomas a
chiste— tomo un poco de agua.
—Ok, ok, ok no diré más, pero hablando enserio si necesitas
algo solo dímelo, no te encierres en tu mundo, no hagas lo
de siempre.
—¿Qué hago siempre? — digo enojado.
— Cargar tu solo con tus problemas y nunca pedir ayuda.
Sabes un ayúdame puede salvarte la vida — diciendo esto
Edgar, se levanta del sillón y se va.
Yo no necesito ayuda, yo puede solo, yo tengo el control de
todo, pero en algo Edgar tiene razón estoy muy distraído.
No sé porque Ana se comporta así, yo no hice nada. Que
mierda yo no hice nada, no fue mi culpa que el idiota
castaño tratara de tocarla, no puedo permitir que… siendo
mi esposa, me vean como un cornudo eso si ¡NO!
«Mi imagen es todo en estos momentos».
*********
— Ana necesitamos hablar —digo serio cuando entro al
archivero, ella estaba fotocopiando unos papeles.
— Tengo mucho trabajo — contesta sin mirarme.
— Ya deja de comportarte así, lo que hice fue por tú bien —
que hipócrita soy, me para atrás de ella.
—No sé de qué me habla señor Verona— ni siquiera me
mira.
— ¡Ya basta! — me descontrolo— ese idiota solo quería
jugar contigo, yo solo te estaba protegiendo y protegiendo
mis intereses.
— ¿Qué interés? Solo hablábamos, ahora no me habla, se
esconde cuando aparezco y no solo él, todos, tú me
prometiste que no te involucrarías— me enfrenta, con una
valentía que me sorprende, que me desequilibra por un
segundo.
No sé qué decirle, era verdad yo no debí de intervenir, pero
fue un impulso que no podía controlar ¿Qué le digo? Si le
digo la verdad, pero el problema es que ni yo se la verdad,
debo controlarme.
— Es mi reputación, se acerca la navidad en unos meses y
Organizaremos una cena de gala, para los empleados, y
tendré que llevarte como mi esposa, imagínate que mi
esposa coquetea con los empleados, mi reputación está en
juego— miento porque nunca hemos realizado una fiesta
navideña para los empleados y nunca pensé en presentarla,
quería ocultarla hasta que mi abuelo quiera conocerla, pero
ahora tendré que realizar una fiesta ¡mierda!
— Yo no estaba coqueteando, solo intentaba hacer amigos
— empieza a lagrimear, provocando una necesidad poco
común de querer abrasarla.
— Yo lo sé, eres demasiado inocente, para ver la maldad de
las personas — toco su mejilla, es todo lo que puedo
hacer— lo siento.
«No la abrases»
Pero mi cuerpo me traiciona, la envuelvo en mis brazos es
tan pequeña que con un solo brazo podría envolverla, solo
un momento, me digo a mi mismo, pero apenas me mira de
forma tierna, se limpia las lágrimas y me da una pequeña
sonrisa.
«No puedo soltarla»
— Ok te perdono— sonrió como un bobo y aliviado por su
respuesta.
«Cómo es posible que me perdone así de fácil, esta niña no
guarda maldad en su corazón».
— Bueno ahora acompáñame, te tengo un regalo
—¿Enserio? ¿Qué es? — pregunta curiosamente,
abrazándome por mi abdomen, lo cual me deja
desprevenido y una tanto aturdido.
— Ya lo veras— logro responder.
******
— ¿Dónde estabas? Octavio, te olvidaste de la reunión que
teníamos con tu padre, te estuvimos buscando — dice
Edgar enojado por mi tardanza, la verdad se me olvido la
dichosa reunión.
— Fui con Ana comprar un anillo— digo mientras me siento
en mi sillón.
— Es una broma verdad— se ríe mientras se sienta al
frente mío.
— No, solo pensé que como es mi esposa debería tener un
anillo, y así lo hice, cual es problema—lo cuestionó.
«El anillo es normal en un matrimonio».
— No hay ningún problema, solo que.... Nada— se ríe de
forma muy extraña.
— ¿Qué te parece tan gracioso? — lo miro enojado ya
cansado de sus chistes poco graciosos.
— Nada, y el tuyo ¿Dónde está?
— Yo no lo necesito— contesto de forma cortante.
— Ella ¿lo necesita?
— Claro, nadie se la acercara.
— Solo te falta orinar, a su alrededor para marcar
territorio— se ríe— mira amigo si no te conociera dirá que
la vez que anunciaste que Ana es tu mujer en el comedor,
estabas celoso y ahora le compraste un anillo.
— No me hagas reír, yo nunca podría estar celoso, eso es
de personas inseguras.
— Bien no te enojes, solo fue un comentario.
— Mejor ponte a trabajar que para eso se te paga.
CAPÍTULO 13
Ana
— Me gusta tus ojos— le digo a mi ángel de ojos azules
mientras me siento en su regazo — son azules claros como
el cielo, me hace sentir libre, como un ave que puede volar a
través de ellos.
— Pronto seremos libres, y te llevare al mar y haber los
juegos artificiales.
— Lo prometes — levanto mi meñique, en señal de que debe
cumplir
— Lo prometo.
********
Los días con Octavio están muy bien, con el tiempo he
llegado a conocerlo mejor, en el trabajo es serio, frío y muy
gruñón, pero he llegado a apreciarle, le gusta controlarme
quiere saber dónde estoy, con quien hablo, incluso en lo
que pienso eso me ha ayudado a conocerlo también, a
querer saber más de él, saber sus gustos y lo que no le
gusta, es muy glotón cuando preparo algún dulce y su
debilidad es el chocolate, le encanta las películas de acción,
y misterio, no le gusta salir, solo lo hace por compromiso y
en esas fiestas lo acompaño como su esposa esa es la
parte que no me gusta de él, siempre me deja sola, pero
siempre me está vigilando no sé cómo lo hace, charla más
con mujeres, mentiría si dijera que no me molesta, pero sé
que eso es normal, él es un hombre muy guapo y le
interesan mujeres hermosas.
— Hay Ana estoy feliz — dice Susana entrando al
archivero— Miguel me pidió que sea su ¡novia! — grita mi
mejor amiga, está interesada en el jefe de recursos
humanos, me contó que le estuvo coqueteando por mucho
tiempo pero nada pasaba incluso llegó en pensar que era
gay, como podría alguien en rechazarla no solo porque es
hermosa, es divertida, alegre, todo en ella es atrayente
cuando camina todos la ven— estoy tan feliz, él es especial
caballeroso, respetuoso, y es un dios en la cama, nadie me
ha hecho sentir esto, creo que estoy enamorada.
— ¿Cómo sabes que es amor? — pregunto porque, me
intriga ese sentimiento, como lo podría reconocer, y ¿si lo
sentí? Pero no lo reconocí, querer y amar esos sentimientos
son ¿iguales?
— Porque que se siente aquí — señala su corazón — es
difícil de explicar tu corazón palpita fuerte cuando estas en
su presencia, solo piensas en él todo el día, haces todo lo
posible para gustarle y lo principal sueñas un futuro con
esa persona.
— Y eso sientes ¿Cuándo estas con Miguel?
— Mucho más—se le iluminan los ojos, se ve tan feliz.
«Estoy feliz por ella»
*******
Cuando llegó a casa generalmente Nerón, corría a
recibirme, pero hoy ya no está, murió, según el veterinario
ya estaba muy viejo, y a los pocos días murió mimi, el gato
perezoso, esos dos amigos que se supone que se odian, se
necesitaban, tal vez sea tonto lo que pienso pero era así,
ambos se acompañaban en esa gran mansión, la señora
Marta los quería mucho y ellos igual, esa mujer dura, solo
sonreía por sus mascotas, tras su muerte supe que ellos
también partirían con ella, como lo sé, es algo llamado la
lealtad.
Nerón y mimi nunca fueron míos, solo fui su cuidadora y lo
acepté por sentir un poco de cariño ¡que patético! Ahora sé
que siempre estuve sola. Veo la cama de Nerón vacía, los
juguetes de mimi, entonces quiero volver a llorar.
— ¿Te encuentras bien? — me pregunta Octavio.
— Si— respondo mientras trato de limpiarme las lágrimas.
— Podemos adoptar un gato—sugiere mientras me abraza
desde atrás — solo uno, no creo soportar otro perro peludo.
—No, estoy bien—me niego, porque no quiero encariñarme y
perderlo otra vez.
— No me gusta verte triste— me pega más a él,
envolviéndome de una forma más íntimo, últimamente sus
abrazos son más seguidos, más largos y cariñosos.
«Se siente bien»
«Es cómodo»
«Me lleva al pasado»
CAPÍTULO 14
Octavio
Que día tan cansado, lo bueno de esto es que no tengo cita
con ninguna mujer, cada vez las entiendo menos — gracias
a Dios es viernes— exclame.
— Eres un exagerado, cualquiera que te viera diría que salir
con mujeres es una tortura— dice Edgar— vamos te invito
a una fiesta.
— No, solo quiero descansar y dormir.
— ¿Por qué? Hace mucho que no salimos y he oído que sí
no follas se te cae el pene.
— Y quien dice que no he follado mis necesidades
fisiológicas son bien atendidas.
— ¿Cómo? No me digas ya consumaron el matrimonio— se
ríe
— Claro que no, sabes lo que pienso acerca de ese tema.
— Entonces, ¿con tus citas?
— Más o menos el hecho que crea, que no son adecuadas
para ser mi esposa alguna si pueden satisfacer mis
necesidades.
— Eres un.... Mejor no lo digo, si no te conociera diría que te
has vuelto hogareño— se levanta del sillón en dirección a la
puerta — piénsalo, voy a estar en el mismo lugar con
algunos amigos.
Y se va, pero en algo tiene razón me he vuelto más
hogareño, creo que es porque tengo a alguien
esperándome, no lo sé pero de alguna forma me gusta esta
rutina, llegar a casa que mi esposa me sirva la cena y luego
mirar películas hasta tarde, mentiría si digo que Ana y yo
nos hicimos cercanos en una conexión instantánea esto
llevó su tiempo, recuerdo que al principio ella se sentaba al
extremo del sillón y se sentía un silencio incómodo pero
poco a poco llegamos a acercarnos más ahora, no sólo
hablamos más, si no también conocernos mejor y
cuando llega a dormir en mi regazo puedo apreciarla más,
parece una niña dormida, tan inocente, pareciera que este
mundo de mierda no la hubiese tocado, como si toda su
vida habría estado en una burbuja que la protegía.
Al acercarse más se puede apreciar aspectos que no los
pude ver antes, tiene pequeñas pecas que a simple vista no
se los puede notar, lo mejor es que resaltan más cuando
sonríe y cuando se sonroja esa es mi parte favorita, ver
esos cachetes regordetes ponerse de ese color que se ha
vuelto en mi favorito, «rosa», un color infantil y dulce, ella es
tan dulce que creo que me volveré diabético, y sus ojos
color chocolate son como ventanas al paraíso, traviesa,
dulce e ingenua.
«Es tan ingenua que si le digo que existe el conejo de
pascua me creería».
Recuerdo que el anterior fin de semana nos pusimos a ver
la saga completa de Harry Potter, su emoción fue tan
evidente que yo no vi nada de las películas, porque no quite
mis ojos de ella.
Y lo gracioso de esto es que toda esta semana estuvo
jugando con una varita mágica, a mí me convirtió en sapo,
gato, paloma no sé cuántas veces, sé que soy ya mayor
para estos jueguitos, pero no lo pude evitar era tan
contagiosa su alegría que me contaminé.
«Ella me está contaminando»
— Ana ya llegué.
— ¡Estoy en mi cuarto! — grita — me estoy arreglado — sale
con pantalones ajustados a su cuerpo, y una blusa color
crema, pero trasparente donde se puede notar su brasier
negro.
Esto no me gusta nada, no recuerdo que tengamos que
salir y menos con una vestimenta de esa clase.
— La cena está en el microondas, pensé que llegarías más
tarde, bueno me voy — toma su cartera y se dirige a la
puerta — no me esperes esta noche dormiré en la casa de
Susy.
— ¿Qué? ¿Cómo? ¿adónde vas? ¿por qué no me dijiste
nada? —lo digo tan rápido que no se si llegó a entenderme.
—Te deje una nota en tu escritorio.
— ¿Cuándo?
— Esta mañana, me dijeron que tenías una reunión y por
eso te deje la nota — se quedó en silencio un instante como
si estuviera recordado — seguro se calló, lo deje cerca de tu
computadora. Bueno te lo digo, hoy voy a tener noche de
¡chicas! No se cómo es eso, pero Susy dice que es hora de
que salga y me enseñara a bailar— lo dice tan emocionada
que no puedo impedírselo, pero sé que pasa en ese tipo de
fiestecitas no la puedo dejar sola.
— Bueno puedes ir, pero yo iré contigo, solo espera un
momento me cambio y vamos—digo mientras me dirijo a
mi recamara.
— Pero Susy dijo que no llevemos hombres, por eso es
noche de chicas—me detiene jalando mi saco.
— Yo me mantendré lejos, solo te cuidare, de acuerdo— la
acerco a mí para abrazarla, aspiro su aroma que empieza a
ser adictivo para mí, una mezcla de chocolate, coco y fresa
— yo conozco ese tipo de ambientes solo quiero cuidarte.
— Susy se va a enojar— hace un puchero— dijo nada de
parejas.
— Nosotros no somos pareja somos amigos.
— Está bien— suspira resignada.
******
— ¡Ana! — grita Susana en la puerta de la discoteca — que
bien que llegaste estaba preocupada que no encontraras el
lu.…— se calla al instante que nota mi presencia, da una
mirada acusadora a Ana, como pidiéndole explicación.
— Hola Susy, bueno Octavio quiso acompañarme.
— Buenas noches licenciado Verona— vuelve hacer la chica
profesional, se da la vuelta Ana— dijimos sin pareja— se
queja — no es por ofender jefe, pero es noche de chicas, yo
no deje que mi novio viniera—lo dice de una forma
presumida.
— No se preocupe yo me mantendré al margen, solo
cuidare de lejos Ana, como ya la conoces ella no conoce
mucho estos lugares—respaldo mi argumento señalando
este lugar.
— Si lo entiendo, por eso mismo, yo estoy aquí la cuidare y
le presentare algunas amigas, para que pueda desarrollarse
mejor solo deseo ayudarla.
— Lo sé, pero me sentiré más tranquilo, y de paso también
me relajaré tomando algo.
— Está bien — estábamos llegando a un acuerdo con
Susana de lo más civilizado cuando de repente gruñe Ana
molesta.
— ¡Basta! Hablan de mi como si fuera una niña yo puedo
cuidarme solita no los necesito— cruza sus brazos,
haciendo pucheros adorables y lo único que hago es reírme
al igual que Susana — ¡no se rían! — se queja mi niña.
Mi niña nuca había sentido este sentimiento de protección,
siempre pensé en ella como una niña, pero es la primera
vez que la veo como MÍ NIÑA, mía sólo mía.
«Eso me asusta».
CAPÍTULO 15
Ana
Dormir es mi parte favorita del día, sus brazos envolviendo mi
cuerpo, su aroma, su voz, él es todo lo que necesito.
—¿Me quieres? —le pregunto.
—Hasta el cielo— responde cuando besa mi cuello.
—Es muy poco—me quejo mientras pataleo en la cama.
—Más allá del universo, caprichosa—me da la vuelta,
entonces veo travesura en sus ojos y entiendo lo que va a
pasar.
—No lo hagas — trato de alejarme, pero sé que ya es tarde —
¡no! —rio tan fuerte que si estuviéramos en el lugar más
lejano seguro me oirían.
—Tú te lo buscaste — sonríe y la guerra de cosquillas
comienza, donde yo siempre salgo perdiendo.
****
¿Amor? Una palabra de cuatro letras, es fácil
pronunciándolo, pero complicado reconocerlo ¿será lo
mismo querer? ese sentimiento que tuve por él ¿es amor?
Ese de querer un futuro con él, como dijo Susy, eso nunca
lo sabré porque ya no está a mi lado.
«Mi ángel de ojos azules te extraño».
Sigo investigando en libros, música, película incluso en
Google sobre el amor, se casi todas las historias de amor,
pero todavía no encuentro la respuesta.
Esta noche Susy me dijo que daré mi primer paso, me
llevara a bailar y conocer ¡hombres! eso me hizo reír,
conoceré a sus amigas que según ella son muy buenas,
pero cuando aparece un hombre sexy, se olvidan de su
amistad.
— Listo Ana, ¿estas preparada?— asiento con mi cabeza —
pero antes tienes que quitarte ese anillo, hoy estas soltera,
no puedes andar con eso en tu dedo— dice apuntando mi
dedo — ningún hombre se te acercara, yo estoy
comprometida y no haré cazo a ninguna insinuación, te
protegeré si pasa algo, se lo prometí a tu perro guardián —
señala con la cabeza a Octavio que esta al fondo, con la
mira fija en mí, yo ruedo lo ojos dando un suspiro de
resignación, ellos me cuidan como si fuera una bebe, sé
que soy tímida e ingenua pero esto es demasiado y además
no creo que nadie se fije en mí, comparada con Susy y sus
amigas, soy como una ¡niña!.
Ellas tienen el cuerpo de una diosa, y yo... mejor no lo digo,
Susy tiene un vestido pegado al cuerpo, que hace resaltar
su figura y color es perfecto para ella que representa muy
bien su esencia el rojo.
— Vamos quítate eso — insiste, pero no sé, lo puedo perder
con tanta gente aquí.
— Y si lo pierdo, Octavio se enojará conmigo.
— Entonces ve a dárselo, él lo cuidara mejor. — me anima
dándome un empujón.
Camino un poco temerosa hacia Octavio alias el hombre
hielo a un que ya nos llevamos mejor sigo sintiendo que me
regañara como si fuera mi Papá.
Tiene una cerveza en su mesa, me observa mientras me
dirijo a él, pero cuándo saco poco a poco el anillo de mi
dedo, creo que capta mi intención y sé que se va enojar.
— Hey — saludo — bueno me harías un gran favor puedes
cuidar mi anillo. — frunce su ceño de forma acusadora.
— ¿Por qué? — dice bruscamente, mientras toma su
cerveza.
— Es que tengo miedo que se me pierda— no le iba a decir
la verdadera razón, porque a un que ya nos volvimos más
cercanos me da vergüenza que sepa que vine aquí a
conocer hombres.
— No lo haré, ponte ese anillo y ve a divertirte yo te cuidare
desde aquí.
— Pero Susy dij...
—¡Basta! Si Susana te dice que te tires de un puente ¿lo
harás? — me grita, dándome un susto que me hace dar un
paso atrás, él lo nota y mirada acusadora se suaviza— Ana
— suspira — lo siento no quería asustarte, es solo que,
que... ¿Cómo decírtelo? Me preocupo por ti y créeme esto
es muy difícil para mí— me atrae a él dándome un abrazo,
otra vez me abraza, creo que le gusta este tipo de cariño —
está bien dame el anillo, solo con una condición— afirmó
con mi cabeza que está apoyada en su pecho, es muy
reconfortante estar así su perfume es tan varonil, es tan
protector que me siento tranquila y segura. — cuando
acabe todo, regresarás conmigo a casa de acuerdo.
Me alejo un poco de él, le miro a los ojos, asiento y le
sorprendo dando un pequeño brinco para poder darle un
beso en su mejilla izquierda, Me alejo rápido, para que no
me diga nada.
— Hola chicas, les presento a Ana una amiga del trabajo —
me presenta Susy
— Hola— dicen las tres al mismo tiempo.
— Soy Mónica — dice la morocha de pelo corto, es pequeña
igual que yo— ella es Laura mi hermana gemela— señala a
la chica que esta alado de ella, tiene una cabellera hermosa
igual que de Susy, largo y negro es un poco más alta, que
su hermana— y por último ella es Fabiola la más zorra de
nosotras— dice riéndose, Fabiola la fulmina con la mirada
es muy hermosa pero no tanto como Susy, tiene la
cabellera larga pero teñida en rubio. Las tres tienen unos
vestidos, con grandes escotes que hacen resaltar sus
pechos.
— Basta de presentaciones, es hora de bailar — anuncia
Susy arrastrándome a la pista, la música es sensual cada
una baila en su lugar, Susy trata de enseñarme, pero no
puedo, mueve sus caderas al ritmo de la música, noto
como los hombres la observan es realmente cautivadora
algunos tratan de atraerla, pero ella se resiste y los aleja.
Mientras la observo, Fabiola baila con un hombre muy
musculoso con tatuajes en sus brazos, Mónica y Laura
bailan juntas, pero de forma muy rara se tocan entre si
frotándose entre ellas con la mirada fija en un hombre
como si lo estuvieran invitando a reunirse con ellas me fijo
en ese hombre, me sorprendo que es el hombre de hielo
ósea Octavio, pero el solo me mira a mí, eso creo porque
estoy cerca de ellas capaz es casualidad.
Me voy alejando poco a poco para comprobar si me mira a
mí o a Laura y Mónica, me sigue con la mirada, confirmado
me mira a mí, eso lo notan las amigas de Susy y me jalan
fuera de la pista.
— Ana ¿conoces a ese tipo de ahí? —señalan a Octavio—
Porque toda la noche he tratado de seducirlo y pensé que
se fijó en nosotras cuando noto que es a ti a quien observa
— dice Laura.
— Bueno técnicamente si — ¿Cómo les digo que es mi
esposo? Y que vine aquí a conocer hombres.
— No entiendo—Es mejor decir la verdad.
— Es mi mar.... — me interrumpe Susy
— Es su hermano, es muy protector con ella— me apoya
Susy— él no la deja salir ya les conté que ella no es de salir
mucho.
— Pero que sexy es tu hermano, llámalo, quiero que me lo
presentes yo lo mantendré ocupado. — me dice Mónica.
— Claro que no, yo me ocupare — anuncia Laura.
— Chicas no pierdan su tiempo él, solo vino a cuidar a su
hermanita. — sonríe Susy
— Pero, si está aquí, es para divertirse— habla Laura — tú
Ana ni te preocupes yo lo cuidare por ti así tu podrás darte
una escapadita. — dice mirando fijamente a Octavio—
llámalo.
Ya convencida lo llamo con señas, Octavio viene rápido
hacia mí.
— ¿Ya te quieres ir? — pregunta, le iba a contestar, pero se
me adelantan las chicas.
— Claro que no, guapo solo te llamaba para que no estés
solito, hola soy Laura—toma su brazo y se pega más a él.
— Yo soy Mónica mejor amiga de tú hermanita—lo toma del
otro brazo
— Si la acabas de conocer— dice entre risas Susy, yo igual
me río porque es cómico como las dos hermanas se pelean
entre sí por Octavio.
— ¿Cómo? Yo no soy su her…- trata se decir Octavio, pero le
interrumpe Susy antes que descubran nuestra mentira.
— Mejor vamos a bailar ¡siii! - grita Susy, nuevamente
arrastrarme a la pista, pero esta vez la música es más
movida, solo saltamos como locos, nunca me había
divertido tanto, de ojo miro que le hacen a Octavio y me río
más porque está acorralado por las dos gemelas.
Más tarde se acerca Fabiola a nosotras ya sola.
— ¿Quién es el bombón que están acorralando las
repetidas? — pregunta
— Es mi hermano Octavio — digo saltando con la música
—Caramba, no se parecen en nada, ya veo quien saco la
belleza de tu familia, no es por ofender, pero tú hermano
esta para comérselo.
— Sí que eres una perra, Faby como puedes ofender y a la
vez piropear a su hermano — le palmea la espalda — no le
hagas caso Ana ella es así.
— Lo siento querida, pero tú hermano es un adonis esos
que están en peligro de extinción. — lo mira como si
quisiera comérselo. — saben que, lo voy a ayudar al pobre
de ese par de locas. — se ríe mientras camina, hacia
Octavio.
— Hey, no te fijes te dije que ven a un adonis, y se vuelven
locas — me anima para que siga bailando— no te molesta
verdad.
— La verdad no, solo se siente raro.
— ¿Cómo raro?
— Mmm... no lose es extraño, pero no me molesta.
Lo que dije era verdad, no sé cómo describirlo, como un
hueco en la garganta, ver que él es capaz de conseguir a la
mujer que quiere, es muy guapo. No solo es guapo, es
varonil, es musculoso, pero no tanto como ese tatuado que
bailaba con Fabiola y cuando se viste de forma casual se ve
más joven.
Ya cansadas, nos vamos a la barra a pedir bebidas, yo no
sé tomar y Susy hace el pedido, mientras estoy probando la
cerveza, Susy se ríe de mi por las muecas de asco que doy
por esta bebida.
— Ya no te rías— digo.
— Lo siento eres muy tierna, me recuerdas a mi cuando
probé por primera vez la cerveza y sé por experiencia que
con el tiempo le agarraras gustito. — da una carcajada
tremenda que, si no habría música todos la oirían. — tengo
un regalo para ti, sonríe con picardía — la escucho decir,
pero sigo probando este líquido amargado.
— De verdad, gracias — sonrió como una boba.
— Sé que estás leyendo libros románticos— afirmó con la
cabeza — pero eso es para adolescentes tú ya eres mayor a
que probar otro género — susurra en mi oído.
— ¿Cuál? — pregunto con curiosidad mientras sigo
bebiendo.
— Eróticos, se nota que eres virgen — me atragantó con el
líquido en mi garganta, mientras me tranquilizo, Susy
palmea mi espalda y no para de reírse.
— Son tan obvia.
— Más que obvia, por eso esto te ayudara, a saber lo que es
el sexo.
— Y qué libro me regalaras— preguntó por curiosidad.
— Pues la más conocida y popular para todas las mujeres —
se acerca más en mi oído como si lo que fuera a decir sea
algo prohibido — 50 sombras de grey — susurra.
CAPÍTULO 16
Octavio
La veía bailar como loca, no tenía ritmo, torpe en sus pasos,
y cuando trataba de imitar pasos de baile, era como una
lombriz revolcándose, pero, aun así, la vi adorable, graciosa,
ella no trataba de llamar la atención de nadie solo quiere
divertirse.
Debo confesar que cuando me dio el anillo me moleste
mucho porque sabía bien porque lo hacía y sabía bien quien
era la culpable ¡Susana! Maldigo la hora en que le dije que
se hiciera su amiga. Realmente pensé que ella era sería
responsable de sus actos, no una loca que quiere que mi
niña aprenda a seducir hombres y lo peor no solo es eso,
sino que Ana está de acuerdo.
No sé qué le pasa, primero solo quiere ver películas de
romance ¡ahs! Segundo la veo libros y todo de romance
doble ¡ahs! No sé porque esta tan interesada en ese género
y temo su respuesta.
— Quieres que te libre de estas locas, vamos a un lugar
mejor para estar más cómodos— me dice una chica
mientras me soba la pierna.
— ¿Hmmm? — no tomo mucha atención y preferí mejor
ignorarlas porque la que la que me interesa está cantando y
bailando como si su mundo solo estuviera ella.
Si solo fuera un espectador de esas dos chicas Ana y
Susana, sin duda me fijaría en la más sexy que es Susana,
sus movimientos son cautivadores ella destaca más con su
sola presencia, pero mis ojos no se pueden apartar de mi
niña tal vez porque de alguna forma me siento responsable
de ella, una necesidad de cuidarla, de velar por su bienestar
me asombra como algo tan común para el mundo, como
ver películas, bailar, las luces de una discoteca para ella es
maravilloso, único como una niña con ganas de
experimentar solo por curiosidad.
Desde que la conocí me pregunté ¿Cómo es posible? Sé
que vivió la mayor parte de su vida en un hogar, pero eso no
justifica su ingenuidad, esos lugares son realmente
traumáticos, ¿Cómo logró que ese lugar no la perturbara?
*****
— Oooctaviooooop— grita mi supuesta hermana —
quierooosp seguir bailaaaannnndooooooo
— Ya es tarde.
Por fin había terminado su noche de chicas. La cargaba
como un costal de papa pues mi supuesta hermana no
podía ni sostenerse por sí sola.
—¡Adioooooos¡ chicaaaaaaas, el señor hielo me llesssva.
— ¿Cómo es posible que tomaras tanto? Me distraigo un
poco y ya estas casi inconsciente— la regaño — y ya se
fueron tus supuestas amigas, te éstas despidiendo de un
poste. — cuando por fin llegó, no sé cómo, pero logró abrir
la puerta sin soltarla.
— Eres mup guapppo, lo sabed verdad — doy una pequeña
mueca de sonrisa por su comentario.
— Lo sé, me lo dice todos los días el espejo — trato ponerla
a su cama con cuidado y saco sus zapatillas para que
descanse mejor.
— Hmmm me molesta la roppptpa quítamela —dice
mientras levanta sus brazos.
— ¡¿Qué?! — me sorprendo por su propuesta — cre...o que
no debe...ría — tartamudeo como estúpido
— Ahssss mmmmm por favor — suplica jalándome la
camisa haciendo esos pucheros que tanto adoro.
— Está bien — digo, comienzo con su blusa levantando
poco a poco dejando ver primero su vientre para después
ver sus senos, que se refugian en un brasier negro. Cae de
golpe atrás ya medio dormida. — ahora falta lo más difícil —
comento.
Cuando por fin término, la tapó, pero ella se mueve mucho
hace muecas de molestia me acerco más para poder
acomodarla mejor
— Eres mi ángel — murmura.
— ¿Qué? — me acerco más.
— Duerme conmigo — no me pregunta, es más como una
orden — mi ángel — me sorprende agarrándome el cuello
con un abrazo, se pega de una forma pegajosa — por favor
— suplica, quiero alejarme, pero no puedo sus labios están
húmedos, cerca de los míos de una forma casi tentadora.
— Ok, pero deja me que me acomode — solo me quedare
hasta que quede dormida me digo una y otra vez para
justificar mi estadía en su habitación.
— ¿Eres mi ángel? — pregunta acurrucándose en mi pecho,
no sé porque, pero su pregunta hace que justifique más mi
cercanía a mi niña, seré su ángel.
«Quiero ser alguien en su vida».
— Si — afirmo con seguridad porque por fin encontré mi rol
en la vida de esta niña.
CAPÍTULO 17
Ana
—1,2,3,4,5,6,7,8,9,10 listo o no haya voy — busco a mi ángel
de ojos azules, jugamos a las escondidas a un que solo
seamos dos.
No lo puedo encontrar — ¿Dónde estás? — grito, no me gusta
mucho este juego me desesperó y corro por todo el lugar.
— Aquí estoy— salta de un árbol.
— ¡Haaaaay! — me caigo de espalda — no me gusta este
juego— protesto y empiezo a lagrimear, me asusté mucho.
— Estas bien — pregunta preocupado — lo siento no quería
asustarte — besa todo mi rostro para luego hacerme
cosquillas en mi pancita.
—Basta, basta — río como loca —basta me voy hacer pipí —
digo, todavía riendo se detiene acostándose a mi
lado tomando mi manito — ¿Por qué no podemos jugar con
los otros niños? — pregunto por curiosidad
— Porque tú eres un regalo que Dios me dio y no quiero
compartirte con nadie eres mía — besa mi manito
— Siiiiii soy tuya — grito — y tú eres mío — me subo encima
para besarle toda su carita de ángel.
*****
50 sombras de grey es el libro que me regalo Susy, esta
mañana mientras lo ojeo me pregunto ¿Por qué me lo dio
con tanta emoción?
— Ana necesito el archivo de contaduría — dice Susy
mientras entra — Oh veo que ya vas empezar a leerlo.
— Bueno pensaba leerlo esta noche, pero quería
preguntarte ¿por qué estás tan interesada en este libro? No
lo veo muy llamativo.
— Porque para casi todas las mujeres del mundo este es la
historia de amor más apasionante, que te abrirá la mente
para empezar a nuevas experiencias.
— No entiendo la portada ¿Qué tiene que ver una corbata?
—señalo la portada del libro.
— Entenderás el significado más adelante,
prepárate porque cuando comiences no podrás detenerte,
ojo cuando lo leas no lo hagas enfrente de tu esposo.
— ¿Por qué?
— Digamos que al género masculino no les gusta.
— ¿Por qué?
— Depende algunos de envidia, otros son muy cerrados y no
creen que la mujer también tiene deseos a mi parecer son
unos hipócritas, para ellos está bien ver películas
pornográficas porque son hombres y creen que la mujer
debe ser casta, inocente sin ninguna imaginación ¡estamos
en el siglo 21! — dice en voz alta un poco alterada luego me
mira y se calma — lo siento no quise ponerme así es solo
que molesta y veces me emociono.
— Si entiendo lo que dices.
— Perdón me he desviado del tema la cuestión es que el
ogro no se dé cuenta que te di el libro, pero si te pilla por
favor no me eches de cabeza, no puedo perder mi empleo.
— se muerde las uñas con nerviosismo
— No creo que le importe lo que haga — digo.
— ¿No te has dado cuenta? Desde la noche de chicas es
más sobre protector contigo y a mí me mira con rabia, si no
hiciera muy bien mi trabajo seguro me despide, además no
solo el ogro se enojó también mi novio ¡lo puedes creer! —
se cruza lo brazos
— ¿Por qué? Yo no recuerdo nada de esa noche, ¿hicimos
algo grave? Octavio me regaño todo el fin de semana, pero
no quiso decirme nada de lo que paso.
— Yo si recuerdo todo puedo estar ebria hasta la médula,
pero nunca me olvido nada y no pasó nada, bailamos,
cantamos y bebimos ellos son unos exagerados.
— A mí me gusto — sonrió porque aunque no recuerde la
mitad de la noche sé que fue muy divertido.
— Y no será la última — afirma con seguridad, ella es tan
genial, muy segura de sí misma y decidida, sé que su vida
no fue fácil pero siempre le ve a todo el lado positivo. —
mejor hablamos en el almuerzo no le quiero dar al ogro
motivos para que me despida— le entrego el archivo,
quedamos de comer afuera porque sus amigas van hacer
su reunión semanal.
El almuerzo más raro que tuve, conclusión:
1. Nunca llevar a Octavio
2. El baño de mujeres es una buena forma de huir
3. Las mujeres pueden ser muy competitivas a la hora de
llamar la atención de un hombre.
4. Octavio es muy pero muy sobre protector.
Su exagerada sobre protección no me molesta a decir
verdad me gusta, volver a sentir que alguien se preocupa
por mí, sentir que cuida de mí, es maravilloso y yo lo
cuidare como él hace conmigo.
«Él es mi amigo»
CAPÍTULO 18
Octavio
¿Dónde está? busco por todo el salón y no la puedo
encontrar estaba hace un instante tomando una bebida,
mierda me descuido un instante y desaparece, la llamo,
pero no contesta su celular y eso me desespera más,
pregunto, pero nadie me dice nada de su paradero.
— Contesta — murmuro mientras la llamo suena espero,
espero, espero.
— Hola— dice susurrando.
— ¡¿Dónde estás?! Te he buscado por todos lados.
— Eh mmmm bueno tuve un problema
— ¿Qué tipo de problema? ¿Dónde estás? ¿estás bien? —
digo preocupado
— Si estoy bien, es que no sé cómo decirte mmmm ehhhh
bueno
—¡Ana! — me enojo— dime que pasa
— Mmmm eeeh — con sus tantos mmm eeeh me va a
volver ¡loco!
— ¡ANA! — gruño desesperado.
— Es que es vergonzoso.
— Vamos Ana dime que pasa para que lo pueda
solucionar— digo ya un poco más calmado.
— Es que llegó Andrés— susurra más bajo todavía que
apenas logró escuchar.
— ¿Quién es Andrés? — preguntó un poco enojado por la
llegada del desconocido.
— El que llega cada mes.
— ¿El que llega cada mes? ¿no entiendo?
— Es mi menstruación, mi periodo, estoy sangrando por
donde ya tu sabes— dice de forma brusca como si
estuviera frustrada.
No sé qué decir ¿Qué se supone que haga?
— Y, y, y, y— tartamudeo — en que te puedo ayudar.
— Ve, a comprar toallitas femeninas, ahora estoy en el baño
de mujeres. — susurra — Ve rápido por favor y si puedes
algo para el dolor— termina y cuelga sin dejarme protestar.
Voy afuera cuando estoy a punto de encargarle a Rodrigo
mi chofer que vaya a comprar lo que necesita Ana, me lo
pienso mejor, no quiero que Rodrigo se entere de esto, es
muy privado lo llamo para que me lleve al súper mercado
más cercano no sé cómo lo logre, pero lo hice, fue lo más
vergonzoso que hice en vida y eso no fue todo, sino que se
manchó su vestido y tuve que caminar detrás de ella hasta
llegar al auto para ir a casa.
— Cómo es posible, que no sepas cuando te toca tu día se
supone que tienes que saber qué días llega — le regaño.
— Pues no lo sé, siempre fue así, es irregular yo que sé — se
enoja haciendo pucheros y eso de alguna forma me hace
reír, también la situación en la que nos encontramos —
podemos hablar de otra cosa por favor, esto es realmente
vergonzoso— dice recostándose en el sillón
— Bien, de que quieres hablar — comentó mientras me sirvo
un wiski.
— No lo sé, mmm como te fue con el proyecto — comenta.
La verdad es que nunca hemos tenido una verdadera
conversación, solo la regañaba o veíamos muchas
películas, o le contaba lo que paso en el día siempre me
escuchaba atenta a todo lo que decía, pero ahora me doy
cuenta que no sé nada de ella.
En todo este tiempo le he llegado a tener un cariño
especial, no sé qué es esto, pero supongo es como el
cariño que uno tiene por una hermana, si eso debe ser, no
tengo otra explicación pues nunca tuve una hermana y creo
que este sentimiento de protección y cuidado son
similares. Ya que hago lo que generalmente se hace
cuando se tiene una, si se porta mal la regaño y cubro
todas sus necesidades.
«Cuidarla»
«Protegerla»
«Nadie es digno de mi niña»
Ella es muy tímida con desconocidos y conocidos me
gustaría que se sienta más confiada conmigo y no tenga la
necesidad de ir con Susana. sé que no le gusta hablar
prefiere escuchar, pero ¿Qué puedo hacer para que hable
más sin que se sienta incomoda?
— ¿Alguna vez jugaste verdad y reto? — pregunto
acercándome.
— No ¿Cómo se juega? — confirmado esta niña vivía en una
burbuja
— La verdad yo tampoco he jugado, que te parase si lo
intentamos — Ana asiente entusiasmada por el juego — es
fácil tu solo escoges una de las dos opciones si eliges
verdad yo te pregunto y tu solo respondes es prohibido
mentir, pero si escoges reto yo te digo que hagas algo y lo
haces sin protestar después te toca a ti preguntarme
verdad o reto — término con mi explicación, Ana sé que da
en silencio un momento como si estuviera tomando la
decisión de su vida.
—¿Te puedo preguntar lo que sea y pedir lo que sea y tú lo
cumples sin protestar? — pregunta con una sonrisa traviesa
que creo que cometí un error al proponerle este juego.
— Si—dudo un poco.
— Aceptó— grita entusiasmada y sale corriendo de la sala
hacia las escaleras ya estoy a punto de regañarla, pero
dice— me cambio y vengo rapidito no te muevas — grita.
Esta niña es especial, sonrió por sus reacciones que creo
que ya me he acostumbrado. No puedo creer que utilice
este estúpido juego para que tenga más confianza en mí.
Recuerdo que Edgar jugaba mucho este juego cuando
éramos niños él era tan extrovertido que no sé cómo llegó
ser mi mejor amigo. El prefería la fiesta y yo libros, el
trataba de molestar a su familia y yo cumplir todo lo que se
me ordenaba para siempre tener la aprobación de mi padre,
él es tan divertido, alegre, mujeriego que con solo una
sonrisa las mujeres caen a sus pies, y yo soy frío, no
muestro algún tipo emoción, odio asistir a reuniones
sociales, no me consideró un mujeriego porque soy muy
selectivo a la hora de satisfacer mis necesidades sexuales.
En conclusión, él era día y yo noche.
CAPÍTULO 19
Ana
Es una melodía dulce algo melancólica, hermosa, única que
solo yo puedo escucharla.
— Me gusta cuando tocas el piano— suspiro mientras apoyo
mi cabeza a su hombro.
— Y a mí gusta tocar para ti— besa mi mejilla
El sótano nuestro lugar, nuestro hogar, mi ángel de ojos
azules y yo su pequeña garrapata ¿Qué puedo pedir? Nada,
con él a mi lado no necesito más.
«Él es mi vida».
*****
— Listo— salto al sofá preparada para el juego, me
sorprende que él me lo propusiera— yo empiezo, verdad o
reto.
— Verdad— ¡ash! Quería que escogiera reto.
— ¿Qué pasa? —sonríe de lado, provocando que me
ruborice un poco.
— Es que quería que escogieras reto, ni modo, haber
déjame pensar— me ponga en posición del pensador
tocando mi barbilla — lo tengo ¿alguna vez cuando eras
niño hiciste alguna travesura? Al grado que tus padres te
castiguen.
— Si — responde seco
— ¿Y? —animándole a que continúe su relato.
— Y qué.
— ¿No dirás nada más? Quiero saber todo—me acerco más
para no perderme nada.
— Respondí tu pregunta.
— Eso no vale quiero saber más ¿Cuál fue la travesura?
¿Cuánto tiempo te castigaron y cuál fue el castigo? ¡todo! —
cruzo mis brazos en señal de protesta y para que quede
claro le doy miradas de rayos láser.
— Entonces para la próxima vez, realiza mejor tus
preguntas para que yo las responda correctamente —
anuncia.
— Eso es injusto, ya no quiero jugar — protesto.
—Está bien te lo diré, pero para la siguiente vez reformula
mejor tus preguntas para que obtengas las respuestas que
deseas — me regaña.
— Ok, pareces un robot, ahora cuéntame y no omitas ningún
detalle.
— Técnicamente no fue mi idea, pero si me castigaron por
ella — da un respiro profundo — fue en el cumpleaños de
Edgar, su familia realizó una gran fiesta con payasos,
magos, juegos en fin todo lo que una fiesta debe tener— ya
me da una idea de quien fue el culpable por que se nota
quien de los dos es el más travieso.
— ¿Entonces Edgar y tú fueron amigos desde la infancia?
Qué lindo — sonrió.
— Sí y no pues nos conocemos desde el jardín de niños,
pero nunca fuimos amigos por ese tiempo, se puede decir
que esa travesura fue lo que nos unió como amigos. —
responde.
— ¿Por qué no eran amigos antes? — pregunto más
integrada en su historia.
— Pues, éramos y seguimos siendo muy distintos, él era
muy travieso e hiperactivo, muy charlatán hacia amigos
muy fácilmente, todos en la escuela lo adoraban por ser
muy divertido y obviamente odiado por los maestros en
cambio yo era muy tranquilo, buen alumno y no me gustaba
mucho confraternizar con mis compañeros.
— Oh ya veo, pero si no eran amigos ¿Por qué te invito a su
fiesta de cumpleaños?
— Sus padres y los míos son amigos de años, además el
invitó casi a toda la escuela y mi madre me obligó asistir a
esa fiesta.
— ¿Por qué?
— Pues como te dije, no me gustaba mucho la gente,
incluso ahora no me gusta, pero mi madre se preocupaba
por ese hecho— tenemos eso en común casi le digo— creo
que te estoy respondiendo más de una pregunta ya no me
interrumpas— me regaña creo que se le volvió un habito.
— Bien continuando al cumpleañero se le ocurrió poner
petardos al pastel, salsa picante a las bebidas, gusanos en
la los bocadillos y en un segundo todo exploto, el pastel,
gritos por los gusanos, corrían por agua quienes tomaron
las bebidas y de un momento a otro no sé cómo lo hizo que
hubo sapos por todo el salón, como es de esperarse todos
salieron corriendo— suspiro de forma nostálgica como si
ese recuerdo lo transportará a ese preciso momento
regalándome una ligera sonrisa— en ese momento de caos
veo a Edgar ocultándose debajo de la mesa donde estaba
el pastel, no sé porque me acerque que pasaba cuando veo
que él tenía en sus manos sapos sacando de una caja y en
la parte superior de la mesa un oyó donde puso los
petardos para que explotara el pastel y el al verme Edgar
salió corriendo tirándome un sapo en mi regazo pues me
quede en shock un momento pero justo cuando me iba a
levantar el padre de Edgar me sorprendió, entonces
empieza las acusaciones de su padres, de los invitados yo
no dije nada y como es de esperarse mi papá me regaño y
me castigo con 2 meses sin vídeo juegos, que me disculpe
con Edgar por arruinar la fiesta, esa vez fue la única vez que
mi padre me castigo— me quede sorprendida con su
historia pero tenía más preguntas.
— Ummm Octavio será que puedo preguntarte una cosa
más por favor— suplico con mis manos.
— Sabía que seguirías preguntando, pero con una
condición que yo igual te preguntare y responderás sin
rodeos de acuerdo — afirmó con mi cabeza.
— ¿Por qué no dijiste la verdad?
— No losé, no me gusta ser chismoso además en el
momento que me pedían explicaciones Edgar me suplicaba
con su mirada que no lo delatara y además a mí no me
importó el castigo.
— Desde ahí se convirtieron en los mejores amigos.
— La verdad, en ese tiempo no me interesaba ser su amigo,
pero el comenzó a perseguirme por todos lados como un
perrito, se sentaba a lado mío en las clases, en el receso
me gustaba ir a la biblioteca y me acompañaba mientras yo
leía él me contaba historia, chistes hablaba como una
cotorra, por último, venia todos los días a mi casa a jugar
con mis videojuegos mientras yo hacia la tarea.
— ¿Por qué no querías ser su amigo?
— Me gustaba mi soledad y además él le agradaba a mi
madre cuando venía yo le decía que no podía jugar que
tenía muchas cosas que hacer, pero mi madre siempre me
desmentía ella estaba muy feliz de que por fin tenía un
amigo.
— Que paso ¿Cómo aceptaste su amistad?
— Un día ya cansado de su acoso le dije que no quería ser
su amigo y me molestaba las personas habladoras, pero
paso algo que no esperaba me pidió perdón y que
deseaba con todo su ser mi amigo porque era leal y que me
seguiría molestado hasta que aceptara ser su amigo,
entonces comprendí que si no aceptaba mis momentos de
paz acabarían y acepte con la condición que respetara mis
momentos de silencio porque no me podía concentrar
mientras él me hablaba y desde entonces se volvió en mi
mejor amigo.
— Woooo que linda historia, pero hay algo me deja intrigada
¿Por qué te sorprendió que te pudiera perdón eso es lo más
lógico que hiciera por lo que te hizo?
— Él fue conocido por sus travesuras, pero fue más
conocido por que nunca se disculpó o pidió perdón por lo
que hacía él se negaba a decir esas palabras a pesar que
los maestros o la directora lo amenazaban con la expulsión
él nunca decía es palabras y hasta ahora sigue igual.
— Que misterioso.
— Ya es hora, me toca a mí, verdad o reto.
— Reto — respondo sin dudarlo.
CAPÍTULO 20
Octavio
Bailo, canto y actuó como un perrito que me hizo reír hasta
que me dolió el estómago, pero el fin de este juego no se
pudo concluir porque nunca escogía verdad.
— Verdad o reto — le digo serio, ya sabía la respuesta.
—Reto—dice juguetona, pero yo tenía un plan.
—Te reto a nunca más escoger reto, cada vez que
juguemos — se pone seria y un poco nerviosa.
— ¿Qué? —se aleja y se abraza así mismo.
— Solo di que lo harás—la trato de convencer— serán
preguntas suaves, solo quiero conocerte un poco más — sé
que está sorprendida no sé porque no le gusta hablar de su
vida.
«¿Qué ocultas?»
—Está bien lo haré, pero yo te reto a nunca escoger verdad,
solo reto— me propone, es muy astuta esta chiquilla, mi
pequeña niña.
—Ok — aceptó su proposición.
— Verdad o reto.
—Ver... dad— tartamudea mientras se acomoda en sillón
como si estuviera preparando para algo terrible.
— ¿Cuál es tu postre favorito? — sonríe relajada.
— Helado — dice, yo ya sabía su respuesta por todo el
helado que desaparece en un instante cuando llega del
súper mercado, pero quería comenzar con preguntas
ligeras para que entre más en confianza.
— ¿De qué sabor?
— De vainilla.
Lo que averigüe de mi niña es que su color favorito es el
azul, le encanta los libros y las películas de romance, súper
héroes sobre todo Iron Man y comedia. Le encanta cocinar,
pero prefiere más los postres.
Lo que tuve que hacer para conseguir ese tipo de
información fue contar un chiste, muecas graciosas, tendré
que llevarla a ver una película en cine y debe ser de niños
debo confesar que fue suave conmigo creo que noto mi
plan y si hago preguntas mucho más fuertes como
resultado tendré retos mucho más fuertes.
«Inteligente».
«Pero las preguntas siguen en mi cabeza»
*******
Ana durmió en mis brazos, se veía cansada de tantos
juegos infantiles, pero aun así no puede dejar de verla, lo
que comenzó con un solo abrazo, ahora no quiero soltarla.
«¿Qué me pasa?»
— ¡Hey! Despierta — aplaude Edgar.
— ¿Qué pasa?
— Te estaba hablando hace rato y tú perdido en tus
pensamientos, no tienes algo que contarme.
— No, solo estaba distraído— contesto frotándome el
mentón, tratando de alejar esos pensamientos de mi
cabeza.
—Voy a suponer que te creo, pero no te distraigas este
proyecto es importante.
— Bien, tienes razón dime.
— Pues este proyecto importante lo hemos platicado con tú
padre—¿de qué me perdí? Me muestra el proyecto — la
familia Maldini quiere invertir en tú empresa, con este
proyecto—dice serio— no sé lo que te está pasando, pero
necesito que estés concentrado, la hija del dueño quiere
escuchar nuestra propuesta.
—No la conozco en persona, pero si he oído de sus
trabajos, pero no creo que sea buena idea tomarla en
cuenta es hija de John Maldini dueño de la constructora
Maldini, la competencia.
— Esto es algo grande, no lo arruines no sé lo que te pasa
estos días, yo trate de cubrirte con tú padre, pero créeme
que esto no lo va a pasar desapercibido.
— Lo siento, está bien para mí, pero déjame analizarlo
mejor para que pueda tomar una decisión, estas personas
no son cualquiera, su empresa no es su único negocio ellos
dominan gran parte de este país, si sabes a lo que refiero—
digo mientras ojeo este proyecto— Los Maldini son más
conocidos en el ámbito político y la política está podrida—
llamo a mi secretaria.
— Me llamaba señor Verona— entra Susana con una falda
gris pegada al cuerpo y una blusa escotada color celeste.
— Agende una cita con arquitecta Maldini.
— De hecho, señor la señorita Maldini está aquí, en el
vestíbulo esperando a que se desocupe.
— ¿Cómo? — me sorprende.
— Si, dijo que no importara el tiempo, que desea hablar con
usted.
— Bien, hágale pasar — no me gusta este tipo de
confianzas, pero ya que está aquí no quiero perder el
tiempo.
— Hay amigo tú secretaria me pone bien duro, cada vez que
la veo — dice Edgar, mientras observa descaradamente el
trasero de Susana.
— No te metas con ella de acuerdo, es buena en su trabajo
y no quiero perderla por tus caprichos — le digo
— Ok, ok, amigo no la tocare, pero sí que está bien buena —
tocan la puerta, le digo que pace en ese momento entra una
mujer alta, hermosa en todos los sentidos cabellera negra
como el carbón, piel blanca como la leche y unos ojos
azules realmente hermosos tiene aire de elegancia que por
un momento me quita el aire y creó que también le pasa a
Edgar porque se le queda mirando como si quisiera
comérsela.
— Buenos días señor Verona— saluda estrechándome la
mano — lamento presentarme a su oficina sin una cita
previa.
— Hola yo soy Edgar — se adelanta mi amigo dándole un
beso en su mejilla — un placer conocerte, pude ver tu
proyecto es muy bueno, me gustaría que pudiéramos hablar
mejor del tema de forma más privada.
— Sería un placer — sonríe.
— Bien, señorita Maldini que le trae aquí– decido
interrumpiera.
— Pues la verdad lo que vengo a decirle es algo privado—
comenta mientras mira a Edgar haciendo una insinuación
clara de su posición.
— No se diga más, me retiró — dice Edgar saliendo de mi
despacho — nuevamente un placer conocerla.
— Igualmente — contesta la mujer de ojos azules, ya
cuando sale Edgar de mi despacho la invito a tomar asiento
— En que puedo ayudarla.
— A mí me gusta ser directa, se por una fuente confiable
que usted está buscando esposa — si estuviera tomando
algo seguro que lo escupiría de donde saco ese tipo de
información, ¿De dónde ha sacado esa información? —
antes que diga algo, debo de decir que esto es muy difícil
para mí, pero quiero que me tome en cuenta para ser su
esposa.
— Antes que todo ¿Quién le dio esta información? Esa
información es privada y los únicos que lo sabían eran
personas allegadas— respondo a la defensiva.
— Mi padre —responde tranquilamente como si esa
respuesta solucionara todo — no le pido amor
simplemente que nos conozcamos para ver si esta relación
es posible.
— Sabe lo que me está diciendo ¿Cómo sabe su padre
acerca de este tema? —cansado ya de sus evasivas sin
sentido.
— Su padre y el mío son muy buenos amigos hace años,
antes debo aclarar que la idea de esta unió es mía, lo he
estado observado y sé que lo que usted busca es una
relación superficial, sin ataduras, solo como un negocio que
ambas partes pueden sacar provecho —responde así
simple, es realmente sorprendente que me diga eso tan
fríamente.
— Digamos que acepte su propuesta, que beneficio saca
usted señorita Maldini.
— Digamos que la unión de nuestras familias nos
beneficiará a ambos con la creación de un conglomerado
internacional no solo serias la elite en el país si no
estaríamos entre los mejores del mundo.
— Esto suena ¿Cómo decirlo? muy elaborado, para un
simple matrimonio ¿Qué busca realmente? — esa familia es
muy poderosa y a pesar que nosotros también lo somos, no
podemos compararnos con ellos.
¿Qué ganarían ello?
¿Qué buscan de nosotros?
—Eres inteligente, me agradas—cruza sus piernas de
manera coqueta.
—Esa no es la respuesta que busco—soy directo.
—Es todo lo que puedo darte, en tus manos está el futuro
de tú empresa— señala la carpeta entre mis manos— si tú
ambición es igual a la mía, lo aceptaras —se levanta de
sillón antes de abrir la puerta se gira — yo no buscó amor,
pero nos podemos divertir hasta que tomes una decisión —
sale dejándome por primera vez en vida si nada que decir—
un consejo, habla con tú padre él te lo explicara mejor.
Esa mirada fría y calculadora combinada con esa belleza
da una combinación letal.
«Es perfecta».
CAPÍTULO 21
Ana
Corría por todo el patio mientras esperaba a mi ángel de ojos
azules que saliera de la oficina de la directora del orfanato,
de repente veo a Lili ella es más grande que yo y es mala
porque quiso golpearme, pero mi ángel no la dejo, el me
cuida y no deja que nadie me toque.
Lili entra al cuarto de los varones, me da curiosidad ¿Qué
hará allá? porque es prohibido entrar.
Me acerco muy despacito para que no me escuche, y la veo
que está sentada con las piernas abiertas encima de Beto y
se mueve de una formar muy rara como si le estuviera
picando algo, Beto toca sus pechos y ella se pega más hasta
estar frente a frente, y se dan besos, pero no como yo le doy
a mi ángel si no como si se lo quisiera comer abriendo sus
bocas.
Salgo corriendo del lugar no sé porque me sentí como
estuviera haciendo algo malo al observarlos me dio
cosquillitas en el estómago.
— Ana ¿Dónde estabas? Te estaba buscando por todos lados
no vuelvas hacer eso me asustaste — me abraza fuerte, no le
gusta que me aleje mucho tiene miedo de perderme, es un
exagerado.
— Solo paseaba — me acurrucó en sus brazos.
— Si te digo que me esperes en un lugar tú no te mueves de
acuerdo — levanta su meñique — prométemelo
— Te lo prometo— uno mi meñique con suyo.
— Bien, ahora dime que te tenía tan distraída que no notaste
cuando llegaba.
— Es algo raro vi a Lili y Beto abrazándose y moviéndose de
una forma muy rara
— ¿Cómo rara?
— Pues ella estaba encima de Beto, le besaba en la boca,
pero como queriéndose comer uno con el otro.
—No quiero que veas esas cosas, está mal — se enoja.
— ¿Por qué?
— Porque eso solo lo hacen las personas grandes.
— Ah entonces yo lo haré cuando crezca.
— ¡No! Tu nunca lo harás, nadie te tocar — me grita feo
apretando mis hombros fuertes.
— Es injusto yo quiero que me besen, bueno no tan
asqueroso como Lili y Beto, pero si un piquito en la boca
¡eres malo! — le grito y salgo corriendo hacia el árbol que
está en medio del patio, me acurrucó con mis rodillas
mientras lloro, el no deja que haga nada divertido es muy
malo.
— Ana no llores, mi pequeña garrapata, solo quiero protegerte
— gimoteo en sus brazos
— Pero yo quiero que algún día me den un beso en la boca.
— Cierra los ojos — dice mi ángel le hago caso, el limpia mis
lágrimas de mi rostro, pero como una brisa en mi rostro
siento los labios de mi ángel en mis labios, es suave y sabe a
dulce, un rato nos quedamos así cuando decido abrir mis
ojos el sigue los mantiene cerrados, pero no me detengo me
gusta su beso.
Mi ángel se retira poco a poco esta rojo como tomate se ve
tan graciosos, me río por su cara.
— No te rías fue nuestro primer beso— me regaña
— No me río por el beso, me río de tu cara estas rojo, nunca
te había visto así — sonrió y antes de que diga algo más me
abalanzó a su cuello y le vuelvo a besar no sé si el cerro lo
ojos, pero yo sí, me gusta sus labios no quiero separarme de
él nunca.
Desde esa tarde siempre nos besamos todos los días.
*******
—¿Cómo fue tu primera vez? — pregunto a Susy
— Fue doloroso, creo que para todas las mujeres su primera
vez es traumático, de hecho, al tipo lo termine cuando
acabamos, era un idiota busco su propio placer y yo me
quede frustrada ya para la siguiente vez me aseguré que un
hombre de verdad que tuviera más experiencia.
No entendí su historia ¿Cómo un beso puede doler?
— Mi primera vez fue dulce y suave.
— ¡¿Cómo?! Creí que eras virgen— casi grita, pero se dio
cuenta que estábamos en el comedor de la empresa.
— Lo soy, no te entiendo que tiene que ver un beso con el
ser virgen.
Primero se queda sería un instante para luego reír con una
carcajada bastante particular algo ronca.
— Yo hablaba de sexo no de mi primer beso y la verdad no
me acuerdo quien fue. — seguía riendo mientras
hablaba— pero si me recuerdo de Dylan besaba delicioso
su lengua era maravillosa y por dios era increíble en el sexo
oral.
— Mmmm pues el mío fue solo dos labios que se juntan—
suspire — tal vez no fue excitante como el tuyo, pero si fue
único e inolvidable en el momento indicado para nunca ser
olvidado— su mirada cambio en un instante de diversión a
algo que no reconozco, similar a ternura.
— Ven, vamos al archivero— toma mi mano.
Al llegar siento un poco de presión se produce un silencio
caótico entre las dos nos miramos, Susana se acerca poco
a poco a mi hasta estar frente a frente, mi respiración se
vuelve más fuerte, cuando siento que acaricia mis mejillas
muy suavemente.
— Quiero ser tu primer beso con lengua — sus ojos están
dilatados más negros de lo normal, me quedó muda no sé
qué decir, que pensar, que hacer — te enseñaré lo que es
besar de verdad, no será nada tierno, solo has lo que hago
de acuerdo — no sé lo que me llevó a esta situación, ni
porque acepte asintiendo con mi cabeza.
Cerré mis ojos fuertes hasta que sentí presión en mis
labios, jugo un momento con mis labios hasta que dice que
habrá mi boca y como una invasión sentí su lengua entrar y
danzar. En ese mismo instante intenté imitarla, pero no
pude se nota que Susy es una experta, parece que se da
cuenta de que no puedo seguirla y se separa un poco.
— Primero iremos lento para que te adaptes y poco a poco
aumentaremos el ritmo— cierra los ojos y vuelve a besarme
esta vez más simple, suave y poco a poco más fuerte hasta
que poco a poco bajamos el ritmo hasta detenernos por
completo, se separa de mí y yo no puedo abrir los ojos sigo
agitada o será vergüenza, pero no quiero abrir mis ojos
tengo miedo a lo que me diga ¿Por qué tengo miedo? Ella
fue la que me beso, mi corazón late muy fuerte.
— Abre los ojos — ordena.
— No quiero — digo tapándome con mis manos.
— Vamos Ana, ¿no te gusto?
—Ese es el problema que me gusto, ¿Por qué lo hiciste? —
la enfrentó— creí que te gustaban los hombres — sonríe de
forma picara.
— No solo me gustan, me fascinan — dice mientras se
arregla el maquillaje, con su espejo, su labio esta opaco
seguro por el beso que nos dimos.
— ¿Eres bisexual?
— No, soy 100% heterosexual, pero eso no quiere decir que
no haya experimentado, no te asustes lo que sentiste es
normal excitación y adrenalina, eso pasa cuando
experimentas algo nuevo, hasta prohibido y algo morboso.
Ojo eso no quiere decir que lo vamos a repetir solo quería
ser la primera en darte un beso de lujuria.
— ¿Por qué?
— Eres como un papel en blanco sin ninguna macha,
hablaste de primer beso con una ternura única y lo
recuerdas como algo muy importante en tu vida que me dio
envidia, no por ti si no porque quisiera que alguien me
recuerde, así como tú lo hiciste, fue algo que marco en tu
vida. Por eso quiero que me recuerdes, llegó la hora que
salgas de tu cascaron y yo te ayudare esto solo fue como
tu iniciación, un beso lésbico lo recordaras por siempre.
— Mi corazón late muy fuerte— toco mi pecho — el tuyo
¿también late? — pregunto.
— No, solo me agite, pero si me gusto lo hiciste muy bien
para tu primera vez.
— Gracias— fue lo único que se me ocurrió.
— Terminaste de leer 50 sombras de grey— me toma de la
barbilla.
— Sí, fue interesante.
— Bien, ahora veras la película.
— ¡Hay una película! — me asombro.
— Sip, mañana te la daré iremos paso a paso.
********
Un beso lésbico, todo el día no dejaba de pensar en eses
beso, como una grabadora que repetía una y otra vez, mi
corazón late rápido eso me asusta ¿será que me gustan las
mujeres? ¿soy lesbiana? Como veré a Susy mañana cada
vez que la vea recordaré ese beso ¿Qué puedo hacer?
Necesito un plan.
— Niña, niña — escucho decir a Octavio.
— ¿Qué? — trato de poner atención.
—¿Qué te pasa? esta distraída, no tocaste tu cena—dice
mientras acaricia mi mejilla de forma tierna.
— No es nada, solo no tengo hambre — digo levantándome
de la mesa.
— ¿Quieres helado de postre?
— ¿Eh? no gracias, estoy cansada me voy a dormir buenas
noches — me sujeta la mano antes de que vaya a mi
habitación.
— Dime ¿Qué te sucede? Acabas de rechazar un helado,
eso no lo haces — me río ante su observación — verdad o
reto—lo observo un rato antes de contestar.
— No quiero hablar — digo seria.
— Verdad o reto— repite nuevamente.
— Verdad — suspiro resignada.
— ¿Qué te sucede?
— Creo que soy lesbiana — le digo de sopetón, no dice nada
en un silencio incómodo habré sus ojos, muy grandes.
— ¡¿Qué?! ¡¿Cómo?¡ —se levanta de golpe asustándome un
poco.
— Vez, sabía que no tenía que decírtelo mejor me voy a mi
recamara— camino hacia las escaleras, hasta que me
detiene nuevamente.
— No espera, perdón si me atrapaste con la guardia baja
¿por qué crees que eres lesbiana?
—Porque se me agita el corazón cuando pienso en una
persona.
— Y esa persona es mujer— asiento, mi cabeza quiere
explotar ahora estoy tan confundida, toda mi vida fue tan
cerrada que nunca tuve la necesidad de dudar de mi
sexualidad.
«Necesito aclarar mi cabeza»
«Necesito saber si soy…»
—Verdad o reto — digo.
—No es el momento para jugar—responde un tanto
confundido.
—Solo responde —suplico—por favor, lo necesito.
—Reto — dice finalmente, suspiro fuerte.
«Es ahora o nunca».
—Te reto a que me beses.
CAPÍTULO 22
Octavio
No puedo creer lo que mi padre me está diciendo, todo está
planeado, Megan Maldini desea ser mi esposa porque
piensa apoyar a su padre en la política y una forma es que
tenga una buena imagen.
La imagen de nuestra familia siempre fue impecable, los
valores, las donaciones que siempre hacemos y las
fundaciones nos dieron una reputación que pocas
empresas pueden lograr tener.
— No te pienso obligar a casarte, aunque no puedes negar
que no será ningún sacrificio desposarla, además John
Maldini nos ayudara a expandirnos internacionalmente
ambos ganamos.
— Sabes, que también deseo expandirnos, pero un
¡matrimonio! creí que los tiempos donde los padres
arreglaban los matrimonios había terminado— le digo a mi
padre — ¿matrimonio arreglado?
Identificar las formas de reír de mi padre eran fácil de
reconocer porque las conozco muy bien, cuando se ríe de
un chiste lo hace de forma discreta como si quisiera
evitarla, cuando esta alegre da una pequeña carcajada, pero
la peor que hacía temblar de miedo es la burlona no emite
ningún sonido da una pequeña sonrisa de lado, combinada
con una mirada fría distante, pero esta es la primera vez
que es dirigida a mí.
— Entonces deseas un matrimonio por ¿amor? — se levanta
del sillón caminando hacia la ventana — eso es ¡inaudito! —
gruñe — tu eres mi hijo el heredero de todo este imperio, el
amor es debilidad y tú no puedes mostrar ningún
sentimiento de ese tipo.
— Padre, no quise decir eso es solo que no me gusta este
tipo de manipulaciones — el siempre reacciona así cuando
se toca es tipo de tema, pero hoy lo siento diferente capto
algo que nunca percibí antes en su mirada veo algo como
dolor, rabia y tristeza eso no puede ser, debe ser mi
imaginación ¿o no? ¿será que mi padre se ha enamorado
alguna vez? Por eso tanta repulsión a una simple palabra
"amor". No, no, no es mi imaginación.
— Lo sé, por eso te digo que ella es perfecta para ti, no solo
por los negocios y el beneficio que nos trae esto, es que
ella es igual a ti.
— ¿Cómo puedes pretender que somos iguales? ¿no la
conoces?
— En la vida hijo, nunca terminas de conocer a alguien
sólo superficialmente y lo que me interesa más de Megan
Maldini es la imagen y el beneficio que nos trae esta unión,
solo tienes que conocerla ve si puedes convivir con ella
porque el próximo matrimonio que tengas no podrás
romperlo — soy yo o fue una amenaza de mi padre.
La conversación que tuve con mi padre me hizo darme
cuenta de algunos detalles que antes no lo percibí como
una ráfaga vienen a mi recuerdos de mi niñez, mi padre
Thomas Verona siempre fue frío, distante y nunca
mostraba algún tipo de emoción frente a los demás, pero
era distinto conmigo, el me demostraba su cariño, jugaba
conmigo cada vez que podía, no importaba lo que estuviese
haciendo siempre tenía tiempo para mí, porque para él era
su tesoro más preciado sé que se oye ridículo viniendo de
mí, pero mi padre nunca ocultaba sus muestras de cariño,
otra cosa era mi madre siempre distante, ninguna palabra
de dulce, solo hablan de lo que tenían en común que era yo.
Siempre me pregunté de niño porque eran así y cuando me
atreví a preguntarle fue la primera vez que me confeso su
repudio a la palabra "amor” o estar enamorado de alguien.
" — Papá ¿Por qué nunca besas a mamá? — estábamos
jugando fútbol y cuando le pregunte su sonrisa se borra en
un instante. — tu siempre me dices que me quieres, pero no a
mamá ¿por qué?
— Las personas que se besan y se dicen cosas cariñosas lo
hacen porque están enamoradas— se sienta en el césped.
— ¿Amas a mamá? — pregunto sentándome a su lado.
— No, no la amo
— ¿Por qué? — me pongo triste
— Creo que es hora de hablar de hombre a hombre, ya eres
grande y sé que comprenderás lo que te diré— asiento — tú
no eres un niño normal eres especial sabes porque — niego
con la cabeza — porque eres mi hijo y eres más inteligente
que los demás niños por eso sé que comprenderás.
— Bueno.
— A tu mamá, yo le aprecio mucho sabes porque — niego con
la cabeza — porque me dio el tesoro más preciado para mi
¿sabes quién es?
— Soy ¿yo?
— Exacto, ves eres muy inteligente — sonrió
— Y por eso la aprecio, pero no la amo
— ¿Por qué no la amas? Ella bonita
— Ella es la mujer más hermosa, que he conocido por eso es
mi esposa— no entendido la aprecia y dice que es hermosa
entonces porque no la ama y parece que noto que no
entendía su charla de hombre a hombre.
— Te voy a contar una historia, hace mucho tiempo hubo una
pareja de enamorados él la amaba más que a su vida, por ella
daría y haría todo, ella también lo amaba mucho, como una
pareja normal se casaron, ella quedo embarazada, la pareja
estaba muy feliz por su primer hijo, pero paso algo malo
cuando el niño nació su mamá murió, eso destrozó al padre
del bebé que nunca volvió a sonreír, se volvió alcohólico, él
bebe vivió con sus abuelos hasta sus 6 años, un día sus
abuelos le dijeron que vendría su padre e iría a vivir con él. Se
emocionó tanto que un día antes de su visita contó a todos
sus amigos que vendría su papá y se irán a viajar por el
mundo, eso es lo que le dijeron sus abuelos cada vez que
preguntaba por él, conocía muy bien la historia de amor de
sus padres lo oía todas las noches porque sus abuelos se lo
contaban— dio un suspiro largo y se quedó en silencio un
momento.
— El niño sabía que su mamá había muerto pero no sabía
cómo, tenía varias fotos de sus padres de cuando eran
niños, y si te estas preguntando si ellos se conocían desde
bebes pues eran vecinos, el niño pensó que sus papas eran la
pareja más bonita de la historia, él tenía un foto que
guardaba de bajo de su almohada, se dormía con él todas
noches solo para sentirse más cerca de ellos, en esa foto de
blanco y negro estaban dos adolescentes su mamá era muy
bella estaba vestida con un vestido simple de color blanco y
un velo en su cabeza ella miraba la cámara con una sonrisa
de oreja a oreja mostrando sus dos pequeños hoyuelos y su
papá tenía una traje con un moño en el cuello se notaba que
todavía era adolescente el traje le quedaba grande además
era muy flaco y tenía unos lentes que le cubrían casi la mitad
de su cara, él estaba alado de su mamá era obvio que era su
boda, su papá abrasaba a su mamá con un brazo por su
cintura, pero no miraba la cámara miraba a su esposa y le
veía muy feliz pero lo que le gusto más de esa foto es que el
aparecía en él, estaba en la barriga de su mamá era un
pequeño bulto, pero se podía notar eso le gustó mucho
porque estaban los tres juntos.
— ¿Por qué me cuentas eso papá? — pregunto.
— Deja que termine la historia— asiento — el día había llega el
encuentro que esperaba con ansias, paso toda la mañana y
tarde pendiente de la puerta pero esta no se abría, ya en la
noche pensó que no vendría tal vez se perdió, o su auto se
fregó daba muchas explicaciones a su tardanza, ya era tarde
y su abuela lo llevó a dormir a su habitación, de repente
escucho ruidos abajo y una voz extraña se levantó deprisa
porque sabía que esa voz pertenecía a su papá corrió feliz a
recibirlo, pero lo que encontró no le gusto vio un hombre
borracho, que apenas se sostenía solo y estaba llorando en
el rincón de la pared, ese hombre era su papá, no era el
mismo de la foto vio a un pelirrojo barbudo sosteniendo la
foto se su madre y oyó las palabras que marcaron su vida
"por culpa de ése niño perdí a mi amor, mi vida, mi razón de
ser"— ya sabía de quien hablaba al mencionar el color del
cabello ese sin duda era mi abuelo.
— Ya sabes de quien se trata esta historia — no fue una
pregunta — ese niño era yo.
— Entonces la abuela Denis no es tu mamá.
— Ella no me dio la vida, pero me cuidado, me trató como su
hijo así que es mi madre, se casaron cuando tenía 8 años,
pero su matrimonio no fue por amor.
— Aun no entiendo.
— Mi padre amo demasiado y sufrió mucho pero no solo él
todas las personas a su alrededor también, sus padres que lo
vieron volverse alcohólico, a su esposa porque nunca la amo
como a mi madre y a su hijo culpándole por la muerte de la
mujer que amaba que, aunque nunca se lo dijo se lo
demostró con sus acciones. Por eso me prometí nunca amar
a una mujer como lo hizo mi padre, pero a la única
persona que puede uno amar sin miedo hacer vulnerable se
ha un hijo, tu hijo mío eres lo más valioso en mi vida.
******
Llegar a casa es la mejor parte del día, ¿Por qué? Por Ana,
debo reconocer que acostumbrarme fue difícil, pero ahora
su compañía es agradable, pero de todo lo que podría
pasarme esto era lo último que esperaba.
— Te reto a que me beses— mierda, mierda, mierda no
importa cuánto repita esto me tomo con la guardia baja,
¿Qué le digo? Que no quiero porque decido no involucrarme
con mi esposa. Este complicaría las cosas — por favor
bésame estoy confundida, nunca — baja la mirada como si
estuviera avergonzada — lo siento, no debí pedirte eso.
Esto no es normal, mi pequeña niña es de no pedir nada y
desde que ya he empezado a conocerla le he tomado
cariño al principio como una amiga, pero ahora se podría
decir que ahora la veo como una hermanita pequeña que
debo cuidarla y protegerla.
— ¿Por qué estas confundida? — trató de que hable.
— Mejor me voy a dormir— la sujeto, sabe que no la dejare ir
si no habla — bueno, es que una mujer me beso y me gusto.
— mierda, mierda quien se atrevió a tocarla, Ana no se
relaciona con las personas fácilmente así que debe ser
alguien conocida.
— ¿Quién fue? — gruño, ella niega rápidamente y casi estoy
seguro de quien fue. — fue Susana.
Baja la cabeza, respira irregularmente, lo bueno de mi
pequeña niña es que no sabe mentir, ni ocultar secretos lo
descubrí cuando se comió todo el helado que compré para
la semana y no lo pudo ocultar, no quería mirarme a los
ojos, se puso roja, que se confesó como si fuera un pecado.
Me reí casi todo el día al ver su reacción realmente es una
niña y por eso no puedo permitir que una oveja descarriada
desvíe a mi pequeña niña. Y sin siquiera meditarlo más
tiempo, levante su mentón y la beso.
CAPÍTULO 23
Ana
— Sabes que te quiero — digo a mi ángel de ojos azules —
mucho, mucho, mucho— me acurrucó.
— ¿Hasta dónde? — me pregunta.
— Hasta el cielo— señalo con mi dedo hacia arriba, estamos
acostados en el pasto mirando las estrellas.
— Eso no es mucho.
— Claro que sí, el cielo es grande— abro mis brazos para que
vea que si es muy grande.
— No, no lo es porque yo mi pequeña garrapata, te quiero
más allá del cielo esto que siento— señala su corazón — no
tiene fin — besa mis labios.
********
El beso de Octavio
fue
fue
fue
fue.........
Una desilusión no sentí nada, él solo me dio un piquito, bajo
mi cabeza no sé qué sentir, tal vez realmente me gustan las
mujeres. A pasado tanto tiempo desde mi primer beso que
tal vez por eso ya no siento lo mismo con un piquito y el
beso de Susy fue excitante que me hizo desear más.
— Listo, ya no me pidas estas cosas es muy incómodo —
dice alejándose como si le diera asco.
Ese comentario no me gusto le miro mal, tampoco a mí me
gusto fue como besara una puerta o tal vez...
A él le gusten los hombres por eso me beso así.
Eso explicaría muchas cosas como el que se cuidada
mucho su apariencia, su piel no tiene ninguna cicatriz,
mancha, ni lunares una vez lo vi sin camisa por accidente y
no tenía pelo por ninguna parte y las veces que fui a fiestas
sociales con él, solo se relacionaba con hombres y pocas
mujeres, solo hablaban en cambio su amigo coqueteaba
con todas las mujeres y cuando digo con todas es todas.
Eso también explicaría porque contrato una esposa ¿sería
para cubrir las apariencias? ¡eureka! Es tan claro como el
agua.
— Gracias, ahora creo que si me gustan las mujeres. — digo
enojada.
— ¡¿Qué?! — grita.
— Hey no me grites, perdón por pedirte esto debe ser difícil
para ti también, por tu orientación, para mi es igual, tal vez
deba pedirle ese favor a otra persona — le digo en voz alta,
porque yo también puedo enojarme.
— ¿Qué? ¡¿ORIENTACIÓN?!— otra vez grita— ¡ESTAS LOCA!
— me asusto de su reacción que doy un paso atrás.
Con un rápido movimiento me levanta con un solo brazo
hasta estar a su altura empujándome contra la pared. Su
respiración es más pesada como si estuviera enojado y de
un rápido movimiento me besa que invade todo mi cuerpo
como un hubiera recibido una descarga eléctrica
dándome una sensación de querer más, mas, mas..........sus
labios son suaves sabe a chocolate que acaba de comer
¡gracias a Dios! Susy me enseño como besar, su lengua
entra en mi de manera tan sutil que ni me di cuenta, para
profundizar más lo atraigo más a mí con mis brazos en su
cuello y con mis piernas lo envuelvo más mucho más.
Poco a poco la intensidad va bajando hasta solo recibir
besos cortos pero deliciosos ya separándonos por falta de
oxígeno, noto que él y yo seguimos agitados, ninguno de
los dos dice nada, solo nos miramos y respiramos como si
hubiésemos corrido una maratón.
¿Qué debo decir?
—¡Awu! Ahora creo que soy bisexual — digo para romper
este silencio y como si hubiese dicho algo malo su agarre
se tensa y vuelve a besarme más intensamente que antes
¿Cómo puede ser eso posible? Trato de corresponderle,
pero es muy agresivo que me nubla tanto que no sentí que
ya no estábamos en el comedor, me recostó en algo blando
creo que es una cama, no sé qué cama ni en qué lugar no
quiero abrir mis ojos esto es muy excitante, sus besos son
tan pero tan intensos que creo que chocamos nuestros
dientes, su lengua juega con la mía ya bajando esta
intensidad muerde mi labio inferior de forma suave, pero a
la vez dura como si quiera dejarme marca.
Sus labios dejan los míos para ir a mi cuello.
— Tú no eres lesbianas ni tampoco bisexual …. De acuerdo
— dice con respiración agita mirándome sin parpadear,
noto que sus pupilas están dilatadas— de acuerdo — exige.
Solo asiento hipnotizada por sus ojos que son más negros,
nunca lo había visto así son hermosos, parece la noche sin
estrellas y sin pensar más lo Atraigo a mi exigiendo sus
labios como si fueran ¡míos!
********
La semana paso rápido suspiro con pesar porque fue muy
aburrido. Desde ese día que me bese con Susy y Octavio el
mismo día, los siguientes días fueron una miseria.
Primero he evitado a Susy, ¿por qué? Es simple me da un
no sé qué, cada vez que la veo, tal vez se ha vergüenza,
pero no estoy segura porque me he puesto a investigar
sobre el lesbianismo, leí libros, vi películas, busqué en
YouTube, Google, en fin. conclusión de mi investigación es
que no lo soy, no me gustan las mujeres en general solo me
atrajo Susy porque que es mi amiga y además tiene una
personalidad tan fuerte que fue eso lo que me sedujo, no
voy a negar que también me gusta su aspecto ella es muy
hermosa. Pero solo es ella, ¿Cómo lo sé? Bueno como lo
digo es que fui a una bar gay y bueno me bese con una tal
Mariana una chica muy hermosa que conocí esa noche, se
parecía a Susy, cuando la bese no sentí nada, no me gusto,
pero tampoco fue desagradable, fue como un helado sin
sabor.
Segundo, Octavio me ha evitado toda la semana, desde ese
día solo me hablo una vez para decirme que ya no me
necesitaba para que la acompañe a las reuniones sociales,
que no vendría a dormir durante un tiempo, que el chofer se
encargaría de llevarme y traerme al trabajo.
Al principio me puse feliz porque no les acompañaría a
esas aburridas reuniones, pero me puse triste por lo demás,
de alguna forma me había acostumbrado a su presencia,
sus regaños, su obsesión por el chocolate, sus juegos de
verdad o reto solo para sacarme información ¡por dios!
Extrañaba hasta cuando solo se sentaba en su despacho a
trabajar, me gusta sentirme acompañada a un que él
estuviera en otra habitación.
«Odio este maldito silencio que me sofoca»
«Odio estar sola»
CAPÍTULO 24
Octavio
Megan Maldini duerme plácidamente boca abajo parece
tan tranquila e indefensa todo lo contrario cuando esta
despierta, después que follamos siempre se queda
profundamente dormida.
Me levanto para vestirme, a mí no me gusta dormir con
alguien a lado, creo que esto es la única diferencia que
tenemos porque después en lo demás casi somos iguales.
Que puedo decir después del beso con Ana, decidí
intentarlo con Megan esto se estaba saliendo de mis
manos, no debía involucrarme, no debía tenerle algún tipo
de cariño, no debía tratar de conocerla, no debía darle
ningún apodo de cariño, que mierda me pasaba cuando
empecé a decirle ¡MI NIÑA!
Pero no puedo evitarla siempre, no puedo seguir durmiendo
en un hotel. Pero tengo que admitir que gracias a ese beso
deje de dudar y me decidí hacer lo que tenía que hacer.
Megan me acompaño a una cena con algunos socios y fui
la envidia de todos los hombres, no solo por su belleza,
sino también su elegancia además de que se puede hablar
de cualquier tema con ella, ya que es una mujer de mundo,
habla 4 idiomas y cuida mucho su aspecto.
— Te vas sin despedirte — Megan se levanta, incluso
después de haber despertado su belleza me deja
sorprendido, no tiene ningún defecto su cuerpo es un lienzo
blanco, camina desnuda directo a mí y se sienta en mi
regazo — ¿Qué debo esperar en nuestro futuro matrimonio?
Si me quieres dejas cuando duermo.
—Antes de que sigamos con esto necesito saber ¿Por qué
deseas casarte conmigo?— digo, mientras tomo una copa
de vino blanco, recostado en el sillón de Megan, su
departamento no es tan llamativo como esperaba, es
clásico, con una mezcla de blanco y negro sin ningún color
llamativo es realmente interesante como su hogar
representa su personalidad, la mía es similar pero con
toques gris, pero con decoración de obras de arte y diseños
únicos que mande hacer exclusivo para mí, pero de Megan
no tiene nada de cuadros, ni fotos es como si nadie viviera
aquí.
— Tú familia es conocida por sus labores sociales y tiene
una buena reputación en la sociedad y no solo de esta, sino
también para la clase baja— cruza sus piernas pegándose
más a mí — y no solo eso, todo mundo conoce que sus
orígenes son humildes, tú abuelo salvo de la quiebra a la
empresa de tu abuela adoptiva, convirtiéndola en una de las
mejores del país, tú padre también tiene que ver pues él
también es de origen humilde, dando así un ejemplo al
pobre de que esforzándose uno logra sus objetivos—
termina, con una ligera sonrisa de burla, sé que debería
enojarme u ofenderme, pero me gusta que se ha honesta
además nunca me sentí marginado por la raíces de mi
familia.
— Y eso ayuda a que tú padre, pueda postular para el
congreso del siguiente año— concluyó.
— Exacto — sonríe mientras toma el vino.
— Lo tengo claro, pero tú ¿qué sacas de esto? — pregunto.
— Digamos que hago lo mismo que tú, complacer a mi
padre y ganar su aprobación — me sorprende su respuesta.
«Es como yo»
«Pero ella no tiene que saberlo»
— Yo no lo hago para ganar su aprobación, simplemente es
lo que tengo que hacer para heredar la constructora— se ríe
de mí, como si se burlara ¡dios! Hasta su risa es hermosa
como si la misma diosa Afrodita reencarnara en Megan, ya
me puso duro con una simple sonrisa.
— Eres tan obvio que tu negación me lo confirma, ya te voy
conocido poco a poco Octavio, la diferencia entre tú y yo es
que yo lo aceptó y no doy excusas.— me mira de forma
como si me entendiera — como te lo digo, al nacer en una
de las familias más influyentes del país, recae sobre mí,
responsabilidades que la gente normal no la tiene, fui
criada para esto y al ser hija única no tenía opción.— no te
un tono de tristeza en sus palabras— ¿sabes a lo que me
refiero? — me mira profundamente como si pudiera ver a
través de mí.
De alguna forma entiendo a lo que se refiere, al ser
privilegiados, no podemos equivocarnos, todos dependen
de nosotros, mi familia, los trabajadores, también los
beneficiaros de las obras sociales que realizamos. Y no
solo eso nuestra vida privada influye, no somos famosos,
pero si somos noticia.
— No poder elegir — respondo, en estos momentos es que
me doy cuenta cuanta envidia tengo de Edgar, él es la oveja
negra de su familia, pero tiene más libertad, nadie espera
nada de él, solo vive su vida. — si llegamos a casarnos ¿Qué
esperas de este matrimonio? — pregunto, porque creo que
la decisión esta toma para nuestra unión.
— No espero nada yo seguiré viviendo mi vida como es y tú
también, esto es más un negocio, no pido fidelidad porque
sé que yo no podre dártela, no pido amor porque sé que no
existe, simplemente una convivencia pacífica, no esperes
nada de mi porque yo no espero nada de ti — responde de
manera neutral.
Tal vez se ha ridículo lo que voy a decir, pero necesito
saberlo — ¿por qué no crees en el amor? — pregunto porque
por lo general la mayoría de las mujeres siempre desea
encontrar su príncipe azul.
«Disney tiene la culpa, en mi opinión».
— Es subjetivo, amor es una reacción química.
Una sustancia de nuestro cerebro llamada feniletilamina.
Esta sustancia obliga a segregar dopamina cuyos efectos
son parecidos a las “anfetaminas” en si son hormonas que
produce el cuerpo eso sentimiento que llaman amor, es
igual que la adrenalina solo que dura más tiempo. —
contesta como si estuviera en un examen oral en el colegio,
frío, neutro y estudiado, pero jamás experimentado — y tú
¿Qué opinas del amor?
— Que si existe— se sorprende de mi respuesta — pero eso
les hace más vulnerable, más débiles e inútiles — la veo de
reojo y noto una cierta sonrisa pequeña casi imperceptible,
pero sé que me la dio — y como sabrás yo no soy débil y no
deseo llegar hacerlo — parece que mi respuesta le agrada,
se levanta de mi regazo seductora, me levanto para estar a
su altura, frente a frente. Es la primera vez que me gusta
que se ha alta, no están grande como yo, pero perfecta para
mí, y sin decir ni una sola palabra sellamos nuestro negocio
con un beso apasionado.
CAPÍTULO 25
Ana
— ¡Ana! — grita mi ángel de ojos azules, ¡uuuuy! ¡utiliza mi
nombre eso quiere decir que está muy enojado, me escondo
debajo de la cama no me gusta cuando se enoja —! Ana! —
anuncia más fuerte — sé que estas debajo de la cama, veo
tus zapatos ¡sal!
— ¡No!
— ¡Sal!
— ¡No!
— ¡Sal! Uno, dos, y y y y treeee... — salgo rápido de un salto
porque se pone peor cuando cuenta hasta el tres.
—Ya, ya, ya, ya salí— bajo la cabeza.
— Levanta tu falda.
— ¿Po rrr. qué? —tartamudeo porque sé que viene
—Levanta tu falda, solo quiero ver si te pusiste tu calzón del
día hoy, sabes que tienes que cambiarte todos los días —
dice muy serio — anda levanta tu faldita.
— Si....... me lo pu......se — afirmó tartamudeando.
— Enserio, entonces que es lo que encontré en tu mochila —
saca de su bolsillo mi calzoncito — Ana ya habíamos hablado
de esto, no puedes caminar sin esto.
— Pero no me gusta— le doy mi mejor cara de perrito
arrepentido para convencerlo — me pica, no me gusta utilizar
tanta ropa me sofoca y solo me saque lo que no se pueda
ver, no me gusta este uniforme así me siento libre —doy
vuelta para que mi falda gire y vea que no lo necesito porque
no se ve nada— ves no se nota.
— No importa tienes que ponértela— dice con voz dura.
— Por favor — hago mi mejor puchero sé que, no se puede
resistir.
— Ana no hagas eso, sabes lo que me provoca — ¡sí! Está
funcionando — bien, pero haremos un trato de acuerdo
puedes vestir como tú quieras en el lugar donde te sientas
que es tu hogar. ¿Cuál sería ese? — pregunta.
— El sótano — sonrió — ¿hoy nos toca dormir en el sótano? —
en el hogar dulce esperanza los dormitorios se dividen en
hombres y mujeres, pero mi ángel descubrió un pasadizo
secreto que une los dormitorios que lleva también al sótano,
casi toda las noches vamos y nos acurrucamos hasta
dormirnos, luego nos levantamos más temprano para que
nadie se dé cuenta, no lo hacemos todos los días porque de
vez en cuando una de las monjas supervisa los dormitorios,
no sé cómo mi ángel sabe que días son, porque se supone
que es sorpresa pero él lo sabe todo, es muy inteligente.
— Si —toma mi mano — vamos a nuestro hogar, hoy te
contare un cuento nuevo.
El sótano un lugar oscuro y frío, llena de cosas viejas, existe
muchas historias de miedo sobre este lugar, para los demás
es un lugar horrible, pero para nosotros es nuestro hogar.
***********
— ¡Ana! — grita — ¡Ana! — grita más fuerte — sé que estas
detrás de la fotocopiadora veo tu cabello ¡sal!
Alguna vez sintieron que esto ya había pasado creo que se
llama déjà vu, pues siento que esto ya lo viví.
— Ok ya salgo— digo levantándome. Y trato de que no se
me note mi nerviosismo. — hola Susy! cuanto tiempo
¡— disimulo que no pasa nada, pero lo hago tan mal que ni
yo me la creo.
— No te hagas la chistosita conmigo, ¿Qué pasa? ¿por qué
me evitas? Si ya no quieres ser mi amiga dímelo en la cara
— dice furiosa, sabía que este momento tenía que llegar, no
puedo seguir evitándola es mi amiga.
— Perdón, pe......ro, pero, p....ero— ¿Cómo lo digo?
Mis manos sudaban, no podía mirarla a los ojos y creo que
mis reacciones dieron a atender que algo pasaba porque el
tono de Susy se volvió más dulce como si hablara con un
niño.
— Calma, Ana solo quiero saber si hice algo que te
ofendiera para ya no querer ser mi amiga — la última
palabra lo dijo en un tono muy triste, yo no quería que se
sintiera mal, solo que siempre fui así, cada vez que pasaba
algo me alejaba un tiempo, pero luego regresaba como si
nada hubiera pasado, solo necesito tiempo para afrontarlo
y creo que ese tiempo se acabó, tengo que regresar.
— No, Susy no hiciste nada malo, solo es es, es...….que
pasa que que, que, que, que que.
— Dilo— dice.
— ¡Que me gustas! — lo digo de golpe.
— ¡¿Qué?! — pone los ojos como plato — eres lesbiana
— achica los ojos como, si no pudiera reconocerme.
— No.
— Pero me acabas de decir que te gusto — me agita los
hombros, tan fuerte que creo que me despeine.
— Ayayayai, no me agites que me mareo.
— Perdón, pero, pero no te entiendo — me suelta con
cuidado — explica.
— No soy lesbiana ya lo comprobé, fui a un bar gay y me
besé con Mariana una chica muy bonita, pero no sentí nada
— Susy se toca el pecho como si sufriera un infarto.
— ¡Que! — grita después de un silencio muy incómodo —
vamos lento ¿Cuándo fuiste? Y lo importante ¿Cómo lo
hiciste? si tu querido esposo te vigila como un halcón.
— Fue la semana pasada y Octavio— bajo la mirada — está
enojado conmigo — doy un suspiro triste, hace días Octavio
no viene a dormir y pues me di una escapadita.
— No te pongas triste, el señor Verona siempre está
enojado — trato de consolarme — pero como te atreviste,
pasaste de una santa a una diablilla en una semana, otra
cosa ¿Cómo que te gusto? Pero no eres lesbiana eso es
ilógico.
— ¡Lo sé!, yo misma no me entiendo me gusto el beso por
eso dude y luego cuando bese a Mariana fue distinto— jalo
mi cabellera con desesperación— investigue e incluso …—
me tapó la boca antes de diga que también me bese con
Octavio — lo que quiero decir es que ¡no se! — grito agitada,
término un poco agitada.
Hubo otro silencio, pero este era distinto un silencio
tranquilo, ¡sí! me siento tranquila de a verlo dicho me
desagüe, decir lo que uno siente se siente bien, por lo
general me hubiese quedado callada hasta que se olvidara.
Pero esto se siente bien.
— Hubo una vez que yo también tuve curiosidad pero no
pasó nada, bueno si tuve sexo incluso llegue a pensar a
comenzar una relación con una amiga que era bisexual,
pero creo que lo pensé porque estaba despechada,
decepcionada de todos los hombres, si te contara lo que
me hicieron estuve con hombres infieles, con casados, con
viejos, menores con 6 años de diferencia, desgraciado, pero
hubo uno que me hizo dudar realmente de mi sexualidad, el
muy imbécil me engaño con su mejor amigo, el muy idiota
era gay y tenía una relación de 10 años con su amigo y solo
me utilizo para aparentar con su familia, ¡ash! Todavía me
da rabia cuando lo pille y yo por bruta pensé que era el
hombre más sensible que conocí, por dios, hasta me
acompañaba a comprar ropa, escucha cuando te dicen que
el amor es ciego es porque es ¡ciego!, mis amigas ya me lo
habían advertido pero yo de bruta creí en sus palabras, lo
bueno es que no me quede con los brazos cruzados, le
saque fotos con su amante en plena acción y solo es envíe
a sus padres— se quedó en silencio un instante— en fin lo
que quiero decirte es que el gustar de una persona no
significa nada, solo estas experimentando, por ejemplo a ti
¿te gusta el helado? — asiento con la cabeza— pero ¿solo
comes helado? — niego con la cabeza— exacto, necesitas
de otros postres, experimentar nuevos sabores pero al final
tu postre favorito siempre será helado.
— Eso creo— asiento, eso también explica lo que sentí con
el beso de Octavio, eso es normal no es nada — gracias —
sonrió.
— Para eso son las amigas, además te traje la película que
te prometí, a un que creo que ya no lo necesitas, eres una
traviesa— sonríe de forma picara — todavía no me lo creo
que te hayas ido a un bar gay sola, me gusta esta parte
tuya.
CAPÍTULO 26
Octavio
— Cuando pensabas decirme, que estas en una relación
con Megan Maldini— entra mi mejor amigo, a mi oficina —
Rompiste mi corazón— se toca su pecho fingiendo un
infarto.
— No es una relación, es un negocio — digo mientras firmo
unos papeles— además como te enteraste, se supone que
esto era un secreto.
— Bueno tengo mis contactos — sonríe — y me siento
ofendido el manual de mejor amigo dice que yo sea tú
confidente, tú compañero de rumba, él que dé su visto
bueno si esa chica te conviene, él que......— le corto antes
de que siga con su discurso del manual de mejor amigo, me
lo va diciendo desde el colegio.
— Basta, me duele la cabeza cada vez que, comienzas tus
discursos — masajeo mi sien parece que ya me va a
comenzar la jaqueca— recuérdame, porque seguimos
siendo amigos.
— Porque soy el único que te soporta — dice sentándose al
frente de mi escritorio. Tiene razón.
— Dime como te enteraste.
—Fue tú madre, sabes que soy su sobrino favorito— pone
sus manos a su rostro — mira mi rostro, crees que alguien
se puede resistir soy tan adorable cuando quiero, mejor que
un bebe y un cachorrito — si alguna vez dude de la buena
relación de mis padres ahora ya no la tengo, apenas ayer le
comunique de mi decisión y ya se lo dijo a mi madre.
— En primer lugar, no eres su sobrino en segundo lugar, mi
madre no debió decirte nada.
— No me contó mucho, solo dijo que harías lo mejor para
todos y lo mejor para todos es hacer todo lo que tú papito
dice, eso es prioridad para ti — sonríe haciéndose burla de
mi—eres tan predecible hijito de papi.
— Eres tan inmaduro— sonrió, no puedo enojarme con él, de
alguna forma sus burlas, e incoherencias son las cosas que
más admiro de Edgar.
De repente entra agitada la secretaria de Edgar una señora
de 50 años, fue la única que no cayó en su encanto y pudo
soportar sus idioteces — señor, su esposa está en el
hospital.
—¡QUE! — me levanto del sillón de golpe— ¿Qué paso?
— No lo sé, me acaba de llamar Susana.
********
¿Qué paso? Ana se quemó con agua hirviendo
específicamente café, ¿Cómo paso? Una pelea de las
recepcionistas vs Susana, donde solo Ana salió herida
porque mientras discutían las susodichas, empujaron a un
mesero que llevaba cafés calientes ¡muy calientes!, tanto
que tuvieron que llevarla al hospital.
Si alguna vez pensé que Susana era una mala influencia
ahora estoy seguro, ¿Qué estoy haciendo ahora? Dándole
de comer a Ana como un bebé, ¿por qué? Simplemente
porque no puede, se quemó las dos manos, parte de su
vientre y piernas, ¿Cuánto tiempo estará así? Según el
doctor mínimo unos 5 días.
— ¿Quieres algo más? — pregunto, serio.
— Helado— susurra
— No, estas castigada por meterte en discusiones que no te
corresponde. — la regaño, hace un puchero de tristeza
como si estuviera a punto de llorar y lo único que me
provocó fue ternura con un poco de gracia, ahora ya
entiendo porque empecé a compararla con una niña.
De repente escucho una garganta aclararse que me hace
dar cuenta que no estamos solos, Susana y Edgar están
frente a nosotros, la primera con la cabeza agachada
seguro por la culpa que siente y mi supuesto mejor amigo
mirando con diversión como si esto le producirá gracia.
— Señor Verona, le pido perdón nuevamente no era mi
intención que pasara esto, todo paso tan rápido que no me
dio tiempo de reaccionar — dice Susana, que viene
disculpándose desde que llegamos — Ana perdón— dejo la
sopa de pollo que preparo Susana — me haré responsable
de mis actos.
— Susy, fue un accidente deja de pedir perdón, no hay nada
que perdonar, además ve el lado bueno estaré de
vacaciones 5 días — sonríe mi pequeña niña, sacudo mi
cabeza para quitar ese maldito apodo ella es ANA nada
más.
Antes de que continúe respondió rápido.
— Esto será sancionado, como es debido y no solo usted
sino también las recepcionistas ¿Cómo se llaman?
— Rut y Silvia — susurra Susana— lo siento tanto, perdón. —
vuelve a decir.
— ¡Ya basta! — dice fuerte Edgar haciendo saltar del susto a
Susana y Ana, Edgar se da cuenta de lo que hizo — ya no
pidas perdón eso me molesta con una sola vez ya está—
dice ya más calmado.
— Perdón — Edgar le mira mal a Susana por repetir otra vez,
esa palabra que tanto lo molesta — lo siento —Susana se
dio cuenta de lo que dijo y se tapa la boca.
Por lo general Edgar es alegre y divertido, pero solo yo sé lo
que le provoca esas palabras, nunca las dice, pero tampoco
quiere oírlas.
CAPÍTULO 27
Ana
10 Años
— ¿Cómo llegan los bebes? — pregunto, mientras dibujo
recostada en la cama.
— En la clase dijeron que la unión de espermatozoide y óvulo
forma un bebé — me quede más confundida con esa
explicación.
— No entiendo ¿Qué son esas cosas?
— No pusiste atención en clases—me mira severamente —
seguro te quedaste dormida otra vez — se acerca sentándose
frente a mí— no estaré ahí otra vez para defenderte, si te
castigan por quedarte dormida.
Mi ángel es mi mayor por dos años y está en curso más
superior que yo.
Siempre me siento en el último banco, para ser más invisible
y pueda dormir o dibujar más tranquila, además esas clases
son muy aburridas. Una vez me pillaron y el castigo era cinco
azotes en mi mano. Por lo cual mi ángel pasaba justo por ahí
y detuvo el castigo antes que empezara, él se ofreció a recibir
en mi lugar, le dieron diez por su actitud, pero él no se quejó,
la única que lloro fui yo, él solo miro con ira a la que le estaba
golpeando. Desde ese día yo trato de atender y no llamar la
atención, no me gusto ver como lastimaban a mi ángel.
Aunque paso algo raro, todos le tuvieron más miedo a mi
ángel, no sé porque, incluso los profesores se hacían de la
vista gorda cuando me pillaban dibujando.
— No, te juro que ya no me quedo dormida, pero me cuesta
atender — sonrió en forma de disculpa — además creo que
todavía no hemos visto eso.
— Está bien, te creo — saca un cuaderno de su mochila y
dibuja un renacuajo y una pelota con ondas — esto es
espermatozoide — señala al renacuajo— lo tiene el hombre y
la mujer tiene el óvulo — señala a pelota.
— Ooooh— es lo único que digo, porque no sé qué más decir
— y ¿Dónde están esas cosas?
— No lo sé— se rasca la cabeza—según lo que me dijeron es
que están dentro de nosotros.
— ¿Cómo lo juntamos?
— Quien sabe, pero una vez a Beto lo escuche hablar con sus
amigos, que la mejor parte es el proceso es la unión.
***********
— Combina alcohol y despecho es igual a locura, así fue
que folle con mi amiga. — Susy, me contaba su aventura
con su amiga muy detalladamente. Estábamos en el
comedor almorzando.
— ¿Te gusto? — pregunto.
— Claro que sí, fue raro pero muy interesante — dice, luego
come su hamburguesa — oye ahora me doy cuenta, que tú
no eres mojigata.
— No entiendo — contestó.
— Pensé que serias como la típica chica que se sonroja,
tiene vergüenza al hablar de sexo— me mira achicando sus
ojos — es como tú curiosidad puede más que tú sentido
común.
— Miren quien está aquí, la gorda secretaria — dice una
mujer alta, delgada y rubia de pelo largo y ondulado.
— Seguro que ya se acabó todo y no nos sobro nada — dice
la otra rubia de pelo corto como de hombre, pero le queda
bien, también delgada y alta.
— Hay que asco, pensé que ya habían fumigado este lugar,
pero todavía quedo algunas cucarachas — dice Susy
sonriendo.
— Gorda.
— Todo esto — muestra sus curvas — es carne con curvas y
para mantenerla puedo comer todo lo que quiero y no me
muero de hambre como otras. — y palmea su trasero— esto
a que trabajarlo, ¡quien está de acuerdo conmigo chicos! —
eleva la voz y todos los hombres silban.
— Estúpida gorda — grita la rubia de cabello largo, es más
alta que Susy y trata de empujarla. Y cuando la empuja
Susy tropieza con un mesero.
Solo diré que fue muy doloroso al sentir el café caliente.
***********
Después de la reacción tan rara del amigo de Octavio, se
fue a la constructora.
— Creo que ya es tarde, Ana debe dormir y con estas
quemaduras le costara conciliar el sueño. — gruñe Octavio
mirándole mal a Susy, ha dejado claro que la culpa por mi
accidente.
— Sí, está bien — me trato de levantar, pero Octavio me
detiene.
— Espera deja que yo te lleve estas medicada — y como
fuera la mejor noticia salto a su regazo para que me
cargue. Le doy mi mejor sonrisa porque desde hace días
extrañaba sus regaños.
Es lindo verlo preocupado por mí, tratare de portarme bien
para que no vuelva alejarse otra vez, Él me sonríe, y creo
que también me extrañaba, me carga como si fuera una
novia, dejándome en mi cama.
— Yo la ayudo a desvestirse—dice Susy, me había olvidado
que está presente.
— Gracias — le digo.
— Iré por tus pastillas para que puedas dormir — dice
Octavio y sale de mi habitación.
— Oh por dios creí que tu esposo en cualquier momento me
mata—suspira dramáticamente.
— Exagerada — digo mientras Susy me desviste.
— Pero, dime que paso haya afuera, te trata de una forma
protectora y tú no te quedas atrás le hiciste pucheros y te
subiste a su regazo para que te cargara —dice mientras me
pone con cuidado el pijama — me pierdo una semana y ya
tienes más confianzas con mi jefe que yo y eso que trabajo
para él hace años— suspira — y la mejor parte te fuiste a un
bar gay sola y te besaste con una mujer.
— No lo vas a olvidar nunca — pongo los ojos blancos —
solo fui una vez y ya soy condenada.
— Eres toda una caja de sorpresas y conmigo a tú lado no
habrá límites y tus curiosidades serán saciadas— da una
pequeña carcajada.
—Ya es tarde deberías retirarse señorita García — gruñe
Octavio entrando a mi habitación, con un portazo que fue
tan fuerte que nos asustó. Su mirada es dura y lo más
incómodo es que no me mira a mí, sino a Susy, creó que
realmente la quiere matar.
— Sí, señor lo siento mucho — se da la vuelta y me mira
como pidiendo auxilio — adiós Ana, mañana vengo
temprano para ver como andas.
— No es necesario su visita, ya ha hecho suficiente por hoy
— nuevamente gruñe. — además Mirian vendrá temprano y
se encargará de Ana.
— Solo deseo visitarla.
— La visitara cuando este yo presente — dice de forma fría.
— Está bien, adiós Ana, con su permiso señor Verona— dice
Susy un poco triste seque se siente culpable por lo
sucedido.
— ¿Qué te pasa? No la trates así— le gruño y le saco la
lengua.
— Por su culpa te encuentras lastimada — grita.
— Fue solo un accidente además el doctor dijo que no es
grave, con la pomada que me dio, me curare y no dejara
marca — digo con voz fuerte.
— No quiero que te juntes más con ella, es una mala
influencia.
— No soy una niña, a la que le puedes mandar además tú te
fuiste, no tienes derecho— grito enojada.
— ¿Qué no tengo derecho? Soy tú esposo — gruñe.
— Porque estas en contra de Susy es mi amiga — digo en
voz baja, él no es justo.
— Porque las oí — dice.
— Que oíste.
— Todo lo que dijeron hace un momento— abro mi boca de
sorpresa— ahora la pregunta es ¿Por qué haces esto?
— No quiero hablar de esto— me acuesto y le doy la
espalda— buenas noches.
—No me iré hasta que me contestes — dice serio y siento
como se sienta en mi cama — verdad o reto.
— No te importa, tú te fuiste me dejaste de lado— lagrimeo
— vete.
— Escucha, todo se volvió complicado — suspira — después
de ese beso me sacaste de mi zona de confort — se
acuesta a mi lado — lo que paso complica muchas cosas,
yo no pensaba involucrarme contigo de ésa forma.
— ¿Eres gay? — eso explicaría porque salió huyendo.
— Eres una niña tonta— se acurruca junto a mí, parece que
sonríe porque siento cosquillitas en mi cuello — no soy gay.
— Entonces porque reaccionaste como si te diera asco — lo
enfrentó dando la vuelta, conecto nuestras miradas.
— Te confieso que, si me asuste, pero no me dio asco, en
realidad me gustó mucho más de lo debido. — sonrió por su
respuesta — y como te dije anteriormente es muy
complicado de explicar.
—Puedes intentarlo.
— Está bien, yo no planeaba involucrarme con mi esposa de
ninguna forma, porque luego nos divorciaríamos, no quiero
hacerte ilusionar, tú me gustas como amiga y no quiero
hacerte sufrir. Por eso me preocupo por ti. — se queda un
momento en silencio — lo que escuche no me gustó nada
y veo que la culpa de todo es Susana, nunca debí
presentarlas — vuelve a enojarse.
— Ella no es mala influencia, soy yo la que quiero que me
enseñe — gruñe — no te enojes, no soy una niña, aunque no
lo creas, esta es mi decisión — suspiro y me pego más a él
— yo también quiero ser tu amiga y también quiero que tú
me enseñes, estuve encerrada mucho tiempo, quiero salir.
«Quiero vivir».
CAPÍTULO 28
Octavio
Luego de oír lo que hizo Ana y lo que planea hacer me dio
rabia intensa ¿Dónde estaba yo? para frenar esas
curiosidades hilarantes. Como mi inconsciente hablara me
responde ¡Aaah! si con Megan, pero eso no justifica esa
salida sola a un bar gay, le pudo haber pasado algo, no
importa que me diga que no es influenciada por su
amiguita, es obvio que ¡sí! por lo menos ahora aclaramos
muchas cosas, ninguno de los dos nos vemos con ojos
románticos eso de alguna forma me deja tranquilo.
Es simple, solo seremos amigos, puedo lidiar con eso, ya no
tengo la necesidad de ocultarme. La veo dormir tranquila,
tan tierna y dulce parece que todo está bien, cuando estoy a
su lado es más tranquilo como una especie de paz.
«No hay empresa»
«No hay matrimonio arreglado»
«No hay presión»
«No hay responsabilidad»
«Solo soy yo con ella»
«Solo quiero dormir»
La alarma de celular suena el sonido es suave casi
imperceptible pero suficiente para mi salgo de su
dormitorio, me arreglo para ir a la oficina, es ya muy tarde
es la primera vez que me quedó dormido. Miro el reloj son
las 10 :14 am ya debería haber llegado mi nana Mirian, la
llamo para saber dónde está.
—Hola toto— dice mi nana, ese es el apodo que me dio de
cariño a mí no me gusta, pero a ella le hace feliz, así que lo
aceptó, ojo que solo le permito que me diga toto cuando
estamos solos o con mis padres.
— Buen día nana, ¿A qué hora vas a llegar? es tarde.
— Hay mi niño toto, lo siento, pero no podré ir a atender a
su esposa, mi nieta llegó de visita por tres semanas y me
ha prohibido trabajar, quiere pasar el mayor tiempo posible
conmigo antes de que se vaya a ir de viaje con sus amigos,
hay la juventud de hoy en día es muy acelerada — dice mi
nana.
— No te preocupes nana divierte con tu nieta, cuídate —
cuelgo, y ahora ¿Qué hago? no tengo a nadie y se me hizo
tarde.
Llamo a Edgar, para que él se encargue de todos mis
asuntos de hoy. Me dirijo a la cocina para ver qué hay de
desayunar por lo general yo no desayuno solo tomo café en
mi oficina.
Preparo un café y caliento la cena de ayer una sopa de
pollo que hizo Susana. De repente escuchó pisadas
bajando las escaleras y baja una niña con el cabello
desordenado como si la hubieran electrocutado, con
rastros de baba en su boca, que le hacen ver chistosa.
— ¿Qué es tan graciosos?
— Buenos días a ti también — sonrió — dormilona.
— Buenos días, ¿Qué haces aquí todavía? — bosteza — ¿no
tienes trabajo?
— Mirian no podrá venir a cuidarte al parecer llego de visita
su nieta— sirvo dos tazas de café hasta que caliente en el
microondas la sopa.
— Toma asiento ahora te sirvo tu sopa — se sienta y veo
que todavía tiene lagañas, esto por lo general me daría
asco, pero en Ana me da risa.
— ¿Por qué te sigues riendo? — pregunta sería.
— Te vez tan graciosa cuando te levantas— le digo riendo
de su aspecto, tengo ganas de sacarle una foto. Y porque
no, saco mi celular la enfoco y justo cuando da otro
bostezo le saco una foto.
— Hey, no te rías, elimina esa foto — gruñe.
— Mira te vez linda — le muestro la imagen y en vez de
enojarse se ríe también.
— Me gusta verte alegre —sonríe — vale la pena que te
burles de mí.
Después de reírnos, tomamos el desayuno, aunque
técnicamente le di de comer como un bebé, ahora la llevaba
a su recamara a limpiarla.
— Ahora qué hago — pregunto.
— Quítame el pijama — su pijama es de dos piezas un short
corto con una solera de tirantes ambos de color crema con
imágenes de puca. Y luego dice que no le diga niña, si
hasta se viste como una.
— ¿Quieres que cierre los ojos? — le pregunto por si se
siente incómoda por la situación.
— No me importa— dice muy tranquila — a ti ¿te incomoda?
— No.
— Entonces continua — como puede estar tan tranquila.
Primero comienzo, con su short bajo poco a poco, no
quiero lastimar sus piernas tiene quemaduras en esa parte.
Ya cuando por fin las saco veo sus bragas de color azul con
puntitos blancos, me levanto para continuar la parte de
arriba, le pido que levante las manos para facilitar el
proceso, es entonces que me doy cuenta que no lleva
sujetador.
—¿Por qué no llevas sujetador? — me doy la vuelta
avergonzado.
—Porque molesta a la hora de dormir — responde
tranquilamente— ¿nunca viste unos pechos?
—Claro que los vi, solo…—no sé qué decir, si a ella no le
importa entonces a mi tampoco, respiro fuerte para darme
valor y me doy la vuelta.
— Listo — digo cargándola al baño — donde está la esponja
— pregunto más para mí que para ella, esta situación es un
poco incómoda, pero para ella parece lo más común del
mundo.
— Falta las bragas — dice de lo más tranquila, me tenso de
inmediato.
— Aso sí que no, es sobrepasar los límites.
— ¿Qué límites?
— Pues esto, estás jugando con fuego — digo un poco
nervioso.
— Solo quiero cambiarme mi ropa interior y lavarme ¿Qué te
imaginas tú? — pregunta con el ceño fruncido.
No sé si es muy inocente y no se da cuenta de lo que está
provocando a mis pantalones o es muy astuta.
— Mejor llamo a Susy, ella lo podrá hacer, si esto te
incomoda.
— ¡Nooo! — casi grito, prefiero hacerlo antes que Susana le
meta ideas a su cabeza.
Voy a su espalda bajo mis manos por su espalda, su piel es
suave y delicada, bajo sus bragas poco a poco tocando sus
nalgas, cuando me levanto me quito mi saco y la corbata
para estar más cómodo, la vuelvo a levantar acomodándola
en la tina, cuidando que las quemaduras de sus piernas no
se mojen, levanto la vista y veo la imagen más erótica.
Una pequeña mujer de cabello largo castaño que tapa sus
hermosos senos, ojos miel de la piel pálida como la
porcelana con la mirada más dulce, me acerco lentamente
observando todo su cuerpo en plenitud, tomo la esponja,
primero empiezo con una pierna para pasar luego a la otra,
con cuidado y poco a poco me acerco a sus senos retiró su
pelo y me detengo más de lo debido doy pequeños masajes
circulares.
— Te pongo nervioso— se ríe de mí.
— No.
— Claro que sí.
— ¿Esto no te molesta? O ¿te incomoda? — digo serio.
— Nopis, necesitó tu ayuda y tendrás que bañarme por lo
menos 5 días — sonríe — eres tú quien se siente incómodo,
¿nunca viste a una mujer desnuda? —se burla.
Me río de su atrevimiento, tal vez realmente estoy
exagerando, pero me intriga que Ana lo tome con tanta
calma, se supone que el hombre pone nerviosa a las
chicas. No al revés que paso con la niña miedosa, callada,
tímida incapaz de conversar con gente extraña. Cuando
término la seco y la envuelvo con la toalla le lavo sus
dientes y la llevó a su cama.
—No, me respondiste mi pregunta — dice mientras busco
su ropa.
— Te respondo si tu respondes a la mía— asienta con la
cabeza — si he visto muchas mujeres desnudas.
— Y ¿por qué estás tan nervioso? — trato de ponerle sus
bragas, pero ella se niega — no me lo pongas, solo el
vestido no me gusta llevar mucha ropa cuando estoy en
casa — me sorprendo lo que dijo, no sabía que en casa no
usa ropa interior, todo este tiempo no tenía nada abajo de
su ropa, con razón usaba más ropa ancha. Pero ahora solo
tiene que utilizar un vestido corto y de tirantes porque que
sus quemaduras tienen que estar al aire libre.
— Cada vez me sorprendes más — le digo sonriendo.
— ¿Por qué?
—Primero estas muy tranquila desnuda frente a mí.
Segundo no utilizas ropa interior. Tercero no te das cuenta
de lo que en estos momentos me estas provocando.
— En primera te conozco y confió en ti por eso estoy
tranquila. Segundo me gusta estar cómoda en casa.
Tercero ¿Qué te provocó? — Confirmado, es tan inocente
como una niña con cuerpo de mujer.
CAPÍTULO 29
Ana
— Mira mis pechos está creciendo — sonrío— ya soy una
mujer— bailo de felicidad — ya no seré la más chiquita del
curso.
— Sigues siendo pequeña— le pongo mala cara y le saco la
lengua.
— Eres malo—digo.
— Para mí sigues siendo mi pequeña, aunque tengas más de
60 años.
— Tú crees que mis pechos serán tan grandes como
Laura— pregunto, Laura los tiene enormes la verdad no me
gustaría que fueran tan grandes.
— No lo creo, Laura a tu edad ya la tenía grandes — dice,
desvistiéndose— eso a ti no te debe importar.
— Claro que, si me importa, no quisiera que sean chiquitos,
pero tampoco enormes ¿cómo te gustarían a ti? — digo
mientras me saco mi falda y bragas hasta estar
completamente desnuda.
— Me gustas tú, no tú cuerpo — se saca los pantalones y
zapatos.
— Pero mira toca, son lindos y suaves — le digo mientras me
acerco para que sienta mejor, Me toca mis pechitos con las
dos manos.
— Es verdad son más suaves —sonríe, luego se acuesta en la
cama, solo con sus calzoncillos —ahora ven ya es tarde,
mañana a que madrugar.
— Está bien — busco mi pijama y me la pongo— ¿tú crees que
ya deba utilizar sujetador? — pregunto ya acostada junto a
mi ángel, el pasa su brazo por mi cuello y besa mi sien.
— Tal vez, mañana pregunto, para que te den uno — sonrió de
felicidad tendré mi primer sujetador.
— Gracias — me levanto un poco para besar sus labios.
******
— ¡Voy a morir! — digo mientras lloro, y sorbo mis mocos— no
quiero — me tapó la mano con la cara.
— ¿Qué pasa? Mi pequeña garrapata — se despierta mi ángel
asustado.
— Estoy sangrando ¡voy a morir! No quiero, no quiero, no
quiero — niego con la cabeza muchas veces. Y señalo la
mancha de sangre en las sábanas blancas.
— ¡¿Cómo?! ¡¿Dónde ?! — se alarma y busca por todo mi
cuerpo, yo le señalo con el dedo el medio de mis piernas,
mientras levanto mi pijama para que vea — ¿cómo te hiciste
eso? — se asusta y desesperado me alza de la cama y como
un rayo me lleva a la enfermería.
Luego de una plática muy larga con la enfermera, entendí que
esto era normal en las mujeres, esto es el ciclo menstrual y
que algunas niñas como ¡yo! les baja más temprano. Fue
muy difícil explicarle a mi ángel esta parte, él se asustó y no
quiso dejarme ni un solo momento, la enfermera tuvo que
cerrar con llave la puerta para que no entrara.
Y cuando por fin le explique todo se tranquilizó dándome un
abrazo fuerte, cada vez que se asusta o me alejo mucho me
abraza muy fuerte y a veces tiembla como ahora yo lo
tranquilizo acariciando sus cabellos dorados o le doy besos a
todo su rostro de ángel.
— Estoy bien —acaricio su cabello.
— Tenía mucho miedo — murmura — jura que no me
abandonarás — me separa un poco para mirarme a los ojos
levanta su meñique.
—Lo juró — unimos nuestros meñiques.
Es injusto que a las mujeres nos toque sufrir estos cambios
primero los senos ahora ¡esto! ¡Ash! Y a mi ángel no le pasa
nada sigue igual, es más alto, pero solo eso, esto una
¡injusticia!
*******
Los días con Octavio fueron maravillosos, su compañía, sus
cuidados y sus mimos. al principio se mostraba reacio al
tener que bañarme hubo un momento en que me pregunto
por qué yo no sentía vergüenza al estar desnuda frente a él,
no voy a negar que me sentí algo de vergüenza o miedo.
Pero se me fue rápido al saber quién estaba a mi lado.
Y me respuesta fue simple "confianza" si yo confió en él, al
principio él era un desconocido para mí por eso la primera
vez que me vio desnuda cuando bañaba a mi perro me tape
al instante, pero ahora no. De alguna forma sus regaños e
incluso el silencio de su compañía me gusta.
Me encanta ver como frunce el ceño cuando trabaja, la
forma como bebe con tanta elegancia sus expresiones
cuando se enoja o como se le ilumina los ojos cuando
preparo algún postre que tenga chocolate. Ahora he
descubierto algo nuevo de él, se sonroja como un niño
sobre todo cuando tiene que bañarme.
Ahora está conmigo atento a lo que dice el doctor de mis
quemaduras, ya me quitaron las vendas y me recetaron
algunas pomadas para que mi piel mejoré y no quede
ninguna cicatriz.
— ¿Quieres comer? — pregunta cuando llegamos a casa,
asiento con la cabeza — que deseas.
— Cualquiera cosa que sea frita — lamo mis labios, por dios
e extrañado la comida chatarra.
—Está bien, pero no te a costumbres — llama por teléfono a
un restaurante de comida rápida.
A la llegada de la comida me siento en el comedor, me
siento como si no hubiera comido hace mucho tiempo y
ahora lo haré solista, sin necesidad de ayuda de nadie y
cuando estoy apuntó de tomar mi hamburguesa, Octavio lo
toma y me lo lleva a la boca para que lo coma, le miro
extrañada por su comportamiento y luego me río con una
carcajada muy fuerte.
—De que te ríes — me dice muy serio.
— No te das cuenta, ya no necesito tú ayuda para comer —-
me vuelvo a reír, pero luego el empieza a sonrojarse — te
ves tan adorable.
— No lo soy— gruñe, deja la hamburguesa en el plato —bien
entonces come, no te hagas la chistosa o sino ya no
comerás este tipo de comida — su comentario hizo que me
ría a un más, al final los dos terminamos riendo mientras
comíamos las hamburguesas.
Me gusto que a pesar de que ya puedo hacer las cosas yo
sola, el sigue cuidando de mí, me limpio con la servilleta la
boca, me dio refresco y me cargo hasta mi dormitorio. No
fue a la oficina y se quedó conmigo casi toda la tarde
viendo películas. Pero esto no duro mucho, lo llamaron, no
se quien fue, se puso nervioso y dijo que no llegaría dormir,
eso me puso un poco triste ya me había acostumbrado.
«Es un buen amigo»
A que ver el lado bueno de esto por fin voy a ver esa
película que llevo días esperando. Y como Octavio no
llegara a dormir lo veré en su recamara su televisor es
mucho más grande que la mía.
La emoción invade mi cuerpo, siento como si cometiera un
delito. Tranquila me digo a mi misma es solo una película
basada en un libro " 50 sombras de grey".
Saco la el DVD del lugar donde lo escondí, voy corriendo a
su recamara es enorme gris y frío en el medio una cama
enorme que creo que dormiría una familia entera, pero lo
que llama mi atención es la pantalla plasma que ocupa casi
toda la pared, preparo una pipocas y soda, lista para la
película.
Cuando va rodando la película me quedo prendida de ella,
creo que no estoy parpadeando cada escena que pasa lo
voy comparando con el libro, hay muchas cosas que no
coinciden, pero ¡que me importa! El actor está buenísimo
así me lo imaginaba yo a Cristián grey, al igual que
Anastasia, pero más chiquita, así como yo.
Gracias a dios estoy sola porque si no me daría vergüenza
verla con Octavio rondando cerca de aquí.
CAPÍTULO 30
Octavio
¿Qué puedo hacer? Su compañía es cálida, cariñosa, su piel
es suave y olor me deja tan fuera de mí, no se ¿Quién soy?
Cuando estoy a su lado.
«Con Ana»
«Soy otro»
—¿En qué piensas? — dice Megan mientras se viste luego
de haber follado.
—En nada importante— trato de darle menos importancia —
¿A qué hora sale tu vuelo?
Megan tiene proyectos en el extranjero, según ella siempre
para viajando y nuestro matrimonio es prácticamente un
hecho.
— A las 9 am.
— Supongo que esto es un hasta luego — es lo único que
digo.
—Noto cierto tono de melancolía —sonríe de forma
coqueta.
—Digamos que me tengo que acostumbrar a su compañía.
—Eso es bueno, tenemos que acostumbrarnos a nuestras
rutinas. —se levanta de sillón, dirigiéndose hacía a mí de
forma sensual —y dejarnos de tratar de usted, no crees—
susurra, cerca de mis labios.
—Puede ser— tomo su mentón y la beso apasionadamente,
se sienta en mi regazo abriendo sus piernas.
—Te quedaras a dormir — no estaba preguntado, luego de
terminar de besarnos, pienso unos segundos, esta es una
buena oportunidad para dejarle claro que a un que nos
casemos, esto es un negocio y yo soy el que tomara la
última decisión en nuestra relación.
—No lo creo —digo seguro, Megan se sorprende de mi
respuesta, ella no me controla. Sonrió de lado sin que lo
note, además no creo que sea bueno dejar a Ana sola, no
me fio de su razonamiento para cuidarse de sí misma.
Llegando a casa, lo primero que hago es dirigirme a la
habitación de Ana, para ver si está bien. Al llegar noto un
silencio muy raro como si fuera una película de miedo.
Busco por todos lados y no la encuentro, seguro aprovecho
mi ausencia para darse una escapadita con su amiguita es
¡INCREÍBLE! No debí fiarme de ella, tengo que estar detrás
de ella, como si fuera un bebé, apenas se recupera del
accidente y va en busca de otra, pero de esta no se salva,
esta vez ¡me va escuchar!
Pero antes que salga a su búsqueda, me detiene una
música, es de ¿Beyonce? Y lo más raro es que sale de mi
recamara, seguro esa niña tonta está haciendo sus
travesuras, ¡me va escuchar!, lo bueno es que no salió con
su amiguita.
Me acerco y abro la puerta con cuidado, para que no me
oiga y así pueda sorprenderla con las manos en la masa.
Pero hubo un problema, el sorprendido fui yo, Ana estaba
recostada en mi cama boca abajo, con sus manos
apoyadas en su mentón, muy concentrada en la película, lo
que me sorprendió no es que este viendo una película, sino
que tipo de película, era una escena de sexo, y lo más
perturbador es que esta vestida con una solera enorme y no
lleva ropa interior.
Me quedo mirándola más de lo debido, mueve sus piernas
de arriba abajo, veo su pequeño trasero bien redondita y
firme, que solo es cubierta por una delga tela, mientras me
pierdo en esta visión, Ana se rasca una nalga que provoca
que la solera se suba más y vea más de su piel.
Sé que no debería sorprenderme ya le había visto desnuda
antes cuando la bañaba, pero esta vez es distinto como si
fuera la primera vez, tal vez la música me esté influyendo,
sé que es ridículo, pero es lo que siento como si
descubriera una nueva Ana, más sexy como si supiera que
estoy atrás suyo y me estuviera provocando. Pero sé que
no es verdad ella no se percata de mi presencia.
Decido que esto debe acabar, ya no puedo más fingir que
nada pasa, no funciona. Pensé que si la veía con ojos de
hermano ya no me perturbaría, tal vez deba cambiar de
idea. Me perturba su inocencia, también de que no sepa lo
que me provoca, es hora de cambiar los roles.
Una vez oí que lo prohibido es más tentador, como el fruto
prohibido y Ana para mi seria mi fruto prohibido y lo peor de
todo es que yo le di esa etiqueta, pero la única forma de
quitarle ese rol es que ya no sea prohibida.
— Te acompaño.
Ana
— Te acompaño — escucho atrás mío, doy un salto de susto
que me caigo de la cama.
Abro los ojos como platos, al ver a Octavio frente a mí
¡mierda! La película, corro y trato de tapar el televisor.
— Sabes que mi televisión es más grande que tú — sonríe
de forma rara, me mira de arriba abajo como si me
estuviera evaluando ¿Qué le pasa? — con que 50 sombras
de grey— toma la portada de la tapa que estaba en la
mesita de noche. — no la había visto, se ve que es
interesante.
Yo me quedo muda, no sé qué decir primero porque no
esperaba su llegada, segundo me pillo utilizando su
televisión siendo que a él no le gusta que toque sus cosas,
y tercero viendo una película erótica. ¡¿qué hago?! Y lo peor
de todo es que se es oye lo gemidos de los actores.
— Reiniciare la película quiero verla desde principio — dice
con una mirada intensa, muy difícil de descifrar, Octavio
toma el control remoto y reinicia la película, yo sigo
pasmada no me muevo sigo en medio de ese enorme
televisor.
Se acerca lentamente y me toma la mano, dirigiéndonos a
la cama, no sé cómo lo hace, pero me acomoda en medio
de sus piernas. Estoy tan pero tan perdida que solo dejó
que me dirija ¿Qué le pasa? Se supone que tenía que
regañarme.
— Sólo quiero ver la película — susurra cerca de mi oído que
provoca cosquilla por su cercanía.
— jajajaja— me río por las cosquillas — ¿Qué te pasa? —
digo un poco más relajada.
— Tranquila, solo quiero ver la película — susurra muy
despacio sintiendo otra vez cosquilla con algo diferente
como un toque pequeño de electricidad me pone tan
nerviosa.
Trato de ver la película, pero no me concentro la cercanía
de Octavio me perturba, y como no, su mano acaricia mis
piernas, muy sutilmente, como si una pluma me tocara es
como si estuviera jugando con sus dedos da pequeños
círculos, la punta de su nariz roza mi cuello, su respiración
es más profunda.
—Me haces cosquillas, se siente raro — él se congela y se
detiene.
— ¿Quieres que me detenga? — susurra.
— No losé — comento.
— ¿Te gusta? —besa mi cuello, son besos cortos pero
húmedos.
«Se siente rico»
— No me molesta ¿Por qué lo haces? — soy sincera.
—No losé — Las caricias continúan son suaves poco a poco
me relajó y me apoyo más a él, dejando que mi cabeza se
recueste en su hombro, dándole mejor acceso a sus besos.
¿Por qué lo dejo? No lose, solo sé que mi cuerpo lo disfruta.
¿Alguien puede juzgarme?
Pierdo la noción del tiempo y la película pasa a segundo
plano, recuerdo esta sensación y por un pequeño momento
él vuelve a mí.
— Me gusta ser el primero en darte placer— me sonríe, se
acomoda atrás mío, siento como su brazo se acomoda en
mi cintura. Y me pega más a él — me gusta que seas tan
inocente, mi pequeña niña.
Trato de decirle algo, pero el cansancio me sobrepasa,
estoy tan agota quería decirle: que, que, que, que, no es el
primero.
«Esta no es mi primera vez».
CAPÍTULO 31
Ana
— ¿Qué haces? — pregunto a mi ángel que está muy raro
desde hacía tiempo. Se tapa con las sabanas —
¿Qué ocultas? — estiro las sabanas.
— Nada— se acurruca más en las sabanas.
— ¿Qué te pasa? hace tiempo que no dormimos juntos — me
quejo — ya no me quieres — empiezo a lagrimar, él se acerca
rápido, y me abraza, ya son 5 días que no me llama para
dormir juntos y en el día se porta de los más frío conmigo ya
no me quiere besar, abrasar, ya no me peina, yo no hice nada
malo.
Hoy baje al sótano sin avisarle, y me le encuentro
moviéndose muy raro en la cama.
— No llores sabes que no soporto verte llorar— besa mi
cabeza, me sorbo lo mocos— es que algo me está pasando—
dice serio.
—¿Qué te pasa? — me alejo para mirarle mejor, está desnudo
y solo se tapa la parte de abajo con la sabana, mi ángel se
queda callado— no confías en mí —digo con tristeza.
— No, claro que confió en ti, tú eres lo único que tengo y te
quiero, mucho, mucho, mucho- repite una y otra vez haciendo
cosquillas en mi pancita.
— Basta, basta me voy hacer pipí— río fuerte — yo también te
quiero mucho— se detiene — entonces dime ¿Qué te pasa?
—Es que me da vergüenza- susurra en mi oído como si fuera
un secreto. Espero que continúe, pero se queda callado, le
pico con mi dedo para que siga — bien, mi cosita está
creciendo.
— Oooooo— me quedo callada un rato—¿Qué cosita?
—Por donde hago pipi —susurra en mi oreja.
—Y eso que, a mí me están creciendo los pechos — digo
tranquila.
— No es solo eso— se queda callado, le pico otra vez para
continúe —bueno, tengo sueños raros y me fijo en cosas que
antes no hacia — dice serio— el otro día me quede mirándote
tus pechos.
— Pero si ya los conoces te los mostré cuando estaban
empezando a crecer cuando era niña, ahora están un poco
más grandes — los tocó con mis dos manos para que las vea
— siempre me cambio aquí.
— ¡No losé! — se desespera — tuve un sueño raro una noche,
te acuerdas aquella vez pillamos a Beto con esa chica.
— Si fue chistoso me tapaste lo ojos y te pusiste muy rojo—
me río de aquel recuerdo.
— Pues esa imagen no sale de mi cabeza y cada vez que te
cambias mi cuerpo cambio — baja la cabeza — por eso no
quiero que duermas más conmigo hasta que se me pase
esto— señala su cosita.
— Haber quiero verlo — digo, le quito la sabana rápido antes
que me lo impida — yo lo veo igual — su cosita sigue igual
que la última vez que le vi, a un que parece que le están
creciendo pelitos.
— Es que me asustaste.
—¿Por qué te movías así con la almohada? — digo.
— Se me calma, me gusta la sensación — susurra poniéndose
muy rojo.
— Quiero verte.
—¡No!
—Ooooo vamos, solo una vez — pongo mi mejor cara de
perrito combinado con un puchero, sé que no se resistirá.
—Está bien, pero tengo que esperar a que crezca más — le
miro esperando a que crezca, pero nada, entonces decido
quitarme mi blusa y sujetador para me vea, él dijo que le
crecía cada vez que me veía — ¿Qué ha...ces? — tartamudea
—Solo te ayudo —sonrió, entonces pasa lo que me dijo
empieza a crecer, poco a poco esta paradito.
Él se acomoda poniendo la almohada en medio de sus
piernas, se acuesta en la cama en posición de un lado y
empieza a moverse, empuja de adentro hacia afuera con la
almohada, no deja de mirarme su respiración se acelera poco
a poco.
Decido acostarme a su lado, para que pueda verme mejor, se
ve tan lindo sus ojos azules se vuelven más oscuros
¿Cómo eso es posible? Su mirada es distinta no sé cómo
describirla ve más allá de mí, como si juntos estuviéramos
descubriendo un mundo nuevo.
— ¿Qué se siente? — le pregunto por curiosidad.
— Es maravilloso— gime a mi lado, luego se acerca más a mí
y toca mis pechitos.
— ¡Au! — grito, me hizo doler fue muy duro sus manos me
agarraron con fuerza.
—Perdón — se asusta, pero no deja de tocarlos, ahora es más
suave. Mi ángel sigue gimiendo por largo rato, hasta que
cierra sus ojos con fuerza y cae rendido a la cama. Con una
sonrisa de oreja a oreja.
— ¿Te gusto? — pregunto sonriéndole.
— Mucho, contigo fue mejor— no deja de sonreír.
— ¿Crees que yo algún día sienta lo que tu sentiste? — me
acerco a mi ángel, para dormir abrazados.
— No lose, voy a investigar y te digo ¿ok? — besa mis labios,
para luego besar mis pechitos.
—Ok— acaricio su cabeza, parece que le gusta besar mis
pechitos, no para de besarlos, yo solo me río, me gusta me
hace cosquillas se siente diferente pero lindo, como si
descubrieras nuevos sabores de helado. Es igual a un beso
en los labios, pero distinta sensación ¡me encanta el helado!
*******
— ¡Ana! — grita Octavio, atrás mío. Corro por el pasillo y
logró esconderme en el baño de mi cuarto —sal— toca la
puerta.
— ¡No!, Me voy a tardar me cayó mal algo que comí — digo
nerviosa, todo el día lo estoy evitando, hoy en la mañana al
despertar me di cuenta lo que había pasado en su
recamara, no era un sueño, él estaba durmiendo
plácidamente alado mío, lo primero que hice fue salir
corriendo lo segundo fue esconderme y alejarme de su
oficina lo más lejos posible y no fui a un que me llamo
cuatro veces, no sé cómo, pero me las ingenie en dar los
mejores pretextos que se me ocurrió.
— No me moveré hasta que salgas— gruñe, Salí temprano
para preparar la cena y fingir dormir temprano para no
mirarle, sí sé que no era mi mejor plan algún día tenía que
enfrentarlo, pero solo necesitaba tiempo.
«Es mejor tarde»
— No saldré, me siento mal — hago sonidos con mi boca,
para que piense que me di un pedo— vez voy a tardar.
— Sé que estas fingiendo, tenemos que hablar — tengo que
enfrentarlo, se valiente me animo a mí misma.
Abro la puerta lentamente él está ahí serio parado frente mí,
con su traje gris, perfecto peinado, serio y enojado ¡ay
caramba! No debí salir, trato de entrar rápido. Pero él lo
impide y me alza como costal de papa.
— No te me escaparas pequeña.
—Suéltame — exijo pateando.
— No hasta que hablemos — golpea mi trasero, soy yo o
esto es como en el libro 50 sombras de grey. Me baja con
cuidado y estamos frente a una puerta que nunca había
visto, ¡Ay por dios! Me mostrará su cuarto de juegos el
famoso CUARTO ROJO. Tapó mi boca con las dos manos
por la impresión. Quién lo diría ayer no sabía dónde iba a
vivir y hoy encontré mi propio Cristián grey ahora el dilema
es ¿Soy o no soy afortunada? Porque a mí no me gustaría
ser golpeada — tengo que mostraste algo.
«Encontré a mi propio Cristian Grey»
CAPÍTULO 32
Octavio
— ¡No quiero que me azotes! —grita Ana, tapándose su
rostro con las dos manos.
Esta niña cada vez está más loca ¿Azote? ¿De dónde sacó
eso?
— ¿Por qué haría eso? —tomó sus manos para que me vea.
— Heeee— me mira, da la vuelta para ver el cuarto que
había preparado para ella— es...to es una ¿Biblioteca? —
pregunta confundida, mira el lugar con sorpresa parece
primero confundida luego habré más los ojos y amplía su
sonrisa como el gato del país de las maravillas ¡¿Qué
carajos pensaba ella?!
Recorre todo el lugar saltando como una niña, error ella es
una niña.
Había preparado este pequeño lugar para ella, desde que la
vi muy entusiasmada con los libros que compraba, con la
tarjeta de crédito que le había obsequiado, es raro que lo
único que compró fue libros, y más raro fue que la primera
vez que recibió su primer sueldo fue invitarme a comer
hamburguesa en esos lugares horribles de comida rápida.
En fin, este cuarto es pequeño con unos dos estantes
llenos de libros de todo género, un sillón marrón cómodo en
medio para que lea con comodidad, y un escritorio pequeño
con una laptop, Susana se encargó de preparar todo, era
una sorpresa para Ana.
Y este es el mejor momento para plantearle mis nuevos
términos en nuestra relación.
— Esto es nuevo— revisa los libros- y son géneros de
romance, terror, comedia, eró…tico— me mira raro —no
pensé que te gustará este tipo de libros, en tu escritorio
sólo hay libros aburridos — ¿Erótico? ¡qué mierda yo no
pedí ese tipo de género!
— Esto no es mío— digo sonriendo de lado.
— ¿No? ¿De quién? — ojea los libros.
— Tuyo.
— ¿Mí...o? — primero abre los ojos como huevos, pasa
luego a una sonrisa pequeña y para cerrar con broche de
oro salta hacia a mí de sorpresa, que casi me tumba al piso
me envuelve con sus piernas y brazos — gracias, gracias,
gracias, gracias, gracias —sigue repitiendo una y otra vez.
Para luego pasar a besar todo me rostro ¿Por qué no me
sorprende?
Pareciera que se dio cuenta, se baja con cuidado y baja la
cabeza avergonzada.
— Lo siento — dice en voz baja.
— No me molesta — sonrió de lado, es ahora o nunca —
¿Por qué siento que escapas de mí? — habré los ojos como
plató.
— Pst yo emmm yo— se señala — yoo mmm ¡tengo que ir al
baño! — grita se da la vuelta con la intención de escapar.
La atrapó por la cintura antes de que se en cierre en el baño
otra vez. La sostengo con fuerza, pero no tanta para no
hacerle daño, ¡Por Dios! Es tan pequeña, frágil que temo
dañarla.
— Te tengo— susurro cerca de su nuca, mientras la levantó
como si fuera una muñeca — esto será como tú quieras, yo
preguntó y tu sólo respondes de acuerdo— digo, Ana sólo
asiente.
Esta niña, tiene un grave problema de comunicación y se
con certeza que hablar es su talón de Aquiles, y para lidiar
con esto e descubierto que sólo preguntado es una buena
forma de sacarle información solo debo dar las preguntas
correctas.
— ¿Escapas de mí?
— Si—espero que continúe, pero sé que no lo hará.
— ¿Me tienes miedo?
—No
— ¿Huyes de mí, por lo que paso ayer? — asiente, temo
preguntar lo siguiente— ¿No te gustó?
— No, bueno si—suspira— me gustó — su respuesta de
alguna forma me alivia.
— ¿Entonces porque escapas? — baja la cabeza y no
responde— ¿Te arrepientes? — preguntó con una ligera
duda y un poco de temor.
Se queda muda por unos minutos abre y cierra la boca
tantas veces que no creo poder contarlas, ¡¿Cómo
demonios voy a saber qué le pasa si ella no puede hablar?!
Creo que sería más fácil hablar con una ciega, sorda y
muda.
—¡Si no hablas esto no avanzará! — gruño desesperado y
cansado de liderar con este problema comunicación.
— ¡Tal vez si me soltara ¡— gruñe, provocando que la suelte,
¿Está enojada? es la primera vez que la veo en este estado,
me sorprende ver un brillo extraño en su mirada y su actitud
cambia como si le gustará su propia reacción, tal vez está
sea la solución, provocarla para que hable.
«Hacerla enojar»
— Eres una niña miedosa, que lo único que hace es
mantener la boca cerrada, ¿A qué tienes miedo? ¿Me tienes
miedo? — me acerco más para poder intimidarla —
responde.
— ¡No te tengo miedo, tu eres el que lo tiene, primero me
rechazas cuando te pedí un miserable beso, luego pasas de
mi como no existiera para darme un discursito de que no es
buena idea relacionarse para no involucrar sentimientos y
ahora ¿Qué pretendes? ¡Me votaras por algo que tú mismo
provocaste! Eres, eres, eres eres— resopla — ¡UN IDIOTA! —
grita, nos quedamos en silencio es la primera vez que la
veo con un brillo especial es como si despertara de un
sueño. Sonrió como bobo porque me gusta esta faceta.
— Tranquila— trató de acercarme, parece que hubiera
corrido una maratón su respiración es acelerada —
entiendo tu punto— pensé que la había asustado y sólo
había confundido con mis actos, es lógico que se
molestará yo era el primero en mantener distancia y ahora
me le acerco con malas intenciones.
— ¿A qué estás jugando? — suelta bruscamente.
—No mi niña, el juego recién empieza.
CAPÍTULO 33
Ana
15 Años
—Acomódate en medio de mí —dice mi ángel nervioso, luego
de ponerme en esa posición, me río de su cara está roja
como un tomate— ahora cabalga poco a poco— susurra,
estamos al borde de la cama él está sentado y yo encima de
el — no te rías— me regaña.
—Ya, ya, ya, ya — sonrió— no te enojes.
—Si no lo quieres hacer, aquí la paramos.
—No, no, no, no yo quiero sentir — lo abrazó para que no
escapé.
—Está bien empieza a moverte — ordena.
Empezó a moverme doy unos pequeños saltos, primero
como si realmente estuviéramos jugando al caballito.
—Bien, ahora frótate conmigo— dice mi ángel. Y así lo hago,
mi ángel se hecha en la cama y guía mis movimientos, como
si yo fuera esa almohada que le dio esa sensación que tanto
le gustó.
Lo veo cerrar los ojos y notó como su cosita empieza a
crecer debajo de mí, me detengo al instante porque quiero
verlo mejor.
—¡¿Por qué paras?!— dice un poquitín enojado.
—Tú cosita está creciendo, quiero verlo— sonrió.
—No te muevas continúa lo que estabas haciendo.
—Oooo, yo quiero verlo— hago un puchero.
—Te prometo que cuando terminemos te dejó que lo veas —
asiento feliz, entonces vuelvo a moverme, primero jugando
como si realmente fuera un caballo, pero entonces empiezo a
sentir algo extraño, una sensación muy pero muy rara pero
agradable, como si algo dentro de mi estuviera creciendo,
empiezo a moverme más lento disfrutando mejor está nueva
sensación me muevo más, más, más y más rápido ¡Tengo
ganas de hacer pipí!
Este lugar es nuestro hogar, nuestro sótano, ahora testigo de
nuestro amor, de nuestra nueva forma de amarnos, que lo
podemos expresar con una nueva melodía, nuestros gemidos
una mezcla simplemente perfecta.
******
—Abre las piernas — ordena y así lo hago cierro los ojos por
miedo — primero será extraño, pero te aseguró que pasará.
—¡¿Cómo lo sabes?! ¡¡¡Acaso eras mujer en tu otra vida¡¡¡—
grito enojada. Me tapo la boca con las manos, ¿Qué me
pasa? ¿Cómo me atreví a gritarle?
Pero en vez de enojarse o regañar, se ríe con una fuerte
carcajada.
—Lo siento— me disculpo por general nunca me comporto
así, creo que nunca me enojé o Levante la voz a nadie. Pero
el sigue riéndose— ¡Basta no te rías me haces sentir tonta!
— de que se ríe se supone que tenía que enojarse.
—Eres tan ingenua y graciosa — se calma su risa — no te
muevas que voy a empezar, abre tus piernas. — me
acomode nuevamente y espero que contiene ¡¿Cómo llegué
a esto?! En un momento estaba escondida en el baño y
ahora estoy con las piernas abiertas frente a Octavio
mostrándole la parte más íntima de mi cuerpo.
Uno, dos, tres, cuatro … cuento, pero no consigo distraerme
él se acerca poco a poco, siento, siento, siento, siento algo
húmedo, esto es mi primera vez y no sé cómo describirlo,
cierro los ojos fuertes sé que ahora viene la parte más
difícil.
—No te muevas si no quieres que te lastime— susurra en
medio de mis piernas ¿Cómo llegué a esto? — Esta también
es mi primera vez, hacía que no te muevas.
—¡Y así quieres que me tranquilice! Ash que pasa si me
cortas — casi grito — mejor esperamos hasta mañana y voy
a un lugar donde sepan hacer estás cosas— trató de
convencerlo, pero cuando lo veo, sus ojos me informan que
esta situación le gusta demasiado.
—Sé que no soy experto en la depilación en mujeres, pero te
aseguró que he practicado casi toda mi vida— señala su
mentón como si fuera una muestra de su habilidad.
Yo asiento, pues la verdad no me gustaría que otra persona
desconocida y que no confió me tocará a un que fuera
mujer, Susana dice que entre mujeres debe haber más
confianza y no debería tener vergüenza, pero a mí no me
gusta soy muy desconfiada.
Ya sé que es raro que Octavio lo haga, pero lo conozco, sé
que me cuida, si no, no se preocuparía por mi cuando salgo,
incluso sus regaños son muestra de que le importa, y sentir
que alguien se preocupa es agradable, único e
irremplazable.
Ahora volviendo a la realidad el señor hielo está trabajando
en mí, o través me preguntó ¿Cómo rayos llegué a esto? Ah
si la propuesta de Octavio un nuevo juego con nuevas
reglas:
1. El será mi maestro ¿De qué? (sexo).
2. No involucrarse sentimientos románticos (amor).
Ahora la pregunta es ¿Debo aceptar? ¿Alguien podría
juzgarme? Susy me dijo una vez que sólo hay dos tipos de
mujeres, las que se divierten y las que no. Las primeras son
sexys, atrevidas no le temen a nada y siempre están
dispuestas a explorar. Las segundas son tímidas, ingenuas,
que creen en el amor e incluso se mantienen puras a
encontrar al indicado y sólo viven para servir a ese hombre.
Es más seguro que yo pertenezco al segundo grupo, por mi
forma de ser, pero esperar a la persona indicada o
enamorarme para perder mi virginidad.
«¿La virginidad están importante?»
Nunca pensé en el sexo antes o la virginidad, ¿Debo esperar
hasta enamorarme? Y si nunca lo encuentro, o peor ya lo
encontré y no lo reconocí.
«Mi ángel»
¿Lo que sentí por él fue amor? Tal vez si, como lo sabría no
tengo nada con que compararlo.
Pero cuando conocí a Octavio alias el señor hielo, pero sólo
en mis pensamientos, fue mi salvación, tal vez sea
agradecimiento, confianza y apreció lo que me llevó a
considerar su propuesta, tal vez por esa razón ahora él me
esté depilando ahí abajo, no voy a negar que mis ansias por
descubrir este nuevo mundo influyeron en mí, además él es
tan apuesto, nunca imaginé que alguien como él se fijará en
mí, sé que no soy fea pero también sé que no soy bonita.
No tengo nada que perder, mi ángel se fue y él era mi
mundo sin él, sólo me queda sobrevivir.
«No quiero hacerlo sola»
—Listo— me saca de mis pensamientos— termine no soy un
experto, pero creo que hice un buen trabajo. — me limpia
con un pañuelo, me levantó un poco con ayuda de mis
brazos y me apoyo mejor con mis codos para verle mejor.
Está tranquilo, sonríe como que lo que hubiera hecho fuera
una obra de arte, eso provoca que me ría de su expresión—
veo que a ti también te gusta— me sonríe, pero algo llama
su atención su sonrisa se vuelva sería — mira lo que
encontré aquí es un lunar— señala y toca mi sexo, mi
vagina, mi concha mí, mi, mi, no sé cómo llamarlo en
realidad son todas esas cosas, pero con ninguno me siento
cómoda.
—¿Cómo? — preguntó
—Tienes un lunar en la parte inferior de tu vagina.
—¡No digas vagina! — digo avergonzada, me arde mis
cachetes.
—¿Por qué? — me sonríe como si estuviera aguantando
—Por, Por, no lo sé, no me gusta.
—Está bien— susurra— ¿Sabías que tenías un lunar en tú
vag… aquí? — señala
—No, haber quiero ver— pero él me detiene.
—No, como no sabes de su existencia ahora me pertenece.
—¿Qué? — me río de su idea.
—Lo que oíste, yo lo descubrí ahora me pertenece, como se
dice ¡ah! El que lo encuentra primero.
— Estás loco— digo mientras me río.
—No mi niña, tú me estás volviendo loco— susurra muy
cerca de mi rostro frente a frente, no comprendo lo que dijo,
pero no me importa. Después de un momento de ver sus
lindos ojos note que no son tan negros son cafés muy
oscuros que dan la apariencia de ser negros, son hermosos
pero un momento a otro cambia se vuelven oscuros,
¿Cómo es posible? Y sus labios son gruesos de forma
varonil, no lo resisto más y lo besó lo tomó con mis brazos
y él no se resiste me sigue, nuestras respiraciones se
agitan siento como algo crece dentro de mí y sé que
también en por qué lo siento, deja de besarme para pasar
rápido a mi cuello chupa, lame muchas veces baja poco a
poco hasta llegar a mis pechos, va primero por el izquierdo,
no sólo lame o chupa me pellizca con ayuda de su mano.
Esto se siente tan bien es increíble como la boca puede dar
tanto placer.
— Esto quiere decir que…— dice agitado —aceptas— se
levanta y me carga de un lado para que pueda poner mis
piernas al otro lado de su brazo. Sé que a partir de ahora
nada será igual.
¿Dolerá?, ¿Me gustará? ¿Le gustará? Y si lo decepcionó, no
sé si estoy preparada el no deja de verme estoy
completamente desnuda frente recostada en la cama,
mientras lo observó desnudarse, estamos en su recámara,
su cama es enorme y las sábanas blancas huele a limpió y
limón.
—Quiero esperar, necesito más tiempo —se ve agitado, su
pelo esta revuelto creo que fui muy agresiva.
— No te pongas nerviosa, te esperare no hare nada — eso
me deja un poco triste, una cosa es sexo, pero podríamos
jugar, si le digo eso sonare muy desesperada—te dejare
descansar — se levanta—pero antes que lo haga lo
envuelvo con mis piernas para que no se vaya.
—Duerme conmigo—suplico.
LOS DÍAS CON ELLA
Día # 1
Ana duerme como un gato gordo es pequeña, pero ocupa
toda la cama, no dormí cómodo, pero no quiero levantarme.
Posdata: Debo programar un despertador.
Día # 2
Quien diría que las cosquillas fueran un afrodisiaco para
Ana, estábamos en el sillón yo trabajaba desde mi laptop
mientras Ana jugaba con su celular recostada sus piernas
descansaba en mi regazo.
—No te muevas estoy trabajando— la regaño.
— Aburrido — dice mientras me saca su lengua, la miro de
forma juguetona, decido dejar de lado trabajo para jugar
con ella, comienzo haciéndole cosquillas en sus pies para
luego ir subiendo.
— Basta me voy hacer pipí— se ríe, trata de soltarse, pero no
se lo permito, pronto estoy encima y ella me envuelve con
sus piernas — me gusta esta posición.
Posdata: Necesito una ducha fría.
Día # 3
A veces pienso que mi niña es una pequeña mona, le
encanta colgarse de mi cuello.
Posdata: Gracias a dios tengo músculos.
Día # 4
Sus besos son dulces y son adictivos.
Posdata: Me gusta.
Día # 5
¿Es normal tener sueños húmedos a esta edad?
Posdata: Gracia a dios duermes como un tronco.
Día # 6
Te gusta bailar, pero no lo haces bien, pero de igual forma…
«Me gusta solo porque eres tú»
Día # 7
Creo que eres adicta al helado.
Posdata:
Día # 8
¿Por qué escondes tu pasado?
¿Qué escondes?
Posdata: Necesito otro juego para saber más de ti.
Día # 9
Hoy finalmente aceptaste el trato que te ofrecí.
Posdata: Se que es un error, pero no puedo evitarlo.
CAPÍTULO 34
Ana
¿Dolerá?, ¿Me gustará?, ¿Le gustará? Y si no estoy
preparada pero también lo quiero, estoy preparada ¡Vamos
tu puedes! Me animo, Octavio no deja de mirarme estoy
desnuda en su cama y él se desviste sin apartar sus ojos de
mí.
Su cama es enorme, sus sabanas son blancas su olor está
en toda la habitación, entonces pasa…
Su cuerpo es perfecto, sus músculos están bien marcados
las venas de sus brazos llaman mi atención se ve
imponente parece un dios místico como aquellas películas
de dioses griegos.
Se posiciona en frente de mí, abre mis piernas ¡Hay por
Dios su cosita es enorme! ¿Cómo rayos eso lograr entrar en
mí?, me levantó de golpe cerrando mis piernas para que no
entre en mí.
— ¿Qué paso? — se alarma.
—¡La tienes muy grande! Me dolerá ¿Por qué no la tienes
más chiquitita? — me quejó — no quiero— niego con la
cabeza.
—Es la primera vez, que una mujer se queja del tamaño de
mi pene. — se ríe muy fuertemente, desde cuando se ríe
tanto no para de reírse de mí.
«Eso me enoja».
—¡No te rías! — grito — y no digas pene — lo último sonó
como un susurro.
—Hay mi niña, ¿Dónde estabas? — se acerca y besa mis
labios, tomando mi rostro con sus manos, toca la punta de
su nariz con la mía y empieza a jugar con ella, que provoca
cosquillas— te perdiste de tanto, prometo que te cuidaré, no
tengas miedo — me mira con adoración, como no lo
pudiera creer.
El realmente cree que soy tan inocente e ingenua.
«¿Por qué pienso en ti?».
«Mi ángel».
— Por favor, se suave— suplico—sé que no me amas, pero
quiero que se especial—le digo la verdad, tal vez en el fondo
solo quiero sentirme amada.
«Soy patética»
«Solo finge amarme»
Octavio me mira de una forma tierna y me besa como si no
habría mañana con gentileza que me deja sin aire, su sabor,
su aroma, y sobre todo su piel queman toda dentro.
Besa cada parte de mi cuerpo, baja poco a poco y mis
gemidos se escuchan en toda la habitación trato de callarlo
mordiendo mi labio.
—No te contengas, si quieres gritar, grita, me encanta ser
yo el que te provoca gritos de placer, solo yo — dice agitado
con una seguridad que me sorprende—quiero probar cada
parte de ti— dice mientras baja y toca mi sexo.
«Se siente raro, pero me gusta»
— Por favor, por favor— suplico — sien...to que aaaah voy a
explotar — escucho mis gemidos, mezclados con el sonido
de su boca en mi sexo pareciera que quiere comerme, pero
pronto lo reemplaza con sus dedos, mete y saca una y otra
vez pierdo la noción del tiempo — ahh mmm— gimo, es
como llegar a la cima — oh por Dios, eso fue muy intenso—
suspiro, él se acomoda alado mío— estoy muy cansada.
— Esto recién empieza—se posiciona enfrente de mi otra
vez.
—De donde tienes tanta energía—digo mientras me abre
las piernas, siento como mete la punta de su pene pareceré
que jugara porque no lo mete por completo lo saca otra vez
y repite muchas veces.
— Necesito que estés bien lubricada, no te impacientes—
repite la acción muchas veces, el sudor de nuestros
cuerpos que pareciera que estamos corriendo una
maratón.
Con la respiración muy agitada, sus embestidas se hacen
más profundas se nota que hay una pequeña barrera, pero
el sigue presionando, cuando está adentro por completo
cierro los ojos fuertemente, sabía que sería doloroso, pero
no imagine que tanto, gracias dios se queda quieto
necesito acostumbrarme a su tamaño.
— Duele — me sujeto de sus brazos.
— ¿Quieres que pare?
—No—digo sinceramente— muévete.
— Mírame — ordena — no tengas miedo, yo te cuidaré, nadie
más que yo, sólo yo — afirma con determinación—empieza
sus embestidas.
Esto duele, sabía que así sería, pero no imaginé que fuera
tan doloroso, se me sale algunas lágrimas, pero aun así
quiero continuar, se siente raro pero agradable cuando una
se acostumbra, Octavio empieza a moverse de forma suave
y se lo agradezco, no puedo dejar de verle sus ojos
realmente son hermosos, el sigue moviéndose, lo único que
hago es gemir, cada embestida es mágica, esta sensación
es diferente a lo que me hizo con su boca es mucho mejor
a un que un poco doloroso, pero no me importa.
Sus embestidas son más rápidas una, dos, cuatro, ocho ya
no sé, me pierdo en sus embestidas, sólo me aferró a sus
hombros anchos y musculosos con cada embestida que
me da — Octavio — sigo gimiendo — otra vez— anunció.
— Di mi nombre cuándo llegues— me ordena, es increíble
que incluso en estos momentos es un mandón, sonrió de
lado.
Entonces siento como algo dentro de mi está creciendo es
mucho más intenso, cierro mis ojos —Mírame— exige — le
hago caso, pero pronto sus ojos cambian de color.
«¿Azul?»
Octavio
Siempre pensé que todo sería fácil después, pero todo está
más confuso que antes el hecho de esperar no es el
problema sino el hecho de que el sexo quedo en segundo
plano.
«Esto se siente diferente»
La dejó de observar para ver como profano la virtud de mi
niña, primero meto la punta de mi pene para que pueda
acostumbrarse a la anchura saco y meto poco a poco
como si estuviera jugando, la escucho gemir y suspirar
juego un rato más para que pueda dilatar y así no le duela
tanto, cuando veo que ya está prepara levantó la mirada y la
veo cerrar los ojos fuertes, con una respiración muy
agitada.
— Mírame — ordenó — no tengas miedo, yo te cuidaré, nadie
más que yo, sólo yo. — afirmó con determinación, mi niña
abre los ojos de golpe, y es ahí que con una embestida ya
es mía, sólo mía.
Nuestros cuerpos se unen de una forma única llegando a
un clímax que es difícil de explicar, que es difícil de respirar.
«¿Qué me pasa?»
Salgo de dentro de mi niña, para poder limpiarla y la veo
dormirse profundamente voy al baño, me observó en el
espejo estoy sudado sucio nunca me gustó estar así, por
eso siempre que terminaba de follar me limpiaba, pero
ahora es diferente, estoy sudado mi boca sabe a mi niña y
no pienso en limpiarme, bajo la cabeza y veo mi pene con
una Mancha de sangre de alguna forma me saca una
sonrisa, es la primera vez que no he usado un condón, no
me preocupo de las consecuencias ya que se, que mi niña
toma píldoras anticonceptivas para regular su periodo,
recuerdo cuando me lo dijo esta roja de la vergüenza
porque quería que la acompañe al doctor.
Tomó el trapo mojado y me dirijo a la cama, me quedo
pasmado con lo que veo, recostada, sudada, despedida
algunos mechones tapan su rostro, y su vagina con mi
semen mezclado con su sangre no es mucha, pero está ahí,
¿Por qué siento que cometí un pecado? como si esto no
fuera correcto, con las sábanas blancas a su alrededor se
ve mucho más tentadora. Pero me controló no creo que
pueda para una segunda ronda además mañana
amanecerá dolorida es mejor esperar y prepararla para lo
que viene.
Limpio con cuidado quitando rastros de mi semen, al
terminar la tapo con una manta y me acomodo a lado de
ella disfrutando de su piel junto a la mía.
«Mía»
«Sólo mía»
«Completamente Mía».
Días después
— Basta me haces cosquillas — dice mi niña
— Sólo quiero probar — susurro en medio de sus piernas —
además te recuerdo que es mi lunar favorito, mi deber es
cuidar de él.
— ¿Cómo eso es posible? Si está en mi vagina, es mío — mi
niña por fin, puede decir vagina, coño, verga y pene sin
sonrojarse, ¿le costó? Si bastante.
Es raro que no sienta pudor al pasearse desnuda por todo
el departamento y si cuando decía esas palabras o alguna
grosería.
— No, es para quien lo pilla primero y soy su descubridor—
le sonrío.
Se ríe a carcajada, desde que tomé su virginidad no hemos
dejado de follar lo hicimos en cada parte de este lugar, su
estado físico ha mejorado bastante a comparación de
antes, no lograba mantenerse despierta después de follar,
pero ahora podemos repetir una y otra vez hasta caer
agotados.
— Es raro que no lo pueda ver, se supone que está en mi
cuerpo— dice mi niña tratando de levantarse, pero no la
dejó me aferró a su cintura— ¡hey vamos!, déjame ir que
tengo hambre.
— Está bien— accedo — ¿Qué vas a comer? — preguntó
recostado en la cama.
— Helado ¿Quieres uno? — estoy empezando a creer que es
adicta al helado
— De chocolate, pero yo te acompañó — me levantó como
dios me trajo al mundo, caminamos los dos desnudos
hasta la cocina tomados de la mano.
Mi niña saca los helados y me da el mío y ella se sirve doble
helado de vainilla, nos sentamos en el sillón.
Se recuesta su cabeza en mi regazo y empieza a comer
cómodamente alado de mi pene, nos quedamos callados
mientras comemos esta tan tranquila, sus labios están
hinchados y mira su helado como el si no hubiera comido
en días.
El silencio entre los dos es cómodo, tranquilo realmente
relajante, no sé porque, pero no puedo dejar de mirarla,
cada detalle de su cuerpo tiene siete lunares en todo su
cuerpo, tres en su espalda en la parte superior uno en su
seno izquierdo, uno detrás de su oreja derecha, otro en su
cuello justo en el medio como si fuera un collar y por último
mi preferido en su vagina en la parte inferior donde nadie
puede verla excepto yo.
Nunca me gusto las manchas, lunares o cicatrices en mi
cuerpo o con la mujer que follaba regularmente, pero eso
fue antes, ahora adoro cada detalle del cuerpo de mi niña,
me parece hermoso incluso la pequeña cicatriz en forma de
equis (X) que está en su tobillo derecho ¿Dónde se lo habrá
hecho?
— Octavio, mira lo que hiciste— se ríe y ahí me doy cuenta
que esta tan perdido en mis pensamientos que no me di
cuenta que se me cayó una parte de mi helado en mi pecho
y en el rostro de mi niña. Trató de limpiarla, pero se levanta
de golpe provocado que la otra parte de mi helado caiga en
mi pene.
— ¡Mierda! Esta frío — digo.
— No digas malas palabras— me regaña, se pone de
cuclillas en medio de mis piernas, para lamer mi pecho —
quiero probar.
Lame mi pecho, quitando todo rastro del helado baja un
poco más hasta llegar a la parte más importante de mí
cuerpo con la que le doy placer.
— No creo que estés preparada para esto, primero quiero
que disfrutes del placer que puedo darte— trató de
detenerla.
— Sólo quiero probar, me gusta mucho el helado y no quiero
desperdiciar— da una lamida, mi pene que ya está duro, si
no supiera que sabe lo que hace, juraría realmente sólo
quiero helado — además tú ya me probaste y hablas mucho
de que te gusta mi sabor yo igual quiero probar cuál es el
tuyo. — toma mi pene con sus dos manitas y la guía a su
boca dando una pequeña lamida en la punta — sólo quiero
probar — levanta la mirada, y sólo veo lujuria en ella como
es posible ver a dos mujeres dentro de una, mi niña y una
mujer.
CAPÍTULO 35
Ana
— No llores—me dice mi ángel — no me voy mucho tiempo —
limpia mis lágrimas, con sus dedos.
— ¿Por qué no puedo ir? Es injusto — doy una patada, al suelo
en forma de protesta
— Es sólo dos días, prometo que te traeré algo de acuerdo —
asiento con la cabeza, pero sigo llorando mi ángel fue el
campeón en el ajedrez y lo llevarán a un concurso a otra
ciudad.
—Y si me escondo en tu maleta, soy pequeñita nadie lo
notará, y no comeré mucho lo juro— lloró más, llamando la
atención de todos — y si pasa algo, y si no te vuelvo a ver—
me abraza fuerte y besa todo mi rostro para calmar mi
tristeza.
— Recuerdas la leyenda china que te leí:
"Un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están
destinados a encontrarse, sin importar la hora, lugar o
circunstancia. El hilo se puede torcer, estirar o enredar, pero
nunca se romperá"
—¿Eso que tiene que ver? — preguntó, limpiando mis
lágrimas.
— Que tú y yo estamos destinados a estar siempre juntos,
ese es nuestra promesa con el meñique — me muestra su
meñique y los dos lo juntamos, prometiendo nuestra unión.
— Pero somos hermanos, esa leyenda es para los novios —
susurro.
— Eso es para almas gemelas, no importa que sean, si no lo
que sienten.
*****
Los momentos con Octavio son maravillosos, no sólo lo
digo por el sexo sino también por la compañía, de alguna
forma nos hicimos más cercanos, me siento cómoda con
él, puedo hablar tranquila sin esa presión en el pecho
cuando me sentía intimidada por su presencia.
— ¿Qué haces? — pregunta Octavio.
— Un dibujo, el otro día vi un anime de lo más lindo se llama
Pokémon y me gustó así que dibujó mi Pokémon favorito—
digo mientras sigo dibujando dando mis últimos trazos —
ya terminé ¿Te gusta? — le enseñó mi dibujo.
— Es lindo ¿Charizard?
— ¡Siii ! es el, sólo le falta color y quedará bien — digo
sonriendo — ¿Cómo sabías que era él? — preguntó porque
él no es deber mucha televisión.
— Lo veía de niño, hace ya bastante tiempo era el único
dibujo animado que me gustaba — me sorprende, que este
anime sea tan antiguo, pensé que era casi nuevo.
— ¿Cuántos años tiene este anime?
— No lose, pero tampoco soy tan viejo— sonríe,
últimamente no deja de sonreír se ve más humano, más
cálido y me siento más en confianza con él.
— ¿Cuál es tu Pokémon favorito?
— Pikachu — dice sentándose frente de mi — toma mi
mano, otra vez me mira raro, últimamente sus miradas son
más dulces, tiernas pero mezcladas con algo intenso que
no logró descifrar, no es que me incomoda sólo que me
cuesta acostumbrarme a su nuevo yo — no dejas de
sorprenderme.
— ¿Por qué? — digo con duda, pues no hice nada
sorprendente
— Estas dibujando un dibujo animado como si fuera lo más
normal.
— Y eso que, cada vez que me aburro empiezo a dibujar es
una costumbre— me levantó para luego sentarme en su
regazo— además tardaste tanto en tú reunión aburrida, que
me distrae dibujar — me acerco y le doy un beso corto y
suave — tengo hambre— digo haciendo pucheros.
— Yo igual, pero de ti — me levanta de golpe haciendo que
me sienta en el escritorio, levanta mi falda sacando mi
braguita de un golpe que creo que se rompió y no sé en qué
momento logró abrir su pantalón así de rápido pero me
embiste sin siquiera prepararme, sus embestidas son
duros, fuertes, no hay besos sólo miradas profundas,
muerdo mis labios tratando de reprimir mis gemidos por el
lugar en el que nos encontramos, donde sólo se escucha,
los sonidos de nuestras piel chocando y el escritorio
rechinando:
toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc,
toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, ..........
— Ana podrías fotocooooo... ¡Mierda! Lo siento debía
tocar —comenta Susana, pero se queda petrificada —
bueno per…don.
— ¡Sal! — grita Octavio, pero Susy no se mueve, siento su
presencia yo me ocultó en su pecho, sabía que no
debíamos hacerlo en el archivero donde trabajó. — ¡Sal
maldita sea! — vuelve a gritar — y como si recién se diera
cuenta de la situación vergonzosa en la que me encuentro
sale rápido.
Pero lo más extraño de todo esto es que el empieza a
moverse de nuevo dándome pequeñas estocadas, respira
agitado y vuelve a embestir con más fuerza, yo no digo
nada, sólo disfrutó el momento hasta llegar juntos al
clímax.
******
— Cada vez que te veo, no sé cómo lo lograste, pero debes
darme unos tips— dice Susana
— Basta, no quiero hablar se supone que es un secreto—
susurro para que nadie nos escuche.
— Oh vamos es obvio que lo traes loquito, ¿Cómo no me di
cuenta antes? — pregunta más para ella que para mí.
— Porque lo dices.
— Primero lo veo más sonriente cuando sale del archivero y
no olvidemos sus visitas constantes — da un largo suspiró
— segundo sólo sonríe en tú presencia, tercero tú tienes un
brillo especial como si algo cambio en ti, pero lo más
importante es que te toma de la mano— bueno en eso tiene
razón, pero pensé que lo hacía para aparentar que somos
un matrimonio normal, pero pensándolo bien antes no lo
hacíamos y ahora es lo más normal tomarnos de la mano
¿Por qué?
—Bueno en ese aspe...… — pero Susana seguía hablando,
¿Debería molestarme? Claro qué ¡no! Me gusta que sea así,
me hace reír. Pero volviendo al tema de tomarnos de la
mano, comenzó sin darme cuenta, estábamos en el auto de
ida al trabajo como todas las mañanas el comenzó a tocar
mis piernas de forma suave y en círculo como fuera
masajes relajantes con una mano y con la otra hablaba de
su celular, después los siguientes días fueron iguales
algunas veces tomaba mi mano, otra yo recostaba mi
cabeza o sus piernas y el me acariciaba mientras siga
trabajando por su celular.
— Ana, me estas escuchando— dice Susy
— Ah, ¿Cómo? Perdón está pensando.
— No importa lo que te decía es que deberían tener una cita,
te apuesto que no te ha sacado a ningún lugar divertido,
Deberías exigirle que te lleve al cine, a un pub, o mejor
porque no van de viaje a París, Londres, Japón.
— No, no, no, no, no lo que tenemos no es Real.
— ¡¿Cómo?! — casi grita.
Entonces tuve que decirle la verdad de la propuesta de
Octavio, al principio lo tomó mal pero después dijo que
respetaba mi decisión, de alguna forma haberlo dicho todo
me sacó un peso de encima.
Pero todo lo que me dijo me dejo pensando tal vez, quiero
tener una cita, nunca la tuve sería fantástico pero la
pregunta sería ¿Dónde? De pronto una promesa jamás
cumplida reaparece:
«Pronto seremos libres, y te llevare al mar y a ver los juegos
artificiales».
«No, esos lugares son de mi ángel y mío».
CAPÍTULO 36
Octavio
La trayectoria a casa fue silenciosa, pero sé que le pasa
algo a mi niña, sé que quiere decirme algo, pero no se
atreve y temo que vuelva al mutismo.
—Sé qué quieres decirme algo, no temas sabes que puedes
confiar en mí.
—¡Quiero tener una cita!
—¿Cómo? — me sorprendo su petición, pero creo que nota
mi reacción y corrige su comentario.
—No una cita, cita — hace señas con sus dedos— sino una
cita de amigos.
—No—respondo.
—Por favor— Junta sus manos como si estuviera orando.
—No.
—Por favor.
—No.
—Por favor.
—No.
—Por favor.
—Si me dejas hablar podría responderte — trato de razonar
con ella.
—Por favor.
—Está bien— accedo resignado porque sé que seguro no se
cansara.
—Por fa… ¿Qué?
—Que si ¿Dónde quieres ir? — se queda pasmada un rato
para saltar sobre mi besando todo mi rostro.
—Gracias, gracias, gracias, gracias, gracias.
—¿Dónde quieres ir? En nuestra no cita – digo sonriendo
mientras acaricio sus mejillas.
—A un parque de diversiones, cuando veníamos lo vi muy
cerca de aquí, incluso podríamos llegar caminando— dice
muy entusiasmada dando pequeños saltitos en su mismo
lugar.
—No, vamos en auto, David — llamó a mi chófer, un hombre
de más de 40 años con un poco de sobre pesó, pero fornido
a la vez.
—Sí señor.
—Al parque de diversiones.
—¿Cómo? — luce intrigado debe estar sorprendido por mi
orden.
—Sabes que no me gusta repetir una orden— digo con voz
dura y no tenga duda de quién soy yo.
—Lo siento señor Verona.
—No te preocupes, vamos al lugar donde te dije hace rato—
habla entusiasmada mi niña.
Al llegar al parque, mi niña sale como rayo, que David no
pudo abrirle la puerta del auto como hace de costumbre. Le
digo a David que vuelva dentro de dos horas no creo que
tardemos demasiado, tengo mucho trabajo.
—No sé por dónde empezar, tu que me recomiendas ¿Cuál
juego te gusta más? – observa el parque, el sitio es lindo
hay muchos juegos, dulces, payasos y muchos niños – esta
es mi primera vez.
—También la mía – comentó tomando su mano
—¿Cómo? Es imposible.
—Nunca me llamaron la atención este tipo diversión.
—Guau, sí que eres aburrido— da vueltas alrededor mío— y
creí que yo me perdí de muchas cosas.
—No soy aburrido, sólo que para mí definición de diversión
es otras cosas.
—¿Cómo qué?
—Ir al teatro, concierto de música clásica, un buen libro, ojo
no de romance, prefiero libros más culturales y educativos.
—Me estás diciendo que lo que leo no son educativos—
gruñe
—Digamos que es más fantasía que realidad.
—Sí que eres aburrido, y mis libros no son sólo fantasía si
no son historias de sentimientos reales – dice muy enojada
– además, además ¡¡ ash!! Ya me enojé — cruza sus brazos
y resopla.
—Ya, tranquila no arruinemos la salida— la abrazo y beso su
ceño fruncido — sabes que, no he hecho muchas cosas y
quisiera hacerlas contigo.
—Enserio— vuelve a sonreír —¿Cómo qué?
Hablamos de todo lo que quiere aprender y lo que yo no
hice, primero decidimos subir a la ruleta, luego a la
montaña rusa, a los autos en si a todos los juegos, nunca la
vi tan entusiasmada, come todos los dulces que puede y
me pregunta todo lo que no comprende de este lugar
maravilloso según mi niña, realmente está muy feliz no deja
de correr por todo el lugar, y yo sólo la persigo para que no
se pierda, parezco un papá tomando su mano para que no
se me pierda.
—Mira juguemos— señala a dónde quiere ir, es un simple
juego de tiros son unas pelotas y derribar unas botellas y se
lo logras te ganas un premio.
Accedo y trató de afinar mi puntería, pero parece que este
maldito juego está arreglando y no atinó ninguna, no me
rindo y sigo intentando creo que con lo que gaste en este
maldito juego le hubiera comprado más de 10 peluches.
Estoy tan frustrado que decido retirarme.
—No espera, quiero intentarlo— estira mi brazo para que no
me vaya.
—Este juego está arreglando, no pierdas tu tiempo.
—Pero quiero intentarlo— vuelve hacer esos pucheros, que
no puedo resistir y accedo.
Ella mira su objetivo, práctica fingiendo tirara unas dos
veces, me río de su técnica amarra su cabello con una
goma. Tira la primera y casi le da, pero falla, todavía tiene
dos intentos, su segundo tiro fue más ágil y derrumba
todas las botellas el tercer tiro también es bueno, el señor
que atiende el juego aplaude y mi niña salta de alegría.
La tomó en mis brazos y la beso muy apasionadamente,
sus labios son dulces, pero ahora son mucho más por
todos los caramelos que se comió mi niña no deja de
sorprenderme.
—No conocía estas habilidades tuyas – la vuelvo a besar,
pero esta vez más corto.
—Hay muchas cosas que no sabes de mi— el señor se
aclara la garganta y pide que escoja su premio, mi niña mira
todos los premios, pero hay uno que lo toma rápido, un
peluche enorme de Picachu que llega un poco más de la
mitad de su cuerpo.
—Toma es mi regalo para ti, tu Pokémon favorito— me da
su peluche, pienso que es una broma, pero veo sus ojos
color chocolate y sé que no es una broma.
—Se supone que en las citas los hombres son los que
regalan el premio que ganaron para la chica.
—¿Esto es una cita? — ¡No!
—No, digo que no es común, bueno tú me entiendes – trató
de explicar, pero creo que ni yo me entendí —Se ríe mi niña.
— Si te entendí.
Y esas dos horas se transformaron en más mucho más el
tiempo a su lado parece detenerse, su vestido es floreado y
se mueve alrededor de ella.
«Todo gira a su alrededor»
—Señor ¿quiere que le ayudé? — pregunta David.
—No, puedo sólo—en estos momentos cargo a mi niña, sus
piernas se enredan en mi cintura, sus brazos en mi cuello y
su cabeza descansa en mi hombro sus respiración es lento
que provoca cosquillas en mi cuello despertando una parte
de mi cuerpo que debo controlar, la supuesta salida de dos
horas se transformó en más de cinco horas, por
consiguiente mi niña se durmió en mis brazos – más bien
lleva el peluche a mi recámara— digo un poco avergonzado,
se supone que el hombre es quien regala y no al revés.
Mi pequeña niña, las cosas que me haces hacer, nunca me
imaginé que algún día me regalaran un peluche de mi
Pokémon favorito.
La dejó en la cama le quitó su ropa, pero cuando trató de
ponerle su pijama mi niña se resiste.
—Levanta tus brazos para que te ponga la camiseta — la
acomodo.
—No— dice aún con los ojos cerrados.
—Sé que no te gusta dormir con ropa, pero a menos que
despiertes y tengas energía para follar— comentó
—No quiero —protesta.
—Mi pene esta despierta y créeme que si te tengo desnuda
a mi lado no me podré controlar, te follare tan duro – mi
niña gruñe, pero levanta sus brazos para que le ponga su
pijama, esta noche, será muy larga.
*******
Chupo, muerdo y meto mi lengua jugando con el clítoris de
mi niña, la escucho gemir, pero aun así no despierta la
tengo desnuda para mí sólo para mí, nunca creí que la
simple palabra MÍA fuera una de mis favoritas.
Cuando sé que está bien mojada para poder recibirme subo
poco a poco hasta llegar a sus pechos a cada uno le doy el
trató necesario para que ninguna de las dos se ponga
celosa, la escucho gemir y decir mi nombre una y otra vez
con los ojos cerrados, cuando me a cómodo en su entrada
dispuesto a penetrar su coño, abre sus ojos, y la penetró
con un sola estocada, no nos decimos nada con una simple
mirada sé que los dos siempre lo deseamos, con la Unión
de nuestros cuerpos y las embestidas que le doy me siento
en el paraíso.
«Estoy perdido»
—¿Estas agotada? — preguntó después de una mañana
muy entretenida, sonríe comiendo su helado.
—No, quiero otra.
—Ok, pero será la última — beso sus labios sabor vainilla.
—Si— pedimos otro helado, fuimos a ver una película
animada, si lo pueden creer un hombre de 29 años viendo
unos muñecos creo que eran los trio o los trolls no lo sé, la
verdad no puse atención, ¿Por qué? La respuesta es simple
durante toda la película vi las expresiones de mi niña, como
reía, o se quedaba sería, la forma en cómo bebía su soda.
Mientras caminamos a la salida, mi niña se queda para de
golpe, en una cartelera y salta de alegría, veo que es lo que
la puso tan alegre.
—50 sombras más oscuras — dice sonriendo y me mira con
picardía y se lo que quiere.
—Olvídalo yo no entraré a verla.
—Obvio que no hoy, el estreno es en San Valentín.
—No.
—Por favor— Junta sus manos
—No.
—Por favor.
—No.
—Por favor
—No.
—Por favor— lo está haciendo otra vez.
—Está bien, pero me debes una—accedo.
—Gracias— salta y nuevamente besa todo mi rostro.
—Nada de gracias, esta te la cobró hoy — sin importar en el
lugar público en que nos encontramos, la tomó por la
cintura y ella enreda sus piernas en mi cintura y beso sus
labios sabor vainilla.
*****
—Me gusta esta posición.
—Te gusta tener el control — juego con su cabellera.
—Claro que no, me gusta sentirte dentro de mí — dibuja
círculos imaginarios en mi pecho — en esta posición puedo
dormir encima de ti y sentirme completa.
Se empieza a mover, provocando que mi pene vuelva a
despertar, se mese para adelante y para atrás, con esos
movimientos empieza su tortura.
«Estoy perdido».
CAPÍTULO 37
Ana
— No te muevas — musita mi ángel.
— Pero duele.
— Es por tu bien quieta que sólo dura un momento.
— Me gusta las trenzas, pero duele cuando me cepillas el
cabello— me quejo mirando sus ojos azules a través del
espejo, mirarlos me tranquiliza no sólo porque son lindos
sino porque sé que todo estará bien mientras el siga
mirándome de esa forma tan dulce, desde que tengo
memoria sus ojos son lo único que me tranquiliza, si me
siento triste, miedo o alguna pesadilla.
Desde siempre sólo éramos dos nada más no necesitamos
nada más él es mi mundo y yo soy el suyo.
******
— Recuerda que si te incomoda me avisas y nos vamos al
instante — toma mi mano
— Quiero entrar — me puse un vestido color negro algo
revelador por delante y Octavio estaba tan guapo con su
traje de tres piezas sin corbata — sólo quiero ver — le di una
pequeña sonrisa para tranquilizar el ambiente.
" Sólo quiero ver" Eso dije más para mí que para él, pero en
el fondo sé que hay algo en mí que está cambiando y
necesitó explorar.
El lugar se llama "Sodoma y Gomorra" un nombre que hace
referencia al pecado, si las mojas del orfanato supieran
donde estoy apuntó de entrar seguro tratarían de
exorcizarme, alguien como yo no debería estar en lugar así
pero cuando entra la curiosidad es difícil pararlo.
¿Cómo llegamos a este lugar?
*****
Unos días atrás
— Mis libros no son estúpidos — protestó.
— No dije que lo fueran, sólo que son más fantasía como
cuentos de hadas — dice burlándose de mí, sé que lo hace
se nota clarísimo me trata como si fuera una niña o peor
como un bebé, me regaña, corrige como habló, también me
castiga si no le hago caso, prohibido que vea televisión o
peor no comer helado y cuando follamos al terminar
siempre acaba dentro de mí que por ende me limpia con un
paño húmedo bueno es tan obsesivo con la limpieza de eso
no me puedo quejar, a quien no le gusta que le limpien,
también me baña creo que no lo hago bien dice que tiene
que cuidar su lunar que está en mi cuerpo.
Bueno en conclusión me gusta cómo me trata, pero creo
que exagera.
Concluyendo con esta injusticia, ¿Qué hizo? hizo un
comentario de lo más ofensivo de uno de mis libros
favoritos dijo que era porno para señoras.
— Sabes que, esto me vuelve más experimentada ya sé que
es un trio— susurro cerca de su oreja como si alguien
pudiera escucharnos. Y en vez de impresionar con mi
nuevo conocimiento él se ríe más de mí.
********
Y así es como llegamos a este lugar, luego de un gran
debate sobre mi conocimiento y Octavio decidió traerme a
este lugar para darme una lección «cuidado con lo que
deseas».
Este lugar parece en bar normal, nada fuera de lugar no hay
música fuerte más bien un pianista tocando melodías
suaves en el fondo, es más como un ambiente para
relajarse y beber una copa debo admitir que me
decepciona, espera algo diferente no sé, personas bailando,
látigos, esposas bien lo admito un cuarto rojo.
— Te decepciona— dice Octavio, debo ser tan obvia— nada
es lo que parece— susurra en mi cuello pegado más a su
cuerpo.
— Todos parecen tan tranquilos — admito.
—Espera y veras — me sienta en su regazo, últimamente se
le ha hecho costumbres hacerme sentar así, creo que
realmente me trata como una niña, el hecho de que sea
pequeña no significa que sea una niña.
Mientras sigo meditando, siento sus manos jugando con
mis piernas y sus labios besado mi cuello, sus manos
levantan más mi vestido hasta llegar a mis bragas
— Espera estamos en un lugar público— digo tensa.
— 5, 4, 3, 2, 1 — lo observó intrigada ¿Por qué se puso a
contar? — mira el lugar— besa mis labios de forma suave.
Me doy la vuelta quedando atónita por lo que veo el lugar
supuestamente tranquilo se transformó, las mujeres y los
hombres se estaban desnudando no todos, pero si la gran
mayoría y se empezaban a dividir en pequeños grupos, un
hombre se fue con cuatro mujeres muy bellas, una mujer
pelirroja está siendo llevada por cinco hombres mientras
empezaban a quitarle su ropa.
Automáticamente me tapo la cara no puedo ver esto y
corro a los brazos de Octavio como estuviera buscado
refugio.
— Hay una pelirroja va hacer llenada por todos sus agujeros
— me susurra, yo no quiero abrir ojos— quieres verla — no
digo nada me quedo pasmada, yo pedí esto, pero tengo
miedo de lo que vea.
Al no recibir ninguna contestación de mi parte Octavio me
guía, en el camino veo escenas que seguro nunca las podré
sacar de mi mente, pero lo que me llaman la atención es un
chica joven muy bella que esta con un hombre muy viejo
gordo y feo, como alguien tan bonita puede estar con el no
suelo juzgar a las personas por su apariencia pero esto es
demasiado él podría ser su abuelo, ella parece una niña que
no sabe lo que hace, ese hombre está sentado en un sillón
desnudo y ella arrodillado frente chupado su verga, algo en
mi invade sentido de protección y me suelto del agarre de
Octavio y voy a sacar a esa niña de este lugar seguro ese
viejo asqueroso la debe estar obligando.
«Es asqueroso»
Pero cuando estoy apuntó llegar me sorprende que un
hombre más joven levanta la cola de Joven y la penetra por
atrás, la escucho gemir de placer diciendo que quiere más y
más, pero sigue mamando la verga del viejo, me quedo
petrificada por lo que veo y escucho lo que es obvio que
ella lo está disfrutando y no está siendo obligada a nada,
más tarde veo que cambian de posición ahora el viejo esta
atrás penetrándola, y la chica esta chupado la verga del
joven.
Luego siento que alguien toma mi cintura, me sobresalto,
pero luego me tranquilizó al ver que es Octavio.
—Todos aquí vienen por algo a estos sitios que es cumplir
sus más oscuras fantasías— dice, percibiendo el dilema en
que me encuentro al ver a esa muchacha en medio de dos
hombres completamente diferentes.
Al seguir caminando por el lugar no sólo veo hombres
mayores con jóvenes si no también mujeres mayores con
hombres jóvenes, mujeres con mujeres, hombres con
hombres también gordos, flacos, altos, bajos de todo tipo
personas.
Al llegar en una puerta él habré y veo a una chica pelirroja
completamente desnuda, siendo penetrada por delante,
atrás y también su boca y con sus dos manos masturbando
a dos hombres uno de cada lado.
— Con razón se llevó a cinco hombres — es lo único que
digo.
Una cosa eran los libros y otra la realidad, una parte de mi
juzga a estas personas y otra me da más curiosidad y esa
es la parte la que me da más miedo.
—Esto es solo el principio—
Me llama la atención, pero…
CAPÍTULO 38
Octavio
— Luego el galán descubre a la su novia con otro ¿Lo
puedes creer?
— Aja — digo, concentrado en mi labor de bañar a mi niña,
con una esponja jabono sus piernas, para subir a sus
pechos me detengo más en esa parte
— No me estas escuchando — protesta, levantó la mirada
para ver como su lindo rostro me regala un ceño fruncido,
provocando una ligera sonrisa de mi parte. Le gusta
contarme todo lo que vio en la televisión o los sueños raros
que tuvo, la veo más tranquila, a gusto conmigo, pero
todavía tiene ese mutismo con los demás, incluso con
Susana no se expresa abiertamente como conmigo y eso
me gusta, ser el único con el que la haga sentir a gusto, con
Susana se llevan bien a un que molesta lo que ella puede
influenciar en mi niña, Susana le mira como su hermanita
pequeña y mi niña la mira como su ídola.
Pero creo que yo soy la peor influencia, la semana pasada
luego de asistir a Sodoma y Gomorra solo dos veces por su
curiosidad que fue a aumentando cada día, sólo observaba
al principio, pero luego paso a las preguntas de ¿Por qué lo
hacían? ¿Qué se sentía? ¿Cuántas veces yo lo había hecho?
Respondí cada una de sus preguntas, hubo un momento en
que su curiosidad llegó a asustarme ¿Hasta dónde podía
llegar? Tuve sexo con muchas mujeres que les gustaba
experimentar cosas nuevas y a mí no me importó
compartirlas incluso llegó a gustarme un tiempo.
Pero Compartir a mi niña, la sólo idea me enferma,
imaginarla con otro no sólo me molesta creo que no podría
soportarlo, gracias al cielo su curiosidad paro.
«Eso espero».
— Si lo hacía, sólo que sabes que me gusta concentrarme
en mi labor.
— ¿Bañarme es una labor?
— No, es un placer, pero también es mi deber.
— ¿Por qué?
— Porque eres mía.
— Mía, mía, mía siempre dices eso y tú ¿Eres mío?
— Yo no pertenezco a nadie
— Eso es injusto— cruza sus brazos, sacando su lengua, y
sacude sus piernas provocando que el agua me moje, para
luego reírse como loca— lo siento — dice a un riendo.
— Sí que eres una niña traviesa— me meto a la tina con
toda la ropa, beso sus labios de forma suave y húmedos es
deliciosos, estamos así un buen rato levantó una de sus
piernas para ponerla en mi hombro luego de deshacerme
de mi pantalón la penetró de una estocada, mi niña da un
grito de sorpresa para luego cerrar sus ojos y disfrutar la
sensación empiezo con los movimientos lentos para
torturarla.
— Más rápido — exige gimiendo, ignoró su petición y
continuo con movimientos lentos porque me gusta verla
suplicar — por favor — sigue suplicando, me apiado y lo
hago más duro, sentir su interior es lo más grandioso,
aumento más los movimientos, la siento tensar su cuerpo y
sé que ya va a llegar así que aceleró más mis movimientos
y llegamos juntos al clímax. Me quedo en su interior no
quiero moverme este es mi lugar, bajo su pierna, tomó su
cintura y la levantó para llevarla a la cama todo eso sin salir
de mi niña, la manejo como una muñeca.
— ¿Te quedarás ahí? — dice mi pequeña con sus piernas
enredadas en mi cintura.
— Sabes que es mi lugar favorito — se ríe.
— ¿Cómo es posible que siguas duro? — no le respondo y
empiezo nuevamente las embestidas.
Pensé que a esta altura ya me cansaría de ella, pero mi
necesidad por mi niña aumenta cada día.
«Eres mía».
No llegamos alcanzar llegar a la cama las embestidas van
en aumento mientras la cargo, Ana araña mi espalda con
desesperación, los chasquidos de nuestros cuerpos
chocando y sus gemidos aceleran mi corazón de una forma
que asusta.
«¿Por qué no me canso de ti?»
— Octavio ah ah—gime— estoy a punto de llegar—gruñe de
placer, cierra los ojos mientras hecha su cabeza hacia atrás
es mi señal que llego al orgasmo, pero yo todavía no llego
la embisto con más fuerza beso su cuello marcándola.
Ana luce cansada sus ojos quieren cerrarse entonces la
cargo y por fin llegamos a cama.
— Pensé que ya habíamos dejado atrás la época donde te
quedabas dormida después de follar—la acomodo para
luego acompañarla.
La veo dormir a lado mío, con una pierna cerca de mi pene y
su brazo en abdomen, babea un poco y me río de eso, a un
que hemos follados sigue siendo mi niña, que eso me
resulte tan tierno.
Veo su cuarto tiene su olor a dulce, vainilla, hay póster de
animes pegados en la pared o algunos súper héroes Iron
Man y Thor los otros no los reconozco, esta desordenado
su ropa regada por todos lados es tan inmadura incluso en
ese aspecto, a veces dormimos aquí y otras en mi
habitación depende de donde follamos. Lo que siento por
ella es una sensación cómoda tal vez ya no sea necesario
encontrar otra mujer, eso me hace recuerdo lo que le dije a
Megan en Sodoma y Gomorra a la segunda vez que fuimos
con Ana.
La semana pasada
Siempre supe que era especial y no era la típica mujer de
sociedad y ahora lo confirmó en frente la imagen de una
mujer fuerte, segura vestida con lencería negra muy sensual
con un látigo en la mano golpeando a un muchacho
amarrado con sus manos extendidas una en cada poste
espero que sea mayor de edad, mientras le da latigazos hay
otra mujer que esta de rodillas del muchacho mamando su
verga, el muchacho gime de placer, repitiendo una y otra vez
el nombre de la mujer que lo estaba golpeando «Megan».
— Es muy hermosa ¿Verdad? — me saca de mis
pensamientos mi niña— pero no me gusta lo que hace ¿Esto
realmente produce placer?
— Para algunas personas si, esto es sadomasoquismo.
Megan nota mi presencia, me mira de manera perversa, se
mueve de manera sensual como un gato en movimiento,
suelta las cadenas del muchacho y cae al piso besando los
pies de su ama. Ella se acerca con el muchacho pero él está
unos pasos atrás de Megan es muy joven de piel blanca y
cabello castaño pero no muy musculoso, delgado pero lo
sorprende es su rostro no es nada masculino más bien
delicado como la de un niño, incluso me atrevería decir que
es igual de delicado y fino como la de una mujer.
— Veo que tenemos más cosas en común— dice Megan
sentándose en el sillón frente a nosotros.
— Lamentó decir que difiero de ese hecho— levanta una ceja
de forma atrevida como si estuviera retándome a un duelo,
en un instante desvía su atención a lado mío, me tenso
porque no quiero que mi niña conozca a Megan.
— Tú debes ser Ana Benet— mi niña asiente — él es Dylan mi
sumiso — señala al muchacho castaño que esta de rodillas
con la cabeza agachada, tiene un collar de cuero alrededor
de su cuello — Dylan, saluda a Ana y a su amo Octavio —
levanta su mirada, mostrando unos ojos muy peculiares son
claros cristalinos como si fuera un gato.
— Hola — dice con voz dulce, después de un momento me
quedo solo con la Megan, miró como Ana se va con el
muchacho de ojos raros.
— Veo que cuidas demasiado a tu esposita.
— Sólo cuidó lo que me pertenece, no sabía que fueras
celosa— digo mientras tomó una copa.
— Yo celosa — se ríe de forma sarcástica— más bien deseo
conocer los gusta de mi futuro esposo.
— ¿Por qué estás tan segura de que aceptaré?
— Podría decir que es intuición, pero estoy segura que tú y yo
somos iguales y hoy lo acabó de confirman al encontrarte
aquí, debo confesar que tuve mis dudas al principio, verte tan
recto, serio, no pensé que conocieras mi mundo. Y hoy te veo
aquí eso me gusta.
******
Esta reunión es demasiado aburrida «Que rayos desde
cuando pienso así», esto es mi vida.
Mi padre al otro extremo del salón está mirando
como todos presentan sus informes, los ejecutivos,
accionistas y jefes cada sector de la empresa están
presentes, pero hablan y hablan y yo sólo veo a mi pequeña
niña concentrada en su cuaderno anotando o eso parece
¿Qué está haciendo? Pero luego recuerdo que dijo que
cuando se aburría dibujaba ¿Estará dibujando? No me con
tengo y le envió un mensaje con mi celular debajo de la
mesa.
WhatsApp
yo: ¿Qué te tiene tan entretenida? Que no tomas atención.
Mi niña: El que debería tomar atención en esta reunión no
soy yo.
yo: Soy el jefe, más específico tu jefe.
Mi niña: Si claro jajaja
Yo: ¿Es una risa sarcástica?
Mi niña: Claro que no jefecito, estoy atenta a la reunión que
he anotado todo
Yo: Muestra tu hoja voy a comprobarlo.
Mi niña: ¿Desconfía de mí?
Yo: No, sólo curiosidad de su duro trabajo.
Levanta su hoja y lo muestra, me río de lo que hizo son sólo
garabatos de flores o eso parecen.
Yo: Tendré que reprenderla por mentirosa, hará horas
extras.
Mi niña: Creo que no será posible mi marido es un tanto
controlador.
Yo: Que te parece si lo invitamos a nuestra reunión tú, yo y
tu esposo.
Mi niña: ¿Me propone un trío?
Yo:
Mi niña:
Estoy tan entretenido que no noté que todos me
observaban.
— Continuemos la reunión la siguiente semana — dice mi
padre, se nota que está furioso y dudo que sea por la
reunión, cuando todos salen me pide que me quedé.
— ¡Que mierda te sucede! — explota furioso.
— No sé de qué hablas— trató de hacerme el desentendido.
— ¿No sabes de que habló? Lo hubieras notado si no
estuvieras tan entretiene con tu puto celular como estúpido
adolescente
— No exageres — trató de tranquilizar el ambiente, porque
seguro ya lo oyó todo el edificio, mi padre el hombre de
negocios tan perfecto nunca tolero ningún error y menos de
mi parte.
— No sé qué rayos te pasa pero que sea la última vez que te
vea tan distraído y menos frente a los accionistas — sujeta
mis hombros como si tratará de que entrará en razón— tú
no eres gente común que comete errores eres un Verona,
perfección, éxito y poder está en nuestras venas, tu abuelo
levantó este Imperio de la nada, tu y yo somos su legado—
bajo la cabeza, porque tiene razón a un que no aprecie a mi
abuelo sí que lo admiro y sé que mi padre también.
— Lo siento, esto no volverá a pasar.
— Eso espero— se da la vuelta — se me olvidaba, por fin el
viejo decidió aparecer— me río de ese es apodo que le
dimos a mi abuelo, cuando yo era pequeño.
— Así ¿Qué es lo que quiere ahora?
— Conocer a tu esposa — me tenso, así que llegó el
momento más temido — espero que ya la hayas preparado.
Sí, claro vimos películas, fuimos al parque de diversiones,
follamos todos los días si eso es posible llamarse
preparación para presentarla con el diablo en persona.
******
— Seguro ¿Qué no duele?
— Te prometí un trío y eso te daré— susurro cerca de su
nuca dando besos cortos.
— Solo era curiosidad.
—La curiosidad mato al gato —palmeo su trasero—
¿Preparada? — asiente — Relájate — entró en su hermoso
culo, que previamente ya la había preparado sí que es
estrecho, en la primera estocada sólo entre la punta la
inclinó más para que pueda enterrarme por completo en su
interior, ya en la segunda estocada entró un poco más,
repito la acción un para de veces.
La escucho quejarse y su respiración es más rápida, sigo
con las embestidas, pero más suaves hasta que se
acostumbré, es increíble mi verga siente cada parte, pero
todavía no entra.
—Duele, no va a entrar— contesta pesadamente mientras
con mis dedos masajeo su clítoris.
— Te gusta, estas muy mojada— la escucho gemir de placer
mezclado con dolor porque sé que por ser su primera vez
sería difícil, pero mi niña tan valiente no se queja, mientras
las embestidas siguen tomó su cabellera con fuerza y la
traigo hacía mí, forzando que me mire y la beso con
desesperación me hundo más en su ser, siento como si
realmente me encontrará dentro de ella y que a la vez ella
también este dentro de mí. ¿Qué es esto? La miró sus ojos
siguen cerrados, algunos mechones de su cabello están
pegados a su rostro por el sudor, sus labios están
hinchados y rojos.
— Te gusta — vuelvo a repetir — ¡Te gusta! — exijo
— Si — susurra gimiendo.
— Ahora viene lo mejor — ella parece muy cansada, pero sé
que no me defraudará, con mi verga todavía dentro de ella
la preparó con mi mano para la segunda verga, tomó el
vibrador de la mesa y de una sola estocada la meto en su
vagina, este es la única forma que permitiré que mi niña
tenga su tan soñado trío, yo seré el único que la invada por
todos lados.
Frente a nosotros hay un espejo enorme para ver con
claridad lo que es invadirla por completo, las embestidas
continúan, ella gime más fuerte sé que pronto se vendrá—
abre los ojos— exijo — me perteneces eres mía, el único trío
de tu vida seré sólo yo nada más que yo.
— Si, si … — se retuerce de placer y cuando sé que ya
llegamos al clímax su mirada cambia a través del espejo es
penetrante, hipnótica como si conociera lo más profundo
de mi ser, siento como si esta vez los roles cambiarán,
como si el que estaría marcando territorio no fuera yo —
eres mío.
«Estoy acabado».
CAPÍTULO 39
Ana
Reglas para tratar con «el viejo cascarrabias»
1. No lo mires a los ojos.
2. No hables, si no se dirige a ti.
3. No tartamudear.
4. Hablar fuerte y claro si te pide que hables.
5. No levantarse de la mesa sin su permiso.
6. Si te pregunta, responde rápido y segura de mi misma.
Etc., etc., etc., etc. dijo más cosas, pero estas son las que
más me acuerdo, esta noche es la reunión con el abuelo de
Octavio yo no le diré viejo por dos cosas:
1. Respetó.
2. No lo conozco y no puedo juzgar antes de conocerlo.
— Tú cual prefieres el vestido blanco o azul — preguntó a
Susy, gracias a Dios vino ayudarme sin ella estaría perdida.
— Bueno el blanco es lindo, pero te hace parecer una niña y
el azul es muy escotado matarás de un infarto al viejo
cuando vea tus tetas — se recuesta en mi cama.
— ¡Susy! Esto es serio para Octavio esto es importante y
quiero que se sienta orgulloso de mi— suspiró y me
acuesto a lado de Susy — y si me caigo o me olvidó hablar.
— ¿Cómo puede pasar eso? Estas exagerando, se tú
misma.
— Pero ese es el problema, no sé qué diré, si soy yo misma
me esconderé debajo de la mesa, o me ocultare atrás de
Octavio, no me gusta hablar y peor si me obligan a
conversar y Octavio dijo si su abuelo me pregunta tengo
que responder segura — respiro un poco agitada
levantándome de golpe por esta presión.
— Tranquila, todo saldrá bien — me reconforta con un
pequeño abrazo eso me sorprende, ella es muy buena.
— Gracias — correspondo su abrazo — eres mi mejor
amiga.
*****
Thomas Verona y Bárbara Verona la pareja más perfecta de
la Sociedad eso decían el periódico.
Pero verlos frente a frente, creo que tienen razón, el señor a
pesar de su edad es muy guapo con Canas que sobresalen
en su cabellera negra lo haces ver más interesante, es
como George Clooney que en vez que el tiempo lo afecte lo
hace lucir genial, ahora ya entiendo aquel dicho del vino que
con el tiempo es mucho mejor.
Pero su esposa no se queda atrás se cuida muy bien no
tiene nada que envidiar a las jovencitas ¿Cuál será su
secreto? Por Dios ni arrugas parece tener, su cabellera
rubia y ojos azules es más bien la envidia de muchas mejor
dicho yo la envido, tiene un aura especial, elegante,
hermosa y además muy inteligente en toda la cena habla
con su esposo e hijo de temas que yo no puedo decir nada
pero ella las expresa de una forma tan bonita que parece
una experta en el tema y además se nota que su esposo la
adora la mira con admiración y amor, bueno eso creo pues
la mira como si fuera única, sólo con ella lo veo sonreír.
Desde mi punto de vista, si me alejó un poco veo la imagen
de una familia perfecta entre ellos hay una complicidad
especial. De alguna forma eso me hace sentir fuera de
lugar como si yo fuera una simplemente espectadora.
«Les tengo envidia».
Mientras conversaban sin percatarse de mi presencia, al
fondo se escucha unos pasos como si fuera una película de
terror todos guardaron silencio el ambiente se puso más
tenso, misterioso un tanto de miedo provocó en mí.
Un hombre mayor de ojos verdes y de pelo blanco puro
como el algodón, con un bastón en su mano derecha está
frente a nosotros.
— Buenas noches.
— Buenas noches padre— dice el señor Thomas.
— Suegro — comenta la señora Verona — ¿Cómo se
encuentra?
— Con achaques de viejo abandono, pero eso es normal —
sonríe.
— No digas eso, abuelo — se acerca Octavio.
— Saben que no me gusta los rodeos, ¿Dónde está? — mira
a todos, como si estuviera buscando.
Es obvio que es a mí, estoy tan nerviosa que me olvidado
toda la lista ¿Qué era? No digo nada, veo sus ojos o me
escondo. ¿Qué era? Estoy tan perdida que creo que me voy
a desmayar. Y no me Di cuenta que frente de mi esta «el
viejo».
— Así que eres la esposa de mi nieto, no es lo que esperaba
¿Cuál es tu nombre?
— ¿Eh? — ¡concéntrate! Me digo a mi misma — aaaaa ¿Eh?
¿Ana?
— Esta nerviosa, abuelo— Octavio trata de apoyarme.
— Seguro te dijeron que era un ogro, no me tengas miedo
muchacha — me guiña — tal vez tengan razón, pero hay
días que tengo mi momento de bondad.
Descripción de John Verona, es educado, comprensivo,
amable realmente muy agradable en toda la noche fue
atento para conmigo de una forma especial que no sé
cómo describirla, me sentí a gusto con él, es de esos
abuelitos que salen en la televisión y sabes que son dulces
y amables con todo el mundo y siempre saben que decir en
el momento adecuado y sus palabras son como sacados
de un libro de filosofía que deja pensando.
Por eso no entiendo ¿Por qué? Octavio me dijo todo lo
contrario eso es muy raro, es decir me hizo temblar de una
persona que no conocía.
— Tú abuelito es muy agradable, no entiendo ¿Por qué me
dijiste todas esas cosas?
— Créeme que yo no conozco ese «abuelito»
En el transcurso a casa, me he dado cuenta que incluso las
familias perfectas tienen sus secretos, no sólo lo digo por
el hecho que su nieto e incluso su propio hijo no le
muestran afecto al señor Verona, sino porque en toda la
casa no había muchas fotos de la familia, y la única que
pude lograr ver mostraba a un hombre pelirrojo de ojos
verdes y lentes acompañado de una mujer rubia de ojos
azules y sentado en el regazo de la mujer un niño de pelo y
ojos negros.
Es obvio que el niño era el padre de Octavio, pero él no se
parece a ninguno de sus padres. ¿Entonces a quien se
parece? Esto me suena como a esas novelas, que guardan
un secreto de familia que si lo descubren destruiría a
muchos y más a los protagonistas, tal vez una adopción,
amores prohibidos, y la Nana que es la única que sabe la
verdad de esta telaraña de secretos. ¡OH!
— ¡La señora Miriam ¡— grito — ¡ella sabe el secreto! - me
sobresalto.
— Mierda, Ana casi chocó por tu grito.
— Lo siento — me trató relajar, tengo que hablar con la
señora Miriam.
— ¿Por qué gritas el nombre de mi Nana? Y ¿De qué secreto
hablas? —Será que se lo digo o no.
— ¿Por qué tu papá no se parece a ninguno de sus padres?
— soy directa
— Así que, por eso estabas tan callada, seguro que te
imaginas una telenovela en tu cabecita— me conoce,
despeina mi cabello, yo trató de apartar su mano, pero no lo
consigo— No te imágenes nada, es simple mi padre es
producto del primer matrimonio de mi abuelo.
— ¿Dónde está ella?
— Murió.
CAPÍTULO 40
Octavio
Semanas después
— Esto realmente me deja confusa — suspira mi niña,
mientras sigue sus caricias a mi cabello, esto es relajante,
sentir sus manos jugando con mi cabello, escucharla leer y
su aroma es mi perdición dulce, fresco, puro y limpio sé que
limpio no es un olor, pero su aroma me relaja, como cuando
sales de las duchas frescas después de un día duro de
trabajo, eso es Ana para mí, mi momento de relajación, mi
agua en el desierto.
— ¿Qué te confunde? — abro mis ojos, muevo mi cabeza de
su regazo, para poder verla mejor.
— Es que no sé qué pensar de este libro— me muestra el
libro Lolita— me enoja, pero me pone triste a la vez, sé que
este tipo viola a la niña, aunque lo disfraza con palabras
bonitas y eso me enoja, pero el también sufre, por esa
obsesión que tiene por ella — frunce el ceño, pero sigue
peinando mi cabello con sus delgados y pequeños dedos.
— Y eso ¿Cómo te hace sentir?
— No lo sé, lo odio, pero me da pena, dime ¿el amor es así
de complicado? como lo plantean en los libros — miró sus
ojos color chocolate, se ven más claros hoy, será por la luz
de la mañana que se refleja por la ventana, notó con más
claridad sus pequeñas pecas en su rostro son como
chispas de chocolate regada de una forma adorable en su
rostro, por lo general es difícil verlas pues no son muy
visibles pero esta mañana son tan claras y son hermosas —
Octavio, ¿Me escuchas? — mueve sus manos de un lado al
otro.
— Si, perdón ¿Cuál era tu pregunta? — trató de
concentrarme, últimamente me distraigo mucho y más en
la presencia de mi niña, también me fijo en detalles que
antes ni siquiera notaba, sus pequeños tics nerviosos
cuando mueve sus pies, sólo come medio pan, tararea
mientras cocina, le gusta estar en la ventanilla para ver los
paisajes y a las personas. ¡¡ Ash!! Otra vez me estoy
perdiendo, necesito controlarme — disculpa es que estoy
muy estresado.
— No te preocupes, sé que tienen mucho trabajo ayer me
pidieron muchas fotocopias y archivos tendré que hacer
horas extras para ordenar todo nuevamente — sonríe, ¿Qué
demonios? Concéntrate, concéntrate, concéntrate —
¿Quieres que te la mame? — mierda, mi niña no ayuda y
como todo un bobo sólo asiento.
Esa es mi pequeña niña, no se concentra en una sola cosa,
cambia de tema de forma sorprendente, es igual con todo
lo demás, en un día está obsesionada con algo como un
libro, anime, película y al otro lo olvida cambiándola por
otra.
Mi niña arrodillada frente a mí, bajo mi pantalón y ya está
dura para mi Ana, mi niña, sólo mía abre la boca y lame la
punta, levanta con su mano mi pene y como si fuera un
helado lame, mi pequeña Ana trata de meter todo a su
boca, pero sólo logró la mitad, acaricio su cabellera con mis
dedos, sigue así un buen rato, cuando siento que ya llegó,
vuelvo a sentir esa opresión en el pecho…
«Otra vez es esa mirada».
«Esa mirada hipnótica».
«Esa mirada posesiva».
«Esa mirada que me debilita».
«Ana será mi verdadera esposa»
******
—¿Hablaras con tu padre? — comenta Edgar.
— Si, pero no sé cómo lo tomé.
— Te entiendo, tu padre da miedo hasta al mismísimo
Satanás— hoy le diré a mi padre, que no habrá divorcio y
por ende no habrá Asociación con la familia Maldini — pero
no entiendo, ¿Por qué lo haces? No voy a negar que Ana es
bonita ahora más cuando se arregla, pero no tiene punto de
comparación con Megan por Dios es como preferir gelatina
en vez de flan, agua en vez de vino o …
— Basta — lo cortó antes que empiece a fastidiarme — es
mi decisión.
— Pero ¿Porque?, vamos soy tu mejor amigo— suspiró,
tiene razón en alguien debo confiar.
— Sólo quiero protegerla — trató de convencerlo, pero creo
que es más para mí — ella es muy ingenua y toda su vida
siempre estuvo encerrada, primero en orfanato luego con
esa señora que no la dejaba salir y sólo la trataba como
sirvienta — tomó un poco de café que me trajo mi
secretaria— la hubieras visto, casi todo era nuevo para ella,
además es muy fácil controlarla no tiene a nadie más que a
mí.
— La follaste— afirma, pero yo no digo nada, para que
negarlo— no sé qué pasa con ustedes dos y no me interesa,
pero yo noté tu cambio y si yo lo noté es obvio es evidente.
— ¿Evidente? ¿De qué?
— Mientras más lo niegas será peor para ti.
— De que mierda hablas— gruñón, él se levanta del sillón
dirigiéndose a la puerta.
— Esto será divertido — sonríe y se va, dejándome más
enojado de sus insinuaciones.
Es momento de enfrentar a mi padre me preparo y me dirijo
a su despacho.
«Es ahora o nunca».
— Padre tenemos que hablar.
— Ya estaba por llamarte, necesito que revises estos
contratos, es nuestro nuevo proyecto además de que
Megan es la encargada de llevarlo a cabo, esto les ayudará
a conocerse mejor— levanta la mirada — ¿Pasa algo?
— Vengo a comunicarte una decisión que tomé.
— Veo que es serio, toma asiento — ahí me doy cuenta que
sigo parado en la puerta, me siento como si fuera un niño
apuntó de confesar una travesura.
— No me casare con Megan— soy directo.
— Esta bien, eso significa que conseguiste a la candidata
ideal ¿Quién es? — me relajo por su reacción, pensé que
estaría furioso.
— Es Ana — espero su reacción, pero sólo me mira y sonríe
con si le hubiera contado un chiste — padre sé que no es lo
que esperabas, pero me he acoplado a ella, de alguna
forma me acostumbré y pienso que puede funcionar sé que
Ana no cumple ninguno requisito de lo que buscaba.
— ¿Qué sientes por ella? — pregunta tranquilamente me
sorprende su reacción no es lo que esperaba.
— Es sólo cariño, me siento cómodo con ella — vuelve a
reírse, pero más fuerte esta vez.
— Que esperas que te diga hijo, yo no puedo obligarte a
nada, pero si puedo aconsejarte — se levanta del sillón y se
acerca a mi apoyándose en la parte izquierda de su
escritorio — Sabes, ¿Por qué Adán comió la manzana?
— No entiendo tu pregunta papá, eso que tiene que ver— sé
que mi familia es religiosa más por aparentar ser la familia
perfecta, pero esto es raro.
— Responde.
— No lose, porque se lo dio Eva.
— Exacto — vuelve a sonreír de una forma escalofriante —
¿Por qué lo hizo? Eva fue engañada por la serpiente, pero
Adán ¡no! entonces ¿Por qué lo hizo? Sabía las
consecuencias de su acto, sabía lo que perdería, no sólo el
paraíso también la vida. Entonces vuelvo a preguntarte
¿Por qué lo hizo? — niego con la cabeza— es simple el amo
más a Eva, la amo más que a Dios, la amó más que a su
propia vida, él se volvió tan estúpido e hizo todo lo que ella
quería. Ahora te digo si tu esposa te diera un arma y te
dijera que te disparas en la cabeza. ¿Lo harías?
Necesito demostrar que Ana es buena para mí, quiero
demostrarle que Ana puede pertenecer a nuestro mundo.
LOS DÍAS
LOS DÍAS
Día #1
Octavio está muy distante conmigo, desde que se reunió
con su padre lo veo muy pensativo.
Día #2
No durmió conmigo.
Día #3
Octavio se molestó conmigo, por jugar en la cama y otra
vez no durmió conmigo.
¿Por qué quieres que cambie?
Día # 4
Octavio me dijo que íbamos a una reunión social y me
advirtió que tenía que ser más social para pertenecer a su
mundo.
«¿Cuál mundo?».
«No soy como ella»
«Nada salió bien»
Día # 5
Octavio no llegó a dormir.
Día # 6
Me enteré que hoy por Susana, que hay otra reunión, pero
esta es de caridad, esta vez estoy preparada tengo unas
notas que me ayudarán a tener temas de conversación.
«Esta vez no te decepcionare»
«Estoy lista hacía ya media hora»
«Te llamo 5 veces ¿Por qué no contestas?»
Día # 7
En el periódico salió una nota de Octavio en una de las
paginas sociales alado de una mujer.
«Que no era yo».
Día # 8
Otra vez llegas tarde.
Día # 9
Hoy me dijiste que no te vuelva a esperar.
Día #10
Hoy trajiste a una chica de servicio, para que haga las
labores del hogar.
Dijiste que no debo acostumbrarme en esta casa.
«¿Qué significa eso?».
Día # 11
Hoy Te traje un chocolate que preparé
«¿Por qué me ignoraste?»
«¿Quién era esa mujer?»
Día #12
Hoy otra vez llegaste tarde a dormir, pero...
«Estas bebiendo mucho»
«Hueles a otra mujer»
Día # 13
Hoy me gritaste por preguntar dónde estuviste.
«No te entiendo»
Día # 14
¿Por qué duele? ¿Qué hice?
Día # 15
Pensé que no dormirías hoy conmigo, pero me sorprendiste
al entrar a mi cama y te aferraste a mi cintura.
Día # 16
Pensé que todo volvería a la normalidad, después de
anoche.
«Que equivocada estaba»
Día # 17
Otra vez duermes a mi lado, aferrándote a mi cintura, pero
esta vez sé que mañana...
«Nada va a cambiar».
«Quisiera retroceder el tiempo»
Día # 18
Hoy presentaste a todos a una nueva empleada, trabajará a
tu lado de ahora en adelante.
«Es muy hermosa»
«Es perfecta»
«Se ven bien juntos»
«Es la mujer de Sodoma y Gomorra»
«Es la misma del periódico»
Día # 19
Esto se ha vuelto una rutina:
Mañanas
«Me ignoras»
Tardes
«Sales con otra»
Noche
«Duermes a mi lado abrazándome muy fuerte por la cintura
como si temieras a algo»
Día #19
Todo sigue igual.
«A veces pienso que es mi culpa»
«Nunca me había sentido así»
Día # 20
Hoy Susana por fin me presentará a sus novios es raro que
no lo haya visto nunca, se supone que trabaja aquí.
Día # 21
Susana se disculpó por no llegar a la cita, dijo que su novio
tuvo un problema.
«A veces dudo de su existencia»
Día # 22
Hoy se presentó la nueva empleada se llama Megan, fue
muy amable conmigo, es muy inteligente, quiere
conocerme, es una buena persona.
«Ojalá hubiera sido mala»
Día # 23
Susana me invito a una fiesta, dijo que me ve muy triste.
«No le dije nada de lo que está pasando»
«¿Debería contarle?
«¿Cómo uno debe de proceder cuando tienes problemas?»
«No quiero que tengan lástima de mi»
Día # 24
Son las 12:50 pm
«Tengo muchas llamar pérdidas»
«No quiero volver»
«Es divertido tener amigas»
Día # 25
«Me duele la cabeza»
«No iré a trabajar»
«Me regañaste»
«Volviste ser el de antes»
«Hicimos el amor»
«Te he extrañado»
«Dios que no acabe el día»
Día # 26
Nada cambió
«No puedo con tus cambios»
Día #27
Hoy decidí enfrentarte, saber una vez por todas ¿Qué es lo
que pasa?
Si ya no me deseas ¿podemos ser amigo?
«No quiero volver a estar sola».
Día # 28
Sabía del trató que teníamos, sabía que estabas con otras,
sabía que ya no me querías o tal vez nunca lo hiciste.
Pero una cosa es saber y otra verte con Megan semi
desnuda con las piernas abiertas enredadas en tu cuello.
«No de vi entrar sin tocar»
«¿Cómo llegamos a esto?»
Día # 29
Hoy llueve en la ciudad
«No quiero salir de la cama, ¿para qué?»
«No lloré, ¡Mentira!»
Es de noche ya, sé que el llegará y tratará de entrar.
«No entres por favor»
Escucho como forcejeo con la puerta, te escucho llamarme.
«Quiero que esto termine»
«Ya no puedo más»
Día #30
Trataste de explicarte, no quería escuchar, pero aun así
hablaste.
«Ella será tu futura esposa»
«Yo no soy nada Para ti»
«Yo no soy nada Para nadie»
«No soy nada».
Para: Octavio
Para: Octavio
Lo siento ya no puedo seguir con el contrato, esta situación
es muy difícil para mí.
Debo confesar que antes de esta carta escribí muchas en
ésas te reclamaba, expresaba todo el dolor que sentía, pero
mientras iba escribiendo me di cuenta que tú no eras el
culpable.
Tu no hiciste nada, yo sabía de nuestro trato y no tenía nada
que reclamar, no me hiciste promesas de amor eterno todo
lo dejaste más claro que el agua. Aquí la única culpable soy
yo, no voy a decir que estoy enamorada pues no lo sé, esto
es nuevo para mí, tal vez sea costumbre o cariño, eso ya no
importa y no quiero averiguarlo.
No quiero odiarte, no quiero ser un estorbo y ahora sé que el
momento de ir por caminos separados ha llegado, pensé que
sería en unos meses, pero nuestro tiempo juntos a acabado,
espero que tengas bonitos recuerdos de mi yo los tengo.
Ahora seguro debes estar furioso, pero no te preocupes,
volveré unos días antes del plazo de nuestro matrimonio
para firmar los papeles del divorcio.
Sin más que decirte me despidió.
Te extrañare, se feliz: )
Atte.: Ana.
Posdata:
Sonríe mas tienes una bonita sonrisa.
CAPÍTULO 41
Octavio
Semanas después
Mi vida volvió hacer mía, todo volvió a la normalidad, mis
rutinas, mis gustos, pero ¿Por qué me siento vacío? Si todo
sigue igual ¿Por qué siento que falta algo?
No quiero darle la razón a mi padre, pero tengo miedo
¿Cómo puedo volver a ser el de antes? No la amó de eso
estoy seguro, sólo es un capricho, pero de alguna forma me
afecta su ausencia. Tal vez sólo tengo que acostumbrarme
hacer yo nuevamente. Miró el cielo se está empezando a
nublar, seguro lloverá.
—¿Vamos a almorzar? — me doy la vuelta para ver de quien
pertenece esa voz.
— No — es lo único que digo al darme cuenta de quién es y
me siento en el sillón — debes de tocar antes de entrar.
— Pues parece que últimamente me evitas — se sienta
cruzando sus piernas de forma coqueta.
— ¿Qué es lo que quieres? — digo sin mirarla mientras
escribo en el teclado.
— Comer, pero cómo veo que estas en tus días, me voy —
se levanta moviendo sus caderas, no lo puedo negar esta
mujer es lujuria — antes quería informarte que tu madre nos
invitó a cenar.
Decir que mis padres adoran a Megan es poco y las cenas
con ellos siempre son iguales.
*******
La veo moverse encima de mí, es una mujer hermosa rubia
con un cuerpo de modelo, pero ¿Por qué no se siente igual?
Ambos nos corremos, se acerca y trata de besarme, pero
logró evadirla.
— Nada de beso — digo fríamente
— Dylan ¡¡ah!!— gime Megan del otro lado de la habitación
mientras es follada por atrás— córrete ahora — exige.
Cuando acaban los dos, el muchacho de ojos raros sale de
ella y se arrodilla, Megan se levanta y le quita el collar de
perro que tenía el muchacho y como si tuviera otra
personalidad él se levanta y besa a Megan con si no
hubiera mañana, el muchacho sumiso desaparece y él es el
que toma las riendas de su nueva posición se pone encima
de ella le abre las piernas de forma violenta para luego
penetrarla de golpe, se escucha los chasquidos de sus
pieles golpeándose y lo gemidos de Megan.
Debo admitir que al saber cómo es su relación me
sorprendió mucho pues es raro ver que la mujer sea la
dominante por lo general siempre es el revés. Recuerdo que
cuando le explique a mi niña ese tipo de relación, ella
estuvo por un tiempo jugando con látigo exigiendo que me
arrodille frente a ella, obvio sólo me reía de sus
ocurrencias.
«—¿Cómo veo? Soy una dominante— pasea por la sala con
lencería negra, tacos muy altos y un látigo en la mano—
¡arrodillado! — me exige, yo sólo me río de ocurrencia — ah no
me haces caso, pues serás castigado — mueve el látigo de
un lado para otro, hasta que la gravedad llama su atención y
cae. Yo me río con una fuerte carcajada que creo que me
escucho los vecinos de abajo — no te rías, esto no es
gracioso.
— Para mí ¡sí! — la ayudó a levantarse, cargándola para
llevarla a la cama — si tanto te importa ser la dominante y yo
el sumiso, te dejaré que me montes — mi niña se pone feliz.
— Gracias, gracias, gracias— besa todo mi rostro —¿me aras
caso en todo? — me mira con ojos ilusionados
— No, dije que me montaras, no que dominaras.
— Oh, eso no es lo mismo.
— Lo aceptas o lo dejas— la acuesto a la cama, para luego
quitarme la ropa.
— Ok — se pone de rodillas en la cama y me a traer a ella
estirando mis pantalones — Pero yo te quitó la ropa, lo tomas
o lo dejas»
Y como un sopló a mi corazón, dejó de sonreír es como si
alguien apretara mi pecho y me impidiera respirar.
«No me gusta esto».
*****
Llegó a mi apartamento, decidí dejarlos solos en «Sodoma
y Gomorra» ya no tenía nada que hacer ahí.
Tomó agua del refrigerador, todo esta tan silencioso y
oscuro.
«—¡Llegaste! — grita, mi niña saltando hacia a mí, envolviendo
sus piernas en mi cintura».
Tengo que dejar de pensar en ella, ella es el pasado debo
olvidarla, pero cómo un idiota decido dirigirme a su
habitación ese lugar donde tantas veces dormimos,
hicimos el amor, donde votaba todas sus cosas y no las
ordenaba, pero si las llenaba de póster de cada pequeña
obsesión que tenía.
Al abrir la habitación y encontrarla limpia fue la
confirmación de que ya no estaba. Nunca creí que algún día
podría odiar la limpieza de una habitación donde ya no está
su ropa tirada, su póster arruinando el decorado de la
habitación y sobre todo su olor no sólo el perfume que
utilizaba si no esa esencia particular que tenía «dulce».
«—¡Mira lo que compre! — sale corriendo de su habitación
mostrándome un poster de Iron Man — era la última.
—¿Esto es lo primero que compras con tu primer sueldo? —
sonrió mientras la cargo.
—No, también helado».
Mi corazón se agita, me cuesta respirar no sé qué me
pasa…
«Duele»
«No quiero sentir»
«Necesito olvidarla»
Y como si supiera mi estado recibo una llamada de Edgar,
El me llamó desde un prostíbulo o eso es lo que entendí,
¿Por qué volviste a lo mismo? Pensé que con «Sodoma y
Gomorra» se había tranquilizado gracias a ese sitio pudo
canalizar mejor su ira y controlarse. Por lo menos en ese
sitio es más seguro porque para pertenecer a ese lugar era
necesario cumplir algunos requisitos. El más importante es
estar limpio no sólo de alguna enfermedad sino también de
drogas, por un tiempo yo lo acompañaba, pero era más
para cuidar de Edgar.
Llegó al lugar, debo confesar que no es lo que esperaba es
un lugar muy peculiar pero interesante es luminoso hay
música es como las Vegas, hay un escenario en medio de
toda la sala y hay mujeres disfrazadas bailando en él, pero
no sólo él tuvo sino coreografías demasiados elaborados.
A la esquina del lugar esta Edgar rodeado de tres mujeres
una rubia, otra morena y la última es de piel negra. Este
desgraciado por fin va a cumplir su fantasía.
— Por fin llegas — se levanta mi amigo, trató de analizarlo
para ver si no bebió, él se da cuenta — sólo tomé Soda —
levanta las manos en forma de inocencia, se da la vuelta —
verdades chicas, ellas sólo asienten. le creo.
— Entonces para que me llamas — gruño furioso más por el
susto que por haberme molestado.
— Tranquilo — me rodea con un brazo, se da nuevamente la
vuelta — ya vuelvo mis Ángeles de Charlie, nada de pedir
alcohol sólo bebidas sanas — le da un guiño — te tengo una
sorpresa, más bien un regalo.
— Deja de molestar, tu ve y cumple tu fantasía de ser
Charlie— protestó
— Siempre tan dulce — responde de forma sarcástica, ¡ahs!
Odio el sarcasmo— te veo tan triste que he decidido ayudar
— mierda otra vez con eso.
— Te he dicho mil veces que estoy bien— miento, sé que
trata de ayudar, pero eso hace que me dé cuenta que estoy
peor porque este imbécil se dio cuenta.
Entramos a un cuarto privado, es de color lila y hay una
cama enorme con un espejo en el techo.
— No te hagas ilusiones, sólo somos amigos— se burla —
ayer hubo una subasta una muy especial en este lugar.
— Y eso a mí que me importa.
— Sólo escucha — me regaña — se subastó la virginidad de
una chica y adivina que —¡hay no! Ya sé lo que viene — yo
gané, pero no es para mí sino para ti, es mi regalo sé que
siempre quisiste a una mujer virgen y esas están en peligro
de extinción — susurra, sólo que él no sabe que ya cumplí
mi fantasía. Ana, no otra vez quiero olvidarla desde que se
fue no dejo de pensar donde estará, e contratado a un
detective privado para que la encuentre, pero más es por
remordimiento ella no conoce el mundo y temo que le
pueda pasar.
Necesito distraerme, tal vez esto no sea mala idea, tal vez
no puedo dejar de pensar en Ana porque fui su primer
hombre. Y con el regalo de mi amigo seguro estaré mejor.
— Ok, ¿Dónde está? Espero que este todo en orden—
accedo
— No te preocupes todo está en orden y además te la
puedes quedar una semana.
— No, sólo necesito una noche si quieres luego te la quedas
tú, ¿Es bonita?
— Tiene buen cuerpo — sonríe.
— Hay no, seguro es fea— protestó.
— La verdad no lo sé, es que tenía una máscara que le
cubría la mitad de su rostro, pero me aseguraron de que es
hermosa, ella tampoco me conoce, estaba bailando en un
cubículo de espejo donde no nos podía ver, pero nosotros
si a ella — se calla un rato — bueno lo importante es que
tiene buen cuerpo y es virgen si quieres la follas con la
máscara si resulta ser fea.
— De acuerdo, que la traigan — ordenó
— Aquí viene la mejor parte ella está aquí pero no nos ve ni
nos oye— me muestra una cortina — ella está adentro con
estos botones puedes hablar con ella y pedir todo lo que
desees y con este abrir la parte de vidrio — saca de un tirón
la cortina y dentro de ella está una mujer castaña
arrodillada — se acerca al botón — escucha muchacha
quiero que bailes — y de inmediato se pone hacer
movimientos sensuales — te dejó, que lo disfrutes — sale
de la habitación
Me siento en la cama y disfrutó del baile erótico de
inmediato viene a mi mente recuerdos de Ana cuando
trataba de impresionarme.
«— Mira lo que aprendí— se sube a la cama y empieza a
quitarse la ropa de forma lenta mientras trata de hacer
movimientos sensuales a que darle crédito por intentar, la
música es buena— ¿te gusta?
— Si claro, pero mejor baja te puedes lastimar.
— No espera ahora viene la mejor parte — trata de hacer una
vuelta sexi, pero se enreda con el edredón y cae al piso.
— Te dije que podías lastimarte — la regaño, la ayudó a
levantarse y veo si no se rompió algo, parece que todo está
bien sólo un poco rojo su rodilla, beso la parte lastimada —
no quiero que vuelvas hacer esto
— Pero quería ser sexi — hace puchero — no puedo hacer
nada bien
— Tu eres sexi sólo con tu mirada, no necesitas nada para
volverme loco — la beso no sólo invadiendo su boca si no si
también su interior».
Ya no más, me levantó y abro la pared de vidrio, ella para de
bailar baja un escalón y está frente a mí.
— Quítate la máscara — ordenó, ella obedece lentamente
pero cuando termina me quedo paralizado — ¿Ana?
Capítulo 42
Ana
— Miren quien está aquí la muda — me empuja Priscila y
caigo al suelo, no debí alejarme de mi ángel —¡habla! — grita
— sabes que me da rabia los privilegiados, sólo porque tu
hermano te protege — empieza a escupir yo lloro, pero aun
así no puedo decir nada.
— Ya déjala Priscila, si te ve su hermano te va a matar — trata
de detenerle — además ella no tiene la culpa de que te
rechazará su hermano.
Agarra mi cabello «duele» ¿Por qué no pido ayuda? Grita me
digo a mi misma, lloro, lloro, pero nada sale de mi boca soy
una tonta.
*****
Me levantó de la cama ¿Cuántos días pasó? Me dirijo
arrastras a la ventana no tengo fuerza veo edificios y autos
de todo tipo, todos siguen su vida.
«Nadie sabe de mi existencia»
«¿Si muero?»
«Nadie me extrañará»
«Nadie me notará»
Abro la ventana, el viento es suave como si alguien me
estuviera soplando a mi rostro, veo abajo estoy en quinto
piso ¿si caigo?
«Sólo un salto y todo acabará»
«Ya no más dolor»
«Ya no más soledad»
«No quiero estar sola»
Me alejo de un brinco de la ventana, que estoy pensando.
Me abrazó a mí misma. ¡Que estaba apuntó de hacer!
Rápidamente viene recuerdos de mi niñez.
El sacerdote dando el sermón
«La vida es un regalo de Dios por eso a que cuidar de ella»
«Tu cuerpo es un templo»
«Dios es amor»
Luego escucho la voz de mi ángel…
«Mi pequeña garrapata»
«Te quiero»
«No te alejes de mi»
«Siempre estaré contigo»
«Volveré pronto»
— ¡Mentira! — grito a todo pulmón — te fuiste, ya no estás —
me derrumbó en el pisó llorando como un bebé en posición
fetal.
Con la poca fuerza que me queda me acerco al espejo y
después de tantos días veo mi reflejó, tengo ojeras estoy
más delgada y mi aspecto es terrible mis ojos están rojos e
hinchados por tanto que he llorado, ya no puedo seguir así.
Camino por las calles es de noche, pero la ciudad sigue
viva, pero las personas que caminan son de la noche. No sé
por dónde voy sólo quiero seguir caminando, a lo lejos veo
un sitio es un restaurante, pero lo que me llama la atención
de ese sitio es el nombre
«Llegando a casa».
— El amor es maravilloso y tú lo sentiste, tuviste la
oportunidad de experimentar. — el amor es una mierda,
como supe que me había enamorado de Octavio fue por el
dolor.
Dolor cuando salía casi todas las noches y volvía
con perfume de otras mujeres.
Dolor de su indiferencia
Dolor al verla con otra.
Dolor de ser una tonta muda y no poder cambiar.
— Pero duele — lloro.
— Si duele significa que estas viva.
— Ya no quiero enamorarme— sorbo un poco de sopa.
— Eso muchacha es la mayor estupidez, si yo tuviera tu
edad buscaría una y otra vez el amor porque que cada
experiencia que saques es un logro «Es vivir» ojo no digo
que te metas con cualquiera, sino que sí vuelves a sentir no
tengas miedo y seas valiente para luchar.
— Gracias — no sé cómo empezó, pero por primera vez en
años me abro a una persona que no sea mi ángel— cuanto
le debo.
— La casa invita.
Esas palabras me sacaron del oyó en el que me
encontraba, justo en el momento más difícil pude salir
adelante.
«Madan» me dio trabajo, y un lugar que me recomendó para
alquilar y sobre todo su amistad.
Semanas después
— ¡Ana! Se están acumulando los platos — grita el chef
— ya voy — me pongo el delantal y guantes para empezar.
La jornada es difícil, pero me gusta este trabajo.
— Ah Madan te espera en su oficina luego de que
termines— sonrió
Gracias a «Madan» puedo comenzar.
******
#1
El chef ¿Qué se cree?, un dios, por favor es un reverendo
idiota.
#2
El chef me gritó sólo por lavar su cuchillo, dijo: nadie toca a
mi bebé es sólo mío
Es un idiota
#3
Hoy me enteré que el chef es mi vecino del departamento
de arriba.
#4
El chef hizo llorar a una chica se llama Dana, sólo por la
salsa que preparó.
Es un idiota malvado
#5
Hoy vi a Dana en mi edificio la saludé, pero ella hizo como
si no me conociera.
¿Qué hará aquí?
#6
Cuando iba para el trabajo me encontré con Dana otra vez,
pero ella parecía avergonzada y tenía la misma ropa de
ayer.
Ese idiota es un desvergonzado o ella es una tonta.
#7
Ese idiota despido a Dana ella se puso a llorar me dio
mucha pena.
#8
A pesar de que el chef me cae mal debo reconocer que es
un genio en la cocina.
El ama lo que hace y lo demuestra.
¿Cómo se sentirá amar tu trabajo?
A mi gusto mi trabajo, pero por primera vez en vida deseo
algo más, así como una meta profesional.
¿Pero que me gustaría hacer?
#9
Hoy el chef contrato a un nuevo ayudante de cocina, se
llama Travis es muy lindo.
# 10
Travis renunció, dijo que no soporta trabajar con un idiota.
Por fin alguien se atrevió decirle al chef lo que se merecía.
# 11
Hoy me enteré que el idiota es considerado uno de los
mejores chefs del país.
Pero ¿Por qué trabaja aquí? Digo este lugar es bonito, pero
no tiene comparación con esos lugares finos a los que me
llevaba Octavio.
«Octavio» hace tiempo que no lo mencionaba, pero siempre
estuvo en mi mente.
¿Algún día lo olvidaré? Espero que sí.
# 12
Otra vez hubo entrevistas de trabajo para contratar a un
nuevo ayudante de cocina.
Me fijé por casualidad en los currículos de los postulantes y
son muy capacitados tienen años de estudios en la
gastronomía y mucha experiencia.
Pero ¿Por qué quieren entrar a trabajar en este restaurante?
Si el sueldo no es mucho es sólo el básico, si hasta yo gano
igual que ellos y no estudie nada, y sólo lavó platos.
# 13
El nuevo ayudante de cocina se llama Sixto es francés lo sé
por su acento, es delgado y tiene una nariz muy grande me
agrada.
Le pregunté ¿Por qué trabaja aquí? si tiene tantos estudios.
Y su respuesta me impresionó dijo:
«El chef es una inminencia en rama de la gastronomía y es
un honor trabajar a su lado»
Además, que no venía por necesidad de dinero sino por el
placer de trabajar a su lado, aunque también es conocido
por su mal genio dentro de la cocina.
Eso es muy cierto, pero sigue siendo un idiota.
# 14
Hoy no hay trabajo, es realmente aburrido ¿Qué hago?
# 15
Sixto me invito a salir, no sabía que decir lo único que dije
fue «gracias» y salí huyendo.
Esto realmente es incómodo el me mira y me sonríe. ¿Qué
debo hacer?
# 16
Hoy me decidí lo voy aceptar «Madan» dijo que no tenga
miedo.
# 17
Me puse un lindo vestido floreado y sandalias bajas, ojalá
me vaya bien me corté el pelo nunca lo tuve tan corto es
mucho más fácil de cuidar.
«Sólo lo voy a conocer»
Él fue muy agradable habló mucho tiene una enorme
familia él es el tercero de seis hermanos, vive sólo, pero le
encanta los animales tiene un perro pero que le es difícil
cuidar porque es muy travieso.
# 18
El chef es un mujeriego terrible hoy lo comprobé se metió a
mi casa porque una chica lo quería matar, el muy idiota
estuvo con su hermana y también con su mamá ¿Es
posible?
Pero algo paso el cambio, no era el mismo del restaurante
el gruñón, gritón y malvado sino alegre y divertido.
Le quería gritar y votarlo, pero tenía miedo que me
despidiera.
«Hay cosas que todavía sigue igual»
# 19
No sé qué le pasa al chef para conmigo me invito a jugar
vídeo juegos en su casa, me trató como si fuéramos
amigos.
«Es muy raro».
Pero sigue siendo malvado en la cocina, le grito a Sixto y
tiró al suelo el espagueti que preparó.
«Debe ser bipolar»
# 20
Hoy Sixto me dijo que le agradaba pero que más le gustaba
que quedaríamos como amigos. No me moleste más bien
me gustó, creo que todavía no me siento preparada para el
romance.
# 21
El chef otra vez entró a mi casa, como si fuera suya se
sentó en mi cama encendió el televisor y vio películas.
«¿Qué le pasa?»
Es un idiota
# 22
No sé cómo paso, pero de alguna forma me convertí en el
refugio del chef incluso tiene su cepillo de diente en mi
baño según el por si tiene que pasar la noche aquí si alguna
loca lo acosa.
En el trabajo se comporta igual pensé que me trataría
mejor.
«Es doblemente idiota»
# 23
Hoy vi a Sixto con una mujer era muy bonita, el se ve muy
enamorado ojalá sea feliz.
El chef me dijo algo raro:
«Sé que duele, pero se fuerte»
# 24
Hoy el chef me dijo que parezco un pitufo.
# 25
El chef es un tramposo, cuando jugamos auto de
carrera me empujó y perdí el control del vídeo juego.
«Es un idiota y tramposo».
# 26
Últimamente las meseras me miran raro, creo que fue
porque a la hora del almuerzo el chef me obligó a sentarme
en su mesa.
«Creo que si sus ojos fueran armas yo ya estaría muerta»
# 27
Hoy el chef se quedó a dormir en mi casa una mujer se
quedó todo el día vigilando la puerta de su departamento.
El Chef dijo:
«Está loca»
# 28
Hoy si me enojé el Chef no paro y molestarme todo el día.
Primero me dijo pitufo, enana y ardilla la mayor parte del
día.
Segundo me quitaba mi comida en el almuerzo.
Tercero me tiraba trapos en la cabeza y me decía si se lo
pudiera pasar.
«Ya no más, una más y no respondo».
# 29
Esto sí es raro si antes creía que el chef era bipolar hoy lo
confirmó. Me enojé con él y le grité.
Su reacción fue reírse como loco para después decir:
«Por fin despertaste bella durmiente»
# 30
Hoy me siento diferente, No sé cómo el haber reaccionado
a las provocaciones del chef me diera una fuerza.
En el trabajo todos me miraron diferente, no me sentí
intimidada si no al revés, fue genial.
Cumplí con mi trabajo, pero no me fui a escondidas como
si escapará si no con la cabeza en alto.
«Me siento genial»
# 31
Las cosas con el chef no cambiaron mucho a decir verdad
se volvió más molestoso sólo que esta vez no me dejo,
aunque sigo respetando su autoridad dentro de la cocina.
# 32
El chef otra vez se metió a mi casa escapando de sus
conquistas debo reconocer que es guapo, pero eso no le
quita que sea un idiota.
Y se lo dije: «Eres un idiota»
El sólo respondió con una sonrisa pícara y un guiño.
«Ya lo sabía, pero soy todo un Adonis»
Después no sé cómo término bailando con la escoba con si
fuera un tuvo. Y dijo que era un pago por el refugio que le
ofrecía.
*******
— Ya llegó por quien lloraban— entró el Chef a la cocina,
abriendo los brazos. — oye pitufo, porque no me esperaste
te dije que te traería.
— No gracias, te vi despidiéndote de una mujer y no quería
molestar— me ponía el delantal
— Eso son ¿Celos? Pitufo — me envuelve en sus brazos —
sabes que eres la única para mí — y besa mis mejillas
— Basta me llenas de Baba— trató de que me suelte.
— Buen día Sixto preparaste todo— me suelta al fin.
— Si chef — responde como soldado dispuesto ir a la guerra
— Hola Ana.
— Buen día Sixto — saludo al francés.
— ¡Ana! — entra alterada Pilar una mesera — afuera hay una
persona que quiere verte y es un bombón — suspira
— ¿A mí? ¿Segura? — me quitó el delantal
— Sí, y dijo que era tu esposo.
«Me encontró».
JAZMÍN
Es tan guapo, veo su perfil está durmiendo, es una obra de
arte, ¿Por qué compró mi virginidad? Estamos juntos sólo 5
días, pero todavía no me la creo sonrió como boba es tan
perfecto que podría conseguir a cualquier mujer con tan
sólo una mirada.
— Eres perfecto pero gruñón— le susurro cerca de su
rostro, desde la primera vez que lo vi fue amor a primera
vista, estoy segura de ello, no me importa que sea mayor,
los 29 años no es mucho la diferencia sé que es una locura.
Él es mi héroe el me sacó de ese horrible lugar, nunca me
preguntó el ¿Por qué lo hice? Pero me dio todo el dinero
que necesitaba.
Su ropa esta tirada en el piso, la levantó y la dobló, pero
cuando tomó su pantalón se cae su celular. ¿Qué hago? Me
entra una curiosidad Quiero conocerlo más, pero él es tan
cerrado, frío y una buena forma es ver su celular, pero no
debo igual lo haré.
Revisó y no hay nada fuera de lo común, mientras sigo
buscado voy a fotos. La primeras imágenes son de
edificios, y muchos documentos pero mientras sigo
avanzando aparece una imagen de una mujer ella está
durmiendo sobre el pecho de alguien y sospecho que es de
él, es de pelo Castaño y pecas alrededor de rostro es
bonita, paso a la siguiente es ella otra vez en esta está
leyendo un libro su pelo esta trenzado la siguientes se
repita una y otra vez ella en diferentes poses sonriendo,
durmiendo, desnuda en la última imagen esta ella con él, la
chica está en su espalda y sus piernas enredadas en el
cuerpo de mi héroe ambos están muy felices, nunca lo vi
así « tiene una sonrisa hermosa».
Por último, encuentro un vídeo titulado «Mi niña» mis
lágrimas salen como lluvia, me tapó mi boca para que no se
escuche mis gemidos de tristeza.
No veas el vídeo, No veas el vídeo, No veas el vídeo, No
veas el vídeo repito una y otra vez, pero con lo masoquista
que soy lo abro, me pongo unos audífonos para no poder
despertarlo.
«—Estamos aquí en un momento histórico para la humanidad
- dice la castaña frente a la cámara - El señor hielo, temible,
gruñón y sobre todo un dios del sexo, ¡Cocina! Para su linda
esposita.
— Sí, sigues lo dejó y no cenamos - dice una voz gruesa y sé
a quién pertenece es «mi héroe».
— Quieres que te la mame — habla la castaña enfocado está
vez a mi héroe, él está en la cocina con un delantal de color
azul con puntos blancos, esta despeinado con ropa cómoda
se ve más joven. Al parecer está cocinando porque tiene un
cuchillo en la mano mientras corta algunas verduras.
— Eso no funcionará otra vez, deja mi celular y prepara la
mesa.
— Aburrido — da la vuelta enfocando esta vez a la
castaña— Si salgo viva de este experimento es que su
comida es comestible.
— Te lo advertí — protesta mi héroe para luego tomarla en
brazos, la pantalla se pone negro al parecer se calló el móvil,
pero se escucha risas, para luego pasar a gemidos».
No sé cuánto dura el vídeo porque lo apagó antes de
escuchar algo que realmente me dejará destruida, algo
crece dentro de mí, odio hacia esa mujer «su esposita»
¿será cierto? No puede ser cierto y si lo fuera ¿Por qué está
aquí? Seguro están divorciados ella no lo pudo complacer y
Por eso el busco otro tipo de compañía, no voy a dejar que
me lo quiten y comenzaré con borrar todo lo que le
recuerde a esa mujer, empiezo con las imágenes y cuando
voy a borrar el vídeo, siento que alguien toma mi mano.
— Qué mierda haces— gruñe— no toques mis cosas.
— Na....da — tartamudeo— sólo que...ría es…cuchar música
— miento, él está furioso
Toma su celular, revisa y sé que me va descubrir «Estoy
temblando» Pero como si fuera un milagro recibe una
llamada.
— ¿La encontraste? — dice con desesperación — ¿Dónde? —
se aleja de mí y busca su ropa y cuando ve que está en la
mesa, no se da cuenta que se lo doble para que no se
arrugue — voy para allá. - cuelga se viste tan rápido que
creo que se puso al revés su bóxer.
— ¿Dónde vas? — saca dinero de su billetera.
— Ya está pagado el hotel— deja el dinero en la mesa —
toma un taxi — ni siquiera me escucho.
Sale sin despedirse, ¿A quién encontró?
****
Unos días después
No me llama, estoy pendiente del celular como una Leona
que está frente a su presa lo llamó, pero tampoco me
contesta.
Tendré que ir a buscarlo, no sé dónde vive, pero si donde
trabaja.
Me miró en el espejo me vestí con la ropa que me compró,
es un vestido volado de color blanco ese es su color
favorito y sandalias que no sean altas, no le gusta que me
maquille mucho sólo brillo para los labios, dejó mi pelo
suelto y me pongo el perfume especial que me regaló, es un
olor suave tipo fresa mezclado con un toque especial que
no logró descifrar.
«Voy por ti»
Camino segura a la recepción, aunque las recepcionistas
eran antipáticas logre pasar usando mis encantos con los
hombres, son tan manipulables sólo les muestras un poco
de piel y hacen lo que yo quiera, incluso con estas fachas
puedo lucir sexy y no una mojigata, pero si a mi héroe le
gusta que me vea así, lo haré.
Cuando subo al elevador y esta apuntó de cerrarse una
mujer grita que lo detenga.
—Gracias — suspira cansada — Hola, oh tengo un vestido
igualito al tuyo — pongo los ojos blancos para que vea que
no me interesa lo que dice, es una chica no muy alta, casi
de mi tamaño le debo pasar por dos o tres centímetros,
viste con un vaquero gastado en las rodillas y una camiseta
de color azul con un dibujo de rosas, es castaña pero su
pelo es corto le llega hasta el medio de su cuello, esta
demasiada informal para venir a un sitio así, seguro es del
personal de limpieza «quien viene en tenis» ¿Cómo la
dejaron entrar? A mí me costó y ella no tiene facha de
poder seducir al guardia.
Cuando se cierra la puerta del elevador, notó que las dos
tenemos muchas características similares.
Las dos somos Castañas.
Las dos no somos altas.
Las dos tenemos los ojos de color café sólo que el mío es
más oscuro y de ella más claro.
Las dos tenemos casi el mismo cuerpo, yo siempre me
queje de no tener el pecho más grande.
Las dos tenemos el mismo tono de piel casi pálido.
La dos tenemos misma simetría de nuestros rostros.
Las únicas diferencias son los detalles, mi nariz es más
fina, mis labios son más gruesos y más bonitos además
ella es pecosa
«¡Pecas!»
«Ella es la de las fotos»
«Ella es la del vídeo»
«¿Es su esposa?»
Mis músculos no me responden estoy empezando a
temblar.
«El vestido» dijo que tenía uno igual, luego como una ráfaga
viene recuerdos de mi relación con mi héroe.
«Él quería convertirme en su esposa».
— ¿Estas bien? — me pregunta la muy estúpida — a mi igual
me dio miedo el elevador, la primera vez que subí me tuve
que sostener de mi espo — se corrige— De alguien porque
creí que me caería.
— No es eso— trató de tranquilizarme, como la odio —
usted es ¿Casada? — soy directa, no puedo perder el
tiempo esta maldita no me lo puede quitar y él es sólo mío.
Ella se sorprende de mi pregunta—¿Por qué preguntas eso?
— Disculpe, es que usted casi dijo esposo y me sorprendió
¿Por qué parece muy joven? — le doy mi mejor sonrisa.
— Tengo 24 años — mierda, creí que tenía mi edad incluso
pensé que era más joven.
— No lo parece— digo sinceramente.
— Sí, pero no digas que parezco una niña — infla un poco
sus mejillas, ella es más cachetona y eso la hace ver más
infantil.
«Niña» ahí recuerdo el vídeo decía «Mi niña»
Se abre la puerta, la maldita me ayuda a salir.
— ¡Ana ¡— grita una mujer atrás de nosotras — eres una
mala amiga, cómo pudiste olvidarte de mí— la abraza por
detrás.
— Hola Susy, tengo tantas cosas que contarte — se da la
vuelta y corresponde su abrazo.
— Ven, tengo poco tiempo para almorzar— le estira por un
pasillo, ella se da la vuelta y se despide de mí, moviendo su
mano.
Me doy la vuelta he tomado una decisión voy a luchar por
mi héroe, me acerco a la oficina, pero no veo a nadie en el
escritorio donde se supone debería estar su secretaria.
Tocó la puerta.
— Adelante — anuncia con voz fría.
Tienes que hacerlo, ya llegaste hasta aquí no puedes ser
cobarde ahora, esto sólo es el comienzo de una gran lucha,
me digo a mi misma. Él está dándome la espalda parece
que está hablando por su celular, al darse la vuelta se
queda congelado.
— ¿Qué haces aquí? — gruñe.
— Vine por ti — me acerco a él hasta poder abrazarlo — te
extrañe — me aferró a él.
— Suéltame, vete espero a alguien — se separa de mí,
entonces escuchamos pasos— mierda, escóndete en el
baño — me empuja y me encierra, escucho pasos me
acerco más a la puerta para escuchar mejor.
— Ya me tienes una respuesta — dice mi héroe, pero su
tono de voz es más suave.
— Aceptó, pero no voy trabajar aquí.
— Ser lavaplatos — se burla, lo sé por el tono y su risa al
final — te ofrezco un mejor sueldo además de subir de
puesto al convertirte en mi asistente personal.
— Esa es mi condición — todo se queda en silencio por un
buen rato.
— Cambiaste.
— De hecho, me encontré — suspira — lo tomas o lo dejas —
sentenció.
Déjala, déjala, déjala, déjala por favor suplico en mi interior.
— Aceptó — dice finalmente con una voz que pareciera que
tiembla «Quien es el» donde está mi héroe ese ser
invencible seguro de sí mismo — pero deseo, que vuelvas
con…migo — tartamudea susurrando, pero pude escuchar.
— ¿A qué te refieres? Si estoy volviendo a nuestro trato
original
— Me refiero— se queda callado un largo rato— olvídalo.
— Bien, nos vemos el lunes.
— Porque tanto tiempo— protesta.
— Son sólo dos días, necesito arreglar algunas cosas antes
de volver — responde duramente, como si estuviera harta
de él.
— Te quiero hoy en casa— gruñe.
— Te dije que NO.
— Piensas despedirte de ese cocinero, tan rápido me has
reemplazado — protesta enojado, abro un poco la puerta y
logró ver sólo el perfil de mi héroe — al final todas las
mujeres son iguales— se sienta en el sillón.
— Y tu querido esposo, me fuiste fiel en mi ausencia — él no
dice nada — ya veo que no, Sabes no quiero pelear y me
importa un bledo la opinión que tienes de mí, si crees que
fui una puta, pues puedes creerlo. - se queda callada un
momento — creo que fue un error, no debí venir y si
hablamos con tu abuelo, tal vez el entienda nuestra
situación.
—¡No! disculpa — refleja miedo en su mirada, trata de
acercarse, pero se detiene de golpe— perdón, no quise decir
eso, sólo fue una estupidez sé que tú no eres así — se
limpia los ojos con la manga, como si estuviera a punto de
«llorar» es imposible el no haría eso por esa arpía, es una
maldita como se atreve a tratar así a mi héroe.
—¿Estás bien? — él se da la vuelta ignorado su pregunta.
— Si, sólo vete — se sirve una copa— nos vemos el lunes —
se escucha pasos alejándose hasta el clic de la puerta
cerrándose — sal de una vez — y lo hago.
Me mira de arriba abajo como si estuviera analizando, se
acerca a mí me levanta de golpe contra la pared y besa mi
cuello con desesperación sus manos buscan mi centro y
quita de un golpe las bragas, escucho como un cierre de un
pantalón baja.
— Volverás a mí — gruñe en mi cuello— eres mía— de golpe
siento su pene dentro de mí.
— Sí, sí, sí, soy tuya — gimo feliz por su confección.
— Eres mía, mi niña— él no me está follando a mí si no a
«ella» es duro, brusco como si estuviera castigándome de
algo, no es cariñoso como las anteriores veces.
De pronto se escucha clic de la puerta, él se tensa, levantó
mi mirada y es ella la misma mujer del elevador la misma
mujer que estuvo con él hace instantes, abre los ojos como
plató, pero no de sorpresa si no de decepción.
— Tengo que aprender a tocar antes de entrar — sonríe con
ironía, pero cuando me ve, parece sorprendida y me da una
mirada de lástima «¿Por qué?».
— Ana— se tensa más mi héroe, sale de mí, dejándome
vacía y usada por primera vez, se sube el pantalón —
déjame explicarte.
— Vine sólo por mi cartera — camina hacia el sillón que
estaba cerca de la ventana, toma su cartera y como llegó se
fue.
— Ana — suplica, pero ella ya no estaba.
— Ahora me tendré que cortar el pelo como ella ¿No? — le
digo furiosa, saca su billetera de su pantalón para darme
dinero como una puta.
«Soy una puta»
— Vete— dice dirigiéndose hacia el baño.
«Soy su puta»
«No lo dejaré»
«Si quiere que me parezca a su esposa, lo haré»
«Nadie me lo quitará»
«Él es mío».
«Él es mi salvación de esta mierda de vida».
SUSANA
— 50 dólares es mi última oferta— dice la señora.
— 45— digo segura.
—No puedo bajar más el precio.
— O vamos, siempre vengo aquí— suplico — 46 — le miró
con ojos del gato con botas.
— Bien, sólo porque eres mi cliente favorita — accede.
— Gracias — le doy un abrazo, tomó los tacos son
preciosos, es el único lujo que puedo darme.
Llegó a mi departamento o más bien a mi cuarto ya que el
lugar donde de vivo es tan pequeño que parece la casa
hobby.
Tengo que alistarme para ir a la casa de mi jefe, porque que
Ana mi mejor amiga me pidió de favor acompañarla ¿Por
qué? Necesita mi apoyo, cuando la vi salir desecha de la
oficina del jefazo supe que ella todavía no lo había
superado, aunque Ana repitiera una y otra vez que ya no lo
amaba.
«Si lo sabré yo, que soy una experta en relaciones fallidas».
Camino a mi refrigerador para tomar algo y al abrir me topó
que no tengo nada, me olvide hacer las compras. Voy a mi
ropero a buscar ropa, veo lo que tengo, está confirmado
«estoy en la miseria» si no supiera de costura y reciclaje
seguro que andaría desnuda por la calle.
— Esto es tu culpa — señaló a los tacos — hay no puedo
enojarme contigo eres «mi precioso»— yo soy muy
ahorrativa por lo general, pero cuando veo los zapatos,
tacos, sandalias pierdo la cabeza.
«Es mi adicción».
****
—¿Esta lista? — preguntó a Ana
— Si, digo ¡NO! — se para a medio camino con su maleta —
tengo ganas de huir —suspira — pero no debo, es mi deber,
él tiene razón está apuntó de perder su empresa ¿no? — me
mira con tristeza.
— Tal vez haya otra solución — trató de apoyarla, tiene
miedo su mirada me lo dicen y sé que se hace la fuerte
pero realmente tiene terror — si el problema es su abuelo,
¿Por qué no sólo te llama cuando necesite tu presencia? —
sugiero.
— Ya le sugerí esa solución y otras, pero él me las niega
dice que es imposible pues su abuelo siempre está al
pendiente de todo lo que sucede a su alrededor y eso
incluye a su nieto — se apoya en la pared — cuando lo vi en
el restaurante pensé que era un espejismo o una broma de
mal gusto, mis piernas temblaban y mi boca se secó
literalmente, no pude decirle nada — mira al vacío, como si
volviera en el tiempo recordando ese preciso momento—
sólo escuchaba y volví en el tiempo en el que le tenía
miedo, y todo lo que vivimos fuera sólo producto de mi
imaginación y por un leve momento lo creí.
— Ana — tomó su mano, para que sepa que tiene mi
apoyo— veo que maduraste, te expresaste frente a mí— le
doy una sonrisa pequeña — eras tan callada, no sabía lo
pensabas o sentías eras tan cerrada que era muy difícil
conocerte, pero ahora Mírate expones tus ideas,
pensamientos y sentimientos además eres muy valiente al
enfrentarte al jefazo— digo sinceramente porque me
impresionó como se enfrentó— sé que lo lograrás será
difícil pero vale la pena, no digo por el dinero que recibirás
sino por la fuerza que descubrí en ti.
— Gracias — me abraza — yo igual no sé cómo pude
enfrentarme a Octavio.
— ¿Lista?
— Vamos.
****
Decir que el ambiente en incómoda es poco, los dos se
observan como si no habría nadie en el mundo más qué
ello dos, «Soy el violinista del tejado».
¿Digo algo? O ¿me voy?
— Voy a dejar tu maleta — sugiero y me voy, camino lo más
rápido que puedo.
Cuando llegó a la habitación de Ana me tiró en la cama
como si fuera mía «que envidia», Me levantó y me acerco al
espejo.
«Soy hermosa»
«Soy sexy»
Y lo sería más si me pusiera uno de estos vestidos, abro el
closet ¡Que hermoso! Y los zapatos lo son más, me acerco
a tocador y todo está lleno de Maquillaje, perfumes, cremas
y lociones.
— ¿Por qué no me escogió? — me digo frente al espejo
mientras me pruebo algunas cremas.
— Yo me preguntó lo mismo — salto del susto ¡Oh dios mío!
— Lo siento, no quise decir eso es sólo — me quedo callada
por la vergüenza y por pena ¿Cómo puedo pensar eso en
estos momentos? Soy una desconsiderada.
—No te preocupes, creo que tienes razón — se sienta en la
cama — todo sería más fácil.
— Puede ser, pero no te abría conocido — me levantó y
camino para sentarme a su lado — eres mi mejor amiga.
— Tu si lo eres para mí, pero tienes a las chicas y a ellas la
conoces de tiempo.
— El tiempo no define el grado de amistad, sino el valor,
ellas son unas locas a la hora de fiesta, pero cuando busco
apoyo y consuelo recurro a ti eres como mi cargador— le
digo sinceramente y también porque sé que es todavía muy
insegura— ¿Cómo te fue? — trató de cambiar de tema.
— Bien, supongo — baja su mirada — esto será más duro de
lo que pensé.
*****
Días después
— Aquí dice que es 2 x 1 — protestó, por unos productos de
limpieza.
— Señora, le dije que esa oferta es para los clientes más
antiguos de nuestro establecimiento— dice un joven, tan
flaco pero flaco igual que «Don Ramón».
—¡¿Cómo me dijo?! — me hago la indignada —soy señorita,
donde está su supervisor quiero presentar una queja —lo
asustó al pobre muchacho, por un momento me da pena,
pero luego miró mis bolsillos y se me pasa.
—Disculpe seño...ñorita — tartamudo— lo haré pasar como
cliente exclusivo — pasa los productos por la registradora.
— Más le vale — lo amenazó — y que esto no vuelva a
repetir— Salgo del establecimiento con un gran descuento
en producto de limpieza, comida y otras cosillas que
necesitaba.
Los que me conocen dicen que «soy tacaña» pero yo diría
que «soy ahorrativa».
Llegando a casa me encuentro con Fabiola en la puerta de
mi edificio, con ropa deportiva sin una gota de maquillaje.
— Te he llamado todo el día — me agita su celular en la cara
— ¿Dónde te pierdes?
— Estoy bien, gracias por preguntar — le digo con sarcasmo
Fabiola me mira con una ceja levantada haciéndome
entender que no está de ánimo para jugar— no te enojes, se
acabó la batería de mi móvil.
—No importa, quiero que me arregles un vestido tengo un
compromiso muy importante esta noche— saca un vestido
fucsia de su cartera.
— Ok — lo tomó y miró lo que puedo hacer — vuelve dentro
de dos horas.
— Gracias ¿Cuánto me sale? Me harás un descuento.
— Ja — me burló — claro que no, será lo de siempre,
además no cobró tan caro — la fulmino con la mirada,
mientras sacó mi máquina de coser, pero viendo bien la
tela creo que será a mano — no entiendo cómo me pides
descuento cuando te veo despilfarrar todo tu dinero en
joyas y un gimnasio que parece que te cobra hasta por el
aire que respiras — sacó mis utensilios.
— Y yo no sé cómo no te alcanza tu sueldo, se supone que
trabajas en una de las mejores empresas del país, tu jefe es
un tirano.
— Tengo muchos gastos — trabajo en su vestido «si
supiera» — más tarde voy a la casa de Ana, ¿Te apuntas?
— No, ella no me agrada.
— ¿Cómo? Si es adorable ¿Qué te hizo?
— Nada, sólo no me agrada es muy muy muy reservada
— me mira de una forma peculiar como si quisiera decir
algo, pero no puede — como si ocultara algo.
— Sólo es tímida— la defiendo.
— Puede ser, sólo que no me fío de ella, ese tipo de
personas — se calla un momento que al parecer es
incómodo más para ella — no sabes lo que te espera a
veces son más peligrosos, tu y yo somos distintas décimos
las cosas de frente, somos impulsivas, tal vez sea malo en
algunos momentos, pero no escondemos nada.
— Exagerada — trató tranquilizar el ambiente — sólo es Ana.
— Sólo ten cuidado.
******
— Felicidades — abrazo a Ana.
— Gracias — sonríe — prepare un pastel para celebrar.
— Cuéntame cómo sucedió— me siento en la silla mientras
ella saca el pastel.
—Pues el chef siempre se queja de los postres de la
pastelería donde la conseguimos y el cuándo se enoja es
un ogro total — empieza acortar un pedazo — en
conclusión, ya no nos darán su producto hasta que el chef
se vaya.
— O ya veo por eso tendieron una oportunidad.
— Si — se emociona — yo sólo le comenté una vez que me
gusta la repostería y preparé una muestra y al chef le
encantó — no deja de sonreír— imagínate un chef de su
nivel me dijo que le gustaron.
— A mí también me gustan — le digo mientras llevo un
pedazo a mi boca.
— Oye Ana se me acabó el champú— entra un tipo rubio con
una bata de baño al apartamento, el más grande idiota
según Ana— Hola Susana— dice en tono más agudo —
estas hermosa— me guiña.
— Hola James — trató de ignorarlo, Sé que es el jefe de Ana,
pero es molesto al principio pensé que tenían una relación,
pero cuando los ves juntos son como si fueran hermanos.
— Prohibido coquetear — dice Ana Mirándolo fijamente.
— Aburrida— hace un puchero, parece un niño— mi champú
se acabó.
— Esta en mi baño y que sea la última vez— le amenaza
mostrando su cuchillo mientras él se va al baño.
Debo reconocer que es lindo, pero mi novio es mejor.
— Oye Ana me acabó de acordar mañana mi novio me
presentará con sus padres — chillo emocionada — y
necesita que me prestes un vestido, lo míos no son
adecuados para una presentación oficial.
— ¿Por qué?, tus vestidos son lindos.
— Si, pero son muy escotados y quiero causar una buena
impresión.
— Ok, pero tendría que ser los que tengo en casa de
Octavio.
— OMG eso genial, Gracias— la abrazo feliz.
— No importa, la verdad no los consideró míos.
— ¿Cómo? — cuando Ana se fue supe que algo le había
pasado, pero ella no quiere compartir sus problemas por
eso decidí espera hasta que se sienta preparada.
— Son como mi ropa de trabajo, ser otra para estar alado de
él — no sé porque las palabras de Fabiola llegan a mí.
«Sólo ten cuidado»
«¿Qué oculta?»
EDGAR
— Buen día — saluda una mujer pelirroja de buen cuerpo —
te preparé el desayuno — me sonríe, ¿Tiene puesto mi
camisa? Hay no me topé con una loca, me levantó de mi
cama ¿Ahora cómo me libro de ella? Cuando la conocí
parecía normalita pensé que dejé todo claro por eso la traje
a mi apartamento.
— ¿Por qué sigues aquí? — le digo bruscamente para que
no se haga ideas en su cabeza — creí que dejé claro
anoche.
Ella abre los ojos como plató, parece que va a llorar,
¡mierda! No soporto a las lloronas.
—Cre crei — tartamudea — anoche me dijiste cosas lindas—
se limpia el rostro con la manga, para que no vea sus
lágrimas.
— No importa, sólo vete — gruño porque no me gusta liderar
con el sentimentalismo de las mujeres, ya ni siquiera me
acuerdo su nombre, por eso a todas les digo lo mismo…
«Dulzura»
— Lo siento — dice mientras se saca la camisa, dejando ver
sus lindos senos— creí que esta vez sería diferente — se
enoja mientras se viste— eres un bastardo— esa maldita
palabra, pueden decir todo de mi pero no soporto que me
digan…
«Bastardo»
—Te dije que sólo sería sexo — me envuelve la cintura con
una toalla — las mujeres siempre se arman una historia de
Disney en la cabeza, seguro hasta tenías los nombres de
los hijos que pensabas tener conmigo- se queda callada
seguro es verdad — eres una estúpida — me río de ella, sé
que no debería tratarla así, pero al sólo escuchar esa
maldita palabra, no me controló y daño el que este en mi
alrededor — sólo vete — me dirijo al baño, la escucho
sollozar, pero no me importa.
Cuando estoy listo para salir llega la mujer de mi vida
«Mamá».
— ¿Por qué vi a una mujer salir llorando de aquí? —me
acusa con el dedo.
— Buen día Mami — me acerco a ella y le doy un abrazo,
para que vea que soy un buen hijo — te quiero mucho — la
trato de convencer, para que no me regañe.
—No trates de desviar el tema — me regaña — ¿Qué le
hiciste a ésa pobre muchacha?
—Hay mamá yo ya soy grande, se lo que hago y no quiero
hablar de ese tema— digo mientras como el desayuno que
me preparó esa mujer, tiene talento en la gastronomía —
quiere probar, esta delicioso— le ofrezco un poco de tocino.
—Cuando vas a madurar, me estoy haciendo más vieja,
quiero nietos — me reprocha otra vez.
—No empecemos otra vez porque es una historia sin fin —
la abrazo— yo soy feliz como estoy y no estás vieja eres
una mujer hermosa.
—Por lo menos no trates así a esas pobres muchachas— se
sienta en el sofá — trata de ponerte en el lugar ellas, «Que
pasaría que conoces a alguien que te gusta y que después
de un tiempo ella ni siquiera se acuerde de tu nombre»—
me mira con ojos acusadores me siento como si hubiese
hecho una travesura, «soy niño otra vez».
— Ok mamá trataré de portarme bien — suspiro cansado,
miró el reloj ya tarde seguro Octavio me mata— ya me voy
mamá, se me hizo tarde.
*****
—Llegas tarde — gruñe — que no se vuelva a repetir.
—Tu departamento es más lejos que la oficina — me
defiendo, paso a su apartamento — y trabajar el fin de
semana no es lo mío, me debes una.
—¿Quieres tomar algo? — ignora mi comentario eso quiere
decir que no está de buen humor, últimamente se la pasa
todos los días gruñón.
—Agua —respondo ya sentado en el sillón, el mientras tanto
llama a su empleada una muchacha joven de rasgos
oriental es chiquitita, pero eso no quita que es linda creo
que se llama lila, Lili, Loli o no sé, ella nos trae sus bebidas.
Pero en el transcurso que revisamos unos planos para el
nuevo proyecto se escucha la risa y pasos entrando al
apartamento.
—Oh — se sorprende la pequeña Ana —Hola — saluda
tímidamente.
—¿Dónde estabas? —dice el gruñón de mi amigo.
—Cuanto tiempo Ana ¿Cómo estás? — Saludo
tranquilamente porque que creo que hay una especie de
tensión en este lugar, pero alado de ella está la exquisita
Susana se ve más sexy vestida de forma casual, unos
vaqueros que le ajustan perfectamente mostrando sus
curvas, es una verdad universal que las latinas tienen un
cuerpo de guitarra.
—Bien — sonríe dulcemente.
—Buen día señor Verona, señor Rojas — saluda Susana,
siempre tan formal.
—No estamos en la oficina Susana háblame por mi nombre
— ella sólo asiente con la cabeza.
— ¿Dónde estabas? — repite mi mejor amigo — la pequeña
Ana sólo suspira como si estuviese cansada.
—Es mi día libre— responde brava y esto ¿Cómo paso? De
donde salió esta mujer— Susy vamos a mi recámara — y
pasa de lado ignorando completamente a Octavio.
No sé qué decir en estos momentos nunca lo vi así a mi
mejor amigo él siempre sabía manejar bien cualquier
situación, pero ahora lo veo en shock y quien no lo estaría
esa mujercita era como gelatina temblaba en la sola
presencia de Octavio y ahora simplemente le ignora.
— ¿Continuamos? — trató de sonar normal, para que salga
de ese trance esa es mi única forma de ayudarlo «es
distraerlo».
Paso un tiempo y mientras nosotros estamos trabajando se
escuchaba las risas de Ana y Susana. «¿De qué se estarán
riendo tanto?» mi mente volaba sólo imaginándolas en ropa
interior y jugando con las almohadas, Ana en lencería de
color rosado perfecto para su aire de inocencia pareciendo
un «ángel» con su cabellera despedida saltando en la cama
y Susana ella estaría con lencería color rojo mostrando su
lujuria y fuerza una « diabla» echada en la cama su
cabellera negra y larga expandida por las sábanas blancas
y la pequeña Ana encima de ella moviendo sus caderas de
arriba a abajo dándole placer a Susana para luego pasar a
los besos. Susana pasaría a desvestir poco a poco a la
pequeña Ana.
— Edgar, Edgar ¡Edgar! — me despierta del sueño, de mi
mejor amigo sólo imaginar a esas dos dulzuras ya me puse
duro — mierda Edgar en que estás pensando, te estoy
hablando hace media hora— gruñe.
—No exageres— le quitó importancia, porque si se entera en
que estaba pensando seguro me fusila.
Cuando me iba a responder salen las dos mujeres de mi
fantasía.
—Me voy— anuncia la pequeña Ana, en ese momento mi
amigo se olvida de mí y se tensa.
— ¿Adónde? — pregunta tratando de sonar tranquilo, Ana
suspira como si estuviera cansada.
—Voy a ver unas películas con Susy — responde.
Él se levanta de golpe, toma la mano de Ana y se la lleva
por el pasillo ella protesta, pero él no le hace caso,
dejándome sólo con Susana ella trae en sus manos unas
bolas como si hubiera ido de compras, pero es obvio que
Ana le dio esas bolsas porque llegaron si nada en las
manos.
—Toma asiento — trató de romper el silencio porque de
seguro esos dos van a tardar— ¿Quiere tomar algo?
—No gracias — toma asiento frente de mí, tal vez se sienta
incómoda por lo que paso entre nosotros y sólo recordar se
me hace agua a la boca estar con ella fue una de las
mejores folladas que tuve en mi vida.
Si Octavio se entera seguro me mata, por su ideología de
no mezclar placer y trabajo.
—Oye Susana, no te pongas incómoda por lo que paso
entre nosotros, yo no se lo diré a Octavio — trató de que se
calme, pues aquella noche me gustó conocer a esa mujer
alegre, divertida sexy ojalá volviera a trátame como aquella
noche y no como siempre formal.
—Disculpe no sé de qué me habla — dice Susana con una
mirada confusa.
— ¿Cómo que no sabes? — me río porque no creo que me
haya olvidado seguro me hace una broma como esa noche.
—Señor Rojas, créame no sé de qué me habla — saca su
celular, porque recibió una llamada — si amor — suspira,
seguro es ese idiota de recursos humanos — adivina que
tengo un vestido perfecto para la noche — toca las bolsas
de forma inconsciente — claro que me pongo nerviosa
¿Crees que les agrade a tus padres? — no sé qué le dice,
pero sonríe como boba — te amó— y cuelga.
—Así que tu relación va enserio —comentó mientras tomó
un poco de agua — pensé que eras diferente pero ahora me
doy cuenta que eres como las demás.
— A que se refiere con ese comentario señor Rojas — dice
de forma brusca pero formal ¿Cómo hace eso?
— Ya sabes el cuento de hadas, matrimonio, hijos y el
felices por siempre incluyendo además que el viene de una
buena familia es decir con dinero vi su expediente — digo,
pero creo que me he pasado y lo sé porque su mirada me lo
confirma parece que quiere matarme.
— Miré SEÑOR ROJAS— se levanta decidida camina hacia a
mí y me empuja con su dedo haciendo que me eché más al
respaldo del sofá — no le respondo como es debido porque
de seguro entraría en la cárcel por homicidio y no voy a
desperdiciar ni siquiera mi saliva con ustedes, solo le diré
que si es verdad, que pasamos una noche juntos a divido
ser tan «insignificante» que no lo recuerdo, y créame que ni
siquiera debe valer la pena recordarlo así que sea la última
vez que se dirija a mí a no ser que sea por trabajo — se da
la vuelta, dejándome pasmado « no sé qué decir»—¡ah! sólo
para que sepa que cuando tengo sexo con MI NOVIO es
alucinante, el si es un «HOMBRE DE VERDAD» y no sólo por
el sexo el sí es un caballero —quería decir algo, pero nada
salía de mi boca.
— Vamos Susy — sale de pasillo la pequeña Ana — hasta
luego Edgar — se despide, Susana ni siquiera me mira «me
ignora» ¡a mí!
Entonces me viene el recuerdo de esa noche, estábamos en
una discoteca y entonces la vi bailando como una diosa en
la pista, me acerco a ella por detrás no iba a desperdiciar la
oportunidad de estar con esa diosa.
Bailamos ella tomó, yo sólo le acompañaba con Soda o una
limonada, reímos, nos tocamos y nos besamos me llevó a
su departamento era un lugar pequeño pero bonito.
Entonces quería decirle que sólo sería sexo que no estaba
interesado en nada más per ella me calló con una mamada
grandioso y lo que vino después fue mucho mejor.
«¿Cómo pudo olvidar ese momento épico?»
Si yo todavía tengo imágenes grandiosas en mi mente de
nuestro encuentro, pero ahora que lo recuerdo a la mañana
siguiente ella no vio mi rostro, porque prácticamente me
voto de ahí.
****
Meses atrás
La veo dándome la espalda sus curvas son exquisitas me
acurruco a lado de ella «yo haciendo cucharita» quién lo diría,
pero es cómodo, agradable tal vez me quedé toda la mañana
¡Oh Dios! Sería grandioso tener sexo toda la mañana y quien
sabe tal vez podríamos repetir otra salida, pero esta vez sería
en mi apartamento. Son mis últimos pensamientos antes de
caer en las manos de Morfeo.
—vete de una vez — gruñe alguien a lado mío, abro mis ojos y
veo a Susana dándome la espalda tapada con el edredón
hasta el cuello.
— ¿Qué? —es lo único que sale de mi boca por no entender su
comportamiento.
— Mierda, ¡que te vaya! —grita — me duele la cabeza y no
tengo humor para lidiar contigo sólo vete y cierra la puerta —
yo indignado como me trató me pongo los pantalones.
Me siento: «Usado»
Eso saca una risa que pronto se vuelve en carcajada.
«Pues que me use cuando quiera»
Parece que ella es de las mías que sólo busca placer
entonces cuando estoy apuntó de llegar a la puerta me doy la
vuelta y decido proponerle ser mi amiga con derecho, pero
cuando estoy apuntó de abrir la puerta la escucho que la
llaman por el celular tendré que esperar hasta que termine su
conversación.
— ¿Quién habla? — dice bruscamente, que «genio» nota
mental
«No despertarla en las mañanas»
—¿Miguel? — se levanta de golpe totalmente desnuda — si
disculpa, estaba media dormida—cambia su voz a una
irreconocibles, dulce y amable —claro me encantaría — sonríe
como tonta —entonces a las 8pm, te espero — suspira y se
queda mirando su celular — ¿Habré sonado muy despertada?
— es obvio que sí, pensé que eras diferente, pero resulta que
es igual a las demás. Entonces vuelve a llamar a alguien —
¡Ana! — grita saltando, provocando que sus pechos se
muevan, haciendo que se me ponga dura otra vez — ¡Miguel
me invito a salir! — fue lo último que escuche porque salí de
ahí de inmediato y furioso.
«¿Por qué furioso?»
****
Después de ese día supe quién era ese tal Miguel, era el
jefe de recursos humanos un idiota de una familia perfecta
el muy desgraciado parece no tener ningún defecto, toda la
empresa hablaba de ellos como la pareja perfecta y parece
que ahora va más enserio.
«Pero ¿Por qué sigo furioso?»
Entonces a mi mente llegan las palabras de mi madre:
«Que pasaría que conoces a alguien que te gusta y que
después de un tiempo ella ni siquiera se acuerde de tu
nombre».
— De que te ríes tanto — dice Octavio.
— Del karma amigo del karma —vuelvo a reír.
— Deja de reír — dice mientras se dirige a la cocina y abre el
refrigerador — ¿Qué es esto? — dice furioso.
— ¿Qué pasa? — voy donde él para ver que le produce esa
ira, pero no veo nada fuera de lo común — ¿Por qué tienes
tanto helado? — hay cinco votes de un litro de helado.
— No se las comió — tiembla — compré un día antes de su
regreso porque sabía que ella sola se los puede acabar
todo en un sólo día, pero ella ni siquiera las tocó —me está
asustado esta como en un trance.
— Amigo cálmate — sacudo su hombro, pero el sale
corriendo de la cocina yo sigo hasta llegar a una puerta el
respira agitado.
Al abrir la puerta encontramos un simple cuarto una cama,
un tocador, un armario todo está limpio.
— Esta sin póster, está limpio, no hay nada tirado, no tiene
su olor, no huele a ella, no huele a ella, no huele a ella, no
huele a ella — repite una y otra vez no sé qué hacer parece
que entró en una crisis, entonces como poseído busca algo
dentro del armario y saca de ella una caja y saca de ella
ropa no es mucho sólo dos pantalones, tres blusas, dos
poleras y un pijama —¿Dónde está lo demás? Ella no vive
aquí.
— ¿De qué hablas? Me estas preocupando — me acerco a
él.
—¡Que mi niña nunca volvió! — me grita, entonces ahí lo
comprendo esta es su habitación. Y ahí que lo recuerdo
Octavio siempre me decía:
«Mi niña es muy desordenada»
«Mi niña le encanta el helado»
«Tiene la manía de pegar cualquier cosa en la pared»
JAMES (EL CHEF)
— Ya no hay helado — anunció viendo el refrigerador —
tienes un serio problema de adicción.
— Solo me gusta — sonríe pitufo, se ve más adorable y más
con su camiseta ancha con un dibujo de la pantera rosa, se
amarra una coleta alta provocando que algunos mechones
se suelten — ¿Qué película vemos? — se sienta en la cama.
— Todo menos romance, que tal rápido y furioso.
—¡No!, Otra vez, solo son autos — protesta inflando sus
cachetes, haciéndole ver más adorable, me acero y tomo
sus cachetes.
— Eres tan adorable — pellizco sus mejillas.
— Auch, duele — se aleja sobando sus mejillas — mejor ve y
compra más helado y yo preparó pipocas.
—Ok, pero ojo nada de romance — salgo y me dirijo al súper
mercado más cercano.
Compro tres votes de helados y masa ya hecha con
algunos ingredientes para preparar pizza, es más rápido y
simple, lo sé, soy un chef y solo como cosas que son
fáciles de preparar.
La verdad universal es:
«Los chefs son los que peor comen»
«Los doctores son los que más enferman»
«Los psicólogos son los más locos»
Al llegar al edificio noto un mercedes estacionado al frente,
¿se habrá perdido? Ese tipo de auto no circulan por estos
sitios.
¿Qué película habrá escogido pitufo? Espero que no sea
otra vez el diario de una princesa otra vez, lo único bueno
de esa película es pude apreciar el trasero de Susana, que
mujer tan sexy lástima que tenga novio, pero me encanta
molestarla, se ve tan graciosa. Además, todavía me tengo
desquitar con ella por haber insinuado que tengo
inclinaciones homosexuales.
*****
Días atrás
«—Sabes es muy común que los hombres como tú, busquen
placer en muchas mujeres y no se conformen con una sola —
se cruza las piernas de manera sexy — ¿sabes por qué?
— Ahora eres psicóloga.
— No es necesario ser psicóloga para saber qué problema
tienes — lame sus labios de manera sexy, está
provocándome.
— Soy adicto al sexo — sonrió con arrogancia.
—Puede ser o — enfatiza más en la o — tengas inclinaciones
homosexuales y lo reprimas buscando placer en muchas
mujeres que nunca te van a satisfacer porque en el fondo «Te
gustan los hombres».
— Claro que no, si quieres ahora mismo te lo demuestro —
me levanto de golpe y tratado de quitarme los pantalones y
ella empieza a reírse.
— Porque te ofendes es solo una suposición — se hace la
inocente — acaso di en el clavo».
*****
Después de ese día, siempre nos molestamos con
mensajes de doble sentido con contextos sexuales, pero
como es lógico pitufo no entiende nada.
— Ya llegué pitufo — grito mientras me dirijo al refrigerador
para guardar los helados — ya te compré los helados
espero que esta vez dure más de tres días — pero cuando
me doy la vuelta, veo como un puño se dirige hacia mí,
como en cámara lenta, provocando que derrame todo lo
que tenía en mis manos incluido yo mismo.
— ¡¿Quién eres?! — me toma de la camiseta acercándome
más a él, está furioso y solo veo fuego en sus ojos, es
como si en este momento estuviera listo para matarme y
es ahí donde lo reconozco de pelo negro y una impecable
apariencia es el:
«Esposo de pitufo»
Pitufo está en la cama llorando y un tipo rubio a su lado
tratando de consolarla, trato de levantarme, pero el idiota
me empuja al suelo otra vez, no quiero pelear, no es por
miedo o porque no pueda, sino porque se, que la violencia
nada soluciona.
«Odio la violencia»
— Responde hijo de puta — gruñe, y es ahí donde al parecer
me reconoce, me suelta y empieza a reírse como loco, se
da la vuelta enfrentando a Ana como si quisiera acusarla —
¡mentirosa! Me dijiste que no tenías nada con el cocinero, y
yo como idiota te creí.
«¡¿Cómo dijo?! Esto sí que ¡No!».
—Soy chef — digo seguro, pero todos me ignoran —y uno de
los mejores del país — nadie me hace caso.
— Yo... No men...tí — tartamudea gimiendo con lágrimas en
los ojos — yo cumplí con el tra…to.
Pobre pitufo, nunca la he visto tan vulnerable trato de
acercarme, pero el idiota de su esposo me detiene.
— No la toques — gruñe — es mía — me empuja de nuevo,
que tipo tan posesivo, entonces lo comprendo.
«Esta celoso»
— Ya entiendo — me río con una fuerte carcajada — crees
que pitufo y yo estamos juntos, por dios eso es sacrilegio —
golpe en forma amistosa su hombro para que se relaje —
no hay nada, es como si me acusaras de «incesto y pedófila
» la veo como mi hermana pequeña, muy pero muy
pequeña además ella no es mi tipo es una mujer que viste
como si tuviera 10 años a mí me gustan mujeres con más
curvas y más pechuga — hago gestos y formas con mis
manos para que vean que mujeres son mi tipo, pero de
repente alguien golpea mi cabeza con una zapato — auch,
eso dolió pitufo.
— ¡No me visto como niña! — grita, infla sus cachetes, eso
la hace ver más infantil y luego se queja de mi comentario.
— Ves, hasta te comportas como una, tengo que
defenderme me están acusando de ser vegetariano y a mí
me gusta la carne — pitufo se saca el otro zapato, listo para
lanzarlo, entonces se escucha la carcajada del rubio, por lo
menos baje la tensión.
— Esto sí que no me lo esperaba.
— Vamos, mañana mandare a alguien por lo demás — dice
mientras toma y jala la mano de pitufo, pero ya más
relajado el idiota esposo.
— No — trata de soltarse — es mi día libre, yo cumplí con el
trato — le mira desafiante, esto una guerra de miradas y
como ya está todo aclarado mejor me voy.
— Bueno, mejor me voy hasta el lunes pitufo — pero todos
me ignoran y siguen en su batalla de miradas desafiantes.
Que día tan complicado y odio lo complicado yo soy un tipo
que prefiere la paz y no la guerra, pero ojo en cuestión de
mi trabajo es distinto soy exigente y muy duró es como si
me trasformará al solo pisar la cocina.
— ¡Espera! — grita alguien atrás mío.
— El rubio consolador — digo sonriendo.
— Soy Edgar rojas — se presenta ofreciendo su mano.
— James — tomo su mano — tú amigo es un poco celoso —
digo con sarcasmo.
— Si, lo sé — suspira — gracias por lo que hiciste.
— No hice nada, solo dije la verdad.
— Eso esperó, veras nunca lo había visto así, debo confesar
que me dio miedo por lo que era capaz de hacer y tu forma
de reaccionar ayudó bastante en bajar su furia otro en tu
lugar hubiera correspondido el golpe que te dio — dijo el
rubio consolador es un tipo agradable además es rubio
igual que yo, solo que yo soy más sexy y mi pelo es más
como el dorado o mejor dicho de oró.
— Odio la violencia — digo.
Entonces pasa, veo a Dana mi antigua asistente de cocina,
es una loca «acosadora» me persigue deja mensajes, me
compra regalos, me cela con todas mis conquistas, yo la
traté mal incluso la despedí, pero ella sigue con sus delirios
de que me ama, que ella va a cambiarme y que no puede
vivir sin mí.
Está viniendo directo a mí y no puedo escapar porque ya
me vio ¿Cómo acabó con esto? Ya hice todo lo mediana
mente posible para que me deje tranquilo, tendré que
recurrir a medidas desesperadas, pero ¿Qué?
Entonces lo comprendo solo hay una única forma que Dana
deje de perseguirme es:
«Que este muerto»
«Que me case»
«Que me vaya del país»
O
«Que sea gay»
Esa es la solución, tomo a Edgar de la cabeza y lo acero a
mí.
— Lo siento, no tengo otra salida solo cállate y no hables —
lo besó de golpe, sus labios son húmedos y suaves, el trata
de alejarme, pero yo no lo dejo, más bien lo pego más a mi
cuerpo incluso con mi mano derecha tomo una de sus
nalgas para pegarlo más a mí.
— ¡James! — grita, entonces lo suelto y me hago el
sorprendido.
— Dana, ¿Qué haces aquí? — tomo de la mano a Edgar, el
me fulmina con la mirada y trata de soltarse.
— ¿Cómo pudiste? Yo te amó — sus ojos color avellana
lagrimean, no me gusta ver a las más mujeres llorar, pero
no encontré otra salida —¿Cómo pasó?
— Lo hacemos por atrás, un día soy yo el que esta abajo
otras él, pero funciona — sonrió.
—¡Cállate! — me grita — no me refiero a como lo hacen, creí
que eras heterosexual, es imposible eres mujeriego, yo
misma te he visto perseguir faldas — solloza.
— Yo también lo creía créeme, pero simplemente pasó — no
puedo creer lo que voy a decir, pero no hay otra forma — en
mi interior había algo que andaba mal por eso andaba con
muchas, buscaba alguien que llenara mis exigencias, me
sentía insatisfecho — se lo está creyendo, debería ganar un
Oscar — entonces lo conocí — miro a Edgar, quien todavía
está en shock — soy feliz, él es mi hombre — y le doy una
nalga.
— Tendré que aceptarlo — solloza — espero que seas feliz,
sabes creo que en el fondo lo sabía, eres un poco
afeminado e infantil y sentía que nunca estabas conmigo
incluso en la cama, eras tan cerrado, pero tan alegre y
divertido que pareciera que lo utilizabas para ocultar una
herida — se da la vuelta y se va.
«¿Qué nunca estaba con ella?»
«Una herida» si supieras.
— Suelta me — gruñe el rubio consolador — no vuelvas a
tocarme — me empuja furioso.
— Hey tranquilo, solo quería...
— Ya se lo que querías, era obvio que la querías alejar — se
limpia la boca con su manga.
— Creo que a mí me gusto — sonrió con picardía y le guiño,
solo para molestarlo, el me mira horrorizado — no te hagas
sé que a ti también te gusto — él se aleja un paso atrás — te
pongo nervioso.
— ¡NO! — se da la vuelta y camina tan rápido que se choca
con una maceta.
— ¡Edgar ¡— grito, él se da la vuelta, le lanzo un beso y le
guiño — cuidado que se te caiga el jabón — él se pone rojo
de ira.
Qué día tan divertido, saco mi billetera y saco una foto en
ella la imagen de una niña pelirroja y chimuela tomada de la
mano de un niño rubio.
«Ojalá pudiera retroceder el tiempo».
Capítulo 43
Ana
Odio la navidad, todos sonríen y festejan porque es el único
día donde todos recibimos un regalo, pero la música es
insoportable ¿Por qué odio este día?
— ¡Que se callen!, ¡que se callen!, ¡que se callen! — grito
mientras me tapó mis oídos con mis manos — no lo soporto,
todos nos me miran.
— No llores — besa mi frente — vamos al sótano ahí casi no
se oye, los villancicos — al llegar mi ángel empieza a tocar el
piano, esa melodía triste pero relajante a la vez.
«Me gusta esa canción»
*****
— Mañana, habrá una cena navideña en casa de mis padres
— dice Octavio mientras toma su café.
«No me gusta la navidad»
Desde ese día que hablamos en mi departamento no nos
dirigimos palabra más solo por lo necesario, cuándo lo vi,
en la puerta me quede en shock no solo porque él estaba
ahí sino porque nunca lo había visto en ese estado, había
odio puro en su mirada.
«El realmente me odiaba»
Luego vinieron sus acusaciones sin sentido, que me
derrumbaron en ese mismo instante, no podía dejar de
llorar en ese momento no estaba preparada para
enfrentarlo, al final después de tranquilizarnos pudimos
hablar.
«Él quería que deje mi trabajo y mi departamento que
alquilo».
«Yo quería que me dejara en paz».
El resultado fue que tuve que ceder un poco deje el
departamento todo lo que había comprado con mi trabajo
lo deje con el chef, como mi televisor, utensilios de cocina,
algunos pósteres etc. Pero con la condición que volvería
por ellas, el lado bueno es que así puedo ahorrar un poco, a
cambio puedo seguir trabajando con el chef.
— Pero mañana es 24 de diciembre, eso quiere decir que...
— Que pasaremos la navidad con mi familia — me
interrumpió.
— Pero, creo que no es una buena idea de que vaya, es algo
íntimo y en familia.
— Eres mi esposa.
— Pero ellos saben lo que realmente soy — trato de evitar ir,
nunca lo he festejado y decir que no me gusta es poco,
realmente odio la navidad.
— Que eres mi esposa y mi abuelo estará presente —
entonces esa es la verdadera razón para que vaya, de
alguna forma eso me lastimo ¿Por qué? Eso es lo que
realmente soy.
Tengo que soportarlo, este mes es realmente difícil para mí,
no soporto las músicas navideñas o las imágenes de
familias perfectas, por eso que solo paro con audífonos
con la música a todo volumen para poder trabajar con
tranquilidad.
— ¿Estarás así todo el día? — me quita los audífonos.
— Si — le quito los audífonos y me los vuelvo a poner.
Me pongo el perfume en el cuello y un poco detrás de la
oreja.
«Hoy es el día»
Me veo en el espejo, utilizando en disfraz nuevamente,
tengo el pelo recogido, no me gusta maquillarme, pero esto,
pero es parte del disfraz, con un vestido de color lila oscuro
suelto con volados en la parte inferior del vestido que llega
más arriba de mi rodilla.
«Esta persona no soy yo»
Luchó con el cierre del vestido, ¿Por qué siempre lo ponen
atrás? Es muy difícil ponérselo.
—¿Te ayudo? — me sobresalto del susto.
— No, yo puedo sola — digo mientras sigo luchando con
este estúpido vestido.
Pero él ignora mi petición se posiciona detrás de mí para
subir poco a poco el cierre. Su respiración me hace
cosquillas en la nuca.
—Te ves hermosa — susurra, su voz es ronca besa mi nuca
— sabes que tú perfume siempre fue mi perdición — una
corriente eléctrica pasa por mi columna, cuando empieza
acariciar mis muslos.
«Mi cuerpo me traiciona»
— ¡No!, no me toques — me alejo de Octavio, él se
sorprende y se queda estático, me mira como si no me
reconociera.
— Salimos en cinco minutos — dice fríamente, con un tono
algo brusco.
******
Una vez viendo la televisión salió un comercial de un
perfume donde la mujer súper hermosa salía a la calle y
todos se le quedaban mirando, su cabellera se movía al
compás del viento y su sonrisa demostraba que ella sabía
lo que provocaba a su sola presencia al llegar a su destino
se encuentra con un hombre que no solo era muy guapo si
no también tenía esa misma seguridad y su sonrisa
conquistaba el mundo.
«Los dos se veían geniales»
«Los dos podían conquistar el mundo»
«Los dos tenían química»
«Los dos eran la pareja perfecta»
Eso mismo son:
«Octavio y Megan»
Los veo conversar tan a gusto y sonreír de cada comentario
que dan, Octavio realmente la admira, la aprecia e incluso
creo que en algún momento la llegaría amar a Megan
¿Cómo lo sé? Es simple, la escucha atentamente como que
todo lo que saliera por su boca fuera oró.
Esta supuesta reunión familiar se convirtió en una reunión
de presentación para la futura esposa todos están aquí, los
padres de Octavio y la familia de Megan sus padres.
El único que falta es el abuelo "el señor Jhon " ¿Dónde
estará? Y ¿Por qué vine? Si no está él señor Jhon es
innecesaria mi presencia todos están sentados en el
comedor y en el fondo se escucha música navideña, parece
una auténtica película de una familia feliz en noche buena,
la única que creo con la que puedo platicar es hermanita de
Megan, pero ella esta tan entretenida en su celular.
«Me duele la cabeza»
Este lugar está lleno de gente, pero me siento más sola.
«Quiero irme»
«No lo soporto»
Cada vez el dolor de cabeza va empeorando, entonces pasa
la melodía del piano que suena en el fondo cambia, me
paralizó ...
«Mi ángel»
Me levanto de la silla de golpe, pero alguien retiene mi
salida veo mi muñeca y es Octavio.
—¿Dónde vas? — pensé que no notaria mi salida, estaba tan
entretenido con Megan.
— Me duele la cabeza, voy a tomar un poco de aire — digo
nerviosa.
— Vuelve rápido, en unos minutos comenzara el brindis —
me suelta, yo solo asiento, busco por todo el salón con
desesperación por donde sale la melodía.
«Sigue tocando por favor» suplicó.
¿Cómo un salón puede ser tan grande? Veo a una señorita
llevando una bandeja con copas.
— Disculpe, de ¿Dónde sale esa melodía? ¿Alguien está
tocando el piano? O solo es grabado — digo rápidamente.
— Se contrató un pianista, pero está arriba subiendo las
escaleras — señala las escaleras — los señores querían que
ni se notara su presencia.
— Gracias — sonrió.
«Es él, tiene que ser mi ángel»
Subo las escaleras rápidamente y en mi mente solo
imágenes de él aparecen.
«Su sonrisa»
«Sus ojos»
Al llegar en el fondo se puede ver a una persona tocando el
piano esta de espalda tiene los hombros anchos es de pelo
rubio vestido con un esmoquin.
— Ángelo — pronunció su nombre, después de años de no
llamarlo, mis ojos pican, sé que estoy a punto de llorar, mi
corazón se agita se comprime como si alguien lo tuviera en
su mano y lo estuviera apretando.
Sé que es él, siento su presencia ese escalofrío cuando
sabes que la persona que más amas está presente.
«Mi ángel»
«Mi alma gemela»
«El hilo rojo»
Él se levanta, y se da la vuelta lentamente mostrando su
rostro.
— Mi pequeña garrapata - sonríe, el también esta
emocionado, veo caer lágrimas en su mejilla.
No sé cuánto tiempo pasa, los dos nos observamos sin
mover ningún musculo, entonces se escuchan los fuegos
artificiales.
Pum, pum, pum, pum....
Se oye por todos lados y es lo mismo que mi corazón
siente, mis lágrimas nublan mi visión, pero no mi alegría.
CAPÍTULO 44
Octavio
Cuando tenía 6 años mis padres cumplían todos mis
caprichos nunca nada se me negó, con el tiempo eso llego
a hartarme y estar siempre aburrido, un día mientras leía, vi
a unos niños pelearse por un auto de plástico era de color
rojo y simple, no tenía nada llamativa, los míos eran
mejores, pero ¿Por qué luchaban tanto por ese pedazo de
plástico? Me pregunte en esa época de mi niñez, al final el
más grande gano, pero luego de jugar un rato con él, se
olvidó de él y lo voto.
Entonces me pregunte ¿Por qué luchó tanto? Si al poco
tiempo lo dejaría.
Es por ello que pensé que eso es lo que me pasaba con
Ana, la desee al no poder tenerla, la deseaba más, si
lograba tenerla al poco tiempo me arteria y podría dejarla.
¿Qué pasó?
¿Cuándo dejaré de desearla?
Tal vez necesite tiempo, pero cuando me acerque
nuevamente, su rechazo me impacto a tal punto que no
supe cómo reaccionar, me sentí tonto y vulnerable al ver el
poder que esa pequeña niña tiene en mí.
¿Por qué me dolió?
«Su rechazo»
«Su silencio»
Es por eso que toda la noche traté de ignorarla ni siquiera la
miré, pero aun así siempre estuve pendiente de ella, mi
padre me sorprendió con otros invitados más, y sé que Ana
no le gusto, se tensó al instante en que mi padre
prácticamente anunciaba de la nueva alianza de las dos
familias, trate de disimular mi sorpresa.
— El viaje a Japón fue realmente interesante, sus diseños
son innovadores y muy creativos, creó que sería bueno que
implementamos su tecnología en los nuevos proyectos —
decía Megan a su padre, pero no le tomo atención, hace
media hora que se fue Ana y todavía no aparece.
—Esto es el inicio de una gran era para nuestras familias—
comenta el padre de Megan un hombre casi gordo y escaso
cabello, mientras levanta su copa—Megan es mi mayor
tesoro cuídala muchacho.
Son las 22:45 muestra el reloj enorme que está cerca de la
chimenea ¿Por qué tarda tanto? Me levantó decidido para
buscarla.
—Disculpen surgió un problema— pero antes de salir mi
padre me toma del brazo ejerciendo más presión de lo
normal.
—¿Qué demonios te pasa? Esta noche es crucial para
nuestro futuro.
—Es mi esposa, tenía que haber regresado — contesto
mientras me suelto de su agarre.
—Para qué demonios la trajiste, ella no pertenece a nuestro
mundo—dice con tanto desprecio que por primera vez mi
padre se transforma en un ser desconocido para mí,
camino a la salida ignorando su comentario, camino por el
pasillo preguntó por mi mujer y nadie me puede decir nada,
tal vez ya está en el comedor.
— ¿La pudiste encontrar? — dice Megan mientras se
acercaba a mí con una copa en la mano izquierda — ya se
acerca la hora, tu padre te está llamando.
— No la encuentro — digo desesperado.
— Tal vez fue al bañó.
— No, vengo de ahí — deshago el nudo de mi corbata.
— Vamos —me toma del brazo— ya aparecerá tu padre te
llama — me da un guiño.
Me dirige al salón donde seguro están preparando el
brindis, al entrar un árbol enorme muy adornado que se
puede observar en el fondo, todos tienen una copa en
la mano y los regalos abajo del árbol.
— Hijo, te esperábamos — tomó una copa que me ofrece
un garzón, mientras mi padre levanta su copa — por el inició
de una nueva familia.
Entonces es ahí donde noto que la música hace un rato
dejó de sonar, luego empiezan los juegos artificiales, mi
padre hace que todos nos acerquemos al balcón, ahí se
puede ver todo tipo de juegos artificiales de muchos
colores.
— Es hermoso — comenta Megan, toma mi mano, levanta la
copa y choca con la mía — por nuestro inició — sonríe.
****
—! ¿Cómo que no la encuentran?! — grito desesperado,
hace horas que Ana no aparece, la llamo y no contesta e
hice que todos los empleados buscaran por toda esta
casa.
— Hijo contrólate, estas exagerando seguro que ya está en
tu departamento — dice mi padre de los más tranquilo, es
mi culpa sabía que la estaba pasando mal entonces lo
recuerdo.
«No me gusta la navidad»
«Ese día me abandonaron»
«Me duele la cabeza, odio esta música»
Como no me di cuenta antes, soy un completo idiota, me
muevo de un lado al otro inquieto, culpable y sobre todo
arrepentido no de vi traerla sabía a lo que exponía, pero por
mi egoísmo la traje, no quería dejarla sola y tuve que
mentirle de que mi abuelo estaría presente, cuando sé que
mi abuelo nunca ha celebrado nada con su familia.
—¡Esto, es tu culpa! — enfrentó a me padre — ¿Por qué no
me dijiste que vendría la familia de Megan? Si lo hubiese
sabido no la hubiera traído.
— Hijo, nunca me levantaste la voz — trata de acercarse a
mí, pero yo lo rehuyó me mira como si no me reconociera —
esa muchacha te está cambiando— tomó mi cabello con
las manos las estiró con desesperación.
«No debí traerla»
«Me dejara otra vez»
Otra vez, esa presión en mi pecho la misma sensación de
cuando encontré la carta de despedida de Ana.
— No otra vez, no otra vez, no otra vez, no otra vez — repito
una y otra vez.
— ¡Hijo! — grita mi padre agitando mis hombros — este no
eres tú — entonces ahí me doy cuenta que estoy
temblando.
— Tienes razón, ya no soy el mismo — me suelto de su
agarre — no puedo casarme con Megan — miro
directamente a sus ojos — Papá, amó a Ana, amo a mi
niña y no la puedo dejar.
El me mira de manera fría y calculadora como el que
estuviera al frente de él no fuera su Hijo.
— No me importa lo que hagas con esa chiquilla, pero esta
asociación no se rompe — dice muy calmado, pero con una
mirada dura — Solo te diré que el que me traiciona la paga y
créeme que no me importa los lazos sanguíneos.
— ¿Cómo? — no podía creer lo que estaba oyendo — ¿Qué
harás? ¿Quitarme la constructora? Eso no me importa.
— ¿Quitarte la constructora? Eso sería solo el inició — se
enfrenta a mí, como si fuera su mayor enemigo — no me
conoces de enemigo, no sabes de lo que soy capaz, te
advertí de lo que esa mujer te haría y como un idiota caíste
— se sienta el sillón — créeme que perder la constructora
seria poco, porque ahora sé cuál es tu punto débil.
— No serias capaz — gruño, desconociendo al hombre que
esta frente a mí.
— Si esa chiquilla es el parásito, para mí es muy fácil
eliminarla.
— ¡Basta! — se escucha un gritó atrás mío «mi madre»
— como puedes hablarle así a nuestro hijo — se acerca a
mí y toma mi brazo en forma de apoyo.
— Este no es tu asunto Bárbara.
— Es mi hijo y si tú lo llegas a lastimar de alguna forma, no
te lo perdonare.
— Tu hijo, piensa arruinar el negocio de mi vida — dice mi
padre de manera muy fría — y todo por una estúpida
chiquilla.
— ¿Eso realmente importa? es la felicidad de nuestro hijo y
si el ama a esa muchacha, yo lo apoyo — le dice mi madre,
con una seguridad que me sorprende, ella siempre fue
sumisa frente a mi padre. Nunca se enfrentaba a el — y
si tengo que enfrentarte para ello, lo haré.
— ¿Es una amenazando?
— Es una advertencia — se pone al frente de mí, como si
estuviera protegiéndome — si es necesario, me iré con él.
Todo quedo en silencio muy tensó, yo no puedo decir nada
¿Qué puedo decir? Mi madre está firme decidida, pero al ver
a mi padre todo cambia, el hombre que está parado frente a
mí, es otro, se ve vulnerable incluso me atrevería a decir
que tiene miedo.
«¿Por qué tiene miedo?»
*****
Al día siguiente
— Octavio — dice mi mejor amigo — quiero que estés
tranquilo, Ana apareció, pero.... — se queda callado.
— ¡¿Qué pasó?! — en este momento todo pasaba por mi
mente, mi imaginación vuela pensando lo peor y mi amigo
no me ayudaba, al quedarse callado bastante tiempo.
— Ella está bien, pero David me informó que no llegó sola.
— ¿Con quién llegó?
— No lo sabemos, David dijo que nunca lo había visto, solo
que era rubio y alto.
— Debe ser el cocinero.
— De hecho, David lo conoce y dice que no es el.
Es entonces que la puerta se abre, revelando la entrada de
Ana, no tiene la misma ropa de ayer, su pelo esta húmedo
como si recién saliera de la ducha.
«Está sola»
«¿Por qué se ve feliz?»
Cuando estoy a punto de reclamarle por ese hombre, llega
David agitado con el celular en la mano.
— Señor, su padre tuvo un infarto.
THOMAS VERONA PRIMERA PARTE
6 años
Mi papá, me presento a una mujer muy hermosa tiene el
cabello castaño casi rubio y unos ojos verdes como la
esmeralda dijo que sería mi mamá.
«Su nombre es Lucía»
«Espero que sea buena»
******
Hoy es la boda de mi papá, todo fue divertido baile con la
esposa de mi papá, mis abuelos no dejaban de sonreír y
comí todo el pastel que quería, pero mi papá no sonrío ni
una sola vez, parecía aburrido.
*****
Mi nueva casa es hermosa, tiene un jardín enorme, una
piscina y un parque de juegos para mí solo, eso dijo la
señora Lucía es muy buena conmigo.
«La señora lucía está enferma»
«Me preocupa»
«A mi padre no le importa»
****
7 años
Hoy es mi cumpleaños la señora Lucía me preparo una
gran fiesta con todos mis compañeros de la escuela, mis
abuelitos me regalaron una pelota y la señora lucía es muy
linda.
«Mi padre no llego»
****
La señora lucia está muy triste no come y siempre está en
cama, le prepare su comida favorita, para que se ponga
bien. Ella me contó que el doctor le dijo que no podía tener
hijos.
— Yo puedo ser tu hijo ¿Si quieres?
Mi nueva mamá me abrazo toda la noche.
****
8 años
Mi papá no me quiere, tampoco a mi mami, solo trabaja.
«Hace llorar a mi mami»
«Mi mami le quiere mucho, pero él no»
****
Las niñas son tontas, molestosas y feas, mi mamá me llevo
a su reunión con sus amigas y todas tienen hijas.
Posdata: La próxima vez tengo que esconderme mejor.
****
— ¡Mamá! ¡no quiero ir! — me quejo, otra vez tienen esa
tonta reunión con sus amigas — quiero ir donde mis
abuelitos.
— Cariño, tus abuelos necesitan tranquilidad— se arrodilla
frente de mí y besa mi mejilla — solo es una vez a la
semana, además Belén siempre me pregunta por ti, creo le
gustas — me guiña.
— Huácala es tonta y fea — pongo cara de asco, todas las
niñas son horrendas — es una niña mimada, ella solo quiere
jugar a la casita y quiere que sea yo su marido. — hago
muecas con la cara.
— Vamos hijo, es una niña preciosa, hoy piensas eso, pero
cuanto crezcas pensaras otra cosa — dice mami, mientras
me arregla.
«Mamá no sabe lo que dice, las niñas son una molestia y no
saben nada de la vida, solo les preocupa sus muñecas y
vestidos».
Mientras mamá habla con sus amigas yo busco un lugar
donde pueda esconderme de esas acosadoras, ellas son
Belén, Lily y Valentina. Subo por las escaleras de pronto
escuchó voces y risas «son las acosadoras» entonces veo
una puerta un poco abierta no la pienso dos veces y me
meto.
Por fin sólo, esperare aquí hasta que mamá me llame, solo
tengo que estar atento, me apoyo más a la puerta para oír
mejor y así lograr escapar.
— ¿Quién eres tú? — doy un salto de susto.
— Me asustaste — protesto, pero cuando muy doy la vuelta
veo a la mujer más hermosa que he visto en toda mi vida.
Se acerca a mí, de manera lenta, provocando que su
vestido se mueva de un lado a otro, tiene muchas cintas
alrededor de su vestido.
«Viste muy raro, pero es muy linda»
Es hermosa, su pelo es rubio dorado como el amanecer del
día, lo tiene trenzado por todas partes y sus ojos son el
cielo, mi mamá dijo que algún día cambiaría de opinión.
«Mamá tenías razón»
— ¿Eres sordo? — se burla de mí.
— No — susurro ¿Qué se le dice a una chica linda?
— ¿Cuál es tu nombre? y ¿Por qué entras a mi habitación?
— tiene una pequeña mancha en tu mejilla derecha, es
pintura de color negro y un pincel en sus dedos.
— Soy Thomas y entre porque Belén y sus amigas me
persiguen — entonces ella empieza a reír como si le hubiera
contado un chiste.
— Así que eres el famoso Thomas — se para frente de mi —
te imagine más grande — se burla de mi altura midiéndome
con ella, es obvio que ella es más alta, es mayor.
«Voy a crecer»
— ¡No soy pequeño!
— Oooo que genio tiene el niño.
— ¡No me digas niño! Tengo 8 años — le muestro con
mis dedos.
— Mi hermana igual y ella es una niña — se sigue burlando
de mí, esperen un momento ¿hermana?
— ¿Hermana? — digo curioso.
— Belén es mi hermanita
— Belén no me dijo que tenía una hermana mayor y ¡vieja! —
cruzo mis brazos porque todavía sigo enojado.
— Epa, sí que tienes carácter — se sienta en su cama — no
soy vieja apenas tengo 15 años, soy la hermana mayor de
Belén, pero soy la oveja negra de la familia por eso es
prohibido hablar de mí.
— ¿Oveja negra? ¿Qué significa?
— Pues que soy mala, muy mala, por eso pequeño niño no
debes de estar aquí.
— ¡Que no soy niño! — grito.
— Y yo no soy vieja — dice seria, pero luego se ríe, quiero
estar serio, pero no lo logro y empiezo a reírme con ella.
«Es divertida y linda»
Cuando quería preguntar su nombre, alguien toca la puerta,
ella se levanta y camina a la puerta yo me hago a un lado,
se escucha risas.
«Son las acosadoras»
Cuando esta apuntó de abrir puerta, la detengo.
— Por favor no les digas que estoy aquí — susurro para que
solo ella me escuché, me sonríe y abre la puerta solo un
poquito.
— ¿Viste a un niño? — es la voz de Belén.
Ella me mira y luego a su hermana, yo sigo escondido
detrás de la puerta y le suplico juntado mis manos como si
estuviera rezando para que no diga nada.
—Déjame pensar, pues creó — se queda en silencio un largo
tiempo — que — otra vez se queda callada — mmm.
— Ahs, sí o no — se enoja Belén.
— No.
—¡Porque tardaste en responder! — grita — te gusta
molestar.
— Si — responde riéndose yo igual me río, pero me tapó con
mi mano para que no me escuche, cuando cierra la puerta
me regala un guiñó.
— Gracias.
— Entre familia a que ayudarnos Cuñadito.
— ¿Cuñadito?
— Que serás el esposo de mi hermanita.
— Claro, que ¡No!
— Que sí.
— No.
— Cuñado.
— No, no, no.
— Que sí.
— Que, Nooo — grito y empiezo a llorar — yo no quiero.
— Disculpa, niño — se acerca a mí y me abraza, se siente
cómodo, me gusta, su olor me gusta es como si estuviera
en el campo de flores, césped y viento. Me tranquilizó poco
a poco — lo se mi hermana es odiosa, pero es linda, a ella le
gustas y siempre habla de ti.
— Eso no me importa, belén no me gusta. — me separo un
poco para ver a sus ojos color cielo — ¿Cómo te llamas?
— Bárbara.
****
Desde ese día esperé con ansías el fin de semana ¿Por
qué?
«Por Bárbara»
Me la pasaba toda la tarde viéndola bailar, tocar la guitarra
o pintar, Bárbara adora pintar cuando lo hace se aleja de
este mundo.
«Me gusta verla llena de pintura en el rostro o su ropa»
«Me gusta su sonrisa, tiene un pequeño hoyuelo en la
mejilla derecha y un pequeño lunar en el mentón»
«Me gusta sus ideas locas»
«Bárbara quiere viajar por el mundo, dormir bajo las
estrellas, quiere escuchar música todo el día y quiere pintar
toda su vida»
«Ella busca solo paz y amor»
«Ella es hippy»
****
— ¡Mamá!! Es tarde — me quejó.
— Ya voy — la veo bajar de las escaleras poniéndose sus
pendientes — ¿Por qué estás tan ansioso? Primero te
quejas de ir y ahora parece que esperas este día ¿Qué
pasa? Belén me contó que no juegas con ella.
— Me gusta jugar solo.
— Pero ¿Donde?
— ¡Mamá! Solo quiero jugar solo.
— Bien, vamos, que se nos hace tarde.
*****
Cuando llegamos saludo a todas las amigas de mamá,
apropiadamente, como mamá me enseñó, pero apenas
tengo la primera oportunidad me escapo, cuando entro a
la habitación de Bárbara, no la encuentro, espero por un
momento, pero no aparece, así que decido mejor buscarla.
Mientras me acerco a la sala para preguntar por ella,
escucho a mamá.
— ¿Sigues teniendo problemas con tu hija mayor?
— No es mi hija, gracias a Dios mi Belén es mi única hija —
dice la señora Betancourt — su padre no me ayuda con esa
muchachita, el debería hacerse cargo — trato de escuchar y
me acercó más al a puerta — no me respeta, es rebelde,
insolente, malcriada, fue expulsada de su colegio y además
anda con esa facha de pordiosera incluso creo que se está
drogando.
— Tienes que ponerte en su lugar, su madre murió cuando
era pequeña y su padre ni siquiera le toma atención, ella
necesita amor, cariño y comprensión — comenta mi madre.
No me gusta lo que escucho y salgo corriendo hacia el
patio. ¿Por qué habla mal de Bárbara? ¿Perdió a su mamá?
¿Por qué nunca me lo contó? ¿Dónde está?
— Hey niño — escucho que alguien me habla — aquí detrás
de los arbustos.
— Bárbara, te busque por toda la casa — corro a abrasarla,
aunque solo llegue hasta su cintura.
— Ven — toma mi mano corremos por Jardín hasta llegar al
muro — Me voy — dice mientras se apoya en él.
— ¿Cuándo regresas?
— No voy a volver — niega con su cabeza, y es ahí que me
doy cuenta de la mochila en su espalda.
— ¡¿Qué?! ¡¿Por qué ?! — grito asustado.
— Mi padre me quiere enviar a un internado en el extranjero
y por eso me voy a escapar — es entonces que se escucha
una bocina — ya vinieron por mí.
— No lo hagas — me aferró a ella, entonces siento como mi
corazón se rompe y duele mucho — puedes quedarte
conmigo en mi casa, hablaré con mi mamá — empiezo a
llorar.
— Niño, no llores, eso es imposible — trata de separarme,
pero yo me aferró más — voy a conocer el mundo, mi sueño
se hará realidad.
Me limpió mis lágrimas con la manga, pero siguen saliendo
como si fuera una cascada.
«No quiero que se vaya»
Tengo que decírselo, es ahora o nunca.
— Me gustas.
— ¿Qué?
— Me gustas — la miró a los ojos — Te quiero.
— Niño, lo....
— No me digas niño — protestó.
— Bien, Thomas — pone los ojos en blanco — hasta cuando
te confiesas eres gruñón — me sonríe — te voy a extrañar —
me abraza nuevamente.
— Entonces no te vayas — me acurrucó.
— Me alaga ser tu primer amor, pero no seré el último,
crecerás conocerás a mucha gente y encontrarás el amor —
me acaricia la mejilla.
— No, yo te quiero a ti — sigo llorando.
— Cierra los ojos — lo hago — esto es un regalo de
despedida, un hasta pronto — la escuchó decir, no sé lo que
me dará, pero sé que me gustará, entonces lo siento, sus
labios pegados a los míos son suaves y dulces.
«Se siente bien»
«Me gusta su sabor»
«No quiero que terminé»
CAPÍTULO 45
Ana
Nos dirigimos al hospital, no tuve tiempo para cambiarme
seguía con una camisa y un pantalón que compré en una
feria, toda la trayectoria fue silenciosa el ambiente era
tenso, Octavio no dejaba de morderse las uñas.
«Tiene miedo»
Al llegar al hospital Octavio se desesperaba para que
alguien le dé información, se movía de un lado a otro y su
madre estaba en un rincón llorando, la espera fue eterna,
gracias a dios Edgar estaba aquí, él era el único que sabía
qué hacer en esta situación.
— ¡Necesito que alguien me dé información! — dice
desesperado, la recepcionista se ve asustada.
— Señor, no le puedo decir nada, espere a que el doctor
salga — tiembla.
Pero justo en ese momento que creí que la recepcionista se
iba a desmayar, llega el doctor.
— Familiares de Thomas Verona.
— Soy su hijo.
— Necesito que me acompañe por favor — se dirigen al final
del pasillo, Octavio y su madre caminan detrás del doctor.
¿Qué puedo hacer? Como se supone que deba actuar,
Quiero ayudarle, ser su apoyo, pero no sé cómo hacerlo.
— ¿Quieres tomar algo? — comenta Edgar, niego con la
cabeza — el estará bien, es fuerte, y como dice el dicho
«yerba mala nunca muere»— sonríe con los labios cerrados.
Estoy preocupada por el señor Verona, pero lo que a mi
realmente me preocupa más es Octavio.
«Tal vez son mala persona por pensar más en Octavio»
— Gracias — susurro.
— ¿Por qué?
— Por estar aquí.
— Edgar — alguien le habla a su espalda, Edgar se da la
vuelta — ¿Cómo está? Dime que está bien, por favor — se
derrumba en sus brazos y empieza a llorar con
desesperación es una mujer muy hermosa alta, delgada, de
pelo castaño con tono algo rubio se nota que es mayor,
está muy maquillada.
— No sé nada, ahora mismo el doctor esta con Octavio y la
señora Verona — la vuelve abrazar, no sé quién es ella, pero
se nota que ellos dos tienen una relación especial — estará
bien — la consuela.
Es entonces que la mujer nota mi presencia, se separa un
poco de Edgar y se limpia las lágrimas, su maquillaje a un
sigue perfecto ¿Cómo es posible?
— ¿Quién es ella? — le pregunta a Edgar.
— Lo siento, ella es Ana esposa de Octavio — me da la
mano.
— Soy belén, hermana de Bárbara — se presenta, me mira
de abajo hacia arriba como me estuviera examinando para
luego volver a los brazos de Edgar.
¿Por qué llora tanto? Sé que es la cuñada del señor Verona,
pero parece que el amor de su vida estuviera en peligro. Al
poco tiempo Octavio y su madre salen del consultorio,
todos nos páramos para saber cómo se encuentra el señor
Verona.
— ¿Cómo está? — dice la señora Belén.
— Él se encuentra bien, fue un susto de muerte, pero a que
cuidarle mucho de ahora en adelante — comenta la madre
de Octavio ya más tranquila— tuvo un infarto, por...— sé que
da callada como si temiera decirlo.
Todo se queda en silencio, pero con la mirada acusadora
de la señora Belén dirigida a su hermana.
— Que fue lo que paso ¡Dime! — le grita — seguro es tu
culpa, seguro lo provocaste como lo hiciste con mi padre —
la empuja.
— ¡Tía! Esto no es tu asunto, mi padre se encuentra fuera de
peligro y no voy a permitir que le vuelvas a faltar el respeto
a mi madre — lo mira furioso —además ¿Cómo te
enteraste?
— Está en todas las noticias, afuera está repleto de
periodistas — comenta.
— Mierda, no tengo cabeza para tratar con esos buitres —
se masajea la cabeza con sus dos manos.
— Tranquilo yo me encargo — le apoya su mejor amigo.
— Gracias, necesito estar solo — camina a la salida.
«No sé porque, pero decido seguirlo»
Pero una mano en mi brazo detiene mi salida, levantó la
mirada es: Edgar
— Déjalo solo, lo conozco y se cuando no hay que
molestarle—no me importo lo que dijo y voy tras de él.
Al llegar junto a él, solo me siento alado de él, tal vez no
tenga idea de que decirle o cómo actuar para que se sienta
mejor, pero si estoy segura de algo es que estaré a su lado.
«Tal vez no note mi presencia»
«Tal vez no me quiera a su lado»
Pero quiero acompañarlo, él se apoya en la pared cierra los
ojos.
— Cuando era pequeño era el típico niño nerd — comenta,
tomando mi mano enredando sus dedos con los míos, me
recuerda los inicios de nuestra ¿relación? Si creo que lo que
tuvimos fue como si fuéramos novios, aunque
estuviéramos casados — era un prodigio en todas las
materias, pero no en deportes típico, no lo crees — me mira,
yo solo asiento — me preguntó ¿Cómo eras tú en la
escuela? — me mira como si esperara una respuesta, pero
no digo nada.
«Siempre estoy en silencio»
«Pero ahora no»
— No era muy inteligente, me dormía en la mayoría de las
clases y era muy mala en los deportes.
— Igual yo, prefería mil veces leer un libro que correr detrás
de una pelota, pero mi padre insistía que debía hacer
ejercicio.
— Se preocupaba por ti.
— Si, él siempre estaba en todos los partidos, aunque
estuviera en la banca en la mayoría de ellos — sonríe —
siempre me apoyo, para el siempre fui el primero.
Él se acerca poco a poco a mí, no sé qué hacer así que
decido abrazarlo es todo lo que puedo hacer.
—Todo estará bien — lo consuelo y el me abraza
envolviéndome en sus brazos.
— ¿Puedo besarte? — se separa un poco — por favor —
suplica — por favor, solo una vez más, te necesito.
«Una parte de mí quiero gritarle, reclamarle que tiene a
otras»
«Pero la parte más débil de mí dice que solo será la última
vez»
— Te necesito — susurra abrazándome — te necesito, no
me dejes por favor.
«Soy tan débil»
«Soy tan tonta»
Una vez leí en la biblia algo que no entendí, pero ahora es
más claro que el agua.
Jeremías 17: 9
" El corazón es más traicionero que cualquier otra cosa, y
es desesperado ¿Quién puede conocerlo?"
«Maldito corazón»
Capítulo 46
Ana
—No quiero que juegues con ello — dice mi Ángel señalando
a mis compañeros de clase.
— ¿Por qué?
— Porque no son igual a ti.
— ¿Por qué? — digo mientras doy una lamida a mi helado.
— Eres especial.
— ¡Si! — salto de alegría, sonrió y sigo lamiendo mi helado.
— Sabes cuánto te quiero — besa mis labios.
— Lo sé, es así de grande — abro mis brazos, pero al hacerlo
mi helado se cae al suelo — oh no — entonces empiezo a
llorar.
—Toma el mío, pero deja de llorar — me entrega su helado.
— Quiero seguir dándote besitos.
— Yo creo, que eso si se puede — me da un beso en los
labios, sabe a chocolate.
— Sabe rico —lamo mis labios.
— Mi beso.
— También, pero me refiero a tu helado — lo vuelvo a besar —
chocolate — susurro cerca de sus labios — toma, puedes
comértelo — le entrego su helado de chocolate.
— Gracias — lo toma, pero creo que es injusto.
— Mejor a que compartirlo — le doy una lamida para luego
quitárselo.
«Siempre juntos»
*****
«El corazón es traicionero»
Repetía una y otra vez en mi cabeza, pero eso no impedía lo
que estaba a punto de hacer.
«Solo será un beso»
—Lo siento, no quise incomodarte — se aleja, pero antes
que lo haga lo tomo de la mano, me acerco y trato de
alcanzarlo para darle un beso.
—Eres muy alto — Octavio me mira sorprendido, pero sonríe
mientras se agacha.
—Te extrañe — dice para luego besarme, volver a sus labios
son adictivos, suaves lo hace de forma lente y delicada
como si estuviéramos alargando este momento.
— ¿Quieres algo de tomar o comer? — me pregunta
nervioso, lo sé, porque cada vez que lo está, siempre se
rasca la nuca o se arregla el cabello demasiadas veces, eso
de alguna forma me saca una pequeña sonrisa.
— No, gracias — respondo a su pregunta.
— Si quieres puedes volver a casa yo me quedare —
comenta un poco mas relajado.
—No, me quedare contigo.
—Gracias, eres maravillosa—no quiero que me diga cosas
bonitas, porque que sé que mañana será diferente — No
sabes cuánto te extrañe — susurra en cerca de mi cuello.
«Calla por favor»
«No sabes cuánto daño me haces»
— No digas nada —miro directamente a sus ojos oscuros,
tan pronto digo esas palabras la sonrisa de Octavio se
borró de su rostro.
La espera en el hospital no fue necesaria ya que su padre
no quiso quedarse ahí prácticamente amenazó con
denunciarlos, la trayectoria a casa fue un poco tensa,
después del beso mi posición ahora es más incómoda que
antes.
—Gracias por tu apoyo— dice cuando llegamos a casa,
cuando pensaba ir a la habitación, Octavio me toma por la
cintura y me pega a su cuerpo — sé que soy un idiota y no
te merezco, pero hoy realmente te necesito ¿Podrías
acompañarme esta noche?
¿Qué debo hacer?
«El corazón es traicionero»
Capítulo 47
Octavio
No quiero levantarme estoy tan cómodo que creo que me
quedare todo el día en cama, despertar alado de ella es mi
parte favorita del día, abro los ojos de golpe, para luego
buscar el origen de mi felicidad.
«Mi niña»
Pero hay un inconveniente...
«Mi niña no esta»
Dos días después
En estos dos días han pasado muchas cosas, que no sé por
dónde empezar, primero mi padre lo diagnosticaron con
una "enfermedad de las arterias coronarias", la cual fue la
causa de su casi infarto.
Creo que nunca vi a mi padre enfermo, siempre fue para mí
un hombre invencible y verle en ese estado fue impactante
aún a mi edad. Pero lo que fue realmente difícil es callar la
prensa, sobre todo porque los rumores eran ciertos.
«El ataque que tuvo mi padre fue porque estaba en plena
acción con una mujer de 20 años, que por azares del
destino la susodicha estudiaba medicina y pudo atender a
mi padre a tiempo»
Lo más raro fue que después de este acontecimiento mis
padres de alguna forma se volvieron más unidos.
¿Cómo es posible?
Eso es muy raro, tal vez porque toda mi vida estaba
acostumbrada a verlos separados cada uno por su lado,
pero ahora mi madre está pendiente, cuidándolo, incluso
prepara su comida y al parecer mi padre lo disfruta.
Pero eso no es lo único que ha cambiado.
«Mi Ana»
¿Se puede ser dos personas a la vez en un mismo cuerpo?
«Ser dulce, pero a la vez dura»
«Ser tierna, pero a la vez indiferente»
Hay momentos en el que veo a la dulce y tierna niña, con
sus gestos, su sonrisa, sus caricias, sus besos, su apoyo en
los momentos difíciles, me acompaño al hospital en las
revisiones periódicas de mi padre, gracias a Dios mi padre
salió bien en todos sus exámenes
Pero.... Siempre hay un, pero...
Sus constates salidas, sus constantes rechazos por algún
detalle, caricia o palabras dulces que le doy, sus constantes
«NO» temo que, en algún momento que la niña de la que
estoy enamorado.
«Desparezca»
Pero eso no es lo único...
«Miguel Ángelo»
¿Quién es?
Es el hermano de mi Ana, no entendí porque Ana nunca lo
mencionara, la primera vez que lo vi, me sorprendí bastante,
pues no se parecían mucho, pero la forma en que se
trataban con tanto familiar cambio mi forma de pensar.
«Tal vez se parezca a sus padres»
Debo confesar que sentí celos, eso es realmente ridículo
me decía a mí mismo, ¡Dios son hermanos! No debo pensar
mal, pero sus constantes llamadas, la forma en la que se
sonríen.
«Me molesta»
****
— Vamos a "infierno" para año nuevo, esta noche ¿te
apuntas? — dice Edgar.
— ¿Vamos? — digo mientras reviso unos correos
electrónicos.
— Sí, los mosqueteros nos reuniremos en "infierno", dios,
hace años que no veo a los chicos — sonríe como si fuera
un adolescente.
— Yo no soy un mosquetero — digo, nunca me gusto los
amigos de Edgar, se conocen desde el instituto, pero yo
nunca pertenecí a su grupo, los llamaban "los tres
mosqueteros".
— Claro que lo eres, si eres mi amigo automáticamente eres
el cuarto mosquetero —saca un cigarrillo de su saco —
¿Tienes fósforo?
Antes de que lo encienda, tomo su cigarrillo y lo tiro al boté
de basura, nunca me gusto este tipo de vicios o cualquier
exceso, pero justo mi único amigo paso o sigue teniendo
algún tipo de vició.
— Malo — protesta, de forma graciosa — no sé cómo te
soportó, si sigues tratándome así, me perderás.
— Eres tan inmaduro, pareces un niño.
— Creí que eso es lo que te gustaba de mí — hace pucheros
— pero creo que le queda mejor a la dulce Ana.
— Exacto — sonrió, como si fuera estúpido.
— Ni si quiera lo niegas, estas estúpidamente enamorado,
se te nota en tu estúpida sonrisa — trata de burlarse, pero al
no negarlo él se da cuenta, acerca a mi como si estuviera
viendo un extraterrestre —¿no lo niegas? —no digo ni hago
nada —increíble.
— Cállate — gruño.
— Esto ¿Cuándo paso? — suspiro porque sé que me
molestara hasta hacerme hablar.
— Tal vez comenzó cuando la hice mía la primera vez, tal
vez cuando me hizo reír, tal vez en el momento en que
necesité constantemente su presencia en mi cama — tomo
un poco de café — no importa cómo o cuando fue, si no que
pasó.
Espere un pequeño tiempo para que diga o se burle de mí,
pero nada salió de su boca.
— ¿No dirás nada?
— ¿Qué debería decir? ¿Felicitarte? O ¿darte el pésame?
Nunca pensé que este momento llegaría.
****
Después de la charla con Edgar, tome la decisión de callar
pues al ser nuevo en esto, necesito tiempo para poder
saber qué hacer y asimilarlo porque sé que cuando le
confiese a Ana mis sentimientos.
«Estaré perdido y vulnerable»
Pero eso no es todo, mi padre está muy delicado y creo que
debo esperar para sacar el tema y el doctor mando que él
esté completamente tranquilo.
****
10 # gritan todos en coro, mientras miran un televisor
enorme.
9 # Todos levantan las copas
8 # Busco a mi niña, hay muchas personas.
7 # Edgar esta encima de una mesa bailado con dos rubias
a cada lado.
6 # Susana está bebiendo demasiado. Parece triste como
si estuviera a punto de llorar ¿Por qué?
5 # ¿Dónde está? A ella no le gusta mucho la gente.
4 # Tal vez este en la terraza
3 # ¡Ahí esta! Sonrió como un bobo, quiero estar con ella
para recibir el año nuevo. trato de llegar a ella.
2# Ana no está sola ¿Por qué se toman de la mano? Esto
no me gusta.
1# Todo gritan, pero yo no puedo moverme ¿Qué pasa
aquí?
— ¡Feliz año nuevo!
Capítulo 48
Ana
No me agrada esa chica, se llama Kira, llego aquí hace unos
meses, la miro de arriba hacia abajo, siempre toca a mi Ángel
y siempre trata de sacarme de su lado, enviándome por
cosas que no necesitamos.
— Anita, por favor me podrías traer más agua — lo peor es
que frente a mi Ángel ella me trata bien, pero cuando él se da
la vuelta saca su verdadera personalidad.
Resigna me bajo del banquete y busco lo que me pide,
estamos pintando una pared y todos tenemos que participar,
cuando llegó con el balde de agua veo a la muy facilona,
sacándose su camiseta frente a los ojos de mi Ángel.
— Que calor — suspira de manera dramática llamando la
atención de todos los hombres del hogar creo que incluso del
conserje que tiene más de 200 años. «Bueno exagero, creó
que solo 100 años» — tú ¿Tienes calor Ángelo? — Se sienta a
su lado exhibiendo sus enormes senos con un top de color
negro.
Soy muy buena y me mantengo callada para no crear
problemas y que las cosas siempre sean pacíficas, pero
hasta yo tengo mis límites. Me acerco a ellos con pasos
rápidos, con la cubeta en las manos y de un jalón le lanzo
toda el agua a esa maldita provocando que también se moje
Ángelo.
— ¡Estúpida! — grita, se levanta he intenta golpearme, pero
Ángelo la detiene — mira lo que me hizo, seguro fue a
propósito — le dice a Ángelo.
— Nunca en tu vida vuelvas a levantar la mano contra ella, de
acuerdo — le mira fríamente, se dirige a mí y me lleva lejos de
ahí, pero sigo enojada.
— ¡No me digas nada! Ella se estaba desnudando frente a ti —
digo muy enojada.
—Lo que hiciste estuvo mal — me reprende, trata de
mantenerse serio, pero no lo logra, entonces lo dos
empezamos a reír como locos.
— Los celos no te quedan — me abraza.
— No son celos — protestó — es solo que no me gusta que te
toquen.
— Eso es celos — toma mi mano — no deberías tenerlos
porque para la única mujer de mi vida eres tú.
— ¿Mujer? ¿Soy tú mujer?
— Sí — se pone tenso — lo que quiero decir es que eres mía,
que aunque yo estuviera casado con hijos tú seguirías siendo
mi pequeña garrapata.
Porque me pongo triste ¿casado? ¿Hijos? No me gusta y solo
la idea de verlo con otras, un fuego dentro de mi crece y
duele.
«No quiero que se case»
*****
— École de cuisine Alain Ducasse — leo el papel que me da
el chef — ¿Qué es?
— Abre y lo descubrirás — pero todo está en francés con
imágenes de personas cocinando.
— No se francés — es lo único que puedo decir pues no
entiendo porque me dio esto.
— École de cuisine Alain Ducasse es considera una de las
mejores instituciones de gastronomía, yo estudie ahí y cada
año realizan un concurso para otorgas becas a los mejores
chefs.
— ¿y?
— Como que ¿y? Creí que a ti te gusta cocinar.
— Sí, pero prefiero los postres.
—Exacto ese sitio se especializa también en la repostería y
lo mejor es que yo te recomendaré.
— Pero yo no soy chef, no tuve ningún estudio.
— No hay problema, podrás tomar un curso básico de
cocina y con mi recomendación seguro aceptan tu
participación — yo ser ¿chef?, nunca tuve una meta, nunca
tuve un sueño, esto es demasiado ¿Podré hacerlo?
— No creo que pueda, creo que esto se lo merece Sixto, él
está más calificado.
— Me gustaría decirte que fuiste mi primera opción, pero
Sixto lo rechazo porque según él no quiere alejarse de su
novia — Pero antes de responder el me calla — solo
piénsalo.
Mientras preparo la masa para las galletas y me pierdo en
la propuesta del chef, Se me quemo la tarta.
*****
Año nuevo, una fiesta de muchas supersticiones según
Susana, ella me invito a un lugar llamado "el infierno" estoy
nerviosa porque me presentara a su novio espero que esta
vez sí aparezca.
Al salir de mi habitación escuchó a Octavio hablar con
alguien por teléfono, parece que esta incómodo.
— No puedo — suspira — Megan, no insistas ya tengo un
compromiso, mejor lo hablamos mañana — se queda
callado — ¿De qué quiere hablar? — se ve preocupado —
bien, estaré dentro de media hora — el me ve y cuelga, trata
de sonreír, pero no lo logra, sé que está pasando por una
situación difícil, también se cuál es mi lugar en su vida.
Soy su esposa es un papel, mi estadía con él tiene fecha de
caducidad cuando termina su llamada se acerca para
besarme, sus besos siempre me dejan aturdida, confusa y
débil. Pero son deliciosos como mi helado personal
húmedo y vino tintó.
«Solo son besos»
— Estas hermosa — susurra cerca de mis labios.
— Tienes que irte.
— ¿Qué? — me mira con su ceño fruncido.
— Escuche tu llamada — contestó.
— Perdón, tratare de adelantar las cosas y estaré contigo
quiero recibir el año nuevo contigo — acaricia mis mejillas
con su pulgar —quiero hablar contigo de algo muy
importante— porque dice esas cosas.
— No es necesario, justo me llamo Susy y me invito a un
lugar llamado "el infierno" dicen que es muy exclusivo —
trato de alejarme, pero él me detiene. Toma mis muslos y
me levanta para estar a su altura, camina hacia el sillón —
¿Qué haces?
— No quiero que vayas, nos quedaremos aquí los dos
prepare la cena, se nuestra relación es complicada, pero
quiero arreglarlo sé que no estas lista para aceptarme
puedo esperar el tiempo que necesitas—vuelve a besarme
— quédate conmigo llamare a la oficina para decirles que
no iré y tu llamarás a Susana para decirle que no iras.
«Si, di que sí»
«Me encanta su sonrisa parece más joven»
Pero la realidad golpea mi rostro, él trata de ignóralo al
igual que yo, pero es muy insistente. Al final deja de sonar,
pero ahora suena el teléfono.
Rim, rim, rim...
—"Octavio, responde es urgente, mi padre empieza a
preguntar y no sé qué decirle. " — es la voz de su futura
esposa.
— Lo siento — busca mis ojos, pero decido mejor ignorarlo
— te lo recompensare — besa mi frente y se va.
****
El mundo es un pañuelo.
El famoso novio de Susana es…
«Mi ángel»
Capítulo 49
Ana
Miguel Ángelo Bonet
«Miguel, para los amigos»
«Ángelo, para la familia»
«Mi ángel, para mí»
Mis primeros recuerdos siempre fueron él, recuerdo que
una vez la maestra preguntó que queríamos ser de grande,
todos respondieron Yo quiero ser cantante, Yo quiero ser
doctor, Yo quiero ser astronauta o explorador, pero cuando
me tocó a mí responder " Yo …" no dije nada.
Eso era normal en mí, así que no insistieron, pero me quedé
con esa pregunta todo el día y descubrí que no tenía
respuesta porque solo me importaba estar alado de
Ángelo.
Con el tiempo Ángelo tenía muchos planes para el futuro, y
en todos estaba yo incluida. Nuestro primer plan era que al
salir de ahí el conseguiría un trabajo de cualquier cosa,
viviríamos por un tiempo en un hotel, pero luego
buscaríamos una casa o un departamento pequeño y que
mientras el trabajara yo me encargaría de la casa.
Pero cuando fue adoptado los planes cambiaron, el
segundo plan fue que Ángelo trataría de volver, pero no lo
hizo. El tercer plan fue de convencer a sus nuevos padres
para que me adopten, pero no lo logró.
El último plan fue que el me esperaría y que mientras tanto
el trabajaría y estudiaría, se ganaría una beca y con el
dinero que le dieran sus padres para la universidad
compraría un departamento para los dos.
«Yo le creí»
Si el me dijera que la luna es de queso «Le creería»
Si me dijera que la tierra es plana «Le creería»
Si me dijera que los cerdos vuelan «Le creería»
En ese tiempo aceptaba todo de él, y él de mí, Era
caprichosa y si quería algo lo conseguía, Era celosa y
posesiva, si quería alejarlo de alguien sobre todo si era
mujer, Ángelo lo hacía.
Era muy sensible y llorona, él fue el único que me
comprendía y podía contenerme, pero todo acabó.
«Él tiene una familia»
Un padre comprensible.
Una madre cariñosa
Una hermana quisquillosa
Una novia perfecta.
«¿Dónde quedo yo?»
«Ya no me necesita»
¿Debería reclamarle por haberme olvidado?
¿Debería reclamarle por haberme engañado?
«Dijo que me buscó».
Dijo que nuestro encuentro fue una casualidad.
Dijo que todo sería como antes.
****
Octavio
La vi pelear.
La vi llorar.
La vi sufrir.
Y no fue por mí.
¿Quién es él?
****
Susana
¿Soy yo la culpable?
Solo quería que se reencontraran.
¿Cómo supe de su relación?
Fue por casualidad, mientras revisaba su celular.
«Ok, no fue por casualidad»
Pero en mi defensa debo de decir que 8 de cada 10 mujeres
lo hemos hecho una vez no por dudar de su fidelidad sino
más bien por conocerlo mejor volviendo al tema de todo lo
sucedió fue:
1. Encontré no solo una foto sino más de 100 imágenes de
Ana, ella estaba comiendo un helado, tomada de la mano
del señor Verona, almorzando conmigo, caminando por los
pasillos.
Lo primero que pensé «hijo de puta» pero no quería
exagerar así que seguí investigando.
2. Luego en su billetera encontré una foto antigua, de un
niño con una niña tomados de la mano, esa niña era Ana, lo
supe al instante pues su rostro no había tenido muchos
cambios.
Después de eso tuve que encararlo y el no tuvo más otra
opción que contármelo todo.
Él no quería encontrarse con Ana, todavía.
Pero yo no lo soportaba más y trataba de alguna forma que
se encuentren, lo animaba y cada vez que aceptaba, él de
alguna forma siempre salía con una excusa y me dejaba
plantada, creo que Ana incluso llego a pensar que mi
supuesto novio no existía.
Entonces me arme de valor o más bien tuve que engañarlo
para que por fin diera la cara, y todo salió mal, Ana no lo
tomo de buena manera.
¡Ay Dios! Que he hecho, Miguel no quiere hablar conmigo y
Ana se fue llorando.
¿De que hablaron? ¿No se supone que esto debería ser un
reencuentro conmovedor?
****
Edgar
¡Mierdaaaaa!
¡Feliz año nuevooo!
Capítulo 50
Ana
— ¡Ana! — escuchó que gritan a mi espalda, por favor
déjame escapar sigo corriendo mientras trato que las
lágrimas no sieguen mi camino.
Me gustaría decir que fui rápida y pude escapar.
«Pero no fue así»
— Por favor escúchame — me abraza por atrás — tenía
miedo. —¡¿Qué? de todas las escusas que podía decir, se le
ocurre ¡eso! Y como si un fuego ardiendo explotara
— ¡¿De qué ?! — grito, me deshago de su agarre — hace
meses sabias donde estaba, ¿Cómo no ibas a saberlo? Eres
el jefe de recursos humanos, sabias que trabajaba ahí hace
meses— limpio mis lágrimas — no tenías que Mentirme, lo
hubiera entendido que ya no me quieres, que me habías
olvidado.
— Te quiero y nunca te olvide — trata de tomar mi brazo,
pero yo retrocedo —siempre te protegí y eso me incluye,
nunca te deje siempre estuve ahí —¿Qué quiere decir?
— ¡Mentira! — grito — no lo hagas, sabes que siempre te
creo.
Eso verdad, porque con solo con ver sus ojos me doblego
ante él.
«Y él lo sabe»
— Lo sé — lo dice con tanta confianza — por eso no miento.
— ¿Por qué? — solo es un susurro, pero sé que lo escucho.
— ¿Por qué? — se ríe como si recordarlo le duele — la
primera vez que te vi pensé que esta alucinando ¿sabes?
Justo en el momento que estaba hablando con el detective
por teléfono. Al principio creí que me volví loco, me quede
en shock un instante o creo que fue más porque cuando
justo me dirigía a ti, llego tu esposo a proclamar que eras
su mujer— gruñe — ya no me necesitabas.
— ¿Cómo? Eso no tiene nada que ver.
— Claro que sí, eras esposa de alguien y no cualquier
persona sino del hijo del dueño sabes que él ni siquiera me
conoce, solo soy un empleado más de su personal —
suspira — me preguntaba como podías estar con esa
persona, pero lo peor no fue eso, sino que te veía feliz. —
toma mi mano y me atrae a él — te vi sonreír, y no solo a ti
sino también a él, toda la constructora esta hablaba de eso,
como su esposa lo había cambiado, sabíamos lo que
hacían en el archivero. Toda la maldita constructora lo
sabía — se enoja — pero tú siempre fuiste mi prioridad, solo
necesitaba tiempo para acostumbrarme.
Es entonces que lo recuerdo, ese día fue mi primer día de
trabajo. Si tan solo lo hubiera visto, si tan solo me hubiera
hablado, tal vez las cosas hubieran sido distintas.
«Tal vez»
— ¿Por qué hasta ahora?
— Porque ya no eras feliz — besa mis mejillas — nunca me
fui, siempre estuve ahí, pendiente de todos tus
movimientos.
«Me riendo, él siempre fue mi debilidad y una parte de mi
odia esa dependencia»
— Jura que no me abandonarás — lloro y le muestro un
meñique como cuando éramos niños.
— Lo juro — unimos nuestros meñiques.
Días después
«Tal vez»
Desde ese día no sale de mi Menté esas simples palabras
¿Por qué?
Porque tal vez no hubiera aceptado a Octavio.
Pero con un «tal vez» no cambia las cosas, ¿Debería decirle
la verdad?
«No»
No porque, no puedo y no porque, no quiero. No quiero que
sepa lo que he hecho.
Octavio
—Sí, tengo una chaqueta — suspira rodando sus ojos — no
llevare paraguas — se queda en silencio un momento —
también te extraño — sonríe como boba — te quiero
— cuelga.
— Mi niña — digo un poco tenso, pues se con quien hablaba,
(Miguel Ángelo) y porque cada día la siento más lejana —
¿Ya está lista?
—Ah, me asústate — salta y me regala una pequeña sonríe,
ese pequeño detalle de sus labios ha mejorado mi humor,
es increíble que solo un gesto suyo cambie mi estado de
ánimo.
«Cuanto poder tiene en mí, que ni se da cuenta que saltaría
de un edificio sin pensarlo, si eso la hiciera feliz»
Me acerco y sin pensarlo la beso de manera desesperada,
su labios son una droga para mí y su cercanía una tortura,
al separarnos mi niña trata de decir algo pero nuevamente
ataco sus labios y cada vez que trata alejarse de mí, la
aprieto con más fuerza como si alguien quisiera arrebatarla
de mi lado.
— Déjame respirar — se aleja de mí, pero ignoro su petición
y la vuelo a besar, mi niña trata de ir a mi ritmo, pero no lo
logra—basta — me empuja — dios, ¿Qué te pasa? Parece
que querías ahogarme.
— Lo siento, no sé lo que me paso — trato de que me crea,
pero escucharla ser cariñosa con otro me vuelve loco, y no
importa que sea su hermano.
«Es solo su hermano»
«Es solo su hermano»
«Es solo su hermano»
Me repito una y otra vez, pero eso no quita la presión en mi
pecho.
— ¿Lista? — trato de cambiar de tema.
— Si, solo me falta mi cartera — se dirige a su armario eso
me gusta de mi niña, que no importa si alguien le hace daño
ella lo olvida y vuelve ser la misma.
— ¿Tienes planes para cuándo salgas? — trato de sonar
casual.
«Parezco un puto adolescente»
— Si, mi an...- se calla, como si hubiera cometido un error —
Ángelo me llevara por unos helados.
— ¡¿Mas?! Tenemos una maldita heladera llena de helados
— gruño, mi niña se aleja de mí, como si me temiera — no,
disculpa es solo que creo que te hará daño — tomo su
muñeca y la Atraigo a mí — además creo que hoy hará un
poco de frío.
— Llevo mi chaqueta — me lo muestra, sonriendo otra vez —
y para un helado, el clima no importa incluso si estuviera
nevando.
— ¿Me perdonas?
— Claro, te he visto gritar peor — me abraza, pero siento
que…
«Nada es igual»
«Tengo miedo»
LOS DÍAS SIN ELLA
Día # 1
¿Por qué ya no me sonríes como antes?
Tus sonrisas son cada vez más un recuerdo lejano.
Tus sonrisas ya no son para mí.
Día # 2
¿Por qué te siento más lejana?
Día # 3
Quiero acercarme, pero temo que me rechaces.
Quiero tomar tus manos, pero temo que me sueltes.
Quiero que nuestros besos dejen de ser actuación.
Tus besos ocultan algo, tus besos no son reales.
Día # 4
Anoche soñé contigo, estabas en mi cama desnuda con las
piernas abiertas para mí, parecía tan real, pero al abrir los
ojos no estabas ahí.
Día # 5
Sé que me quieres decir algo, pero temo a tus palabras.
Hoy no quiero llegar a casa.
¿Cuánto tiempo podre huir?
Día # 6
Quiero hablar, pero no sé qué decirte.
«No vayas con él»
Día # 6
Solo es tu hermano ¿verdad?
Entonces porque esto me molesta.
«¡Deja de mirarlo!»
Día # 7
Como una sonrisa tuya puede cambiar mi día, por esa
sonrisa volvería a tropezarme todos los días solo por volver
a ver una sonrisa.
«Una sonrisa solo para mí»
Día # 8
¿Volviste?
Eso creí, pero solo necesitabas una llamada suya para
olvidarme.
Día # 9
¿Qué me está pasando?
Porque una persona tan simple tiene tanto poder en mí.
«Esto es peligros» toco mi corazón.
«Papá tenías razón»
Día # 10
¿Por qué no dejas mi cabeza?
Odio tu lejanía, pero odio más tu presencia en mi cabeza.
Día # 11
Hoy volviste a invadir mis sueños, esta vez te penetraba y
tus gemidos eran el sonido perfecto para nunca despertar,
tus piernas envolvían mis caderas, no quiero despertar
quiero que esto dure un poco más, pero eso no paso.
Día # 12
Hoy no llegaste a casa te llame, pero no respondiste.
Escuchar su voz me dejo sin la mía.
«No debí llamarte»
Día # 13
Me dices que solo es tu hermano una y otra vez, pero
porque no puedo creerte.
¿Qué ocultas?
¿Él es la razón de tu silencio?
Día # 14
Quiero olvidar, necesito olvidar.
Ahora entiendo porque la gente recurre al alcohol, ahora te
entiendo querido amigo, ahora solo quiero olvidar.
Día # 15
¿Dónde estoy? Me levanto de golpe de una cama que no es
mía el dolor de cabeza es insoportable, cuando quiero
levantarme alguien alado mío se mueve.
Es de pelo castaño un poco ondulado solo puedo ver su
espalda desnuda, le doy la vuelta y es…
«Jazmín»
Día # 16
¿Quién eres?
Quise explicarte, pero no te importo.
«Te estoy perdiendo» o tal vez «Nunca te tuve»
Día # 17
Volviste a mis sueños, pero esta vez era distinto, saltabas
en la cama vestías un vestido blanco muy sencillo, las
plumas de las almohadas giraban a tu alrededor mientras
sonreías, te veías feliz.
Fue la imagen más tierna, me mirabas y sacaste la lengua
de forma infantil tus mejillas se sonrojaban y hacían
resaltar más tus pecas te veías adorable pero cuando quise
acercarme a ti.
«No podía»
Mis pies no me respondían, me quedé paralizado mientras
tú me invitabas con tus manos parecía que la situación te
divertía, pero entonces entendí que no era yo al que llamas.
Pronto ese sueño se transformó en una pesadilla saltaste a
sus brazos como hacías conmigo y el té alejaba de mí,
mientras te despedías de mi con tu mano yo grite, pero tú
no me oías.
«¡Escúchame!»
Capítulo 51
Octavio
La pesadilla se repite una y otra vez en mi cabeza al grado
de no poder dormir pues temo que se vuelva a repetir, pero
hoy necesito estar concentrado, es la fiesta de cumpleaños
de mi madre, por ende, tengo que estar presente.
«Necesito hablar con mi padre»
«Necesito parar este compromiso»
— ¿Cuántos años cumple tu mamá? — pregunta mi pequeña
niña, sacándome de mis pensamientos, Mientras se arregla
su vestido de color plateado pegado al cuerpo con escote
sugestivo en la espalda.
— 53 años — digo serio mientras nos dirigimos al salón
donde se celebrará la gran fiesta, desde que tengo
memoria este día siempre se celebra a lo grande.
Me molesta que mi madre no respete la situación de mi
padre, a ella nunca le importó y ahora lo demuestra con
esta escandalosa fiesta y más ahora que quiero hablar con
él, pero temo su reacción no quiero perjudicar su salud.
— Se ve muy joven, se conserva muy bien — dice mi niña —
¿tu papá cuando lo celebra?
— El 24 de noviembre — respondo de manera automática.
— Ya paso ¿Cuántos años cumplió? — sigue preguntando,
tan curiosa como siempre.
— 46 años — respondo y mi niña casi se atraganta con su
propia saliva sé que la mayoría se sorprende de la
diferencia de edad.
— No sé qué decir — susurra, pero sé que se ha
impresionado y más al saber que tiene un hijo de casi 30
años.
— Mis padres se casaron muy jóvenes en especial mi padre,
él tenía 16 años y mi madre 23— ella todavía sigue con la
boca abierta.
— Supongo que eso es el amor—lo dice suspirando como si
la relación de mis padres fuera un cuento de hadas.
«Ja» su unión solo fue un contrato para las dos familias, en
su relación nunca existió el amor.
«Solo interés»
—Mi familia es solo la ilusión de la perfección —aprieto el
volante de mi auto con fuera pues me doy cuenta que no
quiero eso para mi vida —eso no es vida Ana me mira
extrañada por mi comentario, pero no puedo apreciarla por
completo porque necesitamos llegar seguros a nuestro
destino.
Al llegar tenemos que pasar al salón, se puede apreciar el
esmero que se puso en esta velada, los decorados, una
orquesta, todo llamativo y exagerado con toques modernos,
esto me impresiona, porque por lo general mi madre se
destaca en su elegancia y simpleza en sus fiestas, tal vez
esto no lo preparo mi madre. Veo a mucha gente, parientes
lejanos de la familia de mi madre y en medio de todos ellos
la persona que seguro planeo todo esto.
«Tía Belén»
— Cariño — se acerca y besa una mejilla — que bueno que
llegaste no podíamos empezar sin ti —todo en ella siempre
fue exagerado, su ropa, su maquillaje y sobre todo cuando
trata de fingir que todo está bien — tu padre ya bajara — así
como vino se fue ignorando por completo a mi mujer.
— Lo siento, tengo que hablar con mi padre — me dirijo a mi
niña.
— Ve, yo te espero aquí — beso sus labios, solo es un toque,
pero con una promesa que volveré y no la dejaré, ella se
sorprende pues hace tiempo que nuestros labios dejaron de
tocarse.
—Volveré — susurro cerca de sus labios y sonrió después
de mucho tiempo.
Camino directo a su habitación, al entrar me topo como mi
madre que le amarra el moño del esmoquin a mi papá esa
imagen me deja petrificado, no es que los encontrará en
plena acción, sino que ese pequeño acto los hace ver como
un matrimonio normal.
— Hijo — sonríe mi padre ¿sonríe? ¿Qué está pasando aquí?
— Buenas noches, madre — beso su mejilla — feliz
cumpleaños, esto es de parte de Ana y de mí — le entrego
una pequeña caja.
— Gracias.
— Te veo mejor padre — comento.
— Si, el doctor dijo que, si me sigo cuidado así, pronto
volveré al trabajo — comenta.
—De eso nada — le regaña mi madre besando su mejilla —
por favor hijo convence a tu padre.
Esperen un momento ¿estoy en un mundo paralelo?
¿Dónde mis padres son un matrimonio normal?
— ¿Están bien los dos? — les miro sospechosamente.
— Claro — responden al mismo tiempo.
— Creo que me estoy perdiendo — susurro más para mí,
que para ellos — en fin, papá necesito hablar contigo.
— Charla de hombres —dice mi madre de manera pícara.
— Cariño, esa charla ya la tuvimos hace años — besa sus
labios.
¡¿Cariño?!
¡Beso a mi mamá!
¡¿Que mierda está pasando aquí?!
¡¿Estoy en cámara escondida?!
Y cuando por fin despierto de mi confusión, mi madre ya se
había ido y mi padre espera que hable.
¿A que he venido? Aaah sí, me perdí tanto en este
acontecimiento tan raro y poco común entre mis padres
que por un momento olvidé porque vine aquí.
— Padre — respiro hondo — quería hablarte sobre nuestra
fusión con la familia Maldini
— Oh, sí eso, ya hablé con Brucé el padre de tu prometida —
hace más énfasis en la palabra prometida — tenemos
grandes ideas, cuando entre el a la política con nuestro
apoyo nos abrirá muchas puertas, no solo será una simple
constructora sino nos convertiremos en la mayor
distribuidora de cemento del estado y exportaremos al
extranjero este no es un simple matrimonio si no el negocio
de nuestras vidas.
— Padre, sabes que no la amó y estoy reconsiderado ese
compromiso.
— ¿Qué es el amor? Es un sentimiento que con el pasar de
los años se va extinguiendo, no crees que es mejor que
formes un sentimiento especial a través de los años —
camina hacia mí, hasta estar frente a frente — crees que no
note como reaccionaste, del como tu madre y yo nos
comportamos — obvio estaban muy raros — eso es la
confianza y respeto que hemos construido a través de los
años, y se fortaleció más al pasar una crisis, que fue mi
salud, eso podrás lograrlo con Megan, ella es de buena
persona, conoce y maneja nuestro mundo.
—Eso no importa — gruño
— ¡¿No te importa tu familia?! — empieza alterarse —
¿piensas que esto durara? — apunta a mi corazón — El día
de mi ataque, estaba en la cama con una joven de 20 años,
¡¿crees que tu madre me habría perdonado si nuestra
relación hubiera empezado por amor?! los dos siempre
supimos desde el principio que esperábamos de este
matrimonio y eso no era fidelidad ¿Tu podrás ser le fiel? o
¿ella a ti? Con el tiempo se empezarán a odiar y no habrá
vuelta atrás — empieza agarrarse el pecho.
— ¡Papá! —lo tomo del brazo antes de que caiga — ¡mamá!
Pide ayuda.
— No, no, no — repite mi padre — simplemente fue un
pequeño dolor en la cabeza, no quiero arruinar el festejo a
tu madre, es entonces que entra mi mamá, con los ojos
sobresaltados.
— ¿Qué paso? — corre alado de mi padre — llamare al
doctor.
— No — dice papá — quiero celebrar tu cumpleaños — como
si le hubieran dado el mejor regalo del mundo mi madre
abraza a mi padre de forma dulce.
— Solo quiero que estés bien y antes de pasar una noche
con personas que apenas conozco deseo una noche con mi
marido — nos mira a los dos.
— Entonces ¿Qué propones? — comenta mi padre.
— Un paseo.
Cuando se dirigen a la puerta mi madre le dice algo al oído,
mi padre me da una mirada de advertencia y sale de la
habitación.
— Lo siento—digo culpable por lo que casi provoque — no
quería estropear tu día.
— Eso no importa, lo importante aquí es cuidar a tu padre, el
todavía sigue delicado, aunque diga mil veces que está bien
— se acerca a mí y me abraza — todavía no es el momento,
solo espera un poco más y te aseguró que te apoyaré no
importa si con eso pierdo a tu padre de nuevo.
— ¿Cómo de nuevo?
— Es una larga historia, solo te diré que nos estamos dando
una segunda oportunidad — besa mi mejilla — eres me vida
hijo y haría todo por ti—hacía tiempo que no abrazaba a
mamá así, la extrañe.
— Te quiero mamá — ella abre los ojos sorprendida, creo
que quiere llorar.
— Te amo—y se va.
Esto fue como un soplo en mi corazón, realmente
extrañaba a mamá, sé que yo fui quien la alejo, pero
siempre la necesite. Sé que cometió errores, pero ahora la
entiendo mejor, del camino al salón me encuentro con la
imagen de Ana en un rincón sola, se ve incomoda e
intranquila.
«No le gusta la gente»
Tal vez sea más valiente frente a mí, pero en el fondo sigue
siendo la misma.
«Tal vez nunca esté preparada para mi mundo» Y justo
cuando me dirijo a Ana me topo con la persona menos
esperada.
«Megan»
— Vamos hablar—me ordena y camina por el pasillo, no
debería dejar a Ana sola, pero desde año nuevo me siento
mal de como deje a Megan. Nos sentamos en unos sillones
un poco lejos de la fiesta para poder hablar mejor.
—Antes que nada, quiero disculparme por haber faltado a
nuestra cita.
—Mentiría si te digiera que no me sentí ofendida pero no
soy rencorosa —dice mientras toma un poco de vino — te
parece si hablamos a otro lugar, necesito más privacidad.
—Vamos al despacho — me levanto.
—Tengo una mejor idea — sugiere mientras sonríe.
Entramos por el pasillo, pero de todos los lugares de esta
mansión entramos a la cocina ¿Por qué?
— ¿Aquí? — la miro un poco sorprendido.
— Tengo hambre — camina al mesón y toma unos
bocadillos — esta delicioso, debes probarlo.
— ¿De qué quieres hablar? — soy directo.
— Nada importante — sonríe de forma arrogante — solo un
nuevo trato.
— ¿Trato?
— He notado que tienes un interés muy evidente por tu
esposita es por eso que pensé — se acerca de manera
sensual.
— Eso no te importa—gruño, tal vez debería ser directo y
decirle mis planes, pero creo que todavía no es el momento
— si lo dices por la otra noche, disculpa.
— No te pedí explicación — se acerca a mis labios— solo
fue un comentario — no puedo negar que esta mujer es
muy sensual.
— Ve al grano.
— Dylan es mi pequeño vició y al parecer tu esposita es el
tuyo — se apega a mí, tocando mis bíceps — crees que
cuando nos casemos voy a dejarlo — sonríe cerca de mis
labios — él es mío.
— ¿y yo? — porque mierda pregunte, a mí no me interesa,
pero verla tan posesiva es nuevo para mí.
— Tú eres mi socio — trata de besarme, pero logre evitarla.
Debería detenerla, sé que esto está mal, pero algo dentro de
mí me dice que es lo correcto. «Ana no pertenece a mi
mundo»
Mi padre de alguna forma tiene razón, no quiero lastimarla,
pero no puedo prometerle amor eterno. No sé qué pasara
en el futuro, y en este preciso momento compruebo que me
atrae mucho Megan, no solo como mujer sino también
como socia.
«Los dos somos fuego»
«Y con Ana temo quemarla»
Tal vez Megan y mi padre tienen razón.
«Pero no dejare a mi niña»
Tal vez lo que propone sea lo correcto.
— Puedes tener a tu quería esposita como amante y yo a
Dylan — sonríe de manera fría — quien sabe, tal vez algún
día dejes que mi Dylan juegue con tu esposita, él se quedó
con ganas de probarla desde «Sodoma y Gomorra»
—Eso nunca — gruño furioso.
— Ok, solo era una broma — enreda sus dedos en mi
cabello —¿trato? — Tal vez esto sea la mejor decisión, así
tendré a Ana sin perjudicar los negocios.
— Trató — digo seguro.
«El trato está hecho»
Cuando salimos de la cocina necesito aclarar un asunto
para este nuevo trato, la tomo del brazo para llamar su
atención.
—Quiero aclarar algo.
—Bien te escucho — trata de acercarse, pero la detengo.
—De eso mismo quería hablar nuestro matrimonio será solo
por nombre — ella me mira integrado.
—¿En serio? — sonríe de lado como si eso fuera un chiste —
estas perdido, espero que esa muchachita valga la pena y
acepte tu propuesta.
«Ana aceptará, ella no pertenece a mi mundo así estará
más segura»
*****
¿Dónde está Ana?
Como puede perderse, odio su manía de ocultarse.
— Vio a mi esposa — pregunto a un mesero.
— No señor, pero hace rato la vi ir — señala el lugar, Voy
rápido, buscó por todos lados, pero no la encuentro.
No otra vez esta maldita presión en mi pecho cada vez que
desaparece siento que me vuelo loco. Paso a paso, pero en
el fondo del pasillo veo a Ana llorando ¿Qué paso? Y lo que
más me sorprende es que alado de ella está mi abuelo.
Consolándola ¿Qué mierda está pasando?
— ¡Ana! — grito
Ella se da la vuelta con sus ojos rojos y llenos de lágrimas,
mi abuelo le dice algo al oído, ella se da la vuelta y lo mira a
los ojos.
«Esto no me gusta».
Capítulo 52
Ana
Octavio dijo que no tardaría y de eso hace dos horas, pero
ya estoy acostumbrada que me deje sola. Lo bueno es que
esto pronto acabara, solo falta dos meses y 5 días para que
cumplamos un año de matrimonio.
«Todo acabara»
Sé que debería alejarme de Octavio hace mucho tiempo,
pero la carne es débil y me es difícil rechazarlo, es como un
imán, sé que no debo ir ahí, pero él me atrae. Creo que solo
la distancia y el tiempo podrá curar mis heridas. Ya una vez
lo hice, y seguro podre hacerlo de nuevo, comenzar desde
cero.
Mis planes ya están trazados me iré a Francia a estudiar
gastronomía.
Ya casi todo esta listo estoy tomando clases de cocina en
un instituto, solo voy dos veces a la semana, pero ya llevo
dos clases y el chef me da clase de francés en el trabajo
también me ayuda Sixto ya que él es francés.
Todos mis amigos me ayudan de alguna forma, «Madan»
permite que salga más temprano para llegar a mis clases.
«Amigos»
Se siente lindo tener tantos, me dará mucha tristeza
alejarme de ellos, lamentablemente Susy se ha alejado un
poco de mí, ella dice que está bien, pero sé que tiene
problemas con Ángelo.
«La veo más triste y más delgada» Tendré que hablar con
Ángelo.
Mi ángel y Susy juntos, me resulto algo extrañó, desde
siempre fui celosa de cada mujer que acercaba a mi ángel.
«Son celos de hermana» ¿Verdad? y justo en ese momento
me llega un mensaje de WhatsApp.
El chef: Ya compré los boletos, me debes una pitufa.
Adjuntada con una foto de él sacando la lengua, con los
boletos para ver 50 sombras más oscuras en la mano.
Doy un grito de alegría, no me lo puedo creer, desde que leí
ese libro y vi la película me he vuelto obsesionada de este
género, de todos los libros que he leído la mayoría son
eróticos. La trilogía de Mi hombre, la trilogía completa de
Pídeme lo que quieras, the beutiful, la saga crossfire y
muchas más, pero la que me impactó más fue «las edades
de lulú» creo que esa la leí más de tres veces.
Pitufo: ¡Gracias!!
El chef: Pervertida
No sé cómo llegue a esto.
Pitufo: No te hagas, tú también quieres verla.
El chef: ¡sí! Si hoy solo al comprar los boletos me violaron
más de diez mujeres con la mirada, espero con ansias el
estreno.
Pitufo: ¿Acaso todos los hombres piensan con su cosita?
Me puse roja con tan solo escribirlo.
El chef: El mío es una enorme cosota.
«Idiota»
Pitufo: Idiota
El chef: No se te olvide llevar tu identificación porque solo
permiten entrar a mayores de edad.
¡QUE!
Pitufo: ¡Soy mayor de edad!
El chef: Entonces viste como una.
«Idiota»
Pero sonrió como boba por sus mensajes, hablar o escribir
con él siempre me saca una sonrisa.
— Señora Verona — me habla un mesero
— Si — me siento rara cuando la gente me dice señora.
«No me siento como señora»
— Me dieron esta nota para usted — me entrega un papel.
— Gracias — tomo la nota.
Nos vemos en el balcón
A.
Sonrió porque se de quien se trata y como si fuera el
pasado corro para encontrarlo, corro como una niña,
entonces lo veo parado al final del pasillo en un balcón esta
de espalda esperándome camino sigilosamente para
sorprenderlo.
— Adivina ¿Quién soy? — tapó sus ojos.
— ¿Una garrapata?
— Si — grito — sabes, siempre me pregunte, porque me
llamabas garrapata, no es un apodo lindo.
— A los tres años un niño te mordió el brazo mientras
jugabas, te asustaste y llorabas tanto que te aferraste a mí
de una forma tan fuerte que necesitaron a dos personas
para poder separarnos — me abraza — y desde ese día te
llame garrapata.
— Y tu mi ángel.
Ambos nos miramos como si ese recuerdo nos llevara en el
tiempo donde solo éramos dos, ambos cambiamos, el ya
no es el joven que me prometió volver, yo ya no soy la niña
que lloro casi una semana tras su partida.
Pero ese simple recuerdo me hace apreciarlo más, frente a
mí esta un hombre, su mandíbula es más varonil tiene una
ligera barba y su pelo más largo.
«Necesita un corte pronto»
Enredo mis dedos en su pelo es suave, con ligeros ondas y
su color siempre me recordó al sol, esa última luz que
irradia al despedirse y sus ojos ¡Dios sus ojos! Siempre me
trasportaban a otro mundo y eso no ha cambiado. Nunca
necesitamos palabras, pero ahora hay tanto que contar
tanto que escuchar y mucho que preguntar.
¿Seguirá roncando?, ¿Seguirá odiando la avena?, ¿seguirá
jugando ajedrez? o ¿Será muy unido a su hermana pequeña
como lo era conmigo?, ¿Seguimos siendo solo dos?
«Hay tantas preguntas»
Pero lo único que sale de mis labios es:
— Tengo hambre.
— Siempre tan golosa — pellizca mis mejillas — vamos, te
invito una hamburguesa. — toma mi mano.
— Es un largo camino, mejor vamos a la cocina está cerca
—lo jalo para salir del balcón — ¿Cómo lograste entrar? Es
una fiesta exclusiva — le saco la lengua.
Ahora que lo veo noto que su sonrisa sigue siendo genuina,
tiene dos pequeños hoyuelos que cuando sonríe se forma
una pequeña arruga en la nariz.
— Tengo mis contactos — caminamos de la mano por el
pasillo.
— Ese contacto se llama ¿Susana? — entonces siento como
su mano se tensa — ¿Pasa algo?
—No es importante.
—Oooh vamos ya no soy una niña—insisto.
— No sé si deba decírtelo — se calla un momento — pero es
mejor que te enteres por mí.
— Me estas asustado.
— Susana y yo terminamos.
— ¿Qué? ¿Por qué? — me sorprendo.
— Solo te diré que confíe en Susana, pero ella se entrometió
en algo donde solo yo debía tomar la decisión — Me siento
culpable, tal vez mi reacción fue muy exagerada.
— Lo siento, tal vez no debí reaccionar así, creo que exagere
demasiado.
—Ella no es importante para mí.
— Pero …
— Tu eres mi prioridad.
Sé que Susana lo llegó a amar, pero de él no sé, nunca supe
cuando Ángelo está enamorado.
De todas las novias que le conocí «solo dos» siempre yo
estuve en primer lugar, y eso siempre me gusto. Pero ahora
me siento mal, culpable pero todavía me sigue gustando
ser lo primordial en su vida.
«¿Eso me hace una mala persona?»
«Creo que sí»
— Esto me recuerda como nos escabullíamos a la cocina
por un poco de tarta —dice mientras seguimos caminando.
— Yo no era la única golosa, ¿las tartas siguen siendo tú
debilidad? — digo un poco juguetona, es raro no habernos
topado con nadie, los sonidos de nuestros pasos son los
único que se escucha.
Pero justo al llegar, notamos que hay una pareja besándose
eso parece.
— Creo que nos ganaron — susurro, pero justo cuando iba a
cerrar la puerta para darles más privacidad, la mujer se
aleja.
«Megan»
Ella me mira y no parece sorprendida si nos mas bien
sonríe de forma arrogante, Se quien está a su lado, aunque
solo pueda ver su espalda reconozco quien es.
«Octavio»
— Garrapata, ¿Qué pasa? Vamos a otro sitio — Trata de
jalarme, pero no respondo estoy paralizada.
«¿Por qué me sorprende?»
«Esto es la realidad»
«Pero igual duele, tal vez no tanto como la primera vez»
— Puedes tener a tu quería esposita como amante y yo a
Dylan — dice Megan, como que ¿amante? — quien sabe, tal
vez algún día dejes que mi Dylan juegue con tu esposita, él
se quedó con ganas de probarla desde «Sodoma y
Gomorra»
— Eso nunca — gruñe furioso.
— Ok, solo era una broma ¿trato?
— De que mierda hablan — protesta Ángelo — Ana dime lo
que oí no es cierto — no, tengo el valor de verlo a los ojos,
mi atención no deja de estar pendiente de respuesta de
Octavio.
«Por favor di que no, di que me dejaras ir, que no tienes
pensado mantenerme como tú amante»
— Por favor — susurro, con la esperanza de que no me de
fraude — por favor — repito como si quisiera que me
escuche.
¿Qué soy para ti? ¿Quién crees que soy? ¿Cómo me vez
realmente? No arruines lo que tuvimos.
«Por favor»
— Trató — dice seguro, de su respuesta.
De un momento a otro siento un mareó, pero por suerte
Ángelo me sostiene y me lleva a un lugar más cómodo.
Sé que él quiere respuestas, pero no me exige, solo
necesito llorar, mis lágrimas no dejan de salir son como
una cascada.
— Ana mírame.
— No — niego con la cabeza, y cierro fuertemente mis ojos,
me siento estúpida.
«Eres una tonta, mil veces tonta»
— Voy a matar a ese maldito — se levanta de golpe del
diván donde nos sentamos y ocultamos.
— No, por favor solo abrázame— digo llorando — por favor
— extiendo mis brazos como cuando era pequeña.
— Dime de que mierda hablaban como que seas su
¿amante? ¿Quién es esa mujer? ¿Quién es Dylan? Y que
mierda es ¿Sodoma y Gomorra? — protesto furioso, sus
manos aprietan fuertemente mis hombros, exigiendo que
responda. — ¿Qué te hicieron?
No lo aguanto más y empiezo a temblar como si me
muriera de frío, tengo miedo, mucho miedo, no por Octavio,
si no de lo que piense mi ángel de mí. No quería que lo
supiera, pensaba irme sin que nadie supiera lo que estuve
haciendo solo por tener un poco de cariño.
«No quería estar sola»
«Me sentía sola»
Qué vergüenza.
Soy una maldita que aceptó dinero para fingir ser una
esposa.
Soy una puta que se entregó a un hombre solo por tener un
poco de cariño, estaba tan necesitada de amor que me
entregue a un hombre que no se lo merecía y lo peor de
todo es que Octavio cree que soy tan poca cosa que
piensa que aceptare su propuesta de ser su amante.
— No me odies — lo abrazo, como si temiera perderlo, temo
perderlo.
— Nunca lo haría — acaricia mis mejillas llenas de lágrimas
— ¿Qué te hicieron?
Es entonces que decido contárselo todo, como fingí ser su
esposa por dinero, como me entregué por un poco de
cariño, porque me sentí sola.
«No quería estar sola»
— Maldito — gruñe furioso, el también tiembla, pero de ira —
lo voy a matar — se levanta dispuesto a buscarlo.
— No por favor, todo acabara solo falta unos meses y
acabara — lo detengo — me iré muy lejos — trato de
convencerlo — gane una beca iré a Francia a estudiar
gastronomía — limpio mis lágrimas con la mano.
— ¿Te irás? — afirmo con la cabeza —pero no puedes
esperar tanto tiempo, no permitiré que estés bajo el mismo
techo con ese hijo de perra un minuto más.
— Firme un contrato — trato que entienda mi situación.
— Me importa mierda, tú te vienés conmigo y si es
necesario me iré contigo a Francia — suelta de golpe.
Me quedo pasmada de sus palabras, él no me odia, mi
ángel esta disputó a dejar todo e irse conmigo, No sé qué
decir.
— Estoy de acuerdo con el muchacho — se escucha una
voz, al ver de dónde viene la voz, me sorprendo en gran
medida.
«Es John Verona el abuelo»
— Señor Verona — digo pasmada, hasta ¿Cuánto habrá
oído? — ¿escucho todo? — preguntó con miedo.
— Lo suficiente — contesta mientras baja las escaleras a
paso lento apoyándose de su bastón— Bajo la cabeza
porque estoy tan avergonzada.
— Lo siento — vuelvo a llorar.
— No tienes que disculparse muchacha yo en cierta
medida ya lo sabía — lo veo sorprendida ¿Cómo que lo
sabía? — no me mires así, un viejo de mi edad es difícil de
engañar, pero tenía la esperanza que mi nieto no cometiera
los mismos errores que su padre y yo cometimos — llega
hasta mí y me observa con lástima — te pareces tanto a mi
primera esposa — sonríe — no me refiero en lo físico sino
más bien en la dulzura de sus ojos, en ella no había ni una
pizca de maldad, eran tan transparentes que miraban lo
más profundo de tú ser.
— No qui...se enga....ñarlo — respondo llorando, soy como
un grifo que tiene una fuga, difícil de controlar.
— Lo sé — busca algo en su bolsillo, saca un pañuelo y me
entrega — huye muchacha lo más lejos que puedas, debes
creerme que mi nieto no te dejara ir tan fácilmente es tan
egoísta que no permitirá que seas feliz lejos de él.
— ¿Cómo? — no me lo puedo creer — tenemos un contrato y
dijo que perdería toda su fortuna si no cumple un año de
matrimonio.
— Crees que no lo sé, yo mismo estipule esa cláusula y
también puedo quitarla.
— ¿Enserio?
— Sí, solo quería que mi nieto sentara cabeza y encontrara
una buena mujer — saca otra cosa del bolsillo, es unas
llaves y se lo lanza a Ángelo — ve por la camioneta roja,
esta estacionada cerca del jardín.
— Yo tengo mi auto — dice Ángelo frunciendo el ceño.
— Confía en mí, mi auto es mucho más veloz y tiene un
mejor equipo — Ángelo me mira como pidiendo mi permiso,
sé que él no confía en el señor Verona, pero yo sí.
— Ve, por favor — digo segura. — gracias — me saco el
anillo de mi dedo, esto acabó — pero tengo que firmar el
divorcio.
— De eso yo me encargo — me da una tarjeta — llama
cuando estés segura en algún lugar, ya para entonces
tendré todo preparado, solo necesitare tu firma — me
abraza — cuídate muchacha.
— ¿Por qué lo hace?
— Ya una vez vi como mi hijo destruía la vida de la mujer
que amaba, eso no lo volveré a permitir.
— Él no me ama. — digo volviendo a llorar.
— Los hombres de esta familia amamos de una forma muy
toxica que lastima al quien queremos — limpia mis
lágrimas con el pañuelo.
Pero justo cuando le iba una vez más agradecer escuchó la
voz de la persona que más me lastimo.
— ¡Ana! — veo que viene caminando, pero son pasos
rápidos.
— Es hora de ser libre — dice el señor Verona, le entrego el
anillo.
— Gracias — lo vuelo abrazar y me dirijo a la salida, a donde
se fue Ángelo, los pasos de Octavio son más rápidos y eso
me da la señal de que debo correr.
— ¡Ana! — lo escucho gritar, pero no volteo a ver ni una sola
vez — Al llegar a la salida me tropiezo con las gradas, pero
Ángelo logra sostenerme.
«Como siempre».
— ¿Qué paso? — pregunta preocupado.
— Vámonos — lo tomo de la mano y estiro para que corra
conmigo.
Se escucha los gritos de Octavio parece como si estuviera
peleando. No sé qué está pasando ahí adentro, pero no
quiero averiguarlo.
— Vamos — insisto.
— No, quiero romperle el rostro — gruñe Ángelo.
— Ángelo por favor, te necesito, no me dejes sola vámonos
— tomo su rostro con mis dos manos. — solo te necesito a
ti. — el suspira, como si mis palabras lo convencieran.
Ángelo me lleva a una camioneta que es grande, se ve que
es muy cara, subimos deprisa y cuando por fin se pone en
marcha. Decido por última vez mirara atrás. Veo a Octavio
salir, esta despeinado como si hubiera peleado con alguien,
nuestros ojos se conectan por última vez.
«A dios» son mis últimas palabras que le digo, sé que no lo
escuchó, pero si lo entendió.
— ¡ANA! — escucho un grito desgarrador.
«Pero ya no miraré atrás»
THOMAS VERONA SEGUNDA PARTE
A la edad de 15 años fui comprometido con la familia
Jefferson, con su hija menor belén, para ese entonces yo
estaba resignado pues sabía muy bien que a mi padre no le
importaba mi opinión o mis deseos.
«El me odiaba»
Sé que es poco creíble que un padre odie a su único hijo,
pero así lo sentía yo, su mirada, sus constantes críticas
para el yo no así nada bien, era un estúpido que tenía que
educar y con el que tenía que lidiar.
Sé que en el fondo me culpaba a mí de la muerte de su
primera esposa, y por muchos años yo lo creí.
«Lo odie por hacerme odiar a mí mismo»
Pero con el tiempo aprendí que el único culpable era él.
«Yo no embarace a una a una niña de 15 años»
«Yo no arruiné la vida de una adolescente»
«Yo no tuve la culpa de su muerte»
«El único culpable es mi padre»
Pero de lo único que le agradezco es haberse casado con
lucía.
«Mi madre»
Pero John Verona no le bastó una mujer, necesito más, mi
madre fingía que no sabía, yo fingí que no sabía.
«Nuestra familia era una farsa»
Pero a pesar de todo lo admiraba, ¿porque? Pues él era un
hombre de condición humilde que construyo un imperio de
una constructora que estaba en bancarrota. Y gracias a eso
hoy disfruto de una posición privilegiada que muchos
hombres desearían ocupar y no hablo del dinero ni del
poder.
Frente a mi esta la mujer que cambio mi vida, que me llevo
al cielo como también en el infierno.
«Bárbara Verona»
«Mi esposa»
Fue la mujer más hermosa que había visto.
— ¿Dónde quieres ir? — pregunto a mi esposa — a cenar, al
teatro, a ver una película o ir a una galería de arte, sé que te
encanta.
— ¿Película? —sonríe — ¿alguna vez fuiste al cine? —
levanta una ceja como si no me creyera, conozco esa
mirada es la misma cuando quiere desafiar a alguien y en
este caso creo que soy yo.
— Aunque no lo creas alguna vez fui joven — tomo un poco
de vino, estamos en la limusina sin rumbo fijo, Bárbara solo
dijo pasear, pero no dijo donde así que estoy a la espera de
su veredicto.
«Ella fue mi primer beso»
«Ella fue mi primera mujer»
Tal vez lo tomen como algo patético pero ambas ocasiones
fueron especiales para mí, tal vez no tanto para Bárbara.
¡Oh Dios! Solo con Bárbara vuelvo a ser ese estúpido
adolescente de 16 años.
— ¿Qué es esto Thomas? — pregunta muy sería dejando de
lado ese pequeño momento de picardía en su mirada.
— ¿A qué te refieres?
— Me refiero que estos días somos diferentes, no sé lo que
es, pero me gusta esta complicidad — toma un respiro
— Volviste niño — sonríe, recordando en el tiempo donde
lo único que pensaba era en hacerla sonreír, en el tiempo
donde solo era un niño.
— Ya no soy un niño, tengo 46 años — me acerco más a
Bárbara.
— Yo tengo 53 años, soy mayor que tú, me debes respeto y
para mí siempre serás un niño — toma mi barbilla para que
la mire — ¿Qué somos Thomas?
«Eres mi vida»
— Eres mi mujer — gruño y la beso con fuerza como si
quisiera tomar algo que no me pertenece — Odio lo que
provocas en mí, eres una vil manipuladora, si deseas que
vuelva ser tu maldito perro faldero, lo haré — la subo a mi
regazo sin dejar de besarla — seremos lo que tú deseas.
— Marido y mujer — empieza a moverse encima de mí.
— ¿Exclusivos? — pregunto con temor, porque no crea que
pueda volver a nuestro antiguo trato.
— Sí — susurra cerca de mi cuello para luego morder mi
oreja — ¿Me perdonaste? ¿Ya no me odias? — besa mi
cuello de manera húmeda y excitante.
«Manipuladora»
— Yo nunca pude odiarte lo intente, pero no lo logre — es
lo único que digo, para luego comenzar a desvestirla, pero
cuando estoy a punto de ver sus senos, Bárbara me
detiene.
— He cambiado desde la última vez — noto inseguridad en
su voz — no soy la misma, digamos que la gravedad me
efecto este tiempo separados— me mira con temor
— tengo más de cincuenta años.
— Eres perfecta — beso sus labios — tu piel es tan suave—
beso sus hombros hasta bajar a sus pechos, le quito el
brasier dejando a la vista lo más hermoso que creo Dios.
Empiezo a mamar sus senos como si espera sacar leche
de ella, mientras que con mis manos acaricio sus piernas
hasta llegar a sus bragas y las rompo cual si fueran un
simple papel.
— Thomas — gime mi nombre de una forma tan suave y
placentera como si llamara a algún dios — Thomas
— arquea la espalda.
Abro el cierre de mi pantalón y saco mi pene la guio a la
entrada que desee años regresar.
— Hogar dulce hogar — me introduzco en ella.
— Dios Thomas — nos miramos como si esta fuera la
primera vez, en este preciso momento el mundo se detiene,
Bárbara se mueve de arriba abajo pero no quita sus ojos de
los míos.
«Nuestras respiraciones se vuelven más pesadas»
«Nuestras caricias son más placenteras»
Los movimientos de Bárbara son lentos, suaves como si
quisiera que esto durara para siempre.
«Todo esto dentro de una limusina en movimiento»
****
Al llegar a casa toda la fiesta había acabado, belén debe
estar furiosa y mañana seguro me hará un escándalo.
«Qué raro que haya acabo temprano»
Tomo la mano de mi esposa después de una noche
grandiosa, pero al llegar me topo con todo un escándalo, se
escucha gritos de:
«Octavio»
— Señor, gracias a dios que llegó — dice mi mayordomo.
— ¿Qué pasa Jaime? — dice mi esposa preocupada.
— Es su hijo, se volvió loco hizo un escándalo tuvimos que
despedir a los invitados — habla mientras nos dirigimos al
lugar — ahora mismo estamos tratando de contenerlo, pero
a golpeado a la mayoría de los sirvientes.
— ¿Cómo? Es imposible ¿Por qué haría eso? — digo
preocupado.
— No lo sé señor, pero... — se calla como si temiera
decirlo.
— Pero ¿Qué? — exijo.
— Pues intento golpear al señor John Verona.
— No, mi hijo no haría tal cosa — mi esposa niega con
lágrimas en sus ojos, pero en ese momento se escucha los
gritos de mi hijo.
— ¡Suéltenme hijos de puta! — grita mi hijo, al entrar nos
encontramos con una imagen que nunca pensé que
pasaría.
«Mi hijo sujetado por tres hombres enormes»
«Mi hijo golpeado, con sangre en todo su rostro»
«Mi hijo temblando de rabia»
Y al frente de él mi padre mirándolo con frialdad como si
eso no le importara, me equivocó.
«A mi padre no le interesa nadie»
— ¿Qué mierda está pasando aquí? Suelten a mi hijo —
gruñó con fuerza para que vean con quien se están
metiendo— Mi esposa corre a auxiliar a mi hijo, pero los
guarda espaldas de mi padre no dejan que se acerque.
— No te metas Thomas —dice mi padre — esta situación
llego a su fin.
— ¿A qué te refieres? — pregunto furioso.
— Crees que no notaria que querían engañarme — me mira
con odio — el diablo es más diablo por viejo que por diablo.
— ¿De qué demonios hablas? —gruño.
— Ana se fue — grita mi hijo con un dolor desgarrador
nunca pensé verlo así.
Ahora lo entiendo, «mi padre lo sabe». Mi padre es difícil de
engañar, pero eso ya no me interesa si no lo que está
haciendo con mi hijo.
— ¿Qué pasara ahora? ¿Nos dejaras sin nada? Seguro que
esto te hace feliz, vernos en la ruina—me acercó
ferozmente — pero esto no te da derecho a tratar a mi hijo
como un vil delincuente — grito — ¡con un demonio suelten
a mi hijo! — pero ninguno de esos idiotas me hace caso
esperan la orden de mi padre.
— Suéltenlo — ordena, pero en el momento que lo hace mi
hijo camina a enfrentarlo.
— ¿Dónde está? — gruñe.
— No lo sé, pero si lo supiera no te lo diría, yo ya cumplí
aquí — se trata de ir, pero mi hijo lo toma del brazo —
mañana hablare con mis abogados podrán poseer todo lo
que tengo no es necesario que cumplas la cláusula.
«¿Nos dejara todo?»
— ¿Por qué lo hiciste? Si no hubieras interferido la habría
alcanzado — dice Octavio con odio.
— Te lo dije, esta vez no me iba a quedar callado, no
permitiré que destruyas la vida de esa pobre muchacha —
dirige sus ojos a mí — como lo hizo tu padre.
«Mi corazón se agita»
«Él lo sabe, siempre lo supo»
— ¿De qué demonios habla? Papá — me mira confundido mi
hijo.
No digo nada me quedo mudo, por la impresión, por el
miedo, miro a mi esposa y ella me mira con confusión.
«Ella tampoco lo sabe»
«No sabe lo que hice para obtenerla»
«No sabe que vendí mi alma al diablo para que ella sea
mía»
«No sabe hasta qué punto llego mi obsesión por ella»
— Tú me obligaste a contraer matrimonio, me
comprometiste con esa familia — gruñó, como si eso
explicara mis actos.
— Tienes razón, pero Bárbara no era la mujer que tenías que
desposar — sentencia y sale del salón de tras de él salen
toda la servidumbre, hasta quedar mi hijo, mi esposa y yo.
THOMAS VERONA TERCERA PARTE
15 años
Hoy es cumpleaños de Belén, y como siempre mi madre me
obligó a venir. Solo tengo que entrar dejar el regaló, saludarla,
y por último irme de aquí.
Espero que no se vuelva cariñosa para conmigo, desde que
se hizo el compromiso y la asociación de las dos
corporaciones ella piensa que automáticamente somos
novios
«No somos novios»
Si nos casaremos, pero eso no quiere decir que seremos
pareja 5 años hasta el día de nuestra boda, al entrar me topo
con muchos compañeros de clase y otros que no conozco,
hay música suave, bebidas y bocadillos.
— ¡Thomas! — viene corriendo belén hacia mí— pensé que no
vendrías — me abraza.
— Feliz cumpleaños — trato de sonreír, pero no me salé muy
bien, no puedo negar que belén es hermosa y además se
cuida demasiado y como resultado tiene un cuerpo bien
formado — toma — le entrego su regalo, es un collar de
perlas que mi madre escogió.
«Hay mamá porque me tienes que obligarme hacer esto»
— Estoy tan feliz que vinieras, estabas tan distante conmigo
— empieza acariciar mi brazo derecho — pero sabía que no
me fallarías — dice mientras empieza a jugar con su cabello y
sonreír de manera coqueta.
«Que fastidio»
— Voy al baño — digo, escapando porque sé que luego se va
a poner en plan de melosa.
Camino por el lugar saludo a algunos conocidos, algunas
chicas empiezan a sonreír cuando pasó y murmuran entre sí.
Todos de aquí son de buena familia, son refinados y aunque
me cueste admitirlo son aburridos, lo peor de todo es que:
«Soy como ellos»
Mi vida ya está planificada, primero es estudiar, luego
trabajar, casarme y tener hijos. Esto es tan asfixiante, no
siento emoción, los días son todos iguales para mí, y lo peor
de todo es estar en constante comparación con mi padre.
«Él es un gran hombre debes de estar orgulloso»
«Tu padre es un genio deberías ser como él»
«Sera difícil llenar sus zapatos»
Yo no puedo ser como él, no soy el niño prodigio que termino
la secundaria a sus 12 años y la universidad a los 17.
«Soy un chico normal»
Mientras me pierdo en mis pensamientos de alguna forma
siempre término en la habitación de Bárbara, su puerta es de
color blanco con un letrero.
«Prohibido entrar»
Lo sé, soy patético ¿Cómo es posible que todavía la
recuerde? ¡Ya pasaron años!, incluso tuve algunos
encuentros con mujeres, pero no pasaron de besos la última
vez que la vi, se iba a cumplir sus sueños, pero luego de un
tiempo su padre la encontró en la cárcel por una de esas
manifestaciones hippys. Luego de ese suceso la llevaron a
un internado en suiza. Lo último que supe, es que está en la
escuela de arte en París.
«Debo olvidarla»
Pero justo cuando iba a entrar escuchó murmullo dentro de
su habitación, risas, ¿Gemidos? ¿Cómo es posible? Seguro
que uno de los invitados de belén también considero que era
una fiesta aburrida y se fue a buscar otro tipo de diversión,
pero esto el ¡colmó!, no lo pueden hacer ese tipo de cosas en
la habitación de Bárbara.
Sin dar ningún avisó entro de golpe, pero lo que ven mis ojos
no es lo que esperaba ver.
«Es Bárbara»
«Pero no está sola»
Está completamente desnuda y abajo de ella un hombre igual
de desnudo que ella.
***
«Bárbara volvió»
Y ahora se celebra una cena en honor a su llegada, pero es
solo una excusa para hablar de negocios. La veo reír, la veo
ser cariñosa, sus ojos tienen un brillo cada vez que lo ve,
parece que es feliz y su felicidad se llama Ian.
Ian es un músico o más bien lo intenta, tiene una banda, toca
" el bajo" es lo que dijo o mejor dicho alardeó de sus
facultades. Es un hombre musculoso «demasiado diría yo»
de pelo castaño y al parecer es muy mayor para Bárbara.
«Viejo verde»
¿Cuántos años tiene? Y pretende ser una estrella de rock ¿a
su edad?
«Patético y Estúpido»
Come con la boca abierta y al parecer no sabe usar los
cubiertos.
«Vulgar y pordiosero»
Puedo recitar y ordenar en orden alfabético sus múltiples
defectos, pero…. Siempre hay un, pero, él tiene lo único que
realmente me importa.
«Bárbara»
Que fastidio tengo que salir de aquí, me levanto ignorando
por completo a esta supuesta familia feliz, me siento en el
banco que está cerca del parque de juegos de la casa de
Belén, mientras pienso en como escapar de esta estúpida
reunión, escuchó la voz de la persona que atormenta mis
días.
—Porque tan solo, niño — me saluda Bárbara.
— No soy niño — gruñó.
— Epa, sigues siendo un gruñón — revuelve mi cabello como
si fuera un perro — Mi hermana esta como loca buscándote—
sonríe.
— Eso no me importa — cruzo mis brazos.
Bárbara se sienta a mi lado y yo trato de ignorarla, pero su
solo presencia me pone nervioso.
«No la veas»
«No la veas»
«No la veas»
Solo ignorarla y ella se irá, pero mi voluntad me traiciona y la
veo, ella está ahí tranquila sin conocimiento de lo que me
provoca, ha cambiado, pero para bien su cuerpo tiene más
curvas, sus ojos son diferentes son más profundos, como si
tuviera todas las respuestas del mundo.
Viste completamente de negro con un pantalón de cuero que
hace resaltar mejor su figura, sus labios son rojo carmesí y
en medio de ellos un cigarro, «No me gusta que fume»
— Eso realmente es estúpido — digo serio con el ceño
fruncido y Bárbara me mira con confusión.
— ¿Mmmm?
— El cigarrillo hace dañó, es estúpido poner un arma mortal
en tus labios— es entonces que se empieza a reír como si le
hubiera contado el mejor chiste del mundo.
— Eres un buen niño — apaga el cigarrillo — Belén tiene
suerte, la cuidarás muy bien — su mirada me deja débil — mi
hermanita te ama lo sabes ¿verdad?
«Pero yo no la amo»
«Pero yo quiero cuidarte a ti»
¿Podre vivir lejos de ella?
¿Podre verla con otro?
¿Cómo fingir?
«Seremos familia»
«Seré su cuñado»
«NO»
¡Eso nunca! No sé cómo lo haré, pero Bárbara será ¡Mía! Solo
tengo un pequeño y estúpido obstáculo.
«Ian»
****
— ¿Cómo que debías casarte con la otra hermana? ¿Es mi
tía Belén? ¿Qué hiciste? ¡Responde! — se altera mi hijo.
Cuantas veces le dije lo peligroso que es ser vulnerable.
«Soy un hipócrita»
— Es verdad, mi hermana era prometida de tú padre, por
eso me odia —responde mi esposa — lo que paso fue un
accidente no lo planeamos.
«Yo sí lo hice»
— Quede embarazada — trata de acercarse a Octavio —
estaba despechada, mi novio me había engañado y en una
noche de copas pasó — toma su rostro — me duele haber
lastimado a mi hermana, pero no me arrepentimiento,
porque tú no estarías aquí.
—Esa no es toda la historia — por fin habló — Bárbara,
quiero que me dejes a solas con mi hijo.
— Pero...
— Por favor, luego hablo contigo — la miro con miedo,
porque sé que luego que sepa la verdad, me dejara y no
podre evitarlo esta vez Bárbara me mira extrañada por mi
petición, pero obedece.
— Lo que escucharas en estos momentos, tal vez cambie tu
percepción de mi —tomo asiento en el sillón.
Entonces le cuento todo:
«Como contrate a una prostituta para seducir a su novio,
debo añadir que no le costó mucho»
«Como intencionalmente me aproveche de su situación
para que confiara en mí»
«Como me arrastré por un poco de su atención»
«Nada funcionó, sabía que en cualquier momento ella
volvería con su estúpido ex novio y debía hacer algo
pronto»
¿Qué hice?
«La embarace, esa noche estaba despechada, pero aun así
Bárbara nunca llego a amarme»
El día de nuestra boda planeo fugarse con Ian, pero los
detuve a tiempo ¿Cómo lo hice?, Simplemente le ofrecí 10
mil dólares para que la dejara, pero el muy imbécil trato de
engañarme al tomar el dinero y tratar de escapar con mi
mujer.
¿Qué pasó con él?
«Solo diré que ya nunca tocara algún instrumento» ¿Eso es
todo? La respuesta es ¡No! el matrimonio solo fue el inició
de mi tortura, su tortura, nuestra tortura.
«Su estúpido trato de solo ser una imagen de una familia»
— Todavía recuerdo como se iba con otros hombres —
hablo lentamente — con el tiempo eso se volvió costumbre
y lo único que me importaba es que llegará a casa, ella
sabía cómo manipularme cuando entraba a mi cama sabía
que buscaba algo pero realmente solo necesitaba un beso
y me tenía a sus pies — tomo un respiro largo porque lo que
viene es más humillante — por un tiempo pensé que eso era
lo único que podía ofrecerme y era feliz por eso — empiezo
a reírme de mi mismo — pero para tu madre yo no era
suficiente e intento volver con Ian — Cuando decido ver a
mi hijo, el me mira con pena.
«Doy lástima»
—¿Sabes que paso? Que volví a humillarme por Bárbara, le
di medio millón de dólares para que volviera a irse — golpeo
con fuerza el escritorio — ¡él tenía fotos de tu madre
desnuda, me extorsionó! — grito alterado.
Todavía recuerdo su risa y su burla.
*****
«— Bárbara siempre regresa — dice mientras revisa el dinero.
— entrégame las fotos — gruño.
— ¿Cómo está tu hijo? Oí que ya tiene 2 años — sonríe de
lado, burlándose de mí — mi muñeca me contó que se parece
a ti, sabes me hubiese gustado tener un hijo con mi muñeca.
— ¡Cállate! — me altero y saco un arma de mi saco — las
fotos — gruñó furioso mientras apunto con el arma, Ian me
mira asustado, pero todavía tiene esa sonrisa estúpida.
Saca un sobre de un cajón y me lo entrega, tomo el sobre y
decido irme de este apestoso lugar, pero cuándo estoy a
punto de salir es dice lo que me marco de por vida.
— Hasta la próxima.
«Lo peor de esto es que le creó»
****
— Desde ese momento decidí cambiar y volverme lo que
soy ahora, no volví a tocar a tu madre, tuve amantes y no
me importo que tu madre lo supiera — me levantó y me
acercó a Octavio — ahora entiendes porque tienes que
alejarte de Ana, esa muchachita será tu perdición como lo
fue tu madre para mí.
El silencio es largo, se escucha los sonidos de TIC TAC del
reloj que está cerca de la puerta, y del viento chocando con
las ramas de los árboles.
— Ana es mi perdición — dice por fin, y eso me deja más
tranquilo «Lo entendió» — Ana es mi veneno, Ana es mi
destrucción — se levanta y camina hacia la puerta se da
medía vuelta — Pero es mía — conozco esa mirada, es igual
que la mía — la encontraré — sentencia.
Capítulo 53
Octavio
Dos semanas después
Hay recuerdos que son insignificantes, pero de alguna
forma esos pequeños sucesos activan la memoria, como el
aroma de una flor que me puede trasportar cuando mi
madre me llevaba al parqué, fui muchas veces al parque,
pero esa simple flor me recuerda ese día.
Ese día no sucedió nada importante fue un día común y
corriente, jugué pelota y tomamos un helado, pero al
caminar por ese jardín tenía ese aroma dulce.
«Solo fue un aroma»
Ahora ese dulce aroma me recurada la vez que bañe por
primera vez a Ana.
«Esto es el infierno»
¿Sera posible que mi destino siempre fue conocerla?
«Ese aroma era un día en el parque con mamá, ahora es el
jabón que utilice para lavar el cuerpo de mi niña»
«¿Por qué la escogí?» No tenía nada especial, era tan
simple que notarla era imposible, era tan callada que era
fácil de olvidar, pero eso mismo era lo que la hacía destacar
de las demás. Había muchas mujeres en ese cuarto,
mucho más hermosas, actrices que hubieran interpretado
un mejor papel.
«¿Por qué ella?»
Sé que dije que la escogí por el simple hecho de que no
tenía a nadie y que así podría controlarla. No voy a negar
que al principio fue por eso, pero en el fondo había algo
más.
Ese algo llamó mi atención, ese algo me hizo retroceder en
el tiempo en un suceso que no recuerdo pero que estoy
seguro que pasó, ese algo es como tener una música
pegada en la cabeza difícil de sacar pero que no recuerdas
de donde la escuchaste, ese algo fueron sus ojos, lo se eso
no suena como yo, una persona tan superficial como yo, ni
yo mismo puedo creer que eso llamara mi atención, no soy
romántico ni poeta.
Pero sus ojos, reflejaban inocencia, no tenía malicia se veía
tan pura que parecía un ser lejano de esta realidad, la forma
de su mirada me recordó a alguien, pero no sé a quién, fue
un segundo donde los dos conectamos miradas atrás vez
del espejo fue como ella me estuviera observando y no al
revés.
«Fue un solo un segundo y ese segundo me condeno»
Miro su fotografía y en ella no sonríe solo observa, recuerdo
muy bien cuando la saque, estaba tan concentrada en ver la
televisión que no noto cuando le saque la foto, ahora esa
foto la utilizo para encontrarla no importa cómo o cuánto
tiempo me tome, pero la encontrare.
— Esto es demasiado — comenta Edgar — no puedes
recurrir a esto — tira los avisos que ordene que pegaran por
toda la ciudad — la pequeña Ana no fue secuestrada ella
escapó de ti — me señala con su dedo, como si estuviera
acusando de algo.
— Crees que no lo sé — lo miro con fastidio, no solo puse
avisos, sino también lo comuniqué a todos los medios de
comunicación y divulgué la información en las redes
sociales.
—Estas yendo demasiado lejos y acusar con la policía a su
hermano de secuestro, te meterás en problemas cuando la
verdad salga a la luz — pero cuando termina de decir esas
palabras, me río como loco, creo que fue más una risa de
burla por la ingenuidad de mi amigo, pero en realidad la
burla era dirigida a mí.
Me levantó de golpe y me dirijo a escritorio, y le lanzo el
archivo con toda la información que mi investigador
privado me dio de " los dos supuestos hermanos".
Cuando recibí la información me quedé estático, al principio
creí que era una broma, pero no, la realidad me había
golpeado, la realidad me dejo sin aire.
«No son hermanos»
Pero su historia no acaba ahí, ellos me engañaron, fui un
estúpido en pensar en que las atenciones que tenía su
supuesto hermano eran normales. Es entonces que me
llegan recuerdos donde debía sospechar algo.
«Soy un estúpido»
«La forma en como ambos se miraban» era como si ellos
dos fueran los únicos en el mundo fueron ellos dos.
«La forma en cómo se tocaban, era como toques
especiales, simples roses casi imperceptibles para el ojo
común, pero para mí eran claros»
«La forma como él la cuidaba y ella le sonreía»
Esto estaba planeado, tendrían el dinero y se irían juntos,
encontré folletos de paquetes de viaje a Francia y sus
maletas listas.
Sentí un nudo en la garganta como si quisiera gritar, reírme
de mi estupidez o llorar.
«Ese día quede destruido»
— Esto es ¿verdad? — dice Edgar muy confundido, me mira
con pena — lo siento.
— ¡No me tengas lástima! — gruño —esto apenas empieza.
— Esto cambia todo — se acerca a sillón y empieza a leer
con más detenimiento el informe — tienes que dejarla en
paz, si lo que dice aquí es cierto, no la busques. Tal vez
ellos al crecer juntos se consideran como hermanos, yo
mismo te consideró mi hermano, pero de diferente madre.
— ¿Qué los deje en paz? ¿Qué se consideran hermanos? —
me río de su idea — ellos me engañaron haciéndome creer
que eran hermanos, ¿Para qué? ¿Por qué no me lo dijeron?
¿Qué ocultaban? Yo te diré " porque " porque se burlaban de
mí a mis espaldas, planeaban fugarse juntos mira las
malditas fotos crees que los supuestos hermanos hacen
estas cosas—le lanzo las fotos.
«Las malditas fotos»
En esas fotos aparecen ellos abrazados de cuando eran
jóvenes él la rodea con sus dos brazos por la cintura de una
manera posesiva mientras besa su cuello en otra foto están
niños tomados de la mano, Ana sostiene un helado en la
mano y el otro solo la observa.
Y al final hay una tira fotos es la más reciente, son fotos
pequeñas esas que te puedes sacar de una máquina de
fotos al instante, en la primera ambos están sacando la
lengua, en la segunda ella besa una mejilla de su supuesto
hermano, en la otra en la rodea con el brazo y ella apoya su
cabeza en su hombro y por último la peor de todas donde
se ve claramente que ellos no se ven como hermanos.
«Es un beso en los labios»
Es un beso simple no hay presión parece casi infantil pero
esa inocencia la vuelve más dolorosa.
Recuerdo ese día, la escuche hablando con su supuesto
hermano, se iban a encontrar, todavía recuerdo como se
acercó a su armario y saco la chaqueta azul pues su
supuesto hermano le dijo que haría frío, recuerdo ese día
pues también la bese, recuerdo que yo mismo la deje en el
centro comercial donde se iban a reencontrar.
«Soy un imbécil, soy un idiota y soy tan patético»
— Susana ¿lo sabe? — comenta Edgar mientras mira la foto
con asombro como si no lo pudiera creer a pesar que las
pruebas estén en sus manos.
— Claro que no y eso no me importa — digo bruscamente
eso es lo menos relevante en estos momentos.
— Como que no te importa, Susana era la novia de este
imbécil — señala la foto del supuesto hermano — y mejor
amiga de Ana, tiene derecho a saberlo, dios esto seguro la
destruirá — se preocupa más por mi secretaria que por mí
— tengo que estar con ella — dice muy angustiado, quiere
salir, pero se detiene, es ahí que se da cuenta que él no
tiene derecho de estar alado de mi secretaria.
Nos quedamos en silencio, como asimilando la información
que hemos discutidos, mi respiración es agitada y pesada,
me estoy controlando todo lo que puedo, pero sé que esto
no durara y pronto voy a explotar, llevando conmigo a quien
sea…
«No me importa la empresa»
«No me importa mi familia»
«No me importa mi padre»
«Los encontraré»
— Si todo lo que dice aquí es cierto — toma un poco de
agua — Miguel Ángelo no es una persona común y debes
tener cuidado «Es peligro».
Edgar tiene razón cuando leí el archivo me sorprendí del
pasado de Miguel Ángelo, pero eso es lo menos importante
ya que en la actualidad es un hombre que vive una doble
vida, una donde es un hombre íntegro que sigue las normas
y respeta las leyes de la sociedad y por otro lado es
conocido en los bajos mundos por el nombre de…
«Lucifer»
(ARCHIVO DEL ORFANATO SAN LUIS)
Miguel Ángelo Bonet
Adoptado a los 16 años, por los señores Bonet.
Ingreso a orfanato " San Luis " a la edad de 5 años, fue el
único que sobrevivió del famoso casó " Los Arévalos ".
"Los Arévalos" fueron asesinados el 2 de febrero de 1994,
una familia de 4 integrantes los padres murieron por un tiro
en la cabeza, la madre se encontraba embarazada de 3
meses, la niña de 10 años fue asfixiada mientras dormía, al
niño se lo encontró ocultado en el sótano de su casa.
El arma con el que fueron asesinados se encontraba en
despacho del padre, registrado a su nombre. Las primeras
hipótesis fueron que el padre fue el a autor de tal hecho,
pero se descartó la idea ya que él recibió un disparo por
atrás al igual que la madre.
Al no tener ningún indicio del asesinato a los Arévalos se
empezó a sospechar que fue un ajuste de cuentas según
los habitantes del pueblo, eran una familia extraña habían
llegado al pueblo unos meses antes del asesinato, se
plantaron muchas hipótesis, pero el más conocido fue que
el niño fue el autor de tal hecho, ya que a la hora del velorio
el niño no lloro ni una sola vez.
Según los maestros y encargados del orfanato Miguel
Ángelo Bonet, eran un niño peligroso, astuto y muy
vengativo, se le acuso de varias atrocidades dentro del
orfanato, pero ninguno fue comprobado.
Se lo apodo «Lucifer»
Según el expediente psicológico de Miguel Ángelo, tiene
tendencia sociópata al disfrutar del mal que les sucede a
otros, engaña, hiere y manipula para lograr todo aquello que
se proponen, sin ser necesariamente violento. Los actos de
crueldad, el cinismo y uso de adjetivos despectivos para
describir a los demás es parte fundamental de su proceso
comunicativo. Muestra características egocéntricas, no
depende de la valoración del grupo social para su
autovaloración. Muy seguro de sí mismos, tiene una actitud
individualista y poca dependencia en los demás.
Ana Bennett
Ingreso al orfanato " san Luis " a la edad de tres años, fue
encontrada inconsciente en las puertas del orfanato el 25
de diciembre de 1994 por Miguel Ángelo.
La niña, se encontraba golpeada por todo el cuerpo y
sangrando por el tobillo, no fue abusada sexualmente, pero
al preguntarle de cómo había llegado, o quien la había
lastimado, e incluso su nombre ella no respondió.
Fue adaptada a la edad de 15 años por la señora Marta
Bennett.
No se conoce nada de Ana Bennett antes de su ingreso al
orfanato.
Según los maestros y encargados del establecimiento era
un niña tímida y callada no hablaba con nadie a excepción
de Miguel Ángelo. Según fuentes indican que la niña fue la
contención de la ira de " Lucifer" y que desde su llegada se
pudo controlar mejor a Miguel Ángelo.
Según el expediente del psicólogo del establecimiento,
Miguel Ángelo veía en Ana a la hermana que perdió,
refiriéndose a la que esperaban sus padres antes del
fatídico día.
Por otra parte, Ana, no recordaba nada de lo que le había
sucedido según el psicólogo fue un mecanismo de defensa
quien había borrado todo recuerdo de trauma «el olvido».
Pues al no tener ninguna lesión grave en la cabeza no se
podía explicar el porqué de su amnesia.
MIGUEL ÁNGELO (MI ÁNGEL)
(Narrado en tercera persona)
En el pueblo " Grigota", considerado un lugar tranquilo
donde nada importante pasaba, donde lo más emocionante
era cuando un circo pasaba por ahí, donde todos se
conocían, donde podías dejar olvidada una bicicleta y nada
le pasaba. Pero pronto se convirtió en el ojo central de todo
un país, no fue por turismo, ni por el récord mundial de
alguna habilidad, y menos porque uno de sus ciudadanos
se volvió famoso.
«Si no más bien por un trágico asesinato a una familia»
«Los Arévalos»
Y cerca de ahí no muy lejos se encontraba el orfanato "san
Luis" un lugar enorme pues albergaba a más de 200 niños,
la directora y dueña, una mujer mayor, de pelo blanco como
el algodón, conocida por todos como "Mamali" una mujer
que había vivido mucho, amable cariñosa pero que a la vez
inspiraba respeto. Hacía años que había llegado al pequeño
pueblo de " Grigota" amaba ese lugar, no solo por la gente
amable y solidaria sino también porque era un lugar muy
tranquilo, pero lastimosamente tenía un defecto.
«Pueblo chico, infierno grande»
A los integrantes de ese pequeño pueblo les encantaba
hablar y algunas veces exacerban. Pero ese pequeño
defecto nunca daño a nadie de manera significativa, hasta
que paso ese horrible crimen que afectó a un pequeño niño.
Mamali sabía que todo lo que decían del niño era falso,
¿Cómo un niño de 5 años podría manejar o sostener un
arma? Ni siquiera los policías pensaban eso, pero las
habladurías llamaron la atención de los medios de
comunicación, quienes hacías especulación sobre esa
hipótesis, pues llamaba más la atención.
Entrevistaron a todas las personas quienes conocían por lo
menos un poco a la familia.
«El padre (Mark) era un hombre rubio de ojos azules, y
considerado por todas las mujeres del pueblo un hombre
muy guapo, pero un poco extraño, hablaba de una forma
particular y se lo veía tomar medicamentos. Trabaja como
profesor de secundaria, no se relacionaba con nadie, solo lo
estrictamente profesional».
«La madre (Amelia) una mujer rubia de ojos castaños,
amable y muy sociable, era todo lo contrario de su esposo
en cuanto a la personalidad, pero era igual de hermosa y
más estando en cinta, era maestra de música y tocaba el
piano en las obras escolares alado de su hijo»
«La hermana mayor (Ariana) una niña de 10 años,
igualmente rubia y ojos castaños como la madre,
considerada por sus compañeros como bicho raro pues su
carácter era similar a la de su padre, poco sociable pero
muy educada. Nunca se metía en problemas era una
excelente alumna y adorada por los maestros»
«Miguel Ángelo, un niño de 5 años, amable, muy sociable
era amigo de todos, adorado por los maestros como
también por sus compañeros, era muy inteligente a pesar
de su corta edad, junto con su madre siempre ofrecían una
obra musical, su carácter era similar a la de su madre»
No había nada que pudiera siquiera sospechar esa horrible
hipótesis, pero solo un pequeño incidente ínsito a que esa
hipótesis se hiciera creíble.
Una tarde de paseo de toda la escuela, Miguel Ángelo fue
encontrado llorando con sangre en sus manos, un cuchillo
en a lado de él, y cerca del cuchillo el cuerpo sin vida de un
perro.
Días después se cometió ese terrible suceso, y al ver al niño
sin derramar ni una sola lágrima, las sospechas fueron más
fuertes, desde ese día Miguel Ángelo no había hablado, fue
tratado con psicólogos, pero ni uno pudo hacer nada, al
llegar al orfanato todos los niños ya conocían su historia y
le tenían miedo.
Al pasar los días, el no cambiaba, tenía una mirada perdida,
parecía no tener vida, con el tiempo los niños empezaron a
hablarle, pero él no contestaba, después empezaron a
molestarlo, y eso detono una ira incontrolable en niño, que
ni siquiera los maestros de lugar pudieron controlar, llego
incluso a dejar inconsciente a muchos niños mucho más
grande que él. Pero las cosas fueron empeorando cada vez
más, se encontró muchas gallinas muertas regados por el
orfanato y el con las manos llenas de sangré, se lo vio
disfrutar del dolor no solo el que ejercía, sino también él
que mismo se producía. De todo eso se lo llego a conocer
como "Lucifer".
Pero de eso hace ya muchos meses, ahora frente a Mamali,
había un niño muy distinto.
«Un niño irreconocible»
Un pequeño niño que no habla con nadie, pero ahora podía
responder si se le preguntaba, aunque seguía
manteniéndose siempre alerta como si esperara que
alguien lo atacara y a lado de él la pequeña niña, " Ana"
cuyo nombre le fue otorgado por el mismo niño que la
encuentro en ese día frío.
«Miguel Ángelo»
La primera vez que Mamali escuchó la voz de Ángelo fue:
— " Ana" se llama Ana.
****
Miguel Ángelo estaba sentado viendo jugar a Ana con unas
flores, sin percatarse que a lo lejos era observado por la
directora del orfanato "san Luis".
Ana era su única fuente de vida para él, a pesar de ser
todavía pequeño sabía muy bien quien era buena y quién
no. La vida le había enseñado de mala manera que:
«El mundo es una mierda»
Pero Ana era diferente, ella no era mala, Ana era pura, Ana
era un ángel, Ana era oxígeno, Ana no conocía el mundo y
así la mantendría.
«Ana, no conocerá el mundo»
Se prometió así mismo el niño de ojos azules, mientras veía
jugar a su pequeña luz de esperanza. Dios lo había
escuchado le dio lo que más deseaba, su familia, su
hermanita que no pudo nacer.
— Mi Ana — dijo suspirando.
La pequeña castaña se dio la vuelta y le sonrió pensando
que la había llamado, se tomaron de la mano y se fueron a
pasear por el jardín.
***
— ¡Ana! — gritaba a todo pulmón, el rubio de ojos azules,
mientras corría detrás de la castaña y solo se escuchaba la
carcajada de la pequeña, ella disfrutaba ver a su hermano
correr tras de ella.
El tiempo había seguido su curso y Ana era una niña alegre,
feliz que le encantaba correr y saltar. Lo malo es que
siempre se metía en problemas, le gustaba quitarse la ropa
cada vez que hacía calor y no importaba en donde se
encontraba, metiendo en apuros al pobre Ángelo, no lo
dejaba descansar, y corría tras de ella con la ropa en la
mano para poder vestirla, era una situación cómica para los
espectadores, ver como una niña castaña desnuda se reía
del pobre rubio.
«La pequeña Ana no tenía vergüenza»
«La pequeña Ana no conocía el mundo»
— Nopi — seguía corriendo la castaña. Pero mientras reía
se tropezó con una piedra y cayó al suelo lastimándose sus
rodillas y como era de esperarse pronto empezó a llorar. —
dolé, dolé, dolé, dolé, dolé — se quejaba.
Ángelo ya sabía cómo calmar su llanto pues, aunque era
muy pequeño se había vuelto muy responsable, Al principio
le costó, pues la pequeña Ana todavía seguía usando pañal
y el no aceptaba que otra persona la tocara. Solo una
persona pudo ayudarlo y enseñarle como tratar a la
pequeña.
Esa persona era…
«Mamali»
*****
Dos años después
Los primeros días Mamali permitió que la recién llegada
duerma en el cuarto de lo hombres. Pues como era de
esperarse Ángelo no quería separarse de ella, pasando el
tiempo esto se volvió costumbre y era difícil separarlos.
— No, no, no, no quiero, no quiero— lloraba la castaña
aferrándose al cuello del rubio.
— Shu, shu, shu, shu, shu, shu— le susurraba mientras
trataba de calmarla con pequeñas caricias, Miguel Ángelo
los miraba con el ceño fruncido a los que la querían separar
de él.
Mamali, no sabía qué hacer, no era correcto que siguieran
durmiendo juntos, pero sabía también que si seguía
insistiendo la ira de niño volvería y ellos no podían
contenerlo, por cual decidió mejor hacer un trato con el
niño.
— Miguel Ángelo sabes que Ana no puede seguir aquí —
dice mientras se sienta en la cama — ella está creciendo —
veía a la pequeña que ahora tenía 5 años — la cama se
hace más chica para los dos — trato de usar la lógica.
— Puedo dormir más al costado — sugirió.
— Pero Ana seguirá creciendo y necesita ser más
independiente — Mamali trato de razonar con el pequeño,
pues en parte esa era una de las razones, pues a medida
que Ana crecía su dependencia hacia su hermano era más
notorio, se bañaban juntos, incluso ella no podía ir al baño
sin su compañía y eso debería parar ya — qué te parece, si
unas noches duerme sola y si no se acostumbra la traemos
contigo.
Ángelo se quedó pensando un momento, él no podía
confiar en nadie, pero Mamali es buena persona.
— Pero si ella no quiere, vuelve conmigo — sentencio
aferrándose más a la pequeña.
Al llevar a la pequeña a su nueva cama, esta empezó a
sollozar, pero Miguel Ángelo la calmo, era increíble ver
como el tono de voz de Ángelo cambiaba, era rudo y frío
con los demás, pero con su hermana era dulce y tierno.
Todos los que estaban ahí se quedaron maravillados de la
forma como trataba a la pequeña, le puso su pijama, la
llevo al bañó a cepillarse los dientes e incluso le contó un
cuento para que durmiera.
«Tal vez su sangre no los unía, pero su conexión era mucho
más fuerte»
Pronto Ana se había acostumbrado a dormir sola e incluso
empezó a conversar con una de las niñas del dormitorio,
pero eso no le gusto para nada al rubio que miraba
disgustado la escena, se molestó que la pequeña Ana
durmiera tranquila, mientras él seguía teniendo esas
horribles pesadillas.
— «Tengo miedo» — susurro para sí, pues, su mayor miedo
podía hacerse realidad.
«Que ya no lo necesitara»
Mamali lo veía de lejos, siempre le llamo la atención, no
solo por trágica historia sino también porque, en él veía a
su propio hijo que ya hace tiempo había muerto.
«Se suicidó»
Y eso le daba miedo, pues en esa extraña relación de esos
dos niños no era normal y descubrió que de ellos dos...
«Ana no era la que lo necesitaba»
Los días pasaron y algo sucedió, pues a la pequeña Ana
nadie se le acercaba, los maestros y la directora no sabían
que había pasado, pues la niña había tenido mucho
progreso, pero de pronto volvió a ser la niña tímida y
retraída desdé un principio.
Todos sabían que él único culpable es el mismo niño que
ahora la tomaba de la mano y la alejaba de ellos.
¿Pero porque nadie hacia nada? ¿Por qué la directora
permitía esa situación? ¿Le tiene miedo? acaso todo lo que
el pueblo decía de Ángelo es ¿cierto? Todos los empleados,
maestros y los niños se preguntaban. provocando que
todos temieran más al rubio.
Apodado como…
«Lucifer»
****
Años después
Miguel Ángelo no perdía de vista a la pequeña Ana, la
vigilaba como un halcón, más ahora que la directora y
dueña del orfanato había fallecido hacia un año atrás.
Pronto el establecimiento paso a manos del estado, y
muchos de sus empleados fueron despedidos porque la
mayoría no tenían él estudió o la experiencia para poder
ejercer su profesión en el orfanato.
Del orfanato alegré y tranquilo solo el recuerdo quedaba,
pues el lugar que un día refugio a los desafortunados ahora
era el mismo infierno.
«El maltrato era el pan de cada día»
«Los más fuertes dominaban a los más débiles»
«Y algunos maestros tocaban demasiado a algunos niños y
niñas»
Uno en particular le gustaba ir mas haya que los otros y
todos lo sabían, pero nadie hacía nada, ¿Quién los podía
defender? Eran solo niños que no tenían a nadie que los
proteja.
Ese hombre era un señor mayor y calvo tenía una panza
enorme que parecía que su camisa pronto explotaría, y su
acceso a los infantes era libre, era maestro de biología.
Una noche ese mismo maestro, en una de sus visitas al
dormitorio de las niñas se quedó demasiado tiempo
observando a la pequeña castaña que pronto cumpliría 9
años, él sabía que esa niña era intocable, él sabía que tenía
de protector al mismísimo Lucifer pero al ser tan prohibida
era más tentadora, él se acercó a su cama quitó poco a
poco la sabana y noto que esa niña era lo más dulce que
había visto en su miserable vida, quiso tocarla pero no se
atrevía pues si se despertaba seguro se lo contaría a su
hermano y a un que ese mocoso solo tenía 11 años , le
daba miedo.
Los días pasaron y el maestro tenía ya una rutina, de día
trataba de simpatizar con la pequeña Ana, pero le era difícil
porque su hermano no la dejaba ni un solo momento, así
que su única oportunidad era en la misma clase donde
siempre le dejaba en su pupitre un dulce, chocolate o una
flor, así tal vez poco a poco se ganara la confianza de la
pequeña.
Pero esa misma flor detono algo que no esperaba.
«La sospecha de Lucifer»
En ese mismo día el maestro, realizó todas sus actividades
sin ninguna dificultad, reviso los exámenes de sus alumnos,
comió sándwich de atún para la cena, lustro sus zapatos
para el día siguiente y organizo su colección de monedas,
pronto en su reloj marco 11 pm, el maestro se puso sus
pantuflas para no hacer ruido, caminó por los pasillos del
orfanato llegando al fin a su destino.
Las niñas del dormitorio no dormían pues sabían que
pronto esa puerta se abriría dejando entrar al monstruo de
sus pesadillas, nadie dormía a excepción de Ana, quien no
sabía lo que pasaba a su alrededor púes la castaña dormía
como un tronco.
Los pasos del maestro eran la parte más temerosa de la
noche pues no sabían en que cama se detendría, era como
la ruleta no sabían en donde se detendría, pero de algo era
seguro luego de escoger a su víctima, siempre iba la cama
de Ana para verla pero que poco a poco se atrevía a tocarla
más.
«Y ese día no fue la excepción»
Quitó la sabana y sus manos empezaron a acariciar sus
piernas, solo hasta ahí avanzaba pues el miedo a su
hermano le impedían avanzar más.
— Pronto muñequita — le susurro como si fuera una
promesa, sin percatarse de que alguien lo observaba desde
la puerta.
El maestro tomo de la mano a su víctima quien se llamaba "
Priscila" y se la llevó al mismo lugar donde se llevaba a
todas sus víctimas.
«Su dormitorio»
— Ya sabes lo que tienes que hacer — lanzó a la niña a su
cama, Priscila ya se había acostumbrado pues esta no era
la primera vez, así que ya no lloraba ¿para qué? Nadie la
oiría y si lo hicieran nadie le ayudaría.
Pero cuando estaba apuntó de quitarse su pijama, un ruido
los alertó él se levantó y abrió con cuidado la puerta.
Priscila se quedó helada un segundo ¿alguien la ayudaría
esta vez? ¿Dios la escuchó? su respuesta fue contestada al
instante que vio caer el cuerpo del monstruo de sus
pesadillas, dejando a la vista a su salvador.
«Miguel Ángelo» o como todos lo llaman «Lucifer».
— Lucifer — murmuró.
— Sal de aquí — gruñó el muchacho rubio, Priscila se
levantó y paso por el cuerpo inconsciente de ese monstruo.
— Gracias — trato de acercarse, pero este se fue a un lado
evadiendo su abrazo.
— Largó — volvió a gruñir.
Priscila salió corriendo feliz pues sabía que lo que pasará a
ese hombre iba a ser algo terrible.
— Se lo merece — susurro para sí misma y después de
tanto tiempo lloró, pero esta vez era de felicidad.
Al llegar al dormitorio les contó de lo sucedido a sus
amigas y compañeras de cuarto. Todas gritaron de alegría
y también lloraron de felicidad.
El regocijo mantuvo despierta a todas las chicas despiertas
hasta el amanecer y de pronto la puerta se abrió de golpe
dejando sorprendidas a todas las chicas.
«Era Miguel Ángelo»
Todas sonrieron y quisieron agradecerle, pero este las
ignoro por completo, pasando de largo dirigiéndose directo
a la cama de su hermana que todavía seguía durmiendo, él
la levantó como si esta fuera la novia y se la llevó, pero
antes de salir dijo las palabras que todas ellas no
esperaban.
— Lo hice por mi hermana — y se fue al único lugar que
ellos dos consideraban como un hogar.
«El sótano»
Desdé ese día volvieron a dormir juntos.
— El mundo es una mierda y ese hombre era malo y se lo
merecía — dijo Ángelo seguro de sus actos.
Al día siguiente el maestro de biología había renunciado no
dijo nada sólo dejó una carta, y no se supo más de él, pero
los rumores no pararon ahí.
Dijeron:
«Que lo había matado»
«Que escapó»
«Que se encuentra en sótano siendo torturado por el
mismísimo Lucifer»
Miguel Ángelo sabía la verdad, pero su Ana, su garrapata
nunca se daría cuenta.
Ana vivía en un mundo muy distinto que el que sus
compañeras de cuarto vivían cada día, pronto ellas
empezaron a tenerle envidia que luego se convirtió en odió.
— Pequeña Garrapata — la llamo Ángelo— No comas más
helado eso te hará dañó.
— No me importa — sonreía su Ana, mientras seguía
lamiendo su helado, Miguel Ángelo no podía decirle que no,
pues el helado era lo único que podía calmar su llanto, o
alguna rabieta.
También porque pronto seria navidad, y en ese día su Ana
casi siempre tenía ataques de pánicos, no soportaba la
música navideña, ni las luces por eso para ese día siempre
se iban al sótano del orfanato que ahora también era su
hogar, un lugar frío y aislado, pero era el único sitio donde
esa festividad no llegaba.
«Miguel Ángelo, tenía demonios que lo atormentaban»
«Miguel Ángelo, tocaba el piano para su garrapata»
Pero sabía que él no era el único que tenía demonios la
diferencia es:
«Que su Ana no lo recordaba»
Capítulo 54
Ana
Pasado
Me gusta la clase de biología el maestro es muy bueno
conmigo, siempre me deja un regalo en mi pupitre, dulce o
chocolate a veces son las dos cosas.
Cada vez que como los dulces el maestro me sonríe, y yo lo
saludo con la boca llena de dulces, pero sé que tengo que
agradecerle, pero no me atrevo ¿Qué le diría? ¿Gracias
profesor? No, no, no, Creo que ni me oiría, mi voz es tan baja.
De camino a mi clase favorita " por los duces " ojalá un día
me helado, veo al profesor con una flor en la mano creo que
es una margarita. ¿Tendrá novia? ¿Quién será? ¿Tal vez sea
la cocinera? Ellos siempre hablan.
Pero justo a la hora de entrar a clases veo al maestro dejar
esa flor en mi pupitre, miro extrañada por ese regalo. ¡Ash!
¡Yo quería dulces! Pateo el piso y cruzó los brazos enojada.
Camino enojada, ya me había acostumbrado comer todos los
días dulces.
El maestro habla y habla.
Bla, bla, bla, bla. bla, bla, bla, bla, bla
Que aburrido, creo que me voy a dormir.
El profesor me sonríe, pero yo le saco la lengua. ¡No quiero
flores!
Cuando suena el timbre, todos salen y como siempre mi
ángel me espera en la puerta de mi aula, me levantó y veo la
flor con el ceño fruncido, pero luego lo medito, creo que soy
injusta, no debí sacarle la lengua al profesor él solo me
regalo una flor.
«Soy una mala agradecida»
«Debo disculparme»
Tomo la flor y la llevo conmigo además es bonita, me lo
pondré en el pelo, pero cuando me lo estoy poniendo alguien
detiene mi acto.
«Mi ángel»
—¿Qué haces? — protesta.
— Me pongo esta flor — le muestro mi regalo — es muy
bonita. — sonrió.
— ¿Quién te dio eso? —gruñe.
— Mi profesor, aunque yo prefería que siguiera dándome
dulces — le vuelvo a sonreír.
— ¿Cómo? Desde cuándo — me jala fuerte camino al sótano,
¿Por qué está enojado? Solo es una flor.
— Hace unas semanas eso creo, ¿Estás enojado porque no te
invité? Te prometo que si mañana me regala chocolate te
sobro un poquito — trato de zafarme de su agarre — me
lastimas Ángelo.
El me suelta de golpe parece culpable, trato de decirle que no
es para tanto, pero me besa todo mi rostro.
— Lo siento — besa mis labios una, dos, tres hasta siete — lo
siento, pero quiero que siempre me cuentes todo lo que te
pasa, de acuerdo.
— De acuerdo — y esta vez yo lo beso y me subo a su regazo.
Al día siguiente ya no tuve más regalos del profesor y eso me
puso muy triste.
«Quiero dulces»
*****
El tiempo lo cura todo. Pero ¿Cuánto tiempo necesito?
Pero ¿Qué me duele?
¿Octavio?
¿Megan?
¿Yo?
Esas preguntas invaden mi cabeza como un torbellino, y el
dolor sigue ahí. Me veo en el espejo después de darme un
baño y la persona que está frente de mí es otra, más
grande, más madura ya no una niña.
«No soy la misma»
«Mi rostro sigue igual, pero mi cara refleja cansancio, mis
ojos siguen castaños, pero ahora logran ver la realidad,
puedo ver el mundo»
«Estoy cansada»
«Estoy dolida»
«Estoy herida»
«Estoy despierta»
«Me siento ligera»
«Soy libre»
— Ana ya llegó la cena — entra de golpe Ángelo,
asustándome.
Busco una toalla y me tapo, Ángelo parece avergonzado
incluso un poco tímido, nos miramos como el tiempo se
detuviese en ese preciso instante, pero sale tan rápido
como entro.
Mi corazón se agita ¿Por qué?
¿Por qué me tape? Él ya me había visto desnuda, Muchas
veces desde que tengo memoria, nunca tuve vergüenza
creo que nunca lo tuve.
Podía bailar desnuda frente de él, Podía bañarme junto con
él.
Mi ángel podía tocarme y yo a él, no había nadie quien nos
lo impedía incluso cuando crecí, él 17 años y yo 15
seguíamos haciendo lo mismo, no había malicia entre
nosotros.
¿Qué cambió?
Yo crecí, lloré, sufrí, sentí dolor y tuve vergüenza de mí.
«Ya no soy la misma».
Me pongo una bata de color gris, tapando mi desnudes,
camino a paso lento para hablar con mi ángel. Al abrir la
puerta lo veo sentado en la cama y a lado de ella una mesa
con la cena que trajeron. Ángelo se ve confuso también, él
sabe que no somos los mismos.
— Se ve delicioso — digo un poco tímida, no sé qué decirle.
—No sabía si te seguía gustando el pollo — trata de sonreír,
pero no lo logra.
— Todavía me gusta, pero más es helado — camino a su
lado y me siento junto a él, quiero tomar su mano, pero
tengo miedo que me rechace, no quería defraudarlo.
Mi pelo sigue mojado y gotea agua como si fuera una
gotera en el piso de este hotel, me recuerda a sótano en
tiempos de lluvia, a mí me gustaba, era como estar cerca
de la lluvia sin ser mojada, en ese entonces lo veía como
nuestro pequeño paraíso.
— Siempre el helado — sonríe como si fuera un chiste
contagiándome un poco.
— En eso no cambie, pero… — en lo demás no soy la
misma, quería decírselo, pero no pude.
El silencio fue largo y por primera vez se siente incómodo,
es entonces que veo sus cosas un pijama de dos piezas, su
traje con la que escapamos y una toalla de color gris, están
poco todo eso está cerca del sofá donde estuvo durmiendo
todos estos días.
¿Por qué durmió en el sofá?
¿Por qué no durmió conmigo?
¿Por qué cambiamos?
¿Por qué crecimos?
— Sabes que puedes confiar en mí — me toma de la mano,
provocando que me tranquilice un poco.
— Te conté todo — bajo la cabeza avergonzada no quiero
ver decepción en sus ojos, me levanto de golpe, porque a
un que lo niegue sé que es lo que realmente quiere saber.
— Te di tiempo, pero... — se calla, sé que está preocupado,
porque solo le conté lo superficial y él quiere saber hasta
dónde llegue, pero tengo miedo de su reacción.
Cenamos en silencio los utensilios son los únicos ruidos en
nuestro alrededor, al terminar me pongo el pijama en el
baño, como si estuviera ocultándome ¿Por qué me oculto?
Al salir lo veo sentado en el sofá esperándome camino
lentamente y entro a la cama.
— ¿Apago la luz? — me pregunta desde su lugar.
— Si, por favor — susurro, ya acostada en la cama y solo la
luz de la luna refleja la habitación, lo siento tan lejano a
pesar de estar en la misma habitación nuestra lejanía es
como si un muro de tres metros nos separara, no lo quiero
lejos — duerme conmigo, por favor — suplico.
Mi ángel se quede callado, no puedo ver sus facciones,
pero seguro que debate en sí hacerlo o no.
«Lo he decepcionado»
Pero cuando pensé que me rechazaría, se acerca y se
acomoda a mi lado, estamos frente a frente, lo sé porque
siento su respiración, pone sus manos en mi cintura y yo
me acomodo en su pecho, como cuando éramos niños.
«Cuando éramos niños todo era tan fácil, era tan simple,
éramos felices»
— ¿Me búscate alguna vez? — dice después de largo tiempo
de haber estado en silencio.
— Lo intente, pero me perdí en el intento, después me di
cuenta que la señora me necesitaba más, era ya mayor —
me acerque más, respiro su aroma, su olor es fuerte, varonil
y siempre fue un somnífero a la hora de dormir.
«Eso no cambió»
Recuerdo ese día, no puede llegar muy lejos apenas llegue
al auto bus, cuando me encontró me dio una cachetada y
me encero por dos días en mi habitación, luego se disculpó
y lloro para que no la dejara que yo era su única compañía.
— ¿Lo amas? — pregunta, muy seriamente lo sé por el tono
de su voz, gracias a Dios la oscuridad me ayuda a que no
vea mi reacción, empiezo a temblar, pero no de frío si no
por que otra vez me voy a poner a llorar.
«Pero no quiero hacerlo»
«No quiero más lágrimas»
«¡Ya basta!»
Pero mis ojos me traicionan, se forma un nudo en mi
garganta que duele, duele como si no pudiera respirar. Es
entonces que me doy cuenta, mis lágrimas no son por
Octavio, no son por su traición, no son por lo que pensaba
de mí, y tampoco es por mí.
Estas lágrimas son por:
«Nuestra historia»
«Nuestros besos»
«Nuestras caricias»
«Nuestro amor»
Si, lo descubrí ese sentimiento que no identificaba, ese
sentimiento que era desconocido para mí, es una simple
palabra.
«Amor»
Lo ame, me entregue a él, y no me arrepiento.
«Ame su forma de mirarme, como si fuera la única en su
vida»
«Ame su sonrisa, esa sonrisa que lo hacía ver más joven,
esa sonrisa que sólo me lo daba a mí»
«Ame su forma de regañar mis actos»
«Ame su beso, que me transportaban a otro mundo»
«Ame incluso sus gritos, nuestras peleas por cosas
insignificante»
«Ame en la forma que me tocaba, la forma como me hacia
el amor»
«Lloro por nosotros»
«Lloro por nuestra perdida»
«Lloro por el amor que tuvimos»
Esto es el fin, el a dios a algo que me hizo muy feliz pero
que de alguna forma siempre formará parte de mi vida.
«Sé cuál es mi respuesta esa pregunta»
— Lo ame — digo muy segura, porque es la verdad no sé
cómo empezó esto, pero estoy segura que ahora.
«Ya no lo amo»
«Lo ame, pero eso es tiempo pasado»
******
Al abrir los ojos busco a mi ángel, pero no lo encuentro, no
quiero levantarme, pero el sol me hace acuerdo que día
comenzó. La habitación está vacía, estiro los brazos, me
levanto, voy al baño y tampoco lo encuentro, pero cuando
estoy a punto de salir a buscarlo, veo en la mesa de noche
una nota.
Salí por el desayuno
Atte.: tú ángel
Sonrió como boba, pero son esos detalles que me
recuerdan que no estoy sola. Me hecho en la cama y
prendo el televisor, ya me perdí muchos capítulos de mi
serie favorita en mi momento depresivo, pero cuando lo
enciendo aparece mi foto en él.
No puede ser, casi me caigo por la impresión.
«Me buscan»
«Estoy en las noticias»
Pero no soy la única también mi ángel también, pero la
diferencia es que a él lo acusan de:
«Secuestro»
— No es verdad — digo como si pudieran escucharme.
Me levanto de golpe, busco mis zapatos me lo pongo y
decido buscar a Ángelo, pero cuando estoy a punto de salir
una voz me detiene, esa voz que me susurraba que abra
mis piernas, aquella voz congelaba mis sentidos.
«Octavio»
" — Mi esposa está en peligro, él hombre que la tiene no
pidió ningún rescate pero sabes que es un hombre
peligroso, trabajo en mi constructora por tres años se ganó
la confianza de mi esposa y de la mía también, no sabemos
qué planes tiene pero lo encontraremos — me doy la vuelta
y lo veo en el televisor, con un traje gris — cualquier
información que nos ayude a encontrarla será muy bien
recompensado — mira a todos los que están ahí, es una
conferencia de prensa — pero quien me entregue a Miguel
Ángelo Bonet será recompensado con la suma de 500 mil
dólares — me tapo con las manos la boca por la impresión.
— Señor Verona, que le puede decir al secuestrador tal vez
lo esté viendo en este momento — dice una periodista.
— Te encontrare — mira a la cámara directamente — y lo
pagaras — veo furia en sus ojos, pero cuando pensé que
acabaría — Ana, mi niña pronto volverás a mi lado”
Me quedo congelada, ¿por qué lo hace? ¿Por qué no me
deja en paz? Una corriente eléctrica pasa por mi columna
vertebral.
«Es miedo»
No por Octavio, no por mí, pero sí de mi ángel.
Si la gente empieza a investigar el pasado de Ángelo lo
descubrirán, si la gente le pone atención, el paso puede
volver corro a la salida, pero justo aparece mi ángel, quiero
decirle, pero no sé cómo empezar, mi voz me abandona.
— Lo sé — lo sabe, ¿Cómo?, es entonces que noto su ropa,
tiene un gorro y lentes oscuros, se estaba escondido.
«Por eso no me dejaba salir»
«Por eso no quería que vea televisión»
— ¿Hace cuánto? — gruñó, ¿por qué siempre hace lo
mismo?
— Una semana, no quería preocuparte, ya lo tengo todo
arreglado, nos esconderemos por un tiempo en una caballa
lejos de aquí, es un lugar tranquilo, luego nos iremos del
país, empezaremos de cero — trata de acercarse a mí, pero
me alejo. El me mira intrigado por mi reacción, nunca lo
rechace esta es la primera vez —¿Pasa algo?
Siempre hace lo mismo, planea, organiza todo por mí,
nunca me pregunta, solo hace lo que quiere.
«Antes no me molestaba, pero ahora me enoja, ahora me
molesta»
«Ya no soy la misma»
— Es mi vida, no crees que debía opinar en ella, siempre
éramos los dos desde niños, pero yo solo te seguía, nunca
te reproche nada, espere a que todos tus planes se
realizarán, espere a que siempre me guiaras, siempre te
espere — me acerco a él — No — alzó la voz — tengo planes,
tengo una beca en Francia, quiero estudiar.
Respiro agitado, mi respiración se hace más pesado, estoy
enojada.
Muy enojada
«No quiero volver a lo mismo»
«No quiero callar»
«Esta es mi vida»
Capítulo 55
(Narrado por tercera persona)
Tres meses pasaron ya, sin ninguna noticia de Ana y como
era de esperar hubo mucha gente que quiso sacar
provecho de esta situación, personas que sólo querían
dinero, personas que solo veían una oportunidad de sacar
dinero, pero esa situación empeoró más los rumores
surgieron. No sólo perjudicaron al acusado sino también a
la constructora de la familia Verona, pues al ser
considerados una familia modelo, con una reputación
intachable pronto se convirtieron en la comidilla de la
sociedad pues el futuro líder, presidente de su imperio se
había vuelto un hombre irreconocible.
Pero había otras personas que le tenían lástima esas
personas que en su mayoría eran trabajadores de la
constructora.
Pero pena porque:
«Porque su esposa lo había abandonado por su amante»
Pues el supuesto secuestrador no daba señales de querer
algo a cambio de su esposa,
«Simplemente quedarse con ella»
*****
Octavio se encontraba en su oficina como todos los días
desde que su esposa lo dejó, no deseaba ir a su hogar, el
hombre de ojos negros se había encerrado y nadie se
atrevía a enfrentarlo, su padre, su amigo intentaron
convencerlo de que, si seguía en esa situación, no sólo
acabaría con él sino también con lo que su abuelo y su
padre habían logrado, pues al verse en tal escándalo los
inversionistas y su ex futuro socio habían declinado en sus
ofertas.
Pero a Octavio no le intereso por primera vez en su vida, no
le importo, su única misión era encontrar a su esposa, sin
importar el precio.
— Que piensas lograr después de todo esto, el nombre de
Miguel Ángelo esta por los suelos, te das cuenta que no
solo lo estás perjudicando a él, su familia es acosada por
los medios de comunicación, la historia de su infancia es lo
único que se oye — decía el mejor amigo de Octavio,
mientras trataba de acercarse — Gracias a Dios, el nombre
de Susana no salió a la luz, pero sabemos que esto no será
por mucho tiempo.
— Crees que me interesa — contestó, tomando una copa
entre sus manos. Edgar sabía que su amigo tenía más
defectos que virtudes, pero ese hombre que bebía no era su
amigo.
«Ese hombre estaba destruido, es hombre estaba muerto
en vida»
— Si la encuentras ¿crees que se quedara contigo? ¿Crees
que te perdonara? No sé qué tipo de relación mantenían los
dos, pero de algo estoy seguro el único culpable eres tú —
le arrebato la copa de las manos y lo lanzó a la pared, el
sonido de los vidrios es lo único que se escuchó en esos
instantes, pero su amigo quien al parecer estaba perdido en
sus pensamientos miraba solo al vacío de la ventana
enorme que cubría toda una pared y en él se podía apreciar
toda la ciudad.
No dijo nada en un largo momento, Edgar esperaba que
reaccionará, que entrará en recapacitación, quería a su
amigo aburrido, narcisista y malhumorado. Pero que a
pesar de todos sus defectos siempre estuvo con él en sus
peores momentos, nunca lo juzgo simplemente estuvo para
él y ahora le tocaba hacer lo mismo por su amigo.
— Cuando la encuentre, no se irá de mi lado — hablo
después de largo momento — no lo podrá hacer — sonríe de
lado — tengo una carta oculta — es entonces que el hombre
de pelo negro saca su carta, era una foto, pero al juzgar por
el estado de esta, parece ser una antigua y la imagen de
esta, revelaba algo que dejó sin aliento al rubio — al parecer
no soy el único que la busca.
A lo lejos de ese mismo día una castaña caminaba con un
gorro y una capucha en la cabeza, ocultando su rostro de
los demás, la castaña tenía una misión, parar por completo
esta calumnia contra su ángel.
Sabía que lo que estaba a punto de hacer era peligroso no
sólo porque se contactaría con un desconocido si no
porque lo hacía a espaldas de Miguel Ángelo.
Desde ese día que por fin pudo dejar en claro lo posición,
su relación con Ángelo cambió.
«Un hombre completamente distinto apareció»
«Tal vez nunca conoció por completo a Miguel Ángelo»
El hombre que estaba durmiendo en una habitación de un
hotel barato era muy distinto del niño que la cuido.
«El hombre en la habitación tenía demonios»
«El hombre en la habitación tenía miedos»
«El hombre en la habitación sufría»
«El hombre en la habitación necesitaba ayuda»
Ana tenía un objetivo, ahora llegó su momento, el momento
en que la pequeña castaña cuidaría de su ángel de ojos
azules.
— Te protegeré — susurro la castaña, mientras iba al
encuentro de un periodista, Ana tenía un plan — una forma
de callar al mundo, es siendo parte de ellos — dijo decidía.
«Esta vez Ana tenía que protegerlo».
Capítulo 56
(Narrado en tercera persona)
Desde pequeña Ana tenía una enorme curiosidad por cosas
nuevas, la primera vez que vio una mariposa se obsesionó
tanto con ellas que en lo único que hacía era dibujar
imágenes de ellas, incluso sigo a una oruga todo un día
entero con la esperanza de verla transformada en una
mariposa.
Con el tiempo su curiosidad pasaba de una cosa a otra, pero
un día no muy especial mientras la pequeña castaña jugaba a
las muñecas vio algo que le llamo la atención, a lo lejos vio a
su ángel entrar en una habitación con Priscila, eso le pareció
extraño pues últimamente Ángelo la dejaba por unas horas.
La pequeña se levantó y limpio su vestido, tomó su muñeca y
se dirigió a donde su ángel había ingresado. Entonces lo vio,
era su ángel desnudo de la cintura para abajo y al frente de
él, arrodilla Priscila con la boca llena, a los ojos de la pequeña
eso era algo nuevo, no entendía por qué lo hacían pues para
ella eso era asqueroso ya que por ahí se hacía pis.
Ana se acomodó mejor pues quería ver mejor ya que ya hace
mucho tiempo Miguel Ángelo no se dejaba ver desnudo y eso
a la castaña la intrigaba ya que a ella no le importaba estar
desnuda frente a él. Después de un rato el muchacho ya de
16 años cambió de posición poniendo a Priscila de espalda y
él podría penetrarla por atrás.
Ana se quedó maravillada con esa imagen y sentía cosquillas
en su interior pues desde su posición la pequeña podía ver
con claridad como el miembro de su ángel entraba en la
muchacha de la misma edad que Miguel Ángelo.
Poco a poco las estocadas del rubio se hicieron más lentas
como si estuviera llegando a una meta, los gemidos de los
adolescentes y los golpes que se podía escuchar cuando sus
pieles se juntaban eran como música para Ana.
«Es hermoso» pensó la castaña, mientras salía de la
habitación.
Ana al ser pequeña de estatura muchos la confundían como
una niña de 10 o menos años ya que su personalidad eran las
de una niña. Pero ese día mientras se miraba en el espejo
observo su cuerpo, sus pechos estaban más grande y su
cadera más ancha, entonces noto que en ese lugar era la
única que jugaba con muñecas, y eso le pareció tonto pues
era divertido.
— Estoy creciendo — susurro.
Pero entonces como un remolino de en su memoria empezó
a recordar como antes jugaba con su ángel, esa sensación
en su intimidad que le gustó.
Ella tenía 14 años cuando por primera vez descubrió el auto
placer y esa misma noche tuvo un sueño raro, un sueño con
Ángelo.
*******
Después de la reunión con el periodista Ana se sentí más
tranquila, pues el susodicho le aseguró que todo saldría a la
luz y con eso limpiarán el nombre de Miguel Ángelo. Pero
aun así había algo que la molestaba, como un bicho raro
que no la dejaba tranquila.
Sólo le tocaba confiar en ese hombre de mediana edad,
confiar en que el amara más su trabajo que el dinero.
Camino a paso lento asegurándose de que nadie la
siguiera, esperando que todo saldría bien, miro al cielo una
vez más pidiendo que su ángel no hubiera despertado
todavía. Pero justo al entrar se escuchó los gritos de
alguien, como si estuviera siendo atacado por alguien.
Ana sabía de quien eran esos gritos, los había estado
escuchando desde hace ya unas semanas.
— Ángelo, despierta —trato de despertar la castaña a su
ángel — es una pesadilla, despierta — se acercó.
Pero el rubio ignoro su petición y con un empujón duro
derribo a la castaña enviándola al otro extremo de la cama
provocando un que la muchacha se golpeé con la pared.
Miguel Ángelo al darse cuenta de lo ocurrido corrió a
ayudarla.
— Perdón, no yo no... Estaba — trato de tocar su rostro para
ver si no la había lastimado, pero al momento de tocarla se
detuvo a medio camino — solo te lastimo, soy malo, soy un
monstruo — empezó a golpear la pared con los puños —
¡Este mundo es una mierda, este mundo es mierda y yo soy
igual a ellos! — grito.
— No es verdad — trato de acercarse, pero el rubio está
perdido en sus pensamientos — mírame Ángelo — pero él
no lo hacía — ¡mírame! — grito — eres lo único que me
queda, no quiero perderte — empezó a llorar, mientras lo
abrazaba.
— Tú, no me conoces — empezó a acariciar su cabellera —
quise que fueras feliz, que no conocieras este mundo,
quería crear un mundo para ti, un mundo donde nadie te
tocara, donde solo yo tuviera acceso, pero lo que provoque
fue enviarte a ese mundo.
— No es verdad — tomo su mentón — son mis decisiones,
son mis errores y no me arrepiento de ello.
— Y si te dijera que lo que dicen de mí, es verdad, si te dijera
que mate a mis padres y que no son los únicos que solo
quería alejarte de este mundo porque no quería que
conocieras el monstruo que soy.
Ana se quedó impactada por sus declaraciones, pero no era
por lo que dijo sino por cómo su ángel pensaba de sí
mismo. Sin razón porque Ana sintió algo que dentro de ella
se removía y lo beso.
Al principio ninguno de los dos hacía nada, simplemente
fue la unión de sus labios como cuando eran niños, con los
ojos abiertos, sin ningún movimiento para ambos era uno
batallaba interna. Pero el primero en profundizar el besó fue
Miguel Ángelo.
El beso fue dulce, suave y tierno, pero al terminar, el rubio
se sintió culpable se levantó y corrió al baño como si
estuviera escapando de algo. Miguel Ángelo desde
pequeño demostró una fuerza que muchos admiraron y
otros le temieron, pero no era solo física pues el rubio
nunca demostró ser débil en ningún aspecto.
Nadie lo vio llorar, nadie lo vio temer a algo o alguien
simplemente era un tempano de hielo que nadie podía
quebrar. Pero ahora esa imagen se fue, el hombre frente a
Ana era un hombre totalmente quebrado.
«Porque no lo vi»
«Mi ángel siempre me protegió, pero quien lo protegía a él»
Fueron los pensamientos de Ana mientras veía como su
ángel se derrumbaba frente a ella.
«Tenía que ayudarlo, tenía que protegerlo, pero ¿Cómo?»
Ana lo siguió al baño, lo único que podía hacer Ana era
demostrarle que no era malo, que ella confía en él y la única
forma era...
— Entregarme.
****
— Los encontramos — dijo un hombre de mediana edad que
Octavio había contratado — un hombre me llamó dijo que
sabe dónde está, pero que quiere el dinero.
— Confirmaron la información — dijo Octavio.
— Sí, están en un hotel a las afueras de la ciudad, según la
recepcionista los dos se registraron como recién casados y
tienen las características.
Octavio se había quedado congelado, no sólo por la noticia
si no porque ahora le tocaba a él actuar sabía que no sería
fácil, pero eso a él no le importo. Ya había abandonado
todo por su niña.
«Su familia»
«Su empresa»
«A Megan»
Octavio tenía su propia fortuna, no tenía comparación con
el imperio de su padre, pero era suya.
«Primero le confesaría su amor a Ana»
«Segundo le pediría perdón»
«Tercero, si las dos primeras cosas no funcionaban le diría
quien es realmente Miguel Ángelo y que es lo que había
hecho para mantener a Ana a su lado».
Y finalmente se iría con ella muy lejos, donde su padre, ni
su supuesto hermano los encontrarían, Octavio estaba tan
perdido, sus acciones sus ideas eran de un hombre
perdido.
Capítulo 57
(Narrado por tercera persona)
Ambos sabían que lo que estaban a punto de hacer era
prohibido, sabían que no tenían ningún parentesco, ningún
lazo de sangre, pero vivieron como hermanos tantos años,
tantos momentos en los que su unión iba más allá de lo
fraternal.
Pero era algo que ambos estuvieron esperando por mucho
tiempo, tal vez lo negaron por el miedo a perder lo que los
unía, pero sabían que esto significaba dos cosas.
«Los unía por siempre» o «Los destruía»
— Esta segura de esto — pregunto por cuarta vez el rubio,
desnudo encima de la castaña. — no quiero lastimarte, no
quiero perderte.
— Eso no pasará, te amo — confesó, esas palabras las
había escuchado muchas veces, pero hoy tenían un
significado diferente.
«No era un, te amo dirigido a un hermano»
«Era un te amo, a un hombre»
«Tal vez siempre lo amo pero nunca supo como definirlo»
Ambos sabían que ese amor que se profesaban no era de
este momento, de esta situación que estaba a punto de
suceder, ese amor que se profesaban era de los años que
habían acumulado por los años.
¿Alguien podía culparlos?
Tal vez sí, pero eso no les importo.
Miguel Ángelo beso sus labios de manera lenta disfrutando
el sabor de sus labios, él estuvo con muchas mujeres, pero
ninguna se comparaba con la mujer de su vida, «si su
garrapata lo era», no había otra para él, lo trató de negar y
callar esa voz que lo atormentaba diciendo que no la
merecía, pero hoy esa voz se fue, sólo eran dos personas
comunes que se confiesan su amor.
Ana por otra parte, tenía una espina en el corazón, sabía
que amo a Octavio, pero esto era distinto, no era igual, pero
estaba segura de que si era amor o ¿No?
Al poco tiempo el beso tierno se volvió más apasionado,
más intenso, los labios de Ángelo abandonaron los labios
de Ana para pasar poco a poco al cuello y posteriormente a
sus senos, esos senos que por un breve momento en su
vida jugó y soñó con volverlos a tocar, ahora eran más
grandes, más firmes, suaves y más suyos, este cuerpo era
la de su amada y desde ahí el descenso fue más intenso,
cuando por fin llegó a su destino a la zona donde soñó
muchas veces tocar, y succionar.
Los gemidos de Ana era lo único que se escuchaba en la
habitación de aquel horrible hotel, la castaña presionó la
cabeza de Miguel Ángelo para que siguiera con su labor,
parecía que sus caderas tenían voluntad propia. Después
de un largo tiempo donde Ángelo se deleitó con el sabor de
su amada llevándola al paraíso, él se posicionó en la
entrada de sus sueños.
Al principio entró lentamente pues quería disfrutar cada
centímetro de su ser, ya al estar completamente adentro
sus movimientos eran lentos, una tortura deliciosa para la
castaña, una tortura hecha realidad para el rubio.
Él quería que esta sensación durará para siempre, durará
toda la vida, pero como todo lo bueno tiene un fin el suyo
llegó en el momento que sus ojos conectaron y ambos
llegar al máximo placer que sus cuerpos podían otorgar.
Lo más extraño para Ana fue que no hubo palabras, por
parte de los dos, fue muy distinto a lo que estaba
acostumbrada pues con Octavio siempre hubo palabras. Él
hombre que la daño siempre le decía cosas bonitas, otras
veces lujuriosas.
«Fue distinto» pensó la castaña.
Miguel Ángelo salió de Ana con cuidado, pues, aunque para
ambos no era la primera vez, si era su primera vez juntos y
él quería ser cuidadoso hasta el más mínimo detalle con
ella.
Ana por otro lado se sintió feliz pero también rara, pues
entregarse a él fue más placentero de lo que esperaba, más
único, más especial y eso la asusto. Pues, aunque siempre
supo que no tenían lazos de sangre, se sintió como si
hubiera cometido un pecado.
«Incesto»
Además, también le llegó el remordimiento pues, aunque
Ángelo había terminado con su amiga, se sintió culpable.
«La traicione» «Perdón Susy»
Pero, aunque tenía ese sentimiento, no se arrepiento.
—¿Puedo repetir? —pregunto el rubio, parecía un niño
queriendo comer otro dulce, Ana no necesito palabras y
riendo se subió encima.
—Esta vez yo dominare — empieza a moverse de forma
juguetona.
—Siempre lo hiciste, tu dominas mi vida — dice mientras
acaricia su mejilla y la mira con una devoción tan profunda
que si la pequeña castaña hubiera tomado más atención tal
vez hubiera notado el mensaje oculto de sus palabras.
*****
— Como sabemos que dices la verdad — dijo serio Octavio
pues hubo muchos que querían engañarlo — no te daré
nada hasta que la vea con mis propios ojos.
Entonces el hombre que engaño a la castaña, con la
promesa de que su entrevista saldría a la luz sacó una
grabadora y presionó Play.
«— Diga su nombre completo, por favor.
— Ana Bennett de Verona.
— ¿Qué es lo que quiere decir, con respeto al suceso de su
secuestro?
— Que es falso, no hubo secuestro, me fui voluntariamente,
Miguel Ángelo simplemente me acompaño y todo lo que se
dice de él es mentira yo lo conozco desde que tengo uso de
razón...»
Corto la grabación, Octavio se sentía aliviado pero inquieto
a la vez, pues al oír su voz su corazón se agito, pero al oír
como lo defendía lo llenaba de ira. No sabía que contó en
esa grabación, no le importo si lo acusaba de ser el
culpable o si revelará todo de su matrimonio.
«No le importo, solo le importo que la había encontrado»
Le dio el dinero prometido y se fue a la dirección que el
supuesto periodista le había dado, el camino hace ese lugar
parecía una eternidad a pesar que solo le tomo 47 minutos
llegar.
— Te encontré — dijo mientras miraba el hotel que ese
periodista le había informado.
«No llamó a los policías».
Octavio sabía que lo estaba a punto de hacer era peligroso,
pues aun que llevó hombres consigo, él quería enfrentar la
situación.
Mientras caminaba hacia el lugar y ordenaba que cubran el
lugar por sí pensaban escapar, sus pasos eran firmes
seguros, pero él en su interior sabía que algo estaba mal.
Al llegar al sitio ordenó a la recepcionista que le de las
llaves de la habitación, la muchacha no objeto nada pues al
ver como venía ese hombre sabía que era peligroso y
prefirió mejor cumplir sus órdenes pues no quería salir
dañada en ningún aspecto.
El recorrido por el pasillo fue como los ecos de lo que
aproximaba, los pasos del hombre de ojos negros eran
como de una bestia que se aproximaba a su presa.
Al llegar a la habitación Nº 123, cuyo número nunca
olvidaría en el resto de su vida, Octavio tomó aire
preparándose para lo que estaba a punto de suceder.
«Pero lo que vio sus ojos lo dejó en shock»
Empezó a temblar como si fuera gelatina.
«No es cierto»
«Es una estúpida pesadilla»
Pensó el hombre de pelo negro, mientras golpeaba su
cabeza con sus manos.
— Despierta, despierta, despierta.... — se decía a sí mismo.
Capítulo 58
(Narrado en tercera persona)
Octavio tenía una vida tranquila, no tenía debilidades y poseía
una seguridad que muchos admiraban, su conducta desde
pequeño siempre fue impecable. El mejor de su clase, el
mejor en la universidad, el mejor en su trabajo su padre
estaba orgulloso de él, y siempre presumía a su hijo cada vez
que podía.
«Estoy orgulloso de él»
«Mi hijo es un genio»
«Es exitoso en todo lo que hace»
Fueron las palabras de su padre cuando él tenía 8 años, con
el tiempo sus halagos, sus comentarios, sus gestos siempre
fueron a favor del muchacho.
Octavio no tenía la necesidad de luchar por nada, el
simplemente lo tenía, nunca se le negó nada, no sufrió, no
lloro, incluso si le interesaba alguna mujer simplemente la
tomaba y la desechaba como si fuera un chicle, un chicle que
le llamó la atención disfruto de él y cuando se fue el sabor, lo
desecho.
«Su primera vez» No fue nada de otro mundo, pero si sintió
nervios ¿Quién no? La mujer en sí, fue su maestra de francés
una mujer de mucha experiencia que le enseñó como follar.
El muchacho de ojos negros creció con la idea en su cabeza
que ya lo tenía todo y no había la necesidad de nada más.
Pronto ese muchacho en hombre se convirtió, pero no un
hombre cualquiera, un hombre que era admirado y deseado,
por eso la idea de casarse era imposible, no tenía la
necesidad.
«La soledad era su compañía»
Pero todo eso cambió por la mujer de ojos castaños y mirada
angelical.
¿Cuándo pasó eso? Ni el mismo lo sabía, lo que le pasó es
algo inexplicable para él. Pero Octavio recordó un momento
en específico, fue un día común, ese día fue el inicio y final de
su propio tormento.
«Cenaron como todas las noches»
«Ana le contó sobre sobre su día»
«Vieron una película»
«Comieron helados como siempre»
«La baño y mimo a la castaña»
«Y finalmente hicieron el amor»
Pero eso no acabó ahí, no sabía por qué a la castaña le
gustaba dormir encima de él, en ese aspecto no había ningún
problema, pero la cuestión es que a esta castaña lo hacía con
él dentro de ella.
— ¿Por qué lo haces? — preguntó Octavio mientras acariciaba
la espalda de la castaña — estarías mejor alado mío y
además conmigo dentro tuyo, debe ser incómodo.
— ¿Te incomoda? — levando la mirada para verlo a los ojos.
— No de hecho, me gusta — sonrió — eres rara, ¿lo sabes? —
tomo un mechón de pelo y se lo acomodo detrás de la oreja.
— Lo sé, pero tenerte dentro de mí, me hace sentir que eres
parte de mí y que yo soy parte de ti. ¿Esto es amor? — Esa
simple pregunta cambió todo, cambió su vida, tal vez la
pequeña castaña no supo lo que esa pregunta provocó en
Octavio.
«Y por primera vez en su vida, Octavio se sintió débil y sobre
todo vulnerable»
En ese mismo instante se levantó y salió de Ana, tan
apresurado que casi se tropezó.
— Esto no es nada — dijo muy apresurado — esto es
simplemente el disfrute del placer de dos personas que se
llevan bien ¡Es solo sexo!
Ana bajo la cabeza avergonzada, no sabía porque, pero sus
palabras la lastimaron de una forma que no lo supo
interpretar.
— Lo siento — se acomodó a un lado de la cama y se tapó
con la sábana su desnudez como si tuviera vergüenza — no
lo volveré hacer — Octavio se sentía mal, pero esto era lo
correcto ¿No?, quería rectificarse, pero era lo mejor, se
acomodó a lado de la castaña y la abrazo por la cintura, el
nunca hizo cucharita con nadie, pero debía reconocer que se
sentía bien.
Desde ese día Ana no volvió a dormir encima de él, eso
desconcertó a Octavio, pero eso no era todo pues después
de ese día, algo andaba mal, esa sensación no le gusto, lo
dejaba sin aire, tenía miedo de ella, por como lo estaba
consumiendo, pero más de algún día perderla.
«Esto es un maldito cáncer, que entró en mi cuerpo como un
ladrón, que pretende invadir mi cuerpo hasta que acabe
conmigo». Fueron los pensamientos de un hombre que no
sabía cómo enfrentar ese nuevo sentimiento.
— Debo acabar con él — se dijo eso a sí mismo mientras
entraba a la cama de otra mujer.
*******
¿Qué era peor?
Encontrarlos teniendo relaciones o saber que su pequeña
niña lo había olvidado, fueron las cuestiones que invadieron
la mente de un hombre, que frente a él encontró algo que lo
dejó destruido.
Frente a él se encontraba una pareja enamorada, ¿Cómo lo
sabía? Pues Ana dormía encima de su amado, como un día
dormir con él.
«... Tenerte dentro de mí, me hace sentir que eres parte de mí
y que yo soy parte de ti. ¿Esto es amor?»
Escucho esas palabras una vez para él y ahora le
pertenecía a otro, quiso llorar, gritar, tener el poder de
retroceder el tiempo y no conocerla, haberla ignorado y
pasar de ella.
«Ya era tarde»
La pareja frente a él, no sólo habían consumado su amor, si
no que eran felices de haberlo hecho, sus rostros reflejaban
paz, como si su unión fuera lo que habían esperado toda su
vida. Y él sólo era un escalón más a su verdadera meta, un
simple extra, un error o peor un intruso.
«Un intruso que los separaría»
Sacó el arma que tenía en su saco y apunto al hombre que
le había quitado todo, porque Ana era su todo. Pero justo
cuando se acercaba a la pareja que dormía en la cama,
Miguel Ángelo despertó.
Ambos se miraron de una manera amenazante una batalla
interna, el rubio se dio vuelta donde él termino encima de
ella, para después salir de ella, provocando que Ana
suspiré, acomodo a Ana, la tapo con un edredón todo eso
con cuidado pues el rubio no quería despertarla ya que él
sabía que a su garrapata le daba ataques difíciles de
controlar cuando se asustaba y no quería arriesgarse.
Se levantó desnudo hasta la mesa donde se encontraba
sus pantalones de pijama se los puso tan tranquilo que
pareciera que nada estaba pasando y luego se sentó en el
sillón que estaba alado de la ventana todo eso mientras
Octavio le apuntaba con un arma.
Su mano estaba temblando y sus ojos rojos de ira, quería
matarlo, pero eso sería fácil, él quería torturarlo quería que
sufriera. Entonces surgió una pregunta ¿Por qué no se
asustaba? O mostraba algún signo de temor, pareciera que
el rubio estaba acostumbrado, como si esta situación fuera
familiar.
— Te tardaste en encontrarnos — dijo mientras encendía un
cigarrillo — te creí más listo — comentó de manera fría.
— Te mataré – gruñó.
— Silencio mi garrapata está durmiendo, aunque tiene el
sueño pesado a que tener cuidado — sonrió como si esto le
diera gracia — ¿Quieres matarme? Este es el momento,
porque no te daré otra oportunidad — abre sus brazos
como si esperara que realmente lo hiciera, pero Ángelo
sabía que no podía, no era un asesino — Lo sabía, no te
atreverías eres un cobarde — separa de golpe y pone el
arma en su cabeza — dispara — susurro.
Todo el que viera la situación pensaría que el que tiene el
arma domina la situación, pero la realidad era otra.
*****
Esa noche el cielo reflejaba con mucha claridad la luna, una
luna que pareciera que pronto chocaría con la tierra, era
una noche para enamorados, una noche que pasaron
muchos sucesos, sucesos que cambiaron la vida de tres
personas en ese horrible hotel:
«Un corazón roto, un disparo y un detenido»
Capítulo 59
(Narrado en tercera persona)
Despertar luego de hacer el amor debería ser la parte más
romántica, el momento en que los amantes vivan una
nueva faceta, una en donde el sexo solo sea la pizca de sal
en una relación, porque para Ana su relación con su ángel
no era física era mucho más, algo que no podía ser
explicado, era una fuerza invisible. Lo supo al momento en
que lo sintió dentro de ella, era como si su destino por fin
habría llegado.
«El hilo rojo» pensó la castaña mientras abría los ojos.
Pero sus ojos no estaban preparados para lo que estaba
frente a ella, la dejo sin voz por el asombro, como agua fría
se le lanzará en ese mismo instante.
«Frente a ella se encontraba a Octavio con un arma
apuntando a la cabeza de Miguel Ángelo»
En esa situación lo más lógico sería tenerle miedo al
hombre con el arma, temer por la vida del rubio que frente a
él estaba un arma apuntado a su cabeza, pero Ana no sintió
miedo por Octavio pues, aunque él estaba armado no era el
que dominaba la situación.
«Los ojos azules que tanto adoraba de niña, ahora era ojos
vacíos, ojos que no reflejaba ningún sentimiento, una
mirada tan fría que te podía dejar congelada, una mirada
que sólo mostraba a un hombre que Ana nunca conoció».
«Por primera vez Ana conoció a Lucifer»
Había escuchado toda su vida de lo que decían de su ángel
desde que tiene uso de razón, pero la castaña nunca les
creyó. ¿Por qué creerles? Para ella él no era un monstruo,
no era un asesino y no era lucifer. Para Ana su ángel era
amable, cariñoso y protector, pero frente a ella ese hombre
era no era su ángel y después de tantos años, el miedo, la
angustia y el terror invadió a la castaña.
«Ataque de pánico» era el nombre con la que la
diagnosticaron.
Para ella volver a esa sensación era como caer a un agujero
muy profundo donde salir era imposible, no podía respirar,
era como si alguien la estuviera estrangulando, la presión
en el pecho que dolía, esa presión que le daba la sensación
de que moriría.
Al querer levantarse se tropezó y cayó de la cama
provocado que se golpee con la mesita de noche que se
encontraba a lado de la cama. El golpe fue fuerte tanto que
la pequeña castaña sintió que realmente morirá pues
estaba perdiendo el conocimiento, y lo último que oyó fue
un disparo.
Ana abrió los ojos, sentía el cuerpo pesado como si hubiera
corrido una maratón entera, ¿Dónde estaba? ¿Qué día era
hoy? ¿Por qué me duele la cabeza? Fueron las preguntas
que invadieron sus pensamientos.
Trato de levantarse, pero su cuerpo se lo impedía como una
fuerza desconocida la mantuviera en la cama.
«La cama»
«Reconocía esa cama, es entonces que vio toda la
habitación»
«Tan ordenada, tan organizada y sobre todo tan fría».
La habitación que conocía muy bien, en esa habitación
perdió su virginidad, en esa habitación pasó muchas
noches abrazada del hombre que una vez estuvo
enamorada.
«La habitación de Octavio»
— ¿Cómo llegué aquí? — se preguntó a sí misma y como si
hubieran respondido a su propia pregunta empezó a
recordar todo.
«Ángelo en medio sus piernas»
«Octavio... Con un arma»
«¿Qué paso?»
— Mi ángel — se alarmó, quiso levantarse, pero sus piernas
no le respondían. Es entonces que la puerta se abrió,
revelando a su nuevo captor.
— No hagas movimientos bruscos, el doctor te recomiendo
reposo total hasta que pase el efecto de la anestesia — dijo
Octavio mientras ponía una charola en la mesa de noche —
te prepare una sopa de pollo, esto te dará fuerza — sonrió
como si nada hubiera pasado — nada de chatarra por un
tiempo, pero si te comportas tal vez puedas comer un
helado.
—¿Dónde está mi an... -- se detuvo, antes de completar la
pregunta, pues el último recuerdo que tuvo antes de perder
el conocimiento era a Octavio con un arma en las manos y
a su ángel tratando de contenerla — ¿Dónde está Miguel
Ángelo?
—¿Cómo está tu cabeza? Si sientes náuseas o dolor de
cabeza me debes de avisar, el golpe fue fuerte — contestó
Octavio, ignorando por completo la pregunta de su esposa,
se acercó a la cama y se sentó al borde de la cama para
tener más acceso al golpe que se había dado su niña — tal
vez debamos hacerte una tomografía, debemos descartar
cualquier peligro, es mejor prevenir que lamentar — intento
acariciar su mejilla, pero como era de esperarse la pequeña
castaña lo rechazo pues quería respuestas.
— ¿Dónde está Miguel Ángelo? ¿Qué paso? — dijo
mirándole a los ojos, pero al no obtener respuestas la
castaña se levantó importándole un bledo su estado.
Pero cuando empezó a caminar unos brazos fuertes
envolvieron su cintura, se aferró a ella con tal fuerza que
pareciera que su vida dependiera de ello.
—Te diré todo — Ana trató de salir de su agarre, pero era
imposible, no tenía la fuerza suficiente para poder
enfrentarlo.
— Escuche un disparo ¿tú...? — no pudo completar su
pregunta pues temía su respuesta.
— Fue un accidente, cuando te vi tener ese ataque, yo... —
se detuvo — dispare a Miguel — Ana empiezo a temblar —
yo no quise, fue una reacción involuntaria, cuando vi que
corría a tu lado algo me invadió, no podía permitir que
volviera a tocarte — gruñó con rabia — quería matarlo, y lo
iba hacer, pero no pude, así que solo le dispare en la pierna.
—¡Oh dios mío! — tapo su boca con sus por el asombro de
la noticia — tengo que estar con él — Pero Octavio no la
soltaba — ¡suéltame! — grito con rabia.
— No — negaba con la cabeza una y otra vez — él pagará
por lo que nos hizo, después que se recupere será
trasladado a un reclusorio de máxima seguridad y nos
dejara en paz — decía fuera de sí — ¿Quieres helado? Te
daré una heladería entera si quieres, pide lo que quieras y te
lo daré, pero no te vayas— suplico, como un niño al cual lo
estuvieran abandonado — por favor, por favor, dame una
oportunidad, una última oportunidad.
Ana se quedó pasmada por su súplica, nunca se imaginó
que un hombre como él diría tales cosas. Por un momento
se conmovió, pero el rencor todavía seguía en su corazón.
— Estás loco — seguía luchando, pero mientras más
luchaba más Octavio se aferraba a ella.
Octavio no sabía qué hacer, sabía que esto iba hacer difícil
pero no sabía hasta qué punto la había lastimado, pero tan
poco sabía hasta qué punto él iba a llegar para mantenerla
a su lado, pues cuando el tiro del gatillo esa noche, el
conoció otra parte de su ser, una parte oscura que no sabía
que existía.
— Lo sé — dijo con pesar — pero no me arrepiento — la
arrinconó contra la pared tomando sus muñecas con una
sola mano para inmovilizarla — escúchame, tú me
convertiste en esto, y no podrás escapar — dijo con rabia,
pues para Octavio el que más lastimado de esa relación fue
él, ¿Tan rápido lo había olvido?
Octavio nunca había suplicado por nada ni por nadie, no
tenía necesidad y ahora lo hacía, solo pedía una
oportunidad y ella no lo escuchaba, Ana solo pensaba en
Miguel Ángelo. La soltó bruscamente para salir de ahí pues
no soportaba verla llorar por otro hombre.
—¡No puedes encerrarme! — grito Ana cuando Octavio le dio
espalda, pero mientras se daba vuelta lentamente, su
mirada reflejaba dolor, rencor, e ira. Ana por primera vez
desde que le conoció sintió miedo por el hombre frente a
ella, casi sin voz susurro — estás loco.
Octavio sonrió de forma macabra, y acercándose poco a
poco, la arrinconó contra la pared de forma brusca,
respiraba de forma agitada como si se estuviera
controlando, su cercanía era tan cercana que incluso Ana
podía respirar su aliento.
—Tú me convertiste en esto, niña tonta, ahora pagaras por
volverme ¡loco! — dijo con rencor, pero el dolor en sus
palabras era evidente.
—¿Por qué me haces esto? — pregunto con su último
aliento, pues la aprisionaba de tal forma que no podía
respirar, Ana no hizo nada malo, ella no tenía la culpa, ¿Por
qué le hacía esto?
— Porque eres ¡MÍA!
Capítulo 60
Miguel Ángelo
Verla caer, que a la vez no pueda respirar y ver el miedo en
su ojo es como una puñalada en mi corazón, corro hacia
ella olvidándome por completo de Verona. Pero cuando
estoy a punto de llegar a ella...
— ¡No la toques! — dice Verona, tan fuerte que cuando
escucho el disparo su voz es lo único que se escucha. El
dolor es como una punzada, una punzada que no me
detiene mi objetivo es llegar a ella.
— Ana mírame— trate de despertarla, pero ella estaba
inconsciente y la sangre, la maldita sangre — No me dejes
— estoy asustado.
«No otra vez»
****
— ¡Hey! Niño bonito, tienes visitas — golpea la reja el
guardia — es una preciosidad — sonríe de lado.
Al solo escuchar eso, me levanto de golpe, es mi Ana, mi
garrapata espero con ansias a que habrá mi reja, la solo
idea de verla y saber que este bien es mi mayor deseo
desde que llegue aquí.
¿Cómo estará? Quería estar a su lado cuando despertará,
pero nos separaron, otra vez nos separaron, camino por los
pasillos de la celda, tan rápido que parecía que corría.
Cuando entró a la sala de visitas, la que está sentada en la
mesa izquierda al fondo, no es mi Ana.
— Te ves más delgado — trata de sonreír, pero esa sonrisa
no llega a sus ojos.
— Bueno, la alimentación aquí no es muy buena — me
siento al frente de ella, tiene el pelo recogido pero algunos
mechones están sueltos, su ropa es gris, no lleva maquillaje
creo que es la primera vez que la veo sin maquillaje, se ve
más joven — no deberías estar aquí.
Susana me mira sorprendida y con una mirada triste, tal vez
fui muy injusto con ella, tal vez nunca debí utilizarla para
estar más cerca de Ana, pero ya es tarde para arrepentirse,
solo me queda pedirle perdón.
—Perdón — le digo en tono neutro.
— ¿Por qué? Por romperme el corazón, por haber huido con
mi mejor amiga o por tus mentiras — me mira dolida, sus
ojos empiezan a derramar lágrimas, lágrimas que no deseo
ver — solo dime ¿por qué?
— Por todo — se queda callada y sollozando a la vez, sé que
espera que diga más cosas, pero no puedo, porque sé que
saldría más lastimada.
— No puedes dejarme así, te di todo, confíe en ti, pensé,
Pen... sé que me querías — me mantengo en silencio —
responde maldita sea, me presentaste a tu familia, dijiste
que esto era algo serio y por un simple error me dejas y no
solo eso te vas con la que creí que era tú hermana.
—Lo sabes.
— Claro que lo sé, todo el mundo lo sabe, no sé quién eres y
tu familia también sufre no sabes cuánto — saca un
pañuelo de su bolso y empieza a limpiar su rostro. — ellos
quieren verte, pero tú los rechazas ¿Por qué aceptaste
verme?
Podría decirle que la aprecio, que confío en ella, pero sabría
que es mentira, soy bueno engañando, soy bueno en la
manipulación, pero esta vez ya no quiero engañarla, es por
ello que es mejor mantenerme en silencio.
— No dirás nada — espera mi respuesta, pero no diré nada,
no le diré que a la que esperaba ver era a mi Ana — eres
igual a Ana, siempre en silencio — dice con odio haciendo
más énfasis en el nombre de mi garrapata, me mira con
desprecio. Y no la culpo.
— Debes irte — me levanto, y camino a la salida, pero
cuando estoy a punto de llegar a la puerta. Escucho su
grito.
— ¡¿Alguna vez me quiste?! — grita.
No me doy vuelta, solo me detengo un momento, no deseo
mentirle, pero tampoco lastimarla, y una vez más decido el:
«Silencio».
****
Ana
Los días pasaban más lento cuando uno está encerrado,
las manijas del reloj son como el constante recuerdo que el
tiempo avanza, pero yo sigo aquí, sin hacer nada, sin poder
decir nada, mi respiración es más pesada, más agotada,
estoy cansada, estoy en un abismo que parece nunca
terminar. Analizo todo lo que me pasó, hago un recuento de
todas mis decisiones, ver en qué momento hice algo para
terminar así.
«Tal vez nunca debí mirar a Octavio»
«Tal vez nunca debí casarme con Octavio»
«Tal vez nunca debí ver el periódico»
«Tal vez nunca debí salir»
Si nunca hubiera salido, tal vez nunca podría extrañar algo
que no tenía «Mi libertad» Si no hubiera salido, tal vez
nunca hubiera salido lastima.
— Te traje la cena — escucho la voz de Octavio, pero no
contesto — cuanto tiempo estarás así, si me escucharas
sabrías que aquí el malo no soy yo.
Lo ignoro y decido mejor ir al baño hasta ahora eso es lo
único que ha respetado de mi privacidad porque en todo lo
demás el pretende que volvimos a ser los mismos, trata de
dormir conmigo, pero yo prefiero el suelo, trata de besarme,
pero yo lo muerdo, trata de hablarme, pero yo me tapo los
oídos, no quiero escucharlo ¿Qué quiere de mí?
— Vamos a volver en el tiempo en el que no decías nada --
me dice cuando salí del baño. Pero no respondí — verdad o
reto.
Me acuesto en la cama ignorando su comentario,
ignorando el hecho de que piense que todo sigue igual, me
tapo con la sabana y finjo dormir, pero sé que él no se irá.
— Verdad o reto — trata de tocarme, pero lo rechazo.
— ¿Qué quieres de mí? — hablo por fin, pues sé que ya no
puedo seguir así — quise ser tu esposa, pero no era
suficiente para ti, y quieres que sea tú puta.
— ¡¿Qué?! No, tu eres mi todo — entonces me levanto de
golpe y lo enfrento.
— ¡Mentira! ¡te escuche, dijiste que sería tu amante, tu puta,
eso es lo que piensas que soy, que habrá mis piernas para
ti — le golpe en el pecho, pero sé que para él solo son
ligeros golpes.
— ¡Te amo! — Suelta de golpe, pero yo me hago de oídos
sordos y lo sigo golpeando — escúchame, ¡te amo! — me
empuja a la cama, hasta que está encima de mí — te amo,
te amo, te amo — repite una y otra vez, pero aun así no lo
escucho.
— No me importa — le digo con odio, porque eso es lo que
estoy empezando a sentir por él.
«Odio»
Capítulo 61
Octavio
— Estas seguro de esto — cometa Edgar con unos papeles
en la mano, papeles que podrían hacer volver a mis brazos
a mi niña o podrían alejarla de mi lado para siempre —
sabes que esto podría destruirla, si lo que acabo de leer es
cierto, no sólo acabarías con Ángelo, sino que también con
Ana.
— ¿Qué puedo hacer? Ana lo tiene en un puto pedestal,
piensa que es su ángel —— digo con pesar pues, aunque yo
la ame, sé que ese hombre encerrado en una celda la ama
de una forma enfermiza que sobre pasa la cordura, pues
cuando vi a Ángelo con Ana, me sentí intruso, pero que a la
vez igual de loco por ella, tanto que ahora la mantengo
encerrada. Y Ángelo la ama tanto que también la mantuvo
encerrada para sí mismo de una forma que Ana desconoce,
de una forma que Ana nunca se dio cuenta, de una forma
que da escalofríos.
Edgar me mira con lastima, sé que esto la lastimara, pero
no veo otra salida.
— ¿Cómo se lo dirás? — comenta con un tono que me
revela que está preocupado al igual que yo.
— Si se lo digo yo, no me creerá a un que le presente las
pruebas — camino al escritorio y llamo a mi abogado —
retira la denuncia — digo serio, para luego cortar la llamada,
Edgar me mira con cara de sorprendido, pero no tengo
opción, para cambiar mi imagen frente a mi niña necesito
esto — necesito que vea con otros ojos a su Ángel —
comentó para mí.
Pero cuando estoy a punto de salir, Susana entre a mi
oficina, se ve cansada ojerosa y, pero aun así ella trata de
aparentar que todo está bien.
— Señor Verona, es su ma... — pero justo la interrumpe mi
madre entrado de manera directa como si en esta
habitación solo estuviera yo.
—Necesitamos hablar — se sienta en el sillón que está
frente de mí escritorio — a solas.
Y como era de esperar Edgar se va, pero al salir lo veo
concentrado en Susana, en otro momento lo hubiera
reprendido como niño chiquito, pero ahora no tengo cabeza
para ridiculeces, sobre todo porque hoy es el último día que
trabajo en la constructora Verona. Y lo más seguro es que
mi madre viene hablar de ese tema ya que no he querido
escuchar a mi padre.
— Si vienes por mi renuncia, mejor no pierdas tú tiem...—— y
otra vez me corta.
— Siempre adelantándote sin escuchar primero, eres igual
que tu padre, sacando conclusiones sin antes escuchar
primero — dice muy seriamente, mi madre siempre fue se
caracterizó por su facilidad de hablar con la gente, ella
podía hablar con el mismísimo presidente del país y tratarlo
igual como al jardinero de su casa, mi madre nunca hizo
distinción por la clase social. Por eso mi padre siempre
necesito su compañía en cualquier evento social, él era
témpano de hielo y ella la calidez de una brisa de verano —
no vengo por tú padre, sino por mí.
— No tengo nada que decirte madre — digo mientras me
siento al frente.
— Eso es el problema, creo que ha llegado el momento que
escuches mi versión, nunca interviene en tu educación pues
siempre creí que tu padre tenía la razón es por ello que
cada vez que no estaba de acuerdo me mordí la lengua.
Pero ahora ya no lo puedo hacer — se levanta y se sienta a
lado mío — no puedo juzgarte sé por experiencia lo que uno
es capaz de hacer en nombre del amor, te vuelves ciego,
sordo y estúpido.
— Mamá no es necesario, mi padre me lo contó.
— Él tiene su versión, pero la mía es muy distinta, tan
distinta que ni él ni yo somos víctimas, en el amor nadie es
el culpable simplemente somos la consecuencia de
nuestras propias acciones, de nuestras propias decisiones,
es por ello que no te puedo decir nada por lo que haces.
— Madre — trato de parar pues no sé a dónde quiere llegar
— ¿Qué quieres decir?
— Lo que trato decir es que dolor no es malo, el dolor,
sufrimiento pueden sacar una mejor versión de nosotros
mismos, puede hacernos una mejor persona y nos hace
apreciar mejor la felicidad cuando la tenemos presente —
me sonríe, y acaricia mis mejillas como cuando era un niño
y corría a ella solo para que me dé su atención, eso fue
antes de enterarme de que quería abandonarnos a mi padre
y a mí ¿Eso era la felicidad? Tal vez sí, pero no era completa
hasta que conocí a mi niña.
— Lo que tratas de decir es que ¿debo sufrir? pues debo
informarte que llegas tarde ya lo hago, pero luchare para
recuperar mi felicidad — digo muy serio.
— ¿Hasta dónde piensas llegar? Eres igual a tú padre, pero
sabes una cosa hay algo que no sabes de tú padre, él no
era así, él era un muchacho ingenuo, inseguro, pero muy
amable, pensaba que su felicidad era estar al lado mío y
eso fue su más grande error porque fui su más grande error
— es entonces que la veo derramar algunas gotas de
lágrimas que llegan a su mejilla de una forma tan lenta que
pareciera que se estuvieran deslizando solo para disfrutar
el camino —crees que no sé qué contrato a una prostituta
para seducir al que era en ese entonces mi novio, nunca lo
culpé por ello, el simplemente era un muchacho guiado de
por sus sentimientos y el que era el adulto en esa noche
que dormí con tu padre era yo.
Se levanta de golpe y camina hacia la ventana de mi oficina,
pareciera que en esos momentos estaría viviendo en sus
recuerdos.
— Al principio me negué casarme pero en ese tiempo no
había otra salida estaba embarazada, pero aun así
nunca culpe a tú padre, la que era culpable era yo, traicione
a mi hermana ese fue mi más grande pecado, destruí la
vida de un niño, pero no me arrepiento por que no te
hubiera tenido a ti — da un suspiro largo — los días más
felices de mi vida fueron los 9 meses que te tuve dentro de
mí, pensé que serias un futbolista no dejabas de moverte —
sonríe al recordarlo provocando que yo también sonría — y
Thomas parecía todo un paranoico no me dejaba realizar
ninguna actividad, me cumplía en todos mis caprichos, una
vez lo envié a las 3 de la madrugada a comprar un pastel de
chocolate, eras muy glotón — entonces se queda callada un
largo momento como que lo que estuviera a punto de decir
fuera difícil de contar — el día que naciste y te tuvimos en
nuestros brazos fue el día más feliz de nuestras vidas, ese
día vi a tu padre llorar de felicidad fue tan hermoso que
supe en ese instante que me había enamorado de Thomas.
Me quedo pasmado por la impresión, pues porque siempre
creí que mis padres nunca se quisieron y ahora me entero
que ambos se amaron. ¿Pero qué paso? Y como si mi
madre escuchara mis pensamientos, responde mi
pregunta.
— Lo amaba tanto que me dio miedo, él era un niño no
importa que fuera mi esposo, él era un niño, el mismo niño
que mi hermanita adoraba, la había traicionado una vez no
quería volver hacerlo siendo feliz con el frente a ella — se
dirige al mesón de mi oficina para tomar un poco de agua
— lo amaba tanto que no quería que sintiera atado a mí,
porque sabía que con él tiempo su fascinación hacía mí no
duraría mucho tiempo, para mí solo era un niño que no
sabía lo que quería y por eso hizo esa estupidez.
— Él te ama — comentó, como si con eso espera que
tuvieran su final feliz.
— Lo sé, fui una tonta no lo crees, al rechazarlo tanto
tiempo, y fui más tonta al proponerle ese estúpido trato de
que cada uno viviera su vida por separado, fui una tonta al
decirle que necesitaba otros hombres y que él buscará a
¡otras! — grita la última parte como si le estuvieran dando
una puñalada en ese mismo instante — tenía miedo, y una
forma de protegerme era no volver a sentir, con el tiempo
nuestra relación se volvió más dolorosa, yo no quería
necesitarlo pero lo hacía y me metía a su cama una y otra
vez para luego lastimarlo más, tener que fingir que lo
utilizaba era mi mejor actuación.
— Creo que me parezco más a ti madre — digo con dolor,
pues conozco muy bien ese sentimiento, el miedo, la
frustración de saber que estas cayendo tan al fondo que no
tienes escapatoria — pero Ian — nombró al hombre que
según mi padre mi mamá siempre amo.
— No era nadie, pero ese hombre destruyó mucho más mi
vida, él tenía fotos mías desnuda de cuando éramos novios,
fotos de las cuales no tenía ni idea de su existencia y trato
de chantajearme.
— Mi padre cree otra cosa.
— Lo sé y nunca lo desmentí, prefería que me odiara y
podría rehacer su vida con alguien que, si valiera la pena,
que equivocada estaba. Después de ese día tu padre se
volvió el hombre que hoy conoces.
— Él sabe ¿dé todo esto?
— Si, se lo dije el mismo día que volvimos ser marido y
mujer, pero lo que realmente quiero decirte es que pienses
bien en cada paso que des, no sé qué pretendes
encerrando a esa muchacha, solo te digo que esto
explotara en tus manos y tú serás el único culpable, cuando
llegues realmente al fondo no culpes a nadie.
Y tal como entró se fue, y al cerrar la puerta la veo
encontrarse con mi padre quien la recibe con un beso en
los labios para luego tomar su mano como si fueran dos
jóvenes enamorados para irse juntos a la salida.
Capítulo 62
Ibyra (Gladis)
—¡Jazmín! — grito — ordena tu cuarto, te lo he repetido más
de tres veces — bajo las escaleras enoja.
Está niña no hace caso, no sé qué le pasa últimamente está
más rebelde, grosera para conmigo, parece que todo lo que
le digo es una molestia para ella, pero supongo que está
pasando por una etapa, todos pasan por una.
«Espero que sea eso»
Cuando entro a la cocina noto que mi hijo pequeño, está
viendo la televisión, él es todo lo contrario que su hermana
mayor, a pesar de ser un niño de 10 años es muy maduro
para su edad. «Igual que su padre».
¿Qué haré para el almuerzo? Pienso mientras reviso el
refrigerador, pero cuando estoy sacando las verduras para
cocinar, suena el timbre ¿Quién será? Tengo tantas cosas
que hacer, que no tengo tiempo para atender a alguien,
espero que no sea mi suegra.
Pero al abrir la puerta me encontró con dos hombres altos,
con trajes que parecen más caros que mi casa. Uno es
moreno y el otro rubio.
— Buenas días, en que puedo ayudarlos — saludo.
— Usted es la señora Gladis Morgan — dice el moreno, ¿Qué
pasa? Parece que están viendo un fantasma.
— Si, en que les puedo ayudar — digo cortésmente, pero
necesito que se vayan rápido.
— El parecido es sorprendente — comenta, el rubio — sin
duda es ella — la forma en que lo dijo y él es muy
perturbador, esto me está asustado.
— No sé qué buscan, pero me están poniendo nerviosa --
trato de cerrar la puerta, pero el moreno lo detenía
— Escuche por favor, señora Ibyra — no puede ser, saben mi
nombre verdadero, ¿Cómo es posible? Me dijeron que no
me encontrarían si colaboraba.
— ¿Cómo sabe mí nombre? — me paralizó, fueron tantos
años que no lo escucho, fueron tantos años
escondiéndome, mi respiración se vuelve pesada — Theo —
me dirijo a mi hijo, que está viendo la televisión
tranquilamente, sin percatarse de esta situación — ve a tu
cuarto y no salgas de ahí y dile a tu hermana lo mismo —
digo tratando de controlar mi respiración.
— ¿Qué está pasando?
— ¡Has lo que te digo! — grito, mi hijo me mira extrañado,
pues nunca le había gritado. Pero aun así el me obedece y
se dirige a su recamara.
«Me encontraron»
«¿Que haré?»
«Mi familia»
Empiezo a temblar, como si estuviera en el polo norte, mi
respiración se agita y los recuerdos de mi pasado regresan
como un torbellino que quiere recordarme que, aunque el
tiempo pase ellos siempre estarán presentes.
— Les dije que esperarán, Ibyra cuanto lo siento — aparece
el oficial Rivera — no tengas miedo ellos vienen conmigo.
Al tan solo verlo y escuchar sus palabras parece que mi
alma vuelve a mi cuerpo, no sé quiénes son estos tipos, o
¿Qué hacen aquí? Pero la mirada y la voz del hombre que
salvo mi vida me tranquiliza, solo escuchar sus palabras, sé
que todo estará bien.
«No tengas miedo»
son las mismas palabras que me dijo cuándo me encontró.
«— No tengas miedo — dijo con suavidad, tomo mi mano
mostrándome su apoyo, y por primera vez en mi vida confío
en las palabras de un hombre»
El hombre frente a mí, no sólo cambió mi vida, el hombre
frente a mí, me dio una verdadera vida, tal vez solo cumplía
con su deber, tal vez por eso nunca se volvió a contactar
conmigo, pero al verlo nuevamente después de tantos años
confirmó una vez más que es el hombre de mi vida.
Pero no me refiero de manera romántica, del que una mujer
siente por un hombre, me refiero que fue el primero en
ayudarme sin esperar algo más de mí.
«Es mi amigo, mi familia»
«Como un padre»
Y lloró, no de tristeza, lloró por felicidad por darme la
oportunidad de volver a verlo.
— No has cambiado — sonríe de lado, me abraza y besa mi
frente, como la vez que se despidió de mí — sabes que mi
debilidad son ver a mujeres hermosas llorar.
Entonces empiezo a reír con las lágrimas a un en mis ojos.
— ¿Qué haces aquí? ¿Me encontraron? — pregunto con
temor porque a un que me alegre verlo nuevamente, sé que
no viene de visita.
— Creo deberíamos tomar asiento antes, porque lo que
vengo a decir es importante, pero antes de que te anticipes
a hechos erróneos -- toma mi mano como aquella vez —
estas a salvo — y le creo -- ellos son Octavio Verona y Edgar
rojas -- me presenta a los hombres que todavía siguen
parados en la puerta.
— Pasen por favor, disculpen por mi reacción, pero al
escuchar mi antiguo nombre fue muy impactante para mí —
les digo con cortesía, mientras me limpio mis lágrimas de
mi rostro — ¿son tus compañeros? — pregunto a oficial
Rivera.
— No — ¿cómo?, me sorprendo porque se supone que nadie
debe saber de mi existencia — no me mires así, los
caballeros aquí presentes fueron los que contactaron
conmigo, esta historia es muy larga, ellos te harán unas
preguntas y si sus sospechas son ciertas, tal vez pueda
cumplir mi promesa.
«Mi hija»
Me tapo con mi mano la boca por la sorpresa, y empiezo a
llorar nuevamente.
«Mi hija»
— Señora, por favor quiero que se tranquilice — habla el
moreno que creo que se llama Octavio, es entonces que
saca una foto de su saco — ¿conoce a este hombre? — Veo
la imagen, es un hombre joven rubio y apuesto tiene los
ojos azules, pero no lo conozco.
— No — digo segura.
— Por favor mire bien esa foto, tal vez haya pasado
desapercibido en su momento — dice frustrado.
Tomo la foto con mis manos, pero por más que lo intente
no logro reconocerlo.
— No logro reconocerlo — digo con pesar pues, aunque no
lo recuerde sé que lo vi una vez no sé dónde, ni como o
cuando — pero me parece familiar ¿Quién es?
— Veo que sigues con la costumbre de no ver las noticias —
comenta el oficial Rivera— ese hombre prácticamente es
una estrella en las noticias, todo el mundo habla de él.
— ¿Es un cantante o actor?
— No es famoso por cosas buenas — responde el rubio que
se mantenía en silencio, me mira de una forma rara, como
si no lo pudiera creer — el parecido es sorprendente.
Miró la foto una vez más, ignorando por completo el
comentario del rubio, no sé qué tiene que ver estos tipos
con mi hija, pero si el oficial Rivera dice que esto me
ayudará a encontrarla, lo haré.
La expresión de su rostro me es familiar, no muestra
ningún tipo de emoción es como si fuera la foto de un
muerto con los ojos abiertos, sus ojos no reflejan nada,
están vacíos.
«Ayúdala por favor— suplico»
Lo recuerdo.
— Lo vi una vez — digo con esperanza, se quién es, aunque
el tiempo haya pasado, sé que es ese niño que se llevó a mi
pequeña — él tiene a mi hija — sonrió y lloro de felicidad,
por fin lo encontré — ¿Dónde está? Lo he buscado por tanto
tiempo, él se llevó a mi hija ¿cómo lo encontraron? — digo
con desesperación.
— Puede explicar, ¿Cómo sucedió? — comenta el rubio.
*****
Miguel Ángelo
(Narrado en tercera persona)
25 de diciembre 1995
"Regalos."
"Adornos navideños"
"Risas"
Niños emocionados, es lo único que escucha desde que
comenzó el día. «Que fastidio» pensaba el pequeño de ojos
azules quien miraba desde el rincón del cuarto donde
pronto se celebraría el único día donde podían recibir
regalos.
El niño de ojos azules conocía muy bien esa fiesta, pero en
ese tiempo todavía tenía familia. En ese tiempo sonreía,
pero no porque lo sentía, reía porque así su madre era feliz.
«Perdón mamá»
«Yo no siento nada, soy simplemente un cuerpo andante,
vacío sin vida y solo». Eran las emociones de un pequeño
niño de tan solo 5 años, dejó su inocencia en el momento
que su madre dejó respirar. Pero su padre era otra cosa, no
lo llegó amar, pero tampoco a odiar, el niño de ojos azules
quería llorar, llorar por su pérdida, por su madre, por su
hermana no nacida, por ese pequeño ser que no tuvo
oportunidad de nacer.
«¿Por qué no lloró?» Se preguntó, pero una voz interior
desconocida respondió a su propia pregunta, «Porque para
llorar necesitas emociones»
«Antes lloraba, lloraba porque se murió mi mascota, lloraba
porque me lastime mientras jugaba»
«Pero ahora, no siento nada, soy un vacío, soy un agujero
sin fondo, soy nada».
Camino hacia los niños que están al frente del árbol, y
apenas lo ven corren.
«Me tienen miedo eso es bueno, porque si me tienen miedo
se alejarán de mí y si se alejan de mí, no les haré daño».
Pensaba el pequeño rubio mientras observaba el árbol
verde, tan grande que casi tocaba el techo, tomo un ángel
de porcelana con sus pequeñas manos y lo metió a su
bolsillo.
«Hoy sonríen, pero mañana volverán a ser niños sin hogar,
niños que solos se conforman con un juguete» quiso decir
a todos los niños que lo miraban con temor, pero no dijo
nada.
Miguel Ángelo camino a la azotea, el viento soplaba frío y la
nieve cubría todo el lugar, el blanco era lo único que se
podía ver desde lo alto de la azotea, pues la nieve cubría
todo a su alrededor.
«No me gusta el blanco, quiero darle color»
«Rojo, me gusta el rojo, más si ese rojo sale de mí cuerpo,
tal vez hoy es el día en que por fin lo haga»
«Este mundo es cruel, ¿para qué vivir? Si me voy.... habrá un
monstruo menos»
Miguel Ángelo se acercó más a la orilla, hasta tocar el
varando, mientras pensaba darle color a la nieve, a él le
encantaba el rojo porque para él significaba fuerza,
intensidad, que representaba tanto la vida como la muerte,
eso lo comprendió de la manera más cruel que un niño
podía soportar.
«Debería tener miedo, pero no lo tengo no puedo sentir
nada»
Pero cuando ve por última vez el mundo, ese mismo mundo
que le dio y quito todo lo que tenía, ese mismo mundo que
lo mira con desprecio, ese mismo mundo le muestra lo
cruel que puede llegar a ser, pero justo cuando pensaba dar
una última mirada a ese mundo vio algo que cambiaría su
vida para siempre, a lo lejos de ese edificio, vio una mujer
tirada en medio del camino, y en medio de ella el color rojo
sale de ella.
«Está vez el color es de la muerte»
No era la primera vez que presenciaba como una vida se
apaga en el cuerpo de una persona, como los ojos se
apagaba dando paso a la muerte, el niño quería verlo más
de cerca. Y dejar para otro día lo que pensaba hacer.
«Tal vez mañana lo haga» pensó mientras se alejaba del
lugar.
Mientras él niño se acerca más a su destino, notó que la
mujer sangrado no estaba sola.
«Tenía un bebe»
*****
Años después
Con el pasar de los años Miguel Ángelo aprendió a
manipular, engañar, y controlar a la gente a su alrededor. Él
podía fingir ser sumiso, temeroso e incluso parecer un
ángel.
El mundo le había dado la espalda, sabía que los que vivían
en el eran gente manchadas, sucias pues él sabía que hay
gente mala pero también buena, pero incluso ese tipo de
personas estaban manchadas, tal vez no tenían la culpa,
pero de igual forma eran gente sucia.
Y él era uno de ellos, pero no del grupo bueno, el rubio de
ojos azules sabía que estaba podrido por dentro, pero
cuando estaba alado de su pequeña Ana, se sentía parte de
su mundo un mundo donde el mal no la tocaba, un mundo
donde el dolor no existía, es por ello que haría todo lo
posible para alejarla de este, lo supo la primera vez que su
garrapata abrió los ojos.
Ese día él esperaba encontrará una mirada triste, dañada
por los golpes que le había dado la vida, él pensó encontrar
otra una víctima, otra persona manchada, pero al abrir los
ojos sólo vio dulzura, inocencia y pureza esa mirada que
sólo la puedes tener cuando nadie te daño, era como ver el
nacimiento de un ser puro ante sus ojos, un regalo que Dios
le había dado, y que él cuidaría.
«Su garrapata no recordaba lo que le había pasado» eso
para él era un milagro y una bendición.
Pero ¿Cómo podía mantenerla pura?, es por ello que
decidió hacer todo lo que estuviese en sus manos. Sólo
necesitaba una cosa.
«Dinero».
— Dame más tiempo — suplicaba, un hombre que
agonizaba en el pisó — por favor — empezaba a llorar, pues
sabía que su vida estaba en juego.
— El dinero es raíz de todo mal — fue lo único que dijo antes
de dispararle en el estómago pues el rubio no quería
matarlo quería ver como la vida de ese hombre dejaba su
cuerpo poco a poco.
Era el poco placer que disfrutaba, le gusta ver el miedo en
sus ojos, pero no el miedo que le tienen a él sino el miedo a
la muerte.
— Lucifer, debemos irnos pronto vendrá la policía — dijo un
hombre castaño detrás del rubio — nos pones en peligro
cada vez que te quedas viendo a tus víctimas.
Él se levantó y miro a su compañero con tanta frialdad que
el castaño retrocedió del susto. Todos le temían, su frialdad
era perturbadora, estuvo muchas veces en peligro, pero en
ninguna de esas situaciones el mostró algún signo de
miedo.
Pero a pesar de todo le tenían confianza, no sabían cómo o
porque lucifer te hacía sentir seguridad, tenía el rostro de
un ángel y eso lograba confundirlos, pero en el fondo
siempre fue lucifer.
Lucifer llegó a ese lugar con el fin de ganar dinero, poco a
poco se fue ganando su lugar en clan " Black", hasta
convertirse en la mano derecha del líder " Mojica ", Era
prácticamente su heredero, y además al tener una doble
vida, una de ser un hombre perfecto y el otro ser Lucifer, era
el candidato perfecto para ser el rostro para alejar a las
autoridades del lugar, un lugar donde realizaban peleas
clandestinas, droga y apuestas, todo eso a bajo de un club
nocturno.
Al pasar el tiempo la gente del clan se preguntaba en que o
donde paraba su dinero, pues Lucifer no gastaba nada, su
ropa siempre fue modesta, no tenía auto, no se relacionaba
con nadie, no le gustaba que lo toquen, prácticamente
parecía un monje e incluso llegaron a pensar que era gay.
Pero Lucifer ocultaba un secreto, uno que dejaría pasmado
a cualquiera, el mantenía encerrada en una mansión a una
muchacha desde los 15 años, y lo peor de todo era que esa
muchacha no tenía ni idea de que era prisionera, ella creía
que fue adoptada y que debía cuidar a la anciana.
Lucifer la conocía muy bien, sabía que su lado puro y bueno
no dejaría sola a una pobre anciana, lucifer le dio su
propósito, un propósito que la mantendría ocupada hasta
que él vaya por ella.
— Falta poco — dijo el rubio mientras miraba el monitor,
donde podía observar a su garrapata, donde dormía
tranquilamente en su recamara, sin percatarse que alguien
la observaba atrás vez de una cámara — sigues siendo
igual — sonreía, pues a la castaña no le gustaba los pijamas
y seguía durmiendo desnuda.
Él era lucifer para los demás, pero para su Ana era su ángel,
pues sólo con ella podía sonreír.
Capítulo 63
Ana
— ¡No quiero que te toque! — gruñó furiosa — ella es mala —
lloro como un grifo fuera de control y zapateo el piso en
protesta.
Sé que me estoy comportando mal, pero no me importa, no
me gusta ver a mi ángel ser tocado por otra y más cuando sé
que esa maestra es muy mala, ella siempre me castiga, y
verla bailar con mi ángel me enfurece.
— Garrapata, tranquila si quieres que no baile con ella no lo
haré, si quieres que no la mire ni hable con ella, haré todo lo
que me pidas— me abraza y besa mi mejilla y me siento en
su regazo acurrucada en su pecho.
Ese es mi ángel el no necesita nada más, si yo se lo pido él
solo lo cumple. Nunca me pregunta el «porqué» solo me hace
caso.
Tal vez soy una niña malcriada que no quiere compartir a su
ángel, pero esa mujer no me agrada tiene mucho maquillaje
en su rostro y su perfume me asfixia, pero lo que más me
molesta de ella es que la vi besándose con muchos chicos
del orfanato.
«Eso es malo»
«Ella es mala»
«Los profesores no tienen que hacer eso» eso me dijo mi
ángel, que esas personas son malas.
Cuando termino de llorar mi ángel toma mi mano y me lleva
al salón donde todos están practicando la obra musical para
concluir el año escolar. Suspiro y trato de limpiar cualquier
rastro de lágrimas de mi rostro.
Pero al entra la maestra viene directo hacia nosotros.
— Ángelo, ven que todavía me falta mostrar los últimos
pasos — dice con voz chillona la maestra de música, yo me
aferro a mi ángel fuertemente para que no me separen de él.
— Es mejor que lo ayude otro estudiante — dice Miguel
Ángelo.
La maestra al instante pierde la sonrisa que traía, yo sonrió
triunfal y aunque sé que es mi mayor y le debo respeto, le
saco la lengua.
— Niña ven aquí te daré tú papel en esta obra— me regaña,
sé que trato de hablar amable, pero le salió tan falso — tú
serás un árbol — me pone en el rincón en la última fila, tan al
fondo que todos me tapan, y mi altura no ayuda. Pero no me
importa.
Al terminar todo el ensayo nos dirigimos al comedor para el
almuerzo, pero todavía sigo enojada, y cuando me enojo soy
insoportable debo admitirlo.
— No tengo hambre — me cruzo los brazos, frunzo el ceño y
decido no comer.
— ¿Por qué sigues molesta? Te dije que no dejaré que me
toquen — infló mis mejillas e ignoro su comentario y veo
otras cosas que no sea Miguel Ángelo, pero él jala mi mentón
para que lo viera, pero decido cierra los ojos — entonces si
sigues enojada conmigo, ¿Qué haré? ¿Comprar un helado?
¿Dedicarle una canción? No eso es imposible, porque quiero
que me perdones ya, ¿Qué será? Mmmm ¡lo tengo! tendré
que hacerte cosquillas — me toma por la cintura y me pone
en su regazo para luego hacerme cosquillas, yo trato de no
reír, pero me es imposible y río como loca.
— ¡Basta! ¡basta! Me voy hacer pipí — trato de pararlo — y él
se detiene — quiero estar enojada — le confieso
susurrando pues sus cosquillas me dejo sin aliento.
— ¿Por qué? — acaricia mi mejilla con su pulgar.
— Porque me tienes que mimarme hasta que te perdone —
me aferro a su cuello y beso sus labios, olvidándome por
completo que nos observaban todos los que se encontraban
en el comedor.
Pero al abrir mis ojos todos nos observan de una forma rara,
no lo entiendo, ¿por qué nos miran feo?
¿Hice algo malo?
¿Por qué me juzgan?
*****
— ¿No comerás nada? — dice Octavio pretendiendo que
todo sigue igual, no como frente a él y tampoco le hablo.
Lo sé es muy infantil pero no lo puedo evitar. Esta es mi
forma de manifestar mi enojo, lo bueno es que ya no infló
las mejillas.
— En esta historia el malo no soy yo — ignoro su
comentario y decido observar la ventana — no podemos
seguir así.
Escucho que se levanta no sé a dónde se dirige, pero
escucho que camina de un lado para el otro, su respiración
es constante se nota que está desesperado, no sabe qué
hacer conmigo. Entonces pasa lo que menos esperaba,
Octavio empieza a destrozar todo a su alrededor, sé que
debería tener miedo, pero no lo hago, porque sé que a pesar
de todo lo que me hizo, él nunca me dañaría.
Él se acerca a mí, sus pasos son lentos, trata que lo mire,
pero yo cierro mis ojos, no quiero verlo, no quiero hablarle.
Me toma en sus brazos, no sé adónde me lleva, pero creo
que es su habitación porque siento que me recuesta a algo
suave es su cama, empieza a besar mi cuello, sus manos
tocan mi cuerpo y poco a poco empiezo a desvestirme.
«No lo hagas por favor»
No hago nada solo cierro los ojos esperando que se
detenga, pero no lo hace estoy completamente desnuda y
el sigue besando mi cuerpo.
«Detente si me amas»
No quiero gemir, pero mi cuerpo me traiciona, no quiero
sentir placer, pero mi cuerpo lo siente.
«No quiero esto»
Es entonces que mis lágrimas son la única manifestación
de lo que realmente Octavio me está haciendo.
«Si me amas, detente».
*****
Octavio
Al escuchar sus gemidos es como un pase a que siga.
«Le gusta»
A un que dice que no, sé que su cuerpo me desea, me
confirma que todavía sigue siendo mía, bajo hasta su sexo
abro sus piernas y las acomodo en mis hombros para
disfrutar de lo me pertenece, lo que es mío, lo que nunca
debí dejar ir.
«Eres mía»
— Mía, completamente mía — beso sus labios — no sabes
cuánto extrañe tu aroma, tu lunar, el lunar que descubrí —
utilizo mi lengua para darle más placer, estoy un largo rato
en esta posición, preparándolo para que pueda recibirme,
cuando sé que esta lista me acomodo en su entrada.
Pero en el momento que decido ver su rostro, me encontró
con la imagen que no esperaba ver, una que seguro me
dejara marcado de por vida.
«Mi niña llora, llora en silencio»
«Y esas lágrimas son por mí culpa»
«Soy un monstruo»
Me alejo de ella y jalo mi cabello con fuerza, entonces las
palabras de mi abuelo llegan a mí, como un látigo en mi
espalda. Mostrándome la verdad que quise ignorar, que no
quería escuchar.
«La estoy destruyendo»
La niña, risueña, alegre, cariñosa que un día conocí se está
desapareciendo y todo por mí.
La amo, Dios la amo con todo mi ser pero sé que si sigo así,
ella no volverá ser la misma.
«Tengo que dejarla ir»
Y enterarme de esa verdad es como mil puñaladas en mi
corazón, son puñaladas que me ahogan, la presión en el
pecho vuelve aparecer.
«No me deja respirar»
— En unos días Miguel Ángelo saldrá de prisión —comentó,
le doy la espalda, no quiero que me vea así — si quieres irte
con él no los detendré, pero antes de que te vayas
necesitas saber la verdad — tomo aire, no dejaré que me
vea así me cuesta respirar, duele, duele como si alguien
estuviera estrangulándome — solo te pido unos días — no
espero su respuesta, necesito salir de aquí, pero antes de
salir justo en la entrada de la puerta necesito pedir —
perdón — digo finalmente, luego de un largo silencio —
perdón, perdón, perdón — con las lágrimas en mis ojos,
lloro en silencio, son lágrimas que quiero que ignore,
lágrimas que son mi castigo.
Salgo de su habitación completamente desnudo, y me dirijo
a mi habitación voy a la ducha y enciendo la regadera para
poder acallar mi sufrimiento.
— La perdí, ya lo entendí.
«Estoy tan podrido»
«¿Cuándo me convertí en el villano de esta historia?»
Capítulo 64
Octavio
Mantenerme al margen de Ana para no molestarla no es la
parte difícil, ni siquiera el ya no dormir a lado de ella, la
parte más difícil es saber que muy pronto la perderé, tan
solo un día para que me deje completamente.
Le pedí cinco días para prepararla o más bien creo que es
para que yo mismo me prepare.
— Provecho, estaba delicioso el desayuno — me levanto de
la mesa — me voy al trabajo.
— Octavio, hoy es mi último día aquí— dice, todavía sentada
en la mesa, lo único bueno es que ya me habla.
— Lo sé.
— Mmm... Mmm yo, digo... que ri.... a— tartamudea de
forma adorable que de alguna forma me lleva al pasado, en
ese tiempo donde solo éramos dos, ese gesto me saca una
sonrisa, es una sonrisa de nostalgia pues me lleva al
momento donde apenas podía hablarme— digo mmmm....
— Dilo — sonrió después de mucho tiempo.
— El divorcio — al solo oír esas dos palabras mi sonrisa se
borra al instante — ¿Lo firmaremos mañana?
— No, tengo que arreglar algunas cosas como la división de
los bienes.
—¿Qué? — separa de golpe — no, ese no era el trato, yo no
quiero nada.
— Es tu derecho — trato de razonar con ella.
— Este no era un matrimonio real — sentencia, matándome
un poco más.
— Tal vez al principio no era real, pero después se volvió
real por lo menos por mi parte.
— Esto es injusto, porque siento que soy la mala, yo no hice
nada para sentirme así, pero cada vez que dices esas
cosas.... — se calla y suspira — no lo hagas difícil.
— Entonces cumpliré, te daré el dinero que acordamos al
principio — Ana trata de protestar, pero la interrumpo — no
lo hagas más difícil, dejemos las cosas claras hicimos un
trato ahora toca terminarlo.
— Está bien—se resigna.
*****
— ¿Estás seguro de esto? — Edgar dice preocupado —es tu
vida, trabajaste mucho para llegar aquí.
— Mi vida no es la constructora, es un simple oficio, no
quiero que sea mi vida, solo forme parte de ella.
— Eso no es verdad y lo sabes, si al final no estarás con Ana
¿Por qué te vas? — me mira intrigado por mi decisión, eso
no es normal en mí, de hecho, creo que nunca tuve un viaje
por placer.
«Ya no soy el mismo»
— Porque quiero ser una mejor persona por ella y por mí,
pero sobre todo por mí, necesito esto — tomo los pajes de
avión.
Después de hablar con Edgar decidí despedirme de mi
padre pues, aunque no estemos en los mejores términos es
mi padre, y él me enseñó todo lo que sé, pero al estar frente
a su oficina noto que la su secretaria no se encuentra y que
además la puerta está medio abierta.
«Esto es inusual»
— ¿Papá? — llamo a su puerta, pero nadie contesta y
cuando entro me topó con algo perturbador que solo
contaría a mi psicólogo — ¡mierda ¡— me tapo los ojos, pues
al frente se encuentran mis progenitores, haciendo una
película porno, mi madre semi desnuda recostado en su
escritorio con las piernas abiertas y mi padre encima de
ella con los pantalones en sus tobillos — ¡papá estamos en
la oficina! — grito.
— ¡Cierra la maldita puerta! — grita, salgo corriendo.
Esto es realmente traumático para mí, pues de ver a unos
padres distanciados que ni siquiera un beso se daban y
pasar a verlos en plena acción es escalofriante como si
estuviera viendo una película de terror esas que tienen
contenido asquerosos de esas donde les sacan tripas y
sesos a los personajes.
«Vi el trasero de mi padre»
Después de un rato que creo que me dejo helado, decido
retirarme del lugar, creo que ya no podré ver a mi madre a
los ojos.
— Buenos días señor Verona — me saluda la secretaria de
mi papá, una mujer mayor que aun que ya está jubilada que
quiere seguir trabajando con nosotros a pesar de ya no
necesitar hacerlo, una empleada leal que siempre estuvo
ahí para las nuevas generaciones.
— Buenos días «Rosita» — digo todavía perturbado, y
cuando veo que va a su lugar de trabajo mejor le advierto
de la situación — no vaya entrar — señaló la oficina de mi
padre — mis padres están un poco indispuestos—trato de
suavizar un poco porque entonces se empieza a escuchar
gemidos mezclado con risas por parte de mis dos padres.
— ¿Indispuestos? — empieza a reírse — en mis tiempos eso
se llamaba sexo — sonrió con picardía mientras me guiña,
no dije nada pues me dejo en shock — eso me recuerda
comprar el viagra para mi esposo, ahora a nuestra edad
necesitamos una ayudita extra — suspira de forma
dramática — en mis tiempos éramos como conejos, pero
ahora tenemos nuestros horarios, supongo que es la edad,
Mario es muy chapodo a la antigua y no quiere probar
cosas nuevas — luego se acerca más a haciendo la señal
para que este a su altura, como si quisieras contarme un
secreto — pero últimamente accede que utilicemos algún
juguetito o probar posiciones nuevas, solo que a él no le
gusta hablar de ese tema, es muy cerrado.
Me quedé congelado, no supe que decir ni que responder
pues a doña Rosita la conozco desde niño y la imagen que
tenia de ella siempre fue de una abuelita, de esas dulces
que están tejiendo algún suéter para sus nietos, ahora
entiendo por qué tiene 12 hijos y un montón de nietos.
Al salir de la empresa todavía con la cabeza bloqueada
empecé a reírme, no de doña Rosita si no de mí.
«Vi a mis padres en plena acción»
«Doña Rosita experimentada»
Y por un momento eso me hizo olvidar lo que me espera
esta noche sé que no debería albergar esperanza de que
Ana se quede conmigo, pero mi corazón es un traidor.
«Pues en mis manos tengo dos boletos de avión».
Narrado en tercera persona
Eran las 7pm de la noche ya la ciudad entera estaba
completamente iluminada por las luces. La noche era
fresca y cálida.
Ana había preparado la cena, pensó que era una buena
forma de despedirse de Octavio, de su vida en ese lugar,
pero sobre todo de ella misma, de esa niña que se volvió
mujer.
— Mañana es mi comienzo — susurro al viento que entraba
a la habitación a través de una ventana, vio por última vez
esa habitación y supo que nunca lo olvidaría, donde se
entregó por primera vez y donde le rompieron el corazón en
realidad nunca supo diferenciar sus sentimientos, la
pequeña castaña todavía no los podía entender ¿Qué sentí
por Octavio? ¿Lo amaba realmente? Lo que siento por
Ángelo era distinto tenían una conexión que a veces
perturba, para ella era su otra mitad, pero Octavio fue el
extremo de ese sentimiento fue fuego intenso, emociónate
que a veces le podía quitar el aire.
«¿Eso es Amor?» se preguntó una vez más al mirar una
última vez esa habitación que fue su hogar por muchos
meses.
Espero con paciencia la llegada de su a un esposo, ajena a
lo que se avecina, pero cuando llegó no espero que viniera
acompañado. Alado de Octavio se encontraba una mujer
mayor, que al verla se puso a llorar.
«¿Quién es?» se preguntó ella misma.
— Dios mío eres tú, Emma — la mujer mayor se le acerco
más, dejándola desconcertada no solo por cómo se puso
esa mujer, sino porque un que no la conocía sintió cierta
simpatía sin conocerla.
Ella no sabía cómo justificar porque ese empatía y paz
lograba despertar esa mujer en ella.
— Disculpe, creo que me confunde — le sonrió — mi nombre
es Ana — se presentó, para luego preguntar con gestos a
Octavio sobre aquella situación poco común.
La mujer mayor que aún no se presentaba la abrazo con
toda su fuerza, como si temiera que alguien se la quisiera
robar. Al poco tiempo otra persona entra, un hombre
bastante mayor con pocas canas que sólo cubrían algunas
partes de su cabeza y una abundante barba que cubría casi
la mitad de su rostro.
— Ibyra, controlarte la estas asustando — tomó a la mujer
en sus brazos y se la llevó al otro extremo de la sala — creo
que mejor es que hablen primero luego nosotros — le dice
mirando a Octavio, que no había dicho ni una sola palabra
desde que llegó.
Luego de que esas dos personas desconocidas para Ana
se fueron a otra habitación, Octavio se dirigió al estante
cerca de unos de los sillones y sacó una botella.
Ana se quedó callada esperando alguna explicación, pero
solo vio a Octavio tomar como si el whisky fuera agua.
— ¿Quiénes son esas personas? —pregunto todavía
pasmada por la situación.
Pero el silencio era la respuesta del hombre frente a ella
que pareciera atormentado por un fantasma.
— ¿No dirás nada? — se empezaba a desesperar la castaña,
se acercó a Octavio para quitar de sus manos el whisky —
¡responde! — exigió con tanta seguridad que dejó en blanco
a Octavio.
Entonces Octavio noto algo importante de su relación con
la mujer que estaba frente él. Algo que se negaba a
aceptar.
«Su niña murió»
La niña insegura, ingenua, tímida que dependía totalmente
de él, que había llegado a sus brazos ya no existía.
«Eso significaba que ya no lo necesitaba, que ella podía
sola»
Él la destruyó y ahora estaba una mujer, una mujer segura,
independiente y valiente.
Y se a enamoro mucho más de ella.
«¿Esto es posible?» se preguntó así mismo y la pequeña
esperanza que tenía de poder recuperarla murió, como la
niña que llegó a sus brazos y no la supo valorar.
— Te amó — dijo al fin, dejando en shock a la castaña pues,
aunque ya lo había escuchado decir esas palabras, esta vez
sí le creyó — pero sé que tú no a mí, solo te pido que me
escuches, no te pediré que te quedes conmigo, sé que no te
merezco, pero lo que voy a decirte es importante.
Octavio la guío a uno de los sillones, no sabía cómo
reaccionaría, pero de algo estaba seguro que es valiente y
lo afrontará.
— Solo escucha con atención hasta que termine y luego te
presentare con las personas que están en la otra
habitación.
Ana todavía en shock, asintió afirmativamente, pero lo que
escucho después de esa frase la dejo totalmente
noqueada.
«¿Esto es un sueño?»
«¿Es una broma?»
Se repetía una y otra vez en la cabeza.
En ese momento entró en un trance donde no podía
reaccionar, escuchaba, pero no podía decir nada, no podía
actuar, era como si su cuerpo estuviera muerto y ella no
podía reaccionar.
«La mujer que la había abrazado y que ahora Octavio la
estaba presentando era …. Su madre, Ana no fue
abandonada su madre la había protegido alejándola del
mundo donde su madre era una mercancía, Ibyra fue
víctima de la trata y tráfico de personas fue vendida por su
padre a los 12 años, y a los 13 quedó embarazada producto
de uno de sus clientes que ella atendía»
Ana veía a la mujer frente a ella sintiendo pena por ella,
pero ella no se sentía parte de ella.
No lo podía creer, tal vez la está confundiendo Ana nunca
había deseado una madre o un padre no lo necesitaba, su
ángel se había encargado de que su garrapata nunca
pensara en ello.
— Creo que me confunde — hablo por fin — eso es
imposible, Miguel Ángelo me encontró, a que llamarlo él se
lo dirá — empezaba a desesperarse, pues tenía miedo,
miedo de ser un producto de una violación.
— Eres mi hija, tenias 2 años y medio cuando te entregue a
un niño, era pequeño pero el único que me había
encontrado—entro la mujer ya más calmada— yo estaba
escapando y me habían lastimado yo.... — tomo aire — yo
pensé que moriría, no tenía salida.
Ibyra empezó a llorar nuevamente, ella trataba de
controlarse, pero ver a su bebé, la llevó a recordar cada
momento de su pasado, un pasado que quería olvidar.
Olvidar los abusos de los hombres, los golpes, las
humillaciones, las amenazas y como la drogaban para que
cumpla sus deberes.
Olvidar, todo lo que quería era olvidar, Pero no a su bebé.
«Su nacimiento, la primera vez que dio sus primeros pasos,
su primera palabra»
Pero Ana no lo podía creer hasta que su madre levantó su
vestido para revelar una cicatriz muy particular en el tobillo,
era la misma cicatriz que Ana tenía en su tobillo, solo que
de esa mujer mayor era mucho mas grande que el de ella.
—Está es la marca que nos diferenciaba, era como una
marca de propiedad, y tú también la tienes — suspiro — el
día que escape fue por ese motivo, sabía lo que querían
hacer con mi bebé, eras tan pequeña, yo creí que si
obedecía e incluso si los ayudaba, no te tocarían, ese era el
trato y yo como idiota acepte.
— No es verdad — se agarró la cabeza con las dos manos,
negando una y otra vez.
—Ese día quería darte una navidad diferente, me puse de
acuerdo con algunas chicas en conseguir unas luces y
música, pero te quitaron de mi lado y te marcaron frente a
mis ojos — empezó a temblar — no sé lo que pasó, pero
algo dentro de mí se quemó y ataque con un cuchillo que
tenía guardado, todas las chicas me ayudaron, si no fuera
por ellas no estaríamos aquí.
A media que Ibyra relataba su historia de los hechos de
cómo la habían disparado, de cómo vio a sus amigas morir,
y como llegó a un lugar que no conocía para luego entregar
a su hija a un niño que pasaba por ese lugar.
Pero la historia no terminaba ahí.
Al poco tiempo de que terminará su madre de hablar
intervino Octavio para revelarle que su ángel sabía todo de
esto.
—¡Mentira!! — grito.
—El día que te fuiste con él, yo mande a que lo investigarán
así me entere que no era tu hermano, pero además de eso,
el detective que contrate encontró esto en su apartamento
— Octavio le decía mientras sacaba de su portafolio un
archivador —— velo por ti misma.
Al abrir ese archivador se encontró con fotos de su madre
en una estaba con un niño pequeño, en otra con un hombre
tomándola de la mano. Pero eso no fue lo que le llamó la
atención si no la fecha en las que fue tomada, hace 8 años
y en esa foto había una nota que decía:
La madre de mi garrapata con su familia
Era la letra de Miguel Ángelo lo reconocería en cualquier
parte y además el apodo que él puso de cariño, nadie sabía
su ángel la llamaba así.
«¿Por qué no me dijo nada?»
«Debe haber una explicación lógica de esto» trato de
convencerse a sí misma.
—Eso no es todo — continuó hablando Octavio — la persona
que te adoptó recibía fuertes cantidades de dinero
mensualmente, y al parecer venían de Miguel Ángelo — le
mostró un papel donde se encontraba la cuenta bancaria —
la casa donde vivías está a tu nombre.
«¿Él siempre supo dónde estaba?»
Entonces Ana empezó a recordar como la señora Marta no
la dejaba salir, no la dejaba ser ella misma, no la dejaba ver
televisión, ni radio o leer el periódico. La enorme mansión
era peor que el orfanato pues en ella Ana se sentía, sola.
«El silencio era lo único que se podía escuchar»
«La soledad era su compañía»
«La oscuridad su hogar»
Se estaba volviendo loca
Eso vivía todos los días en ese lugar. La señora Marta no la
quería, algunas veces parecía que Ana le molestaba o no
soportaba su presencia como si ella era una invasora en su
hogar.
Ahora Ana lo entendió todo, Ella era una prisionera, Ana sin
pensarlo más, quiso salir de ese lugar, quería huir, ¿Por qué
le dijeron la verdad? Si Ella quería huir.
«A veces la ignorancia es buena» pensó muestras lloraba,
pero a su espalda su madre quería detenerla, no quería
perderla otra vez.
Pero sabía que no tenía derecho de retenerla a su lado, pero
justo cuando Ana llegó a la puerta, unos brazos la
envolvieron con una fuerza que le impidió dar un paso más.
Era Octavio, que reacciono de manera inconsciente. Él
sabía que había llegado la hora de dejarla ir, pero su cuerpo,
su mente y corazón no lo entendieron.
— Por favor quédate — suplico una vez más, a pesar que
Octavio se había prometido no rogar más, a pesar que el
mismo sabía que era inútil — comencemos desde cero,
como dos desconocidos que se conocen en la calle —
empezó a sollozar — una última oportunidad.
Pero Ana no escucho ella solo quería huir de la realidad.
Octavio al no obtener respuesta de su amada, sigo rogando
en silencio que no se fuera, pues él sabía que cuando
pisará un solo pie afuera de su edificio, Miguel Ángelo la
capturaría, pues como era de esperar Lucifer la tenía
vigilada desde que salió de la cárcel.
—Suéltame — susurro llorando, pero esta vez lloraba por
culpa de su carcelero.
Octavio no quiso oír y se siguió aferrándose a ella como si
su vida dependiera de eso.
«No, mi vida es ella» pensó
—Suéltame — repitió una vez más — no quiero estar aquí.
—Entonces vámonos, los dos juntos — la soltó al fin para
luego darle la vuelta y poder mirar sus ojos, esos ojos que
lo hipnotizaron desde el primer día que la conoció aunque
quiso negarlo después — viajaremos por todo el mundo,
mañana mismo o si quieres hoy, tengo los volantes no es
necesario que empaques, te comprare todo lo que
necesites — hablaba con desesperación — veras que será
divertido — trato de sonreír pero sus ojos rojos lo delataban,
Octavio sabía que todo era inútil pero aun así lo quiso
intentar.
—No, quiero estar sola — se soltó de él.
—Cuando cruces esa puerta, no podré protegerte, lo sabes
verdad—le advirtió.
—Lo sé — Y como la primera vez que llegó a su vida salió de
él.
****
Mientras tanto al otro lado de la ciudad un rubio peligroso
se preparaba para ir en busca de su pequeña garrapata. Él
había salido de la cárcel hacia unos días, pero como era de
esperarse se topó que su amada se encontraba muy
custodiada y al no poder acceder hasta ella, lo volvía loco.
«Y eso era peligroso»
Un peligro que ni el mismo podía controlar, y eso lo
asustaba pues no quería que su garrapata lo viera en ese
estado.
Él podía llegar a ser un monstruo para el mundo, pero para
su garrapata, su Ana quería ser su ángel, un ángel que sólo
ella podría ver.
«Que solo ella podría controlar».
Miguel Ángelo sabía que Ana tenía un poder sobre él, un
poder que ella misma desconocía y justo antes de salir
recibió una llamada, que cambiaría sus planes.
—Señor, su hermana acaba de salir del edificio ¿Qué
hacemos? — se escuchó al otro lado del teléfono.
— ¿Esta sola?
—Si.
—No hagan nada, solo vigílenla hasta que llegue.
Capítulo 65
Miguel Ángelo
— Mamá ¿quiero un perrito? —suplico — todos mis amigos
tienen uno, prometo cuidarlo, lo bañarlo, darle de comer y
hacerlo pasear todos los días — me aferro a su pierna.
Mi mami es la mejor mamá del mundo, me cuida, me cuenta
cuentos, me enseña a tocar el piano y me protege cuando
papá se vuelve loco.
— No lo sé, primero tengo que hablarlo con tu padre — dice
mientras se acaricia su barriga que esta enorme.
Ahí adentro está mi hermanita, lo sé porque me lo dijo mi
mami, pero ¿Cómo habrá entrado adentro?
— Dirá que no — me pongo triste, porque papá es malo, pega
a mamá y mamá llora.
— Veras que lo convenceremos — Doy saltos de alegría, y
corro por toda la casa mientras me río — ahora cámbiate que
ya van a venir por ustedes.
Voy corriendo a mi habitación, para decirle a Ariana que
tendré un perrito. Porque los dos compartimos la habitación.
— ¡Ariana! Vamos a tener un perrito — grito de felicidad.
— Ash, no grites que me duele la cabeza — se queja mientras
se toca la cabeza con sus dos manos — siempre eres tan
fastidioso.
Sale de la habitación con sus muñecas de porcelana, creo
que quiere más a su muñeca que a mí. Siempre me pregunte
porque Ariana es así, ella no me quiere y me dice cosas
malas.
— ¡Niños llego el auto bus! — dice mi madre.
Hoy es un día perfecto, primero mamá prometió que
tendremos un perrito, segundo papá no se volvió loco en la
mañana, y por último tengo un paseo escolar. Cuando salgo
de casa y me despido de mamá me topo con mis mejores
amigos, hablamos de fútbol o de las caricaturas y que súper
héroe nos gusta, el mío es súper Man.
— Miguel vamos — me jala mi amigo Robert, él es más
pequeño que yo y su pelo es castaño — mira lo que traje es
una navaja, papá lo utiliza cuando va a cazar con sus
compañeros de trabajo.
Me muestra su navaja, es bonita su brillo es muy bonito.
— Es genial —miro maravillado.
—A que sí, hoy vamos abrir latas y jugar un poco con ella.
— ¿Tú papá te lo presto?
— No, lo saque antes de ser fuera a trabajar, no te preocupes
lo voy a regresar antes de que se dé cuenta.
— Te meterás en problemas.
— No se dará cuenta — susurra — pero hazme un favor, lo
puedes guardar en tu mochila.
— ¿Por qué?
— Porque la profesora, seguro me revisara la mochila y tú
eres su estudiante favorito — eso es verdad, pues Robert es
muy travieso y siempre se mete en problemas.
— Está bien — suspiro, eso hacen los buenos amigos
¿verdad?
El día fue estupendo, paseamos, jugamos y nadamos por un
lago pequeño, las niñas se fueron a jugar a las escondidas y
nosotros no unimos a ellas.
Pero mientras corro noto a mi hermana sola sentada debajo
de un árbol leyendo un libro, ella no tiene amigas. Me acerco
a ella y veo que sus compañeras de curso están hablando
con unos chicos grandes del curso superior.
—¿Quiere jugar con nosotros?
— No juego con niños — responde, sin levantar la mirada de
su libro.
—¿Quieres que te acompañe? — le digo porque me da pena
que no tenga amigos, es feo estar solo.
— Has lo que quieras — responde, al poco tiempo mis amigos
me llaman para jugar, pero yo niego con la cabeza.
Después de un rato me aburro, suspiro cansado.
— ¿Por qué te quedaste a mí lado? — pregunta después de un
largo rato.
— Porque eres mi hermana, mi familia y mamá dijo que a que
estar siempre unidos.
— Mamá es una tonta — se ríe.
— No es verdad — empiezo a enojarme — mamá es buena.
— Es buena y estúpida — ¿Por qué dice esas cosas?
— ¡Tú eres estúpida! — grito tan fuerte que siento que mis
mejillas arden de rabia, estoy tan enojado que no me doy
cuenta que todos me oyen, y me miran feo. ¿Por qué me
miran feo? ¿Hice algo malo?
¿Qué hago? Y una voz desconocida dentro de mi dice:
«Corre»
Y le hago caso, corro hasta más no poder, me duele el
estómago, busco en mi mochila si tengo agua y encuentro la
navaja que Robert me pidió que la guardara.
— Que bonita navaja — dice una voz detrás de mí, una voz
que me hace enojar.
«Mi hermana»
— ¿Cómo me encontraste? No quiero verte.
— Eres muy lento, fue fácil alcanzarte — sonríe mientras se
acerca — dime hermanito, de ¿dónde sacaste esa navaja?
Eso es muy peligroso si te encuentran con eso te meterás en
problemas.
— No es mío — me asusto — es de... — ¿se lo digo? No, eso
no hacen los amigos, los amigos se apoyan — que te importa
— gruñó, pero cuando le iba decir que se fuera y me dejara
solo, un aullido llama mi atención.
Ignoro a mi hermana y voy por donde se escucha ese aullido,
al acercarme se escucha como si estuviera llorando.
«Son dos perros»
Uno pequeño y otro más grande parece ser su mamá, el perro
más grande está herido y el cachorrito llora.
— Justo lo que pedías, ¿no lo crees? — comenta mi hermana,
detrás mío.
— ¿Qué?
— Un perro, gritabas por toda la casa que tendrías un perro.
Ahora la cuestión aquí es con ¿Cuál te quedaras?
— Mamá dijo que tenía que hablar primero con papá.
— Es obvio que lo convencerá, papá hace todo lo que le pide,
es una perra.
— ¿Perra? No entiendo.
— Yo me entiendo, escoge con ¿Cuál te quedaras? La que
está herida o el pequeño.
— ¿Los dos? — me acerco a los dos, el pequeño no se aleja
de su madre.
— No, tu dijiste un perrito y papá solo te dejara quedarte con
uno — se acerca y me quita la navaja — escoge — sonríe de
lado.
Me da pena los dos, pero Ariana tiene razón, yo creo que me
quedaré con el pequeño así le podré enseñar cosas. Y a su
mamá se lo podemos regalar algún vecino.
— El pequeño — digo al fin, pero me da pena alejarlo de su
mami, tal vez podamos visitarla de vez en cuando me acerco
y lo tomo en mis brazos — a que llamar algún veterinario para
que cure a su mamá — le digo a mi hermana.
Pero Ariana mi ignora y con la navaja que me había quitado
se acerca a la perrita, ¿Qué va hacer? Entonces la perrita llora
más, ¿por qué llora? mi hermana toma con las dos manos la
navaja y.….
«Sangre»
«Aullido»
«Más sangre»
Sale del cuerpo de la perrita.
— ¡Basta! — empiezo a llorar —¿Por qué lo hiciste? — veo el
cuerpo sin vida de la perrita.
— ¿Por qué lo hice? — empieza a reírse — porque tú me lo
pediste.
— ¡No es verdad! — grito.
— Te dije que escogiera, y tu escogiste al más joven y bonito,
en cambio a esta no la quisiste porque es vieja, fea y estaba
herida, fue lo mejor — dice mientras se limpia con un trapo la
sangre de su ropa — ella no tenía oportunidad, la enviarían a
una perrera donde la matarían lentamente — se acerca a mí
y me entrega la navaja — si hubieras escogido a la perra vieja,
la habríamos curado y ya tendría un hogar, y el cachorro
tendría más oportunidad de ser adoptado por ser joven y
bonito.
— ¿Es mi culpa? — lloro con el cachorro en mis brazos.
— Si, es la ley de la vida Miguel Ángelo, si alguien estorba, o
ocasiona daño y ya no sirve simplemente se lo elimina, el
mundo es cruel —— toma el cachorro en sus brazos — sí que
eres bonito — acaricia a perrito y se va.
Yo me quedo con el cuerpo sin vida de la perrita, lloro por no
haberla escogido.
«Es mi culpa»
«Es mi culpa»
«Es mi culpa»
******
Los días pasaron y la imagen de Ariana matando al perro no
sale de mi cabeza, mis amigos ya no me hablan porque
piensan que mate a ese perro y Robert me acuso de robo por
la navaja que el mismo me había entregado para guardarlo.
«Ellos no eran mis amigos»
«El mundo es cruel»
Papá me pego, mamá quiso defenderme, pero salió más
lastimada.
«Es mi culpa»
— Perdón mamá — lloro en sus brazos — soy débil, no puedo
protegerte.
— Hay cariño no es tu culpa, tu padre está enfermo.
¿Enfermo? Él es una enfermedad, le hace daño.
—Vámonos mamá — suplico
— No, cariño somos familia a que estar unidos, debes
proteger a tu hermana.
— Ella es mala.
— Me refiero a tu hermanita — toma mi mano y la lleva a su
barriga y es entonces que mi hermanita se mueve — tú eres
su hermano mayor — sonríe con los labios partidos.
— ¿Cómo se llama? — me acerco a su barriga y la acaricio.
— Ana, como mi madre ¿Te gusta?
— Si — sonrió — te protegeré — le digo a mi hermanita.
— Lo prometes — dice mamá mientras me muestra su
meñique.
— Lo prometo — unimos nuestros meñiques — seré el mejor
hermano mayor.
«Y la protegeré de Ariana»
«Ariana es mala»
*****
Actualidad
— ¿En dónde está? — pregunto.
— Entro en un parque de diversión, ahora mismo está cerca
de la fuente de agua.
Camino hacia el lugar que me indicaron, no me apresuró, ni
me desespero para llegar a ella, porque sé que me espera.
La veo sentada en una banca mirando la fuente como si
fuera la mayor atracción de este lugar, viste con un vestido
blanco hasta sus rodillas, se ve hermosa, realmente es un
ángel.
«Mi sol en el día y mi luna en la noche»
«Es mi luz en la oscuridad»
Está llorando, no me gusta verla llorar.
— Te protegeré — susurro al viento, como la promesa que
un día jure a mi madre. — mi Ana — Ana se da la vuelta
como si me hubiera escuchado.
«Eres mía»
****
Miguel Ángelo
Pasado
«Ya no por favor»
Los gritos y el llanto es lo único que se oye.
«Para papá»
Me tapo con las manos para no escuchar más, lloro en
silencio.
«Tengo que ser más fuerte»
«Mamá lo siento» soy débil, pequeño ¿Qué puedo hacer?
— ¿Qué puedo hacer?, ¿Qué puedo hacer?, ¿Qué puedo
hacer?, ¿Qué puedo hacer? — repito una y otra vez mientras
me golpeó, la cabeza, mis lágrimas no dejan de salir.
«Solo puedo llorar»
«Dios, ayúdame»
— ¿Qué puedes hacer? — dice mi hermana, sentada cerca de
la ventana mientras peina a su muñeca esa muñeca fría sin
vida, sin emoción igual que Ariana mi hermana mayor ¿Por
qué no llora? ¿Por qué se ve tan tranquila? — nada, eres un
inútil, llorar no te ayudará ¿qué puedes hacer? Pues muévete
— entonces se acerca a mí — papá tiene un arma en su
despacho, en unos de sus cajones.
— ¿Qué quieres decir? — me limpio las lágrimas.
— Solo te respondí.
******
Actualidad
La abrazo, pero mi Ana no me corresponde, solo llora ¿Por
qué?, acaricio su cabellera para consolarla como cuando
éramos niños.
— Calma mi garrapata, estoy contigo ya nadie nos va
separar — digo mientras acaricio su cabeza — te protegeré,
pero empieza a llorar más como si alguien le estuviera
arrancado su corazón.
— ¿Qué pasó? — levantó su barbilla para poder ver sus
hermosos ojos, claros como el amanecer, dulces como la
miel, pero algo cambio — ¿Te lastimó? — empiezo a
enojarme solo con la idea.
—¡Aléjate! — grita y me empuja con fuerza, su voz es dura,
¿Qué está pasando? ¿Por qué me mira así? Conozco esa
mirada, es la misma mirada de todos mis compañeros de
clase cuando tenía una navaja en mis manos lleno de
sangre roja.
«Me culpaban»
«Me condenaban»
—¿Cómo? — trato de acercarme a mi Ana, pero ella se aleja
más. Es entonces que noto que entre sus manos esta unos
papeles, no logro ver mucho, pero si la fotografía de la
mujer que me entrego a mi Ana — ya lo sabes — digo, pues
ya me esperaba que lo supiera, lo supe en el momento en
que nos separaron, sabía que Octavio buscaría la verdad
hasta encontrarla, buscaría la forma de separarnos, de
encontrar mi punto débil.
«Mi pasado»
«¿Me arrepiento?» ¡NO!
«¿Tengo miedo?» de que la única persona que me mantiene
cuerdo me tema que se igual que resto del mundo.
Hace mucho tiempo no sentía esto, de alguna forma esta
sensación me reconforta, pues me confirma que todavía
soy un humano que todavía puedo sentir.
«Que todavía estoy vivo»
— ¿Me odias? — pregunto, doy un paso más cerca de
ella — ¿Me temes? — un paso más cerca.
— Quiero odiarte, necesito odiarte, pero no puedo — llora
con desesperación, para luego ser derrumbarse en mis
brazos — no logro hacerlo — Sé que está cansada, herida, y
frágil.
— Vamos a casa — la tomo en mis brazos y la llevo
conmigo, como debí hacerlo desde que la encontré, debí
ser egoísta una vez más y llevarla conmigo.
Pero verla a lado de ese hombre me confirmaba una vez
más que no era mía y que debía dejarla, para que logre ser
feliz a lado de un hombre normal, de un hombre que no
tenía fantasmas en su pasado, un hombre libre de pecados,
pero hoy me doy cuenta que no existe un hombre digno
para mi Ana.
«Mi garrapata»
La tomo en mis brazos y la llevo de donde nunca debió
salir.
«Nuestro hogar»
*****
Ana
Pasado
— Señora ya está listo la cena — digo bajando mi cabeza.
— Tráelo a mi recamara, estoy muy cansada para bajar —
dice mientras sigue leyendo un libro.
— Si señora — salgo de su habitación y me dirijo a la cocina,
espero que le guste.
Llevo la bandeja a su recamara y espero a que pruebe lo que
le prepare, pues me esmere demasiado en este platillo,
cometí muchos errores, pero al final logré el sabor que
deseaba.
Sonrió de la emoción de que le guste ¿Espero que no se
enoje? Porque cambie la receta que me dio para preparar la
comida, pero al no recibir ninguna emoción tendré que
preguntar.
— Señora ¿le gusto? — pregunte esperanzada, de alguna
forma siempre busco su aprobación y que me muestre un
poco de cariño.
— Mira niña, déjame cenar tranquila — respondió duramente,
siempre lo hace.
«Tal vez mañana me quiera un poquito»
Voy a mi recamara, es grande y hermosa, pero me siento
vacía en este lugar, es fría y no tiene vida.
*****
Actualidad
Volver a esta habitación me trae muchos recuerdos,
ninguno agradable.
— Está es tú casa — me siento en la cama donde dormía
sola en estas frías paredes de color gris.
— Es nuestra — se acerca, toma mi mentón para que lo
mire, quiere besarme quiero detenerlo, pero estoy tan
cansada.
Primero es suave, cariñoso como si temiera lastimarme
parece casi devoto, es muy diferente a Octavio. «No hay
fuego». Al terminar el beso lo miro una vez más, busco algo
que me diga ¿Quién es realmente el hombre frente a mí?
«El niño que me cuido»
«El niño que enseñó a leer y escribir»
«El niño que jugaba conmigo»
«El niño que cumplía cada uno de mis caprichos»
«El joven que prometió volver y no lo cumplió»
«¿Quién es?»
— ¿Quién eres? — por fin lo digo, él se queda callado, se
sienta a lado mío, y espero su respuesta, pero no llega —
¿Quién eres? — lo vuelvo a intentar, pero esta vez con
lágrimas en mi rostro, no quiero llorar, pero no puedo
evitarlo, esto es una tortura, una tortura que quiere
ahogarme — ¡¿Quién eres?! — grito.
— Soy tu ángel, tu protector, tu alma gemela, soy la persona
que se tiraría de un edificio solo para hacerte sonreír—
acaricia mi mejilla— créeme que todo lo que hice es y fue
solo para tu bien.
— Manteniéndome encerrada y engañándome — lo empujo,
lo golpeo con rabia y el solo se queda quieto recibiendo mis
golpes como si no sintiera nada.
«Quiero lastimarlo»
«Quería que supiera el daño que me había hecho»
— Protegiéndote y salvarte de este es mundo— necesito
una explicación, y él lo sabe, pero lo ignora.
— ¡¿Quién eres!?! — grito a todo pulmón, como si mi vida
dependiera, pero él no dirá nada hasta que se dé cuenta del
daño que me hizo, entonces corro a la ventana me paro
frente a ella dispuesta a saltar—si no hablas saltare.
— Si saltas te seguiré, si te lo digo quien soy, me dejarías,
temerías de mí, me odiarías y sobre todo ya no sería tu
ángel — baja la cabeza — ¿Quién soy? Soy un monstruo
para el mundo, pero para ti soy tu ángel, un ángel que solo
aparece frente a ti — se voltea a mirarme— era un monstruo
cuando llegaste a mi vida, pero un monstruo que tú
salvaste en esa noche, por favor déjame ser tu ángel.
El temor de sus palabras me deja helada de pronto su
mirada cambia, tiene miedo parece un niño, su voz se
quiebra de pronto su imagen de un ser inquebrantable se
va, no es el hombre que tenía un arma en su cabeza cuando
enfrentaba a Octavio ¿Cuántos rostros tiene?
— Me engañaste, estuve encerrada en esta maldita casa —
golpeó la cama con fuerza.
«Odiaba esta casa»
«Odiaba el silencio»
«Odiaba la soledad»
— ¿Te engañe? No, te oculte una verdad que al final te
lastimaría, no quería verte sufrir al saber de dónde
provenías, esa mujer ya tiene una vida — se arrodilla frente
a mí, uniendo nuestras frentes — tiene dos hijos un niño de
10 años y una de 18 años, ella hizo su vida tiene una familia
feliz, una familia donde tú no perteneces, nosotros somos
familia, nos pertenecemos.
Mi corazón late como si hubiera corrido una maratón, mi
respiración es cansada, y escucharlo decir esas palabras,
revelan una realidad que quería ignorar, esa mujer me dio la
vida, pero no siento nada por ella.
— Tú tienes una familia.
— No, nunca lo tuve, ellos eran un pase para tener una vida
tranquila, una donde tú y yo podíamos vivir, donde
podríamos construir un futuro solo nosotros — besa mis
labios.
— ¡Mentira! — lo alejo de mi — te olvidaste de mí, solo me
encerraste en este lugar.
— Te protegía, no quería que vieras este mundo, un mundo
donde mentir, engañar, dañar es el pan de cada día —
vuelve a besarme — dime, cuando saliste ¿Qué
encontraste?
«Un corazón roto» pensé, pero no lo dije.
— Amistad, vida, sueños, metas y....
— Sufrimiento — termina por mí.
— Libertad — lo corrijo, Miguel Ángelo se aleja como si le
hubiera dado una puñalada en el corazón.
«No quiero lastimarlo»
— Yo pensé, yo creí…
— En todas tus escusas solo piensas en ti, nunca pensaste
en mí ¿Alguna vez me preguntaste?
— ¿Qué quieres? —pregunta al fin.
— ¿Quiero conocerte? — trato de ser sincera.
— No quiero que me mires como el resto del mundo—me
abraza fuertemente.
Mundo es la palabra que más repite una y otra vez,
entonces lo comprendo él está roto, el esta enfermo,
nosotros no somos normales, nosotros estamos rotos.
— Déjame ser yo quien te proteja, esta vez seré yo la que
decido.
— ¿Y si no te gusta lo que ves? — me toma por la cintura y
me pega más él.
— Te amo, pero te amo más como mi hermano, como mi
familia es como si fueras parte de mí, te necesito, pero más
como mi familia — lo miro a los ojos y trato de que ver al
hombre que amo — me ¿entiendes?
— Más de lo que crees — besa mi frente, como lo hacía
cuando éramos pequeños. — si quieres que sea tu hermano
lo seré.
Debería estar enojada y odiarlo por todo lo que pasó, pero
no puedo, como odiar a la persona que dio la vida por ti,
como odiar a la persona que cuido de ti, como odiar a
tú otra mitad, es como si me lastimara a mí misma, Ángelo
siempre estuvo presente en cada paso que daba, el nunca
salió de mi mente en ningún momento.
«El corazón es traicionero».
«Tal vez sea un monstruo».
«Y yo una estúpida».
«No sé lo que vine a futuro y no me importa, necesito que él
esté en mi presente».
Epílogo
Octavio
Un año después
— Señor Verona, tiene una visita es — duda un poco — la
señorita Megan.
— De hecho, soy la señora Dorothy — entra Megan a mi
oficina, con vestido largo de color azul y una enorme panza
— tanto tiempo Octavio, me levanto y voy a su encuentro
dándole un fuerte abrazo.
— Oh, no te esperaba hasta la próxima semana — digo
mientras tomamos asiento — ¿Quieres tomar algo?
— No gracias, con respecto a tú pregunta, mi cesaría se
adelantó así que decidí llegar antes para preparar todo,
sabes que no me gusta dejar mi trabajo a medias. — se
acaricia su estómago.
Al final nuestras empresas tuvieron la fusión que mi padre
esperaba, pero sin la necesidad de una boda de por medio,
pero si era un requisito indispensable que yo esté a cargo
de la empresa, por ende, volví, pero antes me di unas
merecidas vacaciones por todo el mundo.
— Para ¿Cuándo es la cesaría? — pregunto sonriendo.
— Dentro de dos días, pero ya sabes mi esposo me tiene
loca, no quiere que haga nada piensa que soy una muñeca
de porcelana — dice fingiendo estar enojada, pero en
realidad está más que feliz.
— El embarazo te sienta bien.
— Lo sé, seguro estas arrepentido por dejarme ir.
— Créeme lo estoy — sigo su broma, Megan y yo nos
volvimos muy buenos amigos, y en el trabajo somos la
pareja perfecta, pero eso de alguna forma siempre enfurece
a su esposo.
«Dylan» si ese chico de ojos raros, su sumiso.
Debo confesar que me pareció extraño su relación y su
boda, porque Dylan casi parece una mujer, su rostro es muy
delicado y su físico no es muy musculoso. Pero es el
hombre más celoso que he conocido en mi vida.
— ¡Megan! — se escucha un grito a fueras de mi oficina, y
obvio es su esposo — ¿Qué haces aquí? El doctor dijo que
no hicieras esfuerzo — entra sin saludar este adolescente,
pero en verdad parece que nunca va a crecer.
— ¡No me grites! — grita — ¿Quieres que me enoje?
— No— baja cabeza, como el sumiso que es — pero es
peligroso para el bebé — se acerca a Megan y la abraza,
¿esto es enserio? Este hombre es una vergüenza para el
género masculino.
— Solo vine arreglar algunos asuntos, ante todo soy una
profesional — se empieza a enojar.
— Te amo — besa su mejilla.
Es entonces que la mujer más dura y fría que he conocido
se derrite como un helado por el medio hombre que la
abraza y ahora se besan.
— Dios, váyanse a un hotel — me quejo.
— ¿Celoso? Pues mira lo que perdiste — se palmea el
trasero provocando una risa sincera de mi parte.
— ¡Megan! No me quiero poner celoso — se queja la cara de
bebé — vámonos — se lleva a su mujer.
Es increíble como el amor puede cambiar a las personas
algunas para bien y otras para mal, como mis padres que
tienen sexo en cada rincón de la oficina, Dios parecen
conejos, a veces extraño los momentos en que apenas se
hablaban.
«Mentira» me gusta verlos felices, aunque me dejaron
traumatizado de por vida.
Lo bueno es que se fueron de luna de miel por tercera vez
este año y ya no tengo que presenciar sus pervertidas
exhibiciones.
—¿Señor? — me saca de mis pensamientos Susana.
— ¿Qué? Lo siento estaba perdido ¿Qué me decías?
— No sé si decirle, pero creo — se queda callada, como si
temiera mi reacción, y eso ya no provoco hace mucho
tiempo — vera mmmmm.
— Solo dilo — sonrió para tranquilizarla.
— Hace unos meses, bueno dos meses exactamente y tres
días como al medio día creo como a las 12:45 — se calla
nuevamente.
— Dilo — empiezo a impacientarme.
— Vi a Ana — solo escuchar su nombre me dejo paralizado,
hace mucho tiempo que no escuchaba su nombre y que
mis labios dejaron de pronunciar — bueno en realidad me
busco, me dio su número y donde podría encontrarla.
Me doy la vuelta, no quiero que nadie vea que a pesar del
tiempo todavía me afecta.
— No digas nada, no quiero saberlo — retomo mi trabajo.
— Sí, lo siento solo pensé que debía saberlo, ella está muy
cambiada, me pidió perdón y pregunto por usted.
— ¡Te dije que no quiero saberlo! — gruñó.
— Lo siento — sale de mi oficina, ¿pregunto por mí? Ja, no
me interesa.
«Ya la superé» soy un hombre nuevo, no temo al amor,
estoy listo para empezar.
«Ana» ¿Quién es Ana? Nadie, es pasado solo un pasado y
esta pisado.
Pero todo el día solo pienso en ella, maldita maldición, no
odio a Ana, pero no voy a negar que una parte de mi sigue
herido, el día que se fue de mi departamento, yo la seguí en
todo momento.
«Mierda»
****
Al final de muchas vueltas decidí pedirle a Susana que me
dé su dirección (solo eso). Necesito cerrar este ciclo y
poder empezar, necesito saber ¿Qué paso?
«Estoy haciendo lo correcto» ¿verdad?
Pero llegar a la dirección, me sorprendo que es un
restaurante se llama:
«Delicias»
Es un establecimiento no es grande, pero sí muy acogedor,
de alguna forma me alegra que haga lo que le gusta. Al
entrar me topo con la persona que menos esperaba. «El
cocinero» está trayendo unos platos y se los entrega a un
mesero.
—Bienvenido — saluda, pero al darse cuenta de quién soy,
sonríe como bobo como la primera vez que lo conocí —
OMG, cuanto tiempo ¿Cómo estás? — me abraza como si
fuéramos amigos — siempre supe que este tipo era muy
raro, quien en su sano juicio saluda al hombre que lo
golpeó.
—Bien, gracias y tú ¿Cómo estás? — soy sarcástico, pero
creo que él no se da cuenta.
—Genial, tengo buena salud y soy socio con pitufo de este
gran restaurante — sonríe como bobo, ¿pitufo?
— ¿Pitufo? Es Ana — tartamudeo, sabía que la encontraría
aquí pero no que fuera dueña de este lugar.
—Sí, ¡pitufo! — grita — mira quien vino a visitarnos.
Se escucha unos pasos al fondo, mi corazón late de prisa,
mis manos sudan, mi boca se seca.
«Creo que fue una mala idea venir» trato de soltarme del
cocinero para poder salir, pero este me retiene con fuerza.
—No tengas miedo — susurra cerca de mi oído, es entonces
que aparece, tiene con un mandil blanco con botones a
lado izquierdo, y un gorro que cubre su cabello castaño.
— Octavio — abre los ojos sorprendida.
¿Por qué siento que la tierra se abre?, el mundo se paraliza,
no sé qué pasa después, dijo algo el cocinero y en un dos
por tres Ana y yo estamos sentados en una mesa al rincón
del establecimiento.
Tiene el pelo largo, teñido en las puntas de color lila, está
más rellenita.
«Está bonita»
—Te ves bien — dice después de un largo rato.
—Tu igual, Susana me dijo dónde estabas, dijo que
preguntas por mí.
—Tenía curiosidad —se quita su gorro.
El silencio invade nuestro espacio y solo el ruido del lugar
es lo único que me informa que realmente estoy frente a
Ana, es como si fuéramos dos desconocidos y nuestro
pasado nunca hubiera pasado.
«No hay reclamos»
«No hay sufrimiento»
«No hay lágrimas»
«¿No hay amor?»
Luego de un rato nos traen unos cafés y pastel de
chocolate, sé que lo preparo Ana.
— ¿Cómo estás? — me animo preguntar.
—Bien y ¿tú? — toma un poco de café.
—Bien — no sé qué decir, me siento tonto, tal vez debí
dejarlo así, pero también una parte de mí siempre estaría
con la duda y es mejor dejar todo claro y así poder seguir
mi vida — sabes que me gusta ser directo y vine aquí a
cerrar de una vez esto, ambos nos hicimos daños, tal vez
uno salió más que otro, solo quiero saber realmente ¿Estás
bien? ¿Cómo estas con él? — pregunto finalmente, de
pronto la pequeña sonrisa que tenia se desvanece.
— Sí, yo también necesito un cierre y por eso pregunte por ti
— suspira — mi psicóloga me dijo que necesito esto.
— ¿Psicóloga? — pregunto sorprendido — ¿por qué?
—No sé si deba decirte esto, pero debo hacerlo más por mí
que por ti, Miguel Ángelo está en un centro psiquiátrico —
toma un poco de café.
—La verdad no me sorprende, era un hombre peligroso —
soy sincero.
Ese hombre no estaba bien y aunque nunca lo pude
comprobar sé que estaba metido en negocios turbios.
—Lo sé.
— ¿Lo sabes? — empiezo a molestarme — entonces porque
te fuiste con él, te presente las pruebas, te traje a tú madre
para que te dijera la verdad y aun así te fuiste con él.
—Porque necesitaba ayuda, lo supe en el momento en que
lo vi ese día y supe que no podía odiarlo o juzgarlo él estaba
enfermo al igual que yo.
— ¿Tú? — preguntó sorprendido.
— Sí, mi unión con él no era normal, lo sentí desde niña al
igual que él, tal vez me juzgues por esto y me veas con
diferentes ojos, pero necesito confesarlo — toma un poco
más de café — a un que no seamos hermanos de sangre
siempre lo vi como mi hermano, él era mi ídolo, mi mundo y
si él me lo pidiera está dispuesta a todo.
— ¿A qué te refieres? — pregunto con temor, pues tengo
una idea muy loca.
—A que nosotros estábamos mal — baja la cabeza —luego
la situación se volvió más difícil éramos más posesivos el
de mí y yo de él, pero yo lo hacía de una forma inconsciente,
más infantil pues creía que si seguía siendo su hermanita
pequeña haciendo berrinche o manipularlo con caricias y
gestos infantiles para que él nunca vería a otra más que a
mí.
— ¿Qué quieres decir con esto?
—Que mi amor por él era enfermizo porque lo veía como mi
hermano — suspira —tenía dependencia emocional.
— Y ¿ahora?
—Lo sigo amando, pero esta vez de la forma correcta, es mi
familia — sonríe.
— Miguel Ángelo no lo merece, no te merece ¿Cómo puedes
perdonarlo?
—No lo hice, pero necesito hacerlo más por mi bien que por
el suyo, pero él me necesita a su lado, como su hermana, él
está luchando, por eso necesitaba contactarme contigo
para pedirte perdón, por lo que te hice pasar, por todo.
—No hay nada que perdonar.
Después de eso, nos pusimos a hablar de trivialidades,
como si fuéramos dos personas desconocidas que
empiezan a conocer, le hable de mis padres y como me
dejaron traumatizado, sobre Megan, Edgar que sigue
siendo el mismo mujeriego.
Me contó que se fue a Francia a estudiar, que tiene
contacto con su madre pero que no se siente lista para
conocer a sus hermanos, que con el dinero del divorcio
puedo invertir en este restaurante y con lo demás puedo
donar a algunas organizaciones para niños sin hogar.
Parecíamos dos personas que apenas empiezan a
conocerse, Ana se ve más madura, sus manos juegan con
la mesa, sonríe con cada anécdota que le cuento, reímos,
tomamos mucho café y el pastel de chocolate casi me lo
acabe yo sólo, «El tiempo pasó volando» esta es una faceta
de Ana, que me gusto conocer.
—Chicos es hora de cerrar — dice el cocinero que está
empezando a agradar.
—Creo que tengo que irme — sonrió.
—Lo siento chef, te deje todo el trabajo — se disculpa Ana.
—No te preocupes mañana tu trabajas el doble — pellizca
sus mejillas — eres siempre bienvenido aquí Octavio — se
despide el cocinero.
— Ana, ya sé que no debería abrir la boca, pero necesito
saber esto ¿me amaste alguna vez?
Abre los ojos sorprendida, luego arruga la nariz y me mira
como si sus ojos tuvieran rayos láser.
— ¿Cómo puedes preguntar eso? Te di mi virginidad, lloré
por ti, si eso no era amor que era ¡eh! — sopla su flequillo de
forma adorable — realmente te quise — no sé porque, pero
su respuesta me hace sentir tranquilo, en paz conmigo
mismo. Y creo que tal vez podamos comenzar otra vez,
pero esta vez como amigos.
—Lo siento, de acuerdo — revuelvo su cabello en tono
amistoso, aunque dice que ha madurado todavía tiene esa
esencia infantil que me cautivo al principio — bien ahora sí
me voy.
—Hasta luego Octavio — se despide.
— Hasta luego — pero antes de salir necesito saber algo —
Ana ¿Eres feliz? — ella abre los ojos sorprendida.
— Estoy tranquila.
—¿Eso bueno?
—Es lo que necesito ahora.

También podría gustarte