Relatividad General
Relatividad General
La intuición básica de Einstein fue postular que en un punto concreto no se puede distinguir
experimentalmente entre un cuerpo acelerado uniformemente y un campo gravitatorio
uniforme. La teoría general de la relatividad permitió también reformular el campo de la
cosmología.
Historia
Poco después de la formulación de la teoría de la relatividad especial en 1905, Albert
Einstein comenzó a elucubrar cómo describir los fenómenos gravitatorios con ayuda de la
nueva mecánica. En 1907 se embarcó en la búsqueda de una nueva teoría relativista de la
gravedad que duraría ocho años. Después de numerosos desvíos y falsos comienzos, su
trabajo culminó el 25 de noviembre de 1915 con la presentación a la Academia Prusiana de
las Ciencias de su artículo, que contenía las que hoy son conocidas como "Ecuaciones de
Campo de Einstein". Estas ecuaciones forman el núcleo de la teoría y especifican cómo la
densidad local de materia y energía determina la geometría del espacio-tiempo.
Las ecuaciones de campo de Einstein son no lineales y muy difíciles de resolver. Einstein
utilizó los métodos de aproximación en la elaboración de las predicciones iniciales de la
teoría. Pero ya en 1916, el astrofísico Karl Schwarzschild encontró la primera solución
exacta no trivial de las Ecuaciones de Campo de Einstein, la llamada Métrica de
Schwarzschild. Esta solución sentó las bases para la descripción de las etapas finales de un
colapso gravitacional, y los objetos que hoy conocemos como agujeros negros. En el
mismo año, se iniciaron los primeros pasos hacia la generalización de la solución de
Schwarzschild a los objetos con carga eléctrica, obteniéndose así la solución de Reissner-
Nordström, ahora asociada con la carga eléctrica de los agujeros negros.
Durante ese período, la relatividad general se mantuvo como una especie de curiosidad
entre las teorías físicas. Fue claramente superior a la gravedad newtoniana, siendo
consistente con la relatividad especial y contestaba varios efectos no explicados por la
teoría newtoniana. El mismo Einstein había demostrado en 1915 cómo su teoría lograba
explicar el avance del perihelio anómalo del planeta Mercurio sin ningún parámetro
arbitrario. Del mismo modo, en una expedición de 1919 liderada por Eddington
confirmaron la predicción de la relatividad general para la desviación de la luz estelar por el
Sol durante el eclipse total de Sol del 29 de mayo de 1919, haciendo famoso a Einstein
instantáneamente. Sin embargo, esta teoría ha entrado en la corriente de la física teórica y la
astrofísica desarrolladas aproximadamente entre 1960 y 1975, ahora conocido como la edad
de oro de la relatividad general. Los físicos empezaron a comprender el concepto de
agujero negro, y a identificar la manifestación de objetos astrofísicos como los cuásares.
Cada vez más precisas, las pruebas del sistema solar confirmaron el poder predictivo de la
teoría, y la cosmología relativista, también se volvió susceptible a encaminar pruebas
observacionales.
Antecedentes
Los éxitos explicativos de la teoría de la relatividad especial condujeron a la aceptación de
la teoría prácticamente por la totalidad de los físicos. Eso llevó a que antes de la
formulación de la relatividad general existieran dos teorías físicas incompatibles:
La teoría especial de la relatividad, covariante en el sentido de Lorentz, que integraba
adecuadamente el electromagnetismo, y que descarta explícitamente las acciones
instantáneas a distancia.
La teoría de la gravitación de Newton, explícitamente no-covariante, que explicaba de
manera adecuada la gravedad mediante acciones instantáneas a distancia (concepto de
fuerza a distancia).
La necesidad de buscar una teoría que integrase, como casos límites particulares, las dos
anteriores requería la búsqueda de una teoría de la gravedad que fuese compatible con los
nuevos principios relativistas introducidos por Einstein. Además de incluir la gravitación en
una teoría de formulación covariante, hubo otra razón adicional. Einstein había concebido
la teoría especial de la relatividad como una teoría aplicable solo a sistemas de referencia
inerciales, aunque realmente puede generalizarse a sistemas acelerados sin necesidad de
introducir todo el aparato de la relatividad general. La insatisfacción de Einstein con su
creencia de que la teoría era aplicable solo a sistemas inerciales le llevó a buscar una teoría
que proporcionara descripciones físicas adecuadas para un sistema de referencia totalmente
general.
Esta búsqueda era necesaria, ya que según la relatividad espacial ninguna información
puede viajar a mayor velocidad que la luz, y por lo tanto no puede existir relación de
causalidad entre dos eventos unidos por un intervalo de tipo espacio (space-like). Sin
embargo, uno de los pilares fundamentales de la gravedad newtoniana, el principio de
acción a distancia, supone que las alteraciones producidas en el campo gravitatorio se
transmiten instantáneamente a través del espacio. La contradicción entre ambas teorías es
evidente, puesto que asumir las tesis de Newton llevaría implícita la posibilidad de que un
observador fuera afectado por las perturbaciones gravitatorias producidas fuera de su cono
de luz.
Einstein resolvió este problema interpretando los fenómenos gravitatorios como simples
alteraciones de la curvatura del espacio-tiempo producidas por la presencia de masas. De
ello se deduce que el campo gravitatorio, al igual que el campo electromagnético, tiene una
entidad física independiente y sus variaciones se transmiten a una velocidad finita en forma
de ondas gravitacionales. La presencia de masa, energía o momentum en una determinada
región de la variedad tetradimensional, provoca la alteración de los coeficientes de la
métrica, en una forma cuyos detalles pormenorizados analizaremos en las secciones
siguientes.