2 Separata de Textos Fuente
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HUMANIDADES
Lenguaje y Comunicación II
Coordinadora responsable:
2021-2
Este material de apoyo académico se reproduce para uso exclusivo de los alumnos de la Universidad de Lima y
en concordancia con lo dispuesto por la legislació n sobre los derechos de autor: Decreto Legislativo 822. Todos
los textos incluidos en él han sido modificados con fines pedagó gicos.
ÍNDICE
Textos fuente
MÓDULO 1
MÓDULO 2
1. Juicios de hecho, juicios de valor y prejuicios lingüísticos 40
JESÚS TUSÓN
4. La discriminación lingüística 58
JORGE PÉ REZ
8. Ensayo «Considerando la ecología actual de las lenguas del Perú, ¿cuál sería
el futuro de las lenguas amerindias peruanas
JASMÍN OCHOA Y RAYMUNDO CASAS 78
MÓDULO 3
GLOSARIO 124
3
INTRODUCCIÓN
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5
MÓDULO 1
https://blogs.funiber.org/wp-content/uploads/2018/06/funiber-cultura-idioma.jpg
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LENGUA, SOCIEDAD Y REALIDAD: ¿PALABRAS
DIFERENTES, MUNDOS DIFERENTES?1
Suzanne Romaine
Todas las lenguas dan nombre a conceptos que tienen relevancia cultural y marcan
en su gramá tica ciertas categorías conceptuales, como la diferencia entre macho y hembra,
la diferencia entre uno y má s de uno, etc. Las mú ltiples lenguas del mundo son, pues, una
rica fuente de datos sobre la estructura de las categorías conceptuales. Quizá s el ejemplo
má s tó pico sea la existencia en esquimal de varias palabras para referirse a la ´nieve´,
cuando en inglés (y en españ ol) tenemos solo bá sicamente una. Es fá cil ver, desde luego, el
porqué de algunas de esas diferencias. La nieve es importante para el esquimal, mientras
que para la mayoría de los hablantes de inglés (o de españ ol) el estado de la nieve es
accesorio, salvo cuando van a esquiar. Pero debemos manejar con cuidado
generalizaciones de este tipo. Los anglohablantes (y los hispanohablantes) son
perfectamente capaces de hablar de diferentes clases de nieve, aunque para ello tengan
que usar expresiones de má s de una palabra, como nieve en polvo, nieve helada, etcétera.
Palabras inglesas como slush ´nieve semiderretida´ y sleet ´nieve granulada´ se refieren a la
nieve segú n el estado en que se encuentre, y son de uso comú n. Lo má s probable es que de
variaciones léxicas de este tipo no resulten diferencias conceptuales importantes. Piénsese
que, dentro de una misma lengua, especialistas como los bió logos, los decoradores o los
lingü istas tienen un amplio vocabulario para hablar de sus propios temas, y que esas
diferencias se subsumen con naturalidad bajo la noció n de registro.
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Hay un juego de palabras en el original, puesto que el vocablo inglés words (palabras) es casi igual
en su forma a worlds (mundos).
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El análisis de la terminología del parentesco en las diferentes lenguas sí puede
revelar algo sobre la conceptualizació n de la realidad social en la cultura correspondiente.
Incluso, lenguas muy pró ximas como el inglés y el sueco difieren a este respecto. El inglés
tiene términos como aunt ´tía´, grandfather ´abuelo´, grandmother´abuela´ que distinguen
el sexo de ciertos parientes2, mientras que lo que al sueco le importa no es eso, sino si una
tía es hermana del padre (faster, literalmente una combinació n de las palabras para ´padre
´ y ´hermana´) o de la madre (moster, combinació n de las palabras para ´madre´ y
´hermana´), y si un abuelo es el padre del padre (farfar, repetició n de la palabra para
´padre´) o de la madre (morfar, combinació n de los términos que significan ´madre´ y
´padre´).
La categorizació n del mundo a través del lenguaje es una actividad social continua,
puesto que constantemente aparecen nuevas cosas que han de ser nombradas. Cuando
clasificamos las cosas y los conceptos solo parcialmente lo hacemos por las semejanzas
que percibimos entre ellos. La categorizació n tiene también una base cultural, de modo
que entidades percibidas como similares en una cultura pueden no serlo en otras. Aunque
existen, desde luego, considerables coincidencias a este respecto en las lenguas humanas.
Un vistazo a lenguas no occidentales revela clasificaciones para nosotros sorprendentes, y
a veces muy complejas.
Una forma ú til de conceptualizar las diferencias entre las lenguas es fijarse no
tanto en lo que cada una puede decir, sino en lo que es inevitable que diga. El inglés es una
lengua relativamente pobre si la comparamos con otras como el javanés en términos de
las distinciones sociales que tienen que ser expresadas gramaticalmente, pero hay otras
lenguas con gramá ticas mucho má s permeables a los aspectos sociales. En japonés, por
ejemplo, la referencia a uno mismo está en funció n de las relaciones sociales. Donde el
inglés dice “I” (y el españ ol “yo”), el japonés puede emplear cuatro pronombres segú n la
formalidad de la ocasió n y la naturaleza del interlocutor.
En lenguas tales, los hablantes no pueden hablar de sí mismos sin tener en cuenta
su lugar en la sociedad. Un estudiante coreano que hablaba también inglés me dijo que
cuando se encontraba en Estados Unidos con coreanos bilingü es prefería conversar en
inglés, puesto que así evitaba el escollo de adivinar el estatus y la edad del interlocutor. En
inglés podría decir simplemente “I” y “you”. Igual que en japonés, no es posible referirse a
uno mismo sin hacer ciertas distinciones sociales, en españ ol y otras muchas lenguas
europeas no es posible decir “you are tired” sin aludir al sexo y relació n con el
interlocutor. Porque, en efecto, decir estás cansada hace algo má s que aludir al cansancio
de la otra persona: indica, ademá s, que estamos hablando con una mujer y que el hablante
tiene con ella la suficiente confianza como para usar la forma tú .
Ya hemos visto que el inglés no, pero la mayor parte de las lenguas de Europa
obligan al hablante a elegir entre má s de un pronombre de segunda persona de acuerdo
con la situació n de hablante y oyente en un espacio social multidimensional, donde entran
en juego consideraciones de solidaridad, estatus, edad, etc.
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Esta distinció n es también la que importa en españ ol. Se recoge sobre todo mediante
procedimientos morfoló gicos (tío/a, primo/a) y, má s raramente, léxicos (yerno/nuera;
madre/padre).
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ellos donde se gramaticaliza a menudo este tipo de distinciones, que pueden ser usadas
para mantener, crear o transformar las relaciones sociales.
De los ejemplos expuestos podemos concluir que ninguna lengua puede ostentar el
privilegio de ver el mundo “como es en realidad”. El mundo no es como es, sino como lo
hacemos nosotros a través del lenguaje. Las lenguas gramaticalizan los dominios de
experiencia má s importantes para la cultura a la que sirven, de modo que los conceptos
gramaticalizados pueden considerarse fundamentales, mientras que los conceptos solo
asociados con palabras (o “ítems léxicos”, como a veces se dice) lo son menos. La
comprensió n de unos y otros nos facilita el acceso a las categorías cognitivas. Conste, de
todos modos, que las mú ltiples perspectivas que podemos tener sobre la realidad no son
solo producto de hablar diferentes lenguas con diferentes categorías asociadas a cada una
de ellas, sino que son permanentemente accesibles a todos nosotros, de modo que, en
cierto sentido, toda comunicació n es intercultural. Por ejemplo, si un grupo de personas ve
a un hombre cortando el césped el sá bado por la mañ ana a una hora temprana y les
preguntamos qué está haciendo ese hombre, algunos lo considerará n como un buen
ciudadano que contribuye al buen aspecto de la vecindad, mientras que otras personas,
por ejemplo, el que vive a su lado y le gusta levantarse tarde los sá bados, pensará que su
actitud es poco sociable. Podríamos preguntarnos, por otra parte, si ese hombre está
“trabajando”. (…) ¿Entra o no entra “cortar el césped” en las definiciones de “trabajo”?
I. GUÍA DE LECTURA
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7. ¿El uso de los pronombres personales en castellano puede ser un ejemplo de
gramaticalizació n de la lengua? Justifique su respuesta.
8. La autora afirma que «La lengua nos ayuda a dar sentido al mundo», ¿está usted de
acuerdo con ello? Elabore un pá rrafo argumentativo para sustentar su idea.
9. Está usted de acuerdo con que «ninguna lengua puede ostentar el privilegio de ver
el mundo como es en realidad». Elabore un pá rrafo argumentativo para sustentar
su respuesta.
Encierre en un círculo todas las palabras de la lectura cuyo significado usted ignore.
Luego transcriba cada una de ellas junto con dos sinónimos en los espacios
correspondientes.
Palabra Sinónimos
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LOS SAPIENS Y EL LENGUAJE
Yuval Noah Harari
En Sapiens. Une brèvehistoire de l'humanité. Paris: Albin
Michel, 2015.
https://th.bing.com/th/id/R.a067
LA REVOLUCIÓN COGNITIVA 20c3396e38daabbd
Hace unos 150 000 añ os, los sapiens ya poblaban Á frica oriental y hace solo 70 000 añ os
que comenzaron a invadir el resto del planeta. Aunque no eran los animales má s fuertes y
poderosos, sorprendentemente rá pido lograron alcanzar una posició n hegemó nica sobre
las demá s especies y empujaron a muchas otras a la extinció n. La mayoría de
investigadores considera que esta posició n dominante es el resultado de una revolució n
de las capacidades cognitivas del sapiens. La aparició n de las nuevas formas de pensar y
comunicar, desarrolladas entre hace 70 000 y 30 000 añ os, constituye esta revolució n
cognitiva crucial para nuestra especie. Esta revolució n fue posible antes que nada por su
lenguaje. ¿Cuá l es la singularidad del lenguaje humano que permitió esto? ¿Qué poseía de
tan particular esta nueva forma de comunicarse? Existen varias teorías, que no son
excluyentes entre sí, que lo explican.
Con la primera teoría, se puede afirmar que la respuesta má s corriente es que este
lenguaje tiene una sorprendente flexibilidad. Por ello, podemos asociar un nú mero
limitado de sonidos y signos para producir un nú mero infinito de enunciados, cada vez con
un significado diferente. Un mono verde puede gritar a sus congéneres: ¡Cuidado, un león!;
pero un sapiens puede contarles a sus amigos que esta mañ ana, cerca del recodo del río,
ha visto un leó n seguir a una manada de bisontes. Con esta informació n, los miembros de
su banda pueden reflexionar, discutir, planificar y ejecutar acciones complejas, por
ejemplo, decidir có mo espantar al leó n y cazar algú n bisonte.
Segú n una segunda teoría, nuestro lenguaje habría evolucionado como un medio
para compartir datos sobre el mundo, y de ellos el má s importante sería el que concierne,
no tanto a los leones o bisontes, sino a los mismos humanos. Nuestro lenguaje evolucionó
como una forma de conversar. Segú n esta teoría, el Homo sapiens es esencialmente un
animal social. La cooperació n social es la clave de nuestra supervivencia y reproducció n.
Lo má s importante para los humanos es saber quién, en su banda, odia a quién, quién se
acuesta con quién, quién es honrado, quién es tramposo. Las nuevas capacidades de este
sapiens moderno le han permitido, hace unos 70 000 añ os, conversar horas de horas y con
esos datos, han podido elaborar formas de cooperació n má s estrechas y refinadas con las
que se consiguen grupos má s articulados que podían estar conformados hasta por unos
150 individuos. Muchos estudios corroboran esta teoría. Hoy aú n, la mayor parte de la
comunicació n humana se relaciona con la conversació n: correos electró nicos, llamadas
telefó nicas, chats, noticias periodísticas.
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Ambas teorías, la de la conversació n y la del leó n cerca del río, son ciertamente
vá lidas. Sin embargo, considero que la característica verdaderamente ú nica de nuestro
lenguaje es la capacidad para transmitir informaciones sobre cosas que no existen. Hasta
donde se sabe, solo los sapiens pueden hablar de todo tipo de entidades que nunca han
visto, tocado o sentido. Leyendas, mitos, dioses y religiones, todos aparecieron con la
revolució n cognitiva. Muchas especies podían comunicar: ¡Cuidado, un león!; pero esta
revolució n le permitió solo al sapiens decir: El león es el espíritu tutelar de nuestra tribu.
Así, se pudieron transmitir grandes cantidades de informació n sobre cosas que no existen
realmente como los espíritus tribales, las naciones, las sociedades anó nimas o los
derechos humanos. Desde entonces, los sapiens han vivido en una doble realidad: por un
lado, la realidad objetiva de los ríos, los á rboles y los leones; por otro, la realidad
imaginaria de los dioses, las naciones y las sociedades comerciales. La realidad imaginaria
no es una mentira; al contrario, es algo en lo que todo el mundo cree; y mientras esta
creencia compartida se mantiene, ejerce una gran fuerza en el mundo. Las realidades
imaginarias compartidas permiten la cooperació n entre un gran nú mero de desconocidos
y, también, innovaciones bastante rá pidas en materia de comportamiento social.
12
cambio, no se creía en el individualismo. El valor de las personas dependía de su lugar en
la sociedad y de lo que los demá s pensaban y decían de ellas. Esto se reflejaba en los
castillos medievales: el hijo de un noble no tenía un cuarto propio con una puerta que
podía cerrar; dormía en una sala comú n con otros muchos jó venes y estaba
permanentemente expuesto a la mirada y al juicio de los demá s. Crecer en este entorno
hacía evidente que el valor de cada uno dependía de su lugar en la jerarquía social y de la
opinió n que los demá s tenían de él.
En segundo lugar, este orden imaginario modela nuestros deseos. Hasta nuestros
deseos má s personales está n orientados por él. Actualmente, por ejemplo, la gente gasta
enormes cantidades de dinero para pasar sus vacaciones en el extranjero porque son
adeptos del consumismo romá ntico. Este mito moderno combina dos ideologías
dominantes en la actualidad: el romanticismo y el consumismo. El romanticismo nos dice
que para desarrollar nuestro potencial humano debemos multiplicar las experiencias,
romper con la rutina diaria y alejarnos de nuestros espacios cotidianos para conocer la
cultura de otros pueblos. El consumismo nos dice que para ser felices debemos consumir
los má s posible de productos y servicios. Cada publicidad televisiva insiste en que
consumir un producto o servicio mejorará nuestra vida. La unió n de ambos ha creado un
enorme “mercado de experiencias” que sustenta a la industria del turismo. Pocos
cuestionan estos mitos y la gran mayoría no es consciente de que estos construyen
nuestros deseos.
Este orden imaginario intersubjetivo permite superar las limitaciones bioló gicas y
la lentitud de la evolució n natural del Homo sapiens. Así, por ejemplo, la evolució n no ha
dotado a los seres humanos de la capacidad de jugar fú tbol. Sí de piernas para patear, de
hombros para dar golpes irregulares, de bocas para insultar, pero esto no permite realizar
un tiro libre o meter un gol. Sin embargo, los sapiens somos capaces de jugar fú tbol
actuando cooperativamente con nuestro equipo y con el contrario; pero para eso hay que
conocer las reglas y seguirlas. Reglas que son compartidas y que nos permiten jugar. Lo
mismo, a mayor escala, ocurre con las naciones, las iglesias y las redes comerciales.
A pesar de las ventajas que estas redes supusieron para los sapiens, los ó rdenes
imaginarios que las sustentaron no eran ni neutros ni justos. Estos dividieron a la
població n en grupos organizados jerá rquicamente: hombres libres y esclavos, blancos y
negros, ricos y pobres, hombres y mujeres. Y cada sociedad pretende que su jerarquía es
natural y justa, pero que la de los demá s se sustenta en criterios falsos y ridículos.
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Gracias a que el lenguaje humano permite construir ó rdenes imaginarios
compartidos por millones de individuos que forman parte de culturas particulares, las
sociedades se mantienen cohesionadas y logran funcionar má s o menos organizadamente.
Esta revolució n cognitiva explica el lugar que el Homo sapiens ha logrado alcanzar frente a
otras especies.
I. GUÍA DE LECTURA
1. ¿De qué manera se explica la invasió n del planeta por parte de los sapiens y su
posterior hegemonía?
2. ¿Qué teorías abordan la singularidad del lenguaje humano?, ¿qué opina el autor del
texto acerca de ellas?
3. ¿Qué son las ‘construcciones sociales’?, ¿por qué son decisivas para la especie y
có mo se relacionan con el lenguaje?
4. ¿Qué factores explican que los humanos no notemos que vivimos en un orden
imaginario?
5. Elabore un pá rrafo argumentativo donde sustente si está de acuerdo con que los
humanos estamos regidos por un orden imaginario, puramente subjetivo y no
natural.
6. Cree usted que «el orden imaginario modela nuestros deseos» Elabore un pá rrafo
argumentativo donde sustente su punto de vista.
Encierre en un círculo todas las palabras de la lectura cuyo significado usted ignore.
Luego, transcriba cada una de ellas junto con dos sinónimos en los espacios
correspondientes.
Palabra Sinónimos
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por los principios, variables a través del tiempo y del espacio, de la estratificació n social y
de las formas de funcionamiento del proceso productivo. Cultura y sociedad, consideradas
en la evolució n histó rica, generan una compleja diná mica de determinaciones mutuas que
impiden la reducció n de un fenó meno al otro. Es decir que ni la sociedad explica la cultura
ni esta a la primera. Es así como el funcionamiento específico y concreto de una
determinada sociedad a través del tiempo da lugar a un cuerpo cultural que, por su propio
cará cter acumulativo, llega a separarse de una filiació n directa de la sociedad. Y así logra
asumir una diná mica propia que, a su vez, en el continuum histó rico, influye en las formas
específicas del sistema de relaciones sociales que constituyen la sociedad. Ambas
aparecen, de este modo, entramadas por mú ltiples vinculaciones interdependientes.
LA LENGUA Y EL HABLANTE
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y que el cuerpo humano adecú a ciertos ó rganos, cuya funció n primaria es otra, para
ofrecer un canal articulatorio a la emisió n del hablar y para permitir su reconocimiento.
Si una lengua es el sistema oral a través del que interactú a una comunidad de
hablantes, debemos suponer entonces que ella se extiende en un espacio físico que es el
habitado por las personas que suelen comunicarse a través de ese instrumento de
transmisió n cultural. Asimismo, debemos admitir que, al difundirse sobre un territorio, es
normal que se diversifique. Y, a consecuencia de esta suerte de ley vá lida para todas las
lenguas, reconoceremos las variaciones tradicionalmente designadas con el nombre de
dialecto. Entiéndase bien, por tanto, que el término dialecto (o dialectal) no tiene
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connotació n peyorativa y técnicamente designa una variedad regional o el uso regional de
una lengua que está difundida en un espacio vasto. Desde este punto de vista, tan dialecto
es el castellano de Madrid como el de Lima, Chimbote o Puno; o el inglés de Londres,
Chicago o Sidney. Ademá s, se debe añ adir que, junto a los dialectos espaciales o
geográ ficos, tenemos que reconocer una dialectología social. Vale decir, variedades que
son empleadas segú n los diferentes estratos sociales existentes en cada comunidad
lingü ística precisa. Esto es, cuando menos, el dialecto de la clase alta y, por oposició n, el
del sector popular urbano o campesino.
Lo que debe quedar en claro después de esta disquisició n es algo muy breve y
sencillo; que toda lengua se diversifica en variantes denominadas dialectos y que estos
pueden ser tanto de orden geográ fico como social (Garvin y Lastra 1974).
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I. GUÍA DE LECTURA
1. Explique por qué los autores afirman que la definició n de cultura que proponen
“desecha los prejuicios inherentes a concepciones elitistas y etnocéntricas”.
2. ¿En qué sentido los conceptos de lengua, cultura y sociedad se determinan
mutuamente?
3. ¿Qué se entiende por socializació n?
4. ¿Por qué los autores afirman que la lengua es un fenó meno cultural?
5. ¿Por qué los autores afirman que la lengua es un fenó meno oral?
6. ¿A qué se denomina lengua oficial?
7. ¿Qué es la escritura y por qué afirman los autores que suele confundirse con el
concepto de lengua?
8. ¿Por qué afirman los autores que no debe confundirse la gramá tica de una lengua
con la que figura en los libros?
9. Desde el punto de vista de las ciencias del lenguaje y tomando en cuenta la
funcionalidad de los sistemas lingü ísticos, ¿se puede afirmar, segú n los autores,
que existen lenguas mejores que otras? Justifique su respuesta en un pá rrafo
argumentativo.
10. En términos sociales, ¿todas las lenguas son valoradas de igual manera? Justifique
su respuesta en un pá rrafo argumentativo.
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Luego transcriba cada una de ellas junto con dos sinónimos en los espacios
correspondientes.
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LENGUAJE, PENSAMIENTO Y CAUSALIDAD
Marvin Harris
Una cuestió n que ha sido investigada por los lingü istas durante muchos añ os es hasta qué
punto las diferentes gramá ticas y categorías de palabras producen habitualmente formas
incompatibles de pensamiento entre gente que pertenece a diferentes comunidades
lingü ísticas (Hymes, 1971; Kay y Kempton, 1984). En el centro de la controversia se
encuentra la comparació n hecha por Benjamin Whorf, lingü ista antropó logo, entre las
lenguas nativas americanas y la familia de lenguas indoeuropeas, siendo este un grupo que
incluye el inglés, muchas otras lenguas europeas, ademá s del hindú , el persa y otras. Segú n
Whorf, cuando dos sistemas de lenguaje tienen gramá ticas y vocabularios radicalmente
distintos, sus respectivos usuarios viven en un mundo de pensamiento completamente
diferente. Incluso cuestiones tan bá sicas como las que se refieren al tiempo y al espacio se
afirma que se viven de forma diferente como resultado de los moldes lingü ísticos que
constriñ en el pensamiento:
Segú n Whorf, las frases inglesas está n construidas de tal forma que indican que tal
objeto o asunto son parte de un suceso localizado en un tiempo y lugar definidos. Tanto el
tiempo como el espacio pueden ser divididos y medidos en unidades. En las frases de la
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lengua hopi, sin embargo, los sucesos no se localizan con respecto al tiempo sino má s bien
en categorías de “ser”, en oposició n a categorías de “devenir”. La lengua inglesa anima a
uno a pensar en el tiempo como en una barra divisible que empieza en el pasado, pasa a
través del presente y continú a hacia el futuro –esto justifica la existencia de los tiempos
pasado, presente y futuro de la lengua inglesa-. Sin embargo, la gramá tica hopi,
simplemente distingue todos los sucesos que ya se han manifestado de aquellos que aú n
está n en proceso de manifestarse; no tiene ningú n equivalente al pasado, presente y
futuro. ¿Significa esto que un hopi no puede identificar que un suceso pasó en el ú ltimo
mes, o que está sucediendo ahora mismo o que sucederá mañ ana? Por supuesto que no. Lo
que afirma Whorf es que el sistema de tiempo inglés hace má s fácil medir el tiempo y él
defendía la existencia de una cierta conexió n entre los sistemas de tiempo de las lenguas
indoeuropeas y la inclinació n de los euroamericanos a leer horarios, a hacer pagos en una
determinada fecha, y a usar relojes para fichar en los trabajos.
Lo que sucede con el cá lculo del tiempo ocurre en otros aspectos de la cultura. Los
aztecas cuyo poderoso estado marca el alto nivel de desarrollo político en la Norteamérica
aborigen, hablaban una lengua estrechamente relacionada con la de los cazadores y
recolectores utes. Religiones tan diferentes como el cristianismo, el hinduismo y el
budismo han florecido entre pueblos todos los cuales hablan lenguas indoeuropeas. El
malayo-polinesio, el bantú y el á rabe han servido perfectamente como medio de expansió n
del islam, mientras que el chino, el ruso y el españ ol han servido perfectamente para la
expansió n del marxismo. El capitalismo industrial en Japó n y en EE.UU. tiene mucho en
comú n, sin embargo, el japonés y el inglés apenas tienen semejanzas.
I. GUÍA DE LECTURA
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Encierre en un círculo todas las palabras de la lectura cuyo significado usted ignore.
Luego transcriba cada una de ellas junto con dos sinónimos en los espacios
correspondientes.
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CUATRO TIPOS DE ARGUMENTOS: UNA RÁPIDA APROXIMACIÓN
ALONSO RABÍ DO CARMO, 2021
I. El argumento de autoridad
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c) Tienen una presencia mediática notoria. Muchas veces las fuentes de autoridad
son personas que han adquirido una gran notoriedad ya que, gracias a sus
conocimientos, aparecen constantemente en diversos medios de comunicació n,
brindando informació n y opinando sobre diversos temas.
d) El emisor tiene un discurso organizado. Por esa razó n aporta evidencias y sus
opiniones suelen basarse en datos probados y en informació n documentada o que
cuenta con sustento científico.
-Publicaciones periodísticas
-Publicaciones científicas
¿Dónde se encuentran los argumentos -Publicaciones académicas
de autoridad? -Medios de comunicació n
-Libros, enciclopedias, tratados
-Segú n…
-De acuerdo con…
-Investigaciones realizadas por…
Conectores más utilizados en la demuestran que…
construcción de párrafos con -En la opinió n de…
argumento de autoridad (sugeridos): -En su (libro / artículo / ensayo)…el autor
(nombre) …(piensa / señ ala / anota)…
-En el estudio (título) se plantea que…
Tal como indica su nombre, este tipo de argumento es una construcció n discursiva
basada en el empleo de ejemplos que funcionan como evidencia y soporte de una tesis. Los
ejemplos tienen un valor demostrativo: apoyan claramente aquello que se defiende o
refuta. Obviamente, los ejemplos deben ser relevantes, es decir, deben responder a un
criterio de calidad, pues a mejores ejemplos, má s só lida la argumentació n. Observemos el
siguiente caso:
La mayoría de gobiernos militares a lo largo de la historia de América Latina
no solo se instauraron por las armas, quebrando el orden democrático, sino
además respondieron, en términos ideológicos, al espectro que ocupa la
derecha radical. Por ejemplo, las dictaduras de Hugo Banzer en Bolivia
(1971-1978), la de Pinochet en Chile (1973-1990) o la de Jorge Rafael Videla
en Argentina (1976-1981), constituyeron núcleos que inscribieron el natural
conservadurismo castrense en el eje más radical de la derecha en el
continente.
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afirmació n contenida en la tesis. La relevancia de dichos ejemplos descansa en su
condició n de hechos histó ricos que son, ademá s, referidos con objetividad.
¿Qué defiendo?
La casuística
Los gobiernos militares Fusión de la tesis y los
en América Latina han a) La dictadura de Hugo ejemplos
sido comúnmente de Bánzer (Bolivia)
tendencia derechista. b) La dictadura de El texto propiamente
Augusto Pinochet (Chile) dicho: una unidad
discursiva en la que la
c) La dictadura de Jorge tesis viene acompañada
Rafael Videla (Argentina) de los ejemplos, como
estrategia
demostrativa.
Es de gran importancia establecer una cadena de hechos similares que otorgan
fuerza a la afirmació n o negació n de una idea. Ilustremos esto con una historia sencilla:
Jorge no paga el alquiler a tiempo, Jorge con frecuencia llega retrasado a las reuniones de
trabajo y muy rara vez cumple las cosas que promete. Jorge es una persona sumamente
incumplida. En este caso, se ofrecen tres ejemplos (hechos) que soportan la tesis que
afirma el carácter de incumplido que marca el cará cter de Jorge. Los ejemplos requieren:
especificidad (deben ser adecuados), ser identificables (que permitan reconocer de manera
rá pida y clara el tema) y ser relevantes (que aporten evidencia significativa). En suma,
estos tres elementos deben constituir una fortaleza demostrativa; de lo contrario, la tesis
no tendrá suficiente apoyo.
- Por ejemplo
- Por mencionar (x) ejemplos (al final del
pá rrafo)
- En particular
- Como (se) muestra
Conectores más utilizados en la
- Como (se) demuestra
construcción de párrafos con
- Como se evidencia en (fuente)
argumento de ejemplificación
- Como ejemplo
(sugeridos):
- En caso de / En el caso de
- Verbigracia
- Tal como
- A saber
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también entre ambos un vínculo inferencial y deductivo. Un hombre, después de visitar la
biblioteca de su mejor amigo, concluye: “Mi amigo José es un gran lector de novelas de
suspenso”. “¿Có mo lo sabes?”, pregunta otra persona. “Porque en su biblioteca personal
encontré a los principales autores de este género y muchos de sus libros está n subrayados
y anotados con mucho cuidado”.
a) Haber identificado previamente el fenó meno que queremos explicar: “El señ or X
tiene problemas de visió n”.
b) Iniciar el proceso de bú squeda de las causas, para poder establecer la relació n
entre ambos.
c) La relació n entre causa y efecto tiene que ser por fuerza correcta, coherente,
necesaria.
Así, por ejemplo, imaginemos que un día nos encontramos con un objeto mineral
que proviene de un planeta distinto al nuestro. Del aná lisis de dicho objeto resulta que
este contiene algunos minerales que está n presentes también en la Tierra, como
molibdeno y aluminio. Eso nos permitiría establecer la analogía siguiente: “El molibdeno y
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el aluminio son minerales presentes tanto en la superficie de la Tierra como en la del planeta
Equis”.
CODA
LA CONVERGENCIA ARGUMENTAL
Los tipos de argumentos que se han explicado hasta aquí, de manera breve y condensada,
pueden presentarse de manera individual, es decir, un tipo de argumento podría servir
para desarrollar un pá rrafo completo o, por el contrario, al interior de un pá rrafo podrían
concurrir dos o má s de ellos. Quisiera proponer un ejemplo. Veamos por favor el siguiente
texto:
En su famoso ensayo “La literatura es fuego”, el escritor Mario Vargas Llosa define el
ejercicio de la literatura es una forma de insurrección permanente, pues los escritores
son rebeldes y expresan dicho sentimiento de rebeldía en sus escritos; es más, su
vocación verdadera es la crítica despiadada y sin tregua de los defectos de la vida
social. Por ejemplo, un caso representativo de esta actitud se puede observar en un
poema de César Vallejo, titulado “La cena miserable”, en el que el hablante expone un
agudo cuestionamiento de los grupos hegemónicos al condenar a los sectores
marginales de la sociedad al hambre y la desigualdad. Estoy de acuerdo con Vargas
Llosa en el sentido de que los poetas, novelistas y dramaturgos expresan su disconformidad
con el mundo en el cual viven.
27
Bibliografía
Escobar, A., Matos Mar, J., & Alberti, G. (1975). Perú, país bilingüe. Lima: Instituto de
Estudios Peruanos.
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EJERCICIOS SOBRE INTERTEXTUALIDAD
TEXTO 1
29
Por otro lado, el concepto de lengua en la cultura entronca a la vez con la cultura
con minú sculas y con la CULTURA con mayú sculas. Tiene que ver con las estructuras
lingü ísticas y, en especial, el léxico que se vinculan a determinadas actuaciones y
situaciones culturales de comunicació n. Formas de esta variante de cultura serían las
frases hechas, los modismos, los refranes y el vocabulario que se utiliza, por ejemplo, en
un funeral, en un cumpleañ os, en la correspondencia comercial, al hablar de arquitectura,
de poesía, de acontecimientos bélicos en la historia de un país, los mitos, las leyendas, etc.
Es decir, esta forma de cultura se refiere a los elementos lingü ísticos que se emplean en
una determinada situació n comunicativa desarrollada en el seno de una cultura o al hablar
de la cultura tradicional o de la cultura con mayú sculas.
En realidad, como vemos, existe una estrecha relació n entre la cultura en la lengua
y la lengua en la cultura, ya que se trata, en suma, de elementos lingü ísticos asociados a
actuaciones, comportamientos y usos sociales. No obstante, la diferencia radica en la
direcció n o determinació n, puesto que, cuando nos referimos a cultura en la lengua, es la
lengua la representante o la portadora de rasgos culturales, mientras que cuando
hablamos de lengua en la cultura son los modos y hechos culturales los que se ven
impregnados de determinados elementos lingü ísticos.
Adaptado de ROBLES, S. (2002). Lengua en la cultura y cultura en la lengua: la publicidad como herramienta didá ctica en la
clase de E/LE. In XIII Congreso Internacional de la ASELE (pp. 720-730). Murcia: Centro Virtual Cervantes. Retrieved from
https://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/asele/pdf/13/13_0720.pdf
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2) Acerca del texto anterior y de las lecturas del módulo 1, señale el enunciado falso y
justifique su respuesta en un párrafo argumentativo debidamente cohesionado.
Obtendrá un punto por la respuesta correcta y tres por una justificación que se
apoye de manera explícita en alguna de las lecturas de los módulos, la misma que
debe citar.
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TEXTO 2
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ortodoxia religiosa de que las mujeres deberían ser serviles con los hombres. Las dos
teó logas de Ginebra, inspiradas por el texto, pensaron en un primer momento en
traducirlo al francés, pero después lo consideraron demasiado desfasado y decidieron
crear una nueva obra acorde a los tiempos. “Queríamos trabajar de forma
ecuménica”, explica Parmentier, señ alando que alrededor de la mitad de las participantes
en el proyecto son cató licas y las demá s, de varias ramas del protestantismo.
Adaptado de Ayuso, S. (2019). Una Biblia de las Mujeres para todas (y todos). El País, p. 1.
https://elpais.com/sociedad/2018/12/06/actualidad/1544116577_543552.html
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2) Acerca del texto anterior y de las lecturas del módulo 1, señale el enunciado falso
y justifique su respuesta en un párrafo argumentativo debidamente
cohesionado. Obtendrá un punto por la respuesta correcta y tres por una
justificación que se apoye de manera explícita en alguna de las lecturas de los
módulos.
A) Para Romaine, sería verdadero que la categorizació n del mundo a través de una
Biblia de mujeres no sea una actividad social.
B) La Biblia de mujeres sería un ejemplo de fenó meno social y cultural.
C) La escritura en una Biblia de mujeres permitiría clasificar las cosas y darle una
estructura a la sociedad, segú n Suzanne Romaine.
D) La Biblia de mujeres sería un ejemplo de orden imaginario, tal como lo propone
Harari.
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TEXTO 3
32
Después de leer detenidamente el texto, conteste las preguntas planteadas al
finalizar el texto.
Desde 1975, cada 27 de mayo, se conmemora el Día de las Lenguas Originarias del Perú . La
finalidad de dicha celebració n es fomentar el uso, preservació n, desarrollo, recuperació n y
difusió n de los idiomas autó ctonos en su calidad de patrimonio cultural inmaterial. Como
se sabe, las lenguas originarias son aquellas que surgieron con anterioridad a la difusió n
del idioma españ ol y que aú n sobreviven y se emplean en el á mbito del territorio nacional.
La importancia de estas lenguas radica en que cada una es la expresió n de una identidad
colectiva y de una manera distinta de concebir y describir la realidad.
El Minedu apuesta por que la preservació n de nuestras lenguas originarias sea una
tarea de la sociedad en su conjunto y no solo de la Escuela. En este sentido, las entidades
pú blicas y privadas que brindan servicios pú blicos deberían desarrollar acciones como
disponer de personal para comunicarse en las lenguas originarias, brindar servicios de
atenció n al pú blico en esos idiomas, contar con servicios de intérpretes o traductores,
implementar políticas lingü ísticas para el uso, preservació n, desarrollo, recuperació n,
fomento y difusió n de las lenguas indígenas. Ademá s, se recomienda emitir ordenanzas
regionales y municipales para el uso, preservació n, desarrollo, fomento y difusió n de las
lenguas en el á mbito de su competencia. Sería ú til publicar, en lenguas originarias, las
normas y documentos oficiales, así como toda informació n vinculada con la comunidad
empleando los alfabetos oficializados por el Minedu. Ayudaría también la promoció n del
uso oficial de las lenguas a través de medios audiovisuales, digitales, radiales, spots
publicitarios, entre otros; de igual modo, la transmisió n en lenguas originarias de las
ceremonias oficiales y otros actos pú blicos de las autoridades, tales como rendició n de
cuentas, presupuesto participativo y presentació n de iniciativas de desarrollo local y
regional.
Por ú ltimo, segú n el Minedu, también los padres que han heredado una lengua
originaria deben disponer de un tiempo para transmitirla a sus hijos y parientes. La
transmisió n intergeneracional es el principal motor para que una lengua no muera. Las
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familias y comunidades deben generar espacios adecuados para la revitalizació n de la
lengua originaria mediante actividades propias de cada cultura o pueblo.
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2) Acerca del texto anterior y de las lecturas del módulo 1, señale el enunciado falso
y justifique su respuesta en un párrafo argumentativo debidamente cohesionado.
Obtendrá un punto por la respuesta correcta y tres por una justificación que se
apoye de manera explícita en alguna de las lecturas de los módulos.
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EJERCICIOS SOBRE LÉXICO ACADÉMICO
Ejercicio 1
Corrija los siguientes enunciados a fin de que presenten una definició n académica
apropiada. Para ello, reemplace la palabra subrayada por otra de la misma familia, pero de
diferente categoría gramatical. Realice todos los cambios necesarios para que la oració n
resulte bien cohesionada.
Ejemplo:
_______________________________________________________________________________________________
2. El estándar es cuando varía socialmente una lengua que es impuesta por los
grupos hegemó nicos a través de la escuela y otros espacios institucionalizados.
_______________________________________________________________________________________________
35
3. Un registro es cuando una lengua varía de acuerdo con la situació n comunicativa.
_______________________________________________________________________________________________
4. Un dialecto es cuando una lengua varía segú n el lugar de origen de sus hablantes.
_______________________________________________________________________________________________
5. Subordinación es cuando una persona o una cosa depende de otra o de otras por
las que está regida o a las que está sometida.
_______________________________________________________________________________________________
Ejercicio 2
Escriba en los espacios vacíos una palabra del listado que aparece en el recuadro y que
resulte apropiada para completar coherentemente el enunciado. No debe utilizar ninguna
de ellas má s de una vez. Si es necesario, realice los cambios gramaticales (género, nú mero
o conjugació n verbal) para que cada término elegido se cohesione bien con el resto de la
oració n.
36
f. En el Perú , incluso durante la Repú blica, las políticas educativas han privilegiado la
enseñ anza del castellano _______________________________ de las lenguas
________________________.
Ejercicio 3
Construya una nueva oració n con el mismo sentido que el de la propuesta, empleando una
palabra de la misma familia que la de la palabra que se encuentra subrayada, pero de
diferente categoría gramatical. Realice todos los cambios necesarios para que la oració n
resulte bien cohesionada.
Ejemplo:
1. Por lo general, los estratos sociales má s hegemó nicos hablan las lenguas o variedades
con mayor prestigio, y los que tienen menor poder suelen usar las lenguas o
variedades bajas o de menor prestigio.
________________________________________________________________________________________________________
________________________________________________________________________________________________________
3. Las características lingü ísticas del habla de una persona nos dan informació n, entre
otras cosas, del lugar del que procede.
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________________________________________________________________________________________________________
4. Las denuncias por difamació n se interponen cuando una persona considera que lo
dicho por otro individuo ha causado dañ os y perjuicios a su imagen o su integridad.
________________________________________________________________________________________________________
________________________________________________________________________________________________________
Ejercicio 4
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6. Una investigació n (que está basada en la experiencia y en la observació n de los
hechos) ______________________________________.
7. Una opinió n (que transmite una connotació n de desprecio) ______________________.
8. Una costumbre (extranjera) ________________________________.
9. Un factor (interno) _______________________________.
10. Una crítica (que no se dice directamente, que solo se insinú a) ___________________.
MÓDULO 2
39
https://elearning13.hezkuntza.net/015638/pluginfile.php/6480/course/overviewfiles/lengua-materna-y.jpg
Es ya tradicional entre los ló gicos la distinció n entre los juicios de hecho y los juicios de
valor. Los primeros tienen una inquietante propiedad: se pueden someter a prueba
pú blica y quien discrepe de ellos tendrá que permanecer alejado de la comunidad de la
gente cuerda. Si afirmamos que: El día 7 de abril de 1955 llovió en París, emitimos un juicio
susceptible de ser comprobado (o llovió , o no llovió ). Y la tarea es muy sencilla:
consultaremos los archivos del servicio meteoroló gico, preguntaremos a los vecinos
memoriosos de París o recurriremos a las pá ginas amarillentas de la prensa parisina del
día siguiente a la fecha en cuestió n. Ahora bien, si la prueba, una vez realizada, ha
resultado positiva, hay que dar por cierto el hecho de la lluvia. Y tendremos todo el
derecho del mundo a mirar con recelo a todo aquel que niega la evidencia. Hay juicios
como este que simplemente implican la experiencia comú n que pretende dar por seguro el
episodio de la lluvia, y todos los demá s, incluidos los servicios meteoroló gicos, dan fe de
40
un cielo sereno sobre París durante las veinticuatro horas del 7 de abril de 1955, entonces
tendremos motivos razonables para excluir al solitario aguafiestas de la comunidad de los
sensatos.
Hay, no obstante, otros juicios de hecho cuya demostració n es, por regla general,
competencia de ciertos especialistas. Se trata, ahora, de los juicios científicos. Si un físico
afirma que el coeficiente de dilatación absoluta de un líquido es igual a la suma del
coeficiente de dilatación aparente del líquido y del coeficiente de dilatación cúbica del
recipiente que lo contiene, produce un juicio que puede someterse a comprobació n
experimental y que es considerado vá lido por todos los otros científicos. Y sería prudente
y juicioso que ninguno de nosotros osase llevarles la contraria.
La experiencia comú n, por una parte, y la ciencia, por otra, son marcos
suficientemente seguros para que los juicios que se inscriban en ellos tengan garantías de
veracidad. El hecho de la lluvia es incontestable, si ha sido comprobado razonablemente; y
el coeficiente de la dilatació n absoluta de los líquidos será dado por bueno mientras esté
vigente la física actual, o mientras no sea descubierto un mundo revoltoso en el que no
sean tan testarudas las leyes físicas. Los juicios de hecho, en definitiva, no dan pie al
prejuicio, no generan por sí mismos creencias, ni opiniones, ni responden a manías
personales. Las cosas son así, y así hay que aceptarlas.
Pero todo es distinto cuando se trata de los juicios de valor. Si afirmamos que el
arte neoclásico es feo, o que Atila era pérfido, jamá s tendremos la seguridad absoluta de
haber sentenciado certeramente y para siempre, ya que los gustos artísticos son volubles,
las personas inescrutables y los límites de nuestra capacidad de discernimiento nos
tendrían que conducir a la duda con má s frecuencia de lo que es habitual. Los juicios de
hecho –ya lo sabemos- se fundamentan en la experiencia colectiva y en las ciencias; los
juicios de valor, en cambio, pueden tener fundamentos consensuados o no: El arte
neoclásico es feo podría ser una opinió n comú n para los amantes del art nouveau. De la
misma manera que la afirmació n: El gótico es feo fue sin duda una opinió n comú n para
aquellos neoclá sicos que se desvivían por cubrir de yeso y dorados las viejas y venerables
catedrales. En cuanto a su aspecto individual, los juicios de valor son los indicadores del
gusto personal y también de la educació n recibida, asumida o no como parte esencial de
uno mismo. Me gusta el pescado y No puedo aguantar a la gente competitiva serían,
respectivamente, ejemplos ilustrativos. Por estas razones, los juicios de valor son
forzosamente proyecciones de quien los formula; son parte de nuestro autorretrato
porque con ellos expresamos nuestras actitudes sobre el mundo, los acontecimientos y las
personas. Pú blicamente somos lo que hacemos y, muy principalmente, lo que decimos.
Los juicios de valor tienen sus versiones positiva y negativa, bajo fó rmulas
diversas: con marcador de la negació n o sin él (no me gusta/me gusta); con un adjetivo
considerado meliorativo o peyorativo y que funciona como predicado (es hermoso/es feo);
con adverbio positivo o negativo (escribe bien/escribe mal); con verbo de sentido favorable
o desfavorable (progresa/empeora)…Se trata de presentaciones lingü ísticas diferentes de
un mismo mecanismo con el que se pretende inclinar la opinió n en uno u otro sentido.
Esta inclinació n de las balanzas judicativas tiene escasa transcendencia ética si nuestros
asertos se refieren a objetos y acontecimientos en los que no se produce participació n
alguna de personas: nada hay que objetar si se expresa preferencia por los zapatos negros
y acharolados; o si un excursionista afirma que es muy pesada la ascensió n al Teide; o si se
opina desfavorablemente sobre el alud de nieve ( por suerte, sin víctimas ni dañ os
materiales) que se ha producido en la vertiente norte del pico Posets o sobre el bochorno
de un día canicular. Sin implicaciones personales, la vida judicativa sería una auténtica
balsa de aceite, y acaso nos parecería tan aburrida como un océano helado.
41
Los problemas éticos de los juicios de valor explotan cuando hay gentes de por
medio, con las virtudes y obras que les atribuimos; y cuando valoramos a los pueblos, sus
acciones y sus características. Y probablemente será ú til plantear ahora una distinció n
imprescindible: las gentes y los pueblos pueden ser enjuiciados sobre la base de
propiedades o bien circunstanciales, o bien permanentes e inalienables. Afirmar de
alguien que habla demasiado ú ltimamente y que ha engordado en exceso, o decir de un
pueblo que en los dos ú ltimos añ os está siguiendo una política suicida, es formular juicios
temporalmente circunscritos. Lo que en ningú n caso cierra la puerta a un futuro en que
nuestro amigo recuperará la moderació n verbal y el peso que le eran característicos; o en
que el pueblo de nuestros desvelos volverá a su habitual política ponderada. Sin embargo,
el problema es má s grave en el caso segundo, el de las opiniones sobre las propiedades
permanentes, aquellas que, en justicia, definen rasgos esenciales de las personas y de los
grupos humanos.
Sin embargo, hay que enfrentarse con el extremo absoluto, allí donde el juicio no
ofrece alternativa, ni siquiera la salvació n del clavo ardiendo. Con mucha frecuencia los
juicios de valor usurpan desvergonzadamente las forma de los juicios de hecho (una
subversió n fríamente calculada, por lo general) y atribuyen rasgos negativos a algunas
características que antes hemos considerado inalienables, esenciales o permanentes con
relació n a las personas y los pueblos: aquel es “orejudo”, “bajito”, “gitano”, “negro”,
“mujer”…No se trata, en ninguno de estos casos, de juicios puramente descriptivos; unos
hechos del todo naturales y de orden puramente bioló gico son tomados como base para la
discriminació n y el insulto, aunque, racionalmente, las características anteriores no tengan
nada que ver ni con la bondad ni con la perversidad. La denuncia de estos juicios es muy
simple. Por ejemplo, si nos dicen: Jaime es bajito, y el tono es de menosprecio, podemos
responder: Sí, es un hecho; ¿qué más? Seguro que nuestro interlocutor no insistirá en el
asunto aludiendo a que Jaime mide un metro y algunos centímetros; má s bien dirá : Es que
no me gusta, no lo aguanto. Quedará , pues, desvelada la intenció n verdadera de nuestro
amigo y el uso espurio de una fó rmula de juicio factual.
En lo que concierne a los juicios sobre los pueblos, no es infrecuente que alguien
pontifique sobre lo “cuadriculados” que son los alemanes; sobre la ineptitud de los
naturales de algú n país africano para las “sublimidades” del pensamiento abstracto; o bien
sobre la “tacañ ería” de los escoceses. En todos estos casos entra en juego el conjunto de los
estereotipos propios de una mala educació n, las manías clasificatorias y la necesidad mal
alimentada de vivir con etiquetas bien cosidas que nos dejen tranquilos, sabiendo quién es
quién de antemano, cosa que nos ahorra el trabajo paciente, contrastado y matizado de
establecerlo por nosotros mismos. Las clasificaciones de esta índole nos libran del
conocimiento verdadero y son, por lo tanto, una taxonomía de la ignorancia. Dicho de otra
forma, son el resultado de la frustració n de nuestras expectativas: queríamos que los
forasteros bailasen nuestras melodías, pero no lo han hecho; son, por ello, desagradecidos,
maleducados y raros. Son, precisamente, los forasteros.
Sin lugar a dudas, los fascismos no son sino la versió n má s radical de la mentalidad
heteró foba y pueden ser considerados como la promoció n vergonzosa, sistemá tica y
planificada de nuestras tendencias (ocultas o patentes) de oído hacia todo aquello que es
diferente: las otras razas, los otros pueblos, las otras religiones… Esta mentalidad se nutre
42
de la falsa idea de nuestra propia superioridad, trata de fundamentarse en amenazas
hipotéticas que procederían de un mundo exterior previamente delineado como hostil y,
en resumidas cuentas, revela una incapacidad para la convivencia (o los intereses políticos
y econó micos de no querer convivir). La etnofobia organizada y promovida rechaza la
riqueza de la pluralidad, la armonía de las voluntades diferentes. El etnó fobo solamente se
siente có modo con quienes son como él, con los que halagan sus propios sentimientos; con
el uso de una retó rica ensordecedora que impide oír las palabras interiores: aquellas que
susurran inseguridad, mezquindad e incultura. Para el etnó fobo, los otros pueblos son una
amenaza a la propia integridad y por eso hay que combatirlos hasta la extinció n. Ya lo dijo
Rousseau: “El miedo y la debilidad son la fuente de la crueldad”.
La tipología de las supersticiones lingü ísticas es sin duda variopinta. No son pocos
quienes consideran esenciales las diferencias cuantitativas (lenguas con muchos o pocos
hablantes; con muchas o pocas palabras); y hay, también, quienes se atribuyen autoridad
para discriminar a las lenguas sobre la base de intuiciones pseudomusicales (lenguas
“dulces” o “á speras”; “claras” u “oscuras”); otros resuelven acerca del mayor o menor
grado de complejidad (lenguas “difíciles” y “fá ciles”), al tiempo que cantan las ventajas o
inconvenientes –segú n el caso– de las lenguas “cortas” o monosílabas y de las lenguas
43
“largas” (considerá ndolas o bien pesadas, o bien perfectas y acabadas). Todas estas
opiniones se manifiestan viciadas de origen porque se producen desde la parcialidad de la
propia lengua, tomada como punto de referencia no declarado y, tal vez, ni siquiera
reconocido: si nos sorprende el color rojo es porque vivimos inmersos en el azul celeste y
marino, en el verde de la naturaleza y en el color ocre de la tierra. Por eso vemos los
campos de trigo cuando en ellos abundan las amapolas.
44
En otros casos, se entiende por “prejuicio lingü ístico” la valoració n negativa
característica de ciertos hablantes que han abandonado (o está n a punto de abandonar) la
propia lengua. Esta actitud merecería, má s bien, el nombre de “autoprejuicio”, y en má s de
una ocasió n ha sido designada con expresiones tales como “autoodio” o “deslealtad”
lingü ística. En resumidas cuentas, esta valoració n negativa no es otra cosa que una
forma de justificar el adió s a la lengua, el sentimiento de que ya no sirve; o acaso la pereza
o la incapacidad para extraerle todo su jugo. Pero muy frecuentemente, y a pesar de que
nunca se reconoce así, no es sino el recurso de la autojustificació n tranquilizadora que se
convierte en necesaria cuando se queman las naves de la lengua pequeñ a e inservible
como paso previo para abrir espacios editoriales má s poblados (y má s rentables, en
definitiva). En estos casos, y salvado el derecho legítimo que todo el mundo tiene a
sobrevivir como pueda de su trabajo –especialmente en circunstancias duras–, bueno sería
llamar a las cosas por su nombre y no cargar las responsabilidades de una opció n personal
sobre la lengua maltratada y moribunda.
Sobre estas bases, podemos ya intentar una definició n relativamente libre en torno
al prejuicio lingü ístico; y lo haremos de manera descriptiva, poco académica y, como en el
caso de los sociolingü istas a que antes hemos aludido, orientada a las finalidades de esta
obra que son, al mismo tiempo y sin exclusiones, las de denuncia y construcció n. Podemos,
pues, entender que un “prejuicio lingü ístico” es una desviació n de la racionalidad que, casi
siempre, toma la forma de un juicio de valor o bien sobre una lengua (o alguna de sus
características), o bien sobre los hablantes de una lengua (en tanto que hablantes). Y se
trata de un prejuicio generalmente dictado por la ignorancia o por la malevolencia,
ajustado a estereotipos maniqueos y dictado por la desazó n que nos producen todas
aquellas cosas y personas que son diferentes a nosotros.
Así pues, los prejuicios lingü ísticos son una subclase de los prejuicios generales e
inciden sobre lenguas y hablantes que alguien puede considerar extrañ os a niveles
diferentes: 1) porque ciertos hablantes usan una lengua que a ese alguien le es poco o
nada conocida; o 2) porque aquéllos hablan una variedad de la lengua que no es la propia
del prejudicador. Es obvio, por ejemplo, que los secesionismos lingü ísticos (que suelen ser
programados), o los intentos de desmembració n verbal con los que se trata de enfrentar a
pueblos hermanos hablantes de una misma lengua, se hacen fuertes en los prejuicios
originados por la ignorancia de la variació n intralingü ística –el caso 2–, y tratan de elevar
estas diferencias al grado del caso 1. Y puede llegarse al punto en que alguien no entienda
a los hablantes de la otra variedad dialectal porque ni tan siquiera se toma la molestia de
escucharlos: sencillamente, los elimina del á mbito de comunicació n.
45
I. GUÍA DE LECTURA
Encierre en un círculo todas las palabras de la lectura cuyo significado usted ignore.
Luego transcriba cada una de ellas junto con dos sinónimos en los espacios
correspondientes.
Palabra Sinónimos
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
10.
46
LAS NOCIONES DE LENGUA, VARIEDAD, NIVEL Y
RASGO
Jorge Iván Pérez Silva
https://ropohuaytaespecializacion.files.word
Así, pues, no debemos suponer que las lenguas son herramientas de comunicació n
que se utilizan de una sola manera. Por el contrario, es a partir del hecho de que las
personas se comunican mediante enunciados lingü ísticos que suponemos que existen
entidades como el castellano, el quechua o el inglés; sin embargo, má s exacto sería pensar
47
que existen diferentes castellanos, diferentes quechuas o diferentes ingleses, tantos como
las formas de hablar que encontramos. Esto podría representarse mediante los siguientes
esquemas, que indican que las lenguas está n conformadas por diversas hablas: el
castellano, por muchos castellanos individuales; el quechua por diversos quechuas; y el
inglés, por diferentes ingleses.
Castellano
Ahora bien, el que las personas hablemos todas de manera diferente no significa
que no haya nada que compartamos en nuestra forma de hablar. De hecho, las personas
que viven en sociedad comparten muchas características en su habla y esto es justamente
lo que les permite entenderse mediante enunciados. Las personas que viven en una misma
comunidad comparten má s características lingü ísticas que las que viven en lugares
distantes o que pertenecen a culturas diferentes. Así, las diferentes maneras de hablar
castellano presentan muchas similitudes entre ellas y lo mismo pasa con las diversas
maneras de hablar quechua o inglés. Esto es lo que explica que sea má s fá cil la
comunicació n entre personas que hablan formas distintas de castellano, que entre una
persona que hable una forma de castellano y otra que hable una forma de inglés o
quechua.
De este modo, las lenguas no deben entenderse como entidades homogéneas, que
todos los hablantes reproducen de manera idéntica, ni como una reunió n de diversas
hablas que no tienen características en comú n. Las lenguas se encuentran a medio camino
entre estos dos extremos: postulamos su existencia cuando encontramos personas que se
comunican con facilidad mediante enunciados que presentan muchas características
lingü ísticas en comú n.
Esto, sin embargo, no nos debe hacer pensar que las diferentes lenguas no
compartan ninguna característica, como podría sugerir el esquema que aparece líneas
arriba. De hecho, las lenguas comparten muchas características, aunque no las suficientes
para permitir que hablantes de lenguas diferentes puedan comunicarse con facilidad. Así,
por ejemplo, es fácil notar que ciertos sonidos está n en má s de una lengua; también es
sencillo comprobar que las lenguas suelen mostrar estrategias sintácticas o morfoló gicas
similares, como el recurso a afijos o el empleo de construcciones gramaticales muy
parecidas para expresar los mismos sentidos. Esta similitud estructural entre las lenguas
se ilustra en el siguiente esquema:
Castellano
Inglés Quechua
Ahora bien, dentro de cada lengua también se encuentran formas de hablar que
son má s semejantes a otras. Por ejemplo, las personas que viven en Argentina hablan el
castellano con ciertas características particulares que las distinguen de las que viven en
Españ a o en el Perú ; de manera similar el quechua que se habla en Ecuador es diferente
48
del que se habla en Bolivia; y el inglés de Inglaterra es diferente al de Estados Unidos o al
de Australia.
Lo que esto significa es que las distintas formas de hablar una lengua pueden
agruparse, de acuerdo con sus semejanzas, en VARIEDADES LINGÜÍSTICAS, como lo
muestra el siguiente esquema:
La existencia de variedades
lingü ísticas depende de diversos factores. El má s obvio de todos es el que acabamos de
mencionar, es decir, el geográfico: las personas hablan de manera diferente segú n el lugar
o la regió n donde viven. Así, podemos encontrar que las lenguas está n compuestas por
diferentes VARIEDADES GEOGRÁFICAS O REGIONALES. Por ejemplo, el castellano está
conformado por la variedad de castellano de Argentina, por la variedad de Españ a o por la
del Perú . Es má s, dentro de cada uno de estos países, encontramos variedades regionales
particulares; en efecto, en Argentina el castellano de Buenos Aires no es igual al de
Mendoza, ni en Españ a es igual el castellano de Madrid al de Andalucía. En el Perú , el
castellano que se habla en Piura tiene características particulares que lo distinguen del
Ahora bien, los miembros de grupos sociales particulares no siempre hablan igual.
Las mujeres o los ancianos o las personas escolarizadas varían su forma de hablar de
acuerdo con la situació n comunicativa en la que se encuentran, es decir, de acuerdo con las
personas con las que conversamos, el lugar en que estamos, etc. En efecto, todos hablamos
de manera diferente cuando estamos con amigos y cuando estamos con una persona que
recién conocemos, o hablamos diferente si estamos en una fiesta o si estamos en un saló n
de clases. Las distintas maneras de hablar que empleamos de acuerdo con la situació n
comunicativa reciben el nombre de VARIEDADES SITUACIONALES O REGISTROS. En
general, podemos encontrar un registro informal o coloquial, que es el que usamos en
situaciones familiares y con gente cercana, y un registro formal o cuidado, que es el que
utilizamos en situaciones serias o frente a personas que no nos son familiares. En el
primer caso, solemos hablar sin preocuparnos de la forma en que lo hacemos; en el
49
segundo, lo normal es escoger de manera especial los términos que usamos o pronunciar
de manera especialmente cuidada las palabras.
Otras variedades que encontramos en las lenguas son las de las personas bilingü es.
En el proceso de aprender una segunda lengua, los bilingü es suelen producir enunciados
que presentan características particulares que tienen su origen tanto en la lengua materna
del hablante como en su creatividad personal. En sociedades como la peruana, en las que
encontramos grandes grupos de bilingü es, pueden identificarse VARIEDADES
ADQUISICIONALES O DE CONTACTO que atraviesan muchas regiones y distintos grupos
sociales. Cuando una variedad de este tipo tiene un uso muy extendido en comunidades
bilingü es, los niñ os la aprenden como su variedad materna, de modo que su uso se
generaliza y, con el paso del tiempo, se convierte en una variedad social. Este el caso del
castellano andino, que examinamos en la tercera secció n.
50
Rasgos Castellano de Nicaragua aguacate
lingüísticos
de vocabulario Castellano peruano palta
Pero las lenguas y las variedades también se diferencian por diferentes sonidos
que pronuncian los hablantes y por la entonació n particular con la que emiten sus
enunciados. Es decir que las lenguas y variedades también se diferencian por rasgos
lingü ísticos del NIVEL FONOLÓGICO. Por ejemplo, muchos hablantes del castellano
argentino pronuncian el primer sonido de las palabras llamar o yacimiento como [sh] (es
decir, como el ú ltimo sonido de la palabra Ancash), mientras que muchos hablantes de
Colombia lo pronuncian parecido a una [i] (como en cielo o aire); por su parte, los
hablantes de muchas partes de la regió n andina distinguen el primer sonido de llamar (y el
de llanto, lluvia, etc.) del de yacimiento (y yapa, yuca, etc.).
51
En resumen, las variedades lingü ísticas comparten muchos rasgos lingü ísticos, lo
que permite que sus usuarios se comuniquen entre sí, pero también presentan rasgos
diferentes, que son los que las distinguen como diversas variedades. Los rasgos que
conforman las distintas lenguas y variedades pertenecen a los niveles léxico, fonoló gico y
gramatical.
I. GUÍA DE LECTURA
Encierre en un círculo todas las palabras de la lectura cuyo significado usted ignore.
Luego, transcriba cada una de ellas junto con dos sinónimos en los espacios
correspondientes.
Palabra Sinónimos
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RASGOS
Niveles
Regional
Social
Situacional
Adquisicional
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Breve evolución histórica de la discriminación lingüística en el
Perú
Marco Zamora Huamán
Adaptado por Andrea Cabel
La discriminació n es un fenó meno social de cará cter transversal que conjuga diversas
variantes, entre algunas de ellas encontramos las étnicas, culturales, socioeconó micas, y
también las lingü ísticas. Para entender esta problemá tica, es importante tomar en
consideració n el componente histó rico de nuestro país. Es decir, entender có mo se fueron
entretejiendo los actos de exclusió n y discriminació n que aú n ahora, en pleno siglo XXI,
persisten. En los siguientes apartados, proponemos una mirada al pasado histó rico de la
discriminació n y con él a sus orígenes, con el fin de obtener mejores herramientas para
comprender este problema, y decidir entre la continuació n o el cambio.
54
I.1 Primera fase: políticas liberales como modo de dominación inicial
Así, disuelto el imperio inca, la lengua general (el quechua) conservó su estatuto de
lengua vehicular mientras persistió la política liberal que respetara las diferencias
culturales propias de cada pueblo (sin perder la real jerarquía de estas). De ese modo, el
quechua, aú n sin codificació n, era la lengua imperial de la organizació n administrativa, y
por la acció n de los misioneros, lo era de la religió n cató lica.
En este proceso, enfatizamos en que los españ oles vieron en la lengua indígena, la
oportunidad para internarse en el mundo de los conquistados, poder entenderlo y,
mediante eso, estructurar un nuevo régimen econó mico y político. Por tales razones, el uso
del quechua u otras lenguas al inicio del virreinato, má s que un aporte lingü ístico para la
comunicació n, constituyó una acció n de glotopolítica (Arnoux, 2000). Este criterio fue
empleado eminentemente como una estrategia mediante el «discurso» para establecer
conductas reguladas en la població n aborigen y no propiciar conflictos ni rebeliones que
enturbiaran el nuevo orden colonial.
Es resaltante que, en esta sociedad colonial, que jerarquizó todas las relaciones
sociales y econó micas, haciendo algunas má s prestigiosas y a otras má s desprestigiadas, la
mayoría de las lenguas fueran perdiendo su prestigio y la fuerza comunicativa que tenían
en otro momento. Evidentemente, todo esto no fue de la noche a la mañ ana, y, ademá s, no
solo constituyó un despliegue fríamente político y administrativo. Hubo un menoscabo
interno al hablante durante un periodo importante de la historia, ya que estos
interlocutores, en su mayoría, hablaban una lengua que había sido el vehículo por
excelencia para la comunicació n del incario: el quechua.
55
jerá rquica del país, que posibilitó el agrupamiento de un sector minoritario de la
població n en el poder político, social y econó mico, mantuvo a las demá s lenguas relegadas
y sin estatus político ni social. Es decir, el siglo XIX no trajo una reivindicació n social al
indígena, pero sí un fortalecimiento del mestizo que, en la prá ctica, continuaba albergando
consigo un sentimiento de superioridad ante las culturas aborígenes como tal, mientras, a
nivel lingü ístico, significó la continuació n de una subestimació n y el punzante
menosprecio a las lenguas verná culas.
Los inicios del siglo XX en el Perú , conocido como la Repú blica Aristocrá tica (1895-
1919), maduró la idea de una oligarquía piramidal que siempre se mantuvo de espalda a
los pueblos andinos. La Amazonía fue cobrando protagonismo debido a la fiebre de caucho
(1879 y 1912), el cual significó la explotació n y extermino de muchos pobladores de estos
grupos étnicos en detrimento de sus lenguas y culturas.
Con el pasar de las décadas, a mediados de dicho siglo, la migració n del campo a la
ciudad enfrentó , de manera má s frontal, a peruanos de diversas etnias, y cuyo medio de
comunicació n no fue el de una lengua a lengua, sino de una variedad de castellano a otra.
Esto evidenció una brecha social que se trató de erradicar a nivel social y educativo en la
capital y gran parte del país. Todo este primer contacto fue estableciendo o confirmando,
en la psicología del migrante, la idea de inferioridad ante un limeñ o cada vez
entremezclado y convencido de una aparente superioridad ante el indígena. Este
fenó meno de exclusió n iría siendo paulatinamente caldo de cultivo para lo que
posteriormente sería la lucha armada, cuyo capítulo en la sociedad fue el comú n
denominador de una desigualdad todavía latente en el país.
56
Alarcó n, L. (2015). Estereotipos de la mujer andina en los programas de humor de la
TV peruana. [IMAGEN]. https://bit.ly/3ffeZUe
Por otro lado, está la vulneració n de las minorías culturales como manifestació n
globalizadora y reforzada por un prominente capitalismo excluyente y deshumanizante de
constantes cambios vertiginosos que dejaban rezagado cualquier intento de progreso en
culturas con claras desventajas tecnoló gicas y educativas.
I. GUÍA DE LECTURA
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Luego transcriba cada una de ellas junto con dos sinónimos en los espacios
correspondientes.
Palabra Sinónimos
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10.
LA DISCRIMINACIÓN LINGÜÍSTICA
Jorge Pérez
Adaptación
Si bien todas las personas aprendemos a hablar la variedad de castellano propia del grupo
social al que pertenecemos, también podemos aprender otras variedades. Por ejemplo,
adquirimos la variedad situacional cuando nos encontramos en diversas situaciones
comunicativas (conversando con amigos, en una reunió n de trabajo). Asimismo,
aprendemos las variedades geográ ficas o sociales diferentes: si viajamos frecuentemente a
lugares diferentes o tratamos a menudo con personas de otros grupos sociales, vamos
haciendo nuestros muchos de los rasgos que caracterizan su forma de hablar, de manera
que con el tiempo podemos utilizarlos con naturalidad. En otras palabras, nos volvemos
usuarios de má s de una variedad lingü ística y podemos alternar su uso de acuerdo con las
circunstancias.
58
completas, con sujeto y predicado explícitos, pero no a la manera en que los hablantes se
comunican de manera oral normalmente; en este caso, las estructuras lingü ísticas que
entran en funcionamiento responden al flujo de la informació n en el discurso, de manera
que el tó pico de la conversació n no tiene que ser repetido de manera explícita. Otra
característica que se sugiere como parte del «hablar bien» es el uso de formas complejas
de subordinació n de oraciones. Aquí se debe construir mensajes estructuralmente
complejos, porque la escritura permite detenerse en la elaboració n o rehacerlos hasta
encontrar la forma deseada. Es má s, el destinatario del mensaje podrá leerlos lentamente
o releerlos hasta comprender a plenitud el mensaje. Sin embargo, en el lenguaje oral
cotidiano, la mayoría de las veces, los mensajes no se organizan de manera muy elaborada
porque la situació n demanda una comunicació n fluida, que la conseguimos empleando
oraciones simples o de poca subordinació n.
Por otro lado, en lo que respecta a los niveles léxico y gramatical, la escuela
también considera correctos ciertos rasgos y desestima otros. En el vocabulario, los
términos que no aparecen en el Diccionario de la Real Academia Españ ola (DRAE) son
considerados incorrectos. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que en ningú n diccionario
pueden aparecer todas las palabras que se utilizan en castellano porque sería un libro de
dimensiones inmanejables. Este diccionario y otros recogen una selecció n de términos y
ofrecen sus significados má s comunes para consulta de los usuarios. Ninguno pretende
que las palabras que no aparecen ahí sean inexistentes o incorrectas.
59
sonidos. El valor que nosotros le damos a «rrsh» o «rr» es relativo y depende de
nuestra percepció n de los hablantes que utilizan ese sonido. Entonces, en el sonido
mismo no hay nada que sea superior; no hay nada en «rrsh» que sea superior a «rr»,
como no hay nada en «rr» que sea superior a «rrsh».
Por tanto, la afirmació n de que algunos rasgos son correctos y otros no lo son, o de
que alguna variedad es superior a otra, responde sencillamente a un prejuicio social y no a
una propiedad lingü ística real.
Y ¿de dó nde parte este tipo de prejuicio?, pues, en primer lugar, lo encontramos en
la estructura de nuestra sociedad. Sabemos que existen grupos sociales privilegiados que
histó ricamente han controlado el poder econó mico y político en oposició n a otros grupos
oprimidos, que resultan excluidos. Esta posició n desigual trae como consecuencia una
valoració n social diferente en las personas y a sus manifestaciones culturales. De este
modo, las primeras si provienen de grupos étnicos originarios del Perú son discriminadas
por las de ascendencia Europea, o las de menos recursos econó micos son despreciadas por
las de grupos má s acomodados. De igual manera, las expresiones culturales autó ctonas o,
en general, las de los grupos dominados son desestimadas frente a las de corte occidental
en sus creaciones artísticas —distinció n folclore o artesanía versus arte—, en sus sistemas
de creencias —supersticiones o mitos en contraposició n a una religió n verdadera o a una
ú nica ciencia—, en sus costumbres —alimentació n, vestido, etc.— y, por supuesto, en su
lengua o variedad lingü ística.
60
Ahora bien, ¿qué podemos hacer para revertir esta situación? Si la consideració n de
ciertas variedades como correctas o incorrectas refleja un prejuicio social y no existe
ningú n problema lingü ístico con ellas, ¿cómo podemos revalorizar los diferentes
castellanos del Perú? La escuela puede contribuir a solucionar este problema, como se
muestra en la siguiente secció n.
En segundo lugar, la escuela debe reivindicar las variedades lingü ísticas regionales
utilizá ndolas como vehículo de comunicació n. Esto no solamente mostrará su legitimidad
por el mismo hecho de que los alumnos vean que se usan en clase, sino que ayudará al
proceso de enseñ anza-aprendizaje por tratarse de la variedad que los alumnos mejor
comprenden. Ademá s, esto redundará en una mayor autoestima en la medida en que vean
que un aspecto tan importante de su identidad, como es su lengua y la de sus congéneres,
es valorado en su justa medida.
Por ú ltimo, la escuela debe enseñ ar la variedad está ndar como otra variedad de
castellano, diferente de la que hablan los alumnos. Para ello, debería emplear
metodologías didácticas apropiadas; por ejemplo, podría compararla con la variedad
regional de los alumnos. Ademá s, debe aclarar las ventajas prá cticas de aprender esta
variedad. En efecto, el dominio de la variedad está ndar no solo les permite a los alumnos
acceder a la lectura de textos de diferente índole, sino que los capacita para utilizarla en
diferentes medios y con distintas funciones. Esto, evidentemente, les otorga un
instrumento de poder para acceder a diversas oportunidades de desarrollo personal y al
prestigio de que gozan las personas escolarizadas.
61
Es necesario que los estudiantes conozcan y manejen la variedad está ndar. Eso es
indispensable. Pero este conocimiento y manejo de la variedad está ndar debe implicar
una conciencia crítica sobre las relaciones que hay entre la variedad está ndar y las
demá s variedades regionales. Esto generaría que los estudiantes tuvieran conciencia
sobre có mo han ido ocurriendo estos procesos sociales y có mo se ven reflejados en las
lenguas y también que puedan tener una mirada má s cariñ osa, una autoestima, de su
propia variedad, y que puedan ir superando esos traumas de creer que la variedad que
ellos hablan es inferior, que no es la correcta, y que tengan má s orgullo de la variedad
que está n hablando.
Ademá s, tener una conciencia lingü ística crítica es un requisito fundamental para
implementar un enfoque intercultural en la educació n. Si una educació n intercultural
apuesta por una lectura crítica de la diversidad sociolingü ística y sociocultural, y asume
una toma de posició n frente a las condiciones de inequidad y desigualdad que caracterizan
a las relaciones socioculturales enmarcadas en esta diversidad, entonces debe tener en
cuenta lo presentado en este documento.
I. GUÍA DE LECTURA
62
5. ¿Cree usted que el manejo de la variedad está ndar implica el abandono de otras
variedades lingü ísticas? Elabore un pá rrafo argumentativo para sustentar su
posició n.
6. Expliqué cuál es la crítica que la lingü ista Virginia Zavala formula a la manera en
que la sociedad peruana concibe el está ndar y qué propone ella.
7. En qué se diferencia el lenguaje oral cotidiano del lenguaje escrito expositivo,
propio del á mbito académico.
8. Elabore un pá rrafo argumentativo donde sustente si está de acuerdo con la idea
del autor «desde la perspectiva de la escuela todos los hablantes está n condenados
a hablar mal».
9. Elabore un pá rrafo argumentativo para justificar si el aprendizaje de la variedad
está ndar genera ventajas en los estudiantes.
10. Elabore un pá rrafo argumentativo para sustentar si el nuevo rol que debería
cumplir la escuela será una alternativa de solució n al problema de la
discriminació n lingü ística en nuestro país.
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10.
¿Có mo se siente un estudiante universitario indígena amazó nico o quechua hablante que
llega a una clase en la que le explican los contenidos de una asignatura en un idioma como
el inglés que nunca ha escuchado o del que tiene poco conocimiento? ¿Entenderá
completamente los contenidos de la clase? Y si durante esa clase le prohíben usar su
propia lengua para entender los conceptos del nuevo idioma al que se enfrenta, ¿có mo se
sentirá con respecto a su lengua materna? Lengua que, ademá s, es la que hablan sus
padres, y sus amigos, en la que expresan sus afectos, sus deseos, su cotidianidad. Por otro
lado, ¿qué sucede cuando en una sala de clase confluyen estudiantes limeñ os, migrantes
andinos, amazó nicos, y afrodescendientes que se expresan en diferentes variedades del
castellano peruano? ¿Có mo reacciona cada grupo lingü ístico respecto a los otros? ¿Surgirá
algú n tipo de discriminació n? ¿Solo la lingü ística? Para atender estas preguntas, es
sustancial reflexionar sobre có mo se evalú a el racismo y la discriminación. De acuerdo con
Tubino (2015), el menosprecio sistemá tico contra personas estigmatizadas socialmente es
un mecanismo de exclusió n. En ese sentido, si el Estado peruano reconoce que todos
somos libres de ejercer nuestros derechos fundamentales, cualquier tipo de expresió n de
menosprecio —que ademá s se vea favorecida por una estructura de poder— es un gesto
discriminatorio.
64
deberá n abarcar su historia, sus conocimientos y técnicas, sus sistemas de valores y todas
sus demá s aspiraciones sociales, econó micas y culturales” (Art.27, Convenio 169, OIT).
No obstante, muchas veces el diá logo que se establece con las comunidades
campesinas, las sociedades indígenas o la diversidad de actores educativos dista de ser
horizontal. En otras palabras, se asume que son personas ignorantes; en todo caso, se los
representa como resistentes al cambio (Espinosa, 2009). Bá sicamente se presenta en una
caricatura con varios estereotipos contra quienes hablan y se comportan de forma distinta
a uno. Así, se menosprecia su intelecto y se asumen ciertas capacidades a partir del filtro
de un españ ol costeñ o, limeñ o, con acceso a una educació n privada y un largo etc. Todas
aquellas personas que hablan distinto al modelo “correcto” son, pues, personas que deben
educarse y corregirse. Ese interés en adaptar o acomodar a los actores sociales distintos
son gestos paternalistas y racistas, pues no se valida ni dialoga con otros puntos de vista,
antes bien se ponen en valor menor al punto de vista hegemó nico.
Tovar, C. ‘Carlín’. (Abril 25, 2009). Hilaria Supa y Aldo Mariá tegui. La República.
Estos comentarios deben ser cuestionados y condenados por todos los miembros
de la sociedad. Son comentarios racistas y clasistas que buscan ridiculizar a una mujer que
representa a una secció n importante de la sociedad peruana. Sin voces como las de Supa,
¿con qué autoridad buscamos aliviar las tensiones que existen en un país cada vez má s
polarizado?
65
En este punto de la reflexió n, se hace imprescindible tomar conciencia de la
complejidad de nuestra sociedad y la alternativa que podría acortar las brechas entre los
grupos culturales que está n en constante confrontació n. Por ello, a continuació n, se
explican dos términos indispensables que permiten situar la discusió n.
En este sentido, la interculturalidad debe ser pensada como una oportunidad para
la bú squeda de relaciones equitativas entre grupos culturales y sociales que conviven en
un espacio en comú n. Asimismo, este concepto implica el querer conocer a la otredad, el
identificar las diferencias que los caracterizan y el reconocimiento del aporte que cada
cultura puede hacer al bien comú n. En este punto, es necesario mencionar que también se
aspira al desarrollo de una actitud intercultural por parte de todos los actores, que
permita un acercamiento genuino en el que se establezca un diá logo horizontal con miras
a llegar a acuerdos consensuados, positivos y que generen un constante proceso crítico de
la realidad.
a) Respeto por su lengua: “Siempre que sea viable se deberá enseñ arse a los niñ os de
los pueblos interesados a leer y a escribir en su propia lengua indígena. Cuando
ello no sea viable, las autoridades competentes deberá n celebrar consultas con
esos pueblos con miras a la adopció n de medidas que permitan alcanzar este
objetivo.
66
b) Inclusió n de su historia e imaginario: “Incorpora la historia de los pueblos, sus
conocimientos y tecnologías, sistemas de valores y aspiraciones sociales y
econó micas”.
Es importante pensar por qué siempre la EIB es un tema pensado para la població n
indígena y rural. En otras palabras, debemos preguntarnos qué sentido tiene pensar que
son ellos quienes se articulan al resto de la sociedad. La buena intenció n de la EIB no deja
de lado un sesgo paternalista sobre las sociedades indígenas. Una educació n intercultural
para todos debería contemplar, ademá s, a la sociedad urbana –en todos sus estratos—así
como asumir, de entrada, a la població n hispanohablante. De hecho, Lima es la ciudad con
mayor nú mero de quechua hablantes; por ello, los espacios limeñ os deben corresponder
con esta realidad demográ fica: la lengua quechua debería estar presente en el currículo de
los colegios limeñ os; así como el shipibo, en el currículo pucallpino.
67
entender o, por lo menos, intentar entender las diferencias y las tensiones sociales que
existen en un litigio entre monolingü es chiclayanos.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Espinosa, O. (2009). ¿Salvajes opuestos al progreso?: aproximaciones histó ricas y antropoló gicas a
las movilizaciones indígenas en la Amazonía peruana. Anthropólogica 27(27), 123-168.
http://revistas.pucp.edu.pe/index.php/anthropologica/article/view/1602/1546
Hare, C. (2006). Por un hombre trilingü e del siglo XXI. Boletín de la Academia Peruana de la Lengua,
41 (41), 27-43. https://doi.org/10.46744/bapl.200601.002
Organizació n Internacional del Trabajo. (2014). Convenio Núm. 169 de la OIT sobre pueblos
indígenas y tribales en países independientes. Declaración de las Naciones Unidas sobre los
Derechos de los Pueblos Indígenas. Lima: OIT/Oficina Regional para América Latina y el
Caribe.
https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---americas/---ro-
lima/documents/publication/wcms_345065.pdf
Tovar, C. (Abril 25, 2009). Hilaria Supa y Aldo Mariá tegui [Caricatura]. La República.
68
4. ¿En qué otras dimensiones, ademá s de la educativa, podría incluirse la perspectiva
intercultural? ¿Por qué?
5. Analice el siguiente texto y elabore un pá rrafo argumentativo para explicar si la
interculturalidad es o no importante en contextos como el de la pandemia
COVID-19.
Si uno revisa el Plan Nacional de Educació n Intercultural Bilingü e (Minedu, 2016), nos
debe llamar la atenció n la necesidad política de extender las lenguas indígenas má s
allá del currículo. La pandemia del coronavirus impactó particularmente a las
sociedades indígenas, pues no existía un plan articulado de salud ni una guía que
pensase en có mo comunicar los riesgos de la COVID-19. Estas preocupaciones no
pasan por asumir que son sociedades que no son limpias, sino que son sociedades
cuyo acceso al agua potable es restringido en muchos casos. Ademá s, son sociedades
cuyas maneras de atender las enfermedades requiere el uso de plantas que está n en el
á rea, pues el acceso a medicinas también es relativo.
Ministerio de Educació n (2016). Plan Nacional de Educación Intercultural Bilingüe. RM N° 629-
2016-Minedu.
http://www.minedu.gob.pe/campanias/pdf/eib-planes/rm-629-2016-minedu-plan-nacional-eib.pdf
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ACTIVIDAD DE CONSOLIDACIÓN
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ACTIVIDAD DESDE UNA PERSPECTIVA INTERCULTURAL
A propó sito de características lingü ísticas, de las 6 000 a 10 000 lenguas que se
hablan en el mundo, habría 400 a 500 idiomas amerindios en América Latina (ibid). Cinco
siglos atrá s, la “selva de lenguas” que impactó a los cronistas españ oles tenía una
dimensió n muy superior: solamente en el actual territorio brasileñ o, 10 millones de
indígenas hablaban en el siglo XVI mil lenguas (Díaz Couder 1998). En cuanto a
características demográ ficas, la mayoría de las comunidades lingü ísticas amerindias
fluctú an entre 500 y 50 000 integrantes. Pocos de ellas superan el milló n de personas:
aimara, maya, ná huatl, quiché, mapudungun, destacá ndose el quechua con 10 millones de
integrantes. Es importante recordar que muchos pueblos indígenas son transnacionales y
abarcan, en el caso de la subregió n andina, má s de tres países (aimara en Perú , Bolivia y
Chile; quechua en Colombia, Ecuador, Perú , Bolivia y Argentina).
70
Guatemala superan esta marca, llegando los dos ú ltimos países a tener una mayoría
indígena dentro de sus fronteras (Ló pez y Kü per 1999:36).
Han surgido desde hace algunas décadas con mucha fuerza demandas de una
educació n diferente a la propiciada hasta ahora por el Estado. Una educació n pertinente al
fortalecimiento de los pueblos indígenas es concebida de distintas maneras por las
distintas organizaciones indígenas. Así las organizaciones en Colombia propugnan en sus
resguardos o asentamientos indígenas una educació n propia o etnoeducació n, mientras
que en Bolivia la demanda se concretizó en una educació n intercultural bilingü e a nivel
nacional.
A inicios del siglo XXI, 17 países reconocen el derecho de las poblaciones indígenas
a una educació n en su propia lengua y realizan educació n intercultural bilingü e en el
71
marco de las reformas educativas en curso basadas en una política de descentralizació n
(Ló pez 2002).
Hoy, algunas reformas educativas buscan superar la condició n sociolingü ística por
la cual ú nicamente la lengua dominante y de prestigio sea utilizada en todos los contextos
y á mbitos y constituya un idioma de uso formal mientras que la lengua oprimida y
dominada quede relegada al plano informal y doméstico.
72
1995). El uso de la lengua indígena en el aula y la introducció n en el currículo de
elementos de la cultura local generan una mayor motivació n entre los niñ os, en general. La
contribució n mayor de la educació n intercultural bilingü e se refiere al desarrollo de la
autoestima de los niñ os indígenas y a su bienestar socioafectivo, base para la percepció n
positiva de la identidad cultural y los procesos cognitivos (ibid).
Nos interesa, sin embargo, ir má s allá del éxito en el aula y preguntar sobre el
efecto de la EIB en las lenguas indígenas. No tenemos aú n los elementos para saber si la
EIB influyó de manera positiva o negativa en las lenguas indígenas, su vitalidad y su
fortalecimiento en á mbitos y espacios propios. Lo que podemos hacer ahora es reflexionar
críticamente sobre la intervenció n que supuso la EIB en las lenguas minorizadas. Sabemos,
por ejemplo, que su introducció n al aula ha sido a través de lo que la lengua hegemó nica
ostenta para su prestigio: la escrituralidad y su clá sico portador, el libro. Investigaciones
realizadas en escuelas bilingü es como las de Hornberger (1989) y Ló pez y Jung (1989) en
Puno, Francis y Hamel (1992) en México apuntan a un uso má s elaborado de la lengua
indígena a nivel oral en aula y al desarrollo de la complejidad estructural a nivel escrito,
tanto en la primera lengua como también en castellano.
Hay sin duda toda una estrategia de política lingü ística detrá s de esta opció n que
quiere elevar la lengua indígena al desarrollo y la modernidad de la lengua oficial y de uso
general. Esto se lograría en base al factor prestigio de la escritura.
Una política lingü ística surge en contextos donde hay un conflicto social o
lingü ístico latente o expreso. Este conflicto generalmente tiene que ver con la bú squeda de
expansió n o establecimiento de espacios de poder a través de la lengua. Las lenguas
dominantes, una vez consolidado su poder de prestigio, prá cticamente no necesitan una
política lingü ística de desarrollo idiomá tico, a lo má s, ésta les sirve como mecanismo de
conservació n y defensa de lo adquirido; necesitan trabajar una política lingü ística de
“ofensiva” cuando está n o se sienten amenazadas por otras lenguas que les disputan su
legitimidad (como lo ejemplifica el francés actualmente respecto al inglés). La política
lingü ística de las lenguas minorizadas, en general, y de las lenguas indígenas, en especial,
ha estado guiada por el objetivo de escrituralizació n de dichas lenguas. Esto ha significado
má s que nada el desarrollo de una cultura escritural que permita a las lenguas indígenas
compararse e igualarse con las demá s lenguas de prestigio con fines pedagó gicos.
Ló pez pone el énfasis de la política lingü ística en el sentido de polic y al tiempo que
vincula la política lingü ística con la política educativa. El concepto está relacionado con la
noció n de planificació n lingü ística como la parte operativa de aplicació n de la política, a tal
punto que frecuentemente se los considera sinó nimos (Cooper 1997: 41). No obstante,
ejemplos de política lingü ística en la regió n permiten establecer la importancia de
73
mantener separadas estas nociones: condiciones sociopolíticas, procesos de conformació n
étnica, movimientos populares (nivel de los hablantes) influyen de forma decisiva en el
trabajo má s técnico de la planificació n lingü ística tanto en su desarrollo como en su
repercusió n e impacto. Así se podrá estudiar también los efectos que medidas técnicas a
nivel de lengua tienen sobre los hablantes.
I. GUÍA DE LECTURA
2. ¿Cuá les son las dos orientaciones en la educació n de los pueblos indígenas?
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En Eldiario.es.
“La ú nica otra persona no britá nica que conozco en mi trabajo es el portero, que es
peruano. Siempre nos saludamos en españ ol cuando nos vemos”. Lo dice Lara, de 26 añ os,
redactora de contenidos (en régimen de freelance) de una importante radio britá nica.
Emigró a Inglaterra hace ya dos añ os, y comenzó a colaborar con esta cadena hace un añ o.
Forma parte de la secció n que da cobertura informativa internacional: su cometido es
elaborar contenidos sobre los acontecimientos sociopolíticos má s relevantes de Españ a.
75
Unido han nacido aquí. Yo tengo muy buena pronunciació n, pero para ellos siempre tendré
acento extranjero, y creo que eso, en cierto modo, me impide ascender o hacer méritos”,
apunta.
"Se juzga a las personas por lo que dicen, ademá s de có mo lo dicen, y se les critica
por no usar el lenguaje que se considere apropiado en un contexto determinado. El tipo de
comentario realizado nos puede dar alguna pista en cuanto a qué tipo de discriminació n se
está practicando”, explica.
Esto es precisamente lo que señ ala Virginia, de 42 añ os, una enfermera españ ola
residente en Manchester: “He tenido pacientes que se han quejado o me han ridiculizado
por mi forma de pronunciar cuando les estaba haciendo el triaje en enfermería. Y también
algunos compañ eros recurren a menudo a mi acento para hacer burla. Muchos lo hacen en
broma, pero cuando esto pasa me jode bastante, porque te ponen en evidencia en un
entorno laboral y te recuerda constantemente que eres de otro país”.
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La investigadora Bernadette Watson apuntaba en un estudio realizado junto a
Howard Giles que los hablantes extranjeros suelen ser percibidos de forma má s negativa
en diferentes rasgos (menos inteligentes, menos simpá ticos o menos creíbles), y esto
incrementa cuanto má s fuerte es el acento extranjero del hablante.
“Existen un par de hipó tesis sobre por qué ocurre esto: la primera, defendida por
investigadores como Galen Bodenhausen (Northwestern University, Illinois), sugiere que
los extranjeros con acentos má s fuertes son percibidos como má s representativos de su
grupo social y, por tanto, es má s probable que se les atribuyan los estereotipos negativos
asociados a ese grupo", cuenta Carlos Romero, que añ ade que, "la otra hipó tesis defendida
por investigadores como Marko Dragojevic (Universidad de Kentucky) sostiene que los
hablantes extranjeros son evaluados negativamente no tanto por la activació n de
estereotipos sociales, sino por la propia dificultad de procesamiento que implica entender
a un hablante extranjero. Por tanto, cuanto má s fuerte es el acento de una persona, má s
trabajo cuesta entenderla, y má s negativa será la reacció n del oyente hacia esa persona”.
Aunque David matiza que en otras entrevistas laborales nunca han destacado su
acento, la investigació n lingü ística llevada a cabo por Erin Carrie y Rob Drummond
demuestra que el sesgo hacia los acentos extranjeros tiene consecuencias en la vida real.
“En el lugar de trabajo, por ejemplo, se considera que los trabajadores con acento
extranjero son mucho menos adecuados para el trato directo con clientes e incluso para
trabajos telefó nicos tipo call center", detallan, aunque "en ciertos sectores, como la
enseñ anza del inglés, los profesores de minorías étnicas ‘visibles’ son objeto de
discriminació n tanto por su acento, como por su raza y nacionalidad, a pesar de que
muchos son hablantes nativos del inglés”.
Carrie y Drummond señ alan que hablar de manera distinta a la norma establecida
no es algo negativo de por sí, pero se percibe de forma peyorativa: “La gente suele preferir
acentos similares a los suyos. Esto es lo que los lingü istas llamamos 'lealtad al acento'. A
los llamados acentos ‘está ndares’ se les confiere un estatus alto y son recibidos de manera
positiva en contextos formales en detrimento de los ‘regionales’ o ‘no está ndares’”.
I. GUÍA DE LECTURA
77
5. ¿Cuá les son las dos hipó tesis que explican por qué se juzga negativamente a los
hablantes extranjeros?
Encierre en un círculo todas las palabras de la lectura cuyo significado usted ignore.
Luego, transcriba cada una de ellas junto con dos sinónimos en los espacios
correspondientes.
Palabra Sinónimos
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
10.
ENSAYO
Raymundo Casas Navarro
Jasmin Ochoa Madrid
TÓ PICO: CONSIDERANDO LA ECOLOGÍA ACTUAL DE LAS LENGUAS DEL PERÚ , ¿CUÁ L SERÍA EL FUTURO DE
LAS LENGUAS AMERINDIAS PERUANAS?
DESARROLLO
https://www.gaceta.unam.mx/wp-content/uploads/2019/02/190221-Cult3-des-f1-lenguas-indigenas.jpg
79
lamentablemente, se corrobora en la realidad. Si las lenguas humanas se extinguen con un
ritmo tan frenético, ello implicaría un desastre, un cataclismo, una hecatombe para la
humanidad. Lamentablemente, solo la comunidad académica es consciente del
espeluznante lingü icidio y la sociedad en general no percibe el potencial destructivo de la
extinció n de lenguas, lo que constituye un escá ndalo de la civilizació n. Por ello, pensamos
que la moderna ecología lingü ística debiera asumir ese reto de concientizació n y
sensibilizar a la sociedad civil, a los Gobiernos, a los Estados. Enfrentar la tragedia de la
muerte de lenguas exige la asunció n de una perspectiva ecolingü ística.
Un signo positivo del pensamiento ecoló gico es la fecundidad y, por ello, ha sido
muy valiosa la extrapolació n a la teoría lingü ística. La irrupció n de la ecología lingü ística
implica estudiar las lenguas no de manera aislada, sino en su interacció n con los factores
sociales y naturales, configurando la noció n de entorno de una manera holística. El trabajo
seminal pertenece a Einar Haugen: The Ecology of Language (1972). Haugen recusa la
noció n demasiado abstracta de una lengua, entendida como entidad monolítica y
descontextualizada. Segú n Haugen, la demografía, la sociología, la etnología, la perspectiva
variacionista nos dan, en conjunto, una perspectiva ecologista sobre las lenguas. Así, en el
plano abstracto, todas las lenguas son sistemas perfectos y equipolentes, pero, en la
80
realidad, hay lenguas que tienen que verse en su diná mica migratoria, en su hibridació n
constante, en su marginació n desde los centros de poder. Surge la noció n de lengua
minoritaria o minorizada, como prefiere decir Albó , y se origina la noció n de
endangerment. Es, por ello, que luego se reflexiona sobre los derechos lingü ísticos como
una herramienta necesaria en contra del drama de la extinció n.
A partir del trabajo señ ero de Haugen, se ha desarrollado la Ecolingü ística, una
matriz interdisciplinaria que recusa la clá sica perspectiva glotocéntrica. Gracias al impulso
ecoló gico en la lingü ística, se considera la noció n de ecosofía, un conjunto de nuevos
relatos sobre la promesa de la diversidad. El lenguaje no se encapsula en la mente-cerebro
a la manera solipsista; en su diná mica de mayor valor, el lenguaje es interhumano y tiene
la potencia de desplegar relaciones armó nicas entre los humanos y la naturaleza.
El criterio ecoló gico para posibilitar la vitalidad lingü ística reside en el principio de
la comunidad y la cantidad no es un factor determinante. Una lengua hablada por 500
personas puede ser vital si la comunidad es un pueblo rural y autosuficiente. Pero si el
pueblo está inserto en un contexto urbano muy dinámico, el destino se torna gris. En 1905
el bretó n era hablado por má s de un milló n de personas y hoy es hablado por 250 000
personas, por lo que el panorama se torna incierto. Incluso el yoruba es una lengua
hablada por millones y su vitalidad está fuertemente comprometida.
De acuerdo con la ecología lingü ística, son nociones imbricadas las siguientes:
lealtad, vitalidad, mantenimiento, sustitució n, pérdida. La tipología de mayor a menor
viabilidad es un continuum y resulta crucial determinar el clú ster de criterios para la
noció n de endangerment.
81
para proponer un sistema má s eficiente en el aprendizaje de una segunda lengua. Para
conocer la estructura temporal del aimara, tenemos que categorizar el tiempo con una
perspectiva cultural diferente de la visió n de la perspectiva hispá nica. No se aprende una
lengua abstracta, un sistema sintactocéntrico, se aprende una linguacultura, un sistema
holístico e integrador. A partir de lo anterior, se puede colegir con má s energía conceptual
que, al constituir la lengua y la cultura un binomio inescindible, la reducció n lingü ística
provoca un impacto profundo en la cognició n humana, en el saber experiencial.
Terminaremos este ensayo con algunas ideas respecto del futuro de las lenguas
amerindias peruanas y nuestras ú ltimas reflexiones se hará n desde el enfoque ecoló gico.
En primer lugar, hay que partir del siguiente aserto de H. P. Valiquette defendido
en su trabajo «Community, professionals, and language preservation: first things first»
(1998):
The community, and only the community, can preserve a living language. If
the community surrenders its responsibility to outsiders, or even to a few
persons within the community (such as school teachers), the language will
die. Language preservation efforts must involve the total community, and
not just a part of it.
En quinto lugar, se debe cuidar las identidades étnicas con el fin de crear una
buena conciencia sobre la verdadera riqueza de la diversidad lingü ística. Por lo mismo, se
82
debiera asumir la promoció n dinámica e intensa de programas interculturales con la
noció n de linguacultura.
Finalmente, en el marco del Día de las Lenguas Originarias, el Minedu informó que
21 lenguas está n en franco peligro de extinció n. Probablemente, las premisas del Minedu
conduzcan a ese gravísimo diagnó stico (casi un 50% de lenguas en proceso de extinció n),
pero una prognosis só lida debiera partir de la metodología conocida como perfil
sociolingü ístico de la comunidad. Ese perfil es un documento muy extenso que requiere
añ os de investigació n. Por ejemplo, se deben incluir aspectos de la ecología (la
problemá tica del há bitat), aspectos sociodemográ ficos (sistemas econó micos y de salud),
la presencia de diglosia, y factores relevantes. Si no se puede determinar algú n grado de
vitalidad (por ejemplo, no hay actitudes de lealtad fuertes y no hay transmisió n
intergeneracional), se debe precisar una escala de obsolescencia con el fin de echar a
andar un programa de revitalizació n. Asimismo, se requiere evaluar el uso de la lengua, las
actitudes, la proficiencia, con cuestionarios muy precisos. Evidentemente, nos
encontramos en un panorama tan sombrío que el negacionismo de la extinció n de lenguas
no podría ser considerado una actitud plausible. Pero, como diría Valiquette, lo primero es
lo primero, y lo primero es partir de un enfoque ecolingü ístico.
Bibliografía
Hare, C. (2006). Por un hombre trilingü e del siglo XXI. Boletín de la Academia Peruana de
la Lengua, 41 (41), 27-43. https://doi.org/10.46744/bapl.200601.002
83
Ló pez, N. (2018). “Aprende a pronunciar si quieres trabajar aquí”: así es la discriminació n
por acento.
https://www.eldiario.es/internacional/Apuntate-academia-aprender-pronunciar-
discriminacion_0_816818593.html
Organizació n Internacional del Trabajo. (2014). Convenio Núm. 169 de la OIT sobre pueblos
indígenas y tribales en países independientes. Declaración de las Naciones Unidas
sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. Lima: OIT/Oficina Regional para América
Latina y el Caribe.
https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---americas/---ro-
lima/documents/publication/wcms_345065.pdf
Pérez, J. (2004). Las nociones de lengua, variedad, nivel y rasgo. En J. Pérez Silva, Los
castellanos del Perú. Lima: ProEduca-GTZ.
Pérez, J. (2004). La discriminació n lingü ística. En: J. Pérez Silva, ed., Los castellanos del
Perú. Lima: ProEduca-GTZ.
Sichra, I. (2003). ¿Qué hacemos para las lenguas indígenas? ¿Qué podemos hacer? ¿Qué
debemos hacer? La situació n sociolingü ística en América Latina y la planificació n
lingü ística. En: Seminario Mineduc - UNAP: Contexto sociolingüístico en comunidades
escolares indígenas de Chile. [online] Iquique.
http://red.pucp.edu.pe/ridei/files/2011/08/831.pdf [Accessed 16 Jul. 2019].
Tovar, C. (Abril 25, 2009). Hilaria Supa y Aldo Mariá tegui [Caricatura]. La República.
Tusó n, J. (2009). Juicios de hecho, juicios de valor y prejuicios lingü ísticos. En: J. Tusó n,
ed., Los prejuicios lingüísticos. Barcelona: Octaedro.
TEXTO 1
84
La memoria de un pueblo se pierde si su transmisió n intergeneracional se ve
afectada por la falta de hablantes y de recopilaciones que permitan preservar para el
futuro su cosmovisió n, sus costumbres, su forma de ser en la tierra. Muchos lingü istas
creen que al menos la mitad de las siete mil lenguas actualmente existentes en el mundo
desaparecerá n durante los pró ximos cien añ os. Esto es una lá stima -prosiguen-, pues con
cada lengua que se pierde, desaparece un tesoro de conocimiento y una concepció n del
mundo.
Aunque el Perú aloja una gran riqueza lingü ística, con má s de 60 idiomas
indígenas, incluyendo distintos grupos con características fonoló gicas, morfoló gicas,
sintá cticas y semá nticas ú nicas, el nú mero de hablantes nativos está disminuyendo
aceleradamente. De hecho, un recuento má s reciente habla de apenas 47 lenguas. Una de
ellas, el iskonawa, es una variedad casi extinta de la familia pano, en la Amazonía central-
sur del Perú , en el á rea de Pucallpa y la Sierra del Divisor, cerca de la frontera con Brasil.
La lengua había sido poco documentada y está siendo rá pidamente desplazada por el
shipibo-konibo (también de la familia pano) y el españ ol. Debido a su alta vulnerabilidad y
al riesgo de que desaparezca en una generació n, tenemos en la lengua y la cultura
iskonawa un claro ejemplo del proceso colonizador aú n vigente en el Perú .
85
1) Indique a qué tipo de texto corresponde la lectura anterior. Justifique su respuesta
de manera clara y coherente, incluyendo el tema o la tesis del texto.
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A. Cuando Mazzotti señ ala que el quechua y el aimara “contienen variantes regionales”,
quiere decir que estas lenguas presentan variedades con rasgos que imposibilitan la
comprensió n mutua de sus hablantes, tal como lo afirma Pérez en “Las nociones de
lengua, variedad, nivel y rasgo”.
B. El proceso colonizador mencionado en el texto de Mazzotti se relaciona con el
problema de la discriminació n lingü ística explicado por Jorge Pérez en “La
discriminació n lingü ística”.
C. Expresiones como “forma de ser” y “cosmovisió n”, mencionadas por Mazzotti al
comienzo de su texto, está n pró ximas a lo que Noah Harari llama “ó rdenes
imaginarios”.
D. Tal como lo menciona Jorge Pérez en “La discriminació n lingü ística”, la escuela ha
proporcionado tradicionalmente el mecanismo para garantizar el proceso
colonizador indicado en el texto de Mazzotti.
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TEXTO 2
Un aspecto no tomado muy en cuenta, con respecto a la discriminació n lingü ística que
existe en el Perú , es la literacidad, es decir, los conocimientos y actitudes necesarios en
una comunidad para el uso eficaz de los géneros escritos. Quizá esto se deba a que, por lo
general, se han obviado las prá cticas escritas del aná lisis sociolingü ístico en el que
predomina el estudio de la oralidad. Ademá s, quizá esto también se deba a que solo el
86
españ ol se ha desenvuelto en este aspecto (por ser una lengua que posee escritura, a
diferencia de nuestras lenguas originarias, cuya naturaleza es á grafa y que recientemente
está n ingresando a este á mbito con la normalizació n de grafías tomadas del alfabeto
latino). En este contexto, el españ ol ha tenido un dominio absoluto y ni siquiera se han
podido evidenciar situaciones claras de discriminació n en este aspecto debido a que las
lenguas originarias carecían de esta característica cultural.
Adaptado de CUADROS SÁ NCHEZ, Hans. El discurso académico de José María Arguedas para analizar
y comprender los derechos lingüísticos como derechos culturales en el Perú contemporáneo
87
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A. Las prá cticas escolares que describe Cuadros muestran, como lo afirma el
Ministerio de Educació n (MINEDU), que las escuelas peruanas todavía tienden a la
homogeneizació n lingü ística y no está n formando ciudadanos autó nomos.
B. De acuerdo con el texto de Cuadros, podemos comprobar que en las prá cticas
escritas la discriminació n también se produce por ciertos comportamientos
sociales de los hablantes de una lengua o variedad lingü ística.
C. La discriminació n por literacidad (es decir, aquella que existe contra las prá cticas
escritas menos prestigiosas), señ alada por Cuadros, no guarda ninguna analogía
con la discriminació n lingü ística descrita por Jorge Pérez.
D. Para evitar la discriminació n que señ ala Cuadros, la Educació n Intercultural
Bilingü e, que promueve en la actualidad el Estado peruano, toma en cuenta la
realidad de los estudiantes, sus necesidades y saberes previos, y busca desarrollar
sus potencialidades sin que pierdan su identidad y su sentido de pertenencia.
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TEXTO 3
88
Los asuntos que ocupan má s espacio en los medios de comunicació n con relació n al
lenguaje y los que má s preocupan a la gente comú n sobre el tema lingü ístico son, sin duda,
los relativos a la correcció n en el uso de la lengua. Algunas emisoras de radio, por ejemplo,
tienen incluso breves programas que tratan cuestiones de correcció n e incorrecció n
idiomá ticas. La impresió n que se tiene comú nmente es que existe una sola forma correcta
de hablar, que la correcció n no es cosa de grado. Sin embargo, dada la realidad de la lengua
españ ola y de cualquier lengua, considero inú til dedicar tanto tiempo a hablar de la
incorrecció n de esta o de aquella palabra o de esta o aquella expresió n.
¿Pero qué dice la lingü ística al respecto? La lingü ística es la ciencia del lenguaje,
como la zoología es la ciencia bioló gica que estudia los animales. Desde su punto de vista,
¿có mo se ven todas estas cosas? Para mí, como lingü ista profesional, es un principio bá sico
que en el lenguaje no hay bien ni mal en términos propios, sino solo en tanto en cuanto
convenciones sociales vigentes en un lugar o espacio determinado. Hace no demasiados
añ os en Españ a era impensable que una mujer usara pantalones, lo cual era una
modernidad reprochable. Hoy no vemos nada de malo en ello. Con el lenguaje ha pasado lo
mismo. Formas que en otro tiempo se tildaban de incorrectas son hoy perfectamente
aceptadas y a la inversa. Así que para los lingü istas, lo bueno y lo malo del lenguaje es una
mera convenció n social, pero también un estereotipo que sirve para colocar a unos grupos
regionales o sociales por encima de otros.
89
________________________________________________________________________________________________________
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________________________________________________________________________________________________________
A. Es posible inferir de la lectura de Berná rdez y de la de Camilo Ferná ndez Cozman que
la supuesta correcció n de las formas lingü ísticas está siendo utilizada como un
argumento de jerarquizació n social.
B. Berná rdez y Ferná ndez Cozman coinciden en afirmar que no es posible plantear la
superioridad de alguna forma lingü ística por encima de las demá s.
C. Pérez Silva afirma que unas lenguas gozan de má s prestigio que otras. Sin embargo,
segú n el texto de Berná rdez, esto no se puede afirmar con respecto a las variedades o
formas de hablar una lengua.
D. Las aparentes incorrecciones cometidas por los hablantes constituyen rasgos
lingü ísticos de su forma de hablar, rasgos que, con el tiempo, pueden consolidarse
como formas correctas propias de la variedad está ndar.
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90
EJERCICIOS SOBRE LÉXICO ACADÉMICO
Ejercicio 1
Corrija los siguientes enunciados para obtener una definició n académica apropiada. Para
ello, reemplace la palabra subrayada por otra de la misma familia, pero de diferente
naturaleza gramatical. Realice todos los cambios necesarios para que la oració n resulte
bien cohesionada.
Ejemplo:
_______________________________________________________________________________________________
2. Un juicio de hecho es cuando afirmas algo que se puede probar con la experiencia
comú n o con la ciencia.
_______________________________________________________________________________________________
_______________________________________________________________________________________________
_______________________________________________________________________________________________
_______________________________________________________________________________________________
_______________________________________________________________________________________________
91
7. Ideología es cuando se juntan organizadamente creencias y modelos de sociedad
que orientan el comportamiento de un individuo o grupo.
_______________________________________________________________________________________________
Ejercicio 2
Escriba en los espacios vacíos una palabra del listado que aparece en el recuadro y que
resulte apropiada para completar coherentemente el enunciado. No debe utilizar ninguna
de ellas má s de una vez. Si es necesario, realice los cambios gramaticales (género, nú mero
o conjugació n verbal) para que cada término elegido se cohesione bien con el resto de la
oració n.
c. Muchas veces, el castellano andino y el amazó nico son menospreciados por los
hispanohablantes limeñ os, debido a los ________________________________ propios de los
grupos dominantes.
92
Ejercicio 3
Construya una nueva oració n con el mismo sentido de la propuesta, empleando una
palabra de la misma familia de la que se encuentra subrayada, pero de diferente
naturaleza gramatical. Realice todos los cambios necesarios para que la oració n resulte
bien cohesionada.
2. Que las lenguas amazó nicas estén marginadas las coloca en una situació n
3. Es necesario que el Estado promueva el empleo de las lenguas autó ctonas, en las
escuelas y las entidades pú blicas de aquellas regiones del país donde dichas
lenguas se hablen.
93
4. El sistema educativo ha servido durante mucho tiempo para legitimar la
Ejercicio 4
94
9. Una posició n (que no acepta términos medios) ________________________________.
10. Un racismo (que se percibe claramente) _______________________________.
MÓDULO 3
https://puntodecorte.com/wp-content/uploads/2019/06/lenguaje-inclusivo.jpg
95
UNA INTRODUCCIÓN AL LENGUAJE INCLUSIVO
Olga Saavedra
José Güich
No es frecuente que los debates sobre temas lingü ísticos superen las fronteras de los
espacios universitarios o de la investigació n académica. Sin embargo, eso ha ocurrido con
el llamado lenguaje inclusivo o incluyente. En el á rea hispanoamericana, ha cobrado un
protagonismo significativo, a diferencia de otras comunidades de lengua en las cuales no
constituye una cuestió n de primer orden.
96
un acuerdo entre cuá les son los modos que deberían ser considerados discriminatorios y
cuá les no.
Por extensió n, otros colectivos identitarios, como los configurados por las
comunidades LGTB, -que buscan reconocimiento de derechos y plena ciudadanía dentro
de una sociedad abierta y moderna- han hecho suya esta causa, cuyo mayor oponente es la
Real Academia de la Lengua, corporació n que se resiste a aceptar tales exigencias de
cambio.
Los movimientos feministas, cuya acció n política se inició al promediar el siglo XIX
–durante la Revolució n Industrial- en países como Inglaterra, suponen el primer impulso
para dar cuenta de un estado de cosas que imperaba en Occidente desde la Antigü edad. El
sometimiento de la mujer al dominio masculino -en el plano familiar, patrimonial, etc.-
llegaría a su punto de no retorno cuando la lucha por el sufragio de las mujeres, derecho
privativo de los hombres hasta fines del Siglo XIX, daría paso a otras solicitudes en materia
de educació n, igualdad de oportunidades laborales, divorcio y acceso a cargos pú blicos.
A estas alturas, es difícil negar que grandes parcelas de la lengua castellana son
sexistas, es decir, atentatorias contra la dignidad de las mujeres. Y como ha ocurrido en
otras ocasiones, será n las usuarias y los usuarios -como tejido social- quienes decidan el
destino del lenguaje inclusivo en la ó rbita de una heterogénea hispanidad universalista.
ALGUNOS USOS
3
https://www.youtube.com/watch?v=6AbzMSKnZCc
97
utilizació n del grafema x en reemplazo de la a y de la o. Por otro lado, el uso de la arroba
(@) también se ha generalizado; se normalizan, no en la variedad académica, expresiones
como chiques, muchaches y amigues, así como sus correspondientes chiq@s o chiqxs, etc.,
evidentemente solo para el ámbito de la escritura. Modalidades intermedias son todos y
todas o queridos y queridas. Pero ni las primeras ni las segundas gozan del favor de la RAE.
Mucho menos, formas como cuerpos y cuerpas, parte de las duplicaciones que el mundo
letrado rechaza porque atentaría contra el principio de la economía del lenguaje o la
comunicació n efectiva.
POSICIÓN EN CONTRA
Ignacio Bosque afirma que no puede negarse que exista discriminació n hacia la
mujer en la sociedad (como consecuencia del patriarcalismo), la cual se manifiesta de
diversas maneras y en distintos ámbitos --en la publicidad, en las escalas salariales, en la
violencia doméstica, el acoso o la perpetuidad de roles de género. Asimismo, señ ala que
tampoco puede rebatirse la existencia de comportamientos verbales sexistas (por ejemplo,
en la expresió n “en el turismo accidentado viajaban dos noruegos y sus mujeres”). Sin
embargo, afirma lo siguiente:
“De estas premisas correctas, (…) se deduce una y otra vez en estas guías una conclusió n
injustificada (…). Consiste en suponer que el léxico, la morfología y la sintaxis de nuestra
lengua han de hacer explícita sistemá ticamente la relació n entre género y sexo, de forma
que será n automá ticamente sexistas las manifestaciones verbales que no sigan tal directriz,
ya que no garantizarían “la visibilidad de la mujer” (pá rr. 12).
El autor señ ala que, si bien numerosas instituciones han defendido el empleo de un
lenguaje no sexista, existe un acuerdo general de los lingü istas en relació n con el uso del
masculino genérico (por ejemplo, “el trabajador tiene derecho al descanso dominical”):
este se encuentra asentado histó ricamente en el sistema gramatical del castellano. Así,
puesto que la mayoría de los cambios efectuados en la lengua se producen a nivel
4
https://palech.org/real-academia-de-la-lengua-espanola-no-reconoce-lenguaje-inclusivo/
98
diacró nico, a través del habla, cambiar el uso del masculino como género no marcado
implicaría una imposició n al hablante.
POSICIÓN A FAVOR
De esta manera, los cambios que propone el lenguaje inclusivo –tales como el
empleo de la '@', de la 'x' y de la vocal 'e', del desdoblamiento genérico (“los peruanos” y
“las peruanas”), de los nombres abstractos (“la niñ ez” en vez de “los niñ os”), de los
sustantivos colectivos (“la humanidad” en lugar de “los hombres”)– no se vinculan con la
lengua en sí misma, sino con las personas que la emplean. Por ello, a pesar del poder
hegemó nico que puedan ejercer ciertos sectores con respecto al uso del idioma, tanto las
mujeres como los miembros de la comunidad LGBTI tienen el derecho a la representació n
5
Jiménez y Román (2011). Lenguaje no sexista y barreras a su utilización. Un estudio en el ámbito
universitario. Revista de Investigación en Educación, 2 (9), 174-183.
99
y visibilizació n a través de la lengua, así como cualquier hablante con respecto al uso de
las variedades lingü ísticas en el habla cotidiana.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
“Real Academia de la Lengua Españ ola no reconoce lenguaje inclusivo” (30 de noviembre
de 2020). Palech. Recuperado de https://palech.org/real-academia-de-la-lengua-
espanola-no-reconoce-lenguaje-inclusivo/
I. GUÍA DE LECTURA
100
4. ¿Por qué las comunidades LGTB optaron por emplear el lenguaje inclusivo?
5. Cree usted que el uso del lenguaje inclusivo permite la aceptació n de los grupos
minorizados como las mujeres y las personas pertenecientes a la població n LGTBI.
Elabore un pá rrafo argumentativo para sustentar su respuesta.
6. Realice una encuesta a 20 personas sobre el lenguaje inclusivo para determinar
qué porcentaje está a favor o en contra de su uso. Luego elabore un pá rrafo
argumentativo donde sustente su posició n frente a los resultados obtenidos.
7. Observe con atenció n el programa Todes, disponible en
https://www.youtube.com/watch?v=6AbzMSKnZCc. Luego, segú n todo lo
expuesto, justifique ¿cuá l de las posiciones asumidas describiría con sustento
riguroso y científico de qué factores depende su permanencia o desaparició n?
8. Al programa Todes se le plantearon muchas críticas por el estilo y las actitudes de
los productores y conductores. ¿Por qué cree usted qué ocurrió esto? ¿Có mo
podría mejorarse la propuesta de modo que concientice al pú blico sobre esta
problemá tica?
9. Revise la informació n sobre el lenguaje inclusivo presentado por la Fundéu
(http://www.fundeu.es/lenguaje-inclusivo/desdoblamiento.html). Luego, defina
los siguientes conceptos.
A) Masculino genérico:
10. Plantee dos argumentos a favor del uso del lenguaje inclusivo, segú n la tipología
señ alada.
A) Argumento por analogía:
B) Argumento causal:
11. Plantee dos argumentos en contra del uso del lenguaje inclusivo, segú n la tipología
señ alada.
A) Argumento por ejemplificació n:
Elabore un cuadro comparativo entre el léxico inclusivo y el léxico está ndar promovido
por la RAE.
101
III. GUÍA REFLEXIVA
102
SEXISMO LINGÜÍSTICO Y VISIBILIDAD DE LA MUJER
Ignacio Bosque
En El País.
https://elpais.com/cultura/2012/03/02/actualidad/1330717685_771121.ht
ml
2. La mayor parte de estas guías han sido escritas sin la participació n de los lingü istas.
Constituye una importante excepció n el Manual de lenguaje administrativo no sexista, que
contiene abundante bibliografía. Esta es la guía má s completa de entre todas en su género,
y también la menos radical en sus propuestas. Cabe pensar que los responsables o los
impulsores de las demá s guías entienden que no corresponde a los lingü istas determinar
si los usos verbales de los hispanohablantes son o no sexistas. Aunque se analizan en ellas
no pocos aspectos del léxico, la morfología o la sintaxis, sus autores parecen entender que
las decisiones sobre todas estas cuestiones deben tomarse sin la intervenció n de los
profesionales del lenguaje, de forma que el criterio para decidir si existe o no sexismo
lingü ístico será la conciencia social de las mujeres o, simplemente, de los ciudadanos
contrarios a la discriminació n. Ha trascendido a la prensa recientemente el malestar de los
profesores de Lengua Españ ola de la Universidad de Murcia ante la guía de lenguaje no
sexista que esta institució n elaboró sin contar con su participació n o recabar siquiera su
parecer.
Se ha señ alado en varias ocasiones que los textos a los que me refiero contienen
recomendaciones que contravienen no solo normas de la Real Academia Españ ola y la
Asociació n de Academias, sino también de varias gramá ticas normativas, así como de
numerosas guías de estilo elaboradas en los ú ltimos añ os por muy diversos medios de
comunicació n. En ciertos casos, las propuestas de las guías de lenguaje no sexista
conculcan aspectos gramaticales o léxicos firmemente asentados en nuestro sistema
lingü ístico, o bien anulan distinciones y matices que deberían explicar en sus clases de
103
Lengua los profesores de Enseñ anza Media, lo que introduce en cierta manera un conflicto
de competencias.
No hay, desde luego, ilegalidad alguna en las recomendaciones sobre el uso del
lenguaje que se introducen en esas guías, pero es fá cil adivinar cuál sería la reacció n de las
universidades, las comunidades autó nomas, los ayuntamientos o los sindicatos si alguna
institució n dirigiera a los ciudadanos otras guías de actuació n social sobre cuestiones que
competen directamente a esos organismos, y, má s aú n, que lo hiciera sin consultar con
ellos y sin tener en cuenta sus puntos de vista, cuando no despreciando abiertamente sus
criterios.
3. Las nueve guías que menciono poseen numerosos puntos en comú n. También existen
algunas diferencias entre ellas, relativas sobre todo al grado de detalle con el que explican
los fenó menos gramaticales o léxicos. De las nueve guías que menciono, el Manual de
lenguaje administrativo no sexista es la ú nica que acepta el uso no marcado (má s
comú nmente llamado genérico) del masculino, como en El trabajador debe exigir sus
derechos o en El alumno deberá asistir puntualmente a clase, donde admite que “el
masculino es extensivo a las mujeres”. Esta guía se limita a censurar “el uso abusivo del
masculino genérico”, mientras que las demá s no aceptan su empleo y recomiendan
evitarlo en todos los casos.
Entre los aspectos que comparten las guías de lenguaje no sexista destaca sobre
todo una argumentació n implícita que me parece demasiado obvia para ser inconsciente.
Consiste en extraer una conclusió n incorrecta de varias premisas verdaderas, y dar a
entender a continuació n que quien niegue la conclusió n estará negando también las
premisas.
104
Algunas revistas científicas internacionales piden actualmente a los investigadores
que no usen ú nicamente la inicial del nombre de pila en las citas bibliográ ficas de sus
trabajos, ya que se ha constatado cierta tendencia a considerar, por defecto, que el autor
de la obra citada en tales casos es un varó n, en lugar de una mujer. Existen otras muchas
medidas sociales surgidas en los ú ltimos añ os, igualmente destinadas a evitar situaciones
de discriminació n hacia las mujeres.
105
presentadas hasta la fecha, puesto que entiende que usar ú nicamente los gerentes podría
ser discriminatorio con la mujer.
En general, el rechazo a toda expresió n del masculino destinada a abarcar los dos
sexos es marcadísimo en las guías que consideran sexista escribir los valencianos y todos
los ciudadanos (frente a toda la ciudadanía); rechaza los becarios y propone en su lugar las
personas becarias; y considera discriminatorio escribir número de parados, en lugar de
número de personas sin trabajo.
Aplicando el verbo visibilizar en el sentido que recibe en estas guías, es cierto que
esta ú ltima frase “no visibiliza a la mujer”, pero también lo es que las mujeres no se
sienten excluidas de ella. Hay acuerdo general entre los lingü istas en que el uso no
marcado (o uso genérico) del masculino para designar los dos sexos está firmemente
asentado en el sistema gramatical del españ ol, como lo está en el de otras muchas lenguas
romá nicas y no romá nicas, y también en que no hay razó n para censurarlo. Tiene, pues,
pleno sentido preguntarse qué autoridad (profesional, científica, social, política,
administrativa) poseen las personas que tan escrupulosamente dictaminan la presencia de
sexismo en tales expresiones, y con ello en quienes las emplean, aplicando quizá el criterio
que José A. Martínez ha llamado despotismo ético en su excelente libro El lenguaje de
género y el género lingüístico (Universidad de Oviedo, 2008). No debe olvidarse que los
juicios sobre nuestro lenguaje se extienden a nosotros mismos.
[…]
106
Nadie considera controvertida la propuesta de extender la formació n de pares
morfoló gicos a los nombres de profesiones y cargos (ingeniero-ingeniera, etc.), hoy
universalmente aceptada. Aun así, no parecen admitir estas guías que una profesional de
la judicatura pueda elegir entre ser jueza o ser juez, ni que una licenciada en Medicina
pueda escoger entre ser llamada médica o médico, a pesar de que se ha constatado en
mú ltiples casos que existen preferencias geográ ficas, ademá s de personales, por una u otra
denominació n.
[…]
Aun cuando dejá ramos de lado estas cuestiones sintá cticas sutiles, seguiría siendo
pertinente la simple pregunta de dó nde fijar los límites ante el “problema de la visibilidad
de la mujer en el lenguaje”. Si la mujer ha de sentirse discriminada al no verse visualizada
en cada expresió n lingü ística relativa a ella, y al parecer falla su conciencia social si no
reconoce tal discriminació n, ¿có mo establecemos los límites entre lo que su conciencia
debe demandarle y el sistema lingü ístico que da forma a su propio pensamiento? Si no
estamos dispuestos a aceptar que es la historia de la lengua la que fija en gran medida la
conformació n léxica y sintá ctica del idioma, ¿có mo sabremos dó nde han de detenerse las
medidas de política lingü ística que modifiquen su estructura para que triunfe la
visibilidad?
A los que respondan que no conviene llevar las normas o las reglas gramaticales a
sus extremos, habría que recordarles que las normas gramaticales no tienen extremos. Se
formulan de cierta manera y se aplican en funció n de ciertos criterios léxicos, morfoló gicos
o sintá cticos que deben expresarse con claridad. Se dice en algunas guías que los críticos
del desdoblamiento léxico (ciudadanos y ciudadanas, etc.) construyen deliberadamente
ejemplos recargados con el solo propó sito de ridiculizar, a menudo en perió dicos o en
blogs, a quienes proponen dicho recurso visibilizador. Pero los fragmentos de la
constitució n de la Repú blica Bolivariana de Venezuela, que oportunamente cita Ignacio M.
Roca en el Boletín de la Real Academia Española (tomo 89, 2009, pá g. 78), no constituyen
ejemplos inventados por periodistas o escritores:
107
Municipios fronterizos y de aquellos contemplados en la Ley Orgá nica de la Fuerza
Armada Nacional.»
8. Un buen paso hacia la solució n del “problema de la visibilidad” sería reconocer, simple y
llanamente, que, si se aplicaran las directrices propuestas en estas guías en sus términos
má s estrictos, no se podría hablar. Mucho me temo, sin embargo, que las propuestas no
estén hechas para ser adaptadas al lenguaje comú n. Unas veces se dice expresamente en
las guías, pero otras queda tan solo sobrentendido: se supone que los cambios que se
solicitan han de afectar ú nicamente al lenguaje oficial. Se aplicarían, pues, a los textos
legales o administrativos (lengua escrita) y a los discursos pú blicos, las declaraciones, las
ruedas de prensa y otras manifestaciones de la lengua oral. Dicho de una manera má s
clara: se ve como algo enteramente natural que la autoridad, el responsable o el gestor que
desdobla usuarios y usuarias o ciudadanos y ciudadanas se olvide de su desdoblamiento
cuando ya no esté delante de un micró fono o de una cá mara. Una vez abandone la tribuna
o el estudio de grabació n, dirá que “va a cenar con unos amigos”, sin intenció n de excluir a
las mujeres, o que “tiene que ir al colegio a recoger a sus hijos”, sin que hayamos de
suponer que no tiene hijas. Hablará , en una palabra, como todo el mundo.
9. Nadie pone hoy en cuestió n que la labor que llevan a cabo los profesores de Lengua en
la Enseñ anza Media constituye una parte esencial de la educació n de nuestros jó venes.
Entre sus mú ltiples tareas está la de conseguir que adquieran cierta soltura en el uso del
idioma, distingan matices léxicos y gramaticales, y sean capaces de hablar y escribir con
correcció n. El profesor de Lengua deberá decidir, como es ló gico, qué normas explica en
sus clases. Habrá de pensar si recomienda a sus alumnos que escriban l@sniñ@s (como se
108
sugiere en AND-37), o como estas propuestas léxicas: l@s actores/as normalmente
involucrad@s y alumn@s o funcionari@s, o deberá, por el contrario, pedir a sus alumnos
que eviten estas expresiones, tal como recomienda la RAE, junto con todas las gramá ticas
normativas y los manuales de estilo de los medios de comunicació n.
[…]
10. Llama la atenció n el que sean tantas las personas que creen que los significados de las
palabras se deciden en asambleas de notables, y que se negocian y se promulgan como las
leyes. Parecen pensar que el sistema lingü ístico es una especie de có digo civil o de la
circulació n: cada norma tiene su fecha; cada ley se revisa, se negocia o se enmienda en
determinada ocasió n, sea la elecció n del indicativo o del subjuntivo, la posició n del
adjetivo, la concordancia de tiempos o la acepció n cuarta de este verbo o aquel sustantivo.
11. Se explica en la Guía sobre comunicación socioambiental con perspectiva de género que
“esta guía, má s que mostrar pautas gramaticales […], es un intento de iniciar pequeñ as
vías de reflexió n en la ciudadanía”. Seguramente es así, aun cuando el hecho de que la
Junta de Andalucía explicara en su momento que se multaría a los anunciantes que no
respetaran en sus textos las directrices lingü ísticas de esa institució n la convierte quizá en
algo má s que “un intento de reflexió n en la ciudadanía”. Las pá ginas precedentes
constituyen también un intento de mover a la reflexió n, pero en un sentido diferente. No
creemos que tenga sentido forzar las estructuras lingü ísticas para que constituyan un
espejo de la realidad, impulsar políticas normativas que separen el lenguaje oficial del real,
ahondar en las etimologías para descartar el uso actual de expresiones ya fosilizadas o
pensar que las convenciones gramaticales nos impiden expresar en libertad nuestros
pensamientos o interpretar los de los demá s.
109
tarea de vital importancia. Consiste, en buena medida, en ayudarlos a descubrir sus
sutilezas y comprender sus secretos. Se trata de lograr que aprendan a usar el idioma para
expresarse con correcció n y con rigor; de contribuir a que lo empleen para argumentar,
desarrollar sus pensamientos, defender sus ideas, luchar por sus derechos y realizarse
personal y profesionalmente. En plena igualdad, por supuesto.
I. GUÍA DE LECTURA
1. ¿Cuá l es el primer reparo que presenta Ignacio del Bosque a las guías de lenguaje
no sexista?
2. ¿Qué significa que “las propuestas de las guías de lenguaje no sexista conculcan
aspectos gramaticales o léxicos firmemente asentados en nuestro sistema
lingü ístico”?
3. Explique qué es el uso no marcado, también llamado genérico, del masculino.
4. ¿Qué aspecto entre los que comparten las guías de lenguaje no sexista destaca
particularmente para el autor? Explíquelo.
5. ¿Con qué finalidad el autor menciona ejemplos relacionados con la existencia de
discrepancias entre las mujeres acerca de lo que es o no es socialmente
discriminatorio?
6. ¿Por qué una frase como “¿Hasta los acontecimientos má s importantes de nuestra
vida, como elegir nuestra esposa o nuestra carrera, está n determinados por
influencias inconscientes” es claramente sexista, segú n Á lvaro García Meseguer?
7. ¿Qué es el “problema de la visibilidad”? ¿Qué propone el autor para acercarnos a su
solució n?
8. ¿Para qué cita el autor, sobre el final del texto, el rol de los educadores en la
enseñ anza media?
Encierre en un círculo todas las palabras de la lectura cuyo significado usted ignore.
Luego transcriba cada una de ellas junto con dos sinónimos en los espacios
correspondientes.
Palabra Sinónimos
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3.
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5.
6.
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110
8.
9.
10.
En El País.
https://elpais.com/cultura/2012/03/07/actualidad/1331130649_242594.h
tml
Es muy enriquecedor el debate abierto a partir del artículo “Sexismo lingü ístico y
visibilidad de la mujer” publicado el 4 de marzo de 2012 en El País, firmado por Ignacio
Bosque y suscrito por otros 27 académicos y 5 académicas. La nó mina de los firmantes
evidencia que la visibilidad de la mujer, segú n en qué á mbitos, aú n tiene un largo camino
por recorrer. Y su contenido documenta que, en la otra necesaria visibilidad, la que viene
de la mano de la adaptació n del lenguaje, quizá s se hayan dado pasos desmesurados aú n
con la buena intenció n de corregir usos sexistas instalados secularmente en nuestro
idioma. Resulta muy difícil no suscribir algunas de las apreciaciones sostenidas por
Ignacio Bosque, sobre todo, los que se refieren a los continuos desdoblamientos para
evitar el masculino genérico, o al uso de algunas fó rmulas propuestas por las guías
analizadas que no só lo atentan contra la gramá tica o la sintaxis, sino que en ocasiones nos
llevarían a decir justo lo contrario de lo que queremos expresar. También es brillante la
apreciació n de que mientras se exige al lenguaje oficial un acercamiento a la lengua
comú n, se promueve desde algunas instituciones un movimiento que actú a justo en
sentido contrario. Ademá s, son demoledores los pá rrafos en los que se demuestra que
quienes proponen un lenguaje políticamente correcto en esas guías, después vulneran sus
propias recomendaciones en los Boletines Oficiales o en los documentos de sus propias
organizaciones e instituciones.
Es verdad que nuestra lengua diferencia entre sexo y género, y así ha acuñ ado
sustantivos de apariencia masculina en los que está n incluidas las mujeres, como otros de
apariencia femenina en la que nos sentimos incluidos todos los hombres. Yo lo soy, y
también persona y periodista, y no creo necesario forzar la lengua para ser persono o
111
periodisto. Aunque respecto a la denominació n de mi profesió n, ejemplo repetidamente
usado para zaherir a quien propone una feminizació n del lenguaje, no sé có mo se habría
desenvuelto la lengua si mi profesió n hubiese sido en su origen un oficio de mujeres. Ahí
tenemos a las modistas que vieron có mo, cuando algunos hombres españ oles prosperaron
en el oficio, la RAE no tuvo inconveniente en retorcer la norma para crear la palabra
modisto, aunque el sufijo -isto, para denominar una profesió n, es un contradió s que ni
existe ni se le espera en el diccionario.
La RAE ha puesto muy en alto el listó n de la exigencia, no só lo para quienes
elaboran guías sobre el uso no sexista del lenguaje, sino para los propios académicos que
deberían mostrar el mismo interés en revisar su propio Diccionario de la Real Academia
de la Lengua Españ ola (DRAE). En él encontramos fosilizados usos y términos cargados de
sexismo. Les propongo que busquen, por ejemplo, los grados militares. ¿Por qué si
soldada, generala o sargenta son palabras que acoge el diccionario para designar
modismos anticuados como el de la mujer del militar, o para definir, en el caso de
sargenta, una mujer corpulenta y hombruna, no pueden ser utilizados para nombrar lo
evidente: a las mujeres que ocupan esos puestos en la carrera militar? Fue sorprendente la
recomendació n de la FUNDEU –fundació n asesorada por la RAE– sobre el término
‘soldada’. Reconocía que era una palabra bien formada, aunque recomendaba no usarla
mientras no se extendiese su uso, sin saber có mo se puede lograr lo segundo si aceptamos
lo primero. En otras palabras, como monarca, la Academia ha detectado el cambio de uso
de la palabra y en la pró xima edició n ya no se recoge como término masculino, sino comú n
en cuanto al género. Aunque con una anotació n sorprendente al pie en el que especifica
que "se usa mayoritariamente como masculino".
La Real Academia Españ ola tiene su historia. Es sorprendente la resistencia
mostrada, por ejemplo, para incluir una acepció n que denomine las nuevas formas de
matrimonio homosexual. En el Diccionario (DRAE) se recogen hasta diez formas de
matrimonio, alguna de las cuales está n enterradas en la historia, pero no se define una
nueva realidad que afecta a decenas de miles de parejas solo en nuestro país y que
permanecerá vigente, aunque el Tribunal Constitucional tumbe esta forma de matrimonio.
O la beligerancia mostrada contra el concepto "violencia de género", cuando es una
denominació n universalmente aceptada, aunque tenga su raíz en otro idioma, y que define
má s acertadamente el fenó meno que la "violencia doméstica", usada por Ignacio Bosque
en su interesante artículo.
Nos podríamos extender en los ejemplos, pero no es el caso. Aunque quizá s
convenga subrayar el má s elocuente. El Diccionario (DRAE), que por razones de sentido
comú n y de eficacia se rige por el sagrado orden alfabético, solo tiene una excepció n,
sexista donde las haya. Si alguien se lanza a buscar la palabra que designa un oficio que en
castellano tenga variantes masculina y femenina, se verá obligado a buscar la entrada por
el masculino –abogado, da; arquitecto, ta–, algo que vulnera el exigido orden alfabético. En
su documentado artículo, el catedrá tico Ignacio Bosque se pregunta reiteradamente có mo
un profesor de Lengua podría explicar a sus alumnos algunas distorsiones del idioma que
promueven las guías sobre lenguaje no sexista o desdoblamiento léxico. Yo me pregunto
có mo el mismo profesor podría explicar a sus alumnos una posible variació n del orden
alfabético consagrado por la propia Academia.
Es muy elocuente el desternillante pá rrafo extraído de la Constitució n venezolana.
Quedamos a la espera del aná lisis correspondiente de nuestra Constitució n vigente,
especialmente de los artículos 56 y siguientes en los que se refiere a la denominació n del
jefe del Estado como “Rey”, y a su heredero como “Príncipe de Asturias”, excluyendo la
posibilidad, consagrada como es ló gico en el propio texto y efectiva desde que el heredero
ha tenido solo hijas, de que un día en Españ a haya una Reina. Sin llegar al despropó sito
bolivariano, se podría haber matizado má s.
En fin, el debate está abierto. Y como la Academia se ha mostrado muy activa en los
ú ltimos añ os para modernizar nuestra Gramá tica, nuestra Ortografía, para incluir todas las
peculiaridades del castellano –el de Españ a y el de América– en su brillante e
112
imprescindible Diccionario Panhispá nico de Dudas, incluso para mostrar las diferentes
variantes fonéticas de nuestro idioma en el mundo, no estaría mal que se lanzase a
elaborar una guía de referencia para orientar la manera en la que, sin torcer nuestro
idioma hasta la sinrazó n, podamos ir mejorá ndolo para hacerlo má s inclusivo. Dado que el
documento de Ignacio Bosque, “Sexismo lingü ístico y visibilidad de la mujer”, junto a las
críticas, asume también algunas propuestas como razonables, creo que hay campo
suficiente como para alcanzar consensos. Y mientras llega esa obra, resultaría muy
interesante que la Academia prosiguiera su labor analítica y divulgadora, mediante
sucesivos artículos tan interesantes y documentados como el que ahora ha visto la luz, en
los que se destaca los lenguajes acuñ ados desde la economía y desde la política, cargados
de circunloquios, lugares comunes y eufemismos que, ademá s de atentar contra la
estructura y los usos de nuestra lengua, maquillan la realidad hasta los límites del engañ o
y evidencian la baja consideració n que unos y otros tienen de los ciudadanos y ciudadanas
–permítaseme aquí el desdoblamiento– a quienes se dirigen. Para que no parezca que la
indignació n de los académicos es asimétrica.
I. GUÍA DE LECTURA
1. Segú n el primer pá rrafo del texto, ¿cuá l es la opinió n general de Isaías Lafuente
sobre el artículo escrito por Ignacio Bosque?
2. En el tercer pá rrafo del texto, el autor menciona un contrasentido en una de las
recomendaciones de la Fundéu. Explíquelo.
3. ¿Qué aspectos de la historia de la RAE está interesado en destacar el autor el texto?
Mencione ejemplos.
4. ¿Para qué se lleva a cabo la menció n a las Constituciones de Venezuela y Españ a?
5. ¿Considera que el ú ltimo pá rrafo del texto es conciliador o provocativo? Justifique
su respuesta.
Encierre en un círculo todas las palabras de la lectura cuyo significado usted ignore.
Luego transcriba cada una de ellas junto con dos sinónimos en los espacios
correspondientes.
Palabra Sinónimos
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2.
3.
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8.
9.
10.
En El País. Recuperado de
https://elpais.com/cultura/2012/03/04/actualidad/1330896843_065369.h
tml?rel=mas
Una situació n debida, en parte, a dos ondas expansivas claves de los ú ltimos añ os:
la imperiosa necesidad de reconocer los derechos e igualdades a las minorías o grupos
marginados y la imposició n del llamado lenguaje políticamente correcto, trenzados en el
caso de combatir contra la discriminació n de la mujer. Sobre este punto, Bosque dice:
“Puede existir, en efecto, alguna relació n entre el lenguaje que se propugna en estas guías
y la tendencia general a usar términos políticamente correctos. Aun así, creo que la
relació n es solo indirecta, ya que el conjunto de medidas que propugnan las guías de
lenguaje no sexista no afecta solo al léxico, sino también a la sintaxis y a la morfología.
Tienen, pues, mayor incidencia sobre la estructura del idioma”.
114
Ante la pregunta sobre qué mensaje podría dar a los profesores, sobre todo de primaria y
secundaria, y la població n en general, el académico empieza con un ejemplo: “No estoy
seguro de en qué medida han calado las propuestas de estas guías entre los profesores de
Enseñ anza Media, pero algunos amigos me decían hace poco que sus hijas no sabían si
debían considerarse excluidas o no cuando en la escuela se hablaba de niñ os o de
alumnos”. Bosque insiste en que el artículo no es má s que una llamada a la sensatez.
Asegura que en el texto se critica la suposició n gratuita de que una serie de pautas del
lenguaje comú n, usadas por todos los hispanohablantes, son sexistas. Pero añ ade: “No hay
ninguna razó n para suponer que lo sean, ni para tachar de sexista a la mayor parte de la
població n hispanohablante por el simple hecho de usarlas”.
Son varias las personas que han dado su opinió n sobre el análisis y el tema en general.
Adelaida de La Calle
Rectora de la Universidad de Málaga y presidenta de la Conferencia de Rectores de
Universidades Españolas
“Es un auténtico trabajo de investigació n con todo el sentido. La sociedad españ ola ha
funcionado normalmente con un lenguaje muy sexista y hay que cambiarlo, igual que
hemos cambiado montones de actuaciones. La mujer debe contar en todo, y eso incluye el
lenguaje. Es cierto que la lengua es algo vivo y se va adaptando a las circunstancias en cada
momento y características, y que, hasta hace relativamente poco, la mujer no formaba
parte de muchos aspectos y era difícil que contase en una estructura lingü ística diferente a
la que se había ido generando a lo largo del tiempo. Ahora somos conscientes y lo estamos
intentando. Hay que poner a la mujer en valor y hacer el esfuerzo de cambiar el lenguaje,
aunque no se puede lograr de la noche a la mañ ana. Debemos trabajar desde los primeros
niveles de la enseñ anza. También tengo claro que el genérico se debe seguir utilizando
porque no se utiliza con tono discriminatorio”.
Carmen Bravo
Secretaria Confederal de la Mujer de CC OO
“Al académico, catedrá tico y ponente de la Nueva gramá tica, ante el conocimiento de las
numerosas publicaciones para la utilizació n de un lenguaje no sexista, debiera inquietarle
esta realidad e instar a la Academia a promover la utilizació n de un lenguaje no sexista; no
para dar mayor visibilidad a la mujer a través del lenguaje, sino para no ocultar el género
social: mujeres y hombres.
Si el uso genérico del masculino para designar a los dos sexos está muy asentado como él
dice, lo está, entre otras razones, por el sesgo androcéntrico de las instituciones y de
quienes son responsables de la vigilancia del buen uso de la lengua. Por eso, desde
Comisiones Obreras promovemos un uso de la lengua má s inclusivo desde el punto de
vista del género y má s igualitario desde la prá ctica democrá tica del lenguaje y
demandamos que la RAE también lo haga”.
INMACULADA MONTALBÁN
Presidenta de la Comisión de Igualdad del CGPJ
“La profesora sustituta llegó a la clase de mú sica de primaria y animosa exclamó : ‘Ahora
vamos a cantar todos los niñ os’. La hija de mi amiga quedó callada como el resto de sus
compañ eras. No se dieron por aludidas. Su maestra de todos los días hablaba de niñ os y
niñ as. Este caso es un ejemplo de la importancia del lenguaje en la formació n de las
personas y en sus actitudes. La utilizació n de un lenguaje no sexista es algo má s que un
asunto de correcció n política, porque influye poderosamente en el comportamiento y en
las percepciones.
115
Nombrar algo o a alguien es darle presencia, visualizarlo. Mediante el lenguaje se nos
llama y se nos ignora y todo ello condicionará la imagen de la realidad que nos
construyamos y có mo la transmitiremos. Para existir todo debe tener un nombre. La
utilizació n sexista del lenguaje implica la invisibilidad de las mujeres, tanto de su
presencia como de sus logros”.
Laura Freixas
Autora de Literatura y mujeres
“1) Me parece excelente que haya debate —nada menos que en la portada del diario El
País— porque para solucionar un problema cualquiera (en este caso la invisibilidad
lingü ística de las mujeres) el primer paso imprescindible es reconocerlo como problema.
Es una buena noticia que el debate sobre el sexismo de la lengua se haya colocado en la
agenda, como pasó hace unos añ os con la violencia de género, y, hace un siglo largo, con el
sufragio femenino. Vamos bien. ¡Ya era hora!
2) Desde sus orígenes en el siglo XVIII, el feminismo creyó que la igualdad entre los sexos
se conseguiría mediante la igualdad política, jurídica y educativa. Cuando por fin las hemos
conseguido, resulta que aú n estamos muy lejos de la igualdad real. ¿Por qué? ¿Qué ha
fallado, qué falta? Yo creo que la respuesta está en la cultura, considerada como la
ilustració n figurativa de lo que el lenguaje expresa a un nivel má s abstracto: la jerarquía
entre los sexos y el monopolio de la condició n humana por parte del varó n. El lenguaje
tiene parte de culpa de que todo lo femenino sea visto como parcial, marginal, particular...
mientras que lo humano se confunde con lo masculino. Para decirlo grá ficamente: prefiero
decir ser humano en vez de hombre porque puedo decir: ‘Como ser humano moderno,
yo...’ y no: ‘Yo, Laura Freixas, en tanto que hombre moderno...’.
JAVIER GOMA
Filósofo y director de la Fundación Juan March
“Las reglas que regulan el lenguaje son una creació n popular, emanaciones del pueblo y de
su espíritu como diría Montesquieu, y, por tanto, no hay nada má s soberano y democrá tico
que lo que emana del pueblo, y el lenguaje es soberano. Por otra parte, no es nunca neutro
en el sentido de que cuando uno utiliza una palabra no solo se refiere a lo que ese término
designa, sino a un universo de connotaciones, de tal manera que cuando sea correcto
gramatical o sintá cticamente también ellas está n cargadas de ideología. […] El lenguaje es
en sí mismo una costumbre y las correcciones deberían convertirse en costumbre y no en
una imposició n de nadie”.
PURIFICACIÓN CAUSAPIÉ
Secretaría de Igualdad del PSOE
“Valoramos positivamente que el informe reconozca la desigualdad y la discriminació n de
la mujer existente en nuestra sociedad; si bien considera que el lenguaje debe hacer
visibles a las mujeres, contribuyendo de esta forma a erradicar esa desigualdad. El idioma
es algo vivo y cambia para adaptarse a la sociedad y en este sentido el lenguaje debe servir
para expresar también la igualdad entre hombres y mujeres. Debemos encontrar un
consenso, por supuesto también con los lingü istas y con la Real Academia, para alcanzar
este objetivo”.
ENRIQUE VILA-MATAS
Escritor
116
“Me es imposible verlo de un lado distinto al de la Real Academia. El lenguaje está hecho
esencialmente para entenderse. Por tanto, todo lo que se aparte de esto es un
despropó sito. Y despropó sito es creer que siempre hay discriminació n en las expresiones
nominales construidas en masculino con la intenció n de abarcar los dos sexos. Y aú n
mayor despropó sito es que, siguiendo las recomendaciones de una guía no sexista,
creamos que hay que decir ‘personas sin trabajo’ en lugar de algo que todos
comprendemos muy bien: ‘Parados’. A este paso, acabaremos —para variar— no
entendiéndonos nada entre nosotros, hablando de Españ adanía para no tener que decir
Españ o o Españ a (demasiado masculino o femenino respectivamente)”.
OUKA LEELE
Fotógrafa y artista
"Creo firmemente en el poder de la palabra. La influencia de la estructura del lenguaje en
la cultura es enorme. El uso de las palabras ha de ser consciente y si en cuanto a la
visibilidad de la mujer ha de hacerse una revisió n del lenguaje, estoy completamente de
acuerdo con ello. Es importante que nos demos cuenta de lo que decimos y de lo que
nuestras palabras pueden influir sobre todo cuando se trata de la formació n de las niñ as y
los niñ os que ya en el aprendizaje de su lengua materna reciben todo el peso de su cultura
casi sin darse cuenta. E interiorizan una supremacía o minusvalía de su género con el
simple hecho de aprender a hablar.
Por otro lado, hay palabras como poeta que son muy bonitas y que no necesitan de la
palabra poetisa o poeto para definir su género cuando se puede entender por el artículo: la
poeta o el poeta. Como no me gustaría periodistisa para el femenino de periodista o
periodisto para el masculino. Hay también que cuidar la belleza de una lengua cuando se
plantean cambios para la mejoría, la igualdad y la dignidad de todas las personas que
practican esa lengua".
I. GUÍA DE LECTURA
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II. LÉXICO ACADÉMICO
Encierre en un círculo todas las palabras de la lectura cuyo significado usted ignore.
Luego transcriba cada una de ellas junto con dos sinónimos en los espacios
correspondientes.
Palabra Sinónimos
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118
LO ABSURDO DEL LENGUAJE INCLUYENTE
JULIA ALEGRE
Recuperado de http://www.semana.com/educacion/articulo/la-rae-censura-el-lenguaje-
incluyente/456444-3
La Real Académica de Lengua Españ ola (RAE), en un alarde de sentido comú n (que valga
decir, ú ltimamente brilla por su ausencia; sino, hablemos de los ‘amigovios’ y los
‘papichulos’), emitió en 2012 un informe titulado ‘Sexismo lingü ístico y visibilidad de la
mujer’, que, debido a la atemporalidad en la que se suscriben los contenidos en Internet, se
ha vuelto a viralizar.
En el informe se criticó el aluvió n de guías elaboradas en Españ a por
universidades, sindicatos y gobiernos regionales en los ú ltimos añ os, en las que se
propone el empleo de un lenguaje incluyente. En estas se aconseja, entre otros, que es
preferible utilizar términos como ‘ciudadanía’, en vez de ‘ciudadanos’; ‘el profesorado’, en
lugar de ‘profesores’, y evitar el uso del genérico (‘personas sin trabajo’ y no ‘parados’) o
‘todos y todas’, y no ‘todos’.
Ignacio Bosque, autor del informe que suscribieron en su momento 26 académicos,
reconoce que, si bien existe una “discriminació n contra la mujer en la sociedad” y la
presencia de “usos verbales sexistas”, el lenguaje inclusivo “difunde usos ajenos a las
119
prá cticas de los hablantes” e imposibilita “la comunicació n efectiva”. Es lo que la RAE
denomina “economía del lenguaje”.
Y quien niegue este ú ltimo punto (practicidad y agilidad) incurre en una falta de
imparcialidad que roza lo irrisorio: hablar en un texto de ellos y ellas, niñ os y niñ as,
personajes y personajas (ah no, eso no), doctores y doctoras, colombianas y colombianos,
es agotador y tedioso, por no decir absurdo.
Hace un tiempo, Nicolá s Maduro, se convirtió -muy a su pesar- en el mejor ejemplo
de la problemá tica que se circunscribe a la pretensió n desbordada y sin base lingü ística de
incluir ambos sexos en los discursos. Los 35 millones de “libros y libras” que iba a repartir
entre los jó venes venezolanos, le convirtieron en el hazme reír del momento. Igual que sus
“liceos y liceas”, esos centros educativos que el mandatario anunció que pondría a
disposició n de estudiantes becados.
Los defensores del lenguaje no sexista alegan que “una lengua que no se modifica
solo está entre las lenguas muertas”. En otras palabras, una lengua debe ser el reflejo del
momento histó rico actual, y evolucionar de forma aná loga a los tiempos que corren. Es
producto de una prá ctica social. En este punto, es innegable el avance de la mujer en
materia política, social y econó mica, así como en términos de equidad de derechos con sus
homó logos hombres. Ello, en ningú n caso, significa que se haya alcanzado una paridad
real. Pero eso no es razó n para ensañ arse con el lenguaje y desacreditar sus formas en pro
de una defensa del feminismo.
Hay que saber elegir las batallas. Especialmente si lo que se busca es acabar con el
sexismo en todas sus manifestaciones y hacia ambos lados. Porque no tiene sentido dejar
de emplear palabras acabadas con el grafema ‘o’ y significado genérico, sino se va a hacer
lo mismo con las que terminan en ‘a’ y también integran ambos sexos. Si vamos a hablar
de ‘médicos’ y ‘médicas’, hablemos también de ‘periodistas’ y ‘periodistos’, no seamos
cínicos.
Los puristas del lenguaje no sexista alegan que “los términos colectivos que dan
valor comú n a hombres y mujeres ocultan a estas ú ltimas”. Pues bien: si le vamos a poner
peros a ‘los ciudadanos’ y abogar por el uso de ‘la ciudadanía’, que toda esa moralidad mal
llevada también afecte a palabras como ‘persona’, por la que se hace referencia tanto a
hombres como mujeres (¿persono?).
La lucha lingü ística por la que abogan los feministas sí tiene una razó n de ser que
nada tiene que ver con la construcció n del genérico: el léxico. Es ahí donde se refleja el
mantenimiento del machismo y la cultura patriarcal, en los términos que incluyen
connotaciones denigrantes contra el género femenino que rozan lo grotesco. Ejemplo de
ello, y atendiendo a las definiciones de la misma RAE, ‘perra’, que significa prostituta,
mientras que ‘perro’ es un “hombre tenaz, firme y constante”; o ‘loca’, “mujer informal y
ligera en sus relaciones”, que no ‘loco’ (“que ha perdido la razó n”).
La lengua sí que debe ser un reflejo de los tiempos que corren, de una sociedad que
integra a sus miembros, sujetos de derecho todos ellos. Pero eso nada tiene que ver con
caer en la demagogia, el populismo o la ignorancia.
I. GUÍA DE LECTURA
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Encierre en un círculo todas las palabras de la lectura cuyo significado usted ignore.
Luego transcriba cada una de ellas junto con dos sinónimos en los espacios
correspondientes.
Palabra Sinónimos
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Recuperado de http://mx.blastingnews.com/ocio-cultura/2017/05/la-rae-en-contra-del-
lenguaje-no-sexista-001687277.html
Entre las personas interesadas en usar nuestro idioma de manera adecuada, existe
la controversia acerca de la correcció n del uso de "los ciudadanos y las ciudadanas" o "las
niñ as y los niñ os", porque a pesar de estar censuradas por la RAE, tanto las instituciones
pú blicas como los políticos y los medios de comunicació n, las continú an usando como si
ignoraran a ese organismo rector. Repasemos lo que ocurre.
121
La justificació n textual de la RAE : "Este tipo de desdoblamientos son artificiosos e
innecesarios desde el punto de vista lingü ístico. En los sustantivos que designen seres
animados, existe la posibilidad del uso genérico del masculino para designar la clase, es
decir, a todos los individuos de la especie sin distinció n de sexos. La actual tendencia de
desdoblamiento indiscriminado del sustantivo en sus formas masculinas y femeninas, va
en contra de la economía del lenguaje y se funda en razones extralingü ísticas".
Como ven, no existe un solo argumento gramatical que impida el uso del citado
desdoblamiento, solamente alega la economía de lenguaje (ahorro de palabras) y señ ala
como razones extralingü ísticas la defensa de la igualdad de género.
La historia
Desde su fundació n en el añ o 1713, la prestigiosa institució n no aceptó a una
mujer hasta casi tres siglos después, cuando en 1979 fuera admitida la académica Carmen
Conde. Desde entonces solo 10 mujeres han podido ocupar una silla en el selecto equipo.
Sorprende conocer que, en este momento, el significado principal de hombre sea: "ser
racional varó n o mujer". Y aunque ya es habitual escuchar jueza, médica, arquitecta o
concejala todavía la primera acepció n de notaria es "mujer del notario". Lo que hace
pensar que la RAE no ha abandonado el patriarcado como norma.
Propuesta de la Unesco
Ante la necesidad de una nueva visió n, la Unesco (Naciones Unidas para la
Educació n, la Ciencia y la Cultura) tomó la iniciativa de redactar el documento
"Recomendaciones para el uso no sexista del lenguaje" y como autoridad cultural y
educativa propuso:
El uso de nombres colectivos que incluyan ambos géneros: juventud, niñ ez,
ciudadanía, població n, personas, seres humanos, comunidad, etc.
Títulos neutrales para la enseñ anza: "La humanidad y la Tierra" en lugar de "El
hombre y la Tierra".
Evitar frases excluyentes: "el migrante y su familia..." lo correcto sería "la familia
de migrantes".
Sustituir adjetivos masculinos: "los empleados son diestros, rá pidos, activos" por
neutrales "el personal es há bil, capaz, competente".
"Los dos maestros fueron convocados por la directora de la escuela" podría ser "la
directora convocó al maestro y la maestra".
Evitar la partícula "la" para referirse a figuras femeninas importantes como ocurre
con "la Avellaneda", "la Callas" o "la Bachelet", nadie dice "el Cervantes", "el
Caruso" o "el Correa".
Dejar de mencionar a la mujer como objeto: "En el apuro recogió a su mujer, sus
maletas y huyó " sino "En el apuro se unió a su mujer, recogió sus maletas y
huyeron".
Evitar decir "murieron 200 personas, 70 entre mujeres y niñ os" sino "murieron
200 personas, entre ellas 10 niñ os". Las mujeres son tan adultas como los
hombres.
Neutralizar el género: "todos los invitados recibirá n un regalo" se puede cambiar
por "cada participante recibirá un regalo".
Nombrar sin prejuicios oficios masculinos como aeromozo, modisto, niñ ero, amo
de casa porque realmente existen hombres que desempeñ an estas tareas.
122
Los ejemplos no son para seguirse al pie de la letra, sino para demostrar que
existen recursos gramaticales que posibilitan la prá ctica de estos cambios, ya que como
dice el manual: "El lenguaje por su estrecha relació n dialéctica con el pensamiento puede
cambiarlo, gracias a su acció n educativa y cultural e influir positivamente en el
comportamiento humano y en una nueva percepció n de la realidad".
Con frecuencia vemos escenas aparentemente "divertidas" en la que algú n orador
dice bromeando frases como: "los jó venes y las jó venas" o "los miembros y las miembras"
frivolizando la necesidad de estas demandas. Resultaría gracioso si detrá s de ese simple
cambio de vocal, no acechara la desigualdad social, el abuso, el sufrimiento y sobre todo la
violencia de género que tantas vidas cobra cada añ o, cada día y cada hora en nuestros
países.
I. GUÍA DE LECTURA
Encierre en un círculo todas las palabras de la lectura cuyo significado usted ignore.
Luego transcriba cada una de ellas junto con dos sinónimos en los espacios
correspondientes.
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Bibliografía
124
Bosque, I. (3 de marzo de 2012). “Sexismo lingü ístico y visibilidad de la mujer”. El País.
https://elpais.com/cultura/2012/03/02/actualidad/1330717685_771121.html#:~
:text=Consiste%20en%20suponer%20que%20el,la%20visibilidad%20de%20la
%20mujer%E2%80%9D.
“Real Academia de la Lengua Españ ola no reconoce lenguaje inclusivo” (30 de noviembre
de 2020). Palech. Recuperado de https://palech.org/real-academia-de-la-lengua-
espanola-no-reconoce-lenguaje-inclusivo/
GLOSARIO
125
ACROLECTO. Registro de lengua hablada considerado formal o de mayor
prestigio. A principios de la década de 1970, Derek Bickerton propuso el
término acrolecto en oposició n a los de mesolecto y basilecto.
AGLUTINANTE. Se dice de una lengua que acumula tras la raíz, y menos
frecuentemente ante ella, afijos netamente diferenciados, utilizados para
expresar las diferentes relaciones gramaticales. El quechua, el turco y el vasco
son ejemplos de lenguas aglutinantes.
BARBARISMO. Incorrecció n que consiste en pronunciar o escribir mal las
palabras, o en emplear vocablos impropios.
BASILECTO. Un basilecto es el registro de lengua hablada considerado
informal o de menor prestigio. El término basilecto se emplea en
sociolingü ística para evitar el uso de términos como habla incorrecta o
corrupta, dado que muchas veces estos términos reflejan una incomprensió n
de los procesos que se hallan detrá s de las variantes regionales de habla. Por
ejemplo, un basilecto puede estar condicionado no solo por el habla típica de
un segmento social vulnerable, sino por una o má s lenguas en contacto con la
lengua oficial (acrolecto), que no termina de imponerse.
CALCO SEMÁNTICO. Incorporació n a una palabra de un sentido que
corresponde a su equivalente en otra lengua. Así, ratón, en su acepció n de
'dispositivo con el que se mueve el cursor de una computadora', es un calco
semá ntico del inglés mouse, del mismo modo que condición, con el sentido de
'trastorno o enfermedad', es un calco, del inglés condition.
CALCO. Adopció n del significado de una palabra o expresió n extranjera
utilizando para ello palabras existentes en la lengua de recepció n. El calco
puede dar lugar a una expresió n nueva, por traducció n de los componentes de
la voz forá nea, como en baloncesto (calco del inglés basketball) o en golpe de
Estado (calco del francés coupd'É tat); o puede incorporar a una palabra ya
existente un significado que no tenía y que sí posee su equivalente en otra
lengua, lo que se denomina calco semá ntico.
COMUNIDAD LINGÜÍSTICA. Grupo de personas que comparten una lengua, o
sea, que se relacionan mediante un mismo conjunto de signos lingü ísticos.
CRIOLLO. Dicho de un hijo y, en general, de un descendiente de padres
europeos: Nacido en los antiguos territorios españ oles de América y en algunas
colonias europeas de dicho continente
DISCRIMINACIÓN. Acció n y efecto de dar trato de inferioridad a una persona o
colectividad por motivos raciales, religiosos, políticos, etc.
DOCTRINA. Conjunto de ideas u opiniones religiosas, filosó ficas, políticas, etc.,
sustentadas por una persona o grupo. Doctrina cristiana, tomista, socialista.
EUROCENTRISMO. Tendencia a considerar los valores culturales, sociales y
políticos de tradició n europea como modelos universales.
GLOTÓNIMO. El glotó nimo es un término procedente del griego que hace referencia al
nombre de una lengua.
126
HEGEMONÍA. Término tradicionalmente usado desde los tiempos clá sicos
como sinó nimo de supremacía de una comunidad política sobre otras a partir
de una traslació n al latín término hegemon («el que marcha a la cabeza»).
Actualmente, el término se ha extendido y puede expresar supremacía de
cualquier tipo.
HERMENÉUTICA. La palabra hermenéutica designaba en su origen la técnica
de interpretació n de los documentos escritos para establecer su significado
correcto. Con el tiempo la definició n ha cambiado y el término se usa para
referirse a la interpretació n de todo lenguaje imaginable.
HOMOGENEIZAR. Acció n de volver homogéneo algo que no lo era, que estaba
compuesto por elementos diversos.
HORIZONTE CULTURAL. Desde la hermenéutica de Gadamer (filó sofo alemá n,
1900-2002) el concepto de horizonte refiere al á mbito de captació n que recoge
y toma todo lo que se presenta ante el individuo para su conocimiento y
comprensió n. Para Gadamer, el proceso y experiencia de comprender el mundo
se realiza por el hombre siempre desde y dentro de determinada situació n,
pues parte de determinadas condiciones espacio-temporales, y también, de
estructuras previas de pre-comprensió n, es decir de ciertos presupuestos o
prejuicios -en su sentido etimoló gico, no peyorativo, de juicios previos-, que
hacen posible cualquier juicio ulterior y conforman una memoria cultural que
abarca principios, teorías, mitos, tradiciones, etc. En este sentido, el horizonte
cultural constituye la situació n particular de un hombre en el mundo, como
á mbito desde el cual ve ese mundo, lo comprende y lo interpreta. Para
Gadamer, este horizonte se amplía, se ensancha en un proceso que llamará
“fusió n de horizontes”.
IDENTIDAD. Conjunto de rasgos propios de un individuo o de una colectividad
que los caracterizan frente a los demá s. //Conciencia que una persona tiene de
ser ella misma y distinta a las demá s.
IDEOLOGÍA. Aunque el diccionario de la Real Academia la define como
«Conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una
persona, colectividad o época, de un movimiento cultural, religioso o político,
etc.», diccionarios má s propios de las ciencias sociales apelan a otros elementos
para definir este concepto. Carlos Altamirano, en su libro Términos críticos de
la sociología de la cultura, inicia una vasta explicació n sobre el término y su
evolució n con la siguiente definició n: «pensamiento socialmente condicionado
que no se conoce como tal», como conjunto de ideas socialmente arraigadas
como prejuicios y que son consecuencia necesaria de la experiencia social.
IMAGINARIO SOCIAL O COLECTIVO. Taylor emplea el término para referirse
al modo como las personas imaginan su existencia, su entorno, el tipo de
relaciones que mantienen entre sí, lo que les ocurre, lo que pueden esperar que
les ocurra. Para Taylor, el imaginario es una concepció n colectiva, constituida
por imá genes, historias y leyendas, que hace posibles las prá cticas comunes y
un sentimiento ampliamente compartido de legitimidad.
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INTERDEPENDENCIA. Dependencia recíproca
INTERFERENCIA. Fenó meno de contacto lingü ístico que ocurre en un
individuo bilingü e cuando se desvía de la norma de una de las lenguas que
habla por influencia de la otra.
INTERFERENCIA. Fenó meno de contacto lingü ístico que ocurre en un
individuo bilingü e cuando se desvía de la norma de una de las lenguas que
habla por influencia de la otra.
LADINO. Mestizo que solo habla españ ol.
LEGITIMIDAD. Cualidad de lo legítimo
LEGÍTIMO. Que ha sido hecho o establecido segú n la ley o el derecho. //Vá lido
o lícito: se aplica a lo que es como debe ser y no puede ser censurado. // Se
aplica a las cosas que son realmente lo que se dice que son o lo que expresa el
nombre que llevan, y no una imitació n o falsificació n.
LENGUA FRANCA. La lengua que es mezcla de dos o má s, y con la cual se
entienden los naturales de pueblos distintos.
LENGUA MADRE. Cuando se establecen genealogías (o familias) de lenguas, se
denomina lengua madre a la lengua cuya evolució n ha desembocado en las
lenguas tomadas como referencia o resultado. Por ejemplo, si nos referimos al
españ ol, al francés o al italiano, diremos que su lengua madre es el latín.
LENGUA MATERNA. La lengua materna es la primera lengua que se aprende,
como parte del proceso de socializació n. Recibe este nombre porque esto
ocurre en el seno de la familia al amparo, por lo general, de la madre. El proceso
de adquisició n de una lengua materna suele ser diferente al del aprendizaje de
una segunda lengua, por lo que es necesario establecer una distinció n entre la
primera lengua y las que se adquieren después.
LITERACIDAD. Concepto con el que se designa al conjunto de conocimientos,
habilidades y actitudes y valores derivados del uso generalizado, histó rico, individual y
social del có digo escrito. Cassany señ ala que también se viene usando en las
investigaciones el término alfabetismo; sin embargo, este es empleado mayormente
por los psicó logos, mientras que la palabra literacidad ha surgido desde una
aproximació n má s sociocultural al campo de estudio. Cassany 6 afirma, entre otras
razones, que se prefiere el término literacidad en las investigaciones porque “permite
deshacerse de las connotaciones negativas que arrastra el término analfabeto y
analfabetismo, que se ha usado a menudo como sinó nimo de ignorante o inculto,
cuando es obvio que una persona analfabeta puede poseer una rica cultura oral”.
MISTI. Al parecer es una denominació n que proviene de la palabra castellana
"mixto" (mestizo, mezclado) en su forma quechuizada. En el quechua post-
hispá nico, misti es una persona mestiza, que tiene algo o mucho de sangre
españ ola, o en general de persona blanca.
6
En: Literacidad crítica: leer y escribir la
ideología,http://www.cuaed.unam.mx/rieb3y4/docs/modulo_2/bloque_v/lecturas_complemen
tarias/literacidad_leer_escribir_ideologia_Cassany.pdf
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NORMALIZACIÓN LINGÜÍSTICA. Se entiende por normalizació n lingü ística
todo proceso que propicia o establece las condiciones necesarias para que el
uso de una lengua llegue a ser normal. O sea, para que sea la lengua usada en
todos los á mbitos y para todas las funciones en una determinada comunidad
lingü ística y, por extensió n, en el territorio que le es propio.
PIDGIN. Lengua mixta usada como lengua franca en puertos y otros lugares
entre hablantes de diferente origen lingü ístico. //Lengua franca creada sobre
una base de origen inglés.
PRECEPTIVO. Que incluye o encierra instrucciones o reglas, a partir de las
cuales se formulan juicios de valor sobre los hechos.
PREJUICIO LINGÜÍSTICO. El prejuicio lingü ístico es la opinió n desfavorable
que se tiene sobre una lengua o una particular forma de hablar. Este prejuicio
se debe frecuentemente a una visió n preceptiva del hecho lingü ístico o al
escaso conocimiento que se tiene de él. Es evidente que no hay ningú n criterio
estrictamente lingü ístico que otorgue a una determinada manera de hablar má s
validez que a otra, pero, de hecho, podemos comprobar a menudo que se
valoran las diversas maneras de hablar. Ya que la opinió n pú blica, por un lado,
perpetú a visiones de etapas en las que los métodos científicos eran casi
desconocidos y, sobre todo, porque a veces esta opinió n pú blica esconde
determinados intereses.
PREJUICIO. Opinió n previa y tenaz, por lo general desfavorable, acerca de algo
que se conoce mal. //Valoració n emotiva (negativa o positiva) sobre un hecho
del que se tiene informació n escasa o erró nea.
PRESTAMO. Elemento, generalmente léxico, que una lengua toma de otra.
SOLECISMO. Falta de sintaxis; error cometido contra las normas de algú n
idioma.
SUSTITUCIÓN LINGÜÍSTICA. Es el proceso o los procesos correlativos
mediante los cuales una lengua dominante va ganando terreno en detrimento
de otra lengua, que por desuso puede ser llevada a su extinció n.
TOLERANCIA. Respeto a las ideas, creencias o prá cticas de los demá s cuando
son diferentes o contrarias a las propias.
TOPÓNIMO. Nombre propio de lugar
VERNÁCULA. Dicho especialmente del idioma o lengua: Doméstico, nativo, de
nuestra casa o país.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
129
Cassany, D. (20 de febrero, 2014). Literacidad crítica: leer y escribir la ideología.
http://www.cuaed.unam.mx/rieb3y4/docs/modulo_2/bloque_v/lecturas_complement
arias/literacidad_leer_escribir_ideologia_Cassany.pdf
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