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CAPITULO II

MARCO TEÓRICO

1.- ANTECEDENTES DE LA INVESTIGACIÓN

En los antecedentes pertinentes de la investigación se enuncia la manera

como ha sido abordado el problema; también se puede referir a los objetivos,

a los principales resultados obtenidos, al tipo de investigación, al enfoque

metodológico utilizado, a los hallazgos y conclusiones más importantes, entre

otros aspectos que resulten un aporte significativo a la nueva investigación.

Para Navas H. (2008, p. 154), señala que los antecedentes:

Constituyen el conjunto de hechos, ideas, datos y circunstancias que han


precedido o son anteriores a la formulación del problema que se investiga
y que sirven para aclarar, juzgar e interpretar el referido problema y
conocer el estado actual de esta situación que se pretende estudiar.

Ahora bien, para el presente trabajo se han tomado en consideración una

serie de investigaciones, que sirven de sustento teórico, legal, doctrinal y

metodológico, la primera de ellas realizada por Reverol (2012), en la

Universidad Rafael Belloso Chacín, para optar al título de Magister en

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Derecho Mercantil, titulado “La quiebra entablada por los acreedores al darse

el incumplimiento del contrato de alianza en el Joint Venture Contractual”. La

cual tuvo como objetivo analizar la quiebra entablada por los acreedores al

darse el incumplimiento del contrato de alianza en el joint venture contractual.

Desde el punto de vista metodológico, la investigación fue de tipo pura

básica, o teórica jurídica, documental, y descriptiva, con un diseño

bibliográfico no experimental, y transeccional descriptivo y de campo,

utilizando como técnica de recolección de datos la observación documental

directa, y la entrevista con preguntas abiertas.

El estudio fue fundamentado por los instrumentos legales tales como; la

Constitución de la Republica Bolivariana de Venezuela, el Código de

Comercio Venezolano de (1955), Código de Procedimiento Civil Venezolano,

Código Penal Venezolano. La población estuvo constituida por seis (06)

jueces con competencia mercantil de la Circunscripción Judicial del Estado

Zulia, con sede en la ciudad de Maracaibo, divididos en cuatro (04) Jueces

de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y Transito, y dos (02) Jueces

Superiores con competencia en lo Civil, Mercantil y Transito.

Los resultados obtenidos muestran que, aun y cuando el Joint Venture

contractual no se encuentra regulado en la normativa legal venezolana

vigente, al mismo en caso de su incumplimiento podría aplicársele la quiebra

intentada en contra de sus alianzados, siempre que estos se encuentren

inmersos en las causales previstas legalmente para la quiebra, asimismo,

nace la recomendación de regular normativamente el Joint venture como


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nueva alianza estratégica, en virtud a los beneficios que brinda en la

actualidad al comercio venezolano.

La investigación antes señalada representa un aporte fundamental para el

presente trabajo por cuanto analiza una de las variables de estudio, como lo

es la quiebra, estudiando para ello las causales y los requisitos para la

aplicación de este proceso concursal en contra los deudores a la luz del

Código de Comercio de Venezuela de 1955.

De igual manera, se consulto un articulo realizado por Urquia, Camacho y

Pascual (2011), en la Revista Estrategia Financiera, ISSN 1130-8753, Nº

279, 2011, págs. 58-65, titulada “¿Son eficientes los procesos concursales?”,

en la investigación se desarrollo un análisis de los estudios descriptivos y

empíricos más significativos de carácter económico relativos a los

procedimientos concursales, con especial incidencia en la eficiencia

concursal, con el fin de conocer qué es lo que más interés despierta entre los

gestores de empresas y los investigadores de las situaciones de insolvencia

a nivel internacional.

En este sentido, los autores aplicaron como metodología la investigación

documental, fundamentada en la revisión de las normas contenidas en

la Ley especial que regulan la actividad concursal. Adicionalmente,

llevaron a cabo un análisis comparativo con otros países, sobre las formas en

que pueden ayudarlos a comprender las disposiciones normas, y a la vez

reajustar, la legislación concursal española en base a la experiencia

internacional.
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El artículo antes consultado, guarda estrecha relación con el presente

estudio por cuanto uno de los objetivos a estudiar implica analizar

comparativamente los procesos concursales venezolanos frente al proceso

concursal español, a objeto de determinar los aspectos más relevantes de

este ordenamiento jurídico para a considerar para la actualización y

efectividad de la legislación concursal venezolana, estableciendo los

lineamientos para su modificación.

A su vez, fue consultado el trabajo de grado presentado por Olano (2010),

en la Universidad Rafael Belloso Chacin, para optar al título de Magister en

Derecho Mercantil, titulado “El beneficio de atraso como defensa de fondo en

un juicio de quiebra por parte del socio no comerciante de una sociedad en

nombre colectivo”. Para lo cual efectuó un estudio analizando el atraso como

la suspensión en el pago de obligaciones por una falta transitoria de liquidez,

se podría decir que la suspensión de pagos se produce cuando en una

actividad rentable se presenta una falta de dinero líquido.

Señalando, en su investigación que esta situación de atraso es un

beneficio otorgado a los comerciantes, que se encuentran en suspensión de

pagos por falta de liquidez, en lo que se refiere al caso de las sociedades en

nombre colectivo, donde sus socios son ilimitada y solidariamente

responsables, y si estos socios podrían apegarse a este beneficio.

De manera que el objetivo general de esta investigación fue analizar el

beneficio de atraso como defensa de fondo en un juicio de quiebra por parte

del socio no comerciante de una compañía en nombre colectivo, en virtud de


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esa responsabilidad personal, solidaria e ilimitada. Investigación esta de tipo

documental debido a que se tomo fuente principal de información la

contenida en libros, jurisprudencias, páginas web en el Internet, revistas

especializadas, Códigos y Leyes.

Como resultados de la investigación consultada se encontró que aun que

la ley nada dice al respecto, debe ser viable y procedente la solicitud del

beneficio de atraso como defensa de fondo, por los socios ilimitada y

solidariamente responsables de las compañías en nombre colectivo, en vista

de que esta responsabilidad viene derivada de obligaciones contraídas por la

sociedad en ejercicio de su actividad comercial y afecta al socio con todo su

patrimonio.

La investigación antes descrita, sirve como soporte de la presente pues

analiza una de las instituciones objeto de estudio en esta, como lo es

beneficio de atraso solicitado por un comerciante, estudiando para ello los

requisitos de admisibilidad y procedencia para el otorgamiento de esta

gracia por el ordenamiento jurídico venezolano.

Por otra parte, se consulto el trabajo de grado presentado por Pirela

(2003), en la Universidad Rafael Belloso Chacin, para optar al título de

Magister en Derecho Mercantil, titulado: “Naturaleza Jurídica de la

Ocupación Judicial en el Procedimiento de Quiebra”. La investigación tuvo

como propósito analizar la naturaleza jurídica de la ocupación judicial en el

procedimiento de quiebra, realizando para ello un análisis comparativo con

otras legislaciones que regulan la medida de ocupación preventiva.


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El tipo de investigación utilizada fue la documental con un diseño

documental. El estudio se desarrolló a través de dos unidades de análisis:

Naturaleza Jurídica de la Ocupación Judicial y el Procedimiento de Quiebra,

con sus respectivas categorías y subcategorías. El marco metodológico

aplicado siguió las orientaciones de los métodos hermenéutico y lógico, a

través de las técnicas de la observación documental y al análisis del

contenido con la utilización de los instrumentos fichaje, sistema fólder y el

cuadro de trabajo para la recolección de información.

Del análisis e interpretación de los diversos documentos normas se logró

determinar que la ocupación judicial como medida especialísima tiene una

doble naturaleza, es preventiva y ejecutiva, de acuerdo a lo que dispone la

norma y su interpretación. Se recomendó que el Estado debe discutir y

actualizar la norma que rige el procedimiento de quiebra para que sea

aclarada e interpretada de forma más precisa, su naturaleza de la ocupación

judicial. Asimismo, generar un campo de mayor moderación de dicho

procedimiento que permita corregir los errores que presenta la ley.

La investigación antes mencionada, representa un aporte para la presente

por cuanto desarrollo una de las variables de estudio, como es la quiebra,

considerando para ello el procedimiento de quiebra, desde dos perspectivas,

bien sea iniciado por un comerciante o por sus deudores, con el objeto de

cumplir con las obligaciones existentes para la repartición igualitaria del

patrimonio del deudor, haciendo énfasis en una medida especialísima que

asegura las obligaciones.


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De igual manera, se ha consultado el trabajo de grado realizado por

Méndez (2002), en la Universidad Rafael Belloso Chacin, para optar al título

de Magister en Derecho Mercantil, titulado “La Optimización del Beneficio de

Atraso mediante la Actualización Normativa del Código de Comercio”; el

objetivo de la investigación consistió en establecer propuestas concretas

para optimizar la Institución del Atraso, con el fin de mejorar la forma, y

garantizar los derechos de las partes en el juicio. El trabajo, fue de tipo

documental, pura, básica o teórica-jurídica, por cuanto lo que se busca con la

misma es aportar conocimientos a la ciencia del derecho mediante un estudio

estrictamente jurídico.

Según lo expresado por los autores, se concluyo, previo análisis de toda la

información documental encontrada respecto al Beneficio de Atraso

venezolano, así como un estudio de legislaciones concursales más recientes,

una serie de propuestas entre las cuales destacan las siguientes: La

presentación de informes mensuales por parte del deudor concursado, del

auxiliar de justicia nombrado por el tribunal para el período de la liquidación

amigable, si lo hubiere, y de la Comisión de Acreedores designada

igualmente para tal periodo.

De igual manera el autor concluyo, que se debe consagrar en el Código

de Comercio Venezolano la medida cautelar de Inhibición General de Bienes,

y la medida cautelar de Nombramiento de un Coadministrador en la forma

señalada, y prohibir expresamente la posibilidad de prorrogar

innumerablemente el perío do de la liquidación amigable, tal como ha


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sucedido conforme a los criterios jurisprudenciales expuestos. Concluye el

autor que es necesaria una reforma legislativa tendiente a optimizar la

Institución del Beneficio de Atraso.

La investigación antes descrita, es de gran relevancia a la presente

investigación por cuanto analiza uno de los procesos concursales

establecidos en el Código de Comercio (1955), como lo es el atraso y da

algunas propuestas tendientes a demostrar la necesidad de modificarlo para

una aplicación correcta del mismo, lo cual es una de las variables de estudio

que han de ser desarrolladas en esta investigación, con el objeto de analizar

los procesos concursales en la legislación venezolana, su actualización y

efectividad.

A nivel naciona l Pisani (1990), desarrollo un exhaustivo estudio

presentado como trabajo de ascenso denominado “Manual Teórico Practico

de la Quiebra”, en la Universidad Central de Venezuela, el cual se centro en

la presentación de un conjunto de lineamientos teóricos prácticos que

ofrezcan condiciones jurídicas para que la quiebra pueda ser tratada de

manera apropiada, como un procedimiento jurídico especial, complejo,

ejecutivo, colectivo y universal.

Para esta autora, la quiebra es una institución exclusiva del Derecho

Mercantil, porque con ella busca el legislador tutelar la confianza que el

público deposita en los comerciantes y garantizar el crédito; de allí que la

estructura del derecho mercantil reposa en la trípode: seguridad, celeridad y

crédito.
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El proceso metodológico utilizado fue de carácter descriptivo. Se aplico

como técnicas el análisis documental, encuestas, entrevistas, lo que permitió

visualizar los nudos críticos relacionados con los presupuestos y procesos

administrativos de la quiebra, diligencias administrativas y procesales

subsiguientes a la declaratoria de la quiebra y recursos contra decisiones en

el juicio de quiebra.

Los resultados encontrados mostraron la urgente necesidad de revisar las

normas que rigen la caracterización de la quiebra; en consecuencia, la

formulación de un manual sobre la base de cuestiones fundamentales es

significativo, especialmente en el caso de la calificación de créditos en

procura de hacer más eficaz el tratamiento mercantil respectivo.

Esta investigación dio un aporte muy significativo al tema estudiado, por

los insumos teóricos e informaciones obtenidas de una realidad del derecho

mercantil, que ha sido objeto de una discusión permanente por los

profesionales del derecho por la poca actualización de las disposiciones

mercantiles.

2.- BASES TEÓRICAS, DOCTRINALES, JURISPRUDENCIALES Y


LEGALES

Las bases teóricas, según Silva (2006), son el resultado de una esmerada

revisión bibliohemerográfica. Se refiere a la exposición de un conjunto

actualizado de conceptos, definiciones, principios, postulados, entre otros,


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que sustentan la teoría principal del tópico objeto de estudio. Por su parte

Navas (2008, p. 158), en lo que respecta a las bases teóricas señala:

Las bases teóricas, en consecuencia, constituyen el marco conceptual


de la investigación que se planifica con el fin de darle unidad,
coherencia y consistencia a los postulados y principios de los cuales
parte el investigador, quien procede a desglosar, desarrollar, analizar y
definir el problema desde el punto de vista teórico, con base en los
datos acumulados por la revisión hecha .

En esta sección se contrastan las posiciones teóricas de distintos autores

reconocidos, se indican las coincidencias o discrepancias a que haya lugar y

se enuncia, debidamente justificada, la postura personal de la investigadora.

También se exponen las propias definiciones de términos y conceptos

involucrados en las variables de la investigación.

2.1.- Derecho Concursal

El Derecho Concursal, es ese conjunto de normas adjetivas y sustantivas

que de alguna u otra forma vienen a regular la liquidación de los bienes del

comerciante fallido y su posterior repartición entre todos sus acreedores. Por

su parte Giménez (1963, p. 16) señala lo siguiente:

Por Derecho Concursal podemos entender el conjunto de normas


materiales y procesales que regulan y hacen posible la declaración de
proceder a la ejecución colectiva de todo el patrimonio del deudor en
beneficio de todos sus acreedores y organizan las actividades
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tendientes a realizar materialmente el principio de que el deudor


responde con todos sus bienes presentes y futuros y de que su
patrimonio es la prenda o garantía común de sus acreedores, quienes
deben recibir trato igualitario en dicha ejecución colectiva, salvo las
excepciones permitidas por la ley.

En base a lo expuesto anteriormente, es que el autor ya citado establece

que el Derecho Concursal, tiene como finalidad, en primer lugar asegurar en

la medida de lo posible la ocupación y embargo general de todo el patrimonio

del deudor, en base a la seguridad de que éste no continúe administrándolo

libremente, agravando de esta forma la crisis ya existente.

Por otra parte, busca la liquidación de todo el patrimonio del deudor en

beneficio de todos los acreedores, quienes deben recibir el más estricto trato

igualitario salvo casos de privilegio existentes a favor de otros acreedores,

así como también la nulidad de todo acto que perjudique a los acreedores y

la suspensión de todo fraude o maniobra tendiente a menoscabar a los

acreedores en general o a beneficiar a unos más que a otros, con detrimento

del principio igualitario antes mencionado.

En este sentido, al hablar del Derecho Concursal como el conjunto de

normas, es menester destacar que existen algunas que se refieren a

atribuciones de derechos e imposición de deberes tanto para el deudor,

sujeto pasivo del proceso, como para sus acreedores, los cuales pertenecen

al campo del derecho sustantivo o material; mientras que por otra parte, se

destacan numerosas normas que regulan el proceso de ejecución colectiva

indicando el camino a seguir para llegar a la liquidación y repartición total del


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patrimonio, los cuales, como es natural, pertenecen al Derecho procesal o

formal.

Es en razón de lo antes expuesto, que el ordenamiento jurídico

venezolano, ante el fenómeno de la insolvencia posee una serie de normas

que se aplican a los comerciantes afectados, en busca de remedios judiciales

con el fin de distribuir el patrimonio del deudor entre los acreedores,

mediante una liquidación justa y equitativa, a esto se le denomina concurso,

el cual se encuentra constituido por las siguientes instituciones: el Beneficio

de Atraso o mora judicial y la Quiebra, siendo ambos procedimientos el

objeto de estudio de la presente investigación.

2.2.- Procedimiento Concursal

Cuando hay concursalidad en un proceso, significa que existe crisis

económica en una denominada empresa; se manifiesta la insatisfacción de

los acreedores, la cual podrá ser reparada mediante la regulación de todas

las relaciones jurídicas y de forma equitativa para todos los acreedores, lo

que comporta para el deudor, una regulación sobre todos los bienes, ya que

de estos se extraerán los medios para cumplir con las obligaciones

pendientes.

Los procesos concursales, pueden ser considerados desde un punto de

vista económico pudiendo tener mayor o menos intensidad, lo cual puede

traer como resultado un estado de insolvencia más o menos grave, como la


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quiebra, el concordato preventivo, o con dificultad temporaria para cumplir

con las obligaciones como la administración controlada.

Según Navarrini (1943) los procedimientos concursales se caracterizan

por ser: Universales, debido a que comprende todo el patrimonio del deudor

y toman en cuenta la totalidad de los acreedores; Colectividad, la necesidad

de que existe pluralidad de acreedores, ya que si no existe, no se puede

admitir ningún tipo de procedimiento concursal. Igualdad, en cuanto que es

finalidad de los procedimientos concursales, el pago de los acreedores bajo

la Ley Par Condictio, es decir todos por igual.

Es como, los procesos concursales con una serie de medidas procesales,

evitan la disparidad o desventaja entre acreedores que existen en el

tratamiento que en la ejecución se sigue de la prevalencia, en algunos casos

determinados.

Lo contrario del procedimiento concursal es un procedimiento que se

desenvuelve a instancia del acreedor individual, y para la satisfacción de su

crédito mediante uno o varios bienes determinados del deudor. También esta

puede dar lugar hasta cierto punto a un concurso de acreedores, porque el

acreedor solicitante no tiene sobre el bien ejecutado una pretensión

exclusiva.

En el caso venezolano según lo establecido en el Código de Comercio

(1955), se procederá a señalar bajo esquema las etapas del procedimiento,

comenzando con el atraso, enmarcados en los artículos 900 al 913 del

Código de Comercio (1955), describiendo las fases a continuación:


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ü Ante la solicitud del beneficio para el comerciante el Juez convoca a

una reunión de acreedores a los ocho días de la publicación de la

convocatoria.

ü El Juez oye las informaciones a los tres días de la reunión anterior.

ü Inmediatamente se pronuncia sobre la procedencia o

improcedencia de la solicitud. De esta decisión se puede apelar en

un solo efecto.

ü Sentencia.

2.2.1.- Beneficio de Atraso

El Atraso Judicial, es una institución que beneficia al comerciante por

cuanto el comerciante que se vea en la necesidad de retardar o aplazar sus

pagos debido a causas excusables, imprevistas siempre y cuando su activo

exceda positivamente su pasivo. Los orígenes de esta institución se

encuentran en las ordenanzas españolas de 1800, cuyo espíritu se recoge en

el artículo 898 del Código de Comercio (1955) al establecer:

El comerciante cuyo activo exceda positivamente de su pasivo, y que por


falta de numerario debido a sucesos imprevistos o causa de cualquiera
otra manera excusable, se vea en la necesidad de retardar o aplazar sus
pagos, será considerado en estado de atraso y podrá pedir al Tribunal de
Comercio competente que le autorice para proceder a la liquidación
amigable de sus negocios, dentro de un plazo suficiente que no exceda de
doce meses; obligándose a no hacer, mientras se resuelva su solicitud,
ninguna operación que no sea de simple detal.
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De la norma antes transcrita, se evidencia que la consecuencia inmediata

de la concesión del beneficio de atraso es la suspensión de todas las causas

contra el solicitante por doce meses, siempre que no se posean acreencias

fiscales o privilegiadas, este plazo que puede ser prorrogado de conformidad

con el artículo 908 del Código de Comercio (1955). No es un derecho ni una

obligación, sino una gracia que establece la Ley a favor del comerciante,

solicitud ante el Tribunal Mercantil y la solicita solo el comerciante de

conformidad del artículo antes citado.

Por su parte Giménez (1963, p. 26) señala que la ley y la doctrina

venezolana no definen lo que debe entenderse por estado de atraso, la

primera se limita a indicar cuáles son los requisitos de admisibilidad y

procedencia del beneficio, estableciendo:

Por atraso hay que entender la organización procesal, legal y ejecutiva de


un sistema de liquidación del patrimonio que otorga al deudor
(comerciante) una verdadera espera moratoria para el cumplimiento, en
principio, de todas sus obligaciones y que solamente le es concedido al
comerciante honrado, deudor de buena fe, que ha cumplido con sus
obligaciones de prudencia y de orden, tiene u activo positivamente mayor
que su pasivo, siempre que las causas de la crisis que lo afecta, así como
la crisis misma, se deban a circunstancias imprevistas o excusables y
apreciadas como temporales y subsanables mediante dicha moratoria, la
cual tiende a evitar la quiebra bajo la vigilancia del tribunal y de los
acreedores.

El Atraso es, pues, un medio de liquidación que se actualiza dentro de un

proceso especial ejecutivo, el cual recibe el nombre de proceso de atraso,

en el cual intervienen, fundamentalmente, el deudor, el tribunal y los


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acreedores. Por su parte, Tinoco (1964, p. 323) establece que: “el atraso es

la situación jurídica proveniente de que un comerciante, que por causas que

no le son imputables, se ve obligado a retardar el pago de sus obligaciones”.

El Atraso como situación debe venir como consecuencia de una

declaración judicial que debe tomar en cuenta si el activo del comerciante

excede del pasivo; siendo el resultado de esta situación que el comerciante

puede hacer una liquidación dentro de un plazo no mayor de doce (12)

meses, sin sufrir los riesgos de las acciones de los acreedores de plazo

vencido.

2.2.1.1.- Naturaleza Procesal del Beneficio de Atraso

La naturaleza procesal del Atraso es tratada desde diversas acepciones,

en principio no se concibe un estado de Atraso sin un proceso iniciado y

desarrollado conforme a las disposiciones legales contenidas en los artículos

898 y siguientes del Código de Comercio venezolano (1955), razón por la

cual algunos autores como Giménez (1963, p. 61) señalan que:

Si el deudor en crisis transitoria de numerario y en situación tal que le


permita gozar del beneficio de atraso, obtiene extrajudicialmente de
algunos o la totalidad de sus acreedores una moratoria, la misma no podrá
ser calificada de estado de atraso en modo alguno. La misma moratoria
como convenio privado se regirá por las estipulaciones de las partes, sin
que ella sea obligatoria para aquellos acreedores que no hubieren
intervenido.
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Mediante el proceso de atraso el deudor ejerce el derecho de obtener los

beneficios inherentes al estado de atraso. El proceso de atraso es especial y

su regulación procesal fundamental se encuentra en el Código de Comercio

(1955), y las disposiciones del Código de Procedimiento Civil (1990), serán

aplicables solamente en ausencia de regulaciones expresas y cuando la

analogía supletoria sea admisible. En líneas generales puede sostenerse que

el proceso de atraso es ejecutivo, pues tiende a liquidar un patrimonio para

pagar a todos los acreedores.

Por otra parte, el proceso de atraso puede ser entendido como un proceso

eminentemente voluntario, aun cuando puede haber, contención dentro del

mismo; todo en razón de que el proceso se inicia, tramita y realiza, no con el

objeto de solucionar una litis o conflicto intersubjetivo en relación con uno o

más bienes, sino que tiene lugar con el objeto de regular la verificación de un

negocio cual es el pago total de las acreencias del comerciante, mediante la

ayuda de la moratoria acordada y de la intervención directa y fiscalizadora

del tribunal y de la comisión de vigilancia o, eventualmente, la celebración de

un convenio entre el deudor y sus acreedores para satisfacerlos en parte

apreciable. Giménez (1963, p. 66) destaca que:

Para calificar de voluntario al proceso de atraso no resulta importante sino,


esencialmente, la finalidad preventiva del proceso en general, aunque, en
el momento en que el deudor inicia el proceso pidiendo su declaratoria de
atraso, puedan existir pendientes una o varias demandas por cobro de
sumas adeudadas, procesos de ejecución sobre algunos de sus bienes o,
inclusive, una petición de que se le declare en quiebra.
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En este sentido, Tinoco (1964) establece que el beneficio de atraso es una

situación jurídica de gracia que la ley otorga al comerciante no doloso para

que pueda cumplir con sus obligaciones libre del apremio de los acreedores,

que solamente puede ser invocado por el comerciante interesado, no

pudiendo ser pedida por los acreedores ni ordenada por el juez.

2.2.1.2.- Admisibilidad y Procedencia del Beneficio de Atraso

El proceso de atraso, cuya finalidad, es obtener la declaratoria judicial de

la existencia del estado de atraso o, eventualmente la negativa del mismo,

supone la existencia de determinados requisitos cuya falta puede originar

que el tribunal se niegue a tramitarlo desde un comienzo o que después de

tramitarlo lo determine a negar el beneficio inherente al mismo estado o a

revocar, aun de oficio, el que haya sido concedido.

Esos requisitos, en general, pueden referirse a la persona misma del

solicitante o a su patrimonio, por lo cual algunos doctrinarios como Giménez

(1963, p.80) sostienen: “…es admisible, por lo tanto dividirlos en subjetivos u

objetivos…”. Según la naturaleza de la norma que imponga unos y otros,

pueden también dividirse en materiales y procesales; pero nada impide

clasificarlos entre requisitos de fondo y de forma.

Como la Ley no distingue claramente entre la admisibilidad de la solicitud

de atraso y la procedencia de la misma, antes de entrar a estudiar los

requisitos según las distinciones antes establecidas, resulta más


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conveniente, por estar ajustado a la ley positiva, emprender el análisis de los

mismos bajo el criterio de la admisibilidad y la procedencia en general; para

luego desarrollar separadamente todos los de cada categoría.

El Código de Comercio venezolano de 1955, regula en general todos los

requisitos de admisibilidad contemplados en los artículos 898, 899, 900, 912

y 913; así como también incluye las reglas de procedencia del procedimiento

de atraso en la medida en que ello sea posible hacerlo en los artículos 903,

907 y 911 del mismo Código, tal como lo destaca Ramírez (2003).

El patrimonio del deudor comerciante debe cumplir ciertos requisitos y la

petición de atraso, además de contener determinadas manifestaciones y

obligaciones, deberá ser acompañada de recaudos para que la petición sea

admisible por el Tribunal y puesta como iniciación del correspondiente

proceso. Si alguno o varios de esos requisitos, manifestaciones, recaudos o

compromisos, faltan, el proceso o puede iniciarse y el juez debe declarar

simplemente inadmisible la petición. Giménez (1963, p. 81) señala:

La admisibilidad es procedencia provisional del proceso de atraso en sí


mismo, entendida como tramitación regulada por la Ley para acordar,
negar o revocar después de acordado, el beneficio de la moratoria y
subsecuente liquidación ordenada del patrimonio del deudor. Por ello, la
inadmisibilidad supone la improcedencia. Es un requisito previo. Si no
es admisible resulta evidente también la improcedencia y, más aún, no
hay ni siquiera que entrar a debatir o decidir sobre esta última.

En otras palabras, puede establecerse que la procedencia es la

investigación sobre si un atraso es o no procedente, en virtud de que supone


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que previamente fue admitida y tramitada la solicitud de atraso; por ello la

procedencia es un paso posterior a la admisibilidad. Ahora bien, al Tribunal le

corresponde verificar de oficio los requisitos de admisibilidad de la petición,

tal como lo señala el Código de Comercio (1955) en su artículo 900.

La decisión proferida por el Tribunal respecto a la admisibilidad de la

solicitud, no produce cosa juzgada en el sentido de que aun sin mediar

apelación puede el tribunal revocarla en cualquier momento antes de la

oportunidad fijada para sentenciar sobre la procedencia del beneficio, si

observare que la misma ha sido dictada contra lo señalado en el Código de

Comercio (1955).

La decisión de inadmisibilidad de la solicitud, si no es seguida

inmediatamente de la correspondiente declaratoria de quiebra, tampoco

origina cosa juzgada en el sentido de que el solicitante puede reproducir

posteriormente su petición subsanando las faltas o vicios que causaron la

decisión de inadmisibilidad.

2.2.1.3.- Requisitos de Admisibilidad de la Solicitud de Atraso

Como se señalo anteriormente, para que se admita el Beneficio de Atraso,

es necesario que se cumpla con ciertos requisitos, los cuales pueden

clasificarse o dividirse según lo señalado por Giménez (1963) en

concernientes al fondo y a la forma. Siendo los requisitos de admisibilidad los

siguientes:
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En primer lugar la petición, plazo, operaciones del simple detal, esto

debido a que además de la existencia de un deudor comerciante que tenga

escasez de numerario en su patrimonio, se requiere en primer lugar una

petición del deudor mismo o de sus herederos, dirigida a un juez competente,

tanto por la materia como por la cuantía.

Con la cual, se debe solicitar la declaratoria judicial del estado de atraso,

la cual implica y supone todos los efectos del mismo, a saber, entre otros, la

moratoria para el pago de obligaciones mercantiles o civiles, anteriores a la

eventual concesión del beneficio. Respecto al plazo el tribunal no puede fijar

un lapso mayor a los 12 meses para que el deudor proceda a la liquidación

amigable.

El comerciante deberá también comprometerse a no hacer, mientras se

resuelve su solicitud, ninguna operación que no sea de simple detal, con lo

cual da a entender el legislador según lo establecido en el Código de

Comercio (1955) que el patrimonio en su conjunto debe mantenerse lo más

estático y completo posible, verificándose sólo operaciones simples como

pagos de arrendamientos ya celebrados, pago de personal y cuestiones

similares; sin embargo hay que destacar que el tribunal podrá, mientras se

tramita la solicitud, autorizar al peticionario para verificar operaciones que

sean urgentes y convenientes aunque excedan del concepto simple detal.

En segundo lugar, se debe acompañar la petición con los libros de

comercio, sin embargo hay que distinguir si quien solicita el atraso es una

persona individual o colectiva. El comerciante individual debe llevar tres libros


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por lo menos, tales como el diario, el mayor y el de inventarios; mientas que

el comerciante colectivo, sociedad anónimas de responsabilidad limitada

debe, además, llevar otros libros obligatorios.

En el caso de las sociedades anónimas, los libros deben ser el de actas

de asambleas, acta de junta directiva y accionistas. Como regla general debe

destacarse que los libros deben estar regularmente llevados de conformidad

a lo estipulado en el Código de Comercio (1955), respecto a la forma,

apertura y modo de utilización de los mismos.

Aunado a lo anterior, en tercer lugar se debe presentar un inventario, el

cual debe comprender tasaciones de todos los elementos que lo integren así

como estimaciones prudenciales de todas las sumas que se le adeuden al

peticionario. La ley exige que debe haber sido hecho a lo más treinta (30)

días antes de la solicitud; así como también deberán indicarse los nombres y

apellidos de tales deudores. En la realización del inventario rige el artículo 35

del Código de Comercio (1955), por lo cual comprenderá toda clase de

créditos activos y pasivos, vinculados o no al ejercicio comercial del

peticionario.

También la normativa exige la presencia de un balance comercial, el cual

no implica que se incluyan en el mismo los nombres de los acreedores,

motivo por el cual difiere del balance contemplado en la quiebra, el cual

supone inclusión nominativa de los acreedores. En la confección del mismo

se debe atender a las disposiciones legales, sin embargo no es necesario

que este firmado por el deudor.


36

En este sentido, el estado nominativo de los acreedores del peticionario,

resulta esencial para conocer quiénes son, según el deudor, sus acreedores,

los montos adeudados, la calidad de cada debito y los domicilios o

residencias de los mismos. Ahora bien, en cuanto a la omisión de un

acreedor verdadero por el solicitante del atraso, se estima que hay que

distinguir entre el simple olvido o inadvertencia y la mala fe del peticionario.

Es de señalar, que en algunas oportunidades puede resultar imposible

para el peticionario indicar los nombres y domicilios o residencias de sus

acreedores, ya que puede ser que no los conozcas porque las deudas estén

contenidas en títulos de créditos capaces de circular mediante endoso o en

títulos al portador; casos en los cuales se debe admitir la petición aun cuando

no se cumpla el requisito que se analiza.

Por último, cuando sea pertinente se debe presentar como requisito la

patente de industria junto a la opinión favorable de tres (3) acreedores, este

requisito no representan ninguna dificultad practica, debido que en el caso de

la patente de industria solo será exigible si la hubiere, en cuanto a la opinión

favorable al otorgamiento del atraso, emitida al menos por tres de los

acreedores.

Al analizar los requisitos de admisibilidad del atraso no se debe olvidar

que el mismo es un beneficio excepcional que solo debe otorgarse a quienes

en realidad lo merecen, con el propósito de evitar que se convierta en un

simple antecedente de la quiebra. Si el deudor cumple ciertamente con todas

las condiciones previstas por el legislador, normalmente no habrá


37

inconveniente alguno para que el mismo obtenga el parecer favorable de sus

acreedores.

2.2.1.4.- Requisitos de Procedencia

Una vez cumplidos por el deudor todos los requisitos de admisibilidad de

su solicitud, tanto de fondo como de forma, no por ello simplemente el

Tribunal estará obligado a conceder el beneficio de atraso. En este sentido

Morales (2005) señala que para que el beneficio de atraso sea procedente, el

Tribunal deberá considerar que la excedencia del activo sobre el pasivo es

de tal grado y calidad que permita establecer al menos en el momento de la

sentencia que declare procedente el atraso solicitado, que la totalidad de las

deudas del comerciante serán satisfechas con la liquidación de dicho activo.

La naturaleza excusable o imprevista de la causa de la crisis económica

es también fundamental para la procedencia; no basta con que el deudor

alegue en general la excusabilidad, sino que tiene que señalar

concretamente cuales fueron o son los sucesos que lo afectan.

De igual forma, la opinión de la mayoría de los acreedores que asistan a la

reunión convocada al efecto es también, hasta cierto punto, un requisito de

procedencia, ya que la ley ordena al Tribunal tomarla especialmente en

cuenta, sin que ello signifique que tal opinión vincule al juzgador.

En ciertas oportunidades se ha pretendido la declaración de

improcedencia del beneficio de atraso porque el solicitante carece de capital


38

de trabajo, lo cual le impedirá producir rentas que le permitan liquidar las

acreencias y así conservar la empresa o porque los activos fijos de la

empresa se depreciaran durante el termino de la moratoria.

Para Ramírez (2003) estas posturas han sido rechazadas por los

Tribunales venezolanos, ya que no es requisito de admisibilidad y tampoco

de procedencia que la empresa del atrasado sea apta para producir

beneficios y tampoco que los activos fijos de la misma sean absolutamente

indepreciables durante el plazo de liquidación que se acuerde.

De igual manera, son también requisitos de procedencia la veracidad,

orden y sinceridad de todos los recaudos contables y de cualquier otra

naturaleza que presente el deudor junto con su solicitud, en razón de que si

el Tribunal encontrare falsedades en las mismas el mismo no debe acordar el

beneficio de atraso porque el mismo es un derecho otorgado al comerciante

honesto y de buena fe.

Ahora bien, en otro de los particulares al estudiar los requisitos de

procedencia del beneficio de atraso, es menester mencionar la potestad del

Juez para otorgar o no dicho beneficio, la cual puede entenderse, como un

acto discrecional en el sentido de que no lo obligan los pareceres favorables

o desfavorables, aunque sean unánimes las opiniones de los acreedores,

sindico y comisión.

La decisión del tribunal queda sometida al prudente y mesurado análisis

que efectué el Juez de todos los elementos que constan en el proceso

cuando niega el beneficio. Y a los requisitos de admisibilidad y procedencia


39

cuando lo otorga. La justicia de su decisión está sometida al control del

superior, quien podrá revisarla si se interpone apelación.

Grafico 1. Presupuestos Procesales. Elaborado Cequea (2012).

2.2.1.5.- Procedimiento de Atraso

De acuerdo a lo establecido por Giménez (1963), el procedimiento de

Atraso en Venezuela se encuentra estructurado de la siguiente manera:

En primer término por la petición, que es a


l única manera de comenzar el

proceso de Atraso es mediante petición escrita y firmada, dirigida por el

deudor al Tribunal competente, a objeto de que se declare en estado de


40

atraso y, en consecuencia, se le acuerde el beneficio de la liquidación

amigable de sus negocios dentro de un plazo suficiente que no exceda de

doce meses. Dicha petición equivale a una demanda y en ella, en lo que

resulta posible, deben cumplirse los requisitos establecidos en el Código de

Procedimiento Civil venezolano (1990).

En el caso de que la solicitud no contenga la plena identificación del

peticionario, por ejemplo su nombre, apellido, domicilio, o no se produce el

poder suficiente para pedir en nombre de otro, o si quien representa

judicialmente no es abogado, la misma será declarada inadmisible por

irregular y ahí terminara el proceso, hasta que se lo vuelva a instar

regularmente. Sino obstante, la irregularidad, la solicitud es admitida,

cualquier órgano interviniente en el proceso puede señalarla posteriormente

a fin de lograr que se subsane, si fuere intrascendente, o se anule todo lo

actuado.

La petición del deudor puede también ser hecha por medio de mandatario,

en cuyo caso el poder debe ser expreso para tal solicitud por las graves

consecuencias que la confesión de la cesación de pagos puede acarrear al

comerciante en caso de que el atraso sea considerado inadmisible o

improcedente, ya que en tal supuesto sobrevendrá necesariamente la

quiebra, tal como lo prevé el Código de Comercio (1955) en su artículo 911.

Entre las personas que pueden efectuar la solicitud de atraso, en primer

lugar claramente se encuentra el comerciante; sin embargo, de igual forma

también pueden solicitarla los comerciantes retirados, los herederos del


41

comerciante fallecido, inclusive el menor comerciante en virtud de que no

existe ninguna dificultad para admitir que el menor emancipado, debidamente

autorizado para comerciar pueda por si mismo comparecer ante el Tribunal y

solicitar el beneficio de atraso aun sin intervención de su curador.

Es importante destacar, que las peticiones de atraso no pueden ser

hechas en modo alguno por uno o varios de los acreedores del comerciante

deudor, porque tal derecho es un derecho personal de este último, en el

sentido de que no resulta admisible que cualquier acreedor, invocando un

derecho propio o actuando a través de la acción oblicua, pretenda que a su

deudor se le someta a la liquidación características del estado de atraso.

La petición introducida por el deudor puede ser retirada por el mismo en

cualquier tiempo; así como también puede desistir del procedimiento iniciado

todo en razón de que la petición de atraso hecha por el deudor equivale a

una confesión de cesación de pagos, y como todo confesión, es revocable

como consecuencia de un error de hecho, por ello, si un deudor, creyéndose

comerciante cuando en realidad no lo es, pide su declaratoria de atraso, es

admisible que revoque su confesión a consecuencia de ese error en

cualquier estado del proceso.

La solicitud de atraso formulada por un comerciante debe ser autónoma,

en el sentido de que si bien la misma puede comprender, como es lógico, la

totalidad de su ejercicio social, no es posible que varios deudores, personas

jurídicas entre sí, titulares de diversas empresas comerciales, constituidos

bajo la forma de empresas singulares o sociedades de cualquier género,


42

puedan conjuntamente, o sea en una misma petición, pedir la declaratoria,

para todos y cada uno de ello, de sus respectivos estados de atraso.

Seguidamente se da la recepción de la petición por el Tribunal, se formará

expediente con ella y se le pondrá una nota dejando constancia de la fecha y

hora de la presentación, así como también de que fue introducida

personalmente por quien la firma. Recibida por el Tribunal, el mismo, dentro

del término legal que señala el Código de Procedimiento Civil (1990), la

proveerá admitiéndola o negándola según fuere el caso.

En este sentido, el Tribunal puede advertir la ausencia de uno o varios

recaudos, ordenando al solicitante que los produzca en el plazo perentorio

que el fije, todo si a su prudente arbitrio la omisión apareciera inculpable. Si

el Tribunal la admite por estar en debido orden, dictara un auto dejando

constancia de la admisión y en el mismo auto procederá según lo indicado en

el artículo 900 del Código de Comercio venezolano (1955).

Posteriormente, el Tribunal dictara las medidas de vigilancias necesarias,

como es nombrar un (1) sindico y también una comisión de tres (3) de los

principales acreedores residentes en la cuidad del juicio, de los que figuren

en el balance del peticionario, con el fin posterior de convocar tanto al deudor

solicitante como al sindico, la comisión y todos los demás acreedores del

peticionario para una reunión que deberá verificarse a la hora que fije el

tribunal del octavo día inmediatamente siguiente a la fecha de publicación por

la prensa del auto en que se ordene la convocatoria para la reunión con el fin

de escuchar su opinión.
43

En lo que respecta a los efectos de la admisión, la ley no dice nada al

respecto, pero es lógico admitir que pendiente la tramitación de un estado de

atraso cuya solicitud ha sido considerada admisible por el juez, empiecen a

realizarse los efectos que la declaratoria definitiva de atraso supone, al

menos en cuanto a la paralización de las acciones ejecutivas contra el

deudor cuya solicitud ha sido admitida, paralización que subsistirá, hasta que

el beneficio sea declarado improcedente.

En caso contrario, hasta que el mismo se extinga por cualquier causa,

excepción hecha de pago total de las acreencias, convenio con los

acreedores o declaratoria de quiebra, ya que en estos últimos supuestos

dejará de existir el problema de la paralización o continuará teniendo efectos

la misma como consecuencia de la quiebra declarada al ser revocado el

atraso.

Es por ello, que el procedimiento continua con las dictar las medidas de

vigilancia que puede acordar el juez al admitir la solicitud de Atraso. Las

medidas de vigilancia dependen, en primer lugar, del arbitrio del juez, pues

la ley no especifica cuáles puede o no dictar éste. De acuerdo, con su

prudente apreciación y con las circunstancias del caso concreto, adoptará o

revocará, después de adoptadas, una o varias de dichas medidas. La

vigilancia se refiere, no solamente a las actividades que en perjuicio de los

acreedores puede desarrollar el solicitante del atraso mientras se tramita

éste, sino también a proteger la integridad del patrimonio en sí mismo, para

lo cual se designa un sindico y una comisión de acreedores.


44

También podrá el Tribunal proteger el patrimonio, en beneficio de la

totalidad de los acreedores del comerciante, contra acciones precipitadas de

éstos. Las medidas de vigilancia antes indicadas pueden consistir, entre

otros casos, en las siguientes: prohibición de salida del país del deudor

solicitante o de los administradores de la persona jurídica, según se trate.

En el caso de embargos parciales o generales de bienes del deudor, se

procederá a la ocupación judicial preventiva de todos sus bienes,

designación de depositarios con o sin especificación de facultades y poderes

de especial alcance en los casos de embargo parcial o general antes dichos;

prohibiciones de enajenar y gravar bienes inmuebles; nombramiento de un

funcionario delegado del Tribunal que deberá firmar junto con el deudor

cualquier operación mercantil.

Así como también, pueden consistir en ordenes de que las cartas,

telegramas y correspondencia del solicitante sean entregados al sindico que

se designe; que los pagos que por cualquier concepto deben hacerse al

solicitante sean entregados al sindico que se designe, a quien se podrá

imponer la obligación de participar de inmediato el pago recibido a la

comisión de acreedores que haya sido designada.

De igual manera, se podrá imponer al deudor del deber de consultar con el

síndico y la comisión de acreedores acerca de cualquier pago que tenga que

efectuar y, de manera general, cualquier otra providencia tendiente a

asegurar la conservación, integridad y estabilidad del patrimonio del deudor

mientras se tramita la solicitud. Estas medidas de vigilancia de la actividad


45

del deudor y del patrimonio del mismo son ejecutables de inmediato y no se

considera que contra las mismas pueda interponerse recurso alguno.

En el caso de la ocupación judicial cuando es decretada en el atraso,

equivale a un embargo preventivo general de los bienes del deudor al cual no

se le aplican las disposiciones contempladas en el Código de Procedimiento

Civil (1990), por la naturaleza concursal, universal y ejecutiva del proceso de

atraso. El atraso produce de igual forma un desapoderamiento parecido al de

la quiebra mientras subsista, pero en la quiebra la ley es muy clara al señalar

la privación de la administración, lo cual no sucede en el atraso.

A diferencia de la quiebra, en donde la plena administración de los bienes

del fallido pasa de derecho a la masa de acreedores, en el atraso, esa

plenitud de desplazamiento no se opera, sino en virtud de la proposición de

los acreedores aceptada por el tribunal. Para finali zar puede destacarse que

en el atraso, el deudor es técnicamente quien administra, bajo una

administración si se quiere sumamente restringida.

De igual manera, el juez de designar un síndico, pero nada dice la ley

acerca de las condiciones que se requieren para poder ser designado sindico

en un estado de atraso, por lo cual se estima aplicable por analogía lo

dispuesto en el artículo 970 del Código de Comercio (1955) que prohíbe ser

síndicos en la quiebra a los comerciantes menores de 21 años, a los fallidos

no rehabilitados, a los acreedores cuyos créditos estuvieren controvertidos,

así como al cónyuge y los parientes del fallido, hasta el cuarto grado de

consanguinidad y segundo de afinidad, aun cuando sean comerciantes.


46

La función fundamental del sindico en el atraso consiste en revisar tanto la

solicitud de atraso como los recaudos anexos a la misma, procurar, sin

necesidad de autorización del tribunal, toda clase de información acerca de la

exactitud o falsedad de las informaciones suministradas por el deudor,

verificando cuantas diligencias de esclarecimiento le parecieren

convenientes, todo para informar al tribunal y a los acreedores acerca de la

admisibilidad y procedencia del atraso, o acerca de la inadmisibilidad de la

solicitud, ya admitida, para lograr su revocación, o acerca de la

improcedencia del beneficio de atraso, por no cumplirse uno o varios de los

requisitos exigidos por la ley para el caso de que se trate.

El síndico en el estado de atraso es un funcionario de buena fe, auxiliar de

la justicia, cuya opinión será tomada muy en cuenta por el Tribunal a los

efectos de decidir la procedencia o improcedencia del atraso. No obstante de

lo dicho, el síndico designado en el atraso, podrá ser encargado por el

Tribunal de realizar otros menesteres relacionados con eventuales medidas

de vigilancia que hayan podido ser dictadas.

En el atraso no existe sino un solo síndico, a diferencia de la quiebra,

donde si hay lugar para diferenciar al síndico provisional y el definitivo. Las

labores que el Código de Comercio (1955) le otorga al síndico, terminan con

la sentencia que concede o no el estado de atraso.

Ahora bien, en razón de que el síndico en el proceso de atraso es un

funcionario auxiliar de la justicia y, por lo tanto, podría considerarse incluido

en las previsiones establecidas en el Código de Procedimiento Civil (1990),


47

que permiten recusar por las causas que especifica a los funcionarios

judiciales en general, ordinarios, accidentales o especiales.

En virtud de que en el proceso de atraso el sindico puede asumir un

actitud concorde o contraria a la petición formulada por el deudor y si bien no

representa a los acreedores en general, es un órgano legal impuesto por el

Estado con el objeto fundamental de revisar y cotejar la situación económica

del solicitante del atraso, examinar sus libros, correspondencias y bienes

para informar acerca de la procedencia o improcedencia del beneficio

solicitado.

En este punto, es menester nombrar una Comisión de Acreedores, según

lo establecido por el legislador en el Código de Comercio (1955), el Tribunal

al admitir la solicitud de atraso nombrará también una comisión de tres de los

principales acreedores residentes en el lugar del juicio y los escogerá entre

los que figuren en el balance del peticionario. Como principales acreedores

se consideran, aquellos de mayor suma. La comisión de acreedores que se

nombra junto con el fallo que admite la solicitud de atraso es diferente a la

que se designa con la sentencia que declara procedente el beneficio de

atraso.

El número de sus integrantes puede ser diverso, pues la Ley determina el

número para la primera y no lo hace para la segunda, que, en consecuencia,

queda sometida en cuanto al número de sus integrantes, fundamentalmente,

al criterio del juez. La designación para miembro de la comisión de

acreedores no es de obligatoria aceptación.


48

Lo anteriormente descrito a los fines de celebrar la asamblea de

acreedores, ahora bien, la reunión de acreedores prevista en el artículo 902

del Código de Comercio (1955) es fundamental en el proceso de atraso,

pues es la oportunidad fijada por la ley para que el sindico, la comisión de

acreedores, los acreedores mismos, actuando individualmente, y el

solicitante, expresen su opinión acerca de la conveniencia o inconveniencia

del otorgamiento del beneficio de atraso y acerca de otras circunstancias que

la misma ley determina expresamente en la citada norma.

La Asamblea tendrá lugar en el tribunal a la hora fijada al octavo día hábil

siguiente a la publicación del auto que admita la solicitud de atraso y ordene

la convocatoria de los acreedores, esta se iniciará bajo la dirección y

vigilancia del juez. La misma podrá también efectuarse en el domicilio del

deudor.

La reunión puede ser suspendida porque el Tribunal, el síndico, la

comisión de acreedores, o algunos de éstos, consideren conveniente, para la

formación de un mejor criterio, que se verifique alguna diligencia

esclarecedora y de investigación, tal como una experticia o una inspección

ocular.

Durante la reunión de acreedores, en primer lugar el sindico y luego la

comisión de acreedores, manifestarán su opinión sobre los documentos

acompañados a la solicitud, sobre la verdad de cada uno de los créditos,

sobre la admisión o negativa del beneficio de atraso pedido, sobre el plazo

que puede acordarse, sobre las medidas conservativas que convengan tomar
49

y sobre el modo de liquidación y las personas que deben componer una

comisión de consulta y de vigilancia durante la liquidación.

Los acreedores que asisten a la reunión, lo hacen no en virtud de una

obligación sino en el ejercicio de una facultad que para los mismos constituye

más bien una carga, por lo cual se entiende que los acreedores inasistentes

a la misma están de acuerdo con la solicitud del deudor, puesto que

pudiendo concurrir a la reunión a oponerse a la solicitud, no lo hacen. Ahora

bien, si nadie concurre a la reunión convocada, podrá el Tribunal declarar

terminado el procedimiento por falta de interés de todos los que intervienen

en el mismo, inclusive el mismo solicitante, en cuyo caso, vista la confesión

de cesación de pagos que ha hecho éste, declarar su quiebra.

Para esto, es necesario la Calificación de Créditos, como en el proceso de

atraso, a diferencia del de quiebra, no existe claramente determinada por la

ley una etapa para el examen del pasivo y calificación de los créditos, por lo

cual es menester admitir que en cualquier estado del proceso puede surgir

un proceso tendiente a desconocer la validez de un crédito, siempre que el

mismo, no haya sido admitido con posterioridad por el acreedor impugnante.

Si cualquier acreedor del solicitante observare que en el acta respectiva se

ha omitido la colocación de su crédito, reclamará, si lo estima conveniente,

ante el juez, con el objeto de lograr su inclusión en el pasivo del solicitante y

obtener así derecho a participar en los repartos que se hagan en la etapa de

la liquidación. Así como también puede darse que el llamado a conocer

acerca de la validez del crédito no sea el propio juez que conoce del atraso.
50

Seguidamente, se deben presentar los Informes, al tercer día hábil

siguiente después de terminada la reunión de acreedores, el tribunal oirá los

informes verbales que quieran hacer el solicitante, el sindico, la comisión de

acreedores y cualquier otro de éstos. De dichos informes se deberá

presentar conclusiones escritas conforme lo ordena el Código de

Procedimiento Civil (1990).

También podrán las personas entes nombradas, en cualquier tiempo

anterior a dicho acto de informes, presentar al Tribunal escritos o diligenciar

en el correspondiente expediente, exponiendo todo cuanto creyeren

conveniente acerca del proceso que se tramita. No existe prohibición alguna

que impida la presentación de tales escritos o la concurrencia al Tribunal de

partes e intervinientes a fin de exponer lo que consideren más adecuado

para la protección y defensa de sus derechos.

Son inadmisibles las oposiciones a la concesión del atraso hechas con

posterioridad al acto de informes antes indicado. No obstante, si la oposición

extemporánea fuere fundada, es indudable que el juez la tomará en cuenta

en el momento de sentenciar, pues podría bien dicha oposición señalar la

ausencia total de cualquier circunstancia, haya podido escapar a la

constatación del propio Tribunal, del sindico, de la comisión de información, o

de los propios acreedores.

Finalmente el Tribunal dictara la Sentencia, dentro de la tercera audiencia

siguiente al acto de informes, el Tribunal procederá a decidir si considera

procedente o no el beneficio de atraso. En esta materia el juez es soberano y


51

no está, en manera alguna, vinculado por las opiniones de los diversos

órganos o intervinientes del proceso.

La sentencia no podrá ser dictada con asociados, así como tampoco

podrá ser considerada definitiva en modo alguno. En efecto, la misma puede

ser revocada en cualquier momento por el tribunal que la dicto según lo

previsto en el artículo 907 del Código de Comercio (1955). Dicha sentencia

es de naturaleza mixta, ya que como lo señala Giménez H. (1963, p. 237):

“… declara la existencia de los presupuestos procesales requeridos para la

admisibilidad del atraso y también la existencia de las condiciones necesarias

para que la solicitud sea declarada con lugar”.

La sentencia tiene también carácter cautelar, puesto que se espera

mediante la concesión del atraso, evitar el mal mayor de la quiebra y la

pluralidad desordenada de ejecuciones individuales que podrían alterar la

igualdad entre los acreedores; razón por la cual se sostiene que la sentencia

declaratoria del estado de atraso es una sentencia mixta y

fundamentalmente, constitutiva de un estado jurídico que permita la

satisfacción ordenada, dentro del mismo, de todos los acreedores del deudor.

La sentencia deberá contener: la duración de la liquidación que no exceda

de doce meses, la obligación del deudor de hacer constar haber pagado

dentro de dicho plazo a todos sus acreedores, las medidas conservatorias y

las precauciones que juzgue necesarias para garantizar la integridad del

patrimonio del deudor, los acreedores que deben componer la comisión que

vigile la administración y liquidación del patrimonio del deudor.


52

Cabe resaltar que la ley ordena al juez que tome especialmente en cuenta

el voto emitido por la mayoría de los acreedores. En cuanto al tiempo para la

liquidación, el mismo no puede exceder, inicialmente, de doce meses, sin

embargo el artículo 908 del Código de Comercio (1955), señala que el

tribunal puede prorrogar dicho plazo por un máximum de doce meses más.

Como entre las finalidades del atraso está la de pagar totalmente a los

acreedores durante el tiempo de la liquidación amigable, es fundamental que

el deudor compruebe que durante dicho lapso ha cumplido con esa finalidad.

También puede suceder que la espera sirva, incidentalmente, para que el

deudor celebre convenios o arreglos con la totalidad o mayoría de sus

acreedores; por eso puede decirse que, a falta de la finalidad fundamental

del atraso, o sea el pago total de los acreedores, también se pensó en la

posibilidad de celebrar convenios o arreglos, semejantes a las antiguas

quitas entre el deudor y sus acreedores.

En cuanto a las medidas de protección y conservación del patrimonio, el

juez es soberano, por lo cual puede ordenar todas las intervenciones y

medidas que estime convenientes para la realización del principio

fundamental de mantener la igualdad de los acreedores y conservar el

patrimonio que le sirve de garantía.

En líneas generales puede sostenerse que entre las medidas de

precaución y vigilancia que toma el juez para asegurar la integridad del

patrimonio, caben todas las medidas que tanto el tribunal como a los

acreedores se les puedan ocurrir para hacer efectivo el derecho de prenda


53

general de éstos, sobre la totalidad del patrimonio de su deudor, como el

presentar balance mensual indicati vo de los movimientos ocurridos en el

patrimonio del deudor.

La sentencia que declara con lugar el estado de atraso solicitado

designará una comisión para colaborar con el tribunal en todo lo relativo a la

administración y liquidación del patrimonio, así como en lo referente a los

pagos que se harán a los acreedores; dicha comisión tiene como finalidad y

una estructura totalmente diferente a la comisión que se designo junto con el

sindico al admitirse la solicitud de atraso. La comisión de vigilancia interviene

fundamentalmente, como su nombre lo indica, para observar todo el proceso

de liquidación, controlar cualquier actividad del deudor y para asesorar al

tribunal en la decisión de dicha liquidación.

2.2.2.- La Quiebra

De acuerdo con el Diccionario Ilustrado Espasa (2008) el vocablo quiebra,

indica acción y efecto de quebrar, que proviene del latín fallere, que significa

engañar, pues esta anida el fraude, pues quien quiebra menoscaba la fe que

los acreedores habían puesto en el. La quiebra, se encuentra establecida a

partir del artículo 914 y siguientes del Código de Comercio venezolano

(1955), resulta ser el proceso de ejecución concursal por excelencia, el cual

doctrinariamente está llamado a existir para garantizar el pago organizado y

a prorrata, sin desigualdades, para todos los acreedores quirografarios.


54

Es un procedimiento de ejecución forzosa colectiva, por cuanto solo rige

cuando exista pluralidad de acreedores y el deudor carezca de bienes,

suficientes para satisfacerlos a todos.

2.2.2.1.- Definición

El Código de Comercio (1955), define la quiebra en el artículo 914 al

considerar que el comerciante que no estando en estado atraso, cesa en el

pago de sus obligaciones, se halla en estado de quiebra. Para Tinoco (1964)

la quiebra es un término económico recogido por el derecho, aplicado a un

individuo o a un colectivo, cuando su patrimonio no puede satisfacer las

deudas que pesan sobre él.

Por su parte, para Burgos (1980) define la quiebra desde el punto de vista

estrictamente económico, al considerar que tiene el efecto de la función

anormal del crédito, debido a que el deudor no dispone de los valores

realizables suficientes para satisfacer la contraprestación a la que se obligo

en un determinado tiempo. El procedimiento típico de la insolvencia es la

quiebra, dirigido a la liquidación y reparto del patrimonio del comerciante,

entre los acreedores.

De acuerdo al autor, arriba mencionado, jurídicamente, la quiebra tiene

dos sentidos o significados, como un estado o como un procedimiento. La

quiebra como un procedimiento hace referencia al conjunto de normas y

actos procesales dirigidos a la liquidación del patrimonio del fallido y su


55

reparto entre los acreedores unitariamente organizados bajo el principio de la

comunidad de perdidas.

La quiebra como un estado, indica el instituto jurídico que regula las

relaciones de derecho derivadas de la cesación de pagos de un comerciante

por obligaciones mercantiles y traza las normas para la liquidación de su

patrimonio en beneficio de sus acreedores, en proporción y hasta

concurrencia de los créditos de cada uno, según los derechos legítimamente

adquiridos y conservados.

Por lo tanto, la quiebra es considerada como una organización legal,

colectiva y general de los acreedores, que tienden mediante una serie de

decisiones administrativas y judiciales, a la liquidación y satisfacción de sus

créditos sobre el patrimonio del deudor. En este sentido, la Sala de Casación

Civil del ahora Tribunal Supremo de Justicia, en fecha 6 de agosto de 1998,

mediante sentencia estableció:

Constituye la quiebra el estado en que se encuentra un comerciante


que no estando en situación de atraso según los artículos 898 y
siguientes cesa en el pago de sus obligaciones mercantiles.
Estando entonces el comerciante ante la imposibilidad de honrar sus
deudas, y a fin de evitar eventuales demandas que aniquilen su
patrimonio, acude ante los órganos jurisdiccionales a fin de planear la
situación de quiebra, bien sea por declaración unilateral del propio
comerciante o por denuncia de cualquiera de sus acreedores. No
obstante, en uno u otro caso debe el órgano jurisdiccional hacer una
declaración y calificación de la quiebra. Pudiendo calificarse como
fortuita, culpable o fraudulenta, dependiendo de los hechos alegados y
probados en el juicio universal de quiebra. Caracteriza
fundamentalmente entonces a esta figura jurídica, la insuficiencia de
bienes por parte del deudor a fin de satisfacer el monto total de sus
acreencias (…).
56

En términos generales, el instituto en estudio posee dos exigencias, a

saber que el comerciante se encuentre en cesación de pagos y que este no

se encuentre en estado de atraso. Por lo tanto, para la quiebra ser

declarada, previamente deben ser verificados los presupuestos legales para

proceder contra el patrimonio del deudor, destinado a la satisfacción de los

acreedores.

2.2.2.2.- Caracteres

Para Pisani (2009) en su obra referida a la quiebra, los caracteres vienen

dados por la integración del instituto, es decir, por el conjunto de normas

tanto substa ntivas como procesales; las primeras tienen por finalidad

determinar los extremos legales que constituyen el concepto de la quiebra en

cada legislación; las segundas destinadas al modus operandi, el

procedimiento dirigido a la liquidación y sucesivo reparto del patrimonio del

fallido entre sus acreedores.

Como todo procedimiento concursal, tiene su justificación en la existencia

de una pluralidad de acreedores, cuyos recíprocos intereses tutela,

conformando una sociedad o asociación de acreedores, que deben ser

pagados en proporción de los bienes que integran el patrimonio del deudor.

Se trata de un procedimiento judicial, especial y complejo, calificado por

Bonelli citado por Pisani (2009) además como sui generis, en el cual tribunal

despliega una actividad administrativa y judicial, voluntaria y contenciosa.


57

Como finalidad de dicho procedimiento, se señala la verificación de la par

condicio creditorum, en el sentido de que el pago deba efectuarse

respetando la igualdad.

Además de los caracteres antedichos, el procedimiento de quiebra es

juicio ejecutivo, colectivo y universal. De ejecución, al pretender el

cumplimiento de una situación jurídica preestablecida, es decir, la

satisfacción de una obligación incumplida a través del pago o su equivalente.

Colectivo, en el sentido de que cualquier acreedor, sin distinción de su clase

y situación, es atraído al proceso para hacer valer sus acreencia y participar

en la partición del patrimonio del deudor. Universal, porque dicho proceso

tiende a la realización de todos los bienes integrantes del patrimonio del

deudor, como prenda común o garantía de los acreedores.

2.2.2.3.- Clasificación de la Quiebra

El Código de Comercio (1955) en el artículo 915, califica la quiebra en

fortuita, culpable y fraudulenta. Esto quiere decir que, la quiebra puede

originarse del caso fortuito, de la culpa o del dolo y del fraude. Para Burgos

(1980) la quiebra Fortuita se debe al infortunio o a un acontecimiento ajeno o

extraño a la voluntad del deudor, a pesar de haber puesto una notoria

diligencia y prudencia en el manejo de sus negocios, en sus efectos

personales y en todos los actos que pueden influir de algún modo en su

patrimonio.
58

En suma, aun cuando haya habido una buena administración de los

negocios el comerciante incurre en cesación del pago de sus obligaciones

mercantiles vencidas por sucesos que no pudo prever o que, aun cuando

fueron previstos fueron inevitables. En este sentido, Pisani (2009), considera

que el estado crítico del comerciante se debe a sucesos imprevistos e

inevitables, independientes de su conducta, de su voluntad, aun actuando

con la debida diligencia, el comerciante puede incurrir en cesación de

pagos de sus obligaciones mercantiles.

La quiebra Culpable, en palabras de la autora Pisani (2009) es

ocasionada por una conducta disipada por parte del fallido, donde se

evidencia la poca diligencia del comerciante, la errada administración de sus

negocios, su proceder irresponsable. La quiebra puede ser calificada también

como culpable por infringir el comerciante las disposiciones del artículo 925

del Código de Comercio (1955), que le ordena ocurrir al juez respectivo,

en manifestación de su estado de cesación de pagos la declaración de

esta.

Sin embargo, de acuerdo a Burgos (1980) la quiebra culpable es la

originada por la culpa, imprudencia o negligencia del deudor, la cual se

presenta siempre que el comerciante, sin haber ejecutado acto alguno de los

que determina la quiebra fraudulenta, no ha mostrado esa diligencia y

cuidado que los hombres emplean ordinariamente en sus negocios

propios; originándose un conjunto de causales de quiebra que constituyen

una presunción iuris tantum , establecida en el artículo 917 del Código de


59

Comercio (1955)., por otra parte el 916 menciona los casos, presunciones

iuris et de iure, en los cuales puede ser declarada la quiebra como culpable:

ü Cuando los gastos personales y domésticos del fallido hubiesen

sido excesivos.

ü Si el fallido hubiere perdido sumas considerables al juego, en

operaciones ficticias de bolsa o de puros azar.

ü Cuando realizo compras para vender a menor precio del corriente o

contraído obligaciones exorbitantes, u ocurrido a otros medios para

procurarse fondos.

ü Si después de haber cesado en sus pagos hubiere pagado a algún

acreedor con perjuicio de los demás.

Por su parte, la quiebra Fraudulenta es aquella en que ocurren actos

fraudulentos del fallido para perjudicar a sus acreedores. Aquí la mala fe y la

falta de probidad en la conducta del comerciante, son evidentes. Existe dolo

del deudor, encaminado a restar del activo bienes con que pagarles, de tal

calificación el engaño o las maniobras dolosas empleadas por el fallido no

contra sus deudores o contra otros comerciantes, sino las operaciones

dolosas realizadas en perjuicio de los acreedores.

Respecto a este tipo de quiebra el Código de Comercio (1955), enumera

en el articulo 918 ciertas categorías de hechos del comerciante, en forma de

presunciones absolutas, que determinan los casos en que será declarada la

quiebra fraudulenta, como son: cuando el comerciante ha ocultado, mutilado

o falsificado sus libros o en base a estos se ha reconocido deudor de


60

cantidades que no debe y en el caso de haber sustraído u ocultado todo o

parte de sus bienes.

2.2.2.4.- Calificación de la Quiebra

De conformidad con el artículo 924 y el numeral 9 del 937 del Código de

Comercio (1955), la calificación de quiebras culpables y fraudulentas se

harán por el Tribunal ordinario en materia criminal, de oficio, o a excitación

del Juez o Tribunal de Comercio, o a instancia, sea del síndico en

representación de la masa de acreedores, sea de alguno de éstos. A su vez,

el juez puede dar la orden de remitir inmediatamente copia de lo conducente

al tribunal competente, cuando aparezca alguna circunstancia que amerite

procedimiento criminal.

Pero el síndico no podrá acusar sin previa autorización de la mayoría

individual de los acreedores presentes, constituidos en junta a presencia del

Juez. Sin embargo, a instancia de cualquier acreedor, de los que forman la

masa activa de la quiebra, podrá con tal fin promover la convocación de la

Junta, para provocar su calificación.

No obstante, el articulo 949 ejusdem, establece desde que se declare la

quiebra, y en cualquier estado de la causa, el Juez de Comercio podrá

acordar el arresto provisional del fallido, si la quiebra apareciere culpable o

fraudulenta. Y en los casos de fuga u ocultación del fallido, o de renuencia a

comparecer o a presentar sus libros o de sustracción de bienes, en lugar


61

donde no hubiere Juez de Comercio, el de Primera Instancia, y en su defecto

el de Distrito o de Parroquia, efectuará el arresto del fallido, dando cuenta al

de Comercio con remisión de lo actuado.

Además del arresto provisional referido, otra sanción que incide en la

persona del fallido presuntamente culpable o fraudulento es la prohibición

contenida en el 951 del Código de Comercio (1955), debido a que no podrá

obtener provisionalmente para sí y para su familia, socorros alimenticios

sobre el activo de la quiebra, que serán regulados por el Juez con audiencia

de los síndicos.

2.2.2.5.- Presupuestos de la Quiebra

En concordancia con el artículo 914 del Código de Comercio (1955). , la

quiebra como procedimiento de ejecución colectiva, requiere la coincidencia

de cuatro elementos determinantes para su declaración:

a) La condición de comerciante del deudor. La institución de la quiebra

solamente se aplica al comerciante, y para el deudor civil solo existe la

cesación de bienes o concurso de acreedores (Burgos, 1980). Ahora bien,

tanto la persona física como jurídica que ejerce el comercio de acuerdo al

artículo 10 ejusdem, sean venezolanos o no pueden ser declarados en

quiebra.

Sin embargo, se debe distinguir entre el comerciante individual, que toda

persona física, mayor de edad, que hace del comercio su profesión habitual y
62

del menor emancipado autorizado por su curador para ejercer el comercio; el

comerciante social o colectivo, que no son más que las sociedades

mercantiles que tienen por objeto uno o más actos de comercio. O las que

adquieren determinadas formas desde su constitución.

Si el comerciante colectivo es una sociedad con socios solidarios

responsables, se aplica extensivamente la normativa de la quiebra (Pisani,

2009). Para la misma autora las asociaciones en participación no pueden ser

declaradas en quiebra porque no tienen personalidad jurídica. En el caso de

las sociedades en liquidación puede aplicárseles el procedimiento de

quiebra.

Por otra parte, no pueden ser declarados en quiebra los factores o

representantes legales porque no ejercen el comercio en nombre propio, y

por tanto no adquieren la cualidad de comerciantes; tampoco se aplica el

procedimiento de quiebra a las entidades públicas territoriales, las cuales de

conformidad con el artículo 7 del Código de Comercio (1955)., no pueden

asumir la cualidad de comerciante aun cuando se encuentran facultades para

ejercer actos de comercio, y en cuanto a estos actos quedan sujetas a las

leyes mercantiles.

b) Cesación de Pagos. Es el fundamento para que pueda iniciarse,

abrirse y aun existir como tal el proceso concursal de quiebra. La cesación de

pagos consiste en dejar de pagar las deudas de naturaleza comercial,

vencida y exigible. Según Pierre (1983) la cesación de pagos no debe ser

confundida con la insolvencia, el deudor comerciante cesa en sus pagos


63

causando un perjuicio individual y social a la vez, porque al no pagarle a sus

acreedores los pone en riesgo de no poder tampoco sus deudas.

Además, es más fácil constatar una cesación de pagos que la insolvencia,

si el comerciante es insolvente, es decir si su pasivo es superior a su activo,

pero cumple sus compromisos, no puede ser declarado en quiebra. Por el

contrario, si el comerciante cesa en sus pagos puede ser puesto en quiebra

aunque sea solvente, esto es, aunq ue su activo sea superior a su pasivo.

De acuerdo a Burgos (1980), a la cesación de pagos preexiste el

incumplimiento, si el deudor no cumple es porque su estado económico no se

lo permite, el incumplimiento es un hecho jurídico generado por el fenómeno

económico de la cesación de pagos, estado patrimonial que se revela por

hechos exteriores entre los cuales el incumplimiento figura en primer término.

c) Naturaleza mercantil de las obligaciones exigibles. Si las obligaciones

incumplidas por el comerciante no son de naturaleza mercantil, no tendrá

lugar el procedimiento de quiebra, en consecuencia si el acreedor lo es por

deudas del comercio, la exigencia legal se circunscribe a probar la naturaleza

mercantil del compromiso y a explicar todos los hechos y circunstancias

constitutivos de la cesación de los pagos del deudor.

Mientras que si la deuda es de carácter civil, el interesado deberá

probar, además de los extremos indicados, la existencia de su propia

acreencia aun cuando esta no sea exigible todavía (art. 931 y 932 Código

de Comercio 1955). En el sistema venezolano, para demostrar el

desequilibrio patrimonial, civil, da origen eventualmente, a los procedimientos


64

conocidos como cesión de bienes, concurso de acreedores y concurso

necesario.

En este sentido Burgos (1980) considera que los acreedores que pueden

solicitar la quiebra del comerciante son: los mercantiles; los civiles, por

obligaciones mercantiles, debido a que en materia de obligaciones el

acreedor tiene derecho a demandar el cumplimiento de una obligación

exigible. En el caso de las acreencias de naturaleza dudosa, se aplicara una

presunción iuris tantum de mercantilidad prevista en el artículo 3 del Código

de Comercio (1955), al efecto lo importante es el carácter de la deuda

independientemente el sujeto acreedor.

Las deudas impagadas a los fines de calificar la cesación de pagos deben

poseer las siguientes características, de acuerdo a Pisani (2009), debe ser

cierta, que no exista excepciones ni observaciones para formular contra los

créditos. La deuda debe ser liquida, su monto y modalidades han sido

prefijados y no discute.

De igual manera es exigible, su cumplimiento no se encuentra supeditado

al vencimiento de un plazo o termino. También, debe ser considerado el

número de pagos rehusados, de naturaleza mercantil, requeridos a los

efectos de calificar el estado de cesación de pagos. Por lo tanto, la quiebra

es una institución exclusiva del derecho mercantil, que se aplica a los

comerciantes, quienes valiéndose de las facilidades dadas por la legislación

vuelan la confianza y el crédito que le ha ofrecido el comercio. Por

consiguiente, cuando el comerciante cesa en el pago de sus obligaciones


65

mercantiles, los acreedores civiles pueden demandar la quiebra siempre que

comprueben la cesación del pago de sus obligaciones mercantiles.

d) Que no esté en estado de atraso el comerciante. El Código de

Comercio (1955)., exige para configurar la quiebra, por interpretación en

contrario, que el pasivo del comerciante supere el activo; que la situación

comprometida del comerciante se deba a otra razón que no sea la iliquidez

debida a sucesos imprevistos o a causa de cualquiera otra manera

excusable.

De igual forma, el cese en el pago de las obligaciones del comerciante y

no de la necesidad de este en retardar o aplazar sus pagos, es decir que

exista definitividad y no transitoriedad, por lo que, no se trata de una

situación jurídica de gracia otorgada por ley al comerciante no doloso, sino

de un estado de justicia que provee a la suerte de todos los acreedores y

asegure su condición igualitaria. En virtud de lo antes expuesto, los

acreedores, y no solo el comerciante, pueden incoar el procedimiento, por

cuanto en el procedimiento de quiebra se proveen tres vías posibles: la

solicitud del deudor, la demanda de los acreedores y la declaratoria de oficio.

2.2.2.6.- Procedimiento de la Quiebra

Según las Instituciones de Justiniano, la definición clásica de las

obligaciones es “obligatio est iuris vinculum, quo necessitate adtringitur

alicuisus solvendae rei; secundum nos trae civitas ivra” (Titulo XIII, Libri II).
66

Lo cual significa que la obligación es un vínculo de derecho que obliga a

pagar alguna cosa a través del tiempo. Este concepto ha evolucionado, hasta

la etapa moderna, en la que toma importancia el aspecto económico de la

obligación.

El Código de Comercio y normas complementarias de Legis (2008) ha

señalado entre sus disposiciones:

La relación jurídica entre dos o más personas concretamente


determinadas, en virtud de la cual una de ellas (deudor) debe una
prestación determinada de dar, hacer o no hacer a la otra (acreedor) en
provecho de este o terceros, concediéndose a dicho acreedor la
facultad de constreñir al deudor al cumplimiento de la prestación
(Código Civil Venezolano, p.692).

El procedimiento concursal por excelencia, es la quiebra, para proceder a

la liquidación colectiva del patrimonio del comerciante, debe existir un peligro

de insolvencia del deudor, esto significa que el procedimiento colectivo

prevalece sobre la acción singular del acreedor, la cual puede ser impedida o

prevenida por la declaratoria judicial, a solicitud de uno o cualquiera de los

acreedores.

Según lo que establece Provinciali, en su libro titulado “Tratado de

Derecho de Quiebra”, Tomo I, la ejecución singular y la ejecución colectiva se

diferencian:

Mientras que para promover, la ejecución singular, poner en marcha la


mera iniciativa dl acreedor, para poner en marcha la ejecución colectiva
67

es necesario una declaración (jurisdiccional) de sus presupuestos


(sentencia declarando la quiebra, decretos de apertura de liquidación
coactiva, administrativa, del concordato preventivo y de la
administración controlada) de igual modo, que siempre es necesario
otro proveído jurisdiccional aun en el caso del concordato para la
clausula del procedimiento.

Es así como, los procesos concursales, suspenden las acciones

singulares, ya que afecta la totalidad del patrimonio del deudor, quedando

privada de objeto la singular, esta ejecución colectiva, tiene como finalidad la

satisfacción de los acreedores mediante la liquidación de los bienes del

deudor, verificando los créditos de cada uno de los acreedores, creando así

una masa llamada pasiva que tiene intervención en el proceso, por una parte,

y por la otra, la formación de una masa activa en la que incurren los

incrementos de la administración de la quiebra, como los bienes que

sobrevengan al quebrado.

Cuando hay concursalidad en un proceso, significa que existe una crisis

económica en una determinada empresa; se manifiesta la insatisfacción de

los acreedores, la cual será reparada mediante la regulación de todas las

relaciones y de forma equitativa para todos los acreedores, lo que comporta

para el deudor, una regulación sobre todos los bienes, ya que de estos se

extraerán los medios para cumplir con las obligaciones pendientes.

Los procedimientos concursales, desde el punto de vista económico

puede tener una mayor o menor intensidad y así puede tener un estado de

insolvencia más o menos grave, como la quiebra, el concordato preventivo, o


68

con dificultad temporaria para cumplir con las obligaciones con la

administración controlada.

Al hablar de ejecución colectiva, generalmente se precisa la quiebra entre

los procedimientos concursales, pero la quiebra no es el único medio que

utiliza la ley para eliminar la insolvencia. Los procesos concursales, según se

ha mencionado con anterioridad, son varios sistemas los cuales buscan el

cumplimiento del deudor, entre ellos están la quiebra, el concordato

preventivo, la liquidación administrativa y una dificultad temporaria para

cumplir las obligaciones.

El artículo 925 de la sección Tercera, del Título III del Código de Comercio

(1955). señala la iniciación del procedimiento por el deudor, señalando: “Todo

comerciante que se halle en estado de quiebra debe hacer por escrito la

manifestación de ella, ante el Juez de Comercio de su domicilio mercantil,

dentro de los tres días siguientes a la cesación de sus pagos”; adaptándolo a

la realidad esta se presenta ante el Juez Mercantil de Primera Instancia,

debido a la cuantía, imponiéndole este deber al comerciante, pero que

resulta ser una obligación de la fallida, consagrada en interés.

Esta iniciativa del deudor, sostiene Provinciali (1958, p. 200) en su obra

Tratado de Derecho de Quiebra:

Aunque también esta constituye ejercicio de acción, ejercicio del poder


procesal que compete al deudor para promover el procedimiento de
quiebra, como medio (ahora exclusivo) de realización de su derecho
subjetivo substancial de cooperar al cumplimiento a los fines de
conseguir la liberación.
69

Otros autores como Satta (1951) estima que se trata de una excepción del

deudor que, contra la (meramente eventual) acción (singular) del acreedor,

haría valer su derecho a la ejecución colectiva, en contraposición de la

individual. En fin, la naturaleza del procedimiento ejecutivo de quiebra no es

incompatible con la legitimación del deudor para proponer la demanda, se

expone por parte del deudor su derecho a pagar, de liberarse después de

declarada la insolvencia, en este caso se podría embargar que al solicitar su

propia quiebra, estará aceptando la culpa y las consecuencias seria menos

graves.

Desde el punto de vista del derecho adjetivo conforma una excepción, ya

que no es dado el ejercicio de una acción por parte del sujeto pasivo de la

misma. Sin embargo, mediante ella el deudor (quebrado) hace valer su

derecho a la ejecución colectiva en oposición a la ejecución individual. La

violación a esta obligación legal comportaría como sanción la calificación de

quiebra culpable, de acuerdo al ordinal 4 del artículo 917 del Código de

Procedimiento Civil (1990).

Sobre la posibilidad del retiro de la solicitud del comerciante antes de la

declaratoria de quiebra por sentencia, la opinión es mayoritariamente

afirmativa, es decir, la posibilidad de retirarla y posteriormente introducirla

nuevamente.

Los requisitos que deben cumplirse en aplicación del presente dispositivo

legal, antes mencionado se diferencian según los sujetos facultados para

efectuar la solicitud (comerciante individual o social) y van referidos al


70

tiempo, lugar y forma de la manifestación y a los recaudos que deben

acompañarla.

Respeto de las personas la norma es amplia “todo comerciante de

manera que no distingue entre el comerciante individual o social”, para el

caso de aquel y respecto de la representación, la doctrina patria no es

pacifica; algunos autores, afirman la posibilidad de que el comerciante

designe mandatario especial para hacer la manifestación de quiebra y otros

en cambio, infieren de la exigencia formal del juramento que el acto no

puede ser autorizado por apoderados, aunque fuesen especialísimos, vistos

que el juramento es un acto personal y por tanto, la manifestación de quiebra

es intuito personae. El supuesto in abstracto , cubriría igualmente al menor

autorizado para comerciar, sobre la base del artículo 12 ejusdem.

Para el caso del comerciante social, los representantes designados

formalizaran la designación, quienes estarán obligados a comparecer ante el

tribunal y ante el síndico, siempre que sean requeridos. La norma señala

como competente para recibirla, al juez de comercio del domicilio mercantil

del comerciante, en todo supuesto. El secretario anotara en el escrito la

fecha de su presentación.

El lapso para interponer la solicitud es breve, dentro de los tres días

siguientes a la cesación de los pagos del comerciante, a los efectos de

constatar el cumplimiento de este imperativo legal, la propia norma en el

artículo 925 del Código de Comercio (1955)., en el aparte final dispone, que

el secretario anotara en el escrito de solicitud la fecha de su presentación; la


71

extemporaneidad en la solicitud podrá apreciarla el juez en el momento de

fijar la cesación de pagos, en cuyo caso la quiebra podría ser declarada

culpable, o provocar la aplicación de sanciones a criterio del tribunal.

La solicitud deberá hacerse cumpliendo las formalidades del artículo 340

del Código de Procedimiento Civil (1990) bajo juramento de veracidad, por

escrito firmado y fecha del fallido. La escritura es formalidad a la que

reiteradamente, se alude en el encabezamiento y en el aparte final del

artículo 925 del Código de Comercio (1955).

El comerciante expondrá en ella los motivos de la cesación de sus pagos

y en cumplimiento de la norma precitada, pedirá al juez se le declare un

estado de quiebra. Si se trata de una compañía de personas la

manifestación contendrá el nombre y domicilio de cada uno de los socios

solidarios y los de los comanditarios que no hayan entregado todo su aporte

y si la quiebra es de una sociedad de capital, la solicitaran los

administradores, lo cuales estarán obligados a comparecer ante el tribunal y

ante el sindico, siempre y cuando sea necesaria su presencia.

La solicitud de quiebra presentada por el fallido, debe acompañar una

serie de recaudos, los cuales se establecen en el artículo 926 del Código de

Comercio (1955), y que son:

1.- “El Balance general o una exposición de las causas que impidan al

fallido presentarlo”.

El balance general es un instrumento utilizado en materia contable, en el

que se confrontan los activos y pasivos de una persona natural o jurídica,


72

cuyo fin es verificar el estado financiero de la mencionada personal, es decir,

verificar el caudal; esto solo puede ser presentado por el deudor, ya que

como dice Ripert (1952) en su obra “Derecho Comercial”: es un derecho

personal, y los acreedores no pueden consignarlo ni coaccionar al deudor

para su presentación; el mencionado autor indica que: “si se trata de una

sociedad la decisión de presentar los balances debe ser tomada por los

gerentes o por el consejo de administración”.

El artículo 927 del Código de Comercio (1955), señala que el balance

debe contener la relación y los valores de todos los bienes, tanto muebles

como inmuebles, y los estados demostrativos, con la identificación de los

débitos, créditos, gastos, ganancias y pérdidas; esos contendrán la

información de los diez años anteriores a la quiebra, y se debe a que esto es

obligatorio para la conservación de los libros, comprobantes entre otros, lo

que facilita las operaciones del comerciante.

2.- Memoria razonada de la causa de la quiebra.

En la el deudor debe exponer todas las causas y razones que justifican la

solicitud de la quiebra.

El mencionado artículo (926 CPC) señala en su último aparte que tanto el

escrito como el balance y la memoria razonada serán fechados y firmados

por el quebrado (fallido), en la que se manifiesta bajo juramento la veracidad

de los hechos indicados en los documentos. En el caso de una sociedad

colectiva o en comandita los firmantes serán los socios solidarios y si se

presenta una sociedad anónima serán los administradores,


73

La facultad de iniciativa del acreedor constituye según los autores, un

ejercicio de acción; el recurso utilizado es una perdida judicial, e indican que

es el mismo poder que el acreedor tenia para promover la ejecución singular

que el efecto de la producción del estado de insolvencia, y que es el

elemento determinante de la ejecución colectiva. En la que se transforma

para pedirla apertura del mencionado procedimiento colectivo.

En fin el acreedor al solicitar la quiebra, no obra para su exclusivo interés,

sino maneja un interés de clase, es decir un interés colectivo que es el todos

los acreedores. Al mencionar al acreedor, este puede ser cualquiera, sin

importar la naturaleza y particularidad de su crédito, sea líquido e ilíquido,

quirografario o privilegiado, condicionales o a termino entre otros; lo

importante de mencionar es que esta iniciativa es inalienable del acreedor.

Esta solicitud de quiebra, puede variar dependiendo del caso, así el

acreedor por una deuda mercantil puede demandar la quiebra con menos

exigencias, mientras que el acreedor civil, debe probar a fin de que su

reclamación prospere, condicionalmente, la cesación de pagos de las

deudas mercantiles del quebrado.

En relación a los acreedores, Navarrini (1943) indica: “se ha dicho que el

acreedor debe serlo por un acto de comercio por parte del deudor”. Para

algunos autores, la solicitud de quiebra solo deriva de la cesación de pagos

relativa no absoluta de las obligaciones comerciales del deudor, es decir,

que la demanda solo debe ser presentada por los acreedores que hubiesen

realizado un acto de comercio.


74

Sin embargo, la norma española indica que el carácter comercial del

debido impagado, además de ser condición sustancial para la declaración de

la quiebra, constituye un requisito de índole procesal para la demanda por

los acreedores, no resulta necesariamente considerar a la comercialización

del lado del acreedor, es decir, que por el solo hecho de que un acreedor

que ha realizado un acto civil, no pierde su carácter de institución

estrictamente comercial.

En tal sentido, sin importar la naturaleza de la obligación sea mercantil o

civil, queda suficientemente afianzado el concepto de que sea necesario un

incumplimiento comercial por parte del deudor y que solo el acreedor que ha

quedado insatisfecho por un incumplimiento comercial del deudor, puede

provocar el procedimiento de quiebra.

El dispositivo rector de la cuestión se encuentra enmarcado en el artículo

931 del Código de Comercio (1955), y expresa: los acreedores pueden

provocar la declaración de quiebra aun cuando sus créditos no sean

exigibles. Los acreedores por créditos no mercantiles no pueden solicitarla

sino a condición de justificar la cesación de los pagos de las deudas

mercantiles.

Una cosa es, que se exija como requisito sine qua non a los efectos de

comprobar el estado de cesación de pagos, que las deudas contraídas

sean exigibles, y otra el hecho que de que sea posible demandar la

quiebra por el acreedor a termino; o sea, que el acreedor cuya


75

acreencia no sea aun exigible, para demanda la quiebra, tiene que justificar

debidamente la cesación de pagos de obligaciones del comercio vencidas.

El tendrá, pues, a su cargo probar los extremos indicados, para que su

acción prospere y pueda así ser declarado judicialmente el estado de

quiebra, el cual va procedido del hecho de la cesación de pagos, llamada

quiebra de hecho que no es admitida en el sistema venezolano.

Pueden, asimismo, instar el procedimiento, los acreedores laborales,

porque la disposición mencionada no hace distingos. Así lo ha establecido la

jurisprudencia venezolana, al considerar que la declaración judicial de

quiebra constituye una medida de protección para el comercio en general y,

especialmente, para los acreedores sin distinción alguna. Ya que el origen

del crédito no tiene significación a los efectos del derecho de su titular de

demandar la quiebra, pues el hecho trascendente es la cesación de pagos.

Así, acreditada esta, poco importa que pretendido acreedor solicitante

resultase no tener tal carácter al momento de la calificación de créditos. Por

ello, no dejara de pronunciarse la quiebra, como tampoco impide su

declaración la circunstancia de que nadie la haya demandado, pues el propio

deudor puede y debe hacer la manifestación correspondiente ante el juez

competente.

Respecto a los acreedores privilegiados pudiere aplicarse igual

razonamiento, pese a que el punto no es pacífico en la doctrina. En efecto,

se ve en los autores tres posiciones diversas, dos categorías: afirmativa y

negativa; y una ecléctica. La primera aplica al caso la teoría procesal del


76

interés, que subsiste entre tanto no se verifique el remate que dirá en

definitiva al acreedor si el bien dado en garantía cubre totalmente su

acreencia; luego, mientras existe interés hay acción.

La legislación venezolana no la consagra expresamente porque no hace

distinciones. La segunda posición rechaza la posibilidad de que el acreedor

privilegiado pueda demandar la quiebra; porque la finalidad de este

procedimiento es asegurar con privilegio tiene una seguridad mayor por su

garantía. La tercera posición (ecléctica) sostiene que solo cuando la garantía

sea insuficiente, y por tanto, no alcance a cubrir la acreencia, podrá dicho

acreedor privilegiado instar el procedimiento.

Por el contrario, ciertas categorías de acreedores están expresamente

excluidos de intentar la acción. El aparte último del artículo 931 del Código

de Comercio (1955) prohíbe que los ascendientes, descendientes y cónyuge

del deudor, en su condición de acreedores puedan demandar la quiebra. Y

el aparte primero, ejusdem, dispone que el socio comanditario tampoco

puede pedir la declaración de la quiebra de la sociedad a que pertenece,

claro está que su condición de socio, pues la misma disposición agrega que

si fuese acreedor podrá provocarla con ese carácter.

Cuando se trate de un comerciante social, sus acreedores pueden,

igualmente, provocar la declaración de quiebra, entre dichos acreedores se

encuentran las obligaciones de las sociedades anónimas. El socio

comanditario, no en su calidad de socio, pero si en la de acreedor social

puede demandar la quiebra.


77

La facultad antes mencionada, no pertenece en cambio a los acreedores

personales de los socios, estos solo pueden hacer valer sus derechos sobre

la cuota de utilidades correspondientes al socio, según el balance social,

mientras dure la sociedad, y después de disuelta esta sobre la cuota que le

corresponda al socio en la liquidación (artículo 205 del Código de Comercio

1955). La quiebra es una causal de disolución de las compañías de

comercio, aunque se celebre convenio.

El artículo 932 del Código de Comercio de acuerdo al comentario de

Calvo (2003) señala, que la solicitud de quiebra de los acreedores será por

medio de una demanda, en la que se debe explanar los hechos y

circunstancias de la existencia de la cesación de pago, de igual forma

acompañar todo documento que verifique materialmente lo alegado. De igual

forma, que en la solicitud de la quiebra por parte de los acreedores debe

cumplir con todas las formalidades establecidas en el artículo 340 del Código

de Procedimiento Civil (1990).

Además de las anteriores iniciaciones del procedimiento, ta mbién se

presenta la Quiebra de Oficio que es aquella que puede decretar el

tribunal, sin la previa solicitud del deudor o sus acreedores. Esta otra forma

de iniciación del procedimiento de quiebra se ha presentado con cierto

rechazo desde los primeros códigos de comercio, ya que aunque la

doctrina y la legislación lo consagra su formulación resulta un tanto

excepcional.
78

Es así como, en 1904 se presenta la institución del atraso por primera

vez, ya que consagro la posibilidad de que el tribunal en un oficio de atraso,

declare la quiebra, los mencionados casos, según Pisani (2009), son:

1.- Cuando creyere improcedente la liquidación amigable (en cuyo caso


seguirá el procedimiento de quiebra);
2.- Si durante la liquidación se descubriera dolo o la mala fe, o que el
activo no ofrece esperanza de pagar la integridad o al menos los dos
tercios de las deudas (en tal supuesto, el juez podrá revocar el atraso,
declarar la quiebra y dictar las medidas, etc.); que se encuentran
señalados en los artículos 911 y 907 del Código de Comercio (1955).

Aunque los supuestos antes mencionados, son situaciones en las que el

Tribunal puede declarar la quiebra de oficio, algunos autores como Burgos y

Tinoco, no lo consideran así, indican: por cuanto la solicitud de atraso

confiesa ya el estado de suspensión de pagos e implica un periodo

condicional de quiebra para el eventual fracaso de la liquidación amigable,

es decir, que los casos establecidos en los artículos 911 y 907 del Código de

Comercio (1955), son circunstancias especiales en el artículo 928, es una

regla general.

A pesar que desde los inicios de la introducción normativa de este

procedimiento al Código de Comercio (1955), se ha sentado la máxima que

no puede hacerse de oficio de la declaratoria de quiebra. Además los

artículos 928 y 929 del Código de Comercio (1955) indican que cuando

ocurre el fallecimiento del comerciante, en un determinado tiempo, faculta al

tribunal a declarar la quiebra.


79

La técnica legislativa actual, poco feliz para algunos doctrinarios y

estudiosos, indica la posibilidad de una actuación de oficio por parte del

tribunal, en la que según el artículo 938 del Código de Comercio (1955).el

tribunal puede ordenar la posición de los sellos, la formación de inventarios y

otras medidas de precaución que considerar prudentes el tribunal.

Particularmente se cree que la discutida cuestión radica en la rigurosa

interpretación de las concepciones jurídicas, más que en las expresiones

deslizadas por la ley y por la jurisprudencia, lo previsto representa

situaciones excepcionales en las que el tribunal prevé la declaratoria de la

quiebra y que la regla general es que no la puede declarar.

Puede entonces resumirse lo anterior, ya que luego de introducida la

solicitud de la demanda de quiebra, el tribunal de la entrada, la admite, fija

numeración y ordena la comparecencia del deudor para la citación; el auto

de admisión debe contener la verificación o indicación que se han cumplido

todas las formalidades o requisitos para que proceda la quiebra, tanto por los

acreedores como el mismo deudor, y verificar en el auto de procedencia o no

de la quiebra.

La citación del demandado, debe acompañar copia certificada de la

demanda y de la admisión de la demanda (933 del Código de Comercio

1955), puede también ordenar el tribunal otros puntos, que son el

nombramiento de sindico provisionario, la declaración la declaración de las

medidas preventivas, la orden de fijación de carteles para la primera junta de

acreedores, la publicidad de la quiebra entre otros.


80

Citado el demandado, debe dar contestación en el quinto día según lo

establece el artículo 933 del Código de Comercio (1955), y el tribunal debe

indicar la hora dentro de las establecidas en la tablilla de despacho. Además,

las audiencias se cuenta como días de despacho; llegado el quinto día y

presentado el demandado a la hora establecida, para contestar la demanda

personalmente, o a través de un apoderado, puede oponer ciertas defensas

y excepciones que textualmente se encuentran establecidas en la norma,

especificadas en el Código de Comercio de 1955 (segundo aparte, articulo

933).

En este sentido Pisani (2009) comenta:

1.- Puede acogerse al beneficio de atraso si sostuviere que debe

acordársele. En cuto caso, deberá cumplir con las formalidades exigidas por

el artículo 899 del Código de Comercio de 1955.

2.- La declaración de jurisdicción del tribunal de la causa por

incompetencia de este, por alegarse que corresponde a otro juez el

conocimiento de la demanda de la quiebra. Dicha incompetencia procede en

razón de la materia, de la cuantía y el territorio. En cuanto, a las primeras,

pacíficamente la jurisprudencia tiene establecido que son de orden público,

por cuya razón, el juez puede pronunciarse de oficio cuando no las haya

alegado.

3.- No tener el demandante el carácter de acreedor del demandado, que

se atribuye, o no tener el apoderado actor la representación que se atribuye

o carecer de las cualidades necesarias para ejercer poderes en juicio.


81

4.- No tener el demandado el carácter de comerciante que se le atribuye .

En todo caso, corresponderá al juez verificar tal calificación.

5.- No hallarse el demandado en estado de quiebra porque no ha incurrido

en la cesación de pagos que se le atribuye.

Estas excepciones o defensas se caracterizan por ser las únicas que

puede oponer el demandado y por consiguiente el mandato legal imperativo,

hace determinante la caracterización taxativa de la enumeración. Sin

embargo, en forma reiterada ha sostenido un tribunal, que existen otras

excepciones y defensas las cuales, considera dicho juzgador, que fueron

omitidos por el simple olvido del legislador, ya que sería injusto privar de las

mismas al demandado en un juicio de quiebra; se trata de excepciones de

ilegitimidad en la persona del demandado y de perjudicialidad, las cuales no

se encuentran incluidas en el artículo 933 del Código de Comercio (1955).

Cuando el demandado se acogiere al beneficio de atraso, de ser

procedente, se seguirá el procedimiento ad-hoc establecido en el Código de

Comercio, con respecto al procedimiento de atraso. Si en la oportunidad de

contestación de la demandada no se excepciona el comerciante ya no podrá

hacerlo, ya que en el artículo 913 del Código de Comercio (1955) dispone

que después de declarada la quiebra no se admitirá la solicitud de atraso.

En los demás casos, el Juez abrirá una articulación por ocho días sin

termino de la distancia, dentro de la cual las partes promoverán las pruebas

que tengan a bien, las cuales evacuaran en el mismo termino sin prorrogarlo,

aunque no hubiese tiempo para despacharlas todas. Este proceso probatorio


82

se caracteriza por ser un requerimiento ordenado por el Juez para su

apertura, en contraposición al procedimiento civil, es único tanto para

promover como para evacuar las pruebas a diferencia del juicio ordinario; no

es prorrogable, ni aun en el caso que no sea suficiente para despachar todas

las pruebas.

El aparte primero del artículo 934 del Código de Comercio (1955), faculta

a cualquiera de las partes para pedir que el asunto se decida con asociados,

pueden hacerlo en el último día de la articulación, en cuyo caso, el tribunal

fijara una hora de la segunda audiencia para proceder a su elección. Entre

tanto, se abstendrá de comenzar la relación de la articulación. Ante el

terminante dispositivo el juez no tiene la alternativa de negarse a dicha

elección.

Al final de la articulación, sino se hubiesen pedido con asociados para

dirimir la cuestión el Juez de conformidad con el articulo up supra

mencionado, oirá los informes y sentenciara conforme con las previsiones

del Código de Procedimiento Civil (1990), por expreso mandato del artículo

112 del Código de Comercio (1955). Teóricamente, la sentencia aparece,

además, en tutela de los intereses de los acreedores, constituye materia de

orden público y, aunque confusamente, se prevé la posibilidad de su

declaración de oficio.

Tanto la sentencia declara de quiebra como el eventual auto posterior a

ella que fije la fecha de cesación de los pagos, tienen un matriz universal,

consecuencia necesaria de su finalidad; organizar un procedimiento


83

colectivo oponible a todos. En la sentencia que recaiga se examinaran

sucesivamente las diversas excepciones o defensas del demandado. Como

quedo sentado, si una de ellas fuere declinatoria de competencia, se dejaran

sin decidir las demás para que las resuelva el juez competente (artículo 935

del Código de Comercio, 1955).

La declaratoria con lugar de cualquiera de las excepciones o defensas

opuestas por el demandado, de acuerdo al artículo 936 del Código de

Comercio (1955), conlleva a que no haya lugar a la declaratoria de quiebra.

En este caso, contra la decisión se oirá en apelación en ambos efectos al

acreedor demandante, por ser la parte a quien el tribunal ha rechazado

totalmente la petición.

En relación al contendido de la sentencia declaratoria de quiebra Veleri

(2010) es un acto procesal con el cual culmina el procedimiento contencioso

iniciado por la solicitud del deudor comerciante o por demanda de los

acreedores, la cual contiene los términos en que debe ejecutarse la

liquidación. Este contenido se expresa los señalado en los artículos 936 y

937 del Código de Comercio (1955).

En este sentido, para que esta pueda surtir efectos jurídicos declarativos

inmediatos esta debe llevarse a efecto, es decir debe realizarse su

ejecución, mediante actos sucesivos, es necesaria la publicación de la

declaración de quiebra y la prohibición de orden de entrega, en atención a

los términos, modalidades y condiciones a las que la sentencia somete la

liquidación del patrimonio del fallido, para lo cua l es necesario la


84

implementación de actos procesales sucesivos para que sus postulados

puedan cumplirse.

Dichos efectos jurídicos se producen en opinión de Pisani (2009)

respecto: al deudor comerciante, conocido una vez dictada la sentencia; a

los bienes y a su administración; a las acreencias no vencidas y a los

intereses incluyendo las causas o juicios pendientes. En relación al fallido,

este queda inhabilitado para la administración de sus bienes, para disponer

de ellos y para contraer nuevas obligaciones, debido a que los efectos

declarativos se retrotraen a la fecha de cesación de pagos fijada en la

sentencia (Veleri, 2010).

En cuanto a los bienes y su administración, estos pasan a ser

administrados por los Síndicos en nombre de la masa de acreedores (Art.

940 del Código de Comercio 1955), incluyendo los bienes presentes y

futuros, de acuerdo a lo expresado en el Código Civil, adquiridos a título

gratuito u oneroso.

En el caso de las acreencias no vencidas y a los intereses, la declaración

de quiebra hace exigibles las deudas del fallido de plazo no vencido (Art. 943

del Código de Comercio de 1955). Por otras parte, respecto de los intereses,

estos no serán tomados en cuenta desde el día en que se declare la quiebra,

por lo tanto dejaran de correr intereses, solo respecto de la masa, sobre toda

acreencia no garantizada con privilegio, prenda o hipoteca, en estos casos,

se cobran del producto de los objetos afectos al privilegio, a la prenda o

hipoteca. Los créditos no vencidos no generan intereses, sufrirán un


85

descuento a razón del 6% al año, por lo que falte del plazo, desde el día de

la declaración.

Por último, todas las causas ordinarias o ejecutivas, civiles o comerciales,

que al tiempo de la declaración de quiebra se hallen pendientes contra el

fallido y puedan afectar sus vienen, serán acumuladas al juicio universal de

quiebra (Art. 942 del Código de Comercio de 1955).

Los efectos fundamentales del Decreto de Quiebra, lo son, la acumulación

de todos los procesos que cursen contra el mismo deudor ante el mismo

Juez de la quiebra, el desapoderamiento del patrimonio del deudor, quien se

coloca en una especie de capitis diminutio y pierde su capacidad de

administrar y disponer de su patrimonio, la designación de un administrador

ad hoc de ese patrimonio para su mejor protección y posterior liquidación

ordenada, y la garantía de que los acreedores quirografarios debidamente

calificados (controlados por los acreedores y el órgano judicial) cobrarán a

prorrata de sus créditos sobre la masa recuperada del patrimonio del fallido.

Al final del proceso, el ordenamiento jurídico venezolano prevé en aquellos

casos en que la quiebra no es culposa o dolosa, el comerciante queda

rehabilitado y recupera su capacidad e inclusive su derecho sobre el

patrimonio que reste una vez pagados los créditos de la masa de acreedores

Como se puede observar, el proceso tiene como finalidad que bajo el

control del Juez y con la participación de los acreedores: identificar y

recuperar los bienes del fallido, para establecer la masa activa a repartir;

determinar y calificar los acreedores del fallido para que formen la masa
86

pasiva del fallido, y a ellos se les reparta igualitariamente el patrimonio,

impidiendo que ningún acreedor individual tome ventaja sobre los demás,

aún cuando sus actos se cumplan en procesos judiciales.

Como puede apreciarse, tanto la quiebra como el atraso, en el sistema

venezolano, producto de lo obsoleto de sus regulaciones, se encuadran en

los viejos sistemas de que los procedimientos concursales solo procuraban la

protección de los acreedores, importando poco la recuperación del

patrimonio del deudor o de la unidad de explotación.

En la práctica el proceso lo conducen, bajo la supervisión del Juez, los

acreedores y con la participación de un ente especial, auxi liar del órgano

judicial, que vela y representa de una parte al tribunal, de otra al fallido y

finalmente aún a los mismos acreedores, para garantizar el buen fin del

proceso.

2.3 DERECHO COMPARADO

2.3.1 Argentina.

El régimen concursal argentino posee una política tendiente a la

desregularización normativa de los concursos, en los cuales los acreedores y

deudores son conducidos a la búsqueda de acuerdos dentro del

procedimiento concursal, esto debido a la continúa filosofía de búsqueda de

la conservación de la empresa, mediante la financiación de las mismas.


87

Como presupuestos del concurso en la ley argentina 24.522, establece

tres modalidades de procesos concursales, a saber: el acuerdo preventivo

extrajudicial, la quiebra y el concordato preventivo. Contempla dos supuestos

concursales, como son el presupuesto subjetivo y objetivo. El primero, hace

referencia a las calidades que debe reunir el deudor que pretenda hacer uso

de las herramientas concursales; y el segundo al estado de cesación de

pagos o insolvencia.

Es decir, se requiere un sujeto de derecho titular de un patrimonio que se

encuentre en estado de cesación de pagos, como requisitos para acceder al

concurso. Este supuesto, la cesación de pagos, se encuentra establecido en

la definición que hace el artículo 1° de la ley, el cual se manifiesta a través de

una serie de hechos reveladores (art. 79 LC) en donde el juez tiene la libre

apreciación de los mismos.

La cesación de pagos, es la impotencia de un patrimonio, exteriorizada por

hechos (calificados como reveladores) por el Juez del deudor (comerciante o

no, personal real o ideal de derecho) para satisfacer obligaciones inherentes

a la actividad patrimonial (comercial o no).

En este orden de ideas, los procesos concursales requieren igualmente

para su apertura la concurrencia de un sujeto pasivo denominado deudor. En

el caso argentino a partir de la ley 22.917 se unifico el régimen concursal de

los comerciantes y no comerciantes, con lo cual en la ley 24.522 se establece

en su artículo 2: “Pueden ser declaradas en concurso las personas de

existencia visible, las de existencia ideal de carácter privado y aquellas


88

sociedades en las que el Estado Nacional, Provincial o municipal sea parte,

cualquiera sea el porcentaje de su participación”.

En este sentido, se hace necesario el análisis de los presupuestos

establecidos para acudir a las modalidades concursales contempladas en la

Ley 24.522, en primer lugar, se encuentra el Acuerdo Preventivo

Extrajudicial, es un presupuesto de carácter objetivo, que requiere la

existencia de un estado de cesación de pagos, aunado a las “dificultades

económicas o financieras de carácter general”, de manera que se abre la

posibilidad de que al concurso acudan tanto aquellos que se encuentran en

un estado de incumplimiento de sus obligaciones, como quienes apenas

revelan una simple dificultad económica.

Así las cosas, esta modalidad, de acuerdo extrajudicial se convierte en

una verdadera herramienta preventiva, por cuanto los deudores pueden

acceder a ella aún antes de que el estado de insolvencia se torne en

irremediable. En este instrumento de carácter contractual tanto deudores

como acreedores, en uso de su libertad convienen llegar a un acuerdo, con

el objeto de dar la oportunidad, de concretar acuerdos que no estén sujetos

al principio par conditio creditorum , por cuanto pueden acordarse condiciones

diferentes para cada uno de los integrantes del convenio.

En segundo lugar, la modalidad concursal del Concurso Preventivo, se

privilegia el principio de conservación de la empresa, toda vez que se busca

más allá de proteger al empresario, salvaguardar a las empresas

económicamente viables en razón a que no resulta benéfico para la


89

economía de un país, proteger a aquellas cuya salvación puede resultar más

costosa que su cierre definitivo.

Teniendo con esto el derecho concursal una doble función, una función

procedimental a través de la ejecución colectiva del deudor, e igualmente

una función sustantiva consistente en el reparto equitativo de las pérdidas

mediante la distribución del patrimonio del deudor, en la búsqueda de

soluciones a las crisis, que hoy por hoy afectan a las empresas.

Por último, la quiebra admite como presupuesto objetivo la cesación de

pagos, sin hacer distinción de las causas que condujeron a la utilización de

esta modalidad concursal, lo importante es que el deudor se encuentre

imposibilitado de cumplir de manera regular con sus obligaciones (art. 7821).

Acto seguido en el artículo 7922 de la misma ley, enuncia una serie de

hechos que pueden revelar ese estado de cesación de pagos.

2.3.2 España.

La ley 22/2003 instauro una profunda reforma del sistema, por la

unificación de todas las instituciones concursales, a establecer una única

institución denominada Concurso de Acreedores, que es aplicado tanto para

una insolvencia transitoria y leve del patrimonio de una persona física

cualquiera, como para la más grave y culpable insolvencia de una persona

jurídica, lo cual se logra por la creación de un procedimiento altamente

flexible, que permite su adaptación a toda clase de situaciones.


90

En este sentido, el concurso de acreedores tiene como único objetivo la

conservación del patrimonio, para evitar así la perdida de negocios y sus

efectos. El concurso debe ser solicitado por el empresario, en el caso de

situaciones de insolvencia, de no hacerlo sería visto como un hecho ilícito,

por cuanto puede haber sido ocultada en incluso provocada.

Para recurrir al Concurso de Acreedores Español, se deben dar

cumplimiento a los supuestos, como son que se trate de una persona natural

o jurídica, o un patrimonio (herencia), sin ser necesaria la condición de

comerciante; y que el deudor se encuentre en un estado de insolvencia,

considerada como la imposibilidad de cumplir regularmente con las

obligaciones contraídas y exigibles.

El concurso de acreedores tendrá la consideración de voluntario cuando la

primera de las solicitudes presentadas hubiera sido la del propio deudor. Por

excepción, el concurso de acreedores tendrá la consideración de necesario

cuando, en los tres meses anteriores a la fecha de la solicitud del deudor, se

hubiera presentado y admitido a trámite otra por cualquier legitimado, aunque

éste hubiera desistido, no hubiera comparecido o no se hubiese ratificado.

En el caso de que la solicitud de declaración de concurso sea presentada

por el deudor, deberá justificar su endeudamiento y su estado de insolvencia,

que podrá ser actual o inminente; se considera que un deudor se encuentra

en estado de insolvencia inminente al no poder cumplir regular y

puntualmente sus obligaciones. En cambio, cuando la solicitud de

declaración de concurso es presentada por el acreedor, deberá fundarla en


91

título por el cual se fundamenta la ejecución o apremio sin que del embargo

resultasen bienes libres bastantes para el pago.

2.3.2.1. Fases del proceso concursal Español

Existe una primera fase, de actos previos, en la cual se solicita el

concurso, ante el juez único, competente en materia mercantil, quien revisa

la solicitud, estableciendo si es pertinente o no, donde se revisan los

presupuestos para el procedimiento y concluye con el auto de declaración del

concurso.

A partir de la declaración del concurso, el juez de conformidad con el

artículo 27 de la ley 22/2003 debe nombrar los administradores concursales:

un abogado, un auditor o economista y un representante de los acreedores

todos nombrados por el juez (puede decirse supervisores del proceso). Ellos

llevarán a cabo el procedimiento mediando entre las partes, es decir, entre

los acreedores y el deudor.

El deudor desde el momento de la declaración del concurso tendrá un

lapso de un (1) mes para efectuar a la acreditación de todas las deudas

relacionadas al concurso, mediante la realización de una valoración de la

situación real del patrimonio activo y pasivo de la empresa buscando una

solución viable para el mantenimiento de la empresa. Lo antes señalado,

termina con la presentación de un informe elaborado por los administradores

concursales sobre la situación de la empresa.


92

En una segunda etapa, se indica la solución al concurso, que puede ser

de dos maneras: por convenio de acreedores o por liquidación. El convenio

de acreedores tiene como finalidad evitar la liquidación de la empresa, en

éste se busca una solución viable para todos los involucrados, el cual se

puede presentar de varias formas: anticipado, caso en el cual la propia

empresa presenta el convenio desde el momento en que solicita el concurso,

o normal cuando es presentado por la empresa en esta fase del

procedimiento.

Indistintamente sean presentados los convenios de forma anticipada o

normal, deben ser aprobados por los acreedores en una junta, y en última

instancia es el juez quien decide sobre la viabilidad del convenio presentado.

De ser o no aprobados, se inicia una etapa nueva, que no es más que la

liquidación de empresa.

3. BASES LEGALES

Según lo señalado por Silva (2006), depende del tema tratado, los

objetivos y el problema en estudio, ciertos trabajos de investigación requieren

la inclusión de las referencias legales inherentes a la problemática planteada.

En esta sección es propicio indicar o comprende un conjunto de leyes,

reglamentos, decretos, resoluciones, ordenanzas, entre otros instrumentos

jurídicos, que sustentan el marco jurídico de la investigación. Por lo tanto, la

investigadora mencionará el instrumento legal y harán una referencia puntual


93

del artículo, o los artículos que atañen o se relacionen con la temática de la

investigación.

Código de Comercio de Venezuela Gaceta Nº 475 Extraordinaria del 21


de diciembre de 1955

TÍTULO I
De los atrasos y de la liquidación amigable

Articulo 898.- El comerciante cuyo activo exceda positivamente su


pasivo y que por falta de numerario, debido a sucesos imprevistos o
causa de cualquier otra manera excusable, se vea en la necesidad de
retardar o aplazar sus pagos, será considerado en estado de atraso y
podrá pedir al Tribunal de Comercio competente que le autorice para
proceder a la liquidación amigable de sus negocios, dentro de un plazo
suficiente que no exceda de doce meses; obligándose a no hacer,
mientras se resuelva su solicitud, ninguna operación que no sea de
simple detal.
Articulo 899.- La solicitud no será admitida si con ella no presenta el
peticionario sus libros de comercio regularmente llevados; su balance
comercial; su inventario, practicado a lo mas treinta días antes, con las
estimaciones prudenciales de su lista de deudores, un estado
nominativo de sus acreedores, con indicación de su domicilio o
residencia y del monto y calidad de cada acreencia; su patente de
industria, si la hubiere, y la opinión favorable a su solicitud de tres, a lo
menos, de sus acreedores.
Articulo 900.- El Tribunal después de haber verificado la presentación
de todos los documentos expresados en el artículo anterior y que están
en debida forma, dictará las medidas de vigilancia necesarias,
nombrará un síndico y una comisión de tres de los principales
acreedores residentes, de los que figuren en el balance del
peticionario, y convocará a unos y otros por la prensa a una reunión
que debe verificarse en el octavo día a la hora que se fije.
Artículo 901.- En esa reunión podrán ser admitidos a representar a los
acreedores avecindados o residentes fuera del lugar del Tribunal, sus
respectivos apoderados, agentes o comisionistas, u otro comerciante
que quiera prestar caución por alguno de ellos, sólo para los efectos de
resolver la solicitud. Bastará como credencial al representante una
autorización por carta, por telegrama o por cable.
Articulo 902.- En la reunión, el síndico, primero, y luego la comisión de
acreedores, manifestarán su opinión sobre los documentos
94

acompañados a la solicitud, sobre la verdad de cada uno de los


créditos, sobre la admisión o negativa de la solicitud, sobre el plazo que
pueda acordarse, sobre las medidas conservativas que convenga
tomar y sobre el modo de liquidación y las personas que deban
componer una comisión de consulta y de vigilancia durante la
liquidación. El solicitante podrá dar la explicación o aclaraciones
conducentes. Se levantará acta que firmarán con el Tribunal todos los
concurrentes, haciéndose constar el nombre de éstos, los créditos que
representan y sus montos y la opinión de cada cual sobre los puntos
indicados.
Articulo 903.- El Tribunal procederá el tercer día hábil después de la
reunión anterior a oír los informes que quieran hacer el solicitante, el
síndico, la comisión de acreedores y cualquier otro de éstos, y
pronunciará sobre la petición admitiéndola o negándola, según lo
encontrare procedente, teniendo especialmente en cuenta el voto
emitido por la mayoría de los acreedores. Caso de admisión,
establecerá en ese fallo:
1º La duración de la liquidación, que no exceda de doce meses.
2º La obligación del deudor de hacer constar haber pagado dentro de
dicho plazo a todos sus acreedores o haber celebrado con ellos
convenio o arreglo.
3º Las medidas conservatorias y las precauciones que juzgue
necesarias para garantizar la integridad del patrimonio del deudor.
4º Los acreedores que deben componer la comisión que vigile la
administración y liquidación del patrimonio del deudor.
De este fallo no se admitirá apelación sino en un solo efecto para ante
el Tribunal Superior.
Articulo 904.- Concedida la liquidación amigable, el deudor tiene la
facultad de proceder a ella respecto de todo activo y a la extinción del
pasivo, con el concurso de la comisión de acreedores y bajo la
dirección superior del Tribunal, a quien se dará cuenta de toda
divergencia o cuestión que surgiere para su decisión en juicio verbal,
oída siempre la comisión. Las reglas especiales de la liquidación y las
autorizaciones para vender, constituir prendas e hipotecas, tomar
dinero a préstamo, transigir cuestiones, cobrar o hacer pagos u otros
actos estrictamente necesarios al efecto de la liquidación, deberán ser
dados por el Tribunal, bien en su fallo acordando la liquidación, bien en
decretos ulteriores, oyendo siempre la comisión de acreedores.
Artículo 905.- Durante el tiempo fijado para la liquidación amigable se
suspenderá toda ejecución contra el deudor y no podrá intentarse ni
continuarse ninguna acción de cobro, a menos que ella provenga de
hechos posteriores a la concesión de la liquidación amigable. Pero
ésta no producirá efectos respecto a las acreencias fiscales o
municipales por causa de contribuciones, ni con relación a los derechos
95

de los acreedores prendarios, hipotecarios o de otras manera


privilegiados.
Articulo 906.- Durante la liquidación amigable podrá el deudor celebrar
con sus acreedores cualquier otro arreglo o convenio que le conceda
mayores moratorias; y aun quitas de intereses y hasta de parte de los
capitales; pero para que tenga validez necesitará el acuerdo de todos
los acreedores. También podrá establecerse válidamente con la sola
mayoría de los acreedores que representen, por lo menos, las tres
cuartas partes del pasivo, con tal que los acreedores que convengan
con el deudor, acuerden y aseguren el medio de atender al resultado
de toda controversia con los disidentes, de modo que quede a éstos
asegurada la parte que realmente pudieran sacar de la liquidación
practicada prudentemente según sus respectivos derechos.
Del convenio se pasará copia en todo caso al Tribunal, y si él ha
obtenido el voto de la unanimidad de los acreedores, el Tribunal lo
declarará así para que produzca todos sus efectos. Si sólo se reúne la
mayoría indicada, el Tribunal decidirá en juicio verbal las disidencias, si
ellas versan sobre algún derecho sostenido por el interesado respectivo
y negado y dañado en el convenio, oída la comisión de acreedores; y
de su decisión sólo se oirá apelación en un solo efecto y para ante el
Tribunal Superior. Pero si no versan sobre los derechos disputados, el
Tribunal se limitará a verificar la mayoría; y oída la comisión, aprobará
el convenio.
Articulo 907.- Si durante la liquidación se descubriere la existencia de
deudas no declaradas por el deudor, o la no existencia de acreencias
declaradas por él, o si él no cumple las obligaciones o condiciones que
le fueron impuestas relativamente a la administración y liquidación de
su patrimonio, o bien si aparece culpable de dolo o de mala fe, o que
su activo en realidad no ofrece esperanza de pagar la integridad de sus
deudas, o siquiera los dos tercios de ellas , el Tribunal, oída la comisión
de acreedores, podrá revocar la liquidación amigable y decla rar la
quiebra y dictar las medidas oportunas para seguir el procedimiento de
ésta.
Articulo 908.- En los casos en que se haya acordado la liquidación
amigable, si durante ésta resulta comprobado haberse pagado a los
acreedores que en ella figuran, una parte considerable de sus
acreencias, o si concurren circunstancias especiales que lo aconsejen,
podrá el Tribunal acordar una prórroga del plazo fijado para la
liquidación, que no pase de otro año, siempre que esta medida reúna el
voto favorable de la mayoría de los acreedores que representen por lo
menos la mitad del pasivo restante.
Articulo 910.- Pueden hacerse valer, para ilustrar al Tribunal en la
solicitud de liquidación amigable, cualesquiera documentos y papeles
que tengan condiciones de seriedad y verosimilitud. Los gastos de
liquidación los hará el deudor; y los generales que ocurrieren en el
96

Tribunal los pagará al fin el mismo deudor, fijándolos el juez


equitativamente de acuerdo con la comisión de acreedores; pero sin
asignar remuneración alguna a los funcionarios que gocen de sueldo.
Los gastos particulares, como los honorarios de abogados, serán de
cuenta de cada cual.
Articulo 911.- Si el Tribunal creyere improcedente la solicitud de
liquidación amigable, declarará la quiebra y seguirá el procedimiento de
ésta.
Articulo 912.- Son competentes para la materia de que trata este
Título, el Juez de Distrito de la jurisdicción a que está sometido el
deudor, si el monto de las deudas pasivas, según el balance producido,
no excediere de diez mil bolívares; y el Juez de Comercio o de Primera
Instancia de la misma jurisdicción, cuando exceda de aquella suma.
Articulo 913.- Cuando se haya introducido contra el deudor una
demanda de declaración de quiebra y él alegare que se halla en estado
de atraso, se tramitará el asunto como se dispone en los artículos 933
y 934; pero después de declarada la quiebra no se admitirá la solicitud
de atraso.

Los presentes artículos describen los presupuestos formales a través de

los cuales se inicia el proceso de atraso, así como señalar cada una de las

fases del proceso concursal, con el fin de otorgarle este beneficio al

comerciante que por causas no imputables a su voluntad se ve forzado a

pedirlo con el fin de que se que le permita hacer una liquidación amigable y

así satisfacer los créditos de sus acreedores, determinando todas el recorrido

procesal para su otorgamiento.

TÍTULO II
De las quiebras de mayor cuantía

SECCIÓN I
De la quiebra en general y de sus efectos

Articulo 914.- El comerciante que no estando en estado de atraso,


según el Título anterior, cese en el pago de sus obligaciones
mercantiles, se halla en estado de quiebra.
97

El comerciante no puede intentar el beneficio de cesión de bienes.


Artículo 915.- Hay tres especies de quiebras: fortuita, culpable y
fraudulenta.
Quiebra fortuita es la que proviene de casos fortuitos o de fuerza mayor
que conducen al comerciante a la cesación de sus pagos y a la
imposibilidad de continuar sus negocios.
Quiebra culpable es la ocasionada por una conducta imprudente o
disipada de parte del fallido.
Quiebra fraudulenta es aquella en que ocurren actos fraudulentos de
fallido para perjudicar a sus acreedores.
Artículo 916.- Será declarada culpable la quiebra:
1º Si los gastos personales y domésticos del fallido, hubieren sido
excesivos.
2º Si el fallido hubiere perdido sumas considerables al juego, en
operaciones ficticias de bolsa u otras de puro azar.
3º Si hubiere hecho compras para vender a menor precio del corriente
o contraído obligaciones exorbitantes, u ocurrido a otros medios
ruinosos para procurarse fondos, cuando por el estado de sus negocios
debía conocer que tales operaciones sólo podían retardar la
declaración de quiebra.
4º Si después de haber cesado en sus pagos hubiere pagado a algún
acreedor con perjuicio de los demás.
Articulo 917.- Podrá ser declarada culpable la quiebra:
1º Si el fallido hubiere prestado fianzas, o contraído por cuenta ajena
obligaciones excesivas, atendida su situación, sin tomar valores
equivalentes en garantía de su responsabilidad.
2º Si hubiere incurrido en nueva quiebra sin haber cumplido el convenio
de la anterior.
3º Si no hubiere hecho asentar en el registro de comercio los
documentos de que trata el artículo 19.
4º Si no hiciere al Tribunal de Comercio la declaración de su quiebra,
según lo prescrito en el artículo 925.
5º Si no se presentare al Síndico o al Juez, en los casos en que la ley
lo dispone.
6º Si no hubiere llevado libros de contabilidad o de correspondencia, o
no conservare la correspondencia que se le hubiere dirigido, o no
hubiere hecho inventario, o si sus libros y correspondencia estuvieren
incompletos o defectuosos, o no apareciere de ellos el verdadero
estado de sus negocios, sin que haya fraude.
Articulo 918.- Será declarada fraudulenta la quiebra, si el quebrado ha
ocultado, falsificado o mutilado sus libros, o sustraído u ocultado el todo
o parte de sus bienes, o si por sus libros o apuntes, o por documentos
públicos o privados, se ha reconocido fraudulentamente deudor de
cantidades que no debe.
98

Articulo 919.- Las quiebras culpables y fraudulentas serán castigadas


con arreglo al Código Penal
Articulo 920.- En el caso de quiebra de una sociedad por acciones o
de responsabilidad limitada, los promotores y los administradores serán
penados como quebrados culpables, si por su culpa no se han
observado las formalidades establecidas en las Secciones II, VI y VII
del Título VII del Libro I de este Código, o si por culpa suya ha ocurrido
la quiebra de la sociedad.
Y serán penados como quebrados fraudulentos:
1º Cuando dolosamente hayan omitido la publicación del contrato de
sociedad del modo establecido por la ley.
2º Cuando hayan declarado falsamente el capital suscrito o enterado
en caja.
3º Cuando hayan pagado dividendos de utilidades que manifiestamente
no existían y ha n disminuido con esto el capital social.
4º Cuando dolosamente hayan tomado mayores sumas de las que les
asigna el contrato social.
5º Los que con dolo o por consecuencia de operaciones fraudulentas
hayan ocasionado la quiebra de la sociedad.
Articulo 921.- Serán castigados con las penas de los quebrados
fraudulentos:
1º Los individuos que, a sabiendas, y en interés del fallido, hayan
sustraído el todo o parte de los bienes de éste, muebles o inmuebles,
sin perjuicio de otras disposiciones del Código Penal sobre los que
como agentes principales hayan participado en el hecho.
2º Los convencidos de haber presentado fraudulentamente en la
quiebra, créditos supuestos en su nombre o por medio de otro; o de
haber alterado la naturaleza o fecha del crédito, para anteponerse en la
graduación, con perjuicio de otros acreedores, aun cuando esto se
verifique antes de la declaración de la quiebra.
3º Los que comerciando bajo el nombre de otro o con un nombre
supuesto, aparezcan culpables de los hechos expresados en el artículo
918.
También será castigado con arreglo al Código Penal y multa que no
baje de doscientos bolívares, el comerciante que hubiere estipulado
con el fallido u otra persona ventajas particulares por razón de su voto
en las deliberaciones de la quiebra o particiones de liquidación
amigable, o que de cualquier otro modo se hubiere procurado ventajas
a cargo del activo de la quiebra.
Articulo 922.- El cónyuge, los descendientes y ascendientes,
consanguíneos o afines del fallido, que a sabiendas hubieren sustraído
u ocultado bienes pertenecientes a la quiebra, sin haber obrado en
complicidad con el fallido, serán castigados como reos de hurto
Artículo 923.- Corresponde al Tribunal que conociere de los hechos
expresados en los artículos anteriores, aun en el caso de absolución:
99

1º Decretar de oficio, si ha lugar, el reintegro a la masa de todos los


bienes, acciones y derechos que se hubiere intentado sustraer.
2º Resolver las demandas sobre indemnizaciones de daños y
perjuicios.
Articulo 924.- Las calificaciones de las quiebras culpables y
fraudulentas se harán por el Tribunal ordinario en materia criminal, de
oficio, o a excitación del Juez o Tribunal de Comercio, o a instancia,
sea del síndico en representación de la masa de acreedores, sea de
alguno de éstos. Pero el síndico no podrá acusar sin previa
autorización de la mayoría individual de los acreedores presentes,
constituídos en junta a presencia del Juez. Cualquier acreedor podrá
con tal fin promover la convocación de la Junta.
Articulo 925.- Todo comerciante que se halle en estado de quiebra
debe hacer por escrito la manifestación de ella ante el Juez de
Comercio de su domicilio mercantil, dentro de los tres días siguientes a
la cesación de sus pagos.
En caso de quiebra de una sociedad en nombre colectivo , o en
comandita, la manifestación contendrá el nombre y domicilio de cada
uno de los socios solidarios y los de los comanditarios que no hayan
entregado todo su capital.
En caso de quiebra de una sociedad anónima o de una sociedad de
responsabilidad limitada, la solicitarán sus administradores, los cuales
estarán obligados a comparecer ante el Tribunal y ante el síndico,
siempre que sean requeridos.
El secretario anotará en el escrito la fecha de su presentación.
Articulo 926.- Al hacerse la manifestación de quiebra se deberá
acompañar:
1º El balance general o una exposición de las causas que impidan al
fallido presentarlo.
2º Una memoria razonada de las causas de la quiebra.
El escrito, el balance y la memoria serán fechados y firmados por el
fallido bajo juramento de ser verdaderos. Si la quiebra fuere de una
sociedad en nombre colectivo o en comandita, deberán firmar todos los
socios solidarios presentes en el lugar; y si fuere de una sociedad
anónima, los administradores presentes.
Articulo 927.- El bala nce contendrá la relación y valores de todos los
bienes, muebles e inmuebles, y estados demostrativos, con la debida
separación de todos los débitos y créditos, de los gastos y de las
ganancias y pérdidas.
Los estados de gastos y de ganancias y pérdidas contendrán los de los
diez años anteriores a la quiebra.
Articulo 928.- La declaración formal del estado de quiebra, cuando el
pasivo excediere de diez mil bolívares, se hará por el Juez de
Comercio, si ha lugar, en virtud de la manifestación del fallido, a
solicitud de alguno de sus acreedores o de oficio. Si no excediere de
100

diez mil bolívares, la hará el Juez del Distrito competente, conforme al


artículo 907.
Articulo 929.- Puede declararse la quiebra de un comerciante que
hubiere fallecido en estado de cesación de sus pagos; pero no puede
ser pedida ni pronunciada de oficio sino dentro de los tres meses
siguientes a su muerte. Solicitada dentro de este tiempo, puede ser
declarada aún después de él. Por la declaración de quiebra, los bienes
del difunto quedan separados de los de sus herederos.
Artículo 930.- La quiebra de un comerciante retirado del comercio
puede ser declarada; pero sólo dentro de los cinco años posteriores al
retiro, con tal que la cesación de pagos haya tenido lugar durante el
tiempo en que ejerció el comercio, o bien durante el año siguiente, a
causa de deudas relativas al mismo ejercicio.
Puede también ser declarada después de la muerte del comerciante
retirado; pero sólo dentro del año siguiente a la muerte.
Articulo 931.- Los acreedores pueden provocar la declaración de
quiebra aun cuando sus créditos no sean exigibles. Los acreedores por
créditos no mercantiles no pueden solicitarla sino a condición de
justificar la cesación de los pagos de las deudas mercantiles.
El socio comanditario no puede pedir la declaración de quiebra de la
sociedad a que pertenece, pero si fuere acreedor podrá provocarla con
este carácter.
Los descendientes, ascendientes o cónyuges del deudor, no pueden
tampoco demandar que se le declare en quiebra.

4. DEFINICIÓN DE TÉRMINOS BÁSICOS

Ta como lo señala Navas (2008, p. 162): La necesidad de definir los

términos, conceptos o palabras utilizadas en sentido especializado, viene

dada para asegurar el hecho de que los destinatarios de la investigación

conozcan perfectamente el significado con el cual se utiliza determinado

termino o concepto dentro del contexto de dicha investigación.

Acreedor: el que tiene acción o derecho a pedir el cumplimiento de

alguna obligación (Osorio, 2006).

Atraso: es el beneficio que puede obtener el comerciante cuando no


101

posee la liquidez para satisfacer sus obligaciones (Morles, 2008).

Concurso: procedimiento legal que se inicia cuando una persona natural o

jurídica no puede satisfacer sus acreencias por encontrarse en un estado de

insolvencia. (Osorio, 2006).

Comerciante: persona que poseen la capacidad de contratar en el

comercio y hacen de esta su profesión habitual. (Osorio, 2006).

Deudor: aquel que está obligado a dar, hacer o no hacer algo (Osorio,

2006).

Fallido: quebrado o sin crédito. Dícese del comerciante que se encuentra

en estado de quiebra, llamada en diversos países americanos falencia

(Osorio, 2006).

Insolvencia: es una situación que enfrentan personas o empresas,

cuando ya no existe forma alguna de poder pagar sus deudas, ni corto o

largo plazo. (Cabanellas, 1998).

Procedimiento: conjunto de etapas preclusivas o trámites judiciales

tendientes a lograr la satisfación de la pretensión. (Renzo, 2000).

Liquidación: operación que consiste en detallar, ordenar y saldar cuentas

una vez determinada su importancia. Esta operación es indispensable para la

afectación de múltiples actos jurídicos (Osorio, 2006).

Patrimonio: universalidad constituida por el conjunto de derechos y

obligaciones que corresponden a una persona y que pueden ser apreciables

en dinero (Osorio, 2006).

Quiebra: es el estado de cesación de pagos del comerciante, que no puede


102

satisfacer con su patrimonio las deudas que pesan sobre él (Cabanellas, 1998).

Quita: reducción de una deuda por decisión del acreedor. Remisión total

de un debito. (Osorio, 2006).

Sindico: es el contador público o abogado, judicialmente designado que

tiene a su cargo la liquidación del activo y del pasivo del concursado y de

satisfacer, en cuanto sea posible los créditos existentes contra el deudor

respetando las prelaciones legales (Osorio, 2006).

5. SISTEMA DE VARIABLES

Dentro del Marco Teórico de la investigación existen cualidades

susceptibles a sufrir cambios, al descomponerse, asumiendo uno o más

valores o grados. Un sistema de variables consiste, en una serie de

características por estudiar, definidas de manera operacional, es decir, en

función de sus indicadores o unidades de medida. De acuerdo a la autora

Balestrini (2006, p. 76), representan las diferentes condiciones, cualidades,

características o modalidades que asumen los objetos de estudio desde el

inicio de la investigación. Es importante dejar claro que la ausencia de

hipótesis no implica la inexistencia de variables en la investigación.

Categoría: Procedimiento Concursal.

Definición Conceptual: conjunto de normas materiales y procesales que

regulan y hacen posible la declaración de proceder a la ejecución colectiva de

todo el patrimonio del deudor en beneficio de todos sus acreedores y


103

organizan las actividades tendientes a realizar materialmente el principio de

que el deudor responde con todos sus bienes presentes y futuros y de que su

patrimonio es la prenda o garantía común de sus acreedores, quienes deben

recibir trato igualitario en dicha ejecución colectiva, salvo las excepciones

permitidas por la ley (Giménez, 1963).

Definición Operacional: Los procedimientos concursales son una serie de

normas que van dirigidas a dictar las medidas procesales que eviten la

disparidad o desventaja entre acreedores, para que exista un tratamiento

igualitario en la ejecución que sigue de la prevalencia, en algunos casos

determinados.
104

Cuadro 1. Matriz de Análisis según Finol (2002)

Objetivo General: Analizar los procesos concursales en la legislación venezolana,


recomendando su actualización y efectividad.

OBJETIVOS CATEGORÍAS SUBCATEGORIAS UNIDADES DE


ESPECÍFICOS ANÁLISIS

Giménez (1963).
Estudiar los Tinoco (1963).
procedimientos Beneficio de Atraso Burgos (1980).
Procedimientos
concursales en Morles (2008).
Concursales en
Venezuela a la luz Pisani (2009).
Venezuela.
del Código de Quiebra Valeri (2010).
Comercio Código de Comercio
(1955).

Procesos
Analizar Instrucción de la Código de
Concursales:
comparativamente causa Comercio (1955)
los procedimientos
Venezuela &
concursales frente a Sentencia Ley Española
España.
los procedimientos 22/2003
concursales de Efectos del
Venezuela &
España y Argentina. procedimiento Ley Argentina
Argentina
24/522

Evaluar los
Procedimiento de
procedimientos
Beneficio de Atraso
concursales en los Recursos
Expedientes
últimos diez años en Decretados en
8152
relación a los la Región
Procedimiento de 7407
recursos decretados Zulia- Falcón
Quiebra
en la Región Zulia-
Falcón.

Fuente: Cequea (2012).


105

Cuadro 2. Operacionalización de Variables.

Objetivo General: Analizar los procesos concursales en la legislación venezolana,


recomendando su actualización y efectividad.

OBJETIVO
VARIABLE DIMENSIÓN ÍTEMS
ESPECÍFICO

1 ¿Cuáles son
los supuestos
jurídicos para
iniciar los
procesos
concursales?
Supuestos
Jurídicos. 2 ¿Considera
usted que los
procesos
concursales
Recuperación de permiten la
Establecer los la actividad recuperación
lineamientos que Lineamientos para mercantil. de la actividad
permitan la la actualización y mercantil por
actualización y efectividad de los parte del
efectividad de los procesos comerciante?
procesos concursales Ambigüedad.
concursales. 3 ¿Cree usted
que los
procesos
Rapidez. concursales
son ambiguos
obsoletos por lo
que requieren
Flexibilidad. ser
actualizados?

4 ¿Qué
Actualización. aspectos del
beneficio de
atraso
considera usted
que podrían ser
modificado?
106

5 ¿Considera
usted que la
quiebra tal
como se
encuentra
concebida en el
código de
comercio es un
procedimiento
expedito, rápido
y flexible?

6 ¿Cree usted
que la
normativa
venezolana que
rige los
procesos
concursales
cubre todas las
expectativas o
inquietudes que
se pueden
presentar en la
aplicación
práctica?

Fuente: Cequea (2012).

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