Memorias de Mi Pueblo Texto Marzo 2021
Memorias de Mi Pueblo Texto Marzo 2021
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MEMORIAS
DE MI
PUEBLO
PABLO ZAVALA
MEMORIAS DE MI PUEBLO
MEMORIAS
DE MI
PUEBLO
PABLO ZAVALA
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PABLO ZAVALA
Coedición:
PACMyC
Gobierno del Estado de Jalisco
Caja popular Tamazula
www.edicioneslearte.com
Ciudad Guzmán, Jalisco, México.
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MEMORIAS DE MI PUEBLO
AGRADECIMIENTOS
Un sentimiento de gratitud es el que me invade al ver
concluido un proyecto que rescata las voces y las histo-
rias de Zapotiltic. Una iniciativa que fue presentada por
José Ángel Martínez, Beatriz Martínez e Iván Reyes. En
este texto se expone la memoria de hombres y mujeres
que con su esfuerzo y dedicación construyeron un legado
en favor de la comunidad a través de sus obras.
También es importante agradecer el apoyo a la Secre-
taria de Cultura del Estado de Jalisco por su infinita pa-
ciencia y a la convocatoria PACMYC 2017 (Programa
de Apoyo a las Culturas Municipales y Comunitarias), de
quienes se obtuvo el recurso para la impresión del libro
que usted tiene en sus manos.
Agradezco al Gobierno Municipal de Zapotiltic 2015 –
2018, en especial al Regidor de Cultura Enrique Sánchez
Rivera, quien de manera personal apostó por el proyecto
dando las facilidades para desarrollar el trabajo. Al Ing.
Ignacio Gómez, director de la Asociación APEAJAL,
quien se sumó haciendo un donativo importante cuando
los recursos escasearon. A la parroquia de Zapotiltic, por
facilitar el acceso de los archivos históricos del munici-
pio, al Archivo Histórico de Zapotlán el Grande por
permitir la digitalización de las 3000 epístolas de las ha-
ciendas.
Agradecimientos por sus aportaciones al Arq. Arman-
do Sánchez, C. Teresa Sánchez, Roberto Sánchez y/a
toda la familia Sánchez Sánchez, por compartir su me-
moria oral referente a la última etapa de la construcción
del majestuoso templo del Señor del Perdón.
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Dedicatoria
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I
Imagen y semejanza
II
Sobre la muerte José María Sánchez
(Gutiérrez Nájera)
III
La vida
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apellido, Zapotiltic.
Este es el lugar al que dedico mis horas de ensueño, mi
destino, la vida y el amor que tal lugar depositó en mis
manos, tras ver la luz, al salir del vientre de mi madre y
aspirar el fresco aire de estas tierras verdes.
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México
Llaves cuatas
vaciarles la jarra.
ensuciara.
Caminaba tanto que siempre me detuve para apreciar
aquel monumental torreón de forma cilíndrica, huequea-
do en el fondo y con delicadas hendiduras verticales, que
daban paso al hierro de un arma para dar muerte aquel
que osara en profanar su interior, movido por el encanto
de las torres. Fueron personas valientes quienes contesta-
ron mis preguntas pueriles «¿Por qué esa construcción
está en ese sitio?». Sus vestigios eran claros y la inteligen-
cia del constructor debía tener una razón al ubicarlo en
ese punto, pues no era la única fortaleza que se elevaba
en las alturas para acariciar las nubes. Más adelante, a
unas leguas por la vuelta del zapote, existía una edifica-
ción hecha de piedra calcinada y ambas construcciones
quedaban en una línea visual perfecta.
Pienso que ambas tenían una extraña conexión histó-
rica con la famosa «puerta de cadenas», una garita, que
tenía dos torres hechas de piedra, unidas por una fuerte
cadena, la cual era custodiada por guardias que impedían
el paso a determinada hora, el objetivo era impedir el
paso a Zapotlán cuando se ocultaba el sol. En ese mismo
lugar cuenta la leyenda se vio detenido el señor Colombo,
solo para responder:
—Pertenecemos a la policía secreta y vamos a Zapotil-
tic, donde sabemos que merodean unos pilletes, hijos de
Caco.
—La contraseña —insistió el guarda.
—Seguridad por la corona de Castilla. —Los jinetes
desaparecieron entre una nube de polvo, oprimiendo con
las espuelas los ijares de sus corceles, y guardando silen-
cio.
Aun esos corceles hacen eco en la memoria de aquel
que conoce la leyenda, el misterio en los ojos de aquel
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que agonizaba.
Habría querido cerrar los ojos… cerrarlos y encontrar
paz en el pensamiento profundo de la causa, pero no
existía tal paz. Todo era caos y hambre, hambre en todos
los aspectos humanos; ganas de una nación íntegra con
posibilidades de crecimiento para todos. Pero el deseo
ruin del hombre y los desentendidos políticos e ideológi-
cos nos distanciaban de toda posibilidad. Si tan solo se
hubieran puesto de acuerdo… Pero entendí que ponerse
de acuerdo era más fantasioso, que buscar la paz.
En el pueblo se murmuraba de la participación de al-
gunos ciudadanos con el valor de salir a combatir, pero se
debía tener la cordura suficiente para no dejar a la familia
atrás y no se volcara la venganza en la sangre. Muchos de
los que habían levantado la mano desistieron y eligieron
construir fortines debajo de sus casas para resguardarse
de los conflictos. Otros, hicieron más anchos los muros
de sus hogares siquiera para ocultar a las mujeres y niños
de la casa. Era ineludible que no nos preparáramos para
este nuevo proceso que exigía sangre.
En mi mente estaba el viento que levantaba remolinos
en medio de las calles del pueblo y el eco que anunciaba
el terror del porvenir, caminos solitarios, vecinos que solo
salían de casa a traer lo necesario para los próximos días,
familias alertas asomándose por el entrecejo de la venta-
na, otros ya estaban en los fortines amotinados entre fa-
milias compartiendo el pan debajo de la tierra en medio
de oraciones que sosegaran la furia de los tiempos.
La valentía para aceptar las acciones inevitables, siem-
pre va acompañada de un espíritu sumiso a la voluntad
de un poder superior. La realidad traerá consigo el dolor
si no existe la fortaleza para encarar el presente y el por-
venir, puede que la muerte toque antes la puerta, puede
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¡Vaaaamoonoos!
Chiiiist… chiiiist…
Chiiist.
Uuuuh, Uuuuuh…
Oigan señores el tren
Que lejos me va llevando
Oigan señores el tren
Que lejos me va llevando
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Ciego Dios
hambrientos.
Encontraron a Don Nicho en el portal semidestruido
de lo que había sido una próspera hacienda de ganado.
—¿Qué los trae por acá? —preguntó Don Nicho, seña-
lando hacia una banca de madera donde el licenciado y el
padre Rodrigo se sentaron a descansar.
—Vamos a hacia cerro gordo a reunirnos con el padre
Reyes Vega y el padre Rodrigo va para Unión de Tula
—dijo Anacleto—. Una tropa iba por el camino de Sayu-
la, vimos desde lejos el polvaderón. Mientras bajábamos
por el terreno más encrespado del nevado para no ser
detectados.
—No se preocupen más, están en nuestras manos, pa-
sen para que sean atendidos como Dios manda.
Esa noche durmieron resguardados por la tropa de don
Nicho Hernández, quien ordenó a dos de sus mejores
hombres resguardar los dinteles de las habitaciones.
Mientras tanto don Nicho iba a calificar a los 33 prisione-
ros, que habían capturado durante la batalla en el cerro
del petacal. Se encaminaron al corral del rancho, donde
una docena de cristeros vigilaban a los prisioneros ilumi-
nados por antorchas de palo de ocote. Don Nicho llama-
ba calificar al proceso sumario de decidir quiénes de ellos
iban a morir y quienes iban hacer indultados.
—Don Nicho, estos son los prisioneros a calificar, los
otros alcanzaron huir, pero vamos a esperar a sus indica-
ciones.
—Me da gusto saber que estoy rodeado de gente ho-
nesta; de aquellos que no contaminan su palabra con la
mentira. Pero estos barbajanes se han esmerado en que
los enviemos con Dios Nuestro Señor, si es que alcanzan
el indulto.
—Es usted muy piadoso don Nicho, que hasta les da
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I
La pelea de Gallos
II
Destruyan el templo
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III
Ensoñación
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IV
En tres días lo levantaré
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SOBRE EL AUTOR
Juan Pablo Sánchez Zavala nació en Zapotiltic, Jalis-
co, el 26 de marzo de 1990. Es Licenciado en Letras His-
pánicas de la tercera generación del Centro Universitario
del Sur y desde muy temprana edad mostró gusto por el
desarrollo de las artes. En 2004 ganó el concurso regional
de cuento intersecundarias «símbolos patrios» con la na-
rrativa al himno nacional. Más tarde trabajó como repor-
tero de radio sensación 96.7 con la periodista Ma. Emilia
Zavala Soberano, y en 2008 es seleccionado finalista
Creadores FIL en el concurso de cuento. Del 2012 – 2015
trabajó para el Gobierno Municipal de Zapotlán el Gran-
de, como gestor cultural, donde desarrolló los proyectos:
Arte Urbano Clemente Orozco, Cinebús, Ruta Cultural
Juan José Arreola, entre otras actividades. Del 2015 –
2018 se desempeñó como auxiliar del Regidor de Cultura
en el Municipio de Zapotiltic, donde realizó los siguien-
tes proyectos: Rehabilitación y remodelación de Casa de
la Cultura, Festival del día de muertos, Ruta cultural Ha-
ciendas de Zapotiltic, Museo Permanente e itinerante de
San José de la Tinaja, Festival de Jazz, Precopa Mundial
de Parapente en Zapotiltic, Escuela de música ECOS
Tasinaxtla.
Desde septiembre del 2019 se desempeña como Res-
ponsable Operativo de Casa del Arte ―Dr. Vicente Pre-
ciado Zacarías‖ del Centro Universitario del Sur.
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