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200 Años de participación femenina

Autora: Msc. Ligia Madrigal Mendieta.


© 2019
Alcaldía de Managua
La Alcaldía del Poder Ciudadano
Las mujeres en el desarrollo humano de Managua

LAS MUJERES EN EL DESARROLLO HUMANO DE MANAGUA


200 AÑOS DE PARTICIPACIÓN FEMENINA

Una producciòn de la Alcaldía del Poder Ciudadano de Managua.


Dirección General de Desarrollo Humano.
Dirección Específica de Cultura y Patrimonio Histórico.
Centros de Historia del Poder Ciudadano.
© 2019 Alcaldía de Managua.
Año del Bicentenario de la Leal Villa de Managua.
1819 - 2019

Autora: Msc. Ligia Madrigal Mendieta

Murales usados en esta revista, cortesía de la revista de Caballito,


República de Argentina. Páginas 6, 13 y 20.

Los autores fueron: Andrea Conde, Patricia Szterenberg, Claudio


Quiroga, Silvina Lobo, María de la Vega, Vicky Monte, Molinero y
Adrián Sciav.

Portal: http://caballitotequiero.com.ar/portal/quienes-somos/

Otros murales: Pg. 24.

Periódico digital “El Pespunte”, Osuna. https://www.elpespunte.es/


programa-actividades-conmemorar-dia-internacional-la-mujer-osuna/
Mural: Mujer 8 de marzo.

Foto de portada: “Mujeres para el desarrollo”, del autor Isaías Mata,


República de El Salvador.

Foto de contraportada: Del autor, colectivo de pintores de Hidalgo,


Michoacán, México.

Diseño y diagramación: Octavio Morales Serrano.


200 Años de participación femenina

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Las mujeres en el desarrollo humano de Managua

LAS MUJERES EN EL
DESARROLLO HUMANO DE
MANAGUA
200 AÑOS DE
PARTICIPACIÓN FEMENINA
Msc. Ligia Madrigal Mendieta

E
XISTEN AFIRMACIONES que se han hecho acerca
del papel protagónico de la mujer en la historia de
Nicaragua, las cuales han quedado como una especie
de planteamientos básicos, aunque son resultado de una
escasa información y del poco conocimiento que se tiene del
curso histórico en el país y que ahora se tratará de adelantar
como un aporte para elaborar una visión renovada de la
participación de la mujer en la historia de Nicaragua, en la
cual existen suficientes ejemplos del protagonismo de esa
mujer que ha quedado oculta por otros acontecimientos,
especialmente, por los militares y políticos.
En su empeño por construir justificativos para
su conquista, los españoles aplicaron diferentes
procedimientos tratando de reconocer las explicaciones del
origen de aquellas sociedades. Tanto Gonzalo Fernández
de Oviedo, Antonio de Herrera, entre otros. Dieron a
conocer costumbres, tradiciones, creencias; es decir,
términos histórico-culturales, producto de su historia, en
los cuales, el protagonismo femenino quedó minimizado
frente a otros aspectos. Sin embargo, esas fuentes han
dejado rastros significativos acerca de este tema.

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200 Años de participación femenina

Un punto importante de esto, empieza con las diferentes


formas de matrimonio que la sociedad indígena había
establecido para conformar la familia y que esta participase
de la tierra. Por su parte, la primitiva legislación indígena
que los españoles desdeñaron, aseguraba la estabilidad de
aquella familia. Una condición básica para la estabilidad
familiar y su aseguramiento sobre la tierra, era la fidelidad
mutua.
En caso de haber infidelidad por parte del hombre de
la casa, la mujer quedaba favorecida con la tierra para
rehacer su vida. Herrera apunta: desterraban al que se
casaba dos veces ceremonialmente, i daban el hacienda
á la primera Muger.1 Una situación poco advertida en las
crónicas españolas y que, debía haber sido llamativa para
ellos, por cuanto, en el sistema social y legislativo español,
la mujer guardaba un papel secundario.
El espacio público en el cual la mujer ejecutaba su papel,
era el tiangue, desde el cual, aseguraba la distribución de
bienes. La actividad comercial desarrollada en el tiangue
tenía repercusiones en la familia, donde la mujer era la
privilegiada con el control los recursos familiares. Esto
debía ser así, porque el control del dinero o los bienes eran
los insumos para desarrollar la actividad comercial en el
tiangue. En este caso, la legislación indígena aseguraba a la
mujer el uso de su espacio vital que controlaba la presencia
masculina dentro del tiangue, porque dentro del mismo,
no se aceptaban hombres.

1 Antonio de Herrera: Nicaragua en los cronistas de Indias.


Managua, Banco de América, 1975, p. 27. Gonzalo Fernández de
Oviedo, viviendo en el terreno de los acontecimientos, escribía: Y
essa haçienda que se toma […] danla toda á la primera mujer que
assi queda sin marido, é puédese ella tornar á casar, pues que su
marido tomó otra mujer seyendo ella viva, y el marido primero es
ydo desterrado de la tierra, en Nicaragua en los cronistas de Indias:
Oviedo. [Introducción y notas: Eduardo Pérez-Valle]. Managua, 1976,
Banco de América, p. 339.
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Las mujeres en el desarrollo humano de Managua

Esta situación derivaba, en cierta influencia, que la mujer


mostraba en la sociedad y, eventualmente, en la familia
que conformaría después de una separación. Por esto, uno
de los pasajes más llamativos de las crónicas españolas es
aquella figura femenina que llamaron “prostituta”. Este fue
un calificativo comúnmente utilizado por los peninsulares
que estaba determinado por su propia escala de valores,
con el cual, se denigraba las prácticas culturales indígenas,
lo que indica que, a pesar de los estudios que realizaron
acerca del tema indígena, no llegaron a comprender la
sociedad a la que invadieron. El cronista consigna que
havia Pueblos de común, adonde efcogian las doncellas
los Maridos, entre muchos Mancebos […]2
2 Antonio de Herrera: Historia general de los hechos de los
castellanos en las islas y tierra firme del mar océano/ Escrita por
Antonio de Herrera/ Cronista Mayor de su Magestad/ de las Yndias/
y Cronista de Castilla y León/ Decada Terzera/ al Rey nuestro
Señor./ En Madrid, en la Oficina Real de Nicolás Rodríguez Franco,
Anno 1926, con privilegio de su Magestad, pp. 120-121. [Década III,
Libro III].

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200 Años de participación femenina

Esta era una circunstancia aprobada por la sociedad para


que la mujer pudiera culminar un matrimonio ventajoso,
por el que ganaba prestigio y autoridad. Este no es más que
una variedad de poligamia ejercida por muchas sociedades
tribales en el mundo, la cual los antropólogos califican
como poliandria. La circunstancia culminaba en una de las
formas de matrimonio que consignaron las crónicas según
lo cita el texto de Andagoya:
[…] había muchas mujeres hermosas y tenian por
costumbre los padres, cuando eran ya doncellas para
casar, de enviarlas a ganar para su casamiento; y ansí
andaban por toda la tierra ganando públicamente, y
de que tenían ya ajuar para su casa y paro poder tener
algún troto, volvíonse a cosa de sus padres y casábanlas;
y los maridos les eran tan sujetos, que si ellas se enojaban
los echaban de cosa, y aun ponían las manos en ellos:
hacíanles servir y hacer todo lo que a un mozo podrían
mandar, y él Se iba a los vecinos a rogarles que viniesen
a rogar a su mujer que le rescibiese y no hubiese enojo.3
En Nicaragua esta práctica era, al parecer, exclusiva de
grupos indígenas dominantes que reclamaban un buen
matrimonio para sus hijas en cuya relación, la mujer era
autoritaria pues, según la cita, maltrataban a los maridos.
Más allá de esto, la situación resultaba de un sentido muy
particular para asegurarse estatus social. Igual, era aquella
situación en la que los padres de una india virgen y en
edad de casar, la entregaban primero a un indio principal
para que “la honrara”, volviéndola a su casa después de
algunos días ataviada elegantemente para transferir la
honra y prestigio social a su familia. De cualquier manera,
era parte de los códigos sociales y convenciones que había
construido la sociedad indígena.
3 Pascual de Andagoya: “Relación de los sucesos de Pedrarias
Dávila en las provincias de la tierra firme”, en Nicaragua en los
cronistas de Indias. [Recopilación, introducción y notas: Jorge
Eduardo Arellano]. Managua, Fondo de Promoción Cultural Banco de
América, 1975, p. 45.
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Las mujeres en el desarrollo humano de Managua

Siendo que la conquista del territorio fue una empresa


eminentemente masculina, fue inevitable que, por fuerza o
por voluntad, las mujeres indígenas establecieran relaciones
con los españoles, lo que abrió la puerta al mestizaje de
la sociedad. Esto ha sido un aspecto poco estudiado en la
historia de Nicaragua, en el cual, es necesario enfocar el
protagonismo de aquella mujer indígena que fue el baluarte
inicial del mestizaje que trastocó a la sociedad colonial.
Más allá de la figura “malinchista”, es necesario
considerar el papel de la mujer indígena que, en medio
de la violencia española, trajo al mundo un nuevo género
étnico que sería el sello de la sociedad nicaragüense. Esto,
pudo haber significado un profundo trauma para aquella
mujer en los inicios de la conquista, pero es real que una
primera manifestación de esto fueron los criollos, como
los hijos ilegítimos del gobernador Rodrigo de Contreras,
a los cuales asignó encomiendas que aseguraron el
patrimonio económico-familiar, primigenio de la criollada
nicaragüense.
Evidentemente, hablamos de mestizos vinculados a
grupos dominantes que ––de acuerdo a Carlos Cuadra
Pasos–– ya existían en los días posteriores a la fundación de
las primeras ciudades españolas. El mestizaje de la sociedad
está marcado por esa mujer como la india Ana de Managua,
que casó con un Juan Lozano en los años tempranos de la
conquista. Este no parece haber sido el único caso, pues en
algún momento de esos años, la corona habría emitido una
cédula en la que prohibía los matrimonios mixtos, en vista
que, esto alteraba sus reservas tributarias. De cualquier
manera, el mestizaje encontró vías eficientes para madurar
en la sociedad.
Por otro lado, la dominación española trajo una nueva
forma de relación en el mundo de los géneros, aunque
es posible asegurar que en las situaciones que la mujer
destacó, siempre medió el poder. El caso emblemático en
el inicio de la sociedad colonial fue María de Peñaloza,
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200 Años de participación femenina

hija del gobernador Pedrarias Dávila, quien fue esposa del


gobernador Contreras.
Producto de las Leyes Nuevas y las denuncias del obispo
Antonio de Valdivieso, se había despojado a la familia
Contreras de todas sus encomiendas, lo cual fue seguido de
un reclamo de esta mujer ––de carácter fuerte–– ante las
autoridades coloniales. La gestión le resultó desfavorable,
por lo que se decidió a intrigar en contra del obispo, a
quien consideraba responsable de toda la situación. Ya se
conocen los resultados de aquellas intrigas en los sucesos
del mes de febrero de 1550, los cuales marcaron a la
sociedad colonial y su historia. Pasada la impresión de los
hechos, las autoridades españolas procedieron a ordenar
una investigación acerca de los mismos, la cual se llevó a
cabo en la Provincia de Nicaragua.
El testimonio de los vecinos que fueron preguntados
acerca de estos fatídicos sucesos, muestra el liderazgo
de esta mujer que reunió en su casa, alentó y dirigió las
acciones que culminaron con la muerte del obispo. Es decir,
la mujer del gobernador aparece como el autor intelectual
de su muerte, que empujó a sus propios hijos para que
materializaran el acto. La historia que se conoce hasta
ahora del hecho mencionado, invariablemente, señala a
los hijos del gobernador: Hernando y Pedro, como los que
accionaron por su propia decisión. Sin embargo, las fuentes
documentales muestran a una mujer capaz y decidida, que
pretendía revocar las decisiones de la corona española y
elevar a sus hijos como “príncipes” en la provincia.
Las crónicas apuntan que Hernando, el hermano mayor,
se alió con un tal Bermejo ––mismo que fue expulsado del
Perú––, pero Antonio de Remesal apunta que los consejos
para la rebelión parece que no fue solo este hombre, sino
que ya se lo había dado su madre […].4 El hecho que esta
rebeldía haya alcanzado hasta Panamá, implica el deseo
4 Antonio de Remesal: Nicaragua en los cronistas de Indias,
(1975), op. cit., p. 145.
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Las mujeres en el desarrollo humano de Managua

mayor de la familia por recuperar la gobernación que su


abuelo, Pedrarias Dávila, había conquistado y poblado en
1519, posiblemente, para reclamarla como parte de sus
propiedades. Los vecinos en Granada, quisieron oponerse
al levantamiento de la familia y prepararon sus armas,
pero Pedro, el hermano menor, por consejo de su Madre5
––según apunta Herrera–– organizó una defensa.
Esto muestra la medida en que esta mujer fue artífice de los
sucesos, como apuntaron los testigos en las investigaciones
que se realizaron. Fue el liderazgo femenino que quedó
oculto por la figura de sus hijos mayores, pero que sostuvo
relevancia y don de mando para organizar y dirigir el plan.
En momentos históricos en que la empresa de conquista,
el control del poder y la gloria consecuente era aún una
potestad masculina, María de Peñalosa se empeñó en
conquistar todo aquello para sí y los suyos, con esto marcó
la historia de la ciudad y la provincia en general.
Los españoles representaron una nueva noción en la
relación de géneros, en vista que su escala de valores
imponía otras modalidades entre estos. El hombre español
era quien sostenía, en su potestad, todos los atributos del
orden social: empleos, carreras, propiedad, capital, entre
otros. La ética cristiana mediaba en esta situación, dando
a entender que la mujer debía someterse a la voluntad y
decisiones masculinas. La participación pública femenina
se limitaba al cuido de la casa, los hijos y el alimento de la fe;
de esto resultaba que fueran los hombres, quienes dirigían
el gran comercio, fuesen funcionarios reales, estudiantes
de alguna carrera, entre otros.
En la segunda parte del siglo XVI se experimentó una
nueva oleada migratoria de españoles hacia la provincia
de Nicaragua, la cual estuvo motivada por la aguda crisis
económica y productiva que vivía la península. Eso obligó
a muchas familias a migrar, buscando la oportunidad de
5 Antonio de Herrera: Nicaragua en los cronistas de Indias,
(1975), op. cit., 176.
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200 Años de participación femenina

sobrevivir con una merced de tierras que les concediera la


corona, para sostener el poblamiento de las colonias.
Esta migración y la escasa población indígena, que
era evidente en los años del siglo XVII, además de la
introducción de negros africanos, consolidó las bases del
mestizaje en la sociedad marcado, especialmente, por la
potestad masculina sobre los mecanismos institucionales
que imponía la naturaleza de las relaciones entre el hombre
y la mujer. Por esto es que el sentido de propiedad sobre
esclavos o de mestizos bajo condición servil, hizo que el
amo viera a la esclava como parte de su propiedad sexual.
Siendo que los esclavos solo eran realidad en las clases
dominantes, las mujeres, madres de hijos con sus amos
españoles venían a ser, según Cuadra Pasos, “la mujer
decente”, sin mayores méritos, pues sobre ella y otros casos
como este, cae “un espeso silencio” que cubría la posible
vergüenza de la familia y el posible deterioro de su estatus
social.
En los años del siglo XVIII fueron notables dos mujeres
en distintas situaciones: doña María Manuela Rodríguez
y Rafaela Herrera. La primera, raptada por zambos y
misquitos durante un ataque a las aldeas de fronteras
y, eventualmente, casada con el rey mosco; cuya figura
quiso utilizar la Iglesia como instrumento para lograr la
conversión religiosa de aquellas etnias del Oriente.
Doña María Manuela Rodríguez es ejemplo de la mujer
sometida por la fuerza masculina que sufría abusos de parte
del “rey mosco”, que tenía una visión de géneros totalmente
distinta. A pesar de tal situación, logró hacer llegar al “rey
mosco” hasta la parte Occidental del país, donde habría
expresado la obediencia de su nación al dominio español,6
convertido, formalmente, al cristianismo. La española
María Manuela Rodríguez, medró en medio de un intento

6 Tomás Ayón: Historia de Nicaragua. Tomo III. Managua,


1993, p. 163.
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Las mujeres en el desarrollo humano de Managua

manifiesto por articular el Atlántico con el Pacífico, esfuerzo


que la corona española pretendía culminar junto a la firma
de acuerdos internacionales con Inglaterra. De ahí, que su
figura llame la atención en la historia de Nicaragua.
Por otra parte, Rafaela Herrera, sin ser originaria del
país, ganó prestigio al sobreponerse al ataque de zambos
e ingleses en el Castillo, guarnición que comandaba su
padre. Su desempeño le hizo ganar prestigio y fama en la
provincia de Nicaragua, pese a que era una mulata, hija
natural, no bien vista en el virreinato de Nueva Granada.
Según los sucesos comentados en el parte de guerra de 1762,
pidiendo licencia al Teniente la hija del difunto Castellano
para dispararles un cañonazo, concedida, lo apuntó y
disparó con tanto acierto, que los muchos enemigos que
estaban juntos, se vieron salir corriendo […].7
Según un documento de la época, el difunto padre, don
Joseph de Herrera, había instruido a su hija en el uso y
manejo del cañón, de manera que, no fue extraño que
hiciera aquella petición y acertara al enemigo, produciendo
confusión en sus tropas. En un mundo en que las armas
eran de uso masculino, aquel acto causaría revuelo entre
la población, especialmente, por tratarse de la defensa del
territorio y los intereses españoles.
No reparó la simpatía social en el hecho que Rafaela
Herrera fuera una mulata, que aceptaron en la sociedad, de
tal manera que, hasta casó con el español Pablo de Mora,
quien arrendaba las embarcaciones de Su Majestad que
transitaban por el Lago de Granada para llevar pertrechos a
El Castillo. Es difícil precisar si el trato de respeto con que se
refiere en los documentos coloniales la figura de la heroína,
sea debido a su hazaña o, al matrimonio con un español.
7 Carlos Molina Argüello: “Relación de lo sucedido en el sitio que
pusieron al Castillo del río de San Juan, de eta provincia de Nicaragua,
los ingleses, zambos, mosquitos y caribes en fines del mes de junio
de este presente año de 1762 en La gesta y vida heroica de Rafaela
Herrera”. Revista Conservadora del Pensamiento Centroamericano,
núm. 22, julio, 1962, p. 38.
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200 Años de participación femenina

De cualquier manera, su figura sobrepasó la escala de


valores de la época, estacionada en la fuerza y el carácter
masculinos que hacían ver a Rafaela Herrera como propia
del “sexo débil”, según un documento de la época. Los
españoles solo habían expresado una actitud similar ante
Isabel de Aragón y su hija Juana, por asuntos de lealtad.
Rafaela Herrera se quedó a vivir en Granada, donde ganó
honores y reconocimiento por su acción e hizo familia en
aquella ciudad en la que el pueblo la tenía por su heroína
[…],8 según Carlos Molina Argüello. Pero su figura se
proyectó más allá de la colonia, hasta el siglo XIX, se la
reconocía como heroína. Así fue que la celebró el periodista
Enrique Guzmán en un artículo, ahora desaparecido.
Luego, en el siglo XX, fue reconocida como una figura
ligada a la nacionalidad, cuya hazaña se recreó en muchos
actos culturales dedicados a la Patria.

8 Ibíd., p. 32.
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Las mujeres en el desarrollo humano de Managua

Pese al autoritarismo que revistió lo masculino,


durante el periodo colonial, la figura de la mujer encontró
maneras para destacar y hacerse ver como protagonista
de acontecimientos que dejaron huella en la sociedad,
circunstancia que la ética cristiana no dejó mostrar.
Desde esta perspectiva, se puede reconocer que, a pesar
de este supuesto poder del hombre, la sociedad colonial
había aprendido a sostener y alimentar una especie de
matriarcado en el culto mercedario y mariano que se asentó
en las ciudades españolas.
Esto hay que hacerlo notar en vista que, uno y otro, fueron
cultos muy celebrados en su fecha por los creyentes, quienes
veían a La Merced como la protectora y, a la Inmaculada
Concepción, como la madre amorosa y abogada. Esto es
importante porque, especialmente, el culto mariano tuvo
profundas repercusiones en la cultura colonial y, en parte,
en la idiosincrasia profunda del pueblo, sin medrar con
esto la figura masculina.
Los cambios que dejarían atrás el periodo colonial
iniciaron, imperceptiblemente, en los últimos años del siglo
XVIII y culminaron con la declaración de Independencia.
Con algunos trabajos se inició un proceso de secularización
del Estado, sin embargo, el cambio social debió esperar
algunos años para ser efectivo. Este se empezó a manifestar
en el aspecto político con la participación de algunas mujeres
que sobresalieron en la dinámica de los acontecimientos,
como fue el caso de Josefa Chamorro y sus compañeras de
aventura: Gregoria Robleto y María Ulloa. Estas habrían
de ser encausadas por la justicia por haber participado en
los movimientos pre-independentistas de 1811.
No hay una sola condición en el Acta de Independencia
que conceda a la mujer algún privilegio, pero, el hecho es
que el acto encerró tantos aspectos implícitamente que,
incluyó a la mujer en estas actividades militares, y que
también le llevaban a definir una posición política. Una
figura notable, en este sentido, fue doña Damiana Palacios,
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200 Años de participación femenina

aunque no era nicaragüense, supo destacar en los sucesos


post-independentistas, alentando la guerra de 1826 para
tomar venganza por la muerte de su compañero de vida.
Doña Damiana puso en juego todos los encantos del
ingenio femenino para vengar la muerte de aquel y así
cambió la ternura en furor y los trabajos domésticos en
seducciones revolucionarias […]9, en contra de quien creía
responsable: Manuel Antonio de la Cerda, logrando su
muerte en 1829. De una u otra manera, esta mujer conspiró
y alentó la guerra y el acoso contra De la Cerda que se había
enclaustrado en Managua para lograr sus propósitos.
No deja de ser llamativo esto, en vista que no se conoce
en la historia de Nicaragua un caso similar, en donde por
encima de las acciones militares hay una postura política que
se define desde la perspectiva femenina. Por supuesto, debe
entenderse que este fue un caso de venganza personal, pero
se inscribe en el ambiente de las guerras civiles y la tímida
apertura de un proceso de secularización de la sociedad.
El ambiente post-independentista trajo una novedad
en el culto a la heroicidad de quienes participaban en
las guerras civiles que, ponía atención al protagonismo
masculino. Por tal razón, se mencionan las figuras de Cleto
Ordóñez, Manuel Antonio de la Cerda o Juan Argüello,
pero se ignora la figura de doña Damiana. Aunque no
debe creerse que gestionamos que sea vista como una
heroína, porque no lo es. Pero su participación no deja de
ser llamativa en vista que la mujer empezaba a mostrase
en la agitada vida política nicaragüense, como no había
sucedido antes, aunque faltaba mucho para que aquella
vertiente política femenina madurara. Esto debía empezar
con educación y, apenas en 1816, se establecería la primera
escuela para niñas en Nicaragua.

9 Jerónimo Pérez: Obras históricas completas. Managua,


Banco Nicaragüense, 1993, p. 479.
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Las mujeres en el desarrollo humano de Managua

No es posible saber si este tuvo alguna persistencia, pero en


la segunda mitad del siglo XIX ya se puede ver en las páginas
del periódico oficial alguna versificación escrita por mujeres
de la época, aunque fuesen firmadas por seudónimos.
Igualmente, mujeres con alguna preparación se dedicarían
a conformar las Juntas Municipales para la construcción
de hospitales, ornatos, escuelas y otros. Esta actividad las
mantendría en el ambiente público constantemente.
Así, la mujer participó en ciudades como León, Masaya,
Managua, Rivas, Matagalpa, entre otras, en juntas de
construcción de estructuras de atención social. Igualmente,
administraban las diferentes actividades por las cuales las
Juntas se hacían de recursos para aquellas construcciones,
una de estas fue la lotería. Debe creerse que el programa de
escuelas para señoritas fue persistente, pues en la segunda
parte del siglo XIX se encuentran profesoras preparadas
participando en el programa de educación laica que se había
instalado en 1881. Carlos Cuadra Pasos, menciona a dos
de esas maestras que eran Chepita Toledo y Juana Vicenta
Cabrera.
Esta es una circunstancia que no se ha mencionado en la
historia de Nicaragua, pero la educación de niveles primarios
sufrió un proceso de feminización que desalojó a muchos
profesores varones, en manos de quienes había estado la
educación en ese nivel. En los últimos treinta años del siglo
XIX ya se mencionan a mujeres en el cargo de dirección
de algunos colegios como Francisca Berta Rivas, hija del
periodista Anselmo Rivas.
Esta incursión de mujeres en la vida pública del país, tuvo
su punto culminante en el establecimiento de las escuelas
normales que las preparó para el periodo de cambios sociales
que vivió Nicaragua en los primeros años del siglo XX.
Siempre se ha situado ese periodo de cambios en la década
del 50, pero es innegable que el lapso de la intervención
norteamericana, trajo la oportunidad para la llamada “mujer
moderna”.
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200 Años de participación femenina

Por otro lado, desde la colonia, la mujer habría sido


la administradora del hogar, la guía espiritual hacia la
religión, la que inclinaba sus actos hacia la piedad y el
prójimo. Por esto es que había tenido oportunidad de
participar en las Juntas Municipales, pero también, en el
sentido personal, muchas mujeres desempeñaron estos
trabajos por su propia actitud.
El caso de la madre de Carlos Cuadra Pasos no es único y,
según relata el autor: mientras estuvo velándose el cadáver
desfilaron sus mendigos, sus compañeros de iglesia, sus
protegidos de toda clase, y se llevaron prendas como
reliquia […].10 Pero hubo casos excepcionales como el de
doña Elena Arellano que habría estado involucrada en la
gestión de orfanatos, colegios y otros.
Eran años en que la mujer no estaba capacitada por las
leyes para administrar su propio capital y el padre de familia
o, en su defecto, el hijo mayor era el responsable de todo el
patrimonio familiar. Hasta que las mismas circunstancias
llevaron a considerar un cambio en estas.
Así, al morir Indalecio Maliaños, uno de los hombres más
adinerados de finales del siglo XIX, la fortuna la heredaron
su viuda e hijas, quienes se ocuparon en administrar el
capital ofreciendo préstamos al gobierno, conformando
compañías, entre otras inversiones. Este caso y el de otras
mujeres, apuró la modificación de ciertas leyes que llevaron
a la mujer a la potestad de administrar el patrimonio
familiar, incluyendo las propiedades.
Este aspecto, fue parte de esa “mujer moderna” referida
que para 1930 ya conduce autos, administra su propio
dinero, en fin, gana cierta autonomía respecto a su marido
y adquiere nuevas aficiones personales que la llevaron a ser
criticada por las posiciones de la Iglesia. Un caso notable,
es el de la maestra Josefa Toledo de Aguerri ––mencionada

10 Carlos cuadra Pasos: Obras. Tomo I. Managua, Banco de


América, 1976, p. 185.
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Las mujeres en el desarrollo humano de Managua

anteriormente––, pero en los años citados se convertiría en


el símbolo de posiciones avanzadas a favor del feminismo y
la fuerza de la mujer desde las páginas de su revista.
La fundación de colegios de señoritas orientados a la
enseñanza media, fueron otro punto clave en el desarrollo
histórico de la mujer. La intervención norteamericana
habría demandado sostener la secularización del Estado
por lo que este debió buscar nuevas vías para sostener la
enseñanza religiosa. El resultado de esto fue la fundación
de nuevos colegios de señoritas que prepararon las
condiciones para que la mujer llegara a profesionalizarse
en años futuros. Desde 1812, no se concebía el ingreso de la
mujer a la universidad para prepararse en alguna carrera
o profesión. Todavía, a mediados del siglo XX, la presencia
femenina en las aulas universitarias no era posible, aunque
ya participaba con alguna beligerancia en la política.
De esto, es importante consignar la presencia de las
mujeres en las sociedades mutuales, las que se conformaron
por socias y que desarrollaron algunas huelgas en demanda
de mejores condiciones de trabajo. Pero lo acontecido
en el siglo XX, solo era una continuación de lo que se
había emprendido en los últimos años del siglo anterior.
Acontecimientos políticos como el movimiento de liberación
de Sandino y la dictadura somocista fueron el escenario
para aquella mujer de nuevo tipo que incursionó en la
segunda mitad del siglo XX, ingresando a la universidad
y consolidando sus posiciones ganadas en la vida pública.
Esto se hizo a partir de su participación beligerante en la
vida política como las “mujeres enlutadas”, protestando
frente a la dictadura, siendo el par lógico en la lucha por
la autonomía universitaria; hasta que se institucionalizó el
voto femenino en la década del 50.
Pese a la dictadura del momento, el voto femenino significó
un punto culminante en este proceso histórico, igual como
lo fue la presencia de algunas mujeres en el ejecutivo como
diputadas, ministros o en cargos sustanciales que antes
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200 Años de participación femenina

habían sido desempeñados por hombres. La agudización


de la migración interna en el país, trajo el ingreso de una
mayor cantidad de mujeres a la universidad que conformó
la masa escolarizada del periodo de la industrialización
y, creó conciencia en algunas, para engrosar las filas del
movimiento guerrillero, mientras otro contingente de
mujeres se hacía notar más, ocupando cargos públicos en
el país.
En ese ambiente, se notaba más que nunca a la mujer
emprendedora estableciendo pequeños comercios, a la
“vivandera” del mercado (heredera de la mujer indígena
en el tiangue), a la maestra o la directora de los colegios, las
actrices de radio, servidoras públicas en todas las instancias
del Estado, estudiante universitaria, mujer guerrillera o
haciendo proselitismo a favor de su partido. El periodo
de las décadas del 60 y el 70 fue un punto culminante sin
precedentes a favor de aquella mujer que había transitado
por un camino largo y tardío desde la conquista.
La mujer de esos años tomó en sus manos su propio
destino y aseguró las condiciones para su autonomía de
género y que, en gran medida, fueron las condiciones
que retomaron la globalización y el ambiente de la post-
modernidad para imponer la demanda de una mayor
participación femenina en el Ejecutivo. En el gobierno
actual se han nombrado una mayor cuota de mujeres
controlando ministerios y otras instancias de estatales,
pero también es evidente la participación de la mujer en
otros aspectos de la vida pública del país.
Si en años atrás la mujer no pudo participar en la política y
los giros sustanciales del país, la mujer ganó un espacio real
en este aspecto y con esto se hizo sus propias condiciones
para materializar sus propias reivindicaciones. Lo que se ha
visto en este transcurso histórico es que tanto la formación
escolar como la política, fueron los mecanismos oportunos
que utilizó a su favor en esta tarea.

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Las mujeres en el desarrollo humano de Managua

A pesar que, en otros momentos, los acontecimientos


políticos y militares ocultaron aquel posible protagonismo
femenino, la mujer afianzó su presencia en aquellos para
hacerse notar y ganar el espacio vital y necesario. El punto
culminante fue la primera mujer presidente de Nicaragua
y América Latina, y la primera mujer en Nicaragua en la
vicepresidencia.
En conclusión, la historia social ofrece en Nicaragua
la oportunidad para orientar la investigación hacia el
tema de la mujer y su protagonismo. Mucho se ha dicho
al respecto, pero ha quedado sepultado en la montaña de
sucesos políticos y militares predominantes en nuestra
historiografía; y el poco conocimiento que se tiene del
mismo, no es más que un producto de ese énfasis.
Existen esfuerzos iniciales desde el siglo XIX que
vincularon a la mujer con la educación, con una visión
muy patriarcal, explicando el desarrollo de la corriente
feminista durante el siglo XX y la participación de la mujer
profesional como producto de un proceso.
-20-
200 Años de participación femenina

Planteamos la tesis que la mujer ha sido una educadora


natural en la familia y en la sociedad. En la familia, por su
lugar en la crianza de los hijos; pero también en un ámbito
que no ha sido totalmente revelado por la investigación
histórica y es su función generadora en la educación
informal. Los testimonios escritos indican a la mujer del
siglo XIX, orientando a los hijos y los hombres de casa
al rezo y a las cuestiones de la fe, al sostenimiento de las
tradiciones, entre otras. Pero también se revela el papel de
la mujer en la educación a partir del establecimiento de las
escuelas normales a finales de este siglo, que feminizaron
la actividad educadora formal destacándose las figuras de
Josefa Toledo y Elena Arellano.
El tema, en la actualidad, gana relevancia cuando ha sido
institucionalizada la figura de la mujer, resguardándola
con leyes acordes a su condición, brindando la seguridad
jurídica necesaria a esta protagonista, que durante todo el
siglo XX, practicó una evolución constante por conquistar su
lugar, demostrar sus habilidades más allá de las condiciones
naturales del género que la hicieron hábil para administrar
patrimonio económico, capitales o para decidir acerca de
su propio destino, al igual que generar condiciones propias
para empezar a ser una mujer votante y ciudadana.
En el siglo XX, puede observarse una evolución de la
mujer en diferentes dimensiones: la mujer ciudadana que
fue ganando poco a poco condiciones para estos atributos
independientes del hombre. En consecuencia, esto llevaría a
la mujer votante. Es decir, con capacidad para decidir acerca
del destino político y social del país.
La expresión más reciente es la de la mujer profesional,
generada a partir de las dimensiones anteriores, pero que
ya ejercían algunas pocas mujeres desde los años finales
del siglo XIX, cuando el capital se había vuelto un bien
frecuente. Debe observarse que esa evolución que practicó el
tema mujer en la sociedad nicaragüense estuvo alentada por
el encadenamiento de los acontecimientos políticos como
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Las mujeres en el desarrollo humano de Managua

la intervención norteamericana, la discusión legislativa,


la guerra constitucionalista, la emergencia de la dictadura
somocista, hasta la insurrección final, entre otros hechos.
Estos acontecimientos revelaron en su dinámica a la mujer
en cada una de sus dimensiones e institucionalizaron la
femineidad.
Termino, haciendo eco, de la declaratoria de las Naciones
Unidas de 2019:

DÍA INTERNACIONAL DE
LA MUJER, 8 DE MARZO

En este Día Internacional de la Mujer,


asegurémonos de que las mujeres y las niñas
contribuyen a configurar las políticas, los servicios
y las infraestructuras que afectan a la vida de todos.
Apoyemos a las mujeres y a las niñas que están
derribando barreras para crear un mundo mejor
para toda la humanidad. — António Guterres,
Secretario General de las Naciones Unidas
En el Día de las mujeres, pensemos en igualdad
EL DÍA Internacional de la Mujer es un buen momento
para reflexionar acerca de los avances logrados, pedir
más cambios y celebrar la valentía y la determinación de
las mujeres de a pie que han jugado un papel clave en la
historia de sus países y comunidades. 
Pensemos en igualdad, construyamos con
inteligencia, innovemos para el cambio
Este tema del Día para este año, “Pensemos en igualdad,
construyamos con inteligencia, innovemos para el cambio”,
se centra en las formas innovadoras en las que podemos
abogar por la igualdad de género y el empoderamiento

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200 Años de participación femenina

de las mujeres, en especial en las esferas relativas a los


sistemas de protección social, el acceso a los servicios
públicos y la infraestructura sostenible.
El logro de los ambiciosos Objetivos de Desarrollo
Sostenible (ODS) requiere cambios transformadores,
enfoques integrados y nuevas soluciones, sobre todo en lo
que concierne a la defensa de la igualdad de género y el
empoderamiento de todas las mujeres y niñas.
La innovación y la tecnología brindan oportunidades sin
precedentes; sin embargo, las tendencias actuales indican
que la brecha digital se está ampliando y que las mujeres
están insuficientemente representadas en los campos de
la ciencia, la tecnología, la ingeniería, las matemáticas y el
diseño. Esto les impide desarrollar e influir en el desarrollo
de innovaciones sensibles al género que permitan lograr
beneficios transformadores para la sociedad. Desde la
banca móvil hasta la inteligencia artificial o la Internet
de las cosas, es vital que las ideas y las experiencias de las
mujeres influyan por igual en el diseño y la aplicación de las
innovaciones que conformarán las sociedades del futuro. 
Comisión de la Condición
Jurídica y Social de la Mujer
Haciéndose eco del tema prioritario del 63º período de
sesiones de la Comisión de la Condición Jurídica y Social
de la Mujer, el Día Internacional de la Mujer 2019 pondrá
la mirada en los líderes de la industria, las empresas
emergentes que están cambiando el panorama en el mundo
de los negocios, las emprendedoras y los emprendedores
sociales, las y los activistas que trabajan en favor de la
igualdad de género y las mujeres innovadoras, con objeto
de examinar cómo puede la innovación eliminar barreras y
acelerar los avances hacia la igualdad de género, fomentar
la inversión en sistemas sociales sensibles al género y
construir servicios e infraestructuras que den respuesta a
las necesidades de las mujeres y las niñas.

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Las mujeres en el desarrollo humano de Managua

Este 8 de marzo, únete a todas las mujeres y celebra


con nosotras el 8 de marzo construir un futuro en el que
la innovación y la tecnología creen oportunidades sin
precedentes para que las mujeres y las niñas desempeñen
un papel activo en la creación de sistemas más inclusivos,
servicios eficientes e infraestructuras sostenibles para
acelerar el logro de los ODS y de la igualdad de género.
[En: http://www.un.org/es/events/womensday/]

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