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Los Sextillizos Del Seductor Millonario
Los Sextillizos Del Seductor Millonario
de Contenido
Capítulo uno
Capítulo dos
Capítulo tres
Capítulo cuatro
Capítulo cinco
Capítulo seis
Capítulo siete
Capítulo ocho
Capítulo nueve
Capítulo diez
Capítulo once
Capítulo doce
Capítulo trece
Capítulo catorce
Epílogo
Capítulo uno
Capítulo dos
Capítulo tres
Capítulo cuatro
Capítulo cinco
Capítulo seis
Capítulo siete
Capítulo ocho
Capítulo nueve
Capítulo diez
Capítulo once
Capítulo doce
Capítulo trece
Los sextillizos del seductor multimillonario
Todos los derechos reservados. Copyright 2017 Nicki Jackson.
publicaciones!
Capítulo uno
Kelly
con los ojos abiertos de par en par y destacando con todo su cuerpo la
importancia de esa frase, Kelly agachó la cabeza con impotencia y escribió
—Tiene que ser un escándalo, una primicia que arme revuelo y que
sin montura.
—Es un trabajo especial. Espero que des lo mejor de ti, viene con
incentivos.
Kelly reprimió una sonrisa ante la excitación de George. Siempre era una
reina del drama, hiperactivo, y se emocionaba demasiado por cualquier cosa que
Kelly levantó las cejas y apretó los labios. ¿Cómo iba a adivinarlo?
exagerada.
—Pues claro que no. Es Guy Riverton.
él. Cualquier persona con acceso a una revista o con conexión a Internet sabía
—Es el soltero más deseado de Estados Unidos. Los miles de millones que
tiene lo convierten en alguien muy atractivo para nuestros lectores. Ahora lo que
quiero es que te acerques a él, con el pretexto de que quieres escribir una historia
positiva que asegure una publicidad positiva, y lo atrapes.
de George.
—¿Qué quiere decir «atraparlo»?
—Encuentra sus trapos sucios, Kelly. Su vida gira alrededor de las fiestas,
de sus líos con modelos y famosas. Eso es jugoso, está claro, pero no es oscuro.
Quiero algo oscuro. Alguna faceta secreta de su lujosa vida que esté escondida
del ojo público. Quiero que lo consigas y salpiques las portadas de nuestra
revista con ello. —Cogió una revista y la lanzó hacia ella con emoción.
Forbes. Guy Riveron con su pelo claro y sus ojos azules brillantes que
eran casi transparentes le devolvió la mirada desde la portada. Con un traje azul
logrado captar ese magnetismo salvaje y animal que tenía ese hombre. Guy
Riverton parecía peligroso, tan atractivo que se mordió el labio al pensar en
RR.PP. Serán una serie de entrevistas a lo largo de un mes para asegurar que
estés con él casi todos los días. De esa forma te resultará más sencillo encontrar
—Claro que les parece bien. Necesitan buena prensa sobre el eterno
donjuán.
Kelly echó un vistazo a la foto del hombre que se suponía que era grande.
George no lo decía con una connotación sexual, claro, pero la mente de Kelly
pensó en esa posibilidad. Se podía imaginar que Guy Richard fuera grande. Sin
duda.
Guy planeaba reconstruir Detroit y bajar los niveles de paro. El Adonis también
mencionaba estadísticas y estimaciones de cómo sus proyectos a gran escala
fuente, Forbes, era lo más fiable que podía ser. Pero no encajaba en el papel de
de Guy. Parecía obsesionado con ese hombre. Pero Kelly vio la oportunidad que
George le estaba dando. Aun así, algo no estaba bien. Tenía una sensación
analizaba las respuestas que Guy Riverton había dado al entrevistador para el
reportaje de Forbes, más inquieta se sentía.
metiéndose en todo lo que hacía o decía para encontrar algo que pudiera servirle.
Esos defectos, esas imperfecciones y esos secretos los recibiría el mundo en un
bonito paquete.
ascenderé.
—Estupendo. —Pero sentía que tiraban de ella en direcciones opuestas.
Era absurdo. Era periodista, por el amor de Dios. Ese era su trabajo. Nadie
llegaba a ningún sitio en el mundo editorial sin que algo revolucionario estuviera
hombre, su cuerpo y sus manos estaban hechas para el sexo. Ella no debía tener
reparos a la hora de exhibir los defectos de un donjuán. Y, de todas formas, no le
importaría.
Kelly sonrió y alzó la vista hacia George.
—Estoy lista.
Capítulo dos
Guy
La inspección personal de las obras aseguraba que todo iba bien y que se hacía a
tiempo, y todos trabajaban con más ahínco para cumplir con los plazos porque
chaqueta del traje. Los ingenieros le contaban detalles de los avances del
que su vida personal era un completo desastre y, bueno, tampoco era del todo
personal. Pero la parte buena era que se había dejado de preocupar por esa parte
de su vida hacía tiempo; no tenía sentido preocuparse por algo que, de todas
formas, no estaba en sus manos.
próximas décadas.
—. ¿Qué pasa aquí? ¿Tenemos dudas de cómo se tienen que hacer las cosas en
las obras Riverton?
—Arreglado, señor.
a tener que visitar las obras aleatoriamente más de dos veces por semana.
Él se puso pálido.
—Sí, sin duda. No volverá...
incluye a ti.
—Sí, señor Riverton.
como una joya. Su piel lucía bajo el sol con un brillo pálido, y caminaba con una
elegancia increíble para ser una mujer esquivando piedras y ladrillos con unos
tacones ajustados.
caderas amplias, y una falda de tubo se ceñía a ellas y bajaba por sus
proporcionados muslos antes de revelar sus gemelos tonificados.
Esa imagen lo dejó atónito. Quizá porque ella estaba completamente fuera
sentir en la distancia.
En cuanto lo vio, ella dibujó una sonrisa en los labios. A Guy le dio un
Jackson. Creo que mi jefe le ha llamado antes para decirle que voy a hacerle
aprovechó el momento en el que ella se distrajo con el casco para mirarle con
lujuria la delicada línea del cuello, los pómulos prominentes, la pequeña nariz y
los ojos angulosos—. No tienes elección cuando estás en una obra, sobre todo en
una obra Riverton.
sonreír.
—Evidentemente —respondió él con seriedad.
volver a mirarla sin parecer un pervertido. Pero era muy difícil cuando sus
escondía todo, como si fuera algo inimaginablemente valioso como para ser
—¿Le importa que nos quedemos aquí un rato, en la obra? Hay buen
todo caso, parecía cerrarse en sí misma como una concha cuando lo intentaba.
—Daba por hecho que un magnate como usted delegaría este tipo de
tareas en otras personas. ¿Le gusta ensuciarse las manos?
una implicación sexual. Lo había hecho. Pero en realidad ella no tenía por qué
saberlo.
—¿Pasa algo?
Ella negó con la cabeza bruscamente y sonrió. Pero era una sonrisa para
que no hablaría con connotaciones sexuales. No tenía ni idea de lo que era capaz.
con una lujuria renovada. «Maldita sea». Kelly Jackson le estaba provocando
tocado todavía. Tenía los labios gruesos. Quedarían perfectos estando húmedos
alrededor de su miembro con los ojos color canela aturdidos mientras lo chupaba
hasta que se corriera en su boca.
suficiente para hacer que sus testículos sintieran una urgencia agónica.
Quizá Kelly esperaba que fuera más claro sobre sus intenciones. Quizá era
una de esas mujeres que no entendía bien las indirectas y necesitaba que se lo
deletreara. Alto y claro. Estaba hablando de la crisis de desempleo en Detroit
cuando él la interrumpió.
—Nunca he visto a una periodista tan atractiva visualmente.
Kelly se enderezó, y él supo que había hecho una mala jugada antes de
—¿Cómo dices?
Kelly parecía furiosa en silencio, con una expresión todavía cordial.
—He tenido que trabajar duro para llegar donde estoy en mi carrera
profesional, y sigo trabajando duro para llegar al lugar donde me veo en unos
satisfacer ninguna parte innata de mí. Ahora, sé que usted tiene la última palabra
respiró hondo; cuanto más hablaba con esa voz fuerte y segura, más aumentaba
su lujuria. No, sin duda no se parecía a ninguna otra mujer que hubiera conocido.
Era única. Y no había terminado de darle una lección. Estaba extasiado.
—Ya sé que está acostumbrado a mujeres que caen rendidas a sus pies
para conseguir entrar en su cama. Pero yo no soy una de ellas y no voy a caer en
esta trampa que ha estado perfeccionado a lo largo de los años con sus
habilidades. —Levantó las cejas—. Su reputación con las mujeres es bien
forma desafiante. Estaba hipnotizado por la forma en que estaba ahí, como si no
se sonrojó con un aspecto confuso. Esa mujer tenía unas ideas bastante duras
sobre él. Esperaba que fuera un imbécil y él le había mostrado un imbécil. Pero
ahora había cambiado, estaba mostrando su otra cara, la que les mostraba a muy
pocas personas, y ella estaba confundida sobre adónde quería llegar con eso.
Kelly entrecerró los ojos de forma escéptica.
Él sonrió.
—Claro. Creo que es una gran oportunidad para usted y para mí también
lo es.
Ella asintió y sonrió tímidamente.
—Vale. Mmm, en ese caso, voy a programar una cita para mañana. —
Sonrió, pero esa sonrisa no se reflejó en sus ojos. Tenía dudas sobre esa
elegantes, pero sus caderas eran tan redondas y voluptuosas que no podía hacer
mucho para que no fueran un espectáculo. Su trasero era un sueño. Estaba hecho
para las manos de un hombre. Para sus manos.
sacudiéndose cada vez que aterrizaba sobre su pelvis, y hacer que se inclinara
Había pasado mucho tiempo desde que había deseado el cuerpo de una
mujer con una lujuria tan fanática. La intensidad lo consumía y arrasaba con el
resto de sus pensamientos. Sin duda, el desafío que le había puesto delante hacía
las cosas más intensas. Lo había rechazado. Su reproche no había sido una treta
Hablaba en serio. Era una profesional. No estaba interesada en acostarse con él.
Estaba ahí por trabajo.
aferrada a sus caderas para que llegara más adentro con la cabeza hundida en la
almohada mientras hacía que ella se corriera.
Guy estaba obsesionado.
Capítulo tres
Kelly
mujeriego seductor que había sido el día anterior. Ese hombre de voz apasionada
y observaciones severas no era en absoluto el Adonis apaciguador y sediento de
serio y que estaba acostumbrado a salirse con la suya con las mujeres, como
quería y cuando quería. Lo que no esperaba era que las fotos de revista que había
visto de él, y que había pensado que captaban su encanto animal, fueran un
fracaso estrepitoso.
Ese hombre era mucho más alto de lo que se había imaginado, y eso le
hacía parecer poderoso e intimidante, aunque no hiciera más que asentir y
sonreír. Su pelo claro y su piel morena hacían que sus ojos azules brillantes e
oficina cuando él estaba en una reunión. Para su total sorpresa, la hizo pasar de
inmediato y sacó una silla para ella. Ahora probablemente se suponía que tenía
que esperar a que acabara, pero solo ella sabía el verdadero motivo por el que lo
admiraban.
Era un desastre. Estaba ahí para encontrar sus trapos sucios, no una sala
llena de fervientes seguidores que parecían una secta detrás de su líder. Esperaba
al menos que tuviera algún complejo de superioridad. Nadie podía tener esa
imperaba en su oficina sin cuestionarla, pero no era un idiota. Deseaba que fuera
lo que había esperado. No solo haría su proyecto más sencillo, sino que también
justificaría el mantener las manos alejadas de ese hombre cuando era innegable
cláusula legal que sus abogados no conseguían solucionar, y ella sintió una
palpitación en el estómago como respuesta. El enfado en su bonita cara la
excitaba.
Estaba claro que no era el tipo de hombre del que Kelly se solía enamorar.
No sería un compañero en una relación. La dominaría con esa personalidad
aclararse.
Era trabajo, no una oportunidad para emparejarse. ¿Por qué estaba
había afirmado con arrogancia veinticuatro horas antes. Y ahí estaba, sentada,
conjunto».
Se mordió el labio y suspiró. Era una lástima. Si solo fuera un poco más
agradable, podría considerar tener un desliz y darse un revolcón salvaje con él.
Una sola vez. Para ver cómo era. Se imaginaba que la tomaría con intensidad,
ocupantes de la sala de conferencias, que estaban recogiendo sus cosas para irse.
Kelly recogió su bolso y su cuaderno y dio pasos largos hasta cruzar la
puerta que él sujetaba para ella. Cuando le puso la mano sobre la base de la
—¿Debería haber tenido más cuidado? ¿Ha descubierto algo malo sobre
mí?
Kelly se mordió el labio. Ese hombre tenía la impresión de que estaba
estaba ahí por los «trapos sucios», como había dicho su jefe. Cuanto más sucia y
retorcida fuera la controversia que descubriera, más posibilidades tenía de
su subconsciente.
—No estoy buscando defectos ahora, ¿no, señor Riverton?
fin de la oportunidad de subir la escalera más rápido que sus compañeros gracias
a ese soltero guapo y dominante?
Kelly se alabó a sí misma por no mentir. Iba a ser sincera. No estaba pensando
normativas legales y los retrasos en las obras que le estaban costando millones a
su empresa.
Seguramente el reportaje de Kelly no se beneficiaría de esos detalles tan
palabras para ella ni los simplificó como hacían casi todos los hombres, incluso
en su propia oficina. Guy confiaba en su capacidad para preguntar en caso de
que no entendiera, y ella lo agradecía. Aunque se sentía un poco afligida por esa
maravillosa cualidad.
ser precioso.
ejecución ha llevado mucho tiempo porque no beneficia a los ricos, sino más
bien a las familias con ingresos bajos para mejorar sus condiciones de vida. Sin
embargo, una cosa que la comunidad inmobiliaria sabe sobre mí es que soy muy
terco. Y estoy empeñado en dar estos hogares modernos y elegantes a familias
voz y su expresión dejaban ver lo decidido que estaba por ver eso acabado. No
por su propio beneficio, él tenía suficiente dinero que le podría durar cinco o seis
generaciones, sino por Detroit. Empezó a describir sus objetivos, otros proyectos
Kelly se sentía atraída por él, absorta en cada palabra que decía, en la
forma en que sus labios cincelados se movían. Incluso cuando estaba centrado en
sorprendentes sobre él, pero ninguna era exactamente lo que estaba buscando. El
Por como iban las cosas, parecía que encontrar algo escandaloso sería más
difícil de lo que había pensado. Vale, le había tirado los tejos en cuanto había
puesto los ojos en ella, pero se había disculpado y se había redimido.
minutos mientras ella le hacía preguntas. Él le hacía sentir que tenía todo el
tiempo del mundo, aunque seguramente estaba ganando unos millones más en
ese tiempo.
Cuando le sonó el teléfono, sonrió disculpándose.
No dijo mucho por teléfono, pero cuando volvió a girarse hacia ella, Kelly supo
—Creo que eso va a ser todo para la entrevista de hoy, señorita Jackson.
Voy a visitar otra zona de la obra con los constructores. Mi conductor la llevará
de vuelta a la oficina.
—Claro. —Kelly metió el cuaderno en el bolso y le dirigió una mirada
larga y severa. Dios, estaba buenísimo. Incluso con ese casco neón brillante en la
cabeza, parecía una bestia. Una bestia sensual e intimidante. Ella se secó la cara
de esa lujuria extasiada cuando él, en el útlimo momento, se dio la vuelta.
Dio zancadas rápidas hacia el extremo izquierdo de la obra flanqueado por dos
hombres corpulentos. Un capataz acompañó a una Kelly aturdida al todoterreno.
Se deslizó en el bonito interior del todoterreno y dejó reposar la cabeza.
sus labios sobre sus pechos y sus dedos clavándose en su piel desnuda? Esta
nueva Kelly lasciva no encajaba con ella.
día. Había pasado un año desde la última vez que se había acostado con un
hombre, y ese celibato autoimpuesto ahora la arañaba con furia. Nunca había
sido el tipo de persona que tiene sexo solo por un orgasmo, y tenía unas
exigencias muy altas en lo que a hombres se refería. Por eso nadie la había
como una posibilidad adecuada para un revolcón entre las sábanas. Era una
locura desearlo. Basándose en todo lo que había podido saber de él hasta el
momento, tenía muchas ganas de verlo más cada día durante un mes. Era
emocionante saber que estaría cerca de él de forma regular. Y, aunque fuera
muy divertidas. Kelly se podía imaginar lo mucho que se había divertido Guy
con esas mujeres semidesnudas después de la fiesta.
Guy Riverton podía elegir a cualquier mujer. Era más rico de lo que nadie
pudiera imaginar, y era increíblemente atractivo. No culpaba a ninguna mujer
por babear sobre él. Una sonrisa y una mirada seductora y ella tampoco era
Kelly dejó pronto el trabajo y estaba sucia del polvo de la obra. Esa sería
una de las molestias frecuentes durante el próximo mes, o eso esperaba. Le dolía
el cuello cuando por fin entró a la ducha y dejó que el agua caliente le salpicara
en la nuca.
Con los ojos cerrados, apoyó las manos sobre la pared de mármol e inhaló
profundamente con la mente alborotada por todo lo que había salido mal desde
una sorpresa. Pero no había esperado que fuera tan real y con los pies en la
tierra, tan encantador y centrado en la mejora de la ciudad. Una imagen suya le
vino a la cabeza, una imagen de él sonriéndole esa misma mañana con un traje a
medida que estaba completamente fuera de lugar bajo el sol y con el casco
ojos de repente. El agua le caía por los pechos y por los pezones, y solo podía
Se imaginó a Guy lamiendo el agua de sus senos, con las manos morenas
sobre sus pechos mientras los apretaba e intentaba sujetarlos con sus manos. Sus
dedos serían un gran contraste sobre su piel pálida, y ella le agarraría el pene y lo
tensaron por la enorme lujuria. Había pasado mucho tiempo desde que había
dos reuniones, la había reducido a esa cruel fantasía de sus manos sobre su
cuerpo desnudo apretándole los pechos.
densos y resbaladizos que le cubrían el sexo. Dejó que dos dedos se deslizaran
bíceps.
del coche completamente desnudo, con el pene duro y levantado. Gimió cuando
ponerle los pezones endurecidos en la boca, cada vez uno. Su lengua encendería
una agonía que haría que los pezones le dolieran por el ardor, y ella le pondría el
fuerza.
ella.
encogió cuando una imagen mental de él se hundió en ella por detrás, cogiéndola
por sorpresa, tan profundamente que le dolió. Se sintió tan llena que sintió que
iba a explotar.
A juzgar por el tipo de hombre poderoso que era, si hubiera estado ahí la
habría agarrado bien y se habría metido dentro de ella. Ella se mordió los labios
y se movió con más fuerza, metiendo el dedo más adentro con embestidas
rápidas y vibrantes que le hicieron apretar los dientes de deseo. Guy le habría
la ducha, el sonido de los pasos del piso de al lado, penetraron sus sentidos
devolviéndola lentamente a la realidad de donde se encontraba. No con un
del cuerpo.
entrepierna. La gente no hacía eso en la vida real, ¿no? Era parte de sus
fantasías. Pero, Dios, lo que daría por tenerlo. El miembro de Guy enterrado en
salvaje, tonta y perversa, salió de la ducha y se dejó caer sobre el sofá del salón.
Poniendo el pelo mojado por encima del respaldo del sofá, miró el móvil
para ver si tenía un mensaje de Guy. Nada. Le habría sorprendido que le enviara
un mensaje. Después de todo, había sido ella la que había insistido en que lo
palpitaba entre las piernas otra vez, pidiendo más. Gimiendo con rechazo, cerró
las piernas.
Aun así, ahí estaba, evocando fantasías subida encima de él en los asientos
traseros de su coche. Era una locura. Era peligroso. Y, a medida que su pulso se
impacientaba entre sus piernas otra vez, supo que tenía un serio conflicto de
intereses entre manos. Su obsesión por Guy Riverton se podría convertir en un
problema.
Capítulo cuatro
Guy
Damon se enderezó.
Damon?
Damon se rio por lo bajo y encogió los hombros.
—Dices que está buena, que es inteligente y que la has echado de menos
hoy.
Guy se rio a carcajadas.
—No he dicho que la haya echado de menos.
Kelly con delicadeza cuando nos conocimos e intenté llevármela a la cama, solo
está conmigo por motivos profesionales, conoce mi reputación y no va a caer en
la trampa.
—Apenas. La deseaba con ganas ese mismo día, pero me eché atrás. Y
ahora no estoy muy seguro de por qué lo hice. Debería haberlo intentado de
sedujeras.
Guy se rio.
—Lo sé. Lo he estado pensando, sopesando las posibilidades: ¿Kelly o un
—No. La única razón por la que en principio acepté que una periodista me
Guy se pasó una mano por el pelo y suspiró mientras Damon se colocaba
quien puedas intimidar y salirte con la tuya. Tiene algo que es ardiente y salvaje,
y es tan tenaz que resulta fascinante. Quiero tirármela. Claro que quiero. Pero
también sé que no es una de esas muñecas que pasaría página sin mirar atrás. Ni
es de esas que vienen a quejarse a mi puerta porque pensaban que me casaría con
Guy se burló.
—Ni siquiera te miraría dos veces. Eso es lo que tiene ella. Es distante,
segura y orgullosa. Me excita tanto su coraje. Tengo miedo de que las dos
semanas que quedan se acaben antes de darme cuenta y que no vuelva a verla
más.
Damon se rio.
—No sé. Así funciona mi cerebro. Pero, tío, cuando por fin se quite el
cinturón de castidad y te deje acostarte con ella, asegúrate de usar condón.
que tenía que hacerle las cosas más fáciles. Incentivos. —Guiñó un ojo—. Así
que esquivé una bala ahí. —Se giró de forma casual hacia sus palos—. Y pensar
que creía que la única vez que no tenía un condón encima no sería la vez que
grabado en sus recuerdos como una herida, y, ahora, todo estaba ahí de nuevo,
abierto. En realidad, nunca se había curado. Guy se había acostumbrado a
reprimir el dolor y la quemazón, y ahora la herida estaba abierta y roja otra vez.
Guy podía imaginar por lo que esa chica había pasado después de
descubrir que estaba embarazada y que no tenía la opción de tener al bebé. Su
bebé. Intimidada y coaccionada por el hombre que sin duda había pensado que
amaba, y después privada de la única cosa que nunca en su vida conseguiría
superar. Sobreviviría al dolor e incluso sería feliz, pero cada vez que algo le
recordara a ese niño que había querido y que no pudo tener, porque la otra parte
a Damon. Pero fingió ser indiferente. No quería seguir con ese tema de
había amado locamente y que lo había traicionado. Guy apretó los dientes con
fuerza y se obligó a dejar de pensar en Ada. No merecía la pena. Lo había
vez en cuando.
Le pasaba lo mismo cuando se imaginaba cómo podían haber sido las
cosas, no con Ada, sino con el niño que ella no había querido tener de forma
desalmada sin darle elección a Guy.
Cinco años antes, Guy se había enamorado por primera vez en su vida de
una mujer ocho años mayor que él. Ada Mitchell era divertida y coqueta, y le
Guy pensaba que Ada lo amaba de la misma forma, pero cuando se quedó
Guy esperó que volviera a él después de que ella le pidiera unas semanas
para aclararse, y, cuando por fin volvió a saber de ella, ya no estaba embarazada.
Guy ansiaba ver a ese niño, cogerlo, criarlo. Su visión de la vida y de las
relaciones cambió al instante, pero el mismo día en que Ada le había dicho que
blasfemado, pero eso no cambió las cosas a mejor. Ya era demasiado tarde. Así
que se regodeó en su dolor… y cambió.
ecuación.
Miró a Damon con los ojos entrecerrados, y Guy sabía que estaba
Capítulo cinco
Kelly
donde Guy tenía la sede de la empresa. Se había acostumbrado a subir todos los
días en ese espacioso ascensor para llegar a las oficinas de Guy y unirse a él en
notas en silencio.
mañana ajetreada, y había llegado al edificio en hora punta. A ese ritmo, estaría
en el ascensor durante unos cuantos minutos. Se puso en la zona trasera del
ascensor y recordó el intenso orgasmo que había tenido en la ducha gracias a
frotado el clítoris y se había penetrado la vagina con un dedo para darse placer,
pensando en gritar su nombre mientras se lo hacía desde detrás?
El casco, su cuerpo desnudo y brillante bajo el agua, era una imagen
todavía vívida en su mente. Ya ni siquiera parecía una fantasía. Era real, estaba
garganta y agitó la cabeza para aclararse. Era ridículo. «¿Cuándo estuviera con él
Guy Riverton, ¿no? Él te deseaba, lo dejó claro cuando lo conociste. Ve por él,
dile que lo deseas. A lo mejor consigues ese polvo salvaje en los asientos
no tenía ni idea de que solo unas horas antes había estado gimiendo su nombre
en alto e imaginándoselo tocándola, lamiéndole los pechos y haciéndoselo con
fuerza y aspereza en la ducha.
sobresueldo. Quería una historia, y sin duda Guy tenía una historia; solo que ella
Piso diecisiete. «Por fin», susurró entre dientes cuando el ascensor hizo un
fresco no cambió las cosas. Estaba tan excitada que le temblaban las rodillas. Al
pasar por una salida de aire acondicionado, se detuvo debajo durante unos
segundos. Si quería seguir estando cerca de Guy tenía que controlarse. Con las
piernas como gelatina, se dirigió hacia la oficina del hombre que la estaba
volviendo loca con un deseo insaciable.
Kelly estuvo a punto de gemir en alto. Sus dedos estaban fríos sobre su piel—.
No tienes fiebre.
de manera absurda hacia las puertas del ascensor—. He estado varios minutos en
el ascensor. He sentido claustrofobia.
continuamente.
—Pero no vas a ver nada de eso porque está de vacaciones en las
Bahamas.
«Menuda suerte».
tuvo que deslizarse entre las puertas, demasiado cerradas para el cuerpo
protesta.
asignaciones, pero ella tomó notas de las cosas que entendió sobre la empresa y
sus políticas y sobre cómo interactuaba Guy con los miembros. Él se sentó en su
enorme mesa de reuniones, que casi engullía con su tamaño. Aunque estaba
ocupado, cada pocos segundos dirigía sus ojos hacia ella.
que pasaba. Ninguno de esos severos hombres y mujeres que estaban alrededor
para desabrochar cada botón, deslizando los dedos por la piel que descubría
hasta que los dedos llegaron a su ombligo y se deslizaron por su escaso vello.
¿Qué haría Guy cuando le frotara el pene? ¿La besaría? ¿Le quitaría la
ropa, las bragas y le metería el miembro el su cuerpo? ¿Tendría prisa por tenerla?
¿Sería suave y cuidadoso? ¿La tomaría con fuerza y pasión? Era fanática con su
deseo. El simple pensamiento de tener ese cuerpo alto y musculoso sobre ella,
consiguió convertir eso en algo sucio. El espacio entre sus piernas se sentía
demasiado vacío. Sus dedos fuertes serían perfectos dentro de ella. Podría
agarrarle la muñeca y mover su mano al ritmo que ella quisiera para correrse otra
vez. Su mano y sus dedos serían el accesorio perfecto que usar para su propio
placer.
placer, utilizando sus dedos sin pudor para conseguir lo que necesitaba? ¿Lo
«¡Basta!».
Guy se giró para mirar la pantalla, y Kelly estaba tan excitada que se dio
cuenta de que estaba agarrando la mesa. Tenía los nudillos blancos. Se imaginó
agarrándole las caderas y llevándolo más adentro. Clavándole las uñas…
cuerpo de un hombre. ¿Por qué Guy? Guy era un mujeriego. Estaba claro que no
era su tipo porque, dolorosamente, no tenía lo adecuado para ser buen novio. No
había posibilidad de exclusividad. No había potencial de tener una relación
ser.
«No importa. Haz algo. Tienes que hacerte con él».
Dio con la solución perfecta. Lo único que tenía que hacer era frenar su
deseo hasta que encontrara un sitio donde masturbarse otra vez. Se iba a
convertir en una adicta a la masturbación al paso que iban las cosas, pero se
arriesgaría. Era lo más seguro. Cualquier cosa era mejor que terminar con el
descubrir sus secretos y así poder contárselos al mundo. Una situación poco
los ojos hacia ella y los entrecerró. Kelly se puso rígida. Seguramente había oído
un murmullo, un sonido que le había distraído. Suspiró con alivio cuando él
Kelly estaba agitada por la lujuria que sentía por él y por la determinación
chuparle el miembro.
—¿Jodidamente aburrido?
increíblemente húmeda entre las piernas. Si Guy supiera de lo que era capaz de
Kelly se obligó a dejar de ser tan pervertida por sus toques, sus palabras y sus
miradas. Era su oportunidad de sonsacarle lo que necesitaba de él. Estaban fuera
decir que Riverton Corp no tenía secretos que Kelly pudiera utilizar para su
reportaje. La empresa estaba limpia como una patena: actuaciones respetuosas
confiara en ella lo suficiente como para revelarle sus miedos más oscuros y
profundos y sus secretos.
Capítulo seis
Guy
Él sonrió.
—Sin duda. ¿Qué tiene de malo ser adicto al trabajo y ponerlo por encima
de todo lo demás?
Ella se inclinó hacia delante con los codos sobre la mesa y los ojos
brillantes.
—No me puedo creer que nunca hayas estado enamorado.
La sonrisa de Guy no vaciló, pero ya no era real. Se puso en guardia como
seguía siendo periodista y tenía el poder de hacer de ese reportaje lo que ella
quisiera. Él ya había hablado demasiado, revelado demasiado, y él no era así. En
absoluto.
pocos amigos que lo conocían de verdad. Y muy pocas personas estaban al tanto
sobre el fiasco que había acabado con su último halo de confianza, y, con ello,
de sus fiestas. Todo a nivel personal. Rechinó los dientes. Sabía perfectamente lo
que estaba haciendo Kelly. Estaba sonsacándole detalles de su vida hasta
encontrar un asqueroso gusano. Ese era su plan, sacar todo lo bueno y todo lo
perspectiva.
—¿Te gusta tu trabajo, Kelly?
—Sin duda. —Se inclinó hacia delante a medida que la sospecha crecía en
él como una mala hierba. Esa mala hierba le haría ser sensato en todas las futuras
reuniones con esta periodista fascinante de piel sedosa.
—¿Tienes hermanos?
—Mmm. Sí, un hermano. Vive en Manhattan con su prometida.
preguntas rápidas.
muerte rápida. Estaba claro que Kelly tampoco se sentía cómoda hablando de su
vida privada. Se parecía mucho a él. Estaba alerta. Se preguntó si ella también
habría sufrido en las manos de personas a las que amaba. ¿La habría abandonado
un novio? ¿Le habían hecho tanto dado que había aprendido una dura lección de
vida? A lo mejor Kelly tenía una historia de dolor y traición parecida a la suya.
Guy tragó saliva y quiso continuar, descubrir más sobre ella. Ahora
simplemente tenía curiosidad y no tenía interés no le preocupaba cambiar las
tornas.
—¿No funcionó? —preguntó con un tono empático.
Ella suspiró.
—He tenido relaciones. Pero nunca acaban siendo lo que espero de ellas.
Así que he decidido que no tiene sentido tomarme la molestia de nuevo.
había hecho ella? ¿Cuándo había sido la última vez que se había acostado con
alguien? ¿Cómo era su vida sexual si no quería estar en una relación? ¿Tenía
rollos de una noche a menudo para saciar ese cuerpo lascivo? Una persona tan
sexo. En las últimas dos semanas se había obligado a no ir por ese camino, pero
era difícil cuando ella estaba ahí sentada revelando que quizá prefería tener
encuentros sexuales de manera casual como él. Quería saberlo.
él, inhaló con fuerza. Quería poner a prueba sus límites, saber cuánto estaría
dispuesta a revelar, y esa expectación empezó a provocarle una erección.
—¿Kelly?
—Mmm. —Sonrió con dulzura y lo miró a los ojos.
—¿Cuándo ha sido la última vez que has echado un buen polvo?
sobre su vida sexual. Pero, en contra de su suposición inicial, estaba claro que no
se había ofendido. Su respiración rápida e intensa la delataba.
cuerpo irradia placer, cuando te sientes tan activa y salvaje con un cuerpo
—Entonces, Kelly, ¿cuándo fue la útlima vez que tuviste sexo del bueno,
del que te encoge los dedos de los pies?
Él respiró hondo y rechinó los dientes, desesperado por ser el que le diera
ese buen polvo que le hiciera encoger los dedos. Un polvo profundo. Un polvo
normal y aburrido?
—No lo retrases. ¿Cuándo? Quiero saber cuándo fue la última vez que
estuviste desnuda con un hombre.
—Por Dios, Kelly. —Se le escapó un gruñido de sorpresa entre los dientes
apretados y la miró de arriba abajo—. ¿Cómo puedes estar así, ser como eres, y
Ella levantó la barbilla, pero sus mejillas estaban ardiendo y tenía los ojos
ligeramente entrecerrados.
conozco.
A él le habría parecido divertido si no fuera porque estaba superado por
él. Y Dios, la tenía dura, el pene le palpitaba atrapado en los pantalones. Nunca
había tenido tantas ganas de acostarse con alguien tan intensa y salvajemente
como quería acostarse con Kelly. Quería arrancarle la ropa y devorarle el cuerpo
hasta que gritara su nombre de forma casi inconsciente.
Kelly miró al camarero cuando se acercó para preguntar si querían algo
miembro en esa humedad hasta que tuviera un orgasmo que le hiciera temblar.
Pero se quedó quieto, no dijo nada y no hizo ningún movimiento.
ninguna mujer guapa que le hiciera reír. Porque la última vez que había estado
con una mujer que parecía tan única y sensacional y la pieza que le faltaba en la
Kelly
interior aislado de la limusina hizo que Kelly fuera aún más consciente de lo que
acababa de pasar en el restaurante. Guy apretó un botón del panel que estaba a su
—Tengo que trabajar en otro artículo que estoy escribiendo sobre el acto
benéfico del viernes pasado.
Ella lo miró confundida cuando él apartó el dedo del panel de botones sin
—Tengo dos preguntas más que quiero hacerte antes de que vuelvas al
trabajo.
siquiera sonó como una blasfemia. O quizá era el triste estado de su cuerpo, que
dependía de su colaboración. Solo quería alejarse de él, coger aliento y ser capaz
determinada. Y por fin lo vio. Su expresión, la rigidez. Estaba claro que estaba
excitado. La deseaba. Y acababa de decidir que iba a tenerla.
ajetreada hora punta para comer que había fuera de la limusina, de los coches
que pasaban rápidamente, del chófer de Guy, que estaba sentado a unos metros
de ellos.
más espacio y era más oportuno. Básicamente, tenían una pequeña habitación
para ellos dos, para tener sexo hasta quedarse sin aliento.
ojos azules: nunca había visto a alguien tan guapo y nunca en su vida había
Él inhaló con fuerza y levantó una mano, deslizando la yema del dedo por
su mejilla para retirarle el pelo. Ella agachó la mirada cuando él le cogió la mano
con su mano libre y la puso entre sus piernas. Kelly cerró los ojos brevemente, y
su respiración sonaba cada vez más afligida mientras él frotaba su mano
Él le pasó la mano que tenía libre por el pelo, la agarró por la nuca y le
Sus lenguas se enredaron con pasión y él abrió más la boca e inclinó la cabeza.
Intensificó el beso al empujarla sobre el asiento y ponerse sobre ella. Kelly le
apretó el miembro de forma apresurada, y él puso las manos sobre sus pechos,
apretando uno de ellos con firmeza por encima de la camisa.
obra con esa camisa recatada y esa falda de tubo obscena que te abrazaba el
trasero.
Kelly no tenía fuerzas para responder. Obviamente, él tampoco esperaba
una respuesta. Su mano era severa sobre sus pechos. Los turnaba, y, cuando el
beso se volvió tórrido, le liberó el pecho del sujetador y lo sacó por encima de la
copa de encaje. Kelly gimió impetuosamente sobre sus labios y terminó
interrumpiendo el beso.
Pero Guy solo lo permitió por un momento. Arrastró los dientes por sus
Apretó los dedos sobre su nuca y sobre su pecho. El otro pecho estaba por
fuera de su camisa. Kelly llevó la mano más abajo entre sus piernas,
ella gimió cuando separó los labios para meterse un pezón en la boca.
Kelly gimió en bajo. Arrastró los labios y chupó, tirando de su pezón con
una presión intensa, antes de que se le escapara con humedad de los labios.
aferrado a ella. Quería poder alejarse, pero estaba indefensa en ese remolino de
emociones y sentimientos que la tenía agarrada con sus tentáculos. Su boca sabía
deliciosa, sus manos en la nuca la sujetaban con tanta intensidad que era
Eso le recordó a Kelly quién era y lo que era y que ella era para él. No era
nada más que un juego para él. ¿Pero le importaba?
hasta su pezón otra vez. Ella le agarró los hombros como si fuera una mujer
lo que había dicho—. Pero eso no quiere decir que no podamos. O que no
queramos.
hacia delante y encontró lo que había estado buscando. Su pene duro y dilatado
aplastado contra su zona inflamada y sensible, solo separados por las capas de
Sus gruñidos eran música para los oídos de Kelly mientras ella enroscaba
las caderas sobre él y él abría las manos sobre sus caderas desnudas. Apartando
la falda del vestido, pasó los dedos por el encaje que le cubría las caderas. Ella se
sacudió cuando él tiro de las bragas para que se le metieran por la entrepierna.
fervor. Las palabras resonaban en sus oídos mucho después de que las hubiera
dicho. Su siseo quedó amortiguado en sus labios, y ella deseaba que dijera más.
Quería tragarse ese sonido ronco y lascivo. Ya no tenía dudas de lo que él quería
hacerle. Él habló con sus manos y no dejó nada para la imaginación mientras se
arrastraban con admiración sobre la voluptuosidad de sus caderas, agarrándola.
Su boca era hambrienta y feroz sobre la de ella. Estaba claro que no se contenía.
Le cogió el labio inferior con los dientes y tiró.
Kelly gimió, apretándole los amplios hombros y frotando su sexo sobre él.
—Te quiero ahora...
Ella también lo deseaba. Mucho. Mientras hablaba, la empujó sobre el
sillón. Antes de que se diera cuenta, él había enganchado los dedos en la goma
de las bragas y se las había arrancado por debajo de la falda, y después la falda
siguió el mismo camino. Su mirada salvaje hizo que ella se diera cuenta de su
propio estado. Estaba tumbada, desnuda, con los pechos saliéndose por encima
del sujetador y la camisa abierta. Mientras tanto, el hombre conocido por ser un
tiempo, deslizó una mano por el interior de su muslo con descaro. Con las yemas
Kelly gritó, deseando desde lo más profundo que la llenara, que la tomara
rápidamente. Pero jugó con ella, arrastró la boca con prisa sobre sus pechos
firmes, los juntó y sus labios se tensaron alrededor de un pezón. Sin duda, sus
humedad. Cuando su dedo palpó la entrada a su cuerpo, ella gritó y alzó las
caderas para que entrara dentro de ella. Pero Guy solo la penetró un par de
—Se nota que no te han follado en mucho tiempo. Mira lo necesitada que
estás. —Apretó la mandíbula y metió un dedo muy dentro de ella, sonriendo
En vez de eso, levantó las caderas en círculos para empujar, metiéndolo dentro y
encogiéndose antes de recibir otra embestida.
—Me estás empapando los nudillos. Me puedo imaginar lo que harías con
mis testículos.
Kelly gimió en señal de protesta y se sentó, rodeándole el cuello con los
brazos y tirando de él hacia abajo. Inclinó los labios con prisa sobre los de él, y
sus palabras resonaron en su cabeza mientras ella pasaba la lengua por el
y sufriendo cuando llegaba muy adentro. Estaba a punto. Sintió unas oleadas que
surgían de sus extremidades hasta llegar a su sexo. Él tenía razón, estaba
desesperada. Ella se preparó, atrayendo su lengua a su boca mientras sus manos
desabrocho el cinturón y la bragueta, Kelly metió una mano por sus calzoncillos
Un sonido largo y tenue que era en parte un gruñido, en parte una risa,
—Cógeme, Kelly…
Ella giró la muñeca y le sacó el pene fuera de los confines de tela. Salió
con una ferocidad abrumadora.
sus dedos no lo rodeaban por completo, y palpitaba con vida propia. El bombeo
de sangre era desenfrenado bajo sus dedos. Arrastró la mano por la piel suave y
sensible que cubría una piedra dura y vio cómo él apretaba la mandíbula en
respuesta.
instante, le frotó la cabeza con la yema del dedo pulgar. Él entrecerró los ojos
cuando se metió el pulgar en la boca para chuparlo—. Pero sabes aún mejor.
—Maldita sea —gruñó él demasiado alto, y puso los brazos por debajo de
sus rodillas, tiró de ella hacia arriba y las separó, abriendo sus piernas antes de
que su boca aterrizara brutalmente sobre su sexo.
ella apretó los labios, elevándose para satisfacer las exigencias de su boca.
Cuando palpó la entrada de su cuerpo con la lengua, ella apretó el asiento de piel
para equilibrarse. La cabeza le daba vueltas, tenía los ojos cerrados y su piel
ardía de manera tan crepitante que la abrumó por su intensidad. Ella empezó a
temblar, a gimotear y sollozar mientras él abría con la lengua los pétalos que
halo devorador.
Todavía temblaba por las ráfagas de placer cuando se dio cuenta de que la
había levantado. Cayó sobre él y quedó sentada sobre sus muslos. Sus ojos
Kelly sonrió brevemente sin sentirse ya avergonzada por las ganas que
tenía de él. Ya no había nada que ocultar. Y, sin duda, él sentía el mismo deseo.
—Con montarte en la parte de atrás del coche. Con fuerza. —La última
palabra fue un siseo sobre sus labios. Ella le mordió el labio superior antes de
levantarlo más. Sumergió la boca en la abultada carne mientras chupaba, con los
ojos cerrados, y Kelly se estiraba entre ambos cuerpos para cogerle la base del
pene.
—No…
Kelly se agitó por la cruel negativa, y se acercó para besarlo mientras le
Estaba sorprendida por esa súplica lastimosa. Sin duda Guy lo había oído,
porque le cogió la cara por los dos lados y la apartó para interrumpir el beso. Su
tengo protección.
Guy se rio entre dientes y arrastró los dedos sobre su trasero desnudo y
voluptuoso, metiendo los dedos en la grieta y haciendo que se echara hacia atrás
de manera instintiva.
sus labios. Sintió que había ganado algo enormemente valioso e inestimable, y,
por mucho que lo intentara, no podía negar que se había sentido lastimosamente
conmovida.
antes de correrte. Por favor… —dijo casi quejándose—. Quiero ver si cabes
dentro de mí.
Con un gemido, Guy la empujó al asiento y le abrió las piernas,
Llegó tan adentro que a Kelly se le escapó un grito de los labios. Esa
embestida intensa y despiadada le hizo arquear la espalda y levantarse del
asiento.
El cuero parecía mantequilla derretida bajo su cuerpo, un contraste total
Kelly. Joder
Kelly miró y supo lo que quería decir. Tenían las piernas entrelazadas y
sus cuerpos parecían más diferentes pero proporcionados para ser perfectamente
cabeza rígida de su pene entró en sus entrañas doloridas provocando una fricción
insoportablemente deliciosa.
—Te deseo... —Y la embistió con más fuerza mientras clavaba la mirada
en sus pechos.
Kelly era consciente de la fuerza con la que se movían y se balanceaban
sus pechos con cada embestida. Él aceleró el ritmo con una mirada cada vez más
salvaje, como si no pudiera saciarse de ver sus pechos meciéndose. Kelly levantó
los brazos por encima de la cabeza, dejando caer la cabeza y cediendo su cuerpo
a sus ojos, a su miembro, a él. Por completo.
—Eres tan sexi… —susurró él una y otra vez como en un siseo
otro con la misma mano. Al ver que era imposible, le agarró un pezón con los
dedos y lo retorció con suavidad.
repente cuando se dio cuenta de que se iba a correr. Otra vez. Absurdamente
—Claro que vas a hacerlo… Estás tan llena de orgasmos que podría seguir
toda la noche y seguirías corriéndote sin fin.
hicieron con ella rápidamente. El placer hizo que su entrepierna ardiera esta vez,
y entonces explotó sobre su miembro. Sintió cómo se tensaba sobre su pene, y él
tenía las manos en su cuerpo. Se estaba ofreciendo para que ella sintiera placer.
golpeaban con una euforia acuciante por tomar lo que le ofrecía. Apoyaba el
peso en sus manos, que agarraban el asiento por detrás de él. Estaba muy mojada
y su cuerpo lo golpeaba con fuerza.
impotente, tan repleta de deseo que parecía haber perdido el control y la cordura.
Deslizando los pies hacia delante en el asiento, puso las manos sobre las rodillas
Satisfecha por el interés que tenía en su cuerpo, Kelly dejó caer la cabeza hacia
atrás y siguió golpeando contra él. Las embestidas rápidas y más cortas llegaban
muy adentro y se apartaban rápidamente. Justo cuando pensó que estaba a punto
—¡Ohh!
Guy gemía con el cuello tenso y con las mandíbulas apretadas, convertido
en alguien que ella no reconocía. Animal, feroz. Pasando a ser algo más intenso
Los flujos blancos y densos de semen hacían dibujos caóticos sobre su piel.
Cuando por fin Guy terminó, estaba jadeando como ella. El miembro
en la ducha.
que se había apoderado de sus expresiones había desaparecido. Volvía a ser él. El
hombre divertido y carismático que la había hecho reír y sonreír… El que era su
inocente beso que no iba a dar paso al sexo. ¿Qué quería él? Era confuso.
Todavía estaba aturdida por el beso cuando él le dio las bragas y la falda.
Kelly volvió a la realidad cuando él intentó colocarle las copas del sujetador
sobre sus pechos.
—Ya lo hago yo. —Estaba sonrojada, las mejillas le ardían. Guy solo tenía
que abrocharse la camisa y la bragueta mientras que ella tenía que hacer una
búsqueda del tesoro de sus ropas, recoger todas las prendas y los zapatos que
vez de abrir la puerta como hacía normalmente. Parecía que supiera lo que había
Kelly le temblaban los huesos en la carne y no estaba segura de que sus piernas
pudieran llevarla dentro.
—Sí, claro. —Ella forzó una sonrisa y se giró, poniéndose tensa cuando,
en el último momento, él la agarró por la cintura. Se preparó para otro beso y no
mujeriego, carismático y magnánimo, pasó los dedos con delicadeza por los
lados de su pelo y lo alisó hasta los hombros. Entonces frotó el pulgar sobre la
comisura de su boca con una expresión absorta en la tarea que estaba llevando a
cabo.
—Así. —La diversión iluminó su preciosa cara—. Ya no parece que te has
corrido tres veces en una limusina y que te han follado bien. —Sonrió con esa
sonrisa diabólica. Solo que ahora no parecía tan impersonal. Era cariñosa, y ella
apoyó sobre la pared. Cerró los ojos y llenó de aire sus pulmones exhaustos. La
viscosidad entre sus piernas era bastante obvia por su abundancia, y tenía la
parte interna de los muslos empapada de sus propios fluidos. Tenía la tripa
pegajosa por el semen que Guy había intentado limpiar, pero los restos se habían
piernas no era algo que recordara después de tener sexo. Era la primera vez que
podía sentir un pene mucho después de que hubiera estado ahí. Guy era el
hombre mejor dotado con el que se había acostado. Era grueso y largo, y cada
Lentamente, a medida que los sonidos del baño empezaron a penetrarle los
Apenas podía reconocer a la chica que la miraba. Todas las mujeres que
entraban parecían mirar a Kelly de forma extraña, pero Kelly asumió que
seguramente estaba sobreestimando la capacidad de los demás de saber que
acababa de tener sexo. ¿Cuántas veces había entrado en un baño y había pensado
que una mujer en concreto acababa de tener sexo duro con un hombre en su
limusina?
Tenía las mejillas con un matiz rosa; le brillaba la piel como no recordaba
haberla visto antes. Y tenía los ojos abiertos, brillantes y despiertos.
«Ya tengo ganas de nuestra próxima entrevista a fondo».
lujuria, pero sabía que de ninguna forma se pondría en esa situación otra vez. El
sexo era bueno, y Guy era aún mejor que en sus fantasías más salvajes, pero él
también una maravilla y algo que solo pasaba una vez en la vida. No podía negar
que se aferraría a ese recuerdo el resto de su vida. Ahora era un nivel que otro
Salió disparada del baño antes de que cambiara de opinión. Los tacones
golpeaban el suelo con fuerza, sonando como un reloj que iba a producir una
detalles sobre ese hombre de los que esperaba. Tú, Kelly, siempre te empeñas en
superar las expectativas.
Kelly tragó.
—Gracias, pero, por favor, ¿considerarías…?
—Y esta sugerencia de que mezcla negocios y placer se confirma con el
hecho de que te tiró los tejos cuando os conocisteis. Perfecto. Los detalles de su
negocio son interesantes, pero ni la mitad de interesantes que el retrato que has
hecho de él como un seductor infame. Tiene una perspectiva diferente. Esta
historia no solo es sobre glamur y su estilo de vida y sobre el hecho de que sea
un soltero muy deseado. Con estas notas ya puedo decir que es un imbécil con
las mujeres.
empezar a soñar con vivir ahí, pero ahora estaba a su alcance. Sus padres podrían
ir a verla y quedarse sin tener que ofrecerles su cama y dormir en el sofá.
—¿Kelly?
—¿Sí?
¿En qué estaba pensando cuando tomó la estúpida decisión de ceder a sus
descabellados impulsos? Su entrepierna seguía palpitando donde Guy la había
manos así?
gustar el hombre que era Guy y su humor. ¿Podría usarlo como trampolín para
impulsar su carrera sin sentirse culpable por ello? Tendría su piso y su ascenso,
Capítulo ocho
Guy
broma.
Guy se rio en bajo por su reacción.
en jets privados, ¿sabes? —Su sonrisa se hizo más amplia al mirarlo de cerca—.
para mirar a Guy por encima del hombro. Estaba tan radiante como un niño
entusiasmado.
Guy le dio la chaqueta del traje al auxiliar al mismo tiempo que miraba a
Kelly mientras se metía dentro y lo exploraba.
No podía estar más contento de que lo acompañara al viaje. Los últimos
dos días se había presentado en las entrevistas que habían concertado, pero no se
había comportado como la Kelly abierta y cautivadora que conocía. Había sido
reservada y estaba preocupada, y cuando él la hizo reír casi parecía una risa
forzada.
equivocado y que se viera obligada a ponerse en guardia otra vez. Tenía que ser
jet.
Como si tuviera todo el tiempo del mundo, pasó los ojos por sus piernas
hasta llegar a los tacones beis y volvió a subir a la camisa que se aferraba a su
pequeña cintura. Le hizo recordar cómo su vientre había estado cubierto por su
poco molesta cuando George me dijo que te había pedido que me llevaras
contigo a Seattle. Pero ya no estoy tan segura de si estoy enfadada.
Guy sonrió.
Guy era precavido con su humor. Ella había cambiado desde ese encuentro
ser seductor con ella de vez en cuando, y aun así había algo en sus ojos que le
hacía sentir como si estuviera haciendo algo blasfemo cuando se comportaba así.
Parecía que la Kelly que había conocido se había convertido en una Kelly
más alegre, más viva y más animada, pero parecía que estuviera librando una
sabía él lo que iba a pasar en Seattle sin importar lo que le estuviera molestando.
La suite de Kelly y la suya estaban puerta con puerta, pero tenía ganas de
balcón.
Todo lo que tenía que ver con ella le sumía en una espiral de obsesión
cada vez más profunda. Su sonrisa, su delicada nariz, sus ojos castaños
angulosos, su pelo abundante. Era única, era interesante, y no sentía que pasar
Kelly miró por las ventanas mientras se elevaban junto a las nubes, y Guy
clavo los ojos en su perfil. Tenía una cara preciosa, cada rasgo era único. Tuvo la
tentación de ponerla sobre su regazo y besarla para que olvidara sus
vuelo por la copa de whisky, y recordó a todas las mujeres, a las aventuras
casuales, que se habían sentado en ese mismo asiento antes que Kelly.
supersociable, ni una heredera, ni una modelo. Pero era la que más había captado
su atención. Trabajaba duro para vivir, le apasionaba su trabajo y no estaba
físicas que tenían casi todas las mujeres que se habían sentado ahí antes. Su
Se obligó a apartar la mirada del perfil de Kelly, pero no ayudó. Tenía que
a quien al final siempre había tenido que ver en un ostentoso encuentro social
porque el hombre con el que se había casado estaba muy involucrado en
proyectos de desarrollo para la ciudad. Esta vez había otro motivo para ver a
Los recuerdos de Ada le resultaron una molestia, espinas bajo su piel que
lo herían sin pausa hasta que sangraba. Agarró el vaso y se terminó el whisky con
―Por supuesto que no. El whisky escocés me parece mucho más suave a
seis mil metros de altura.
distancia.
―Yo te llevo.
Ella le sonrió.
―Perfecto.
Guy pasó los siguientes diez minutos nombrando los lugares importantes
que ella veía por la ventana. Se dio cuenta de que nunca se lo había pasado tan
Guy sabía que debía dar un paso atrás y centrarse en el aspecto carnal de
tener a Kelly con él, nada más. Porque ir en esa dirección simplemente le
recordaba a Ada. Cada monumento que iba nombrando le recordaba a la semana
que había pasado allí con ella, principalmente encerrados en su suite o haciendo
turismo. Tenía recuerdos en esa ciudad dejada de la mano de Dios. Ada había
arruinado el que un día había sido su lugar favorito.
había oído su voz cantarina. Pero no tenía ganas de todo eso. Si pudiera evitarlo,
con el que tal vez fuera el próximo alcalde de la ciudad. Ada siempre encontraba
siempre la mantenía justo ahí, ante sus ojos, balanceándola delante de él,
recordándole su estupidez y su imprudencia, y también el dolor que ella le había
causado.
sentimientos tan fuertes, si bien negativos, cuando la veía. Pero ahora estaba
seguro de que no era así. De hecho, la odiaba a rabiar.
que él lo criara, tal y como él le había pedido. No, le había rogado. Le había
suplicado.
Pero a Ada lo único que le importaba era su cuerpo, su vida y sus
Capítulo nueve
Kelly
Kelly estaba tumbada en el sofá de la terraza, con una extensa sombra que
resultaba una bendición. No podía saciarse de la vista que tenía ante sus ojos.
Guy la había dejado en su suite para encargarse de algunas reuniones a las que
ella no tenía que ir, y estaba disfrutando plenamente de esas pocas horas de
descanso.
Había pasado una hora desde que él se había marchado, una hora desde
que había descubierto que sus habitaciones estaban una junto a la otra.
supo que tenía que hacer algo para solucionarlo. No quería pasar todo el fin de
acabara revelándole un secreto que ella podría usar para avanzar en su carrera. Y
no había otro modo de conseguirlo.
Por eso estaba allí. Por eso estaba invirtiendo tanto tiempo en esto. De eso
trataba todo esto.
El sexo sólo había sido una agradable sorpresa. La había dejado aturdida y
confusa, pero había recobrado la compostura. Se había obligado a sentirse
cómoda estando cerca de él después de ese revolcón, y había sabido que lo haría
con gusto de nuevo si así obtenía lo que necesitaba: los trapos sucios de Guy
Riverton.
Pero una parte de ella sabía que esa no era la única razón por la que estaba
dispuesta a acostarse con él. Había sido el mejor sexo de su vida. Se la había
palpitación. Y cuando desapareció y sanó, ella la deseó otra vez. Quería sentirla
de forma continua.
Si se acostaba con él, estaría más cerca de descubrir algo personal sobre
él. Si se acostaba con él, se divertiría al máximo en ese viaje de fin de semana al
paraíso que era Seattle. Y si se acostaba con él, conseguiría esa plenitud dolorosa
Las revelaciones.
Por ahora, iba a asegurarse de que no perdía ni un solo instante más en
Seattle sin que Guy supiera que lo quería muy dentro de su cuerpo.
Terminó de tramar su plan en la ducha mientras se frotaba el cuerpo, y
había ni un centímetro de tela que escondiera su cuerpo con ese conjunto. Era
copas. Estaba acostumbrada a que fueran demasiado grandes para todos los tipos
aceleró el pulso al recordar algo que había comprado por impulso y que sabía
que no se pondría nunca.
Sacó las clásicas ligas de encaje y se las subió hasta los muslos, y después
se puso sus elegantes zapatos de tacón negros. Aplicándose un poco de carmín
rojo en los labios, entró a la cocina y sacó una sartén. Esa noche iba a cocinar
para Guy Riverton. Y después le rodearía con las piernas esas musculosas
caderas mientras él se hundía en su cuerpo como si fuera su maldita propiedad.
Ese era su plan más brillante para conseguir lo que necesitaba y para
entrepierna palpitaba por Guy, se olvidó de todo. Era justo, totalmente justo. Se
hacia él a forma de saludo. Estaba de pie justo al pasar la puerta con una
expresión de pura sorpresa en el rostro. La recorrió con la mirada, como si
estuviera pensando si debía irse o quedarse. Metió las manos en los bolsillos del
pantalón.
―Está en el lugar correcto, señor Riverton. Esta noche voy a cocinar para
ti.
Kelly se mordió los labios para reprimir una sonrisa mientras seguía de
espaldas a él, y después dejó que los tacones sonaran con fuerza sobre las
baldosas mientras caminaba hacia el horno para ver cómo iba el pollo. Se inclinó
hacia delante para mostrar una perspectiva que sabía que le encantaría.
―De verdad.
―Ajá.
Su aliento cálido estaba justo al lado de la oreja de ella. Kelly dejó caer la
cabeza hacia atrás ligeramente para frotarle el cuello con el pelo.
―Tengo que decir ―le dijo con voz ronca al oído― que creo que esta es
la primera vez que realmente me parte el corazón que la cena esté lista.
de ello. Estaba temblando y las rodillas amenazaban con sucumbir. No era solo
esperar.
Ella dejó escapar un grito ahogado mientras él subía las manos por la parte
acarició las caderas, apartó el encaje y pasó la mano por debajo para sostenerle
el trasero.
―No puedo vivir sin comida, Kelly. Pero es más difícil sobrevivir sin
esto. ―Hundió los dedos en su trasero pleno y redondo, y cerró los labios
reacción eléctrica. El calor que notaba en la oreja le recorrió todo el cuerpo como
si fuera una fuerte corriente eléctrica y después jadeó, saliendo a la superficie.
No era así como lo había planeado. Había planeado que Guy fuera el que
estuviera deseoso y desesperado, no al contrario. Había sobrevalorado su
habilidad para permanecer indiferente y fría. Kelly giró suavemente las caderas
hacia atrás y encontró lo que estaba buscando: su erección atrapada en sus
pantalones. La forma de él era una masa caliente a través de la tela. Kelly dejó
Guy se rio con fuerza a sus espaldas y Kelly cogió el cuchillo con
indiferencia, aunque le temblaba la mano, y picó el tomate grande y maduro en
la tabla de cortar.
piernas, apretando con fuerza hacia sus caderas. Kelly arqueó la espalda
Estaba destinada a hacer esto, a ser esto con él. No importaba nada en ese
momento. Ninguna historia, ninguna publicación, ni promoción ni ascenso; solo
haciendo que ella curvara la espalda y que el cuchillo chocara con estrépito
contra la tabla de cortar. Jadeando, lo volvió a coger y arrastró el cuchillo
lentamente sobre el tomate realizando un corte diagonal con cuidado.
―Oh, Dios.
―Kelly, puede que seas la única mujer de la ciudad que esté cocinando
mientras está tan increíblemente preparada para follar.
enterraba muy dentro de ella con una perfección acorde. Él cortó otra rodaja y
después otra. Todo mientras su pene entraba y salía de su interior con rapidez,
cuerpo, con las piernas ligeramente separadas y los dedos de los pies doloridos
por los tacones. Forzándose a respirar a un ritmo más normal, continuó cortando
el tomate.
Cuando él se le acercó por detrás, Kelly miró por encima del hombro y se
interior de sus muslos y sobre su sexo; el frío le quemaba la piel ardiente. Sin
vida. Nunca se había imaginado que podía ser así, tan salvaje. Tan primitivo y
extremo, y decidido. Había caminado hasta estar detrás de ella, había tomado su
cena.
Y esta vez se había corrido dentro.
y Kelly deseó poder arrastrarse contra él para hacerle sentir el frío también a él.
Era demasiado revitalizante como para no compartirlo.
Una hora más tarde, Guy estaba riéndose a carcajadas mientras Kelly se
cubría la cara y se sonrojaba al hablarle de una obra que había hecho cuando
estaba en segundo de primaria.
sentada en el borde del escenario, con rayas verdes de cartón puestas. Era…
césped. No me moví. No cambié de posición. Sólo tenía que quedarme allí
sentada y ser el césped. Y recuerdo que mis padres me sonreían mientras hacían
fotos ―balbuceó entre risas―. Dios mío. ―Se sonrojó cuando él se rio aún más.
realidad, sí las tengo. Es uno de los muchos buenos recuerdos que tengo con mis
padres.
Estaba allí con un propósito. En ese momento estaba sentada a su lado con nada
más que ropa interior de encaje que no dejaba nada a la imaginación porque
tenía cosas que lograr y objetivos que podría alcanzar con esos logros.
peligroso dejar que supiera todas las cosas que estaba pensando. Eran
sentimentales y estúpidas, y no tenían lugar en este acuerdo. Sacudiendo
El rio.
―Me temo que sí.
su ayuda.
―¿Alegre?
cuello mientras volvía a colocarle el pie sobre su regazo, con tacones y todo. El
centímetro de piel donde sus labios habían dejado una zona húmeda estaba vivo,
algo así? ―Se rio―. Me haría sentir mejor con respecto a mi maravillosa
actuación.
A ella le encantaba cómo se deselvolvía él ante sus ojos, con la mano
niño más guay del mundo. Pero me salí del guion e hice lo que me dio la real
gana. Fue divertido. ―Se rio―. Mi padre era un fanático de la disciplina y mis
dos hermanos eran siempre niños modélicos cuando él estaba cerca. Pero yo era
sarcásticamente.
Guy se rio con fuerza y la miró con un brillo tan intenso en los ojos que
por un momento se olvidó de que él estaba perfectamente preparado para su
plan. Esto era lo que había estado esperando. Se dejaría llevar por completo.
Estaba totalmente relajado, cómodo y con la guardia bajada.
Kelly levantó los brazos y se los llevó a la espalda, y notó cómo a él se le iba la
mirada a sus pechos con ansiedad. Se levantaron aún más en el corpiño, que ya
era demasiado pequeño. Sabía lo absolutamente desnuda que estaba con esa
―Me parece que con todo el alcohol que tenemos en sangre, jugar a
verdad o atrevimiento sería muy interesante.
Guy se rio.
―Y jodidamente peligroso.
―Vale, tú primero.
―¿Verdad o atrevimiento?
―Verdad, claro.
Ella sonrió.
continuó de acuerdo con su plan. Estaba muy cerca. Ojalá no hubiera tomado
tanto alcohol y no estuviera tan excitada y tan ansiosa por su cuerpo, su boca y
sus manos. ¿Por qué no podía haber dejado que todo esto fuera algo impersonal?
«Pero entonces no lo tendrías tan relajado y cómodo, y tan dispuesto a
―¿Verdad?
―Dime una cosa de ti que no sepa, pero que probablemente debería saber.
en ser una completa bruja confabuladora. «No lo sabe. Claro que no lo sabe».
Kelly se incorporó, bajó las piernas del sofá y vio cómo los fuertes dedos
de él desataban el pantalón y lo apartaban. Ella le cogió la mano que estaba
―Toda mía.
hacia atrás con ambas manos, sosteniéndolo recogido con una, mientras rodeaba
después lo chupó, dándole forma a las mejillas. Arrastró los labios lentamente a
De forma abrupta, ella se incorporó con las mejillas sonrojadas, viendo las
ascuas encendidas en sus ojos azules. Él se inclinó para cubrirle la boca con un
No puedo soportar otra de estas sin estallar como un chaval. Elijo verdad.
Kelly se tumbó, colocó ambas piernas sobre su regazo y las cruzó a la
altura de los tobillos. La gran mano de él le cubrió las rodillas mientras esperaba
ellos que ella no había captado, pero había sido algo completamente extraño e
irreconocible. Con el corazón acelerado, sabiendo que estaba muy cerca de
lograrlo, entró en pánico. Se urgió a pensar en algo que volviera a hacer que se
que… a pesar de lo mucho que quiero a mis padres, y los quiero a morir, estoy…
―Se mordió las mejillas por dentro, sabiendo que nunca había admitido esto
ante nadie. Se preguntó distraídamente por qué había elegido ese momento
egoísta y decisivo para hacerlo. Pero quería decírselo a él en voz alta. Tal vez él
fuera el único que lo entendería. No sabía por qué, pero algo le decía que sería
así.―. Es horrible decir esto, pero estoy realmente decepcionada con las
elecciones que mis padres han tomado en la vida. Son muy inteligentes y aun así
se conforman con ser simplemente trabajadores en una fábrica. Se merecen algo
mejor, pueden conseguir algo mucho mejor. Y creo que la principal razón por la
que soy tan adicta al trabajo y soy tan tenaz en mi carrera, y también el motivo
por el que haría cualquier cosa para llegar más lejos, es porque no quiero acabar
sentía.
―Lo que tus padres hacen para ganarse la vida, Kelly, no los define.
―Ya lo sé. ―Se sentía miserable, pero su voz, su timbre y el hecho de
que a alguien le importara, bastaba para hacer que el sentimiento fuera menos
hiriente y debilitante.
Él se giró de lado, le levantó la mano y la apretó con fuerza. Kelly se
varias veces, los ojos le ardían por las lágrimas. Nunca había oído nada tan
sencillo y bonito sobre ella. El hecho de que ese hombre fuera el mismo que
había estado en una obra con un casco y que había coqueteado con ella cuando
se conocieron era impactante.
Era un hombre increíble. Más allá del conquistador y mujeriego duro y sin
escrúpulos, existía un hombre más sencillo. Un hombre que apreciaba cosas más
que su piel clara y brillante y que su culo y sus pechos grandes. Parecía
sintió por sí misma. Había maquinado un plan elaborado para llevarlo hasta allí,
para tenerlo con las barreras bajadas, abierto y sincero, para poder atraparlo y
aprovecharse de lo que le contara en confianza para avanzar en su carrera. Tenía
asiento del sofá. Él gimió contra sus labios mientras ella luchaba por ir más
cobraban vida en su pecho y eran tan tiernos y tan extremos que la dejaron en
carne viva. Lo apretó más contra sí, cada centímetro de su cuerpo era como un
lugar sagrado que tenía que tener, sentir y memorizar para siempre. No quería
apretándole la carne, clavándole las uñas en la piel al oír sus palabras. Se movió
posición. Colocó los labios suavemente sobre los de ella al mismo tiempo que su
palmas de las manos sobre su piel ardiente o la fuerza con la que le devolviera
los besos, consumida por el ansia de tenerlo más y de forma más completa,
profunda y absoluta.
el lóbulo de la oreja.
―Ven a la cama conmigo, Kelly.
―Siempre. ―Se inclinó hacia él―. Siempre.
desnudo.
sus bíceps musculosos era adictiva para la vista. Mordiéndose el labio, levantó
ambas manos hacia él con una petición silenciosa y con una sonrisa.
brillo dorado sobre la preciosa piel de él; su cuerpo masculino duro, erecto y
viril. Su mano fuerte y dura era un gran contraste frente a las curvas suaves de
ella, y era fascinante.
se detuvieron en sus pechos, ella levantó los brazos por encima de la cabeza y
curvó la espalda―. Ven a por ello.
Una sonrisa lenta se dibujó en la cara de él, e inhaló con fuerza mientras
subía una mano por la pantorrilla de ella y después por el muslo, levantándole la
pierna. Apoyó el talón de ella sobre su hombro y bajó la mano por la longitud de
mientras alzaba las caderas. Dobló la otra pierna y la separó para darle una mejor
entrecortada mientras extendía la humedad que salía de su interior por los labios
y por el clítoris hinchado.
mirada. Gimiendo, se puso una almohada bajo la cabeza para mirarlo mientras le
lamía el sexo y frotaba la lengua contra su clítoris. Él hundió los dedos con
brutalidad en su carne mientras la sujetaba. Ella le pasó los dedos por el pelo
denso y color arena que parecía dorado a la luz de la lámpara, y él cerró los ojos
no podía competir contra la destreza de Guy. Cerró los ojos con fuerza y le soltó
el pelo; sus manos golpearon el colchón a ambos lados de su cuerpo y agarró las
sábanas con los puños. Tembló y movió la cabeza mientras un sonido fuerte y
Ella gimió y se giró hacia un lado, desesperada por liberarse de esa estimulación
que iba a destrozarla en mil pedazos de placer.
frotaba el suave sexo con su erección. No entró directamente en ella como había
hecho en la cocina, como si estuviera compensándola por la forma rápida y
brusca en que la había tomado antes.
―Te debía uno rápido por haberte dejado con las ganas en la cocina, ¿no
crees, preciosa?
Kelly sonrió y él le borró la sonrisa besándola suavemente en los labios
mientras sus manos se precipitaban sobre sus pechos. Cuando Kelly lo apartó y
se colocó encima de él, sus pechos se extendieron contra su torso. Mordiéndose
tacto era suave. Estaba explorándola. No había nada de la ardiente premura para
conseguir lo que quería de su cuerpo y ponerle fin. Aun así, su miembro latía
con furia junto al muslo de ella. Kelly levantó la cabeza y se detuvo, sin
cuerpo. Era mucho más. Le encantaba quién era, lo que representaba, todos sus
defectos se habían convertido hacía mucho tiempo en peculiaridades que
apretó su sexo contra el de él, miró hacia abajo y vio cómo la cabeza sobresalía
entre ambos.
―Estoy tan contenta de haber venido contigo, Guy. ―Le cubrió la boca
en un beso y apoyó los brazos sobre sus hombros mientras las manos de él le
cubrían los pechos.
pulgares y los índices. Cuando los giró de forma rápida y feroz, las fuertes
vibraciones fueron directas a su clítoris. Ella se retorció contra su erección. La
Su insistencia hizo que ella moviera las caderas hacia delante y se pusiera
―Quiero que estés dentro de mí. Estoy tan vacía sin ti.
Los ojos de él ardieron ante sus plegarias y ella levantó las caderas y
adelante sobre su sexo―. Nunca te será fácil caber dentro de mí, no importa
Kelly gimió con fuerza sobre sus labios con cada embestida mientras su cuerpo
fue demasiado, él interrumpió el beso y enterró la cara entre los labios de ella.
Sosteniéndola hacia abajo, entrando en ella con fuerza, la tomó con toda la
potencia de su cuerpo. Ella gritó con fuerza con cada embestida antes de que él
Sus ojos la miraron con sorpresa y después lo tomó, cerrando los labios
sobre el pezón y ardiendo sobre la extensa superficie de sus pechos. Ella gimió,
negó con la cabeza de lado a lado, pasó la lengua plana por el pezón y el clítoris
empezó a latirle.
Ella levantó el otro pecho y metió el pezón en su ávida boca. La mirada de
rápido de lo que había esperado. Ella se sacudió y sus muslos se cerraron justo
entrecortada sobre sus pechos, y el chorro de semen caliente la llenó. Cayó sobre
él, rodeándole el cuello con los brazos mientras él continuaba temblando con un
orgasmo eterno; su potente figura se agitaba con cada golpe de vida que entraba
en ella.
cuerpo hasta que él estuvo preparado para moverse. Cuando lo hizo, a ella le
sorprendió que la llevara con él y que le rozara la frente con los labios.
Los ojos de Kelly se abrieron de par en par en medio del delirio y del
aroma del sexo en el aire, el aroma de él y la humedad de su cuerpo. ¿Acababa
Kelly se acurrucó más cerca cuando él apretó el brazo y se rio al ver que
no estaba satisfecho. Atrajo el cuerpo de ella hacia sí, obligándola a colocar la
pierna sobre él.
―Ahora eres perfecta. ―Ella subió más la rodilla sobre su cuerpo hasta
que se apretó contra su miembro blando bajo las mantas―. Mejor incluso
―susurró él y le rozó la sien con la boca.
Kelly giró la cara hacia la suya y él sonrió y le dio un beso en la parte alta
de la nariz. Los dedos de él se extendieron posesivamente sobre su brazo. Kelly
no podía apartar a mirada de lo que veía. Sus suaves curvas y los duros músculos
de él nunca habían sido más bonitos que cuando ella estaba tumbada sobre él.
Él respiró hondo.
la cara. Negó con la cabeza sin levantarla y apretó los dedos sobre los de él.
cuentes.
Él sacudió la cabeza.
normal que había ido a la ciudad a probar suerte y había terminado, por algún
extraño giro del destino, con ese hombre poderoso y fantástico. Recostada contra
él después de que acabara de hacerle el amor. «Hacer el amor». En realidad, ella
nunca había visto el sexo así, pero con él, esa noche, era apropiado.
―Vale.
con él.
―¿Sí?
―Sí. Hoy tuve que ver a Ada. Había pasado un tiempo desde la última
vez que la había visto y me destroza cada vez que la veo o que oigo su nombre.
A Kelly comenzó a latirle el corazón con tanta fuerza que amenazaba con
Kelly tragó saliva cuando su confesión hizo que se tensara. Deseó que
me quería de verdad, pero que estaba tan desesperada por conseguir otra vida y
que era algo que perfectamente se podría decir también de ella en el futuro.
Imaginar que Guy no quisiera saber que ella siquiera existía, al igual que sentía
― Oh.
―Sí. Después de eso no fue bien, todo desapareció de la noche a la
Kelly dio por hecho que como Ada ya estaba casada con otro hombre,
Guy estaba resentido con ella por haberla dejado por su prometido.
―¿Tiene al niño?
Se quedó paralizada cuando a Guy se le nublaron los ojos y se le tensaron
los rasgos; la nuez se le movía en la garganta.
político de Seattle, tenía la esperanza de ser como de la realeza aquí. Así que
hizo las maletas en Manhattan ese mismo día y me dijo que me llamaría, y no lo
hizo. La llamé tres semanas después para preguntarle cómo se sentía y me dijo
que estaba en Seattle y que había abortado hacía mucho tiempo. ―Se rio sin
que me lo diera para que yo lo criara. Durante tres semanas, seguí pensando en
muchos hijos, pero desde que Ada me mostró de lo que era capaz, cerré el
corazón para no volver a ver eso nunca. No puedo soportar ese tipo de dolor
debilitante otra vez, no me permitiré hacerlo.
Ella sintió cómo apretaba los dedos sobre su mano y volvió a la realidad
Guy el que formaba parte de esa gran red de secretos, también involucraba al
posible futuro alcalde de Seattle y la infidelidad de su mujer. Era un círculo
Pero en lugar de sentir alivio, Kelly sintió asco. Ada había dicho que
amaba a Guy y después le había pasado por encima para conseguir algo que
deseaba más. Al igual que Kelly deseaba avanzar en su carrera. «Pero Guy no te
«¿Verdad?»
Las lágrimas le ardían violentamente bajo los párpados. No entendía de
dónde venían. En su vida no había espacio para esas emociones. Ella estaba por
encima de eso. No se había abierto paso en la vida dejándose atrapar por las
emociones y las relaciones.
―¿El qué?
―Que después de tener uno de los días más desgraciados de todo el año,
volví a tu suite y, en cuanto entré, me olvidé de todo lo relacionado con Ada y
su entrepierna.
―Me has hecho olvidar todos los recuerdos horribles que me habían
estado dando vueltas en la cabeza durante una hora. Ha sido una tortura. Pero
quería.
tan imposible tragarse las lágrimas. Lo agarró con más fuerza, arrastrando los
dedos por su espalda fuerte y musculosa mientras abría las piernas para él al
instante. Ahora era ella la que quería distraerse de la increíble agonía que sentía
Capítulo diez
Guy
Guy sabía perfectamente por qué estaba agitado a pesar de que intentaba
distraerse. Caminó hacia las ventanas y miró el perfil de la ciudad de Detroit,
No había sabido nada de Kelly en tres días, y aunque sabía que estaba
vuelto a casa y a Kelly la habían llamado del trabajo. Se sentía culpable por
robarle tanto tiempo y decidió darle el tiempo que necesitara para abordar la
catástrofe en el trabajo. Pero estaba empezando a ser demasiado. Tres largos días
sin oír ni una palabra de ella y sin ver su cara era inaceptable.
Sabía que podía llamarla, no eran niños. Podía hablar directamente con
ella y pedirle que se vieran cuando tuviera tiempmo. Él estaba dispuesto a hacer
la cosa más bonita en la que había posado su mirada en toda su vida. Nunca se
había sentido tan… interesado por una chica desde su obsesión por Ada.
Pero Kelly no se parecía en nada a Ada. Y por eso iba a pedirle a Kelly
una cita, después de que terminara el reportaje sobre él, claro. No quería ningún
sabía adónde irían las cosas con ella? Kelly era tan original que era difícil
basarse en información anterior sobre ese tema. Su experiencia con las mujeres
enamorándose de ella. ¿Por qué estaba tan nervioso por llamarla y preguntarle
cuándo podrían verse? Además, hacía poco tiempo que la conocía. Obviamente,
no el tiempo suficiente para llegar a conocer a alguien. Pero lo que sentía estaba
después de pasar más tiempo juntos, conociéndola, tal vez podría ser capaz de
amarla. Eso era mucho más de lo que se podía decir de todas las otras mujeres
esperanza infantil de que fuera Kelly. Pero no era ella. Puso los ojos en blanco al
ver el nombre de la persona que llamaba.
Damon sobre las mujeres con las que se acostaba no le había sentado bien dos
si fuera la peste.
se trata? ―Ya estaba aburrido. No quería saber nada sobre la próxima conquista
sexual de Damon ni sobre lo maravillosas que eran sus tetas en comparación con
las de las mujeres anteriores. Empezaba a ser algo monótono y Guy era
hace dos días empecé a tirarme a esa periodista pelirroja pequeña y con pecas
y…
Guy suspiró.
―Tengo que irme, Damon.
―¡Que me escuches, joder! La pelirroja trabaja en Business Edge, el
Probablemente era otro proyecto que le habían encargado; ese sería el motivo
por el que no había podido ponerse en contacto con él en el último par de días.
Puede que Kelly fuera periodista, pero no era una sanguijuela, claro que no.
―Vale, Damon. No sé adónde va a parar esto y tengo que irme, de verdad.
―Absolutamente.
―Joder. ―Damon suspiró desde el otro lado de la línea―. Habría jurado
que eras tú, pero después la pelirroja me dijo algo más y tuve la sensación de que
nunca habrías sido tan estúpido.
―¿Y qué es? ―preguntó Guy sin mucho interés mientras caminaba de
vuelta a su escritorio.
―Ya te llamaré ―dijo con tono glacial al teléfono, y lo miró con furia e
incredulidad.
Él era ese imbécil aburrido y tonto del que Damon hablaba. Él era el que
había dado su historia a la periodista, una periodista preciosa y encantadora que
verdad y atrevimiento, y que después le había preguntado cuál era su secreto más
profundo y oscuro. Cuando él había dudado, ella le había soltado una historia
para llorar sobre sus padres para hacer que se sintiera cómodo.
Guy no se lo creía. El mensaje que se había esforzado por no enviarle a
Kelly en los últimos tres días ahora estaba lleno de urgencia, solo que el
contenido era muy diferente.
hasta el vestíbulo. Nada más cruzar las puertas, su limusina lo estaba esperando.
donde vio sus ojos rojos de furia. Nunca había sentido tanta ira.
a Kelly.
Capítulo once
Kelly
y le vino muy bien porque el Hart Plaza estaba solo a unos bloques de distancia
de allí. No hacía malo, pero parecía que estaba a punto de llover. El hecho de no
directamente a casa. Habían pasado días desde la última vez que había hablado
con Guy y tenía un nudo de ansiedad en la boca del estómago que había
ella sabía que se trataba de su moralidad, que estaba dándole una paliza interior
por haber hecho lo que había hecho con Guy. Pero ahora no podía retractarse. Lo
hecho, hecho estaba. Tenía que mirar hacia adelante.
intentando ayudar al ciclista a levantarse, pero el rápido giro había hecho que se
mareara. Tragó para pasar el amargor que le había subido por la garganta y
arrugó la cara cuando un ataque de náuseas la sobrepasó. Respirando hondo, se
los ojos acuosos, respiraba con dificultad, pero no salió. Su estómago era una
masa de náuseas enorme e inestable que daba vueltas. Jadeando, continuó
la tapa y se giró.
―¿Estás bien? ―Una rubia delgada con unas piernas fantásticas y
tonificadas que llevaba los pantalones cortos más cortos del mundo y que tenía
claro. Kelly abrió los ojos de par en par y se le fue el color de la cara.
―Dios mío…
Se dio la vuelta y sus pies corrieron sobre el cemento. La rubia que estaba
preocupada ahora parecía confusa, pero Kelly no tenía voluntad ni energía para
repente, todo se volvió claro y rezó a Dios por estar equivocada. Pero incluso
Aunque en realidad eso no tenía nada de extraordinario, ya que usaba una talla
DD. Pero le dolían por todas partes con cada paso y estaba sin aliento, aunque
cruzó las puertas de cristal y caminó directamente hacia los pasillos mirando por
mostrador y Kelly se apresuró hacia allí y esperó hasta que el cliente que había
delante de ella se alejó antes de inclinarse hacia la chica.
―Yo… Eh… ―Tomo aire con brusquedad, pero no podía creer que
estuviera casi jadeando. Era horrible, estaba completamente sin aliento―. Acabo
―Eh…
«¡No he tenido el periodo desde que conocí a Guy!». Habían pasado más
de cinco semanas sin ninguna señal del periodo. Y había estado tan ocupada con
o algo que esperara con ganas. La situación no era una celebración. Borró
―¿Esta sirve?
―Sí. ―La envolvió dirigiéndole a Kelly una sonrisa compasiva mientras
intentar abrir la maldita caja. Quedó tirada en una pila de cartón en el suelo del
se negaban a mirar el test. Los tres minutos de espera fueron una tortura
insoportable.
test porque había estado apretando los párpados con demasiada fuerza. Y cuando
rosa oscuro, casi del mismo color. No se podía discutir sobre si era demasiado
débil o si era demasiado pronto para decirlo. Había sido tan ridículamente
estúpida… Había esperado bastante más de dos semanas desde la fecha en que
debía tener el periodo para darse cuenta de lo que estaba pasando con su propio
cuerpo.
―¡Joder!¡Joder!
Tenía la cabeza gacha, pero no soportaba apartar la mirada del test. Tenía
«La única vez que decido pasármelo bien y no ser una idiota correcta y
pedazos rasgados del envoltorio del test fueron a parar en la basura y Kelly
agarró el test con el puño, reuniendo la energía necesaria para salir de allí.
―Vaya, mierda.
«¿Qué le voy a decir? ¿Qué voy a hacer?». Miró el papel marrón que
menos unos días para procesar la información. Pero las señaes estaban en todas
partes. Ahora que lo pensaba, había pasado la última semana corriendo al baño
con una frecuencia increíble. En ese momento, después de todos los síntomas
evidentes y horribles que había experimentado e ignorado, en realidad ni siquiera
necesitaba ver las dos líneas rosas para saber lo que estaba pasando. Era bastante
evidente. Simplemente había sido demasiado estúpida para verlo.
Este embarazo era tan nuevo y novedoso como podía serlo, y no tenía ni idea de
cómo afrontarlo. ¿Haría daño al bebé si iba corriendo hasta el Hart Plaza? ¿Se
haría daño a sí misma? ¿Por qué todavía no había cogido nada de peso?
Cuando el Hart Plaza apareció ante sus ojos, Kelly notó cómo se le
encogió el pecho. El pánico estaba haciendo que se mareara. ¿Qué demonios iba
a hacer? ¿Cómo iba a acabar todo esto? La cabeza le daba vueltas y luchó contra
el terrible sabor que tenía en la boca. Metió la mano en el bolso y buscó para
encontrar el bote de pastillas de menta, pero lo único que notó fue el crujido del
bajo las mantas hasta que pudiera darle sentido a ese embarazo. Y necesitaba ir a
ver a un médico cuanto antes. «Pero ¿qué tipo de médico? ¿Un médico de
familia?».
destacaba. Su pelo marrón claro era espeso y era al menos quince centímetros
más alto que la media de la gente que lo rodeaba. Estaba de espaldas a ella con
corazón a pesar del tormento que estaba afrontando. Dios, qué bueno estaba.
últimos tres días que había pasado intentando convencerse de que no quería a
Guy habían sido un desperdicio de recursos emocionales. Ese hombre era algo
Capítulo doce
Guy
―Hola.
Guy se giró al oír la conocida voz aún enfurecido, pero contuvo la
―Tres días.
―Sí, tres días. ¿Qué has estado haciendo ese tiempo?
Kelly separó los labios y Guy se dio cuenta de que ya no tenía paciencia
con ella. Le había hecho exactamente lo que Ada había hecho. Kelly lo había
traicionado.
―Si te soy sincero, Kelly, no esperaba toda una vida de lealtad y
tengo que preocuparme por si entregas un gran artículo para tu periódico. Sé que
de plata. Y lo único que tenías que hacer era ofrecerme tu cuerpo y rodearme las
―Puedo explicártelo.
Eso hizo que se enfadara más.
como lava fundida―. ¿Me vas a explicar cómo maquinaste un plan para
trozo de tu culo?
―¡Para! ―gritó Kelly.
primera vez que la veía. No era la misma ingenua e inocente a la que había
Ella miró a su alrededor humedeciéndose los labios, cada vez más inquieta
y aterrada.
―¡No me estás dando suficiente tiempo!
―Joder, ¿me estás vacilando? ¿Tiempo para qué? ¿Para que se te ocurra
alguna otra mentira? ¿Para pensar cómo hacer que te invite a mi limusina para
―¿Y entonces qué debería decir? Puede que sea «el seductor del país»
como tú has dicho muchas veces, Kelly ―dijo con calma―, pero al menos soy
sincero al respecto. No voy mintiendo y engañando a mi paso para conseguir lo
que quiero. No creo en pisotear a otras personas para mi propio beneficio. Eso es
esta Kelly no era para nada así. Esta Kelly era la chica cálida, dulce y risueña a
la que había llegado a conocer en el último mes y con la que había pasado dos
noches en la cama en Seattle, y tuvo que sacudir la cabeza para ordenar sus
pensamientos.
con fuerza que parara. Sabía que su inocencia era una estratagema.
―¡Ni siquiera estoy segura de que vaya a enviarla! ―le espetó enfadada
por la continua referencia al sexo como si ella fuera una furcia a la que hubieran
pagado por sus favores con secretos.
―Y una mierda, Kelly ―estalló él―. No eres más que una sanguijuela
hablado. Estaba lloviznando de nuevo y sus párpados pestañeaban bajo las gotas.
La gente que los rodeaba parecía pasar sin prisa, mientras que él permanecía
atrapado en el momento.
Acelerado por los agónicos recuerdos de otra época en la que había oído a
otra mujer decirle eso. Otra mujer que había demostrado ser mentirosa e infiel.
amor.
―Esto es caer aún más bajo, Kelly.
otro hombre en meses además de ti, ¡no hay duda de que es tuyo!
Hizo una pausa, esperando a que ella reaccionara, pero la reacción que
obtuvo no era lo que había esperado. En lugar de la furia que estaba esperando,
la que tú apareces como un completo y total imbécil no tiene nada de falso. ―Le
agarró la mano y le puso algo de un golpe antes de darse la vuelta.
que había involucrado a otras dos personas en su propio drama. Todo porque no
podía mantener la boca cerrada y seguir viendo el sexo sin importancia como
algo sin importancia. Tenía que ir más allá y pensar que sentía algo por Kelly. El
El corazón le golpeó contra las costillas con un ruido sordo. Guy se quedó
mirando el test durante varios segundos, sabiendo perfectamente qué era lo que
quería decir. Extrañamente, Kelly había elegido exactamente la misma marca de
tests de embarazo que Ada. Solo que Ada no había quedado satisfecha con uno.
por dónde había ido Kelly. Y después la vio. Iba rápido, moviendo los pies con
premura, pero sin llegar a correr, y tenía los hombros encorvados mientras
echó hacia atrás como si la hubiera quemado. Guy se quedó paralizado cuando
vio los ríos de lágrimas que le rodaban por las mejillas.
apartó las manos de ella, jadeando, sabiendo que sin duda la chica no mentía.
Puede que lo hubiera buscado para desvelar una historia jugosa para su
periódico, pero no era solo él el que había acabado lastimado por el encuentro.
Ahora estaba embarazada. Él solo tendría que lidiar con mucha mala prensa y
Guy nunca había perdido los estribos con ella. Simplemente no era de ese tipo de
personas. Prefería encerrar su furia dentro. Entonces, ¿por qué se sentía tan
maltratado personalmente por lo que había hecho Kelly que no había sido capaz
de controlarse? ¿Por qué su comportamiento era tan violento con ella? Cuando
estaba con ella, cada emoción era extrema y explosiva, ya fuera lujuria, ternura,
afecto o furia.
Kelly tenía razón sobre una cosa. Era un imbécil. Un total y completo
imbécil.
Ninguna mujer embarazada merecía que le hablaran así. Realmente se
había superado a sí mismo esta vez. A pesar de que ella hubiera escrito la
que Damon se estaba acostando había oído una versión en el trabajo, pero la
historia nunca llegaría a imprimirse.
sabía él? Estaba claro que era un estúpido. Se la quedó mirando fijamente
mientras ella caminaba a lo largo del bloque sin mirar atrás, y él no apartó la
expresado sus dudas sobre entregarla. Aun así, él sostenía en la mano la prueba
de que acababa de descubrir que estaba embarazada, y los dos estaban atrapados
Por primera vez en su vida, Guy no tenía ni idea de qué era lo que iba a
hacer.
Capítulo trece
Kelly
Balanceando los pies de atrás hacia delante, se metió otra almendra en la boca.
El hambre constante en realidad no servía para nada, puesto que su estómago no
durante una semana, pero no era así. Habían sido siete días curativos. Había
escrito mucho y había aceptado lo que el embarazo significaba para ella en esa
etapa de su vida. También había sopesado cómo iba a afrontarlo. Solo había una
cosa que pudiera hacer y era la única forma que tenía sentido.
Podía afrontar todo esto ella sola. Aunque echara de menos al imbécil con
el que había pasado varias semanas y un fin de semana en Seattle y del que se
había enamorado estúpidamente.
―Hola, George.
Ella clavó la mirada en las hojas de papel que había en la mesita del salón.
mándame la historia. Y Kelly… dime, por favor, que has descubierto el nombre
Kelly apretó los labios. Había hablado de ese tema con él al menos tres
veces. No era fácil tener que inventar mentiras.
―Lo intenté, pero era un callejón sin salida. No tengo nada para respaldar
fuera mañana, pero sé que no te sientes bien y no quiero que mi mejor escritora
se sienta peor.
Ella se rio.
―Claro, George. Gracias.
el embarazo pasara lo que pasara, volvió a tragar saliva para pasar las nuevas
náuseas y la ansiedad y se vistió deprisa. Cuando llegó a la puerta de entrada, la
ecografía estaba tan cerca y era tan real que se dio cuenta de que tenía ganas de
que se la hicieran.
Abrió la puerta del apartamento y dio un paso atrás. Guy estaba allí de pie
sonrió de esa forma diabólicamente sensual que siempre hacía que le temblaran
creyó que explotaría. Con determinación, dio un paso atrás y le cerró la puerta de
un golpe en la cara.
Sostuvo la puerta y Kelly no fue tan demente como para luchar contra él.
Además, había un problema técnico con su plan de cerrar la puerta para dejarlo
fuera del apartamento. Ella tenía que salir, no quedarse dentro. Así que no servía
hablemos.
―¡No puedo hablar! ―le espetó―. Tengo que ir a una cita y es
Finamente alzó la mirada hacia él. Mala idea. Estaba demasiado cerca.
Ella suspiró.
podía imaginarse qué le estaba pasando por la mente al hacer esa pregunta.
carrillo.
«No, lo odias. Está fingiendo estar preocupado por el embarazo, pero te
recuerdo toda tu vida. Mientras él pasará página y estará con sus supermodelos y
con novias de la alta sociedad».
―Exacto.
―Guy, yo…
físico y fisiológico y estarás cansada. No puedo pedirte que hagas eso por mí.
Pero, por favor… ―Su voz se volvió ronca―. Me perdí esto hace cuatro años y
desde entonces he imaginado la cara de ese niño en la cara de todos los niños.
No puedo volver a pasar por eso. Kelly, solo quiero que te plantees… seguir…
Ella no dijo nada. No podía creer que Guy fuera capaz de tanto
sentimiento. Entonces recordó cómo le había hecho el amor en Seattle. Una y
otra vez, sujetándola y entrando en ella como si quisiera que estuvieran unidos
toda la eternidad. Y cómo le había besado la nariz mientras embestía con fuerza
dentro de ella. Eso no era sexo distante y sin importancia. Le había importado.
destrozado.
Y ahora aquí estaba, ese hombre poderoso era un competidor célebre e
implacable para cualquier empresa inmobiliaria del país y estaba allí rogándole
humildemente que no abortara. Las lágrimas le ardieron en los ojos.
Últimamente siempre estaba emotiva, pero en ese momento era justificable.
enamorado.
―Realmente no tengo pensado… ya sabes… ―dijo con inquietud.
Él se quedó pálido.
―Vuelve a pensártelo, por favor. Al menos plantéatelo.
―No, quiero decir que… realmente no tengo pensado hacer eso. Abortar.
―Negó con la cabeza y se encogió―. Es difícil hasta decirlo en voz alta. Nunca
pareciera incluso más atractivo, pero ella apenas podía disfrutarlo. Parecía
cansado y ella sabía que la revelación sobre el embarazo lo había dejado sin
dormir. Al igual que la había dejado sin dormir a ella. Él no había salido
―No, tú…
―Sí, te la debo. Era exactamente lo que dijiste que era. Era una
muchas veces durante el mes que pasamos juntos. No sé por qué me dejé atrapar
comisuras de los ojos. Guy simplemente estaba allí sentado mirándola sin
expresión. Ella apretó los labios para evitar sollozar. Respiró hondo varias veces
y se calmó.
―Y no voy a enviar la historia como estaba pensado al principio, por
supuesto. ―Suspiró. Señaló el archivo que había en la mesita del salón delante
de él―. Esa es la nueva versión de la historia, como debería haber sido desde el
principio, en realidad. He pasado los últimos días reescribiéndola. Ahora habla
planes que tiene para Detroit. ―Sonrió a través de las lágrimas―. Va a ser una
lectura genial. Muy sincera. ―Cuando él no hizo amago de coger la carpeta, ella
supo que se merecía ese desprecio por sus esfuerzos―. Te enviaré una copia
cuando vaya a imprenta.
latió más rápido al darse cuenta de que iba a marcharse. Lo único que él quería
era asegurarse de que su bebé estaba a salvo, un movimiento muy sensible para
―Kelly, ¿crees que podemos dejar atrás todo este lío y pasar página?
―Tienes que perdonarme por las cosas tan horribles que te dije en el Hart
Plaza.
Kelly rio por la sorpresa y las lágrimas brotaron de nuevo. Esta vez
rodaron libremente por sus mejillas cuando vio el brillo divertido en los ojos de
él. Él alzó una mano hasta su mejilla y ella se inclinó hacia su contacto,
acariciándole los dedos con la mejilla y cerrando los ojos. Su caricia era tierna.
No sabía lo que eso significaba, pero al menos ya no se odiaban mutuamente.
que había estado cuando Ada había abortado. Ese hombre debía de haber pasado
mostraba en su frente hizo que ella se diera cuenta de lo importante que era para
él que estuviera embarazada con un hijo suyo.
que no fueran simplemente una obligación social. Sabía que él tenía su propio
interés particular en su bienestar, pero independientemente de eso, la hacía
sentir… fenomenal.
―Estoy bien. Solo tengo un montón de náuseas.
Frunció el ceño.
―¿Puedo ir a por algo que te ayude con eso?
dentro o con ella. Así que estaba claro que iba a ser parte de su vida durante
mucho tiempo.
llevabas dentro a su bebé. Estaba ahí. Iba a quedarse. Era maravilloso. Te hizo el
amor en Seattle como si no quisiera dejar que te fueras o que pararas nunca. Eres
tú la que lo arruinó».
que los habían llevado a este momento. Ella había entrado en su vida con el
único propósito de destruir su reputación ya dañada y después había llegado a
conocerlo. Cuanto más sabía, más confundida e insegura estaba sobre sus
Si tuviera las agallas para hacerlo, le rodearía la cintura con los brazos y
apretaría la cara contra su pecho cálido, fuerte y duro. Y se aseguraría de
quedarse allí.
Mordiéndose el labio con nerviosismo por la peligrosa dirección que
caminaba.
―Solo estoy andando. He leído que no hace daño al bebé.
acera.
saber qué le estaba pasando por la mente en ese momento. Su mente estaba llena
de fantasías sin sentido que eran emocionantes y maravillosas, pero también
El perfil de Guy era el paradigma de un hombre viril. Pero ella había visto
lo sensible que era, y lo maravilloso, cariñoso y tierno. Y un amante tan ardiente
y al mismo tiempo dulce. Ella se aclaró la garganta cuando la puerta del ascensor
se abrió. Tenía las mejillas ardiendo por la intensa lujuria que ya le corría por la
sangre.
El sol estaba alto entre las nubes cuando salió del edificio con él.
era con cada palabra que decía. Como si tuviera miedo de decir algo que la
amigos?
Solo quería al bebé. Una imagen de la forma en que la besaba con ternura cada
vez que la veía y de su cuerpo entrando en el de ella con una urgencia
―Claro ―dijo él, contradiciendo por completo el rechazo que ella había
visto en sus ojos azules.
Kelly se mordió el labio. Si había algo que se pudiera hacer para salvar
esto, tenía que ser ella quien lo hiciera. Tenía que poner toda la carne en el
ser un reportaje sincero. Y ella iba a tener un bebé. ¡El bebé de Guy!
―Claro, estaría genial. Ya llego muy tarde.
―Pues vamos, entonces. ―El alivio de su voz era palpable, y eso le dio
esperanza. Se metió en los asientos traseros del todoterreno y Guy la miró a la
estuviera viendo por primera vez. Después tragó saliva y le dio las indicaciones a
su chófer.
Kelly se movía inquieta mientras Guy permanecía en silencio todo el
mantenerlo con ella, él parecía alejarse de ella. ¿Iba a ser siempre así ahora?
¿Caminando con pies de plomo? ¿Las cosas se habían roto para siempre?
―Aquí estamos ―dijo finalmente Guy, y su voz era más fuerte, como si
se hubiera preparado para decir exactamente eso para parecer despreocupado e
inafectado.
Ella no se lo creyó. Necesitaba más. Necesitaba su presencia reconfortante
y las piernas le temblaban con aprensión por la apuesta que estaba a punto de
hacer.
Saliendo del coche, se giró hacia Guy.
mirada de él se iluminó, como si no pudiera creer que ella quisiera eso. Fue
como si le hubiera ofrecido la cosa más valiosa del mundo. Algo que estaba tan
posibilidad de tenerlo.
Y entonces soltó una carcajada y Kelly podría jurar que los ojos le
brillaban húmedos mientras apretaba la mandíbula con una fuerza feroz. Ella
brazos. Durante semanas, había dado por hecho sus suaves roces y caricias. Pero
el distanciamiento había hecho que supiera sin la más mínima duda lo
importante que era para ella. Daría cualquier cosa para conservar con ella ese
contacto y a él.
Capítulo catorce
Guy
todo. La preciosa mujer que lo había rechazado cuando la conoció ahora llevaba
El volvió la vista atrás hacia ella, que lo estaba mirando directamente. Una
nerviosismo se disipaba ligeramente. Todo saldría bien. Solo tenía que afrontar
esto paso a paso.
suplicando que todo saliera bien con el bebé. Tuvo que quedarse inmóvil en la
mesa de recepción durante varios segundos para recuperarse.
corazón.
terminara de divertirse con Guy. Era una asaltacunas. Solo quería la emoción de
tener a un hombre mucho más joven suspirando por ella. Era tan manipuladora
como etérea. Su cabello rubio claro, sus ojos de color azul claro, su piel
impecable… todo era un disfraz para esconder al demonio que era por dentro.
Le dirigió una mirada. Ahora estaba de pie, estudiando una pared que
había sido capaz de hacerlo. Sentía algo similar a lo que había sentido él. No
había sido capaz de hacerle daño. No había nada de pretencioso en ella. Había
pasado una semana desde que se había enterado de lo del bebé y lo único que
había hecho era pedir una cita para una ecografía, no reservar una excursión a
una clínica de abortos. De verdad iba a tener a su hijo. Y después él tendría una
vida completamente diferente.
merecía a alguien como Kelly. El corazón le latía con fuerza por las dudas y las
preguntas mientras volvía hacia donde estaba ella.
Kelly se dio la vuelta con los ojos tan brillantes por la emoción que se
quedó paralizado por la sorpresa.
¿nueve meses? Y está corriendo. ―Kelly se rio con los ojos de par en par―. Y a
mí me daba miedo caminar demasiado rápido pensando que haría daño al bebé.
Tengo mucho que aprender.
―Claro que sí. ―No pudo evitarlo. Negándose a pensar dos veces lo que
quería, le rodeó los hombros con un brazo y la atrajo hacia sí―. Eres adorable.
―Alegremente, aguantó su emocionada cháchara mientras cogía folleto tras
folleto.
―Oh, este, Guy. Mira. ―Lo alzó―. Circuncisión. Sí o no.
―No creo que debamos procuparnos por eso ahora mismo. Todavía
apenas podía contener la alegría. La constante cháchara sobre los tipos de parto,
los usos de la placenta y el sexo del bebé había hecho que las cosas fueran
―Yo tampoco.
―¡Por qué están tardando tanto! ―dijo mientras echaba la vista atrás con
rebeldía mirando hacia la zona de las enfermeras―. Necesito ver a este bebé
ahora.
― ¿Qué?
―Creo que debería añadir esto a tu reportaje. Este podría ser exactamente
sobre el bebé con alegría infantil, ¿qué significaba realmente para ellos a largo
plazo?
―¿Kelly Jackson? ―dijo la enfermera desde detrás de ella, sosteniendo
consigo.
Guy había visto alguna vez en la tele cómo funcionaba. Pero estaba
distraído con la carpeta rosa.
―¿Crees que esa carpeta quiere decir que vamos a tener una niña?
Kelly siguió la dirección de su mirada.
―No lo sé.
Ella soltó una risita y Guy le retiró el pelo de la frente mientras ella
cerraba los ojos para pensar con claridad. El ecógrafo levantó el dobladillo de su
camisa y Kelly se encogió cuando echó el gel transparente sobre su vientre
plano. Entonces, tal y como Guy había imaginado, el hombre apretó el aparato
Los rasgos del ecógrafo se tensaron e hizo una mueca; se inclinó hacia la
pantalla y se subió más las gafas. A Guy el corazón le golpeaba contra las
costillas. Bajó la mirada hacia Kelly, cuyo rostro también estaba descompuesto.
absoluto.
Guy se estaba preparando para que lo hicieran trizas. Su pasado hacía que
alegría fueron sustituidas por preocupación por Kelly. Parecía estar a punto de
romper a llorar.
Haría cualquier cosa para solucionar esto. No podía verla tan disgustada.
de botones.
Guy estaba perdiendo la paciencia.
―Diga sí o no.
Guy se dio cuenta de que había hablado con demasiada dureza cuando
Kelly se sobresaltó a la vez que el ecógrafo. Giró la cabeza de golpe hacia Guy y
él sonrió avergonzado.
―Lo siento, no quería preocuparles. Todo está bien. ―Se levantó del
asiento y se quitó los guantes―. Por favor, esperen aquí. Voy a buscar a la
médica para que vea a los bebés. Solo para estar seguros.
Guy se quedó paralizado; de repente la garganta le latía con un pulso
renovado y descontrolado.
―¿Los bebés? ―chilló Kelly con voz aguda más debida al impacto que a
la alegría.
―Sí, sin duda alguna ahí hay más de un bebé, pero no estoy seguro de
cuántos.
Kelly. Tenía los ojos como platos; las manos sostenían levantada la camisa hasta
las costillas y el rostro estaba pálido. Se veía que estaba igual de desconcertada
que él. Ni siquiera se hacía a la idea de tener un bebé y ahora iba a enfrentarse al
plural: bebés.
―¿De verdad ha dicho «bebés»? ―musitó Guy en un susurro.
Kelly tragó saliva. Con aspecto preocupado, sus ojos se clavaron como
una flecha en el rostro de Guy. Él estaba demasiado aturdido para comprender lo
montura metálica entró rápidamente y rodeó la cama hacia el otro lado―. Vamos
a ver. Nuestro ecógrafo cree que tenemos…
―Bebés. Ha dicho bebés. ―Guy se fijó en que Kelly giró la cabeza hacia
él cuando él habló.
―Oh, Dios mío ―soltó Guy, y vio cómo los ojos de Kelly se abrían de
cuidar primero de Kelly. Era ella la que tenía a los bebés dentro. Él era
simplemente el que había tenido un orgasmo increíble en la parte trasera de una
limusina. No tenía el privilegio de estar tan atónito por todo esto.
ser…
Vio cómo la cara de Kelly se contraía y se quedaba paralizada con un
―Kelly, Kelly…
―Sí.
―¿Estás seguro?
Había tal incredulidad en sus ojos que los miedos de Guy se disiparon.
Supo que ya no estaba asustado. Tenía que cuidar de Kelly. Fuera lo que fuera lo
que tuviera que hacer para ponerle las cosas fáciles, estaba dispuesto a hacerlo.
labios sobre los de ella de una forma tan feroz que la cabeza le dio vueltas. Los
labios de ella se estremecieron, temblaron bajo los suyos mientras él los tomaba
Ella deslizó los dedos por su cuello hasta su nuca, pasando por su pelo corto. Él
se deleitó en el modo en que ella le devolvió el beso, con una pasión
correspondida.
embarazo y él estaba más que dispuesto a llevar la carga de sus temores. Ella se
enganchó a su boca como si él secretara un bálsamo calmante. Los gemidos
sobre la boca de él, la forma en que deslizaba sus pequeños dedos a través de su
pelo, consiguieron devolverle un poco del consuelo. Él apoyó los codos a ambos
costados de ella sobre la cama, curvándose y separando los labios con urgencia.
antes lo había admitido, pero ahora sí. Cuando se había enterado de que le había
sí mismo lo que Ada había sido capaz de hacerle y temía darle a Kelly el mismo
poder para destrozarlo emocionalmente.
Pero no tenía por qué haberse preocupado. Esa preciosa chica con una
brillante piel dorada era distinta a cualquier persona que hubiera conocido antes.
Desde el momento en el que entró a la obra con su sensual falda de tubo que se
ajustaba a sus curvas, había sido adicto a ella.
―¿Lo dices de verdad? ¿En serio, Guy? ¿Quieres esta familia tan grande?
El ardor tras los párpados que notó Guy fue una sensación novedosa.
Aunque ella se había calmado, la inocencia que mostraban sus ojos abiertos le
recordó el terror que debía de haber sentido ante la revelación de la doctora.
Respiró hondo.
él.
Él notó el momento exacto en que ella asimiló sus palabras, porque sus
labios se separaron por la sorpresa.
ahí dentro.
Kelly reprimió una carcajada, pero su rostro se arrugó mientras apretaba
los párpados con fuerza. Las lágrimas rodaron por sus mejillas y su torso se
sacudió por los sollozos contenidos de alivio y felicidad. Cuando estiró los
Kelly
Detroit, una nueva subdivisión para la comunidad más pobre. Las familias con
bajos ingresos habían acudido en masa a los modernos apartamentos, justo como
había querido Guy. Las instalaciones contaban con piscinas, pistas de tenis y un
parque infantil: la residencia perfecta para las familias que tenían poco para
nueva casa enorme a la que se habían mudado y no habían dejado de hablar con
entusiasmo de los bebés, que ya tenían cinco meses.
piscinas y por salir con una famosa nueva cada semana era ahora un
conquistador reformado. Un hombre de familia. Alguien sobre el que la prensa
noticias. Como ahora era su publicista de medios, era su trabajo seguir todo lo
él.
Todo había empezado con un solo reportaje en Business Edge un año antes
Había descubierto que Guy Riverton era un hombre que era capaz de una
pasión y un amor increíbles. No solo era un genio en el trabajo, sino que también
era un tipo guay y divertido con el que salir. El reportaje de Kelly Jackson
narraba la historia de cómo Guy Riverton se había convertido en su confidente,
prensa los acosaba para conseguir ver a la periodista que había conseguido que
el soltero más codiciado de Estados Unidos cambiara su forma de vida y se
asentara. Resultó que la historia del mujeriego que se convertía en un hombre de
familia fue más jugosa que cualquier otra cosa que pudiera haber escrito en el
reportaje.
El pobre Guy había estado aterrorizado por la seguridad de Kelly y había
con Kelly, y lo había obtenido… así como a seis niños no que no eran parte de
estrado entre un aplauso atronador del público del evento de inauguración del
nuevo complejo residencial.
a su nueva vida.
Las apasionadas palabras de Guy sobre Detroit y su gente fueron recibidas
con un sonoro aplauso, y Kelly miró a los bebés. Solo las niñas se retorcían y
parecían molestas por el ruido, pero se volvieron a calmar cuando la voz de su
padre volvió a sonar por los altavoces.
estaba haciendo señas hacia ella, con el rostro lleno de amor y reluciente por la
―…sin la cual nada de esto habría sido posible. No solo seguiría atrapado
les devolvió la sonrisa con los ojos, brillantes, puestos en ella―, tampoco sería
el hombre que soy hoy, ni tendría una preciosa familia que lo es todo para mí.
volvió loco y gritó mientras a Kelly se le nublaba la vista al tiempo que las
lágrimas caían libremente de sus ojos. Guy abrió una caja de Chopard y sostuvo
Nada existía en el mundo a excepción de ella y Guy, y del absoluto amor que
que podría significar nunca cualquier ascenso o éxito en su carrera. Apretó más
los brazos alrededor de él. Finalmente había encontrado la cima de su felicidad.
FIN
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Todos los derechos reservados. Copyright 2016 Ella Brooke & Jessica
Brooke.
Capítulo uno
La luz penetró por el hueco de las cortinas y se posó sobre los ojos del
Jeque Cemal Samara, que parpadeó ante la intensidad del sol de la mañana y se
dio la vuelta, sonriendo, a la vez que rodeaba con un brazo a la núbil joven que
que ser jeque y líder de Jordania era un trabajo duro e ingrato. La mayoría de sus
vez su tendencia a ser de todo menos un adepto, encajaba con sus aspiraciones,
Aún así, si ya había salido el sol, eran cerca de las siete de la mañana en su
reino, y sabía que le esperaban para presidir las habituales reuniones de
negocios. Al fin y al cabo, era lunes. Aunque se había pasado la mayor parte de
la noche de fiesta y algo más, aquello no era excusa para eludir sus deberes. Ya
no era tan joven como cuando terminó la universidad, pero tenía la misma fuerza
era.
anheloso brazo.
cuarto.
reinado como corregente de Jordania, y como madre era igual de estricta. No,
olvida eso. Darjeela era, sin lugar a dudas, mucho más dura con él de lo que
había sido como monarca, e incluso con los mayores criminales y alborotadores
del país. Era como si sus obligaciones de gobernante no habían sido más que una
preparación para manejarle y controlarle.
dejando entrar tanta luz que a Cemal le dolieron los ojos. Por Alá, ahora tenía
todo un circo haciendo acrobacias en su cabeza. Iba a tener que tomar medio
redondeados glúteos. Eran dos de los mejores ejemplares femeninos que ofrecía
moño, pero sus ojos ya habían sido maquillados con finas líneas de kohl que
“deteriorado”.
añadió.
¿Cómo podía usar un tono tan condescendiente? ¿Era una especie de don
que sólo poseía su madre? Tenía la capacidad de hacerle sentir como si tuviera
de nuevo dieciséis años. ¡Ni hablar!, tenía (casi) treinta y cinco, y no le gustaba
que le hiciera sentir culpable. No se iba a dejar humillar por nadie, y mucho
menos por una mujer. Era una de las pocas opiniones que compartía con su
difunto padre.
Ella le miró con los ojos entrecerrados y sacudió la cabeza. -Lo sé todo
sobre ti, criatura, y no me intimidas. Tu padre tampoco lo hacía.
-Es por la sangre infiel que llevas dentro- dijo él, con una sonrisa.
terquedad que compartía con su madre. Quizás fue lo que obligó a su padre a
su madre - y así fue como Cemal supo que tenía un tremendo problema. Cuando
-O sea, que llevarte a dos mujeres a la cama... hermanas, para más inri, ¿es
Un día, me vas a emparejar con su hija mayor en una unión política y sin amor.
una bonita historia, pero tenías 17 años y ocurrió hace mucho tiempo. Te debes a
tu pueblo y a la memoria de tu padre- continuó, acercándose al armario y
***
criado.
El hombre pareció temblar en el sitio, hasta el pelo de su perilla parecía
tenso. Normal. El Jeque Cemal podía ser una figura imponente cuando quería.
Lo tenía más que merecido. No le hacía gracia que su criado le fuera con cuentos
a su madre. No necesitaba sobreprotección ni vigilancia. Era el Jeque, ¡maldita
-Señor, eso no fue lo que dije, pero estoy preocupado por usted, y necesitaba
informar a la Jequesa de mis recelos. No se da cuenta del aspecto tan cansado
que tiene.
que lo pruebes de vez en cuando. No, mejor, considéralo una orden. Te ordeno
que te diviertas el próximo fin de semana.
Maleek rió. -Tengo tres hijas menores de ocho años, mi Jeque. Reconozco
que lo más divertido que he hecho últimamente ha sido ver Frozen en bucle
línea entre siervo y señor, sentía curiosidad. Además, sólo tenía socios de
-¿Te gusta?
-¿Perdón? ¿Se refiere a trabajar para usted?- preguntó Maleek, con una
inclinación de cabeza. -Es una bendición poder servirle, me siento bendecido por
el propio Alá.
-No, no me refiero a trabajar en palacio.
voy a despedir. Me has sido fiel durante diez años. Simplemente me gustaría que
la próxima vez que estés preocupado por mis niveles de energía, hables conmigo
en vez de con mi madre.
esposa, y a la vida que hemos creado en nuestras hijas. No son las riquezas de su
palacio, pero sí un tesoro que no se puede comprar.
-Señor, no le entiendo.
-Sí, señor.
matriz de Silicon Valley, pero aún no lo habían reparado. La primera vez, Cemal
organizó su guardia palaciega, creyendo que su hogar estaba a punto de ser
Juliana Caine hacia equilibrios con las pesadas bolsas de la compra que
general, ella siempre era la última en llegar, ya que salía una o dos horas después
de él y tenía que desplazarse desde Simco Systems. Su trabajo como una de las
lo que siempre había querido hacer durante sus agotadores años como estudiante
de Caltech.
Aunque eso también podía ser algo bueno. No era precisamente famosa
por sus habilidades culinarias. Esperaba poder hacer una sencilla receta que
había encontrado en el sitio web de Martha Stewart. Suponía que no era fácil
casera Alfredo. Al agacharse para sacar una cazuela del armario, se quedó
inmóvil.
Había escuchado un ruido.
Un golpeteo rítmico procedente del dormitorio.
¿Qué coño...?
tampoco había tenido tiempo de mirar en el garaje. Podría ser que estuviera en
casa. No le había parecido que Phillip estuviese enfermo. ¿Habría regresado
pronto?
teléfono de Phillip.
Estaba junto a un familiar bolso verde de cuero.
contra la pared. El yeso saltó por todas partes y las hasta entonces dos personas
más importante de su vida se quedaron mirándola. Candy lanzó un grito y se
tapó el pecho con la manta, mientras que Phillip maldijo en voz alta y se levantó
de un salto.
tuvo que admitir que estaba impresionada con la velocidad con la que ambos se
Candy asintió con tanta fuerza que pareció que le iba a salir la cabeza
volando. -Lo traje a casa en coche durante una tormenta y la cosa empezó a
partir de ahí.
-¿Hasta que tuvisteis que acostaros en nuestra casa?- preguntó, Juliana,
todavía sin creer lo que estaba viendo con sus propios ojos. ¿Cómo habían sido
capaces? Llevaba siete años con Phillip. Sus sobrinas le llamaban tío, ¡joder!
Candy fue la primera amiga que hizo cuando se mudó a Palo Alto. -No entiendo
nada.
pared.
-Simplemente no estabas.
***
Juliana no había dormido bien.
Bueno, aquello no era correcto. Decir que había dormido mal implicaba
que había dormido algo. Tal vez dio un par de cabezadas, lo suficiente como
para no volverse loca, pero en su mayor parte yació despierta en el sofá (no iba a
tumbarse en aquel colchón de ninguna manera), intentando no llorar. Sin éxito.
Las lágrimas le bañaron el rostro durante toda la noche, y dio vueltas y más
acababa de pasar.
Dios, iba a ser horrible.
Josh tenía dos preciosas hijas y una bonita casa en el extrarradio. Incluso con el
modesta. Los precios de Silicon Valley estaban por las nubes. Siempre se había
dicho a sí misma que aquella era la razón principal por la que aún no se habían
casado y empezado una familia. Ahora sabía que no era cierto. Aunque habría
Con cara de sueño y la piel seca como si se la hubiera lavado con papel de
Valley, pero también era una de las pocas mujeres que tenían el mando. Su
tecnología inteligente para el hogar estaba siendo instalada en las mansiones de
los famosos y la realeza de todo el mundo, y en aquellos momentos se estaba
probando la versión beta en Oriente Medio. La Sra. Grant era rica, incisiva y
exitosa - todo lo que Juliana desearía ser. También era una cabrona de mucho
cuidado, y alguien a quien Juliana no tenía ningún deseo de enfadar.
Presentarse ante ella con los ojos rojos y rastros de lágrimas en la cara, no
iba a ser de gran ayuda.
favor, cierra.
a Juliana.
-Y una vez más, aprecio su actitud, Srta. Caine. Lo diré sin rodeos. El
programa de hogar inteligente que hemos instalado en la casa del Jeque de
Jordania está fallando. Fue uno de nuestros primeros clientes, y no quiero que
hable mal de la empresa ni de sus servicios. Aspiramos a ser los mejores.
A pesar de su mal día, Juliana no pudo evitar que una sonrisa se dibujara
en su rostro. -Gracias.
que viajar al extranjero con apenas cuatro horas de aviso. Por otro lado, sería
había "compartido" con Phillip durante años. Por lo visto, él había compartido
mucho más con ella. Era hora de disfrutar de unas vacaciones de trabajo en
Oriente Medio y de demostrar a su jefa que tenía madera de directora. Tal vez,
tiempo récord.
Va a ser la oportunidad de tu vida, ya lo verás.
Capítulo tres
-Voy a serle sincera- anunció la otra mujer. -El señor no esperaba a una
mujer. Cuando la Sra. Grant explicó que su programador era una mujer... dio
órdenes para que esté lo más cómoda posible. Sabe mejor que nadie lo
agotadores que son los vuelos transoceánicos. Han pasado más de 10 horas, y
casi las siete de la mañana en Jordania, y llevaba más de treinta y seis horas
despierta, el descanso la seguía eludiendo. Y la mujer tenía razón. El viaje en
todoterreno por carreteras que apenas eran transitables había hecho que acabara
-¿Y eso cómo funciona?- espetó Juliana. -Eh… quiero decir... ¿no es la
aquí llevan al menos veinte años, y sirvieron al padre del Jeque Cemal. Somos lo
que usted llamaría jubiladas.
-Pero no siempre fue así- replicó Juliana, a la vez que se detenían ante dos
puerta, de lo contrario, Juliana no sabía muy bien cómo lo habría hecho. -Quiero
Era algo que Juliana no podía entender. A pesar de haber sido amiga de
Candy durante ocho años, más tiempo del que había conocido a Phillip, era
Son costumbres antiguas. Hice lo que mi rey necesitaba de mí, pero nunca me
involucré emocionalmente. Ahora cuido de su hijo y esposa lo mejor que puedo,
en su honor. Aunque el Jeque Cemal abolió esa costumbre cuando asumió el
repito sus palabras, que usted debe ser tratada de forma especial por venir a
-En serio, enséñeme unos cables y puedo hacer algo más que ayudar-
tan hermoso. El tejado del palacio estaba a unos diez metros por encima de ellas.
un museo, pero más bonito de lo que nunca había imaginado. -¡Este sitio es
increíble!
-Así es, y ahora debemos prepararle, haga el favor de sentarse delante del
espejo.
Juliana suspiró y obedeció. Era mejor no discutir. Si aquello agradaba al
Jeque y Yasmeena iba a cepillarle la arena del largo y negro cabello, ella no era
quién para rechistar.
enjoyado del tocador. Era plateado, con una gigantesca piedra roja en el medio.
tenía que comportarse de forma profesional. Pero estaba cansada de poner buena
cara para los demás. Por lo general, cuando tenía algún problema llamaba a
Candy, pero ya no tenía aquella opción. Yasmeena envolvió con sus brazos los
hombros de Juliana y tarareó una canción con palabras (probablemente árabes)
visto el Jeque.
Juliana rió y se secó los ojos. -Creo que sólo tengo que reparar su sistema
de seguridad. No tengo que gustarle yo, sólo mi trabajo.
Yasmeena sonrió, con una sonrisa de Mona Lisa. -Pueden gustarle ambos,
¿no cree?
***
Juliana no tenía ni idea de qué estaba haciendo allí. Treinta y seis horas
antes, había perdido a su amiga y a su novio. Hacia unas doce horas, su jefa la
del Jeque Cemal Samara. Y ahora, había sido invitada a desayunar con él para
caía en largos tirabuzones sobre su espalda, sujeto con aquel llamativo peine del
rubí. Sus ojos estaban maquillados con kohl, lo que atraía aún más la atención a
sus ojos verdeazulados, y le habían acentuado los labios con un carmín súper
rojo, que contrastaba con su piel pálida. Pero la guinda del pastel fue la
insistencia de Yasmeena (y de las otras mujeres del harén) para que se
Los pantalones estilo harén tenían una tonalidad amarillo canario y estaban
adornados con cristales en forma de monedas.
Se sentía como la princesa Jasmine, aunque ninguna princesa de Disney se
Empezaba a creer que Yasmeena había ido demasiado lejos; no estaba allí
para impresionar al Jeque Cemal. Juliana había querido complacer a la mujer,
algunas mujeres, pero ella era una chica voluptuosa, con una talla 44, que no se
atrevía a lucir un bikini. Aquello era una mala idea. Si se daba prisa, aún podía
El hombre que tenía delante era alto, de unos dos metros, y su espalda era
tan ancha como la de un nadador olímpico, con su mismo talle. Sin embargo, lo
que le llamó la atención fueron sus ojos, de un intenso color ámbar que parecía
que depositó un delicado beso. -Soy el Jeque Cemal Samara, pero cuando
estudié en Estados Unidos, mis padres insistieron en que utilizara el seudónimo
¿Lo has tramado con la Sra. Grant? ¿Es cierto que el sistema no funciona? ¿O es
supuesto que no. Preferiría que el sistema no se hubiera vuelto loco justo cuando
tenía que discutir unos asuntos con el embajador de EE.UU. No sabía para qué
empresa trabajas.
metiste en líos con mis padres y, a pesar de todo lo que te amé, regresaste a
Oriente Medio sin tan siquiera dejarme una maldita nota. No, no me creo que
todo esto sea una coincidencia, y no confío en ti. ¡No, después de que me
rompieras el corazón!
Él dio un paso adelante y, presa del pánico, Juliana le lanzó un golpe con
dorada. -¿Qué?
Aunque, con sus labios escarlata y la pálida piel de años pasados encerrada en el
laboratorio de informática, Juliana tuvo que admitir que aquel mote era más que
adecuado.
-¿Es todo una coincidencia?
Capítulo cuatro
estaba mostrando tan sorprendido como ella, pero no se lo tragaba. Era rico y
poderoso, y estaba claro que podía obtener toda la información que deseara
De ninguna manera.
Si esperaba poder reavivar algo que había terminado hacía más de una
desentrañarlo.
Lo último que necesitaba era pasar más tiempo con aquella rata mentirosa
de Cemal.
-¿Pero?
-No, pero creo que puedo convencerte con mi encanto personal para que te
calor en el desierto.
-Creo que ya dijiste, o no dijiste, todo lo que debías hace quince años. Yo
era la estúpida novata y tú el atractivo estudiante de último año, y me creí todo
nada que perder- dijo él, dedicándole una traviesa sonrisa que hizo que Juliana
tragara saliva.
No, tiene que ser una relación estrictamente profesional, ¡maldita sea!
detener a su corazón, ni de ignorar sus deseos más profundos. Ella no era así.
estrechó la de Cemal.
-Si tienes una excelente explicación para todo, haz el favor de
mostrármela.
-Será un placer.
***
había soñado, todo lo que había anhelado en los largos y solitarios años desde
que regresara a casa.
Cómo le apenaba verla otra vez con aquella expresión de odio y esa
mirada de rencor.
un libro abierto.
Ella resopló y tomó un trago del vino que había pedido. Era un restaurante
Uno de los pocos lugares de la capital en los que servían alcohol. Después de
todo, Cemal era la antítesis de un adepto. El vino pareció relajarla y disipar parte
cazadoras de cuero, faltas de respeto con los profesores y fumar todo lo que caía
en tus manos.
-Todos tenemos nuestra fase rebelde. Aún conservo algunos gustos y
Juliana, llamando al sumiller con un gesto de la mano para pedirle otra copa.
-Como he dicho, tengo otros métodos para exorcizar mis demonios.
Extendió el brazo y le puso la mano sobre el muslo, apretándolo
sonsonete.
Él se inclinó hacia delante, deteniéndose para disfrutar de su aroma a
los geles corporales, pero ella olía mejor porque mezclaba aquel aroma afrutado
-Pero me hiciste daño- protestó ella. -Tuve muchos problemas cuando mis
freno. Pero estaba tratando de demostrarle que, para algunas cosas, confiaba en
su criterio. Si necesitaba un poco de vino para pasar la velada, él no era quién
para juzgarla.
-Sí, lo recuerdo.
Aquella noche sus padres los habían sorprendido en el sótano de la casa de
estado a punto de hacer el amor. Ella se había colocado sobre él – sin apenas
ropa - cuando aparecieron sus padres. Y después de aquello, había desaparecido
mayor caso de dolor de bolas de la historia, porque desde entonces había soñado
Pero sabía que para cuando terminara de ser formado y tomara el mando
voz.
lo que estaba sucediendo, igual que tú. Habría dado cualquier cosa por poder
cambiarlo. Pero ahora estás aquí.
-No soy de tu posesión, Cemal- espetó ella, con una expresión dura en sus
con tanta tristeza que Cemal quiso preguntarle qué había sucedido.
recogidas en sendas trenzas que caían sobre sus espaldas. Las dos iban vestidas
con una pequeña prenda parecida a un sostén con monedas cosidas, y faldas
cortas de vuelo. Los tonos lavanda y rosa de sus atuendos contrastaban con sus
oscuras pieles. En cualquier otro momento, las habría invitado al palacio. De
hecho, solía utilizar aquel restaurante para algo más que comer. En aquel
momento, sin embargo, no le decían absolutamente nada. No. La única mujer
que quería era la que reía y se puso en pie cuando las bailarinas la asieron por el
brazo.
estar nunca a la altura, pero Juliana no veía en ella lo mismo que Cemal - ese
brazos. Nada de eso. La chica vestida de lavanda tenía ahora las manos sobre las
caderas de Juliana, y la obligaba a sacudirlas con un sugerente ritmo sensual.
Lamiéndose los labios, Cemal contempló cómo movía las caderas. Alabado sea
Alá, lo que daría por que aún llevara el modelito de la noche anterior. Aún así, se
deleitó en los seductores y deliberados movimientos de su cuerpo, grabándolos
contra él. Él lanzó un gemido, sin importarle que la gente le viera. Era el rey, y
podía hacer lo que quisiera. Y en aquellos momentos sólo quería dejar que sus
era su estilo, Cemal la besó en la mejilla. -Es hora de llevarte a casa, princesa.
-Tal vez no esta noche- dijo él con tono afligido, antes de pedir la cuenta.
Capítulo cinco
pan de dátiles. Había bebido más de la cuenta y, aunque deseaba hacer el amor
con Cemal, se encontraba más agotada y confusa de lo normal.
De momento, se conformaba con estar entre sus brazos y sentir sus besos
en la coronilla. Parecía como si la ternura que había existido entre ambos nunca
como una chispa que nunca se extingue. Aún así, le dolió cuando abandonó la
limusina y se encaminó hacia su ala del palacio. Yasmeena dejó que Juliana se
rosa.
-¿Necesita ayuda? No se caerá si le doy un momento de intimidad,
problema.
dado cualquier cosa por llegar más lejos, pero él siempre se había mostrado muy
pasado fue porque él había sido paciente y esperaba a que ella estuviera lista.
Tal vez aún no estaba lista, con los problemas con Phillip todavía en la
mente. Y, bueno, quizás estaba un poco ebria, admitió mientras se deslizaba
entre las cálidas burbujas. Aún así, estaban juntos de nuevo, y le había mostrado
algo real. Había estado tan dominado y frustrado por las disposiciones paternas
como ella.
Todo era muy confuso, pero aún le deseaba. Aquel manojo de nervios
sensibles entre sus piernas había estado palpitando desde que se sentara a
los pezones y decidió hacerse cargo de sus necesidades. Tras apoyar la cabeza
contra la porcelana del Jacuzzi, se imaginó que sus dedos eran los de él, los
anchos y encallecidos dedos de Cemal abriéndose camino entre sus pliegues. Y
Sus dedos acariciaron la suavidad de sus labios más secretos y sintió como
si su sangre se hubiese convertido en lava, un magma que se precipitaba bajo la
Aquello debería haber sido una señal, el apenas acordarse de la última vez
mismo.
cúspide rígida de deseo. En su imaginación, era Cemal el que lo hacía. Algún día
su lengua recorrería su febril piel. Sería su pulgar el que hiciera presión sobre su
perla, trazando semicírculos hasta que el magma caliente corriera por sus venas,
haciendo que ardiese de la forma más deliciosa posible.
Y sin embargo...
***
-Me sabe la boca como el suelo de un taxi de Nueva York- se lamentó,
en un vaso.
hipersensibles oídos de Juliana, que agarró con más fuerza la almohada. -No, no
quiero.
mujer, añadió: -Habrías sido una buena madre, aunque eres un poco mandona.
-Vivo para servir, y ahora mismo las órdenes de Cemal es que te espabiles.
A la mente de Juliana acudieron recuerdos de la noche anterior, y estuvo a
media tarde estaba un poco confuso. Pero después de un rato, su mente recordó
varios eventos. La danza que había aprendido y, ¡Dios! Le había hecho un baile
privado a Cemal.
Y después el Jacuzzi, y la forma en que se había corrido pensando en él.
-A juzgar por la expresión del señor cuando llegaron a casa, no creo que
-Bebí demasiado. Hice cosas que no había hecho en años- explicó Juliana
palideciendo, pensando en el baile privado. -¡Hice cosas que jamás había hecho
antes!
-Y le repito que no creo que al Jeque le importara.
ciudad.
Yasmeena rió. -Él hizo muchas cosas locas en su tiempo. Créame. A lo
largo de los años, hemos escuchado todo tipo de historias y rumores sobre
Cemal.
mayores fortunas petroleras del mundo. Podía conseguir a cualquier mujer que
quisiera, tener a cualquier persona de la Tierra en su cama. No pretendería que la
esperara a ella. Después de todo, ella había tenido amantes en la universidad, y
un novio. Aún así, aquella noticia la hizo sentir fatal, como si no fuera capaz de
competir con todas las mujeres con las que Cemal había estado. Espera, ¿qué
demonios estaba pensando?
Ahora estaba sobria, y lo único que tenía que hacer era concentrarse en su
trabajo. Juliana estaba allí para reparar el sistema de seguridad y regresar a casa.
Y no se desviaría ni un ápice.
No lo haría.
***
Eran las dos y media, y se encontraba atascada en mitad de una absurda
delante de ella.
-¿Qué tal va?- preguntó él.
-No deberías, Blanca Nieves- dijo él, besando su mejilla. -Quizás dejaste
escapar demasiada ansiedad reprimida de una sola vez. Puede que no fuera
buena idea sacar a relucir todas tus, ejem, excentricidades, pero no hay nada
más. Cemal podía conseguir que hiciera cualquier cosa, que sintiera cualquier
cosa, y a Juliana le asustaba el poder que ejercía sobre ella, incluso después de
tanto tiempo.
Ella hizo una mueca de incomodidad, pero tenía razón. Juliana se había
comportado de manera irresponsable, más de lo que lo habría hecho si no
hubiese estado tan afectada por la traición de Phillip. -Lo siento mucho...
cuando se apartó. -No lo sientas. Ven conmigo. He esperado casi quince años
-Pero...
-Di que sí.
Y así lo hizo.
Capítulo seis
había llevado era uno de los eventos más importantes de Jordania. El polvo se
arremolinaba a su alrededor y parecía obstruir su garganta, el ajetreo y bullicio
camiseta y unas bermudas, pero esas prendas eran inaceptables fuera de las
pueblo jordano, elaborado en una seda fina y suelta que le llegaba hasta los
tobillos. Aunque apreciaba el hermoso tono azul cerúleo que Cemal había
elegido para ella, Juliana sentía el sudor deslizándose por sus ojos, hombros y
espalda.
Si alguna vez pensó que el verano que pasó en Texas fue caluroso, estaba
aún no estaban listos para correr. El presentador no había dado la orden. Pero eso
no les impidió hacer otras cosas, y Juliana tuvo que aguantarse las náuseas ante
el olor a estiércol fresco que cada vez era más penetrante bajo el sol árabe.
Se trataba sin duda de un cambio en su estilo de vida habitual, y de los
aromas casi preparados de antemano de la tienda de ultramarinos o el centro
imponente hombre en que se había convertido. Por mucho que quisiera culpar al
estudiante mayor, tan afable como él, había visto algo en la callada y tímida
enviada por Simco Systems, pero tenía miedo de perder aquella batalla, sobre
todo cuando esa fragancia de azafrán y masculinidad golpeaba su nariz al
Él alzó las gafas de sol por encima de la nariz y le guiñó un ojo. -Llevo
ropa de calle, sin nada especial ni caro. En mitad de la multitud y con las gafas…
dudo que me hayan reconocido. Quiero que experimentes las carreras como los
dinero, es mejor.
Y con eso, le entregó unos papeles - boletos, supuso - y Juliana los
-Su nombre se traduce como "La Joya del Rey”. En realidad, pertenece a
camellos. Había esperado que los jinetes ya estuvieran montados en sus nobles
corceles, pero, por el momento, los camellos estaban solos y parecían estar
engranajes de su cerebro. Una hora más con aquel infernal código, y se habría
vuelto loca. -Es para lo que la Sra. Grant me envió.
-Y si te has atascado y no lo puedes hacer funcionar, no nos beneficia a
ninguno de los dos- dijo él, pasando un brazo de forma casual sobre sus
hombros.
Juliana se tensó, no muy segura de si podría controlarse ante aquel gesto
tan íntimo. Podría hacer que quisiera más, y con Cemal, aquello siempre era
peligroso. Pero había sido honesto con ella, o al menos eso esperaba. Le dijo que
sus padres le habían obligado a volver a Jordania. Aunque le había hecho daño
una trampa…
Sus ojos ámbar parecieron reflejar frustración en aquel momento. -No lo
-Ya no tienes a tus padres diciéndote lo que debe hacer una "buena chica".
Tienes casi treinta años, y yo estoy al mando del país. No existen las mismas
barreras que nos separaron- continuó él, deslizando la mano hasta la parte baja
de su espalda.
Aunque aquello no era del todo cierto. Sus padres no habían estado muy
contentos cuando su hermana se casó con un hombre que no era baptista.
Probablemente, debido a que su madre creció en Carolina del Norte, razón por la
se había sentido tan molesta cuando ella comenzó un romance con Cemal hacía
tantos años. Aunque ahora fuera una adulta, Juliana creía que le debía algo a su
familia, y los deseos de su madre influenciaban sus propias ambiciones. Era de
locos que un rey no fuera lo bastante bueno para su familia, pero si practicaba
una fe distinta, sería muy difícil de aceptar.
ardor volvió a recorrer su cuerpo, y cruzó una pierna delante de la otra. Era
totalmente injusto, la forma en la que la afectaba.
-No se trata de eso. Hablemos de todo esto más tarde- dijo, aliviada
cuando se oyó la bocina y los camellos echaron a correr. -Mira, ¡ya ha empezado
la carrera!
Juliana se apoyó sobre la barandilla y gritó con entusiasmo, con su acento
nativo entre el resto de los jordanos y árabes. Estaba tan emocionada como ellos.
Sobre todo al ver a su camello, el del paquete azul cobalto, a la cabeza de todos.
-¡Vamos, Joya del Rey!- jaleó otra vez, incluso cuando el camello con el
nuevo.
parpadeó ante el flash que indicaba que habían tomado una fotografía de la
llegada. Se acercó a Cemal, conteniendo el aliento a la espera de los resultados.
mano y la condujo hacia los paneles de apuestas. -Tú, querida, has conseguido
una increíble prima por el trabajo que estás llevando a cabo.
-¿Cuánto?
-Bueno, no mucho para alguien como yo- apuntó, acercándose a las mesas
de las apuestas.
podría haber ganado a su Joya en el último instante. Pero ella sólo estaba allí
para trabajo. Si de repente tenía miles de dólares, no iba a saber cómo explicarlo.
-Cemal, ¡dímelo!
presintiendo que algo iba mal. Mientras miraba, el hombre derribó la mesa y dio
unas órdenes a los tres enormes guardas que estaban junto a él. Meneando la
cabeza, Cemal la agarró de la mano y se dirigieron a toda prisa al borde de la
pista.
malhumorado agente y sus matones no iba a seguir siendo un problema. Aún así,
el corazón le latía muy fuerte y estaba jadeando. El sudor le caía por la frente, y
no pudo ignorar la descarga de adrenalina que atravesaba su cuerpo.
Le contó los detalles con toda normalidad, pero Juliana abrió mucho los
ojos. Con unas probabilidades de doce a uno, hubiera ganado 1,2 millones de
dólares. Más dinero del que pensaba que iba a ver en toda su vida. Aunque tenía
un buen sueldo, el costo de la vida en Palo Alto se comía todos sus ahorros. Con
-¿Qué?
-Podía haber puesto más, lo sé.
diversión?
-Tengo más- explicó él, como si se hubiera ofrecido a pagar la cuenta de la
honesto, otra razón por la que vengo a las carreras de incógnito. Sería impropio
rico que era Cemal. Estaba hablando de una enorme suma (al menos para ella)
-Bueno, dudo que Samir vaya a pagar, aunque los guardias insistan. No
años...
ha acercado si quiera.
Juliana se sonrojó, pensando en el desfile de mujeres que habían sido
de los años? Era imposible competir, y lo sabía. Además, a ella nunca le tocaba
el final feliz, sino los chicos que huían y los hombres que la traicionaban. Tenía
delante de ella a un hombre que aceleraba su pulso, pero que su familia no
aceptaría.
Jamás.
Desesperada por sentir sus besos, por recuperar el tiempo perdido cuando
eran adolescentes. Tal vez debería tomarse aquella semana como su Brigadoon,
un periodo mágico, un instante, en el que todo era posible. Tendría que acabar
otro.
-Te deseo- dijo con voz temblorosa de necesidad.
le recorría el cuerpo con las manos. Ella respondió con la misma avidez,
acariciando sus hombros y apreciando la fuerza de su poderosa musculatura.
Juliana se detuvo para colocar sus manos en las caderas. -No me puedo
quedar desnuda en un callejón.
-¿Y?
Se sentía como si se quemara sin él, sin el desahogo que había estado deseando
cabello. Cemal deslizó los dedos por debajo la cinturilla de sus bragas y tiró -
con una diestra sacudida que liberó fácilmente el fino encaje. Se las quitó y
sorprendió a Juliana metiéndoselas en el bolsillo de su túnica.
-Algunos trofeos deben guardarse para más tarde- dijo, con una irónica
sonrisa en los labios.
quince años.
-No, todo no- respondió Cemal, poniéndose de rodillas.
Lo ojos de Juliana se desorbitaron. Supo exactamente lo que se disponía a
con Phillip, sólo le había dado sexo oral en contadas ocasiones, y por lo general,
después de rogárselo en su cumpleaños. Decía que era asqueroso. Y ella asumió
Él sonrió aún más y deslizó ambas manos por sus muslos, apretándolos
-Son unos necios por no querer saborear el néctar de una mujer- dijo.
Cemal recalcó esa opinión agachándose más, lamiendo su pierna derecha
-Tienes que tener cuidado, gatita. Te voy a llevar a la cumbre del placer,
pero tienes que mantenerte erguida. Es importante.
muslo derecho.
Todo su ser vibró, y sintió la humedad entre las piernas. Cemal dio por
terminados los preliminares y la charla. Sus enormes y encallecidas manos
separaron los labios más secretos de Juliana, y con el pulgar rozó su perla.
Juliana se estremeció, sintiendo las primeras notas de placer subiendo por su
aquel enardecido haz de nervios. Cerrando los ojos, Juliana dejó que el éxtasis la
todas partes, con su lengua lamiendo sus jugos y sus dedos entrando en su
su clítoris. Juliana se corrió, envuelta en un tsunami de placer que hizo que fuera
incapaz de pensar en nada, sólo respiraba y disfrutaba de las sensaciones que
fluían a través de ella. Tras lo que le pareció una eternidad, volvió a sentir las
rodillas y fue capaz de mantenerse en pie por su propia cuenta. Fue entonces
Capítulo siete
Juliana no se había comprometido a nada más con Cemal, aparte de sus fogosas
sesiones de besos y más. Estaba empezando a gustarle su sabor, tanto como ser
degustada por él. Pero su trabajo estaba llegando a su fin. Le quedaban un par de
días. Pronto regresaría a California, pero cada vez le era más difícil convencerse
a sí misma de que aquello no era más que un rollo de verano. Siempre le había
importado Cemal. Había sido su primer amor, y ahora le hacía sentir como si
saber que se encontraba bien, aunque Jordania era un territorio mucho más
seguro que sus vecinos árabes. Aún así, durante los últimos días, había estado
perdida entre el código y las largas noches de placer prohibido con Cemal.
motocicleta. Ahora que era Cemal y líder de una noble nación. Tal vez
entenderían que ya no era aquel gamberro de 17 años más de lo que ella era una
musical Hairspray. Muchas cosas habían cambiado, pero Colette Caine era tan
menudo, hasta que tengas una talla que guste a los hombres.
Juliana se tensó ante aquel recordatorio de que su madre, una antigua
talla 40 en toda su vida. Ojalá Juliana hubiera heredado aquellos genes. Tal vez
se entenderían mejor.
programación.
Juliana frunció el ceño y se miró los brazos instintivamente. -Así es. Por
antes de asentir con la cabeza. -Al menos has enviado un email todos los días
conversación rápida para poder seguir con las tareas del día. Si dejaba que su
madre empezara a divagar clamando contra "esas gentes", podrían estar allí
durante horas.
pensaba. Creo que parte del hardware está estropeado debido al calor que hace
aquí, pero no lo sabré hasta que no haga unas pruebas mañana.
-Pues parece que has estado tomando el sol- comentó su madre, en tono
comedido.
-Bueno, no estoy siempre encerrada en la mazmorra, madre- explicó
manera, Colette Caine siempre sería aquella esbelta reina de la belleza texana, y
Juliana mediría medio metro y se escondería en su sombra. Era una sensación a
Y a ella le encantaba.
Hacía tanto que nadie la trataba tan bien, sobre todo después de lo de
Phillip.
Su madre frunció el ceño, y Juliana se preguntó si sabría lo demacrada que
le hacía parecer aquella expresión. Sabía que había llegado el momento. Colette
-¿Y qué has estado haciendo cuando no estás trabajando? Dime que has
estado nadando o haciendo más ejercicio. Supongo que por eso tienes mejor
aspecto.
-El sol de aquí es muy fuerte. Te juro que voy por el cincuentavo bote de
protector solar. Pero, a veces, el Jeque Cemal me lleva de excursión después de
Claro que había estado haciendo un montón de cosas, pero un montón de cosas
que pondrían a su madre furiosa. No quería confesar nada de aquello. Lo único
que quería era intentar explicar cómo había madurado Robbie y en qué clase de
hombre se había convertido; el Jeque Cemal era un hombre extraordinario y un
noche, pero es muy misterioso y discreto, así que no sé qué será exactamente.
-Estás sonriendo.
-No es ningún crimen, madre- se defendió, con la voz cada vez más
recortada.
-Pero no te he visto sonreír así desde el primer año que saliste con Phillip.
Robbie del instituto era el Jeque Cemal Samara, ¿tan imposible era que alguien
-Bueno, por una parte, supongo que podrá tener a cualquier mujer.
-¿Soy yo la infiel?
Enquirer.
Juliana puso los ojos en blanco, sorprendida ante su capacidad para
mantener la calma. ¿Por qué pensó que iba a poder hablar con su madre, que
padre ahora estaban semi-jubiladas y vivían en una de las alas del palacio. Aún
así, ella no era simplemente otra aventura de Cemal; de eso, Juliana estaba
segura.
-Sigue sin ser como nosotros. Ya fue bastante malo cuando tu hermana no
se casó con un baptista. ¿Crees que te voy a dejar traer un jeque a casa - si es que
entenderías mejor. Si no fueras una jodida cápsula del tiempo, sabrías que hay
algo más.
-Si crees que voy a recibir con los brazos abiertos a alguien que lleva un
turbante...
-¡Ni siquiera lo lleva!
-¡Lo que sea! …es que también estás fumando algo en Jordania.
-No.
-Pues intenta no hacer el ridículo mientras estés allí. Estás disgustada por
lo de Phillip. Que sepas que llamó el otro día. Siente mucho lo que pasó.
-Dudo que lo sienta, no cuando se estaba tirando a Candy desde hace
-Sí, tan bueno que le encanta el adulterio- espetó Juliana, pero sus
defensas se estaban debilitando poco a poco. Phillip había sido una parte
termines con un maldito infiel, así que ni se te ocurra hacer nada con él. Nos vas
a dar a tu padre y a mí un ataque al corazón- se quejó su madre, finalizando la
llamada.
Juliana suspiró y se frotó las sienes, sintiendo la llegada de una posible
Los rayos del sol se filtraban por los enormes ventanales del palacio
iluminando su torso. Su piel oscura, más pálida de lo que Juliana hubiera
vello oscuro que partía de debajo del ombligo y prometía mucho más allá de la
Cómo deseaba que todo fuera más sencillo. Cómo deseaba poder regresar
al día anterior, cuando ambos se relajaban en la cama tras una larga sesión de
encuentros sexuales, con su erección firme y salobre en su boca.
loca por pensar que podía haber hablado con su madre del tema. Pero ella sólo
quería que todo funcionara. Claro que, Juliana sabía mejor que nadie que, en lo
glamorosas citas. A juzgar por su vestimenta, Juliana supuso que Cemal había
planeado algo grande.
mujeres rollizas con cascos de vikingos. Ella siempre había sido más de
Broadway.
-Oh, no creo que pueda hacer eso esta noche. Mañana me espera un largo
día de trabajo.
Yasmeena no dijo nada, pero depositó las pesadas joyas y el vestido sobre
la cama y se escabulló del cuarto para reunirse con el resto del harén. Juliana
tuvo que admirarla. La astuta sirvienta sabía muy bien cuando cambiaba el
viento y se avecinaba una discusión. Fue muy acertado por su parte, y Juliana
y estaba preparado para la lucha. Después del día de la carrera, Juliana sabía que
usaría esa fuerza para protegerla. Pero ahora no estaban huyendo de matones
Por fin, Cemal se detuvo y se pasó una mano por el cabello. -¿Qué ocurre?
caderas. Era mucho más alto que ella, y Juliana tuvo que levantar la cabeza para
mirarle, mientras deseaba que su presencia no la afectara de aquella manera.
-Mi vida está en Palo Alto. Tengo un trabajo y una carrera para la que me
creía que era? Como si fuera a renunciar a todo lo que había hecho en quince
años para ser una princesa mantenida. Ni siquiera tenía sentido. ¿Por qué?
bien?
convertirse en algo maravilloso, pero no iba a abandonar todo lo que había hecho
-Me importas, y cuando tenía quince años eras mi mundo, pero ya no soy
una adolescente, Cemal. No puedo dejar todo lo que tengo para estar aquí así
Ese era tu mayor problema en la secundaria. Eras el chico malo que siempre
rozaba los límites - fumando donde no debías, jugándote las clases, bebiendo
alcohol bajo las gradas. Algunos días pensaba que lo hacías únicamente para
tener una excusa y discutir con los profesores. Las reglas existen por una razón.
ámbar que raramente habían tolerado una protesta suya en el pasado. Aquello
reglas. Te comportas como la chica buena con todos. ¿Crees que no sé cómo
secundaria. Esperabas que te viera de la forma en que te veo yo. Siete años
malgastados siendo la chica buena para él, y ahora estás sola, excepto por mí. No
¿no?
-Sí, pero también porque a veces las reglas son estúpidas y sólo existen
para hundirnos, para impedir que desarrollemos todo nuestro potencial.
hecha un lío y ya no sé qué está bien y mal. Sé lo que me divierte, pero no puede
durar eternamente.
-No, estoy sacando el mayor partido a la semana, pero no puedo dejar los
Capítulo ocho
romper reglas?
Una irónica risa sonó a sus espaldas y se volvió para ver a su madre
sería capaz de ver a través de él. Siempre lo había hecho, pero aún podía evitarlo
si escondía su rostro enrojecido y su mirada furiosa.
-Teniendo una rabieta- terminó ella, y en sus labios se formó una sonrisa
tan enigmática como la de una esfinge. -Hijo mío, ¿te puedo preguntar por qué
estas enojado? Supongo que tiene que ver con cierta jovencita que se aloja en
sobre la familia Caine. Es muy hermosa. Entiendo por qué estabas dispuesto a
-Es más que eso. Pensaba que estábamos reavivando la llama, pero me
acaba de decir que para ella es sólo algo pasajero, hasta que se vaya. ¡No soy un
juguete!
Su madre sacudió la cabeza. -Tal vez debas pararte a escuchar lo que te
estaba diciendo.
-Supuse que se quedaría más tiempo una vez acabara el trabajo, que quería
hacer algo más conmigo que tener unas cuantas citas.
juventud, pero no queremos que pienses que está bien tener una amante con la
que no tienes ninguna intención de casarte.
-¡De acuerdo!- gritó Cemal, tirando de su propio cabello tan fuerte que
pensó que iba a arrancárselo. Entre su madre y su amante, sentía que no había
forma de complacerlas. Una pensaba que no tenía ningún plan, y la otra que la
carrera... -No entiendo por qué Juliana no quiere quedarse. Formar parte de la
Su madre lanzó una risotada. -Ay, hijo, ¿eso es lo que crees que quieren
las mujeres?
compensarla.
-¿Encerrándola en una jaula de oro? No creo que le guste. Si fuera esa
nunca había querido estar con nadie a parte de Juliana, y estaba volviendo a
fracasar.
-¿De qué te ríes?
-No.
-Porque la vida es más que eso, aunque ya tengas contigo al amor que
deseas y necesitas. Yo tenía las organizaciones benéficas que fundé, que incluso
hoy en día siguen haciendo que Jordania y la Península Arábiga sean un lugar
mejor. Apenas entiendo de ordenadores, pero está claro que el trabajo de la Sra.
Caine le proporciona la misma satisfacción. No puedes alejarla de todo eso y
que se lo hagas pasar lo mejor que puedas mientras esté aquí. Pero empieza
disculpándote, y no la presiones más. Es lo que se merece. Y lo que decida
cuando termine, será elección suya. Si quieres tener algo con ella a largo plazo,
ese fue el verdadero regalo de tu padre. Era anticuado en muchos aspectos, eso
estaba acostumbrado a salirse con la suya. Ahora Juliana Caine había vuelto a su
vida y tenía todos los triunfos en la mano. Iba a tener que correr el riesgo de que
quisiera apostarlos por él.
¡Maldita sea!
qué haría si le rechazaba. Si fuera cualquier otra mujer, llamaría a otra o viajaría
-Lo sé, pero he llamado a la Sra. Grant y le he dicho que ha habido un par
de complicaciones y que has estado trabajando muchísimo con todo el calor. Le
he dicho que necesitaba unos días más, y ha estado de acuerdo. Parece que
Simco quiere asegurarse de que su cliente proporcione unos excelentes informes.
Juliana entrecerró los ojos. -No tienes derecho a interferir con mi trabajo.
que nunca había recibido mayor ayuda por parte de una compañía y que le voy a
hablar a todo Jeque y miembro de la realeza que conozco de esta tecnología y su
días.
-De acuerdo, pero me estaba ofreciendo a llevarte a un lugar muy especial.
Sólo por diversión. No te pediré que te quedes más tiempo ni que seas mi
Jequesa, pero tienes que prometerme que no me vas a apartar a un lado. Cuando
termines tu trabajo, te preguntaré otra vez qué quieres hacer, y estaré preparado
para tu respuesta.
-¿En serio? Hace un momento estabas dispuesto a envolverme en una
burbuja de plástico y encerrarme en una torre- comentó ella, con una sonrisa
-Ya lo verás.
Capítulo nueve
en el instituto y que la amaba ahora. Se había pasado años esperando contra toda
esperanza que regresara a él. Cada vez que decía que le importaba, se sentía
el secreto, la llevaba clara. Iba a guardarse los detalles. Bueno, a menos que
estuviera dispuesta a ofrecerle incentivos a cambio. -Aunque puedo darte una
pista.
suponía eran nuevas para Juliana. -Estaba pensando en algo más divertido.
Ella se sonrojó al darse cuenta del verdadero sentido de sus palabras. -¡No
podemos!
-Soy el dueño del avión.
encantaba aprovechar toda oportunidad para darle placer. Cemal sabía por qué.
Él sentía lo mismo por ella. Juntos, eran como un par de sustancias químicas
-Lo digo en serio. Puede que yo rompa todas las reglas, pero tú ni siquiera
lo intentas, Juliana. ¿No quieres volver a casa con algo interesante que contar?
¿No quieres ser un poquito mala?- Cemal se acercó a ella e, inclinándose, le
susurró al oído: -Eso parecía cuando te follé con la lengua en el callejón. Aquí
hay mucha más privacidad. Después de todo, gatita, ¿no quieres unirte al Club
de las Alturas?
Ella gimió, con un delicado sonido que hizo que su erección presionara
contra la tela de sus vaqueros. Loado sea Alá, ¿cómo podía tener ese efecto
sobre él? ¿Sólo con un gemido?
-Me encantaría- dijo, con voz ronca.
lavabo doble de mármol y una ducha con espacio para tres personas. Lo había
peligrosa en todo. Estaba claro que un bebé era lo último que Juliana quería, y
otro caftán, esta vez de color añil, que resaltaba sus ojos. Levantárselo por
encima de los muslos fue juego de niños, dejando al descubierto las suaves
ondulaciones de su pubis. Con una mano acarició y masajeó aquellos delicados
rizos, y su erección se endureció aún más al ver cómo Juliana gemía y echaba la
cabeza hacia atrás.
-Dios, sí.
-Así es- dijo él, tirando de la cinturilla de sus braguitas, complacido de que
Acceso. Me encanta.
-¡Me han costado dinero!- protestó ella, propinándole un manotazo en la
mano.
Cemal dejó que las bragas cayeran al suelo, y cambió la posición de sus
caderas de modo que la punta de su miembro pudiera trazar delicadas formas
ritmo delicado, con pequeñas embestidas que hacían que ella empujara sus
rápido, Cemal.
pasión que había estado reprimiendo durante quince largos y difíciles años.
con ambas manos. Ella le devolvió los embistes a la vez que su boca devoraba su
piel - primero el lóbulo y después los labios, seguidos del cuello. Mientras la
apuntalaba con sus movimientos, Juliana succionaba y mordisqueaba la delicada
piel de su cuello.
lengua y Cemal no pudo aguantar más. Arremetió con más profundidad y sintió
como si le hubiese caído un rayo encima, una enorme sensación abrasadora que
***
Juliana deslizó una mano sobre la escarpada superficie del muro de yeso.
Tenía lágrimas en los ojos. La sensación de estar allí era indescriptible. El hecho
le rozaran las piernas. Ahora entendía por qué se había puesto la túnica cuando
llegaron a su destino. El calor del desierto tunecino hizo que su único viaje a
Texas pareciese un día de enero en Massachusetts. Los vaqueros eran estupendos
avión. Rectificó. Los vaqueros eran estupendos para muchas cosas, pero no para
obtener fácil acceso. Pero las túnicas, como su propio caftán, eran ligeras y
sueltas ante el caluroso viento tunecino. Todo lo que impidiera que se desmayara
de calor, era bueno.
Cemal ladeó la cabeza. -He visto las películas... bueno, las originales. Oí
que las precuelas son horribles, y no me he molestado en verlas.
pero no había relacionado el viaje con la visita a las ruinas que Lucas y
compañía habían dejado atrás. Ya habían estado en partes de Mos Esba, viendo
las ruinas de las ciudades y los semi-espantapájaros de los trajes de Darth Vader
y Jawa. Era increíble estar allí, y un poco agridulce. Los cuarenta años de
la Primavera Árabe. Sin embargo, seguía allí, y se sentía más cerca que nunca de
Cemal rió. -He estado ocupado, pero me enteré de que estaba pasable.
-Está más que pasable. Es genial, aunque odie a Kylo Ren, pero pensé que
un toque de azafrán en él, pero ahora mezclado con sudor y el potente aroma de
su masculinidad. Dios, le deseaba otra vez. Aquel rato en el avión sólo había
saciado parcialmente su hambre.
Cemal la besó en los labios y rió de nuevo. -Respira un poco, antes de que
te ahogues de tanto hablar. Nunca he conocido a nadie que se emocione como tú.
-Yo creo que el entusiasmo siempre debe ser recompensado- respondió él.
-No creo que entendieras quién era yo.
-Eras el tío más genial de la clase, aunque nadie supiera que eras el
heredero de un imperio de más de mil millones de dólares. Yo quería ser como
tú. Nunca dejabas que nada te afectara. No importaba lo que dijeran los
encallecidos dedos. A diferencia del típico príncipe o rey - si es que existía tal
cosa - sabía que a Cemal nunca le había asustado ensuciarse las manos. En San
Paul, siempre estaba reparando su moto o fumando. Bajo su educado exterior,
Cemal escondía un mecánico rebelde - aquel chico duro que aún la hacía sentir
a ser el Jeque de Jordania. Sabías que siempre ibas a tener dinero, aunque no
tuvieras un trabajo de ensueño ni la carta de aceptación de la mejor universidad.
vida?
-Estás enamorada de tu profesión, no lo puedes negar.
Ella suspiró y entrelazo los dedos con los suyos. -Me encantan los
ordenadores. Me encanta programar, pero soy mucho más que eso; y creo que tú
Capítulo diez
Cemal iba a dictar una nueva ley cuando regresara a Jordania; una ley que
Star Wars, regresaron al hotel para disfrutar de una deliciosa cena de cinco
tenedores compuesta por cordero asado y pan de dátiles. Ahora le estaba dando
las modelos que había conocido en París o Milán. Juliana era una mujer de
verdad; y esa era su mayor fortaleza.
Cemal esperaba que no se diera cuenta. No en aquel momento. Muy pronto, sus
cuerpos se unirían inevitablemente. Pero antes, necesitaba entenderla. ¿Cómo iba
miraba a los ojos, todavía podía ver aquella dulce y tentadora inocencia que la
-No lo sabía.
Ella resopló, pero no se dio la vuelta para mirarle. -No hay un estado de
Facebook para eso. De todas las cosas que has podido averiguar sobre mí, estoy
de ella. Mi madre y Katherine son las guapas, y yo... la rolliza- dijo. -No solía
darle importancia, pero luego descubrí que Phillip no estaba tan enamorado de
mí como yo pensaba.
Cemal gruñó. Si alguna vez se encontraba con aquel fracasado, le daría su
daba cuenta Juliana de lo encantadora que era? ¿No veía a la mujer en que se
había convertido?
-Pensé que le importaba- añadió ella, con una voz tan débil que apenas la
podía oír.
Cemal sacudió la cabeza y deslizó las manos hasta sus caderas. Recorrió
con las palmas las curvas de su trasero, apretando los montículos de carne entre
sus dedos. -Así es como debe ser una mujer. Si no quería poseerte toda y
saborear tu néctar y regocijarse en tus curvas, él es el ingenuo. No tú.
tienes por qué escucharles. Trabajas para una excelente compañía de Silicon
Valley. Te enviaron a ayudar a la realeza porque la Sra. Grant confía en ti. Creo
durante años. Me encanta mi trabajo, pero pensé que a estas alturas ya habría
revolucionado las cosas con mis propias aplicaciones. No ha sido así, y no sé qué
hacer al respecto.
de sus senos y aquellos rosados pezones que se ponían duros delante de él. Se le
-Tal vez, pero, ¿no podríamos salir sin más durante una temporada? No
tenemos que apresurarnos.
-Lo intento, pero no tiene que gustarme. Es que... lo único que he querido
en todo este tiempo eras tú.
-¿Eh?
Juliana pareció relajarse un poco y se rió. -Creo que rey de lejana tierra
exótica suena bastante bien en el currículum.
años soñando contigo. Por lo tanto, sí, si te vas a sentir más cómoda yendo
Cemal. Ya fuera mi recuerdo, o ahora que volvemos a estar juntos, tienes que
derecho.
Su amada debía haberse puesto alguna loción corporal antes de retirarse a
dormir, porque su piel no sólo sabía a su propio sudor salado, sino que también
tenía gusto a miel - un sabor dulce y ligero que hizo que su miembro se pusiera
duro como el granito. De repente, fue demasiado y tuvo que deshacerse de sus
ropajes. Poniéndose en pie un momento, odiando el separarse de su amada
endureciéndose.
Ella sacudió la cabeza, haciendo que su largo cabello cayera sobre sus ojos
y rostro. Y frunció los labios en un mohín que lo volvió absolutamente loco. -No
creo.
-Bueno, tal vez pueda volver- bromeó él, gateando lentamente sobre la
suave y sedosa piel de sus muslos su erección. -¿Estás listo para mí?
-Estoy listo- respondió, levantando la cabeza para mirarla a los ojos. -
¿Estás lista para mí, gatita?
reflejaba su ansiedad. -Estoy lista para todo lo que me quieras dar, mi Jeque.
Cemal aceptó la invitación que le ofrecía. Uniendo sus cuerpos, colocó su
hacer estremecerse a una mujer tan hermosa, era casi un milagro. A pesar de
todas sus diferencias, sus altos y bajos, ninguno de los dos podía negar su mutua
placentero, pero ahora, sin barreras entre ambos, era puro éxtasis. El Jeque se
talones en su cuerpo.
Inclinándose, le besó el cuello, arañando su piel con frenesí. Su lengua
cuerpo, de que no hubiera nada entre los dos. Cemal continuó embistiendo,
espoleado por la voraz lengua de Juliana, hasta que ella también alcanzó el
orgasmo.
-Cemal…
-No tienes que decir nada, sé que aún no estás segura. No pasa nada. Es mi
deber hacer que lo estés. Sólo quiero que sepas que te amo, que amo todo de ti, y
Juliana se quedó callada tras aquella declaración, pero él hizo caso omiso
de aquel silencio ensordecedor. Tenía tiempo; la haría suya. Un Jeque nunca
Capítulo once
La inundaba la tristeza.
hecho antes. No. Debía ser inteligente e independiente. Si al cabo de un año todo
electrónico del trabajo. Pero la última vez, ésta había respondido exigiendo que
Juliana se conectara para hablar. Después de todo, Juliana no era demasiado
mayor como para no propinarle unos azotes si seguía haciendo caso omiso a su
intento de hacer una videollamada. Era más fácil tratar con Colette que continuar
enojándola, por lo que Juliana cedió a las demandas de su madre.
de su madre en la pantalla.
me ignores.
sentir como la joven insegura que había sido en el instituto. Tal vez seguía
había sido siempre. Cemal le había dicho que él veía mucho más en ella, pero le
resultaba difícil de creer. Nadie más lo había visto, y, por mucho que le
importara Cemal, le preocupaba su criterio.
-No te estaba ignorando, madre- se defendió. -Estaba... tenía que hacer las
días a Túnez.
Su madre sacudió la cabeza y dejó escapar un juramento que acabaría con
su fachada de tierna dama sureña en caso de que alguien lo escuchara. -¿Por qué
viajaste a otro país? Y encima en otro continente. ¿Tiene servidores secretos en
África? He oído que ocultar los sistemas electrónicos está de moda entre los
poderosos.
-No, madre. No le estaba ayudando con ningún escándalo- dijo Juliana,
intentando no poner los ojos en blanco. -La verdad es que estuvo muy bien. He
estado muy estresada por el trabajo, y él sabía que no me estaba resultando fácil.
Quería que me relajara.
exactamente- espetó Juliana. -El caso es que visitamos algunos decorados. Fue
muy divertido.
extranjero. Sabía que la amaba, y ella le tenía mucho afecto. Su madre tenía que
empezar a acostumbrarse a todo aquello; Juliana se había acobardado hasta
entonces.
-Lo es, pero no es cualquier cliente. Sé que es la coincidencia más grande
del mundo, pero ya conocía a Cemal Samara de antes. Sólo que entonces se
hacía llamar "Robbie" y estudiaba en St Paul...
-Entonces, ¿has vuelto con ese chico?- preguntó su madre con un chillido.
-Su verdadero nombre es Cemal, y es el Jeque. Jordania es el país más
años?
-Aún no hemos llegado a eso, madre- dijo Juliana apretando los dientes. -
No lo entiendes. Sólo estamos poniéndonos al día. Estamos saliendo, pero eso no
Ceminole...
-¡Cemal!
-El tipo de hombre que se folla a mi mejor amiga en mi cama. ¡En serio,
madre!
-El tipo de hombre al que se puede recibir en reuniones familiares con los
brazos abiertos. El tipo de hombre que no era un vándalo de joven ni una
-Pero...
-Quiere que vuelvas con él, querida, ¿no quieres que pasemos unas buenas
Navidades todos juntos? ¿En vez de Ramadins o lo que sea? Nunca se te ha dado
bien ayunar.
-Puede que Phillip haya escuchado esos versículos, pero estaba muy lejos
de cumplirlos, y...
Quería construir algo con Cemal, pero había amado a Phillip. Si cuando
Puede que sus padres la exiliaran aún más por salir con un "pagano".
precisamente esa la razón por la que estaban tomándoselo despacio? ¿No era la
razón por la que no se quedaba en Jordania? Tenía que averiguar qué hacer con
***
Sabía que podía haber sido más demostrativa con Cemal cuando la dejó en
el avión. Por un lado, pasarían al menos dos meses antes de que sintiera aquellos
labios en los suyos otra vez. Por otro, podría ser la última vez que estaba con él,
dependiendo de lo que Phillip tuviera que decir. Aún así, estuvo seca con él, y
Juliana lo sabía. Su cabeza daba vueltas con demasiadas cosas, se sentía atrapada
entre los deseos de su madre y los suyos propios, entre su antigua vida y una
profundo de su ser.
que tenía que hacer era ver a Phillip una vez más y resolver aquella persistente
duda.
Tal vez no era extraño que sintiera náuseas después de todo. Le sorprendía
Abrió la puerta antes de que volviera a golpearla. De pie, ante ella, estaba
Phillip. Había dejado de afeitarse, por lo que lucía una desaliñada barba rubia
que combinaba muy bien con sus ojos azules. Tenía buen aspecto, y Juliana tuvo
que admitir que le había extrañado, al menos de la forma en que le había echado
dijo que no tenías recepción en Jordania y que sólo recibías correos del trabajo.
Me alegro de que te convenciera para verme.
mueble con demasiado relleno. Ella hubiera preferido algo menos guarida
masculina. Juliana no se relajó tanto, se limitó a apoyarse en la mesa de la
cocina. Esperaba que Phillip captara la idea.
Estaba allí para escucharle; Phillip estaba muy lejos de tener la venia para
quedarse.
-A mi madre le caes bien. Por eso le emocionó que llamaras. Es sólo que...
por la ventana?
-Me parece que fuiste tú el que lo tiró todo por la ventana cuando te liaste
con Candy. Juliana suspiró. -Sólo porque mi madre haya estado poniendo velas y
sido más accesible, estar más conmigo, pero yo tenía que haberte dicho lo que
necesitaba de ti. Y no esperar que me leyeras la mente. Esto... ¿lo intentamos de
casamos en junio, como deberíamos haber hecho hace tiempo. ¿Te imaginas lo
-Eh... no, es cierto- farfulló Juliana, sintiendo que todo iba demasiado
rápido.
-Sé que tengo mucho por hacer, pero estoy dispuesto a hacerlo. Creo que
hasta que sientas que vuelvo a tener tu confianza. Este apartamento tiene
tiene un respetable puesto de trabajo en América. Soy el que hará felices a tus
parientes el Día de Acción de Gracias, y el que conoce unos cuantos hechos
sobre los partidos de fútbol que se van a jugar. ¿Quieres ser toda tu vida la mujer
que no encaja?
Si no se hubiese sentido tan mal, habría tomado un sorbo de vino blanco para
poder enfrentarse a todo aquel lío. El aroma desencadenó un recuerdo. Deseó
encontrarse en brazos de Cemal, disfrutando de nuevo de aquella dulce fragancia
de azafrán.
Capítulo doce
perfecta con Cemal, con la que seguía soñando a menudo, era la culpable. No
podía ser de Phillip. No sabía qué había ocurrido durante las dos semanas que
habían estado separados, pero, por lo visto, Phillip se había dado cuenta de cómo
iba a ser su vida sin ella y se había asustado. Tal vez los fantasmas de las
habitación de invitados.
El padre tenía que ser Cemal.
llamado unas cuantas veces, hasta que ella le pidió que cesara. Era irónico.
había ganado más de seis kilos. De momento, Phillip no lo había notado porque
siempre llevaba ropa holgada cuando estaba con él. En el trabajo, vestía
chaquetas de una talla más grande y, con su madre, gracias a Dios, sólo hablaba
por Skype o teléfono. El bebé aún no le aplastaba los riñones cuando se tumbaba
las 3 de la mañana.
Y en Jordania es casi mediodía.
vientre, decirle que su amor había producido un niño que cada día era más
fuerte. Pero le faltaban las palabras. Después de todo, al otro lado del pasillo
estaba el hombre con el que se iba a casar, al que su familia aceptaba. La persona
sueño inquieto.
***
-Caine, tenemos que hablar- dijo Karen Grant haciendo gestos a Juliana
para que dejara su escritorio y entrara en su oficina. -Ahora.
Simco Systems. Cemal había escrito una brillante reseña y su reputación como
experta en sistemas de tecnología inteligente para el hogar se estaba extendiendo
por toda la empresa. Lo estaba haciendo tan bien como la persona a la que
una de las sillas enfrente del escritorio de la Sra. Grant, Juliana intentó sonreír lo
-¿No?
La Sra. Grant rió.
-Tengo dos hijos, y mi hermana pequeña está embarazada de seis meses.
-¿Me va a despedir?
-No. Debería sermonearte sobre conducta indebida, pero nos estábamos
salvado el cuello.
-Oh.
-¿En serio?
capaz de expresarse claramente ante los inversores, que puede traducir el habla
América, ¿verdad?
La Sra. Grant guardó silencio durante un buen rato y miró por la ventana,
concentrándose en algo que sólo ella parecía ver. -Es una vida buena, así que no
saques el violín, pero es solitaria. A veces, tienes que hacer lo que es mejor para
ti, no sólo lo que es práctico. Perdóname por ponerme en plan Walt Disney, pero
a veces tienes que hacer caso a tu corazón antes de que despiertes y te des cuenta
de que ya no funciona.
Yo tampoco.
***
-Tenemos que hablar- dijo Juliana, con un tono de voz alto durante la
cena.
Phillip había intentado mejorar las cosas desde que ella regresó a casa.
Seguía bebiendo más que antes de que descubriera su aventura con Candy. Aquel
día parecía haber estado disfrutando más de la cuenta del vino mientras
preparaba la ternera. No estaba segura del por qué, pero era una de las muchas
cosas que la molestaban del desastre en que se había convertido su vida desde
holgado suéter. Y levantó el bajo de la camiseta para que Phillip pudiera ver su
abultado abdomen.
diciendo ahora.
-¿Vas a volver con él?- quiso saber, levantándose, y Juliana notó cómo se
tambaleaba.
lo que mi familia piense. Estoy harta de ser una desgraciada porque "no está
bien" o "es lo que mis padres quieren". Quiero hacer lo que me haga feliz.
-¿Y un tipo que monta camellos en mitad de la nada te hace feliz?-
de entrada. Tenía que salir de allí. Dándose la vuelta, echó a correr, pero Phillip
era mucho más alto que ella. Estaba justo detrás. Puso ambas manos en la puerta
Capítulo trece
realmente amaba estaba a un océano de distancia. Aún así, recordó las palabras
sea. Por Alá, aquello era una señal de que tenía que ir a por ella.
-Sí, era su número. No dijo nada, pero eran las tres de la mañana. Sé que
me echa de menos.
mi Jequesa- dijo, haciendo una reverencia. -Te deseo suerte, Cemal. El palacio
-Madre, ¿tienes algo más que decirme antes de que me suba al avión?
Su madre suspiró y se puso en pie, rodeó la mesa y colocó una mano sobre
-Tengo que irme. No tengo intenciones de pasar una noche más sin Juliana.
-Muy bien, pero antes de irte, permíteme que te dé algo para ella, un
detalle de parte de todos, ya que hemos esperado tanto para tenerla de vuelta.
***
trasladado a una ciudad a cuarenta y cinco minutos de Palo Alto, donde los
alquileres eran más baratos. ¿Para qué necesitaba un nuevo lugar? Quizás un
piso más grande, pero, ¿significaba aquello que había alguien más en su vida?
oyó otro fuerte alboroto, y Juliana gritó desde dentro. Con la adrenalina fluyendo
por todo su cuerpo, Cemal volvió a ser el temerario joven del pasado, aquel
chico malo de más de una década atrás. No le fue difícil tirar la puerta abajo.
asestarle un golpe.
Fue toda la motivación que necesitaba. Cemal salió disparado y se lanzó
gratificante crujir de los huesos de la cara del joven. Unos cuantos golpes más
por si acaso, aunque uno de los ojos de su víctima ya empezaba a inflamarse, y
Cemal se puso en pie. Aquella escoria no iría a ninguna parte por el momento.
Tenía que comprobar que Juliana estaba bien, y después iba a llamar a la policía
y a la ambulancia.
¿Era suyo?
Loado sea Alá, ¿qué importaba aquello ahora? Lo único que importaba era
-Shh- repitió él. -Gatita- dijo Cemal, sacando el móvil del bolsillo. -Lo
único que tienes que hacer es ponerte mejor, y los paramédicos van a ayudarte a
hacerlo.
***
Juliana se sentía aliviada y asustada. Aliviada, no sólo porque el ojo
morado que tenía se curaría, también porque su bebé estaba bien. Y porque había
dejado a Phillip y su relación tóxica detrás de ella. Y porque Cemal había vuelto
a su vida. Pero aún sentía el miedo en los huesos. La había visto, y lo avanzado
de su embarazo. ¿Pensaría que el niño era de Phillip?
No lo sabía. Era como si sus emociones fueran una montaña rusa dando
compañeros de trabajo habían ido a verla, pero la persona que más quería ver no
había aparecido aún, y bien podría ser porque le había mentido.
Juliana sonrió a pesar de sus miedos. Cemal tenía el mismo aspecto regio
-Quiero tener buen aspecto. Por ayudarte a ti y al bebé, voy a hacer una
donación para que abran una nueva ala. Estaba firmando el papeleo antes de
venir a verte, y pensé que me vendría bien el look de hombre de negocios.
-Y así es.
manos entre las suyas. Eran tan grandes que ocultaban la de Juliana por
completo. -Mereces ser una reina. Aquel desgraciado no lo sabía.
-Es mi ex prometido.
-No, deja que California se ocupe de él- dijo ella, aunque la oferta de
Phillip en permanente exilio en mitad del desierto era muy tentadora. -Además,
había intentado ser feliz con un cretino como Phillip cuando tenía tan cerca al
hombre que siempre había amado. Ya no importaba lo que su madre quería. Era
su vida, ¡maldita sea!
-No importa que volvieras con Phillip. No entiendo por qué, pero te amo,
y criaré al bebé como si fuera mío.
falta ser miserable para darme cuenta de que son unas personas crueles e
insignificantes, y no quiero tener nada que ver con ellos. Si me repudian por
-No te merecen.
cómo había sido capaz de negarle a su hijo, lo egoísta y lo débil que era. Cosas
-Sí.
-¿Tú hijo?
Ella le acarició el hombro. -Nuestro hijo. Huí de ti y después te eché de
labio inferior. -Ya no nos vamos a perder nada- continuó Cemal, abriendo la caja.
Juliana se quedó boquiabierta al ver el enorme diamante engastado en una
filigrana de platino. -Es de mi madre. Quiere que lo tengas tú. Tanto ella como
-Yo…
-Entonces, ¿qué me contestas? ¿Quieres ser mi esposa, gatita? ¿Me harás
-Estupendo- dijo ella, con lágrimas cayendo por sus mejillas. -Porque
FIN