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El C Digo de La Manifestaci N
El C Digo de La Manifestaci N
EL CÓDIGO DE LA MANIFESTACIÓN
Los 12 poderes
para hacer realidad tus deseos
Si este libro le ha interesado y desea que le mantengamos informado de
nuestras publicaciones, escríbanos indicándonos qué temas son de su interés
(Astrología, Autoayuda, Ciencias Ocultas, Artes Marciales, Naturismo,
Espiritualidad, Tradición...) y gustosamente le complaceremos.
Portadilla
Créditos
Neville Goddard, a pesar de que fue uno de los autores más influyentes del
movimiento del «Nuevo Pensamiento» americano, es un genio olvidado de la
metafísica americana. Después de leer su obra me cuesta creer que su nombre
sea desconocido, no ya para la persona promedio de cualquier país, sino
incluso por los estudiosos de las ciencias del éxito. Tal vez éste sea tu caso,
pero no te preocupes, después de esta lectura, serás un experto en sus
enseñanzas.
Neville escribió su obra a mediados del siglo pasado, pero no te
confundas, sus verdades son intemporales y perfectamente aplicables hoy, de
hecho, es algo que creo que el mundo actual necesita desesperadamente.
Muchas veces salimos a la búsqueda de la última idea, el nuevo gurú, la
nueva moda… y olvidamos el valor de la sabiduría antigua y perenne. Lo que
el ser humano ya ha descubierto pero necesita redescubrir una y otra vez para
no volver a caer en el sueño de la ignorancia.
En este sentido, los secretos revelados en este libro son secretos perdidos.
No porque no sean accesibles a cualquiera, sino porque están olvidados por
todos. Quién sabe si porque son tan accesibles y disponibles son tan
ignorados. O tal vez es su sencillez lo que parece quitarle valor.
Descubrí a Neville Goddard a través del autor Dr. Wyne Dyer, quien le
menciona en algunas de sus obras como mentor y fuente de inspiración. Pasé
dos años leyendo a Neville Goddard, y dejando que sus reveladoras ideas
sobre la ciencia de la manifestación me acompañaran; y lo más importante,
aplicando estos principios intemporales en todos los aspectos de mi vida.
Poco a poco su influencia fue empapando mi vida personal. Y llegaron los
cambios. Pero no te confundas, no hablo sólo de resultados palpables y
hechos objetivos, sino de una claridad ante el modo en que opera la vida que
consiguió, por ejemplo, que las palabras como: autoestima, duda, lucha,
crisis, escasez, esfuerzo, miedo, incertidumbre, soledad… desaparecieran de
mi vocabulario. Ahora son conceptos sin ningún sentido para mí. Creo que
Neville ha convertido lo que era una creciente prosperidad en abundancia
ilimitada, y mi crecimiento personal en plenitud espiritual. Ocurrió que entré
en un estado de claridad notable. Y ese estado de gracia se extendió al mundo
creando una buena influencia para todos.
Estudié sus libros y conferencias, y descubrí un conjunto de leyes que voy
a condensar y revelarte en estas páginas.
Como quería conocer sus enseñanzas, me leí una y otra vez sus diez libros,
su obra completa. A veces en español, otras en inglés, la lengua original en la
que fue escrita. Y cada vez descubría una nueva revelación que me había
pasado desapercibida en mis anteriores lecturas. Éste es uno de los signos
distintivos de los grandes autores: siempre te muestran algo nuevo en cada
revisión de su material, y esto es porque sus textos destilan justo el
conocimiento que estás dispuesto a absorber en cada lectura, pero no más.
Y lo que encontré me cambió la vida para siempre. Sigue leyendo y sabrás
por qué; va a ocurrir lo mismo contigo, ya lo verás. Los «12 Poderes» del
«Código de la Manifestación» explican e ilustran las enseñanzas de Neville
Goddard (Neville a partir de ahora) en un lenguaje sencillo y práctico. Mi
objetivo es que en unas horas de lectura puedas compartir la visión de este
genio olvidado de la metafísica americana.
Investigué sobre su persona. Y esto es lo que hallé:
Neville vivió desde 1905 hasta 1972. Nació en Barbados, Antillas
Británicas, en 1905, en una de las más prominentes familias de las islas. En
1922 viajó a Estados Unidos a estudiar teatro cuando contaba con 17 años.
Pero desistió pronto coincidiendo con su encuentro con un maestro de la
Cábala.
En 1932 se dedicó de lleno a sus estudios de misticismo y empezó su
carrera como conferenciante en Nueva York. Estudió materias espirituales
durante toda su vida y fue reconocido como un místico. Como he dicho,
conoció pronto la Cábala hebrea y el cristianismo místico. Tenía una gran
habilidad en aclarar el significado oculto de la Biblia en las metáforas que
utiliza, para llevar su contenido al terreno místico.
Fue uno de los profesores más influyentes en el campo del «Nuevo
Pensamiento» americano (New Thought). Este movimiento de místicos del
siglo XIX y XX se distinguió por dos señas de identidad básicas. La primera
premisa: entre el ser humano y la Divinidad no hay intermediarios, pues son
lo mismo y es precisa una experiencia de conexión directa con la fuente. Y la
segunda premisa, el poder del pensamiento (imaginación combinada con
emoción) manifiesta la realidad.
Neville, cronológicamente, es cien años anterior al moderno movimiento
New Age que adopta sus principios y los reelabora. Fue un precursor de lo
que hoy se conoce como La Ley de la Atracción (explicada en The Secret, El
Secreto). Aunque en mi opinión fue un paso más allá y su profundidad es
mucho mayor. Siempre destacó la importancia del poder de la imaginación
que igualó a una cualidad divina. También explicó el significado metafórico
de la Biblia, la cual consideraba un drama psicológico. Para él la meta final
del ser humano es la unión consciente con lo divino y despertar la
consciencia de Cristo en nosotros.
Usó el poder de la imaginación para cambiar las circunstancias de su
propia vida y relató sus experiencias personales en sus conferencias. Por
ejemplo, en una de ellas, explicó cómo con el uso del poder de la
imaginación, consiguió ser despedido, con honores, del servicio militar y así
pudo continuar con sus conferencias durante la Segunda Guerra Mundial.
También, cómo en cierta ocasión, usando el poder imaginativo, pudo
conseguir pasajes de un viaje por mar, durante la era de la depresión, desde
Nueva York a Barbados, y poder visitar a su familia.
Tras viajar por todo el país, estableció su casa en Los Ángeles donde, a
finales de los años cincuenta, impartió charlas en televisión y radio, además
de conferencias a grandes audiencias en el Teatro Wilshire Ebell durante la
década de los sesenta. Neville daba sus conferencias sin usar notas y las
terminaba con turnos de preguntas y respuestas con el público. Una vez,
cuando le preguntaron si él grababa sus conferencias, contestó: «Yo no he
grabado nada, algunos graban en mis conferencias para su uso propio, eso
está perfectamente bien, pero yo no tengo grabaciones». Gracias a su
generosidad, hoy disponemos de esas conferencias que grabaron sus
estudiantes en Los Ángeles y San Francisco. Y también se imprimieron sus
diez libros en inglés, alguno editado en castellano.
Neville murió el 1 de octubre de 1972, en Los Ángeles. Por suerte, su
mensaje continúa para las personas que quieran acercarse a su obra. Éstos son
sus diez libros:
1. El poder de la conciencia
2. La fe es tu fortuna
3. La ley y la promesa
4. Imaginación despierta
5. Plegaria, El arte de creer
6. Fuera de este mundo
7. Tiempo de siembra y cosecha
8. Sentir es el secreto
9. Libertad para todos
10. A tu servicio
En mi opinión su libro más logrado es El poder de la conciencia. Si sólo
vas a leerte un libro de Neville, que sea éste aunque no está editado en
castellano. Además nos dejó una gran cantidad de conferencias transcritas,
algunas grabadas por sus oyentes. El único que he encontrado editado en
castellano es La fe es tu fortuna por Ediciones Obelisco. Lee sus libros, no
una vez, sino varias, pues merecen el esfuerzo de su estudio para conseguir
una vida más lograda. Y, aunque su estilo es el de un autor del siglo pasado,
estudioso de la Biblia, su tono literario es el propio de los años cincuenta,
resulta cercano y sencillo.
La reordenación (El Código de la Manifestación) de sus enseñanzas (los
12 Poderes) sólo es atribuible a mí y pido disculpas si no he sido del todo
riguroso al comprender y reelaborar sus enseñanzas, pero al ser yo mismo un
autor de desarrollo personal, me resulta imposible prescindir de otras fuentes
de influencia que he recibido a lo largo de mi vida.
Éste no es un libro sobre la vida y obra de Neville, sino basado en los
principios que rigen su obra, y explicados de la mejor manera que sé para que
puedas usarlos y cambiar tu vida. Veámoslo.
Capítulo 1
La única realidad
En este libro me referiré a la realidad (invisible) como causa y al mundo
(visible) como un efecto. Primero es la causa y después viene el efecto. De la
misma manera que está escrito en la Biblia: «Y Dios llama a las cosas que no
existen, como si existieran». (Romanos 4:17). Vivimos en un mundo
fenoménico donde no se halla ni una sola causa de lo que sucede en él. Si esta
revelación no lo cambia todo, es que debes volver a leerla para comprenderla
bien.
Un físico cuántico lo diferencia así: orden implicado y orden explicado. El
orden explicado es lo que vemos, es lo que tocamos, es lo que sentimos y
percibimos… lo que llamamos mundo. Sin embargo, el orden implicado es el
que está realmente creando ese orden explicado, lo que llamaré realidad. Así
que todo lo que está ocurriendo ahora mismo, y perciben nuestros sentidos, se
está gestando en el orden implicado. De ahí que la realidad no visible sea más
verdad que el mundo de las cosas.
La consciencia del Yo Soy es la única realidad. ¿El resto?, una ficción
proyectada por la conciencia.
«Aquello que no afirmes como
cierto de ti mismo nunca podrá
ser realizado por ti, porque esa
sola actitud es la condición necesaria
por la cual realizarás tu meta».
Neville
Para ilustrar el concepto de la única realidad permíteme hacer un símil con
un iceberg. Ya sabes que sólo flota una novena parte del iceberg, el resto está
por debajo del agua y no es visible pero sí imprescindible para que el iceberg
flote. Como no se ve, parece que no existe, pero sí está. De hecho, el iceberg
flota porque lo no visible sostiene a lo visible. Generalizando, en el mundo de
las cosas sólo vemos una proyección de lo que es y todo lo que percibimos se
sostiene en el campo no visible de todas las posibilidades. El mundo que ves
es un sinfín de estados de conciencia materializados. Individual y
colectivamente.
La única realidad es la causa de todas las causas, donde todo fenómeno del
mundo puede ser explicado. La consciencia es la única realidad y la
manifestación es el efecto: en este libro vas a aprender a crear nuevas
realidades desde el Ser que eres, que es la única realidad, y tu conexión con la
Divinidad.
La consciencia utiliza una herramienta creativa: la conciencia, allí donde
ponemos conciencia de ser, la consciencia manifiesta una nueva realidad. En
el mundo de las cosas sólo hay estados de conciencia materializados. Irás
entendiendo este mecanismo causa-efecto a través de esta lectura. El
autoconcepto que una persona tiene de sí misma coincide siempre con la
apariencia de su mundo. De hecho, hemos creado el universo físico para
reflejar en él lo que somos –o mejor, tenemos conciencia de ser.
Hemos de tener en cuenta que la vida es un latido, que nos hace pasar de
lo real a lo irreal, del espíritu a la materia. Estamos saliendo y entrando
continuamente de la realidad. Y es un latido tan rápido y sutil que escapa a la
percepción y asimismo crea sentido de continuidad. ¿Y por qué haríamos
semejante cosa? Ese ir y venir a un lado y al otro es lo que llamamos
creación.
Real Irreal
Espíritu Mundo
Consciencia Conciencia
Eterno Tiempo
Infinito Espacio
Yo Soy Ego
Conocimiento Percepción
Inmutable Cambiante
Amor Temor
Lo que llamamos Dios no creó este mundo (el cual es una ilusión irreal y,
dicho sea de paso, un auténtico manicomio), «nosotros» (la conciencia
separada) lo hicimos. ¿Cómo puedo afirmarlo? Porque es un sueño de
separación, y la separación no es real. No existe fuera de la mente que
proyecta esa ilusión. Y el mundo tiene una función: actuar a modo de espejo
para señalar «el camino de vuelta a casa» (en algún momento, el mundo te
resultará increíble y te hará despertar).
«Un momento, Raimon, no puedes dejarme así, no cambies de tema
ahora… Entonces si el mundo es separación y la separación no es real…
¿este mundo no es real?», pensarás.
Así es, se trata de un malentendido inocente en la consciencia. Sólo es una
idea loca que ya se aclaró.
El poder de la conciencia
Tu mundo es tu conciencia
Ya conoces el principio hermético: «Como es adentro es afuera. Como es
arriba es abajo». Pero ¿cómo se aplica? Imagina que tu conciencia (creencias,
emociones, comportamientos, conciencia) se refleja en el mundo de las cosas,
entonces, como es adentro de ti es afuera de ti.
Pasar del paradigma «de afuera adentro» al paradigma «de dentro afuera»
revoluciona completamente la vida de una persona, y creo que es un ascenso
significativo en el nivel de conciencia. Y cuando se afirma que: «Como es
arriba es abajo», simplemente quiere darse a entender que el cielo (el espíritu)
se densifica en la tierra (la materia), pues todo lo que percibimos en nuestro
mundo material procede del ámbito espiritual no visible.
La sustancia de todas las cosas del mundo es la conciencia.
La mente separada ha creado el mundo para poder reflejar en él nuestro
nivel de conciencia y así guiarnos, a través de las experiencias, hacia la
consciencia. La única función del mundo es hacer de espejo, una pantalla
donde proyectar el gran show que hemos creado. Ésa es su función,
revelarnos nuestro nivel de autorreconocimiento. Y sin embargo, al
desvincular las causas con los efectos, pensamos que el mundo opera por su
cuenta y que lo que allí ocurre no tiene que ver con quien lo observa.
¡Piénsalo!
«Elevarte desde un nivel de conciencia
a otro es la única ascensión
que experimentarás jamás.
El poder de ascender está dentro de ti».
Neville
Las circunstancias externas siempre cuadran con el estado mental. O dicho
con las sabias palabras de Neville: «El mundo del hombre, en todos sus
detalles, es su conciencia expresada. Su entorno, y todo lo que contiene,
refleja lo que eres en conciencia».
¿Por qué es tan bajo el nivel promedio de logro? Porque cuando deseamos
una mejora en nuestra vida invariablemente tratamos de conseguirla por
nuestra cuenta (desde el ego). Pero tenemos otra opción: desde la consciencia
o Ser real, lo cual consiste en dejar que el cambio se haga a través de uno.
El cambio tiene muy mala aceptación. A estas alturas, ya sabes que todo el
mundo quiere cambiar de vida pero casi nadie desea cambiar él mismo.
Prefieren esperar que los demás, o el mundo, cambien. Además, sienten que
deben luchar, competir, esforzarse… ¿Entiendes por qué todo les cuesta
tanto?
Hay una gran diferencia entre manifestar:
• Por uno mismo, implica luchar con recursos limitados.
• Desde uno, implica permitir que algo más poderoso opere a través de
nosotros.
La primera posición revela la necesidad de control, algo a lo que el ego
está acostumbrado y no va a negociar. La segunda posición es la renuncia al
control, y pasar a entregar al Espíritu. Es rendición, para ganar. Es
abandonarse al proceso, para culminarlo. Es entregar, para recibir. Es el
estado de gracia.
Imagina poder contar con un socio todopoderoso, ilimitado, creativo…
Pues bien, hay buenas noticias, ya cuentas con él. Forma parte de tu
naturaleza esencial y está esperando que le permitas trabajar para ti. ¿Quién
querría renunciar a tener a la Divinidad de su lado? Cuando sabes quién anda
a tu lado, ya no hay nada que temer. La vida adquiere significado.
Éste es un libro para los que han tratado de cambiar el mundo inútilmente,
y luchan con sus circunstancias presentes. Para ellos escribo que el mundo no
es nada en lo que afanarse. A ellos les digo que es mejor que trabajen en sí
mismos; de hecho, ni siquiera tienen que cambiar; hablando con rigor:
bastará con que dejen de interferir, que revelen su auténtica identidad. Más
que hacer algo, deben dejar de hacer. Hacerse a un lado, dejar de estorbarse.
Y entonces se producirán grandes cambios, pero no porque el mundo haya
cambiado, sino porque se recupera un punto de poder personal en donde los
deseos, créeme, están concedidos de antemano.
Tu mundo es tu conciencia reflejada.
Para cambiar tu mundo has de dejar de poner la atención en los aspectos
materiales de tu vida. Y centrarte en el «software mental» que te condiciona.
Por ello, no tiene sentido tratar de cambiar un espejo (el mundo), pues está
ahí para mostrarte lo que debes cambiar en ti, no en él. El mundo cumple a la
perfección su única función: reflejar el nivel de conciencia de quien lo
observa.
Como dice Neville: «No hay ningún problema que no pueda ser resuelto
con un cambio de conciencia». Ninguno.
Pon tu atención en un cambio de conciencia y no en un cambio de tus
circunstancias. Pon atención en lo que es real, porque el mundo no lo es. Si
esta afirmación te inquieta es que aún abrazas el paradigma del materialismo
con más amor con el que abrazas el paradigma espiritual.
«Es imposible para ti ver otra cosa
que los contenidos de tu conciencia».
Neville
No ocurre lo que quieres, ocurre lo que eres. Neville es claro y directo en
este pasaje de uno de sus libros: «Todas las cosas gravitan hacia la
consciencia con la que están en armonía. Asimismo, las cosas se separan de
la consciencia con la que no armonizan. Reparte la riqueza del mundo de
forma equitativa entre todas las personas y, al poco tiempo, esa división
equitativa estará tan desproporcionada como originalmente. La riqueza
encontrará la manera de regresar a los bolsillos de aquellos a los que les fue
quitada. En lugar de unirte al coro de los “no tengo”, que insisten en destruir
a los que sí tienen, reconoce esta ley inmutable de expresión. Defínete
conscientemente como aquello que deseas».
No son las cosas que tienes o no tienes, es la conciencia que tienes o no
tienes.
Suscribo su reflexión, y aunque no es políticamente correcta, de nada
servirá engañarse alimentando el «pobre de mí». Mientras la humanidad no
afronte «la causa de todas las causas», el mundo seguirá reproduciendo los
mismos efectos una y otra vez. Recuerda que vives en un mundo fenoménico
en donde no hay nada que arreglar porque es sólo una proyección del nivel de
conciencia promedio. En el reflejo no hay error, lo físico siempre sigue a la
conciencia.
Cada uno vive su mundo de ilusión, y esos muchos mundos están todos
muy próximos. Son como páginas de un libro, la página que está al lado de la
tuya es una persona con unos paradigmas muy parecidos a los tuyos, pero las
páginas de un extremo del libro son de personas que viven con paradigmas
totalmente diferentes a los tuyos; y por tanto, están alejados en el libro. Ésta
es una metáfora que explica por qué en una sociedad en crisis financiera hay
gente a la que le va muy bien y hay gente a la que le va muy mal. ¿Cómo
puede ser, si es la misma ciudad, las mismas leyes, la misma economía, la
misma cultura…? Todo eso es el mundo (efectos), pero en la realidad
(causas) las personas que viven en «dimensiones mentales» diferentes
manifiestan vidas diferentes.
¿Tanto cuesta entenderlo?
El decreto interno
El ser humano posee dos rasgos diferenciales: la mente y el habla. De la
mente, el recurso más potente es la imaginación; y del habla, el decreto.
Combinados ambos recursos, pueden manifestar cualquier cosa. Así explicó
Neville la alianza de imaginación y palabras: «Cuando la imaginación
coincide con tu discurso interno sobre el deseo cumplido, habrá luego un
camino directo en ti, desde adentro hacia afuera, y lo de afuera reflejará
instantáneamente lo que hay dentro de ti, y tú sabrás que la realidad sólo se
realiza con la conversación interna». Y también: «Todo depende de tu
concepto de ti mismo. Aquello que no clamas como verdadero de ti mismo
no puede realizarse por ti». En este capítulo conocerás el Poder del Decreto, y
más adelante te revelaré el Poder de la Imaginación.
Antes de seguir, una consideración. Un decreto es más que una
afirmación, pues en el decreto no hay duda, hay asunción de lo decretado. Un
decreto se verbaliza en palabras que contienen un sentimiento adherido.
Repetir palabras sin fe, sin sentimiento, es una pérdida de tiempo. Y aunque
puede tener algún efecto positivo en el inconsciente, no deja de ser una forma
de autosugestión pero no de identificación. Una cosa es lo que crees y otra lo
que eres.
En los escritos herméticos leemos: «Para cambiar tu vida, debes cambiar
tu «conversación interna», ya que la vida es la unión del Verbo y la Mente»
(Hermes). Y está escrito: «En el principio era el Verbo» (Juan 1:1). También:
«Recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar
vuestras almas» (Santiago 1:21). Y: «Él llama a las cosas que no existen
como si existieran» (Romanos 4:17). Las palabras son un símbolo al que
entregamos poder. La Ley de la Palabra establece que la palabra se hace
carne, y que los hechos provienen de su sonido original. Para que esto tenga
sentido para ti, piensa que la palabra es vibración, y el mundo es vibratorio,
todo se relaciona con todo por medio de la vibración que es a nivel esencial.
Lo que te cuentas, aun en el silencio de la mente, cuenta. Y crea resultados
en la forma. Siempre.
«Afirma subjetivamente como
verdad aquello que deseas que
sea verdad. Esto despierta en ti el
tono del estado afirmado, el cual
a su vez se realiza a sí mismo en ti».
Neville
Mi propuesta es: cambia tus palabras, cambia tu vocabulario, y tu vida
cambiará en consonancia. Haz ese cambio no sólo en tus conversaciones
públicas; sino también, y más importante, en tu diálogo interno. Es ahí donde
se producen más conversaciones: con uno mismo. ¡Eres la persona con quien
más hablarás en tu vida! Pon especial atención a lo que te cuentas, en el
silencio de tu mente, porque la Ley de la Palabra es implacable: lo que dices
crea forma.
Deja de usar ciertos vocablos negativos y notarás grandes cambios en tu
experiencia. Introduce palabras positivas que antes no usabas y empezarán a
pasar cosas que antes no te pasaban.
El mundo objetivo refleja las afirmaciones de la mente subjetiva.
Tal es el poder de la palabra, ya sea subvocalizada, vocalizada o escrita,
que se resume en la «Ley de la Palabra»: lo que dices es recogido por el
Espíritu y crea forma en el mundo de las cosas.
Leemos: «Así, la palabra que salga de mi boca no regresará a mí vacía,
sino que realizará lo que yo deseo, y llevará a cabo aquello que la envié a
hacer» (Isaías 55:11). Así se refieren las Escrituras al poder del decreto. Pero
quiero matizar esta metáfora bíblica pues no se trata de apenas una
manifestación hablada. El decreto es interior y nunca consiste en nada más
que palabras vacías de emoción y convicción. Se decreta en la consciencia,
porque es ella la que tiene el poder de crear a través de la conciencia.
El decreto es interno, no externo: no necesita ser pronunciado por la voz.
No es una afirmación vocalizada o escrita nada más, es la sensación de
identificarse con lo decretado. Así, una persona puede estar afirmando su
deseo de prosperar en su interior, y a la vez, identificarse con la carencia o la
ausencia. La contradicción obstaculiza el progreso de un deseo. La carencia
no es el problema, el error a corregir es deshacer la separación de la Fuente lo
cual nos priva de todo.
En las Escrituras se establece que: «No puedes servir a dos amos», lo que
debe interpretarse como la imposibilidad de manifestar un deseo desde la
incoherencia de: desearlo y, a la vez, temer y dudar. El deseo y la duda se
anulan. Avanzar y retroceder no conduce a ninguna parte.
¿Cuál sería el decreto raíz?
El decreto primero, tal como aparece en las Escrituras, es «Yo Soy». (Si
prefieres una palabra sánscrita –que significa exactamente lo mismo– usa «So
Hum», que es un conocido mantra). El decreto más poderoso es: «Yo Soy».
Está por todas partes en el Nuevo Testamento: «Yo Soy el pastor, Yo Soy la
puerta; Yo Soy la resurrección y la vida; Yo Soy el camino; Yo Soy el alfa y
la omega; Yo Soy el principio y el fin». Y en lo que se refiere a la
manifestación de los deseos, la «yosoidad» es el origen de lo que creamos en
el mundo.
He escrito este libro para que seas hábil en decretar una cosa y que ocurra.
Es tu habilidad natural a la que no debes renunciar. «Yo Soy» es la Ley de la
Conciencia en dos palabras. Recuerda, el decreto «causa de todas las causas»
es: «Yo Soy». Lo ampliaré en el próximo capítulo.
Revelaciones estrafalarias
Tengo una larga lista de revelaciones muy provocativas que suponen un
cambio de paradigmas radical. Si vas a seguir leyendo, te advierto que tu idea
del mundo y la vida podrían dar un giro de 180 grados y no ser nunca más las
de antes. Estás avisado. Ahí van, éstas son algunas:
• No hay ni bueno ni malo.
• No hay deseos incumplidos, sólo deseos cumplidos.
• No hay un yo que pueda mejorar o empeorar, sólo existe el Ser impersonal.
• No hay un mundo material, sólo realidad.
• La materia es ficticia, todo es espíritu.
• El mundo es intangible e insustancial.
• El mundo está terminado, ya se acabó.
• El mundo está en ti, no tú en el mundo.
• El tiempo y el espacio son herramientas innecesarias al final del
aprendizaje.
• Yo no pienso, soy pensado. Tú eres pensado por tus creencias. Cuando
tienes un pensamiento y lo repites, esa creencia te acaba dominando y te
piensa a ti.
• El mundo invisible es más real que el mundo visible. El mundo no visible
es el 96 por 100 y el mundo visible es sólo el 4 por 100.
• La Divinidad no es un concepto personal o externo, es un concepto
apersonal y no local.
• La mente es no local, no está en el cerebro, ni en el cuerpo. El cerebro y el
cuerpo están en tu mente.
• Un pensamiento no puede ser privado, se comparte en el inconsciente
colectivo.
• No existe nada que esté separado de nada, todo esta correlacionado.
• La enfermedad es la fase curativa. El cuerpo enferma para reflejar cuál es
el problema en la mente, sólo puede enfermar la mente.
• Para ser alguien diferente, tienes que percibir diferente. Para dejar de ser
alguien debes dejar de percibir desde el conocimiento.
• La buena oración no pide nada a nadie.
• Nunca hay nada que perdonar.
«Decreta que aparezca lo que no
se ve y aparecerá, porque todas
las cosas se ven obligadas a responder
a la voz de tu consciencia
de Ser, el mundo está a tus órdenes».
Neville
Sólo quería agitar tu mente para que no des nada por seguro. Lee un buen
libro de cosmología y te darás cuenta de la perfecta, ilimitada y amorosa
inteligencia que gobierna el cosmos. Debes saber que esa misma inteligencia
está en ti. Y si puede crear una supernova o una galaxia, te aseguro que sea lo
que sea lo que quieres conseguir es un auténtico juego de niños para esa
inteligencia.
¿Cómo se accede a un nivel de conciencia más elevado? Cuando se
metabolizan paradigmas más elevados que conducen a percepciones más
refinadas. En un nuevo nivel de conciencia, no encajarán los paradigmas
antiguos, porque en el nuevo nivel de conciencia vas a utilizar conceptos más
refinados. Pero no basta con intelectualizar y estar de acuerdo con ciertas
ideas, se trata más bien de abrazarlas y vivir desde ellas, toda tu vida ha de
cuadrar con lo que crees y sabes.
En la lista anterior, he mencionado ideas estrafalarias que seguro han
llamado tu atención, por eso creo que vale la pena profundizar en un par de
ellas. Y son: el mundo es intangible y está terminado.
Veámoslo.
El mundo es intangible y está terminado
¿Qué es el mundo? El mundo de las cosas, es de tiempo, de cambio, de
principios y finales. Está basado en la creencia de la separación, la escasez, la
competición, el miedo y la muerte. Una proyección que parece real.
No hay ninguna cosa que sea una cosa sólida, todo es inmaterial. No hay
nada tan inmaterial como lo que conocemos como materia. Las cosas
aparentemente «sólidas» son como un queso de gruyere, aunque con más
agujeros que queso.
No hay ninguna cosa que sea una cosa.
Mejor, trasciende el tiempo y el espacio cuando quieras manifestar tus
deseos.
El mundo no es sólido.
El sentido común nos dice que estamos en un mundo sólido, pero este
mundo tan aparentemente sólido es 0,999999999999 por 100 material, así
que te propongo dos consideraciones:
1. No sé por qué estás pendiente de lo que parece suceder ahí afuera. Ya que
sólo es un 0,0000000000001 por 100 de la «realidad».
2. No sé cómo no pones más atención al componente inmaterial,
consciencia, porque es el 99,99999999 por 100 de la «realidad».
Imaginemos un modo de eliminar todo ese espacio «vacío» de los átomos,
entonces tendríamos que toda la humanidad cabría en el espacio que ocupa
un terrón de azúcar. En ese volumen cabría la parte material de los 7.000
millones de seres que habitan el planeta. Curioso, ¿verdad?
«El mundo es imaginario, no mecanicista».
Neville
Incluso tu cuerpo, que parece tan sólido, es en un 70 por 100 ¡líquido!
Pero ¿por qué parece estar hecho de sólidos y no de líquidos?, te preguntarás.
Imagina una manguera flexible de goma, cuando está vacía, es maleable con
facilidad, pero cuando pasa agua por ella se endurece, ya no parece tan
flexible. Es el «efecto manguera» y explica por qué nuestro cuerpo, a pesar
de ser en su mayor parte agua, aparenta «solidez» cuando es más líquido que
materia. Las apariencias engañan.
La primera conclusión de este paradigma es que si el mundo no es sólido,
entonces, cambiarlo es mucho más fácil de lo que pueda parecer. Manipular
información es mucho más sencillo y rápido que manipular «cosas». Los
sabios de la antigüedad llevan miles de años haciéndolo, pero aún nos parece
«ciencia ficción mística».
No obstante, si la afirmación de que el mundo es intangible no es bastante,
vamos a ver por qué «está terminado», y el futuro escrito, con un solo
desenlace. (Y es un final feliz: volver al amor, desistir de la idea loca de la
separación, regresar a la certeza. El final del sueño del que es imposible no
despertar).
Aunque el final es cierto y único (despertar), hay muchos caminos para
despertar. Los caminos son irrelevantes porque el destino es seguro. Puedes
andar cualquiera de los caminos que conducen al mismo final de perfección.
En eso radica el libre albedrío, pero no en elegir el principio y final que ya
están establecidos y, además, ya han acontecido. Por eso elegí el término
«manifestar» antes que «crear» pues no hay nada que crear que no lo esté ya.
Es más claro referirse a manifestar que a crear (crear es obtener algo que no
existía, manifestar es permitir lo que ya existía).
No hay nada que crear, sólo manifestar.
Por ejemplo, el «libro» está escrito, la «película», rodada, la «obra»,
representada. El plan es llevar la conciencia hasta la misma consciencia, la
percepción al conocimiento, el miedo al amor. La película va de despertar de
un sueño que ya ha terminado y que parecemos estar recordando ahora
mismo.
Si el mundo está terminado, y todo ocurre en el mismo momento del
tiempo –porque no hay otro salvo el presente–, ¿qué hace que ocurra una
cosa u otra? Y la respuesta no puede ser otra que tu nivel de conciencia,
como resultado de tu autoconcepto.
El mundo ya ha terminado. Existió por menos de un nanosegundo que
parece durar miles y miles de años. Estamos revisando un instante
insignificante de «duda inocente» que parece estar ocurriendo aún y eso es el
sueño que soñamos. El universo es un instante de duda, fruto de una pregunta
imposible: ¿qué pasaría si existiese la separación? Y esa duda de menos de un
nanosegundo, ya terminada, ya resuelta, ya aclarada, está dando pie a todo lo
que parece estar ocurriendo en la experiencia espacio-temporal. Para que
puedas verlo gráficamente, el universo –con todo lo que contiene y toda su
«historia»– es el espacio que hay entre estos dos símbolos de interrogación:
¿? Es decir: nada de nada, menos que un suspiro.
«Tus deseos básicos son palabras
de promesa o profecía que
contienen dentro de sí mismos el
plan y el poder de expresión».
Neville
Y ese instante de duda necesitó una respuesta para terminar. Para ello, la
consciencia creó la conciencia y ésta creó un contexto (el mundo) para
responder a la pregunta que ya está contestada. Y esa creación fue el mundo,
el universo, el espacio-tiempo.
Pero ¿por qué la consciencia crearía un universo que da pie al juego de la
elevación de la conciencia? Por probar. Por la misma razón que un niño crea
una castillo de arena en la playa y después pasa a otra cosa. Carl Sagan,
cosmólogo, dijo que: «Si deseas hacer un pastel de manzana desde cero,
primero debes inventar el universo». A la consciencia se le ocurrió la
experiencia de saborear un pastel de manzana, y creó una conciencia, la cual
inventó un universo desde cero para poder cocinarlo. Sólo que aquí el «pastel
de manzana» fue una «duda inocente»: «¿Qué pasaría si exististe la
separación?». Nada: porque no existe la separación.
Todo lo que te ocupa y preocupa está dentro de ese nanosegundo que ya
ha terminado. ¿No es ridículo? Está entre estos dos símbolos: ¿? Relájate,
pues, el final es seguro y feliz. La duda está resuelta: la separación de la
Fuente no es posible. El final ya está establecido y tiene un único desenlace:
despertar al sueño de separación y volver al Uno. Por eso leerás en tantos
textos místicos de los grandes maestros espirituales que la experiencia
humana es un sueño (y que, además, ya ha terminado). Y que nuestra única
opción es despertar.
Y así es.
Capítulo 4
Es la Ley del Orden: Ser, Hacer, Tener. Siempre por este orden.
Si crees que esta ley fundamental no es aplicable a todo sin excepción, te
animo a volver a leer este capítulo desde el principio, acallando la voz del
ego y con apertura de corazón. Si estás de acuerdo, a partir de ahora, ¿vas a
centrarte en los efectos o en las causas de la manifestación? En un lado están
los deseos cumplidos; en el otro, los deseos malogrados.
Si lo que está ocurriendo no es de tu satisfacción, entonces deberás apartar
tu mirada de lo que es allá afuera y enfocar tu mirada interna hacia lo que
quieres que sea, esto aprendí de leer a Neville.
«Yo Soy»
Has llegado al corazón del libro, presta atención a lo que sigue porque
todo lo que te enseñaré descansa en lo único que has venido a hacer a este
planeta. Lo único es descubrir, recordar, quién eres. Hay una pregunta eterna
que todo ser humano anhela responder: «¿Quién soy yo?». Y hay una única
respuesta (implícita en la pregunta): «Yo Soy».
«El reino de Dios, tu Yo Soy, está
dentro de ti».
Neville
«Yo Soy» es la autodefinición del Uno. Se dice en las Escrituras: «Soy el
que Soy» (Éxodo 3:14). «Aquiétate y sabe que Yo Soy Dios» (Salmo 46:10).
Y dijo Neville: «Se dice a sí mismo en silencio pero sintiéndolo: Yo Soy.
Sólo declare a sí mismo que es, y continúe haciéndolo hasta que se pierda en
la sensación de sólo ser, sin rostro y sin forma».
«Yo Soy» es el poder de la consciencia. Y activa el poder más grande del
universo.
En lo que sigue, encontrarás variaciones sobre este decreto de la
manifestación. Una lista para bajarlo a tierra. Elige tu decreto según encaje en
la situación en que te hallas, y pronto sentirás una gran confianza en ti
mismo. Estos decretos no son míos, son tuyos, son de quien quiera hacerlos
suyos. Yo los encontré en los libros de Neville y en los del maestro St.
Germain (en su obra: El libro de oro de Saint Germain. Discursos del Yo
Soy). Los incorporé a mi vida y ya forman parte de mi autoconcepto. He de
decirte que han creado una gran diferencia. Tal vez puedan hacer lo mismo
por ti. Te los ofrezco, pero no hace falta que los aceptes, aunque te los
entrego de todos modos.
Ésta es la lista:
—Yo soy consciencia
—Yo soy la única Presencia
—Yo soy la plena actividad de la Divinidad
—Yo soy la Divinidad en acción
—Yo soy la Presencia divina
—Yo soy la abundancia hecha visible
—Yo soy la comprensión de lo que deseo conocer
—Yo soy aquí y allí, y en todas partes
—Yo soy el poder que actúa
—Yo soy la llama que consume todos mis errores
—Yo soy la Presencia de los maestros ascendidos
—Yo soy la inteligencia que gobierna este cuerpo
—Yo soy la inteligencia que dirige
—Yo soy la consciencia en esta vida y este cuerpo
—Yo soy la única Presencia que actúa en mi mundo
—Yo soy la salud perfecta en mi cuerpo, ahora mismo
—Yo soy la única actividad inteligente
—Yo soy la Presencia del amor
—Yo soy la Presencia que anula las dificultades
—Yo soy armonía en todos mis eventos
—Yo soy la calidad de cualquier cosa que deseo
—Yo soy la Presencia que salva todas las dificultades
—Yo soy la respiración de equilibrio
—Yo soy la vida
—Yo soy la sustancia omnipresente
—Yo soy todas las cosas
—Yo soy la perfección completa
—Yo soy la ayuda que en cada momento necesito
—Yo soy tú, y yo soy vosotros
—Yo soy la inspiración que me es necesaria
—Yo soy luz, yo soy amor, yo soy paz
—Yo soy la Presencia que irradia paz y amor
—Yo soy revelación e inspiración pura
—Yo soy la revelación de lo que deseo saber
—Yo mantengo la memoria de cualquier cosa
—Yo soy la riqueza y el bienestar de mi familia
—Yo soy el amor divino
—Yo soy la energía inagotable
—Yo soy el principio de la vida
—Yo soy el poder que aclara todas las cosas
—Yo soy la llama que consume las dificultades
—Yo soy protegido de cualquier influencia negativa
—Yo soy la mente pura de la Divinidad
—Yo soy la Presencia que piensa por medio de esta mente
—Yo soy la vida eterna sin principio ni fin
Añade tus propios decretos. La lista no termina aquí porque lo eres todo:
la perfección completa y eterna. Sin este sentimiento de confianza, la
manifestación no llegará a ti. Y la prueba más certera de que confías, es que
no pides nada que no tengas, reclamas lo que eres. Y entonces lo deseado se
manifestará con tanta seguridad como se haya reclamado.
Pero atiende, no puedes manifestar tus deseos desde un yo ilusorio carente
de poder. Hasta que no asumas tu identidad real Yo Soy, me temo que todo
será lento y difícil. Lo que dice la clase de gente que no suele leer este tipo de
libros: sangre, sudor y lágrimas. Como sabes, en tu mente conviven dos
partes separadas: tu Yo Soy real o mente correcta y tu yo irreal o mente
errada. Y cada decisión que tomas proviene de una de ellas.
«Después de tomar tu decisión,
aléjate del mundo de los sentidos,
retira tu atención del problema
y ponla en el mero hecho
de existir, repitiendo en silencio
pero con sentimiento: Yo Soy».
Neville
Ya sabes que no puedes servir a dos amos: no puedes servir a la ausencia y
la presencia de lo que deseas. O sirves a su presencia o sirves a su ausencia.
Por lo tanto, «lo que es» y «lo que quieres que sea», el problema y la
solución, son dos amos diferentes. No puedes enfocarte en el problema y en
la solución a la vez. No puedes decidir desde el amor y el temor a la vez. No
puedes escuchar tu yo real y tu ego a la vez. Tienes que elegir.
No consigues lo que quieres, sino lo que eres.
Volvamos a la identidad, al Soy Yo. Porque es el corazón de este libro. La
conciencia de ser es la puerta por la que entran las manifestaciones en la
forma. Estás manifestando lo que tienes conciencia de ser. Hasta que no
resuelvas el tema de tu identidad, todo lo demás queda en suspenso. Una vez
aclaras el Yo, lo demás se resuelve. No hay mucho que aprender (más bien
desaprender). No hay mucho que hacer (más bien entregar).
Por lo tanto, revelar tu Yo Soy es como morir a un nivel de conciencia
básico para volver a renacer en un nivel de conciencia más elevado. Al nivel
que te deja en las puertas mismas de la consciencia.
Morir es una metáfora, no te apures. Desde la consciencia nunca has
nacido, así que nunca vas a morir. Esa «muerte» es un cambio de conciencia.
Pasas a otro nivel y no puedes llevar a la nueva conciencia lo que eras antes.
Es decir, el nuevo nivel de conciencia exige nuevas emociones, nuevas
creencias, nuevos pensamientos, nuevas actitudes. Eres otro, porque actúas
diferente, percibes diferente, piensas diferente, sientes diferente; tienes otro
nivel de conciencia.
Trabaja en tu conciencia, no en el mundo.
Y deja las cosas tranquilas.
¿Qué quiere decir «dejar las cosas tranquilas»? Deja de hacer tantas cosas,
vas a lograr más convirtiéndote en otra persona que haciendo más y más
cosas, en definitiva, siendo el de siempre. Es un cambio de conciencia en el
que Ser prima sobre hacer.
Hubo un tiempo en mi vida en que era un hacedor de cosas. No paraba.
Resultaba agotador y una locura, casi enfermo. «Tiene que haber otro
manera», pensé. Y descubrí la acción interna, que es en lo que me enfoco
ahora. Y curiosamente cuanto menos hago, más consigo. Sabía que había otro
modo. ¿Me convierte eso en una persona pasiva y holgazana? Nada de eso,
sigo haciendo cosas pero ahora son como un juego, en donde me aplico a
fondo es en manifestar desde mi consciencia.
Conecta con la consciencia de Ser y la forma se verá obligada. Si conectas
con tu auténtica identidad, la forma está obligada a acompañarte en ese viaje.
Cuando negamos nuestra auténtica identidad, la Divinidad, aparecen todos
los problemas. Eso es separación. Con la separación, nacen todos los
conflictos en el mundo porque creer en la separación genera miedo; y el
miedo es el origen de todos los problemas. Jesús se identificó con la
Divinidad, «Yo Soy como mi Padre. Uno con Él».
Piensa en esto, sea lo que sea que eres, lo has sido siempre y lo serás por la
eternidad sin principio ni fin. Sea lo que sea lo que quieres ser, ya lo eres
ahora. Tu identidad es completa y no necesita que le añadas nada. Por suerte,
no hace ninguna falta inventar una identidad ficticia, es por eso por lo que no
tienes que preocuparte por nada. Así pues relájate, no hay nadie aquí que
deba «mejorarse o perfeccionarse» (porque esa supuesta identidad
simplemente no existe), sólo es necesario revelar la perfección con la que
«vienes de serie».
El poder de la asunción
La Ley de la Asunción
Encontré esta ley en antiquísimas tradiciones budistas del Tíbet, no con
este nombre pero sí haciendo alusión al concepto de anticipar la sensación del
resultado. Parece ser que existió un yoga o práctica de hacer «como si», de
asumir lo deseado, aplicando la visualización. Esta práctica de visualización
se ampliaba incluso con el uso de vestidos, en concordancia con lo deseado, y
con la ayuda a otras personas y así crear un karma auspicioso. Pero aquí, en
Occidente, la Ley de la Asunción fue dada a conocer y divulgada por
diferentes autores del Nuevo Pensamiento, aunque tal vez Neville destacó
entre todos ellos.
Te voy a explicar en un segundo qué es la Ley de la Asunción. En
resumen, establece que si desde tu conciencia persistes en la emoción de la
asunción del resultado, hasta que se convierta en dominante, el logro es
seguro. Una vez más, si persistes en la emoción, en la sensación de que el
resultado está garantizado, entonces el resultado no puede no ocurrir.
Puedes no conocer esta ley pero No puedes decidir no usarla, porque a un
nivel inconsciente ya lo estás haciendo todo el tiempo sin saberlo. No puedes
no hacer asunciones. La cuestión es cómo haces uso de esta ley. Debes saber
que te mueves en el reino de las profecías autocumplidas. Todos somos
profetas sin saberlo.
No puedes dejar de asumir, pero siempre puedes elegir la naturaleza de tus
asunciones. Aquello a lo que otorgues valor estará en tu mundo como testigo
de lo que viste antes en ti. Manifestarás aquello en lo que creas, y tu
percepción lo pondrá delante de ti. Por eso antes de mirar afuera debes mirar
adentro, con la seguridad de que allí está lo que buscas; y en consecuencia, lo
que encontrarás en el mundo de la forma a poco tardar.
«Nuestras asunciones subconscientes
no solamente influencian
nuestro comportamiento, sino
que también conforman el patrón
de nuestra existencia objetiva».
Neville
El mundo es el testigo silencioso de lo que asumes.
Lo que sugiere Neville es «viajar al futuro», sentir la emoción del sueño
cumplido, y con esa emoción, aun sin que haya ocurrido nada, vivir tu día a
día, con despreocupación y desapego. Sé ahora aquello que deseas ser.
Descarta las apariencias. En las Escrituras se lee: «Al que cree todo le es
posible» (Marcos 9:23). En palabras de Neville: «Cuando sepas lo que
quieres, supón que lo tienes. Cree que tu suposición es verdadera. Mira tu
mundo mentalmente y ve tu deseo cumplido. Haz esto y estarás desatando
una respuesta a tus pensamientos, y en un futuro no muy distante te hallarás
físicamente ocupando el estado que imaginaste». Amén.
Lo invisible se hace visible por medio de la Ley de la Asunción.
En las Escrituras también se lee: «Yo soy el principio y el fin, y no hay
nada que ha de existir que no haya sido, y existe ya» (Eclesiastés 3:15).
Como creativo, soy escritor, sé que todo lo que deseo escribir ya existe como
obra potencial, aunque no lo vea, no lo perciba con mis sentidos… pero lo
siento inevitable. Y sé que eso que yo deseo escribir ya existe en un nivel
sutil, en el orden implicado, y que se va a trasladar del orden implicado al
explicado. Ya sea por medio de mí o de otro escritor. El medio en cómo se
manifieste es irrelevante.
El Poder de la Asunción es el más elevado uso de la conciencia.
Si persistes en la emoción, la sensación, que asume el resultado, y es
dominante en tus 24 horas, vas a verlo en tu mundo. Ésta es la Ley de la
Asunción. Pregúntate cómo pensarías, sentirías, comportarías… si ya fueras
aquello que deseas manifestar en tu vida. La respuesta que obtengas debe ser
tu patrón de comportamiento. ¿En qué intensidad? Como si fuera el último
soplo de aire disponible. ¿Por cuánto tiempo? Hasta que se manifieste como
un hecho objetivo en tu mundo.
Lo que trato de expresar en este apartado es que el modo en que se hacen
los milagros es desde el sostenimiento de una convicción subjetiva, hasta que
se manifiesta como un hecho objetivo. Es un «método» que parece milagroso,
y lo es, por esa misma razón hace milagros.
Para terminar, una metáfora: una semilla es bien poca cosa. Pero en su
interior guarda el mapa de su fruto germinado, el cual es un árbol completo y
majestuoso. De igual manera, tú eres una semilla de la Divinidad, con igual
poder creativo por derecho propio sin necesidad de merecimiento. En tus
manos está expresar cualquier «deseo semilla» Que se acomode en tu
conciencia. La manifestación es tu don y lo único que se espera de ti es que lo
uses. Recuerda, asumir el sentimiento del deseo cumplido es el camino más
sencillo para llevar una vida más abundante.
En esencia: reclama lo que es ya tuyo sólo por soñarlo (siendo tú esa cosa
en conciencia, no conceptualmente, sino en sentimiento) y lo manifestarás.
Cuando te disuelvas en la sensación del deseo cumplido, lo reclamado se
manifestará en tu mundo. No hay otra opción. Recuerda que lo deseado ya
existe, aunque no en la forma, reclama su manifestación en el mundo, puesto
que la creación está terminada.
La Ley de la Atención
La idea principal es que detrás de toda conducta hay una intención. Y la
intención es la medida interna de tu fuerza de voluntad externa. Sin duda,
toda conducta tiene como meta conseguir algún resultado.
Nadie se sorprenderá si afirmo que normalmente el ser humano pone más
atención en lo que no quiere que en lo que sí quiere. De modo que no es
extraño que el éxito sea tan raro y poco frecuente. O a la inversa, sí son
exitosos pero en lo que no quieren. Además, la persona promedio pone más
acento en el esfuerzo físico y mental que en la intención espiritual. Renuncian
a su poder.
Manifestar deseos no es difícil, los «difíciles», en todo caso, somos
nosotros.
Por ejemplo, creemos que cuanto más nos preocupamos por el problema
antes se arreglará. Poniendo la atención en lo que no queremos, en realidad,
lo que estamos haciendo es reforzarlo. Si te preocupas por un problema, das
fe de su verdad, y si es verdad para ti, tiene que ocurrir en tu vida sí o sí.
La Ley de la Atención afirma que todo aquello en lo que pongas tu
atención –lo quieras o no– va a crecer. No importa si no lo quieres, si lo
pones en tu atención, lo pones en el mundo. Pones tu atención en aquello en
lo que crees, y sólo por el acto de creerlo lo estás creando. Cuando lo ves en
tu mundo confirmas tu creencia, con lo cual vuelve a estar en tu atención, y
así el bucle se retroalimenta sin fin.
Donde está la atención, el foco, ése es el «punto de manifestación».
«Los objetos y eventos en el tiempo
y espacio ocupan un nivel más
bajo de significancia, que el nivel
del significado que los produce».
Neville
Nunca olvides que el campo de todas las posibilidades recoge todas tus
intenciones. No olvida nada, nada se pierde, ni tampoco se pierden sus
efectos. Puede leer en tu mente como en las páginas de un libro abierto. No
hace falta que le «hables», pues sabe todo, siempre, incluso antes de que
puedas pensarlo.
El autor de la corriente metafísica New Thought, Wallace D. Wattles
escribió lo siguiente: «Vive mentalmente en la nueva casa hasta que se forme
físicamente a tu alrededor». Es como sentarse en un terreno, y empezar a
levantar tu casa virtual con la imaginación, por el momento en el descampado
no hay nada, pero tú ya la ves, la imaginas, la sientes. Aunque es una
metáfora para ti, los arquitectos empiezan sus proyectos así. Visitan el terreno
donde van a construir, miran al vacío y empiezan a imaginar en 3D lo que
van a crear.
Lo que está ocurriendo en tu vida, porque le estás dando atención y
emoción, no tiene más remedio que materializarse a tu alrededor. Es la ley
universal que ni siquiera hay que conocer o aceptar para que se nos aplique
todas las veces.
¿Qué es una intención? Una intención es un patrón de creación, el plano
completo de una nueva realidad. El subconsciente, que es la puerta de acceso
al Espíritu, buscará que cuadre con esa intención y construirá su impresión
material en 3D. Haciendo un símil, el subconsciente es la impresora 3D de la
conciencia. Del mismo modo que el diseño es virtual, su impresión en mundo
de las tres dimensiones toma forma.
Como dice Neville, sentir un estado reproduce ese estado. La atención,
aunque sea por distracción, crea una intención inconsciente. La intención
buscará por todos los medios su impresión en el mundo de las cosas.
Recuerda que toda intención crea forma en algún nivel. No hay intenciones
neutras o sin efectos, todas crean forma.
Tu futuro reflejará tus intenciones conscientes e inconscientes del
presente. A cada momento, puedes elegir la vida que experimentarás.
El subconsciente buscará caminos creativos y los mostrará
sincronísticamente. Por esa razón, suelo decir que: «el cómo es irrelevante».
Aparecerán muchos caminos, pero bastará uno solo para que la intención se
manifieste. Las personas se obsesionan con «cómo» hacer reales sus sueños,
cuando deberían poner su atención en elegir el «qué y quién» (qué quiero
crear y en quién he de «convertirme» para conseguirlo). Sólo al ego le
preocupa el «cómo», porque opera a solas, sin inspiración, sin intuición, sin
saber que el «cómo» es irrelevante.
Si en tu mente habitan pensamientos que dan fe de limitaciones,
problemas y dificultades sin fin, eso es en lo que pones atención. Y su
emoción equivalente va a manifestarlos en el mundo de las cosas.
Supe de un experimento, de HeartMath, que revela la importancia de la
coherencia. En la investigación, se descubrió que el campo de todas las
posibilidades responde únicamente a las intenciones que son coherentes con
las emociones. Es decir, no basta una intención, un deseo, un pensamiento o
una emoción para crear una nueva realidad, hace falta que todo eso esté en
coherencia.
Un ejemplo de coherencia es un rayo láser, y uno de incoherencia es una
bombilla incandescente. Adivina por qué uno llega más lejos que el otro. A
las personas les ocurre lo mismo, se dispersan en la incoherencia, pierden
toda su potencia.
Quédate con esto: si algo no está ocurriendo, tú eres tu único obstáculo.
Has estado enviando una vibración incoherente al campo. Ahora que lo sabes
¿qué harás al respecto?
El poder de la imaginación
¿Qué es la imaginación?
Es la visión interior de realidades no visibles en la forma. La imaginación
prescinde de la información que recibe de los contextos y de los sentidos y
crea una virtualización. Lo imaginado existe de una forma diferente a la
experiencia. Son los dos lados de una misma moneda. De hecho, cualquier
cosa que percibimos en el mundo de las cosas antes ha sido imaginada. Lo
que sigue en este apartado te revela el secreto de la imaginación en relación a
los deseos cumplidos.
La imaginación es la puerta a la realidad pues nos conecta con el estado
deseado.
Si cabe en tu imaginación, cabe en tu mundo.
Para Neville, la imaginación es el comienzo de la creación. La
imaginación diseña las acciones oportunas para convertirse en manifestación.
Todo sueño lleva adherido los recursos necesarios para hacerse real en el
mundo de las cosas.
Para algunas personas resulta demasiado increíble por el autoconcepto que
tienen de sí mismas. Para otras, la menos, conocen el poder de la imaginación
porque lo han constatado. Pertenezcas a un grupo o al otro, piensa que las
leyes universales funcionan al margen de si se cree en ellas o de si se conoce
su existencia.
Todo lo que vemos en el mundo antes ha sido imaginado. La imaginación
es el puente por el que una creencia subjetiva circula hacia una experiencia
objetiva.
«Cómo este estado imaginario se manifestará físicamente no es algo de lo
que tú tengas que preocuparte», decía Neville. Y además daba un consejo:
«El hombre interno de la imaginación puede morar en estados futuros y
volver al momento presente con un puente de eventos que vinculará a
ambos».
No es lo que quieres lo que atraes; atraes lo que crees. Más aún, lo que
eres.
«Por medio de la imaginación,
asumes el estado de conciencia,
ese estado comienza a vestirse a
sí mismo en forma, y se solidifica
a tu alrededor. Pero tú debes
ser fiel al estado. No debes ir de
estado en estado, sino que debes
esperar pacientemente en un
único estado invisible hasta que
tome forma y se convierta en un
hecho materializado».
Neville
Cuando la imaginación se usa activamente, prescinde de evidencias, y se
enfoca en una fantasía. Ese uso de la imaginación es creativo porque parte de
cero. Tu imaginación va a ponerte en contacto internamente con ese estado de
conciencia desde el que tus deseos son una orden cumplida. Sé ambicioso,
añade a la orden un extra: «Esto o algo mejor». Acepta las sugerencias del Yo
Soy. Recuerda que es el mismo poder que crea universos. Encomiéndale tu
pedido y añade: «Esto o algo mejor».
El uso pasivo de la imaginación no es creativo, es repetitivo pues se basa
en imágenes conocidas o lo que el mundo está mostrando ahora a los
sentidos. Eso es recrear imágenes en la mente que reflejan lo visto, no
crearlas. Acaso es una realidad maquillada, un presente mejorado. Éste es el
uso pasivo de la imaginación, la recreación. Pero recrear es repetir, no crear.
Para hacer un uso creativo, es necesario inventar el futuro al margen de lo
que es el presente. La mayoría de la gente imagina el futuro en base al
presente, no puede conseguir algo muy diferente. Repiten una y otra vez sus
experiencias, porque usan la mente para recrear sus experiencias, no para
crearlas.
La imaginación nos conecta con el estado deseado. Es un puente que lleva
a los deseos cumplidos. Es pensar desde el final lo que te conduce a vivir ese
final. Es algo que la mente lógica no puede hacer limitada por las evidencias
que le muestran los sentidos; pero la imaginación, que es ilimitada, puede
conseguirlo todo.
Pensar desde el principio proyecta en el mundo lo que ya tienes ahora.
Pensar desde el final proyecta en el mundo lo soñado. Por eso es tan
importante que imagines tu deseo cumplido porque es preciso creerlo para
verlo. Y no al revés, como te han mal enseñado.
El mundo es como un molde que imprime imaginaciones.
Las personas repiten en su mente la confirmación de lo que es. Por eso las
vidas son tan repetitivas y, por lo común, previsibles: crean un molde y luego
lo usan una y otra vez. Sólo aquellos que rompen los moldes del mundo, y se
desentienden del pasado, crean algo nuevo. La imaginación es una fábrica de
moldes ilimitada.
«De adentro afuera» es la Ley del Universo. Por desgracia, vivimos
demasiado en el paradigma contrario: «De afuera adentro». Por ejemplo, «Si
me va bien, me sentiré bien», «Si lo veo, lo creo», «Cuando lo consiga, seré
feliz»…, y tantas y tantas otras violaciones de la Ley del Universo que llevan
a las personas a vivir en la ausencia de lo que desean, viven la Ley del
Mundo. Cuando sustituimos la Ley del Mundo por la Ley del Universo,
entramos en la dimensión del poder personal sin límites.
El poder de la emoción
El secreto de la manifestación
Como ya he expresado antes, todo lo que deseas no tiene más remedio que
manifestarse, a no ser que lo obstaculices. Si abandonas tus resistencias
emocionales, tus deseos están obligados a ser un hecho objetivo. Tu estado
emocional es clave en todo este proceso.
¿Qué es lo que necesita un deseo para su manifestación? El fuego necesita
combustible, el instrumento la canción, y el libro al lector… la conciencia
precisa de la emoción para amalgamar las construcciones mentales.
Sentir eleva al rango de logro el deseo: sentir es el secreto de la
manifestación.
Cuando una persona se pierde en el laberinto de los efectos sin encontrar
la salida a sus problemas, es debido a que busca la solución donde no está.
Las emociones nunca son el problema, son un maravilloso indicador que nos
revela sin error qué estamos creando en nuestra vida.
¿Cómo saber qué estoy creando? Se responde con otra pregunta: ¿Cómo te
sientes ahora? Disponemos del termómetro emocional como guía. Es sencillo
distinguir los sentimientos de limitación, miedo y duda. Emociones todas
ellas que calibran muy bajo en la escala de la consciencia. Si uno de estos tres
venenos está presente, es fácil darse cuenta de que desde ese nivel de
conciencia vamos a manifestar experiencias que reflejen todo eso. Con la Ley
de la Asunción entendimos que anticipar la emoción del logro lo confirma.
Pero…
«Un cambio de sentimiento es un
cambio de destino».
Neville
… Ahora que sabes que dispones de un gran poder, ¿cómo aprender a
usarlo correctamente? Hay un modo de saber qué estás creando a cada
momento, sigue leyendo y lo averiguarás. Por suerte, disponemos de un
termómetro, una señal de aviso, y lo mejor es que lo llevamos incorporado de
serie y nos va a ayudar enormemente en este propósito. Imagino que querrás
saber cuál es.
Tan fácil como esto: si te sientes bien, es que estás manifestando lo que
quieres. Y si te sientes mal, es que estás manifestando lo que no quieres ¡Qué
sencillo!
En lugar de prestar atención a lo que piensas, atiende a algo que no te
fallará nunca. Simplemente presta atención a cómo te sientes en cada
momento.
Para saber qué estoy creando en este mismo instante, voy a utilizar el
«termómetro emocional» para observar cómo me siento en ese momento. Si
me siento bien, estoy manifestando experiencias que me van a gustar y que
concuerdan con lo que yo deseo.
Y cuando digo: «bien» y «mal», uso dos conceptos comodín que engloban
muchas emociones.
Es importante reparar en el estado emocional porque es un indicador muy
claro del destino que se está creando.
¿Cómo me siento en este mismo momento? Es una buena pregunta para
hacerse durante la jornada. Piénsalo, si te has sentido mal durante todo el día,
si todo el día has estado preocupado, estresado, enfadado…, debes saber que
estás creando más problemas, más de lo que no quieres y menos de lo que sí
quieres.
Por esa razón es de vital importancia sentirte bien, o al menos en paz con
los sucesos. Si tienes un malestar, basta que la mejora sea gradual, cada vez
un poco mejor, sea lo que sea que esté ocurriendo en tu mundo.
Sé que me dirás: «Me siento mal porque estoy en la cama enfermo» o
«Acabo de romper con mi pareja ¿Cómo podría sentirme bien?». De acuerdo,
sé que hay dolor físico o emocional (o ambos). Pero si quieres salir de todo
eso, es necesario que te sientas un poquito mejor, sólo un poquito mejor, que
ayer o que hace un rato. Eso sí puedes conseguirlo: sólo un poco. Y mañana
otro poco mejor. Sé que de una forma progresiva podrás cambiar tu estado
emocional… pero antes necesitas cambiar la tendencia.
Si te preguntas qué futuro estás creando en este momento, te responderé
con una pregunta: ¿cómo te sientes ahora?
Pero ¿cómo sentirse bien cuando nada ha ocurrido aún? El consejo de
Neville es apartar la atención del mundo y de sus apariencias. Ignorar la
información que te proporcionan tus sentidos. Desmentir los hechos.
La imaginación combinada con la emoción es creativa. Todo pensamiento
crea una emoción. Y toda emoción se introduce en el mundo de la forma en
una manifestación. Existe una gran diferencia entre entender intelectualmente
y sentir una emoción. El pensamiento es el lenguaje de la mente y las
emociones del cuerpo. Una emoción es un pensamiento cosificado. Si el
cuerpo desmiente a la mente, o al revés, hay incoherencia. Emite una señal
caótica que el campo de todas las posibilidades no puede leer.
No hay pensamientos neutros, o sin efectos, pues todos crean forma en
algún nivel del espacio y en algún momento del tiempo. No permitas
pensamientos vacuos, todo pensamiento debe ser una inversión. Una
inversión en paz interior, en abundancia, en amor.
«Tus estados anímicos continuamente
se externalizan a sí mismos».
Neville
Todos los pensamientos impregnan el subconsciente para ser proyectados
en el mundo. Y el subconsciente habla el lenguaje de la emoción. A donde
quiero llegar es aquí: emociones incontroladas crean impresiones
incontroladas en el subconsciente, esto es especialmente relevante ya que es
éste el que gobierna tu vida. El subconsciente es poderoso, controla tu vida
desde la sombra. No valora, juzga, ni razona, se limita a dar forma a las
emociones.
El mundo refleja tus emociones.
Sentir es el secreto de la manifestación.
Cualquier idea queda impresa en el subconsciente gracias al sentimiento.
Es el aglutinante que construye el destino. Las emociones son el efecto
químico del pensamiento.
Para corregir un pensamiento precisas de otro, pero para corregir una
emoción necesitarías un complejo laboratorio de química. Las emociones no
se pueden controlar, sólo se pueden controlar los pensamientos que las crean.
Una vez se crea una emoción, sólo se puede mitigar con el efecto
compensatorio de una emoción opuesta.
¿Quieres conocer dos caminos de entrada al subconsciente? Apuesto a que
sí. Veámoslos. Son dos caminos un poco rudimentarios, pero hasta que no
hayas edificado el estado de conciencia que trasciende este tipo de
herramientas te pueden ser de utilidad.
Uno: el sueño. Antes de dormirte debes centrar tu mente en aquello que
deseas conseguir y darlo por hecho. No desperdicies este momento mágico de
la jornada pensando en problemas o dificultades. Al contrario, siente
agradecimiento por el logro inminente. Lo que te cuentas antes de dormirte
por la noche resonará como un eco durante la jornada siguiente. Pon tu
subconsciente a trabajar, a tejer nuevas manifestaciones y espera que te revele
nuevos caminos. Si no recuerdas lo soñado, no importa, no es necesario que
tu mente consciente tome la iniciativa, recuerda que –mil veces más
poderosa– tu mente subconsciente ya está en ello. Cuando vas a dormirte,
siembras. Cuando despiertas, estás listo para cosechar.
Dos: la oración. Orar no es pedir, es agradecer. Dado que no hay nadie a
quien pedir salvo a ti mismo, que eres la divinidad que tiene el poder de
manifestar todos tus deseos, la oración se convierte en un acto de gratitud.
Cuando ores, anticípate al momento de recibir lo que deseas. Agradece tu
deseo en camino de ser visible. En ese estado de introspección, parecido al
estado previo al sueño, tu mente se desentiende del mundo condicionado e
ingresa en la realidad incondicionada. Y lo que pidas lo tendrás. Acepta tu
ideal como un hecho pendiente nada más que de los detalles para entrar en tu
vida. Decía Neville que la oración es el arte de asumir el sentimiento de ser y
tener aquello que deseas por anticipado. Volveremos a la oración más
adelante.
Las personas por lo común consideran que su estado de ánimo es un efecto
y no una causa. Pero los estados de ánimo no son sólo el resultado de las
experiencias de nuestra vida; también son las causas de esas experiencias.
Las emociones se retroalimentan, causa y efecto.
Ya estás listo para oír el gran secreto, es algo que enseño en mis
videoformaciones: si activamos el estado de ánimo adecuado, y aplicamos la
imaginación a lo que queremos conseguir, podemos estar muy seguros de que
todo lo que nuestros estados de ánimo declaran llegará a ocurrir.
Y ésta es la buena noticia: podemos crear estados de ánimo a voluntad.
¿Cómo? Creando un «estado emocional inducido». Por ejemplo, la forma
más sencilla de «inducir felicidad» es a través del agradecimiento. Siéntete
agradecido y no podrás no ser feliz. O también, trata de recordar un momento
de la vida en el que te sentiste feliz. Esa «felicidad inducida» por un recuerdo
feliz crea un cuerpo emocional ahora. Sostenerlo durante un minuto nada más
crea un estado mental de alto rendimiento que produce éxito. Para tener más
éxito sé feliz ahora.
Puedes buscar las causas en tu memoria aunque también:
• Puedes sentir felicidad por nada.
• Puedes sentir gratitud por nada.
• Puedes sentir amor por nada.
A poco que te acostumbres a ello, puedo asegurarte que sin tardar tendrás
razones para sentir felicidad, gratitud y amor de sobra.
Recuerda que la emoción precede a la manifestación.
Y que sentir es el secreto de la manifestación.
El paradigma vibratorio
Según el paradigma vibratorio, todo es vibración aunque aparentemente
parezca sólido. Ahora ya sabemos que un átomo no son «bolitas» que dan
vueltas en órbitas alrededor de un núcleo. Ese modelo «planetario» ya está
descartado por obsoleto. Hoy sabemos que un átomo es una «nube» de
información inteligente y organizada.
Así pues, no hay ninguna cosa que sea una cosa, en el nivel subatómico
compruebas que no hay nada que ver, que todo es vacío. Pero no es un vacío-
vacío, es un vacío-lleno, de hecho, el vacío está atiborrado de información.
Vamos con otro ejemplo: la alimentación. La gente cree que come «cosas»
a las que llama «alimentos». Pero lo que comemos es información bajo cierto
patrón de energía vibratoria. Nuestro cuerpo es vibración y lo que lo alimenta
también lo es. Un ejemplo, la miel, que tiene un patrón de vibración alta.
¿Cómo vibran las alas de una abeja? Bien pues, así es la vibración de la miel.
Y cuando la miel entre en el campo vibratorio de tu cuerpo (tú le llamas
estómago) va a afectar a tu patrón de vibración. En mi caso, no me sienta
bien tomar miel, porque tiene una vibración excesiva para mí y me produce
jaqueca. Enseguida se me sube a la cabeza. Soy muy ying y la miel es muy
yang, por esa razón noto el contraste y no me sienta bien. Otro ejemplo, las
personas que comen carnes rojas suelen tener un patrón de vibración muy
yang, son más «aguerridas» que las que no la toman. Por eso puedo imaginar
que un mundo donde no se consumieran animales sería un mundo más ying,
más pacífico.
«Cuando el final se acepta,
te vuelves totalmente indiferente
respecto al posible fracaso, porque
la aceptación del final consigue
los medios para ese final».
Neville
Cuando refinas tu patrón de vibración, cualquier vibración que entre en
contacto contigo, ya sea una persona, un lugar, una información, una
emoción, o un alimento… se nota muchísimo. Y eso ocurre cada vez más
cuando refinas tu vibración después de cambiar tu alimentación, y
seguramente por la edad también.
Así que cuando vuelvas a comer, piensa: ¿qué vibración tiene este
alimento?, y reflexiona si quieres que ese tono de vibración entre en tu campo
vibratorio, y lo afecte. Y no sólo la comida, sino también personas, lugares,
ambientes, experiencias, recuerdos, pensamientos, información, clima…
Todo tiene un sello energético porque vivimos en un universo vibratorio y
nosotros somos un campo vibratorio dentro de ese universo vibratorio. Es
como si fuéramos fideos dentro de una gran sopa. Una sopa vibratoria, el
caldo, y nosotros, como fideos, estamos dentro de ese campo vibratorio y
estamos afectados por esa vibración. Y cada fideo afecta al caldo y el caldo
nos afecta a nosotros como fideos. Es una metáfora. Así que todo está
relacionado con todo y todo afecta a todo porque todo es vibración pulsante.
Tu deseo también tiene un patrón de vibración.
Pero ¿cuál es el problema de esto? Cuando tú tienes una vibración y tu
deseo tiene otra, no os vais a encontrar, estáis en planos diferentes. Y ése es
el problema por el cual la gente no consigue lo que quiere. Viven en un
estado de incoherencia que bloquea su poder. No hace falta una vibración
intensa o fuerte, basta con que sea pura, sin contradicción, libre de
preocupaciones y dudas, de toda negatividad, coherente. Cuanto más pura es
la vibración, más rápido crea efectos en el mundo de las cosas.
Pero, cuando las dos vibran igual, cuando tú vibras igual, coincides con lo
deseado, igualas su tono vibratorio, sientes la emoción, el deseo va a ocurrir,
os vais a encontrar, porque tienes la emoción del deseo. Tú eres la vibración
del deseo. Entiende ahora que querer no es suficiente, necesitar no es
suficiente, merecer no es suficiente… Tienes que convertirte en lo que
quieres por anticipado. Vibrar como ello. Y no para atraerlo, sino para
manifestarlo.
¿Cómo igualar vibraciones? Cuanto más piensas en ello, en lo que deseas,
más vibras como ello. Cuanto más te centras y más pones tu foco y tu
intención en lo que deseas, más estás vibrando como ello, y entonces es
inevitable que eso entre en tu mundo. Imagina dos diapasones resonando.
¿Qué es poner el foco? Foco es lo que piensas, es lo que sientes, es lo que
haces… Y a eso le llaman crear una «burbuja vibracional» a tu alrededor.
Todos tenemos a nuestro alrededor una burbuja vibracional que ponemos en
contacto con otras burbujas vibracionales que se afectan mutuamente.
El poder de la gratitud
El poder de la gratitud
Ya has leído en muchos manuales que la gratitud te ofrece de vuelta en
concordancia, así que no voy a insistir en esa idea. Vamos a profundizar en
otras menos evidentes.
Dar gracias por lo que no has recibido.
Agradecer lo que aún no forma parte de tu experiencia es una invitación a
experimentarlo. Por ejemplo, a mí me gusta agradecer todos los libros que he
leído y me han ayudado, pero también los que aún no he leído y cambiarán
mi vida. Les doy las gracias por anticipado aún antes de que sea «real».
• Gracias por los libros aún no escritos que leeré.
• Gracias por todas las bendiciones que voy a recibir.
• Gracias por las personas que llegarán a mi vida.
• Gracias por lo que he de aprender.
• Gracias por los abrazos que voy a recibir.
En mi vida, la palabra «gracias» es muy importante: es la primera palabra
que oigo en mi mente cuando me levanto. En el mismo momento que mi pie
pisa el suelo, dentro de mí resuenan estas palabras: «Gracias por este nuevo
día». Y continúo en la ducha recordando las infinitas razones por las que
estoy agradecido. Repaso mentalmente las incontables razones materiales e
inmateriales por las que estoy tan agradecido en mi vida. Y eso marca la
tónica de mi jornada, crea éxito y más paz.
Si revisas los vídeos de mi canal YouTube ya debes saber que la gratitud
da paso a la felicidad y ésta es causa del éxito. La felicidad conduce al éxito.
Se ha descubierto que la felicidad produce éxito (y no al revés como se creía
hasta hace poco). ¿Qué éxito? La obtención de lo deseado.
La gratitud, al margen de sus efectos en el mundo de las cosas, crea
cambios en tu conciencia de mayor calado. Por un lado, es la emoción que
alienta la felicidad. Cuanta más gratitud sientes más te acercas al sentimiento
de la felicidad. Por otro lado, la gratitud es el salvoconducto para entrar en un
terreno donde las percepciones de miedo se deshacen. En resumen, la gratitud
te conduce a la felicidad y a la percepción correcta.
La gratitud es una práctica espiritual que revela tu identidad real.
«Gracias» es un mantra corto y poderoso.
Como no podemos desear lo conseguido, la vida nos brinda la oportunidad
de seguir amando con el agradecimiento. La emoción activa el poder de la
manifestación. Poco importa si la gratitud es antes o después del logro.
Por ejemplo, puedes dar gracias por haber leído un libro que ha cambiado
tu vida. Y puedes también dar las gracias por un libro que aún no has leído y
que cambiará tu vida. En ambos casos, la emoción es el deseo cumplido.
Como ves, son dos actos de amor desde el agradecimiento. Uno sobre un
hecho y el otro sobre un potencial (no ocurrido). Y en ambos casos, la
emoción consigue más lecturas extraordinarias para ti.
Estar agradecido por anticipado es natural para quien tiene la certeza. Es la
gratitud incondicional. Y la otra gratitud, la más corriente, es la gratitud
condicional que se siente después del logro.
Ahora, después de leer este apartado, ¿eliges vivir en un estado de
conciencia de puro agradecimiento?
La Ley de la Inclusión
Si no sabes cómo funciona esta ley, no puedes jugar a ganar en el juego de
la manifestación. Esta ley inmutable del universo presupone que en el
universo no existe la exclusión (el rechazo es una creación fantasiosa del
ego), sólo existe la inclusión. Y la Ley de la Inclusión afirma que todo
aquello en lo que pones tu atención entra en tu mundo y se incrementa.
Al ego le encanta decir: «Yo no quiero esto», «Yo no quiero aquello». El
ego en su ingenuidad cree algo así como: «Si lo niego muchas veces, tal vez
no suceda». Error, ¡sucederá seguro! Simplemente porque no está en su
función excluir, sino incluir. Las leyes que rigen el cosmos no pueden
procesar: «no quiero esto» porque fuimos creados para desear, creer y crear.
«La especulación o la duda son
pruebas de que, en realidad, no
has alcanzado la naturaleza de lo
que deseas, y esto te llena de temores
sobre su realización».
Neville
El rechazo no rechaza lo rechazado, la exclusión no excluye lo excluido.
Sólo existe la inclusión. El universo es inclusivo. Sólo incluye, no excluye.
Vuelve a leer este párrafo hasta que lo tengas claro.
Por tanto, cualquier experiencia no se niega con un «no», ni se incluye con
un «sí». No porque alguien diga: «No quiero esto», eso no va a pasar. O no
porque alguien diga: «Sí quiero esto», eso va a pasar. No es lo que quieres,
no es lo que dices…, una vez más, es lo que eres. Siempre estás tú en la causa
de lo que obtienes.
Lo que está en tu atención queda incluido en tu mundo, no puede quedar
excluido porque la exclusión no existe como principio universal. Por lo tanto,
no vamos a invitar a nuestra vida un suceso con un «sí» y tampoco lo vamos
a excluir con un «no». La elección no se produce al nivel de lo que dices,
sino al nivel de quién eres.
Tu mundo habla de ti.
Siempre se trata de ti.
¿De quién sino?
Que el universo sea inclusivo implica lo siguiente: todo lo que tú pongas
en tu atención –lo quieras o no– se va a manifestar. Por esta razón
preocuparse no sirve de nada.
Y aquel que está todo el día pensando en sus problemas, en lo que no
quiere, lo va a mantener y amplificar. ¿Por qué? Porque es lo
que ha incluido en su atención y eso es lo que le proporcionará la Ley de
la Inclusión.
Esto es tan intuitivo, cuando lo escuchamos por primera vez, que
pensamos: «Ahora entiendo, pero ¿cómo no se me ha explicado esto en la
escuela primaria?».
Sin comentarios, mejor pasar página.
Capítulo 10
El poder de la oración
La verdadera oración
La verdadera oración asume que ya eres aquello que deseas y no puedes
pedir lo que ya eres. Ésta es la diferencia entre una oración atendida y otra
que no. Sí, millones y millones de oraciones se pierden cada día porque
millones y millones de personas piden en lugar de reclamar, ignoran quiénes
son, suplican a un Dios separado. Lástima de tiempo perdido.
Sé que parece estar escrito al revés porque es lo contrario de lo que has
hecho. Pero es hora de aclarar que hemos estado rezando «al revés», y en este
apartado aprenderás a rezar correctamente.
Es sencillo buscar un cambio externo de las circunstancias sin un cambio
interno previo, como también es sencillo repetir de memoria oraciones, o
hacer votos en una negociación para obtener un «favor celestial». Me temo
que no funciona así.
La verdadera oración te lleva a recordar tu Divinidad. Está escrito: «Si
Dios está con nosotros, ¿quién puede estar en nuestra contra?» (Romanos,
8:31).
«Descarta las apariencias y afirma
subjetivamente como verdad
aquello que deseas que sea verdad».
Neville
La forma que tome tu oración es irrelevante; la respuesta que recibas del
Espíritu interior se adaptará a la forma en que mejor puedas entender. Has de
saber que toda oración tiene siempre respuesta, y ésta llega en el mismo nivel
de entendimiento desde donde la oración fue hecha, con el fin de facilitar su
entendimiento.
Orar correctamente implica hacerse a un lado. Supone la desaparición del
ego. Y consiste en la entrega del nivel de conciencia en el que el sufrimiento
es inevitable. La oración verdadera es pedir un nivel de conciencia en el que
el sufrimiento no es una posibilidad.
Orar correctamente es renunciar a la carencia. Significa abrazar quién eres
sin disfraces; y en consecuencia, recibir todo lo que tú mismo te concedes.
Cuando intuyes esta verdad inmutable, entregas lo que crees necesitar, lo
cual es lo mismo que reconocer que no sabes qué es lo mejor para ti. Y, la
inteligencia que te abraza en todo momento se ocupará de ti.
Entrega tus supuestas necesidades, no para que sean atendidas, sino para
que sean deshechas como tales. En ese momento sabrás que no deseas nada
porque eres capaz de manifestarlo todo. Y, en consecuencia, lo que puedas
haber imaginado como deseable estará en tu mundo para ti. Eso es certeza y
confianza sin límites.
El nivel más alto de la oración te funde con la Divinidad.
Pide un cambio de percepción desde la que no se pide nada. Un cambio de
percepción tal es fruto de poner tu mente a disposición del Espíritu, no del
ego. Hasta que ese momento llegue, y ciertamente lo hará, puedes darte por
satisfecho si entiendes lo que es no desear nada para poder conseguirlo todo.
Éste es el poder de la verdadera oración.
La oración es el sentimiento
Los psicólogos están de acuerdo en que el subconsciente es quien gobierna
nuestra vida, de ahí la necesidad de echar luz en ese ámbito mental llamado
«sombra». Y nada más poderoso que una emoción para imprimir en el
inconsciente. De aquí la importancia del sentimiento, y no las palabras, en la
verdadera oración. En el Tibet, las oraciones no se fundamentan en las
palabras sino en los sentimientos. Allí, las oraciones son actos de gratitud, no
de súplica.
La emoción subyacente de la verdadera oración es la del deseo cumplido,
como si ya hubiese ocurrido lo deseado y todo estuviera en perfecto orden.
No hay petición, sino agradecimiento anticipado. El Espíritu entiende lo que
sentimos, no lo que decimos. Las palabras son un buen vehículo pero al cabo
son una limitación y están doblemente alejadas de la verdad que quieren
expresar. Son símbolos de símbolos.
Las oraciones pueden usar palabras pero no las necesitan, el sentimiento es
la oración. La oración no es lo que dices, ni lo que quieres, es lo que sientes.
La oración desde el sentimiento no necesita palabras, ni se sustenta en
pensamientos. Su materia prima es más sutil. Recuerda: «El hombre debe
orar siempre sin desanimarse» (Lucas 18:1), pues el ánimo es la oración y la
razón del mandato.
El sentimiento cambia al que ora, que es el único cambio necesario, en el
ámbito no visible de la conciencia. Sí, el único cambio necesario para
manifestar un deseo es el de quien ora, no el del mundo; pues el mundo de los
efectos es un reflejo de la conciencia creativa. Desde el mundo no podemos
crear ningún cambio, allá afuera sólo hay efectos, no causas. El mundo es
fenoménico.
Siéntete como si tus plegarias ya hubieran sido atendidas, sin pedir nada a
nadie, sin ofrecer nada a cambio, únicamente lleno del sentimiento de
agradecimiento por el deseo cumplido que está a punto de manifestarse en la
forma.
La oración atendida es la que tiene el sentimiento del deseo cumplido.
Hay algo que todos hacemos a diario, y es «hablarnos a nosotros mismos»,
lo cual no deja de ser una plegaria inconsciente. Por desgracia, estamos poco
atentos a ese diálogo mental continuo que se produce en nuestra mente, y las
emociones que desata. En esas «discusiones mentales» estamos pidiendo
inconscientemente lo que deseamos.
Entonces, si la oración es más una actitud que una práctica puntual, las
personas estamos en un «estado de plegaria continuo», todo nuestro diálogo
interno, y su patrón emocional, es una plegaria inconsciente (tanto para lo
que queremos como para lo que no queremos). Cada momento es una oración
sin palabras, porque el sentimiento es la oración.
«Creer un estado como verdadero
de otro, no solamente despierta
ese estado dentro del otro, sino
que lo hace vivo dentro de ti».
Neville
Sabiéndolo, puedes convertir la actitud de la gratitud en una oración
permanente, y dejar que ese sentimiento sea tu oración sin palabras de tu
jornada. Sin que tengas que hacer nada más, salvo vivir desde la gratitud,
como un hábito. Así oras la oración que no tiene final.
Así orar ya no será algo que hagas de vez en cuando, la oración serás tú. Y
tú te habrás convertido en la oración y tus deseos no tendrán más remedio
que cumplirse.
La oración es para ti
Seguramente te habrán propuesto desde el gran supermercado new age y
esotérico un montón de técnicas para conseguir la iluminación. Olvídalo. El
ego siempre te propondrá hacer cosas y más cosas, para que busques y no
encuentres. Te tiende una trampa «espiritual»: haz esto, haz aquello, porque
si estás entretenido no podrás descubrir tu Yo Soy y seguirás bajo el control
del ego.
Y así cada poco surge una nueva técnica de moda que promete el cielo,
pero lo único que hace es marear la perdiz, hacer perder el tiempo, y
confundir más a la gente (además de sacarle su dinero). Aunque el ego se
vista con túnica espiritual, sigue siendo ego.
Piénsalo, la verdad no es complicada, lo verdadero es simple, entonces
¿para qué inventar tantas «recetas espirituales» para algo que es mucho más
sencillo?
El Espíritu conoce a la perfección todos tus deseos y sueños hasta en el
mínimo detalle, porque estás inmerso en ese océano de mente Uno. Tu
conciencia deja una huella en el universo con cada pensamiento, emoción y
acción. Es como un tuit mental al universo. No hace falta que le recuerdes al
campo de todas las posibilidades lo que quieres, pues el campo no olvida
nada, responde a todo, y lo hace siempre. En todo momento el Espíritu
recoge cada intención para responder a ella. Nada se pierde, nada es olvidado.
Por eso no tiene sentido hacer afirmaciones repetitivas, visualizaciones
diarias, oraciones fotocopiadas. Cada paso que das y cada aliento de tu
respiración deja una huella que no se pierde. Recuerda que la oración es lo
que sientes y no lo que dices. Entonces, ¿qué sentido tiene hacer
visualizaciones de abundancia por la mañana y después vivir desde la
escasez, carencia y limitación el resto del día? Es como hacer
contravisualizaciones que anulan el ritual de la mañana.
• No necesitas repetir afirmaciones sin fin.
• No necesitas hacer visualizaciones repetidas.
• No necesitas orar y orar la misma oración.
El Espíritu no es sordo, ni está fuera de cobertura. Deja ya de rayarle con
tanta insistencia. Ya lo ha captado.
No necesitas ninguna clase de ritual: ni encender velas, ni quemar
inciensos, ni visualizar rayos violetas, ni protegerte en burbujas de luz, ni
martillear un gong, ni escuchar música new age, ni canturrear mantras…
Todos esos rituales están muy bien, incluso yo hago alguno porque son un
símbolo y crean un contexto. Pero, sin depositar ninguna esperanza en ellos,
ya que todo eso se encuentra en el mundo de las cosas y los cambios se
activan en la realidad no visible.
Pedir y volver a pedir un deseo no hace más que reforzar un sentimiento
de carencia y de impotencia. Además refuerza la duda, la ausencia de certeza,
porque se asume que la oración no ha sido escuchada. Si te sorprendes
repitiendo tu petición debe de ser porque crees que las anteriores veces no
funcionó, y así va a ser. Pero no falló la oración, falló la duda. Acepta que lo
único que hay que repetir es la elección de no volver a dudar.
«Cuando ores, cree que lo has recibido,
y lo tendrás. La única condición
requerida es que creas que
tu plegaria ya se ha realizado».
Neville
La consciencia que crea universos atiende todo, escucha siempre, oye
todo, nunca olvida, siempre ofrece una respuesta. Es por eso que no hace
falta que vuelvas a pedir lo que ya está pedido antes. Toda intención tiene el
poder de la manifestación y ocurrirá siempre que no se estropee con la duda y
la incoherencia emocional. La duda cierra el flujo de las cosas que deseas.
Sustituye la duda por la certeza de que eres la fuente de todos tus deseos y,
por tanto, de su cumplimiento.
Entrega tus necesidades y una sabiduría de poder inconcebible se hará
cargo desde ese momento. Pero, si dudas, es que no has decidido soltarlo por
completo, tu ego lo retiene, desconfía. Mantenerse en el control de las cosas
las estropea porque no permite que el curso normal de lo creativo haga su
parte.
El «método» de «dejar ir» es el método de no hacer nada, en todo caso hay
que dejar de hacer: lo cual es doblemente no hacer nada. Es hacer menos de
menos. Para conseguir más y más.
La oración verdadera te conduce ante las puertas mismas del
autoconocimiento, al umbral de la consciencia, el puente a tu Divinidad
interior. Lo que estoy tratando de expresar es que la oración no te servirá
como moneda de cambio para conseguir un mejor empleo, una casa más
bonita, una pareja ideal o una salud de hierro… la oración es tu vínculo con
tu yo superior, la Divinidad que hay en ti. Una vez restablecida esa conexión
olvidada, todo lo que necesitas se manifestará en tu mundo; no porque se te
entregue como una recompensa por orar, sino por revelar tu naturaleza y
porque está en ella manifestar.
Si vas a orar por otros, recuerda que has vuelto a olvidar tu identidad real,
y te has confundido con tu cuerpo; y a ellos, en consecuencia, con su cuerpos.
La oración ya se dirija a ti o a otros es siempre para ti.
La necesidad de orar por otros desaparece cuando se conoce la identidad
real, momento en el cual dejas de proyectar tu carencia en ellos y extiendes tu
plenitud. En ese instante, ya no ves necesidad en ellos, y eliges enseñarles a
verse como tú les ves ahora. Orar por otros es sustituir las proyecciones de tu
miedo en ellos por la extensión de tu amor en ellos. Reconoces que son amor,
y el amor nunca necesita nada porque lo es todo.
Y algo más sobre el poder de la oración: cuando veas algo bueno en la
vida de alguien, alégrate por él. Bendice su buena suerte y su fortuna. Trata
de imaginar cómo se siente, y felicítale con sinceridad. Pues si le envidias,
estás orando para que no tenga ese bien (y de paso te lo niegas a ti también);
pero si te alegras por él, te lo concedes a ti también. Alégrate de su bien,
imagina el sentimiento de su logro, y ese sentimiento será la causa de que
consigas eso mismo. Su sentimiento, ahora en ti, es una oración para ti.
Ahora entiendes que la oración es el sentimiento, eres tú y es para ti.
Ahora sabes que oras no para hablar con la Divinidad, sino para reconocerla
en ti.
Recuerda, la oración es para ti, porque tú eres la oración.
Capítulo 11
El resultado no es el objetivo
El resultado es el proceso que conduce al logro del objetivo. Por eso he
escrito que lograr un deseo puede ser una oportunidad para ascender en el
nivel de conciencia. También he dicho que conseguir un deseo exige un nivel
de conciencia más refinado, y que crear nuevas manifestaciones en el mundo
de las cosas significa avanzar en la escala de la conciencia.
Para conseguir cosas nuevas debemos ser «personas nuevas».
Al final, los resultados son lo de menos, lo de más es «la persona en la que
uno ha de convertirse» para conseguirlos. El resultado puede agotarse,
desaparecer, perderse… y de hecho, lo hará. Pero el proceso siempre se
queda con uno porque ya forma parte de la estructura mental del sujeto. Los
deseos vienen y van, los resultados se consiguen o no, pero mientras eso
ocurre, otro efecto de mayor relevancia tiene lugar: la conciencia avanza.
No te preocupes por los resultados, nada que sea para ti puede apartarse de
tu camino. Céntrate en elevar tu conciencia y en conectar con tu consciencia,
es la causa de las causas, y cuando se activa la causa, los resultados son
inevitables. La gente se pierde en una persecución de los efectos, olvidando
las causas que los crearán. Es el mundo al revés.
Piensa y cambia tu vida, pero es una receta tan increíble que casi nadie lo
hace.
«Tan pronto como crees en la
verdad del estado afirmado, los
resultados siguen. Todo pensamiento
puede tomar forma visiblemente».
Neville
No te apegues al mundo de los efectos porque es irrelevante, no es ahí
donde se juega el partido, sino en la realidad no visible.
De qué manera el deseo será un hecho, por increíble que parezca no es
asunto nuestro. Sé que tal afirmación es una provocación al ego, cuyo delirio
es tener el control sobre todos los asuntos. Pero, en mi caso, reconozco que
he logrado más cuando he dimitido como guionista de la vida que cuando he
tratado de ser el director general de la vida (o del universo).
Algo hace no sabemos qué y lo hace con infinita inteligencia.
Habrá momentos en que parezca no ocurrir nada, no te dejes engañar, no
es en el ámbito visible del mundo donde hay que dirigir la mirada. Conviene
dejar a los hechos tranquilos. No hay estancamiento, el progreso es a menudo
invisible a los ojos.
El Código de la Manifestación insta a «vivir» como si el deseo ya fuera
una realidad, un deseo cumplido.
Haz total entrega de tu deseos, necesidades y preocupaciones a la
Presencia de la Divinidad. Cuando inyectas certeza en la capacidad de la
Presencia, se desata en ti un poder interior que te permite perseverar incluso
en los tiempos en los que no hay un progreso visible de la manifestación.
Recuerda que, si no es el momento de que algo ocurra, no ocurrirá.
Como dicen en AA (Alcohólicos Anónimos), uno es responsable de sus
esfuerzos pero no de los resultados. Y mucho menos del tiempo que tomarán.
Y cuando ya se ha hecho todo lo posible, hay que confiar el último toque a la
Presencia para que culmine con su inteligencia infinita. ¿Puedes imaginar
algo más tranquilizador?
Dejar ir
Con esta instrucción me refiero a permitir que las cosas sean como deben
ser, sin ejercer presión para que sean diferentes. Eso no significa que no
deseemos que las cosas sean diferentes, sino más bien saber que todo tiene un
curso de acción y, cuando la situación actual madure, impulsada por ciertas
causas, se producirá una transformación de la situación.
Dejar ir es el paso previo a recibir.
Los deseos tienen un curso de acción interna y externa. Cuando hayas
llegado al final de la acción externa, permite que la acción interna haga el
resto. Deja ir. Si insistes en controlar todas las fases de la manifestación, lo
puedes estropear (que es lo que sucede habitualmente).
La duda y la desconfianza del ego actúan mediante la medición del
progreso, con lo cual obstaculizan la manifestación de lo deseado. Hay un
plan más elevado que contiene los planos del futuro con todos los beneficios
que puedes esperar. En ese plan perfecto hay un final seguro: descubrirás
quién eres tarde o temprano. Y para ello dispondrás de todas las
oportunidades que precises para descubrirlo.
Con el Poder del Desapego, dejamos ir nuestras expectativas de cómo
deberían ser las cosas y cuándo deberían suceder. Vivimos con desapego
hasta que surja el camino que nos lleva a la manifestación de nuestros deseos.
Y aunque parezca una actitud pasiva, es activa interiormente: alcanzar una
perspectiva correcta es un gran logro interior.
El desapego te ofrece el poder de la claridad; y desde la claridad, das
margen a la Presencia creativa para que haga su parte. La Presencia creativa
sabe cómo hacer llegar hasta ti lo deseado de la forma más sencilla. Confía en
el proceso, hay mucha magia en juego, si sabes quién o qué eres no te costará
mostrarte confiado.
Hay un momento en el que uno no debe hacer nada. Y saber cuándo es ese
momento es un síntoma de madurez de tu nivel de conciencia.
Dejar ir es un certeza en acción.
«Proceso Milagro»
1) Decreta «Yo Soy» la Presencia
2) Anticipa la emoción del logro
3) Agradece y dalo por hecho
«Proceso Milagro»
0) Entrega todas tus creencias
1) Decreta «Yo Soy» la Presencia
2) Anticipa la emoción del logro
3) Agradece y dalo por hecho
4) Actúa sobre las oportunidades
Como puedes ver, los deseos cumplidos son fruto de una secuencia de
acciones interiores.
Cuando sabes esto y lees en la Escrituras: «Hágase tu voluntad y no la
mía» (Lucas 22:42), ya no lo sientes como un sacrificio o la negación de tus
necesidades; muy al contrario, te relajas, porque sabes que hay en ti una
inmensa sabiduría que te guía, conduce y cuida amorosamente. Y sabe todo
lo que quieres incluso antes de que lo quieras. Te aseguro que verás el
momento en que tus deseos son atendidos incluso antes de formularlos.
Cuando recuperes tu identidad de mago, te espera la magia.
Entregar significa reconocer que uno no sabe qué es lo mejor para uno
mismo y tampoco qué debe ocurrir a continuación. Las cosas sucederán
naturalmente sin hacer nada o haciendo muy poco. Recuerda que «algo hace
no sabemos qué» para el mayor bien de todos los implicados.
Recuerda entregar tu éxito para ser exitoso. Nunca imaginé que un día
escribiría algo tan extraño como lo que acabo de decir, pero después de
muchos esfuerzos he llegado a esta verdad. Tu éxito no es conseguir nada,
sino descubrir quién eres.
Dicho esto, recuerda los 3 pasos de la fórmula de la manifestación del
«Proceso Milagro». Aplícatelo cada día y tu experiencia de la vida va a entrar
en la dimensión de la maravilla. Entrarás en un estado de Gracia.
Para terminar, unos consejos finales de Neville:
«No necesito recordarte que ahora eres aquello que has asumido que
eres. No lo discutas con nadie, ni contigo mismo. No puedes pensar en el
cómo, cuando sabes que ya eres.
Tu razonamiento tridimensional, que es un razonamiento muy limitado en
efecto, no debería ser traído a este drama. No sabe. Lo que sentiste como
verdadero es verdadero.
No permitas que ningún hombre te diga que no deberías tenerlo. Lo que
sientes que tienes lo tendrás. Y te prometo esto, después de que hayas
realizado tu objetivo, como reflejo tendrás que admitir que esta mente
razonadora tuya nunca podría haber organizado el camino o la manera para
que se cumpliera el deseo.
Eres y tienes aquello en este mismo momento en que te lo apropiaste. No
lo discutas. No mires a alguien buscando aliento porque la cosa podría no
venir. Tiene que venir. Sigue con los negocios de tu Padre haciendo todo lo
que haces normalmente y permite que estas cosas ocurran en tu mundo».
Bienvenido a la realidad.
Ya has despertado.
Los 12 poderes de la Manifestación