Arthur Powell - El Sistema Solar
Arthur Powell - El Sistema Solar
1930
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AUTORES CITADOS
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Arthur Powell – El Sistema Solar
INTRODUCCIÓN
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Arthur Powell – El Sistema Solar
esquemas evolutivos. Se trata del aspecto formal de nuestro tema, y de una descripción
de los lugares donde evoluciona la vida.
La segunda parte trata sobre las diversas corrientes vitales que se derraman dentro del
campo preparado, y el método por el cual esas corrientes evolucionan con firmeza y
atraviesan las distintas etapas o niveles del logro o el crecimiento. Estos procesos sólo
son encarados grosso modo, brindando al estudiante un panorama a vuelo de pájaro de
la majestuosa marcha total de los sucesos.
La tercera parte describe mucho más detalladamente el progreso de las partes
componentes de los reinos de la vida, y más en especial de las razas y subrazas
humanas. Sin embargo, en esta parte, como ya se dijo, se evita una elaboración detallista
completa, pues el objeto consiste no tanto en ofrecer al estudiante una masa informativa
enciclopédica sino en capacitarlo para que perciba y entienda los principios que
determinan el poderoso plan sujeto al cual todo se halla soberbiamente ordenado en este
universo, en el que “ni un gorrión cae al suelo” salvo por voluntad del Padre del Sistema
al cual tenemos el honor de pertenecer.
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CAPÍTULO I
LOS GLOBOS
Comenzaremos nuestro estudio del "campo" en el que tiene lugar la evolución, con la
pequeña unidad, y procederemos a construir las unidades mayores partiendo de las
menores, i. e., pasaremos de lo particucular a lo general. Consideramos que para el
estudiante, esto será más fácil que el método inverso de comenzar con unidad grande y
luego dividirla en sus unidades componentes más pequeñas. Sin embargo después,
cuando comencemos a investigar la vida que evoluciona en el "campo", encontraremos
más fácil de adoptar el método inverso y, al empezar con las grandes corrientes vitales,
procederemos a dividirlas en sus unidades componentes más pequeñas. De esa manera
adaptamos nuestro método a la naturaleza de nuestro tópico.
(IB 121-122:22-23. MW 4-5. IL II 274-275. DP 3) La tierra y los demás planetas se
conocen como globos. Nuestra tierra es uno de una serie de 7 globos: esa serie se
conoce como cadena, y la Tierra es el más denso de los 7 globos de su cadena.
Los 7 globos de la cadena terrestre consisten en:
Los globos de cada cadena no están constituidos así forzosamente, pero ahora
encararemos eso muy detalladamente.
Por ejemplo, cuando hablamos de un globo mental inferior, nos referimos a uno en el
cual el tipo muy denso de materia que contiene es mental inferior: i. e., carece de
materia astral o física. De modo parecido, un globo astral no tiene materia más densa
que la astral, i. e., no alberga materia física.
Sin embargo, cada globo posee "contrapartes" (así se llaman) de los diversos grados de
materia más fina que ella misma: así, un globo físico posee sus contrapartes de materia
astral, mental inferior, mental superior, búddhica y átmica: un globo astral posee una
contraparte mental inferior y todas las contrapartes materiales superiores. Estos hechos
pueden simbolizarse de esta manera (Diagrama I) .
Sin embargo, no ha de imaginarse que cualquier globo ocupe una posición en el
espacio, separado y distinto de sus contrapartes, pues éste no es el caso. Las
contrapartes de un globo ocupan idénticamente la misma posición en el espacio que el
globo mismo, con esta reserva: las esferas de materia superior o más fina son más
grandes que las de la materia inferior, pues se interpenetran y extienden más allá de la
periferia de las esferas materiales inferiores, así como el cuerpo astral humano se
interpenetra y extiende más allá de éste, y así sucesivamente. Por tanto, una
representación más veraz de los globos sería la expuesta en el Diagrama II.
Los estudiantes de física saben bien que las partículas de materia jamás se tocan
realmente, ni siquiera en las sustancias más densas. Además, los espacios entre las
partículas son siempre mucho mayores que el tamaño de las partículas mismas. De ahí
que haya un amplio espacio, en cualquier porción dada del espacio, para cualquier grado
de átomo, no sólo para hallarse entre los átomos de la materia más densa, sino también
para desplazarse muy libremente entre ellos y en torno a ellos.
Consiguientemente, un globo físico, tal como la Tierra, no es un solo mundo, sino 7
mundos que se interpenetran, ocupando todos el mismo espacio, salvo que, como se
dijo, los tipos más finos de materia se extienden más allá del centro que los tipos más
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CAPÍTULO II
LAS RONDAS
(TB 124. MW 15. IL II 285. PM 18-19.) Aunque todos los 7 globos de una cadena
simultáneamente, empero, en cualquier tiempo dado, no todos se hallan igualmente
activos sosteniendo la vida. Hablando a grandes rasgos, en algún tiempo dado, el globo
I es el único activo y en plena función mientras los otros 6 se hallan en estado de
adormecimiento.
Los globos entran en plena actividad, i. e., se toman plenamente habitados por diversas
clases de seres -a los que nos referiremos en posteriores capítulos- en sucesión. Primero
se toma activo el globo A; después de un vasto período de tiempo su vida empieza a
disminuir gradualmente y casi a desaparecer, pasando al globo siguiente: B. Entonces el
globo A se adormece, mientras el globo B empieza a despertar.
Luego de otro vasto período de tiempo, el globo B, a su vez, "se va a dormir", y la
mayor parte de su vida pasa al globo que le sigue en orden, el globo C.
Este proceso continúa hasta que cada globo, a su vez, despierta de su estado de
adormecimiento, sostenga la principal corriente vital durante un eón, y nuevamente se
adormezca. El período durante el cual un globo está plenamente activo, sosteniendo la
principal corriente vital, se llama período global.
El pasaje del ciclo de la vida, en torno a la totalidad de los siete globos, se conoce como
una ronda. Una ronda consiste entonces en 7 períodos globales, o períodos mundanos,
como a veces se los llama.
Una vez que se completó una ronda, todo el proceso empieza de nuevo con el re
despertar de la vida en el Globo A, con sus subsiguientes pasajes al Globo B, luego a los
Globos C, D, E, F y G sucesivamente, hasta que se complete una segunda ronda. Todo
el proceso se repite entonces hasta completarse 7 rondas.
El Diagrama IV ilustra las 7 rondas de la cadena terrestre; la línea en espiral indica la
corriente vital que pasa 7 veces completas en tomo a toda la cadena de los 7 globos.
Así vemos que :
7 períodos globales forman 1 ronda,
y 49 períodos globales forman 7 rondas o 1 período-cadena.
Ya hablamos de que cada globo ingresa sucesivamente, a medida que lo abandona la
corriente vital, en un estado de adormecimiento. Cuando esto sucede, la vida del globo
no cesa enteramente: siempre queda una pequeña cantidad de vida, una especie de
núcleo, que sirve para diversos fines importantes. Nos referiremos después a estos
fenómenos, en su lugar apropiado. Esto sólo se menciona aquí a fin de evitar que el
estudiante se forme un concepto impreciso de lo que realmente tiene lugar.
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CAPÍTULO III
LAS CADENAS
(TB 121-123. IL II 274-275. MW 4-6. PM 22.) Como hemos visto, una cadena consiste
en 7 globos, cada uno de los cuales tiene 7 períodos de actividad, de modo que 49
períodos globales constituyen 1 período-cadena.
Cuando se completa el período-cadena, se desintegran los globos que lo forman, y la
materia que los compone se reforma para crear 7 nuevos globos. Estos 7 nuevos globos
atraviesan entonces las 7 rondas de actividad, precisamente como antes, y luego se
interrumpen, sólo para reformarse una vez más en otro conjunto de 7 globos.
El proceso tiene lugar 7 veces, y las 7 cadenas, cada una consistente en 7 globos, se
forma, de esa manera, en sucesión, y cada una se prolonga durante sus 7 rondas de
actividad.
Los globos individuales, que están. formados con materia desintegrada de la cadena
precedente, aunque integrados por las mismas partículas materiales última, no están
compuestos por los mismos grados de materia.
El Diagrama V aclara lo que sucede. La primera cadena está formada por:
Las cadenas tercera y cuarta se hunden aún más abajo en la materia, como se indica en
el Diagrama V.
El diagrama presenta diversos puntos interesantes, que son dignos de nota. Así, de los
49 globos de la serie total de 7 cadenas:
4 son átmicos;
8 son búddhicos;
12 son mentales superiores;
12 son mentales inferiores;
8 son astrales; y
5 son físicos.
De manera que sólo las cadenas primera y séptima tienen globos puramente átmicos;
sólo las cadenas segunda y sexta tienen globos puramente búddhicos; todas, salvo la
cadena cuarta, tienen globos mentales; todas, salvo las cadenas quinta y séptima, tienen
globos mentales inferiores; sólo las cadenas tercera, cuarta y quinta tienen globos
físicos.
El plano central de los cinco planos es el mental, y este plano solo se divide en dos
partes. Cada una de las 7 cadenas tienen globos representativos en el plano mental;
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todas, salvo la cuarta cadena, tienen globos representativos en ambos planos, es decir en
el mental superior y en el mental inferior .
De acuerdo a esta consideración queda en claro que el plano mental juega un papel de
gran importancia en la evolución del hombre, pues de la totalidad de 49 globos, 24, o
casi la mitad, están en el plano mental. De ahí lo apropiado de la definición ocultista
acerca del hombre: "Es el ser del universo, en cualquier parte del universo en que se
halle, en quien el Espíritu supremo y la Materia más baja se juntan mediante la
Inteligencia."
Así también podemos decir que, en la serie de 7 cadenas, la espiritual suprema se une
&. la materia más baja mediante la materia mental, la sustancia de la inteligencia.
La desintegración de los globos en sus componentes materiales, y su reintegración en 7
nuevos globos en un nivel inferior o superior, según el caso, está ilustrada en el
Diagrama VI.
El período entre dos cadenas sucesivas cualesquiera, durante el cual la materia de la
cadena anterior se halla en estado de desintegración, se conoce como el pralaya de la
cadena, o el pralaya intercadena.
La serie total de 7 cadenas constituye la que se denomina Esquema Evolutivo, o a veces
meramente Esquema. Por tanto, contamos ahora esta tabla:
Según esto podemos advertir, como lo indica el Diagrama V, que actualmente estamos
en la cuarta cadena de nuestro Esquema Evolutivo.
Sin embargo, el punto preciso de esa cadena al que ahora hemos llegado merece
consideración aparte en una etapa posterior de nuestro estudio.
A veces se habla de las 7 cadenas sucesivas como de "encarnaciones" de la cadena.
También se menciona a las cadenas como Cadenas Planetarias.
(PM 17.) Una cadena puede considerarse como el Upádhi o vehículo del Logos
Planetario, entidad que será descripta en un capítulo posterior. Podemos pensar en el
Logos Planetario reencarnándose en las 7 cadenas sucesivas, cada cadena se inicia con
el fruto de su predecesora, legando cada una a su sucesora la que ha hecho.
En las primeras 3 cadenas podemos decir que el Espíritu o Vida desciende en la materia;
en la cuarta cadena el Espíritu y la Materia se entrelazan y forman innumerables
relaciones; las últimas 3 cadenas son las de desplazamientos. ascendentes, al fin del cual
todas retornarán al Logos Planetario, para fundirse en Ishvara con el fruto de la
evolución.
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CAPÍTULO IV
LOS ESQUEMAS DE LA EVOLUCION
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Se afirma que el material que ahora forma los Asteroides conformará en algún tiempo
un globo, que, a modo de tentativa, fue situado en el Esquema VIII. Si preferimos
llamar a esto el Esquema Asteroides, aparecería entre los Esquemas Tierra y Júpiter; los
esquemas se colocan en el orden de las distancias de sus planetas físicos respecto del
Sol.
A pesar de la enigmática aseveración de H. P. Blavatsky en el sentido de que Neptuno
no está en nuestro sistema solar, no se cuestiona que Neptuno gira alrededor del sol, y
que la Cadena Neptuniana es parte de nuestro sistema, al ser una de las 10 cadenas. En
razón de que la experiencia demostró que muchas afirmaciones de H. P. Blavatsky, en
aparente conflicto con hechos conocidos, demostraron luego ser ciertas en un sentido
más profundo y esotérico, bien puede ser que, eventualmente, su aserto respecto de
Neptuno resulte preciso, en algún sentido esotérico.
Número de
Nro. Esquema Cadena Ronda planetas Notas
físicos
I. Vulcano 3 6 (?) 1 Producirá entidades en un
nivel inferior a los del
Esquema Terrestre
II. Venus 5 7 1 El Esquema más avanzado
III. Tierra 4 4 3 Los 3 planetas son Marte,
Tierra y Mercurio
IV. Júpiter 3 2 1 Júpiter no está habitado
todavía, pero sus lunas lo
están. Llegará a un nivel
muy alto
V. Saturno 3 próxima 1 Evoluciona lentamente, pero
llegará a un alto nivel
VI. Urano 3 1
VII. Neptuno 4 3 Los tres planetas son
Neptuno y otros 2 más allá
de su órbita *
VIII. Sin nombre 0
IX. Sin nombre 0
X. Sin nombre 0
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(IL 11 277-278.) Además de estos 10 esquemas, hay también otras evoluciones que
tienen lugar en el sistema solar, utilizándose cada pulgada de espacio.
Hasta en el mismo koilon (véase más adelante) puede desarrollarse una evolución de la
que nada sabemos ni nada podemos imaginar.
Todo el espacio está lleno de vida, y hay incluso órdenes inferiores al del plano físico.
Ocasionalmente un ser humano puede entrar en contacto con esa evolución inferior,
pero tal complicación es siempre indeseable y perjudicial, no necesariamente porque la
evolución inferior deba considerarse mala en cualquier sentido sino porque no está
destinada a nuestra humanidad.
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CAPÍTULO V
EL SISTEMA SOLAR
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CAPÍTULO VI
LA CONSTRUCCION DEL SISTEMA SOLAR
Luego de estudiar, a grandes rasgos, el plano general del "campo" evolutivo de nuestro
sistema solar, será de utilidad volver sobre la cuestión para completar ciertos detalles
ulteriores, y considerar asimismo cómo fue construido originalmente el sistema
partiendo de la materia primordial.
Esta vez comenzaremos con la unidad grande -el sistema como totalidad- y
descenderemos hasta las unidades más pequeñas, los globos.
( IL II 259-262; 264-266; 268-273. 'JV 18-22. T 82-83. ) Antes que nuestro sistema
solar iniciase su existencia, existió la última materia-raíz, sustancia de la que se
moldearía todo tipo de materia de la que tenemos algún conocimiento. Esta materia-raíz
es lo que los científicos llaman éter del espacio, y que en la Química Oculta fuera
descripto con el nombre de koilon (del griego, koilos, vacío).
Por supuesto, esto no deberá confundirse con la materia etérica que compone la parte
más sutil de nuestro mundo físico.
El espacio ocupado por el koilon aparece vacío en todo sentido físico; pero en realidad
este éter es mucho más denso que cualquier cosa que podamos concebir. El profesor
Osborne Reynolds, creador de la célebre teoría, que concuerda con la investigación
ocultista, define su densidad como 10.000 veces mayor que la del agua, y su presión
media como 750.000 toneladas por pulgada cuadrada ( 6.452 cm.2).
Esta sustancia es sólo perceptible para la facultad clarividente altamente desarrollada.
Debemos dar por sentado un tiempo -aunque al respecto carecemos de un conocimiento
directo- en el que esta sustancia llenó todo el espacio. También debemos suponer que
algún gran Ser -casi infinitamente superior al Logos de nuestro sistema solar- cambió
este estado de quietud insuflando Su espíritu o fuerza en cierta parte de esta materia,
parte que era del tamaño de todo el universo.
El efecto de la introducción de esta fuerza es como el del soplo de un hálito poderoso,
que forma dentro del éter, o koilon, una cantidad incalculable de burbujas esféricas.
Estas burbujas del koilon son los átomos últimos con los que se manufactura todo lo que
llamamos materia.
Son la materia atómica del plano cósmico más bajo. Partiendo de ellos, el Lagos de
nuestro sistema solar formará ahora los siete planos de nuestro sistema; esos siete
planos, en conjunto, forman el plano cósmico más bajo.
Es probable que la fuerza por la que originalmente fueran formadas las burbujas sea la
que H. P. Blavatsky llamó fohat, a la que se refirió como "cavando orificios en el
espacio"; de esa manera se recuerda el aserto reciente de un científico francés de que
"no hay materia; no hay nada sino agujeros en el éter".
Las burbujas no se parecen a las de jabón, que son una película acuosa con una
superficie externa y otra interna, que encierra aire dentro de sí. Se parecen a las burbujas
de una gaseosa, que sólo tienen una superficie donde el aire se encuentra con el agua.
Como se dijo, para el clarividente muy desarrollado las burbujas parecen perfectamente
vacías, de modo que no se sabe si dentro de ellas se produce algún movimiento o no.
Tampoco se sabe si rotan sobre sus ejes o no.
Parece que carecen de propio movimiento, pero pueden ser movidas en conjunto desde
fuera, solas o en masa, mediante el ejercicio de la voluntad. Bajo ninguna circunstancia
dos burbujas se tocan jamás mutuamente.
Cuando el Logos Solar -el gran Ser de Quien nuestro sistema solar es alguna
representación, correspondiente posiblemente a una encarnación, en el caso de un ser
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Parece probable que los electrones son átomos astrales: pues los científicos afirman que
un átomo químico de hidrógeno contiene de 700 a 1.000 electrones, y un átomo químico
de hidrógeno contiene el equivalente de 882 átomos astrales. Esto puede ser
coincidencia, pero parece improbable. De manera que los científicos parecen estar
desintegrando la materia física y descubriendo la materia astral, aunque naturalmente
pensarán que la materia astral es otra subdivisión de la materia física.
El Obispo Leadbeater, a cuyos escritos corresponde lo citado, no sabe si esos átomos
físicos desintegrados se reforman, pero cuando por un esfuerzo de la voluntad el átomo
físico se disgrega en átomos astrales o mentales, ello requiere una continuación del
esfuerzo para mantener los átomos temporalmente en esas formas diferentes, y cuando
se retira la fuerza volitiva, el átomo físico reaparece.
Sin embargo, esto parece aplicarse solamente a la disgregación de los átomos físicos
últimos: cuando los átomos químicos se disgregan en átomos últimos, quedan en ese
estado, y no retornan a su estado original.
Ha de notarse que, aunque los átomos de cualquier plano, el físico por ejemplo, no están
constituidos directamente por los átomos del plano inmediatamente superior -el astral-
empero, a no ser que las burbujas hayan tenido la experiencia de atravesar todos los
planos superiores, los átomos físicos no podrían ser constituidos por ellos.
El método hindú para describir el proceso es el siguiente: Cada plano tiene lo que se
denomina un "tanmátra" (literalmente: una medida de "eso") y una "tattva"
(literalmente: "eso" o "cualidad inherente"). El tanmátra es la modificación en la
consciencia del Logos: el tattva es el efecto producido en la materia por esa
modificación. Podemos comparar a los tanmátras con las olas de una marea entrante,
que suben a la playa arenosa, se retiran y son seguidas por otras olas, que corren un
poco más distantes. Podemos comparar a los tattvas con las pequeñas crestas creadas
por el flujo, hasta la línea más distante a la que llega.
La idea está simbolizada en el Diagrama X.
De manera que cada átomo tiene su "Eso"; la palabra "Eso" es una expresión reverente
para con el Ser Divino. La medida de la vibración del átomo, impuesta a éste por la
Voluntad del Logos es el Tanmátra, la "medida del Eso"; esto es, los ejes del átomo,
cuya divergencia angular, dentro de los límites fijados de la vibración, determina su
forma superficial. Así la consciencia del Logos está dentro de cada átomo, expresada
dentro de ciertas limitaciones, que a veces llamamos "planos".
El proceso de la creación de la materia en sucesivas etapas fue descripto a menudo
como la aspiración y la espiración de la Deidad.
La existencia de la materia depende absolutamente de la continuidad de una idea en la
mente del Logos. Si El escogiera retirar Su fuerza, por ejemplo, del plano físico -si
cesase de pensar en éste- al instante todo átomo físico se desintegraría, y todo el plano
físico desaparecería en un momento, como la luz de un cirio cuando se la apaga.
El átomo físico último tiene tres movimientos propios: 1) rotación sobre su propio eje;
2) movimiento en órbita circular; 3) pulsación como un corazón, una constante
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expansión y contracción. Estos tres movimientos siguen siempre, y no son afectados por
fuerza exterior alguna.
Una fuerza exterior -un rayo de luz, por ejemplo- hará que el átomo, en conjunto, se
mueva violentamente hacia arriba y hacia abajo; la amplitud de su movimiento es
proporcional a la intensidad de la luz, y el largo de onda resultante del movimiento de
una cantidad de átomos es determinado por el color de la luz. .
Además de la fuerza del Logos, que mantiene junto al átomo en su forma, una de Sus
fuerzas juega a través de ésta en una cantidad de diferentes niveles. Hay siete órdenes de
esta fuerza, uno de los cuales entra en actividad durante cada ronda, trabajando a través
de lo que, en el átomo se llaman espirillas. Respecto de una descripción de estas
espirillas, al igual que de otros detalles de la estructura del átomo, los estudiosos
deberán remitirse a Occult Chemistry ( 919, págs. 21-23, y Apéndice, ii-iv) .
En el espacio interestelar -entre los sistemas solares- los átomos se hallan en estado
conocido como "libre"; están muy separados y equidistantes; este parece ser su aspecto
normal cuando no son perturbados.
Sin embargo, en el espacio entre los planetas, jamás se hallan libres:
aunque no estuviesen agrupados en formas, están sujetos a una gran cantidad de
pertubación por parte de materia comética y meteórica, y asimismo a una considerable
compresión por parte de lo que describimos como la atracción solar.
Por las consideraciones anteriores percibimos cómo es que, por ejemplo, un hombre en
su cuerpo causal; podría moverse libremente en la vecindad de un planeta, donde la
materia mental atómica se halla en el estado comprimido, pero no podría moverse ni
funcionar en un espacio muy distante, donde los átomos permanecen libres e
incomprimidos.
Para continuar con nuestra descripción de la construcción del sistema solar, hemos
llegado ahora a la etapa en la que la vasta esfera giratoria contiene dentro de sí siete
tipos de materia atómica, toda una esencialmente, porque todos los tipos están
construidos con la misma clase de burbujas, pero son diferentes en su grado de
intensidad. Todos estos tipos están libremente entremezclados, de modo que los
especímenes de cada tipo se hallarían en una pequeña porción de la esfera tomada al
azar en cualquier parte de ésta, con una tendencia general de los átomos más pesados a
gravitar cada vez más hacia el centro.
El Logos luego proyecta, aun desde Su Tercer Aspecto, un séptimo impulso que, en vez
de retrotraer los átomos físicos dentro de Sí y desasociarlos en las burbujas originales,
los junta en ciertos agregados, creando así una cantidad de diferentes clases de lo que
pueden llamarse protoelementos; éstos a su vez se juntan en diversas formas que la
ciencia conoce como elementos químicos.
La creación de éstos se extiende durante un largo período de edades, y se constituyen en
cierto orden definido, mediante la interacción de distintas fuerzas, como lo indica
correctamente el escrito de Sir William Crookes, sobre La Génesis de los Elementos.
El proceso de su factura no concluyó todavía: el uranio es el elemento ultérrimo y más
pesado, hasta donde conocemos, pero tal vez sean producidos en el futuro otros más
complicados aún.
A medida que transcurren las edades, la condensación se acrecienta, y actualmente se
llega a la etapa de una vasta nebulosa brillante, usualmente hidrógeno incandescente.
Por supuesto, otros diversos sistemas de nuestro universo atraviesan ahora esta etapa,
como puede apreciarse por medio de cualquier gran telescopio.
En nuestro caso, al enfriarse la masa, que aun giraba rápidamente, se contrajo y acható
hasta, eventualmente, convertirse más bien en un enorme disco giratorio que en una
esfera. Luego aparecieron fisuras en este disco, y se disgregó en anillos, ofreciendo, en
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algo, la apariencia del planeta Saturno y sus alrededores, aunque en una escala mucho
mayor.
Cuando se aproximó el tiempo en el que los planetas eran necesarios a los fines de la
evolución, el Logos creó, en un punto escogido, en lo denso de cada anillo, un vórtice
subsidiario, dentro del cual se juntó gradualmente una gran cantidad de la materia del
anillo.
Las colisiones de los fragmentos reunidos causaron un renacimiento del calor, la
materia se redujo a un estado gaseoso, formó una bola brillante que, al enfriarse una vez
más, gradualmente se condensó en un planeta físico apto para el teatro de una vida tal
como la nuestra. Así fueron formados todos los planetas de nuestro sistema.
Sin embargo, en esta parte en especial de nuestro sistema, el planeta físico que fue
formado no era la Tierra sino la Luna, pues una referencia al Diagrama V demostrará
que el primer planeta físico aparece en la tercera cadena, y ese planeta, en nuestro
Esquema Evolutivo, era la Luna.
Una vez extinguida la vida activa de la Luna, en la tercera cadena, fue creado un nuevo
vórtice, no muy distante de la Luna, y en él se reunió gradualmente el resto de la
materia del anillo. Las colisiones resultantes produjeron una vez más una bola de gas
brillante, que envolvió el cuerpo de la Luna, y muy pronto la redujo a un estado similar.
Al enfriarse gradualmente esta masa combinada, la condensación tuvo lugar en torno a
los dos vórtices, pero la mayor parte de la materia fue atraída hacia el nuevo vórtice, que
se convirtió en la Tierra, dejando a la Luna un cuerpo mucho más pequeño del que
tenía, y completamente despojada de aire y agua.
La Luna se hallaba todavía, por el intenso calor, en un estado plástico, como barro
caliente, y la Tierra, en sus prístinas etapas, estaba sujeta a tremendísimas convulsiones
volcánicas. En el curso de éstas, enormes masas de roca, a menudo de muchos
kilómetros de diámetro, fueron proyectadas en el espacio, hasta vastas distancias en
todas direcciones.
La mayoría volvió a caer en la Tierra, pero algunas golpearon en la Luna que aun se
hallaba en su estado plástico, produciendo en ella muchas de aquellas enormes
depresiones que ahora llamamos cráteres lunares. Sin embargo, algunos, pero no
muchos, de los cráteres lunares son cráteres realmente volcánicos.
La Luna semeja actualmente un vasto carbón apagado, duro pero poroso, de una
consistencia que no difiere de la piedra pómez, aunque más dura. Muy escasa actividad
física de cualquier índole tiene lugar ahora en su superficie. Es probable que se
desintegre lentamente, y parece que en el curso de nuestra séptima ronda se disgregará
por completo, y su materia se utilizará (presumiblemente con alguna materia de la
Tierra) para construir un nuevo mundo, que será el único globo físico de la quinta
cadena de nuestro Esquema Evolutivo (vide Diagrama V) . Lo que quede de la Tierra
actuará para ese nuevo globo como un satélite, así como la Luna ahora sirve a la Tierra.
En la literatura teosófica, la Luna fue des cripta a menudo como la octava esfera, pues
no es uno de los siete planetas de nuestra cadena sobre los que tiene lugar la evolución.
Por tanto, es un “punto muerto”, un lugar donde sólo se junta desecho. Es una especie
de rimero de polvo del sistema, una especie de sumidero astral, donde son lanzados
fragmentos ruinosos de diversa índole, como la personalidad perdida que se desgajó del
ego (vide "The Causal Body", pág. 183).
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CAPÍTULO VII
EL LOGOS SOLAR Y LOS LOGOS PLANETARIOS
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descubriría que es elíptica: uno de los focos de cada elipse estaría siempre en el Sol, y el
otro sería el planeta especial regido por ese Logos subsidiario.
Todos los planetas físicos están incluidos dentro de esa parte del sistema que es común
a todos los ovoides, de modo que cada ovoide giratorio tiene su segmento que se
proyecta. De ahí que el sistema en su conjunto fuera comparado con una flor con
muchos pétalos.
Sin embargo, hay otra razón para esta comparación con un loto.
Aunque los planetas se nos presentan como globos separados, en realidad hay una
conexión entre ellos de una manera de la que alguna idea tal vez puedan obtener los
instruidos sobre un concepto de las cuatro dimensiones en el espacio.
Una analogía puede resultar de ayuda. Si se sostuviese la mano, con la palma hacia
arriba, para así formar una especie de copa, pero con los dedos separados, y luego se
pusiese una hoja de papel sobre las puntas de los dedos, los círculos en los puntos de
contacto entre los dedos y el papel representarían los planetas físicos, aparentemente
muy aislados uno del otro.
Sin embargo, estos círculos están conectados juntos en otra dirección, como partes de la
mano, aunque la idea de la mano esté mucho más allá de la comprensión de un ser
bidimensional que viva sólo en el plano de los círculos.
De modo parecido, en una dimensión superior, todos los planetas físicos están
conectados juntos en un todo, al ser desde este punto de vista superior sólo los puntos de
los pétalos que son parte de una flor mayor. El corazón de esa flor proyecta hacia arriba
un pistilo central que se nos presenta como el sol físico.
(DP 3.) - Normalmente, ni el plano físico, ni el plano astral ni el plano mental de uno de
nuestros planetas se comunican con los correspondientes planos de otro planeta. Sin
embargo, en el plano búddhico hay un estado común, al menos, a todos los planetas de
nuestra cadena.
No obstante lo anterior, hay un estado de la materia atómica de cada uno de los planos, que
es cósmico en extensión, los 7 subplanos atómicos de nuestro sistema, tomados aparte del
resto, constituyen un plano cósmico; el más bajo a veces se llama cósmico prakrítico.
( IL II 334-335. ) Desde un punto de vista parecería que fuésemos, de verdad, una
expresión del Logos Planetario Mismo, y como si la evolución tuviese lugar dentro de
Su cuerpo, siendo los globos los centros de ese cuerpo, o más bien, no los globos que
vemos, sino el espíritu de ellos -sus principios superiores.
Desde este punto de vista el Globo A sería la expresión de Su cerebro o cuerpo mental,
y todas estas formas existirían en Su mente.
Pues nuestro plano mental no sólo es la tercera subdivisión del plano cósmico más bajo; es
también, al mismo tiempo, la subdivisión más baja de un aspecto o manifestación del Logos.
Podemos considerar que El Se manifiesta a lo largo de las siete líneas o a través de los
siete aspectos, y que cada uno de éstos, que llamamos planos, es la forma más baja de
uno de estos aspectos, de modo que la parte atómica de nuestro plano mental es
realmente el sub-plano más bajo del cuerpo mental del Logos Planetario.
( HS I 62..63. ) Las hojas de sauce del Sol son manifestaciones en el plano físico
mantenidas por los Devas para una finalidad especial, a costa de cierto sacrificio o
limitación de sus actividades en los niveles superiores que son su hábitat normal.
Recordando que es a través de las hojas de sauce que la luz, el calor y la vitalidad del
Sol llegan a nosotros, podemos apreciar prestamente que el objeto de su sacrificio es
hacer descender en el plano físico ciertas fuerzas que, de otro modo, permanecerían
inmanifiestas, y que estos grandes Devas actúan como canales, reflectores o
especializadores del poder divino que actúa en los niveles cósmicos para beneficio de
nuestro sistema solar.
22
Arthur Powell – El Sistema Solar
CAPÍTULO VIII
LAS CORRIENTES DE VIDA
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Arthur Powell – El Sistema Solar
Todos estos siete reinos son manifestaciones o expresiones de la misma vida, la única
vida del Logos, que se manifiesta en esa Segunda gran Emanación, que deriva del
Segundo Aspecto de la Trinidad, después que la materia primitiva fue preparada para su
recepción mediante la acción de la Primera Emanación, que deriva del Tercer Aspecto
de la Trinidad. (Para una explicación más completa, de las tres Emanaciones, y su
actividad, vide "The Causal Body", págs. 13, 14 y 70)
La Segunda Emanación aparece en una serie de olas sucesivas, que se siguen una a otra
como las olas del mar. La historia del avance de estas olas de vida -que decidimos
llamar corrientes vitales- será seguida en este capítulo y siguientes.
( MW 8. MVI 38-39. ) Los primeros tres de los siete reinos están en el arco descendente
de la evolución, i. e ., la vida en ellos se hunde cada vez más profundamente en la
materia. El Primer Reino Elemental de hecho no desciende debajo del plano mental
superior; el Segundo Reino Elemental no desciende debajo del plano mental inferior; y
el Tercer Reino Elemental desciende solamente hasta el plano astral.
El Reino Mineral representa el punto de retorno, donde la vida llega al punto más bajo
de su descenso en la materia, y comienza a ascender otra vez a través de los planos. Este
fenómeno de descenso en la materialidad y reascenso a la espiritualidad es
constantemente recurrente de muchos modos, y será tratado después de manera más
completa.
Los Reinos Vegetal, Animal y Humano se ocupan definidamente de elevarse con
firmeza a través de los planos.
Por tanto podemos ordenar así a los reinos:
La Segunda Emanación (del Segundo Logos) consiste, como se dijo antes, en corrientes
de vida; en nuestra; línea evolutiva hay siete de estas corrientes, compuestas por los
siete reinos enumerados, y éstos se esparcen dentro de la primera cadena de nuestro
Esquema.
(IL 11 287-290. TB 125.) El plan general consiste en que cada corriente animará un
reino durante un período-cadena completo,ingresando en el siguiente reino superior en
la próxima cadena, i. e. , toma un período-cadena completo para cualquier reino dado a
fin de evolucionar hasta un punto tal en el que se torne apto para ingresar en el reino que
le sucede en la escala del progreso.
Como se dijo, ese es el principio general: pero hay una modificación importante que ya
trataremos y ahora se omite con otras cosas más a fin de evitar introducir
complicaciones en una etapa demasiado temprana de nuestro estudio.
( IL II 290-291. TB 126.) Por esto se verá que, como el Primer Reino Elemental ingresa
en el Segundo Reino Elemental, habría una brecha causada en la posición dejada
vacante por el reino que avanzó.
Esta brecha es llenada por una corriente vital enteramente nueva, que emana del Logos,
y así crea un nuevo Primer Reino Elemental.
24
Arthur Powell – El Sistema Solar
Como esto debe tener lugar en cada una de las siete cadenas, percibimos que en total
hay trece corrientes vitales en nuestro Esquema. Estas consisten en las siete corrientes -
una para cada reino- que ingresaron en la primera cadena, y seis corrientes enteramente
nuevas, una de las cuales entró en cada una de las sucesivas seis cadenas, a fin de
suministrar, como se explicó, un nuevo Primer Reino Elemental.
El progreso de los reinos a través de las siete cadenas de nuestro Esquema es ilustrado
en el Diagrama XIV.
Se ruega al estudiante que advierta el sistema adoptado para indicar los diversos reinos,
pues será el que se seguirá en una cantidad de diagramas subsiguientes. El Primer Reino
Elemental es representado mediante una línea vertical; el Segundo Reino Elemental
mediante dos líneas verticales; el Tercer Reino Elemental mediante una línea inclinada;
el Mineral mediante líneas cruzadas vertical y horizontal; el Vegetal mediante líneas
inclinadas que forman una V; el Animal mediante una A; el Humano mediante una H.
Se advertirá que estas indicaciones tienen alguna relación con las señales adoptadas para
la cuestión de los planos, facilitando más su memorización.
El estudiante también notará que en todos los diagramas, mientras los globos y las
rondas son indicados con círculos, los reinos de la vida y los grupos de entidades son
señalados con cuadrados y rectángulos.
Por el Diagrama XIV se verá que la vida que ahora se expresa en nuestra humanidad
actual surgió a través del Reino Animal en la tercera cadena (lunar) , a través del Reino
Vegetal ,en la segunda cadena, y a través del Reino Mineral en la primera cadena.
(IL II 292:312.) Ahora bien, como cada reino debe atravesar todos los reinos que le
preceden, queda en claro que la corriente vital, de la que surgió nuestra humanidad
actual, debió haber atravesado los tres Reinos Elementales en algunas cadenas
anteriores, en algún Esquema anterior.
Por supuesto, una similar consideración se aplica a todas las corrientes vitales salvo la
más baja que ingresó en nuestra primera cadena, i. e., debieron haber atravesado las
anteriores cadenas en algún Esquema anterior. De tales cadenas y Esquemas anteriores
no tenemos todavía un conocimiento directo, aunque podemos deducir claramente el
hecho de que debieron haber existido.
El Diagrama XV es un intento de ilustrar el progreso de las corrientes vitales a través de
los Esquemas sucesivos.
El significado de las siete líneas radiantes de los Diagramas XIV y XV , encabezando el
Reino Humano, es que las entidades humanas salen del Reino Humano ingresando en el
superhumano, a lo largo de uno de los siete posibles senderos del progreso futuro. La
explicación completa de esto debemos posponerla una vez más hasta un poco más
adelante.
( IL 11 292-294. ) Si observamos el Diagrama XIV percibimos que la única corriente
vital que corre a través de la totalidad de los siete reinos de nuestro Esquema de las siete
cadenas es la que ingresó en la primera cadena como el Primer Reino Elemental (Nro. 7
en el Diagrama).
Ascendiendo firmemente, un reino en cada cadena, esta corriente vital llega
eventualmente al Reino Humano, y sale de éste, en la cadena séptima y última de
nuestro Esquema.
Los otros seis reinos de la primera cadena, como ya se dijo, deben haber comenzado su
evolución en cadenas anteriores, mientras las seis corrientes vitales, que emergen del
Logos y entran en las seis cadenas después de la primera, habrán de continuar y
completar su evolución en cadenas subsiguientes a la cadena séptima y última de
nuestro Esquema, Estas consideraciones graban en nosotros el hecho de que, si bien
nuestro Esquema de Evolución es un campo completo y más o menos autocontenido de
25
Arthur Powell – El Sistema Solar
evolución, que tiene un principio y un fin definidos, empero forma uno en una serie
mayor de Esquemas sucesivos. De esto podemos deducir que incluso el sistema solar en
su totalidad sigue el principio general que descubrimos operando en, otra parte en tantas
otras direcciones, y no es sino una encarnación en alguna serie gigantesca. Por tanto,
algo de la naturaleza de la finalidad última -como era dable esperar- parece estar
cabalmente más allá del más remoto horizonte hasta el que podemos extender nuestra
imaginación.
(IL II 309-311 :339-340.) Hemos visto que las corrientes vitales evolucionan a través
de las diversas cadenas, atravesando la totalidad de los siete globos en cada ronda.
Ahora es muy difícil para nosotros captar con nuestra consciencia física cuál puede ser
el estado de la vida de los reinos inferiores en los planos superiores; la idea de la
evolución de un mineral, por ejemplo, en el plano mental, no sugiere nada prestamente
comprensible para la mente corriente. Eso correspondería a nuestro pensamiento de un
mineral. Empero no darían por sentado que ese pensamiento-forma, como el que
nosotros podríamos tener de un mineral, sería su única representación en ese nivel. El
pensamiento-forma que existe allí es el del Manu, moldeado por un poder que está
completamente más allá de la comparación con el de nuestra mentalidad.
Asimismo, puede ayudarnos a comprender esto si recordamos que cada mineral tiene
sus contrapartes astral y mental, y deberá ser en estas correspondencias superiores de los
minerales que se producen ciertos efectos que constituyen su evolución.
Además, los tipos especiales de materia que forman las contrapartes son también, en sus
respectivos planos, manifestaciones de la mónada mineral, y podemos suponer que a
través de tales manifestaciones esa mónada evoluciona durante su existencia en estos
niveles más elevados.
El hecho esencial que habrá de tenerse presente parece ser que todo el proceso es el
descenso de las energías mentales que fluyen del Logos -desde Su plano mental
cósmico hasta el plano mental prakrítico que es nuestro plano mental. Esta es Su idea de
un mineral, materializada hasta un linde bajo como nuestro pensamiento del cuerpo
etérico de un mineral.
Asimismo el Alma Grupal deberá contener dentro de sí posibilidades latentes
conectadas con los planos superiores a través de los cuales ha descendido; y puede ser
que en esas etapas evolutivas estas potencialidades se desarrollen mediante algún
método totalmente fuera de aquellos con los que estamos familiarizados.
Sin el desarrollo de las facultades psíquicas no podemos esperar entender en detalle el
crecimiento oculto en estas elevadas esferas de materia más sutil; el punto importante es
que debemos comprender que las corrientes vitales evolucionan de algún modo durante
períodos transcurridos en todos los globos; en cada parte de la cadena se produce un
progreso útil.
(HS J 116-127.) Ya se mencionó que, además de la línea evolutiva que seguimos, hay
también otras líneas que pueden considerarse como corriendo paralelas a la nuestra.
Pues la vida divina presiona hacia arriba a través de diversas corrientes, de las que la
nuestra no es sino una sola, y numéricamente de ningún modo la más importante.
Deberemos tener presente que la humanidad física ocupa sólo una pequeña parte de la
superficie de la tierra, mientras las entidades de un nivel correspondiente en otras líneas
evolutivas no sólo atestan la tierra mucho más densamente que el hombre, sino que al
mismo tiempo pueblan las enormes extensiones del mar y los espacios aéreos. La tabla
de la evolución de la vida, anexada aquí, muestra cómo las corrientes fluyen juntas hasta
el reino mineral, pero tan pronto se inicia el arco ascendente, divergen. Las corrientes se
vuelven a unir en el nivel de los Espíritus Solares.
26
Arthur Powell – El Sistema Solar
De ningún modo deberá considerarse esta tabla como exhaustiva, pues sin duda hay
otras líneas no observadas aún, y existe también ciertamente toda clase de variaciones y
posibilidades de cruce, en diferentes niveles, de una línea a otra. La tabla tiene por único
objeto ofrecer un amplio bosquejo del esquema.
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Arthur Powell – El Sistema Solar
CAPÍTULO IX
LAS METAS DE NUESTRAS SIETE CADENAS
Ya hemos visto que cada corriente vital asciende firmemente hacia los reinos, a un
promedio de un reino por cada cadena, hasta alcanzar el reino humano. Continuando en
su evolución a través del reino humano, se eleva de la humanidad ordinaria, como la
conocemos, entra en el reino superhumano y recorre uno u otro de los siete senderos
posibles del progreso y servicios futuros. Ahora enumeraremos y describiremos estos
siete senderos posibles.
Pero la etapa en la que las entidades humanas emergen de la evolución humana
ordinaria, y entran en el reino superhumano, varía considerablemente, según la cadena
en la que tiene lugar ese emerger. Así el nivel alcanzado por la humanidad más
avanzada en la cuarta cadena es mucho mayor que el alcanzado en la primera cadena: el
nivel que se alcanzará en la séptima cadena sería mayor aún.
(IL II 316.) De hecho, existe lo que puede llamarse una "meta" establecida para la
humanidad en cada cadena. Esta meta puede compararse con la aprobación del examen
en un establecimiento educativo.
Pero, para completar la analogía, debemos concebir cierta clase de estudiantes que
aprueban la universidad después de sólo un año de instrucción. Aquellos alcanzaron
cierto nivel educativo, pues el mundo necesita todos los grados laborales, y pueden
considerarse calificados para cumplir ciertos grados de tareas en el mundo externo.
Al término del segundo año de instrucción, egresa otro grupo de estudiantes:
evidentemente serán capaces de alcanzar un nivel superior al alcanzado por quienes
estudiaron un año solo, y consiguientemente se calificarán para cubrir puestos de mayor
responsabilidad en el mundo externo.
De modo parecido, después de tres años en la universidad, egresa un tercer grupo de
estudiantes, nuevamente en un nivel superior, habiéndose calificado para puestos de
mayor responsabilidad todavía, que necesitan más conocimiento y experiencia. El
proceso puede considerarse como de siete años de continuidad, hasta que egresa la
séptima camada de estudiantes, tras alcanzar un nivel muy alto y aprender quizá
prácticamente todo cuanto la universidad puede enseñarles.
Luego la universidad cierra por unas largas vacaciones: o tal vez sería más preciso decir
que se disuelve, son demolidos los edificios y el plantel docente se dispersa. Los
estudiantes que no aprobaron reiniciarán su educación en alguna universidad futura con
un nuevo plantel de profesores y un conjunto enteramente nuevo de edificios.
Volviendo de esta analogía a nuestras siete cadenas de nuestro Esquema, las metas, o
exámenes calificatorios "de aprobación", son las siguientes:
No hay información definida relativa a las metas dispuestas para las cadenas quinta,
sexta y séptima. Sin embargo, nos podemos permitir unas pocas cautelosas
especulaciones. Es bien sabido que, mientras en las etapas muy prístinas de la
evolución, el progreso es casi inconcebiblemente lento, como medimos el tiempo,
empero en las etapas posteriores se torna, de modo casi igual, increíblemente rápido.
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Arthur Powell – El Sistema Solar
( TPO, 770.) El Maestro Kúthúmi afirmó que "una vez que una persona ingresa en el
Sendero, si hace converger todas sus energías en él (nos hemos atrevido a poner en
bastardilla esta calificación) , su progreso no será por progresión aritmética ni
geométrica, sino por potencias.
Es decir, no será a razón de 2, 4, 6, 8, etc. (progresión aritmética), ni a razón de 2, 4, 8,
16, etc. (progresión geométrica), sino a razón de 2, 4, 16, 256, 65.536, 4.294.967.296,
etcétera.
Por tanto, podemos dar por sentado legítimamente que el progreso hecho en las cadenas
quinta, sexta y séptima será enormemente mayor que el logrado en las primeras cuatro
cadenas.
(LI I 93) Que esto debe ser así queda en claro por el hecho de que el nivel del Arhat,
alcanzado al fin de la tercera cadena, puede considerarse como a mitad de camino del
nivel del Adepto, alcanzado al fin de la cuarta cadena.
Así la cuarta cadena parece aportar tanto progreso como las tres primeras cadenas.
( MP 479.) En La Doctrina Secreta ( I, 228) se afirma que el Hombre Perfeccionado de
la Séptima Ronda de nuestra cadena estará "'tan sólo a un paso de la Raza-Raíz de su
Jerarquía, la más elevada que existe en la Tierra y en nuestra Cadena Terrestre". Es
decir, los hombres perfeccionados de nuestra humanidad, después de tres rondas y
media de evolución, llegarán a una etapa debajo de aquella en la que ahora está el
"Señor del Mundo", entidad que será descripta en el Capítulo XIX.
Además, hay una cantidad de consideraciones que indican un altísimo nivel de logro
para la humanidad al fin de nuestra séptima cadena.
( TPO 828. ) Así, por ejemplo, hasta la consciencia búddhica da al hombre su primer
contacto de la unidad con el Logos. (TPO 749.) El Adepto Asekha pugna elevar la
consciencia de Su Mónada hasta la consciencia del Logos. Las Mónadas son
proyectadas desde el Logos a fin de que, eventualmente, retornen a El como soles
grandes y esplendorosos, capaz cada uno de dar vida y luz a un sistema magnífico, a
través del cual y por medio del cual millones de otras Mónadas puedan, a su vez,
desarrollarse. (IL 11 391-393.) Cada Mónada se manifestó a través de uno de los Logos
Planetarios de la Cadena, y eventualmente se convertirá en parte de un Hombre
Celestial; estos Hombres Celestiales son los verdaderos habitantes del sistema solar, los
hijos nacidos-de-la-mente de los Logos Planetarios, destinados ellos mismos a ser los
Logos Planetarios del futuro.
Por tanto, podemos suponer que, al fin de la séptima cadena, cuando esté completado
nuestro Esquema Evolutivo, el nivel que alcanzaremos se hallará, en alguna medida
dentro de las dimensiones de un Logos Planetario.
El Diagrama XVI tal vez ayude al estudiante a memorizar las metas fijadas para
nuestras cadenas. En el diagrama, las siete cadenas están dispuestas concéntricamente;
la primera es la más interior, la séptima, la más exterior. La ola vital que pasa en torno a
las cadenas entra en la primera cadena, y puede concebirse como girando en derredor de
los globos y luego, de modo muy parecido a una piedra cuando se la lanza desde una
honda que da vueltas, proyectando a la humanidad muy avanzada, hacia arriba, hasta
cierto nivel, a saber, el de la Primera Iniciación.
El resto de la ola vital entra en la segunda cadena, gira en torno a sus globos y, al obrar
así, se halla en un círculo mayor del diagrama, alcanza una velocidad mayor,
precisamente como sucedería a una piedra que se hace girar en un círculo más amplio;
esta velocidad mayor le permite proyectar su humanidad muy avanzada hasta un nivel
superior, a saber, el de la Tercera Iniciación. De modo parecido ocurre con cada una de
las cadenas sucesivas; la velocidad de la evolución se torna cada vez mayor a medida
29
Arthur Powell – El Sistema Solar
que se amplían los círculos, hasta que el séptimo circuito puede proyectar a sus
miembros muy avanzados hasta un nivel elevadísimo, pero todavía desconocido.
(MW 12-13. MP 235-237.) Hemos visto que cuando una entidad alcanzó el nivel fijado
para la humanidad en cualquier cadena dada, comienza su evolución superhumana, y
ante esa entidad se abren siete senderos, de los que puede escoger uno. ( TPO 598-605. )
Los siete senderos son los siguientes:
1. Puede entrar en el Nirvana, convertirse en algún mundo futuro en un Avatara, o
Encarnación divina. Esto a veces se llama “llevar la vestidura Dharmakáya”; el
Dharmakáya no conserva nada bajo la Mónada.
2. Puede entrar en el "Período Espiritual", sendero que incluye "llevar la vestidura
Sambhogakáya"; luego retiene su manifestación como un espíritu triple y
probablemente puede mostrarse en un Augoeides temporario.
3. Puede "llevar la vestidura Nirmánakáya", reteniendo su cuerpo causal y todos sus
átomos permanentes.
4. Puede seguir siendo miembro de la Jerarquía Oculta.
5. Puede pasar a la cadena siguiente, para ayudar a construir sus formas.
6. Puede unirse a la evolución dévica.
7. Puede unirse al "Estado Mayor" del Logos.
En cuanto a otros detalles de estos siete senderos, el estudioso deberá remitirse a The
Causal Body, pág. 321.
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Arthur Powell – El Sistema Solar
CAPÍTULO X
LOS GRADOS DEL LOGRO
( IL 11 294.) Luego de captar los principales lineamientos del firme progreso de las
corrientes vitales, que se elevan a un promedio de un reino por cada período-cadena,
podemos ahora presentar el importante factor modificador, mencionado en el Capítulo
VIII.
Podemos emplear nuevamente la analogía de una "camada" de estudiantes
universitarios. Prácticamente se, trata de una experiencia universal el que, en cada grupo
de estudiantes, haya una reducida minoría que se ubicará al frente de los demás, debido
a una capacidad excepcional o a una contracción más fervorosa a sus estudios. Esta
clase es la que obtiene las "distinciones".
Después de ellos viene el grueso de los estudiantes, que aprobó sus exámenes,
obteniendo una graduación corriente.
Después de este grupo hay otra minoría, la "cola" de la clase. Estos estudiantes, por
causa de su capacidad menor o por su falta de esmero y aplicación, no llega a aprobar y
por ello tendrá que regresar a la universidad por otro período, o parte de éste, a fin de
asegurar su graduación.
(IL II 303:306-307.) Precisamente, lo mismo sucede con cada una de las corrientes
vitales de cada reino. Siempre hay una pequeña minoría delante del resto, que alcanzará
la "meta" antes del tiempo señalado. ( MW 9-11. ) Luego sigue la gran mayoría de
entidades, que cumplen con la tarea fijada, y alcanzan el nivel requerido en el tiempo
establecido. Después de aquellas viene la "cola", otra minoría, aunque mayor que la
primera minoría, que se rezaga, al no lograr alcanzar el nivel requerido.
El Diagrama XVII ilustra el proceso. Se presentan los tres reinos, A, B y C, y dos
períodos, I y II. Del reino B, en el período I, una pequeña minoría queda a la cabeza del
resto, alcanza la meta fijada e ingresa en el reino A en el mismo período. La masa del
reino B entra en el reino A en el período II, de una manera rutinaria normal.
El resto del reino B, una minoría mayor que la primera minoría, no llega a calificarse
para el reino A, de modo que sigue en el reino B en el período II.
(IL II 298.) Pero como ya tuvo alguna, experiencia en el reino B (mientras el resto del
reino B, en el período II, llegó recién del reino C, período I, y sólo comenzará a
evolucionar en el reino B) esta minoría rezagada puede quedar a la cabeza en el período
II. ( MW 9-11. ) Por ello se la presenta en el diagrama ingresando en el reino B en el
período II a la cabeza de ese reino.
Podemos ahora reconstruir nuestro diagrama del progreso de los reinos, para así mostrar
estas complicaciones detalladamente. El Diagrama XVIII es esa reconstrucción. Puede
explicarse así: Tomemos, por ejemplo, el reino vegetal de la cadena I. La parte posterior
de este reino entra en la cadena II, y allí dirige la evolución del reino vegetal.
La masa del reino vegetal pasa de la cadena I dentro del reino animal en la cadena II.
Una reducida minoría del reino vegetal de la cadena I logra alcanzar el nivel de los
animales en la cadena I, y por tanto se une al reino animal en la cadena I.
Siguiendo el progreso del cuerpo principal del reino animal de la cadena II, el proceso
se repite. Los animales rezagados se unen al reino animal en la cadena III y dirigen ese
reino. La masa se humaniza en la cadena III; la pequeña vanguardia se une al reino
humano en la cadena II.
En la cadena III los humanos rezagados retoman su evolución humana en la cadena IV,
donde dirigen a la humanidad de esa cadena. La masa de las entidades humanas
alcanzan su meta en la cadena II, y siguen a otros campos de la evolución y del servicio,
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Arthur Powell – El Sistema Solar
junto a una u otra de las siete líneas, como se muestra en el diagrama mediante líneas
ascendentes y divergentes a la cabeza del reino.
A su vez una pequeña minoría logra adelantarse al resto, como se demuestra en el
diagrama mediante la pequeña espiral ascendente desde el centro del reino. Este grupo,
por supuesto, también tiene siete elecciones ante sí, como lo indican las siete líneas
radiadas que emergen de su cabeza.
En vista del hecho, ya expresado, de que los grados del logro alcanzado por los
miembros de cada reino varían considerablemente, debemos considerar cada una de las
corrientes vitales como disgregándose en corrientecillas más pequeñas, algunas de las
cuales se unen a las corrientes precedentes y sucesivas, aunque la mayoría se desplaza
firmemente hacia adelante siguiendo el curso asignado.
(TB 127. IL II 346-347.) Podemos mencionar aquí un principio importante, que afecta
el progreso de las diversas corrientes vitales y sus innumerables subdivisiones, de las
que hallaremos muchos ejemplos particulares en las partes posteriores de nuestro
estudio. La regla general consiste en que quienes alcanzaron el nivel más elevado
posible de cualquier cadena, ronda, globo o raza, no nacen otra vez en el inicio de la
siguiente cadena, ronda, globo, o raza, respectivamente. Las etapas primeras son
siempre para las entidades de retaguardia, las más jóvenes, y sólo cuando atravesaron ya
una buena parte de la evolución y empiezan a acercarse al nivel de los que actuaron
mejor, esos otros descienden en la encarnación y se les unen una vez más.
Es decir casi la primera mitad de cualquier período evolutivo sea raza, globo, ronda o
cadena, parece consagrarse a traer a la gente de la retaguardia hacia un nivel cercano a
los que siguieron mejor. Luego, estos últimos -que mientras tanto descansaron en el
mundo mental, en el devachán- descienden en la encarnación junto con los demás, y
luego todos avanzan juntos por su sendero y progreso.
Así, por ejemplo, como veremos después detalladamente, los más desarrollados de la
tercera Cadena o Cadena Lunar no entran en la primera ronda de la cuarta Cadena o
Cadena Terrestre, sino que llegan sólo en la mitad de la cuarta ronda. Asimismo, los
egos que encarnan en la primera Raza-Raíz de un planeta son los que no progresaron
más allá de la mitad de la evolución del planeta precedente.
Usando una vez más nuestra analogía de los estudiantes universitarios, podemos
imaginar que los estudiantes más rezagados retornan a sus colegios, después de sus
vacaciones, más pronto que lo estudiantes más adelantados. Luego tienen oportunidad
de elevarse aproximadamente al nivel de los estudiantes más adelantados, que aun
siguen de vacaciones.
Una vez hecho esto, los estudiantes más adelantados regresan a sus colegios, y todos
juntos retoman sus estudios.
El estudioso deberá tener presente este importante principio porque, como se dijo,
hallará ahora muchos ejemplos de sus funciones, cuya razón se torna perfectamente
clara una vez que se capta claramente el principio esencial.
Un ulterior estudio de los grados del logro de los diversos reinos nos conduce a
considerar una parte interesantísima e importantísima del plan general de la evolución, a
saber, el de los "Días del Juicio". Esto lo encararemos en un capítulo separado pero,
como implica referencias a las razas de la humanidad, primero explicaremos la división
del reino humano en estas razas y subrazas.
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Arthur Powell – El Sistema Solar
CAPÍTULO XI
LAS RAZAS Y LAS SUBRAZAS
1. Ramoahal.
2. Tlavatli.
3. Tolteca.
4. Turania.
5. Semítica.
6. Akkadiana.
7. Mongólica.
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Arthur Powell – El Sistema Solar
1. Hindú.
2. Ario-semítica.
3. Irania.
4. Céltica.
5. Teutónica.
6. Sólo recién empieza a surgir en diversas partes del mundo.
7. Aún no apareció.
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Arthur Powell – El Sistema Solar
CAPÍTULO XII
LA RONDA INTERIOR
En el Capítulo II, que trata sobre las Rondas, vimos que cada globo de una cadena se
convierte, a su tiempo, en plenamente activo; luego ingresa en un período de
oscurecimiento, mientras el globo que le sigue en orden se torna plenamente activo por
un tiempo. Este proceso se repite: de esa manera, cada globo de la cadena disfruta de
siete períodos de plena actividad, con períodos intermedios de oscurecimiento o pralaya.
( IL II 343-344. MW 90-91. ) Otro modo de describir el fenómeno es decir que el Logos
fija su atención en un globo dado, entonces se enciende allí la vida y la evolución de los
reinos empuja rápidamente hacia adelante. Cuando el Logos retira su atención del.
Globo la vida se desvanece, se aflojan las ruedas del progreso, y la ola vital pasa al
globo hacia el que seguidamente se vuelca Su atención. Pero en ninguno de los globos
la vida se extingue por completo. El término Ola vital se utilizará para la transferencia
de la vida de un globo a otro.
El Diagrama XXII expresa la idea. El diagrama muestra un globo con el resplandor
pleno de la atención del Logos, mientras los otros seis globos sólo disfrutan de un
pequeño rayo de Su Radiación, y consiguientemente se hallan en un estado de
oscurecimiento, parcial pero incompleto.
(MW 00. ) El paso de la ola vital de un globo a otro es un proceso gradual, y hay una
considerable "entremezcla".
(IL II 307. 308:343-344. MW 91.) Tomando, por ejemplo, nuestra cadena en la
actualidad, aunque la atención del Logos ahora se fije especialmente en nuestra tierra,
que consiguientemente disfruta de un período de actividad máxima, empero hay
representantes de todos los reinos de la vida que existen simultáneamente en cada uno
de los otros seis globos de la cadena. Estos representantes, o núcleos, sirven, al menos,
para tres propósitos:
I. Evitan la necesidad de crear de nuevo las formas para los reinos de la vida que ocupan
durante los períodos siguientes y sucesivos de plena actividad. Así proporcionan la
simiente de la que se desarrollarán las formas cuando la atención del Logos se dirija una
vez más al planeta que le importe, en la próxima ronda.
II. Sirven como campos evolutivos para las entidades algo rezagadas detrás de sus
congéneres.
III. Sirven como invernaderos para ciertas entidades que realizan un progreso
inusualmente rápido.
Explicaremos ahora estas tres funciones.
Es evidente que, si los representantes de los reinos no quedaran en cada globo, habría
que gastar una vasta cantidad de trabajo y tiempo, cada vez que un globo entrase en
plena actividad, para construir de nuevo las miríadas de formas para la ocupación de los
reinos de la vida.
Tal curso sería altamente ineconómico, y se torna innecesario recurriendo a dejar un
núcleo de cada reino en cada globo.
El núcleo de cada reino sigue siendo pequeño. Por lo común mantiene sus cantidades
cerca del mismo nivel a través de indecibles millones de años que transcurren antes que
el planeta se torne activo nuevamente. Cuando llega su turno de plena actividad, y un
vasto número de entidades está presto para encarnar en él, la raza estancada se torna, de
repente, maravillosamente prolífica; se introducen rápidamente grandes cambios y
vastas mejoras de toda clase, y se hace evolucionar los vehículos para adaptarlos a la
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CAPÍTULO XIII
“LOS DIAS DEL JUICIO”
( IL II 295. ) Hay muchas leyendas sobre un "juicio final" en el que se decidirá el futuro
destino de los hombres. Detrás de estas leyendas yace una importante verdad oculta,
aunque lamentablemente la enfermiza imaginación de los monjes medievales
distorsionase la idea perfectamente simple y racional de la suspensión eónica dentro de
la idea de la "condenación eterna".
(IL II 412-414. TB 132-133.) Nuestra vieja analogía de la universidad puede utilizarse
de nuevo para explicar la razón del proceso.
Podemos presentar al maestro de una clase que necesita un año de tareas para preparar a
sus alumnos para cierto examen. Organiza sus planes, para asignar partes apropiadas de
tarea a cada plazo y mes del año. Pero como los discípulos son de diversas edades y
capacidades, algunos aprenden con rapidez y realizan un veloz progreso, mientras otros
quedan rezagados. Además, se suman constantemente nuevos alumnos a la clase,
algunos de ellos sólo con un nivel mínimo de conocimientos.
Casi a mitad de año, tras una evaluación, el maestro decide no admitir más alumnos en
su clase. Obra así porque, sabedor de lo que se requiere para el examen, comprende la
imposibilidad de que cualquier alumno debajo de cierto nivel inicial progrese lo
suficiente como para ser capaz de aprobar el examen a fin de año.
Ese año, un poco más tarde, el maestro efectúa una hueva evaluación de sus alumnos y
prevé que, mientras algunos de sus estudiantes aprobarán el examen con seguridad, la
perspectiva de los demás es dudosa, a la par que hay otros que ciertamente serán
reprobados. Entonces, con perfecta razón, les diría a estos últimos, a sus discípulos
menos adelantados:
-Hemos llegado ahora a una etapa en la que la labor ulterior de esta clase les resultará
inútil. Es posible que no puedan lograr, con esfuerzo alguno, el nivel necesario para el
tiempo del examen. La enseñanza muy avanzada, que deben recibir ahora los demás,
sería enteramente inapropiada para ustedes, y como no la pueden entender, no sólo
desperdiciarían. su propio tiempo sino que también serían un estorbo para el resto de la
clase. Por tanto, será mejor para ustedes que de inmediato pasen a la clase inmediata
inferior, se perfeccionen en las lecciones preliminares (que no aprendieron todavía del
todo) y regresen a este nivel con la clase del año venidero, cuando estén seguros de ser
aprobados.
Aquí tenemos analogías exactas de lo que ocurrió y ocurrirá en nuestra cadena terrestre.
Pues en la mitad de la cuarta ronda, salvo unos pocos casos excepcionales, la "puerta
estaba cerrada" para que los animales entrasen en el reino humano; la razón era que, si
se les hubiese permitido entrar en esta última etapa de la cadena, les sería imposible
continuar evolucionando junto con una humanidad que estaría muy adelantada respecto
de ellos.
( IL I 415. MW 14-15. ) Luego, en la mitad de nuestra ronda siguiente, la quinta, tendrá
lugar la gran "separación", cuando las entidades humanas, que no están suficientemente
adelantadas para progresar con el resto, sean puestas a un lado e ingresen en un estado
de suspensión, hasta que una cadena futura les suministre oportunidades apropiadas
para que continúen su evolución.
Esta parte del reino humano puede describirse como "perdida" para nosotros, el resto,
porque sus miembros quedaron fuera de esta particular pequeña ola evolutiva. Según la
fraseología universitaria, cesarán de ser "los hombres de nuestro año". Sin embargo, se
convertirán en "los hombres del año siguiente"; de hecho, en ese año se convertirán en
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Arthur Powell – El Sistema Solar
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Arthur Powell – El Sistema Solar
aprovechar cada oportunidad que se le ofrezca; y la cantidad que haga esto será
infinitesimalmente pequeña.
Se ha calculado que la proporción preparada para continuar en esta cadena será de unos
tres quintos de la población total del actual reino animal, mientras los restantes dos
quintos estarán suspendidos.
La cantidad total del presente reino humano se estima en unos 60.000 millones; por
supuesto, este número incluye no sólo la población física sino la que está en los planos
astral y demás. De ahí que aproximadamente 36.000 millones sigan con la cadena,
mientras quedan suspendidos 24.000 millones.
Después de esta gran "separación", los contornos se adaptarán especialmente para el
rápido progreso de los egos más avanzados, y por tanto serán totalmente inapropiados
para las entidades de una etapa evolutiva muy inferior porque las vibraciones burdas de
la pasión violenta, necesarias para el desarrollo del cuerpo astral inerte y semiformado
del salvaje, no estarán más disponibles.
(IL 11297, TB 132.) Es fácil imaginar muchas maneras en las que se manifieste esta
inadecuación. Así, por ejemplo, en un mundo de elevado desarrollo intelectual y
espiritual, donde la guerra y la matanza de animales hace tiempo que pasó a ser cosa.
del pasado, la existencia de razas salvajes, llenas de pasiones indisciplinadas y ansias
belicosas, introduciría evidentemente muchas dificultades y complicaciones graves. Y
aunque, sin duda, se idearían medios para su represión, esa misma represión las
excluiría de las actividades requeridas para su primera etapa evolutiva.
Esas entidades rezagadas como se dijo, tomarán su lugar en la próxima cadena. Por ello
no sufrirán de modo alguno. Tendrán meramente un período muy prolongado de reposo
en una vida celestial que puedan apreciar y, sin duda, aunque durante ese período su
consciencia probablemente esté en parte despierta, proseguirán con cierta dosis de
progreso interior.
(IL 11298-299.) Desde ese estado descenderán en las etapas evolutivas prístinas de la
próxima cadena, y estarán allí entre los líderes de la humanidad primitiva de la próxima
cadena, y estarán allí entre los líderes de la humanidad primitiva. Por supuesto, el resto
de esa humanidad primitiva. Por supuesto, el resto de esa humanidad consistirá en
entidades humanas creadas de lo que ahora es, en la tierra, nuestro reino animal.
Otra razón importante de por qué es necesaria la "separación" correspondiente a la
quinta gran ronda, es que las razas humanas posteriores estarán en más íntimo contacto
con los Adeptos y los grandes devas que como ocurre ahora. ( IL II 300. ) Por tanto, les
será necesario mantenerse en un estado impresionable, prestos para recibir y responder a
una emanación de influencias. Esto, a su vez, requiere que vivan una vida pacífica y
contemplativa, que por supuesto sería un imposible si quedasen todavía en el mundo
razas salvajes que atacasen y matasen a un hombre en estado de contemplación.
Las vibraciones más poderosas de ese tiempo no despertarían la naturaleza superior del
salvaje, sino que meramente estimularían e intensificarían sus pasiones inferiores, de
modo que nada ganaría con estar en la tierra en esa época, mientras que imposibilitaría.
el progreso de las personas más desarrolladas.
No deberá pensarse que todas las entidades humanas, que lograron atravesar el punto
crítico en la quinta ronda, llegarán a la meta completa establecida para esta cadena, a
saber, la del Asekha, o Adepto.
Por el contrario, se estima que sólo un tercio de aquellas que continúen en la cadena se
convertirán en Adeptos.
(IL II 301.) Los otros dos tercios tendrán que entrar en la próxima cadena, en la quinta,
aunque no en sus etapas primeras; probablemente aparecerán cerca de su punto medio.
Sin embargo, la cuestión se les complicará por el hecho de que la meta fijada para la
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Arthur Powell – El Sistema Solar
quinta cadena será más elevada que la establecida para la cuarta cadena, o cadena
actual, i. e., estará a un nivel superior al del Adepto Asekha.
( IL II 301-303. ) Mientras tratamos este punto, corresponde que completemos esta parte
de nuestro estudio y describamos cuál será probablemente la distribución real de las
entidades humanas al término de nuestra cadena. Podemos enumerar seis clases bien
definidas, aunque evidentemente cada una de éstas podría dividirse ulteriormente.
I. Los que, siguiendo el Sendero más escarpado, alcanzan el Estado de Adepto en
rondas anteriores a la quinta.
II. Los que alcanzan la meta fijada, y se convierten en Adeptos en la séptima ronda.
Estos son la vanguardia de quienes siguieron el sendero usual.
III. Los que alcanzan el nivel de Arhat en la séptima ronda.
IV. Los que están en los tres niveles inferiores del Sendero propiamente dicho, i. e.,
quienes pasaron las Iniciaciones Primera, Segunda o Tercera.
V. Los que "fracasaron" en el punto crítico de la quinta ronda.
VI. La gran masa del reino animal, que llegará a la individualización en el reino humano
hacia el término de la séptima ronda, y que así formará la humanidad de la quinta
cadena.
(IL I 107. DP 79. ) De la cantidad total de egos dedicados a esta evolución -unos 60.000
millones- se espera que una quinta parte alcance el nivel de Asekha antes de terminar la
séptima ronda. Otra quinta parte habrá llegado, para esa época, al nivel de Arhat; una
quinta parte estará en las etapas más bajas del Sendero; los dos quintos restantes habrán
sido apartados en la Gran Separación, en la mitad de la quinta ronda.
El Diagrama XXVI ilustra la gran "separación" en la mitad de la quinta ronda y
asimismo la distribución de las entidades humanas al término de la cadena.
En el diagrama, quienes alcanzaron el Estado de Adepto en rondas anteriores a la
séptima, aparecen como llegando a un nivel superior al de la Iniciación del Asekha,
porque, con toda probabilidad, asumirán otras Iniciaciones para la época en que se
complete la cadena, y el diagrama trata de mostrar la distribución al fin de la cadena.
( MW 92-93. SP 69. ) Un fenómeno similar de un "Día del Juicio", como se mencionó
antes, tuvo lugar con respecto a los animales que ingresan en el reino humano: esto
ocurrió en' la mitad de la cuarta ronda de nuestra cadena actual -el punto medio supremo
del total de nuestro Esquema Evolutivo, cuando “se cerró la puerta”, para usar la frase
comúnmente aceptada, para que el reino animal no se uniese al reino humano. Después
de esto, no pueden entrar más Mónadas en el reino humano. La puerta está cerrada para
este ciclo" ( La Doctrina Secreta, I, 205). En este caso, como en otros Días del Juicio, la
afirmación no debe interpretarse de manera demasiado rígida; pues aquí y allá, un
animal, con auxilio muy especial, puede todavía evolucionar hasta un punto en el que
sea posible para él la encarnación humana, pero en casi todos los casos no puede
hallarse cuerpo humano alguno de desarrollo suficientemente bajo para su
corporización.
( MW 102. ) La puerta contra otra inmigración en el reino humano desde el reino animal
sólo se cerró cuando no hubo nadie más en vista, o cuando nadie sería capaz de
alcanzarlo sin una repetición del tremendo impulso dado sólo una vez en la evolución
del Esquema, en su punto medio supremo. Este impulso tremendo fue dado mediante el
descenso de los Señores de la Llama desde Venus, y será descripto en un capítulo
posterior.
Puede advertirse aquí un punto interesante. Parece como si la humanidad de una cadena
pudiese avanzar e ingresar en el Sendero sólo después de cesar prácticamente la
individualización de los animales, ocurriendo en el futuro sólo excepcionales casos de
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Arthur Powell – El Sistema Solar
individualización. Cuando la puerta del reino humano está cerrada para los animales,
entonces se abre para la humanidad la puerta del Sendero.
(IL 11303-304.) La gran masa de nuestra actual corriente vital animal, como se
explicara antes, llegará a la individualización sólo hacia el término de la séptima ronda
de nuestra cadena actual, y por tanto formará la humanidad de la cadena próxima (o
quinta) . Pero ocasionalmente un animal, por lo común íntimamente ligado a la
humanidad y desarrollado especialmente en afecto e inteligencia, puede ser lo bastante
afortunado como para alcanzar la individualización en el presente período mundano.
Ese animal puede acomodarse con un cuerpo humano primitivo al comienzo de la
ocupación mediante nuestra corriente vital del planeta próximo -Mercurio- en nuestra
cadena actual. Es evidente que muy pocos podrán en realidad aprovechar esto que, hasta
donde podemos apreciar, será la oportunidad final de entrar en el reino humano en la
vida de esta cadena.
( IL II 305-306. ) Se conoce un caso en el que un animal, inusualmente capaz de viajar,
durante el sueño, en su cuerpo astral para visitar a su amo, pudo encarnar casi
inmediatamente en este mundo, si no fuese por ciertas dificultades que surgieron. El
animal habría sido, de muchas maneras, un salvaje primitivo, y con todo podría haber
encarnado sólo en inmediata relación personal con su amo, hacia quien su apego era tan
fuerte que hubiese sido imposible apartarlo de él. Incluso esta dificultad podría haber
sido vencida, salvo por el hecho de que fue imposible garantizar el sexo del salvaje.
( MW 116.) La frase sobre el “cierre de la puerta” sólo se aplica a aquellos animales que
ascienden al reino humano en el presente período global, y no a aquellos cuyos cuerpos
causales que, aunque primitivos, ya están formados. Así, los antropoides, de los que H.
P. Blavatsky dice que aún son admisibles para los cuerpos humanos, pertenecen al reino
animal de la Cadena Lunar, no a la Terrestre. Ocuparon los cuerpos por lo que se
conoce como el “pecado de inmentalidad” (lo cual será explicado en un capítulo
posterior) , y son los gorilas, chimpancés, orangutanes, mandriles y gibones. podrían
buscarse en Africa y encarnar allí, en las razas humanas muy bajas, aún existentes, del
tipo lemuriano.
Parece probable que el principio subyacente en la "separación", i. e., la suspensión
temporaria de las entidades ineptas para avanzar junto con los miembros más
adelantados del mismo reino o corriente vital, es aplicable, de muchas maneras distintas,
a la ya descripta.
En The Theosophist, de julio, agosto y setiembre de 1916, el señor G. E. Sutcliffe
expone la idea con gran lucidez y agudeza, y de manera interesantísima. Señala que, de
acuerdo con la regla de correspondencia, de tan vasta aplicación en ocultismo, "como es
arriba, es abajo"; como es, dentro es afuera, deben existir "Días del. Juicio"
correspondientes en cada porción de los ciclos y sub-ciclos de nuestra evolución.
De manera que, como la separación en la mitad de la quinta ronda rechaza a los ineptos
para la cadena, deberá haber una separación del Segundo Orden en la mitad de cada
quinto período global, rechazando a los ineptos para el resto de la ronda; una separación
del Tercer Orden, en la mitad de cada quinta Raza-Raíz, suspendiendo a los ineptos para
el resto del período global; y una separación del Cuarto Orden, en la mitad de cada
quinta subraza, rechazando a los ineptos para el resto de la Raza-Raíz.
De modo parecido, es posible que la reciente Guerra Mundial (que, de paso, algunos
piensan que aun no terminó) , y que afectó principalmente a la quinta Raza-Raíz, y sólo
incidentalmente a la quinta subraza, es un "Día del Juicio" del tercer orden, en el que los
ineptos son suspendidos para el resto del período global. Si esta hipótesis es correcta,
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Arthur Powell – El Sistema Solar
entonces los ineptos para el resto del período global serán diferidos, y continuarán su
evolución en Marte, uniéndose de esa manera a la Ronda Interior en dirección inversa,
como se explicó en un capítulo anterior.
(TC 76.) Esta teoría recibe apoyo de la siguiente afirmación: ". . .algunos pertenecientes
al pueblo muy irredimible, que participan en esta gran lucha (la Guerra) serán
segregados e ingresarán en Avíchi, para esperar .allí hasta que evolucione algún planeta
futuro, en el que empezarán nuevamente su evolución".
La magnitud de la crisis, de la que la Guerra fue, si no el todo, ciertamente una parte, es
indicada por lo siguiente: "La Guerra se convertirá en un modo rápido y seguro de
realizar en pocos años la labor de siglos, de asegurar un progreso incomparable hacia
una civilización más noble y mejor". (TC 211.) Asimismo: "'Hace poco hice mucho
hincapié sobre nuestro deber urgente de dar a la Jerarquía la cooperación que esa
Jerarquía demanda, por ser la primera vez en la historia de la evolución en la que Ellos
pueden alcanzar Su objeto, sin destruir toda la civilización como Ellos lo hicieron en la
Atlántida, y en escala más reducida, en Roma" (Dra. Annie Besant).
Además, parece que las condiciones ahora subsistentes en Marte (que trataremos más
específicamente en un capítulo posterior) son tales que resultan eminentemente
apropiadas para la evolución de quienes, debido a su "materialismo científico", pueden,
sin presunción, concebir que son ineptos para continuar junto a la población de
mentalidad menos materialista, perteneciente a la tierra, durante el resto de la quinta
Raza-Raíz, y las venideras Razas-Raíces sexta y séptima.
Como se dijo, la teoría del señor Sutcliffe, al considerársela, es muy razonable, y parece
sostenida por dos hechos históricamente apreciables.
Por tanto, podemos adoptarla, al menos provisionalmente, y efectuar algún intento de
ilustrar en un diagrama el método de su accionar.
En primer lugar, presentemos de esta manera los hechos en una tabla:
las entidades
El orden ocurre en medio de rechazando a los ineptos retomarán
para el resto su evolución en
Quinto la quinta ronda de la cadena la próxima cadena
Segundo el quinto periodo global de la ronda la próxima ronda
Tercero la quinta raza-raíz del período global el próximo período-
global
Cuarto la quinta subraza la raza-raíz la próxima raza-raíz
En los diagramas que siguen, las Razas-Raíces se presentan como rectángulos, y pueden
considerarse compuesta por siete franjas verticales, que representan a las subrazas. Los
efectos de los cuatro órdenes de los Día del Juicio aparecen eliminando trozos de las
porciones inferiores derechas de los rectángulos. El Diagrama XXVII muestra el efecto
de un Día del Juicio del Cuarto Orden, rechazando a los ineptos para continuar con el
resto de la Raza-Raíz.
El Diagrama XXVIII muestra el efecto de un Día del Juicio del Tercer Orden,
rechazando a los ineptos para continuar a través del resto del período global. Se
observará que, desde la mitad del quinto período global, los dos Ordenes del Día del
Juicio están mutuamente superpuestos.
El Diagrama XXIX muestra el efecto de un Día del Juicio del segundo Orden, cuando
los ineptos son rechazados para el resto de la ronda.
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Arthur Powell – El Sistema Solar
El dibujo muestra también los efectos de los Días del Juicio de los Ordenes Cuarto y
Tercero.
Los efectos de todos los cuatro Ordenes de los Días del Juicio se muestran en el
Diagrama XXX.
Puede notarse lo curioso de que el número total de Días del Juicio, de los cuatro
Ordenes, en toda nuestra cadena, es exactamente 400, todos los cuales se presentan en el
Diagrama XXX.
La idea subyacente de todo el proceso consiste en que, en cualquier período dado, la
cantidad de entidades que son aptas para continuar hasta el fin de ese período es
apreciablemente reducida por sucesivas aplicaciones de los Días del Juicio de los cuatro
grados; de ahí que el número de entidades que pueden completar toda la cadena sea muy
sustancialmente menor al número de quienes ingresaron en la cadena en su comienzo.
En la mitad. de la quinta ronda se reduce de 100 por ciento a 60 por ciento; en la cima
de esta reducción habrá otras reducciones debido a la aplicación de las separaciones de
los Ordenes Segundo, Tercero y Cuarto.
( MW 49-50. ) El "Día del Juicio" de la Cadena Lunar se afirma que ocurrió en la sexta
ronda, en el cuarto globo -en la Luna-. Según nuestra regla, esto debió tener lugar en la
quinta ronda. Por tanto, puede ser que nuestra regla generalizada sea incorrecta; o puede
haber existido algo excepcional en este caso; o, posiblemente, el Día del Juicio sea un
proceso que se extiende sobre un período considerable, y tal vez ésta haya sido la
porción final de aquél, ocurriendo una ronda total después de su comienzo.
Sea esto como fuere, mediante la guerra fue exterminada toda una raza de salvajes
incapaz de avanzar más en la Cadena Lunar, no quedando apropiados cuerpos
disponibles para su bajo estado evolutivo. Como murieron, o los mataron, no renacieron
sino que ingresaron en un estado de sueño. Muchos cuerpos de tipos bajos similares
fueron aniquilados mediante catástrofes sísmicas que devastaron distritos enteros,
disminuyendo muchísimo la población del globo. Desde ese tiempo en más todo fue
dirigido para presionar hacia adelante, lo más rápidamente posible, a los que quedaron,
preparándolos para la evolución en la próxima cadena -la Cadena Terrestre; luego de
caer los "rezagados" sin esperanza, de allí en adelante el crecimiento fue más firme y
rápido que antes. (MW 55.)
( MW 56. ) La sugerencia de que el Día del Juicio para una cadena es un proceso que se
extiende durante un considerable período parece ser apoyada por la afirmación de que,
en la séptima ronda de la Cadena Lunar de cada globo se desprendieron los habitantes
para los que las condiciones de los globos siguientes no eran apropiadas, quedando
quiescentes hasta que la próxima cadena estuviese lista para que ellos retomasen
su evolución.
(MW 15:19.) Otra excepción aparente a la regla general es que, en la primera cadena, no
se han apreciado fracasos desprendidos de su evolución. Si hubo Día del Juicio, la
investigación no lo observó.
Sin embargo, hay otra explicación que algunos estudiosos consideran preferible. La
siguiente tabla plantea esta teoría sin necesidad de otra explicación:
I Nada (a)
II Ronda nro. 7
III Ronda nro. 6
IV Ronda nro. 5 (a)
V Ronda nro. 4 (a)
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Arthur Powell – El Sistema Solar
VI Ronda nro. 3
VII Ronda nro. 2
Los tres ítems marcados con (a) se sabe que están de acuerdo con los hechos, y por tanto
bien puede ser que esta teoría, que agradezco a un ingenioso amigo, sea la correcta.
Entonces, si es correcta y el principio esencial sigue siendo el mismo, serían necesarias
modificaciones sustanciales en el Diagrama XXX, para que sea exacto.
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Arthur Powell – El Sistema Solar
CAPÍTULO XIV
LA INVOLUCION Y LA EVOLUCION
(PM 15-17.) A través de todas las fases de nuestro Sistema hay un principio
fundamental que se repite una y otra vez en muchos niveles diferentes. Este principio
debe captarse claramente porque es el hilo de Ariadna para todo el laberinto y
comprende las siete grandes etapas de la Involución y la Evolución. Durante tres etapas
el Espíritu desciende en la Materia: la Vida involuciona en la Forma; la cuarta etapa es
la del conflicto entre el Espíritu y la Materia, entre la Vida y la Forma; durante las tres
etapas restantes el Espíritu asciende: la Vida evoluciona a través de (y desde) la Forma.
Durante su ascenso el Espíritu puede concebirse como flotando sobre la Materia,
impartiendo cualidades, dando a la Materia poderes y atributos. La cuarta etapa está
sola; la Materia, después de recibir o adquirir diversos poderes y atributos, entra en
múltiples relaciones con el Espíritu informante. Esta es la gran batalla del universo, el
tremendo conflicto entre el Espíritu y la Materia, la batalla de Kurukshetra, de las vastas
huestes de los dos ejércitos contrarios, como las escrituras hindúes describen el proceso.
En esta parte del Campo está el punto de equilibrio. El Espíritu, al entrar en
innumerables relaciones con la Materia, al principio es derrotado; luego llega al punto
de equilibrio, donde ninguno tiene ventajas sobre el otro. Luego, lentamente, el Espíritu
empieza a triunfar sobre la Materia, de modo que, al término de la cuarta etapa, el
Espíritu es el amo de la Materia, y está presto para reascender a través de las tres etapas
que completan las siete.
Durante las tres últimas etapas, el Espíritu organiza a la Materia que él ha dominado y
animado, y la vuelca para sus propios fines, la moldea para su propia expresión, de
modo que la Materia pueda convertirse en el medio por el cual se manifiesten y activen
todos los poderes del Espíritu, modelados en el vehículo perfecto que el Espíritu
necesita a fin de manifestarse perfectamente.
(TE 108-109.) Durante el descenso del Espíritu, a menudo denominado arco
descendente, no sólo hay una tendencia hacia una materialidad mayor, al involucionar el
Espíritu en la Materia a fin de aprender a recibir las impresiones a través de ella, sino
también una tendencia hacia la diferenciación; la corriente de la Vida Divina se divide y
subdivide en una cantidad siempre creciente de corrientecillas y unidades de la
consciencia.
Durante la primera parte del ascenso del Espíritu, el arco ascendente, durante el cual el
Espíritu aprende a dominar a la Materia y a verla como expresión de sí mismo, la
tendencia es aún hacia una mayor diferenciación, pero al mismo tiempo hacia una
espiritualización y escape de la materialidad.
Durante la última parte del arco ascendente, cuando se cumplió finalmente la
diferenciación mediante la división de la Vida Divina en entidades humanas separadas,
la tendencia es hacia la unidad, al igual que hacia una mayor espiritualidad. En esta
etapa, habiendo aprendido perfectamente el Espíritu cómo recibir impresiones a través
de la materia, y cómo expresarse a través de ésta, y ya despiertos sus poderes, aprende a
usar estos poderes correctamente en servicio de la Deidad, o Logos.
El Diagrama XXXI ilustra el proceso.
(PM 17.) Como se dijo, este principio se repite una y otra vez, en muchos niveles.
Puede verse en actividad en sucesivas Cadenas, Rondas, Globos, Razas y Subrazas, y
una indagación minuciosa probablemente revelaría otros ejemplos de su aplicación.
46
Arthur Powell – El Sistema Solar
De manera que, como habrá observado el estudiante, las siete Cadenas Planetarias de un
Esquema Evolutivo siguen el proceso de descenso y ascenso a través de los grados de la
materia, o planos (vide Diagrama V, pág. 17). .
( MW 5-6. ) En el caso de los Globos de cualquier Cadena en particular, una ojeada a
los Diagramas III y V, págs. 13 y 17, muestra que los Globos de cada Cadena
descienden y ascienden nuevamente en el grado de materialidad.
Los tres pares de Globos, A y G, B y F, C y E, en cualquier Cadena, están unidos
íntimamente; pero uno puede considerarse como burdo esbozo y el otro como un cuadro
acabado.
El primer globo, Globo A, puede considerarse como la raíz o semilla de la Cadena; el
último globo, Globo G, como la flor o fruto de la Cadena; de ahí que el Globo A sea a
veces citado como el mundo-raíz; el Globo G, de modo parecido, a veces es
denominado el mundo-semilla porque, aunque produce el. fruto o producto final de su
propia Cadena, asimismo provee la semilla para la Cadena siguiente.
(PM 19:56.) Las formas evolucionan en los tres primeros globos de una Cadena; en el
cuarto globo se une el abismo entre las formas y los espíritus que flotan, y las formas se
animizan; en los últimos tres globos, los espíritus modelan las formas a su voluntad.
El Globo A de una Cadena a veces se llama también el globo arquetípico, porque
contiene los arquetipos de las formas que se producirán en la ronda. Pero, como dice H.
P. Blavatsky, "la palabra 'arquetípico' no debe tomarse aquí en el sentido que le dieron
los platonistas, i.e., elmundo como existía en la mente de la Deidad, sino en el de un
mundo hecho como un primer modelo, que ha de ser seguido y mejorado por los
mundos que le suceden físicamente". ( La Doctrina Secreta, I, 221, nota.)
Hallaremos precisamente el mismo principio en actividad cuando lleguemos a
considerar más detalladamente las Razas y Subrazas.
( TE 125. IL I 108. IL II 331-332. ) En nuestro Esquema Evolutivo, en la actualidad,
acabamos de pasar el punto medio. El punto central de todo el Esquema estará
claramente en la Cuarta Cadena, Cuarta Ronda, Cuarto Globo, Cuarta Raza-Raíz. De ahí
que el punto medio real caiga en la época de la última gran Raza-Raíz, la Atlántica.
Como la raza aria, la última que aparecerá en este Globo, es la Quinta Raza-Raíz del
Cuarto Globo, la raza humana en total apenas traspuso la mitad de camino en su
evolución, midiendo esto de manera puramente aritmética en términos de etapas que
debe atravesar. Un poco más adelante trataremos la cuestión del lapso insumido por
estas diversas etapas.
( PM 21-22. ) Nuestra Cadena, al ser la cuarta, es la Cadena de la lucha, del equilibrio,
la Cadena en la que el Espíritu y la Materia deben entrelazarse y entretejerse, de modo
que lo más elevado y lo más bajo, los dos polos de la naturaleza, se unen en un solo ser
complejo: el Hombre; éste es el punto de partida para la evolución superior.
Además, como ya hemos visto, estamos ahora en el Cuarto Globo, de manera que nos
hallamos en el centro mismo de la lucha, en el punto de combate más intenso y de
máxima dificultad, verdaderamente en el Kurukshetra planetario. Aquí, en el Cuarto
Globo de la Cuarta Cadena, en la Cuarta Ronda, deberá entablarse el máximo conflicto
del Espíritu y la Materia, para concluir con el triunfo del Espíritu.
(PM 18:20:35:57. ) Debemos notar asimismo que hay otro proceso cíclico que opera en
la evolución de los siete reinos a través de las rondas de una cadena. Cada ronda hace
evolucionar un reino hasta la perfección máxima de su tipo; los tipos futuros, al no
pertenecer a esa ronda, por supuesto están presentes, pero en estado más o menos
embrional, comparados con su desarrollo futuro en las rondas sucesivas. Allí, en nuestra
cadena, los reinos se perfeccionarán de la manera siguiente:
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Arthur Powell – El Sistema Solar
( PM 59. ) Ampliando esto un poco, podemos decir que en la primera ronda en el Globo
A los Constructores dan las siete formas arquetípicas para cada reino. En el Globo B
multiplican las formas que contienen lo esencial de cada arquetipo; en el Globo C
condensan estas formas; en el Globo D las modelan en materia aún más densa; en el
Globo E las tornan más complejas y las sutilizan ligeramente; en el Globo F las
construyen de materia más sutil; en el Globo G las perfeccionan finalmente.
Este es el método de su labor en cada ronda, aunque en la primera ronda sólo reúnen la
materia en torno de sí, y moran en ella mientras la asimilan. En esta tarea utilizan sólo
los cuatro subplanos superiores de la materia de cada plano.
Trataremos el proceso antedicho, con mayores detalles, cuando lleguemos a describir la
Cadena Terrestre, ronda por ronda, globo por globo.
( IL II 340. ) Otra complicación se debe al hecho de que en cada ronda se derrama otra
fuerza adicional dentro de los átomos, que procura una espirilla adicional en los átomos
en actividad. Así:
En la Ronda I. Se activa una espirilla.
En la Ronda II. Se activan dos espirillas.
En la Ronda IIr. Se activan tres espirillas,
Y así sucesivamente. Como estamos en la Ronda IV, tenemos cuatro juegos de espirillas
activas.
(TE 131. IL I 36. IL II 367-368.) Asimismo, cada ronda parece, en el caso de la
humanidad, estar' especialmente consagrada al cultivo de cierto principio. La presente
ronda ( la cuarta) , por ejemplo, debe consagrarse principalmente al cultivo del kama, la
emoción y el deseo, y la próxima, la quinta, al avance intelectual. Sin embargo, esta
regla general parece haber sido modificada en el ejemplo actual, porque, debido a la
llegada de los Señores de la Llama (como se explicará más detalladamente en un
capítulo posterior) nos encontramos muy adelantados en el programa asignado a
nosotros, y ya estamos dedicados al desarrollo del intelecto. Al mismo tiempo, debe
decirse que el intelecto que ahora tenemos es infinitesimal comparado con el que el
hombre promedio poseerá en el punto culminante de la próxima ronda (la quinta).
( MW 29-30. ) Empero, debe tenerse en cuenta otro principio importante. En cada
subplano hay siete subdivisiones; el cuerpo de un hombre, mientras contiene materia de
todos los subplanos y de todas las subdivisiones, mostrará actividad sólo en las
subdivisiones correspondientes a la cantidad de cadenas o rondas experimentadas, o en
experimentación.
Así, en la segunda cadena, un hombre será capaz de usar en sus cuerpos astral y mental
sólo las subdivisiones primera y segunda de cada subplano de la materia astral y mental.
En la tercera ronda podrá usar las subdivisiones primera, segunda y tercera, aunque no
tan plenamente en el caso de la tercera como lo hará en la segunda ronda de la tercera
cadena, y así sucesivamente.
En la cadena terrestre, la cuarta, en la segunda ronda, el hombre trabajó con las
subdivisiones primera y segunda de cada subplano, y débilmente en la tercera y cuarta.
Recién en la Raza séptima de la ronda séptima poseerá el espléndido cuerpo en el que
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CAPÍTULO XV
TIEMPOS Y FECHAS
Contamos con poca información relativa a los tiempos ocupados por las Cadenas,
Rondas, períodos globales o incluso Razas. ( IL II 286-287.)
De ahí que en la actualidad sea escasamente practicable intentar incluso estimar las
medidas exactas de estas enormes extensiones de tiempo.
En los libros esotéricos hindúes se dan cantidades definidas, pero H. P. Blavatsky
declara que es imposible confiar plenamente en éstas, porque están implícitas otras
consideraciones esotéricas, que los autores no tienen en cuenta.
Mientras no haya información directa sobre la cuestión, hay empero alguna razón para
sospechar que el tiempo de las Rondas no es una cantidad invariable, y que unas son
más breves que otras. Se ha pensado que las que están frente a nosotros probablemente
no sean tan largas como las que ya hemos atravesado. Pero tampoco aquí tenemos
información cierta, y parece inútil especular contando con tan pocos datos.
(IL 11333.) Sin embargo, podemos notar a este respecto, como arrojando posiblemente
alguna luz sobre la cuestión de los tiempos pasados en las porciones primera y posterior
de la evolución, que las investigaciones demostraron que mientras los cambios radicales
prístinos en la constitución del hombre se extendieron durante vastos períodos de
tiempo, los cambios posteriores conectados con el desarrollo de las civilizaciones
pasaron mucho más rápidamente; donde los desarrollos de las civilizaciones insumieron
miles de años, los cambios prístinos y más radicales ocuparon millones de años.
Por ahora podemos apenas enumerar las pocas aseveraciones efectuadas por autoridades
diversas, yeso es lo que procederemos a hacer.
( PM 6. ) Según registros ocultistas, el sistema solar tiene una vida que se extiende ante
él durante unos 1.955.884.703 años -digamos, más bien menos que 2.000 millones de
años.
(PM 64.) Se dice que transcurrieron 300 millones de años en esta Cuarta Ronda, en el
Globo D (la Tierra).
( PM 80. MW 102. ) Los Señores de Venus llegaron a la Tierra hace unos 16 millones
de años y medio.
(IL II 332.) La separación de los sexos, en la mitad de la Tercera Raza.Raíz (la
lemuriana) tuvo lugar hace unos 16 millones de años y medio.
Pero esa separación fue un largo proceso que se extendió durante más de un millón de
años, y tuvo lugar en diferentes tiempos en distintas partes del mundo.
( SD I 714. ) Alrededor de un millón de años es el período permitido para nuestra actual
Quinta Raza-Raíz ( la aria) .
Transcurrieron 850.000 años desde el hundimiento de la última gran isla, de parte del
continente de la Atlántida, de Ruta de la Cuarta Raza-Raíz, la atlántica.
La pequeña isla de Daitya fue destruida .hace unos 270.000 años.
( IL II 225. ) La catástrofe previa al hundimiento de Poseidonis comenzó en 75.025 a.C.
El hundimiento de Poseidonis tuvo lugar en 9.564 A.C.
50
Arthur Powell – El Sistema Solar
Según dice H. P. Blavatsky, las cifras antedichas son "exotéricas" y "aceptadas en toda
la India, y se relacionan muy estrechamente con las Obras Secretas. Además, estas
últimas las amplían mediante una división en una cantidad de Ciclos Esotéricos, jamás
mencionados en los escritos brahmánicos populares. . . (Estos) , en sus detalles, por
supuesto jamás fueron publicados".
( SD I 671. ) Se nos dice que en la actualidad estamos muy próximos al Kali Yuga ario.
(SAL 17-18.) La siguiente tabla proporciona una historia condensada de la vida animal
y vegetal de la tierra, encerrada -según Haeckel- con los estratos rocosos
contemporáneos. Las otras dos columnas presentan las razas humanas contemporáneas
y los grandes cataclismos conocidos por los estudiosos ocultistas.
51
Arthur Powell – El Sistema Solar
CAPÍTULO XVI
LOS LOGOS DE LA CADENA PLANETARIA Y OTRAS ALTAS DIGNIDADES
( IL II 431. PM 8-9. ) Vimos en el Capítulo VII que el Logos Solar contiene dentro de
Sí siete Logos Planetarios, que son, por así decirlo, centros dinámicos dentro de El,
canales a través de los cuales emana Su fuerza. Empero, al mismo tiempo, hay un
sentido en el que puede decirse que Lo constituyen.
Los hindúes hablan de ellos como de los Siete Hijos de Aditi -el octavo era Márttánda,
el Sol; cada Hijo, o Aditya, tiene su propia "casa".
También se los llamó los Siete Espíritus del Sol; en el Antiguo Egipto eran
denominados los Siete Dioses Misteriosos. En la religión de Zoroastro eran los Siete
Amesha Spontas. Entre los judíos, eran los Siete Sephiroth; entre los cristianos y
musulmanes, eran los Siete Arcángeles.
Cada religión los señala en torno a la Trinidad manifiesta del Logos, formando los
Virreyes, por así decirlo, de Ishvara en el vasto imperio del Sistema Solar, cada cual con
su propio reino, cada cual administrando su propio departamento. En la Teosofía
moderna se los llama los Siete Logos Planetarios, porque siempre fueron identificados
con los siete planetas sagrados, que son sus cuerpos físicos. Ya hemos tratado, en
capítulos anteriores sobre estos planetas, y su relación con el Esquema Evolutivo al que
pertenecen. Cada uno de estos Logos tiene entonces su propia casa y gobierna su propio
reino, un departamento definido del Sistema Solar.
La materia del Sistema Solar, que hemos visto que compone los vehículos del Logos
Solar, también compone los vehículos de los Lagos Planetarios, pues en ninguna parte.
del Sistema hay partícula de materia que no sea parte de uno u otro de aquéllos. (IL II
432-433.) Por supuesto, esto es verdad respecto de todos los planos; tomemos el plano
astral como ejemplo, porque su materia es insuficientemente fluida para responder a
nuestra finalidad, y al mismo tiempo está lo bastante próxima a lo físico como para no
hallarse por entero más allá de los límites de nuestra comprensión física. (IL I 217-218.
HS I 46-48.)
Cada partícula de la materia astral del Sistema es, como dijimos, no sólo parte del
cuerpo astral del Logos Solar, sino también parte del cuerpo astral de uno u otro de los
Siete Logos Planetarios. De ahí que en el cuerpo astral de todos los hombres haya
partículas pertenecientes a cada uno de los siete Logos Planetarios: pero las
proporciones varían infinitamente. Cada Mónada surgió originariamente a través de un
Logos Planetario (vide "The Causal Body", pág. 26) ya lo largo de toda -su evolución
continuará teniendo más partículas de ese Logos que de cualquier otro; de este modo la
gente puede distinguirse como perteneciendo primariamente a uno u otro de estos siete
grandes Poderes.
En los Logos Planetarios se producen periódicamente ciertos cambios psíquicos; es
posible que correspondan, en algún nivel infinitamente superior, a la aspiración y
espiración, o al latido del corazón, en nosotros que estamos aquí en el plano físico. Sea
esto como fuere, parece que hay una cantidad infinita de permutaciones posibles con sus
combinaciones.
Algunos de estos cambios periódicos son más rápidos que otros, de modo que se
produce una serie complicadísima de efectos. Se ha observado que una clave para el
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Arthur Powell – El Sistema Solar
53
Arthur Powell – El Sistema Solar
subplano, mostrando que este subplano está sujeto a una doble influencia del sexto
Devarája. Parecidas consideraciones se aplican, por supuesto, a cada uno de los otros
seis planos.
El Diagrama XXXIII es un intento de ilustrar las tres influencias que afectan a la
totalidad de los siete planos y sus subplanos. A los fines de un diagrama, sin embargo,
fue necesario mostrar las dos influencias de los Devarájas como provenientes de dos
direcciones; el hecho de que provienen en realidad de la misma fuente se indica con
líneas punteadas que unen las dos fuentes mostradas en el diagrama.
De manera que vemos que la materia, por ejemplo, del primer subplano está sujeta a una
doble influencia de la misma índole, así como la materia del segundo subplano está
sujeta a una doble influencia de otra índole; y así sucesivamente con todos los demás
subplanos. Por tanto, habrá algo distintivo entre la materia del primer subplano del
primer plano, la materia del segundo subplano del segundo plano, la materia del tercer
subplano del tercer plano, y así sucesivamente: aunque no se conozca (por lo que sabe
quien esto escribe) cuál es esta característica distintiva. Por ahora sólo llamamos la
atención sobre la cuestión oscureciendo los subplanos que están sujetos a la doble
influencia.
(MP 396-397.) Los cambios en la consciencia de los Espíritus Planetarios son visibles
en la larga historia de las razas humanas como cambios cíclicos regulares en el
temperamento del pueblo y el carácter consiguiente de su- civilización. Así, en una
Raza-Raíz dada, los Siete Rayos son preponderantes por turno -tal vez más de una vez-,
pero en el período de ese dominio de cada Rayo habrá siete subciclos de influencia. Por
ejemplo, mientras el Quinto Rayo rige en la historia de una Raza, la idea central de ese
Rayo, y probablemente una religión fundada en éste, predominará en las mentes
humanas; pero ese tiempo de predominio se subdividirá en siete períodos, el primero
coloreado por la idea del Primer Rayo, el segundo por la del Segundo Rayo, y así
sucesivamente. En la quinta subdivisión, la influencia del Quinto Rayo se hallará, por
supuesto, en su potencia más pura y vigorosa. Es posible que estas divisiones y
subdivisiones correspondan a las subrazas y naciones, pero esta correspondencia aún no
fue determinada.
EL ESTADO MAYOR
( IL II 288-289. MW 12-14. ) Así como cada general tiene, aparte de los oficiales
regulares que tienen diversos comandos bajo su mando, un conjunto especial de
oficiales que forman su estado mayor, cuyo deber es prestarle personal asistencia, y
estar dispuestos, en cualquier momento, para hacer cuanto aquél requiera, o para cubrir
una vacante que pueda producirse, de igual modo que el Logos Solar tiene Su estado
mayor, una cantidad de Adeptos que no están al servicio de ninguna Cadena en
particular, pero que están preparados para ser enviados en auxilio de cualquiera que
necesite ayuda. De manera que los miembros del Estado Mayor se prestan al servicio
inmediato del Logos; para ser utilizados por Este en cualquier parte del Sistema Solar;
son Sus sirvientes y mensajeros, que viven para llevar a cabo Su voluntad y realizar Su
labor en todo el Sistema que El rige.
Integrar el estado mayor es una de las siete posibilidades al alcance del hombre que
"llegó a la otra orilla", Parece que debe considerarse esto como un sendero rigurosísimo,
tal vez como el máximo sacrificio del Adepto, y por ello se lo juzga con gran distinción.
E] miembro del Estado Mayor General carece de cuerpo físico, pero se crea uno
mediante Kriyáshakti -el "poder de hacer"- de la materia del globo al que es enviado. El
Estado Mayor contiene seres en muy diferentes niveles, desde el del Arhantado hacia
54
Arthur Powell – El Sistema Solar
arriba. Algunos se dedican a esto al alcanzar el Arhantado en la Cadena Lunar; otros son
Adeptos Asekha (Maestros) ; otros fueron mucho más allá de esa etapa de la evolución
humana.
La necesidad de provisión de tal Estado Mayor surge probablemente, entre muchas otras
razones desconocidas por nosotros, del hecha de que en las más prístinas etapas de una
Cadena -especialmente de una que se halle en el arco descendente- o incluso de un
globo, se necesita más ayuda exterior que la requerida después. Así, por ejemplo, en la
Primera Cadena de nuestro Esquema, el logro de la Primera Cadena de nuestro
Esquema (el logro de la Primera Iniciación es el nivel señalado para la realización),
nadie de su humanidad alcanzó el nivel Asekha, mucho menos el Estado Búdigo -que,
por supuesto, está mucho más adelante.
Consiguientemente, el oficio del Buda y de otros altos oficios ha de ser cumplido por
entidades ubicadas fuera del Esquema Terrestre. Las Cadenas posteriores también
fueron ayudadas de manera similar.
La Cadena Terrestre contará, a su debido tiempo, con altos Oficiales de las Cadenas
primeras de otros Esquemas, al igual que, por supuesto, procurará el normal suministro
para sus posteriores Globos y Rondas.
De hecho, por lo que conocemos, ya abandonaron la Tierra dos miembros de la
Jerarquía Oculta Terrestre, ya sea para unirse al Estado Mayor General, o en préstamo
por el Jefe de la Jerarquía Terrestre al Jefe de la Jerarquía de algún otro Globo fuera del
Esquema Terrestre.
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Arthur Powell – El Sistema Solar
CAPÍTULO XVII
LOS MANUS
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Arthur Powell – El Sistema Solar
vocablo Manu-Raíz para describir la función, sin importar por Quién es cumplida esa
función.
El Manu-Raíz, al recibir los productos evolutivos de la Cadena que acaba de concluir,
sigue el plan del Manu-Semilla, determinando los tiempos y lugares para introducir las
diversas clases de entidades dentro de Su retiro en la Cadena siguiente.
Por tanto, la función del Manu-Semilla consiste en dirigir todos los preparativos para la
transferencia de la enorme población de una Cadena a la Cadena siguiente; la del Manu-
Raíz es hacer todos los arreglos para la recepción de esa población, e introducir las
muchas clases de entidades en Su Cadena en la secuencia y tiempos apropiados.
Lo que sigue es un ejemplo de la labor de un Manu-Semilla. El Manu-Semilla de la
Cadena Lunar pareció tener un vasto plan, según el cual agrupó a las entidades de la
Cadena Lunar, dividiéndolas, después de sus últimas muertes, en clases, subclases y
subsubclases, de un modo muy definido, aparentemente mediante algún género de
magnetización. Esto estableció tasas particulares de vibración, y la gente que pudo
trabajar mejor en una tasa de esa Índole fue agrupada junta, y la que trabajó mejor en
otra tasa fue agrupada de modo parecido, y así sucesivamente. Estos grupos parecieron
formarse automáticamente en el mundo celestial, en gran medida como el fino polvo se
modelará en figuras sobre un disco que vibra bajo el impacto de una nota musical.
En esta tarea gigantesca el Manu-Semilla fue auxiliado por muchos grandes Seres, que
obedecieron Sus directivas; todo el vasto plan fue llevado a cabo con un orden y una
inevitabilidad inefablemente impresionantes.
( MW 76. ) De esa manera los resultados de la Cadena precedente se reúnen dentro del
aura del Manu-Semilla, y se ordenan, tabulan, archivan -si puede emplearse tales
términos- en orden perfecto. Sobre estas inteligencias, de muchos grados, vueltas hacia
adentro, que viven una vida extraña, lenta y subjetiva, sin idea del tiempo, el Manu-
Semilla derrama corrientes intermitentes. de Su magnetismo estimulante. Una corriente
continua las rompería en pedazos, de modo que juega sobre ellas y luego se detiene, y
ellas dormitan tal vez durante un millón de años, asimilando eso lentamente; luego
juega sobre ellas otra corriente, y así sucesivamente, durante millones de millones de
años. A quienes pudieron observar esa extraña escena, se les ocurrieron muchas
analogías: bulbos colocados cuidadosamente en estantes, inspeccionados de tiempo en
tiempo por un jardinero; camas de un hospital, visitadas día tras día por un médico.
Eventualmente llegará el tiempo en el que el Gran Jardinero sacará Sus bulbos para
plantarlos; el plantío es la próxima Cadena, y los bulbos las almas vivas.
( MW 87. ) La obra de un Manu, que transporta grupos de entidades de una Cadena,
Ronda, etc., a la Cadena, Ronda, etc., siguientes, nos recuerda las historias de los
Puranas hindúes acerca del Manu que cruza el océano en un barco, llevando consigo las
semillas de un nuevo mundo, y de los escritos hebreos sobre Noé, que preservó en un
arca todo lo necesario para repoblar la tierra después de un diluvio. Las leyendas
preservadas en las Escrituras religiosas se basan a menudo en sucesos verdaderos del
mundo oculto.
( MW 86. ) Se advirtió una cuestión interesante en la colocación de una clase de seres
humanos con cuerpos causales de "cestería" desde la Cadena Lunar en la Cadena
Terrestre. (N.B. Un cuerpo causal de cestería es el que no está plenamente formado, y
consiste en líneas de materia algo parecidas a un cesto, de ahí el nombre. (Vide "The
Causal. Body", pág. 85.)
Los "estantes" en los que fueron almacenados los "bulbos" fueron claramente de materia
mental superior; pero como no hay continuidad de materia mental entre las Cadenas, los
bulbos ubicados en el aura del Manu-Semilla fueron traídos a través de un plano
superior -el búddhico- de modo que la cestería de la materia mental lunar se
57
Arthur Powell – El Sistema Solar
desintegraría, y tendría que ser reformada antes que las entidades correspondientes
empezasen su carrera en la Cadena Terrestre. Así, luego de dormir durante eones en el
mundo búddhico, tuvieron que recubrirse de cestería de materia equivalente de la
Cadena Terrestre.
( MW 58. ) Pareció también que el Manu-Semilla escogió a las Dignidades de la
Cadena siguiente, las que, en el prolongado curso de la evolución, estarían a la cabeza
de sus congéneres, convirtiéndose en Maestros, Manus, etc., en las diversas Rondas y
Razas. Evidentemente eligió muchos más de los necesarios, tal como un jardinero
escoge muchas plantas para un cultivo especial, de las que hará después una selección.
En la Cadena Lunar, la mayor parte de esta selección fue efectuada en el Globo D: la
Luna.
(MW 75-76.) En la labor que se desarrolla entre las Cadenas se insume enormes
períodos temporales; éstos son tan vastos que, forzosamente, la mente se refugia en la
idea de que el tiempo no tiene existencia fija sino que es largo o corto según la actividad
de la consciencia del ser correspondiente. En la Intercadena del Nirvana las
consciencias realmente operativas son las del Manu-Semilla de la Cadena recién
completada y del Manu-Raíz de la Cadena que ha de seguir.
El Gran Plan está en la mente del Manu-Semilla, y como se dijo el Manu-Raíz lo recibe
de El y lo trabaja en la nueva Cadena que El gobierna.
( MW 77.) El Manu-Semilla determina los contenidos de cada grupo de entidades y el
orden de su envío a la nueva Cadena; el Manu-Raíz distribuye los grupos o "embarques"
como a veces se los llama a medida que llegan sucesivamente.
El Manu-Semilla de la Cadena Lunar es Chakshushas; El es ayudado por las Dignidades
que Le informan cómo respondieron los miembros de alguna división especial a las
Influencias que les proyectó durante el Nirvana de la Intercadena.
El principio seguido, en el envío de las entidades a la nueva Cadena, consiste en que los
menos avanzados de la "edad" o desarrollo son enviados primeros, a fin de que habiten
las formas más primitivas; los más adelantados siguen cuando las formas evolucionaron
hasta un estado superior. ( MW 78.) Después se darán ejemplos del accionar de este
principio.
( MW 78. IL II 370. SAL 42-43. MP 44. ) El Manu-Raíz de la Cadena Terrestre es
Vaivasvata; no debe confundírsele con el Manu del mismo nombre, a cargo de la Quinta
Raza-Raíz y la maravillosa civilización aria. El Vaivasvata del Manu-Raíz dirige todo el
orden de la evolución en la Cadena Terrestre; es un Ser correspondiente a la Cuarta
Cadena del Esquema Evolutivo de Venus. Dos de Sus Asistentes provienen de la misma
Cadena, y un tercero es un Adepto elevado que "se adelantó" en la Cadena Lunar. El
Manu de la Cuarta Raza-Raíz (la atlántica) fue también un Adepto proveniente de
Venus. Se le conoce como el Señor Chakshusha Manu, es chino de nacimiento y de
casta muy elevada.
Un Manu-Raíz de una Cadena debe lograr el nivel fijado para la Cadena o Cadenas en la
que es humano y se convirtió en uno de sus "Señores". Luego se convierte en el Manu
de una Raza; luego en Pratyeka Buddha; después en Señor del Mundo; más tarde en el
Manu-Raíz; después en el Manu-Semilla de una Ronda, y sólo entonces en el Manu-
Raíz de una Cadena. Como ya se explicó, El dirige a los Manus de las Rondas, que
distribuyen el trabajo entre los Manus de las Razas.
Además, cada Cadena produce una cantidad de seres humanos logrados, los "Señores de
la Cadena", algunos de los cuales se consagran a la tarea de una nueva Cadena, bajo su
Manu-Raíz. ( MW 79. ) Así, por ejemplo, para la Cadena Terrestre hay siete clases de
Señores de la Luna,-i.e., "éxitos" de los planetas de la Cadena Lunar, que operan bajo el
Manu-Raíz de la Cadena Terrestre.
58
Arthur Powell – El Sistema Solar
( IL II 335-336. ) Antes que el Manu de una Cadena o de una Ronda comience la tarea
que tiene asignada, examina la parte del pensamiento-forma del Logos referido a Su
labor, y lo hace descender hasta un nivel de fácil alcance para constante referencia.
Efectúa lo mismo en algún nivel inferior el Manu de ca.da Mundo o Globo y de cada
Raza-Raíz.
De manera que cada Manu tiene ante Sí, en Su propio nivel, el modelo según el cual
deberá construir, y se esfuerza por crear Su Mundo o Su Raza, según el caso, lo más
aproximadamente posible a una copia exacta de lo que el Logos se propone que sea. En
vista del hecho de que El ha de construir con materiales existentes, usualmente puede
alcanzar la perfección requerida de modo gradual; de ahí que los primeros esfuerzos en
la formación de una raza, por ejemplo, sean a menudo sólo parcialmente exitosos.
Para tomar un ejemplo específico, en la primera Ronda de la Cadena Terrestre el Manu
a cargo hizo descender todos los arquetipos para toda la Cadena. Aunque muchos de
éstos no estarán plenamente perfeccionados aquí abajo hasta la séptima Ronda, los
gérmenes de todos ellos estuvieron ya presentes incluso en la primera Ronda.
Para cada reino de la naturaleza El escogió cierto conjunto de formas, que deseaba tener
vivificadas durante la primera Ronda, con la intención de desarrollar de ellas, en etapas
posteriores, todo lo que el Logos deseaba que la Cadena Terrestre produjese.
El esquema de estas formas, materializadas hasta un nivel en el que pudiesen utilizarlas,
fue entregado a ciertos Logos de la Luna, a quienes se les confió la tarea de poner en
movimiento las actividades de la primera Cadena. Ellos crearon estas formas en cada
uno de los siete Globos de esa primera Ronda y, al crearlas, los animales-hombres de la
luna entraron en ellas, las solidificaron y utilizaron, y de ellas generaron otras que
pudiesen Ser habitadas por los animales lunares que ocupaban las etapas debajo de
ellos. Trataremos y explicaremos sobre “los animales-hombres”, los "animales lunares",
etc., en una etapa posterior de nuestro estudio.
Por el momento sólo podemos advertir que éstos son nombres para designar clases de
entidades de ciertos niveles de desarrollo, cuando abandonaron la Cadena Lunar.
( MW 320. ) Debe notarse que el Manu de la Raza-Raíz inicia y fija el tipo no sólo de
cada Raza-Raíz sino también de cada subraza, encarnando El Mismo en ellas.
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Arthur Powell – El Sistema Solar
CAPÍTULO XVIII
BUDDHAS, MAHACHOHANS Y BODHISATTVAS
(TE 11-12, IL I 10-11:15:29. IPM 94-95. HS 1211-212.) Hemos visto que los Manus
son monarcas prácticamente autocráticos, dedicados a la evolución de las diferentes
razas humanas. Representan al departamento directivo, que guía toda la evolución
natural, cambia el aspecto de la superficie del globo, construye y destruye continentes,
hace surgir nuevas razas, controla los destinos de las naciones, modela la suerte de las
civilizaciones, de tiempo en tiempo efectúa una rendición de cuentas entre razas y
naciones y rige los destinos externos de los hombres.
Otro gran departamento es el de religión y educación, y de él provinieron todos los
grandes maestros y surgieron todas las religiones.
El Dignatario que encabeza este departamento, con un rango superior en dos grados al
de Maestro o Adepto Asekha, se conoce, de distintos modos, como el Bodhisattva, el
Jagat Gurú, el Maestro del Mundo, el Cristo.
El custodio los destinos espirituales de la humanidad. Llega El Mismo o envía a uno de
sus discípulos para que funde una nueva religión cuando decide que ésta es necesaria.
Su bendición fluye por todas las regiones vivientes del tiempo, y puede considerarse
como una especie de firme presión, de modo que el poder empleado fluirá, como si
fuese automático, dentro de cada canal, por doquier y de cualquier modo que se le
franquee el paso. De manera que trabaja simultáneamente a través de todas las
religiones, utilizando todo lo que es bueno ya sea como devoción o auto-sacrificio en
cada una de aquéllas. Además, El designa un Maestro u otro como guía y protector
especial de una religión especial.
( IL II 392-393. HSI 50-51.) Hay un Manu y un Bodhisattva para cada Raza-Raíz, y
son, respectivamente, el cerebro y el corazón del Hombre Celestial que emerge como
resultado de la evolución de cada Raza-Raíz. En el Hombre Celestial, como en el
hombre de la tierra, hay siete centros, y cada uno de estos centros está representado por
una dignidad de la Jerarquía Oculta. Los Hombres Celestiales así formados son los
verdaderos habitantes del sistema solar, los hijos mentalmente nacidos de los Logos
Planetarios, destinados a ser los Logos Planetarios del futuro; de ellos seremos partes
componentes, vivas y conscientes; no obstante, cada uno tendrá la libertad más
completa y la más elevada actividad posible.
(MP 417-419.) Además del Manu y del Bodhisattva de una Raza-Raíz, hay asimismo
otra Dignidad, que se halla en el mismo nivel, conocida como el Mahachohan. El es
quien dirige las mentes de los hombres de modo que las diferentes formas de cultura y
civilización se desarrollan según el plan cíclico. Se menciona al Manu como la Cabeza,
al Bodhisattva como el Corazón, y al Mahachohan como la Mano o los cinco Dedos;
todos están activos en el mundo, moldeando la Raza en un ser orgánico, el Hombre
Celestial, como se le llama.
El Manu sigue la línea del Primer Rayo, el Bodhisattva la del Segundo Rayo, mientras
que el Mahachohan está a la cabeza de los cinco rayos restantes.
(IPM 96-97. IL 111-12. HS 1212.) El Bodhisattva del pasado, que dio las religiones
primitivas de la Raza-Raíz Quinta, o Aria, es ahora el Señor Buddha. Mientras Este era
el Maestro del Mundo, llegó a la primera subraza como Vyasa, y fundó el Hinduismo, la
religión del Sol; enseñó como Thoth; conocido después como Hermes, en Egipto
fundando la religión de la Luz; llegó como Zoroastro a Persia, hace 31.000 años,
proclamando la religión del Fuego; llegó a Grecia como Orfeo, enseñando con música y
sonido, y fundó los Misterios Orficos.
60
Arthur Powell – El Sistema Solar
Por última vez llegó al Indostán, para alcanzar allí la Iluminación del Buddha, y con el
Buddhismo cerró el antiguo ciclo, dejando a Su Sucesor la continuación de la obra del
Maestro del Mundo.
( IL I 12-13. MP 425-426. ) La profunda reverencia y el fuerte afecto que se sienten en
todo el Oriente hacia el Señor Gautama Buddha se deben a dos hechos. Uno de éstos es
que fue el primero, de nuestra humanidad, en alcanzar la cima estupenda del Estado
Búdico, y por ello puede describírsele verdaderamente como los primeros-frutos y el
líder de nuestra raza, pues todos los Buddhas anteriores pertenecieron a otras
humanidades, que maduraran en cadenas anteriores.
El segundo hecho consiste en que, para apresurar el progreso de la humanidad. El
asumió ciertos trabajos adicionales de carácter muy estupendo, cuya naturaleza es difícil
de comprender para nosotros.
( IL II 11.) El logro del Estado Búdico no es simplemente la obtención de la
iluminación; también es la recepción de una Iniciación grande y definida; el hombre que
dio ese paso no puede encarnar nuevamente en la tierra, delega Su Labor a Su sucesor y,
por lo común, desaparece por completo en cuanto a cualquier conexión con la tierra.
( MP 431-446.) Sin embargo, el Señor Gautama todavía permanece, hasta cierto punto,
en contacto con el mundo. Una vez por año, en la festividad de Wesak, en la primera
luna llena de mayo, aun se muestra ante la hermandad de los Adeptos, y derrama sobre
ellos Su bendición, que deberán transmitir al mundo en general. El Señor Gautama
puede todavía ser alcanzado de ciertos modos por quienes saben cómo. En "The Masters
and the Path", págs. 431-446, se hallará una relación completa de la ceremonia de
Wesak.
(IL I 13. IPM 97-100.) El sucesor del Señor Buddha el actual Bodhisattva, es el Señor
Maitreya, conocido en Occidente como el Cristo.
(MP 449. HS 1215-217.) Primero llegó como Krishna a las planicies de la India, y
luego, a la subraza quinta, o teutónica, de nuestra actual Raza-Raíz, como el Cristo, en
Palestina. Connotó preeminentemente el valor del individuo y del autosacrificio. Por lo
que conocemos está destinado a aparecer nuevamente en la tierra ya brindar enseñanza
religiosa adecuada a las necesidades particulares de las subrazas sexta y séptima de la
quinta Raza-Raíz. Luego desaparecerá y se convertirá en el Buddha de la sexta Raza-
Raíz.
(IL 114-15). El Manu y el Boddishattva en la sexta Raza-Raíz serán los actuales
Chohans Morya y Koot Hoomi, respectivamente -los dos Chohans más íntimamente
contraídos a la función y el trabajo de la Sociedad Teosófica.
( MW 74- 75. ) La que sigue es la lista, hasta donde conocemos, de los Bodhisattvas y
Buddhas de nuestra evolución:
En el Globo F de la Cadena Lunar, el Buddha era el Señor Dípánkara, que llegó de la
cuarta cadena del Esquema Venusino, y era miembro del Estado Mayor General.
La lista de la Cadena Terrestre, Cuarta Ronda, Globo D (la Tierra), es la siguiente:
Un Buddha es una Dignidad que supervisa mucho más que una humanidad; es el
Maestro de los Devas, o Angeles, al igual que de los hombres, de modo que el hecho de
61
Arthur Powell – El Sistema Solar
que una humanidad dada esté en una etapa evolutiva muy baja no descarta la necesidad
de esa elevada mediación.
(MP 425.) El tiene a su cargo el trabajo especial del Segundo Rayo para todo el mundo,
consagrándose a la parte de éste que está en los mundos superiores, mientras confía a Su
ayudante y representante, el Bodhisattva, el oficio de Maestro del Mundo para los
planos inferiores.
( TPO 523. ) Quien se convierte en Buddha deberá haber efectuado miles de años antes,
su voto a un Buddha viviente, y se dice que desde entonces en adelante la influencia del
Buddha lo eclipsa, y que cuando, a su debido tiempo, alcanza el Estado Búdico, la gran
influencia del Buddha espiritual se mece sobre el Buddha encarnado.
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Arthur Powell – El Sistema Solar
CAPÍTULO XIX
EL SEÑOR DEL MUNDO Y SUS AYUDANTES
(TE 11. IL I lO. MP 476.) En nuestro Globo Terráqueo hay una gran Dignidad,
conocida como el Señor del Mundo, que representa al Logos Solar, y controla
absolutamente toda la evolución que tiene lugar en este planeta, no sólo la de la
humanidad y de los reinos animal, vegetal, mineral y elemental, sino también de los
grandes reinos no humanos de los espíritus de la naturaleza y de los devas. Por
supuesto, no deberá confundírsele con el Espíritu de la Tierra, que utiliza la tierra como
cuerpo físico y que es una entidad totalmente distinta, como se explicará más
completamente en el Capítulo XXVI.
(MW 103: 79. IL 11365. MP 476-478.) Podemos imaginar al Señor del Mundo como al
REY verdadero de este mundo; bajo Su mando están Sus ministros a cargo de los
diferentes departamentos. Se le conoce como Sanat Kumara, el "Joven de dieciséis
veranos", el "Joven-Virgen Eterno".
La palabra Kumara es un título, que significa Príncipe o Regente. Junto con los demás,
a quienes mencionaremos ahora, llegó al Globo Terráqueo, desde el Esquema Evolutivo
de Venus, en la mitad de la Cuarta Ronda (actual), y en la mitad de la Tercera Raza-
Raíz (la lemuriana). La finalidad de su venida fue: 1) acelerar la evolución mental; 2)
fundar la Jerarquía Oculta de la Tierra; 3) asumir el gobierno del Globo Terráqueo.
Ahora trataremos estas diversas funciones.
Con Sanat Kumara llegaron tres Kumaras, Sus Discípulos, que sirven como sus
lugartenientes o ayudantes. Se hallan en el nivel del Buddha, y se llaman Pratyeka o
Pachcheka Buddhas, y están destinados a ser nuestros tres Señores del Mundo cuando la
humanidad ocupe el planeta Mercurio; pues allí hay tres Señores del Mundo durante
cada período mundano. Quien actualmente ejerce ese oficio ya es el tercero.
Asimismo hubo unos 25 ó 30 Adeptos, de orden graduado, junto con unos 100 seres
humanos corrientes que, de algún modo, estaban afiliados a estos Grandes, o tal vez
individualizados por Ellos, y fundidos en la humanidad ordinaria de la tierra:
La mayoría de Ellos estuvieron solamente en la tierra durante el período crítico de
nuestra historia (que ahora se explicará) ; quedan todavía unos pocos para ocupar los
cargos supremos de la Gran Hermandad Blanca, hasta que llegue el tiempo en que los
hombres de nuestra evolución se eleven a una altura tal que los capacite para prescindir
de sus augustos visitantes.
( SD II 294. MW 103. ) El Catecismo de las Escuelas Interiores dice:
“De los siete Hombres-Vírgenes (Kumara), cuatro se sacrificaron por los pecados del
mundo y la instrucción de los ignorantes, a permanecer hasta el fin del actual
Manvantara. Aunque invisibles, están siempre presentes . . . Estos son la Cabeza, el
Corazón, el Alma y la Semilla del Conocimiento (Jñana) inmortal. Oh, Lanoo, jamás
hablarás de estos grandes ante una multitud, mencionándolos por su nombre. Sólo los
sabios entenderán”.
( MP 238. ) El Señor del Mundo es la Cabeza de la Hermandad, que no sólo es un
cuerpo de Hombres, cada uno de los cuales tiene Su propio deber que cumplir en guiar
la evolución sobre la tierra, sino también una unidad estupenda, un instrumento
plenamente flexible en manos del Señor, un arma poderosa que El puede blandir.
Asimismo se le conoce como el Iniciador Unico, aunque en el caso de las Iniciaciones
primera y segunda, está facultado a delegar en algún otro Adepto el cumplimiento de la
ceremonia en Su reemplazo; pero incluso entonces el Oficiante se vuelve e invoca al
Señor en el momento crítico de conferir el grado.
63
Arthur Powell – El Sistema Solar
(MP 477.) El es la Fuerza que dirige toda la maquinaria del mundo, la corporización de
la Voluntad Divina. Su consciencia abarca toda la vida de nuestro globo. En Sus manos
están los poderes de la destrucción cíclica, pues El blande el Fohat en sus formas
superiores y puede tratar directamente las fuerzas cósmicas fuera de la cadena. Parece
que, por lo común, más bien trabaja con la humanidad en masa pero cuando influencia a
una sola persona parece hacerlo a través del atma, no a través del ego.
( IL II 366. MW 103. IL I 9. MP 478. ) Ninguno de los Señores de Venus, como a
menudo se los llama, encarnó en nuestra humanidad. No tomaron -de hecho no pudieron
tomar- cuerpos humanos; en lugar de ello construyeron para Sí Mismos vehículos
similares a los supremos ideales de toda forma humana en apariencia, pero difiriendo
absolutamente en esto: en que no están influencia dos por el tiempo y son incapaces de
cambiar o decaer.
Aunque estos cuerpos fueron usados durante 16 millones de años, todavía están
precisamente como en el día de su creación por parte de Kriyá-shakti. Deben ser
considerados como una especie de materialización permanente; cuerpos construidos
como estatuas, y que empero, para la vista y el tacto presentan la apariencia de seres
vivos corrientes.
Su morada "fue y es la Tierra Sagrada e Imperecedera, en la que siempre brilla la
Estrella Llameante, el símbolo del Monarca de la Tierra, el Polo inmutable, en torno del
cual gira siempre la vida de la Tierra".
Es innecesario decir que el polo mencionado no es el polo geográfico, sino lo que
podemos llamar el polo espiritual de la Tierra, y en la actualidad es un oasis en el
Desierto de Gobi, llamado Shamballa.
( MP 478-479. ) Una vez cada siete años, el Señor del Mundo dirige en Shamballa una
gran ceremonia algo semejante al evento del Wesak, pero en una escala aun mayor y de
tipo diferente, a la que son invitados todos los Adeptos e incluso algunos Iniciados
debajo de ese grado, y de esa manera tienen una oportunidad de entrar en contacto con
Su gran Líder. En otras épocas, El trata sólo con los Jefes, de la Jerarquía Oficial,
excepto cuando, por razones especiales, convoca a otros a Su presencia.
( MP 482-483. ) Mencionamos anteriormente que en cualquier período mundano dado
hay tres Señores sucesivos del Mundo. La tarea del Tercero de éstos es mucho mayor
que la de los Señores Primero y Segundo, porque Su deber es completar
satisfactoriamente ese período evolutivo, y poner los incontables millones de criaturas
en evolución en manos del Manu-Semilla, que será responsable de ellas durante el
Nirvána interplanetario, que, a su vez, las entregará al Manu-Raíz del globo siguiente.
Una vez que el Tercer Señor del Mundo cumplió con este deber, encara otra Iniciación
enteramente fuera de nuestro mundo, y alcanza el nivel del Vigía Silencioso. En tal
calidad permanece en guardia durante todo el período de una ronda, y sólo cuando la ola
vital ocupó nuevamente nuestro planeta y está otra vez lista para abandonarla, El
abandona Su extraña tarea autoimpuesta, y se la pasa a Su Sucesor.
Los Señores de Venus son conocidos también con otros nombres, como Señores de la
Llama, Hijos de la Niebla Ignea, Hijos del Fuego.
Trataremos ahora sobre el efecto producido en la evolución mental de nuestro Globo
con la llegada de los Señores de la Llama. Esto podemos dividirlo en dos partes:
primera, el efecto producido en la humanidad en general, y segunda, el Ímpetu dado al
reino animal.
(TE 131. IL 11 367-368. IL 136.) Al tratar en primer término sobre la humanidad, en
esta cuarta Ronda debemos consagrarnos, en el curso natural de los eventos, al
desarrollo de las emociones -el principio astral: la Ronda próxima, la quinta, sería
normalmente la consagrada en especial al desarrollo de la mente- el principio mental.
64
Arthur Powell – El Sistema Solar
Pero fue tan grande la influencia que debieron inducir los Señores de la Llama sobre la
evolución mental, que el progreso avanzó una Ronda total, mientras el intelecto ya se
desarrolló considerablemente en la actual Ronda cuarta. Al mismo tiempo debe
entenderse que el intelecto del que ahora estamos tan orgullosos es infinitesimal
comparado con el que posee el hombre promedio el el punto culminante de la ronda
siguiente, o quinta.
( MW 103. SD 11 295. ) Podemos hacer notar aquí que hay otro gran Dignatario en la
tierra, mayor aún que el Sanat Kumara, aunque poco se sabe de El o de Su función. H.
P. Blavatsky escribe: "Encima de los 'Cuatro' hay sólo UNO en la tierra como en el
Cielo, el Ser aun más misterioso y solitario", el Vigía Silencioso.
Volvemos a considerar ahora el efecto producido en el reino animal por la llegada de los
Señores de la Llama.
(IL 11365-366. MW 79-80.) En La Doctrina Secreta se habla de los Señores de la
Llama como si proyectasen la chispa dentro de los hombres inmortales, despertando en
ellos el intelecto. Esta expresión algo curiosa no debe inducirnos a suponer
erróneamente que Ellos introdujeran alguna parte Suya en los cuerpos humanos. Más
bien actuaron como una especie de estímulo magnético. Brillaron sobre las personas
como brilla el sol sobre las flores y las atrajeron hacia SÍ, capacitándolas de esa manera
para que desarrollasen la chispa latente, individualizándose. En otras palabras,
apresuraron de modo tallos gérmenes de la vida mental que éstos eclosionaron y
crecieron, siguiendo luego la gran irrupción a través de la Mónada que llamamos la
Tercera Ola Vital, que causó la formación del cuerpo causal, el "nacimiento" o
"descenso del ego" para todos aquellos que ascendieron desde el reino animal ( vide
"The Causal Body", Capítulo XIII ) .
La respuesta fue tan instantánea que surgió la expresión de que Ellos "dieron" o
"proyectaron" la chispa de la mente. Pero no se recibió la chispa; ésta más bien fue
avivada en llama; la naturaleza del don era la aceleración del germen ya presente en la
humanidad naciente, el efecto de un rayo de sol sobre una semilla, no el don de una
semilla.
El poder del Logos se concentraba mediante los Señores de la Llama, en gran medida
como los rayos del sol podrían concentrarse mediante lentes, apareciendo bajo esa
influencia la respuesta de la chispa.
Los Señores de la Llama son los verdaderos Mánasaputras, los Hijos de la Mente, que
llegan, como lo hicieron, desde la Ronda quinta (mental) , de Venus.
(IL II 328-329:364-365:367. TB 130-131.) De manera que los Señores de Venus
capacitaron a millones de entidades para que se humanizasen; sin Su influencia estas
entidades estarían todavía en el reino animal, pues en el globo terráqueo, en la cuarta
ronda, se efectuó una partida desde lo que podemos llamar el método evolutivo directo,
curiosa interrupción del orden regular y metódico de las cosas. Al ser éste el punto más
central de la evolución, señaló el último momento en el que fue posible para los
miembros de lo que fue el reino lunar animal alcanzar la individualización.
Consiguientemente, se realizó una especie de esfuerzo vigoroso, se efectuó un arreglo
especial para brindar una oportunidad final a tantos como fuera posible.
A fin de lograr esto se reprodujeron especialmente las condiciones de las Rondas
primera y segunda, en miniatura, en las Razas-Raíces Primera y Segunda, condiciones
de las que, en las primeras Rondas, estos egos retrógrados no fueron plenamente
capaces de aprovecharse. Ahora bien, con la evolución adicional que experimentaron
durante la tercera Ronda, algunos de ellos pudieron sacar esa ventaja, y de ese modo
irrumpieron en el último momento preciso, antes que “la puerta se cerrase”, y se
humanizaron.
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Arthur Powell – El Sistema Solar
Los Señores de la Llama llegaron a la tierra a fin de ayudar en esta época atareadísima,
precisamente antes que "se cerrase la puerta".
Naturalmente, estas entidades individualizadas no llegarán a ningún nivel elevado del
desarrollo humano, pero al menos, cuando lo intenten nuevamente en alguna Cadena
futura, tendrán alguna ventaja por contar incluso con esta ligera experiencia de vida
humana.
(IL II 368-369. SAL 36.) Entre otros planes para auxiliar a la evolución, los Señores de
la Llama trajeron de Venus ciertos aditamentos para nuestros reinos. Importaron trigo
como alimento especialmente deseable para la humanidad, y asimismo abejas y
hormigas: las abejas para modificar el reino vegetal y ayudar a la fertilización de las
flores, al igual que para suministrar un aditamento agradable y nutritivo al alimento
humano.
En The Causal Body, pág. 63, se explicó que las abejas y las hormigas viven de manera
muy diferente que las criaturas puramente terrestres, puesto que en ellas el Alma Grupal
anima a toda la comunidad de hormigas o abejas, de modo que la comunidad actúa con
una sola voluntad, y sus unidades diferentes son en realidad miembros de un solo
cuerpo en el sentido en que manos y pies son miembros de la estructura humana. De
hecho, podría decirse que no sólo tienen un Alma Grupa! sino también un cuerpo
grupal.
Nuestra evolución humana intentó imitar todas estas importaciones, pero con éxito algo
mediocre. Al imitar a las abejas produjimos las avispas, y al imitar a las hormigas
produjimos "hormigas blancas"," al igual que curiosas hormigas voladoras, que casi no
se distinguen de ellas. Lo más cercano al trigo que obtuvimos es el centeno, pero el
cruzamiento del trigo con otras hierbas terrestres genuinas nos dio por resultado la
avena y la cebada.
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Arthur Powell – El Sistema Solar
CAPÍTULO XX
EL ESQUEMA EVOLUTIVO TERRESTRE: LA PRIMERA CADENA
LA PRIMERA CADENA
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Arthur Powell – El Sistema Solar
Podemos notar especialmente que nuestra humanidad actual, tras estar en el reino
animal en la tercera cadena, y en el reino vegetal en la segunda cadena, estuvo en el
reino mineral en esta primera cadena.
(MW 20.) Si bien todos los grados de los egos existen en la primera cadena, empero, la
ausencia de los niveles inferiores de materia, i. e., de materia astral y física, concreta
una diferencia notable en el método evolutivo, pues aquí todo no sólo comienza sino
también progresa "arriba", sin que haya "debajo" ni formas, en el sentido corriente de
esa palabra. En lugar de ello hay centros vitales, seres vivos sin formas estables.
No hay mundos astrales o físicos de los que puedan surgir impulsos "hacia arriba",
convocando el descenso de lo superior para que animice y utilice las formas existentes
en las que vivimos en la actualidad. La aproximación más cercana a esa acción ocurre
en el Globo D (mental inferior) donde los pensamientos-forma animalescos ascienden,
atrayendo la atención de los centros sutiles que flotan encima de ellos. Luego, una
mayor proporción de vida del espíritu palpita en los centros, y se fija a los
pensamientos-formas y los animiza, y los pensamientos-formas se humanizan.
( MW 21. ) El principal interés de la cadena parece ser la evolución de los Devas -los
que viven habitualmente en esos ,niveles elevados; las evoluciones inferiores parecen
desempeñar un papel subsidiario.
La humanidad es muy influencia da por éstos, la mayoría por su mera presencia, y por la
atmósfera creada por ellos; las vibraciones establecidas por el reino dévico juegan sobre
los tipos humanos inferiores, fortaleciéndolos y vivificándolos. Ocasionalmente, un
Deva puede tomar a un ser humano casi como un juguete o un cachorrito; en el Globo D
(mental inferior), por ejemplo, un Deva ayudó deliberadamente a un ser humano,
transfiriendo materia de su cuerpo dentro del humano, incrementando así su
responsibidad y susceptibilidad. Ese Deva sería un Rúpa-Deva. que vivía normalmente
en el mundo mental inferior.
(MW 22.) Esos reinos, que forzosamente debemos mencionar como vegetal y mineral,
están en realidad compuestos por meros pensamientos, con las Mónadas que sueñan en
ellos, por así decirlo, flotando sobre ellos, enviando hacia abajo débiles tremulaciones
vitales dentro de las formas aéreas. Parece que las Mónadas están ahora forzadas
nuevamente a volver su atención hacia ellas, a sentir a través de ellas, cuando algún
contacto externo obliga a una soñolienta atención.
Los pensamiento-formas son, como vimos antes, como modelos en la Mente del
Gobernante de las Siete Cadenas, productos de Su meditación. En y a través de ellos, las
Mónadas, que adquirieron átomos permanentes en algún Esquema previo, se tornan
vagamente conscientes.
Esta consciencia es vaga pero hay diferencias en ella. El grado más bajo apenas puede
llamarse consciencia; la vida en los pensamiento-formas parece lo que ahora llamaríamos
tierra, rocas, piedras. ( MW 23- 24.) Las mónadas que entran en contacto con esto apenas
pueden denominarse conscientes de algo a través de aquéllas, salvo de presión, al
extraer de allí una torpe agitación vital, que se revela como resistencia a la presión, y de
esa manera diferente de la vida más torpe aún de las moléculas no apegadas a las
Mónadas, y que no sienten la presión.
En el grado siguiente, correspondiente a lo que ahora llamamos metales, el sentido de la
presión es más fuerte, y la resistencia a ella es un poco más definida. Casi no hay
esfuerzo de presionar hacia afuera a través de ella, reacción que causa la expansión.
Cuando esta reacción subconsciente ocurre en diversas direcciones, se forma el modelo-
pensamiento de un cristal.
Desde el punto de vista de la consciencia en el mineral, sólo se siente la reacción
subconsciente. Desde el punto de vista de la consciencia fuera del mineral, tratando de
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Arthur Powell – El Sistema Solar
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Arthur Powell – El Sistema Solar
CAPÍTULO XXI
LA SEGUNDA CADENA
( MW 25-20. ) La segunda cadena (vide Diagrama V, pág. 17) está constituida por 2
globos búddhicos, 2 globos mentales superiores, 2 globos mentales inferiores y 1 globo
astral.
En la primera ronda, en el Globo D (astral) un rasgo destacado eran las grandes nubes
surgentes de materia. En la siguiente ronda se tornaron más densas, más brillantemente
coloreadas, más responsivas a las vibraciones que las modelaron en formas, aunque es
difícil decir si estas formas eran vegetales o animales. De manera que las cosas con la
apariencia general de vegetales se desplazaban con la libertad de los animales, aunque
aparentemente con poca sensación, si es que la había.
Al no estar fijadas a la materia física -la materia más baja de la cadena es la astral- eran
muy móviles.
Gran parte de la labor de la cadena ocurría en niveles superiores; era una vitalización de
la materia sutil para uso futuro, demostrando sólo poco efecto en las formas inferiores.
Así como ahora la esencia elemental se usa para construir cuerpos astrales y mentales,
de igual modo en la segunda cadena los Káma y Rúpa Devas buscaban diferenciarse
más plenamente utilizando las nubes de materia y viviendo en ellas. Descendieron, de
un subplano a otro, en la materia más densa, pero en esto no utilizaban el reino humano.
Incluso en la actualidad un Deva puede animar un país entero, y esa acción era muy
general en la segunda cadena. La materia mental astral e inferior formó los cuerpos de
los Devas, y durante todo el tiempo estuvo cambiando y entremezclándose.
Incidentalmente, átomos permanentes de minerales, vegetales e incluso animales se
arraigaron en los cuerpos de los Devas; al obrar así, crecieron y evolucionaron. Los
Devas parecían no tener particular interés en ellos, así como nosotros no nos
interesamos por la evolución de los microbios en nuestros cuerpos físicos.
Ocasionalmente, sin embargo, se evidenciaba algún interés en un animal, y su capacidad
para responder crecía rápidamente bajo tales condiciones.
La humanidad de la cadena vivía en estrecho contacto con los Devas, que aun
dominaban el campo evolutivo; los Káma y Rúpa Devas influían fuertemente, pero para
la mayor parte inintencionalmente la evolución humana.
La pasión se manifestaba en muchos seres humanos que tenían cuerpos astrales en el
Globo D, y sus gérmenes eran también visibles en los animales. Existían diferencias m
la capacidad para responder a las vibraciones proyectadas por los Devas, pero los
cambios eran muy graduales y el progreso lento. Después, cuando se desarrolló la
consciencia búddhica, hubo comunicación entre el Esquema Terrestre y el Esquema
Venusino. De hecho, llegaron ciertas entidades desde el Esquema Venusino hasta el
Esquema Terrestre en la segunda cadena, pero no se sabe si pertenecieron a la
humanidad venusina o si eran miembros del "Estado Mayor".
Quienes ahora somos humanos estuvimos en el reino vegetal en la segunda cadena. En
esa vida vegetal hubo una oscura consciencia de fuerzas que jugaban sobre ella, y cierta
compulsión hacia el crecimiento.
En algunos había una leve resistencia a la línea de crecimiento impresa, y un vago
tanteo en pos de otra dirección auto escogida.
Algunos procuraron usar muchas fuerzas con las que entraron en contacto, y en su
consciencia germinal sostuvieron que todo lo circundante existía para ellos. Otros
trataron de pujar en una dirección que los atrajo, y quedaron frustrados y vagamente
resentidos. Así, por ejemplo, se observó que uno, que formaba parte de un Deva, fue
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Arthur Powell – El Sistema Solar
obstaculizado puesto que el Deva naturalmente estaba ordenando las cosas que se le
adecuaran, y no componente alguno de su cuerpo. Por otro lado, desde el oscuro punto
de vista del vegetal, los procedimientos del Deva, eran tan incomprensibles como lo es
el tiempo en estos días para nosotros, ya menudo tan fastidioso.
Hacia el término de la cadena, los vegetales más altamente desarrollados evidenciaban
escasa mentalidad, de hecho una mediana inteligencia infantil, reconociendo la
existencia de los animales externos, gustando de la vecindad de algunos y apartándose
de otros.
Asimismo había un anhelo de mayor cohesión, que evidentemente era el resultado de la
irrupción descendente de la vida en la materia de mayor densidad, de la Voluntad que
actuaba en la Naturaleza para el descenso en niveles más densos.
El nivel de realización establecido para la humanidad de la segunda cadena fue la
Tercera Iniciación. Quienes llegaron a este nivel entraron en uno de los Siete Senderos;
uno de éstos, como antes, conducía hacia el trabajo en la siguiente cadena.
(PM 13-14. 21:28.) La segunda cadena se conoce como el Cuerpo de la Luz, o del Día,
y asimismo como la Cadena Creadora.
Sus "éxitos" fueron los Agnisvátta Pitris, algunos de los cuales se convirtieron en la
Sexta Jerarquía Creadora ( vide "The Causal Body", pág. 40) y tuvieron que ver con la
evolución intelectual de los hombres en la cuarta cadena (la terrestre).
(MW 24.) El estudiante recordará también que los "éxitos" de la primera cadena, los
Asuras, sirven además como Barhishads en esta segunda cadena.
( MW 28-29. ) Quienes no lograron éxito completo, ingresaron en la tercera cadena en
la ronda apropiada para la etapa que alcanzaron.
En la séptima ronda de la segunda cadena quedó descartada de su humanidad una gran
cantidad como "fracaso", retrotrayéndose muy atrás para hallar sus formas adecuadas y
continuar en la segunda cadena.
Después siguieron en la tercera cadena, como hombres.
Lo principalísimo del reino animal se individualizó en la segunda cadena, empezó su
evolución humana en la tercera cadena, atravesó sus reinos inferiores muy rápidamente
y se humanizó. Luego dirigió la evolución de la tercera cadena hasta los "fracasos" y
después, quienes tuvieron buen éxito completo, ingresaron sucesivamente y se
convirtieron en líderes.
Lo principalísimo del reino vegetal de la segunda cadena entró en el reino animal de la
tercera cadena, como mamíferos, en la cuarta ronda. El resto ingresó en la primera
ronda como animales de tipos inferiores.
Los otros reinos se desplazaron una etapa, según el plan establecido como de costumbre
el Primer Reino Elemental recibió; del Logos el suministro de una nueva corriente vital.
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Arthur Powell – El Sistema Solar
CAPÍTULO XXII
LA TERCERA CADENA (LUNAR)
(MW 31.) La Tercera Cadena (o Cadena Lunar) desciende una etapa en la materialidad,
poseyendo 2 globos mentales superiores, 2 globos mentales inferiores, 2 globos astrales
y un globo físico. El globo medio (D), escenario de la máxima actividad de la cadena,
todavía sobrevive como la Luna; ésta, en la actualidad, es sólo lo que quedó tras mucha
pérdida de material, su corteza interior después de la desintegración de la parte exterior,
muy disminuida en tamaño, en vías de total destrucción en la séptima ronda de la
cadena terrestre.
( MW 56-57.) El nivel fijado para la humanidad de la Cadena Lunar era el del Arhat, o
Cuarta Iniciación.
(PM 14:21:29.) La Cadena Lunar también se conoce como el Cuerpo del Crepúsculo, el
Sandhyá; los "éxitos" se conocen como Barhishad Pitris, y en el caso de quienes
trabajaron en la Cadena Terrestre, se dedican a guiar la evolución física y para esa
finalidad ingresaron en la Séptima Jerarquía Creadora (vide "The Causal Body", pág.
40).
El estudiante recordará que los éxitos de la primera cadena, los Asuras, sirvieron en la
segunda cadena como Barhishad Pitris, y en la tercera cadena como Agnishvátta Pitris.
( MW 31. ) Poco se sabe de las primeras cinco rondas, salvo respecto del reino animal,
y por ello nos limitaremos a eso. Este reino era, por supuesto, el reino mineral en la
primera cadena, el reino vegetal en la segunda cadena, y actualmente es nosotros
mismos, el reino humano en la Tierra o cuarta cadena.
La cresta de esta particular corriente vital ingresa en la cadena lunar como mamíferos en
su punto medio, apareciendo en el Globo D (la Luna) en la cuarta ronda (vide Diagrama
XXXIV). Estos mamíferos son criaturas curiosas, pequeñas pero extraordinariamente
activas. Las más avanzadas eran de forma simiesca, y daban enormes saltos.
Estas criaturas de la cuarta ronda, por regla general, son al principio de piel escamosa
que después es semejante a la de las ranas, Luego, los tipos muy avanzados desarrollan
cerdas que forman una piel muy tosca y dura.
(MW 32) El aire es completamente distinto al de nuestra actual atmósfera; pesado y
sofocante, nos recuerda al anhídrido carbónico; pero evidentemente se adecua a los
habitantes de la Luna.
Los pequeños mamíferos a los que nos referimos tienen cuerpos largos y patas cortas,
una mezcla de comadreja, mangosta y perro de las praderas, con una cola corta e
hirsuta, completamente tosca e inacabada.
Tienen ojos rojos, y pueden ver en la oscuridad de sus cuevas; al salir de las cuevas, se
alzan sobre sus patas traseras, que forman un trípode con su cola corta y fuerte, y
vuelven sus cabezas hacia uno y otro lado, olfateando.
Son medianamente inteligentes, y las relaciones entre ellos y los hombres, al menos en
un sector, parece más amistosa que actualmente entre los animales salvajes y los
hombres en la tierra. No están domesticados pero no huyen cuando los hombres se les
acercan. En otras partes, donde los hombres son meros salvajes, que comen a sus
enemigos cuando pueden atraparlos, ya los animales cuando no pueden obtener carne
humana, las criaturas salvajes son tímidas y huyen de la vecindad humana.
72
Arthur Powell – El Sistema Solar
Después de esta primera etapa, se convierten en criaturas que viven mucho en los
árboles, de miembros articulados, con patas dotadas de una saliencia como de pulgar en
ángulo recto con las patas, similar al espolón de un gallo, armado con una garra curva.
Al desplazarse rápidamente ;por la parte inferior de las ramas, el animal usa su garra
para sostenerse, mientras la parte restante de las patas no le es de utilidad.
Pero cuando se mueve por el suelo, camina sobre las patas, y el espolón queda encima
del nivel del suelo y por ello no le impide el movimiento.
(MW 33:481.) En comunidades humanas viven habitualmente animales más altamente
desarrollados que éstos, de forma simiesca, que sirven a los hombres de diversos modos
y están fuertemente apegados a ellos.
Esta clase de anímales se individualiza en el Globo D de la cuarta ronda; en los Globos
E, F y G desarrollan cuerpos humanos astrales y mentales, el cuerpo causal, aunque
plenamente formado, revela poco crecimiento. Tienen tres rondas de desarrollo como
seres humanos y, como veremos después, abandonan la Cadena Lunar en la mitad de la
séptima ronda (vide Diagrama XXXIV).
En este grupo están aquellas entidades, conocidas como Marte y Mercurio, que después
serán el Manu y el Bodhisattva, respectivamente, de la Sexta Raza-Raíz en la tierra en la
cuarta ronda. Ellos, y probablemente muchos otros, se convierten en Maestros en la
Cadena Terrestre.
Después de abandonar el Globo D, los anímales del grupo nombrado en primer término
duermen durante el resto de la cuarta ronda y durante los primeros tres globos de la
quinta ronda. Muy poco después de la muerte física, pierden sus cuerpos astrales e
incoan cuerpos mentales y, al no tener cuerpos causales, duermen en una suerte de
devachan; sin contacto con los mundos manifiestos.
(MW 34-37.) En la quinta ronda, nuevamente en el Globo D, aparecen como grandes
criaturas simiescas, que saltan unos doce metros de un brinco, y que parecen gozar
dando tremendos saltos en el aire.
En la cuarta raza humana, en el Globo D, se domestican, actúan como guardianes de las
propiedades y compañeros de juegos de los niños y desarrollan intenso afecto hacia sus
amos humanos. Entre ellos están los que después se conocen como Heracles quien, al
salvar mediante la acción la vida de su amo, se individualiza a través de la Voluntad;
Sirio que, mediante inteligencia alimentada por el amor, se individualiza a través del
Intelecto; y Alción y Mizar que, mediante devocíón unidireccional, se individualizan a
través de la Sabíduría. Estos son ejemplos de los tres medios "correctos" de
indívidualización ( vide "The Causal Body", pág. 86).
( MW 37. ) Por supuesto, de aquí en adelante, las entidades como éstas son
definidamente humanas y tienen los mismos cuerpos causales que todavía utilizan.
(N.B. Esto no resulta muy preciso pero lo es suficientemente para nuestro propósito
actual. En cuanto a la leve calificación necesaria, vide pág. 93.) En el Globo E están los
seres humanos, pero no tienen parte definida alguna en su vida ordinaria. Flotan por su
atmósfera como peces en el agua pero no están- suficientemente adelantados como para
compartir sus actividades normales. De ahí que no nazcan como hijos de los habitantes
humanos del Globo E que, podemos señalarlo al pasar, no son de apariencia agradable.
Sus nuevos cuerpos astral es en el Globo E son producidos por una especie de
protuberancia formada en torno al átomo astral permanente.
Se efectiviza alguna consolidación y mejora en sus cuerpos astrales pues flotan en la
atmósfera del Globo E; de modo parecido, en el cuerpo mental, pues flotan en la
atmósfera del Globo F y, de manera similar, en el cuerpo causal, en el Globo G. Esta
mejora se manifiesta en el descenso a través de las atmósferas de los Globos A, B y C
de la sexta ronda, donde la materia introducida en cada cuerpo es la mejor de su género,
73
Arthur Powell – El Sistema Solar
y más coherente. Pero, como se dijo, el progreso efectivo ocurre en el Globo D, donde
se inviste nuevamente la materia física.
Entre los animales avanzados, en la quinta ronda, que viven en contacto con los seres
humanos primitivos, hay un grupo de especial interés, porque se individualiza en uno de
los medios "equivocados", a saber, a través de intensa vanidad, que estimula la facultad
imitativa hasta un grado anormal, causando una fuerte sensación de separación, hasta
que el esfuerzo para diferenciarse de los demás reclama una respuesta de los niveles
superiores, y se forma el ego. Se les permitió individualizarse aparentemente porque, si
hubiesen continuado como animales, hubiesen empeorado en vez de mejorar. Eran
bastante inteligentes a su modo, pero casi no tenían otra cualidad que el orgullo. (MW
38:100. IL II 383-384.)
Forman lo que se conoce como el grupo "anaranjado", porque sus cuerpos causales
revelan poco color más allá de un ligero matiz anaranjado. Suman poco más de dos
millones.
Después de morir pasan soñando el intervalo hasta que renacen en la sexta ronda, otra
vez en el Globo D.
(MW 39:54:100. ) Otro conjunto de animales se individualiza a través de la admiración
de los seres humanos con los que entran en contacto, y a quienes tratan de imitar. No
hay fuerte amor ni deseo de servicio, sino mucho anhelo de aprender y gran presteza
para obedecer.
Cuando se individualizan, a través del crecimiento de la inteligencia, el intelecto está
listo para someterse a la disciplina, para cooperar, para ver las ventajas del esfuerzo
unido, y la necesidad de la obediencia. Introducen en su existencia intermedia este
sentido de cooperación y voluntariedad para someterse a la dirección, para su propio
beneficio en el futuro. Forman lo que se conoce como el grupo amarillo, porque sus
cuerpos causales muestran un amarillo claro, brillante y más bien dorado. Sumaban algo
menos de tres millones.
No carecían de emoción, pero sus emociones eran más bien egoístas que amorosas.
Parecen haber desarrollado en sus cuerpos mentales cualidades que tuvieron sus raíces
en sus cuerpos astrales, fundado en el amor y la devoción, y nutridos por éstos.
( MW 100. ) Asimismo hubo un tercer grupo, que sumaba algo más de tres millones,
cuyos cuerpos causales eran principalmente rosados.
Por ello, presumiblemente, se individualizaron a través del afecto.
(MW 40.) Un cuarto grupo se individualizó a través del temor, que estimuló la mente
para el descubrimiento de diversos modos de escapar de la crueldad. En otros casos los
animales se individualizaron a través de un intenso deseo de infligir dolor, como si
produjese un sentido de poder sobre los demás. Este grupo se conoce como el grupo del
temor y el poder.
Continuaremos la historia de estos grupos en la sexta ronda de la Cadena Lunar, que
agotan su nueva humanidad siguiendo los lineamientos determinados por sus
respectivos métodos de individualización.
Parece que en el Plan existieron sólo las tres clases correctas de individualización,
causada por un efluvio de lo alto; y por una fuerza descendente desde abajo; los medios
"equivocados" fueron producidos por las malas acciones humanas.
( MW 41. ) En la civilización superior de la quinta ronda hubo muchas comunidades
dispersas por el globo, que llevaban vidas claramente primitivas. Algunas eran buenas,
aunque poco desarrolladas, y luchaban vigorosamente cuando se las atacaba, mientras
otras eran salvajes y estaban en continua guerra, aparentemente por el mero deseo de
derramar sangre y por crueldad.
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Arthur Powell – El Sistema Solar
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Arthur Powell – El Sistema Solar
CAPÍTULO XXIII
LA CADENA LUNAR: LA SEXTA RONDA
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Arthur Powell – El Sistema Solar
Desde entonces en adelante todo se dispuso para que empujase hacia adelante lo más
rápidamente posible a los que quedaban, preparándolos para la evolución en la próxima
cadena, la Cadena Terrestre.
Toda la tribu parcialmente civilizada por Mercurio procuró escapar de la extinción,
mientras en la ciudad, Heracles y Sirio, y los paterfamilias y dependientes de Marte y
Mercurio, también pudieron deslizarse apenas sobre la línea divisoria, en virtud de su
apego a sus líderes.
El grupo anaranjado, que se individualizó en la quinta ronda por vanidad, nació en su
mayoría en poblaciones ciudadanas, aglutinándose por semejanza de gustos y desprecio
hacia los demás, aunque su vanidad los indujo a disputar mucho entre ellos.
La separación se intensificó mucho, y el cuerpo mental se fortaleció de un modo
indeseable, con visos de concha cada vez más marcados, cerrándose para con los demás.
Al reprimir las pasiones anímales, el cuerpo astral creció menos potente; las pasiones
animales languidecieron a través de un ascetismo duro y frío, en vez de transmutarse en
emociones humanas; la pasión sexual, por ejemplo, fue destruida en vez de cambiársela
por amor. De ahí que, vida tras vida, tuviesen menos sentimientos, y físicamente
tendiesen hacia la asexualidad. Al desarrollar el individualismo hasta un alto nivel, este
mismo desarrollo los condujo a constantes riñas y disturbios.
Formaron comunidades, pero éstas se deshicieron, porque nadie obedecía; cada uno
quería mandar. Cualquier intento de parte de gente más altamente desarrollada para
ayudarlos o guiarlos llevó a una explosión de celos o resentimiento, juzgándoselo un
plan para manejarlos o rebajarlos. El orgullo los fortaleció más, y se tornaron fríos y
calculadores, sin piedad ni remordimiento.
En el Globo E (astral) permanecieron en actividad, pero sólo durante un corto lapso; el
cuerpo astral se achicó hasta atrofiarse.
En el Globo F ( mental inferior) el cuerpo mental se endureció y perdió plasticidad,
llevando a un curioso efecto mutilado, de ningún modo atractivo, como un hombre,
bastante extraño, que hubiese perdido sus piernas desde las rodillas hasta abajo, y
tuviese sus pantalones cosidos sobre los muñones. ,
El grupo amarillo, individualizado en la quinta ronda por admiración, era dócil y
educable, y también tendía en su mayoría a integrarse a las poblaciones de ciudad;
formaron al principio la mejor clase de obreros, elevándose a través de la clase media
hasta la superior, desarrollando inteligencia hasta un ámbito muy considerable. Estaban
libres de orgullo excesivo, de modo que sus auras, como se mencionó antes, no eran
anaranjadas, sino claras, brillantes y más bien amarillas doradas.
Al no carecer de emoción, sus sentimientos los llevaron a la cooperación y la obediencia
para con los más sabios que ellos, siendo más bien egoístas que afectuosos. Su
inteligencia los indujo a cooperar para su propio beneficio antes que para esparcir la
felicidad entre los demás; de ahí que su orden y disciplina acelerase su evolución. Pero,
como vimos antes, daban la impresión de haber desarrollado en sus cuerpos mentales
las cualidades que deberían tener sus raíces en sus cuerpos astrales, fundados en el amor
y nutridos por éste en vez de serlo por el autointerés. De modo acorde, poco pudieron
aprovechar su estada en el Globo E (astral) pero mejoraron considerablemente sus
cuerpos mentales en el Globo F ( mental inferior) . -
Los Globos E, F y G fueron más útiles para los grupos de egos que se individualizaron
en uno de los tres medios "correctos", y que desde entonces se desarrollaron
armoniosamente antes que de un modo torcido, como ocurrió con quienes se
individualizaron en uno de los medios "equivocados", en lo que atañe a la inteligencia;
pues estos egos serían después obligados a desarrollar las emociones desmedradas o
descuidadas, que tenían en épocas prístinas.
77
Arthur Powell – El Sistema Solar
A la larga todos los poderes deben desarrollarse por completo; y observando el enorme
movimiento evolutivo desde la nesciencia hasta la omniscencia el progreso o los
métodos en cualquier etapa particular pierden la inmensa importancia que parecen tener
al asomarse a través de las nieblas de nuestra ignorancia y proximidad.
Como los Globos E, F y G de la sexta ronda entraron en actividad sucesivamente, los
egos más avanzados concretaron un grandísimo progreso astral y mental. Una vez que el
Día del juicio eliminó de la cadena a los egos retrógrados, no hubo rezagados sin
esperanzas que fuesen un estorbo para la evolución, y el crecimiento fue firme y más
rápido que antes.
Gran parte de la vegetación de la sexta ronda perteneció a lo que ahora llamaríamos
familia de los hongos, pero era gigantesca y monstruosa. Había árboles que crecían
hasta gran altura en sólo un año, y que eran semianimales. Cuando se cortaba las ramas,
éstas se retorcían como serpientes y se enroscaban en los hombres que utilizaban el
hacha, constriñéndolos hasta morir. La savia roja, como sangre, manaba bajo los golpes
del hacha. La textura del árbol era carnosa; era carnívoro, atrapaba a cualquier animal
que lo tocase, enroscaba en torno a éste sus ramas como un pulpo y lo chupaba hasta
secarlo. La peligrosa cosecha, sólo se confiaba a los hombres muy fuertes y diestros.
Cuando las ramas se secaban, se desgajaba la corteza convirtiéndola en una especie de
cuero; la carne se cocinaba y comía.
Muchas vegetaciones que debemos llamar plantas eran semianimales y semivegetales.
Una tenía una gran copa parecida a un paraguas, con una hendedura en el centro que
permitía que las dos mitades, armadas con dientes se abriesen; se inclinaba, con las
fauces abiertas, atrapaba cualquier animal que la rozaba y cerraba sobre éste sus
mandíbulas.
Luego el tallo se enderezaba, las mitades, cerradas, formaban nuevamente la superficie
parecida a un paraguas, mientras el animal era succionado hasta disecarlo. Los hombres
talaban los árboles cuando las mandíbulas estaban cerradas; la destreza requerida para
ese logro consistían en saltar fuera de su alcance cuando la copa se inclinaba para
atrapar al agresor .
Los insectos eran voluminosos y gigantescos y servían en gran medida como alimento
de los árboles carnívoros. Algunos insectos llegaban a medir 0,610 m. de largo, eran de
formidable aspecto y los habitantes humanos les tenían mucho miedo.
Las casas estaban construidas como cuadrángulos, encerrando patios muy amplios;
estos estaban cubiertos con fuertes redes, y en las estaciones en que pululaban los
grandes insectos no se permitía que los niños saliesen de sus cercados.
A grandes rasgos el año tenía casi la misma extensión que ahora.
La relación del globo con el sol era similar, pero diferente respecto de las
constelaciones.
Una vez completada la sexta ronda, empezaron los preparativos necesarios para las
excepcionales condiciones de la ronda séptima y final, durante la cual todos los
habitantes, y gran parte de la sustancia de la Cadena Lunar, debía transferirse a la
cadena siguiente, la de la Tierra.
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Arthur Powell – El Sistema Solar
CAPÍTULO XXIV
LA CADENA LUNAR: LA SEPTIMA RONDA
( MW 56. ) La séptima ronda de una cadena difiere de las rondas precedentes en que,
como la corriente vital desaparece de un globo dado y pasa al globo que le sigue en
orden, el globo vacante entra en quiescencia, en su curso hacia la desintegración.
Además, algunos habitantes de cada globo, al ser incapaces de otra evolución en la
cadena, desaparecen por completo de ésta, y aguardan la recorporización en la cadena
próxima. El resto, por supuesto, sigue al globo que le sigue en orden.
(MW 58-59:71:) El grupo de matiz anaranjado, que suma más de dos millones,
abandona el Globo A (mental superior) de esta manera (vide Diagrama XXXV) . Se
encerraron de tal modo en su concha mental, y mataron de hambre de tal manera a los
gérmenes de sus cuerpos astrales, que con seguridad no pueden descender más; además,
son demasiado orgullosos para desearlo.
Sus cuerpos causales son una concha rígida, no una forma viva en expansión, y
permitirles que ingresen en el Globo B (mental inferior) significaría un fatal
endurecimiento del principio mental inferior. Como vimos, son muy inteligentes pero
muy egoístas.
El Manu está claramente insatisfecho con estas personas de matiz anaranjado, y hace
por ellos lo mejor de su parte excluyéndolos de la cadena. Después hallaremos algunos
de ellos nuevamente en la Atlántida, como Señores de Rostro Oscuro, sacerdotes del
Culto Oscuro, líderes contrarios al Emperador Blanco, y demás. Por ahora permanecen
en el reino intercadena. Asimismo hay algunas otras entidades, que alcanzaron el nivel
del Arhat y abandonaron la Cadena Luna desde el Globo A.
(MW 59-60:71.) El grupo amarillo, algo menos de dos millones, junto con el resto de
los habitantes, pasó al Globo B (mental inferior); con ellos estuvieron algunos que
llegaron al nivel del Arhat, el nivel asignado a la cadena, en el Globo A; éstos se
convirtieron en Adeptos en el Globo B.
Las entidades del grupo amarillo fueron segregadas del Globo B, porque no nutrieron lo
suficiente el aspecto emocional de sus naturalezas para posibilitar la formación, para
ellos, de un cuerpo astral medianamente desarrollado en el Globo C ( astral).
Su complacencia en obedecer les es de utilidad, de modo que en la Atlántida los
encontraremos como sacerdotes de los Templos Blancos, formando gradualmente los
cuerpos astrales de un tipo bueno.
Después veremos que los grupos anaranjado y amarillo entran en la Cadena Terrestre en
su cuarta ronda, estando demasiado avanzados como para participar en las primeras
rondas.
El principio parece consistir en que en cada globo es necesario desarrollar las cualidades
que necesitarán, para su expresión plena, el material del próximo globo.
Hubo otro grupo de entidades, que alcanzó el nivel del Arhat, que abandonó la Cadena
Lunar desde el Globo B.
(MW 60-62:56-57.) Llegando al Globo C (astral), una vez más una cantidad pequeña,
que alcanzó el nivel del Arhat, abandonó la cadena por uno u otro de los Siete Senderos
usuales. Un grupo de éstos es de especial interés para nosotros porque formó parte de
una división de los Señores de la Luna, el grupo llamado Barhishad Pitris en La
Doctrina Secreta: se dedicaba a supervisar la evolución de las formas en la Cadena
Terrestre. Este grupo se había individualizado en la cuarta ronda, en una población
ciudadana, habiendo sido estimulado hacia un crecimiento más rápido. Al abandonar el
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Arthur Powell – El Sistema Solar
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Arthur Powell – El Sistema Solar
(MW 68.) Los dos grupos que mencionamos antes pueden señalarse en especial. Uno
incluyó a Marte y Mercurio, el Manu y el Bodhisattva futuros de la Sexta Raza-Raíz en
la Tierra, otros que son ahora los Chohans y Maestros, junto con muchos Servidores que
ahora son discípulos de los Maestros, o que se aproximan a ese nivel. Estos parecen
pertenecer al subgrupo con el intervalo de 700 años promedio entre las vidas.
El otro grupo incluyó a muchos que ahora son Maestros y discípulos, todos
pertenecientes al subgrupo con el intervalo promedio de 1.200 años entre las
encarnaciones.
Estos dos grupos contuvieron muchos (si no todos) de los que ahora formarán al
Hombre Celestial.
En el próximo capítulo trataremos más detalladamente sobre las clases de egos que
abandonaron el Globo D de la Cadena Lunar, disponiéndolos en una tabla, según los
grados.
( MW 71. ) Algunos de los que tienen cuerpos causales primitivos del tipo "lineal"
pasan al Globo E ( astral) para otra evolución, y se convierten en "cesterías", uniéndose
de esa manera a la clase que estaba encima de ellos.
( MW 70. ) De modo parecido, algunas cesterías pasan a los Globos E, F y G, y allí
forman el cuerpo causal completo, de modo que se unen a la clase qué está encima de
ellos.
(MW 73-75.) Los Globos E, F y G parecen haber sido utilizados como una especie de
impulsor de culturas especiales, para capacitarlas para llegar al Sendero, o alcanzar el
Arhatado las cuales aunque están cerca de éste no podrían cumplirlo en el Globo D, y
para capacitar a algunos, que se acercan a una etapa superior, a entrar en ella.
Estos planetas eran centros más que globos, Su población era pequeña, como vimos,
puesto que el grueso de los habitantes, humanos y animales, fueron transferidos al reino
intercadena. Su cantidad disminuyó progresivamente cada vez más al ser segregadas las
"camadas" de cada globo al entrar en quiescencia.
Los transferidos del Globo E consistían en algunos que ya estaban en el Sendero,
convirtiéndose allí en Arhats, en algunas "cesterías" que completaron el cuerpo causal, y
algunas "líneas" que se habían convertido en cesterías.
Cuando éstos abandonaron el Globo E, el resto, consistente en los que estaban debajo
del nivel del Arhat, que podían resistir la presión de otro empuje, fueron llevados al
Globo F ( mental inferior). Entre éstos estaban las grandes entidades que después se
convirtieron en el Señor Gautama Buddha y el Señor Maitreya. Habían sido segregados
de la séptima ronda de la segunda cadena, no pudiendo resistir el proceso impulsor en
los Globos E, F y G de esa cadena. Entraron en la Cadena Lunar en el Globo D en la
cuarta ronda como hombres primitivos, y en el Globo F formularon su voto de
convertirse en Buddhas.
Sin embargo, los arreglos no fueron los mismos que en la Tierra.
Había una especie de Concejo Celestial en un mundo celestial -el Sukhávati budista- y
el gran Ser al que formularon su voto y que, como el Buda en ejercicio, lo aceptó, era el
llamado Dípánkara, que llegó de la cuarta cadena del Esquema Venusino, y que
pertenecía al Estado Mayor General.
En el Globo G el Señor Buddha y el Señor Maitreya aprobaron la Primera Iniciación y
también llegaron al Arhantado. En el Globo G, entre otros, el Maestro Júpiter también
entró en el Sendero. Muchos de los hechos mencionados en este capítulo están incluidos
en el Diagrama XXXIV.
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Arthur Powell – El Sistema Solar
CAPÍTULO XXV
LOS PRODUCTOS DE LA CADENA LUNAR
Ahora es deseable aunar los resultados de los tres capítulos precedentes, que trataron
sobre las siete rondas de la Cadena Lunar, añadiendo muchas otras particularidades, y
ordenando, de diversos modos, las numerosas clases de entidades que emergieron de la
evolución en la Tercera Cadena, o Cadena Lunar.
Para ayudar al estudiante, utilizaremos algunas tablas y asimismo unos pocos
diagramas.
Primero describiremos las clases principales de entidades que emergieron de la Cadena
Lunar, y luego procederemos a detallar sus subdivisiones y ramificaciones.
(IL II 316-326.) A modo de tabla, las clases principales fueron las siguientes:
Los éxitos plenos de la cadena: los Arhats.
Los Hombres Lunares del Primer Orden; subdivididos en cinco grados.
Los Hombres Lunares del Segundo Orden (cuerpos causal de cestería).
Los Animales-Hombres Lunares (cuerpos causales lineales).
Los Animales Lunares de la Primera Clase.
Los Animales Lunares de la Segunda Clase.
Los Animales Lunares ,de la Tercera Clase.
Los Vegetales Lunares.
Los Minerales Lunares.
Los Reinos Elementales Lunares III, II y I.
(IL 11316-318:462. PM 28-29.) Consideraremos ahora estas clases principales
detalladamente, con sus diversas subdivisiones.
Arhats. Se recordará que el nivel fijado para el logro humano en la Cadena Lunar era la
Iniciación del Arhat. Quienes llegaron a este nivel fueron, por tanto, los «éxitos
completos" de la cadena, pues realizaron la finalidad del Logos. Al imponerse de ese
modo, se libraron de seguir uno u otro de los Siete Senderos siempre expeditos para la
humanidad perfeccionada de cada cadena.
No se sabe con seguridad si estos Siete Senderos son los mismos que los expeditos ante
los Adeptos de la presente cadena (Terrestre) pero al menos uno de ellos revela una
decidida semejanza. Pues así como algunos de los Adeptos Terrestres permanecerán en
estrecho contacto con la cadena siguiente (la quinta) y encarnarán en ella a fin de
ayudar a sus habitantes en su evolución, de igual modo una de las siete clases de Arhats
de la Luna, o Señores de la Luna, como a menudo se los llama, estuvo para ayudar en la
Cadena Terrestre. Los miembros de esta clase son los denominados Bharishads o
Barishad Pitris en La Doctrina Secreta.
( PM 45. ) También se los conoce como "Hijos del Crepúsculo", hombres celestiales,
Hijos de la Luna, Progenitores. Otro nombre es el de Cubos, porque en la Cadena Lunar
conquistaron la materia en su forma cuaternaria o cuádruple, y trajeron consigo esa
materia para su ulterior evolución en la Cadena Terrestre.
( PM 50-51. MW 80-81. ) Hay cuatro clases de Bharishad, Lunares, o Rupa Pitris, como
se los denomina de diversos modos. La primera, del globo G, tiene el cuerpo causal
como su vehículo más bajo, y rige la primera ronda de la Cadena Terrestre (vide
Diagrama XXXV).
La segunda clase tiene el cuerpo mental como su vehículo y trabaja en la segunda ronda
de la Cadena Terrestre.
La tercera clase usa el cuerpo astral, trabajando en la tercera ronda de la Cadena
Terrestre.
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Arthur Powell – El Sistema Solar
La cuarta clase está revestida del doble etérico y rige la cuarta ronda de la Cadena
Terrestre.
Además, cada una de las 4 clases tiene 7 sub clases, arúpa y rúpa, que se distingue por
diferir evolutivamente; de manera que hay 28 subclases de Bharishads, 7 trabajan en
cada ronda de la Cadena Terrestre.
A veces se las conoce como las "siete clases de Pitris"; por supuesto, no deben
confundirse con otra clasificación séptuple, que incluye a los Bharishads, los
Agnishváttas y otros.
Los Bharishad Pitris pertenecen a la Séptima Jerarquía Creadora (vide "The Causal
Body", pág. 44), y tienen debajo de ellos a las vastas huestes de espíritu de la
naturaleza, que son los constructores reales de las formas; los Pitris guardan más
analogía con los arquitectos, que entregan los planos o modelos que confeccionarán sus
subordinados.
( IL II 318-321 :462-463. ) Los Hombres Lunares del Primer Orden.
Debajo de la clase precedente sigue un grupo grande y diversificado, conocido como los
Hombres Lunares del Primer Orden. Incluye:
1. Algunos que estuvieron en los escalones inferiores del Sendero, aunque debajo del
nivel del Arhat.
2. Algunos que aún no llegaron al Sendero, pero que se aproximaron a él.
3. Los "fracasos" segregados de la humanidad lunar en la gran Separación, o Día del
Juicio, en la mitad de la sexta ronda, junto con los más avanzados animales lunares que
consiguieron formar plenamente el cuerpo causal, individualizándose en las rondas
quinta, sexta y séptima.
Podemos añadir ahora otras particularidades relativas a estas clases de Hombres
Lunares del Primer Orden:
1. Los que ya estuvieron en el Sendero, como los Señores de la Luna alcanzaron tiempo
atrás el Estado del Adepto, desapareciendo por completo del campo de nuestra
consideración.
2. Los que se aproximaron al Sendero, individualizándose en la cuarta ronda de la
Cadena Lunar. Para este tiempo éstos también llegaron al Estado del Adepto, o mucho
más allá todavía. Entre ellos están los actuales Chohans Morya y Kúthúmi (Marte y
Mercurio), el Manu y el Bodhisattva futuros de la sexta Raza-Raíz en la Tierra. Entre
ellos también estuvo la mayoría de los que se convirtieron en Arhats bajo la influencia
de la prédica del Señor Buddha.
3. La clase próxima -que consiste "en los "fracasos" y en los animales que alcanzaron
un cuerpo causal plenamente formado- podemos dividirla en tres subclases, según la
ronda en la que se individualizaron.
Una subclase se individualizó en la quinta ronda de la Cadena Lunar.
Ahora son los más avanzados de nuestra humanidad actual, la gente realmente
distinguida, ya sea que el mundo los acepte o no como tales.
Ahora están en el Sendero o acercándose a éste, o son grandes santos u hombres de
realización intelectual o artística especialmente elevada.
4. La próxima subclase se individualizó en la sexta ronda de la Cadena Lunar. Este es
un grupo medianamente grande de personas, caballeros distinguidos, personas de
sentimientos refinados, con un alto sentido del honor, o más bien por encima del
promedio en su bondad, intelecto o sentimientos religiosos. Ejemplos típicos son los
gentilhombres y profesionales del país, los clérigos, los oficiales de ejército y marina,
etcétera.
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Arthur Powell – El Sistema Solar
Tienen fuerza pero de ningún modo están libres de la posibilidad de usar su poder
equivocadamente. No siempre pueden ser considerados "respetables", en el sentido
convencional de ese término, pero al menos no harán nada bajo ni mezquino.
5. La próxima subclase se individualizó en la séptima ronda de la Cadena Lunar. Los
miembros de este grupo no difieren grandemente de los de la subclase precedente,
excepto que se acerca algo más al promedio en bondad o desarrollo intelectual o
sentimiento religioso. Vuelcan su inteligencia más bien hacia fines más materiales, tal
vez como comerciantes de ciudad. Representan lo que comúnmente se conoce como la
clase media superior -todavía caballeros, pero con una vida levemente menos elevada
que la del profesional.
( IL II 321-322. ) Todas estas subdivisiones del primer orden de los hombres lunares se
mezcló recíprocamente mediante graduaciones casi indistinguibles, de modo que el ego
más bajo de cualquiera de ellas poco difiere del ego más elevado de la clase que le sigue
debajo. Las líneas entre ellos no sólo no están claramente marcadas sino que incluso hay
una buena dosis de interpenetración. Los egos pertenecientes por derecho a la clase
mercantil se pierden entre las profesiones, mientras los del tipo superior se encuentran
formados en los negocios. Como dicen en la India: "En estos tiempos las castas están
mezcladas".
Se advertirá que las divisiones se efectúan según la ronda de la Cadena Lunar en la que
se humanizan. Cuando eso sucede en cualquiera de las rondas primeras, significa
usualmente que el ego recién formado procede a tomar encarnaciones humanas en la
próxima ronda siguiente.
Por ejemplo, quienes se individualizaron en la cuarta ronda entraron en la encarnación
humana en la mitad de la quinta ronda, y continuaron encarnando a través del resto de la
quinta, la totalidad de la sexta y la mitad de la séptima.
Quienes se individualizaron en la quinta ronda comenzaron su serie de encarnaciones
humanas en la mitad de la sexta; quienes se individualizaron en la sexta ronda tuvieron
su primera experiencia de vida humana en la Cadena Terrestre, y por supuesto tuvieron
que ser correspondientemente primitivos cuando llegaron a esa cadena.
( IL II 322-323. ) Hombres Lunares del Segundo Orden. Esta clase, habiéndose
individualizado en una etapa algo anterior de su vida animal, todavía no desarrolló
plenamente un cuerpo causal, pero tuvo lo que puede describirse como un esqueleto de
ese vehículo, una cantidad de corrientes dinámicas entrelazadas que indicaban el
bosquejo del ovoide que todavía tenia que llegar. De ahí que se los conozca como las
Cesterías.
Ahora están representados por la gran masa de la burguesía -la clase media inferior, un
típico espécimen de quien sería el pequeño tendero o dependiente. Pueden ser descriptos
en general como bien intencionados, pero usualmente estrechos, convencionales y
torpes. A menudo convierten en fetiche lo que llaman respetabilidad. El hombre
sumamente respetable por lo común no hace nada que cuente ni para bien ni para mal.
Puede seguir en un nivel muerto de monotonía durante muchas vidas, guiándose
siempre por el canon de lo que supone que los demás pensarán de él.
Puesto que la gente de este nivel no puede aprender la lección de ninguna subraza
particular tan rápidamente como las clases superiores, usualmente encarna muchas
veces en cada una antes de pasar a la próxima.
(IL 11323-324.) Los Animales-Hombres Lunares. Estos egos se individualizaron desde
la primera etapa del reino animal en la que era posible la individualización.
Consiguientemente comenzaron su vida humana sin nada que pudiese llamarse
propiamente cuerpo causal, pero con la Mónada que flotaba encima de una personalidad
84
Arthur Powell – El Sistema Solar
a la que estaba vinculada sólo por ciertos hilos de materia átmica. De ahí su nombre de
"líneas" porque su cuerpo causal consistía en esas líneas o hilos.
Hoy en día representan lo que usualmente llamamos las "clases trabajadoras", que
constituyen la enorme mayoría de la humanidad en todos los países. Son los obreros
especializados del mundo, pertenecientes al proletariado, pero representantes de la
mejor clase de éste; los hombres decididos y de buen carácter, autorrespetables y
confiables.
( IL II 325. ) Animales Lunares de la Primera Clase. Estos se individualizaron en la
segunda ronda de la Cadena Terrestre y en la actualidad están representados por la vasta
masa de trabajadores no especializados, en general bien intencionados pero descuidados
e imprevisores.
Con ellos pueden agruparse los tipos superiores de salvajes, como los zulúes y algunas
de las mejores clases de indios americanos y negros.
( IL II 325-326. ) Animales Lunares de la Segunda Clase. Esta es de un tipo inferior,
que se individualizó en la tercera ronda de la Cadena Terrestre. Ahora son salvajes de
tipo comparativamente blando en algunas tribus montañosas de la India, y entre las
naciones occidentales en los vagos, los ociosos, los borrachines y muchos de los que
moran en los bajos fondos de las grandes ciudades.
(IL 11326.) Animales Lunares de la Tercera Clase. Estos se individualizaron en la
cuarta ronda de la Cadena Terrestre, en uno de los primeros globos o incluso en la
Tierra misma. Son los especímenes más bajos de la humanidad, pero poco separados del
reino animal, estando ahora representados por los salvajes más bajos y brutales, y entre
las naciones occidentales por los criminales habituales, por quienes apalean a su esposa
e hijos, y otros por el estilo. A este grupo puede sumarse también unos pocos de los que
se indívidualizaron a través del odio o del temor.
Vegetales Lunares. Estos son ahora nuestro reino animal.
Minerales Lunares. Estos son ahora nuestro reino vegetal.
Reinos Lunares Elementales, III, II y I. Todos éstos se mudaron a una etapa de la
Cadena Terrestre, de modo que el Reino Elemental III ahora es nuestro reino mineral; el
Reino Elemental II ahora es nuestro Número III; el Reino Elemental I es ahora nuestro
Número II.
Nuestro Reino Elemental I se formó, por supuesto, mediante una Corriente Vital nueva
procedente del Logos, de acuerdo con el plan acostumbrado.
Estos resultados aparecen en la Tabla I de pág. 132. Están indicados también
gráficamente en el Diagrama XXXVI.
La Tabla II, de pág. 134, expone detalles del progreso de los más avanzados de la
humanidad y superhumanidad actuales, como se explicó en los tres capítulos sobre las
siete rondas de la Cadena Lunar, y como se ilustra parcialmente en el Diagrama
XXXIV.
( MW 69- 70.) Es evidente que sería posible clasificar estos grandes grupos de
entidades, como, por ejemplo, los Hombres Lunares del Primer Orden, de modos muy
diferentes, debido al hecho de que los diversos grados se entremezclan y funden
imperceptiblemente uno en el otro.
La que sigue es otra clasificación de los Hombres Lunares del Primer Orden, los que
tuvieron cuerpos causales plenamente formados.
1. Un gran grupo de egos altamente desarrollados que se acercan al Sendero, pero no lo
suficiente como para llegar a él dentro de la vida de la Cadena Lunar. Están en la línea
del servicio, pero demasiado delante del grupo 2 como para ser clasificados con éste.
2. Los Servidores, un grupo muy mezclado, de muchos grados, unido por la
característica común del deseo de servir.
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Arthur Powell – El Sistema Solar
Un grupo enorme de gente muy buena, sin el deseo de servir, y por tanto que no se
vuelve hacía el Sendero. Formarán el grueso de la población de la Atlántida -Cadena
Terrestre, cuarta ronda, cuarta Raza-Raíz- durante su buen período.
4. Un grupo de egos, pequeño pero destacado, unido por la característica común del
poder intelectual altamente desarrollado: genios futuros, variados en cuanto a carácter y
moral, destinados al liderazgo en el futuro, pero no consagrados al servicio ni con sus
rostros vueltos hacia el Sendero.
5. Un grupo grandísimo de personas buenas y a menudo religiosas: comerciantes,
soldados; etc., medianamente inteligentes, autoconcentrados, que piensan
principalmente en su propio desarrollo y adelanto, sin saber nada del Sendero y, por
tanto, sin desear entrar en él.
6. Otro grupo grandísímo de gente burguesa, vulgar, débil.
7. Otro grupo, también grandísimo, gente no evolucionada, bien intencionada, carente
de educación; la clase más baja formó plenamente los cuerpos causales.
Estos grupos se entremezclan hasta cierto punto y por ello no puede hacerse que
correspondan completamente a la clasificación antes dada.
( AEP. ) En la serie de artículos mencionados en el Capítulo XIII, el señor G. E.
Sutcliffe señala que se computan todos los grupos antedichos salvo el primero, el grado
supremo. Los Servidores menos avanzados se unieron a la cadena terrestre en la cuarta
Raza-Raíz; parece probable que el grupo más avanzado se unirá a la cadena en la quinta
Raza-Raíz y ayudará a llevar a esa Raza hasta su cenit espiritual; nótese que no a su
cenit intelectual, pues ésa es la tarea asignada al grupo 4.
Esta es tal vez la "nueva progenie" de que habla H. P. Blavatsky como descendiendo
“de los reinos celestiales” ( La Doctrina Secreta, III, 346-347). El señor Sutcliffe calcula
que el próximo período de encarnación de este grupo deberá alcanzar su cenit en el año
2000 de nuestra era, y afirma que el tiempo actual deberá mostrar signos de ello; tales
signos son ya abundantemente evidentes en los nuevos tipos de personas que aparecen
en diversas partes del mundo, aparentemente como el principio de la sexta subraza de la
quinta Raza-Raíz (vide Capítulo LIII). Para otros detalles de interés sobre esta cuestión
el estudiante deberá remitirse a los interesantísimos artículos del señor Sutcliffe.
Sin embargo, -hay un punto de especial significación en la actualidad sobre el que
puede volcarse la atención. Una característica del grado superior de Servidores es la de
seguir al “Cordero”, al Maestro del Mundo, dondequiera que vaya. Sin embargo, los
Servidores del grado inferior siguen más especialmente al futuro Maestro del Mundo de
la Sexta Raza-Raíz; abandonaron la Cadena Lunar con él y desde entonces reencarnaron
repetidamente con él.
Otro estudiante sugirió que, como el Grupo I estuvo durante tan largo tiempo sin
encarnar, mientras el Grupo II tuvo muchas fatigosas encarnaciones, como las de la
Atlántida, bien puede ser que ahora el Grupo II se haya "puesto al día" en su desarrollo
en relación con el Grupo I, de modo que poco después todo el grupo de Servidores
pueda trabajar de consuno, construyendo la Sexta Raza-Raíz sin una disparidad
demasiado grande en sus respectivos niveles de desarrollo.
Todas las clases antedichas son, como se expresó, Pítris de primera clase, que tienen
cuerpos causales completos. Debajo de ellos sigue la inmensa clase de Pitris de segunda
clase con cuerpos causales de cestería.
Cuando la Luna se aproxima a la disolución, ellos se duermen en el mundo astral,
incapaces de funcionar allí. Cuando el Globo E se torna inhabitable, pierden sus cuerpos
astrales, y permanecen vueltos hacia el interior, para ser, a su debido tiempo, remitidos a
la esfera intercadena, para dormir hasta que la tercera ronda de la Cadena Terrestre
ofrezca un campo apropiado para su crecimiento, como veremos oportunamente.
86
Arthur Powell – El Sistema Solar
Por supuesto algunas cesterías pasarán a los globos de la Cadena Lunar y lograrán
formar un cuerpo causal completo, de modo que puedan unirse a la clase de arriba y
convertirse en Pitris de primera clase.
(MW 70-71.) Debajo de ellos siguen, a su vez, los Pitris de tercera clase, que tienen
cuerpos causales "lineales". Duermen durante el período intercadena y penetran en la
Cadena Terrestre en la primera ronda.
Sin embargo, algunos de ellos continúan un poco más en la Cadena Lunar, pasando al
Globo E, donde se convierten en cesterías y así se unen a la clase que estaba arriba de
ellos.
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Arthur Powell – El Sistema Solar
CAPÍTULO XXVI
LA CONSTRUCCION DE LA CADENA TERRESTRE
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Arthur Powell – El Sistema Solar
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Arthur Powell – El Sistema Solar
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Arthur Powell – El Sistema Solar
CAPÍTULO XXVII
LA CADENA TERRESTRE: LA PRIMERA RONDA
(IL II 337-38. MW 81.) Debido al hecho, mencionado en el capítulo anterior, de que los
globos de la primera ronda estuvieron en el mismo nivel que los de la Cadena Lunar en
su séptima ronda, y por tanto un grado más arriba que ahora (estando así desde la
segunda ronda), las condiciones de vida durante la primera ronda fueron diferentes de
cualquiera prevaleciente desde entonces, pues no sólo la materia de los globos sino
también la vida misma estuvieron en todos los casos en una etapa superior.
Los Globos A y G, por ejemplo, que ahora están en los niveles inferiores del plano
mental, fueron entonces el teatro de la vida perteneciente a los niveles superiores. Los
globos mismos se construían hasta entonces con materia mental inferior, pero ésta no
estaba en condiciones de ser habitada por seres en su propio nivel; no estaba
suficientemente condensada, en reposo. A los Globos B y F, aunque compuestos por
materia astral, se los utilizó luego sólo como formas de materia mental inferior.
Los Globos C y E (Marte y Mercurio) estuvieron en un estado todavía grandemente
gaseoso y etérico, y las entidades que vivían en estos dos planetas sólo emplearon
cuerpos astrales.
Nuestro propio planeta D (la Tierra) ya contuvo una gran cantidad de materia física
sólida, pero en un estado de calor tan intenso que todavía había lagos y mares, e incluso
lluvias, de metal derretido; de ahí que fuera muy imposible para personas de cuerpos de
grado pequeñísimo como el nuestro vivir allí. Sin embargo, los habitantes sólo
utilizaban vehículos de materia etérica, y por tanto estas condiciones no les
incomodaban para nada.
En el intervalo entre las Rondas Primera y Segunda, la materia de los diversos globos
tuvo tiempo para sedimentarse en un estado más ordenado, de modo que cada uno de
ellos pudiera ser habitado en la Segunda Ronda por entidades que utilizaban vehículos
en el nivel de su propia materia.
( PM 49-50. ) Lo que sigue es una vívida descripción del estado de los globos en la
primera ronda. "Contemplad una vasta masa de materia agitada, sacudida, arremolinada
e ígnea, que destella, rueda y se modifica en masas ondulantes agregándose lentamente,
según las tres densidades variables, dentro de siete formas finísimas. En realidad,
apenas podemos denominarlas formas, pues aunque descendamos al globo cuarto, el
más material de los globos, sólo podemos atrapar una opaca vislumbre del primer rupa
(forma) de la Tierra, una mera película de akasha, tenue, radiante, luminosa, ígnea.
Nada es visible salvo el fuego corporizado en esta ronda. Vemos opacamente siete de
estos globos, de los cuales el cuarto, que será nuestra Tierra, es el más perceptible.
Encima de él, en el arco descendente, se asoman sombras cada vez mas vagas a través
de las nieblas encendidas. Encima de esto, en el arco ascendente, hay otras sombras,
ígneas, escasamente perceptibles. Hay un vasto panorama de llamas, que asumen y
pierden nuevamente la forma de globos, enormes, asombrosos, pavorosos, con fuerza
irresistible y energía aplastante."
( MW 81. IL II 338. ) Los mundos son curiosos, como remolinos que se agitan; Marte y
Mercurio se hallan todavía en un estado grandemente gaseoso y etérico; las entidades
que están en ellos viven en cuerpos astrales. La Tierra, la más sólida, es caliente, lodosa,
viscosa, y gran parte de su territorio no parece asentarse muy firmemente. Hierve y
cambia constantemente de consistencia; enormes cataclismos sumergen a grandes
multitudes de tiempo en tiempo, y en su estado embrional -pues sólo utilizan cuerpos
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Arthur Powell – El Sistema Solar
etéricos- no parecen perjudicarse muchísimo por sus inmersiones sino que aumentan y
se multiplican en enormes cuevas y cavernas, como si viviesen en la superficie.
(TE 127-128.) La Cadena Terrestre, que consiste en nuevos globos, recientemente
incorporados, carecía, por supuesto al principio, de formas para que las habitasen
entidades venideras. Por tanto, estas formas debieron establecerse para todos los reinos
de la naturaleza. Esto debe efectuarse al principio de la primera ronda de una nueva
cadena, pero jamás después de ella; pues, como se explicó en el capítulo sobre "La
Ronda Interior", siempre se dejó en cada globo, aunque las corrientes vitales principales
pasasen al globo que les seguía en orden, un pequeño núcleo de entidades pertenecientes
a cada reino.
De modo acorde, la clase más baja de seres humanos de la Cadena Lunar ingresó en la
Cadena Terrestre en su comienzo, y establecíó las formas en la primera ronda. Luego les
siguen los otros grados de entidades, en sucesión, como veremos en detalle
oportunamente.
( IL II 336. MW 82. ) Podemos repetir aquí lo dicho en el Capítulo XVII como ejemplo
del trabajo de un Manu. En la primera ronda de la Cadena Terrestre el Manu a cargo
hizo descender todos los arquetipos para toda la cadena. Aunque muchos de éstos no
estuviesen plenamente perfeccionados aquí hasta la séptima ronda, empero los
gérmenes de todos ellos ya estuvieron allí en la primera ronda.
Para cada reino de la naturaleza El seleccionó cierto conjunto de formas, que deseó se
vivificasen durante la primera ronda, con el propósito de desarrollar de ellas, en etapas
posteriores, todo lo que el Logos anhelaba que la Cadena Terrestre produjese.
El esquema de estas formas, materializado hasta un nivel en el que pudiesen utilizarlas,
fue entregado a ciertos Señores de la Luna, o Barhishads, a quienes se confió la labor de
establecer las actividades de la primera cadena en movimiento. Los Barhishads del
Globo G de la Cadena Lunar estuvieron a cargo de ésta, la primera ronda de la Cadena
Terrestre.
En cada uno de los siete globos de la primera ronda crearon estas formas, y al hacer que
los animales-hombres de la Cadena Lunar entrasen en ellas, las solidificaron y usaron, y
de ellas generaron otras que pudiesen ser habitadas por los animales lunares que
ocupaban las etapas debajo de ellas.
( IL II 336-337 :325-328. PM 32-33. MW 81. ) Según el principio, ya explicado (vide
pág. 94), de que las entidades rezagadas son las que encarnan primero en un nuevo
globo, entrando allí en formas primitivas que evolucionaron hasta entonces, los
Animales-Hombres Lunares, al tener sólo cuerpos causales “lineales”, ingresaron
primero en la Cadena Terrestre.
A ellos se les asignó el trabajo precursor de la Cadena.
Con ellos también llegó el grueso de los anímales del Globo D de la Cadena Lunar. Los
embarques o camadas se sucedieron unos a otros en intervalos de unos 100.000 años, y
luego cesó el suministro y siguió un inmenso período durante el cual los nuevos
despachos efectuaron, como se dijo, la labor precursora de la cadena durante las rondas
primera y segunda.
Su progreso poseía este rasgo curioso: no continuaron su evolución desde el punto en
que lo abandonaran en la Cadena Lunar sino que recapitularon todas sus etapas muchas
veces. Pues en cada uno de los planetas de la Cadena Terrestre, en la primera ronda,
ingresaron en el Primer Reino Elemental, atravesándolo rápidamente, y luego
atravesaron los Reinos Elementales Prímero y Segundo, el mineral, el vegetal, el
animal, y eventualmente llegaron al reino humano una vez más. (vide Diagrama
XXXVIII ).
92
Arthur Powell – El Sistema Solar
En cada uno de los reinos cumplieron la función de establecer las formas, según la idea
de los Barhishads que dirigían la evolución del globo en cuestión. Estas entidades
primitivas tal vez puedan ser consideradas más bien como fluyendo dentro de moldes
creados por sus constructores, y como materializando los moldes para que los utilizaran
quienes les seguían.
Luego de hacer esto en cada uno de los siete planetas de la primera ronda, llegaron a la
humanidad por última vez en el séptimo planeta de la Cadena Terrestre en esta primera
ronda. Desde entonces descansaron de esa clase particular y tediosa de trabajo, pues en
la segunda ronda fueron humanos desde el principio. Pero aunque ingresaron en el
primer globo de la segunda ronda en el nivel de la humanidad primitiva, ésta era tan
primitiva que la ventaja era escasamente perceptible.
( MW 80-81. ) La evolución en las diversas rondas de la Cadena Terrestre, de las formas
en las que ingresaron estas entidades, fue llevada a cabo, como se expresó, por los
Barhíshads Pitris. Los Barhishads del Globo G de la Cadena Lunar, al ser la clase más
baja de Barhishads, crearon las formas arquetípicas primitivas de la primera ronda de la
Cadena Terrestre; los del Globo F de la Cadena Lunar construyeron las formas de la
segunda ronda de la Cadena Terrestre; los del Globo E de la Cadena Lunar construyeron
las formas de la tercera ronda de la Cadena Terrestre; mientras las formas de la actual
cuarta ronda de la Cadena Terrestre fueron construídas por Barhishads del Globo D de
la Cadena Lunar.
( IL II 340-341. ) Al pasar a describir ahora lo poco que se conoce sobre las condiciones
de la primera cadena, descubrirnos que el hombre del Globo A (actualmente mental
superior) , difícilmente pueda llamarse hombre: se trata de un pensamiento. Es lo que
algún día será un cuerpo mental, que tienen quizá la misma relación con sus posteriores
posibilidades como la forma embrional de un infante después del primer mes llega al
cuerpo humano plenamente desarrollado. Tiene una consciencia maravillosamente
pequeña en esta primera etapa.
( IL II 341. MW 82. TE 129.) En el Globo B, en esta etapa mental inferior, aunque en la
segunda ronda se convierte en astral, todo fue fijado claramente en el nivel mental
inferior, con un pequeño comienzo de astralización.
En el Globo C (Marte) los hombres tenían cuerpos astrales definidos, pero todavía
imperfectos, pues a la sazón la materia de ciertos subplanos estaba sólo por obtenerse.
También se introdujo un pequeño toque de materia etérica, aunque sólo eran obtenibles
ciertas clases de éter .
En el Globo D (la Tierra) los hombres tenían cuerpos etéricos, pero eran meras nubes
mutables y amorfas, aunque hacia fines del período global empezaron a agregar en
derredor de ellos materia gaseosa y etérica. Parecen haber absorbido de la atmósfera
intensamente caliente cuanto fuese necesario a modo de sustento.
Parece que tuvieron una sucesión de manifestaciones que pueden tomarse como
correspondientes a las razas; sin embargo, aparentemente, éstas sólo fueron razas-raíces,
pues no había sino siete; y una sola encarnación, si denominamos encarnación a esto,
pues cada individuo perduraba a través de toda la raza. Se multiplicaban por fisión.
(IL 11 342. MW 82. ) Parece que los períodos mundanos eran entonces enormemente
más prolongados que los de ahora, pero ni siquiera así es fácil para nosotros, con
nuestras ideas de lo que la vida significa, entender cómo estos hombres primitivísimos
pudieron ingeniarse para evolucionar.
En los reinos inferiores, aparecieron algunas entidades en cuerpos etéricos que
procurarían, aunque no muy exitosamente, ser sueños de vegetales.
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Arthur Powell – El Sistema Solar
( IL II 340. ) Fueron formados los cuerpos etéricos de los minerales, pero éstos no eran
cuerpos totalmente etéricos, porque en esta etapa prístina sólo algunos subplanos
estaban plenamente vivificados.
Además, los átomos eran más lentos, puesto que, al ser ésta la primera ronda, sólo
estaba en actividad un conjunto de espirillas.
(IL II 342. MW 82.) Ya fue descripto el estado general del mundo pero podemos añadir
algunas otras particularidades. Los minerales eran algo más sólidos que los que había en
Mercurio, pues se desprendieron en gran medida, de la Luna sobre la Tierra, en estado
derretido; la temperatura podría ser algo superior a los 3.500° C (6.332° F), pues el
cobre se hallaba en estado de vapor. Era visible el silicio, pero la mayoría de las
sustancias eran protoelementos, no elementos, y las combinaciones actuales parecían
muy raras. La Tierra estaba rodeada por enormes masas de vapor encerradas en calor, y
de ahí que se enfriasen muy lentamente. En el Polo había algún lodo hirviente, que se
afirmaba lentamente, y después de unos miles de años apareció una espuma verde, que
después se convertiría en vegetal.
Hacia el fin del período global, la temperatura se redujo considerablemente, tal vez unos
1.000°F promedio, aunque siguió mucho más caliente en ciertos distritos, y en otros
descendió hasta el nivel del agua hirviente.
En el Globo E (Mercurio) había aparentemente sólo tres éteres superiores, no cuatro
como había en la Tierra. Sin embargo, la humanidad progresó evidentemente, y estaba
mucho más viva que antes, aunque incluso entonces su consciencia parecía la de una
ameba. No obstante, está claro que el hombre ya empezaba, de un modo ciego, a
trabajar ascendentemente, a tornar más conscientes sus vehículos, y descendentemente,
para densificar sus vehículos inferiores.
(IL II 343.) Aunque todo fuese primitivo, cada globo estaba ciertamente adelantado con
respecto al precedente. Pero en todos los casos parece que el hombre no tenía, todavía
siquiera la consciencia plena de cualquier subdivisión de la materia en la que trabajase.
La impresión que daba era más bien la de que cada subdivisión se subdividía a su vez, y
que él sólo podía utilizar esta fracción de una parte.
Poco parece saberse sobre las condiciones de los Globos F y G (en esta etapa mental
inferior y superior, respectivamente), excepto que allí se observó por primera vez el
fenómeno de los "fracasos" que antes fueran mencionados y explicados.
( IL II 346. ) Por supuesto, se entenderá que ninguna materia de los planos superiores es
llevada de un globo a otro. Sólo son transportados los egos, que atraen a su alrededor
materia perteneciente al nueve planeta y, en el caso de los cuerpos físicos, obtienen
éstos de los vehículos infantiles administrados por las entidades que ya viven en el
nuevo planeta.
( IL II 347. ) En la primera ronda, cuando apareció la forma por primera vez, en lo que
atañe a la Cadena Terrestre, la forma humana evolucionó del animal, precisamente
como lo sugiere la teoría darwinista.
Sin embargo hay una importante diferencia entre la teoría darwinista y las enseñanzas
del ocultismo, porque, en lugar del proceso inconcebiblemente lento de la selección
natural de la variación accidental, el ocultismo coloca una dirección inteligente, de la
selección y de las variaciones, sosteniendo que las formas evolucionan a fin de poder
ser una expresión más apta para la vida evolutiva interior.
Sin embargo, en la actual ronda (la cuarta) el ocultismo discrepa directamente con la
teoría darwinista, pues enseña, como veremos después, que el proceso fue invertido y la
forma humana existió en la Tierra antes de las formas de cualquiera de los mamíferos
que ahora conocemos.
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Arthur Powell – El Sistema Solar
CAPÍTULO XXVIII
LA CADENA TERRESTRE: LA SEGUNDA RONDA
(IL 11337.) En la segunda ronda los globos descendieron una etapa en la materialidad,
convirtiéndose en lo que son ahora, 2 globos mentales inferiores, 2 astrales y 3 físicos.
( MW 83-85. IL II 348-349. TE 129. ) En esta ronda la temperatura del Globo D (la
Tierra) cayó considerablemente de modo que el cobre se licuó y en algunos lugares se
solidificó. Había alguna tierra cerca de los Polos pero sí se efectuase un orificio
brotarían las llamas.
Al estar ya allí las formas creadas en la primera ronda, no fue necesario repetir el
proceso constructivo.
En esta ronda el hombre trabajó en las subdivisiones primera y segunda de la materia de
cada subplano solamente, de modo que, mientras él tenía en sí materia de todos los
planos, sólo estaban activas las dos subdivisiones inferiores de los dos subplanos
inferiores.
Las razas eran mucho más definidas y claramente diferenciables una de la otra. Los
hombres ya no eran meras nubes mutables de materia etérica o gaseosa, sino que
lograban desarrollar cierta cantidad de solidez, aunque todavía fuesen
desagradablemente viscosos en cuanto a consistencia e indeterminados en cuanto a
forma. H. P. Blavatsky los llamó "bolsa de budín" debido a las curiosas proyecciones
amorfas que tenían en lugar de brazos y piernas. Al principio de la ronda sacaron estas
proyecciones temporariamente, como lo hace la ameba; pero la constante repetición del
proceso tornó al fin permanentes esas proyecciones, y las moldeó con alguna
aproximación, según la forma en la que estaban destinadas a establecerse finalmente.
Muchas de estas criaturas eran tan livianas y tenues que podían desplazarse en la
atmósfera pesada de esa época. Otras más bien rodaban en vez de arrastrarse, pero
ninguna de ellas podía mantenerse en posición erecta sin ayuda.
Un golpe en sus cuerpos creaba una depresión, que lentamente se llenó de nuevo, como
la carne de una persona que sufre hidropesía.
La parte delantera del cuerpo tenía una especie de boca succionadora, a través de la cual
ingería la comida, sujetaba y tragaba, como cuando se succiona un huevo a través de un
orificio, donde lo succionado se torna fláccido e inerte.
Tenían una especie de mano-aleta, como la aleta de una foca, y efectuaban un género
alegre de sonido chirriante y atrompetado, para expresar placer; ese placer era una
suerte de sensación general de bienestar, y el dolor era un malestar macizo, nada agudo,
limitado solamente a desvaídos gustos y disgustos.
La piel era a veces dentada, con matices coloridos. Después se tornaron un poco menos
amorfos y más humanos, reptando en el suelo como gusanos. Más tarde, cerca del Polo
Norte, en el casquete terrestre, las criaturas desarrollaron manos y pies, aunque eran
incapaces de estar de pie, apreciándose una mayor inteligencia.
Se observó un Barhishad, del Globo F de la Cadena Lunar, quien magnetizó una isla, y
pastoreó hacia ésta a un rebaño de criaturas, que tenían reminiscencias de vacas marinas
o marsopas aunque sin cabezas formadas. Se les enseñó a pacer, en lugar de succionarse
una a la otra; cuando se comían recíprocamente escogían algunas partes con preferencia
sobre otras como si desarrollasen el gusto.
La depresión que servía de boca se profundizó más en una especie de embudo, y el
estómago empezó a desarrollarse; prontamente se volvía hacia afuera si cualquier
materia extraña des aprobada se introducía allí.
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Arthur Powell – El Sistema Solar
Se daban vuelta por entero y no parecían perder nada con ello. La superficie de la Tierra
era aún muy insegura y en ocasiones se quemaban o cocían parcialmente; esto
evidentemente les desagradaba, y si iban demasiado lejos se hundían.
La reproducción era por brote: aparecía una protuberancia, y después de un lapso
brotaba y producía una existencia independiente.
El hombre era todavía lamentablemente incompleto respecto de sus vehículos
superiores. Contaba con lo que consideraba una mente, y algo más que podría tenerse
por débil cuerpo astral, pero su consciencia era aún oscura y vaga, y su poder de
pensamiento escaso: era todo instintos y casi carecía de razón.
Después de un tiempo el extremo del cuerpo que contenía el embudo se achicó algo, y
apareció allí un pequeño centro que, en épocas mucho más futuras, se convertiría en un
cerebro. Apareció una pequeña protuberancia, y se formó el hábito de impulsar se hacia
adelante, con aquélla delante, como sí llevase la boca; como constantemente se
produjeron impactos contra esa parte, se promovió el desarrollo.
En esta ronda los animales-hombres cuerpos causales lineales) mantuvieron y
mejoraron su posición humana, y hacia el término de la ronda la primera clase de los
animales alcanzó definidamente la humanidad.
Así como todos los arquetipos del reino mineral fueron hechos descender plenamente en
la primera ronda, aunque todavía no elaborados por completo, de igual modo ocurrió
con todos los arquetipos vegetales en la segunda ronda, aunque debió pasar mucho
tiempo antes de estar todos realizados.
La vida vegetal fue ayudada por la atmósfera muy sofocante; había vegetaciones cuasi-
boscosas, muy semejantes al pasto, pero de doce metros de altura y proporcionalmente
densas. Crecían en el cálido lodo y florecían con exceso. Probablemente debamos
nuestras reservas de carbón, de modo principal, a la vegetación de este período.
Hacia el fin de la ronda, algo de la Tierra era muy sólido y sólo razonablemente cálido.
Había muchos crujidos tumultuosos, debidos aparentemente a encogimiento, y cada
colina era un volcán activo.
Marte se solidificó más, enfriándose rápidamente como consecuencia de su tamaño más
pequeño, pero la vida allí era muy similar a la de la Tierra.
( MW 80. ) La construcción de las formas en esta segunda ronda estuvo a cargo de los
Barhishads del Globo F de la Cadena Lunar.
(IL II 328.) Los animales-hombres de la Cadena Lunar, que atravesaran rápidamente
todos los reinos en la primera ronda, entraron en el primer globo en la segunda ronda en
el nivel de la humanidad primitiva, y allí continuaron su evolución como seres
humanos.
En el curso de la segunda ronda, la primera clase de animales lunares alcanzó el nivel
humano.
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Arthur Powell – El Sistema Solar
CAPÍTULO XXIX
LA CADENA TERRESTRE: LA TERCERA RONDA
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Arthur Powell – El Sistema Solar
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Arthur Powell – El Sistema Solar
criaturas pequeñas, del género de los reptiles, pero también desenterraban e ingerían una
especie de trufa primitiva, y cortaban las copas de los helechos gigantescos para
comerse las semillas.
Hacía la mitad de la ocupación de la Tierra, tuvo lugar la separación de los sexos.
Inmediatamente después de eso encarnó el Segundo Orden de Hombres Lunares
(cesterías) del Globo D, la Luna. Después de ellos llegaron las cesterías de Marte, que
en total parecían gorilas medianamente inteligentes. En primer lugar nacieron de la
humanidad existente pero pronto establecieron un nuevo tipo para ellos mismos,
tornándose más pequeños, más compactos, de color más tenue y, hablando en general,
mucho más de lo que ahora llamaríamos humanos en cuanto a la apariencia.
Había entre ellos guerra constante y habitantes anteriores, más gigantescos, que los
cazaban y comían siempre que se les ofrecía la oportunidad.
Pero los arribos posteriores, al contar con mucho más intelecto, pudieron dominar a sus
congéneres gigantescos y mantenerlos en una suerte de orden. De hecho, en la práctica
todo el mundo quedó bajo su control, y las razas primitivas tuvieron que adaptarse a la
vida más civilizada o retirarse a partes menos deseables de la región.
Los animales eran muy escamosos, y hasta las criaturas que debemos llamar pájaros
estaban cubiertas de escamas y no de plumas. Todos parecían estar constituidos por
retazos de fragmentos adheridos, semiaves, semirreptiles, totalmente feos.
En esta ronda, los animales lunares de la segunda clase llegaron al nivel humano.
La Tierra distaba mucho todavía de ser tan quieta como ahora. Los terremotos y las
erupciones volcánicas eran aún dolorosamente comunes, y la vida era claramente
precaria. La configuración de la tierra era enteramente diferente, y las montañas parece
que alcanzaron alturas estupendas, desconocidas por nosotros ahora. Había enormes
cataratas, y grandes remolinos eran también comunes.
No obstante, para esta época, aquello se parecía un poco más a nuestro mundo actual
que los globos precedentes, y de hecho un poco más que cualquier cosa desde que
abandonamos la Luna. Después incluso fueron construidas ciudades.
El trabajo de los Barhíshads, los Señores de la Luna, que en esta ronda eran los Arhats
del Globo E de la Cadena Lunar, parecían más bien la instrucción de animales que la
evolución de una humanidad.
Como en rondas anteriores, trabajaban en secciones de cuerpos diferentes, físicos y
sutiles. Los subplanos terceros de los planos físicos, astral y mental, fueron
completados, pero por supuesto sólo las terceras subdivisiones de esos subplanos.
Los métodos de reproducción en la Tierra eran los que ahora se reducen a los reinos
inferiores de la naturaleza. En las Razas primera y segunda, no densificadas cabalmente,
todavía se producía la fisión, pero en las Razas tercera y siguientes los métodos eran
varios: en los menos organizados, brote similar al de las hidras; la exudación de las
células de diferentes órganos corporales, que reproducían órganos similares y crecían en
un duplicado en miniatura del progenitor; la postura de huevos dentro de los cuales se
desarrollaba el joven ser humano. Estos eran hermafroditas y gradualmente predominó
un sexo pero nunca lo suficiente como para representar a un macho y una hembra
definidos.
Cuando la raza pasó al Globo E ( Mercurio) hubo en la totalidad una decidida mejora.
Apareció mucho más afecto y los hombres evidenciaron claros rasgos de desinterés
compartiendo su comida en vez de lanzarse sobre ella a la rebatiña, como ocurría
frecuentemente en épocas primitivas.
La presencia de los Hombres Lunares (cuerpos causales plenamente formados) había
dado un gran impulso al progreso y aunque el grueso de la humanidad era todavía muy
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CAPÍTULO XXX
LA CUARTA RONDA: LOS GLOBOS A, B y C
(PM 35. IL 11355.) La cuarta ronda se llama a menudo la ronda humana porque, en su
inicio, todos los arquetipos para cada Raza-Raíz fueron hechos descender y aparecer en
el Globo A. Mediante un examen de estos arquetipos es posible ver a qué se parecerán
los hombres del futuro. Tendrán vehículos más sutiles en todo sentido, y claramente de
apariencia más bella, expresando en sus formas las fuerzas espirituales.
El estudiante recordará también que en la cuarta ronda el mineral está destinado a
alcanzar la perfección, i. e., el punto de máxima dureza y densidad.
( MW 92-95. IL II 354-359. ) Si preliminarmente echamos un vistazo en general a la
cuarta ronda, hay tres características importantes que la diferencian de las rondas
precedentes; éstas son:
1. El cambio en la condición de la esencia elemental.
2. El cierre de la puerta para el reino animal, y la apertura de la puerta para el Sendero.
3. La recapitulación de las tres primeras rondas en el cuarto globo (D, la Tierra).
Trataremos sobre la primera de éstas en este capítulo, y sobre las otras dos en capítulos
posteriores.
En el Globo A, en la cuarta ronda, la mente se definió en el nivel mental inferior, de
modo que podemos decir que en esta ronda el hombre empezó realmente a pensar. Al
principio el resultado no fue bueno de modo alguno. En las rondas anteriores no se
había desarrollado lo suficiente como para originar pensamiento-formas hasta el punto
grande alguno, y consiguientemente la esencia elemental de los globos había sido
afectada sólo por los pensamientos de los devas, que dejaron todo armonioso y pacífico.
Ahora que el hombre empezó a interponer sus pensamientos egoístas y rijosos, este
estado confortable fue perturbado en muy gran medida. Fueron introducidos la disputa,
el desasosiego y la desarmonía; los elementales empezaron a mostrar hostilidad al
hombre, pues, desde el punto de vista de aquéllos, el hombre ya no era más un animal
entre animales sino una entidad independiente y dominadora, con probabilidad de ser
hostil y agresiva.
Además, el reino animal se apartó decisivamente del hombre, y empezó a sentir miedo y
odio hacia él.
Cuando la ola vital negó al Globo C (Marte), halló en posesión del planeta, además de
la humanidad-semilla corriente, otra raza muy desagradable, que en La Doctrina
Secreta es mencionada como la de los "hombres acuáticos, terribles y malos". Había
cesterías de índole muy pobre, algunas de las cuales se habían individualizado a través
del miedo y el odio.
Se los hizo descender del tipo que habían dejado detrás en la ronda anterior como inepto
para progresar, y desde entonces se contrajeron al desarrollo del lado malo de su
naturaleza.
Eran criaturas anfibias, semirreptiloideas, semisimiescas y escamosas, con horrible
apariencia como de tarántula en torno a los ojos, y un diabólico deleite en la crueldad y
el mal. Parece que también tenían cierta dosis de poder mesmérico de clase baja, y eran
una especie de edición primitiva de los malakurumbas descriptos por H. P. Blavatsky en
su relato sobre las tribus montañesas de los nilgíris.
Cuando la ola vital volvió, la humanidad que ingresaba pronto se puso lo
suficientemente fuerte como para liberarse del miedo a estos salvajes monstruosos. Para
resistir los posibles ataques de éstos el hombre erigió las primeras fortificaciones, y
asimismo para poder derrotar su malignidad los hombres empezaron primero a construir
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Arthur Powell – El Sistema Solar
como la sexta Raza; siempre fue inferior en número pero en muchos sentidos sabía más
que aquélla.
Se aproximaba más a las ideas modernas; tenía un sentido más definido de lo recto y lo
incorrecto; era menos feroz y más respetuoso de la ley; tenía una política definida y
vivía de acuerdo con ella.
Su supremacía era enteramente intelectual y poseía, hasta un punto elevado, el arte de la
combinación. Su comunidad social parece haber sido algo similar a la de las hormigas o
las abejas, y en algún sentido podrán compararse favorablemente con muchas razas de
la actualidad.
En esta Raza la escritura se reveló por primera vez como un logro medianamente
común. Sabía algo de arte pues contaba con estatuas y cuadros, aunque totalmente
diferente del nuestro, en todo sentido. Asimismo fue la primera raza que se tomó la
molestia de construir caminos.
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CAPÍTULO XXXI
LA TIERRA: LA PRIMERA RAZA-RAIZ
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Arthur Powell – El Sistema Solar
pertenece más precisamente al séptimo continente, que por supuesto todavía tiene que
aparecer cuando llegue el tiempo de la séptima Raza.
( PM 66. ) Toda la Raza humana nació en esta tierra sin interesar dónde sea conducida
después de nacer. El clima es descripto como el de una primavera exquisita.
La próxima etapa del proceso es des cripta así en el Libro de la Sabiduría ("Book of
Wisdom"): La Orden emanó: "Los grandes Chohans llamaron a los Señores de la Luna,
de los cuerpos aéreos: 'Dad a luz a los hombres, hombres de vuestra naturaleza; Dadles
sus formas interiores. Ella construirá coberturas exteriores. Serán Machos-Hembras.
Señores de la Llama tambíén' . . .Cada uno se dirigió a su tierra asignada; siete de ellos,
cada uno en su lote. . . Los Siete Anfitriones, los Señores Nacidos-de-la-Voluntad,
impulsados por el Espíritu Dador-de-Vida, separad a los hombres de ellos, cada uno en
su propia zona. Siete veces siete sombras de hombres futuros nacieron, cada uno de su
propio color y género, cada uno inferior a su Padre. Los Padres, los sin huesos, no
pudieron dar vida a seres con huesos. Su progenie fueron Bhúta, sin forma ni mente. Por
ello se les llama los chháya."
(PM 67.) El significado de esto es que los Señores de la Luna, los Barhishad Pitris, al
descender en la Tierra Imperecedera, separan de sus propios cuerpos etéricos un chháya,
o sombra, una semilla de vida, que contiene dentro de sí las potencialidades evolutivas
en forma humana.
( IL II 360. ) Mediante un esfuerzo volitivo duplican sus propios cuerpos etéricos,
materializando, de hecho, un doble etérico adicional, tornándolo permanente y luego
saliendo de él.
( IL II 329. PM 67 -68. SAL 20. ) Las formas son enormes, filamentosas, asexuadas,
carentes de bhútas, flotando en la densa atmósfera y en los mares hirvientes. Nos
parecerían fantasmas gigantescos. Oscilan y se amontonan como enormes, indefinidas,
protísticas, en la materia etérica, con perfiles variables, que contienen las semillas de
todas las formas, reunidas por los Barhishads durante las evoluciones precedentes, de un
color cuasi-lunar, blanco-amarillo de matices mutables.
Dentro de la clase de Barhishads que emprendieron esta labor había siete subclases
distintas y cada subclase puebla uno de los siete promontorios antes mencionados.
Además, cada una de las siete subclases, que representan los siete grados de la
evolución, contenía miembros de cada uno de los siete tipos, o "rayos"; de ahí la frase
"siete veces siete" en el pasaje citado.
Las 49 variedades así procuradas, proporcionaron a las entidades venideras los
vehículos apropiados, adecuados a sus diversas etapas de crecimiento y tipo.
Estas formas protísticas fluyeron de los cuerpos etéricos de los Barhishads, tal como se
ve que el doble etérico mana del costado de un médium (vide "The Etheric Double",
pág. 89) , y formaron los cuerpos de la primera Raza humana.
( PM 69- 70:36. ) Las formas mismas no eran humanas pero en ellas ingresaron
entidades que evolucionaron como seres humanos.
Estas formas enormes, como se dijo, se amontonaban, insensibles y pasivas. La
consciencia de las entidades que llegaban, al estar en el nivel átmico, apenas podía
afectar muy levemente a los torpes cuerpos. Estos revelaban solo vagamente el sentido
del oído, y una oscura consciencia del fuego.
Las Mónadas se cobijaron en las formas, sus Rayos las calentaron, poniéndolas en
actividad, y las modelaron en órganos de comunicación con el mundo exterior. De ahí
que, debido a la elevada consciencia que entró en contacto con ellas a veces se las
mencione como la Raza de los Dioses; asimismo como hijos del Yoga puesto que los
Barhishads proyectaron sus chháyas al sumirse en meditación yóguica. También se las
105
Arthur Powell – El Sistema Solar
llamó autonacidas porque no nacían de padres humanos. Son el segundo Adán de las
escrituras judías.
Tras proyectar sus chháyas, los Barhishads las animaron con su propia energía, las
galvanizaron, por así decirlo, en la actividad. El mismo Sol ayudó enviándoles su fuego
vivificante en respuesta al pedido de auxilio del Gobernante de los espíritus de la
naturaleza. (Quizá suponemos que esto signifique que absorbieron el prana, o la
vitalidad, del sol) Estos tres -los Barhishads, el Sol y los espíritus de la naturaleza-
"produjeron, con sus esfuerzos conjuntos, un buen rupa (forma). Este podía estar de pie,
caminar, correr, reclinarse o volar. (A.E.P.) Empero todavía no era sino un chháya, una
sombra sin sentido". (La Doctrina Secreta, II, 18. )
( PM 70. ) El planeta que gobernaba sobre la primera Raza era el Sol, o más bien Urano,
el planeta místico, que él representa.
La multiplicación de estos seres era mediante fisión o brote, únicos métodos posibles de
reproducción para ellos, como ocurre incluso hoy en día con los protistas, su semejanza
física más cercana. Se expandían en tamaño, y luego se dividían, al principio en dos
mitades iguales, y en etapas posteriores en porciones desiguales, haciendo brotar así una
progenie más pequeña que ellos, progenie que crecía a su vez y nuevamente hacía
brotar su retoño.
En esta Raza no puede hablarse de subrazas definidas, aunque había siete etapas de
crecimiento, o etapas evolutivas.
Tampoco mueren: "Ni el fuego ni el agua podría destruirlos" (La Doctrina Secreta, II,
18) ; de hecho, el fuego era su elemento, y eran inconscientes respecto del agua.
(PM 36.) Ya mencionamos que estaban desarrollando el sentido del oído.
106
Arthur Powell – El Sistema Solar
CAPÍTULO XXXII
LA TIERRA: LA SEGUNDA RAZA-RAIZ
( PM 71. ) Durante las edades de extensión desconocida a través de las cuales vivió la
primera Raza, la tierra se afirmaba en condiciones más tranquilas, y los cataclismos eran
locales, dejando de ser generales.
Lentamente apareció más tierra sobre la superficie del desierto acuoso, se extendió
desde los promontorios del primer continente, y formó una vasta herradura, el segundo
continente, llamado el Hiperbóreo, o Plaksha.
Ocupaba la región ahora llamada Asia del Norte, uniendo Groenlandia y Kamschatka, y
estaba unida al Sur por el gran mar que se extendía donde ahora el desierto de Gobi
expande sus arenosos yermos.
Spitzbergen formaba parte de esa región, junto con Suecia y Noruega, y se extendía
hacia el Sudoeste sobre las Islas Británicas. Entonces la Bahía de Baffin era tierra, que
incluía las islas ahora allí existentes.
El clima era tropical y la vegetación ricamente exuberante, revestida de soleadas
planicies. No debemos conectar con el nombre Hiperbóreo las asociaciones que ahora se
le acoplan, pues era una tierra placentera, llena de vitalidad exuberante. El nombre
Hiperbóreo asumió sus tétricas asociaciones en tiempos posteriores, cuando la tierra fue
barrida en cuanto a sus habitantes por un cambio de clima, y disuelta por muchos
cataclismos.
( SAL 16. ) Algunas antiquísimas regiones conocidas de la tierra son restos del
continente Hiperbóreo: estas son Groenlandía, Islandia, Spitzbergen, los sectores más
norteños de Noruega y Suecía, y el cabo en el extremo Norte de Siberia.
(PM 70-71.) Cuando el tiempo estuvo maduro para la aparición de la segunda Raza, los
espíritus de la naturaleza construyeron, en torno a los chháyas, partículas más densas de
materia, formando una especie de concha más rígida en el exterior, y "lo externo de la
primera Raza se convirtió en lo interno de la segunda" ( La Doctrina Secreta, II, 18).
Así, la primera Raza imperceptiblemente se desvaneció, fundió y convirtió en la
segunda, y el chháya, que era todo el cuerpo de la primera, se convirtió en el doble
etérico de la segunda.
( PM 72. ) La segunda Raza muestra dos tipos marcados, que responden ligeramente a
la consciencia búddhica. Esta revela la dualidad, que es característica de esa
consciencia, que surge en sus cambios físicos, como en sus dos sentidos de oído y tacto,
pues el sentido del tacto se sumó al sentido del oído de la primera Raza.
(PM 36-37:72.) Cuando la Mónada entró en la segunda Raza, sumó a la consciencia de
su plano físico el sentido del tacto, y empezó a responder al impacto del agua y del aire,
igual que del fuego.
De las formas indescriptas que representaban a la humanidad salieron sonidos débiles,
como de cántico, sonidos abiertos, como vocales, inarticulados, que indicaban
desvaídamente la agitación emotiva emanada de resortes ocultos.
Esa consciencia, tal como existía, pertenecía más bien a lo de arriba que a lo de abajo.
Había un goce vagamente sosegado, que surgía del interior, pero un escaso sentido del
goce o del dolor, estimulado desde afuera. Se trataba de la consciencia monádica,
despierta en los planos superiores pero no en los inferiores, y las formas sólo eran
levemente responsívas, aunque insensibles, aunque más responsivas que las de la
primera Raza.
107
Arthur Powell – El Sistema Solar
( PM 72. ) Esta raza se llamó Kimpurushas, hijos del Sol y de la Luna, “del Padre
amarillo y la Madre blanca” ( La Doctrina Secreta, II, 19) , y por ende del fuego y del
agua; y nació bajo el planeta Brihaspati o Júpiter.
Su color era amarillo dorado, que a veces casi refulgía con matices anaranjados, a veces
con tonalidades limón más pálido, y estas formas de tonos fulgurantes, filamentosas, a
menudo de contornos arbóreos, algunas cercanas a los tipos animales, otras de perfiles
semihumanos, de apariencia muy heterogénea, que fluctuaban, flotaban, se deslizaban,
ascendían y gritábanse unas a otras con notas aflautadas a través de los espléndidos
bosques tropicales, brillantemente verdes a la luz del sol, con helechos florecientes
estrellados con brotes deslumbrantes en conjunto crean un cuadro de matices
coruscantes, con el esplendor de la naturaleza en su juventud exuberante, rebosante de
vida, movimiento, color, perfiles dibujados por la mano de un gigante, colores lanzados
desde una paleta desbordante.
( PM 73- 74. ) De los dos tipos mencionados, el primero no evidenciaba vestigios de
sexo; se multiplicaba por expansión y brote como la primera Raza.
Cuando las formas se endurecieron más, se cubrieron con una concha más gruesa de
partículas terrestres; entonces esta forma de reproducción se tornó imposible y los
pequeños cuerpos fueron expulsados de aquéllas, figuradamente llamadas “gotas de
sudor”, puesto que manaban como el sudor de la piel humana, viscoso, opalescente;
gradualmente se endurecían, crecían y asumían formas diversas.
Hay muchos rastros de este tipo de reproducción en los relatos puránicos, donde se
afirma que todas las razas nacieron de los poros de la piel de sus antepasados.
En el curso del tiempo empezaron a aparecer leves señales de sexualidad en estos
"nacidos del sudor" de la segunda Raza, y mostraban dentro de sí anuncios de los dos
sexos, y de ahí que se los mencione como andróginos.
El estudio de los reinos inferiores revela hoy en día todas estas etapas que todavía
persisten, y comprendemos como los espíritus de la naturaleza siguieron adelante con
un solo plan, modificado interminablemente en los detalles pero siempre el mismo en
los principios.
De los gérmenes expelidos por estos “hombres” de la segunda Raza se desarrolló
gradualmente el reino de los mamíferos en toda su inmensa variedad de formas.
Los animales debajo de los mamíferos fueron formados por los espíritus de la naturaleza
de los tipos elaborados en la tercera ronda, a veces ayudados por las emanaciones
humanas.
(MW 96.) Se recordará que, en su conjunto, la segunda Raza era una recapitulación de
la segunda ronda, y que las formas de la segunda ronda eran las conocidas como "bolsas
de budín". También la segunda Raza-Raíu tenía esta curiosa apariencia amorfa de bolsa
de budín.
( IL II 329. MW 94.) Las Razas-Raíces primera y segunda evolucionaron en la Tierra
antes que Marte quedase desierto; en estas condiciones primitivas de la Tierra quedaban
disponibles algunas entidades para las que Marte, en sus etapas posteriores, era
demasiado avanzado para acomodarlas.
Dentro de estas Razas, los Barhishads del Globo D de la Cadena Lunar introdujeron una
cantidad de entidades atrasadas que sirvieron de mentores a los rezagados; muchos
rezagados retribuyeron el especial cuidado que se les dispensara, y después ingresaron
en la primera subraza de la tercera Raza-Raíz, como su tipo más bajo. Se les conoció
como cabezas ovoides; llegaremos a ellos nuevamente cuando tratemos sobre la tercera
Raza-Raíz, en el próximo capítulo.
( MW 95. ) Durante las Razas-Raíces primera y segunda la población de la Tierra era
muy limitada, y el auxilio especial, antes mencionado, parece haberse dado para
108
Arthur Powell – El Sistema Solar
posibilitar que la mayor parte posible de los animales fuese impulsado de modo tal que
pudiese convertirse en humana antes que "se cerrase la puerta" en la mitad de la cuarta
Raza-Raíz.
Además, se hizo todo lo posible para hacer adelantar a todos aquellos por los que se
podía realizar algo, antes de la llegada de los Señores de Venus en la mitad de la tercera
Raza-Raíz.
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Arthur Powell – El Sistema Solar
CAPÍTULO XXXIII
LA TIERRA: LA TERCERA RAZA-RAIZ (LA LEMURIANA)
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Arthur Powell – El Sistema Solar
( La Doctrina Secreta, II, 343-344 ) . Los brillantes matices del trópico se desvanecieron
antes de la respiración del rey de la nieve; empezaron los días y noches polares de seis
meses, y durante un lapso los restos de Plaksha apenas evidenciaron una escasa
población. Sin embargo, la Tierra Sagrada Imperecedera continuó existiendo como
antes.
( MW 95-96.) Volviendo ahora a la Raza misma, con sus siete subrazas distintas,
veremos que los muchos esquemas de reproducción, característicos de la tercera ronda,
reaparecen en esta tercera Raza y de hecho siguen simultáneamente en diversas partes
de la tierra. El grueso de la población atravesó las sucesivas etapas y eventualmente se
convirtió en ovíparo. Parece que los diversos esquemas de reproducción eran adecuados
para los egos en diferentes etapas de la evolución; los primeros se mantuvieron en
actividad para los egos retrasados, después que el grueso de las personas se les adelantó.
Estos cambios empezaron unos 16 millones y medio de años atrás, y ocuparon 5 ½ a 6
millones de años; los cuerpos físicos cambiaban muy lentamente, teniendo lugar con
frecuencia la reversión. Además, la cantidad original era pequeña y necesitaba tiempo
para multiplicarse.
( PM 78. ) La separación de los sexos tuvo lugar en el Período Secundario, habiendo
existido entonces la tercera Raza durante 18 millones de años, tal vez mucho más; pues
empezó en el período jurásico del Secundario, o edad mesozoica, el Período de los
Reptiles, como a veces se lo llama.
( MW 96. ) Cuando el tipo ovíparo se estabilizó, el huevo fue preservado dentro del
cuerpo femenino, y la reproducción asumió la forma que todavía persiste.
( SAL 21. ) Mientras los cuerpos lemurianos estaban compuestos por gases, líquidos y
sólidos, al principio predominaban los líquidos y los sólidos, pues todavía su estructura
vertebrada no se había solidificado en huesos como los nuestros y, por tanto, no podían
estar de pie. De hecho, sus huesos se doblaban, como ocurre hoy en día con los huesos
de los infantes. Recién hacia la mitad del período lemuriano el hombre desarrolló una
sólida estructura ósea.
LA PRIMERA SUBRAZA
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Arthur Powell – El Sistema Solar
camino para los egos más avanzados que iban a llegar pronto de la Cadena Lunar. Este
fue el grupo que luchó en Marte contra los "hombres acuáticos, terribles y malos".
El Diagrama XL ilustra la tercera Raza-Raíz y numerosos grupos de entidades que
encarnaron en ella.
LA SEGUNDA SUBRAZA
LA TERCERA SUBRAZA
112
Arthur Powell – El Sistema Solar
perceptivo de la Mónada, pero como daban una definición más aguda de los objetos,
conducían a una visión más clara que antes.
El “tercer” ojo daba las impresiones de lo físico en conjunto antes que en detalle, y el
cierre temporario era el modo de obtener una visión más clara.
Los hombres de la tercera Raza, que poseían el "tercer" ojo, aunque aparentemente
salvajes en cuanto a la forma, no eran menos intuitivos, respondiendo prontamente a los
impulsos enviados por los Reyes Divinos (que serán descriptos ahora) .
( SAL 22-23. ) El resto atrofiado del tercer ojo se conoce ahora como la glándula pineal.
Esta es ahora solamente un centro de la visión astral, pero para los lemurianos era el
centro principal no sólo de la visión astral sino también de la visión física. Esta visión
psíquica continuó siendo un atributo de la raza no sólo a lo largo de todo el período
lemuriano sino también en los tiempos de la Atlántida, la cuarta Raza-Raíz.
(SAL 30, PM 37.) Las Razas-Raíces primera y segunda, al no ser físicas, no tenían
necesidad de producir una serie de sonidos a fin de transmitir sus pensamientos; pero
cuando el hombre se convirtió en la tercera Raza física, no pudo permanecer mudo por
largo tiempo. Los sonidos que los hombres primitivos efectuaban para expresar sus
pensamientos se componían al principio, enteramente, de vocales. En las primeras dos
subrazas esto consistía en meros gritos de placer y dolor, de amor e ira; en la tercera
subraza se tornó monosilábico, y, de hecho, en Lemuria jamás llegó a esta etapa; los
sonidos consonantes entraron en uso gradualmente. El chino de hoy en día es el único
gran componente lineal del lenguaje lemuriano, pues "toda la raza humana era en ese
entonces de un solo idioma y un solo labio" ( La Doctrina Secreta, II, 208).
LA CUARTA SUBRAZA
Llegamos ahora a la cuarta subraza. Pero el estudiante deberá entender que el desarrollo
de una subraza respecto de la precedente es un proceso muy gradual, que se extiende
durante un largo lapso, de modo que a menudo es difícil trazar una línea divisoria
precisa entre una subraza y la que le sigue.
( MW 96. ) Se recordará que la tercera subraza fue llevada hasta una etapa en la que se
ponían huevos; esta es una etapa en todo el proceso de la completa separación de los
sexos, proceso que, como ya se dijo, ocupó de 5 ½ a 6 millones de años.
(MW 96-97.) A algunos huevos se aplicaba un tratamiento muy especial. Eran
separados por los Señores de la Luna, se los magnetizaba cuidadosamente y conservaba
en una temperatura equilibrada, hasta que surgía la forma humana, hermafrodita en esta
etapa, como ya se dijo. Entonces se la alimentaba en especiar y se la desarrollaba con
cuidado y, cuando estaba lista, entraba en posesión de uno de los Señores de la Luna.
Mucho:. de estos Barhishads encarnaron así a fin de trabajar en el plano físico y durante
un largo lapso utilizaron estos cuerpos cuidadosamente preparados. Parece que esto
sucedió sólo unos pocos siglos antes de la separación de los sexos.
( PM 77- 7S. ) Hacía el fin de la cuarta subraza, la joven criatura que emergía del huevo
ya no podía caminar y cada vez se afianzaba más su desamparo al nacer.
El embrión humano todavía reproducía las etapas descriptas; revelaba la forma tipo
ameba de la primera Raza; la forma filamentoide de la segunda Raza; la asexualidad de
las primeras etapas ingresa en el estado andrógíno, y luego predomina lentamente el
macho o la hembra, determinando el sexo, como en la tercera Raza. Asimismo deberá
notarse que los rastros de dualidad sexual jamás desaparecen, ni siquiera en la madurez,
reteniendo el macho los órganos rudimentarios de la hembra, y ésta los del macho.
Estos modos variados de reproducción se preservan en algunos ritos hindúes; así, en el
relato del sacrificio de Daksha, se presentan diversos modos: "Del huevo, del vapor, de
113
Arthur Powell – El Sistema Solar
la vegetación, de los poros de la piel y, finalmente, sólo del vientre" (La Doctrina
Secreta, II, 193, citando al Váyu Purána).
(MW 97-98.) Una vez que se establecieron los últimos nacidos de huevos -como se los
llamó- ingresaban los mejores de las cesterías- probablemente los de los Globos A y B
de la Cadena Lunar. Estos fueron seguidos rápidamente por los más bajos de los que
habían conseguido los cuerpos causales completos en la Luna (Hombres Lunares del
Primer Orden). Había escasa diferencia entre los mejores de las cesterías y los más
bajos de aquellos con cuerpos causales completos.
De aquellos con cuerpos causales completos, podemos distinguir 5 camadas o
embarques.
1. Los de los Globos G, F y E de la Cadena Lunar; la mayoría era del Globo G, el
menos evolucionado de los tres conjuntos.
2. Una gran cantidad del Globo G, una parte baja del Globo F, y una parte más baja aún
del Globo E.
3. Los mejores del Globo G, algunos medianamente buenos del Globo F, algunos
buenos del Globo E.
4. Los mejores del Globo F, y todos los óptimos del Globo E.
5. Los mejores del Globo E, con unos pocos del Globo D (la Luna misma) .
Más bien se los clasificó por etapa de crecimiento que por tipo, pues de hecho eran de
todos los tipos. Entre ellos se observó a uno que se había individualizado por el miedo.
En conjunto eran cientos de miles de estos egos, que encarnaban entre los nacidos de
huevos.
( PM 78- 79. ) Se mencionó antes que algunos Barhishads llegaron a encarnar en la
Tierra. Para esta finalidad tomaron las mejores formas disponibles de lo que, en The
Pedigree of Man, se llama "tercera" mitad, i. e., las subrazas tercera y cuarta. Estos
Barhishads encarnados se denominaron Andróginos Divis, o Hermafroditas Divinos.
Moldearon sus formas en la belleza más divina; eran en extremo gigantes, de figura y
rasgos espléndidos. Con su llegada, y la subsiguiente separación de los sexos, terminó el
Satya Yuga de la Tierra.
Estos Andróginos Divinos eran de un esplendoroso matiz rojo-oro, indescriptiblemente
brillantes y magníficos; la majestuosidad de su aspecto general se acrecentaba con el ojo
único que fulguraba como una joya desde su encandilante engarce. El rojo terroso de las
formas burdas y torpes de los primeros hombres y mujeres, después de la separación de
los sexos, se parangonaba muy desfavorablemente con las formas de los Andróginos
Divinos.
( PM 80-81. ) De altura gigantesca y correspondientemente robustos, dan la impresión
de un poder tremendo, que mucho excede a los hombres de nuestra propia generación
como las Anoplatéridas y Paleotéridas, que los rodean en sus tiempos posteriores,
superan a los bueyes, los ciervos y los cerdos, ya los caballos, tapires y rinocerontes que
descendieron de ellos.
Los hombres que les sucedieron, con frentes huidizas, con el ojo oscuramente colorado,
que brillaba rojizamente sobre la nariz achatada, y pesadas quijadas salidas, ofrecen una
apariencia repulsiva, según los gustos modernos.
El recuerdo del "tercer" ojo persistió, por supuesto, en el relato griego de los Cíclopes
de un solo ojo -después se los llamó los de-un-solo-ojo- y de Ulises, un hombre de la
cuarta Raza-Raíz, matador de un Cíclope de la tercera Raza-Raíz, que tenía un ojo
central.
Bajo la guía de los Andróginos Divinos, que gobernaban como Reyes Divinos, esta
subraza construyó poderosas ciudades, enormes templos ciclópeos, poderosos y
macizos, erigidos de modo tal que los fragmentos todavía subsisten. Construyeron la
114
Arthur Powell – El Sistema Solar
misma Shamballah, la Ciudad Santa, la Morada Sagrada, que aún permanece incólume,
testigo del arte que la planificó y de la fuerza que la construyó.
( MW 98. IL II 360. ) Hace unos 10 u 11 millones de años, como hemos visto, se
estableció plenamente la separación de los sexos, lográndose una razonable continuidad
formal. Luego se llevó a cabo una cantidad de esfuerzos especiales por parte de las
Autoridades a cargo, para consolidar a la humanidad y fijarla definidamente en su
rumbo hacia el avance espiritual superior que estaba ante ella en el arco ascendente de
la cadena. Se recordará que el punto medio preciso de toda la cadena será la mitad de la
Raza próxima, la cuarta; así que ahora descubrimos los preparativos para la segunda
mitad, o mitad ascendente de la cadena, que se realiza ligeramente antes del punto
medio exacto.
El primer paso en este preparativo fue una repetición, por parte de los Señores de la
Luna, del episodio del chháya, descripto en el capítulo que trata sobre la primera Raza.
Pues después de dar sus chháyas para la primera Raza, los Barhishads abandonaron la
Tierra, ascendiendo al Mahaloka por un lapso. ( PM 81.) “Habiendo proyectado sus
sombras y hecho a los hombres de un solo elemento, los Progenitores reascienden
al Mahaloka; de allí descienden periódicamente cuando el mundo se renueva, para dar
nacimiento a nuevos hombres” (La Doctrina Secreta, II, 16). (IL II 360-361. MW 98-
99.) Como antes, hubo siete de ellos, “cada uno en su propia parcela”, a fin de
suministrar los vehículos a los siete grandes tipos o rayos humanos.
Las otras entidades de la raza inferior, que recién se hacía descender al nivel físico, se
apoderaron ávidamente de estas. "sombras" (o vehículos etéricos) entraron en ellas y
procuraron utilizarlas.Al no adaptarse plenamente a ellas, hallaron difícil mantener su
posición, saliéndose de su sitio constantemente. Tan pronto sucedía esto, alguna otra
entidad se apoderaba del cuerpo etérico, deslizándose en él como si fuese un sobretodo,
tan sólo para escurrirse de él a su vez y ver cómo lo ocupaba algún otro.
La escena recuerda la idea griega de que los Dioses crearon el mundo a las carcajadas,
pues decididamente tenía su elemento cómico, ya que los egos luchaban por las formas
sin poder manejarlas cuando las obtenían. Este es uno de los "descensos en la materia",
la materialización final del cuerpo humano, el completamiento de la “caída del
hombre”.
Muchos de estos dobles etéricos, y gradualmente las personas menos desarrolladas, se
acostumbraron a sus nuevos “sacos de piel”, aprendieron cómo habitarlos
permanentemente, de modo que pudiera emprenderse otro proceso de materialización.
De este modo fueron producidos gradualmente cuerpos que sirvieron para expresar los
siete grandes tipos y sus subtipos, y las personas se pusieron a reproducirlos
firmemente.
En varias partes del mundo continuaron otros medios de reproducción durante
prolongados lapsos; las etapas sucesivas se entremezclaron mucho, debido a las grandes
diferencias evolutivas.
Las tribus que siguieron los métodos reproductivos primitivos se tornaron gradualmente
estériles, mientras los hombres y mujeres verdaderos se multiplicaron grandemente,
hasta que la humanidad, como ahora la conocemos, se estableció definitivamente por
todo el mundo.
Otras clases de egos continuaron encarnando: los de otras rondas, que no habían estado
en las Razas-Raíces primera y segunda, correspondientes a la Tierra.
( MW 98. ) En esta etapa había 5 clases humanas que pugnaban recíprocamente para
obtener formas humanas mejores. Comenzando con las muy primitivas, eran éstas:
1. Las que sólo ahora ascendían desde el reino animal.
115
Arthur Powell – El Sistema Solar
2. Las dotadas de cuerpos causales lineales, que habían estado en la Tierra durante un
tiempo.
3. Las cesterías de Marte.
4. Las mejores cesterías del Nirvana de la Inter-cadena.
5. Las 5 clases previamente enumeradas, que tenían cuerpos causales completos,
habiendo llegado de los Globos G, F y E de la Cadena Lunar.
(MW 99. IL II 361.) Las formas proyectadas por los Señores de la Luna eran de muy
bello aspecto, pero por ser etéricas se modificaban prestamente, y los egos que
ingresaban en ellas las distorsionaban. Los cuerpos de los hijos de estas entidades de
ningún modo igualaban a los de sus padres, eran definidamente feos; probablemente
quienes los utilizaban acostumbraban pensar en la cabeza ovoide y la frente como un
rollo de salchicha, y de ahí que reaparecieran estas formas. No obstante, se establecieron
ciertos tipos y, por más que las formas se deteriorasen, todavía eran habitables.
Después de evolucionar muchas generaciones de seres humanos bien establecidos,
descendidos de las formas etéricas materializadas, bajaron los Barhishads a tomar
posesión de los cuerpos así modelados, de los egos individualizados en los Globos A, B
y C de la Cadena Lunar.
( MW 100. ) De estos había tres camadas: 1) Más de 2 millones del grupo anaranjado
del Globo A; 2) algo menos de 3 millones del grupo amarillo del Globo B; 3) algo más
de 3 millones del grupo rosado del Globo C. Digamos unos 9 millones en total. Fueron
guiados por diferentes regiones de la superficie del mundo, con el fin de que formasen
tribus.
(MW 100. IL II 362:330:285.) Luego sucedió algo curioso. "Un tercio se rehúsa; dos
tercios obedece." El grupo anaranjado de egos, al ver que les ofrecían los cuerpos,
rehusaron entrar, no por maldad alguna, sino por puro orgullo, desdeñando las formas
inatractivas, y tal vez también por su antiguo odio hacia las uniones sexuales.
Sin embargo, los grupos amarillo y rosado fueron dóciles y obedecieron, mejorando
gradualmente los cuerpos que habitaron. Así fue creada la cuarta subraza lemuriana.
Esta fue la primera humana, en todo sentido, excepto la embriónica; y puede remontarse
a la recepción de las formas de parte de los Barhishads.
En La Doctrina Secreta, H. P. Blavatsky habla de esta cuarta subraza como "amarilla",
aparentemente por el color de los egos amarillos llegados del Globo B de la Cadena
Lunar. La subraza era negra; este color persistió durante algún tiempo en subrazas
posteriores, como ahora veremos.
( SAL 30.) Los descendientes de estos monstruos, tras reducir su tamaño y tomarse
físicamente más densos a lo largo de los siglos, culminaron en una raza de monos en el
período mioceno, del que descendieron los pithecoides de hoy en día. Con estos monos
los atlánticos (cuarta Raza) renovaron el "pecado de inmentalidad", esta vez con plena
responsabilidad; el resultado fueron los monos que conocemos como antropoides (vide
"La Doctrina Secreta", II, 728).
Parece que estos antropoides obtendrán la encarnación humana en la sexta Raza-Raíz
venidera, sin duda en los cuerpos de las razas más bajas a la sazón existentes en la
tierra.
De manera que la región asignada al grupo anaranjado quedó vacante. Los cuerpos que
debían haber usado fueron gozosamente ocupados por entidades que recién emergían
del reino animal, el tipo humano más bajo. La consecuencia de esto fue que, en vez de
mantener el avance que se había ganado con tanto esfuerzo, se permitió que las formas
retrocediesen nuevamente a un estado incluso peor que antes. Los humanos primitivos
que habitaban las formas hasta se entremezclaron con algunas formas animales, con
116
Arthur Powell – El Sistema Solar
naturalidad suma, sintiendo poca diferencia entre ellos y los niveles de los que acababan
de emerger.
(SD II 22.) Esto fue lo que H. P. Blavatsky llamó el "pecado de inmentalidad", y el
resultado de esto fueron los diversos tipos de monos antropoides.
El Libro de Dzyan describe así, gráficamente, el episodio recién mencionado:
"Durante la Tercera, los animales sin huesos crecieron y cambiaron; se convirtieron en
animales con huesos, solidificándose sus Chháyas.
"Los primeros en separarse fueron los animales. Empezaron a reproducirse. También se
separó el hombre doble. Este dijo: 'Hagamos como ellos, unámonos y hagamos
criaturas.' Y lo hicieron.
"Y quienes no tenían Chispa se unieron a enormes animales hembras.
Estos engendraron razas mudas. Ellos mismos eran mudos. Mas sus lenguas se
desataron. Las lenguas de su progenie permanecieron calladas. Engendraron monstruos.
Por todos lados continuó una raza de deformes monstruos cubiertos con pelo rojo. Una
raza muda que mantendría una vergüenza indecible.
"Al ver esto, los Lhas que no habían construido hombres, lloraron, diciendo:
" ‘Los Amanasa (inmentales, los sin-mente) ensuciaron nuestras moradas futuras. Esto
es Karma. Moremos en otros. Enseñémosles mejor, no sea que ocurra peor.' Lo
hicieron.
"Luego todos los hombres quedaron dotados de Manas. Vieron el pecado de la
inmentalidad."
(MW 101. IL II 385-387.) El karma por el rechazo del grupo anaranjado de egos a
ocupar su lugar debido en la tarea de poblar el mundo, consistió en que después fueron
forzados a encarnar y debieron ocupar cuerpos aún más bajos y burdos, mientras para
ese tiempo los Señores de la Luna se dedicaban a otro trabajo. Así se convirtieron en
una raza retrógrada, hábil pero no buena, atravesando muchas experiencias
desagradables. Disminuyeron en número al chocar constantemente con el orden común
y ser encajadas, en gran medida mediante sufrimiento, dentro de la gente ordinaria.
Unos pocos, fuertes, crueles e inescrupu1osos, se convirtieron en Señores del Rostro
Oscuro en la Atlántida (como veremos cuando lleguemos a tratar la cuarta Raza).
Fueron vistos algunos entre los indios de Norteamérica con rostros refinados pero
duros; unos pocos persisten todavía, incluso hasta nuestros días; por naturaleza son
"turbulentos y agresivos, independientes y separativos, proclives al descontento y
ávidos de cambio". Son los inescrupulosos entre los reyes de las finanzas, los estadistas
como Bismarck, los conquistadores como Napoleón. Pero están desapareciendo
gradualmente, pues aprendieron muchas lecciones amargas.
Quienes no tienen corazón, luchan siempre, se oponen siempre a todo y por doquier, y
por regla general deben, en última instancia, ser puestos en la horma; poquísimos tal vez
acaben en la magia negra, más la presión firme es delÍ1asiado grande para la mayoría.
LA QUINTA SUBRAZA
117
Arthur Powell – El Sistema Solar
Fue construida una gran ciudad bajo esa dirección en la que ahora se conoce como la
isla de Madagascar, y muchas otras fueron construidas, de modo parecido, en otras
partes del continente lemuriano. El estilo arquitectónico era ciclópeo, impresionante por
su enormidad.
Durante el largo período así. ocupado, fue cambiando la apariencia física de los
lemurianos. El ojo central, en la parte superior de la cabeza, se fue retirando, pues cesó
de funcionar, hacia el interior de la cabeza, para formar la glándula pineal, mientras los
dos ojos -al principio uno a cada lado de ella- se activaron. La leyenda griega de los
Cíclopes, como se mencionó antes, es evidentemente una tradición de la primitiva época
lemuriana.
Hubo alguna domesticación de animales; algunos de éstos eran escamosos, casi tan
inatractivos como sus amos.
Animales de toda clase eran comidos crudos; algunas tribus ni siquiera desechaban la
carne humana. Las criaturas de nuestros grados de babosas, caracoles y gusanos, mucho
mayores que sus degenerados descendientes, eran consideradas con peculiar favor como
sabrosos bocados.
(IL II 362-363.) Hablando en general, la descripción de un hombre de la tercera ronda
se adaptaría bastante al hombre de esta quinta subraza lemuriana. A menudo se habló de
ellos como de personas de cabeza ovoide, por el parecido de sus cráneos con un huevo
con su pequeño extremo hacia arriba. Todavía tenían frente pequeña, y los ojos, como
se dijo, estaban cerca de la punta de ese huevo.
Eran negros" o cobrizos.
Las subrazas quinta, sexta y séptima de la Raza Lemuriana eran mucho más de lo que
ahora llamaríamos humanas respecto de sus predecesoras.
( SAL 23-24. ) La que sigue es una descripción abreviada de un lemuriano de una de las
subrazas posteriores, probablemente la quinta.
"Su estatura era gigantesca, entre 3 ½ y 4 ½ m. Su piel era muy oscura, de un marrón
amarillento. Tenía una larga mandíbula inferior, un rostro extrañamente achatado, los
ojos pequeños pero penetrantes y ubicados curiosamente muy separados, de modo que
podía ver tanto a los costados como al frente, mientras el ojo de la parte posterior de la
cabeza le permitía ver también en esa dirección. En vez de frente tenía un rollo de
carne; la cabeza era huidiza, hacia atrás y hacia arriba. Los brazos y las piernas,
especialmente los brazos, eran en proporción más largos que los nuestros, y no podían
estirarse perfectamente en los codos ni en las rodillas. Las manos y los pies eran
enormes; los talones se proyectaban hacia atrás. La figura estaba cubierta por un manto
flojo de piel, algo similar al cuero del rinoceronte, pero más escamosa. Alrededor de la
cabeza en la que el pelo era corto, se enroscaba otro pedazo de piel a la que se
agregaban adornos de colores rojo brillante, azul y otros.
En su mano izquierda blandía una vara afilada, de unos 3 ½ a 4 ½ m de largo. En su
mano derecha tenía enroscado el extremo de una larga soga hecha con una planta
rastrera, con la que conducía a un reptil enorme y horrible, algo parecido al plesiosaurio.
La apariencia del hombre daba una sensación desagradable, pero no estaba enteramente
incivilizado, siendo un espécimen del común de su tiempo". Muchos eran menos
humanos todavía que el individuo aquí descripto.
LA SEXTA SUBRAZA
118
Arthur Powell – El Sistema Solar
LA SEPTIMA SUBRAZA
119
Arthur Powell – El Sistema Solar
subraza, reducido hasta su actual estatura durante millones de años de acuerdo con esa
curiosa ley que parece imponer la disminución de tamaño alas últimas reliquias de una
raza moribunda.
La mayoría de las tribus negras tienen una considerable mezcla de sangre atlántica, o de
la cuarta Raza; en el caso de los zulúes, por ejemplo, tenemos en su figura y porte
generales un cercano representante de la segunda subraza de los atlánticos, los Tlavatli,
aunque el color y algunos rostros son lemurianos.
Los restos degradados de la tercera Raza pueden también ser reconocidos en los
aborígenes de Australia, los isleños de Andamam, algunas tribus montañosas de la
India, las de Tierra del Fuego, los bosquimanos de Africa, y algunas otras tribus
salvajes. Las entidades que ahora habitan esos cuerpos deben haber pertenecido al reino
animal de esta cadena.
( SAL 43. ) En Lemuria existió una Logia Iniciática pero primariamente no era para
beneficio de los lemurianos. Como estaban lo suficientemente adelantados, es verdad,
fueron enseñados por los Adeptos Gurús, pero la instrucción que requerían se limitaba a
la explicación de unos pocos fenómenos físicos como el movimiento de la tierra
alrededor del solo la razón de la apariencia diferente que asumían los objetos físicos al
observarlos alternadamente con la visión física y la visión astral.
Sin embargo, la Logia estaba dirigida primariamente a aquellas entidades llegadas de
Venus y que, mientras ayudaban a la directa evolución de la tierra, proseguían al mismo
tiempo su propio desarrollo evolutivo.
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Arthur Powell – El Sistema Solar
CAPÍTULO XXXIV
LA LLEGADA DE LOS SEÑORES DE VENUS
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Arthur Powell – El Sistema Solar
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Arthur Powell – El Sistema Solar
CAPÍTULO XXXV
LA CUARTA RAZA-RAIZ (ATLANTICA)
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Arthur Powell – El Sistema Solar
( SAL 34. ) Además de las cuatro grandes catástrofes mencionadas, hubo muchas otras
catástrofes menores.
Los reyes y sacerdotes iniciados, seguidores de la "buena ley", estaban al tanto, de
antemano, de las calamidades pendientes. Por tanto, cada uno se convirtió en centro de
advertencia profética, y en última instancia en líder de un conjunto de colonos.
(SAL 20-21.) Los nombres de las 7 subrazas son los siguientes:
1. Ramoahal.
2. Tlavatli.
3. Tolteca.
4. Turania.
5. Semitas originales.
6. Akkadiana.
7. Mongólica.
Con excepción de las dos primeras, los nombres escogidos fueron los que los etnólogos
dieron a los vestigios de estas subrazas, o partes de ellas, que ellos encontraran. Las dos
primeras recibieron lo nombres con que se autodenominan.
124
Arthur Powell – El Sistema Solar
obtuvo un tipo para los Ramoahals que debemos llamar plenamente humano, y que
podríamos imaginar como viviendo entre nosotros.
Pasaron cerca de un millón de años en el establecimiento del tipo racial, habiéndose
tomado un cuidado y preocupación estupendos para llegar a una mediana semejanza con
el tipo encomendado al Manu para su producción. Entonces puede decirse que El fundó
definidamente la Raza, tomó la encarnación y llamó a Sus discípulos para que tomasen
los cuerpos en Su propia familia, y su posteridad formó así la Raza. El Manu de la Raza
es, en sentido muy lineal, su Progenitor, pues toda la Raza tiene su Manu como
antepasado físico.
Sin embargo, los inmediatos descendientes del Manu no eran de apariencia muy
atractiva aunque fuesen muy mejorados respecto de la población circundante. Eran más
pequeños que ésta pero no tenían sistema nervioso digno de citarse y sus cuerpos
astrales eran amorfos. El mismo moldeó y formó Su cuerpo físico según Sus propios
cuerpos astral y mental, modificando el pigmento de la piel hasta que ésta se aproximó
más al color designado para la Raza.
( MW 110) Después de esto pasaron muchas generaciones antes que la joven Raza
tomase posesión de su continente, la Atlántida, pero desde este punto en adelante las
camadas de egos empezaron a ingresar del Nirvana de la Intercadena, para habitar los
cuerpos de la Cuarta Raza.
( SAL 42-43. ) Podemos notar aquí que el Manu de la cuarta Raza-Raíz fue uno de los
Adeptos de Venus.
A esta altura es conveniente indicar el método por el cual una Raza-Raíz se desarrolla
de su predecesora. El principio general parece ser que una Raza-Raíz se desarrolla de la
subraza numéricamente correspondiente de la Raza-Raíz precedente. (MW 2.30-349.
IPM 116:119.)
Así, la cuarta Raza-Raíz debe haberse desarrollado, por regla general, de la cuarta
subraza de la tercera Raza-Raíz; la quinta Raza-Raíz se desarrolló de la quinta subraza
de la cuarta Raza-Raíz; mientras la sexta Raza-Raíz se desarrollará de la sexta subraza
de la quinta Raza-Raíz. El Diagrama XLI ilustra el proceso.
( SAL 42. ) Sin embargo, en el caso de la cuarta Raza-Raíz, parece que no fue hasta el
tiempo de la séptima subraza lemuriana que la humanidad estuvo lo suficientemente
desarrollada como para garantizar la elección final de los individuos aptos para
convertirse en padres de la nueva Raza-Raíz.
( SAL 21-22) La raza ramoahal entró en la existencia entre 4 y 5 millones de años atrás.
Todavía existía mucho de Lemuria y la Atlántida todavía no se había agrandado tanto
como a su tiempo ocurrió. La raza ramoahal nació hacia Lat. 7° N. y Long. 5° O., en un
lugar que ahora es la Costa de Ashanti. Era un país caliente y húmedo, donde vivían
enormes animales antediluvianos, en pantanos con cañaverales y bosques húmedos; los
restos fósiles de esas plantas se hallan ahora en la vetas carboníferas.
La raza era al principio de color negro caoba. Eran de 3 a 3 ½ m de altura,
disminuyendo gradualmente su estatura a través de los siglos.
Ultimamente emigraron a las costas sureñas de la Atlántida, donde lucharon con las
subrazas lemurianas sexta y séptima. Algunos de ellos se radicaron, casándose con los
lemurianos negros. Otros llegaron a los promontorios del extremo Nor-oriental
contiguos a Islandia; aquí aclararon gradualmente su color y hace un millón de años
eran tolerablemente rubios.
Sufrió interrupciones su ocupación de estas tierras norteñas porque a intervalos fueron
derivados hacia el Sur por las épocas glaciales. Cada 30.000 años se produce una época
glacial menor; además, hay épocas mayores, una de las cuales estuvo en proceso hace
unos 3 millones de años.
125
Arthur Powell – El Sistema Solar
( SAL 26. ) Los Ramoahals, al ser los hijos de la nueva Raza, eran incapaces de
desarrollar plan alguno de gobierno fijo, y tampoco llegaron a un punto tan elevado de
civilización como las subrazas lemurianas sexta y séptima. Por tanto, fueron regidos por
el Mismo Manu, o por otros Adeptos o Gobernantes Divinos.
( SAL 35. ) El braquicéfalo, o espécimen de cabeza redonda, conocido como el hombre
Furzooz puede tomarse como un término medio excelente del tipo de esta raza en su
decadencia.
Los lapps modernos, con alguna infusión de otra sangre, son descendientes de los restos
dispersos y degradados de lo ramoahals.
( SAL 62. ) Habiendo sido el gobierno de los ramoahals como se lo describió, se
preservó el recuerdo de su Gobernador Divino, y a su debido tiempo El fue considerado
como un dios. Al ser psíquico, hasta cierto punto, este pueblo adoptó una religión que,
aunque no profundamente filosófica, distaba de ser innoble. En tiempos posteriores esta
fase de la creencia religiosa entró en una especie de culto de los antepasados.
( SAL 52. ) Entre los ramoahals las artes y las ciencias eran imperfectas en extremo.
126
Arthur Powell – El Sistema Solar
CAPÍTULO XXXVI
LA SEGUNDA SUBRAZA ATLANTICA: LA TLAVATLI
( SAL 22-23. ) Esta sub raza surgió en una isla situada al Oeste de la costa de la
Atlántida; de ahí se extendió por el continente, tendiendo gradualmente hacia el Norte
hasta la costa que enfrenta a Groenlandia.
Los individuos eran de color rojo-marrón, poderosos y robustos, pero no tan altos como
los ramoahals, a quienes llevaron más al Norte. Se radicaron principalmente en distritos
montañosos aproximadamente en el sector que después se convirtió en la isla
Poseidonis.
( SAL 27. ) Sus tribus o naciones eran gobernadas por jefes o reyes aclamados por el
pueblo por ser los individuos más poderosos o los más grandes guerreros.
Eventualmente se estableció un considerable imperio entre ellos; su rey era el jefe
nominal, aunque más bien como titular honorario que como autoridad real.
( SAL 35-36:23. ) Sus colonos se extendieron en todas direcciones.
Una mezcla de esta subraza y de la tercera subraza -la tolteca- habitó en las islas
occidentales que después formaran parte del continente americano; también llegaron a
las costas del extremo Sur, donde está ahora Río de Janeiro. Otros ocuparon las costas
orientales de la isla escandinava, mientras cantidades llegaron a la India, donde se
mezclaron con los lemurianos indígenas y formaron la raza dravídica.
En un período posterior ocuparon el Sur de Sudamérica, de modo que los patagones
probablemente tengan remotos antepasados tlavatlis.
Los restos de esta subraza como de los ramoahals, fueron hallados en los estratos
cuaternarios de Europa Central, y el hombre "Cro-Magnon" dolicocéfalo puede tomarse
como un espécimen promedio de la raza en su decadencia, mientras los "Habitantes del
Lago" de Suiza formaron una progenie incluso más primitiva y no cabalmente pura. Los
únicos especímenes de sangre muy pura de la raza ahora existente son algunos de los
indios pardos de Sudarnérica. Los nurmeses y siameses son una mezcla de los tlavatlis
con una de las subrazas de la Quinta Raza-Raíz (la aria).
( SAL 62-63) Los tlavatlis heredaron la tradicional reverencia y culto hacia el Manu,
pero sus instructores Adeptos les enseñaron a reconocer a un ser supremo cuyo símbolo
era el Sol. Así desarrollaron una suerte de culto solar, usando para ese fin las cimas de
las colinas, donde construyeron círculos de monolitos erectos. Estos simbolizaban el
curso anual del sol y también servían a fines astronómicos, ubicados de modo tal que,
para quien estuviese en el alta elevado, el sol se elevaría en el solsticio de invierno
detrás de uno de los monolitos, en el equinoccio de primavera detrás de otro, y así a lo
largo de todo el año. Los círculos de piedra eran utilizados también para observaciones
astronómicas más complicadas de las constelaciones más distantes.
( MW 110) El Manu introdujo en la subraza tlavatli algunas entidades del Globo D (la
Luna) de la Cadena Lunar, que se individualizaran en las rondas lunares cuarta y quinta.
Las artes y las ciencias entre los tlavatlis eran extremadamente imperfectas.
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Arthur Powell – El Sistema Solar
CAPÍTULO XXXVII
LA TERCERA SUBRAZA ATLANTICA: LA TOLTECA
( SAL 23-24. MW 109. ) Esta subraza surgió cerca de la costa occidental de la Atlántida
alrededor de Lat. 30° N. Todo el país circundante y la mayor parte de la costa Oeste
eran ocupados por aquélla. Los toltecas después se extendieron por todo el continente;
sus emperadores regían casi mundialmente desde su capital en la costa oriental.
El pueblo era de bello color marrón-rojizo más rojo o cobrizo que los tlavatlis. De las
primeras tres subrazas se habló como de las razas "rojas", siguiendo las cuatro como las
razas "amarilla".
Los toltecas eran altos, con un promedio de unos 2 ½ m durante su ascenso, pero
después decrecieron hasta las dimensiones usuales entre nosotros hoy en día. El tipo era
una mejora de las dos subrazas anteriores; los rasgos eran rectos y bien definidos, y no
se diferenciaban de los griegos.
Esta subraza era un desarrollo magnífico, el más espléndido e imperial de los pueblos
atlánticos, y rigió toda la Atlántida durante miles de años con gran poder material y
gloria. Eran tan dominantes y vitales que los productos de los matrimonios con subrazas
posteriores siguieron siendo esencialmente toltecas. De hecho, incluso cientos de miles
de años después los hallamos gobernando magníficamente en México y Perú, muchos
antes que sus degenerados descendientes fueran conquistados por los más feroces
aztecas del Norte.
( SAL 27. ) Al principio estaban divididos en una cantidad de pequeños reinos
independientes en guerra recíproca y con los lemurio-ramoahals del Sur. Hace cerca de
un millón de años, después de grandes guerras, los reinos separados se unieron en una
gran federación con un emperador al frente.
( MW 110.) El segundo de estos emperadores fue el Manu que fundó la Ciudad de las
Puertas de Oro, la primera de muchas ciudades de ese nombre. Asimismo dispuso la
encarnación en esta época, de una cantidad de egos, con cuerpos causales completos, del
Globo D (la Luna) de la Cadena Lunar, que se individualizaran en las rondas lunares
cuarta y quinta.
( MW 110.) Los toltecas, en virtud de su gran superioridad, constituyeron para este
tiempo la raza gobernante, sometiendo al resto del mundo. Sin embargo, las clases
inferiores no eran de sangre tolteca pura.
Incluso en la Ciudad de las Puertas de Oro sólo la aristocracia y la clase media eran
toltecas; las clases inferiores eran de descendencia mixta, compuestas en gran medida
por hombres y mujeres tomados cautivos en las guerras y reducidos a servidumbre por
los toltecas.
Para esta época también arribó un grupo de “Servidores” (vide cap. XXV) que contenía
ciertas características conocidas en las Vidas de Alción, tales como Sirio, Orión y Leo.
Algunos de estos fueron de inmediato reservados por el Manu de la Quinta Raza-Raíz,
el Vaivasvata Manu, como parte de Sus futuros materiales.
( MW 111. ) De ahí que H. P. Blavatsky hable de la fundación de la Quinta Raza-Raíz
hace un millón de años aunque en realidad fuera conducida fuera de la Atlántida sólo en
el año 79.997 a.C.
El grupo de Servidores, mencionado arriba, formó después el grupo con un promedio de
1.200 a 1000 años de intervalo entre las encarnaciones.
( MW 112. ) Con el grupo de 1.200 años estaban incluidos los dos egos que después se
convirtieron en Maestros con cuerpos ingleses: Sir Thomas More y "Philalethes" o
Thomas Vaughan.
128
Arthur Powell – El Sistema Solar
El otro, el grupo de 700 años, no llegó a la Tierra hasta 400.000 años después.
(SAL 27-28.) Durante miles de años la dinastía divina gobernó la Atlántida, las islas del
Oeste y la porción sureña de tierra ubicada al Este. Usualmente, el poder se legaba de
padre a hijo, y la dinastía, cuando era necesario, se reclutaba de las Logias de Iniciados.
Esta era la edad dorada de los toltecas, los gobernantes que actuaban en armonía con la
Jerarquía Oculta. El gobierno era acordemente justo y beneficioso; eran cultivadas las
artes y las ciencias y, con la ayuda del conocimiento oculto, lográbanse excelentes
resultados; la creencia religiosa y el ritual eran todavía comparativamente puros; de
hecho, la civilización atlántica estaba en su apogeo.
Después de unos 100.000 años de esta edad dorada apareció la degeneración. Muchos
reyes tributarios, al igual que muchos sacerdotes y personas, empezaron a usar sus
facultades y poderes para engrandecimiento personal, logro de riqueza y autoridad,
humillación y ruina de sus enemigos y, en general, para toda clase de finalidades
egoístas y malévolas. Esto condujo a la "hechicería" y a la interrupción de su conexión
con la Jerarquía Oculta.
( SAL 29-30. ) Esta profanación de las facultades psíquicas y de los logros científicos
por fines egoístas constituye la “hechicería” y ésta, la "magia negra", que se extiende
rápidamente. Al retirarse la guía espiritual superior, el principio del Kama (Deseo) , que
en el curso natural de las cosas alcanzará su cenit en esta Cuarta Raza, se afirma cada
vez más.
La lujuria, la brutalidad y la ferocidad crecieron y la naturaleza animal se aproximó a su
expresión más degradada.
Eventualmente, los seguidores de las "artes negras" se alzaron en rebelión y erigieron un
emperador rival quien, después de muchas luchas, apartó al emperador blanco de su
ciudad capital -la Ciudad de las Puertas de Oro- y se estableció en su trono.
El emperador blanco se mudó hacia el Norte y se restableció en una ciudad, ahora sede
de un rey tolteca tributario, en el Sur del distrito montañoso. Los adherentes del
emperador blanco se apartaron gradualmente de éste; las facciones hostiles luchaban
continuamente una con otra, y los poderes destructivos de los ejércitos se
complementaban con el uso de la hechicería.
( SAL 30. ) Esto nos trae hasta unos 850.000 años atrás; para ese tiempo cada vez más
personas habían adquirido y practicaban las "artes negras". La Ciudad de las Puertas de
Oro se había convertido para este tiempo en guarida de la iniquidad, y las cosas iban de
mal en peor.
( SAL 30:34. ) El emperador del Norte, al igual que los sacerdotes Iniciados de todo el
continente estaban plenamente conscientes de las catástrofes que se avecinaban. Por
tanto, cada uno se convirtió en centro de advertencia profética, y en última instancia
condujo una emigración.
En tiempos posteriores los gobernantes del país se agraviaron por estas emigraciones
dirigidas por sacerdotes, como tendientes a empobrecer y despoblar sus reinos, y resultó
necesario embarcarse secretamente de noche.
( SAL 30-31. ) Hace unos 800.000 años se produjo la primera gran catástrofe; todo el
continente se desgarró terriblemente; todas las provincias fueron convertidas por mareas
en desolados pantanos, y la Ciudad de las Puertas de Oro fue destruida. Así cayeron el
emperador negro y su dinastía para no surgir más.
La terrible advertencia fue tomada muy en cuenta y por un tiempo la hechicería
prevaleció menos, pero no obstante, durante todo el período desde ahora en adelante la
tendencia consistió para la hechicería en. prevalecer cada vez más.
( MW 112. ) Durante este período, Corona, que sería conocido después como Julio
César, llegó de la Ciudad de las Puertas de Oro y conquistó a la tribu tlavatli en la que
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Arthur Powell – El Sistema Solar
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Arthur Powell – El Sistema Solar
Hace unos 400.000 años, estando entonces Egipto aislado y poco poblado, una Logia de
Iniciados, debido a la dispersión de las “artes negras” en su propio país, emigró de
Egipto, y durante casi 200.000 años efectuó su labor allí.
(SAL 37-38. PM 13:17-21. MW 242.) Hace unos 210.000 años, la Logia Oculta fundó
la primera Dinastía Divina de Egipto y un imperio con la finalidad de crear el primer
gran cuerpo de colonos.
Entre entonces y 200.000 años antes fueron construidas las dos grandes Pirámides de
Gizeh, en parte para proporcionar salas permanentes de Iniciación, y en parte para que
actuasen como tesoro y santuario de algún gran talismán de poder durante la sumersión
que los Iniciados sabían que estaba pendiente.
Es legítimo suponer que el poder oculto era empleado para facilitar el desplazamiento y
elevación de enormes piedras pesadas en la Gran Pirámide. Muchos miles de años
después Cheops puso su nombre en una de las Pirámides.
Hace unos 200.000 años Egipto fue sumergido y permaneció así durante un período
considerable. Cuando emergió otra vez se pobló una vez más con los descendientes de
sus viejos habitantes, que se refugiaran en las montañas abisinias, y con nuevos grupos
de colonos atlánticos de diversas partes del mundo. Una considerable inmigración de la
sexta subraza (la akkadiana) ayudó a modificar el tipo egipcio. Esta fue la era de la
segunda Dinastía Divina de Egipto, y otra vez los gobernantes fueron Adeptos
Iniciados.
( MW 119. ) La expansión de la magia negra llevó a la segunda catástrofe, en el año
200.000 a.C., cuando el gran continente se redujo a las dos islas de Ruta y Daitya.
Durante los siguientes 100.000 años floreció el pueblo de la Atlántida, construyendo
una civilización poderosa pero super-lujosa. La capital fue una vez más la Ciudad de las
Puertas de Oro: una dinastía tolteca surgió nuevamente al poder, en la isla de Ruta, y
gobernó una gran parte de la isla. La isla también era adicta al arte negro.
Sin embargo, debe tenerse presente que .hasta el fin mismo, cuando Poseidonis fue
destruida en el año 9.546 a.C., un. emperador Iniciado o rey, o al menos alguien que
reconocía la "buena ley", rigió en alguna parte del continente-isla, instruyendo a la poca
minoría "blanca" y controlando donde era posible a los hechiceros malos. En tiempos
posteriores el rey "blanco" era elegido, por regla general, por los sacerdotes.
( MW 120. ) Los miembros del "Clan" a veces nacían en familias adictas al arte negro, a
veces coqueteando, y otras escapando de éste.
Hay un incidente de particular interés que puede resumir se aquí brevemente.
Hace unos 100.00 años, Corona era Emperador Blanco de la gran ciudad, Marte uno de
sus generales, Heracles la esposa de Marte. Se tramó una gran rebelión, encabezada por
Oduarpa, hombre de conocimientos extraños y malos, "Señor del Rostro Oscuro", aliado
con el “Reino de Pan” con criaturas semihumanas. Semianimales, origen de los sátiros
griegos. Oduarpa reunió alrededor de sí. como Emperador del Sol de Medianoche, un
enorme ejército. Estableció un culto, con él como ídolo central, que era sensual, disoluto
y reunía a los hombres por satisfacción animal. Frente a la Cueva Blanca de la
Iniciación, en la Ciudad de las Puertas de Oro, se creó la Cueva Oscura de los Misterios
de Pan, el Dios de la Tierra. en cavernas ubicadas en las profundidades de la tierra.
(MW 122-132.) Oduarpa, astuto y ambicioso, estaba a la cabeza de la Federación de los
reinos circundantes, la cual se formó contra el Emperador Blanco. Mediante su pacto
con los habitantes del infierno, extendió anormalmente su vida, y materializó una capa
metálica alrededor de su cuerpo, que lo tornaba intraspasable ante las lanzas o golpes de
espada.
Alción, que instintivamente rehuía las prácticas negras y sus orgías, fue seducido a que
tomase parte en ellas mediante los encantos de una doncella, Cygno. Siguió una
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Arthur Powell – El Sistema Solar
( SAL 31. ) En Poseidonis la población estaba mezclada; dos reinos y una pequeña
república, en el Oeste, dividían la isla entre ellos; la parte del Norte era gobernada por
un rey Iniciado. En el Sur también el principio hereditario había cedido paso a la
elección popular. En un extremo había dinastías raciales exclusivas, pero
ocasionalmente subían al poder reyes de sangre tolteca en el Norte y en el Sur, aunque
el Norte constantemente perdió territorio en beneficio del Sur.
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Arthur Powell – El Sistema Solar
CAPÍTULO XXXVIII
LA CIVILIZACION DE LA A TLANTIDA
134
Arthur Powell – El Sistema Solar
( MW 137 -138. ) El oro, la plata y el auricalco eran los metales más utilizados para la
decoración y los utensilios domésticos. Las armaduras estaban vistosamente incrustadas
con estos metales y se utilizaban solamente en desfiles y ceremonias, a menudo
confeccionadas enteramente con metales preciosos; en tales ocasiones se usaban cascos,
petos y grebas sobre túnicas, y medias de colores brillantísimos: escarlata, anaranjado y
púrpura muy exquisito.
( SAL 43. ) La compra y venta tenía lugar en privado, salvo cuando se llevaban a cabo
grandes ferias públicas en los espacios abiertos de las ciudades.
( SAL 44-45. ) Hace unos 800.000 años el tolteca era el idioma universal, aunque en
distritos remotos subsistían restos de las lenguas ramoahal y tlavatli. Todos los idiomas
eran aglutinativos. En todas las edades el idioma tolteca permaneció muy puro, y
sobrevivió, con leves alteraciones, miles de años después en México y Perú.
Todas las escuelas eran sostenidas por el Estado, y la educación primaria era
obligatoria, mas leer y escribir no se consideraba necesario para los obreros de los
campos o artesanías. Los niños con aptitud eran reclutados a los 12 años de edad en
escuelas superiores, donde se les enseñaba, según lo más adecuado a cada niño,
agricultura, mecánica, caza y pesca, etc. (SAL 46) Una importante rama de estudios era
las propiedades de los planetas y sus cualidades curativas; no había médicos oficiales,
pero cada hombre sabía algo de medicina al igual que de curación magnética.
También se enseñaba química, matemática y astronomía; el objeto era desarrollar las
facultades psíquicas y la instrucción del estudiante en las fuerzas naturales más ocultas.
En esta categoría estaban incluidas las propiedades ocultas de las plantas, los metales y
las piedras preciosas, como asimismo la transmutación alquímica. Con el transcurso del
tiempo se ocuparon principalmente de desarrollar el poder personal, que Bulwer Lytton
llamó vril, y la operación de lo que con gran minuciosidad describió en The Coming
Race.
(SAL 46. MW 136-137.) Al establecerse la decadencia, las clases dominantes
monopolizaron para sí las facultades educacionales, sin considerar la aptitud natural; ,
(IL II 407-408.) 'Por carecer del sentido de lo abstracto, los atlánticos eran incapaces de
generalizar; por ejemplo, no tenían tabla de multiplicación; para ellos la aritmética era
un sistema mágico en el que un niño debía aprender reglas detalladas sin saber jamás la
razón de ellas. Así debían ser memorizados cuatro conjuntos de reglas de magia
matemática para cada combinación de números de 1 a 10, a saber, para sumar, restar,
multiplicar y dividir.
Sin embargo, la mayoría de los cálculos se realizaban con ábaco, de modo algo parecido
al usado actualmente por los chinos y japoneses.
( IL II 409. ) Los atlánticos eran inteligentes en la acumulación de hechos y sus
memorias eran prodigiosas.
( MW 136. ) El uso habitual de la clarividencia les permitía observar los procesos de la
naturaleza, ahora invisibles para la mayoría, de modo que la ciencia adelantaba mucho,
y sus aplicaciones a las artes y artesanías eran también numerosas y útiles.
(MW 137.) Tenían el conocimiento de las fuerzas, que hoy en día se perdió. Una de
estas fuerzas se empleaba para impulsar naves aéreas y acuáticas; otra para cambiar la
fuerza atractiva de la gravedad en fuerza repulsiva, de modo que era una cuestión
facilísima elevar piedras gigantescas hasta elevadas alturas. La más sutil de estas
fuerzas no se aplicaba a la maquinaria sino que se controlaba mediante poder volitivo,
utilizando el mecanismo cabalmente comprendido y desarrollado del cuerpo humano.
(MW 136-137.) La agricultura recibía mucha atención; se llevaban a cabo experimentos
de cruza de animales y plantas. Por ejemplo, el trigo era cruzado con hierbas indígenas
de la tierra y producía avenas y otros de nuestros cereales. Menos satisfactorios fueron
135
Arthur Powell – El Sistema Solar
los intentos de producir avispas de abejas, y hormigas blancas de hormigas. ( SAL 47.
MW 137. ) De un melón alargado, con muy escasa pulpa, y lleno de semillas,
produjeron el plátano o banana.
Entre los animales domesticados tenían criaturas parecidas a tapires muy pequeños, que
se alimentaban con raíces o hierbas, o con cuanto estuviese a su alcance, como el cerdo
moderno. Asimismo tenían grandes animales felinos y antepasados lobunos del perro.
Sus carros eran arrastrados por criaturas algo similares a los camellos; Las llamas del
Perú probablemente descendieron de éstas. Los ancestros del alce irlandés vagaban por las
colinas, algo salvajes pero todavía bajo control humano.
Se utilizaba el calor artificial y las luces de colores en la cruza e inter-reproducción de
diferentes clases de animales a fin de allanar el proceso. (SAL 48) Trabajaban
especialmente con formas anfibias y reptiloides que, recorrido su curso, estaban listas
para asumir el tipo más avanzado de ave o animal. Al actuar en cooperación con el
Manu, de Quien se originan todas las mejoras en cuanto al tipo, fueron producidos los
animales domésticos como el caballo. Mas cuando surgió la guerra y la discordia, hacia
el fin de la Edad Dorada, los hombres empezaron a devorarse unos a otros, y los
animales, librados a sí mismos, siguieron el ejemplo del hombre, devorándose unos a
los otros. De hecho, los hombres entrenaron algunos para la caza, y así del gato
semidoméstico descendió el leopardo y el jaguar. Parece que el león debió ser más
manso y un siervo poderoso a los fines de la tracción si los hombres hubiesen cumplido
la tarea que les confiara el Manu. (SAL 49. IL I 307) De hecho, si los hombres hubiesen
cumplido totalmente con su deber, es muy concebible que no hubiésemos tenido
mamíferos carnívoros.
La Ciudad de las Puertas de Oro estaba sobre la costa Este, a unos 15° Norte del
Ecuador, y estaba rodeada por una región boscosa, como un parque, sobre la que se
hallaban dispersas las residencias de las clases más ricas. Al Oeste había una cordillera,
de la que se extraía el suministro de agua. La ciudad estaba construida sobre las lomas
de una colina a unos 500 pies sobre la llanura. En la cima de la colina estaba el palacio
del emperador y sus jardines, en el centro de los cuales manaba una corriente de agua,
que servía al palacio ya las fuentes de los jardines, y luego fluía en las cuatro
direcciones, cayendo en cascadas dentro de un canal que rodeaba los terrenos.
Desde este canal cuatro canales llevaban agua, a través de los cuatro barrios de la
ciudad, a cascadas que, a su vez, servían a otro canal circular. Había tres de esos canales
concéntricos; el más bajo estaba todavía encima del nivel de la planicie. En el nivel más
bajo un cuarto canal, en un plano rectangular, recibía las aguas y las descargaba en el
mar (vide Diagrama XLII). (SAL 50) La ciudad se extendía hasta el borde del canal más
exterior, que era de unos 20 por 16 kilómetros.
La parte más alta de los tres cinturones, en los que se dividía la ciudad, contenía una
pista de carreras circular y jardines públicos, la mayoría de las casas de los dignatarios
de la corte, y la "Casa de los Extranjeros". Esta última era un palacio donde se
hospedaba a los extranjeros, como huéspedes del Gobierno, durante el lapso que
debiesen permanecer.
Los otros dos cinturones eran ocupados por las separadas casas de los habitantes y los
diversos templos.
En los tiempos de la grandeza tolteca no había real pobreza, incluso los esclavos
adscriptos a la mayoría de las casas eran alimentados y vestidos. Pero había algunas
cosas comparativamente pobres en el cinturón más bajo hacia el Norte, como asimismo
fuera de los canales más exteriores, hacia el mar, donde los habitantes se relacionaban
principalmente con la navegación, y sus casas estaban todas muy juntas.
136
Arthur Powell – El Sistema Solar
( SAL 51. ) En los tiempos de su grandeza la Ciudad de las Puertas de Oro contenía más
de dos millones de habitantes.
(SAL 48:51.) También se la conocía como la Ciudad de las Aguas, debido a su
magnífico suministro de agua, y era más delicada que cuanto se intentara antes en
cualquier edad. El agua llegaba desde un lago, al Oeste, en una elevación de unos
812,480 m, el principal acueducto, de corte oval, de unos 15 por 9 m, que llevaba
subterráneamente hasta un enorme depósito de forma de corazón, profundamente debajo
del palacio. Desde el depósito un pozo perpendicular de unos 153 m, que atravesaba la
sólida roca daba paso al agua, que manaba en los terrenos del palacio. Desde el depósito
central también corrían hacia diferentes partes de la ciudad caños que suministraban el
agua potable y llenaban las fuentes. Había válvulas para controlar las diversas partes del
suministro.
La presión hidrostática debió ser enorme, y consiguientemente, la fuerza del material
utilizado en los acueductos debió haber sido grandísima.
( MW 135) Otras ciudades, en las planicies, estaban protegidas por inmensos taludes de
tierra, recubiertos en el exterior con gruesas planchas de metal, que formaban de esa
manera una barrera prácticamente intraspasable contra lanzas o flechas.
(SAL 52) Las clases más pudientes utilizaban naves aéreas; contenían a seis u ocho
personas. En tiempos posteriores, de guerra y lucha, construyeron naves aéreas
gigantescas, que reemplazaron a las naves de guerra en el mar, y que contenían 50 ó
incluso 100 guerreros.
Las primeras fueron construidas con madera muy fina, fortalecidas mediante la
inyección de alguna sustancia que no añadía materialidad al peso sino que incrementaba
grandemente la dureza. Después utilizaron una aleación, de dos metales blancos y uno
rojo, produciendo un metal blanco como el aluminio, pero más liviano. Este metal se
modelaba en matrices y se soldaba donde era necesario, produciéndose una
superficie inconsútil y perfectamente tersa que brillaba en la oscuridad como si
estuviese cubierta por una pintura luminosa.
Tenían formas similares a botes, con pisos, y mecanismos de propulsión y dirección en
cada extremo.
(MW 136) Desde las naves aéreas dejaban caer bombas llenas de un pesado gas
venenoso; se hace alusión a aquéllas en las grandes epopeyas y en los Puranas de los
hindúes.
(SAL 53) En los tiempos primitivos las naves eran impulsadas con vril, el poder
personal; éste fue reemplazado después por una fuerza, generada de una manera
desconocida, que operaba a través del mecanismo. La fuerza era etérica y el generador
estaba en una pesada caja metálica ubicada en el centro de la nave. La fuerza fluía a
través de dos grandes tubos flexibles a cada extremo de la nave, y asimismo a
través de ocho tubos subsidiarios fijados antes y después a los baluartes con aperturas
que apuntaban hacia arriba y hacia abajo.
Para elevar la nave, la fuerza era proyectada hacia abajo a través de las aberturas de los
tubos, impactando sobre la tierra con fuerza suficiente como para conducir la nave hacia
arriba; el aire actuaba de apoyo.
Para conducir la nave hacia adelante, la fuerza era proyectada hacia abajo en 45°,
manteniéndose así la elevación y propulsando la nave; (SAL 54) el manejo se efectuaba
también por medio de la fuerza proyectada desde los tubos.
La velocidad máxima era de unos 160 km por hora, y el curso era el de largas olas en un
plano vertical. Viajaban sólo a unos pocos cientos de pies del suelo, pues el aire
rarificado de las alturas mayores era insuficiente como para proporcionar el punto de
apoyo necesario; pero podían cruzar colinas que superaban los 305 m de altura.
137
Arthur Powell – El Sistema Solar
Luchaban contra otras naves aéreas enemigas utilizando la fuerza para alterar su
equilibrio y derribarlas.
(SAL 55) También tenían naves marinas impulsadas por algún poder análogo, mas la
fuerza corriente más efectiva tenía una apariencia más densa que la usada en las naves
aéreas.
(IL II 409.) Tenían una buena cantidad de maquinarias complicadas, aunque debemos
considerarlas desmañadas en su mayoría.
Un rasgo curioso de sus limitaciones aparece en la religión que los egipcios heredaran
de ellos. Tenían nombres para la mayoría de los tipos de esencia elemental y espíritus de
la naturaleza, y especiales hechizos para cada uno, por los que podían ser controlados.
Aprendían estos al detalle, sin comprender jamás que la fuerza sustentadora de los
hechizos era en cada caso la voluntad humana, que hubiese sido igualmente efectiva sin
hechizo alguno. El Libro de los Muertos contiene muchos hechizos y sólo la parte que
se pensaba que cada difunto necesitaría tener ubicada junto a su cadáver en la tumba.
( SAL 55. ) En diversas épocas la poligamia era practicada por todas las subrazas; la ley
autorizaba dos esposas a los toltecas, pero era muy habitual la monogamia. En todo
sentido se consideraba que las mujeres eran iguales que los hombres; muchas de ellas
eran superiores a los hombres en el uso del poder del vra. Se practicaba la coeducación,
y las mujeres participaban del gobierno, representando a veces al emperador Adepto
como soberanos locales.
La escritura se efectuaba sobre delgadas láminas de metal con una superficie blanca que
parecía porcelana. Se logró la reproducción de la escritura sumergiendo otras hojas de
metal en un líquido, colocándolas luego sobre el escrito original.
Los atlánticos comían carne, pero desechaban las partes que usualmente comemos,
consumiendo las porciones que descartamos, como las entrañas. También bebían la
sangre del animal, a menudo caliente, y cocinaban platos también preparados con ella.
También se consumía pescado, aunque a menudo en avanzado estado de
descomposición. Comían pan y pasteles de cereales, al igual que leche, fruta y
vegetales. Como bebidas se utilizaba mucho el zumo de frutas.
( SAL 57. ) Sin embargo, los reyes Adeptos y emperadores, al igual que los sacerdotes
iniciados, eran enteramente vegetarianos, aunque algunos de los dignatarios de la corte
comían subrepticiamente comidas con carne.
En una época estuvo muy en boga un líquido fermentado muy potente, pero después la
ley lo prohibió.
Los ramoahals y los tlavatlis usaban espadas, lanzas, arcos y flechas, con los que
cazaban mamuts con larga pelambre de lana, elefantes e hipopótamos. También
abundaban los marsupiales, al igual que criaturas mitad reptiles, mitad mamíferas, otras
mitad reptiles y mitad aves.
En tiempos posteriores se perfeccionaron grandemente los explosivos. Algunos
explotaban por choque, otros por lo que ahora llamamos detonador, pero la muerte no
era resultado del impacto de balas sino de la liberación de algún gas venenoso. Tan
poderosos eran los medios de destrucción que compañías enteras de hombres eran
muertas con gas venenoso, expulsado por bombas que explotaban encima de sus
cabezas, arrojadas mediante una especie de palanca.
( MW 136. ) También tenían armas que arrojaban manojos de flechas con puntas ígneas,
y muchas otras, construidas por hombres bien versados en las ramas superiores del
conocimiento científico. Muchas de estas cosas se hallan descriptas en los antiguos
libros de los hindúes y se afirma que fueron recibidas de algún Ser superior. El
conocimiento requerido para su construcción nunca se vulgarizó.
138
Arthur Powell – El Sistema Solar
(SAL 58) Durante las primeras tres subrazas, se desconocía la moneda del estado, pero
se utilizaban piezas de metal o cuero, estampadas, como moneda, perforadas en el
centro, y se acostumbraba llevarlas ensartadas como una guirnalda. Cada hombre
confeccionaba sus propios cospeles y los utilizaba como usamos los pagarés, estando
facultado a fabricar sólo la cantidad que pudiese resarcir mediante la transferencia de
bienes en su poder. Las fichas no circulaban como moneda, si bien quien las poseía
podía, mediante clarividencia (que todos poseían hasta cierto punto) estimar con
precisión los recursos de alguien de quien recibieran fichas. En tiempos posteriores
Poseidonis usaba un sistema algo parecido a nuestra moneda, estampando en el dinero
el grabado de una triple montaña visible desde la gran capital del Sur.
Los ramoahal y los tlavatlis, que vivían principalmente de la caza y de la pesca, no
necesitaban un sistema agrario, aunque los tlavatlis tenían un sistema de cultivo
comarcano.
El incremento demográfico y de civilización en los primeros tiempos toltecas tornó
necesario un sistema de posesión agraria pero, en gran medida debido a la excelencia de
este sistema, eran inexistentes la pobreza y la necesidad. La totalidad de la tierra y su
producción, al igual que la hacienda, se consideraban pertenecientes al emperador. El
rey o virrey de cada distrito era responsable, en su propio distrito, de las experiencias de
cultivo, cosecha, pastoreo y agricultura. Sus consejeros agrícolas eran versados en
astronomía, y aprovechaban plenamente las influencias ocultas sobre vida vegetal y
animal. Podían producir lluvias a voluntad e incluso neutralizar los efectos de una época
glacial.
( SAL 22. ) Aquí podemos mencionar, entre paréntesis, que hace unos 50.000 años,
durante la ascendencia tolteca, hubo una época glacial que desoló la mayor parte de la
Atlántida. Durante el invierno, los habitantes del Norte fueron forzados a emigrar hacia
el lejano Sur del cinturón de hielo, regresando otra vez a sus campamentos a fines de
cazar durante el verano.
Volviendo a la agricultura, se calculaba debidamente el día correcto para cada actividad,
supervisándose cada detalle. Cada distrito consumía usualmente su propia producción,
aunque a veces tema lugar un intercambio con otros distritos.
( SAL 59. ) Luego de separar una pequeña cuota para el emperador y el gobierno central
la producción de todo el distrito se dividía entre los habitantes; el virrey local y sus
funcionarios recibían la proporción mayor, pero cada cual recibía lo suficiente como
para asegurarle competencia y comodidad. (SAL 60. MW 139) Del aumento de la
producción, ya fuese agrícola o mineral, participaban todos, pro rata.
Después de un largo período de exitoso funcionamiento, este sistema declinó,
apareciendo la negligencia, el egoísmo y el lujo desmedido.
Una causa particular de descontento fue que la clase superior, cuyas facultades físicas
estaban debidamente desarrolladas, delegó a sus subordinados menos elevadamente
entrenados la tarea de seleccionar los niños para la educación técnica superior. Así se
cometieron muchos errores, y las personas se encontraron atadas de por vida a
ocupaciones inapropiadas e incongeniables.
( SAL 61. ) En tiempos posteriores de Poseidonis, el sistema original de posesión
agrícola cedió paso al de la propiedad individual como el de hoy en día.
Sobrevivió un resto del sistema rural original hasta la época de los Incas del Perú, hace
unos 14.000 años. Toda la tierra fue conferida al Inca, y una mitad de ésta, asignada a
quienes la cultivaban; la otra mitad, en proporción igual, al Inca y los sacerdotes, que
adoraban al sol.
139
Arthur Powell – El Sistema Solar
140
Arthur Powell – El Sistema Solar
En el gran imperio tolteca de México el culto del sol era la religión nacional; las únicas
ofrendas a su Deidad benefactora, Quetzalcoatl, eran flores y frutos. Con la llegada de
los salvajes aztecas, fueron introducidos los sacrificios humanos a su dios de la guerra,
Huitzilopochtli. El arrancar los corazones de sus víctimas en la cima del Teocali puede
considerarse como una sobrevivencia del culto de los elementales, correspondiente a sus
antepasados turanios de la Atlántida.
Entre dos atlantes el corazón era un símbolo destacado, que representaba, entre otras
cosas, el átomo, que .tiene una pulsación similar al latido del corazón humano, y
asimismo el sol, al que consideraban que tenía un movimiento semejante, conectado con
el período de manchas solares.
( IL I 216-217) También pensaban que la tierra misma respiraba y se movía, y es verdad
que recientemente los científicos descubrieron que hay un desplazamiento diario regular
de la superficie terrestre, que puede juzgarse como correspondiente, en cierto modo, a la
respiración.
( SAL 68-71. ) El estudiante ya sabe que la Raza atlántica, al ser la cuarta Raza-Raíz,
representa el punto medio o punto de retorno del ciclo de descenso del espíritu en la
materia; y también que Kama, o deseo, alcanza su culminación en esta Cuarta Raza. De
ahí que descubramos que la intensificación de Kama dio por resultado propensiones
animales degradadas y pasiones brutales, mientras el leve desarrollo de la mente, o
Manas, servía solamente para añadir sabor a la complacencia sensual.
Además, su sensibilidad hacia las cosas superiores todavía no se había sumergido ni
ahogado por el descenso en la materia de modo que, junto con las insípidas
características mencionadas, descubrimos que tenían considerables facultades psíquicas
e intuición divina.
Salvo los pocos más avanzados, nadie había alcanzado los poderes del pensamiento
abstracto, pero la mente concreta podrá funcionar vigorosamente; consiguientemente los
vemos bien avanzados en las cuestiones prácticas de la vida cotidiana, especialmente
cuando sus facultades psíquicas eran dirigidas hacia los mismos objetivos.
Por supuesto, gradualmente perdieron sus facultades psíquicas y descendieron
hondamente en el egoísmo y el materialismo.
( SAL 32-33. ) Aunque las primeras razas empezaron a pelear entre sí, fueron los
atlantes quienes primero desarrollaron la guerra organizada.
De hecho, el principio de la lucha era la característica fundamental de la cuarta Raza-
Raíz, y en todo el período atlántico estuvo a la orden del día la guerra en tierra y mar. El
principio de la lucha se enraizó tan hondamente en la naturaleza humana que incluso los
más intelectualmente desarrollados de la ( quinta) Raza-Raíz aria estaban listos para
guerrear entre sí.
( SAL 31. ) El hecho de que Reyes y Emperadores consideren necesarios o apropiado,
en ocasiones de Estado, aparecer con el uniforme de una de las armas, es una señal
significativa de la apoteosis alcanzada por las cualidades combativas en el hombre.
( IL I 216. ) La palabra sagrada de la Raza atlántica era Tau, así como la de la quinta
Raza, o Raza aria, es Om. Se dice que las palabras sagradas dadas a las Razas-Raíces
sucesivamente son sílabas consecutivas de una gran palabra que es el verdadero Nombre
sagrado.
( AP 99. ) Todavía hoy en día existe una Logia oculta dedicada al estudio oculto
preliminar a la Iniciación, fundada originalmente en la Atlántida por Adeptos; observa
el mismo ritual antiquísimo, enseñando incluso como idioma sagrado y oculto la misma
lengua atlántica usada hace tantos miles de años. Los jefes de esta Logia fundaron el
moderno movimiento espiritualista. En cuanto a un relato de esto, el estudiante deberá
remitirse a The Astral Plane, pág. 100, o The Astral Body, pág. 191.
141
Arthur Powell – El Sistema Solar
CAPÍTULO XXXIX
EL ANTIGUO PERU: UN RESTO TOLTECA: 12.000 a.C.
(MW 141). La civilización del Perú hacia el año 12.000 a.C., se parecía mucho a la del
Imperio tolteca en su cenit, y de hecho era un intento de revivir, aunque, por supuesto,
en una escala mucho más pequeña, la civilización tolteca original. Por tanto, podemos
describir ciertos rasgos del sistema peruano como ejemplo de la civilización atlántica.
Este relato está muy condensado y corresponde a Man, Whence, How and Whither,
págs. 141-200.
(MW 142-147.) El gobierno era autocrático pues el Gobernante -ya fuese el Mismo
Manu o Su Lugarteniente, algún Adepto de una evolución mucho más elevada- era la
única persona que realmente conocía algo, de modo que debía controlarlo todo. La nota
clave del sistema era la responsabilidad; un mal evitable, como la incapacidad de un
hombre para encontrar un trabajo apropiado, o la enfermedad de un niño y la ausencia
de atención adecuada, se consideraba como una mancha sobre la administración, como
un borrón sobre el reino, un baldón sobre el honor personal del rey.
El Imperio estaba dividido en provincias; éstas se subdividían en ciudades o distritos
más pequeños, éstos en grupos de 100 familias, y éstas, a su vez, en grupos de diez
familias; funcionarios responsables y adecuados estaban a cargo de cada unidad; el
honor de un funcionario implicaba el contento y bienestar perfectos de todos dentro de
su jurisdicción. La vigilancia y el cumplimiento del deber estaban asegurados no sólo
por la ley externa sino también por el sentimiento universal entre la clase gobernante,
sentimiento afín al honor de un caballero. Quienquiera descuidase su deber debería
vérsele como incivilizado y considerársele con horror y piedad así como en la Europa
medieval se consideraba a un excomulgado.
Como se vivía bajo tales condiciones, las leyes eran casi innecesarias y no había
prisiones. Cada ciudadano consideraba su vida en el Imperio como la única vida digna
de vivirse. Si un hombre infringía su deber, el oficial a cargo le reprendía; la negligencia
continua conducía a un solo castigo: el exilio.
(MW 148-156.) Los funcionarios se conocían como "Padres"; en la práctica no tenían
que administrar ley alguna pero arbitraban en caso de disputas. Era fácil llegar hasta los
funcionarios y éstos efectuaban giras periódicas por sus dominios para apreciar por sí
mismos si todo estaba bien, y para que cualquiera los consultase o apelase -a ellos, si así
lo deseaba.
Los nacimientos, matrimonios y muertes eran registrados con escrupulosa precisión, y
se recopilaban estadísticas al respecto. Cada Centurión registraba en una tablilla -
antepasado del moderno sistema de "fichas"- el nombre de cada persona a su cargo, y
los principales acontecimientos de su vida.
La tierra no sólo era cuidadosamente supervisada y parcelada, sino que su composición
era analizada a fin de darle el mejor uso posible.
El sistema de tierras era prácticamente el descripto en el Capítulo XXXVIII. A cada
ciudad o villorrio se le asignaba una cantidad de tierra proporcionada a la cantidad de
sus habitantes. La mitad de la producción era para los colonos y sus familias, en
proporción al número de bocas a alimentar, la mitad para la comunidad. El gobierno
siempre estaba presto para comprar el grano excedente que se almacenaba en enormes
silos, en caso de hambre u otra emergencia. De la mitad perteneciente a la comunidad,
una mitad, i. e., un cuarto del total, era considerado la tierra del Sol, y debía ser
cultivada primero.
142
Arthur Powell – El Sistema Solar
Luego un hombre estaba libre para cultivar su propia tierra; en último lugar venía la
cuarta parte perteneciente al Rey. El mismo orden de precedencia se aplicaba a la
irrigación.
Una división similar de fa producción se efectuaba en el caso de manufacturas y
productos minerales.
De su parte el Rey mantenía todo el gobierno, pagando sus salarios y gastos. Asimismo
construía y mantenía todas las obras públicas, cómo caminos, puentes, acueductos y los
graneros que almacenaban suficiente alimento para dos años para toda la población.
También mantenía el ejército.
( MW 156-159. ) Con el producto de la tierra del Sol los sacerdotes mantenían los
espléndidos templos del Sol en toda la tierra, con una magnificencia jamás alcanzada en
ningún otro lugar del mundo. Proporcionaban educación gratis a toda la juventud del
Imperio, incluyendo la instrucción técnica hasta los veinte años de edad, o incluso
después.
Asimismo también se hacían cargo completamente de todos los enfermos,
manteniéndolos; de esa manera ellos se convertían en ."huéspedes del Sol". Si el
enfermo era un trabajador, quienes de él dependían también se convertían en "huéspedes
del Sol" hasta que el hombre se recobrase. Por último, los sacerdotes proporcionaban
mantenimiento completo a todos los que tenían más de cuarenta y cinco años, salvo la
clase oficial.
Los dignatarios y sacerdotes no se retiraban a los cuarenta y cinco años de edad, salvo
en caso de enfermedad. Se consideraba que su sabiduría y experiencia eran demasiado
valiosas como para no utilizarlas; así era que, en la mayoría de los casos, morían en
servicio.
Ahora es evidente la razón de por qué la tierra del Sol tenía precedencia en el cultivo y
la irrigación; pues del producto de esa tierra dependían la religión, la educación y el
cuidado de los enfermos y ancianos.
Todo el sistema funcionaba tan admirablemente que la pobreza no se conocía, la
destitución era imposible, el delito era prácticamente inexistente. El exilio era el peor
castigo; las tribus bárbaras del exterior fueron absorbidas en el sistema tan pronto se
logró que lo entendieran.
Adoraban al Sol pero consideraban al sol físico como un símbolo de aquello de lo cual
derivaba todo.
(MW 159-164.) No parecían tener una idea clara sobre la reencarnación, pero tenían la
seguridad de que el hombre era inmortal, sosteniendo que retornaba al Espíritu del Sol.
Su religión era esencialmente alegre; el pesar o el dolor eran considerados malos y
desagradables.
Considerábase a la muerte como una ocasión de júbilo solemne y reverente.
Observábase el suicidio con sumo horror, como un acto de burdísima presunción, y casi
era desconocido.
En sus servicios públicos diariamente se ofrecía. alabanza, pero jamás plegaria, al
Espíritu del Sol. Los frutos y las flores eran ofrecidos como prendas de lo que debían al
Espíritu del Sol. Los sermones eran simples, utilizándose en gran medida figuras y
parábolas. Se enseñaba a las personas que lo que el Sol hacía por sus cuerpos, eso
mismo hacía por sus almas, y que ambas acciones eran continuas. Los hombres debían
aspirar a ser perfectamente sanos, física y moralmente, convirtiéndose así en soles
menores, que irradiaban fuerza, vida y felicidad. Tenían un conocimiento preciso de la
radiación de la vitalidad superflua de un hombre de buena salud.
(MW 264-167.) Se enseñaba lectura, escritura y una suerte de aritmética, como
asimismo una especie de conocimiento tosco pero eficaz respecto de todas las reglas
143
Arthur Powell – El Sistema Solar
generales e intereses comunes de la vida, de modo que cada niño de diez u once años
tenía una idea de cómo se obtenía lo necesario de la vida y cómo se efectuaba cualquier
trabajo común. Entre maestros y niños prevalecían bondad y afecto sumos.
Las horas de escuela eran largas pero las ocupaciones eran tan variadas que no había
fatiga excesiva. Se enseñaba a todo niño cómo cocinar, cómo distinguir los frutos
venenosos de los sanos, cómo encontrar comida y refugio en un bosque, cómo usar las
herramientas al trabajar la madera, en la construcción o en la agricultura, cómo hallar el
rumbo mediante el sol y las estrellas, cómo manejar una canoa, al igual que cómo nadar,
escalar y saltar con asombrosa destreza.
Recibían instrucción en primeros auxilios y en el uso de remedios consistentes en
hierbas. Toda la instrucción era práctica, de modo que los niños se tornaban cabalmente
hábiles y competentes.
Se les enseñaba la constitución de su país, y las razones de sus costumbres y
reglamentaciones, pero no conocían otro idioma que el propio; y lo hablaban con gran
precisión y pureza, más bien por práctica que por reglas gramaticales. Nada sabían de
álgebra, geometría ni historia; nada sabían de geografía, salvo la de su propio país. Nada
sabían de química, pero sí, y mucho, de higiene práctica.
A los doce años se escogía una carrera definida para cada niño, reclutándosele en una
escuela técnica, donde permanecía durante otros nueve o diez años. Nuevamente
aprendían mucho más por práctica que por teoría.
Cada niño tenía la oportunidad de ser instruido para unirse a las clases gobernantes,
pero la instrucción era severa y las exigencias tan grandes que el número de candidatos
nunca era excesivo.
(MW 168-171.) La ocupación principal era la agricultura científica, pero también había
manufacturas, metalurgia, fabricación de maquinarias y arquitectura.
El Departamento de Agricultura llevaba a cabo investigaciones extensas y exhaustivas,
y tenía cuidadosos registros de todos los resultados, resumiéndolos en breves conceptos
de uso popular. El Gobierno recompensaba bien los inventos y descubrimientos; el
Estado deseaba siempre financiar y llevar a cabo cualesquiera pruebas se requiriesen.
Sus sistemas cloacales eran tan efectivos como los que tenemos hoy en día.
Sus maquinarias eran más burdas y simples, y de menos precisión que las nuestras, pero
efectivas, sin tendencia a descomponerse. Muchas máquinas eran accionadas mediante
presión hidráulica, en especial las usadas para la irrigación. Mucha tierra de los montes
se disponía en las terrazas con fines de cultivo.
Su conocimiento de botánica era extenso pero al mismo tiempo severamente práctico;
buscaban conocer solamente los usos de las plantas en medicina, como comida, o para
preparar tinturas.
De modo parecido ocurría con la química; nada sabían de átomos ni moléculas pero
sabían muchísimo de los usos prácticos de las sustancias, para abono, procesos de
manufacturación y similares.
(MW 171-173.) A la astronomía más bien se la consideraba cuestión religiosa que
secular. Su conocimiento al respecto no era grande, pero sí preciso dentro de su alcance.
Conocían la diferencia entre planetas y estrellas, la forma de la tierra, su rotación y la
causa de las estaciones.
Consideraban a los cometas como mensajeros de otros grandes Seres ante su Señor el
Sol.
Podían predecir los eclipses de sol y luna con precisión por medio de una fórmula
tradicional. Certificaban el momento exacto del mediodía mediante la observación de
las sombras, y mediante el mismo método descubrieron la fecha de los solsticios de
verano e invierno, en conexión con los cuales celebraban servicios religiosos especiales.
144
Arthur Powell – El Sistema Solar
(MW 174-179.) Su arquitectura era colosal, pero simple, diseñada más bien para uso
que para exhibición; sus edificios eran lo que consideraríamos desproporcionados. Los
pilares que utilizaban eran macizos ya menudo monolíticos.
Parece que no usaban la bóveda propiamente dicha, aunque construyeron aberturas con
topes semicirculares, erigidas sobre pesadas láminas metálicas semicirculares; pero, en
cuanto a fuerza, dependían principalmente de su poderoso cemento adhesivo. Este se
vertía en caliente y se solidificaba como pedernal, siendo más fuerte que la misma
piedra. Cortaban y adecuaban enormes bloques de piedra con máxima precisión, de
modo que la juntura era apenas perceptible; no obstante se ingeniaban para verter
cemento en las junturas.
La mayoría de las casas estaban construidas con grandes bloques de arcilla tratados
químicamente de modo tal que se tomaban escasamente inferiores a la piedra.
Las paredes eran de un grosor enorme, y las casas eran construidas –en torno a un patio
central. Se utilizaba muy poca ornamentación exterior.
La entrada estaba siempre en un rincón; la puerta era una enorme laja de piedra, a veces
labrada al detalle, elevada y bajada por medio de contrapesos, como una moderna
ventana-guillotina. Después se utilizaron planchas metálicas en lugar de lajas de piedra.
En pocos casos se habilitaron pesadas puertas que giraban sobre goznes.
Las casas más grandes estaban más ornamentadas, mediante relieves y el uso de anchas
bandas metálicas. Eran tan macizas que resultaban prácticamente eternas.
Los techos eran, en su mayoría, pesados y casi chatos, de piedra o planchas metálicas.
Raramente usaban madera en sus casas, debido al peligro del fuego.
No se empleaban andamios sino que se apilaba la tierra hasta el nivel de las paredes; las
piedras del techo se extendían sobre la tierra, se vertía el cemento y se lo dejaba fraguar,
después de lo cual se retiraba la tierra, dejando un edificio que era prácticamente
monolítico.
Casi todas las casas eran de un solo piso, aunque a veces se efectuaba una curiosa
construcción en hileras, que comenzaba con una plataforma, digamos, de 304 metros
cuadrados, y disminuía hasta que la décima hilera era de 30 metros cuadrados; en esta
plataforma final se construía un pequeño templo dedicado al Sol. Así el efecto era el de
una pirámide chata que se elevaba mediante peldaños poco profundos.
Las habitaciones se excavaban de cada terraza, y un túnel en el centro de la hilera más
baja conducía a las cámaras subterráneas utilizadas para almacenar grano y otras
necesidades.
( MW 179-181. ) Los templos del Sol eran grandes y macizos pero, según las normas
modernas, demasiado bajos para su longitud. Los interiores con frecuencia estaban
literalmente guarnecidos con oro y plata; las planchas metálicas eran hasta de un cuarto
de pulgada de anchas y empero moldeadas sobre delicados relieves en la piedra.
Todas las casas, excepto las muy pobres, estaban guarnecidas en su interior con
planchas metálicas, tal como ahora, empapelamos nuestras casas.
Los palacios del Rey y principales Gobernadores, igual que los templos, estaban
revestidos de oro puro; en cuanto a los demás, utilizábanse bellas aleaciones,
obteniéndose finos efectos a bajo costo.
Alrededor de las fronteras del imperio se había construido una cadena de fortalezas; la
altura y grosor de los muros eran enormes y se remontaban hacia lo alto. Dentro de los
gruesos muros había cámaras y pasajes secretos, provistos plenamente para soportar un
asedio prolongado sin incomodidades.
( MW 182-184. ) Los caminos eran construidos en escala colosal, desdeñándose
cabalmente las dificultades naturales. Todo el camino estaba pavimentado con lajas
chatas; a los costados eran plantados árboles y arbustos odoríferos. Los puentes eran
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Arthur Powell – El Sistema Solar
construidos sobre el principio del contrapeso, i. e., haciendo que cada hilada de
albañilería se proyectase más allá de la hilada inferior. Como nada sabían de ataguías ni
artesones, tenían que desviar un río, o construir rompeolas, a fin de erigir sus puentes.
De ahí que prefiriesen construir malecones a puentes.
Tenían un sistema de irrigación maravillosamente perfecto; sus caminos y acueductos
fueron probablemente las máximas hazañas de ingeniería que el mundo ha conocido.
Todo el trabajo lo realizaba el campesinado asalariado o el ejército.
Como las armas eran simples requiriendo poca práctica, el ejército era empleado, en su
mayoría, en obras y servicios públicos. Suministraba todos los mensajeros para los
despachos y cartas, oficiales y privados. Mantenía todas las obras públicas pero recibía
mano de obra adicional para nuevas obras.
( MW 184-186. ) En sus raras guerras con tribus menos civilizadas su lema era: "Jamás
deberás ser cruel con tu enemigo porque mañana será tu amigo." Mataban lo menos
posible y se esforzaban para que las demás tribus ingresasen en el Imperio.
Usaban la lanza, la espada y el arco, como asimismo las boleadoras, que consistían en
dos bolas de piedra o metal unidas por una soga; y las lanzaban de modo tal que
enredaba las piernas de hombres o cabalgaduras, derribándolos. Sus fuertes estaban
dispuestos de modo tal que podían hacer rodar grandes rocas contra sus asaltantes.
Usaban el hierro pero no sabían como fabricar acero. Les eran más valiosos el cobre y
diversos bronces porque podían endurecerse excesivamente aleándolos con su
destacable cemento; así tratado, incluso el cobre más puro tenía un filo tan fino como
nuestro mejor acero, mientras algunas de sus aleaciones eran más duras que cualquier
metal con que ahora contamos. El hierro no se doblaba tan perfectamente con el
cemento y, por consiguiente, no era tan útil.
Sus trabajos en metal eran muy finos y delicados; algunas filigranas eran tan finas que
había que limpiarlas soplándolas, pues frotarlas o cepillarlas las podía destruir. Algunos
de sus grabados eran casi demasiado finos como para que, de cualquier modo, los
viesen nuestros ojos modernos.
( MW 186-189. ) Su alfarería la confeccionaban con arcilla, tratada químicamente, de
modo que adquiría un bello color carmesí; luego le incrustaban oro y plata, en una línea
delicadísima. También se obtenían otros finos colores y mezclando la arcilla con su
cemento obtenían una transparencia casi igual a nuestro vidrio más claro, y mucho
menos quebradizo. También podían hacer fina porcelana que se doblaba sin quebrarse.
Los trabajos en metales y en arcilla reemplazaban en gran medida, a la madera, que
utilizaban muy poco.
Se practicaba la pintura hasta un grado considerable, pero ello se efectuaba sobre
planchas de material silíceo, con una superficie delicada y cremosa. Las planchas
podían doblarse, y el grosor variaba desde el de un papel de cartas hasta el de un cartón
fuerte.
Los pinceles consistían en trozos de una planta fibrosa, con el extremo pegado y cortado
en un triángulo agudo, de modo que pudiesen usarse tanto para líneas muy finas como
muy gruesas.
Por lo común los colores eran en polvo, mezclados con algún producto que se secaba
instantáneamente, de manera que una vez efectuado un trazo éste no podía ser alterado.
Los colores sobrepasaban en delicadeza y pureza cualquier cosa ahora empleada.
Obtenían un bello efecto utilizando el polvo de los metales, aunque tal vez para nuestro
gusto ese efecto fuese algo bárbaro.
La perspectiva era buena y el dibujo preciso. El cuadro completo era cubierto con un
barniz de secado rápido que lo tomaba indeleble e impermeable por largo tiempo al solo
la lluvia.
146
Arthur Powell – El Sistema Solar
( MW 189-193. ) Los libros eran escritos o más bien iluminados con el mismo material
y del mismo modo que los cuadros. Consistían en una cantidad de hojas delgadas, por lo
común de 45 por 15 cm, atadas con alambre y conservadas en una caja de 7 a 12 cm de
profundidad. Las cajas eran usualmente confeccionadas con un metal parecido al
platino, ornamentado más o menos ricamente.
Parece que no se conocía la impresión, aunque se utilizaba una especie de "stencil" para
la reproducción múltiple de noticias oficiales y demás. Su actitud para con los libros se
parecía mucho a la del monje medieval y realizar una copia de un libro era trabajo
meritorio.
El alcance de su literatura era limitado. Había pocos tratados religiosos o éticos, y
algunos místicos, pero los favoritos eran los más directamente prácticos. Había un libro
místico muy semejante al Clásico de la Pureza china.
Existían tratados o manuales oficiales para cada oficio, ocupación o arte, que se
mantenían actualizados con apéndices. Así la monografía peruana sobre cualquier tema
era un compendio de conocimientos útiles que daba en forma condensada todo lo que se
conocía sobre la cuestión.
Había también una clase de anecdotario con finalidad moral que usualmente describía
cómo un Rey u otro dignatario actuó en una emergencia. Muchos de éstos eran clásicos
y se los citaba constantemente. Se los aceptaba como ciertos aunque algunos de ellos
posiblemente fuesen ficción.
Algunos de los relatos rebosaban aventuras salvajes pero no había historias de amor.
Algunas narraciones contenían humor aunque todavía no había sido creada la literatura
declaradamente cómica. Tampoco había poesía, aunque eran ampliamente conocidas y
se citaban constantemente máximas recamadas en lenguaje rítmico y sonoro.
( MW 193. ) En su música tenían una flauta y una especie de arpa pero lo que les
resultaba favorito era algo parecido a un armonio. El teclado era similar al de una
máquina de escribir; un ingenioso dispositivo mecánico forzaba el aire contra una
lengua metálica vibrátil para producir sonidos.
La escala musical peruana era la de los atlantes pero muy diferente de la nuestra. No
tenían piezas fijas y cada ejecutante improvisaba por sí mismo.
Su escultura era audaz, más bien arrolladora y efectiva que graciosa.
Sus rugosas estatuas eran de tamaño colosal. Se realizaban delicados trabajos en
bajorrelieves, por lo común cubiertos de metal.
No se permitía el casamiento de menores, pero se esperaba que los adultos contrajesen
matrimonio a no ser que hubiese una buena razón en contrario. Todos los casamientos
se cumplían en un día del año; el Gobernador, después de formular unas pocas
preguntas, celebraba un simple formulismo y declaraba a las parejas marido y mujer.
Luego se efectuaba una nueva asignación de tierras para adecuarlas a las modificadas
circunstancias.
(MW 195-196.) No comían carne de animales; consumían papa, ñame, maíz, arroz y
leche. Su alimento principal se componía de harina de maíz, mezclada con otros
compuestos químicos, y reducida por enorme presión a un pastel altamente concentrado.
Sus componentes eran tales que constituían en sí mismos una comida completa. Por ello
un hombre podía llevar su sustento para un prolongado viaje sin inconvenientes.
Ese alimento se chupaba lentamente como una pastilla o se hervía o cocinaba de
diversos modos. Como tenía poco sabor se lo condimentaba con granada, vainilla,
naranja, guayaba, etc. Se manufacturaba en cantidades enormes, y era muy barato.
Muchas personas apenas comían otra cosa, aunque disponían de muchos otros
alimentos.
147
Arthur Powell – El Sistema Solar
( MW 196-198. ) Eran afectos a los animalillos; los monitos y los gatos eran los
favoritos reproduciéndoselos en muchas variedades fantásticas. Con los gatos fueron
especialistas en cuanto a colorido al producir, por cruza, un tipo de azul decididamente
brillante.
También muchos eran afectos a los pájaros, y es posible que les debamos algunas
especies brillantemente coloridas de los bosques amazónicos. Algunas de las damas más
ricas tenían enormes pajareras con alambres dorados, consagrando mucho tiempo a
cultivar el cariño y la inteligencia de sus aves.
El vestido nacional era un atuendo holgado, simple y exiguo, por lo común de color
brillante. Una multitud peruana en ocasión de una festividad era un espectáculo
brillante. Las mujeres generalmente preferían los vestidos azules, a menudo de la forma
asignada a la Virgen María por los pintores medievales. Por lo común el material era
algodón, aunque también se usaba la fina lana de la llama y la vicuña. Con las hebras
del magüey se confeccionaba una tela muy fuerte, tratada químicamente de algún modo.
Para calcular utilizaban un ábaco, o un bastidor de calcular, como los japoneses
modernos. Un sustituto más barato era una orla de cuerda anudada, posiblemente el
original del que derivara el quipus descubierto por los españoles miles de años después.
( MW 198-200. ) Hablando en general su vida física era indudablemente manejada
mejor que cualquier cosa conocida desde entonces. Tal vez jamás fueron superadas las
oportunidades de trabajo desinteresado y devoción al deber, ofrecidas a la clase
gobernante. Pero para las clases menos inteligentes no era necesaria la lucha ni el
esfuerzo mental, aunque cualquier expresión de esto último era ricamente
recompensada.
El consenso popular era superior y el sentido del deber más fuerte de lo que son
actualmente. Pero deberá recordarse que la raza que estuvimos examinando era un
retoño de otra raza que hacía tiempo había pasado su alborada. Somos todavía una raza
comparativamente joven y a su debido tiempo llegaremos a un nivel más alto todavía
que el de los atlantes.
Los atlantes no tenían nada que pudiese llamarse Ocultismo, ni comprensión alguna del
gran esquema del universo como el que hoy en día nos presenta la Teosofía moderna.
De ahí que cuando nuestra Quinta Raza-Raíz alcance la misma etapa de su vida,
nuestras condiciones físicas deberán ser tan buenas como las de los atlantes y nuestro
desarrollo intelectual y espiritual deberá ser superior a cuanto fue posible para la
reliquia peruana de la Atlántida, hace 14.000 años.
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Arthur Powell – El Sistema Solar
CAPÍTULO XL
LA CUARTA SUBRAZA ATLANTE: LA TURANIA
( SAL 24-33. ) La subraza cuarta, o turania surgió en el costado oriental del continente,
al Sur de las montañas habitadas por los tlavatlis. En su mayoría vivían en el centro de
la Atlántida, al Oeste y al Sur del sector tlavatli, pero compartían estas tierras con los
toltecas.
Jamás fueron una raza cabalmente dominadora del continente-madre, aunque algunas de
sus tribus y razas familiares se tornaran medianamente poderosas. Siempre fueron
colonos, emigrando muchos hacia el Este.
( SAL 39. ) En el período de 800.000 a 200.000 años atrás, vivían más al Sur, ocupando
la región donde ahora están Marruecos y Argelia.
También ocupaban las costas Este y Oeste del mar de Asia Central. Algunos se
desplazaron más al Este todavía; y lo que más se les aproximaba era el chino del interior
de hoy en día. Una pequeña rama de ellos se convirtió en los brutales aztecas, -que
conquistaron y reemplazaron el último gran imperio que alzaran los toltecas.
( SAL 32. ) Desarrollaron una suerte de sistema feudal; cada jefe era supremo en su
propio territorio y el rey era meramente primus inter pares. A veces el concejo asesinaba
al rey y lo reemplazaba con uno de sus integrantes.
De manera que eran turbulentos, revoltosos, brutales y crueles. En algunos períodos,
regimientos femeninos participaron en sus guerras.
Como continuamente fueron derrotados en la guerra por los toltecas, que los superaban
grandemente en número, y deseaban aumentar la población, cada hombre fue relevado,
por ley, de la carga directa de mantener su familia, y el estado consideraba a todos los
niños como de su propiedad, y los mantenía. Esto llevó a un incremento de la tasa de
natalidad en detrimento de la ceremonia del matrimonio. Fueron destruidos los vínculos
de la vida familiar y del amor paternal; ese esquema fue entonces desechado al
demostrarse su fracaso. También intentaron y abandonaron otras soluciones socialistas
de los problemas económicos.
(SAL 24 ) Los turanios fueron la primera de las cuatro subrazas “amarillas” posteriores.
( SAL 44. ) Básicamente utilizaban la lengua tlavatli pero tan modificada que, a su
tiempo, produjeron un idioma enteramente diferente.
(IL II 409-410) En un tiempo experimentaron con la democracia y la llevaron mucho
más lejos de donde lo hubieran sugerido sus más exaltados defensores de hoy en día.
Los resultados fueron tan intolerables que toda la raza se disolvió en la anarquía y el
caos. Incluso en la actualidad China lleva la huella de la violenta reacción hacia el
gobierno aristocrático que siguió.
Los turanios desarrollaron las pasiones animales muy vigorosamente, y en muchos
sentidos no eran gente agradable.
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Arthur Powell – El Sistema Solar
CAPÍTULO XLI
UNA RELIQUIA TURANIA: CALDEA, 19.000 a.C.
(MW 234-235.) Una nación de estirpe turania vivía en Caldea hacia el año 30.000 a.C.,
en tribus pequeñas y rijosas, dedicadas a la agricultura primitiva, y con escaso
conocimiento de arquitectura o cultura de cualquier índole.
Llegó hasta ellos un líder del Este, Teodoro, enviado como Gobernador por el Manu. De
Teodoro descendía el linaje real de la antigua Caldea, linaje que difería vastamente en
apariencia de sus súbditos, por ser de rostros recios, piel bronceada y brillantes ojos
hundidos. Puede obtenerse una clara idea de este tipo real a través de las últimas
esculturas babilónicas, aunque para entonces la sangre aria había impregnado casi toda
la raza.
(MW 201-202.) La civilización que siguió fue tan notable como la del Perú en el año
14.000 a.C., aunque enteramente diferente. En Caldea el sistema de gobierno de ningún
modo era excepcional; se enfatizaba sobre la religión que impregnaba y dominaba la
vida del pueblo hasta un punto igualado quizá sólo entre los brahmanes de la India.
( MW 202-206) La fe de Caldea era rigurosa y mística, con un complicado ritual para el
culto de los grandes Angeles Estelares, o Logos Planetarios, como los llamaríamos,
incluyendo un vasto y cuidadosamente detallado sistema astrológico.
Su idea de la, astrología era prácticamente idéntica a la enseñada en la Teosofía
moderna, basada en los principios brevemente indicados en el Capítulo XVI de este
libro. La teoría dada a los sacerdotes probablemente llegó a estos a través de la
ininterrumpida tradición de los Maestros que tenían un conocimiento de primera mano
de los grandes hechos de la naturaleza, conocimiento muy detallado y matemático.
Consideraban al sistema solar como un gran Ser, y todos sus componentes físicos eran
Su expresión física, sus componentes astrales colectivamente su expresión astral, y así
sucesivamente.
Cada clase de materia estaba compuesta de material perteneciente a los siete grandes
tipos o Rayos, como se explicara en el Capítulo XVI.
Los caldeos sostenían que toda la masa de lo que ahora llamamos esencia elemental de
cualquiera de esos siete tipos formaba hasta cierto punto un vehículo separado, casi una
entidad separada. Puesto que cada hombre tiene dentro de sí materia de la totalidad de
los siete tipos, se desprendía que cualquier modificación en (o acción de) cualquiera de
los grandes centros que controlaban la materia de ese tipo particular, lo afectaría, hasta
un grado que dependía de la cantidad de materia de ese tipo que poseyese.
( MW 206-210. ) Cada uno de los siete grandes centros del sistema solar tiene su propia
enorme esfera de influencia; también tiene ciertos cambios propios ordenadamente
periódicos, como el latido del corazón.
Estos cambios periódicos, al ser de diferentes proporciones, producían una serie
complicada de efectos, observándose que los movimientos de los planetas físicos de una
clave de la disposición de la gran esfera de influencia en cualquier momento dado. Los
caldeos sostenían que la intersección de estas esferas de influencia formaban vórtices
que determinaban la ubicación de los planetas físicos.
Si bien reconocían que estas diversas influencias afectaban profundamente a los
hombres, empero los sacerdotes caldeos distaban mucho de ser fatalistas. Sostenían que
las influencias no podían en mínimo grado, dominar la voluntad del hombre, y que sólo
podían facilitarle o dificultarle más su actuación, según el caso, siguiendo ciertas líneas.
Un hombre realmente fuerte tenía poca necesidad de turbarse ante las influencias que
150
Arthur Powell – El Sistema Solar
ocurriesen en el ascendente, mas las personas muy corrientes harían bien en considerar
en qué momento ésta o aquella influencia podría ser aplicada muy ventajosamente.
Las influencias mismas no son mejores ni peores que la electricidad, pero un sabio tiene
en cuenta en su trabajo sobre electricidad la condición eléctrica de la atmósfera y escoge
el tiempo en que ésta sea muy favorable para lo que desea hacer.
Así, para tomar un ejemplo simple: se sostenía que la influencia de Marte afectaba a la
materia astral en la dirección de la pasión, de modo que cuando las influencias
marcianas eran especialmente fuertes, el hombre tendría más probabilidad de que en él
se acelerase o intensificase la pasión. Otra influencia intensificaría la excitación
nerviosa, y en tales ocasiones sería más que usualmente probable que se suscitasen
disputas, y las personas estarían más propensas a enojarse ante una nimia provocación.
( MW 211-214) Los sacerdotes calculaban la posición y la acción de las esferas de
influencia, como guía para la vida práctica. No se ocupaban de hacer predicciones. Para
cada año preparaban una especie de almanaque oficial, por el que en gran medida se
regulaba toda la vida de la raza. Decidían los mejores tiempos para las actividades
agrícolas, para la reproducción de plantas o animales, para la administración de
medicinas, etcétera.
Sus seguidores se dividían en clases, según lo que los astrólogos modernos llaman su
"planeta regente". Los calendarios contenían advertencias como éstas: "En el séptimo
día, quienes adoran a Marte deberán prevenirse especialmente contra la irritación"; o:
"Desde el día duodécimo hasta el decimoquinto hay peligro inusual de irreflexión en
asuntos conectados con los afectos, en especial para los adoradores de Venus", etcétera.
Todos por igual observaban ciertas horas diarias de oración, reguladas por los
movimientos aparentes del sol. Al salir el sol, al mediodía y en el ocaso, los sacerdotes
entonaban en los templos ciertos himnos o versos, quienes podían hacerlo acudían a los
templos en esas horas; otros recitaban unas pocas frases de oración o alabanza.
Aparte de estas observaciones, comunes a todos, cada persona tenía sus plegarias
especiales para la Deidad particular a la que correspondía por nacimiento. El tiempo
apropiado para ellas variaba con el movimiento del planeta; el más favorable era cuando
el planeta cruzaba el meridiano, y cerca de ello estaban las horas de su salida y puesta.
Pero podía ser invocado en cualquier momento en que estuviese encima del horizonte,
y, en caso de emergencia, incluso cuando estaba debajo del horizonte, aunque entonces
mediante un ceremonial enteramente diferente.
Se publicaban para cada planeta los que pueden llamarse calendarios especiales o libros
de plegarias periódicas y toda persona se preocupaba de poseer el apropiado para ella.
Se consideraba también que estos calendarios poseían diversas propiedades
talismánicas, de modo que el pueblo los llevaba consigo.
( MW 214-218. ) A cualquier hora en que cayese el momento para la meditación o
ejercicio religioso, por más inconveniente que fuese aquélla, cada devoto la observaba
fielmente, considerando que, en esa hora, sería una necedad y una ingratitud no
aprovechar la bendición especial que entonces derramaba su Deidad particular.
También se celebraban espléndidas ceremonias públicas; cada planeta tenía, por lo
menos, don grandes festividades en el año, y el Sol y la Luna mucho más que dos. Cada
Espíritu planetario tenía sus templos en cada parte del país, al que acudían los devotos
de ese planeta; pero para las festividades mayores se reunían vastas multitudes en el
único grupo de magníficos templos próximos a su ciudad capital.
Estos templos estaban dispuestos como para representar, en escalas apropiadas, los
tamaños proporcionales de los planetas y sus distancias desde el sol. Los templos
diferían en diseño y cada variación tenía presumiblemente su significado especial. Sin
151
Arthur Powell – El Sistema Solar
embargo, cada uno de ellos poseía una cúpula hemisférica, brillantemente coloreada,
con el diámetro proporcional al tamaño del planeta en cuestión.
El lugar en el esquema en el que debiese haber estado representada la tierra era ocupado
por el templo de la Luna. Cerca había una cúpula aislada de mármol negro, sostenida
por pilares, que tipificaba la Tierra, pero sin santuario.
En el espacio, correctamente calculado, entre Marte y Júpiter, no había templo y en su
lugar había una cantidad de columnas; cada una terminaba en una pequeña cúpula
hemisférica; estas cúpulas representaban presumiblemente a los asteroides. Los satélites
eran indicados por cúpulas subsidiarias correctamente proporcionadas y también se
exhibían claramente los anillos de Saturno.
( MW 218-220. ) En las principales festividades de cualquier planeta dado, los devotos
de ese planeta llevaban mantos o capas pluviales, de colores brillantes. El color era el
consagrado al planeta, según esta lista:
El Sol: delicado material de seda, entretejido con áureas hebras, como tela de oro, pero
tan flexible como la muselina.
Vulcano: color llama, muy llamativo y brillante.
Mercurio: anaranjado brillante, matizado con color limón.
Venus: azul-cielo puro, con una hebra subyacente de color verde suave, que daba un
trémulo efecto iridiscente.
Luna: blanco, entretejido con hebras de plata, que bajo ciertas luces evidenciaba pálidas
sombras violáceas.
Marte: escarlata brillante con un fuerte matiz carmesí debajo; éste con ciertas luces,
revelábase como el color predominante.
Júpiter: azul-violeta brillante, salpicado con motitas plateadas.
Saturno: verde ocaso, con sombras gris-perla debajo.
Urano: azul muy oscuro, el color del Atlántico Sur.
Neptuno : índigo oscuro, inesperadamente vívido bajo luces fuertes.
Los devotos, así ataviados, desfilaban en procesión hacia los templos, ornamentados
con guirnaldas y flores, llevando estandartes y cayados dorados, cantando sonoramente.
( MW 221-225. ) Las fiestas del Dios-Sol revelaban la máxima pompa; toda la multitud
( cada persona ataviada con el color de su planeta), efectuaba la solemne circunvalación
del Templo Solar; los seguidores de cada planeta formaban un anillo concéntrico en su
sitio apropiado con relación al templo del Sol en el centro.
El templo del Sol era construido de acuerdo con el Diagrama XLIII, que en la práctica
se explica de por sí. El inmenso espejo cóncavo detrás del altar principal era de metal,
probablemente de plata, muy pulido.
Sobre la línea marcada SS había una estrecha hendedura en el techo, considerándose un
deber religioso mantenerlo brillante y libre de polvo, de modo que la luz de una estrella
cayese exactamente en el meridiano sobre el espejo, enfocándose en el sitio donde se
muestra el brasero. Al arrojarse incienso en el brasero, la imagen de la estrella brillaba
ante la luz gris ahumada. Los fieles inclinaban sus cabezas y los sacerdotes cantaban,
como ocurre con la elevación de la Hostia en una iglesia católica.
A veces un espejo chato, suspendido encima del brasero, era descendido hasta un punto
focal del espejo cóncavo, de modo que captase la imagen del planeta y la reflejase sobre
cierto sitio en el piso del templo.
En ese sitio se ubicaba a los enfermos para quienes esa influencia particular era
considerada benéfica. El Diagrama XLIV ilustra en bosquejo la disposición.
En el altar occidental ardía siempre lo que se llamaba el "sagrado fuego lunar", que se
permitía que. se apagase sólo en la noche anterior al equinoccio de primavera. A la
mañana siguiente los rayos del Sol, al atravesar un orificio encima del altar oriental,
152
Arthur Powell – El Sistema Solar
caían sobre (y se concentraban mediante) un globo de vidrio lleno de agua; así el mismo
Sol reencendía el sagrado fuego lunar, que se mantenía ardiendo durante otro año.
El interior de la cúpula estaba pintado para que representase el cielo nocturno; un
mecanismo complicado hacía que las principales constelaciones se desplazasen en él tan
exactamente como se mueven las estrellas. Los planetas eran representados mediante
cuerpos luminosos que originariamente fueran materializaciones producidas por los
Maestros Adeptos, y que se movían libremente en el aire. Después fueron reemplazados
por ingeniosos artificios mecánicos.
La parte externa de la cúpula estaba finamente enchapada en oro, con un peculiar efecto
moteado que evidentemente pretendía representar las “hojas de sauce” o los “granos de
arroz” del Sol.
( MW 225-228. ) Debajo del templo había una cripta, usada exclusivamente por los
sacerdotes para la meditación y el auto desarrollo. La luz, reflejada cuando era
necesario, se colaba solamente a través de gruesas láminas de sustancia cristalina, de
diversos colores, y dirigida sobre los distintos chakras o centros corporales; de esa
manera se ayudaba al desarrollo del poder de adivinación, clarividencia e intuición.
También se usaba aquí, como en los Misterios Griegos, una vara hueca o tirso, cargada
de electricidad o fuego vital.
Para los caldeos, el título de "Espíritu de un planeta" incluía tres conceptos diferentes.
Primero, lo que podemos llamar el "elemento planetario", una entidad indesarrollada,
semi-inteligente pero excesivamente potente, consistente en la esencia elemental
colectiva del planeta, considerada como una criatura enorme, correspondiente a lo que
en el cuerpo astral del hombre llamamos el elemental del deseo. Lo que ellos trataban de
enfocar sobre una persona enferma, o aprisionar en un talismán, era la influencia, o
magnetismo, del elemental planetario.
Segundo, el Espíritu de un planeta representaba uno de los diez tipos de esencia que
emanaban a través de ese planeta, considerado como centro en el cuerpo del Logos
Mismo. En este sentido, el Espíritu del planeta era omnipresente en todo el sistema
solar, trabajando en cada hombre, a través de ciertas plantas, minerales, etc., dándoles
sus propiedades distintivas. Sus advertencias astrológicas se referían a este Espíritu del
planeta en el hombre.
Tercero, consideraban al Espíritu de un planeta como Jefe de toda la jerarquía de
espíritus. Que era preeminentemente el espíritu del planeta, o el Angel Estelar. En gran
medida lo consideraban tal como los cristianos hacen lo propio con los grandes
Arcángeles, los "siete Espíritus ante el trono de Dios", como un ministro poderoso del
poder divino del Logos. Se decía que cuando la imagen de una Estrella se reflejaba en la
nube de incienso, los clarividentes podían ver la forma del Angel Estelar, la imagen de
la estrella brillando sobre Su frente.
( MW 229-230. ) Uno de sus dogmas consistía en que en raras ocasiones era posible que
un hombre, mediante meditación y devoción, asegurase un próximo nacimiento en el
planeta del Angel Estelar al que adoraba, y los registros del templo contenían relatos de
que esto se había realizado. Decían que una o dos veces se había realizado lo mismo en
la historia con un orden aún mayor de Deidades estelares, pertenecientes a las estrellas
fijas ubicadas fuera por completo del sistema solar.
El término "adoración" tal vez sea incorrecto cuando se habla de los caldeos. El
sentimiento era más bien el de hondo afecto, veneración y lealtad que hoy en día
sentimos hacia los Maestros de la Sabiduría.
( MW 230-231. ) Evidentemente, su religión significaba muchísimo para los caldeos.
Los sacerdotes eran hombres de gran erudición según sus propias orientaciones.
Estudiaban historia y astronomía en profundidad, fundiendo ambas ciencias en una sola.
153
Arthur Powell – El Sistema Solar
Eran muy versados en química y utilizaban algunos de sus efectos en sus ceremonias.
Por ejemplo, un sacerdote efectuaba el signo astrológico de un planeta con una sustancia
brillantemente fosforescente sobre el pavimento, frente a él.
Algunos sacerdotes se especializaban en medicina, estudiando las propiedades de las
drogas cuando se las preparaba bajo ciertas influencias estelares; otros estudiaban
agricultura, la composición del suelo y su mejoramiento, el uso de luces coloreadas para
las plantas, etc. Otros, a su vez, constituían un consejo meteorológico, prediciendo con
precisión las tormentas, los ciclones y la nubosidad. Después esto se convirtió en un
Departamento Gubernamental, los sacerdotes que predecían con imprecisión eran
exonerados.
( MW 232-233. ) Se atribuía muchísima importancia a las influencias prenatales: se
disponía que la madre llevase una vida de tipo semimonacal antes y después del
nacimiento de su hijo.
Los sacerdotes no eran responsables de la educación aunque decidían, mediante
cálculos, ya veces mediante clarividencia, a qué planeta pertenecía el niño. Cada planeta
tenía su propia escuela para alumnos y maestros; la instrucción para cada tipo difería
considerablemente; la intención consistía, en cada una, en desarrollar las buenas
cualidades y contrarrestar las debilidades características de cada tipo.
Impartir conocimiento era cabalmente secundario; el objeto primordial era la formación
del carácter. Se enseñaba a todos los niños la escritura jeroglífica y los cálculos
elementales, pero nada más que podamos reconocer como materia escolar. Los
preceptos religiosos o éticos se aprendían de memoria, indicando la conducta esperada
de un "hijo de Marte", de una "hija de Venus", etc.; la única literatura era un comentario
interminable sobre esto; a los niños se les enseñaba a criticar las acciones de los héroes
en los relatos.
Así pasaron muchos siglos, familiarizándose teórica y prácticamente con las enseñanzas
de este difícil Libro del Deber, como se lo llamaba; se esperaba que los niños
representasen los diversos personajes de los relatos, actuando como en un teatro.
El índice escolar de materias no comprendía historia, matemática, agricultura, química
ni medicina, aunque cualquier joven, al abandonar la escuela, podía someterse como
aprendiz a un sacerdote que lo especializara en cualquiera de estas disciplinas.
( MW 233-234. ) La literatura no era extensa. Los registros oficiales se conservaban con
gran cuidado, se documentaban las transferencias de tierras, archivándose como
referencia los decretos de los Reyes. Pero no se recopilaba una historia conexa. Se
enseñaba oralmente, y los episodios se resumían en tablas, relacionándolos con ciclos
astronómicos.
La poesía, transmitida oralmente, estaba representada por una serie de libros sagrados,
que ofrecían un relato altamente simbólico del origen de los mundos y la humanidad, y
también por baladas que celebraban las acciones de héroes legendarios.
( MW 235-236. ) Después de un largo período de esplendor y prosperidad, el poderoso
Imperio de Caldea declinó y decayó lentamente, hasta que fue totalmente destruido por
hordas de bárbaros fanáticos que, con fervor puritano, destruyeron todo rastro de los
templos. Los depredadores fueron a su vez desalojados por los akkadianos, miembros
de la sexta subraza, procedentes del Norte. Estos, al unirse con los restos de la vieja raza
y otras tribus turanias, crearon la nación sumiroakkadiana de la que después se
desarrollara el Imperio Babilónico.
Este fue afectado, cada vez más, por la mezcla de sangre aria, primero de la subraza
árabe, o semita, y luego de la subraza irania, hasta que, en lo que llamamos tiempos
históricos, muy poco de turanio quedó en los rostros de las esculturas y mosaicos de
Asiria.
154
Arthur Powell – El Sistema Solar
Esta última raza se esforzó en reproducir el culto del pasado, del que todavía tenía la
tradición, pero sólo logró producir una copia pálida y distorsionada del magnífico culto
original de los Angeles Estelares.
(MW 237-238.) Al observar civilizaciones tales como las de Caldea y Perú, en las que
todas las naciones vivían una vida feliz y religiosa, libre de la intemperancia y de la
opresiva pobreza, podría pensarse que la humanidad desde entonces no evolucionó sino
que se retrogradó. Sin embargo, el progreso está sujeto a una ley de cambio cíclico, y
bajo esa ley las personalidades, razas, imperios y mundos desaparecen, y perecen
todas las formas, por más bellas que sean, a fin de que la vida que está dentro de ellas
crezca y se expanda. (MW 199-200; 139-140.) La Quinta Raza, cuando alcance el cenit
de su crecimiento, deberá llegar a una altura más elevada todavía que la lograda por la
Raza Atlántica.
En cuanto a ulteriores detalles sobre la civilización caldea, el estudiante deberá remitirse
a Man, Whence, How and Whither, págs. 201-238, de donde fue condensado el presente
capítulo.
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Arthur Powell – El Sistema Solar
CAPÍTULO XLII
LA QUINTA SUBRAZA ATLANTICA: LOS SEMITAS ORIGINALES
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Arthur Powell – El Sistema Solar
CAPÍTULO XLIII
LA SEXTA SUBRAZA ATLANTICA: LA AKKADIANA
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Arthur Powell – El Sistema Solar
CAPÍTULO XLIV
LA SEPTlMA SUBRAZA ATLANTICA: LA MONGOLICA
( SAL 25-26. ) La subraza mongólica, o séptima, parece haber sido la única que no tuvo
contacto con el continente-nmdre. Surgió en las planicies de Tartaria en la Siberia
Oriental, cerca de los 63° Lat. N. y 140° Long. E. Descendía directamente de la raza
turania, que suplantó gradualmente a la mayoría del Asia. Se multiplicó en exceso, de
modo que hasta la actualidad una mayoría de los habitantes de la tierra pertenece
técnicamente a ella, aunque muchas de sus divisiones tienen hondos matices de sangre
de razas primitivas de modo que se distinguen muy difícilmente de ellas.
( SAL 33. ) Era un pueblo nómade, mejor que sus antepasados de la brutal estirpe
turania, pues eran más religiosos al igual que más psíquicos que los turanios. El
gobierno que adoptaron requería un soberano que debería ser supremo, como
gobernante territorial y sumo sacerdote.
( SAL 41. ) Extensas como son las planiclh tártaras, las tribus mongoles más de una vez
se expandieron desde el Asia del Norte por América, atravesando los Estrechos de
Behring. La última de estas emigraciones, la de los kitanes, hace unos 1.300 años, dejó
vestigios seguidos por los etnólogos, como en algunas tribus de indios norteamericanos.
Los húngaros son retoños de esta raza, ennoblecidos por una estirpe de sangre aria,
mientras los malayos son otro vástago, aunque degradado por mezcla con los agotados
lemurianos.
La mongólica es la última subraza atlántica, hoy día en plena fuerza, y de hecho todavía
no alcanzó su cenit; la nación japonesa todavía tiene una historia para dar al mundo.
(SAL 24) Los mongoles, como los turanios, eran de color amarillo.
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Arthur Powell – El Sistema Solar
CAPÍTULO XLV
COMIENZOS DE LA QUINTA RAZA (ARIA)
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Arthur Powell – El Sistema Solar
El pueblo era pastoril y agrícola, siendo tan numeroso que produjo una superpoblación.
De modo que una cantidad muy grande fue enviada al Africa a fundar una colonia. Esta
colonia fue después exterminada.
( MW 245-249. ) Pocos años antes de la catástrofe del 75.025 a.C., bajo instrucciones
del Jefe de la Jerarquía, el Manu seleccionó a unos 700 de Sus propios descendientes, y
los convirtió en una secta inortodoxa y estricta. Los formó en caravana y los envió hacia
el Norte (vide Diagrama XLV). Buscó y obtuvo el paso pacífico a través de los
dominios del Gobernante del Imperio Sumiro-Akkadiano, que abarcaba lo que ahora es
Turquía en el Asia, Persia y los países de más allá. En Turkestán trató con la
Confederación de Estados Turanios feudatarios, incluyendo lo que es ahora el Tibet, y
se le permitió pasar. Después de unos años la caravana llegó al Mar de Gobi; aquí giró
internándose en las colinas, hacia el Norte, donde un gran mar poco profundo se
extendía hacia el Norte hasta el Polo. Para esta época la Estrella Lemuriana se había
roto, y su punto más próximo estaba a unas 1000 millas al Norte.
El Manu apostó algunos de Sus seguidores en un promontorio orientado hacia el
Noreste, pero la mayoría la estableció en una depresión fértil y semejante a un cráter. La
Isla Blanca estaba al Sud-Este, y fuera de la vista hasta después en que, cubierta de
elevados templos, se tornó visible.
El pueblo permaneció aquí hasta después de la catástrofe, que a la sazón estaba muy
próxima. La formación geológica era tal que, a no ser que se quebrase toda la tierra,
poco daño podrían causar todos los terremotos. Cuando avanzaron los cambios
sísmicos, la comunidad no fue perturbada por hendiduras absolutas ni por cambios en la
superficie, aunque la gente estaba aterrorizada por los reiterados terremotos, y casi
paralizada por miedo de que el sol, invisible para la vista debido a las nubes de fino
polvo, desapareciese para siempre. Cayeron lluvias incesantes y terribles mientras
masas de vapor y nubes de polvo oscurecían el aire. Nada podía crecer apropiadamente
y la gente estuvo expuesta a severas privaciones. De los 700 originales, que aumentaron
a 1000, sólo 300 de los más fuertes fueron los que sobrevivieron.
Al término de cinco años se afincaron nuevamente; el tiempo se tornó cálido, surgió
mucho suelo virgen que pudieron cultivar.
( MW 249-254. ) El Manu, para esta época un anciano, recibió Órdenes de llevar a Su
pueblo hasta la Isla Blanca. Allí se le mostró el plan del futuro, que se extendía durante
decenas de miles de años. Su pueblo iba a vivir en las costas del Mar de Gobi,
aumentaría y se fortalecería. La nueva raza sería fundada en la Isla Blanca, y se
construiría una gran ciudad en la costa opuesta, sugiriéndose el plan para ello.
Había una cordillera que corría a lo largo de las costas del ar de Gobi, a unos 32 km. de
distancia, y bajas colinas se extendían desde esa cordillera hasta la costa. Cuatro valles,
enteramente separados uno del otro, corrían hacia abajo, hasta el mar. Se instruyó al
Manu para que radicase ciertas familias escogidas en estos valles y desarrollase de ellas
cuatro subrazas separadas, que luego serían enviadas a diferentes partes del mundo.
Algunos de los de Su pueblo nacerían en el mundo exterior y luego regresarían y se
casarían en Su familia a fin de mejorar el tipo racial. El Mismo encarnaría después y
fijaría el tipo mejorado.
Así se formarían cinco tipos: el tipo principal original y cuatro subtipos.
Unos 70.000 años a.C. el Manu instruyó a Su pueblo para que se radicase y construyese
pueblos en el continente. Aquí vivirían y se multiplicarían durante miles de años. El
Manu, el Rey reconocido, residía en Shamballa.
Unos años después el Manu instruyó a Júpiter, Corona (que después se convirtiera en
Julio César), Marte y Vajra (que después se convirtiera en H. P. Blavatsky) para que
escogieran algunos de los mejores niños, enviándolos a Shamballa. Estos niños eran
160
Arthur Powell – El Sistema Solar
Urano, Neptuno, Surya, Brihaspati, Saturno, Vulcano y Venus, todos los cuales se
convirtieron desde entonces en Maestros.
Poco después de esto los turanios barrieron la comunidad, una horda tras otra, y
eventualmente la aniquilaron.
Los descendientes de los niños salvados fundaron, en su tiempo, otra civilización
populosa y floreciente, en un nivel superior al anterior. Fueron incluidos muchos
Servidores; a menudo eran estúpidos, cometiendo muchos errores, pero por lealtad y
sinceridad estaban estrechamente unidos a quienes servían.
Construyeron casas de gran tamaño, fortificándolas mucho, igual que sus pueblos y
villorrios, contra los salvajes turanios que continuamente las arrasaban.
Otra vez se convirtieron en una pequeña nación, sólo para ser una vez más masacrados
por los turanios; unos pocos niños con sus amas de cría fueron salvados e introducidos
en Shamballa. De este modo se preservó el Tipo racial; el Manu y Sus lugartenientes
encarnaron en él tan pronto como fue posible a fin de aproximarlo al nivel requerido.
Corresponde notar que incluso los turanios, sedientos de sangre, tenían profunda
veneración hacia la Isla Blanca y se resistían a atacarla.
(IL II 403.) Volviendo por un momento al pueblo que quedó detrás en Arabia cuando el
Manu llevó sus 700 escogidos al Asia Central, podemos notar que de los que quedaron
detrás descendieron los judíos; en un capítulo posterior retornaremos otra vez la historia
de los judíos.
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Arthur Powell – El Sistema Solar
CAPÍTULO XLVI
LA CIUDAD DEL PUENTE
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Arthur Powell – El Sistema Solar
muchas gemas en la decoración, al igual que lajas de calcedonia y una piedra parecida al
ónix mexicano. Un artificio favorito consistía en una combinación de jade verde con
pórfido púrpura.
No se utilizaban pinturas, tampoco dibujos sobre superficie chata, ni perspectiva. Los
frisos eran en alto relieve, muy bien confeccionados, con figuras frecuentemente
pintadas.
( MW 262-263. ) Un puente macizo y espléndido conectaba a la Isla Blanca con el
continente; la Ciudad era conocida como la Ciudad del Puente. Era una construcción de
contrapeso, muy graciosa, y decorada con grandes grupos de estatuas. Las piedras de la
calzada eran de 49 m de largo y proporcionalmente anchas.
En el año 45.000 a.C. la Ciudad estaba en su cenit, y era la capital de un inmenso
Imperio que incluía todo el Este y el Asia Central, desde el Tibet hasta la costa y desde
Manchuria hasta Siam, además de proclamar la soberanía sobre todas las islas desde el
Japón hasta Australia.
El sello imborrable de la sangre aria puede aún ubicarse hasta en razas tan primitivas
como los ainos peludos del Japón y los aborígenes australianos.
Los edificios ciclópeos fueron terminados con gran delicadeza y pulidos hasta un alto
nivel. Se dice que sus ruinas colosales son la maravilla de quienes las vieron hoy en día
en Shamballa. El Puente todavía está en pie, aunque ahora sólo fluyen debajo de él las
movedizas arenas del desierto.
Esa fue la poderosa Ciudad planeada por Vaivasvata Manu y construida por Sus hijos.
Muchas y grandes fueron las ciudades de Asia, pero la Ciudad del Puente las eclipsó a
todas. y en ella siempre se cobijaron las poderosas Presencias que tuvieron, y todavía
tienen, Su morada terrena en la sagrada Isla Blanca, brindándole a ésta, aparte de todas
las ciudades de la tierra, la bendición sempiterna de Su proximidad inmediata.
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Arthur Powell – El Sistema Solar
CAPÍTULO XLVII
LA PRIMERA SUBRAZA ARIA: LA HINDU: 60.000 a.C.
(MW 264-274. T. 88.) Del sucinto inicio del año 60.000 a.C. creció un reino
densamente poblado, que rodeó el Mar de Gobi y gradualmente obtuvo el dominio de
muchas naciones vecinas, incluida la turania que tan cruelmente masacrara a sus
antepasados.
Esta fue la estirpe fundamental de la Raza-Raíz original, de la que surgieran todas las
ramas y subramas como emigraciones. La estirpe fundamental se llama por lo común la
primera subraza; la primera subraza es a veces llamada la subraza hindú o hindú-aria,
para describir más particularmente a los emigrantes que ingresaron en la India, pues
muchos enormes grupos de emigrantes conquistadores marcharon a la India, ingresaron,
la sometieron a la tierra y se apoderaron de ella. Los últimos restos de la estirpe
fundamental abandonaron su hogar y se unieron a los precursores en la India muy poco
antes de que se hundiese Poseidonis en el año 9564 a.C., aquellos, de hecho, fueron
enviados para que escapasen de la ruina producida por ese tremendo cataclismo.
Como ahora veremos, la raza original envió no menos de cuatro migraciones hacia el
Oeste; la primera de éstas formó la segunda subraza, la segunda, la tercera subraza, y así
sucesivamente.
Desde el año 60.000 a.C. hasta el 40.000 a.C., la raza original creció y floreció en
exceso, alcanzando su cenit cerca del año 45.000 a.C. conquistó China y Japón,
poblados principalmente por mongoles, la séptima subraza atlante, desplazándose hacia
el Norte y hacia el Este hasta que fueron detenidos por el frío. También sumó a su
imperio Formosa y Siam, poblados por turanios y tlavatlis, las subrayas atlánticas cuarta
y segunda. Asimismo colonizó Sumatra y Java y las islas adyacentes, que entonces no
estaban tan disgregadas como ahora. En su mayoría fueron bien recibidos por el pueblo
de estas regiones, que contemplaba como Dioses a los rubios extranjeros, sintiéndose
más inclinados a adorarlos que a combatirlos:
Todavía quedó en Celebes, una isla al Este de Borneo ,una tribu montañesa llamada
Toala, que es un resto de una de estas colonias.
También se expandieron por toda la península maláyica, las Filipinas, las islas Liu-Kiu,
el Archipiélago Oriental, Papua, las islas sobre la ruta a Australia, y la misma Australia,
a la sazón todavía densamente poblada por lemurianos.
El Manu era soberano de todo el enorme Imperio, con sus múltiples reinos; ya fuese que
estuviese encarnado o no, los Reyes gobernaban en Su nombre, y de tiempo en tiempo
daba directivas para llevar a cabo la labor.
Las características generales de la Raza, y su civilización, bien corresponde que se
estudien. Empezando, como lo hizo, con cientos de miles de años de civilización
atlántica detrás de sí, y habiendo pasado miles de años bajo su propio Manu en Arabia y
Norte de Asia, de ningún modo era primitiva.
Toda la población. podía leer y escribir; todo trabajo era considerado honorable, sin
importar de qué se trataba, realizándoselo para el Manu. El sentimiento de hermandad
de la Raza era especialmente cultivado, al igual que una maravillosa igualdad
fundamental y una cortesía mutua. Si bien el mérito personal era reconocido plenamente
había respeto y gratitud hacia la gente mayor, y ausencia completa de autoimposición.
La gente confiaba entre sí, descontaba las buenas intenciones de los demás y por ello no
había disputas. Esto difería mucho de la elaborada y lujosa civilización atlántica, en la
que cada cual buscaba su propia comodidad y reconocimiento para sí, en la que la gente
se desconfiaba una a la otra, poniéndose mutuamente en tela de juicio. Entre los arios
164
Arthur Powell – El Sistema Solar
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Arthur Powell – El Sistema Solar
El Rey suavizaba su resplandor de modo que todos pudiesen ver a Quien era el Sanat
Kumara, el "Virgen Eterno" en toda la. belleza de Su juventud inmutable y al mismo
tiempo el" Anciano de los Días". (Debe notarse que el término sánscrito que se traduce
como Virgen tiene terminación masculina)
Extendía Sus manos hacia el altar, y el fuego llameaba sobre éste.
Luego El desaparecía; se desvanecía la Estrella, el Sol de oro brillaba tenuemente, sólo
ardía el Fuego. Luego los sacerdotes reservaban fragmentos encendidos de madera para
los altares de los diversos Templos.
Tanto a éstos como a los paterfamilias eran entregados dichos fragmentos en vasos con
tapas.
Volvían a formarse las procesiones y salían a la Ciudad con gran regocijo. El fuego
sagrado era colocado en los altares familiares, manteniéndoselo encendido durante el
año que seguía; de estos fuegos del altar se tomaban tizones encendidos para quienes no
habían podido asistir.
Algunas personas estudiaban con profundidad y lograban gran eficiencia en la ciencia
oculta, a fin de consagrarse a ciertas ramas del servicio público. Se convertían en
clarividentes yconseguían controlar diversas fuerzas naturales, aprendían a crear formas
de pensamiento y a abandonar sus cuerpos a voluntad. Recordando los males de la
Atlántida, los instructores escogían a sus discípulos con gran cuidado, y uno de los
lugartenientes del Manu supervisaba las clases.
En lugar de los diarios, los clarividentes conseguían cualquier noticia que se les
requiriese, de cualquier parte del Imperio, como en los tiempos modernos lo logramos
mediante telegrafía inalámbrica o de otro tipo.
Ocasionalmente, si el Manu no podía inculcar Sus instrucciones en uno de Sus remotos
gobernantes, permitía que uno de los estudiantes entrenados abandonase su cuerpo
físico, viajase astralmente hasta el gobernante, se materializase al llegar y entregase el
mensaje. De este modo el Manu seguía siendo el Gobernante real de todo el Imperio.
La escritura se efectuaba sobre diversas sustancias como, por ejemplo, con un
instrumento aguzado sobre una superficie de cera; después el escrito se llenaba con un
líquido que se endurecía.
Las máquinas eran más simples que en la Atlántida, y había más trabajo manual.
Evidentemente el Manu deseaba evitar el lujo extremo de la Atlántida.
Hacia el año 40.000 a.C. el Imperio empezó a declinar, y las islas y las provincias
exteriores afianzaron una independencia bárbara. El Manu todavía encarnaba
ocasionalmente, pero por lo común dirigía desde los planos superiores. Sin embargo, el
reino central siguió siendo espléndido en cuanto a civilización durante otros 25.000
años y más, mientras las subrazas posteriores se expandían en todas direcciones.
166
Arthur Powell – El Sistema Solar
CAPÍTULO XLVIII
LA SEGUNDA SUBRAZA ARIA: LA ARABE: 40.000 a.C.
( MW 275-282. ) La labor de desarrollar las cuatro subrayas, en los cuatro valles (véase
pág. 230) tenía que empezar ahora. El Manu escogió del grupo de Servidores, que se
desarrollaran en la gran civilización Aria, unas pocas familias deseosas de actuar como
precursoras, de abandonar la Ciudad del Puente e internarse en el yermo para fundar Su
nueva colonia. Los escogidos, en su mayoría, están o estuvieron en la Sociedad
Teosófica, siendo utilizados constantemente de este modo como pioneros; esa labor
puede ser ingrata, pero es necesaria, y para muchos resulta simpática.
En la tercera generación Marte y Mercurio nacieron entre los descendientes de aquellos,
y algunos del gran pueblo encarnaron para especializar el tipo. Cuando encarnan los
egos altamente desarrollados, el tipo se ve como su mejor expresión, y la raza tiene su
Edad Dorada.
Luego llegan egos más jóvenes, pero, por supuesto, no pueden mantener ese mismo
nivel elevado.
Quienes quedaron detrás en la Ciudad del Puente pensaron que las personas que se
dirigieron al valle eran muy necias, pues la civilización existente era finísima y parecía
insensato marcharse para crear una nueva en un valle estéril. Además, la nueva religión
seguida por quienes moraban en el valle parecía cabalmente innecesaria e inferior a la
religión existente.
Durante algunos siglos la gente del valle aumentó y se multiplicó, siguiendo la
cuidadosa especialización, hasta que en el año 40.000 a.C. el Manu decidió enviarla al
mundo (vide Diagrama XLV, pág. 229).
Bajo el liderazgo de Marte, siguieron los pasos de sus predecesores hasta Arabia, con la
intención de arianizar a los árabes que, de todos los atlantes, eran los más próximos a
poseer las nuevas características.
Después el Manu en persona asumió el comando de Sus fuerzas, y obtuvo permiso de
un poder fuerte y amistoso, que a la sazón regía donde ahora están Persia y
Mesopotamia, para llevar Su hueste por una ruta cuidadosamente custodiada.
En esta migración fueron llevados unos 150.000 hombres, sólo en edad de luchar, junto
con unas 100.000 mujeres y niños.
Dos años antes el Manu había preparado a los árabes para Su llegada con el envío de
mensajeros. Después de una pequeña oposición y perturbación, el Jefe árabe permitió
que los visitantes se radicasen en un gran valle desolado en las fronteras de su territorio.
En corto tiempo irrigaron todo el valle, con una corriente que fluía hasta su centro. En
un año fue cultivada la tierra, obteniéndose buenas cosechas. En tres años eran
prósperos, autoabasteciéndose.
El Jefe árabe se puso celoso y se esforzó por inducir al Manu a que se uniese a él para
atacar a un enemigo vecino. El Manu se rehusó; el Arabe entonces se unió con su otrora
enemigo y procuró exterminar a los recién llegados. Sin embargo, el Manu los derrotó y
mató a ambos, y se erigió en Gobernante de sus Estados combinados. Los pueblos
derrotados pronto mejoraron bajo el Manu, quien prontamente procedió a arianizarlos.
Su reino prosperó y se fortaleció más, pues absorbió una tribu tras otra, usualmente sin
derramar sangre y con el consentimiento de aquellas.
Antes de morir, cuarenta años después, el Manu gobernaba la mitad superior de Arabia.
La mitad del Sur se mantuvo apartada debido a un fanático religioso (llamado Alastor
en Las Vidas), quien se sostuvo a las directivas del Manu, impartidas en la antigüedad,
prohibiéndoles el matrimonio con extranjeros. De manera que las tribus sureñas se
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El profeta gobernante, enamorado de una joven negra, declaró audazmente que esto no
constituía infracción a la rígida orden que prohibía el matrimonio con otras razas, siendo
los negros moros esclavos y, por tanto más bien mercancías y enseres que consortes.
Una minoría sustancial se rebeló contra este desmañado artificio de un sacerdote
licencioso, se constituyó en caravana, circundó el Golfo de Aden, subió por la costa del
Mar Rojo y se internó en territorio egipcio. El Faraón se complació ante lo que le
narraron y les dio un distrito remoto para que se radicasen.
Un Faraón posterior impuso un tributo adicional, obligándolos a trabajar más.
Ofendidos por esto, emigraron nuevamente, esta vez a Palestina, donde los conocemos
como los judíos, que todavía mantienen la teoría de ser un pueblo escogido.
(IL 11 404-407.) El k arma del rechazo dejó siempre, desde entonces, a los judíos como
una raza aparte; los mismos egos encarnaban una y otra vez en esa estirpe en lugar de
pasar de una raza a otra del modo usual. Es posible que una percepción inconsciente de
esta diferencia haya incidido en el trato que los judíos recibieron de otras razas; ello tal
vez también se deba, en parte, al hecho de que, debido a la tradición de esa selección
original por parte del Manu, siempre tuvieron un sentimiento algo similar al de los
Brahmanas, en el sentido de que eran superiores al resto del mundo.
Originalmente eran una tribu nómade como los beduinos árabes, en gran medida vivían
del robo; su deidad era declaradamente tribal y combatía a los dioses de las otras
naciones, jactándose perpetuamente de ser superior a ellos. Su exigencia de sacrificios
de sangre da la medida de su carácter.
El que llevasen cautivos a Babilonia a muchos de estos pueblos turbulentos era lo mejor
que podía haberles sucedido, pues entonces entraron en contacto con una raza altamente
civilizada, y tuvieron noticias de un Dios supremo. Procuraron identificar su propia
deidad tribal, con este Ser Supremo, y así causaron mucha confusión. Cuando
regresaron del cautiverio, re escribieron sus escrituras, introduciendo en ellas cierta
mezcla de ideas superiores acerca de una deidad suprema.
Debido a que el Fundador del Cristianismo tomó posesión de un cuerpo judío, y como
todos los primeros maestros de esa religión también fueron judíos, en el Cristianismo se
introdujo un concepto muy mezclado de un dios lleno de características irreconciliables.
Si los cristianos se hubiesen despojado de los conceptos judíos primitivos, tomando las
enseñanzas del Cristo, que hablaba de la Deidad como el Padre que está en los Cielos,
se habrían evitado muchos trastornos de la Iglesia Cristiana.
( MW 289-292.) La mayoría, que quedó detrás en Somalía, fue arrasada por cazadores
de esclavos y después de perder miles de vidas, abandonó sus hogares y emigró
cruzando el Golfo de regreso a Arabia.
Fueron recibidos amistosamente y absorbidos muy pronto en la población general. Se
llamaban los “verdaderos árabes” aunque merecían ese título menos que nadie. Incluso
hoy en día hay una tradición de que los verdaderos árabes desembarcaron en Aden y se
expandieron hacia el Norte. y entre los árabes hamiaríticos de la Arabia del Sur puede
verse todavía rastros de la mezcla de sangre negroide de hace tantos miles de años.
También hay una leyenda de que los árabes nostareb de la Arabia del Norte se alejaron
durante largo tiempo, internándose en Asia, mucho más allá de Persia, y regresaron
trayendo consigo muchas huellas de su estada en tierras extranjeras.
La segunda subraza creció y aumentó durante muchos miles de años, extendiendo su
dominio sobre casi todo el Africa, excepto la parte en poder de Egipto. Después invadió
Egipto, y por breve lapso gobernó como los Reyes hicsos; pero sus días florecientes
fueron cuando gobernaron la gran isla de Argelia, y fundaron un reino que incluía
Matabeleland, el Transvaal y el distrito de Lourenço Marques.
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CAPÍTULO XLIX
LA TERCERA SUBRAZ4 ARIA: LA IRANIA: 30.000 a.C.
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Arthur Powell – El Sistema Solar
Con ciertos cambios su Imperio duró hasta alrededor del año 2200 a.C., aunque en estos
28.000 años hubo naturalmente muchas fluctuaciones.
La mayor parte del tiempo Persia y Mesopotamia se hallaron bajo gobernantes
separados, de los cuales, a veces uno, otra veces el otro, era nominalmente el
Dominador. A veces ambos países se dividían en Estados más pequeños, debido a una
especie de floja obediencia feudal al Rey central. En toda su historia tuvieron
dificultades constantemente reiteradas con los nómades mongol es por un lado y los
montañeses de Kurdistán y los kush hindúes por el otro. A veces los iranios rechazaban
a los salvajes pero en otras ocasiones debían retroceder ante ellos.
En un período gobernaron la mayor parte del Asia Menor y se establecieron
temporariamente en diversos países que bordeaban el Mediterráneo. En un tiempo
retuvieron Chipre, Rodas y Creta; pero en conjunto en esa parte del mundo el poder
atlántico era demasiado fuerte para ellos y evitaban entrar en conflicto con aquél.
En el Oeste, en diversas épocas, entraron en conflicto con las poderosas confederaciones
escita e hitita. Al menos en una ocasión conquistaron Siria, pero la abandonaron como
inútil. En dos oportunidades se enzarzaron en lucha con Egipto pero poco lograron
contra éste.
Durante la mayor parte de este largo período mantuvieron un alto nivel de civilización y
muchas reliquias de su grande arquitectura yacen bajo las arenas del desierto. Entre
ellos surgieron varias dinastías y en su variada historia prevalecieron varios idiomas
diferentes.
Evitaron las hostilidades con la India, estando separadas de ella por un territorio salvaje,
una especie de tierra de nadie. Arabia los perturbó pero poco, pues allí mediaba
nuevamente un útil cinturón desértico.
Eran grandes mercaderes, comerciantes, manufacturadores, más afincados que la
segunda subraza, y con ideas religiosas más claras. Las mejores muestras de parsis de la
actualidad dan una excelente idea de su apariencia. Los actuales habitantes de Persia
tienen todavía mucha sangre de ellos, aunque en gran medida mezclada con la de sus
conquistadores árabes. Los kurdos, los afghanos y los baluchis también descienden
principalmente de ellos, aunque con diversas mezclas.
En el año 29..700 a.C., el Mahaguru (el futuro Gautama Buddha) llegó a la tercera
subraza como el primer Zaratustra, fundando la Religión del Fuego. El segundo hijo de
Marte, el décimo de los Reyes que sucedió a Corona, fue escogido como vehículo para
el Maestro Supremo, el Bodhisattva. Súrya (el futuro Señor Maitreya) era el Sacerdote
Principal en esa época, al frente de la religión del Estado, que era una mezcla de culto
de la Naturaleza y de la Estrella ejerciendo inmensa autoridad, en parte debido a su
oficio y en parte debido a que era de sangre real. Mercurio había sido entrenado desde la
niñez para su gran destino.
El Mahaguru llegó de Shamballa en su cuerpo sutil y tomó posesión del cuerpo de
Mercurio. Una gran procesión se inició desde el Palacio Real hasta el Templo principal
de la ciudad; el Rey caminaba por la derecha, bajo un dosel dorado; el Alto Sacerdote
bajo un dosel enjoyado, por la izquierda; entre ellos, llevado a la altura de los hombros,
sentado en una silla de oro, estaba el Príncipe. Tras hacer alto al pie de las gradas, frente
a la puerta del Templo, las tres figuras centrales ascendieron los peldaños, mientras el
Príncipe, que ahora era el Mahaguru, se hallaba en el centro.
Surya anunció que quien estaba allí ya no era el Príncipe, sino el Mensajero del
Altísimo y de los Hijos del Fuego que moraban en el Lejano Oriente, de donde salieran
sus antepasados. Como Jefe de su fe Le dio la bienvenida humildemente.
Entonces el Mahaguru habló de Su misión, que Le confiaran los Señores del Fuego, y
les dijo que Les había traído un símbolo que deberían conservar siempre en sus mentes.
172
Arthur Powell – El Sistema Solar
Les dijo que el Fuego era el más puro de todos los elementos y el purificador de todas
las cosas, y que de allí en adelante debería ser para ellos el símbolo del Santísimo.
Estaba corporizado en el Sol y ardía aunque escondido, en el corazón del hombre. Era
calor, luz, salud y fortaleza, y en él y por él todas las cosas tenían vida y movimiento.
Les dijo cómo debían ver en todas las cosas la oculta presencia del Fuego.
Elevando Su mano derecha, brilló en ella una Vara que despedía destellos por todos
lados; señaló el Este con su Vara, gritó algunas palabras en un idioma desconocido, y
los cielos se convirtieron en una cortina de fuego. El fuego cayó sobre el altar, en el que
se amontonaran madera, resina e incienso, y sobre Su cabeza brilló una Estrella. Los
sacerdotes y el pueblo cayeron sobre sus rostros, y Surya y el Rey se inclinaron
reverentes.
Luego la procesión regresó al Palacio. El pueblo llevó a sus casas las flores que
llovieran del cielo cuando pasó el Fuego, y las conservaron como herencias para sus
descendientes.
El Mahaguru permaneció en la ciudad durante un lapso considerable, dirigiéndose
diariamente al Templo para instruir a los sacerdotes.
Les enseñó que el Fuego y el agua eran los purificadores de todo lo demás y jamás
debían ser contaminados, y que incluso el agua era purificada por el Fuego: que el
Fuego y el agua eran los dos Espíritus, siendo el Fuego la vida y el agua la forma y
mucho más.
Es posible que de esto surgiera la doctrina posterior de Ormuz y Ahriman. Hay pasajes
que muestran que el doble de Ormuz no era originalmente un poder maligno, sino más
bien materia, mientras Ormuz era Espíritu.
En torno al Mahaguru había una augusta asamblea de Maestros y otros menos
avanzados. Al partir dejó a éstos que continuasen con su doctrina.
Su partida fue tan dramática como Su primera prédica. Hablando desde la gran
plataforma por última vez (aunque el pueblo no sabía que lo fuese) inculcó el deber de
ganar el conocimiento y de practicar el amor, y pidió al pueblo que siguiese y
obedeciese a Surya, a quien dejó en Su lugar como Maestro. Luego les dijo que se iba,
los bendijo y, "elevando Sus brazos hacia el cielo de Oriente, dio un grito; del cielo
llegó una nube arremolinada y llameante, que lo envolvió donde estaba y luego,
girando, lo proyectó hacia arriba y hacia el Este, desapareciendo.
Mercurio, que en su cuerpo sutil siempre permaneció cerca de El, a Su servicio, regresó
con El ante los Santos, y descansó en paz durante un lapso.
Después que se marchó, el culto de la Estrella no desapareció de inmediato, pues el
pueblo consideró Su doctrina como una reforma, no como una sustitución, y todavía
adoró a la Luna, a Venus, a las constelaciones y los planetas. Pero el Fuego se tenía por
sagrado, como emblema del Sol, y la nueva religión más bien envolvía antes que
reemplazaba a la vieja. Gradualmente la Fe del Fuego se fortaleció más; el culto de la
Estrella se retiró de Persia a Mesopotamia, donde quedó como fe dominante, asumiendo
una forma muy científica.
Allí la astrología llegó a su cenit y guió científicamente los asuntos humanos, públicos y
privados. Sus sacerdotes poseían mucho conocimiento oculto y la sabiduría de los
Magos se hizo famosa en todo Oriente.
En Persia la Religión del Fuego triunfó, y después los Profetas continuaron la obra del
gran Zaratustra y construyeron la Fe zoroastriana y su literatura, que perduraron hasta el
presente.
173
Arthur Powell – El Sistema Solar
CAPÍTULO L
LA CUARTA SUBRAZA ARIA: LA CELTICA: 20.000 a.C.
( MW 306-316. ) Para esta época la gran Raza Central distaba mucho de su declinación,
y el Manu había cuidado de preservar la dignidad, el poder y el vigor en la semilla de
las subrazas cuarta y quinta, a las que diera mucha instrucción especial. El había
separado, en uno de los cuatro valles, a algunas de las familias más refinadas de la
Ciudad, y surgió en la colonia una división de clases, pues el Manu entonces pugnó por
desarrollar ciertas características nuevas, por despertar la imaginación y la sensibilidad
artística, por animar la poesía, la oratoria, la pintura y la música, y la gente que
respondía a esto no podía efectuar labor agrícola ni ningún otro duro trabajo manual.
Quienes demostrasen talento artístico eran reclutados de manera correspondiente y se
les impartía una cultura especial. También les enseñó a ser entusiastas, y a consagrarse a
sus líderes. El trabajo era un efectivo, continuado durante muchos siglos, que las huellas
especiales de los celtas persisten hasta ahora.
El valle era manejado prácticamente como un Estado separado, y estaba dotado, de
diversos modos, de toda clase de artes.
Con el transcurso del tiempo la subraza se tornó algo infatuada, considerando al resto
del reino como lo que ahora llamaríamos "incultos". Su vanidad estaba justificada, pues
eran extraordinariamente bellos, cultos y refinados en sus gustos, y con mucho talento
artístico.
Los Servidores no participaron en la fundación de las subrazas cuarta y quinta.
Trabajaban en muchos países, y pueden hallarse en las Vidas de Alción.
Diez mil años después de la salida de la tercera subraza, i. e., en el año 20.000 a.C., se
instruyó a la cuarta subraza para que siguiese por la frontera Norte del Reino persa (vide
Diagrama XL VI, pág. 244) , y que ganase para sí un hogar donde ahora están las
montañas del Cáucaso, que entonces ocuparan tribus salvajes y depredadoras.
El Manu convino con el Monarca persa permitir el libre paso y el alimento para la
enorme multitud, y también envió con ella un fuerte ejército que ayudase a someter a los
montañeses. Ni siquiera así esta fue una tarea fácil, pues aunque las tribus podían ser
derrotadas sin problemas en una batalla campal, con todo, en la guerra de guerrillas eran
antagonistas mucho más formidables.
Eventualmente se establecieron en el distrito de Erevan, sobre las costas del Lago
Sevanga. Aumentando grandemente en número, exterminaron a las tribus o las
sometieron, hasta que, a su tiempo, toda Georgia y Mingrelia estaba en sus manos. En
2000 años ocuparon Armenia y Kurdistán, y después Frigia, de modo que dominaron
casi toda Asia Menor al igual que el Cáucaso. En su hogar montañés florecieron y se
convirtieron en una poderosa nación.
Su país estaba tan disgregado que era imposible la libre comunicación; por ello más
bien formaron una federación de tribus que un Imperio. Incluso después que empezaran
a colonizar la costa mediterránea, consideraban al Cáucaso como su hogar, y en realidad
era un segundo centro desde el cual la subraza salió en busca de su gran destino.
Hacia el año 10.000 a.C., retomaron la marcha hacia el Oeste, viajando como tribus, de
modo que finalmente llegaron a Europa, su destino último, en olas comparativamente
pequeñas.
Las tribus dejaron detrás a muchos de sus miembros para que continuasen su obra
expansiva. Se casaron con otras razas, y sus descendientes, con alguna mezcla de sangre
semita, son los georgianos de hoy en día. Pero en ambos casos toda la tribu emigró al
nuevo hogar.
174
Arthur Powell – El Sistema Solar
La primera parte que cruzó hasta Europa desde el Asia Menor estaba constituida por los
antiguos griegos, no los griegos de nuestra “Historia Antigua”, sino sus antepasados, a
veces llamados pelasgos. Platón menciona en Timeo y Critias, que los sacerdotes
egipcios hablaban de un griego posterior de la raza espléndida que precedió a su propio
pueblo en su tierra. El hecho de cómo rechazaron una invasión de la poderosa nación
del Oeste que hasta entonces lo subyugara todo, se desmenuzaba frente a estos griegos.
En comparación con éstos, los griegos de nuestra historia parecían pigmeos. De éstos
surgieron los troyanos que combatieron a los griegos modernos, y la ciudad de Agadé,
en Asia Menor, estaba poblada por sus descendientes.
Durante largo tiempo retuvieron la costa del Asia Menor y las islas de Chipre y Creta, y
todo el comercio de esa parte del mundo era transportado en sus barcos. En Creta surgió
una delicada civilización, que duró miles de años y todavía florecía en el año 2800 a.C.
Su principal fundador fue Minos, y fue uno de estos griegos prístinos, incluso antes del
año 10.000 a.C.
La causa final de su entrada definida en Europa fue un agresivo movimiento de parte del
Emperador de Poseidonis. Durante muchos siglos las costas e islas del Mediterráneo
estuvieron en manos de una cantidad de pequeñas naciones, la mayoría de ellas etrurias
y akkadianas, pero algunas semitas, que usualmente eran pacíficos mercaderes. El
Emperador de Poseidonis, decidido a anexarlas, atacó con un gran ejército y flota.
Sometió a la gran isla de Argelia, y forzó a los pueblos a rendirse. Egipto estaba a punto
de someterse por carecer de un gran ejército con el cual pudiese oponerse.
Sin embargo, los marinos griegos del Levante lo desafiaron; aunque sólo tenía la mitad
de su flota a mano, los atacó, y perdió sus barcos, de modo muy parecido a como la
Armada española perdió cuando atacó a la inglesa. Los navíos griegos eran más
pequeños, más veloces de menos calado, y más fáciles de manejar que los pesados
barcos atlánticos. A los griegos también los ayudó el tiempo, de modo que la derrota fue
aplastante.
Luego los atlantes atacaron con la otra mitad de su flota, y fueron derrotados
nuevamente, aunque esta vez con grave pérdida para los griegos. El Monarca atlántico
escapó y desembarcó en Sicilia donde se establecieran algunas de sus tropas. Las nuevas
sobre la destrucción de la flota animó a las conquistadas poblaciones a rebelarse contra
él, y debió abrirse paso luchando hasta su tierra, atravesando todo el largo de Italia.
Retirando sus guarniciones al desplazarse, a su tiempo llegó a su propio reino en un
barco mercante.
Aunque prometió vengarse de los griegos, se rebelaron las tribus descontentas en su
propia isla, y jamás pudo emprender una agresión contra el extranjero.
El triunfo de los griegos fortaleció inmensa mente su posición en el Mediterráneo, y en
el siglo siguiente establecieron sus comunidades en muchas de sus costas.
En el año 9564 a.C. la terrible creciente, creada por el hundimiento de Poseidonis,
destruyó la mayoría de las comunidades griegas, perjudicando gravemente al resto. El
Mar de Gobi y el desierto de Sahara se convirtieron en tierra seca, y tuvieron lugar las
más espantosas convulsiones.
Fueron enviados urgentes pedidos de socorro al país continental en el Cáucaso, que
fuera afectado solo ligeramente. A su tiempo se organizó el relevo en gran escala.
Todas las comunidades griegas habían estado sobre la costa, y las poblaciones del
interior, aunque atemorizadas por los griegos, no siempre habían sido amistosas.
Cuando la mayoría de los griegos fue destruida por el cataclismo, los pocos
sobrevivientes fueron a menudo perseguidos e incluso esclavizados por las razas del
interior.
175
Arthur Powell – El Sistema Solar
Cuando el fondo del Sahara se levantó, sus aguas se desbordaron a través del abismo
existente entre Egipto y Túnez, donde ahora está Trípoli el interior sufrió poco, pero las
costas, en las que se establecieran los griegos, fueron destruidas. El Sahara se hundió
otra vez gradualmente, y ahora surgió la línea de una nueva costa, asumiendo la
configuración que conocemos a lo largo de la costa africana, la gran isla de Argelia se
unió al continente, y formó con la nueva tierra la costa Norte del Africa.
Casi toda la flota fue destruida, pero la energía de los griegos era tan grande que en
pocos años todos los puertos del Asia Menor trabajaban en orden y flotas de nuevos
barcos salían para restablecer las colonias y librar a los griegos del yugo extranjero. Los
griegos anexaron todos los mejores puertos de la nueva línea costera, y desde entonces
la mayoría del comercio de Egipto estuvo también en sus manos, mientras el
Mediterráneo siguió siendo prácticamente durante siglos, un mar griego. Incluso
transportaban sus mercaderías hacia el Este, y una expedición llegó a Java, donde
fundaron una colonia, con la que se mantuvo una prolongada conexión.
Después los fenicios y los cartagineses dividieron el comercio del Mediterráneo con los
griegos. Los fenicios eran un pueblo de la cuarta Raza, derivado de los semitas y los
akkadianos (subrazas atlánticas quinta y sexta); los cartagineses eran también
akkadianos, entremezclados con árabes, y con unas gotas de sangre negra.
La emigración de la cuarta subraza en Europa era casi continua, de modo que no es fácil
dividirla en olas distintas. Si contamos a los griegos como la primera ola, los albanios
pueden considerarse la segunda, y la raza italiana la tercera, marchando estos dos a los
países donde ahora se hallan.
Después de un intervalo llevó una cuarta ola de vitalidad asombrosa a la que los
etnólogos modernos aplican restringidamente el nombre de "célticos". Esta pasó a ser la
raza predominante en el Norte de Italia, toda Francia y Bélgica e Islas Británicas, parte
Occidental de Suiza, y Alemania al Oeste del Rhin.
Los griegos de nuestra "Historia Antigua" eran una mezcla, derivados de la primera ola,
mezclados con los miembros de la segunda, tercera y cuarta, y con una infusión de la
quinta subraza, que descendieron desde el Norte y se afincaron en Grecia. Estos fueron
los que produjeron los raros y muy admirados ojos azules y cabello dorado, que se
hallan ocasionalmente entre los griegos.
La quinta ola se perdió prácticamente en el Norte de Africa y actualmente solo pueden
hallarse vestigios de aquélla, muy mezclada con la semita (quinta subraza atlántica) y la
árabe, entre los beriberis, los moros, los kabiles, e incluso los guanches de las Islas
Canarias, en este último caso mezclados con los tlavatlis.
La quinta ola se mezcló con la cuarta en la península española, y en una etapa posterior,
sólo hace unos 2000 años, contribuyó en último término con los muchos elementos que
iban a constituir a los irlandeses; pues a ella pertenecieron los invasores milesios que se
filtraron en Irlanda desde España (algunos de ellos fundaron una dinastía de Reyes
milesios en Francia) , y la ligaron con curiosas fórmulas mágicas, como se explicará
ahora.
Pero un elemento mucho más fino había ingresado anteriormente en Irlanda desde la
sexta ola, que abandonó Asia Menor, impulsándose hacia el Noroeste hasta alcanzar
Escandinavia, donde se entremezcló hasta cierto punto con la quinta subraza, la
teutónica. Llegó a Irlanda desde el Norte, y en la historia se lo conoce como el Tuatha-
de-Danaan, y a sus miembros más se los menciona como Dioses que como hombres.
( IL II 394-401. ) Los Tuatha-de-Danaan eran bellos, de rostros ovalados, de tez clara,
en su mayoría de cabello oscuro, y de ojos de color oscuro o casi violeta. A veces el
cabello era más claro y los ojos grises, pero el otro tipo era muy usual, y puede verse
exactamente reproducido entre los campesinos irlandeses de hoy en día.
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Arthur Powell – El Sistema Solar
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Arthur Powell – El Sistema Solar
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Arthur Powell – El Sistema Solar
CAPÍTULO LI
LA QUINTA SUBRAZA ARIA: LA TEUTONICA: 20.000 a.C.
(MW 320-323. IL I 230-231. IPM 101-103. TPO 921.) Volviendo al año 20.000 a. C.
descubrimos que la quinta subraza está preparada simultáneamente con la cuarta,
aunque de un modo diferente. Estaba separada en un valle distante de la Ciudad del
Puente, en el Norte del Mar de Gobi. Dentro de ella el Manu introdujo unos pocos de
los mejores especímenes de la tercera subraza, ahora cabalmente especializada en
Persia, y asimismo unos pocos semitas de Arabia.
Escogió especialmente hombres altos y rubios, y cuando El Mismo nació reveló en Su
cuerpo esas características de modo destacado. Se recordará que el Manu inicia cada
subraza tal como lo hace con la Raza-Raíz, encarnando en ella; y la forma que elige
determina en gran medida la apariencia de la subraza.
La quinta subraza era fuerte y vigorosa, mucho más grande que la cuarta, y era alta,
rubia, de cabezas alargadas, con cabello claro y ojos azules. El carácter era también muy
diferente del de los celtas; eran empecinados y perseverantes, con muy poco de la cuarta
subraza. Sus virtudes no eran del tipo artístico, sino más bien del tipo comercial y
objetivo, franco, veraz, sin pelos en la lengua y directo, cuidando más bien lo concreto
que lo poético.
Las subrazas cuarta y quinta abandonaron juntas sus valles respectivos en el año 20.000
a. C., y juntas atravesaron Persia (vide Diagrama XLVII), aunque sus eventuales
destinos fueron muy diferentes.
La quinta subraza, pequeña en número, se desplazó por las costas del Mar Caspio, y se
estableció en Daghestán. Allí creció lentamente durante miles de años, extendiéndose a
lo largo de las pendientes de la Cordillera Caucásica, y ocupando los distritos de Terek
y Kuban. Se diferenció en diversos tipos distintos, y empezó su gran marcha hacia el
dominio del mundo cerca de 1000 años después del cataclismo del 9564 a. C.
Como los pantanos de la Europa Central para entonces se tornaron habitables, los
emigrantes se desplazaron hacia el Noroeste hasta lo que ahora es Cracovia, en Polonia.
Allí permanecieron durante unos siglos, mientras la enfermedad raleaba sus filas pues
los pantanos no estaban lo bastante secos como para vivir salubremente.
Fue principalmente de Cracovia que tuvieron lugar las radiaciones finales. La primera
fue la eslavónica; una parte fue hacia el Este y el Norte, y de esta derivaron en gran
medida los rusos modernos, la otra parte se dirigió más al Sur y es ahora representada
por los croatas, los servios y los bosnios.
La segunda ola fue la letona, aunque no llegó tan lejos. Nos dio los letones, los lituanos
y los prusianos.
La tercera fue la germánica; los llamados especialmente teutones se expandieron por el
Sur de Alemania otros marcharon al Norte y se convirtieron en los godos y
escandinavos.
En la historia moderna hallamos la descendencia de los escandinavos en Normandía, la
de los godos en el Sur de Europa y la expansión de la quinta subraza en Australia,
Norteamérica y Sudáfrica, y su dominio en la India, donde se estableció la Estirpe
Fundamental de su pueblo.
La quinta subraza todavía tiene que construir, como sus predecesores, su Imperio
Mundial, aunque esto ya empezó. El error del siglo XVIII que separó las Colonias de
Norteamérica de la Gran Bretaña puede remediarse mediante una reunión, en una forma
u otra, de las mitades separadas. Asimismo parece posible que una alianza similar con
Alemania, la restante gran porción de la subraza teutónica, logre soldar lo suficiente esa
179
Arthur Powell – El Sistema Solar
totalidad en una sola para constituir un Imperio federado, pues parte del "Plan" que se
realizará en muy corto plazo es la unión de las diversas ramas de la subraza teutónica.
Acontecimientos posteriores demuestran el surgimiento de la India en su propio lugar
en este Imperio expandente, destinado a ser tan poderoso en Oriente como en
Occidente.
Cuando este Imperio Mundial llegue a su cenit durante los siglos venideros, el grupo
compuesto por hombres de gran genio, mencionado en el capítulo XXV (4), sería
enviado para que encarne en él, la eleve hasta el pináculo supremo de la gloria literaria
y científica, hasta que descuelle sobre los desvanecidos Imperios de los árabes, de los
persas, de los romanos, de las subrazas segunda, tercera y cuarta de la estirpe aria, y se
eleve hasta una altura más elevada todavía que la alcanzada por la Atlántida en sus
tiempos de mayor prosperidad. ( MW 139-140, TPO 623. )
( IL II 541-542. ) En la actualidad se le ofrece una magnífica oportunidad a la raza
anglosajona ya toda la subraza teutónica, si tan sólo hunden sus rivalidades y celos y la
aprovechan. Si desgraciadamente fracasasen, hay ya otra nación escogida para asumir el
centro que en tal caso caerá de sus manos. Tal fracaso causaría una leve demora,
mientras la nueva nación sea impulsada rápidamente hacia adelante hasta el nivel
necesario, pero al término de unos pocos siglos se obtendría exactamente el mismo
resultado. El fin propuesto será logrado; a través de qué medio esto se hará, interesa
muchísimo a los actores, pero nada en absoluto al progreso total del mundo.
( IL I 216. ) Como se mencionó al hablar de la Raza atlántica, la palabra sagrada de la
Raza-Raíz aria (o quinta) es Om, y la de la Raza Atlántica es Tau. Las palabras de las
Razas-Raíces tomadas en sucesión se dice que son sílabas de una sola palabra, que es el
verdadero Nombre sagrado.
( IL I 246. ) Cada Raza-Raíz tiene su propia cualidad especial que deberá desarrollar. La
de la quinta Raza-Raíz es el manas o mente -el tipo de intelecto que discrimina, que
nota las diferencias entre las cosas.
Cuando se desarrolla perfectamente, las diferencias se notan calmosamente, sólo a los
fines de la comprensión de ellas, juzgando la que es mejor. En la etapa del
semidesarrollo en que ahora estamos, la mayoría busca las diferencias no tanto para
entender cuanto para oponer, incluso, a menudo para perseguir a quienes sostienen
opiniones diferentes a las propias. Por supuesto, esta etapa elemental terminará a su
debido tiempo. ( SAL 70. ) La Raza aria está menos dominada por las pasiones de los
sentidos, está más abierta a la influencia del manas y, de esa manera, obtiene una
captación más firme del conocimiento, un alcance intelectual más vasto. ( ELF 15. )
Esta quinta Raza-Raíz está desarrollando ese aspecto de la naturaleza Divina, conocido
por los hindúes como Chit, o Inteligencia.
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Arthur Powell – El Sistema Solar
CAPÍTULO LII
LA ESTIRPE DE LA QUINTA RAZA.RAIZ Y SU NACIMIENTO
EN LA INDIA: 18.800 a.C.
181
Arthur Powell – El Sistema Solar
de Marte, viajó a través de Ceilán, por agua hasta el Mar Rojo, luego sólo por una ría
entró en Egipto, que entonces estaba altamente civilizado. Surya era, en Egipto, un Alto
Sacerdote, y aconsejó al Faraón que diese la bienvenida a los inmigrantes. Después
aconsejó al Faraón que casase a su hija con Marte, nombrándolo su sucesor. Esto fue
cumplido de modo que al morir el Faraón se estableció una dinastía aria. Esta reinó
gloriosamente durante muchos miles de años, hasta el hundimiento de Poseidonis,
cuando el pueblo egipcio fue llevado a las colinas al inundarse Egipto. Sin embargo, la
inundación se retiró comparativamente pronto y el país se recuperó con rapidez.
La historia de Manetho trata aparentemente sobre esta dinastía aria; aquel da la fecha de
Unas, el último Rey de la quinta dinastía, como 3900 a. C., mas la investigación oculta
la convierte en 4030 a. C. Bajo los Faraones arios las Escuelas de Egipto se tornaron
aún más famosas, y durante largo tiempo dirigieron la erudición del mundo. Desde
Egipto la sangre aria fue introducida en diversas tribus del Este de Africa.
El Manu, también envió colonos desde el Reino del Sur de la India hasta Java, Australia
y las islas de Polinesia, lo cual hace que la estirpe aria se observe incluso hoy en día en
los pardos polinesios, en contradicción con los melanesios.
Mientras tanto otra emigración de la Estirpe-Raíz se estableció en Punjab. Otra se
estableció en Assam y el Norte de Bengala. Una expedición tuvo lugar en 17.520 a. C.;
en parte llegó a su destino a salvo por la ruta seguida por Marte en el año 18.875,
mientras una parte más pequeña fue aniquilada al tratar de penetrar en el Paso de
Khyber.
En 17.455 Marte dirigió otra más, integrada por los hombres más fuertes y vigorosos
que pudo encontrar. Tras ubicar a mujeres y niños en un campo fuertemente
atrincherado entre Jammu y Gujranwala, Marte siguió hasta Delhi con su ejército y
construyó la primera ciudad en ese sitio imperial, denominándolo Radipur, Ciudad del
Sol. Cuando la ciudad estuvo lista, fueron llevados a ellas las mujeres, los niños y sus
guardias, empezando la vida de Delhi como capital.
En 15.950 a. C. se inició una de las más grandes emigraciones; se formaron tres
ejércitos con Marte como Comandante en Jefe. El ala derecha cruzó el Tibet hasta
Bhutan y de allí pasó a Bengala, que sería el asiento de toda la expedición. El ala
central, bajo el mando de Marte, con Mercurio como segundo comandante, cruzó el
Tibet y Nepal, hasta Bengala. El ala derecha, bajo el mando de Corona, atravesó
Kashmir, el Punjab y lo que ahora llamamos Provincias Unidas; Corona necesitó
cuarenta años para construirse un Reino y no llegó a Bengala hasta que Marte, que allí
regía, era un anciano. Marte, con la ayuda de Vulcano, que se estableciera en Assam,
sometió a Bengala y fijó su capital en Bengala Central. En esta emigración de largo
alcance participaron diez que ahora son Maestros; estos fueron: Marte, Mercurio,
Vulcano, Júpiter, Brihaspati, Osiris, Urano, Saturno, Neptuno y Viráj. Con ellos
estuvieron muchos otros de los Servidores.
Desde entonces en adelante hubo constantes descensos en la India procedentes del Asia
Central, a veces meros grupos, otras veces grandes ejércitos; a menudo los antiguos
residentes resistían a los que recién llegaban, y los nuevos saqueaban a los nuevos.
Durante miles de años entró en la India una ola tras otra.
Algunos arios estudiaron filosofía de los toltecas, a quienes a veces llamaron los Nagas.
Las clases inferiores de los atlantes, en su mayoría los morenos tlavatlis los llamaban
Dásyas, mientras los negros lemurianos, a los que consideraban con horror, los
llamaban daityas y takshaks.
Hacia el año 9700 a. C. el Reino del Asia Central quedó sin habitantes. Las
convulsiones de 9564 a. C., redujeron a ruinas a la ciudad del Puente, destruyendo la
mayor parte de los Templos de la Isla Blanca.
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CAPÍTULO LIII
LA SEXTA SUBRAZA ARIA
( TPO 921. IPM 119. ) La sexta subraza de la Quinta Raza-Raíz (Aria) ya empieza a
existir rápidamente en Australia y América, con aislados miembros en los países más
viejos. Ya renacieron muchos de los muertos en la reciente guerra, aunque hasta aquí
nada indica que hayan abandonado sus países anteriores a fin de llegar a tierras más
nuevas. Probablemente tendrán que enfrentar más dificultades debido a la presión de las
viejas ideas ya las costumbres conservadoras.
Muchos miembros de la actual Sociedad Teosófica renacerán en la nueva raza, mientras
otros preferirán quedarse y ayudar a llevar a la quinta subraza a la perfección; otros, a su
vez, acompañarán a los grandes genios que ingresarán en la Quinta-Raza en su punto
más alto. Es posible que la sexta subraza, en su humanidad, sea tan capaz que influya a
la quinta subraza de modo que, por primera vez, una raza tendrá una declinación serena
y dignificada en una edad fructífera y venerable. (MP 367. CW 215.) Puede ser que esa
sea la recompensa de la lucha entablada contra los poderes de las tinieblas, abriendo
posibilidades tales como la raza jamás conoció.
(MP 366-367.) Por supuesto, la forma del cuerpo, las emociones y la mente deberán ser
modificadas para adecuarse a la nueva subraza. Ya funciona en los planos interiores el
poder modelador de la mente y voluntad del Manu, modificando el tipo físico de los
niños de la nueva era, dondequiera sean susceptibles de ello, si bien algunos de los
miembros más jóvenes de la Hermandad, que trabajan en el mundo externo, tienen
instrucciones de procurar a éstos, cuando sea posible, la educación e instrucción que se
adapte al nuevo tipo. (IPM 119-120.) Esta labor, que aun es pequeña, está destinada a
incrementarse hasta proporciones enormes, hasta que dentro de unos pocos siglos surja
la sexta subraza distinta y admirable, mientras el mundo continúa, desarrollaron la
quinta subraza hasta su madurez.
Por supuesto, la nueva raza tiene que construirse con la quinta subraza, y las nuevas
características requeridas se desarrollarán, una por una, en los egos correspondientes. El
proceso de preparación es largo, y puede extenderse durante varias vidas.
( MP 368-370. ) Incluso en su culminación el tipo no será uniforme.
En general será una raza dolicocéfala, pero tendrá personas de cabellos rubios u
oscuros, de ojos azules o también pardos. Si bien los rasgos astrales y mentales son los
más importantes, en la mayoría de los casos puede efectuarse una estimación sólo por la
apariencia física. Tal vez las señales físicas más marcadas sean las manos y los pies
delicados y bien formados, los dedos delgados y las uñas ovaladas, y en especial la
finura de los dedos y del pulgar cuando se los ve de costado. La textura de la piel es
tersa, nunca tosca. Hay tres tipos de rostro: el marcadamente oval con frente alta, el
levemente menos oval con frente ancha, y el prácticamente braquicéfalo; este último es
raro. (N. E. -Cráneo braquicéfalo es aquel en el cual el ancho es cuatro-quintos del
largo) Hay también una expresión distintiva que quien la busque pronto empezará a
reconocerla.
Las siguientes observaciones fueron efectuadas por el capitán Pape cuando se dirigió a
la British Association en 1923, refiriéndose a lo que él llamara la Raza Austral-
Americana: "La cabeza tiende a ser en forma de cúpula, especialmente sobre la región
frontal; el pelo y la piel son finos; los ojos, luminosos, inteligentes, pero no grandes; el
puente de la nariz apenas desarrollado; los labios, sensitivos y móviles; cejas
prominentes; gran desarrollo del centro frontal; tipo de rostro algo triangular, pero no
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CAPÍTULO LIV
LAS RAZAS RAICES SEXTA Y SEPTIMA
(MW 339:349. IPM 101:118.) De acuerdo con el plan general, la sexta Raza-Raíz se
creará con la sexta subraza de la Quinta Raza-Raíz.
A su tiempo tomará posesión de un continente, que ahora surge lentamente, fragmento
tras fragmento, en el Pacífico. Muchos miles de años después Norteamérica se
despedazará, y la faja occidental, en la que será fundada la Sexta Raza-Raíz se
convertirá entonces en la faja más oriental del nuevo continente.
Mientras recién se está fundando la pequeña colonia, que será el germen de la nueva
Raza, la Primera Raza estará en su cenit y allí se concentrará toda la pompa y la gloria
del mundo. La colonia será poca cosa a los ojos del mundo, un conjunto de chiflados,
consagrados servilmente a sus Líderes. ,
( MW 350. ) Marte (ahora el Chohan Morya) será el Manu de la Sexta Raza, y Mercurio
(ahora el Chohan Koot Hoomi) será el Bodhisattva.
(IL II 537.) Además de su objetivo primordial de expandir la verdad oculta por todo el
mundo, la Sociedad Teosófica tiene también, el objetivo secundario de actuar como una
red para retirar juntas a aquellas personas que están suficientemente interesadas en el
ocultismo, y poseen las calificaciones necesarias algo especiales, para ayudar al Manu
en la fundación de Su nueva raza. Será necesaria una rigurosa autopreparación, que
implicará supremo renunciamiento y autoanulación; al igual que confianza completa
en la sabiduría de los Líderes.
( MW 346-348. ) Los estudiantes del ocultismo saben que a veces es posible, por medio
de un alto tipo de clarividencia, ver el futuro, ocasionalmente con considerables
detalles. El obispo C. W. Leadbeater afirma que por medio de esta facultad pudo ver
gran cantidad de circunstancias de la fundación de la Colonia de la Sexta Raza-Raíz. En
Man, Whence, How and Whither ofrece un relato sumamente interesante y completo de
lo que viera, y este capítulo fue recopilado de ese escrito.
La descripción que aquí se da está muy condensada, de modo que quienes deseen más
detalles deberán remitirse al texto original.
( MW 350. MW 353-355. ) La colonia o comunidad será fundada en California Inferior,
dentro de unos 700 años. Será comprado un predio grande y bello, construyéndose, bajo
la supervisión del Manu y Sus lugartenientes, un magnífico grupo de edificios, éstos
comprenderán un Templo central o catedral, vastos edificios dispuestos como
bibliotecas, museos y municipalidades, con quizá 400 moradas en su derredor. Se
instalará maquinaria muy complicada; los colonos pronto aprenderán a crear y reparar
cuanto necesiten, independizándose de esa manera del mundo externo. Sin embargo, la
comunidad se mantendrá en contacto con el resto del mundo, familiarizándose con
todos los nuevos descubrimientos, inventos y perfeccionamientos en cuanto a
maquinarias.
( MW 351. ) Encarnará el Mismo Manu, a fin de fijar el tipo físico de la Raza y
alinearla con el pensamiento-forma del Logos para la Sexta Raza. Después de unos 150
años la comunidad sumará unos 100.000 seres, todos ellos, con pocas excepciones,
descendientes directos del Manu. El Mismo Manu tendrá doce hijos, uno nacido bajo
cada signo del Zodíaco. Por regla general las familias son grandes y no hay mortalidad
infantil. ( MW 355-356. )
(MW 356-357.) La comunidad paga una tasa nominal al gobierno general del país, y en
retorno se la deja casi enteramente sola, puesto que pronto llega a autoabastecerse. Se la
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Arthur Powell – El Sistema Solar
considera popularmente con gran respeto; la vida de sus miembros júzgase bella e
interesante pero innecesariamente ascética y algo rara. Se admiten los visitantes, pero
ningún miembro de la colonia puede casarse con quien no la integre.
( MW 357-361. ) Los miembros de la comunidad son una selección de una selección;
son perfectamente conscientes de la obra de su Manu y Líder, y están cabalmente
consagrados a ella, que es la fundación de la nueva Raza. Tienen en El la más completa
confianza posible, entrenándose integralmente para hacer a un lado sus propias
personalidades a fin de curnplir con los deseos de su Manu con total fidelidad.
El poder del Manu no se discute; tiene un Concejo de cerca de una docena de discípulos
altamente desarrollados, algunos de ellos ya Adeptos Asekha. Se efectúan
constantemente nuevos experimentos a fin de aumentar el bienestar y la eficiencia de la
Raza. Todos los miembros del Concejo pueden funcionar libremente en los planos
inferiores, al menos hasta el cuerpo causal. Por tanto se hallan en sesión perpetua, en
consulta incluso en el acto mismo de administración.
No existen tribunales ni policía, pues no hay delitos ni violencia. El único castigo sería
la expulsión de la comunidad, y nadie correría el mínimo riesgo de incurrir en tal pena.
Como todos tienen al menos algún grado de desarrollo psíquico, todos pueden ver por sí
mismos algo del accionar de las fuerzas con las que tienen que tratar y el avance
enormemente mayor del Manu y los demás Líderes.
( MW 363. ) La opinión religiosa corriente es lo que ahora llamamos Teosofía, y gran
parte de nuestro actual conocimiento rudimentario se entiende ahora cabalmente en
detalle. Los hechos de la vida después de la muerte y la naturaleza de los mundos
superiores son cuestiones de conocimiento experimental para casi todos. Algunos
siguen filosofía y metafísica superiores, pero la mayoría prefiere expresar sus
sentimientos religiosos en los diferentes Templos, que ahora serán descriptos. Las
personas son esencialmente práctica; su ciencia y su religión están en perfecto acuerdo,
inclinándose al único objeto de servir al Estado. Muchos saludan al Sol naciente, pero lo
consideran un centro en el cuerpo de la Deidad.
( MW 363-366. ) Los Devas participan en su vida religiosa y habitualmente llegan hasta
el pueblo, que extrae mucho beneficio del constante intercambio e instrucción que
proporcionan los Devas. Los Devas, de hecho, trabajan regularmente bajo el Sacerdote
Principal (el actual Chohan Koot Hoomi) , que está a cargo supremo de la religión y la
educación. Hay cuatro tipos de servicios en el Templo y su manejo es función especial
de los Devas.
La nota clave de los servicios religiosos consiste en proporcionar a cada hombre la
avenida de expresión a través de la cual ese hombre pueda llegar más fácilmente a la
Divinidad, y ser alcanzado más fácilmente por la influencia divina. Las cuatro clases de
Templos trabajan a través del afecto, la devoción, la simpatía y el intelecto,
respectivamente.
El objeto es poner la cualidad prominente del hombre en relación activa y consciente
con la cualidad correspondiente del Logos, del que es una manifestación. Cada servicio
tiende a tener un efecto definido y calculado sobre el hombre; los servicios para un año
o una serie de años están ordenados cuidadosamente respecto del desarrollo promedio
de la congregación, y con la idea de elevar a sus miembros hasta cierto punto.
(MW 366-374:380.) El Templo Carmesí, o del afecto, trabaja principalmente mediante
el color y afecta primordialmente a los cuerpos astrales y búddhicos de los fieles. Es
circular y, en una gran extensión, al aire libre. Los fieles se sientan en el pavimento, con
los ojos cerrados, y lo que se pretende es calmar al hombre, recoger sus pensamientos y
sintonizarlo con la atmósfera circundante. Cuando comienza el servicio, el Deva se
materializa, en una espléndida forma humana, llevando ricas vestimentas carmesíes,
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que puede tornarse transparente a voluntad. Un rasgo destacado son las cúpulas de
muchas formas y tamaños.
En ninguna parte hay rincones; todas las habitaciones son circulares u ovaladas. Cada
casa está llena de flores y de estatuas, y hay agua en abundancia por doquier. De noche
se hacen brillar las cúpulas de las casas en una masa luminosa, cuyo color puede
modificarse a voluntad.
( MW 423-428. ) Hay pocos muebles; la gente se sienta y duerme en almohadones sobre
los pisos, que son de mármol o de otra piedra pulida.
La ropa es simple y graciosa, algo similar a la de la India o la antigua Grecia; es
exclusivamente hilo o algodón; ambos sexos usan por igual colores brillantes y
delicados. Por regla general no se usa nada en la cabeza ni en los pies.
La comunidad es enteramente vegetariana, y la mayoría come en restaurantes al aire
libre. La fruta, cultivada extensamente, se come en abundancia, al igual que se preparan
comidas que pueden conseguirse de muchos colores y sabores.
Son destiladas enormes cantidades de agua de mar que luego se distribuyen
liberalmente. Para que el agua destilada sea fresca, espumosa y potable se le pone los
aditivos químicos necesarios.
( MW 428-429. ) Un accesorio permanente de cada casa es una vasta enciclopedia que
contiene prácticamente un resumen de todo lo que se conoce, expresado claramente y
con muchos detalles. En las bibliotecas de cada distrito, adscriptas a cada Templo, hay
una enciclopedia todavía más completa, que contiene un resumen de todos los libros
escritos sobre cada materia. En la biblioteca central, cuya escala correspondería en
dimensiones al Museo Británico, pueden encontrarse los libros originales en idiomas
antiguos como así también traducciones inglesas en los abreviados caracteres de la
época.
( MW 430-432. ) El diario es reemplazado por una máquina que es una combinación de
teléfono y grabador. A cada casa se envían noticias importantes, pero resumidas, y cada
cual puede obtener información completa sobre cualquier cuestión llamando a la oficina
central; entonces se le envía por el cable todo el material de que se dispone, que se
imprime en la casa. El mismo instrumento se emplea para agregar complementos
informativos a las enciclopedias que se tienen en cada casa.
A veces el Manu promulga edictos o información hablando en el Templo central. Sus
palabras son reproducidas en todos los demás Templos simultáneamente.
( MW 432-435. ) El estudio de los animales y plantas, por ejemplo, jamás se realiza
destruyendo sino mediante clarividencia. En los museos hay estatuas de tamaño natural
de todas las razas humanas que existieron en la Tierra, y asimismo de las que hubo en
otros planetas de esta cadena. Con cada estatua hay una descripción completa, con
diagramas, que demuestra de qué modo difieren los vehículos superiores. Asimismo se
revela con modelos gran parte del futuro.
Como no hay enfermedades, el departamento médico no existe, aunque hay cirugías
para los raros casos de accidentes.
Hay un prolijo museo de toda clase de artes y artesanías existentes, con modelos de todo
género de máquinas, incluido muchos correspondientes a la época atlántica.
La historia se escribe directamente desde los Registros Akáshicos, y se ilustra mediante
una precipitación de importantes escenas de estos Registros. Hay una máquina que
reproduce audible y visiblemente cualquier escena de la historia que se requiera.
Existen observatorios astronómicos y también instrumentos indicadores de posiciones
en cualquier momento de los cuerpos celestes. Los Devas proporcionaron mucha
información astronómica, aunque ésta se mantiene diferenciada de la obtenida mediante
observación directa.
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pálido, otros verde pálido. Todas las mañanas están inundados con agua y así se los
mantiene muy aseados.
Como no hay sino piedra pulida y pasto, las personas andan descalzas; a la entrada de
cada edificio hay una canaleta de agua corriente para limpiarse y refrescarse los pies.
(MW 45()-451.) Cada casa tiene varios vehículos livianos, de metal filigranado, algo así
como un coche de inválidos, con ruedas muy elásticas. Corren a gran velocidad con
suavidad perfecta, y por supuesto andan con energía universal obtenida mediante carga
de tomas energéticas. Hay poco transporte; pesado. Aunque el resto del mundo usa
máquinas voladoras, la comunidad más bien desdeña la locomoción aérea, sabedora de
que podría viajar en sus cuerpos astrales: en la escuela se recibe un curso de lecciones
sobre la proyección del cuerpo astral.
( MW 452-453. ) El clima es casi ideal; en realidad no hay invierno. Las flores son
cultivadas universalmente; todo el país es irrigado hasta donde no se lo cultiva. Las
plantas que requieren calor adicional son rodeadas de chorritos energéticos en su forma
calorífera.
( MW 454-456. ) El resto del mundo también efectuó enormes adelantos. Europa pasó a
ser una Confederación, con un cuerpo central de representantes que ajusta las
cuestiones; los Reyes de los diversos países son sus Presidentes rotativos. Estos cambios
fueron provocados, hacia el siglo XX, por una reencarnación de Julio César cuya obra
en gran medida coincidió con la del Maestro del Mundo. César persuade a todos los
países a renunciar a la guerra ya gastar el dinero, antes invertido en armamentos, en
mejoras sociales, que incluyen la abolición de los barrios bajos y la introducción de
grandes mejoras en todas las ciudades.
Tiene que ayudarle un conjunto muy capaz de personas, reencarnaciones de Napoleón,
Escipión Africano, Akbar y otros. Para la reunión preliminar de la Confederación
construye una sala circular con muchas puertas, de modo que todos entren a la vez, sin
que Potentado alguno preceda a otro.
(MW 456-457.) Todo esto se posibilita en gran medida debido a la nueva era iniciada
con la llegada y prédica del Maestro del Mundo.
Ahora la religión del mundo se funda en Su doctrina, aunque todavía hay algunos restos
de religiones antiguas, consideradas en general como más bien fuera de época. Mejora
grandemente el estado general de las cosas; hay una fuerza reducida que se utiliza sólo
con fines policiales; desapareció prácticamente la pobreza; los barrios bajos son
reemplazados por parques y jardines.
( MW 457-458. ) El inglés alterado, escrito en una especie de taquigrafía con muchos
gramálogos, es el lenguaje universal comercial y literario, y rápidamente reemplaza a
los idiomas de los diferentes países. Los libros, por ejemplo, están impresos en su
mayoría en inglés, y el mismo plan es adoptado en todo el mundo. La civilización se
esparció por todo el mundo, de modo que en' realidad no se ven salvajes.
(MW 458-460.) Cada nación todavía mantiene su orgullo pero no teme ya a los demás;
no hay sospecha y por ello existe una fraternidad mucho mayor. Se reduce el delito
porque la gente sabe más y principalmente porque está mucho más contenta.
La nueva religión se expandió vastamente, y su influencia es vigorosa; es enteramente
científica, de modo que religión y ciencia, aunque separadas, ya no se enfrentan. La
gente discute sobre las diferentes clases de comunidad espiritual y disputa sobre si es
seguro escuchar a cualquiera que se aparezca y no a los autorizados y garantizados por
las autoridades ortodoxas de la época. .
Existen escuelas por doquier, pero no bajo control de la Iglesia, salvo para la instrucción
de predicadores. Al no haber pobreza no hay necesidad de filantropía. Los hospitales
son instituciones del Gobierno.
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Arthur Powell – El Sistema Solar
Están controladas todas las necesidades de la vida de modo que no hay graves
fluctuaciones en su precio. Los artículos suntuarios los objetos artísticos y demás,
todavía están en manos del comercio privado.
Gran parte de la tierra corresponde nominalmente al Rey; puede descender de padre a
hijo, pero sólo con el consentimiento de las autoridades. La minería está muy reducida;
muchas viejas minas del Norte de Europa se usan como sanatorios para afecciones
consuntivas, bronquiales y demás, debido a su temperatura equilibrada. Los metales son
extraídos de grandes profundidades; casi toda la labor se realiza con máquinas. El hierro
se obtiene con muchos menos trastornos que antes.
( MW 460-464. ) En Inglaterra todo el poder real está en manos del Rey; no hay
parlamento, pero hay algo de la naturaleza del referéndum.
Todos tienen derecho a efectuar peticiones que reciben pronta atención. La monarquía
es todavía hereditaria; el Imperio Británico reconoce al único Rey. Algunos
Gobernadores Coloniales retienen sus cargos por herencia y semejan Monarcas
tributarios.
Por doquier fueron abolidos el fuego y el humo. La mayoría de las cosas parecen ser
provistas partiendo del principio de girar una llave gracias a la introducción de la
energía universal. Las ciudades, aunque más grandes, no están tan abigarradas, y
cuentan con más parques y jardines. El sistema irrigatorio de Holanda fue mejorado
enormemente; toda el agua es cambiada diariamente y desagotada en el mar. Tinturas,
comestibles y otros artículos se obtienen mediante destilación de agua marina. Los
árboles tropicales crecen en las calles; se mantienen calientes mediante un flujo de
energía en su aspecto calorífero.
Al principio las calles estaban techadas y calefaccionadas, pero al introducirse la
energía ilimitada fueron abolidos los techos. China no parece haber modificado
muchísimo su civilización aunque hay mucho cambio superficial.
La India tampoco cambió muy fundamentalmente; el pueblo inmemorial es todavía el
mismo pero no hay hambruna. El país está agrupado en dos o tres grandes reinos, pero
todavía es parte del Imperio Británico. Hay muchos matrimonios mixtos con razas
blancas y el sistema de castas concluyó en gran medida.
Tibet se franqueó, y es accesible a máquinas voladoras, aunque éstas incluso tienen
dificultades a veces debido a la rarificación del aire a gran altura. El Africa Central se
convirtió en una especie de Suiza con muchos grandes hoteles.
( MW 464-466. ) Todavía existe la Sociedad Teosófica y se consagra principalmente a
sus Objetivos segundo y tercero; el primero fue logrado en gran proporción. Tiene una
gran Universidad central, con centros subsidiarios en diversas partes del mundo. El
actual Cuartel central es reemplazado por un espléndido palacio con una cúpula enorme,
la parte central es imitación del Taj Mahal, pero mucho mayor. Hay un departamento
especial para la química oculta, con bellos modelos. Todavía existe La Doctrina
Secreta, transcripta en el idioma universal.
La Sociedad es un departamento diferenciado en la ciencia de mundo, con una larga
lista de especialidades que nadie más parece enseñar. Produce un gran acopio de
literatura, y mantiene vivo el interés por las religiones antiguas y las cosas olvidadas.
Produce en magnífica escala una vasta serie de libros de texto algo parecidos a los
"Libros Sagrados del Oriente", de nuestra época. El departamento literario es enorme, y
es centro de una organización de alcance mundial. Adyar es todavía el centro de labor y
lugar de peregrinaje. El coronel Olcott, lugarteniente del Manu, que trabaja en
California, es todavía el Presidente nominal de la Sociedad, y visita el Cuartel Central al
menos una vez cada dos años. A pesar del hecho de que prácticamente la totalidad de
los 100.000 miembros de la Comunidad pasaron por la Sociedad Teosófica, queda
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Arthur Powell – El Sistema Solar
todavía una enorme Sociedad para llevar a cabo la obra en Adyar y en otros centros de
todo el mundo.
( LII 535. ) En la vida de la Comunidad habrá espacio para las inteligencias más agudas,
para los máximos ingenios y capacidades en todo sentido. Pero todo esto será inútil sin
la capacidad de obediencia instantánea y cabal confianza en los Maestros, los cuales
ordenan todo el plan y guían todo con sumo cuidado.
Quienes se unen a la Comunidad tendrán que encarnar una y otra vez en rápida
sucesión, procurando en cada ocasión aproximar más sus cuerpos al modelo fijado ante
ellos por el Manu. Esta es una parti fatigosa y ardua del trabajo, pero absolutamente
necesaria para el establecimiento del nuevo tipo de humanidad requerida por la Raza.
( MW 475-476. ) La oportunidad de cooperar en esta tarea está franqueada a todos.
(IL 11280-281. T. 88.) Lo antedicho es sólo un relato de/los inicios de la sexta Raza-
Raíz; guarda casi la misma proporción con la vida de toda la Raza como el
agrupamiento de unos pocos miles sobre la costa del mar que bañaba la parte Sudeste de
Ruta lo guardaba con la gran Raza-Raíz quinta que ahora dirige al mundo. No se sabe
cuánto estará hasta que América sea despedazada por terremotos y erupciones
volcánicas, y surja un nuevo continente en el Pacífico para ser hogar de la Sexta
Raza. Gradualmente se elevará el nuevo continente, y la tierra que fuera una vez
Lemuria surgirá de su prolongado sueño y una vez más estará bajo los rayos del sol;
pues el continente de la Sexta Raza-Raíz ocupará, a grandes rasgos, el sitio de Lemuria.
Por supuesto, la sexta Raza-Raíz tendrá sus siete subrazas, y de la séptima subraza serán
escogidos los gérmenes de los que será creada la séptima Raza-Raíz. Por supuesto esta
será la labor del Manu de la séptima Raza-Raíz, y El también hará los arreglos para las
siete subrazas usuales en Su Raza-Raíz. Pero de ese trabajo nada se sabe todavía.
( ELF 18. ) La séptima Raza-Raíz se preocupará especialmente del desarrollo del Sat, o
existencia pura, del aspecto de la Vida Divina, conocido también como el Padre, el
Creador y el Destructor, y por los hindúes como el Matádeva.
Una vez que la séptima Raza haya cumplido su ciclo. la Tierra quedará vacía -salvo para
el núcleo usual que queda detrás- y la principal corriente vital pasará a Mercurio. Allí la
vida será algo menos material que la de la Tierra, y el nivel promedio de la consciencia
puede extenderse algo más, puesto que entonces la humanidad corriente poseerá lo que
ahora se llama visión etérica.
Desde Mercurio la corriente vital pasará, en el curso habitual, de los Globos F y G.
Después de eso empezará nuevamente la quinta ronda, que a su debido tiempo será
seguida por las rondas sexta y séptima, después de lo cual nuestra cadena terrestre se
desvanecerá, para ser sucedida por otra cadena: la quinta de la serie.
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CAPÍTULO LV
LA VIDA EN MARTE Y MERCURIO
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Arthur Powell – El Sistema Solar
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Arthur Powell – El Sistema Solar
CAPÍTULO LVI
CONCLUSION
Este libro pone punto final a la serie de cinco obras, cuyas primeras cuatro fueron El
Doble Etérico, El Cuerpo Astral, El Cuerpo Mental y El Cuerpo Causal, tendientes a
ser casi una enciclopedia de lo que podemos llamar el aspecto técnico de la Teosofía
moderna. En toda la serie el plan fue idéntico, a saber, presentar al estudiante una
recopilación de la información contenida en los libros de los escritores mejor conocidos
y acreditados de la actualidad, entre los cuales se destacan la doctora Annie Besant y el
Obispo C. W. Leadbeater. Los cinco libros en total fueron recopilados, muy
francamente, en principio para los miembros de la Sociedad Teosófica, y otros, que
reconocen y aceptan a ambos escritores ocultistas como autoridades confiables en estas
cuestiones. Sus afirmaciones han sido tomadas, deliberadamente, en su valor declarado,
como precisas y confiables, sin efectuarse intento alguno para justificar ni probar
ninguna de ellas.
Como se menciona en uno de los otros tomos, a los escritos de H.P. Blavatsky se hace
referencia solo ocasionalmente; esto, antes que por desmerecer su valor, como una
confesión de la debilidad de parte del recopilador que no tiene tiempo ni conocimiento
como para estudiar y tamizar sus tomos monumentales, extrayendo de ellos la inmensa
mole informativa que contienen. Esa obra debe dwjarse a otros mejor calificados.
Como se dijo, la serie de cinco libros son esencialmente recopilaciones, habiéndose
dado en todas ellas referencias marginales de modo que el estudiante pueda utilizar las
que escoja. Sólo en muy raras ocasiones el recopilador se animó a introducir alguna
reflexión u opinión personal propia sobre las cuestiones en consideración, aunque
sintiera, por supuesto, y con frecuencia, la tentación de hacerlo. En esto el capítulo final
de la serie tal vez sea disculpado por añadir unas poquísimas reflexiones propias, a
modo de supervisión de la obra que mantuviera al autor ocupado durante más de cinco
años.
Al considerar el conjunto de detalles relativos al mecanismo material de la entidad
espiritual que conocemos como hombre, la mente es impresionada naturalmente por la
inmensidad del plan de la evolución, por la inexorable y majestuosa marcha por la que
la Naturaleza alcanza sus fines divinos, aparentemente sin considerar las inmensidades
de esfuerzo y tiempo que dejan sin respiro a nuestras imaginaciones todavía humanas,
maravillándolas y atemorizándolas. En la medida de la grandeza con que la Naturaleza
encara su obra, así es divino el destino que planeó para los hijos que hará nacer.
Por más voluminosa que parezca el conjunto detallado de información que acumulamos
respecto de la naturaleza del hombre y del mundo en que aquel vive, no se trata -como
todos los estudiantes lo saben muy bien- sino de unos pocos granos amontonados
correspondientes a las arenas de las playas del océano ilimitable de la verdad. En
realidad parecen tan pequeños y fraccionales que a veces nos sentimos tentados a dudar
si vale la pena gastar tiempo y fuerzas para reunir un manojo de fragmentos de la mole
virtualmente infinita de conocimiento posible.
Pero quizá sea mejor para nosotros tomar como prueba de valor tanto la mera cantidad
de conocimiento que podamos reunir -es decir, admitidamente insignificante- como su
cualidad. Es el género de conocimiento, su naturaleza esencial, el que puede afectar tan
profundamente nuestras vidas, y puede inspirarnos alguna noción del futuro
increíblemente magnífico que nos aguarda, si queremos, y que deberá urgirnos a vivir
como los Dioses que somos en esencia.
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El valor de estudiar el pasado, por más remoto que sea, aunque sea remoto y por más
pequeño que parezca su significado "práctico" en la actualidad, es adm1rablemente
expresado por Hilaire Bolloc en su obra The Old Road, cuando escribe: "Estudiar algo
muy antiguo, hasta familiarizarse con ello y casi vivir en su época, no consiste
meramente en satisfacer una curiosidad ni en establecer verdades sin objeto; consiste
más bien en cumplir una función cuyo apetito convirtió siempre a la Historia en una
necesidad. Con la recuperación del Pasado se nos suma
materia y esencia; nuestras vidas que, vividas sólo en el presente, son una pelÍcula o una
superficie, invisten un cuerpo, son elevadas hacia una dimensión más. Se alimenta el
alma. La reverencia, el conocimiento, la seguridad y el amor de una buena tierra son
incrementados o brindados
al perseguirse este género de erudición. Se confirman las visiones o intuiciones. Resulta
excelente ver los crímenes que sabemos que yacen bajo las lentas ruedas cuyo pesado
avance difícilmente podemos notar durante el destello de una sola vida humana.
Podemos decir que la erudición histórica concede a los hombres destellos de vida plena
y total; y esa visión habrá de ser el principal solaz de cuanto es mortal y coarta
imperfectamente la realización".
En cuanto al futuro, la Sociedad Teosófica tal vez no sirvió al mundo de manera mejor
que proporcionando el conocimiento de los Hombres más evolucionados que
conocemos como Maestros. Por supuesto, hoy en día son muchos, sin duda dentro y
fuera de la Sociedad Teosófica, los que pueden confirmar por propia experiencia lo
expresado por eminentes ocultistas respecto de la naturaleza de estos Seres grandes y
amorosos, y la obra que realizan para el mundo. Asimismo, algunos se capacitan cada
vez más para participar en esa obra, convirtiéndose en "aprendices" de los Maestros-
trabajadores. La obra que están realizando los Maestros, escribe C.W. Leadbeater (The
Inner Life, I, 540): "esta obra de la evolución de la humanidad es lo más fascinante de
todo el mundo.
A veces quienes pudieron desarrollar las facultades de los planos superiores fueron
autorizados a atisbar dentro de ese poderoso esquema, siendo testigos de cómo se
levantó una pequeña punta del velo. No conozco nada más conmovedor, más
absorbentemente interesante. El esplendor, la magnitud colosal de los planes quitan el
aliento, pero más impresionante aún es la calma dignidad, la cabal certeza de su
conjunto total.
No sólo los individuos sino también las naciones son las piezas de este juego; pero ni la
nación ni el individuo están obligados a desempeñar ningún papel dado. La oportunidad
de desempeñar ese papel se le da a la nación o al individuo; si la nación o el individuo
no la aprovechan, invariablemente hay un rezagado presto para dar el paso y llenar el
vacío.
El estudiante no deberá desorientarse por el ámbito necesariamente fragmentario y
limitado de las investigaciones ocultas efectuadas hasta ahora, imaginando que los
pocos grupos mencionados, como los Servidores, sean en algún sentido los más
importantes o significativos en nuestra evolución. Estos pocos grupos son introducidos
en el relato sólo porque son aquellos con los que guardan relación en primer término las
comparativamente pocas personas que en la actualidad se interesan por estas cuestiones,
perteneciendo ellas mismas a tales grupos. Puede o debe haber muchos otros grupos
igualo incluso más significativos que los Servidores y los otros pocos mencionados. El
Sendero del Servicio es uno de los muchos senderos. ¿Quién se atreve a decir que
cualquier sendero es mayor preferible respecto de otro? Todos los caminos conducen a
la meta única, y las Mónadas tienen sin duda sus razones suficientes para escoger
cualquier sendero en particular para este ciclo de su evolución.
200
Arthur Powell – El Sistema Solar
Hay algunos que deben vivir para ayudar y servir a los demás, pues esa es su naturaleza,
esa es la línea que, como las Mónadas, escogieron para sí. Otros viven para conocer,
para aprender todas las maravillas, toda la magia y el misterio de este universo
increíblemente prodigioso. Esa es también su naturaleza. ¿Entonces el Dios del
Conocimiento deberá reputarse menos que el Dios del Servicio? Otros, a su vez, no
toman al servicio como su meta primera, ni se limitan a adquirir y utilizar el
conocimiento. Tal vez busquen vivir perfectamente, expresar en la perfección a Dios
como la Vida. Empero, otros modelan sus vidas sobre un antiguo lema: “la naturaleza
del Yo es la bienaventuranza”. Estos buscan ayudar al Dios de la Felicidad para que
realice Su propósito divino de crear, mantener y proveer a la felicidad de todos los
seres. y luego está el Sendero del Amor. ¿Qué diremos de él? ¿Es el más grande de
todos los Senderos, en todos los tiempos y para todas las personas? ¿Podría ser creado
el universo, desarrollado en toda su soberbia complejidad y conducido hacia un goce
pleno, mediante el Amor y sólo el Amor? Estas son cuestiones difíciles, y hasta los
sabios quizá se abstengan aquí de dogmatizar para no caer en errores por una
apreciación que aún no lo abarca todo.
Si las posibilidades de la Vida son infinitas en cuanto a majestad, poder, amor, acción y
felicidad, con seguridad hay una perspectiva amplia (e incluso una necesidad) para que
algunos busquen perfeccionar la Vida, convertirse en la Vida, cumplir el plan de la
Vida, mediante éstos o cualquier otro de los ilimitados e infinitamente versátiles
aspectos de la Vida.
Una última palabra de disculpa. En una obra de esta naturaleza, que implica detalles
muy minuciosos y, al mismo tiempo, la cobertura de un campo inmenso, emprendida
solo, sin ayuda, deben haberse producido inevitablemente errores de acción y omisión.
Si algún estudiante los detecta, tenga a bien informar al recopilador para que, en caso de
futuras ediciones, puedan ser corregidos dichos errores.
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