Cómo Vivir en Santidad
Cómo Vivir en Santidad
INTRODUCCIÓN.
Sabemos que ser santos es ser: Apartados, consagrados, dedicados y separados
exclusivamente al servicio de Dios.
Así entonces comprendemos que la santidad tiene que ser un estilo de vida
para que Dios se agrade de nosotros.
Los deseos de nuestra carne nos apartan de la vida del Espíritu cuando
tratamos de satisfacerlos, ya que estos se oponen a la santidad.
b) Para vencer los deseos de nuestra carne hay que someternos a la vida del
Espíritu.
Esto se logra, cuando nos despojamos del viejo hombre y nos revestimos de la
nueva naturaleza creada según Dios.
Pablo escribió a los Efesios diciendo: “En cuanto a la pasada manera de
vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos
engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo
hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad” (Efesios
4:22-24 NVI).
Para eso Dios ha establecido medios por los cuales podemos ir creciendo en
santidad.
Por eso el salmista David decía: “En mi corazón he guardado tus dichos,
para no pecar contra ti” (Salmos 119:11 RV60).
Por ello el escritor a los Hebreos nos dice: “Busquen la paz con todos, y la
santidad, sin la cual nadie verá al Señor”.
Si anhelamos estar con el Señor, debemos vivir en santidad pues sin ella nadie
le verá.
Por eso, si tenemos la esperanza de verlo tal como Él es, santifiquémonos cada
día.
CONCLUSIÓN.
La santidad en la vida del creyente es de vital importancia.
Sin ella estamos perdidos.
Debemos procurar cada día ser santos porque el que nos llamó es santo.
El ideal del Señor es que fuimos llamados de la inmundicia para ser
santificados por su gracia y Espíritu.
Si caminamos en santidad, llegaremos hacer semejantes a Él y le veremos cara
a cara tal como Él es.