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E: a j JOSE ANTONIO MARINA LA MAGIA DE ESCRIBIR MARIA DE LA VALGOMA JOSE ANTONIO MARINA MARIA DE LA VALGOMA LA MAGIA DE ESCRIBIR PLAZA IB] JANES Primera edicién: marzo, 2007 © 2007, José Antonio Marina y Maria de la Vilgoma © 2007, Random House Mondadori, S.A. ‘Travessera de Gracia, 47-49. 08021 Barcelona Quedan prohibidos, dentro de los limites establecidos en la ley y bajo los apercibimientos legalmente previstos, la repro- duccién total 0 parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, ya sea electrénico o mecinico, el tratamien- fo informitio, cl alquiler o cualquier ota forma de cesién de la obra sin la autorizacién previa y por escrito de los titula- res del copyright. Printed in Spain - Impreso en Espafia ISBN: 978-84-01-37968-0 Depésito legal: B. 5.470-2007 Fotocomposicién: Fotocomp/4, S. A. Impreso en A & M Grafic, S. L. Santa Perpétua de Mogoda (Barcelona) Encuadernado en Lorac Port 1379680 A Maria, mi coautora, JAM. A las personas que mds quiero: a mis hijos, a mi nieto y tres cuartos, a mis hermanos, a mis sobrinos, a mis primos —aungue no a todos y sf especialmente a algunos—, a mis amigos mds queridos, ya ti, como todo lo mio. M. de la V. INDICE INTRODUCCION eee greece tee eer ergs eed I. LATEORIA 1. Enel principio fue la ae to 2 s@uien hablac tO 3. Breve historia de laescritura . . . 2... . 53 Ase Aprender a itiventar yr. tse ere Il. EL APRENDIZAJE Se Escribis en la escuela] srry eterna areca Ol 6. Elescollodelasecundaria . . ....... 121 Ill. LA CREACION LITERARIA 7. Historias de escritores. . . ........ 141 lea creaciom iteraria 62, INTRODUCCION Este libro es un elogio de la creacién lingiiistica escrito por dos apasionados de la creacién a secas. Crear es hacer que algo valioso que no existia, exista. Una relacién amorosa, un hijo, un jardin, una obra de arte, una buena accién, una sociedad justa. Y también, claro esta, un poema, una conversacién bri- Iante, una palabra de consuelo, una teoria cientifica, una no- vela. Con la especie humana aparecen en el universo unos seres que no pueden parar de inventar. El viejo Spinoza dio una explicacién: cuando el hombre comprueba su poder de crear, se alegra. Por esta raz6n, los autores querrian que este libro, que trata de poderes y posibilidades, fuera un libro alegre. I La teoria EN EL PRINCIPIO FUE LA EXPRESION 1. DEL GESTO A LA PALABRA Los animales hacen gestos y expresan sus emociones porque de esa manera lanzan mensajes a los demas. Erizan el pelo y grufien para dar miedo, bajan la cabeza para indicar sumision, aillan o berrean para exteriorizar su celo. Son procedimien- tos mecanicos, genéticamente transmitidos, estereotipados. Las abejas, mas gimnisticas, bailotean para indicar la direccion hacia las flores mas apetitosas. El hombre no se limita a este escueto repertorio expresivo. Mediante la palabra expresa lo que siente, lo que inventa, lo que calcula, lo que espera. Du- plica el mundo real con el mundo contado. Reflexiona sobre si mismo y, en un momento grandioso y soberbio, inventa el pronombre personal, dice «Yo», y se instala como centro del universo. Hablar es la magia mis original. El principio de los principios. La gran ruptura con el mundo animal. Este libro podria haberse titulado La magia de hablar 0, de un modo todavia mas amplio, La magia de expresar. Expresar es lo mismo que exprimir. Consiste en sacar algo de algo mediante presién. Por eso hablamos de café expreso. Ya que nos anima a escribir nuestro amor al lenguaje, no po- 16 LA MAGIA DE ESCRIBIR demos dejar de comentar la curiosa historia de la palabra «ex- preso». Derivada del latin, significé primero lo explicito por oposicién a lo implicito. Es decir, lo expuesto claramente por oposicién a Jo no dicho o dicho confusamente. El zamo de naranja frente a la naranja con el zumo dentro. La inten- cién directa frente a sugerencias. Un «mensajero exprés» era un mensajero expresamente enviado a una misin, no al- guien que lo hacia de paso, con desgana. Los ingleses to- maron en préstamo del francés esa palabra —express—, y la aplicaron a los trenes que iban expresamente a un sitio, sin paradas, y como esto los hacia mas veloces, train express pas6 a significar «tren rapido». Cuando utilizamos el «correo ex- prés» estamos usando sin saberlo esta transformacién de lo preciso y directo en veloz. Volvamos al principio. Expresar es siempre expresarse, ex- primirse. Es decir, someter a una presién productiva lo que sabemos y lo que sentimos en un momento dado. Haremos uso de una metafora prosaica pero «expresiva». Expresar es como hacer espaguetis, operacion mediante la cual una masa compacta se convierte en linea. La mayor parte de las cosas las sabemos y sentimos en bloque, y sdlo al expresarlas las con- vertimos en significados explicitos. Por eso, podemos decir como César Vallejo: «Tengo tanto que decirte que me atoro». «No sé por dénde empezar, reconocemos muchas veces. El paso de lo implicito a lo explicito supone un esfuerzo, que no es igual en todas las personas. Las hay fluidas, elocuentes, ha- bladoras. Y las hay que padecen un bloqueo expresivo por causas muy diferentes: reserva, timidez, dificultad de pasar del sentimiento a la palabra, falta de interés, depresién, aburri- miento, miedo o la ausencia de un oyente adecuado. En oca- siones, se trata simplemente de una actitud pasiva, de un em- perezamiento que més tarde comentaremos. LA TEORIA 17 2. LA INTELIGENCIA QUE COMPRENDE. Y LA INTELIGENCIA QUE INVENTA Hay inteligencias pasivas e inteligencias activas. Inteligencias receptivas e inteligencias productivas. Leer es una actividad re- ceptiva. Asimilo lo que leo. Disfruto con lo que leo. Ambas cosas son maravillosas, y asi lo expusimos en La magia de leer, pero son tan sdlo el trampolin que nos permite dar el salto expresivo. Leemos para crear. Los tedlogos medievales seguidores de Arist6teles dis- tinguian entre un «entendimiento paciente», que recibia la informacién de fuera, y un «entendimiento agente» que producia el verbum mentis, la palabra mental. Y consideraban que éste era el acto principal de la inteligencia: proferir. «En el principio fue la Palabra», dice san Juan. La palabra profe- rida, claro esta. Por eso debemos prolongar el interés por la lectura con el interés por la elocucion, por la escritura. Esto formaria parte de un enfoque pedagdgico mis general, cen- trado en el elogio de la actividad creadora. La pasividad, la pereza, la inarticulacién de la experiencia, nos parece un fracaso de la inteligencia. En la vida real tenemos que tomar decisiones, relacionarnos, participar en politica, resolver problemas, buscar un trabajo, formar una familia, educar a unos hijos, hacer ciencia 0 arte o inventar aparatos o crear una empresa, y todo esto son actividades expresivas, a su manera. También, por supuesto, tendremos que contem- plar la belleza de la realidad, pero la contemplaci6n no es un acto pasivo —como lo es ver la televisién— sino el acto que permite, gracias a la luz que proyectamos, que emerja clara la belleza de las cosas. Asi describe Umbral un minimo aconte- cimiento viendo con palabras lo que hemos visto los demas sin darnos cuenta: 18 LA MAGIA DE ESCRIBIR Han venido a mi casa dos palomas de barro. Tienen el color gris de los viajes. Estén tomando posesién del mundo. Se acercan a la fuente como a una gran pagoda. Y mi jardin se ensancha cuando vuelan. Tomamos posesién del mundo mediante el lenguaje. Nuestro interés por el momento elocutivo, por la creacién no supone un descrédito del aprendizaje, que es su condi- cin indispensable. Como dijo Ortega: «Para tener mucha imaginaci6n hay que tener muy buena memoria». Y los grie- gos, que eran muy perspicaces, afirmaban que las Musas, las diosas protectoras de las artes, eran hijas de Mnemosyne, la memoria. Si insistimos tanto en la actitud activa frente a la pasiva es porque la psicologia da cada vez mas importancia a esta dis- tincién. La pasividad no es buena. Limita nuestras posibili- dades de actuar, nos debilita y somete a servidumbres varias, enmohece nuestras capacidades y suele intoxicarnos de como- didad. La impotencia es su sino. Esta actitud no es natural en el ser humano, es aprendida. Como explicé Erich Fromm en un delicioso articulo titulado «Es el hombre perezoso por naturaleza?», somos intrinsecamente activos, curiosos, exploradores, inventores. Y cuando no lo somos, es que algo no funciona bien en nuestro entorno 0 en nosotros mismos. Una pedagogia de la actividad como la que propugnamos consiste, fundamentalmente, en eliminar los obstaculos que la entorpecen: la desidia, el pesimismo, el exceso de como- didad, la rutina, el convencionalismo, el miedo a la novedad, el miedo a secas. Liberada de estos incordios, la inteligencia vuelve a lo suyo, que es inventar posibilidades, ampliar el mundo, distender el animo. Confiados en esa indole activa de la inteligencia humana no trabada, creemos que a nues- LA TEORIA 19 tros alumnos les interesa mAs escribir que leer, y que la es- critura puede ser un camino para incitar a la lectura, que a su vez es el requisito para una expresién més sabia, brillante 0 creadora. En el campo educativo, la pasividad se revela en la difi- cultad para aprovechar lo que se sabe, de transferir un cono- cimiento de una asignatura a otra, de un caso a otro, la inca- pacidad para captar relaciones distantes, sacar conclusiones, salirse de los caminos trillados, aprovechar los tesoros de la memoria. Muchas veces nos damos cuenta de que nuestros alumnos se limitan a narrar lo que tienen en la memoria. Los psicdlogos lo Haman «conocimiento inerte». Cuando uno de nosotros andaba preparando el Diccionario de los sen- timientos, pregunt6é a muchos alumnos de posgrado: «;Cuan- tos sentimientos hay en la lengua castellana?». La contestaci6n undnime fue: no lo sé. Es evidente que todos ellos podrian haber contestado haciendo un repaso de los términos que designan sentimientos, y que todos conocian, pero consi- deraban que slo se sabe algo cuando se tiene la respuesta preparada en la memoria, no cuando hay que buscarla 0 con- seguirla uniendo informaciones dispersas. Les mata la pasi- vidad. Hablando en términos econémicos, hay una tesau- rizacién de la memoria, un improductivo guardar en el cofre, cuando lo que necesitamos es una rentable inversion que mediante la riqueza cree mas riqueza. A nosotros nos fascina todo el vocabulario de los «ex» y de los «pro». Expresar, explicar, exponer, exclamar, exami- nar, exaltar, proponer, producir, proyectar, procurar, pro- mover. No nos importa que nos consideren unos activistas del lenguaje, porque eso es lo que somos. 20 LA MAGIA DE ESCRIBIR 3. NUESTRO PRIMER INVITADO: JEAN-PAUL SARTRE Este libro va a ser como una «casa de citas» literarias, que a veces resultara incluso un poco tumultuosa. Invitaremos a muchos escritores para que nos cuenten sus experiencias y nos animen la pagina. El primero de ellos va a ser Jean-Paul Sartre, que recibié y rechaz6 el Premio Nobel de Literatu- ra, y que hizo un delicioso relato de su vocacion de escritor en su obra Las palabras. «Vivir —decia— es producir signi- ficaciones.» El habla es la culminacién de esa produccién inacabable de sentidos. Pero con frecuencia, afiadia, se cae en un hablar pasivo, en un pensar perezoso, que no es mas que la puesta en marcha de automatismos aprendidos. En- tonces, dice, «viviremos mal experiencias mal denomina- das». La palabra es, pues, un componente esencial de la ex- periencia. Tiene por ello sentido el poema siguiente: No supe decirme que te amaba, y no te amé. Mi amor se extravid en palabras mal puestas. Y lo he encontrado ahora, cuando ya no hay remedio. En este momento, lo que mis nos interesa de Sartre es su rechazo de la inercia. La inteligencia humana puede ser un manantial de ocurrencias, 0 puede ser un remedo triste, como esas falsas fuentes que reciclan una y otra vez la mis- ma agua en circuito cerrado. A veces no hablamos. Somos hablados por la sociedad en que vivimos. Repetimos luga- res comunes porque nos empantanamos en una «actividad LA TEORIA 21 pasiva, Sartre utiliza Ja misma expresiOn paraddjica que no- sotros hemos empleado. 4. LA PALABRA Y OTRAS FORMAS DE EXPRESION Hay muchos medios de expresarse: mediante el gesto, la ac- cién, la plastica; pero en este libro vamos a referirnos sola- mente a la expresién lingiiistica, porque nuestra inteligencia est4 fundamentalmente empalabrada, y vivimos y convivi- mos gracias a creaciones fundadas en la palabra, como el de- recho, la ciencia o la seguridad social. Sin duda alguna, las caricias 0 las demostraciones de amor son necesarias, pero al enamorado no le bastan, quiere oir de- cir que le aman, para que la palabra corrobore y dé sentido a lo que percibe. Sospechamos un profundo desdén en mada- me de Staél cuando hablando de uno de sus amantes dice: «La palabra no era su lenguaje». Necesitamos asimilar lo que ve- mos 0 sentimos nombrandolo de alguna manera. Vemos una flor y enseguida preguntamos: «;Cémo se Ilama?». Conocer su nombre no hace que percibamos con més intensidad su belleza, pero nos permite identificarla y poseerla de alguna manera. Podremos decir: «Vi una vez un arbol con maravi- losas flores azuladas. Se llama jacaranda». Es como si tuviéra~ mos su direccién, para poder buscarlo si quisiéramos verlo de nuevo. En la Biblia se dice —y lo que dice tiene la profunda verdad de los grandes mitos— que Dios encargé al hombre que pusiera nombre a las cosas. Tal vez sea ésta nuestra gran mision: decir. Rilke lo escribe en un poema inolvidable: El caminante tampoco trae, de la ladera de la sierra al valle, un puiado de tierra, indecible para todos, 22 LA MAGIA DE ESCRIBIR sino una palabra ganada, pura: genciana amarilla y azul, Tal vex estamos aqui para decir: casa, puente, cisterna, puerta, vaso, arbol frutal, ventana, alo sumo: columna, torre. Pero hay dos maneras de entender y ensefar el lengua- je. Humboldt, el gran fildlogo, distinguié entre el lenguaje como enérgeia, como energia, como actividad, y el lengua je como érgon, como obra. Las gramaticas, los comentarios de texto y las historias de la literatura hablan del éygon. No- sotros, en cambio, vamos a hablar de la gran energia lin- gilistica, de esa inteligencia que sin parar profiere cosas, enuncia, crea. Del gran torbellino que nos hace girar y al que queremos dominar. El escritor es un surfista que, arrastrado por la poderosa ola del lenguaje, caracolea, escala sus crestas espumosas, impone su direccién, y consigue mantenerse er- guido. Podriamos —y tal vez deberiamos— hablar de todos nuestros conocimientos como si de distintos idiomas se tra- tara. ¢Cual es la esencia del matematico? Hablar con preci- sién de los nimeros. 3¥ la del historiador? Contar lo que ha sucedido. El lenguaje nos anima a hacer esta aproximacién, porque «contar significa «decir por orden los niimeros». De aqui pas6 a significar exponer con orden cualquier cosa. 5. LA COMPETENCIA EXPRESIVA Descenderemos por un momento a un lenguaje casi ad- ministrativo. Ultimamente esté en marcha un gran cambio pedagégico basado en la nocién de «competencia». Compe- tencia es el conjunto de conocimientos, actitudes, destrezas, LA TEORIA 23 sentimientos necesarios para responder a demandas complejas. Nos interesa esta expresion —demandas complejas— sobre todo por su vaguedad. Una de las competencias basicas ais ladas por los expertos es la competencia lingiiistica, y la pre- gunta importante es ga qué demandas complejas tiene que responder esta competencia? La respuesta mas sencilla seria: escuchar, hablar, comunicar, leer y escribir. Pero se olvida con frecuencia que estas ensefianzas tienen que ser practicas, pues de lo que se trata es de responder, es decir, de atender, cuidar, resolver, las demandas de la realidad. ;Y cuales son las demandas lingiiisticas de la realidad? En este punto tene- mos que recordar a uno de nuestros maestros, el lingiiista Emile Benveniste, que escribié: «Bien avant de servir d com- muniquer, le langage sert a vivre». Mucho antes de servir para co- municar, el lenguaje sirve para vivir. Emilio Alarcos, un dis- tinguido académico, decia hace unos aiios: «En vez de tanto anilisis sintactico, la escuela deberia centrarse en la practica de la lengua, en leer, hablar, y escribir bajo tutela y correc- cién. De la carencia de esa ensefianza practica se deriva la general pobreza en el uso del lenguaje, la falta de claridad, la incapacidad para decir exactamente lo que uno quiere decir». La ensefianza de Ja lengua recuerda muchas veces el chiste de Jaime Perich: «Comienza la clase de lengua. jSi- lencio, por favor!». La «competencia expresiva» es fundamental para la vida de unos seres penetrados de lenguaje, como somos los hu- manos. Es la que produce la elocucién adecuada para la si- tuacién en que estemos. Expresién privada o pablica, co- municativa o intima, racional o afectiva. Ensefiar el lenguaje es ensefar a usar el lenguaje, o sea, la inteligencia. No podemos olvidarlo. Pero, por muchas razones, entre ellas la facilidad que supone ensefiar sistemas estaticos, contenidos formales, 24 LA MAGIA DE ESCRIBIR momificados y encapsulados, la mayor parte de los esfuerzos se dedican a ensefiar y aprender el sistema de la lengua, su gramiatica y sintaxis, no su uso ni sus posibilidades. Cuando Noam Choniski estuvo en Gerona en 1992, alguien le pre- guntd: «:Qué consejo daria a los profesores para ensefiar len- gua?». Respondié: «Perdone, pero yo no me dedico a eso». Hemos confundido ciencia con educacién. Hemos conver- tido el libro de texto, especialmente los de secundaria, en pequenias introducciones a la lingiiistica y a los estudios lite- rarios. Toda la magia del lenguaje se pierde al intentar des- cribir las piezas de su mecanismo. El profesor se convierte en un taxidermista del lenguaje. Lo que proponemos es una clase de lengua més parecida al entrenamiento de los bailari- nes 0 de los tenistas o de los jugadores de baloncesto. Se trata de adquirir musculatura, agilidad, eficacia y gracia. Parece que la idea de la ensefianza del lenguaje como ar- ticulacién de nuestra inteligencia y de nuestra convivencia va calando. En los tltimos papeles publicados por el Minis- terio de Educacién sobre la «competencia en comunicacién. lingiiistica» se especifican los siguientes aspectos: expresar pensamientos y emociones, formarse un juicio critico y éti- co, generar ideas, estructurar el conocimiento, dar coheren- cia al discurso y a la accién y adoptar decisiones. ;Todo esto a través de la ensefianza del lenguaje? No tiene sentido tan megalémano plan si no se admite previamente que nuestra inteligencia y nuestra convivencia son lingiiisticas. La escritura creativa aparecié en la ensefianza primaria de mano de la pedagogia del texto libre de Freinet, y de la gramitica de la fantasia de Rodari. En los ochenta se intro- dujo en secundaria gracias a la influencia de autores como Queneau, grupos como OULIPO, GRAFEIN, en Buenos Aires, y de los talleres didacticos en torno a géneros litera- LA TEORIA 25 rios de profesores de bachillerato como Ortega, Rincén y Sanchez Enciso, entre otros. Continuar estos esfuerzos nos parece necesario no sélo para mejorar el dominio del len- guaje, sino para mejorar la ensefianza en general. Estamos proponiendo un cambio de paradigma: del aprendizaje a la exteriorizacién de ese aprendizaje. 6. OTRO VISITANTE FUGAZ: RAYMOND QUENEAU En 1960 Raymond Queneau, un escritor ya reconocido, fundé el OUvroir de Littérature POtentielle (OQULIPO), dedi- cado a favorecer la creacién lingilistica. Su divisa fundacio- nal fue: «Llamamos literatura potencial a la basqueda de formas y de estructuras nuevas que podran ser utilizadas por los escritores como mejor les parezca». No se ofrece una normativa artistica, sino un procedimiento de creacion como el que habia ya utilizado Queneau en Ejercicios de es- tilo, donde presenta 99 formas distintas de contar un mis- mo y trivial episodio ocurrido en un autobtis. Miembros de OULIPO fueron Italo Calvino, Marcel Duchamp y Geor- ges Perec. Mas que sus creaciones nos interesan sus procedimientos, que han sido aprovechados en muchos talleres escolares, y, sobre todo, su confianza en Ja capacidad inventiva de cual- quier persona. Para comprobar esta facultad hemos hecho un experimento convincente. Aragon —el olvidado nove- lista francés— escribié un curioso libro titulado Les incipit, en el que contaba cémo escribia sus novelas. El comienzo era una frase escuchada al azar. La que dio origen a Les cloches de Bale fue: «Nadie se ri6 cuando Guy llamé “papa” al sefior Romanet». Nosotros pedimos a unos trescientos adolescen- 26 LA MAGIA DE ESCRIBIR tes que escribieran un cuento a partir de esa frase. Lo hicie- ron sin dificultad. Después les pedimos que escribieran otro distinto, pero con el mismo comienzo. También lo hicieron, y estamos seguros de que podrian haberlo hecho tres, cuatro, cinco... veces. Hasta 99 veces, como Queneau. 7. CARTOGRAFIA DE LA EXPRESION Un grito —«Fuego!», por ejemplo— es una expresi6n ais- Jada, abrupta, un pistoletazo semAntico. La expresi6n com- pleta es un discurso, un discurrir, un motus animi continuus, como decian los antiguos. Por eso consideramos que la fluidez, el manar permanente y 4gil, es una cualidad desea- ble de la expresi6n. Como hay muchos tipos de discursos expresivos, vamos a presentarles un cuadro sindptico, para que lo vean todo al tiempo, como un paisaje, 0 como un mapa de carreteras. i Hablado Segin el medio que utiliza Escrito | Habla interior Yo mismo { Diarios | Borradores, etc. ee 4 Carta Otra persona Conversaci6n, etc. { Pensar Convencer Conmover Informar Preguntar Jugar, ete. \ | | Segin sus objetivos \ LA TEORIA 27 Podemos dividir el discurso expresivo segtin diversos cri- terios. En primer lugar, atendiendo al medio que utiliza. Pue- de ser hablado o escrito. En este libro nos ocuparemos sobre todo del escrito. En segundo lugar, podemos dividirlo por el destinatario. Puedo ser yo mismo (habla interior, diarios, borradores, etc.) o puede estar dirigido a otra persona (carta, conversacién), a varias o a muchas, es decir, a un publico amplio. Por tiltimo, podemos dividir la expresion atendiendo a las diferentes funciones que cumplen: pensar, convencer, in- formar, conmover, preguntar, jugar y algunas mis. De estas vamos a Ocuparnos. 8. PENSAR Pensar es unir significados (palabras, ideas, imagenes) en un todo coherente, con el propésito de comprender, conocer o buscar soluciones. Es un discurso expresivo, intimo —por eso decimos: «Me gustaria saber lo que estas pensando»— que tiene una meta fundamentalmente cognoscitiva y utili- taria. Pensamos, ante todo, para sobrevivir. La etimologia lo relaciona con «pesar», es decir, con averiguar el peso de algo. Analizo un suceso para entenderlo mejor, doy vueltas a las cosas para encontrar una salida, reflexiono sobre lo que me pasa para aclararme, discurro sobre un problema para hallar la respuesta. EI verdadero pensamiento es creador y productivo. Las personas angustiadas rumian una idea, giran y giran en la noria de sus preocupaciones, sin que su discurso progrese. Eso no es pensar. Y tampoco lo es realmente repetir algo que ha pensado otro, sin volverlo a pensar por uno mismo. Eso 28 LA MAGIA DE ESCRIBIR es psitacismo, hablar de loro. Sartre escribe, con su habitual contundenc La tonteria es la idea convertida en materia o la mate- ria que remeda la Idea. El Pensamiento se transforma en un sistema mecanico, y ocurre también que la mente es invadida por mecanismos que funcionan a su aire. En el anonimato se fabrica un sistema de palabras, se transmite de boca a oreja y, para terminar, no puede dejar de depo- sitarse en mi. El sentido de cada palabra es la inerte unidad de su materia, un seudopensamiento se perpettia en mi cabeza. En esos casos repetimos lugares comunes como si fueran nuestros, y descubrimos mediterraneos que ya estaban soba- dos por las agencias de viajes. Pensamos en muchas cosas, y nuestros pensamientos son de muchos tipos. Unos son racionales y otros irracio- nales; unos calculan y otros inventan. Cuando un novelista est escribiendo una novela «piensa» mucho en ella. Tiene un proyecto vago y tantea en su imaginacién posibles ca- minos para realizarlo. En ese caso, el proyecto le impone sus propias condiciones. La autora de Harry Potter tenia que regirse por la légica ilégica de su historia de magos. Y Garcia Marquez por el realismo turulato de Macondo. Creamos mundos irreales mediante el lenguaje. Unos son ficticios, como ocurre en las novelas; otros son ideales, for- males, como ocurre en las matemiaticas que, no lo olvide- mos, también son un lenguaje. El algebra, por ejemplo, se limita a narrar las complejas aventuras de unos personajes fantasticos —x, y, 2 y todos los demas— que expulsados del paraiso platénico por coquetear con los humanos, quieren reconstruir a través de ellos el mundo del que vie- LA TEORIA 29 nen. Sdélo habian traido algo que consideraban «lo mas va- lioso» (axioma) y unos mecanismos para ponerlos en movi- miento (reglas de transformacién). Con las dos cosas cons- truian maravillosas bévedas, a las que llamaban «teoremas» no sabemos todavia por qué, gracias a las cuales iban ele- vando las grandes catedrales, que Ilaman «sistemas forma- les». Es como Los pilares de la tierra, con distintos protago- nistas. El «pensamiento racional», el que se basa en razona- mientos, tiene sus normas especiales. «Razén» se decia en griego logos, y la légica es el arte de razonar, es decir, el arte de enlazar correctamente los pensamientos. Se trata de un mecanismo muy curioso, que nos permite asegurar que, si el inicio es verdadero, la conclusién también lo sera. Es como un férreo carril que lleva inexorablemente al tren desde la estacién «Premisas» a la estacion «Conclusién». Le explicaremos brevemente este trabalenguas con un ejem- plo que sin duda estudié en bachillerato. Si recuerda, alli nos daban mucho la lata con un ejemplo de silogismo bas- tante tonto: Todos los hombres son mortales, Sécrates es hombre, luego Sécrates es mortal. Este mecanismo para sacar conclusiones es infalible. No es nada misterioso. Dice que si pongo todas las monedas que tengo en una caja, cada una de esas monedas esta en la caja. La verdad del silogismo depende de la primera afirma- cién, de su punto de partida. Si afirmamos, como decian los nazis: «Todos los judios merecen morir», el eficacisimo

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