Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 7

José Daniel Ramírez Arroyo

Corrector de estilo y creador de contenido

Fragmentos de libros corregidos para Editores Mexicanos Unidos

Iván Bunin, Las manzanas de otoño.

Viene a mi memoria el recuerdo de los primeros días de un buen otoño. A mediados


de agosto, poco antes del día de San Lorenzo, las lluvias tibias regaron la tierra en la
temporada más favorable para la siembra. Y si en San Lorenzo las aguas son tranquilas y hay
llovizna, entonces, el otoño y el invierno serán buenos... Luego, durante el verano de San
Martín, muchos hilos de araña se extendieron por los campos. También esta es una buena
señal, pues, para San Martín demasiadas telarañas significan un otoño excelente...

Me acuerdo de una mañana fresca y serena, y del huerto grande y dorado, ya seco y
claro; también recuerdo las avenidas de arces, el aroma leve del follaje caído y el olor de las
manzanas de otoño, de la miel y del frescor otoñal. El aire era tan transparente que parecía
no existir; por todo el jardín sonaban voces y crujidos de carros. Eran los arrendatarios, que
habían traído a los jornaleros y cargaban los carros de manzanas para enviarlos por la noche
a la ciudad —siempre por la noche—, cuando es tan delicioso viajar tendido en el carro
mientras se contempla el cielo estrellado, percibir en el frescor del aire el olor a leña y
escuchar en la oscuridad el rumor de la larga fila de carros que avanza por la carretera.

El campesino que acarreaba las manzanas comía una tras otra, haciéndolas sonar al
morderlas con jugoso estallido; pero tal era la costumbre que, el arrendatario nunca se lo
impedía, sino que, al contrario, le decía:

—¡Come cuantas quieras! No importa. Cuando se agarra la miel, todos la prueban.

El silencio de la mañana era alterado por el silbido pacífico de los mirlos que estaban
posados en los árboles, allá en la espesura del huerto, por las voces y por el ruido que las
manzanas producían al caer en los barriles. Desde lejos se veía en el huerto, ya semidesnudo,
el camino cubierto de paja que conducía hasta la cabaña, perfectamente abastecida por los
arrendatarios, de muebles y herramientas.

1
H. P. Lovecraft, Los sueños en la casa de la bruja.

Walter Gilman no sabía si los sueños provocaban la fiebre que lo aquejaba o si la


fiebre era la causa de sus sueños. Detrás de todo acechaba el siniestro y supurante horror del
antiguo pueblo y de la mohosa y profana habitación —que estaba en los más alto de una
vivienda—, donde estudiaba y luchaba con números y fórmulas cuando no se agitaba inquieto
en la pequeña cama de hierro. Su oído se había sensibilizado hasta un grado sobrenatural e
intolerable. Las noches estaban pobladas de sonidos inexplicables y, sin embargo, a veces se
estremecía temeroso de que aquellos ruidos se desvanecieran y le permitieran escuchar otros
más tenues.

Se encontraba en la ciudad de Arkham, acechada por leyendas, con sus hacinados


techos con desvanes que se mecían y colgaban sobre áticos donde antes las brujas se ocultaran
de los hombres del rey, en los viejos y oscuros días coloniales. Ningún otro sitio en la ciudad
estaba más sumergido en macabros recuerdos que el cuarto donde vivía, pues este había
albergado a la vieja Keziah Mason, cuya fuga de la cárcel de Salem nadie ha sido capaz de
explicar.

Aquello sucedió en 1692; el carcelero había enloquecido y balbuceaba algo acerca de


una cosa pequeña y de colmillos blancos que había huido de la celda de Keziah, y ni siquiera
el reverendo Cotton Mather pudo explicar las curvas y los ángulos del fluido rojo y pegajoso
que encontraron pintarrajeadas sobre las grises paredes de piedra, luego de que la anciana
escapara.

Quizás Gilman no debía haber estudiado tanto. El cálculo no euclidiano y la física


cuántica son suficientes para exigir el máximo a cualquier cerebro. Desde que entró a la
universidad en Arkham comenzó a conectar sus conocimientos matemáticos con las leyendas
fantásticas de la antigua magia. El gran esfuerzo que imprimía en sus estudios, no pasó
desapercibido para sus profesores de la Universidad de Miskatonic. Por ello, le urgieron a
que disminuyera su carga, a que voluntariamente abandonara ciertos cursos. Más aún, habían
evitado que consultara aquellos libros viejos y sospechosos, llenos de secretos prohibidos,
que eran guardados bajo llave en la bóveda de la biblioteca universitaria.

2
Fragmentos de textos de mi autoría

Reseñas de obras literarias realizadas para Editores Mexicanos Unidos

(José Maria Eça de Queiroz, La reliquia).

Teodorico Raposo, un joven portugués de un instinto carnal exacerbado, vive bajo la


protección y fuerte disciplina religiosa de su adinerada tía Patrocinio de las Nieves. Un día,
cansado de soportar el yugo de las normas morales cristianas, decide abandonarse a sus
impulsos más profundos, pero sin descuidar la posibilidad de que su inflexible tía llegue a
enterarse de ello. Así pasan los días de este muchacho, hasta que en una ocasión lo asalta la
idea de apoderarse de la riqueza de su tía. De aquí en adelante, se convertirá en el ser más
hipócrita: rezará cada uno de los salmos existentes, visitará todas las iglesias de Portugal,
incluso viajará a Jerusalén para conseguirle una reliquia a su tía y, sólo de este modo, se
asegurará de que la gran herencia sea suya.

Apéndice literario creado para Editores Mexicanos Unidos

Las corrientes literarias

Las corrientes literarias son tendencias que surgen en la literatura durante una época
determinada. Cada una de ellas se agrupa de acuerdo a un estilo, una temática, una estética e
ideología propias de un periodo histórico. Una corriente literaria surge como un intento de
renovación estética, el cual se manifiesta, principalmente, en la forma de escribir y en los
temas que desarrolla.

 Literatura clásica

Las primeras dos corrientes literarias se originaron en la época clásica, entre los siglos
X a. C. y III d. C.

-Literatura griega

Esta corriente literaria se distingue por la creación de relatos mitológicos y hazañas


humanas, así como por el cultivo de la poesía épica, lírica y el teatro (tragedia y comedia).

3
Sus características más importantes en relación al estilo son: la armonía, el ritmo y la
elegancia, así como el equilibrio entre el fondo y la forma. En suma, la literatura griega se
empeña por alcanzar la belleza y la perfección mediante el uso de la escritura.

Homero, Hesíodo, Esquilo, Sófocles,


Eurípides, Safo, Píndaro, Aristófanes,
Representantes más destacados
Demóstenes, Platón, Aristóteles.

La Ilíada, La Odisea, La teogonía, Edipo


rey, Antígona, Medea, Las olímpicas, Las
Obras más significativas
avispas,1 La república, La metafísica.

Prólogo de la Antología de obras rusas realizada para Editores Mexicanos Unidos

A diferencia de la literatura inglesa y francesa, las cuales se remontan a la Edad Media


(s. V – s. XV), la literatura rusa se produjo hasta el siglo XIX, bajo la dirección del poeta,
dramaturgo y novelista ruso Aleksandr Pushkin (1799-1837). A pesar del inicio tan tardío de
la producción literaria rusa, esta es comparable a la inglesa y francesa, en cuanto al valor
estético, al alcance de su influencia, etcétera.2 Si bien esto parece algo extraordinario —y
más porque en dichos países la creación continua de obras maestras se dio mucho tiempo
antes que en Rusia—, en realidad no lo es, pues el desarrollo cultural que hasta entonces
había alcanzado el país eslavo, mismo que coincidió con el de los países occidentales más
viejos, fue la causa principal del acelerado desenvolvimiento que tuvo la literatura rusa.

Sin embargo, los escritores rusos del siglo XIX y principios del siglo XX tuvieron
que soportar los múltiples embates de los gobiernos, ya fueran estos de corte absolutista (el
zarismo ruso) o dictatorial (el comunismo soviético), a fin de asegurarse un lugar en la
historia de la literatura universal.

Fiódor Dostoyevski (1821-1881), León Tolstói (1828-1910) y Antón Chéjov (1860-


1904), escritores que forman parte de la presente antología de obras rusas, vivieron durante

1 Fournier Marcos, Celinda. (2009). Análisis literario. Cengage Learning Editores. México, p. 9.
2
Nabokov, Vladimir. (2016). Curso de literatura rusa. Editorial: Grupo zeta. España, p. 36.

4
el régimen zarista, cuya principal figura fue el zar Nicolás I (1796-1855). Este personaje
histórico, impulsado por la idea de que toda creación original significaba un avance hacia la
revolución y no más bien una expresión profunda de una mente particular, se ocupó de
mantener una vigilancia extrema sobre los literatos en el tiempo que duró su mandato.

Creación de contenido digital para la marca Arché

Características del producto:

5
Promociones del producto:

6
Contenido relacionado con el producto:

También podría gustarte