Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 9

“La neurociencia y las relaciones interpersonales”

Sintetizado de Coderch, J. La práctica del psicoanálisis relacional, 2011.

Hay una serie de descubrimientos y desarrollos de la neurociencia al final del siglo XX y comienzos del XXI
que han revolucionado la comprensión de cómo se configura la mente y el comportamiento de los
humanos. Especialmente se trata de aquellos descubrimientos de la neurociencia que muestran y ponen
de relieve el papel fundamental que las relaciones entre los seres humanos tienen para el desarrollo del
cerebro y para el funcionamiento mental derivado de la actividad de éste.

A mi juicio, las aportaciones de la neurociencia que muestran la importancia de las relaciones humanas y
justifican el modelo relacional en psicoanálisis son: el desarrollo de la configuración cerebral; el fenómeno de
la plasticidad cerebral; las investigaciones sobre la memoria; el descubrimiento de las neuronas en espejo.

1. El desarrollo de la configuración cerebral

La neurociencia ha puesto de relieve que el cerebro humano no es tan solo el órgano mediante el cual es
posible la relación entre los distintos individuos sino que, además, precisa inexcusablemente de esta
relación para alcanzar su total y madura configuración. Podemos decir, sin lugar a dudas, que el cerebro
maduro es el resultado del programa genético más las influencias del entorno.

Contrariamente a lo que se pensó hasta hace relativamente pocos años, esta acción configuradora del
cerebro por parte de los estímulos que provienen del exterior no se limita a los primeros años de la
vida, sino que continua durante el resto de ella.

Las funciones mentales y la conducta dependen de la excitación de las redes específicas de neuronas
interconectadas entre sí. En los organismos complejos como los seres humanos, la programación
genética no es suficiente para dar lugar a la formación de las redes específicas para el desenvolvimiento
de cada una de las innumerables funciones que debe desempeñar el cerebro, por lo cual es
absolutamente imprescindible la estimulación externa para que se produzcan las indispensables
conexiones intercelulares.

Cuando el cerebro es expuesto a un nuevo estímulo, se activa una pauta de transmisión neuronal que
tiende a excitarse de manera suficiente para reconocer este estímulo cuando ocurra de nuevo. Con
la repetición del mismo estímulo, esta pauta va estabilizándose y ampliándose hasta llegar a la
construcción de las redes específicas para cada respuesta.

El proceso por el cual las neuronas establecen conexiones entre si se rige por la llamada “ley de Hebb”,
que anuncia que “las neuronas que se excitan juntas se conectan entre sí”.

Taller de Acompañamiento Espiritual I 1


Hasta ahora he estado hablando de la estimulación indispensable para la configuración del cerebro a
partir del nacimiento. Y creo que no es necesario recordar que esta estimulación básica es la que proviene
de las personas que rodean al niño durante los primeros años de la vida, padres y hermanos
fundamentalmente.

Es decir, la neurociencia pone relieve el papel fundamental de la relación para el adecuado desarrollo del
cerebro que forma el substrato de todos los procesos mentales, primeramente de la mentalización.

La mentalización, denominada también “lectura de la mente” (mindreading), es el proceso a través del cual
los seres humanos llegan a ser capaces de captar que tienen estados mentales, es decir, emociones,
deseos, fantasías y pensamientos, que los otros también los tienen, y que ellos se relacionan con estos
otros y con el mundo a través de estos estados mentales.

Existen tres teorías para explicar el proceso de la mentalización. La tercera teoría es la que me interesa por
su anclaje en la neurociencia, ésta es la teoría de la simulación, en la que se entiende por simulación realizar
algo similar (según el verbo latino similare). De acuerdo con esta teoría, el observador intenta entender
los estados mentales de los otros creando una copia de ellos en su propia mente. Parte esta teoría de que
la base del cerebro humano está diseñada para crear estados mentales iguales a aquellos otros a los que
el sujeto está observando, gracias al sistema de neuronas en espejo del que hablaré más adelante, y el cual
desempeña un papel fundamental en esta capacidad del cerebro para reproducir los estados mentales
de los otros. Quiero señalar que, en mi opinión, la idea de la mentalización como eje fundamental del
despliegue de la mente, y para la comprensión de su patología cuando este proceso no se lleva a cabo,
se está imponiendo rápidamente en amplios sectores del pensamiento psicoanalítico, ocupando el lugar
que pertenece al Complejo de Edipo en el psicoanálisis clásico.

Brevemente, la teoría de la simulación, que enlaza con el concepto de simulación incorporada de la que
trataré más adelante, se adquiere mediante lo que se denomina the biofeedback of parental afectt –
mirroring.

De manera resumida, el proceso es el siguiente: a) De manera espontánea los padres reflejan en sus
expresiones faciales, tono de voz y gestos las emociones que experimenta el niño desde el mismo
momento de su nacimiento; b) el niño capta que determinadas emociones y sensaciones corporales dan
lugar a determinadas expresiones en sus padres; c) esta contingencia entre sus sensaciones y emociones,
y las expresiones reflejadas por los padres le permiten una progresiva diferenciación entre sus diversos
estados efectivos emocionales y propioceptivos; d) pero el reflejo afectivo de los padres no debe –para la
adecuada mentalización- ser igual y equivalente a aquello que expresa el niño, sino únicamente como
una simulación (aquí en el sentido de fingimiento) ya que, de lo contrario, este último percibiría que están
sintiendo exactamente lo mismo, lo cual le desorientaría o aterrorizaría; e) las investigaciones muestran
que, espontáneamente, los adultos dan a sus expresiones reflejas un tono exagerado, a fin de que el niño
comprenda que manifiestan un estado afectivo que no está en ellos; f) por tanto, la función refleja de los
padres puede ser “realista” cuando están verdaderamente, experimentando la función que refleja, o bien,
como denominan los autores citados, “marcada”, para significar que los adultos “marcan” que no se hallan,
verdaderamente, viviendo la emoción que reflejan; g) esta marcación (markadeness) de la función
reflejada señala también una distinta actitud “disposicional” de las consecuencias que se derivarán de ella,

Taller de Acompañamiento Espiritual I 2


como, por ejemplo, el padre o la madre reflejan espanto, o enfado, pero no se comportarán como si
realmente estuvieran asustados o enfadados; h) este reflejo no disposicional de la emoción que está
viviendo el niño es internalizado por éste como una “estructura representacional secundaria” (o “emoción
simbolizada”) que funciona como un “regulador emocional” cada vez que, por las circunstancias que sean,
se reactiva la emoción primaria.

2. Las investigaciones sobre la memoria

Hasta después de la mitad del siglo pasado sólo se conocía un tipo de memoria, la memoria evocativa, a
la que ahora llamamos declarativa o explícita, la cual es la clase de memoria que nos es revelada por la
recuperación consciente de previas experiencias acaecidas a lo largo de la vida, así como de los
conocimientos e información adquiridos por el sujeto. Pero ya en las últimas décadas del pasado siglo se
descubrió la existencia de diversos sistemas de memoria, con diferente localización cerebral, que luego
comentará brevemente.

Uno de los aspectos de mayor interés por lo que respecta a la confluencia de ambas disciplinas en torno
a la memoria, es el que hace referencia a la llamada memoria de procedimiento, el conocimiento de la cual
ha supuesto una gran revolución en el estudio de la memoria y nos ha permitido llegar a saber que existen
dos clases de inconsciente el inconsciente dinámico o reprimido, y el inconsciente implícito o no
reprimido. Se incluye dentro de la memoria implícita.

Memoria no declarativa o implícita. Es la memoria de las informaciones y experiencias que no han sido
procesadas conscientemente. La memoria no declarativa se divide en tres sistemas: memoria de
configuración o forma (priming), memoria emocional y memoria de procedimiento.

La memoria de configuración es la que nos permite reconocer palabras, formas y sonidos previamente
percibidos a partir de pequeños trazos o fragmentos de ellos. Su centro se halla en las zonas sensoriales
posteriores.
La memoria emocional es la respuesta emocional condicionada a determinadas situaciones, y no debe ser
confundida con el recuerdo consciente de la emoción experimentada, el cual pertenece a la memoria
declarativa.
La memoria de procedimiento incluye la memoria de aprendizajes psicomotores (nadar, ir en bicicleta,
tocar un instrumento musical) pero también –lo que es del mayor interés tanto para el psicoanálisis como
para la psicología cognitiva- el almacenamiento de respuestas condicionadas y de pautas de relación
interpersonal de las que en breve hablaré más extensamente. Dado su gran interés como uno de los
puntos de mayor confluencia entre el psicoanálisis, la psicología cognitiva y la neurociencia, convendría
dedicarle algunos comentarios.
En 1954, Brenda Milner, que se encontraba estudiando a un paciente amnésico a consecuencia de una
intervención neuroquirúrgica, conocido como HM, descubrió que, pese a su total ausencia de memoria
evocativa consciente, HM era capaz de aprender habilidades psicomotoras, para las cuales no precisaba
ningún poder evocativo.

Taller de Acompañamiento Espiritual I 3


Se trata de una memoria completamente inconsciente y que se hace evidente únicamente en la
ejecución o performance. En el momento actual, los neurocientíficos creen que habitualmente ambos
sistemas de memoria, el declarativo y el implícito se utilizan conjuntamente, de manera que intervienen en
el almacenamiento de la mayor parte de experiencias, aunque con diferente predominio. Por otra parte,
la frecuente repetición de una determinada actividad adquirida conscientemente a través de la memoria
declarativa, puede transformar a esta última en memoria de procedimiento.

El interés de la memoria de procedimiento se ha incrementado ya que sirve para explicar, e incluso


predecir, el comportamiento humano, e incluye dos elementos, evidentemente vinculados entre sí: el
condicionamiento clásico y la formación de pautas de relación a partir de la infancia. En cuanto al primero,
la investigación ha puesto de relieve que, contrariamente a lo que siempre se había pensado, el
condicionamiento no es un proceso simple, - a diferencia de la respuestas reflejas meramente pasivas-
sino un proceso altamente complejo capaz de representar múltiples relaciones temporal, espaciales y
lógicas entre determinados estímulos y sucesos y el contrato en el cual tienen lugar. Por tanto, podemos
considerar que los condicionamientos, con las expectativas y consecuencias que presuponen en
cuanto a determinados comportamientos en ciertas circunstancias concretas, gobiernan, de forma
no tenida suficientemente en cuenta hasta ahora, la conducta y formas de relación del sujeto, tanto
en su vida cotidiana como a lo largo del proceso analítico y, por tanto, nos ayudan a comprender el
fenómeno de la trasferencia analítica.

Estas expectativas incluidas en el condicionamiento llevan al sujeto a buscar ciertos ambientes y


relaciones, así como a evitar otros, a producir un cierto tipo de respuestas, etc.; por tanto, a estructurar
lo que llamamos el “carácter” del sujeto.

Con relación a estas investigaciones, reproduzco aquí lo que recientemente he escrito (Coderch, J., 2006):

“El bebé capta el efecto que los estímulos que provienen de sí mismo producen en los padres, adopta los
signos que emite –llanto, gesticulación, balbuceos, sonrisa- y que encuentran las respuestas que precisa
para la gratificación de sus necesidades, percibe la reacción que esta nueva emisión origina en ellos y
modifica sus pautas de comportamiento para una nueva adaptación, etc. De esta manera, va construyendo
un equipo de experiencias que queda almacenado en su memoria de procedimiento y que, en cada
ocasión, le permite configurar la conducta más favorable para la satisfacción de sus demandas… Estos
juegos interactivos son progresivamente internalizados, dando lugar a representaciones mentales que
actúan como pautas o esquemas que dan significado a los estímulos provenientes del mundo exterior y,
por tanto, organizan las relaciones con las personas que rodean al bebé”.

A este conjunto de pautas de internalizadas, las denominan comportamiento relacional implícito, el


cual se pone de manifiesto en la forma habitual del sujeto –o del paciente- de relacionarse con los
otros –con su analista.

Así pues, la gran importancia de la memoria de procedimiento radica en su papel tanto en los
condicionamientos clásicos como en el conocimiento relacional implícito, mucho más allá del
aprendizaje de habilidades psicomotoras. Estas memorias de procedimiento, tanto las que conciernen al
aprendizaje como aquellas en las que se funda el conocimiento relacional implícito, constituyen el
inconsciente implícito o no reprimido.

Taller de Acompañamiento Espiritual I 4


Hoy en día, el psicoanálisis y la neurociencia están de acuerdo en la existencia de dos clases de
inconsciente: el inconsciente clásico freudiano, que es el dinámico o reprimido, y el inconsciente de
procedimiento, no reprimido.

3. Las estrategias heurísticas de adaptación

En estos momentos sabemos, gracias a los detallados estudios del comportamiento de los bebés que, a
través de las regularidades de la relación con quienes los cuidan, los seres humanos, desde el inicio de
su vida, captan las situaciones y las reacciones de los otros para conseguir la satisfacción de sus
necesidades y, a la vez, evitar el dolor y obtener el placer. Es decir, utilizan, de manera intuitiva lo que
se denomina “estrategias heurísticas”, que son los procedimientos empleados para resolver un
problema o alcanzar un objetivo. Estas estrategias que se inician en la infancia pero que continúan
durante el resto de la vida, poseen una finalidad adaptativa en un determinado y específico contexto
y, según su éxito pueden quedar fijadas y repetirse en otros contextos en los que no representan, ni
de lejos, la mejor solución, convirtiéndose, por tanto, en “desadaptadas”.

Estas estrategias o pautas de adaptación relacional quedan inscritas en la memoria de


procedimiento, constituyendo lo que hoy en día se conoce ampliamente como conocimiento
relacional implícito (Stern, D., 1998), basado en un equipo de pautas relacionales que se
desencadenan, de manera inconsciente y prerreflexiva en la gran mayoría de los casos, delante de
cada situación específica, de la misma manera que un jugador de tenis pone en marcha, sin necesidad
de reflexión consciente, una secuencia de movimientos corporales cada vez que ve acercarse la pelota
que ha de devolver al terreno del adversario.

El concepto de modelo mental implícito nos ayuda a entender mejor lo que acabo de exponer en el
anterior párrafo. Con este concepto se pretende especificar una peculiar manera, inscrita y fijada en la
mente de cada sujeto, de dar sentido a las experiencias que van sucediéndose, con una irreducible
tendencia a que cada una de ellas confirme las expectativas con las que ha sido recibida. Según Fosshage,
una vez establecidos, estos modelos mentales implícitos configuran las sucesivas experiencias mediante
cuatro procesos afectivos y cognitivos: 1) expectativas; 2) atención y desatención selectivas; 3) atribución
de significado; y 4) construcción interpersonal. De acuerdo con esta idea podemos decir que cada
persona afronta las nuevas situaciones, ya sean estímulos perceptivos, relaciones, informaciones,
demandas -desde las más pequeñas y cotidianas hasta las más inesperadas o trascendentales- con
unas perspectivas que provocan percepción, atención y desatención selectivas que dan significado a
estas situaciones y, a la vez, confirman las expectativas con que han sido recibidas. Debido a ello las
expectativas llevan a construir un tipo de relación que provoca respuestas en los otros que, de nuevo,
las corroboran. Como es natural, si siempre sucediera de esta manera y sólo de esta manera, los seres
humanos nunca podrían pasar de la infancia mental y adaptarse a la realidad de la vida. Lo que acabo de
describir es una tendencia general, tanto más fuerte cuanto más elevado es el grado de ansiedad,
empujada por los modelos mentales implícitos propios de cada persona. Sin embargo, también existe en
los humanos la capacidad para aprender de la experiencia, de reflexionar, de modificar las expectativas
de acuerdo con los resultados, de reconocer los errores y rectificar en lugar de construir hipótesis ad hoc
para explicarse porque los acontecimientos no se han presentado de la manera que se esperaba.

Taller de Acompañamiento Espiritual I 5


Pero si las circunstancias de la vida, por las causas que sean, se desarrollan siguiendo el guión de las
expectativas de los modelos implícitos, estos quedan reforzados, y llegan a ser más y más
inmodificables. Ahora bien, más allá de esta comprensión psicológica, la neurociencia nos ayuda a
comprender esta fijación y repetición de los modelos mentales implícitos que tanto perturban nuestros
esfuerzos terapéuticos y que han llevado a los psicoanalistas a hablar de resistencias y transferencia
negativa.

Lo expondré muy esquemáticamente, según yo puedo entenderlo.

a) El comportamiento y los estímulos frente a determinadas situaciones van dirigidos a alcanzar una
meta.
b) La consecución de esta meta da lugar a una satisfacción o “recompensa”.
c) Ahora sabemos que la recompensa pone en marcha los circuitos cerebrales dopaminérgicos y se
produce una liberación de dopamina.
d) Más tarde, una vez establecido el condicionamiento, la dopamina es liberada cuando el cerebro
anticipa la recompensa aun cuando esta no se produzca.
e) La dopamina, a niveles moderados, es estimulante y proporciona una sensación de más capacidad
física y mental, un incremento del interés por el mundo y las cosas, al igual que ocurre con los
efectos de la cocaína y las anfetaminas que son drogas adictivas agonistas de la dopamina, es
decir, que dan lugar a liberación de dopamina y, por tanto, de adicción.
f) De esta manera, el neurotransmisor dopamina, involucrado en la adicción a las drogas como la
cocaína y las anfetaminas es, al menos parcialmente, responsable del establecimiento y fijación
de los modelos mentales o esquemas relacionales implícitos que, en algún momento más o
menos precoz de la vida obtuvieron recompensa.
g) Dado que para el cerebro estos modelos predicen recompensa, continúan siendo siempre
operativos pese a que ésta ya no se produzca.

Para una mejor comprensión de la manera como estos modelos mentales implícitos ejercen su influencia
en las dificultades que sufren nuestros pacientes para su evolución, debemos recordar que el cerebro está
en una continua interacción con el mundo que le rodea, y que una característica fundamental de esta
interacción es que responde a las percepciones –en el sentido más amplio que pueda darse a este
término- prediciendo aquello que sucederá y poniendo en marcha la respuesta adecuada sin que, en la
mayoría de los casos, ni esta predicción ni la respuesta que desencadena lleguen a la conciencia.

La predicción facilita la supervivencia porque facilita la adaptación a las diversas circunstancias con un
mínimo de energía y un máximo de rapidez. Es natural y sano, por tanto, que los organismos vivos se
resisten a abandonar estos modelos o esquemas mentales.

Taller de Acompañamiento Espiritual I 6


4. Plasticidad

El cerebro que posee cada ser humano tan sólo puede ser utilizado una vez. Ya que, en virtud de la
plasticidad de este órgano, cada experiencia que afronta –percepciones, emociones, deseos, fantasías,
relaciones, etc.- deja en él una huella imborrable, de manera que la próxima experiencia será vivida y
resuelta con otro cerebro. Frecuentemente se dice y se escribe que el cerebro es flexible, lo cual es un
error. El cerebro no es flexible, sino plástico. Si fuera flexible se amoldaría, como un pedazo de goma, a las
presiones que pueden incidir sobre él, pero pasadas estas, recobraría su forma original, siempre sería el
mismo cerebro.

La plasticidad es aquello que capacita al cerebro para registrar de manera duradera la información –
externa o interna- que llega hasta él, dando lugar a que las experiencias vividas por cada sujeto dejen una
huella en los circuitos neuronales. Esta función de la plasticidad tiene lugar en la zona en donde las
neuronas se transmiten información de unas u otras, es decir, en las sinapsis.

En el curso de este traspaso de información se crean nuevas sinapsis, se refuerzan y amplifican unas, y se
debilitan otras por falta de actividad. Los psicoanalistas trabajamos sobre esta base de plasticidad. Si el
cerebro fuera rígido o sólo flexible no podríamos ayudar al paciente a alcanzar ningún cambio.

Desde la perspectiva que nos ofrece la plasticidad podemos in más allá de las ideas más habituales sobre
la interacción entre naturaleza y cultura o, dicho de una forma más actual, entre genética e influencia
ambiental. El ambiente en el que vive el sujeto –educación, estructura familiar, cultura, lenguaje, etc.–
interacciona con el determinismo genético canalizando su expresión, ya sea facilitándola, limitándola o
inhibiéndola. Pero ahora sabemos que hay mucho más que esta interacción del ambiente con el
determinismo genético, porque en virtud de la plasticidad del cerebro los estímulos procedentes del
ambiente dejan una huella en la materia cerebral creando, por tanto, un nuevo determinismo somático,
esta vez adquirido, que confluye con el determinismo genético.

Por tanto, en la base de todo comportamiento humano no hallamos únicamente una conjunción del par
determinismo genético/influencias ambientales, sino también del par determinismo
genético/determinismo somático relacionalmente adquirido.

5. Neuronas en espejo

Si antes he dicho que el cerebro es un órgano construido por y para la relación y la comunicación, ahora
sabemos que las neuronas en espejo son la parte del cerebro exquisita y específicamente destinada a esta
misión. Las primeras investigaciones se realizaron empleando simios.

Fue puesto de relieve que estas neuronas se excitan no únicamente cuando el simio realiza una
acción dirigida a un fin, sino también cuando observa que otro (simio o humano la ejecuta), por lo
cual en un principio se definió la función de esta nueva clase de neuronas con la expresión el simio observa
el simio hace, y de ahí la denominación de neuronas en espejo.

Taller de Acompañamiento Espiritual I 7


La importancia del descubrimiento de estas neuronas para la comprensión de la mente humana es tal
que se ha comparado con lo que representó para la neurobiología el descubrimiento del ADN. Desde su
descubrimiento, el interés por este tema en el campo del psicoanálisis y de la neurociencia cognitiva ha
sido enorme.

Posteriormente a las investigaciones con los simios, éstas se trasladaron al campo del cerebro humano.
Fueron descubiertas, en primer lugar, en el área pre-motora ventral lateral, pero posteriormente también
fueron halladas en el sector de la corteza parietal conectado con esta área.

Incrementa extraordinariamente el interés por estas neuronas el hecho de que no sólo se excitan cuando
el sujeto observa actos motores realizados por otros, sino también cuando observa expresiones faciales o
escucha tonalidades vocales que manifiestan emociones. Una breve explicación de Rizzolati y Sinigaglia
lo dejarán más claro de lo que yo pueda expresar (2007):

“En otras palabras, la observación de caras que expresan una emoción determinaría una activación de las
neuronas en espejo de la corteza pre-motora.

Éstas enviarían a las zonas somato-sensoriales y a la ínsula una copia de su pattern de activación parecida
a la que envían cuando es el observador el que vive esta emoción. La resultante activación de las zonas
sensoriales, análoga a la que se daría cuando el observador expresa espontáneamente dicha emoción
(“como si”), estaría en la base de la comprensión de las reacciones emotivas de los demás.” Se trata de
investigaciones suficientemente corroboradas y que ofrecen sobradas garantías de veracidad. En estos
momentos se habla ya de “sistema en espejo”, más que de neuronas en espejo, y parece que todo el
cerebro forma parte de este sistema.

Se habla de embodied simulation (que podemos traducir por “simulación incorporada” o por
“somatización incorporada”), como un proceso que hace que cuando percibimos los gestos y la
expresión facial de otro, o escuchamos el tono de su voz, comprendemos la emoción que está
experimentando, no por inferencia o analogía, sino directamente porque se produce en nosotros –
automática e inconscientemente a causa de esta simulación- un estado corporal que compartimos
con él o ella. En todas las esferas de los procesos mentales emociones, sensaciones e intencionales-
ya sean expresados a través de actos intencionales, de expresiones faciales o del lenguaje la
percepción activa en el observador, mediante las neuronas en espejo, los mismos circuitos
neuronales que se hallan activos en el sujeto observado. Es decir, el cerebro del observador reproduce
aquello que está observando –un acto motor, una expresión facial, un tono de voz- etc. –
estableciéndose así una línea directa de comunicación entre ambos sujetos. Merece ser tenido en
cuenta que las neuronas en espejo del observador no sólo reproducen un acto motor, si es el caso, sino
que codifican la intención del acto, de manera que la programación neuronal en el cerebro del
observador se cumple hasta el final aun cuando los últimos movimientos del acto se produzcan fuera de
su campo de visión.

Lo que acabo de decir en el párrafo precedente enlaza con otra de las interesantes hipótesis aportadas
por la neurociencia, la de la existencia de una teoría intencional en el cerebro ya en la etapa preverbal, la
cual permite captar las intenciones con las que se efectúan determinados movimientos o expresiones
faciales.

Taller de Acompañamiento Espiritual I 8


En este mismo sentido, se habla de un tipo de neuronas en espejo cuya descarga durante la observación
de un acto, como por ejemplo coger un objeto, está condicionada por la clase de acto que seguirá
después pero que todavía no ha sido observado, como por ejemplo llevarse un objeto a la boca, de
manera que la descarga señala la totalidad de la acción dirigida a un objetivo determinado.

Describen, también, investigaciones que ponen de relieve que, durante la lectura silenciosa de palabras
que se refieren a acciones realizadas con las piernas, los brazos o los músculos faciales, se produce la
activación de las áreas promotoras-motoras correspondientes al significado referencial de las palabras
leídas.

Otros estudios muestran que el sistema de las neuronas en espejo se encuentra también involucrado en
la esfera auditiva y que provoca la excitación de los mismos circuitos neuronales propios de las acciones
o emociones comunicadas verbalmente.

El conocimiento del papel de las neuronas en espejo en la comunicación humana nos permite entender
mejor muchas cosas que, hasta hace muy pocos años, permanecían en el terreno de la especulación o la
pura hipótesis sin ninguna base comprobable, entre ellas la antigua intuición de Freud (1921b) sobre la
comunicación de inconsciente a inconsciente.

Por lo que vengo diciendo, sabemos que experimentar una emoción u observar la expresión de la misma
emoción experimentada por otros excita, gracias al sistema en espejo del cerebro, los mismos circuitos
neuronales y, por tanto, el observador está viviendo en su interior la misma emoción, aunque sea de
manera inconsciente. Esto es lo que nos permite sentir empatía con los otros y hacernos cargo de sus
emociones.

Por tanto, en la situación analítica el contenido de la comunicación del paciente y el matiz emocional
transmitido a través de su voz, al igual que sus expresiones faciales y sus gestos, estimulan
inmediatamente en el analista -por simulación incorporada- los circuitos neuronales correspondientes y
vivirá, aunque sea en un nivel de menor intensidad, subliminal o inconsciente, las mismas emociones que
el paciente. O sea, que el paciente le está transmitiendo, directa y biológicamente, sus emociones.

Taller de Acompañamiento Espiritual I 9

También podría gustarte