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La Rima LII del poeta españ ol, Gustavo Adolfo Bécquer, perteneciente al grupo

posromá ntico de la segunda mitad del siglo xix, se caracteriza por el movimiento cultural y
artístico de estos tiempos. Las Rimas de Bécquer fueron publicadas por sus amigos y en
consecuencia no sigue un orden cronoló gico. La literatura de esta época, fue marcada por el
Romanticismo, y la segunda mitad de este siglo predominaban tonos má s romá nticos y
suaves, má s cercana a la poesía popular. Las temas predominantes en esta época eran la
idealizació n de las mujeres los paisajes romá nticos, el irracionalismo, el subjetivismo, el
individualismo idealista, la insatisfacció n, la evasió n, la naturaleza diná mica y el desengañ o
muchos de los cuales se encuentran en la poesía de Bécquer.
Bécquer cultivó una poesía musical y sencilla. En consecuencia, dentro de este
movimiento posromá ntico nos encontramos con las características siguientes: versos
polimétricos, el sentimiento puro, desnudo y sincero de los humanos. En Las Rimas, la
reflexió n sobre la propia poesía es el tema principal de las rimas I-XI (la rima IV pertenece a
este grupo), el segundo grupo (rimas XII-XXIX) trata el tema del amor, en las rimas XXX-LI
aborda los temas del desengañ o y decepció n amoroso y en el cuarto y ú ltimo grupo (rimas
LII-LXXVI), reflexiona sobre la muerte y la soledad. Podemos decir que Bécquer era má s
idealista e intimista al querer escribir poesía que valorizaba a los humanos y hablaba a la
imaginació n.
En todo el poema, nos encontramos con un tono enunciativo que se hace evidente en
cada estrofa (“Volverá n...”) pero en el ultimo verso de la segunda, tercer y cuarta estrofa,
podemos observar que Bécquer rompe este tono enunciativo con la exclamació n “¡esas... no
volverá n!” en la ultima “¡así no te querrá n!” En consecuencia, podemos decir que primero, en
la primera, tercera y quinta estrofa hace afirmació n y en las otras estrofas hace una objeció n.
También, predomina un tono melancó lico al utilizar palabras que aluden a su tristeza y que
explican el sufrimiento de un amor no correspondido (“lá grimas, desengá ñ ate, temblar”) por
parte de una mujer hermosa. Del mismo modo, Bécquer intensifica este tono melancó lico al
describir la hermosura de la mujer y compararla a imá genes de la naturaleza. En la segunda
estrofa dice, “tu hermosura y mi dicha a contemplar” y en la segunda estrofa compara esta
belleza a un jardín al decir “otra vez a la tarde aú n má s hermosas sus flores abrirá n.” Es decir,
Bécquer emplea un tono nostá lgico al explicar los tiempos felices pasados.
El poema trata sobre el amor como experiencia terminada, comparada con la
naturaleza, que es cíclica. Es decir, las estrofas está n agrupadas de dos en todos y en cada uno
de estos grupos, el vate explica una nueva memoria nostá lgica del pasado. En la primera parte
(estrofas uno y dos) Bécquer describe como la golondrinas que “aprendieron [sus]
nombres...no volverá n.” En la tercera y cuarta estrofa, dice que las madreselvas que los
enamorados antes miraban y en la ultima parte las palabras amorosas que susurran en el
oído del amante, esas no volverá n a ser las mismas. Del mismo modo, para abordar el tema
Bécquer compara estas memorias con la naturaleza y explica que estos eventos de a
naturaleza son cíclicos y volverá n a pasar a diferencia de sus recuerdos que “no volverá n. ” En
la tercera estrofa, por ejemplo, describe como las “flores se abrirá n” cada primavera y en la
cuarta estrofa, como “las cuajadas de rocío” condensará n cada amanecer. Al final, el vate es
capaz de mostrar el tema con un paralelismo claro entre sus memorias y la naturaleza.
Al analizar la estructura externa, no encontramos con un poema que se compone de 6
estrofas con 4 versos cada una. Estas estrofas está n agrupadas de dos en dos al explicar las
mismas ideas y cada pareja de estrofas tiene la misma estructura adversativa :“pero volverá n
las oscuras golondrinas...” “pero aquellas que el vuelo refrenaban” “volverá n las tupidas
madreselvas” “pero aquellas cuajadas de rocío...” También, al final de la segunda y cuarta
estrofa, nos encontramos con el mismo estribillo heptasílabo “¡esas...no volverá n!” A
continuació n, podemos observar con una rima asonante: 11-11A 11-7a.
Al observar la estructura interna en cada pareja de estrofas podemos ver una nueva
memoria de pasado de los amantes cuyas importancias explicamos antes. En la primera
estrofa, aborda una afirmació n sobre las golondrinas y al final da su objeció n sobre este tema
y termina con el estribillo exclamativo “¡esas...no volverá n!” Del mismo modo, en los pares de
estrofas que siguen usa la misma estructura afirmació n y objeció n para intensificar el tono
nostá lgico sobre cada uno de sus recuerdos (en la tercera y cuarta estrofa las madreselvas y
en la quinta y sexta los susurros al amante). Al final de la cuarta estrofa Bécquer utiliza el
mismo estribillo “¡esas...no volverá n!” que ayuda recordar a los lectores el amor nostá lgico. En
las dos ultimas estrofas el lenguaje poético y la tensió n se van intensificando y termina el
poema con otra exclamació n “¡así...no te querrá n!”
Al analizar el nivel fó nico podemos notar dos estribillos exclamativos: “¡esas...no
volverá n!” que encuentra al final de la segunda y cuarta estrofa y “¡así...no te querrá n!” que se
encuentra al final de la ultima estrofa. Estas dos exclamaciones, principalmente llaman la
atenció n al lector y también dan una musicalidad al poema.
A nivel Morfosintá ctico, nos encontramos con mucha descripció n (especialmente
sobre la naturaleza), tanto que, sique una misma estructura sintá ctica: el verbo volver+ a+
infinitivo y un estribillo (“¡esas...no volverá n!”) para poder intensificar la tristeza del amor y
para recordar a los lectores cuanto le querría el poeta a su amante. Al analizar los verbos, en
la primera estrofa, podemos observar dos verbos en futuro “volverá n” y “llamará n” que
ayudan a explicar el futuro casi inexistente de los amantes. En la cuarta estrofa, podemos
observar un elipsis “y caer como lá grimas del día...” que deja un pensamiento incompleto,
agilizando la expresió n, dá ndole brevedad y rapidez. Del mismo modo, en la ultima estrofa,
vemos una enumeració n “mudo y absorto y de rodilla” que explica el amor plató nico y como a
querido el vate a su amada mediante el uso de estos adjetivos sucesivos. En la primera
estrofa, podemos observar un epíteto “las oscuras golondrinas” que intensifica el color negro
del pá jaro al expresar su cualidad implícita. A continuació n, en la primera estrofa dice
“volverá n las oscuras golondrinas en tu balcó n sus nidos a colgar” en vez de decir “las oscuras
golondrinas volverá n a colgar sus nidos en tu balcó n.” Este hipérbaton da expresividad y
belleza y destaca la importancia de las oscuras golondrinas que se ponen en primer lugar.
También, vemos un paralelismo de “Volverá n...” en las estrofas impares y una aná fora de
“como en la ultima estrofa que da una sensació n de orden y insistencia al poema.
Al observar el nivel léxico-semá ntico, podemos observar que el yo lirico se dirige a un
tu lirico (por ejemplo la amada en la primera estrofa), también hablando de un nosotros
lirico. Asimismo, nos encontramos con sustantivos del campo semá ntico de la naturaleza
sobre todo en la tercera y cuarta estrofa “jardín, flores, gotas, cuajadas de rocío” que ayudan a
hacer una conexió n entre la naturaleza y el amor. Podemos decir que este poema es una
antítesis extendida al contraponer las ideas de la segunda estrofa a la primera, la cuarta a la
tercera y la sexta a la quinta. También al final de la segunda, cuarta y ultima estrofa, podemos
encontrar dos exclamaciones “¡esas...no volverá n!” y “¡así...no te querrá n!” cuyas importancias
mencionamos antes. En la quinta estrofa, podemos observar una personificació n “tu corazó n
de su profundo sueñ o” que ayuda hacer una conexió n entre el corazó n de la amada y un
profundo sueñ o. Del mismo modo, en la ultima estrofa vemos un símil “como se adora a Dios
ante su altar, como yo te he querido” que compara el amor declara a Dios al amor que el poeta
dio a su amante. Finalmente, en la cuarta estrofa nos encontramos con una metá fora “caer
como lá grimas del día” que identifica entre las lá grimas y la belleza de la flores.
Para terminar, en la rima LIII, Bécquer nos presenta con tres memorias de su pasado:
la golondrinas, la madreselvas y las palabras amorosas que susurraban en el oído del amante
para dar un tono melancó lico y nostá lgico al poema. Luego, hace una conexió n entre estos
recuerdos y la naturaleza para abordar el tema que el amor es una experiencia terminada,
comparada con la naturaleza, que es cíclica. En este poema, vemos las características
principales del estilo poético becqueriano, intimo, musical , y aparentemente fá cil y profundo,
que hace de su producció n poética una de las má s importantes e influyentes de nuestra
literatura.

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