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Quién Fue El Padre Del Lavado de Las Manos
Quién Fue El Padre Del Lavado de Las Manos
higiene personal
Hasta mediados del 1800, los médicos no se molestaban en lavarse las manos, y pasaban de
diseccionar un cadáver a dar a luz a un niño. Pero un médico húngaro hizo un avance clave que
salvó millones de vidas de madres que recién parían
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Semmelweiss Ignác Fülöp fue un médico nacido en Hungría en 1818 considerado el padre del
lavado de manos (wikipedia)
“Todo lo que aquí se hace en este sanatorio me parece muy inútil; los fallecimientos se
suceden de la forma más simple. Se continúa operando, sin embargo, sin tratar de saber
verdaderamente por qué tal enfermo sucumbe antes que otros en casos idénticos. No puedo
dormir ya. El desesperante sonido de la campanilla que precede al sacerdote portador del
viático, ha penetrado para siempre en la paz de mi alma. Todos los horrores, de los que
situación actual, donde todo es oscuro, donde lo único categórico es el número de muertos”.
La cita pertenece a Semmelweiss Ignác Fülöp, más conocido por Ignacio Felipe
Semmelweiss, un médico nacido en Hungría en 1818. Recibido en 1844 pasó dos años
doctorado en obstetricia y fue nombrado asistente del profesor Klein, quien estaba a cargo de
Semmelweiss observaba preocupado cómo las mujeres ingresadas en para dar a luz
tenían muchas más fiebres puerperales que las que alumbraban en sus casas. Los números
eran claros. La mortalidad de las madres era del 30% frente al 15% de quienes daban a luz fuera
En aquellos tiempos, las mujeres que de clase media o alta traían sus hijos al mundo en sus
propios hogares. Y las parturientas que ingresaban a un hospital forman casi siempre parte del
“Todo quedaba sin la menor explicación, todo era dudoso. Sólo el gran número de muertes era
Hasta mediados de 1800, los médicos no se molestaban en lavarse las manos, ya que
pasaban de diseccionar un cadáver a dar a luz a un niño. Esta práctica, sumada a los
números cotejados por el especialista, lo llevó a formular la novedosa y correcta teoría de que
los médicos y estudiantes de medicina transportan algún tipo de “materia putrefacta” desde los
Los gérmenes aún no se habían descubierto, y todavía se creía en la década de 1840 que la
enfermedad se propagaba por miasma (malos olores en el aire) que emanaban de cadáveres
Después de investigar esta relación causal de enfermedades donde las partículas cadavéricas
de la morgue tenían la culpa, y que esas partículas en las manos de los médicos se dirigían luego
al cuerpo de las mujeres durante el parto, elevó su teoría a su superior, el doctor Klein, quien en
principio no estuvo de acuerdo con dichas conclusiones. Por lo que elaboró su propia idea: el
problema podría ser que su cuerpo médico que estaba conformado por muchos extranjeros
La higiene personal y médica no estaba arraigada en la sociedad del siglo XIX (wikipedia)
Klein ordenó expulsar a 22 de sus estudiantes, quedándose tan sólo con 20, pero esto no mejoró
la situación y las cifras de las mujeres que enferman y mueren luego de ir a la clínica para dar a
luz.
En medio de esta situación, un colega suyo murió en extrañas circunstancias. Se trató del
doctor Kolletchka, profesor de anatomía quien se había cortado durante una disección de
un cadáver y comenzó a desarrollar los mismos síntomas de fiebre alta y malestar general que
sus parturientas.
Este hecho lo convence de que la causa común que termina en tantos fallecimientos son la
bacterias de que pocas décadas después descubrirían Louis Pasteur y Robert Koch, el
científico alemán que en 1876 descubrió el bacilo del ántrax, iniciando el nuevo campo de
la enfermedad que le había matado, la noción de identidad de este mal con la infección puerperal
de la que morían las parturientas se impuso tan bruscamente en mi espíritu, con una claridad
tan deslumbradora, que desde entonces dejé de buscar por otros sitios", concluyó Semmelweis.
Inmediatamente elabora una solución de cloruro cálcico y obliga a todos los estudiantes que
hayan estado trabajando en el pabellón de disecciones ese día o el anterior a lavarse las manos
antes de examinar a las embarazadas. “A partir de hoy, 15 de mayo de 1847, todo médico o
obligado antes de entrar en ésta, a lavarse cuidadosamente las manos en una palangana
con agua dorada dispuesta en la puerta de entrada. Esta disposición rige para todos. Sin
excepción. I. P. Semmelweis”.
El lavado de manos fue obligatorio en la sección hospitalaria donde trabajaba Semmelweis, lo
que provocó la disminución abrupta de casos mortales (wikipedia)
La medida resultó ser muy eficaz. La mortalidad en su sección cayó al 0,23% a las pocas
semanas. Semmelweis no sabía nada sobre las bacterias y el secreto de la asepsia, que se
Pero por vanidad o por envidia, los principales cirujanos y obstetras europeos ignoraron su
provenían de clases altas y refinadas y no asimilaban que sus manos podrían estar
A pesar de tener el apoyo de un puñado de colegas como los doctores Skoda, Rokitansky, Hébra,
Heller y Helm, en los estratos más altos del hospital prevaleció la opinión del doctor Klein, por lo
“Si tuviera que haber un padre para el lavado de manos, sería Ignaz Semmelweis”, afirmó
Semmelweis fue despedido y fue desacreditado. Debió trabajar en un hospital menor hasta caer
su último intento por demostrar su teoría —y ya con un principio de alzhéimer— se inyectó con
un residuo de una necropsia. Así, se ocasionó una septicemia que lo mató a los 47 años. Fue
El reconocimiento de la asepsia fue para el británico, Joseph Lister, que en 1877 ejecutó la
primera operación en condiciones antisépticas, irrigando con unos aspersores la zona quirúrgica,
Hoy, el Hospicio General de Viena es actualmente un edificio rosa con rejas negra que en su
jardín puede verse la estatua de un hombre sobre un pedestal que representa al profesor
Semmelweis. Debajo lo mira una madre con su hijo en brazos. Más abajo yace una placa cuya