Parcial Sociología

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BREVE ESBOZO DE LOS

CONTENIDOS ABORDADOS EN EL
PRIMER SEMESTRE
Primer parcial de Sociología I

Alumnos: Juan Buela, Literatura; Gama Carrecelas, Literatura; Malena Long, Literatura; Santiago
Taberna, Literatura

CeRP del Suroeste - 2021

Núcleo de Formación Profesional Común

Grupo 2

Profesora: Gabriela Machín

Fecha de entrega: 10 de agosto de 2021


Introducción

El siguiente documento tiene el cometido de destacar los dos grandes ejes temáticos estudiados a lo largo
del curso de Sociología: en primer lugar, la constitución de las Ciencias Sociales (con énfasis en la
disciplina mencionada), y en segundo lugar, algunas teorías eurocéntricas y decoloniales planteadas por
distintos autores.

1. Las Ciencias Sociales

Durante el siglo XIX se dieron ciertas condiciones (sobre las cuales se ahondará con profundidad más
adelante) que posibilitaron la emergencia de las Ciencias Sociales, como lo fueron las enfermedades
derivadas de la urbanización y la industrialización, enfermedades médicas y enfermedades morales (como
la locura, prostitución y alcoholismo).

Wallerstein (2006) plantea que desde siempre se ha reflexionado sobre los seres humanos, sus vínculos
entre sí, sus fuerzas espirituales y estructuras sociales. La Ciencia Social es quien se encarga de estas
reflexiones. Esta se consolidó en el mundo moderno, pero sus raíces se hallan en el siglo XVI. En ese
entonces había un conocimiento secular sistemático sobre la realidad, que se constataba de forma
empírica.

La ciencia buscaba hallar leyes naturales y universales. Durante el siglo XIX había dos tipos de
conocimiento: el verdadero, comprobado científicamente, y el imaginario. A la lucha epistemológica sobre
lo que era conocimiento legítimo, se le suma la lucha sobre el control del conocimiento de la naturaleza y
sobre quién controlaría el conocimiento sobre el mundo humano.

Susana Murillo (2012) plantea que las Ciencias Sociales surgieron para dar respuesta a la cuestión social.

La cuestión social surge de las contradicciones entre la realidad y los principios teóricos del liberalismo que
derivó de la Ilustración en el siglo XVIII. En esta teoría existen tres elementos a los que todos los hombres
tenían derecho de poseer: libertad, igualdad y propiedad. La cuestión social surge cuando, a nivel realidad,
la sociedad no posibilita un acceso igualitario al trabajo, a la propiedad, etc. Donzelot la describe como la
“brecha entre los principios proclamados por el ideario liberal y la realidad efectiva”.

De esta manera, las políticas sociales se volvieron la única forma de intentar contener las desigualdades
dejadas por el capitalismo. En principio, la medicina intentó hacerse cargo de remediar las situaciones
problemáticas, planteando corrientes e ideas. Se entendió que no solo el cuerpo enfermaba, sino también
lo moral.

En primer lugar, se vuelve vital conocer los índices poblacionales de delitos, prostitución y todo lo que
genere un riesgo al orden y al progreso. A su vez, también se debe ser consciente de los individuos, con el
fin de entender si realmente son peligrosos.
Focault plantea dos formas de intervenir sobre los grupos problemáticos: la biopolítica y la anatomopolítica,
que a través de diferentes procedimientos poseen el fin de alterar y moldear las conductas de la sociedad
y los individuos.

En primer lugar se halla la biopolítica. Tras obtener estadísticas que establecen las tasas de natalidad,
mortalidad, morbilidad, delincuencia, etc., se utilizan estos datos para lograr un cuerpo social sano. Si bien
las enfermedades, la delincuencia, entre otros, son naturales, se debe establecer cuáles son los márgenes
tolerables de la desviación, construyendo en base a todo esto las normas para formar a los sujetos.

Por otro lado, la anatomopolítica se centra en prevenir o resocializar la normalidad: moldea a los sujetos en
base a las normas. Para ello hay que dar importancia a la familia, la iglesia, la escuela, las fábricas, entre
otros. Para resocializar, se crean manicomios, cárceles, reformatorios, y en general, se busca establecer
rutinas para generar hábitos, vigilancia sobre los sujetos y un sistema de premio-castigo.

Se fundaron también los movimientos de higienismo y alienismo, que pretendían establecer cuerpos
sociales sanos y que, donde la ley se mostraba insuficiente, el médico operaba, modificando el carácter
social.

El alienismo es un movimiento de carácter hospitalario que se basa en tres ideas: primero, ubicar a los
sujetos en un lugar teniendo en cuenta sus síntomas; luego, se debe clasificar su enfermedad; y por
último, generar una relación médico-paciente, la cual ayuda al tratamiento moral. El higienismo, en cambio,
se basa en la idea de que una vida sana, moral y limpia influye en los aspectos físicos. Divide la
enfermedad física y moral, y pretende socorrer a los pobres, ya que el progreso produce desigualdades.
Sin embargo, estos dos movimientos entran en declive a finales del siglo XIX.

Todas estas corrientes intentaron ser una respuesta a la cuestión social.

Las Ciencias Sociales fueron ampliamente criticadas (en especial por el hecho de que las ciencias
consideradas “válidas” eran las naturales y exactas). Se cuestionó en varias ocasiones la fiabilidad de las
explicaciones, predicciones y metodologías empleadas por las Ciencias Sociales, y sólo pudieron
desarrollarse de forma profesional con el auge de las universidades como sede de avance científico. En
estas se constituyeron diferentes disciplinas, las cuales buscaron el apoyo estatal.

Fue en el siglo XIX cuando se intentó hallar un conocimiento “objetivo” de la realidad, teniendo como base
descubrimientos empíricos. De esta manera, se intentaron constituir diversas disciplinas dentro de la
Ciencia Social. Sin embargo, y tras la Primera Guerra Mundial, sólo habían sobrevivido unas pocas:
Historia, Economía, Sociología, Ciencias Políticas y Antropología. La Historia fue la primera en alcanzar
una existencia autónoma. Se distinguió de las demás por su riguroso énfasis en encontrar lo que “en
realidad ha ocurrido”. La Economía, por otro lado, fue entendida como el comportamiento económico
reflejo de la psicología individual universal. La Sociología, fundada por August Comte, fue considerada la
madre de las ciencias, predominando en ella el positivismo. Se desarrolló en la segunda mitad del siglo
XIX gracias a las transformaciones en las universidades. Su propósito era restaurar el orden social. Las
Ciencias Políticas fueron las más tardías en cuanto a origen, debido a que las facultades de Derecho no
querían desvincularse de ellas. Estas cuatro disciplinas intentaron describir la realidad europea, sin
embargo, con la Modernidad y las conquistas, el estudio de las tribus desconocidas generó que se sumara
la Antropología.

A finales del siglo XIX, afirma Wallerstein, existían tres líneas de estudio de las Ciencias Sociales: el
mundo moderno y el mundo no moderno; el del pasado y el presente; y el estudio del mercado
(Economía), del estado (Ciencias Políticas) y de la sociedad civil (Sociología). Estos conformaron los
llamados estudios de área, entendidos como campos donde se podían agrupar diferentes personas que se
interesaron por las diversas Ciencias Sociales, con el objetivo de trabajar en sus respectivas disciplinas.

Esta división tan clara de las Ciencias Sociales no se mantuvo por mucho tiempo, ya que comenzaron a
adoptar metodologías, postulados, hipótesis, etc. de otras (y, en ocasiones, hasta de Ciencias Naturales);
articulando las diferentes ramas del saber para alcanzar objetivos que los saberes individuales no logran
por sí solos, como expresa González Casanova (2017). El autor agrega la importancia de la disciplina a la
hora de realizar los estudios, ya que, de no tenerla en cuenta, podría generarse un resultado “poco
riguroso”, en palabras de Kenneth Boulding.

Por otro lado, la Primera Guerra Mundial destrozó la idea de progreso instaurada por el positivismo, al cual
se criticó de forma profunda. El filósofo Edmund Husserl afirmó que el positivismo se olvidaba de la
diversidad de la vida, y por lo tanto no la comprendía en su totalidad.

Sin embargo, a partir de 1945, las estructuras de las Ciencias Sociales cambiaron por diversos motivos:
por un lado, Estados Unidos y la Unión Soviética se volvieron potencias y dieron inicio a la Guerra Fría,
que repercutió en varios pueblos no europeos. Además, se dio un cambio en la producción mundial y un
aumento de las universidades, de manera que el número de científicos profesionales creció. Por otro lado,
gran parte de los avances científicos de la época se dieron en las potencias mencionadas, pues poseían
los recursos. Con el tiempo, también invirtieron en las Ciencias Sociales.

Wallerstein menciona que, al conformarse las Ciencias Sociales en Europa, son víctimas de un intenso
parroquialismo, que consiste en un apego excesivo hacia la comunidad, ciudad o región de pertenencia,
que lleva a criticar o restarle importancia a otras culturas. A partir de los años setenta, sin embargo, se
volvió importante generar representaciones más universales.

2. Generalidades de la Sociología

La Sociología consiste en el estudio sistemático de las sociedades humanas. Además, compone un punto
de vista, una forma de ver la vida, de entenderla de forma crítica cuestionando sus diferentes aspectos. A
través de ejemplos específicos, los sociólogos logran identificar pautas de la vida social.

Gracias a su estudio, se comprende que la sociedad guía las acciones y decisiones que los sujetos toman
a lo largo de la vida. De esta forma se comprende que las decisiones no son tan individuales como
parecen a simple vista. Consiste en dar un paso atrás y observar cómo se despliega la realidad de forma
crítica. A esto se lo conoce como perspectiva sociológica. Esta ayuda a comprender mejor el mundo en el
cual se habita, así como sus pautas y orden. Giddens (2004) plantea que al tener una perspectiva
sociológica se pueden observar y entender, por ejemplo, los efectos sociales que afectan la salud y causan
enfermedades. De esta manera, se entenderá que no todos los grupos o sectores sociales poseen las
mismas características: la esperanza de vida, o las reacciones ante una enfermedad dependen de muchos
caracteres distintos. Así, se observa cómo los sentimientos aparentemente individuales y “naturales” se
hallan influidos por factores sociales. También ayuda a reconocer diferencias y similitudes entre las
personas, y a entender que hay más formas de vida aparte de la que se lleva.

La Sociología posee la particularidad de tener un objeto de estudio en continuo cambio. Además, el


sociólogo es parte de su objeto de estudio, y por esto resulta todavía más complicado que en otras
ciencias ser objetivo (aunque, por supuesto, siempre existe una cuota de subjetividad imposible de
eliminar).

Muchos descubrimientos de la Sociología contribuyen a la realización de políticas y reformas sociales,


gracias al entendimiento de los diferentes grupos sociales existentes (y logrando, a su vez, que dichos
grupos se conozcan más a sí mismos y a los demás). La Sociología tiene, por lo tanto, la capacidad de
transformar el mundo, como señala Adrián Scribano (2012). Por esto, el autor no duda en indicar la
importancia de la Sociología como teoría y práctica: el saber y el hacer son igual de fundamentales.

2.1. Los orígenes de la Sociología

2.1.1. Factores que propiciaron su desarrollo

La Sociología, al igual que todas las ciencias, se configuró gracias a un determinado contexto. La
particularidad de la Sociología es que su objeto de estudio es este contexto social. Algunos de los factores
que configuraron a las Ciencias Sociales (y a la Sociología) son los siguientes:

En primer lugar, las revoluciones políticas (en particular la Francesa) llevaron a los pensadores a
reflexionar y crear ciertas teorías sociológicas. El clima francés de caos y desorden fue lo más percibido de
la situación, y causó que varios sociólogos (como Auguste Comte y Émile Durkheim) se preocuparan por el
orden social. La Ilustración, previa a la Sociología, trajo nuevas ideas que llevaron a un desarrollo crítico
del conocimiento. En este momento fue que nació la idea de aplicar el método científico a las cuestiones
sociales (pues si el mundo físico tenía sus leyes, la sociedad también. Hallar estas reglas era el objetivo de
los filósofos).

Muchos filósofos rechazaron valores e instituciones tradicionales. Consideradas irracionales, no permitían


el desarrollo humano. Cuando se abolieran, o se pusieran en duda, se lograría un mundo racional y mejor.
Sin embargo, no todos los pensadores estaban de acuerdo con esto. Algunos, como Bonald, deseaban un
regreso a la Edad Media, donde no existía el desorden social. Zeitlin (1981) expone que los movimientos
conservadores entendían que el ser humano no era el protagonista del mundo, y que por eso había que
dejar que la sociedad fluyera de forma natural, sin querer cambiarla.
La Revolución Industrial, las migraciones de la ciudad al campo, las nuevas tecnologías, la consolidación
del capitalismo y el movimiento obrero también llamaron la atención de los sociólogos, ejemplo de ellos
fueron Max Weber y Karl Marx.

El nacimiento del socialismo, cuyo objetivo era solucionar los excesos del sistema existente, fue motivo de
estudios de Marx. En oposición a esta postura socio-política-económica también surgieron muchas teorías.

Se produjo además un cambio en la manera de concebir la religiosidad. Muchos científicos combinaron la


religión con las ciencias, pero otros, inspirados por el positivismo (fundado por Comte), el racionalismo y el
empirismo, se despegaron de ella, en busca de constatar sus investigaciones y resultados a través del
método científico.

A finales del siglo XIX, la ciencia comenzó a tomar verdadera relevancia, volviéndose el conocimiento
“válido”. Las ciencias específicas (como Física, Biología y Química) fueron las más prestigiosas. Hubo
muchos pensadores que quisieron adaptar la Sociología a los métodos de la Física y de la Biología; pero
por su particular objeto de estudio, se llegaría a la conclusión de que merecía su propia metodología.

2.1.2. Constitución de la Sociología como disciplina independiente

En Francia se destacaron tres figuras.

En primer lugar, Claude Henri Saint-Simon (1760-1825), que influyó a Marx. Fue positivista e intentó usar
técnicas propias de las Ciencias Naturales para los fenómenos sociológicos. Pretendía conservar la
sociedad tal y como era; y propuso reformas socialistas en el ámbito de la economía. Sin embargo, no veía
posible que la clase obrera sustituyera a los capitalistas. No fue un sociólogo como tal, pero ayudó a
consolidar la ciencia.

En segundo lugar, Auguste Comte (1798-1657). Sus obras fueron una reacción a la Revolución Francesa y
la Ilustración. Creador del positivismo, sentía una profunda turbación por la anarquía social. Fue influido,
entre otros, por Bonald. No creía en un regreso a la Edad Media por los avances científicos e industriales.
Fue quien acuñó el término Sociología. Esta nueva ciencia debía ocuparse de la estática social
(estructuras sociales existentes) y de la dinámica social (del cambio social), para así buscar las leyes de la
vida social, logrando el orden. Se refiere a la importancia de la observación, la experimentación y el
análisis histórico comparado. Como Saint-Simon, ayudó a consolidar la ciencia.

Por último, Émile Durkheim (1858-1917). Legitimó la Sociología en Francia. Su obra denota su malestar
hacia el desorden social. Creía que los conflictos sociales podían solucionarse mediante reformas. Plantea
el hecho social (fuerzas y estructuras externas al individuo que poseen la capacidad de coercionar) como
el objeto de estudio. Para esto escribe El Suicidio, donde vincula el comportamiento suicida individual con
causas sociales. También divide las sociedades entre primitivas (donde la división de trabajo era nula) y
modernas (donde hay división del trabajo y una interdependencia en las funciones económicas y sociales).
Creía que mediante cambios se podía reforzar la moral social, haciendo frente a las patologías
presentadas por la sociedad.
En Alemania, por otro lado, se destacaron dos corrientes distintas:

En la primera, la figura de Karl Marx (1818-1883) fue la más importante. Tomó de Georg Hegel la dialéctica
(modo de pensar que hace hincapié en la importancia de los procesos, relaciones, dinámicas, conflictos y
contradicciones del mundo; entendiéndose que este se compone de ellos) y de Ludwig Feuerbach el
materialismo. Creó así la dialéctica materialista, definida como la relación dialéctica en el mundo material.
Entendió que la raíz de los males era el capitalismo, y que había que destruir sus estructuras para
asegurar un cambio. Llegó a la conclusión de que los capitalistas generaban ingresos al explotar a los
obreros. Creía que en la naturaleza del hombre estaba el trabajar para cumplir sus necesidades, así que el
nuevo sistema debía basarse en eso.

En la segunda se destaca Max Weber (1864-1920). Si bien fue influido por Marx, se interesó más por las
ideas como fuerzas autónomas, capaces de afectar la economía. Estudió, por ejemplo, los vínculos entre
el protestantismo y el capitalismo. Tampoco fue tan radical como él. Le dio mucha importancia a la
racionalidad, y decía que la burocratización era un ejemplo de ella. También George Simmel (1858-1918)
fue relevante para esta segunda corriente. Se interesó en fenómenos a pequeña escala, en las
interacciones y sus tipos. Su impacto fue gracias a sus ensayos breves. Menciona la importancia de las
tríadas como número impar de personas que permite desarrollar aspectos sociológicos.

En Gran Bretaña fue importante la figura de Herbert Spencer (1820-1903). Este sociólogo no sentía interés
en las reformas sociales, y pensaba que el Estado no debía inmiscuirse en asuntos individuales. Creía que
el mundo evolucionaría en base a la selección natural y consideraba a la sociedad un “organismo”.

Por último, en Italia fueron relevantes las figuras de Gaetano Mosca (1858-1941) y Wilfredo Pareto
(1848-1923). Ambos rechazaban el marxismo y la Ilustración. Al primero prácticamente no se lo estudia,
porque sus teorías ya no son relevantes. El segundo entendía que la racionalidad no se hallaba en el
instinto humano, y por eso no eran posibles los cambios drásticos. La sociedad, decía, estaba conducida
por una élite que dirige a la masa (dominada por fuerzas irracionales, por lo cual no puede revelarse). La
élite se desgasta con el tiempo y es sustituida por otra. Esta teoría se destaca por sobre el resto por su
naturaleza cíclica.

2.2. Paradigmas de la Sociología

Aunque hay varios paradigmas en esta disciplina (es decir que existen muchas maneras de entender los
hechos que ocurren en la sociedad); se explicarán tres de ellos, entendiéndose que poseen cierta
relevancia.

En primer lugar, el paradigma funcionalista. Esta teoría concibe a la sociedad como un sistema complejo,
cuyas partes trabajan juntas para crear solidaridad y estabilidad. Se entiende que la vida está guiada por la
estructura social. Parsons creía que la Sociología debía identificar aquellas tareas básicas que hacían
posible mantener la sociedad en equilibrio. Se entiende a la sociedad como un todo comprensible,
ordenado y estable.
En segundo lugar, el paradigma del conflicto. Se toma por supuesto que la sociedad no es equilibrada, sino
que el conflicto de intereses queda signado por las diferencias y desigualdades. Los sociólogos se
interesan por los factores (edad, género, etc.) que causan la distribución desigual del poder, la educación,
etc.

En tercer lugar, el paradigma de la acción social. La base son las personas, cómo se orientan y actúan en
sus interacciones con otros individuos. De esta forma, se entiende la sociedad gracias al estudio de
situaciones específicas. Weber fue uno de los fundadores de este paradigma, quien concebía la sociedad
como un producto de las nuevas tecnologías, el capitalismo y las nuevas formas de pensar.

Por supuesto que estos paradigmas no son los únicos existentes. En los últimos años han surgido otros,
que toman en cuenta voces y miradas que no son las hegemónicas. Ejemplo de esto es la Sociología
feminista.

3. Una mirada fuera de Europa: sobre el eurocentrismo y las teorías decoloniales

3.1. Obstáculos epistemológicos, representaciones sociales y ruptura epistemológica

Como Murillo menciona, la Historia como disciplina surgió en Europa occidental, en un intento por hallar “lo
que en verdad ocurrió” en las diferentes naciones. La Antropología y los Estudios Orientales (cuyo objeto
de estudio fueron aquellas civilizaciones más “avanzadas”, como China e India, entre otras), por su parte,
se centraron en estudiar al resto de culturas, las cuales no se habían “modernizado”.
Esta idea de “naciones modernas” es autoconcebida por parte de los europeos, entendiéndose como
superiores en cuanto a estructuras sociales, políticas y económicas, en organización y en cualquier ámbito.
La influencia europea en el modo de pensar del resto de las naciones queda patente cuando se examina la
periodización de la historias (que incluye episodios meramente europeos, como la Edad Media, que en
nada afectó a Medio Oriente), o en las celebraciones por el Día de la Raza (que era entendida como la
llegada del conquistador a América y la posterior esclavización y masacre a las comunidades indígenas),
entre otros ejemplos que plantea el filósofo Enrique Dussel (cuyas ideas serán tratadas a continuación).

Sin embargo, durante mucho tiempo, nadie se cuestionó estas situaciones; y aún en la actualidad, gran
parte de la sociedad no es consciente del pensamiento eurocéntrico que posee. No obstante, a la hora de
conocer, se debe de tener en cuenta de su existencia, ya que condicionará la investigación.

El pensamiento eurocéntrico es un modo de ver la vida que, sin que el investigador sea consciente, puede
afectar los resultados. Por ejemplo, si se quiere realizar un estudio sobre un determinado pueblo indígena,
probablemente las preconcepciones y prejuicios (productos de este pensamiento) harán desembocar la
tarea investigativa en un lugar erróneo.

A estas preconcepciones, prejuicios, valores, ideologías, etc. se las conoce como obstáculos
epistemológicos (denominados así por Bachelard). Provienen del contacto con la misma sociedad, que
genera lo que Serge Moscovici llama representaciones sociales (retomando el concepto de representación
colectiva de Durkheim).
Las representaciones sociales están conformadas por conocimientos que poseen las personas al estar en
contacto con la sociedad, sus instituciones y sus grupos. Son externas al individuo, pero coaccionan su
accionar y modo de pensar. Son las ideas socialmente establecidas respecto a un tema o situación
determinada. Pueden variar de persona a persona, pero son de carácter hegemónico.

Algunos ejemplos de cómo las representaciones sociales influidas por el eurocentrismo afectan a los
diferentes grupos son planteados por Rita Segato en sus diferentes artículos. La antropóloga expone que
las minorías no blancas presentan números excesivamente altos en cárceles y una gran asociación a la
delincuencia. Además, afirma que gran parte de los muertos en Brasil son pobres, negros y hombres
jóvenes. Segato brinda un complejo concepto de raza que será explicado posteriormente.

Estas representaciones, influidas por el pensamiento eurocéntrico, son obstáculos epistemológicos a la


hora de conocer; y por lo tanto, se debe reflexionar y pensar en torno a ella. A la acción de detectar,
reconocer e intentar remediar estos obstáculos se la conoce como ruptura epistemológica, y es la única
forma posible para generar nuevos conocimientos que integren a aquellas poblaciones y modos de vida
que difieren de la idea de modernidad eurocéntrica.

3.2. Enrique Dussel y el eurocentrismo

La filosofía de Dussel tiene mucho de sociológica. Es especialmente crítica con la idea de Modernidad, a la
que considera un “mito”, esto debido a que Europa occidental se pretendió superior racionalmente, y
extendió esta idea a lo largo del mundo, de manera que el resto de las naciones vean en esta una región
desarrollada y mejor, centro del avance tecnológico y fuente principal de conocimiento.

Resulta necesario definir al eurocentrismo antes de continuar. Santiago Castro-Gómez y Ramón


Grosfoguel dicen que consiste en tomar el conocimiento producido por Europa como “válido”, dejando de
lado aquellos que son producidos por otras naciones o minorías.

Dussel menciona que la Modernidad surgió con la apertura del océano Atlántico y el Descubrimiento de
América (nombre que el autor critica en diversas ocasiones, ya que si alguien vio primero el continente
fueron los migrantes mongólicos que llegaron a través del estrecho de Bering). El arribo a América tenía la
supuesta misión de desarrollar países “bárbaros” y “atrasados”.

La Modernidad y sus pensadores criticaron todos los mitos provenientes de la cristiandad medieval; pero
se olvidaron del que envolvía a esta nueva concepción; el cual puede verse al examinar ciertos elementos
e invenciones supuestamente europeas que, en realidad, tuvieron su origen en China o Medio Oriente.
Además, la Modernidad se jactó de lograr secularizar el mundo, manipular la naturaleza, crear nuevas
estructuras económicas y políticas, entre otras cuestiones que, en la mayoría de los casos, no fueron tan
totales ni verdaderas (en China ya se imprimía papel moneda desde el siglo IX, por ejemplo, por lo que
esto no es un invento europeo)
No obstante, es necesario aclarar que sí hubo críticos de la Modernidad, muchos pertenecientes al
Romanticismo, que se interesaron por el individualismo, lo político y económico, el secularismo destructor
de las culturas no europeas y la destrucción ecológica asociada a la industrialización, entre otros temas.

Por otro lado, los pensadores eurocentristas reconocieron en la antigua civilización helénica a sus
antecesores, ya que vieron cierto “progreso” y “modernidad” en sus ideas y acciones. Esta
autoadjudicación, sin embargo, es arbitraria y ayuda a alimentar el mito de la Modernidad.

Para argumentar su idea de mito da algunos ejemplos, como la mención de que en el año 800, los
islamitas ya tradujeron a Aristóteles al árabe; mientras que Europa entró en contacto con sus textos
después de la Edad Media.

Dussel reconoce que el saqueo europeo de las minas de oro y plata en América fue el inicio del
capitalismo, así como el comercio de esclavos africanos. No coincide con otros autores, que separan la
Modernidad del capitalismo.

La llegada a América, la comercialización de africanos y la esclavización de los indígenas dejó en


evidencia la importancia de la piel blanca: el europeo es quien posee derechos; mientras que el no-blanco
no los posee y debe colocarse debajo de su poder.

El autor recalca la importancia de la Transmodernidad, concepto que abarca la idea de analizar los
fenómenos de forma mundial, teniendo en cuenta el sistema-mundo (es decir, haciendo valer todas las
relaciones que existieron a lo largo de la historia en el mundo) y no solo el eurocentrismo. Consiste en
observar desde otro lado los acontecimientos, alejándose de lo considerado hegemónico.

Dussel afirma que, hasta la actualidad, Latinoamérica y la mayor parte del mundo continúan teniendo un
pensamiento eurocentrista, el cual queda patente en los currículos escolares. Para lograr un verdadero
cambio mental en la sociedad, un interés por lo propio y una disolución del mito, es necesario cambiar
estos currículos y moldear nuevas generaciones capaces de discernir de forma diferente la realidad a
través del pensamiento crítico.

3.3. La decolonialidad

Las teorías decoloniales pretenden reconocer aquellas influencias del colonialismo, es decir, de la
dominación social, política y económica de una potencia sobre una tierra “atrasada”, que arrasó con las
civilizaciones ya existentes en dichos territorios, bajo la justificación de que debían ser “modernizadas”.
Grosfoguel destaca la importancia de cuestionar y descolonizar los modelos coloniales y eurocéntricos que
continúan vigentes hasta el día de hoy.

Scribano resalta la importancia de observar con atención la sociedad que se pretende conocer, y que no se
debe olvidar el hecho de que se está trabajando en un contexto determinado.
Castro-Gómez y Grosfoguel mencionan que la colonialidad trajo consigo una “jerarquización étnico-racial
de las poblaciones”, y es en este tema en el cual hace hincapié Rita Segato en varios de sus artículos
académicos.

3.3.1. Rita Segato y el concepto de raza

Segato expresa su disconformidad ante la definición habitual de raza, pues entiende que es muy limitada.
Agrega que es un tema del que cuesta hablar, y que muchas veces se encara de forma errónea. Menciona
la importancia de utilizar un lenguaje más preciso y decolonial: muchas veces se utiliza el término
afrodescendiente como sinónimo de negro, cuando en realidad, el 70% de los brasileros son
afrodescendientes y no por ello todos son negros.

La autora habla de la importancia de entender la raza Latinoamérica, de nombrarla, ya que la entiende


como “una estrategia de lucha esencial en el camino a la descolonización”. Comprender la raza, sin
embargo, no es tan sencillo: para Segato, la raza es la “marca de pueblos despojados y ahora en
reemergencia. (…) (Se la entiende) como (un) trazo viajero, cambiante”. No es un concepto biológico, sino
que refiere al lugar que se ocupó en la historia, son las “marcas inscritas en el cuerpo del sujeto a partir de
eventos ocurridos en su espacio-tiempo”, las cuales decretan la posición que se ocupará en la sociedad. A
su vez, el sociólogo Aníbal Quijano agrega que la raza depende de las “mallas de poder”.

Segato menciona que el materialismo histórico redujo las estructuras de poder solo a las clases sociales,
olvidando así las cuestiones relacionadas a etnias, cuya relevancia es imposible de negar en cuanto se
piensa en la explotación negra e indígena. De esta forma, se comprende que el concepto de raza también
está asociado a las relaciones de producción. Grosfoguel y Castro-Gómez señalan que las “razas
superiores” ostentan posiciones mejores remuneradas, mientras que las “razas inferiores” se encuentran
en trabajos mal pagados.

Se propone la utilización del término pluralismo histórico, ya que abarca las relatividades culturales, y a su
vez, es capaz de superar estas cuando así se requiera. Además, incluye la dimensión histórica, en
referencia a la “voluntad de existir” que poseen todas las sociedades.

La autora también resalta el hecho de que el mundo se encuentra racializado y jerarquizado, lo cual influye
en el Estado y sus instituciones; lo que lleva a que los derechos y recursos que disponen las minorías sean
inferiores a los que poseen las comunidades blancas.

Ejemplo de esto son las comunidades indígenas, a quienes, con la justificación de querer modernizar, los
Estados les quitan su autonomía y derechos. Se utiliza la igualdad y los derechos universales como
excusa para la entrada a los pueblos, pero a su vez, las políticas que se buscan aplicar son fuertemente
racistas. Se intenta eliminar su cultura, y no se les da el derecho a ser diferentes.

A esto, Segato le añade la cuestión del género, y menciona que a mayor Modernidad, los asesinatos de
mujeres aumentan. Agrega la importancia de un feminismo no eurocéntrico, ya que las problemáticas y
cuestiones de las razas no blancas no son iguales a las europeas. La autora afirma que en las épocas
precoloniales la brecha entre los géneros no era tan marcada; pero con la llegada de la Modernidad, se fue
haciendo cada vez más amplia, hasta entender a la mujer como “lo otro”. Este desplazamiento de las
mujeres, cuyas vidas en muchas ocasiones acaban de forma fatal, se intenta remediar con diferentes
políticas: la misma Modernidad intenta contrarrestar aquello que causó. En palabras de Segato, con estas
normas jurídicas intenta darles “con una mano lo que ya les sacó con la otra”.

Los planteos de Segato, y las teorías decoloniales en general, generan una ruptura en la idea de que la
situación de los no blancos y las mujeres ha sido siempre igual. Permiten ver el mundo de forma distinta, y
crean un conocimiento más abarcativo e inclusivo.

4. Conclusiones

En primer lugar, es necesario resaltar que la constitución de la Sociología como disciplina independiente
data de finales de la Europa occidental siglo XIX, y por lo tanto, se rige por pensamientos e ideas
generadas por estudiosos que se criaron bajo un paradigma eurocentrista, donde se concibe a la región y
al hombre heterosexual, blanco, cisgénero y cristiano como el principal productor de conocimiento,
“modernizado”, “desarrollado”, y por tanto, superior. De esta manera, los conocimientos generados por
minorías no son tomados en cuenta. La Sociología, en inicio, se concibe de esta manera, lo que genera
que no se lograra estudiar de forma óptima sociedades ajenas a Europa: al no comprender el colonialismo,
o concebir a civilizaciones como “atrasadas”, se cae en lo que Dussel denomina como el mito de la
modernidad, donde se juzga o entiende desde un pensamiento eurocéntrico fenómenos ajenos a Europa.
Las representaciones sociales, que son aquellas ideas establecidas por la sociedad que coaccionan el
modo de pensar y el accionar de los individuos, son influidas por el mito de la modernidad y el
eurocentrismo. Estas afectan de forma profunda la investigación (hasta el punto de convertirse en
obstáculos epistemológicos); y por esto se debe ser consciente de cómo son afectadas por el
eurocentrismo y la colonialidad.

En segundo lugar, es importante mencionar que el parcial nos llevó a reflexionar respecto a aquello que
creíamos saber, y que terminó siendo falso o relativo. Por ejemplo, suponíamos que conocíamos la
sociedad por completo, por lo que entender su complejidad ha desdibujado estas nociones. Las posturas
de los autores y sus teorías nos enseñaron que lo que conocemos como sociedad está formada por un
entramado de factores, que a su vez requieren de una profunda atención para poder entenderlas y
aplicarlas a nuestro futuro como docentes.

Tras elaborar el documento surgieron algunas preguntas en torno a reflexiones basadas en las posturas de
autores como Dussel o Segato, y corroboramos que nuestra sociedad está colonizada y se caracteriza por
tener una índole eurocéntrica. Las diferentes instituciones educativas reproducen este modelo,
conformando una sociedad que continúa teniendo un pensamiento eurocéntrico. ¿Sería posible cambiar
los contenidos y autores a enseñar en el aula? ¿De qué manera?

En tercer lugar, se sugerirán temáticas y recorridos a realizar para el siguiente tramo. Considerando el
proyecto de Aulas Compartidas, o para la clase en particular, nos gustaría abarcar, dentro del espectro de
la Sociología, el tema de la juventud; cómo la visión en cuanto a la juventud ha cambiado con el pasar de
los años, los prejuicios de la sociedad, los derechos adquiridos, y rol que se les fue asignado, entre otras
cuestiones. Es un tema que creemos necesario profundizar para entender mejor los panoramas sociales
existentes siglos atrás, comparándolos con los que hay hoy en día y, quizás, cuáles podrían ser los futuros.
Bibliografía

Barcelona.cat (s.f.) ENTREVISTA | ¿Qué es la teoría decolonial?, el profesor Ramón Grosfoguel lo explica
a través de Itacat Ràdio.
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