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CONCEPTOS HISTÓRICOS 5 (7): 9-16

Editorial
Derroteros de la historia conceptual1

Varias son las razones propiciadoras de esta sección monográfica, que


generosamente nos ha cedido la revista Conceptos Históricos. Hay una
razón episódica, coyuntural. Los artículos que la integran nacieron de
una invitación que nos hizo su director con ocasión de una visita acadé-
mica a Buenos Aires, en septiembre de 2016. En el dossier intervienen
mayoritaria, pero no exclusivamente, miembros del grupo de investiga-
ción de la Universitat de València “Historia conceptual y crítica de la
modernidad” y del proyecto de investigación homónimo del Ministerio
de Ciencia, Innovación y Universidades español FFI2017-82195-P, fi-
nanciado por la AEI/FEDER, UE, coordinados ambos por quien rubrica
esta presentación. María Martín Gómez y Roberta Picardi son, en la
actualidad, profesoras adscriptas, respectivamente, a la Universidad de
Salamanca y a la Università italiana degli Studi del Molise. A Claudio
Ingerflom le corresponde el principal mérito de esta colaboración con
Conceptos Históricos, junto al interés de todas las instituciones empeña-
das en tender puentes entre la Universidad Nacional de San Martín
(con su pionera maestría en Historia conceptual, en la que se inscri-
bieron dos doctorandas de nuestro programa, Nerea Miravet –ahora ya
doctora– y Ana Meléndez, y, en reciprocidad, hemos sido anfitriones
durante varios meses de un doctorando argentino, Tomás Wieczorek)
y nuestro proyecto. Por iniciativa del profesor Giuseppe Duso inten-
tamos una implicación académica de nuestra Universidad y de nues-
tra Maestría Pensamiento Filosófico Contemporáneo (en cuyo plan de
estudios impartimos, desde hace años, el curso “Historia conceptual y

1 Este trabajo ha surgido en el marco del proyecto de investigación “Historia conceptual y


crítica de la modernidad” (FFI2017-82195-P) de la AEI/FEDER, UE y del grupo de investigación
homónimo de la Universitat de València (GIUV2013-037), y fue ultimado durante una estancia en la
Universidad Johannes Gutenberg de Mainz merced a una beca del Vicerrectorado de Investigación
y Política Científica de nuestra universidad.

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modernidad”), pero quedó truncada por la cerrazón burocrática. Desde


luego, nuestra intención sería profundizar esos vínculos en el futuro e,
incluso, regularizar nuestra cooperación mediante encuentros bilaterales
o multilaterales, publicaciones periódicas e intercambios de estudiantes
(de facto, ya se ha hecho) y docentes.
También es menester mencionar una razón de fondo, temática: las
afinidades electivas entre ambas empresas académicas y científicas, ya
apuntadas en el párrafo anterior. El título de la revista argentina evoca
aquella auspiciada en 1998 por el profesor José Luis Villacañas, Res pu-
blica. Revista de la historia y el presente de los conceptos políticos (Murcia),
en cuyo primer número de 1998 participaron, entre otros, el mencionado
colega Duso, Sandro Chignola, el director de esta revista española y yo
mismo. El profesor paduano no solo ha frecuentado nuestra universidad
como conferenciante, miembro de dos proyectos de investigación previos
[“Teorías y prácticas de la Historia conceptual: un reto para la filosofía”
(HUM2007-61018-FISO) y “Hacia una Historia conceptual comprehen-
siva: giros filosóficos y culturales” (FFI2011-24473)] y docente en cursos
de doctorado, sino que ha inspirado hasta tal punto nuestro trabajo, sobre
todo su decantación hacia la filosofía política, que uno de nuestros alum-
nos, Juan Sánchez Mandingorra, le dedicó una magnífica tesis doctoral:
“La Historia conceptual paduana: Antecedentes y desarrollo de una his-
toria de los conceptos como filosofía política”2 (Universitat de València,
2015, laureada con una Mención especial del Premio “Luis Díez del Co-
rral”, del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales de Madrid).
La ingente producción histórico-conceptual desde su más fértil pe-
ríodo de gestación (por no remontarnos a sus tentativas bisoñas en las
postrimerías del siglo XIX y albores del siguiente), esto es, en los años
sesenta del siglo XX, que ha sido incesante hasta ahora, amén de su impa-
rable expansión internacional,3 desmiente los pronósticos agoreros de sus
detractores, de muy distinto abolengo, que le auguraban una inminente
fecha de caducidad. También en España y en Iberoamérica no ha dejado

2 Ver también Juan Sánchez Mandingorra. “El movimento di pensiero de Giuseppe Duso entre
historia conceptual y filosofía política”, Pasajes, Nº 49, 2016, pp. 50-62.
3 A esa repercusión le dedicó un número monográfico la revista Forum interdisziplinäre
Begriffsgeschichte (Año 4, Nº 1, 2015). Si nos circunscribimos al ámbito hispano, véanse
los trabajos de María Martín Gómez. “La introducción en España de la Historia Conceptual”,
Azafea, Nº 13, 2011, pp. 257-276; Gonzalo Capellán. “‘El tiempo de las palabras’. Recepción
y desarrollos de la historia de los conceptos en España”, en Manuel Suárez Cortina
(ed.): Europa del sur y América Latina. Perspectivas historiográficas. Madrid, Biblioteca
Nueva, 2014, pp. 89-120; y Faustino Oncina. “Die Bedeutung und Rezeption von Reinhart
Koselleck im spanischsprachigen Raum”, Forum interdisziplinäre Begriffsgeschichte, Año
4, Nº 1, 2015, pp. 21-26. Véanse asimismo Ernst Müller. “Verspätete Wirkung. Reinhart
Kosellecks Begriffsgeschichte international”, Trajekte. Zeitschrift des Zentrums für Literatur-
und Kulturforschung Berlin, Nº 23, 2011, pp. 22-25, y Ernst Müller y Falko Schmieder.
Begriffsgeschichte und historische Semantik. Ein kritisches Kompendium. Frankfurt am Main,
Suhrkamp, 2016, pp. 392-401.

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de granjearse adeptos, y el propio Hans Ulrich Gumbrecht se permitió


ironizar sobre la elefantiasis histórico-conceptual hispana.4 Sin duda, la
historia conceptual no es una estrategia monolítica, sino que, ya desde su
eclosión, siquiera algunas de sus tendencias más pujantes demostraron su
versatilidad y su afán de renovación. Su longevidad y su actual lozanía son
resultado de esa capacidad de abrirse a otras perspectivas y de no quedarse
varada en el humus del que se alimentaron sus tempranos brotes. Hoy
despuntan varias líneas de progresión: la importancia de la comparatís-
tica, que ha trascendido las fronteras idiomáticas y culturales nacionales
(Koselleck ya hizo suyo ese reto, como atestigua el epílogo de Carsten
Dutt a uno de los volúmenes póstumos),5 pues cada vez se atienden con
mayor acribia las migraciones conceptuales,6 la rentabilidad de las nue-
vas herramientas digitales, el protagonismo de la imagen y la sinergia o
convergencia entre la historia conceptual y la iconología –un crisol que
alberga desde lo metafórico a lo simbólico–,7 la necesidad de repensar la
vigencia de los cuatro criterios que guiaron el léxico Conceptos históricos
fundamentales –temporalización, democratización, ideologización y poli-
tización– y de proponer nuevas claves para entender el presente...8

4 La explícita alusión a la situación en el mundo hispano la hizo en su conferencia titulada


“¿Cuán alemanas fueron las ciencias del espíritu y cuán alemanas deberían ser?” (Wie deutsch
waren die Geisteswissenschaften und sollten sie sein?), pronunciada el 2 de diciembre de 2011
en la Academia de las Artes de Berlín, en el marco del Simposio Anual del Centro Leibniz de
Investigación Literaria y Cultural de esa ciudad (Nachdenken. Internationale Wirkungsgeschichte
der deutschsprachigen Geisteswissenschaften und ihrer Sprache).
5 Ver Carsten Dutt. “Epílogo”, en Reinhart Koselleck: Historias de conceptos. Estudios sobre
semántica y pragmática del lenguaje político y social. Madrid, Trotta, 2012, pp. 293-294. Dicho
epílogo se nutre de materiales dejados por Koselleck en diversas carpetas depositadas en el
Archivo de Marbach. Ver Willibald Steinmetz, Michael Freeden y Javier Fernández-Sebastián
(eds.). Conceptual History in the European Space. New York/Oxford, Berghahn, 2017.
6 Ver Faustino Oncina, Nerea Miravet y Héctor Vizcaíno (eds.). Conceptos nómadas: Auto-
determinación. Valencia, Publicacions de la Universitat de València, 2014.
7 Ver el dossier de Forum interdisziplinäre Begriffsgeschichte (Año 7, Nº 1, 2018), editado por
Ernst Müller y Barbara Picht, que recoge las contribuciones a un simposio celebrado en la
llamada Warburg-Haus de Hamburgo, en noviembre de 2017.
8 Ese es el meollo del debate entre Christian Geulen y Willibald Steinmetz. En 2010, Christian
Geulen lanzó un alegato por una historia de los conceptos fundamentales del siglo XX (“Plädoyer
für eine Geschichte der Grundbegriffe des 20. Jahrhunderts”, Zeithistorische Forschungen/
Studies in Contemporary History, Nº 1, 2010, pp. 79-97). Aquí identifica cuatro procesos
que caracterizan la dinámica del cambio conceptual en la Alemania del siglo XX: cientifización
[Verwissenschaftlichung], popularización [Popularisierung], espacialización o territorialización
[Verräumlichung] y fluidificación o volatilización [Verflüssigung]. El actual titular de la cátedra
que inauguró Koselleck en Bielefeld (si bien con un rótulo distinto, “Historia universal con
especial atención a la investigación histórica de la política en el siglo XX”), Willibald Steinmetz, ha
discutido la vigencia de los cuatro criterios de la Sattelzeit de su antecesor (según él, continúan
vigentes la politización y la ideologización, aunque en una forma diferente, y necesitan revisión
los otros dos, democratización y temporalización), así como la propuesta de Geulen. A la del
último le añade de su propia cosecha dos hipótesis adicionales: la reflexividad sobre el uso
del lenguaje en la segunda mitad de ese siglo y la anglicanización de ciertos dominios de
dicho uso en Alemania y en otros países (“Some Thoughts on a History of Twentieth-Century
German Basic Concepts”, Contributions to the History of Concepts, Vol. 7, Nº 2, 2012, pp.

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Sin embargo, en estos momentos, y a guisa de balance retrospectivo,


constituye una perogrullada afirmar que la historia conceptual no es solo
una praxis lexicográfica, por lo demás con boyantes y muy provechosos
réditos, sino también una teoría de los tiempos históricos (ya la célebre
introducción de Koselleck al macrodiccionario Geschichtliche Grundbe-
griffe alentaba esta posibilidad, al remarcar la estructura temporal ínsita
en la misma índole del concepto)9 que ha servido de brújula a algunos
atrevidos zahoríes de la modernidad –como acredita este dossier–. No
obstante, tampoco se puede orillar la lista de déficits, bien fundados y
cada vez más flagrantes, que le planteó el controvertido libro de Hans
Gumbrecht, Dimensiones y límites de la historia conceptual.10
Los trabajos que vienen a continuación proceden de jóvenes investi-
gadores e investigadoras que, aun en su diversidad de perspectivas, han
sido cincelados por su curiosidad histórico-conceptual y su voluntad
de explotar vetas apenas barruntadas por los clásicos de este enfoque.
Algunos se han formado en el seno del citado grupo de investigación
“Historia conceptual y crítica de la modernidad”, de la Universitat de
València, pero todos cuentan con un amplio recorrido interuniversita-
rio e internacional. María Martín bucea en los ricos fondos del legado
de Koselleck, en el Archivo de literatura alemana de Marbach,11 y nos
brinda una primicia: el protocolo de un seminario de este historiador
en Heidelberg sobre la guerra civil española celebrado en marzo de
1961. Tal primicia le permite examinar un tópico en este autor, con ecos
schmittianos: el estado crítico –en su doble acepción de crítica y crisis– y
su transfiguración bélica como condición genética de la modernidad.12

87-100). Geulen responde a estas sugerencias (y a otras incluidas en este número monográfico
de Contributions) en “Reply” (pp. 118-126). Por otro lado, el Centro Leibniz de Investigación
Literaria y Cultural de Berlín se propone poner al día el patrimonio conceptual de nuestro tiempo.
9 La historia conceptual va allende una mera recopilación o adición de datos extraídos de
fuentes; es una historia temporal de los conceptos. La introducción al primer volumen de
Geschichtliche Grundbegriffe (1972) ha sido vertida al castellano en un dossier sobre Koselleck
en la revista Anthropos (Nº 223, 2009, pp. 92-105, aquí pp. 98-99, 105).
10 Ver Hans Ulrich Gumbrecht. Dimensionen und Grenzen der Begriffsgeschichte. München,
Wilhelm Fink Verlag, 2006.
11 No se pueden preterir las dificultades de haber troceado y dividido los materiales
póstumos en dos archivos, el Archivo de Literatura Alemana (Deutsches Literatur Archiv)
(DLA) de Marbach y el Centro Alemán de Documentación de Historia del Arte de Marburgo
(Deutsches Dokumentationszentrum für Kunstgeschichte – Bildarchiv Foto Marburg) (DDK), las
dos instituciones beneficiarias de su legado desde 2008. Esta situación duplica a menudo las
consiguientes restricciones legales de consulta, reproducción y publicación, y es de lamentar la
falta de una copia digital en cada uno de los dos archivos de lo depositado en el otro, de modo
que se evite la trashumancia entre Marbach y Marburgo. Sin duda, habrá motivos relacionados
con la conservación del legado escrito en el primero y gráfico en el segundo.
12 El italiano Gennaro Imbriano ha incidido de continuo en este tópico. Ver, por ejemplo, Der
Begriff der Politik. Die Moderne als Krisenzeit im Werk von Reinhart Koselleck. Frankfurt am Main-
New York, Campus Verlag, 2018. El primer libro de Koselleck, su tesis doctoral, fue catalogado
como una crítica a la filosofía de la historia. Recordemos el juicio sumarísimo que sobre dicha

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Ana Meléndez indaga si “trauma” puede considerarse un concepto


histórico en el sentido en que lo perfiló Koselleck (una palabra que con-
densa experiencia histórica de tal manera que articula redes semánticas),
a partir de su inserción y multiuso en el campo de estudios sobre me-
moria social e historia del pasado reciente. Es una prometedora tenta-
tiva la de engastar el psicoanálisis en la historia conceptual –también
entendida como historia de un concepto ausente, el de trauma, en los
léxicos histórico-conceptuales–. Luego, por un lado, pretende coadyuvar
a colmar un vacío (parcialmente ya colmado, por ejemplo, en el reciente
Diccionario de la memoria colectiva),13 pretensión espoleada por una suerte
de segunda Sattelzeit representada por las guerras mundiales (especial-
mente la catástrofe derivada del nacionalsocialismo) y, por otro, conectar
ambas orillas a través del protagonismo del tiempo. Como bien señala
la autora, la salida del concepto de trauma de su nicho clínico tiene mu-
cho que ver con la cuestión de la memoria traumática, y precisamente
en Koselleck este asunto constituye aún terra incognita. Todavía echa-
mos de menos un estudio riguroso de su teoría mnemónica.14 De ahí
la relevancia y originalidad de la aportación de Roberta Picardi en este
mismo dossier, que arranca de la diversa lectura y revisión que Koselleck
y Ricœur ofrecen de la analítica existenciaria heideggeriana y de la her-
menéutica gadameriana, para afrontar sus respectivas posiciones frente
a las siempre enojosas relaciones entre memoria e historia y entre me-
moria individual y colectiva.
De una manera acaso excesivamente genérica, el trauma es carac-
terizado en el mencionado Diccionario de la memoria colectiva como un
“afecto caótico y aterrorizador”.15 Ciertamente, no había llegado, como
sí ha ocurrido en otras disciplinas, el giro afectivo.16 El propio Javier

tesis doctoral emitió Jürgen Habermas. Según el francfortiano, Koselleck entendía –estamos
en el quicio de la década de los 50 a la de los 60– la crisis internacional como la expansión
planetaria de la guerra civil mundial, cuyo detonante localiza en la Ilustración y en su apoteosis
revolucionaria: “El conflicto Este-Oeste adquiere forma en la autocomprensión utópica que le
prestan unas filosofías de la historia que compiten entre sí” (Jürgen Habermas. “Crítica de la
filosofía de la historia [1960]”, en Perfiles filosófico-políticos. Madrid, Taurus, 1975, pp. 383-391,
aquí p. 383). Con el ocaso de la “modernidad utópica” en el siglo XX, que se evidencia no tanto
en los límites del binomio producción-consumo y del crecimiento del bienestar impulsado por
los avances tecnológicos como en la insatisfacción con los roles que ellos nos han asignado, en
una vuelta a la sobriedad tras los desmanes del progreso, “perdería su derecho la filosofía de la
historia como tal” (Jürgen Habermas. “Crítica de la filosofía de la historia…”, p. 383).
13 Barcelona, Gedisa, 2018. La empresa ha sido dirigida por Ricard Vinyes y la entrada
consagrada a “Trauma” ha correspondido a María Isabel Castillo.
14 Ver Faustino Oncina. “Introducción”, en Reinhart Koselleck: Modernidad, culto a la
muerte y memoria nacional. Madrid, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2011,
pp. IX-LXV; Lucila Svampa. “El presente en suspenso. Estratos del tiempo y la pregunta por
lo contemporáneo a partir del pensamiento de Reinhart Koselleck”, Daimon, Nº 71, 2017,
pp. 157-170.
15 Barcelona, Gedisa, 2018, p. 475.
16 Ver Margrit Pernau e Imke Rajamani. “Emotional Translations: Conceptual History Beyond

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Fernández Sebastián ya señalaba la emocionalización17 (junto a la in-


ternacionalización) como un criterio de los iberconceptos, que debería
complementar los enunciados por Koselleck en su introducción a Con-
ceptos históricos fundamentales. Koselleck fue una excepción entre los his-
toriadores conceptuales y los asiduos a los encuentros del grupo “Poética
y hermenéutica” (como subraya Gumbrecht),18 tan proclives a pasar en
silencio la cuestión de los traumas históricos, sobre todo el del genocidio
perpetrado por el nazismo, y prestos a destacar los efectos beneficiosos
que comportó esa actitud de mutismo para la democracia germana de la
posguerra (Christian Meier y Hermann Lübbe, por ejemplo.). El profe-
sor de Bielefeld rescató los sueños, y más concretamente los traumáticos
y los de los traumatizados (quedó profundamente impresionado por las
colecciones de Jean Cayrol y de Charlotte Beradt),19 como una fuente
historiográfica que no debe ser desdeñada ni devaluada. Ni Freud ni el
psicoanálisis han sido hasta ahora muy tentadores para la historia con-
ceptual, tal vez, según la hipótesis de Müller y de Schmieder, porque
relativizan la aspiración de la razón a la autonomía e invalidan la consa-
bida ecuación entre lo psíquico y lo consciente.20
Nerea Miravet sigue la estela que ha dejado Koselleck en autores hoy
de moda: Paul Virilio, Giacomo Marramao, Zygmunt Bauman, Hartmut

Language”, History and Theory, Vol. 55, Nº 1, 2016, pp. 46-65.


17 Con el sesgo que el catedrático de la Universidad del País Vasco le da a ese proceso
de transformación “ligada, por una parte, al radical aumento de las expectativas (…), y, por
otra parte, con el aspecto movilizador, militante e integrador que los conceptos (…) adoptaron
al cargarse de normatividad, politizarse e insertarse así en los nacientes –ismos políticos del
mundo contemporáneo” (Javier Fernández Sebastián. “Introducción. Hacia una historia atlántica
de los conceptos políticos”, en Diccionario político y social del mundo iberoamericano. La era
de las revoluciones, 1750-1850 [Iberconceptos-I]. Madrid, CEPC, 2009, pp. 25-45, aquí p. 30),
tal descripción, sin embargo, parece quedarse corta para el caso del concepto de “trauma”.
18 Ver Hans Ulrich Gumbrecht. Dimensionen und Grenzen…, p. 30. La conferencia “Terror
y sueño” fue escuchada mayoritariamente por su auditorio con un mohín de disgusto e
incomodidad por desafiar frontalmente una “latencia [general] de la posguerra” en las ciencias
del espíritu germanas.
19 Ver Jean Cayrol. Lazarus unter uns. Stuttgart, Schwab, 1959. Ver también Reinhard Laube.
“Wissen und memoria. Reinhart Kosellecks Lektüren”, en Carsten Dutt y Reinhard Laube (eds.):
Zwischen Sprache und Geschichte. Gotinga, Wallstein, 2013, pp. 95-110. El original francés,
Lazare parmi nous, apareció en 1950 en Éditions de la Baconnière (Boudry) y Éditions du
Seuil (París). Ver Reinhart Koselleck. “Nachwort”, en Charlotte Beradt: Das Dritte Reich des
Traums. Frankfurt am Main, Suhrkamp, 1981. Véanse asimismo las dos conferencias: “Ficción
y realidad histórica”, en el congreso de los germanistas de 1976, y “Terror y sueño. Notas
metodológicas para las experiencias del tiempo en el Tercer Reich”, en el foro de Poética y
hermenéutica, en 1979 (incluidas, respectivamente, en Reinhart Koselleck. Esbozos teóricos.
¿Sigue teniendo utilidad la historia? Madrid, Escolar y Mayo, 2013, pp. 107-123, y Futuro
pasado. Para una semántica de los tiempos históricos. Barcelona, Paidós, 1993, pp. 267-286.
En Valencia acabamos de organizar, en diciembre de 2018, un congreso sobre “Sueño y trauma
como material historiográfico”, coordinado por Ana Meléndez. Una selección de las contribuciones
a este congreso aparecerá próximamente en la revista italiana L’inconscio.
20 Ver Ernst Müller y Falko Schmieder. Begriffsgeschichte und historische Semantik. Ein
kritisches Kompendium. Frankfurt am Main, Suhrkamp, 2016, p. 628.

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Rosa,21 que han diagnosticado las patologías y alienaciones generadas


velociferinamente y sondean el potencial crítico que la Begriffsgeschichte
ofrece más allá de la aportación a la metodología historiográfica, en su
doble faceta de teoría de la modernización y de teoría de la modernidad,
inescindible la última de la vocación para fungir de crítica ideológica
–una tesis que nuestro grupo ha sostenido con ahínco–.22
Mas no se le debe privar a la historia conceptual de su derecho a
evolucionar y a reciclarse, y así superar la tentación al ensimismamien-
to y a una autocomplaciente atrofia tanto metodológica como temática
–uno de los límites que con tino denunciaba Gumbrecht–. Koselleck y
Blumenberg, por ejemplo, no cayeron en este vicio, y secundando es-
ta loable amplitud de miras, hemos intentado fecundar dicho enfoque
con otros recientes. De esa voluntad de mestizaje surgió la tentativa de
combinarlo con el llamado análisis de constelaciones, preeminentemen-
te en la versión que brindan Dieter Henrich y Martin Mulsow, pero
sin darle la espalda a la del tándem Benjamin-Adorno. David Hereza
reseña una publicación novedosa en la literatura castellana sobre el mé-
todo de las constelaciones,23 y explora la plausibilidad de una coopera-
ción con la historia conceptual.24 Es una tarea que también asume Pedro
García-Durán,25 aplicando con laxitud el modelo constelacional/conste-
lativo al grupo “Poética y hermenéutica”, con una impronta insoslayable
en el paisaje cultural alemán desde los años sesenta hasta la década de
1990. Con ese fin se centra en la resonancia que tuvieron los debates en

21 Ver la tesis doctoral de Nerea Miravet. El diagnóstico de la modernidad acelerada en


Zygmunt Bauman. Una lectura a través de Reinhart Koselleck y Hartmut Rosa (septiembre de
2017), laureada con el premio extraordinario de doctorado de 2018.
22 Ver Faustino Oncina. “Historia conceptual: ¿algo más que un método?”, en Faustino
Oncina (ed.): Tradición e innovación en la historia intelectual. Métodos historiográficos. Madrid,
Biblioteca Nueva, 2013, pp. 11-38; Faustino Oncina y José Manuel Romero (eds.). La historia
sedimentada en los conceptos. Estudios sobre historia conceptual y crítica de la ideología.
Granada, Comares, 2016.
23 Ver Faustino Oncina (ed.). Constelaciones. Valencia, Pre-Textos, 2017. La teoría de las
constelaciones de la órbita Henrich-Mulsow es el método de investigar la concurrencia de
autores diferentes en un espacio acotado de pensamiento común, con el fin de poner al
descubierto itinerarios filosóficos a partir de libros, obras póstumas, cartas, reseñas, fragmentos
y conversaciones.
24 Héctor Vizcaíno ha examinado el frondoso y perspicaz desarrollo –o, mejor, en plural,
desarrollos– que ha tenido en sedes capitales de Italia –a veces se ha atrevido a hablar de tales
desarrollos en clave de constelación, cuyo origen se remontaría a la revista Il centauro. Rivista
di filosofia e teoria politica, alrededor de la cual se reunieron a inicios de los años ochenta del
siglo XX voces hoy con un gran eco mundial (además del citado Duso, Giacomo Marramao,
Carlo Galli, Roberto Esposito, entre otros)–. A esta investigación ha dedicado su reciente tesis
doctoral: Historia conceptual y crítica de la modernidad. R. Koselleck y la historia efectual de la
Begriffsgeschichte en Italia (Valencia, noviembre de 2018).
25 Su tesis doctoral (De la historia a la antropología. El camino fenomenológico de Hans
Blumenberg, 2015) es el principal nutriente de su libro El camino filosófico de Hans Blumenberg
(Valencia, Alfons el Magnànim, 2017). Ver Faustino Oncina y Pedro García-Durán (eds.). Hans
Blumenberg: Historia in/conceptual, antropología y modernidad. Valencia, Pre-Textos, 2015.

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torno al concepto de mito del IV Congreso del grupo por parte de Hans
Blumenberg, Odo Marquard y Josef Taubes, tres de sus más conspicuos
miembros, y en su diversa exégesis política, inevitable en el agitado año
de su celebración (1968).
Por supuesto, aún quedan cabos sueltos y nuevos desafíos, pues la
historia conceptual no puede sustraerse al imperativo de la historicidad.
Ellos continuarán marcando sus derroteros. A mediados de 2018 tuvo
lugar en el Archivo de Marbach un encuentro que planeaba sondear
las virtualidades de la historia conceptual de factura koselleckiana. El
currículum de este anómalo paradigma está jalonado de éxitos y de fra-
casos; lo alimentaron afluentes no siempre libres de toda sospecha, pero,
lejos de conducir a un callejón sin salida, como profetizaron detractores
y agoreros, insinúa insólitas desembocaduras.
Las aportaciones de David Hereza, Ana Meléndez y Nerea Miravet
se basan primordialmente en su participación en el Congreso interna-
cional “Crítica de la modernidad, modernidad de la crítica: una apro-
ximación histórico-conceptual” (Valencia, 14-16/11/2018), que contó con
subvenciones para la organización y difusión de congresos, jornadas y
reuniones científicas, tecnológicas, humanísticas o artísticas, de carác-
ter internacional, de parte de la Conselleria d’Educació, Investigació,
Cultura i Esport de la Generalitat Valenciana (AORG/2018/035) y del
Vicerrectorado de Investigación y Política Científica de la Universitat
de València (UV-INV-OC 18-779425).

Faustino Oncina Coves


Universitat de València

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