Qual Es Tu Vision
Qual Es Tu Vision
(Ez. 37:1-14) Eze 37:1 La mano de Jehová vino sobre mí, y me llevó
en el Espíritu de Jehová, y me puso en medio de un valle que estaba
lleno de huesos.
Eze 37:2 Y me hizo pasar cerca de ellos por todo en derredor; y he
aquí que eran muchísimos sobre la faz del campo, y por cierto secos
en gran manera.
Eze 37:3 Y me dijo: Hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos? Y dije:
Señor Jehová, tú lo sabes.
Eze 37:4 Me dijo entonces: Profetiza sobre estos huesos, y diles:
Huesos secos, oíd palabra de Jehová.
IV. PARA QUE VIVAN LOS HUESOS TIENE QUE VENIR EL ESPIRITU
v. 9, 10 Es posible que el profeta quedó asombrado cuando vio
que la palabra profetizada llegó sólo hasta convertir los huesos
secos en cadáveres. Pero como Dios no hace un trabajo a medias,
anima al profeta para que siga predicando y le dice que debe
hacer ahora. “Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre…” y
así lo hizo. Obedeció al Señor, predicó esta nueva palabra y
entonces “entró el espíritu en ellos, y vivieron, y estuvieron sobre
sus pies…”.
Muchas veces por la dureza del corazón, la palabra pareciera
llegar hasta cierto límite, pero a lo mejor necesitamos oír al Señor
decirnos sigue adelante; sigue predicando al espíritu… ven de los
«cuatro vientos» y da vida a estos huesos secos.
Como el profeta Ezequiel debemos trabajar hasta que el espíritu
traiga vida. Esta es la gran verdad de la Biblia. Cuando Dios creo al
mundo se nos dice que la tierra estaba “desordenada y vacía”,
pero el Espíritu de Dios “se movía sobre las faz de las aguas”.
Cuando Dios creo al hombre, lo hizo del polvo de la tierra, pero
tuvo que darle el soplo del espíritu para que pasara de la etapade
cadáver y luego llegara a ser un alma viviente. Y Jesucristo dijo:
“El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las
palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida” (Jn. 6:63)
Cuando el Espíritu de Dios llena, levanta al muerto.
No importa en que condición se encuentra una persona.
Tenemos la promesa de la palabra que si ella es predicada bajo la
unción del Espíritu, de esos huesos secos saldrá vida. La iglesia
tiene la responsabilidad de predicar a esos «huesos secos». Ella
cuenta con el recurso de le Espíritu Santo.
La promesa de la palabra sigue vigente: «Pero recibiréis poder,
cuando haya venido el Espíritu Santo, y me seréis testigos en
Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la
tierra» (Hch. 1:8) ¿Vivarán estos huesos? El profeta respondió
«Tú lo sabes»