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Managua 2020

Revista Digital No. 2

Alcaldía del Poder


Ciudadano de Managua

Lic. Róger Norori Gutiérrez


Una Historia De La Fiesta.

¡Viva santo
dominguito,
el patrón de
Managua!

Una Historia De La Fiesta

Autor: Róger Norori Gutiérrez

-1-
¡Viva santo dominguito, el patrón de Managua!

¡Viva santo dominguito, el patrón de Managua!


Una Historia De La Fiesta
Una producción de la Alcaldía del Poder Ciudadano de Managua, por medio de
su Dirección de Cultura y Patrimonio Histórico, adscrita a la Dirección General
de Desarrollo Humano. Biblioteca Digital, Colección Santo Domingo de Guzmán
No. 2. Fiestas Patronales del año 2020, 1 al 10 de agosto.

Autor:
Lic. Róger Norori Gutiérrez.

1era. Edición impresa:


Año 2017. Managua, 1,000 ejemplares.

1era. Edición digital:


Año 2019. Managua.

2da. Edición digital:


Año 2020. Managua.

Foto de portada:
Santo Domingo durante la procesión del 2019,
tomada por Clemente Guido Martínez.

Arte y diseño adaptado:


Octavio Morales Serrano.

¡Viva Santo Domingo de Guzmán!


¡Que Viva Managua!
-2-
Una Historia De La Fiesta.

Contenido
Presentación a la colección.- ........................................Pág.4
Presentación.- ..................................................................Pág.5
Capítulo I.
la VIlla De Managua.-
De Iglesias Y Santos Patrones.- ......................................Pág.9
Los Sucesos De 1811.- ..................................................Pág.15
La Villa De Managua Como Nuevo Centro Localista.- Pág.21
El Periodo De Manuel A. .............................................Pág.28
De La Cerda.- ................................................................Pág.28
El Periodo De Dionisio Herrera.- ..................................Pág.33
Los Testimonios Del Milagro.- .....................................Pág.40
Capítulo II
la alDea, la VIlla, la CIuDaD
La Evolución Administrativa De Managua.- ................Pág.46
La Parcialidad De Masagalpa.- .....................................Pág.55
La Competencia Por La Construcción Eclesiástica.- ....Pág.61
CapItulo III
De SantIago a Santo DoMIngo De guzMán
El Inconveniente Político. .............................................Pág.75
El Nuevo Patrón De Managua.- ....................................Pág.85
Conclusiones.- ...............................................................Pág.89
anexoS
Bibliografia.- ...............................................................Pág.106
Revistas.- .....................................................................Pág.107
-3-
¡Viva santo dominguito, el patrón de Managua!

Presentación a la colección
Santo Domingo de Guzmán
1ero. de agosto del 2020.

Estimados lectores de la Biblioteca Digital de la Alcaldía del Poder


Ciudadano de Managua.
Con motivo de las fiestas patronales del año 2020, la Dirección de Cultura
y Patrimonio Histórico de la Alcaldía de Managua, adscrita a la Dirección
General de Desarrollo Humano, hemos decidido compartir con ustedes,
la COLECCIÓN SANTO DOMINGO DE GUZMÁN, con información
veraz sobre la tradición que hace bailar y cantar a los Managua cada año
del 1ero. al 10 de agosto.
Estos libros y revistas que compartimos en estas fiestas patronales de
Managua, han sido publicados con anterioridad de forma impresa y digital,
como unidades independientes, siendo hasta ahora que los unificamos en
una colección temática que vale la pena guardar como una valiosa fuente
de información religiosa y cultural de nuestra ciudad Managua.
Son cinco números de la Colección, los cuales compartimos con ustedes
procurando prestar un servicio gratuito a nuestro pueblo en este mes de
agosto del año 2020.
Las tradiciones y costumbres religiosas y culturales de nuestros pueblos
son parte esencial de la identidad cultural que nos hace diferentes, pero que
a la vez nos asemeja a otros pueblos del glorioso continente Americano.
Esperamos que este servicio gratuito que les brindamos sea de vuestro
total agrado y utilidad cultural.

Atentamente.

DIRECCIÓN DE CULTUR A Y PATRIMONIO HISTÓRICO.


ALCALDÍA DEL PODER CIUDADANO DE MANAGUA
1 al 10 de agosto del año 2020.

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Una Historia De La Fiesta.

Presentación.-

E
s poco lo que se ha escrito acerca de la fiesta dominica que
se desarrolla en Managua entre el 1 y el 10 de agosto de
cada año. Mucho de lo que se ha escrito de su origen y la
historia de esta fiesta está basado en testimonios orales, muchas veces
contradictorios entre sí y poco coherentes con el curso natural de los
hechos históricos.
Entre estos se cuentan las versiones preliminares de Heliodoro
Cuadra y Gratus Halftermeyer que escribieron a propósito de las
celebraciones del centenario de la ciudad de Managua. Basados
únicamente en su memoria, este testimonio no cuenta, por lo general,
con fuentes documentales de apoyo; de manera que la versión
presentada, aunque útil, presenta muchas debilidades.
Debe incluirse también la obra del padre Ignacio Pinedo que fue
en su momento un estudio sistemático que se escribiría acerca del
tema. Su obra titulada “Religiosidad popular”, recogió los primeros
testimonios personales de protagonistas del presunto hallazgo e inicio
de la fiesta. Inexacto sobremanera cada uno de los testimonios
presenta la versión de una leyenda tras la imagen. Fuera de eso
aportan demasiados puntos confusos del caso.
Lo importante de todos esos testimonios es que en todas las
versiones prestadas por los protagonistas se percibe, en general, la idea
de un hallazgo de la imagen en “las sierras” de Managua. Escenario
de caracteres particulares cuyos pobladores habrían actuado como
protagonistas de distintos movimientos armados en las primeras
décadas del siglo XIX.
Más recientemente se encuentra el esfuerzo investigativo de
Clemente Guido, ….José Mejía y Jorge E. Arellano quienes desde su
propia perspectiva han desarrollado algunas notas que ofrecen una
versión distinta del tema. Guido ha insistido en la búsqueda de un
documento que demuestre la antigüedad de la fiesta, Mejía ha trabajado
con documentos del Registro Civil de las personas, siguiendo la pista
de los apellidos involucrados en las leyendas del hallazgo de la imagen

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¡Viva santo dominguito, el patrón de Managua!

e inicio de la fiesta y Arellano en un presunto sincretismo de formas


culturales españolas e indígenas que dice tener la fiesta.
A falta de la documentación que indique su origen y antigüedad es
necesario destacar otras circunstancias que son valiosas para apuntar
hacia ese suceso. Esto remite a afirmar que el tema se ha enfocado
erróneamente y ha hecho obviar otras condiciones sociales y
políticas que rodean la festividad desde su origen.
Las circunstancias histórico-sociales en que se desenvolvió la aldea
de Managua en las primeras decenas del siglo XIX, son el punto de
partida de un examen que debe llevar a mostrar que la fiesta de Santo
Domingo de Guzmán inicia en medio de fuertes conflictos militares
y sociales que acontecieron en aquellos años y que eran un suceso
totalmente nuevo para la sociedad nicaragüense. Los primeros diez
años del siglo se desenvolvieron en la Provincia de Nicaragua en medio
de tensiones que generaba la política guatemalteca de comercio que,
a aplicaba las leyes del monopolio comercial en momentos cuando ya
España las había abolido.
Corrían vientos independentistas sobre el escenario colonial
americano y muchos de los sucesos que hayan acaecido en la pequeña
parcela provincial nicaragüense fueron opacados por aquellos
acontecimientos. Lo político sobre pasó a toda otra actividad humana
incluyendo el tema religioso.
La fiesta de Santo Domingo de Guzmán en Managua debe
comprenderse articulada a ese ambiente y el de los años posteriores
hasta la década del 30, cuando los funcionarios del gobierno federal
pretendieron culminar la primera etapa del proceso de separación
del estado y la religión. Las expresiones más visibles de todo esto
fueron las guerras civiles cuyo centro rector fue la Villa de Managua
como nueva expresión localista y que habría encontrado en la fiesta
dominica un recurso para hacer frente a las circunstancias.
La falta de la documentación primordial que revele el inicio y la
antigüedad de la fiesta, además de lo ya argumentado anteriormente,
conduce el derrotero de esta investigación a la elaboración de una
hipótesis cuya letra enuncia: las novedades que trajo el nuevo sistema
político post-independentista empujaron al climax las expresiones
localistas a través del cual cada ciudad reclamó su protagonismo
socio-político. La apertura del proceso hacia el estado secular
conllevó afectaciones al carácter regulador de la Iglesia Católica y la
-6-
Una Historia De La Fiesta.

población improvisó algunas respuestas para mostrar esa dimensión


confesional que habían cultivado, sobre el estado y la sociedad, una
de esas respuestas fue la fiesta de Santo Domingo.
Si bien no se cuenta con el documento probatorio del inicio de
las fiestas, es importante destacar que un estudio enfocado hacia
la dinámica de los acontecimientos militares y socio-políticos
acontecidos en Nicaragua en las primeras cuatro décadas del siglo
XIX, en los cuales la villa de Managua fue un protagonista sustancial,
llevará a confirmar la hipótesis presentada como argumentación
central del trabajo.
El trabajo está distribuido en tres capítulos que en su extensión
exponen las razones y argumentación suficiente para ciertas tareas:
una demostrar en las circunstancias socio-políticas el origen de la
fiesta de Santo Domingo de Guzmán en Managua. Otra demostrar
la evolución de los elementos político-administrativos propios de la
aldea de Managua, transitando por diferentes estados, primero como
aldea, luego como villa y finalmente como ciudad y residencia de
los poderes, rompiendo definitivamente con el localismo que habían
sostenido Granada y León.
Por otro lado, el último capítulo argumenta la etapa final de la fiesta
santiaguina afectada por el ingrediente político que la condenó a
desaparecer frente al auge que cobraran las fiestas de Santo Domingo
de Guzmán desde el comienzo. Se ha querido cubrir en la investigación
hasta el año de 1925 pero la información encontrada conduce a unos
años más adelante, a 1927 donde ya la fiesta dominica era la única que
llenaba el ambiente en el mes de agosto.
Finalmente mi agradecimiento para el amigo licenciado Clemente F.
Guido Martínez, ahora Director de la Dirección Histórica Municipal
de la Alcaldía de Managua, quien facilitó mucho de esta obra y la
animó. Al personal del Archivo Diocesano en León que prestó su
tiempo para la consulta documental y el personal de la Biblioteca
Nacional y la Hemeroteca Nacional en el Instituto Nicaragüense de
Cultura.

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¡Viva santo dominguito, el patrón de Managua!

Capítulo I.
La Villa De Managua.-

-8-
Una Historia De La Fiesta.

De Iglesias Y Santos Patrones.-

D
e acuerdo a las leyes y mandatos españoles, desde el inicio
del periodo colonial en Nicaragua el establecimiento de un
poblado o ciudad debía ser apadrinado por un “santo patrón”.
La figura del “santo patrón”, sería el instrumento representativo de
aquel pueblo, además sería el centro de la actividad religiosa y la
garantía del caudal tributario local. Así fue que la ciudad de León
fue dedicada a Santiago, por lo que el nombre oficial de la nueva
ciudad española sería “Santiago de los Caballeros de León”, además
declarada capital provincial por virtud de la consagración de la iglesia
local en Catedral.
Por otro lado, la empresa de conquista en Nicaragua habría estado
patrocinada por la figura de Santiago el Mayor y la Virgen de la
Merced, estos fueron por antonomasia, los “santos conquistadores”
y patrones de la conquista. Santiago habría sido invocado por los
españoles en la empresa de reconquista contra los moros en España y
en Nicaragua tendría las mismas funciones ante la posible resistencia
de los “infieles”; en cambio La Merced garantizaría al creyente el
posible rescate y vuelta a casa ante la eventualidad de un peligro que
se afrontara ante la posible resistencia de las poblaciones infieles.
Los primeros colonizadores españoles habrían impulsado este culto
mercedario y santiaguino en el territorio como un ritual de elite,
especialmente desde León; en cambio los españoles en Granada
habrían enfocado sus energías hacia el culto mariano, aunque muy
a su pesar este culto no estaba autorizado por la Iglesia española en
aquellos años. Al llegar los franciscanos habrían alimentado el culto
mariano no sólo entre los españoles sino también entre los indígenas,
la presencia franciscana fue persistente en Nicaragua, no así los
dominicos que abandonaron sus conventos muy pronto al inicio de la
colonia, pero debe indicarse que las órdenes religiosas en Nicaragua
se ocuparon de alimentar la figura de los “santos patrones” en cada
pueblo del territorio conquistado.
Desde los años coloniales correspondientes al siglo XVIII en la aldea
de Managua se menciona la existencia de una parroquia dedicada a
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¡Viva santo dominguito, el patrón de Managua!

Santiago que fue el “santo patrón” dedicado y algunas ermitas más,


cada una de ellas con un “santo patrón” específico en cada parcialidad.1
En la aldea de Managua fue algo inusual esto en vista que la
existencia de tantas iglesias cercanas que correspondían a distintas
parcialidades indígenas que habían logrado construir con sus propios
recursos aquellas iglesias y no correspondía con la calidad del poblado
indígena de tercera categoría. Pero en este caso cada parcialidad
que la componía había mostrado suficiente caudal económico para
construir su propio templo y así no dependía en lo religioso de otra
parcialidad.
El número de iglesias que comúnmente se ha señalado en esta aldea
es llamativo para la condición de segundo orden que representaba
Managua adosada a la orilla del lago y esto sólo es posible explicarlo
por la relativamente fuerte actividad comercial que desempeñaba. El
cronista Vásquez de Espinosa que llegara a la provincia de Nicaragua
a principios del siglo XVII, indica la existencia de una parroquia
sostenida, probablemente; por el nutrido comercio local que observa
en la aldea y que el religioso reporta.
La aldea, pues, estuvo conformada por diferentes parcialidades
indígenas que habrían llegado a representar un capital comercial
dinámico que las llevó a fundar sus propias ermitas las que
eventualmente se convirtieron en iglesias. Por ello es que Navia
Bolaño anota que en 1685 la aldea de Managua contaba con…”Su
iglesia parroquial, un cura, tres ermitas….”.2
Es decir, en un periodo de menos de cien años, entre 1613 y 1685;
los habitantes de tres parcialidades en Managua habían logrado
construir sus propias ermitas y estaban en camino de definir sus
propios santos patrones,3 todo ello dependía del caudal económico
1.- Como se verá más adelante, hacia el siglo XVIII, el Obispo Morel de
Santacruz reporta en su informe la dedicación de la parroquia a Santiago,
además de la existencia de otras iglesias en la aldea.
2.- Antonio Navia Bolaño. Pesquisa sobre la Provincia de Nicaragua. (1685)
en Boletín Nicaragüense de Bibliografía y Documentación. No.66 Banco
Central de Nicaragua. Managua. Marzo/abril-1991. Pag. 22.
3.- A propósito debe indicarse que ninguna fuente colonial referida al
siglo XVII menciona dentro del calendario patronal a Santo Domingo en
estas ermitas o iglesias que se construyeron eventualmente, lo que deja sin
argumentos la versión del “mocho” que dio a conocer como testimonio a
finales de la década del 40, siglo XX.
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Una Historia De La Fiesta.

que la población de cada parcialidad controlara. El hecho es que en el


transcurso de menos de un siglo algunas de las parcialidades habrían
logrado transformar aquellas ermitas en iglesias donde residiría su
respectivo “santo patrón”.
Años después, en 1749 el Obispo Morel de Santa Cruz indica en su
informe que la parroquia cercana a la playa de la laguna…”… tiene
por titular a Santiago”, además menciona que existían las iglesias de
Veracruz, San Miguel, San Mateo y San Sebastián; santos patrones
de las diferentes parcialidades que gozaban del reconocimiento
eclesiástico. El proceso de adopción o nombramiento de un “santo
patrón” para un pueblo era una gestión que se seguía desde la
localidad interesada en ser reconocida formalmente como un pueblo o
parcialidad con potencial tributario.
La construcción de iglesias con sus santos patrones respectivos sería
una demostración palpable de la existencia de capitales comerciales de
alguna solidez en la aldea de Managua que desde 1685 y en menos de
cien años habían logrado ya transformar aquellas ermitas en iglesias.
La construcción del templo y la adopción de un “santo patrón” era
una gestión que regularmente llevaba unos años hasta que el pueblo
quedaba legitimado como congregación de fieles con su propia iglesia
y sosteniendo su propio culto. 4
La construcción de su propia iglesia en un pueblo indicaba que
era una población de creyentes capaz tributariamente y a la vez que
el pueblo contenía dentro de sí un apreciable número de población
que requería de la asistencia sacramental con regularidad. A partir
de la autorización que daban las autoridades eclesiásticas, el culto
a determinada figura religiosa quedaba legitimado y no podría ser
cambiado sino con autorización eclesiástica.
Esto habría sido lo que llamó la atención en el documento que vino
de España donde se anunciaba la elevación a villa de la localidad y
en el cual no se hace referencia al “santo patrón” establecido, pues se
cita como la “Leal Villa de Managua”. El documento proveniente de
España donde se anuncia el título de villa para Managua no menciona
al santo patrón, pero sí el documento elaborado por las autoridades
guatemaltecas en el cual se menciona…”El Fiscal de Su Majestad,
4.- El caso más llamativo es la petición que hicieron a inicios del siglo XVII
los pobladores del valle de Nicaragua para ser elevados a villa, para lo cual,
según comenta Morel de Santacruz; se les habría requerido construir su
propia iglesia, la gestión llevó medio siglo hasta que se materializó.
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¡Viva santo dominguito, el patrón de Managua!

dice: que V.S. se servirá mandar a guardar, cumplir y ejecutar esta


Real Cédula por la cual se declara el título de Villa al Pueblo de
Santiago de Managua, en la Provincia de Nicaragua, con el dictado
de Leal…”.5
Sin embargo, el culto santiaguino se mantuvo durante el siglo XIX
en la localidad, como puede verse a mediados del siglo cuando el
cónsul norteamericano George Squier visitara el país y encontrara en
Managua una efigie para él enigmática de la cual nadie pudo darle
razón, pero consigna que…”Don Pedro Blanco y otros opinaron que
podía ser el Apóstol Santiago, santo patrono de Managua”.6
Es decir, en el siglo XIX era comúnmente conocido el culto
santiaguino en Managua y no se reconoce en esto que habría alguna
competencia con Santo Domingo de Guzmán, pero es importante
hacer notar la persistencia que mostró el culto dominico, sostenido por
los habitantes de la parcialidad de Masagalpa que llevó más tiempo
en vista que el inicio del culto se ubica inmediatamente posterior a la
Independencia cuando los parámetros coloniales no debían tener ya
mucha validez para ser parte de la gestión.
Esto explicaría que para los años finales del siglo XIX los llamados
“barrios históricos”7 tuvieran ya bastante bien definido su culto
dedicado a un “santo patrón”, con excepción de la parcialidad de
Masagalpa a pesar de sostener la fiesta de Santo Domingo desde los
años inmediatamente posteriores a la Independencia. La festividad se
habría empezado a celebrar en lo que se conocía como las sierras que
luego, por virtud de las fiestas se conocía como “las sierras de Santo
Domingo”. Sin mostrar pruebas documentales G. Halftermeyer indica
que para los años del siglo XIX subsistían las siguientes iglesias y
cultos en Managua…

5.- Citado en Managua: de Villa a Capital citado en Revista de la Academia de


Geografía e Historia de Nicaragua. Imp. SUPERBA. Managua. 1945. Pag. 31.
6.- George Squier. Nicaragua, sus gentes y paisajes. Ed. Nueva Nicaragua.
Managua. 1989. Pag, 260
7.- Se utiliza la denominación de “barrios históricos” para aludir a aquellos
barrios que se fundaron asentados directamente sobre las antiguas
parcialidades indígenas que se conocieron como Santiago, Candelaria, San
Antonio, San Sebastián, San Miguel.

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Una Historia De La Fiesta.

Parroquia e iglesias Culto


Celebraba a Santiago desde que fue
La Parroquia instituida como tal en la aldea*
Celebraba a San Antonio desde
San Antonio aproximadamente 1640, cuando sólo era
una ermita.
Celebraba a la Sangre de Cristo imagen
que había llegado a la provincia
San Miguel probablemente desde aproximadamente
1638, en la ermita de Veracruz, luego
pasaría a San Miguel.
Candelaria Celebraba a la Virgen de Candelaria.
Fuente: Halftermeyer, Gratus. Apéndice a la Historia de Managua.
Edit. Recalde. Managua. 1954.

No se muestran indicios que existiera en los años finales del siglo


XVIII un culto de dedicación a Santo Domingo en alguna de aquellas
parcialidades que para el año en que llegó Morel de Santa Cruz,
posiblemente, ya tenían definidas sus preferencias.8 Pero es posible
apreciar, en sus escritos que el culto a San Mateo y San Sebastián
mencionado no aparecen en la aldea por razones ahora ignoradas.
Es posible creer que durante la primera mitad del siglo XVIII ya
estaban construidas aquellas iglesias y dedicaban el culto a su santo
patrón respectivo o su celebración particular, y eso remite a considerar
la circunstancias que es muy difícil establecer con veracidad que la
imagen de la Sangre de Cristo haya llegado a la Iglesia de San Miguel
en el año que indica Halftermeyer, cuando no existía más que la iglesia
parroquial.
Igual se puede señalar de la iglesia de San Antonio, lo que induce a
reflexionar que si las imágenes de San Antonio y la Sangre de Cristo
hayan llegado en el siglo XVII que señala aquella fuente a Managua, se
habrían alojado en la parroquia de Santiago pues de San Antonio solo

*.- Antonio Navia Bolaño en su Pesquisa sobre la Provincia de Nicaragua en


1685 indica ya la presencia de una iglesia parroquial aunque no menciona el
santo patrón, además de tres ermitas.
8.- En el año de 1820 que pasó por la aldea de Managua el inglés Orlando
Roberts consigna la existencia de una parroquia y otras seis iglesias que
podrían ser un error de apreciación del extranjero.
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¡Viva santo dominguito, el patrón de Managua!

existía una ermita. Sea como fuere, el hecho es que no se menciona


culto alguno a Santo Domingo en la segunda parte del siglo XVII como
un culto definido y desarrollado.
Los “santos patrones” funcionaban en esos años como un instrumento
identitario básico de cada parcialidad o cada pueblo y a la vez promovían
la vitalidad productiva de cada uno de ellos. En Managua había sido
posible que estos instrumentos le permitieran a cada parcialidad la
ventaja de definir sus propias autoridades edilicias. Este argumento es
básico para entender la larga gestión de los pobladores de la parcialidad
de Masagalpa para que se les acreditara la existencia de su “santo
patrón” y luego se les construyera la iglesia respectiva en el lugar.
Tales instrumentos dotarían a los pobladores de “las sierras de Santo
Domingo” y la parcialidad indígena en Managua de la posibilidad de
contar con sus propias autoridades edilicias.
En todo caso, se vieron en la necesidad de depender administrativamente
y espiritualmente de las autoridades de Candelaria, desde donde
se administraban para la población los sacramentos respectivos,
instrumentos en los cuales tenían tanto interés las poblaciones del
siglo XVIII y XIX. Para los años finales del siglo XVIII en Managua
se agregó una festividad nueva dedicada a La Cruz, como lo sugiere
el texto del Plan de Arbitrios de 1814, redactado por las autoridades
edilicias de Managua…”Que para los días de la Santa Cruz, se hagan
chinamitos en la Plaza para alquilarlos de cuenta del fondo…”.9
No se ha logrado constatar si esta nueva festividad era producto del
esfuerzo de alguna parcialidad local o que fuera producto de una decisión
de la Iglesia Católica, el hecho es que eventualmente desapareció.
No fue así con la festividad de Santo Domingo que habría iniciado
entre el humo de las guerras civiles que provocara la época post-
independencia, y a pesar que en esos años las leyes coloniales respecto
a este tema de los “santos patrones” ya no tenían validez, la costumbre
hizo que los pobladores de la parcialidad indígena de Masagalpa
llevaran a cabo un ritual procesional anual con el fin que la fiesta de
Santo Domingo de Guzmán les fuera reconocida como exclusiva de
su parcialidad, como sucedía con otros barrios en la villa. Igualmente
gestionarían la construcción de su iglesia respectiva que les daría
membresía propia.
9.- Plan de Arbitrios para el Ayuntamiento de Managua en Revista de la
Academia de Geografía e Historia de Nicaragua.T. LXV, Managua. Agosto/2007.
Pag. 205.
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Una Historia De La Fiesta.

Los Sucesos De 1811.-

L
a hipótesis básica de éste trabajo trata de demostrar que
las fiestas de dedicación a la imagen de Santo Domingo de
Guzmán habrían iniciado entre los años de 1821 y 1835,
cuando ocurrieron tantos acontecimientos que amenazaron a la
población de la Villa de Managua, pero a falta de un documento
probatorio que compruebe el momento de su inicio, es necesario
exponer los acontecimientos sociales que ocurrieron en ese periodo
en torno a la villa y que hicieron de sus pobladores, especialmente “los
sierreños”, protagonistas notables.
Aunque no hay certeza en cuanto al momento en que haya ocurrido
el inicio de la fiesta religiosa, es posible que el examen detenido de
los acontecimientos sociales y militares, permitan vislumbrar un poco
esto. En torno a la villa ocurrieron los sucesos de 1811, luego los
sucesos de 1824 que iniciaron con la toma del cuartel de Granada,
luego la guerra de Cerda y Argüello, (1825-1829) así como la guerra
contra la jefatura de Dionisio Herrera en la década del 30. Sucesos
entre los cuales es posible vislumbrar el inicio de la fiesta dominica en
“las sierras de Santo Domingo” y que luego se habría extendido hacia
Managua en manos de propietarios menores de fincas que se ubicaban
al sur oriente de la ciudad.
La orden de los dominicos llegó a la Provincia de Nicaragua en los
años de la conquista, uno de ellos, el más célebre fue Fray Bartolomé
de las Casas, que se comprometió en la defensa de los indios ante los
vejámenes de los comerciantes de esclavos y otros conquistadores en
los años iniciales de la provincia. La presencia de los miembros de
esta orden religiosa tuvo continuidad aunque con algunos altibajos
en la historia provincial y para los años finales del periodo colonial
e inicios del siglo XIX, había otro dominico en la provincia, era el
Obispo de Nicaragua, Fray Nicolás García Jerez. 10 Este religioso
habría sido el punto de transición entre la iglesia colonial y la iglesia
de la Independencia, situación que determinó en gran manera los
acontecimientos que se pretende abordar aquí.
10.- Según Edgar Zúñiga, Nicolás García Jerez habría sido nombrado Obispo
de la Provincia de Nicaragua en los primeros días del año 1810.
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¡Viva santo dominguito, el patrón de Managua!

Los acontecimientos independentistas de otras regiones americanas


se dejaron sentir preliminarmente en la provincia en 1811 cuando
las principales ciudades provinciales en Nicaragua se levantaron
reclamando autonomía administrativa respecto a Guatemala. El
levantamiento fue debido a las relaciones desiguales entre la Provincia
de Guatemala y las provincias del sur de Centroamérica en asuntos
de comercio, en aquel año en El Salvador y Nicaragua se gestaron
levantamientos conducidos por comerciantes y productores.
Los llamados movimientos pre- independentistas en Nicaragua no
buscaban romper el vínculo con la metrópoli española, sino lograr
que Guatemala les permitiera realizar su comercio conforme a la
declarada libertad de comercio que España había decretado desde
1778 y que Guatemala no les concedía. Arturo Valdés Oliva presenta
su propia versión afirmando que las acciones en León se iniciaron el
13 de diciembre de 1811 y el 24 del mismo mes en Granada y que
en pocos días extendieron a Masaya,11 Villa de Rivas y el fuerte San
Carlos y argumenta…
”Al ser organizadas las Juntas de Gobierno en León y en Granada
fueron suprimidos los tributos, las alcabalas y los quintos que
favorecían a la monarquía española; se declaró libre la navegación
comercial por el Gran Lago y el Río San Juan, aboliéndose también
otras obligaciones a que estaban sometidos los comerciantes para el
intercambio de las mercaderías”.12
Por la virtud localista que las ciudades y los pueblos alimentaban
en aquellos años, los efectos de los acontecimientos referidos no
trascendieron hacia otras localidades; fue así que a pesar de la
cercanía entre Granada y la aldea de Managua, la población de ésta
no participó de aquellos sucesos. Aunque, debe indicarse, que la
aldea de Managua al igual que Masaya fue el refugio de una cantidad
de exiliados que por las circunstancias del momento provenían de
Granada. A pesar de todo en la aldea los emigrados no llegaron a
generar mayor inquietud, pues los pobladores de Managua y Masaya,
al parecer se mostraron leales a la corona.
11.- Como es sabido Masaya no se sublevó sino que las autoridades españolas
destituidas se retiraron a aquella aldea buscando seguridad y condiciones
para reorganizarse.
12.- Arturo Valdés Olivas. La Independencia y los escritores guatemaltecos
en Revista Conservadora del Pensamiento Centroamericano. No. 96. s/e.
Managua. Septiembre/1968. Pag. 41.
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Una Historia De La Fiesta.

Pasados estos
acontecimientos en julio de
1812, el Obispo Nicolás
García Jerez, 13 había
quedado como gobernador
interino para asegurarse
que estas convulsiones no
progresaran a una declaración
abierta de Independencia
contra España, como ya
estaba buscando lograrse
en Guatemala desde
1808. Su desempeño
como gobernador interino
estuvo lleno de tensiones
e incertidumbre tanto en
Granada como en León. En
una de sus cartas dirigida a las
autoridades guatemaltecas
señalaba…”Verdaderamente
he estado arrestado ó preso
en mi propia casa. Todos los
caminos estaban tomados
Bajada de Santo Domingo, y no había arbitrio alguno
Iglesia Santo Domingo, para poder escapar…
Las Sierritas, Managua. (…)…Sabrá que me tenían
haciendo de pantalla…”. 14

13.- En un documento colonial el Capitán General en Guatemala escribía que


él mismo había decidido…”…autorizar muy reservadamente al Reverendo
Obispo de aquella Diócesis D. fray Nicolás García para que asumiese el
Gobierno de la provincia y lo ejerciese en caso de falta repentina o conmoción
popular…”. Informe del Capitán General de Guatemala al Secretario de Gracia
y Justicia en Legajo de Parroquias, Archivo Diocesano de León y Revista de
la Academia de Geografía e Historia de Nicaragua. T.X. Managua. abril/1948.
Pag.9. Igualmente, según la versión de José Dolores Gámez…”…desde su
llegada a León, había recibido instrucciones del Capitán General para hacerse
cargo de la Gobernación e Intendencia, en caso de un trastorno político…” José
D. Gámez Historia de Nicaragua. Banco de América. Managua. 1975. Pag.
309.
14.- Carta del Obispo Nicolás García Jerez en Documentos sobre la
sublevación de Nicaragua en Opus cit. Pag. 20.
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¡Viva santo dominguito, el patrón de Managua!

Es decir, en un intento por mostrar que no estaban interesados


en ir más allá del cambio de autoridades y lograr el rompimiento
con Guatemala, los sublevados quisieron mostrar que contaban
y se dejaban conducir por el Obispo como señal inequívoca de su
inclinación favorable a España. Después de estos acontecimientos
el Obispo fue sustituido por Antonio González Saravia mientras que
a Managua llegaba nombrado como párroco el sacerdote Policarpo
Irigoyen quien, al igual que el Obispo García Jerez, logró expresar
una profunda influencia en la población de Managua. Sin embargo,
antes de ser sustituido como gobernador García Jerez tuvo el tiempo
para iniciar las gestiones por la elevación de la aldea de Managua
en villa como una forma de reconocerle su actitud pasiva frente a los
acontecimientos de 1811.
Los habitantes de aquella aldea se apresuraron a formalizar alguna
documentación con el fin de presentar la mejor circunstancia ante la
petición, así fue que se redactó un Plan de Arbitrios (1814), ya en
el año de 1810 se había llevado a cabo la medición de sus tierras
para establecer su jurisdicción geográfica y otras condiciones. El
Obispo se encargó de enviar la petición a las autoridades españolas al
otro lado del océano cuando España vivía el periodo de las Cortes de
Cádiz.
Debido a esas circunstancias complicadas en España con los
movimientos de Independencia que se habían despertado en América,
la respuesta se atrasó hasta 1819 y fue comunicada hasta el año
siguiente. En la comunicación oficial se elevaba a villa a la antigua
aldea, mencionándola como “Leal Villa de Managua”, sin alusión al
tradicional santo patrón que le correspondía que era Santiago. Con el
texto de la elevación a villa del pueblo de Masaya sucedió un tanto
igual a lo que se ha comentado 15
15.- Debe indicarse que el Obispo había hecho la misma petición para
favorecer a Masaya, que en el mismo año fue notificada su elevación con
el enunciado oficial de “Villa Fiel de San Fernando de Masaya”, cuando la
patrona desde tiempos coloniales era Nuestra Señora de la Asunción, de
hecho Morel de Santa Cruz la menciona como patrona parroquial en 1749.
Algunas fuentes indican que la fiesta de San Jerónimo, que se toma ahora
mismo como el patrono de Masaya, tiene unos 160 años lo que ubica su
posible inicio antes de 1850, cuando en el año que llegara Morel de Santa
Cruz sólo era una fiesta local en la parcialidad de Guillén. Es explicable el
enunciado comunicado desde España en el sentido que se pretendía celebrar
a Fernando VII.
-18-
Una Historia De La Fiesta.

Los “santos patrones” coloniales que aún tenían vigencia en


América, se incluían en el enunciado oficial de cada pueblo, villa o
ciudad, pues así lo obligaban las leyes coloniales, 16 como cuando se
refiere a la Villa de la Pura y Limpia Concepción de María de Rivas. Al
mencionar en el enunciado correspondiente a Masaya a San Fernando
a cambio de Nuestra Señora de la Asunción, llama la atención que no
se mencionara el “santo patrón” para Managua.
De cualquier manera, no es posible creer que el detalle mencionado
haya creado alguna confusión entre los habitantes de la villa pues,
los documentos oficiales emitidos y llegados desde Guatemala si la
mencionaban como la “Leal Villa de Santiago de Managua” y así no
afectó el ejercicio de las fiestas santiaguinas.
Pero no hubo oportunidad para conocer las repercusiones de aquella
probable confusión que creara el comunicado pues inmediatamente la
Independencia se hizo presente en la región y con los acontecimientos
que desató en la provincia quedó pendiente la elaboración del escudo
heráldico de la nueva villa y el enunciado oficial, algunas de las cuales
se pretendería corregir, como se verá, durante el régimen de Zelaya.
A pesar de todo esto, el nombramiento de la “Villa de Managua”
habría gozado de reconocimiento, lo que se puede ver en algunos
documentos de la época que así lo confirman.17
16.- No está de más indicar que el mismo texto del anuncio de elevación a villa
para Managua manda que se…”…ponga este Título, en todas las escrituras,
autos, instrumentos y lugares públicos, y que así llamen los señores Reyes que
me subsedieren…”. Real Cédula por la que se concede a Managua el título de
Villa con el dictado de Leal en Revista de la Academia de Geografía e Historia
de Nicaragua. T. LXV, Managua. Agosto/2007….Opus cit. Pag. 210
17.- Esto explicaría la confusión que hay pues unas fuentes toman como
un hecho lógico que el enunciado de la villa sería: “Leal Villa de Santiago
de Managua”, lo que no es así, según el documento oficial que se conoce.
Hay diferentes documentos emitidos entre 1821 y 1846 que se refieren
a la Villa de Managua, un ejemplo es la comunicación de Crisanto Sacasa
desde Granada en la que participaba haberse jurado la Independencia en
Granada. En el documento también expresaba a Miguel González Saravia la
idea de tomar…”…la resolución de cortar la correspondencia de ese Superior
Gobierno con este Ayuntamiento, el de la Villa de Masaya, Managua, y sus
cuerpos militares…”, por el acto que se había realizado en Granada. Citado
en Documentación original de la Independencia de Centroamérica. Revista
Conservadora del Pensamiento Centroamericano No. 96. s/e. Managua.
Septiembre/1968. Pag.11.
-19-
¡Viva santo dominguito, el patrón de Managua!

Con los sucesos pre independentistas y la declaración de Managua en


villa se había despertado una relación de simpatía entre los pobladores
de aquella localidad y el Obispo, especialmente con aquellos que
vivían en la zona rural fuera de la jurisdicción de los barrios históricos.
Debe hacerse esta indicación pues la mayor parte del apoyo y simpatía
que el Obispo generó en la nueva villa se ubicaba entre los pobladores
de las zonas rurales de la villa, especialmente ubicados al sur oriente.
Estos pobladores serían al mismo tiempo los protagonistas frecuentes
de los sucesos políticos posteriores a la Independencia, que en algunos
documentos se denominan como “los sierreños”, que en los sucesos
posteriores serán buscados por diferentes caudillos en busca de apoyo
social.

Iglesia Santo Domingo, Las Sierritas, Managua.

-20-
Una Historia De La Fiesta.

La Villa De Managua Como Nuevo


Centro Localista.-

E
l espíritu localista en las ciudades y pueblos coloniales se
había cimentado desde los años coloniales cuando el nuevo
sistema urbano impuesto por los españoles se fue asentando
y consolidando. Especialmente con el caso del traslado de la ciudad
de León (enero de 1610), el espíritu localista encontró circunstancias
favorables para expresarse, en la constante tarea de los granadinos
solicitando ser declarados como capital provincial ante la falta de
condiciones que reinaron en León durante algunos años.
Se inició así un periodo de competencia por la capitalidad en el
cual las ciudades españolas (León y Granada) pretendieron mostrar
condiciones favorables para ser reconocidas como centro político-
administrativo. Sólo interesa mencionar esto como una referencia
histórica que tendría fuertes repercusiones en los años inmediatos a la
Independencia donde la villa de Managua sería parte.
Con la Independencia cada ciudad española quiso manifestarse y
así el conflicto localista estalló en un nuevo fenómeno social que los
provincianos no conocían directamente: las guerras civiles.18 En estas
circunstancias es que afloró también el protagonismo de la nueva villa
de Managua, al contrario de la actitud pasiva que había mostrado en
los sucesos de 1811 y que le había valido para ganar el título.
Generalmente, al hablar de las expresiones localistas en este periodo
equivocadamente sólo se refiere la actitud de las ciudades españolas
mayores, (León y Granada) dejando de lado la expresión que generó
la villa de Managua como nuevo centro urbano que reclamó atención.
En los sucesos relativos a la declaración de Independencia (1821)
18.- Al respecto debe aclararse que los habitantes del territorio de Nicaragua
enfrentaron en guerra a los piratas que entre los años de 1650 y 1700
invadieron el país en cuyas circunstancias se reconocieron como “creyentes”
como un patronímico válido defendiendo el territorio, mientras se reconoció a
los piratas como “herejes”. Las guerras sostenidas entre los mismos habitantes
que ocupaban el territorio sólo fue parte del ambiente post independentista.
-21-
¡Viva santo dominguito, el patrón de Managua!

ya era gobernador de Nicaragua Antonio González Saravia, cuando


el Obispo García Jerez, celoso por la lealtad hacia el rey español, lo
condujo a firmar el Acta de los Nublados en 1821, como un recurso
para tratar de apaciguar los efectos de la decisión notificada desde
Guatemala. Con el texto del “Acta de los Nubados” esperaba ganar
tiempo a que se conocieran noticias que permitieran cambiar la
situación anunciada en el Acta de Independencia.
De manera que en esos días pudo notarse en la actitud del Obispo
García Jerez una notable inclinación pro hispánica, en cambio
en Granada sectores más radicales se pronunciaban a favor de la
Independencia. 19 Por supuesto, si el Obispo había asumido la
gobernación interinamente en los sucesos de 1811 había sido para
garantizar que aquellos actos no desembocaran en un abierto gesto de
independencia en contra de España.
Igualmente, en 1821, ante el anuncio de Independencia; Granada
había aceptado la decisión guatemalteca y se había convertido en
un centro anti-español a diferencia de la actitud que guardaban las
autoridades leonesas, especialmente el Obispo dominico que se
manifestaban a favor de sostener sus relaciones con España.
Al igual que en los sucesos de 1811, la villa de Managua se transformó
nuevamente en un centro de emigrados que llegaron de Granada y
León, simpatizantes de la monarquía, huyendo de los militantes
independentistas. Pero también debe observarse que la declaratoria
de Independencia empezó un periodo que se caracteriza por un
esfuerzo evidente a favor de la secularización del estado. Así fueron
haciéndose notorios los ataques contra la iglesia cuyas autoridades se
19.- Desde Guatemala era criticada la actitud del Obispo García Jerez que
se presentaba como un enfático anti independentista, según lo deja ver
un documento que cita…”¿Qué derecho tiene la diputación provincial de
Nicaragua y menos el gobernador intendente y el R. Obispo, en una junta
oscura y misteriosa, formada en el centro de la capital de la provincia, para
disponer por sí solos, no digo ya del resto de la provincia y de la de Costa
Rica, sino respecto de la misma capital de León, con cuyo pueblos no se contó
para decidir que tantos pueblos quedasen independientes de Guatemala, y en
expectativa del nublado, para serlo de España?” Manifiesto de “Los Patriotas”,
suscrito en Guatemala contra la actitud de la Diputación Provincial de León
en Documentación original de la Independencia de Centroamérica. Revista
Conservadora del Pensamiento Centroamericano No. 96. s/e. Managua.
Septiembre/1968. Pag. 32.
-22-
Una Historia De La Fiesta.

pronunciaron abiertamente opuestas a la Independencia, como puede


verse en la figura del Obispo García Jerez, huido eventualmente de
León hacia Managua, donde tenía muchos simpatizantes, por haber
hecho posible la elevación de la aldea en villa.
De acuerdo a alguna documentación, en medio de las circunstancias,
en Managua se habría erigido una Junta de gobierno provisional de
perfil monarquista que se oponían a las autoridades constituidas en
León, por lo que el 14 de mayo de 1824, se dieron indicaciones desde
León para que…
”…se pase oficio al padre Obispo a fin de que se sirva nombrar
por su parte un comisionado eclesiástico para que, en unión de los
nombrados por la Junta Gubernativa y esta Corporación , pasen a la
villa de Managua…(…)… para tratar de la tranquilidad , unión, paz
y quietud de la Provincia”. 20
El Obispo en persona habría pasado a la villa de Managua pero se
quedó apoyando al movimiento de la junta local. Son muy confusas
aún esas circunstancias que sorprenden al Obispo en Managua
mostrando un apoyo decidido a los pobladores de la villa en la “guerra
de las Juntas”, suceso durante el cual Managua se habría convertido
en un bastión muy importante.
El Obispo recurrió a Managua precisamente porque recordaba que
durante los sucesos de 1811 ésta villa había mostrado lealtad al rey
y pensaba que su estadía en la villa le permitiría, como en aquellos
sucesos sostener las relaciones con España e incidir en la población
para evitar que el efecto de la decisión independentista fuera duradero.
Esta primera expresión localista desde la villa perseguía únicamente
el restablecimiento de los lazos con España y con ello conservar
los fueros de la iglesia, frente a la forma radical como se estaba
desconociendo la autoridad de la institución por parte de los liberales.
Y fue desde Managua que se sostuvo también la actitud de conservar
los privilegios que la iglesia había generado para sí misma como
institución, especialmente cuando las formas liberales empezaban
a atacar las posiciones de la iglesia. Estos y otros acontecimientos
posteriores como la anexión a México acordada también en Guatemala,
habrían llevado al alzamiento y toma del cuartel en Granada conducido
20.- Citado en Documentos posteriores a la Independencia en Revista de la
Academia de Geografía e Historia de Nicaragua. No. 2. T.I. Managua. 1936.
Pag. 54.
-23-
¡Viva santo dominguito, el patrón de Managua!

por Cleto Ordóñez en enero de 1823 y que fue parte expresiva de un


republicanismo liberal exacerbado.
Al mando de un ejército de exaltados Cleto Ordóñez puso sitio a la
villa de Managua donde se concentraba un ejército anti independentista
cuyos líderes eran Policarpo Irigoyen 21 y el Obispo Nicolás García
Jerez. La mayor parte de la población que le seguía era de “las sierras
de Santo Domingo”,22 es decir el extremo sur de la antigua parcialidad
indígena de Masagalpa que no tenía aun en aquel año un “santo
patrón” propio.
En esas circunstancias el padre Irigoyen23 y el Obispo habrían
acompañado a la población de Managua alentando con su presencia,
al ejército monárquico entre cuyos integrantes, según algunas fuentes,
repartían rosarios y entonaban oraciones; frente a la posibilidad de un
ataque de las tropas republicanas. Mientras acontecía el acoso sobre
21.- Debe indicarse que el padre Policarpo Irigoyen era miembro de la
Junta Provisional que se instaló en Managua de manera que debía firmar los
documentos emitidos por esta como el que textualmente dice…”La anarquía y
sus fatales resultados han trabajado quanto no ha sido creible para que no llegue
á nosotros época tan venturosa. El Gobierno de Granada y su Gefe de Armas
son los autores de tantos desastres…”. 1824-1825 en Revista de la Academia de
Geografía e Historia de Nicaragua. T VI No. 2. … El documento firmado
el 30 de septiembre de 1824 estaba firmado por Policarpo Irigoyen, Juan F.
Aguilar y Felix Alfaro.
22.- Los llamados “sierreños” fueron los protagonistas notables de los
diferentes conflictos militares que se suscitaron en la primera parte del siglo
XIX, estarían presentes en los sucesos de 1827 contra Cleto Ordóñez y el Jefe
de Estado Dionisio Herrera y su protagonismo se extendería hasta los sucesos
de 1842.
23.- Algunas referencias consultadas señalan al padre Irigoyen como
el iniciador de las posiciones ideológicas del Partido Conservador que
manifestaría en estos sucesos a favor España. Carlos Cuadra Pasos
señala…”…en donde por primera vez se trató de organizar ese Conservatismo
en efervescencia, fue en Managua durante la primera década, después de
la Independencia. Personas principales de León y Granada, despojadas de
sus bienes y perseguidas, se reunieron en Managua, llamándose ellos mismo
emigrados. Los de León vinieron a Managua capitaneados por el Obispo…
(…)…El Cura Padre Policarpo Irigoyen trató de dar forma orgánica a ese
grupo”. Carlos Cuadra Pasos. ¿Quién es el fundador e ideólogo del Partido
Conservador? en Revista de la Academia de Geografía e Historia de
Nicaragua. T. XXX. Managua. Ene/Jun-1965. Pag. 4.
-24-
Una Historia De La Fiesta.

la población de la Villa de Managua, los republicanos comandados


por Ordóñez habían llegado hasta León donde habrían ocupado con
violencia las iglesias de aquella ciudad y el Palacio Episcopal.
José Coronel Urtecho apunta que en el corto periodo durante el cual
Nicaragua estuvo anexa al Imperio de Iturbide se cometieron muchos
excesos en el territorio, especialmente en contra de aquellos que se
inclinaban a favor de las posiciones realista…”….de tal modo que ni
los altares de las iglesias fueron respetados…”. 24
Los invasores liberales en León atacaron las iglesias mostrando
animadversión a la institución por la actitud del obispo que se oponía
a la Independencia y los acuerdos posteriores. En estas circunstancias
Arzú habría ordenado que se colocaran cañones en la azotea del
templo catedralicio en León y ante el reclamo de las autoridades
eclesiásticas por la ocupación de la Catedral de León y la instalación
de los cañones en el edificio, Manuel Arzú habría contestado a las
autoridades eclesiásticas…
“No un cañón sino veinte en necesidad pondré encima de la
Catedral, y si el edificio dedicado al Culto Divino se viniese abajo
por los fuegos nuestros o de los enemigos, el S. Gobno. de la Repca.
federal dispondrá su reedificación. Si medio millón cuesta á la
Hacda. Pubca ese suntuoso templo, mucho mas importante lo que
los enemigos de Ntra justa indepencia y lib han originado con sus
horrorozas quemazones, desobedeciendo al Gobno, y derramando
infinita sangre americana…”. 25
Las expresiones del militar consignadas en la cita son prueba de la
animadversión que despertó entre los independentistas la actitud del
Obispo apoyando a la población contra la Independencia. Pero el
Obispo estaba convencido de lo que hacía y esperaba la misma lealtad
de años anteriores de la población de Managua.
Otra comunicación de este militar que estaba encargado de combatir
aquellas oposiciones indica…
”Por partes dados á este Gbno consta q las Juntas intrusas del Viejo
24.- José Coronel Urtecho. Historia de Nicaragua en Revista de la Academia
de Geografía e Historia de Nicaragua. No. 2. T.I. Managua. Diciembre/1936.
Pag. 202.
25.- Revista de la Academia de Geografía e Historia de Nicaragua. T. VI. No.
2. Managua. Agosto/1944. Pag. 175.
-25-
¡Viva santo dominguito, el patrón de Managua!

y Managua y los inicuos extranjeros que á su fabor han llamado,


con descredito de la República federal del Centro de América quieren
proclamar á Fernando 7º. de qn y de Espa nos hemos independizado
por juramento solemne”. 26
Era muy tarde para sostener aquella actitud que aduce Arzú en el
informe anterior pero era real que el Obispo y el padre Irigoyen se
mostraban opuestos a todo plan de independencia pensando que con
ello sostenían el valor de la institución eclesiástica. El hecho es que el
acompañamiento que el Obispo hiciera a la población de Managua en
aquellos sucesos condujo en 1825 a las autoridades guatemaltecas a
sustraerlo de aquel ambiente para ser trasladado a Guatemala, cuando
ya el Obispo había despertado honda simpatía entre los pobladores
de la Villa de Managua. Sin la compañía del Obispo la población de
Managua levantó el sitio que mantenía el 3 de enero de 1825.27
Después de un poco más de tres años que había transcurrido desde
los sucesos de la Independencia, el Obispo García Jerez seguía
siendo una figura de prestigio e influencia en la provincia y, por
supuesto, leal a la monarquía. 28 La principal arma del religioso en
estas circunstancias era permanecer en la tarea de cultivar el culto
religioso y habría de ser lo que aprovecharía para oponer resistencia a
un movimiento tan radical como el generado por Cleto Ordóñez.
Así, se le interpreta como el caudillo de una expresión localista
asentada en Managua que protagonizaba un liderazgo nuevo sin contar
con una sustancial base económica, pues sus pobladores dependían
en gran manera de un regular comercio. De cualquier manera, era
evidente que los pobladores de Managua estaban junto a él tomando
en serio su papel en las circunstancias que les tocaba vivir.
26.- 1824-1825. Revista de la Academia en Revista de la Academia de
Geografía e Historia de Nicaragua. T VI No. 2. Pag. 175.
27.-Para ilustrar la decisión del Obispo en sostenerse en Managua como lo
había hecho en 1812, debe indicarse que años atras, en 1818, el Obispo había
sido anunciado para asumir el Obispado de Santa Fe de Bogotá, por lo cual
contestó...”...si en los días malos en que vivimos ocurriera alguna desgracia se
quisieran repetir las locuras pasadas, bastaría presentarme y dirigirles la palabra
para que todos entrasen en orden y se contuviesen en sus deberes”. José Rizo
Castellón (recop) Documentos históricos de Nicaragua. (1750-1940). Banco
28.- Edgard Zúñiga anota…”El entendía que tenía sus lealtades y no estaba
dispuesto a renunciar a ellas ante la primera dificultad”, en Edgar Zúñiga.
Historia Eclesiástica de Nicaragua. HISPAMER. Managua. 1996. Pag. 287.
-26-
Una Historia De La Fiesta.

La específica función de esta expresión localista desde la villa de


Managua habría sido a favor de sostener la autoridad de la iglesia y
mostrar su lealtad hacia el rey español, como lo había mostrado su
población en los sucesos de 1811. Después que el Obispo saliera de
la villa, las simpatías entre Irigoyen y este pudieron haber llevado
al primero a alimentar el inicio de las fiestas dominicas en Managua
como una forma de agradecimiento por su estancia en la localidad y su
protagonismo anti independentista en defensa de la religión, además
de su cercanía a la población de Managua.
El momento propicio de este inicio habría sido el anuncio de la
muerte del Obispo que aconteció en 31 de julio de 1825, cercano a las
fiestas dominicas, actividad que se habría iniciado como una forma
de agradecimiento de parte de los pobladores de “las sierras de Santo
Domingo”, orden religiosa a la cual pertenecía el Obispo.
En aquellos días el Obispo García Jerez había cumplido cabalmente
con su papel defendiendo a España y a la Iglesia Católica y así se
había mostrado ante la población de Managua.

Tradicionales diablos Negros.

-27-
¡Viva santo dominguito, el patrón de Managua!

El Periodo De Manuel A.
De La Cerda.-

C
on la salida del Obispo García Jerez de la provincia, los
sucesos que se han referido fueron atenuándose hasta que se
declaró establecido el gobierno de Manuel A de la Cerda, ya
en el periodo federal. Las nuevas posiciones políticas en Nicaragua,
especialmente los nacientes posiciones conservadores, empezaron a
advertir que la declaración de Independencia era algo irreversible.
Especialmente para los pobladores de la villa de Managua era
evidente aquello y solo les quedaba el recurso de hacer el esfuerzo
para rescatar el prestigio de la religión disminuida por el proceso
de secularización que había comenzado. Después de todo lo que
se había actuado sobre la iglesia Católica no era posible sustraer el
componente religioso que marcó el rumbo de los acontecimientos
político-militares y que se generaron durante los primeros diez
años de vida independiente. Esta situación muestra el peso específico
que la Iglesia Católica había alcanzado y que llevaron a la institución
a ser parte de esos acontecimientos.
Es decir que el retiro del Obispo en 1825 no redujo las tensiones y la
expresión localista que se habían generado sobre y desde la población
de Managua y al abrirse el periodo de la jefatura de Manuel A. de la
Cerda en 1825, las nuevas circunstancias trajeron mayores tensiones.
Después de un periodo de ausencia del padre Irigoyen en la villa de
Managua, éste habría vuelto coincidiendo con el inicio de la guerra
entre Cerda y Argüello.
De la Cerda habría sido electo como Jefe de Estado pero por algunas
circunstancias se había retirado temporalmente. Al volver reclamó la
jefatura a Juan Argüello y al negarse éste fue que el inicio de la nueva
guerra que hizo que Cerda convirtiera a la villa de Managua en su
centro de operaciones. Desde Managua Cerda analizaba la situación
del país haciendo énfasis en los ataques que sufría la iglesia…

-28-
Una Historia De La Fiesta.

”La sangre de nuestro hermanos copiosamente derramada: pueblos


incendiados: propiedades destruidas: hombre de bien arruinados y
sepultados; y lo que es más, el sacerdocio perseguido, los templos
profanados, las imágenes despojadas y el verdadero Jesucristo bajo
las especies sacramentales, ultrajado, extrayéndole del Sagrario y
arrojándole por los suelos”.29
Nuevamente un elemento de marcados rasgos conservadores
encontró apoyo en la población de Managua y ante el manifiesto
ambiente anti clerical que se asentaba en el país era precisa una figura
que condujera aquel movimiento de oposición contra los llamados
“herejes” que atacaban a la iglesia de esa manera.
En 1824 se había dictado la primera constitución federal que
expresaba aquellas intenciones adversas a la Iglesia y para los
creyentes era preciso defender a la fe. Se había abierto un proceso
de secularización que cada vez más se afirmaba en el país, ya se
dictaban las primeras leyes conducentes a esto como la declaración de
la libertad de palabra, pensamiento y otros.
El manifiesto ya conocido de éste jefe trataba de limitar los posibles
efectos de las leyes federales respecto a la Iglesia Católica en
Nicaragua, según se lee en su bando del 25 de mayo de 1825…”La
libertad de palabra no es extensiva a la Santa Religión que profesamos
con exclusión de toda otra; y los que se produjeren de palabra o por
escrito, contra ella, serán irremisiblemente castigados”. 30
El mismo documento de la Cerda imponía castigos para los que
tuvieran libros que dañaran a la religión o invitaran a la relajación
de las costumbres, todo esto con el propósito de contener los efectos
del proceso de secularización en la sociedad. Y así fue que asentado
Manuel A. de la Cerda en Managua durante la mayor parte de la
década del 20, se estableció un sostenido acoso contra la población
de la villa. Le acompañaba un caudillo indiscutible en la villa que lo
era el padre Irigoyen que aún era el párroco de la localidad y quien en
algún momento había alentado a de la Cerda para llevar adelante esta
nueva expresión localista.

29.- El Jefe Cerda describe la situación de Nicaragua en agosto de 1827 en


Revista de la Academia de Geografía e Historia de Nicaragua. T. Managua.
30.- Antonio Esgueva Gómez. (recop) Documentos de la Historia de
Nicaragua (1523-1857). Universidad Centroamericana. Managua. 1993. Pag.
161.
-29-
¡Viva santo dominguito, el patrón de Managua!

Irigoyen y de la Cerda simpatizaban como buenos correligionarios


por su afán de sostener la validez de la Iglesia Católica y eso fue lo que
llevó adelante la campaña desde la Villa de Managua. Era relevante
el peso específico que alcanzaba en la población de Managua este
religioso que desde León se solicitaba su retiro de Managua…
“El Jefe Político hizo presente los incalculables perjuicios que
algunos años ha, está causando, y ha causado la existencia del Con.
Padre Policarpo Yrigoyen en la villa de Managua. y que es bien sabido
que cuando dicho padre se ausentó de aquel lugar por algún tiempo,
se gozó de tranquilidad y que ahora en su regreso estamos viendo
la ruina que amenaza a nuestro Estado; para cortar tamaño mal se
acordó por esta Municipalidad se oficie al Con. Vicario General
para que teniendo en consideración los perjuicios que en los sucesivo
puedan generarse se sirva como un bien general providenciar que
el nominado padre salga de la villa de Managua, destinándolo a un
punto donde no perjudique, o en esta ciudad, en donde se estará a la
mira de su conducta”.31
Una petición similar de parte del gobierno republicano ante las
autoridades eclesiásticas guatemaltecas era lo que había hecho que
el Obispo García Jerez fuera sustraído del ambiente de la villa de
Managua y se esperaba que tuviera el mismo efecto con el padre
Irigoyen. Toda expresión localista requirió siempre de un caudillo y
el padre Irigoyen pudo serlo sobre la población de la villa de Managua
apelando al sentimiento religioso de sus pobladores. Para 1826 a la
jefatura de Juan Argüello se oponían Granada, Managua y Nicaragua
(Rivas), en el ambiente de la Guerra de las Juntas.
De la Cerda había preparado la defensa de la villa con un notable
ejército especialmente alimentado por “los sierreños” e igualmente
trabajaba…”…circulando la villa con un foso de cinco mil varas, tres
de ancho y la misma profundidad; baterías, corrida toda la línea, que
resguardan cinco piezas de artillería los principales puntos …”.32
Es decir, en el transcurso de la década del 20 convirtió a la villa en un
sitio inexpugnable que se hacía realidad con las armas de que disponía y
del ejército que conformaba la población de la localidad; lo que mostraba
la expresión localista tan notable como la que se ha expresado en León y
Granada. Esto era lo que sustentaba el protagonismo político tan nuevo
31.- Documentos posteriores a la Independencia en Revista de la Academia
de Geografía e Historia de Nicaragua. Managua. 1936. Pag. 66.
32.- Documentos posteriores al a Independencia…Opus cit. Pag. 76.
-30-
Una Historia De La Fiesta.

de la villa de Managua que hizo empezara a aspirar a compartir con


las “ciudades mayores” algunas de las funciones ejecutivas como ser la
sede de la Asamblea Legislativa de aquellos años. 33
Los acuerdos políticos que se plantearían en estos años incluirían aquel
gesto de reunir algunos poderes en la villa. Así fue que el proyecto
de un convenio de paz entre Cerda y Argüello que se redactó en 1827
incluía la reorganización de una Asamblea Legislativa indicaba…”Que
la expresada A.L. se ha de reorganizar en esta villa de Managua,
en donde acordó continuar sus sesiones la noche del 25 del citado
febrero…”. 34
Pero esto solo fue una propuesta que al final no fue aprobada por
todas las partes y así la guerra civil siguió en medio de dificultades cada
vez mayores para de la Cerda que para 1828 no contaba con recursos
suficientes para mantener sus posiciones en la villa. Finalmente, hacia
el mes de diciembre de 1828 Manuel A. de la Cerda ya no estaba en
la villa de Managua la que debió abandonar acosado por sus propios
seguidores y se refugió en Rivas donde terminaría fusilado aquel mismo
año.
Pero la salida de Manuel A. de la Cerda no significó el fin de las
expresiones localistas desde la villa de Managua, líderes improvisados
quisieron sostener sus propias posiciones, especialmente cuando se
anunciaba un ataque desde León. Estos líderes improvisados, entre
los cuales se cuenta a Juan Benito Corrales, Miguel Ramírez, Mariano
Osorno, Darío Hernández, Tomás Chávez, Manuel Hernández, Manuel
Obando, Juan Gómez, Justo Fitoria, Mariano Guerra y Gregorio
Fitoria, quisieron expresar sus posiciones ante la vida pública que
acontecían a la villa de Managua. 35
La década del 20 había sido un largo periodo en el que la población
de la villa de Managua había mostrado su protagonismo manifestando
su espíritu monárquico en primera instancia y luego apegado a la
33.- De hecho es posible señalar que la Asamblea Legislativa funcionó en la
Villa de Managua entre 1826 y 1829, por lo que después de los acontecimientos
referidos y relacionados con la estadía de Manuel A. de la Cerda que el 27
de mayo de 1830 fueron reconocidos como válidos por las autoridades los
decretos que se emitieron desde la villa.
34.- Documentos posteriores al a Independencia…Opus cit. Pag. 77.
35.- Obsérvese que en la lista de nombres que se ofrece no aparecen apellidos
de familias reconocidas, por lo que se deduce que eran gentes del pueblo
quienes asumieron la dirección del movimiento.
-31-
¡Viva santo dominguito, el patrón de Managua!

defensa de la religión; pero aún quedaban por venir nuevas experiencias


que hicieron de la villa el espacio de expresión política en contra de
las posiciones liberales del gobierno federal.
No ha sido posible encontrar indicios que confirmen la existencia
de la fiesta dominica en la década pero las condiciones en que vivió
durante los años de la década del 20 la población de Managua, pudo
haber alentado la continuación de la misma, especialmente si ésta
significaba un punto de oposición al proceso que llevaba adelante la
secularización de la sociedad, oposición especialmente pre figurada
en la figura del Obispo dominico, Nicolás García Jerez.

Cargadores tradicionalistas de Santo Domingo.

-32-
Una Historia De La Fiesta.

El Periodo De Dionisio Herrera.-

E
ste es otro de los periodos indicativos en el cual la fiesta
dominica continuó, pues la década del 30 fue una continuación
de aquel proceso socio-político de secularización ya aludido.
Así fue que desde finales de la década del 20 se fueron conociendo
en Nicaragua algunas decisiones del gobierno federal que apuntaban a
reducir la influencia y el poder temporal de la Iglesia.
En abril de 1829 trascendió en Nicaragua el triunfo de Francisco
Morazán en el órgano ejecutivo del gobierno federal en momentos
en que Juan Argüello había reasumido la jefatura local, 36 contra
todo principio de ley. La presencia de Argüello repercutió en la
villa de Managua pues, no se esperaba que reasumiera el poder en
León después de haber sido expulsado. Un documento de la época
emitido por la municipalidad de León refería la persistente actitud de
la población de la villa de Managua y se refería a ellos como…”…los
cabecillas de la villa de Managua que en todos tiempos ha resistido a
la institución libre, valiéndose del pueblo sencillo…”. 37
Para el año de 1829 el protagonismo político de la villa de Managua
había madurado lo suficiente frente a las circunstancias que le tocaban
vivir y por ello es que aún con la ausencia del padre Irigoyen 38 y
del Obispo García Jerez, lograron sostener su liderazgo frente a las
ciudades mayores y aún frente a las nuevas instancias de gobierno que
imponía el gobierno federal.
En ese mismo año fue nombrado Jefe Supremo del Estado
de Nicaragua el hondureño Dionisio Herrera, sin embargo; los
pobladores de la villa alentados por algunos religiosos no reconocían
el nombramiento de Dionisio Herrera por sus simpatías liberales y se
armó nuevamente para expresar su descontento al nombramiento.
36.- Debe indicarse que el reconocimiento de Juan Argüello fue producto
de un acuerdo político de las autoridades locales para que éste validara las
nuevas elecciones que se avecinaban, luego de las elecciones debía dejar el
poder.
37.- Documentos posteriores al a Independencia…Opus cit. Pag. 138.
38.- El padre Policarpo Irigoyen habría muerto en diciembre de 1829.
-33-
¡Viva santo dominguito, el patrón de Managua!

Es el ambiente que encontró Herrera en Nicaragua en el cual se


terminó conminando a la población de la villa de Managua para que
depusiera las armas y reconociera al gobierno constituido.
La expresión localista de los pobladores de la villa persistía ya no
en contra de la Independencia, sino en contra de las implicaciones
que representaba ahora la administración del gobierno federal. Por
otro lado el sostenido ambiente de guerras civiles en el país que se
mantenía desde 1821, había agotado los recursos y las exportaciones
nicaragüenses apenas cubrían ciertos rubros. Al asumir el poder
Dionisio Herrera pudo observar que en el Estado de Nicaragua la
guerra había provocado escasez de dinero.
En su discurso de toma de posesión ocurrida el 12 de mayo de
1830, Herrera se refirió a esa situación al señalar…”La guerra civil
ha devorado, consumiendo al mismo tiempo los manantiales que la
producen (la Hacienda Pública) para renovarlos y aumentarlos no es
necesaria más protección de parte del gobierno, que paz, seguridad
y libertad”.
El climax de toda esta situación que había desatado la declaración de
Independencia en Nicaragua llegó con éste personaje pues el gobierno
federal habría iniciado la publicación de algunos decretos en los
cuales se atacaba el poder temporal de la iglesia con el propósito de
hacerse de dinero adicional para la administración del estado. Hasta
antes de los años iniciales de la década del 30 los ataques a la iglesia
se habían reducido a la ocupación de los templos y persecución de
los religiosos en León y Granada por tropas liberales, anti clericales; a
pesar que algunos sacerdotes simpatizaban con las posturas liberales.
El gobierno de Francisco Morazán decretó el 7 de septiembre de
1829 la extinción de las órdenes religiosas. En el decreto se leía…”La
nación no reconoce ni admite en su seno órden alguna de relijiosos, i
quedan desde luego estinguidas todas las que se hallaban establecidas
hasta el día”.39
Este decreto debía tener una réplica propia en el Estado de Nicaragua
y así fue que el 8 de enero de 1830 la Asamblea Legislativa de
Nicaragua emitió un decreto que mencionaba…”Quedan para siempre
abolidas en el Estado los establecimientos monásticos, nombrados de
San Francisco, Merced i Recolección”.40
39.- Código de la Lejislación…. Opus cit. Pag. 373.
40.- Código de la Lejislación.…Opus cit. Pag. 374.
-34-
Una Historia De La Fiesta.

Estas instalaciones que había establecido la iglesia colonial desde


la fundación de las primeras ciudades españolas tenían una historia
propia entre la población de creyentes que empezaron a reconocer a
los funcionarios del gobierno federal en Nicaragua como renovados
herejes que atentaban contra la Iglesia Católica. Luego, en el mes
de marzo de aquel año el gobierno federal emitió un nuevo decreto
en el que confiscaba todo poder económico a la iglesia. El decreto
indicaba…”Las temporalidades de los monasterios estinguidos
existentes en el Estado son una propiedad del mismo Estado”. 41
En el fondo de todo la publicación de los decretos referidos éste era
el más importante pues proveería al estado de dinero que necesitaba
para sus funciones, pues las propiedades que incluían propiedades
urbanas y rurales que se subastarían y el dinero obtenido se ocuparía
en el fomento de la agricultura, la educación de la juventud y otros
ramos, según mencionaba el decreto.
Eventualmente en el año de 1830 los pobladores sublevados
depusieron sus armas y la villa de Managua habría prestado juramento
de fidelidad y reconocido a las autoridades federales el 22 de abril
de 1830 por la resistencia que había nacido del conocimiento de los
decretos indicados anteriormente, según documento que expresa…
“…que el 22 del presente ha prestado en la villa de Managua su
juramento de obedecer ciegamente a las Autoridades Supremas del
41.- Código de la Lejislación…Opus cit. Pag. 374.
-35-
¡Viva santo dominguito, el patrón de Managua!

mismo Estado, sujetándose desde aquel acto a la obediencia del Jefe


Herrera…”.42
A pesar del esfuerzo de la población de Managua, los decretos
aludidos se aplicaron, así fue como el padre Agustín Vigil en las
semanas posteriores informaba desde Nicaragua a las autoridades
federales, los temas relativos a su aplicación. La información fechada
el 26 de mayo de 1830 señalaba.…
“…La expresada ley ha sido cumplida en todas su partes, y no existe
ya en todo el territorio del Estado, un solo religioso. Las iglesias
están ya bajo la inspección del Prelado Eclesiástico secular, y las
casas conventos, destinadas a objetos de beneficencia pública y sus
temporalidades reportan ya al Estado utilidades positivas, sirviendo
de fomento a la agricultura y a la enseñanza de la juventud”. 43
A mediados del año de 1831 se conoció en Nicaragua de la
expulsión del Obispo Ramón Casaus y Torres por parte del gobierno
federal, declarándolo “traidor a la patria y su silla vacante”, por lo
que…”Se le declara perpetuo, y de todo el territorio de la República,
el extrañamiento del padre Arzobispo de Guatemala, doctor don Fray
Ramón Casaus y Torres”. 44
Las noticias seguían siendo alarmantes para el pueblo creyente que
veían en el gobierno federal un engendro del demonio que debía ser
eliminado, la noticia se juntó a la mala impresión que dejaban los
decretos ya referidos. A pesar de todo, la resistencia en Managua
había sido depuesta, pero la resistencia que se supone desaparecería
en Managua, se renovó con un problema adicional en el periodo
de Herrera que fue el tema de las reformas constitucionales que se
exigían desde Nicaragua para concederle al Estado de Nicaragua la
suficiente capacidad de respuesta ante el funcionamiento del gobierno
federal. Se creía que tal y como funcionaban las cosas Nicaragua
perdía su respuesta nacional.
42.- Dionisio Herrera en Nicaragua citado en Revista de la Academia de
Geografía e Historia de Nicaragua. T. Managua. 19 Pag. 265.
43.- Documentos relativos al Gobierno del C. José Francisco Barrundia en
Revista de la Academia de Geografía e Historia de Nicaragua. T. X No.3 Edit.
La Prensa. Managua. 1950. Pag. 274.
44.- Decreto federal que declara expulsado de Centro América al señor
Arzobispo Casaus y Torres en Documentos posteriores a la Independencia.
Revista de la Academia de Geografía e Historia de Nicaragua No. 2. T. I.
Managua. Diciembre/1936. Pag. 260.
-36-
Una Historia De La Fiesta.

Las inquietudes por la reforma de la Constitución de Nicaragua


iniciaron cuando el Congreso del país habría acordado el 3 de
diciembre de 1832, argumentando que…”…los pueblos desean con
ansia la indicada reforma, por estar persuadidos que de ella depende
el alivio de los males que sufren, i que en ella esperan su felicidad”.45
De manera que el gobierno de Herrera fue causa para que algunos
religiosos empezaran una campaña contra las políticas del gobierno
federal que había decidido expulsar algunas órdenes religiosas
de Centroamérica y que demandaban las mencionadas reformas
constitucionales. Ante esta situación expresada desde las iglesias
y las parroquias, Managua se convirtió nuevamente en un foco
insurreccional importante.
Debe manifestarse entonces que la actitud de la Villa de Managua
ante los decretos mencionados se combinó con el reclamo que venía
creciendo a favor de las reformas constitucionales que se exigían para
dotar al Estado de un mecanismo de autonomía y poder legislar con
sus propios medios. El abanderado de este movimiento sería el padre
José María Estrada.
Ante esta circunstancia y a pesar del tono pacificador que había
utilizado Herrera en su discurso, la villa de Managua se insurreccionaba
expresando ahora un liderazgo de mayores alcances pues le siguieron
otros departamentos del país; Dionisio Herrera prefirió presentar su
renuncia el 1 de mayo de 1833, decisión que no aceptó la Asamblea
Legislativa.
Antes bien restituyeron a Herrera en el mando lo que recrudeció
la rebelión en Managua. Documentos de la época señalan que…
“Managua fue el primero de los pueblos que levantó la voz y
desconoció la autoridad del C. Dionisio Herrera. Masaya secundó
sus voces en su acta del 26 de abril, Matagalpa lo hizo en 12 de mayo,
Chocoyos, Nandaime y San Jorge lo expresaron en 6 y 8 de mayo”. 46

45.- Decreto de 3 de diciembre de 1832, que dispone excitar al Congreso


Federal para que dicte las providencias correspondientes para la reforma de
la Constitución, i reasumiendo la Asamblea la soberanía en todos sus ramos
en Revista de la Academia de Geografía e Historia No.2. T. I. Managua.
Diciembre/1936. Pag. 272.
46.- Manifiesto de las autoridades de la Villa de Nicaragua a los pueblos
del departamento en Revista de la Academia de Geografía e Historia de
Nicaragua….Opus cit. Pag. 277.
-37-
¡Viva santo dominguito, el patrón de Managua!

El padre José Ma. Estrada, que conducía este nuevo capítulo


expresaba con su presencia y liderazgo un movimiento significativo
en el sentido que muestra cómo persistía el peso específico de la Iglesia
Católica sobre la población creyente, aunque debe mencionarse que
el sacerdote había sido hasta pocos días antes de la sublevación el
Secretario del despacho del gobierno de Dionisio Herrera y lo que
demandaba eran las debidas reformas a la constitución que dejaba al
Estado de Nicaragua sin algunos procedimientos administrativos para
decidir por sí mismo.
Esta circunstancia se conjugó con la demanda de la sociedad creyente
por los decretos federales que despojaban a la Iglesia Católica de sus
propiedades y limitaba su influencia como institución reguladora.
Así se sostuvo el levantamiento. Los religiosos dirigentes de este
movimiento alentaron el sentimiento religioso de la población en
las localidades que se habían rebelado como fueron Nueva Segovia,
Managua, Masaya, Rivas y otras.
Los liberales acusaron a los religiosos de estar alimentando la
ignorancia y la superstición en contra del gobierno federal y es un
punto oportuno para haber creado la leyenda de aparición de la
imagen dominica en “las sierras” de Managua, la cual se llevaría como
emblema contra los herejes,47 como se explicará posteriormente.
Unos meses después de los primeros decretos de Herrera se publicó
otro que estaba dirigido a quitarles a los curas los derechos de
bautismos y entierros llanos que cobraban a la población. El decreto
fue publicado el 31 de mayo de 1830 y restaba la cantidad de limosnas
que percibían las iglesias en el país por aquel concepto. Esto ya era
una muestra de los alcances que el gobierno federal pretendía al iniciar
47.- Debe indicarse que una situación igual sucedería en Guatemala con
los sucesos de la muerte del Jefe Supremo de aquel país.. George Squier
indica...”Carrera creyó en la grosera invención de los clérigos de que el
cólera provenía del envenenamiento de las aguas, y que los médicos,
bajo el pretexto de curar el mal, eran enviados por las autoridades con el
objeto de cumplir sus designios contra los indios…(…)…Hicieron entender
a los indios que (Rafael Carrera) era el protector ángel Rafael, bajado
del cielo para vengarlos de los herejes liberales de los extranjeros…(….)….
Distribuyeron varias alegorías en que se presentaban sus milagros…”. E. Geo
Squier. Compendio de la Historia Política de Centroamérica en Revista de la
Academia de Geografía e Historia de Nicaragua. T. XXXIII. Managua. Julio-
Dic/1967. Pag. 126.
-38-
Una Historia De La Fiesta.

sin declararlo abiertamente, el proceso del estado laico. El decreto


daba mayor validez a la rebelión desde Managua el cual se identifica
como un movimiento conservador a pesar de estar conducido por un
religioso de preferencias liberales.
La sublevación desde la Villa de Managua se mantuvo hasta el 25 de
junio de 1833 cuando las tropas federales tomaron la villa a pesar de
haber fortificado aquella localidad, según un documento de la época…
“Los managuas auxiliados de algunos leoneses, granadinos, masayas
y chocoyanos, estaban seguros del triunfo que habían mandado vestir
algunas mojigangas, que se usan en el pueblo y reunido cohetes y
bombas para celebrarlo en la misma trinchera”. 48
Finalmente la población de Managua habría de deponer su actitud
frente al gobierno y debió reconocer la autoridad del Jefe de Estado,
Dionisio Herrera. En los diez años siguientes hasta 1842, la Villa
de Managua pasó a un segundo plano pero su protagonismo entre
1822 y 1835 había dejado una experiencia notable como expresión
localista que los conductores del país empezaron a considerarla como
el posible centro político-administrativo del país, por el momento, en
julio de 1846 se le habría de elevar a la categoría de ciudad. En el
enunciado se volvería a utilizar la mención del santo patrón tradicional
llamándola Santiago de Managua.
En estas condiciones, en que José D. Gámez analiza que se pretendía
hacer del territorio “una cartuja”, es decir; un enorme monasterio
que ayudaría a conservar la autoridad de la iglesia y le permitiría
recuperar su poder temporal, sin las afectaciones que el estado federal
le provocaba, y es en estas circunstancias tomaba mayor validez la
fiesta de Santo Domingo de Guzmán o al menos, como se ha dicho,
ser circunstancia para que se elaboraran las primeas leyendas acerca
de la imagen.

48.- Informe del Gobierno de Nicaragua de la Federación sobre el combate


en Managua. (1833) en Revista de la Academia de Geografía e Historia de
Nicaragua. T. II. No. 1. Managua. 1937. Septiembre/1937. Pag. 271
-39-
¡Viva santo dominguito, el patrón de Managua!

Los Testimonios Del Milagro.-

D
esde hace algunos años se conocen distintas versiones
respecto a lo que se ha llamado “El milagro en el bosque”,
producción cinematográfica que recrea el momento en que
habría aparecido la imagen de Santo Domingo de Guzmán en un
ambiente de propiedades agrícolas en “las sierras”, al sur de Managua.
Desde 1949 se conoce la versión del mayordomo de las fiestas entre
1931 y 1949, Nicolás Estrada (el mocho) y la de Julián García de
1968.
Se conoce, igualmente, una interpretación, no una versión
testimonial de las fiestas dominicas expuesta por Jorge E. Arellano
el cual argumenta las fiestas como producto de un sincretismo de las
formas rituales indígenas con las cristianas. 49 De esta interpretación
el autor no aporta mayores pruebas documentales que soporten
el posible sincretismo, de manera que este apartado se limitará a
comentar e interpretar las versiones de Estrada y García.
En la lectura de ambas versiones se pueden observar algunos puntos
de coincidencia que es necesario interpretar. La primera es que la
imagen aparecida es la de Santo Domingo de Guzmán, un reconocido
ícono de la Iglesia Católica medieval comprometido en la lucha contra
los herejes franceses y que en el ambiente de la Nicaragua post-
independentista se habría renovado su papel para luchar contra los
herejes independentistas y federales.
Se relacionaba a la figura de Santo Domingo de Guzmán con la
figura y autoridad del Obispo de Nicaragua, Nicolás García Jerez por
49.- Vale decir que la única expresión de sincretismo que se refiere hasta
ahora es la de las fiestas de Candelaria, desarrolladas en la antigua parcialidad
de Cuastepe, donde los indios celebraban a la Virgen de Candelaria bailando
y acompañándose de instrumentos indígenas, elaborando comidas en base al
maíz para repartir a los asistentes, como hacían con sus dioses los antiguos pre
hispánicos. Igualmente, en las fiestas de Santo Domingo se puede reconocer
el bailado de la imágen por los cargadores, el reparto de comida además del
uso de licor que ahora es parte del gran comercio y no de los responsables de
la fiesta.
-40-
Una Historia De La Fiesta.

ser de la orden de los dominicos y que presentó férrea oposición al


nuevo sistema independiente desde Managua. De manera que así
como Santo Domingo de Guzmán había luchado contra herejes en
Europa, se esperaba que también acompañara en Nicaragua la lucha
contra los renovados herejes.
Otro elemento coincidente es el hecho que habiendo sido encontrada
en “las sierras”, territorio montañoso en el cual se confundían los
límites geográficos entre Masaya y Managua, por virtud de las
mediciones coloniales. Para la población de Masaya aquel territorio
era “la sierra de Nindirí”, cerca de la cual se localizaba lo que se
llamaría eventualmente en 1847 “las sierras de Santo Domingo”;
según lo expresado en el artículo titulado “Ocurrencias en la Ciudad
de San Fernando” y publicado en El Registro Oficial. 50
Según se puede anunciar, esta es la mención más antigua que se hace
de “las sierras de Santo Domingo” en alusión a que los pobladores del
lugar ya celebraban la fiesta con regularidad, según lo mencionara,
igualmente, el Plan de Arbitrios de Managua aprobado en septiembre
de 1845. Los pobladores de aquel lugar, a su vez, habrían sido fuertes
simpatizantes del Obispo García Jerez.

50.- Registro Oficial 13 de febrero de 1847. En Gaceta. Enero 1846 a Febrero


1847. Alcaldía de Managua. Managua. 2008. Pag. 7.
-41-
¡Viva santo dominguito, el patrón de Managua!

La afirmación anterior lleva considerar una nueva coincidencia en


las versiones comentadas que indican que al ser encontrada la imagen
fue depositada en una de las iglesias de Managua, el centro urbano más
cercano, para indicar que posteriormente apareció nuevamente en el
lugar del hallazgo, en “las sierras”.51 Aunque uno de los testimonios
no menciona el nombre de la iglesia donde llevó la imagen.
Este aparente retorno de la imagen en las dos versiones es un dato
vital que trata de demostrar y resguardar la posesión de los lugareños
sobre la imagen. Es decir, el santo encontrado daba indicaciones de
dónde quería habitar.
La intención está legitimada en la integridad misma de la imagen
que por virtud del portento que se quiere evidenciar, trata de dar a
entender que aquel paraje sería su lugar de residencia y sus habitantes
serían una especie de “pueblo elegido” para llevar a cabo el ritual; las
sierras serían pues su lugar de residencia.
Otra de las coincidencias es que la imagen encontrada fue llevada a
una de las iglesias de Managua, ya fuera la de Candelaria o Veracruz
52
en la villa de Managua. Lo que supone que la población vinculada
al portento sería leal o sentía pertenecer a Managua, en torno a la cual
desarrollaban sus principales actividades vitales.
Precisamente, ya fuera por la cercanía de Managua o porque era
el centro urbano más accesible para aquellos pobladores de “las
sierras”, el hecho es que los elementos de esta coincidencia y los
que corresponden al hallazgo de la imagen dominica en “las sierras”,
51.- Estrada indica…”Cual fue sorpresa encontrar al Santo en el tronco que
lo había hallado. Y dijo: El Padre me lo volvió a traer se lo voy a volver a
llevar: Llegó donde el cura y le dijo: Señor, por qué me llevó al Santito; lo he
hallado en el mismo lugar”. La versión de García explica que después haberlo
llevado la primera vez…”…al día siguiente se vuelve a seguir el trabajo;
cuando llegó lo primero que ve al muñeco ensima (sic) del tronco del palo
donde lo halló. Se dice el solo: si ayer me lo llevé…”. El origen de las fiestas
en Nuestra identidad No. 13. Dirección de Cultura y Patrimonio Histórico
Municipal/ Alcaldía de Managua. Managua. Julio/2016. Pag. 7 y 9.
52.- La versión de Estrada indica que…”…se lo iba a llevar al cura de la
iglesia de Vera Cruz, hoy Parque Darío…”, García en cambio indica que…”…
se fue a Managua y buscó al cura y cuando lo encontró le contó lo que había
hecho…”. El origen de las fiestas en Nuestra identidad No. 13. Dirección de
Cultura y Patrimonio Histórico Municipal/ Alcaldía de Managua. Managua.
Julio/2016. Pag. 7 y 10.
-42-
Una Historia De La Fiesta.

habrían dejado abierta la posibilidad para el conflicto que se suscitó


años después sobre la propiedad de la imagen al empezar a gestionar
la construcción de la iglesia en la ciudad.
Años después, en la segunda mitad del siglo XIX se habría forjado
otra leyenda cuando en la década del 70 y el 80 se procuraba construir
la iglesia dedicada a Santo Domingo en Managua. Como toda leyenda
ninguna de las mencionadas fija una fecha al momento del hallazgo y
deja muchos puntos oscuros de manera que solo puedan ser explicados
improvisadamente.
En la historia no escrita de la iglesia y el culto a las divinidades,
las leyendas relativas a la aparición de una imagen, han dado fuerza
y legitimidad social a aquel suceso y a la imagen para que cobrara
su importancia como “milagreros”. Esto pudo, igual que la peste
del cólera y las aguas envenenadas en Guatemala, haber sido un
instrumento muy poderoso contra la Federación Centroamericana.
La leyenda de la aparición de una imagen religiosa que sería
reconocida como el “santo patrón” de algún pueblo o comunidad, era
un argumento vital que daría legitimidad al culto religioso posterior y
a la vez revestiría a la comunidad de un sentido de posesión colectiva.
El manejo y la utilidad de esta versión mítica sería enfrentándola a las
posiciones heréticas que se manifestaban en la sociedad.
Para el pueblo creyente que aún pretendía sostener la autoridad de
la Iglesia Católica, Nicaragua estaba gobernada por esos herejes que
ya se han mencionado y que en la década del 30, con los decretos ya
mencionados estaban afectando a la institución y su poder temporal,
circunstancia que no había sucedido en otro momento de la historia
del país. La única arma útil serían las imágenes, los milagros y otros
recursos que la Iglesia Católica ha considerado siempre parte de su
aparato ritual.
Este nuevo ícono reconocido en la historia por su lucha contra
los infieles, medievales e igual que en aquel momento, la población
creyente entendía que debía iniciarse una campaña contra las herejías
que había provocado el gobierno federal.
Quienes llevaron adelante el inicio de esto habrían sido “los
sierreños”, pobladores en el extremo sur de la antigua parcialidad de
Masagalpa que involucraron en el ritual externo de dedicación a la villa
de Managua, ya que en aquellos años de rebelión contra el gobierno

-43-
¡Viva santo dominguito, el patrón de Managua!

federal de Herrera era el centro de operaciones de un localismo


extremo. Igualmente perseguían el alcanzar el reconocimiento como
un barrio con capacidad para sostenerse por sí mismo.
La versión aquí presentada lleva a negar todas las versiones anteriores
que se han elaborado acerca del inicio de las fiestas y del hallazgo de
la imagen, pues las fuentes consultadas llevan a considerar un inicio
diferente en las circunstancias sociales y políticas comentadas aquí.
Como se señalará más adelante, es indicado mostrar a “los sierreños”
en esta circunstancia como protagonistas por el hecho que de todas las
concurrencias urbanas correspondientes a la villa de Managua y los
pobladores de Masagalpa eran los únicos que estaban en disposición de
reclamar el reconocimiento de un santo patrón que daría satisfacción a
su protagonismo político en todas estas circunstancias. 53

53.- Es curioso que al sur occidente de la villa de Managua existía en estos


años el llamado “Pueblo grande” (parcialidad de Telpaneca) que Halftermeyer
refiere pero que no aparece como protagonista en estas circunstancias.
-44-
Una Historia De La Fiesta.

Capítulo II
La Aldea, La Villa, La Ciudad

-45-
¡Viva santo dominguito, el patrón de Managua!

La Evolución Administrativa
De Managua.-

E
s llamativa la evolución que siguió Managua durante el siglo
XIX pues habría transitado por tres momentos administrativos
importantes. En diferentes momentos durante ese siglo
Managua fue la aldea, la villa y la ciudad capital en momentos en que
no llegaba a tener las condiciones urbanas para las calidades últimas.
De acuerdo a diversas fuentes, en los años iniciales del siglo referido
Managua era una aldea asentada a la vera sur del Lago de Managua
cuyos pobladores se dedicaban a la pesca y el comercio en pequeña
escala, actividad derivada de su relación con los fuertes comerciantes
granadinos, pues durante la colonia y los años del siglo XIX, Managua
fue parte del partido territorial de Granada.
Durante los primeros veinte años fue una aldea que presentaba una
mínima construcción urbana revelada en sus barrios más notorios
como eran la parroquia, San Antonio y Candelaria. Morel de Santa
Cruz habría expresado que el territorio de la aldea…”… cuya longitud
consta de catorce leguas y su latitud de cinco y media…”, 54 con cuatro
iglesias y tres parcialidades indígenas que eran Telpaneca, Masagalpa
y Cuastepe; situación que se proyectó hasta aquello años iniciales del
XIX.
En los años finales del siglo XVIII la descripción referida
anteriormente había variado un poco pues la denominación de la
parcialidad de Cuastepe había desaparecido para dar paso al uso
de “barrio Candelaria” y la denominación Telpaneca empezaba a
desaparecer ante el uso de Pueblo Grande, al sur occidente de la aldea.
Subsistió en la primera década del siglo XIX la noción de la existencia
de la parcialidad de Masagalpa según aparece en el Plan de Arbitrios
de 1814, unos años antes que Managua fuera declarada una villa. De
54.- Agustín Morel de Santa Cruz. Visita apostólica, topográfica, histórica
y estadística de todos los pueblos de Nicaragua y Costa Rica en Revista
Conservadora del Pensamiento Centroamericano. No. 82. Managua.
Julio/1967. Pag. 11
-46-
Una Historia De La Fiesta.

manera que es justo señalar que el escenario urbano se concentraba en


el barrio de la parroquia y San Antonio, pues el barrio Candelaria por
ser de mayoría indígena, su población conservó construcciones muy
rudimentarias de paja, escenario que podía notarse todavía a finales
del siglo XIX.
Las torres de las iglesias construidas en las antiguas parcialidades
se hacían notar, así fue como el inglés Orlando Roberts expresaba…
”Tiene seis iglesias, la del Padre Irigoyen y una o dos más son grandes
y hermosas. Las casas son por lo común, de dos pisos, entejadas, de
adobes y encaladas…”. 55 Junto a estas destacaba la llamada “casa
de alto”, ubicada en la plaza central de la aldea, a un costado de la
parroquia, desde donde despachaba el padre Irigoyen.
Completaba el conjunto urbano en la plaza central una estatua
dedicada a Fernando VII. Según consigna Halftermeyer, en 1781
se habría derrumbado la iglesia parroquial dedicada a Santiago que
sería reconstruida por empeño personal del padre Juan A. Chamorro,
aunque habría quedado inconclusa hasta la década del 80 del siglo
XIX.
Lo demás era una extensa zona de propiedades agrícolas, pequeñas
parcelas que cultivaban hortalizas y tenían algún ganado, además del
cultivo del añil que para los años iniciales del siglo XIX tenía alguna
demanda en otros países. Comúnmente, al exponer la situación de
la aldea de Managua de estos primeros años, se enfoca únicamente
la parte urbana, sin embargo; es importante articular a esta la zona
rural de pequeñas propiedades agrícolas, especialmente la ubicada
al sur oriente que correspondía a la parcialidad de Masagalpa. Sus
habitantes tenían una conexión permanente con la zona urbana de la
aldea por virtud del comercio que realizaban rutinariamente.
La configuración aldeana que presentaba Managua en 1800 no
cambió en demasía después de 1820, cuando ya había sido declarada
la Leal Villa de Managua. Fue elevada a villa a propósito de aquellos
sucesos que acontecieron en el año de 1811.
Este acto debía tener algunos resultados a lo interno de la localidad
pues, de acuerdo al documento que conoció la población local en 1820
quedaba facultada para administrarse con independencia de Granada
55.- Orlando Roberts en Managua vista por los viajeros europeos y
norteamericanos del siglo XIX en Revista de la Academia de Geografía e
Historia de Nicaragua. T. LXV. Managua. Agosto/2007. Pag. 117.
-47-
¡Viva santo dominguito, el patrón de Managua!

a cuyo partido pertenecía en 1820, igualmente se le facultaba para


nombrar sus propias autoridades edilicias y administrar sus propios
ingresos.
Las convulsiones post independentistas en las cuales la villa de
Managua fue un centro muy importante, como ya se ha visto, en los
sucesos de la década del 20 y el 30, trajeron una gran cantidad de
emigrados especialmente granadinos que, al parecer, tuvieron tiempo
para construir algunas viviendas que se confundían con el universo de
chozas pajizas que eran la mayoría.
Es importante hacer notar esto porque Orlando Roberts habla desde
1820 de la presencia de algunas casas de dos pisos parecidas a las de
Granada. Estas se supone se ubicaban en los barrios ya conocidos
de la villa de Managua y eventualmente serían junto a las iglesias el
elemento urbano más destacable de la localidad.
El 13 de julio de 1832, el gobierno federal emitió la Ley de ejidos,
por la cual pretendía definir el espacio geográfico de cada pueblo para
las labores agrícolas y contar con esto con el pago de impuestos.56
Al consultar las fuentes no es posible percibir cómo esto pudo
haber beneficiado a Managua, aunque puede señalarse que confirmó
indirectamente la extensión rural adosada a su entorno urbano.
Pero su configuración urbana no adelantó en demasía en los sucesos
de la Independencia y luego el periodo de las décadas del 20 y el 30,
Pero es a partir de estos sucesos en que se puede apreciar con mayor
aproximación la articulación del escenario urbano de Managua que
constituían los barrios conocidos y el área rural constituida por las que
aún eran vistas como parcialidades indígenas y que se proyectaban
desde la parte sur de Candelaria hasta “las sierras” de Managua, igual
en el occidente con el llamado “Pueblo Grande”.
A pesar de esto la Leal Villa de Managua hacía gala de su enunciado
oficial dejando para otro momento las modificaciones urbanas que le
correspondían con su nuevo estado. Esto es el trazado formal de sus
calles de acuerdo a la retícula española, la redefinición y disposición
de su plaza central como centro administrativo urbano, la estimación
de su caudal tributario, etc.
56.- Según un decreto publicado en el año de 1853, la emisión de la Ley de
Ejidos no había satisfecho lo necesario pues los propietarios no pagaban
los impuestos respectivos que el decreto establecía, además de otras
responsabilidades.
-48-
Una Historia De La Fiesta.

Ya se ha señalado que tanto durante el periodo de Manuel de la Cerda


como durante la rebelión del padre José M. Estrada, Managua fue
rodeada por un largo foso especialmente construido para defender la
parte urbanizada de la villa, esto es el espacio que ocupaban los barrios
ya definidos. Al menos durante las décadas del 20 y el 30 no hubo
oportunidad para los pobladores de la villa en hacer transformaciones
urbanas sustanciales en la localidad.
En febrero de 1846 el legislador Pablo Buitrago empezaría un debate
importante para la villa cuando exponía sus razones por la capitalidad.
El legislador reclamaba como inconstitucional que la Asamblea se
reuniera en Masaya aduciendo una serie de decretos anteriores en los
cuales estaba de por medio la residencia de los poderes.
En coherencia con este problema hasta el 20 de junio de ese mismo
año la Asamblea Legislativa decidió…”…por unanimidad de votos, á
la Villa de Managua para residencia del Poder Legislativo…”.57 El
decreto igualmente indicaba que el gobierno dispondría la preparación
de los edificios para el funcionamiento del legislativo, esto solo sería
un antecedente par ser nombrada ciudad en 1846.
En el mismo mes el gobierno decidió trasladarse también a la villa,
circunstancia que acumulaba los mecanismos del poder central en
un escenario urbano totalmente escaso de elementos urbanos para su
residencia permanente.
El único local que existía en aquel año era la antigua “casa de alto”,
en la plaza central que serviría como la residencia material de las
instancias del gobierno. Un informe del Prefecto del Departamento
Oriental indicaba…”Managua, cabecera del distrito de este nombre,
ha tenido una admirable mutación…”, 58 refiriéndose al hecho que
los habitantes de la villa habían abandonado su actitud contraria al
gobierno como había sucedido en las décadas anteriores. El informe
seguía señalando…”Hay en aquella villa una escuela de primeras
letras, dotada del fondo de Instrucción del Departamento del de
propios; y este año se promete el infrascrito que habrá muchas
mejoras en todos los ramos”. 59

57.- Registro Oficial, 20 de junio de 1846 en Gaceta. Enero 1846 y febrero


1847. Alcaldía de Managua. Managua. 2008. Pag. 308.
58.- Registro Oficial, 13 de marzo de 1846 en Gaceta. Enero 1846 a febrero
1847. Alcaldía de Managua. Managua. 2008. Pag. Pag. 251.
59.- Ibid.
-49-
¡Viva santo dominguito, el patrón de Managua!

No se ha logrado saber cuáles hayan sido esas mejoras de la cuales


habla el informe pero es de suponer que todas estarían vinculadas al
hecho que se preparaba a Managua para ser la definitiva residencia de
los poderes. Para este año de 1846 la villa de Managua se enfrentaba
a la posibilidad de venir a ser un centro urbano de mayor importancia,
lo que sucedió al ser elevada a ciudad.
Sin embargo, su reconocimiento como ciudad resultaba, quizás,
una decisión improvisada en medio de los conflictos políticos que
creaba la presencia de José Ma. Valle y su levantamiento. Debido
a la experiencia de los años posteriores a la Independencia donde
se había revelado como uno de los polos localistas junto a Granada y
Masaya, en los sucesos de 1811, los sucesos de la década del 20 con
Manuel de la Cerda y luego con las guerras federales y después en la
década del 40 los caudillos de turno esperaban que esto fuera siempre
así y recurrían a la población de la villa para presentar resistencia y
oposición al gobierno de Laureano Pineda, pero aquellos momentos
había pasado ya.
De ahí que en los sucesos relativos al levantamiento de José M. Valle
en 1846…”Una partida de hombres armados anduvo á inmediaciones
de Managua convidando á nombre de Bernardo Méndez para un
asalto de armas: los managuas se negaron porque están contentos
con la paz que gozan”. 60 La idea principal para su denominación
fue sustraerla de aquel ambiente conflictos y evitar que el peso
específico de las ciudades coloniales afectara, lo que revela que la
decisión fue más política que asentada en la realidad de una localidad
que no prestaba condiciones materiales para funcionar como ciudad y
residencia de los poderes.
En decreto del 24 de julio de 1846 el gobierno de Norberto Ramírez
concedió el reconocimiento de ciudad a la antigua villa mediante
decreto que decía…”La Villa de Managua se eleva al rango de Ciudad,
con la denominación de Santiago de Managua”. La mayor parte del
utillaje urbano necesario para ser tenida como ciudad se encontraba
en León y Granada y la situación urbana de la nueva ciudad para los
fines de capitalidad era deplorable.
Como ciudad, Managua debía de contar con una eficiente
infraestructura revelada en edificios públicos para el desempeño de
ministerios, autoridades civiles y militares, etc., cuestión inexistente
en ella. Por eso es que tanto el nombramiento de Managua como
60.- Registro Oficial, 21 de marzo de 1846.
-50-
Una Historia De La Fiesta.

ciudad y luego como residencia de los podres causó algunos


inconvenientes e imprevistos en el funcionamiento del gobierno que
debían ser subsanados.
Eso fue lo que sucedió en 1847 cuando fue declarada definitivamente
ciudad: Se notaba un escasez de elementos urbano acordes con la
condición citadina y a esto podía agregarse el retraso en las cuestiones
de gobierno. Las reformas al Estado que unos años después se
practicaron, auspiciadas por Fruto Chamorro, alejaron toda atención
a la nueva ciudad.
Unos años después, en 1849 el gobierno insistía en que Managua era
“una de las mas dignas atenciones”, de parte del gobierno, y establecía
una Sub prefectura en la ciudad, según decreto…”…considerando
además que la Ciudad de Managua i su demarcacion jurisdiccional,
es una de las mas dignas atenciones del mismo Gobierno por el
número de sus habitantes i que por la patriótica i juiciosa conducta
que han guardado en la actual crísis política…”. 61
Debe creerse que para el año de 1849 las condiciones urbanas de
la recién declarada ciudad habían mejorado garantizando con esto
la estabilidad del funcionamiento de los mecanismos capitales, sin
embargo, faltaba mucho para que llegar a ser el albergue eficiente de
los poderes públicos.
A pesar de esto en el año de 1852, el aparato de gobierno de Fulgencio
Vega se trasladó…”… a la ciudad de Santiago de Managua como
punto de su residencia”, después que se declarara a la nueva ciudad
como residencia permanente de los poderes, lo que llegó a causar un
notable atraso en la atención de los asuntos de gobierno, pero este
no estuvo en disposición de atender tales tareas sino hasta el mes de
octubre de 1846, cuando comentaba por este atraso aduciendo…
”…las discusiones á que dió lugar la cuestión de las Cámaras
Lejislativas, y las necesarias demoras originadas de la traslacion
que estas hicieron a mediados de Julio a esta Ciudad, en donde no
había sido posible preparar con toda oportunidad los edificios en que
debían funcionar, tanto los Cuerpos colejisladores, como el Gobierno,
cuya esistencia era de absoluta necesidad”. 62
61.- Jesús de la Rocha. Código de la Lejislación de la República de Nicaragua
en Centro-América Imp. El Centroamericano. Managua. 1874 Pag. 29. Esta
disposición fue anulada unos años después.
62.- Registro Oficial, 17 de octubre de 1846.
-51-
¡Viva santo dominguito, el patrón de Managua!

Después de esto vendría el interregno de la Guerra Nacional que


opacó a la ciudad de Managua y la marginó a pesar de su calidad
urbana, tendría que esperar a que la guerra terminara para probar su
status. En ese periodo, a pesar del protagonismo que cobraron León
y Granada en el conflicto, durante la segunda parte del siglo XIX se
afianzaron las funciones capitales en Managua, especialmente por los
resultados traumáticos que había provocado la aventura filibustera en
el país. Pero también traería algunas novedades con la aplicación de
las “Leyes agrarias” que se gestionaron durante el periodo de Tomás
Martínez.
A partir de esto es necesario indicar que durante la segunda parte del
XIX se dejó sentir en la ciudad de Managua, el efecto de tres elementos
históricos que provocaron las más importantes transformaciones en la
ciudad capital. Estos fueron el cultivo del café en “las sierras de
Santo Domingo”, la instalación de la línea de vapores en el Lago de
Managua y la instalación del ferrocarril.
El cultivo del café fue producto de los beneficios que ofrecieron las
Leyes agrarias” para incentivar esta actividad en los lugares propicios,
uno de esos lugares fueron “las sierras de Santo Domingo”. Sus
parajes eran un ambiente propicio para la siembra del nuevo cultivo
del café que se empezaba a introducir al país.
Así, las haciendas de pequeños propietarios en aquellas serranías
fueron desapareciendo para dar paso a propiedades mayores donde se
sembraba café, gozando del incentivo en monetario que el gobierno
proponía en las Leyes agrarias. Así fue que durante la década del
60 el escenario natural se transformó pero también esto tendría
repercusiones sociales y políticas posteriores. Según apunta José
Madriz...
”Merced al cultivo del café, Managua se convirtió en una de las
más productivas regiones agrícolas de Nicaragua; y tan luego como
su gente empezó a sentir vida propia y espíritu independiente que da
el capital, despuntó en ella la ambición de alcanzar la hegemonía en
el país, sobreponiéndose a leoneses y granadinos”. 63
El café propició la existencia de una base económica importante
para la ciudad capital que terminó induciendo a la fundación del
departamento de Managua en 1875, cuando se consolidaba el café
63.- José Madriz. Por Nicaragua. 1904-1905 en Revista de la Academia de
Geografía e Historia de Nicaragua. Pag. 43
-52-
Una Historia De La Fiesta.

como un producto motor de las exportaciones nicaragüenses y


empezaban a trasladarse los capitales comerciales de León y Granada
hacia Managua para participar del manejo de la comercialización del
café.
El decreto de marzo de 1875 fue producto de la intensa actividad
cafetalera que se asentó sobre la región de Managua, convirtiéndola
en un nuevo centro productivo de notables repercusiones.
Años después, el 7 de febrero de 1881 se formalizó la Compañía
Anónima de Vapores del Lago de Managua. Figuraban en el acuerdo
oficial Pablo Giusto, Santiago Morales, F. Alfredo Pellas y otros, esta
línea de vapores sería el paso previo para la instalación del ferrocarril.
Esta primera línea de vapores en el Lago de Managua transitaría
desde Moábita y Momotombo hacia Managua e imprimiría dinámica
a la ciudad capital en el sentido que fue delineando poco a poco su
primitivo centro comercial, a partir de la plaza principal; ahí donde se
ubicaba la iglesia parroquial y que se ubicaba cercana al muelle.
No es extraño que entre 1877 y 1881 muchas casas comerciales de
capital extranjero que se habían basado inicialmente en León o Granada,
hayan decidido trasladar una sede a Managua en aquel periodo. De
manera que el mayor aporte del funcionamiento de los vapores sobre
el lago, haya sido la animación del comercio local que trajo capitales
al nuevo centro administrativo y con ello un reacondicionamiento de
los elementos urbanos de la ciudad en la construcción de edificios,
casas privadas y otros.
Así, cuando la extensión de la línea férrea llegó a Managua,
sólo complementó y renovó los efectos favorables a la capital que
consolidaron la presencia del capital comercial y le dieron empuje a
las funciones capitales. El efecto de estos tres elementos se extendió y
persistió durante todo el resto de la segunda mitad del XIX, haciendo
con esto que Managua consolidara su figura de centro metropolitano
entre León y Granada. Halftermeyer cita…”Una obra de progreso
se inició el 1º de noviembre de 1900. Es el ramal ferroviario que une
a Managua con la Paz Centro…(…)…La travesía de los vapores de
Momotombo a Managua quedó paralizada”.64
A pesar de esa paralización, la actividad comercial a partir de la
plaza central y hacia la “calle del comercio” sostuvo vitalidad. El
64.- Gratus Halftermeyer. Historia de Managua. Opus cit. Pag. 83.
-53-
¡Viva santo dominguito, el patrón de Managua!

efecto último tiene que ver con el crecimiento definitivo del escenario
urbano que se manifestó en el crecimiento de la ciudad y un mayor
ambiente urbano. La última década del 80 fue el momento en que
se empezó a advertir a la antigua parcialidad de Masagalpa como
un valle, es decir; una zona habitada de población significativa que
no tenía una iglesia propia para atender algunas de sus necesidades,
circunstancia que no era propia de una capital.
El ambiente urbano de la capital maduró en la última década del siglo
XIX cuando los antiguos barrios adquirieron una nueva dimensión
y las anteriores partes rurales al sur oriente se fueron articulando al
escenario urbano.
La ciudad maduraba su figura de centro metropolitano frente a los
antiguos centros localistas que empezaban a quedar rezagados.

-54-
Una Historia De La Fiesta.

La Parcialidad De Masagalpa.-

L
as fuentes de cronistas españoles indican que los años finales
del siglo XVI había en Managua unas ocho parcialidades
indígenas de las cuales Juan López de Velasco 65 menciona
en tres ocasiones a Mazagalpa, ● todas esas parcialidades constituían
la aldea de Managua asentada a la vera del lago. Los nombres de
estas parcialidades desparecieron por muchos factores concernientes
al movimiento y dinámica de la población indígena.
El olvido de las denominaciones indígenas en Managua está
relacionado con la construcción de la iglesia local que aconteció
en los años del siglo XVII, cuyo “santo patrón” vino a sustituir al
nombre que los indígenas daban a la parcialidad. Para los años del
siglo XIX no subsistían muchos de esos nombres a excepción del
nombre Masagalpa, parcialidad indígena a la cual las mediciones de
tierras efectuadas durante la colonia concedían una porción territorial
significativamente grande y que no llegó a construir iglesia propia
tempranamente.
Al respecto interesa definir este espacio geográfico en la jurisdicción
de la Villa de Managua, el único referente con el que se cuenta es el
documento de “Ratificación de los límites coloniales de Managua” de
1810, en el cual se lee…
”Prosiguiendo la medida comenzada salí…(…)…hacia el Sudeste,
camino que va de este pueblos hacia al de Masaya, y habiéndonos
desviado hacia el Sur, conocimos la medida antigua, donde terminan
sus comunidades los indios de Masagalpa, que es donde termina la
sierra o montaña…”. 66
65.- El libro de Juan López de Velasco se titulaba Geografía y Descripción
de las Indias y circulaba en Europa en los años iniciales del siglo XVII. ● El
número de parcialidades reportado por López de Velasco, casi coincide con
la versión de Antonio Navia Bolaño que para los mismos años de finales del
siglo XVI menciona nueve parcialidades indígenas en Managua.
66.- Ratificación de los límites coloniales de Managua. (1810) en Revista
de la Academia de Geografía e Historia de Nicaragua. T. LXV. Managua.
Agosto/2007. Pag. 201.
-55-
¡Viva santo dominguito, el patrón de Managua!

Generalmente se ha creído que la parcialidad de Masagalpa empezaba


en la ronda sur del barrio Candelaria y se extendía hasta las faldas
de las sierras al sur, según lo dispone el texto anterior, pero lo que
sucedió es que la extensión más próxima al costado sur de Candelaria
y que eventualmente se llamó “el valle de Santo Domingo”, fue solo
una extensión geográfica que tomó forma de esa conexión natural que
los cultivadores al sur oriente de Managua le imprimieron por esas
conexiones comerciales que recorrían esta vía.
Con la rutina anual que se funda en el festejo dominico se
articularon definitivamente estos territorios, especialmente porque los
cultivadores convirtieron al denominado valle de Santo Domingo en
la residencia de aquella imagen con extensiones en “las sierras”.
A pesar del rompimiento con España en 1821 muchas leyes y
costumbres coloniales impuestas por aquella metrópoli tuvieron
continuidad en los gestos y rituales de los habitantes provincianos.
Una de ellas fue la gestión que se hacía para que un poblado ganara
reconocimiento jurídico y para lo cual debía contar con un “santo
patrón” al cual celebrar y que a la vez sirviera como un elemento
representativo del pueblo y construir su propia iglesia en el lugar.
A pesar que la procesión dominica habría ganado ejecución rutinaria
entre “las sierras de Santo Domingo” y la ciudad capital, la construcción
de un templo no fue una tarea fácil para sus pobladores y esto repercutía
en el reconocimiento jurídico de la parcialidad de Masagalpa como
concurrencia urbana. Así fue que la Ley electoral de 1858 mostró el
reconocimiento únicamente de los barrios históricos como metrópolis
locales, según lo hace ver la distribución de representantes edilicios
que se asignaban a los distritos que se reconocían en Managua, estos
eran Candelaria, San Miguel, La Parroquia y San Antonio. 67
Otro decreto derivado de la ley electoral fechado 15 de octubre
de 1858, mandaba que las municipalidades dividieran en cantones
los pueblos de su jurisdicción, así fue que se aplicó el “cantón de
Candelaria”, al cual quedó adscrita la zona sur del barrio que
eventualmente se denominaría “valle de Santo Domingo”. De
acuerdo a lo estipulado en esa ley…“Los jefes de canton tienen la
mision de procurar el mejoramiento de su canton con arreglo a las
leyes: de presentar ante la autoridad local las necesidades del mismo
67.- Jesús De la Rocha. Ley Electoral del 30 de agosto de 1858 en Código de
la Lejislación de la República de Nicaragua en Centro-América. Imprenta El
Centroamericano. Managua. 1873. Pag. 147.
-56-
Una Historia De La Fiesta.

i proponer su remedio…”, 68 algo que desde el cantón de Candelaria


no sucedió en las necesidades de los pobladores del valle próximo,
como era la construcción de la iglesia de la localidad que requerían.
No se apreciaba en la evolución administrativa del país la existencia
de la parcialidad indígena, de manera que es posible que no contara
con representantes ante el gobierno local, a pesar del esfuerzo que
ya hacían celebrando a un “santo patrón”, requisito que conocían
de las leyes coloniales. El indicio más antiguo que se conoce de la
realización de esta fiesta religiosa en Managua, es el Plan de Arbitrios
de Managua de 1845 en cuyo primer artículo se lee…”Cada villar
y cada tienda de ropa pagará un peso cada mes, cada armario de
efectos, o medicina, dos reales cada mes; y por cada trucha, un real
cada mes, y en las fiestas de Santo Domingo y la Cruz, cuatro reales
por sola una vez”. 69
Llama la atención que la mención a las fiestas de Santo Domingo
se presenta en el documento como si aquella fuera ya una normalidad
desde hace años y de la cual había que extraer algún tributo sustantivo,
como se podía acostumbrar, igual como se menciona las fiestas de
la Cruz en el Plan de arbitrios de 1814. Más allá de esto, llama la
atención que en el gravamen se mencionen estas dos fiestas religiosas
cuando, según la historia se desarrollaba otras en la villa como
Santiago, Candelaria que no aparecen como sujetos de arbitrios.
Esto solo se podría explicar con el hecho que las fiestas de Santo
Domingo y la Cruz que no tenían iglesia propia, conllevaban el
universo de rituales y dirección de las fiestas totalmente diferentes
a las de aquellas iglesias ya establecidas. Las fiestas de Santiago y
Candelaria conllevaban rituales de bailes, teatro callejero, molienda
de maíz, procesiones, etc., y sólo eventualmente se agregó la corrida
de toros, caballos y otros.
La fecha del documento que se ha mencionado (Plan de Arbitrios
de Managua, 1845. Ver anexos.) es muy significativa pues aún se
reponía el país de los efectos del periodo de las guerras federales, el
acoso de los ingleses y otros. Al año siguiente el país sufriría un nuevo
levantamiento que fue el de José M. Valle que afectó las localidades
de Chinandega, El Viejo, El Realejo, Nueva Segovia y Managua.

68.- Jesús de la Rocha. Código de la Lejislación de la República de Nicaragua


en Centroamérica. Imp. El Centroamericano. Granada. 1874. Pag. 19.
69.- Registro Oficial, 27 de septiembre de 1845.
-57-
¡Viva santo dominguito, el patrón de Managua!

En efecto, este caudillo llegaría hasta “las sierras de Managua” en


busca de elementos para conformar su ejército contra el gobierno de
José L. Sandoval. Sin embargo, la fiesta de dedicación dominica se
mantuvo, al parecer, en medio de los conflictos militares que afectaron
al país.
A partir de esa colonización que había sucedido en las llamadas
“sierras”, en el extremo sur de la parcialidad de Masagalpa, el
espacio se prestaba para realizar algunas operaciones militares
cuando despertaba un nuevo conflicto. Al respecto debe llamarse la
atención hacia un documento publicado en El Registro Oficial el 13
de febrero de 1847, en el cual se afirma…”Los asesinos y ladrones
que intentaron asaltar las armas en San Fernando, el dia 5 por la
noche, se introdujeron á aquella Ciudad por el pueblo de Nindirí, y
seguramente se fueron reuniendo en las mas reconcentradas sierras
de esta Ciudad llamadas de Santo Domingo”. 70
La aventura de estos asaltadores no terminó ahí, pues se introdujeron
a Masaya para asaltar a las personas y dependencias del gobierno y
luego…”…los ladrones tomaron el (camino) que llaman de Sebadilla,
para evadirse por las sierras de Santo Domingo…”. 71
Lo citado es interesante y oportuno en el sentido que da a entender que
a la localidad de “las sierras”, ya se aplicaba en 1847 la denominación
del santo, por la fiesta que se organizaba localmente desde unos años
atrás, lo que insinúa alguna costumbre ya establecida. 72 Pero también
esto llama la atención al hecho que tal denominación se empezó a
utilizar primero para aquellos parajes y no en Managua, lo que
indicaría que la fiesta se organizaba en los primeros años localmente
y sólo llegaba a Managua para la celebración, donde los habitantes al
sur de Candelaria la habrían empezado a celebrar y hacerla suya.
Esta circunstancia explicaría el porqué de la modalidad del ritual
procesional entre “las sierras” y la ciudad de Managua que llegaría a
celebrarse rutinariamente, pues los pobladores (pequeños plantadores),
al sur del barrio de Candelaria se fueron integrando al ritual
procesional con el paso de los años. Igualmente, los sucesos ligados
70.- Registro Oficial, 13 de febrero de 1847 en Gaceta. Enero 1846 a Febrero
1847. Alcaldía de Managua. Managua. 2008. Pag. 7.
71.- Ibid.
72.- De acuerdo a lo que se ha expuesto ya en acápites anteriores, para 1847 la
fiesta tendría ya unos veinte años de celebrarse en “las sierras” y poco a poco
fue ensanchando su influencia hasta la población de Managua.
-58-
Una Historia De La Fiesta.

a este levantamiento en Masaya indican que los pobladores de “las


sierras de Santo Domingo” en Managua eran propensos a participar
en este tipo de actos que les podía permitir ser reconocidos como un
conglomerado beligerante. El dato también es el más antiguo uso de
la denominación “sierras de Santo Domingo” que revela que el uso de
la parcialidad había sido sustituido por la del posible “santo patrón”
de la localidad, lo que revela; como se ha dicho, una costumbre ya
establecida y sugiere su antigüedad.
Al año siguiente del Plan de Arbitrio mencionado, la Villa de
Managua sería elevada a ciudad y la letra del decreto del 24 de julio
de 1846 es importante esto porque insiste en mencionar el patrocinio
de Santiago a la ciudad que se le llamaría “Santiago de Managua”.
Lo que indica que las autoridades del gobierno reconocían a Santiago
como el “santo patrón” de la nueva ciudad, a diferencia del decreto que
la había elevado a villa en 1819, donde como se vio, no se menciona
al “santo patrón”.
El uso del vocablo indica que el culto de dedicación referido habría
empezado bajo la dirección y el empeño de esos pequeños cultivadores
ubicados en “las sierras”, jurisdicción al sur de Masagalpa. Y la
conversión de la Villa en ciudad habría apurado las gestiones de los
pobladores de la parcialidad para la construcción de su iglesia en “las
sierras”, lo que culminó solo en la construcción de una pequeña ermita
en aquella localidad que perduraría hasta en las primeras tres décadas
del siglo XX.
Lamentablemente esta construcción no les serviría de mucho
para su reconocimiento como centro urbano importante, pues según
los lineamientos coloniales acostumbrados aún no garantizaba la
administración de sacramentos a la población. El dominio de estos
pobladores sobre la imagen y su presencia numerosa en la procesión
anual (los montados) explicaría, entre otras cosas, que en el resto
del año eran cultivadores del lugar, en momentos ocasionales habían
sido soldados durante algún suceso político-militar, muestra del
protagonismo de los pobladores de aquella parcialidad de Managua
en los años posteriores a la Independencia.
Sus habitantes se definieron tempranamente como “los sierreños”
pero esto no abonó en la definición de su espacio geográfico,
aunque mostró el protagonismo que sostuvieron desde los años de la
Independencia.

-59-
¡Viva santo dominguito, el patrón de Managua!

Para el año de 1868 en lo que ahora es “las sierras de Santo


Domingo”, existía pues una ermita que había sido construida en el
lugar, según el texto siguiente…”El lunes concluyeron las fiestas de
Santo Domingo, con el acostumbrado i alegre paseo a las sierras, de
los devotos que acompañan a la imagen del santo a la hermita, en
donde queda lo restante del año”. 73 ●
Si ya la fiesta se mencionaba como una realidad en el Plan de Arbitrios
de 1845, es posible afirmar que la ermita pudo haber sido construida
entre ese año y la década del 60; posiblemente aprovechando el inicio
del auge cafetalero.
En contraparte a la actividad religiosa que se desarrollaba en aquellas
alturas, en la villa de Managua se fue construyendo poco a poco el
vecindario de Santo Domingo al sur del histórico barrio Candelaria,
en su territorio se apreciaban propiedades dispersas que, como se
ha dicho, se alargaban hasta las estribaciones de “las sierras”. Pero
la ermita en “las sierritas” no abonaba al reconocimiento político-
administrativo de la antigua parcialidad como sucedía ya con los
“barrios históricos”, pero el resultado más notable fue la desaparición
definitiva del nombre Masagalpa que se sustituyó por el de Santo
Domingo.

73.- La Gaceta de Nicaragua. 15 de agosto /1868, citado en Clemente Guido


Martínez. Sobre la antigüedad de las fiestas de Santo Domingo en Revista de
la Academia de Geografía e Historia. T. LXVI. AGHN. Managua. abril/2008.
Pag. 147. ●Halftermeyer también menciona….”Con el entusiasmo y la buena
voluntad de los vecinos se construyó una ermita en el lugar del hallazgo dos
leguas al S.E de Managua….”. Gratus Hafltermeyer….Opus cit. Pag. 29.
-60-
Una Historia De La Fiesta.

La Competencia Por La
Construcción Eclesiástica.-

D
esde la última reconstrucción que había sufrido la iglesia
parroquial de Santiago en Managua, al parecer a finales del
siglo XVIII, ésta había quedado inconclusa debido a la falta
de fondos para culminarla. Según Halftermeyer, el edificio parroquial
había sufrido destrucción en el año de 1781, probablemente producto
de un fenómeno natural, de manera que requería de reparación. “La
iglesia parroquial, colonial, cayó en 1781. El Cura párroco Juan
Antonio Chamorro, con dinero de su propio peculio y el trabajo de los
indios, hizo los nuevos cimientos, siendo ayudado después por la Real
Audiencia de Guatemala…”. 74
A pesar de la ayuda que brindó la instancia guatemalteca, la
construcción habría quedado inconclusa desde aquellos años, de
manera que durante todos los años de la primera parte del siglo XIX
se echó menos la torre y parte frontal en el templo de Santiago que era
el “santo patrón” oficial del lugar.
Es posible afirmar, igualmente, que la elevación a villa de Managua
en 1819 no representó la asignación de presupuesto para la mejora
o reconstrucción de su iglesia y así, las frecuentes guerras y la
efervescencia política que viviera el país desde la Independencia
hasta la década del 30, no dejaron tiempo para que la municipalidad se
ocupara de la culminación de aquella construcción, y hacia los años
finales de la década del 50 la situación continuaba siendo igual. La
aldea había sido elevada a villa en 1819 y era necesario construir un
templo satisfactorio para aquella nueva denominación urbana.
Igualmente Managua habría sido designada residencia de los poderes
en 1852 y esta nueva condición reclamaba suficientes méritos urbanos
llamativos que indicaran su nueva condición. La reconstrucción del
templo parroquial era una de esas necesidades.

74.- Gratus Halftermeyer. Apéndice a la Historia de Managua. Edit. Recalde.


Managua. 1954. Pag. 71.
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¡Viva santo dominguito, el patrón de Managua!

Al mismo tiempo, a finales de la década del 50 se empezaba a


gestionar la construcción del templo dedicado a Santo Domingo en
Managua cuya fiesta había cobrado vitalidad en pocos años, como
puede notarse, se seguía el viejo patrón colonial de gestionar la
construcción del templo como residencia del “santo patrón”.
En su libro escrito allá por 1870, Paul Levy hace referencia a la
situación que presentaba el templo parroquial dedicado a Santiago,
el “santo patrón” de la ciudad, señalando…”…una torre de piedra de
canto, empezada hace diez años, se eleva algunas varas a la izquierda
del monumento, sin poder acabarse”.75 Ya en el año de 1859 se había
elaborado un plan de arbitrios cuyos fondos serían específicamente
dedicados a reconstrucción referida del templo. (ver anexos…).
Esto indica que antes de ese año ya el problema de construcción
era evidente, los indicios refieren que desde el 22 de junio de 1859
se había emitido un plan de arbitrios para esta tarea el cual Jesús de
la Rocha incluye en su recopilación documental, además de algunas
adiciones posteriores que se aprobaron al plan de arbitrios, una
fechada el 10 de marzo de 1869 y la otra en 1871. El documento
se titula “Plan de Arbitrios de la junta de edificación de Managua,
decretado por el Gobierno en 22 de junio de 1859” y aunque este
documento no menciona el interés de edificar la iglesia, se sabe que
se había dispuesto para esto, además mencionaba que se…”…tiene la
facultad de levantar una suscripción voluntaria mensual en toda la
comprensión de su distrito”. 76
Al inicio de la década del 60 habría empezado un periodo singular en
esta historia pues se puede apreciar una especie de competencia entre
la construcción de la torre parroquial que no había sido culminada
desde finales del siglo XVIII y las gestiones por la construcción de
la iglesia de Santo Domingo en la capital, situación que marcó el
devenir de las próximas décadas hasta el final del siglo XIX.
De manera que se gestionaba para culminar la reconstrucción de la
iglesia parroquial, tarea que les tocó a las corporaciones municipales
de la época y paralelo a esto los habitantes de la parcialidad de
Masagalpa gestionaban para la construcción de la iglesia de Santo
75.- Paul Levy en Revista de la Academia de Geografía e Historia de Nicaragua.
pag. 123.
76.- Jesús de la Rocha. Código de la Lejislación de la República de Nicaragua
en Centro-América. Imprenta El Centroamericano. Managua. 1873. Pag,
365. (versión digital).
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Una Historia De La Fiesta.

Tradicional barco, Iglesia Santo Domingo, Managua, Managua.

Domingo en la ciudad, en vista de la popularidad que alcanzaban las


fiestas no solo entre los habitantes de la localidad, sino también entre
otras poblaciones.
Estas gestiones por la construcción del templo dominico en la ciudad
mientras en “las sierras de Santo Domingo” seguía existiendo solo
una pequeña ermita, es lo que habría creado desconfianza entre los
pobladores “sierreños” que habrían creído que se les despojaría de la
imagen, cuando ya estuviera construido el templo en Managua. Con
esto se inició una larga disputa que no permitió terminar de construir
el templo dominico en la ciudad.
En estas tareas, por supuesto tendría ventajas la construcción de la
torre parroquial, según lo exponía en enero de 1860, Manuel García,
miembro de la Junta de edificación 77 de templos de la localidad, en un
remitido que habría hecho llegar a La Gaceta…
77.- Manuel García sería el encargado de publicar en aquel año algunos
escritos en La Gaceta, en los cuales explicaba la urgencia de la construcción
de la torre parroquial además del producto en materiales por la recaudación
que se había hecho en el momento ( ver anexos).
-63-
¡Viva santo dominguito, el patrón de Managua!

”Como la principal empresa es la edificación de la torre, para


la cual no bastan los fondos ordinarios establecidos, la Junta de
edificación procedió á levantar una suscripción mensual, en uso de
sus propias facultadas, á la que voluntariamente se ha prestado todo
el vecindario”.78

La nueva condición de la ciudad designada residencia de los


poderes en 1852 requería que tuviera un templo suficientemente
atractivo y aceptable para su nueva condición. Para esta tarea la
junta de edificación citada señalaba que…”…ya se han comprado
y puesto en esta plaza principal ochocientas carretadas de piedra,
cien fanegas de cal del Apante que en breve serán trasladadas, y
negociando doscientas mas del lugar llamado los chagüites. 79

Esto parecer indicar que la construcción de la torre parroquial iría


por buen camino y que la junta encargada no tendría obstáculos para
terminarla como sugiere el firmante, en el mes de febrero de 1860.
Unos días después, quizás motivado por aparentes problemas que
habían surgido en la tarea, el mismo Manuel García publicaría un
nuevo remitido en La Gaceta bajo el título “Una torre en Managua”,
en el cual justificaba la construcción de la misma…

”Hasta hoy padece nuestra Iglesia principal de su mejor ornato;


hasta hoy no se ve un solo edificio que pueda servir de atalaya
en los casos eventuales de defensa común contra los ataques del
filibusterismo, ó contra los trastornadores del orden público por
manera que la torre, si se me permite decirlo, es necesaria en el
orden artístico, como una prueba de nuestro adelanto material: en
el religioso, como una señal de nuestro reconocimiento hacia Dios,
y en el político como un testimonio del amor patrio”.80

A pesar del empeño del señor García y de los recursos que


decía se tenían ya para el inicio de la obra, razones desconocidas
obstaculizaron su culminación inmediatamente, y para marzo
de 1865 la torre de la iglesia parroquial de Santiago aún no había

78.- La Gaceta, 14 de enero de 1860.


79.- La Gaceta, 14 de enero de 1860.
80.- La Gaceta, 24 de marzo de 1860.
-64-
Una Historia De La Fiesta.

sido terminada su construcción. 81 Así fue que el diputado Carlos


Solórzano, pensando en llevar recursos a favor de esa reconstrucción,
habría sometido un proyecto de ley a la Asamblea proponiendo...
”…que la Municipalidad de Managua pueda disponer dentro de
sus límites, de tantas caballerías de tierra equivalentes á quince
mil pesos ($ 15,000), invertibles en la edificación de la torre de la
Iglesia parroquial…”. 82

Este fue un gesto fallido pues unas semanas después el mismo


diputado habría de retirar el proyecto de ley, por razones no conocidas.
Es innegable que la empresa por la construcción de la torre parroquial
se había vuelto una tarea urgente para muchos desplazando del interés
general otras construcciones como el templo de Santo Domingo. Las
gestiones para la construcción de la iglesia de Santo Domingo, al
parecer, se iniciaron en ese mismo periodo de la década del 60, pero
no se ha logrado establecer si esta tarea estaba bajo la responsabilidad
de la misma junta corporativa. 83
Aunque no hay ninguna indicación apropiada en las fuentes
oficiales es de suponer que la gestión por la construcción de la iglesia
en la parcialidad de Masagalpa había continuado por las diferentes
referencias indirectas que se encuentran en documentos oficiales,
mientras la fiesta seguía siendo parte el universo citadino, según se
lee…”El vecindario de esta capital se prepara a celebrar las fiestas de
Santo Domingo”, 84 cuyas fiestas, según parece, inundaba la ciudad.

81.- En coherencia con las labores de construcción del templo parroquial se


ha encontrado un decreto del 19 de diciembre de 1865 en el cual el párroco
Saturnino López (el “padre totino”, que refiere Hafltermeyer en algunos de
sus pasajes) gestionaba una exención de impuestos de importación para dos
arañas que serían destinadas para el templo de Santiago, lo cual se le habría
autorizado.
82.- La Gaceta, 16 de marzo de 1865.
83.- El inicio de la construcción de un templo dedicado a Santo Domingo en
Managua y la presencia de una ermita en “las sierras de Managua” pudo ser el
punto de contradicciones de que habla la leyenda, pues los pobladores de “las
sierras” habrían interpretado el posible templo que se quería construir como
el intento por dejarlos sin la imagen.
84.- La Gaceta de Nicaragua. 25 de julio /1868, citado en Clemente Guido
Martínez. Sobre la antigüedad de las fiestas de Santo Domingo en Revista de
la Academia de Geografía e Historia. T. LXVI. AGHN. Managua. abril/2008
-65-
¡Viva santo dominguito, el patrón de Managua!

De acuerdo al año citado en la referencia debe entenderse que el


vecindario movía su propio ritual general aspirando a ser reconocido
como los otros barrios de la ciudad. Al respecto debe indicarse que
en aquellos años la fiesta dominica no contaba con el reconocimiento
eclesiástico, aunque se agregaban a continuación de las fiestas de
Santiago, San Pedro y San Juan, que se celebraban en la ciudad y
saturaban el ambiente citadino de tantos días festivos. 85
No establecía el gobierno regulación en los días festivos por fiestas
religiosas y por tanto, la secuencia de tantas fiestas religiosas locales
siguió con los años. Los periódicos se ocupaban de comentar aquellas
fiestas locales…”En la capital, las fiestas de Santo Domingo se están
celebrando con mucha alegría…”.86
El dato de la existencia de una ermita en “las sierras” antes que se
construyera la iglesia de Santo Domingo en la ciudad, es indicativo
que la fiesta habría empezado en aquel entorno rural que aún era la
parcialidad de Masagalpa sostenido por cultivadores de la zona que
durante la fiesta se convertían en “los montados” que acompañaban a
la imagen.
Es importante mostrar esta conexión entre las poblaciones en “las
sierras”, donde se había empezado a cultivar café a mediados del
siglo y era a la vez, por tradición conformada por las mediciones
coloniales de tierra; el límite más al sur de la parcialidad de Masagalpa
que proyectaría su jurisdicción territorial hasta la zona rural al sur
del barrio Candelaria en Managua en la simpatía que despertará la
fiesta entre los pequeños plantadores del lugar. A propósito de esto
es importante consignar que la fiesta religiosa atraía gran cantidad
de personas de otras localidades cercanas pues para ese año ya se
observaba que la fiesta tenía una convocatoria notable pues el mismo
documento comenta que…”…hubo en ellas grande concurrencia de
los pueblos vecinos”. 87
Así es como la población rural del sur del barrio Candelaria se
habría articulado al territorio de las “sierras de Santo Domingo” y
participaría de lleno de las fiestas, de tal manera que ésta misma se
85.- El Breve del 31 de enero de 1840 relativos a los días festivos y que era parte
de los Negocios Eclesiásticos que tenía validez en Nicaragua, no contemplaba
los días de fiesta de Santo Domingo como días festivos y por tanto se supone
que no había sanción eclesiástica para esta fiestas.
86.- Gaceta de Nicaragua, 8 de agosto de 1868.
87.- Gaceta de Nicaragua, 15 de agosto de 1868.
-66-
Una Historia De La Fiesta.

transformó en el posible instrumento para ganar reconocimiento como


barrio en la localidad próxima a la ciudad. Con el fin de apurar la
construcción de la torre parroquial el 6 de febrero de 1869 se había
sometido para aprobación de la Asamblea una solicitud de la Junta de
Edificación de Managua y se esperaba…”…la aprobación de un plan
de arbitrios para el objeto indicado”,88 que era la edificación de la
torre parroquial. Era una adición al original Plan de arbitrios que se
había aprobado en 1859. 89
Pero las gestiones a este fin no eran suficientes y así para el
siguiente año se emitió un decreto en el cual se autorizaba…”El
Tesorero del fondo de edificación de la torre de esta ciudad llevará
un 5% sobre las cantidades que ingresen, que comenzará á contarse
desde el día en que tomó posesión de su destino”. 90 Es evidente que
la reconstrucción de la parroquia se había vuelto un tema urgente para
las autoridades tanto municipales como nacionales y estaban haciendo
los esfuerzos necesarios para culminar la tarea.
Para 1870, según refiere Edgar Zúñiga, el templo de Santo
Domingo, no se había iniciado por algunos problemas internos en
la directiva de la Junta de Construcción de templos de la localidad.
Aunque la leyenda tejida y conocida hasta ahora indica que esto se
debía al empecinamiento del mayordomo de trasladar la imagen a la
capital, cuando esta quería residir en el lugar de su aparición, en “la
sierras”, había un motivo más importante que era la falta de fondos
para llevar a cabo la tarea.
Esto indica que las disensiones habrían empezado por la posesión
de la imagen que los cultivadores de “las sierras” temían perder al
trasladarla a Managua. Sea cual hayan sido los problemas, el hecho
es que después de diez años de gestión no se culminaba con la tarea de
construcción ni de la torre parroquial ni del templo dedicado a Santo
Domingo en la capital. Se deja ver que la población de “las sierras de
Santo Domingo” sostenía un conflicto de propiedad con los habitantes
88.- Gaceta de Nicaragua, 13 de febrero de 1869.
89.- Aunque los planes de arbitrios emitidos por las Juntas corporativas
gozaban de un principio de ley que estipulaba la aplicación de algunas penas
para quienes no pagaran los impuestos respectivos, las juntas corporativas
encontraban mucha resistencia en la población para el cumplimiento de los
mismos, esto explicaría que la recogida de fondos para la construcción del
templo haya encontrado tantos tropiezos y se haya llevado tanto tiempo.
90.- Gaceta de Nicaragua, 13 de febrero de 1869.
-67-
¡Viva santo dominguito, el patrón de Managua!

del territorio más cercano a Managua que ya participaban de la fiesta


anual por la posible posesión de la imagen.
A pesar que se había hecho el esfuerzo para tales fines. Zúñiga
comenta la situación de aquel momento…“Había una junta que
estaba encargada de la construcción de la torre y de la fachada. La
Junta tenía serios problemas a causa de la falta de materiales…”,
sigue comentando Zúñiga que los miembros de la Junta escribieron
una carta al Obispo…”…con fecha 27 de diciembre de 1870 donde le
exponen que los fondos son escasos a causa de la exhaustez general
del país y por la sensible tibieza de los feligreses y de la autoridad
eclesiástica local”. 91
De cualquier manera, para los años iniciales de la década del 70
es posible afirmar que las gestiones por la construcción de la torre
parroquial y del templo de Santo Domingo, habían sido tareas paralelas
por lo que los responsables de este último templo habrían adelantado
alguna construcción sin finalizarla. Por eso fue que al inicio del año
1871 se pensó que los fondos de construcción de aquella iglesia de
Santo Domingo se ocuparan para terminar la torre de la parroquia de
Santiago, al parecer, más importante que aquella. La referencia de
Zuñiga expresa…
“Una solución sería autorizar la venta que queda de la inconclusa
iglesia de Santo Domingo…(…)…Existía la creencia entre la
población que quien procurara continuar la construcción del templo,
moriría por determinación del Santo. La Junta le dice al Obispo que
tal preocupación es infundada, pero en realidad existe y es la causa
de la paralización de la construcción”.92
Esto confirma que la construcción de la iglesia de Santo Domingo
se había adelantado y se había complicado con las creencias (que se
volvieron mitos) de las personas en torno a la posesión de la imagen
pues los cultivadores preferían tenerla en la ermita ya construida en
“las sierras”. Pero también es oportuno señalar que el argumento que
se había elaborado en la leyenda apuntaba a presentar una potencial
amenaza a los pobladores cercanos a Managua en los cuales se notaba
un deseo por controlar la imagen para ganar reconocimiento en el
escenario urbano como barrio.
91.- Edgar Zúñiga. Historia eclesiástica de Nicaragua. HISPAMER. Managua.
1996. Pag. 399.
92.- Edgar Zúñiga citado en Clemente Guido. Sobre la antigüedad de la fiesta
de Santo Domingo….Opus cit. Pag. 145.
-68-
Una Historia De La Fiesta.

Al final se privilegió la reconstrucción de la parroquia debido a


que era el centro eclesiástico de la nueva capital y se dejó para otro
momento la construcción final de la iglesia Santo Domingo. Una
vez más el 14 de septiembre de 1871, esta vez el gobierno de Vicente
Cuadra, decretó una nueva adición al Plan de Arbitrios para la Junta de
edificación de templos de Managua que gravaba el capital de vecinos
mayores de cincuenta y cinco años (ver anexos…).
La virtual competencia que había iniciado desde años atrás entre
Santiago y Santo Domingo, no como santos patrones capitalinos,
sino por la construcción de sus respectivas iglesias se decidió en
ese momento a favor de la parroquia de Santiago. Desde antes de
1859 se había abierto ese periodo de competencia virtual entre uno
y otro y fue casi hasta mediados de la década del 70 que la iglesia
parroquial continuaría en firme su construcción; relegando la tarea de
construcción de la iglesia de Santo Domingo que tendría que esperar
nuevos días.
Y así para 1874 el informe del Prefecto de Granada, Agustín Pasos,
reportaba que la Junta de edificación de Managua tenía…”…al
concluir el frontispicio de la iglesia parroquial é hizo algunos reparos
á las iglesias de San Miguel i Candelaria…”. 93
Obsérvese que no menciona el Prefecto Pasos en su informe nada
acerca de la construcción de una iglesia en Santo Domingo, sino solo
reparaciones en San Miguel y Candelaria, ésta última quizás, para
halagar a los vecinos del caserío dominico que había esperado concluir
la construcción de su iglesia. El informe del Prefecto de Granada
era revelador que los trabajos de reconstrucción de la parroquia de
Managua se habían reanudado después de más de veinte años de
paralización en las labores.
Por otro lado la postergación de la construcción de la iglesia de
Santo Domingo no detenía la continuación de la fiesta que ocurría
cada año, como lo hace ver un editorial de la Gaceta de Nicaragua…
.“Las fiestas de Santiago i Santo Domingo que acaban de tener
lugar en la Capital i las de Santa Ana en Chinandega según se ve
en las notas que en otra parte insertamos, nos han dado una prueba
inequívoca del progreso moral que hemos alcanzado en pocos años
de vida republicana”.94

93.- Gaceta de Nicaragua, 16 de mayo de 1874.


94.- Gaceta de Nicaragua, 15 de agosto de 1874.
-69-
¡Viva santo dominguito, el patrón de Managua!

Unos años después, las fiestas de agosto se anunciaban nuevamente


y la insistencia que se muestra de la mención a la fiesta de Santo
Domingo, indica que tenía una convocatoria llamativa en la
población, en cambio, la fiesta santiaguina no se mencionaba. Esto
lleva a suponer que la convocatoria que mostraba la fiesta dominica
la sobrepasaba.

Para ese año la fiesta de Santo Domingo ya transitaba regularmente


desde “las sierras” hasta Managua, donde se llevaba el ritual
durante diez días para luego regresar a su lugar de residencia, esto
comprueba que los habitantes “sierreños” habían logrado hacer valer
su propiedad sobre la imagen.

En Managua la fiesta era promovida por la comunidad de habitantes


de la parcialidad de Masagalpa con la participación de muchos
agentes del gobierno que participaban en la misma. Refiriéndose
al Canónigo Rafael Jerez, la Gaceta comentaba en 1877…”Mañana
predicará en honor de Santo Domingo de Guzmán, fundador de la
orden de Predicadores, á quien el pueblo de la Capital consagra la
larga i animada fiesta de los primeros días de agosto”. 95

La fiesta anual en Managua atraía público de otras localidades


hacia la capital y en ese trajín participaba el pueblo, así como
funcionarios públicos. Llama la atención la falta de mención en
estas mismas condiciones, de la fiesta de Santiago. Nuevamente
el periódico oficial en 1878 la mencionaba…“Se halla en esta
capital el Honorable señor Senador don Pedro Balladares. Vino a
pasar aquí algunos días, con motivo de las actuales fiestas de Santo
Domingo”, 96 circunstancia que sucedía en momentos en que aún no
se contaba con la iglesia totalmente terminada.

Inesperadamente, cuando se pensaba que los problemas de


construcción en torno al templo parroquial habían terminado, se
encontró afectada por fenómenos naturales como el terremoto del
11 de octubre de 1885 cuando sufrió algunos daños. El fenómeno
natural referido debe haber sido mucho más fuerte que otros pues
provocó mayores destrozos en León, pero las edificaciones en
Managua mostraron ciertos daños como se menciona en un editorial
del 17 de octubre de aquel año que indicaba…”Han sufrido deterioros
95.- Gaceta de Nicaragua. 4 de agosto de 1877.
96.- Gaceta Oficial, 10 de agosto de 1878
-70-
Una Historia De La Fiesta.

considerables, el Palacio Nacional, el Cabildo, el Hospital militar,


la Iglesia parroquial, y la de San Miguel”. 97 *
Debe advertirse que en el texto no se hace mención a la iglesia de
Santo Domingo cuya construcción no había continuado en aquellos
años después que se decidiera priorizar a la parroquia, pero lo curioso
es que a partir de la destrucción que causara el terremoto, se empezó una
campaña para recoger fondos para la reconstrucción de otras iglesias
como San Sebastián y Candelaria, empresa que al final no tuvo buenos
resultados, pero marginaron la construcción de la iglesia de Santo
Domingo.
Así fue que en los años del último tercio del siglo XIX la iglesia de
Santo Domingo no estaba construida a pesar de la continuidad de las
fiestas. Así los muestran las fuentes documentales, pero se habría
procedido a conformar una Junta de edificación específicamente
para esta tarea, lo que se interpreta como un gesto de justicia ante los
creyentes que habían visto postergados sus deseos.
En todo el resto de la década del 80 no se encuentran indicios que se
haya proseguido los esfuerzos por la construcción de la iglesia en el
valle de Santo Domingo y sería hasta el año de 1890 que se establecería
finalmente una Junta de construcción para el templo aludido. El
problema del templo parroquial había sido solucionado y sólo quedaba
pendiente el templo dominico. Así que la Prefectura del departamento
decretó…
Acuerdo por el que se crea una Junta para la edificación de la
Iglesia del Valle de Santo Domingo y se nombra los individuos que
deberán componerla.
97.- La Gaceta, 17 de octubre de 1885. * Producto del terremoto citado, la Iglesia
de San Miguel quedaría inhabilitada, totalmente derruida y aunque las Juntas
de Construcción municipales hicieron algunos esfuerzos por reconstruirla,
no lograron nada. Finalmente el 23 de mayo de 1906 los componentes del
Cabildo Eclesiástico de la Diócesis de Managua procedieron a autorizar la
venta de las ruinas de aquella iglesia y su terreno, el documento citado fue
firmado por Mons. Ramón José Chévez, Canónigo Francisco Molina, el Dean
Rafael Jerez, Canónigos C. Reyes y Ramón Cervantes, además de Mariano
Dubón por el Arcediano José A. Lezcano, citado en Fondo de Fábricas del
Archivo Arqui-diocesano de León. El terreno lo había comprado la Empresa
de Mercados de Managua, que construyó en ese espacio el antiguo mercado
San Miguel, como se quedó llamando el lugar hasta 1979 en que nuevamente
la edificación se derrumbó por el terremoto de aquel año.
-71-
¡Viva santo dominguito, el patrón de Managua!

El Prefecto del Departamento, en uso de sus facultades y á solicitud


de los vecinos del valle de Santo Domingo, acuerda:
1º. --- Crear una Junta para la edificación de la iglesia del
mismo valle.
2º. --- Nómbrase individuos de dicha Junta, á los Señores Don
Jesús Escobar, Don Sotero Pérez, Don Herculano Cuaresma, Don
Isaac Rojas, Don Inocente García, Don Joaquín Banegas y Don
Reyes Pérez, quienes durarán en sus funciones por el periodo legal,
concurriendo a esta Prefectura á organizarse en Junta.
Prefectura y Subdelegación de Hacienda del Departamento.
Managua, 19 de Diciembre de 1890. --- Jorge Bravo.
Fuente: Gaceta Oficial, 1 de enero de 1891.

Era la primera vez que en un documento de gobierno local se hacía


mención a la construcción de una iglesia de Santo Domingo, pero el
hecho es que se empezó a construir ya sin los obstáculos que se habían
presentado en años anteriores.
A partir de la construcción de la iglesia el espacio al sur del barrio
Candelaria vendría a ser el barrio Santo Domingo, reconocido por las
instancias administrativas de la capital como una entidad independiente.
Aunque en la última década del siglo XIX ya no tendría oportunidad
de nombrar sus propias autoridades edilicias, como había sucedido en
su momento con los barrios históricos; dejaría de ser un cantón barrial
sometido a Candelaria para figurar instancia barrial mayor.
No obstante, se presentó un último obstáculo pues las autoridades
eclesiásticas, al parecer, habían decidido dedicar el templo al Sagrado
Corazón de Jesús y no a Santo Domingo de Guzmán.98 Esto último era
de esperarse pues si la fiesta dominica no gozaba a ese momento de
ninguna licencia eclesiástica, no podía dedicarse un templo específico
para resguardar el culto.
98.- Al respecto debe señalarse que por virtud del Concordato firmado entre el
gobierno de Nicaragua y la Iglesia Católica en 1861, el Patronato correspondía
al gobierno quien habría dado la venia para la introducción del culto al
Sagrado Corazón de Jesús en decreto del 15 de febrero de 1865, el cual se
lee…“Habiéndose presentado esta patente de agregación a la unión piadosa
del Sagrado Corazón de Jesús…(…)… ha tenido á bien acordarle el pase
constitucional á fin de que pueda hacerse de ella el uso que corresponda”,
en Colección de Acuerdos y Decretos Gubernativos emitidos de enero a
diciembre de 1865. Imprenta del Gobierno. Managua. 1866. Pag. 14.
-72-
Una Historia De La Fiesta.

Y así la construcción final del templo habría incluido en su fachada


una imagen del Sagrado Corazón de Jesús como se puede apreciar
en los escritos de José Mejía, relativos al culto dominico. El autor
hace una descripción general del templo de Santo Domingo tal y
como apreciaba allá por 1940 cuando los jesuitas habían llegado a
tomar posesión de la iglesia…”Era una construcción de taquezal
pero pretenciosa…(…)….En lo alto del edifico estaba una estatua
desproporcionada que se suponía era el Corazón de Jesús con una
leyenda al pié que decía: «Venid a mi todos los que estén cansados
que yo los haré descansar». 99
Lo que sugiere que la iglesia se dedicó al Sagrado Corazón de Jesús
oficialmente, A pesar de tales detalles el barrio adquirió oficialmente
la nomenclatura de “barrio de Santo Domingo”, en lo cual puede verse
el peso específico que había adquirido el ritual externo de dedicación
dominica.100
Para el año de 1900 la antigua denominación de Masagalpa había
desaparecido pues desde hacía años se refería esa extensa zona como
el valle de Santo Domingo, por su conexión con el periplo anual de la
fiesta del cual ya participaba su población. Solo hasta la última década
del siglo XIX esa extensión pudo contar con todos los elementos
urbanos propios; esto una iglesia con su plaza central, una escuela y un
“santo patrón”, aunque no gozaba de la licencia eclesiástica necesaria.
Finalmente la Ley electoral emitida el 9 de mayo de 1913 mencionaba
ya a Santo Domingo como una entidad electoral independiente de
Candelaria, señalando que….”El departamento de Managua se
dividirá en los distritos de Candelaria, San Miguel, Santo Domingo y
San Antonio”.101
A su vez establecía que el distrito de Santo Domingo comprendería
Santo Domingo, Valle de Santo Domingo y San Rafael del Sur. Es
decir, la ley electoral aludida hacía una diferencia entre el escenario
urbano barrial y el valle cuya jurisdicción se extendía hacia las zonas
rurales que todavía subsistían hacia el sur.
99.- Sergio Espinoza G. Las iglesias del viejo Managua en Revista de temas
nicaragüenses. No. 4. Agosto/2008 Pag. 4.
100.- Debe llamarse la atención a las fuentes periódicas de la última década
del XIX y los años iniciales del XX en los cuales se comenta regularmente la
realización de las fiestas dedicadas al Sagrado Corazón de Jesús que se llevaban
casi silenciosamente en la parroquia de Santiago. La fiesta era motivo de una
coletilla perdida en las páginas de los periódicos.
101.- Gaceta. 9 de mayo de 1913.
-73-
¡Viva santo dominguito, el patrón de Managua!

Capitulo III
De Santiago a Santo Domingo
de Guzmán

-74-
Una Historia De La Fiesta.

El Inconveniente Político.

P
ara finales del siglo XIX la tónica tradicional de celebrar
anualmente las fiestas religiosas continuaría así como se había
forjado desde los años de la colonia. Sin embargo, como se
verá, en la última década del siglo habría de coincidir con la evolución
de acontecimientos políticos que afectarían la continuidad de algunas
de las fiestas; en este caso sería una nueva expresión de leyes liberales
que así como en la década del 30 afectaron el tema religioso.
El periodo que inició en 1893 significó una segunda etapa y aún
más radical en el esfuerzo por la secularización de la sociedad, las
reformas al aparato del estado que involucró aquel periodo revelan
profundas afectaciones al régimen de vida y las tradiciones religiosas
que se venían alimentando, así como a la integridad de la institución.
El 25 de julio de 1893 la revolución liberal que conducía José
S. Zelaya entraba triunfante a Managua, después de una rápida e
inesperada maniobra política en contra de la Junta de Gobierno que
había sustituido a Roberto Sacasa unas semanas antes. Ese mismo
día se debían desarrollar las actividades y festejos culminantes
relacionados con el “santo patrón” de la ciudad que era Santiago.
La fiesta santiaguina se celebraba desde la colonia en la aldea de
Managua y para los años finales del siglo XIX aquello se había vuelto
una tradición.
La mayor parte de los recuerdos expresados por Halftermeyer en
sus distintas obras relativas al desarrollo de la fiesta de Santiago,
provienen de este momento histórico de finales del siglo XIX. Este
autor indica que se acostumbraba a “velar” los objetos de la imagen
como ritual inicial, se tocaban instrumentos musicales y desde días
atrás se bajaba la imagen del altar mayor de la parroquia y otros, hasta
culminar el día 25 que es, según el calendario, el día de Santiago.
En las palabras de algunos testigos de aquel momento se puede
deducir que la fiesta santiaguina había empezado normalmente en
aquel año pero los sucesos militares y políticos que se concentraron
en la capital opacaron el ritual externo que se le dedicaba. Cuando

-75-
¡Viva santo dominguito, el patrón de Managua!

Zavala, presidente temporal de la Junta de Gobierno en aquellos


días llegó a Managua fue en momentos en que se había expresado
abiertamente la rebelión de los liberales leoneses y amenazaba con un
bombardeo sobre la ciudad desde los vapores que habían estacionado
en el lago frente al muelle.
Ante esta circunstancia Zavala habría mandado a uno de los generales
conservadores para que…”…ponga esas tropas entre y la Parroquia y
el Palacio y espere nuevas órdenes”,102 en vista que las tropas estaban
expuestas a cualquier ataque debido al bombardeo que se hacía desde
el lago. Esto deja ver que en aquellos momentos el ambiente militar
ocupaba el posible escenario donde se culminaría la fiesta santiaguina
aquel día, pues era evidente que el ambiente bélico en la capital aquel
mes de julio de 1893, la habría obstaculizado hasta minimizarla.
De igual manera Joaquín Morales, el autor citado, deja ver que a
pesar del ambiente bélico en las cercanías de Managua, y la inexorable
entrada de las tropas liberales a la ciudad, la fiesta de Santiago se
había empezado a celebrar antes de los sucesos de “la cuesta”, pues
Morales sugiere que se estaban desarrollando y cuando las tropas
conservadoras se concentraron en la capital se dio la orden de evacuar
hacia Granada y…”…al medio día del 25 de Julio en que la población
sintiéndose segura celebraba la fiesta patronal de Santiago, y las
fuerzas entran a Managua a las tres de la tarde”. 103
El trasfondo de esta situación había sido la batalla de “la cuesta” que
sostuvieron los soldados conservadores, auxiliados por soldados de
Managua en contra de tropas liberales que habían llegado desde León.
La batalla referida habría terminado en aquel 25 de julio cuando las
tropas conservadoras se habían llenado de confusión y pánico dejando
abandonado el escenario de la guerra, concentrándose en Managua.
El liberal Rubén Alonso confirma esta circunstancia al indicar
que…. “…en la misma noche de ese día 25 el General Joaquín
Gutiérrez ocupó la plaza de Managua que estaba desocupada…(…)…
El vecindario no se dio cuenta de esto sino hasta en la mañana del
26 porque no hubo escándalo…”, 104 y así la fiesta santiaguina pudo
culminar sin problemas en aquel día.
102.- J. Joaquín Morales. De la Historia de Nicaragua. (1889-1913). Editorial
Magys. Granada. 1963. Pag. 38.
103.- J. Joaquín Morales. …Opus cit. Pag. 16.
104.- Rectificaciones históricas por Rubén Alonso en Revista de la Academia
de Geografía e Historia de Nicaragua. T. XXXIV. Managua. 1968. Pag. 56.
-76-
Una Historia De La Fiesta.

Es importante dejar establecida esta situación pues la coincidencia


entre el triunfo liberal y la fiesta santiaguina tendría repercusiones
importantes en el transcurso de los próximos años. Por otro lado,
desde esos mismos días también se estaría preparando el inicio de
las fiestas dedicadas a Santo Domingo en otro ambiente que eran “las
sierras” de Managua. Sin embargo, lo más probable es que estos
preparativos también se habrían visto opacados por la actividad
militar que ocupaba todos los escenarios conocidos.
El parte de guerra oficial del ejército liberal que se presentó y fue
publicado el 16 de agosto, señala que…”Algunos partes telegráficos
tomados al enemigo, manifiestan que éste nos esperaba por el lado
de las Sierras…”. 105 Es decir, en los días que coincidían con los
preparativos de la fiesta dominica; esto es “la roza del camino” y otras
actividades menores, el ambiente de aquellas alturas habría estado
ocupado por fuerzas conservadoras que llegaron a dificultar cualquier
actividad religiosa en el lugar.
Desde aquel día de julio en aquel año ante el triunfo de las fuerzas
liberales se impuso la gestión política en la reorganización del Estado
y por tanto, las actividades religiosas del momento quedaron a la
zaga y así es curioso observar en la multitud de documentos oficiales
que no se hace mención a algún ambiente de fiestas religiosas que se
estuviera desarrollando pues el liberal decimonónico, muy apegado a
sus ideas anticlericales; prefería ignorarlas.
No hay indicios que a estos años la fiesta santiaguina estuviera
apagándose producto del descreimiento de las personas, como
lo señalan algunos autores, antes bien se puede señalar que la
contaminación con el factor político que empezó a suceder dada la
coincidencia con la efeméride liberal, haya sido el inicio de aquel
posible declive de la fiesta. Así fue que la gestión del gobierno de
Zelaya empezaría a crear un ambiente adverso a la continuación de
estas fiestas.106
105.- Parte Oficial de la batalla de la cuesta en Gaceta Oficial, 16 de agosto
de 1893.
106.- A propósito es importante consignar los comentarios expuestos
en El Comercio, periódico liberal en que para 1899 se leía un comentario
sarcástico…”Hoy, ya lo sabe todo Managua por los tambores, es día de
nuestro patrono Santiago…(…)….Pero no todo debe ser fiesta: hay muchos
que recuerdan esta fecha, ya con placer, ya con pena, según les haya ido en
el combate del 25 de julio del 93”. El Comercio. 25 de julio de 1899.
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¡Viva santo dominguito, el patrón de Managua!

La declaración del Estado laico fue el marco justificativo para que


en el mes de julio de 1894, el gobierno de Zelaya publicara un decreto
en el que comunicaba…”El Estado no reconoce más días feriados
que los domingos y días de fiesta cívica…”. 107 ● Este es el decreto
que, al parecer, algunos autores han interpretado como el que mandaba
suspender toda fiesta religiosa o patronal que implicaba días de fiesta
que la iglesia establecía sin mayor regulación del estado.
Uno de esos autores fue Joaquín Morales quien indica que el
régimen de Zelaya…”…reduce los actos o procesiones del culto
externo….”.108 Igualmente E. Zúñiga habría indicado que Zelaya
estaba prohibiendo las fiestas de patronos titulares.109 ● Zúñiga
agrega…”El gobierno de Zelaya decretó una ley prohibiendo las
fiestas populares de patronos titulares, lo que provocó una fuerte
reacción del clero…(…)…De esta fecha la ciudad de Managua dejó
de celebrar a su santo patrono, Santiago”.
El decreto, si acaso haya tenido aplicabilidad que se le adjudica,
tendría que haber afectado también a otros actos procesionales
externos como la fiesta de Candelaria y San Antonio que se
desarrollaban en la ciudad, cada uno en su fecha, pero que según
las fuentes periódicas continuaron durante el periodo liberal sin
mayores trabas.
Es importante otro decreto que se publicó en el mismo año de
1894, con el cual se establecía una feria en Managua con el fin de
celebrar las fechas del 11 de julio como una fiesta cívica. El decreto
mencionaba…“…la Honorable Corporación Municipal de esta
Capital, ha declarado feriados los días 11 al 16 que se celebrarán con
107.- Gaceta Oficial. 25 julio de 1894. ● Como lo comenta uno de los anexos
los días de fiestas eran nutridos entre julio y agosto, pues sólo entre el 20 de
julio y el 10 de agosto se reunían las celebraciones de Santiago, Santa Ana, San
Pedro y Santo Domingo de Guzmán que reclamaban algunos días feriados en
el calendario sin la sanción del gobierno de cada momento.
108.- J. Joaquín Morales. De la Historia de Nicaragua (1889-1913). Editorial
Magys. Granada. 1963. Pag. 87.● Unos días después del decreto del 25 de julio
de 1894, el gobierno de Zelaya emitió otro decreto en el que se leía…”Podrá
también gravarse con impuestos en caso de fiestas ó diversiones públicas,
el uso de plazas, calles, parques y demás lugares de propiedad municipal”.
Gaceta Oficial del 29 de agosto de 1894.
109.- Edgar Zúñiga. Historia eclesiástica de Nicaragua. HISPAMER.
Managua. 1996. Pag. 476.
-78-
Una Historia De La Fiesta.

juegos de toros en las varias plazas de la ciudad, juegos de pólvoras


en las noches y toda clase de diversiones públicas”. 110
Aunque las fechas no coinciden totalmente con el marco de las
fiestas santiaguinas, lo importante que debe advertirse es que el
instrumental que se aplicaría (corridas de toros, juegos de pólvora y
otros), eran los mismos que se utilizaban en las fiestas religiosas. La
celebración cívica se ubicaba en el medio del calendario festivo en
que se había desarrollado tradicionalmente la fiesta santiaguina y que
pudo ser el instrumento real con el cual el nuevo régimen pretendía
limitar los días de fiestas feriados por las acciones religiosas, pero no
las celebraciones rituales mayores como tal.
El decreto, según se verá, no tuvo efectos en la continuación de
las celebraciones religiosas, antes bien, agregaron mayor número de
elementos a la festividad con la celebración de los días festivos que
el gobierno había declarado. Así que es muy difícil creer que todas
estas disposiciones hayan afectado el cumplimiento de las fiestas
tradicionales santiaguina y dominica en vista que los testimonios
personales y otras fuentes con que se cuentan desmienten las versiones
de los autores aludidos.
Por el escenario que se montaba durante las fiestas religiosas en todo
tipo de lugares públicos, es difícil creer que el gobierno municipal
habría estado dispuesto a renunciar a recibir el pago de impuestos por
el uso de aquellos lugares, como lo disponían ya algunas leyes. En el
año de 1899 se publicaba una nota periodística que anunciaba en el
inicio de las fiestas de Santiago…”El lunes próximo, 31 de presente
mes, se procederá a medir los lotes de terreno para palcos en la plaza
de San Sebastián”, 111 hay que decir que la nota anunciaba el pago en
efectivo por el uso de cada lote que debía ser pagado a la Alcaldía.
La entidad del gobierno local encontraba una oportunidad de captar
ingresos adicionales de la celebración de las fiestas y se apuraba a
preparar las condiciones para ello desde días antes. Una revisión de
los periódicos del periodo entre 1897 y 1900 indica que los mismo
periódicos liberales como El Comercio, anunciaban el programa
de fiestas religiosas de Santa Ana, fiestas de Jalteva, las corridas de
caballos en San Sebastián en las fiestas de Santiago y Santo Domingo,
las corridas de toros y otras que pagaban sus impuestos respectivos.

110.- Gaceta Oficial. 30 de junio/1894.


111.- El Comercio, 3 de julio de 1899.
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¡Viva santo dominguito, el patrón de Managua!

De manera que las fiestas religiosas siguieron siendo una expresión


abierta en todo momento durante el periodo de Zelaya y el decreto
citado sólo esperaba regularizar los días de fiestas. Así también
muchos de los testimonios personales que se han encontrado
confirman esa continuidad en las fiestas religiosas, especialmente la
fiesta dominica refiriéndose a ella como las “fiestas agostinas”. El
mismo Halftermeyer indica que…”En la administración del General
Zelaya esa fiesta tuvo resonancia debido, sin duda, a que el 25 de
Julio – día de Santiago – entró victoriosa a Managua la revolución
liberal de 1893, y aquel Gobierno daba su apoyo a la celebración del
Patrón Santiago”. 112
Si esto fue así como lo refiere la cita, indicaría que las fiestas
tradicionales no encontraron problemas para continuar realizándose
en Managua, donde se empezaba a concentrar el poder en el inicio de
un proceso de centralización que a mediano plazo echaría por tierra
los expresivos localismos que pretendían sostener Granada y León.
Antes bien las fiestas religiosas, especialmente la santiaguina, habrían
sido alentadas por el nuevo régimen que la celebraría como parte de
las festividades del triunfo político y militar que habían logrado.
Ante la versión que se ha manifestado que Zelaya apuntó a eliminar
las fiestas tradicionales, es más lógico suponer que la contaminación
política que sufriera ésta fiesta santiaguina durante el periodo de 1893
a 1909, haya condenado a esta fiesta religiosa a ser eliminada por aquel
evidente espíritu anti-zelayista que predominó en el periodo posterior
al caudillo, ante el carácter oficial que había adquirido.
Los testimonios personales y las noticias periodísticas de la época
confirman que no hubo trastorno en la ejecución de las fiestas religiosas
durante el periodo. Todavía en 1897 periódicos como El Comercio
mencionaba en 1897 “las fiestas de Agosto” que se desarrollaban
tanto en Juigalpa como en Managua. En sus páginas este periódico
menciona….”Ahito de presenciar el espectáculo de toros, cañas u
otras malas hiervas que con tanta profusión suele echarse al coleto el
alegre pueblo de la capital en la fiesta de uno de sus santos favoritos,
un día de la semana pasada…”. 113

112.- Gratus Halftermeyer. Apéndice a la Historia de Managua. Edit. Recalde.


Managua. 1954. Pag. 72.
113.- El Comercio, 12 de agosto de 1897. De acuerdo a la fecha de la fuente,
es evidente que se refiere a la fiesta de Santo Domingo de aquel año.
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Una Historia De La Fiesta.

En el año de 1897 la fiesta de Santiago sostenía su propio aparataje


externo que se realizaba cada año sin mayores impedimentos y para
la cual se mostraba su importancia en los medios de comunicación,
a diferencia de los años posteriores durante los cuales fue siendo
reducida. Esto es algo que debe destacarse pues desde los años iniciales
del siglo XX la Iglesia Católica fue poniéndole menos atención a la
fiesta de Santiago y reduciéndola.
Una nota periodística señalaba…”Hoy se verificará la procesión de
la imagen del Señor Santiago, Patrono de esta ciudad. Recorrerá
las calles de «El Triunfo», de «El Coyol» y la de «Santiago»”.
114
Obsérvese que la procesión santiaguina se realizaba sobre la
calle El Triunfo, calle por la cual había ingresado el ejército liberal
triunfante al final del mes de julio del año 1893 proveniente de León.
El acto procesional en esta calle era muy significativo en ese sentido
pues se aprovechaba para celebrar el triunfo del zelayismo sobre los
conservadores, es decir, la fiesta se convirtió en una especie de fiesta
particular dedicada al triunfo de Zelaya.
Según Martínez Sanz sobre la calle El Coyol se realizaban todavía
para 1909 las carreras de caballos en las cuales participaba el mismo
Zelaya, corriendo sus caballos. Es decir, todo el escenario de la fiesta
santiaguina se habría trastornado con el ingrediente político y se había
convertido más en una celebración liberal que religiosa, lo cual no
dejaba de herir a la Iglesia Católica.
Este mismo autor se refiere a las fiestas de Candelaria en 1899
cuando se supone en los comentarios de Zúñiga y Morales, que las
fiestas religiosas se habían suspendido.
“El barrio de Candelaria sólo tenía una que otra casa de teja y en
la costa del Lago, a su frente, por varios años, vi celebrar la fiesta
religiosa de la lavada de los maíces. Se efectuaba a las orillas del
agua, el 29 de enero, y consistía en enjuagar el maíz después de
nizquezado, restregándolo con los pies dentro de enormes bateas de
pochote de una sola pieza”. 115
El testimonio es correspondiente al año de 1899 pero es reflejo de
cómo se había cultivado aquel ritual colonial y que se conservaba pese
al paso del tiempo. Constreñido contra el lago, el barrio experimentaba
el frecuente paso del ferrocarril en sus cercanías y durante todo el
114.- El Comercio, 25 de julio de 1897.
115.- Dionisio Martínez Sanz…Opus cit…. Pag. 128.
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¡Viva santo dominguito, el patrón de Managua!

periodo colonial y buena parte del siglo XIX fue la frontera urbana de
la ciudad hacia el oriente.
De lo que se debe concluir que el decreto del 25 de julio de 1894
estaba dirigido no a eliminar las fiestas religiosas locales, sino
reducir los días feriados. En todo ese ambiente las fiestas religiosas,
especialmente la fiesta santiaguina, habrían padecido la contaminación
del ingrediente político en la voluntad zelayista, factor que condenó a
su término a estas fiestas.
Hafltermeyer menciona una copla emitida por el baile de “los
diablitos”, teatro religioso de origen colonial e improvisado que
participaba en las fiestas religiosas santiaguinas en aquellos años,
cuyos integrantes recitaban….
“Nosotros somos los diablos
que venimos de Masaya
solo por andar cantando
Viva el general Zelaya!” 116

La copla era una alusión directa a la figura del caudillo que se supone
había prohibido las fiestas religiosas del santo patrón en Managua,
pero, al contrario de eso; las mismas se ocupaban para celebrar a su
persona.
En ese sentido llama la atención el testimonio que se refiere del
año 1907 referido a la celebración de las “fiestas agostinas”, en la
cual sucedían las carreras de cintas, de toros, de caballos que Zelaya
aprovechaba para apostar a su favor…”De ahí para adelante los
asuntos políticos se le fueron descomponiendo al presidente Zelaya.
Ya no le dejaban tener gusto para asistir a las fiestas de su pueblo, de
las que fue muy partidario”. 117
Es manifiesto que el referido decreto del año 1894 que se ha supuesto
prohibía la ejecución y continuidad de las fiestas patronales, no estaba
dirigido a limitarlas o prohibirlas, antes bien el culto procesional fue
evidente en todo momento durante el largo periodo de diecisiete años

116.- Gratus Halftermeyer…Opus cit. Pag. 28


117.- Dionisio Martínez Sanz. Managua de mis recuerdos y otras croniquillas
en Revista de la Academia de Geografía e Historia de Nicaragua. T. LXIX.
Academia de Geografía e Historia de Nicaragua. Managua. Abril/2010. Pag.
135.
-82-
Una Historia De La Fiesta.

que estuvo José S. Zelaya en el poder. Sólo que las fiestas, tanto
santiaguina como dominica, debían de desarrollarse despojadas del
ambiente favorable de los días feriados que antes se establecían.
Finalmente ha de mencionarse el llamado “Santiago del retablo”,
probablemente la misma imagen que Squier había encontrado en 1849,
sólo que después del periodo de Zelaya y debido a la contaminación
que la fiesta santiaguina sufrió en el periodo, había cambiado. Ernesto
Barahona la menciona echándola de menos en 1956 describiéndola…
”Vestía de militar, traje contemporáneo que se no se aviene a aquella
época en que ni se soñaba con tales arreos…”.118
Los creyentes de Santiago habían terminado encajando sobre
algunas imágenes de madera una ropa militar y un kepi como un acto
de celebración al general José S. Zelaya, pero esto sólo condenaría al
olvido la fiesta del antiguo “santo patrón”.

118.- Ernesto Barahona López. Cien años de vida de Managua. Edit. Artes
Gráficas. Managua. 1956. Pag.55.
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¡Viva santo dominguito, el patrón de Managua!

-84-
Una Historia De La Fiesta.

El Nuevo Patrón De Managua.-

D
ebido a esa contaminación política que sufriera la fiesta
santiaguina en el periodo de Zelaya, ya desde los años
de aquel periodo, como se ha dicho, la celebración se fue
minimizando poco a poco y la Iglesia Católica le fue concediendo
poca importancia, situación que se reflejó en las páginas de los
periódicos de la época. En las páginas diarias puede notarse la poca
importancia que le concede la Iglesia a su propia fiesta y la atención
que le ponen los agentes del régimen participando en las fiestas y
todas las manifestaciones que la componían.
Después de los sucesos de 1909 y 10 que culminaron con la renuncia
de José S. Zelaya y la posterior rendición del gobierno provisional
de José Madriz, el nuevo gobierno entró triunfante a la capital, le
había acompañado en el esfuerzo la voluntad norteamericana que,
igualmente, llegaba a reclamar su participación en el país.
El saldo que quedaba era un marcado sentimiento anti-zelayista
que el nuevo gobierno quiso materializar al tratar de eliminar toda
gestión de aquel gobierno y sus resultados en la composición del
Estado. Una de las tareas más importantes del nuevo régimen fue
tratar de restablecer el estado confesional pretendiendo restablecer el
protagonismo de la Iglesia como un recurso de compensación ante los
ataques que esta institución había sufrido de parte de Zelaya.
No obstante, los agentes de la intervención norteamericana que
habían ayudado al nuevo régimen a vencer a Zelaya, evitaron la
materialización de estas intenciones, con el fin de sostener el proceso
del estado secular que aquel gobernante había radicalizado. Antes
bien la prioridad del momento era la rehabilitación de la economía
nacional y junto a esta evitar el renacimiento de toda actitud zelayista
que pudiera manifestarse, en estos dos temas coincidan los funcionarios
del nuevo régimen y los agentes de la intervención norteamericana.
Así fue que reconocieron en la fiesta santiaguina un elemento
sobreviviente de aquel periodo, por algunas manifestaciones que el
ritual exterior y la imagen habían adquirido después de 17 años de

-85-
¡Viva santo dominguito, el patrón de Managua!

tiranía. Las ejecuciones pintorescas que había adquirido la fiesta en


las cuales se podía notar la influencia de Zelaya, no gustaban a los
miembros de la Iglesia Católica y por ello es que puede notarse un
tratamiento diferente a la fiesta de parte de la Iglesia Católica, y así
empezó a reducir su ejecución, magnificando a la fiesta dominica.
De hecho es posible señalar que desde el año de 1916, en algunas
coletillas de información, Santo Domingo es llamado por los
periódicos conservadores y las posiciones de la Iglesia Católica, “el
patrón de Managua”.
En una coletilla perdida entre las páginas del diario El Heraldo
del 25 de julio de 1916, puede leerse un texto que anunciaba que la
Iglesia Católica no celebraría más la fiesta de Santiago, decisión que
no habría sido definitiva; o al menos, no condenó inmediatamente a
la desaparición a la fiesta. Ya se verá el porqué de esta afirmación.
En el entretanto, para 1918 que el gobierno de Emiliano Chamorro,
representante del Partido Conservador en aquel momento, hacía su
propio esfuerzo por mostrar sus preferencias a la fiesta dominica e
imprimirle solemnidad a la fiesta dominica, según se lee…”Un grupo
de señoritas y caballeros que acompañaron al señor presidente
organizaron un baile. Después hubo un paseo popular con vivas al
mandatario”. 119
Por su parte, debido al anuncio periodístico mencionado líneas
arriba, era evidente que la antigua fiesta de Santiago lo reducía la
Iglesia a ciertos actos litúrgicos que le aminoraban en importancia.
La iglesia misma la alejaba del arrastre que había tenido en otros
momentos por el constante recordatorio que la fiesta significaba en
los actos populares al gobernante anterior. El periódico señalaba…
”El jueves habrá triduo que terminará el sábado. El domingo será
la función religiosa con asistencia de Su Señoría. La procesión de
Santiago será en la tarde del mismo domingo recorriendo las calles
de costumbre”. 120
Esto crea una contradicción con lo dispuesto el 25 de julio de 1916,
pero es explicable en el sentido que los mayordomos encontraron
la manera de mantener viva la fiesta e integrar con esto a la misma
iglesia. Sin embargo, la diferencia en el tratamiento hacia una y otra
fiesta religiosa puede notarse por la vecindad en el año de la fiesta
santiaguina y la dominica tienen, pues en el momento que estaba
119.- El Comercio, 13 de agosto de 1918.
120.- El Comercio, 24 de julio de 1918.
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Una Historia De La Fiesta.

culminando la primera, los creyentes de “las sierras” se preparaban


para el inicio de la fiesta dominica y se presentaban como un elemento
inundante en la ciudad.
Por eso se puede afirmar que en las noticias relativas a Santiago
eran pocas en relación con la atención que se le daba a las fiestas
de Santo Domingo en la preparación de sus rituales, hasta la fiesta
culminante. A pesar de ello al menos entre 1910 y 1916 la fiesta
santiaguina se mantuvo con las transformaciones que había sufrido
en la contaminación política y se celebraba el día de fiesta, según lo
expone en una gacetilla el periódico El Heraldo, que anunciaba en 25
de julio de 1912 que no circularía al día siguiente por la celebración de
Santiago, aunque no menciona fiesta religiosa alguna.
Pero el mismo anuncio se haría en el año de 1916 con la celebración
de Santo Domingo de Guzmán, cuando se publicó…”Mañana «El
Heraldo» no visitará a sus lectores por ser hoy día de fiesta local
y tradicional”. 121 El día de fiesta religiosa se había reducido al
propio día del santoral en cada momento, cuando en otro momento
en la capital se dedicaban para Santiago casi treinta días y para Santo
Domingo diez días.
Una muestra de la importancia que se daba como noticia y como
actividad religiosa a la fiesta dominica es el siguiente anuncio que se
hizo publicar en los periódicos del momento…
“El Comité de Festejos de Santo Domingo de Guzmán, hizo circular
programas anunciando las diversiones que habrán en la celebración
del Patrono. Entre otras están: Corrida de toros, el famoso baile
«el Moro» y «El Gigante»; carrera a caballo con apuestas; inditas,
diablitos y «El Zopilote». 122
Se publicaría, igualmente, un Reglamento de carreras de cintas
que serían parte de las fiestas y que sería parte de las noticias que
se publicaría en cada momento. Pero obsérvese el texto de la
cita presentada en el cual se llama a Santo Domingo “el Patrono”,
cognomento que antes se había adjudicado antes Santiago, esto indica
que había una voluntad en las autoridades de la iglesia, gobierno y
medios de comunicación en el reconocimiento favorable a Santo
Domingo.

121.- El Heraldo, 4 de agosto de 1916.


122.- El Heraldo, 12 de julio de 1918.
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¡Viva santo dominguito, el patrón de Managua!

Este era un cambio notable y llamativo en el tratamiento de las


fiestas religiosas pues no se conoce que la Iglesia Católica haya
anunciado el cambio de “santo patrón”. Era manifiesta la actitud
refractaria, tanto de las autoridades de la Iglesia Católica como de los
agentes del gobierno, hacia la fiesta santiaguina que se iba apagando
poco a poco reduciéndose como manifestación social.
El aparataje que había adquirido la fiesta de Santo Domingo era
mayúsculo, especialmente por la peregrinación del ritual externo que
involucraba “las sierras” de Managua y la ciudad, donde, a pesar de
poseer ya su propia iglesia, se disgregaba todo el aparataje procesional
por la ciudad, instalando barreras de toros, corridas de caballos,
chinamos, etc., en diferentes puntos de la ciudad. Un artículo del año
1918 comentaba…
Desde el miércoles en la noche comenzaron las festividades de
Santo Domingo. A la sierra acudió una multitud de ginetes, peatones
y vehículos….(….)…Muchas fueron las personas que hicieron
romerías a la estancia de Santo Domingo a cumplir votos: ya eran
hombres que de rodillas avanzaban trechos de cien o más metros o
mujeres y hombres que se velan como difuntos entre cuatro ciriales.
Permanecen en una actitud inmóvil durante horas enteras, con un
pañuelo sobre la cara, mientras los parientes ruegan y las mujeres
creyentes o nerviosas lloran”. 123
Todo era fiesta y preparativos desde semanas atrás en función de
las fiestas de Santo Domingo cuando llegaba el país al año de 1920,
participaban líderes políticos, familias de dinero con programas de
colecta, cenas, kermesses, música con la Banda de los Altos Poderes,
etc.
Así, la tradición santiaguina había sido afectada por el ingrediente
político que Zelaya le impuso desde el inicio, tratando de desplazar a
la fiesta de Santo Domingo que para los liberales de aquel momento
había nacido opuesta al progreso de los tiempos.

123.- El Comercio, 3 de agosto de 1918.


-88-
Una Historia De La Fiesta.

Conclusiones.-

E
n ciertos momentos el investigador cae en la tentación de
conocer la fecha precisa de inicio de algún suceso, creyendo
que esto es lo determinante para la comprensión total de un
acontecimiento histórico, pero existen en el pasado muchos de esos
pasajes de los cuales nunca se sabrá el momento de su inicio por
muchas razones. Uno de estos acontecimientos es la fiesta de Santo
Domingo de Guzmán que se celebra todos los años entre el 1 y el 10
de agosto en Managua.
Se cuenta apenas con algunos testimonios personales muy escuetos,
que no llegan a establecer con la información que bridan, el momento
en que haya iniciado el culto dominico en la historia de la ciudad.
Por lo que este estudio ha optado por establecer una teoría de su
inicio a partir del enfoque analítico hacia los sucesos históricos que
le rodearon.
El haber logrado establecer con propiedad que el inicio de la fiesta
dominica corresponde al periodo inmediatamente posterior a la
Independencia de Nicaragua, sucede a partir del dato más antiguo
con que se cuenta que es de septiembre de 1845, a la par del uso
de la denominación “sierras de Santo Domingo” que se encontró en
documentos oficiales del año 1847. Estos dos datos facilitaron en
gran medida la argumentación en torno a una teoría de su inicio.
Igualmente se sabe que la antigüedad de la fiesta no va más allá de
la segunda década del XIX, cuando Managua había sido declarada
villa y sus pobladores empezaban a ser protagonistas de beligerancia
política. Con esto se debe dejar claro que no es posible creer que la
fiesta sea de origen colonial, los documentos con que se cuenta no
mencionan nada al respecto, pero también no es posible considerar
tal opción. Los pocos documentos que se conocen como el Plan de
Arbitrios para Managua de 1814 solo mencionan a la fiesta de La Cruz.
De manera que su inicio se ubica en medio de notables
acontecimientos socio-políticos que significaron un giro en la historia
del país, sin una sanción de las autoridades correspondientes y llevada

-89-
¡Viva santo dominguito, el patrón de Managua!

en manos de simples creyentes privados que fueron influidos por un


religioso para iniciarla. Visto de esta manera es difícil que haya un
documento que indique con precisión su origen, por lo que sólo queda
el recurso de estudiar los sucesos que rodearon el caso, la actuación de
los personajes coetáneos que pudieron haber sido parte del hecho; con
la esperanza de entrever en esa multitud de gestos y acontecimientos
y hacer que revelen el inicio de aquella fiesta.
A partir de esto es que se elabora una teoría que soporte o lleve a
concluir la realidad de aquel pasado. Es una realidad evidente que la
declaración de Independencia creó un ambiente de confusiones en la
sociedad, no sólo porque la decisión expuesta en tonos radicales no
se esperaba en Nicaragua, sino porque también significó la apertura de
un proceso secular que apuntó sus baterías contra la Iglesia Católica.
Estos ataques a la iglesia estuvieron aparejados a otro suceso notable
que fue el protagonismo que mostró la población de Managua, que
era el reducto de auxilio de muchos migrantes granadinos y leoneses
en los sucesos desde 1811 hasta 1829, incluyendo al Obispo Nicolás
García Jerez. Esta figura fue determinante en la historia de la aldea
de Managua junto al religioso Policarpo Irigoyen.
Los dos sostuvieron en Managua un inesperado localismo que
expresaba el deseo por sostener la lealtad hacia la corona española,
cuando el proceso por romper vínculos con España ya era manifiesto
en toda América española. En esos trámites es que se crearon las
condiciones sociales para el nacimiento de la tradición religiosa actual.
La conjunción de dos religiosos, uno de ellos la autoridad suprema
de la iglesia en el país y el otro con notable influencia sobre los
habitantes de la localidad habría sido parte de las circunstancias y
elementos artífices de aquel momento. El Obispo había llegado a
Managua en 1824 con la esperanza de encontrar una población leal
que le acompañara como en 1811 y que ya no encontraba en León
y quiso obtener los mismos resultados que había logrado durante el
movimiento pre independentista.
Irigoyen, que había logrado mucha cercanía con el Obispo, y
después del retiro de éste, trató de mantener aquella actitud de lealtad
hacia la religión y la iglesia, la Independencia era ya algo irreversible;
pero al menos era posible tratar de sostener la validez y el respeto
por el culto divino. Así fue que por reconocimiento a la memoria del
Obispo ya muerto para 1826, habría inducido a la población que lo
-90-
Una Historia De La Fiesta.

guarneció en Managua, guardar su memoria en la fiesta dominica que


empezó como una demostración muy localizada a “las sierras”.
El momento de Manuel A. de la Cerda en Managua, sosteniendo la
guerra contra Juan Argüello, es un momento oportuno. La guerra con
base de operaciones en la villa de Managua, tratando de hacer valer a
un gobierno conservador, era la esperanza por restablecer la autoridad
de la Iglesia. Es así que los sucesos acaecidos entre 1811 y 1835
encierran las condiciones propicias para la perduración del fenómeno.
Un momento importante en la década del 30 fue la construcción
de la leyenda en torno a la imagen, un instrumento que prestaría
condiciones para la convocatoria social y a la vez daría validez
sustancial al culto asegurando también persistencia. La ubicación
temporal de la leyenda en esta década no es antojadiza pues se
observan muchas circunstancias que pudieron haber determinado a la
creación de la leyenda del milagro en el bosque.
En contra de la política de secularización que llevaba adelante
el gobierno federal la Iglesia Católica utilizó todos los recursos
posibles y uno de los más recurridos fue la construcción de leyendas
o argumentos como desastres naturales que se interpretaban como un
castigo divino, por estar actuando contra la doctrina de la Iglesia y su
poder temporal. No hay datos que lo atestigüen pero los creyentes
deben haber utilizado a su favor y en contra del gobierno federal
la explosión del Cosigüina en febrero de 1835, como utilizaron la
leyenda que dicta el momento cómo apareció la imagen.
Una leyenda acerca de cómo habría aparecido la imagen en un día no
conocido tenía diferentes resultados: por un lado establecía el sentido
de pertenencia sobre el ritual y la imagen de parte de los pobladores
de “las sierras de Managua”. De otra manera legitimaba la ejecución
del ritual atribuyéndole la calidad de un hecho portentoso que debía
ser resguardado y persistir en el tiempo con la obligación de construir
su iglesia propia para rendirle tributo.
En el fondo la leyenda se enfilaba contra el gobierno federal y su
política de secularización que había afectado el poder temporal de
la Iglesia Católica y había reducido su influencia en la sociedad.
Deslegitimaba, pues, al gobierno federal.
En la medida que la villa de Managua y su población transitaron
por los años del siglo XIX la situación urbana del lugar se estacionó,

-91-
¡Viva santo dominguito, el patrón de Managua!

se volvió un escenario inamovible a pesar que fuera elevada al rango


de ciudad en 1846. El centro localista que representó la villa frente a
la contienda por la capitalidad que sostenían León y Granada vino a
beneficiar a la villa.
El localismo geográfico de cada ciudad funcionó como una fuerza
centrípeta que arrastraba consigo a otras localidades, León convocaba
a Chinandega, Nueva Segovia y otras. Granada hizo lo suyo con
algunas localidades, pero Managua siempre llevó su localismo sola
porque estuvo siempre situada a medio camino de aquellas “ciudades
mayores”. Esa cualidad la llevaría a ser declarada la residencia de los
poderes, desplazando a las antiguas ciudades coloniales.
De esta circunstancia debe magnificarse la expresión localista
expresada por los habitantes de Managua, que fueron protagonistas de
diferentes momentos históricos. La pusieron en primer plano después
de ser una aldea de tercer orden y llegó a ser la ciudad, la capital y
residencia de los poderes. Es importante tener presente esto pues a
pesar de su nueva calidad como ciudad capital, encerraba demasiadas
carencias. Era más un escenario rural que urbano, su población era
más campesina que población urbanizada. Así es que para mediados
del siglo XIX es más evidente aquella articulación del mundo rural
con el pequeño mundo urbano que significaban sus dos o tres barrios.
Toda la extensión rural de Masagalpa, una de las últimas parcialidades
indígenas y la población de “las sierras de Santo Domingo”,
impusieron el ritmo de las costumbres y tradiciones religiosas al resto
de la ciudad. En los días de la fiesta dominica su diverso universo
de rituales religiosos, promesantes, corridas de toros y los restos de un
teatro religioso callejero inundaban las calles y plazas de la ciudad,
porque no contaba con una iglesia propia donde guarecerse al llegar
a Managua.
En la documentación oficial consultada se puede notar desde la
segunda mitad del siglo XIX, la constante mención de las fiestas
anuales de Santo Domingo, no es así con las fiestas de Santiago. Lo
que indica que aquellas eran más populares entre la población, quizás
por la forma que se mostraba su ritual que peregrinaba desde la zona
rural de “las sierras de Santo Domingo” hasta Managua.
Pero esa preferencia también puede explicarse por el rescoldo pro
monárquico con que nació la fiesta, pretendiendo sostener los vínculos
con España y luego el respeto a la Iglesia Católica, agredida en el
-92-
Una Historia De La Fiesta.

proceso secular que se despertó. Es importante esta referencia porque


si bien en la segunda parte del siglo XIX ya no hay un notable espíritu
pro monárquico, el proceso de secularización de la sociedad se había
renovado con la firma del Concordato de 1861 y las reformas relativas
a la libertad de cultos de 1869, la declaración del domingo como día
laboral y todo el debate periodístico que dejó en evidencia el conflicto
entre el Estado y la Iglesia, desde antes de 1893.
Un momento importante fue la construcción en Managua del templo
dedicado a Santo Domingo, tarea que planteó muchos conflictos entre
los creyentes comprometidos a sostener el ritual anual. En el trabajo
queda bien claro que el conflicto estaba motivado por la necesidad
de establecer la soberanía de los habitantes de “las sierras de Santo
Domingo” sobre la imagen y el ritual que se realizaba. Por tal razón
es que la tarea se retrasó y es más, hizo un agregado a la leyenda al
señalar que cualquiera que quisiera construir el templo en Managua y
llevarse la imagen hacia la capital, moriría.
Es entendible esto en el sentido que los habitantes del “valle de Santo
Domingo” ubicado al sur del barrio Candelaria, estaban interesados
en ganar reconocimiento como barrio y esto sólo sería posible con
la imagen y el templo, pero la imagen no les pertenecía, a pesar que
aportaban gente creyente para la fiesta. Cuando esta situación se
dilucidó hubo un periodo beneficioso para la construcción de la iglesia
pero esto no fue posible sino hasta la última década del siglo XIX.
La construcción de la iglesia en el valle de Santo Domingo se volvió
una tarea urgente y dominante, solo opacada con la necesidad de
reconstruir la iglesia parroquial. Las gestiones por la construcción
de la iglesia de Santo Domingo en la ciudad capital fue un elemento
importante que terminó articulando definitivamente “las sierras de
Santo Domingo” con la población rural más cercana a Managua y
que terminó asumiendo la denominación urbana del “valle de Santo
Domingo”.
Si bien las fiestas religiosas estuvieron durante todo el siglo
XIX expuestas a cualquier influencia del ingrediente político, esta
influencia se radicalizó con el régimen de José Santos Zelaya (1893-
1909), quien empezó a celebrar el triunfo liberal en la misma fecha
cuando se celebraba la fiesta del “santo patrón” que lo era Santiago.
Esta vinculación, quizás fortuita, trajo importantes adversidades a
la tradición santiaguina, cuando un nuevo régimen de signo político
distinto asumió el poder en Nicaragua.
-93-
¡Viva santo dominguito, el patrón de Managua!

Al desaparecer Zelaya de escena, en los años del inicio del siglo XX


la sociedad nicaragüense no era la misma, especialmente la población
de Managua. El régimen de José S. Zelaya fue un importante artífice
de aquella situación que hizo propia la fiesta de Santiago, el patrón de
Managua. Los agentes del nuevo régimen reconocieron en la fiesta
santiaguina una continuación y proyección de la influencia de Zelaya
y apostaron a terminar con aquella fiesta enalteciendo como “santo
patrón” de Managua a Santo Domingo de Guzmán, lo que a estos
años la Iglesia Católica no ha oficializado.
Como una expresión socio-religiosa, la fiesta de Santo Domingo
había iniciado por certeras necesidades de los habitantes de la última
parcialidad indígena, naciendo y transitando en medio de un periodo
signado por la violencia y el conflicto militar permanente. En todos
esos momentos la fiesta religiosa fue una regla universal que aportó
algunas condiciones para que la sociedad viviera sus propios males.
En todo momento desde su inicio la fiesta dominica planteó una
competencia virtual con la fiesta santiaguina, tanto por la construcción
de sus respectivas iglesias, como por la convocatoria que una y otra
demostrara en cada momento. La última parte de la competencia
tiene que ver con el inesperado ingrediente político que le agregó el
régimen de Zelaya, quien sentado en su pedestal de vanagloria, quiso
tener la fiesta santiaguina para sí.
Esta voluntad sólo condenó a la tradición de Santiago de Managua,
que para 1910 tenía ya más de doscientos años de existencia, al olvido
y dejó el lugar para que la fiesta de Santo Domingo de Guzmán se
entronizara como el “patrón de Managua”.

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Una Historia De La Fiesta.

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¡Viva santo dominguito, el patrón de Managua!

Anexos

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Una Historia De La Fiesta.

Al C. Gbor. del Obispado


No un cañón sino veinte en necesidad pondré encima de la Catedral,
y si el edificio dedicado al Culto Divino se viniese abajo por los
fuegos nuestros o de los enemigos, el S. Gobno. de la Repca. federal
dispondrá su reedificación. Si medio millón cuesta á la Hacda. Pubca
ese suntuoso templo, mucho mas importante lo que los enemigos de Ntra
justa indepencia y lib han originado con sus horrorozas quemazones,
desobedeciendo al Gobno, y derramando infinita sangre americana,
imputándose á este religioso Vecindo, el titulo de irreligioso, cuyo
atentado U desvanece en su certifon. qe. se ha servido pasarme. ---
El C.Pe. Obispo salio de esta Capl con comisión, la cual si tubo, o no
efecto, me parece q debía ya haber vuelto al exercicio de su Menirio.
Por partes dados á este Gobno consta q las Juntas intrusas del Viejo
y Managua y los inicuos extranjeros que á su favor han llamado, con
descrédito de la República federal del Centro de América, quieren
proclamar á Fernando 7º, de qn y de Espa nos hemos independido
por juramento solemne y gral de toda la America. ̶ Me es doloroso
manifestar a U q el C. Pe. Obispo propende á sostener el gobierno
español, y espero q U como Goberndr del Obispado, tome aquellas
providencias qe su celo patriótico y religioso le dicte pa aclarar la
verdad. ̶ Permitame U decirle verdades q le son muy notorias: Ntro.
Sr. Jesucristo se sujetó á las Potestades temporales; y el C. Pe. Obispo,
según entiendo, no ha contribuido en nada pa qe su Clero, ni los de su
jurisdicción me obedesca como á Autoridad legítima, ni mucho menos,
hacer retirar de las tropas agresoras á muchos clérigos mesclados en
ellas y destinados á fomentar una guerra destructora.
Con lo que contesto á la nota de U de fha de hoy, en el concepto de
qe este Gobierno tiene datos inequibocos del patriotismo de Ud y de los
buenos sentimtos que le adornan en favor de ntra indepencia y libertad.
D. U. L. León 17 de Dicbre de 824.
Manl de Arzú
Minst de Estado de S. Salvador
Departo de Guerra
Fuente: Revista de la Academia de Geografía e Historia de Nicaragua. T.VI. No.2.
Managua. Agosto/1944.

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¡Viva santo dominguito, el patrón de Managua!

Plan de Arbitrios para la Villa de Managua.


Arto. 1º. Cada villar y cada tienda de ropa pagará un peso cada mes;
cada armario de efectos, ó medicinas, dos reales cada mes; y por cada
trucha un real cada mes, y en las fiestas de Santo Domingo y La Cruz,
cuatro reales por sola una vez.
Arto. 2º. Todo el que intente levantar una casa está obligado á solicitar
la licencia de los alcaldes constitucionales quienes nombrarán un Síndico
para que presencie el alineamiento de las calles, y antes de obtener la
licencia, pagará al fondo de propios dos reales.
Arto. 3º. Todo el que siembre maíz dentro de los ejidos y coseche de
veinte fanegas arriba, es obligado á dar una fanega; quedando escento el
que hiciese este pago del canon que establécela ley de 13 de julio de 1832.
Arto. 4º. Por el sello de cada vara, y medio de medir, se cobrará medio
real por cada pieza.
Arto. 5º. Cada carreta de cueros cargada en la misma Villa, y cada
carreta, que descargue de efectos extranjeros, pagará dos reales.
Arto. 6º. Por cada marrano que se mate para vender, se pagará medio
real.
Arto. 7º. Cada piragua que salga cargada….. en la costa, pagará dos
reales, y cada vote que lleve cuatro personas, pagará medio real.
Arto. 8º. Todos los que tengan fierros de herrar los presentarán á la
Municipalidad y pagarán, los que tengan de cien reses para arriba, dos
reales; los que tengan de cincuenta á cien reses, un real; y los que tengan
menos número, medio real cada año. Todo el que hiciese fierro nuevo
deberá presentarlo a la Municipalidad y pagará dos reales al tiempo de
presentarlo. Los que no hiciesen la presentación de su fierro dentro de dos
meses después de publicado el presente, serán multados en dos pesos; y
lo mismo, los que no lo presentasen antes de empezar á usar los nuevos.
La Municipalidad dejará conocimiento de todos los fierros que se fueren
presentados, y cuidará de que no haya dos iguales para evitar los pleitos ─
Dado en San Fernando a 11 de junio de 1845 ─ Al ministro de relaciones
y gobernación.
Y lo inserto á U para su inteligencia, publicación y circulación en los
pueblos de su mando, esperando me acuse recibo
D. U. L. Montenegro.
Fuente: Rejistro Oficial. 27 de septiembre de 1845.

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Una Historia De La Fiesta.

Una torre en Managua


Hé aquí la idea dominante del infrascrito, el objeto en mira de la junta
de edificación, la ansiedad de todo el vecindario para verla realizada;
y con razón. Hasta hoy no se detiene el viajero, que visita nuestra
capital, para contemplar una sola obra de nuestras manos. Hasta
hoy padece nuestra Iglesia principal de su mejor ornato; hasta hoy
no se ve un solo edificio que pueda servir de atalaya en los casos
eventuales de defensa común contra los ataques del filibusterismo, ó
contra los trastornadores del orden público por manera que la torre,
si se me permite decirlo, es necesaria en el orden artístico, como
una prueba de nuestro adelanto material: en el religioso, como una
señal de nuestro reconocimiento hacia Dios, y en el político como un
testimonio del amor patrio. No debemos pues desfallecer porque
se presenten dificultades: al través de estas camina el génio, y hé ahí
el mérito. Cuando se proyectó la obra, no se contaba con recurso
alguno, y sin embargo, vosotros lo sabeis, tenemos hoy suficientes
materiales acopiados para dar principio y concertados inteligentes para
su dirección. Concretemos todas nuestras miradas sobre la empresa,
y será tan pronto comenzada como concluida. Que los Señores
Sacerdotes sean los primeros en presidir las fajinas que dan siempre
tan buen resultado: que los varones concurran á ellas sin diferencia
de personas; que las mugeres, de suyo laboriosas, y en quienes el
sentimiento de religión se halla mas altamente pronunciado, las hagan
con tezón para su mejor éxito y finalmente, que los suscritores sean
cumplidos hasta el fin, y entonces mi idea dominante desaparecerá,
los esfuerzos de la junta habrán logrado su objeto, y la ansiedad de
pueblo quedará plenamente satisfecha.

Manuel García
La Gaceta, 24 de marzo de 1860.

-99-
¡Viva santo dominguito, el patrón de Managua!

Creo que es conveniente y aun de mi deber informar al público, como


individuo de la Junta de edificación, que con el ausilio de los pequeños
fondos que están á mi cargo se han comprado y puesto en esta plaza
principal ochocientas carretadas de piedra, cien fanegas de cal del
Apante que en breve serán trasladadas, y negociando doscientas mas
del lugar llamado los chagüites.
Como la principal empresa es la edificación de la torre, para la cual
no bastan los fondos ordinarios establecidos, la Junta de edificación
procedió á levantar una suscripción mensual, en uso de sus propias
facultadas, á la que voluntariamente se ha prestado todo el vecindario.
Este esfuerzo de patriotismo en medio de la general escasez de
recursos pecuniarios, es para la Junta el mejor garante de que la obra
comenzará á hacerse en el mes de febrero inmediato, sin que los
trabajos sean interrumpidos por falta de elementos.
Para que sea segura y eficaz la suscripción, se ha hecho en términos
muy moderados formando tres listas; la 1ª. Comprende las personas
que se suscribieron en un peso, la 2ª. las suscritas en cuatro reales, y
la 3ª. en dos reales. La generalidad dará un real ó medio real según
sus facultades.
La torre será diseñada por el señor Mainfroy á quien con este objeto
llamará el Supremo Gobierno empeñado en las mejoras materiales del
país. Las rifas corresponden exclusivamente al fondo de edificación;
el domingo inmediato se rifarán cincuenta divididos en ocho lotes,
en estos términos, uno de 20 pesos, dos de á diez pesos y cinco de á
dos pesos.
Se ha preferido la rifa en dinero, por ser más útil á la generalidad; sin
embargo se pondrá en rifa toda otra especie que obsequien á la Junta
los hacendados ú otras personas que posean en alto grado el noble
sentimiento de amor á su país.
La presente Municipalidad no puede estar mejor dispuesta en favor de
la realización de la torre que ella impulsa, procurando remover todo
obstáculo; y su cooperación unida á los esfuerzos de la Junta, y estos
al entusiasmo del pueblo , aseguran un pronto y feliz resultado dela
empresa, que está entre manos.
Managua, enero 10 de 1860.
Manuel García.
La Gaceta, 14 de enero 1860.-

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Una Historia De La Fiesta.

ARTICULO DE COSTUMBRES
Fiestas y más fiestas,
Caballos y más caballos
Nos hallamos en el vértigo de las fiestas medio aturdidos por las
carreras de los caballos y de los toros, y de los latigazos y gritos de
los bailantes. ¡Paciencia! Ya sabemos que las fiestas son muy pocas,
unas 365 al año; pero en estos días de junio á agosto como que se
agolpan de intento, y así sucede que las carreras de San Juan á las de
San Pedro, las de San Pedro á las de San Pablo, las de San Pablo á las
de Santiago, las de Santiago á las de Santa Ana y las de Santa Ana á
las de Santo Domingo, ¡¡Mil gracias por tanta atención!!
Público respetable no nos califiquéis como enemigos del culto á las
imágenes, porque somos tan devotos como el que mas, ni de vuestros
entretenimientos y placeres, porque nosotros también tenemos ojos
para ver y orejas para oir; mirad, de lo que nos condolemos y lo que
oprime nuestra alma es la sucesión contínua de las fiestas y el modo
de celebrarlas, porque la primera paraliza la agricultura y la industria
y acarrea la vagancia, y el segundo mantiene al pueblo en la estupidez
y la depravación de las costumbres, cuya mejora debe ser el deseo de
todos.
¿Cuál es el espectáculo que se nos ha presentado y se nos presenta
en estos días? ¡cual ha de ser! Parejas de caballos, corridas de toros
y crudos combates entre los bailantes de la Yegüesita, cabalmente en
las ciudades principales que debían ir á la vanguardia del progreso.
Si un sujeto honrado y en el ejercicio mas honesto, por una desgracia
o por una imprecaución mata alguna persona, es reo de homicidio:
pero si un corredor de caballos hace pedazos a un niño, ó si por mala
intención ó por hacer alarde de su habilidad, tira á su compañero
del brazo, lo derriba a tierra y el caballo le abre el cráneo haciéndole
saltar los sesos, el caballero matador no ha cometido ningún delito:
los Jueces no hablan palabra y antes bien miran el hecho como una
desgracia venida de lo alto para el pobre que tomó mucho licor ó era
un mal ginete. ¡Aberración espantosa!
Si un ciudadano pacífico por un impulso de cólera hace á otro un
gesto amenazando, es reo de insulto y tiene que sufrir prisión ó
multa; pero si algunos bailantes armados de un terrible látigo se dan
recíprocamente sin piedad hasta hacer que la sangre vierta, los Jueces
-101-
¡Viva santo dominguito, el patrón de Managua!

aplauden con hilaridad ese baile modelo, el sin par, el non plus ultra
de los bailes.
Muchos hay que dicen que estas costumbres deben conservarse
como reliquias de nuestros indígenas nuestros mayores; otros que no
pueden suprimirse sinó con la acción paulatina del tiempo, pero en
nuestro sentir unos y otros se equivocan, porque ni el darse coyunda es
tan buena reliquia, ni puede concluir jamás una corruptela mantenida
y fomentada por la codicia de unos y el egoísmo de otros. El pueblo
necesita de enseñanza, necesita para mejorar de condición que la parte
principal de la sociedad le dé el ejemplo, y de lo contrario vivirá
sumido en la ignorancia ¿Podrá creer un pueblo que el correr á caballo
todo un día es uso bárbaro, si entre los ginetes ve á los sacerdotes,
á los abogados y á los militares? Antes bien deberá creer que es de
buen tono y muy meritorio cuando hasta la justicia calla si ve que se
ha cometido un crimen y no otra cosa es el que comete uno que por
correr á caballo en las calles públicas hiere ó mata a algún individuo.
Al escribir estas líneas sobre este asunto, por cierto mas
delicado de lo que parece, protestamos que no nos ha impulsado
la cruel envidia, pues que nosotros no echaríamos una carrera por
ningún dinero del mundo, salvo el caso de fuga, sinó que nos mueve el
deseo de ver desaparecer lo tosco y lo bestial que aun tienen nuestras
costumbres. Lejos de despertar envidia lástima un joven devoto de
San Juan que montado en un hermoso caballo pasa el día en las calles
corriendo parejas, tal vez por cortejar á una linda que está en una
ventana y da verdadera lástima mientras mas corra, mientras mas
gracias haga en la carrera, no arrancará mas que esta esclamación de
la sensatez ¡¡Qué buen caballo ¡! ¡¡ Qué bárbaro el caballero!!
Fuente: Gaceta de Nicaragua. 5 de agosto de 1865.

-102-
Una Historia De La Fiesta.

Adicionando el Plan de Arbitrios de la Junta de Edificación de la


Torre de esta ciudad
El Presidente de la República á sus habitantes:
Sabed:
Que el Congreso ha ordenado lo siguiente
El Senado i Cámara de Diputados de la República de
Nicaragua
Decretan:
Art. 1º. El plan de arbitrios de la Junta de Edificación de la
Torre de esta ciudad concedido el 22 de junio de 1859, se amplía i
adiciona en los términos siguientes.
Art. 2º. Todo habitante de la ciudad, varon de quince hasta
cincuenta i cinco años, es obligado a contribuir hacia la Edificación
de la Torre, con cinco centavos cada mes; i el que requerido dejase
de cumplir con el pago de este impuesto, incurrirá en una multa
equivalente al doble de lo que adeude.
Art. 3º. Los permisos para músicas nocturnas, importarán un
peso fuerte i para las que hayan de tener lugar en casas de la misma
manera, cinco centavos. Estos permisos ser harán constar en boletos
(sic) que venderá el Tesorero de la Junta; pero que, para ser válidos,
serán precisamente visados por cualquiera de los dos Alcaldes de
la ciudad. Los contraventores serán multados en el doble de lo que
debían de pagar.
Art. 4º. Todo tahúr sentenciado como tal, en Managua,
pagará, á más de su condena, un peso a beneficio de la torre, ó dos si
fuere reinsidente. (sic) Este impuesto pude conmutarse con trabajo,
á razón de veinte centavos por día; y la falta ó morosidad en su
cumplimiento, hace incurrir en una multa equivalente al doble de su
valor, conmutable con arresto á razón de veinte centavos por día, sin
perjuicio de llevarse á cabo dicho impuesto de la manera que haya
lugar.
Art. 5º. Toda condena á obras públicas de reos, cuyos
delitos hubiesen cometido en este Distrito, se cumplirá beneficio de la
torre, si ocurriese en época en que se trabaje, en su obra.

-103-
¡Viva santo dominguito, el patrón de Managua!

Art. 6º. Por toda pulpería, se pagarán diez centavos mensuales


á beneficio de la torre.
Art. 7º. Queda á beneficio del fondo de Edificación el
juego del Dominó, que se rematará por el minimun de cuatro pesos
mensuales.
Art. 8º. La Junta de Edificación, tendrá las facultades
necesarias, para la reglamentación i recaudación de todos estos
impuestos.
Art. 9º. Queda vigente el plan de arbitrios del 22 de junio de
1859, en cuanto no haya sido modificado ó alterado por el presente.
Sala de sesiones de la Cámara de Diputados – Managua, 5
de mayo de 1869 - J. Castellón, D.V.P. – P. Chamorro. D.S. – Miguel
Robelo, D.S. - Al Poder Ejecutivo- Salón de sesiones de la Cámara
del Senado- Managua, marzo 10 de 1869- Pedro J. Chamorro, S.P.
– J. León Avendaño, S.S. – Pío Castellón, S.S.- Por tanto: Ejecútese-
Casa de Gobierno - Managua, marzo 10 de 1869 – Fernando Guzmán.
El Ministro de Gobernación – A.H. Rivas.
Fuente: Gaceta de Nicaragua. 10 de marzo de 1869.

-104-
Una Historia De La Fiesta.

Acuerdo, adicionando el plan de arbitrios de la


Junta de edificacion de Managua.

EL GOBIERNO :
Con vista de la solicitud de la Junta de edificación de
templos en esta ciudad, para que se adicione el acuerdo gubernativo
de 29 de junio último, haciendo estensiva la disposicion del artículo
1.° inciso 1.°, á los vecinos de
mas de cincuenta i cinco años de edad, que pueden con tribuir con el
impuesto que allí se establece; i consideran do justas las razones en
que apoyan dicha solicitud: en uso de sus facultades,

ACUERDA:
1.° Los vecinos de esta ciudad mayores de cincuenta i
cinco años, que tengan un capital que no baje de doscientos pesos,
contribuirán mensualmente con el mismo impuesto i en la misma
proporcion que se establece en el artículo é inciso arriba citado.
2.° El presente acuerdo es adicional al de 29 de junio del
corriente año.
Comuníquese—Managua, 14 de setiembre de 1871—
Quadra.
Fuente: Gaceta de Nicaragua, 14 de septiembre de 1871

-105-
¡Viva santo dominguito, el patrón de Managua!

Bibliografia.-

- Cuadra Pasos, Carlos. ¿Quién es el fundador e ideólogo del Partido


Conservador? en Revista de la Academia de Geografía e Historia de
Nicaragua. T. XXX. Managua. Ene/Jun-1965.
- De la Rocha, Jesús. Ley electoral emitida en 30 de agosto de 1858
sobre el modo de verificarse las elecciones de los Supremos Poderes dela
República en Código de Lejislación de Nicaragua en Centro-América.
Imprenta El Centroamericano. Managua. 1873.
- Esgueva Gómez, Antonio. Documentos de la Historia de Nicaragua.
(1523-1857). Universidad Centroamericana. Managua. 1993.
- Espinoza G., Sergio. Las iglesias del viejo Managua en Revista de temas
nicaragüenses No. 4. Agosto/2008.
- Gámez, José Dolores. Historia de Nicaragua. Banco de América.
Managua. 1975.
- Gaceta. Enero 1846 a Febrero 1847. Alcaldía de Managua. Managua.2008.
- Halftermeyer, Gratus. Apéndice a la Historia de Managua. Edit. Recalde.
Managua. 1954.
- Martínez Sanz, Dionisio. Managua de mis recuerdos y otras croniquillas
en Revista de la Academia de Geografía e Historia de Nicaragua. T. LXIX.
Academia de Geografía e Historia de Nicaragua. Managua. Abril/2010.
- Navia Bolaño, Antonio. Pesquisa sobre la Provincia de Nicaragua.
(1685) en Boletín Nicaragüense de Bibliografía y Documentación. No.66
Banco Central de Nicaragua. Managua. Marzo/abril-1991.
- Squier, George. Nicaragua, sus gentes y paisajes. Ed. Nueva Nicaragua.
Managua. 1989.
- Urtecho, José Coronel. Historia de Nicaragua en Revista de la Academia
de Geografía e Historia de Nicaragua. No. 2. T.I. Managua. Diciembre/1936.
- Valdés Olivas, Arturo. La Independencia y los escritores guatemaltecos
en Revista Conservadora del Pensamiento Centroamericano. No. 96. s/e.
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- Varios autores. Nicaragua en los cronistas de Indias. Banco de América.
Managua. 1975.
- Zúñiga, Edgar. Historia eclesiástica de Nicaragua. HISPAMER.
Managua. 1996

-106-
Una Historia De La Fiesta.

Revistas.-

- Documentación original de la Independencia de Centroamérica


en Revista Conservadora del Pensamiento Centroamericano. No. 96
Managua. Sept/1968.
- Informe del Gobierno de Nicaragua al de la Federación sobre el
combate de Managua. (1833) en Revista de la Academia de Geografía
e Historia de Nicaragua No. 1. T. II. Managua. Septiembre /1937.
- Revista de la Academia de Geografía e Historia de Nicaragua. T.X.
Managua. abril/1948.
- Relato de Juan Arguello en Documentos posteriores a la
Independencia. Revista de la Academia de Geografía e Historia de
Nicaragua. No.1. T. VI. Managua. Abril/1944.
- Revista de la Academia de Geografía e Historia de Nicaragua. T.
LXV, Managua. Agosto/2007.
- Revista de la Academia de Geografía e Historia de Nicaragua.
Managua. 1936.
- Revista de la Academia de Geografía e Historia. T. LXVI. AGHN.
Managua. abril/2008.
- Revista Conservadora del Pensamiento Centroamericano No. 96.
s/e. Managua. Septiembre/1968.
- Revista de la Academia de Geografía e Historia de Nicaragua. T.
XXX. Managua. Ene/Jun-1965.
- Revista de la Academia de Geografía e Historia. T. LXVI. AGHN.
Managua. abril/2008
- Revista de la Academia de Geografía e Historia de Nicaragua. T.
Managua.
- Revista Nuestra Identidad. Santo Domingo de Guzmán. No. 13.
Dirección de Cultura y Patrimonio Histórico Municipal/Alcaldía de
Managua. Julio/2016.
Documentos oficiales.
- La Gaceta, 14 de enero de 1860.
- La Gaceta, 24 de marzo de 1860.
- La Gaceta, 16 de marzo de 1865.
- La Gaceta de Nicaragua. 25 de julio /1868.

-107-
¡Viva santo dominguito, el patrón de Managua!

- Gaceta de Nicaragua, 8 de agosto de 1868.


- La Gaceta de Nicaragua. 15 de agosto /1868.
- Gaceta de Nicaragua, 13 de febrero de 1869.
- Gaceta de Nicaragua, 16 de mayo de 1874.
- Gaceta de Nicaragua, 15 de agosto de 1874.
- Gaceta Oficial, 10 de agosto de 1878.
- Gaceta Oficial del 24 de agosto de 1883
- La Gaceta, 17 de octubre de 1885.
- La Gaceta, 1 de enero de 1891.
- Periódico El Comercio. 12 de agosto de 1897.
- Periódico El Comercio. 24 de julio de 1897.
- Periódico El Comercio. 25 de julio de 1897.
- Periódico El Comercio. 25 de julio de 1899.
- Periódico El Comercio. 30 de julio de 1899.
- Periódico El Comercio. 3 de julio de 1918.
- Periódico El Comercio. 13 de agosto de 1918.
- Periódico El Heraldo. 4 de agosto de 1916.
- Periódico El Heraldo. 12 de julio de 1918.

-108-
Lisímaco Chávez.

1928
2006

Francisca Villalta.
“La Chica Vaca”

1918
2013

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