Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 74

N AL

B 20 LD
o. CA
IB 2 Í
LI , 6 A
O O DE
TE C
C TU MA
A B N
D R AG
IG E
IT 2 UA
A 02
L 1
Luis
Felipe

Ibarra
Testimonio de cariño y reconocimiento a la
memoria de mi querido e inolvidable hermano
Luis Felipe, de su fiel hermano-amigo: Salomón
Ibarra Mayorga.

Este libro es tu historia,


tu postrero laurel,
bendita tu memoria
por los siglos, amén!

Luis
Felipe

Ibarra
© 2021
Alcaldía de Managua
La Alcaldía del Poder Ciudadano
“Luis Felipe Ibarra, por Salomón Ibarra Mayorga”, es una producción de
la Alcaldía del Poder Ciudadano de Managua, por medio de la Dirección de
Cultura y Patrimonio Histórico, adscrita a la Dirección General de Desarrollo
Humano.

Autor:
Salomón Ibarra Mayorga
(†2 octubre 1985, Honduras).

Levantado de texto del libro original:


Ana María Zambrana
secretaria de Patrimonio Histórico
Alcaldía de Managua.

Supervisión editorial:
Dirección de Cultura y Patrimonio Histórico
ALMA.

Arte y diseño:
Octavio Morales Serrano
Biblioteca Digital ALMA.

Biblioteca Digital No. 203,


del 6 de octubre del 2021.
Año del Bicentenario de la Independencia Centroamericana, 1821-2021.
Managua, Nicaragua. Centroamérica.
Contenido
Presentación............................................................................. Pág. 5

Luis Felipe Ibarra Mayorga.......................................................Pág. 11

Muere Intelectual y Diplomático Luis Felipe Ibarra, en París......... Pág. 12

Responso por Luis Ibarra......................................................... Pág. 14

Envejecido en un Campo de Concentración..............................Pág. 17

¡Luis Felipe Ibarra!................................................................... Pág. 19

Ella.......................................................................................... Pág. 29

Lolita Carrillo habla…...............................................................Pág. 31

Luis Ibarra Mayorga y otras evocaciones..................................Pág. 33

Le Dr. Luis Ibarra attaché culturel


Prés la Légation du Nicaragua en France................................. Pág. 36

Jose Jiron Teran....................................................................... Pág. 39

Los “Cuadros Musicales” de Luis Felipe comentados por


el Profesor Víctor M. Zúniga, gloria Nicaragüense,
y que fueron ignorados por su Gobierno.................................. Pág. 41

Ecole D´art Martenot.............................................................. Pág. 42

Montessori elogia a Luis Felipe................................................ Pág. 43

3
“Ni la Justicia tardía de los Hombres”
Pudo conmover su Espíritu...................................................... Pág. 44

Se nos fue en Silencio Luis Felipe Ibarra................................... Pág. 45

Síntesis de opiniones sobre Luis Felipe Ibarra.......................... Pág. 48

Boceto de mí Padre................................................................. Pág. 50

Evocación a Luis Felipe............................................................ Pág. 51

Salutación a Don Luis Felipe Ibarra.......................................... Pág. 54

Luis Felipe ante el lente del


Historiador Sofonías Salvatierro.............................................. Pág. 56

La psiquis del poeta y el cisne.................................................. Pág. 58

Una Epístola que aún es de Actualidad.................................... Pág. 60

Algunos Versos en el Siglo XX.................................................. Pág. 63

Presentimiento....................................................................... Pág. 63

El Niño de París....................................................................... Pág. 64

Canción de Cuna...................................................................... Pág. 65

“La Barbarie Civilizada dentro de nuestro siglo”.......................Pág. 67

HERMANO:............................................................................. Pág. 70

4
PRESENTACIÓN

L a presente obra es autoría de Salomón Ibarra Mayorga, autor de


la letra del Himno Nacional de Nicaragua, quien redactó, compiló
varios artículos de otros autores y dedicó estas páginas a su
hermano Luis Fellipe Ibarra Mayorga, en 1978, año de la publicación
de la única edición conocida, un año después del fallecimiento de su
hermano Felipe, sucedida el 6 de agosto de 1977 en París, Francia.
"Profesor, musicólogo, filósofo, poeta, espiritualista si no espiritista,
Luis Felipe tenía más de ángel que de hombre", afirma Eduardo Avilez
Ramírez, uno de los articulistas recopilados por Salomón Ibarra en su
libro.
Se incluyen artículos de "El Centroamericano" año LX,
León,Nicaragua. del sábado 13 de agosto de 1977. No. 18-099; de
Ricardo Llopesa, Valencia julio de 1977; Hernán Robleto, Edelberto
Torres, del 25 de junio de 1981, Costa Rica; de Dolores Carrillo, del 18
de junio de 1966, México D.F.; de Carlos H. Corea, del diario La Prensa;
de José Jirón Terán del 24 de agosto de 1977; de J.M. González de
Mendoza, Mexicano del 18 de junio de 1966; del historiador Sofonías
Salvatierra;y varios poemas de Luis Felipe Ibarra.
Es muy justo e importante que las nuevas generaciones
nicaragüenses e incluso los que ya no somos “nada nuevos”, pero
tenemos desconocimiento de la personalidad de Luis Felipe Ibarra
Mayorga, tengamos acceso a través de este libro digital de la Alcaldía
de Managua, de la vida y obra de este ángel en cuerpo humano, como
dice Avilez Ramírez.
Esa es una de nuestras misiones culturales, llevar el conocimiento
de nuestras personalidades nicaragüenses que durante décadas
han sido los comunicadores y gestores, promotores y creadores de
nuestra cultura nacional, de nuestra identidad cultural, a todos los
hermanos connacionales posibles e incluso a los hermanos de otras
nacionalidades y pueblos que desean conocer más sobre nuestra
historia y cultural nacional nicaragüense.

5
Salomón Ibarra Mayorga falleció un 2 de octubre de 1985, por
eso aprovechamos el contexto de su 36 aniversario de paso a la
inmortalidad, para publicar esta obra suya dedicada a su hermano,
quien falleció un 6 de agosto de 1977, hace 44 años, en París, Francia.
Nuestro homenaje a estos dos hombres, Salomón y Felipe, en el
contexto del Bicentenario de la Independencia Centroamericana
(1821-2021).
Dirección de Cultura y Patrimonio Histórico.
Alcaldía del Poder Ciudadano de Managua.
Biblioteca Digital No. 203, del 6 de octubre del 2021.

6
Luis Felipe Ibarra

7
Izq. Rolande, hija de Luis Felipe, y Margarita su viuda. La primera reside
en Nueva York y la segunda en París. Para ellas, nuestro agradecimiento
por su íntima cooperación, que hizo posible realizar este cariñoso, justo y
fraternal recordatorio.

8
Un Angel Hombre
Por Eduardo Avilez Ramirez

Desde los viejos tiempos de Cicerón, quien por así decir codificó los
principios de la Amistad, en su obra AMICI (inmodificable hasta hoy)
la Amistad es una alegría perpetua. Pueden desaparecer los amigos
de la transitoria vida terrena, pero el diálogo continuará, en esencia si
no en materia. Y cuando el que todavía no se ha ido empuña la pluma
para expresar su sentimiento, está seguro de que el que ya se fue,
sigue sonriendo el dibujo de las letras que la pluma va trazando.
Sobre este tema, más espiritual que espiritista, conversé yo muchas
veces con Luis Felipe Ibarra, abriéndonos paso entre la maraña de
los problemas materiales, hasta alcanzar la depuración de la idea.
Luis Felipe se prestaba a esta clase de investigaciones introspectivas
porque además de ser poeta (predisposición), tenía el espíritu diáfano
(afirmación), logrando así vencer la materia y sentirse libre, volando
como transparente hipsipila en el cielo de las Esencias.
Luis Felipe Ibarra fue así un hermano mío, si no por la carne y la
sangre, sí por el reino interior y por la identidad de pensamiento. El
destino se plugó en unirnos desde que éramos muy jóvenes hasta
su muerte terrena, y eso a través de duros obstáculos materiales,
algunos indescriptibles como el de la última guerra mundial, durante
la cual ambos, cada uno por su lado, fuimos prisioneros de la Gestapo.
La tierra temblaba bajo nuestros pies, herida por los cascos de los
corceles del Apocalipsis, montados por los Caballeros de la Muerte,
pero él en su prisión de Francia, y yo en mi prisión germánica, seguimos
siendo los Caballeros de la vida.
Profesor, musicólogo, filósofo, poeta, espiritualista si no espiritista,
Luis Felipe tenía más de ángel que de hombre. Yo le decía que
podía figurar en una tela del Renacimiento italiano, como ángel que
volara alrededor de una Virgen de Fra Angélico, y él reía. Reía, pero

9
comprendía y aceptaba. “En todo caso, hermano ─me decía─ si no soy
ángel, ni siquiera querubín, nunca he sentido odio contra nadie y la
miseria humana me ha conmovido siempre”.
Además del ángel había el hombre. El hombre que debía batirse
con los hombres, en circunstancias casi siempre desfavorables para
él. Estaba obligado a entablar diálogo con Presidentes, con Ministros,
con Embajadores, todos naturalmente cesáreos, difíciles, egolátricos.
Su Consulado de Nicaragua en París fue una larga prueba de su
combatividad obligada, nunca deseada. “Hermano ─me contaba─ me
siento a veces Noé, defendiendo desde mi Arca consular a los viajeros
víctimas de cien golpes inesperados y, asústate, defendiendo mi
propio sitio en el Arca ¡Cómo esta vida es tan dura!”
Y esa vida afanosa y difícil duró hasta su muerte material. Dios
le había escogido, para conllevar la dura aventura de su Arca, a una
esposa inteligente, amable y ejemplar que estuvo siempre junto a él,
sobre todo en las horas duras de prueba. Los años que esta gran dama
sustituyó heroicamente al esposo, por enfermedad o por ausencias,
en el ejercicio consular, no se cuentan. Con la característica de que,
desaparecido el héroe, la heroína es literalmente echada a la calle, sin
el más leve reparo de conciencia.
Luis Felipe Ibarra, en suma, fue un gran patriota, sin fanfarrias, sin
campanas ni clarineos. Amó entrañablemente y sirvió a Nicaragua
más esencialmente que los que fueron sus jefes titulares. Y amó y
practicó la caballerosidad servicial, como ninguno. El no le debió nada
a Nicaragua. Es Nicaragua la que le debe mucho. No de todo el mundo
se puede decir lo mismo. Por todo eso Luis Felipe Ibarra tiene derecho
al recuerdo de los verdaderos nicaragüenses.

París, Agosto, 1978.

10
MUERE

Luis Felipe Ibarra Mayorga


DEPARTAMENTO DE INFORMACION Y CULTURA
COMUNICADO DE PRENSA

La Embajada de Nicaragua en París, Francia, ha informado a la


Cancillería que en la madrugada del día 6 del presente mes, falleció
en París el Profesor Luis Felipe Ibarra Mayorga, que por muchos
años fue Cónsul General de Nicaragua y Agregado Cultural a nuestra
representación Diplomática.
El profesor Ibarra Mayorga se destacó como músico e intelectual
que dejó vastas obras; por su carácter jovial y vasta cultura fue
altamente apreciado en importantes círculos parisinos.
Entre otros cargos que desempeñó el Profesor Ibarra Mayorga,
fue el Representante Alterno de Nicaragua a la Cuarta Asamblea
Consultiva de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales de
Santiago de Chile y del Centro Latinoamericano de Investigaciones
de Ciencias Sociales de Río de Janeiro. Consejero de la Delegación de
Nicaragua a la Quince Conferencia General de las Naciones Unidas
para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Agregado Cultural
de la Representación a la Conferencia General de la Organización de
Educación Cultural y Científica de las Naciones Unidas y otros cargos
más que desempeñó a cabalidad poniendo muy en alto el nombre de
Nicaragua.
El Ministerio de Relaciones Exteriores por medio del Departamento
correspondiente ha enviado las muestras de condolencia a la familia
del distinguido fallecido.
Managua, D. N., 11 de Agosto de 1977.
(“Novedades”, Managua, D. N., viernes 12 de agosto de 1977, Nº 1627).

11
Muere Intelectual y Diplomático
Luis Felipe Ibarra, en París
El poeta y escritor, músico y diplomático, Prof. Luis Felipe Ibarra
Mayorga, Cónsul General de Nicaragua y Agregado Cultural en París,
murió en la Ciudad Luz, en horas de la madrugada del 6 del corriente.
Nombrado en el cargo desde
el año de 1929 le sorprendió
la segunda guerra mundial con
todos sus avatares en Francia y fue
prisionero de los nazis en un campo
de concentración donde sufrió
lo indecible, al igual que miles de
ciudadanos europeos.
Se destacó como intelectual y
dejando una magnífica obra de
investigación y producción literaria.
Hace algún tiempo visitó esta
metrópoli, su ciudad natal y
las oficinas de Redacción de El
Centroamericano.
Por muchos años fue una figura
importante en los cenáculos y
academias literarias de París.

Prof. Luis Felipe Ibarra Mayorga,


Fue representante alterno de
ilustre Nicaragüense fallecido en
Nicaragua en la Cuarta Asamblea
París, Francia.
Consultiva de la Facultad
Latinoamericana de Ciencias
Sociales de Santiago de Chile y del
Centro de Investigaciones de Ciencias Sociales de Río de Janeiro.
Consejero de la delegación de Nicaragua ante la UNESCO y otros.

12
Enalteció el nombre de Nicaragua en las representaciones culturales
encomendadas y hace pocos años editó un libro de poemas, siendo
muy conocido un estudio suyo sobre música.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Nicaragua, comunicó
oficialmente su deceso.
Deja huella imperecedera en la labor cultural y un recuerdo
perenne entre los artistas y amigos que le trataron en distintos países,
principalmente en París, Francia, donde vivió varias décadas de su
existencia. (AZC).
(“El Centroamericano”, año LX, León, Nic., sábado 13 de agosto de 1977, Nº
18,099).

13
Responso por Luis Ibarra
Por Ricardo Llopesa

Luis Ibarra, esa voz paternal y amiga, al alcance de todos los


nicaragüenses de paso por la capital de Francia, se ha apagado con
la altivoz de esas antorchas olímpicas que terminan un maratón.
Realmente así fue su vida, como una maratón. Como el Caupolicán
de Rubén Darío, “anduvo, anduvo, anduvo”. Nadie que conoció
a Luis Ibarra hace diez años iba a pensar ahora que aquel hombre
de tanto caminar, de tanto bregar, andariego por naturaleza y por
destino, como si al nacer le hubieran rascado los pies con las uñas
de un pollo, de pronto, como un filme que se corta, se haya parado
en seco. Así, en seco, como quien se inmoviliza frente a otro, atónito,
y allí se queda, firme en el tiempo cuando la vida es más bella, en la
vejez; cuando el espíritu ha alcanzado toda su serenidad y hay más
razones para vivir. Porque Luis Ibarra siempre quiso vivir. Vivió para la
vida. Luchó por la vida. Por eso amó a Gandhi en silencio de oriental
siendo nicaragüense. Por eso escribió, después de salir de un campo
de concentración nazi donde estuvo encerrado casi tres años hasta
que los americanos liberaron a Francia durante la segunda guerra
mundial: “Jamás hubiera querido pasar en este continente esta
inmensa angustia por la vida y por la libertad”.
Por la libertad. He ahí el secreto de Luis Ibarra. Estuvo encarcelado
porque luchó por la libertad de los nicaragüenses en París, que es una
forma de luchar por la vida, cuando era Cónsul de Nicaragua Eduardo
Avilés Ramírez y éste se había marchado a Clermont-Ferrand, a salvo
sin ser cobarde ─porque de él falta saberse todo─, mientras Ibarra
que no era Cónsul todavía, quería salvar a los nicas y salvar sus ideas,
que eran su vida, su fe, como más tarde fue su pan. Y se quedó y lo
cogieron como a tantos otros, y esto siempre lo recordaba con honor
de héroe anónimo. Pero, como amaba la vida luchó, porque la vida
es lucha, y de eso Ibarra supo mucho. Vendió hasta hierros viejos por
las calles de París cuando no tenía para comer él ni sus hijos, mientras
por ese tiempo Onassis y muchos, especulaban lo que sería el gran
monopolio de hoy. Por eso Ibarra fue poeta y músico, y muchos no lo

14
quisieron por sus ideas. Decían que era comunista porque ayudaba a
todos los que necesitaban. Quizás por eso ha muerto, siendo Cónsul,
─patriarcal, consumado─, casi sin poder llevar el consulado que lo
mató en los últimos años, con un sueldo misérrimo, como dijo Carlos
Deambrosis, y sin querer darle el retiro el Gobierno, al que sirvió
haciendo Patria en el extranjero, donde también se hace porque
muchos no saben ni dónde está Nicaragua. Y Luis Ibarra tan solo pedía
lo necesario para morir tranquilo, mientras tanto, cuando ya casi ni
se enteraba de lo que pasaba en el mundo, se le recompensó con
una medalla de oro que años atrás le hubiera servido para empeñarla
porque siempre vivió hipotecado. Por eso al morir ─yo supongo que
mucho antes─ diría como el Caupolicán de Rubén Darío: “Basta”. Yo,
desde aquí, sólo le digo con palabras de Pablo Antonio Cuadra: “Tú,
peregrino, eterno andante, no tendrás descanso aquí.
Valencia, Julio de 1977.

15
El Presidente de Gaulle estrechandose
las manos con Luis F. Ibarra, en Paris.

En esta foto aparece el Encargado de Negocios de Nicaragua en París,


don LUIS FELIPE IBARRA MAYORGA, estrechando la mano del Presidente
CHARLES DE GAULLE, durante el banquete que en honor del Presidente de
Francia se llevó a efecto el 21 de febrero pasado en la “Casa de la Amerique
Latine”, con asistencia del Cuerpo Diplomático acreditado en París.

16
BOLETO DE IDA Y VUELTA

Envejecido en un Campo de
Concentración
Por HERNAN ROBLETO

Luis Felipe Ibarra se desvive por atendernos, tan cordial, tan


triste, tan sufrido. En vano trata de hacerlo sonreír la bonhomía de
Nacho Portocarrero, que con su gran compañera Conchita asiste con
nosotros. Luis Felipe es triste. Charles Henry ejecuta un preludio de
este compositor nica, inspirado en los días de cautiverio en un campo
de concentración establecido por los nazis. Se oye el toque de silencio,
la queda del horrible cuartel del prisionero, en el piano. Es el mismo
toque que escuchamos en la tristeza nocturna o al caer las paletadas
de tierra en una fosa, durante un funeral.
Esa es el alma de Luis Felipe. Ocupa para mayor compromiso
de este pobre hombre envejecido prematuramente, el puesto AD
HONOREM de Agregado Cultural de la Legación de Nicaragua en París,
que sólo le sirve para compromisos. El Gobierno de su patria no le da
ni para limpiar el traje negro de las ceremonias diplomáticas a que se
ve obligado a asistir. En cambio, tenemos en el extranjero a docenas
de becados, hijos de millonarios, que sólo van a pasear y que traen
flamantes títulos de expertos en generalidades…
Luis Felipe compuso ese responso antes de salir del campo de
concentración. Casi no quiere hablar de la tortura, porque se le revive
con sólo evocarla. Se lamenta de la ingratitud de un paisano de alta
posición, que lo comprometió en la fuga para que los nazis le echaran
el guante.
¡Pobre Luis Felipe! Es poeta, es músico, escribe cuentos y calla. Su
hijita de doce años, tímida, de ojazos claros, traza a colores una figura
de bailarina, de gran movimiento en su trazo infantil. Un “souvenir”
de Rolande Ibarra, para “monsieur Hernán Robleto, grand ami de mon
pére”.

17
Asistimos con Luis a una sesión del Ateneo Hispanista de París, para
la difusión práctica y el estudio de la lengua y la cultura hispánica. Es
Presidente de la agrupación un español de mucha cultura, gran señor
republicano, como la mayoría de los que pululan por París, desde los
que van a La Sorbona hasta los que se reúnen en el “Café Víctor Hugo”
con la nostalgia de su patria.
Se trata de una sociedad para difundir las lenguas extranjeras
en Francia; pero es la castellana la que atrae más público francés:
muchachas que admiran al pueblo vecino, estudiantes que lo
comprenden, hombres maduros de las profesiones y las artes.
Mientras hablan los conferencistas, toman apuntes hasta sobre la
rodilla. Cubren los cuadernos, inquieren, interrogan con persistencia.
Luis Felipe Ibarra habla en el Ateneo. “Monsieur le Profesor Ibarra”
se extiende sobre los poetas modernos de Hispanoamérica, como
producto cósmico y al mismo tiempo telúrico. Presenta una visión, un
telón de plumas multicolores, exóticas, ante los asistentes. Ahí está
Neruda con su inquietud. Y el mexicano Pellicer. Y el general uruguayo
Ubaldo Genta. La Ibarborou. La generación ecuatoriana. Sin faltar
el múltiple y permanente Rubén Darío, que vaticinó y todavía sigue
siendo precursor, entre el torbellino que ha sumido a muchos otros
poetas de todas las lenguas.
Hernán Robleto

18
¡Luis Felipe Ibarra!
Por EDELBERTO TORRES,
(autor de “La Dramática
Vida de Rubén Darío)

Tengo el nombre de Luis Felipe Ibarra en la nómina de una galería


de “Centroamericanos que yo conocí”, y aunque ésta sería una
ocasión oportuna para cumplir
el voto concebido, circunstancias
de esas que llaman superiores o
ajenas a la propia voluntad me lo
impiden. Sin embargo, no quiero
dejar de estampar en este fraternal
recordatorio, el testimonio de mi
afecto y admiración entrañados en
lo más abscóndito de mi ser. Pero
por lo apuntado hace un momento
apenas podré pasar revista de
los aspectos de su vida, tan
velozmente como la que permite
un tren expreso del paisaje que va
quedando atrás.
Luis Felipe Ibarra Mayorga
nació en Chinandega, Nicaragua,
en la navidad de 1890, fruto de
los cónyuges Licenciado Felipe
Ibarra Alvarenga y Eloísa Mayorga
Guerrero. Más de 30 años han
transcurrido desde el fallecimiento del Licenciado Ibarra, pero todavía
se recuerda que fue un puntilloso hablista y nadie ignora su tutoría
intelectual de Rubén Darío en los primeros años del poeta-niño.
El hogar Ibarra Mayorga acrecentó su dicha y los consiguientes
problemas con brotes filiales que fueron Clementina, Salomón, Luis
Felipe, Miguel, Leopoldo y Francisco. Sólo señalo como atributos

19
identificadores que Salomón fue periodista combativo en la juventud
y es autor del Himno Nacional de Nicaragua, laurel que orna su frente
y que lleva con legítimo orgullo. Francisco nació con vocación política
liberal a la que obedeció hasta que la muerte le dijo, basta (San José,
Costa Rica 1976). Y no continúo para garrapatear lo que apenas será
un Curriculum vitae de Luis Felipe.
Mi amistad con Luis Felipe Ibarra se inició en 1919 en el Colegio de
Varones de Managua donde servía la cátedra de francés. Su maestro
de primera enseñanza, Miguel Alvarez Saballos, vice-ministro de
Instrucción Pública lo nombró, siendo bachiller en Ciencias y Letras,
inspector del Instituto Nacional Central de Managua, y poco después
dispuso enviar una misión pedagógica a Bluefields, Departamento de
Zelaya, que ocupa casi todo el litoral atlántico de Nicaragua. La misión
la formaron Luis Felipe con el cargo de director de la Escuela Cristóbal
Colón de Blufields e inspector escolar de la zona; los compañeros
fueron los profesores de grado de aquella escuela. El inclemente
clima, el ambiente inculto, la mala administración local, que entre
otras deficiencias sufría de la irregularidad en la cancelación de los
salarios en un lugar en que el nivel de vida era más alto, obligaron a
los maestros a buscar otros trabajos, algunos en otros países, medios
más justos de subsistencia.
Luis Felipe tomó el rumbo de Costa Rica, en cuya capital, San
José, pronto tuvo amigos intelectuales: escritores, poetas, músicos,
pintores, escultores y gentes cultas del mundo social.
Como agente de ventas de la fábrica de máquinas de coser “Singer”,
adquirió un modus vivendi que lo liberó de las angustias económicas;
y además sirvió las cátedras de Lógica y Sicología en el Liceo de Costa
Rica en 1923.
Fue estimado en las tertulias de intelectuales y por entonces sintió
el impulso de creador musical y literario. Las huellas literarias están en
los rimeros de periódicos. Su dón musical fue más relevante y ofrecía
la singularidad que su inspiración no podía anotarla en el pentagrama
por la sencilla razón de que lo ignoraba. Era un compositor analfabeto
del pentagrama y las técnicas anexas. El profesor mexicano José
Santisteban Repetto, muy admirado como maestro Repetto, apreció
el dón rítmico de su joven amigo, y voluntariamente se ocupó de
copiar sus composiciones “Lynchesca” y “Canción de cuna”. Las dotes
musicales necesitaban ser cultivadas, y sus amigos acordaron solicitar
al presidente de Nicaragua, José María Moncada una beca para

20
que Ibarra fuera a estudiar al Conservatorio de Madrid. Firmaron la
solicitud todos los valores culturales de entonces en San José.
En el Liceo de San José, por iniciativa de su Director Luis Dobles
Segreda, se celebró una velada cultural en su honor. El maestro Repetto
ejecutó al piano las composiciones de Luis Felipe. Comentaron ese
acto los escritores Rafael Cardona, poeta; Moisés Vincenzi, filósofo
y profesor, Hernán Zamora, escritor y otros; en total 15 artículos y
tres páginas que el ilustre Joaquín García Monge le consagró en su
prestigioso “Repertorio Americano”.
Entretanto asistía a la tertulia “La Floralia” a departir con Otilio
Ulate, C. Rodríguez, Joaquín Vargas Coto, Antonio Zelaya, Manuel
Formoso, Julián Marchena, Jorge Volio, Rafael Cardona, Julio Padilla,
Belisario Lora, José Marín Cañas, Francisco Hernández, Rafael Hine
y otros como José Santisteban Repetto y señores Segura, Barquero,
Murillo y Solano.
Cuando Rafael Cardona decidió alejarse de su patria para buscar un
ambiente donde su poderoso estro poético pudiera desplazarse con
más amplitud, Luis Felipe, que en aquel momento sólo disponía de
150 dollars, los puso en manos de su amigo que no llevaba las suyas
apretando muchos billetes.
El comité auspiciador de la gestión de la beca que integraban Jorge
Volio, José Santisteban Repetto y Joaquín García Monge, recibió
noticia del acuerdo favorable y ellos organizaron un acto artístico para
despedirlo.
En 1930 salió de San José en compañía de Fernando Centeno Güell,
que iba a España a estudiar, y es hoy un doble valor científico y poético
de Costa Rica.
Luis Felipe empezó sus estudios musicales cuando la República
Española acababa de organizarse. No los terminó porque requerían
10 años y afloró en él el entusiasmo por la educación; y se incorporó a
la facultad de filosofía y Letras de la Universidad Complutense donde
los maestros lo apreciaron con dilección: Luis de Zulueta y Lorenzo
Luzuriaga, María de Maeztu, Pedro Salinas, Joaquín Barnés y Andrés
Ovejero. Los autores que consultó con más interés fueron Edmond
Claparéde, Hellen Key, Charles Baudouin, Luis de Santillano, Eugene
Devand, Korachens Steiner, Adolfo Ferriere, León Tolstoy, Thomas
Alexander, M. W. Delvenna y el músico Stravinsky.

21
De sus ensayos pedagógicos de entonces queda el titulado
“Escuela activa”, parte de una problemática que ocupaba la atención
de los educadores del mundo, y un artículo filosófico sobre el
“Existencialismo”.
La impresionante noticia de que la gran poetisa Gabriela Mistral
estaba en Madrid, movió sus pasos en su busca. No era ya fácil el
acceso a la famosa hembra de Letras, pero Luis Felipe al fin fue
recibido y tan memorablemente que desde aquel momento fueron
amigos y él, uno de los más apreciados por ella.
La guerra civil española que ya amenazaba a Madrid, lo hizo pensar
en trasladarse a Barcelona, y así fue, con el buen suceso de relacionarse
con el Instituto Montessori, cuyos cursos aprovechó; tuvo el honor de
conocer a la creadora de la escuela del niño, asistió a sus conferencias
y se convirtió en un gran entusiasta del célebre método creado por la
sabia italiana María Montessori.
Vencida la República española por la falange franquista con la
cooperación de Mussolini y Hitler, Ibarra tomó el tren para Valencia
y allí un camarote barato de un barco que a poco ancló en Marsella.
La meta era París, y en 1937 libraba una lucha por subsistir que se
prolongó por varios años. El francés que enseñó en Managua no
le permitió entender el francés de París y esto hacía más difícil la
adaptación inmediata y el logro de algo que hacer para subsistir.
Fue vendedor ambulante de zapatos, vinos, sin faltar el champagne
y otros artículos, y lo que contrastaba con esa vida diurna era su
actividad nocturna de estudio del idioma que ya le servía como medio
de comunicación y que quería ahondar por medio de los maestros de
la literatura francesa.
En 1937 el gobierno francés auspició la celebración del Congreso
Internacional de Enseñanza Primaria y Luis Felipe asistió como
delegado ad honorem. Al año siguiente fue honrado con la invitación
honorífica para visitar las Escuelas Montessori, y el siguiente año fue
huésped de honor de la Asociación Internacional Montessori y en ese
concepto tomó parte en el curso pedagógico de la Universidad de
Londres, obteniendo el Diploma de “Maestro Montessori”.
Lo que queda dicho nos enseña entre líneas que el vendedor que
se fatigaba buscando clientes en las calles de París no descuidaba
cultivar relaciones con personalidades y centros culturales.

22
El área de sus amistades se ensanchaba y lo que es llamativo es
el aprecio que conquistaba, y ha llegado el tiempo que decir que
ese nicaragüense era un hombre de menos que mediana estatura,
endeble, de tez blanca y ojos verdosos, hablaba en voz baja y
despacio, que a mí me desesperaba cuando me hacía oír un relato.
Todo lo contrario era moralmente, de hercúlea voluntad, su bondad
no tenía otro límite que la imposibilidad en el orden material, pero no
en el plano moral para hacer un bien; necesitado siempre de dinero,
era capaz de compartir lo poquísimo que tenía con otro más cuitado
que él; las pequeñeces humanas como la envidia, la mezquindad, la
difamación eran defectos extranjeros a su carácter.
Entre sus amigos que ya formaban una constelación de escritores y
artistas, el célebre cronista Eduardo Avilés Ramírez era el más afín por
connacional y amigo de la adolescencia. Avilés Ramírez desempeñaba
la representación diplomática de Nicaragua cuando estalló la segunda
conflagración mundial. La línea Maginot que garantizaba la seguridad
de Francia contra el invasor nazi, fue burlada, mirándola apenas de
soslayo los alemanes cuando se apoderaron de París.
El gobierno huyó a Vichy y con el cuerpo diplomático. Avilés
Ramírez encargó las atenciones consulares a Luis Felipe, quien
como todos los representantes de intereses extranjeros, tenían que
presentar semanalmente un informe a la oficina alemana del ejército
de ocupación encargada de los asuntos internacionales. Luis Felipe
olvidó cumplir esa obligación impuesta por el vencedor el día preciso
y lo hizo en día siguiente. El desacato mereció una ráfaga de injurias
del teutón y quedó marcado como un enemigo. Hubo otros menudos
incidentes que tuvieron como consecuencia la prisión de Luis Felipe
en una cárcel de Burdeos.
Ya estaba unido matrimonialmente con Marguerite Thibout, con
quien procreó a tres hijos, Luis Felipe, Janot y Rolande.
La familia vivía en una terraza y hasta allí llegaba semanalmente una
caja de alimentos que el profesor Leopoldo Ibarra Mayorga enviaba a
su hermano.
Sujeto a Consejo de guerra, no había cometido ningún delito contra
el Reich, pero fue enviado al campo de concentración de Copiégne y
después al de Clermont –sur-L´Oise. Como hada madrina la cultura
no lo abandonaba y en Clermont dictó una conferencia sobre “La
importancia de las lenguas vivas”. Suena a leyenda que aquel pequeño

23
y débil organismo, soportara la dureza del encierro, de los ejercicios
obligatorios para asegurar la disciplina de los reos y las torturas
morales.
Su hermano Salomón que fue su providencia en los años más
difíciles, batallaba en Managua por su libertad, pero en balde, por
que Nicaragua había declarado la guerra a Alemania.
Terminada la guerra, se reunió con su familia y recomenzó la ardua
lid del diario vivir.
Un primer augurio de que mejores días podrían llegar, fue el
nombramiento honorífico de delegado de Nicaragua y Costa Rica a
la primera sesión plenaria de la UNESCO, celebrada en París (1946).
A principios de este año la gran Gabriela Mistral paró en París y
Luis Felipe se apresuró a visitarla, le refirió su infortunio durante la
guerra y la poetisa no necesitó más para darse cuenta de la amarga
penuria que padecía su amigo. En seguida intercedió por él por medio
de una carta al Ministro de Nicaragua en París, Alfonso Argüello
Cervantes, quien transcribió esa carta al dictador de Nicaragua,
Anastasio Somoza García y escribió también al distinguido periodista
Juan Ramón Avilés, director de “La Noticia”, de Managua, para que
llevara al conocimiento público la triste situación del compatriota que
honraba a Nicaragua en París con sus trabajos artísticos y literarios.
Su hermano Salomón tuvo ocasión de ser eficaz, y por lo pronto Luis
Felipe fue nombrado Agregado Cultural de la Legación en París, pero
¡ad honorem! Dichosamente después fue nombrado, conservando
aquel cargo, Cónsul general.
Entonces multiplicó sus labores de varón de cultura. Leyó una
conferencia en La Sorbona sobre “El genio de una raza y la riqueza
de un continente”; la “Fedération des peuples latinoaméricaines” lo
aceptó como delegado de Centroamérica en su seno. En el Anfiteatro
de la Sorbona se clebró un hermoso festival que el Rector se dignó
patrocinar por iniciativa de Luis Felipe, en honor de los delegados
centoamericanos asistentes a la Tercera Conferencia de las Naciones
Unidas. Asistió como delegado de Nicaragua al Congreso Internacional
de redactores (1949).
Al lado de la fibra musical vibra otra poética, que se manifestó en
la prisión y fuera de ella. En 1947 dio a luz “Quelques vers au XXe
siécle”, versos de reflexión más que de inspiración, abonados por su
amor a Francia y a las causas humanas y en 1951 apareció el opúsculo

24
de poemas en edición bilingüe Douze chants, traducción de Claude
Couffon.
Su nombre era ya renombre y lo cristalizó el homenaje patrocinado
por las embajadas de Uruguay, Venezuela, Perú, Nicaragua, Ecuador
y Guatemala, al cual homenaje asistieron elementos representativos
de la intelectualidad latinoamericana e ilustres invitados franceses. El
elogio del homenajeado lo hizo el Dr. Raymond Ronze, nada menos
que director de la Asociación de Universidades y Grandes escuelas
de Francia, quien terminó declarando que “Luis Felipe Ibarra es una
gloria de Nicaragua en París”.
Como escritor bilingüe fue colaborador de las revistas “Europe-
Amérique Latina, “Les Amériques” y “Monde Latín”, su temática
en artículos y conferencias la ocupaban los valores intelectuales de
Centroamérica y América Latina, y, por supuesto, que Rubén Darío
ocupa el centro.
La fibra musical ya mencionada vibró en Madrid cuando allá
estudiaba, produciendo el “Nocturno”, inspirado en el célebre poema
de José Asunción Silva, y en París compuso una elegía a la muerte del
Presidente Kennedy, y una pequeña obra musical didáctica y original
sobre la enseñanza de la notación musical, que envió al Ministro
de Instrucción Pública de Nicaragua junto con el libro de pedagogía
Montesori, que, no hay qué decirlo, no fueron ni tomados en cuenta
por los analfabetos de la cultura de aquel Ministerio.
En junio de 1949 el gobierno de Nicaragua le encargó su
representación en la Conferencia Internacional de educación de
adultos en Elsener, Dinamarca.
Las cualidades humanas que engrandecían al pequeño ser físico de
Luis Felipe, se manifestaron en la actitud de acogedora simpatía con
que trataba a los latinoamericanos que llegaban a París, y es natural
que fueran sus compatriotas centroamericanos los que más buscaban
su consejo, orientaciones para triunfar o por lo menos adaptarse a la
vida parisiense.
Cuando el maestro Julián Carrillo, el ilustre músico mexicano
descubridor del sonido 13, llegó a París con el legítimo propósito de dar
a conocer su teoría y la música compuesta con base en ella, Luis Felipe
se compenetró de la novedad y al punto se contituyó en entusiasta
propagandista de ella. Condujo al maestro Carrillo al Conservatorio

25
de París, a la Academia Martinot, lo presentó a los maestros franceses
de la música de la hora; explicó a grupos de estudiantes de la original
música del ilustre mexicano, organizó reuniones para que él explicara
teóricamente y demostrara prácticamente su creación. Presentó el
caso anterior como síntesis del comportamiento de Luis Felipe, porque
los ejemplos qué contar son innumerables. Ese aspecto de la vida de
nuestro compatriota la sintetizó con justeza, exactitud y sinceridad
la profesora y compositora musical Madame Ginette Martinot Lazar:
Saludamos antes que nada aquí, la actividad constante que él dedica a
su país, a los de América Latina, así como también, a todos los demás
países del mundo. Gracias a él se han realizado muchos intercambios
artísticos y culturales. Cualquiera que llegue a París puede estar
seguro de encontrar una acogida calurosa y entusiasta. Los problemas
que cada cual le plantea, él los confía a su corazón y a su reflexión. Luis
Ibarra sólo tiene amigos”.
“Luis Ibarra sólo tiene amigos” y fueron tantos que sólo consultar a
la propia memoria comparecen Eduardo Avilés Ramírez, que le dedicó
tres crónicas consagratorias, pues la suya es pluma que consagra en lo
que le corresponde, al que toca. Pero de este modo no acabaría y hay
que optar por citar nombres no más: Alberto Zérega Fombona, Ventura
García Calderón, Carlos Deambrosis-Martins, Julián Carrillo, Juan José
Arévalo, Jaime Torres Bodet, Teodoro Picado, Ricardo Gallardo, Luis
Dobles Segreda, María Montessori, los maestros españoles ya citados,
los eminentes costarricenses también citados, y no olvidemos a los
ilustres franceses, G. Delpy, Olivier Guichard, Valerie Deyt, Gabrut
Biessy y muchos, etcéteras.
Cuando Luis Felipe sufrió prisión en Burdeos y pasó por un Consejo
de Guerra, como ya se dijo, el pastor alemán Capitán Bikel lo trató con
benignidad. Bikel sufrió cinco años de prisión después de la guerra
y un buen día recordó a su prisionero Luis Ibarra y lo invocó como
testigo de su conducta; el testimonio que envió fue favorable y tanto
que gracias a él fue absuelto y le escribió una conmovedora carta de
agradecimiento el 22 de marzo de 1952.
El 9 de noviembre de 1965 tuvo lugar el banquete ofrecido a Luis
Felipe en el Hotel Lutecia, que presidió y ofreció con cálido discurso
el señor Gabriel Biessy, presidente de la “Federación de los pueblos
latinos”, con motivo del próximo viaje a Nicaragua después de 35 años
de ausencia.

26
Un mediodía no terminaba de deglutir mi pan de exiliado en
México, cuando un señor llamó a la puerta, era un chofer, y dijo que
el señor Luis Felipe Ibarra estaba en el taxi y me llamaba. No acabé
de comer y me despedí de mi esposa, porque sabía qué tareas tenía
que realizar en el resto del día. Saludo breve, porque mi amigo no
era un emocional extrovertido, sino todo a la inversa, aunque los
quehaceres de su vida toda consagrada al bien y la cultura, era la de
un gran extrovertido. Las dolamas nerviosas y otras lo acosaban como
arpías, y entre ellas las cataratas, que por no recuerdo qué anexos
patológicos no podían ser extraídas, según la general opinión de los
muchos médicos que consultamos. Por gestión del licenciado Porfirio
Muñoz Ledo, amigo desde en París, que era subsecretario privado
del presidente de México, López Mateos, Luis fue internado en el
Departamento oftalmológico del Centro Médico, felizmente sin las
malas consecuencias que tenían otros oftalmólogos, pero tampoco la
de la recuperación de la visión plena.
Era Secretario de Relaciones Exteriores de México, el Lic. Antonio
Carrillo Flores, hijo del maestro Carrillo, el del sonido 13, él sabía cuál
había sido el comportamiento de Luis Felipe con su padre, y como
reconocimiento impartió las instrucciones conducentes al homenaje
que se realizó el 18 de junio de 1966 en la sala OPIC (Organismo de
Promoción de Cultura), dependencia de la Secretaría de Relaciones
Exteriores. La presentación la hizo el escritor José María González de
Mendoza, en representación de Jaime Torres Bodet, Secretario de
Educación Pública. La señorita Lolita Carrillo recordó los honores que
a su padre se ofrecieron en París por iniciativa de Luis Felipe. Fueron
ejecutados con instrumentos de cuerda Lynchesca, Nocturno y leídos
poemas de “Doce cantos al siglo XX” y finalmente el homenajeado
leyó algunas cuartillas de reconocimiento.
Después de un mes de permanencia en México, un seguro jet lo
llevó a Managua. El gobierno, los compañeros sobrevivientes y los
centenares de nicaragüenses que en París recibieron las efusiones de
su simpatía y generosidad, le dieron la sensación de que era profeta
en su tierra. El gobierno le concedió la Orden de Rubén Darío en el
grado de Comendador; la Municipalidad, la Orden del centenario de
Managua, y la Universidad la Orden Miguel Larreynaga. En el plano de
lo más justo y provechoso apenas obtuvo el aumento de su sueldo de
Cónsul a 500 dólares de los cuales restaba 100 para pagar al secretario
por tres horas de trabajo.

27
Hay una calle en París que ostenta el nombre de Nicaragua, por
disposición del Alcalde, señor Taittinger. Luis Felipe recordó esta
honrosa disposición y obtuvo que se le concediera la Medalla del
centenario de Managua con el acostumbrado pergamino, y en el
Consulado en París convocó una reunión para hacer la entrega de la
Medalla y pergamino al ex─Alcalde parisiense. Asistieron invitados
franceses y con flagrante demostración de incultura la mayoría
nicaragüense se dignó brillar por su ausencia, gran mayoría, pues,
apenas asistieron el escritor Hernán Robleto, el ingeniero Pablo
Dambach y Alberto Quintana.
La Asociación de antiguos combatientes de Francia le confirió el
honor de contarlo entre sus miembros y el Ministerio de Educación
Nacional, le concedió el nombramiento de Caballero de la Orden
de las Palmas Académicas “por los servicios prestados a la cultura
francesa”, según el acuerdo firmado por el Ministro Olivier Guichard,
el 7 de agosto de 1969.
En 1975, a pesar de todas las opiniones contrarias emitidas en
vista del deterioro físico que acusaban su cuerpo y su mente, dispuso
volver a visitar México, Nicaragua y Costa Rica. Se renovó el cariño de
sus amigos, pero su ser físico se negaba a responder a sus deseos de
visitarlos a todos. Permaneció en San José como un mes y otro tanto
en Managua. No pudo arreglar asuntos familiares pese a la buena
voluntad de éstos, porque se trataba de un cacho de tierra que le dejó
en herencia su hermana Clementina y el trámite legal era largo.
Vuelto a París la salud empeoró, sufrió una operación quirúrgica
delicada y por fin la inexorable hoz segó su vida el 6 de agosto de
1977.
Nicaragua nunca ha tenido en París un cónsul como Luis Felipe
Ibarra, aseguró el veraz cronista Avilés Ramírez y nicaragüenses de
su estatura moral hay que buscarlos con la lámpara de Diógenes. “La
inevitable corriente del olvido”, que dijo Rubén, arrastrará su caro
recuerdo de hoy, el que cultivamos cariñosamente sus amigos que un
día u otro transitaremos la misma senda post-mortem: pero mientras
el corazón palpite en nuestro pecho, las letras de su nombre sonarán
como notas elegíacas que nos dirán con reiteración penosa: LUIS
FELIPE IBARRA.
San José, Costa Rica, 25 de junio de 1981.

28
Canto No. 4

Ella
A Gabriela Mistral
en el Aniversario
de mi patria.
Ella,
que es
Eternidad,
Nada,
Todo.
Poesía: Ella,
Gabriela Mistral
disparada hacia el sur
sobre esta concha-nácar del pacífico
Chile,
cumbre,
nido de estrellas y de cóndores.
Ella,
cifra de oro,
rúbrica sideral,
sombra señera de los Andes,
sombra dulce del indio,
voz sabia y material.
Whitman, Rubén Darío,
Ella, Pablo Neruda
gemas y símbolos de un continente
esbelto y vertical,
pegado en ciernes del Planeta,
con un pan milenario siempre fresco:
el Maíz,
verdor y comunión de 20 pueblos,
pan de sol y de dioses.
Gabriela Mistral,
entraña de mi raza y de mi lengua:
yo te saludo en nombre de mi tierra
N i c a r a g u a.
Luis Ibarra
París, 15 de Septiembre de 1949.

29
Luis Felipe en compañía del gran Maestro
Julián Carrillo

Luis Felipe, en compañía del gran maestro mexicano, autor del Sonido
13 Julián Carrillo, de su Janot (ya fallecido) y de un periodista hispano.
(Casa de L.F.I. en París).

30
Lolita Carrillo habla…
“Sólo unas cuantas palabras, breves y sencillas, para saludar a Don
Luis Felipe Ibarra, paladín de los intelectuales de la América Latina
que llegan a París, lugar de residencia de tan distinguido maestro y
diplomático.
Larga es la lista de las personalidades que han recibido su admiración
y entusiasmo en los 35 años que lleva en Francia.
Basta conocer algunos de los nombres de sus amigos para valorar
la calidad de ellos. Entre los escritores: Gabriela Mistral, don Jaime
Torres Bodet, Germán Arciniegas, Pablo Neruda; y más recientemente
don Ignacio Morones Prieto y Porfirio Muñoz Ledo.
En cuanto a los músicos, debo agradecer muy profundamente
la amistad devota que don Luis le dedicó a mi padre muy amado e
inolvidable. Doce años hace ya que lo conocimos; (perdón por el
plural que siempre se me escapa como consecuencia de la constante
compañía que tuve con mi padre); y durante ese lapso, ya fuera por
carta, o personalmente cuantas veces visitamos París, su entusiasmo
por la obra del Sonido 13 fue a manera de lámpara votiva.
Hace pocos años, el 9 de Octubre de 1963, como fundador y
Secretario General que es de la Asociación Cultural de la América Latina,
formada por los diplomáticos de nuestro Continente acreditados en
Francia, don Luis honró a mi padre concediéndole el Gran Premio
de Música de la América Latina, asesorándose técnicamente para
ello, de un extraordinario comité formado por lo más relevante en
música como son las siguientes personas: Raymond Gallois Montbrun
Director del Conservatorio de París; Pierre Petit, Director de L´ Ecole
Normale de Musique; Georges Auric, Director de la Gran Opera; A.
M. Julien, Director General del Teatro de las naciones; Daniel Lesur,
Consejero Musical de la Radio-Televisión Francesa; la compositora
Magda Tagliaferro; tres críticos musicales, entre ellos Bernard Gavoty,
del “Fígaro” y Antonio Steves, compositor venezolano radicado en
París.

31
Hoy está don Luis Felipe de paso rumbo a París viniendo de su
patria, Nicaragua, donde fue justamente condecorado con las más
altas preseas por el Presidente de la República y por el Alcalde de
Managua.
Aquí sus amigos han querido hacerle sentir que aprecian y admiran
su gran personalidad y calidad humana y desean que su brevísima
estancia entre nosotros sea señalada con esta ceremonia debida a
la organización eficaz y entusiasta del señor Embajador don Miguel
Alvarez Acosta, Director del OPIC, y durante la cual oiremos algunas
de sus composiciones musicales, espontáneas y de fluida melodía, así
como sus versos, ya que un espíritu sensitivo como el suyo no podía
permanecer indiferente ante el llamado de las artes.
En recuerdo de mi padre que habría deseado hacerlo personalmente,
sólo quiero decirle con toda mi cordial amistad: don Luis Felipe, sea
Usted bienvenido a México”.
México, D. F., a 18 de junio de 1966.
Dolores Carrillo

32
Luis Ibarra Mayorga y
otras evocaciones
Por Carlos H. Corea
(La Prensa)

Hace días estuvo a buscarme en mi habitación don Rogerio Alonso


Rochi, y no encontrándome, me dejó una esquelita despidiéndose
para uno de sus tantos viajes al viejo continente, ha hecho tantos que
debe haber ya perdido la cuenta. Me dejaba también uno de los dos
libros que escribiera Luis Ibarra Mayorga, recientemente fallecido en
París.
Abrir la obra de Ibarra y recordar al viejo amigo, fue suficiente para
darme cuenta que le debíamos un recuerdo especial dando a conocer
al país quién fue este ejemplar y culto ciudadano, hijo de Nicaragua
pero completamente europeizado.
Fue a fines de la segunda década de este siglo, que hicimos
contacto con Luis Ibarra. Un grupo de muchachos acabábamos de
abandonar nuestras aulas de Secundaria en el Instituto Pedagógico,
por no querernos someter a un acuerdo de Instrucción Pública,
señalando para los Hermanos Cristianos solamente el estudio
para obtener el diploma de maestros normalistas, no podían dar
bachillerato, disposición que más tarde debía quebrantarse, pero
que en aquel momento, nos llevaba a buscar nuestra solución en el
Instituto Nacional Central. Ahí estaremos en contacto con elementos
de la talla del doctor Santiago Argüello, Miguel Ramírez Goyena,
Francisco Huezo, Abraham Alvarez, etc. Entre los jóvenes que se
trasladan al Instituto se encuentran Adolfo Solórzano Díaz, Eduardo
Narváez, más tarde destacado y hoy recordado médico de Managua,
Salvador Solórzano Bermúdez y otros más que sobresalieron con los
años en varias disciplinas. Nosotros no queríamos ser maestros. En
ese tiempo todavía el magisterio en el país era un “apostolado” y por
consiguiente, con muy pocas perspectivas de éxito en la vida.

33
Colaboraba en el Instituto como Inspector General Luis Ibarra,
joven de suaves modales, culto, callado pero cordial al mismo tiempo.
El Director del Instituto es el doctor Santiago Argüello, quien tenía
también a su cargo la enseñanza de literatura, autor él mismo de una
obra profundamente erudita sobre esa materia, y acababa de publicar
en esos años su “Canto a la misión divina de la Francia”, poema de gran
aliento que por circunstancia y mérito propio alcanzó gran resonancia
en aquellos días. La tierra de Hugo y de Charles Beaudelaire, se debate
desesperadamente en una lucha a muerte con los bárbaros, como les
llamó nuestro gran poeta. Hoy ha cambiado ese concepto que se tuvo
de la tierra de Goethe.
No quiero que pasen inadvertidos, entre los compañeros de
aquellos años, los nombres de Francisco Ibarra Mayorga, Pascual
Fonseca Mendoza y Juan Antonio Tijerino, más tarde casado con
la notable institutriz Mélida Medrano, progenitores que fueron de
destacados profesionales que han honrado al país.
Luis Ibarra, formado dentro de aquel ambiente debía salir de su
patria cuando cesaron las funciones del doctor Argüello, a quien
había nombrado el General Chamorro, en esa época ejerciendo la
Presidencia de la República, gesto de Chamorro digno de recordarse
ya que no le valió las ideas en oposición del magnífico poeta y literato,
para darle un lugar preponderante en la conducción de la juventud.
Luis Ibarra dirigió sus pasos a San José de Costa Rica, donde a fuerza
de estudio y superación llega a ocupar la posición de profesor de
sicología. Estudió también música y composición y se destacó como
pianista. Entre sus poemas musicales dejó su “nocturno” inspirado en
la conocida poesía de J. Asunción Silva y el “Cuervo” de Edgard Allan
Poe, acogidos con mucho éxito en San José. Aquí un breve resumen
del quehacer y la obra de Luis Ibarra Mayorga.
De Costa Rica sale para Europa. En Barcelona organiza un festival
en el círculo artístico. Estudia Pedagogía en la Facultad de Filosofía
y Letras de Madrid; inicia cursos de Psicología experimental en la
Sorbona de París, da conferencias en la Escuela Normal de Música de
aquella capital. En la misma Sorbona, en el anfiteatro Edgard Quinet
da charlas sobre la raza y las riquezas del Continente Iberoamericano,
organiza conferencias en el mismo honorable plantel, patrocina el
Congreso Internacional Montesori en París y dicta conferencias en
la Casa de la América Latina, es Consejero además y delegado de
Nicaragua ante la UNESCO.

34
En 1947 publica en francés “Quelques Vers au XXo siecle” y en 1951
“Douze Chants” con elogios de la crítica francesa. Dice de él ese otro
gran cronista nicaragüense olvidado de sus compatriotas, Eduardo
Avilés Ramírez: “La suya es obra pequeña pero selecta y tiene todo
el encanto íntimo de la música de Cámara”. Eduardo Avilés Ramírez
disputó un tiempo el cetro de la gran crónica con escritores de la
talla de Enrique Gómez Carrillo, etc. Refiriéndose a su música agrega
Avilés Ramírez: “es la mitad de su vida interior. Nadie como él conoce
las profundidades de Chopin, de Shuman, de Falla, de Debussy.
En música da conferencias en el anfiteatro de la Sorbona, como
ningún otro nicaragüense lo hizo en la historia, sobre los músicos
hispanoamericanos entre los cuales figuró el maestro mexicano Julián
Carrillo, quien fuera fraternal amigo de Ibarra”.
Ahora un aspecto dramático de su vida: estuvo internado por la
Gestapo nazi en un campo de concentración y lo que sufrió agrega
su conterráneo Avilés Ramírez, merece ser relatado en un libro.
“Generalmente los nicaragüenses ignoran ese terrible drama que
fortaleció el carácter de ese compatriota, que lo acercó a Dios y lo
doctoró en una experiencia incomparable e intransmisible”.
Muere este relevante nicaragüense después de haber ganado por
su sola capacidad y estímulo una serie de honores y distinciones que
honran a su país. Entre estas distinciones están las Palmas Académicas
de Francia ─Chevalier dé lórdre─, la Cruz de la Asociación de Antiguos
Combatientes (Croix de I´Association de Anciens combattants de
France) y en su país: Comendador de la Orden de Rubén Darío y de
don Miguel de Larreynaga.
Uno de los reconocimientos que más deben haberle llenado de
orgullo y satisfacción a Luis Ibarra Mayorga, es la carta del General
Degaulle en que entre otras cosas le dice: Vos poemes m´ ont paru
tres beaux et emouvants, notamment ceux qui révélent le part que
vous avez prise aux épreuves de la France (vuestros poemas me han
parecido muy bellos y emotivos sobre todo aquellos que muestran la
parte en que habéis participado en las pruebas de Francia).
Verdad que merecían destacarse estos hechos en la vida de un
compatriota que como Luis Ibarra Mayorga fue un valioso hijo del país
en muchos aspectos, quien se mantuvo siempre dentro de una gran
modestia como corresponde a todo valor positivo que rehuye todo
lo que es superficial que, como sabemos, nada agrega a la verdadera
personalidad.

35
Le Dr. Luis Ibarra attaché culturel
Prés la Légation du Nicaragua en France
Le professeur Luis Ibarra, un des
plus dévoués collaborateurs de
notre revue, vient d´etre nommé
Attaché Culturel de la Lagation
du Nicaragua en France. Ancien
éleve de la Faculté de Philosopie et
Lettres de Madrid, il a représenté
son pays dans de differénts congres
internationaux, en Espagne, á
Londres, au Danemark et á París.
Mais, á vrai dire, le professeu
Ibarra représente, spirituellement,
I´Amérique centrale en France.
Pendant son séjour en Europe il a
organisé différents festivals non
seulement pour le prestige de son pays, mais pour celui de I´Amérique
Latine.
Dernierement, il organisa, en collaboration avec le groupement
des Universités el grandes Ecoles de France, un Festival dans le grand
Aphithéatre de la Sorbonne, en I´honneur des délegations centre-
américaines á I´O.N.U. Ce festival, comme celui de I´Ecole Normale de
Musique, en 1939, a été couronné d´un gran succes.
“Europe-Amérique Latine” rend un juste hommage á ce grand
nicaraguayen qui travaile avec amour et courage au resserrement des
relations entre la France et I´Amérique centrale.

36
Que el Gobierno haga pronto
lo que pide Gabriela Mistral

LUIS FELIPE IBARRA MAYORGA, ilustre joven nicaragüense, tal como ha


quedado, casi como un anciano, después del horrible cautiverio que sufrió
a manos de los alemanes en Francia, fotografiado el 13 de enero pasado
en el Hotel Bristol de París, con la gloriosa GABRIELA MISTRAL, quien ha
pedido a Nicaragua que salve la vida de Ibarra Mayorga, sacándolo pronto
de Francia. Enero de 1946.

37
De “La Noticia”
Varias distinguidas personas estuvieron ayer a manifestarnos que
la carta publicada en LA NOTICIA en la que Gabriela Mistral pide al
Gobierno de Nicaragua, que saquen lo más pronto posible de Francia
al gran artista y profesor nicaragüense don Luis Felipe Ibarra Mayorga,
ha despertado mucho interés en los sectores artísticos y sociales del
país, esperándose que el Gobierno preste pronta atención a la solicitud
de la insigne Gabriela Mistral en favor de nuestro compatriota Ibarra
Mayorga, quien es merecedor de todo lo bueno que se pueda hacer
en su favor, no solo por su talento artístico, sino porque durante la
ocupación alemana en Francia fue víctima de especiales tormentos de
parte de los verdugos nazis.
Se habla de hacer veladas para allegar fondos, pero eso es tardado.
Sólo el Gobierno puede hacerlo pronto, como Gabriela Mistral lo pide
a Nicaragua.

38
POSTAL DEL GRAN DARIANO

JOSE JIRON TERAN


Querido Salomón:

El fallecimiento de Luis, no sólo enluta a ti y a tus familiares sino que


también a todos los amigos de ustedes, entre los que tengo el honor
de contarme. Luis no sólo fue un inspirado poeta, donoso escritor
y artista del pentagrama, sino que también un patriota y un mártir
que sufrió los rigores de la Gestapo en campos de concentración
alemanes, por su posición de diplomático nicaragüense en París.
Todas estas humillaciones y vejaciones no se las supo corresponder el
Gobierno de Nicaragua, él fue digno de mejor suerte en ese sentido,
¡qué le vamos a hacer! Así es la humanidad, ingrata con sus buenos
hijos. Dios lo tenga en su gloria y haya escogido para Luis el mejor de
sus paraísos.
Cuando estuve en París, me hizo el honor de ser mi cicerone, me
llevó a los Jardines de Luxemburgo, admiré el monumento a Verlaine,
la estatua que sirvió de modelo al escultor que hizo la estatua de la
Libertad de New York, me explicó él, si la memoria no me falla, que
era una campesina rumana en estado de buena esperanza, me llevó
a librerías y a otros centros de cultura, anduvimos en el metro donde
él se desempeñaba como un jovencito de quince años, parecía que
volaba bajando esas gradas, lo mismo hacía al subirlas, almorzamos
juntos algunas veces y una vez lo hicimos en compañía de una española
que se llamaba Elvira, fuimos a visitar al Hotel Lutecia a Alberto Zérega
Fombona, con quien hablamos de Rubén Darío y el que me dijo que
tenía una casa llena de libros, ¿Qué se habrán hecho? Me presentó a
Julián Carrillo y a su hija Lolita, este músico famoso me dijo que ya le
estaban haciendo grabaciones del sonido 13, que él había inventado
y por el cual había sido atacado duramente por Luis A. Delgadillo. A
Avilés Ramírez, no lo pude conocer, a pesar de que llevaba una carta
de presentación de Santiago Sandino Alvarado, primo hermano del
General Sandino, porque residía en una provincia y en esos días no
llegó a París. En el consulado hice dos paquetes de libros que había
comprado en Madrid y en París, y él me acompaño a depositarlos al

39
correo; en su residencia nos tomamos algunas copitas de vino y tazas
de café, todo esto me lo ha rememorado la partida sin retorno de
nuestro querido e ilustre Luis, cuyo recuerdo será imborrable.
Algo que me enseñó Luis con orgullo fue su título de Profesor de los
Sistemas Pedagógicos de Madame Montessori, también me mostró la
música que había compuesto al “Nocturno”, de José Asunción Silva.
Abrázate con cariño y estimación, tu afectísimo amigo,
José Jirón
(León, Nicaragua, Agosto 24 de 1977).

40
Los “Cuadros Musicales” de Luis Felipe comentados por
el Profesor Víctor M. Zúniga, gloria Nicaragüense,
y que fueron ignorados por su Gobierno

Managua, 5 de Mayo de 1955

Sr. Br. don Mauricio Pallais Lacayo,


Presidente del Consejo Técnico
del Ministerio de Educación Pública,
Presente.
Muy señor mío y amigo:
He examinado con acucioso interés los Cuadros Musicales del
Profesor nicaragüense don Luis Ibarra, y me es grato referirme a ellos
de la manera siguiente:
1º.─A mi juicio, los Cuadros constituyen un valioso aporte a la
cultura nacional por su magnífica presentación y excelente contenido
pedagógico;
2º.─Todos ellos, desde el primero al último, están escritos en
forma sugestiva y novedosa, como para despertar en los alumnos
entusiasmo y atracción hacia los conocimientos de la música;
3º.─Siendo como son dichos Cuadros una verdadera guía para el
profesor en el difícil arte de enseñar por medio de figuras el orden
natural de los sonidos, y su valor, el Ministerio de Educación Pública le
haría un gran bien a Nicaragua si los adoptara como el método oficial
más comprensivo para el aprendizaje musical en todas las escuelas
del país.
4º.─Los Cuadros de la referencia, 35 en total, que ahora le devuelvo
y que Ud. puso en mis manos para su estudio, denotan en quien tuvo
el genio de concebirlos y la paciencia de elaborarlos, no sólo sabiduría
en la materia sino también profundo amor y devoción a la enseñanza
de la música.

41
5º.─Por el mérito indiscutible de esos Cuadros Musicales, me
permití elaborar el plan adjunto para el desarrollo de los mismos en
los centros de enseñanza de la República.
Con mis agradecimientos por la confianza de haberme escogido, a
pesar de mis modestas aptitudes, entre los dictaminadores sobre el
trabajo de la referencia, me es grato suscribirme como su atto., S. S.
y amigo,
Víctor M. Zúniga
Nota: Copia de estos cuadernos están en posesión del hermano de
Luis Felipe, Salomón Ibarra Mayorga.

***

Ecole D´art Martenot


Neuilly, le 13 Juillet 1954
Querido Profesor Ibarra:
Es con vivo interés que tuve conocimiento de sus cuadros
concernientes a la educación musical.
Ellos son la mayor parte muy sujetivo, y que pueden contribuir a
la enseñanza viva de una teoría generalmente muy abstracta para el
niño.
Creo que dichos cuadros pueden ser empleados con no importa
qué método de enseñanza musical.
Anhelo mucho éxito para ustedes y le ruego mi querido profesor
aceptar los sentimientos más cordiales.
Maurice Martenot

42
Montessori elogia a Luis Felipe
17 de Septiembre de 1970

Excmo. Sr.
Don Ernesto Matamoros Meza
Embajador de Nicaragua
ROMA.
Excelencia:
Agradezco mucho la participación que tuvo el Cónsul General
de Nicaragua en París, Profesor Luis Ibarra durante el Congreso
Internacional Montessori que tuvo lugar en Roma del 11 al 15 de
Septiembre de 1970.
El Profesor Ibarra supo honrar a la República de Nicaragua con
su conferencia que fue apreciada altamente por las autoridades
italianas y todos los profesores italianos y extranjeros que figuraron
en el programa del citado congreso, el cual fue patrocinado por el
Presidente de la República Italiana.
Ruégole transmitir a la Presidenta de su país, doña Hope Portocarrero
de Somoza, esta distinción y hacerle saber que le enviamos sellos,
fotos y documentos para que figuren en la Casa del Niño, que será
fundada oportunamente por la primera Dama de Nicaragua.
Agradeciéndole especialmente el envío que por el digno medio
de usted hacemos llegar a las autoridades representativas de su
gobierno, me es grato suscribirme de su excelencia, muy atento y
seguro servidor.
DR. MARIO MONTESSORI,
Director General de la Asociación
Internacional Montessori.

43
“Ni la Justicia tardía de los Hombres”
Pudo conmover su Espíritu
Querido Salomón:
Tarde, por falta de tu dirección, te escribo estas líneas para
sumarme al duelo familiar por la muerte de nuestro Luis Felipe, que
tanto hemos sentido en mi casa, que es la tuya y la de los tuyos.
Muere lejos de la Patria, que ni la ingratitud ni el infortunio
pudieron arrancar jamás de su corazón. Para quienes lo quisimos bien,
su recuerdo será intemporal y eterno, como el París donde reposa. Era
oro de pura ley, por encima del barro miserable. La justicia tardía de
los hombres ni siquiera pudo conmover su espíritu, rendido ya por
las mil batallas que libró por Nicaragua y por sus amigos. Su ejemplo
de humildad, de estoicismo, de apasionada entrega al servicio de sus
semejantes, perdurará por siempre. Paz y gloria para él.
Agradezco ahora el envío de LA CANCION DEL AUSENTE, el
emocionado poema que dedicas a nuestro común amigo Eliseo
Pérez Cadalso. Es como el himno nacional del exiliado. Tú sigues el
consejo del Maestro Rubén sobre las Musas… Y Tegucigalpa, el nido
de palomas que decía el poeta, sigue inspirando tu mejor poesía.
Un abrazo cordial y afectuoso,
PEDRO J. QUINTANILLA
Managua, 27 de Octubre de 1977.

44
VIDAS HEROICAS EN PARIS

Se nos fue en Silencio


Luis Felipe Ibarra
Por Carlos Deambrosis-Martin
(La República, San José, C. R.)

¿Quién no conocía entre los hispanoamericanos de París, y sobre


todo, los estudiantes que tanto le deben a ese nicaragüense, que
había convertido su modesta casa y, más tarde, su consulado, en
un refugio para albergar a la juventud estudiosa que aterrizaba en
París sin medios para subvenir a sus más indispensables necesidades,
techo y comida?
Ibarrita, que había hecho en Managua y en San José de Costa Rica,
su Normal y su Conservatorio y que más tarde, en París padeció de
esa hambre de que habla Knut Hamsun en su novela que lleva el
mismo nombre y que mereció el premio Nóbel en 1920. En una prosa
muy poco conocida de Gabriela Mistral, habla que había conocido en
París, compatriotas suyos “muchos mozos enloquecidos de soledad
y miseria” y los contemplaba “con una pena tierna, como se ve la
oveja que va al matadero”. Suponemos que ese fue el caso del poeta
bilingüe, del músico, del maestro Ibarra en sus primeros años de París.
Se casó más tarde con una compañera belga, teniendo varios hijos
que mantener.
Cuando estalló la 2ª. Conflagración mundial, y las Repúblicas
Centroamericanas, rompieron sus relaciones con Alemania, seguida
de declaración de guerra, los nicaragüenses fueron internados hasta
el fin de las hostilidades. Para mantener su familia, sin recibir ayuda de
nadie, Ibarra tuvo que hacer faenas domésticas sirviendo a prisioneros
hispanoamericanos que recibían de fuera dinero para suavizar su
existencia de cautivos. Gracias a este trabajo humilde, Ibarra pudo
enviar algunos centenares de francos para cubrir lo estrictamente
para comer.

45
Firmada la paz, este hombre sufrido y poco alimentado, se gastó
las suelas de sus zapatos caminando por todo París, tratando de
ganarse la vida a fin de mantener a su esposa y a sus niños pequeños.
Entiendo que daba algunas lecciones y hacía traducciones del español
al francés, y viceversa. En ese entonces, conoció a Gabriela Mistral
y en la primera Conferencia Internacional de la Unesco, en 1946,
representó a Costa Rica, a título honorífico como fue mi caso con
Guatemala.
Los nicaragüenses comenzaron a llegar a París y encontraron en
su compatriota el ángel providencial; incluso lo vi cargando maletas
y facilitando la estancia de muchos que no conocían idiomas y que
no podían tampoco pagar intérprete o guía para llevarlos a conocer
París. Muchos usaron y abusaron de ese hombre bueno y generoso.
Su generosidad, su humanidad y su gran corazón, lo llevaron a
transformar su modestísima casa, y mucho más tarde, el amplio piso
de su consulado en verdadero albergue, en refugio para los estudiantes
nicaragüenses que se encontraban sin fondos para proseguir sus
estudios. En fin, más tarde todavía, su popularidad en París era el
comentario de todo el estudiantado; ya no se limitaba a Nicaragua,
ni a toda Centroamérica, sino que bastaba ser un hispanoamericano,
para que Ibarra y la familia, les ofreciera hospedaje y comida. Ibarra
recordaba los años en que se le cerraban las puertas, que nadie le
ofreciera ayuda. De estos años, en el Campo de Concentración, su
salud fue alejándose de su cuerpo, y todos lo vimos siempre enfermo,
el estómago destrozado de haber padecido tanto de restricciones y
trabajos forzados. El Gobierno terminó nombrándolo Cónsul General
y Agregado Cultural de la Embajada en París. Recibía un sueldo
modesto, pero que le permitió mantener discretamente a su familia,
y continuar su admirable oficio de San Vicente de Paúl. Llegó a tener
poderosas relaciones, pero tuvo la dignidad de no hablar nunca de
sus modestos ingresos. Son de los que callan, como dijo el maestro
Rodó en una magnífica prosa marmórea. Grande amigo de Torres
Bodet y de la divina Gabriela y del Alcalde de París, sufrió en silencio
y gozó del placer de dioses: socorrer a los más necesitados que él.
Hombre admirable se ha marchado en puntas de pie, como el Angel
del Evangelio. Ojalá el Gobierno cubra una pensión a la esposa y
compañera de este humanista de verdad, que honra al país y a
Centroamérica.
Graves duelos en el seno de su propia familia, terminaron por
vencer la resistencia de ese cuerpo moral y físicamente agotado por los

46
combates de todo género tuvo que enfrentarse en el curso de su vida
y que, a despecho de todos los golpes que recibió, mantuvo su puerta
abierta para recibir en sus brazos a todos los hispanoamericanos que
venían a pedirle asilo. La señora de Ibarra compartió dignamente su
calvario, convirtiendo la casa de Nicaragua en hogar de todos los que
hablaban el castellano. Durante la larga enfermedad del marido, fue
ella, la esposa, quien se ocupó personalmente, de los asuntos del
Consulado, y prestar los mismos servicios oficiales y privados, como
lo hacía, con idéntica competencia, el jefe de familia.
Pocas semanas antes de su muerte, tan sentida ahora, en
París, el embajador le trajo personalmente a su residencia, la alta
condecoración otorgada por el Jefe de Estado.

47
Síntesis de opiniones sobre
Luis Felipe Ibarra.
De Julián Carrillo (Creador del sonido 13). (25 de Abril de 1955)
“Acabo de regresar de París, donde llegué con el fin de dar a conocer
mi teoría musical revolucionaria, basada en el ´Sonido 13´. Su preciosa
colaboración le colocan como una personalidad de vanguardia”.
Del señor Jaime Torres Bodet (Ex – director general de la UNESCO),
23 de Enero de 1950: “Sus palabras sobre la labor de comprensión
y de paz que incumbe a la Organización Internacional que tengo la
honra de dirigir, son para mí estímulos preciosos por los que deseo
expresarle todo mi reconocimiento”.
Del señor Teodoro Picado (Ex – Presidente de Costa Rica), 6 de
Febrero de 1959. “Acompaño a la presente el editorial que escribí
sobre los notables discursos que Ud. pronunció sobre la “Federación
de los Pueblos Latinos”; es realmente una pieza maestra desde el
punto de vista filosófico, social y económico”.
De Gabriela Mistral, 1951. “Mucho ignora Ud. de mí, mucho… Ud.
sabe que le quiero mucho; si le tuviera cerca, conversáramos días y
días de las cosas que a mí me importan tanto como a Ud.; pero se le
ha ocurrido a mi Luis Ibarra volverse francés y quedarse allá”.
Del Comandante de la prisión de Burdeos. (Capitán F. Bickel). “Me
siento muy feliz de comunicarle la siguiente noticia: El 26 de Febrero
de 1952, el tribunal militar de Burdeos me ha absuelto, habiendo
reconocido mi inocencia. Entre las personas que atestiguaron en mi
favor, es a Ud. a quien debo mi libertad completa y el haber escapado
a la pesadilla que sufrí durante 18 meses”.
De María Teresa Eyqueme (Jefe de la sección de deportes del
Ministerio de la Educación Pública. (Homenaje a Luis Ibarra, en la
Casa de la América Latina durante una soirée poética). 1951: “Creo
que muy pocos poetas como Luis Ibarra, pueden ser elogiados por
franceses y latinoamericanos, pues su obra tiene parentesco con lo
que es auténticamente francés y de Hispanoamérica”.

48
Del señor Carlos Deambrosis Martins. (Delegado permanente de
Honduras en la UNESCO) 1951. “El autor de esta crónica, hombre
también de América, se permite hacer un llamamiento especial para
poner de relieve una vez más la figura de Luis Felipe Ibarra, orgullo
de todos nosotros. Ibarra se sacrificó por su patria como muy pocos
hispanoamericanos lo han hecho por la suya. (Soy testigo de que pasó
tres años en un campo de concentración, cerca de París. Después
de la liberación de Francia, él tuvo que luchar, sin la ayuda de nadie,
durante doce años en las calles de París, ganándose el pan de cada
día y haciendo al mismo tiempo obra de cultura en diferentes centros
de la capital: tres veces en la Sorbona, tres en la Escuela Normal de
Música, media docena de veces en la Casa de la América Latina, en el
famoso café Voltaire. En la Escuela Martinot, en el Instituto Pedagógico
y habiendo representado en la UNESCO a Nicaragua desde 1946 hasta
la fecha”).
Del señor A. Coué. (Chateau de Comarsac). Marzo 1963. “Quiero
darle las gracias, por esta nueva prueba de su eficaz amistad. La
rapidez de sus gestiones para buscar la persona que buscaba, hacen
de Ud. un verdadero hechicero. Tengo muchos deseos de conocer su
país que produce hombres de su talla”.
Del General Charles de Gaulle (Presidente de la República
Francesa). 17 de Enero de 1969. “Considero sus poemas muy bellos
y emocionantes, sobre todo aquéllos que revelan su participación en
las duras pruebas de Francia”.
De la educadora nicaragüense Josefa Toledo de Aguerri. “Le escribo
con mi propia mano para que usted vea que escribo derecho. Le envío
un recuerdo de la patria para decirle que esta anciana va a cumplir
pronto 94 años. Mucho deseo ver a usted antes de la inevitable
partida. ¿Vendrá usted a Nicaragua? No sea ingrato, venga usted, mi
inolvidable y fiel amigo, usted prestigia a nuestra patria en el exterior”.
De la señora Riedel, Secretaria de la “Asociación Internacional
Montessori”: “Me siento feliz de aprovechar esta oportunidad para
expresar al señor Ibarra cuánto le debe la Asociación Internación
Montessori, por el interés, el aprecio, el apoyo que el señor Cónsul
siempre llevó a la actividad del Método a través del Mundo.

49
Boceto de mí Padre
Con la primera luz de Mayo
tu primer aliento sobre el mundo,
viejo aguerrido de recio tuétano
y sangre vasca.

Bien te recuerdo,
fiero de tu paciencia,
el corazón al hombro
y el Misal de la Real Academia,
batallando,
ululando,
por la Justicia y la Lengua Materna.

Loco de casticismo,
tu Dulcinea cervantina
te convertía en Caballero Andante
para romper tus lanzas
contra todo bellaco del idioma,
bachilleres, doctores, generales,
prelados y palurdos comadreros
de tu estirpe.

El dólar,
señor sin lustre ni abolengo,
empeñan nuevas armas
bajo el cielo de américa.

Luis Felipe Ibarra

París, 21 de abril, 1960.

50
Evocación a Luis Felipe
Era ya un hombre tan débil y delgado, que sus amigos temíamos
que el aire de París se lo pudiera arrastrar cuando echábamos
una caminata con él por los Campos Eliseos, conversando sobre la
lejana Patria tan digna de mejor destino. Pero el profesor Luis Felipe
Ibarra metido en su abrigo negro y con su sombrero de borsalino y
una elegante bufanda que le protegía el cuello, gustaba de afrontar
aquellas fuertes rachas de viento, que él decía le traían efluvios de
su juventud, vivida intensamente en la vida bohemia y cultural de la
Ciudad Luz, donde llegó a ser una verdadera reliquia e institución de
los cenáculos artísticos y literarios latinoamericanos.
_____________
IBARRITA le decían sus amigos más íntimos a éste gran ciudadano
nicaragüense que desde 1929 se ausentó de la Patria, la cual vivió
añorando y dignificando hasta que Dios cerró sus ojos en el viejo y
destartalado Apartamiento en que nicas de toda categoría recibieron
el afecto y el servicio paternal que él brindó durante varias décadas
como Cónsul General en París, pero más que todo como un amigo
que se prodigaba en favores y bondades. Para nosotros siempre fue
el Profesor Luis Felipe Ibarra, un nicaragüense patriota como pocos
que pasó sacrificios indecibles en los campos de concentración de
los nazis con tal de no abandonar su puesto de combatiente por la
democracia pisoteada, en defender la cual sólo el General DeGaulle
no desmayó en Francia a la hora de la derrota. El General DeGaulle,
amigo personal del Profesor Ibarra, fue uno de los que premió con
pergaminos y frases de elogio, todo cuanto padeció don Luis Felipe en
las horas más amargas de la Francia Inmortal, con la cual estuvo tan
identificado hasta su muerte reciente.
_____________

51
Luis Felipe Ibarra fue un nicaragüense, un centroamericano que
le dio timbre al área morazánica como funcionario consular, y más
que todo como artista exquisito. En el campo de la música fue íntimo
amigo del Profesor Carrillo, el autor del Sonido 13, que revolucionó la
música; él a su vez era autor de Sinfonías como la luctuosa que dedicó
al ex – Presidente John F. Kennedy, y que ejecutó para un grupo de
nicaragüenses, dedicándola al Agregado Cultural de la Embajada
norteamericana, amigo personal suyo. Allí no sólo escuchamos
la música selecta del Profesor, sino que también estaban algunos
profesionales nicaragüenses que se educaron en París, por quienes
nos enteramos de la admirable generosidad del Cónsul Ibarra, quien,
les regalaba los licores, cigarrillos, etc., que de vez en cuando lograba
conseguir por sus funciones de agente comercial. Ibarra lo daba todo,
se entregaba a sus amigos y compatriotas. Además, desde que salió
de los Campos de Concentración comía como un pajarito, aunque no
sin tomarse una pequeña dosis aperitiva de Campari.
_______________
Cuando evocamos todo cuanto hizo por la Patria este nicaragüense
ilustre pero incomprendido, nos acordamos de los rifirrafes amistosos
que sostuvimos con él cuando nos quería imponer su acerado
carácter para hacer y disponer de nuestra estada periodística en París,
donde nos desplazábamos en un enorme carro que le había dejado el
Embajador Sevilla Sacasa, tras cumplir una misión ante la Unesco. Ese
armatoste era alimentado con cupones de gasolina que tenía en su
poder el señor Cónsul, y los cuales no eran para comprar galones sino
litros. De manera que el automóvil se paraba en plena Ciudad Luz,
mientras el chofer de Ibarra, un desterrado español, quien le trabajaba
por la alimentación, iba con los cupones de litros a presentarlos a la
gasolinera más próxima. Nunca quiso que nosotros compráramos
gasolina para llenar el tanque si era preciso su actitud era inflexible
en consumir la gasolina por litros haciendo uso de sus pocos cupones.
Con el admirado y querido profesor, con quien nos reconocimos
como parientes, sólo convenimos en una cosa muy sencilla: Que cada
vez que íbamos a algún restaurante donde él se alimentaba de ensalada
de lechuga con tomates, le recordáramos no dejar su carpeta, pues
como hombre olvidadizo siempre tenía que pasar a recuperarla por
los sitios que frecuentaba y en donde los dueños ya sabían que había
que guardársela. “Amigo Abaunza, nos decía, usted es un hombre
demasiado serio en este ambiente parisino donde andan sueltos los

52
demonios mundanos; no se olvida ni de recordarme la famosa carpeta
donde guardo mis documentos oficiales y particulares”. Todo esto lo
decía con una sonrisa de niño agradecido. Que descanse en paz el
Profesor Benemérito, que fue grande de espíritu y tuvo el acierto
de pasar modesto y casi inadvertido en su vida tan llena de buenas
acciones.
________________
Síntesis: Evocamos al Profesor Ibarra con devota y sincera amistad…
DR. RODOLFO ABAUNZA SALINAS
(Director de “El Centroamericano” de León, Nicaragua).

53
Salutación a Don Luis Felipe Ibarra
El poeta Juan Ramón Jiménez se decía “andaluz universal”. Bien
podemos llamar a LUIS IBARRA MAYORGA “nicaragüense universal”,
no por lo que del mundo conoce, que no es poco, sino porque desde
hace tres docenas de años que reside en París, que es a la par cerebro
y corazón del orbe, donde todo lo importante para la humanidad
repercute, cuando no tiene allí su origen. Como estudiante ─becado
fraternalmente por Costa Rica─, después como profesor, más tarde
como delegado ante la UNESCO, ahora como Cónsul General de
su hermosa patria Nicaragua ha sido y es guía y protector y amigo
de cuantos se le acercan en solicitud de información, de consejo
o de apoyo. Y no sólo a sus compatriotas favorece su altruismo a
innumerables hispanoamericanos ha orientado su cabal conocimiento
de la vida parisiense; a no pocos ha ayudado su generosidad.
Con muchos mexicanos le liga cordial amistad; ejemplar fue la
que le unió a un mexicano insigne: el Maestro don Julián Carrillo.
Las relaciones del señor Ibarra en los medios artísticos franceses
facilitaron la preparación de los actos públicos en que el excepcional
innovador dio a conocer triunfalmente sus asombrosas, bellísimas
creaciones, que amplían el dominio de la música hasta el límite de las
posibilidades. Hizo más Luis Felipe: hizo “valiosísimas gestiones” ─son
palabras del Maestro Carrillo─ para apoyar, en 1965, la candidatura
de nuestro genial compositor al Premio Sibélius, de Finlandia; y no
fue la menor de esas gestiones lograr la adhesión del Director del
Conservatorio Nacional de París.
Músico intuitivo es el mismo, y sus obras han sido aplaudidas en
Europa y en América. Citaré los encomios de dos notables escritores
costarricenses: don Rafael Cardona alaba “el carácter honde de su
melódica espiritualidad”; y don Emmanuel Thompson ha definido su
música con frase casi rubendariana: “suave, sentimental y evocativa”.
Sobresalen las composiciones que interpretan poemas de intenso
contenido emotivo, tal el hermosísimo Nocturno de José Asunción
Silva: subliman la intensidad lírica de los versos, prolongan el poema,
lo completan con una nueva dimensión.

54
En el campo de las letras cultiva nuestro amigo el grato jardín de la
lírica. Los más de sus poemas han sido traducidos al francés.
Especial mención merece cuanto ha hecho para acrecer la gloria
de Rubén Darío. Ha usado un poco el concepto, podría decirse que es
hermano espiritual de él, dado que su progenitor don Felipe Ibarra,
fue en la ciudad de León maestro de letras del niño Félix Rubén
García Sarmiento. Elevadamente honró Luis Felipe, en París, ─de ello
fui testigo─ la memoria de otro ilustre poeta nicaragüayense, con
nosotros vinculado por larga permanencia, y allí fallecido: Salomón de
la Selva. Fiel es siempre a su norma de conducta: “exaltar el espíritu”.
En la vida de Luis Felipe Ibarra, plena de honrada y meritísima labor,
no todo ha sido coronado por el éxito: negros períodos ha habido en
ella, y no de semanas o de meses: de años; tres, pasó prisionero en un
campo de concentración alemán durante la segunda guerra mundial;
tres años de sufrimientos, que no quebrantaron su entereza moral
pero minaron gravemente su salud.
A México ha venido por segunda vez ─la primera, en su mocedad─
para, valga el decir, impregnarse de mexicanismo: desde lo pasado, en
nuestros museos, hasta el hervoroso presente; y para charlar con sus
amigos: Muchos tiene aquí; y sus altas cualidades le han ganado más,
porque ─repito palabras de Gabriela Mistral─ “humano y noble es”.
Por cordial, significativo, este acto da testimonio del afecto que Luis
Felipe Ibarra nos merece como cultor del arte, como nicaragüense
y como conciudadano nuestro en la vasta segunda patria que para
todos nosotros es Iberoamérica.
18 de Junio de 1966.
J. M. GONZALEZ DE MENDOZA
(Mexicano)

55
Luis Felipe ante el lente del
Historiador Sofonías
Salvatierro
Querido Salomón:
Quiero aprovechar esta oportunidad para hablarte de Luis Felipe,
con quien estuve en Madrid. Su situación es sencillamente dolorosa;
y aquel inteligente y buen amigo es digno, dignísimo de mejor suerte
que la que desgraciadamente le ha caído. Su frugalidad e irreprochable
modo de vivir es lo que le permite mantenerse en pie. De Sevilla
escribí en su favor al Dr. Federico Sacasa; cuando vine a esta ciudad
de San Salvador en Diciembre último en un reportaje que se me hizo
aquí y que publicó La Prensa de Managua, me referí a Luis Felipe en
los términos elogiosos que se merecía, manifestando que los treinta
y ocho dólares que el Gobierno le envía irregularmente, no son para
mantenerlo, sino para que se muera lentamente. En marzo último
que vino el Dr. Crisanto Sacasa a San Salvador, le hablé también en
favor del compatriota y amigo ausente. No dudo que con una gestión
algo activa, bien pudieron conseguir que la pensión se le aumentara
siquiera a cincuenta dólares. Luis Felipe es muy ordenado en su vivir;
pero sufre la angustiosa estrechez del que carece de lo necesario. Es
inteligente, y no sólo estudia música, también ha seguido un curso
de kindergarden con la propia Doctora Montessori. Esta circunstancia
ofrece que Luis Felipe sea doblemente útil al país cuando llegue la
hora. Y no porque sea de León el Presidente actual, es que pueden
ustedes hacerse oír ante al Gobierno, es concluyentemente porque
Luis Felipe es un nicaragüense de selección. El gasto que hoy se
haga en él, será cosecha para la nación mañana. Tú no te debes ir
de Nicaragua hasta no dejar mejorada la situación económica de Luis
Felipe en España. Te hablo en su favor como si fuera su hermano, y yo
lo quiero y lo aprecio porque es un noble espíritu. Ahora que estuve
con él en Europa le conocí mejor y le quiero más que antes.

56
Mi libro sobre Sandino te le remití a esta ciudad. No sé si lo
recibiste, porque nunca me dijiste nada. En él puse una sincera alusión
para tu apreciable papá. Soy de los pocos que no solamente no le
han ridiculizado su monomía idiomática, sino que siempre se le he
aplaudido en nombre de la patria.
Me hice la ilusión de tu compañía en esta ciudad; pero ya te habías
ido. A tu lado, quizá mi dolor seria menos penoso, porque el calor de
la amistad sincera, conforta y ayuda.
Salúdame afectuosamente a tus queridos papás, tus apreciables
hermanos, y tú recibe el abrazo fraternal de tu viejo amigo.
Sofonías Salvatierra

57
EVOCACION

LA PSIQUIS DEL POETA Y EL CISNE


Por Luis Felipe Ibarra

Cisne:
Qué palabras secretas
te murmuró al oído
la celeste y divina
Psiquis de un Bardo Rey,
cuando libre del peso,
de la carne mortal,
se confesó contigo, cabe el sereno estanque?

¡Oh Cisne! ¡amado cisne!


Casto rey de mis mágicos tesoros de belleza;
De ti saqué la esencia pura de mi poesía;
Al través de las líneas de tu cuerpo impoluto…
la armonía escribí de una música extraña, sentimental y nueva.

Los signos de tu cuello me revelaron todos


los secretos que guarda
la maga fantasía
en su Alcázar de luz.
Y en la Grecia inmortal:
sátiros pecadores y faunos voluptuosos;
ninfas con pies alados y de cuerpos ligeros
entre las frescas linfas;
Triton y sus Centauros
arrogantes y bellos
con su tropel llenando
de truenos la llanura,
y en medio del boscaje
tocando su Siringa
maravillosa y lírica,
Pan, el gran Pan bicorne
padre y maestro mágico
de mi maestro Verlaine.

58
¡Oh Cisne! ¡amado Cisne!
Casto rey de mis mágicos tesoros de belleza:
Ahí queda mi cuerpo
en la tierra natal,

con los siete malditos pecados capitales


abriendo rosas rojas y claveles de sangre;
envuelto entre las gasas
de las siete virtudes
vuelo hacia el Paraíso de luz
donde me espera
Mi Stella,
la dulce y tierna hermana
de la inmortal Ligeia,
por quien “mi canto a veces
fue tan triste”.

59
Una Epístola que aún es de Actualidad
París, 12 de Octubre de 1945

Señor
Don Salomón Ibarra,
Managua, Nicaragua.
Mi querido hermano:
No te imaginas la alegría que tuve al recibir tu telegrama. Creía
que hasta mi familia me había olvidado o abandonado. Contarte las
miserias y sufrimientos que he pasado sería asunto muy largo. Esto lo
haré en cartas sucesivas. Me concretaré por el momento a explicarte
hechos y a decirte verdades:
Caí en poder de los alemanes a causa de nuestro Ministro en Berlín,
Sr. Medina (nieto de Don Crisanto Medina, el mismo que le hizo tanto
daño a Rubén Darío. Llamada del editor). Este se encontraba en París
cuando yo debía marcharme a Vichy, atendiendo órdenes de nuestro
Encargado de Negocios Avilés Ramírez. Para obtener mi salvoconducto
la Embajada Alemana me exigió una carta de recomendación del
referido Sr. Medina. Este me dio una carta tan deprimente para
nuestro gobierno que decidí no presentarla a la Embajada y atravesar
la frontera sin salvoconducto. Desgraciadamente el guía que debía
pasarme se extravió y caí en poder de una patrulla alemana. Las
autoridades ocupantes me tomaron como espía y desde entonces
comenzó mi calvario. Debo confesarte que estas autoridades me
respetaron siempre porque no encontraron en mí nada que pudiera
perjudicarles. A este señor Medina le debo mi desgracia, a un
nicaragüense que no conoce su patria o a un apatrida.
Me sacrifiqué por Nicaragua en momentos penosísimos, cuando
Herdocia (Constantino) y Avilés habían abandonado París y la
Legación quedaba en manos de aventureros. Yo hice frente a una
situación delicadísima para nuestro Gobierno. Todas las prendas
materiales y espirituales de nuestra Legación fueron salvadas por mí.
Todos los nicaragüenses en desgracia tuvieron mi protección y a más
de un francés casado con dama de nuestro país salvé de los tribunales
alemanes y de los campos de concentración. Tengo pruebas de todo

60
ello. Hice mi deber. El Gobierno o mi país no tiene con qué pagarme la
abnegación que puse a su servicio.
Dos meses después de mi liberación, cara al invierno, cuando
nuestro gobierno había reconocido al General De Gaulle, quise hacer
valer mi título de Cónsul ante el Ministerio de Estado, no para ejercer,
sino para gozar de los privilegios del cargo con el fin de salvarme del
hambre y del frío. En el Ministerio me dijeron: “Su título es válido;
no hay ningún inconveniente para que usted abra el Consulado,
como lo han hecho otros cónsules, pero es necesario la confirmación
oficial de su cargo ante el nuevo gobierno. Podemos cablegrafiar a
Managua pidiéndola”. No, les contesté; antes voy a dirigirme a nuestro
Encargado en Vichy, actualmente Ministro en Lisboa. “¡Ah! bien, me
dijo el Secretario de Paul Boncour, pero no sabe usted que los jefes de
Misión ante el Gobierno de Petain no son reconocidos por el actual
Gobierno?” No lo sabía, les respondí. Le ruego no envíe el telegrama
a Managua pidiendo la confirmación de mi cargo.
En mis cartas anteriores, que jamás llegaron a tu poder, te pedía
gestionaras con el Gobierno un cargo diplomático, Inspector de
Consulados u otro cargo, con el objeto de obtener algún privilegio
que me pusiera a cubierto de la intemperie y de la miseria.
Desde que estoy en Europa solamente he tenido sueldos
miserables: 39 dólares por mes. Algunas veces he tenido que sacrificar
mi pan para hacer obra útil en beneficio de las escuelas de mi país: 2
imprentas remití al Gobierno (1) las cuales pagué durante 6 meses con
mi exíguo sueldo. A fines de 1939 tenía listo para expedir al Gobierno
otro material escolar que había comprado para el bien de nuestras
pobres escuelas. Este material lo enviaré tan luego se restablezcan
las comunicaciones marítimas. Fui a Londres invitado por un grupo
de profesores de la Universidad para asistir a un curso Internacional
de Pedagogía. Todos mis gastos fueron pagados por el grupo de
profesores; ¡pero qué pena!, cómo me sentí humillado, cuando no
podía corresponder a la gentileza de esos profesores. En fin, he dado
conferencias, he escrito obras que debo publicar y otras que debo
terminar durante este año si la salud me lo permite. Todo esto lo
he hecho por un ideal, por la pequeñita patria que todos tenemos
el deber de ayudar. Yo no vine a Europa, como lo han hecho tantos
estudiantes de nuestra América en plan de Turismo. Yo vine a trabajar
y el fruto de mis trabajos actualmente son obras que el Gobierno
recibirá oportunamente.
1.- 2 imprentitas de madera con tipo suficiente para el aprendizaje de menores
escolares. Nota de S. I. M.

61
Como el Gobierno, hasta el día de hoy no me ha cancelado
oficialmente mi pensión de estudiante, creo que nuestro Ministro de
Finanzas podrá acordarme el pago de esa pensión desde Junio del 42,
en que fui detenido por los alemanes, hasta el momento presente. Yo
nunca percibí sueldo de Cónsul. Los norteamericanos que estuvieron
internados junto conmigo en el campo de Compiegne, recibieron
durante el cautiverio una mensualidad fija cada mes.
Te ruego enviarme la lista de las pensiones giradas a mi favor desde
1940. En el Ministerio de Hacienda puedes recoger los datos.
Contesté a los dos telegramas enviados por ti y don Ramón. Ambos
me costaron cerca de mil francos. El dólar, oficialmente no vale nada
aquí, si se toma en consideración el costo de la vida. Un par de zapatos
cuesta lo menos dos mil francos. ¿La comida?, Carísima. Un kilo de
uvas de 35 a 50 francos, etc… y así por el estilo todo. Yo te pedía en mis
cartas anteriores que me enviaras paquetes postales, por medio de
la Cruz Roja Americana, conteniendo café, azúcar, chocolate, tabaco,
etc. Actualmente todas las familias norteamericanas residentes en
Francia, reciben cada mes dos paquetes de comestibles, por medio
de la American Aid Society. ¿Por qué en Nicaragua no hacen lo mismo
con nosotros? Haz tú las gestiones de caso.
Todo lo que te he relatado en los párrafos anteriores de esta carta,
es cierto. Desde hace casi un año estoy pidiendo ayuda a nuestro
Gobierno pero las cartas nunca llegaron. Espero que ésta tendrá
mejor suerte y que tú harás lo necesario para que el Gobierno me
haga justicia.
Yo merezco un cargo diplomático remunerado dignamente; al lado
de nuestro Avilés Ramírez, amigo incondicional a quien he prestado
grandes servicios como su representante en París. Adjunto a ésta te
envío unas cuantas líneas para nuestro amigo Don Ramón Sevilla.
Con un fuerte abrazo para todos los de casa, recibe en unión de mi
madre todo mi amor y todo mi reconocimiento.
Luis F. Ibarra
P. S.: Olvidé de suplicarte un favor: tengo una deuda de gratitud
inmensa para nuestro cónsul en Bordeaux Renaud Dandicolle, 30
Cours du Chapeau Rouge. El ha hecho las veces de un padre conmigo
en los momentos más angustiosos de mi vida.
Te ruego le escribas una carta digna y noble. Vale.

62
Algunos Versos en el Siglo XX
Estamos todavía a medianoche en el siglo actual, no obstante
nuestra ciencia, la religión, la filosofía y el arte; le falta todavía al
hombre la fuerza del espíritu para alcanzar la hora de la fraternidad
universal.
Esta pequeña colección de poemas ha sido escrita antes, durante y
después de la última Guerra Mundial.
Todos estos poemas fueron vividos en momentos trágicos para
Francia y determinados países de Europa.
Jamás hubiera querido pasar en este continente esta inmensa
angustia por la vida y por la libertad.
Puedo decir actualmente, como lo dijo hace cuarenta años Lino
Argüello, un poeta exquisito de mi país:
“Por qué, para saber todas estas cosas, no dejé de ser una ilusión
de amor, una mirada pura en los ojos virginales de mi madre?”.

Presentimiento
Nubes sombrías se acumulaban en el cielo que los aviones cruzaban
a menudo.
Dios estaba ausente de la Tierra, muy ocupado en los otros planetas.
En Europa un hombre de masas y árbitro de un gran pueblo, lanzaba
aullidos al espacio.
París temblaba de miedo y los niños tenían pesadillas por las
noches.
A lo lejos se oían, por la radio, hurras y aplausos repetidos. Esto
ocurría en el mes de septiembre de 1939.

63
El Niño de París
El niño de París,
Está triste.
¿Y por qué?
Voces apocalípticas,
Alaridos de Berlín
Estremecen de Angustia
El alma sutil de París.

Un cielo de plomo, triste…


Y el niño,
Corazón de la humanidad,
Recogen en silencio
Los gritos procedentes
De más allá del Rin.
El niño,
El cielo
Y el alma sutil de París
Están tristes…
¿Y por qué?

Tú lo sabrás más tarde,


Joven nicaragüense,
Ernestina Sánchez,
Quizá un poeta de esta Francia Inválida
Te diga algún día la causa
De esta angustia.

64
Canción de Cuna
Hambre había en París
y un chiquillo la sufría.

Cada noche al surgir las primeras estrellas


le decía a su madre:
“Mamá, tengo hambre,
dame tan siquiera bombones”
La madre llena de ternura y coraje
respondía:
“Mañana, hijo mío,
mañana…
Duérmete en seguida,
duérmete…”
Boum… Boum…
Boum… Boum…

En vez de comida
había en París
metralla de los aviones,
Boum… Boum…
Boum… Boum…
¡Qué vida!
¡Qué miseria!
¡Qué angustia en la ciudad!
El miedo y el hambre
eran el pan de cada día.
En invierno o en verano,
día y noche,
no había leche para el niño,
y a la madre le faltaba coraje
para repetir:
“mañana, hijo mío,
mañana…”

65
Sin embargo,
existía aquí
vientres repletos,
almas indiferentes,
sin pudor.
¿Sus corazones?
Eran piedras del egoísmo
en las que se estrellan el amor
y Dios mismo,
sin piedad.

Por un día,
a la hora en que las estrellas
abrían sus ojos limpios,
el niño cerraba los suyos para siempre!
al silbido siniestro
de un obús que caía vertiginosamente
desde cielo…
Boum… Boum…
Boum… Boum…

66
LA HISTORIA SE REPITE

“La Barbarie Civilizada dentro


de nuestro siglo”
La catástrofe de Managua me ha procurado el motivo para escribir
este artículo respecto a la barbarie en que vivimos desde los principios
del siglo XX hasta el día de hoy,
En nuestro planeta, que es un grano de arena o piedrecita girando
en el espacio, se han sucedido guerras pequeñas y grandes, sobre
todo las últimas de 1914 y 1939.
Si es verdad que tenemos obra de cultura dentro de nuestro siglo
XX, a su lado la barbarie civilizada, con sus aviones B-52, dejaba caer,
al mismo tiempo que acontecía la catástrofe de Managua, terribles
bombas destructoras contra el Vietnam. Es indudable que cuando se
cometen estos crímenes, no existe la conciencia en el hombre que
los comete, pues bien podríamos citar a Rabelais cuando dijo que
“Ciencias sin conciencia no es otra cosa que ruina del alma”. ¿Hubo
conciencia en la tragedia de Hiroshima?
¿Por qué destruirnos de una manera bárbara, cuando somos
seres humanos que podríamos vivir en paz si se organizasen y se
uniesen económicamente todas las naciones que existen en los
cinco continentes del Planeta? Creo que ha llegado la hora en que
deberían verificarse uniones parciales de los pueblos que habitan
en el Extremo Oriente, Medio Oriente, en Africa y en el continente
esbelto de nuestra América, desde Canadá hasta la Tierra de Fuego,
en donde hay inmensas riquezas que podrían explotarse eficazmente
para mejorar el hambre y las miserables condiciones en que viven
determinados países del mundo, principiando por los de la América
Latina.
Vivimos faltos de generosidad para el prójimo, para la fraternidad
humana que todas las religiones y credos políticos conservan en
principio, pero que no practican con hechos y obras tangibles.
Es vergonzoso que dentro de la Europa civilizada, los irlandeses,

67
católicos y protestantes, se asesinen sin piedad y vivan como si
estuviésemos en la época de Catalina de Médicis.
Dije al principio que nuestro planeta es un granito de arena o una
piedrecita redonda y dentro de esta piedrecita podríamos sentirnos,
si fuésemos menos egoístas, ciudadanos del mundo, como lo hizo
saber el norteamericano Garry Davis, quien fue expulsado por la ONU
del territorio internacional de Chaillot, cerca de Trocadero, en París el
año de 1948.
Es muy triste y contradictorio que las Naciones Unidas sigan
discutiendo sobre los pequeños problemas que atañen a las diferentes
naciones que la componen. Asimismo, es notorio, en los momentos
actuales, que la educación del hombre no sea la base fundamental
para mejorar a la humanidad de hoy en día, pues de ella depende
absolutamente que no haya tanta corrupción y tantos crímenes como
se registran diariamente en la prensa, en la televisión, etc., dando a
conocer las lacras de que adolecemos en nuestra época, tales como la
marihuana, la heroína, el LSD, etc.
Pareciera que no hemos nacido aún a un mundo mejor, como lo
hace notar André Gide, aludiendo a una de las sesiones poéticas del
“Vieux Colombier”, en que tomó parte el gran escritor y poeta francés
Antonin Artaud, para quien, contra todo lo que era para ese poeta
algo inadmisible debido a su rebelión, era admitido por nosotros.
He aquí una estrofa de ese raro y extraordinario poeta francés que
se llamó Antonin Artaud:

no hay mundo todavía (humanidad)


“No hemos nacido aún (al mundo verdadero)
las cosas aún están por hacer
no se ha encontrado la razón de ser”.

LUIS IBARRA.,

68
POSTSCRIPTUM

69
HERMANO:
Lejos del patrio nido,
con singular decoro,
dio su último latido
tu corazón de oro.

Por fin triunfó tu anhelo,


mi dulce hermano Luis,
de morir bajo el cielo
de tu amado París.

De sensitivo acento
y preclara raíz,
eras, por sentimiento,
un Francisco de Asís.

Que tal fue la experiencia


de tu diario vivir,
y en humana conciencia
servir, servir, servir!

Este libro es adorno


de permanente luz,
que fija en su contorno
la sombra de una cruz.

Porque luchar, luchar,


fue tu férrea misión,
y tu perenne andar…
dolor, dolor, dolor!

Este libro es tu historia,


tu postrero laurel,
bendita tu memoria
por los siglos, amén!

Salomón Ibarra Mayorga.

70
SOBERANÍA EN MI TIERRA...
HISTORIA HEROICA...
PATRIA LIBRE Y VICTORIOSA...!
VAMOS JUNT@S, CON DANIEL...!
2021, FUERZA DE PUEBLO QUE VENCE...!

También podría gustarte