Marta Calvo - La Educacion Por El Arte 1
Marta Calvo - La Educacion Por El Arte 1
Marta Calvo - La Educacion Por El Arte 1
MARTA CALVO
INTRODUCCIÓN
Es de esa acción cultural en la vida que trasciende al hombre, que surge lo que más tarde se
denominará arte. Una pirámide egipcia, un templo maya, una artesanía indígena evidencian
una estética integradora, una forma de hacer, proporcionar, imaginar. Así también, cada
proceso cultural se cumple en concordancia con la filosofía y la política con que esa cultura
desarrolla su concepción del hombre y de la sociedad.
Pero es este mundo de los sentidos el que nos revela nuestra identidad. Nadie siente igual
que el otro y cada cultura es el producto de estas “sensaciones” ópticas, auditivas, táctiles.
Por ello cuando esta dimensión se desvaloriza, se degrada el “sentir”, es decir la posibilidad
poética de una cultura. Si bien es cierto que la educación de los sentimientos no nace de
instituciones formales sino del contexto ético-político que conforma a la sociedad, no lo es
menos que la institución nace de la necesidad de canalizar ordenadamente ese contexto y de
llevar las potencialidades a su más feliz concreción.
El fenómeno cultural de nuestro siglo es que podemos gozar y reconocer lenguajes que no
forman parte de nuestro mundo de pertenencia. Según el antropólogo Rex González, el arte
mal llamado primitivo fue ascendido y valorizado como arte hace relativamente poco tiempo.
En las culturas aborígenes americanas lo estético es esencial. Y es estética de lo cotidiano.
En estas culturas, la estética cubre la vida y la muerte y el arte es necesario como
manifestación de vida. En la situación vital de esas culturas, la educación por el arte era una
realidad cotidiana y no una utopía.
Al mismo tiempo, en este siglo XX, los avances de la técnica y la ciencia conforman una
visión materialista del individuo y su entorno social, lo que no impide que, paralelamente,
emerjan fenómenos culturales que revelan y reivindican la necesidad de una integración
cultural de la persona. En mi concepción, esa necesidad se canaliza, indefectiblemente, en la
educación por el arte, con las características y las peculiaridades que la distinguen, en tanto
desde sus inicios no sólo ha generado sus propias técnicas a partir del respeto de las
singularidades, sino también y, especialmente, una sensibilidad estética específica (terreno
compartido con el niño), que acoge, elabora y promueve los lenguajes conformadores del
conocimiento, del juicio crítico y de la ética social.
Cuando me propusieron escribir este capítulo sobre la educación por el arte tuve que hacer
necesariamente una selección. La hice tomando en cuenta a aquellos países, instituciones y
profesionales que, como en el caso de Alemania entre 1919 y 1933 con la Bauhaus (Walter
Gropius, Johannes itten, Ludwig Mies Vander Robe. Lyonel Feininger, Laszlo Moholy Nagy,
Oskar Schlemmer, Wassily Kandinsky. Paul Klee) y en Inglaterra con la aparición de
Education Through Art (Educación por el Arte) de Herbert Read’ fueron desencadenantes
culturales, pero que por razones histórico políticas no pudieron progresar en sus lugares
originarios. Eso mismo ocurrió en nuestro país y en los países vecinos de América latina.
En este punto y sin perjuicio de referirme a otras experiencias de similar importancia, cito dos
fundamentales: la de las hermanas Olga y Leticia Cossettini entre 1935/1951, en Rosario,
provincia de Santa Fe, y la del maestro Luis F. Iglesias, entre 1938/1958, en Tristán Suárez,
provincia de Buenos Aires, ambas de profunda riqueza y que comparten el hecho de haberse
desarrollado casi simultáneamente y dentro del sistema oficial educativo argentino.
La Bauhaus
La experiencia cultural educativa de la Bauhaus estatal, fundada en 1919, dirigida por Walter
Gropius y cerrada por el nazismo en 1933, es considerada una de las experiencias más
transformadoras, en la que se conjugaron arte y técnica en función de una nueva estética del
hombre contemporáneo. Estuvo conformada por un grupo de profesionales que no tenían
todavía el renombre internacional que adquirirían después. Feininger, liten, Mies Vander
Rohe, Moholy Nagy, Kandinsky, Schlemmer, Klee, juntamente con otros artistas crearon,
según palabras de Gropius, “esa atmósfera intensa, lo más valioso que puede recibir un
estudiante, fluidum que sólo puede florecer cuando un número de personalidades trabajan
juntas para un fin común” (Gropius, 1970).
La Bauhaus dedica los dos primeros períodos a un curso “preliminar” (básico) obligatorio: el
vorkus. Este introduce los principios fundamentales del trabajo de taller, de la integración
intelectual, ciencias físicas y biológicas, modelado, dibujo, diseño de letras, fotografía y
música o literatura. El propósito es desarrollar la espontaneidad y la inventiva del estudiante,
darle un panorama universal y plena conciencia de su capacidad creadora. La creación libre
y la formación estética se ligaban con la artesanía. Un “maestro de forma” y un “maestro
artesano” presidían la actividad de los talleres en donde se ejercitaba la práctica educativa.
A Johannes Itten corresponde el mérito de haber introducido este curso preliminar como
pieza capital en la pedagogía. Partiendo de la teoría de los colores y las formas, de su
maestro Adolf Hôlzl, desarrolló una “teoría general del contraste”, como base de expresión
creadora. Enteramente moderna resultaba su “teoría de los materiales y la textura”, madera
sin pulir y virutas, viruta de acero, alambres, cuerdas, madera pulida y lana de oveja, vidrios y
papeles de estaño, rejas y entretejidos de todas clases.., eran manipulados, estudiados,
combinados. Resultaban incitantes composiciones, no muy diferentes de los colla ges de
Schwitters. Pero en el juego había un método, análisis sinestésicos acrecentados por Gertrud
Grunow, colaboradora de Itten, series de experiencias visuales y táctiles condujeron a la
creación de una nueva sensibilidad... No faltan eslabones de unión. Frobel, ya hacia 1825,
hacía que los niños de su kindergarten jugasen exclusivamente con esferas, cilindros, conos
y cubos, porque el místico, eso era él, pretendía implantar tempranamente “la noción de la
unidad divina” en lo que los psicólogos de la forma habían de llamar más tarde “la buena
forma”[...] Existía ya la escuela de jugar y aprender de Montessori. Su filosofía le llega con
“learning by doing” (aprender haciendo) de John Dewey[...] Pero la más importante figura en
el ancestro de la idea del vorkus fue Franz Cizek, descubridor del “arte infantil”. Su clase de
pintura para niños había sido introducida ya en 1900 en la escuela de oficios artísticos de
Viena y alcanzado fama mundial con mucha anterioridad a la fundación de la Bauhaus. Las
incorporaciones realizadas por dicha clase hicieron sensación en Londres (1908), en Dresde
(1912), en Colonia (1914) y en los Estados Unidos poco después de la Primera Guerra
Mundial... En 1913 Alfredo Ramos Martín y había fundado en México “las escuelas de arte al
aire libre”, que seguían el método de Cizek. Todo esto y más constituía una realidad que
merece ser señalada a efectos de contemplar la Bauhaus no como un fenómeno aislado sino
“como un punto culminante de un proceso muy complejo y con muchas ramificaciones”
(Wingler, 1970).
La Bauhaus tenía como objetivo satisfacer las necesidades del trabajo en grupo. Se desechó
el antiguo concepto y contenido de “escuela”, estableciéndose una comunidad de
trabajadores. Las posibilidades latentes en cada individuo fueron fundidas en un solo cuerpo,
libre y colectivo. El patrón tipo de una comunidad de estudiantes fue desarrollado por los
mismos alumnos, quienes aprendían “no para la escuela, sino para la vida”. (Gropius, 1963).
Este tipo de comunidad implica practicar la vida misma. Sus miembros aprenden a
conocerse a sí mismos ya las condiciones de vida y de trabajo de su medio. Su
trabajo, aunque iniciado con las artes, debe constituir una síntesis. Eso es lo que
significan las palabras de Gropius “el fatal legado de una generación que
arbitrariamente elevó algunas ramas del arte sobre las otras, llamándolas ‘bellas
artes’, quitando a todas las artes, al obrar así, su básica identidad y su vida común.
Pero el arte no es algo que pueda impartirse [...j (Gropius, 1970).
Herbert Read
La teoría de Platón postula este principio de libertad: “Evitad la compulsión —dice— y que las
lecciones de vuestros niños tomen la forma del juego. Esto os ayudará también a apreciar
cuáles son sus aptitudes naturales” (República, VII). Mi objetivo será demostrar que la
función más importante de la educación concierne a esa “orientación psicológica y que por tal
motivo revista fundamental importancia la educación de la sensibilidad estética” (Read,
1991).
Herbert Read plantea con claridad que no se refiere a lo que se denomina “educación
artística” sino a la educación visual o plástica, que debe servir a la integración de todos los
medios de expresión individual, literaria y poética (verbal), no menos que visual o auditiva,
como la expresión del cuerpo y sus posibilidades representativas. A esta integración de la
realidad debería denominársela: educación estética. “La educación de esos sentidos
se basa en la conciencia y en última instancia la inteligencia y el juicio del individuo. Sólo en
la medida en que esos sentidos establecen una relación armoniosa y habitual con el mundo
exterior, se construye una personalidad integrada” y, recalca con énfasis, “la posibilidad de
un desequilibrio psicológico, si se está expuesto a esos sistemas arbitrarios del pensamiento
de origen dogmático o racionalista, que a pesar de los hechos naturales tratan de imponer
sobre un mundo de vida orgánica un patrón lógico o intelectual” (Read, 1991).
Como quiera que sea, siempre resulta posible mejorar la definición de una categoría
corno el arte, uno de los conceptos más escurridizos de la historia del pensamiento
humano. Que haya sido tan escurridizo se explica por el hecho de que siempre se le ha
tratado como concepto metafísico, cuando se trata fundamentalmente de un fenómeno
orgánico y medible. Como la respiración, posee elementos rítmicos; como el habla,
elementos expresivos; pero “como” no expresa en este caso una analogía: el arte se
halla profundamente involucrado en el proceso real de percepción, pensamiento y
acción corporal. No es tanto un principio rector a aplicar a la vida, cuanto un
mecanismo regulador que sólo podemos desconocer a costa nuestra. Mi afirmación
final será que sin este mecanismo, la civilización pierde su equilibrio y cae en el caos
social y espiritual [...1 mi finalidad.., consiste en construir una concepción del arte
como parte del proceso orgánico de la evolución humana y, por consiguiente, como
algo totalmente distinto de la actividad más o menos ornamental, función que le
adjudican por lo general los biólogos, psicólogos e historiadores. [... l arte no es
simplemente algo que encontramos en los museos y las galerías... Corno quiera que lo
definamos, el arte está presente en todo lo que hacemos para agradar a nuestros
sentidos... Pero no existe auténtica obra de arte que no atraiga primariamente nuestros
sentidos —nuestros órganos físicos de percepción— y cuando preguntamos “Qué es
el arte?”, preguntamos en realidad cuál es en una obra de arte la cualidad o
peculiaridad que atrae nuestros sentidos.., no existe una respuesta sencilla... Pero
podemos decir, para comenzar, que común a todas las obras de arte es algo que
denominamos FORMA. [...j La “forma” de una obra de arte es la organización, la forma
que ha tomado. Nada importa que se trate de un edificio, una estatua, o un cuadro, un
poema o una sonata —todas esas cosas han tomado una forma particular o
“especializada”, y esa forma es la forma de la obra de arte. [... 1 si podemos decir que
una forma es mejor que otra y que la obra de arte que más nos agrada es la obra de
arte que posee la mejor forma, habremos explicado el verdadero significado del arte
1...] Aquí es... donde comienzan nuestras dificultades. Pues lo que produce placer a
una persona no lo produce necesariamente a otra... Lo que debemos descubrir, por
consiguiente, es alguna piedra de toque fuera de las peculiaridades individuales de los
seres humanos, y la única que existe es la naturaleza... Lo que encontramos son
ciertas ecuaciones matemáticas o geométricas. Hace muchos siglos, Platón y
Pitágoras habían hallado ya en el número la clave de la naturaleza del universo y del
misterio de la belleza... Más aún, no encontramos un caos matemático... por el
contrario, lo cierto es que las innumerables formas, de la sustancia inerte tanto como
de las cosas vivas, obedecen a un número definido de leyes relativamente sencillas.
Vale decir, el crecimiento de cosas particulares hasta adquirir formas particulares está
determinado por las fuerzas que actúan con arreglo a ciertas leyes matemáticas o
mecánicas inevitables. [...j La celda de la colmena puede tomarse como ejemplo
sencillo. Cada una de las celdas de un panal es una aproximación cercana a una figura
matemática perfecta, o mejor dicho, a una figura matemática perfecta, pero incompleta,
pues un extremo queda abierto. En el lenguaje técnico de la matemática, es un prisma
hexagonal con un extremo abierto inacabado y un vértice triédrico de un dodecaedro
rómbico. Más aún, esta forma no sólo es la estructura más fuerte posible para una
masa de celdillas adyacentes: teóricamente es también la más económica, la que
requiere la cantidad mínima de trabajo y de cera.., sabemos en la actualidad que en
verdad la forma de la celdilla débase a un juego automático de fuerzas físicas... [...j
Estas leyes propias de la naturaleza se repiten incansablemente, conformando un
mundo de armonía en infinitas formas dotadas de belleza. Podríamos aventurar la
conclusión de que no existe en la naturaleza una forma que no se deba a la acción de
leyes mecánicas sometidas al impulso del crecimiento. ..“Las fuerzas que producen la
esfera, el cilindro o el elipsoide son las mismas ayer y mañana. Un cristal de nieve es
igual hoy que cuando cayó la primera nevada” (Dárcy Thompson). A estas fuer7as
debemos no sólo la variedad sino también lo que podría llamarse la lógica de la forma.
Y de la lógica de la forma dimana la emoción de la belleza (Read, 1991).
Rudolf Arnheim
Una de las figuras contemporáneas que hizo importantes aportes a las funciones del arte fue
Rudolf Arnheim, profesor de Psicología del Arte en Harvard, quien en su obra El pensamiento
visual afirma que todo pensamiento (no sólo el relacionado con el arte u otras experiencias
visuales) es de naturaleza fundamentalmente perceptual y que la vieja dicotomía entre visión
y pensamiento, entre percepción y razonamiento es falsa. Arnheim dice que existe “la
tendencia a tratar las artes como una esfera de estudio independiente y a suponer que
intuición e intelecto, sentimiento y razonamiento, arte y ciencia coexisten, pero no cooperan”.
El doctor Enrique Pichon Riviere fue uno de los fundadores de la Asociación Psicoanalítica
Argentina (1940) y fundador de la primera Escuela Privada de Psicología Social en el país.
Pichon Rivire señalaba que la creación artística es una forma de conocimiento y asignaba al
conocer la propiedad de un acercamiento a fondo al objeto y una fluida penetración de la
realidad, totalmente libre y sin resistencias. Este reconocido profesional de prestigio
internacional admitía el alto valor terapéutico del arte y abogaba porque se constituyera en
una actividad accesible a todos y al servicio de todos, ya que expresaba: “Es una de las
formas de preservación que tiene la raza humana y, más específicamente, para curarse de la
locura. Parece un poco exagerado, pero es así...” (Vicente Zito Lema, 1975).
Fidel Moccio
María Fux
Violeta de Gainza
Violeta de Gainza comienza a partir de la década del ‘50 su actividad musical en nuestro
país. Formada en Estados Unidos, se dedica intensamente a la pedagogía musical y tiene
actualmente más de treinta obras publicadas y traducidas al inglés, francés, alemán y
holandés. Su actividad internacional comenzó en 1967, con una invitación de la Organización
de Estados Americanos (OEA) a un congreso en Toronto. Su objetivo pedagógico es crear
conciencia acerca del valor de la música como bien social y contribuir así a la preservación
de las raíces y las tradiciones musicales. Con tal finalidad difunde el repertorio musical
latinoamericano a través de los diferentes procesos educativos. Actualmente da clases en la
Sorbona y otros centros de Europa y Latinoamérica, incluido nuestro país.
Ya en 1918, Rosario Vera Peñaloza, maestra argentina que defendió con firme convicción la
escuela pública, había fundado la Escuela Argentina Modelo. Vera Peñaloza nació en
Atiles, La Rioja, en 1874 y se recibió de maestra en la ciudad homónima. Luego en Paraná
se graduó como profesora y por sus altas calificaciones le ofrecieron la dirección de la
escuela normal de Santa Fe, pero prefirió iniciar su carrera como maestra de grado en una
escuela nocturna de Paraná. En 1947, después de jubilarse, creó el Museo “Juan B. Terán”,
que reunía material didáctico destinado a todos los niveles de la educación a partir del
preescolar.
Entre nosotros, el maestro Luis F. iglesias, felizmente aún vivo, relata y recopila 20 años de
tareas realizadas en la Escuela Rural N° 11, en Tri stán Suárez, provincia de Buenos Aires,
en los comienzos de 1938. Nos dice cómo nació y se desarrolló allí el proceso liberador de la
expresión creadora en las áreas del lenguaje escrito y de la plástica.
En Buenos Aires (1958), paralelamente a la creación de la Facultad de Psicología, Sociología
y Antropología (UBA), nace el movimiento de educación por el arte, instrumentado desde el
instituto Vocacional de Arte (IVA) de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, con la
dirección de Blanca E. González. El IVA sustituye al antiguo Teatro Labardén, que era un
lugar de formación de niños actores. En 1979 comienzan en el IVA, sedes de Floresta y
Parque Chacabuco, lo que actualmente se denomina Jardines de Educación por el Arte, con
el proyecto de “La Escuelita”, Primer Jardín de Educación por el Arte, con mi coordinación.
En 1965 se funda el Instituto Municipal de Educación por el Arte (IMEPA) en la ciudad de
Avellaneda, provincia de Buenos Aires, y se inicia un movimiento que abarca todo el país.
Desde 1969 realiza bienales nacionales e internacionales, manteniendo una permanente
actividad orientada a apoyar y estimular la educación por el arte en todos los niveles. Realiza
seminarios, cursos de capacitación docente, muestras itinerantes y campamentos de
educación por el arte.
Ariel Bufano, titiritero y profesor de teatro del IVA, crea en los años ‘87 y ‘89 el Grupo de
Formación de Titiriteros del Teatro General San Martín con la codirección de Adelaida
Mangani. En 1990 se inicia la carrera de titiriteros de duración de dos años. A partir de 1996
la carrera se amplía a tres años.
Mané Bernardo (1913/1991) y Sarah Bianchi (1922), titiriteras y educadoras, son las
creadoras de la Fundación Mané Bernardo/Sarah Bianchi, del cual depende el Museo
Argentino del Títere.
La Escuela de Expresión Musical, dirigida por Alicia Lurá, comienza en 1971. La línea
pedagógica de la institución es recuperar el canto como Expresión-Iniciación Coral-
Adquisición del lenguaje musical a partir del canto.
El Conjunto Pro música de Rosario, creado en 1962 por el profesor Cristián Hernández
Larguía, emsainhle vocal e instrumental dedicado a la música antigua. En 1972 se crea el
Instituto Pro-Música, organismo consagrado a la educación de adolescentes y adultos.
Conjunto musical “Los Musiqueros”. María Teresa Usandivaras, Julio Calvo y Tomás Nelson,
creadores de ritmos, letras e instrumentos. En sus canciones participan voces de niños. En
1997 recibieron el Premio ACE, integran el MOMUSI.
En 1975 nace la primera librería para niños “La Nube”, dirigida por Marta Dujovne, Pablo L.
Medina y Marcela Silberberg. En marzo de 1975 aparece la revista El loro pelado, órgano de
difusión del futuro Centro de Documentación que tomaría forma definitiva como CEDIMECO.
El Taller de Iniciación Plástica y Escultura que funda Malena Trosolino en 1974, se origina en
la identificación de esta escultora y docente con Gustave Moreau, el maestro de, entre otros,
Henri Matisse, George Ruault y Mauricio Vlaminck. Dice Trosolino: “Coincidiendo con Lacan
en la aseveración de que nuestra madurez se realiza por identificaciones, puedo manifestar
que la que tuve con Gustave Moreau (‘El Taller París’)marcó el diseño de taller que deseaba
concretar”. Otras personalidades confluyen en ese diseño: Rabindranath Tagore (Mansión de
Paz) que le muestra la necesidad de crear un espacio de encuentro; Paulo Freire (Pedagogía
del Oprimido) la formación a través del diálogo; Luis F. Iglesias (Camino de Venta) la
aceptación y utilización de los medios pobres. El TIPE reúne gente proveniente de diversas
disciplinas científicas, así como egresados de escuelas de arte, unos con deseos de
permitirse a sí mismos una vía de expresión, en carreras por lo general absorbidas por
demandas del mercado; los otros, con una necesidad imperiosa de decantar la copiosa
información recibida en los establecimientos donde se formaron.
Centro Cultural “Las Cañitas”: la metodología del Centro Cultural “Las Cañitas” (sito en el
barrio porteño de igual nombre), fundado en 1992 y dirigido por la Profesora Susana
Aguilera, consiste en talleres participativos, donde el grupo es protagonista y el proceso vale
tanto como el producto que pueda o no obtenerse. Busca encauzar la energía social en
acciones solidarias y cooperativas y ofrece el espacio a otra gente de la Capital Federal y del
interior (talleristas, artistas, artesanos) que realicen actividades culturales.
Martha A. Salotti
Martha A. Salotti, que fue directora general del Instituto Bernasconi, me propuso en los ‘60, la
creación del Club de Narradores, un organismo particular destinado a rescatar del olvido la
vieja costumbre de contar cuentos. Su frase “Hay que rescatar al narrador” fue pronunciada
muchos años atrás al dictar clases en la provincia de San Juan y repetida en la oportunidad
mencionada. Decía Salotti:
Salotti parte del niño, con esa intuición excepcional que caracteriza a algunos educadores;
elige la palabra acompañada por el gesto y el ademán, para acercarlo al libro, para enseñarle
a escuchar “la voz de las páginas”. No es de extrañar que ella soñara y nos propusiera
“resucitar al narrador”, para ir “De mi boca a tu corazón, de tu corazón a tu cabeza”.
En 1985 María Chemes crea un taller interdisciplinario con chicos en edad de pubertad. La
tarea consistió en trabajar con la palabra-imagen, la palabra-imagen-sonido, la palabra en
melodía. Los niños cantaban, escribían y dibujaban basados en textos literarios y propios.
Algunos de los ejercicios fueron tomados de la gramática de la fantasía de Rodari, el
educador italiano. Este taller terminó en 1988 y se comienza a trabajar con adultos y grupos
de desafinados. La tarea es cantar y descubrir la propia voz. Actualmente investiga la
representatividad individual de la voz. Entre los objetivos se encuentra superar las
dificultades de la comunicación social y afectiva.
Las experiencias metodológicas de Olga y Leticia Cossettini
Como dije anteriormente, a partir del año ‘35 y hasta 1950, en la escuela “Dr. Gabriel
Carrasco” de Rosario, provincia de Santa Fe, Olga y Leticia Cossettini trabajaron con
métodos propios, en los que incluían salidas al campo para observar la naturaleza, trabajos
con cuentos populares, rondas, adivinanzas, que luego los niños recreaban corporalmente.
En esta atmósfera se expresaban plástica y musicalmente. Federico García Lorca, amigo de
ambas hermanas, colaboró con ellas en adaptaciones de obras teatrales y componiendo su
música.
La original metodología implementada por Olga en su rol de directora y Leticia de maestra
(Leticia tiene actualmente 90 años), surge de la personalidad exquisita de ambas. Seres de
refinada cultura, tanto en sus sentimientos como en sus conocimientos, ambas tenían la
propiedad de gozar de una mentalidad amplia, sin prejuicios. La ciencia y el arte se
relacionaban, como la plástica, la escritura y las matemáticas. Este establecimiento se
denominaba Escuela Piloto Experimental “Dr. Gabriel Carrasco”, fundada en 1935 y cerrada
en 1951. Escuela primaria, situada en Rosario, en las proximidades del río. Lugar de
privilegio y convergencia. Campo, río, huerta y cercana a las avenidas de la ciudad, tenía un
alumnado heterogéneo. Asistían tanto los hijos del obrero y el pescador, como del
comerciante y del intelectual.
“Se buscaba la verdad con humildad y un hilo subterráneo marcaba el ritmo.” Una escuela de
puertas abiertas donde se convivía con solidaridad como el principal objetivo y que aspiraba
a formar seres armoniosos. El conocimiento intelectual se fundía con el hacer del taller de
plástica, música, teatro, literatura. Toda la expresión natural del niño se convertía en
aprendizaje. No existía la improvisación; era una búsqueda cotidiana, una experiencia
inédita. La naturaleza, tan cercana, era un medio constante de investigación y goce. Se
escuchaba tanto a Mozart como a la canción popular. Eran frecuentes las visitas al Museo
Provincial de Bellas Artes. Las matemáticas eran medida y proporción para todas las
experiencias. También el trabajo coral de “Los niños Pájaros” y el Teatro de Títeres.
Los planes oficiales se cumplían en cuanto a los conocimientos básicos. Pero los medios
para lograrlos eran variados y no convencionales. Una salida, el cálculo estimativo de un
perímetro y su confirmación. La integración. El niño podía pensar por sí mismo y el ámbito se
lo propiciaba. Construía sus propias hipótesis. Era escuchado. El grupo y su dinámica,
cultivar la vida afectiva y los sentimientos, constituían el objetivo primordial.
El libro de Leticia Del juego al arte infantil, contiene su diario de clase (1936-1950) donde
relata las experiencias de su grupo de alumnos de 4° a 6° grado, de características
heterogéneas. Describe: “treinta niños entre los 9 y los 11 años, no pocos carecen de hábitos
de higiene; son impulsivos, sueltos de lengua. Educar integralmente, asumiendo las
necesidades de los niños: cuidado y aspecto, aceptación para poder educar, moldear con
suavidad sin imponer. El orden cuando surgía, no era impuesto. El trabajo grupal va
decantando la necesidad de tiempo y espacio donde compartir, interactuando, reflexionando.
Surgen las características personales. Comienzan a establecer vínculos. Esto se puede
realizar en el hacer cotidiano”.
En las páginas de abril del ‘38 ya se han conseguido frutos: “La escuela es acogedora... la
disciplina es un orden interno y los indisciplinados son absorbidos por el clima de natural
armonía”. La expresión del niño se cultiva. Primero surge con timidez, pero al contacto con
las experiencias y los conocimientos de lo circundante, crece. Es como un aflorar; la
cotidianidad, el clima de afecto, lo no impuesto son los medios propicios. Todo puede
decirse, comentarse, por ejemplo, leer el diario y en él el mensaje de paz del presidente
Roosevelt, de América al mundo. Los niños deducen, interpretan a través de su propia
experiencia grupal. Dice Leticia: “Cuando salimos de la escuela y llevamos nuestro teatro de
niños o el de títeres a otros niños, también practicamos la solidaridad”. Y así surgen ejemplos
en relación con cuando cantan en diferentes lugares, o dibujan o miman acciones de otros
niños de razas diferentes. Olga expresa: “Aprendemos que todas las razas son capaces de
expresarse con belleza”. Ante estos comentarios, Leticia reflexiona: “Qué fácil es dar
información y conocimiento! Hacer seres sensibles y capaces de acción solidaria es más
difícil, más lento y más trascendente”.
Continúa el diario: “1940. Los niños traen sus observaciones sobre lo que ven. Comparan el
cielo con la descripción de Juan Ramón Jiménez de Platero y yo. Asocian. Entre las
actividades el trabajo de la tierra desde más elemental, carpir, zarandear, para después
sembrar, es un gozo jun con el aprendizaje: La tierra está como ‘de seda’, lista para sembrar
transplantar”. 5° grado. Norah lee: “El viento riza su canto en el árbol, árbol lo devuelve al
aire. Ya es un murmullo”. El lenguaje es sugerente poético. Leticia lo aprecia: “El lenguaje se
hace plástico. Lo expresan en dibujo y el color”.
1949. 5º grado. La señorita Olga tuvo la iniciativa de realizar una e posición del libro de
ciencias sociales. Introduce el acto con palabras dm ras, que el niño puede entender. Se
refiere al valor del conocimiento d los pueblos, de los vínculos que crean, el arte y la ciencia y
los modernos sistemas de educación: “todos los hombres y los pueblos se necesitan,
aislamiento es imposible. El intercambio de maestros, artesanos, hombre de ciencias,
estimula el conocimiento”.
1950. Los paseos, además de gozar del paisaje y describirlo con palabras de un vocabulario
cada vez más preciso y también sugerente, los utilizaban para dibujar y pintar del natural. El
estudio de la geometría, lo cuerpos geométricos, su dibujo y construcción, eran los medios
de incorporar nociones de equilibrio y tiempo. Por sí mismos pueden percibirlas e las formas
de la naturaleza. Relacionan al observar los libros de arte, que los artistas contemporáneos
construyen sus cuadros, evidenciando la geometría. Como también perciben las gamas
tonales. De esta manera relacionan y evidencian reconocer las formas y su estética.
Aprenden sobre los movimientos artísticos.
Leticia les habla de la expresión artística con palabras sencillas, diciéndoles simplemente: “El
arte es un lenguaje, una forma de hablar [...j Leer y comentar en clase este material resulta
siempre un excelente estímulo para comenzar a encauzar los itinerarios de la libre expresión.
Los niños necesitan de esta ayuda que inmediatamente reconocen, aceptan y estimulan, ya
sea por las formas de lenguaje, por las características del temario como por los secretos
misterios de las primeras edades, que tanto vienen preocupando a los propios psicólogos: ¿Y
es que no hay acaso una mentalidad infantil, una lengua de su propio uso, un grafismo
plástico y una poesía que sólo los niños descubren, transitan y reconocen? Si no fuera así
este libro dedicado a la búsqueda de una didáctica de la libre expresión, aplicable a la tarea
cotidiana de la escuela común, carecería del acta legal de nacimiento y justificación”.
Por ello el dibujo, expresión espontánea y primer lenguaje del niño, era el medio descriptivo
de su relato: “El dibujo es mucho más natural, vivo y concreto para la imaginación del niño
que la escritura [...j Un día se hallará inconscientemente con que sabe escribir porque ha
aprendido, a dibujar”, afirmaba Manuel B. Cossio (Xirau, 1944). “Dibujar es concretar una
idea”, decía Henri Matisse. Dibujando primero, dibujando y escribiendo después, el
aprendizaje de la lectoescritura constituía una metodología globalizante, explica Iglesias. El
modelado, el dibujo y el color, comenzaban significando y se convertían en símbolos
apropiados en la descripción de lo que se quería expresar —acción, paisaje, objeto—.
En los primeros cuatro años de escuela nacieron lo que los niños denominaron “Cuadernillos
de pensamientos propios”. Y los bautizaron así porque eran consecuencia del respeto que
los niños vivenciaban en la conducción de la escuela. De esta experiencia cotidiana surge la
Compaginación de un cuadernillo guía, cuyo propósito fundamental era la participación
creativa de todo el grupo de niños.
De esa manera nació la primera edición de Viento de estrellas. La impresión gráfica era
elemental en la técnica del copiado con pasta gelatinosa, lápices, tintas de colores y cinta de
máquina. Todos los días se imprimía una página. Desde el producto gráfico y literario hasta
el armado artesanal del encuadernado, todo era construido en la escuela. De esta forma,
surgieron los primeros ejemplares que fueron apreciados por la gente de la cultura, no sólo
pedagogos sino artistas, escritores, plásticos, amantes de los niños.
Estaban demostrando que el aprendizaje necesita como savia vitalizante del placer y del
juego, que originan la creación. Esta experiencia motivó en el barrio la inquietud de querer
participar, no sólo de los hermanos de los alumnos sino de los vecinos, entusiasmados por el
resultado. La nueva versión de Viento de estrellas. Antología de creaciones infantiles, se
publicó en 1950 y necesitó dos años para concluirse. Publicada por la Editora Experimental
AEIOU, de Santos Lugares, bajo el cuidado de los hermanos Oscar y Alfredo D’Orio, fue un
verdadero acontecimiento cultural.
Surge entonces la necesidad de proyectar esta original iniciativa y se hace a partir de cursos
para docentes, charlas, seminarios, dentro y fuera del país. No sólo del cómo se realiza, sino
del por qué y para qué, que incentivó a los docentes, que se volcaron a experimentar lo
aprendido con renovada confianza. Como consecuencia aparece la necesidad de escribir y
publicar el libro Didáctica de la expresión. La propuesta constante fue difundir la experiencia,
como una acción viva y cambiante acorde con el medio de la población, es decir, con el
contexto. Considerar la educación desde el lugar del niño, incentivándolo en lo que le es
propio. Como dice Bernard Shaw, “La simple contemplación de las cosas y maravillarse ante
ellas”. Para lograrlo, educar la percepción de los sentidos y los sentimientos.
El acercamiento al propio sentir del niño, de sus imágenes, “de lo que palpan y huelen,
dejándonos conducir a su mundo íntimo, recuperando nuestro niño adormilado, nos
transforma” (Iglesias, 1979). Apropiada es la cita que Iglesias hace de J. Ramón Jiménez
“que nada hay más lleno de espíritu que los sentidos”.
Paulo Freire: pedagogo de América
Escribiendo estas líneas es que me entero de la muerte del Pedagogo de América, Paulo
Freire. Cuando hace ya años leí La Educación como práctica de la libertad, me conmovió
profundamente y lo uní, en mi sentir, a todos estos otros educadores revolucionarios que
lucharon por un mundo mejor. Freire rescata la palabra como expresión, alfabetizando. Poder
devolverle al hombre, privilegiado en su dignidad, su capacidad de decir, que
es comunicación y acción, como también, conocerse y respetarse como personal protagónico
de su cultura.
En este punto debo recalcar que existen en este trabajo omisiones que se
deben a mi limitación en el aspecto informativo. El Movimiento de Educa ció por el Arte es
constante, por lo tanto inabarcable; también resulta complejo esta diferenciación entre lo que
se denomina enseñanza artística y lo que representa la educación por el arte, que tiene que
ver, sustancialmente, con la integración de las artes con la vida. Es decir con una estética de
la vida: y como representante de comunicar esta estética de la vida, no he podido omitir a los
que tanto hacen para mantener vigente en el niño lo que le es propio, su mundo imaginario
de fantasía y creatividad.
Esta función la cumplen poetas, músicos y literatos, en los cuentos y los espectáculos
musicales y teatrales. Son verdaderos juglares de la educa ció no formal; mantienen en el
niño la vigencia de la imagen, la palabra, el ritmo, la visión. En todos ellos prevalece el amor
a la infancia. Espero, con entusiasmo, que podamos contar con un lugar concreto y claro en
el sistema educativo vigente.
Juego y arte o el arte como juego informan la dinámica del taller ajustada a los tiempos y los
espacios que el proceso evolutivo y de crecimiento del niño requieren. Evolución y
crecimiento que, básicamente, es social, integrativo. Aquí nace una cultura que posee sus
propios códigos, desde la mera descarga egocéntrica de su primera adaptación hasta la
simbolización; desde el hacer concreto hasta la conceptualización.
El niño, en su identidad sensorial, es cuerpo que siente y que al sentir piensa y memoriza,
descubriendo y descubriéndose, siempre a partir de su propia experiencia.
Nacen entonces alternativas tendientes a la articulación entre la cultura que el niño genera —
y le es propia— y la contención pedagógica con que se lo educa, respetándolo y
estimulándolo.
La infancia no representa una etapa de transición, sino el núcleo del ser humano, sin cuyo
impulso pierde la posibilidad de crear.
El hacer total de “La Escuelita” está inscrito en la prevención que significa, desde luego, una
canalización sistematizada en un espacio contenedor de lo que el niño naturalmente expresa.
Donde él es el incuestionable sujeto de toda la acción.
La sociedad consumista privilegia el perfil del adulto que produce y considera la infancia
como un espacio más de la geografía utilitaria. Le impide así vivir con plenitud la etapa más
rica del desarrollo de la persona humana, involucrándola en el mundo de los estímulos
equívocos de la televisión y los juguetes del mundo mercantil.
“Hay que saber guardar la frescura con que un niño se acerca a las cosas; es preciso
proteger esa inocencia. Toda la vida se debe ser un niño y un hombre que saca fuerza de las
cosas”, señala Henri Matisse.
“La Escuelita” desarrolla esta dinámica del trabajo-juego en los talleres de plástica, música y
expresión corporal, que no exceden nunca los veinte miembros, respetando siempre las
posibilidades reales de los chicos y sin imponer exigencias que no correspondan al momento
del proceso evolutivo que éstos están viviendo. Este criterio educativo y su larga trayectoria
le han valido el auspicio, en 1990, del Ministerio de Educación y Cultura de la Nación, de la
Subsecretaría de Educación de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires y del Fondo
Nacional de las Artes, y en 1991, de UNICEF Argentina. Asimismo, el Fondo Nacional de las
Artes y la Sección Argentina de la Asociación Internacional de Críticos de Arte auspiciaron
en 1996 el proyecto de “Educación por el Arte” elaborado por “La Escuelita” para su Primer
Jardín Argentino de Educación por el Arte. En el mes de noviembre del mismo año, el
Senado de la Nación Argentina resolvió “declarar de interés cultural y educativo la actividad
que desarrolla ‘La Escuelita’, Centro de Expresión Infantil, por considerar que la misma cons
tituye un valioso aporte al desarrollo de las potencialidades creativas”, y en 1997 el Gobierno
de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires la reconoció como institución que ha aportado
significativamente a la visión del niño y sus facultades creativas.
“La Escuelita” ha mantenido en el tiempo este claro objetivo educativo integrador, en el que
valoriza el hacer como medio indispensable del aprendizaje. Por ello es que abre sus puertas
y extiende su pedagogía a otros sectores sociales. Con esa intención, en octubre de 1962 se
fundó la asociación civil VEA (Visión Educacional Antropológica) que, como digo, tiene por
finalidad la proyección de esta experiencia pedagógica a la comunidad, instrumentada
mediante un instituto de Formación Docente y la Escuela Primaria de Educación por el Arte
que se inauguró en 1997.
Para los que, como yo, han leído el libro de Olga Cossettini Escuela Serena y su breve
cuaderno “El lenguaje y la lectura en primer grado” (Eudeba, 1961), como el de Leticia
Páginas de un diario de clases, llenos de frescura, con la originalidad de teorizar sobre la
praxis, ya que no había modelos, y el de Luis F. Iglesias Didáctica de la expresión, es vital
encontrar esa visión del niño que rescata y estimula su capacidad de asombro y
descubrimiento; acceder, como accedieron estos pioneros de la educación por el arte, a las
experiencias del vínculo establecido maestro-alumno en un clima de confianza y amor.
He escrito pioneros, pero más justo es decir seres dotados de una percepción singular,
profunda, que hubieran podido hacer escuela productiva de identidad propia si hubieran sido
apoyados, estimulados, reconocidos. Sucedió todo lo contrario. La escuela dirigida por Olga
Cossettini, en Carrasco, una experiencia de 15 años, quedó trunca cuando la cerraron en
1951; Luis F. iglesias recibe, recién a los 80 años, el homenaje tardío. En esto también se
relacionan las experiencias de la Bauhaus con las latinoamericanas: no se las acepta en su
operatividad real y concreta sino que se las considera proyectos utópicos fuera de la
realidad. Por algo decía Herbert Read: “Creo que el defecto de i1uestro sistema educacional
es precisamente nuestro hábito en establecer territorios separados y fronteras inviolables. No
hago distinciones entre ciencia y arte sino como método. El arte es representación. La
ciencia es explicación de la misma realidad” (Read, 1991).
CONCLUSIONES
Lo que caracteriza las experiencias educativas, que lo más sintéticamente posible he citado
precedentemente, es que toen relación con la educación y la función social que ejercen y que
en la práctica educativa mantienen una indisoluble unión con lo que en “La Escuelita”
denominamos expresión-aprendizaje. Estos modelos rompen con lo establecido y dan nueva
vigencia al por qué y al para qué de la educación y sus instituciones, y son posibles en virtud
de un conjunto de voluntades orientadas con sentimiento y energía hacia los postulados de la
educación por el arte.’
“La buena educación, la que tienda a preparar al individuo para una actitud creadora y para
el equilibrio de la vida, debe conducirle más allá de la mera información factual y el
conocimiento libresco hacia la experiencia personal directa, hacia la acción.” En este
compromiso de lograr una educación más personalizada, de poder “descubrir” los hechos por
sí mismos, es como el conocimiento llega a ser sabiduría, afirma Gropius.
Olga Cossettini admite con dolor que “La escuela ha rehusado también reconocer en el niño
la necesidad de la expresión creadora de su educando, lo ahoga casi siempre
subordinándolo a su ‘yo’ categórico, al imperativo de la escuela, de su programa, de sus
horarios y de su examen”, y expresa toda la responsabilidad que le cabe a la escuela en el
desarrollo de la capacidad creadora del niño: “... para que la expresión creadora se concrete,
necesitamos estar bajo el estímulo de una energía que gravite constantemente en torno del
niño, elevando ese impulso vital profundo, esa fuerza creadora, eje de la vida que impele al
hombre a crecer en potencia de espíritu. En el plano de la educación, esa energía será la
escuela, y será el maestro, fuente de amor que irradiará en torno su calor y su luz”. Y añade
que sin esa energía, la expresión creadora no llegará nunca a la superficie y morirá:
“El niño habrá muerto en su más profunda individualidad”.
Para poder recuperar nuestros sentidos es básico poder recuperar nuestro cuerpo, en su
sensibilidad. Cuanto más pequeño es un niño, más necesita de un cuerpo maestro que lo
entienda y lo perciba. No es el niño el que tiene que comunicarse como un adulto para que lo
entiendan, sino el maestro el que puede recuperar su infancia para estar con el niño. La
infancia no representa una etapa de transición sino el núcleo del ser humano, sin cuyo
impulso el hombre pierde su identidad más genuina.
Para ello, para no perder nuestro espacio de infancia, educar por el arte es una alternativa
válida, necesaria de recoger, sistematizar, difundir, aplicar. Lo atestiguo desde mi experiencia
de más de 30 años en este modelo flexible, abarcativo, integrador, movilizante, que se
enriquece año tras año, en el siempre renovado mundo infantil y que mientras se esté atento
a él, es capaz de aportarnos esa concreta realidad fantástica, versátil, conmovedora, que
alguna vez todos intuimos en las poéticas líneas de El Principito.
1. Por eso creo importante y justo nombrar aquí al equipo que me acompaña en “La
Escuelita”, este Centro de Expresión Infantil, Jardín y Escuela Primaria de Educación
por el Arte (EGB), del cual soy directora-fundadora. En los cargos de Coordinación
Pedagógica, la profesora Susana González y las licenciadas Nora Cassinelli y Ana
D’Andrea. Como directora de la Escuela Primaria, licenciada Lola López Mañé y en el
cargo de Coordinación, la licenciada Leni Bitrán. Los maestros son los mediadores
eficaces que concretan cotidianamente el quehacer educativo. Nuestro asesor cultural
es el profesor Horacio Safons.
La característica del equipo docente y de la coordinación de “La Escuelita” es que sus
integrantes creen, tienen la convicción de participar en una alternativa cálida de la
educación, a la que aportan idoneidad y vocación.
BIBLIOGRAFÍA