064 Genero y Ciudadania Sexual
064 Genero y Ciudadania Sexual
Objetivos
Contenidos
Módulo 1
Módulo 2
Módulo 3
Módulo 4
Introducción:
La violencia (independientemente de la condición cultural o económica), no
sólo se ha instalado en el poder y en las calles, sino también en el interior de
cada individuo, en las relaciones de familia y en las instituciones educativas.
Cuando hablamos de violencia, no nos estamos refiriendo sólo a la violencia
física, también existe una violencia económica, psicológica, social, etc.
Existe asimismo una violencia racial conocida como discriminación,
segregación y xenofobia.
La violencia crece así en las relaciones familiares, en el barrio, en la escuela,
en fin en toda la sociedad.
El problema de la violencia no se podrá resolver aplicando ideas y prácticas
pasadas, como la pena de muerte, la “mano dura”, o la penalización de los
niños.
Coincidimos con que los problemas de inseguridad existen y se multiplican,
pero con un enfoque violento de ellos, no resultará la paz.
La violencia se ha instalado en el pensar, sentir y actuar de una sociedad que,
peligrosamente, observa cómo avanza y se consolida la “falsa ideología” que
dice: “no existe solución al problema de la Violencia”.
Nosotros desde este curso de capacitación estamos convencidas que esto se
puede modificar y los docentes enfrentamos un gran desafío en cuestiones que
tienen que ver con la violencia, en particular con la violencia de género,
actualmente no estamos ajenos y somos un referente muy importante para el
niño y su familia, por lo tanto insistimos en que es posible atenuar a través de
nuestras prácticas esta situación.
Resulta interesante para introducirnos en el tema de la violencia el análisis que
hacen los autores Juan José Pescio y Patricia Alejandra Nagy (2006) en su
libro “Hacia una cultura solidaria y no violenta”, estos autores plantean que esta
sociedad, compuesta por individuos aislados compitiendo entre sí por lograr la
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supremacía, lleva a que cada ser humano intente resolver sus problemas
personales en un nivel Individual.
“Cada uno interpreta sus problemas como consecuencia de “su particular
incapacidad” para vivir en “esta dirección correcta”. Además, supone que en
este medio social y económico “tan adecuado para triunfar”, cualquiera puede
hacerlo si tiene talento, suerte y se esfuerza lo suficiente. Por lo tanto, su
fracaso se debe a la suma de sus propias elecciones equivocadas y de ninguna
manera al entorno social y cultural.
No es fácil ver esta trampa, porque está muy bien disimulada al poner toda la
responsabilidad en el individuo y su libertad de elección, sin reconocer que se
elige entre condiciones dadas que no son equitativas y que la misma capacidad
subjetiva de elección es manipulada por los medios masivos y las amenazas de
quienes detentan el poder económico, político o militar.
Es necesario advertir que esos problemas individuales, organizacionales y
sociales son, en su última raíz, la consecuencia de una cultura que ignora que
lo esencialmente humano es nuestra capacidad para la convivencia solidaria.
Esta cualidad esencial es la que nos permite ponernos en el lugar del otro, y
reconocernos a nosotros mismos y a los demás como parte de una misma
Comunidad Humana.(…). Se trata, en definitiva, de la creencia acerca de “lo
que es verdaderamente humano” y tal concepción será la que determine el tipo
de sociedad e instituciones que generemos.
Esta sociedad, hoy planetaria, está mostrando cada vez a más gente a través
del circulo vicioso de la violencia y el sin sentido, por lo que, es necesario
convertir la dirección que lleva la civilización mundial que se está
consolidando”.
Es imprescindible valorar todos estos factores: Redes, organizaciones y sobre
todo la presencia del Estado con sus políticas como por ejemplo la Asignación
Universal por hijo, la ley 26.485/09 en la cual hay un reconocimiento y
compromiso con los grupos más vulnerables de nuestra sociedad, además de
otras tantas leyes muchas veces desconocidas que se relacionan con mejorar
la calidad de vida de las personas y poner un freno a través de la ley a la
violencia de genero.
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Módulo 1
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Contexto histórico de la violencia
“La violencia es un fenómeno sumamente difuso y complejo cuya definición no
puede tener exactitud científica, ya que es una cuestión de apreciación. La
noción de lo que son comportamientos aceptables e inaceptables, o de lo que
constituye un daño, está influida por la cultura y sometida a una continua
revisión a medida que los valores y las normas sociales evolucionan.
En este mundo en vertiginosa evolución, proteger la vida y la dignidad
humanas exige esforzarse por lograr un consenso y establecer normas
universales de comportamiento basadas en el desarrollo de los derechos
humanos”.(Constanzo, Beatriz)
En el documento sobre este tema Nelson Mandela afirma “que la violencia
medra cuando no existe democracia, respeto por los derechos humanos ni un
buen gobierno”….
La violencia siempre ha estado presente en la historia del hombre, pero esto no
quiere decir que sea connatural al ser humano o necesaria para su
supervivencia.
La violencia es una conducta aprendida, de aquí se deduce que el
comportamiento pacífico también puede aprenderse.
En cuanto al origen de la violencia contra las mujeres, la mayor parte de los
expertos coincide en que ésta manifestación en el seno familiar, se remonta a
la histórica concepción de poder y al uso tradicional de la violencia por parte del
padre o marido hacia los hijos y la esposa con el fin de mantener el equilibrio
de la estructura patriarcal.
Las tradiciones culturales, las costumbres sociales y las normas religiosas
también han defendido e inculcado la opresión absoluta de la mujer al hombre
y de los hijos a sus progenitores. Al hombre se le ha adjudicado una autoridad
incuestionable sobre su descendencia y sobre su mujer. Por ello se ha creído
con derecho a la obediencia y al respeto incondicional.
La protección e intimidad propia de la estructura familiar facilita la existencia y
el ejercicio de la violencia y el maltrato contra la mujer, ya que constituye el
núcleo en el que se produce una mayor interacción e implicación afectiva. En
su seno se resuelven de forma explícita e implícita aspectos relativos a la
convivencia, valores, deseos, adscripción a roles y opciones sobre decisiones
incompatibles.
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Desde este punto de vista, la mujer soporta un grado de conocimiento
biográfico mutuo muy alto, solapamiento de aspectos de intimidad y estrés
tanto de causa interna como externa. De hecho, el maltrato se produce con
más frecuencia en las relaciones comprometidas que en las casuales o sin
proyecto vital común.
Afortunadamente, el desarrollo de nuevos valores sociales y, especialmente, la
incorporación de la mujer al mundo laboral, ha permitido que éstas ganen más
autonomía e independencia, abandonen su situación de víctimas y consigan
una posición igualitaria respecto al hombre.
A partir de lo mencionado anteriormente, se concibe a la violencia según
la Organización Mundial de la Salud (O.M.S.) como:
“El uso intencional de la fuerza o el poder físico, de hecho o como amenaza,
contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga
muchas posibilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos,
trastornos del desarrollo o privaciones”. (La violencia, un problema mundial de
salud pública. Pág., 5).
De acuerdo a esta concepción, la violencia siempre implica el uso de la fuerza
para producir un daño; es una forma de ejercicio del poder mediante el uso de
la fuerza (ya sea física, psicológica, económica, política...); constituyéndose el
empleo de la fuerza, en un método posible para la resolución de conflictos
interpersonales, como un intento de doblegar la voluntad del otro, de anularlo,
precisamente, en su calidad de otro.
La violencia es un fenómeno sobre el cual experimentamos muchas vivencias.
La violencia se desarrolla en diferentes ámbitos: social, político, económico,
familiar. En nuestra sociedad, sin embargo, consideramos a la familia como un
reducto de amor en donde nos parece inaceptable la coerción física o psíquica,
concepción que luego analizaremos en detalle.
La violencia doméstica o familiar no constituye un problema moderno, aunque
sólo en las últimas décadas la sociedad parece preocupada por ponerlo de
manifiesto y hallar soluciones.
Entonces podríamos afirmar que el término “violencia familiar” hace
referencia a una situación de poder y alude a todas las formas de abuso
que se dan en las relaciones entre los miembros de la familia. Entendiendo
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por relación de abuso toda conducta que, por acción u omisión, ocasionan
daño físicos y / o psicológico a otro miembro de la familia.
Para hablar de violencia familiar, esta relación de abuso puede ser crónica,
permanente o periódica.
El Consejo de Europa define la violencia familiar con los siguientes
términos:
“Toda acción u omisión cometida en el seno de la familia por uno de los
miembros…, que causa un serio daño al desarrollo de su personalidad…”
En general la violencia es ejercida sobre los miembros más débiles de la
familia, niños mujeres, y ancianos y es el adulto masculino quien más
frecuentemente utiliza las distintas formas de abuso.
Las formas de violencia que existen son: físicas, sexuales, emocionales.
El tema de violencia familiar lo comprendemos como un problema
social.
Se cree que al desarrollarse la violencia en el ámbito privado familiar es
una cuestión de cada uno. Si se considera a cualquier acto de violencia de una
persona contra otra como un crimen, este problema deja de ser privado para
ser social.
Actividad de autoaprendizaje
Relea el marco teórico y contraste su respuesta inicial sobre el concepto de
violencia.
A-¿Qué similitudes y/o diferencias observa?
B- Realice con los datos obtenidos una nueva conceptualización del término
violencia.
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Las transformaciones de la familia a lo largo de la historia.
Antes de desarrollar los modelos familiares nos parece pertinente abordar las
transformaciones familiares a lo largo de la historia, El historiador Lawrence
Stone (1981) ha registrado algunos de los cambios que condujeron desde la
forma de vida familiar medieval a la familia moderna. Distingue tres faces
principales en el desarrollo de la familia a lo largo de un período de 300 Años,
desde el siglo XV hasta el siglo XVIII. La forma de familia predominante en la
primera fase de este período era la familia nuclear que vivía en un hogar
bastante pequeño, pero muy integrada en las relaciones con la comunidad,
incluyendo las relaciones con otros parientes. La familia no estaba claramente
separada de la comunidad. Antes de la industrialización, la mayoría de las
familias eran también unidades de producción que trabajaban las tierras o
ejercían un oficio. La selección de la pareja matrimonial generalmente no
estaba determinada por el amor o el afecto, sino por los intereses sociales y
económicos implicados en la continuación de la empresa familiar y en el
cuidado de las personas dependientes. Según Stone, en aquella época la
familia no era un grupo principal donde sus miembros recibían afecto, como
ocurrió posteriormente. El sexo dentro del matrimonio no se consideraba una
fuente de placer, sino que era necesario para engendrar hijos.
A este tipo de familia siguió la denominada patriarcal restringida, que se
extiende desde principio del siglo XVI hasta comienzo del siglo XVIII. Dicho
modelo familiar estaba restringida, a los estratos superiores de la sociedad e
implicó un periodo de transición. Tuvo sin embargo una gran importancia, pues
de ella emergieron actitudes que desde entonces se han hecho más o menos
universales. La familia nuclear se convirtió en una entidad más independientes,
separadas de los vínculos con el resto de los parientes y la localidad local,
asociada a un fuerte énfasis en el amor de los esposos y de los padres, aunque
hubo también un aumento del poder autoritario del padre.
Según Stone, la familia patriarcal restringida fue progresivamente sustituida
por la familia nuclear doméstica cerrada, un grupo vinculado por estrechos
lazos emocionales, con un alto grado de privacidad doméstica, preocupado por
la crianza de sus hijos y con una absoluta separación entre el hogar y el mundo
del trabajo. Este es el tipo de organización familiar que persiste en el siglo XXI.
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La familia nuclear doméstica cerrada estuvo marcada por el surgimiento de
vínculos matrimoniales basados en la selección personal guiada por normas de
afecto o por el amor romántico. Los aspectos sexuales del amor comenzaron a
ser glorificados dentro del matrimonio y no solo en las relaciones
extramaritales. Este tipo de familia llegó gradualmente a ser más o menos
universal en los países occidentales al extenderse la industrialización. La
elección de un compañero comenzó a basarse en el deseo de una relación que
ofreciera afecto y amor.
La segunda Guerra Mundial dislocó los matrimonios y la vida familiar. Un alto
porcentaje de mujeres salió a trabajar fuera del hogar por un salario, la tasa de
divorcios aumentó y aparecieron nuevas formas de vida matrimonial y familiar
(cohabitación sin casamiento, hogares monoparentales y familias
“ensambladas”).
A partir de este momento se acentuó una revolución demográfica que iba a
tener importantes consecuencias en la vida cotidiana de hombres y mujeres: el
matrimonio comenzó a concentrarse más tardíamente, la tasa de fertilidad
declinó y las tasas de divorcios continuaron creciendo.
En lo que respecta a los roles en el interior de las familias, en las décadas de
los años 1950 y la primera parte de 1960, culmina el modelo de desempeño
que, con ligeras variaciones, había prevalecido desde la revolución industrial:
los hombres ganaban el pan; las mujeres, al ocuparse de los doméstico, se
encargaban de que ellos pudieran salir a trabajar. Este proceso llevó a la
transformación de las figuras paternas de poderosas y dominantes en ausente
distantes.
Esta serie de cambios sociales que se han producido en occidente a lo largo
de las últimas décadas del siglo XX han influido en los significados que las
personas atribuyen tanto en la maternidad como en la paternidad. En particular
merecen citarse como influyentes en dichos cambios la masiva incorporación
de las mujeres del mercado laboral, su continuación en este último después de
tener hijos, la disminución en el tamaño de las familias y la mayor aceptación
de las prácticas anticonceptivas.
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ACTIVIDAD DE REFLEXION
Les proponemos un ejercicio. Tomen una hoja en blanco y escriban que creen
que espera nuestra sociedad de las mujeres. Luego escriban que espera la
sociedad de los hombres.
Éste podría ser el resultado del ejercicio de reflexión:
Cuestión Nº 2
Fijémonos en las expectativas que se repiten en mujeres y hombres:
Es evidente que algunas expectativas se repiten, finalmente somos seres
humanos y en estos tres ejemplos observamos que -en principio parece que se
espera lo mismo de una mujer y de un hombre.
Quizás las diferencias las encontraríamos, por ejemplo, en el grado de
independencia.
MUJERES
Que sean independientes
Que trabajen
Que sean madres
HOMBRES
Que sean independientes
Que trabajen
Que sean padres
Actividad
A-¿Qué diferencias existen entre la idea de familia hoy y la idea de flia hace
100 años?
B-¿Cómo influyó en la organización familiar el hecho de que las mujeres
salieran a trabajar a la par de los hombres?
Fundamente a partir del marco teórico la respuesta.
Actividad
Lean la siguiente frase: “la familia patriarcal restringida fue progresivamente
sustituida por la familia nuclear domestica cerrada, un grupo vinculado por
estrechos lazos emocionales, con un alto grado de privacidad doméstica,
preocupado por la crianza de los hijos y con una absoluta separación entre el
hogar y el mundo del trabajo”
¿Qué entienden por separación entre el mundo del hogar y el mundo del
trabajo? ¿Qué consecuencias con respecto al tema de la violencia cree usted
evidenció este cambio? ¿Cómo vivencian sus alumnos este fenómeno en la
actualidad?
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Actividad
Lean el cuento: “la salud de los enfermos”(que se encuentra en el anexo)
perteneciente al libro Todos los fuegos, el fuego de Julio Cortázar. Reflexiona
sobre el mismo y lo visto hasta ahora en el curso, elabore un escrito con las
conclusiones.
Trabaje el texto con sus alumnos, describa la consigna y escriba las
conclusiones de dicho abordaje.
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Violencia de género; manifestaciones de la violencia.
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mujer atiende a la casa y cuida los hijos, etc., y los hombres salen a trabajar
para proveer el sustento familiar.
Además de la identificación de los rasgos atribuidos a hombres y mujeres, lo
que defiende el enfoque de género es el análisis de las relaciones en
términos de desigualdad social y del ejercicio del poder. Esto implica un
particular énfasis en la identificación de las situaciones de inequidad que sufren
las mujeres, a partir de la subordinación a los hombres, que durante muchos
siglos han ejercido el poder en la sociedad. Los roles sexuales son definidos
por la sociedad y la cultura en las que se desarrolla la vida de los individuos.
Se refieren a los criterios acerca de cómo se supone que se debe comportar,
como debe sentir, como debe pensar y qué apariencia debe tener una persona
con una determinada identidad sexual.
El apartarse de los roles de género esperados puede ocasionar conflictos, en
el sentido de que la persona sea vista con atributos de un género que no es el
suyo, lo que no es aún bien tolerado en muchos grupos sociales.
Estereotipos de género
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Conceptualización de la violencia de género.
1
Bourdie Pierre. La dominación masculina. Madrid, Alianza 1999.
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significativa su vulnerabilidad. Se asume que las relaciones asimétricas de
poder entre hombres y mujeres existentes en nuestra sociedad son un factor
relevante en la dimensión y gravedad que tiene la violencia hacia las mujeres al
perpetuar su subordinación y desvalorización. La violencia por razones de
género adquiere muchas formas – físicas, sexuales, psicológicas, libertades
restringidas, coerción y amenazas- que se producen tanto en el ámbito público
como privado. Los hombres, las mujeres y los niños, todos son víctimas de esta
“forma de género” de la violencia. A pesar de ello, es predominante la violencia
del hombre o violencias de los hombres hacia las mujeres.
El alcance y los efectos de la violencia por razones de género son profundos,
es una plaga en todas las sociedades de todas las regiones del mundo, casi
ningún grupo, sin tener en cuenta su cultura, clase o situación, es inmune a su
devastación, insidiosamente incapacita a las familias y a las alianzas, y a las
capacidades de muchas a relacionarse entre sí o con otros mediante el amor,
la compasión o el respeto ya que la violencia extiende el miedo y el odio a uno
mismo como un virus – un virus que consume los derechos básicos tanto de los
adultos como de los niños. En un sentido más amplio, la paz, la libertad. Para
acabar con ésta es necesario el compromiso y las estrategias a lo largo puesta
en marcha por todos los sectores de la sociedad civil y el Estado cumpliendo
en máximo con la legislación vigente a la que han adherido los distintos
gobiernos en materia de derechos humanos, en la búsqueda de un cambio en
la mirada sobre las posiciones de los sujetos que atraviesan esta problemática,
es indispensable un cambio en la mirada respecto a la mujer y su lugar en la
sociedad2.
2
Defensoria del Pueblo de La Matanza. Jornada de Problemáticas Actuales: Violencia de Género.
Buenos Aires. 2009
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Actividad
Desarrolle el origen de la violencia de género con sus palabras según la
bibliografía aportada en este módulo
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Actividad :
Le proponemos que lea el siguiente cuento de Graciela Montes y DISEÑE UNA
SECUENCIA DIDACTICA ( en donde se exalten los valores positivos de la convivencia
familiar) para realizar con su grupo de alumnos teniendo en cuenta los conceptos
abordados.
La Familia Delasoga
Había una vez una familia muy unida. Estaba compuesta por el papá, la mamá y sus dos
hijos: Marta y Pedro. Pero más que una familia unida era una familia atada, porque su mamá
un día tomó una larga y flexible soga y los ató a todos. No fue fácil acomodar tantos metros
de soga... pero se fueron acostumbrando. La mamá pensaba que esta era una manera ideal
para controlar lo que todos hacían y que no les pasara nada. Y así, todos atados unos a
otros con una soga espléndida y muy flexible podían hacer de todo. Bueno... casi todo.
El papá, todas las mañanas iba a su trabajo, pero claro, su oficina quedaba cerquita y los
chicos iban a la escuela que quedaba justito a la vuelta de la casa. La mamá se quedaba
tranquila, sabiendo que no había nada que pudiera sucederles. Se las arreglaban bastante
bien... Mejor dicho, se iban acostumbrando, porque había cosas que no podían hacer. Por
ejemplo, cuando los chicos salían a dar una vuelta a la manzana con los patines, Pedro no
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podía ir y miraba triste desde su casa.
Y claro... Marta, tampoco llegaba al gimnasio con su soga ni a los cumpleaños de sus
amigas... Mucho menos a las caminatas que hacían las chicas por el parque. Eso sí... a la
mamá también le daba un poco de pena no poder ir a pasear con sus amigas y conocer
otros lugares. Pero no se cansaba de repetir: "Con esta soga sí que estoy segura que nada
podrá pasarles". Y ni hablar del papá: a él le hubiera gustado ir a la cancha a gritar el gol de
su equipo favorito. Pero, lógico... la soga no daba para tanto... Pasaron años comprando
rollos y rollos de soga. La mamá cuidaba todos los detalles. No les sucedió nada de
verdad... ni bueno ni malo... Allí estaban con sus sogas limpitas y sin hilachar.
Una tarde, mientras la mamá cosía, miraba las soguitas enruladas en el piso y descubrió que
les tenía rabia. Entonces, por arte de magia, vio salir una brillante tijera de su costurero. La
miró fijo y le dijo: "Si quieren crecer y ser libres e independientes, corten sus sogas. Verán lo
lindo que es alcanzar las cosas en la vida por uno mismo; aunque se equivoquen y vuelvan
a comenzar: Poder salir con la alegría de querer volver; poder hacer cosas, sabiendo que los
van a alentar si no están del todo bien. Ver cosas nuevas y entender que siempre hay algo
más por aprender." Cuando la tijera calló, por fin sucedió lo que tenía que suceder. La mamá
tomó una por una las sogas y las cortó. Al caer las mismas al piso, todos salieron corriendo
a hacer lo que más les gustaba. Ese día, los cuatro Delasoga pasaron cuatro tardes
distintas. Al volver a casa se abrazaron fuerte y se contaron muchas cosas.
Delasoga no hablaron más.
¿Para qué iba a hablar de sogas una familia tan unida?
Graciela Montes
del libro "Pajaritos en bandada"
Editorial Colihue
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TRABÀJELO CON SUS ALUMNOS Y DESCRIBA LO QUE SURGIÒ EN LA
CLASE Y SU INTEVENCION DOCENTE
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Concepto de maltrato, poder, género, violencia, discriminación, Derechos.
Poder: Es un término que proviene del latín y que significa ser capaz de poseer
algo o lo que es lo mismo ser potente para tener el dominio o posesión de un
objeto físico o concreto de dominar.
Discriminación:
Es toda distinción, exclusión, restricción o preferencia basada en criterios
raciales, religiosos, culturales, políticos, sociales, económicos, de género, sexo
o nacionalidad, que tenga por objeto o por resultado anular o menoscabar el
reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad, de los derechos
humanos y libertades fundamentales de cualquier grupo de personas.
Derechos
La palabra derecho proviene del termino latino directum, que significa “lo que
está conforme a la regla”. El derecho se inspira en postulados de justicia y
constituye el orden normativo e institucional que regula la conducta humana
en sociedad. La base del derecho son las relaciones sociales, las cuales
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determinan su contenido y carácter. Dicho de otra forma, es un conjunto de
normas que permiten resolver los conflictos en el seno de una sociedad.
La violencia de género tiene que ver con “la violencia que se ejerce hacia las
mujeres por el hecho de serlo”, e incluye tanto malos tratos de la pareja, como
agresiones físicas o sexuales de extraños, mutilación genital, infanticidios
femicidios, etc.
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Verbal: está asociada a la psicológica, se expresa en manifestaciones verbales
despectivas y por medio de insultos que provocan una desvalorización y baja
autoestima en la persona, y a menudo van acompañadas de una violencia
física.
Dentro de esta categoría podrían incluirse otros tipos de violencia que llevan
aparejado sufrimiento psicológico para la víctima, y utilizan las coacciones,
amenazas y manipulaciones para lograr sus fines.
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CATEGORÍAS DE LA VIOLENCIA
Maltrato hacia ancianos: todo acto que por acción u omisión provoque daño
físico o psicológico a un anciano por parte de un miembro de la familia.
Comprende agresiones físicas, tratamientos despectivos, descuido en la
alimentación, el abrigo, cuidados médicos, el abuso verbal, emotivo y
financiero, la falta de atención, la intimidación, las amenazas, etc. por parte de
los hijos u otros miembros de la familia.
Maltrato hacia discapacitados: todo acto que por acción u omisión provoque
daño físico o psicológico a un discapacitado por parte de un miembro de la
familia. Comprende maltrato físico, emocional y financiero, y abandono físico y
emocional.
Actividad
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Actividad de integración
El modelo ecológico
Desde una perspectiva ecológica, necesitamos considerar simultáneamente los
distintos contextos en los que se desarrolla una persona, si no queremos
recortarla y aislarla de su entorno ecológico:
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a. El contexto más amplio (microsistema) nos remite a las formas de
organización social, los sistemas de creencias y los estilos de vida que
prevalecen en una cultura o subcultura en particular. Son patrones
generalizados que impregnan los distintos estamentos de una sociedad
(por ejemplo, la cultura patriarcal)
b. El segundo nivel (exosistema), que está compuesto por la comunidad
más próxima, incluye las instituciones mediadores entre el nivel de la
cultura y el nivel individual: la escuela, la iglesia, los médicos de
comunicación, los ámbitos laborales, las instituciones recreativas, los
organismos judiciales y de seguridad
c. El contexto más reducido (microsistema) se refiere a las relaciones cara
a cara que constituye la red vincular más próxima las persona. Dentro
de esa red, juega un papel privilegiado la familia, entendida como
estructura básica del microsistema.
La dificultad para considerar la compleja red de contextos en los que surge
una determinada problemática “individual” queda resumida en el siguiente
párrafo del texto de Bronfendrenner:
Actividad
Describa el modelo de intervención ecológico, mencione un ejemplo
para su análisis real o imaginario y analícelo a la luz de la teoría que
responde al modelo ecológico
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Relación genero – sexualidad desde la perspectiva educativa:
ACTIVIDAD
Para indagar las cuestiones de género con sus alumnos les
proponemos le proponemos la siguiente actividad para el aula:
Lea el siguiente cuento a sus alumnos. “Historia de ratita” de Laura
Devetach, en el libro “Monigote en la arena” Editorial: Alfaguara Infantil
Lugar y fecha de edición: Buenos Aires, mayo de 2011 Ilustraciones:
Eleonora Arroyo Cantidad de páginas: 64 Serie: Amarilla (desde 6 años)
Resumen del cuento: “Historia de Ratita” es una versión libre de “La
princesa ratona”, del Panchatantra; en este relato encadenado, se
plantea la iniciación de un personaje femenino que abandona la casa
paterna para descubrir el mundo y el amor, pero sin renunciar a su
libertad.
ESCRIBA LO SURGIDO LUEGO DE LA LECTURA. ¿Cuál fue su
intervención?
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ACTIVIDAD FINAL DEL MODULO
Una forma que tiene el Estado de respetar los Derechos de las personas es a
través de las políticas públicas y el dictamen de leyes. En nuestro país tienen
relevancia la Ley de violencia de genero 26.485 y en este último tiempo la
Ley de asignación Universal por hijo (24.714).
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Actividad:
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La violencia, sigue actuando entre nosotros como si fuera el único
medio, por el cual algunos seres humanos se pueden comunicar.
Frente a esta situación de violencia es de vital necesidad el compromiso
activo y participativo de la escuela para revertir esta problemática que nos
afecta a todos en la actualidad.
No cabe duda que la violencia en la familia, forma parte de tanta violencia. Se
ve a diario como madres y padres dañan tanto física como psicológicamente a
sus hijos, dando un claro ejemplo, de futuras personas violenta.
Esta realidad se ve reflejada en algunos niños en la sociedad, que actúan en
una forma vandálica, esto se debe a la formación, a la falta de amor en sus
casas, a la falta de conocimientos que no les permite razonar e integrarse a la
sociedad como personas integras y buenos ciudadanos.
En la formación integral de los niños es importante la responsabilidad de la
familia y la vinculación de ésta con la escuela.
Si bien la escuela no es el único agente que incide en la formación personal y
social, ética y ciudadana de los individuos y los grupos, si es responsable de
garantizar que el niño se eduque en una institución que defienda sus derechos.
Sabemos que, el fin de la educación es procurar el desenvolvimiento de la
personalidad de los niños de nuestras instituciones educativas de acuerdo con
sus aptitudes, tratando de favorecer su adaptación social, preparándolo para
desempeñarse adecuadamente en su realidad presente e ingresar en la
comunidad a la que pertenece como un miembro útil y responsable.
La época actual nos indica la necesidad de realizar múltiples esfuerzos
educativos para intentar revertir esta problemática social.
Las transformaciones que surgieron en las familias en las últimas décadas y
los conflictos de violencia que se dan en la vida familiar y en la sociedad, nos
lleva a pensar que se necesita un cambio cultural que modifique el espacio
psíquico en que los niño crecen y los adultos contribuyan a generar y
mantener. Para ello la escuela cumple un rol fundamental como institución que
debe acercarse y acompañar a las familias en este proceso.
Nuestra cultura patriarcal centrada en la dominación y en el sometimiento, en
las jerarquías, en las desconfianzas, en el control, en la lucha y la
competencia, es una cultura generadora de violencia.
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La prevención de la violencia de género aparece en el horizonte social e
histórico de las sociedades de fines del siglo XX como una necesidad,
cuya atención es impostergable y reclama la convergencia de respuestas
educativas y asistenciales.
LEA EL SIGUIENTE INFORME SOBRE VIOLENCIA DE GÉNERO
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convertido en fuente inagotable de chistes. Tal vez porque O’Neill sobrevivió, el
episodio se leyó más en clave de comedia que como intento de asesinato, y
apenas si fue recordado cuando terminaba el verano de hace veinte años y
empezaba la investigación de lo que marcó un antes y un después en la
atención que sociedad, Estado y medios prestaron a la violencia de género.
Nora Dalmasso, tal vez María Marta García Belsunce, seguramente Rosana
Galliano, por mencionar sólo los casos con trascendencia nacional y derroches
de tinta y minutos de aire, son otros de los nombres que retornan cuando se
piensa en crónicas periodísticas en ocasiones sembradas de lecturas
prejuiciosas y tan violentas como los episodios que terminaron por matarlas.
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Vale decir: ante una mujer asesinada, no siempre funciona el reflejo de
pensarla en términos de violencia de género, incluso cuando resulte evidente.
¿Veinte años no son nada?
Pero aunque Dalmasso dejó de ser invocada con el diminutivo juguetón y era
claro que su muerte había sido violenta, aunque se dijo que ella era, antes que
una amante arriesgada, la víctima de alguien, a pesar de todo eso, lo que
siguió fue más de lo mismo. Se habló de sus muchos amantes, se barajó la
necesidad de realizar una “autopsia psicológica” y se insistió con rastrear en su
vida las huellas del destino fatal.
¿Qué tienen en común todos estos casos? Antes que por descifrar una muerte
violenta para llegar a un criminal, el juicio público se vuelve sobre la víctima
para realizar con minuciosidad una historización biográfica que explique el
camino que llevó a la muerte. No importa la evidencia de una violencia
padecida y no auxiliada, sino la irremisible caída anunciada de una mujer hacia
la muerte: en inicios de 2008, no es otra cosa que la versión políticamente
correcta del clásico “ella se lo buscó”.
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asesinato de una mujer a manos de su marido, coinciden palmo a palmo con lo
que sucedió ante la muerte de Dalmasso y Galliano, por mentar sólo algunas.
Allí también se habló de la moral privada, en lugar de preguntarse sobre la
construcción de las relaciones violentas y la reacción y la responsabilidad
social ante ellas, se lo trató “como un hecho que pone en juego la moral
privada, y desde allí operó su visibilidad”. Como en los otros casos, la víctima
tuvo que salir a ser defendida: también allí se alegó que ella no lo merecía, que
era buena persona. Y si la víctima hubiera sido antipática, ¿qué? ¿Es
realmente menos defendible por eso? No sin consecuencias sociales, en el
“caso D” la mujer también debió ser defendida de acusaciones morales, por lo
que las investigadores observaron con claridad que si tal cosa sucede es
porque la mujer no santa es construida, aun, como merecedora de la violencia,
“porque se sigue vinculando la violencia contra la mujer con el deseo sexual”. Y
agregan: habitualmente en estos casos la violencia queda desplazada del
debate: no se habla de la negligencia del Estado para intervenir a tiempo, de
los amigos y familiares que no acudieron en auxilio, “el caso había sido
construido como un drama pasional más, sin atender a sus fuertes
características de violencia doméstica y sexista. Que en ningún momento
suscitó una reflexión sobre este tipo de violencia, como un extremo posible de
toda violencia contra las mujeres”. A eso podríamos sumar: no es sólo la figura
de la puta, también la de la ingrata: en el caso Galliano, Arce clama su lugar de
víctima, todavía enamorado e irreversiblemente “cornudo”. Por supuesto: él
puede decir cuánto quiera, el escozor nace, en realidad, en que esa voz tenga
espacio. No deja de ser tan sospechoso como lo era Pocho Vargas cuando,
aun en juicio porque la acusación de haber violado a Romina Tejerina no se
había resuelto, Rolando Graña decidió dedicar la mitad de su programa a una
entrevista con él, habida cuenta de que la otra mitad del tiempo había
entrevistado a Romina. Claramente, la teoría de los dos demonios, sí, pero
aplicada al género. Y aún peor: esa equivalencia que suele establecerse entre
víctima y victimario, la misma –desde ya– que se aplicó al caso de Monzón y
Muñiz, sigue vigente. Si Arce nada tuvo que ver, si Rosana es a fin de cuentas
la víctima de un asesinato, ¿por qué dar espacio a discutir su vida privada?
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Decía Marta Ferro, la cronista de policiales más sólida del diario Crónica, que
ella había logrado establecer una pauta en ese diario: nunca darle la palabra al
golpeador. ¿El argumento? “No me gustan los torturadores. Mostrábamos los
cadáveres de las mujeres y las fotos que evidenciaban cómo las habían
desfigurado... eso cuando querían hacer la denuncia, porque la policía no
tomaba la denuncia. Pero cuando los policías leían la nota en Crónica, iban a
buscar a la mujer y hacían lo que tendrían que haber hecho antes.”
El 27 de enero, un cable que fue reproducido por diarios de todo el país dio a
conocer la muerte de una adolescente en un hospital de Berazategui. Daniela
A. había sido internada ocho días atrás, “en grave estado, con cortes y
quemaduras aparentemente provocadas con una picana eléctrica”, las
quemaduras estaban en su cabeza y rostro. Tenía 16 años y hacía cinco
meses convivía con su novio, un hombre de 30. Había sido encontrada en una
zanja, cerca de la casa que compartía con él. Sus familiares y amigos contaron
una y otra vez que ella le temía, que él la amenazaba y era celoso de sus
amigos varones, que no la dejaba ver a su familia y sus amigas, que más de
una vez le había pegado. El cable concluía: “si bien la familia de la adolescente
acusó al novio de la chica de ser el autor de un brutal ataque, los pesquisas
policiales no descartan que las heridas hayan sido autoinfligidas o provocadas
por accidente”.
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Actividad
Como ya dijimos en distintos momentos del curso, los modos en que mujeres y
varones organizan sus vidas y sus relaciones responden a diferencias socio-
históricas-económicas, políticas, simbólicas, etc.- que constituyen estrategias
de la producción de las desigualdades de género. Estas diferencias que se
presentan como únicas posibilidades, operan violencia en tanto construyen
consenso respecto de la inferioridad “natural y esencial” de las mujeres y de los
varones diferentes al varón hegemónico. Así, a la vez que, estas estrategias
invisibilizan la discriminación y violencia al colocar en el orden de lo natural las
desigualdades sociales; legitiman un orden social injusto.
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Los vínculos que entretejen los varones entre sí, las mujeres con otras mujeres
y los que entrelazan a ambos sexos conforman un particular circuito donde
desigualdad, discriminación y violencia se retroalimentan. La discriminación
hacia todos aquellos “diferentes” se constituye en un anclaje para otras
prácticas de violencia.
Según Morgade la discriminación ofrece justificaciones para ciertas prácticas
que, de no mediar estereotipos, resultarían injustificables. Se vive violencia que
no es sólo un golpe, también es el maltrato verbal y los modos violentos
inadvertidos.
Las violencias de género, en sus diversas expresiones, impactan en la
autoestima y en la imagen que construyen los sujetos de sí mismos, con sus
efectos en sus experiencias sociales. Se constituyen como prácticas, que
generan soportes desde donde pensar lo social, las relaciones de género y
explicar las propias experiencias.
Desde el orden hegemónico la feminidad y la masculinidad se postulan como
verdades universales, ligadas a características biológicas y esenciales que no
dan lugar a otras posibilidades subjetivas. Estos modos bipolares y
homogéneos de ser varón y ser mujer se apropian y niegan las diferencias de
sentido, la diversidad de prácticas y posicionamientos subjetivos de los actores
sociales y violentan lo diverso.
Junto a la naturalización se asiste a procesos de esencialización, a partir de los
cuales se construyen juicios morales sobre los comportamientos esperables y
sobre lo desviado de lo universal. Estos modos de pensar a las mujeres y a los
varones que accionan la mayoría de las veces de manera implícita, se
presentan como destinos naturales e inevitables que señalan la frontera
subjetiva y objetiva entre lo posible y lo imposible. Bourdieu, señala que la
dominación de género consiste en un aprisionamiento efectuado mediante el
cuerpo.
Respecto a cómo percibimos el mundo, el género sería una especie de “filtro
cultural” con el que interpretamos el mundo, y también una especie de
armadura con la que constreñimos nuestra vida.
Así, naturalización y esencialización se presentan como recursos que al
invisibilizar la construcción social y cultural de las identidades de género y las
jerarquías que se establecen entre ellos, ocultan, a su vez, la discriminación y
violencia que opera en estos procesos. En este sentido, no hay que perder de
vista que la violencia es constitutiva de las relaciones de género. La categoría
de violencia simbólica, resulta potente para analizar las relaciones de género
en tanto que los sentidos impuestos por el orden dominante y su naturalización,
funcionan como fuente que refuerza y legitima el status quo.
Según Bourdieu, el efecto de dominación simbólica no se ejerce en la lógica
pura de las conciencias cognitivas, sino en la oscuridad de las disposiciones
del habitus donde están inscriptos los esquemas de percepción, evaluación y
acción que fundamentan, más acá de las decisiones del conocimiento y de los
controles de la voluntad, una relación de conocimiento y reconocimiento
prácticos profundamente oscura para sí misma.
Las instituciones juegan un papel protagónico en la gestión de discursos y
prácticas de socialización y subjetivación que clasifican a los actores sociales y
los colocan en diferentes situaciones –dañar/ser dañado, apropiar/ser
apropiado-, según sus posiciones (de clase, de género, étnicas). Las
instituciones sociales reproducen y producen constantemente significados y
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valores de género, donde la naturaleza constituye una de las argumentaciones
más recurrentes para explicar los procesos que allí tienen lugar, con sus
efectos en las experiencias sociales de quienes pasan por ellas.
La escuela en tanto una de las instituciones más importantes en el
disciplinamiento y socialización, no escapa a estos procesos. Ella no es sólo
inigualitaria, sino que produce también diferencias subjetivas considerables.
Las instituciones educativas ofrecen modelos de identificación ligados a la
clase social, al género a partir de los cuales se legitiman y refuerzan ciertas
miradas respecto de lo femenino y lo masculino que, se inscriben en el cuerpo
a modo de tatuajes, configurando un cuerpo socializado.
Según Kaplan y Gluz la escuela no es neutra respecto de los patrones de
género.
En la vida cotidiana del aula tiene lugar un proceso de construcción de un
orden pedagógico que contribuye a definir y conformar sujetos femeninos y
masculinos a través de la transmisión de un caudal específico de definiciones,
relaciones y diferencias de género que van pautando lo permitido y lo
prohibido, definiendo lo normal y lo desviado para cada sexo. Es decir, este
sujeto educando no es neutro respecto del género.
Junto con las funciones más estudiadas de reproducción del orden social, la
escuela se erige como un escenario de producción de lo social, donde se
reconocen procesos de subjetivación y de resistencias. Sin desconocer los
procesos de dominación y sus efectos de violencia simbólica, se reconoce que
el género está abierto al cambio y es objeto de interpretación. Sus significados
y su jerarquía cambian en cada momento histórico, nuevas perspectivas
abonan el terreno para comprender nuevos y contra hegemónicos sentidos que
se construyen y pueden oponerse a la embestida de la hegemonía masculina,
reconociendo a las escuelas como terreno de luchas.
Actividad
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Planifique una actividad en la que se refleje el uso de la palabra en la
resolución de conflictos.
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Para garantizar una comunicación real, las tareas se rigen por estos tres
principios:
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sólo su compañero sabe, y si no lo averigua, no podrá realizar su propia
tarea.
Libertad de expresión. El hablante decide el contenido (qué va a decir),
la forma (cómo va a decirlo), el tono, el momento, etc.
Retroalimentación. Las reacciones verbales y no verbales de su
interlocutor le indican al alumno en qué medida está alcanzando su
objetivo en la conversación.
Los juegos teatrales o de rol (en inglés, role play) se acercan a la comunicación
real, en la que los participantes reciben retroalimentación (verbal o física)
inmediata de los compañeros, y así pueden calibrar el éxito en el juego y en el
uso de la lengua. Se estima que los juegos, además de desarrollar la
competencia comunicativa, pueden incidir beneficiosamente en la motivación.
Los proyectos son tareas típicas del enfoque comunicativo que pueden durar
desde un rato hasta un año entero. En la realización de un proyecto típico se
comienza por decidir el tema y los participantes; se elabora un esquema y un
calendario de trabajo y se reparten los papeles; se busca información y ésta se
procesa; se redacta un informe final y/o se expone ante la clase.
El Enfoque comunicativo tiene una gran aceptación durante las décadas de los
80 y los 90 del siglo XX, si bien a lo largo de los últimos años ha ido cediendo
terreno ante el enfoque por tareas, que bien puede considerarse su heredero.
Con frecuencia se le toma como modelo frente a los métodos y enfoques
tradicionales, centrados en la gramática. En realidad, constituye una
superación de los modelos anteriores, ya que no niega la importancia de la
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competencia lingüística, sino que va más allá, en busca de una auténtica
competencia comunicativa.
Actividad
Desarrolle un proyecto en el área en que se desempeña en el cual se trabaje la
prevención de la violencia de género desde un enfoque comunicativo
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Módulo 3
La educación en valores en la institución educativa. Mediación: Resolución de
conflictos en la escuela.
Pensamiento y reflexión: el uso de la palabra.
La planificación áulica como dispositivo organizativo para el cambio.
Actividad diagnóstica
Describa las estrategias utilizadas por usted para trabajar el tema de la
violencia en la práctica docente.
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EDUCACION EN VALORES.
Los valores éticos están en crisis ante otros principios que están dirigiendo
nuestras vidas: el éxito, el dinero, el placer, como fines en sí, objetivos que
admiten la utilización de cualquier medio que lleve a ellos, por inhumano que
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sea. Si estuviéramos plenamente ajustados con la realidad, no cabría hablar de
justicia ni de valores como algo a conquistar.
Hay que reconocer que los que viven bien se acuerdan poco de los que
sufren: el bienestar material no genera una espontánea solidaridad con los
pobres. Hay quienes dicen que estamos ante una vuelta de los valores
“postmaterialistas”, fruto del cansancio producido por la satisfacción material.
Los tiempos nunca son buenos para la ética, porque exige autodominio, y
este es costoso y requiere autosacrificio. Nos pide fortaleza de ánimo,
“templanza”, una virtud tan ignorada que ya ha dejado de formar parte de
nuestro vocabulario corriente. No hay ética sin una cierta disciplina.
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No tenemos un modelo de persona ideal, ni de sociedad, ni un solo modelo
de escuela, porque nuestro mundo es plural y aplaudimos la convivencia de las
diferencias.
¿Cómo actuar contra los modelos que transmite, de una forma mucho más
influyente y eficaz, la televisión? ¿Cómo hacer que la T.V. sea menos
embrutecedora, sin atentar contra la libertad de expresión?
Los derechos básicos implican deberes, que no sólo son competencia del
Estado, de la administración pública o el gobierno, sino deberes de todo
ciudadano.
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Las libertades individuales tienen una sola pero importantísima limitación,
que es el daño a otros. Uno es libre para hacer lo que quiere, salvo aquello que
impida las libertades de los demás. La libertad puede ser tanto una condición
de seguridad personal como impedimento para ella cuando el uso de las
libertades por parte de algunos pone en peligro la seguridad de los otros.
¿Cómo se enseñan los valores éticos? ¿La ética se puede enseñar? ¿Vale la
pena enseñarla? ¿Cómo se enseña teniendo en cuenta que no se trata de dar
respuestas claras a problemas concretos, sino más bien de sembrar
incertidumbres, de formar para la crítica, de enseñar a las personas a decidir
por su cuenta, con autonomía?
La libertad, la igualdad, la vida y la paz nos obligan a todos a ser más justos,
más solidarios, más tolerantes y más responsables. Sólo con esos objetivos en
el horizonte es posible formar individuos que no renuncien a ninguna de sus
dos dimensiones: la social y la individual.
La libertad exige una educación a propósito; porque ser libre no es fácil, hay
que aprender a serlo. Aprender, y por lo tanto, enseñar, a distinguir el para qué
de la libertad, el hasta dónde de la libertad; el sentido de la libertad. Se
entiende que el proceso hasta el reconocimiento de la libertad haya sido lento.
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También lo es la evolución psicológica del niño que tarda años en sentirse y
saberse separado del entorno, con voluntad propia y capaz de decidir y elegir
por sí mismo.
Esa libertad negativa puede ser utilizada de muchas maneras, bien, mal o
regular. Y a ese uso de la libertad se le llama libertad positiva, que es la libertad
“para” hacer esto o lo otro. En ese ejercicio positivo de la libertad
podremos decidir si nos dejamos gobernar o nos autogobernamos, si
decidimos por nosotros mismos o alguien o algo - que no nos obliga ni
coacciona, pero nos influye - decide, en realidad, por nosotros.
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Actividad
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COMPARTIR RESPONSABILIDADES.
Tolerancia e intolerancia no son sino las dos caras de una misma moneda: la
del odio, el desprecio, el desagrado que nos producen los otros. En un caso
reaccionamos sin esconder los sentimientos de aversión, y aparecen la
intolerancia y el rechazo. En el otro, reprimimos el rechazo y toleramos lo que
nos incomoda.
La dificultad de aceptar al otro como es se da a todos los niveles, desde el
más cotidiano al del entendimiento entre culturas o ideologías distintas.
El intolerante es el que le niega al otro el reconocimiento que merece. Quien
hace ese juicio incurre en la más burda falacia naturalista: “Eres distinto a mí,
luego eres inferior a mí”.
Así han recibido justificación todas las discriminaciones históricas: las de los
esclavos, la de la mujer, la de los viejos, la de los disminuidos, la de los
enfermos y la de cualquier otro colectivo que haya sido visto y clasificado desde
la posición del que tiene más y vive mejor, del que no pone en duda el derecho
de tener y mantener lo que posee.
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La práctica de la tolerancia es el respeto a la libertad de cada cual a ser
como quiera ser, unido a la exigencia de que no se pierdan los principios que
suponemos han de valer universalmente. Dicho de otra forma, la tolerancia no
ha de confundirse con la indiferencia, que acabaría siendo la negación de la
ética.
DE LA JUSTICIA A LA SOLIDARIDAD
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Actividad
¿Qué es la mediación?
La Mediación es un proceso de resolución de conflictos que a través de la
comunicación y basándose en los intereses de las partes busca gestionar de
modo pacífico y participativo los conflictos. Lo que la diferencia de los
procedimientos tradicionales de resolución de conflictos (litigio) es que se basa
en la percepción de las personas (lo que sienten, lo que perciben, no aquello
que pueden probar). Los mediadores no podemos desconocer el derecho
porque todos los ciudadanos estamos obligados a conocerlo y respetarlo, ni
tampoco el poder de las partes que es una esfera que excede en la praxis a los
derechos e intereses. Nuestro trabajo es colaborar a través del diálogo para
que las partes identifiquen sus intereses a fin de resolver las diferencias en
base a ellos.
A partir del concepto leído de un ejemplo de mediación de su práctica
cotidiana.
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Mediación escolar
1. Reducir la hostilidad
Comenzar la discusión:
Acumular información
Generar movimiento
Las partes deben sentir que son ellos y no un tercero los que deberán resolver
el conflicto
Resolver la disputa
Mediación escolar
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En efecto, la experiencia lleva a afirmar que enseñar a los chicos a abordar los
conflictos constructivamente, contribuye a un mejor aprendizaje.
Actividad
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ACTIVIDAD FINAL
Busque un material impreso y/o visual (no olvide citar la fuente) y realice a
partir del mismo un Proyecto transversal para su grupo de alumnos cuyo eje
central sea “la resolución de conflictos en el aula a través del uso de la palabra”
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Modulo 4
Actividad
Para que el aprendizaje sea posible, los intercambios entre todos los actores
de la institución (alumnos, docentes y padres) que comparten la actividad en la
escuela y que conforman esa red de vínculos interpersonales que
denominamos CONVIVENCIA deben construirse cotidianamente, mantenerse y
renovarse cada día, según determinados valores. Sólo cuando en
una institución escolar se privilegian la comunicación, el respeto mutuo, el
diálogo, la participación, recién entonces se genera el clima adecuado para
posibilitar el aprendizaje.
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En realidad, se trata de un doble aprendizaje. En primer lugar, la convivencia
se aprende. Es más, es un duro y prolongado -hasta podríamos decir,
interminable- aprendizaje en la vida de todo sujeto, pues:
Para aprender a convivir deben cumplirse determinadas procesos, que por ser
constitutivos de toda convivencia democrática, su ausencia dificulta (y
obstruye) su construcción; simplemente las enumeramos, pues serán
desarrolladas más adelante.
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reflexionar (volver sobre lo actuado, lo sucedido. “Producir Pensamiento”
– conceptualizar sobre las acciones e ideas.)
Actividad
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Es el lugar donde transcurre la mayor parte del tiempo escolar de los alumnos,
es el espacio de la escuela donde se desarrollan las actividades
fundamentales; constituye la unidad de pertenencia y referencia de los alumnos
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El espacio para construir las relaciones sociales.
Actividad de integración
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Anexo
La salud de los enfermos
Julio Cortàzar
En “Todos los fuegos el fuego” – 1966.
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después de las prevenciones del doctor Bonifaz. Hasta María Laura, más allá
de toda comprensión en esas primeras horas, había admitido que no era
posible darle la noticia a mamá. Carlos y el padre de María Laura viajaron al
Uruguay para traer el cuerpo de Alejandro, mientras la familia cuidaba como
siempre de mamá que ese día estaba dolorida y difícil. El club de ingeniería
aceptó que el velorio se hiciera en su sede y Pepa, la más ocupada con mamá,
ni siquiera alcanzó a ver el ataúd de Alejandro mientras los otros se turnaban
de hora en hora y acompañaban a la pobre María Laura perdida en un horror
sin lágrimas. Como casi siempre, a tío Roque le tocó pensar. Habló de
madrugada con Carlos, que lloraba silenciosamente a su hermano con la
cabeza apoyada en la carpeta verde de la mesa del comedor donde tantas
veces habían jugado a las cartas. Después se les agregó tía Clelia, porque
mamá dormía toda la noche y no había que preocuparse por ella. Con el
acuerdo tácito de Rosa y de Pepa, decidieron las primeras medidas,
empezando por el secuestro de La Nación -a veces mamá se animaba a leer el
diario unos minutos- y todos estuvieron de acuerdo con lo que había pensado
el tío Roque. Fue así como una empresa brasileña contrató a Alejandro para
que pasara un año en Recife, y Alejandro tuvo que renunciar en pocas horas a
sus breves vacaciones en casa del ingeniero amigo, hacer su valija y saltar al
primer avión. Mamá tenía que comprender que eran nuevos tiempos, que los
industriales no entendían de sentimientos, pero Alejandro ya encontraría la
manera de tomarse una semana de vacaciones a mitad de año y bajar a
Buenos Aires. A mamá le pareció muy bien todo eso, aunque lloró un poco y
hubo que darle a respirar sus sales. Carlos, que sabía hacerla reír, le dijo que
era una vergüenza que llorara por el primer éxito del benjamín de la familia, y
que a Alejandro no le hubiera gustado enterarse de que recibían así la noticia
de su contrato. Entonces mamá se tranquilizó y dijo que bebería un dedo de
málaga a la salud de Alejandro. Carlos salió bruscamente a buscar el vino, pero
fue Rosa quien lo trajo y quien brindó con mamá.
La vida de mamá era bien penosa, y aunque poco se quejaba había que hacer
todo lo posible por acompañarla y distraerla. Cuando al día siguiente del
entierro de Alejandro se extrañó de que María Laura no hubiese venido a
visitarla como todos los jueves, Pepa fue por la tarde a casa de los Novalli para
hablar con María Laura. A esa hora tío Roque estaba en el estudio de un
abogado amigo, explicándole la situación; el abogado prometió escribir
inmediatamente a su hermano que trabajaba en Recife (las ciudades no se
elegían al azar en casa de mamá) y organizar lo de la correspondencia. El
doctor Bonifaz ya había visitado como por casualidad a mamá, y después de
examinarle la vista la encontró bastante mejor pero le pidió que por unos días
se abstuviera de leer los diarios. Tía Clelia se encargó de comentarle las
noticias más interesantes; por suerte a mamá no le gustaban los noticieros
radiales porque eran vulgares y a cada rato había avisos de remedios nada
seguros que la gente tomaba contra viento y marea y así les iba.
María Laura vino el viernes por la tarde y habló de lo mucho que tenía que
estudiar para los exámenes de arquitectura.
-Sí, mi hijita -dijo mamá, mirándola con afecto-. Tenés los ojos colorados de
leer, y eso es malo. Ponete unas compresas con hamamelis, que es lo mejor
que hay.
Rosa y Pepa estaban ahí para intervenir a cada momento en la conversación, y
María Laura pudo resistir y hasta sonrió cuando mamá se puso a hablar de ese
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pícaro de novio que se iba tan lejos y casi sin avisar. La juventud moderna era
así, el mundo se había vuelto loco y todos andaban apurados y sin tiempo para
nada. Después mamá se perdió en las ya sabidas anécdotas de padres y
abuelos, y vino el café y después entró Carlos con bromas y cuentos, y en
algún momento tío Roque se paró en la puerta del dormitorio y los miró con su
aire bonachón, y todo pasó como tenía que pasar hasta la hora del descanso
de mamá.
La familia se fue habituando, a María Laura le costó más pero en cambio sólo
tenía que ver a mamá los jueves; un día llegó la primera carta de Alejandro
(mamá se había extrañado ya dos veces de su silencio) y Carlos se la leyó al
pie de la cama. A Alejandro le había encantado Recife, hablaba del puerto, de
los vendedores de papagayos y del sabor de los refrescos, a la familia se le
hacía agua la boca cuando se enteraba de que los ananás no costaban nada, y
que el café era de verdad y con una fragancia... Mamá pidió que le mostraran
el sobre, y dijo que habría que darle la estampilla al chico de los Marolda que
era filatelista, aunque a ella no le gustaba nada que los chicos anduvieran con
las estampillas porque después no se lavaban las manos y las estampillas
habían rodado por todo el mundo.
-Les pasan la lengua para pegarlas - decía siempre mamá- y los microbios
quedan ahí y se incuban, es sabido. Pero dásela lo mismo, total ya tiene tantas
que una más...
Al otro día mamá llamó a Rosa y le dictó una carta para Alejandro,
preguntándole cuándo iba a poder tomarse vacaciones y si el viaje no le
costaría demasiado. Le explicó cómo se sentía y le habló del ascenso que
acababan de darle a Carlos y del premio que había sacado uno de los alumnos
de piano de Pepa. También le dijo que María Laura la visitaba sin faltar ni un
solo jueves, pero que estudiaba demasiado y que eso era malo para la vista.
Cuando la carta estuvo escrita, mamá la firmó al pie con un lápiz, y besó
suavemente el papel. Pepa se levantó con el pretexto de ir a buscar un sobre, y
tía Clelia vino con las pastillas de las cinco y unas flores para el jarrón de la
cómoda.
Nada era fácil, porque en esa época la presión de mamá subió todavía más y la
familia llegó a preguntarse si no habría alguna influencia inconsciente, algo que
desbordaba del comportamiento de todos ellos, una inquietud y un desánimo
que hacían daño a mamá a pesar de las precauciones y la falsa alegría. Pero
no podía ser, porque a fuerza de fingir las risas todos habían acabado por
reírse de veras con mamá, y a veces se hacían bromas y se tiraban manotazos
aunque no estuvieran con ella, y después se miraban como si se despertaran
bruscamente, y Pepa se ponía muy colorada y Carlos encendía un cigarrillo
con la cabeza gacha. Lo único importante en el fondo era que pasara el tiempo
y que mamá no se diese cuenta de nada. Tío Roque había hablado con el
doctor Bonifaz, y todos estaban de acuerdo en que había que continuar
indefinidamente la comedia piadosa, como la calificaba tía Clelia. El único
problema eran las visitas de María Laura porque mamá insistía naturalmente
en hablar de Alejandro, quería saber si se casarían apenas él volviera de
Recife o si ese loco de hijo iba a aceptar otro contrato lejos y por tanto tiempo.
No quedaba más remedio que entrar a cada momento en el dormitorio y
distraer a mamá, quitarle a María Laura que se mantenía muy quieta en su
silla, con las manos apretadas hasta hacerse daño, pero un día mamá le
preguntó a tía Clelia por qué todos se precipitaban en esa forma cuando María
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Laura venía a verla, como si fuera la única ocasión que tenían de estar con
ella. Tía Clelia se echó a reír y le dijo que todos veían un poco a Alejandro en
María Laura, y que por eso les gustaba estar con ella cuando venía.
-Tenés razón, María Laura es tan buena -dijo mamá-. El bandido de mi hijo no
se la merece, creeme.
-Mirá quién habla -dijo tía Clelia-. Si se te cae la baba cuando nombrás a tu
hijo.
Mamá también se puso a reír, y se acordó de que en esos días iba a llegar
carta de Alejandro. La carta llegó y tío Roque la trajo junto con el té de las
cinco. Esa vez mamá quiso leer la carta y pidió sus anteojos de ver cerca. Leyó
aplicadamente, como si cada frase fuera un bocado que había que dar vueltas
y vueltas paladeándolo.
-Los muchachos de ahora no tienen respeto -dijo sin darle demasiada
importancia-. Está bien que en mi tiempo no se usaban esas máquinas, pero yo
no me hubiera atrevido jamás a escribir así a mi padre, ni vos tampoco.
-Claro que no -dijo tío Roque-. Con el genio que tenía el viejo.
-A vos no se te cae nunca eso del viejo, Roque. Sabés que no me gusta oírtelo
decir, pero te da igual. Acordate cómo se ponía mamá.
-Bueno, está bien. Lo de viejo es una manera de decir, no tiene nada que ver
con el respeto.
-Es muy raro -dijo mamá, quitándose los anteojos y mirando las molduras del
cielo raso-. Ya van cinco o seis cartas de Alejandro, y en ninguna me llama...
Ah, pero es un secreto entre los dos. Es raro, sabés. ¿Por qué no me ha
llamado así ni una sola vez?
-A lo mejor al muchacho le parece tonto escribírtelo. Una cosa es que te diga...
¿cómo te dice?...
-Es un secreto -dijo mamá-. Un secreto entre mi hijito y yo.
Ni Pepa ni Rosa sabían de ese nombre, y Carlos se encogió de hombros
cuando le preguntaron.
-¿Qué querés, tío? Lo más que puedo hacer es falsificarle la firma. Yo creo que
mamá se va a olvidar de eso, no te lo tomés tan a pecho.
A los cuatro o cinco meses, después de una carta de Alejandro en la que
explicaba lo mucho que tenía que hacer (aunque estaba contento porque era
una gran oportunidad para un ingeniero joven), mamá insistió en que ya era
tiempo de que se tomara unas vacaciones y bajara a Buenos Aires. A Rosa,
que escribía la respuesta de mamá, le pareció que dictaba más lentamente,
como si hubiera estado pensando mucho cada frase.
-Vaya a saber si el pobre podrá venir -comentó Rosa como al descuido-. Sería
una lástima que se malquiste con la empresa justamente ahora que le va tan
bien y está tan contento.
Mamá siguió dictando como si no hubiera oído. Su salud dejaba mucho que
desear y le hubiera gustado ver a Alejandro, aunque sólo fuese por unos días.
Alejandro tenía que pensar también en María Laura, no porque ella creyese
que descuidaba a su novia, pero un cariño no vive de palabras bonitas y
promesas a la distancia. En fin, esperaba que Alejandro le escribiera pronto
con buenas noticias. Rosa se fijó que mamá no besaba el papel después de
firmar, pero que miraba fijamente la carta como si quisiera grabársela en la
memoria. "Pobre Alejandro", pensó Rosa, y después se santiguó bruscamente
sin que mamá la viera.
-Mirá -le dijo tío Roque a Carlos cuando esa noche se quedaron solos para su
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partida de dominó-, yo creo que esto se va a poner feo. Habrá que inventar
alguna cosa plausible, o al final se dará cuenta.
-Qué sé yo, tío. Lo mejor será que Alejandro conteste de una manera que la
deje contenta por un tiempo más. La pobre está tan delicada, no se puede ni
pensar en...
-Nadie habló de eso, muchacho. Pero yo te digo que tu madre es de las que no
aflojan. Está en la familia, che.
Mamá leyó sin hacer comentarios la respuesta evasiva de Alejandro, que
trataría de conseguir vacaciones apenas entregara el primer sector instalado de
la fábrica. Cuando esa tarde llegó María Laura, le pidió que intercediera para
que Alejandro viniese aunque no fuera más que una semana a Buenos Aires.
María Laura le dijo después a Rosa que mamá se lo había pedido en el único
momento en que nadie más podía escucharla. Tío Roque fue el primero en
sugerir lo que todos habían pensado ya tantas veces sin animarse a decirlo por
lo claro, y cuando mamá le dictó a Rosa otra carta para Alejandro, insistiendo
en que viniera, se decidió que no quedaba más remedio que hacer la tentativa
y ver si mamá estaba en condiciones de recibir una primera noticia
desagradable. Carlos consultó al doctor Bonifaz, que aconsejó prudencia y
unas gotas. Dejaron pasar el tiempo necesario, y una tarde tío Roque vino a
sentarse a los pies de la cama de mamá, mientras Rosa cebaba un mate y
miraba por la ventana del balcón, al lado de la cómoda de los remedios.
-Fijate que ahora empiezo a entender un poco por qué este diablo de sobrino
no se decide a venir a vernos -dijo tío Roque-. Lo que pasa es que no te ha
querido afligir, sabiendo que todavía no estás bien.
Mamá lo miró como si no comprendiera.
-Hoy telefonearon los Novalli, parece que María Laura recibió noticias de
Alejandro. Está bien, pero no va a poder viajar por unos meses.
-¿Por qué no va a poder viajar? -preguntó mamá.
-Porque tiene algo en un pie, parece. En el tobillo, creo. Hay que preguntarle a
María Laura para que diga lo que pasa. El viejo Novalli habló de una fractura o
algo así.
-¿Fractura de tobillo? -dijo mamá.
Antes de que tío Roque pudiera contestar, ya Rosa estaba con el frasco de
sales. El doctor Bonifaz vino en seguida, y todo pasó en unas horas, pero
fueron horas largas y el doctor Bonifaz no se separó de la familia hasta entrada
la noche. Recién dos días después mamá se sintió lo bastante repuesta como
para pedirle a Pepa que le escribiera a Alejandro. Cuando Pepa, que no había
entendido bien, vino como siempre con el block y la lapicera, mamá cerró los
ojos y negó con la cabeza.
-Escribile vos, nomás. Decile que se cuide.
Pepa obedeció, sin saber por qué escribía una frase tras otra puesto que mamá
no iba a leer la carta. Esa noche le dijo a Carlos que todo el tiempo, mientras
escribía al lado de la cama de mamá, había tenido la absoluta seguridad de
que mamá no iba a leer ni a firmar esa carta. Seguía con los ojos cerrados y no
los abrió hasta la hora de la tisana; parecía haberse olvidado, estar pensando
en otras cosas.
Alejandro contestó con el tono más natural del mundo, explicando que no había
querido contar lo de la fractura para no afligirla. Al principio se habían
equivocado y le habían puesto un yeso que hubo de cambiar, pero ya estaba
mejor y en unas semanas podría empezar a caminar. En total tenía para unos
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dos meses, aunque lo malo era que su trabajo se había retrasado una
barbaridad en el peor momento, y...
Carlos, que leía la carta en voz alta, tuvo la impresión de que mamá no lo
escuchaba como otras veces. De cuando en cuando miraba el reloj, lo que en
ella era signo de impaciencia. A las siete Rosa tenía que traerle el caldo con las
gotas del doctor Bonifaz, y eran las siete y cinco.
-Bueno -dijo Carlos, doblando la carta-. Ya ves que todo va bien, al pibe no le
ha pasado nada serio.
-Claro -dijo mamá-. Mirá, decile a Rosa que se apure, querés.
A María Laura, mamá le escuchó atentamente las explicaciones sobre la
fractura de Alejandro, y hasta le dijo que le recomendara unas fricciones que
tanto bien le habían hecho a su padre cuando la caída del caballo en
Matanzas. Casi en seguida, como si formara parte de la misma frase, preguntó
si no le podían dar unas gotas de agua de azahar, que siempre le aclaraban la
cabeza.
La primera en hablar fue María Laura, esa misma tarde. Se lo dijo a Rosa en la
sala, antes de irse, y Rosa se quedó mirándola como si no pudiera creer lo que
había oído.
-Por favor -dijo Rosa-. ¿Cómo podés imaginarte una cosa así?
-No me la imagino, es la verdad -dijo María Laura-. Y yo no vuelvo más, Rosa,
pídanme lo que quieran, pero yo no vuelvo a entrar en esa pieza.
En el fondo a nadie le pareció demasiado absurda la fantasía de María Laura,
pero tía Clelia resumió el sentimiento de todos cuando dijo que en una casa
como la de ellos un deber era un deber. A Rosa le tocó ir a lo de los Novalli,
pero María Laura tuvo un ataque de llanto tan histérico que no quedó más
remedio que acatar su decisión; Pepa y Rosa empezaron esa misma tarde a
hacer comentarios sobre lo mucho que tenía que estudiar la pobre chica y lo
cansada que estaba. Mamá no dijo nada, y cuando llegó el jueves no preguntó
por María Laura. Ese jueves se cumplían diez meses de la partida de Alejandro
al Brasil. La empresa estaba tan satisfecha de sus servicios, que unas
semanas después le propusieron una renovación del contrato por otro año,
siempre que aceptara irse de inmediato a Belén para instalar otra fábrica. A tío
Roque le parecía eso formidable, un gran triunfo para un muchacho de tan
pocos años.
-Alejandro fue siempre el más inteligente -dijo mamá-. Así como Carlos es el
más tesonero.
-Tenés razón -dijo tío Roque, preguntándose de pronto qué mosca le habría
picado aquel día a María Laura-. La verdad es que te han salido unos hijos que
valen la pena, hermana.
-Oh, sí, no me puedo quejar. A su padre le hubiera gustado verlos ya grandes.
Las chicas, tan buenas, y el pobre Carlos, tan de su casa.
-Y Alejandro, con tanto porvenir.
-Ah, sí -dijo mamá.
-Fijate nomás en ese nuevo contrato que le ofrecen...En fin, cuando estés con
ánimo le contestarás a tu hijo; debe andar con la cola entre las piernas
pensando que la noticia de la renovación no te va a gustar.
-Ah, sí -repitió mamá, mirando al cielo raso-. Decile a Pepa que le escriba, ella
ya sabe.
Pepa escribió, sin estar muy segura de lo que debía decirle a Alejandro, pero
convencida de que siempre era mejor tener un texto completo para evitar
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contradicciones en las respuestas. Alejandro, por su parte, se alegró mucho de
que mamá comprendiera la oportunidad que se le presentaba. Lo del tobillo iba
muy bien, apenas pudiera pediría vacaciones para venirse a estar con ellos una
quincena. Mamá asintió con un leve gesto, y preguntó si ya había llegado La
Razón para que Carlos le leyera los telegramas. En la casa todo se había
ordenado sin esfuerzo, ahora que parecían haber terminado los sobresaltos y
la salud de mamá se mantenía estacionaria. Los hijos se turnaban para
acompañarla; tío Roque y tía Clelia entraban y salían en cualquier momento.
Carlos le leía el diario a mamá por la noche, y Pepa por la mañana. Rosa y tía
Clelia se ocupaban de los medicamentos y los baños; tío Roque tomaba mate
en su cuarto dos o tres veces al día. Mamá no estaba nunca sola, no
preguntaba nunca por María Laura; cada tres semanas recibía sin comentarios
las noticias de Alejandro; le decía a Pepa que contestara y hablaba de otra
cosa, siempre inteligente y atenta y alejada.
Fue en esta época cuando tío Roque empezó a leerle las noticias de la tensión
con el Brasil. Las primeras las había escrito en los bordes del diario, pero
mamá no se preocupaba por la perfección de la lectura y después de unos días
tío Roque se acostumbró a inventar en el momento. Al principio acompañaba
los inquietantes telegramas con algún comentario sobre los problemas que eso
podía traerle a Alejandro y a los demás argentinos en el Brasil, pero como
mamá no parecía preocuparse dejó de insistir aunque cada tantos días
agravaba un poco la situación. En las cartas de Alejandro se mencionaba la
posibilidad de una ruptura de relaciones, aunque el muchacho era el optimista
de siempre y estaba convencido de que los cancilleres arreglarían el litigio.
Mamá no hacía comentarios, tal vez porque aún faltaba mucho para que
Alejandro pudiera pedir licencia, pero una noche le preguntó bruscamente al
doctor Bonifaz si la situación con el Brasil era tan grave como decían los
diarios.
-¿Con el Brasil? Bueno, sí, las cosas no andan muy bien -dijo el médico-.
Esperemos que el buen sentido de los estadistas...
Mamá lo miraba como sorprendida de que le hubiese respondido sin vacilar.
Suspiró levemente, y cambió la conversación. Esa noche estuvo más animada
que otras veces, y el doctor Bonifaz se retiró satisfecho. Al otro día se enfermó
tía Clelia; los desmayos parecían cosa pasajera, pero el doctor Bonifaz habló
con tío Roque y aconsejó que internaran a tía Clelia en un sanatorio. A mamá,
que en ese momento escuchaba las noticias del Brasil que le traía Carlos con
el diario de la noche, le dijeron que tía Clelia estaba con una jaqueca que no la
dejaba moverse de la cama. Tuvieron toda la noche para pensar en lo que
harían, pero tío Roque estaba como anonadado después de hablar con el
doctor Bonifaz, y a Carlos y a las chicas les tocó decidir. A Rosa se le ocurrió lo
de la quinta de Manolita Valle y el aire puro; al segundo día de la jaqueca de tía
Clelia, Carlos llevó la conversación con tanta habilidad que fue como si mamá
en persona hubiera aconsejado una temporada en la quinta de Manolita que
tanto bien le haría a Clelia. Un compañero de oficina de Carlos se ofreció para
llevarla en su auto, ya que el tren era fatigoso con esa jaqueca. Tía Clelia fue la
primera en querer despedirse de mamá, y entre Carlos y tío Roque la llevaron
pasito a paso para que mamá le recomendase que no tomara frío en esos
autos de ahora y que se acordara del laxante de frutas cada noche.
-Clelia estaba muy congestionada -le dijo mamá a Pepa por la tarde-. Me hizo
mala impresión, sabés.
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-Oh, con unos días en la quinta se va a reponer lo más bien. Estaba un poco
cansada estos meses; me acuerdo de que Manolita le había dicho que fuera a
acompañarla a la quinta.
-¿Sí? Es raro, nunca me lo dijo.
-Por no afligirte, supongo.
-¿Y cuánto tiempo se va a quedar, hijita?
Pepa no sabía, pero ya le preguntarían al doctor Bonifaz que era el que había
aconsejado el cambio de aire. Mamá no volvió a hablar del asunto hasta
algunos días después (tía Clelia acababa de tener un síncope en el sanatorio, y
Rosa se turnaba con tío Roque para acompañarla)
-Me pregunto cuándo va a volver Clelia -dijo mamá.
-Vamos, por una vez que la pobre se decide a dejarte y a cambiar un poco de
aire...
-Sí, pero lo que tenía no era nada, dijeron ustedes.
-Claro que no es nada. Ahora se estará quedando por gusto, o por acompañar
a Manolita; ya sabés cómo son de amigas.
-Telefoneá a la quinta y averiguá cuándo va a volver -dijo mamá.
Rosa telefoneó a la quinta, y le dijeron que tía Clelia estaba mejor, pero que
todavía se sentía un poco débil, de manera que iba a aprovechar para
quedarse. El tiempo estaba espléndido en Olavarría.
-No me gusta nada eso -dijo mamá-. Clelia ya tendría que haber vuelto.
-Por favor, mamá, no te preocupés tanto. ¿Por qué no te mejorás vos lo antes
posible, y te vas con Clelia y Manolita a tomar sol a la quinta?
-¿Yo? -dijo mamá, mirando a Carlos con algo que se parecía al asombro, al
escándalo, al insulto. Carlos se echó a reír para disimular lo que sentía (tía
Clelia estaba gravísima, Pepa acababa de telefonear) y la besó en la mejilla
como a una niña traviesa.
- Mamita tonta -dijo, tratando de no pensar en nada.
Esa noche mamá durmió mal y desde el amanecer preguntó por Clelia, como si
a esa hora se pudieran tener noticias de la quinta (tía Clelia acababa de morir y
habían decidido velarla en la funeraria). A las ocho llamaron a la quinta desde
e1 teléfono de la sala, para que mamá pudiera escuchar la conversación, y por
suerte tía Clelia había pasado bastante buena noche aunque el médico de
Manolita aconsejaba que se quedase mientras siguiera el buen tiempo. Carlos
estaba muy contento con el cierre de la oficina por inventario y balance, y vino
en piyama a tomar mate al pie de la cama de mamá y a darle conversación.
-Mirá -dijo mamá-, yo creo que habría que escribirle a Alejandro que venga a
ver a su tía. Siempre fue el preferido de Clelia, y es justo que venga.
-Pero si tía Clelia no tiene nada, mamá. Si Alejandro no ha podido venir a verte
a vos, imaginate...
-Allá él -dijo mamá-. Vos escribile y decile que Clelia está enferma y que
debería venir a verla.
-¿Pero cuántas veces te vamos a repetir que lo de tía Clelia no es grave?
-Si no es grave, mejor. Pero no te cuesta nada escribirle.
Le escribieron esa misma tarde y le leyeron la carta a mamá. En los días en
que debía llegar la respuesta de Alejandro (tía Clelia seguía bien, pero el
médico de Manolita insistía en que aprovechara el buen aire de la quinta), la
situación diplomática con el Brasil se agravó todavía más y Carlos le dijo a
mamá que no sería raro que las cartas de Alejandro se demoraran.
-Parecería a propósito -dijo mamá-. Ya vas a ver que tampoco podrá venir él.
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Ninguno de ellos se decidía a leerle la carta de Alejandro. Reunidos en el
comedor, miraban al lugar vacío de tía Clelia, se miraban entre ellos, vacilando.
-Es absurdo -dijo Carlos-. Ya estamos tan acostumbrados a esta comedia, que
una escena más o menos...
-Entonces llevásela vos -dijo Pepa, mientras se le llenaban los ojos de lágrimas
y se los secaba con la servilleta.
-Qué querés, hay algo que no anda. Ahora cada vez que entro en su cuarto
estoy como esperando una sorpresa, una trampa, casi.
-La culpa la tiene María Laura -dijo Rosa-. Ella nos metió la idea en la cabeza y
ya no podemos actuar con naturalidad. Y para colmo tía Clelia...
-Mirá, ahora que lo decís se me ocurre que convendría hablar con María Laura
-dijo tío Roque-. Lo más lógico sería que viniera después de sus exámenes y le
diera a tu madre la noticia de que Alejandro no va a poder viajar.
-Pero a vos no te hiela la sangre que mamá no pregunte más por María Laura,
aunque Alejandro la nombra en todas sus cartas?
-No se trata de la temperatura de mi sangre -dijo tío Roque-. Las cosas se
hacen o no se hacen, y se acabó.
A Rosa le llevó dos horas convencer a María Laura, pero era su mejor amiga y
María Laura los quería mucho, hasta a mamá aunque le diera miedo. Hubo que
preparar una nueva carta, que María Laura trajo junto con un ramo de flores y
las pastillas de mandarina que le gustaban a mamá. Sí, por suerte ya habían
terminado los exámenes peores, y podría irse unas semanas a descansar a
San Vicente.
-El aire del campo te hará bien -dijo mamá-. En cambio a Clelia... ¿Hoy
llamaste a la quinta, Pepa? Ah, sí, recuerdo que me dijiste... Bueno, ya hace
tres semanas que se fue Clelia, y mirá vos...
María Laura y Rosa hicieron los comentarios del caso, vino la bandeja del té, y
María Laura le leyó a mamá unos párrafos de la carta de Alejandro con la
noticia de la internación provisional de todos los técnicos extranjeros, y la
gracia que le hacía estar alojado en un espléndido hotel por cuenta del
gobierno, a la espera de que los cancilleres arreglaran el conflicto. Mamá no
hizo ninguna reflexión, bebió su taza de tilo y se fue adormeciendo. Las
muchachas siguieron charlando en la sala, más aliviadas. María Laura estaba
por irse cuando se le ocurrió lo del teléfono y se lo dijo a Rosa. A Rosa le
parecía que también Carlos había pensado en eso, y más tarde le habló a tío
Roque, que se encogió de hombros. Frente a cosas así no quedaba más
remedio que hacer un gesto y seguir leyendo el diario. Pero Rosa y Pepa se lo
dijeron también a Carlos, que renunció a encontrarle explicación a menos de
aceptar lo que nadie quería aceptar.
-Ya veremos -dijo Carlos-. Todavía puede ser que se le ocurra y nos lo pida. En
ese caso...
Pero mamá no pidió nunca que le llevaran el teléfono para hablar
personalmente con tía Clelia. Cada mañana preguntaba si había noticias de la
quinta, y después se volvía a su silencio donde el tiempo parecía contarse por
dosis de remedios y tazas de tisana. No le desagradaba que tío Roque viniera
con La Razón para leerle las últimas noticias del conflicto con el Brasil, aunque
tampoco parecía preocuparse si el diariero llegaba tarde o tío Roque se
entretenía más que de costumbre con un problema de ajedrez. Rosa y Pepa
llegaron a convencerse de que a mamá la tenía sin cuidado que le leyeran las
noticias, o telefonearan a la quinta, o trajeran una carta de Alejandro. Pero no
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se podía estar seguro porque a veces mamá levantaba la cabeza y las miraba
con la mirada profunda de siempre, ni la que no había ningún cambio, ninguna
aceptación. La rutina los abarcaba a todos, y para Rosa telefonear a un agujero
negro en el extremo del hilo era tan simple y cotidiano como para tío Roque
seguir leyendo falsos telegramas sobre un fondo de anuncios de remates o
noticias de fútbol, o para Carlos entrar con las anécdotas de su visita a la
quinta de Olavarría y los paquetes de frutas que les mandaban Manolita y tía
Clelia. Ni siquiera durante los últimos meses de mamá cambiaron las
costumbres, aunque poca importancia tuviera ya. El doctor Bonifaz les dijo que
por suerte mamá no sufriría nada y que se apagaría sin sentirlo. Pero mamá se
mantuvo lúcida hasta el fin, cuando ya los hijos la rodeaban sin poder fingir lo
que sentían.
-Qué buenos fueron conmigo -dijo mamá-. Todo ese trabajo que se tomaron.
para que no sufriera.
Tío Roque estaba sentado junto a ella y le acarició jovialmente la mano,
tratándola de tonta. Pepa y Rosa, fingiendo buscar algo en la cómoda, sabían
ya que María Laura había tenido razón; sabían lo que de alguna manera
habían sabido siempre.
-Tanto cuidarme... -dijo mamá, y Pepa apretó la mano de Rosa, porque al fin y
al cabo esas dos palabras volvían a poner todo en orden, restablecían la larga
comedia necesaria. Pero Carlos, a los pies de la cama, miraba a mamá como si
supiera que iba a decir algo más.
-Ahora podrán descansar -dijo mamá-. Ya no les daremos más trabajo.
Tío Roque iba a protestar, a decir algo, pero Carlos se le acercó y le apretó
violentamente el hombro. Mamá se perdía poco a poco en una modorra, y era
mejor no molestarla.
Tres días después del entierro llegó la última carta de Alejandro, donde como
siempre preguntaba por la salud de mamá y de tía Clelia. Rosa, que la había
recibido, la abrió y empezó a leerla sin pensar, y cuando levantó la vista porque
de golpe las lágrimas la cegaban, se dio cuenta de que mientras la leía había
estado pensando en cómo habría que darle a Alejandro la noticia de la muerte
de mamá.
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Conflictos, convivencia y democracia en la escuela
“Señor: con el objeto de que Usted pueda cooperar con mayor efcacia al buen
éxito de su hijo en esta Escuela, ponemos en su conocimiento los siguientes
preceptos del régimen disciplinario establecido:
1. No se impondrá castigo alguno, ni penitencia.
2. El medio de corregir a los alumnos será siempre la convicción con
palabra amistosa.
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3. El Director y los profesores reconocen que no tienen derecho de tocar
la dignidad del alumno, ni siquiera con una mirada.
La experiencia ha hecho ver en todas partes que el único medio eficaz para
mejorar a la juventud es despertarle las nobles tendencias con bondad y nunca
con procederes violentos. Así, esperamos que usted se sirva comunicar a su
hijo el contenido de los referidos preceptos, para que él se sienta dispuesto a
corresponder con su conducta al espíritu del Establecimiento. Saluda a Usted
muy atentamente. La Dirección”.[1]
Y otro ejemplo, acerca de la enseñaba de la lectoescritura en 1885, tal como se
presentaba en un artículo dirigido a docentes:
Quisiéramos, por eso, acentuar que la manera en que las generaciones adultas
de la escuela miramos a los más jóvenes, aquello para lo que los creemos
capacitados, lo que les reconocemos como potencial o como indubitables
derechos, abre y/o cierra puertas con lo que les hacemos experimentar en la
escuela. Pero además, ello se vuelve muchas veces imperceptible para
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nuestros propios ojos pero está implícito en lo que transmitimos “con la leche
templada y en cada canción”.
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en términos de trayectoria, saberes y responsabilidades, pero no en términos
de dignidad y derechos.
Será relevante abrir una discusión que ponga a la institución educativa y a los
educadores en un lugar central y potente para esas mediaciones, interactuando
en el marco ético –más ético que moral- de una discusión respecto a las
condiciones para la constitución de un mundo diverso y una vida entre
muchos. También, los sujetos y sus prácticas –constituidos en las
interpelaciones que producen las instituciones- habilitan la modificación o la
permanencia. En esas significaciones que los sujetos desarrollan, litigan y
disputan está contenida también la posibilidad de cambiar ya que los cambios
están parcialmente condicionados por las acciones y significaciones que
construyen los sujetos. Revisar las prácticas permite conservar lo que se
considere valioso, inclusor, democratizador y transformar lo que con el paso del
tiempo ha pasado a ser ritualista, exclusor o limitante. En ese marco, la
escuela debe impulsar que los alumnos sean dignos autores de sus biografías
personales y los constructores de espacios sociales de convivencia.
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