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La historia del cartel

cinematográfico
Nace a principios del S.XX como invento de la propia industria cinematográfica.
Desde entonces, ha acompañado a las películas y ha sido testigo de las
evoluciones estéticas y artísticas de cada época. Los elementos comunes son las
imágenes y la tipografía pero será su tratamiento, selección y composición lo que
determinará su impacto y efecto. Actualmente, el formato de papel que
conocemos está siendo sustituido por soportes digitales como la página web y las
redes sociales, ambas fundamentales a la hora de desarrollar una buena
promoción.

Un buen diseño de cartel es fundamental ya que, junto con el trailler, es el


vehículo para llegar al público y transmitirle la esencia de la película dejando a
su elección que la vean o no. Muchos expertos consideran que se ha producido un
retroceso en el diseño de los carteles pero siempre hay algunas excepciones. A
continuación haremos un recorrido por la historia del cartel de cine, mencionando
las características más importantes de cada etapa:

Años 20: predominan los carteles artísticos en los que destacan las ilustraciones
hechas a mano y las tipografías muy elaboradas, a modo de complemento. Usan
colores llamativos (planos o degradados) y uso principal de la litografía.
Podríamos definirlos como carteles publicitarios clásicos.

Dentro de este periodo destacaríamos el cartel de la película  Metrópolis (1927),


que fue referente al apostar por un estilo innovador nunca visto. Se realizó una
ilustración de una gigantesca ciudad futurista, a la que acompañaba el título de la
película en una tipografía inusual y muy característica. Una composición a mitad
entre lo novedoso y el deleite sensorial.
Años 30: podríamos considerar esta década como la Edad de Oro del cine.
Estaban muy influido por el estilo que imperaba: el Art Decó, que se caracteriza
por los colores llamativos y la formas originales de las tipografías. Al mismo
tiempo empiezan a aparecer ilustraciones muy trabajadas de los protagonistas
principales o de algunas escenas de la película. Esta época culmina con el cartel
de Lo que el viento se llevó.

Años 40: empiezan a elaborar composiciones tipográficas mucho más arriesgadas


y a centrar la atención, aún más, en los protagonistas. En ese momento se está
viviendo una guerra, por lo que muchos actores tuvieron que ir al campo de
batalla. Los que no, realizaban películas bajo una censura muy estricta, de modo
que apenas podemos destacar novedades durante esta década.

Años 50: en esta década nace la televisión, por lo que se viven los cambios más
notorios. Los diseños son mucho más conceptuales. La tipografía deja de ser un
simple apoyo para convertirse en un elemento fundamental dentro de la
composición. Es el momento de las grandes producciones cinematográficas
acompañadas de carteles excepcionales, como en el caso de Benhur.

Años 60: la fotografía se ha convertido en la protagonista, dejando a la


ilustración en segundo plano al convertirla en un simple acompañamiento del
texto, el que se entiende como un elemento fundamental. La tendencia era
componer carteles usando imágenes de gran tamaño de las estrellas protagonistas,
lo que dio lugar a carteles fotográficos.

Años 70: en esta década empiezan a desarrollarse carteles de cine llamativos y


algo psicodélicos. Continúan utilizando la fotografía pero mezclada con dibujo o
pintura que encuadran dentro de un marco de algún color neutro para centrar la
atención del espectador.

Años 80: regresa la ilustración con mucha fuerza, hasta el punto de rivalizar con
la tipografía. Pero no todos los diseñadores la aceptan igual. Algunos prefieren
seguir jugando con la fotografía y crear composiciones únicas integradas por una
sola imagen de fondo, el nombre de los actores y el título de la película.

Años 90 – 2000: los carteles empiezan a diseñarse como en la actualidad:


composiciones con fotografías sobre fondos muy cuidados en los que destacan
los nombres de los grandes actores o actrices protagonistas y algunos elementos
que descubran parte del contenido de la película. Empiezan a crearse
composiciones únicas al conseguir con éxito conceptualizar buenas ideas.
Actualidad: Tendencia a la máxima simplificación de los elementos gráficos y
textuales para conseguir un diseño potente, atractivo y llamativo. Nos hallamos
ante lo que podríamos denominar el cartel minimalista. Parece haberse roto la
obligatoriedad de que aparezcan los protagonistas, a favor de otros elementos
más comerciales de la película.
También destacaríamos la influencia del teaser poster, un cartel destinado a
crear un estado de expectación ante una película que está por venir. Actuaría
como una campaña publicitaria multimedia que se centrará la mayoría de veces
en la presencia del actor o actriz protagonistas o del principal reclamo comercial.

El texto en el título se convierte en un elemento gráfico que aporta una serie de


rasgos propios de la película por lo que no se puede usar cualquier tipografía. En
definitiva, podríamos concluir esta entrada confirmando la preferencia actual por
la imagen. Esto merma las opciones del texto y da lugar a diseños en los que una
imagen atractiva, el título y el nombre de la estrella principal parecen bastar.

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