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UNIDAD 5: EL ESPÍRITU SANTO Y SUS

FRUTOS
“ La manifestación de la presencia de Dios en los hijos de Dios”

OBJETIVOS DE LA CLASE:
1. Enseñar
2. Enseñar de la importancia
3. Crear conciencia

INTRODUCCIÓN:

”Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable,


benigna, llena de misericordia y de buenos frutos sin incertidumbre ni hipocresía y el
fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz” Santiago 3.17-18

En este estudio, el Espíritu Santo nos guiará a ver más bien lo que somos que lo que
hacemos. A través de la obra del Espíritu, Dios nos guiará para que lleguemos a ser la
expresión de su gloria. Él desea imprimir en nosotros su carácter, lo que Él es, en y a través
nuestro. Dios desea usar los dones y talentos que nos ha otorgado: “Podemos ser mucho
por lo que hacemos pero podemos ser deficientes por lo que somos”. Necesitamos
aprender a vivir lo que creemos, poner en práctica la Palabra de Dios y así llevar fruto y
llegar a ser como Él en la vida diaria.

1) En el A.T. El Espíritu Santo es revelado como el dador de la vida (Génesis 1:2), aunque
los profetas, sacerdotes del pasado fueron ungidos por el Espíritu Santo, la promesa de su
derramamiento general sobre toda carne fue para la época que comenzó con el ascenso del
Señor Jesús quien se presentó ante el Padre en los cielos, después de haber pagado el
precio total por la redención del hombre. Romanos 8:2, Hebreos 9:11-12.
En Joel 2: 28- 29, hallamos la profecía que tuvo su cumplimiento el día de Pentecostés, “la
lluvia temprana” y continúa cumpliéndose en la actualidad con el derramamiento del Espíritu
Santo sobre el mundo, “la lluvia tardía”. Joel 2:23 y Santiago 5:7-8. Notemos que la
promesa consiste en derramar el Espíritu Santo sobre toda carne.
2) Juan el Bautista predijo el sacrificio de Cristo, llamándolo " El Cordero de Dios que quita
el pecado del mundo." Juan 1:29-34 y 7:37-39. y también profetizó respecto al ministerio del
Señor, que bautizaría con el Espíritu Santo. Mateo 3:11. Solamente Jesús puede bautizar en
el Espíritu Santo.
3) Jesús envió la promesa del Padre: Juan 14: 15-17, 26.
4) El Señor consideró de suma importancia el descenso del Espíritu Santo. Juan 16: 7. Con
la ayuda del Espíritu Santo podremos vivir y hacer lo que nos corresponde de acuerdo a la
voluntad del Padre.
5) El apóstol Pedro no hace distinción entre la Promesa del Espíritu Santo y el Don del
Espíritu Santo, en Hechos 11: 16 - 17, donde el don y el bautismo del Espíritu Santo son
idénticos.
6) Pedro nos dice que la promesa es para todos los creyentes. Los capítulos 10 y 11 de
Hechos nos demuestran, que el don era tanto para los gentiles como para los judíos.
7) El apóstol Pablo se refiere dos veces al Don del Espíritu Santo en calidad de sello. En
Efesios 1:13. En 2 Corintios 1:21-22. La unción y revestimiento del Espíritu Santo
experimentado por el creyente se refleja en su rostro, se observa en sus acciones, se oye
en su voz y se experimenta al estar con él. Ese sello está impreso en su cuerpo, su alma y
su espíritu.
8) El Don del Espíritu Santo constituye un anticipo de nuestra herencia perfecta en Cristo.
Romanos 8: 16, 17.
9) Junto con el bautismo en el Espíritu Santo desciende el poder para servir al Señor. El
creyente no recibe al Espíritu Santo como un lujo espiritual, o para satisfacción y goce
personales, sino como un revestimiento de poder para ser un testigo efectivo de las grandes
verdades salvadoras del evangelio. Esto fue establecido con claridad por el señor Jesús,
mientras caminaba hacia Emaús. Lucas 24:46-49. Hechos 1:8. Pedro y Juan después de
ser amenazados y luego liberados, se trasladaron a los suyos, quienes elevaron al unísono
su voz, y oraron pidiendo valor para hablar la Palabra de Dios con denuedo. Hechos
4:18-33. En varios otros pasajes leemos que los creyentes recibieron una nueva unción o
fueron llenos de nuevo con el Espíritu para una labor especial. Juan 16:8. Hechos 2:37, el
evangelio debe ser propagado para que se derrame un nuevo Pentecostés. Zacarías 4:6.
10) Dones especiales: Junto con el bautismo en el Espíritu, como sucedió en el
Pentecostés, y en Hechos 19: 1-7 hablaron en lenguas, y profetizaron. Se mencionan nueve
dones especiales en 1 Corintios 12: 31 entregados por Dios para beneficio de la Iglesia.
Luego, en el Capítulo 13, se enseña la superioridad del amor santo y divino –que es fruto
del Espíritu Santo-. En el capítulo 14 Pablo aconseja sobre el ejercicio de los dones. En
hebreos 2: 3, 4

LA PROMESA DEL PADRE:


La promesa del bautismo del Espíritu Santo pertenece al creyente por derecho, y en virtud
del mandamiento del Señor, no solamente debe esperar recibir dicha promesa, sino que
debe buscarla ardientemente. Junto con el Espíritu Santo el creyente recibe un
revestimiento de poder que lo capacita para vivir por el Señor y servirle y el repartimiento de
dones para ser ejercitados en el ministerio.

He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la


ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto. Lucas 24:49

Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la
promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. Porque Juan ciertamente bautizó con
agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.
Hechos 1: 4-8

Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que
oían el discurso. Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron
atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo.
Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios. Hechos 10:
44-46
él te hablará palabras por las cuales serás salvo tú, y toda tu casa. Y cuando comencé a
hablar, cayó el Espíritu Santo sobre ellos también, como sobre nosotros al principio.
Entonces me acordé de lo dicho por el Señor, cuando dijo: Juan ciertamente bautizó en
agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo. Hechos 11: 14-16

Y después de mucha discusión, Pedro se levantó y les dijo: Varones hermanos, vosotros
sabéis cómo ya hace algún tiempo que Dios escogió que los gentiles oyesen por mi boca
la palabra del evangelio y creyesen. Y Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio,
dándoles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros; y ninguna diferencia hizo entre
nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones. Hechos 15: 7-9.

Este bautismo maravilloso, como sucedió en la iglesia primitiva, es distinto de la salvación y


posterior a ella.

Podríamos decir que es una manifestación de la presencia plena de Dios en la vida de los
creyentes. La vida del cristiano inmerso en el Espíritu de Dios es transformada por el ser
(naturaleza) y el hacer (obrar) del Espíritu Santo.

EL FRUTO DEL ESPÍRITU SANTO ES LA MANIFESTACIÓN DEL SER Y LOS DONES


ESPIRITUALES DEL HACER.

El fruto nos da el carácter de Jesús y los dones nos dan el poder de Jesús. Debemos
procurar ambas cosas. Algunos están muy dotados, pero no están quebrantados y la vida
de Cristo no puede fluir de ellos. Cuando hablamos del fruto del Espíritu, hablamos de algo
que nos ocurre en nuestro interior, es para adentro, lleva tiempo, tiene que ver con nuestra
conducta. Cuando hablamos de los dones del Espíritu, hablamos de lo que tiene que ver en
cuanto al servicio cristiano, es hacia fuera, es para el ministerio y se transfieren
inmediatamente.

EL FRUTO DEL ESPÍRITU SANTO:


Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23
mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Gálatas 5.22-23.

El fruto es el carácter de Cristo producido en nosotros. El fruto es entonces el carácter de


Cristo: SU AMOR, SU BONDAD, SU PUREZA, SU PAZ, SU MANSEDUMBRE, SU
TEMPLANZA, SU PACIENCIA, SU GOZO Y SU PAZ. Todas estas características van
siendo reproducidas a medida que el cristiano se somete a la guía del Espíritu Santo que
vive en él.

CARACTERÍSTICAS DEL FRUTO DEL ESPÍRITU:

Estas características las estudiaremos individualmente y en detalle, las cuales podemos


dividirlas en tres grupos:

1. Amor, gozo, paz: Son el resultado directo de nuestra relación con Dios o nuestra vida
ascendente.
2. Paciencia, benignidad, bondad: Se desarrollan a través de nuestra relación con otras
personas. Es nuestra vida exterior.
3. Fe, mansedumbre, templanza: Estas cualidades reflejan nuestra vida interior. Todas
estas cualidades del carácter cristiano son reproducidas en el creyente al someterse a la
dirección del Espíritu Santo que mora en él.

LA VERDAD ILUSTRADA: JESÚS LA VID VERDADERA:


Leamos Juan 15.1-17. Allí encontramos la ilustración de la vid y los pámpanos (ramas).
Jesús se presenta como la vid verdadera y nosotros las ramas que deben estar unidas a Él
y producir abundante fruto.

Porque cuando una persona recibe a Jesús en su corazón y nace de nuevo, no quiere decir
que sea instantáneamente perfecto. Esto será un proceso del Espíritu, quien por la Palabra
de Dios comienza a limpiar aquellas actitudes y comportamientos que no son de Cristo.

Si mi corazón se une a Cristo, quien vive dentro de mí por su Espíritu, el fruto de esta
relación será un carácter como el de Jesús, la santa naturaleza de Dios en mi vida.

Veamos cada una de las características del fruto del Espíritu Santo:

I. EL AMOR
“Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros como Yo os he amado, que
también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos si
tuviereis amor los unos por los otros”. Juan 13.34-35.

El amor es la dimensión unificadora del fruto. ¿Cómo definimos el amor? DIOS, es la


respuesta, porque Dios es amor. El mundo sufre por la falta de amor, esa falta de amor que
sólo Jesús puede dar.

HAY TRES TIPOS DE AMOR:


1.1 Amor ágape: Es la clase de amor que Dios tiene. Es un amor incondicional. Es el amor
que nos sana y echa afuera el temor. Si no tenemos amor somos metal que retiñe o
címbalos resonantes (1 Corintios 13). El amor ágape nos lleva a amar a Dios con todo
nuestro corazón, alma y mente, que es el primer mandamiento. El amor de Dios es ese tipo
de amor que se entrega para darlo todo y recibirlo todo, así como lo hizo Jesús. Es ese
amor fiel, que nunca se agota, que fue capaz de ir a la cruz y que nunca nos abandonará.
Debemos buscar que nuestro amor a Dios se mantenga y crezca a medida que le
conocemos y amamos más (Apocalipsis 2.4; Ef. 3.17-19; Mateo 22.37-39).
● SI AMO A DIOS: AMARÉ A MI HERMANO (2Pedro 1.7).
● ME AMARÉ Y ACEPTARÉ A MI MISMO (Mateo 22.39).
● AMARÉ A MIS ENEMIGOS (Mateo 5.44).
● GUARDARÉ SUS MANDAMIENTOS (Juan 14.15).
● LE SERVIRÉ CON FERVOR (Fil.1.29).
1.2 Amor filial: (2Pedro 1.7); es el amor fraternal. Dios nos insta a tener esa clase de amor
que busca la oportunidad para dar, no piensa en hacer mal a su hermano, sino sólo el bien.
Es la amistad que debemos buscar entre nosotros. Es la Voluntad de Dios que amemos aún
a los que no son tan amables o corteses como quisiéramos, o los que no piensan como
nosotros (1Juan 4.12).
1.3 El amor eros: (o físico): Es el que tiene que ver con nuestros sentidos y pasiones.
Dentro del matrimonio este amor es puro, pero siempre tiene que ser un desprendimiento
del amor ágape, porque sin Cristo, como el mundo lo ve llega a ser egoísta, temporal y aún
lujurioso.

EN EL AMOR VEMOS TRES DIRECCIONES:


1. Amor a Dios: ES EL PRIMER MANDAMIENTO. Es el amor que nos hace rendir ante Él.
Amamos a Dios porque Él nos amó primero (1Juan 4.10).
2. Amor a mi prójimo: es el segundo gran mandamiento (Lev.19.18). Lea Lucas 10.30-37.
¿Qué le dice este pasaje? Es el amor que edifica y no destruye. Es el amor de 1Pedro 4.8 y
Lucas 6.27-36.
3. Amor a mi mismo: dice el segundo mandamiento: “Amarás a tu prójimo como a ti
mismo”. Debo creer, pues la Palabra de Dios me dice, que somos amados por Él: (Jer.31.3);
perdonados por Él: (Ef.1.7); aceptados: (Ef.1.6); victoriosos: (Ro.8.37). Si tengo de mí el
concepto que Dios quiere que tenga, podré entonces amar a los demás aceptándolos como
Dios hace conmigo. No hablamos aquí del orgullo, sino de aquellos que tienen baja estima
de sí mismos.

En conclusión: Si amo a Dios amaré a mi prójimo: “Si alguno dice: yo amo a Dios y aborrece
a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, cómo
puede amar a Dios a quien no ha visto?” (1Juan 4.20). Si no puedo amarme a mí mismo, no
podré amar a mi prójimo. Debe haber un equilibrio entre el fruto y los dones. 1 Corintios 13:
Es el capítulo del Amor. Está expresado entre los capítulos 12 y 14 que nos dan
instrucciones de cómo es la operación de los dones en nuestra propia vida y en la vida de la
iglesia. ¿Por qué esto es así? PORQUE SIN AMOR NADA DE LO QUE HAGAMOS
PERDURARÁ. ¡ÉSTE ES EL TIEMPO PARA AMAR!

II. EL GOZO
“Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor: Así como yo he guardado
los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor, estas cosas os he hablado,
para que mi gozo esté en vosotros y vuestro gozo sea cumplido”. Juan 15:10-11.

“Porque el reino de Dios no es comida ni bebida sino justicia y gozo en el Espíritu


Santo” Romanos 14:17.

Cambie el tono al hablar, incluya alegría y gozo y ellos comenzarán también a hablar de una
manera diferente. El gozo que fluya de usted los contagiará.

¿ DE DÓNDE PROVIENE NUESTRO GOZO?:


1 No depende de nuestras circunstancias, sino de poner nuestros ojos en Jesús y saber
que a los que aman a Dios todas las cosas ayudan a bien.
2 Proviene de la misma naturaleza del Espíritu Santo, de manera que debemos pedir ser
llenos del Espíritu.
3 Al recibir nuestra salvación, manifestamos un gozo interior: Nuestro rostro, nuestra
mirada cambia al conocer a Cristo (Lucas 2.10).
4 El gozo del cristiano es la mejor propaganda para el incrédulo (Hch. 8.8; Jn. 4.39).
5 El gozo del Señor es nuestra fortaleza (Nehemías 8.10; Habacuc 3.17-18).
6 Es como medicina a nuestro cuerpo. Nuestro cuerpo funciona mejor si vivimos en el
gozo del Señor que en ansiedad y temor (Pr.17.22; Is.61.1-3).
7 Dios nos otorga gozo para que fluya a través nuestro hacia los demás para ministrar a
otros (Salmo 51.12).
8 Así como la tristeza o la amargura pueden ser contagiosas, el gozo también lo es. El
gozo del Señor es lo que necesitamos para todas las circunstancias que enfrentemos. Aún
cuando estamos tan atareados, reemplacemos los ¿por qué?, para mantener la calma y el
sentido del humor. En las crisis se manifiesta nuestro carácter y se pierde el gozo si lo
permitimos.

LO QUE HACE PERDER EL GOZO:


1 El pecado: ¿Por qué David dijo: “Vuélveme el gozo de tu salvación”?. ¿Cómo lo
perdió?.
2 La desobediencia: Si permanecemos en el Espíritu, seremos sensibles y obedientes a su
dulce voz que nos guía (Juan 15.10-11).
3 La queja: La queja refleja el estado de nuestro ser interior, el pesimismo, el desaliento,
son estrategias del enemigo para que saquemos nuestros ojos del Señor y los pongamos
en las circunstancias. La queja apaga la fe (Stg.3.11).
4 La amargura: el resentimiento y la falta de perdón.

FUENTES DE GOZO:
1 La Salvación: cuando una persona recibe perdón de todo su pecado, siente como si todo
el peso del mundo se le quita de sus hombros. Cuando Jesús entra en una vida la llena de
gozo. El salmista David muchas veces se gozó en la salvación del Señor: “Mi corazón se
alegra en tu Salvación” (Sal. 13.5; 31.7; 32.11; 35.9).
2 Los actos poderosos de Dios: Dios se revela mediante actos poderosos que manifiestan
su amor. Él obra en nosotros y los que nos rodean, perdonando, sanando, libertando de
malos hábitos (Hch. 8.5-8).
3 La presencia de Dios: El estar en la presencia de Dios y dejar que el Espíritu Santo nos
llene, produce sin duda gozo en nuestras vidas. La misma naturaleza del Espíritu Santo es
gozo, así que cuando estamos en oración, en comunión, en alabanza con el Señor, el
Espíritu nos llena y en Él está el gozo. La palabra de Dios leída, oída, meditada, y amada,
también produce gozo (Jer.15.16). Por último muchos pasajes vinculan el gozo y la oración:
(Ef. 5.19-20; Col. 1.11-12; 1Tes. 5.16-18; Jn. 16.24; 1Cr. 16.10; Is. 56.7; Sal. 40.16; 105.3).
Cuando hay tristeza en nosotros es señal que debemos acercarnos más a Dios.
4 Nuestra bendita esperanza: (Ro. 12.12): nos exhorta a “estar gozosos en la esperanza”.
¿Cuál es esta esperanza?: Veamos (Hechos 24.15; Tito 2.13; He. 6.18-20;
Ro. 5.2-5). Esta bendita esperanza nos sostiene y nos da gozo aún en las circunstancias
más difíciles de nuestra vida.
5 Gozo al dar: Otra fuente de gozo es el dar. ¿Lo ha comprobado? El acto de dar regocija
nuestro espíritu y el comprobar que el Señor retribuye redobla el gozo (Lc. 6.38).
“Ciertamente más bienaventurado es dar que recibir” (Hch. 20.35).

ENTRE SUFRIMIENTO Y GOZO:


En la vida del creyente existe un fuerte vínculo entre sufrimiento y gozo, aunque esto
parezca contradictorio. Ya nuestro Señor Jesús en las bienaventuranzas prometió la
recompensa a quienes soportemos las aflicciones del mundo por su causa y nos mandó
gozarnos (Mt. 5.3-11). La palabra menciona por lo menos dos motivos por los cuales
debemos gozarnos frente al sufrimiento:

1 Nos gozamos porque a través de las pruebas Cristo es formado en nosotros:


(Ro. 8.28-29; Stgo. 1.2-3; 5.11; He. 12.10-11). Nos gozamos porque estamos viendo
por la fe, más allá de la prueba, la obra que Dios está haciendo en nuestro corazón.
En este sentido nos gozamos en saber que hemos trascendido lo temporal y
esperamos la gloria eterna. (He.10.34; 1 Pedro 4.13).
2 Nos gozamos por el privilegio de padecer por Cristo: Si la voluntad de Dios así
lo permite. Ver: (Hch.13.52; 5.41; 16.25; 1Pedro 4.6; 1Tes. 1.6).

Pablo y Silas: Podríamos decir que no estaban en las mejores condiciones. Estaban
encarcelados en el peor lugar de la cárcel, pero eso no apagó el fluir del Espíritu en sus
vidas. Nos dejó una carta a los Fil. 4.11, donde nos dice: “REGOCIJAOS EN EL SEÑOR
SIEMPRE”. ¿Cuál fue el resultado? El carcelero lo vio y escuchó el cántico de estos
hombres y fue conmovido profundamente. ¿Qué es lo que influye en su hogar cada día?
¿Palabras cortantes, miradas incisivas?.

III. LA PAZ

“Jehová te bendiga y te guarde Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti y tenga de ti


misericordia. Jehová alce sobre ti su rostro y ponga en ti paz”. Números 6.24-26.

La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro
corazón, ni tenga miedo. Juan 14:27.

Al igual que con el gozo, la paz que sólo Dios nos puede dar, no depende de las
circunstancias o presiones que podamos tener. No tiene nada que ver con la paz que el
mundo puede ofrecer que es temporal y superficial. Es saber que estamos parados sobre la
roca que es Cristo y que confiamos en Él (Sal.91).

Si nos falta la justicia (santidad), la paz y el gozo, como un sabueso busca a su presa,
debemos buscar cuál es el motivo de nuestra tristeza, cuál es el motivo de nuestro
desaliento y desde allí buscar la voluntad de Dios y hacer lo que Él nos indique para ser
restaurados a esa justicia, ese gozo y la paz en nuestro ser interior.

LA PAZ TIENE TRES DIRECCIONES:


1. Paz con Dios: Al obtener nuestra salvación por medio de Cristo, recibimos el perdón
de nuestros pecados y nos reconciliamos con Dios (Ro. 5.1; Isaías 53.5). Al andar
en su camino, obtenemos su paz que guardará nuestros corazones y pensamientos
en Cristo Jesús (Fil. 4.7). Su paz es nuestra fortaleza contra la adversidad (Is.
66.12).
2. Paz conmigo mismo: Al igual que con el amor, debemos aceptarnos como somos,
y cómo Dios nos hizo. No lastimarnos con culpas y condenaciones. Si en lo más
íntimo de nuestro corazón quisimos hacer las cosas bien, si quisimos agradar a Dios
y sin querer tropezamos, recordemos que siempre estará la Gracia de Dios para
atajarnos, para que no caigamos. Si le hemos pedido perdón a Dios, Él anhela que
lo intentemos de nuevo, y sigamos andando en justicia, gozo, y paz del Espíritu
Santo. Debemos aceptarnos para poder aceptar a los demás.
3. Paz con mi prójimo: Es aprender a amar, aceptar y perdonar a los demás como
Dios lo hace conmigo, siempre. A veces nuestro amor o perdón al otro se limita al
momento pues le decimos: “hoy te perdono, pero cuídate mañana”. No es así como
Dios lo hace con nosotros. En la iglesia, el trabajo, en el hogar, con los hijos, con el
cónyuge, se aliviarán muchas tensiones si pudiéramos decir: “Te amo y te acepto
como eres”. No tratemos de cambiar a los demás, esa es tarea del Espíritu Santo.
Dile a tu cónyuge, a tus hijos: “Te amo, así como eres”. Y las cosas empezarán a
aflojarse. (Ro.12.18; Ef. 4.3-4; Mateo 5.9; 1 Pedro 3.11).

¿QUÉ DEBEMOS HACER PARA MANTENER LA PAZ?:


1 Poner confianza y fe en el Señor y su Palabra (Is.26.3).
2 Poner la mira en las cosas de arriba (Col. 3.1-4. Ro. 8.6).
3 Poner nuestros ojos en Jesús (He.12.2).
4 No esconda sus emociones, convérselas con el Señor y con un hermano en la fe que
pueda ayudarle. Saque a luz todo.
5 Si hay amargura hacia otro o hacia nosotros mismos, perdonemos a los demás y a
nosotros mismos.
6 Conocer cada día más a Dios y pedirle ser llenos del Espíritu.
7 Busque la santidad y refleje a Jesús en sus actitudes (1Pedro 3.10-11).
8 Si un hermano nos pone a prueba en cuanto a la paciencia, somos responsables de
guardar la paz y no sólo en el hecho seguido sino también guardar la paz en mi corazón y
pensamiento (Ef. 4.3).
9 Pongamos en oración todo y démosle gracias (1Tes. 5.16-18).
10 Dios quiere que tengamos salud en nuestros corazones y mentes.
11 El Espíritu quiere y puede transformarnos, está en nosotros permitirle que lo haga.

IV. LA PACIENCIA
“Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firmes vuestra vocación y elección:
porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. Porque de esta manera os será otorgada
amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor Jesucristo”. 2 Pedro
1:10-11

fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y
longanimidad; con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la
herencia de los santos en luz; Colosenses 1:11-12.

¿CÓMO DEFINIMOS LA PACIENCIA?:


Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo
que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa,
para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna. Santiago 1:2-4

Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la
tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; 5 y la
esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros
corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado. Romanos 5:3-5

Es tolerancia, no pagar con la misma moneda, es firmeza, capacidad de soportar, sin


quejas. Es el saber esperar hasta que se cumpla el plan de Dios para mi vida. El que es
paciente, hace las tareas de todos los días, lo que olvidó y las más difíciles, sin quejas y
como sirviendo al Señor. La paciencia se va forjando, va madurando a través de las
circunstancias que Dios permite y la próxima nos resultará un poco más fácil (2 Pedro
1.2-8). La paciencia puede tardar algo en madurar, en algunos más en otros menos
(Stg.5.7-8). Algunos dicen: “No pidas a Dios que te dé paciencia, porque seguro que te
mandará una prueba”. Pero de una manera u otra Dios permitirá que pasemos por su
escuela para ir formándonos a la imagen de Jesús. Pidamos a Dios que se cumpla su
Voluntad en nuestras vidas, todo depende de qué actitud, tomamos ante cada circunstancia.
Ante la impaciencia, las mentiras de Satanás y una mente negativa, nuestra edificación y fe
en Dios será destruida. Pero ejercitando la paciencia, creyendo la verdad de Dios y una
mente positiva seremos edificados y el fruto irá madurando.

¿EN QUÉ NECESITAMOS PACIENCIA?:


1 Con los niños: La Biblia dice: “Instruye al niño en su camino y aún cuando fuere viejo, no
se apartará de él” (Pr. 22.6). Dice: “instruye”, es darle lugar a que pueda entender y conocer
qué es lo que se espera de él. Pero aquí hablamos también de respetarlo como ser humano
que es. Efesios 6.4 dice: “no provoquéis a ira...”. Si nos fijamos en lo que Dios hace con
nosotros, lo primero es amarnos, no castigarnos. Así como Dios es justo y misericordioso,
también nosotros como padres debemos amarlos incondicionalmente y ejercer la autoridad
en amor, para orientarlos o corregirlos si están tomando un rumbo equivocado.Debemos
instruir a nuestros niños acerca de sus responsabilidades y obligaciones antes de
disciplinarlos. Enseñar si se trata de irresponsabilidad. Disciplinar si es rebeldía. La
disciplina debe ir acompañada de amor, aceptación y perdón.
2 Ante el sufrimiento y problemas de la vida:La paciencia a veces se forja a través de las
injusticias de la vida o en esos tiempos difíciles donde de una manera u otra todos
llegamos. Pidámosle a Dios que nos enseñe a aquietarnos para tener paciencia en la vida.
Muchas veces queremos ver las respuestas ¡ya!. Pero Dios tiene sus tiempos y planes y
nosotros debemos creer que es lo mejor para nosotros (Ro.8.28). Tenemos una carrera por
delante y no la ganaremos corriendo más rápido o siendo más fuertes que otros, sino
perseverando con paciencia y tomándonos de la mano de Dios paso a paso.
3 Con la gente: A los que son más fuertes, les cuesta entender a los más débiles. Pero
recordemos que Dios nos perfecciona en la debilidad. Algunas veces necesitamos paciencia
para ver el otro lado de alguna situación. De cada circunstancia que nos toque vivir,
debemos entender cuál es el propósito de Dios para nosotros.

¿CÓMO OBTENER PACIENCIA?:


1 Poner nuestros ojos en Jesús (Hebreos 12.2).
2 Pidamos ser llenos de Espíritu Santo.
3 Pedirle a Dios que se cumpla su voluntad en nuestras vidas.
4 Correr la carrera con un corazón tranquilo y confiado en el Señor.
5 Creer que Él tiene el control de todas las cosas.
6 Acepta esos momentos difíciles como un instrumento que Dios usa para formarnos a la
la imagen de Jesús.
7 Ante las sorpresas de la vida tener una actitud paciente y positiva.
8 Proclamar “todo lo puedo en Cristo que fortalece” (Fil. 4.13).

V. LA BENIGNIDAD
“ Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres, el Señor está cerca”. Filipenses
4:5.

Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como
Dios también os perdonó a vosotros en Cristo. Efesios 4:32

Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os


digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que
os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de
vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que
hace llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa
tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos
solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? Sed, pues, vosotros
perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto. Mateo 5:43-48.

¿Hacemos lo mismo que hace Dios con nosotros en cuanto al trato con los demás? Tal vez
eres amable con los de afuera, pero eres áspero con los de tu casa. El Espíritu Santo: Es
amable y gentil, su comprensión es ilimitada. Busca tener camaradería, y comunión si se lo
pedimos. Es una de las tres personas de la Trinidad. Él es compañero y desea nuestra
amistad. Es paciente y suave, no se envuelve en amor.

¿CÓMO DEFINIMOS LA BENIGNIDAD?:


En la versión popular de “Dios habla Hoy” dice: amabilidad. Es cortesía, ser gentil, educado,
tener un trato suave, ser considerado y atento, amable, aún valorando aquellas pequeñas
cosas que hacen nuestra esposa o nuestros hijos, dar un trato cariñoso a los ancianos, aún
a los animales. Es algo que brota de un corazón lleno del Espíritu Santo. A veces estamos
cargados de tareas que nos interrumpen y allí nos volvemos ásperos y descorteses con
quienes nos rodean. Es generosidad. Es lo que este mundo necesita y pide a gritos, un
poco de compasión de ternura. El espíritu de benignidad reconforta a otros.

LO QUE NO ES BENIGNIDAD: (SABIDURÍA NEGADA):


● Stg.3.14-16: Las contiendas, peleas.
● Stg.4.1-3: El egoísmo.
● Stg.4.11-12: El juzgar al hermano.
● Stg.4.13-16: La no dependencia de Dios. Ser cortés con Él.
● Stg.4.17: El no hacer lo bueno.
● Stg.5.1-6: La codicia.
LO QUE ES LA BENIGNIDAD: (SABIDURÍA DEMOSTRADA):
● Stg.3.17: Pureza. (Sin mezcla, como el oro y el vino).
● Stg.3.18: Paz. (Llevarse bien con todos, buscar la paz).
● Stg 3.17: Amabilidad. (Quitar la rusticidad al hablar).
● Benignidad. (Hacer lo bueno).
● Misericordia (Hacer lo bueno con amor).
● Buenos frutos (Por sus frutos los conocerán).
● Certeza (Fe por oír la Palabra).
● Sinceridad (No ser hipócrita).

VI. LA BONDAD
Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente,
misericordiosos, amigables; no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino
por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis
bendición. 1 Pedro 3:8-9.

Nace de un corazón generoso que está dispuesto a dar sin recibir. Es alguien que se ha
olvidado de sí mismo para servir a los demás. Piensa en las necesidades de los demás (no
es un egocéntrico). Bondad viene de dadivoso, bueno, puro, recto, correcto, honorable.

Hay una batalla entre mi voluntad y hacer la Voluntad de Dios. Cada día uno decide andar
en el Espíritu o andar en la carne. Si comienzo el día tomado de su Mano y nutrido de su
Palabra, sus pensamientos serán mis pensamientos. Él vivirá a través mío. Satanás nos
presiona para que no hagamos lo bueno. Llevemos nuestros pensamientos cautivos a la
obediencia a Cristo. Aquellos que tienen tendencia a la melancolía o depresión (por la
complacencia que tienen hacia ellos mismos), les haría bien ponerse en servicio activo para
Cristo. El servicio es una actitud sanadora frente a la vida.

¿QUÉ DIFERENCIA HAY ENTRE BONDAD Y BENIGNIDAD?:


Benignidad es hacer lo bueno. Bondad es hacer lo bueno pero con amor. Brota de una
actitud interna del corazón. Es la exteriorización de un corazón benigno, un espíritu benigno.
Así es el que tiene el fruto de la bondad. El corazón de Dios se alegra cuando le pedimos en
lo más profundo de nuestro ser, que deseamos ser llenos de su bondad. Para vivir una vida
llena de su bondad, sigamos los pasos que nos marcó en los dos primeros mandamientos:
1) Amar a Dios.
2) Amar a mi prójimo.
3) Amarme a mí mismo.

¿CÓMO ES LA PERSONA QUE TIENE EL FRUTO DE LA BONDAD?:


1 Tiene una conciencia limpia.
2 Tiene el gozo interior.
3 Es confiable.
4 Se refleja en su rostro.
5 Su personalidad es cautiva.
VII. LA FE
“Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo: y esta es la victoria que ha
vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo sino el que cree que
Jesús es el Hijo de Dios?” 1 Juan 5:4-5.

Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible. Marcos 9:23.

(porque por fe andamos, no por vista); 2 Corintios 5:7.

Es la confianza en la que caminamos todos los días y sabemos que “Si pasamos por las
aguas, no nos anegarán y si por el fuego, no nos quemará, porque el Señor está con
nosotros” (Is.43.1-2). Es enfrentar la adversidad en confianza en el Señor. Si Dios es por mí,
¿Quién contra mí? (Ro.8.31). Es tener la seguridad de la victoria en mi vida, es saber que
en medio de los problemas, el Señor se trae algo entre manos y que debo esperar a que Él
haga su jugada. Es lo que nos mantiene a través de las pruebas y nos hace creer en la
fidelidad de Dios. Es confiar en Dios y obedecer aunque no entendamos todo.

Este mundo cansado y perdido, necesita ver el fruto de nuestra fe en nuestra vida, para
responder a sus temores, dudas, etc. Jesús dijo: “Así alumbre vuestra luz delante de los
hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en
los cielos”.

DISTINTOS TIPOS DE FE:


1 Fe natural: es cuando me siento en un sillón, sé que no se caerá. O si me dicen que
Colón descubrió América (eso es fe intelectual). Si planto una semilla creo que en
determinado tiempo crecerá.
2 Fe salvadora: dice la Palabra: “Si confesares con tu boca y creyeres en tu corazón...
serás salvo”.
3 Fe como DON: Es el combustible para los milagros. Si oro por un enfermo y no tengo fe,
nada pasará. Jesús dijo: “... Si tuviereis fe como un grano de mostaza...” (Mateo 17.20).
Lo que nos interesa en esta lección es esta Fé: LA FE COMO FRUTO DEL ESPÍRITU
SANTO.

LO QUE NO ES FE:
1 El temor: es creer lo que Satanás me dice. Es fe al revés, fe negativa. Apaga el espíritu y
mueve la mano del enemigo, mientras que la fe mueve la mano de Dios.
2 La duda e incredulidad: (Mateo 14.22, 33).
3 La ansiedad y la preocupación: (Mateo 10.28, 31).
4 El pesimismo, la queja: Perdemos el gozo y apagamos el Espíritu (He.11.6).
5 La mente negativa: Puede haber fortalezas interiores que impiden ver lo que Dios quiere
que veamos o creamos (argumentos mentirosos y altivez), también vemos de una manera
subjetiva (desde mi punto de vista).

LO QUE SÍ ES FE:
1 Es creer en la fidelidad de Dios: Porque el perfecto amor echa fuera el temor (1 Jn.
4.18).
2 Es paz y gozo en nuestro espíritu: (Ro.14.17).
3 Es llamar las cosas que no son como si fueran: (He.11.1).
4 Estar seguro de lo que creemos: (2Ti. 1.12).
5 Santiago, lo muestra de cuatro maneras: (Stg. 5.13-15).
5.1 Oración en la aflicción.
5.2 Alabanza en el gozo.
5.3 Santidad a los hermanos.
5.4 Salvación para los pecadores.
6 La fe es un arma: Contra los dardos encendidos del maligno. Fe en su palabra (Ef. 6.16).

VIII. LA MANSEDUMBRE
“Yo pues preso en el Señor os ruego que andéis como es digno de la vocación con que
fuisteis llamados, con toda humildad y MANSEDUMBRE, soportándoos los unos a los
otros en amor, solícitos en guardar la humildad del espíritu en el vínculo de la paz, un
cuerpo y un Espíritu, como también fuisteis llamados en una misma esperanza de
vuestra vocación”. Efesios 4:1-4

Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad. Mateo 5:5

¿A qué nos ha llamado Dios? A andar como es digno de la vocación con que fuimos
llamados. La mansedumbre sólo la tienen aquellos que son controlados por el Espíritu. La
mansedumbre no es falta de carácter, es ser fuerte, pero también humilde, sereno.

En las experiencias que Dios dispone para nuestras vidas, Si permanecemos a cada paso a
su lado, aprenderemos.

LO CONTRARIO DE MANSEDUMBRE:
1 ORGULLO, ALTIVEZ, EGOÍSMO, EGOCENTRISMO.
2 La crueldad (la raíz es el centrarse en uno mismo y querer imponerse y que no
me pasen por arriba, en el fondo hay baja estima personal).
3 Es hacer valer nuestros derechos.
4 Es respondón.
5 Se cree importante.
6 Le cuesta perdonar.
7 Grita a su familia (ante los demás lo simula).
8 Pierde la calma fácilmente.
9 Cree saber cómo arreglar los problemas de los demás y lo dice.
10 Es muy charlatán.
11 Es dominante y rígido.
12 Hay raíz de amargura (He.12.15).

LO QUE ES MANSEDUMBRE:
1 Espíritu manso.
2 Hay justicia, gozo y paz (Ro. 14.17).
3 No busca lo suyo (1Co.13).
4 Sufre cuando el otro sufre.
5 No es respondón.
6 Se adapta a las circunstancias.
7 Acepta los planes de Dios previstos e imprevistos, sin quejas.
8 Es pronto para perdonar.
9 Agradece a sus hijos cuando le ayudan.
10 Es afable y flexible.
11 Es hermana de la benignidad.
12 No se adelanta en el supermercado a empujones.
13 Recibe con mansedumbre la Palabra de Dios.
14 Es servicial y reconoce que puede estar equivocado.
15 Acepta la voluntad de Dios porque sabe que Él elige lo mejor.

MANSEDUMBRE EN EL HOGAR:
● A la mujer Dios le dice: SUMISIÓN.
● Al hombre le dice: AMOR.

Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque
somos miembros los unos de los otros. Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre
vuestro enojo, ni deis lugar al diablo. Efesios 4:25-27

No déis lugar al Diablo:


En el matrimonio hay que aprender a no echarse la culpa el uno al otro. Pueden estar en el
mismo lugar pero muy lejos el uno del otro. A veces no decimos nada, pero con los gestos y
el silencio lo decimos todo. No sermonee a su cónyuge con los mandamientos de Él.
Cumpla con los suyos y Dios hará el resto.

Debe haber diálogo (no monólogo), para poder hablar de lo que nos lastima, de lo que nos
duele, lo que nos gusta y lo que no nos gusta, en espíritu de amor y mansedumbre tratando
de comprender y aceptar lo que siente el otro y así llegar a un acuerdo. Permitamos a Dios
que suavice nuestra lengua y carácter.

OJO: NO LE DE TERRENO AL DIABLO, NO DIGA: ES QUE MI HIJO ES ESTO O


AQUELLO, ES QUE MI ESPOSO ES ASÍ, CON LO QUE DICE YA ESTÁ DANDO LUGAR.
(MATEO 5:22)

IX. LA TEMPLANZA
“Porque todos ofendemos muchas veces, si alguno no ofende en palabra, este es varón
perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo” Santiago 3:2

El corazón del sabio hace prudente su boca, Y añade gracia a sus labios. Panal de miel
son los dichos suaves; Suavidad al alma y medicina para los huesos. Proverbios
16:23-24

Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí,
¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego! Y la lengua es un fuego, un mundo de
maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e
inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno. Santiago
3:5-6

Es estar bajo el control del Espíritu Santo. La templanza o dominio propio es la fuerza
interior que controla nuestras pasiones y deseos. Debemos andar en el Espíritu. Si
andamos en la carne, según nuestros deseos o pensamientos, lo que surgirá ante una
tentación o dificultad o una agresión será nuestra naturaleza caída, nuestro yo.
Generalmente ofrece poca resistencia. La templanza o el dominio propio nos da el control
para las decisiones. Debemos ejercer el dominio propio con la ayuda del Espíritu Santo.

Dice la Palabra de Dios que la lengua es pequeña pero se jacta de grandes cosas y que
contamina todo el cuerpo. Los médicos han comprobado que una persona por lo que habla
o piensa puede influir sobre su organismo, porque va mandando órdenes a su sistema
central nervioso. “Estoy cansado: no tengo fuerzas no puedo hacer nada” y el centro
nervioso dice: “si es cierto”. Debemos volver a tomar la Palabra de Dios y usar su lenguaje
que es creativo, edificante, y victorioso.

CONCLUSIÓN:
Dios nos eligió y nos ha puesto para que llevemos fruto (Juan 15.16). Él es la vid y nosotros
los pámpanos, debemos permanecer en Él, porque separados nada podemos hacer.

¿Cómo permanecemos en su amor? Guardando los mandamientos y habrá gozo en


nuestros corazones (Juan 15.10-11). Al obedecer permanecemos en su amor. Dios sabe
que no somos perfectos, pero a pesar de todo nos ama y nos llama amigos.

Renovémonos en el espíritu en nuestra mente y vistámonos del nuevo hombre (Ef. 4.23,
24). Permite que Dios hable por tu boca, escuche por tus oídos, acaricie a través de tus
manos. Entrégale a Dios tus pensamientos y cárgate con los de Él. Devuelve bien por mal.
Ama a tus hermanos respetándolos y aceptándolos como son, no discutas, no seas sabio
en tu propia opinión, “no seas vencido de lo malo sino vence con el bien el mal”. Debes
estar dispuesto a andar “la segunda milla”. Ante una ofensa o provocación no podemos
quedar pasivos, debemos canalizar nuestra reacción: “en vez de maldición, bendición”. Los
pensamientos que nos tientan son como dardos encendidos para la mente. Debemos
apagarlos con el escudo de la fe. No es pecar si vienen los pensamientos, pero sí lo es si
jugueteamos con ellos, si nos inclinamos o si somos atraídos por ellos y si permanecemos
en ellos. El pensamiento es el padre de la acción (Stg.1.13-15).

LLEVANDO FRUTO:
1 Confiese toda debilidad como pecado (1Juan 1.19).
2 Pídale a Dios que le quite él habito (1Juan 5.14-15).
3 Tenga una vida de obediencia (1Juan 5.3).
4 Permanezca en Cristo (Fil.2.13).
5 Pída ser llenos del Espiritu (Lucas 11.13).
6 Que la palabra more en abundancia en nuestros corazones.
7 Someternos y andar en el espíritu.
8 Servir a Cristo (Ro. 6.11-13).
TAREA 1:
4 ALGUNAS PREGUNTAS QUE NOS AYUDARÁN A EVALUARNOS:
¿Le da usted la misma atención a una persona importante que a una persona humilde?
¿Es usted un estímulo para sus hijos?
Hijo: ¿Eres cortés y amable con tus padres?
Esposo: ¿Eres gentil con tu esposa?
Esposa: ¿Qué haces cuando tu esposo llega cansado del trabajo?
¿Desea tu esposo llegar temprano a casa?
¿Cómo trata usted a su suegra?
¿Cómo trata a un hermano nuevo en el grupo?

TAREA 2:
5 PARA DEBATIR EN EL GRUPO:
¿Qué es lo que impartimos en nuestras casas?
¿Ven sus hijos, dedicación, entrega, esfuerzo a pesar de...?
¿Qué dice la historia de Timoteo? (2Ti.1.5).
¿Está implantado fe en sus hijos?
¿Conoce el dicho: “lo que hacés es tan fuerte que no oigo lo que decís”?
¿Qué es lo que apaga nuestra fe?
¿Qué significa: Por la fe vemos las obras y por las obras se demuestra la fe?
(Stg. 2.2-14, 26).

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