Espiritu Santo y Sus Frutos
Espiritu Santo y Sus Frutos
FRUTOS
“ La manifestación de la presencia de Dios en los hijos de Dios”
OBJETIVOS DE LA CLASE:
1. Enseñar
2. Enseñar de la importancia
3. Crear conciencia
INTRODUCCIÓN:
En este estudio, el Espíritu Santo nos guiará a ver más bien lo que somos que lo que
hacemos. A través de la obra del Espíritu, Dios nos guiará para que lleguemos a ser la
expresión de su gloria. Él desea imprimir en nosotros su carácter, lo que Él es, en y a través
nuestro. Dios desea usar los dones y talentos que nos ha otorgado: “Podemos ser mucho
por lo que hacemos pero podemos ser deficientes por lo que somos”. Necesitamos
aprender a vivir lo que creemos, poner en práctica la Palabra de Dios y así llevar fruto y
llegar a ser como Él en la vida diaria.
1) En el A.T. El Espíritu Santo es revelado como el dador de la vida (Génesis 1:2), aunque
los profetas, sacerdotes del pasado fueron ungidos por el Espíritu Santo, la promesa de su
derramamiento general sobre toda carne fue para la época que comenzó con el ascenso del
Señor Jesús quien se presentó ante el Padre en los cielos, después de haber pagado el
precio total por la redención del hombre. Romanos 8:2, Hebreos 9:11-12.
En Joel 2: 28- 29, hallamos la profecía que tuvo su cumplimiento el día de Pentecostés, “la
lluvia temprana” y continúa cumpliéndose en la actualidad con el derramamiento del Espíritu
Santo sobre el mundo, “la lluvia tardía”. Joel 2:23 y Santiago 5:7-8. Notemos que la
promesa consiste en derramar el Espíritu Santo sobre toda carne.
2) Juan el Bautista predijo el sacrificio de Cristo, llamándolo " El Cordero de Dios que quita
el pecado del mundo." Juan 1:29-34 y 7:37-39. y también profetizó respecto al ministerio del
Señor, que bautizaría con el Espíritu Santo. Mateo 3:11. Solamente Jesús puede bautizar en
el Espíritu Santo.
3) Jesús envió la promesa del Padre: Juan 14: 15-17, 26.
4) El Señor consideró de suma importancia el descenso del Espíritu Santo. Juan 16: 7. Con
la ayuda del Espíritu Santo podremos vivir y hacer lo que nos corresponde de acuerdo a la
voluntad del Padre.
5) El apóstol Pedro no hace distinción entre la Promesa del Espíritu Santo y el Don del
Espíritu Santo, en Hechos 11: 16 - 17, donde el don y el bautismo del Espíritu Santo son
idénticos.
6) Pedro nos dice que la promesa es para todos los creyentes. Los capítulos 10 y 11 de
Hechos nos demuestran, que el don era tanto para los gentiles como para los judíos.
7) El apóstol Pablo se refiere dos veces al Don del Espíritu Santo en calidad de sello. En
Efesios 1:13. En 2 Corintios 1:21-22. La unción y revestimiento del Espíritu Santo
experimentado por el creyente se refleja en su rostro, se observa en sus acciones, se oye
en su voz y se experimenta al estar con él. Ese sello está impreso en su cuerpo, su alma y
su espíritu.
8) El Don del Espíritu Santo constituye un anticipo de nuestra herencia perfecta en Cristo.
Romanos 8: 16, 17.
9) Junto con el bautismo en el Espíritu Santo desciende el poder para servir al Señor. El
creyente no recibe al Espíritu Santo como un lujo espiritual, o para satisfacción y goce
personales, sino como un revestimiento de poder para ser un testigo efectivo de las grandes
verdades salvadoras del evangelio. Esto fue establecido con claridad por el señor Jesús,
mientras caminaba hacia Emaús. Lucas 24:46-49. Hechos 1:8. Pedro y Juan después de
ser amenazados y luego liberados, se trasladaron a los suyos, quienes elevaron al unísono
su voz, y oraron pidiendo valor para hablar la Palabra de Dios con denuedo. Hechos
4:18-33. En varios otros pasajes leemos que los creyentes recibieron una nueva unción o
fueron llenos de nuevo con el Espíritu para una labor especial. Juan 16:8. Hechos 2:37, el
evangelio debe ser propagado para que se derrame un nuevo Pentecostés. Zacarías 4:6.
10) Dones especiales: Junto con el bautismo en el Espíritu, como sucedió en el
Pentecostés, y en Hechos 19: 1-7 hablaron en lenguas, y profetizaron. Se mencionan nueve
dones especiales en 1 Corintios 12: 31 entregados por Dios para beneficio de la Iglesia.
Luego, en el Capítulo 13, se enseña la superioridad del amor santo y divino –que es fruto
del Espíritu Santo-. En el capítulo 14 Pablo aconseja sobre el ejercicio de los dones. En
hebreos 2: 3, 4
Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la
promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. Porque Juan ciertamente bautizó con
agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.
Hechos 1: 4-8
Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que
oían el discurso. Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron
atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo.
Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios. Hechos 10:
44-46
él te hablará palabras por las cuales serás salvo tú, y toda tu casa. Y cuando comencé a
hablar, cayó el Espíritu Santo sobre ellos también, como sobre nosotros al principio.
Entonces me acordé de lo dicho por el Señor, cuando dijo: Juan ciertamente bautizó en
agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo. Hechos 11: 14-16
Y después de mucha discusión, Pedro se levantó y les dijo: Varones hermanos, vosotros
sabéis cómo ya hace algún tiempo que Dios escogió que los gentiles oyesen por mi boca
la palabra del evangelio y creyesen. Y Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio,
dándoles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros; y ninguna diferencia hizo entre
nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones. Hechos 15: 7-9.
Podríamos decir que es una manifestación de la presencia plena de Dios en la vida de los
creyentes. La vida del cristiano inmerso en el Espíritu de Dios es transformada por el ser
(naturaleza) y el hacer (obrar) del Espíritu Santo.
El fruto nos da el carácter de Jesús y los dones nos dan el poder de Jesús. Debemos
procurar ambas cosas. Algunos están muy dotados, pero no están quebrantados y la vida
de Cristo no puede fluir de ellos. Cuando hablamos del fruto del Espíritu, hablamos de algo
que nos ocurre en nuestro interior, es para adentro, lleva tiempo, tiene que ver con nuestra
conducta. Cuando hablamos de los dones del Espíritu, hablamos de lo que tiene que ver en
cuanto al servicio cristiano, es hacia fuera, es para el ministerio y se transfieren
inmediatamente.
1. Amor, gozo, paz: Son el resultado directo de nuestra relación con Dios o nuestra vida
ascendente.
2. Paciencia, benignidad, bondad: Se desarrollan a través de nuestra relación con otras
personas. Es nuestra vida exterior.
3. Fe, mansedumbre, templanza: Estas cualidades reflejan nuestra vida interior. Todas
estas cualidades del carácter cristiano son reproducidas en el creyente al someterse a la
dirección del Espíritu Santo que mora en él.
Porque cuando una persona recibe a Jesús en su corazón y nace de nuevo, no quiere decir
que sea instantáneamente perfecto. Esto será un proceso del Espíritu, quien por la Palabra
de Dios comienza a limpiar aquellas actitudes y comportamientos que no son de Cristo.
Si mi corazón se une a Cristo, quien vive dentro de mí por su Espíritu, el fruto de esta
relación será un carácter como el de Jesús, la santa naturaleza de Dios en mi vida.
Veamos cada una de las características del fruto del Espíritu Santo:
I. EL AMOR
“Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros como Yo os he amado, que
también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos si
tuviereis amor los unos por los otros”. Juan 13.34-35.
En conclusión: Si amo a Dios amaré a mi prójimo: “Si alguno dice: yo amo a Dios y aborrece
a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, cómo
puede amar a Dios a quien no ha visto?” (1Juan 4.20). Si no puedo amarme a mí mismo, no
podré amar a mi prójimo. Debe haber un equilibrio entre el fruto y los dones. 1 Corintios 13:
Es el capítulo del Amor. Está expresado entre los capítulos 12 y 14 que nos dan
instrucciones de cómo es la operación de los dones en nuestra propia vida y en la vida de la
iglesia. ¿Por qué esto es así? PORQUE SIN AMOR NADA DE LO QUE HAGAMOS
PERDURARÁ. ¡ÉSTE ES EL TIEMPO PARA AMAR!
II. EL GOZO
“Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor: Así como yo he guardado
los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor, estas cosas os he hablado,
para que mi gozo esté en vosotros y vuestro gozo sea cumplido”. Juan 15:10-11.
Cambie el tono al hablar, incluya alegría y gozo y ellos comenzarán también a hablar de una
manera diferente. El gozo que fluya de usted los contagiará.
FUENTES DE GOZO:
1 La Salvación: cuando una persona recibe perdón de todo su pecado, siente como si todo
el peso del mundo se le quita de sus hombros. Cuando Jesús entra en una vida la llena de
gozo. El salmista David muchas veces se gozó en la salvación del Señor: “Mi corazón se
alegra en tu Salvación” (Sal. 13.5; 31.7; 32.11; 35.9).
2 Los actos poderosos de Dios: Dios se revela mediante actos poderosos que manifiestan
su amor. Él obra en nosotros y los que nos rodean, perdonando, sanando, libertando de
malos hábitos (Hch. 8.5-8).
3 La presencia de Dios: El estar en la presencia de Dios y dejar que el Espíritu Santo nos
llene, produce sin duda gozo en nuestras vidas. La misma naturaleza del Espíritu Santo es
gozo, así que cuando estamos en oración, en comunión, en alabanza con el Señor, el
Espíritu nos llena y en Él está el gozo. La palabra de Dios leída, oída, meditada, y amada,
también produce gozo (Jer.15.16). Por último muchos pasajes vinculan el gozo y la oración:
(Ef. 5.19-20; Col. 1.11-12; 1Tes. 5.16-18; Jn. 16.24; 1Cr. 16.10; Is. 56.7; Sal. 40.16; 105.3).
Cuando hay tristeza en nosotros es señal que debemos acercarnos más a Dios.
4 Nuestra bendita esperanza: (Ro. 12.12): nos exhorta a “estar gozosos en la esperanza”.
¿Cuál es esta esperanza?: Veamos (Hechos 24.15; Tito 2.13; He. 6.18-20;
Ro. 5.2-5). Esta bendita esperanza nos sostiene y nos da gozo aún en las circunstancias
más difíciles de nuestra vida.
5 Gozo al dar: Otra fuente de gozo es el dar. ¿Lo ha comprobado? El acto de dar regocija
nuestro espíritu y el comprobar que el Señor retribuye redobla el gozo (Lc. 6.38).
“Ciertamente más bienaventurado es dar que recibir” (Hch. 20.35).
Pablo y Silas: Podríamos decir que no estaban en las mejores condiciones. Estaban
encarcelados en el peor lugar de la cárcel, pero eso no apagó el fluir del Espíritu en sus
vidas. Nos dejó una carta a los Fil. 4.11, donde nos dice: “REGOCIJAOS EN EL SEÑOR
SIEMPRE”. ¿Cuál fue el resultado? El carcelero lo vio y escuchó el cántico de estos
hombres y fue conmovido profundamente. ¿Qué es lo que influye en su hogar cada día?
¿Palabras cortantes, miradas incisivas?.
III. LA PAZ
La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro
corazón, ni tenga miedo. Juan 14:27.
Al igual que con el gozo, la paz que sólo Dios nos puede dar, no depende de las
circunstancias o presiones que podamos tener. No tiene nada que ver con la paz que el
mundo puede ofrecer que es temporal y superficial. Es saber que estamos parados sobre la
roca que es Cristo y que confiamos en Él (Sal.91).
Si nos falta la justicia (santidad), la paz y el gozo, como un sabueso busca a su presa,
debemos buscar cuál es el motivo de nuestra tristeza, cuál es el motivo de nuestro
desaliento y desde allí buscar la voluntad de Dios y hacer lo que Él nos indique para ser
restaurados a esa justicia, ese gozo y la paz en nuestro ser interior.
IV. LA PACIENCIA
“Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firmes vuestra vocación y elección:
porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. Porque de esta manera os será otorgada
amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor Jesucristo”. 2 Pedro
1:10-11
fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y
longanimidad; con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la
herencia de los santos en luz; Colosenses 1:11-12.
Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la
tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; 5 y la
esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros
corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado. Romanos 5:3-5
V. LA BENIGNIDAD
“ Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres, el Señor está cerca”. Filipenses
4:5.
Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como
Dios también os perdonó a vosotros en Cristo. Efesios 4:32
¿Hacemos lo mismo que hace Dios con nosotros en cuanto al trato con los demás? Tal vez
eres amable con los de afuera, pero eres áspero con los de tu casa. El Espíritu Santo: Es
amable y gentil, su comprensión es ilimitada. Busca tener camaradería, y comunión si se lo
pedimos. Es una de las tres personas de la Trinidad. Él es compañero y desea nuestra
amistad. Es paciente y suave, no se envuelve en amor.
VI. LA BONDAD
Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente,
misericordiosos, amigables; no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino
por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis
bendición. 1 Pedro 3:8-9.
Nace de un corazón generoso que está dispuesto a dar sin recibir. Es alguien que se ha
olvidado de sí mismo para servir a los demás. Piensa en las necesidades de los demás (no
es un egocéntrico). Bondad viene de dadivoso, bueno, puro, recto, correcto, honorable.
Hay una batalla entre mi voluntad y hacer la Voluntad de Dios. Cada día uno decide andar
en el Espíritu o andar en la carne. Si comienzo el día tomado de su Mano y nutrido de su
Palabra, sus pensamientos serán mis pensamientos. Él vivirá a través mío. Satanás nos
presiona para que no hagamos lo bueno. Llevemos nuestros pensamientos cautivos a la
obediencia a Cristo. Aquellos que tienen tendencia a la melancolía o depresión (por la
complacencia que tienen hacia ellos mismos), les haría bien ponerse en servicio activo para
Cristo. El servicio es una actitud sanadora frente a la vida.
Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible. Marcos 9:23.
Es la confianza en la que caminamos todos los días y sabemos que “Si pasamos por las
aguas, no nos anegarán y si por el fuego, no nos quemará, porque el Señor está con
nosotros” (Is.43.1-2). Es enfrentar la adversidad en confianza en el Señor. Si Dios es por mí,
¿Quién contra mí? (Ro.8.31). Es tener la seguridad de la victoria en mi vida, es saber que
en medio de los problemas, el Señor se trae algo entre manos y que debo esperar a que Él
haga su jugada. Es lo que nos mantiene a través de las pruebas y nos hace creer en la
fidelidad de Dios. Es confiar en Dios y obedecer aunque no entendamos todo.
Este mundo cansado y perdido, necesita ver el fruto de nuestra fe en nuestra vida, para
responder a sus temores, dudas, etc. Jesús dijo: “Así alumbre vuestra luz delante de los
hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en
los cielos”.
LO QUE NO ES FE:
1 El temor: es creer lo que Satanás me dice. Es fe al revés, fe negativa. Apaga el espíritu y
mueve la mano del enemigo, mientras que la fe mueve la mano de Dios.
2 La duda e incredulidad: (Mateo 14.22, 33).
3 La ansiedad y la preocupación: (Mateo 10.28, 31).
4 El pesimismo, la queja: Perdemos el gozo y apagamos el Espíritu (He.11.6).
5 La mente negativa: Puede haber fortalezas interiores que impiden ver lo que Dios quiere
que veamos o creamos (argumentos mentirosos y altivez), también vemos de una manera
subjetiva (desde mi punto de vista).
LO QUE SÍ ES FE:
1 Es creer en la fidelidad de Dios: Porque el perfecto amor echa fuera el temor (1 Jn.
4.18).
2 Es paz y gozo en nuestro espíritu: (Ro.14.17).
3 Es llamar las cosas que no son como si fueran: (He.11.1).
4 Estar seguro de lo que creemos: (2Ti. 1.12).
5 Santiago, lo muestra de cuatro maneras: (Stg. 5.13-15).
5.1 Oración en la aflicción.
5.2 Alabanza en el gozo.
5.3 Santidad a los hermanos.
5.4 Salvación para los pecadores.
6 La fe es un arma: Contra los dardos encendidos del maligno. Fe en su palabra (Ef. 6.16).
VIII. LA MANSEDUMBRE
“Yo pues preso en el Señor os ruego que andéis como es digno de la vocación con que
fuisteis llamados, con toda humildad y MANSEDUMBRE, soportándoos los unos a los
otros en amor, solícitos en guardar la humildad del espíritu en el vínculo de la paz, un
cuerpo y un Espíritu, como también fuisteis llamados en una misma esperanza de
vuestra vocación”. Efesios 4:1-4
Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad. Mateo 5:5
¿A qué nos ha llamado Dios? A andar como es digno de la vocación con que fuimos
llamados. La mansedumbre sólo la tienen aquellos que son controlados por el Espíritu. La
mansedumbre no es falta de carácter, es ser fuerte, pero también humilde, sereno.
En las experiencias que Dios dispone para nuestras vidas, Si permanecemos a cada paso a
su lado, aprenderemos.
LO CONTRARIO DE MANSEDUMBRE:
1 ORGULLO, ALTIVEZ, EGOÍSMO, EGOCENTRISMO.
2 La crueldad (la raíz es el centrarse en uno mismo y querer imponerse y que no
me pasen por arriba, en el fondo hay baja estima personal).
3 Es hacer valer nuestros derechos.
4 Es respondón.
5 Se cree importante.
6 Le cuesta perdonar.
7 Grita a su familia (ante los demás lo simula).
8 Pierde la calma fácilmente.
9 Cree saber cómo arreglar los problemas de los demás y lo dice.
10 Es muy charlatán.
11 Es dominante y rígido.
12 Hay raíz de amargura (He.12.15).
LO QUE ES MANSEDUMBRE:
1 Espíritu manso.
2 Hay justicia, gozo y paz (Ro. 14.17).
3 No busca lo suyo (1Co.13).
4 Sufre cuando el otro sufre.
5 No es respondón.
6 Se adapta a las circunstancias.
7 Acepta los planes de Dios previstos e imprevistos, sin quejas.
8 Es pronto para perdonar.
9 Agradece a sus hijos cuando le ayudan.
10 Es afable y flexible.
11 Es hermana de la benignidad.
12 No se adelanta en el supermercado a empujones.
13 Recibe con mansedumbre la Palabra de Dios.
14 Es servicial y reconoce que puede estar equivocado.
15 Acepta la voluntad de Dios porque sabe que Él elige lo mejor.
MANSEDUMBRE EN EL HOGAR:
● A la mujer Dios le dice: SUMISIÓN.
● Al hombre le dice: AMOR.
Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque
somos miembros los unos de los otros. Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre
vuestro enojo, ni deis lugar al diablo. Efesios 4:25-27
Debe haber diálogo (no monólogo), para poder hablar de lo que nos lastima, de lo que nos
duele, lo que nos gusta y lo que no nos gusta, en espíritu de amor y mansedumbre tratando
de comprender y aceptar lo que siente el otro y así llegar a un acuerdo. Permitamos a Dios
que suavice nuestra lengua y carácter.
IX. LA TEMPLANZA
“Porque todos ofendemos muchas veces, si alguno no ofende en palabra, este es varón
perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo” Santiago 3:2
El corazón del sabio hace prudente su boca, Y añade gracia a sus labios. Panal de miel
son los dichos suaves; Suavidad al alma y medicina para los huesos. Proverbios
16:23-24
Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí,
¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego! Y la lengua es un fuego, un mundo de
maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e
inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno. Santiago
3:5-6
Es estar bajo el control del Espíritu Santo. La templanza o dominio propio es la fuerza
interior que controla nuestras pasiones y deseos. Debemos andar en el Espíritu. Si
andamos en la carne, según nuestros deseos o pensamientos, lo que surgirá ante una
tentación o dificultad o una agresión será nuestra naturaleza caída, nuestro yo.
Generalmente ofrece poca resistencia. La templanza o el dominio propio nos da el control
para las decisiones. Debemos ejercer el dominio propio con la ayuda del Espíritu Santo.
Dice la Palabra de Dios que la lengua es pequeña pero se jacta de grandes cosas y que
contamina todo el cuerpo. Los médicos han comprobado que una persona por lo que habla
o piensa puede influir sobre su organismo, porque va mandando órdenes a su sistema
central nervioso. “Estoy cansado: no tengo fuerzas no puedo hacer nada” y el centro
nervioso dice: “si es cierto”. Debemos volver a tomar la Palabra de Dios y usar su lenguaje
que es creativo, edificante, y victorioso.
CONCLUSIÓN:
Dios nos eligió y nos ha puesto para que llevemos fruto (Juan 15.16). Él es la vid y nosotros
los pámpanos, debemos permanecer en Él, porque separados nada podemos hacer.
Renovémonos en el espíritu en nuestra mente y vistámonos del nuevo hombre (Ef. 4.23,
24). Permite que Dios hable por tu boca, escuche por tus oídos, acaricie a través de tus
manos. Entrégale a Dios tus pensamientos y cárgate con los de Él. Devuelve bien por mal.
Ama a tus hermanos respetándolos y aceptándolos como son, no discutas, no seas sabio
en tu propia opinión, “no seas vencido de lo malo sino vence con el bien el mal”. Debes
estar dispuesto a andar “la segunda milla”. Ante una ofensa o provocación no podemos
quedar pasivos, debemos canalizar nuestra reacción: “en vez de maldición, bendición”. Los
pensamientos que nos tientan son como dardos encendidos para la mente. Debemos
apagarlos con el escudo de la fe. No es pecar si vienen los pensamientos, pero sí lo es si
jugueteamos con ellos, si nos inclinamos o si somos atraídos por ellos y si permanecemos
en ellos. El pensamiento es el padre de la acción (Stg.1.13-15).
LLEVANDO FRUTO:
1 Confiese toda debilidad como pecado (1Juan 1.19).
2 Pídale a Dios que le quite él habito (1Juan 5.14-15).
3 Tenga una vida de obediencia (1Juan 5.3).
4 Permanezca en Cristo (Fil.2.13).
5 Pída ser llenos del Espiritu (Lucas 11.13).
6 Que la palabra more en abundancia en nuestros corazones.
7 Someternos y andar en el espíritu.
8 Servir a Cristo (Ro. 6.11-13).
TAREA 1:
4 ALGUNAS PREGUNTAS QUE NOS AYUDARÁN A EVALUARNOS:
¿Le da usted la misma atención a una persona importante que a una persona humilde?
¿Es usted un estímulo para sus hijos?
Hijo: ¿Eres cortés y amable con tus padres?
Esposo: ¿Eres gentil con tu esposa?
Esposa: ¿Qué haces cuando tu esposo llega cansado del trabajo?
¿Desea tu esposo llegar temprano a casa?
¿Cómo trata usted a su suegra?
¿Cómo trata a un hermano nuevo en el grupo?
TAREA 2:
5 PARA DEBATIR EN EL GRUPO:
¿Qué es lo que impartimos en nuestras casas?
¿Ven sus hijos, dedicación, entrega, esfuerzo a pesar de...?
¿Qué dice la historia de Timoteo? (2Ti.1.5).
¿Está implantado fe en sus hijos?
¿Conoce el dicho: “lo que hacés es tan fuerte que no oigo lo que decís”?
¿Qué es lo que apaga nuestra fe?
¿Qué significa: Por la fe vemos las obras y por las obras se demuestra la fe?
(Stg. 2.2-14, 26).