Diglosia, Ferguson, Español
Diglosia, Ferguson, Español
Diglosia, Ferguson, Español
1. Función
La función de cada una de las variedades es un factor determinante. Mientras la variedad
alta se usa fundamentalmente en situaciones formales, siendo, por lo tanto, la lengua del
gobierno, de la enseñanza (al menos de la media y la superior), de los tribunales, de la alta
cultura, etc., la baja es el vehículo de comunicación en contextos familiares, cotidianos,
informales. Esta dualidad funcional está establecida con rigor en la comunidad de habla, y
nadie que pertenezca a ella incumplirá tales regulaciones. La selección de la variedad
correcta (para los hablantes que tengan tal posibilidad) en la situación adecuada es parte de
la competencia sociolingüística de todos los miembros.
Ferguson da una muestra de posibles situaciones, con indicación de la variedad usada
normalmente:
A B
Sermón en la iglesia o mezquita x
Órdenes a sirvientes, camareros, trabajadores, oficinistas x
Carta personal x
Discurso en el parlamento, discurso político x
Conferencia en la universidad x
Conversación con la familia, amigos, colegas x
Noticias por la radio x
Comedias radiofónicas x
Editorial de un diario, narración de noticias, subtítulo de una ilustración x
Subtítulo de una caricatura política x
Poesía x
Literatura folklórica x
Huelga decir que existen excepciones... Poesía en B, fórmulas de cortesía en A... Etc.
2. Prestigio
Los miembros de la comunidad consideran que la lengua prestigiosa es A, muy superior a
B en cantidad de aspectos. La actitud negativa hacia B lleva a ciertos hablantes, si no a
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negar su existencia, a justificar que se habla con niños, con sirvientes o con parientes
ancianos (que no recibieron educación) porque no podrían entender la lengua "regular". La
actitud positiva hacia A se basa con frecuencia en creencias que aluden a su belleza, a su
lógica, a su capacidad para expresar pensamientos complejos, etc., aunque hay que
destacar que parte de su prestigio viene dado por ser la lengua de los textos religiosos, y en
ocasiones del ceremonial.
3. Herencia literaria
Dadas estas actitudes no sorprende que el grueso de la literatura producida en tiempos
modernos esté en la variedad alta. Los escritores se identifican con una tradición que
cuenta con creadores de mucha envergadura que a lo largo de los siglos han mostrado los
grandes valores de la cultura. La identificación con una tradición literaria vetusta y
prestigiosa llega incluso a patrocinar el manejo de formas arcaicas y de expresiones muy
rebuscadas que a veces ni pueden ser entendidas por los hablantes de A (e.g., ciertos
editoriales periodísticos). En la variedad baja se escriben los libretos de las telenovelas,
cierta poesía anticonformista e iconoclasta, la literatura folklórica, algunos cuentos
infantiles y textos de parecida índole.
4. Adquisición
Todos los hablantes de la comunidad adquieren B como lengua materna. Los niños que
pertenecen a ambientes socioculturales favorecidos pueden oír A algunas veces en sus
casas, pero se trata siempre de experiencias lingüísticas aisladas. Lo normal es que todos
les hablen en B y hasta el momento de dar inicio a su educación formal sólo manejan la
variedad baja. De ahí que todos los haitianos, por ejemplo, hablen criollo, pero sólo
aquellos que tienen acceso a la escuela o a profesores particulares llegan a manejar el
francés estándar (algo más de un 15%).
A no llega en principio a ser lengua materna de ningún hablante. Nadie la siente así porque
mientras B se adquiere, A se aprende mediante reglas gramaticales, libros de texto y
diccionarios. Así ha sido siempre. La variedad A (parece) permanece(r) inalterable a través
del tiempo. En cambio, B está (más) sujeta a variación y a cambio.
5. Estandarización
De la variedad alta existen gramáticas, diccionarios, tratados de pronunciación, de estilo,
etc. Hay normas de corrección fuertemente establecidas en todos los planos, el fonético, el
ortográfico, el gramatical, el léxico. De B apenas si hay descripciones (con excepción de
las hechas por lingüistas). No hay normas lingüísticas que ayuden a evaluar la actuación
"correcta". Parece haber un alto grado de variación en todos los niveles de lengua; no
existe ortografía establecida, por lo que los hablantes de la comunidad piensan que no
posee "gramática" ni reglamentación alguna.
En comunidades pequeñas, con un solo centro de poder (e.g., Port-au-Prince en Haití)
suele surgir una especie de estándar con respecto a B, que luego se extiende desde la
capital a otras zonas. En comunidades grandes, con varios centros importantes, se
producen de ordinario varias formas regionales de B. Esta fragmentación dialectal puede
presentar diversos grados de diferenciación. A pesar de esta tendencia a la estandarización
no se alteran las funciones de ambas variedades (en Egipto - no sólo en El Cairo - muchos
hablantes manejan, al lado de A, la variedad baja de mayor prestigio).
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6. Estabilidad
La diglosia es una situación relativamente estable (e.g. en el mundo árabe ha existido
durante siglos). Hay tensiones de comunicación entre los que dominan A, la cúspide de la
pirámide socioeconómica, y los que no tienen acceso a ella (ni al poder). Estas tensiones
suelen resolverse a través de formas intermedias, inestables, relativamente poco
codificadas, o gracias a los abundantes préstamos léxicos que pasan de la variedad alta a la
baja. Ferguson señala que en las comunidades árabes se emplea mucho en situaciones
semi-formales e interdialectales cierto tipo de lengua oral que posee un vocabulario muy
clásico y dispone de abundantes préstamos léxicos de A, pero es muy pobre en flexiones,
que conserva rasgos de la sintaxis clásica, pero su base sintáctica y su morfología son
completamente coloquiales.
7. Gramática
La gramática de A es más compleja y elaborada: posee categorías y flexiones que carecen
de paralelo en B. El árabe clásico, por ejemplo, dispone de tres casos para el nombre, que
se indican a través de diversos formantes. Las variedades de B, en cambio, no poseen ni
flexiones ni declinaciones. El alemán estándar tiene cuatro casos para el nombre y, en el
verbo, dos tiempos no perifrásticos de indicativo; el germanosuizo reduce a tres su nómina
de casos y a uno el tiempo simple de este modo.
8. Léxico
Ambas variedades comparten la mayor parte del vocabulario, aunque con diferencias
formales a veces muy señaladas y con frecuentes cambios de significado y de uso. El
léxico de A posee, además, una serie de cultismos y de tecnicismos que no están
disponibles en B, pero en cambio, B dispone de terminología doméstica inexistente en A,
todo en función de las necesidades comunicativas de ambas variedades.
9. Fonología
Las afirmaciones en cuanto a las diferencias fonológicas son menos tajantes.
Conclusión
Una situación diglósica refleja una estratificación extrema. El concepto de diglosia ha sido
criticado, extendido... De las discusiones teóricas a la realidad va a menudo un gran trecho:
existen ciertos factores que pueden dar al traste con la situación diglósica (alfabetización,
medios de comunicación, etc.).
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estuviesen lo suficientemente diferenciadas para que B no estuviese constituida
por lectos o registros de A.
La eliminación de esta distinción invalida ocho de las nueve características
especificadas por Ferguson. Variedades de lengua de cualquier tipo, con sólo funcionar
en la comunidad de manera diferenciada, cumplirían con el requisito para el
establecimiento de la diglosia. O sea, que el parámetro se abre de tal modo que caen en
él desde las diferencias diafásicas más pequeñas y sutiles hasta el contraste más
dramático posible, el de lenguas totalmente independientes entre sí. La situación
apuntada por Ferguson pasaría a figurar como uno de los múltiples puntos intermedios.
Una de las preocupaciones fundamentales de Fishman es el bilingüismo y su relación con
relaciones diglósicas. A pesar de haber insistido anteriormente en que el bilingüismo es un
fenómeno individual, producto de la versatilidad del sujeto, y objeto de estudio de
psicólogos y de psicolingüistas, mientras que la diglosia nace gracias a la distribución de
diversas funciones entre variedades lingüísticas distintas y es, por consiguiente, un
fenómeno social que debe ocupar a sociólogos y sociolingüistas, también utiliza el término
"bilingüismo" como etiqueta para un fenómeno social, colectivo, en el sentido de que todos
los miembros de la comunidad manejan A y B, es decir, de una "comunidad bilingüe". Así,
establece entre ambos fenómenos unas coordenadas específicas, ilustradas
esquemáticamente como sigue:
DIGLOSIA
+ -
BILINGÜISMO + bilingüismo y diglosia biling. sin diglosia
- diglosia sin biling. ni diglosia ni biling.
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3. Reflexiones críticas
Las propuestas de Fishman llevan a la fusión de conceptos lingüísticos diferentes:
estratificación social débil, diglosia y bilingüismo. La mayoría de los sociolingüistas las
han ignorado, los sociólogos del lenguaje, en cambio, las han aceptado casi como artículo
de fe. Apuntemos varios puntos de discusión (cf. Fasold 1985):
(ii) ¿Debe entenderse como diglósica una situación en la que las variedades A y B estén
representadas por una lengua estándar y sus dialectos, respectivamente?
En un dominio dilatado - el hispánico, por ejemplo -, no existe un único estándar. Además,
en una comunidad de habla, la variedad estándar y el dialecto local (para usar una grosera
simplificación de las cosas) no conforman una situación diglósica, porque A es hablada
como lengua materna por un grupo de integrantes de la comunidad.
(iii) ¿No conviene distinguir con finura diversos grados de estratificación, en los que la
diglosia sólo sería el extremo del parámetro? Es, en efecto, poco aceptable amalgamar
fenómenos diferentes en su naturaleza lingüística, por un lado, y, por otro, trivializar el
concepto de diglosia, haciéndolo inoperante para el establecimiento de tipologías, por
ejemplo.
Nótese que una fusión - inaceptable para la lingüística - puede ser plausible, sin embargo,
desde el punto de vista sociológico. Independientemente de que las variedades
involucradas sean estilos del mismo sociolecto, dialectos de la misma lengua o lenguas
diferentes, el fenómeno puede ser - sociológicamente hablando - el mismo cuando se
maneja una u otra variedad de acuerdo con funciones diferenciadas.
(iv) ¿Es razonable pensar que siempre que se dé una bi o polifuncionalidad en el uso
lingüístico, tenemos que estar ante una situación diglósica?
Nótese que situaciones de bilingüismo como las que se dan en el Paraguay se estudian más
bien bajo el concepto de "lenguas en contacto".
(v) Aun excluyendo el bilingüismo del concepto de diglosia habrá que reconsiderar lo
relativo al binarismo. El patrón común es el de ascenso paulatino de la variedad baja (con
la excepción de la Suiza germanohablante). La consecuencia es la creciente
estandarización de B. Incluso puede haber desplazamientos de A (e.g. el egipcio hablado
en El Cairo se ha adueñado de los medios de comunicación y es el único código manejado
por la industria cinematográfica).
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espectro. En Haití, por ejemplo, los cambios estilísticos que se producen en la
conversación de haitianos cultos se manifiestan con cambios de código: el francés para el
estilo cuidadoso y el criollo para el espontáneo (bajo el supuesto de que ambos códigos son
en sí sinfásicos).
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lengas en contacto...
Para entender mejor la influencia mutua entre el español y la lengua local,
como lengua oficial en estas áreas diglósicas, ha influido largamente en los sistemas
lingüísticos de la lengua local, sobre todo en el léxico. Las influencias en sentido inverso
son fácilmente perceptibles en la pronunciación y en la entonación.