De La Orilla Del Mar A La Vera Del Rio

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 235

1

De la orilla del mar a la vera del río


Navegantes y comerciantes genoveses
en el Plata y el Paraná (1820 -1860)

Griselda Tarragó

Rosario, 2011
Para Chongui y Adita, mis viejos queridos,
por tanto amor, tanta entrega, tanta vida...
Índice

PRESENTACIÓN DE LA COLECCIÓN ................................................... 11

Agradecimientos............................................................................................. 15

SIGLAS Y ABREVIATURAS MÁS UTILIZADAS ................................... 17

INTRODUCCIÓN ......................................................................................... 19

CAPÍTULO I
Argentina e Italia antes del Estado-nación...................................................... 27

CAPÍTULO II
Marinos genoveses en el Plata. In tempo di guerra, piú bugie che terra ........ 63

CAPÍTULO III
No hay mal que dure cien años. Santa Fe y el Litoral de los Ríos
entre 1810 y 1840 ............................................................................................. 97

CAPÍTULO IV
Genoveses en la Pampa Gringa, 1840-1860 ................................................... 133

PALABRAS FINALES .................................................................................. 185

ANEXO I
Censo de italianos de Rosario - 1855 .............................................................. 187

ANEXO II
Registro de embarcaciones y pasajeros desde el puerto de Génova
con destino Buenos Aires y Montevideo, 1823 -1842 ...................................... 199
PReSenTAciÓn de LA cOLecciÓn
LAS RAmAS deL SAuce

E
n la convocatoria Espacio Santafesino 2010, sus auspiciantes –la Secretaría
de Industrias Culturales, el Ministerio de Innovación y Cultura y, a través de
ellos, el gobierno de la Provincia de Santa Fe– incluyeron un estímulo a la
producción editorial. A instancias de este llamado presentamos nuestro proyecto, que
consistía en publicar cuatro libros que abordan diferentes aspectos de la historia pro-
vincial, elaborados por historiadores que nacieron, se formaron, hicieron sus vidas
y enseñan en la provincia de Santa Fe; sus investigaciones, además, se desarrollan
sobre temas que tienen que ver con la historia de este territorio. El jurado dio su visto
bueno a “Las ramas del sauce”, y gracias a todos los que trabajaron en esta propuesta
desde entonces en las fases de elaboración de la idea, estética, edición, corrección,
composición, diseño, armado e impresión, hoy estamos concretándola.
Aunque las cuatro obras seleccionadas para publicar en este proyecto abordan
temas históricos localizados en el territorio de la provincia de Santa Fe, sería injusto
caracterizarlas como obras de historia local o provincial. En primer lugar, porque
los problemas que estudian son universales, y sus autores lo hacen en una escala que
–además– no se contenta siempre con la dimensión del lugar como único horizonte,
atributo de la historia local. Pero sobre todo, porque son el fruto de muchos años de
trabajo, de estudios de posgrado realizados en el país y en el exterior que han atra-
vesado instancias de evaluación y confrontación de versiones previas en ámbitos de
producción historiográica nacionales e internacionales.
La primera de las “ramas” despunta con la publicación de un trabajo originado
en la tesis con la cual Griselda B. Tarragó obtuvo el grado de Doctora en Historia en
la Universidad de Milán, Italia. La serie continúa con un libro de José Larker sobre
la criminalidad y los mecanismos de control social desarrollados durante la segunda
mitad del siglo XIX en Santa Fe, con el cual este colega obtuvo el grado de Magíster
en Historia Social por la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Universidad
Nacional del Litoral; el tercer volumen, facturado por Carolina Piazzi, es el resulta-
do parcial de una investigación que realiza, con beca de CONICET, para esclarecer
aspectos de la sociedad rosarina de inales del siglo XIX estudiándola a través del
cristal de la justicia criminal, trabajo que muy pronto concluirá su ciclo de formación
doctoral en la Universidad Nacional de Rosario. El cuarto volumen se ocupa del mo-
12 Griselda Tarragó

vimiento de derechos humanos en Santa Fe durante el último cuarto del siglo XX y


su base es, como en el caso del libro de Larker, una Tesis con la cual Luciano Alonso
obtuvo también el grado de Magíster en Historia Social por la Facultad de Humani-
dades y Ciencias de la Universidad Nacional del Litoral.
Uno de los rasgos fuertes de la convocatoria “Espacio Santafesino 2010” es
la voluntad de difundir estos trabajos de la manera más ágil y profusa posible. Los
libros circularán materializados en papeles y tintas pero, por aquel motivo, también
lo harán en soportes dóciles al intercambio electrónico. Es muy posible entonces que
estos libros de historia –impulsados por los mismos promotores de la convocatoria–
lleguen hasta lectores que de otro modo no los hojerían en una librería. Para ellos,
para quienes que por primera vez abren las páginas de un libro producido por “histo-
riadores de Universidad”, también llamados “historiadores académicos”, unas pala-
bras: a pesar de su aspecto (hemos decidido no quitar las notas a pie, imprescindibles
para quienes quieren saber dónde se apoya un autor cuando realiza una airmación
o reiere un debate) estos libros son como todos los libros. Están disponibles para
entrar y salir, para leerlos de un tirón o a saltos, para encontrarse o desencontrarse,
para curiosear, para aprender, para disentir, para alegrarse, para enojarse y hasta para
dejarlos por allí. Sus autores han expuesto las historias que cuentan con claridad:
por lo tanto, el lector no especializado puede leerlas de un tirón sin detenerse en las
noticias que, al pie de la página y en una tipografía más pequeña, constituyen pistas
que un investigador deja para que otros, si quieren, puedan conirmar información o
seguir un rastro.
Las últimas líneas de esta presentación están destinadas a satisfacer una curiosi-
dad legítima: ¿por qué el nombre de la colección?
El título debía reunir varios atributos. En la búsqueda, lo urgente fue encontrar
imágenes y sonidos familiares. La mención de “Las ramas del sauce” concita, para
mí, la evocación de un árbol visto desde siempre, ramas que se mecen con el viento,
imágenes de infancia que resisten bien el paso del tiempo; también un sonido litera-
rio, la trampa de la poesía de Juanele, palabras de un litoral de varios ríos, de ríos a
dos orillas, de una región gualamba. Sauces de letras que Saer prologaba en Juanele
y retrataba en sus propios libros, entre la ciudad y las islas, como nadie.
Pero había más. La elección terminó de conirmarse gracias a los atributos del
propio sauce, cuyos caminos mucho tienen que ver con los ríos y con nuestra propia
manera de comprender la historia. La presencia de este árbol extraordinario en el li-
toral paranaense es fuerte. A orillas del Paraná y de los ríos que le alcanzan sus aguas,
muchas variedades de sauce parecen haber encontrado un sitio preferente para afe-
rrarse y, a veces, tenemos la paradójica impresión de que una barranca del Carcarañá,
por ejemplo, no se desmorona solamente porque un sauce la sujeta con sus raíces:
una extraña fuerza parece emerger del árbol, mediador entre el agua, el aire, la tierra
De la orilla del mar a la vera del río 13

y el cielo. Tan obstinada, tan pertinente es su integración con nuestros ríos y sus ori-
llas que, desprevenidos, podríamos pensar que es “típico” de la zona. Pero a poco de
indagar, es maravilloso, descubrimos que su resuelta identiicación con estos paisajes
desafía con irmeza estos supuestos: el sauce es una de las plantas más extendidas en
todo el planeta y ha adquirido formas muy diversas. Bajo esta designación conviven
más de trescientas especies, y todas se han adaptado bien a los sitios donde gobierna
la humedad; el sauce es un migrante, pero también es un género, una de las formas
que adquiere la vida vegetal sobre la tierra; es el resultado de muchas migraciones;
¿de dónde proviene?, nadie lo sabe a ciencia cierta, quizás solo de andar de río en
río. El mismo nombre abriga especies de aspectos disímiles; ha transitado todas las
literaturas. Lo han cantado en español pero también en alemán, en japonés o en man-
darín, entre otros idiomas. Casi todos los sauces tienen propiedades medicinales y, la
madera de todas sus variedades ha sido utilizada para la construcción y para la guerra,
para la combustión y para la pesca.
Por todo esto, el sauce y sus ramas –de donde surge su proyección pero también
sus retoños, dúctiles para reproducir la especie– constituyen una metáfora preciosa
sobre un modo de imaginar la historia de cualquier territorio y de su gente; resume
todo lo que hay de universal en un paisaje que, a nuestros ojos, es típico, particular;
sugiere que la fuerza de lo local no debe buscarse en lo único, sino en la variedad y
en lo sorprendente de las combinaciones, en los traslados, en las transferencias, en la
belleza que resulta de provisorias formaciones de constelaciones de elementos que
han atravesado tiempos y espacios.
Ojalá estos libros que publicamos gracias al apoyo de Espacio Santafesino sean
solo los cuatro primeros de una serie que, imaginamos, continuará. En el nombre,
como se advierte, está contenido el deseo y la posibilidad de que así sea.

Darío G. Barriera, Rosario, agosto de 2011


AgRAdecimienTOS

Q uiero expresar mi especial gratitud a las autoridades del Dipartamento di


Storia della Società e delle Istituzioni de la Università degli Studi di Milano
por haberme concedido el privilegio de la beca de investigación en el Dotto-
rato di ricerca in Storia dell’ Impresa, dei sistema d’impresa e inanza aziendale en el
período 2005-2008.
Deseo hacerlo muy primordialmente en la persona del profesor Angelo Moioli
por su apoyo y conianza en estos años. De la misma manera agradezco a mi tutora,
profesora Patrizia Audenino, por haber aceptado esta dirección y acompañarme en
esta tarea.
Al profesor Giuseppe de Luca, al profesor Gaetano Sabatini y a mis compañe-
ros de la Stanza 207, doctor Piero Graglia, doctor Fabrizio Fiume y doctora Mariele
Merlati, por la cordialidad y el afecto recibido.
A todos los que me sostuvieron y asistieron en este tiempo que tuvo momentos
buenos y otros no tanto:
A mis amigos en el sendero de la historia y la amistad, doctor Darío Barriera y
doctor Rafael Guerrero Elecalde, por los buenos consejos, por tanto apoyo y tanto
cariño.
A los que me escucharon y ayudaron de diferentes pero igualmente necesarias
maneras: Alida Bove, Pablo Monsanto, Paula Polimene, María del Rosario Baravalle,
Irene Rodríguez, Vilma Bidut, Silvia Muñoz, Carlos Bertolín, Mary Pafundi, Diego
Roldán, Ángel Nanzer, Liliana de Ariño, Graciela Rodríguez, Andrea Russo, Andrea
Bassani, Lucy García, Carolina Piazzi y Andrea Debernardi.
A mi amiga Marisa Montenegro por la hospitalidad en Milán, por el aguante y
la presencia ante cada obstáculo.
A mi tía Myriam, por la pasión compartida.
A mis hermanos de la vida, Raquel y Juan, por todo el camino que juntos hemos
recorrido.
A toda mi querida familia, por tanto amor: a María Fernanda, Javier, Claudia,
Pedro, Raúl y especialmente a Ada, mi mamá, quien me enseñó el amor por la tierra
de los nonos.
SigLAS Y ABReViATuRAS mÁS uTiLiZAdAS

ACE Archivo del Colegio de Escribanos de Rosario


AEC Archivo Eudoro Carrasco, Rosario
AGN Archivo General de la Nación, Buenos Aires
AGPSF Archivo General de la Provincia de Santa Fe
ASG Archivio di Stato di Genova, Italia
AST Archivio di Stato di Torino, Italia
FCN Fondo Consolati Nazionali
MHPJM Museo Histórico Provincial Julio Marc, Rosario
MS Magistrato di Sanità
inTROducciÓn

H
acia 1830 vivían en el Río de la Plata unos 8.000 súbditos del Reino de Cer-
deña y Piemonte, dentro de los que se contaban unos 3.000 genoveses. La
experiencia e inluencia de esta temprana corriente migratoria ha sido explo-
rada en diferentes obras de la historiografía nacional e italiana, especialmente, en las
de José Carlos Chiaramonte y Fernando Devoto, de las cuales este libro es tributario.
La obra acerca una propuesta al lector en la que se indaga sobre este fenómeno
desde un punto de vista histórico esencialmente cualitativo que pendula entre un
miramiento integral del mismo por un lado, y por otro, un análisis de corte microana-
lítico que se enfoca hacia las acciones y trayectorias de los agentes.
La llamada Era de la Revolución trajo también como consecuencia, el gran
aumento del comercio y la migración. Entre 1816 y 1850, unos cinco millones de
europeos abandonaron sus países natales y el comercio internacional se multiplicó
por más de cuatro veces.1 Todo el período estuvo atravesado por la extraordinaria
transformación y expansión económica a escala global. El “capitalismo” tenía ahora
a su disposición a todo el mundo y esto también fue móvil para el comienzo de las
mayores migraciones humanas de la historia.
En un país como Argentina, en el que el peso de la población europea llegada
masivamente desde ines del siglo XIX ha tenido consecuencias demográicas, socia-
les y culturales tan profundas, la historia de la inmigración generalmente se identiica
con los estudios que tienen como objeto a la denominada era aluvional. A partir de
allí, pareciera conformarse una “hora cero” que iniciando el ciclo, aproximadamente,
en la década de 1880 ha negando u relegado los procesos migratorios anteriores. Sin
embargo, ese corte ha sido esencialmente historiográico y no necesariamente histó-
rico, ya que es posible pensar que los mismos problemas con los que se enfrentaban
esos hombres y mujeres para tomar la decisión de emigrar, estuvieron presentes en
todas las etapas. En primer lugar, a dónde ir (lo que remitía a la cuestión crucial de
la información disponible), luego a través de qué medios y de dónde obtener los
recursos (lo que remitía al papel de los sistemas de transporte y de los sistemas de
inanciación de la experiencia). Amigos, parientes y agentes diversos –más o menos
informales– adquirían toda su importancia para resolver muchos de los problemas
concretos del viaje y de la instalación en el nuevo país. Durante mucho tiempo los

1 HOBSBAWM, Eric La era de la revolución (1780-1848), Crítica – Grijalbo - Mondadori, Barcelona,


1997, p. 177.
20 Griselda Tarragó

historiadores americanos o europeos se esforzaron por distinguir estos dos movi-


mientos. Sin embargo, en la actualidad esta división es insostenible. 2
Por otra parte, caso como el de los genoveses que se movían a lo largo del eje
luvial del Litoral tocando indistintamente las actuales Repúblicas de Uruguay, Para-
guay y Argentina, con pocos años de diferencia, ponen en cuestión cualquier enfoque
territorializado de las fronteras sudamericanas.3
Para el caso argentino, lamentablemente, existe una notable diferencia a la hora
de estudiar las migraciones tempranas y aquéllas de ines del siglo XIX por la caren-
cia de material estadístico que permita cuantiicar, establecer regiones y ocupaciones
de los primeros inmigrantes. Las estadísticas migratorias argentinas comienzan en
1857 y la de los países que dieron un mayor aporte al contingente migratorio, España
e Italia, aún más tarde: en 1882, la segunda, en 1876, la primera. Esto obliga a tratar
a ambos movimientos con estrategias de investigación diferentes y ello inluye, en
parte, en la distinta imagen resultante que se suele construir de las mismas.
Estas cuestiones se vinculan a los problemas constitutivos de este objeto de es-
tudio en el que frecuentemente han imperado enfoques que continuaron en la lectura
general del fenómeno, o aquellos donde la inmigración es objeto de análisis especíi-
cos o los que reieren a exámenes de la experiencia de ciertas colectividades. Frente a
ello en la actualidad se piensa como positivo una mirada antropológico cultural más
abarcadora de la experiencia.4
A lo largo del siglo XIX, en general el movimiento inmigratorio fue libre sal-
vo algunas escasas restricciones en los países de origen y en los de recepción. La
situación cambió progresivamente desde los albores de la Primera Guerra Mundial.
Desde entonces los estados tendrán un papel deinido en su tarea de regular, limitar,
reorientar el movimiento de las personas. A partir de ello, la producción de docu-
mentación estatal es de una calidad mucho mayor como estadísticas de emigración e
inmigración; cédulas censales, diarios y periódicos.5
Las aproximaciones pioneras al fenómeno migratorio ultramarino en el con-
texto general de los estudios sobre este tema en Europa y América –procedentes
principalmente de los campos de la historia económica y la demografía histórica– se
centraron sobre dos problemas: la cuantiicación precisa del fenómeno –esfuerzo que
actualmente se ha relevado vano e irrelevante– y la búsqueda de las causas que lo
motivaron. En este punto, fueron dos las razones de carácter extraordinario: la “pre-

2 DEVOTO, Fernando “La inmigración”, en Nueva Historia de la Nación Argentina, Planeta, Buenos,
Aires, 2000, Tomo 4, capítulo 2, pp. 77-78.
3 DEVOTO, Fernando Historia de la Inmigración en la Argentina, Sudamericana, Buenos Aires, 2003.
4 ARMUS, Diego “Diez años de historiografía sobre la inmigración masiva a la Argentina”, en Estudios
Migratorios Latinoamericanos, año 2, núm. 4, Buenos Aires, 1986, pp. 431-460.
5 MOYA, José “Notas sobre las fuentes para el estudio de la inmigración española en Buenos Aires”, en
Estudios Migratorios Latinoamericanos, año 2, núm. 4, Buenos Aires, 1986, pp. 497-503.
De la orilla del mar a la vera del río 21

sión demográica” que generaba una necesidad de expulsar el excedente poblacional


hacia otros territorios más ricos y las que atraían la corriente migratoria, generando
en estas últimas una demanda de mano de obra que acudía atraída por un diferencial
de precios y salarios con sus zonas de procedencia que les era favorable.
En los estudios argentinos, la interpretación más conocida es la de la Escuela de
los años 1960 en la que la obra de Gino Germani6 marcó el camino. Esta tendencia
entendía la inmigración como un elemento acelerador de la transición de una so-
ciedad tradicional a una moderna. Presentaba una visión optimista de una sociedad
abierta y no formalizada, forjaba la idea del “crisol de razas” y entendía el proceso
como lineal, progresivo e irreversible, constituyendo el inal deseado, la asimilación
del migrante a la sociedad receptora.
En los años 1970 se produjeron cambios en los estudios migratorios, aportando
una visión pesimista respecto de la movilidad social. El enfoque estructuralista ponía
énfasis en los factores de expulsión, dejando de lado los motivos de los migrantes, ya
que los consideraba irrelevantes para el abordaje del fenómeno. El objetivo era iden-
tiicar las variables fundamentales que explicaban la salida y el arribo de los lujos
migratorios, así como las posibilidades de inserción de los migrantes en la sociedad
receptora. Signiicaba pensar la historia en clave de sujetos colectivos cuya acción es
factible de ser reducida a frecuencias promediables.7
Sin negar los valiosos aportes de esta corriente demográico-económica del es-
tudio de la emigración, resultan evidentes sus límites epistemológicos así como el
peligro de caer en un enfoque excesivamente esquemático. Inicialmente, fueron los
llamados estudios pull-push, que trataron de integrar y comprender en una misma
investigación los factores explicativos de “expulsión y de “atracción” que operaban
de modo simultáneo desde ambos focos geográicos de un proceso migratorio. Pero
mayor relevancia aún presentan los estudios que, en las tres últimas décadas, han
dado lugar a lo que bien podemos denominar “historia social de la migración” que ha
trasladado su atención del fenómeno en sí, entendido de una forma global y abstracta,
a sus protagonistas, los emigrantes. En ellos, se analiza primordialmente el papel ju-
gado por los emigrantes en la conformación de sus propio cursus vitae, desde la toma
de decisión hasta la instalación y el eventual “éxito” o “fracaso” de su emigración.8

6 Véase el texto clásico GERMANI, Gino Estructura social en la Argentina Moderna, Solar - Hachette,
Buenos Aires, 1988 [1955].
7 DEVOTO, Fernando y OTERO, Hernán “Veinte años después. Una lectura sobre el Crisol de Razas,
el pluralismo cultural y la Historia Nacional en la historiografía argentina”, en Estudios migratorios
Latinoamericanos, año 17, núm. 50, abril 2003, pp.181-227.
8 DEVOTO, Fernando “En torno a la historiografía reciente sobre las migraciones españolas e italianas
a Latinoamérica”, en Estudios Migratorios Latinoamericanos, año 8, núm. 25, Buenos Aires, 1993,
pp. 441-460.
22 Griselda Tarragó

Poco a poco fue surgiendo la necesidad de elaborar una visión de la sociedad


menos simple, en la que comenzó a considerarse lo local, el ámbito de lo privado,
la función de los sujetos sociales. Adquirieron relevancia la problemática de las mi-
norías, los sectores marginales, la familia y el grupo social. Las ideas de etnicidad
y pluralismos iniciaron el desplazamiento de las concepciones “asimilacionistas”.9
Esta tendencia revisa el enfoque estructuralista y desplaza el eje de investiga-
ción hacia el plano de lo relacional. Incorpora una visión del emigrante como un
agente que persigue objetivos y moviliza recursos disponibles para alcanzarlos, es-
pecialmente aquellos que permiten la inserción en el nuevo espacio, entre los que se
encuentran las cadenas migratorias. El hecho mismo de la migración dejó de ser la
acción de desesperados lanzados por la superpoblación o una situación económica
desfavorable, y se transformó en una elección individual realizada por individuos
movilizados por estrategias de superación social. El valor de este análisis no reside
en su mayor o menor analogía con lo real, o con la individuación de los actores socia-
les, sino en poner de relieve mecanismos de comportamiento social invisibles a los
modelos estructurales.10
El concepto “cadenas migratorias” formulado hace ya varias décadas por de-
mógrafos y antropólogos australianos como C. Price y L. Mc. Donald,11 formó parte
de un vasto esfuerzo institucional para renovar los estudios migratorios, tratando de
ponderar el rol que aún dentro de ciertos límites, la familia u otros grupos sociales
desempeñaban en el proceso migratorio. La idea de cadena destaca los valores de
la solidaridad y cooperación entre los miembros como elemento central explicati-
vo del movimiento migratorio. Puede ser deinida como el mecanismo por el cual
los migrantes toman conocimiento de las oportunidades, son provistos de medios de
transporte y obtienen su ubicación inicial y empleo por medio de relaciones sociales
primarias. La importancia de la red de relaciones primarias es decisiva en la acción
de migrar, en la elección del punto de destino y en la coniguración de patrones de
asentamiento y ocupaciones de los recién llegados. En estos mecanismos resulta tras-
cendental el tema de la información: quién informa, a quién, sobre qué, deviniendo
preguntas fundamentales en este sentido.12 La circulación de información por canales

9 BORGES, Marcelo “Inmigración y asimilación en la Argentina. Un enfoque historiográico”, en


Anuario del IEHS, núm. 3, Tandil, 1988, pp. 385-395.
10 DEVOTO, Fernando Historia de la Inmigración en la Argentina, cit.
11 BAYLY, Samuel “Cadenas migratorias de italianos a la Argentina: algunos comentarios”, en Estudios
Migratorios Latinoamericanos, año 3, núm. 8, abril 1988; DEVOTO, Fernando “Las cadenas migra-
torias italianas: algunas relexiones a la luz del caso argentino”, en Estudios Migratorios Latinoame-
ricanos, año 3, núm. 8, abril 1988, pp. 103-124.
12 MARQUIEGUI, Didier “Migración en cadena, redes sociales y movilidad. Relexiones a partir de los
casos sorianos y albaneses de Luján”, en Estudios Interdisciplinarios de América Latina y el Caribe,
núm. 3, año 1, 1994, pp. 115-136.
De la orilla del mar a la vera del río 23

informales acortó y acotó tanto las distancias universales como las sociales, y generó
espacios articulados por sus propias dinámicas y normas, el de las redes de vínculos
primarios que estamparon su propia cartografía a los movimientos.13
Parientes, paisanos, amigos, fueron los nudos a partir de los cuales se fue con-
igurando esa trama. Dentro de ella se aseguraron nudos como la aldea, la región, la
comunidad de origen14 en donde se veriicaron “tradiciones migratorias” sostenidas
hacia determinados lugares de arribo.15 Esos casos han mostrado la casi inconmensu-
rable movilidad espacial, de integración matrimonial e inserción social. La existencia
de áreas especíicas expulsoras, se montó sobre los ámbitos de la sociabilidad y de
conocimiento interpersonal de las familias y de los futuros migrantes. Antes de la
cadena misma, existen esas redes sociales premigratorias que son la condición de su
posterior existencia. Esto a su vez, generó ese segundo ciclo de la cadena, que fue la
recurrente endogamia en los espacios de recepción.16
Los análisis de las pautas matrimoniales ha sido importante para valuar estos
problemas así como el de la asimilación, ya que el origen étnico de los contrayentes
condiciona la naturaleza de la futura familia: en ella se produce la socialización y la
formación de pautas socio-culturales desde el lenguaje hasta la formación de nuevos
valores y prácticas económicas.17
Ha sido también importante la cuestión de deinir el objeto: ¿qué se entiende por
inmigrante? Mientras en sociedades antiguas y, en particular, en el caso de la Monar-
quía Hispánica, era muy difícil establecer quién era “extranjero” ya que su territo-
rialidad era lo suicientemente compleja para que esa condición pudiera deinirse de
una vez para siempre. El sentido de pertenencia, en general, refería a la patria chica,
al ámbito local o regional.18 Lógicamente es el Estado Moderno el que se empeña en
clasiicar, deinir a ciudadanos y extranjeros. Los términos extranjero, viajero, inmi-

13 FRID, Carina “De la red al Mercado. Procesos de especialización profesional en grupos regionales
españoles en Rosario y el sur de la provincia de Santa Fe (1890-1930)”, en BJERG, María y OTERO,
Hernán –compiladores– Inmigración y redes sociales en la Argentina Moderna, IEHS - CEMLA, Tandil,
1995, pp. 67-79.
14 BAILY, Samuel “The village outward approach to the study of social Networks: a case study of the
Agnonesi disapora abroad (1885-1989)”, en Studi Emigrazione, núm. 1905, marzo 1992.
15 IRIANI ZALAKAIN, Marcelino “Hacer la América” Los vascos en la pampa húmeda, Argentina
(1840-1820), Universidad del País Vasco, Bilbao, 2000.
16 OTERO, Hernán “Redes sociales primarias, movilidad espacial e inserción social de los emigrantes
en la Argentina. Los franceses de Tandil, 1850-1914” en BJERG, María y OTERO, Hernán –compila-
dores– Inmigración y redes…, cit., pp. 81-105.
17 SEFELD, Ruth “La integración social de los extranjeros en Buenos Aires según pautas matrimoniales:
¿Pluralismo cultural o crisol de razas? (1860-1923)”, en Estudios Migratorios Latinoamericanos, año
1, núm. 2, abril 1986, pp.203-231.
18 Véase por ejemplo CHIARAMONTE, José Carlos Ciudades, provincias, Estados: Orígenes de la
Nación Argentina (1800-1846), Ariel Historia - Biblioteca del Pensamiento Argentino, Buenos Aires,
1997.
24 Griselda Tarragó

grante, exiliado, pasajero, fueron los más comunes para precisar a los distintos tipos
de personas que llegaron a la Argentina desde el exterior.19
En el proceso de conformación del Estado Nacional argentino, el papel que se le
asignó al inmigrante, fue el de “civilizador”. Tanto en la Constitución de 1853 como
la Ley de colonización e inmigración de 1876, esta condición se ratiica: “todos los
hombres de buena voluntad” son llamados a poblar el “desierto argentino”. Con el
correr del siglo esa imagen original se fue transformando hasta generar otras con con-
tenido xenófobo, frecuentemente emergentes en personajes de la literatura nativa.20
Sin embargo hacia 1880, el objetivo de “orden y progreso” estaba encaminado
hacia su concreción y, a la consolidación del Estado y la expansión económica, se le
agregaba una garantía más: los miles de inmigrantes que llegaban aseguraban no sólo
la relativa estabilidad de la oferta de trabajadores sino, aun más importante que eso,
su reproducción. La pampa santafesina se convirtió en “Pampa Gringa” y ese mundo
poliforme de la colonias agrícolas se esparció sobre un universo antiguo con el que
no dejó de haber conlictos.21
Este libro se monta sobre esa mirada compleja de la acción de migrar conigu-
rada a partir de procesos históricos de las que esas acciones fueron tributarias y a la
vez agentes de construcción.
Con esos objetivos, la obra se organiza en cuatro capítulos. En el primero desa-
rrolla una relación histórico-contextual que describe los procesos político-sociales en
el que se incribe la problemática, tanto en su espacio de partida como en el de recep-
ción de esa migración, ambos alineados por la experiencia de la ausencia del Estado
Nacional en su etapa de pre-uniicación.
En el segundo se da cuenta globalmente de la migración temprana de súbditos
del entonces Reino de Cerdeña y Piamonte al Río de la Plata en la primera mitad del
siglo XIX sobre un soporte documental básico del Archivio di Stato di Torino, el cual
conserva los actos centrales y periféricos del Estado sabaudo hasta la uniicación
de Italia. Se investigó especialmente sobre el Fondo Consolati Nazionali, Buenos
Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires y el FCN, Buenos Ayres,
1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Además se incorporó material
proveniente del Archivo General de la Nación de la Argentina.

19 Véase DEVOTO, Fernado Storia degli italiani in Argentina, Dozelli Editore, 2007.
20 Véase HALPERIN DONGHI, Tulio Proyecto y Construcción de una Nación (Argentina, 1846-1880),
Biblioteca Ayacucho, Caracas, 1980; HALPERIN DONGHI, Tulio “¿Para qué la inmigración?”, en
HALPERIN DONGHI, Tulio El espejo de la historia. Problemas argentinos y perspectivas latinoa-
mericanas, Sudamericana, Buenos Aires, 1987.
21 GALLO, Ezequiel La pampa gringa, Sudamericana, Buenos Aires, 1983; SCARZANELLA, Eugenia
Ni gringos ni indios. Inmigración, criminalidad y racismo en la Argentina 1890-1940, Universidad
Nacional de Quilmes, Buenos Aires, 2003.
De la orilla del mar a la vera del río 25

El tercer momento centra su mirada en el espacio llamado “Litoral de los Ríos”


en el proceso de transición de la Colonia a la Nación, particularmente en lo con-
cerniente a los “circuitos mercantiles”. A tal in se fue construyendo una especie de
genealogía de ese tránsito que obliga a forzar la cronología hacia atrás con el objetivo
de reconocer las características de un proceso de larga duración en el que la “guerra
revolucionaria” signiicó la desaparición para algunos agentes económicos mientras
que para otros, como en el caso de los marinos genoveses, resultó un momento expan-
sivo y de oportunidades para los negocios. La base documental del mismo se constru-
yó básicamente a partir de trabajos de la autora realizados sobre la base del Archivo
General de la Provincia de Santa Fe (particularmente Actas Capitulares y Colección
Diez de Andino) y del Departamento de Estudios Etnográicos y Coloniales de Santa
Fe (Colección de Escrituras Públicas y Expedientes Civiles) y del Archivio di Stato
di Genova, especialmente las series provenientes del Magistrato di Sanità.
La última parte enfoca el eje de análisis hacia el momento de la regeneración y
expansión del sur santafesino –cardinalmente en la ciudad de Rosario– en el período
en que comienza a cerrarse el ciclo de guerras civiles. El apartado se encauza en su
desarrollo hacia el seguimiento de esta migración ligur, particularizada en sus agentes
en la época en que los mismos inician una táctica de asentamiento, inserción econó-
mica y social y ampliación de los negocios en la ciudad y su hinterland. Se destacan
en este apartado cuestiones de caracterización de esos actores así como el tema de las
estrategias económicas ligadas al establecimiento de vínculos parentales y de paisa-
naje en la concreción de negocios y empresas.
El corpus documental se construyó con base en documentación inédita prove-
niente del Archivo Histórico Provincial Dr. Julio Marc de Rosario, especialmente la
serie Tribunales y Escrituras Públicas y Censo levantado en 1858 en la provincia de
Santa Fe; el Archivo del Colegio de Escribanos de Rosario; documentación impresa
del mismo archivo, en particular obras estadísticas como la de Eudoro y Gabriel
Carrasco (Guía Civil y comercial de la ciudad de Rosario y su municipio; Datos
Estadísticos de la Provincia de Santa Fe (República Argentina); Descripción Geo-
gráica y Estadística de la Provincia de Santa Fe; Anales de la Ciudad de Rosario,
1527-1865). A la cual se integró la información proveniente del Archivio di Stato di
Torino y Archivio di Stato di Genova ya señalada.
La metodología empleada ha debido ser necesariamente ecléctica. La desapari-
ción de los antiguos registros de la Aduana Vieja de Rosario, así como el momento
elegido –que se ciñe a una etapa pre-estatal y pre-codiicadora– ha hecho de este
eclecticismo tanto un escollo difícil de salvar como la apertura de algunas posibilida-
des analíticas e interpretativas diferentes.
Por una parte, la elección ha sido la de seguir “la pista del nombre”: perseguir ar-
tesanalmente a los agentes en sus procesos migratorio-sociales, rastreando “indicios”
en fuentes heterogéneas, con la consabida estrategia del “detective”. En la medida en
26 Griselda Tarragó

que lo permitieron algunas fuentes, se introdujeron breves análisis cuantitativos par-


ciales que aportaron información a la construcción de este relato sobre este “paisaje
migratorio” de los navegantes y empresarios ligures en la Argentina del 800.
cAPÍTuLO i

Argentina e Italia antes del Estado-nación

E
ste libro se construyó sobre la base de los análisis de un momento complejo
en dos espacios lejanos en lo físico pero a la vez estrechados desde el plano de
sus experiencias políticas. Tanto Argentina como Italia no existían en sentido
estricto, o sea en aquel que reiere a su conformación estatal moderna. Ambas coni-
guraciones políticas remitían a experiencias incompletas en este sentido y con unas
consecuencias bastante contundentes en cuanto a uno de los temas que competen a
esta obra: el del control y circulación de las personas.
La formación de los estados nacionales cuela y atraviesa el análisis histórico, lo
penetra y lo condiciona, llevando la exploración hacia la historia política que abona
también los fundamentos teóricos, especialmente por la complejidad de los procesos
sociales de los espacios de partida y arribo de los actores en cuestión.22 Consideremos
entre otros factores la ausencia de un marco institucional y jurídico consolidado, la
fuerte conlictividad política atravesada por guerras y persecución de opositores, la
particular situación que deviene de la inexistencia de un Estado Nacional.23 Esto es,
no sólo el monopolio legítimo de la violencia, sino una soberanía externa indispu-
tada, una autoridad reconocida e institucionalizada en todo el territorio, un aparato
institucional consecuente, centralización jurídico-legislativa y creación simbólica de
consenso.24 Un complejo de dispositivos institucionales que permita gobernar y regu-

22 Una dimensión que podríamos denominar “historia del poder”, nos obliga a “...penetrar profundamen-
te en la realidad institucional y comprobar –ahí en los entresijos de las instituciones y de las prácticas
político-administrativas– cómo se tramaban los equilibrios de poder. HESPANHA, António Manuel
Vísperas del Leviatán, Madrid, 1989, p. 10.
23 En el mismo sentido, la teoría política actual, especíicamente la manejada por antropólogos y soció-
logos “...tiende a identiicar el poder con todo acto de dominación social; o sea, con todo fenómeno
de imposición o inculcación de una determinada conducta. Este punto de vista amplía enormemente
el dominio de lo político, convirtiéndolo en un fenómeno capilar, difuso, que se desliza por todos
los resquicios de los mecanismos sociales [...] Esta perspectiva tiene sin duda el mérito de llamar la
atención sobre el carácter plural y mutuamente subsidiario de los mecanismos sociales de control y
de standarización social.” HESPANHA, António Manuel La Gracia del Derecho. Economía de la
Cultura en la Edad Moderna, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1993, p. 90.
24 OSZLAK, Oscar La formación del Estado Argentino, Universidad de Belgrano, Buenos Aires, 1985,
pp. 16-17.
28 Griselda Tarragó

lar la naturaleza asimétrica de las relaciones sociales que coniguran la sociedad que
ordena y domina.25
Pero conviviendo con ello, esa incompletud se asociaba también a la comple-
mentaria y contradictoria laxitud en tanto un control exhaustivo de las personas que
migraban, que entraban a estos espacios por puertas diversas, todo lo cual producía
un efecto ampliicador de las oportunidades económicas si los involucrados sabían
jugar cuidadosamente las reglas de ese juego peligroso y a la vez conveniente.
En esta misma línea resulta pertinente considerar que territorios y espacios re-
ieren a realidades diferentes. Mientras un territorio es una porción concreta de la su-
pericie terrestre sujeta a una autoridad política en el que los problemas clave son las
acciones tendientes a su ordenamiento o su control; los espacios son “coniguracio-
nes de sentido variable y siempre en movimiento, con inscripción territorial continua,
discontinua o múltiple, que resulta de lujos diseñados por las relaciones sociales en
el ámbito de la producción, del intercambio, del conlicto social, de la acción políti-
ca, de las representaciones culturales o de las interpretaciones de la experiencia, en
suma, de las diferentes formas de la organización de la extensión bruta…”.26
Entre 1820 y 1860 cuando todavía Italia y Argentina no tenían entidad como te-
rritorios nacionales, en cambio existían otras formas territoriales (provincias, reinos)
y múltiples coniguraciones espaciales.
En las tres décadas que median entre la organización nacional y la uniicación
deinitiva de las Provincias del Plata (1853-1880), la territorialidad constituyó un
tema común en los debates políticos en nuestro país. Las discusiones apuntaban a la
posibilidad imaginada o real de conformar un espacio que respondiera a los inlujos
del progreso, y a la consolidación de ciertas direcciones maestras en las formas de
habitar rioplatenses.27 La tarea sería larga y complicada de concluir, especialmente
por la incidencia de unas fronteras con altos niveles de conlictividad y violencia
tanto en el norte como el sur.
En este sentido, las prácticas económicas y migratorias de los agentes que aquí
analizamos, estos empresarios ligures –quienes partían y llegaban– de y hacia terri-
torios aún no nacionalizados, se montaron, sostuvieron y modiicaron en estrecha
relación con los transcursos político-sociales que fueron transformando un país no
consolidado en un Estado-nación, tanto como con los procesos espaciales que fueron
transmutando ese Litoral de los Ríos en Pampa Húmeda.

25 POGGI, Gianfranco El desarrollo del estado moderno. Una introducción sociológica, Universidad
Nacional de Quilmes, Buenos Aires, 1997, pp. 21-22.
26 BARRIERA, Darío y ROLDÁN, Diego –compiladores– Territorios, espacios y sociedades, UNR
Editora, Rosario, 2004, Introducción, p. 13.
27 SILVESTRI, Graciela “El imaginario paisajístico en el Litoral y Sur Argentinos”, en BONAUDO,
Marta –directora de tomo– Liberalismo, Estado y Orden Burgués (1852-1880), Tomo IV de Nueva
Historia Argentina, Sudamericana, Buenos Aires, 1999.
De la orilla del mar a la vera del río 29

Esta inserción se vuelve especialmente signiicativa porque todo el proceso se


inscribe en un tiempo global de cambios profundos en que cuestiones estructurales
de peso como la expansión y consolidación del capitalismo estuvieron presentes en
el tejido de una trama de acciones: “Era el drama del progreso, palabra clave de la
época: masiva, ilustradora, segura de sí misma. Casi nadie con poder e inluencia, ni
siquiera en el mundo occidental, coniaba ya en contenerlo”.28
El análisis de las instancias políticas de los espacios en los que se inscriben las ex-
periencias de los agentes en su etapa de partida y de llegada, abona esa articulación que
se tejió en medio de las intrincadas uniicaciones de Italia y Argentina.

Los Saboya y el reino de Cerdeña y Piemonte


El proceso de uniicación italiana, se gestó en el norte peninsular en un proceso car-
gado de violencia y contradicciones. Sería una tarea imposible construir un relato sin
considerar la historia de este Reino. La misma está indisolublemente unida a la de la
dinastía de los Saboya29 y a su rol de espacio equilibrador de las tensiones europeas
que, el ducado transmutado en reino, cumplió a lo largo de dos siglos.
Los orígenes se remontan a tiempos medievales cuando nace asociado a la his-
toria de Francia. La llegada al trono de Amedeo VIII a principios del siglo XV se
produjo con el título de duque de Saboya para su soberano y el primer ordenamiento
administrativo para el ducado.
La casa de Saboya comenzó a experimentar las consecuencias de una intrincada
política matrimonial y Emanuele Filiberto sería sobrino de Carlos V y primo de Feli-
pe II de España. Su participación activa en la guerra de los Países Bajos determinó, en
gran medida, la inclusión del ducado en los arreglos del Tratado de Cateau-Cambré-
sis en 1559, a partir del cual la historia de esta Casa y sus dominios se trasformarán
en un estado garante del equilibrio europeo entre Francia y España.
A semejante rol asignado en el campo diplomático, se le oponía una realidad
menos loreciente a nivel interno. El duque comenzó esta ardua tarea con la decisión
del traslado de la capital desde Chambéry a Torino: quedaba así a resguardo tras los
Alpes de las aspiraciones de los vecinos y podía controlar mejor a la nobleza pia-
montesa y a las autonomías locales. De las tareas reformistas, las más notable fue la
creación de un Ejército adecuado a las nuevas circunstancias así como una marina de
guerra potente. Su sucesor Carlo Emanuele I estuvo bajo la inluencia de la regente
Cristina de Borbón y consecuentemente, de Francia.

28 HOBSBAWM, Eric La era del Capital 1848-1875, Crítica - Grijalbo - Mondadori, Barcelona, 1998,
pp. 15-16.
29 MAZZONIS, Filippo La Monarchia e il Risorgimiento, Il Mulino, Bologna, 2003.
30 Griselda Tarragó

Italia en víspera de la Uniicación

En esta dinámica, la Guerra de Sucesión Española no podía dejar neutral al ducado.


El Ejército franco-español aspiraba a garantizarse el corredor de tránsito del ducado
para conectar la región transalpina con Milano y afrontar la amenaza del Imperio
Austríaco en la llanura. Se vió presionado a irmar un acuerdo con París y Madrid en
De la orilla del mar a la vera del río 31

abril de 1701, sellado con el casamiento de su segundogénita, María Luisa Gabriela


de Saboya, con Felipe, rey de España.
Mientras tanto, desarrolló una ina política de intriga con todos los enemigos de
Luis XIV. Jugó con la estratégica posición de Piemonte que siguió siendo la llave de
la victoria italiana. Finalmente, en 1703 se alió con el emperador Leopoldo. Luis XIV
ordenó al duque de Vendôme desarmar a todos los soldados sabaudos de su Ejército.
Así, en el contexto de una apuesta riesgosa por parte de Vittorio Amedeo II, se desató,
nuevamente, la guerra. En la primavera de 1706, Francia decidió dar el golpe inal.
El Ejército francés rodeó Torino y el duque alcanzó a escapar y se encontró con el
Ejército del príncipe Eugenio que venía a su socorro desde la Lombardía. El asedio y
batalla de Torino de 1706 fue la mayor gloria de la historia militar sabauda.
Con los tratados de paz de Utrecht en 1713, el Duque hizo valer su posición
y sus méritos, obteniendo importantes compensaciones territoriales: el Monferrato,
Alessandria, Valenza, el área entre el Po y el Tanaro, el Langhe lleva al Estado sabau-
do a mirar la ribera Ligur; la soberanía sobre Mentone y Rocabruna amplía la inluen-
cia sobre el mar; la Lomellina, la Valsesia, el Vigevanese lo avecinan a la Lombardía.
A este se agrega la Sicilia, cedida formalmente por Felipe V de España el 13 de julio:
a esta concesión está asociado el título de rey, por el cual Vittorio Amedeo II puede
festejar no sólo la paz y la victoria, sino la elevación a la dignidad real.
En 1720, ante la imposibilidad de defender una tierra tan lejana, y con la ofen-
siva española por recuperar las posesiones italianas, Vittorio Amedeo II recibió la
Sardegna o Cerdeña, más pobre, pero también más fácil de defender desde la base
continental. Desde entonces y hasta 1861, los Saboya asumieron el título de Rey de
Sardegna y Piemonte.
El Rey se mostraba como un soberano de excepcional capacidad política. En la
primera mitad de su largo gobierno había combatido, en la segunda mitad trabajaba
por adecuar la estructura administrativa a la nueva dimensión territorial y al nuevo
rol internacional del Estado. Entre 1713 y 1730 se involucró en un proceso de trans-
formación del Reino que comprimía la antigua autonomía de la nobleza, tentaba a
superar la división institucional del territorio y reducir los privilegios de la Iglesia.30
Entre las más signiicativas reformas, cabe citar la del Consejo de Estado en 1717,
máximo órgano de gobierno compuesto de ocho consejeros y la del Consejo Gene-
ral de las Finanzas, la creación de secretarías por áreas (Asuntos Internos, Exterior,
Guerra), según la isonomía de los organismos ministeriales que tenían como modelo
el absolutismo monárquico del Rey Sol. Así también la elección de nuevo personal
seleccionado por criterios de capacidad, reservando a la alta burguesía y a la nobleza
la carga diplomática y militar y a sectores no nobiliarios su acceso a los oicios de

30 CARPANETTO, Dino “La Torino di Vittorio Amedeo II”, in CASTRONOVO, Valerio –a cura di–
Torino Sabauda, Sellino, Milano, 1992. p. 562.
32 Griselda Tarragó

la administración de justicia. En 1729 promulgó la Constitución. En la península


itálica, el Reino subalpino se transformó en el Estado burocrático-militar más orga-
nizado y eiciente, con una dinastía que se había fortiicado en la concentración y la
uniicación del propio poder y que lejos estaban de los nuevos vientos ilustrados que
soplaban en Europa.31 Sin embargo, en el contexto italiano ningún otro Estado había
avanzado tanto como el sabaudo para esta época.
El 3 de septiembre de 1730 Vittorio Amedeo II comunicó la decisión de abdicar
el trono en su hijo Carlo Emanuele III. El heredero continuó la obra de su padre en
cuanto a las reformas emprendidas después de Utrecht. Con edictos emanados entre
1733 y 1751 se reorganizó la administración local, creando los concejos comunales
y los alcaldes, primero nombrados por los intendentes y luego por los consejeros;
en las provincias se establecieron cuatro funcionarios: el gobernador, el comandante
militar, el prefecto (con competencia en la justicia) y el intendente (con competencia
inanciera). En el decenio 1760-1770 se organizaron los dominios de Cerdeña.
Lo que a comienzos del siglo XVIII había sido una ventaja terminó, inalmente,
por condenar al Reino al aislamiento y al cierre respecto de las novedades intelectua-
les del siglo que comenzaban a hacer pie en otros territorios italianos. Esta tendencia
a la regresión se reairmó en el concordato con Roma de 1741-1742, con una mar-
cada defensa de la ortodoxia. El período está cruzado por nuevas guerras: la Guerra
de Sucesión polaca (1733-1738), la Guerra de Sucesión austríaca (1740-1748) y la
Guerra de los Siete Años (1756-1763). En este contexto, el reino de Sardegna tornó
a asumir un rol estratégico central y la alianza de Carlo Emanuele fue buscada por
todos los contendientes.
Sin embargo, en el largo plazo el carácter cerrado y limitado de las reformas de
Vittorio Amedeo II a las que se sujetaron sus sucesores Carlo Emanuele III (1730-
1773), Vittorio Amedeo III (1773-1796) y Carlo Emanuele IV (1796-1802), termina-
ron por aislar al Piemonte de la circulación de nuevas ideas y mantenerlo alejado de
las ambiciones y objetivos del movimiento reformador de los otros estados italianos.
Esto se vio especialmente profundizado por la partida de Torino de destacados
intelectuales así como el arribo de ilustres emigrados de la Revolución Francesa,
como el hermano menor del Rey de Francia y su familia. Las tropas del Directorio no
tardaron en invadir. El 22 de septiembre de 1792 el Ejército sabaudo fue destrozado
en manos francesas, dejando la parte trasalpina del Reino en sus manos. Torino, cer-
cada, inalmente se salvó junto con su Rey, por el mayor interés de Napoleón por la
Lombardía. Pero en 1798, las tropas francesas avanzaron sobre el Reino y el Rey y
su familia debieron pasar a la isla de Cerdeña donde recibieron ayuda económica de
Rusia e Inglaterra. En 1802, después de un penoso peregrinar, en una sala del Pala-

31 MAZZONIS, Filippo La Monarchia e il..., cit., pp. 18-19.


De la orilla del mar a la vera del río 33

zzo Colonna en Roma, Carlo Emanuele IV renunció al trono a favor de su hermano


Vittorio Emanuele.
La caída y abdicación de Napoleón, signiicó para los Saboya a través del Con-
greso de Viena, la restitución de los títulos de sus dominios. Así, una nueva asigna-
ción de cualidad de punto de equilibrio entre Francia y Austria conducía a la concre-
ción de un antiguo deseo: la anexión de los territorios de la ex república de Génova
que, al igual que a las de Venecia y Lucca, se le desconoció su legitimidad.
El 19 de mayo de 1814, a doce años de su llegada al trono luego de la abdicación
de su hermano, Vittorio Emanuele I hizo su entrada triunfal en Torino entre dos alas
de multitudes que ovacionaban al monarca bajo la atenta tutela de tropas austríacas.
Una de sus primeras tareas fue reordenar la situación restaurando la Consti-
tución de 1770 y profundizando las tendencias absolutistas del siglo XVIII. A una
profunda depuración de los cuadros administrativos y militares, a la restitución de los
antiguos privilegios corporativos le siguió una dura política de represión de cualquier
forma de libertad tanto en el plano político como cultural. La restauración sabauda se
distinguió especialmente por su extremismo reaccionario.
Tal clima chocó inevitablemente con las fuerzas sociales que comenzaron a cre-
cer bajo el inlujo napoleónico y que se expresaron violentamente en los motines de
1821 en medio del pedido de guerra a Austria con miras a crear un reino constitucio-
nal de la Italia septentrional. Los birretes rojos de la Carbonería y la bandera tricolor
aparecieron junto con las argumentaciones de Santorre di Santarosa, Emanuele dal
Pozzo Della Cisterna, Carlo Emanuele Asinardi di San Marzano, Giacinto di Colegno
en el panorama de estas luchas.
Vittorio Emanuele I se apuró a abdicar en su hermano Carlo Felice y en su au-
sencia, en la regencia del sobrino Carlo Alberto, de claras ideas iloliberales y a favor
de los levantados. Los motines fueron reprimidos por tropas austríacas enviadas por
Carlo Felice, con la consecuente violencia en el ajusticiamiento de los implicados.
Su reinado fue todavía más reaccionario que el de su hermano que conllevó
limitaciones de las autonomías locales, la clausura de la Universidad de Torino y la
educación en manos de la Iglesia.
Su muerte fue recibida con alivio, especialmente por los sectores liberales que
veían como un signo esperanzador la amistad de Carlo Alberto con Cesare Balbo y
Santorre di Santarosa, así como su primera actitud de compartir ideales con el movi-
miento de 1821.
Pero esta primera ilusión fue rápidamente desalentada por el mismo Rey cuando
participó de la expedición punitiva de 1823 contra los liberales españoles. En 1831
desoyó la apelación patriótica de Mazzini que le instaba: “Sire!... Liberate la patria
dai barbari!... Siate il Napoleone della libertà italiana… Stringetevi a lega l’Italia.
Ponetevi alla testa della nazione”. En 1833-1834 reprimió violentamente el intento
34 Griselda Tarragó

insurreccional en Saboya y se encolumnó detrás de todas las causas reaccionarias


perdidas de la Europa.
Y son esas contradicciones, justamente, las que signaron su gobierno hasta ines
de 1847. Carlo Alberto se esforzó en la actividad reformista del Estado que implicó
la reforma del Consejo de Estado en 1831, el Código Civil en 1837, el Código Penal
en 1839 y el de Código de Comercio en 1841.
Estas reformas tomaron especial énfasis en la segunda mitad de los años 1840,
con la inluencia de las ideas de Cavour, de Vincenzo Gioberti y su monarquía con-
sultativa así como la obra de Cesare Balbo Le speranze d’Italia, y permitieron pensar
que era posible una modernización conjunta con los valores de la religión en el marco
de un liberalismo moderado.
Sin embargo, la fórmula no bastaba para renovar un sistema tan consolidado y la
monarquía consultativa aparecía a los ojos de los espíritus liberales como ridícula y
odiosa, porque además de ser despótica era hipócrita por la voluntad de no parecerlo.
La estructura fuertemente jerárquica de la sociedad piamontesa, se reforzó con
este gobierno y era evidente para propios y extraños que se había tornado insoporta-
ble en los felici dominii del Re di Sardegna. Las ceremonias en la Corte carloalbertina
eran propios de una corte de Ancien Régime.
¿Cómo entonces puede pensarse, concebirse que la unidad italiana se gestara
en semejante situación política y social? ¿Con una dinastía que no se había mostrado
interesada en la cuestión y que había manifestado una fuerte impronta regional, que
no tenía tradición de progreso administrativo y jurídico?
A pesar de ello, la Italia estaba inmersa en el clima revolucionario europeo. El
18 de febrero de 1848 París se levantó y Luis Felipe de Orléans debió huir de Francia.
Los levantamientos llegaron también a Italia: Palermo, Toscana, Venecia, Milán…
En pocos meses Carlo Alberto decidió el destino nacional de la monarquía sa-
bauda: se aprobó un nuevo estatuto y declaró la guerra a Austria con lo que comenzó
la llamada Primera Guerra de Uniicación italiana cuyas tropas portaron el escudo de
Saboya, pero también la bandera tricolor.
Varios factores conluyeron para acercar posiciones entre los revolucionarios
y este Rey que voule e non vuole. La emergencia de una economía de producción e
intercambio que se vería beneiciada por la emergencia de un mercado nacional, las
aspiraciones de sectores medios no tradicionales que aspiraban a roles dirigenciales
y el clima cultural e ideológico del Risorgimento. La monarquía, a través de estas
acciones, podía recuperar su centralidad y airmar sus ambiciones de expansión te-
rritorial.
Estas cavilaciones se transirieron al tono que la guerra debería tener, en el sen-
tido de la premisa de Carlos Alberto de mantener el control de la fuerza. Giuseppe
De la orilla del mar a la vera del río 35

Garibaldi llegado de América, fue recibido con frialdad por el Rey y fue remitido ante
el Ministro de Guerra del Reino.
Tanto los errores tácticos como diplomáticos hicieron que, a poco de iniciada
la guerra, los otros príncipes italianos retirasen el apoyo dejando solas a las tropas
sardo-piamontesas y transformando una guerra federal en una guerra sabauda, que
se perdió en Novara junto con la abdicación del Rey en su hijo Vittorio Emanuele.
Es importante recordar que, a pesar de las alternativas reaccionarias antes re-
latadas, la casa de Saboya era la más antigua de las reinantes en Italia y que, desde
su emergencia, ese territorio había jugado una función estratégica en el juego de las
relaciones internacionales: Stato cuscineto entre Francia y España primero, y entre
Francia y Austria después. Era un reino consolidado y reconocido con un aparato ad-
ministrativo y coercitivo consecuente, que ninguna otra dinastía italiana podía ofre-
cer en ese momento.32
Para la monarquía sarda el programa nacional de modernización cuajado en los
años 1850, era la versión aggiornata y más ambiciosa de aquellas decisiones tomadas
desde el reinado de Vittorio Amedeo II que apuntaban a la expansión territorial hacia
la llanura padana en dirección al Adriático. El Rey intentó instalar un peril monár-
quico más evidente, pero poco a poco esto se diluyó, en gran medida, por la presión
liberal del parlamento lo que se hizo especialmente innegable en el avance sobre la
Iglesia y sus potestades y privilegios.
Luego de Novara, el Ejército se reorganizó bajo la mano de Alfonso Lamarmo-
ra, quien creó escuelas para oiciales de caballería y de infantería, reordenó el cuerpo
de Estado Mayor, invirtió en cuestiones de estrategia y generó un proceso eiciente
de profesionalización. Con este Ejército, Cerdeña participó de la Guerra de Crimea,
la cual no fue relevante en lo militar, pero sí en el plano diplomático y de política
internacional. Para 1856 la cuestión italiana estaba instalada en Europa y era motivo
de tratamiento en el Congreso de París.
En 1859 comenzó la segunda Guerra de Independencia italiana. El 1º de enero
de 1859, Vittorio Emanuele anticipó la guerra frente al Parlamento subalpino anun-
ciando su escucha al grido di dolor e che tanta parte d’Italia si alza verso di noi.33
Las acciones militares comenzaron en abril con las victorias en los campos de Lom-
bardía, pero la guerra se interrumpió por el Armisticio de Villafranca decretado uni-
lateralmente por el Emperador francés. A pesar del desacuerdo de Cavour, el Rey
suscribió la tregua. La decisión fue acompañada por la insurrección liberal de los
estados de la Italia Central y el pedido de anexión al Piemonte.
La crisis en el Reino de las Dos Sicilias abrió el espacio para la acción de los re-
volucionarios. Con el apoyo del Rey, en mayo de 1860, Garibaldi asumió el gobierno

32 MAZZONIS, Filippo La Monarchia e il..., cit., p. 34.


33 OLIVA, Gianni I Savoia. Novecento anni..., cit., p. 392.
36 Griselda Tarragó

en nombre del Monarca. La campaña terminó en septiembre y octubre en Nápoles


y Roma. El encuentro y abrazo entre el Rey y Garibaldi en Teano el 26 de octubre,
condensan en su entrañable signiicación, la esencia del proceso uniicador italiano.
El 17 de marzo de 1861 se promulgó la ley que confería a Vittorio Emanuele el
título de rey de Italia per grazia di Dio e volontà Della Nazione.

La Liguria
Tradicionalmente conocida como una región esencialmente vinculada al mar y a las
actividades marítimas,34 hasta el siglo XVIII los emprendimientos inancieros ha-
bían garantizado a la región una prosperidad que llevó a Fernand Braudel a calii-
car a Génova como una ciudad “diabólicamente capitalista”.35 La región, con una
concentración urbana importante, recibió el dominio francés sin mayor oposición o
consenso y sin que se diera una verdadera revolución burguesa. Fueron años de cierta
decadencia, aunque se sostuvieron algunas actividades como el comercio de géneros
entre otros.
El 14 de julio de 1797, ocho años después de la caída de la Bastilla, un carro
alegórico de la Libertad representada por Minerva (joven y casi desnuda), desiló por
la calles de Génova para festejar el nacimiento de la Repubblica Ligure, democrática
y representativa. Se alzó el Árbol de la Libertad, se rompieron las cadenas de nume-
rosos esclavos africanos, se destruyeron los símbolos de los privilegios del Antiguo
Régimen. El Palacio Ducal se transformó en Palacio Nacional y la toponimia adqui-
rió el formato de la revolución. La magnitud de tales expresiones no se repitieron
exactamente en las periferias, donde la población no sólo era menor, sino también
estaba menos involucrada en la cuestión.36
Se trataba, no obstante de una democracia importada, fruto de la expansión na-
poleónica, que veía en el estratégico puerto de Génova y toda la Liguria un trampolín
para avanzar sobre los dominios de los Saboya. Los jacobinos no eran tantos: los
ejércitos revolucionarios habían traído más hambre, enfermedades y humillantes pro-
fanaciones a los lugares sagrados, más que libertad e igualdad.
El proyecto de constitución hecho público desde agosto de 1797, contenía algu-
nos pasajes que confrontaban la libertad de conciencia y culto y la nacionalización
de los bienes eclesiásticos con las arraigadas prácticas católicas del pueblo. Eso fue
en parte la causa de los levantamientos contrarrevolucionarios populares de la Ri-
viera Oriental, desde Recco a Sestri Levante bajo el grito de “Viva María”. Aunque
tales movimientos no pueden simpliicarse en la oposición de sanfedismo rural y

34 QUAINO, Máximo “Ligure di carta”, en Storia d’Italia Le Regioni dall’Unità a Oggi: La Liguria,
Giulio Einaudi Editore, Torino, 1994.
35 ASSERETO, Giovanni “Dall’antico regime all’Unitá”, en Storia d’Italia..., cit.
36 TONIZZI, Elisabetta “Dalla Repubblica ligure all’unità d’Italia”, in ASSERETO, Giovanni e DORIA,
Marco –a cura di– Storia della Liguria, Editori Laterza, Bari, 2007, pp. 194-210.
De la orilla del mar a la vera del río 37

democracia urbana, generaron disturbios que fueron violentamente reprimidos por


los franceses.
La nueva Constitución entró en vigor en ese año y fue aprobada por plebiscito
al siguiente, sancionando la separación de poderes y dando entidad de sujeto político
a la burguesía comercial y propietaria, profesionales, intelectuales y un restringido
número de ex nobles.
Todo el proceso estuvo signado por la tensa situación internacional y por la
terrible presión sobre los recursos económicos traducida en el apremio iscal. A una
breve guerra contra los Saboya en 1798 siguió el asedio a Génova en 1800 por las
fuerzas austro-inglesas y la restauración de la república después de la victoria de
Napoleón en la batalla de Marengo. Al consumo de los recursos siguió una férrea
política proteccionista que atentó contra los intereses marítimos-mercantiles de los
comerciantes ligures.
A todas estas instancias, se sumaron las modiicaciones institucionales. Bajo
la clara inluencia de la Francia revolucionaria, la nueva Constitución se sancionó
en 1802 con la participación de sectores político-sociales adeptos al nuevo régimen.
Esta República Genovesa sobrevive bajo esta condición hasta junio de 1805 cuando
Génova quedó reducida a capital del departamento homónimo y nivelado en su con-
dición política al rango de Savona o Chiavari. Para los componentes periféricos de
esta región, la Revolución signiicó la liberación de la sofocante supremacía econó-
mico-comercial y político administrativa de la capital.
Por otra parte, el dominio francés asentó su consenso sobre un disenso estratégi-
co, legitimando una clase de notables locales como élite de gobierno. De esta manera
el régimen premió la colaboración de los mejores recursos locales, como el caso del
economista genovés Luigi Corvetto que pasó a formar parte del Consejo de Estado
del Imperio. La gestión francesa dejó también las huellas de los intentos de una mo-
dernización económica unida a la indagación estadística, relevamiento cartográico,
la promoción de trabajos públicos y el mejoramiento del aparato administrativo, civil
y militar.
Fue también un tiempo de intensos debates de temas no sólo políticos, sino tam-
bién religiosos, histórico-culturales y de geopolítica con miras a la unidad italiana,
expresado asimismo en la emergencia de una prensa moderna. La competencia larva-
da contra los franceses en relación a sus propias actividades inancieras y al dominio
impuesto se manifestó en las aspiraciones de los grupos dirigentes de recuperar el
antiguo estado después de la liberación en 1814 por los ingleses.
Desde enero de 1815, Génova y la Liguria se transformaron en Ducado de Gé-
nova. La restauración no fue fácil en medio de un proceso de crisis económica y
demográica. Mientras Génova consideró esta situación como extremadamente humi-
llante, la periferia aceptó afablemente al nuevo dominio en tanto signiicaba la mayor
autonomía adquirida durante el proceso francés. Más allá de la reacción de cierto
38 Griselda Tarragó

sector dirigente genovés, la diplomacia europea derivada de las resoluciones del Con-
greso de Viena, entregó el territorio de la República de Génova al Rey de Cerdeña.
Los Saboya mantuvieron el puerto franco y la Cámara de Comercio que fue ad-
minstrada por un consejo de notables elegidos entre nobles y burgueses. Se mantuvo
la Casa de la Moneda y se constituyó el Senado, tribunal con iguales atribuciones al
de Torino y Nizza.
La Universidad adquirió la misma categoría que la de la capital del Reino y se
estableció en la ciudad el Colegio Real de la Marina militar. Se dejó en vigencia el
Código Napoleónico (a diferencia del resto del Reino) y se levantaron las barreras
aduaneras. Se crearon consejos provinciales elegidos por base censitaria, los cuales
discutían y se expedían sobre disposiciones iscales.
La nueva Casa reinante no coniaba en Génova y produjo una potente fortiica-
ción militar en la región. Los cargos de máxima responsabilidad fueron entregados al
antiguo patriciado, el cual tomó su revancha a la revolución en esta nueva instancia.
Las necesidades derivadas de la reorganización administrativa del Estado sabau-
do hicieron necesarios el empleo de los servicios técnicos de, médicos, ingenieros
abogados, legitimados en el proceso de competencia especializada.

Génova y Piemonte
Todo el período 1815-1845 estuvo signado por el estancamiento económico, de la
industria y el comercio regional, y por la fuerte presión tributaria que no beneiciaba
la circulación mercantil marítima; situación que comenzó a remontar desde entonces,
especialmente durante las administraciones de Victorio Emanuele I, Carlo Felice y
Carlo Alberto. La anexión al Piemonte y el gobierno sardo contribuyeron a trans-
formar la estructura económico-social genovesa, presionando para que abandonase
modalidades arcaicas y asumiese formas modernas.
El estancamiento fue produciendo una progresiva hostilidad hacia el gobierno
de Torino, a quien se achacaba la incapacidad del Piemonte, agrícola y proteccionista,
de comprender la vocación marítimo-mercantil y liberal de Génova. Unos primeros
indicios se hicieron evidentes en los motines carbonarios de 1821. Por entonces, Car-
lo Felice adoptó medidas que favorecieron a su Marina y que mejoraron las comuni-
caciones camineras del litoral así como las que conectaban con el Interior.
Fue un tiempo también de lorecimiento intelectual sin precedentes. Brilló por
entonces el cenacolo artistico-literario creado por Gian Carlo Di Negro, de fama
europea. Se difundieron los periódicos, detrás de los cuales comenzó a vislumbrarse
la acción de Giuseppe Manzini, nutrido por los valores jacobinos de su padre Giaco-
mo. Desde 1831 Mazzini estuvo exiliado en Francia. La conspiración mazziniana de
1833, rápidamente descubierta y reprimida, fue una campana de alarma para Torino.
Los eventos convencieron al rey Carlo Alberto de cuidar mejor la cara litoral de su
reino e impulsar medidas liberalizadoras en la política comercial.
De la orilla del mar a la vera del río 39

Actual provincia de Génova y sus límites

Estas y otras resoluciones mostraron que los intereses económicos de la ciudad, i-


nalmente, estaban entrando en el corazón del programa de reforma e integración
carloalbertino a la Europa decimonónica. Estas nuevas perspectivas se articularon a
los intereses de cierto establishment de los negocios constituido por comerciantes,
armadores, banqueros, empresarios así como a una borghesia del sapere –intelec-
tuales, publicistas, docentes universitarios, profesionales liberales– unidos por las
expectativas de la modernización y de la renovación política-institucional.
Por entonces nació el Partido Liberal-Reformista que convocó mayores multi-
tudes que aquellas de la República Democrática. Así el 10 de diciembre de 1847 en
una gran manifestación pública, se cantó por primera vez el himno Fratelli d’Italia,
40 Griselda Tarragó

compuesto por el genovés Godoffredo Mameli que moriría luchando junto a Mazzini
y Garibaldi por la República Romana.
El 4 de marzo de 1848 se produjo una reforma importante en la administración
sabauda, por la cual dos genoveses, Vincenzo Ricci y Lorenzo Pareto, integraron el
Ministerio del Interior y el Ministerio de Finanza del primer gobierno constitucional
presidido de Cesare Balbo.
Luego de la Batalla de Novara, Génova no aceptó los resultados del enfren-
tamiento, y en medio de un resurgimiento del antipiemontesismo, la población de
Génova se levantó. La revuelta de abril 1849 y la sangrienta represión que le siguió,
representan el momento más dramático de hostilidad de Génova contra el gobierno
sardo. El vínculo entre Torino y Génova se tiñó de sangre. Desde este lugar, la edad
cavouriana puede mirarse como el constante esfuerzo de los estadistas piamonteses
por reconquistar la opinión publica de la ciudad Ligur y generar así una deinitiva re-
paciicación. La burguesía fue la interlocutora privilegiada de Cavour en esta difícil
empresa.
Hacia mediados de siglo se fue atemperando el extremismo de oposición demo-
crática que permitía el encuentro entre la cultura política y la amalgama con la élite
dirigente liberal en el nombre de la Unidad Italiana, movimiento que se opuso a la
línea de acción mazziniana. Génova devino así, y bajo la tutela estatutaria sabauda,
en centro neurálgico de la democracia risorgimentale. Comandado por Bixio, Ber-
tani y Garibaldi, el movimiento estaba dispuesto a una colaboración con el gobierno
sabaudo con miras a la independencia italiana. El 5 de mayo de 1860, Génova fue el
punto de partida de la Expedición de los Mil que, utilizando las naves del armador
genovés Raffaele Rubattino, alcanzó y conquistó Sicilia y el Meridión. La Liguria
quedó incluida en el más extenso e inclusivo Reino de Italia, proclamado el 17 de
marzo de 1861.

El proceso de uniicación
La invasión francesa y los regímenes políticos que nacieron bajo el impulso revolu-
cionario prepararon la ruptura con el marco tradicional de los antiguos estados, sus
fronteras, instituciones y soberanía. En el transcurso de aquellas décadas de guerra
las fronteras políticas de Europa fueron borradas o alteradas varias veces. En Italia, la
preponderancia del Iluminismo y la masonería hizo inmensamente popular la Revo-
lución Francesa entre las gentes cultas, pero el jacobinismo local sólo tuvo verdadera
fuerza en el Reino de Nápoles.37
La herencia más formidable de la Revolución Francesa fue la creación de mode-
los y patrones de levantamientos políticos para uso general de los rebeldes de todas

37 HOBSBAWM, Eric La era de la revolución (1780-1848), Crítica - Grijalbo - Mondadori, Barcelona,


1997, p. 88.
De la orilla del mar a la vera del río 41

partes. Esto no quiere decir que las revoluciones de 1815-1848 fuesen obra exclusiva
de unos cuantos agitadores desafectos, como los espías y los policías de la época
–especies muy utilizadas. Se produjeron porque los sistemas políticos reinstaurados
en Europa eran profundamente inadecuados –en un período de rápidos y crecientes
cambios sociales– a las circunstancias políticas del continente y porque el desconten-
to era tan agudo que hacía inevitables los trastornos.
Pero los modelos políticos creados por la Revolución de 1789 sirvieron para dar
un objetivo especíico al descontento, para convertir el desasosiego en revolución y,
sobre todo, para unir a toda Europa en un solo movimiento –o corriente– subversi-
vo.38
La restauración resultante del Congreso de Viena de 1815 sólo lo fue de nom-
bre. El mapa de los estados estaba completamente desigurado, desapareciendo, por
ejemplo, un referente vital en el sistema italiano: la República de Venecia. La dis-
locación del viejo orden, más que el Reino de Italia instaurado por Napoleón, junto
con las oleadas revolucionarias de la primera mitad del siglo XIX, creó un ambiente
preunitario.
La sistematización territorial de Europa se estabilizó luego de 1815 y perma-
neció así hasta c.1859-1871. La suerte de Italia fue decidida por las potencias ven-
cedoras. En ella no pesó la acción diplomática de los Estados Pontiicios, Sabaudo
o Borbónicos y la organización de Italia fue uno de los lancos más débiles. Austria
se aseguró un vasto dominio conjunto a través de una larga y cómoda continuidad
territorial al núcleo principal de la monarquía, asegurándose al mismo tiempo el pre-
dominio sobre el mar Adriático.
En el Piamonte se dará una situación particular. A la poca disposición de parte
de Rusia, Inglaterra y Francia a que fuese conquistado, se agregó la resistencia misma
del gobierno piamontés. El mecanismo de equilibrio europeo lo favorecía: el Reino
de Cerdeña representaba así el predominio completo de Austria en Italia.39
La Restauración fue una edad de reacción, pero también una época de profundos
contrastes sociales, políticos y culturales. La lucha de la burguesía contra la nobleza,
del pueblo dividido y oprimido contra sus dominadores por conseguir una existencia
política nacional, el contraste entre grupos aristocráticos o grupos que permanecieron
aferrados a prácticas feudales, la desconianza entre Estado e Iglesia, fueron contradic-
ciones que atravesaron profundamente todo el período. Como se vio, la monarquía sa-
bauda misma fue un bastión reaccionario durante el reinado de Vittorio Emanuele I.40

38 HOBSBAWM, Eric La era de…, cit., p. 119.


39 CANDELORO, Giorgio Storia dell’Italia moderna, Tomo II: 1815-1846. Dalla Restaurazione alla
Rivoluzione Nazionale, Feltrinelli Editore, Milano, 1974.
40 OLIVA, Gianni I Savoia. Novecento..., cit.
42 Griselda Tarragó

En el siglo XIX, Italia comenzó a participar del proceso de modernización y


transformación política y social que se conoce como Risorgimento y que implicó el
acuerdo entre sectores emergentes de la burguesía agraria y inanciera, así como el de
los profesionales con la aristocracia imborghesita cuyo representante más conspicuo
sería Cavour.
En parte, estas fuerzas estimularon el desarrollo de las sociedades secretas a la
vez que dejaron emerger unas profundas transformaciones culturales que condujeron
a la onda revolucionaria de 1820-1830. Un fenómeno que tendrá luego una creciente
inluencia en il Risorgimento italiano, se difunde por Europa: la emigración de los
patriotas perseguidos en los países conservadores hacia los países liberales, y la apa-
rición del voluntarismo militar, por el que los partidarios de la unidad de cada país
participaban de los movimientos.
Entre 1820 y 1823, las potencias legitimistas habrían de enfrentarse con pro-
blemas graves. En Italia, el día 1º de julio de 1820, Fiesta de San Teobaldo, patrón
de los carbonarios, los oiciales del Ejército napolitano, acaudillados por el general
Guglielmo Pepe, se pronunciaron en Nola, por la Constitución española de 1812 y la
imponían a Fernando I.41 La presencia de éste último ante la reunión de la Quintuple
Alianza, habilitó la intervención de las potencias legitimistas en Nápoles, y la derrota
de los liberales napolitanos.
Al mismo tiempo, se había operado un cambio político en el Piamonte donde, al
lado del Carbonarismo, había surgido una sociedad secreta de liberales monárquicos
moderados: la Federación Italiana, cuyo jefe era Santorre de Santarrosa. Ante los
acontecimientos de Nápoles, estos grupos obtuvieron del príncipe Carlo Alberto el
apoyo a sus planes; el 12 de marzo de 1821, Victor Manuel I abdicó en su hermano
Carlos Félix y conió la regencia a Carlos Alberto. Al día siguiente, promulgó una
Constitución inspirada en la española de 1812, pero se mostró irresoluto e indeciso y
abandonó a sus partidarios ante el avance de las tropas austríacas que los derrotaron.42
Poco después, comenzó a generarse una corriente nacionalista contra el interna-
cionalismo del período carbonario, en concordancia con el romanticismo en expan-
sión, cuyo máximo representante en Italia fue el genovés Giseppe Mazzini (1805-
1872), partidario de una república nacionalista unitaria y creador de la Joven Italia.
Todos estos movimientos tenían como denominador común la desintegración del
movimiento revolucionario en segmentos nacionales.
La Revolución de 1848 fue la única que afectó a todas las regiones del conti-
nente, siendo a la vez la más extendida y la de menor éxito. Los moderados italianos
reunidos en torno al Rey antiaustríaco del Piemonte, a quienes después de la insurrec-

41 VICENS VIVES, J. Historia General Moderna, Montaner y Simón, Barcelona, 1979, Tomo II, pp.
260-61.
42 CANDELORO, Giorgio Storia dell’Italia..., cit.
De la orilla del mar a la vera del río 43

ción de Milán se le incorporaron los principados menores con considerables reservas


intelectuales, se hicieron cargo de la lucha contra el opresor, al mismo tiempo que
seguían muy pendientes de los republicanos y la revolución social. Sin embargo,
debido a la debilidad militar de los estados italianos, a las vacilaciones del Piemonte
y, posiblemente sobre todo, a su negativa a pedir ayuda a los franceses, fueron derro-
tados por el Ejército austríaco en Cutozza.43
El Risorgimento entró en su fase decisiva entre 1849 y 1859, cuando el contexto
internacional era favorable, luego de acalladas las reverberancias de la primavera del
pueblo de 1848 y cuando comenzó a transitarse en un camino más seguro en la bús-
queda de la salida política desde el absolutismo monárquico hacia un régimen cons-
titucional. En las clases dirigentes e intelectuales europeas las discusiones políticas
airmaron el principio de soberanía nacional en desmedro de aquella vinculada a la
potestad dinástica. Era la voluntad popular que se esperaba se expresase al resguardo
de una Constitución en un Parlamento.
En Italia la vía para esa modernización se encontró al amparo del reino de Cer-
deña, a través de un complejo de pactos y alianzas múltiples y a la acción de Vittorio
Emanuele II, que derivó en el sostenimiento del régimen constitucional nacido en
1848 y el involucramiento en la lucha por la independencia italiana. Con la guía de
sus ministros, Massimo D’Azeglio y Camilo Benso di Cavour, el Rey tomará la op-
ción de sostener las políticas previas a Novara y comenzar a construir un programa
político posible.
El repetido fracaso de los métodos revolucionarios preparó el camino para la
integración por otras vías, que tenían como denominador común el odio al austríaco
y la consideración de la necesidad previa de abatirlo para lograr la uniicación y la
independencia de Italia. Tanto Cesare Balbo como Máximo d’Azeglio expusieron en-
tre 1844 y 1846 la inminencia de la lucha contra Austria dirigida por el Piamonte, la
espada de Italia. También el grupo del periódico Il Risorgimiento, en el que iguraba
Camilo Benso, Conde de Cavour, atizaba a la Monarquía de Saboya para la realiza-
ción de su destino histórico.44
El Resurgimiento italiano pareció triunfar a principios de 1848, pero la derro-
ta de Carlos Alberto y la reducción de los focos revolucionarios en Italia Central,
establecieron de nuevo la hegemonía austríaca en la Península. Sólo en el reino de
Piemonte y Cerdeña se conservó la actividad revolucionaria. Victor Manuel II (1849-
1879) mantuvo la Constitución otorgada por su predecesor y conió el gobierno pri-
mero a d’Azeglio y luego a Cavour.45

43 HOBSBAWM, Eric La era del…, cit., p. 29.


44 VICENS VIVES, J. Historia General…, cit., pp. 291-293
45 CARPANETTO, Dino “La Torino di Vittorio Amedeo II”, in CASTRONOVO, Valerio –a cura di–
Torino Sabauda, Sellino, Milano, 1992, p. 562.
44 Griselda Tarragó

Las revoluciones de 1830 y de 1848 si bien tuvieron un carácter local dieron


lugar a que los exilados genoveses, romanos, napolitanos, lombardos refugiados en
el exterior modiicasen sus postulados jacobinos o liberales para incluir la liberación
nacional como eje de su discurso político. Desde el exilio se forjó un sentimiento de
grupo y una idea de Italia muy distinta de la que habían abandonado, tuvieron un im-
pacto muy fuerte entre los profesionales que conformaban la sociedad civil, la nación
política y fue su entusiasmo y su inluencia, unidas a la política expansiva de la Casa
de Saboya, quienes sostuvieron el Risorgimiento como ideal a alcanzar. La formación
del Reino de Italia (1859-1861) fue la primera modiicación de gran entidad aportada
a la carta geográica de la Europa nacida de Viena.46
Garibaldi, el entusiasmo revolucionario, y Cavour, la prudencia y la cautela,
son las dos personalidades que ejempliican los dos tiempos –revolucionario y di-
nástico– de la Uniicación que llevaron a la creación del Estado italiano en la década
que transcurre de 1860 a 1870.47 Giuseppe Garibaldi, romántico, liberal, republicano,
para algunos sólo un mercenario italiano, luchó por la independencia italiana, hasta
que en 1833 se unió a la Joven Italia de Manzini. Condenado a muerte logró huir a
Sudamérica en 1834, donde se involucró plenamente en los conlictos locales y no
casualmente del lado de los unitarios en el caso del Río de la Plata.48 Su participación
en Montevideo se articula perfectamente con los proyectos políticos y económicos de
uniicación nacional de los grupos antirrosistas.49

Revolución y guerra en el Río de la Plata


El avance de los ejércitos napoleónicos alcanzaría en sus consecuencias a la lejana
América. La crisis metropolitana desencadenada desde mayo de 1808 con los sucesos
de Bayona, generó un clima políticamente enrarecido en América. La renovada emer-
gencia del Río de la Plata en la etapa borbónica, se interrumpió abruptamente con es-
tos acontecimientos. El conlicto creciente de los diferentes grupos de poder, anticipa
la quiebra de legitimidad de todo un sistema que se derrumbaba frente a la ausencia
de autoridad reconocida.50 Todo el proceso resulta fundamental para observar a la
Monarquía como lo que todavía era en esos años: una unidad entre la Península y los
territorios hispanoamericanos.51

46 CANDELORO, Giorgio Storia dell’Italia..., cit.


47 MAZZONIS, Filippo La Monarchia e..., cit.
48 A.A.V.V. Il Risorgimento Italiano in America Latina. Atti del Convegno Internazionale, 24-25-26
Novembre 2005, Fondazione Casa America, Genova, 2006.
49 CANDIDO, Salvatore Giuseppe Garibaldi nel Rio della Plata 1841-1848, Valmartina Editore in Fi-
renze, Firenze, 1972.
50 BARRIERA, Darío y TARRAGÓ, Griselda Santa Fe, hace 200 años, Diario La Capital, Rosario,
2010.
51 Véase GOLDMAN, Noemí. “Crisis imperial, revolución y guerra (1806-1820)”, en GOLDMAN,
Noemí –dirección de tomo– Revolución, República, Confederación (1806-1852), Tomo III de Nueva
De la orilla del mar a la vera del río 45

La formación de Juntas insurreccionales que juraban lealtad al rey cautivo Fer-


nando VII se difundieron por España y, aunque con retraso, también en América
se manifestaron las muestras de adhesión. Más allá de la idelidad el problema que
inmediatamente se presentó fue el de la legitimidad52de la solución emergente. Las
Juntas peninsulares esgrimieron argumentos de tipo pactista, por los que los vínculos
que unían al rey y a su reino no podían romperse de manera unilateral. Sin embargo,
esta forma de representación surgida del contexto excepcional en que se encontraba
la Monarquía Hispana, no conirió una legitimidad indiscutible a las nuevas auto-
ridades constituidas en Aranjuez el 25 de septiembre de 1808 en la Suprema Junta
Gubernativa del Reino. Surgieron entonces dos interrogantes que dominaron la es-
cena política española y americana durante los años siguientes: quién gobierna y en
nombre de quién.
Detrás del dilema de la legitimidad, se dibujaban comunidades de tipo antiguo.
El reino se pensaba como un conjunto de pueblos, representados por sus ciudades
capitales: “...la nación se concibe aún, implícitamente, como un conjunto de reinos,
de comunidades políticas antiguas, con igual peso, aunque sea el números diferente
de sus habitantes.”53
Las tres décadas que separan a las reformas borbónicas de la quiebra del orden
“ofrecen testimonios cada vez más convincentes del agotamiento progresivo tanto
del patrimonio ideal cuanto de los recursos materiales sobre los cuales se había apo-
yado la Corona, primero de Castilla y luego de España, para gobernar las Indias.”54 El
proceso de guerra profundiza estas tensiones, especialmente después de la Batalla de
Trafalgar en 1805.55 En ese contexto, el Río de la Plata vivió dos momentos críticos
previos a las guerras revolucionarias y de independencia que resultan trascendenta-
les para comprender el proceso de resquebrajamiento de las estructuras políticas y
económicas coloniales.56 Se trata de las dos ocupaciones británicas de los años 1806
y 1807; la primera a la ciudad de Buenos Aires y la segunda en Montevideo, ambas
por varios meses.

Historia Argentina, Sudamericana, Buenos Aires, 1998, pp. 21-67.


52 Véase ANNINO, Antonio; CASTRO LEIVA, Luis y GUERRA François-Xavier De los Imperios a las
Naciones. Iberoamérica, IberCaja, Zaragoza, 1994, pp. 451-469.
53 GUERRA, François-Xavier Modernidad e Idendependencias. Ensayos sobre las revoluciones hispá-
nicas, FCE, México, 1993, pp.123-125.
54 HALPERIN DONGHI, Tulio Reforma y disolución de los imperios ibéricos 1750-1850, Alianza, Ma-
drid, p. 254.
55 HALPERIN DONGHI, Tulio Reforma y disolución…, cit., p. 254.
56 HALPERIN DONGHI, Tulio De la Revolución de independencia a laConfederación Rosista, Paidós,
Buenos Aires, 1972.
46 Griselda Tarragó

El Virreinato del Río de la Plata en vísperas de la revolución de mayo


Fuente: LOBATO, Mirta y SURIANO, Juan Atlas Histórico, Nueva Historia Argentina,
Sudamericana, Buenos Aires, 2004, p. 105.

En ese contexto que condujo a un permanente embate inglés contra las posesio-
nes coloniales de España, algún tipo de ataque británico a las colonias españolas en
América era posible.57 Aunque nunca se han aclarado convenientemente las causas
profundas de las invasiones, todo conduce a interpretar que la desobediencia de un
marino inglés ayudó en un objetivo añorado por el Reino Unido: fortalecerse en

57 FERNS, H. S. Gran Bretaña y Argentina en el siglo XIX, Solar Hachette, Buenos Aires, 1966.
De la orilla del mar a la vera del río 47

un enclave estratégico en la América meridional.58 Por dos veces consecutivas, los


40.000 habitantes de la ciudad de Buenos Aires lograron expulsar a las fuerzas inva-
soras.59
Aún antes de las guerras de independencia, este gran contingente militar (en
1806 la milicia urbana contó con 7.000 hombres) reorganizado después de 1807 en
forma similar al del Ejército español regular, ya se había constituido en parte estable
del sistema militar en el Río de la Plata y planteaba problemas inancieros y políticos
de cierta urgencia a las autoridades del Virreinato. Su inluencia se hizo sentir aún
más por la informalidad que signó la primera etapa de la militarización.60
De esta manera, el sector americano “… hasta entonces comprensivamente mar-
ginal dentro de la élite porteña, ganaba así el control de una fuerza militar que no te-
nía rivales dentro del virreinato y dominaba irmemente su capital; su arma de triunfo
era que sólo él podía encuadrar a los nativos, claramente mayoritarios dentro de una
plebe urbana hasta entonces más radicalmente marginal a las élites de oriundez ame-
ricana, pero promovida a primer plano por la militarización en curso.”61
En un clima pleno de incertidumbres, el origen francés del virrey Liniers, generó
recelos entre quienes lo rodeaban, agregándose a esta situación el acercamiento de al-
gunos personajes de la política de entonces a la Infanta Carlota Joaquina como posible
solución a la cuestión de la legitimidad en momentos en que comenzaba a mencionarse
con más frecuencia al “partido de la independencia”.62 Todo se agravó con la disidencia
de Montevideo y la formación de una Junta presidida por Javier de Elío, iniciativa apo-
yada por el mismo Cabildo de Buenos Aires y, particularmente, por el capitular Martín
de Álzaga.
El 1º de enero de 1809, el Ejército criollo, surgido de las Invasiones Inglesas como
un nuevo y poderoso actor político, salvó al Virrey de la caída e introdujo, deinitiva-
mente, este nuevo elemento en el juego interno de poder. 63
La invasión de la Península llevó a los gobiernos americanos al reconocimiento
–no sin reservas– de la Junta Central. Desde septiembre de 1808 estaba en Buenos Aires
José Manuel de Goyeneche, delegado de la Junta en el Río de la Plata. Bajo su inlujo
llegó en agosto de 1809 a Buenos Aires el nuevo virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros,

58 GALLO, Klaus Las invasiones inglesas, Eudeba, Buenos Aires, 2003.


59 Public Record Ofice War Ofice Papers, I/62, Whithlocke a Windham, 10 de julio de 1807, citado por
FERNS, H. S. Gran Bretaña y…, cit., p. 54.
60 HALPERIN DONGHI, Tulio “Militarización revolucionaria en Buenos Aires”, en CORNBLIT, Oscar
–compilador– El ocaso del orden colonial en Hispanoamérica, Sudamericana, Buenos Aires, 1978,
pp. 121-158.
61 HALPERIN DONGHI, Tulio “Militarización revolucionaria en…”, cit. p. 260.
62 HALPERIN DONGHI, Tulio Revolución y guerra. Formación de una élite dirigente en la argentina
criolla, Siglo XXI, México, 1979 [1972], p. 148.
63 GUERRA, François-Xavier Modernidad e Independencias..., cit. pp.120-121.
48 Griselda Tarragó

con una cubierta de legitimidad apenas mayor que el sospechado Liniers. Con él arribó
también Vicente Nieto quien sería el encargado de reprimir los alzamientos juntistas de
La Paz y Chuquisaca.
El desarrollo del conlicto armado en la Península fue marcando los pasos del pro-
ceso político. Así, en diciembre, la Junta debió retirarse a Sevilla. En enero de 1809, esta
Junta emitió el decreto por el que se llamaría a los americanos a elegir a sus represen-
tantes en aquélla. El manejo de la información en América siempre resultaba lento. Esa
lentitud y parcialidad de la información generaron un clima de incertidumbre creciente.
Así, recién entre agosto y septiembre de 1809, comenzaron a llegar las noticias a la ciu-
dad de los sucesos de Bayona. Los diputados del Río de la Plata nunca llegaron a la Junta
Central.64 Su caída generó un nivel mayor de conlictividad en cuanto a la legitimidad
del Consejo de Regencia.65
Después del 25 de mayo de 1810, la guerra se transformó en el horizonte de la
Revolución durante diez años. La junta surgida en Buenos Aires fue la expresión más
elocuente de la crisis institucional profunda de la Monarquía Hispana. Buenos Aires
debió enfrentar el desafío de someter a todo el territorio del entonces caduco virrei-
nato del Río de la Plata a la obediencia del nuevo orden instalado.
Dos rasgos centrales caracterizarían a la Revolución rioplatense: sería la única
no reconquistada por la contrarrevolución y, al inal de la guerra, Buenos Aires habría
perdido más de la mitad de la población de 1810. La ciudad principal, capital del ya
desaparecido Virreinato, legitimó a partir de este status su papel en la dirección del nue-
vo período. A partir de ello, la Revolución triunfante en Buenos Aires exigió al resto de
las ciudades el acatamiento explícito al nuevo régimen. Los fusilamientos del ex virrey
Liniers y del Intendente Gutiérrez de la Concha por las tropas revolucionarias en Cabeza
de Tigre (Córdoba) por oponerse al movimiento son un claro ejemplo del momento que
se vivía. La respuesta no fue igual en todo el extenso ámbito del territorio rioplatense,
generándose situaciones muy diferentes de acuerdo a la historia económica, política y
social de cada región. En especial, el Litoral66 se transforma en un espacio extremada-
mente conlictivo.
Las características especíicas de emergencia de este movimiento, generaron
una creciente vigilancia política tendiente a disciplinar la adhesión, que se tornó

64 VARELA SUANZES-CARPEGNA, Joaquín La teoría del Estado en los orígenes del constituciona-
lismo hispánico (las Cortes de Cádiz), Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1983.
65 HALPERIN DONGHI, Tulio Revolución y guerra..., cit., p. 160.
66 Región así denominada por estar volcada sobre los ríos Paraná y Uruguay, y que incluía aproximada-
mente a las actuales provincias argentinas de Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes. Véase TARRAGÓ,
Griselda De la autonomía a la integración. Santa Fe entre 1820 y 1853, Tomo V de BARRIERA, Da-
río –director– Nueva Historia de Santa Fe, Prohistoria - La Capital, Rosario, 2006; SCHMIT, Roberto
Ruina y resurrección en tiempos de guerra. Sociedad, economía y poder en el oriente entrerriano
posrevolucionario, 1810-1852, Prometeo, Buenos Aires, 2004.
De la orilla del mar a la vera del río 49

claramente opresiva en el contexto de la misma Buenos Aires, y comenzó a notarse


también en el interior de cada ciudad a medida que llegaban las noticias, las circula-
res y las órdenes.67
Las exigencias de juramento de lealtad y las colectas fueron los primeros indi-
cios de la violencia y tensión que trajo consigo esta nueva etapa. La persecución de
los peninsulares no afectos se generalizó y profundizó, por un camino complejo y
ambivalente que generaba conlictos y separaciones en el seno de las familias.68 Una
nueva conjura de Martín de Álzaga profundizó esta tendencia en el curso de 1811. La
creación en 1812 de la ciudadanía de las Provincias Unidas ofreció la oportunidad de
blanquear su situación de toda sospecha a aquellos peninsulares que fueran capaces
de demostrar su total adhesión al régimen.69
La nueva liturgia revolucionaria se impuso rápidamente a través de nuevas ies-
tas que todavía tienen mucho de lo viejo. Sin embargo, más allá de las declaraciones
de principios, la Revolución no tiene intenciones de cambios sociales de trascenden-
cia. La gente decente lo mas lucido del vecindario, seguirán teniendo el lugar del
viejo orden en el juego político y social, marcando los límites del movimiento. No
obstante, la misma dinámica de la Revolución y de la guerra, generó una moviliza-
ción popular especialmente vinculada a la movilización militar, que no dejaría de
tener consecuencias políticas.
Desde mayo de 1810 se asistió a un momento político de una densa comple-
jidad. La guerra acompañó el proceso de conlicto y transformación del grupo re-
volucionario porteño, la relación poco clara y tensa con las ciudades del Interior y
Litoral de este grupo en constante cambio, los ensayos político-institucionales así
como la emergencia de la disidencia de José Gervasio de Artigas, en la Banda Orien-
tal, coadyuvaron a ello. A su vez, en el interior de cada espacio provincial se dieron

67 GOLDMAN, Noemí Historia y Lenguaje. Los discursos de la Revolución de Mayo, CEAL, Buenos
Aires, 1992; “Revolución, Nación, Constitución en el Río de la Plata. Léxicos, discursos y prácticas
políticas. 1810-1830”, en Anuario del IEHS, vol. 12, Tandil, 1997, pp. 101-109.
68 HALPERIN DONGHI, Tulio Guerra y inanzas en los orígenes del Estado Argentino (1791-1850),
Editorial de Belgrano, Buenos Aires, 1982.
69 CHIARAMONTE, José Carlos “Formas de identidad en el Río de la Plata luego de 1810”, en Boletín
del Instituto de Historia Argentina y Americana Dr. Emilio Ravignani, 3ª serie, núm. 1, 1989, pp. 71-
92; “El federalismo argentino en la primera mitad del siglo XIX”, en Federalismos Latinoamericanos:
México, Brasil, Argentina, FCE, México, 1993, pp. 81-132; “Acerca del origen del Estado en el Río de
la Plata”, en Anuario IHES, Tandil, núm. 10, 1995, pp. 27-50; Ciudades, provincias, estados: orígenes
de la Nación Argentina (1800-1846), Tomo 1 de la colección Biblioteca del Pensamiento Argentino,
Ariel, Buenos Aires, 1997; “La formación de los estados nacionales en Iberoamérica”, en Boletín
del Instituto de Historia Argentina y Americana Dr. Emilio Ravignani, 3ª serie, núm. 15, 1997, pp.
143-165; Nación y Estado en Iberoamérica. El lenguaje político en tiempos de las independencias,
Sudamericana, Buenos Aires, 2004.
50 Griselda Tarragó

procesos complejos de luchas internas y cambios en sus grupos de poder, así como
estrategias diferenciales en cuanto a alianzas regionales.70
Pareciera ser que, más allá de los alcances de las reformas borbónicas, a ines del
período colonial los cabildos, y con ellos la tendencia al autogobierno, estaban muy
vigentes a ines del período colonial. Este vigor se manifestaba también en la relación
que se estableció entre ciudades principales y ciudades subordinadas que diagramó el
Régimen de Intendencias, eludiendo estas últimas el control de las primeras.71
La voz pueblo apareció inicialmente como sinónimo de ciudad en sentido polí-
tico. El uso del plural (los pueblos) reiere a las ciudades que frente a los sucesos de
Bayona, habían reasumido la soberanía. Estos pueblos hacían referencia a las ciuda-
des políticamente organizadas, a las cuales se pertenecía por la condición de vecino.72
La convocatoria de la Junta se hizo a “los pueblos” y no a una nación preexis-
tente. Se apelaba a la única fuente de legitimidad una vez desaparecida la igura del
monarca.73 De esta manera, en el principio de la Revolución, los verdaderos protago-
nistas fueron las ciudades y pueblos, y sus cabildos, expresión política de sus élites
urbanas.74 La elección de los diputados a la Primera Junta fue encomendada a los
cabildos, encargados de seleccionar a quienes debían elegir.75
Los independentistas apelaron a la tradición política contractualista,76 y la doctrina
invocada fue la del “pacto de sujeción” y la reasunción de la soberanía por el pueblo,
concebido éste no como un conjunto de ciudadanos con derechos iguales sino como
el conjunto de vecinos, de acuerdo a su acepción tradicional. En una interpretación
forzada, el grupo revolucionario alegó el derecho de Buenos Aires como antigua
capital del Virreinato, en su primacía como pueblo soberano, más allá de que se con-
siderase a los restantes pueblos como co-depositarios de la reasumida soberanía. La
emergencia de los “pueblos rioplatenses” como primera forma de expresión política
respondió a esta realidad, en la que el conjunto de ciudades coloniales con sus áreas

70 TARRAGÓ, Griselda y BARRIERA, Darío Adiós a la Monarquía. De los años revolucionarios a la


crisis de 1820, Tomo IV de Nueva Historia de Santa Fe…, cit.
71 CHIARAMONTE, José Carlos Ciudades, provincias, estados..., cit., p. 97.
72 CHIARAMONTE, José Carlos Ciudades, provincias, estados..., cit., p. 115.
73 GONZÁLEZ BERNALDO, Pilar “La revolución francesa y la emergencia de nuevas prácticas de la
política: la irrupción de la sociabilidad política en el Río de la Plata revolucionario (1810-1815)”, en
Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana Dr. Emilio Ravignani, 3ª serie, núm. 3, 1991,
pp. 7-27; “La identidad nacional en el Río de la Plata post-colonial. Continuidades y rupturas con el
Antiguo Régimen”, en Anuario IEHS, núm. 12, Tandil, 1997, pp. 101-108; Civilidad y política en los
orígenes de la Nación Argentina. Las sociabilidades en Buenos Aires, 1829-1862. FCE, Buenos Aires,
2001.
74 GUERRA, Francois-Xavier et al. Los espacios públicos en Iberoamérica. Ambigüedades y problemas.
Siglos XVIII-XIX, FCE, México, 1998.
75 CHIARAMONTE, José Carlos Ciudades, provincias, estados..., cit., p. 122.
76 ANNINO, Antonio –coordinador– Historia de las elecciones en Iberoamérica, siglo XIX, FCE, Bue-
nos Aires, 1995.
De la orilla del mar a la vera del río 51

rurales vinculadas, se manifestaron en virtud de la doctrina de la retroversión. La


idea de posibilidad de una soberanía única del pueblo rioplatense chocó con estas
tendencias.77
El 18 de diciembre de 1810 la “Primera Junta” se transformó en “Junta Gran-
de”, operándose el primer cambio en la tendencia de la dirección revolucionaria. La
instalación del “Primer Triunvirato” en septiembre de 1811 marcó el comienzo de
una serie de experiencias institucionales, detrás de las cuales se dibuja con claridad
la politización facciosa de diferentes grupos que pugnaban por el control del movi-
miento. La eliminación de la así llamada “Junta Conservadora”, expresa claramente
esta realidad así como la emergencia de Bernardino Rivadavia en la arena política.
La acción de la “Sociedad Patriótica” y de la “Logia Lautaro” marcó la tenden-
cia claramente liberal que tomaban los acontecimientos desde 1812. Intentaron dar
unidad y continuidad al régimen revolucionario, así como a articular la Revolución
rioplatense con una revolución hispanoamericana, independentista y republicana.
La guerra fue desde entonces –como se dijo– “el horizonte de la revolución”,
abriéndose cinco frentes en los que actuaron las tropas de de las Provincias Unidas:
Paraguay, Banda Oriental, Noroeste, Chile y Perú. La misma signiicó un enorme
esfuerzo en hombres, recursos y medios.78 El estallido de la organización espacio-
económica del virreinato del Río de la Plata, impactó tempranamente en las prácticas
mercantiles. La guerra revolucionaria devenida luego en guerra civil estuvo acom-
pañada de “una forma de economía destructora, de rapiña y saqueo.”79 La pérdida
u oclusión de espacios centrales en la estructura de circulación como el Alto Perú,
Chile o la Banda Oriental, obligó progresivamente a una redeinición no buscada ni
deseada de la orientación de los circuitos mercantiles.80
Asimismo, las disrupciones en el tráico ultramarino conllevaron incertidumbre.
La crisis en la Península y la posterior ruptura revolucionaria signiicaron el desqui-
ciamiento del sistema comercial consolidado durante el Virreinato. Desde ines de
1809, Liverpool se periló como la nueva metrópoli que venía a suplantar a la perdida
Cádiz. Sin embargo, antes que este nuevo orden pudiera consolidarse, esta primera
década revolucionaria “fue sobre todo rica en ruinas”,81 la de la mayoría de los gran-
des comerciantes ligados a la vieja ruta colonial.

77 QUIJADA, Mónica; BERNARD, Carmen y SCHNIEDER, Arnd Homegeneidad y nación con estudio
de caso: Argentina, siglos XIX y XX, Colección Tierra Nueva en Cielo Nuevo, CSIC, Centro de Hu-
manidades, Instituto de Historia, Madrid, 2000.
78 GOYRET, José Teóilo “La guerra de independencia”, en Nueva Historia de la Nación Argentina,
Academia Nacional de la Historia, Planeta, Buenos Aires, 2000, p. 278.
79 HALPERIN DONGHI, Tulio Revolución..., cit., p. 81.
80 IRIGOIN, María Alejandra y SCHMIT, Roberto –editores– La desintegración de la economía colo-
nial. Comercio y moneda en el interior del espacio colonial (1800-1860), Biblos, Buenos Aires, 2003.
81 HALPERIN DONGHI, Tulio Revolución..., cit., p. 93.
52 Griselda Tarragó

Por otra parte, la eterna miseria iscal del gobierno revolucionario,82 llevó ha-
cia una creciente agresividad en la búsqueda de recursos necesarios para la supervi-
vencia de la Revolución, por lo que las persecuciones y las exacciones forzosas se
constituyeron en moneda corriente. En Buenos Aires, las donaciones para el Ejército
acompañaron las diferentes expediciones y, si bien las primeras víctimas fueron los
sospechosos de deslealtad a la causa, pronto casi nadie quedó exento de esa violencia
del nuevo poder. Las provincias fueron progresivamente sometidas a medida que
esquilmaron sus inanzas, incluyendo préstamos forzosos y contribuciones extraordi-
narias de hombres y ganados.
Por último, la casi inmediata ocupación del terreno por parte del Ejército re-
volucionario, condujo hacia situaciones en las que la guerra afectó directamente a
los espacios en los que se instaló, donde los ejércitos vivieron del terreno y de los
recursos locales.
La Revolución de octubre de 1812 había dado paso a un segundo y depurado Triun-
virato y el llamado a una Asamblea General que se inauguró el 31 de enero de 1813.83
Con objetivos claramente republicanos, no llegó a cumplir el objetivo de dar a las Pro-
vincias Unidas una carta constitucional. La situación se complicaba mucho por la emer-
gencia de la disidencia litoral y por el proceso de restauración europeo, obligando a la
prudencia.
Un año después de la Asamblea, una nueva forma de gobierno se estrenaba en el
Río de la Plata. El director Posadas, tío del inluyente Carlos María de Alvear encarnó
en enero de 1814 el primer Poder Ejecutivo Unipersonal. Fortalecido por la conquista de
Montevideo a ines de 1814, en 1815 fue él mismo quien ocupó esta posición, cuando el
conlicto de la Banda Oriental iba llegando a su etapa de mayor conlictividad.
Un Congreso General se reunió en Tucumán en marzo de 1816 designando director
a Juan Martín de Pueyrredón y declarando la Independencia de España el 9 de julio.
Por entonces, el ya general San Martín comenzaba a planiicar el plan continental, que
concluiría con el cruce de los Andes por el Ejército patriota y la liberación de Chile y
Perú entre 1817 y 1822.
La Revolución había destruido el viejo orden y no había sido capaz de rehacer otro
según un proyecto coherente.84 A lo largo de los 20 años que corren entre 1810 y el Pacto
Federal de 1831, el Río de la Plata experimentó la búsqueda de una solución constitu-
cional que permitiera llegar a concretar los objetivos de la llamada Revolución de Mayo.
En los años 1813, 1816-1819, 1824-1826 y 1828 cuatro asambleas constituyentes sólo

82 HALPERIN DONGHI, Tulio Guerra y inanzas…, cit.


83 Se eliminó toda referencia al rey cautivo, se acuñó moneda nacional, se estableció el escudo e himno del
país, se suprimieron los mayorazgos y títulos de nobleza, se abolió la Inquisición y las torturas judiciales
y se estableció la libertad de vientres.
84 TERNAVASIO, Marcela Gobernar la revolución, Siglo XXI, Buenos Aires, 2007.
De la orilla del mar a la vera del río 53

lograron dar a luz deicientes textos constitucionales que fueron rechazados por las pro-
vincias, por su carácter unitario.
A estos intentos se sumaron acuerdos parciales designados “pactos preexistentes”
por haber precedido al primer texto constitucional que rigió en Argentina.85
El 4 de enero de 1831, se irmo el Pacto Federal, único instrumento del vínculo
confederal que funciono hasta la sanción de la constitución de 1853, al que inalmente
terminaron adhiriendo todas las provincias. Por el mismo se determinaron dos cuestio-
nes medulares de la dinámica política de entonces. Por un lado, la delegación del manejo
de las relaciones internacionales y de la guerra en la provincia de Buenos Aires, y mas
concretamente en la persona de Rosas, y por otra, la obturación de la libre navegación de
los ríos interiores, fuente de futuros y enquistados conlictos.
A pesar de estos pactos parciales, permaneció entonces indeinida la organización
política de los pueblos rioplatenses generándose una progresiva, pero contundente,
transferencia de poder hacia Buenos Aires, especialmente luego de la llegada de Rosas
al poder. Después de la caída del Directorio, último intento del período revolucionario
de conformar un Estado Nacional, las provincias sostuvieron la ambigua condición de
estados libres, independientes y soberanos. Sin embargo al seguir llamándose “provin-
cias” aceptaban en los hechos una posición subordinada en una unidad política mayor
inexistente.86
Esta experiencia estuvo acompañada por el fenómeno del llamado “caudillismo
rioplatense”.87 Su emergencia es parte de un proceso de construcción de legitimidad
política e institucional de un momento de transición. La búsqueda de una nueva legiti-
midad, estuvo claramente cruzada por la lucha facciosa desatada en el seno de las élites
provinciales. En esta dinámica, con la incorporación de población urbana que había
estado marginada de los espacios de poder y con la emergencia política de la población
rural, se amplió de a poco y de una manera no lineal la base de la representación. En el
último caso, la incorporación no se produjo generalmente, sino a través de la mediación
de estos actores que operaron en los intersticios abiertos por los nuevos tiempos. Los
llamados “caudillos” articularon en su persona la manipulación de dos esferas de poder:
por una parte las élites, normalmente agrupadas en alguna instancia institucional de la
provincia creada a tal efecto, como son las legislaturas o las salas de representantes; por
otra, la población de la campaña o de la ciudad, movilizada política o militarmente.
Las pretensiones autonómicas de las provincias coexistieron durante la primera
mitad del siglo XIX con otra tendencia política, aquella que tendía a reunir en una
sola unidad, lo que sería el futuro Estado Nacional Argentino. La llegada de Juan
Manuel de Rosas al gobierno de Buenos Aires durante dos períodos (1829-1832,

85 TARRAGÓ, Griselda De la autonomía a la integración…, cit.


86 CHIARAMONTE, José Carlos Ciudades, provincias, estados…, cit.
87 GOLDMAN, Noemí –dirección de tomo– Revolución, República, Confederación…, cit.
54 Griselda Tarragó

1835-1852), inició el proceso de construcción de hegemonía de Buenos Aires sobre


la Confederación Argentina, la cual fundó parte de su solidez en el manejo exclusivo
de la Aduana y de los ingresos del Puerto.

Buenos Aires, la reina del Plata: de Rivadavia a Rosas


Luego de la crisis del año 1820, Buenos Aires comenzó su rápida reconstrucción
como provincia autónoma.88 La así conocida como Feliz Experiencia consolidó su
posición económica89 y constituyó el germen de nuevos proyectos nacionales. En
1824 un nuevo Congreso Constituyente se reunió en Buenos Aires formado por dipu-
tados elegidos por las provincias en número proporcional a su población. El diputado
por Santa Fe fue José de Amenábar.90
Mientras el Congreso sesionaba, la llamada expedición de los 33 Orientales en
1825 habilitó el camino para lo que sería la Guerra con el Brasil. La necesidad de
recuperar este espacio perdido en vísperas de la proyectada destrucción del frente
antiguista, volvió a lagelar a este herido espacio rioplatense. Un reconstruido Ejér-
cito y una Escuadra Naval restaurada, volvieron a colocar en un lugar medular a los
hombres de armas de la Revolución así como a los nuevos integrantes de las fuerzas,
donde tanto porteños como orientales contendieron frente al enemigo lusitano. La
victoria de Ituzaingó el 20 de febrero de 1827 devino en símbolo de una guerra que
resultó favorable a las armas nacionales.
El bloqueo del puerto de Buenos Aires y la crisis que éste provocó en el comer-
cio ultramarino, la astuta acción del representante inglés Lord Ponsonby en Río de
Janeiro, la guerra civil en el Interior, las disidencias en las entrañas del Congreso, así
como la necesidad de la paz como condición para que el proyecto lanzado desde el
mismo tuviese éxito, conluyeron hacia la búsqueda del acuerdo, vía la diplomacia
británica. El doctor García negoció en Río una paz humillante después de Ituzaingó,
que dejó heridas abiertas que no tardarían en volver a sangrar.
Durante las sesiones del Congreso se irmó el Tratado de Amistad con Inglaterra
en 1825, año en que el Río de la Plata experimentó por primera vez de manera directa
las consecuencias de la gran crisis mundial del capitalismo. La Ley Fundamental,
que creaba un esbozo de poder nacional, la creación del Banco Nacional, la Ley de
Presidencia que llevaría en 1827 a Bernardino Rivadavia a ocupar esa posición, la
Ley de Capitalización de Buenos Aires y, inalmente, la Constitución de 1826, fueron
los hijos disformes de esta experiencia.

88 TERNAVASIO, Marcela La revolución del voto. Política y elecciones en Buenos Aires, 1810-1852,
Siglo XXI, Buenos Aires, 2002.
89 ROMERO, Luis Alberto La feliz experiencia. 1820-1824, La Bastilla, Buenos Aires, 1983.
90 GIANELLO, Leoncio Historia de la Provincia de Santa Fe, Plus Ultra, Buenos Aires, 1978, p. 249.
De la orilla del mar a la vera del río 55

La Carta espejaba la rechazada Constitución de 1819, desconociendo todos los


principios federales, creando en las Provincias Consejos Federales de Administración
electivos, con derecho de las autoridades nacionales a proponer terna de candidatos para
la elección de gobernadores provinciales. El texto llevó al rechazo inmediato de las pro-
vincias y a un nuevo fracaso de organización nacional.
La renuncia de Rivadavia, la restitución de la provincia de Buenos Aires, la crea-
ción de una Comisión Representativa de las provincias destinada a reemplazar al Con-
greso y a reunirse en Santa Fe, la designación del presidente provisional Vicente López
y Planes, marcaron el in estrepitoso de esta etapa. La restitución de la Provincia en-
cumbraría como comandante general de la campaña a Juan Manuel de Rosas y como
gobernador de Buenos Aires a Manuel Dorrego.
El nuevo gobernador impulsó la reunión de la Comisión Representativa en Santa
Fe, la cual se concretó inalmente el 31 de julio de 1828 con los diputados por las provin-
cias de Entre Ríos, la Banda Oriental, la Rioja, Santiago del Estero, Buenos Aires, San
Luis y Santa Fe. Poco fue lo hecho por Comisión y con su languidecimiento, languidece-
rían también las pretensiones políticas del santafesino Estanislao López. El fusilamiento
de Manuel Dorrego por Lavalle y el levantamiento de la campaña de Buenos Aires que
encumbraron a Juan Manuel de Rosas, signaron los designios de las luchas del período.
Rosas levantaría murallas infranqueables contra cualquier proyecto político
o económico alternativo al de Buenos Aires. Las pretensiones autonómicas de las
provincias, coexistieron durante la primera mitad del siglo XIX, con otra tendencia
política, aquella que tendía a reunir en una sola unidad, lo que sería el futuro Estado
Nacional Argentino.
Esto fue haciendo formar y crecer una constante pero híbrida y poco articula-
da oposición hacia el orden rosista a medida que iba extendiéndose en el Río de la
Plata.91 Cualquier intención de creación de poderes políticos legales que pudieran
situarse por encima de los Estados Provinciales, fue tenazmente desalentada por el
Restaurador. Una de las principales cuestiones en juego giraría en torno a la alterna-
tiva de discutir acerca de la redistribución de los ingresos del puerto y de la aduana
de Buenos Aires, como a crear instituciones nacionales que podrían hacer mella en
el poder del gobernador.
La solución institucional adoptada fue la de una Confederación que, a partir del
Pacto Federal de 1831 y hasta la sanción de la Constitución de 1853, reguló las rela-
ciones entre las provincias, a lo que se sumó la delegación en el gobierno de Buenos
Aires de las relaciones exteriores.
Pero a pesar del éxito de Rosas en sostener esta situación por un tiempo sorpren-
dentemente largo, una coniguración de oposiciones comenzó a gestarse y a tomar

91 GELMAN, Jorge Rosas bajo fuego. Los Franceses, Lavalle y la Rebelión de los Estancieros, Sudame-
ricana, Buenos Aires, 2009.
56 Griselda Tarragó

forma especialmente en su segundo gobierno, oposición de la cual no estuvieron


ausentes los marinos genoveses, afectados por el férreo control de la libre navegación
de los Ríos por parte de Juan Manuel de Rosas.
Entre 1835-1845, el orden federal se consolidó poco a poco a sangre y fuego sobre
todo el país, bajo la férrea mano de Juan Manuel de Rosas y la Provincia de Buenos
Aires.92 El terror se impuso como forma política a través de la mazorca, brazo armado
para-militar del régimen, identiicado con el color rojo y las consignas: ¡Viva la Santa
Federación! ¡Mueran los salvajes unitarios! Por esos años, los intelectuales unitarios
que adherían a la idea de la unión y de un Estado Nacional, comenzaron su larga mi-
gración hacia Montevideo, Santiago de Chile y diversas ciudades europeas.
La paciicación del Interior habría debido concluir por identiicarse con su conquis-
ta por Buenos Aires, única capaz de imponer a las provincias un orden estable. Pero esa
solución no sería aceptada ni posible en el Litoral, donde una larga tradición de con-
lictos a los que se asociarían las potencias europeas dispuestas a proteger el equilibrio
político en la desembocadura del Plata, así como el Paraguay y el Brasil, demoraron la
victoria total de la hegemonía porteña. Así, la guerra del Litoral no habría de cesar y en
palabras de Halperin Donghi, inalmente el rosismo moriría de ella.
En este mismo sentido Buenos Aires fue afectado por dos bloqueos navales
durante los gobiernos de Rosas: el francés, entre 1838 y 1840, y el anglo-francés, de
1845 y 1847.
Sólo Montevideo, que a principios de 1843 fue sitiada por los aliados uruguayos
de Rosas conducidos por Manuel Oribe, sobrevivió como centro de resistencia. Era
su objetivo contener a los porteños exiliados en Montevideo y llevar a Oribe al poder
en el Uruguay. Al interrumpir la aluencia de artículos a Montevideo, el sitio sirvió a
su vez a otro propósito: forzar el comercio a través de Buenos Aires y, de este modo,
aumentar sus ingresos aduaneros. También trató de eliminar la competencia del Lito-
ral, para lo que estableció controles sobre el río Paraná en 1845. Por entonces, Fran-
cia e Inglaterra, afectadas por una seria depresión económica, llevaban una política
agresiva en busca de nuevos mercados y pretendían comerciar con las provincias del
Litoral a través de los ríos interiores.93
Las dos potencias denunciaron las restricciones al comercio impuestas por Ro-
sas con el sitio de Montevideo y el cierre de los ríos. La captura de la escuadra ar-
gentina por parte de las fuerzas anglo-francesas cerró la actividad naval del veterano
almirante Brown. Tras este hecho, una escuadrilla al mando de Guiseppe Garibaldi

92 PAGANI, Rosana; SOUTO, Nora y WASERMAN, Fabio “El ascenso de Rosas al poder y el surgi-
miento de la Confederación (1827-1835)”, en GOLDMAN, Noemí –dirección de tomo– Revolución,
República, Confederación…, cit.
93 HALPERIN DONGHI, Tulio De la Revolución de…, cit.
De la orilla del mar a la vera del río 57

ocupó la isla Martín García y saqueó Gualeguaychú. A continuación, la escuadra


extranjera subió por el Paraná.
En 1847, los británicos advirtieron que perdían en Buenos Aires más de lo que
conseguían en el Litoral y levantaron el bloqueo. Francia hizo lo mismo.94
Las negociaciones entre Buenos Aires y las potencias bloqueadoras fueron muy
largas y complicadas, pero se llegó a un acuerdo en marzo de 1849. Francia e Inglate-
rra reconocieron a Oribe como presidente del Uruguay y el derecho de Buenos Aires
a poner las condiciones para la navegación de los ríos. Las divisiones argentinas se
retirarían de la Banda Oriental y los extranjeros residentes en Montevideo dejarían
las armas. El Tratado Arana-Southern fue ratiicado rápidamente en 1849 por Ingla-
terra y Buenos Aires. Un año más tarde, bajo los mismos términos, Francia irmó el
Tratado Arana-Lepredour.
Sin embargo, tanta sangre derramada no había alcanzado para cerrar todas las
heridas que la paz rosista había abierto. Como una suerte de íncubo, esa misma gue-
rra gestó al político que tuvo en su mano la caída del odiado gobernador de Buenos
Aires, justo cuando todo parecía inalmente estar en su lugar.

La confederación urquicista
Todos los años, en lo que ya era un ritual, Rosas presentaba su renuncia al desempeño
de las relaciones exteriores de la Confederación Argentina. Lo hacía ante la Legisla-
tura bonaerense y ante cada provincia confederada. El 1° de mayo de 1851, el general
Urquiza –gobernador de Entre Ríos y antiguo aliado– rompió la tradición y aceptó
oicialmente la renuncia del Restaurador. Por este decreto –conocido como el Pro-
nunciamiento– la provincia de Entre Ríos reasumió su plena soberanía y su derecho a
vincularse directamente con las potencias extranjeras. El 25 de mayo, Urquiza dirigió
a las restantes provincias una proclama en la que exigía la organización constitucio-
nal de la Confederación. Rosas consideró que esta manifestación del “loco y salvaje
unitario Urquiza” era una declaración de guerra.95
Durante una sublevación de Corrientes en 1846, Urquiza manifestó su indepen-
dencia al irmar con los sublevados el Tratado de Alcaraz, rechazado por Rosas. El
conlicto en la Banda Oriental había permitido el ascenso militar de la provincia de
Entre Ríos y el Restaurador trató de amputarlo con el recorte de las comunicaciones
comerciales con Montevideo e intentó incorporar el Paraguay a la Confederación.
Estas medidas le granjearon la creciente animadversión de Urquiza y el Brasil que

94 LYNCH, John Juan Manuel de Rosas, Emecé, Buenos Aires, 1984.


95 TARRAGÓ, Griselda “Santa Fe criolla” en Signos santafesinos del Bicentenario, Provincia de Santa
Fe-Ministerio de Innovación y Cultura, 2011.
58 Griselda Tarragó

tenía aspiraciones sobre el territorio paraguayo. A ines de marzo de 1851, Entre Ríos
irmó un acuerdo militar con Montevideo y Brasil.96
El desarrollo económico de Entre Ríos a mediados del siglo pasado permitía
incluirla entre las más aventajadas provincias y, hacia 1850, las exportaciones de
carne salada de Entre Ríos ya podían competir con los envíos de los saladeros de
Buenos Aires. Éste era un signo del crecimiento de su economía que se extendía a
otras actividades, como la explotación de la cal. La introducción del ganado ovino en
el sur de la provincia y la búsqueda de nuevos mercados a través de los países vecinos
ayudaron a sostener el ciclo expansivo de la economía provincial.
Establecida la Alianza Antirrosista, en julio de 1851 Urquiza invadió Uruguay.
Manuel Oribe se rindió y le entregó su Ejército. El Ejército Grande Aliado de Sud-
América estaba listo a ines de 1851. Urquiza regresó a Entre Ríos y desde su base,
Diamante, se dispuso al cruce del Paraná. La autoridad de Echagüe se derrumbó
frente a tamaño rival y la ciudad de Rosario se pronunció a favor de Urquiza, al igual
que San Nicolás.
El enfrentamiento militar que se libró en Caseros, cerca del campamento rosista
de Santos Lugares, fue cruento, pero se decidió rápidamente a favor de Urquiza, en
la mañana del 3 de febrero de 1852. Rosas, en medio del desastre, dejó el campo de
batalla y regresó a la ciudad para buscar refugio en casa del ministro inglés George
Gore Ouseley y partir de inmediato al exilio en Inglaterra a bordo del buque de guerra
Conlict.
Por invitación de Urquiza, los gobernadores de las provincias se reunieron el 31
de mayo de 1852 en la localidad bonaerense de San Nicolás. Allí llegaron los gober-
nadores de Buenos Aires, Santa Fe, San Luis, San Juan, Tucumán, Mendoza, Santia-
go del Estero, La Rioja y Catamarca. El 1º de julio adhirieron Salta, Jujuy y Córdoba.
En San Nicolás se irmó el Acuerdo por el cual se establecían los fundamentos
para la organización de la nación sobre la base de un sistema representativo, repu-
blicano y federal. Se disponía la vigencia del Pacto Federal de 1831, se declaraba la
libertad de tránsito y la libre navegación de los ríos, con la supresión de las aduanas
interiores y la libre circulación de los productos nacionales y extranjeros entre las
provincias. Se ordenaba la instalación de un Congreso Constituyente en el mes de
agosto en la ciudad de Santa Fe. Una vez sancionada la Constitución, debía elegirse
el primer presidente constitucional del país. Provisoriamente, se nombró director de
la Confederación al general Urquiza.
El 20 de noviembre de 1852, el Congreso Constituyente –que según lo dispuesto
en el Acuerdo de San Nicolás debía reunirse para sancionar la carta constitucional–
comenzó sus sesiones en Santa Fe. La Constitución Nacional fue sancionada el 1º de
mayo de 1853 y promulgada el 25, en homenaje a la iesta patria.

96 BOSCH, Beatriz En la confederación argentina, 1854-1861, Eudeba, Buenos Aires, 1998.


De la orilla del mar a la vera del río 59

El in del poder ejercido por Juan Manuel de Rosas generó una intensa actividad
política. El intento inicial de Justo José de Urquiza de controlar el proceso de reorga-
nización fracasó ante la resistencia de la provincia de Buenos Aires. Su Legislatura
se negó a aceptar los términos del Acuerdo irmado en San Nicolás, que otorgaban
interinamente al gobernador entrerriano la dirección de la gestión pública nacional.
Ante la reacción militar de Urquiza, el 11 de septiembre de 1852 los bonaerenses
se alzaron en armas y rechazaron a las fuerzas urquicistas. La provincia de Buenos
Aires se separó entonces de la Confederación Argentina por varios años.
Por un lado, Urquiza consiguió establecer su hegemonía en las provincias con-
federadas que presidió desde Paraná entre 1854 y 1860. En 1854, Urquiza y Salvador
María del Carril asumieron el gobierno en Paraná. La precariedad de la Confedera-
ción era más que evidente. Su viabilidad política dependía de acuerdos personales
entre el presidente y los grupos de poder provinciales. Un delicado equilibrio se vio
alterado con frecuencia por constantes conlictos, situación agravada por la impo-
sibilidad de organizar un sistema de rentas nacionales y un Ejército con el mismo
alcance. La Confederación dependía básicamente de los recursos entrerrianos que no
podían constituirse en las bases materiales de la nación.
Buenos Aires asistió a la emergencia de fuerzas políticas relativamente nuevas,
en las que actuaron jóvenes políticos como Bartolomé Mitre y Adolfo Alsina que se
enfrentaron con las dirigencias tradicionales. Los nuevos elementos comenzaron a
actuar en la arena política, explorando la creación de bases diferentes y convocando a
través de los llamados clubes, la movilización de las fuerzas electorales.97
Hacia 1857 la fusión de sectores políticos nuevos y los tradicionales produjo la
emergencia del Partido de la Libertad para enfrentarse a aquel sector, que propiciaba
una posible integración a la Confederación Argentina.

La hora de la nación
Con Bartolomé Mitre a la cabeza el Partido de la Libertad ganó las elecciones de
1857 y las siguientes a través de un sistema político inaudito que movilizaba a las ba-
ses para imponerse por los votos y la fuerza durante las jornadas electorales. El mo-
mento estuvo cruzado también por un fuerte movimiento de opinión a través de los
periódicos y cautivaba al público por medio de la oratoria lorida de sus dirigentes.
El Partido Federal, con Justo José de Urquiza a la cabeza, pareció consolidarse
con el triunfo armado de las fuerzas confederadas sobre Buenos Aires en la Batalla de
Cepeda, en 1859, y la integración de la provincia rebelde a la Nación. Sin embargo,
Cepeda no modiicó la situación política porteña, donde el liberalismo siguió domi-

97 CHIARAMONTE, José Carlos Nacionalismo y liberalismo económico en la Argentina, 1860-1880,


Solar, Buenos Aires, 1971.
60 Griselda Tarragó

nando y contó con apoyo entre las clases propietarias y entre sectores más amplios
de la población.
En 1860 ganó las elecciones presidenciales el candidato oicial Santiago Derqui,
pero las disidencias con Urquiza así como la infructuosa búsqueda de bases propias
de sustentación política, mellaron su gobierno. En tanto, desde Buenos Aires los libe-
rales comenzaban a aianzar su posición en algunas provincias.98
Finalmente en 1861, en un nuevo enfrentamiento en Pavón, las fuerzas bonae-
renses derrotaron al Ejército Nacional y la balanza de poder se inclinó a favor de
Buenos Aires y el Partido Liberal. Las elecciones presidenciales conirmaron esa
situación y convirtieron a Bartolomé Mitre en el primer presidente de la República
uniicada.99
Como síntesis del proceso político económico reseñado se pueden señalar que
entre las dimensiones signiicativas del proceso denominado de la “Organización
Nacional”100 suena con fuerza la de una sociedad que debió dar contenido a la idea de
progreso. Los nuevos grupos burgueses debieron afrontar riesgos en la formación de
capitales en el marco de una economía abierta al mundo, mientras la propiedad fue
avanzando sobre antiguas prácticas consuetudinarias. Todo lo cual devino en la nece-
sidad de estabilizar formas de intervención sobre las rentas, militarización y control
de las personas.
La Constitución otorgó un marco jurídico a las libertades y creó las condiciones
para la construcción de una estructura de representación que dio fundamento al nuevo
Estado a través del cual se expresaba una soberanía nacional única.

Un hombre de dos mundos, dos historias que se encuentran


Argentina e Italia alcanzaban así, y paradójicamente, el punto de inicio de la con-
solidación del Estado-nación en el mismo año. Esas y otras coincidencias unirían
indefectiblemente las historias de ambas naciones.
De todos los símbolos posibles de ese encuentro, la igura de aquel hombre de la
camicia rossa es la más profunda y sensiblemente paradigmática:

“En la América del Sur, Garibaldi ha dejado grandes recuerdos […]


En la última guerra entre la Confederación y Buenos Aires (1861-
1862), los antiguos compañeros de armas del héroe italiano morían
gritando: ¡Viva Garibaldi! […] Cuando llegó a Santa Fe la noticia

98 GONZÁLEZ BERNALDO DE QUIRÓS, Pilar Civilidad y política en los orígenes de la nación Ar-
gentina…, pp. 305-346.
99 OSZLAK, Oscar La formación del Estado Argentino, Universidad de Belgrano, Buenos Aires, 1985.
100 BONAUDO, Marta –dirección de tomo– Liberalismo, Estado y Orden Burgués (1852-1880), Intro-
ducción, Tomo IV, Colección Nueva Historia Argentina, Sudamericana, Buenos Aires, 1999.
De la orilla del mar a la vera del río 61

de la entrada de Garibaldi a Nápoles, todos los barcos genoveses


embanderados y los mástiles se cargaron de lores y guirnalda. […]
Estos homenajes rendidos a Garibaldi, en el otro extremo del mun-
do, nos parecieron muy bellos y emocionantes. Los organizadores
no dudaban en encontrar la mejor acogida en esta provincia, donde
su héroe ha dejado recuerdos tan puros. Junto al sentimiento nacio-
nal, que los llenaba de regocijo por la gloria de su patria, estaba el
homenaje personal rendido al hombre mismo, al héroe que ha ilus-
trado la historia de su patria con sus virtudes individuales de cuño
antiguo, más aún que por su prodigiosa valentía.”101

101 BECK BERNARD, Lina Cinco años en la Confederación Argentina, 1857-1862, Emecé, Buenos
Aires, 2001, pp. 150-151.
62 Griselda Tarragó

Giuseppe Garibaldi
Publicado en Harper’s Weekly, junio de 1882
cAPÍTuLO ii

Marinos genoveses en el Plata


In tempo di guerra, piú bugíe che terra102

Entre Torino y Buenos Aires (1820-1858)

S
egún las informaciones más reiteradas y difundidas,103 hacia 1830 habitaban
en el Río de la Plata más de 8.000 súbditos sardos. Muchos de los ellos eran
parte de un heterogéneo grupo de marinos desertores u hombres alejados de
los dominios de la Monarquía Sabauda por sus opiniones políticas. Unos 3.000 –en
su mayoría genoveses– estaban dedicados a la navegación y comercio de cabotaje en
el sistema luvial del Río de la Plata en más de seiscientas embarcaciones pequeñas
de las cuales eran propietarios. Su presencia había ido creciendo desde la década de
1820. No obstante, todavía no se percibían ni nombraban como italianos.104
Tanto por la densa conlictividad que afectaba a estas tierras como por cuestio-
nes propias del momento que atravesaba la región de Liguria, la década revolucio-
naria no fue un momento receptivo de esa migración. Por entonces, el mayor lujo
de esos contingentes se dirigía hacia el Mediterráneo occidental, hacia Gibraltar y
África del norte, empujados por la presión demográica y iscal y el endeudamiento
agrario.105 A pesar de su larga tradición marinera, todavía no era el tiempo para los

102 Antiguo refrán: En tiempo de guerra, mejor mentiras (o engaños) que tierra.
103 CUNEO, Nicoló Storia dell’emigrazione italiana in Argentina, 1810-1870, Garzanti, Milán, 1940;
WEIS, Ignazio Carlo Alberto e Juan Manuel de Rosas. Contributo alla storia delle relazioni di-
plomatiche fra il regno di Sardegna e la Confederazione Argentina, Società Tipograica Modenese,
Módena, 1951; SCARZANELLA, Eugenia Italiani d’Argentina, Storie di contadini, industriali e mis-
sionari italiani in Argentina, 1850-1912, Marsilio Editore, Venecia, 1983; SERGI, Jorge Historia de
los Italianos en la Argentina, Il mattino d’Italia, Buenos Aires, 1940; DEVOTO, Fernando “Liguri
nell’America australe: reti sociali, immagini, identitá”, en Storia d’Italia Le Regioni dall’Unità a
Oggi: La Liguria, Giulio Einaudi Editore, Torino, 1994; La via delle Americhe. L’emigrazione ligure
tra evento e raconto, Sagep Editrice, Genova, 1989; DEVOTO, Fernando “In Argentina”, en BEVI-
LACQUA, Piero; DE CLEMENTI, Andreina y FRANZINA, Emilio –a cura di– Storia dell’emigra-
zione italiana, Donzelli Editore, 2002; VANGELISTA, Chiara “L’emigrazione ligure e piomentesi nel
Cono Sud all’inizio dell’Ottocento. Aspetti economici e sociali”, in FONDAZIONE CASA AMERI-
CA –a cura di– Migrazioni liguri e italiane in America Latina e loro inluenze culturali, Roma, 2005.
104 DEVOTO, Fernando Historia de los italianos en la Argentina, cit.; DEVOTO, Fernado Storia degli
italiani in Argentina, cit.
105 DEVOTO, Fernando Historia de los…cit., pp. 29-30.
64 Griselda Tarragó

grandes desplazamientos transoceánicos posteriores. Entre 1810 y 1818 no se regis-


traron entradas al puerto de Buenos Aires de embarcaciones con bandera sarda,106 en
coincidencia también con la debilidad de la Marina del reino de Cerdeña, de la cual
la lota genovesa era parte.
Luego de la caída de Napoleón, la economía de la Liguria se encontraba todavía
afectada por los años de guerra y por los conlictos políticos del período, producién-
dose un fuerte estancamiento.107 A una agricultura muy limitada en sus alcances que
absorbía un 50% de la población que habitaba el arco que va desde el Nizzardo a la
Luneggiana con las colinas y montañas que coronan el espacio, se sumaba una in-
dustria textil arcaica que todavía se beneiciaba de telares domésticos que facturaban
algodón y lino con cualidades aún protoindustriales. En el interior de la región de
Savona y en parte de Génova, sobrevivían viejas ferrerías.108
Frente a esta realidad, se confrontó la mayor pujanza de la construcción naval
que se aianzaba en la secular tradición y experiencia de los genoveses. Los astilleros
se erigían rústicamente sobre las playas y en ellos trabajaban carpinteros y operarios
que construían pequeñas embarcaciones de madera de unas 100 toneladas. El más
importante centro era Varazze, en la Riviera del Ponente.
El tráico marítimo, especialmente el de cereales provenientes del Levante Me-
diterráneo que abastecía no sólo a Génova sino también a otros puntos de Europa, se
vio seriamente afectado por las barreras aduaneras que impuso el gobierno de Torino
para proteger su producción y comercio. Se establecieron derechos diferenciales que
gravaban las cargas de las naves que no portaran bandera sarda, lo que determinó
que muchos barcos se dirigieran hacia otros puertos como Livorno. Esta tendencia
comenzó a revertirse en torno a los años 1830 cuando se reconiguró esta política
favoreciendo el establecimiento de tratados con diversos estados extranjeros, como el
de Estados Unidos de 1838 en los que no sólo se negoció el intercambio de productos
sino, especialmente, las condiciones de exportación de migrantes.
En tiempos inmediatos a la Resturación se registraron en Génova la presencia
de 682 veleros, 487 de los cuales no superaban las 60 toneladas. Hacia 1825 el sector
de los armadores del Genovesato disponía de una lota de 100.000 toneladas. Una
cifra exigua que remontaría paulatinamente por la decisión del gobierno sabaudo de
favorecer la protezione di bandiera.109

106 KROEBER, Clifton La navegación de los ríos en la historia argentina, Paidós, Buenos Aires, 1968,
cap. V.
107 CIPOLLA, Carlo Maria Storia facile dell’economia italiana dal medioevo a oggi, Arnoldo Mondadori
Editore, Milano, 2009, p. 92.
108 DORIA, Marco “Da un’economia di antico regime all’industrializzazione”, in ASSERETO, Giovanni
e DORIA, Marco –a cura di– Storia della Liguria, Laterza, Bari, 2007, pp. 211-228.
109 DORIA, Marco “L’Economia del mare: le navi i porti”, in ASSERETO, Giovanni e DORIA, Marco
–a cura di– Storia della Liguria, cit., pp. 302-325.
De la orilla del mar a la vera del río 65

Aunque la aplicación de tarifas diferenciales para los barcos extranjeros resin-


tió el tráico marítimo, terminó beneiciando a la Marina ligur. Génova y Savona
crecieron especialmente en este tiempo, así como la cantidad de naves sardas que se
dirigieron hacia la América del Sur, y especialmente al Plata, donde ninguna política
regulatoria o restrictiva –como sí sucedía con las rutas del Mar Negro– se imponía
sobre los genoveses.110
Aunque ya por entonces los barcos a vapor comenzaban su carrera ascendente,
todavía a comienzos del siglo XIX presentaban el inconveniente del alto costo de
combustible y la escasa maniobrabilidad en recorridos extensos. Frente a ello los ve-
loces brigantini, clippers o bricks scooner, en general naves de cuatro velas, eran más
capaces de realizar con éxito la carrera hacia la América del Sur o hacia Australia.111
Como lógica consecuencia del aumento del tráico, el lujo de información tam-
bién se incrementó, generando un efecto expansivo sobre la ampliación de las cade-
nas migratorias por las que circulaban noticias de las posibilidades que ofrecía este
espacio. Todo lo cual se articuló a las características de ese tránsito ultramarino: las
naves transportaban mercancías, pero sobre todo trasladaban personas, actividad que
resultaría inalmente el mejor negocio de la lota mercante genovesa.

Vista del puerto de Savona en la primera mitad del siglo XIX


Fuente: FELLONI, Giuseppe Popolazione e sviluppo economico della liguria nel secolo XIX, Ilte,
Torino, 1961.

110 DEVOTO, Fernando Historia de los…cit., p. 33.


111 DORIA, Marco “L’Economia del…”, cit., pp. 302-325.
66 Griselda Tarragó

Poco a poco esta naciente colonia de migrantes se aianzó sobre las costas del
Paraná y el Plata con vistas a ejercer una doble intervención sobre la navegación
externa e interna, clave del éxito de esta elección en la que las embarcaciones iban
siempre con carga plena, tanto a la ida como al regreso. La rica experiencia como
armadores de los genoveses se acopló con la grave crisis que la Revolución y guerra
habían dejado en el Río de la Plata. Allí, las viejas técnicas ligures que ya estaban
desactualizadas frente a las nuevas que de la mano del hierro se imponían en Europa,
tenían lugar todavía en este confín del Cono Sur.
Esta suerte de ventaja comparativa, estimulaba la especulación y coayuvaba a
que se constituyeran pequeñas compañías que invertían en este tráico, así como a la
radicación –vía la deserción– de tripulantes de naves sardas que decidían aprovechar
la favorable diferencia salarial.112
El registro de pasajeros arribados a Buenos Aires, en 1822, sólo computa treinta
y nueve personas procedentes de la península itálica.113 La cifra va aumentando hacia
mediados de siglo, con la presencia masiva de genoveses (80%). En muchos casos
la llegada se produjo por etapas, arribando primero a otros puntos en Italia, Europa
o Brasil y en el caso del Río de la Plata, Montevideo antes de Buenos Aires,114 con
lo cual ese nimio número es sólo un indicio muy relativo de un movimiento que, por
entonces, no estuvo nunca sujeto a un control sostenido y estricto.
El mayor crecimiento se dió desde el momento en que las provincias rioplaten-
ses comenzaron a tolerar la participación extranjera en la navegación y en la cons-
trucción de navíos como forma de responder a una urgencia derivada del creciente
comercio en el Litoral y de la falta de suicientes nativos interesados o habilitados
para estas actividades. Además de la navegación en sí misma, el grupo acaparaba
gran parte de la construcción naval y del tráico ultramarino, especialmente desde el
puerto de Génova desde donde se importaban vino, papel, ideos, zapatos, drogas,
pañuelos de punto, aceite, mosaicos de mármol, seda, mercería y fruta seca, entre los
productos más destacados.
Si bien como ya se dijo, el lujo de migrantes fue constante desde c.1820, la
tendencia se volvió mucho más claramente positiva cuando desde 1838 se establecie-
ron relaciones diplomáticas con el reconocimiento de la Independencia argentina por
parte del Reino de Cerdeña, inal exitoso de las gestiones del célebre cónsul sardo en
Buenos Aires desde 1835, Barón Enric Picolet d’Hermillon.115

112 AST, Rapporto sul commercio sardo colla Confederazione Argentina e la banda Orientale (Sud Ame-
rica), Consolati Nazionali, Buenos Aires, II (1835-1851).
113 AGN, Buenos Aires, Libro de Entradas de Pasajeros, Sala X, 36-8-13 a 36-8-30, citado por DEVOTO,
Fernando Historia de los…, cit., p. 31.
114 Ver Capítulo IV de este libro y Apéndice documental anexo, Magistrato di Sanità, Archivio di Stato di
Genova.
115 CHIARAMONTE, José Carlos Mercaderes del litoral. Economía y sociedad en la provincia de Co-
rrientes, primera mitad del siglo XIX, FCE, Buenos Aires, 1991, p. 91 y ss.
De la orilla del mar a la vera del río 67

Sulle tracce di Nicoló Cuneo: Ligures en el Río de la Plata


La presencia italiana temprana en las provincias litorales de la actual República Ar-
gentina ha tenido consideración en la historiografía argentina.116 Por su parte, la his-
toriografía italiana ha prestado también atención a la cuestión.117 Sin embargo, en am-
bos casos en general esta manifestación ha quedado opacada por la gran inmigración.
De todos esos estudios merece una especial atención el texto de Cuneo que
vio la luz hacia 1940. El libro combina de una manera particularmente rica unas
notables consistencias eruditas con una ductilidad metodológica e historiográica
admirables. Su exhaustiva lectura –con visos de disección– es una tarea necesaria
e imprescindible para el tema de este libro. Él fue uno de los primeros en exhumar
la documentación del Archivio di Stato di Torino, y algunos de sus análisis resultan
soprendentemente actuales.
El texto atesora un párrafo especialmente signiicativo para esta historia:

“Ci si rede esatto conto dell’entità della concessione quando si pensi


che, nel 1838, circa ottomila Sardi dimoravano sulle rive del Plata.
Piú di tremila di costoro erano dedito exclusivamente al comercio
di cabotaggio esercitato con bandiera argentina e quasi interamente
nelle loro mani, sicchè ben seicento barche di loro propietà erano
rimaste nel porto.”118

116 CHIARAMONTE, José Carlos “Notas sobre la presencia italiana en el Litoral Argentino en la pri-
mera mitad del siglo XIX”, en DEVOTO, Fernando y ROSOLI, Gianfausto –compiladores– L’Italia
nella societá argentina, Centro Studi Emigrazione, Roma, 1988; HALPERIN DONGHI, Tulio “Ro-
sismo y restauración europea en los informes del cónsul sardo en Buenos Aires, Baron Henri Picco-
let d’Hermilion (1835-1848)”, en Revista de Historia de América, núm. 37-38, 1954; SALVATO-
RE, Cándido “La emigración política italiana a la America Latina (1820-1870)”, en Jahrbuch Für
Geschichte Lateinamerikas, 1976; NASCIMBENE, Mario “Orígenes y destino de los italianos en la
Argentina (1835-1970)” y RUIZ MORENO, Isidoro “ Comienzo de las relaciones entre Italia y Ar-
gentina”, en KORN, Francis Los italianos en la Argentina, Fondazione Agnelli, Buenos Aires, 1983;
KROEBER, Clifton La navegación de…, cit.; BROWN, Jonhatan Historia Socioeconómica de la
Argentina, 1776-1880, Siglo XXI, Buenos Aires, 2002 [1979].
117 CUNEO, Nicoló Storia dell’emigrazione italiana in Argentina..., cit.; WEIS, Ignazio Carlo Al-
berto e Juan Manuel de Rosas..., cit.; SCARZANELLA, Eugenia Italiani d’Argentina, Storie di
contadini,..,.cit.; SERGI, Jorge Historia de los Italianos en la Argentina,...cit.; DEVOTO, Fernan-
do “Liguri nell’America australe: reti sociali, immagini, identitá”, en Giulio Einaudi Editore Storia
d’Italia…, cit.; La via delle Americhe. L’emigrazione ligure tra evento e raconto..., cit.; BEVILAC-
QUA, Piero, DE CLEMENTI, Andreina, FRANZINA, Emilio –a cura di– Storia dell’emigrazione
italiana...cit.”; VANGELISTA, Chiara “L’emigrazione ligure e piomentesi nel Cono Sud all’inizio
dell’Ottocento. Aspetti economici e sociali”, in Fondazione Casa America – a cura di– Migrazioni
liguri e italiane in..., cit.
118 CUNEO, Nicoló Storia dell’emigrazione italiana in Argentina..., cit., pp. 91-92. El subrayado me
pertenece.
68 Griselda Tarragó

De esta cita memorable tomada del rapporto del cónsul del rey de Cerdeña en Bue-
nos Aires del 10 de abril de 1838, han partido en su mayoría los trabajos posteriores
sobre los sardos en el Río de la Plata.119
A la hora de reseñar la historia de esta inmigración, frecuentemente se recurre
a una suerte de búsqueda del origen de la misma. La mayoría de los autores toman
este patrón siguiendo el esquema planteado por Cuneo: la indagación de antecedentes
que desgrana un rosario de nombres que comienzan a aparecer en el siglo XVIII y a
veces, antes.
Amerita este señalamiento que también en este libro se haga una breve reseña de
este camino previo, siguiendo la estela dejada por Cuneo.
Esta etapa se caracteriza por la llegada de individuos bastante aislados y, gene-
ralmente, en buena posición económica o de alta caliicación intelectual, que arriban
atraídos por las posibilidades que había abierto la creación del virreinato del Río de la
Plata o por la necesidad de cubrir cargos o tareas especializadas. Desde mediados del
siglo XVIII aumentó el número de extranjeros residentes en Buenos Aires. También
de los genoveses.
Cuneo le dedica su primer capítulo a esta inmigración,120 señalando la ausen-
cia de desconianza –con algún grado de inexactitud– de las autoridades españolas
frente a los italianos quienes no sólo formaban parte de los dominios de la Corona
sino que eran vistos como elementos de calidad. Algunos llegaron con los jesuitas y
otros como el padre Antonio Machoni o Gaetano Gervasoni eran ellos mismos de esa
orden. El padre de Manuel Belgrano, Domingo Belgrano Peri, había arribado desde
Oneglia, por la vía de Cádiz en la coyuntura expansiva del último cuarto del siglo
XVIII y logró hacer una gran fortuna.121 Por esos tiempos la necesidad de la construc-
ción de un puerto que mejorara las condiciones poco favorables del de Buenos Aires,
condujo a las autoridades a planiicar esas obras. Se le encargó tal misión al ingeniero
de origen italiano Eustachio Giannini.122

119 Véase por ejemplo CHIARAMONTE, José Carlos Mercaderes del litoral…, cit., p. 91 y ss.; DEVO-
TO, Fernando Historia de los…, cit.
120 CUNEO, Nicoló “Gli italiani durante gli ultimi anni Della dominazione spagnola”, en Storia dell’emi-
grazione..., cit., capitolo primo.
121 Véase GELMAN, Jorge De mercachile a gran comerciante. Los caminos del ascenso en el Río de la
Plata Colonial, Universidad Internacional de Andalucía - UBA, Sevilla, 1996.
122 Giannini había nacido en Badajoz en 1750. Era hijo de un teniente del Regimiento de Milán, don
Pedro Giannini, quien había nacido en Génova y estaba al servicio del Rey de España. Inició la carrera
militar y cursó estudios en la Real Academia de Matemáticas de Barcelona. Sus estudios de Ingeniería
militar le posibilitaron su ascenso a ingeniero militar de la Real Armada española como hidráulico,
ocupándose de muelles, puertos, canales, diques y fondeaderos. Después de una prestigiosa carrera
en España, fue destinado en el Apostadero de Montevideo. En Buenos Aires se dedicó al estudio
de factiblidad del muelle que construía el Consulado de Comercio. En 1805 levantó un plano de
la ciudad de Buenos Aires. Realizó el plano de San Fernando y trasladó el pequeño pueblo de Las
Conchas a las alturas de San Fernando. En la Primera Invasión Inglesa defendió el puente de Gálvez
De la orilla del mar a la vera del río 69

En 1805, ya en plena guerra con Inglaterra, la entrada de extranjeros comen-


zaba a generar algunos recelos por la situación internacional. En ese año el virrey
Sobremonte ordenó que los mismos se apersonaran ante los alcaldes de los diferentes
cuarteles de Buenos Aires para declarar su condición. Ese censo dio por resultado
469 individuos. Los procedentes de la península itálica eran noventa y dos, y den-
tro de ellos, ya se destacaba la presencia de genoveses como el farmacéutico Diego
Marenco o el médico Carlo Giuseppe Guerzi.123 Por todo lo dicho en el Capítulo II,
todavía no es posible reconocer en esta primera llegada, una identidad italiana.124 Las
referencias identitarias apuntaban más a las pertenencias regionales.
La Primera Junta contó también con representantes de esa primera migración:
Manuel Belgrano, Juan José Castelli, hijo de Angelo Veneziano, y Manuel Alberti,
vástago del saboiano Antonio. Todos nacidos en familias de comerciantes como tam-
bién Luis Antonio Berutti, hijo de Paolo Emanuele nativo de Moncalieri. La Revolu-
ción requirió de recursos humanos y materiales extraordinarios y de esta manera tam-
bién otros italianos como Martino Grandoli o Giovanni Battista Costa participaron en
la movilización militar, así como otros menos conocidos que entregaban a la causa
un caballo o un poco de dinero, muchos de ellos artesanos piemonteses y ligures.125
Resulta difícil saber exactamente cuantos italianos residían en las antiguas po-
sesiones españolas del Río de la Plata en el período 1810-1830. Sin embargo, guías
y almanaques ofrecen una primera aproximación a la ya notable presencia –revelada
por los apellidos– de ligures dedicados a todo tipo de actividades, especialmente las
comerciales como los almacenes, pulperías, farmacias, licorerías, coniterías, fábrica
de pastas, depósitos de vino, leña, azúcar, tabaco, lana o café y negocios de aprovi-
sionamientos navales.126
Los cambios políticos, sociales y económicos que acarreó la Independencia
permitieron que otro tipo de inmigración, aquella denominada intelectual, fuese vi-

con 400 milicianos. En 1809 fue designado gobernador interino del Paraguay. Regresaba de ese
destino, cuando lo sorprendió la Revolución en Santa Fe. Se necesitaba un plano de Santa Fe por
cuestiones estratégicas, fundamentalmente para ubicar las Baterías y en ese contexto se inserta la
orden de Belgrano. En 1811 solicitó permiso para volver a España, pero el clima reinante se confabuló
en su contra. Murió prisionero en cuartel de Ranchería en 1814. DESTÉFANI, Laurio Un ingeniero
portuario en el proceso de mayo, Fundación Argentina de Estudios Marítimos, Buenos Aires, 1970;
“Santa Fe después de mayo. 1810 y 1811 y la primera carta de Santa Fe independiente”, en Noveno
Congreso Nacional y Regional de Historia Argentina, Academia Nacional de la Historia, Buenos
Aires, 1996.
123 BISTONI, Carlo “Sessant´aani d’inmigrazione italiana nella Republica Argentina”, in L’Italia del
Popolo, Buenos Aires, 1918.
124 ZUCCARINI, Emilio “La premessa”, en AA.VV Gli italiani nell’Argentina. Uomini ed Opere, Bue-
nos Aires, 1928.
125 CUNEO, Nicoló Storia dell’emigrazione..., cit., p. 30.
126 CUNEO, Nicoló Storia dell’emigrazione..., cit., p. 35.
70 Griselda Tarragó

sible en tierras platenses. Se trataba de profesionales que fueron requeridos por los
gobiernos patrios para cubrir las carencias en este plano que se hacían evidentes en
este territorio, especialmente en la planta docente de la recién creada Universidad
de Buenos Aires o para ponerse al frente de obras arquitectónicas o misiones cientí-
icas.127 Se destacan entre otros Pietro Carta Molino que se hizo cargo de la cátedra
de Física de la Universidad en 1821 y que había forjado una relación estrecha con
Rivadavia. Carlo Ferraris fue invitado por este último en 1825 para establecer un
museo público.128 En 1839, fue el mismo Consolato el que se encargó de comunicar a
los familiares la muerte del sabio y redactar su necrológica con tono de panegírico.129
Pietro De Angelis había nacido en 1784 en Nápoles y había estudiado en la
Scuola Politecnica del Regno di Napoles. Inmerso en los vientos de su época, ha-
bía tomado contacto en París con Rivadavia por medio de la masonería alrededor
de 1825. Con el tiempo se vinculó cada vez más estrechamente a Juan Manuel de
Rosas,130 convirtiéndose en una suerte de intelectual orgánico.131 Carlo Enrico Pe-
llegrini, fugitivo desde 1821, había estudiado en Francia en la Ecole Centrale, fue
contratado por Rivadavia en 1826 como ingeniero del Departamento de Trabajos
Públicos y, entre otras obras, construyó el primer Teatro Colón. En 1825 llegó a Bue-
nos Aires Cristiano Vanni para enseñar Economía. Cuando la persecución rosista se
hizo más dura, se asoció con el saboyano Antonio Dunoyer, constituyendo la casa de
comercio “Mosca, Dunoyer y Vanni”. En 1827 Ottaviano Fabricio Mossotti se hizo
cargo de la cátedra de Física Experimental que había renunciado Carta Molino. Du-
rante los gobiernos de Rosas se desempeñó como Director del Instituto Topográico
y Geográico, se ocupó de mediciones geodésicas, enseñó Física y fundó un pequeño
observatorio astronómico sobre el convento de Santo Domingo.
Para la exploración del río Bermejo, Rivadavia llamó a Nicola Decalzi en 1821,
nacido en Chiavari en 1801.132 De su viaje redactó un Diario. En 1833 Rosas lo con-
vocó para una expedición a la Patagonia. Exploró el Río Negro y fue condecorado

127 ALIATA, Fernado “Cultura urbana y organización del territorio”, en GOLDMAN, Noemí –dirección
de tomo–Revolución, República, Confederación…, cit., pp.178-179.
128 DE ASÚA, Miguel La ciencia de mayo. La cultura cientíica en el Río de la Plata 1800-1820, FCE -
Fundación Carolina, Buenos Aires, 2010, p. 174.
129 AST, FCN, Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires; Rapporto del Console,
15 de noviembre de 1839.
130 LYNCH, John Juan Manuel de Rosas…, cit., p. 174.
131 MYERS, Jorge Orden y virtud. El discurso republicano en el régimen rosista, Universidad Nacional
de Quilmes, Buenos Aires, 1995, pp. 165-208.
132 “Nato a Chiavari il 19 febbraio 1801, nella frazione di Bacezza, compiuti gli studi di umane lettere,
di matematica e di nautica, ai quiali era, da natura, grandemente chiamato, s’era trasferito in Genova
s perfezionarsi in questi ultimi per frequentare poi ancora a Chiavari le scuole di disegno istituite
nel 1820 dalla società Economica. Il suo biografo no dice per quale motivo sia recato in Argentina; i
raporti dei consoli sardi tracciono al riguardo, quando lo citino con espresioni di stima e di simpatia.”
CUNEO, Nicoló Storia dell’emigrazione..., cit., p. 70.
De la orilla del mar a la vera del río 71

por el gobernador. Entre 1837 y 1840 trabajó para el francés Federic Masot como
agrimensor. Explorando el río Matanzas encontró fósiles de megaterium y de glipto-
donte que, a través del cónsul Picolet d’Hermillon, donó al Museo de Torino a pesar
de los pedidos del British Museum a través de otro extranjero protagonista indiscuti-
do del período, como lo fue el representante inglés Woodbine Parish.

El concierto de las relaciones diplomáticas


A pesar de esta presencia notable en diferentes ámbitos de la vida rioplatense, to-
davía en 1835 los estados italianos no tendían un representante en el Plata. Había sí
un encargado de negocios del Rey de Cerdeña en Brasil que se ocupaba también de
cuestiones relacionadas con este territorio, pero no podía tener contacto oicial con
las autoridades. Sin embargo, el aumento notable del comercio sardo con Buenos
Aires y el Litoral de los Ríos condujo a que el gobierno de Carlos Alberto decidiera
instituir un Consulado General en Buenos Aires con un vice-cónsul en Montevideo.
Según informaba el secretario de Relaciones Exteriores de la Monarquía, Conde
Solaro Della Margarita, la decisión se tomaba por la necesidad ya evidente de pro-
teger (y controlar) los intereses comerciales de los súbditos y en beneicio de unas
mejores relaciones con la Confederación.133 Eligió para tal misión al Barón Enric
Picolet d’Hermillon, de antigua familia saboyana y con conexiones ya establecidas
con muchos nativos.
En enero de 1836 d’Hermillon pasó por Montevideo y dejó organizado el vice-
consulado. Ya en Buenos Aires debió enfrentarse con Rosas quien exigió el recono-
cimiento de la independencia de las Provincias Unidas por parte del Rey de Cerdeña.
El activo ministro del Gobernador Rosas, Felipe de Arana, así lo explicaba:

“Considerando el Gobierno justas las razones que tuvo el presidente


de la Honorable Sala encargada interiormente del Gobierno de la
provincia, para declarar un decreto del 20 de octubre de 1834 que
durante su administración no se admitió cónsul alguno cualquiera
de los Estados o Naciones que no hayan reconocido la independen-
cia de la República de las Provincias Unidas del Río de la Plata, ha
acordado y decreta. Art.1º Queda en todo su vigor el superior decre-
to de 12 de octubre de 1834…”134

133 AST, FCN, Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires, Carta al Sr. Pezzi Cón-
sul Honorario en Montevideo del Ilmo Primo Secretario di Stato per gli Affari Estero, Conte Solaro
Della Margherita, 27 de junio de 1836.
134 AST, FCN, Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires, Decreto del Gobernador
Rosas, 9 de junio de 1835.
72 Griselda Tarragó

Documentación oicial del Consulado de Cerdeña y Piamonte en Buenos Aires


Fuente: Archivio di Stato di Torino.
De la orilla del mar a la vera del río 73

El 20 de julio de 1836 se presentaron las cartas patentes de d’Hermillon,135 pero al no


reconocer el Rey de Cerdeña la independencia, se le negó todavía el exequatur por
esos motivos, aduciendo que más allá del beneplácito por esta legación extranjera en
Buenos Aires, no se le podía conceder el pedido. No obstante, el gobierno de Rosas
garantizaría que “… interin se allanan las diicultades espresadas, los súbditos de
S.M. el Rey de Cerdeña gozaran en este pais de todas las ventajas y protección que
se dispensan a las demás naciones que existen en el territorio de las Provincias de la
Confederación Argentina…”.136
El Barón presionó para lograr su reconocimiento con una nutrida corresponden-
cia en la que se planteban las ventajas de establecer relaciones estables con el Río
de la Plata, especialmente cuando resultaba harto evidente que la frecuencia y densi-
dad del tráico mercantil-naviero era muy contundente y redituable para entonces. El
Cónsul tenía claro que se debía trabajar duro para:

“[vencer la] estrema difidenza del Governator Rosas para lograr


il desiderato effetto de ser reconocidos per la ragione che essendo
i sudditi Della M.S. che su maggior numero abitano questo Paese,
comparativamente a quei Delle altre nazioni Europee, e considere-
voli altressi i Bastimenti Nazionali.137

Recién el 12 de mayo de 1837 el Cónsul irmó con el ministro Arana un tratado por el
cual el Rey de Cerdeña reconocía al gobierno de la Confederación como “Nación So-
berana, Libre e Independiente.” Por su parte, el gobernador beneiciaba a sus súbditos
con el tratamiento de nazione più favorita.138 El Exequatur le llegó a d’Hermillon el
15 de mayo de ese año.

135 “El infrascripto Ministro de Relas. Ests del gobierno de Buenos Ayres Encargado de la Confederación
Argentina, ha recibido orden de S.E. el Señor Gobernador Capitan General para dirigirse al Exmo
Señor Conde Solaro Della Margarita Primer Secretario del Estado para los Negocios Esteriores de S.
M. el rey de Cerdeña y avisarle el recibo de la apreciable comunicación de 7 de Octubre del año último
de 1835 en la que después de manifestar la utilidad y conveniencia de los establecimientos consulares,
como medio útil para que lorescan las relaciones de Comercio y Navegación y de que siendo estas
recíprocamente fomentadas y faciles, acercan y establecen en los Pueblos aun muy lejanos una natural
y duradera amistad, le participa que su Augusto Soberano, no solamente se ha servido aprovar la idea
que le sometió S.E. el Señor Conde de la institución de un Consulado General suyo en todas las Pro-
vincias de esta Republica…”, Carta de Felipe de Arana, AST, FCN, Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo
1, Montevideo y Buenos Aires.
136 Carta de Felipe de Arana, AST, FCN, Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos
Aires, 15 de julio de 1836.
137 AST, FCN, Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires, Cartas del Baron
d’Hermillon.
138 AST, FCN, Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires, 15 de mayo de 1837,
Cuadernillo con la expedición de exequatur del Cónsul.
74 Griselda Tarragó

Con buen tino, y comprendiendo cabalmente la dinámica que desde tiempos


coloniales impulsaba el comercio en el Río de la Plata, el cónsul planteaba y lograba
el reconocimiento también la independencia del Uruguay. Por entonces, las naves
sardas embarcaban la quinta parte de las mercaderías importadas y la séptima de las
exportadas por el puerto de Montevideo, donde se formaba y comenzaba a crecer la
oposición unitaria.
Esto se vincula a aquella otra faceta que se relacionaba con la condición de esuli
de los fracasados intentos revolucionarios que pretendían una Italia unida y repu-
blicana. Según una carta del Conde Solaro Della Margherite, en 1836 ya había por
estos dominios unos 14.000 hombres que habían llegado por motivos de persecución
política.139 Serán ellos quienes le otorguen un tono “nacional” al grupo. Para ellos, la
Buenos Aires dominada por Rosas representaba el despotismo, mientras Montevideo
la “Nueva Troya”. Si bien el más popular y famoso fue ciertamente Giuseppe Gari-
baldi conocido como el “heroe de dos mundos”, fue Giovanni Battista Cuneo el que
se destacó por su acción intelectual desde la liberal Montevideo. Genovés y seguidor
de Mazzini, se exilió luego de fracasada la revuelta en Génova en 1834, y esa ciu-
dad se vinculó desde 1837 con jóvenes perseguidos por Rosas como Miguel Cané o
Bartolomé Mitre. Cuneo estableció una ilial de la Giovane Italia y ésta se relacionó
con la Asociación de Mayo, las que a su vez se vincularon con la Giovane Europa.
Fue secretario de la Legión Italiana dirigida por Garibaldi y retornó a Europa junto
a él en los sucesos de 1848, actuando como diputado por una sección de Génova del
Parlamento Sabaudo. Volvió a Montevideo para pasar luego a Buenos Aires después
de la caída de Rosas.
Esa coyuntura conlictiva y confusa favorecería la expansión de las naves de
Reino, ya que Rosas –merced a su conlictiva relación con el Cónsul– tendría en los
inicios de su segundo gobierno, una actitud a veces oiciosa con estos migrantes. Así,
naves en apariencia de bandera nacional, serían en realidad barcos de genoveses,
únicos señores del mar y del río que recorrían las costas y navegan por los ríos sin
involucrarse demasiado en los avatares políticos y bélicos, haciendo buenos negocios
como armadores o comerciantes con sus colegas nativos que traicaban con produc-
tos también diversos.140
En medio del bloqueo francés, Picolet logró del comandante Le Blanc el per-
miso para que los súbditos sardos pudiesen con sus propios barcos operar tanto en el
puerto de Buenos Aires, como en los ríos interiores. El gobernador Rosas mantuvo
con el encargado –con justas razones– una relación ambigua que se relaciona con la

139 AST, FCN, Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires, Carta del 6 de marzo de
1836.
140 CUNEO, Nicoló Storia dell’emigrazione italiana in Argentina..., cit., p. 92.
De la orilla del mar a la vera del río 75

tensa situación que se vivía en ese espacio con la lota francesa en el Río de la Plata
y con la política ambivalente del delegado.
Estos manejos y su utilización poco honesta de la condición de nación neutral,
le granjearon al saboyano no pocas diicultades con el gobierno de la Confederación.
Su ministro Arana lo interpelaría en atención a que sus posturas políticas con relación
a la potencia bloqueadora fueran más claras a través de cartas y reuniones nocturnas
secretas, que involucraron también al cónsul francés Mendeville, en un oscuro juego
de intrigas que, por entonces, se tejían en Buenos Aires141 y que coniguraban un as-
pecto más de un momento de extrema tensión política en el que Rosas vio moverse
seriamente las bases de sustentación de su poder.142
La relación del Cónsul con esos migrantes sería también tensa y contradictoria.
Le llamaba despectivamente Societé di Genois a la colonia de unos cinco mil indivi-
duos, siempre decidida a contrariar la voluntad del Rey y con la cual no podía contar
ya que, como se dijo, en su mayoría eran marineros desertores o personas que ha-
bían emigrado por problemas políticos. En octubre de 1836 el Capitán Pietro Clomer
trata a d’Hermillon como un Impiegato di categoría, y de mi Impiegato del Regno
Sardo.143 Clomer se sintió en la obligación de defenderse por las falsas acusaciones
que el Cónsul ha esparcido por Montevideo, cargando sobre sus espaldas culpas que
desmintió, de haberse complotado con Giacomo Parravicini para no permitir la parti-
da del Brigantino Sardo Bella Antonieta con destino a La Habana, propiedad de otro
genovés, el Capitán Pietro Fornaso de Rapallo. Lo acusación se expandía hacia los
presuntos sobornos al señor Lahitte, asesor del Gobierno de la Confederación con dos
mil pesos en moneda corriente así como a maniobras fraudulentas en la venta de yer-
ba mate de la carga del brigantino, que le habían permitido una ganancia del ciento
por ciento. Más allá del indignado clamor del Capitán por la limpeza de su honor y de
su nombre, el conlicto revela la calidad de los negocios que por entonces se hacían
en Buenos Aires y las aceitadas relaciones que muchos de estos agentes tenían con
las autoridades de la Confederación: compras, ventas y alquileres de embarcaciones,
cargas de mercarderías diversas a puntos disímiles de América y Europa.
La revolución de 1821 había sido un acontecimiento que había expresado cla-
ramente las disidencias de los ligures con la dominación del Piemonte. El puerto de
Buenos Aires era un buen lugar para la defección, especialmente si se contaba con
apoyos en tierra. Muchos de ellos comenzaron a ubicarse en la Isla Maciel frente a la
Boca del Riachuelo desde 1829, dando origen del actual Barrio porteño de La Boca.

141 AST, FCN, Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires, Cartas de Felipe de
Arana a D’Hermillon, Buenos Aires, mayo de 1840.
142 GELMAN, Jorge Rosas bajo fuego..., cit.
143 AST, FCN, Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires.
Carta del Capitano Pietro Clomer al S.E. el Señor Conde Della Margarita, Encargado de Negocios y
Cónsul General de Sardegna en Brasil, Buenos Aires, 8 de octubre de 1836; 21 de mayo de 1837.
76 Griselda Tarragó

El Riachuelo o pequeño río jugó siempre un papel importante en el destino de


Buenos Aires. En su desembrocadura se fundó la primera ciudad en 1536. Fue puerto
natural, área de concentración productiva desde la época de los saladeros y sobre
todo, límite político de la ciudad. Situado en su extremo sudeste, la zona conservó
siempre un sesgo marginal dentro del ejido urbano, constituyendo un lugar privile-
giado para las actividades marítimas. Era el único refugio natural para el fondeo y la
reparación de navíos pequeños de la ribera y la ciudad, lo que ayudó a transformarlo
en un centro de actividades comerciales y artesanales que, ya en la época de Rosas,
giraban en torno la navegación luvial.144
Allí estaban los paisanos que hablablan su misma lengua y era el lugar en
donde inalmente tocaban la costa las cadenas migratorias. Los trabajadores ligures
vinculados a negocios navieros se concentraron en este barrio que ya había adquirido
carácter propio para la década del 1830 del siglo XIX. La leyenda dorada del inmi-
grante italiano que con su trabajo y esfuerzo forjó su destino americano, adquirió su
peril estable en este espacio:145

“…circa due chilometri, stavano, ammainati e confusi, bragozzi,


barche, tartane, peote, golette, navicele, canotti, vechie carcasse, e
pochi brigantini a palo dalle forme tozze, ingombri di cordami ed
atrezzo. Era questo il porto di refugio e di carenaggio della lottiglia
genovese. Dalle province del littorale trasportavano legnami, pietre,
sabbia per la costruzioni.”146

Por entonces, el puerto de Buenos Aires seguía con serias diicultades y las naves a
gran calado debían a atracar muy lejos de la costa y transbordar las mercaderías en
pequeños veleros y barcos de menores dimensiones. Con estas condiciones La Boca
era un buen lugar para la lotilla genovesa, especialmente para los genoveses amantes
del contrabando. Eran reconocidos por sus capacidades, pudiendo moverse con éxito
en medio de un conlicto extendido entre Buenos Aires y Montevideo, situación de la
que supieron sacar provecho generando un vero monopolio a loro favore.
Mientras tanto, Rosas jugaba su juego político con el Consulado del Rey de Cer-
deña y alentaba a esta comunidad de genoveses, a su amistad y a la independencia de
la tutela piamontesa, situación que fastidiaba al encargado de negocios sardos.147 La

144 DEVOTO, Fernado “Los orígenes de un barrio italiano en Buenos Aires a mediados del siglo XIX”,
en Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana Dr. Emilio Raviganani, 3ª Serie, núm.1, 1°
semestre de 1989, pp. 93-114.
145 SILVESTRI, Graciela El color del río. Historia cultural del paisaje del Riachuelo, Universidad de
Quilmes - Prometeo, Buenos Aires, 2003, pp. 23-24.
146 CUNEO, Nicoló Storia dell’emigrazione italiana in Argentina..., cit., pp. 94-95.
147 DEVOTO, Fernando “La inmigración”, cit.
De la orilla del mar a la vera del río 77

colectividad de ligures tejía sus propias redes con el gobernador y aprovechaba las
deferencias que éste les dispensaba. Una civilizada convivencia signada por el pacto
tácito de aprovechar lo que cada una de las partes podía ofrecer: Rosas no miraba su
condición recurrente de exiliados o desertores y ellos monopolizaban el comercio de
cabotaje cerrado para otras naciones en el “Litoral de los Ríos”. La bandera blanca y
celeste lameaba a veces en sus naves, pero eso no signiicaba mucho para esta comu-
nidad para la cual el estandarte sabaudo era también forastero a su identidad: I Liguri
avevano trovato, inine, il modo di non essere più sardi como dice Cuneo.
Esta ambigua pero lucrativa condición de doble condición de extranjeros con
pabellones neutrales les permitía sortear el bloqueo de las potencias europeas en el
Río de la Plata, y luego de pasar la barrera, el rápido cambio hacia el pabellón na-
cional les viabilizaba navegar sin interferencias por los ríos entonces considerados
interiores, prohibición que tantos conlictos había traído en Río de la Plata.
En 1848 el señor Fortunato Ferro en representación de su hermano Antonio, co-
propietario de la Goleta Sarda Emilia, se presentó contra Giuseppe Ansaldo también
propietario de la nave, natural de Recco y patrón marítimo de primera clase, admi-
nistrador de la embarcación desde su partida de Génova, para que diese cuenta de su
administración y explicase cómo tal nave estaba enarbolada con la bandera nacional
de Buenos Aires. Ansaldo contó que se había embarcado en la goleta en cuestión, en
abril de 1846 con el señor Angelo Pozzo con el grado de segundo, el cual se había
desembarcado en Gibraltar por enfermedad, siendo sustituido en el comando del bas-
timento por el capitán Giuseppe Scotto. El 8 de septiembre habían arribado al puerto
de Montevideo donde Scotto había bajado, tomando el comando con la autorización
del Consulado. Había navegado el Río de la Plata, especialmente entre Colonia y
Montevideo, pasando el 17 de septiembre de 1847 a Corrientes y Paraguay, volvien-
do el 14 de octubre, fecha en que había dejado a la goleta en el puerto. No se había
presentado en el Consulado a reportar la carta de a bordo, porque para navegar por el
Paraná la autoridad de la Confederación, le había expedido una Bandera Argentina y
un Pasavanti, por lo que la goleta se encontraba bajo el nombre de “Joven Ramona”.
Sin embargo, retenía en la embarcación toda la documentación de expedición de la
salida de Montevideo de la goleta Emilia. Ante lo sucedido, Fortunato Ferro protestó
por el abuso que alcuni sudditi sardi fanno nel Rio Della Plata di navigare cioé con
doppie spedizione con el objeto de defraudar tanto a las autoridades sardas como a las
del país y no sujetarse a ninguna de las dos jurisdicciones.148

148 AST, FCN, Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires; Rapporto del Console,
1848. Istanza promossa del Signor Fortunato Ferro procuratore del di lui fratello Antonio contro Giu-
seppe Ansaldo, amministrator della Goleta Sarda Emilia, afinché renda conto della sua amministra-
zione e dimostri come sudetta Goleta siasi inalberata la Bandiera Argentina.
78 Griselda Tarragó

Mientras el Barón pedía al Rey que se enviase una nave de guerra para proteger
a los súbditos sardos de los peligros de los conlictos armados en el Plata, los geno-
veses preferían que no se los incluyera en esta protección. El mismo Rosas se regoci-
jaba poniendo en duda la jurisdicción del Cónsul para representarlos mientras Picolet
enviaba, sin solución de continuidad, un rosario de noticias alarmantes a Torino. El
Cónsul penduló entre la oposición a Rosas, los exiliados en Montevideo, la oposición
de los representantes de la Giovine Italia con Battista Cúneo al frente y de los propios
ligures, que impusieron su particular ritmo a su integración.
Pero el aumento de tensión en la región condujo a cierto deterioro de esa posi-
ción inicial de privilegio. En medio de una guerra civil el apoyo político y económico al
general oriental Oribe por parte de Rosas, lo había comprometido con uno de los bandos
de la lucha por el poder en Uruguay. Esta postura le traería la oposicion abierta del gene-
ral Rivera, de todos los emigrados reprimidos por Oribe y de Francia, con la que aquel
tenía buenas relaciones, en medio de un clima complejo de relaciones de fuerza con las
delegaciones consulares britanicas-francesas en Buenos Aires.
Como contrapartida, en los años 1840, la ciudad experimentó el terror. En esos
años y luego de las experiencias vividas en torno al levantamiento de los Libres del
Sur, la invasión de Lavalle y el bloqueo francés, la furia desatada contra cualquier
sospechado de salvaje unitario se hizo palpable, inclusive para estos hombres que
inalmente también eran extranjeros.
Por entonces, Bartolo Tiscornia denunciaba ante el Cónsul:

“…he sido insultado públicamente por el Coronel Dn Antonio Ra-


mírez en la puerta de mi casa con las palabras más feas y denigran-
tes, hasta el punto de pegarme de trompadas. Este coronel esigía
de mi que le entregase al vecino Fortunato Bavo subdito de S.M.
Británica que habiendo sido atacado dentro de su casa [subrayado
en el original] saltó por los fondos para la casa del comerciante Dn
Manuel Canedo y a pesar de haber dicho yo al referido Coronel qº
Fortunato Bavo no se hallaba en mi casa, esto no fue bastante y
continuó a insultarme así como a todos los extranjeros del vario. Y
en seguida paso a entrar a la casa de dicho Sr. Canedo armado y con
cinco soldados también armados cometiendo allí las mayores tro-
pelías, como se podra probar por todo el Vario, diciendo en la casa
del sr. Canedo que Buenos Ayres se hallaba en conmoción y que
por tal razón ya no había garantías que respetar. En consecuencia,
buscando la proteccion del cónsul de S.M. Sarda como su subdi-
to, suplico se haga dar la mas plena satisfacción por dicho coronel
Ramírez y mi condigno castigo a tantos insultos que ha practicado
De la orilla del mar a la vera del río 79

pues aun después del suceso que tubo lugar el 13 me llamo el día
14 frente a mi casa repitiendo sus insultos diciendome que se…[así
en el documento] en quantos gringos (extranjeros) había que eran
unos pícaros y que iba a degollar a todos [subrayado en el original],
cuyas amenazas eran hechas agarrándome y tironéndome la chaque-
ta, en consecuencia espero que cumpliendo el cónsul con su deber
me determine cual es la conducta que debo observar si este coronel
o otro cualquier se atreve a insultarme.”149

La identiicación despectiva de gringo con extranjero es elocuente en el relato


y remite al clima reinante con la lota francesa bloqueando el puerto, cuando se ma-
nifestaron en la ciudad los síntomas de una incipiente xenofobia que se insinuaba y
se hacía especialmente evidente en este vario habitado por extranjeros. La acción de
la Mazorca fue especialmente evidente en el ámbito urbano, donde la persecución y
los asesinatos en resguardo del orden rosista, fueron moneda corriente y cotidiana.150
Los mares abiertos tampoco reportaban seguridad en medio de conlictos tan
extendidos. En octubre de 1841, el capitán Luigi Badoano había partido del puerto de
Bahía de Todos los Santos en el Brasil con destino a Montevideo a bordo del Brigan-
tino Sardo Federico cargado de leña, tablas, tabaco en hojas, cigarros y con pasaje de
una familia compuesta de seis individuos con sus respectivos pasaportes. Junto con
él, había partido la Corveta inglesa Rose que le seguía. En un momento la tripulación
de la nave inglesa interpeló y abordó el brigantino amparándose en un tratado inter-
nacional, buscando “Africanos” y haciendo alarde de todo tipo de violencia sobre el
capitán y su gente, hasta que luego de cuatro horas los dejaron partir.151 Como todo
conlicto, éste también dejó al descubierto otras cuestiones, especialmente la riqueza
y complejidad del tráico ultramarino y el modo en que el gran cabotaje con Brasil
tenía un anclaje contundente en la conexión con Buenos Aires y Montevideo. Por lo
demás, la presunción de que en su embarcación se transportaban esclavos echa un
manto de sospecha sobre aquello no declarado de las cargas que se transportaban y
de las que se hablaba solapadamente en algunas ocasiones.
Entre 1841 y 1842 el Ejército rosista al mando de Oribe, extendió ese clima de
violencia sobre todo el Interior insurrecto. El levantamiento de Corrientes, apoyado por
el general Paz también sería objeto de la misma política. Del quiebre del bloque unitario,

149 AST, FCN, Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires, Consolato Generale,
D.S.M. il Re di Sardegna, In Buenos Aires, 15 febrero 1840. Firman además de Tiscornia Juan Laen-
der, Francisco Dumay, Domingo Ruino, Fortunato Bavo. El resaltado me pertenece.
150 DI MEGLIO, Gabriel “La Mazorca y el orden rosista”, en Prohistoria, Año XII, núm. 12, Rosario,
Primavera 2008, pp. 69-90.
151 AST, FCN, Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires, Presentación del Capi-
tano Luigi Bodoano, Montevideo, 8 y 12 ottobre 1841.
80 Griselda Tarragó

inalmente quedó como resultado la llegada al poder de Entre Ríos, de Justo José de
Urquiza en 1842.
Una vez resueltas estas situaciones, el Ejército de Oribe cruzó el Paraná, venció
a las tropas de Rivera, lo que a su vez produjo el realineamiento federal de Corrientes.
Rivera, poco a poco, se vio constreñido a Montevideo, donde en escaso tiempo comenzó
el sitio que duró nueve años y que abrió la crisis oriental, aquella que inalmente Rosas
jamás podría cerrar. Su ingerencia en la política del Uruguay le traería nuevos conlictos
internacionales: Francia e Inglaterra no admitirían nuevos perjuicios a su situación eco-
nómica y política en el Río de la Plata.
La ciudad sitiada fue abastecida por las naves inglesas. Contaba además con la vía
luvial, y con el apoyo de los desterrados argentinos y legiones extranjeras.
La tozuda actitud política de Rosas de sostener la intervención en el conlicto
oriental, la cuestión siempre pendiente de la libre navegabilidad de los ríos y los serios
perjuicios que esta guerra imponía a la economía porteña en su relación con el mundo,
llevaron a una situación reiteradamente extrema: el 30 de abril de 1845, Buenos Aires
era sometida nuevamente a un bloqueo, esta vez por las fuerzas combinadas de Francia
e Inglaterra.
De esa situación se desprendió la tragedia acaecida en el Arroyo de la China en
Entre Ríos, donde cuatro súbditos sardos fueron ejecutados por el comandante Boni-
facio, al servicio de Rosas.152 Frente a estas muertes violentas en la Isla de Cumacuá,
el 24 de diciembre de 1842 el cónsul D’Hermillion levantó un proceso para averi-
guar lo sucedido, tomando declaración a los testigos. Entre otros, Girolamo Gavazzo
nacido en Bonasola, en el Ducato di Genova, de 34 años, domiciliado en Paisandú,
República Oriental del Uruguay, de profesión comerciante, quien atestigua que el día
5 de enero mientras pasaba en un canoto desde el Puerto al del Arroyo de la China
en la Provincia de Entre Ríos, vio a los muertos. Eran cuatro sudditi sardi que unos
días antes habían llegado a Paisandú quienes con tres marineros y un pasajero se ha-
bían embarcado en un lanchón que había partido desde Mercedes, estado oriental del
Uruguay, para llegar a Arroyo de la China, estado argentino. Se encontraron con unos
barcos de guerra que le dispararon unos tiros de cañón y se refugiaron en el pequeño
embarcadero para ponerse a salvo. En esa instancia, fueron interrogados por el co-
mandante Bonifacio de la picola squadrilla Argentina, que los obligó a volver al ca-
noto, pero al inal decidió asesinarlos degollándolos y dejando los cadáveres tirados,
siendo encontrados por dos paisanos. Los muertos Giuseppe Daposi, Bartolomeo
Agnese, Giovanni Penco y Angelo Sardo, eran comerciantes y marinos que operaban
entre las dos costas del Río Uruguay y, según el comandante rosista, el lanchón “San

152 AST, FCN, Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires, diciembre 1842-enero
1843, Enric Picolet d’Hermillion, proceso por el asesinato de cuatro subditos sardos en Arroyo de la
China, Entre Ríos.
De la orilla del mar a la vera del río 81

José” en el que navegaban portaba “vela y gallardete salvaje” y los acusados habían
confesado “pertenecer a los salvajes unitarios y piratas del Uruguay.”
El incidente y el proceso levantado con testigos permiten –como se verá– abrir
una pequeña ventana a las actividades económicas de estos actores también en el Río
Uruguay, aprovechando los resquicios que abría la guerra con Montevideo.
El conlicto con Francia expandía por entonces la incertidumbre y la violencia
en el amplio espacio rioplatense, involucrando necesariamente a estos actores que
operaban entre Buenos Aires y Montevideo. Finalmente, los esfuerzo de d’Hermillon
dio sus resultados y la fragata De Geneys comandada por Giorgio Mameli, estableció
una estación naval en el Plata. Ambos se acercaron a Rosas, pero se veriicaron por
entonces nuevos asesinatos y coniscaciones de propiedades de sardos y expresiones
xenófobas, especialmente por parte de la Mazorca. En 1842 llegaba la corbeta Euri-
dice al mando de Mauricio Villarey destinado a sustituir a Mameli.
El período está signado por la pendulación, la oscilación y la incertidumbre de
las acciones consulares, y por el clima de tensión que introdujo la guerra permanen-
te: Le guerre intestine alle quali sono in preda le Republiche del’Uruguay e Della
Confederazione Argentina a che da lungo tempo afligono quelle… facendo atressi
sentire i funesti loro effetto aggli stranieri…153
Pero la presencia de la estación naval no obedece sólo a las guerras intestinas,
sino a la creciente necesidad del Estado sabaudo de controlar a sus vasallos en tierras
tan lejanas, tendencia que crecerá a lo largo del siglo, tratando de reprimir los abusos
de la gente di mare, súbditos de su Majestad el Rey de Cerdeña que a criterio del
Cónsul, cometían infracciones de las leyes marítimas y estaban notablemente bajo
una indisciplina considerable en la forma en que ejercían el tráico marítimo.154
En enero de 1844 el Consulado de Buenos Aires fue separado del de Montevi-
deo por las graves hostilidades entre las dos entidades políticas, quedando la legación
de la otra banda del río a cargo de Gaetano Gavazzo, mientras el barón Augusto Cor-
poranti d’Auvare asumió la comandancia de la estación naval a bordo de la corveta
Aquila.
El 13 de agosto de 1848 se enarboló la nueva bandera italiana tricolor en la
legión sarda y en algunas naves que se encontraban en el puerto de Buenos Aires,
pero Rosas prohibió su exhibición pública en las casas de los italianos. En septiembre
de ese año el peligroso juego al que se había arriesgado el funcionario llegó a su in
con la intimación que le presentó el gobernador. El entonces Cónsul de Montevideo

153 AST, FCN, Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires, 26 de marzo 1842,
Istruzioni segrete al cav. Di Vilarey Capitano di vascello, comandante la R. Fragata “Euridicie” desti-
nata alla stazione del Rio Della Plata a protezione del comercio e Della colonia ligure.
154 AST, FCN, Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires, 26 de marzo 1842,
Istruzioni segrete al cav. Di Vilarey Capitano di vascello, comandante la R. Fragata “Euridicie” desti-
nata alla stazione del Eio Della Plata a protezione del comercio e Della colonia ligure.
82 Griselda Tarragó

explicaba que el calor o celo poco medido con el cual el Barón ejercitaba oiciosa-
mente las funciones de cónsul francés e inglés, enojaba mucho al gobernador que no
aceptaba el juego diplomático de una potencia amiga de la Confederación Argentina
que defendía con tanto empeño los intereses de los individuos pertenecientes a dos
naciones con las que su gobierno se encontraba en guerra abierta.155
En abril de 1846 se produjo el incendio de la goleta sarda La Fama.156 Salida
de Montevideo a ines de marzo con destino hacia Colonia, el propietario decidió
torcer rumbo hacia la Ensenada para cargar allí y partir hacia Río de Janeiro. En ese
trance son llamados de un brick scooner inglés que le requería a bordo y en vista de
los documentos de expedición, le indicaba que ese no era el rumbo hacia Colonia
deseándole buen viaje…Una vez entrados en la Ensenada, se realizaron tareas de
calafateo y carenado en el barco, después de lo cual partieron y, en confuso incidente,
la goleta terminó incendiada por el fuego de embarcaciones inglesas y francesas. Die-
ron testimonio de ello los genoveses Gio Pivia, Agostino Solari, Alessandro Maieva,
Agostino Vaccaro, Agostino Campodonico, Gaetano Nicolini, Angelo Capurro y La-
zzaro Raggio.
La Gaceta Mercantil del 29 de abril de 1846 dió cuenta de otros incidentes de-
venidos de los conlictos del bloqueo y de la tensión imperante:

“…un hecho conforme inusitado que ha tenido lugar en aquel puerto


[…] Incendiados han sido con sus cargamentos, por seis lanchas de
las fuerzas bloqueadoras anglofrancesas, las goletas sardas ‘Fama
Argentina’, ‘Bella Rita’ y ‘Beatriz’ y saqueadas completamente las
goletas de la misma nación ‘Los amigos’ ‘Catalina’ y el Paillebot
nacional de los prácticos. Ellos se hallaban a la carga en la Ensena-
da donde habían entrado por la completa deiciencia de bloqueo de
aquel puerto.” 157

Mientras tanto, la vida proseguía, y aún en medio de tan extremas situaciones, los sar-
dos arraigaban su vida y sus raíces en estas tierras y el Consulado comenzaba a operar
como un centro de orden y control del Estado sabaudo. La muerte y la herencia de un
súbdito por ejemplo, podían dejar de ser entonces un asunto particular cuando, por
ejemplo, el Cónsul se constituyó en podatario de Della Signora Vedova di Giobatta

155 AST, FCN; Rapporto sul commercio sardo con la Confederazione Argentina e la banda oriental (sud
America) redatto da Carlos Belloc Vice console di I categoría già addeto al consolado Generale di
Buenos Aires. Particolare a S.E. il cavaliere Massino D’Azeglio, Ministro degli Affari Esteri di S.M.
il Re di Sardegna. Genova, 10 febbraio 1851.
156 AST, FCN, Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires; Rapporto sull incendio
Della Goleta “Fama Argentina”, 30 aprile 1846.
157 Felipe de Arana al Ministro Plenipotenciario de Inglaterra, Guillermo Gore Ousley.
De la orilla del mar a la vera del río 83

Carignani e Compagnia in Genova, a in de cuidar todos aquellos interessi di specie,


esiggere, pagare, chi tan rare in generale, e particolarlmente liquidare tutti gli affari
di contabilità.158
Después de la salida de d’Hermillon, le sucedió S. A. Demarchi di Lugano,
pero una extraña enfermedad psicológica hizo que el cargo fuese ocupado por el
comerciante Antonio Dunoyer de Mont-Meillan, con nexos importantes con Francia
y otros puntos de Europa en sus relaciones comerciales. La gestión del vice-cónsul
Carlo Belloc, no tuvo larga vida y pronto retornó a Génova, aunque su mandato dejó
una extensísima documentación sobre la vida económica de los sardos en el Río de la
Plata. Su partida se fundamentaba en el enfrentamiento con Dunoyer al que caliicó
de negociante nella piú gretta signiicazione della parola, al haber utilizado su cargo
para sus personales y exclusivos negocios franceses.159
La caída de Rosas en la Batalla de Caseros, el 3 de frebrero de 1852, coincide
con la llegada de Cavour a la presidencia del Consejo en el mismo año. En 1852
D’Azeglio designó encargado de negocios a Marcello Cerruti, quien se había des-
empeñado como tal en Río de Janeiro. Dada la cantidad y calidad del lujo mercantil
entre Buenos Aires / Montevideo-Génova, el Ministerio del Exterior del Reino, de-
cidió comisionar un funcionario de carrera que pudiera enviar informes más precisos
y técnicos, respecto de las posibilidades económicas de estas tierras, especialmente
todo aquello que se vinculaba a la navegación luvial.160 Éste, visitó primero la pro-
vincia de Corrientes, después el Paraguay, y navegando el Paraná, atravesó Entre
Ríos, Corrientes y Paraná y inalmente, Buenos Aires.
Hacia 1855, el primer censo de la ciudad de Buenos Aires revela que los ex-
tranjeros ocupaban un 36% de la población y exhibe una importante diversiicación
laboral, con una concentración espacial particularmente evidente en los barrios de La
Boca y Balvanera, donde una gran proporción provienen de Chiavari y Lavagna.161
Las guerras habían agravado el vacío demográico afectando el número de hombres
disponibles en el mercado de trabajo, favoreciendo la inserción de los extranjeros. La
condición de neutrales de los sardos-genoveses ayudó a esta inclusión.
En su viaje, Marcello Cerruti, relevó y censó a los italianos que encontró, aunque
sospechosamente il numero maggiore é sfuggito alle mie indagini. Sin embargo tam-

158 AST, FCN, Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires; Rapporto del Console,
1839.
159 AST, FCN Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires; Rapporto Sul Commer-
cio sardo colla Confederazione Argentina, e la Banda orientale /sud Amercia/redatto da Carlo Belloc
Vice Console di 1º Categª gia Attaccato al Consolato Generale di Buenos Aires, Genova, 10 frebbraio
1851. Dirigido a D’Azeglio.
160 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Buenos Aires, 1854;
Rapporto de Marcello Cerruti.
161 DEVOTO, Fernado “Los orígenes de…”, cit.
84 Griselda Tarragó

bién halló algunos aliados como Gio Devoto, primer empleado de Luigi Cassinelli,
quien le informó sobre la fortuna aproximada de los que habitaban en Rosario, con-
grutalóndose entonces de saber que la mayoría poseían un terreno o una casa como
fruto de sus meritorios ahorros. En su informe, proponía como Agente Consular y
Vice-cónsul en Rosario, Paraná y Corrientes, a los señores Cassinelli, Monteverde
y Gallino, así como a Emmanuelle Gianello para Agente Consular en Gualeguaychú
por ser Questo Scalo dell’Entre Ríos e per Brasile.162
Cerruti impulsó también la construcción de un Hospital y la primera reunión
para constituir la comisión respectiva se realizó en casa del comerciante ligur Barto-
lomeo Viale en noviembre de 1853. Por entonces comenzaron las acciones de recau-
dación de fondos y el señor Demartini hizo una donación de 14.000 francos con la
obligacion de buscar un terreno para el hospital cerca de la Bocca. A esta acción co-
lectiva se suman muchos otros que ofrecían apenas unas jornadas de trabajo como un
falegname que tributa al hacer la puerta de entrada de cedro.163 Los primeros indicios
de esta proto asociación étnica de ayuda y beneicencia, contó con la participación de
toda la jurisdicción desde Concordia, Salto, Mercedes y Montevideo.164
Las relaciones entre Cerruti y Dunoyer no fueron especialmente cordiales. El
proyecto del Hospital fue un espacio de confrontación en el que jugaron diversas
fuerzas, especialmente las de la naciente comunidad italiana que se sentía más repre-
sentada por Cerruti que por el saboyano Dunoyer, quien inalmente renunció en abril
de 1855, asumiendo aquél en el Consulado.

Tegnite o citto pe avéi o franco:165 economía y sociedad


Como ya se dijo, la larga tradición marinera y de artesanía naval de los ligures les
daba ventajas y los orientaba hacia ese sector de la actividad productiva y comercial.
Según la incisiva mirada y la pluma ágil de Carlo Belloc, la prudencia y la práctica
náutica de los Capitanes genoveses, la solvencia de sus tripulaciones y la solidez y
velocidad de sus naves, se habían hecho proverbiales en estas regiones, preiriéndose
sus servicios a los de cualquier otro. En su soggiorno a Buenos Ayres especialmente
en los dos meses que había vivido en la Locanda di Parigi, a cuya tavola rotonda
concurrían marineros y capitanes ingleses, franceses, holandeses, daneses, suecos,
prusianos, norteamericanos y hamburgueses, Belloc aprovechaba a praticar su inglés

162 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires; Santa Fe, Rapporto de
Marcello Cerruti, Informe del 19 de octubre 1855.
163 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Buenos Aires; Rapporto
de Marcello Cerruti.
164 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Buenos Aires; Rapporto
de Marcello Cerruti, 19 de febbraio 1856, Colecta en Concordia para el hospital.
165 Tienti il centésimo per avere la lira/ Cuida el céntimo para tener la lira. DOLCINO, Michelángelo
Mille Proverbi Genovesi, Nuova Editrice Genovese, 2002, p. 51.
De la orilla del mar a la vera del río 85

o su alemán haciendo una suerte de encuesta sobre las virtudes de las diferentes na-
ciones marineras, descubriendo siempre el valor de los genoveses dal che ne degli
doversi considerare por la prima marina sarda in quella stessa guisa, che Milziade
posto in seconda ila da tutti i generali greci comandanti a Maratona venne dalla
grecia intera, aclamato vincitore.166
Los italianos en general eran también poseedores de habilidades y vocaciones
que les permitían adueñarse de algunos segmentos especíicos de la actividad eco-
nómica como el de pequeños almacenes o bodegas, o de profesiones como las de
zapateros, albañiles, carpinteros u orfebres.167
En 1854 Cerruti elabora un reporte sobre estas especialidades informando que
un buen albañil se empleaba a 6 y 10 francos al día; un buen cocinero de escuela
francesa como los de los albergues de Torino, encontraría en Buenos Aires cierta
fortuna y uno discreto ganaría cien francos al mes. Los especialistas en conitería
también eran comunes y buenos, así como los zapateros o trabajadores de calzados a
los que comparaba con los del Palais Royal a Parigi que trabajaban para una classe
media que no usaba sino calzado elegante. Los sastres sabían cortar y cocer con la
elegancia del método francés e inglés. Las mujeres de servicio para el cuidado de los
niños, la limpieza y cocina de una casa eran valoradas por su robustez e inteligencia.
Del mismo modo, los herreros caliicaban como de primera calidad, conociendo a tal
punto la mecánica que podían reparar una máquina hecha pedazos.168
Por entonces, la inalización del bloqueo y las condiciones internacionales favo-
recieron el desarrollo comercial de la Confederación, dentro del cual el papel de los
genoveses tuvo un peso decisivo. Según las estimaciones hechas desde la delegación
del Rey de Cerdeña, de unas seiscientas embarcaciones que navegaban el Paraná y el
Uruguay, al menos cuatrocientos veinte eran de la Liguria en relación a la tripulación
y construcción de la nave, a despecho de cualquier bandera que pudiera enarbolar.
Muchos, aunque fueran construidos sobre las riberas del Plata, habían sido hechos
por la destreza de artesanos ligures. Los marineros sardos que las tripulaban no ga-
naban menos de doce pesos fuertes al mes como mínimo, llegando en algunos casos
a alcanzar los veinte pesos fuertes. Los barcos navegaban plenos de mercaderías de

166 AST, FCN Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires; Rapporto Sul Commer-
cio sardo colla Confederazione Argentina, e la Banda orientale /sud Amercia/redatto da Carlo Belloc
Vice Console di 1º Categª gia Attaccato al Consolato Generale di Buenos Aires, Genova, 10 frebbraio
1851.
167 AST, FCN, Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires; Rapporto del Console,
1848.
168 AST, FCN Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires; Rapporto de Marcelo
Cerruti, 1854.
86 Griselda Tarragó

las tierras que visitaban, tales como cueros, lana, hierro molido, cebo, crines, astas de
buey ed da questa munerosa e stimabili classe di utili cittadini.169
Pero no sólo crecía el tránsito de cabotaje. También el tráico interocéanico era
cada vez más relevante. Entre septiembre de 1849 y 1859 treinta y tres embarcacio-
nes provenientes de Génova habían entrado el puerto de Buenos Aires provenientes
de Montevideo, de Brasil y de con una carga de alrededor de 6.000 toneladas: trans-
portaban 665 pasajeros, pero también vino, aceite, pasta, papel, sombreros, camisas
de algodón y de hilo, utencillos de cocina, quesos. Los mismos barcos partirían hacia
Brasil, Antillas, América del Norte, con cargas de carne salada, cueros y regresa-
rían con azúcar, café, fruta, maderas, tabaco, aguardientes, harina y algodón. 170 Las
mercaderías rescatadas de la Goleta La Fama arrojan cuenta de camisas de algodón,
calcetines, patalones de lana, paño ino de diferentes colores, pantalones de casimir,
lana, razo, seda.171
También los integrantes de esta colonia habían implantado en el Plata la indus-
tria de la construcción naval, especialmente en el Barrio de La Boca, una picola città
di duemila anime, esclusivamente popolata di Liguri, en la cual Belloc percibe una
sensación de profundo amor a la patria que lo deja complacido y sorprendido. Allí
habitan carpinteros, calafateros, herreros, madereros, veleros, cordeleros, fabricantes
de galletas, hosteleros, cafeteros, pulperos, harineros, mercaderes y mercahiles, oja-
lateros, sastres, zapateros, albañiles, fonderos, la mayoría hombres adultos hablando
el dialecto genovés.
Los colonos de nazione sarda ocupaban y hacían producir una gran cantidad
de quintas también. Al menos un tercio de ellos eran corredores, teniendo una gran
parte establecimientos comerciales y propiedades inmobiliarias de valores respeta-
bles. La población sarda rondaba por entonces los 27.000 individuos, la mayoría
con profesiones funcionales a los cambios económicos que se estaban produciendo.
Como bien lo describe el funcionario, en las plazas de Buenos Aires si uno hablaba

169 AST, FCN Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires; Rapporto sul commercio
sardo con la Confederazione Argentina e la banda oriental (sud America) redatto da Carlos Belloc
Vice console di I categoría già addeto al consolado Generale di Buenos Aires. Particolare a S.E. il
cavaliere Massino D’Azeglio, Ministro degli Affari Esteri di S.M. il Re di Sardegna. Genova, 10
febbraio 1851.
170 AST, FCN Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires; Rapporto sul commercio
sardo con la Confederazione Argentina e la banda oriental (sud America) redatto da Carlos Belloc
Vice console di I categoría già addeto al consolado Generale di Buenos Aires. Particolare a S.E. il
cavaliere Massino D’Azeglio, Ministro degli Affari Esteri di S.M. il Re di Sardegna. Genova, 10
febbraio 1851.
171 AST, FCN, Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires; Rapporto sull incendio
Della Goleta “Fama Argentina”, 30 aprile 1846.
De la orilla del mar a la vera del río 87

italiano o cualquier dialecto de los usados en los estados de Su Majestad Sarda, podía
dispensarse el hablar español…172
Los genoveses llegaron como otros extranjeros, a través de las llamadas cadenas
migratorias o redes de migración.173 Observar el fenómeno desde este lugar conduce
el análisis hacia las relaciones personales que los individuos gestionaban creando
espacios de solidaridad y alianzas. Este punto de vista nos muestra a unos individuos
con racionalidad relativa, interactuando con otros dentro de lujos recíprocos de co-
municación e intercambio.174 Reconstruir redes, desplaza el eje de investigación hacia
lo relacional, y centra la mirada en personas concretas y vinculadas entre sí.175 Esto es,
en los agentes y sus acciones, en hombres y mujeres con nombre y apellido de los que
se pretende recuperar sus trayectorias desde el momento y el espacio de la partida hasta
su llegada e inserción en el punto elegido. En esas acciones se unen recurrentemente
prácticas migratorias y empresariales en las que el peso de la familia y de los vínculos
cercanos como los de parentesco o paisanaje, tuvieron una clara incidencia al momento
de las elecciones y de las acciones. Sin embargo, más allá de cualquier consideración
metodológica, implica también elegir recuperar un aspecto sobre otros de ese pasado que
se intenta restituir.
Los contemporáneos así lo percibieron cuando dejaron testimonio de cómo estos
migrantes no olvidaban jamás a su familia, imponiéndose privaciones y trabajos ex-
cesivos para poder enviar ai vecchy padri, alle vedove madre, alle lontane spose ai
giovani igli, ai parenti bisognosi, dei periodici soccorsi. 176

172 AST, FCN Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires; Rapporto sul commercio
sardo con la Confederazione Argentina e la banda oriental (sud America) redatto da Carlos Belloc
Vice console di I categoría già addeto al consolado Generale di Buenos Aires. Particolare a S.E. il
cavaliere Massino D’Azeglio, Ministro degli Affari Esteri di S.M. il Re di Sardegna. Genova, 10
febbraio 1851.
173 DEVOTO, Fernando “Liguri nell’America…”, cit.
174 RAMELLA, Franco “Por un uso fuerte del concepto de red en los estudios migratorios”, en BJERG,
María y OTERO, Hernán –compiladores– Inmigración y redes sociales en la Argentina Moderna, IEHS
- CEMLA, Tandil, 1995.
175 MOUTOUKIAS, Zacarías “Narración y análisis en la observación de vínculos y dinámicas sociales:
el concepto de red personal en la historia social y económica” y RAMELLA, Franco. “Por un uso…”,
cit., en BJERG, María y OTERO, Hernán –compiladores– Inmigración y redes…, cit.; DEDIEU, Jean
Pierre y MOUTOUKIAS, Zacarías “Approche de la théorie des réseaux sociaux”, en CASTELLANO,
José Luis y DEDIEU, Jean Pierre –directeurs– Réseaux, familles et pouvoirs dans le monde ibérique
à la in de l’Ancien Régime, CNRS, Paris, 1998.
176 AST, FCN Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires; Rapporto sul commercio
sardo con la Confederazione Argentina e la banda oriental (sud America) redatto da Carlos Belloc
Vice console di I categoría già addeto al consolado Generale di Buenos Aires. Particolare a S.E. il
cavaliere Massino D’Azeglio, Ministro degli Affari Esteri di S.M. il Re di Sardegna. Genova, 10
febbraio 1851.
88 Griselda Tarragó

El Consulado se transformó en esos años en el receptor de pequeñas cifras de-


positadas por los migrantes para enviar a sus pueblos. Del 1º de marzo de 1855 al 1º
de abril de 1856, esas picole partite sumaron 1.876 onzas de oro en doblones trans-
feridas principalmente a la provincia de Chiavari, Savona, Génova y Piemonte. Otras
partidas de la misma calidad se enviaban con capitanes y negociantes.177
El 8 de julio de 1844 fallecía en Santa Fe Agostino Sasso. Al encontrarse en-
fermo y pronto a morir, redacta su testamento178 en el que relata que estaba asociado
a su hermano Gioanni y que los dos comerciaban in comunione. Mientras Gioanni
se ocupaba de la pulpería instalada en la ciudad de Buenos Aires, él se dedicaba al
comercio luvial. Ambos habían montado su empresa a partir de la familia. Agostino
declaraba que con Gioanni, con quien lavoro di società in una goleta chiamata la
Providenza quella che comprammo entrambi pel prezo di due mile pezzi d’argento,
propiedad en partes iguales. Al momento del incidente, la Goleta se encontraba en el
puerto de Santa Fe cargando carbón y al comando del sobrino Bartolomé Lombardo,
quien además tenía de cuenta de la sociedad 400 pesos en oro para la carga del barco
en fruti del paese.179
Replicando palabras y formatos muy difundidos en el mundo hispánico, declaró
en su última voluntad que estaba libre de deudas, que era célibe y que no tenía otro
heredero legítimo que su madre Dª Cattarina Bianca, residende en Génova, sua terra
nativa, a la que declaraba su heredera universal. El quinto de libre disposición se
lo cedía a su hermano in ricompense del severo amor con cui me ha sino al giorno
d’oggi, con parzialità afizionato. Mientras su sobrino fue su albaceas, un paisano lo
acompañó en su hora aciaga ya que en la ciudad de Santa Fe el 4 de julio de 1844
declaró que per non saper scrivere prego il Sigor Dottore Santino Costa di farlo per
me, e sottoscrive a mio nome. En ese mundo extraño y lejano de su patria, asistieron
parientes y paesanos que habían constituido su red de conianza y de negocios.
Un hecho de extrema violencia como los incidentes de Arroyo de la China de
1842180 abren en una suerte de ventana indiscreta hacia esas prácticas empresariales
y económicas. Por una parte, una cantidad inusitada de genoveses se encontraban
operando en la zona del Uruguay Oriental, entre Entre Ríos y Uruguay (Arroyo de
la China-Paisandú/Mercedes). Todos los que atestiguan formaban parte de esta ya

177 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Buenos Aires; Rapporto
de Marcello Cerruti.
178 AST, FCN, Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires; Rapporto del Console,
Investigación sobre la muerte de Agostino Sasso en Santa Fe (19 dejulio de 1844).
179 AST, FCN, Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires; Rapporto del Console,
Investigación sobre la muerte de Agostino Sasso en Santa Fe (19 dejulio de 1844).
180 AST, FCN, Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires, diciembre 1842-enero
1843, Enric Picolet d’Hermillon, proceso por el asesinato de cuatro subditos sardos en Arroyo de la
China, Entre Ríos.
De la orilla del mar a la vera del río 89

extendida colonia: Giovanni Badaracco, marinero de Chiavari; Giacomo Garibaldo,


Capitán de la Marina Mercante de Su Majestad, nacido en el Ducado de Génova; Lui-
gi Risso, marinero de Bogliasco; Luigi Napoleone, marinero, de Alassio, domiciliato
per affari di comercio in Paisandú; Giuseppe Mera y Lorenzo Sardo, de Alassio;
Giuseppe Bonavia, capitán marítimo, de Alassio, domiciliato a Montevideo per affari
di Commercio; Giuseppe Dapovi era dueño de una ballenera que circulaba sin carga
escapando de la guerra.
La mayoría son comerciantes y marinos con casas de comercio, establecidos en
diferentes puntos de ese espacio. Consecuente y sugerentemente, los argumentos de
la Confederación a través del comandante Bonifacio justiica el asesinato de los cua-
tro súbditos sardos acusándolos de piratas, además de Salvajes Unitarios. En medio
de una guerra cruenta, estos seculares negociantes concretan affari en ambas orillas
del Uruguay en la colosal pluralidad de circuitos que ese Litoral de los Ríos ofrecía
en este tiempo de inlexión y cambio.181 Todos aseguraban que los asesinados estaban
haciendo cueros.
En medio de la tragedia, se descubre otra tragedia, la de la disolución por la fuer-
za de una empresa familiar que, una vez más, vinculaba a dos hermanos procedentes
de la Liguria, del pueblo de Coccioletto, en el Ducado de Génova. Ante el asesinato
de su hermano, Lazaro Agnese lloraba la pérdida de ambas cosas. Habían formado
una sociedad en la que esisteva comunione di beni e di speculazioni commerciali.
Mientras Lázaro se ocupaba del negocio establecido en Mercedes, su hermano Bar-
tolomeo viajaba en la goleta Nueva Anita –atracada en ese momento en Dolores– pro-
piedad de la sociedad, haciendo el circuito Montevideo-Costa del Uruguay-Paisan-
dú-Salto. Bartolomeo manejaba la administración general de los intereses comunes,
prestando dinero a otros paisanos, negocio que al momento del incidente sumaba
unos 6.000 patacones puestos a créditos, pero con mercaderías y efectivo, el capital
de la empresa ascendía a 10.000. Esta fortuna se perdería también trágicamente en
las aguas del Uruguay. No había libros de contabilidad ni documentos guardados ya
que Bartolomeo si porti rivolto in un fazzoletto. La empresa familiar, guardada en un
pañuelo se había esfumado en un instante junto con la vida del genovés.
Muchos en esos tiempos, llamaban a otros de su paese para venir a hacer fortuna.
Giovanni Palma había arribado hacia 1830 a Buenos Aires. Después de convocar a sus
hermanos, se había establecido en Paraná donde comerciaba a gran escala con una lo-
tilla bien organizada y monopolizaba la actividad a lo largo de toda la costa entrerriana.
Bartolomeo Denegri junto a su paisano Francesco Arzeno se dedicaban al comercio
luvial en Corrientes y habían establecido la destilería La Angélica en Bellavista. Los
hermanos Rocca llegados de Lavagna, pasaron de simples peones a grandes propietarios

181 SCHMIT, Roberto Ruina y resurrección en tiempos de guerra. Sociedad, economía y poder en el
oriente entrerriano posrevolucionario, 1810-1852, Prometeo, Buenos Aires, 2004, p. 139 y ss.
90 Griselda Tarragó

de tierra y dueños de saladeros. Organizaron además una importante casa de importación


de artículos importados asociados con su paisano Giovanni Battista Repetto, residente
en Génova con su propia lota constituida por el Giulio, Papá Repetto, Pamperita y
Giobatta Repetto con la que también hacían transporte de pasajeros.182
Antonio Devoto siguió los pasos de Rocca y, en 1854, desde Lavagna se embarcó
rumbo a Buenos Aires con su familia. El genovés Costa abrió en 1855 la luego célebre
Conitería del Aguila, al igual que los hermanos Roverano con la Conitería del Gas
ayudados por su padre que también se dedicaba a la relojería.
Otros llegaron todavía niños como Lorenzo Raggio de sólo doce años, traído por
otros paisanos. En la otra punta del arco de la vida, el momento de la muerte coniguraba
un tiempo de estrechar vínculos. Así, cuando en 1848 moría en Buenos Aires Luigi Ni-
coló Valentino Cella, nacido en Ruino di Servi, Chiavari, su albaceas fue su paisano
Pietro Dosso nato a S. Giulia di centaura, Chiavari, qui abitante.183
No obstante, la construcción de este mundo seguro a través de vínculos cercanos
y amorosos184 no siempre transitaba caminos llanos. Los conlictos y las rupturas de
las tramas de solidaridad, eran más frecuentes de lo pensado. Así, la sociedad que ha-
bían formado los tres paisanos chiavareses Francesco Bardi, Giuseppe Castagnino y
Agostino Frugone para el usufructo de la Goleta S.Sª Concezione185 terminó con la
operación de venta del bastimento y con acusaciones cruzadas de fraude y desleal-
tades que inalmente no lograron neutralizar la elección de gente de conianza que
había sido el inicio del negocio. La iducia, era un valor clave en cualquier empresa
de este tipo.186 Luigi Villa quien efectuó la compra también era paisano, al igual que
uno de los que traicionó, Luigi Parma.

182 ZUCCARINI, Emilio Il lavoro degli italiani nella Republica Argentina 1516-1910, Leggende, studi e
Ricerche, 1910, p. 331.
183 AST, FCN Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires; Rapporto 18 de noviem-
bre de 1848.
184 TARRAGÓ, Griselda “Las venas de la Monarquía. Redes sociales, circulación de recursos y coni-
guraciones territoriales. El Río de la Plata en el siglo XVIII”, en IMÍZCOZ BEUNZA, José María, y
OLIVERI, Ohiane Economía domésticas y redes sociales, Silex, Madrid, 2010, pp. 177-209.
185 AST, FCN, Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires. Buenos Aires, 25 mag-
gio 1844.
186 BARRIERA, Darío y TARRAGÓ, Griselda “De la conianza a la composición. Cultura del riesgo, de
la previsión y de la resolución de conlictos entre mercaderes del siglo XVIII”, en VÁZQUEZ, Belín y
DALLA CORTE, Gabriela –compiladoras– Empresarios y Empresas en América Latina Siglos XVIII-
XIX, Universidad de Zulia, Maracaibo, 2005; BARRIERA, Darío y TARRAGÓ, Griselda “Elogio
de la incertidumbre. La construcción de la conianza, entre la previsión y el desamparo (Santa Fe,
Gobernación del Río de la Plata, Siglo XVIII)”, en Revista Historia, Universidad de Costa Rica, San
José de Costa Rica, 2006.
De la orilla del mar a la vera del río 91

Echando anclas
Siguiendo esta dinámica, este lujo inicial estuvo compuesto básicamente por in-
dividuos vinculados al tránsito comercial luvial, como marineros, dueños de em-
barcaciones, pequeños comerciantes. Muchos de ellos eligieron su asentamiento en
Rosario después de haber realizado una estadía inicial en Paraná, o bien en Montevi-
deo o Buenos Aires. Su presencia se hizo cada vez más notable en el cabotaje luvial
del Río de la Plata y sus aluentes, y también en el “gran cabotaje” 187 al Brasil.188
Se integraron pronto a una red de asentamientos ligures, ubicados en las principales
rutas luviales, tales como Santa Fe, Paraná, San Nicolás, Gualeguaychú, Victoria y
Corrientes.
Todavía resultaba difícil conocer exactamente cuantos italianos arribaban al Pla-
ta, porque muy pocos se presentaban al Consulado local y porque dos tercios desem-
barcaban en Montevideo para luego pasar a Buenos Aires, aunque desde mediados
de siglo comenzó a ser más importante la llegada de piamonteses frente a la guerra
en Italia. Fue el tiempo en que se realizó la fallida experiencia de la “Colonia Agrí-
cola-militar” Nueva Roma de Bahía Blanca al mando de Silvino Olivieri, proyecto
conectado a Mazzini y a Gian Battista Cúneo. Con Olivieri marchó Filipo Caronti, de
extensa trayectoria revolucionaria en Europa.
Un análisis de la población de Montevideo en 1855, revela que en esa época
los dos tercios de genoveses todavía se dedicaban a la actividad náutica. Lo mismo
sucede en otras ciudades sobre el Río Paraná como Corrientes, que en 1852 contaba
con 85 migrantes genoveses, en su mayor parte comerciantes, artesanos navales y
propietarios de naves.189
Para mediados de siglo, Cerruti estaba organizando el establecimiento de un
Consulado en Rosario. Para ello contó con hombres que capitalizaban un recorrido
social y económico ascendente, como Raffaele Gallino o Luigi Cassinelli, para una
delegación en una ciudad que se expandía al calor del progreso. Como claramente
diagnostica, en víspera de instalarse el Banco de Mauá, los italianos encontrarían en
el Rosario una lucrativa especulación a través de una Bolsa de Comercio que contaba
con noventa y cinco socios, muchos de los cuales era concittadini. El funcionario
conió en la sagacidad y pericia de los specolatori liguri, los cuales sabrían hacer
buenos negocios teniendo en cuenta los precios de las plazas en las que operaban.190

187 AST, FCN, Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires. Presentación del Capi-
tano Luigi Bodoano.
188 Véase VANGELISTA, Chiara L’emigrazione ligure..., cit.
189 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Buenos Aires, Primi
elementi pel censo italiano a Rosario, Paraná, Santa Fe e Diamante nella Confederazione argentina,
1855.
190 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires; Rapporti da Paraná da
Cerruti a Cavour.
92 Griselda Tarragó

En Entre Ríos pudo hacerlo con Emanuele Gianello, condecorado con la cruz
mauriziana y amigo de Urquiza, a quien propone como agente consular para Guale-
guaychú.
La circulación transcoceánica de migrantes también estaba adquiriendo matices
diferentes. Por entonces, surgió un conjunto de intereses en Génova que gestionaban
agentes o ganchos que ayudaban a la emigración de jóvenes candidatos, así como ir-
mas navieras que encontraban un temprano lorecimiento en el negocio de transportar
emigrantes. En ello se hallaban involucrados destacados intelectuales y prestigiosas
instituciones como la Societá Geograica Italiana que difundían noticias sobre el
Plata como tierra de promisión para los italianos. Jugaban también los capitales de
las compañías de navegación y, es particularmente conocido como, en el caso de
Piemonte y Cerdeña, éstas fueron capaces de crear un poderoso lobby que llegó a
interesar al mismo Cavour en la protección de la naciente Marina italiana.191 Los in-
tentos de Cerruti de crear la línea que uniera Génova y Buenos Aires, la Compagnia
Transatlantica, no pudo prosperar: el gobierno sardo no estaba en condiciones de
enfrentar tal desafío.192
Hacia 1856, en pleno tiempo de secesión entre Buenos Aires y la Confederación
urquicista, Cerruti trasladó la sede de la delegación desde Buenos Aires a Paraná,
población devenida en capital debido a los conlictos para uniicar el país. Fue una
estrategia del Cónsul para congraciarse con el general Urquiza, quien además del
hombre más poderoso, era un gran empresario y propietario ganadero.
En enero de 1857, la comunidad de ligures preparaba las cuentas de los daños
sufridos durante las guerras civiles para ser presentados ante la Comisión competente
nominada por el Gobierno de la Confederación para subsanar la pérdida de mercade-
rías y naves. En ello habían pesado, entre otras cuestiones, los vínculos estrechos de
paisanaje y negocios: el presidente Santiago Derqui era hijo de un paisano apellidado
en realidad Derchi y Justo José de Urquiza se había casado con Dolores Costa, hija
de Gaetano, nativo de Chiavari.
Los reclamos se vinculaban a situaciones como las experimentadas por ejemplo
por un tal Serrato, a quien se le había coniscado un cargamento de yerba mate en
1840 o por el mismo Luigi Cassinelli quien en ese año había sufrido la expropiación
de la Goleta Carmen, al igual que Giovanni Lavarello que había debido rescatar su
goleta Italia de las manos del gobierno de Corrientes. A Gio Batta Castagnola se le
había coniscado la Goleta Idra con todos los efectos comestibles que contenía.
La Confederación compensó por estas pérdidas no con oro, sino con tierras ubi-
cadas en la periferia de Rosario, Santa Fe o Paraná. Un buen negocio que los geno-
veses aceptaron gustosos en tiempos en que la valorización fundiaria comenzaba

191 DEVOTO, Fernando Historia de la Inmigración..., cit., p. 228.


192 CUNEO, Nicoló Storia dell’emigrazione..., cit., pp. 162 y ss.
De la orilla del mar a la vera del río 93

una escalada sin solución de continuidad, siendo el origen de las primeras grandes
fortunas, las cuales comenzaron a consolidarse de esta manera.193
De las relaciones que enviaba Cerruti a Cavour, surgía la idea de que no existía
en la América del Sur otra región que ofreciese a los italianos, las posibilidades del
Río de la Plata.194 Hacia 1849 en la actual Argentina habitaban unos 60.000 italia-
nos.195 Los genoveses se destacaban por su crecimiento económico, por los vínculos
que habían establecido con sus coterráneos en la patria. Luego de la Uniicación, esta
colonia seguía siendo la más importante.196 Muchos de ellos ya poseían patrimonios
substanciales como Vincenzo Gianello de Lavagna que, se calculaba, poseía dos mi-
llones de liras o Giacinto Caprile, con un millón, además de doscientos o trescien-
tos constructores y armadores que disfrutaban de una cómoda situación inanciera y
comercial. Especialmente en el Barrio de Lorea (Monserrat) se había generado un
centro de radicación de mercados de frutos de país, y allí muchos sardos poseían
propiedades que usufructuaban con un rédito de 18 ó 20% sobre el capital. Había en
la zona espléndidas casas de genoveses como las del Señor Repetto, que valían entre
trescientos y quinientos mil pesos de papel moneda.197
La Constitución sancionada el 1º de mayo 1853 en Santa Fe, proclamaba en su
preámbulo la apertura del país a todos los hombres del mundo de “buena voluntad”
así como la no obligatoriedad de adoptar la ciudadanía argentina para poder habitar
estas tierras. Cavour se mostró satisfecho frente a estas noticias sobre las que, opor-
tunamente en 1857, había informado Cerruti desde Paraná. Consecuentemente con
los nuevos tiempos, de esos años datan los primeros proyectos sobre colonización.198
Sin embargo, la tentativa del Consulado de fundar una colonia en el inhóspito Chaco
argentino terminó con una mala experiencia para todos los involucrados.199
El decenio 1850-1860 coincidió en todo el reino del Piemonte y especialmente
en la Liguria, con una extraordinaria aceleración de la vida política y económica.

193 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires; Rapporti da Paraná da
Cerruti a Cavour: 17 de marzo, 26 de agosto, 22 y 29 de noviembre de 1857.
194 AST, FCN, Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires, Rapporto del Consolato,
1850.
195 CUNEO, Nicoló Storia dell’emigrazione..., cit., p. 281.
196 MANTEGAZZA, Paolo “Le Colonie europee nel Rio de la Plata”, in Nuova Antologia, vol. VII, 1868,
p. 290.
197 AST, FCN, Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires; Rapporto Sul Commer-
cio sardo colla Confederazione Argentina, e la Banda orientale /sud Amercia/redatto da Carlo Belloc
Vice Console di 1º Categª gia Attaccato al Consolato Generale di Buenos Aires. Genova, 10 frebbraio
1851. Dirigida a D’Azeglio.
198 GALLO, Ezequiel La pampa gringa, cit.; BONAUDO, Marta –dirección de tomo– Liberalismo, Es-
tado y Orden Burgués…, cit.; BONAUDO, Marta La organización productiva y política del territorio
provincial (1853-1912), Tomo VI de Nueva Historia de Santa Fe…, cit.
199 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires; Rapporto del Consolato.
94 Griselda Tarragó

La expansión tuvo su expresión más acabada en el boom de 1852-1853, con el gran


desarrollo de los sectores de metalmecánica, algodonero, edilicio, ferroviario, cons-
trucción naval, aviamiento naval, navegación y de la minería sarda. No menos es-
pectacular fue el desarrollo de la vida política con la expansión del giornalismo y del
asociacionismo, en un mundo cultural enriquecido y efervescente. 200
Se aprestaba una nueva época y fueron parte de ella emprendedores 201 comoNi-
cola Decalzi (1801-1857), natural de Chiavari, explorador del río Bermejo y nombra-
do por Juan Manuel de Rosas como ingeniero, hidrógrafo y astrónomo del Ejército.
O tal vez la de Giovanni Battista Lavarelllo que operó con el transporte de pasajeros
hacia el Plata.202 Lo mismo puede decirse de Alessandro Cerrutti o de Antonio Oneto,
fundador de la Sociedad de Navegación a vapor ítalo-platense, constituída en 1868
en Buenos Aires, con capitales fundamentalmente ligures.203
A pesar de conlictos, el Río de la Plata se expandía y crecía y Buenos Aires
mutaba hacia una ciudad que se transformaba de cara al progreso. No sólo el censo de
italianos expresaba la necesidad de ordenar y cuantiicar la población de ese origen
en tiempos de construcción de la Uniicación, también el tipo de información204 que
se acumulaba sobre los recursos económicos de los súbditos, implicaban acciones de
control más efectivo.205
Los informes consulares están plagados de datos, estadísticas y evaluaciones
cada vez más precisas sobre las condiciones del comercio y de la economía de la
región. Así, frente a promulagación de la Ley de derechos diferenciales por la confe-
deración urquicista, el Cónsul manifestaba su preocupación por los efectos negativos
que la misma podría tener sobre il nostro Cabotaggio.206
En ese clima expansivo se destacó también una renovada migración intelectual
que descolló en esta nueva realidad. Preceptores, maestros, pianistas y pintores que
debieron cumplir las funciones de completar la instrucción de la ya aianzada clase
alta porteña. También llegaron arquitectos, decoradores, escenógrafos dedicados a

200 ASSERETO, Giovanni “Dall’antico regime…”, cit. p. 215.


201 SURDICH, Francesco “I viaggi, i commerci, le colonie: radici locali dell’iniziativa espansionistica”,
en Giulio Einaudi Editore Storia d’Italia…, cit. pp. 468-469.
202 CANDIDO, Salvatore “La emigración política...”, cit.
203 SURDICH, Francesco “I viaggi, i commerci, le colonie: radici locali dell’iniziativa espansionistica”,
en Giulio Einaudi Editore Storia d’Italia…, cit.
204 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires; Rapporti da Paraná da
Cerruti a Cavour.
205 AST, FCN, Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires; RapportoSul Commer-
cio sardo colla Confederazione Argentina, e la Banda orientale /sud Amercia/redatto da Carlo Belloc
Vice Console di 1º Categª gia Attaccato al Consolato Generale di Buenos AiresGenova, 10 frebbraio
1851.Dirigida a D’Azeglio.
206 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Buenos Aires 28 ottobre
1856.
De la orilla del mar a la vera del río 95

construir y embellecer palacios y teatros como el pintor Baldassare Verazzi o Igna-


zio Manzoni, o el escultor Cevasco. Se destacaron también otros artistas como el
escenógrafo Giorgi, primer pintor de escenarios de Buenos Aires, Marotta, primer
director de orquesta, y Pellegrini, quien fuera el autor del proyecto del nuevo templo
de Monserrat.
En agosto de 1858 se constituyó en Buenos Aires la Società de Unione e
Benevolenza,207 con el propósito de socorrer a los connacionales. Los genoveses no
apoyaron inicialmente este proyecto, ya que muchos de sus fundadores eran parte de
la Logia Masónica “Unione Italiana”.208 Por entonces se notaba la acción de estos
grupos que luchaban por la Uniicación italiana, impulsados por la palabra de Gari-
baldi y Cuneo.
En la década de 1860, los genoveses siguieron haciendo fortuna básicamente en
aquellas actividades que más conocían. Los barcos del armador de Camogli, Giuseppe
Lavarello –amigo personal de Bartolomé Mitre– traían inmigrantes a las primeras colo-
nias argentinas como las de San José en Entre Ríos o Esperanza en Santa Fe, mientras él
actuaba como uno de los principales operadores del cabotaje platense.209 En 1861 arribó
a Buenos Aires un nuevo encargado de negocios, el conde Raffaele U. Barbolani y el
cónsul general, conde Bartolomeo de la Ville, encontrando una comunidad italiana
en fermento.
Sivori y Schiafino fundaron una Casa de Comercio con sucursal en Montevideo,
mientras habían adquirido tres naves: Clementina, Agnese e Isabella. El capitán marí-
timo Tomaso Pietranera introducía artículos italianos a través de su establecimiento en
Buenos Aires,210 Lorenzo Raggio resultó un sagaz inversor que negociaba en la Bol-
sa capitales hipotecarios y Antonio Devoto amplió sus capitales con la especulación
inmobiliaria en el barrio de La Boca. Emanuele Bacigalupo se dedicaba con éxito a
la industria de la harina, siendo propietario del Molino del Norte mientras Giuseppe
Magnasco dominaba todo el comercio quesero desde Goya y en su emprendimiento
encontraron trabajo unas 400 familias genovesas.211 La cartografía de la correspondencia
enviada desde el Consulado expresa las conexiones y la dinamicidad de ese mundo que
se ampliaba en sus posibilidades económicas: Génova, Marsiglia, Lisbona, Madera, S.
Vincenzo, Pernambuco, Bahía, Río Janeiro, Montevideo, Barcelona, Malaga, Cadice,
Tenerife…212

207 ZETTI, Luca Associazionismo e integrazione fra gli italiani di Buenos Aires: Mutuo Soccorso,
religiosità e politica negli anni dell’immigrazione di massa, Tesi de Laurea, Università degli Studi di
Milano, Milano, 2006.
208 CUNEO, Nicoló Storia dell’emigrazione..., cit., p. 255.
209 CUNEO, Nicoló Storia dell’emigrazione..., cit., p. 290.
210 ZUCCARINI, E., Il lavoro degli italiani..., cit. pp. 332-333.
211 CUNEO, Nicoló Storia dell’emigrazione..., cit., p. 334.
212 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Buenos Aires, Quadro
comparativo del prodotto postale, 1857-1858.
96 Griselda Tarragó

Las constituciones de 1853 y1860 no les otorgaban a los inmigrantes derechos


políticos,213 pero sí estimulaban políticas de inmigración. Desde 1857 se confeccionó
una serie oicial de inmigración del Estado argentino: entre esa fecha y 1873 entraron
“oicialmente” 175.726 italianos, cifra que debe elevarse para computar aquellos que
llegaron por otras vías. En el conjunto de todos los europeos, éstos constituían el 65%.214
Hacia 1871 cuando se realizó el Censimento degli italiani all’estero promovido por
el Ministero degli Affari Esteri italiano, mostró como la inicial preponderacia de los ge-
noveses comenzó a matizarse por el agregamiento de piamonteses y lombardos, aunque
la presencia global siguió ocupando espacios esencialmente urbanos.

213 BONAUDO, Marta y SONZOGNI, Elida “Viejos y nuevos colonos. Su convergencia en un mundo en
transición”, en Ruralia, núm. 1, FLACSO, Buenos Aires, 1990; BONAUDO, Marta y SONZOGNI,
Élida “Redes parentales y facciones en la política santafesina, 1850-1900”, en Siglo XIX Revista de
Historia, núm. 11, Instituto Mora - Universidad de Nueva León, México, 1992.
214 DEVOTO, Fernando Historia de los italianos..., cit., pp. 56-57.
cAPÍTuLO iii

No hay mal que dure cien años


Santa Fe y el Litoral de los Ríos entre 1810 y 1840

La provincia de Santa Fe: espacio, territorio y población

E
l límite oriental de la actual provincia de Santa Fe es el río Paraná, principal
colector de la Cuenca del Plata.215 Al noreste de la presente ciudad capital,
existe un albardón arenoso –formado por los depósitos de sucesivos desbor-
des– que sigue el curso del río San Javier, que corre paralelo a aquel. Llegando a
su desembocadura en el Río de la Plata, se ensancha notablemente con un aumento
progresivo de las islas y canales producto de la intensiicación del proceso de sedi-
mentación, con gran cantidad de brazos, riachos y canalizos intermedios.
El majestuoso Paraná fue el gran organizador del espacio desde tiempos prehis-
pánicos. La historia de Santa Fe no puede comprenderse sin considerar esta estrecha
relación. Los ciclos de crecida fueron un factor determinante en la ubicación deiniti-
va de la ciudad y por su navegabilidad se constituyó en la principal vía de circulación
de hombres y recursos.
La creación del Virreinato del Perú en 1542 aseguró a la corona española el domi-
nio sobre la mayor parte de las tierras de la cuña hidrográica de la Cuenca del Plata.
Aunque se registraron diferentes expediciones previas como la de Sebastián Gaboto,
fue especialmente la fundación de Santa Fe la primera marca europea que se impuso
en el actual territorio provincial para organizarlo, modiicarlo y transformarlo.216

215 Su longitud alcanza los 4.000 km. A la altura del puerto de Posadas, en la provincia de Misiones, el
Paraná se convierte en un río de llanura. A partir de Corrientes la orilla derecha se maniiesta como baja
y anegadiza, presentando una densa red de cursos menores e importantes cauces secundarios conectados
por riachos transversales que delimitan ininidad de islas en contante formación y proceso de erosión y
sedimentación. La margen izquierda es alta y con barrancas. A la altura de la localidad entrerriana de
Diamante, las costas comienzan a cambiar y a invertirse. Las aguas del Paraná son marcadamente turbias
debido a los materiales que aportan los aluentes chaqueños. Esto determina la formación de islas de
construcción aluvional.
216 BARRIERA, Darío Vers une histoire politique conigurationnel. Conquérants, familles et rapports
de pouvoir dans une ville aux conins de l´Empire Espagnol - (Santa Fe, Río de la Plata, XVI-XVII
siècles), Thèse de Doctorat, realizada bajo la dirección de Bernard Vincent y María Inés Carzolio,
EHESS, Paris, 2002; Conquista y colonización hispánica. Santa Fe la Vieja (1573-1660), Tomo II de
Nueva Historia de Santa Fe…, cit.
98 Griselda Tarragó

El 15 de noviembre de 1573 Juan de Garay fundó la ciudad de Santa Fe, anun-


ciando en el ritual fundo, asiento y nombro por el que se expresaba la voluntad de
construir una nueva espacialidad y de sacralizar el lugar clave de la evangelización y
el buen gobierno. Al instalar la picota o rollo de la justicia en el centro de la plaza, se
posicionaba el atributo regio por excelencia: la justicia, que se realizaba en nombre
de su Majestad y conforme a las leyes y ordenanzas reales. Cabildo, iglesia y rollo
formarían el triángulo esencial de la vida en comunidad.
En 1617, las provincias del Río de la Plata y de Paraguay se dividieron en dos
gobernaciones, la del Guayrá y la del Río de la Plata, en la que Santa Fe quedó incluida
conjuntamente con las ciudades de Concepción del Bermejo, Corrientes y Buenos Aires.
La jurisdicción que originariamente le fuera asignada no sólo incluía el territorio santa-
fesino sino la actual provincia de Entre Ríos. Su dependencia administrativa de Buenos
Aires se mantuvo después de la creación del Virreinato del Río de la Plata en 1776 y aún
en los primeros y conlictivos años revolucionarios.
Tempranamente se constituyó en un nudo estratégico dentro del denominado espa-
cio peruano217 y en su etapa inicial, Santa Fe se estableció como el asentamiento nuclear
de una constelación de asentamientos dispersos de naturaleza diversa218 y, si bien no
puede obviarse la inluencia de la frontera como un factor desestabilizador de esta frágil
realidad, los santafesinos mantuvieron con ella en toda su historia una relación ambigua
y contradictoria.
Por otra parte, la producción de yerba219 en la zona paraguaya no había alcanzado
todavía más que un nivel mínimo con respecto a la expansión registrada posteriormente
y el comercio de ganado vacuno en pie con Potosí aún no constituía una actividad con-
solidada. Sin embargo, hacia 1640 comenzaría un proceso expansivo en lo social y en lo
económico que abrirá el camino a profundas transformaciones.
En la década de 1650-1660 la ciudad fue trasladada desde su sitio original, hacia
el que se encuentra emplazada actualmente 16 leguas más al sur tomando el nombre de
Santa Fe la Vera Cruz. El traslado constituye un hecho complejo ya que signiicó por
una parte desmontar una ciudad para replicarla en otro sitio al tiempo que se intentaba
reproducir el espacio abandonado en el marco de una estrategia clara del grupo de poder
para mejorar sus condiciones y ampliar sus posibilidades económico-políticas.
Las mejores condiciones del nuevo sitio no sólo ampliaron los recursos de la ciu-
dad, sino que extendieron y consolidaron deinitivamente su función de articuladora, de

217 Según fuera deinido por ASSADOURIAN, Carlos Sempat El sistema de la economía colonial, Nueva
Imagen, México, 1983.
218 ARECES, Nidia et al. “Santa Fe la Vieja. Frontera abierta y de guerra. Los frentes Charrúa y Chaqueño”,
en Memoria Americana, Vol. 2, ICA - UBA, Buenos Aires, 1993, pp. 7-41.
219 GARAVAGLIA, Juan Carlos Mercado interno y economía colonial, Grijalbo, México, 1983, pp.
40-64.
De la orilla del mar a la vera del río 99

bisagra de un gran espacio económico a espaldas de Potosí.220 Santa Fe había abier-


to puertas a la tierra… Pronto una densa red de relaciones sociales, económicas y
políticas coniguraron un nuevo espacio europeo. Tropas de carretas, vacas, mulas
comenzaron a marchar por el camino hacia el Alto Perú mientras por una multitud
de puertos principales o marginales sobre el extenso Paraná, se traicaba con yerba
mate, cereales, cueros y batata, al tiempo que una nueva sociedad se consolidaba,
cumpliendo ya entonces una función de enlace entre las regiones productoras de yerba y
ganado y las regiones productoras de plata.221
Hacia el sur del río Salado la zona había sido ocupada paulatinamente desde la fun-
dación de Santa Fe con suertes de frente al Paraná. Sin embargo, en la primera etapa la
ciudad privilegió como espacio de ocupación el norte. El proceso de avance de indígenas
del grupo guaycurú sobre la frontera norte determinó que estas tierras comenzaran a ocu-
parse más rápidamente desde ines del siglo XVII, con el surgimiento de la Villa del Ro-
sario en el siglo XVIII. Este proceso debe comprenderse en el contexto de la ocupación
del llamado Pago de los Arroyos que inicialmente había sido una zona de vaquerías.222
Hacia principios del siglo XVIII, la migración de pobladores desde el norte que huyen
de los ataques indígenas, activó el crecimiento de la población en esta zona.223 En 1725
se designó un alcalde de la hermandad para el pago de los Arroyos, y en 1730 se creó el
curato. La población fue creciendo y agrupándose en torno a la Capilla de la Estancia
La Concepción, cerca de donde está ubicada actualmente la Catedral de la ciudad de

220 “No se logró sin duda hacer más fértiles las tierras., ni evitar las langostas, las sequías y las heladas;
pero se consiguió transformar en troperos y pulperos a unos hombres para quienes la agricultura estaba
casi vedada y la ganadería no era provechosa.” ÁLVAREZ, Juan Ensayo sobre la historia de Santa Fe,
Colmegna, Santa Fe, 1914, p. 146.
221 TARRAGÓ, Griselda “The long kiss goodbye: Santa Fe and the conlict over the privilege of puerto
preciso (1726-1743)”, en Actas Internacional Workshop “Economic growth genealogies in the shad-
ow of the spanish empire: comparing countries, regions, domains and boundaries (16th - 20th), Dipar-
timento di Storia della Società e delle Istituzioni, Universitá degli Studi di Milano-Red Columnaria,
Milán, 2011.
222 “Las tierras conocidas como de ‘Los Tres Arroyos’ constituyeron la mayor propiedad de la zona desde
principios del siglo XVII, cuando fueron otorgadas en merced por el gobernador Hernando Arias
de Saavedra a Alonso Fernández Montiel. Durante más de un siglo (1602-1720), mantuvieron sus
dimensiones originales de 6 leguas por lado. A lo largo de cuatro generaciones el sistema de herencia
no afectó el traspaso de ‘Los Tres Arroyos’ como unidad territorial, a pesar de que sus propietarios
presentaban vínculos de parentesco entre sí. Véase CANEDO, Mariana “Propiedades, propietarios y
ocupantes. La tierra y la familia en la campaña de Buenos Aires. El pago de los arroyos, 1600-1750”.
Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana Dr. Emilio Ravignani, núm. 7, 3ª serie, 1º
semestre de 1993. pp. 7-21.
223 TARRAGÓ, Griselda “Santa Fe en el período tardo-colonial: producción ganadera, estancias y regio-
nes”, en Anuario, Vol. 17, Escuela de Historia-Facultad de Humanidades y Artes, UNR, Rosario, 1996,
pp. 217-238.
100 Griselda Tarragó

Rosario. Hacia 1810, Rosario ya era una villa junto al río Paraná, con vida propia y con
una historia diferente a la ciudad de Santa Fe.224
En la otra banda del río Paraná (actual Provincia de Entre Ríos), los españoles
encontraron una región bien provista de recursos naturales que deinían su clara aptitud
para la ganadería: tierras costeras altas, abundante agua, montes, pastizales, rinconadas
y cercados naturales, formados a partir de la combinación de colinas y riachos o arroyos
que reticulan la tierra. El río Gualeguay la divide de Norte a Sur formando un ancho va-
lle luvial laqueado por las cuchillas Grande y de Montiel donde se generan cursos que
drenan hacia el Paraná, el Uruguay y el propio Gualeguay, constituyendo una red hídrica
densa y compleja en una llanura ondulada, surcada por arterias luviales, cubiertas en
vastas áreas por bosques y abundantes pastizales.
Hacia mediados de siglo XVIII algunas campañas militares tendieron a controlar
el avance de los pueblos originarios de la zona como charrúas y minuanes, fruto de la
presión ejercida por santafesinos y porteños por ocupar estos estratégicos territorios.
La Bajada del Paraná sería en este contexto, el punto fundamental de conexión y
de población. Hacia principios del siglo XVIII, el poblado se reducía a una humilde
ranchería, con una capilla servida por el presbítero Francisco Arias de Montiel. El 25
de octubre de 1730, el gobernador Zavala elevaba la capilla a la categoría de Parro-
quia. El 18 de junio de 1733 el Cabildo santafesino designó el primer alcalde de la
hermandad para la Bajada en la persona de Santiago Hereñú.225
Sobre el inal del siglo surgieron puntos de concentración de población, proceso
que se beneició de la expulsión de los jesuitas y de la disponibilidad de sus tierras
a través de la Junta de Temporalidades instalada en Santa Fe. La población se ubicó
en ambas márgenes de los ríos en pequeños centros poblados.226 En ese mismo año
el virrey Vértiz segregó los partidos de Gualeguaychú, Gualeguay y Uruguay de la
jurisdicción santafesina, creando la comandancia de la costa del Uruguay al mando
del porteño Agustín Wright.227 Desde entonces, el territorio entrerriano apareció di-
vidido en dos grandes sectores: la costa del Paraná, todavía dependiente del Cabildo
santafesino, y la costa del Uruguay, con autoridades propias, pero subordinadas di-
rectamente a las de Buenos Aires.228
Hacia ines del siglo la nueva administración virreinal emprendió un plan sistemá-
tico de población del área, a cargo de Tomás de Rocamora quien en 1783 fundó las villas
de San Antonio de Gualeguay Grande, Concepción del Uruguay, San José de Gualegua-

224 BARRIERA, Darío –director– Instituciones, gobierno y territorio. Rosario, de la Capilla al Munici-
pio (1725-1930), CESOR-ISHIR-CONICET, Rosario, 2010, pp. 35-50.
225 PÉREZ COLMAN, César Historia de Entre Ríos, época colonial (1520-1810), Imprenta de la Provin-
cia, Paraná, 1936, Tomo I, p. 224
226 PÉREZ COLMAN, César Historia de Entre Ríos…, cit., Tomo I, p. 232.
227 PÉREZ COLMAN, César Historia de Entre Ríos…, cit., Tomo I, p. 236.
228 BOSCH, Beatriz Historia de Entre Ríos, Plus Ultra, Buenos Aires, 1978, p. 19.
De la orilla del mar a la vera del río 101

ychú y Carmen de Nogoyá. Este proceso signiicó para Santa Fe la progresiva pérdida de
jurisdicción sobre el área. Su acción fue el germen a partir del cual comenzó a conigu-
rarse la provincia del período independiente.229 A pesar de su plan, La Bajada siguió
bajo jurisdicción santafesina.230
En 1729 el padre Gervasoni informaba que Santa Fe tenía de 3.000 a 4.000 habitan-
tes. Como se vio, desde principios del siglo XVIII, y como consecuencia de las invasio-
nes indígenas, mucha población de Santa Fe migró hacia el pago de los Arroyos. Hacia
1766, cuando la situación comenzó a normalizarse, el procurador Zeballos informó que
las orillas del Salado estaban pobladas hasta 12 leguas de la ciudad. Asconchingas y
Añapiré también se encontraban pobladas, aunque este último era frontera con el valle.
El informe del procurador José Teodoro de Larramendi de 1795, señala un poblado con
4.000 ó 5.000 personas. Félix de Azara, en 1797, airma que Santa Fe tenía 4.500 habi-
tantes, Coronda 2.000, Rosario 3.500. Tuella indica para Rosario en 1801, la cantidad
de 5.878 habitantes. La defensa de la frontera generó el aglutinamiento de población en
torno a los fuertes y reducciones, como en el caso de Cayastá, San Javier, San Pedro o
Sunchales.231 A principios del siglo XIX, alrededor del convento de San Carlos de San
Lorenzo se aglutinaban unos 100 pobladores.232
En este período creció notablemente la población rural que ascendía, aproxima-
damente, a unas 8.700 personas.233 En 1824, para calcular la cantidad de diputados al
Congreso, se tomó como la población total de entonces, a unos 15.000 habitantes. En
tiempos del brigadier Estanislao López, la ciudad de Santa Fe tenía alrededor de 6.000
habitantes y Rosario 5.000. Había un pequeño número de franceses, ingleses e italia-
nos.234 En vísperas de la Revolución, la cantidad de habitantes de la Bajada y su juris-
dicción (considerando la campaña), oscilaba entre 14.000 y 16.000 personas, cifras
coincidentes con las arrojadas por el censo levantado en 1803 por el cura párroco
Luis M. de Caviedes.235 Hacia1803 cuando el agrimensor Pujol hizo la mensura de las
tierras frente al Paraná con fondo sobre el Uruguay, aparecían terrenos cubiertos de
bajíos grandes llenos de pajas, árboles y enredaderas intransitables.”236

229 DJENDEREDJIAN, Julio Economía y sociedad en Arcadia criolla. Formación y desarrollo de una
sociedad de frontera en Entre Ríos, 1750-1820. Tesis de doctorado presentada en la Facultad de Filo-
sofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, noviembre de 2003.
230 BOSCH, Beatriz Historia de Entre Ríos…, cit., p. 25
231 CERVERA, Manuel Cervera Historia de la Ciudad y Provincia de Santa Fe, 1573-1853, Universidad
Nacional del Litoral, Santa Fe, 1979, Tomo II, p. 52 y ss.
232 BIRAGHI, Roberto Iván Historia de San Lorenzo, Almafuerte, Rosario, 1981, p. 112.
233 COMADRÁN RUIZ, Jorge Evolución demográica argentina durante el período hispano (1535-1810).
Eudeba, Buenos Aires, 1969, p. 101.
234 AA.VV. Historia de las Instituciones de la Provincia de Santa Fe, Poder Legislativo de la Provincia de
Santa Fe, Santa Fe, 1969. Tomo 1, p. 56.
235 PÉREZ COLMAN, César Historia de Entre Ríos…, cit., Tomo, I, p. 293
236 CERVERA, Manuel Historia de la…, Tomo I, p. 576.
102 Griselda Tarragó

El estanciero Francisco Candioti era propietario de vastas tierras en Entre


Ríos.237 La estancia de Arroyo Hondo abarcaba de 5 a 6 leguas (87.500 hectáreas)
pobladas por 25.000 cabezas de ganado manso, 8.000 de ganado alzado y 40.000
caballos. Todo estaba al cuidado de 5 o 6 personas.238 A principios del siglo XIX el
viajero inglés Robertson pasó por allí y encontró sólo unos ranchos de paredes de
barro con techo de paja y pisos. En el casco de la estancia “Los asientos eran sillas
anticuadas de vaqueta con respaldos de cinco pies desde el suelo… No había cuadros
que adornaran las paredes, ni ventanas con vidrieras, ni siquiera postigos para prote-
gerlas.” Sin embargo, Candioti obsequió al viajero con una mesa con vajilla de plata,
manteles de tela de hilo, y un menú compuesto de perdices, ternera con cuero, pollos,
cordero al asador, sandías, duraznos y miel.
El aspecto de la ciudad de Santa Fe era bastante precario a ines del siglo XVIII.
Era una población de casas de techos bajos y muros blanqueados. La mayoría de las
moradas eran de construcción pobre, con tapiales de barro al frente, jardín, paredes de
barro y caña y techo de paja. Las viviendas más importantes tenían los extremos de las
vigas labradas, formando soleras al exterior, con techo de tejas y las ventanas enrejadas.
Se destacaban la Iglesia de San Francisco, la Matriz, San Gerónimo, La Merced y alguna
casa particular como la de los Aldao o la de los Diez de Andino. La ciudad tenía forma
alargada de SO a NE, las casas se alineaban a lo largo de las calles de las cuales una sola
era pavimentada, en las que se alternaban ediicios con cercas y setos que anunciaban
las huertas y jardines.239
En la primera década independiente, la ciudad no se extendía mucho más allá de
su trazado fundacional. Apenas había sobrepasado los límites ijados por Garay en la
ciudad vieja –seis manzanas de Este a Oeste y once de Norte a Sur. En octubre de 1810,
cuando Manuel Belgrano llega a Santa Fe en su camino hacia Paraguay ordenó al Ca-
pitán de Navío Hidráulico, Eustaquio Giannini, la elaboración de un plano de la ciudad.
Este plano240 muestra la ciudad con unas cincuenta manzanas –quince de largo y de dos
a cinco de ancho.

237 CERVERA, Manuel Historia de la…, cit., Tomo I, pp. 575-76.


238 BOSCH, Beatriz Historia de Entre Ríos…, cit., p. 28.
239 CERVERA, Manuel Historia de la..., cit., Tomo II, p. 19; BARRIERA, Darío y TARRAGÓ, Griselda
Adiós a la Monarquía…, cit. ; TARRAGÓ, Griselda y BARRIERA, Darío Santa Fe, hace…, cit.
240 El original del plano se encuentra en el Britsh Museum de Londres. Cervera lo publicó originalmente,
pero la calidad de la copia es lamentable y poco es lo que se puede apreciar. Otra copia se encuentra
en el Archivo de la Jefatura del Servicio Cartográico del Ejército en Madrid con el título: “Plano de la
ciudad de Santa Fe de la Vera Cruz. Situada a 31º39´30´´ de latitud sur y 2º31´30´´de longitud oeste de
Buenos Ayres. Comprende el Riacho de Colastiné, el Paso de Santo Tomé y una parte del Río Salado,
levantado en 1811. Esplicación [sic]. A.Iglesia Parroquial, B.Convento de Mercedarios, C.Franciscanos,
D. Dominicos, E. Merced Vieja, G. Batería Provisional, F.Capilla de San Antonio, K. El puerto, H.
Aduana, L.Almacén de Pólvora, M.Paso de Santo Tomé para Buenos Ayres, Córdova [sic] y otras partes.
NOTAS. El riacho de Colastiné sigue en sus crecientes y bajas el mismo orden que el Paraná, sube y
De la orilla del mar a la vera del río 103

Santa Fe (Iglesia de la Merced) a principios del siglo XIX


Fuente: Museo Histórico Nacional.

En 1824 Marcos Sastre elaboró otro plano de la ciudad241 mostrando una ciudad de
unas 80 manzanas. En este se observan mayores detalles de la traza conformada por
la implantación de ediicios públicos y domésticos, pero todavía en medio de grandes
espacios abiertos, patios, huertas y quintas. Los cuarteles en que se dividió la ciudad a
principios del siglo XIX no siguieron un patrón barrial, sino que seccionó a la ciudad
de manera arbitraria en cuatro porciones. A pesar de haber crecido, mantenía todavía
para esta época un aspecto colonial. Según el viajero inglés Robertson, la ciudad es
de pobre apariencia y las casas son de techo bajo de mezquina apariencia, los muros
blanqueados, los pisos de ladrillos.242

se mantiene crecido los meses de octubre hasta Marzo y baja desde Abril hasta Setiembre: en su mayor
creciente tiene en la boca de la entrada hasta 18 pies de agua y en las mayores bajadas apenas dos pies,
en este tiempo hay algunos cortas subidas y bajadas de pocos días. La auja señalada esta corregida de
variación. Escala de 1500 varas o de 1560 de Burgos”. GUTIÉRREZ, Ramón “El plano de Santa Fe de
1811”, en Res Gestae, núm. 5, Rosario, 1979, p. 16.
241 CALVO, Luis María et al. “Los españoles europeos en Santa Fe entre 1810 y 1823”, en Revista de la
Junta de Estudios Históricos de Santa Fe, núm. LVII, Santa Fe, 1991, pp. 61-87.
242 ROBERTSON, John Cartas del Paraguay, Emecé, Buenos Aires, 1958 (1816).
104 Griselda Tarragó

Una frontera inestable


La historia de Santa Fe no puede comprenderse sin considerar la constante lucha
por la supervivencia de una ciudad –y luego toda una provincia– permanentemente
azotada por invasiones indígenas.243
Desde las primeras fricciones con grupos indígenas del Litoral, la frontera se
estableció en la historia de Santa Fe como una realidad cruda que obligó a salidas mi-
litares permanentes, y como fuente de representaciones diversas, siempre vinculadas
a un enemigo acechante y peligroso.244 El arribo progresivo de indígenas del grupo
guaycurú en el siglo XVIII a la zona chaqueña,245 especialmente mocovíes y abipo-
nes, muy aguerridos en sus avanzadas, transformó progresivamente esta franja de
tensión en un espacio altamente inestable y violento, escenario que no varió mucho
con la instalación de reducciones jesuíticas.246
La Revolución y, especialmente, la política artiguista de incorporar indígenas
en sus tropas trajeron como consecuencia una retracción progresiva de los límites
provinciales realmente controlados por la autoridad política. Estancias, chacras y
población en general se desplazaron hacia zonas más seguras en una tendencia que
anclaba sus orígenes en el siglo XVIII. La profundización de los conlictos blanco-
indios se constituyó en una de las principales causas de nuevos desplazamiento hacia
el sur de la población de Santa Fe. Un vez más, el pago de los Arroyos emergió como
un importante núcleo de atracción para quienes buscaban sustraerse a los peligros del
enemigo.
La política de fortiicaciones, iniciada ya en tiempos borbónicos, poco cambió
una situación que se repetía casi circularmente. Iniciado el período independiente de
la provincia, la situación fronteriza no estaba mucho mejor que en los orígenes. Al
norte de la ciudad se encontraba los fuertes de Sunchales y de Ascochingas o Añapiré,
al oeste el fuerte del Sauce y al sur, los de Melincué, Guardia de la Horqueta y Guar-
dia de la Esquina. Estos últimos se unían a los fuertes de la frontera norte de Buenos
Aires. La mayoría tuvieron estructura y vida precaria. Con la ayuda de Buenos Aires,

243 ARECES, Nidia et al. “Santa Fe la Vieja, Frontera abierta y de guerra”, cit.; “Relaciones interétnicas
en Santa Fe la Vieja. Sociedad y Frontera”, Revista Oicial de la Junta de Estudios Históricos de
Santa Fe, núm. LIX, Santa Fe, 1993; BARRIERA, Darío y TARRAGÓ, Griselda “Transformaciones
en un espacio de frontera. La población, los recursos y las rutas”, en BARRIERA, Darío Economía y
Sociedad (siglos XVI a XVIII), Tomo III de Nueva Historia de Santa Fe…, cit.
244 DÁVILO, Beatriz et al. Narrativas del desierto, geografías de la alteridad. Viajes de cronistas, misio-
neros y exploradores de la Patagonia y el Chaco (siglos XVIII y XIX), UNR Editora, Rosario, 2000.
245 ALEMAN, Bernardo “El problema del indio en la historia de Santa Fe, desde la revolución de Mayo
hasta la organización nacional”, en Historia de las Instituciones de la provincia de Santa Fe, Tomo III,
Santa Fe, Imprenta Oicial, 1970; “Contribución de Santa Fe a la conquista del desierto”, en Revista
de la Junta Provincial de Estudios Históricos de Santa Fe, núm. LI, 1981.
246 SUÁREZ, Teresa y TORNAY, María Laura “Poblaciones, vecinos y fronteras rioplatenses.Santa Fe a
inales del siglo XVIII”, en Anuario de Estudios Americanos, Tomo LX, núm 2., Sevilla, 2003.
De la orilla del mar a la vera del río 105

la provincia implementó un sistema de obsequios a los indígenas, orientado a lograr


mejores condiciones de paciicación. Como parte de las políticas implementadas en
el período, se trasladaron familias a los fuertes y, en algunas ocasiones, se incorpora-
ron presos e indígenas como forma de solventar la manutención.
La línea de fuertes se encontraba bien guarnecida militarmente a principios del
siglo XIX, sin embargo en el período entre 1810 y 1824,247 se inició un proceso de
desmantelamiento de la frontera, al ser incorporados los Blandengues y las milicias
de Santa Fe al Ejército Expedicionario al Paraguay del general Belgrano. Los envíos
de tropas desde Buenos Aires para aliviar esta situación no fueron efectivos, ya que
estas fuerzas fueron a su vez utilizadas en las luchas políticas del Litoral argentino.
Por lo demás, la ausencia de un control territorial efectivo compuso un mundo
social inestable donde el imperio de la ley resultaba bastante diicultoso. La frontera fue
un espacio que vio nacer otra dinámica social y económica. Gente que circulaba por
demandas de la política, de la producción, del comercio, campesinos que habitaban
en la zona y defendían sus sementeras, pulperos volantes, estancieros, arrendatarios
y agregados, familias pobres o ligadas a los fuertes, todos conformaron un mundo
particular y diferente, pero con decidida entidad en la historia de la región.248

La extensión del sur


A pesar del clima de guerra y destrucción, el sur provincial comenzó a experimentar
el impacto de ciertos procesos espaciales que se iniciaron en el siglo XVIII con la
migración de población, y que se fueron aianzando y expansionando en torno a la
pequeña villa del Rosario.
El Rosario o la Capilla del Rosario era un pequeño núcleo con aspecto físico
de urbe en el muy extenso pago de los Arroyos. La extensión del pago –cuya juris-
dicción, si se sigue a Tuella,249 era de unas 20 leguas en cuadro– se debe imaginar
tomando como bordes el curso del río Carcarañá al Norte y el Arroyo del Medio al
Sur y el río Paraná al Este. En dirección oeste y suroeste la extensión era imprecisa:
esas tierras de “frontera” (con las tribus indígenas y con las otras jurisdicciones,
como las de Córdoba y Buenos Aires) tenían como puntos de referencia los fuertes
y los caminos.250

247 CERVERA, Federico “Las reducciones indígenas en el período Independiente”, Comisión redactora
de la Historia de las Instituciones de la Provincia de Santa Fe, Historia de las Instituciones de la Pro-
vincia de Santa Fe, Santa Fe, Edición oicial, Tomo III, Libro I.
248 Sobre el tema de las fronteras véase a DJENDEREDJIAN, Julio Economía y sociedad…, cit.
249 TUELLA, Pedro Relación histórica del pueblo y jurisdicción del Rosario de los Arroyos en el gobier-
no de Santa Fe, provincia de Buenos Aires, en Telégrafo Mercantil, Rural, Político e Historiógrafo del
Río de la Plata, 4, 11 y 18 de abril de 1802.
250 BARRIERA, Darío y TARRAGÓ, Griselda Santa Fe, hace…, cit., pp. 74-80.
106 Griselda Tarragó

En el pueblo del Rosario no había guarniciones permanentes, solo algunas mili-


cias cuyo número de hombres variaba permanentemente. La población estaba disper-
sa: apenas alrededor de unas 700 personas vivían en la cuadrícula trazada en torno de
la Capilla y alrededor de 4.300 ó 4.500 en los distintos caseríos y ranchadas del pago,
levantadas alrededor de oratorios, chacras, estanzuelas, postas, fuertes, reducciones,
conventos o caminos.251
Nudo de caminos, punto privilegiado de la circulación luvial y terrestre, a prin-
cipios del siglo XIX, Rosario no pasaba de ser una aldea. En 1823, la Honorable
Junta Representativa de la provincia elevó el villorio al rango de Villa, otorgándole el
privilegio de “Ilustre y Fiel”. En su paso por allí en 1832, Charles Darwin la describió
como “a large town”, un caserío disperso con unos 2.000 habitantes.
Por entonces, el cercano poblado de San Lorenzo crecía alrededor del Convento
de San Carlos hacia donde se habían trasladado los frailes el 6 de mayo de 1796 desde
la antigua estancia jesuítica de San Miguel del Carcarañal. Constaba de una iglesia
provisoria con su campanario o espadaña de tres arcos y equipada con sacristía, cel-
das, cocina, despensa, corralón, claustros, librería y refectorio; a su alrededor se
aglutinaba un naciente poblado de unos doscientos pobladores.
Sobre el Paraná, al norte del Convento, se hallaba un puerto sobreviviente del
antiguo “puesto” de la estancia jesuítica. Allí se ubicaba una ranchada, refugio de
pescadores o arrimados que trabajaban temporalmente en las estancias de la zona,
especialmente las de las familias Aldao y Diez de Andino. Por el puerto también se
producía la salida irregular de frutos de la ganadería.
Conocidos como batateros, los habitantes de la zona se dedicaban al cultivo
de batatas, sandías, trigo, y a la pequeña a producción ganadera, como Bernardino
Sejas.252 La pesca también era una actividad extendida.
El convento era un lugar de reparo y descanso para los viajeros que circulaban
hacia el Paraguay, Cuyo o el Noroeste. Por la zona se localizaba la Posta de San
Lorenzo.253 El Camino Real atravesaba el poblado: “cruzaba el arroyo Ludueña, unos
2.300 metros al oeste-sur-oeste de su desembocadura en el Paraná, se distanciaba de
este unos 2.000 metros para el aprovechamiento de los terrenos altos (libres de pan-
tanos) pero esta distancia se reducía a la altura de San Lorenzo unos 1.200 metros,
por efecto de la comba que, desde el arroyo San Lorenzo hasta 8 km al sur, forma el
Paraná con el poniente.”254

251 BARRIERA, Darío “El equipamiento político del territorio. Del pago de los Arroyos a la ciudad de
Rosario (1725-1852)”, en BARRIERA, Darío –director– Instituciones, gobierno y territorio. Rosario,
de la Capilla al Municipio (1725-1930), CESOR-ISHIR-CONICET, Rosario, 2010, pp. 17-63.
252 TARRAGÓ, Griselda “Santa Fe en el…”, cit.
253 BIRAGHI, Roberto Iván Historia de San Lorenzo…, cit., pp. 128-29.
254 MIKIELEVICH, Wladimir “La posta de San Lorenzo-un trillado error histórico”, en Historia de Ro-
sario, núm. 25, 1975.
De la orilla del mar a la vera del río 107

La economía en la encrucijada de la transición


A ines del período colonial, Santa Fe experimentó una suerte de ruralización que impli-
có una nueva coniguración de su comercio y su producción. Como ya se dijo, ciudad y
jurisdicción habían tomado su puesto en el marco más amplio de ese Río de la Plata en
el que la vida económica había estado sometida a la doble inluencia del Perú minero
y del vasto Atlántico. Ambos puntos constituían los extremos de un eje secundario
de circulación255 cuyo volumen fue creciendo no sólo en términos cuantitativos sino
también en su calidad de integrador de economías regionales distantes y, hasta co-
mienzos del siglo XVII, poco conectadas entre sí.256
La historia de esta especie de trastienda del Virreinato del Perú durante los siglos
XVII y XVIII, es de una gran magnitud. “Detrás de la opacidad político administra-
tiva que la metrópoli había reservado para esta región, se descubre un movimiento
ingente que diseña rutas ijas y otras más o menos permanentes que unen produc-
tos y personas a lo largo y a lo ancho de las gobernaciones sureñas del virreinato
peruano.”257
Esta bipolaridad se mantuvo ya que después del descenso del siglo XVII, la
producción de plata en Potosí inició su recuperación en las primeras décadas del si-
glo XVIII, haciéndose notable desde la década de 1730.258 Hasta comienzo del siglo
XVIII Buenos Aires había estado excluída del tráico legal. Sin embargo, tanto las
distancia que la separaban del centro del poder español en Lima, como la peligrosa
cercanía con los portugueses, transformaron a Buenos Aires en un puerto de la econo-
mía minera del Alto Perú.259 Desde las primeras décadas del siglo XVII se autorizaron

255 Véase SEMPAT ASSADOURIAN, Carlos El sistema de la economía colonial…, cit.; GARAVA-
GLIA, Juan Carlos Mercado interno y…, cit.; GELMAN, Jorge Daniel De mercachile a…, cit.,
p. 19. En cuanto al dinamismo del frente atlántico durante el siglo XVII, el trabajo de MOUTOU-
KIAS, Zacarías Contrabando y control colonial, Buenos Aires 1988, es insoslayable. Cfr. también
MOUTOUKIAS, Zacarías “Réseaux personnels et…”, cit.; “Narración y análisis…”, cit.; “Redes
sociales, comportamiento empresario y movilidad social en una economía de no mercado (el Río de
la Plata en la segunda mitad del siglo XVIII)”, en ZEBERIO, Blanca, BJERG, María y OTERO, Her-
nán Reproducción social y sistemas de herencia en una perspectiva comparada. Europa y los países
nuevos, (siglos XVIII al XX), Tandil 1998, pp. 63 a 81; TANDETER, Enrique; MILLETICH, Vilma y
SCHMIT, Roberto “Flujos mercantiles en el Potosí colonial tardío”, Anuario del IEHS, núm. 9, Tandil
1994, pp. 97-126; MIRA, Guillermo “La minería de Potosí, las élites locales y la crisis del sistema
colonial”, en MENEGUS BORNEMANN, Margarita –coordinadora– Dos décadas de investigación
en historia económica comparada en América Latina. Homenaje a Carlos Sempat Assadourian, El
Colegio de México, México 1999, pp. 401-402. MOUTOUKIAS, Zacarías “Comercio y Producción”,
en Nueva Historia de la Nación Argentina, Planeta, Buenos Aires 1999, pp. 51 y ss.
256 BARRIERA, Darío y TARRAGÓ, Griselda “Transformaciones en un espacio…”, cit.
257 BARRIERA, Darío y TARRAGÓ, Griselda “De la conianza a...”, cit.
258 TANDETER, ENRIQUE Coacción y mercado. La minería de plata en el Potosí colonial, 1692-1826,
Sudamericana, Buenos Aires, 1992.
259 TARRAGÓ, Griselda “Redes mercantiles y prácticas empresariales: comerciantes rioplatenses del
siglo XVIII”, en Actas del Seminario Internacional “Compredere le Monarchie Iberiche. II Sesio-
108 Griselda Tarragó

los llamados navíos de registro, que junto al otorgamiento de franquicias a vecinos


fueron generando cierta “liberalización” que se consolidó aún más en 1740.260
El Río de la Plata conoció desde entonces una expansión notable. Este proceso
se fundó en la creciente capacidad de la ciudad porteña para captar los lujos comer-
ciales de un hinterland cada vez más amplio y en la existencia, en su zona inmediata
de inluencia, de algunos productos como los cueros y sus derivados de la explotación
pecuaria que servirán para la futura inserción de la región en el mercado mundial.
Este crecimiento generó a su vez la atracción de población de regiones donde estos
fenómenos no se veriicaban, transformando la distribución espacial de los hombres,
conduciendo a la alteración inicial de los recursos y haciendo crecer su centralidad
relativa dentro de la macro-región.261
Por otra parte, la instalación de la Colonia de Sacramento en 1680, los negocios
del asiento francés como así también del inglés en las primeras décadas del setecien-
tos, no hicieron sino aumentar notablemente todo el movimiento de comercio directo
con navíos de banderas no autorizadas por el puerto de Buenos Aires, constituyéndo-
se poco a poco un complejo portuario que potenció el proceso.262
La economía mercantil que en parte siguió articulada al Alto Perú a través de la
producción y comercio de mulas,263 paulatinamente se orientó hacia Buenos Aires tanto

ne. Risorse Materiali e reppresentazione del potere”, Universitá Roma III - Red Columnaria, Viella,
Milán, 2010, pp. 309-340.
260 TARRAGÓ, Griselda “Las venas de la Monarquía. Redes sociales, circulación de recursos y coni-
guraciones territoriales. El Río de la Plata en el siglo XVIII”, en IMÍZCOZ BEUNZA, José María,
OLIVERI, Ohiane Economía domésticas y redes sociales, Silex, Madrid, 2010, pp. 177-209.
261 MOUTOUKIAS, Zacarías “Comercio y Producción”, cit.; MOUTOUKIAS, Zacarías “Contraban-
do y sector externo en Hispanoamérica Colonial”, en CARMAGNANI, Marcelo; HERNÁNDEZ
CHÁVEZ, Alicia y ROMANO Ruggiero –coordinadores– Para Una Historia de América II. Los nu-
dos (1), Fideicomiso Historia de las Américas - El Colegio de México - Fondo de Cultura Económica,
México, 1999; MOUTOUKIAS, Zacarías “Gobierno y sociedad en el Tucumán y el Río de la Plata,
1550-1800”, en TANDETER, Enrique La sociedad Colonial, Tomo II, de Nueva Historia Argentina,
Sudamericana, Buenos Aires, 2000, pp. 356-419; MOUTOUKIAS, Zacarías “Familia patriarcal o
redes sociales: balance de una imagen de la estratiicación social”, en Anuario del IEHS, núm. 15,
Tandil, 2000, pp. 133-151; MOUTOUKIAS, Zacarías “Las formas complejas de la acción política:
justicia corporativa, faccionalismo y redes sociales (Buenos Aires, 1750-1760), en Jahrbuch Für Ges-
chichte Lateinamerikas, Band 39, Böhlau Verlag Köln Weimar Wien, 2002, pp. 69-102; MOUTOU-
KIAS, Zacarías Reseaux ego centres, ressources speciiques et mediadiations politiques (Buenos Aires
dans la seconde moitie du XVIIIE siecle), s/d de edición; MOUTOUKIAS, Zacarías “Peut-on faire
l’économie d’une économie politique? (note critique)”, en Annales HSS, novembre-décembre 2001,
nº 6, pp. 1111-1128.
262 JUMAR, Fernando “El comercio francés en el Río de la Plata. Fines del siglo XVII, principios del
siglo XVIII”, en Derroteros de la Mar del Sur, Año 6, núm. 6, 1998, pp. 81-101; JUMAR, Fernando
Le commerce Atlantique au Rio de la Plata, 1680-1778, Thèse de Doctorat nouveau régime Formation
doctorale: Histoire et Civilisations, École des Hautes Études en Sciences Sociales, París, 2000.
263 Ver TARRAGÓ, Griselda “Los Diez de Andino: un linaje colonial santafesino. 1660-1822”, Revista
de Historia Regional, núm. 16, pp. 43-86, Universidad Nacional de Luján - Biblos, Luján, 1993;
De la orilla del mar a la vera del río 109

desde el plano de la producción-comercialización de productos pecuarios,264 como desde


la creciente interacción y relativa dependencia de los grandes comerciantes porteños.265
Consecuentemente con los procesos que densiicaron el sur –mientras el norte
de la provincia seguía sumido en un estancamiento evidente– se generó una dis-
posición ribereña de los núcleos poblados que espejaba la inclusión cada vez más
solidiicada de Santa Fe-Provincia en el Litoral de los Ríos. Esta unidad espacial se
coniguraba gracias a una sociedad más abierta, dinámica y, a la vez, más conlictiva
así como por su creciente relación con la producción ganadera que encontraba sus
circuitos de comercialización primordiales en el puerto de Buenos Aires.
Las guerras revolucionarias y post-revolucionarias extendidas hasta la década de
los años 1840 obligaron a los comerciantes tradicionales a desplegar estrategias ante
la progresiva desarticulación política y económica del espacio en el que operaban,266
debiendo generar respuestas y propuestas ante la coyuntura de guerras y los límites
con los cuales se enfrentaron las compañías comerciales para continuar con sus ope-
raciones, muchas de las cuales no lograron superar la barrera casi infranqueable de la
destrucción material de sus bases económicas.267
Sin embargo, la nueva dinámica mercantil que sobrevivió a la Revolución,268
abrió el camino hacia la reconstitución y reconiguración progresiva de este Litoral
de los Ríos en torno a la creciente expansión de la producción agrícola-ganadera y al
–aunque todavía espasmódico– comercio atlántico, momento en que ciertos sectores
de comerciantes y/o productores –en este caso el grupo de ligures– comenzaron a

TARRAGÓ, Griselda “Elite, parentesco y comercio en Santa Fe, siglo XVIII”, Anuario, núm. 16,
Escuela de Historia, Universidad Nacional de Rosario, Rosario, 1994, pp. 175-187; TARRAGÓ, Gri-
selda “Santa Fe en el período tardo-colonial: producción ganadera, estancias y regiones”, en Anuario,
núm. 17, Escuela de Historia Universidad Nacional de Rosario, UNR, Rosario, 1996, pp. 217-238;
GELMAN, Jorge y BARSKY, Osvaldo Historia del agro en Argentina. Desde la Conquista hasta
ines del siglo XIX, Grijalbo - Mondadori, Buenos Aires, 2001.
264 Ver GARAVAGLIA, Juan Carlos Pastores y labradores de Buenos Aires. Una historia agraria de la
campaña bonaerense, Ediciones de La Flor, Buenos Aires, 1999; FRADKIN, Raúl y GARAVAGLIA,
Juan Carlos –editores– En busca del tiempo perdido. La economía de Buenos Aires en el país de la
abundancia. 1750-1865, Prometeo, Buenos Aires, 2004; BROWN, Jonathan Historia Económica de
la Argentina, 1776-1860, Instituto Di Tella - Siglo XXI, Buenos Aires, 2002.
265 Ver GELMAN, Jorge y BARSKY, Osvaldo Historia del agro..., cit.; CAULA, Elsa y TARRAGÓ,
Griselda “Cuando el mañana era sólo desamparo: comerciantes rioplatenses en tiempos de guerra,
1806-1820”, Prohistoria, núm.7, pp. 125-152, Rosario, 2003.
266 IRIGOIN, María Alejandra y SCHMIT, Roberto –editores– La desintegración de..., cit.
267 SCHMIT, Roberto Ruina y resurrección..., cit.
268 SCHMIT, Roberto Ruina y resurrección…, cit.; CHIARAMONTE, José Carlos Mercaderes del lito-
ral…cit.
110 Griselda Tarragó

explorar nuevos caminos en las prácticas empresariales y en la conquista de nuevos


mercados.269
La gran complejidad del contexto internacional agregó presión a todo un grupo
social en crisis. Y esta presión fue en aumento a través de las medidas políticas y
iscales de Buenos Aires, que generaron un proceso de intranquilidad, más notorio
aún desde 1806 con las Invasiones Inglesas. Los antiguos circuitos dejaron de ser
recorridos: se habían vuelto demasiado peligrosos y ya no había a quién o cómo
vender lo que se transportaba. A partir de 1809 el camino al Alto Perú se encontraba
entorpecido hasta su pérdida casi total.
Hacia 1812, Santa Fe había quedado reducida a una estrecha franja de territorio
cercano al río y nunca recuperó la centralidad relativa que había tenido durante la
época colonial. Más allá de la estrategia de los comerciantes que exploraban caminos
diferentes en el campo de las prácticas empresariales para afrontar las consecuencias
de la renovada emergencia de Buenos Aires, la ruptura revolucionaria los sorprendió
mal parados, cuando estaban generando, no sin diicultades, su reinserción en un
momento especialmente difícil y de fuertes variantes económicas.
El conlicto de la Banda Oriental y el Litoral se expandía entonces en el terreno
desde 1814 y Santa Fe se encontraba en el ojo de la tormenta. Al larvado descontento
con los agentes porteños se agregaba el despojo de sus rentas capitulares, el arrebato
de su tropa veterana para la campaña contra Artigas en Entre Ríos, y el desamparo de
la frontera indígena, peligrosamente descontrolada entonces.
No hay conclusiones simples sobre la experiencia de los agentes ante la Revo-
lución y la guerra en el Río de la Plata. El proceso de transformaciones profundas
que desencadenó el cambio político modiicó progresivamente la organización del
espacio económico existente, afectando de manera desigual las zonas y los circuitos
mercantiles terrestres y ultramarinos transitados por las familias de comerciantes que
habían prosperado en la etapa virreinal.

Convivir con la guerra


Desde 1810 la ciudad de Santa Fe fue foco de permanentes redeiniciones de su re-
lación con los poderes revolucionarios impuestos desde Buenos Aires, proceso que
se veriicó en medio de una devastadora guerra que instaló a los ejércitos en tierras
santafesinas.
El agitado lustro que corre entre aquel año y 1815 culminó en la autonomía
provincial. Con ella se inició la metamorfosis que permitió la aparición de una nueva
forma de unidad política y administrativa, la provincia, que se presentó como la vía,

269 BONAUDO, Marta y SONZOGNI, Elida “Redes parentales y facciones…”, cit.; TEDESCHI, Sonia
Políticas e Instituciones en el Río de la Plata. El caso de Santa Fe entre 1819 y 1838, Tesis de Maes-
tría Universidad Internacional de Andalucía, 2003.
De la orilla del mar a la vera del río 111

la alternativa que Santa Fe encontró de articular y encauzar las diferentes realidades


surgidas de la Revolución. Sin embargo, ese tránsito no culminó sino hasta bien en-
trada la primera mitad del siglo XIX.
Este complejo momento de transformación política, económica y social que re-
mató en la consolidación del actual territorio de la Provincia de Santa Fe, involucró
tanto las estrategias de las familias notables de la ciudad de Santa Fe, como los des-
plazamientos y las distintas defensas de las fronteras con el indio, la evolución de la
población, la economía y la vida diaria, y en general, todos los aspectos de la existen-
cia de la ciudad-provincia. Todos ellos estuvieron atravesados por las tribulaciones
arribadas con la disolución del orden colonial y la instalación de la guerra como una
realidad cotidiana.
Hacia 1815 esa dura experiencia había templado los ánimos de los santafesinos
y, sobre todo, advertido sobre la inestabilidad de la situación. Las principales fami-
lias de la ciudad invirtieron una cuota importante de energías y recursos para guiar
la Revolución hacia el camino de la autonomía, con la intención de dirimir tanto la
coexistencia de legitimidades tan nuevas como dudosas, así como la distribución del
poder en una situación política inédita.
La oposición a la intervención de Buenos Aires (materializada en esa forma tan
resistida de los gobernadores militares) se gestó primero agazapadamente durante
ese terrible tiempo de sospechas y conspiraciones, pero emergió de forma ostensible
cuando el artiguismo apareció planteando una alternativa de oposición concreta a un
proyecto revolucionario que estaba literalmente liquidando las bases sociales, políti-
cas y materiales de Santa Fe.
La autonomía fue entonces la expresión de ese resquicio abierto en ese momen-
to en particular que hizo posible que los santafesinos pudiesen pensar en una salida
diferente a la idelidad a los gobiernos de Buenos Aires. Sin embargo, la propuesta de
Artigas, si bien funcional al momento, tampoco devino en la adhesión incondicional.
De esta manera, la postura de la ciudad litoral se encolumnaba detrás de esta
emergencia los pueblos rioplatenses que la Revolución había puesto en escena y
frente a los cuales la idea de una soberanía única de una todavía inexistente nación,
había chocado inevitablemente. La autonomía fue el atajo que los santafesinos eli-
gieron para decir que sólo aceptarían como forma de articulación política una confe-
deración de ciudades autónomas, preservando así los antiguos derechos de la ciudad
que se habían resigniicado con la Revolución.
El proceso estuvo fuertemente cargado de contradicciones en el interior de un
grupo que se mostró en constante redeinición. La crisis y el desconcierto abrieron
espacios para el ascenso de sujetos que comprendían la magnitud de lo que estaba su-
cediendo y se embarcaban en un proyecto que, con un discurso moderno, pretendía
hacerse con el poder.
112 Griselda Tarragó

Al tiempo que las urgencias políticas imponían un ritmo vertiginoso a las deci-
siones que se tomaban, el mismo camino siguieron las estrategias desplegadas ante
la inevitable disgregación del área en el que operaban productiva y comercialmente.
Todos estos hombres tenían en esta instancia mucho para perder, ya que más allá de
los desafíos revolucionarios, debían remediar, componer, los problemas concretos y
reales que los nuevos tiempos trajeron a una economía que estaba a comienzos del
siglo XIX, adaptándose al ritmo que le imponía Buenos Aires y su puerto.
Aunque con resultados muy diversos, estos agentes cumplieron un papel ágil
en ese peligroso juego, capitalizando la experiencia adquirida como base para abrir
alternativas múltiples al resquebrajamiento del espacio económico y político y pre-
servar, no sin inconvenientes, la posición social y económica adquirida en más de
doscientos años de historia.270
De esta manera, muchos de los cambios profundos que traería consigo el as-
censo del caudillo López –cabal expresión de lo que ocho años de guerra habían
producido en esta sociedad– fueron más el fruto de estas presiones aleatorias que de
los objetivos revolucionarios o autonómicos en sí mismos.

Súbditos de S. M. Británica en el Litoral


La Revolución no sólo trajo la guerra y la desaparición del sistema comercial madu-
rado en el virreinato y el “rápido agostamiento del centro relativamente autónomo
de comercio ultramarino que la crisis mundial había permitido esbozarse en Bue-
nos Aires.”271Abrió también nuevas oportunidades. Desde 1814 aproximadamente,
el núcleo mercantil de Santa Fe que fue a su vez consignatario del de Buenos Aires,
empezó a operar en todas las localidades del Paraná directamente, dominando el
comercio de exportación junto con el grupo de comerciantes ingleses y comerciantes
porteños.272 Un mismo grupo aliado en sus intereses se manejaban con yerba, taba-
co, cueros y productos de importación diversos. Casas comerciales como Anchore-
na, Aguirre, Costa, Lezica, Carranza junto con los Robertson, Fair, Posttlewaithe,
Twaithes, Orr, además de las santafesinas Aldao, Candioti, operaron en conjunto en
el Litoral-Buenos Aires-Montevideo y en algunos casos, también Río de Janeiro y
Valparaíso.
Luego de decretada la libertad de comercio en 1809, producida la marginación
y hasta la persecución de los comerciantes monopolistas españoles,273 ese lugar fue

270 TARRAGÓ, Griselda “Santa Fe criolla”, en Signos Santafesinos en el Bicentenario…, cit.


271 HALPERIN DONGHI, Tulio Revolución..., cit., pp. 93-120.
272 WENTZEL Claudia. “El comercio del Litoral de los Ríos con Buenos Aires: el área del Paraná. 1783-
1821”, en Anuario, Vol. 3, Tandil, IEHS, 1988, p. 191.
273 CAULA, Elsa “Trama de lealtades en torno al ‘gobierno de la casa’ durante el proceso de disolución
del orden colonial en el Río de la Plata”, en IMÍZCOZ BEUNZA, José María y OLIVERI, Ohiane
Economía domésticas y redes sociales, Silex, Madrid, 2010, pp. 393-417.
De la orilla del mar a la vera del río 113

ocupado, incial y mayormente, por extranjeros, especialmente ingleses. Detrás de


ellos llegaron artesanos, marineros, gente para todas labores.
Los comerciantes ingleses, representantes del mercado que iba a monopolizar
durante una década tanto la exportación/importación: la ruta de Liverpool reemplazó
a la de Cádiz. Sin alcanzar nunca la magnitud que aquella había tenido, pudo orientar
decisivamente el rumbo económico del Río de la Plata. Desde las invasiones de 1806,
esta presencia coadyuvó a la crisis del sistema comercial español. Ya para 1810 el
Consulado de Comercio informaba que “los comerciantes ingleses, sin sujeción a un
consignatario español, se hallan vendiendo con toda franqueza por mayor y menor
como les acomoda”.274
Pese a los esfuerzos oiciales por controlar a los nuevos agentes, el avance será
irreversible ya que Inglaterra brindaba en la primera década revolucionaria, un centro
exportador a la vez que el primer mercado consumidor que se ofreció al Río de la
Plata: desde entonces fueron ellos los que ofrecieron el acceso al comercio mundial.
En 1824 se registraban ya 1.355 personas de este origen y en 1831 ese número se
había elevado a 4.072.275
Una de las claves de este éxito, no sólo radicó en la solidez de la economía
inglesa, sino en la penetración en los circuitos de comercialización interna, sobre
los que operaron un efecto destructor y a la vez transformador. Se caracterizó por
la renovación de los métodos comerciales que exploraron formas no tradicionales,
menos estables y más maleables frente a las condiciones de inestabilidad imperantes,
utilizando muy escasamente el crédito, y dejando de lado las complicadas estructuras
jerárquicas del mercadeo tradicional. En el comercio urbano usaron sistemáticamente
la venta en subasta, lo que les permitía un contacto rápido y directo con el ambito
local. En los alrededores de Buenos Aires, fueron ellos mismos los que se pusieron
al frente de las tropas de carretas. En todos los casos la gran novedad fue el empleo
sistemático de metálico en las transacciones, cuyos efectos se multiplicaron frente a
la penuria extrema que había traído la Revolución en la circulación monetaria.
Pero su expansión no se limitó a las ciudades. Las zonas ganaderas nuevas como
Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes fueron campo fértil de estas experiencias: el mer-
cado de los productos pecuarios del Litoral se constituyó poco a poco en la joya de
la abuela. La experiencia de los hermanos Robertson276 es la más emblemática. Por
entonces ya tenían un diagnóstico muy claro tanto de los desastres de la guerra como
de las oportunidades:

274 AGN, Sala IX, 4-6-16, f. 16, citado por HALPERIN DONGHI, Tulio Revolución..., cit., p. 94.
275 Reportes del cónsul al Forein Ofice, citados por FERNS, H. S. Gran Bretaña y Argentina…, cit.,
p. 88.
276 ROBERTSON, John y William Cartas de Sudamérica, Emecé, Buenos Aires, 2000 (1843); Cartas del
Paraguay, Hyspamérica, Buenos Aires, 1956 (1838).
114 Griselda Tarragó

“Las estancias quedaron así y despobladas y los peones se convir-


tieron en soldados de Artigas. Como consecuencia de todo esto,
los vínculos sociales hallábanse menoscabados; el territorio estaba
lleno de bandoleros, y la rapiña y la lujuria imperaban en todo el
ámbito de la provincia. Decayó la agricultura y las incursiones de
los indios del Chaco se hicieron más frecuentes. El ganado vacuno
y caballar era tan abundante que no pudieron arrearlo en su totali-
dad fuera del territorio y mucha parte se guarneció en los bosques,
convirtiéndose en ganado salvaje o alzado…”277

Instalados en Corrientes aprovecharon como pocos las oportunidades que la gue-


rra ofrecía, comprando cueros a grandes propietarios coloniales como el santafesino
Francisco Antonio Cadioti, que tenía en su estancia de Río Hondo 30.000 cabezas de
ganado vacuno 50.000 caballos y mulas: “…esos cueros excelentes de esta parte de
América, bien conocidos en Inglaterra [una vez secados] vienen a tener más valor
que el animal vivo, porque al costo originario hay que agregar todos los gastos de la
matanza, el salado del cuero, el acarreo, etcétera.”278
Y es así que, si bien la conquista comercial de la cuenca del Plata “fue una em-
presa encarada por los ingleses con medios modestos, éstos podían arriesgarse en su
totalidad en la aventura; constituían en la primera década revolucionaria una masa de
maniobra mantenida en circulación constante. Sus necesidades: en su primera etapa
de acción, los comerciantes ingleses establecidos en el Plata tenían una escasa auto-
nomía con respecto a los exportadores y navieros de la metrópoli. Era el ritmo de la
llegada y partida de los barcos el que reglaba en buena parte sus transacciones; cada
uno de éstos debía partir habiendo trocado su carga por retornos de frutos y metálico,
sin dejar pendientes ni créditos ni deudas […] Su tarea era vista más que como una
actividad integrada dentro de un sistema comercial estable, y destinada por lo tanto a
prolongarse indeinidamente como una empresa especulativa que debía rendir fruto a
un plazo relativamente breve.”279
El ciclo expansivo del comercio inglés, buscó el Río de la Plata como mercado
de excedentes después de la crisis europea producida por las guerras napoleónicas.
Las prácticas audaces fueron espejo de esta situación. Mientras hasta 1820 el princi-
pal puerto fue Londres, plaza mercantil más importante del Reino; Liverpool, puerto
textil, lo será después de 1820.
Detrás de los Robertson se encontraba su protector, el caballero Parish, que ha-
bitaba en Bath y vivía cómodamente de sus rentas, así como comerciantes de Liver-

277 ROBERTSON, Jhon y William Cartas de Sudamérica…, cit. p. 33.


278 ROBERTSON, John y William Cartas de Sudamérica…, cit. 145.
279 HALPERIN DONGHI, Tulio Revolución y guerra..., cit., p. 99.
De la orilla del mar a la vera del río 115

pool y Glasgow e industriales de Lancashire, los que producían telas de acuerdo a


los pedidos de los hermanos. Sobre esta base inanciera compleja, aprovechaban los
intersticios y vacíos que había dejado la Revolución, beneiciando al máximo las
oportunidades que le daban tanto la escasez como la abundancia. Se desplazaron por
el Paraná y en medio de la guerra artiguista, se quedaron con la parte del León.
Llegaron a Santa Fe de donde se procuraron un cargamento de frutos del país
que vendieron en Buenos Aires, transformándolo en textiles, pólvora y armas que se
proponían llevar a Paraguay. Artigas no les permitió el paso, pero en Corrientes inal-
mente se entendieron con él y tras una incursión granjearon un botín importante en
cueros. Como ellos mismos señalaban, muchos eran los que se habían arruinado por
la guerra en el Litoral, y fue Campbell, el jefe artiguista de origen irlandés, quien les
propuso utilizar sus conocimientos de la zona y su inluencia política para recorrer los
campos: plata en mano y en un año hacer llegar a Goya o Corrientes 50.000 cueros
vacunos y 100.000 cueros yeguarizos. De acuerdo con su testimonio:

“Para dar una idea de nuestras operaciones mercantiles diré que du-
rante los nueve meses que permanecí en Goya, de enero a octubre,
embarcamos en ese puerto cincuenta mil cueros de vacunos y cien
mil cueros yeguarizos, aparte cantidad de fardos de lana y cerda que
no puedo precisar ahora. Todos estos productos había que recolec-
tarlos, comprándolos aquí, canjeándolos más allá; había que pesar y
apilar los cueros en los galpones al recibirlos; cuidar de mantenerlos
limpios, sacudidos, en orden y bien clasiicados como debían llegar
al embarcadero; mantener reunidos a los trabajadores y por último
atender a las tropas de carretas que llegaban y despacharlas luego.
Todo esto daba lugar a escenas de actividad, bullicio y animación
continua.”280

Esa fue la práctica innovadora de estos agentes. Recorrer el terreno y comprar ganado
y cueros baratos a los estancieros. De este modo, elminando el tradicional sistema
colonial de intermediarios y resolviendo directamente todos los problemas, estable-
cieron un comercio con fuertes ganancias acerca del cual reconocieron:

“Sería fastidioso, si no imposible, enumerar todos los medios bajos


y disparatados con que los competidores trataron de paralizar nues-
tra acción […] Teníamos por costumbre introducir de forma siste-
mática gran provisión de moneda desde Buenos Aires, en formas de
onzas de oro o doblones españoles, monedas de oro equivalente a

280 ROBERTSON, John y William Cartas de Sudamérica…, cit., p. 141.


116 Griselda Tarragó

tres libras esterlinas y cinco chelines. Hacíamos la mayoría de nues-


tras compras con dicha moneda, que fue acrecentando gradualmente
el antiguo y escaso dinero en circulación y elevando su nivel.”281

Mientras en las transacciones del comercio colonial, la moneda constante y sonante era
frecuentemente reemplazada por el complejo sistemas de habilitaciones,282 su intro-
ducción por los hermanos en los tratos les permitió además de comprar a buen precio
miles de cueros y piezas de ganado, introducir en el mercado local productos británicos
traidos directamente desde la metrópoli. También las importaciones de zona medite-
rránea, especialmente vino, aceite, trigo y harina, que llegaban a través de Gibraltar.
Sin embargo, el clima aventurero fue trocado prontamente por otro más seguro;
las fortunas comerciales inglesas surgirían en la década siguiente del ejercicio menos
aventurero de un comercio consistente en enviar cueros a Liverpool y traer de allí al-
godones.283 Los comerciantes de Liverpool, una vez lograda su victoria total sobre los
de Cádiz, se mostraron igualmente apegados a unas rutinas mercantiles a la larga más
seguramente rendidoras que todas las aventuras. Si bien la Revolución trajo tras de sí
la dislocación de las economías regionales, después de las primeras crisis que se re-
montan a ines de la época colonial, hacia 1816 los signos de prosperidad ganadera ya
resultaban evidentes. Los “ganaderos” no eran sin embargo el fruto de la hegemonía
de una vieja clase terrateniente, en realidad se trataba de un grupo de fuerte arraigo
tradicional en el campo, mejor vinculado con la clase política de origen urbano y con
los elementos nuevos que dominaban la vida comercial porteña.
Fue un momento de expansión del comercio externo, apuntalado por la masiva
incorporación de consumidores luego de la liberalización del comercio. Entre esos
consumos se destacaban los textiles ingleses: calicoes white and plain, linen white
and plain, slops and negro clothing, woll second inferior, baize y earthenwear com-
mon. Tejidos de mediana calidad que imitaban a los costosos. Hasta una vestimenta
típica como el poncho se llegaron a producir en Inglaterra a más bajo costo que en el
Río de la Plata. Entre 1814 y 1819 la parte de los productos de consumo popular en la
exportación británica al Plata osciló entre el 60,36% en 1817 y un 42,39% en 1819.
En 1852, sir Woodbine Parish escribía:

“El bajo precio de los artículos británicos en especial, en especial


aquéllos apropiados para el consumo de la masa de la población de

281 ROBERTSON, John y William Cartas de Sudamérica…, cit. p. 156.


282 BARRIERA, Darío y TARRAGÓ, Griselda “La traición de Manuel. Negocios, familias y justicia, del
Paraguay a Potosí”, en BARRIERA, Darío Economía y Sociedad (siglos XVI a XVIII), Tomo III de
Nueva Historia de Santa Fe…, cit.
283 BROWN, Jonathan Historia Económica de la Argentina, 1776-1860, Instituto Di Tella - Siglo XXI,
Buenos Aires, 2002, pp. 116-120.
De la orilla del mar a la vera del río 117

esos países, les aseguró una gran demanda desde el momento en que
se abrió el comercio. Estos artículos se han convertido ahora en artí-
culos de primera necesidad para las clases bajas de América del Sur
[…] Y así es cómo todo mejoramiento que se haga a nuestras ma-
quinarias, de la patria y que se traduzca en reducciones del precio de
esas manufacturas, contribuye (y tal vez no sepamos hasta qué pun-
to) a crear el bienestar entre las clases más pobres de estos remotos
países y tiende a perpetuar nuestro dominio sobre sus mercados.”284

Casas comerciales inglesas como Mac Neil, Brittain o Twaites y Orr inanciaron al
estado revolucionario hacia 1814, por su condición de agentes vinculados no sólo a
la plaza porteña, sino a las del Interior. Mientras muchos criollos recibieron un trato
inanciero menos compasivo, se consolidó un lazo desigual con Gran Bretaña;285 la
incierta resolución revolucionaria necesitaba de la pasiva benevolencia británica: “la
relación que con ellos se establece […] surge de la condición de proveedores de mer-
caderías para el Estado, a precios que sin duda contabilizan el costo del crédito.” 286
La Revolución cambió también los patrones de inversión, produciéndose un
vuelco hacia el sector rural, en desmedro del comercio de importación exportación,
las incas urbanas, las compañías metropolitanas. Sin que esto signiique que no
existía inversión en el comercio, hubo de hecho una transformación profunda de los
grupos mercantiles. Los que habían dominado la ruta de Cádiz se adaptaron mal a
estructuras comerciales que se orientan ahora hacia Liverpool. La primera década
revolucionaria estuvo cubierta por esta penosa readaptación; solo los que aceptaron
un papel subordinado y complementario al lado de los comerciantes ingleses que en
quince años se hicieron dueños del mercado lograron sobrevivir a ese proceso. Esto
se plasmó en parte en el vuelco hacia el campo de muchos comerciantes porteños y
también ingleses, los que aprovechando una balanza comercial deicitaria, avanzaron
en los espacios económicos rioplatenses.287
Inglaterra fue por lo menos hasta 1830, el principal y casi excusivo comprador
de cueros criollos. El intercambio se hizo tan intenso como sostenido al punto que
en 1824 se estableció un servicio regular de barcos entre Liverpool y Buenos Aires.
Según el cónsul británico Parish, las exportaciones subieron entre 1822 y 1825 de 3,6
a 4 millones de pesos oro, mientras las importaciones tocaban los 8 millones. Esta
brecha era cubierta por la salida de metálico.288 Sin embargo, los británicos comen-

284 PARISH, Woodbine Buenos Aires y las provincias del Río de la Plata, Buenos Aires, 1958, p. 362.
285 FORBES, John Murray Once años en Buenos Aires, Buenos Aires, 1956.
286 HALPERIN DONGHI, Tulio Guerra y inanzas..., cit., pp. 93-106.
287 HALPERIN DONGHI, Tulio Revolución y guerra..., cit.
288 PARISH, Woodbine, Buenos Aires y las provincias…, cit.
118 Griselda Tarragó

zaron a invertir en tierras289, la compra de títulos del Estado o las acciones del Banco
Provincial.
El empréstito contratado con Inglaterra en 1823, en deinitiva, sirvió para inan-
ciar las importaciones ya que las libras fueron acreditadas en las cuentas londinenses
de los comerciantes de Buenos Aires contra quienes la Banca Baring libró letras de
cambio a favor del Gobierno porteño.290 Las letras fueron pagadas en papel moneda,
quedando el oro en poder de los comerciantes. Durante los largos años en que el
gobierno suspendió los pagos fueron en realidad los ahorristas londinenses quienes
inanciaron las importaciones rioplatenses.291
El predominio mercantil se apoyaba en excelentes relaciones con el poder polí-
tico, que se relejaban en asociaciones con comerciantes y funcionarios locales como
fue el caso de Braulio Costa o de Félix Castro, con los Robertson, o Manuel de Sarra-
tea y Miguel de Riglos que hablaban el inglés mejor que el español.292
La presencia de franceses no cambiaba esta dominancia. Los norteamericanos293
operaban en la zona con barcos pequeños, con actividades especulativas, colocando
en la plaza algodones de la China o de la India, centrando su interés en las harinas y
el tasajo, que llevaban a Brasil y a Cuba a los mercados esclavistas.294
Había por entonces unos 3.500 británicos en Buenos Aires, dentro de los que se
incluían las 40 casas comerciales y sus dependientes.295 La comunidad inglesa air-
maba su hegemonía, pero cambiaba los métodos de acción.
Mientras en la primera década por la necesidad de conquistar un mercado que,
por otra parte, estaba distorsionado por la guerra, había empleado métodos novedo-
sos, propios de los mercaderes aventureros, como los hermanos Robertson en Co-
rrientes. Luego de 1820, su modo de acción se estabilizó y se asimiló en buena media
al de sus rutinarios y tradicionales antecedentes españoles, consolidando una pode-
rosa corporación que controlaba parte de los antiguos circuitos de los comerciantes
coloniales y el comercio exterior. Muchas antiguas residencias españolas eran ahora
ocupadas por los súbditos de S. M. Británica en un espacio que se transformaba y se
abría a la economía mundial.

289 MC CANN, William Viaje a Caballo por las Provincias Argentinas, Solar Hachette, Buenos Aires,
1969 [1847].
290 AMARAL, Samuel “El empréstito de Londres de 1824”, en Desarrollo Económico, núm. 92, Buenos
Aires, enero-marzo, 1984.
291 BAGÚ, Sergio El plan económico del grupo rivadaviano.1811-1827, Instituto de Investigaciones
Históricas, Rosario, 1966.
292 UN INGLÉS Cinco años en Buenos Aires, Hachette, Buenos Aires, 1969.
293 FORBES, John Murray Once años en Buenos Aires, Buenos Aires, 1956.
294 LIZZ, Peggy K. Los imperios trasatlánticos. Las redes de comercio y de las revoluciones de Indepen-
dencia, Fondo de Cultura, México, 1989.
295 UN INGLÉS Cinco años en Buenos Aires…, cit.
De la orilla del mar a la vera del río 119

En 1825 por el impulso de Canning y la política del cónsul británico Parish


(nombrado desde 1823), se irmó inalmente el Tratado angloargentino de amistad y
comercio, por el que se reconocía la Independencia argentina y se establecían normas
de cooperación recíprocas básicamente relacionadas con la libertad de comercio de
sus súbditos. Así el artículo II, establecía:

“Los habitantes de los dos países gozarán respectivamente de la


franquicia de llegar segura y libremente con sus buques y cargas
a todos aquellos parages, puertos y ríos en los dichos territorios,
adonde sea o pueda ser permitido a otros estrangeros llegar, entrar
en los mismos y permanecer y residir en cualquier parte de dichos
territorios respectivamente; también alquilar y ocupar casas y alma-
cenes para los ines de su tráico y generalmente los comerciantes
y traicantes de cada Nación respectivamente disfrutarán de las más
completa protección y seguridad para el comercio, siempre sujetos a
las leyes y estatutos de los dos países respectivamente.”296

Para su irma resultaron fundamentales los informes de Parish (1824) sobre sus pro-
pias observaciones y una comisión de siete británicos, en los que se destacaba las
posibilidades económicas del Río de la Palta. El Tratado fue el cierre y a la vez el
comienzo de una política más estable entre ambos estados llamada a durar mucho
tiempo, aunque no por eso menos plagada de violencia y de tensiones.

La economía en tiempos de la guerra sin in


La Buenos Aires de la feliz experiencia297 abriría un camino ya irreversible en su he-
gemonía no solo política, sino fundamentalmente económica sobre el resto del terri-
torio. Según Halperin Donghi, a partir de 1820 “la campaña encuentra un nuevo des-
tino: reemplazar al Litoral de los Ríos como proveedor del mercado ultramarino.”298
Sobre un esquema de circulación todavía desequilibrado por los constantes con-
lictos en el Interior, la expansión de la ganadería en Buenos, tardará por lo menos
dos décadas en ocupar el lugar dejado por las exportaciones de metálico del período
colonial.
Mientras tanto, y como se dijo al principio, la guerra traía consigo incertidum-
bre y destrucción, pero también oportunidades que se tejían con mucho riesgo, pero
también con amplios márgenes de ganancias como la de algunos comerciantes que

296 HERTSLET, Lewis A complete Collection of the Treaties between Great Britain and Foreign Powers,
Londres, 1820, II, pp. 27-65, citado por FERNS, H.S. Gran Bretaña y Argentina…, cit., p. 121.
297 ROMERO, Luis Alberto La feliz experiencia. 1820-1824, Ediciones La Bastilla, Buenos Aires, 1983.
298 HALPERIN DONGHI, Tulio Revolución y guerra..., cit.
120 Griselda Tarragó

en una convulsionada Entre Ríos comenzaron su carrera emergente en el proceso de


construcción de una consistente economía ganadera299 que prepararía el camino a una
economía poderosa que intentaría en los años venideros, hacerle frente a la porteña.300
Fue una etapa de violentos altibajos, provenientes de las características mismas
del mercado rioplatense, todavía pequeño y mal integrado al mercado mundial. Se
agregó a ello, la incertidumbre aportada por el clima: las sequías de los años 1830-
1835 dejaron campos yermos y la producción agro-ganadera disminuida.301
Los años de los bloqueos amenazaron con terminar con la fuente principal de
recursos del erario porteño, germen a su vez de las subvenciones destinadas a las pro-
vincias aliadas al federalismo. La emisión de papel moneda resultó una solución al-
ternativa destinada a causar mayores desajustes en una economía todavía inestable.302
Los bloqueos por otra parte, lograron interrumpir el comercio ultramarino du-
rante más de dos años con el resultado lógico de una carencia de productos impor-
tados y la detención de la matanza de ganado, lo que inluyó sobre el conjunto de la
economía del espacio rioplatense. Aun estas consecuencias, sin embargo, eran más
leves que las de la constante inseguridad política y la recurrencia de las crisis mili-
tares en el Litoral y en el Interior. Más grave era el peso de la guerra y de las crisis
interprovinciales en el Litoral.303
Por su parte, en estos años en los circuitos del Interior con los que el Litoral
había tenido tanta vinculación, los agentes económicos buscaron el camino para salir
de los años de oprobio bélico304 en el que el tradicional eje Buenos Aires-Potosí se
reconiguraría ahora en el contexto de otros marcos territoriales, como en el caso de
la República de Bolivia o en el de Chile, cuya economía post independiente se ex-
pandió notablemente y con mayor tranquilidad que la del otro lado de la cordillera a
través de una política que permitió la fuerte presencia de comerciantes extranjeros e
importantes Casas de Consignación que se inclinaron rápidamente hacia Valparaíso
como base de operaciones.
Como ya se ha dicho, a ines del período colonial Santa Fe había comenzado a
experimentar la inluencia de Buenos Aires ahora puerto abierto al mundo, en el que
se veriicaba una incipiente ruralización de la economía mercantil. Pero los terribles

299 DJENDEREDJIAN, Julio Economía y sociedad…, cit., pp. 347-357.


300 SCHMIT, Roberto “Enlaces conlictivos: comercio, iscalidad y medios de pago en Entre Ríos durante
la primera mitad del siglo XIX”, en IRIGOIN, María Alejandra y SCHMIT, Roberto –editores– La
desintegración de…, cit.
301 HALPERIN DONGHI, Tulio “La expansión de la frontera de Buenos Aires (1810-1852)”, en GI-
MÉNEZ ZAPIOLA, Marcos –compilador– El Régimen oligárquico. Materiales para el estudio de la
realidad argentina (hasta 1930), Amorrortu, Buenos Aires, 1975.
302 HALPERIN DONGHI, Tulio Guerra y inanzas..., cit.
303 HALPERIN DONGHI, Tulio Revolución y guerra..., cit., pp. 287-288.
304 IRIGOIN, María Alejandra y SCHMIT, Roberto –editores– La desintegración de…, cit.
De la orilla del mar a la vera del río 121

años de guerra, dejaron a esa emergente economía sumida en un marasmo fruto de las
conquistas, saqueos y del consumo de su riqueza ganadera. No en vano debieron traerse
25.000 cabezas de ganado –incluidas como parte del Tratado de Benegas– para repoblar
sus campos.
Sobre la base de esta economía reducida, las actividades principales siguieron
siendo la ganadería y el comercio. Familias como Larramendi, Pujol, Iriondo, Can-
dioti, Crespo, Echagüe, Vera, Ramírez, Silva, Cabrera, Larrechea, Andino, Galisteo,
Aldao, Maciel, Freyre, Ortiz, Arizmendi, Cabrera tenían estancias ganaderas en las
tierras del norte, oeste y sudeste de ciudad. Tanto el ganado vacuno como el caballar,
se destinaba al comercio de cueros y a la provisión para el Ejército.305
Poco a poco la artesanía textil paraguaya que todavía hasta los primeros años
revolucionarios tenía en el puerto de Santa Fe un punto importante de redistribución
hacia el interior, se vería reemplazada por lanas y algodones provenientes del mer-
cado ultramarino.
Por lo demás, poco habían cambiado las cosas desde la época colonial. Aún se
producían mulas, la producción mixta en las estancias proveía de cantidades escasas
de maíz y trigo, y el cinturón de chacras y quintas que rodeaban a la ciudad la surtían
de alimentos frescos. Las tiendas y pulperías seguían siendo los principales abastece-
dores de mercancías importadas y de la tierra.
La nueva dinámica mercantil que sobrevivió a la Revolución, abrió el camino
hacia la muy lenta reconstitución y reconiguración de este Litoral de los Ríos en
torno a la creciente expansión de la producción ganadera y, posteriormente, agrícola-
ganadero. Aunque todavía de modo espasmódico en sus fuertes oscilaciones, se esta-
blecieron relaciones con el comercio atlántico. Fue también el momento en que cier-
tos sectores de comerciantes y/o productores comenzaron a explorar nuevos caminos
en las prácticas empresariales y en la conquista de otros mercados.306
Desde 1846 aproximadamente, comenzó una recuperación que fue evidente en
Entre Ríos, pero todavía muy escasa en Santa Fe. La relación con Entre Ríos se
mantuvo activa como desde tiempos coloniales, vía la Bajada del Paraná por donde
circulaban bienes y personas hacia las ricas tierras entrerrianas de las cuales muchos
santafesinos eran propietarios. La zona más expansiva fue la del sur, pero en palabras
de Sarmiento, todavía en 1852, en esas ricas tierras abundaban más los venados que
las vacas.307

305 TEDESCHI, Sonia Políticas e Instituciones…, cit., p. 38.


306 BARRIERA, Darío y TARRAGÓ, Griselda Adiós a la Monarquía…, cit.
307 Citado por ÁLVAREZ, Juan Historia de Rosario, UNR Editora, Rosario, 1998, [1943].
122 Griselda Tarragó

En el mismo sentido, y aunque lentamente, también en esta etapa comenzó a


restablecerse el circuito andino, mediatizado por comerciantes cordobeses.308 En el
caso de Santa Fe, los vínculos comerciales de los últimos años coloniales con Cór-
doba basados en tejidos, mulas y yerba, mutaron casi exclusivamente hacia la yerba
paraguaya exportada vía el puerto de Santa Fe. En la década de 1820, esas importa-
ciones se interrumpieron. Desde 1826, volvió a ingresar por Santa Fe “yerba para-
guaya” o simplemente “yerba” y aparece una nueva “yerba misionera”. Una situación
semejante se dió con el tabaco. La economía espeja de esta forma, la secuencia de
conlictos políticos de la región.
El movimiento comercial era importante por la actividad portuaria y por situarse
en la ruta que unía a Buenos Aires con Chile y con el Perú, vía Córdoba. El movi-
miento registrado en la Aduana santafesina revela cargas de exportación principal-
mente hacia Buenos Aires y Montevideo, también a San Nicolás, Baradero, Zarate,
Córdoba, Mendoza, Corrientes entre otros. Los rubros exportados comprendían una
variedad de productos: cueros vacunos, de bagual, y de nutria, cerdas, astas, maíz,
maní, harina, sal, leña de los bosques del norte, carbón de leña, piezas de madera,
sebo, frutas y verduras, cal, ponchos, tabaco y cigarros, yerba, vino y aguardiente,
frutos secos, pescados secos, algodón, lana y lienzos, entre otros.309
Inmersa en un estado de permanente convulsión, la estructura iscal santafesina
tuvo un carácter provisorio y relacionado a la guerra hasta el in de la década revo-
lucionaria. Después la estructura tributaria se basó en los impuestos al comercio, así
como en el crédito, con el aporte de particulares, especialmente comerciantes que
fueron conformando una deuda pública básicamente invertida en gastos militares.
Desde la década de 1820 el erario provincial se nutrió de los recursos porteños.
En una primera etapa todavía irregularmente, aunque con elevados valores. Desde
el inicio de 1830 aproximadamente, y hasta la caída de Rosas en 1852, los aportes
fueron regular y absolutamente necesarios para el sostén del régimen.310
Constreñida a esa estrecha franja territorial, Santa Fe poco podía avanzar cuan-
do aún en 1851 fue atravesada por el Ejército Grande de Urquiza y cuando unas fron-
teras altamente inestables generaban continuas perturbaciones sobre las poblaciones
establecidas y los establecimientos productivos.

308 ASSADOURIAN, Carlos Sempat y PALOMEQUE, Silvia “Las relaciones mercantiles de Córdoba
(1800-1830). Desarticulación y desmonetización del mercado interno colonial en el nacimiento del
espacio económico nacional”, en IRIGOIN, María Alejandra y SCHMIT, Roberto –editores– La des-
integración de…, cit.
309 TEDESCHI, Sonia Políticas e Instituciones…, cit., p. 50.
310 CHIARAMONTE, José Carlos, CUSSIANOVICH, Guillermo Ernesto y TEDESCHI, Sonia “Finan-
zas públicas y su dependencia de Buenos Aires en tiempos de Estanislao López” en Boletín del Insti-
tuto de Historia Argentina y Americana Dr. Emilio Ravignani, núm. 8, 3ª serie, 2° semestre de 1993,
pp. 77-116.
De la orilla del mar a la vera del río 123

En medio de cierto clima de aggiornamiento institucional y de pretensiones de


construir un Estado provincial con visos de modernidad,311 la ciudad de Santa Fe siguió
constituyendo, básicamente, una capital administrativa. Como se verá, el progreso, se
encontraba por entonces más al Sur, en torno a la Villa del Rosario, con su puerto
cada vez más abierto al mundo.

Marinos ligures en el Litoral de los Ríos: el tiempo de la circulación


A este lugar en el mundo en profunda transformación, comenzaron a arribar los la-
boriosos genoveses donde merced a las oportunidades que se habían habilitado en la
economía post-revolucionaria en emergencia, iniciaron un proceso de asentamiento
gradual. Mientras los británicos ocuparon primordialmente los espacios vacíos de los
antiguos circuitos coloniales tanto luviales como interiores; ellos se insertarán en los
nichos disponibles dejados por la guerra en el comercio luvial, en el cabotaje de los
grandes ríos. Además de ello, se involucraron con éxito en el negocio de exportación
en rubros que venían directamente desde el Mediterráneo que articularon convenien-
temente con aquel. Su instalación fue esencialmente ribereña. Su presencia no es un
fenómeno que se registre en los antiguos espacios interiores coloniales que se recon-
iguraron elementalmente por ingleses, porteños y élites provinciales sobrevivientes
a las convulsiones de la Revolución.
Hacia 1815 las importaciones de zona mediterránea, especialmente vino, aceite,
trigo y harina que llegaban a través de Gibraltar, habían sido también capturadas por
los británicos.312 Ya en la década de 1830, ese cuadro se haría más complejo con la
llegada de la Marina sarda, la que ocuparía primero un lugar de transportadora de
productos españoles y luego como emisaria de la producción aceitera genovesa y de
los vinos de Italia meridional así como de otras mercaderías del área. Es el momento
en que el grupo consigue ubicarse estratégicamente en el lugar que habían dejado
españoles, portugueses y también ingleses, capturando hasta un 54% del lujo de y
hacia la antigua metrópoli.313
Los puntos que cubrían diseñan la cartografía de esos movimientos: desde Gé-
nova llegaban a Marsella, Filadelia, Gibraltar, Puerto Rico, La Habana, Lisboa, Cá-
diz y Barcelona. Por entonces, muchos de los hombres que luego se radicaron en el
Paraná y en el Plata estaban en plena actividad comercial-marítima en otros destinos:
Nicolò Puccio, al mando del brigantino sardo La Fortuna; Pietro Tiscornia, con el
Brigantino sardo La Pace; Giacoppo Copola, con los brigantinos Aurora y Colombo;

311 BARRIERA, Darío “Rediseñando lo judicial, reinventando lo jurídico: el ´Reglamento’ de 1833 y los
orígenes de la justicia de Paz en la Provincia de Santa Fe”, ponencia presentada a las Jornadas del
Grupo Siglo XIX “Las provincias y la nación”, Mar del Plata, 20 y 21 de abril de 2011.
312 PARISH, Woodbine Buenos Aires y las provincias…, cit., p. 531.
313 CHIARAMONTE, José Carlos “Notas sobre la presencia…”, cit., pp. 55-56.
124 Griselda Tarragó

Steffano Coppola, con el brigantino sardo Carmine; Francisco Risso, con el brigan-
tino sardo Pallade; Giacomo Delpino, con el brigantino sardo Il diligente; Tomasso
Berlingieri, con el brigantino sardo San Raffaele; Nicolò Dodero, con el brigantino
sardo Vigilante; Agostino Tiscornia, con el brick scooner sardo San Giacomo; Dome-
nico Canepa, con el brigantino sardo San Giuseppe; Nicoló Raffo, con el brigantino
sardo Trafalgar; Giacoppo Campodonico, con el brigantino sardo Acquario y Angelo
Campodonico, con el brigantino sardo Nª. Sª. delle Speranza, entre otros.314 Muchos
de ellos pasaron luego a engrosar las ilas de los navegantes del río y el grupo de
familias principales de Rosario o Buenos Aires.

Vista de Génova a principios del siglo XIX


Fuente: FELLONI, Giuseppe Popolazione e sviluppo economico della
liguria nel secolo XIX, Ilte, Torino, 1961.

Sus naves intensinicaron el contacto de esos diferentes puertos europeos con los del
frente latinoamericano, actividades en las que tuvo un peso primordial el contraban-
do. La principal atracción estaba en las costas del Plata ya que las naves que tocaban
puertos brasileros tenían en realidad como objetivo Montevideo o Buenos Aires o
ancladeros clandestinos donde la posibilidad de ese tipo de negocios resultaba muy
prometedora en granjerías diversas.
La mayor parte de la actividad de contrabando se realizaba en una etapa inter-
media sobre la costa del Brasil donde i legni podían aprovisionarse de mercancías

314 ASG, MS, busta 1603, 1823-1826.


De la orilla del mar a la vera del río 125

muy apreciadas en el Plata como eran el azúcar y el aguardiente. La vuelta de sus


barcos siempre encaraban viajes con bodegas plenas de buenos cargamentos de carne
salada, tocino, sebo, con rumbo nuevamente al Norte.315 Por entonces los bastimentos
que partiendo de Génova tenían como destino Montevideo y Buenos Aires se hacían
cada vez más notorio en la circulación oceánica de la Marina sarda.316
En el período que corre entre 1823 a 1842 partieron de aquel puerto con esos
destinos 145 naves: brick scooner sardo Ippomene di Genova de Giuseppe Bozzo,
brigantino sardo N. S. Della Misericordia de Steffano Rocatagliata, brigantino sardo
Clementina de Tomasso Dodero, brigantino sardo Il Indiferetente de Nicoló Dodero,
goleta sarda Catarina de Raffaele Bozuna, brigantino sardo La Aurora de Lazzaro
Pietrrela, brigantino sardo Ercole de Francesco Vieri, brigantino sardo L’Americano
de E. Profumo, brigantino sardo Delino Vitorioso de Anetto Bendetto, brigantino
sardo Mistica Rosa de Francesco Brisalese, brigantino sardo Marchese Gropallo de
Luigi Croce,317 brigantino sardo Carlo Alberto de Luigi Pertica, brigantino sardo Il
Veloce de Giuseppe Simone, brigantino sardo Il Constante de Bartolomeo Romag-
nino, brigantino sardo Ntra. Sra. Misericordia de Stefano Rocatagliatta, brick sardo
Francisca Catta de Raffaele Bossano, goleta sarda La Bella Americana de Gio Batta
Corsi, brigantino sardo Arlechino de Antonio Michelini, fartana sarda Misericordia
de Domenico Ardoino, brigantino sardo Carolina de Pietro Botto, brigantino sardo
Conusione de Domenico Antonio Piaggio, brigantino sardo Cesare Augusto de Pietro
Ferraro, brigantino sardo Ercole de Nicolò Pitaluga, brigantino Sardo Anna de An-
tonio Ioso, brick scooner sardo S. Erasmo de Gio Frco. Bava,318 brick Sardo Susana
de Filippo Tiscornia, brigantino sardo Arlechino de Antonio Michelino, brigantino
Sardo Graseosa Famiglia de Pietro Luigi Tiscornia, brigantino Sardo L’Achille de
Angelo Borzone, brigantino sardo Giapone de Gio Batta Dodero, brigantino Sardo
La Misericordia de Steffano Roccatagliata, Brick scooner sardo L’Indio de Bartolo-
meo Mariani, brigantino sardo Empireo de Pietro Pittaluga, brigantino sardo Ami-
co de Bernardo Ricchieri, brigantino sardo L’Oreste de Antonio Ghirardello,319 bri-
gantino sardo Giosone de Gio Batta Dodero, brigantino sardo Sempre lo stesso de
Agostino Ferrraro, brick scooner Centella de Agostino Dalasso, brigantino Orientale
Conesion de Emanuelle Mela, brigantino sardo Misericordia de Stefano Rocataglia-
ta, brigantino barca sardo Susana de Filippo Tiscornia, brigantino sardo Nearco de
Giuseppe Ferraro, brigantino sardo Margherita de Vincenzo Vaccaro,320 brigantino
oriental La Providenza de Martino Bartolomeo, brigantino sardo Venere de Pietro

315 VANGELISTA, Chiara L’emigrazione..., cit., pp. 40-41.


316 ASG, MS, busta 1603, 1823-1826.
317 ASG, MS, busta 1604, 1833-1834.
318 ASG, MS, busta 1605, 1833-1834.
319 ASG, MS, busta 1606, 1835-1836.
320 ASG, MS, busta 1607, 1837-1838.
126 Griselda Tarragó

Campodónico, brigantino sardo Il Vincenzo de Vincenzo Giantrappani, brigantino


oriental La Conezione de Paolo Vallaro, brigantino oriental Paraguay de Doménico
Bosano, brigantino sardo Netuno de Bartolomeo Gasaldo, brigantino Oriental María
de Emmanuele Dallorsa, brigantino sardo Conezione de Luigi Defferani, brigantino
sardo La Conezione de Agostino Aicardi, brigantino sardo La Victoria de Luigi Co-
dda, brigantino sardo Enrico de Domenico Guarello, brigantino sardo Sto. Antonio
de Erasmo Piaggio, brigantino oriental 18 luglio de Antonio Michelini,321 brigantino
sardo L’maddalena de Girolamo Cano, brick sardo Providenza de Francesco Rossi,
brigantino sardo Nearco de Giuseppe Ferraro, brigantino sardo La Giustizia de Gio
Batta Solari, goleta sarda Fiar del rio de Pianello, brigantino sardo S. Franceso di
Padova de Matteo Ferraro, brick sardo La Providenza de Bernardo Agostino Chichi-
zola, Goleta Orientale Carmine de Giuseppe Borzone, bombarda sarda Signora del
Rosario de Giuseppe Gallo, brigantino sardo Sacra Famiglia de Gio Batta Piaggio,
brigantino sardo Cesare Augusto de Pietro Avegno, brigantino orientale María Cat-
terina de Fracesco Trucco, goleta oriental Juanita de Giuseppe Pesceto,322 brick Spe-
ranza de Gio Batta Gastaldi, brigantino sardo Sempre lo stesso de Agostino Ferraro,
brigantino Sardo Giano de Gio Batta Taso, brick sardo Correbo de Piaggio, brick sar-
do Bella Emilia de Girolamo Sicardi, brigantino toscano La Tetis de Angelo Pieran-
geli, brigantino sardo Sei Sorelle de Gio Batta Vassallo, brigantino sardo Nearco de
Giuseppe Ferraro, brigantino sardo Oneglia de I. Calsaona, goleta orientale Paolina
de Angelo Bollo, brick scooner sardo I due veri Amicis de Stefano Chiaffaro, goleta
sarda La Leandra de Gerolamo Persasco, brigantino Sardo La Giustizia de Gio Batta
Galaso, brick sardo Il Gio Alberto de Angelo Testa, goleta sarda M. S. del Rosario de
Gio Batta Richelmi, brick scooner sardo Oriente de Andrea Stagnaro, goleta sarda
quattro Amicis de Pietro Chiappe, goleta sarda Vittoria de Giacomo Coppola, goleta
sarda L’Aurora de Luigi Bancalaris, brigantino sardo L’Achille de Gio Batta Borzo-
ne, goleta sarda Conusione de Umberto Guastavino323, brigantino sardo de Federico
de Luigi Badoano, brigantino sardo L’Achille de Gio Batta Borzone, brigantino sardo
Cesare Augusto de Pietro Avegna, brigantino Sardo Mima de Nicolò Dodero, bri-
gantino sardo Tre fratelli de Luigi Pessali, brigantino sardo Glorioso de Gerolamo
Scarzella, brigantino sardo San Francesco di Padua de Matteo Ferrero, brigantino
sardo L’Esule de Gio Filippo Pazzo, brigantino sardo San Giuseppe de Emilio Pia-
ggio, brigantino sardo Correbo de Erasmo Piaggio, goleta sarda Brillanti de Nicolò
Repetto, brigantino sardo Bella Emilia de Simón Fidanza, brigantino sardo Universo
de Onorato Rella, brigantino sardo Guerriero de Edmondo Raggio, brigantino sardo
Speranza de Gio Batta Gastaldi, brigantino sardo Giasone de Gio Batta Dodero, bri-

321 ASG, MS, busta 1610, 1838-1840.


322 ASG, MS, busta 1612, 1839 al 1840.
323 ASG, MS, busta 1613, 1840.
De la orilla del mar a la vera del río 127

gantino sardo S. Pietro de Gio Basso, brigantino sardo Conusione de Franco Canola,
brigantino sardo L’Aquila de Antonio Dodero,324 brigantino sardo Sufragio de Angelo
Cicchero, brigantino sardo La Rosa de Bartolomeo Pozzo, brigantino sardo Sempre
lo stesso de Agostino Ferraro, brigantino sardo La Giustizia de Gio Batta Solaris,
goleta sarda Rosina de Paolo Muratorio, goleta sarda La Providenza de Cristoffaro
Chiappe, brick sardo S. Gio Batta de Micchele Sitto, cutter sardo S. Giuseppe de
Francesco Maglione, goleta sarda Santa Rosa de Dominico Pagliano, brick scooner
sardo Il Pacchetto de Filippo Tiscornia, brigantino sardo Capriccioso de Giacomo
Copello325, brigantino sardo Sturla Gio Batta de Xde Gliotto,326 goleta sarda La Be-
lla Angelica de Giacomo Zino, scooner sardo La consolazione de Giacomo Truc-
co, brigantino sardo Revaco de Agostino Mozzardi, brigantino sardo Margherita de
Ambroggio Vaccaro, brigantino sardo Misericordia de Stefano Rocatagliata, brick
sardo S. Giorgio de Giovanni Gianello, brigantino sardo Cesare Augusto de Gio Batta
Licanaluga, goleta sarda Diana de Stefano Copello, goleta sarda Stella del Nord de
Leonardo Canessa, brigantino sardo Incas de Pier Antonio Biancchi, goleta sarda La
Sorte de Giacomo Dodero, brigantino sardo Agata de Agostino Dallorso, briganti-
no sardo Li Otto decembre de Gio Batta Sturla, brigantino sardo Ligure de Nicolò
Raggio, brigantino Sardo Divina Providenza de Gerolamo Raffo, goleta sarda N. S.
dell’orto de Bernardo Solaris y Lorenzo Ravina, goleta sarda Vittoriosa de Sebastia-
no Chiarella327, brigatino sardo Pillade oreste de Antonio Ghirardello, brigatino sardo
Vincenzo de Vincenzo Giantrapani, brigantino sardo Carlo Alberto de Gio Batta An-
tola, brigantino sardo Industria de Piero Antonio Ferro, goleta sarda La Bella Basilia
de Gio Batta Baico, brigantino sardo Giasone de Gio Batta Dodero, brigantino sardo
Providenza de Bernardo Agostino Chichizola, brick sardo Bifronte de Gaetano Gaz-
zolo, brigantino sardo Colomba de Vincenzo Lombardo, brigantino sardo Narciso de
Gio Batta Pietranera, brigantino sardo Tre fratelli de Luigi Pezzale, brigantino sardo
Federico de Gio Batta Badoano, goleta sarda Assunta de Simone Solari, brigantino
Nearco de Paolo Antonio Ferraro.328
Esos barcos transportaron a 2.170 personas, un 80% de las cuales entraron por
Montevideo, y sólo un 20% por Buenos Aires, registrando el impacto de los bloqueos.
Estos migrantes tendrían en este tiempo una amplia movilidad, tanto entre Gé-
nova-Buenos Aires-Montevideo, como entre todas las villas asentadas sobre los ríos
Uruguay y Paraná. La zona de emigración en la Liguria se concentró fundamental-
mente en dos enclaves: Savona en el poniente (desemborque natural de los tráicos

324 ASG, MS, busta 1615, 1841.


325 ASG, MS, busta 1616, 1841.
326 ASG, MS, busta 1617, 1841-1842.
327 ASG, MS, busta 1618, 1841.
328 ASG, MS, busta, 1619, 1842.
128 Griselda Tarragó

del Piemonte) y Chiavari en Levante,329 ya que si bien “la montaña interior y la colina
del litoral también ocupaban el lugar central en una emigración dominada por cam-
pesinos y artesanos en la zona de Chiavari, Rapallo y sus entornos, aquí concurrían
también otras condiciones. Al estar la misma Chiavari al margen del dinamismo de
las actividades marineras por carecer de una actividad náutica de largo radio (la espe-
cialidad chiavaresa era el comercio de cabotaje) y de un hinterland que encontrara
allí un desemboque de producción, cortados como estaban los puertos por la cadena
montañosa y la ausencia de vías de comunicación con el interior transapenínico, el
destino exterior era mucho más inevitable [...] Chiavari perdió incesantemente habi-
tantes y se convirtió con su entorno en la principal área de emigración de la Liguria
en el momento en que el lujo se orientaba masivamente hacia el Río de la Plata.”330
Si bien inicialmente este lujo tuvo elevados índices de masculinidad, la presen-
cia de mujeres aumentó en la medida en que la migración se consolidó en clave fami-
liar. Así, los registros del Magistrato di Sanità (véase anexo documental)331 dan clara
cuenta de la emigración de mujeres y familias completas. Por otra parte, y cuando así
se lo especiica, la procedencia de la zona de la riviera ligur, especialmente Chiavari,
Lavagna, Sestri Levante, Finale y Alassio, cubre un un 80% de la lista analizada.332
En algunos casos, se observa la llegada conjunta de individuos con apellidos que
c.15 años después se radicarían conjuntamente en Rosario como el 30 de octubre de
1835 cuando arriban a Buenos Aires varios Frugone, Cassinelli y Peirano.333 El 22 de
febrero de 1836 alcanzaba Buenos Aires el brigantino sardo Graseosa Famiglia al
mando de Pietro Luigi Tiscornia, de larga trayectoria en Rosario.334 El 16 de octubre
de 1841 partía desde Génova para Montevideo el brigantino sardo Capriccioso de
Giacomo Copello. Entre otros venían como pasajeros Giacomo Puccio de 21 años,
Ventura Brignardello de 16 años, Emilio Delpino de 11 años, Luigi Copello de 20
años y Ambrogio Repetto de 36 años.335
Lamentablemente desde c.1836 todos aparecen como “sardos”, lo cual se condi-
ce con los procesos políticos experimentados por la región. No obstante y siguiendo
la pista de los nombres, los apellidos que luego constituirán el núcleo de ligures “ro-
sarinos” se repiten en toda la serie,336 situación que nos lleva a pensar en la incidencia
de las tradiciones y cadenas migratorias en el interior de las familias y del espacio en

329 FELLONI, Giuseppe Popolazione e sviluppo economico della liguria nel secolo XIX, Ilte, Torino,
1961, pp. 140-141.
330 DEVOTO, Fernando Historia de los italianos…, cit., p. 37.
331 ASG, MS, buste 1603 a 1639.
332 ASG, MS, buste 1603 a 1605 (setiembre 1833 a diciembre 1834, enero 1835 a setiembre de 1836).
333 ASG, MS, busta 1605.
334 ASG, MS, busta 1610.
335 ASG, MS, busta 1616, 1841.
336 ASG, MS, buste 1603-1618 (1823-1842).
De la orilla del mar a la vera del río 129

cuestión. De esta manera, un 18% de estos individuos responde a apellidos recurren-


tes (muchos de ellos de Lavagna y Chiavari) como Frugone, Denegri, Solari, Puccio,
Castagnino, Borzone, Raffo, Costa, Canepa, Delino, Bacigalupo, Arnaldi, Queirolo,
Semino, Ratto, Peirano, Raggio, Fontanarrosa, Copello, Pittaluga, Devoto, Lagomar-
sino, Villa, Cassinelli, Ziñago, Riccheri, Piaccio, Brignole, Recagno, Tiscornia, Re-
petto, Grondona, Copello y Brignardello.
Esto también incumbe a los capitanes, muchos de los cuales se dedicaron luego
al comercio luvial del Paraná y se radicaron en enclaves litoraleños como son los
casos de Pietro Botto, Filippo Tiscornia, Pietro Luigi Tiscornia, Angelo Borzone,
Bernardo Ricchieri, Pietro Campodónico, Gio Batta Solari, Bernardo Agostino Chi-
chizola, Giuseppe Borzone, Gio Batta Piaggio, Giacomo Coppola, Gio Batta Borzo-
ne, Gio Batta Borzone, Nicolò Repetto, Edmondo Raggio, Giacomo Copello, Stefano
Copello, Nicolò Raggio, Gerolamo Raffo, Bernardo Solaris, Lorenzo Ravina, Gaeta-
no Gazzolo y Simone Solari.
Las provincias del Litoral –Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes– registraron la
presencia de estos migrantes que se radicaron y dieron origen a grupos familiares
de larga supervivencia. En Corrientes, por ejemplo, todavía perviven los apellidos
de este origen como Achinelli, Periche o Isasi, entre los más antiguos de la región.
Mientras en 1813 no había individuos registrados de esta nacionalidad, para 1833
ascendían a 39.337 Unos años después en 1852 la presencia se había elevado a 85 mi-
grantes genoveses, en su mayor parte comerciantes, artesanos navales y propietarios
de naves.338
También en Entre Ríos esta presencia fue notable, y entre los patrones de barcos
arribados al puerto de Paraná entre 1843 y 1853, un número muy importante son
sardos o genoveses.339

337 MAEDER, Ernesto “La población de Corrientes según el censo provincial de 1833”, en Investiga-
ciones y Ensayos, núm.8, Academia Nacional de la Historia, Buenos Aires, enero-junio de 1970, pp.
309-338.
338 DEVOTO, Fernando Historia de los italianos..., cit.
339 Juan Achinelli, Francisco Aliverti, José Antola, Francisco Arzeno, Andrés Bacigalupo, Sebastián Ba-
dano, Sebastián Badaró, Juan B. Balbi, Santiago Bancalari, Nicolás Bavio, esteban Bianchi, Santiago
Bavio, Juan Bautista Boassi, Santiago Borro, Gerónimo Bottino, Bernardo Brugo, Tomás Brunetta,
Juan Burlando, Nicolás Caferra, Antonio Cámpora, Angel Caputo, Nicolás Casarino, Antonio Cas-
sinelli, Francisco Cerrutti, Esteban Cichero, Luis Clavarino, Luis Cordiviola, Cayetano Costa, Luis
Costa, Agustín Chapino, Juan Chiarelli, Nicolás Chichizola, Juan Chiozza, José Daneri, Bernardo
Delino, Antonio Descalzo, Antonio Dodero, Juan B. Doverti, Bartolomé Facio, Manuel Ferrari, José
Ferro, Santos Frugoni, Alejandro Galletino, Gerónimo Gandulfo, Ángel Garasino, Pedro Garibaldi,
Gregorio Gastaldi, José Giusti, Francisco Gotuzzo, Juan Graigna, Ventura Guastavino, Agustín Iso-
la, Esteban Maglione, Juan Bautista Magnasco, José Maquiavelo, Agustín Merello, José Merlino,
Juan Migoni, Pablo Minuto, Lázaro Molinari, Cayetano Nicolini, Pedro Oneto, Ambrosio Ordano,
Bartolomé Palma, José Palma, Luis Palma, Santiago Pasano, Antonio Perazo, José Porchetto, José
Perini, Francisco Pendola, Angel Pigneto, Santiago Pinasco, Santiago Podestá, Miguel Raggio, Gas-
130 Griselda Tarragó

De la misma manera, Rosario fue un punto de recepción fundamental. La in-


formación del Jefe Político muestra una signiicativa concentración de ligures de
las Comunas de Chiavari y Lavagna, quienes eran dueños del 83% de las naves,
así como comerciantes, propietarios de hoteles y de negocios de alimentos y de de
importación-exportación.340 El censo levantado por Cerruti en 1855 da como resul-
tado que de 222 familias italianas, 221 provenían de la Liguria.341 La situación se
repetía en otras localidades como en Paraná donde la proporción era 41 sobre 65 y
en Diamante, 2 de 3.342
Por esos años, la ciudad de Santa Fe registra también esa presencia con unas 25
familias genovesas como las de Bartolo Borzone,343 Bartolomé Canepa o Giovanni
Guastavino.344 En aquel tiempo el doctor Luis Fontán, ligur de origen y médico práctico
(no alcanzó a obtener el título en Génova) en una ciudad decaída en la que no había un
profesional de la salud. Vinculado estrechamente al gobernador López estableció la pri-
mera botica moderna y profesional que hubo en Santa Fe, hizo ingentes esfuerzos para
la mejora del hospital y extendió su área de atención a los fortines.345 El 28 de febrero de
1828 fue designado “cirujano del Ejército del Norte” por el general López. Acompañó
a los ejércitos de López en las campañas contra los indios de 1832 y 1834 y asistió en
las epidemias de viruela en 1825, 1829, 1831, 1837 y 1842. En esa época se instaló en
un sitio alejado conocido como La Guardia, un lazareto o leprocería, en el que Fontán
prestaba servicios. A instancias del general Pascual Echagüe, se doctoró en Buenos Aires
en 1849 con la tesis El diagnóstico y caracteres diferentes del reumatismo muscular, del
articular y de la gota, dedicada a aquél.

par Ravena, Carlos Repetto, Eduardo Rissoto, Juan Rosello, Rafael Rovato, Juan Roverano, Marcos
Russi, José Sanguinetti, Jorge Scuartino, Antonio Schiafino, Francisco Someria, Eugenio Sicardi,
José Sifredi, Nicolás Sifredi, Agustín Solari, Antonio Solari, Luis Spasa, Pablo Stagno, Francisco
Trucco, Juan B. Viacaba, Juan Vanasco, Alejandro Vignale, Juan B. Vignales. BOSCH, Beatriz “Notas
sobre navegación luvial, 1843-1853”, en Investigaciones y Ensayos, num.19, Academia Nacional de
la Historia, Buenos Aires, julio-diciembre de 1975, pp. 343-344.
340 DEVOTO, Fernando “Liguri nell’America australe: reti sociali, immagini, identitá”, en Giulio Einau-
di Editore Storia d’Italia…, cit. pp. 661.
341 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Buenos Aires, Primi
elementi pel censo italiano a Rosario, Paraná, Santa Fe e Diamante nella Confederazione argentina,
1855.
342 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Buenos Aires, Primi
elementi pel censo italiano a Rosario, Paraná, Santa Fe e Diamante nella Confederazione argentina,
1855.
343 En 1856 es dueño de un barco en construcción, AHPS, Escribanía de Gobierno, Tomo II, ff. 67-73.
344 En 1855 solicitan autorización para “sacar buques a tierra”, AHPS, Escribanía de Gobierno, Tomo II,
ff. 90-95.
345 LASSAGA, Ramón Tradiciones y recuerdos, Santa Fe, 1988.
De la orilla del mar a la vera del río 131

Estas concentraciones de genoveses tuvieron también un “modelo de asenta-


miento territorial”.346 De esta manera, en Montevideo estaban concetrados en un
grupo de manzanas limitadas por las calles Treinta y Tres, Rincón, Misiones y Las
Orillas, cerca del puerto y de la zona comercial.347 En Buenos Aires, el barrio de La
Boca fue quizá el más representativo de este modelo de ocupación. Aunque relativa-
mente alejado del centro de la ciudad, esa “Boca del Riachuelo” constituía un lugar
privilegiado para las actividades marítimas y para 1855 la mitad de su población era
italiana, y un 94% de ésta, genovesa.348 Algo similar sucedía en Rosario, en la que la
concentración se daba en torno al puerto, como era lógico y necesario.
Esto también se articulaba con el hecho de que el grupo tenía, ya para ese en-
tonces, una cierta densidad en su entramado de relaciones interpersonales, de su con-
ciencia de pertenencia a esa trama, a lo que coadyuvaba la lengua (el dialecto geno-
vés) y la comunidad de intereses económicos y familiares.

346 DEVOTO, Fernando Historia de los italianos…cit., p. 44.


347 DEVOTO, Fernado et al. L’emigrazione italiana e la formaciones dell`Uruguay moderno, Edizioni
della Fondazione Giovanni Agneli, Turín, 1993, pp. 1-36.
348 DEVOTO, Fernado “Los orígenes de…”, cit.
cAPÍTuLO iV

Genoveses en la Pampa Gringa, 1840-1860

E
n 1840, la invencible provincia de Santa Fe, seguía tan aguerrida como po-
bre y despoblada. Sin embargo, y a pesar del tránsito de los ejércitos, de los
bombardeos, de los incendios, el sur provincial comenzaba a manifestar los
síntomas de un resurgimiento llamado a perdurar. Ese nuevo espacio en permanente
coniguración y expansión, emergía lenta pero irmemente como punto de aglutina-
ción de población y de actividades productivas y comerciales que se asociaban a la
circulación luvial, al comercio interior y exterior.
Desde su interior, esa porción meridional provincial principiaba a generar los
procesos espaciales que fueron transformando el Litoral de los Ríos en Pampa Húme-
da, y dando a luz a la Pampa Gringa, en la que la “emergencia de una vida comercial
relativamente soisticada fue de gran importancia para el posterior desarrollo de la
agricultura santafesina. Las primeras exportaciones de cereales fueron organizadas
por comerciantes rosarinos, los que también intervinieron activamente en la provi-
sión de créditos para inanciar la cosecha y en la importación de implementos agríco-
las. Más aun, un número signiicativo de quienes emprendieron la colonización de la
frontera santafesina fueron personas que se iniciaron en la vida económica ejerciendo
en la ciudad de Rosario. El crecimiento de la ciudad ribereña fue uno de los factores,
quizá el más espectacular, que contribuyeron al remozamiento económico de la pro-
vincia durante las décadas del cincuenta y del sesenta.”349

Rosario: algo más que una villa junto al río


Casi como una premonición de lo que sería su historia posterior, la pequeña villa
del Rosario tuvo un origen aparentemente mezquino. No formó parte de la densa
ritualidad que acompañó a la mayoría de los actos del proceso fundacional del actual
territorio de la República Argentina. No hubo conquistador, ni hueste, ni rollo, ni acta
de fundación. Su principio fue espontáneo, impulsado por fuerzas que trascendían la
decisión del Rey. Río y Puerto, Capilla y Plaza fueron la esencia de cierta identidad
ecléctica y a la vez libertaria que otorgó sentido a la vida en ese pequeño espacio que
comenzó a construirse en el siglo XVIII.

349 GALLO, Ezequiel La pampa gringa…, cit., p. 33.


134 Griselda Tarragó

Aunque hacia 1830 no era más que un caserío disperso con unos 2.000 habi-
tantes350 su ubicación privilegiada desde tiempos coloniales, situada en la margen
derecha del Río Paraná en la encrucijada de caminos y circuitos que unían el interior
con el Atlántico, en el correr del siglo XIX y en el contexto de nuevas condiciones po-
líticas y económicas, la fueron transformando en la pujante ciudad-puerto inisecular.
En 1823 la Honorable Junta Representativa de la provincia, la elevó a rango
de villa, otorgándole el privilegio de “Ilustre y Fiel”. Su renovada calidad hizo que
surgiera la necesidad de dotarla también de nuevas autoridades. Desde 1826, la Junta
de Representantes de la Provincia comunicó el nombramiento de un alcalde mayor
para el departamento Rosario que se encargaría de la justicia del lugar, de cuidar el
orden y la tranquilidad pública.351 El cargo se suprimió al instaurarse el de juez de
paz en 1833,352 al tiempo que sucedía lo mismo con el Cabildo santafesino y era ne-
cesario implementar medidas “arreglar la administración de la provincia en todos sus
ramos.” Sus facultades eran muy amplias: justicia en primera instancia en lo civil y
criminal, juez de policía, defensor de menores. También era muy amplia la jurisdic-
ción que abarcaba unos 5.000 km2.353
Además del juez de paz, la otra autoridad de la villa era el comandante militar,
con asiento en Arroyo Pavón. Tomás Martínez ocupó ese cargo y dictó el Reglamento
de Policía de 1828, el que fue reemplazado por el de 1830, de autoría de Valeriano
Garay. Allí se trataban cuestiones propias del ordenamiento social así como del re-
gistro y control de personas tales como obligación de portar papeleta. Complemen-
taban el cuadro otras prescripciones de tinte moral o de convivencia como las de “se
revocará, blanqueará pondrá vereda [...] no se blasfemará el Santo nombre de Dios,
so pena de ser castigado con todo el rigor de la Ley...”.354
Rosario fue declarada ciudad en 1852. El crecimiento del pueblo hacía inapro-
piada una organización tan elemental. En 1854 el vecino rosarino Nicasio Oroño –
luego devenido en gobernador– pidió al presidente Urquiza se revisase esta situación.
El 13 de agosto de ese año el poder ejecutivo provincial dictó un decreto “organi-
zando administrativa y judicialmente el pueblo y departamento de Rosario.” Por el
mismo se establecía un agente del Poder Ejecutivo con el título de jefe político, se
instituía un Juzgado de Primera Instancia en lo Civil y Criminal y se creaba un Tri-
bunal de Comercio. Si bien el primer jefe político fue el general Benjamín Virasoro,
pronto se destacó Nicasio Oroño como igura del período.

350 ÁLVAREZ, Juan Historia de Rosario…, cit., p. 228.


351 DE MARCO, Miguel Ángel y ENSINCK, Oscar Luis Historia de Rosario, Museo Histórico Provin-
cial “Dr. Julio Marc”, Rosario, 1978, pp. 80 y ss.
352 BARRIERA, Darío “Rediseñando lo judicial…”, cit.
353 BARRIERA, Darío –director– Instituciones, gobierno y territorio…, cit., pp. 35-50.
354 Reglamento de policía de 1830, dictado por Valeriano Garay, en NÚÑEZ, Tomás Orígenes de la ciu-
dad de Rosario e historia de la propiedad raíz, Buenos Aires, 1933.
De la orilla del mar a la vera del río 135

El amplio auge de las transacciones comerciales, abrió camino a la tarea de los


escribanos. Hasta 1852 las escrituras se extendían ante el juez de paz con irma de
dos testigos. Por ese año inició su labor el cordobés Narciso Baños, a quien siguieron
otros notarios que comenzaron a servir los registros de hipotecas y del Consulado,
además de los archivos de los juzgados.
Si bien esto signiicó un gran avance para el gobierno de la ciudad, hasta 1860
no se logró su organización municipal, quedando sujeta a convulsiones frecuentes
por el manejo casi exclusivo del poder por parte del jefe político y el jefe de policía.
El 20 de diciembre de 1858 se dictó la respectiva Ley orgánica, ijando los límites del
nuevo Municipio entre el Río Paraná y los Arroyos Ludueña y Saladillo. Por la Ley
del 16 de octubre de 1860 se organizó el distrito administrativo rosarino: lo goberna-
ban tres concejales presididos por el jefe político.
La situación planteada durante el período rosista, al inhabilitar la libre nave-
gación del Paraná, perjudicó y retrasó el desarrollo del puerto en el que ya operaba
el grupo de genoveses en cuestión. Muchos de ellos apoyaron la alianza antirosista
que obturaba también el beneicioso comercio con Montevideo. Según Álvarez, al
“aumento y consumo de la supericie rural exportable, vino a sumarse el efecto de
un pequeño contrabando llevado a cabo en botes y lanchones por animosos marinos
genoveses casi todos.”355
Hacia 1847 un contemporáneo consideraba que:

“Bloqueados como están los puertos de Buenos Aires, los géneros y


artículos de importación extranjera tienen necesariamente allí pre-
cios más altos que en Montevideo, tanto por su escasez comparati-
va, cuanto por el aumento de letes y gastos que ocasiona siempre el
riesgo de operaciones clandestinas. Esos efectos, además, pagan en
Buenos Aires, un derecho de introducción que atendida la clase de
artículos que se lleva generalmente a las provincias, y la reducción
de una tercera parte de derechos que hace Rosas a las introducciones
que quebrantan el bloqueo, puede calcularse término medio en 18%.
Los gastos de lanchas y carretillas para desembarcar en Buenos Ai-
res son, como se sabe, considerablemente mayores que en Monte-
video; y por último, para remitir a las provincias efectos comprados
en Buenos Aires, es preciso pagar letes de tropas de carretas que
desde aquella capital hasta Rosario, en Santa Fe, no bajan de 30
duros por cada carreta de 150 arrobas carga. Comprando los efectos
en Montevideo, o transbordándolos en su puerto para llevarlos di-

355 ÁLVAREZ, Juan Historia…, cit., p .242. El resaltado me pertenece.


136 Griselda Tarragó

rectamente por agua al Rosario, los concurrentes de las provincias


ahorran pues, en sus expediciones…”356

Por entonces,

“….empezó a conocerse la importancia que podría tomar el puer-


to de Rosario por la navegación de los ríos, con motivo del fuer-
te contrabando que se estableció con los buques que saliendo con
mercaderías de Montevideo, llegaban a Rosario de los puertos del
Uruguay simulando procedencia argentina. El gobierno de Santa Fe
a quien este comercio era ventajoso, toleraba el contrabando a pesar
de las órdenes de Rosas; con este motivo empezó a progresar mucho
el Rosario y aumentar su población.”357

Este movimiento económico que podía resultar peligroso para quien lo ejercía, atrajo
hacia la villa nuevas casas de comercio, generando un progresivo cambio de isono-
mía urbana. El viajero inglés William Mc Cann percibió en su paso por la ciudad a
mediados del siglo XIX, los signos del progreso:

“Conforme nos aproximábamos a Rosario pasábamos por campos


de trigo listos para la siega, y observábamos la gente carpiendo
plantas de melón, que recién asomaban. Entramos a la población
durante la siesta: las casas y las tiendas estaban, en consecuencia
cerradas y escasamente se veía un individuo en las calles. La po-
blación es aproximadamente de cuatro mil. En la plaza se alza la
Iglesia, construcción moderna que se supone, e imagino, ser copia
del tempo inglés de Buenos Aires […] Hay dos escuelas, una para
varones y otra para niñas […] En el puerto estaban atracadas tres
goletas descargando mercaderías de Montevideo y recogiendo carga
para el mismo destino. Una tropa de mulas, destinada a conducir
mercancías por las provincias del norte, pastaba en los alrededores
[…] Rosario es el principal emporio de comercio de la provincia de
Santa Fe y el puerto por donde las provincias de Córdoba, Mendo-
za, San Luis y algunas otras realizan necesariamente su comercio
exterior. Una vez que los vapores puedan remontar el río Paraná,
llegando hasta el Paraguay, todo el intercambio comercial de las

356 VARELA, Florencio Escritos políticos, económicos y literarios, Buenos Aires, 1859, p. 180.
357 MHPJM, CARRASCO, Eudoro y Gabriel Anales de la Ciudad de Rosario, 1527-1865, Peuser, Bue-
nos Aires, 1897, p. 231.
De la orilla del mar a la vera del río 137

provincias del norte se efectuará por este puerto. La situación favo-


rable de Rosario, así como la inmensa extensión de su suelo fértil,
accesible a sus habitantes, harán siempre de esta ciudad un centro
próspero, propicio a la industria y laboriosidad de sus habitantes.
Después de Montevideo, Rosario está destinado a ser el cuerpo más
importante de esta parte de América…”358

Vista del puerto, Rosario ca. 1868


Fuente: Escuela Superior de Museología de Rosario.

El in del poder ejercido por Juan Manuel de Rosas generó una intensa actividad polí-
tica. El avance contra Rosas contó en Rosario con fuertes apoyos, entre ellos algunos
ligures como Pedro Tiscornia y Lázaro Costa.359
Después de 1852, la supresión de las barreras que no permitían la libre navega-
bilidad de los ríos tuvo un efecto casi inmediato sobre el crecimiento y la reactivación
comercial. El 28 de agosto se dictó el Reglamento de Aduana que abrió el Paraná a

358 MC CANN, William Viaje a Caballo por las Provincias Argentinas, Solar Hachette, Buenos Aires,
1969, pp. 223-224.
359 MHPJM, CARRASCO, Eudoro y Gabriel Anales de la..., cit.
138 Griselda Tarragó

la navegación extranjera, en el que se establecía una tasa del 12% para todos los pro-
ductos que entraran desde el exterior.
Los años de la Confederación Argentina, constituyeron el momento en que se
consolidaron las bases de un nuevo orden económico y político que progresivamente
penetró el desarrollo en las ciudades como puertos exportadores y/o como focos de
actividades de intercambio y del proceso expansivo de la economía agroexportado-
ra.360
En 1854 el valor de la mercadería importada era de 2.348.120 pesos fuertes y la
exportación de 1.457.140 para el primer semestre. En 1855 el puerto de Rosario reci-
bió 350 embarcaciones, en 1864 entraron 940 y en 1870 ese número se elevó a 1.574;
y las cifras de exportación-importación ascendieron a 4.280.349 y 2.898.719 pesos
fuertes.361 El puerto era por entonces el que concentraba a gran parte del comercio
de las provincias argentinas.362 Hacia 1862 el inglés Hutchinson estimaba el tráico
mercantil terrestre en unas 18.000 toneladas que se transportaban en carretas y tropas
de mulas. El tráico carretero por su parte era fundamental ya que “…hacen a razón
de 8.000 viajes en el año por las provincias argentinas, llevando una carga de 15.000
toneladas de mercaderías, a diversos letes que emplean a tres y cuatro meses en un
viaje, que un ferrocarril haría en pocos días…en el mismo camino encontré tropas de
mulas conduciendo cargueros de frutas, generalmente pasas de uva, higos y orejones,
y también barras de cobre.”363
Las embarcaciones por su parte trajinaban entre otras cosas vino de Burdeos,
aceite de oliva, ideos, velas de estearina, cerveza en barricas, ginebra, papel, ollas,
canastas, rejas, aguardiente, tabaco, naipes, cohetes, cueros vacunos, suela, sebo, cer-
das, lana, grasa, porotos, quesos y nueces. En el mes de octubre de 1854 entraron al
puerto 69 buques con 2.234 toneladas y salieron 60 con 1.627, con destinos a Buenos
Aires, Corrientes, puertos del río Uruguay y Montevideo. En febrero de 1855 proce-
dente de Montevideo arriban la goleta “Génova” con 848 tablas de pino, 150 barricas
de azúcar, 32 docenas de barricas de cerveza, 10 cajones de sardina, 3 cajones de
canela; la zumaca “Guazú” con 118 barricas de azúcar, 31 balas papel estraza, 50 ca-
jones de ideos, 1 barril de pimentón, 53 cajones de medias, 3 cajones de almendras,

360 FERNÁNDEZ, Sandra; PONS, Adriana y VIDELA, Oscar “Las burguesías regionales”, en BONAU-
DO, Marta –dirección de tomo– Liberalismo, Estado y…, cit. pp. 423-543.
361 MHPJM, CARRASCO, Gabriel Descripción Geográica y Estadística de la Provincia de Santa Fe,
Imprenta de E. Carrasco, Rosario, 1882.
362 DU GRATY, Alfred Marbais La confederación Argentina, Academia Nacional de la Historia, Buenos
Aires, 2008, p. 81.
363 HUTCHINSON, Thomas Buenos Ayres and Angertine Gleanings, Edward Stanford, London, 1865, p.
119.
De la orilla del mar a la vera del río 139

10 bolsas de café, 5 cajones de bacalao, 33 cajones de aceite, 8 cajones de sardinas,


1 tarro de esencia de anís, 20 barrilitos de aceitunas y 50 damajuanas de ginebra.364
Pero para esa enclenque entidad política, más allá del crecimiento económico, el
problema de los recursos iscales sería un tema central en el destino poco eicaz de la
experiencia: Buenos Aires seguía manejando las rentas portuarias y crecía tranquila
en su feliz aislamiento. Los intentos del Ministro de Economía Mariano Fragueiro
de dotarla de un aparato iscal y inanciero que permitiera el sustento del Estado, no
resultaron efectivas.
La secesión de Buenos Aires y la búsqueda de vías de inanciación, conduje-
ron a las autoridades a sancionar en 1856 la Ley de Derechos Diferenciales por la
cual se estableció que toda embarcación extranjera que llegase a Rosario proveniente
de Buenos Aires o Montevideo se vería obligada a pagar el doble de los derechos
aduaneros. A ines de 1858 se sancionó otra parte de la Ley por la cual se pretendía
gravar las exportaciones haciendo de Rosario el puerto obligado para el comercio de
ultramar. La intención era clara: si no se podía contar con los recursos de la Aduana
porteña, había que intentar asixiarla. El resultado fue contraproducente: mientras los
ingresos de la Confederación aumentaron poco, los de Buenos Aires no disminuye-
ron, y además se alentó el contrabando. La ley no tuvo gran inluencia y se suprimó
3 años después. Sin embargo y aunque muy discutida, no dejó de ubicar a Rosario en
un lugar importancia.365 Ya por entonces comenzó a consolidarse la estructura urbana,
acicateada por su cada vez más estrecha relación con el mercado nacional en forma-
ción y los mercados mundiales.366
Los resultados del Primer Censo Provincial de 1858367 levantado por Juan José
Gomaz y Carrera dan para la provincia de Santa Fe 41.261 habitantes. En la capital
vivían 10.744 personas mientras que el departamento Rosario registró 22.492 pobla-
dores, es decir, concentraba poco más de la mitad de los censados de la provincia.368
Su población, además, se caracterizaba por la juventud: 19.225 personas tenían me-
nos de 40 años. El departamento Rosario creció al compás de la absorción de la

364 VIDELA, Oscar y FERNÁNDEZ, Sandra “La evolución económica rosarina durante el desarrollo
agroexportador”, en AA.VV, La Historia de Rosario: economía y sociedad, Homo Sapiens, Rosario,
2001.
365 Véase por ejemplo ENSINCK, Luis Oscar “El Puerto de Rosario y los Derechos Diferenciales. Princi-
pio y Fin de una época, 1851-1860”, en Revista de Historia de Rosario, Año IX, núm. 21-22, Rosario,
1973.
366 DALLA CORTE, Gabriela Lealtades irmes. Redes de sociabilidad y empresas: la Carlos Casado S.
A. entre la Argentina y el Chaco paraguayo (1860-1940), CSIC, Madrid, 2008.
367 MHPJM, Censo de Santa Fe de la Confederación Argentina, Registro Estadístico de la población de
la provincia de Santa Fe con sugeción al Censo Oicial levantado en abril de 1858, bajo la dirección
de Juan José Gormaz y Carrera, documento manuscrito refrendado por Gabriel Carrasco el 5 de
setiembre de 1895.
368 MHPJM Censo de Santa Fe…, cit.
140 Griselda Tarragó

producción de su campaña y la zona portuaria. De acuerdo a los datos demográicos


ofrecidos por el encargado del censo, era “el más poblado de todos”.
Ese clima expansivo planteó la necesidad de la creación de un banco que ade-
más de ser el sostén de las inanzas del Estado, promoviera el crédito ofrecido a los
particulares y fuera eicaz emisor del papel moneda, que contaría con el respaldo que
le daría la condición de recaudador de impuestos. Banco, papel moneda y crédito
eran los puntos fundamentales del plan económico.369
En febrero de 1854 se instaló en Rosario la sucursal más importante de Banco
Nacional de la Confederación. Su fracaso fue contundente ya que el papel moneda
emitido no fue aceptado por los comerciantes rosarinos sino con el 70% de depre-
ciación. Regía en ese entonces un gran desarreglo en materia monetaria ya que las
provincias utilizaban diversas monedas lo que obstruía el mejor desarrollo de las
transacciones comerciales. No obstante, la extendida y aceptada plata boliviana con-
vivía con una ininidad de moneda iduciaria emitida tanto por bancos públicos o
privados con autorización. 370
Se destacan por entonces entidades privadas como el Banco Mauá y Compañía,
fundado tras un contrato irmado entre el barón de Mauá, el gobierno de la Confede-
ración en 1857371 cuyos billetes fueron hechos por la litográica de Therier en Rosario
y llevaron en forma manuscrita la irma del titular, la fecha de emisión y el número de
serie. Amparándose en la multiplicidad de valores monetarios en curso, Casado hizo
circular los recibos de depósito de pesos bolivianos como papel moneda en Perú, Chi-
le, Bolivia y Argentina, hasta que la entidad fue adquirida por el Banco de Londres y
Río de la Plata.372
Por esos años se construyó en Rosario el primer teatro, se publicaron los prime-
ros periódicos, se conformó la primera sociedad de beneicencia. La ciudad comenzó
a ordenarse, especialmente bajo la jefatura política de Nicasio Oroño desde 1854,
líder político liberal y progresista. El viajero chileno Benjamín Vicuña Mackena, en
sus notas críticas dice que la ciudad se agrupaba a lo largo de tres calles paralelas,
ocupando alrededor de veinte manzanas. Observó la presencia de almacenes “sun-
tuosos”, hoteles y cafés, una sastrería civil y militar y muchos talleres de artesanos
piamonteses (probablemente genoveses) y una librería.373

369 Véase VIDELA, Oscar y FERNÁNDEZ, Sandra “La evolución económica…”, cit., pp. 63-66.
370 ÁLVAREZ, Juan Temas de Historia económica argentina, Buenos Aires, 1914.
371 Se trató de un banco de depósitos, descuentos y emisiones con un capital provisorio de $ 800.000 pata-
cones. La entidad se instaló en la calle Córdoba. MHPJM, CARRASCO, Eudoro y Gabriel Anales…,
cit, p. 362.
372 Véase DALLA CORTE, Gabriela Lealtades irmes. Redes de sociabilidad y empresas: la Carlos Ca-
sado S. A. entre la Argentina y el Chaco paraguayo (1860-1940), cit.
373 VICUÑA MACKENNA, Benjamín Páginas de mi diario, durante tres años de viaje, 1853-18544-
1855, En, Obras Completas, Vol., I, Tomo I, 1936.
De la orilla del mar a la vera del río 141

También comenzaron por esos años, las obras de construcción del puerto a tra-
vés de la sociedad “Muelles de Rosario” de los empresarios Hopkins y Esteban Rams
y Rubert. Asimismo se instaló un sistema de comunicación terrestre, el de las Mensa-
jerías Nacionales Iniciadoras, que conectaba a Rosario con el Interior.
Este explosivo desarrollo se fundamentó, especialmente, en su condición de
puerto de tránsito y punto de conexión entre el mercado interno y el mercado mun-
dial. En esta etapa todavía ese movimiento se vinculaba a los arriesgados negocios
que emprendían sociedades que unían a capitanes de barco con comerciantes habili-
tadores de los puntos de origen, pero poco a poco esa dinámica fue mutando hacia un
tono más estable con la implantación de Casas de Comercio. Muchos de los produc-
tos provenían y quedaban en el circuito interno como:

“Cueros secos y salados, lana, barras de cobre de Catamarca y Cór-


doba, plata de Córdoba y San Juan, astas, pezuñas de ganado va-
cuno, grasa de potro, ceniza de huesos, cueros de potro, cabras y
nutrias, cerda, trigo, cebada, huesos, suelas de Córdoba y Tucumán,
carne seca, duraznos, secos (orejones), ‘colchas’ o cobertores de ca-
mas, jabón del país, maíz, nueces, ponchos, porotos, pasas de uvas y
de higos, peras secas, madera de algarrobo, pellones, queso de Tafí
del Tucumán, madera de cedro del mismo punto…”374

Esta intensa circulación, dio forma a otro de los rubros empresariales que se des-
tacaron que fue el de las barracas de frutos del país. El 1º de septiembre de 1855
se registran salidas hacia al el Interior en arrias y carretas, de productos de ferrete-
ría, tabaco, azúcar, ierro, yerba mate, arroz, licores, ponchos, papel, municiones,
clavos y baldes de madera.375 Hacia 1860 más de 7.500 toneladas ingresaban a la
ciudad transportados por 2.900 carretas y 8.724 mulas.376 El Primer Censo Nacional
de 1869377 da cuenta de que la urbe ha crecido mucho: sus habitantes sobrepasan los
23.000 habitantes.
Como se señaló al comienzo de este capítulo, el otrora villorio fue también la
cabeza visible de dos procesos fundamentales en la etapa de consolidación del mode-
lo agroexportador capitalista del siglo XIX. La provincia de Santa Fe se convirtió en
el escenario de una experiencia renovadora. La política de colonización fue estímulo
para miles de inmigrantes. Entre 1853 y 1866 el gobierno provincial irmó contratos
de colonización con empresarios privados. El primero de ellos, acordado con Aarón

374 HUTCHINSON, Thomas Buenos Ayres and Angertine Gleanings..., cit., p. 85.
375 VIDELA, Oscar y FERNÁNDEZ, Sandra “La evolución económica…”, cit.
376 MHPJM, CARRASCO, Eudoro y Gabriel Anales…, cit.
377 AGN, Primer Censo de la república Argentina (1869), Imprenta El Porvenir, Buenos Aires, 1872.
142 Griselda Tarragó

Castellanos, daría origen a la primera colonia de inmigrantes de la pampa gringa:


Esperanza sintetizó el proceso que consolidaba de traspaso de la tierrra pública a
manos privadas, de la difusión de garantías jurídicas otorgadas a la propiedad y a las
transacciones entre individuos.378
Junto al progresivo advenimiento del Estado Nacional, se racionalizó el modo
de operar y surgieron organismos de planiicación, instrumentación y supervisión de
proyectos como el Departamento Topográico (1862), las Comisiones de Inmigración
de Santa Fe y Rosario (1867) o la Oicina de Inspección de Colonias (1872).379
En 1857 se inauguró el primer Ferrocarril en Buenos Aires. Su trayecto iba del
centro hasta el actual barrio de Flores. En el caso de Rosario, recién a partir de 1862
se inició la instalación de vías en gran escala. El Ferrocarril Central Argentino co-
menzó a construirse en 1863, llegó a Córdoba en 1870 y a Tucumán, seis años des-
pués. El puerto, como todavía lo hace en la actualidad, empezó a operar como punto
de salida de la creciente producción cerealera de la pampa.380
En ese microcosmos en ebullición, una parte importante de sus empresarios eran
de procedencia foránea.381 A través de sus prácticas sociales que en general incluían
la conexión con su lugar de origen no sólo por el parentesco sino también para los
negocios, ellos fueron generando una ligazón más directa y luida con el comercio
ultramarino.382 Este lujo inicial estuvo activado básicamente por individuos vincu-
lados al tránsito comercial luvial: marineros, dueños de embarcaciones y pequeños
comerciantes. En 1855 se levantó un padrón de comercios, registro mediante el cual,
es posible reconocer a los genoveses: Manuel Puccio tenía botica, Manuel Peirano
había inaugurado el Café del Club Mercantil, Esteban Copello abrió una fábrica de
ideos “al uso de Génova”, y Juan Barbagelata se ocupó de construir el primer reloj
público.383
Según el censo de 1858, el departamento de Rosario estaba habitado por 2.423
extranjeros de un total de 4.304 inmigrantes de la provincia. Se fundan por enton-
ces el Casino Mercantil, la Sala Comercial de Residentes Extranjeros y la Bolsa de

378 GALLO, Ezequiel La pampa gringa…, cit.


379 GALLO, Ezequiel La pampa gringa…, cit.; BONAUDO, Marta y SONZOGNI, Elida “Viejos y nue-
vos colonos…”, cit.
380 Ver CUCCORESE, Horacio Historia de los Ferrocarriles en la Argentina, Macchi, Buenos Aires,
1969; BONAUDO, Marta La organización productiva y…, cit.
381 Como por ejemplo el español Carlos Casado. Véase DALLA CORTE, Gabriela Lealtades irmes.
Redes…, cit.
382 BONAUDO, Marta –dirección de tomo– Liberalismo, Estado y Orden Burgués…, cit.; FERNÁN-
DEZ, Sandra y DALLA CORTE, Gabriela –coordinadoras– Sobre Viajeros, intelectuales y empresa-
rios catalanes en la Argentina, Universidad de Barcelona - Universidad Nacional de Rosario, Rosario,
1998.
383 DE MARCO, Miguel Ángel y ENSINCK, Oscar Luis Historia de Rosario, cit., Rosario, 1978, pp.
145-146.
De la orilla del mar a la vera del río 143

Comercio,384 instituciones en las que los italianos encontraron espacio para lucrose
specolazioni.385 Comerciantes y navegantes ligures se especializaron en abastecer a la
región con productos de origen europeo a cambio de tasajo, cueros y lanas rioplaten-
ses, productos destinados primordialmente a Cuba y Brasil, como ya se vio.
Por esos años surgió la primera Asociación Española de Socorros Mutuos crea-
da en la Argentina, y en abril de 1861, los italianos fundarían la Societá Unione e
Benevolenza, con escuela anexa.386 Estas asociaciones de carácter mutualista fueron
un fenómeno intensamente difundido entre los grupos de inmigrantes. A partir de
ellas expresaron su capacidad para actuar juntos, satisfacer necesidades puntuales,
desarrollar actividades festivas y culturales, formular valores comunes y conferir
legitimidad a la vida pública y a sus instituciones.387 En la sociedad italiana, sus
fundadores compartían el ideario republicano, pero los debates no estuvieron exen-
tos de conlictos que se expresaron entre aquéllos de matriz mazziniana con los de
orientaciones monárquicas. Hacia 1884 la entidad se dividió y se fundó la Mutual
Giuseppe Garibaldi.
La ciudad adoptó una isonomía cada vez más deinidamente moderna y por-
tuaria. Como parte de este proceso, se levantó el primer plano de la Ciudad en 1858.
Lo hizo, justamente, Nicola Grondona parte de esta primera avanzada ligur sobre la
zona. Había nacido en Génova en 1826 y se casó con la francesa Ana María Horn,
falleciendo en Buenos Aires en 1878. Se había graduado como ingeniero y combatió
como oicial a las órdenes de Carlos Alberto de Saboya en la Guerra de Independen-
cia italiana. Junto con su hermano Marcelo, llegó a Montevideo en 1849, trasladán-
dose al año siguiente a Buenos Aires, donde participó en la nefasta experiencia de la
Colonia de Bahía Blanca. En 1856, el cónsul Cerruti informó sobre su destino cuando
marchaba hacia Rosario con el objetivo de que se le reconociera su graduación como
agrimensor o ingeniero, especialmente por la ausencia de la carrera en Buenos Ai-
res.388
Como agrimensores reconocidos los hermanos recorrieron Entre Ríos y Co-
rrientes. En esta última ejerció el cargo de agrimensor e ingeniero topógrafo y se
le encargó la rectiicación del trazado de las calles de la capital de dicha provincia.
Finalmente se instalaron en Rosario en 1856. Crearon la sociedad “Grondona Her-

384 MHPJM, CARRASCO, Eudoro y Gabriel Anales…, cit., p. 383.


385 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires; Paraná, Rapporto del 27
diciembre 1857.
386 ÁLVAREZ, Juan Historia…, cit. p. 285.
387 FERNÁNDEZ, Sandra Sociabilidad, corporaciones, instituciones (1860-1930), Tomo VI de Nueva
Historia de Santa Fe…, cit.
388 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires, Buenos Aires, Rapporto
del 19 octubre 1856.
144 Griselda Tarragó

manos” con oicinas en Comercio 81 (hoy Laprida) entre San Lorenzo y Santa Fe,
dedicada a la realización de mensuras cuyos planos irmaba Nicola.389
Desde 1865 a 1870 Nicolás Grondona vivió en Europa, asistiendo a la Exposi-
ción Universal de París de 1866, tiempo durante el cual administró el negocio su her-
mano menor Marcelo. El 21 de abril de 1871 fue designado ingeniero municipal de
Rosario. Por entonces, la sociedad Grondona Hnos. se disolvió, abriendo Nicolás con
su esposa la Sociedad Geográica Argentina. Fue autor de numerosas publicaciones y
uno de los mentores del primer proyecto para la erección de Monumento a la Bande-
ra. Hombre de notable inteligencia, según un biógrafo moderno: “era movedizo, va y
viene… Nicolás es más de ir a ver dónde está el mojón, o donde hay que clavarlo.”390
Antes de la confección del plano de 1858 sólo se habían levantado mensuras
parciales como la de 1850 del ingeniero Prats, por encargo privado de la familia
Correa, que comprendía el sector delineado por las calles Buenos Aires, Rioja, Orden
y Río Paraná. En 1853 Timoteo Guillon confeccionó el primer documento relativo
a la nomenclatura de las calles, aplicada por el juez de policía Estanislao Zevallos
en el radio céntrico, designando de Este a Oeste a las calles San Lorenzo, Santa Fe,
Córdoba, Rioja, San Luis, San Juan y Mendoza; y de Norte a Sur, a San Nicolás (
hoy Alem), Saladillo (hoy 1º de Mayo), “Mensagerías” (hoy 25 de Diciembre), Bue-
nos Aires (antes calle Real), Comercio (hoy Laprida), Aduana (hoy Maipú), Puerto
(hoy San Martín) y Libertad (hoy Sarmiento). Con fondos de la Jefatura de Policía,
Zevallos mandó a hacer “las tablillas para las calles”, con las cuales se identiicaba
el nombre las mismas.391
Sobre una imagen triangular Grondona delineó en el plano 245 manzanas nume-
radas. 392 Abarcaba todo el núcleo urbano y fue la primera pieza cartográica impresa
de la ciudad. No se distinguía en él ningún elemento de segregación espacial que
involucrara la separación por distancias considerables o discontinuidades urbanas.
Comprendía como límite al Sur, la entonces calle Gral. López, y al Norte la calle Do-
rrego, que entonces se llamaba “Carril”. El centro de la ciudad, en la ocho manzanas
comprendidas dentro de las calles Mendoza, Corrientes, Córdoba y Progreso, estaban
ocupadas por una inmensa laguna que llamaban “de Sánchez”, la cual se prolonga-
ba por la calle San Luis hasta el entonces Mercado Sur. El cementerio se ubicaba

389 En 1870 trazó el plano de la Ciudad de Buenos Aires. Entre otras importantes obras, confeccionó un
mapa de la República Argentina publicado en Génova en 1861 por la Litografía Armanino y una carta
postal de la Provincia de Buenos Aires por orden del administrador de Correos. Preparó un proyecto
de desecación de terrenos aluvionales en esa provincia y realizó trabajos de canalización en Corrien-
tes.
390 DÍAZ MOLANO, Elías “El agrimensor Marcelo Grondona”, en Revista de Historia de Rosario, Año
VIII, núm. 19, 1970, pp. 56-66.
391 MONTES, Alberto “Cartografía rosarina contemporánea”, en Revista de Historia de Rosario, Año I,
núm. 2, Rosario, abril-junio de 1963.
392 MHPJM, Rosario, CARRASCO, Eudoro y Gabriel Anales…, cit.
De la orilla del mar a la vera del río 145

a media manzana entre las calles Corrientes, Paraguay, Jujuy y Brown entonces se
llamaba Ludueña.393
Además de los detalles estrictamente técnicos de la agrimensura y la ingeniería,
el plano de una ciudad es también una representación simbólica del universo cultural
que subyace en las aguas subterráneas de quien lo levantó y de la sociedad que se lo
encomendó. Ella expresa a la vez un espacio detrás del cual se descubre cierta con-
iguración de sentido, así como el horizonte de un objetivo que está presente, pero
que aún se revela difuso: según Eudoro y Gabriel Carrasco la inmensa mayoría de las
manzanas estaban sin ediicar y sin delinear.394
El plano de Grondona maniiesta ese Orden deseado aunque todavía esquivo,
asociado a los íconos del Progreso que explota anárquico en una ciudad-puerto cos-
mopolita y libre, que en su paradójico “no-orden” se maniiesta viva y dispuesta a no
dejarse engullir por el monstruo porteño que todo lo deglutía.395

De navegantes a propietarios: el asentamiento y el progreso


La cronología elegida constriñe el análisis al momento de la inserción, y no especíi-
camente al tiempo posterior de consolidación de las unidades empresariales, fenóme-
no que ha sido más estudiado en la historia de Rosario. Esto se condice además con
los objetivos propuestos para este libro en el que se explora tanto la cuestión de las
transiciones de una economía antigua a una capitalista, de una economía destruida
por la guerra hacia otra reconstruida sobre sus ruinas, así como la experiencia de una
migración temprana pre-aluvional como práctica global.
Este tiempo tuvo como característica el de operar como una suerte de bisagra: a
pesar de las convulsiones político-económicas que se vivieron en tiempos de la Con-
federación Urquicista, fue también ese período en el que se sentaron las bases de la
posterior institucionalización estatal y del progreso y expansión de la pampa gringa.
Como se explicaba en la introducción, la metodología empleada ha sido en parte
la de seguir “la pista del nombre”, desde un trabajo investigativo extremadamente
artesanal, aquel que implica ir detrás de los agentes y sus acciones, en sus procesos
migratorio-sociales. A la zaga de esta elección subyacen ideas que conducen hacia
coniguraciones microsociales396 en las que se desarrolla la retórica demostrativa del
microanálisis.397 Si bien estas formaciones pueden permanecer durante muchas genera-

393 MHPJM, Rosario, CARRASCO, Eudoro y Gabriel Anales…, cit, pp. 371-377.
394 MHPJM, CARRASCO, Eudoro y Gabriel Anales…, cit, pp. 371-377.
395 TARRAGÓ, Griselda “Genoveses en Rosario: el plano de Grondona”, Consolato Generale d’Italia,
Rosario, 2005.
396 GRIBAUDI, Maurizio “Les discontinuités du social. Un modèle conigurationnel”, en LEPETIT, Ber-
nard –directeur– Les formes de l’expérience. Une autre historie sociale, Albin Michel, Paris, 1995.
397 BARRIERA, Darío“Las babas de la microhistoria: del mundo seguro al universo de lo posible”, en
Prohistoria, núm. 3, Rosario, 1999, pp. 177-186.
146 Griselda Tarragó

ciones con un ritmo lento de transformación, la trama de individuos que la forman es


única e irrepetible.398
Las propuestas del microanálisis radical suponen un cambio decisivo en el prin-
cipio de causación, reconociendo una matriz teórica en el constructivismo radical.399
De esta manera podría decirse, que el microanálisis analiza grandes cosas siguiendo
recorridos pequeños (debe decirse, minuciosa y constructivamente) y no necesaria-
mente que analiza pequeñas cosas.400 La reconstrucción de las trayectorias de estos
migrantes genoveses se hizo pensando en estas propuestas.
Y en este sentido, es posible airmar que hacia mediados del siglo XIX muchos
de los que encontramos todavía circulando entre Génova, Buenos Aires y Monte-
video, comenzaron a radicarse en la ciudad. La mayoría portaba sobre sus espaldas
una carrera relacionada con el tránsito comercial luvial, como marineros, dueños de
embarcaciones, pequeños comerciantes. Muchos de ellos eligieron su asentamiento
en Rosario después de haber realizado una experiencia en el circuito mediterráneo,
una estadía inicial en Paraná, o bien en Montevideo o Buenos Aires.
Como ya se dijo, su presencia en el cabotaje luvial del Río de la Plata y sus
aluentes, y también en el “gran cabotaje” al Brasil, había ido aumentando desde
c. 1820, integrándose pronto a una red de asentamientos ligures, ubicados en las
principales rutas luviales, tales como Paraná, San Nicolás, Gualeguaychú, Victoria
y Corrientes.
En 1858, sobre una población total de extranjeros de 978 personas, 836 eran
italianos, los cuales ascendieron a 2.940 en 1871 y casi 6.000 en 1871.401 Para enton-
ces, Rosario tenía ya su cónsul llamado Luigi Petich. En aquel tiempo el Consulado
pendulaba en su localización entre Paraná y Buenos Aires, se ocupaba de cuestiones
cada vez más complejas, además de “cuidar” los intereses de sus súbditos y del Esta-
do sabaudo. El control no terminaba de ser exhaustivo pues los propios sardos lo elu-
dían. A ines de la década, el representante diplomático buscaba, como agujas en un
pajar, gente en la inmensidad de esa Argentina no conformada, a veces para continuar
una sucesión, entregar una fortuna402 o averiguar paradero de un marido esquivo.403
A ines de los años 1880, la zona del Mercado Viejo, se conocía como il quar-
tiere degli italiani. Estaba localizado en la zona portuaria y comercial de la ciudad.

398 ELIAS, Norbert La sociedad cortesana, FCE, México, 1996 [1969], Introducción, pp. 9-52.
399 BARRIERA, Darío “Después de la microhistoria. Escalas de Observación y principios de análisis: de
la microhistoria al microanálisis radical”, en BARRIERA, Darío –compilador– Ensayos sobre micro-
historia, Jitanjáfora - Prohistoria, México, 2002.
400 BARRIERA, Darío “Después de la microhistoria...”, cit., p. 36.
401 CUNEO, Nicoló Storia dell’emigrazione italiana in... , cit., p. 305.
402 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires; Buenos Aires, Rapporto
de 1859.
403 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires; Paraná, Rapporto de
junio de 1857.
De la orilla del mar a la vera del río 147

El mercado había sido construido en 1856 por Giovanni Battista Monteverde y en


él se reunían, cotidianamente, propietarios de puestos de frutas y verduras, bodegas
o cafés, así como trabajadores y vendedores ambulantes de diversa nacionalidad.404
La conciencia de pertenencia comenzaba a manifestarse ya en otro tipo de ex-
presiones. Así, por ejemplo, el 7 de agosto de 1854 testó Lorenzo Galli, soltero,
vecino de la ciudad quien pidió que lo entierren “con entierro mayor cantado” en el
Colegio de San Lorenzo y dejó 100 pesos para las mandas, 500 pesos al joven He-
mogenio Mostal que vivía con él, 5.000 pesos para limosnas. A sus sobrinos –hijos
de Isidoro Galli– 2.000 pesos “con los que costearán conclusión caso regresaren a
Europa y si no quedará en beneicio de ellos.” El quinto lo reservó para su alma y
el remanente fue para la construcción de un hospital. Su paisano Francisco Costas
fue su único albacea; mientras irmó por él otro paisano, Luis Cassinelli. Pocos días
después dictó codicilo: el hospital tenía que ser sólo para italianos.405
Por esos tiempos visitó la ciudad el chileno Vicuña Mackenna, quien ha dejado
una maravillosa descripción de esa Rosario emergente y ya poblada de italianos:

“La mayoría de los habitantes son además colonos europeos, y como


hubiera llegado en el vapor con nosotros el cónsul del Piemonte,
veíamos lotar la cruz sarda en la puerta de casi todas las casas, lo
que hacía parecer la ciudad como en día de iesta. Se puede decir
en verdad que es una colonia italiana fundada por los navegantes
del río, esos sobrios y laboriosos genoveses en cuyas manos está
como monopolizado todo el comercio del Plata. Todos han construi-
do aquí su mansión, que abriga la familia mientras ellos navegan, o
tienen su taller de operación.”406

La descripción es coincidente con la sensible mirada de Lina Beck Bernard quien


al describir su viaje desde Montevideo hacia Santa Fe, revela la importancia de la
colonia ligur en estas tierras:

“El barco se llama La Ninfa del Plata […] La Ninfa es una goleta
genovesa que en otro tiempo hacía el viaje entre Buenos Aires y
Montevideo […] Los días y las semanas pasan. Hay que prepararse
para dejar Buenos Aires…letamos una goleta genovesa llamada El
Rey David. El mismo patrón del navío será el encargado de condu-
cirnos. Diremos algunas palabras sobre los numerosos genoveses

404 MHPJM, CARRASCO, Eudoro y Gabriel Anales…, cit., p. 591.


405 ACE, Tomo I, Escribano Narciso Baños, 1852.
406 VICUÑA MACKENNA, Benjamín Páginas de mi diario…, cit., p. 51. El resaltado me pertenece.
148 Griselda Tarragó

que navegan por aguas del Paraná, desde Montevideo al Paraguay.


Este elemento de la población no está desprovisto de interés. Se
compone en su mayor parte de muy buena gente. Son sobrios, acti-
vos, constantes y de acendrada probidad. La navegación del Río se
hace exclusivamente por italianos: son los que cargan la cal en la
ciudad de Paraná, las naranjas en Santa Fe, la yerba del Paraguay
en Asunción. Ellos hacen el transporte de los productos nacionales
y de las mercaderías extranjeras y se les reconoce, con razón como
los mejores pilotos, no sólo del Río de la Plata, sino del Paraguay y
de los aluentes de estos ríos.” 407

La mayoría de las familias provenían de la provincia de Génova, especialmente de


Chiavari y Lavagna. El Censo de Italianos levantado por el cónsul sardo Marcello
Cerutti (véase Anexo Documental),408 así lo deja en evidencia claramente. Sobre un
total de 204 individuos (en 124 de los casos no se expresa el origen) 55 proceden de
Chiavari, 11 de Lavagna, 3 de Sestri Levante, 6 de Camoglie y el resto de Génova,
Novi, Finale, Como y Linate. La presencia de migrantes de la riviera ligur se amplía
si se agrega información que procede de otras fuentes como en el caso de Giovanni
Cafferata que provenía de Sestri Levante, todos los Costa y los Castagnino que ve-
nían de Lavagna, Gio Batta Fontanarrosa de Chiavari o Lázaro Riccheri de Sestri
Levante.
El censo permite ver claramente la acción de las cadenas migratorias ya que no
sólo registra la presencia masiva de individuos que han salido de un foco territorial
muy centrado, sino que además veriica la llegada de pequeños núcleos de parientes
(hermanos, primos) o grupos enteros de familias, los cuales estaban ya asentados para
esa época en Rosario y sus alrededores: Bacigalupo, Borzone, Botto, Brignardello,
Brignole, Castagnino, Copello, Costa, Daneri, Devoto, Lagomarsino, Puccio, Ques-
ta, Raffo, Repetto, Schiaino, Tiscornia, Tutio y Villa.
En 1856 un informe del Cónsul revela información que apuntala lo dicho cuan-
do escribe artesanalmente sobre Nuovi rª sudditi al Rosario, todos los cuales provie-

407 BECK BERNARD, Lina Cinco años en la Confederación…, cit. Nacida en Alsacia en 1824, se casó
con el empresario colonizador Charles Beck, instalándose en Santa Fe. Se escribía con Garibaldi y
con Eliseé Reclús. En 1872 publicó en Ginebra Fleurs des Pampas. Scenes et souvenirs du désert
argentin. El resaltado me pertenece.
408 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Buenos Aires, Primi
elementi pel censo italiano a Rosario, Paraná, Santa Fe e Diamante nella Confederazione argentina,
1855.
De la orilla del mar a la vera del río 149

nen de Chiavari, como en los casos de Emmanuelle Devoto, Giacomo Mocavalli,


Benedetto Poggi, Bartolomeo Peirano, Prospero Rosa o Gio Rosa.409
Estaban vinculados entre sí por una amplia red de nexos ocupacionales y so-
bre todo de parentesco. También los unía una trama de reciprocidad y ayuda mutua.
Rosario fue un centro receptor de estas colonias de ligures relacionados entre sí con
otras cadenas mayores instaladas en Buenos Aires o Montevideo y con vinculación
de tipo familiar. Estas redes sociales o cadenas migratorias funcionaron tanto en la
etapa de asentamiento como en la posterior integración de los italianos en la sociedad
rosarina. Los genoveses estuvieron ausentes de las primeras compañías que se orga-
nizaron para la colonización. Su característica de asentamiento seguió siendo urbana
y luvial y su ideal de colonización ligado a las colonias mercantiles.
El conjunto formó parte activa del proceso de expansión económica de la zona,
especialmente en el campo del comercio, la navegación, el puerto y la compra de
tierras urbanas y, posteriormente, también rurales. Tuvieron además decisiva parti-
cipación en la formación y consolidación de instituciones étnicas italianas locales,
logrando un lugar de preeminencia en la economía y sociedad local en los albores del
siglo XX. Representaban el 49% de los 570 socios registrados en la Unione e Bene-
volenza (creada en 1862) de la ciudad entre 1868-1870.410

Mariti e moglie del paese; compari e comari a mille miglie: 411 familia y alianzas
Estos migrantes no apelaron a estrategias muy disímiles de aquellas antiguas y prac-
ticadas con asiduidad por empresarios coloniales. Construir un mundo seguro donde
la incertidumbre pudiese controlarse a través de la conianza, fue un objetivo buscado
en el siglo XVIII.412
Una práctica común constituía “hacer un buen matrimonio” que permitiera
maximizar los beneicios materiales y simbólicos para la familia, validando para ello
las manipulaciones necesarias tendientes a cumplir con este objetivo. Estas estra-
tegias matrimoniales deben comprenderse como un momento más en una serie de
intercambios materiales y simbólicos que se movían por una “especie de instinto so-
cialmente constituido que lleva a vivir como necesidad ineluctable del deber o como
impulso irresistible del sentimiento las exigencias objetivamente calculables de una
forma particular de economía.”413

409 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires; Buenos Aires, Rapporto
del 19 octubre de 1856.
410 Relacione del Console Generale a Rosario L. Chaperon al ministro degli affari Esteri, 10/9/1865,
citado por DEVOTO, Fernando Historia de los italianos…, cit., p. 87.
411 Antiguo refrán: Marido y mujer del pueblo; compadres y comadres a miles de millas.
412 BARRIERA, Darío y TARRAGÓ, Griselda “De la conianza a la…”, cit.
413 BOURDIEU, Pierre “La tierra y las estrategias matrimoniales”, en El sentido práctico, Taurus, Madrid,
1991.
150 Griselda Tarragó

Página del censo de italianos de Rosario de 1855


Archivio di Stato di Torino.
De la orilla del mar a la vera del río 151

Las mismas se coniguraban como una herramienta fundamental en la construc-


ción de vínculos permanentes dentro de grupos informales orientados a la preserva-
ción de los espacios de poder y a la previsión de la incertidumbre. Familia y paren-
tesco, que eran los lazos personales más inmediatos y en muchos casos funcionaban
como redes complejas, tenían un gran contenido social y un fuerte poder estructu-
rante, regían en gran medida la vida colectiva y la acción social de los individuos, y
condicionaban grandemente su vida personal.414
La familia tenía entonces un signiicado más amplio que el estrictamente reproduc-
tivo o afectivo.415 Era también un espacio económico y en este sentido, un patrimonio
que trascendía la vida de la familia misma. La vinculación entre patria potestad y patri-
monio podía concretarse por el dirigismo familiar, a través de las estrategias de los de-
nominados “cabezas de familia” para decidir acerca de posibilidades matrimoniales de
hijos o protegidos,416 o para gestionar una política de colocación en carreras económica-
mente rentables en procesos de migración regulados, como en el caso que nos ocupa.417
Los modos de transmisión del patrimonio condicionaban la forma de constitución
de las parentelas. En sociedades con heredero único la parentela se centraba en la casa,
mientras que en las de herencia igualitaria en el individuo.418 En la primera había una
división jerárquica dentro del grupo de hermanos, mientras que en la segunda se consi-
deraba como un conjunto de elementos idénticos.
En éste último caso el papel de las redes de parentesco era esencial. Los testamen-
tos, como instrumentos con intencionalidad económica, cumplían una función impor-
tante en este sentido. En sociedades como las americanas, en las que las leyes de he-
rencia imponían un reparto equitativo entre los herederos era frecuente la constitución
de alianzas familiares como mecanismo corrector. Estas relaciones podían revelarse en
diferentes vínculos: familia de sangre, familia política o familia por alianza. El matri-
monio, la asignación de la dote, las mejoras en los testamentos, tendieron a consolidar

414 IMÍZCOZ BEUNZA, José María “De la comunidad a la nación: élites locales, carreras y redes socia-
les en la España Moderna (siglos XVII-XIX)”, en IMÍZCOZ BEUNZA, José María –director– Elites,
poder y red social. Las elites del País Vasco y Navarra en la Edad Moderna, Universidad del País
Vasco, Bilbao, 1996.
415 MORENO, José Luis Historia de la familia en el Río de la Plata, Sudamericana, Buenos Aires, 2004.
416 CHACÓN JIMÉNEZ, Francisco “La familia en España: una historia por hacer”, en CASEY, James et al.
La familia en la España Mediterránea (Siglos XV-XIX), Crítica, Barcelona, 1987, p. 3.
417 IMÍZCOZ BEUNZA, José María y GUERRERO, Rafael “A escala de Imperio. Familias, carreras y
empresas de las elites vascas y navarras en la Monarquía borbónica”, en IMÍZCOZ, BEUNZA, José
María –director– Redes familiares y patronazgo. Aproximación al entramado social del País Vasco y
Navarra en el Antiguo Régimen (Siglos XV-XIX), Servicio Editorial de la Universidad del País Vasco,
Bilbao, 2001.
418 BESTARD CAMPS, Joan “La estrechez del lugar. Relexiones en torno a las estrategias matrimoniales
cercanas”, en CHACÓN JIMÉNEZ, Francisco y HERNÁNDEZ FRANCO, Juan Poder, familia y con-
sanguinidad en la España del Antiguo Régimen, Anthropos, Barcelona, 1992.
152 Griselda Tarragó

el patrimonio familiar, a ampliarlo, a generar alianzas políticas en espacios de poder


restringidos.
Si este recurso se emplea convenientemente pone en evidencia “...un mundo social
en permanente movimiento, donde la capacidad de gestión de los actores, librada o cons-
treñida según los casos a la solo metáfora espacial del ‘intersticio’, ilustra bien, tanto las
capacidades de adaptación de los agentes como una noción de contexto-coniguración
permanentemente móvil y cambiante.”419
La descripción de algunos trazos genealógicos de las familias genovesas llega-
das a Rosario, permitirá tener una visión más clara de cómo las estrategias descriptas
se pusieron en acción.420
La familia Castagnino tiene origen en el matrimonio de Juan Castagnino y An-
gela Repetto quienes tuvieron a Luis Castagnino casado con Victoria Landó, y a Juan
Castagnino, que se radicó en Rosario. Juan Castagnino, era también conocido como
Juan Castaño y le decían “Juan Bacho”. Nació en Lavagna en 1813 y fue bautizado
en la parroquia de Santo Stefano. Se casó con su sobrina Angela Castagnino. De sus
hijos, se destaca José Castagnino, nacido en Rosario en 1853 que se casó con la hija
de ligures, Rosa Tiscornia.
También llegaron a Rosario los hijos de Luis Castagnino y Victoria Landó, so-
brinos de Juan y primos hermanos de José. Rosa Castagnino nació en Lavagna en
1818 y falleció en Rosario en 1860. Se casó con su paisano Santiago Pinasco. José
Castagnino nacido en 1825 y fenecido en Chiavari en 1915, se casó en 1855 con
la italiana Luisa Raggio. Angela Castagnino nacida en Lavagna, se casó con su tío
Juan Castagnino. Juan Bautista Castagnino, conocido como Batistín, había nacido en
Lavagna en 1833. Falleció en Génova en 1899. Se casó en Rosario con Juana Guasta-
vino, natural de Savona, y fallecida en Rapallo en 1924. Nicolasa Castagnino, nacida
en Chiavari en 1858, se casó con su paisano constructor Nicolás Canepa. Catalina
Castagnino estaba casada con su paisano Bartolo Botto.

419 BARRIERA, Darío “La familia, la historia social y la historia del poder político”, en BARRIERA,
Darío y DALLA CORTE, Gabriela –compiladores– Espacios de familia ¿Tejido de lealtades o cam-
pos de confrotación? España y América, siglo XVI-XX, Jitanjáfora, Morelia, 2003.
420 Para la reconstrucción genealógica se utilizó: ALONSO, Sebastián y GUSPÍ TERÁN, María Mar-
garita Historia Genealógica de las primeras familias italianas de Rosario. Siglo XVIII y Siglo XIX
hasta 1870, Consolado Generale d’Italia - Instituto Universitario Italiano de Rosario, Rosario, 2003;
LLOYD, Reginald –director– Impresiones de la Republica Argentina en el siglo XX: su historia,
gente, comercio, industria, riqueza; Londres, 1911; PETRIELLA, Dionisio y SOSA MIATELLO,
Sara Diccionario Biográico Italo-Argentino, Asociación Dante Alighieri, Buenos Aires, 1975; Di-
zzionario Biograico degli italiani al Plata, Barozzi, Baldassini y Cia, Buenos Aires, 1899; ABAD
DE SANTILLÁN, Diego Gran Enciclopedia de la Provincia de Santa Fe, Ediar, Buenos Aires, 1967;
AA.VV. Rosario Biográico, Tradiciones Argentinas, Rosario, 1955; BINAYÁN CARMONA, Narci-
so Historia Genealógica Argentina, Emecé, Buenos Aires, 1999; DE FELICE, Emidio Dizionario dei
cognomi iltaliani, Arnoldo Mondadori Editore, Milán, 1978.
De la orilla del mar a la vera del río 153

Naturales de Lavagna, José Pinasco y Rosa Bacigalupi fueron padres de los


fundadores de la rama argentina de la familia. Santiago Pinasco nació en Lavagna en
1816, llegó a Rosario en 1846. Se casó en Lavagna con su paisana Rosa Castagnino.
Siguió los negocios su hijo Luis José Pinasco, nacido en Lavagna en 1845 y fallecido
en Rosario en 1897, quien enlazó con la hija de su paisano, Angela Tiscornia.
Santiago José Pinasco hermano del anterior, nació en 1860 y falleció en 1937.
Casó en 1888 con Zulema Cúneo, prima hermana de la mujer de Luis Pinasco.
Bernardo Pinasco, nació en Lavagna el 14 de abril de 1814 y falleció en Buenos
Aires el 9 de junio de 1885 y casó con Angela Raggio.
Miguel Bacigalupo, era hijo de José Bacigalupo y Antonia Marazín. Contrajo
matrimonio en Rosario el 9 de diciembre de 1849 con Carmen Freire. Fueron sus
hijos: José Bacigalupo (bautizado el 13 de diciembre de 1849) y casado con María
Borzone con 8 hijos; Claudelina (n. en 1855), casada con Mariano Mazza; Victoria
Liberata. El censo de italianos de 1855 da cuenta de Ambroggio y Doménico Baciga-
lupo, ambos originarios de Chiavari.
Bartolo y Stéfano Borzone eran de Lavagna y casaron con las hermanas Lava-
ganesas Margarita y Rosa Copello en la década del cuarenta.
Bartolomé Botto, nacido de la Provincia de Génova, llegó a Rosario alrededor
de 1850. Se casó con la hija de un paisano, Catalina Castagnino.
Nicolás Canepa, nacido en Santa Giulia en 1836. Se casó con la hija de un paisa-
no, Nicolasa Castagnino, natural de Chiavari. Rosa Canepa, nacida en 1843 y casada
con su paisano Angel Muzzio y Agustín Canepa se casó en Salta con su paisana
Teresa Monteverde, nacida en Chiavari.
Juan Antonio Campodónico nacido en Chavari en 1832 fue procurador en Ro-
sario, donde se casó en 1853 con Patrocinio Rodríguez; Antonia Campodónico na-
cida en Chiavari y casada con su paisano Francisco Solari; Antonio Campodónico,
probablemente hermano de los anteriores, casado con Rosa Bianchetti, unió a su hija
Adelaida con su paisano Domingo Cordiviola y a su otra hija con otro italiano, Anto-
nio Girelli. Este último fue fundador de la Sociedad Italiana de San Lorenzo en 1870
y varias veces concejal en esa ciudad.421
Juan Luis Benito Copello (Luis), nacido en Lavagna el 20 de febrero de 1858 y
fallecido en Rosario el 16 de marzo de 1929, enlazó con su paisana Zulema Tiscornia
en 1888. Su hermana Adela Copello se había casado con Carlos Berlengieri
Francisco Copello, era natural de Génova. Godofredo Copello era cuñado del
anterior, casó con Clodolinda Traverso.
Luis Tobías Coppola, nacido en Chiavari, se casó en Rosario en 1863 con la
genovesa Luisa Borzone.

421 BIRAGHI, Roberto Iván Historia de San Lorenzo…, cit., p. 371.


154 Griselda Tarragó

Los hermanos Domingo, José y Ana Cordiviola eran hijos de Juan Bautista Cor-
diviola y Margarita Borzone, todos naturales de Chiavari.
Domingo Miguel Cordiviola, nacido en Chiavari en 1832 y fallecido en San Lo-
renzo en 1893. Se casó allí en 1863 con Adelaida Campodónico, nacida en Chiavari.
José Cordiviola nació en Chiavari y se casó en San Lorenzo en 1862 con Rosa
Costa, también natural de Chiavari.
Ana Cordiviola, nativa de Chiavari, enlazó en Rosario en 1856 con Nicolás
Tanlongo, de Chiavari, y en segundas nupcias en 1865 con el italiano Andrés Carraro.
Angel Costa llegó a Buenos Aires en 1815 y residió varios años en esa ciudad,
para regresar luego a su tierra. Algunas de sus hijas se esposaron en Buenos Aires con
miembros de las familias Podestá, Nocetti y Cerrutti.
Domingo Costa era hijo de Ángel. Había nacido en Lavagna en 1826. El llegó en
1845 y se casó en Buenos Aires con Felipa Gastaldi, nacida en Montevideo.
Miguel Daneri, nacido en Chiavari en 1845, llegó a la Argentina alrededor de
1860. Se casó con Josefa Passarotto, nacida en Chiavari en 1848 y fallecida en Ro-
sario en 1913.
Giovanni y Emanuelle Devoto provenían de Sestri Levante y eran hijos de Luigi
Devoto y Luigia Richieri, prima de Lázzaro.
Juan Andrés Bartolomé Peyrano (Andrés) nació en Chiavari el 29 de septiem-
bre de 1800. Se estableció en Rosario en 1844. Testó en Rosario el 1 de octubre de
1855.422 Casó con María Clara Costa, natural de Chiavari.
Nicolás Puccio, originario de Chiavari, testó en Rosario en 1852.423 Casó con
Romualda Alemán. Tuvieron seis hijos, entre los que se destacan José Nicolás Puccio
nacido en 1844 y muerto en 1894, Manuel Puccio nacido en Génova en 1826 y falle-
cido en Rosario en 1880 y que casó en Buenos Aires con Ángela Bensa.
Vicente Pusso o Vicente Pozzo nació en la ciudad de Génova en 1787. Prestó
servicios en la Armada Imperial Napoleónica y se casó en Génova en 1813 con María
Calcagno.
Su hijo Santiago Pusso o Giacomo Pozzo llegó junto al matrimonio. Había na-
cido en la ciudad de Génova en 1831 y fue bautizado en la Iglesia de San Giorgio
de esa ciudad. Se casó en Buenos Aires en la Iglesia de San Ignacio con Ana María
Grarassini, nacida en Génova en 1833. Se establecieron en Rosario en 1856.
Los hermanos Juan Bautista y Santiago Recagno, eran naturales de Voltri, pro-
vincia de Génova. Se asentaron en Rosario en 1858.
José Agustín Repetto nació en Lavagna el 13 de julio de 1822 y falleció en Ro-
sario en 1879. Se casó con Isabel Borzone, nacida en Lavagna en 1826 y fallecida en
Rosario en 1913.

422 ACE, Tomo I, Escribano Carlos Raymond, 1855-1856, f. 35.


423 ACE, Tomo I, Escribano Narciso Baños, 1852-1854, f. 1.
De la orilla del mar a la vera del río 155

Lázaro Miguel Riccheri, nació en la isla de Sestri Levante, y falleció en San


Lorenzo el 22 de junio de 1868. Se casó con Catalina Ciuffardo, natural de Sestri Le-
vante. Pertenecía a una familia de marinos. Participó junto con su padre en la “Joven
Italia”. Se embarcó a Montevideo en 1848 y peleó en las ilas de Garibaldi en contra
de Oribe y Rosas. Obtuvo el grado de cabo por sus acciones militares.424
Nicolás Ticornia nació en Chiavari en 1788 y falleció en Rosario en 1872. Casó
con Teresa Raffo. Llegaron a Rosario en 1842, con su hijo Pedro Antonio Tiscornia,
nacido en Chiavari en 1829 y fallecido en 1908 quien se casó con su prima Ángela
Manuela Tiscornia.
El hermano de Nicolás, José Tiscornia, había nacido en Chiavari en 1795. Fa-
lleció en Rosario en 1847. En Chiavari se casó con Cecilia Rosa, en la parroquia de
Sampierdicanne. Llegó en 1822. Su esposa llegó a Buenos Aires en 1833 y en 1835 se
instalaron en Rosario. José trajo de Chiavari en 1824 a sus primos hermanos Esteban
y Bartolo Tiscornia.425
Manuel Vila, nacido en 1809 en San Martino in Albaro, pequeño pueblo en las
afueras de Génova. Tenía tres hermanos: Nicolás, Teresa y María Vila, también radi-
cados en la Argentina.
Es posible observar una fuerte endogamia y vínculos recíprocos de parete-
la lo cual espeja las dinámicas de migración y reclutamiento que garantizaban de
esta manera, su continuidad como coniguración presente. Familia y negocios se
unieron en un alianza frecuente dentro del grupo, como lo muestran los ligámenes
matrimoniales:426
-Castagnino/Tiscornia
-Cánepa/Castagnino
-Castagnino/Pinasco
-Castagnino/Castagnino
-Castagnino/Botto
-Pinasco/Tiscornia
-Pinasco/Cúneo
-Berlengieri/Copello
-Campodónico/Solari/Cordiviola/Grivelli
-Copello/Tiscornia
-Copello/Recagno
-Cordiviola/Campodónico

424 GRELA, Plácido Fuerzas armadas y soberanía nacional, Litoral, San Lorenzo, 1973, pp. 20-26.
425 Bartolo Tisconia fue el principal afectado por el caso de xenofobia denunciado ante el cónsul en Bue-
nos Aires.
426 Datos aportados por miembros de la Asociación Rosarina de Genealogía y PETRIELLA, Dionisio y
SOSA MIATELLO, Sara Diccionario Biográico Italo-Argentino, cit.
156 Griselda Tarragó

-Cordiviola/Costa
-Borzone/Copello
-Fontanarrosa/Delpino
-Daneri/Gueglio
-Peyrano/Costa
-Peyrano/Brignole
-Tiscornia/Tiscornia
En esta difundida práctica de construcción de vínculos seguros, también quedan cla-
ramente evidenciadas redes donde el elemento de la pertenencia regional fue contun-
dente en su coniguración. A los lazos familiares se agregaban frecuentemente los de la
amistad y paisanaje, cultivados sobre la base de encuentros, de sentimientos de patria
chica, o de cierta conciencia étnica que reforzaban las actividades comunes y permitían
el intercambio de servicios, mediante una endogamia matrimonial y profesional, y con
prácticas de cierta sociabilidad común en círculos propios o en el plano de las compañías
comerciales o de las operaciones inancieras.
Así en 14 de abril de 1853 Doña Romualda Alemán, viuda de Nicolás Puche
(Puccio) declaró:

“…habiendo fallecido Don José Puche y su esposa Doña Angela


Lanata, padres legítimos de su citado esposo Don Nicolás Puche,
y dejando algunos bienes en poder del Albacea Don Juan Puche
vecino de la ciudad de Kiavari en el Reino de Cerdeña, no pudiendo
apersonarse allí para recibir la parte que le corresponde a sus legí-
timos hijos, teniendo entera conianza en su hermano político Don
Antonio Puche, vecino de la ciudad de Génova del mismo Reino de
Cerdeña […] a quien le otorga poder…”427

El 18 de junio de 1853, la viuda declaró nuevamente que:

“…habiendo fallecido Don José Puche y su esposa Doña Angela


Lanata, padres legítimos de su citado esposo Don Nicolás Puche,
y dejando algunos bienes en poder del Albacea Don Juan Puche
vecino de la ciudad de Kiavari en el Reino de Cerdeña, no pudiendo
la otorgante percibir los bienes sino por medio de su apoderado, por
el presente instrumento publico, en la via y forma que mas haya
lugar en derecho otorga, que faculta y da todo su poder a Don Be-
nedicto Sibori recidente en la ciudad de Buenos Ayres, para que allí
representando su persona derechos y acciones pueda otorgar poder

427 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Baños (1852-1854), f. 151. El resaltado me pertenece.
De la orilla del mar a la vera del río 157

a nombre de la compra resiente y nombrar la persona que sea de su


agrado para que la represente en la ciudad de Kiavari y reciba la par-
te de herencia que le pertenesca a su espresado inado esposo…”428

Síbori era paisano y también le otorgó poder. Los motivos del cambio no los conoce-
mos, pero las familias no solían ser siempre un oasis de paz. Todas las relaciones de
este tipo podían estallar en enfrentamientos de los que están poblados los archivos
judiciales.
En 1856 un conlicto casi ridículo, revela la trama de paisanaje que lo atrave-
saba. Por entonces Don Manuel Barbagelata inició un “protesto” contra con Don
Bartolomé Botto, Don Ambrosio Basigalupi y Don Esteban Copello. El “protestante”
se había comprometido a hacer un reloj para la ciudad, pero estaba privado de todos
los elementos. Necesitaba un taladro perteneciente a Don Bartolomé Botto “que por
convenio hecho por los síndicos de su concurso Ambrosio Basigalupi y Don Esteban
Copello y con intervención del mismo”, se le había prestado. El taladro le fue quitado
y enterrado por Botto, a despecho de su suplica que se extendió por veinticinco días
seguidos. Ante el llamamiento del juez, negaron su existencia. El juez Maldonado
intentó arreglar por el modo “más dulce” por la conciliación, pero no se logró y se
hizo la presentación.429
Algo de esto también aparece en el testamento de Pablo Stagno “natural de
Génova actualmente residente en esta hallandome gravemente enfermo pero en mi
entero juicio…”.Lejos de su residencia habitual (Montevideo), eligió a sus albaceas
y testigos entre sus paisanos rosarinos: Luis Cassinelli y Antonio Roncaglioli. Este-
ban Frugoni irmó en su nombre por no saber irmar y testiicaron Pedro Tiscornia y
Francisco Copello.430
Andrés Peirán había formado sociedad con sus dos hijos Manuel y Estevan (sic.)
poniendo un capital de dos mil pesos “con la calidad de que las ganancias serán di-
vididas pr terseras partes entre ellos y yo”. En su testamento conió a su hijo menor
a su paisano Juan Fontanarrosa sin obligarlo a pagar ianza, por la conianza y por la
“puresa” con que pensaba habría de administrar sus bienes.431
En el testamento de José Tiscornia, la hijuela de Cecilia Rosas, su viuda, revela
que había tenido “sociedad con Dn Juan Castaño” quien, además, era su pariente.432

428 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Baños (1852-1854), f. 201. El subrayado me pertenece.
429 ACE, Tomo I: Escribano Carlos Raymond, 1855-56, 16 de junio de 1856, f. 145.
430 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Baños (1852-1854), f. 1, Testamento de Pablo Stagno “natural de
Génova”, f. 315.
431 ACE, Tomo II: Escribano Narciso Baños (1855-1856), f. 336, 1/10/1855, Testamento de Andrés Peiran
(Peyrano) vecino de Rosario. Tomo II: Escribano Carlos Raymond (1855-1856), f. 35, 11/2/1856, Testa-
mento de Andrés Peyrano, vecino de Rosario.
432 MHPJM, AEC, Tomo III: Tribunales (1840-1847), f. 45, Testamentaria ante jefe político Marcelino
Bayo, 26/6/1847. En Rosario, testamentaria de Jose Tiscornia, vecino de Rosario. Viuda: Cecilia Ro-
158 Griselda Tarragó

En 1849, Gumersinda, Petrona, Mercedes, Teresa y Rosario Paredes y Ventura Brig-


nardello, Sebastian Puccio y Juan Chiviliche, representando a sus tres respectivas es-
posas y a sus dos cuñadas menores de edad, vendieron una casa y un sitio a Francisco
Costa, vecino de Rosario, todos paisanos.433
Se dejan ver entonces estas redes sociales primarias, típicas de la migración en
cadena, por la característica especíica del enclave italiano rosarino cuyos miembros
casi en su totalidad pertenecían a la misma región de origen.434

Los negocios en los tiempos de la inserción


Dentro del grupo de genoveses, se observa el involucramiento en el sector comercial
de géneros alimentarios, actividad que se combinó con el tráico luvial. Posterior-
mente, ya hacia ines de la década de 1860, las empresas se amplían hacia los nego-
cios con el interior del país, la importación a gran escala y la inversión en tierras para
la agricultura.
Desde 1840 aparece ya deinido ese núcleo de empresarios. En 1842 de 20 italia-
nos, 8 eran originarios de Chiavari: Nicolás Puccio, Juan Puccio, Nicolás Baibiene,
Paulino Chiossa, Ni. Acevedo, N. San Miguel, Ni. Bullo, Nicolás Tiscornia, Josè
Tiscornia, Pedro Tiscornia. Al año siguiente también arribó Luigi Cassinelli. En 1855
ese número había ascendido a 272 comerciantes.435 Los negocios se tramaban aun
sobre contextos inestables y muchos terminaron en la bancarrota, como el caso de
Cassinelli, cuya empresa quebró en 1861.
Esta presencia relejaba la integración constante que se daba entre actividades
comerciales y navales, desarrolladas por estos marineros y propietarios de embarca-
ciones. En 1856 la trama de un accidente devela algunos indicios de cómo funcionaba
el circuito luvial. Así, Andrés Bacigalupo se presentó ante escribano para dejar cons-
tancia de un “Protesto de perjuicio” contra el patrón de la goleta “Carmen Ligera”
que había partido de Buenos Aires el 30 de octubre con destino a Rosario trayendo
pertenencias a varias personas. En el paraje “Vuelta del este”, más abajo del puerto
de Zárate, perdió todo el velamen a causa de una tormenta, el viento lo tiró contra la
costa y el buque hizo agua y quedó varado. Finalmente pudo sacarlo con su esfuerzo
y los de la tripulación y llegó hasta el puerto de la Vuelta de Obligado, sacó las mer-
caderías que se habían mojado, en el momento en que la goleta “Joven Julia” pasaba

sas.
433 MHPJM, AEC, Escrituras Tomo III (1848-1849), f. 273, Venta ante el jefe político Marcelino Bayo,
17/10/1849.
434 FRID, Carina “Parenti, negozianti e dirigenti: la prima dirigenza italiana di Rosario (1860-1890), en
ROSOLI, Gianfausto –a cura di– Identità degli italiani in Argentina. Reti Sociali, Famiglia, Lavoro,
Stodiorum, Roma, 1993.
435 Datos aportados por el mismo Pietro Tiscornia. MHPJM, CARRASCO, Eudoro y Gabriel Anales de
la Ciudad de Rosario, 1527-1865, Peuser, Buenos Aires, 1897, pp. 219-222.
De la orilla del mar a la vera del río 159

por allí, a partir de lo cual logró llegar a la ensenada próxima al puerto y comunicar
al capitán lo ocurrido. Firmó por él “porque no sabe” uno de los testigos, su paisano
Esteban Frugoni.436
Diversos anuncios de la Aduana de Rosario en diversos periódicos entre 1859
y 1865 muestran ese crecimiento: de 113 embarcaciones, 94 eran genoveses.437 Mu-
chos, como Luigi Cassinelli, Stefano Frugoni, Giacomo Pinasco, se habían inciado
como marinos, para luego también transformarse en comerciantes, pasando más tarde
a formar parte de la élite económica y política y de la dirigencia de las instituciones
italianas de la región.
Un factor que los favoreció en este proceso fue el resarcimiento económico por
los daños sufridos durante la guerra civil: en 1855, el gobierno de Urquiza lo hizo a
través de la entrega de terrenos en la periferia de Rosario que rápidamente aumenta-
ron de precio.
Pero no todo fue unión y paz entre los integrantes del grupo, que estuvo también
atravesado por enfrentamientos políticos. En el caso de Cassinelli, sus intereses estu-
vieron ligados al Gobierno sabaudo, mientras su socio Giseppe Caffarena era parte
del nucleo de republicanos que fundaron la “Unione e Benevolenza”.
Como en el caso de los antiguos comerciantes, el tejido de esa densa trama se
explica por una realidad signada por la necesidad de controlar mercados regionales
y/o locales distantes y con códigos muy diferentes, todo lo cual atravesaba la activi-
dad económica con un fuerte componente de incertidumbre.
Ellos fueron parte de una emigración especializada que llegó al Río de la Plata
como una avanzada empresarial ligada a la navegación y al comercio atlántico y de
cabotaje. ¿Qué se entendía por empresa en la época en que estos agentes actuaron?
Una época, como se dijo, de transición y de fuertes oscilaciones tanto económicas
como políticas.
Los estudios más difundidos apuntan a la empresa moderna y las herramientas
analíticas derivadas de esas matrices teóricas no se adecuan demasiado a la experien-
cia en cuestión.438 El nacimiento de la Business History puede vincularse con el clima
de renovación historiográica imperante en el período de entreguerras, caracterizado
por el interés de los historiadores y por la apertura de la historia hacia las ciencias
sociales.439 Algunos rasgos del medio académico estadounidense, en particular el de

436 ACE, Escribano Carlos Raymond, Tomo I, 1855-56, 11 noviembre 1856, f. 283 v.
437 FRID, Carina “Parenti, negozianti e dirigenti...”, cit., p. 134.
438 Ver por ejemplo los estudios reunidos en DI VITTORIO, Antonio; BARCIELA LÓPEZ, Carlos y
FONTANA, Giovanni –a cura di– Storiograia d’industria e d’impresa in Italia e Spagna in etá Mo-
derna e Contemporánea, Università di Padova, Padua, 2004; AMATORI, Franco y JONES, Geoffrey
–editores– Bussiness History around the world, Cabridge University Press, Cabridge, 2003.
439 BARBERO, María Inés “Historiografía y problemas de la historia de Empresas” en BARBERO, Ma-
ría Inés –Estudio preliminar y compilación– Historia de Empresas. Aproximaciones historiográicas
160 Griselda Tarragó

Harvard, contribuyeron a que la difusión de la historia de empresas tuviera como


escenario privilegiado a los Estados Unidos hasta la Segunda Posguerra.
Desde los años 1960, con la obra de Alfred Chandler jr., la historiografía esta-
dounidenses fue elaborando un marco de análisis dentro del cual articular la teoría
con los estudios de caso, y produjo obras de síntesis que han servido de modelo de
investigación dentro y fuera de sus fronteras nacionales. Sus trabajos han contribui-
do a ofrecer una serie de herramientas conceptuales de amplia aplicación, como las
nociones de estrategia y estructura, la modelización de las formas de organización
empresaria o una visión de la relación entre actores económicos y mercados mucho
más rica y compleja que en la teoría neoclásica.
Aunque también desde esa postura tendríamos que introducir ciertos matices y
pensar la empresa capitalista como actor económico y social que contribuye a deinir
los lineamientos del mercado en el cual opera, operación que tiende a minimizar el
impacto de los determinismos que la identiican con un simple aparato que decide en
lo que atañe a precios y cantidades. Una mirada más compleja a través de la cual entra
en juego el entrecruzamiento de subjetividades empresariales, vínculos y creativida-
des tecnológicas, segmentaciones y deiniciones del mercado y de la competencia.
El análisis del contexto histórico se convierte de tal modo en un poderoso me-
dio para la reformulación del concepto de mercado. Para este propósito es esencial
concebir a la empresa no como actor aislado, sino “como momento y segmento de
una población de actores con inalidad económica contextual y contemporáneos ac-
tivos en la deinición de sí mismos y de un mercado que es mercado de y entre
organizaciones.”440
Más allá de estas consideraciones globales, es precisamente el contexto en el
que los empresarios estudiados concretan sus negocios obliga a enfocar la metodolo-
gía hacia una mixtura más ecléctica que combine el sentido antiguo de lo que era una
empresa y la historia de la empresa de familia.
En lo que a Argentina se reiere, la etapa codiicadora recién se concretó, como
se vio, en las últimas décadas del siglo XIX y, por lo tanto, la posibilidad de for-
malizar una compañía comercial dependía más de la conianza que de la normativa
jurídica. Hasta bien avanzado el siglo XIX, el único recurso era el acta notarial donde
los socios ijaban partes y responsabilidades, y la herencia jurídica española siguió
operando hasta ese momento.441
Entonces sería pertinente utilizar el término “empresa” o “empresario”, pero
evitando la carga ideológica que lo liga a ciertas categorías manejadas en la deno-

y problemas en debate, CEAL, Buenos Aires, 1993.


440 SAPELLI, Giulio “La empresa como sujeto histórico”, en BARBERO, María Inés –Estudio prelimi-
nar y compilación– Historia de Empresas…, cit.
441 MARILUZ URQUIJO, José Notas sobre la Evolución de las Sociedades Comerciales en el Río de la
Plata, Imprenta de la Universidad - Revista de Historia del Derecho, Buenos Aires, 1971.
De la orilla del mar a la vera del río 161

minada “Historia de empresas”, entendiéndola como una institución central en el


desarrollo del capitalismo.
Podríamos apelar a una “vía intermedia” como la historia de empresa unida a
la Historia de la Familia,442 enfoque en el cual se conigura como problema central
la pregunta acerca de si la organización familiar representa un vínculo, o mejor un
recurso, destinado a lograr el éxito empresarial.443 Esta elección responde al valor
estratégico de la familia en el análisis social,444 a su carácter de “...círculo inaugural
y primario de las relaciones humanas, la familia como objeto de estudio ofrece al
investigador la posibilidad de ubicar el punto inicial de las intersecciones (vínculos
o acontecimientos que generan vínculos) en la construcción de la trama social.”445
La asociación de familia y negocios se sostuvo como una práctica instalada
a lo largo del siglo XIX. Las relaciones primarias en las que también se incluía el
paisanaje y la amistad siguieron teniendo un peso contundente en las organizaciones
empresariales.446
¿Pero cuáles fueron las actividades económicas que permitieron esa inserción en
la sociedad local y en la economía regional? Se tomarán tres de las actividades que
la investigación reveló como especialmente relevantes: las empresas de cabotaje, las
casas de comercio y la inversión inmobiliaria urbana

442 ROSE, M.B. –a cura di– Family Business, Aldershot, United Kingdom; Brookield, United States,
1995.
443 AUDENINO, Patrizia “Le imprese dei fratelli Triverio. Un itinerario nell’industria edi”, en AUDENI-
NO, Patrizia, CORTI, Paola y LONI, Ada Imprensitori biellesi in Francia fra Ottocento e Novecento,
Electa. En las citas 11 y 12 la autora hace un raconto de la bibliografía fundamental en este sentido.
Ver también AUDENINO, Patrizia “Imprenditore, tecnici e rentiers: le transformazioni di una dinastía
dell’800 fra le Alpi e la città”, en CAFARO, Pietro y SCARAMELLINI, Guglielmo –a cura di– Mon-
do Alpino. Identitá locali e forme d’integraziones nello sviluppo economico secoli XVIII-XX, Franco
Angeli, Milano, 2003.
444 Véase por ejemplo LAVRIN, Asunción “La mujer en la sociedad colonial hispanoamericana”, en BE-
THEL Leslie ed. Historia de América Latina, Cambridge University Press - Crítica, Barcelona, 1994,
Tomo IV, p. 113; HERZOG, Tamar La administración como fenómeno social: La justicia penal de la
ciudad de Quito (1650-1750), Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1995; DEVOTO, Fernan-
do y MADERO, Marta –directores– Historia de la vida privada en la Argentina. País antiguo. De la
colonia a 1870, Tomo 1, Taurus, Buenos Aires, 1999; CHACÓN JIMÉNEZ, Francisco “La familia en
España: una historia por hacer”, en CASEY, James et al. La familia en la España Mediterránea (Siglos
XV-XIX), Crítica, Barcelona, 1987; CHACÓN JIMÉNEZ, Francisco y HERNÁNDEZ FRANCO, Juan
Poder, familia y consanguinidad en la España del Antiguo Régimen, Anthropos, Barcelona, 1992; BA-
RRIERA, Darío y DALLA CORTE, Gabriela –compiladores– Espacios de familia…, cit.
445 BARRIERA, Darío Gabriel “Familles et Parentés: du construction d’un tisseau de loyautés vers la
formation d’un espace a confrontation”, en Vers une histoire…, cit.
446 JUMAR, Fernando –editor– Empresarios y Empresas en la Historia Argentina, UADE - Facultad de
Ciencias Jurídicas, Sociales y de la Comunicación, Buenos Aires, 2002.
162 Griselda Tarragó

Empresas de Cabotaje y Casas de comercio


Por entonces, las pequeñas empresas de navegación ligures (a veces sólo la propiedad de
una nave) comenzaron a transformarse en Empresas de Cabotaje y Casas de comercio.
Los vestigios que han dejado los agentes abren pequeñas ventanas sobre estos
procesos de transformación que se articulan a aquellos relacionados con la creciente
urbanización de Rosario, trama en la que se fue conigurando una variada gama de em-
prendimientos económicos
Juan Castagnino fue capitán de navío, entre ellos del Douro. Se estableció en
Rosario alrededor de 1847, donde tenía casa de tienda y pulpería por menudeo. Junto
con su sobrino Juan Bautista, llevaban mercaderías por el río Paraná.447 En 1855 fue
censado como commerciante, con moglie e un iglio.448
Su hijo José Castagnino, nacido en Rosario en 1853 y fallecido en 1916, desde
muy joven se dedicó al comercio. Se casó con la hija de paisanos Rosa Tiscornia. Fue
socio y director de la irma comercial “Pinasco y Castagnino” desde 1847 a 1897.
Luego fundó la irma “Castagnino y Cia”, con local comercial en San Juan y Maipú.
Se trataba de grandes almacenes de provisión naval y de todo tipo de mercaderías de
importación y circulación interna. Se dedicó también a la actividad agropecuaria e
introdujo en la provincia de Santa Fe ejemplares ovinos y equinos de raza. Fue pre-
sidente del Banco Provincial de Santa Fe y contribuyó al Arsenal del Puerto Borghi.
Juan Bautista Castagnino fue el fundador de la tienda “A la ciudad de Roma”
ubicada en la actual esquina de San Martín y San Juan.
Santiago Pinasco estableció un almacén naval cercano al puerto y, en 1855, fue
censado como commerciante con moglie e tre igli.449 El negocio sería el cimiento de
la irma Santiago Pinasco y Cía. Inauguró un servicio de lanchas en el Río Paraná y
extendió sus negocios importando especies y efectos navales, llegando a ser la irma
más importante en este rubro. Importaban más petróleo que cualquier otra casa del
país y toda clase de alimentos y bebidas. La irma tenía representantes y agentes en
todo el mundo. Residía en una inca en las actuales calles Urquiza y Sargento Cabral,
muy cercana al Puerto de Rosario. Se retiró de los negocios en 1868 y se trasladó a
Italia, donde murió en 1903.450

447 LLOYD, Reginald –director– Impresiones de la…, cit., p. 681; Dizionario Biograico degli…, cit., p.
81; Alonso, Sebastián y Guspi Terán, Margarita Historia genealógica..., cit.
448 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Buenos Aires, Primi
elementi pel censo italiano a Rosario, Paraná, Santa Fe e Diamante nella Confederazione argentina,
1855.
449 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Buenos Aires, Primi
elementi pel censo italiano a Rosario, Paraná, Santa Fe e Diamante nella Confederazione argentina,
1855.
450 LLOYD, Reginald –director– Impresiones de la…, cit., p. 667; Alonso, Sebastián y Guspi Terán,
Margarita Historia genealógica..., cit.
De la orilla del mar a la vera del río 163

Siguió los negocios su hijo Luis José Pinasco, nacido en Lavagna en 1845 y fa-
llecido en Rosario en 1897. En 1874 se asoció con su primo José Castagnino, creando
la empresa “Pinasco y Castagnino”, dedicada a artículos navales, ferretería, cuchi-
llería, artículos de corralón, combustibles como el querosene “La Rosa” y fósforos.
También importaba carbón.451
Su otro hijo, Santiago José Pinasco fue enviado a Génova donde estudió en el
Colegio Nacional de Comercio hasta los 20 años. De regreso en Rosario, entró como
socio en la irma y, a la muerte de su hermano Luis, siguió al frente de la empresa.
Fue director del Banco de Italia y tesorero de la Compañía de Seguros “La Rosario”.
Bernardo Pinasco adquirió en Buenos Aires tres barcos a vela: el María Luisa,
el Joven Rosita y La Envidiosa, que transportaban mercaderías desde Buenos Aires a
la ciudad de Santa Fe. Volvió a Italia y se radicó allí durante 10 años, donde trabajó
en el astillero de un pariente.452
Benito Pinasco se radicó en Santa Fe en 1849, donde falleció en 1894. Se casó
con Mariana Canale. Se estableció con un negocio de vinos en las calles San Martín
y Tucumán de dicha ciudad.
Pietro Ticornia había tenido una larga carrera como capitán en la ruta Génova,
con brigantinos como el Graseosa Famiglia que había llegado a Buenos Aires en
1836.453 Constituyó luego una empresa con su padre Nicolás en 1842.454 En 1855 fue
censado como commerciante con moglie e un iglio.455 En 1887 junto con sus hijos y
yerno comenzó una empresa de colonización en la zona de Marcos Juárez donde ya
tenía la estancia “Santa Cecilia”. En 1896 creó la Sociedad Molinera Marcos Juárez.
En 1889, junto con su cuñado Esteban Tiscornia fundó la sociedad anónima “Com-
pañía de Tramways del Oeste”. En Rosario tenía la fábrica de jabones y velas “La
Rosario”.456
El hermano de Nicolás, José Tiscornia llegó en 1822 y poseía un barco que hacía
la carrera entre Buenos Aires y Corrientes, la balandra “Bella Vincenza”.
Fue un próspero comerciante y tenía gran cantidad de propiedades en el centro
de la ciudad, Saladillo, Alberdi y en la provincia de Códoba. Poseía la “Quinta Tis-

451 LLOYD, Reginald –director– Impresiones de la…, cit., p. 667; Alonso, Sebastián y Guspi Terán,
Margarita Historia genealógica..., cit.
452 Dizionario Biograico degli…, cit., p. 269. Alonso, Sebastián y Guspi Terán, Margarita Historia ge-
nealógica..., cit.
453 ASG, MS, busta 1610.
454 Dizionario Biograico degli italiani al Plata, cit., p. 338; MHPJM, CARRASCO, Eudoro y Gabriel
Anales de la Ciudad de Rosario, 1527-1865, Peuser, Buenos Aires, 1897, p. 219.
455 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Buenos Aires, Primi
elementi pel censo italiano a Rosario, Paraná, Santa Fe e Diamante nella Confederazione argentina,
1855.
456 ABAD DE SANTILLÁN, Diego Gran Enciclopedia de la Provincia…, cit., Tomo II.
164 Griselda Tarragó

cornia” en el actual Parque Independencia. Testó en Rosario en 1847.457 El inventario


de sus bienes que ascendían a 11.608 pesos 6 ¾ reales resulta una fotografía casi per-
fecta de los componentes y efectos de los negocios de estos agentes: yerba paraguaya,
azúcar, aniz, caña, vino carlón, vino frontina, aceite, vinagre, cuarterola de Málaga,
tabaco tucumano, tabaco tarijeño, dulces, quesadillas, pasas de higos, quesitos de
orejones, pasas de higo, pasas negras, pasas de uvas, almidón de mandioca, cohetes
de la India, papel, hoces, añil, pimienta, sal, trigo de pan, trigo blanco picado, grue-
sas de acero, ollas de ierro, calderas, pavas, baldes, tasitas y fuentes de lata, cerra-
duras, estribos, cucharas, tenedores, bombillas, peines “batidores”, clavos, rejas de
arado, ovillos, zapatos, vainas de cuchillo, gruesas de cuerdas chilenas, alcaparras,
lavatorios de loza, lienzo, bramante, muselina, medias, pañuelos listados y de seda,
calzoncillos, fajas inglesas, agua colonia, botones de nácar, cintas, lana, además de
643 cueros vacunos y 1.820 cueros vacunos “en Buenos Aires”.
Además de conservar su condición de navegante (así lo indican la lancha y la ba-
landra), el inventario de los bienes de la tienda da cuenta de una impresionante diver-
sidad de productos que en ella se podían conseguir: desde productos de importación
en el rubro alimentario o textil, materiales de construcción, hierro, productos “de la
tierra” del Interior del país. La yerba mate, la cerda, los cueros vacunos (que además
son los que contabilizan mayor valor) nos hacen saber que José probablemente tuvie-
ra también barracas y que sus conexiones comerciales se ampliaban al rubro de estas
“materias primas” que lo vinculaban tanto a la zona paraguaya/brasilera o entrerriana
como además, y fundamentalmente, con Buenos Aires.
Nicolás Puccio era dueño de la goleta “Romualda” y testó en Rosario el 11 de
junio de 1852 (allí aparece como Puche)458 “natural de Khiavari, en el Reynado de
Cerdeña”, gravemente enfermo y en cama.” Se declaró católico, apostólico romano
y, a pesar de sus afecciones, se encontraba en condiciones de declarar su última vo-
luntad “teniendo entera conianza en su hermano Manuel Puche de este vecindario”.
Le dio a éste poder general para que cumpla su última voluntad. Encomendó su alma
a Dios y pidió que lo sepultasen con la mortaja que decidesen sus albaceas en el
Convento de San Lorenzo de esta provincia “con rito menor resado y Misa de Cuerpo
Presente”. Declaró “ser casado con doña Romualda Alemán, con seis hijos legítimos:
Adolfo, Rafael, Ángela, José, Carmen y Romualda Puche de Aleman” a quienes de-
signó como sus herederos universales y como sus alabaceas: su esposa y su paisano
Paulino Choza. No había introducido bienes al matrimonio, por lo que todo lo que

457 MHPJM, AEC, Tomo III: Tribunales (1840-1847); f. 45, Testamentaria ante jefe político Marcelino
Bayo, 26/6/1847. En Rosario, testamentaria de Jose Tiscornia, vecino de Rosario. Viuda: Cecilia Ro-
sas.
458 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Banos (1852-1854), f. 1, Testamento de Nicolas Puche (Puccio),
natural de Chiavari, Reino de Cerdeña, vecino de Rosario, casado con Romualda Aleman.
De la orilla del mar a la vera del río 165

dejó era en calidad de gananciales y pidió que su hermana política Gregoria Alemán
que “ha vivido y vive”, siga en esa condición en casa de Nicolás “hasta que tome
estado”. Por “la Ley 5ª Título 16 de la Partida 6ª” nombró como tutora y curadora de
sus hijos menores a su mujer “en atención de la buena conducta, gobierno y maternal
amor que les profesa[ba]”.
La goleta había sido objeto de presa durante la guerra civil. El 25 de mayo de
1853 Doña Romualda dio poder a Benedicto Sibori dejando entre otros bienes:

“…la Goleta llamada Romualda pertenenciente a la testamentaria


de su cargo, la que según noticias se halla embargada en el Puerto
de Buenos Aires, por el Gobierno de aquella ciudad, no obstante
del privilegio q tiene de pertenecer a un estrangero cuyos bienes
deben ser respetados por la neutralidad q° en los asuntos naciona-
les guardan los propietarios de ellas; no pudiendo personarse allí
para reclamar de la Providencia por la cual se halla embagada la es-
presada Goleta, teniendo entera conianza en don benedicto Sibori,
recidente en Buenos Aires; por el presente instrumento publico en la
via y forma que más haya lugar...”459

El 20 de junio de 1853, la viuda vendió un lanchón llamado “Balila” de la testamen-


taria a su cargo, a Nicolás Gabaroné, en 170 pesos en plata.460 Poco después fue au-
torizada por el juez de paz interino del departamento, José María Cullen, con conoci-
miento del defensor de menores, para vender la goleta “Romualda” a Francisco Truco
y Compañía, por 3.600 pesos en plata.461 Pero la embarcación había sido coniscada
en las guerras de la Confederación y entonces al tiempo ella en persona se trasladó
a Buenos Aires debiendo comprar la goleta al gobierno por 40.050 pesos papel mo-
neda. Una vez concluido el trámite, se remató la nave y designó a Ángel Blayer para
que la representase en aquella ciudad y reclamase al gobierno la diferencia.462 Fue
censada en 1855 como propietaria, vedova sei ligli.463
En el mismo proceso, en 1856, litigó contra Esteban Landon (probablemente
también genovés) a quien le había dado la goleta para que la usase en utilidad mutua.
Éste desconoció las órdenes, por lo que el gobierno de Buenos Aires lo acusó de la

459 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Baños (1852-1854), f. 171. El resaltado me pertenece.
460 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Baños (1852-1854), f. 204.
461 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Baños (1852-1854), f. 308, 15 de noviembre de 1853.
462 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Banos (1852-1854), f. 335, 6 de diciembre de 1853.
463 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Buenos Aires, Primi
elementi pel censo italiano a Rosario, Paraná, Santa Fe e Diamante nella Confederazione argentina,
1855.
166 Griselda Tarragó

incautación y por lo cual fue condenado por el Tribunal de Comercio a pagar 750
pesos plata.464
Manuel Puccio nacido en Génova en 1826 y fallecido en Rosario en 1880, se
casó en Buenos Aires con Ángela Bensa. Se graduó como químico en Génova y, en
1853, obtuvo del Tribunal Médico de Entre Ríos el diploma de Profesor de Farmacia.
Luego instaló en Rosario la farmacia “El Cóndor Dorado”, en las actuales calles Cór-
doba entre Maipú y Laprida.465
En 1855, Ambrogio Bacigalupo fue censado como negoziante con moglie e tre
igli.466
En la década de 1850, los Borzone llegaron a Rosario desde Lavagna como ma-
rinos. Bartolo y Stefano se casaron con las hermanas (también de Lavagna) Margarita
y Rosa Copello. Bartolo se instaló en Rosario con su mujer y tres hijos. Su primera
actividad fue la venta de artículos alimentarios al por mayor, para luego incursionar
también en el comercio con el Interior y, consecuentemente, fue fundador del Centro
de Almaceneros de Rosario.467
Ya dedicado a otras actividades, en 1854 compareció Santiago Borzone dicien-
do:

“…teniendo en la Carrera de este Río Paraná a los Buques de su


propiedad llamados Goleta “San José de Itatí” y Balandra “Tere-
sita”, deceando vender ya sea alguna parte o el todo de ellos, y no
pudiendo el compareciente ir a la ciudad de Buenos Ayres con el
objeto espresado, teniendo entera conianza en Don Luis Vila, por el
presente instrumento publico, en la via y forma…”

Vila era paisano y vecino de Buenos Aires y allí debió vender las naves al precio más
conveniente.468
Luigi Cassinelli nació en Chiavari en 1813,469 en 1843 se radicó en la ciudad
y en 1855 fue censado como negozziante con moglie e tre iglii.470 Ediicó su casa

464 ACE, Escribano Carlos Raymond, Tomo I, 1855-56, 6 de junio de 1856, f. 128.
465 ABAD DE SANTILLÁN, Diego Gran Enciclopedia de la Provincia…, cit., Tomo II.
466 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Buenos Aires, Primi
elementi pel censo italiano a Rosario, Paraná, Santa Fe e Diamante nella Confederazione argentina,
1855.
467 FRID, Carina “Parenti, negozianti e...”, cit., pp. 144-145.
468 ACE, Tomo II: Escribano Narciso Baños (1855-1856), f. 4.
469 CUNEO, Nicoló Storia dell’emigrazione..., cit., pp. 178-145.
470 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Buenos Aires, Primi
elementi pel censo italiano a Rosario, Paraná, Santa Fe e Diamante nella Confederazione argentina,
1855.
De la orilla del mar a la vera del río 167

en la zona sud.471 Era dueño de la goleta “Carmen” que en 1840 fue secuestrada por
el gobierno de Entre Ríos durante el conlicto de esta provincia con Rosas, por lo
cual fue luego recompensado en la época de Urquiza con tierras en Rosario. Formó
una sociedad con su paisanos Giuseppe Caffarena y los lavagneses Stefano Frugo-
ni y Giovanni Devoto. La sociedad se expandió rápidamente y fue la encargada de
construir un “mercado de frutos” en los alrededores de Rosario. En 1859 Cassinelli
y Caffarena compraron a los otros dos socios la parte de la sociedad. En 1857, la
barca sarda “Auna” procedente de Génova y Terranova y el bergantín dinamarqués
“Chorris” arribaban a Rosario a consignación de Cassinelli y Cia: 96 baldosas, 410
morteros, 120 tablas de mármol, 940 piedras de vereda, 100 damajuanas de aceite,
201 pipas de vino, 1 cajón de agua de azagar, 200 balas de papel de estraza, 200
frasqueras ginebra, 100 cajones ajenjo, 76 bultos de perla y 271 cuñetes de clavo. En
1856 presentaron un “Protesto de Pagaré” contra Joaquín Caballi, de 55 pesos plata
boliviana.472
Domingo Miguel Cordiviola se radicó en San Lorenzo donde ya era propietario
de una casa en 1860.473 Tuvo un gran almacén de Ramos Generales en Colonia Irigo-
yen. Junto con su hijo Juan Bautista administraba campos de Nicasio Oroño.
José Landó se había asentado en Rosario donde tuvo almacén de elementos de
cabotaje en la zona del antiguo puerto.474 Testó en Lavagna en 1879 y dejó los bienes
en Rosario en legado a sus hermanos. Esteban Landó constituyó junto con su herma-
no Santiago una sociedad comercial.
Ventura Brignardello se había embarcado rumbo a Montevideo desde Génova
en 1841 con apenas 16 años.475 En 1855 poseía un almacén de ramos generales, tienda
de su propiedad y inca, ubicada en las actuales calles Maipú y San Juan.476
Lázaro Miguel Riccheri se radicó luego en San Lorenzo donde abrió un alma-
cén de ramos generales. En 1855 fue censado como commerciante con moglie e due
iglii.477
Juan Ricchieri nacido en 1832 y fallecido en San Lorenzo en 1883, se dedicó al
comercio y a la explotación agrícola.478

471 MHPJM, CARRASCO, Eudoro y Gabriel Anales…, cit., pp. 222.


472 ACE, Escribano Carlos Raymond, Tomo I, 1855-56, 10 de julio de 1856, f. 178.
473 BIRAGHI, Roberto Iván Historia de San Lorenzo..., cit.
474 MHPJM, CARRASCO, Gabriel Guía Civil y comercial de la ciudad de Rosario y su municipio, Im-
prenta de E. Carrasco, Rosario, 1876.
475 ASG, MS, busta 1616, 1841.
476 MHPJM, AEC, Libro del tribunal de Comercio, Nº 25, f. 11.
477 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Buenos Aires, Primi
elementi pel censo italiano a Rosario, Paraná, Santa Fe e Diamante nella Confederazione argentina,
1855.
478 BIRAGHI, Roberto Iván Historia de San Lorenzo..., cit.
168 Griselda Tarragó

Juan Andrés Bartolomé Peyrano (Andrés) se estableció en Rosario en 1844, era


marino y tenía su propio barco. En su testamento pidió que “después de cadáver”
fuese sepultado en el cementerio público de la ciudad con el entierro que dispusiera
su hijo Manuel Peiran. Para el tiempo de su segundo matrimonio tenía un capital de
3.000 pesos sin que María Brignole hubiese introducido nada. Declaraba que:

“[había] trabajado a medias con mi hijo Dn Manuel ha ganado este


el valor de ceisicientos pesos y quiero se le entreguen a mas de su
legítima […] y qª últimamente hace dos años qº he formado socie-
dad con mis dos hijos dn Manuel y Dn Estevan Peiran, poniendo
yo de capital la cantidad de dos mil pesos, con la calidad de que
las ganancias serán divididas pr terseras partes entre ellos y yo;
por lo mismo quiero que después de mi fallecimiento se le de a
cada uno de mis dos hijos ya nombrados más de la legítima qª les
corresponde, lo qº resulta a fabor de ellos del balanse qª se tome
[…] Decalro qº todo el aber qª tengo está reducido al capital en jiro
y a las utilidades qª pueden resultar del negocio, por lo qº decalro q
hasta ahora no hay gananciales en el segundo matrimonio. No irma
por no saber.”479

Pablo Stagno murió accidentalmente en Rosario. Como otros coterráneos, era marino
y comerciante y tenía contactos con sus paisanos genoveses de Rosario.480
Ángel Costa llegó a Buenos Aires en 1815 y residió varios años en esa ciudad,
para regresar luego a su tierra. Domingo Costa era hijo de Ángel. Había nacido en
Lavagna en 1826. Llegado en 1845, se dedicó al comercio de importación, ferretería
y ramos generales. Realizó importantes operaciones inmobiliarias en Rosario. En
1864 construyó una villa en la actual ciudad de Granadero Baigorria.481
Juan Lorenzo Cafferata nació en Sestri di Levante en 1824. Era marino y llegó al
país en 1840. Se estableció en Rosario con un comercio de ultramarinos.482
En 1856 Esteban Copello estableció la primera fábrica de ideos de la ciudad.483
En 1855 fue censado como Commirciante con moglie e due iglii. En el mismo año
declaró que José Reinoso “actualmente residente en la ciudad de Corrientes” le debía

479 ACE, Tomo II: Escribano Narciso Baños (1855-1856), f. 336, 1/10/1855, Testamento de Andrés Peiran
(Peyrano) vecino de Rosario. Tomo II: Escribano Carlos Raymond (1855-1856), f. 35, 11/2/1856, Testa-
mento de Andrés Peyrano, vecino de Rosario. El resaltado me pertenece.
480 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Banos (1852-1854), f. 1, Testamento de Pablo Stagno “natural de
Génova”, f. 315.
481 ALONSO, Sebastián y GUSPÍ TERÁN, María Margarita Historia Genealógica de…, cit.
482 ABAD DE SANTILLÁN, Diego Gran Enciclopedia de la Provincia…, cit., Tomo I.
483 MHPJM, CARRASCO, Eudoro y Gabriel Anales…, cit, p. 349.
De la orilla del mar a la vera del río 169

341 pesos 4 ½ reales plata, “cuya suma procede de un negocio mercantil entre am-
bos”. Le dió poder a Carlos Gianoni “vecino del comercio de dha ciudad” para que
los cobre.484
Juan Luis Benito Copello (Luis) llegó a los 5 años llegó y estudió comercio en
Buenos Aires. Comenzó su carrera comercial como dependiente en el almacén lla-
mado “Almacén de la Bolsa”, fundado en 1869 por Gerónimo Copello y Carlos Ber-
lengieri, empresa de la fue luego socio.485 La casa central estaba ubicada en Santa Fe
y Maipú, luego en Maipú 842 - 854 y los depósitos en calle Dorrego 975. Al fallecer
Carlos Berlengieri en 1895, la razón social pasó a llamarse “Copello y Berlengieri”,
formada por Luis Copello, Tomás Berlengieri y Adela Copello de Berlengieri.486
Francisco Copello, era marino y comandante del “Bianca Pertica”, primer bar-
co a vapor llegado directamente al puerto de Rosario el día 21 de abril de 1870 con
pasajeros y con carga consignada por Recagno Hnos.487 La prolíica obra de Cuneo
también da cuenta de otra de estas trayectorias.488
Juan del Pino, fue capitán de ultramar, armador y propietario de los bergantines
“La Herminia” y “Diana” y de la goleta “La Aurora”. Se dedicó al transporte de
carga y pasajeros desde Liguria a los puertos de Rosario, Buenos Aires, Montevideo
y sur de Brasil. Se estableció deinitivamente en Rosario en 1860.489 Conservó los
astilleros, levantó un depósito comercial en la calle Santiago y Catamarca y formó
una empresa familiar. Retornó a Italia entre 1857 y 1863 a pelear a las órdenes de
José Garibaldi. Falleció en Chiavari en 1892 y está sepultado en el Panteón de los
Delpino Montenegro.490

484 ACE, Escribano Carlos Raymond, Tomo I, 1855-56, f. 18, 20 noviembre 1855.
485 LLOYD, Reginald –director– Impresiones de la República..., cit., p. 671.
486 Dizionario Biograico degli italiani al Plata, cit., p. 101.
487 ALONSO, Sebastián y GUSPÍ TERÁN, María Margarita Historia Genealógica de…, cit., p. 69.
488 “Un capitano marittimo di Genova, Francesco Copello, arriva a Rosario nel 1867 al comando del
veliero Sorpresa. Avendo constatato che la provincia di Santa Fé progredisce, ritorna a Genova e, con
Tomaso Pertica, fa costruire, per il trasporto degli emigranti, un piroscafo –il primo del tempo- che
battezza Bianca Pertica. Viaggiando direttamente verso Rosario, conduce nella colonia Jesús María i
propi compatrioti e quando, poco dopo, conosce e diventa intimo amico del governatorie della provin-
cia José María Cullen, che gli concede tutte le agevolazioni, compra, a buon mercato, in Santa Fé, una
grande estensione di terra. Abbandonata allora la marina, si diede all’agricolutra e costruì la propia
abitazione sul margine del iume Paranà nel punto ove questo conluisce col Coronda e che è oggi,
generalmente consciuto col nome di Paso Copellolo. Un altro capitano, Fracesco Bisso, nato a Camo-
gli nel 1834, trasportava il materiale bellico destinato dal Governo argentino al generale Villegas che
combatteva le tribu indie di Namuncurà e di Cavuligurà.” CUNEO, Nicoló Storia dell’emigrazione
italiana..., cit., p. 332.
489 MHPJM, CARRASCO, Eudoro y Gabriel Anales de la Ciudad de Rosario, 1527-1865, Peuser, Bue-
nos Aires, 1897.
490 ALONSO, Sebastián y GUSPÍ TERÁN, María Margarita Historia Genealogica de…, cit.
170 Griselda Tarragó

Juan Bautista Fontanarrosa, poseía la goleta “Las Dolores”, con la cual hacía
viajes de cabotaje a Santa Fe.491
Esteban Frugón fue comandante de la escuadra naval del Río de la Plata y cón-
sul en Sestri Levante.492 Se estableció en Rosario alrededor de 1852. En 1855 fue
censado como spedizionerie con moglie e due iglii.493 Por entonces dió ianza por el
embargo del barco de Bonifacio Segundo, vecino de San Pedro, realizado a pedido
de Teodoro Gomez.494 Creó la irma “Frugón y Devoto” en 1854, que luego se lla-
mó “E. Furgón y Cia” y, más adelante, “E. Frugoni e Hijos”. Tenía almacén al por
mayor y se dedicaba al comercio de importación de aceites, vino, champagne, arroz,
pescado desecado, hongos y legumbres. Poseía cuatro barcos para el transporte de
mercaderías que llegaban de toda Europa, especialmente de Italia, Estados Unidos,
Brasil y Chile.495
Vicente Pusso o Vicente Pozzo se estableció con su familia en Rosario en
1856.496 En 1864 empezó el servicio de mensajerías de Rosario a San Lorenzo a
cargo de la empresa “La Rosarina”, propiedad con su cuñado Santiago Garassini.497
Los hermanos Juan Bautista y Santiago Recagno, establecieron un almacén al
por mayor en 1863. Importaban mercaderías desde Génova y las distribuían por todo
el país. Fueron agentes exclusivos de Fernet Branca, de los productos azucareros
Mesers, Leach Brothers & Cia de Jujuy, del Licor Zabajone, de los vinos Andino y de
conservas y aceites procedentes de Europa.498
José Agustín Repetto tenía dos barcos, la “Joven Jacinta” y la “Champagne”, y
navegaba el Río Paraná transportando mercaderías desde y hacia Corrientes y Para-
guay.499 En 1855 fue censado como commerciante con moglie e un iglio.500
Manuel Vila, desde 1845 poseía en Rosario tienda y pulpería al menudeo y aco-
pio de frutos del país y era propietario de varios terrenos.501 En 1855 fue censado
como commerciante con moglie e due iglii.502

491 MHPJM, CARRASCO, Eudoro y Gabriel Anales..., cit.


492 Dizionario Biograico degli italiani al Plata, cit., p. 155.
493 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Buenos Aires, Primi
elementi pel censo italiano a Rosario, Paraná, Santa Fe e Diamante nella Confederazione argentina,
1855.
494 MHPJM, AEC Tomo V: Tribunales (1850-1852), f. 48, Fianza ante JP Damaso Centeno, 29/3/1852.
495 AA.VV. Rosario Biográico, Tradiciones Argentinas, Rosario, 1955.
496 MHPJM, CARRASCO, Eudoro y Gabriel Anales…, cit.
497 BIRAGHI, Roberto Iván Historia de San Lorenzo…, pp. 283-284.
498 LLOYD, Reginald –director– Impresiones de la…, cit., p. 669.
499 ABAD DE SANTILLÁN, Diego Gran Enciclopedia de la Provincia…, cit., Tomo II.
500 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Buenos Aires, Primi
elementi pel censo italiano a Rosario, Paraná, Santa Fe e Diamante nella Confederazione argentina,
1855.
501 MHPJM, AEC, Libro del Tribunal de Comercio, nº 54, f. 17.
502 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Buenos Aires, Primi ele-
menti pel censo italiano a Rosario, Paraná, Santa Fe e Diamante nella Confederazione argentina, 1855.
De la orilla del mar a la vera del río 171

Juan Bautista Solari, genovés.503 En la década de 1840 era capitán del brigantino
sardo La Giustizia que cubría la ruta Génova-Buenos Aires-Montevideo.504 Era due-
ño de la balandra Aurora del cabotaje por Paraná, cuyo valor con velamen, aparejos
cadena, ancla, amarrare, toldo, olla , estribos, pava, fuente, dos jarrones de lata y
plata, escopeta, carabina, serrucho, polvorines de asta, damajuanas, embudos y un
compás era de 1.020 pesos. Además tenía una lancha a medias con Nicolás Borrego,
comerciaba con yerba y, al momento de su muerte, tenía gran cantidad de dinero
puesto a crédito en diferentes personas de Rosario y Buenos Aires.
Luigi Raffo fue censado en 1855 como negozziante con moglie e un iglio.505
En ese mismo año Bartolomé Fur y Luis Raffo se presentaron ante el escribano y
declararon:

“…que han convenido formar una sociedad maritima bajo las bases
siguientes. Primero: Bartolomé Fur entrega el Queche “Daloses” de
su propiedad, de poste de mil doscientas arrobas para que lo dirija
y trabaje con el en lo que mas sea convenir, hasi sea cargandole por
cuenta de los socios, bien tomando carga a lete. Segundo: Ambos
socios, cada uno por su parte, pone ciento cincuenta pesos plata para
formar un fondo social que administrará y tendrá en su poder Raffo,
al objeto de girarlo en lo que mas sea convenir a los intereses de la
sociedad. Tercero: el contrato presente podra resindirse cuando a
algunos de los socios no le convenga continuar mas, por lo cual no
se estipula tiempo. Cuarto: Raffo por su parte pone su trabajo per-
sonal. Quinto: los gastos de sueldo y manutención es por cuenta de
la sociedad. Sexto. Del segundo producto de las utilidades tomará
cada socio la mitad.Septima: Raffo se obliga entregar a Fur cuando
disuelva este contrato el buque “Daloses” en el mismo estado que lo
reciba, es decir con todas la belas correspondientes a su enarboladu-
ra, dos cadenas, un bote con remos y demas…”506

503 MHPJM, AEC, Tomo V: Tribunales (1850-1852) f. 62, Testamento ante jefe político sustituto Jacinto
Corvalan. En Rosario, testamento de Juan Bautista Solari, natural de Génova y vecino de Rosario,
esposo de María Presentación Talavera. Hijos: Aurelino, Margarita y Laurentino Solari. Total de los
bienes 6559.1 ps.
504 ASG, MS, busta 1612, 1839 al 1840.
505 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Buenos Aires, Primi
elementi pel censo italiano a Rosario, Paraná, Santa Fe e Diamante nella Confederazione argentina,
1855.
506 ACE, Escribano Carlos Raymond, Tomo I, 1855-56, 23/12, 1855, f. 49. Firma Furr por los dos porque
Raffo no sabe irmar. El resaltado me pertence.
172 Griselda Tarragó

La inversión en tierras urbanas


La inversión inmobiliaria tuvo una función estratégica, no sólo porque durante todo
el siglo XIX ésta era habitualmente una forma de inversión económicamente conve-
niente en el ámbito del mercado, sino porque, además, lo era por motivos de índole
más general ligados a la propia naturaleza ideológica de la nueva sociedad. De tal
manera las trasformaciones urbanísticas fueron acompañadas por acciones promo-
vidas por autoridades y privados, tanto como por otras que este mercado también
suponía, como era la construcción de avenidas, parques y grandes ediicios, que re-
lejaban rasgos de modernidad que tanto anhelaban ver plasmados los contemporá-
neos.507 Desde los años 1860 se produjo claramente la conformación de un mercado
inmobiliario y se aceleró y se expandió hacia inales del siglo XIX.508
Los genoveses fueron arte y parte de estas transformaciones. En 1855 el cónsul
Cerruti explicó que el 22% de los hombres ya sean solteros o cabezas de familia, eran
propietarios de casa y terrenos y que la propiedad inmobiliaria estaba muy difundida
entre sus connacionales.509

Plaza 25 de Mayo, Rosario, ca. 1868


Fuente: Colección Alfed, Archivo Fotográico, Museo de la Ciudad, Rosario

507 Véase VIDELA, Oscar y FERNÁNDEZ, Sandra “La evolución económica…”, cit., p. 73 y ss.
508 LANCIOTI, Norma De rentistas a empresarios. Inversión inmobiliaria y urbanización en la pampa
argentina, Rosario, 1880-1914, Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe, 2009, p. 47 y ss.
509 VANGELISTA, Chiara L’emigrazione ligure..., cit., p. 48.
De la orilla del mar a la vera del río 173

La acumulación inmobiliaria urbana podía presentar dos modos: por un lado el mis-
mo juego especulativo, por otro la localización de las compras. El mercado de la
tierra urbana fue uno de los más dinámicos y dio lugar a una tendencia secular al au-
mento de precios de las propiedades urbanas que Carrasco enunció en estos términos:

“Si nos concetramos ahora en el departamento del Rosario […] hay


una ley constante de aumento en el número de propiedades y en su
valor, hasta tal punto, que en diez años, desde 1869 hasta 1879, du-
plicó la cantidad de incas, que aumentó en un cincuenta por ciento
en sólo cinco años, de 1879 a 1884. En cuanto al valor se ve que
aumenta mucho más rápidamente que el número de propiedades,
puesto que éste subió en un cincuenta por ciento, mientras que su
valor duplicó de 1879 a 1884.”510

La familia Puccio se destacó en estas inversiones. La viuda Romualda Puccio fue


censada en 1855 con casa y terreno por valor de 40.000 pesos; Giácomo con casa y
terrreno por 3.500 pesos; Emanuelle (famarcista) con un terreno de 700 pesos; Sebas-
tiano, con una casa de 1.200 pesos.511
La inversión en tierras urbanas estaba ampliamente extendida en la familia:
- Rafael Bensuley y Gabriel Lopez, albaceas de Eusebia Vazquez, hermana de Gre-
goria, vendieron una casa en Rosario a Nicolas Puccio.512
- Cirilo Fontanilla vendió una casa de techo de paja a Sebastian Puccio, vecino de
Rosario.513
- Mariano Grandoli, vecino de la provincia de Santa Fe, vendió a Nicolas Puccio, un
sitio en extramuros.514
- Silvestre Puche compró un sitio en la ciudad a la testamentaria de Joaquín Lucena.
Sitio sin ediicios y “algo retirado” 50 varas por 50, 8 pesos la vara. Como hay un

510 MHPJM, CARRASCO, Gabriel Descripción Geográica y Estadística de la Provincia de Santa Fe,
Imprenta de E. Carrasco, Rosario, 1886, pp. 153-154.
511 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Buenos Aires, Primi
elementi pel censo italiano a Rosario, Paraná, Santa Fe e Diamante nella Confederazione argentina,
1855.
512 MHPJM, AEC, Escrituras Tomo II (1828-1847), f. 428, 28/3/1844.
ALONSO, Sebatian y GUSPÍ TERÁN, Margarita Los habitantes de Rosario a través de sus docu-
mentos públicos y privados: testamentos, escrituras, poderes y otros, 1689-1870, Centro de Estudios
Genealógicos e Históricos de Rosario, Rosario, 2004.
513 MHPJM, AEC, Escrituras Tomo III (1848-1849), f. 178, Venta ante el jefe político Marcelino Bayo,
21/7/1849.
514 MHPJM, AEC, Tomo IV (1851-1869), f. 407, Venta ante el jefe político Damaso Centeno, 5/4/1852.
174 Griselda Tarragó

menor, se hacen los trámites correspondientes. Puche ofreció 2 pesos más x vara “con
el cargo de pagar los derechos correspondientes”, 510 pesos plata.515
- Don José Zeballos vendió un sitio en la ciudad de 41 y cuarta varas de frente y una
de fondo, 800 pesos plata, a Manuel Puche.516
- Manuel Puche vendió a Antonia Machado de Peñaloza, un sitio de 41 y cuarta varas
de frente y 41 y de fondo, en cantidad de 90 onzas de oro selladas, 1.530 pesos.517
- José Rabassa y Pol, como apoderado de Dª Plácida Echevarría, vendió un sitio en
la ciudad a Manuel Puche, 19,5 varas de frente y la mitad de la cuadra de fondo, 234
pesos plata.518
- José Maldonado vendió a Santiago Puche, un sitio en la calle Comercio, a 3 cuadras
y media de la plaza principal, 15 varas de frente y 65 de fondo, 150 pesos en plata
metálica.519
- Gregoria Maldonado vendió a Santiago Puche, sitio en la ciudad de 2 varas de frente
y 75 de fondo, 24 pesos de plata boliviana.520
- Manuel Acevedo vendió un terreno a Manuel Puccio, 12 varas de frente y 49 de
fondo, 300 pesos plata.521
- Francisco Bravo vendió un terreno a Manuel Puccio, terreno en la calle de la Adua-
na 12 varas de frente y 24 de fondo, 400 pesos plata.522
- Santiago Puccio vendió un terreno a Pascual Leguizamón y compra una casa situa-
da en la calle comercio 15 varas de frente y 75 de fondo, 2.000 pesos plata a José
Maldonado.523
- José Nicolás Puccio poseía en 1869 una casa de remates y fue el fundador del
Pueblo Alberdi, un paesello che dista pochi chilometri da Rosario.524 Residió en la
Mansión hoy conocida como “Villa Hortensia”, construida por Juan Canals que lue-
go pasaría a la familia Roullon Echesortu.525 Fundó el pueblo de Alberdi en la zona
norte de la ciudad, denominándolo así en honor al autor de las Bases, Juan Bautista
Alberdi, a quien donó terrenos en el lugar.
- Esteban Frugon compró tierras donde actualmente está el Barrio La Florida (al norte
de la ciudad). Realizó el loteo donando algunas manzanas para iglesia y ediicios oi-

515 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Baños (1852-1853), 5 de diciembre de 1853, f-332.
516 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Baños (1852-1853), f. 97.
517 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Baños (1852-1853), 16 de diciembre de 1853, f. 346.
518 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Baños (1852-1853), 20 de marzo de 1854.
519 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Baños (1852-1853), 3 de abril de 1854, f. 131.
520 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Baños (1852-1853), 22 de julio de 1854, f. 251.
521 ACE, Escribano Carlos Raymond, Tomo I, 1855-56, 1 de mayo de 1856, f. 105.
522 ACE, Escribano Carlos Raymond, Tomo I, 1855-56,19 junio 1856, f. 150.
523 ACE, Escribano Carlos Raymond, Tomo I, 1855-56, 20 noviembre 1856, f. 287.
524 CUNEO, Nicoló Storia dell’emigrazione italiana in Argentina... p. 307.
525 CIGNOLI, Francisco Fundación y formación del Pueblo Alberdi, Comisión Coordinadora de los fes-
tejos del centenario del Pueblo Alberdi, Rosario, 1981.
De la orilla del mar a la vera del río 175

ciales. La actual bajada Escauriza se llamó anteriormente Bajada Frugón.526 En 1854


Domingo Correa le vendió un sitio en esquina, 16 varas de frente por 75 de fondo, a
320 pesos plata.527 En 1855 fue censado como poseedor de un terreno con valor de
$ 1.000.
- En 1855 Giovanni Castagnino fue censado con una casa de 8.000 pesos y Giuseppe
con una casa y dos terrenos de 4.000 pesos.528 La familia también desarrolló intensa
actividad en este campo:
- Pedro Cufre, vecino de la provincia de Santa Fe, vendió a José Castagnino, un sitio
en extramuros.529
- Paulino Choza, vecino de Rosario, albaceas de la testamentaria de Josefa Alsina,
vendió una casa y un terreno en este pueblo a Juan Bacho (Castagnino), vecino de
Rosario.530 En 1855 Paolo Chiozza fue censado posidente con moglie e cinque iglii
con dos casas por 20.000 pesos.531
- Pedro Cufré vendió a Don José Castagnino, 50 varas de frente y media cuadra de
fondo, 78 pesos plata.532
Lo mismo puede decirse de los Tiscornia ya que en 1855 Pietro fue censado con
una casa de 4.000 pesos.533 Cuando muere José Tiscornia tenía una casa “de ladrillo
y azotea” 5.092 pesos, con pisos de baldosas, pórticos, alfajías, patios, techos de
lapacho y un terreno de 40 varas por 40 varas de fondo de la inca a ocho pesos vara
(320 pesos).534
- Domingo Correa vendió un sitio de 28 varas de frente y 50 de fondo a Don Pedro
Tiscornia, 250 pesos plata.535

526 ALONSO, Sebastián y GUSPÍ TERÁN, María Margarita Historia Genealógica de…, cit., p. 69.
527 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Baños (1852-1853)1 de abril de 1854.
528 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Buenos Aires, Primi
elementi pel censo italiano a Rosario, Paraná, Santa Fe e Diamante nella Confederazione argentina,
1855.
529 MHPJM, AEC, Escrituras, Tomo IV (1851-1869), f. 355, Venta ante el jefe político Damaso Centeno,
15/4/1852.
530 MHPJM, AEC, Escrituras, Tomo III (1848-1849), f. 387, Venta ante el jefe político Marcelino Bayo,
12/8/1850.
531 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Buenos Aires, Primi
elementi pel censo italiano a Rosario, Paraná, Santa Fe e Diamante nella Confederazione argentina,
1855.
532 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Baños (1852-1853), 7 de diciembre de 1853, f. 338.
533 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires.
Buenos Aires, Primi elementi pel censo italiano a Rosario, Paraná, Santa Fe e Diamante nella Confe-
derazione argentina, 1855.
534 MHPJM, AEC, Tomo III: Tribunales (1840-1847); f. 45, Testamentaria ante el jefe político Marcelino
Bayo, 26/6/1847. En Rosario, testamentaria de Jose Tiscornia, vecino de Rosario. Viuda: Cecilia Ro-
sas.
535 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Baños (1852-1853), 23 de agosto de 1853, f. 247.
176 Griselda Tarragó

- Manuela, Francisca, Dolores y Pedro Benegas, vecinos de Rosario, vendieron a


Jose Tiscornia, vecino de Rosario, unas casa y terreno en Rosario, heredados de sus
padres.536
- Agustín de León, vendió a José Tiscornia, vecino de Rosario, un sitio heredado de
su padre.537
- José Fuentes, vecino de Rosario, vendió a Cecilia Tiscornia, un terreno.538
- Asencio Taborda vendió a Doña Cecilia Rosa Tiscornia de esta Villa, un sitio de
su propiedad con lo en él ediicado que tiene 19 y ¾ varas de frente y 38 de fondo
situado a 5 cuadras de la iglesia de esta villa, una al sur y cuatro al poniente, cantidad
200 pesos plata.539
- Juan Ciñago vendió a Doña Cecilia Rosa de Tiscornia un sitio de su propiedad
compuesto de 15 varas de frente y treinta de fono que linda con el poniente con la
vendedora y por el naciente con Andrés Ledesma, 70 pesos plata540
En 1855 Ventura Brignardello poseía una casa de valor de 8.000 pesos541 y también
se encontraba involucrado en otras operaciones:
- José Fuentes, vecino de Rosario, vendió a Ventura Brignardello, un terrreno en
extramuros.542
- Fernando Ramos vendió a Ventura Brignardello, sitio en la ciudad cinco varas de
frente por media cuadra de fondo, 70 pesos plata.543
- Ventura Brignardello vendió a Asensio Baye sitio en la ciudad 25 varas de frente por
75 de fondo, 70 pesos plata.544
- Gumersinda, Petrona, Mercedes, Teresa y Rosario Paredes y Ventura Brignardello,
Sebastián Puccio y Juan Chiviliche, representando a sus tres respectivas esposas y a
sus dos cuñadas menores de edad, vendieron una casa y un sitio a Francisco Costa,
vecino de Rosario.545

536 MHPJM, AEC, Escrituras Tomo II (1828-1847), f. 460, 18/2/1846, Venta ante el jefe político Juan
Manuel Alcacer.
537 MHPJM, AEC, Escrituras Tomo II (1828-1847), f. 476, 5/3/1846.
538 MHPJM, AEC, Escrituras, Tomo III (1848-1849), f. 146, Venta ante el jefe político Marcelino Bayo,
9/2/1849.
539 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Baños (1852-1853), 22 de junio de 1852, f. 13.
540 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Baños (1852-1853), 25 de octubre de 1852, f. 79 v.
541 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires.
Buenos Aires, Primi elementi pel censo italiano a Rosario, Paraná, Santa Fe e Diamante nella Confe-
derazione argentina, 1855.
542 MHPJM, AEC, Escrituras Tomo III (1848-1849), f. 187, Venta ante el jefe político Marcelino Bayo,
19/6/1849.
543 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Baños (1852-1853), 16 de diciembre de 1853, f. 345.
544 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Baños (1852-1853), 16 de diciembre de 1853, f. 348.
545 MHPJM, AEC, Escrituras Tomo III (1848-1849), f. 273, Venta ante el jefe político Marcelino Bayo,
17/10/1849.
De la orilla del mar a la vera del río 177

- Miguel Arias, vecino de San Lorenzo, vendió en nombre de Jose Correas y su espo-
sa Tomasa, vecina de Mendoza un sitio en esta villa a Ventura Brignardello.546
- Gumersinda y Petrona Paredes, hijas de Gregorio Paredes, pidieron autorización por
medio de sus maridos Juan Siviliche y Ventura Brignardello para vender una casa.547
En 1855 Francesco y Gaetano Costa tenían respectivamente una casa de 8.000 pesos
y dos terrenos de 4.000 pesos.548 Además es posible saber de otras transacciones:
- Doña Estanislaa Coronel vendió un sitio a Francisco Costas, 22 varas de frete y 57
de fondo, 198 pesos plata.549
- Valentín Ludueña vendió un sitio con lo ediicado, 25 varas de frente y 560 de fon-
do, a Lazzaro Costas, 170 pesos plata.550
- Francisco Campi, vecino de Rosario, hipotecó una atahona a favor de Francisco
Costa.551
- Bartolo Borzoni vendió a Fransico Costa un sitio en la ciudad, 50 varas de frente y
75 de fondo, 300 pesos.552
- Jose Scorciaico, representante de los herederos Mateo Ameztoy, vendió a Paulino
Choza, vecinos de Rosario, una casa en Rosario.553 Dos años después Manuel Cuello,
vecino de Rosario, moreno libre, viudo de Anacleta Martinez, vendió un terreno en la
traza de esta villa a Jorge Scorciaico.554
En 1855 Ambrogio y Doménico Bacigalupo tenían respectivamente una casa y terre-
no por 10.000 pesos y una casa de 2.000 pesos.555 Además de ello, se registran otras
compra-ventas:

546 MHPJM, AEC, Escrituras Tomo III (1848-1849), f. 383, Venta ante el jefe político Marcelino Bayo,
16/2/1850.
547 MHPJM, AEC, Tribunales, Tomo IV (1848-1849), f. 59, Autorizacion para vender ante ante el jefe
político Marcelino Bayo, 10/3/1848.
548 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Buenos Aires, Primi
elementi pel censo italiano a Rosario, Paraná, Santa Fe e Diamante nella Confederazione argentina,
1855.
549 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Baños (1852-1853), 16 de marzo de 1853, f. 140 v-141.
550 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Baños (1852-1853), 22 de marzo de 1853, ff. 141 v-142.
551 MHPJM, AEC, Tomo V: Tribunales (1850-1852), f. 27, Hipoteca ante el jefe político Marcelino Bayo,
1/9/1851.
552 ACE, Escribano Carlos Raymond, Tomo I, 1855-56, 11 marzo 1856, f. 56.
553 MHPJM, AEC, Escrituras Tomo II (1828-1847), f. 553, Venta ante el jefe político Marcelino Bayo,
18/6/1847.
554 MHPJM, AEC, Escrituras Tomo III (1848-1849), f. 178, Venta ante el jefe político Marcelino Bayo,
4/4/1849.
555 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Buenos Aires, Primi
elementi pel censo italiano a Rosario, Paraná, Santa Fe e Diamante nella Confederazione argentina,
1855.
178 Griselda Tarragó

- Nicolasa Martínez y Mariano Muñoz, vecinos de Rosario, vendieron a Ambrosio


Bacigalupi, un terreno a dos cuadras de la Iglesia.556
- Seferino Guivín vendió un sitio en extramuros de la ciudad a Ambrocio Bacigalupi,
50 de varas de frente y 70 de fondo, 72 pesos 4 reales plata.557
- Manuel Ruiz vendió a Ambrosio Bacigalupi un sitio 25 varas de frente y 60 de
fondo, 40 pesos plata.558
- Juan Belmudez vendió a José Bacigalupi, sitio en la ciudad en la calle de la Aduana,
32 varas de frente y 56 de fondo, 200 pesos plata.559
- Juan Devoto vendió a Angel Bacigaluppo, terreno en extramuros, 100 varas de
frente x y 100 de fondo, 103 pesos plata.560
Juan Bautista Solari, en su testamento, declaró 1 terreno 18 v de frente por 41 de
fondo situado a 1 ½ cuadra de la plaza principal de la ciudad al poniente y linda por
el naciente con Dn Pedro Alderete, por el sud con la calle y el poniente con Jorge Es-
coavelachi y por el norte con Lucas Fernández tasado a 15 pesos vara, a un total 285
pesos.561 En 1848 vendió en Rosario a Pedro Vinas un terreno de esquina.562
A comienzos de la década de 1850, Miguel Antonio Cardoso vendió a Bartolo-
me Botto, vecino de Rosario, un terreno en Rosario.563 En 1855 declaró una casa de
2.000 pesos.564

556 MHPJM, AEC, Escrituras Tomo III (1848-1849), f. 67, Venta ante el jefe político Marcelino Bayo,
2/12/1848.
557 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Baños (1852-1853) 30 de setiembre de 1853, f. 276.
558 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Baños (1852-1853) 1 de julio de 1854, f. 213.
559 ACE, Escribano Carlos Raymond, Tomo I, (1855-56) 28 marzo 1856, f. 56.
560 ACE, Escribano Carlos Raymond, Tomo I, 1855-56, 5 setiembre 1856, f. 232.
561 Lo ediicado una pieza techo pajizo con material cocido 6000 ladrillos Trabajo/hechura, dos puertas
de algarrobo con ierro, una puerta, un rancho cerca de la pieza, cumbrera de tejas, tapias de ladrillos (
800 ladrillos) un rancho en mal estado adobe crudo, un tapial, pozo de agua, 10 árboles de durazno, 3
higueras, 1 doc. De sillas, 2 mesas de pino, 1 mesa vieja madera fuerte, 1 caja de pino con herradura, 1
baúl, 1 caja de cedro, 1 baúl chico, 1 espejo, 1 pava 1 olla de hierro chica 1 cacerola, 1 cacerola gran-
de, 1 parrilla de hierro, 8 platos de loza 1 fuente de loza, 4 cubiertos, 8 cucharas, frente para espejo,
dulcera de cristal, tablones algarrobo, cama. MHPJM, AEC, Tomo V: Tribunales (1850-1852) f. 62,
Testamento de Juan Bautista Solari.
562 MHPJM, AEC, Escrituras Tomo III (1848-1849), f. 83, Venta ante el jefe político Marcelino Bayo,
6/10/1848.
563 MHPJM, AEC, Escrituras, Tomo IV (1851-1869), f. 43, Venta al jefe político Jose M. Echague,
7/7/1851.
564 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Buenos Aires, Primi
elementi pel censo italiano a Rosario, Paraná, Santa Fe e Diamante nella Confederazione argentina,
1855.
De la orilla del mar a la vera del río 179

En 1851 Manuel Tavares vendió a Juan Fontanarrosa, vecino de Rosario, un


sitio en Rosario565 y, al año siguiente, Basilio Oromi le vendió otro sitio.566 En 1855
Gio Batta Fontanarrosa tenía un terreno por valor de 4.000 pesos.567
A mediados de siglo, Fermín Baez, vecino de la provincia de Santa Fe, vendió a
Luis Daneri, un sitio en Rosario.568 En 1854 Agapito Albarracin, vecino de Rosario,
en representación de su esposa Manuela Albornoz, vendió un sitio en esta ciudad a
Luis Daneri, vecino de Rosario.569 En 1855 Luigi y Doménico Daneri fueron censa-
dos con casas de 2.000 y 300 pesos respectivamente.570
En 1855 Luigi Cassinelli tenía una casa de 6.000 pesos.571 Luigi también hizo
otros negocios:
- Crisostomo B. Rueda, Luis Cassinelli, Juan Bautista Drago, Luis Daneri, Manuel
Romano y Romulado Gallego, vendieron a Jose Villa, todos vecinos de Rosario, un
terreno en Plaza Lopez.572
- L. Cassinelli y Compañía de “este vecindario y comercio” declaró haber recibido
poder de Francisco Costa residente en Buenos Aires y por medio de quien le vendió
a Luis Cutura un sitio en la ciudad de 20 varas de frente y 42 y ½ de fondo 600 pesos
plata.573
- Doña Eusebia Castro de este vecindario, vendió un sitio a Luis Cassinelli y
Compañía, 7 varas de frente y 2 de fondo, 119 pesos plata.574
Por esos años también Esteban Copello hipotecó una casa a favor de Dolores
Moreno, esposa de Matias Nicolorich;575 Antonia Montenegro vendió a Gerónimo
Lagomarsino un sitio en la calle del Puerto, 25 varas de frente por 58 de fondo, 714

565 MHPJM, AEC, Escrituras, Tomo IV (1851-1869), f. 307, Venta ante el jefe político Marcelino Bayo,
28/19/1851.
566 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Banos (1852-1854), f. 144.
567 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Buenos Aires, Primi
elementi pel censo italiano a Rosario, Paraná, Santa Fe e Diamante nella Confederazione argentina,
1855.
568 MHPJM, AEC, Escrituras, Tomo IV (1851-1869), f. 339, Venta ante el jefe político Damaso Centeno,
21/4/1852.
569 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Banos (1852-1854), f. 231, 11/7/1854.
570 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires, Buenos Aires, Primi
elementi pel censo italiano a Rosario, Paraná, Santa Fe e Diamante nella Confederazione argentina,
1855.
571 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Buenos Aires, Primi
elementi pel censo italiano a Rosario, Paraná, Santa Fe e Diamante nella Confederazione argentina,
1855.
572 MHPJM, AEC, Escrituras, Tomo IV (1851-1869), f. 693, Venta ante el escribano público Carlos
Raymond, 12/3/1859.
573 ACE, Escribano Carlos Raymond, Tomo I, 1855-56,15 de diciembre de 1855, f. 40 v.
574 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Baños (1852-1853), 5 de marzo de 1853, f. 129 v.
575 MHPJM, AEC, Tomo V: Tribunales (1850-1852), f. 45, Hipoteca ante el jefe político Damaso Cente-
no, 24/1/1852.
180 Griselda Tarragó

pesos plata;576 Marcelino Bayo, en representación de su esposa Petrona Alcazer ven-


dió a Lorenzo Galli un sitio, 50 varas a todos rumbos y forma esquina, situado de la
Plaza 25 de mayo una cuadra girando al norte y de aquí 7 cuadras al poniente, 700
pesos en plata metálica;577 Angel Cereti vendió a Jaime San Miguel un terreno en
los extramuros de la ciudad de 250 varas de frente y 350 varas de fondo. Perteneció
antes a José Contes y Compañía, 450 pesos plata;578 Carlos Cereti le vendió a Carlos
Gorse, un terreno en extramuros de 250 varas de frente por 150 de fondo. Los había
comprado y escriturado en 1854 a 50 pesos plata;579 en 1855 Gio Batta Drago, comer-
ciante genovés poseía una casa y terreno por valor de 8.000 pesos; Luigi y Silvano
Raffo tenían casas por valor de 3.000 y 1.500 pesos, al igual que Giovanni Rivara,
panettieri, una de 4.000.580
Las inversiones inmobiliarias se veriican también en el vecino poblado de San
Lorenzo. El gobernador Estanislao López fue quien, entre otras importantes inicia-
tivas, en los difíciles años de 1828 y 1830, le adjudicó una legua cuadrada de tierra
para labradío a un grupo de familias criollas de la zona. Ell censo de 1858 da para
Villa y su distrito rural, 1.359 individuos, de los cuales 1.307 eran criollos y 52 ex-
tranjeros. El censo nacional de 1869 arroja las siguientes cifras: 1.367 habitantes, 7
casas de azotea, 144 casas de un cuerpo, 3 casas de madera, 423 casas de paja (total:
577 viviendas). Se agregaban además 1.907 pobladores en la zona rural.
El 6 de febrero de 1860, un decreto del gobernador Rosendo Fraga ordenó la
constitución del primer gobierno de San Lorenzo especiicando sus atribuciones y
deberes y algunas pautas urbanísticas globales. En 1866, los hermanos Grondona
confeccionaron un plano a pedido del gobernador Oroño. La ciudad presentó un tra-
zado con las calles diseñadas en rumbo geográico N-S y E-O. En el mismo pueden
observarse dos lonjas de tierra cortando el damero del pueblo, una al Norte y otra al
Sur, formando un ángulo. De la misma época en que se levantó el plano, se releva
información sobre todo el departamento San Lorenzo, y particularmente de la ciudad.
En el documento se consignan los primeros propietarios de este pueblo en el año
1866.581 Cada uno está debidamente ubicado en el solar y la manzana. Entre ellos
fueron registrados los genoveses Jose Botto, Horacio Bacigalupo, Jose Costa, Luis
Cutura, Luis Lagomarsini, Nicolas Landeta, Benito Puccio y Juan Riccheri.

576 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Baños (1852-1853), 10 de marzo 1854.


577 ACE Tomo I: Escribano Narciso Baños (1852-1853) 20 de junio de 1854, f. 205.
578 ACE, Escribano Carlos Raymond, Tomo I, 1855-56, 7 de noviembre de 1856, f. 9 v.
579 ACE, Escribano Carlos Raymond, Tomo I, 1855-56, f. 19.
580 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires, Buenos Aires, Primi
elementi pel censo italiano a Rosario, Paraná, Santa Fe e Diamante nella Confederazione argentina,
1855.
581 AGSF, Tomo 104 de Topograia, ff. 92 a 138.
De la orilla del mar a la vera del río 181

Este largo y denso cúmulo de información que tanto los archivos rosarinos como
la obra de los genealogistas han revelado a través de muestras e indicios desiguales
en su forma y calidad, cómo estos hombres, llegados desde la lejana región de la
Liguria, lograron construir a la vera del río un mundo, quizá igual de inseguro que el
anterior, pero en el que la posibilidad del ascenso social y el aumento del capital era
una realidad que se palpaba y concretaba cotidianamente.
Estos nuevos actores económicos que se coniguraban en medio de las posibili-
dades abiertas por una economía regional emergente en el contexto de la expansión
mundial del capitalismo, se enfrentaron al desafío de adaptar su tradicional lógica
mercantil a los nuevos tiempos y oportunidades, ponderando los alcances y límites de
sus negocios e inversiones. Mostraron entonces una fuerte ductilidad para enfrentar
y aprovechar los cambios. Debieron pensar en sus ventajas comparativas frente al
mercado y optaron por ser proveedores de alimentos y materias primas, para luego
asegurar en la tierra el capital al tiempo que se lanzaban al juego de la inversión.
Notables y burgueses en una ciudad portuaria
La escasez numérica de un patriciado colonial en el emergente sur provincial, y sobre
todo, las huellas de guerra, facilitaron el ascenso de los laboriosos genoveses a los
niveles más altos de esta sociedad. Se trataba de personas provenientes de sectores
medios o medios bajos urbanos que estaban a su vez en proceso de ascenso social,
entramados en una red de pequeños emprendimientos naviarios-comerciales fuerte-
mente signados por los vínculos primarios.
Estos migrantes no encajaban en la imagen típica del inmigrante, con su male-
ta y ropas pobres, que llegaron a hacer la América y que hacia ines del siglo XIX
cargaron progresivamente con apelativos cada vez más xenófobos y negativos.582
Después de ese tiempo de circulación, después de la progresiva inserción y capitali-
zación, éstos pasaron en la segunda y tercera generación a pertenecer a la sociedad
burguesa rosarina: “Reforzada por sus ropas, sus muros y sus objetos, la familia
burguesa aparecía como la institución más misteriosa de la época […] Su unidad
básica, el hogar unifamiliar, era un autocracia patriarcal y el microcosmos de un tipo
de sociedad que la burguesía como clase (o al menos sus portavoces teóricos) denun-
ciaban y destruían: era una jerarquía de dependencia personal […] Pero es posible
también que la desigualdad esencial sobre la que se basaba el capitalismo encontrase
su necesaria expresión en la familia burguesa […] Como su principal expresión era
el dinero, y éste expresaba simplemente las relaciones de intercambio, debía com-
plementarse con otras formas de expresión que demostrasen la dominación de unas
personas sobre otras.”583

582 HALPERIN DONGHI, Tulio “¿Para qué la inmigración?”, cit., 1987.


583 HOBSBAWM, Eric La era del…, cit., pp. 239-248.
182 Griselda Tarragó

Las grandes residencias construidas por muchos de ellos, son testimonio elocuente
de esta pertenencia. La inversión inmobiliaria no se limitó a un negocio, sino que tuvo
mucho de lujo suntuario y ostentación.584 La familia de Luis Pinasco habitaba en la
residencia de Córdoba 2195, obra atribuida al arquitecto Ítalo Méliga y al ingeniero
Juan Bosco y construida en 1896. Emplazada en la esquina de Córdoba y Oroño for-
maba, junto con la de Santiago Pinasco, un impactante portal de ingreso a la principal
arteria. Esta residencia sintetizó la elección del academicismo francés en Rosario, tal
como lo había adoptado antes la clase alta de Buenos Aires. Los materiales fueron
traídos íntegramente de Europa, se destacaba en ella un jardín de invierno de cristal
curvo. Sus interiores estaban decorados con pinturas de Luis Levoni y fue demolida
en 1968.585 Sin embargo queda en el patrimonio familiar la estancia “Las dos Her-
manas”, llamada así por las dos hermanas Tiscornia, en la localidad de Santa Isabel.
Pero además de esa necesaria ostentación consecuente con su posición econó-
mica, que por otra parte había logrado borrar cualquier mancha en el pasado de na-
vegante, necesitaba nutrirse y completarse con un desarrollo equiparable en el plano
político y social. Es así que tras los muros de cada mansión habitaban hombres y
mujeres que participaban activamente de la vida de la ciudad.
Luis José Pinasco fue fundador de la Sociedad Unione Benevolenza y socio fun-
dador de la Cámara de Comercio Italiana en 1884; fundador, presidente y consejero
hasta su muerte de la Sociedad Hospital Italiano Garibaldi. También participó de la
política de la ciudad y fue miembro del Concejo Deliberante de Rosario. El 26 de
enero de 1897 se lo designó Caballero de la Orden de la Corona de Italia.
Por su parte Santiago José Pinasco, fue enviado por su padre a Génova donde
estudió en el Colegio Nacional de Comercio hasta los 20 años. Fue miembro de la
Comisión Directiva del Centro Comercial y de la Cruz Roja Italiana y presidente de
la Sociedad Unione Benevolenza. Participó en la política local, provincial y nacional:
fue concejal, diputado nacional y tres veces intendente de Rosario. Fue condecorado
por el Rey Humberto de Italia con la Orden de la Corona.

584 Ver también AUDENINO, Patricia “Imprenditore, tecnici e rentiers: le transformazioni di una dinastía
dell’800 fra le Alpi e la città”, en CAFARO, Pietro y SCARAMELLINI, Guglielmo –a cura di– Mon-
do Alpino. Identitá locali e forme d’integraziones nello sviluppo economico secoli XVIII-XX, Franco
Angeli, Milano, 2003, pp. 196,-201.
585 ALONSO, Sebastián y GUSPÍ TERÁN, María Margarita Historia Genealógica de…, cit., p. 151.
De la orilla del mar a la vera del río 183

Vista interior de la Mansión Pinasco (Oroño y Córdoba) a principios del siglo XX.
Gentileza de Victoria Covernton

Vivía al lado de su hermano, en la calle Córdoba 2170. Casa construida en 1896 cu-
yas fachadas se abrían a jardines perimetrales a través de balcones y loggias. Un gran
balcón, sostenido por columnas metálicas hacía de jerarquizado pórtico de ingreso.
Adornaban sus salas, murales del artista Luis Levoni y el jardín albergaba una varia-
da arboleda, fuentes y pajareras.586
La civilización se imponía “en un lento proceso de movimientos de ascenso y
descenso. Una clase social o sociedad inferior en proceso ascensional se apropia de
la función y la actitud de una superior frente a las demás clases o sociedades que
también aspiran a ascender. Y siempre encontramos una clase o grupo más numeroso
convertido en clase superior.”587
Conforme la modernidad avanzaba primero en los espacios urbanos y luego en
los ámbitos rurales, comenzaron a gestarse cambios que hicieron que las formas de
relación fueran más complejas y variadas. Pero esas nuevas formas de expresar la

586 ALONSO, Sebastián y GUSPÍ TERÁN, María Margarita Historia Genealógica de…, cit., p.154.
587 ELIAS, Norbert El Proceso de civilización. Investigaciones sociogenéticas y psicogenéticas, FCE,
1993, p. 466.
184 Griselda Tarragó

sociabilidad necesitaban de una densa red de relaciones sociales que permitiera la


circulación de bienes y servicios, tanto materiales como inmateriales. En el hecho
de pertenecer a ese mundo se reforzaba el control social entre sus miembros, control
que se extendía al resto de la sociedad y “la tradición de la porción elegante de la
sociedad sólo podía inventarse o basarse en la obra del progreso y la movilidad social
ascendente.”588

588 ROLDÁN, Diego “Formación y reforma del municipio”, en BARRIERA, Darío –director– Institucio-
nes, gobierno y…, cit., p. 115.
PALABRAS finALeS

partir de la realidad veriicada por múltiples testimonios históricos e histo-

A riográicos, de la presencia notable de genoveses en el Río de la Plata, y es-


pecialmente en la zona del Litoral, se generó esta propuesta de investigación
de abordar el fenómeno de esta migración temprana. Esta exploración se hizo sus-
tancialmente desde un punto de vista histórico esencialmente cualitativo oscilando
entre una contemplación integral del mismo por un lado, y por otro, con un análisis
de corte microanalítico que se enfocó hacia las acciones y trayectorias de los agentes.
La descripción detallada de sus trayectorias y acciones, ha permitido ver como
estos agentes se movieron en coniguraciones sociales cambiantes. Se ha trabajado
sobre las redes de relaciones personales como instrumento para observar tanto la
dinámica social como también el espacio, que es a la vez contexto y objeto de cons-
trucción.
De esta manera la observación del comportamiento de un conjunto de indivi-
duos interconectados por diferentes tipos de lazos sociales ha revelado la importancia
de las redes personales en tanto agencia, para analizar las interconexiones entre las
prácticas de los agentes, y los contextos materiales en los cuales desarrollaron su
propia experiencia.
La guerra revolucionaria y las guerras civiles posteriores signiicaron un tiempo
inlexivo y difícil en el que muchos agentes económicos desparecieron o debieron
redeinir sus prácticas de forma no siempre exitosa o redituable. Lo que fue tragedia
para tantos, fue oportunidad para otros, como los genoveses en cuestión que supieron
y pudieron aprovechar tanto el vacío dejado por los conlictos como las posibilidades
de una economía agropecuaria emergente que encontraba en Buenos Aires y Monte-
video un contacto luido con la economía mundial.
Los años de la Confederación Argentina, constituyeron el momento en que se
consolidaron las bases de un nuevo orden económico y político y en el que Rosario se
constituyó en un foco de importancia del proceso expansivo de la economía agroex-
portadora. Así, y a través de sus prácticas sociales que en general incluían la conexión
con su lugar de origen no sólo por el parentesco sino también para los negocios, ellos
fueron generando una conexión más directa y luida entre el comercio ultramarino.
El análisis del proceso se circunscribió al momento de la inserción, y no espe-
cíicamente al tiempo posterior de consolidación. Esto se condice además con los
objetivos propuestos para este libro en el que se explora tanto la cuestión de las
186 Griselda Tarragó

transiciones de una economía antigua a una capitalista, de una economía destruida


por la guerra hacia otra reconstruida sobre sus ruinas, así como la experiencia de una
migración temprana pre-aluvional como práctica global.
En ella tuvieron un peso decisivo la acción de las cadenas migratorias donde
los vínculos parentales, de amistad y paisanaje, así como la procedencia de un foco
territorial muy centrado, pesaron a la hora de generar esta coniguración, en la que
pesó la característica de asentamiento urbano y portuario-luvial
Dentro del grupo, se observa la fuerte presencia en el sector mercantil y empre-
sarial que es coincidente con la dinámica de la ciudad-puerto, después de una vincu-
lación más estricta o constreñida a la navegación de cabotaje luvial y de importación.
La mayor parte del grupo se involucró en el sector de géneros alimentarios y combinó
esta actividad con el tránsito luvial.
Sus prácticas empresariales, sociales, familiares, coincidían en gran medida con
las de los antiguos empresarios coloniales. Una importante capacidad estratégica
para moverse en contextos extremadamente inestables, basados sobre una trama den-
sa de vínculos primarios que hicieron de la conianza un elemento clave de este siste-
ma, un valor central de esta sociedad que al igual que en el caso de sus predecesores,
buscaba la consolidación de un mundo seguro.
AneXO i

cenSO de iTALiAnOS de ROSARiO - 1855

Archivio di Stato di Torino


NOME PATRIA PROFESSIONE STATO/FAMIGLIA PROPIETA VALORE CAPITAL IN
COMERCIO
ARGIROLFO, Luigi Lavorante Célibe
ARSENO, Antonio Panettieri Moglie e un iglio una casa $ 3.000
e due terreni
ARSENO, Dominice
ARSENO, Fortunato Lavorante
ASTIGIANI, Giuseppe
BACIGALUPO, Ambrogio Chiavari Negozziante Mogie e tre igli casa e terreno $ 10.000 $ 2.000
BACIGALUPO, Doménico Chiavari Panettieri Moglie equatro igli una casa $ 2.000
BADAMO, Girolamo
BAGLIANO, Federico
BALLARINO, Giuseppe Operario Célibe
BANCALARI, Giacomo Lavoro ferraio Moglie un terreno $ 300 $ 400
BANCALARI, Giacomo
BANCALARI, Giuseppe
BARACCO, Antonio
BARONE, Antonio Como Conadino Célibe
BARONE, Antonio
BARASSONE, Luigi Linate Muratore Célibe
BARASSONE, Luigi
BASSO, Antonio Oste Célibe
BENSA, Paolo
BENVENUTO, Francesco Cuoco Célibe
BERTOLINI, Giovanni Sestri Potieri Moglie e due
Levante iglii
BENUTTI, Carlo Garzone Célibe $ 500
190
NOME PATRIA PROFESSIONE STATO/FAMIGLIA PROPIETA VALORE CAPITAL IN
COMERCIO

Griselda Tarragó
BONANDO, Giuseppe Fondero (Oeste) Célibe
BONANDO, Giuseppe
BONINO, Giuseppe
BONINO, Giacomo Chiavari Commirciante Moglie e due iglii un terreno $ 400 $ 1.000
BORZONE, Bartolomé Chiavari Negozziante Moglie e un iglio
BORZONE, Bartolomé Chiavari Commirciante Moglie e un iglio una casa $ 6.000 $ 3.000
BORZONE, Bartolomé Chiavari
BORZONE, Benedetto Chiavari Commirciante Moglie e un iglio $ 1.000
BORZONE, Giacomo Chiavari Negozziante Moglie e quatro iglii un terreno $ 150 $ 3.000
BORZONE, Gio Batta
BORZONE, Nicola Chiavari Commirciante Célibe $ 250
BORZONE, Pietro Lavagna Negozziante Moglie e tre iglii $ 1.000
BOTTO, Bartolomé Fabbro Moglie e un iglio una casa $ 2.000 $ 1.000
BOTTO, Gio Batta Chiavari Lavorante Moglie
BRIGNARDELLO, Chiavari Sarto Moglie e due iglii
Giuseppe
BRIGNARDELLO, Ventura Chiavari Negozziante Moglie e tre iglii una casa $ 8.000 $ 4.000
BRIGNOLE, Antonio
BRIGNOLE, Gio Batta
BRIGNOLE, Gio Batta
BRIGNOLE, Giuseppe
BRIGNOLE, Giuseppe
BURRONE, (Lesani) Finale Proff. Di Musica Moglie
BUSSETTI, Alejandro
CAFFERATA, Giovanni
NOME PATRIA PROFESSIONE STATO/FAMIGLIA PROPIETA VALORE CAPITAL IN
COMERCIO
CALCAGNINO, Agostino Commirciante Moglie $ 1.500
CALCAGNINO, Antonio Commirciante Moglie $ 500
CALCAGNINO, Girolamo Commirciante Vedovo un terreno $ 1.000 $ 6.000
CAMPI, Francesco Calzolaio Moglie e cinque iglii una casa $ 2.500
CAMPODONICO, Giovanni Chiavari Mercante Célibe $ 300
CANESI, Davide
CANNA, Giovanni
CAPELLO, Stefano Chiavari Negozziante Moglie e due iglii una casa $ 6.000 ignoto
CAPURRO, Francisco
CAPURRO, Francisco
CAROSI, Bonifacio
CASANOVA, Antonio
CASINELLI, Luigi Chiavari Negozziante Moglie e tre iglii una casa $ 6.000 $ 3.000

De la orilla del mar a la vera del río


CASTAGNINO, Antonio
CASTAGNINO, Antonio
CASTAGNINO, Cesare
CASTAGNINO, Giovanni Lavagna Commirciante Moglie e un iglio una casa $ 8.000 $ 3.000
CASTAGNINO, Giovanni Com.di comestibili Célibe $ 600
CASTAGNINO, Giovanni
CASTAGNINO, Giovanni
CASTAGNINO, Gio Batta
CASTAGNINO, Giuseppe Lavagna Negozziante Célibe una casa e $ 4.000 $ 2.500
due terreni
CASTAGNINO, Giuseppe

191
CASTAGNINO, Luigi
192
NOME PATRIA PROFESSIONE STATO/FAMIGLIA PROPIETA VALORE CAPITAL IN
COMERCIO

Griselda Tarragó
CAVALLI, G.
CAVIGLIA, Giacomo Calzolaio Moglie e un iglio $ 200
CEROTO, Rafaele
CHIARELLA, Emmanuelle Portiere Célibe
CHIOZZA, Paolo Pegli Possidente Moglie e cinque iglii dos casas $ 20.000
CHIOZZA, Francesco
COPELLO, Girolamo Chiavari Com.di comestibili Célibe $ 700
COPELLO, Francesco Chiavari Commirciante Célibe ígnoto
COPELLO, Giuseppe Chiavari Commirciante Moglie $ 4.000
COPELLO, Giuseppe Chiavari
COPELLO, Stefano Chiavari Commirciante Moglie e due iglii
CORDIVIOLA, Domenico Chiavari Commirciante Célibe un terreno $ 100 $ 800
CORSI, Giovanni Sestri Panettieri Moglie e un iglio
Levante
COSTA, Antonio
COSTA, Francesco Chiavari Possidente Moglie e tre iglii dos casas $ 8.000
COSTA, Gaetano Negozziante Moglie e due iglii dos terrenos $ 4.000 $ 6.000
COSTA, Lázaro
COSTA, Nicola Chiavari Negozziante Moglie $ 4.000
COSTA, Stefano
CROVETTO, Luigi
CUROTTO, Rafaele
DALLORSO, Giacomo
DALLORSO, Nicola
DANERI, Bernardo Commirciante
NOME PATRIA PROFESSIONE STATO/FAMIGLIA PROPIETA VALORE CAPITAL IN
COMERCIO
DANERI,Doménico Chiavari Commirciante Célibe un terreno $ 300 $ 2.000
DANERI, Luigi Chiavari Commircante Célibe una casa $ 2.000 $ 1.000
DELBENO, Fratelli
DELLEPIANE, Giuseppe
DEMARCHI, Emmanuelle
DEVOTO, Giovanni Chiavari Spedizioniere Célibe $3.000
DEVOTO, Emmanuelle Chiavari Macellaio Célibe
DRAGO, Gio Batta Genova Commerciante Moglie e un iglio una casa $ 8.000 $ 2.000
y un terreno
FALIONE, Giovanni
FALIONE, Giovanni
FALIONE, Paolo Confettieri Célibe dos terrrenos $ 3.000
FAVARO, Luigi

De la orilla del mar a la vera del río


FAVARO, Prospero Camoglie Commesso Célibe
FERRO, Giovanni
FERRETTO, Gio Batta Oste Célibe
FERRARI, Ferdinando Commerciante Célibe $ 250
FONTANARROSA, Falegname Célibe un terreno $ 4.000
Gio Batta
FRANCHI, Ferro
FRUGONI, Stefano Chiavari Spedizioniere Moglie e due iglii un terreno $ 1.000 $ 1.000
GABBA, Luiggi
GARIBALDI, Francesco Chiavari Commerciante Célibe $ 3.500
GARIBALDI, Francesco Commerciante Moglie un terreno $ 1.000 $ 8.000

193
GIACOMETTI, Giacomo
194
NOME PATRIA PROFESSIONE STATO/FAMIGLIA PROPIETA VALORE CAPITAL IN
COMERCIO

Griselda Tarragó
GIBELLI, Tito
GRILLO, Francesco
ISOLA, Demetrio Novi Ingegnere Moglie
LAGOMARSINO, Luigi Chiavari Commerciante Célibe una casa $ 2.000 $ 1.000
LAGOMARSINO, Doménico Chiavari Commerciante Moglie $ 300
LAGOMARSINO, Bernardo Chiavari Commerciante Moglie e due iglii una casa $ 2.000 $ 3.000
LAMBRUSCHINI, Giuseppe Sestri Commesso Célibe
Levante
LESSONA, Francesco Commerciante Moglie un terreno $ 1.500 $ 3.000
LEZZINI, Carlo
LEZZINI, Francesco
MAGLIONE, Carlo Calzolaio Célibe
MAGNASCO, Antonio Brighadiere Célibe $ 100
MARIANI, Modesto
MASSA, Giusseppe Negozziante Moglie tres casas $ 15.000 $ 10.000
PIAGGIO, Antonio
PIANELLO, Giovanni
PIULLI, Luigi Calzolaio Célibe pícolo terreno ignoto $ 200
PIRONE, Giuseppe Commesso Célibe
PINASCO, Giácono Lavagna Commerciante Moglie e tre iglii $ 1.000
PODESTÁ, Giácomo Lavagna Commesso Célibe
PUCCI, Benedetto Lavagna Proffesore Moglie e tre iglii
PUCCIO, Emmanuelle Chiavari Farmacista Moglie e due iglii un terreno $ 700 $ 3.500
PUCCIO, Giacomo Chiavari Negozziante Moglie e un iglio una casa $ 3.500 $ 1.500
un terreno
NOME PATRIA PROFESSIONE STATO/FAMIGLIA PROPIETA VALORE CAPITAL IN
COMERCIO
PUCCIO, Giovanni Chiavari
PUCCIO, Giuseppe Chiavari
PUCCIO, Romualda Chiavari Propietaria Vedova sei iglii una casa $ 40.000
terreno
PUCCIO, Sebastiano Chiavari Lavorante Moglie e tre iglii una casa $ 1.200
PUCCIO, Silvesttro Chiavari
QUESTA, Angelo Chiavari Traficante Célibe $ 600
QUESTA, Angelo Chiavari Traficante Célibe $ 800
QUESTA, Gio Batta Chiavari Traficante Moglie una casa $ 2.000 $ 500
QUESTA, Gio Batta
QUESTA, Stefano Chiavari Negozziante Moglie una casa $ 6.000 $ 2.000
due iglii cognata
RAFFO, Ferdinando Negozziante

De la orilla del mar a la vera del río


RAFFO, Giovanni Chiavari Lavorante Moglie
RAFFO, Luigi Chiavari Negozziante Moglie e un iglio una casa $ 3.000 $ 500
RAFFO, Luigi Chiavari Commesso Célibe
RAFFO, Severino Chiavari Commerciante
RAFFO, Silvano Chiavari Commerciante Moglie e tre iglii una casa $ 1.500 $ 500
RAPALLO, Luigi
REPETTO, Gio Batta
REPETTO, Giuseppe Lavagna Commerciante Moglie e un iglio $ 1.500
REPETTO, Pietro Lavagna Commerciante Célibe $ 1.000
RESTANO, Angelo Lavagna Commerciante Célibe $ 1.000
REVELLO, Luigi Commesso Célibe

195
RICHIERI, Lázaro Commerciante Moglie e due iglii
196
NOME PATRIA PROFESSIONE STATO/FAMIGLIA PROPIETA VALORE CAPITAL IN
COMERCIO

Griselda Tarragó
RILLA, Giovanni
RINASSA, Dioniso Commesso Célibe
RINASSA, Federico Commerciante Célibe $ 300
RINASSA, Federico Commesso Célibe
RISSO, Giovanni
RIVA, Franceso
RIVARA, Giovanni Chiavari Panettieri Moglie e due iglii una casa $ 4.000
RIVAROLA, Enrico Chiavari Oreice Célibe $ 1.000
RIVAROLA, Stefano Chiavari Oreice Moglie e due iglii $ 3.000
ROSCA, Antonio
ROSA, Prospero Pittore Célibe
SANGUINETTI, Antonio Fabbroferraio Moglie $ 400
SANGUINETTI, Giacomo
SANGUINETTI, Michele
SCHIAFINO, Antonio Camogli Commerciante Moglie e un iglio
SCHIAFINO, Gaetano Camogli Commerciante Moglie
SCHIAFINO, Francesco Camogli Brighadiere Moglie
SCHIAFINO, Giovanni
SCHIAFINO, Próspero Camogli Pittore Célibe
SCHIAFFINO, Rocco Camogli Negoz.propietario Célibe una casa $ 16.000 $ 4.000
SGARA, Giovanni
TISCORNIA, Gio Batta Chiavari Macellaio Vedovo due iglii $ 500
TISCORNIA, Gio Batta Chiavari Macellaio Moglie $ 300
TISCORNIA, Nicola Lavagna Negozziante Moglie e due iglii $ 3.000
TISCORNIA, Pietro Lavagna Commerciante Moglie e un iglio una casa $ 4.000 ignoto
NOME PATRIA PROFESSIONE STATO/FAMIGLIA PROPIETA VALORE CAPITAL IN
COMERCIO
TISCORNIA, Pietro
TISCORNIA, Stefano
TURIO, Domenico Chiavari Confettieri Célibe $ 2.000
TURIO, Paolo Chiavari Confettieri Moglie e un iglio un terreno $ 4.000 $ 2.000
TURIO, Fovito
VAGGI, Francesco Fabbro Moglie e due iglii $ 300
VAGGI, Luigi
VALLARO, Nicola

De la orilla del mar a la vera del río


VALLEVEGNI, Nicola Commesso Célibe metá di $ 2.500
una casa
VALLEVEGNI, Antonio Commesso Célibe metá di $ 2.500
una casa
VILLA, Emmanuel Commerciante Moglie e due iglii un terrreno $ 300 $ 4.000
VILLA, Emmanuel Fabbro Célibe
VILLA, Giuseppe
ZIGNAGO, Giovanni Commerciante Moglie una casa $ 1.500 $ 1.500

197
AneXO ii

RegiSTRO de emBARcAciOneS Y PASAjeROS


deSde eL PueRTO de génOVA
cOn deSTinO BuenOS AiReS Y mOnTeVideO
1823 -1842

Archivio di Stato di Genova


Archivio di Stato di Genova, Magistrato di Sanità
Listado de embarcaciones y pasajeros desde el puerto de Génova con destino a
Buenos Aires y Montevideo 1823 -1842

Se consignó: apellido, nombre, edad, profesión (sólo en los pocos casos que se expli-
citaba), lugar de procedencia o nacionalidad.
ASG, MS, busta 1603 2 noviembre 1824
31 agosto 1823 Brigantino inglés “Pallade”
Brigantino sardo“Nettuno” de Francesco Risso
de Bernardo Solari A Buenos Aires
A Buenos Aires Bado, Doménico, 18 años, conmeso di
Ansaldo, Francesco, 56 años, merciaro, negozziante, Génova
Génova
Macera, Francesco, 41 años marinaio, 15 noviembre de 1825
Rapallo Buick Scooner sardo “S. Giacomo”
Solari, Luca, 32 años, negozziante, de Agostino Tiscornia al mando
Zoagli A Montevideo
Flecher, Carlos, 34 años, negozziante,
31 octubre 1823 Inglese
Brigantino inglés “Pallade” Ravenna, Bartolomeo, 34 años, Capitano
de Francesco Risso marítimo
A Buenos Aires Venarego, Lorenzo, 34 años, cuoco
Antonio Zincovelli, 33 años, negozziante, Di Giovanni, Felice, 34 años, sopracarico
Como
17 de junio 1830
19 de mayo de 1824, Brigantino sardo“I tre Fratelli
Buick Scooner sardo “S. Giacomo” de Giacomo Ramella
de Agostino Tiscornia A Buenos Aires
A Buenos Aires Curotto, Lazzaro, 25 años, negozziante,
Repetto, Domenico, 26 años, servitore, Donosola
Lavagna
Vasallo, Botigaio, Uturla 18 de junio de 1830
Vechiattino, Vincenzo, 45 años, calderaio, Brigantino sardo “Ntra Sª del Aqcua Santa”
Napoli de Doménico Merello
Masse, Antonio, 23 años, Napoli A Buenos Aires
Ferraro, Braggiio, 30 años, Napoli Corti, Giuseppe, 40 años, conmirciante,
Ferraro Stefano, 33 años, Napoli Anglia
Fiore, Francesco, 30 años, Napoli Tarbuscio, Agostino, de 40 años,
spegazzino, Cervo
202 Griselda Tarragó

6 de setiembre de 1830 A Buenos Aires


Brigantino sardo “Cesare Augusto” Calcagno, Giulia con due iglie e un iglio,
de Pietro Ferrara 36 años, Pietra
A Buenos Aires Accinelli, Giulia, 40 años, Finale
Battle, Francesco , 26 años, commirciante, Viale, Giuseppe, 17 años, Finale
catalano Frugone, Vincenzo, 24 años, Finale
Giove, Paolo, 22 años, commirciante, Gallo, Cattarina, 18 años, Varigotti
catalano Bonalandro, Gio Batta, 45 años, Varigotti
Giove, Martino, 18 años, commirciante, Lunaro, Mariana con tre iglie, 27 años,
catalano Finale
Boneto, Giuseppe, 20 años, commirciante, Denegri, Doménico con una iglia, 31 años,
catalano Andora
Binelli, Felice, 26 años,cameriere, Lombardo Abele, Salvo, 45 años, Albenga
Oracole, Filippo, 40 años, cameriere, Lom- Saccone, Rosa con tre iglie, 45 años,
bardo Albenga
Difech, Giuseppe, 26 años, commirciante di Bergalli, Gio Batta, 17 años, Finale
tela, ungarese Gerolamo Amvrozio, 13 años, Finale
Gronici, Gio Batta, 26 años, commirciante di Don Bonifacio i Frezza, 60 años, Verona
tela, ungarese Accinelli,Luigi, 60 años, Finale
Revedito, Luigi, 61 años, Finale
ASG, MS, busta 1604, 1833 -1834 Beiso, Laurenzo, 12 años, Finale
14 setiembre 1833, Cesio, Vincenzo Luigi, 19 años, Albenga
Buic scooner sardo “Ippomene di Genova” Gacassino, Ambroggio, 33 años, Alessio
de Giuseppe Bozzo Caorzi, Gio Batta, 26 años, Camoglie
A Buenos Aires Oclaudini Andrea, 21 años, Génova
Domencci, Giullio, 49 años, Alassio
A Montevideo
29 de octubre de 1833 Bacino, Caselo con sua completa, 34 años,
Brigantino sardo “N.S. Della Misericordia” Acqui
de Steffano Rocatagliata Risso, Antonio, 42 años, Acqui
A Montevideo Baccino, Benedetta, 21 años, Acqui
Gallo, María Agnese, 15 años, Varigotti Risso, Giuseppe, 33 años, Albenga
Gallo, Madalena, 25 años, Varigotti Decio, Pietro, 33 años, Albenga
Buscio, Rosa con due iglie e un iglio, Chiozone, Girolamo, 25 años, Finale
46 años, Noli Pescone, Carlo, 12 años, Acqui
Canissa, Cecilia con picole iglie, 39 años, Pescone, Guiseppe, 13 años, Acqui
Balestrino Pescone, Pietro, 36 años, Acqui
Vezolla, Vincenzo, 24 años, Finale Bacino, Giovanni, 30 años, Acqui
Asaldi, Speranza, 45 años, Alassio Bonifasino, Gio Batta, 34 años, Acqui
Catarina sardo con una iglia, 48 años, Sivori, Giuseppe, 36, Lavagna
Alassio Giovo, Lazzaro, 35 años, Santa Margherita
Gaggino, Madalena, 30 años, Varigotti Sastrello, Emanuelle, 14 años,
Guartasia, Madalena con due igli, 32 años, Santa Margherita
Alassio Dasso, Agostino, 35 años, Lavagna
Ventura, Sebastiano, 23 años, Finale Molinari, Seraino, 28 años, Oneglia
Solari, Gerolamo, 13 años, Rapallo
De la orilla del mar a la vera del río 203

12 noviembre 1833 Sirombra, Andrea, 31 años, Varigotti


Brigantino Sardo “Clementina”, Cremata, Gio, 26 años, Albenga
de Tomasso Dodero Bruchetto, Teresa con suo iglio, 30 años,
A Buenos Aires Chiavari
Decio, Pietro, 25 años, Cadice Gervasio, Gerolamo, 19 años, Cadice
Puccio, Ambroggio, 22 años, Chiavari Ficuncia, Giuseppina, 27 años, Corsica
Peluffo, Pietro con un iglio, 34 años, Legno Il Rvº Placido Debenedetti, 38 años, Corsica
Rasso, Ambroggio, 26 años, Savona Noceto, Bendetto, 24 años
Noceto, gio Batta, 22 años, Savona
Doria, Filippo, 36 años, Cadice A Montevideo
Musso, Andrea, 22 años, Finale
Diciembre 1833
A Montevideo 1 de febrero de 1834
Rozzo, Bernardo Gio b., 27 años, Varigotti Brigantino sardo “Il Indiferetente”
Castagnino, Colomba, 22 años, Chiavari de Nicoló Dodero
Besazza, Nicoló, 17 años, Varigotti A Montevideo
Razzano, Doménico, 27 años, Varigotti Viale, Domencia, 50 años, Zoagli,
Tonielli, Tomasso, 35 años, Albenga Demutti, Gerolamo, 35 años, Deiva
Perato, Nicoló, 16 años, Albenga
Francesco Fisicone, 14 años, Albenga A Buenos Aires
Mandruccio, Agostino, 30 años, Albenga Opisso, Camila, suo iglio, 30 años, Finale
Mancini, Salvatore, 28 años, Alassio Denegri, Angelo, 29 años, Albenga
Bercuto, Bernardino
12 de febrero de 1834
A Buenos Aires Goleta sarda “Catarina”
Succone, Giovanna con suo iglio, 32 años, de Raffaele Bozuna
Finale A Buenos Aires
Lanza, Pietro con sua madre, 13 años, Finale D’Agostini, Rosa con due igli, 48 años, de
Fontana, Catarina, 21 años, Noli Bonassola
Vivaldo, Maddalena, 25 años, Noli Lucciano, Carlo, 37 años, Génova
Rossi, Giacinto, 8 años, Varigotti Caprile, Antonietta, 27 años, Génova
Gilardone, Francesco con sua consorte, 23 Gaggero, Illaccione, 22 años, Sestri
años, Noli
Fazio, Francesco, 18 años, Noli 15 de febrero de 1834
Fasce, Giuseppe e una iglia, 43 años, Brigantino sardo “La Aurora ”
d’Albenga de Lazzaro Pietrela
Fasce, Giuseppe, 12 años, d’Albenga A Buenos Aires
Gasideiglia, Rosa con 3 igli, 40 años Garibaldi, María Maddalena con due iglio,
Varigotti 26 años, Savona
Pignone, Lazzaro, 28 años, Voltri Corradino, Filipo Gio Batta con sua iglia,
Fontana, Giuseppe, 25 años, Noli 42 años, Savona
Barone, Antonio, 15 años, Finale Basso, Giulio, 30 años, Savona
Baccalandre, Francesco, 26 años, Varigotti
Peluffo, Francesco, 13 años, Finale
Rocheco, Lorenzo, 33 años, Albenga
204 Griselda Tarragó

2 abril de 1834 5 de julio de 1834


Brigantino sardo “Ercole”, Brigantino sardo “Marchese Gropallo”
de Francesco Vieri de Luigi Croce
A Buenos Aires A Buenos Aires
Grosso, Michele, 24 años, Savignone Parodi, Girolamo, 19 años, Cavigliano
Gallanti, Stefano, 22 años, Génova Picasso, Luigi, 16 años, Génova
Banchero, Nicolò, 35 años, Genova
15 abril de 1834 Parma, Luigi, 14 años, Ne
Brigantino sardo “L’Americano” Burlando, Gio Batta, 18 años, Marasi
de E.Profumo Romasione, Luigi, 20 años, S. Cipriano
A Buenos Aires
Risso, Gio Bata, 35 años, Rivanolo ASG, MS, busta 1605, 1833-1834
Gambaso, Franceso, 32 años, Sestri 6 de setiembre de 1834
Brigantino Sardo “Carlo Alberto”
9 de junio de 1834 de Luigi Pertica,
Brigantino sardo “Delino Vitorioso”, A Buenos Aires
de Anetto Bendetto Saccone, Vincenzo Emeanuelle, 22 años,
A Montevideo Albenga
Caranzani, Felice, 31 años, Daste Risso, Bartolomeo, 15 años Albenga
Berra, Benedetto, 21 años, Mondove Sirombra, Giuseppe, 21 años, Albenga
Porcella, Nicoló, 12 años, S.Pietro d’arena Accinelli, Bernardino, 22 años, Albenga
Garasso, Franceso, 62 años, Bonasola Denegri, Pasquale, 31, Casella
Mamasero, Giovanni, 24 años, Bene Bianchi, Gio Batta, 21 años, Cogoleto
Balbi, Giacomo, 26 años, Roma Trione, Giuseppe, 31 años, Albenga
Parma, Pietro, 32 años, Lavagna Marchese, 14 años, Manara
Borzone, Carlo, 40 años, Chiávari Brodel, Giuseppe, 25 años, Torino
Bellagamba, Nicoló, 28 años, Lavagna Savini, Rosa con sua iglia, 19 años, Albenga
Dumbicase, Bartolomeo, 26 años,
Sta Margherita 19 setiembre 1834
Raffo, Giacomo, 21 años, Cogorno Brigantino sardo “Il Veloce”
Ottone, Angelo, 11 años, Lavagna de Giuseppe Simone
Costa, Gio, 27 años, Sestri Lte A Montevideo
Torelli, Giuseppe, 23 años, Génova
23 junio 1834 Rughi, Giuseppe, 37 años, Genova
Brigantino sardo “Mistica Rosa” Bipsot, Pietro Giuse, 34 años, Ugines
de Francesco Brisalese Delino, Maería con due igli, 30 años,
A Montevideo Sta Margherita
Boggio, Gio Bata, 29 años, sardo Castagnino, Emmanuelle, 36 años, Chiavari
Abero, Ventura, 26 años, sardo
A Buenos Aires
A Buenos Aires Cavozzi, Paolo, 13 años, Pettonasco
Canepa, Francesco Antonio, 31 años, sardo Canesi, Mariano, 35 años, Genova
Rossa, andrea, 25 años, Cogorno
Pendola, Antonio, 38 años, sardo
Puccio, Giacomo, 16 años, Chiavari
De la orilla del mar a la vera del río 205

Blanc, Yaryay, 28 años, Ristolasi Bacigalupo, Antonio con quatro suoi igli,
Chaffey, Laurent, 24 años, Ristolasi 37 años, Staglieno
Laurent Pirece, 34 años, Ristolasi Urla, Nicola, 13 años, Calvisio
Vechuca, Doménico, 18 años, Génova Pendola, María con tre igli, 25 años,
Bianchi, Lorenzo, 19 años, Génova Genova
Morlata, Cattarina con iglia, 27 años,
4 de diciembre de 1834 Camogli
Brigantino sardo “Il Constante” Cremata, Giacome, 16 años, Calvisio
de Bartolomeo Romagnino Gaicomo, Luppo, 26 años, Calvisio
A Montevideo Ratto, Filippo, 26 años, Calvisio
Aliatore, Antonio, 39 años, Alasio Spotorna, Giacomo, 33 años, Calvisio
Bosio, Ambrogio, 33 años, Calvisio
A Buenos Aires Ardito, Giuseppe, 24 años, Sta Margta
Coda, Agostino, 46 años, Varazze Malutesa, Franceso, 22 años, Genova
Coda Carlo, 14 años, Varazze Raineri, Maddalena, 38 años, Oneglia
Fazio, Antonio, 60 años, Varazze Mamberto, Antonio con suo fratello, 16 años
Gueto, Giuseppe con suo zio, 11 años, Maberto, Filippo con uno iglio, 35 años
Varazze Mendaro, Bernardino con suo iglio,
Biggio, Gio Batta, 30 años, Chiavari 42 años, Varigotti
Moraglia, Giacomo, 25 años, San Remo Arnaldi, Antonio, 17 años, Varigotti
Russi, B., 33 años, Calvisio
6 de diciembre de 1834 Martimo, Domenico, 30 años, Calvisio
Brigantino sardo “Ntra Sra Misericordia” Mamberto, Vendetta, 18 años, Calvisio
de Stefano Rocatagliatta Ferando, Andrea, 50 años, Pietra
A Buenos Aires Cordiglia, Cattarina, 40 años, Pietra
Peluffo, Giuseppe, 48 años, Finale Queirolo, Angelo, 43 años, Rapallo
Peluffo, Doménico Peluffo, 17 años, Finale Patrore, Luigi, 21 años, Genova
Martino, Giacomo, 18 años, San Remo
Costa, Benedetto con suo iglio, 28 años, A Buenos Aires
Rapallo Mamberto, Giacomo, 26 años, Calvisio
Mela, Ambroggio con sua iglia, 39 años, Grido Vincenzo, 22 años, Calvisio
Alassio Mamberto, Giuseppe, 18 años, Calvisio
Costa, Gerolamo, 12 años, Alassio Gaggino, Steffano, 58 años, Alassio
Canixe, Leonardo Angelo, 12 años, Oneglia Sartorio, Antonio, 29 años, Laigueglia
Canixe, Maurizio, 15 años, Pto Maurizio Gagliolo, Gio Batta, 10 años, Laigueglia
Costa, Lazzaro, 12 años, Rapallo
Iresco, Maria, 42 años, Cervo 27 diciembre 1834
Costa, Colomba, 27 años, Rapallo Buick sardo “Francisca Catta”
Perotti, Luigi, 26 años, Stradella de Raffaele Bossano
Venezone, Pietro, 22 años, Stradella A Buenos Aires
Rodino, Giacomo, 17 años, Calvisio Rossallo, Giovanni, 26 años, sardo
Carle, Andrea, 33 años, sardo
A Montevideo Costa, Lucrecia, 33 años, sardo
Bao, Giulia con sua iglia, 28 años, Albenga Costa, Filippo, 24 años, sardo
Araldo, Cattarina con iglia, 50 años, Alassio Colombo Giovanni, 26 años, sardo
206 Griselda Tarragó

Semino, Pasquale, 26 años, sardo Aicardo, Gio Batta, 30 años, Albenga


Castiglia, Luigi, 37 años, sardo Jurio, Gerolamo, 10 años, Chiavari
Verizzone, Giacomo, 32 años, sardo Decia, Bernardo, 22 años, Genova
Cento, Giovi, 32 años, sardo Ottone, Giovanni, 24 años, Finale
Guetto, Gio Batta, 26 años, sardo Rocca, Giacomo, 44 años, Albenga
Cangra, Agostino, 24 años, sardo Damico, Giovanni, 27 años, Finale
Malvasio, Paolo, 14 años, sardo Sasso, 44 años, Oneglia
Dodero, Lorenzo, 25 años, sardo Ricer, G., 40 años, Finale
Fascie, Angelo un iglio, 26 años, sardo Ratto, Lorenzo, 43 años, Albenga
Solari, Benedetto, 31 años, sardo Rivento, Gio Batta, 10 años, Finale
Lanza, María con una iglia, 31 años, sardo Scarone, 13 años, Albenga
Rilla, Antonio, 30 años, Albenga
30 de siembre de 1834 Saccone, Vincenzo, 34 años, Albenga
Buick sardo “Francesca Catta” Viola, Giacomo, 34 años, Albenga
de Raffaele Bossano Orgeli, Domenico, 55 años, Rapallo
A Buenos Aires Goeta, Gio Batta, 56 años, Albenga
Annunzio, Bianca, 31 años, sardo Oliveri, Nicolò, 40 años, Albenga
Viglione, Luigi, 12 años, sardo Malvasia, Paolo, 14 años, Albenga
Ferrino, Giacomo, 23 años, sardo Demarchi, Giuseppe, 25 años, Rapallo
Perona, Catta, 36 años, con tre igli, sardo Molonari, Paolo, 38 años, Osiglia
Marolotto, Steffano, 24 años, sardo Resco, Andrea, 34 años, Bieste
Briano, Vincenzo, 28 años, sardo Rosello, Giovanni, 26 años, Caizo
Camoizano, Bartolomeo, 26 años, sardo Carle, Andrea, 33 años, Rochetta
Molinari, Paolo, 29 años, sardo Gagliara, María con due igli, 30 años,
Gallesio, Nicolò, 22 años, sardo Quilliano
Resio, Andrea, 29 años, sardo
Masaferro, María con 2 igli, 29 años, sardo 26 enero 1835
Casaceio, Cecilia, 25 años, sardo Brigantino sardo “Arlechino”
Colombo, Giacomo, 25 años, sardo de Michelini Antonio
Poggioli, Ignazio, 28 años, romano A Montevideo
De Mendoza, Giuseppe, 21 años, Napno Peirano, Doménico, 24 años, Albenga
Parrolo, Nicolò, 41 años, Oneglia
A Montevideo Cavolio, Giuseppe, 33 años, Albenga
Casaneva, Doménico, 38 años, Levante Starnio, Filippo, 32 años, Albenga
Solari, Stefano, 44 años, Rapallo
26 enero de 1835 Valle, Steffano, 22 años, Albenga
Goleta sarda “La Bella Americana” Gallo, Vincenzo, 50 años, Albenga
de Gio Batta Corsi Cavo, Antonio, 27 años, Albenga
A Montevideo James, Rafael, 25 años, Inglese
Viola, Rosalía, 24 años, Oneglia Queriolo, Giacomo, 20 años, Rapallo
Viola, Giovanni, Oneglia Guido Vincenzo, 22 años, Albenga
Brucciatelli, J., 23 años, Ven Iorre, Vincenzo, 27 años, Albenga
Lertova, Pietro, 27 años, Genova
Cossi, gio Batta, 24 años, Camogli
Gianelli, Angelo, 50 años, Novi
De la orilla del mar a la vera del río 207

A Buenos Aires 3 de marzo de 1835


Costa, María, con suo iglio, 44 años, Voltri Fartana sarda “Misericordia”
Folchi, Giuseppe, 22 años, Albenga de Domenico Ardoino
Sasso, Franceso, 53 años, Oneglia A Buenos Aires
Jorre, Francisco, 63 años, Albenga Costa, Madna con 2 iglie, 27 años,
Cremata, Francisco, 25 años, Albenga Sta Margarita
Bertolino, Geronima, 22 años, Finale Sr Manuel Moreno del Molino, 45 años
Vivlado, Giuseppe, 20 años, Savona
Fasio, Cattarina, 38 años, Varazze 13 de abril de 1835
Costa, Paolo, 13 años, Génova Brigantino sardo “Carolina” de Pietro Botto
Basso, Domenico, 30 años, Albenga
Galizat, Blanc Gio Pietro, 36 años, Savoia A Buenos Aires
Mendaro, Lorenzo, 20 años, Albenga Bianchi, Vincenzo, 41 años, Chiavari
Sanguinetti, Giovanni, 28 años, Albenga
Damche, Domenico, 53 años, Varazze 27 de abril de 1835
Brigantino sardo “Conusione”
A Montevideo de Domenico Antonio Piaggio
Solari, Padovano, 29 años, Copraso A Montevideo
Raggio Gio Batta, 12 años, Lavagna
27 de enero de 1835 Bonino, Giacomo, 35 años, Lavagna
Brigantino sardo “Arlechino” Sanguinetti, Giacomo con sue iglie, 48
de Antonio Michelini años, Rapallo
A Montevideo Parma, Giuseppe, 38 años, Lavagna
Firpo, Giuseppe, 24 años, Albenga Castagnino, Cristorffaro, 44 años, Lavagna
Bergallo, Gio Batta, 20 años Albenga Raggio Gio Batta, 27 años, Lavagna
Filipasso, Andrea, 38 años, Lavagna
A Buenos Aires Copello, Antonio, 38 años, Lavagna
Dodino, Bartolomeo, 30 años, Quiliano Gostovino, Giuseppe, 25 años, Cavasso
Benso, Giuseppe, 26 años, Nado Fontanarossa, Lazzaro, 28 años, Chiavari
Magliolo, Carlo, 21 años, Quiliano Liumura, Rosa con 2 iglie, 33 años,
De María, Antonio, 39 años, Borgio Chiavari
Vittamiglio, Giacomo, 20 años, Savona Morasso, Giuseppe, 32 años, Chiavari
Schunia, Agostino, 27 años, Cadibona Furró, Alessandro, 31 años, Ossola
Bebella, Tomasso, 20 años, Quiliano Ionviglia, Antonio, 25 años, Chiavari
Finochio, Antonio, 31 años, Albenga
Bergallo, Lazzaro con iglio, 34 años, Borgio 19 mayo de 1835
Bellando, Lorenzo con iglio, 38 años, Acqui Brigantino sardo “Cesare Augusto”
Pollero, Gio Batta, 24 años, Cadibona de Pietro Ferraro
Scarone Luigi, 42 años, Cadibona A Buenos Aires
Schinia, Luigi, 42 años, Cadibona Sorrione, Giuseppe, 22 años, Biella
Virgilio, Antonio, 25 años, Diano
A Montevideo Virginio, Paolo, 23 años, Diano
Cirio Bartolomeo con moglie e 3 igli, Ghio, Lazzaro, 35 años, Sestri Lvte
49 años, Albenga Pittaluga Agostino, 20 años, Rivarola
Morgano, Mariani, 16 años, Buenos Ayres
208 Griselda Tarragó

Fatalini, Giuseppe, 26 años, Gallinara 20 de julio de 1835


Sala, Antonio, 19 años, Génova Brigantino Sardo “Anna” de Ioso Antonio
Devoto, Bartolomeo, 31 años, Chiavari A Montevideo
Peirano, Paolo, 23 años, Chiavari Raggio, Emmanuelle, 34 años, Albaro
Pollinini, Antonio, 35 años, Gallinara Parodi, Anna con suo iglio, 28 años,
Stagno, Rosa, 27 años, Sori Genova
Coda Giovanni, 25 años, Sestri a Pte Biglieri, Luigi, 22 años, Voghera
Monteverde, Emmanuelle Benedetto, Parodi, Tommaso con moglie, 43 años,
34 años, Chiavari Genova
Asserreto, Andrea, 25 años, Genova Bruno, Angelo Giuseppe, 44 años,
Gilodi, Paciico, Borgosesia Sta Margherita
Queirolo, Pietro, 53 años, Sestri Lvte Pittaluga, Antonio co consorte e ligia,
Battilana, Andrea, 54 años, Boaudasse 49 años, Sta Margarita
Lagomarsino, Giovanni, 35 años, Sestri Lvte Lastretti, Gio Batta, 10 años, Genova
Nori, Bartolomeo, 22 años, Chiavari Conte, Paolo, 53 años, Pià
Revello, Emmanuelle, 39 años, Nervi Parodi, Antonio, 17 años, Génova
Villa, Luigi, 22 años, Barasi Merner, Agostino, 22 años, Cogorno
Deluchi, Mª con 3 igli, 32 años, Codelusio
13 de julio de 1835
Brigantino sardo “Ercole” 30 octubre 1835
de Nicolò Pitaluga Buick scooner sardo “S.Erasmo”
A Buenos Aires de Gio Frco Bava
Decalzi, Antonio Giuseppe, 15 años, A Buenos aires
Chiavari Frugone, Gio Batta, 17 años, Chiavari
Rosso, Andrea, 25 años, Varigotti Frugone, Gio Batta, 25 años, Chiavari
Olcese, Giuseppe con moglie, 32 años, Sori Sanguineti, Giacomo, 14 años, Chiavari
Parodi, Giacomo con iglia, 52 años, Génova Borzone, Nicoló, 36 años, Chiavari
Solari, Mario, 22 años, Chiavari Torriglia, Francisco, 34 años, Chiavari
Bionda, Giuseppe, 14 años, Gallansa Casinelli, Antonio, 16 años, Chiavari
Pagano, Agostino, 36 años, Langasco Peirano, Antonio, 45 años, Chiavari
Fruschera, Doménico, 21 años, Manare Giguego, Bartolomeno, 53 años, Lavagna
Sassistro, Giacomo, 30 años, Laruego Castelletto, Bartolomeo, 21 años, Lavagna
Brassetti, Settimio Valentino, 19 años, Frugone, Giacomo, 25 años, Lavagna
Genova Corso, Giovanni, 24 años, Sestri Lvte
Brescia, Ambroggio, 31 años, Génova Repetto, Luigi, 14 años, Génova
Fossa, Luigi, 14 años, Genova
Fossa, Giovanni con moglie 37 años, ASG, MS, busta 1606, 1835 -1836
Genova 5 de febrero de 1836
Costa, Benedetto, 25 años, Genova Brick Sardo “Susana” de Filippo Tiscornia
Fossa, carlo, 13 años, Genova A Buenos Aires
Montaldo, Paolo, 28 años, Genova Darío Simonetti, 20 años, Livorno
Vacarezza, Gio Battta, 23 años, Cavasso Carbone, Giuseppe, 36 años, Portoino e
Garibaldo, Giuseppe, 27 años, Cogorno iglio
Marchese, Onetto, 30 años, Genova Gaudino Giuseppe, 27 años, Carloforti
Pronsati, Giuseppe, 16, Alessandria
De la orilla del mar a la vera del río 209

Merello, Domenico, 28 años, Sestri levante Mezza Emmanuelle, 50 años, Lavagna


Mosto, Giulio, 22 años, Cogorno Schenone con sua moglie, 66 años, Génova
Pinasco, Michele, 22 años, Cogorno Schenone Catterina, 8 años, Génova
Rosso, Rosa con suo iglio, 21 años, Génova
A Montevideo
Villa Antonio, 70 años, Albaro 7 de abril de 1836
Mazzini, Luigi, 23 años, Lavagna Brigantino sardo “Giapone”
Gherardi Rosa con 3 igli, 22 años, Genova de Gio Batta Dodero
Castagneto, Francesco, 25 años, Genova A Montevideo
Cheza, Antonio, 20 años, Genova Queirolo, Bernardo, sardo
Patrone, 29 años, Genova
6 de febrero 1836 22 setiembre 1836
Brigantino sardo “Arlechino” Brigantino Sardo “La Misericordia”
de Antonio Michelino de Steffano Roccatagliatta
A Montevideo A Montevideo
Albertari, Teodoro, 22 años, Piacenza Barrone, Cattarina con cinque iglie,
Samarello, bartolomeo, 8 años, genova 39 años, sardo
Queirolo, Angelo, 34 años, Camoglie Rapi, sebastinao, 31 años con suo iglio
Bacigalupo, Francesco, 34 años, sardo
Sestri Levante Boero Rosa con sua iglia, 48 años, sardo
Muzio, Pietro, 39 años, Sestri Levante Gaggino annetta con due iglie, 28 años,
Queirolo, Francesco, 23 años, Sestri Levante sardo
Devoto, Gio Batta, 34 años, Chiavari Aschero, Francisco con iglia, 59 años, sardo
Canepa, Bartolomeo, 19 años, Chiavari Garibaldo, Nicoletta, 59 años, sardo
Demalli, María con tre igli, 27 años, Deiva Roccairone, Gio Batta, 11 años, sardo
Castellini Napoleone, 27 años, sardo
A Buenos Aires Parodi Giacomo, 26 años, sardo
Fravi, Girolamo, 20 años, Genova Bancalari, Francisco, 30 años, sardo
Barbieri, Nicolò, 38 años, Genova Costa, Nicolò, 8 años, sardo
Matero, Domencio, 32 años, sardo
22 de febrero de 1836 Bapo, Pasquale, 12 años, sardo
Brigantino Sardo “Graseosa Famiglia” Saccone Sebastiano, 19 años, sardo
de Pietro Luigi Tiscornia Multedo, Luigi, 43 años, sardo
A Buenos Aires Tapara sebastiano, 44 años, sardo
Costa, Giuseppe, 28 años, sardo Scosseria Domenico, 60 años, sardo
Acquarone, Gio, 38 años, sardo
1 de marzo de 1836 Lavioja, Francisco, 30 años, sardo
Brigantino Sardo “L’Achille” Marisano, Giacomo, 34 años, sardo
de Angelo Borzone Peluffo Francisco, 36 años, sardo
A Montevideo Folchi, Giacomo, 25 años, sardo
Olcese Teresa, 25 años, Sori Eurile Antonio, 25 años, sardo
Copello Gio Batta, 40 años, Lavagna Scosseria Domenica, 50 años, sardo
Conti, Gio Batta, 40 años, Lavagna Boniglio Aurora, 25 años, sardo
Bonta, Lorenzo, 43 años, Lavagna Nolasco, María, 66 años, sardo
Benedetto Fascie, 14 años, sardo
Fascie Bartolomeo e iglio, 44 años, sardo
210 Griselda Tarragó

A Buenos Aires 9 de noviembre de 1836


Giorgi Emile, 29 años, sardo Brigantino sardo “Empireo”
Capurro Pietro, 21 años, sardo de Pietro Pittaluga
A Buenos Aires
23 setiembre 1836 Brocca, Domenico, 22 años, sardo
Buick scooner sarco “L’Indio” Rocca, Antonio, 25 años, sardo
de Bartolomeo Mariani Casareto, Stefano, 11 años, sardo
A Montevideo Casareto, Girolamo, 22 años, sardo
Oliveri, Gio Batta, 14 años, sardo Rusca, Lino, 18 años, svizzero
Cadelago, Domenico, 50 años, con moglie Serafina Demarchi con quatro igli e un
ed una iglia, sardo domestico, 36 años, svizzera
Maggiolo, María con suo iglio, 29 años, 9 de noviembre de 1836
sardo Brigantino sardo “Amico”
Schiafino, Camilla con due picoli suei igli, de Bernardo Ricchieri
sardo A Montevideo
Sifredi, Domenico, 38 años, sardo Goso, Severino con sua moglie e iglia, 32,
Savignone, Francesco, sardo sardo
Fasio, Giuseppe, 28 años, sardo
Quartino, Nicolò, 27 años, sardo A Buenos Aires
Parodi, Gio, 24 años, sardo Larghero Luigi con moglie e iglia, 34 años,
Traverso, Agostino, 21 años, sardo sardo
Perlo, Giuseppe, 27 años, sardo Sattamino, Leone con sua iglia, 49 años,
Marana, ilippo, 13 años, sardo sardo
Mariani, Angelo Mª, 13 años, sardo Odero Vincenzo con sua moglie, 54 años,
Vignale, Gerolomao, 13 años, sardo sardo
Copello, 44 años, sardo Lombardino Rosa con suo iglio, 19 años,
Raffo, Bartolomeo, 18 años, sardo sardo
Parma, Angelo, 18 años, sardo Bellino, Marco con sua moglie, 28 años,
Daneri, Francesco, 23 años, sardo sardo
Parma, Bartolomeo, 40 años, sardo Scarino Bartolomeo con sua moglie,
Castagnino, 25 años, sardo 28 años, sardo
Solari, Gio, 21 años, sardo Fiorun Vincenzo, 27 años, austriaco, sardo
Muzzio, Gio Batta, 19 años, sardo
Rossi, Gio, 31 años, sardo A Montevideo
Daneri, antonio, 28 años, sardo Movella Antonio, 57 años, sardo
Capello, Giuseppe, 18 años, sardo Colombo Giuseppe, 37 años, sardo
Promio, Francesco, 41 años, sardo Ramella, Giacomo, 59 años, sardo
Ceano, Benedettto, 40 años, sardo Borcino, agostino, 55 años, sardo
Bertola Carlo Giuseppe, 32 años, sardo Rottondo, Domenico, 24 años, sardo
Iche Carlo, 21 años, sardo
A Buenos Aires Frugone Vincenzo, 14 años, sardo
Castagnino, Luigi, 22 años, sardo Casinelli, Gio Batta, 46 años, sardo
Berona, Domenico Giusepe, sardo
Cuccho, Giusepp, 16 años, sardo
Moce Stefano, 30 años, sardo
De la orilla del mar a la vera del río 211

Capinellio Emanuelle, 21 años A Montevideo


Casinelli Giacomo, 14 años, sardo Lambert Amadeo con sua moglie, 36 años,
Patrone Emanuelle, 14 años, sardo sardo
Patrone Luigi, 17 años, sardo Lanata Pietro, 27 años, sardo
Scianaluga Eraclio, 27 años, sardo
A Buenos Aires Demobili, Emanuelle, 22 años, sardo
Zucchelli Vincenzo, 26 años, sardo Costa María, 21 años, sarda
Casareto Luca, 37 años, sardo
A Montevideo
Raggio Biaggio, 24 años, sardo A Buenos Aires
Solari Nicolò, 21 años, sardo
1 de diciembre de 1836 Grafigna Angelo, 28 años, sardo
Brigantino sardo “L’Oreste” Queirolo Benedetto, 14 años
de Antonio Ghirardello Montano Paolo, 46 años, sardo
A Montevideo Galloto, Giuseppe, 27 años, sardo
Basso, Vincenzo con suo iglio, 26 años, Moberasco Federico, 27 años, sardo
sardo Berra Benedetto, 24 años, sardo
Musse, Angelo con suo iglio, 26 años, sardo Berra, Giuseppe, 29 años, sardo
Ramella con una ilglia, 54 años, sardo Fraccini, Giovanni, 26 años, sardo
Maranelli, Giuseppe, 24 años, Lombardo Zanoletti, Giuseppe, 12 años, sardo
Bastino, Gerolamo, 36 años, carmus Repetto Benedetto, 9 años, sardo
Grafigna Gio Batta, 40 años, geneve Gobba, Bernardino, 29 años, svizzero
Ardonino, Cattarina, 27 años, geneve Mattaldi Luigi, 29 años, austriaco
Moretti, Pietro, 59 años, lombardo Benso Giuseppe, 31 años, sardo
Moretti, Giuseppe Mari, 34 años, lombardo
Moretti, Giuseppe Mari, 39 años, lombardo 12 octubre 1837
Costa, Stefano, 16 años, geneve Brigantino sardo “sempre lo stesso”
Costa Giacomo, 16 años, geneve de Agostino Ferrraro
Bozzo, Giulia, 44 años, geneve A Buenos aires
Cremata, Franceso, 44 años, geneve Copola Gio Batta, 22 años, sardo
Bunino, Gio Batta, 17 años, geneve Raffo, Lurnardo, 31 años, sardo
Bunino, Luigi, 13 años, geneve Ziñage Gio Emanuelle, 26 años, sardo
Noceti, Antonio, 31 años, geneve Sarmaria, Domenico Tomasso, 31 años
Lombardo, Gio Batta, 24 años, geneve Solari, Gio Batta, 19 años, sardo
Magnetti, Ignazio, 23 años, geneve
Parodi, Francesco, 40 años, geneve 16 de octubre de 1837
Folchi, Giuseppe, 17 años, geneve Buick scooner “Centella”
de Dalasso Agostino
ASG, MS, busta 1607, 1837 -1838 A Montevideo
14 de mayo de 1837 Bonino, Domenico, 16 años, sardo
Brigantino sardo “Giosone” Isalabella, gio Batta, 31 años, sardo
de Gio Batta Dodero Castelletto, Cattarina con sua iglia, 34 años,
A Buenos Aires sarda
Docherano Giovanni con moglie e due iglie, Camponi, Emanuelle, 35 años, sardo
40 años, sardo
212 Griselda Tarragó

Mercante maría, 36 años con iglie 2 un Bruzone Giacomo, 37 años, sardo


iglio, sardo Vezallo Gio Batta, 43 años, sardo
Castagnino Giuseppe, 14 años, sardo Peirano Bernardo, 16 años
Lavarello Fiilippo, 22 años, sardo Pisano Giacomo, 46 años
Multedo Francesco, 27 años, sardo Schino, gio Batta, 40 años, sardo
Bianchetti Giuseppe, 20 años, sardo Caparini, Antonio, 25 años, sardo
Gromona Giacomo, 33 años, sardo Garsali Giuseppe, 26 años, sardo
Oneto Francesco, 19 años, sardo Reale gio Btta, 15 años, sardo
Sanguinetti Bernardo, 20 años, sardo Canepa Giacomo e Maria Beggini, 42 años,
Sanguinetto Stefano, 25 años, sardo sardo
Gherardi, Gio Batta, 26 años, sardo Devincenzi M Camille con iglia, 25 años,
Multedo Lazzaro, 42 años, sardo sarda
Podestá Antonio, 22 años Bozzo Maria con iglias tre, 35 años, sarda
Fornelli Gio Batta, 12 años Calcagno Carlo con moglie e igli, 33 años,
Multedo Giuseppe, 39 años, sardo sardo
Solari Antonio, 20 años Vieri Francesco con iglia, 35 años, sardo
Raggio Giuseppe, 15 años, sardo
Parma Bartolomeo, 32 años, sardo 20 diciembre de 1837
Degelo, Paolo, 41 años, sardo Brigantino sardo “Misericordia”
Castagnino Giacomo, 14 años, sardo de Stefano Rocatagliatta
Baroni, Giuseppe, 28 años, sardo A Buenos Aires
Pasano Gio Fracnesco, 31 años, sardo Dolcino Angelo con moglie e iglia,
Gardella Lorenzo con sua moglie, 51 años, 27 años, sardo
sardo Rossi Giulio con moglie, 26 años, sardo
Campodonico Gio Batta, 22 años, sardo
9 de noviembre de 1837 Viotti Giacomo, 21 años, sardo
Brigantino Orientale “Conesion” Mela
Emanuelle 20 de mayo de 1838
A Buenos Aires Brigantino Barca sardo “Susana”
Arlino Gio Batta, 34 años, sarda de Filippo Tiscornia
Montardo Antonio, 35 años, sardo A Montevideo
Vieri Isabella, 37 años, sardo Schmid Magdalena con suo iglio, 29 años,
Bottino Angelo, 65 años, sardo austriaco
Martino Dominico, 56 años, sardo Bernabo Giovanni con Farina Ana María,
Badaro María, 18 años, sardo 24 años, austriaco
Maglio Antonio, 26 años, sardo Severo Giuseppe, 25 años, sardo
D’maestro, Bernardo, 20 años, sardo Della Casa Luigi, 28 años, austriaco
Barbagelata, Bernardo, 52 años, sardo Paganelli Domenico, 21 años, romano
Brilio, Giacomo, 34 años, sardo
Scaletta, Giuseppe, 43 años, sardo 28 marzo 1838
Daurta Francesco, 15 años, sardo Brigantino sardo “Nearco”
Solari Carlotta, 28 años de Giuseppe Ferraro
Richieri Antonio, 41 años, sardo A Montevideo
Corre, Giacomo, 52 años, sardo Novaro Michele con moglie, 29 años, sardo
Recagliati Francesco, 25 años, sardo Scavino, Giuseppe, 15 años, sardo
De la orilla del mar a la vera del río 213

Frugone Emanuelle, 11 años, sardo ASG, MS, busta 1610, 1838 -1840
Prefumo Sebastiano, 43 años, sardo 17 mayo de 1838
Carzolio Giuseppe, 17 años, sardo Brigantino oriental “La Providenza” de
Bernardo Vigliero, 44 años, sardo Martino Bartolomeo
Gio Batta Cipriano, 15 años, sardo A Montevideo
Scotto Nicoló, 30 años Giraud Gio Giuseppe, 26 años, fracese
Bolla Emanuelle, 25 años, sardo Occelli, Giseppe Francesco, 25 años, sardo
Siri Cattarina, 25 años, sardo
Basso Gio Batta, 15 años, sardo 18 mayo 1838
Ottone Domenico, 48 años, sardo Brigantino sardo “Venere” de Pietro Cam-
Scotto Nciolò, 29 años, sardo podónico
Patorino Pietro, 25 años, sardo A Montevideo
Deagostini, Catterina, 46 años, sarda
21 de abril de 1838 Zigari, Rosa, 26 años, sarda
Brigantino Sardo “Margherita” Schiattino, Erasmo, 40 años, sardo
de Vincenzo Vaccaro Gatto, Filibirto, 27 años, sardo
A Montevideo
Tirelli, Giovanni, 21 años, austriaco 26 mayo 1838
Noiriel Nicola, 24 años, frances Brigantino sardo “Il Vincenzo”
Riverati Francesco, 31 años, sardo de Vincenzo Giantrappani
Fraschinetti Lazzaro, 34 años, sardo A Montevideo
Moresco Francesco, 41 años, sardo Bertoloto, Antonio, 28 años, sardo
Odella Giuseppe, 45 años, sardo Sabatini Francisco, 23 años, sardo
Porcile agostino, 31 años, sardo Cadorna, Luigi, 20 años, sardo
Ottone, Gio Batta 33 años, sardo
De Martini Prospero, 39 años 20 de junio de 1838
Frascineti Cesare, 30 años, sardo Brigantino oriental “La Concesion”
De Marini Giacinto, 24 años, sardo de Paolo Vallaro
Semino Girolamo, 23 años, sardo A Buenos Aires
Maisello Angelo, 24 años, sardo Puccio, Gio Bata, 20 años, sardo
Rovello Antonio, 34 años, sardo Parma, Giacomo, 19 años, sardo
Costa Michele, 24 años, sardo Brignardello, Gio Batta, 36 años, sardo
Piaggio, Angela con quatro igli, 38 años,
ASG, MS, busta1608, 1837 -1838 sarda
Cambio de ordenamiento de los datos, sólo Caveri, Francesco, 32 años, sardo
capitanes con tipo de embarcación y destino Zalezzi, Antonio, 25 años, sardo
Rocca, Pietro, 36 años
ASG, MS, busta 1609, 1838 -1840 Raffo, Luigi, 20 años
Cambia otra vez la forma de registro, sólo Chiossone, Francesco, 38 años, sardo
capitanes con tipo de embarcación y destino Raffo, Gerolamo, 18 años, sardo
Marini, Chiara María, 29 años, sarda
Vasserot, Gi, 28 ñaos, francese
Parma, Emmanuelle, 19 años, sardo
Costa, Domenico, 15 años, sardo
214 Griselda Tarragó

11 de julio de 1838 Devoto, Gio, 28 años, sardo


A Buenos Aires Cadamartori, Antonio, 25 años, sardo
Marini, Gio Batta, 24 años, sardo Carriglia, Silvestro, 40 años, sardo
Marini, Giuseppe María, 25 años, sardo Anselmi Giuseppe, 27 años, sardo
Maglione, Dominica con due iglie, 40 años, Garibaldo, Antonio María, 15 años, sardo
sarda
Pelte Cattarina, 27 años, sarda 27 octubre 1838
Pittaluga, Emmanuelle, 21 años, sardo A Montevideo
Ferrioli, Giusseppe, 21 años, sardo Villa Carlo, 28 años, sardo
Ventura Luigi, 25 años, sardo Giordano Pietro, 12 años, sardo
Peirano, Gio Batta, 67 años, sardo
Saracco, Giuseppe, 27 años, sardo 15 noviembre 1838
Rdo Garcia Antonio, 34 años, sardo Brigantino Oriental “María”
Landa, Miluli, 28 años, sardo de Emmanuele Dallorsa
Lagario, Luigi, 20 ñaos, sardo A Montevideo
Valleluono Giuseppe, 35 años, sardo
26 de setiembre de 1838 Devoto, Geronimo, 18 años, sardo
Brigantino oriental “Paraguay” Sturla Domenico, 32 años, sardo
de Doménico Bosano Devoto, Nicolò, 48 años, sardo
A Montevideo Borzone Giuseppe, 24 años, sardo
Mazza, Antonio, 44 años, sardo Coriglia Francesco, 35 años, sardo
Murachini, Francesco con moglie e iglia,
31 años, sardo Brigantino sardo “Conezione”
Poggio Pietro, 31 años, sardo Defferani Luigi
Brasetti Valentino, 28 años, sardo A Montevideo
Melas Cattarina, 22 años, sardo Dasso Francesco, 37 años, sardo
Banchero Nicolò, 40 años, sardo Ardito Gio Batta, 30 años, sardo
Verani Giovanni, 21 años, sardo Raggio Angelo, 22 años, sardo
Parodi Francesco, 55 años, srdo
22 octubre 1838
Brigantino sardo”Netuno” 24 noviembre de 1838
de Bartolomeo Gasaldo Brigantino sardo “La Conezione”
A Montevideo de Agostino Aicardi
Balleri Cattarina con tre igli, 36 años, sardo A Montevideo
Brignole Giuseppe, 23 años, sardo Debarbieri Giuseppe con sua moglie,
Cerruti, Agostino, 36 años 24 años, sardo
Cerruti, Nicoletta, 13 años Descalzo anna e due igli, 39 años
Bonfanto, Antonia, 42 años, sardo Ghiglino Emmanuelle, 30 años, sardo
Sanguinetti, Nicolò, 19 años, sardo Frugone Angela con sua iglia, 29 años,
Solari, Gerolamo, 17 años, sardo sardo
Trucco Pietro con moglie e iglio, 29 años,
25 de octubre de 1838 sardo
A Montevideo Berlingeri, raffaelle, 24 años, sardo
Badaracco, Antonio, 18 años, sardo
Castagnino, Francesco, 16 años, sardo
De la orilla del mar a la vera del río 215

28 noviembre de 1838 28 de enero de 1839


Brigantino sardo “La Victoria” Brigantino oriental “18 luglio”
de Luigi Codda de Antonio Michelini
A Montevideo A Montevideo
Cuneo Stefano, 41 años, sardo Fazio Catterina, 24 años, sarda
Demarchi Emanuelle, 33 años, sardo Fazio Angela, 19 años, sarda
Bollo, Antonio con iglio, 60 años, sardo
Boero, Nicolò, 46 años, sardo A Buenos Aires
Queirolo Antonio, 46 años, sardo Cerruti Seraino, 10 años, sardo
Figan Giuseppe, 34 años, sardo Cerruti Bartolomeo, 38 años, sardo
Ghersi Agostino, 33 años, sardo Cobia Angelo, 30 años, sardo
Dassoni Domenico, 61 años, sardo Cobia Giuseppe, 35 años, sardo
Cartagenova Gio Batta, 34 años, sardo Antonini Giacomo, 20 años, sardo
Musso Antonio, 29 años, sardo Cerruti Giuseppe, 18 años, sardo
Ferro, Gio Batta 17 años, sardo Cerruti Pietro, 57 años, sardo
Garibaldo Francesco, 26 años, sardo Ratto Filippo, sardo
Brasesco Gerolamo, 32 años, sardo Pre Fray Zenon Badia, spagnol
Delintento Nicolò con suo iglio, 48 años, Pre Giuliano, francese
sardo Pre Mareases Bartolomeo, francese
Recagno Paola con sua iglia, 38 años, sarda
Cravino Anna, 30 años, sarda ASG, MS, busta 1611, 1838 al 1840
Benvenuto Antonio, 27 años, sardo Sólo capitanes y embarcaciones
Vio Giulio, 31 años, sardo
Bollo, Lazzaro, 47 años, sardo ASG, MS, busta 1612, 1839 al 1840
Rossello Nicolò, 31 años, sardo 14 junio 1839
Rosello Catterina con iglio, 22 años, sardo Brigantino sardo “L’maddalena”
de Girolamo Cano
4 de diciembre de 1838 A Montevideo
Brigantino sardo “Enrico” Cortese María con sette iglii, 30 años, sarda
de Domenico Guarello Raffo Teresa con due iglii, 26 años, sarda
A Buenos Aires Anzani Francesco, 29 años, austríaco
Costa, María con sua iglia, 39 años, sarda Sampugnani Gerolamo, 22 años, autríaco
Magliengo Giacinto, 45 años, sardo
24 de diciembre de 1838 Cravaglio Luigi, 21 años, sardo
Brigantino sardo “Sto Antonio” Patrone María, 14 años, sardo
de Erasmo Piaggio Repetto, Angelo, 56 años, sardo
A Montevideo Hondaro Francesco, 46 años, sardi
Bottini Gio Batta, 46 años, sardo Foleo, Serain, 31 años, sardo
Orezzoli Cattarina, 22 años, sardo Deluchi Giuseppe, 30 años, sardo
Ferrande Orasio, 24 años, sardo Deluchi Gio, 36 años, sardo
Delino Agostino, 50 años, sardo Vignale, 46 años, sardo
Persico Nicolò, 33 años, sardo Foleo Pietro, 35 años, sardo
Macera Anna, 13 años, sarda Fasce madale, 68 años, sardo
Delino María, 13 años, sardo Borzino Angela, 26 años, sarda
Casso, Giuseppe, 35 años, sardo Moltedo paolo, 60 años, sardo
Ardonino Girolamo, 29 años, sardo Bollo Teresa con suo iglio, 26 años, sardo
216 Griselda Tarragó

14 junio 1839 Tiscornia Pellegrino, 26 años, sardo


Buick sardo “Providenza” Arata Nicolò, 26 años, sardo
de Francesco Rossi Mazzino Rosa, 26 años, sarda
A Montevideo Ravenna Antonio con moglie e iglia,
Magnone Gio Batta con due iglii, 19 años 41 años
sardo Ravenna Giulia con su iglia, 32 años, sarda
Chiappara Marina con suo iglio, 20 años, Copello Giuseppe Antonio, 17 años, sardo
sarda
Passacco Domenico, 44 años, sardo 26 setiembre 1839
Curotto Domenico, 65 años, sardo Brigantino sardo “La Giustizia”
Mangini Giuseppe, 20 años, sardo de Gio Batta Solari
Arata Luigi, 30 años, sardo A Montevideo
Parma Giovanni, 12 años, sardo Salvo Francesco, 41 años, sardo
Bollo, Maddalena, 18 años, sardo Ghigliazza Sebastiano, 11 años, sardo
Bollo Nicolò, 44 años, sardo Seronello Tomasso con moglie e iglia,
Commio Andrea, 49 años 45 años, sardo
Repetto Aurora, 26 años, sardo Granara Luigi, 22 años, sardo
Arata Luigi, 31 años Rossi gio Batta con sua moglie e tre iglie,
Bollo Antonio, 59 años, sardo 24 años, sardo
Bollo Lazzaro, 42 años, sardo
27 de setiembre 1839
2 setiembre 1839 A Montevideo
Brigantino sardo “Nearco” Arata Angelo, 28 años, sardo
de Giuseppe Ferraro Pastorini andrea, 18 años, sardo
A Montevideo Barabino Giuseppe, 31 años, sardo
Olivieri Emanuelle, 14 años, toscano Collandria Vincenzo, 25 años, sardo
Olivieri Dominico con moglie e iglia, Montedonico, Giovanni, 19 años
32 años, sardo Griffo Bonetto Gio Batta, 39 años, sardo
Noceto Giulio, 36 años, sardo Podestá Nicolò, 20 años, sardo
Durante Michelangelo, 41 años, sardo Muschio Gio Batta con moglie con sua
Vignolo Giacomo, 34 años, sardo iglia, 32 años, sardo
Canessa Giuseppe, 31 años, sardo Fugazzi Giovanni, 32 años, sardo
Antonini Gio Batta con moglie e iglio, Podestá Bartolomeo, 33 años, sardo
29 años, sardo Cousoni Andrea, 26 años, sardo
Vignolo Angelo, 50 años, sardo Cordara Pasquale, 15 años, sardo
Vignale , 13 años, sardo Ballino Vincenzo, 44 años, sardo
Galeano Giuseppe, 15 años, sardo Bonifacoino Bartolomeo, 15 años, sardo
Ghigliaza Antonio, 14 años, sardo Schicca Michele, 25 años, sardo
Malatto Angela, 32 años Schicca Giuseppe, 28 años, sardo
Repetto Michele, 30 años
Poggi Vincenzo, 36 años 28 setiembre de 1839
Cassurro Francesco e moglie, 24 años, sardo A Montevideo
Malatto Giacomo, 17 años, sardo Garassini Placidia, 40 años, sarda
Fariale Alessandro, 26 años Ageleri Cattarina, 32 años, sarda
Deambrosis Bartolomeo, 25 años, sardo Caprile, Tito, 25 años, sardo
De la orilla del mar a la vera del río 217

Parodi Francesco, 42 años, sardo Galotto teresa con sun suo iglio, 24 años,
Viotti Michelle, 30 años, sardo sarda
Fenochietti, Gio, 15 años, sardo Boitano Luigio
Parodi Nicolò, 14 años, sardo
Grondona Luigia con quatro igli, 25 años 16 enero de 1840
Bacigalupo Giovanni, 27 años, sardo Buick sardo “La Providenza”
Bernardo Agostino Chichizola
23 octubre 1839 A Montevideo
Goletta sarda “Fiar del rio” de Pianello Cassina Antonio, 30 años, sardo
A Montevideo Brignardello Gio Batta, 24 años, sardo
Gritta Agostino, 14 años, sardo Canessa Ambroggio, 23 años, sardo
Rocca Luigi, 12 años, sardo Vivaldi Massimo con moglie una iglia e due
Repetto Bernardo, 39 años, sardo igli, 43 años, sardo
Vallandria Vincenzo, 55 años, sardo Sussardo Francesca, 32 años, sardo
Maggiolo Giuseppe, 31 años, sardo Vivlado Angelo, 14 años, sardo
Damiano Gio Batta, 10 años, sardo Peirano Pietro con moglie, sardo
Oneto Giuseppe, 29 ñaos, sardo Capurro Stefano, 49 años, sardo
Podestá, 29 años, sardo Delmonre Francesco, 51 años, sardo
Cheriasco Giuseppe con moglie e duo igli,
20 noviembre 1839 34 años, sardo
Brigantino sardo “S. Franceso di Paola”
de Matteo Ferraro 16 enero 1840
A Montevideo A Montevideo
Devoto Gio Batta, 38 años, sardo Vallero Giacomo, 35 años, sardo
Cavalleri Filipo, 42 años, sardo Pasttorino Giacomo, 43 años, sardo
Decanto Gio Batta, 60 años, sardo Prando Giacomo, 23 años, sardo
Delcanto Giuseppe, 15 años, sardo Minetto Gio Batta con Donna, 13 años,
Castellini Rosa con iglio, 28 años, sardo sardo
Bolero Gio Batta, 27 años, sardo Sirombra Cattarina con due igli, 28 años,
Cerruti, 28 años, sardo sardo
Costa Girolamo, 21 años, sardo Delino Maddalena, 33 años, sardo
Queirolo Giacomo, 61 años, sardo Suntignae Francesco, 25 años, sardo
Queirolo Gio Batta, 31 años, sardo Calcagno, Emanuelle, 33 años, sardo
Queirolo Gio Batta, 34 años, sardo Delino Francesco, 13 años, sardo
Parodi Giacomo, 14 años, sardo Vespa F., 24 años, sardo
Balbi Stefano, 27 años, sardo Ferrando Agostino con moglie, tre igli,
Damiano Anna con iglia, 42 años 38 años, sardo
Villa Francesco, 26 años, sardo
Novella Martini, 32 años, sardo 2 de febrero de 1840
Pittameglio Giacomo, 10 años, sardo Bombarda sarda “Signora del rosario”
Costa Bartolomeo, 45 años, sardo Giuseppe Gallo
Canepa Giuseppe, 38 años, sardo A Montevideo
Montalvo Alessandro, 16 años, sardo Bogliolo Maria con iglio, 30 años, sardo
Sussardo Francesco 32 años,s ardo Maglione Maddalena, 64 años, sardo
Morechio Paolo, 33 años, toscano Peirano Gio Batta, 15 años, sardo
218 Griselda Tarragó

Gailuso Andrea, 35 años, sardo Orceto gio Batta, 13 años, sardo


Ferrari Emanuelle, 24 años, sardo Pastorini Luigi, 24 años, sardo
Odero Francesco, 27 años, sardo
15 febrero de 1840 Bardi Lorenzo, 26 años, sardo
Brigantino sardo “Sacra Famiglia” Bianccardi Ambroggio, 25 años, sardo
de Gio Batta Piaggio Ottone Antonio, 40 años, sardo
A Montevideo
Pietra Giacomo, 35 años, sardo 4 de marzo de 1840
Frey Michele, 50 años, sardo Brigantino orientale “María Catterina”
Mattis Marcantonio, 33 años, sardo de Fracesco Trucco
A Montevideo
20 febrero de 1840 Castagneto Anna con sue frattello, 19 años,
Brigantino sardo “Cesare Augusto” sardo
de Pietro Avegno Bianchi Bartolomeo, 17 años, sardo
Taspino Gio Batta, 80 años, sardo
A Montevideo Castagnino Colomba con due igli, 39 años,
Chiarella Agostino, 23 años, sardo sardo
Folte Sebastiano, 25 años, sardo
Copello Andrea, 26 años, sardo 14 mayo 1840
Dellepiane Pasquale, 24 años, sardo Goleta oriental “Juanita”
Overtelli Domenico, 24 años, sardo de Giuseppe Pesceto
Dellepiane Giuseppe, 22 años, sardo A Montevideo
Bertora Giuseppe con iglio, 51 años, sardo Schenone Gio, 34 años, sardo
Rollandelli Gio Maria, 34 años, sardo Dondero Giuseppe, 29 años, sardo
Solari Paolo, 53 años Casinelli Michele, 17 años, sardo
Schiettino Domenico, 36 años, sardo
Sambucetti Gio, 19 años, sardo ASG, MS, busta 1613, 1840
Repetto Francesco, 9 años, sardo 14 de mayo de 1840
Pendola Gio, 14 años Brick “Speranza” de Gio Batta Gastaldi
Castagnino Angelo, 23 años, sardo A Montevideo
Magnone Maria con tre iglie, 25 años, sardo Falque, Antonio, 32 años, francese
Magnone Gio Batta con iglia, 52 años, Falque, Joseph con nipote, 32 años, francese
sardo Falque, Pietro, 26 años, francese
Marcaro Andrea, 30 años, sardo
Passano Nicolò, 58 años, sardo 21 de mayo de 1840
Valente Nicolò, 28 años, sardo Rossi, Paolo con sorella, i fratelli, 11 años,
Gandolfo María, 21 años, sarda sardo
Pisano, Gio Batta, 24 años, sardo Cattarina, Mariano con fratello, 14 años,
Sanguinetti Stefano, 32 años, sardo sardo
Brignole Gio, 26 años, sardo Romania, con due igli, 50 años, sardo
Chiappe Teresa con sua iglia, 30 años, sardo Ratassi, Luigi, 22 años, sardo
Cichero Teresa con iglia, 43 años, sardo Muzio, Antonio, 22 años, sardo
Ghiglielmini, Antonio, 25 años, sardo
22 febrero de 1840 Gastaldi, Mario, 22 años, sardo
A Montevideo Risso, Dominico, 33 años, sardo
Biancardi Domenico, 21 años, sardo Queirolo, Giacono, 19 años, sardo
De la orilla del mar a la vera del río 219

Castagnino, Gio Batta, 32 años, sardo Copello, Gio Batta, 33 años, sardo
Brignole, Giuseppe, 24 años, sardo Samata/Famata, Bartolomeo, 15 años, sardo
Pendola, Stefano, 19 años, sardo Cordeviola, Stefano, 24 años, sardo
Beretta, Pietro, 28 años, sardo Gandolfo, Domenico, 25 años, sardo
Patrone, Sebastian, 34 años, sardo Peirano, Dominico, 26 años, sardo
Cuneo, Paolo, 15 años, sardo Chiarella, Tomasso, 31 años, sardo
Rosa, Antonio, 21 años, sardo Muzio, Giacomo, 30 años, sardo
(Moire) Andrea, 34 años, sardo Brignardello, Giacomo, 28 años, sardo
Brignole, Luigi, 13 años, sardo Lando, Lazzaro, 32 años, sardo
Daneri, Angelo, 28 años, sardo Cordoviola, Gio Batta, 21 años, sardo
Veltri, Filippo, 24 años, romano Giari, Luigi, 15 años, sardo
Costa, Giuseppe, 28 años, sardo Patrone, Sebastiano, 31 años, sardo
Ciuffradi, Antonio, 21 años, sardo
22 de mayo de 1840 Carlino, Gio Batta, 28 años, sardo
Brigantino sardo “Sempre lo stesso” Massa, Gio Batta, 32 años, sardo
de Agostino Ferraro Monteverde, Girolamo, 35 años, sardo
A Montevideo Boignes, Juan, 22 añlos, spagnolo
Rossi, Giacomo, 22 años, sardo Glas, Filippo, 28 años, spa
Raffo, Giuseppe, 18 años, sardo Ferrario, Francesco, 22 años, Lombardo
Caffarena, Giuseppe, 21 años, sardo Nessi, Antonio, 18 años, svizzero
Podesta, 56 años, sardo Soldatti, Gio Batta, 19 años, svizzero
Oneto, Dominico, 12 años, sardo
Sande, Cristofaro, 41 años, sardo 13 de junio de 1840
Sambuceti, Antonio, 28 años, sardo Brigantino Sardo “Giano”
Devoto, Angelo, 26 años, sardo de Gio Batta Taso
Dasso, Gio Batta, 20 años, sardo A Montevideo
Berisso, Antonio, 18 años, sardo Fascio, Boardo, 19 años, sardo
Berisso, Stefano, 35 años, sardo Ré, Gio Batta, 70 años, sardo
Linata, 18 años, sardo Solari, Angelo, 19 años, sardo
Raffo, Dominico, 28 años, sardo Barbagelata, Andrea, 22 años, sardo
Pinasco, Angelo, 24 años, sardo Vasa, Pietro, 20 años, sardo
Podesta, Gio, 18 años, sardo Giano, Franco, 27 años, sardo
Rocca, Giuseppe, 23 años, sardo Lombardi, Giuseppe, 29 años, sardo
Ferrero, Luigi, 21 años, sardo Daglio, Gaetano, 73 años, sardo
Fumati, Bartolomeo, 21 años Gambarotta, Berardo, 24 años, sardo
Otton, Gio Batta con iglio de 11 años, Folla, Gio Batta, 42 años, sardo
42 años, sardo
Ottone, Angelo, 16 años, sardo 15 de junio de 1840
Degalo, Maddaleno, 18 años, sardo Brick sardo “Correbo” de Paggio
Degalo, Francesco, 12 años, sardo A Montevideo
Vaccarezza, Gerolamo, 31 años, sardo Dagnico, Antonio, 12 años, sardo
Berisso, 22 años, sardo Queirolo, Michelangelo, 27 años, sardo
Podestá, Pietro, 15 años, sardo Autorium, Sebastiano, 50 años, sardo
Angiano, Pietro, 34 años, sardo Capani, Vincenzo, 18 años, sardo
Costa, Andrea, 15 años, sardo
Costa, Agostino, 30 años, sardo
220 Griselda Tarragó

Cobicio, Giovanni, 18 años, sardo 22 de julio de 1840


Capurro, Giuseppe, 18 años, sardo A Montevideo
D. Ramonico, Gio Batta, 23 años, sardo
27 de junio de 1840 Corterolo, Franco con iglio, 26 años, sardo
Brick sardo “Bella Emilia” Corterolo, Vincenzo con suo avo, 14 años,
de Girolamo Sicardi sardo
A Montevideo Servetti, Giuseppe, 26 años, sardo
Nappi/Vappi, Carlo, 32 años, toscano Viano, Pietro, 32 años, sardo
Spotormo, Bartolomeo, 36 años, sardo Finocezietti, Dormeo, 28 años, sardo
Ratto, Giuseppe, 24 años, sardo Berio, Gio Batta, 18 años, sardo
Crosa, Gio Batta, 36 años, sardo Barnato, Nicoló, 62 años, sardo
Perrone, Giovanni, 24 años, sardo Battilana, Catterina, 23 años, sarda
Collato, María con due igli, 30 años, sarda
Perrata, Doninico, 44 años, sardo 13 de agosto 1840
Serra, Margarita, 21 años con sua madre, Brigantino sardo “Sei Sorelle”
sarda de Gio Batta Vassallo
Siccardo, Emili, 29 años, sardo A Montevideo
Serra, Angelo, 39 años, sardo Callambria, Tisano, 26 años, sardo
Vallerega, Cattarina con iglio, 33 años, Viano, Giuseppe, sardo
sardo Armani, Antonio, 30 años, sardo
Damele, Bianca con iglia, 29 años, sardo Bianchi, Girolamo, 35 años, sardo
Biale, Andrea con moglie e qautro igli, Testa, Andrea, 33 años, sardo
35 años, sarda Cravino, Vincenzo con iglio, 28 años, sardo
Biale, Angela Maria, 31 años, sarda Gueta, (hormio), 39 años, sardo
Perato, Pietro, 24 años, sardo Ardaino, Gio Batta, 28 años, sardo
Vallerega, 23 años, sardo Bianchi, Dominico, 24 años, sardo
Bruno, Giacomo, 32 años, sardo Bonello, Antonio, 34 años, sardo
Vadone, Carlo, 32 años, sardo Cravino, Giuseppe con moglie, 33 años,
Beruto, Gio Batta, 26 años, sardo sardo
Ratto, Pietro, 20 años, sardo Zami, Vincenzo, 15 años, sardo
Nam, Francesco, 23 años, sardo Vadane, Francesco, 4 años, sardo
Farfaro, (Neirolo) con moglie, 20 años, Sra Cavaliero, Battistina con tre igli,
sardo 34 años
Vallerega, Girolamo, 16 años, sardo
31 de agosto de 1840
20 de julio de 1840 Brigantino sardo “Nearco”
Brigantino toscano “La Tetis” de Giuseppe Ferraro
de Angelo Pierangeli A Montevideo
A Montevideo Olmo, Francesco, 32 años, sardo
Duce, Angelo colla moglie, 33 años, sardo Sra Casanova, 38 años, sarda
Lavezzolo, Andrea, 22 años, sardo Ralla, Valulla, 26 años, sardo
Rafo, Natale, 16 años, sardo Pinasco, Agostino, 34 años, sardo
Schiafino, Bartolomeo con iglio, inglese Carpi, Giuseppe, 35 años, sardo
Dellepiane, Romaoaldo colla moglie e due Dagnino, Angelo, 45 años, sardo
igli, 40 años, inglese Vigimbrosco, Gio Batta, 14 años, sardo
De la orilla del mar a la vera del río 221

Di Agostini, Antonio, 35 años, sardo 12 de setiembre de 1840


Queirolo, Gio Batta, 12 años, sardo Goletta oriental “Paolina” de Angelo Bollo
Debarbieri, Gaspar Antonio, 24 años, sardo A Montevideo
Lugaro, Gio con iglio, 40 años, sardo Lanata, Gerolamo, 15 años, sardo
Cuneo, Simon, 14 años, sardo Raffo, Cristoffaro, 10 años, sardo
Solari, Giuseppe, 40 años, sardo Bollo, Antonio, 49 años, sardo
Albino, Nicoló 49 años, sardo Zignago, Antonio, 26 años, sardo
Parcile, Agostino, 33 años, sardo Sanguinetti, Nicoló, 16 años, sardo
De Ambrosis, Grasiano, 26 años, sardo Bardi, Antonio, 47 años, sardo
Marini, Antonio, 34 años, sardo Landó, Antonio, 52 años, sardo
Anegno, (Vusni), 48 años, sardo Vernengo, (Bicico), 32 años, sardo
Casanova, Francesco, 32 años, sardo Chiappe, Giovanni, 50 años, sardo
Ottone, Stefano, 18 años, sardo Baldasarre, Giacinto, 13 años, sardo
Ottone, Ignasio, 18 años, sardo
Capurro, Gio Batta con sue iglio, 45 años, 24 de setiembre de 1840
sardo Buick scooner sardo “I due veri amici”
Queirolo, Angelo, 38 años, sardo de Stefano Chiaffaro
Coso, Leonardo, 24 años, sardo A Montevideo
Queirolo, Bartolomeo, 18 años, sardo Frugone, Giulio, 24 años, sardo
Garibaldi, Bartolomeo, 21 años, sardo Cicala, Lazaro, 11 años, sardo
Queirolo, Gio, 16 años, sardo Sivori, Pietro, 14 años, sardo
Valerio, Ignasio, 14 años, sardo Frugone, Vincenzo, 19 años, sardo
Brignardello, Nicoló, 35 años, sardo Dasso, Tommaso, 18 años, sardo
Barbieri, 22 años, sardo Dasso, Giuseppe, 16 años sardo
Vernassano, Catterina con due igli, 59 años,
sarda 29 de setiembre de 1840
Parma, Gio, 14 años, sardo Goletta sarda “La Leandra”
Grafigna, Giuseppe, 22 años, sardo de Gerolamo Persasco
Castagnino, Gio, 12 años, sardo A Montevideo
Grafigna Pastore, Agostino, 15 años, sardo
Nicoli, Silvestre, 26 años, sardo Movella, Maria, 19 años, sardo
Cravetto (Eule), 42 años, sardo
2 de setiembre de 1840 Vallebona, Lorenzo, 46 años, sardo
Brigantino sardo “Oneglia” de I. Calsaona Grapo, Nicoló, 24 años, sardo
A Montevideo Campodonico, Girolamo, 44 años, sardo
Degrossi, Antonio, 15 años, sardo Moccachiodi, Giacomo, 14 años, sardo
Vernazzano, Pellegro e suo iglio, 44 años, Bianchi, Pietro, 14 años, sardo
sardo Morice, Fortunato con moglie e tre igli,
Vernazzano, Filippo Pellegro, 13 años, sardo 14 años, sardo
Oneto, Giuseppe, 24 años, sardo
Aprile, Nicoló, 42 años, sardo 1 de octubre de 1840
Crebino, Gioachino, 24 años, sardo Brigantino Sardo “La Giustizia”
de Gio Batta Galaso
A Montevideo
Sivori, Giuseppe, 24 años, sardo
222 Griselda Tarragó

Viaggio, Rosa con due igli, 37 años, sarda 5 de noviembre de 1840


Rossi, Giuseppe con moglie e iglia, 32 años, Buick scooner sardo “Oriente”
sardo de Andrea Stagnaro
Migone, Angelo con moglie e iglia, sardo A Montevideo
Basuo, Catterina con tre igli, 36 años, sarda Olivari, Emilio, 46 años, sardo
Merlino, Lorenzo, 40 años, sardo Bollo, Giuseppe, 16 años, sardo
Arzeno, Martin, 16 años, sardo Caso, Giuseppe, 14 años, sardo
Canevaro, Lazzaro, 13 años, sardo Roverano, Dominico, 42 años, sardo
Patrone, Barolomeo, 34 años, sardo Boggiano, Agostino, 33 años, sardo
Garibaldi, Giuseppe, 24 años, sardo Cassano, Marco Aurelio, 41 años, sardo
Lavaggi, Michele, 20 años, sardo Bollo, (Gisertino), 11 años, sardo
Montevanico, Gio, 19 años, sardo Vattuone Domenico, 25 años, sardo
Rivara, Angelo, 22 años, sardo Vella, Pietro, 24 años, sardo
Antola, Maria, 57 años, sarda Sivori, Gio Batta, 36 años, sardo
Grillo, Domenico, 50 años, sardo Descalzo, Emilio, 14 años, sardo
Podesta, Pietro, 14 años, sardo Sanguinetti, Domenico, 31 años, sardo
Stagno, Fortunato, 24 años, sardo Piaggio, Stefano, 30 años, sardo
Scotto, Angelo con moglie, 25 años, sardo Frugone, Gio Batta, 38 años, sardo
Descalzo, Giacomo, 32 años, sardo
3 de octubre de 1840 Olivari, Giuseppe, 24 años, sardo
Buick sardo “Il Gio Alberto” Tessi, Gio Batta, 34 años, sardo
de Angelo Testa Lagomarsino, Gio Batta con padre, 13 años,
A Montevideo sardo
Avate, Emilia con due igli, 16 años, sardo Vassano, María con suo iglio, 24 años,
Ferro, Giacomo con moglie e iglio, 29 años, sardo
sardo Lagomarsino, Teramo con iglio, 32 años,
Bisso, Brigida con quatro igli, 25 años, sardo
sardo Sivori, Maria con due iglio, 30 años, sarda
Canepa, Maddalena con tre igli, 24 años,
sardo 26 de noviembre de 1840
Mascardi, Giuseppe, 32 años, sardo Goletta sarda “Quattro Amicis”
Rvdo Isuardi, Filippo. 25 años, sardo de Pietro Chiappe
Damonte, Sebastiano, 55 años, sardo A Montevideo
Como, Francesco, 27 años, sardo Canepa, Giuseppe, 34 años, sardo
Mora, Francesco, 52 años, sardo Travenna, 49 años, sardo
Pozzo, Marco, 34 años, sardo
26 de octubre de 1840 Basso, Stefano, 44 años, sardo
Goletta sarda “N.S. del Rosario” Costa, Luigi, 21 años, sardo
de Gio Batta Richelmi Passano, Emilio, 39 años, sardo
A Montevideo Passano, Francesco, 13 años, sardo
Canciaro, Nicoló, 16 años, sardo Pieri, Ignasio con moglie e iglio, sardo
Tiscornia, Angelo, 20 años, sardo
Marcennaro, Antonio, 11 años, sardo 5 de diciembre de 1840
Biancardi, Giovanni Andrea, 16 años, sardo Goletta sarda “Vittoria”
de Giacomo Copola
De la orilla del mar a la vera del río 223

A Montevideo Stagnaro, Franco, 16 años, sardo


Boggiano, Giacomo, 26 años, sardo Sturla, Dominico di Pietro, 16 años, sardo
Descalzo, Giuseppe, 15 años, sardo Sturla, Dominico fu Angelo, 42 años, sardo
Copello, Antonio, 40 años, sardo
Botti, Giovanni, 19 años, sardo 22 de diciembre de 1840
Casareto, Gerolamo, 16 años, sardo Brigantino sardo “L’Achille”
Cella, Angela, 40 años, sardo de Gio Batta Borzone
Bancalari, Angela, 26 años, sardo A Montevideo
Campodonico, Andrea, 17 años, sardo Frugone, Pietro, 20 años, sardo
Sanguinetti, Gio Batta, 58 años, sardo Daneri, Francesco, 19 años, sardo
Botto, Giacomo, 21 años, sardo Castagnino, Filippo, 20 años, sardo
Longinotto, Gio agaso, 17 años, sardo Castagnino, Silvestro, 29 años, sardo
Longinotto, Giacomo, 21 años, sardo Devoto, Giacomo, 21 años, sardo
Solari, Giuseppe, 21 años, sardo Lavaggi, Gio Batta, 18 años, sardo
Puccio, Antonio, 18 años, sardo Centanaro, Agostino, 21 años, sardo
Solari, Giuseppe fu Girolamo, 28 años, sardo Raffo, Antonino, 32 años, sardo
Repetto, paolo, 22 años, sardo Canese, Dominico, 27 años, sardo
Raffo, Michelangelo, 16 años, sardo Bacigalupo, Gio Batta, 22 años, sardo
Sanguinetti, Giuseppe, 28 años, sardo Badaracco, Paolo, 21 años, sardo
Campodonico, Giuseppe, 19 años, sardo Casanova, Antonio, 28 años, sardo
Repetto, Bernardo, 19 años, sardo Bellagamilio, Pio, 30 años, sardo
Torre, Ottavio, 46 años, sardo Bancalari, Giacomo, 15 años, sardo
Sivori, Benedetto, 20 años, sardo Vignale, Pio, 40 años, sardo
Senno, Giovanni con moglie, 29 años Copello, Francesco, 12 años, sardo
Puccio, Antonio Gerardino, 18 años, sardo Garibaldo, Gio, 20 años, sardo
Nespolo, Giuseppe, 37 años, sardo Capello, Giuseppe, 33 años, sardo
Podestá, Stefano, 19 años, sardo Raffo, Agostino, 24 años, sardo
Curio, Paolo, 26 años, sardo Vario, Antonio, 21 años, sardo
Ravenna, Luigi con moglie e iglio, 28 años, Vario, Gio Batta, 15 años, sardo
sardo Filipasso, Stefano, 15 años, sardo
Longinotti, Giacomo, 38 años, sardo Bacigalupo, Gerolamo, 19 años, sardo
Podestá, Giovanni, 21 años, sardo
10 de diciembre de 1840 Finocchietti, Gio Batta, 15 años, sardo
Goletta sarda “L’Aurora” Vignolo, Andrea, 12 años, sardo
de Luigi Bancalaris Vaccarezza, Dominico, 15 años, sardo
A Montevideo Sertori, Antonio, 24 años, sardo
Bocasco, Luigi, 10 años, sardo Muzio, Giovanni, 9 años, sardo
Canepa, Gio Batta, 20 años, sardo Delorenzi, Gio Batta, 15 años, sardo
Castagnola, Dominico (dormo), 17 años, Podestá, Giovanni, 14 años, sardo
sardo Dentone, Domenico, 46 años, sardo
Frugone, Gio Batta, 40 años, sardo Lambruschini, 24 años, sardo
Frugone, Giacomo con moglie, 25 años, Sturla, Girolamo, 18 años, sardo
sardo Solari, Giacomo, 25 años, sardo
Mora, Gerolamo con iglio, 42 años, sardo Sanguinetti, Gio Batta, 20 años, sardo
Perasso, Giacomo, 25 años, sardo Tiscornia, Dominico, 24 años, sadro
224 Griselda Tarragó

Rivara, Dominico, 16 años, sardo Parodi, Giuseppe, 32 años, sardo


Tiscornia, Agostino, 27 años, sardo Tanzi, Luigi, 24 años, sardo
Raffo, Gio Batta, 28 años, sardo Baralino, Giacomo, 24 años, sardo
Rocca, Angelo, 30 años, sardo Botto, Francesco, 35 años, sardo
Rocca, Sebastiano, 34 años, sardo Costa, Luigi, 26 años, sardo
Podestá, Antonio, 16 años, sardo Tiscornia, Catterina, 38 años, sarda
Copello, Angelo, 8 años, sardo Podestá, Gio Batta, 21 años, sardo
Costa, Giulio, 34 años, sardo Raffo, Giuseppe, 16 años, sardo
Podestá, Stefano, 28 años, sardo Mazino, Gio Batta, 14 años, sardo
Rocca, Gioanni, 25 años, sardo Sanguinetti, Giulio, 16 años, sardo
Solari, Dominico, 16 años, sardo Mazzino, Leonardo, 32 años, sardo
Castagnola, Bartolomeo, 21 años, sardo Chiappe, Bartolomeo, 33 años, sardo
Vignale, Carlo, 20 años, sardo Codda, Giovanni, 44 años, sardo
Solari, Francesco, 28 años, sardo Roddino, Carlo, 31 años, sardo
Codda, Giovanni, 34 años, sardo
Arzeno, Umberto, 29 años, sardo 29 de diciembre de 1840
Marini, Giovanni, 30 años, sardo Goletta sarda “Conusion”
Monteverde, Stefano, 21 años, sardo de Umberto Guastavino
Berisso, Dominico, 42 años, sardo A Montevideo
Monteverde, Antonio, 17 años, sardo Villa, Giuseppe, 34 años, sardo
Lagario, Domenico, 30 años, sardo Ferro, Umberto, 28 años, sardo
Garini, Giuseppe, 25 años, sardo Traverso, Giulio, 25 años, sardo
Sanguinetti, Michele, 28 años, sardo Casalto, Mario, 37 años, sardo
Solari, Giuseppe, 46 años, sardo Boero, Paolo con due igli, 36 años, sardo
Cirala, Angelo Maria, 30 años, sardo Ghigliaza, Silvestro, 14 años, sardo
Marini, Dominico, 15 años, sardo Fasce(sora), Gio Batta, 55 años, sardo
Berisso, Dominico, 15 años, sardo Tassaro, Giuseppe, 9 años
Parma, Gasparo, 28 años, sardo Bagnasco, Antonio, 40 años, sardo
Chiappe, Gio Batta, 16 años, sardo Granaro, Angelimaría, 32 años, sardo
Solari, Gio Batta, 22 años, sardo Rivara, Michele, 23 años, sardo
Podestá, Gio Batta, 27 años, sardo Espasto, Carlo, 29 años, sardo
Copola, Ambrogio, 43 años, sardo Podestá, Gio Batta, 28 años, sardo
Sivori, Nicoló, 14 años, sardo Rivara, Giuseppe, 30 años, sardo
Podestá, Teresa, 38 años, sardo
Dasso, Giuseppe, 21 años, sardo ASG, MS, busta 1614, 1840 -1841
Filippasso, Cristoforo, 23 años, sardo Sólo patrones de embarcación
Finocchietto, Nicoló, 21 años, sardo
Landó, Gio Batta, 21 años, sardo ASG, MS, busta 1615, 1841
Sanguinetti, Lazzaro, 46 años, sardo 4 de enero de 1841
Frugone, Giulio, 25 años, sardo Brigantino sardo “Federico”
Bacigalupo, Fortunato, 22 años, sardo de Luigi Badoano
Bianchi, Tommaso, 14 años, sardo A Montevideo
Tiscornia, Giulio, 15 años, sardo Bianchini, Genaretta con due iglie, 33 años,
Copello, Rosa, 22 años, sarda sardo
Golezzi, Gio, 16 años, sardo
De la orilla del mar a la vera del río 225

Talano, Stefano con moglie tre igli, 41 años, 21 de enero de 1841


sardo Brigantino Sardo “Mima”
de Nicoló Dodero
4 de enero de 1841 A Montevideo
Brigantino sardo “L’Achille” Capello, Giuseppe, 53 años, sardo
de Gio Batta Borzone Olivero, Francesco, 14 años, sardo
Garibaldo, Anontonio, 24 años Garessio, Carlo, 31 años, sardo
Pachiarotti, Francesco con due igli, 45 años, Dais Bartolomeo, 33 años, sardo
sardo Damico, Gaetano, 38 años, sardo
Sanato, Franco Maria con moglie, 26 años, Bacigalupo, Michele, 66 años, sardo
sardo Marino, Giuseppe, 40 años, sardo
Mordiglia, Nicoló, 57 años, sardo
Bellagamba, Pio, 32 años, sardo 26 de enero de 1841
Baciluppo, Angelo, 19 años, sardo Brigantino sardo “Tre fratelli”
Repetto, Nicoló, 18 años, sardo de Luigi Pessali
Pastene, Lingia, 21 años, sardo A Montevideo
Olivia, Tomaso, 20 años, sardo Lagomarsino, Carlo, 28 años, sardo
Campodónico, Luigi con moglie e iglio, Vernassano, Pelllegrino, 23 años, sardo
22 años, sardo Peirano, Pio, 16 años, sardo
Descalzo, Stefano, 20 años, sardo Defazio, Valentino, 38 años, sardo
Bollero, Nicolo, 22 años, sardo Pampararo, Stefano, 28 años, sardo
Campodonico, Francesco, 28 años, sardo Pissano, Marullo, 12 años, sardo
Rocca, Lazzaro, 21 años, sardo Resciano, Gio con sua sorella, 28 años,
Frugone, Andrea, 39 años, sardo sardo
Pietra, Vittorio con tre igli, 37 años, sardo Ponzo, Lazzaro con moglie, 28 años, sardo
Pastore, Carlo Ant., 31 años, sardo Pizzorno, Teresa, 10 años, sarda
Pizzorno, Luigia
5 de enero de 1841 Peluffo, Catterina con iglio, 29 y 8 años,
Brigantino sardo “Cesare Augusto” sardos
de Pietro Avegna Pietro Bertone, Maria con iglia, 30 años, sardo
A Montevideo Sanguinetti, Giuseppe, 15 años, sardo
Bisso, Maria con 3 igli, 28 años, sardo Pelazzo, Liliana con due igli, 31 años
Villa, Gio Batta, 42 años, sardo Pesino, Gio Giorgio, 24 años
Cravino, Anna, 28 años Starúo, Benedetto, 26 años, sardo
Gardella, Antonio, 49 años, sardo Ghiglino, Giacinto, 29 años, sardo
Garibaldo, Catterina con iglia, 31 años, Carzoglio, Maddalena con iglio, 30 años,
sarda sarda
Esparto, Pio Maria, 31 años, sardo Gozo, Antonio, 26 años, sardo
Montalvo, Antonio, 39 años, sardo Girilone, Maria con iglio, 32 años, sardo
Damico, Antonio, 25 años, sardo Cichero, Leonardo, 34 años, sardo
Daste, Francesco, 29 años, sardo Mongiardini, Gabrielle, 21 años, sardo
Picchetto, Camillo con moglie, 26 años, Battini, Giacomo, 23 años, sardo
sardo
Fontanarrosa, Gio Batta, 19 años, sardo
Milano, Giuseppe, 49 años, sardo
226 Griselda Tarragó

8 de febrero de 1841 Novaro, Luigi, 22 años, sardo


Brigantino sardo “Glorioso” Raimusso, Giuseppe, 28 años, sardo
de Gerolamo Scarzella
A Montevideo 17 de febrero de 1841
Peirano, Francesco, 8 años, sardo Brigantino sardo “San Giuseppe”
Alissio, Ottavio Pietro, 17 años, sardo de Emilio Piaggio
Suppi, Catterina con iglia, 46 años, sardo A Montevideo
Rossi, Dominico, 57 años, sardo Garlarino, Bartolomeo, 48 años, sardo
Cariglia, Maddalena, 25 años, sardo Falcone, Agostino, 28 años, sardo
Lertora, Paolo, 34 años, sardo
12 de febrero de 1841 Podestá, Gio Batta, 22 años, sardo
Brigantino sardo “San Francesco di Padua” Peirano, Giuseppe, 44 años, sardo
de Matteo Ferrero Raffo, Teresa, 21 años, sarda
A Montevideo Botto, Antonio, 15 años, sardo
Gaggero, Gio Batta, 31 años, sardo Solari, Giuseppe, 31 años, sardo
Peirano, Giacomo, 26 años, sardo Lando, Antonio con suo iglio, 33 años,
Gazzale, Filippo con moglie e iglio, sardo
28 años, sardo Fontana, Gio Batta, 35 años, sardo
Benvenuto, Franco, 27 años, sardo Sarmaria, Gio Batta, 25 años, sardo
Villa, Giuseppe, 26 años, sardo Badaracco, Antonio, 28 años, sardo
Villa, Giuseppe N. con moglie y iglio, Bacigalupo, Bartolomeo, 21 años, sardo
26 años Bancalari, Angelo, 26 años, sardo
Boero, Bartolomeo, 30 años, sardo Zignaigo, Gio Batta, 27 años, sardo
Carlenaro, Agostino, 37 años, sardo
Guastavino, Gaetano, 30 años, sardo 20 de febrero de 1841
Costa (lunsa), 12 años, sardo Brigantino sardo “Correbo”
de Erasmo Piaggio
13 de febrero de 1841 A Montevideo
Brigantino sardo “L’Esule” Costagueto, Gio Batta, 39 años, sardo
de Gio Filippo Pazzo Fabara, Gio Batta, 14 años, sardo
A Montevideo Costa, María con due igli, 39 años, sardo
Servetto, Batolome, 28 años, sardo Zino, Maddalena con tre igli e un (masezio),
Ramponi, Filippo, 62 años, sardo 3 años, sarda
Oddone, Giuseppe, 25 años, sardo Zino, Angela, 23 años, sarda
Perrone, Gio Batta, 28 años sardo Valle, Antonio, 39 años, sardo
Briano, Margherita, 17 años, sardo
Firpo, Giacomo, 14 años, sardo 23 de febrero de 1841
Perrone, Luigi, 32 años, sardo Goletta sarda “Brillanti” de Nicoló Repetto
Caviglia, Giacomo, 28 años, sardo A Montevideo
Barile, Angelo, 24 años, sardo Parma, Benedetto, 14 años, sardo
Baralino, Luigi, 21 años, sardo Chiappara, Nicoló, 27 años, sardo
Bruzzone, Carlo, 34 años, sardo Solaris, Giacomo, 16 años, sardo
Perrucchini, Dominico, 32 años, sardo
Melcon, Natalio, 25 años, sardo
Vasallo, Lorenzo, 43 años, sardo
De la orilla del mar a la vera del río 227

Costa, Gio Batta, 34 años, sardo 10 de marzo de 1841


Pedrinelli, Bartolomeo, 19 años, toscano Brigantino sardo “Guerriero”
Cinzero, Giacomo, 42 años, sardo de Edmondo Raggio
Aste, Rocco, 39 años, sardo A Montevideo
Piaggio, Antonio, 37 años, sardo
2 de marzo de 1841 Cambiaso, Gio Batta, 25 años, sardo
Brigantino sardo “Bella Emilia” Prato, Bernardo, 32 años, sardo
de Simón Fidanza Magliotto, Giuseppe, 35 años, sardo
A Montevideo Rebragliati, Gio Batta, 42 años, sardo
Cafferata, Gio con suo padre, 16 años, sardo Magliotto, Nicoló, 21 años, sardo
Gardella, Domisio, 25 años, sardo Magliotto, Giuseppe, 37 años, sardo

5 de marzo de 1841 6 de abril de 1841


Brigantino sardo “Bella Emilia” Brigantino sardo “Speranza”
de Simón Fidanza de Gio Batta Gastaldi
A Montevideo A Montevideo
Raimondo, Gnecco, 11 años, sardo Bonfante, Antonio, 33 años, sardo
Deris, Gio, 54 años, sardo Bonfante, Valentino, 30 años, sardo
Lando, Franco, 56 años, sardo Peirano, Bartolomeo, 56 años, sardo
Grosso, Diego, 10 años, sardo
6 de marzo de 1841 Cerruti, Simone, 15 años, sardo
Brigantino sardo “Universo” Guartara, Franco, 31 años, sardo
de Onorato Rella Bonavia, Antonio, 44 años, sardo
A Montevideo Bisso, Agostino, 29 años, sardo
Gandoglio, Agostino, 15 años, sardo Trucco, Gio Batta, 13 años, sardo
Firpo, Luigi, 26 años, sardo Bisso, Paolo, 24 años, sardo
Motellis, Giuseppe, 30 años, sardo Lastrati, Gio Batta, 52 años, sardo
Maglio, Gio Antonio, 20 años, sardo Berta, Tomaso, 28 años, sardo
Mantero, Catterina con tre iglie, 40 años, Perato, Giuseppe, 15 años, sardo
sardo Casaglia, Gio Batta, 13 años, sardo
Gandaglia, Maria con sua iglia, 37 años, Rosso, Maddalena, 24 años, sardo
sardo Accinelli, Maddalena, 33 años, sardo
Ciarlo, Domenico, 22 años, sardo Forchero, Filippo, 37 años, sardo
Peirano, Giuseppe, 40 años, sardo Peluffo, Rosa, 25 años, sardo
Caviglia, Maria, 16 años, sardo Ghiglioni, Maddalena, 28 años, sardo
Vallerega, Antonio con moglie, due igli e Mandraccio, Paola, 52 años, sardo
nipote, 29 años, sardo Silano, Gio, 16 años, sardo
Firpo, Franco, 16 años, sardo Puppo, Antonio, 36 años, sardo
Venturino, Ottavio, 31 años, sardo Thapnis, Elisa, 30 años, svizzera

8 de marzo de 1841 14 de abril de 1841


Brigantino sardo “Universo” Brigantino sardo “Giasone”
de Onorato Rella de Gio Batta Dodero
A Montevideo A Montevideo
Bolla, Angelo Mengiardino, Teresa con fratello e 2 sorelle,
24 años, sardo
228 Griselda Tarragó

Orengo, Catterina con iglia, 40 años, sarda 18 de mayo de 1841


Asplanato, Giuseppe con sorella, 8 años, Brigantino sardo “L’Aquila”
sardo de Antonio Dodero
Rivara, Rosa con liglio, 25 años, sardo A Montevideo
Orengo, Stefano, 10 años, sardo Chiappori, Pietro, 27 años, sardo
Sanguinetti, Giacomo, 7 años, sardo Bancalari, Gio Batta, 21 años, sardo
Parodi, Gio, 43 años, sardo Repetto, Antonio, 16 años, sardo
Profumo, Luigi, 14 años, sardo Zignago, Michele, 21 años, sardo
Zino, Emilio, 13 años, sardo
ASG, MS, busta 1616, 1841
Brigantino sardo “S. Pietro” de Gio Basso 9 de julio de 1841
A Montevideo Buick scooner sardo
Vallebona, Girolamo, 30 años, sardo A Montevideo
Bolla, Benedetto con iglia, 40 años, sardo
12 de mayo de 1841 Repetto, Angelo, 26 años, sardo
Brigantino sardo “Conusione” Chiapponi, Giovanni, 40 años, sardo
de Franco Canola Sorriva, Alberto, 24 años, sardo
A Montevideo Debarbieri, Rafaele, 19 años, sardo
Repetto, Giorgio con moglie e iglia, Figari, Giuseppe, 27 años, sardo
37 años, sardo Vallerga, Pietro, 24 años, sardo
Bozzo, Andrea, 19 años, sardo Parodi, Franco, 44 años, sardo
Baroldi, Gio Batta, 26 años, sardo Costa, Franco, 52 años, sardo
Dante, Gio Batta, 16 años, sardo Laneri, Dominico, 21 años, sardo
Tessada, Carlo, 47 años, sardo Podestá, Dominico, 26 años, sardo
Villa, Dominico, 23 años, sardo Queirolo, Gio Batta, 60 años, sardo
Repetto, Gio Batta, 29 años, sardo Morasca, Giovanni, 31 años, sardo
Repetto, Antonio, 22 años, sardo Arata, Dominico, 38 años, sardo
Repetto, Giuseppe, 55 años, sardo
Muzio, Gio Batta, 15 años, sardo 17 de julio de 1841
Foppiani, Giuseppe, 23 años, sardo Brigantino sardo “Sufragio”
Muzio, Antonio, 23 años, sardo de Angelo Cicchero
Villa, Giacomo, 22 años, sardo A Montevideo
Repetto, Giuseppe, 33 años, sardo Demarchi, Domenico, 23 años, sardo
Sornata, Giuseppe, 28 años, sardo Lavarello, Gio Batta, 16 años, sardo
Badaracco, Agostino, 32 años, sardo Rolfo, Angelo, 32 años, sardo
Garbarino, Giuseppe, 30 años, sardo
Coreti, Qualico, 21 años, sardo 20 de julio de 1841
Traversone, Tomaso, 25 años, sardo Coda, Giovanni, 35 años, sardo
Castgnola, Giovanni, 29 años, sardo Gotuzzo, Lorenzo, 41 años, sardo
Brizzolara, Luigi, 21 años, sardo
Garbarino, Emilio, 29 años, sardo A Buenos Aires
Reverdito, Annetta, 29 años, sardo Mosca, Marco, 29 años, sardo
Aguzio, Giovanni, 37 años, sardo
Pagani, Gio Batta, 19 años, sardo
Sanguinetti, Brigida, 34 años, sarda
De la orilla del mar a la vera del río 229

Risso, Bartolomeo, 27 años, sardo Ponte, Gerolamo con moglie e iglio,


Cortilli, Gaetano, 38 años, sardo 26 y 22 años, sardos
Frezzini, Catterina, 60 años, sardo Matino, Giovanni, 32 años, sardo
Ardunino, Franco, 28 años, sardo
2 de agosto de 1841 Lanata, Pietro, 9 años, sardo
Brigantino sardo “La Rosa” Podestá, Franco, 22 años, sardo
de Bartolomeo Pozzo Taso, Gio Batta, 14 años, sardo
A Montevideo Briasco, Franco, 30 años, sardo
Brignole, Dominico, 17 años, sardo Oliva, Gio Batta, 44 años, sardo
Barbieri, Giuseppe, 10 años, sardo
3 de agosto de 1841 Porro, Carlo con sua moglie e iglio,
Lucchese, Nicoló, 49 años, sardo 41 años, sardo
Gianelli, Giacomo Antonio, 29 años, sardo Allegro, Catterina, 27 años, sardo
Cavassa, Benedetto, 14 años, sardo
4 de agosto de 1841 Rivano, Gerolamo, 33 años, sardo
Brigantino sardo “Sempre lo stesso” Demartini, Daniele, 24 años, sardo
de Agostino Ferraro Toscanini, Giuseppe, 18 años, sardo
A Montevideo Sanguinetti, Catterina, 16 años, sarda
Zanoletti, Filippo, 40 años, lucchese Linaro, Luigi, 17 años, sardo
Monecchalle, Claudio, 46 años, francese
Movera, Catterina, 21 años, sarda 5 de agosto de 1841
Copello, Anastasia con cinque igli, 31 años, Lucchese, Clemente, 15 años, Lucchese
sarda Bafico, Giuseppe, 22 años, sardo
Brignole, Dominicp, 32 años, sardo Lucchesi, Prospero, 56 años, lucchese
Caffese, Giacomo, 39 años, sardo Pavia, Marco, 56 años, napolitano
Mazzino, Giacomo, 22 años, sardo Montero, Emlio, 27 años, sardo
Copello, Lorenzo con iglio 34 y 9 años, D’Anua, Salvatore, 27 años, napolitano
sardos Gines, Salvatore, 27 años, americano
Grafigna, Bartolomeo, 13 años, sardo Lercaro, Giacomo, 24 años, sardo
Corso, Andrea, 22 años, sardo
Ameso, Maria con iglia 24 y 2 años, sardas 6 de agosto de 1841
Lanata, Teresa, 11 años, sardo Brigantino Sardo “Sempre lo stesso”
Bancalari, Giacomo, 16 años, sardo de Agostino Ferraro
Pendola, Agostino con moglie, 29 años, A Buenos Aires
sardo Feretto, Teresa, 10 años, sardo
Picasso, Ernesto, 13 años, sardo Favaro, Francesco, 54 años, sardo
Massa, Gernima con nipote, 58 y 9 años, Favaro, Antonio, 14 años, sardo
sardo Schiattino, Gerolamo, 38 años, sardo
Figaro, Giuseppe, 49 años, sardo Solari, Luca, 27 años, romano
Oliva, Pietro, 19 años, sardo
Piaggio, Giacomo, 27 años, sardo A Montevideo
Boero, Antonia, 46 años, sardo Revello, Francesco, 42 años, spagnolo
Carapale, Bartolomea, 70 años, sardo
Demarchi, Emilio con moglie e iglia,
32 años, sardo
230 Griselda Tarragó

1 de setiembre de 1841 Ghuglielmone, Gio Maria, 26 años, sardo


Brigantino sardo “La Giustizia” Bardi, Giovanni, 13 años, sardo
de Gio Batta Solaris Sino, Giacomo, 37 años, sardo
A Montevideo Brunello, Catterina, 59 años, sarda
Montedorico, Gerolamo, 16 años, sardo Lanata, Gio Batta, 43 años, sardo
Montedorico, Michelangelo, 29 años, sardo Canepa, Gio Batta, 29 años, sardo
Montedorico, Giacomo, 32 años, sardo
Vacchinis, Bernardo, 29 años, sardo 17 de setiembre de 1841
Argiroffo, Giuseppe, 23 años, sardo Buick sardo “S. Gio Batta”
Rubino, Vincenzo, 21 años, sardo de Micchele Sitto
Morasso, Giacomo, 28 años, sardo A Montevideo
Vaccarezza, Ottavio, 46 años, sardo Gorlero, Antonia con iglia 49 y 11 años,
Zino, Teresa, 24 años, sardo sardas
Lanata, Gio Batta, 16 años, sardo
Bobbio, Adele con sua sorella, 28 años, 20 de setiembre de 1841
sardo Cutter sardo “S. Giuseppe”
Castagnino, Francesco, 12 ñaos, sardo de Francesco Maglione

6 de setiembre de 1841 A Montevideo


Goletta sarda “Rosina” de Paolo Muratorio Barbieri, Gio Batta, 14 años, sardo
A Montevideo Zolezzi, Nicolò, 21 años, sardo
Pittaluga, Antonio, 22 años, sardo Cassola, Anna con suo iglio, 41 años, sardo
Parodi, Lorenzo con moglie e igliastro, Perone, Antonio, 46 años, sardo
26 años, sardo Lizza, Nicoló, 19 años sardo
Bolla, Luigi, 22 años, sardo Bruno, Angelo, 26 años, sardo
Medica, Pasquale, 46 años, sardo Marzio, Marzi, 19 años, toscano
Mela, Paolo, 36 años, sardo Barbieri, Michele, 21 años, sardo
Schivo, Antonio con moglie e domestico,
34 años, sardo 13 de octubre 1841
Chianduro, Antonio, 31 años, sardo Goletta sarda “Santa Rosa”
Elena, Giovanni, 45 años, sardo de Dominico Pagliano Domenico
Durante, Giuseppe, 48 años, sardo A Montevideo
Anfoso, Catterina, 29 años, sardo
13 de setiembre de 1841 Murcio, Giuseppe, 8 años, sardo
Goletta sarda “La Providenza” Sifreddi, Maddalena, 17 años, sardo
de Cristoffaro Chiappe Copello, Luigi, 41 años, sardo
A Montevideo Tagliaferro, Elisabetta, 37 años, sardo
Martinelli, Francesco, 34 años, sardo Celle, Gio Batta, 19 años, sardo
Campelli, Angelo, 13 años, sardo Prede, Domenico, 61 asños, sardo
Sino, Antonio, 12 años, sardo Maselli, Antonio, 61 años, toscano
Ghuglielmone, Nicolò, 19 años, sardo
Raso, Giovanni, 31 años, sardo 13 de octubre 1841
Barbieri, Giovanni, 31 años, sardo Buick scooner sardo “Il Pacchetto”
Scaparone, Gio Antonio, 37 años, sardo de Filippo Tiscornia
Ghuglielmone, Francesco, 42 años, sardo
De la orilla del mar a la vera del río 231

A Buenos Aires y Montevideo 16 de octubre 1841


Buffa, Paolo con moglie e cinque igli, Buick scooner sardo “Il Pacchetto”
37 años, sardo de Filipo Tiscornia
Quadro, Vincezo, 28 años, sardo A Montevideo
Sistanini, Carlo con moglie e due igli, Carabelli, Stefano, 32 años, svizzero
36 años, sardo Sanguinetti, Giuseppe, 13 años, sardo
Deambrosis, Bartolomeo, 27 años, sardo Ricchiere, Pantaleo, 39 años, sardo
Magnano, Paolo, 32 años, sardo Sanguinetti, Matteo, 31 años, sardo
Lastrico, Bartolomeo, 32 años, sardo Rossi, Bartolomeo, sardo
Queirolo, Luigi, 16 años, sardo Questa, Andrea, sardo
Bonsignore, Rosalinda, 19 años, sardo Molinari, Antonio, 26 años, sardo
Rossi, Francesco, 25 años, sardo Molinari, Giacomo, 50 años, sardo
Sorelli, Gio Batta, 30 años, sardo
Bottaro, Luigi, 28 años, sardo ASG, MS, busta 1617, 1841 -1842
Campora, Dominico, 41 años, sardo 11 diciembre de 1841
Viotti, Michele, 35 años, sardo Brigantino sardo “Sturla” de Xde Gliotto
Ottone, Gio Batta, 25 años, sardo A Montevideo
Pirovani, Achille, 25 años, svizzero Dondo, Gio Batta con moglie, 37 años, sardo
Boffa, Margheritta, 25 años, sarda
16 de octubre 1841
Brigantino sardo “Capriccioso” ASG, MS, busta 1618, 1841
de Giacomo Copello 20 de octubre de 1841
A Montevideo Goleta sarda “La Bella Angelica”
Puccio, Giacomo, 21 años, sardo de Giacomo Zino
Cembrano, Nicolò, 21 años, sardo A Montevideo
Ratto, Giacomo con moglie, 50 años, sardo Frugone, Emilio, 30 años, sardo
Brignardello, Ventura, 16 años, sardo Chiappara, Antonio, 31 años, sardo
Gontelli, Francesco, 14 años, sardo
Monteverde, Nicolò, 22 años, sardo 20 de octubre de 1841
Delpino, Emilio, 11 años, sardo Scooner sardo “La consolazione”
Marcone, Francesco, 31 años, sardo de Giacomo Trucco
Tessi, Sebastiano, 12 años, sardo A Montevideo
Copello, Luigi, 20 años, sardo Parodi con iglio, Francesco, 39 años, sardo
Livellara, Giiovanni, 47 años, sardo Leonard, Joseph, 39 años, inglese
Livellara, Gio Batta, 14 años, sardo
Repetto, Ambrogio, 36 alños, sardo A Buenos Aires
Parodi, Francesco con iglio, 39 años, sardo Caprile, Carlo, 26 años, sardo
Schenone Giuseppe con moglie e un
Buenos Aires ragazzino, 26 y 23 años, sardos
Noli, Bartolomeo, 27 años, sardo Navone, Giuseppe, 31 años, sardo
Musso, Paolo, 11 años, sardo Navone, Biaggio, 13 años, sardo
Musso, Francesco, 17 años, sardo Brudauso, Antonio, 15 años, sardo
Arzeno, Antonia con tre igli, 39 años, sardo
Dasso, Dominico, 32 años, sardo
Puccio, Gio Batta, 23 años, sardo
232 Griselda Tarragó

21 de octubre de 1841 16 de noviembre de 1841


Brigantino sardo “Revaco” Buick sardo “S. Giorgio”
de Agostino Mozzardi de Giovanni Gianello
A Montevideo A Buenos Aires
Cadorna, Antonio, 16 años, sardo Costa María Agostina con due iglie,
Rosvacco, Dominico, 21 años, sardo 54 años, sardas
Campodonico, Assonta, 46 años, sarda
Lerici, Nicolò, 22 años, sardo 19 de noviembre de 1841
Brigantino sardo “Cesare Augusto”
21 de octubre de 1841 de Gio Batta Licanaluga
Copini, Dominico, 33 años, sardo A Montevideo
Costa, Damiano, 71 años, sardo Pratolongo, Lazzaro, 34 años, sardo
Lupi, Francesco, 16 años, toscano Folle, Nicolò, 37 años, sardo
Marianis, Modesto, 16 años, toscano Queirolo, Giovanna con due igli, 20 años,
Demagistris, Giorgio, 34 años, romano sarda
Bruno, Gaetano, 30 años, sardo
Brigantino sardo “Margherita” Benda, Domenico, 23 años, sardo
de Ambroggio Vaccaro Cuneo, Lorenzo con suo iglio, 41 años,
sardo
A Montevideo Carrara, Giuseppe, 38 años, sardo
Conferto, Giuseppe, 59 años, sardo Zucca, Giacomo, 49 años, sardo
Danovaro, Giacomo, 47 años, sardo Ricca, Domenico con moglie e iglio,
Vallevegui, Francesco, 28 años, sardo 27 años, sardo
Raggio, Catterina con tre igli, 43 años, Peirano, Teresa, 19 años, sarda
sardo Zerega, Angela, 39 años, sarda
Falcone, Giuseppe, 21 años, sardo
Ferrando, Lazzaro, 19 años, sardo 22 de noviembre de 1841
Goletta sarda “Diana” de Stefano Copello
12 de noviembre de 1841 A Montevideo
Brigantino sardo “Misericordia” Parma, Giuseppe, 13 años, sardo
de Stefano Rocatagliatta Castagnino, Antonio, 46 años, sardo
A Buenos Aires Ravenna, Francesco, 16 años, sardo
Moretta, Giuseppa con iglia, 33 años, Bonino, Bartolomeo con suo iglio, 40 años,
(asosta) sardo
Vicini, Tomaso, 50 años, sardo Copello, Antonio, 50 años, sardo
Vicini, Michele, 12 años, sardo Danero, Bartolomeo, 49 años, sardo
Vicini, Nicolò, 11 años, sardo
De Belli, Angelo, 40 años, sardo 22 de noviembre de 1841
Dolcicco, Andrea, 9 años, sardo Goletta sarda “Stella del Nord”
Gorlero, Giovanni, 53 años, saro de Leonardo Canessa
Sacchiavolti, Matilde con iglia A Montevideo
Bernasconi, Luigi, 35 años, svizzero
Decalzo, Giovanni, 19 años, sardo
Landó, María con due igli, 30 años, sarda
Podestá, Paolo, 21 años, sardo
De la orilla del mar a la vera del río 233

Massa, Doménico, 21 años, sardo Miccoli, Angela María, 21 años, sarda


Delucchi, Giuseppe, 26 años, sardo Grafigna, Vincenzo, 21 años, sardo
Raffo, Antonio, 22 años, sardo
4 de diciembre de 1841 Simonetti, Giuseppe, 39 años, sardo
Brigantino sardo “Incas” Marí, Giuseppe, 19 años, sardo
de Pier Antonio Biancchi Dallorso, Giuseppe, 33 años, sardo
A Buenos Aires Battilana, Pantaleo, 47 años, sardo
Cravioto, Catterina con 2 iglie, 32 años, Sanguinetti, Antonio, 40 años, sardo
sardos Brignole, Luigi, 39 años, sardo
Parodi, Paolo, 32 años, sardo
15 de diciembre de 1841
Goleta sarda “La Sorte” Brigantino sardo “Li Otto decembre”
de Giacomo Dodero de Gio Batta Sturla
A Montevideo A Montevideo
Vernazzo, Paolo, 35 años, sardo Dondo, Gio Batta, 37 años, sardo
Balestrero, Angelo, 22 años, sardo Boffa, Margherita, 25 años, sarda
Vasallo, Domenico, 9 años, sardo
Cambiaso, Gio Batta, 28 años, sardo 28 de diciembre de 1841
Castello, Giuseppe, 30 años, sardo Brigantino sardo “Ligure”
de Nicolò Raggio
14 de diciembre de 1841 A Montevideo
Brigantino sardo “Agata” Pozzolo, Domenico, 20 años, sardo
de Agostino Dallorso Ferrando, Agostino, 38 años, sardo
A Montevideo Gallo, Vincenzo, 59 años, sardo
Vay, Giuseppe, 30 años, sardo Evuy, Alessandro, 32 años, sardo
Burzio, Giuseppe, 25 años, sardo Callegari, Giovanni, 28 años, sardo
Vacarezza, Giovanni, 17 años, sardo Garibotti, Francesco, 26 años, sardo
Ravenna, Santino, 36 años, sardo Ravioli, Francesco con moglie, 28 años,
Isolino, Giovanni, 41 años, sardo sardo
Fontanarossa, Gio Batta, 19 años, sardo Pasqualetti, Antonio, 19 años, sardo
Merlo, Tomasso, 17 años, sardo
Olivieri, Doménico, 31 años, sardo 8 de enero de 1842
Dallera, Domenico, 39 años, sardo Brigantino Sardo “Divina Providenza”
Daneri, Angelo, 32 años, sardo de Gerolamo Raffo
Felugo, Gio Batta, 44 años, sardo A Buenos Aires
Macicco, Pier Agostino, 16 años, sardo Zaznali, Francesco, 28 años, Parma
Raffo, Bartolomeo,, 17 años, sardo Agnellini, Lazzaro, 29 años, Parma
Vatticone, Giovanni, 30 años, sardo Turrio, Andrea, 23 años, sardo
Carazzo, Gio Batta, 21 años, sardo Dallorso, Antonio, 48 años, sardo
Lanata, Gio Batta, 21 años, sardo Bancalaris, Antonio, 27 años, sardo
Repetto, Gio Batta, 19 años, sardo Frugone, Stefano, 13 años, sardo
Medica, Giuseppe, 33 años, sardo Bacigalupo, Giuseppe, 15 años, sardo
Oldasio, Lorenzo, 24 años, sardo Monteverde, Antonio, 27 años, sardo
Cassano, Bartolomeo, 23 años, sardo Dentone, Giuseppe, 12 años, sardo
Ravenna, Antonio Agostino, 18 años, sardo Gagliardo, Felice, 9 años, sardo
234 Griselda Tarragó

22 de enero de 1842 Peri, Gio Batta, 24 años, sardo


Goletta sarda “N. S. dell’orto” Vernengo, Benedetto, 23 años, sardo
de Bernardo Solaris y Lorenzo Ravina Martignone, Simone, 22 años, sardo
A Montevideo Botto, Emilia, 16 años, sarda
Puccio, Tomaso, 25 años, sardo Pozzo, Luigi, 49 años, sardo
Simonetta, Giacomo, 28 añlos, sardo Marcone, Salvatore, 30 años, sardo
Isolabella, Luigi, 14 años, sardo Botta, Francesco, 37 años, sardo
Solaris, Francesco, 21 años, sardo Tessi, Sebastiano, 12 años, sardo
Bianchetti, Giacomo, 50 años, sardo Becchettino, Gio Batta, 38 años, sardo
Fontanarrossa, Domenico, 37 años, sardo Rollandi con moglie, Antonio, 32 años,
Casaretto, Andrea, 54 años, sardo sardo
Casaretto, Giovanni, 14 años, sardo Tissado, Giuseppe con moglie e iglio,
Zinago, Antonio, 14 años, sardo 40 años, sardo
Stagnaro, Giacomo con moglie, 48 años,
3 de febrero de 1842 sardo
Goletta sarda “Vittoriosa” Chiappara, María Antonia con iglio, 36
de Sebastiano Chiarella años, sardo
A Montevideo Bacigalupo, Antonio con due iglie, 46 años,
Sacco, Paolo, 28 años, sardo sardo
Girardelllo, Angela, 17 años, sardo Bruzzo, Catterina con suo iglio, 31 años,
Musio, Pietro con iglio, 40 años, sardo sardo
Trucco, Antonieta con due iglie, 37 años,
1 de marzo de 1842 sarda
Brigantino sardo Iride “Nattino” de Santo Goatelli, Antonio con domestico, 38 años,
A Montevideo sardo
Corvi, Agostino, 25 años, toscano
Gotuzzo, Francesco, 18 años, sardo ASG, MS, busta 1619, 1842
Forte, Nicolò, 14 años, sardo 16 de marzo de 1842
Botto, Maria, 22 años, sarda Brigatino sardo “Pillade Oreste”
Garassino, Francesco, 25 años, sardo de Antonio Ghirardello
Vernengo, Gio Batta, 26 añso, sardo A Montevideo
Garibaldo, Giovanni, 44 años, sardo Grillo,Vincenzo, 16 años, sardo
Barbarossa, Benedetto, 28 años, sardo Cerri, Giovanni, 18 años, toscano
Stagnaro, Andrea, 18 años, sardo
Fassano, Giuseppe, 14 años, sardo 18 de marzo de 1842
Perasso, María, 21 años, sardo Brigatino sardo “Vincenzo”
Castagnino, Gio Batta, 30 años, sardo de Vincenzo Giantrapani
Perazzo, Maria, 21 años, sardo A Montevideo
Perasso, Giovanni, 14 años, sardo Sforzini, Luigi, 27 años, toscano
Marengo, Silvestro, 50 años, sardo Sacchi, Gaetano, 17 años, (augusto)
Sturla, Angela Maria, 10 años, sardo Movilia, Nicolò, 15 años, sardo
Sturla, Bartolomeo, 13 años, sardo Campodonico, Giovanni, 14 años, sardo
Bollo, Francesco, 19 años, sardo Oneto, Antonio con moglie e tre igli,
Cambiaso, Luca, 16 años, sardo 44 años, sardo
Barbagelata, Bernardo Rosa, Bautista, 32 años, sardo
De la orilla del mar a la vera del río 235

Queirolo, Francesco, 21 años, sardo Scotto, Nicolò con Moglie, 50 años, sardo
Franzini, Antonio, 23 años, sardo Pellegrini, Tomaso, 30 años, sardo
Pertica, Giuseppe, 32 años, sardo
26 de marzo de 1842 Pendola, Agostino, 34 años, sardo
Brigantino Sardo “Carlo Alberto” Sacco, Luigi, 42 años, sardo
de Gio Batta Antola Dondero, Gio Batta con moglie e iglia,
A Montevideo 46 años, sardo
Gastaldi, Maddalena con tre igli, 30 años,
sardo 12 de abril de 1842
Frugone, Geronima con iglia, 21 años, sarda Goletta sarda “La Bella Basilia”
Porcile, Luigia cun due iglia, 29 años, de Gio Batta Baico
sardos A Montevideo
Rughi, Carlo con moglie con due igli Raggio, Antonio, 20 años, sardo
Motola, Matteo con moglie, 31 años, sardo Macera, Nicolò, 23 años, sardo
Campastro, Francesco con nipote, 34 años, Castagneto, Ambroggio, 39 años, sardo
sardo Ratto, Gio Batta, 16 años, sardo
Multedo, Gerolamo, 32 años, sardo Orezzoli, Ambroggio, 24 años, sardo
Roccagliolo, Luigi, 31 años, sardo Queirolo, Stefano, 35 años, sardo
Tapino, Angelo, 13 años, sardo Marino, Nicolò, 18 años, sardo
Malagamba, Carlo, 40 años, sardo Molinari, Gio Batta, 10 años, sardo
Morando, Antonio, 29 años, sardo Solari, Francesco, 40 años, sardo
Paggio, Gio Batta, 40 años, sardo
Fontana, Angelo, 48 años, sardo 6 de mayo de 1842
Dodero, Domenico, 45 años, sardo Brigantino sardo “Giasone”
Vedova Beggino Maddalena, 26 años, sarda de Gio Batta Dodero
Miccuto, Emanuelle, 16 años, sardo A Montevideo
Ferrari, Luigi, 22 años, sardo Queirolo, Gio Batta, 33 años, sardo
Raggio, Gio Batta, 10 años, sardo Valeatino, Pietro Antonio, 24 años, sardo
Morro, Antonia, 19 años, sarda Dasuno, Pietro, 28 años, sardo
Massa, Giuseppe, 26 años, sardo Bianchi, Tesesa con due iglie, 40 años,
sarda
A Buenos Aires Postone, Antonio, 21 años, sardo
Moltedo, Maria con tre ligie, 39 años, Ricusso, Giuseppe, 18 años, sardo
sardos Canepa, Francesco, 12 años, sardo
Pirinoli, Matteo, 25 años, sardo Siffredi, Gio Batta, 41 años, sardo
Gotta, Filiberto, 31 años, sardo Peirano, Veronica con tre igli, sardo
Bleueustein, Giovanni, 18 años, svizzero Giudice, Bernardo Gio, 53 años, sardo
Risso, Nicolò, 11 años, sardo
9 de abril de 1842 Malatesta, Giuseppe, 49 años, sardo
Brigantino sardo “Industria” Pastorino, Teresa, 27 años, sarda
de Piero Antonio Ferro Ricca, Felicita, 28 años, sarda
A Montevideo Profumo, Luigi, 16 años, sarda
Gardella, Bartolomeo, 34 años, sardo Mochino, Prospero, 41 años, sardo
Fasce, Ridolfo, 25 años, sardo Boscchero, Nicolò, 42 años, sardo
Doberti, Nicolò, 41 años, sardo Tibacco, Giacomo, 24 años, sardo
236 Griselda Tarragó

Calcagno, Bartolomeo, 22 años, sardo 19 de julio de 1842


Piaggio, Giacomo, 25 años, sardo Brigantino sardo “Narciso”
Sascero, Luigi, 17 años, sardo de Gio Batta Pietranera
A Buenos Aires
22 de junio de 1842 Vasallo, Andrea, 16 años, sardo
Brigantino sardo “Providenza” Ferraro, Antonio, 36 años, sardo
de Bernardo Agostino Chichizola Oneto, Marco, 34 años, sardo
A Montevideo Brusco, Francesco, 13 años, sardo
Lavezzo, Michele, 10 años, sardo Sighero, Giuseppe, sardo
Lavezzo, Angelo, 21 años, sardo
Lanata, Giacomo, 33 años, sardo A Montevideo
Cadamartori, Luigi, 33 años, sardo Susini, Ferdinando, 26 años, toscano
Cadamartori, Lorenzo, 29 años, sardo Sivori, Giacomo, 22 años, sardo
Sanguinetti, Luigi due sorella, sardos Nicolini, Nicolò, 14 años, sardo
Reppetto, Bartolomeo, 22 años, sardo Tiscornia, Gio Batta, 27 años, sardo
Perrata, Antonio, 23 años, sardo Muzio, Antonio, 19 años, sardo
Delpino, Isabella con tre igli, 34 años, Canevaro, Basilio, 36 años, sardo
sardos Copello, Lorenzo, 45 años, sardo
Ratto, Pietro con moglie e due igli, 30 años, Barbieri, Giulio, 31 años, sardo
sardos Raffo, Gio Batta, 19 años, sardo
Craviotto, Lorenzo, 31 años, sardo Tiscornia, Pietro, 14 años, sardo
Perrata, Michele, 16 años, sardo Muzio, Gio Batta, 19 años, sardo
Cerruti, Giovanni, 13 años, sardo Ravenna, Giulio, 24 años, sardo
Sanguinetti, Lorenzo con moglie e iglia, Gandolfo, Giacomo, 31 años, sardo
51 años, sardos Gneno, Luigi, 46 años, sardo
Parrella, Lorenzo, 49 años, sardo Caosa, Giuseppe, 30 años, sardo
Costa, Benedetto, 14 años, sardo Oneto, Marco con moglie, sardo
Costa, Carlo, 17 años, sardo
Cella, Domenico, 27 años, sardo 22 de agosto de 1842
Paoletti, Giuseppe, sardo Brigantino sardo “Tre fratelli”
de Luigi Gio Batta Pezzale
5 de julio de 1842 A Montevideo
Buick sardo “Bifronte” de Gaetano Gazzolo Berisso Giovanni con moglie, 31 años, sardo
A Montevideo Ramognino, Gio, 16 años, sardo
Dallorso, Giuseppe con iglio, 39 años, sardo Sacarello, Ottavio, 40 años, sardo
Pedevilla, Gio, 15 años, inglese Piuma, Giuseppe, 23 años, sardo
Cavallero, Luigi, 19 años, inglese Isolabella, Giuseppe, 49 años, sardo
Giusti, Paolo, 32 años, (augusto- acceste) Rossi, Luigi Andrea, 19 años, sardo
Qeirolo, Luigi, 14 años, idem Moglia, Gio Batta, 25 años, sardo
Oliva, Carlo, 27 años, sardo
12 de julio de 1842 Raggio, Davide, 26 años, sardo
Brigantino sardo Colomba, Lombardo, Voute, Davide, 16 años, sardo
Vincenzo Salvo, Francesco con moglie e due igli,
A Buenos Aires 44 años, sardo
Ramezzano, Luigi, 32 años, sardo De Rossi, Benedetto con iglia, 31 años,
Casaglia, Domenico, 15 años, sardo sardos
De la orilla del mar a la vera del río 237

Baglietto, Giuseppe con moglia e iglia, A Montevideo


26 años, sardos Bonalucci, Giulio, 30 años, sardo
Cacciere, Rosa con due igli, 22 años, sardos Piaggio, Giacomo, 20 años, sardo
Berruti, Filomeno con sorella, sardos Razeto, Francesco, 16 años, sardo
Sanguinetti, Giuseppe, 24 años, sardo Razeto, Gio Batta, 58 años, sardo
Demartini, Lorenzo, 32 años, sardo
Zitta, Giuseppe, 34 años, sardo 12 de setiembre de 1842
Secci, Nicolò, 22 años, sardo Brigantino “Nearco”
Raffo, Giulio, 48 años, sardo de Paolo Antonio Ferraro
Tiziana, Colimbra, 30 años, sardo A Montevideo
Copello, Giacomo, 33 años, sardo Rocca, Giacomo, 15 año, sardo
Trabucco, Giuseppe, 58 años, sardo Parma, Giovanni, 23 años, sardo
Salvago, Maria, 33 años, sardo Gallo, Francesco con sua moglie, 30 años,
Costa, Gerolamo, 20 años, sardo sardos
Raffo, Angelo, 20 años, sardo Raffo, Angelo, 23 años, sardo
Rocca, Giuseppe, 25 años, sardo Bacigalupo, Ambroggio, 29 años, sardo
Abbondansa, Lorenza, 36 años, sarda Brignardello, Francesco, 14 años, sardo
Peirano, Giovanni, 16 años, sardo
27 de agosto de 1842 Muzzio, Bartolomeo, 17 años, sardo
Brigantino sardo Federico Tiscornia, Gio Batta, 16 años, sardo
de Gio Batta Badoano Innocenti, Esposto, 31 años, sardo
A Montevideo Raffo, Francesco, 31 años, sardo
Lorenzotti, Pietro, 21 años, sardo Muzzio, Gio Batta, 29 años, sardo
Camiglia, Sebastiano, 39 años, sardo Perciavale, Francesco, 32 años, sardo
Barbieri, Carlo, 23 años, sardo Costa, Agostino, 34 años, sardo
Pignata, Michele, 31 años, sardo Solari, Teresa, sarda
Berisso, Stefano, 16 años, sardo
10 de setiembre de 1842 Rocca, Antonio, 11 años, sardo
Goletta sarda “Assunta” de Simone Solari Bonta, Giacomo, 17 años, sardo
A Buenos Aires Podestá, Bartolomeo, 19 años, sardo
Bassi, Antonio, 41 años, napolitano Cogono Chiara con due igli, 34 años, sardo
Di Fonzo, Lina, 51 años, napolitana Oneto, Giuseppe, 21 años, sardo
Moretti, Maria, 58 años, austriaca Lagomarsino, Filippo con moglie e iglio, 3
Moretti, Angelo con oglie e due igli, 8 años, sardo
34 años, austriaco Podestá, Giacomo con suo iglio, 36 años,
Campodonico, Gio Batta, 16 años, sardo sardo
Campodonico, Giovanni, 40 años, sardo Lagomarsino, Luigi, 14 años, sardo
Boero, Nicolò, 11 años, sardo Riva, Ercole, 28 años, sardo
Oliva, Lazzaro, 15 años, sardo Cabona, Stefano, sardo
Panessa, Maria con sua iglia, 38 años, Riva, Antonio, sardo
sardas
Rosagni, Luigi, 22 años, sardos
Solari, Andrea con suo padre, 14 años, sardo
Canale, Andrea, 60 años, sardo

También podría gustarte