De La Orilla Del Mar A La Vera Del Rio
De La Orilla Del Mar A La Vera Del Rio
De La Orilla Del Mar A La Vera Del Rio
Griselda Tarragó
Rosario, 2011
Para Chongui y Adita, mis viejos queridos,
por tanto amor, tanta entrega, tanta vida...
Índice
Agradecimientos............................................................................................. 15
INTRODUCCIÓN ......................................................................................... 19
CAPÍTULO I
Argentina e Italia antes del Estado-nación...................................................... 27
CAPÍTULO II
Marinos genoveses en el Plata. In tempo di guerra, piú bugie che terra ........ 63
CAPÍTULO III
No hay mal que dure cien años. Santa Fe y el Litoral de los Ríos
entre 1810 y 1840 ............................................................................................. 97
CAPÍTULO IV
Genoveses en la Pampa Gringa, 1840-1860 ................................................... 133
ANEXO I
Censo de italianos de Rosario - 1855 .............................................................. 187
ANEXO II
Registro de embarcaciones y pasajeros desde el puerto de Génova
con destino Buenos Aires y Montevideo, 1823 -1842 ...................................... 199
PReSenTAciÓn de LA cOLecciÓn
LAS RAmAS deL SAuce
E
n la convocatoria Espacio Santafesino 2010, sus auspiciantes –la Secretaría
de Industrias Culturales, el Ministerio de Innovación y Cultura y, a través de
ellos, el gobierno de la Provincia de Santa Fe– incluyeron un estímulo a la
producción editorial. A instancias de este llamado presentamos nuestro proyecto, que
consistía en publicar cuatro libros que abordan diferentes aspectos de la historia pro-
vincial, elaborados por historiadores que nacieron, se formaron, hicieron sus vidas
y enseñan en la provincia de Santa Fe; sus investigaciones, además, se desarrollan
sobre temas que tienen que ver con la historia de este territorio. El jurado dio su visto
bueno a “Las ramas del sauce”, y gracias a todos los que trabajaron en esta propuesta
desde entonces en las fases de elaboración de la idea, estética, edición, corrección,
composición, diseño, armado e impresión, hoy estamos concretándola.
Aunque las cuatro obras seleccionadas para publicar en este proyecto abordan
temas históricos localizados en el territorio de la provincia de Santa Fe, sería injusto
caracterizarlas como obras de historia local o provincial. En primer lugar, porque
los problemas que estudian son universales, y sus autores lo hacen en una escala que
–además– no se contenta siempre con la dimensión del lugar como único horizonte,
atributo de la historia local. Pero sobre todo, porque son el fruto de muchos años de
trabajo, de estudios de posgrado realizados en el país y en el exterior que han atra-
vesado instancias de evaluación y confrontación de versiones previas en ámbitos de
producción historiográica nacionales e internacionales.
La primera de las “ramas” despunta con la publicación de un trabajo originado
en la tesis con la cual Griselda B. Tarragó obtuvo el grado de Doctora en Historia en
la Universidad de Milán, Italia. La serie continúa con un libro de José Larker sobre
la criminalidad y los mecanismos de control social desarrollados durante la segunda
mitad del siglo XIX en Santa Fe, con el cual este colega obtuvo el grado de Magíster
en Historia Social por la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Universidad
Nacional del Litoral; el tercer volumen, facturado por Carolina Piazzi, es el resulta-
do parcial de una investigación que realiza, con beca de CONICET, para esclarecer
aspectos de la sociedad rosarina de inales del siglo XIX estudiándola a través del
cristal de la justicia criminal, trabajo que muy pronto concluirá su ciclo de formación
doctoral en la Universidad Nacional de Rosario. El cuarto volumen se ocupa del mo-
12 Griselda Tarragó
y el cielo. Tan obstinada, tan pertinente es su integración con nuestros ríos y sus ori-
llas que, desprevenidos, podríamos pensar que es “típico” de la zona. Pero a poco de
indagar, es maravilloso, descubrimos que su resuelta identiicación con estos paisajes
desafía con irmeza estos supuestos: el sauce es una de las plantas más extendidas en
todo el planeta y ha adquirido formas muy diversas. Bajo esta designación conviven
más de trescientas especies, y todas se han adaptado bien a los sitios donde gobierna
la humedad; el sauce es un migrante, pero también es un género, una de las formas
que adquiere la vida vegetal sobre la tierra; es el resultado de muchas migraciones;
¿de dónde proviene?, nadie lo sabe a ciencia cierta, quizás solo de andar de río en
río. El mismo nombre abriga especies de aspectos disímiles; ha transitado todas las
literaturas. Lo han cantado en español pero también en alemán, en japonés o en man-
darín, entre otros idiomas. Casi todos los sauces tienen propiedades medicinales y, la
madera de todas sus variedades ha sido utilizada para la construcción y para la guerra,
para la combustión y para la pesca.
Por todo esto, el sauce y sus ramas –de donde surge su proyección pero también
sus retoños, dúctiles para reproducir la especie– constituyen una metáfora preciosa
sobre un modo de imaginar la historia de cualquier territorio y de su gente; resume
todo lo que hay de universal en un paisaje que, a nuestros ojos, es típico, particular;
sugiere que la fuerza de lo local no debe buscarse en lo único, sino en la variedad y
en lo sorprendente de las combinaciones, en los traslados, en las transferencias, en la
belleza que resulta de provisorias formaciones de constelaciones de elementos que
han atravesado tiempos y espacios.
Ojalá estos libros que publicamos gracias al apoyo de Espacio Santafesino sean
solo los cuatro primeros de una serie que, imaginamos, continuará. En el nombre,
como se advierte, está contenido el deseo y la posibilidad de que así sea.
H
acia 1830 vivían en el Río de la Plata unos 8.000 súbditos del Reino de Cer-
deña y Piemonte, dentro de los que se contaban unos 3.000 genoveses. La
experiencia e inluencia de esta temprana corriente migratoria ha sido explo-
rada en diferentes obras de la historiografía nacional e italiana, especialmente, en las
de José Carlos Chiaramonte y Fernando Devoto, de las cuales este libro es tributario.
La obra acerca una propuesta al lector en la que se indaga sobre este fenómeno
desde un punto de vista histórico esencialmente cualitativo que pendula entre un
miramiento integral del mismo por un lado, y por otro, un análisis de corte microana-
lítico que se enfoca hacia las acciones y trayectorias de los agentes.
La llamada Era de la Revolución trajo también como consecuencia, el gran
aumento del comercio y la migración. Entre 1816 y 1850, unos cinco millones de
europeos abandonaron sus países natales y el comercio internacional se multiplicó
por más de cuatro veces.1 Todo el período estuvo atravesado por la extraordinaria
transformación y expansión económica a escala global. El “capitalismo” tenía ahora
a su disposición a todo el mundo y esto también fue móvil para el comienzo de las
mayores migraciones humanas de la historia.
En un país como Argentina, en el que el peso de la población europea llegada
masivamente desde ines del siglo XIX ha tenido consecuencias demográicas, socia-
les y culturales tan profundas, la historia de la inmigración generalmente se identiica
con los estudios que tienen como objeto a la denominada era aluvional. A partir de
allí, pareciera conformarse una “hora cero” que iniciando el ciclo, aproximadamente,
en la década de 1880 ha negando u relegado los procesos migratorios anteriores. Sin
embargo, ese corte ha sido esencialmente historiográico y no necesariamente histó-
rico, ya que es posible pensar que los mismos problemas con los que se enfrentaban
esos hombres y mujeres para tomar la decisión de emigrar, estuvieron presentes en
todas las etapas. En primer lugar, a dónde ir (lo que remitía a la cuestión crucial de
la información disponible), luego a través de qué medios y de dónde obtener los
recursos (lo que remitía al papel de los sistemas de transporte y de los sistemas de
inanciación de la experiencia). Amigos, parientes y agentes diversos –más o menos
informales– adquirían toda su importancia para resolver muchos de los problemas
concretos del viaje y de la instalación en el nuevo país. Durante mucho tiempo los
2 DEVOTO, Fernando “La inmigración”, en Nueva Historia de la Nación Argentina, Planeta, Buenos,
Aires, 2000, Tomo 4, capítulo 2, pp. 77-78.
3 DEVOTO, Fernando Historia de la Inmigración en la Argentina, Sudamericana, Buenos Aires, 2003.
4 ARMUS, Diego “Diez años de historiografía sobre la inmigración masiva a la Argentina”, en Estudios
Migratorios Latinoamericanos, año 2, núm. 4, Buenos Aires, 1986, pp. 431-460.
5 MOYA, José “Notas sobre las fuentes para el estudio de la inmigración española en Buenos Aires”, en
Estudios Migratorios Latinoamericanos, año 2, núm. 4, Buenos Aires, 1986, pp. 497-503.
De la orilla del mar a la vera del río 21
6 Véase el texto clásico GERMANI, Gino Estructura social en la Argentina Moderna, Solar - Hachette,
Buenos Aires, 1988 [1955].
7 DEVOTO, Fernando y OTERO, Hernán “Veinte años después. Una lectura sobre el Crisol de Razas,
el pluralismo cultural y la Historia Nacional en la historiografía argentina”, en Estudios migratorios
Latinoamericanos, año 17, núm. 50, abril 2003, pp.181-227.
8 DEVOTO, Fernando “En torno a la historiografía reciente sobre las migraciones españolas e italianas
a Latinoamérica”, en Estudios Migratorios Latinoamericanos, año 8, núm. 25, Buenos Aires, 1993,
pp. 441-460.
22 Griselda Tarragó
informales acortó y acotó tanto las distancias universales como las sociales, y generó
espacios articulados por sus propias dinámicas y normas, el de las redes de vínculos
primarios que estamparon su propia cartografía a los movimientos.13
Parientes, paisanos, amigos, fueron los nudos a partir de los cuales se fue con-
igurando esa trama. Dentro de ella se aseguraron nudos como la aldea, la región, la
comunidad de origen14 en donde se veriicaron “tradiciones migratorias” sostenidas
hacia determinados lugares de arribo.15 Esos casos han mostrado la casi inconmensu-
rable movilidad espacial, de integración matrimonial e inserción social. La existencia
de áreas especíicas expulsoras, se montó sobre los ámbitos de la sociabilidad y de
conocimiento interpersonal de las familias y de los futuros migrantes. Antes de la
cadena misma, existen esas redes sociales premigratorias que son la condición de su
posterior existencia. Esto a su vez, generó ese segundo ciclo de la cadena, que fue la
recurrente endogamia en los espacios de recepción.16
Los análisis de las pautas matrimoniales ha sido importante para valuar estos
problemas así como el de la asimilación, ya que el origen étnico de los contrayentes
condiciona la naturaleza de la futura familia: en ella se produce la socialización y la
formación de pautas socio-culturales desde el lenguaje hasta la formación de nuevos
valores y prácticas económicas.17
Ha sido también importante la cuestión de deinir el objeto: ¿qué se entiende por
inmigrante? Mientras en sociedades antiguas y, en particular, en el caso de la Monar-
quía Hispánica, era muy difícil establecer quién era “extranjero” ya que su territo-
rialidad era lo suicientemente compleja para que esa condición pudiera deinirse de
una vez para siempre. El sentido de pertenencia, en general, refería a la patria chica,
al ámbito local o regional.18 Lógicamente es el Estado Moderno el que se empeña en
clasiicar, deinir a ciudadanos y extranjeros. Los términos extranjero, viajero, inmi-
13 FRID, Carina “De la red al Mercado. Procesos de especialización profesional en grupos regionales
españoles en Rosario y el sur de la provincia de Santa Fe (1890-1930)”, en BJERG, María y OTERO,
Hernán –compiladores– Inmigración y redes sociales en la Argentina Moderna, IEHS - CEMLA, Tandil,
1995, pp. 67-79.
14 BAILY, Samuel “The village outward approach to the study of social Networks: a case study of the
Agnonesi disapora abroad (1885-1989)”, en Studi Emigrazione, núm. 1905, marzo 1992.
15 IRIANI ZALAKAIN, Marcelino “Hacer la América” Los vascos en la pampa húmeda, Argentina
(1840-1820), Universidad del País Vasco, Bilbao, 2000.
16 OTERO, Hernán “Redes sociales primarias, movilidad espacial e inserción social de los emigrantes
en la Argentina. Los franceses de Tandil, 1850-1914” en BJERG, María y OTERO, Hernán –compila-
dores– Inmigración y redes…, cit., pp. 81-105.
17 SEFELD, Ruth “La integración social de los extranjeros en Buenos Aires según pautas matrimoniales:
¿Pluralismo cultural o crisol de razas? (1860-1923)”, en Estudios Migratorios Latinoamericanos, año
1, núm. 2, abril 1986, pp.203-231.
18 Véase por ejemplo CHIARAMONTE, José Carlos Ciudades, provincias, Estados: Orígenes de la
Nación Argentina (1800-1846), Ariel Historia - Biblioteca del Pensamiento Argentino, Buenos Aires,
1997.
24 Griselda Tarragó
grante, exiliado, pasajero, fueron los más comunes para precisar a los distintos tipos
de personas que llegaron a la Argentina desde el exterior.19
En el proceso de conformación del Estado Nacional argentino, el papel que se le
asignó al inmigrante, fue el de “civilizador”. Tanto en la Constitución de 1853 como
la Ley de colonización e inmigración de 1876, esta condición se ratiica: “todos los
hombres de buena voluntad” son llamados a poblar el “desierto argentino”. Con el
correr del siglo esa imagen original se fue transformando hasta generar otras con con-
tenido xenófobo, frecuentemente emergentes en personajes de la literatura nativa.20
Sin embargo hacia 1880, el objetivo de “orden y progreso” estaba encaminado
hacia su concreción y, a la consolidación del Estado y la expansión económica, se le
agregaba una garantía más: los miles de inmigrantes que llegaban aseguraban no sólo
la relativa estabilidad de la oferta de trabajadores sino, aun más importante que eso,
su reproducción. La pampa santafesina se convirtió en “Pampa Gringa” y ese mundo
poliforme de la colonias agrícolas se esparció sobre un universo antiguo con el que
no dejó de haber conlictos.21
Este libro se monta sobre esa mirada compleja de la acción de migrar conigu-
rada a partir de procesos históricos de las que esas acciones fueron tributarias y a la
vez agentes de construcción.
Con esos objetivos, la obra se organiza en cuatro capítulos. En el primero desa-
rrolla una relación histórico-contextual que describe los procesos político-sociales en
el que se incribe la problemática, tanto en su espacio de partida como en el de recep-
ción de esa migración, ambos alineados por la experiencia de la ausencia del Estado
Nacional en su etapa de pre-uniicación.
En el segundo se da cuenta globalmente de la migración temprana de súbditos
del entonces Reino de Cerdeña y Piamonte al Río de la Plata en la primera mitad del
siglo XIX sobre un soporte documental básico del Archivio di Stato di Torino, el cual
conserva los actos centrales y periféricos del Estado sabaudo hasta la uniicación
de Italia. Se investigó especialmente sobre el Fondo Consolati Nazionali, Buenos
Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires y el FCN, Buenos Ayres,
1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Además se incorporó material
proveniente del Archivo General de la Nación de la Argentina.
19 Véase DEVOTO, Fernado Storia degli italiani in Argentina, Dozelli Editore, 2007.
20 Véase HALPERIN DONGHI, Tulio Proyecto y Construcción de una Nación (Argentina, 1846-1880),
Biblioteca Ayacucho, Caracas, 1980; HALPERIN DONGHI, Tulio “¿Para qué la inmigración?”, en
HALPERIN DONGHI, Tulio El espejo de la historia. Problemas argentinos y perspectivas latinoa-
mericanas, Sudamericana, Buenos Aires, 1987.
21 GALLO, Ezequiel La pampa gringa, Sudamericana, Buenos Aires, 1983; SCARZANELLA, Eugenia
Ni gringos ni indios. Inmigración, criminalidad y racismo en la Argentina 1890-1940, Universidad
Nacional de Quilmes, Buenos Aires, 2003.
De la orilla del mar a la vera del río 25
E
ste libro se construyó sobre la base de los análisis de un momento complejo
en dos espacios lejanos en lo físico pero a la vez estrechados desde el plano de
sus experiencias políticas. Tanto Argentina como Italia no existían en sentido
estricto, o sea en aquel que reiere a su conformación estatal moderna. Ambas coni-
guraciones políticas remitían a experiencias incompletas en este sentido y con unas
consecuencias bastante contundentes en cuanto a uno de los temas que competen a
esta obra: el del control y circulación de las personas.
La formación de los estados nacionales cuela y atraviesa el análisis histórico, lo
penetra y lo condiciona, llevando la exploración hacia la historia política que abona
también los fundamentos teóricos, especialmente por la complejidad de los procesos
sociales de los espacios de partida y arribo de los actores en cuestión.22 Consideremos
entre otros factores la ausencia de un marco institucional y jurídico consolidado, la
fuerte conlictividad política atravesada por guerras y persecución de opositores, la
particular situación que deviene de la inexistencia de un Estado Nacional.23 Esto es,
no sólo el monopolio legítimo de la violencia, sino una soberanía externa indispu-
tada, una autoridad reconocida e institucionalizada en todo el territorio, un aparato
institucional consecuente, centralización jurídico-legislativa y creación simbólica de
consenso.24 Un complejo de dispositivos institucionales que permita gobernar y regu-
22 Una dimensión que podríamos denominar “historia del poder”, nos obliga a “...penetrar profundamen-
te en la realidad institucional y comprobar –ahí en los entresijos de las instituciones y de las prácticas
político-administrativas– cómo se tramaban los equilibrios de poder. HESPANHA, António Manuel
Vísperas del Leviatán, Madrid, 1989, p. 10.
23 En el mismo sentido, la teoría política actual, especíicamente la manejada por antropólogos y soció-
logos “...tiende a identiicar el poder con todo acto de dominación social; o sea, con todo fenómeno
de imposición o inculcación de una determinada conducta. Este punto de vista amplía enormemente
el dominio de lo político, convirtiéndolo en un fenómeno capilar, difuso, que se desliza por todos
los resquicios de los mecanismos sociales [...] Esta perspectiva tiene sin duda el mérito de llamar la
atención sobre el carácter plural y mutuamente subsidiario de los mecanismos sociales de control y
de standarización social.” HESPANHA, António Manuel La Gracia del Derecho. Economía de la
Cultura en la Edad Moderna, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1993, p. 90.
24 OSZLAK, Oscar La formación del Estado Argentino, Universidad de Belgrano, Buenos Aires, 1985,
pp. 16-17.
28 Griselda Tarragó
lar la naturaleza asimétrica de las relaciones sociales que coniguran la sociedad que
ordena y domina.25
Pero conviviendo con ello, esa incompletud se asociaba también a la comple-
mentaria y contradictoria laxitud en tanto un control exhaustivo de las personas que
migraban, que entraban a estos espacios por puertas diversas, todo lo cual producía
un efecto ampliicador de las oportunidades económicas si los involucrados sabían
jugar cuidadosamente las reglas de ese juego peligroso y a la vez conveniente.
En esta misma línea resulta pertinente considerar que territorios y espacios re-
ieren a realidades diferentes. Mientras un territorio es una porción concreta de la su-
pericie terrestre sujeta a una autoridad política en el que los problemas clave son las
acciones tendientes a su ordenamiento o su control; los espacios son “coniguracio-
nes de sentido variable y siempre en movimiento, con inscripción territorial continua,
discontinua o múltiple, que resulta de lujos diseñados por las relaciones sociales en
el ámbito de la producción, del intercambio, del conlicto social, de la acción políti-
ca, de las representaciones culturales o de las interpretaciones de la experiencia, en
suma, de las diferentes formas de la organización de la extensión bruta…”.26
Entre 1820 y 1860 cuando todavía Italia y Argentina no tenían entidad como te-
rritorios nacionales, en cambio existían otras formas territoriales (provincias, reinos)
y múltiples coniguraciones espaciales.
En las tres décadas que median entre la organización nacional y la uniicación
deinitiva de las Provincias del Plata (1853-1880), la territorialidad constituyó un
tema común en los debates políticos en nuestro país. Las discusiones apuntaban a la
posibilidad imaginada o real de conformar un espacio que respondiera a los inlujos
del progreso, y a la consolidación de ciertas direcciones maestras en las formas de
habitar rioplatenses.27 La tarea sería larga y complicada de concluir, especialmente
por la incidencia de unas fronteras con altos niveles de conlictividad y violencia
tanto en el norte como el sur.
En este sentido, las prácticas económicas y migratorias de los agentes que aquí
analizamos, estos empresarios ligures –quienes partían y llegaban– de y hacia terri-
torios aún no nacionalizados, se montaron, sostuvieron y modiicaron en estrecha
relación con los transcursos político-sociales que fueron transformando un país no
consolidado en un Estado-nación, tanto como con los procesos espaciales que fueron
transmutando ese Litoral de los Ríos en Pampa Húmeda.
25 POGGI, Gianfranco El desarrollo del estado moderno. Una introducción sociológica, Universidad
Nacional de Quilmes, Buenos Aires, 1997, pp. 21-22.
26 BARRIERA, Darío y ROLDÁN, Diego –compiladores– Territorios, espacios y sociedades, UNR
Editora, Rosario, 2004, Introducción, p. 13.
27 SILVESTRI, Graciela “El imaginario paisajístico en el Litoral y Sur Argentinos”, en BONAUDO,
Marta –directora de tomo– Liberalismo, Estado y Orden Burgués (1852-1880), Tomo IV de Nueva
Historia Argentina, Sudamericana, Buenos Aires, 1999.
De la orilla del mar a la vera del río 29
28 HOBSBAWM, Eric La era del Capital 1848-1875, Crítica - Grijalbo - Mondadori, Barcelona, 1998,
pp. 15-16.
29 MAZZONIS, Filippo La Monarchia e il Risorgimiento, Il Mulino, Bologna, 2003.
30 Griselda Tarragó
30 CARPANETTO, Dino “La Torino di Vittorio Amedeo II”, in CASTRONOVO, Valerio –a cura di–
Torino Sabauda, Sellino, Milano, 1992. p. 562.
32 Griselda Tarragó
Garibaldi llegado de América, fue recibido con frialdad por el Rey y fue remitido ante
el Ministro de Guerra del Reino.
Tanto los errores tácticos como diplomáticos hicieron que, a poco de iniciada
la guerra, los otros príncipes italianos retirasen el apoyo dejando solas a las tropas
sardo-piamontesas y transformando una guerra federal en una guerra sabauda, que
se perdió en Novara junto con la abdicación del Rey en su hijo Vittorio Emanuele.
Es importante recordar que, a pesar de las alternativas reaccionarias antes re-
latadas, la casa de Saboya era la más antigua de las reinantes en Italia y que, desde
su emergencia, ese territorio había jugado una función estratégica en el juego de las
relaciones internacionales: Stato cuscineto entre Francia y España primero, y entre
Francia y Austria después. Era un reino consolidado y reconocido con un aparato ad-
ministrativo y coercitivo consecuente, que ninguna otra dinastía italiana podía ofre-
cer en ese momento.32
Para la monarquía sarda el programa nacional de modernización cuajado en los
años 1850, era la versión aggiornata y más ambiciosa de aquellas decisiones tomadas
desde el reinado de Vittorio Amedeo II que apuntaban a la expansión territorial hacia
la llanura padana en dirección al Adriático. El Rey intentó instalar un peril monár-
quico más evidente, pero poco a poco esto se diluyó, en gran medida, por la presión
liberal del parlamento lo que se hizo especialmente innegable en el avance sobre la
Iglesia y sus potestades y privilegios.
Luego de Novara, el Ejército se reorganizó bajo la mano de Alfonso Lamarmo-
ra, quien creó escuelas para oiciales de caballería y de infantería, reordenó el cuerpo
de Estado Mayor, invirtió en cuestiones de estrategia y generó un proceso eiciente
de profesionalización. Con este Ejército, Cerdeña participó de la Guerra de Crimea,
la cual no fue relevante en lo militar, pero sí en el plano diplomático y de política
internacional. Para 1856 la cuestión italiana estaba instalada en Europa y era motivo
de tratamiento en el Congreso de París.
En 1859 comenzó la segunda Guerra de Independencia italiana. El 1º de enero
de 1859, Vittorio Emanuele anticipó la guerra frente al Parlamento subalpino anun-
ciando su escucha al grido di dolor e che tanta parte d’Italia si alza verso di noi.33
Las acciones militares comenzaron en abril con las victorias en los campos de Lom-
bardía, pero la guerra se interrumpió por el Armisticio de Villafranca decretado uni-
lateralmente por el Emperador francés. A pesar del desacuerdo de Cavour, el Rey
suscribió la tregua. La decisión fue acompañada por la insurrección liberal de los
estados de la Italia Central y el pedido de anexión al Piemonte.
La crisis en el Reino de las Dos Sicilias abrió el espacio para la acción de los re-
volucionarios. Con el apoyo del Rey, en mayo de 1860, Garibaldi asumió el gobierno
La Liguria
Tradicionalmente conocida como una región esencialmente vinculada al mar y a las
actividades marítimas,34 hasta el siglo XVIII los emprendimientos inancieros ha-
bían garantizado a la región una prosperidad que llevó a Fernand Braudel a calii-
car a Génova como una ciudad “diabólicamente capitalista”.35 La región, con una
concentración urbana importante, recibió el dominio francés sin mayor oposición o
consenso y sin que se diera una verdadera revolución burguesa. Fueron años de cierta
decadencia, aunque se sostuvieron algunas actividades como el comercio de géneros
entre otros.
El 14 de julio de 1797, ocho años después de la caída de la Bastilla, un carro
alegórico de la Libertad representada por Minerva (joven y casi desnuda), desiló por
la calles de Génova para festejar el nacimiento de la Repubblica Ligure, democrática
y representativa. Se alzó el Árbol de la Libertad, se rompieron las cadenas de nume-
rosos esclavos africanos, se destruyeron los símbolos de los privilegios del Antiguo
Régimen. El Palacio Ducal se transformó en Palacio Nacional y la toponimia adqui-
rió el formato de la revolución. La magnitud de tales expresiones no se repitieron
exactamente en las periferias, donde la población no sólo era menor, sino también
estaba menos involucrada en la cuestión.36
Se trataba, no obstante de una democracia importada, fruto de la expansión na-
poleónica, que veía en el estratégico puerto de Génova y toda la Liguria un trampolín
para avanzar sobre los dominios de los Saboya. Los jacobinos no eran tantos: los
ejércitos revolucionarios habían traído más hambre, enfermedades y humillantes pro-
fanaciones a los lugares sagrados, más que libertad e igualdad.
El proyecto de constitución hecho público desde agosto de 1797, contenía algu-
nos pasajes que confrontaban la libertad de conciencia y culto y la nacionalización
de los bienes eclesiásticos con las arraigadas prácticas católicas del pueblo. Eso fue
en parte la causa de los levantamientos contrarrevolucionarios populares de la Ri-
viera Oriental, desde Recco a Sestri Levante bajo el grito de “Viva María”. Aunque
tales movimientos no pueden simpliicarse en la oposición de sanfedismo rural y
34 QUAINO, Máximo “Ligure di carta”, en Storia d’Italia Le Regioni dall’Unità a Oggi: La Liguria,
Giulio Einaudi Editore, Torino, 1994.
35 ASSERETO, Giovanni “Dall’antico regime all’Unitá”, en Storia d’Italia..., cit.
36 TONIZZI, Elisabetta “Dalla Repubblica ligure all’unità d’Italia”, in ASSERETO, Giovanni e DORIA,
Marco –a cura di– Storia della Liguria, Editori Laterza, Bari, 2007, pp. 194-210.
De la orilla del mar a la vera del río 37
sector dirigente genovés, la diplomacia europea derivada de las resoluciones del Con-
greso de Viena, entregó el territorio de la República de Génova al Rey de Cerdeña.
Los Saboya mantuvieron el puerto franco y la Cámara de Comercio que fue ad-
minstrada por un consejo de notables elegidos entre nobles y burgueses. Se mantuvo
la Casa de la Moneda y se constituyó el Senado, tribunal con iguales atribuciones al
de Torino y Nizza.
La Universidad adquirió la misma categoría que la de la capital del Reino y se
estableció en la ciudad el Colegio Real de la Marina militar. Se dejó en vigencia el
Código Napoleónico (a diferencia del resto del Reino) y se levantaron las barreras
aduaneras. Se crearon consejos provinciales elegidos por base censitaria, los cuales
discutían y se expedían sobre disposiciones iscales.
La nueva Casa reinante no coniaba en Génova y produjo una potente fortiica-
ción militar en la región. Los cargos de máxima responsabilidad fueron entregados al
antiguo patriciado, el cual tomó su revancha a la revolución en esta nueva instancia.
Las necesidades derivadas de la reorganización administrativa del Estado sabau-
do hicieron necesarios el empleo de los servicios técnicos de, médicos, ingenieros
abogados, legitimados en el proceso de competencia especializada.
Génova y Piemonte
Todo el período 1815-1845 estuvo signado por el estancamiento económico, de la
industria y el comercio regional, y por la fuerte presión tributaria que no beneiciaba
la circulación mercantil marítima; situación que comenzó a remontar desde entonces,
especialmente durante las administraciones de Victorio Emanuele I, Carlo Felice y
Carlo Alberto. La anexión al Piemonte y el gobierno sardo contribuyeron a trans-
formar la estructura económico-social genovesa, presionando para que abandonase
modalidades arcaicas y asumiese formas modernas.
El estancamiento fue produciendo una progresiva hostilidad hacia el gobierno
de Torino, a quien se achacaba la incapacidad del Piemonte, agrícola y proteccionista,
de comprender la vocación marítimo-mercantil y liberal de Génova. Unos primeros
indicios se hicieron evidentes en los motines carbonarios de 1821. Por entonces, Car-
lo Felice adoptó medidas que favorecieron a su Marina y que mejoraron las comuni-
caciones camineras del litoral así como las que conectaban con el Interior.
Fue un tiempo también de lorecimiento intelectual sin precedentes. Brilló por
entonces el cenacolo artistico-literario creado por Gian Carlo Di Negro, de fama
europea. Se difundieron los periódicos, detrás de los cuales comenzó a vislumbrarse
la acción de Giuseppe Manzini, nutrido por los valores jacobinos de su padre Giaco-
mo. Desde 1831 Mazzini estuvo exiliado en Francia. La conspiración mazziniana de
1833, rápidamente descubierta y reprimida, fue una campana de alarma para Torino.
Los eventos convencieron al rey Carlo Alberto de cuidar mejor la cara litoral de su
reino e impulsar medidas liberalizadoras en la política comercial.
De la orilla del mar a la vera del río 39
compuesto por el genovés Godoffredo Mameli que moriría luchando junto a Mazzini
y Garibaldi por la República Romana.
El 4 de marzo de 1848 se produjo una reforma importante en la administración
sabauda, por la cual dos genoveses, Vincenzo Ricci y Lorenzo Pareto, integraron el
Ministerio del Interior y el Ministerio de Finanza del primer gobierno constitucional
presidido de Cesare Balbo.
Luego de la Batalla de Novara, Génova no aceptó los resultados del enfren-
tamiento, y en medio de un resurgimiento del antipiemontesismo, la población de
Génova se levantó. La revuelta de abril 1849 y la sangrienta represión que le siguió,
representan el momento más dramático de hostilidad de Génova contra el gobierno
sardo. El vínculo entre Torino y Génova se tiñó de sangre. Desde este lugar, la edad
cavouriana puede mirarse como el constante esfuerzo de los estadistas piamonteses
por reconquistar la opinión publica de la ciudad Ligur y generar así una deinitiva re-
paciicación. La burguesía fue la interlocutora privilegiada de Cavour en esta difícil
empresa.
Hacia mediados de siglo se fue atemperando el extremismo de oposición demo-
crática que permitía el encuentro entre la cultura política y la amalgama con la élite
dirigente liberal en el nombre de la Unidad Italiana, movimiento que se opuso a la
línea de acción mazziniana. Génova devino así, y bajo la tutela estatutaria sabauda,
en centro neurálgico de la democracia risorgimentale. Comandado por Bixio, Ber-
tani y Garibaldi, el movimiento estaba dispuesto a una colaboración con el gobierno
sabaudo con miras a la independencia italiana. El 5 de mayo de 1860, Génova fue el
punto de partida de la Expedición de los Mil que, utilizando las naves del armador
genovés Raffaele Rubattino, alcanzó y conquistó Sicilia y el Meridión. La Liguria
quedó incluida en el más extenso e inclusivo Reino de Italia, proclamado el 17 de
marzo de 1861.
El proceso de uniicación
La invasión francesa y los regímenes políticos que nacieron bajo el impulso revolu-
cionario prepararon la ruptura con el marco tradicional de los antiguos estados, sus
fronteras, instituciones y soberanía. En el transcurso de aquellas décadas de guerra
las fronteras políticas de Europa fueron borradas o alteradas varias veces. En Italia, la
preponderancia del Iluminismo y la masonería hizo inmensamente popular la Revo-
lución Francesa entre las gentes cultas, pero el jacobinismo local sólo tuvo verdadera
fuerza en el Reino de Nápoles.37
La herencia más formidable de la Revolución Francesa fue la creación de mode-
los y patrones de levantamientos políticos para uso general de los rebeldes de todas
partes. Esto no quiere decir que las revoluciones de 1815-1848 fuesen obra exclusiva
de unos cuantos agitadores desafectos, como los espías y los policías de la época
–especies muy utilizadas. Se produjeron porque los sistemas políticos reinstaurados
en Europa eran profundamente inadecuados –en un período de rápidos y crecientes
cambios sociales– a las circunstancias políticas del continente y porque el desconten-
to era tan agudo que hacía inevitables los trastornos.
Pero los modelos políticos creados por la Revolución de 1789 sirvieron para dar
un objetivo especíico al descontento, para convertir el desasosiego en revolución y,
sobre todo, para unir a toda Europa en un solo movimiento –o corriente– subversi-
vo.38
La restauración resultante del Congreso de Viena de 1815 sólo lo fue de nom-
bre. El mapa de los estados estaba completamente desigurado, desapareciendo, por
ejemplo, un referente vital en el sistema italiano: la República de Venecia. La dis-
locación del viejo orden, más que el Reino de Italia instaurado por Napoleón, junto
con las oleadas revolucionarias de la primera mitad del siglo XIX, creó un ambiente
preunitario.
La sistematización territorial de Europa se estabilizó luego de 1815 y perma-
neció así hasta c.1859-1871. La suerte de Italia fue decidida por las potencias ven-
cedoras. En ella no pesó la acción diplomática de los Estados Pontiicios, Sabaudo
o Borbónicos y la organización de Italia fue uno de los lancos más débiles. Austria
se aseguró un vasto dominio conjunto a través de una larga y cómoda continuidad
territorial al núcleo principal de la monarquía, asegurándose al mismo tiempo el pre-
dominio sobre el mar Adriático.
En el Piamonte se dará una situación particular. A la poca disposición de parte
de Rusia, Inglaterra y Francia a que fuese conquistado, se agregó la resistencia misma
del gobierno piamontés. El mecanismo de equilibrio europeo lo favorecía: el Reino
de Cerdeña representaba así el predominio completo de Austria en Italia.39
La Restauración fue una edad de reacción, pero también una época de profundos
contrastes sociales, políticos y culturales. La lucha de la burguesía contra la nobleza,
del pueblo dividido y oprimido contra sus dominadores por conseguir una existencia
política nacional, el contraste entre grupos aristocráticos o grupos que permanecieron
aferrados a prácticas feudales, la desconianza entre Estado e Iglesia, fueron contradic-
ciones que atravesaron profundamente todo el período. Como se vio, la monarquía sa-
bauda misma fue un bastión reaccionario durante el reinado de Vittorio Emanuele I.40
41 VICENS VIVES, J. Historia General Moderna, Montaner y Simón, Barcelona, 1979, Tomo II, pp.
260-61.
42 CANDELORO, Giorgio Storia dell’Italia..., cit.
De la orilla del mar a la vera del río 43
En ese contexto que condujo a un permanente embate inglés contra las posesio-
nes coloniales de España, algún tipo de ataque británico a las colonias españolas en
América era posible.57 Aunque nunca se han aclarado convenientemente las causas
profundas de las invasiones, todo conduce a interpretar que la desobediencia de un
marino inglés ayudó en un objetivo añorado por el Reino Unido: fortalecerse en
57 FERNS, H. S. Gran Bretaña y Argentina en el siglo XIX, Solar Hachette, Buenos Aires, 1966.
De la orilla del mar a la vera del río 47
con una cubierta de legitimidad apenas mayor que el sospechado Liniers. Con él arribó
también Vicente Nieto quien sería el encargado de reprimir los alzamientos juntistas de
La Paz y Chuquisaca.
El desarrollo del conlicto armado en la Península fue marcando los pasos del pro-
ceso político. Así, en diciembre, la Junta debió retirarse a Sevilla. En enero de 1809, esta
Junta emitió el decreto por el que se llamaría a los americanos a elegir a sus represen-
tantes en aquélla. El manejo de la información en América siempre resultaba lento. Esa
lentitud y parcialidad de la información generaron un clima de incertidumbre creciente.
Así, recién entre agosto y septiembre de 1809, comenzaron a llegar las noticias a la ciu-
dad de los sucesos de Bayona. Los diputados del Río de la Plata nunca llegaron a la Junta
Central.64 Su caída generó un nivel mayor de conlictividad en cuanto a la legitimidad
del Consejo de Regencia.65
Después del 25 de mayo de 1810, la guerra se transformó en el horizonte de la
Revolución durante diez años. La junta surgida en Buenos Aires fue la expresión más
elocuente de la crisis institucional profunda de la Monarquía Hispana. Buenos Aires
debió enfrentar el desafío de someter a todo el territorio del entonces caduco virrei-
nato del Río de la Plata a la obediencia del nuevo orden instalado.
Dos rasgos centrales caracterizarían a la Revolución rioplatense: sería la única
no reconquistada por la contrarrevolución y, al inal de la guerra, Buenos Aires habría
perdido más de la mitad de la población de 1810. La ciudad principal, capital del ya
desaparecido Virreinato, legitimó a partir de este status su papel en la dirección del nue-
vo período. A partir de ello, la Revolución triunfante en Buenos Aires exigió al resto de
las ciudades el acatamiento explícito al nuevo régimen. Los fusilamientos del ex virrey
Liniers y del Intendente Gutiérrez de la Concha por las tropas revolucionarias en Cabeza
de Tigre (Córdoba) por oponerse al movimiento son un claro ejemplo del momento que
se vivía. La respuesta no fue igual en todo el extenso ámbito del territorio rioplatense,
generándose situaciones muy diferentes de acuerdo a la historia económica, política y
social de cada región. En especial, el Litoral66 se transforma en un espacio extremada-
mente conlictivo.
Las características especíicas de emergencia de este movimiento, generaron
una creciente vigilancia política tendiente a disciplinar la adhesión, que se tornó
64 VARELA SUANZES-CARPEGNA, Joaquín La teoría del Estado en los orígenes del constituciona-
lismo hispánico (las Cortes de Cádiz), Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1983.
65 HALPERIN DONGHI, Tulio Revolución y guerra..., cit., p. 160.
66 Región así denominada por estar volcada sobre los ríos Paraná y Uruguay, y que incluía aproximada-
mente a las actuales provincias argentinas de Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes. Véase TARRAGÓ,
Griselda De la autonomía a la integración. Santa Fe entre 1820 y 1853, Tomo V de BARRIERA, Da-
río –director– Nueva Historia de Santa Fe, Prohistoria - La Capital, Rosario, 2006; SCHMIT, Roberto
Ruina y resurrección en tiempos de guerra. Sociedad, economía y poder en el oriente entrerriano
posrevolucionario, 1810-1852, Prometeo, Buenos Aires, 2004.
De la orilla del mar a la vera del río 49
67 GOLDMAN, Noemí Historia y Lenguaje. Los discursos de la Revolución de Mayo, CEAL, Buenos
Aires, 1992; “Revolución, Nación, Constitución en el Río de la Plata. Léxicos, discursos y prácticas
políticas. 1810-1830”, en Anuario del IEHS, vol. 12, Tandil, 1997, pp. 101-109.
68 HALPERIN DONGHI, Tulio Guerra y inanzas en los orígenes del Estado Argentino (1791-1850),
Editorial de Belgrano, Buenos Aires, 1982.
69 CHIARAMONTE, José Carlos “Formas de identidad en el Río de la Plata luego de 1810”, en Boletín
del Instituto de Historia Argentina y Americana Dr. Emilio Ravignani, 3ª serie, núm. 1, 1989, pp. 71-
92; “El federalismo argentino en la primera mitad del siglo XIX”, en Federalismos Latinoamericanos:
México, Brasil, Argentina, FCE, México, 1993, pp. 81-132; “Acerca del origen del Estado en el Río de
la Plata”, en Anuario IHES, Tandil, núm. 10, 1995, pp. 27-50; Ciudades, provincias, estados: orígenes
de la Nación Argentina (1800-1846), Tomo 1 de la colección Biblioteca del Pensamiento Argentino,
Ariel, Buenos Aires, 1997; “La formación de los estados nacionales en Iberoamérica”, en Boletín
del Instituto de Historia Argentina y Americana Dr. Emilio Ravignani, 3ª serie, núm. 15, 1997, pp.
143-165; Nación y Estado en Iberoamérica. El lenguaje político en tiempos de las independencias,
Sudamericana, Buenos Aires, 2004.
50 Griselda Tarragó
procesos complejos de luchas internas y cambios en sus grupos de poder, así como
estrategias diferenciales en cuanto a alianzas regionales.70
Pareciera ser que, más allá de los alcances de las reformas borbónicas, a ines del
período colonial los cabildos, y con ellos la tendencia al autogobierno, estaban muy
vigentes a ines del período colonial. Este vigor se manifestaba también en la relación
que se estableció entre ciudades principales y ciudades subordinadas que diagramó el
Régimen de Intendencias, eludiendo estas últimas el control de las primeras.71
La voz pueblo apareció inicialmente como sinónimo de ciudad en sentido polí-
tico. El uso del plural (los pueblos) reiere a las ciudades que frente a los sucesos de
Bayona, habían reasumido la soberanía. Estos pueblos hacían referencia a las ciuda-
des políticamente organizadas, a las cuales se pertenecía por la condición de vecino.72
La convocatoria de la Junta se hizo a “los pueblos” y no a una nación preexis-
tente. Se apelaba a la única fuente de legitimidad una vez desaparecida la igura del
monarca.73 De esta manera, en el principio de la Revolución, los verdaderos protago-
nistas fueron las ciudades y pueblos, y sus cabildos, expresión política de sus élites
urbanas.74 La elección de los diputados a la Primera Junta fue encomendada a los
cabildos, encargados de seleccionar a quienes debían elegir.75
Los independentistas apelaron a la tradición política contractualista,76 y la doctrina
invocada fue la del “pacto de sujeción” y la reasunción de la soberanía por el pueblo,
concebido éste no como un conjunto de ciudadanos con derechos iguales sino como
el conjunto de vecinos, de acuerdo a su acepción tradicional. En una interpretación
forzada, el grupo revolucionario alegó el derecho de Buenos Aires como antigua
capital del Virreinato, en su primacía como pueblo soberano, más allá de que se con-
siderase a los restantes pueblos como co-depositarios de la reasumida soberanía. La
emergencia de los “pueblos rioplatenses” como primera forma de expresión política
respondió a esta realidad, en la que el conjunto de ciudades coloniales con sus áreas
77 QUIJADA, Mónica; BERNARD, Carmen y SCHNIEDER, Arnd Homegeneidad y nación con estudio
de caso: Argentina, siglos XIX y XX, Colección Tierra Nueva en Cielo Nuevo, CSIC, Centro de Hu-
manidades, Instituto de Historia, Madrid, 2000.
78 GOYRET, José Teóilo “La guerra de independencia”, en Nueva Historia de la Nación Argentina,
Academia Nacional de la Historia, Planeta, Buenos Aires, 2000, p. 278.
79 HALPERIN DONGHI, Tulio Revolución..., cit., p. 81.
80 IRIGOIN, María Alejandra y SCHMIT, Roberto –editores– La desintegración de la economía colo-
nial. Comercio y moneda en el interior del espacio colonial (1800-1860), Biblos, Buenos Aires, 2003.
81 HALPERIN DONGHI, Tulio Revolución..., cit., p. 93.
52 Griselda Tarragó
Por otra parte, la eterna miseria iscal del gobierno revolucionario,82 llevó ha-
cia una creciente agresividad en la búsqueda de recursos necesarios para la supervi-
vencia de la Revolución, por lo que las persecuciones y las exacciones forzosas se
constituyeron en moneda corriente. En Buenos Aires, las donaciones para el Ejército
acompañaron las diferentes expediciones y, si bien las primeras víctimas fueron los
sospechosos de deslealtad a la causa, pronto casi nadie quedó exento de esa violencia
del nuevo poder. Las provincias fueron progresivamente sometidas a medida que
esquilmaron sus inanzas, incluyendo préstamos forzosos y contribuciones extraordi-
narias de hombres y ganados.
Por último, la casi inmediata ocupación del terreno por parte del Ejército re-
volucionario, condujo hacia situaciones en las que la guerra afectó directamente a
los espacios en los que se instaló, donde los ejércitos vivieron del terreno y de los
recursos locales.
La Revolución de octubre de 1812 había dado paso a un segundo y depurado Triun-
virato y el llamado a una Asamblea General que se inauguró el 31 de enero de 1813.83
Con objetivos claramente republicanos, no llegó a cumplir el objetivo de dar a las Pro-
vincias Unidas una carta constitucional. La situación se complicaba mucho por la emer-
gencia de la disidencia litoral y por el proceso de restauración europeo, obligando a la
prudencia.
Un año después de la Asamblea, una nueva forma de gobierno se estrenaba en el
Río de la Plata. El director Posadas, tío del inluyente Carlos María de Alvear encarnó
en enero de 1814 el primer Poder Ejecutivo Unipersonal. Fortalecido por la conquista de
Montevideo a ines de 1814, en 1815 fue él mismo quien ocupó esta posición, cuando el
conlicto de la Banda Oriental iba llegando a su etapa de mayor conlictividad.
Un Congreso General se reunió en Tucumán en marzo de 1816 designando director
a Juan Martín de Pueyrredón y declarando la Independencia de España el 9 de julio.
Por entonces, el ya general San Martín comenzaba a planiicar el plan continental, que
concluiría con el cruce de los Andes por el Ejército patriota y la liberación de Chile y
Perú entre 1817 y 1822.
La Revolución había destruido el viejo orden y no había sido capaz de rehacer otro
según un proyecto coherente.84 A lo largo de los 20 años que corren entre 1810 y el Pacto
Federal de 1831, el Río de la Plata experimentó la búsqueda de una solución constitu-
cional que permitiera llegar a concretar los objetivos de la llamada Revolución de Mayo.
En los años 1813, 1816-1819, 1824-1826 y 1828 cuatro asambleas constituyentes sólo
lograron dar a luz deicientes textos constitucionales que fueron rechazados por las pro-
vincias, por su carácter unitario.
A estos intentos se sumaron acuerdos parciales designados “pactos preexistentes”
por haber precedido al primer texto constitucional que rigió en Argentina.85
El 4 de enero de 1831, se irmo el Pacto Federal, único instrumento del vínculo
confederal que funciono hasta la sanción de la constitución de 1853, al que inalmente
terminaron adhiriendo todas las provincias. Por el mismo se determinaron dos cuestio-
nes medulares de la dinámica política de entonces. Por un lado, la delegación del manejo
de las relaciones internacionales y de la guerra en la provincia de Buenos Aires, y mas
concretamente en la persona de Rosas, y por otra, la obturación de la libre navegación de
los ríos interiores, fuente de futuros y enquistados conlictos.
A pesar de estos pactos parciales, permaneció entonces indeinida la organización
política de los pueblos rioplatenses generándose una progresiva, pero contundente,
transferencia de poder hacia Buenos Aires, especialmente luego de la llegada de Rosas
al poder. Después de la caída del Directorio, último intento del período revolucionario
de conformar un Estado Nacional, las provincias sostuvieron la ambigua condición de
estados libres, independientes y soberanos. Sin embargo al seguir llamándose “provin-
cias” aceptaban en los hechos una posición subordinada en una unidad política mayor
inexistente.86
Esta experiencia estuvo acompañada por el fenómeno del llamado “caudillismo
rioplatense”.87 Su emergencia es parte de un proceso de construcción de legitimidad
política e institucional de un momento de transición. La búsqueda de una nueva legiti-
midad, estuvo claramente cruzada por la lucha facciosa desatada en el seno de las élites
provinciales. En esta dinámica, con la incorporación de población urbana que había
estado marginada de los espacios de poder y con la emergencia política de la población
rural, se amplió de a poco y de una manera no lineal la base de la representación. En el
último caso, la incorporación no se produjo generalmente, sino a través de la mediación
de estos actores que operaron en los intersticios abiertos por los nuevos tiempos. Los
llamados “caudillos” articularon en su persona la manipulación de dos esferas de poder:
por una parte las élites, normalmente agrupadas en alguna instancia institucional de la
provincia creada a tal efecto, como son las legislaturas o las salas de representantes; por
otra, la población de la campaña o de la ciudad, movilizada política o militarmente.
Las pretensiones autonómicas de las provincias coexistieron durante la primera
mitad del siglo XIX con otra tendencia política, aquella que tendía a reunir en una
sola unidad, lo que sería el futuro Estado Nacional Argentino. La llegada de Juan
Manuel de Rosas al gobierno de Buenos Aires durante dos períodos (1829-1832,
88 TERNAVASIO, Marcela La revolución del voto. Política y elecciones en Buenos Aires, 1810-1852,
Siglo XXI, Buenos Aires, 2002.
89 ROMERO, Luis Alberto La feliz experiencia. 1820-1824, La Bastilla, Buenos Aires, 1983.
90 GIANELLO, Leoncio Historia de la Provincia de Santa Fe, Plus Ultra, Buenos Aires, 1978, p. 249.
De la orilla del mar a la vera del río 55
91 GELMAN, Jorge Rosas bajo fuego. Los Franceses, Lavalle y la Rebelión de los Estancieros, Sudame-
ricana, Buenos Aires, 2009.
56 Griselda Tarragó
92 PAGANI, Rosana; SOUTO, Nora y WASERMAN, Fabio “El ascenso de Rosas al poder y el surgi-
miento de la Confederación (1827-1835)”, en GOLDMAN, Noemí –dirección de tomo– Revolución,
República, Confederación…, cit.
93 HALPERIN DONGHI, Tulio De la Revolución de…, cit.
De la orilla del mar a la vera del río 57
La confederación urquicista
Todos los años, en lo que ya era un ritual, Rosas presentaba su renuncia al desempeño
de las relaciones exteriores de la Confederación Argentina. Lo hacía ante la Legisla-
tura bonaerense y ante cada provincia confederada. El 1° de mayo de 1851, el general
Urquiza –gobernador de Entre Ríos y antiguo aliado– rompió la tradición y aceptó
oicialmente la renuncia del Restaurador. Por este decreto –conocido como el Pro-
nunciamiento– la provincia de Entre Ríos reasumió su plena soberanía y su derecho a
vincularse directamente con las potencias extranjeras. El 25 de mayo, Urquiza dirigió
a las restantes provincias una proclama en la que exigía la organización constitucio-
nal de la Confederación. Rosas consideró que esta manifestación del “loco y salvaje
unitario Urquiza” era una declaración de guerra.95
Durante una sublevación de Corrientes en 1846, Urquiza manifestó su indepen-
dencia al irmar con los sublevados el Tratado de Alcaraz, rechazado por Rosas. El
conlicto en la Banda Oriental había permitido el ascenso militar de la provincia de
Entre Ríos y el Restaurador trató de amputarlo con el recorte de las comunicaciones
comerciales con Montevideo e intentó incorporar el Paraguay a la Confederación.
Estas medidas le granjearon la creciente animadversión de Urquiza y el Brasil que
tenía aspiraciones sobre el territorio paraguayo. A ines de marzo de 1851, Entre Ríos
irmó un acuerdo militar con Montevideo y Brasil.96
El desarrollo económico de Entre Ríos a mediados del siglo pasado permitía
incluirla entre las más aventajadas provincias y, hacia 1850, las exportaciones de
carne salada de Entre Ríos ya podían competir con los envíos de los saladeros de
Buenos Aires. Éste era un signo del crecimiento de su economía que se extendía a
otras actividades, como la explotación de la cal. La introducción del ganado ovino en
el sur de la provincia y la búsqueda de nuevos mercados a través de los países vecinos
ayudaron a sostener el ciclo expansivo de la economía provincial.
Establecida la Alianza Antirrosista, en julio de 1851 Urquiza invadió Uruguay.
Manuel Oribe se rindió y le entregó su Ejército. El Ejército Grande Aliado de Sud-
América estaba listo a ines de 1851. Urquiza regresó a Entre Ríos y desde su base,
Diamante, se dispuso al cruce del Paraná. La autoridad de Echagüe se derrumbó
frente a tamaño rival y la ciudad de Rosario se pronunció a favor de Urquiza, al igual
que San Nicolás.
El enfrentamiento militar que se libró en Caseros, cerca del campamento rosista
de Santos Lugares, fue cruento, pero se decidió rápidamente a favor de Urquiza, en
la mañana del 3 de febrero de 1852. Rosas, en medio del desastre, dejó el campo de
batalla y regresó a la ciudad para buscar refugio en casa del ministro inglés George
Gore Ouseley y partir de inmediato al exilio en Inglaterra a bordo del buque de guerra
Conlict.
Por invitación de Urquiza, los gobernadores de las provincias se reunieron el 31
de mayo de 1852 en la localidad bonaerense de San Nicolás. Allí llegaron los gober-
nadores de Buenos Aires, Santa Fe, San Luis, San Juan, Tucumán, Mendoza, Santia-
go del Estero, La Rioja y Catamarca. El 1º de julio adhirieron Salta, Jujuy y Córdoba.
En San Nicolás se irmó el Acuerdo por el cual se establecían los fundamentos
para la organización de la nación sobre la base de un sistema representativo, repu-
blicano y federal. Se disponía la vigencia del Pacto Federal de 1831, se declaraba la
libertad de tránsito y la libre navegación de los ríos, con la supresión de las aduanas
interiores y la libre circulación de los productos nacionales y extranjeros entre las
provincias. Se ordenaba la instalación de un Congreso Constituyente en el mes de
agosto en la ciudad de Santa Fe. Una vez sancionada la Constitución, debía elegirse
el primer presidente constitucional del país. Provisoriamente, se nombró director de
la Confederación al general Urquiza.
El 20 de noviembre de 1852, el Congreso Constituyente –que según lo dispuesto
en el Acuerdo de San Nicolás debía reunirse para sancionar la carta constitucional–
comenzó sus sesiones en Santa Fe. La Constitución Nacional fue sancionada el 1º de
mayo de 1853 y promulgada el 25, en homenaje a la iesta patria.
El in del poder ejercido por Juan Manuel de Rosas generó una intensa actividad
política. El intento inicial de Justo José de Urquiza de controlar el proceso de reorga-
nización fracasó ante la resistencia de la provincia de Buenos Aires. Su Legislatura
se negó a aceptar los términos del Acuerdo irmado en San Nicolás, que otorgaban
interinamente al gobernador entrerriano la dirección de la gestión pública nacional.
Ante la reacción militar de Urquiza, el 11 de septiembre de 1852 los bonaerenses
se alzaron en armas y rechazaron a las fuerzas urquicistas. La provincia de Buenos
Aires se separó entonces de la Confederación Argentina por varios años.
Por un lado, Urquiza consiguió establecer su hegemonía en las provincias con-
federadas que presidió desde Paraná entre 1854 y 1860. En 1854, Urquiza y Salvador
María del Carril asumieron el gobierno en Paraná. La precariedad de la Confedera-
ción era más que evidente. Su viabilidad política dependía de acuerdos personales
entre el presidente y los grupos de poder provinciales. Un delicado equilibrio se vio
alterado con frecuencia por constantes conlictos, situación agravada por la impo-
sibilidad de organizar un sistema de rentas nacionales y un Ejército con el mismo
alcance. La Confederación dependía básicamente de los recursos entrerrianos que no
podían constituirse en las bases materiales de la nación.
Buenos Aires asistió a la emergencia de fuerzas políticas relativamente nuevas,
en las que actuaron jóvenes políticos como Bartolomé Mitre y Adolfo Alsina que se
enfrentaron con las dirigencias tradicionales. Los nuevos elementos comenzaron a
actuar en la arena política, explorando la creación de bases diferentes y convocando a
través de los llamados clubes, la movilización de las fuerzas electorales.97
Hacia 1857 la fusión de sectores políticos nuevos y los tradicionales produjo la
emergencia del Partido de la Libertad para enfrentarse a aquel sector, que propiciaba
una posible integración a la Confederación Argentina.
La hora de la nación
Con Bartolomé Mitre a la cabeza el Partido de la Libertad ganó las elecciones de
1857 y las siguientes a través de un sistema político inaudito que movilizaba a las ba-
ses para imponerse por los votos y la fuerza durante las jornadas electorales. El mo-
mento estuvo cruzado también por un fuerte movimiento de opinión a través de los
periódicos y cautivaba al público por medio de la oratoria lorida de sus dirigentes.
El Partido Federal, con Justo José de Urquiza a la cabeza, pareció consolidarse
con el triunfo armado de las fuerzas confederadas sobre Buenos Aires en la Batalla de
Cepeda, en 1859, y la integración de la provincia rebelde a la Nación. Sin embargo,
Cepeda no modiicó la situación política porteña, donde el liberalismo siguió domi-
nando y contó con apoyo entre las clases propietarias y entre sectores más amplios
de la población.
En 1860 ganó las elecciones presidenciales el candidato oicial Santiago Derqui,
pero las disidencias con Urquiza así como la infructuosa búsqueda de bases propias
de sustentación política, mellaron su gobierno. En tanto, desde Buenos Aires los libe-
rales comenzaban a aianzar su posición en algunas provincias.98
Finalmente en 1861, en un nuevo enfrentamiento en Pavón, las fuerzas bonae-
renses derrotaron al Ejército Nacional y la balanza de poder se inclinó a favor de
Buenos Aires y el Partido Liberal. Las elecciones presidenciales conirmaron esa
situación y convirtieron a Bartolomé Mitre en el primer presidente de la República
uniicada.99
Como síntesis del proceso político económico reseñado se pueden señalar que
entre las dimensiones signiicativas del proceso denominado de la “Organización
Nacional”100 suena con fuerza la de una sociedad que debió dar contenido a la idea de
progreso. Los nuevos grupos burgueses debieron afrontar riesgos en la formación de
capitales en el marco de una economía abierta al mundo, mientras la propiedad fue
avanzando sobre antiguas prácticas consuetudinarias. Todo lo cual devino en la nece-
sidad de estabilizar formas de intervención sobre las rentas, militarización y control
de las personas.
La Constitución otorgó un marco jurídico a las libertades y creó las condiciones
para la construcción de una estructura de representación que dio fundamento al nuevo
Estado a través del cual se expresaba una soberanía nacional única.
98 GONZÁLEZ BERNALDO DE QUIRÓS, Pilar Civilidad y política en los orígenes de la nación Ar-
gentina…, pp. 305-346.
99 OSZLAK, Oscar La formación del Estado Argentino, Universidad de Belgrano, Buenos Aires, 1985.
100 BONAUDO, Marta –dirección de tomo– Liberalismo, Estado y Orden Burgués (1852-1880), Intro-
ducción, Tomo IV, Colección Nueva Historia Argentina, Sudamericana, Buenos Aires, 1999.
De la orilla del mar a la vera del río 61
101 BECK BERNARD, Lina Cinco años en la Confederación Argentina, 1857-1862, Emecé, Buenos
Aires, 2001, pp. 150-151.
62 Griselda Tarragó
Giuseppe Garibaldi
Publicado en Harper’s Weekly, junio de 1882
cAPÍTuLO ii
S
egún las informaciones más reiteradas y difundidas,103 hacia 1830 habitaban
en el Río de la Plata más de 8.000 súbditos sardos. Muchos de los ellos eran
parte de un heterogéneo grupo de marinos desertores u hombres alejados de
los dominios de la Monarquía Sabauda por sus opiniones políticas. Unos 3.000 –en
su mayoría genoveses– estaban dedicados a la navegación y comercio de cabotaje en
el sistema luvial del Río de la Plata en más de seiscientas embarcaciones pequeñas
de las cuales eran propietarios. Su presencia había ido creciendo desde la década de
1820. No obstante, todavía no se percibían ni nombraban como italianos.104
Tanto por la densa conlictividad que afectaba a estas tierras como por cuestio-
nes propias del momento que atravesaba la región de Liguria, la década revolucio-
naria no fue un momento receptivo de esa migración. Por entonces, el mayor lujo
de esos contingentes se dirigía hacia el Mediterráneo occidental, hacia Gibraltar y
África del norte, empujados por la presión demográica y iscal y el endeudamiento
agrario.105 A pesar de su larga tradición marinera, todavía no era el tiempo para los
102 Antiguo refrán: En tiempo de guerra, mejor mentiras (o engaños) que tierra.
103 CUNEO, Nicoló Storia dell’emigrazione italiana in Argentina, 1810-1870, Garzanti, Milán, 1940;
WEIS, Ignazio Carlo Alberto e Juan Manuel de Rosas. Contributo alla storia delle relazioni di-
plomatiche fra il regno di Sardegna e la Confederazione Argentina, Società Tipograica Modenese,
Módena, 1951; SCARZANELLA, Eugenia Italiani d’Argentina, Storie di contadini, industriali e mis-
sionari italiani in Argentina, 1850-1912, Marsilio Editore, Venecia, 1983; SERGI, Jorge Historia de
los Italianos en la Argentina, Il mattino d’Italia, Buenos Aires, 1940; DEVOTO, Fernando “Liguri
nell’America australe: reti sociali, immagini, identitá”, en Storia d’Italia Le Regioni dall’Unità a
Oggi: La Liguria, Giulio Einaudi Editore, Torino, 1994; La via delle Americhe. L’emigrazione ligure
tra evento e raconto, Sagep Editrice, Genova, 1989; DEVOTO, Fernando “In Argentina”, en BEVI-
LACQUA, Piero; DE CLEMENTI, Andreina y FRANZINA, Emilio –a cura di– Storia dell’emigra-
zione italiana, Donzelli Editore, 2002; VANGELISTA, Chiara “L’emigrazione ligure e piomentesi nel
Cono Sud all’inizio dell’Ottocento. Aspetti economici e sociali”, in FONDAZIONE CASA AMERI-
CA –a cura di– Migrazioni liguri e italiane in America Latina e loro inluenze culturali, Roma, 2005.
104 DEVOTO, Fernando Historia de los italianos en la Argentina, cit.; DEVOTO, Fernado Storia degli
italiani in Argentina, cit.
105 DEVOTO, Fernando Historia de los…cit., pp. 29-30.
64 Griselda Tarragó
106 KROEBER, Clifton La navegación de los ríos en la historia argentina, Paidós, Buenos Aires, 1968,
cap. V.
107 CIPOLLA, Carlo Maria Storia facile dell’economia italiana dal medioevo a oggi, Arnoldo Mondadori
Editore, Milano, 2009, p. 92.
108 DORIA, Marco “Da un’economia di antico regime all’industrializzazione”, in ASSERETO, Giovanni
e DORIA, Marco –a cura di– Storia della Liguria, Laterza, Bari, 2007, pp. 211-228.
109 DORIA, Marco “L’Economia del mare: le navi i porti”, in ASSERETO, Giovanni e DORIA, Marco
–a cura di– Storia della Liguria, cit., pp. 302-325.
De la orilla del mar a la vera del río 65
Poco a poco esta naciente colonia de migrantes se aianzó sobre las costas del
Paraná y el Plata con vistas a ejercer una doble intervención sobre la navegación
externa e interna, clave del éxito de esta elección en la que las embarcaciones iban
siempre con carga plena, tanto a la ida como al regreso. La rica experiencia como
armadores de los genoveses se acopló con la grave crisis que la Revolución y guerra
habían dejado en el Río de la Plata. Allí, las viejas técnicas ligures que ya estaban
desactualizadas frente a las nuevas que de la mano del hierro se imponían en Europa,
tenían lugar todavía en este confín del Cono Sur.
Esta suerte de ventaja comparativa, estimulaba la especulación y coayuvaba a
que se constituyeran pequeñas compañías que invertían en este tráico, así como a la
radicación –vía la deserción– de tripulantes de naves sardas que decidían aprovechar
la favorable diferencia salarial.112
El registro de pasajeros arribados a Buenos Aires, en 1822, sólo computa treinta
y nueve personas procedentes de la península itálica.113 La cifra va aumentando hacia
mediados de siglo, con la presencia masiva de genoveses (80%). En muchos casos
la llegada se produjo por etapas, arribando primero a otros puntos en Italia, Europa
o Brasil y en el caso del Río de la Plata, Montevideo antes de Buenos Aires,114 con
lo cual ese nimio número es sólo un indicio muy relativo de un movimiento que, por
entonces, no estuvo nunca sujeto a un control sostenido y estricto.
El mayor crecimiento se dió desde el momento en que las provincias rioplaten-
ses comenzaron a tolerar la participación extranjera en la navegación y en la cons-
trucción de navíos como forma de responder a una urgencia derivada del creciente
comercio en el Litoral y de la falta de suicientes nativos interesados o habilitados
para estas actividades. Además de la navegación en sí misma, el grupo acaparaba
gran parte de la construcción naval y del tráico ultramarino, especialmente desde el
puerto de Génova desde donde se importaban vino, papel, ideos, zapatos, drogas,
pañuelos de punto, aceite, mosaicos de mármol, seda, mercería y fruta seca, entre los
productos más destacados.
Si bien como ya se dijo, el lujo de migrantes fue constante desde c.1820, la
tendencia se volvió mucho más claramente positiva cuando desde 1838 se establecie-
ron relaciones diplomáticas con el reconocimiento de la Independencia argentina por
parte del Reino de Cerdeña, inal exitoso de las gestiones del célebre cónsul sardo en
Buenos Aires desde 1835, Barón Enric Picolet d’Hermillon.115
112 AST, Rapporto sul commercio sardo colla Confederazione Argentina e la banda Orientale (Sud Ame-
rica), Consolati Nazionali, Buenos Aires, II (1835-1851).
113 AGN, Buenos Aires, Libro de Entradas de Pasajeros, Sala X, 36-8-13 a 36-8-30, citado por DEVOTO,
Fernando Historia de los…, cit., p. 31.
114 Ver Capítulo IV de este libro y Apéndice documental anexo, Magistrato di Sanità, Archivio di Stato di
Genova.
115 CHIARAMONTE, José Carlos Mercaderes del litoral. Economía y sociedad en la provincia de Co-
rrientes, primera mitad del siglo XIX, FCE, Buenos Aires, 1991, p. 91 y ss.
De la orilla del mar a la vera del río 67
116 CHIARAMONTE, José Carlos “Notas sobre la presencia italiana en el Litoral Argentino en la pri-
mera mitad del siglo XIX”, en DEVOTO, Fernando y ROSOLI, Gianfausto –compiladores– L’Italia
nella societá argentina, Centro Studi Emigrazione, Roma, 1988; HALPERIN DONGHI, Tulio “Ro-
sismo y restauración europea en los informes del cónsul sardo en Buenos Aires, Baron Henri Picco-
let d’Hermilion (1835-1848)”, en Revista de Historia de América, núm. 37-38, 1954; SALVATO-
RE, Cándido “La emigración política italiana a la America Latina (1820-1870)”, en Jahrbuch Für
Geschichte Lateinamerikas, 1976; NASCIMBENE, Mario “Orígenes y destino de los italianos en la
Argentina (1835-1970)” y RUIZ MORENO, Isidoro “ Comienzo de las relaciones entre Italia y Ar-
gentina”, en KORN, Francis Los italianos en la Argentina, Fondazione Agnelli, Buenos Aires, 1983;
KROEBER, Clifton La navegación de…, cit.; BROWN, Jonhatan Historia Socioeconómica de la
Argentina, 1776-1880, Siglo XXI, Buenos Aires, 2002 [1979].
117 CUNEO, Nicoló Storia dell’emigrazione italiana in Argentina..., cit.; WEIS, Ignazio Carlo Al-
berto e Juan Manuel de Rosas..., cit.; SCARZANELLA, Eugenia Italiani d’Argentina, Storie di
contadini,..,.cit.; SERGI, Jorge Historia de los Italianos en la Argentina,...cit.; DEVOTO, Fernan-
do “Liguri nell’America australe: reti sociali, immagini, identitá”, en Giulio Einaudi Editore Storia
d’Italia…, cit.; La via delle Americhe. L’emigrazione ligure tra evento e raconto..., cit.; BEVILAC-
QUA, Piero, DE CLEMENTI, Andreina, FRANZINA, Emilio –a cura di– Storia dell’emigrazione
italiana...cit.”; VANGELISTA, Chiara “L’emigrazione ligure e piomentesi nel Cono Sud all’inizio
dell’Ottocento. Aspetti economici e sociali”, in Fondazione Casa America – a cura di– Migrazioni
liguri e italiane in..., cit.
118 CUNEO, Nicoló Storia dell’emigrazione italiana in Argentina..., cit., pp. 91-92. El subrayado me
pertenece.
68 Griselda Tarragó
De esta cita memorable tomada del rapporto del cónsul del rey de Cerdeña en Bue-
nos Aires del 10 de abril de 1838, han partido en su mayoría los trabajos posteriores
sobre los sardos en el Río de la Plata.119
A la hora de reseñar la historia de esta inmigración, frecuentemente se recurre
a una suerte de búsqueda del origen de la misma. La mayoría de los autores toman
este patrón siguiendo el esquema planteado por Cuneo: la indagación de antecedentes
que desgrana un rosario de nombres que comienzan a aparecer en el siglo XVIII y a
veces, antes.
Amerita este señalamiento que también en este libro se haga una breve reseña de
este camino previo, siguiendo la estela dejada por Cuneo.
Esta etapa se caracteriza por la llegada de individuos bastante aislados y, gene-
ralmente, en buena posición económica o de alta caliicación intelectual, que arriban
atraídos por las posibilidades que había abierto la creación del virreinato del Río de la
Plata o por la necesidad de cubrir cargos o tareas especializadas. Desde mediados del
siglo XVIII aumentó el número de extranjeros residentes en Buenos Aires. También
de los genoveses.
Cuneo le dedica su primer capítulo a esta inmigración,120 señalando la ausen-
cia de desconianza –con algún grado de inexactitud– de las autoridades españolas
frente a los italianos quienes no sólo formaban parte de los dominios de la Corona
sino que eran vistos como elementos de calidad. Algunos llegaron con los jesuitas y
otros como el padre Antonio Machoni o Gaetano Gervasoni eran ellos mismos de esa
orden. El padre de Manuel Belgrano, Domingo Belgrano Peri, había arribado desde
Oneglia, por la vía de Cádiz en la coyuntura expansiva del último cuarto del siglo
XVIII y logró hacer una gran fortuna.121 Por esos tiempos la necesidad de la construc-
ción de un puerto que mejorara las condiciones poco favorables del de Buenos Aires,
condujo a las autoridades a planiicar esas obras. Se le encargó tal misión al ingeniero
de origen italiano Eustachio Giannini.122
119 Véase por ejemplo CHIARAMONTE, José Carlos Mercaderes del litoral…, cit., p. 91 y ss.; DEVO-
TO, Fernando Historia de los…, cit.
120 CUNEO, Nicoló “Gli italiani durante gli ultimi anni Della dominazione spagnola”, en Storia dell’emi-
grazione..., cit., capitolo primo.
121 Véase GELMAN, Jorge De mercachile a gran comerciante. Los caminos del ascenso en el Río de la
Plata Colonial, Universidad Internacional de Andalucía - UBA, Sevilla, 1996.
122 Giannini había nacido en Badajoz en 1750. Era hijo de un teniente del Regimiento de Milán, don
Pedro Giannini, quien había nacido en Génova y estaba al servicio del Rey de España. Inició la carrera
militar y cursó estudios en la Real Academia de Matemáticas de Barcelona. Sus estudios de Ingeniería
militar le posibilitaron su ascenso a ingeniero militar de la Real Armada española como hidráulico,
ocupándose de muelles, puertos, canales, diques y fondeaderos. Después de una prestigiosa carrera
en España, fue destinado en el Apostadero de Montevideo. En Buenos Aires se dedicó al estudio
de factiblidad del muelle que construía el Consulado de Comercio. En 1805 levantó un plano de
la ciudad de Buenos Aires. Realizó el plano de San Fernando y trasladó el pequeño pueblo de Las
Conchas a las alturas de San Fernando. En la Primera Invasión Inglesa defendió el puente de Gálvez
De la orilla del mar a la vera del río 69
con 400 milicianos. En 1809 fue designado gobernador interino del Paraguay. Regresaba de ese
destino, cuando lo sorprendió la Revolución en Santa Fe. Se necesitaba un plano de Santa Fe por
cuestiones estratégicas, fundamentalmente para ubicar las Baterías y en ese contexto se inserta la
orden de Belgrano. En 1811 solicitó permiso para volver a España, pero el clima reinante se confabuló
en su contra. Murió prisionero en cuartel de Ranchería en 1814. DESTÉFANI, Laurio Un ingeniero
portuario en el proceso de mayo, Fundación Argentina de Estudios Marítimos, Buenos Aires, 1970;
“Santa Fe después de mayo. 1810 y 1811 y la primera carta de Santa Fe independiente”, en Noveno
Congreso Nacional y Regional de Historia Argentina, Academia Nacional de la Historia, Buenos
Aires, 1996.
123 BISTONI, Carlo “Sessant´aani d’inmigrazione italiana nella Republica Argentina”, in L’Italia del
Popolo, Buenos Aires, 1918.
124 ZUCCARINI, Emilio “La premessa”, en AA.VV Gli italiani nell’Argentina. Uomini ed Opere, Bue-
nos Aires, 1928.
125 CUNEO, Nicoló Storia dell’emigrazione..., cit., p. 30.
126 CUNEO, Nicoló Storia dell’emigrazione..., cit., p. 35.
70 Griselda Tarragó
sible en tierras platenses. Se trataba de profesionales que fueron requeridos por los
gobiernos patrios para cubrir las carencias en este plano que se hacían evidentes en
este territorio, especialmente en la planta docente de la recién creada Universidad
de Buenos Aires o para ponerse al frente de obras arquitectónicas o misiones cientí-
icas.127 Se destacan entre otros Pietro Carta Molino que se hizo cargo de la cátedra
de Física de la Universidad en 1821 y que había forjado una relación estrecha con
Rivadavia. Carlo Ferraris fue invitado por este último en 1825 para establecer un
museo público.128 En 1839, fue el mismo Consolato el que se encargó de comunicar a
los familiares la muerte del sabio y redactar su necrológica con tono de panegírico.129
Pietro De Angelis había nacido en 1784 en Nápoles y había estudiado en la
Scuola Politecnica del Regno di Napoles. Inmerso en los vientos de su época, ha-
bía tomado contacto en París con Rivadavia por medio de la masonería alrededor
de 1825. Con el tiempo se vinculó cada vez más estrechamente a Juan Manuel de
Rosas,130 convirtiéndose en una suerte de intelectual orgánico.131 Carlo Enrico Pe-
llegrini, fugitivo desde 1821, había estudiado en Francia en la Ecole Centrale, fue
contratado por Rivadavia en 1826 como ingeniero del Departamento de Trabajos
Públicos y, entre otras obras, construyó el primer Teatro Colón. En 1825 llegó a Bue-
nos Aires Cristiano Vanni para enseñar Economía. Cuando la persecución rosista se
hizo más dura, se asoció con el saboyano Antonio Dunoyer, constituyendo la casa de
comercio “Mosca, Dunoyer y Vanni”. En 1827 Ottaviano Fabricio Mossotti se hizo
cargo de la cátedra de Física Experimental que había renunciado Carta Molino. Du-
rante los gobiernos de Rosas se desempeñó como Director del Instituto Topográico
y Geográico, se ocupó de mediciones geodésicas, enseñó Física y fundó un pequeño
observatorio astronómico sobre el convento de Santo Domingo.
Para la exploración del río Bermejo, Rivadavia llamó a Nicola Decalzi en 1821,
nacido en Chiavari en 1801.132 De su viaje redactó un Diario. En 1833 Rosas lo con-
vocó para una expedición a la Patagonia. Exploró el Río Negro y fue condecorado
127 ALIATA, Fernado “Cultura urbana y organización del territorio”, en GOLDMAN, Noemí –dirección
de tomo–Revolución, República, Confederación…, cit., pp.178-179.
128 DE ASÚA, Miguel La ciencia de mayo. La cultura cientíica en el Río de la Plata 1800-1820, FCE -
Fundación Carolina, Buenos Aires, 2010, p. 174.
129 AST, FCN, Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires; Rapporto del Console,
15 de noviembre de 1839.
130 LYNCH, John Juan Manuel de Rosas…, cit., p. 174.
131 MYERS, Jorge Orden y virtud. El discurso republicano en el régimen rosista, Universidad Nacional
de Quilmes, Buenos Aires, 1995, pp. 165-208.
132 “Nato a Chiavari il 19 febbraio 1801, nella frazione di Bacezza, compiuti gli studi di umane lettere,
di matematica e di nautica, ai quiali era, da natura, grandemente chiamato, s’era trasferito in Genova
s perfezionarsi in questi ultimi per frequentare poi ancora a Chiavari le scuole di disegno istituite
nel 1820 dalla società Economica. Il suo biografo no dice per quale motivo sia recato in Argentina; i
raporti dei consoli sardi tracciono al riguardo, quando lo citino con espresioni di stima e di simpatia.”
CUNEO, Nicoló Storia dell’emigrazione..., cit., p. 70.
De la orilla del mar a la vera del río 71
por el gobernador. Entre 1837 y 1840 trabajó para el francés Federic Masot como
agrimensor. Explorando el río Matanzas encontró fósiles de megaterium y de glipto-
donte que, a través del cónsul Picolet d’Hermillon, donó al Museo de Torino a pesar
de los pedidos del British Museum a través de otro extranjero protagonista indiscuti-
do del período, como lo fue el representante inglés Woodbine Parish.
133 AST, FCN, Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires, Carta al Sr. Pezzi Cón-
sul Honorario en Montevideo del Ilmo Primo Secretario di Stato per gli Affari Estero, Conte Solaro
Della Margherita, 27 de junio de 1836.
134 AST, FCN, Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires, Decreto del Gobernador
Rosas, 9 de junio de 1835.
72 Griselda Tarragó
Recién el 12 de mayo de 1837 el Cónsul irmó con el ministro Arana un tratado por el
cual el Rey de Cerdeña reconocía al gobierno de la Confederación como “Nación So-
berana, Libre e Independiente.” Por su parte, el gobernador beneiciaba a sus súbditos
con el tratamiento de nazione più favorita.138 El Exequatur le llegó a d’Hermillon el
15 de mayo de ese año.
135 “El infrascripto Ministro de Relas. Ests del gobierno de Buenos Ayres Encargado de la Confederación
Argentina, ha recibido orden de S.E. el Señor Gobernador Capitan General para dirigirse al Exmo
Señor Conde Solaro Della Margarita Primer Secretario del Estado para los Negocios Esteriores de S.
M. el rey de Cerdeña y avisarle el recibo de la apreciable comunicación de 7 de Octubre del año último
de 1835 en la que después de manifestar la utilidad y conveniencia de los establecimientos consulares,
como medio útil para que lorescan las relaciones de Comercio y Navegación y de que siendo estas
recíprocamente fomentadas y faciles, acercan y establecen en los Pueblos aun muy lejanos una natural
y duradera amistad, le participa que su Augusto Soberano, no solamente se ha servido aprovar la idea
que le sometió S.E. el Señor Conde de la institución de un Consulado General suyo en todas las Pro-
vincias de esta Republica…”, Carta de Felipe de Arana, AST, FCN, Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo
1, Montevideo y Buenos Aires.
136 Carta de Felipe de Arana, AST, FCN, Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos
Aires, 15 de julio de 1836.
137 AST, FCN, Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires, Cartas del Baron
d’Hermillon.
138 AST, FCN, Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires, 15 de mayo de 1837,
Cuadernillo con la expedición de exequatur del Cónsul.
74 Griselda Tarragó
139 AST, FCN, Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires, Carta del 6 de marzo de
1836.
140 CUNEO, Nicoló Storia dell’emigrazione italiana in Argentina..., cit., p. 92.
De la orilla del mar a la vera del río 75
tensa situación que se vivía en ese espacio con la lota francesa en el Río de la Plata
y con la política ambivalente del delegado.
Estos manejos y su utilización poco honesta de la condición de nación neutral,
le granjearon al saboyano no pocas diicultades con el gobierno de la Confederación.
Su ministro Arana lo interpelaría en atención a que sus posturas políticas con relación
a la potencia bloqueadora fueran más claras a través de cartas y reuniones nocturnas
secretas, que involucraron también al cónsul francés Mendeville, en un oscuro juego
de intrigas que, por entonces, se tejían en Buenos Aires141 y que coniguraban un as-
pecto más de un momento de extrema tensión política en el que Rosas vio moverse
seriamente las bases de sustentación de su poder.142
La relación del Cónsul con esos migrantes sería también tensa y contradictoria.
Le llamaba despectivamente Societé di Genois a la colonia de unos cinco mil indivi-
duos, siempre decidida a contrariar la voluntad del Rey y con la cual no podía contar
ya que, como se dijo, en su mayoría eran marineros desertores o personas que ha-
bían emigrado por problemas políticos. En octubre de 1836 el Capitán Pietro Clomer
trata a d’Hermillon como un Impiegato di categoría, y de mi Impiegato del Regno
Sardo.143 Clomer se sintió en la obligación de defenderse por las falsas acusaciones
que el Cónsul ha esparcido por Montevideo, cargando sobre sus espaldas culpas que
desmintió, de haberse complotado con Giacomo Parravicini para no permitir la parti-
da del Brigantino Sardo Bella Antonieta con destino a La Habana, propiedad de otro
genovés, el Capitán Pietro Fornaso de Rapallo. Lo acusación se expandía hacia los
presuntos sobornos al señor Lahitte, asesor del Gobierno de la Confederación con dos
mil pesos en moneda corriente así como a maniobras fraudulentas en la venta de yer-
ba mate de la carga del brigantino, que le habían permitido una ganancia del ciento
por ciento. Más allá del indignado clamor del Capitán por la limpeza de su honor y de
su nombre, el conlicto revela la calidad de los negocios que por entonces se hacían
en Buenos Aires y las aceitadas relaciones que muchos de estos agentes tenían con
las autoridades de la Confederación: compras, ventas y alquileres de embarcaciones,
cargas de mercarderías diversas a puntos disímiles de América y Europa.
La revolución de 1821 había sido un acontecimiento que había expresado cla-
ramente las disidencias de los ligures con la dominación del Piemonte. El puerto de
Buenos Aires era un buen lugar para la defección, especialmente si se contaba con
apoyos en tierra. Muchos de ellos comenzaron a ubicarse en la Isla Maciel frente a la
Boca del Riachuelo desde 1829, dando origen del actual Barrio porteño de La Boca.
141 AST, FCN, Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires, Cartas de Felipe de
Arana a D’Hermillon, Buenos Aires, mayo de 1840.
142 GELMAN, Jorge Rosas bajo fuego..., cit.
143 AST, FCN, Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires.
Carta del Capitano Pietro Clomer al S.E. el Señor Conde Della Margarita, Encargado de Negocios y
Cónsul General de Sardegna en Brasil, Buenos Aires, 8 de octubre de 1836; 21 de mayo de 1837.
76 Griselda Tarragó
Por entonces, el puerto de Buenos Aires seguía con serias diicultades y las naves a
gran calado debían a atracar muy lejos de la costa y transbordar las mercaderías en
pequeños veleros y barcos de menores dimensiones. Con estas condiciones La Boca
era un buen lugar para la lotilla genovesa, especialmente para los genoveses amantes
del contrabando. Eran reconocidos por sus capacidades, pudiendo moverse con éxito
en medio de un conlicto extendido entre Buenos Aires y Montevideo, situación de la
que supieron sacar provecho generando un vero monopolio a loro favore.
Mientras tanto, Rosas jugaba su juego político con el Consulado del Rey de Cer-
deña y alentaba a esta comunidad de genoveses, a su amistad y a la independencia de
la tutela piamontesa, situación que fastidiaba al encargado de negocios sardos.147 La
144 DEVOTO, Fernado “Los orígenes de un barrio italiano en Buenos Aires a mediados del siglo XIX”,
en Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana Dr. Emilio Raviganani, 3ª Serie, núm.1, 1°
semestre de 1989, pp. 93-114.
145 SILVESTRI, Graciela El color del río. Historia cultural del paisaje del Riachuelo, Universidad de
Quilmes - Prometeo, Buenos Aires, 2003, pp. 23-24.
146 CUNEO, Nicoló Storia dell’emigrazione italiana in Argentina..., cit., pp. 94-95.
147 DEVOTO, Fernando “La inmigración”, cit.
De la orilla del mar a la vera del río 77
colectividad de ligures tejía sus propias redes con el gobernador y aprovechaba las
deferencias que éste les dispensaba. Una civilizada convivencia signada por el pacto
tácito de aprovechar lo que cada una de las partes podía ofrecer: Rosas no miraba su
condición recurrente de exiliados o desertores y ellos monopolizaban el comercio de
cabotaje cerrado para otras naciones en el “Litoral de los Ríos”. La bandera blanca y
celeste lameaba a veces en sus naves, pero eso no signiicaba mucho para esta comu-
nidad para la cual el estandarte sabaudo era también forastero a su identidad: I Liguri
avevano trovato, inine, il modo di non essere più sardi como dice Cuneo.
Esta ambigua pero lucrativa condición de doble condición de extranjeros con
pabellones neutrales les permitía sortear el bloqueo de las potencias europeas en el
Río de la Plata, y luego de pasar la barrera, el rápido cambio hacia el pabellón na-
cional les viabilizaba navegar sin interferencias por los ríos entonces considerados
interiores, prohibición que tantos conlictos había traído en Río de la Plata.
En 1848 el señor Fortunato Ferro en representación de su hermano Antonio, co-
propietario de la Goleta Sarda Emilia, se presentó contra Giuseppe Ansaldo también
propietario de la nave, natural de Recco y patrón marítimo de primera clase, admi-
nistrador de la embarcación desde su partida de Génova, para que diese cuenta de su
administración y explicase cómo tal nave estaba enarbolada con la bandera nacional
de Buenos Aires. Ansaldo contó que se había embarcado en la goleta en cuestión, en
abril de 1846 con el señor Angelo Pozzo con el grado de segundo, el cual se había
desembarcado en Gibraltar por enfermedad, siendo sustituido en el comando del bas-
timento por el capitán Giuseppe Scotto. El 8 de septiembre habían arribado al puerto
de Montevideo donde Scotto había bajado, tomando el comando con la autorización
del Consulado. Había navegado el Río de la Plata, especialmente entre Colonia y
Montevideo, pasando el 17 de septiembre de 1847 a Corrientes y Paraguay, volvien-
do el 14 de octubre, fecha en que había dejado a la goleta en el puerto. No se había
presentado en el Consulado a reportar la carta de a bordo, porque para navegar por el
Paraná la autoridad de la Confederación, le había expedido una Bandera Argentina y
un Pasavanti, por lo que la goleta se encontraba bajo el nombre de “Joven Ramona”.
Sin embargo, retenía en la embarcación toda la documentación de expedición de la
salida de Montevideo de la goleta Emilia. Ante lo sucedido, Fortunato Ferro protestó
por el abuso que alcuni sudditi sardi fanno nel Rio Della Plata di navigare cioé con
doppie spedizione con el objeto de defraudar tanto a las autoridades sardas como a las
del país y no sujetarse a ninguna de las dos jurisdicciones.148
148 AST, FCN, Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires; Rapporto del Console,
1848. Istanza promossa del Signor Fortunato Ferro procuratore del di lui fratello Antonio contro Giu-
seppe Ansaldo, amministrator della Goleta Sarda Emilia, afinché renda conto della sua amministra-
zione e dimostri come sudetta Goleta siasi inalberata la Bandiera Argentina.
78 Griselda Tarragó
Mientras el Barón pedía al Rey que se enviase una nave de guerra para proteger
a los súbditos sardos de los peligros de los conlictos armados en el Plata, los geno-
veses preferían que no se los incluyera en esta protección. El mismo Rosas se regoci-
jaba poniendo en duda la jurisdicción del Cónsul para representarlos mientras Picolet
enviaba, sin solución de continuidad, un rosario de noticias alarmantes a Torino. El
Cónsul penduló entre la oposición a Rosas, los exiliados en Montevideo, la oposición
de los representantes de la Giovine Italia con Battista Cúneo al frente y de los propios
ligures, que impusieron su particular ritmo a su integración.
Pero el aumento de tensión en la región condujo a cierto deterioro de esa posi-
ción inicial de privilegio. En medio de una guerra civil el apoyo político y económico al
general oriental Oribe por parte de Rosas, lo había comprometido con uno de los bandos
de la lucha por el poder en Uruguay. Esta postura le traería la oposicion abierta del gene-
ral Rivera, de todos los emigrados reprimidos por Oribe y de Francia, con la que aquel
tenía buenas relaciones, en medio de un clima complejo de relaciones de fuerza con las
delegaciones consulares britanicas-francesas en Buenos Aires.
Como contrapartida, en los años 1840, la ciudad experimentó el terror. En esos
años y luego de las experiencias vividas en torno al levantamiento de los Libres del
Sur, la invasión de Lavalle y el bloqueo francés, la furia desatada contra cualquier
sospechado de salvaje unitario se hizo palpable, inclusive para estos hombres que
inalmente también eran extranjeros.
Por entonces, Bartolo Tiscornia denunciaba ante el Cónsul:
pues aun después del suceso que tubo lugar el 13 me llamo el día
14 frente a mi casa repitiendo sus insultos diciendome que se…[así
en el documento] en quantos gringos (extranjeros) había que eran
unos pícaros y que iba a degollar a todos [subrayado en el original],
cuyas amenazas eran hechas agarrándome y tironéndome la chaque-
ta, en consecuencia espero que cumpliendo el cónsul con su deber
me determine cual es la conducta que debo observar si este coronel
o otro cualquier se atreve a insultarme.”149
149 AST, FCN, Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires, Consolato Generale,
D.S.M. il Re di Sardegna, In Buenos Aires, 15 febrero 1840. Firman además de Tiscornia Juan Laen-
der, Francisco Dumay, Domingo Ruino, Fortunato Bavo. El resaltado me pertenece.
150 DI MEGLIO, Gabriel “La Mazorca y el orden rosista”, en Prohistoria, Año XII, núm. 12, Rosario,
Primavera 2008, pp. 69-90.
151 AST, FCN, Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires, Presentación del Capi-
tano Luigi Bodoano, Montevideo, 8 y 12 ottobre 1841.
80 Griselda Tarragó
inalmente quedó como resultado la llegada al poder de Entre Ríos, de Justo José de
Urquiza en 1842.
Una vez resueltas estas situaciones, el Ejército de Oribe cruzó el Paraná, venció
a las tropas de Rivera, lo que a su vez produjo el realineamiento federal de Corrientes.
Rivera, poco a poco, se vio constreñido a Montevideo, donde en escaso tiempo comenzó
el sitio que duró nueve años y que abrió la crisis oriental, aquella que inalmente Rosas
jamás podría cerrar. Su ingerencia en la política del Uruguay le traería nuevos conlictos
internacionales: Francia e Inglaterra no admitirían nuevos perjuicios a su situación eco-
nómica y política en el Río de la Plata.
La ciudad sitiada fue abastecida por las naves inglesas. Contaba además con la vía
luvial, y con el apoyo de los desterrados argentinos y legiones extranjeras.
La tozuda actitud política de Rosas de sostener la intervención en el conlicto
oriental, la cuestión siempre pendiente de la libre navegabilidad de los ríos y los serios
perjuicios que esta guerra imponía a la economía porteña en su relación con el mundo,
llevaron a una situación reiteradamente extrema: el 30 de abril de 1845, Buenos Aires
era sometida nuevamente a un bloqueo, esta vez por las fuerzas combinadas de Francia
e Inglaterra.
De esa situación se desprendió la tragedia acaecida en el Arroyo de la China en
Entre Ríos, donde cuatro súbditos sardos fueron ejecutados por el comandante Boni-
facio, al servicio de Rosas.152 Frente a estas muertes violentas en la Isla de Cumacuá,
el 24 de diciembre de 1842 el cónsul D’Hermillion levantó un proceso para averi-
guar lo sucedido, tomando declaración a los testigos. Entre otros, Girolamo Gavazzo
nacido en Bonasola, en el Ducato di Genova, de 34 años, domiciliado en Paisandú,
República Oriental del Uruguay, de profesión comerciante, quien atestigua que el día
5 de enero mientras pasaba en un canoto desde el Puerto al del Arroyo de la China
en la Provincia de Entre Ríos, vio a los muertos. Eran cuatro sudditi sardi que unos
días antes habían llegado a Paisandú quienes con tres marineros y un pasajero se ha-
bían embarcado en un lanchón que había partido desde Mercedes, estado oriental del
Uruguay, para llegar a Arroyo de la China, estado argentino. Se encontraron con unos
barcos de guerra que le dispararon unos tiros de cañón y se refugiaron en el pequeño
embarcadero para ponerse a salvo. En esa instancia, fueron interrogados por el co-
mandante Bonifacio de la picola squadrilla Argentina, que los obligó a volver al ca-
noto, pero al inal decidió asesinarlos degollándolos y dejando los cadáveres tirados,
siendo encontrados por dos paisanos. Los muertos Giuseppe Daposi, Bartolomeo
Agnese, Giovanni Penco y Angelo Sardo, eran comerciantes y marinos que operaban
entre las dos costas del Río Uruguay y, según el comandante rosista, el lanchón “San
152 AST, FCN, Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires, diciembre 1842-enero
1843, Enric Picolet d’Hermillion, proceso por el asesinato de cuatro subditos sardos en Arroyo de la
China, Entre Ríos.
De la orilla del mar a la vera del río 81
José” en el que navegaban portaba “vela y gallardete salvaje” y los acusados habían
confesado “pertenecer a los salvajes unitarios y piratas del Uruguay.”
El incidente y el proceso levantado con testigos permiten –como se verá– abrir
una pequeña ventana a las actividades económicas de estos actores también en el Río
Uruguay, aprovechando los resquicios que abría la guerra con Montevideo.
El conlicto con Francia expandía por entonces la incertidumbre y la violencia
en el amplio espacio rioplatense, involucrando necesariamente a estos actores que
operaban entre Buenos Aires y Montevideo. Finalmente, los esfuerzo de d’Hermillon
dio sus resultados y la fragata De Geneys comandada por Giorgio Mameli, estableció
una estación naval en el Plata. Ambos se acercaron a Rosas, pero se veriicaron por
entonces nuevos asesinatos y coniscaciones de propiedades de sardos y expresiones
xenófobas, especialmente por parte de la Mazorca. En 1842 llegaba la corbeta Euri-
dice al mando de Mauricio Villarey destinado a sustituir a Mameli.
El período está signado por la pendulación, la oscilación y la incertidumbre de
las acciones consulares, y por el clima de tensión que introdujo la guerra permanen-
te: Le guerre intestine alle quali sono in preda le Republiche del’Uruguay e Della
Confederazione Argentina a che da lungo tempo afligono quelle… facendo atressi
sentire i funesti loro effetto aggli stranieri…153
Pero la presencia de la estación naval no obedece sólo a las guerras intestinas,
sino a la creciente necesidad del Estado sabaudo de controlar a sus vasallos en tierras
tan lejanas, tendencia que crecerá a lo largo del siglo, tratando de reprimir los abusos
de la gente di mare, súbditos de su Majestad el Rey de Cerdeña que a criterio del
Cónsul, cometían infracciones de las leyes marítimas y estaban notablemente bajo
una indisciplina considerable en la forma en que ejercían el tráico marítimo.154
En enero de 1844 el Consulado de Buenos Aires fue separado del de Montevi-
deo por las graves hostilidades entre las dos entidades políticas, quedando la legación
de la otra banda del río a cargo de Gaetano Gavazzo, mientras el barón Augusto Cor-
poranti d’Auvare asumió la comandancia de la estación naval a bordo de la corveta
Aquila.
El 13 de agosto de 1848 se enarboló la nueva bandera italiana tricolor en la
legión sarda y en algunas naves que se encontraban en el puerto de Buenos Aires,
pero Rosas prohibió su exhibición pública en las casas de los italianos. En septiembre
de ese año el peligroso juego al que se había arriesgado el funcionario llegó a su in
con la intimación que le presentó el gobernador. El entonces Cónsul de Montevideo
153 AST, FCN, Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires, 26 de marzo 1842,
Istruzioni segrete al cav. Di Vilarey Capitano di vascello, comandante la R. Fragata “Euridicie” desti-
nata alla stazione del Rio Della Plata a protezione del comercio e Della colonia ligure.
154 AST, FCN, Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires, 26 de marzo 1842,
Istruzioni segrete al cav. Di Vilarey Capitano di vascello, comandante la R. Fragata “Euridicie” desti-
nata alla stazione del Eio Della Plata a protezione del comercio e Della colonia ligure.
82 Griselda Tarragó
explicaba que el calor o celo poco medido con el cual el Barón ejercitaba oiciosa-
mente las funciones de cónsul francés e inglés, enojaba mucho al gobernador que no
aceptaba el juego diplomático de una potencia amiga de la Confederación Argentina
que defendía con tanto empeño los intereses de los individuos pertenecientes a dos
naciones con las que su gobierno se encontraba en guerra abierta.155
En abril de 1846 se produjo el incendio de la goleta sarda La Fama.156 Salida
de Montevideo a ines de marzo con destino hacia Colonia, el propietario decidió
torcer rumbo hacia la Ensenada para cargar allí y partir hacia Río de Janeiro. En ese
trance son llamados de un brick scooner inglés que le requería a bordo y en vista de
los documentos de expedición, le indicaba que ese no era el rumbo hacia Colonia
deseándole buen viaje…Una vez entrados en la Ensenada, se realizaron tareas de
calafateo y carenado en el barco, después de lo cual partieron y, en confuso incidente,
la goleta terminó incendiada por el fuego de embarcaciones inglesas y francesas. Die-
ron testimonio de ello los genoveses Gio Pivia, Agostino Solari, Alessandro Maieva,
Agostino Vaccaro, Agostino Campodonico, Gaetano Nicolini, Angelo Capurro y La-
zzaro Raggio.
La Gaceta Mercantil del 29 de abril de 1846 dió cuenta de otros incidentes de-
venidos de los conlictos del bloqueo y de la tensión imperante:
Mientras tanto, la vida proseguía, y aún en medio de tan extremas situaciones, los sar-
dos arraigaban su vida y sus raíces en estas tierras y el Consulado comenzaba a operar
como un centro de orden y control del Estado sabaudo. La muerte y la herencia de un
súbdito por ejemplo, podían dejar de ser entonces un asunto particular cuando, por
ejemplo, el Cónsul se constituyó en podatario de Della Signora Vedova di Giobatta
155 AST, FCN; Rapporto sul commercio sardo con la Confederazione Argentina e la banda oriental (sud
America) redatto da Carlos Belloc Vice console di I categoría già addeto al consolado Generale di
Buenos Aires. Particolare a S.E. il cavaliere Massino D’Azeglio, Ministro degli Affari Esteri di S.M.
il Re di Sardegna. Genova, 10 febbraio 1851.
156 AST, FCN, Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires; Rapporto sull incendio
Della Goleta “Fama Argentina”, 30 aprile 1846.
157 Felipe de Arana al Ministro Plenipotenciario de Inglaterra, Guillermo Gore Ousley.
De la orilla del mar a la vera del río 83
158 AST, FCN, Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires; Rapporto del Console,
1839.
159 AST, FCN Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires; Rapporto Sul Commer-
cio sardo colla Confederazione Argentina, e la Banda orientale /sud Amercia/redatto da Carlo Belloc
Vice Console di 1º Categª gia Attaccato al Consolato Generale di Buenos Aires, Genova, 10 frebbraio
1851. Dirigido a D’Azeglio.
160 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Buenos Aires, 1854;
Rapporto de Marcello Cerruti.
161 DEVOTO, Fernado “Los orígenes de…”, cit.
84 Griselda Tarragó
bién halló algunos aliados como Gio Devoto, primer empleado de Luigi Cassinelli,
quien le informó sobre la fortuna aproximada de los que habitaban en Rosario, con-
grutalóndose entonces de saber que la mayoría poseían un terreno o una casa como
fruto de sus meritorios ahorros. En su informe, proponía como Agente Consular y
Vice-cónsul en Rosario, Paraná y Corrientes, a los señores Cassinelli, Monteverde
y Gallino, así como a Emmanuelle Gianello para Agente Consular en Gualeguaychú
por ser Questo Scalo dell’Entre Ríos e per Brasile.162
Cerruti impulsó también la construcción de un Hospital y la primera reunión
para constituir la comisión respectiva se realizó en casa del comerciante ligur Barto-
lomeo Viale en noviembre de 1853. Por entonces comenzaron las acciones de recau-
dación de fondos y el señor Demartini hizo una donación de 14.000 francos con la
obligacion de buscar un terreno para el hospital cerca de la Bocca. A esta acción co-
lectiva se suman muchos otros que ofrecían apenas unas jornadas de trabajo como un
falegname que tributa al hacer la puerta de entrada de cedro.163 Los primeros indicios
de esta proto asociación étnica de ayuda y beneicencia, contó con la participación de
toda la jurisdicción desde Concordia, Salto, Mercedes y Montevideo.164
Las relaciones entre Cerruti y Dunoyer no fueron especialmente cordiales. El
proyecto del Hospital fue un espacio de confrontación en el que jugaron diversas
fuerzas, especialmente las de la naciente comunidad italiana que se sentía más repre-
sentada por Cerruti que por el saboyano Dunoyer, quien inalmente renunció en abril
de 1855, asumiendo aquél en el Consulado.
162 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires; Santa Fe, Rapporto de
Marcello Cerruti, Informe del 19 de octubre 1855.
163 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Buenos Aires; Rapporto
de Marcello Cerruti.
164 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Buenos Aires; Rapporto
de Marcello Cerruti, 19 de febbraio 1856, Colecta en Concordia para el hospital.
165 Tienti il centésimo per avere la lira/ Cuida el céntimo para tener la lira. DOLCINO, Michelángelo
Mille Proverbi Genovesi, Nuova Editrice Genovese, 2002, p. 51.
De la orilla del mar a la vera del río 85
o su alemán haciendo una suerte de encuesta sobre las virtudes de las diferentes na-
ciones marineras, descubriendo siempre el valor de los genoveses dal che ne degli
doversi considerare por la prima marina sarda in quella stessa guisa, che Milziade
posto in seconda ila da tutti i generali greci comandanti a Maratona venne dalla
grecia intera, aclamato vincitore.166
Los italianos en general eran también poseedores de habilidades y vocaciones
que les permitían adueñarse de algunos segmentos especíicos de la actividad eco-
nómica como el de pequeños almacenes o bodegas, o de profesiones como las de
zapateros, albañiles, carpinteros u orfebres.167
En 1854 Cerruti elabora un reporte sobre estas especialidades informando que
un buen albañil se empleaba a 6 y 10 francos al día; un buen cocinero de escuela
francesa como los de los albergues de Torino, encontraría en Buenos Aires cierta
fortuna y uno discreto ganaría cien francos al mes. Los especialistas en conitería
también eran comunes y buenos, así como los zapateros o trabajadores de calzados a
los que comparaba con los del Palais Royal a Parigi que trabajaban para una classe
media que no usaba sino calzado elegante. Los sastres sabían cortar y cocer con la
elegancia del método francés e inglés. Las mujeres de servicio para el cuidado de los
niños, la limpieza y cocina de una casa eran valoradas por su robustez e inteligencia.
Del mismo modo, los herreros caliicaban como de primera calidad, conociendo a tal
punto la mecánica que podían reparar una máquina hecha pedazos.168
Por entonces, la inalización del bloqueo y las condiciones internacionales favo-
recieron el desarrollo comercial de la Confederación, dentro del cual el papel de los
genoveses tuvo un peso decisivo. Según las estimaciones hechas desde la delegación
del Rey de Cerdeña, de unas seiscientas embarcaciones que navegaban el Paraná y el
Uruguay, al menos cuatrocientos veinte eran de la Liguria en relación a la tripulación
y construcción de la nave, a despecho de cualquier bandera que pudiera enarbolar.
Muchos, aunque fueran construidos sobre las riberas del Plata, habían sido hechos
por la destreza de artesanos ligures. Los marineros sardos que las tripulaban no ga-
naban menos de doce pesos fuertes al mes como mínimo, llegando en algunos casos
a alcanzar los veinte pesos fuertes. Los barcos navegaban plenos de mercaderías de
166 AST, FCN Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires; Rapporto Sul Commer-
cio sardo colla Confederazione Argentina, e la Banda orientale /sud Amercia/redatto da Carlo Belloc
Vice Console di 1º Categª gia Attaccato al Consolato Generale di Buenos Aires, Genova, 10 frebbraio
1851.
167 AST, FCN, Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires; Rapporto del Console,
1848.
168 AST, FCN Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires; Rapporto de Marcelo
Cerruti, 1854.
86 Griselda Tarragó
las tierras que visitaban, tales como cueros, lana, hierro molido, cebo, crines, astas de
buey ed da questa munerosa e stimabili classe di utili cittadini.169
Pero no sólo crecía el tránsito de cabotaje. También el tráico interocéanico era
cada vez más relevante. Entre septiembre de 1849 y 1859 treinta y tres embarcacio-
nes provenientes de Génova habían entrado el puerto de Buenos Aires provenientes
de Montevideo, de Brasil y de con una carga de alrededor de 6.000 toneladas: trans-
portaban 665 pasajeros, pero también vino, aceite, pasta, papel, sombreros, camisas
de algodón y de hilo, utencillos de cocina, quesos. Los mismos barcos partirían hacia
Brasil, Antillas, América del Norte, con cargas de carne salada, cueros y regresa-
rían con azúcar, café, fruta, maderas, tabaco, aguardientes, harina y algodón. 170 Las
mercaderías rescatadas de la Goleta La Fama arrojan cuenta de camisas de algodón,
calcetines, patalones de lana, paño ino de diferentes colores, pantalones de casimir,
lana, razo, seda.171
También los integrantes de esta colonia habían implantado en el Plata la indus-
tria de la construcción naval, especialmente en el Barrio de La Boca, una picola città
di duemila anime, esclusivamente popolata di Liguri, en la cual Belloc percibe una
sensación de profundo amor a la patria que lo deja complacido y sorprendido. Allí
habitan carpinteros, calafateros, herreros, madereros, veleros, cordeleros, fabricantes
de galletas, hosteleros, cafeteros, pulperos, harineros, mercaderes y mercahiles, oja-
lateros, sastres, zapateros, albañiles, fonderos, la mayoría hombres adultos hablando
el dialecto genovés.
Los colonos de nazione sarda ocupaban y hacían producir una gran cantidad
de quintas también. Al menos un tercio de ellos eran corredores, teniendo una gran
parte establecimientos comerciales y propiedades inmobiliarias de valores respeta-
bles. La población sarda rondaba por entonces los 27.000 individuos, la mayoría
con profesiones funcionales a los cambios económicos que se estaban produciendo.
Como bien lo describe el funcionario, en las plazas de Buenos Aires si uno hablaba
169 AST, FCN Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires; Rapporto sul commercio
sardo con la Confederazione Argentina e la banda oriental (sud America) redatto da Carlos Belloc
Vice console di I categoría già addeto al consolado Generale di Buenos Aires. Particolare a S.E. il
cavaliere Massino D’Azeglio, Ministro degli Affari Esteri di S.M. il Re di Sardegna. Genova, 10
febbraio 1851.
170 AST, FCN Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires; Rapporto sul commercio
sardo con la Confederazione Argentina e la banda oriental (sud America) redatto da Carlos Belloc
Vice console di I categoría già addeto al consolado Generale di Buenos Aires. Particolare a S.E. il
cavaliere Massino D’Azeglio, Ministro degli Affari Esteri di S.M. il Re di Sardegna. Genova, 10
febbraio 1851.
171 AST, FCN, Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires; Rapporto sull incendio
Della Goleta “Fama Argentina”, 30 aprile 1846.
De la orilla del mar a la vera del río 87
italiano o cualquier dialecto de los usados en los estados de Su Majestad Sarda, podía
dispensarse el hablar español…172
Los genoveses llegaron como otros extranjeros, a través de las llamadas cadenas
migratorias o redes de migración.173 Observar el fenómeno desde este lugar conduce
el análisis hacia las relaciones personales que los individuos gestionaban creando
espacios de solidaridad y alianzas. Este punto de vista nos muestra a unos individuos
con racionalidad relativa, interactuando con otros dentro de lujos recíprocos de co-
municación e intercambio.174 Reconstruir redes, desplaza el eje de investigación hacia
lo relacional, y centra la mirada en personas concretas y vinculadas entre sí.175 Esto es,
en los agentes y sus acciones, en hombres y mujeres con nombre y apellido de los que
se pretende recuperar sus trayectorias desde el momento y el espacio de la partida hasta
su llegada e inserción en el punto elegido. En esas acciones se unen recurrentemente
prácticas migratorias y empresariales en las que el peso de la familia y de los vínculos
cercanos como los de parentesco o paisanaje, tuvieron una clara incidencia al momento
de las elecciones y de las acciones. Sin embargo, más allá de cualquier consideración
metodológica, implica también elegir recuperar un aspecto sobre otros de ese pasado que
se intenta restituir.
Los contemporáneos así lo percibieron cuando dejaron testimonio de cómo estos
migrantes no olvidaban jamás a su familia, imponiéndose privaciones y trabajos ex-
cesivos para poder enviar ai vecchy padri, alle vedove madre, alle lontane spose ai
giovani igli, ai parenti bisognosi, dei periodici soccorsi. 176
172 AST, FCN Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires; Rapporto sul commercio
sardo con la Confederazione Argentina e la banda oriental (sud America) redatto da Carlos Belloc
Vice console di I categoría già addeto al consolado Generale di Buenos Aires. Particolare a S.E. il
cavaliere Massino D’Azeglio, Ministro degli Affari Esteri di S.M. il Re di Sardegna. Genova, 10
febbraio 1851.
173 DEVOTO, Fernando “Liguri nell’America…”, cit.
174 RAMELLA, Franco “Por un uso fuerte del concepto de red en los estudios migratorios”, en BJERG,
María y OTERO, Hernán –compiladores– Inmigración y redes sociales en la Argentina Moderna, IEHS
- CEMLA, Tandil, 1995.
175 MOUTOUKIAS, Zacarías “Narración y análisis en la observación de vínculos y dinámicas sociales:
el concepto de red personal en la historia social y económica” y RAMELLA, Franco. “Por un uso…”,
cit., en BJERG, María y OTERO, Hernán –compiladores– Inmigración y redes…, cit.; DEDIEU, Jean
Pierre y MOUTOUKIAS, Zacarías “Approche de la théorie des réseaux sociaux”, en CASTELLANO,
José Luis y DEDIEU, Jean Pierre –directeurs– Réseaux, familles et pouvoirs dans le monde ibérique
à la in de l’Ancien Régime, CNRS, Paris, 1998.
176 AST, FCN Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires; Rapporto sul commercio
sardo con la Confederazione Argentina e la banda oriental (sud America) redatto da Carlos Belloc
Vice console di I categoría già addeto al consolado Generale di Buenos Aires. Particolare a S.E. il
cavaliere Massino D’Azeglio, Ministro degli Affari Esteri di S.M. il Re di Sardegna. Genova, 10
febbraio 1851.
88 Griselda Tarragó
177 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Buenos Aires; Rapporto
de Marcello Cerruti.
178 AST, FCN, Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires; Rapporto del Console,
Investigación sobre la muerte de Agostino Sasso en Santa Fe (19 dejulio de 1844).
179 AST, FCN, Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires; Rapporto del Console,
Investigación sobre la muerte de Agostino Sasso en Santa Fe (19 dejulio de 1844).
180 AST, FCN, Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires, diciembre 1842-enero
1843, Enric Picolet d’Hermillon, proceso por el asesinato de cuatro subditos sardos en Arroyo de la
China, Entre Ríos.
De la orilla del mar a la vera del río 89
181 SCHMIT, Roberto Ruina y resurrección en tiempos de guerra. Sociedad, economía y poder en el
oriente entrerriano posrevolucionario, 1810-1852, Prometeo, Buenos Aires, 2004, p. 139 y ss.
90 Griselda Tarragó
182 ZUCCARINI, Emilio Il lavoro degli italiani nella Republica Argentina 1516-1910, Leggende, studi e
Ricerche, 1910, p. 331.
183 AST, FCN Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires; Rapporto 18 de noviem-
bre de 1848.
184 TARRAGÓ, Griselda “Las venas de la Monarquía. Redes sociales, circulación de recursos y coni-
guraciones territoriales. El Río de la Plata en el siglo XVIII”, en IMÍZCOZ BEUNZA, José María, y
OLIVERI, Ohiane Economía domésticas y redes sociales, Silex, Madrid, 2010, pp. 177-209.
185 AST, FCN, Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires. Buenos Aires, 25 mag-
gio 1844.
186 BARRIERA, Darío y TARRAGÓ, Griselda “De la conianza a la composición. Cultura del riesgo, de
la previsión y de la resolución de conlictos entre mercaderes del siglo XVIII”, en VÁZQUEZ, Belín y
DALLA CORTE, Gabriela –compiladoras– Empresarios y Empresas en América Latina Siglos XVIII-
XIX, Universidad de Zulia, Maracaibo, 2005; BARRIERA, Darío y TARRAGÓ, Griselda “Elogio
de la incertidumbre. La construcción de la conianza, entre la previsión y el desamparo (Santa Fe,
Gobernación del Río de la Plata, Siglo XVIII)”, en Revista Historia, Universidad de Costa Rica, San
José de Costa Rica, 2006.
De la orilla del mar a la vera del río 91
Echando anclas
Siguiendo esta dinámica, este lujo inicial estuvo compuesto básicamente por in-
dividuos vinculados al tránsito comercial luvial, como marineros, dueños de em-
barcaciones, pequeños comerciantes. Muchos de ellos eligieron su asentamiento en
Rosario después de haber realizado una estadía inicial en Paraná, o bien en Montevi-
deo o Buenos Aires. Su presencia se hizo cada vez más notable en el cabotaje luvial
del Río de la Plata y sus aluentes, y también en el “gran cabotaje” 187 al Brasil.188
Se integraron pronto a una red de asentamientos ligures, ubicados en las principales
rutas luviales, tales como Santa Fe, Paraná, San Nicolás, Gualeguaychú, Victoria y
Corrientes.
Todavía resultaba difícil conocer exactamente cuantos italianos arribaban al Pla-
ta, porque muy pocos se presentaban al Consulado local y porque dos tercios desem-
barcaban en Montevideo para luego pasar a Buenos Aires, aunque desde mediados
de siglo comenzó a ser más importante la llegada de piamonteses frente a la guerra
en Italia. Fue el tiempo en que se realizó la fallida experiencia de la “Colonia Agrí-
cola-militar” Nueva Roma de Bahía Blanca al mando de Silvino Olivieri, proyecto
conectado a Mazzini y a Gian Battista Cúneo. Con Olivieri marchó Filipo Caronti, de
extensa trayectoria revolucionaria en Europa.
Un análisis de la población de Montevideo en 1855, revela que en esa época
los dos tercios de genoveses todavía se dedicaban a la actividad náutica. Lo mismo
sucede en otras ciudades sobre el Río Paraná como Corrientes, que en 1852 contaba
con 85 migrantes genoveses, en su mayor parte comerciantes, artesanos navales y
propietarios de naves.189
Para mediados de siglo, Cerruti estaba organizando el establecimiento de un
Consulado en Rosario. Para ello contó con hombres que capitalizaban un recorrido
social y económico ascendente, como Raffaele Gallino o Luigi Cassinelli, para una
delegación en una ciudad que se expandía al calor del progreso. Como claramente
diagnostica, en víspera de instalarse el Banco de Mauá, los italianos encontrarían en
el Rosario una lucrativa especulación a través de una Bolsa de Comercio que contaba
con noventa y cinco socios, muchos de los cuales era concittadini. El funcionario
conió en la sagacidad y pericia de los specolatori liguri, los cuales sabrían hacer
buenos negocios teniendo en cuenta los precios de las plazas en las que operaban.190
187 AST, FCN, Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires. Presentación del Capi-
tano Luigi Bodoano.
188 Véase VANGELISTA, Chiara L’emigrazione ligure..., cit.
189 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Buenos Aires, Primi
elementi pel censo italiano a Rosario, Paraná, Santa Fe e Diamante nella Confederazione argentina,
1855.
190 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires; Rapporti da Paraná da
Cerruti a Cavour.
92 Griselda Tarragó
En Entre Ríos pudo hacerlo con Emanuele Gianello, condecorado con la cruz
mauriziana y amigo de Urquiza, a quien propone como agente consular para Guale-
guaychú.
La circulación transcoceánica de migrantes también estaba adquiriendo matices
diferentes. Por entonces, surgió un conjunto de intereses en Génova que gestionaban
agentes o ganchos que ayudaban a la emigración de jóvenes candidatos, así como ir-
mas navieras que encontraban un temprano lorecimiento en el negocio de transportar
emigrantes. En ello se hallaban involucrados destacados intelectuales y prestigiosas
instituciones como la Societá Geograica Italiana que difundían noticias sobre el
Plata como tierra de promisión para los italianos. Jugaban también los capitales de
las compañías de navegación y, es particularmente conocido como, en el caso de
Piemonte y Cerdeña, éstas fueron capaces de crear un poderoso lobby que llegó a
interesar al mismo Cavour en la protección de la naciente Marina italiana.191 Los in-
tentos de Cerruti de crear la línea que uniera Génova y Buenos Aires, la Compagnia
Transatlantica, no pudo prosperar: el gobierno sardo no estaba en condiciones de
enfrentar tal desafío.192
Hacia 1856, en pleno tiempo de secesión entre Buenos Aires y la Confederación
urquicista, Cerruti trasladó la sede de la delegación desde Buenos Aires a Paraná,
población devenida en capital debido a los conlictos para uniicar el país. Fue una
estrategia del Cónsul para congraciarse con el general Urquiza, quien además del
hombre más poderoso, era un gran empresario y propietario ganadero.
En enero de 1857, la comunidad de ligures preparaba las cuentas de los daños
sufridos durante las guerras civiles para ser presentados ante la Comisión competente
nominada por el Gobierno de la Confederación para subsanar la pérdida de mercade-
rías y naves. En ello habían pesado, entre otras cuestiones, los vínculos estrechos de
paisanaje y negocios: el presidente Santiago Derqui era hijo de un paisano apellidado
en realidad Derchi y Justo José de Urquiza se había casado con Dolores Costa, hija
de Gaetano, nativo de Chiavari.
Los reclamos se vinculaban a situaciones como las experimentadas por ejemplo
por un tal Serrato, a quien se le había coniscado un cargamento de yerba mate en
1840 o por el mismo Luigi Cassinelli quien en ese año había sufrido la expropiación
de la Goleta Carmen, al igual que Giovanni Lavarello que había debido rescatar su
goleta Italia de las manos del gobierno de Corrientes. A Gio Batta Castagnola se le
había coniscado la Goleta Idra con todos los efectos comestibles que contenía.
La Confederación compensó por estas pérdidas no con oro, sino con tierras ubi-
cadas en la periferia de Rosario, Santa Fe o Paraná. Un buen negocio que los geno-
veses aceptaron gustosos en tiempos en que la valorización fundiaria comenzaba
una escalada sin solución de continuidad, siendo el origen de las primeras grandes
fortunas, las cuales comenzaron a consolidarse de esta manera.193
De las relaciones que enviaba Cerruti a Cavour, surgía la idea de que no existía
en la América del Sur otra región que ofreciese a los italianos, las posibilidades del
Río de la Plata.194 Hacia 1849 en la actual Argentina habitaban unos 60.000 italia-
nos.195 Los genoveses se destacaban por su crecimiento económico, por los vínculos
que habían establecido con sus coterráneos en la patria. Luego de la Uniicación, esta
colonia seguía siendo la más importante.196 Muchos de ellos ya poseían patrimonios
substanciales como Vincenzo Gianello de Lavagna que, se calculaba, poseía dos mi-
llones de liras o Giacinto Caprile, con un millón, además de doscientos o trescien-
tos constructores y armadores que disfrutaban de una cómoda situación inanciera y
comercial. Especialmente en el Barrio de Lorea (Monserrat) se había generado un
centro de radicación de mercados de frutos de país, y allí muchos sardos poseían
propiedades que usufructuaban con un rédito de 18 ó 20% sobre el capital. Había en
la zona espléndidas casas de genoveses como las del Señor Repetto, que valían entre
trescientos y quinientos mil pesos de papel moneda.197
La Constitución sancionada el 1º de mayo 1853 en Santa Fe, proclamaba en su
preámbulo la apertura del país a todos los hombres del mundo de “buena voluntad”
así como la no obligatoriedad de adoptar la ciudadanía argentina para poder habitar
estas tierras. Cavour se mostró satisfecho frente a estas noticias sobre las que, opor-
tunamente en 1857, había informado Cerruti desde Paraná. Consecuentemente con
los nuevos tiempos, de esos años datan los primeros proyectos sobre colonización.198
Sin embargo, la tentativa del Consulado de fundar una colonia en el inhóspito Chaco
argentino terminó con una mala experiencia para todos los involucrados.199
El decenio 1850-1860 coincidió en todo el reino del Piemonte y especialmente
en la Liguria, con una extraordinaria aceleración de la vida política y económica.
193 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires; Rapporti da Paraná da
Cerruti a Cavour: 17 de marzo, 26 de agosto, 22 y 29 de noviembre de 1857.
194 AST, FCN, Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires, Rapporto del Consolato,
1850.
195 CUNEO, Nicoló Storia dell’emigrazione..., cit., p. 281.
196 MANTEGAZZA, Paolo “Le Colonie europee nel Rio de la Plata”, in Nuova Antologia, vol. VII, 1868,
p. 290.
197 AST, FCN, Buenos Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires; Rapporto Sul Commer-
cio sardo colla Confederazione Argentina, e la Banda orientale /sud Amercia/redatto da Carlo Belloc
Vice Console di 1º Categª gia Attaccato al Consolato Generale di Buenos Aires. Genova, 10 frebbraio
1851. Dirigida a D’Azeglio.
198 GALLO, Ezequiel La pampa gringa, cit.; BONAUDO, Marta –dirección de tomo– Liberalismo, Es-
tado y Orden Burgués…, cit.; BONAUDO, Marta La organización productiva y política del territorio
provincial (1853-1912), Tomo VI de Nueva Historia de Santa Fe…, cit.
199 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires; Rapporto del Consolato.
94 Griselda Tarragó
207 ZETTI, Luca Associazionismo e integrazione fra gli italiani di Buenos Aires: Mutuo Soccorso,
religiosità e politica negli anni dell’immigrazione di massa, Tesi de Laurea, Università degli Studi di
Milano, Milano, 2006.
208 CUNEO, Nicoló Storia dell’emigrazione..., cit., p. 255.
209 CUNEO, Nicoló Storia dell’emigrazione..., cit., p. 290.
210 ZUCCARINI, E., Il lavoro degli italiani..., cit. pp. 332-333.
211 CUNEO, Nicoló Storia dell’emigrazione..., cit., p. 334.
212 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Buenos Aires, Quadro
comparativo del prodotto postale, 1857-1858.
96 Griselda Tarragó
213 BONAUDO, Marta y SONZOGNI, Elida “Viejos y nuevos colonos. Su convergencia en un mundo en
transición”, en Ruralia, núm. 1, FLACSO, Buenos Aires, 1990; BONAUDO, Marta y SONZOGNI,
Élida “Redes parentales y facciones en la política santafesina, 1850-1900”, en Siglo XIX Revista de
Historia, núm. 11, Instituto Mora - Universidad de Nueva León, México, 1992.
214 DEVOTO, Fernando Historia de los italianos..., cit., pp. 56-57.
cAPÍTuLO iii
E
l límite oriental de la actual provincia de Santa Fe es el río Paraná, principal
colector de la Cuenca del Plata.215 Al noreste de la presente ciudad capital,
existe un albardón arenoso –formado por los depósitos de sucesivos desbor-
des– que sigue el curso del río San Javier, que corre paralelo a aquel. Llegando a
su desembocadura en el Río de la Plata, se ensancha notablemente con un aumento
progresivo de las islas y canales producto de la intensiicación del proceso de sedi-
mentación, con gran cantidad de brazos, riachos y canalizos intermedios.
El majestuoso Paraná fue el gran organizador del espacio desde tiempos prehis-
pánicos. La historia de Santa Fe no puede comprenderse sin considerar esta estrecha
relación. Los ciclos de crecida fueron un factor determinante en la ubicación deiniti-
va de la ciudad y por su navegabilidad se constituyó en la principal vía de circulación
de hombres y recursos.
La creación del Virreinato del Perú en 1542 aseguró a la corona española el domi-
nio sobre la mayor parte de las tierras de la cuña hidrográica de la Cuenca del Plata.
Aunque se registraron diferentes expediciones previas como la de Sebastián Gaboto,
fue especialmente la fundación de Santa Fe la primera marca europea que se impuso
en el actual territorio provincial para organizarlo, modiicarlo y transformarlo.216
215 Su longitud alcanza los 4.000 km. A la altura del puerto de Posadas, en la provincia de Misiones, el
Paraná se convierte en un río de llanura. A partir de Corrientes la orilla derecha se maniiesta como baja
y anegadiza, presentando una densa red de cursos menores e importantes cauces secundarios conectados
por riachos transversales que delimitan ininidad de islas en contante formación y proceso de erosión y
sedimentación. La margen izquierda es alta y con barrancas. A la altura de la localidad entrerriana de
Diamante, las costas comienzan a cambiar y a invertirse. Las aguas del Paraná son marcadamente turbias
debido a los materiales que aportan los aluentes chaqueños. Esto determina la formación de islas de
construcción aluvional.
216 BARRIERA, Darío Vers une histoire politique conigurationnel. Conquérants, familles et rapports
de pouvoir dans une ville aux conins de l´Empire Espagnol - (Santa Fe, Río de la Plata, XVI-XVII
siècles), Thèse de Doctorat, realizada bajo la dirección de Bernard Vincent y María Inés Carzolio,
EHESS, Paris, 2002; Conquista y colonización hispánica. Santa Fe la Vieja (1573-1660), Tomo II de
Nueva Historia de Santa Fe…, cit.
98 Griselda Tarragó
217 Según fuera deinido por ASSADOURIAN, Carlos Sempat El sistema de la economía colonial, Nueva
Imagen, México, 1983.
218 ARECES, Nidia et al. “Santa Fe la Vieja. Frontera abierta y de guerra. Los frentes Charrúa y Chaqueño”,
en Memoria Americana, Vol. 2, ICA - UBA, Buenos Aires, 1993, pp. 7-41.
219 GARAVAGLIA, Juan Carlos Mercado interno y economía colonial, Grijalbo, México, 1983, pp.
40-64.
De la orilla del mar a la vera del río 99
220 “No se logró sin duda hacer más fértiles las tierras., ni evitar las langostas, las sequías y las heladas;
pero se consiguió transformar en troperos y pulperos a unos hombres para quienes la agricultura estaba
casi vedada y la ganadería no era provechosa.” ÁLVAREZ, Juan Ensayo sobre la historia de Santa Fe,
Colmegna, Santa Fe, 1914, p. 146.
221 TARRAGÓ, Griselda “The long kiss goodbye: Santa Fe and the conlict over the privilege of puerto
preciso (1726-1743)”, en Actas Internacional Workshop “Economic growth genealogies in the shad-
ow of the spanish empire: comparing countries, regions, domains and boundaries (16th - 20th), Dipar-
timento di Storia della Società e delle Istituzioni, Universitá degli Studi di Milano-Red Columnaria,
Milán, 2011.
222 “Las tierras conocidas como de ‘Los Tres Arroyos’ constituyeron la mayor propiedad de la zona desde
principios del siglo XVII, cuando fueron otorgadas en merced por el gobernador Hernando Arias
de Saavedra a Alonso Fernández Montiel. Durante más de un siglo (1602-1720), mantuvieron sus
dimensiones originales de 6 leguas por lado. A lo largo de cuatro generaciones el sistema de herencia
no afectó el traspaso de ‘Los Tres Arroyos’ como unidad territorial, a pesar de que sus propietarios
presentaban vínculos de parentesco entre sí. Véase CANEDO, Mariana “Propiedades, propietarios y
ocupantes. La tierra y la familia en la campaña de Buenos Aires. El pago de los arroyos, 1600-1750”.
Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana Dr. Emilio Ravignani, núm. 7, 3ª serie, 1º
semestre de 1993. pp. 7-21.
223 TARRAGÓ, Griselda “Santa Fe en el período tardo-colonial: producción ganadera, estancias y regio-
nes”, en Anuario, Vol. 17, Escuela de Historia-Facultad de Humanidades y Artes, UNR, Rosario, 1996,
pp. 217-238.
100 Griselda Tarragó
Rosario. Hacia 1810, Rosario ya era una villa junto al río Paraná, con vida propia y con
una historia diferente a la ciudad de Santa Fe.224
En la otra banda del río Paraná (actual Provincia de Entre Ríos), los españoles
encontraron una región bien provista de recursos naturales que deinían su clara aptitud
para la ganadería: tierras costeras altas, abundante agua, montes, pastizales, rinconadas
y cercados naturales, formados a partir de la combinación de colinas y riachos o arroyos
que reticulan la tierra. El río Gualeguay la divide de Norte a Sur formando un ancho va-
lle luvial laqueado por las cuchillas Grande y de Montiel donde se generan cursos que
drenan hacia el Paraná, el Uruguay y el propio Gualeguay, constituyendo una red hídrica
densa y compleja en una llanura ondulada, surcada por arterias luviales, cubiertas en
vastas áreas por bosques y abundantes pastizales.
Hacia mediados de siglo XVIII algunas campañas militares tendieron a controlar
el avance de los pueblos originarios de la zona como charrúas y minuanes, fruto de la
presión ejercida por santafesinos y porteños por ocupar estos estratégicos territorios.
La Bajada del Paraná sería en este contexto, el punto fundamental de conexión y
de población. Hacia principios del siglo XVIII, el poblado se reducía a una humilde
ranchería, con una capilla servida por el presbítero Francisco Arias de Montiel. El 25
de octubre de 1730, el gobernador Zavala elevaba la capilla a la categoría de Parro-
quia. El 18 de junio de 1733 el Cabildo santafesino designó el primer alcalde de la
hermandad para la Bajada en la persona de Santiago Hereñú.225
Sobre el inal del siglo surgieron puntos de concentración de población, proceso
que se beneició de la expulsión de los jesuitas y de la disponibilidad de sus tierras
a través de la Junta de Temporalidades instalada en Santa Fe. La población se ubicó
en ambas márgenes de los ríos en pequeños centros poblados.226 En ese mismo año
el virrey Vértiz segregó los partidos de Gualeguaychú, Gualeguay y Uruguay de la
jurisdicción santafesina, creando la comandancia de la costa del Uruguay al mando
del porteño Agustín Wright.227 Desde entonces, el territorio entrerriano apareció di-
vidido en dos grandes sectores: la costa del Paraná, todavía dependiente del Cabildo
santafesino, y la costa del Uruguay, con autoridades propias, pero subordinadas di-
rectamente a las de Buenos Aires.228
Hacia ines del siglo la nueva administración virreinal emprendió un plan sistemá-
tico de población del área, a cargo de Tomás de Rocamora quien en 1783 fundó las villas
de San Antonio de Gualeguay Grande, Concepción del Uruguay, San José de Gualegua-
224 BARRIERA, Darío –director– Instituciones, gobierno y territorio. Rosario, de la Capilla al Munici-
pio (1725-1930), CESOR-ISHIR-CONICET, Rosario, 2010, pp. 35-50.
225 PÉREZ COLMAN, César Historia de Entre Ríos, época colonial (1520-1810), Imprenta de la Provin-
cia, Paraná, 1936, Tomo I, p. 224
226 PÉREZ COLMAN, César Historia de Entre Ríos…, cit., Tomo I, p. 232.
227 PÉREZ COLMAN, César Historia de Entre Ríos…, cit., Tomo I, p. 236.
228 BOSCH, Beatriz Historia de Entre Ríos, Plus Ultra, Buenos Aires, 1978, p. 19.
De la orilla del mar a la vera del río 101
ychú y Carmen de Nogoyá. Este proceso signiicó para Santa Fe la progresiva pérdida de
jurisdicción sobre el área. Su acción fue el germen a partir del cual comenzó a conigu-
rarse la provincia del período independiente.229 A pesar de su plan, La Bajada siguió
bajo jurisdicción santafesina.230
En 1729 el padre Gervasoni informaba que Santa Fe tenía de 3.000 a 4.000 habitan-
tes. Como se vio, desde principios del siglo XVIII, y como consecuencia de las invasio-
nes indígenas, mucha población de Santa Fe migró hacia el pago de los Arroyos. Hacia
1766, cuando la situación comenzó a normalizarse, el procurador Zeballos informó que
las orillas del Salado estaban pobladas hasta 12 leguas de la ciudad. Asconchingas y
Añapiré también se encontraban pobladas, aunque este último era frontera con el valle.
El informe del procurador José Teodoro de Larramendi de 1795, señala un poblado con
4.000 ó 5.000 personas. Félix de Azara, en 1797, airma que Santa Fe tenía 4.500 habi-
tantes, Coronda 2.000, Rosario 3.500. Tuella indica para Rosario en 1801, la cantidad
de 5.878 habitantes. La defensa de la frontera generó el aglutinamiento de población en
torno a los fuertes y reducciones, como en el caso de Cayastá, San Javier, San Pedro o
Sunchales.231 A principios del siglo XIX, alrededor del convento de San Carlos de San
Lorenzo se aglutinaban unos 100 pobladores.232
En este período creció notablemente la población rural que ascendía, aproxima-
damente, a unas 8.700 personas.233 En 1824, para calcular la cantidad de diputados al
Congreso, se tomó como la población total de entonces, a unos 15.000 habitantes. En
tiempos del brigadier Estanislao López, la ciudad de Santa Fe tenía alrededor de 6.000
habitantes y Rosario 5.000. Había un pequeño número de franceses, ingleses e italia-
nos.234 En vísperas de la Revolución, la cantidad de habitantes de la Bajada y su juris-
dicción (considerando la campaña), oscilaba entre 14.000 y 16.000 personas, cifras
coincidentes con las arrojadas por el censo levantado en 1803 por el cura párroco
Luis M. de Caviedes.235 Hacia1803 cuando el agrimensor Pujol hizo la mensura de las
tierras frente al Paraná con fondo sobre el Uruguay, aparecían terrenos cubiertos de
bajíos grandes llenos de pajas, árboles y enredaderas intransitables.”236
229 DJENDEREDJIAN, Julio Economía y sociedad en Arcadia criolla. Formación y desarrollo de una
sociedad de frontera en Entre Ríos, 1750-1820. Tesis de doctorado presentada en la Facultad de Filo-
sofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, noviembre de 2003.
230 BOSCH, Beatriz Historia de Entre Ríos…, cit., p. 25
231 CERVERA, Manuel Cervera Historia de la Ciudad y Provincia de Santa Fe, 1573-1853, Universidad
Nacional del Litoral, Santa Fe, 1979, Tomo II, p. 52 y ss.
232 BIRAGHI, Roberto Iván Historia de San Lorenzo, Almafuerte, Rosario, 1981, p. 112.
233 COMADRÁN RUIZ, Jorge Evolución demográica argentina durante el período hispano (1535-1810).
Eudeba, Buenos Aires, 1969, p. 101.
234 AA.VV. Historia de las Instituciones de la Provincia de Santa Fe, Poder Legislativo de la Provincia de
Santa Fe, Santa Fe, 1969. Tomo 1, p. 56.
235 PÉREZ COLMAN, César Historia de Entre Ríos…, cit., Tomo, I, p. 293
236 CERVERA, Manuel Historia de la…, Tomo I, p. 576.
102 Griselda Tarragó
En 1824 Marcos Sastre elaboró otro plano de la ciudad241 mostrando una ciudad de
unas 80 manzanas. En este se observan mayores detalles de la traza conformada por
la implantación de ediicios públicos y domésticos, pero todavía en medio de grandes
espacios abiertos, patios, huertas y quintas. Los cuarteles en que se dividió la ciudad a
principios del siglo XIX no siguieron un patrón barrial, sino que seccionó a la ciudad
de manera arbitraria en cuatro porciones. A pesar de haber crecido, mantenía todavía
para esta época un aspecto colonial. Según el viajero inglés Robertson, la ciudad es
de pobre apariencia y las casas son de techo bajo de mezquina apariencia, los muros
blanqueados, los pisos de ladrillos.242
se mantiene crecido los meses de octubre hasta Marzo y baja desde Abril hasta Setiembre: en su mayor
creciente tiene en la boca de la entrada hasta 18 pies de agua y en las mayores bajadas apenas dos pies,
en este tiempo hay algunos cortas subidas y bajadas de pocos días. La auja señalada esta corregida de
variación. Escala de 1500 varas o de 1560 de Burgos”. GUTIÉRREZ, Ramón “El plano de Santa Fe de
1811”, en Res Gestae, núm. 5, Rosario, 1979, p. 16.
241 CALVO, Luis María et al. “Los españoles europeos en Santa Fe entre 1810 y 1823”, en Revista de la
Junta de Estudios Históricos de Santa Fe, núm. LVII, Santa Fe, 1991, pp. 61-87.
242 ROBERTSON, John Cartas del Paraguay, Emecé, Buenos Aires, 1958 (1816).
104 Griselda Tarragó
243 ARECES, Nidia et al. “Santa Fe la Vieja, Frontera abierta y de guerra”, cit.; “Relaciones interétnicas
en Santa Fe la Vieja. Sociedad y Frontera”, Revista Oicial de la Junta de Estudios Históricos de
Santa Fe, núm. LIX, Santa Fe, 1993; BARRIERA, Darío y TARRAGÓ, Griselda “Transformaciones
en un espacio de frontera. La población, los recursos y las rutas”, en BARRIERA, Darío Economía y
Sociedad (siglos XVI a XVIII), Tomo III de Nueva Historia de Santa Fe…, cit.
244 DÁVILO, Beatriz et al. Narrativas del desierto, geografías de la alteridad. Viajes de cronistas, misio-
neros y exploradores de la Patagonia y el Chaco (siglos XVIII y XIX), UNR Editora, Rosario, 2000.
245 ALEMAN, Bernardo “El problema del indio en la historia de Santa Fe, desde la revolución de Mayo
hasta la organización nacional”, en Historia de las Instituciones de la provincia de Santa Fe, Tomo III,
Santa Fe, Imprenta Oicial, 1970; “Contribución de Santa Fe a la conquista del desierto”, en Revista
de la Junta Provincial de Estudios Históricos de Santa Fe, núm. LI, 1981.
246 SUÁREZ, Teresa y TORNAY, María Laura “Poblaciones, vecinos y fronteras rioplatenses.Santa Fe a
inales del siglo XVIII”, en Anuario de Estudios Americanos, Tomo LX, núm 2., Sevilla, 2003.
De la orilla del mar a la vera del río 105
247 CERVERA, Federico “Las reducciones indígenas en el período Independiente”, Comisión redactora
de la Historia de las Instituciones de la Provincia de Santa Fe, Historia de las Instituciones de la Pro-
vincia de Santa Fe, Santa Fe, Edición oicial, Tomo III, Libro I.
248 Sobre el tema de las fronteras véase a DJENDEREDJIAN, Julio Economía y sociedad…, cit.
249 TUELLA, Pedro Relación histórica del pueblo y jurisdicción del Rosario de los Arroyos en el gobier-
no de Santa Fe, provincia de Buenos Aires, en Telégrafo Mercantil, Rural, Político e Historiógrafo del
Río de la Plata, 4, 11 y 18 de abril de 1802.
250 BARRIERA, Darío y TARRAGÓ, Griselda Santa Fe, hace…, cit., pp. 74-80.
106 Griselda Tarragó
251 BARRIERA, Darío “El equipamiento político del territorio. Del pago de los Arroyos a la ciudad de
Rosario (1725-1852)”, en BARRIERA, Darío –director– Instituciones, gobierno y territorio. Rosario,
de la Capilla al Municipio (1725-1930), CESOR-ISHIR-CONICET, Rosario, 2010, pp. 17-63.
252 TARRAGÓ, Griselda “Santa Fe en el…”, cit.
253 BIRAGHI, Roberto Iván Historia de San Lorenzo…, cit., pp. 128-29.
254 MIKIELEVICH, Wladimir “La posta de San Lorenzo-un trillado error histórico”, en Historia de Ro-
sario, núm. 25, 1975.
De la orilla del mar a la vera del río 107
255 Véase SEMPAT ASSADOURIAN, Carlos El sistema de la economía colonial…, cit.; GARAVA-
GLIA, Juan Carlos Mercado interno y…, cit.; GELMAN, Jorge Daniel De mercachile a…, cit.,
p. 19. En cuanto al dinamismo del frente atlántico durante el siglo XVII, el trabajo de MOUTOU-
KIAS, Zacarías Contrabando y control colonial, Buenos Aires 1988, es insoslayable. Cfr. también
MOUTOUKIAS, Zacarías “Réseaux personnels et…”, cit.; “Narración y análisis…”, cit.; “Redes
sociales, comportamiento empresario y movilidad social en una economía de no mercado (el Río de
la Plata en la segunda mitad del siglo XVIII)”, en ZEBERIO, Blanca, BJERG, María y OTERO, Her-
nán Reproducción social y sistemas de herencia en una perspectiva comparada. Europa y los países
nuevos, (siglos XVIII al XX), Tandil 1998, pp. 63 a 81; TANDETER, Enrique; MILLETICH, Vilma y
SCHMIT, Roberto “Flujos mercantiles en el Potosí colonial tardío”, Anuario del IEHS, núm. 9, Tandil
1994, pp. 97-126; MIRA, Guillermo “La minería de Potosí, las élites locales y la crisis del sistema
colonial”, en MENEGUS BORNEMANN, Margarita –coordinadora– Dos décadas de investigación
en historia económica comparada en América Latina. Homenaje a Carlos Sempat Assadourian, El
Colegio de México, México 1999, pp. 401-402. MOUTOUKIAS, Zacarías “Comercio y Producción”,
en Nueva Historia de la Nación Argentina, Planeta, Buenos Aires 1999, pp. 51 y ss.
256 BARRIERA, Darío y TARRAGÓ, Griselda “Transformaciones en un espacio…”, cit.
257 BARRIERA, Darío y TARRAGÓ, Griselda “De la conianza a...”, cit.
258 TANDETER, ENRIQUE Coacción y mercado. La minería de plata en el Potosí colonial, 1692-1826,
Sudamericana, Buenos Aires, 1992.
259 TARRAGÓ, Griselda “Redes mercantiles y prácticas empresariales: comerciantes rioplatenses del
siglo XVIII”, en Actas del Seminario Internacional “Compredere le Monarchie Iberiche. II Sesio-
108 Griselda Tarragó
ne. Risorse Materiali e reppresentazione del potere”, Universitá Roma III - Red Columnaria, Viella,
Milán, 2010, pp. 309-340.
260 TARRAGÓ, Griselda “Las venas de la Monarquía. Redes sociales, circulación de recursos y coni-
guraciones territoriales. El Río de la Plata en el siglo XVIII”, en IMÍZCOZ BEUNZA, José María,
OLIVERI, Ohiane Economía domésticas y redes sociales, Silex, Madrid, 2010, pp. 177-209.
261 MOUTOUKIAS, Zacarías “Comercio y Producción”, cit.; MOUTOUKIAS, Zacarías “Contraban-
do y sector externo en Hispanoamérica Colonial”, en CARMAGNANI, Marcelo; HERNÁNDEZ
CHÁVEZ, Alicia y ROMANO Ruggiero –coordinadores– Para Una Historia de América II. Los nu-
dos (1), Fideicomiso Historia de las Américas - El Colegio de México - Fondo de Cultura Económica,
México, 1999; MOUTOUKIAS, Zacarías “Gobierno y sociedad en el Tucumán y el Río de la Plata,
1550-1800”, en TANDETER, Enrique La sociedad Colonial, Tomo II, de Nueva Historia Argentina,
Sudamericana, Buenos Aires, 2000, pp. 356-419; MOUTOUKIAS, Zacarías “Familia patriarcal o
redes sociales: balance de una imagen de la estratiicación social”, en Anuario del IEHS, núm. 15,
Tandil, 2000, pp. 133-151; MOUTOUKIAS, Zacarías “Las formas complejas de la acción política:
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chichte Lateinamerikas, Band 39, Böhlau Verlag Köln Weimar Wien, 2002, pp. 69-102; MOUTOU-
KIAS, Zacarías Reseaux ego centres, ressources speciiques et mediadiations politiques (Buenos Aires
dans la seconde moitie du XVIIIE siecle), s/d de edición; MOUTOUKIAS, Zacarías “Peut-on faire
l’économie d’une économie politique? (note critique)”, en Annales HSS, novembre-décembre 2001,
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262 JUMAR, Fernando “El comercio francés en el Río de la Plata. Fines del siglo XVII, principios del
siglo XVIII”, en Derroteros de la Mar del Sur, Año 6, núm. 6, 1998, pp. 81-101; JUMAR, Fernando
Le commerce Atlantique au Rio de la Plata, 1680-1778, Thèse de Doctorat nouveau régime Formation
doctorale: Histoire et Civilisations, École des Hautes Études en Sciences Sociales, París, 2000.
263 Ver TARRAGÓ, Griselda “Los Diez de Andino: un linaje colonial santafesino. 1660-1822”, Revista
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De la orilla del mar a la vera del río 109
TARRAGÓ, Griselda “Elite, parentesco y comercio en Santa Fe, siglo XVIII”, Anuario, núm. 16,
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selda “Santa Fe en el período tardo-colonial: producción ganadera, estancias y regiones”, en Anuario,
núm. 17, Escuela de Historia Universidad Nacional de Rosario, UNR, Rosario, 1996, pp. 217-238;
GELMAN, Jorge y BARSKY, Osvaldo Historia del agro en Argentina. Desde la Conquista hasta
ines del siglo XIX, Grijalbo - Mondadori, Buenos Aires, 2001.
264 Ver GARAVAGLIA, Juan Carlos Pastores y labradores de Buenos Aires. Una historia agraria de la
campaña bonaerense, Ediciones de La Flor, Buenos Aires, 1999; FRADKIN, Raúl y GARAVAGLIA,
Juan Carlos –editores– En busca del tiempo perdido. La economía de Buenos Aires en el país de la
abundancia. 1750-1865, Prometeo, Buenos Aires, 2004; BROWN, Jonathan Historia Económica de
la Argentina, 1776-1860, Instituto Di Tella - Siglo XXI, Buenos Aires, 2002.
265 Ver GELMAN, Jorge y BARSKY, Osvaldo Historia del agro..., cit.; CAULA, Elsa y TARRAGÓ,
Griselda “Cuando el mañana era sólo desamparo: comerciantes rioplatenses en tiempos de guerra,
1806-1820”, Prohistoria, núm.7, pp. 125-152, Rosario, 2003.
266 IRIGOIN, María Alejandra y SCHMIT, Roberto –editores– La desintegración de..., cit.
267 SCHMIT, Roberto Ruina y resurrección..., cit.
268 SCHMIT, Roberto Ruina y resurrección…, cit.; CHIARAMONTE, José Carlos Mercaderes del lito-
ral…cit.
110 Griselda Tarragó
269 BONAUDO, Marta y SONZOGNI, Elida “Redes parentales y facciones…”, cit.; TEDESCHI, Sonia
Políticas e Instituciones en el Río de la Plata. El caso de Santa Fe entre 1819 y 1838, Tesis de Maes-
tría Universidad Internacional de Andalucía, 2003.
De la orilla del mar a la vera del río 111
Al tiempo que las urgencias políticas imponían un ritmo vertiginoso a las deci-
siones que se tomaban, el mismo camino siguieron las estrategias desplegadas ante
la inevitable disgregación del área en el que operaban productiva y comercialmente.
Todos estos hombres tenían en esta instancia mucho para perder, ya que más allá de
los desafíos revolucionarios, debían remediar, componer, los problemas concretos y
reales que los nuevos tiempos trajeron a una economía que estaba a comienzos del
siglo XIX, adaptándose al ritmo que le imponía Buenos Aires y su puerto.
Aunque con resultados muy diversos, estos agentes cumplieron un papel ágil
en ese peligroso juego, capitalizando la experiencia adquirida como base para abrir
alternativas múltiples al resquebrajamiento del espacio económico y político y pre-
servar, no sin inconvenientes, la posición social y económica adquirida en más de
doscientos años de historia.270
De esta manera, muchos de los cambios profundos que traería consigo el as-
censo del caudillo López –cabal expresión de lo que ocho años de guerra habían
producido en esta sociedad– fueron más el fruto de estas presiones aleatorias que de
los objetivos revolucionarios o autonómicos en sí mismos.
274 AGN, Sala IX, 4-6-16, f. 16, citado por HALPERIN DONGHI, Tulio Revolución..., cit., p. 94.
275 Reportes del cónsul al Forein Ofice, citados por FERNS, H. S. Gran Bretaña y Argentina…, cit.,
p. 88.
276 ROBERTSON, John y William Cartas de Sudamérica, Emecé, Buenos Aires, 2000 (1843); Cartas del
Paraguay, Hyspamérica, Buenos Aires, 1956 (1838).
114 Griselda Tarragó
“Para dar una idea de nuestras operaciones mercantiles diré que du-
rante los nueve meses que permanecí en Goya, de enero a octubre,
embarcamos en ese puerto cincuenta mil cueros de vacunos y cien
mil cueros yeguarizos, aparte cantidad de fardos de lana y cerda que
no puedo precisar ahora. Todos estos productos había que recolec-
tarlos, comprándolos aquí, canjeándolos más allá; había que pesar y
apilar los cueros en los galpones al recibirlos; cuidar de mantenerlos
limpios, sacudidos, en orden y bien clasiicados como debían llegar
al embarcadero; mantener reunidos a los trabajadores y por último
atender a las tropas de carretas que llegaban y despacharlas luego.
Todo esto daba lugar a escenas de actividad, bullicio y animación
continua.”280
Esa fue la práctica innovadora de estos agentes. Recorrer el terreno y comprar ganado
y cueros baratos a los estancieros. De este modo, elminando el tradicional sistema
colonial de intermediarios y resolviendo directamente todos los problemas, estable-
cieron un comercio con fuertes ganancias acerca del cual reconocieron:
Mientras en las transacciones del comercio colonial, la moneda constante y sonante era
frecuentemente reemplazada por el complejo sistemas de habilitaciones,282 su intro-
ducción por los hermanos en los tratos les permitió además de comprar a buen precio
miles de cueros y piezas de ganado, introducir en el mercado local productos británicos
traidos directamente desde la metrópoli. También las importaciones de zona medite-
rránea, especialmente vino, aceite, trigo y harina, que llegaban a través de Gibraltar.
Sin embargo, el clima aventurero fue trocado prontamente por otro más seguro;
las fortunas comerciales inglesas surgirían en la década siguiente del ejercicio menos
aventurero de un comercio consistente en enviar cueros a Liverpool y traer de allí al-
godones.283 Los comerciantes de Liverpool, una vez lograda su victoria total sobre los
de Cádiz, se mostraron igualmente apegados a unas rutinas mercantiles a la larga más
seguramente rendidoras que todas las aventuras. Si bien la Revolución trajo tras de sí
la dislocación de las economías regionales, después de las primeras crisis que se re-
montan a ines de la época colonial, hacia 1816 los signos de prosperidad ganadera ya
resultaban evidentes. Los “ganaderos” no eran sin embargo el fruto de la hegemonía
de una vieja clase terrateniente, en realidad se trataba de un grupo de fuerte arraigo
tradicional en el campo, mejor vinculado con la clase política de origen urbano y con
los elementos nuevos que dominaban la vida comercial porteña.
Fue un momento de expansión del comercio externo, apuntalado por la masiva
incorporación de consumidores luego de la liberalización del comercio. Entre esos
consumos se destacaban los textiles ingleses: calicoes white and plain, linen white
and plain, slops and negro clothing, woll second inferior, baize y earthenwear com-
mon. Tejidos de mediana calidad que imitaban a los costosos. Hasta una vestimenta
típica como el poncho se llegaron a producir en Inglaterra a más bajo costo que en el
Río de la Plata. Entre 1814 y 1819 la parte de los productos de consumo popular en la
exportación británica al Plata osciló entre el 60,36% en 1817 y un 42,39% en 1819.
En 1852, sir Woodbine Parish escribía:
esos países, les aseguró una gran demanda desde el momento en que
se abrió el comercio. Estos artículos se han convertido ahora en artí-
culos de primera necesidad para las clases bajas de América del Sur
[…] Y así es cómo todo mejoramiento que se haga a nuestras ma-
quinarias, de la patria y que se traduzca en reducciones del precio de
esas manufacturas, contribuye (y tal vez no sepamos hasta qué pun-
to) a crear el bienestar entre las clases más pobres de estos remotos
países y tiende a perpetuar nuestro dominio sobre sus mercados.”284
Casas comerciales inglesas como Mac Neil, Brittain o Twaites y Orr inanciaron al
estado revolucionario hacia 1814, por su condición de agentes vinculados no sólo a
la plaza porteña, sino a las del Interior. Mientras muchos criollos recibieron un trato
inanciero menos compasivo, se consolidó un lazo desigual con Gran Bretaña;285 la
incierta resolución revolucionaria necesitaba de la pasiva benevolencia británica: “la
relación que con ellos se establece […] surge de la condición de proveedores de mer-
caderías para el Estado, a precios que sin duda contabilizan el costo del crédito.” 286
La Revolución cambió también los patrones de inversión, produciéndose un
vuelco hacia el sector rural, en desmedro del comercio de importación exportación,
las incas urbanas, las compañías metropolitanas. Sin que esto signiique que no
existía inversión en el comercio, hubo de hecho una transformación profunda de los
grupos mercantiles. Los que habían dominado la ruta de Cádiz se adaptaron mal a
estructuras comerciales que se orientan ahora hacia Liverpool. La primera década
revolucionaria estuvo cubierta por esta penosa readaptación; solo los que aceptaron
un papel subordinado y complementario al lado de los comerciantes ingleses que en
quince años se hicieron dueños del mercado lograron sobrevivir a ese proceso. Esto
se plasmó en parte en el vuelco hacia el campo de muchos comerciantes porteños y
también ingleses, los que aprovechando una balanza comercial deicitaria, avanzaron
en los espacios económicos rioplatenses.287
Inglaterra fue por lo menos hasta 1830, el principal y casi excusivo comprador
de cueros criollos. El intercambio se hizo tan intenso como sostenido al punto que
en 1824 se estableció un servicio regular de barcos entre Liverpool y Buenos Aires.
Según el cónsul británico Parish, las exportaciones subieron entre 1822 y 1825 de 3,6
a 4 millones de pesos oro, mientras las importaciones tocaban los 8 millones. Esta
brecha era cubierta por la salida de metálico.288 Sin embargo, los británicos comen-
284 PARISH, Woodbine Buenos Aires y las provincias del Río de la Plata, Buenos Aires, 1958, p. 362.
285 FORBES, John Murray Once años en Buenos Aires, Buenos Aires, 1956.
286 HALPERIN DONGHI, Tulio Guerra y inanzas..., cit., pp. 93-106.
287 HALPERIN DONGHI, Tulio Revolución y guerra..., cit.
288 PARISH, Woodbine, Buenos Aires y las provincias…, cit.
118 Griselda Tarragó
zaron a invertir en tierras289, la compra de títulos del Estado o las acciones del Banco
Provincial.
El empréstito contratado con Inglaterra en 1823, en deinitiva, sirvió para inan-
ciar las importaciones ya que las libras fueron acreditadas en las cuentas londinenses
de los comerciantes de Buenos Aires contra quienes la Banca Baring libró letras de
cambio a favor del Gobierno porteño.290 Las letras fueron pagadas en papel moneda,
quedando el oro en poder de los comerciantes. Durante los largos años en que el
gobierno suspendió los pagos fueron en realidad los ahorristas londinenses quienes
inanciaron las importaciones rioplatenses.291
El predominio mercantil se apoyaba en excelentes relaciones con el poder polí-
tico, que se relejaban en asociaciones con comerciantes y funcionarios locales como
fue el caso de Braulio Costa o de Félix Castro, con los Robertson, o Manuel de Sarra-
tea y Miguel de Riglos que hablaban el inglés mejor que el español.292
La presencia de franceses no cambiaba esta dominancia. Los norteamericanos293
operaban en la zona con barcos pequeños, con actividades especulativas, colocando
en la plaza algodones de la China o de la India, centrando su interés en las harinas y
el tasajo, que llevaban a Brasil y a Cuba a los mercados esclavistas.294
Había por entonces unos 3.500 británicos en Buenos Aires, dentro de los que se
incluían las 40 casas comerciales y sus dependientes.295 La comunidad inglesa air-
maba su hegemonía, pero cambiaba los métodos de acción.
Mientras en la primera década por la necesidad de conquistar un mercado que,
por otra parte, estaba distorsionado por la guerra, había empleado métodos novedo-
sos, propios de los mercaderes aventureros, como los hermanos Robertson en Co-
rrientes. Luego de 1820, su modo de acción se estabilizó y se asimiló en buena media
al de sus rutinarios y tradicionales antecedentes españoles, consolidando una pode-
rosa corporación que controlaba parte de los antiguos circuitos de los comerciantes
coloniales y el comercio exterior. Muchas antiguas residencias españolas eran ahora
ocupadas por los súbditos de S. M. Británica en un espacio que se transformaba y se
abría a la economía mundial.
289 MC CANN, William Viaje a Caballo por las Provincias Argentinas, Solar Hachette, Buenos Aires,
1969 [1847].
290 AMARAL, Samuel “El empréstito de Londres de 1824”, en Desarrollo Económico, núm. 92, Buenos
Aires, enero-marzo, 1984.
291 BAGÚ, Sergio El plan económico del grupo rivadaviano.1811-1827, Instituto de Investigaciones
Históricas, Rosario, 1966.
292 UN INGLÉS Cinco años en Buenos Aires, Hachette, Buenos Aires, 1969.
293 FORBES, John Murray Once años en Buenos Aires, Buenos Aires, 1956.
294 LIZZ, Peggy K. Los imperios trasatlánticos. Las redes de comercio y de las revoluciones de Indepen-
dencia, Fondo de Cultura, México, 1989.
295 UN INGLÉS Cinco años en Buenos Aires…, cit.
De la orilla del mar a la vera del río 119
Para su irma resultaron fundamentales los informes de Parish (1824) sobre sus pro-
pias observaciones y una comisión de siete británicos, en los que se destacaba las
posibilidades económicas del Río de la Palta. El Tratado fue el cierre y a la vez el
comienzo de una política más estable entre ambos estados llamada a durar mucho
tiempo, aunque no por eso menos plagada de violencia y de tensiones.
296 HERTSLET, Lewis A complete Collection of the Treaties between Great Britain and Foreign Powers,
Londres, 1820, II, pp. 27-65, citado por FERNS, H.S. Gran Bretaña y Argentina…, cit., p. 121.
297 ROMERO, Luis Alberto La feliz experiencia. 1820-1824, Ediciones La Bastilla, Buenos Aires, 1983.
298 HALPERIN DONGHI, Tulio Revolución y guerra..., cit.
120 Griselda Tarragó
años de guerra, dejaron a esa emergente economía sumida en un marasmo fruto de las
conquistas, saqueos y del consumo de su riqueza ganadera. No en vano debieron traerse
25.000 cabezas de ganado –incluidas como parte del Tratado de Benegas– para repoblar
sus campos.
Sobre la base de esta economía reducida, las actividades principales siguieron
siendo la ganadería y el comercio. Familias como Larramendi, Pujol, Iriondo, Can-
dioti, Crespo, Echagüe, Vera, Ramírez, Silva, Cabrera, Larrechea, Andino, Galisteo,
Aldao, Maciel, Freyre, Ortiz, Arizmendi, Cabrera tenían estancias ganaderas en las
tierras del norte, oeste y sudeste de ciudad. Tanto el ganado vacuno como el caballar,
se destinaba al comercio de cueros y a la provisión para el Ejército.305
Poco a poco la artesanía textil paraguaya que todavía hasta los primeros años
revolucionarios tenía en el puerto de Santa Fe un punto importante de redistribución
hacia el interior, se vería reemplazada por lanas y algodones provenientes del mer-
cado ultramarino.
Por lo demás, poco habían cambiado las cosas desde la época colonial. Aún se
producían mulas, la producción mixta en las estancias proveía de cantidades escasas
de maíz y trigo, y el cinturón de chacras y quintas que rodeaban a la ciudad la surtían
de alimentos frescos. Las tiendas y pulperías seguían siendo los principales abastece-
dores de mercancías importadas y de la tierra.
La nueva dinámica mercantil que sobrevivió a la Revolución, abrió el camino
hacia la muy lenta reconstitución y reconiguración de este Litoral de los Ríos en
torno a la creciente expansión de la producción ganadera y, posteriormente, agrícola-
ganadero. Aunque todavía de modo espasmódico en sus fuertes oscilaciones, se esta-
blecieron relaciones con el comercio atlántico. Fue también el momento en que cier-
tos sectores de comerciantes y/o productores comenzaron a explorar nuevos caminos
en las prácticas empresariales y en la conquista de otros mercados.306
Desde 1846 aproximadamente, comenzó una recuperación que fue evidente en
Entre Ríos, pero todavía muy escasa en Santa Fe. La relación con Entre Ríos se
mantuvo activa como desde tiempos coloniales, vía la Bajada del Paraná por donde
circulaban bienes y personas hacia las ricas tierras entrerrianas de las cuales muchos
santafesinos eran propietarios. La zona más expansiva fue la del sur, pero en palabras
de Sarmiento, todavía en 1852, en esas ricas tierras abundaban más los venados que
las vacas.307
308 ASSADOURIAN, Carlos Sempat y PALOMEQUE, Silvia “Las relaciones mercantiles de Córdoba
(1800-1830). Desarticulación y desmonetización del mercado interno colonial en el nacimiento del
espacio económico nacional”, en IRIGOIN, María Alejandra y SCHMIT, Roberto –editores– La des-
integración de…, cit.
309 TEDESCHI, Sonia Políticas e Instituciones…, cit., p. 50.
310 CHIARAMONTE, José Carlos, CUSSIANOVICH, Guillermo Ernesto y TEDESCHI, Sonia “Finan-
zas públicas y su dependencia de Buenos Aires en tiempos de Estanislao López” en Boletín del Insti-
tuto de Historia Argentina y Americana Dr. Emilio Ravignani, núm. 8, 3ª serie, 2° semestre de 1993,
pp. 77-116.
De la orilla del mar a la vera del río 123
311 BARRIERA, Darío “Rediseñando lo judicial, reinventando lo jurídico: el ´Reglamento’ de 1833 y los
orígenes de la justicia de Paz en la Provincia de Santa Fe”, ponencia presentada a las Jornadas del
Grupo Siglo XIX “Las provincias y la nación”, Mar del Plata, 20 y 21 de abril de 2011.
312 PARISH, Woodbine Buenos Aires y las provincias…, cit., p. 531.
313 CHIARAMONTE, José Carlos “Notas sobre la presencia…”, cit., pp. 55-56.
124 Griselda Tarragó
Steffano Coppola, con el brigantino sardo Carmine; Francisco Risso, con el brigan-
tino sardo Pallade; Giacomo Delpino, con el brigantino sardo Il diligente; Tomasso
Berlingieri, con el brigantino sardo San Raffaele; Nicolò Dodero, con el brigantino
sardo Vigilante; Agostino Tiscornia, con el brick scooner sardo San Giacomo; Dome-
nico Canepa, con el brigantino sardo San Giuseppe; Nicoló Raffo, con el brigantino
sardo Trafalgar; Giacoppo Campodonico, con el brigantino sardo Acquario y Angelo
Campodonico, con el brigantino sardo Nª. Sª. delle Speranza, entre otros.314 Muchos
de ellos pasaron luego a engrosar las ilas de los navegantes del río y el grupo de
familias principales de Rosario o Buenos Aires.
Sus naves intensinicaron el contacto de esos diferentes puertos europeos con los del
frente latinoamericano, actividades en las que tuvo un peso primordial el contraban-
do. La principal atracción estaba en las costas del Plata ya que las naves que tocaban
puertos brasileros tenían en realidad como objetivo Montevideo o Buenos Aires o
ancladeros clandestinos donde la posibilidad de ese tipo de negocios resultaba muy
prometedora en granjerías diversas.
La mayor parte de la actividad de contrabando se realizaba en una etapa inter-
media sobre la costa del Brasil donde i legni podían aprovisionarse de mercancías
gantino sardo S. Pietro de Gio Basso, brigantino sardo Conusione de Franco Canola,
brigantino sardo L’Aquila de Antonio Dodero,324 brigantino sardo Sufragio de Angelo
Cicchero, brigantino sardo La Rosa de Bartolomeo Pozzo, brigantino sardo Sempre
lo stesso de Agostino Ferraro, brigantino sardo La Giustizia de Gio Batta Solaris,
goleta sarda Rosina de Paolo Muratorio, goleta sarda La Providenza de Cristoffaro
Chiappe, brick sardo S. Gio Batta de Micchele Sitto, cutter sardo S. Giuseppe de
Francesco Maglione, goleta sarda Santa Rosa de Dominico Pagliano, brick scooner
sardo Il Pacchetto de Filippo Tiscornia, brigantino sardo Capriccioso de Giacomo
Copello325, brigantino sardo Sturla Gio Batta de Xde Gliotto,326 goleta sarda La Be-
lla Angelica de Giacomo Zino, scooner sardo La consolazione de Giacomo Truc-
co, brigantino sardo Revaco de Agostino Mozzardi, brigantino sardo Margherita de
Ambroggio Vaccaro, brigantino sardo Misericordia de Stefano Rocatagliata, brick
sardo S. Giorgio de Giovanni Gianello, brigantino sardo Cesare Augusto de Gio Batta
Licanaluga, goleta sarda Diana de Stefano Copello, goleta sarda Stella del Nord de
Leonardo Canessa, brigantino sardo Incas de Pier Antonio Biancchi, goleta sarda La
Sorte de Giacomo Dodero, brigantino sardo Agata de Agostino Dallorso, briganti-
no sardo Li Otto decembre de Gio Batta Sturla, brigantino sardo Ligure de Nicolò
Raggio, brigantino Sardo Divina Providenza de Gerolamo Raffo, goleta sarda N. S.
dell’orto de Bernardo Solaris y Lorenzo Ravina, goleta sarda Vittoriosa de Sebastia-
no Chiarella327, brigatino sardo Pillade oreste de Antonio Ghirardello, brigatino sardo
Vincenzo de Vincenzo Giantrapani, brigantino sardo Carlo Alberto de Gio Batta An-
tola, brigantino sardo Industria de Piero Antonio Ferro, goleta sarda La Bella Basilia
de Gio Batta Baico, brigantino sardo Giasone de Gio Batta Dodero, brigantino sardo
Providenza de Bernardo Agostino Chichizola, brick sardo Bifronte de Gaetano Gaz-
zolo, brigantino sardo Colomba de Vincenzo Lombardo, brigantino sardo Narciso de
Gio Batta Pietranera, brigantino sardo Tre fratelli de Luigi Pezzale, brigantino sardo
Federico de Gio Batta Badoano, goleta sarda Assunta de Simone Solari, brigantino
Nearco de Paolo Antonio Ferraro.328
Esos barcos transportaron a 2.170 personas, un 80% de las cuales entraron por
Montevideo, y sólo un 20% por Buenos Aires, registrando el impacto de los bloqueos.
Estos migrantes tendrían en este tiempo una amplia movilidad, tanto entre Gé-
nova-Buenos Aires-Montevideo, como entre todas las villas asentadas sobre los ríos
Uruguay y Paraná. La zona de emigración en la Liguria se concentró fundamental-
mente en dos enclaves: Savona en el poniente (desemborque natural de los tráicos
del Piemonte) y Chiavari en Levante,329 ya que si bien “la montaña interior y la colina
del litoral también ocupaban el lugar central en una emigración dominada por cam-
pesinos y artesanos en la zona de Chiavari, Rapallo y sus entornos, aquí concurrían
también otras condiciones. Al estar la misma Chiavari al margen del dinamismo de
las actividades marineras por carecer de una actividad náutica de largo radio (la espe-
cialidad chiavaresa era el comercio de cabotaje) y de un hinterland que encontrara
allí un desemboque de producción, cortados como estaban los puertos por la cadena
montañosa y la ausencia de vías de comunicación con el interior transapenínico, el
destino exterior era mucho más inevitable [...] Chiavari perdió incesantemente habi-
tantes y se convirtió con su entorno en la principal área de emigración de la Liguria
en el momento en que el lujo se orientaba masivamente hacia el Río de la Plata.”330
Si bien inicialmente este lujo tuvo elevados índices de masculinidad, la presen-
cia de mujeres aumentó en la medida en que la migración se consolidó en clave fami-
liar. Así, los registros del Magistrato di Sanità (véase anexo documental)331 dan clara
cuenta de la emigración de mujeres y familias completas. Por otra parte, y cuando así
se lo especiica, la procedencia de la zona de la riviera ligur, especialmente Chiavari,
Lavagna, Sestri Levante, Finale y Alassio, cubre un un 80% de la lista analizada.332
En algunos casos, se observa la llegada conjunta de individuos con apellidos que
c.15 años después se radicarían conjuntamente en Rosario como el 30 de octubre de
1835 cuando arriban a Buenos Aires varios Frugone, Cassinelli y Peirano.333 El 22 de
febrero de 1836 alcanzaba Buenos Aires el brigantino sardo Graseosa Famiglia al
mando de Pietro Luigi Tiscornia, de larga trayectoria en Rosario.334 El 16 de octubre
de 1841 partía desde Génova para Montevideo el brigantino sardo Capriccioso de
Giacomo Copello. Entre otros venían como pasajeros Giacomo Puccio de 21 años,
Ventura Brignardello de 16 años, Emilio Delpino de 11 años, Luigi Copello de 20
años y Ambrogio Repetto de 36 años.335
Lamentablemente desde c.1836 todos aparecen como “sardos”, lo cual se condi-
ce con los procesos políticos experimentados por la región. No obstante y siguiendo
la pista de los nombres, los apellidos que luego constituirán el núcleo de ligures “ro-
sarinos” se repiten en toda la serie,336 situación que nos lleva a pensar en la incidencia
de las tradiciones y cadenas migratorias en el interior de las familias y del espacio en
329 FELLONI, Giuseppe Popolazione e sviluppo economico della liguria nel secolo XIX, Ilte, Torino,
1961, pp. 140-141.
330 DEVOTO, Fernando Historia de los italianos…, cit., p. 37.
331 ASG, MS, buste 1603 a 1639.
332 ASG, MS, buste 1603 a 1605 (setiembre 1833 a diciembre 1834, enero 1835 a setiembre de 1836).
333 ASG, MS, busta 1605.
334 ASG, MS, busta 1610.
335 ASG, MS, busta 1616, 1841.
336 ASG, MS, buste 1603-1618 (1823-1842).
De la orilla del mar a la vera del río 129
337 MAEDER, Ernesto “La población de Corrientes según el censo provincial de 1833”, en Investiga-
ciones y Ensayos, núm.8, Academia Nacional de la Historia, Buenos Aires, enero-junio de 1970, pp.
309-338.
338 DEVOTO, Fernando Historia de los italianos..., cit.
339 Juan Achinelli, Francisco Aliverti, José Antola, Francisco Arzeno, Andrés Bacigalupo, Sebastián Ba-
dano, Sebastián Badaró, Juan B. Balbi, Santiago Bancalari, Nicolás Bavio, esteban Bianchi, Santiago
Bavio, Juan Bautista Boassi, Santiago Borro, Gerónimo Bottino, Bernardo Brugo, Tomás Brunetta,
Juan Burlando, Nicolás Caferra, Antonio Cámpora, Angel Caputo, Nicolás Casarino, Antonio Cas-
sinelli, Francisco Cerrutti, Esteban Cichero, Luis Clavarino, Luis Cordiviola, Cayetano Costa, Luis
Costa, Agustín Chapino, Juan Chiarelli, Nicolás Chichizola, Juan Chiozza, José Daneri, Bernardo
Delino, Antonio Descalzo, Antonio Dodero, Juan B. Doverti, Bartolomé Facio, Manuel Ferrari, José
Ferro, Santos Frugoni, Alejandro Galletino, Gerónimo Gandulfo, Ángel Garasino, Pedro Garibaldi,
Gregorio Gastaldi, José Giusti, Francisco Gotuzzo, Juan Graigna, Ventura Guastavino, Agustín Iso-
la, Esteban Maglione, Juan Bautista Magnasco, José Maquiavelo, Agustín Merello, José Merlino,
Juan Migoni, Pablo Minuto, Lázaro Molinari, Cayetano Nicolini, Pedro Oneto, Ambrosio Ordano,
Bartolomé Palma, José Palma, Luis Palma, Santiago Pasano, Antonio Perazo, José Porchetto, José
Perini, Francisco Pendola, Angel Pigneto, Santiago Pinasco, Santiago Podestá, Miguel Raggio, Gas-
130 Griselda Tarragó
par Ravena, Carlos Repetto, Eduardo Rissoto, Juan Rosello, Rafael Rovato, Juan Roverano, Marcos
Russi, José Sanguinetti, Jorge Scuartino, Antonio Schiafino, Francisco Someria, Eugenio Sicardi,
José Sifredi, Nicolás Sifredi, Agustín Solari, Antonio Solari, Luis Spasa, Pablo Stagno, Francisco
Trucco, Juan B. Viacaba, Juan Vanasco, Alejandro Vignale, Juan B. Vignales. BOSCH, Beatriz “Notas
sobre navegación luvial, 1843-1853”, en Investigaciones y Ensayos, num.19, Academia Nacional de
la Historia, Buenos Aires, julio-diciembre de 1975, pp. 343-344.
340 DEVOTO, Fernando “Liguri nell’America australe: reti sociali, immagini, identitá”, en Giulio Einau-
di Editore Storia d’Italia…, cit. pp. 661.
341 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Buenos Aires, Primi
elementi pel censo italiano a Rosario, Paraná, Santa Fe e Diamante nella Confederazione argentina,
1855.
342 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Buenos Aires, Primi
elementi pel censo italiano a Rosario, Paraná, Santa Fe e Diamante nella Confederazione argentina,
1855.
343 En 1856 es dueño de un barco en construcción, AHPS, Escribanía de Gobierno, Tomo II, ff. 67-73.
344 En 1855 solicitan autorización para “sacar buques a tierra”, AHPS, Escribanía de Gobierno, Tomo II,
ff. 90-95.
345 LASSAGA, Ramón Tradiciones y recuerdos, Santa Fe, 1988.
De la orilla del mar a la vera del río 131
E
n 1840, la invencible provincia de Santa Fe, seguía tan aguerrida como po-
bre y despoblada. Sin embargo, y a pesar del tránsito de los ejércitos, de los
bombardeos, de los incendios, el sur provincial comenzaba a manifestar los
síntomas de un resurgimiento llamado a perdurar. Ese nuevo espacio en permanente
coniguración y expansión, emergía lenta pero irmemente como punto de aglutina-
ción de población y de actividades productivas y comerciales que se asociaban a la
circulación luvial, al comercio interior y exterior.
Desde su interior, esa porción meridional provincial principiaba a generar los
procesos espaciales que fueron transformando el Litoral de los Ríos en Pampa Húme-
da, y dando a luz a la Pampa Gringa, en la que la “emergencia de una vida comercial
relativamente soisticada fue de gran importancia para el posterior desarrollo de la
agricultura santafesina. Las primeras exportaciones de cereales fueron organizadas
por comerciantes rosarinos, los que también intervinieron activamente en la provi-
sión de créditos para inanciar la cosecha y en la importación de implementos agríco-
las. Más aun, un número signiicativo de quienes emprendieron la colonización de la
frontera santafesina fueron personas que se iniciaron en la vida económica ejerciendo
en la ciudad de Rosario. El crecimiento de la ciudad ribereña fue uno de los factores,
quizá el más espectacular, que contribuyeron al remozamiento económico de la pro-
vincia durante las décadas del cincuenta y del sesenta.”349
Aunque hacia 1830 no era más que un caserío disperso con unos 2.000 habi-
tantes350 su ubicación privilegiada desde tiempos coloniales, situada en la margen
derecha del Río Paraná en la encrucijada de caminos y circuitos que unían el interior
con el Atlántico, en el correr del siglo XIX y en el contexto de nuevas condiciones po-
líticas y económicas, la fueron transformando en la pujante ciudad-puerto inisecular.
En 1823 la Honorable Junta Representativa de la provincia, la elevó a rango
de villa, otorgándole el privilegio de “Ilustre y Fiel”. Su renovada calidad hizo que
surgiera la necesidad de dotarla también de nuevas autoridades. Desde 1826, la Junta
de Representantes de la Provincia comunicó el nombramiento de un alcalde mayor
para el departamento Rosario que se encargaría de la justicia del lugar, de cuidar el
orden y la tranquilidad pública.351 El cargo se suprimió al instaurarse el de juez de
paz en 1833,352 al tiempo que sucedía lo mismo con el Cabildo santafesino y era ne-
cesario implementar medidas “arreglar la administración de la provincia en todos sus
ramos.” Sus facultades eran muy amplias: justicia en primera instancia en lo civil y
criminal, juez de policía, defensor de menores. También era muy amplia la jurisdic-
ción que abarcaba unos 5.000 km2.353
Además del juez de paz, la otra autoridad de la villa era el comandante militar,
con asiento en Arroyo Pavón. Tomás Martínez ocupó ese cargo y dictó el Reglamento
de Policía de 1828, el que fue reemplazado por el de 1830, de autoría de Valeriano
Garay. Allí se trataban cuestiones propias del ordenamiento social así como del re-
gistro y control de personas tales como obligación de portar papeleta. Complemen-
taban el cuadro otras prescripciones de tinte moral o de convivencia como las de “se
revocará, blanqueará pondrá vereda [...] no se blasfemará el Santo nombre de Dios,
so pena de ser castigado con todo el rigor de la Ley...”.354
Rosario fue declarada ciudad en 1852. El crecimiento del pueblo hacía inapro-
piada una organización tan elemental. En 1854 el vecino rosarino Nicasio Oroño –
luego devenido en gobernador– pidió al presidente Urquiza se revisase esta situación.
El 13 de agosto de ese año el poder ejecutivo provincial dictó un decreto “organi-
zando administrativa y judicialmente el pueblo y departamento de Rosario.” Por el
mismo se establecía un agente del Poder Ejecutivo con el título de jefe político, se
instituía un Juzgado de Primera Instancia en lo Civil y Criminal y se creaba un Tri-
bunal de Comercio. Si bien el primer jefe político fue el general Benjamín Virasoro,
pronto se destacó Nicasio Oroño como igura del período.
Por entonces,
Este movimiento económico que podía resultar peligroso para quien lo ejercía, atrajo
hacia la villa nuevas casas de comercio, generando un progresivo cambio de isono-
mía urbana. El viajero inglés William Mc Cann percibió en su paso por la ciudad a
mediados del siglo XIX, los signos del progreso:
356 VARELA, Florencio Escritos políticos, económicos y literarios, Buenos Aires, 1859, p. 180.
357 MHPJM, CARRASCO, Eudoro y Gabriel Anales de la Ciudad de Rosario, 1527-1865, Peuser, Bue-
nos Aires, 1897, p. 231.
De la orilla del mar a la vera del río 137
El in del poder ejercido por Juan Manuel de Rosas generó una intensa actividad polí-
tica. El avance contra Rosas contó en Rosario con fuertes apoyos, entre ellos algunos
ligures como Pedro Tiscornia y Lázaro Costa.359
Después de 1852, la supresión de las barreras que no permitían la libre navega-
bilidad de los ríos tuvo un efecto casi inmediato sobre el crecimiento y la reactivación
comercial. El 28 de agosto se dictó el Reglamento de Aduana que abrió el Paraná a
358 MC CANN, William Viaje a Caballo por las Provincias Argentinas, Solar Hachette, Buenos Aires,
1969, pp. 223-224.
359 MHPJM, CARRASCO, Eudoro y Gabriel Anales de la..., cit.
138 Griselda Tarragó
la navegación extranjera, en el que se establecía una tasa del 12% para todos los pro-
ductos que entraran desde el exterior.
Los años de la Confederación Argentina, constituyeron el momento en que se
consolidaron las bases de un nuevo orden económico y político que progresivamente
penetró el desarrollo en las ciudades como puertos exportadores y/o como focos de
actividades de intercambio y del proceso expansivo de la economía agroexportado-
ra.360
En 1854 el valor de la mercadería importada era de 2.348.120 pesos fuertes y la
exportación de 1.457.140 para el primer semestre. En 1855 el puerto de Rosario reci-
bió 350 embarcaciones, en 1864 entraron 940 y en 1870 ese número se elevó a 1.574;
y las cifras de exportación-importación ascendieron a 4.280.349 y 2.898.719 pesos
fuertes.361 El puerto era por entonces el que concentraba a gran parte del comercio
de las provincias argentinas.362 Hacia 1862 el inglés Hutchinson estimaba el tráico
mercantil terrestre en unas 18.000 toneladas que se transportaban en carretas y tropas
de mulas. El tráico carretero por su parte era fundamental ya que “…hacen a razón
de 8.000 viajes en el año por las provincias argentinas, llevando una carga de 15.000
toneladas de mercaderías, a diversos letes que emplean a tres y cuatro meses en un
viaje, que un ferrocarril haría en pocos días…en el mismo camino encontré tropas de
mulas conduciendo cargueros de frutas, generalmente pasas de uva, higos y orejones,
y también barras de cobre.”363
Las embarcaciones por su parte trajinaban entre otras cosas vino de Burdeos,
aceite de oliva, ideos, velas de estearina, cerveza en barricas, ginebra, papel, ollas,
canastas, rejas, aguardiente, tabaco, naipes, cohetes, cueros vacunos, suela, sebo, cer-
das, lana, grasa, porotos, quesos y nueces. En el mes de octubre de 1854 entraron al
puerto 69 buques con 2.234 toneladas y salieron 60 con 1.627, con destinos a Buenos
Aires, Corrientes, puertos del río Uruguay y Montevideo. En febrero de 1855 proce-
dente de Montevideo arriban la goleta “Génova” con 848 tablas de pino, 150 barricas
de azúcar, 32 docenas de barricas de cerveza, 10 cajones de sardina, 3 cajones de
canela; la zumaca “Guazú” con 118 barricas de azúcar, 31 balas papel estraza, 50 ca-
jones de ideos, 1 barril de pimentón, 53 cajones de medias, 3 cajones de almendras,
360 FERNÁNDEZ, Sandra; PONS, Adriana y VIDELA, Oscar “Las burguesías regionales”, en BONAU-
DO, Marta –dirección de tomo– Liberalismo, Estado y…, cit. pp. 423-543.
361 MHPJM, CARRASCO, Gabriel Descripción Geográica y Estadística de la Provincia de Santa Fe,
Imprenta de E. Carrasco, Rosario, 1882.
362 DU GRATY, Alfred Marbais La confederación Argentina, Academia Nacional de la Historia, Buenos
Aires, 2008, p. 81.
363 HUTCHINSON, Thomas Buenos Ayres and Angertine Gleanings, Edward Stanford, London, 1865, p.
119.
De la orilla del mar a la vera del río 139
364 VIDELA, Oscar y FERNÁNDEZ, Sandra “La evolución económica rosarina durante el desarrollo
agroexportador”, en AA.VV, La Historia de Rosario: economía y sociedad, Homo Sapiens, Rosario,
2001.
365 Véase por ejemplo ENSINCK, Luis Oscar “El Puerto de Rosario y los Derechos Diferenciales. Princi-
pio y Fin de una época, 1851-1860”, en Revista de Historia de Rosario, Año IX, núm. 21-22, Rosario,
1973.
366 DALLA CORTE, Gabriela Lealtades irmes. Redes de sociabilidad y empresas: la Carlos Casado S.
A. entre la Argentina y el Chaco paraguayo (1860-1940), CSIC, Madrid, 2008.
367 MHPJM, Censo de Santa Fe de la Confederación Argentina, Registro Estadístico de la población de
la provincia de Santa Fe con sugeción al Censo Oicial levantado en abril de 1858, bajo la dirección
de Juan José Gormaz y Carrera, documento manuscrito refrendado por Gabriel Carrasco el 5 de
setiembre de 1895.
368 MHPJM Censo de Santa Fe…, cit.
140 Griselda Tarragó
369 Véase VIDELA, Oscar y FERNÁNDEZ, Sandra “La evolución económica…”, cit., pp. 63-66.
370 ÁLVAREZ, Juan Temas de Historia económica argentina, Buenos Aires, 1914.
371 Se trató de un banco de depósitos, descuentos y emisiones con un capital provisorio de $ 800.000 pata-
cones. La entidad se instaló en la calle Córdoba. MHPJM, CARRASCO, Eudoro y Gabriel Anales…,
cit, p. 362.
372 Véase DALLA CORTE, Gabriela Lealtades irmes. Redes de sociabilidad y empresas: la Carlos Ca-
sado S. A. entre la Argentina y el Chaco paraguayo (1860-1940), cit.
373 VICUÑA MACKENNA, Benjamín Páginas de mi diario, durante tres años de viaje, 1853-18544-
1855, En, Obras Completas, Vol., I, Tomo I, 1936.
De la orilla del mar a la vera del río 141
También comenzaron por esos años, las obras de construcción del puerto a tra-
vés de la sociedad “Muelles de Rosario” de los empresarios Hopkins y Esteban Rams
y Rubert. Asimismo se instaló un sistema de comunicación terrestre, el de las Mensa-
jerías Nacionales Iniciadoras, que conectaba a Rosario con el Interior.
Este explosivo desarrollo se fundamentó, especialmente, en su condición de
puerto de tránsito y punto de conexión entre el mercado interno y el mercado mun-
dial. En esta etapa todavía ese movimiento se vinculaba a los arriesgados negocios
que emprendían sociedades que unían a capitanes de barco con comerciantes habili-
tadores de los puntos de origen, pero poco a poco esa dinámica fue mutando hacia un
tono más estable con la implantación de Casas de Comercio. Muchos de los produc-
tos provenían y quedaban en el circuito interno como:
Esta intensa circulación, dio forma a otro de los rubros empresariales que se des-
tacaron que fue el de las barracas de frutos del país. El 1º de septiembre de 1855
se registran salidas hacia al el Interior en arrias y carretas, de productos de ferrete-
ría, tabaco, azúcar, ierro, yerba mate, arroz, licores, ponchos, papel, municiones,
clavos y baldes de madera.375 Hacia 1860 más de 7.500 toneladas ingresaban a la
ciudad transportados por 2.900 carretas y 8.724 mulas.376 El Primer Censo Nacional
de 1869377 da cuenta de que la urbe ha crecido mucho: sus habitantes sobrepasan los
23.000 habitantes.
Como se señaló al comienzo de este capítulo, el otrora villorio fue también la
cabeza visible de dos procesos fundamentales en la etapa de consolidación del mode-
lo agroexportador capitalista del siglo XIX. La provincia de Santa Fe se convirtió en
el escenario de una experiencia renovadora. La política de colonización fue estímulo
para miles de inmigrantes. Entre 1853 y 1866 el gobierno provincial irmó contratos
de colonización con empresarios privados. El primero de ellos, acordado con Aarón
374 HUTCHINSON, Thomas Buenos Ayres and Angertine Gleanings..., cit., p. 85.
375 VIDELA, Oscar y FERNÁNDEZ, Sandra “La evolución económica…”, cit.
376 MHPJM, CARRASCO, Eudoro y Gabriel Anales…, cit.
377 AGN, Primer Censo de la república Argentina (1869), Imprenta El Porvenir, Buenos Aires, 1872.
142 Griselda Tarragó
Comercio,384 instituciones en las que los italianos encontraron espacio para lucrose
specolazioni.385 Comerciantes y navegantes ligures se especializaron en abastecer a la
región con productos de origen europeo a cambio de tasajo, cueros y lanas rioplaten-
ses, productos destinados primordialmente a Cuba y Brasil, como ya se vio.
Por esos años surgió la primera Asociación Española de Socorros Mutuos crea-
da en la Argentina, y en abril de 1861, los italianos fundarían la Societá Unione e
Benevolenza, con escuela anexa.386 Estas asociaciones de carácter mutualista fueron
un fenómeno intensamente difundido entre los grupos de inmigrantes. A partir de
ellas expresaron su capacidad para actuar juntos, satisfacer necesidades puntuales,
desarrollar actividades festivas y culturales, formular valores comunes y conferir
legitimidad a la vida pública y a sus instituciones.387 En la sociedad italiana, sus
fundadores compartían el ideario republicano, pero los debates no estuvieron exen-
tos de conlictos que se expresaron entre aquéllos de matriz mazziniana con los de
orientaciones monárquicas. Hacia 1884 la entidad se dividió y se fundó la Mutual
Giuseppe Garibaldi.
La ciudad adoptó una isonomía cada vez más deinidamente moderna y por-
tuaria. Como parte de este proceso, se levantó el primer plano de la Ciudad en 1858.
Lo hizo, justamente, Nicola Grondona parte de esta primera avanzada ligur sobre la
zona. Había nacido en Génova en 1826 y se casó con la francesa Ana María Horn,
falleciendo en Buenos Aires en 1878. Se había graduado como ingeniero y combatió
como oicial a las órdenes de Carlos Alberto de Saboya en la Guerra de Independen-
cia italiana. Junto con su hermano Marcelo, llegó a Montevideo en 1849, trasladán-
dose al año siguiente a Buenos Aires, donde participó en la nefasta experiencia de la
Colonia de Bahía Blanca. En 1856, el cónsul Cerruti informó sobre su destino cuando
marchaba hacia Rosario con el objetivo de que se le reconociera su graduación como
agrimensor o ingeniero, especialmente por la ausencia de la carrera en Buenos Ai-
res.388
Como agrimensores reconocidos los hermanos recorrieron Entre Ríos y Co-
rrientes. En esta última ejerció el cargo de agrimensor e ingeniero topógrafo y se
le encargó la rectiicación del trazado de las calles de la capital de dicha provincia.
Finalmente se instalaron en Rosario en 1856. Crearon la sociedad “Grondona Her-
manos” con oicinas en Comercio 81 (hoy Laprida) entre San Lorenzo y Santa Fe,
dedicada a la realización de mensuras cuyos planos irmaba Nicola.389
Desde 1865 a 1870 Nicolás Grondona vivió en Europa, asistiendo a la Exposi-
ción Universal de París de 1866, tiempo durante el cual administró el negocio su her-
mano menor Marcelo. El 21 de abril de 1871 fue designado ingeniero municipal de
Rosario. Por entonces, la sociedad Grondona Hnos. se disolvió, abriendo Nicolás con
su esposa la Sociedad Geográica Argentina. Fue autor de numerosas publicaciones y
uno de los mentores del primer proyecto para la erección de Monumento a la Bande-
ra. Hombre de notable inteligencia, según un biógrafo moderno: “era movedizo, va y
viene… Nicolás es más de ir a ver dónde está el mojón, o donde hay que clavarlo.”390
Antes de la confección del plano de 1858 sólo se habían levantado mensuras
parciales como la de 1850 del ingeniero Prats, por encargo privado de la familia
Correa, que comprendía el sector delineado por las calles Buenos Aires, Rioja, Orden
y Río Paraná. En 1853 Timoteo Guillon confeccionó el primer documento relativo
a la nomenclatura de las calles, aplicada por el juez de policía Estanislao Zevallos
en el radio céntrico, designando de Este a Oeste a las calles San Lorenzo, Santa Fe,
Córdoba, Rioja, San Luis, San Juan y Mendoza; y de Norte a Sur, a San Nicolás (
hoy Alem), Saladillo (hoy 1º de Mayo), “Mensagerías” (hoy 25 de Diciembre), Bue-
nos Aires (antes calle Real), Comercio (hoy Laprida), Aduana (hoy Maipú), Puerto
(hoy San Martín) y Libertad (hoy Sarmiento). Con fondos de la Jefatura de Policía,
Zevallos mandó a hacer “las tablillas para las calles”, con las cuales se identiicaba
el nombre las mismas.391
Sobre una imagen triangular Grondona delineó en el plano 245 manzanas nume-
radas. 392 Abarcaba todo el núcleo urbano y fue la primera pieza cartográica impresa
de la ciudad. No se distinguía en él ningún elemento de segregación espacial que
involucrara la separación por distancias considerables o discontinuidades urbanas.
Comprendía como límite al Sur, la entonces calle Gral. López, y al Norte la calle Do-
rrego, que entonces se llamaba “Carril”. El centro de la ciudad, en la ocho manzanas
comprendidas dentro de las calles Mendoza, Corrientes, Córdoba y Progreso, estaban
ocupadas por una inmensa laguna que llamaban “de Sánchez”, la cual se prolonga-
ba por la calle San Luis hasta el entonces Mercado Sur. El cementerio se ubicaba
389 En 1870 trazó el plano de la Ciudad de Buenos Aires. Entre otras importantes obras, confeccionó un
mapa de la República Argentina publicado en Génova en 1861 por la Litografía Armanino y una carta
postal de la Provincia de Buenos Aires por orden del administrador de Correos. Preparó un proyecto
de desecación de terrenos aluvionales en esa provincia y realizó trabajos de canalización en Corrien-
tes.
390 DÍAZ MOLANO, Elías “El agrimensor Marcelo Grondona”, en Revista de Historia de Rosario, Año
VIII, núm. 19, 1970, pp. 56-66.
391 MONTES, Alberto “Cartografía rosarina contemporánea”, en Revista de Historia de Rosario, Año I,
núm. 2, Rosario, abril-junio de 1963.
392 MHPJM, Rosario, CARRASCO, Eudoro y Gabriel Anales…, cit.
De la orilla del mar a la vera del río 145
a media manzana entre las calles Corrientes, Paraguay, Jujuy y Brown entonces se
llamaba Ludueña.393
Además de los detalles estrictamente técnicos de la agrimensura y la ingeniería,
el plano de una ciudad es también una representación simbólica del universo cultural
que subyace en las aguas subterráneas de quien lo levantó y de la sociedad que se lo
encomendó. Ella expresa a la vez un espacio detrás del cual se descubre cierta con-
iguración de sentido, así como el horizonte de un objetivo que está presente, pero
que aún se revela difuso: según Eudoro y Gabriel Carrasco la inmensa mayoría de las
manzanas estaban sin ediicar y sin delinear.394
El plano de Grondona maniiesta ese Orden deseado aunque todavía esquivo,
asociado a los íconos del Progreso que explota anárquico en una ciudad-puerto cos-
mopolita y libre, que en su paradójico “no-orden” se maniiesta viva y dispuesta a no
dejarse engullir por el monstruo porteño que todo lo deglutía.395
393 MHPJM, Rosario, CARRASCO, Eudoro y Gabriel Anales…, cit, pp. 371-377.
394 MHPJM, CARRASCO, Eudoro y Gabriel Anales…, cit, pp. 371-377.
395 TARRAGÓ, Griselda “Genoveses en Rosario: el plano de Grondona”, Consolato Generale d’Italia,
Rosario, 2005.
396 GRIBAUDI, Maurizio “Les discontinuités du social. Un modèle conigurationnel”, en LEPETIT, Ber-
nard –directeur– Les formes de l’expérience. Une autre historie sociale, Albin Michel, Paris, 1995.
397 BARRIERA, Darío“Las babas de la microhistoria: del mundo seguro al universo de lo posible”, en
Prohistoria, núm. 3, Rosario, 1999, pp. 177-186.
146 Griselda Tarragó
398 ELIAS, Norbert La sociedad cortesana, FCE, México, 1996 [1969], Introducción, pp. 9-52.
399 BARRIERA, Darío “Después de la microhistoria. Escalas de Observación y principios de análisis: de
la microhistoria al microanálisis radical”, en BARRIERA, Darío –compilador– Ensayos sobre micro-
historia, Jitanjáfora - Prohistoria, México, 2002.
400 BARRIERA, Darío “Después de la microhistoria...”, cit., p. 36.
401 CUNEO, Nicoló Storia dell’emigrazione italiana in... , cit., p. 305.
402 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires; Buenos Aires, Rapporto
de 1859.
403 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires; Paraná, Rapporto de
junio de 1857.
De la orilla del mar a la vera del río 147
“El barco se llama La Ninfa del Plata […] La Ninfa es una goleta
genovesa que en otro tiempo hacía el viaje entre Buenos Aires y
Montevideo […] Los días y las semanas pasan. Hay que prepararse
para dejar Buenos Aires…letamos una goleta genovesa llamada El
Rey David. El mismo patrón del navío será el encargado de condu-
cirnos. Diremos algunas palabras sobre los numerosos genoveses
407 BECK BERNARD, Lina Cinco años en la Confederación…, cit. Nacida en Alsacia en 1824, se casó
con el empresario colonizador Charles Beck, instalándose en Santa Fe. Se escribía con Garibaldi y
con Eliseé Reclús. En 1872 publicó en Ginebra Fleurs des Pampas. Scenes et souvenirs du désert
argentin. El resaltado me pertenece.
408 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Buenos Aires, Primi
elementi pel censo italiano a Rosario, Paraná, Santa Fe e Diamante nella Confederazione argentina,
1855.
De la orilla del mar a la vera del río 149
Mariti e moglie del paese; compari e comari a mille miglie: 411 familia y alianzas
Estos migrantes no apelaron a estrategias muy disímiles de aquellas antiguas y prac-
ticadas con asiduidad por empresarios coloniales. Construir un mundo seguro donde
la incertidumbre pudiese controlarse a través de la conianza, fue un objetivo buscado
en el siglo XVIII.412
Una práctica común constituía “hacer un buen matrimonio” que permitiera
maximizar los beneicios materiales y simbólicos para la familia, validando para ello
las manipulaciones necesarias tendientes a cumplir con este objetivo. Estas estra-
tegias matrimoniales deben comprenderse como un momento más en una serie de
intercambios materiales y simbólicos que se movían por una “especie de instinto so-
cialmente constituido que lleva a vivir como necesidad ineluctable del deber o como
impulso irresistible del sentimiento las exigencias objetivamente calculables de una
forma particular de economía.”413
409 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires; Buenos Aires, Rapporto
del 19 octubre de 1856.
410 Relacione del Console Generale a Rosario L. Chaperon al ministro degli affari Esteri, 10/9/1865,
citado por DEVOTO, Fernando Historia de los italianos…, cit., p. 87.
411 Antiguo refrán: Marido y mujer del pueblo; compadres y comadres a miles de millas.
412 BARRIERA, Darío y TARRAGÓ, Griselda “De la conianza a la…”, cit.
413 BOURDIEU, Pierre “La tierra y las estrategias matrimoniales”, en El sentido práctico, Taurus, Madrid,
1991.
150 Griselda Tarragó
414 IMÍZCOZ BEUNZA, José María “De la comunidad a la nación: élites locales, carreras y redes socia-
les en la España Moderna (siglos XVII-XIX)”, en IMÍZCOZ BEUNZA, José María –director– Elites,
poder y red social. Las elites del País Vasco y Navarra en la Edad Moderna, Universidad del País
Vasco, Bilbao, 1996.
415 MORENO, José Luis Historia de la familia en el Río de la Plata, Sudamericana, Buenos Aires, 2004.
416 CHACÓN JIMÉNEZ, Francisco “La familia en España: una historia por hacer”, en CASEY, James et al.
La familia en la España Mediterránea (Siglos XV-XIX), Crítica, Barcelona, 1987, p. 3.
417 IMÍZCOZ BEUNZA, José María y GUERRERO, Rafael “A escala de Imperio. Familias, carreras y
empresas de las elites vascas y navarras en la Monarquía borbónica”, en IMÍZCOZ, BEUNZA, José
María –director– Redes familiares y patronazgo. Aproximación al entramado social del País Vasco y
Navarra en el Antiguo Régimen (Siglos XV-XIX), Servicio Editorial de la Universidad del País Vasco,
Bilbao, 2001.
418 BESTARD CAMPS, Joan “La estrechez del lugar. Relexiones en torno a las estrategias matrimoniales
cercanas”, en CHACÓN JIMÉNEZ, Francisco y HERNÁNDEZ FRANCO, Juan Poder, familia y con-
sanguinidad en la España del Antiguo Régimen, Anthropos, Barcelona, 1992.
152 Griselda Tarragó
419 BARRIERA, Darío “La familia, la historia social y la historia del poder político”, en BARRIERA,
Darío y DALLA CORTE, Gabriela –compiladores– Espacios de familia ¿Tejido de lealtades o cam-
pos de confrotación? España y América, siglo XVI-XX, Jitanjáfora, Morelia, 2003.
420 Para la reconstrucción genealógica se utilizó: ALONSO, Sebastián y GUSPÍ TERÁN, María Mar-
garita Historia Genealógica de las primeras familias italianas de Rosario. Siglo XVIII y Siglo XIX
hasta 1870, Consolado Generale d’Italia - Instituto Universitario Italiano de Rosario, Rosario, 2003;
LLOYD, Reginald –director– Impresiones de la Republica Argentina en el siglo XX: su historia,
gente, comercio, industria, riqueza; Londres, 1911; PETRIELLA, Dionisio y SOSA MIATELLO,
Sara Diccionario Biográico Italo-Argentino, Asociación Dante Alighieri, Buenos Aires, 1975; Di-
zzionario Biograico degli italiani al Plata, Barozzi, Baldassini y Cia, Buenos Aires, 1899; ABAD
DE SANTILLÁN, Diego Gran Enciclopedia de la Provincia de Santa Fe, Ediar, Buenos Aires, 1967;
AA.VV. Rosario Biográico, Tradiciones Argentinas, Rosario, 1955; BINAYÁN CARMONA, Narci-
so Historia Genealógica Argentina, Emecé, Buenos Aires, 1999; DE FELICE, Emidio Dizionario dei
cognomi iltaliani, Arnoldo Mondadori Editore, Milán, 1978.
De la orilla del mar a la vera del río 153
Los hermanos Domingo, José y Ana Cordiviola eran hijos de Juan Bautista Cor-
diviola y Margarita Borzone, todos naturales de Chiavari.
Domingo Miguel Cordiviola, nacido en Chiavari en 1832 y fallecido en San Lo-
renzo en 1893. Se casó allí en 1863 con Adelaida Campodónico, nacida en Chiavari.
José Cordiviola nació en Chiavari y se casó en San Lorenzo en 1862 con Rosa
Costa, también natural de Chiavari.
Ana Cordiviola, nativa de Chiavari, enlazó en Rosario en 1856 con Nicolás
Tanlongo, de Chiavari, y en segundas nupcias en 1865 con el italiano Andrés Carraro.
Angel Costa llegó a Buenos Aires en 1815 y residió varios años en esa ciudad,
para regresar luego a su tierra. Algunas de sus hijas se esposaron en Buenos Aires con
miembros de las familias Podestá, Nocetti y Cerrutti.
Domingo Costa era hijo de Ángel. Había nacido en Lavagna en 1826. El llegó en
1845 y se casó en Buenos Aires con Felipa Gastaldi, nacida en Montevideo.
Miguel Daneri, nacido en Chiavari en 1845, llegó a la Argentina alrededor de
1860. Se casó con Josefa Passarotto, nacida en Chiavari en 1848 y fallecida en Ro-
sario en 1913.
Giovanni y Emanuelle Devoto provenían de Sestri Levante y eran hijos de Luigi
Devoto y Luigia Richieri, prima de Lázzaro.
Juan Andrés Bartolomé Peyrano (Andrés) nació en Chiavari el 29 de septiem-
bre de 1800. Se estableció en Rosario en 1844. Testó en Rosario el 1 de octubre de
1855.422 Casó con María Clara Costa, natural de Chiavari.
Nicolás Puccio, originario de Chiavari, testó en Rosario en 1852.423 Casó con
Romualda Alemán. Tuvieron seis hijos, entre los que se destacan José Nicolás Puccio
nacido en 1844 y muerto en 1894, Manuel Puccio nacido en Génova en 1826 y falle-
cido en Rosario en 1880 y que casó en Buenos Aires con Ángela Bensa.
Vicente Pusso o Vicente Pozzo nació en la ciudad de Génova en 1787. Prestó
servicios en la Armada Imperial Napoleónica y se casó en Génova en 1813 con María
Calcagno.
Su hijo Santiago Pusso o Giacomo Pozzo llegó junto al matrimonio. Había na-
cido en la ciudad de Génova en 1831 y fue bautizado en la Iglesia de San Giorgio
de esa ciudad. Se casó en Buenos Aires en la Iglesia de San Ignacio con Ana María
Grarassini, nacida en Génova en 1833. Se establecieron en Rosario en 1856.
Los hermanos Juan Bautista y Santiago Recagno, eran naturales de Voltri, pro-
vincia de Génova. Se asentaron en Rosario en 1858.
José Agustín Repetto nació en Lavagna el 13 de julio de 1822 y falleció en Ro-
sario en 1879. Se casó con Isabel Borzone, nacida en Lavagna en 1826 y fallecida en
Rosario en 1913.
424 GRELA, Plácido Fuerzas armadas y soberanía nacional, Litoral, San Lorenzo, 1973, pp. 20-26.
425 Bartolo Tisconia fue el principal afectado por el caso de xenofobia denunciado ante el cónsul en Bue-
nos Aires.
426 Datos aportados por miembros de la Asociación Rosarina de Genealogía y PETRIELLA, Dionisio y
SOSA MIATELLO, Sara Diccionario Biográico Italo-Argentino, cit.
156 Griselda Tarragó
-Cordiviola/Costa
-Borzone/Copello
-Fontanarrosa/Delpino
-Daneri/Gueglio
-Peyrano/Costa
-Peyrano/Brignole
-Tiscornia/Tiscornia
En esta difundida práctica de construcción de vínculos seguros, también quedan cla-
ramente evidenciadas redes donde el elemento de la pertenencia regional fue contun-
dente en su coniguración. A los lazos familiares se agregaban frecuentemente los de la
amistad y paisanaje, cultivados sobre la base de encuentros, de sentimientos de patria
chica, o de cierta conciencia étnica que reforzaban las actividades comunes y permitían
el intercambio de servicios, mediante una endogamia matrimonial y profesional, y con
prácticas de cierta sociabilidad común en círculos propios o en el plano de las compañías
comerciales o de las operaciones inancieras.
Así en 14 de abril de 1853 Doña Romualda Alemán, viuda de Nicolás Puche
(Puccio) declaró:
427 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Baños (1852-1854), f. 151. El resaltado me pertenece.
De la orilla del mar a la vera del río 157
Síbori era paisano y también le otorgó poder. Los motivos del cambio no los conoce-
mos, pero las familias no solían ser siempre un oasis de paz. Todas las relaciones de
este tipo podían estallar en enfrentamientos de los que están poblados los archivos
judiciales.
En 1856 un conlicto casi ridículo, revela la trama de paisanaje que lo atrave-
saba. Por entonces Don Manuel Barbagelata inició un “protesto” contra con Don
Bartolomé Botto, Don Ambrosio Basigalupi y Don Esteban Copello. El “protestante”
se había comprometido a hacer un reloj para la ciudad, pero estaba privado de todos
los elementos. Necesitaba un taladro perteneciente a Don Bartolomé Botto “que por
convenio hecho por los síndicos de su concurso Ambrosio Basigalupi y Don Esteban
Copello y con intervención del mismo”, se le había prestado. El taladro le fue quitado
y enterrado por Botto, a despecho de su suplica que se extendió por veinticinco días
seguidos. Ante el llamamiento del juez, negaron su existencia. El juez Maldonado
intentó arreglar por el modo “más dulce” por la conciliación, pero no se logró y se
hizo la presentación.429
Algo de esto también aparece en el testamento de Pablo Stagno “natural de
Génova actualmente residente en esta hallandome gravemente enfermo pero en mi
entero juicio…”.Lejos de su residencia habitual (Montevideo), eligió a sus albaceas
y testigos entre sus paisanos rosarinos: Luis Cassinelli y Antonio Roncaglioli. Este-
ban Frugoni irmó en su nombre por no saber irmar y testiicaron Pedro Tiscornia y
Francisco Copello.430
Andrés Peirán había formado sociedad con sus dos hijos Manuel y Estevan (sic.)
poniendo un capital de dos mil pesos “con la calidad de que las ganancias serán di-
vididas pr terseras partes entre ellos y yo”. En su testamento conió a su hijo menor
a su paisano Juan Fontanarrosa sin obligarlo a pagar ianza, por la conianza y por la
“puresa” con que pensaba habría de administrar sus bienes.431
En el testamento de José Tiscornia, la hijuela de Cecilia Rosas, su viuda, revela
que había tenido “sociedad con Dn Juan Castaño” quien, además, era su pariente.432
428 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Baños (1852-1854), f. 201. El subrayado me pertenece.
429 ACE, Tomo I: Escribano Carlos Raymond, 1855-56, 16 de junio de 1856, f. 145.
430 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Baños (1852-1854), f. 1, Testamento de Pablo Stagno “natural de
Génova”, f. 315.
431 ACE, Tomo II: Escribano Narciso Baños (1855-1856), f. 336, 1/10/1855, Testamento de Andrés Peiran
(Peyrano) vecino de Rosario. Tomo II: Escribano Carlos Raymond (1855-1856), f. 35, 11/2/1856, Testa-
mento de Andrés Peyrano, vecino de Rosario.
432 MHPJM, AEC, Tomo III: Tribunales (1840-1847), f. 45, Testamentaria ante jefe político Marcelino
Bayo, 26/6/1847. En Rosario, testamentaria de Jose Tiscornia, vecino de Rosario. Viuda: Cecilia Ro-
158 Griselda Tarragó
sas.
433 MHPJM, AEC, Escrituras Tomo III (1848-1849), f. 273, Venta ante el jefe político Marcelino Bayo,
17/10/1849.
434 FRID, Carina “Parenti, negozianti e dirigenti: la prima dirigenza italiana di Rosario (1860-1890), en
ROSOLI, Gianfausto –a cura di– Identità degli italiani in Argentina. Reti Sociali, Famiglia, Lavoro,
Stodiorum, Roma, 1993.
435 Datos aportados por el mismo Pietro Tiscornia. MHPJM, CARRASCO, Eudoro y Gabriel Anales de
la Ciudad de Rosario, 1527-1865, Peuser, Buenos Aires, 1897, pp. 219-222.
De la orilla del mar a la vera del río 159
por allí, a partir de lo cual logró llegar a la ensenada próxima al puerto y comunicar
al capitán lo ocurrido. Firmó por él “porque no sabe” uno de los testigos, su paisano
Esteban Frugoni.436
Diversos anuncios de la Aduana de Rosario en diversos periódicos entre 1859
y 1865 muestran ese crecimiento: de 113 embarcaciones, 94 eran genoveses.437 Mu-
chos, como Luigi Cassinelli, Stefano Frugoni, Giacomo Pinasco, se habían inciado
como marinos, para luego también transformarse en comerciantes, pasando más tarde
a formar parte de la élite económica y política y de la dirigencia de las instituciones
italianas de la región.
Un factor que los favoreció en este proceso fue el resarcimiento económico por
los daños sufridos durante la guerra civil: en 1855, el gobierno de Urquiza lo hizo a
través de la entrega de terrenos en la periferia de Rosario que rápidamente aumenta-
ron de precio.
Pero no todo fue unión y paz entre los integrantes del grupo, que estuvo también
atravesado por enfrentamientos políticos. En el caso de Cassinelli, sus intereses estu-
vieron ligados al Gobierno sabaudo, mientras su socio Giseppe Caffarena era parte
del nucleo de republicanos que fundaron la “Unione e Benevolenza”.
Como en el caso de los antiguos comerciantes, el tejido de esa densa trama se
explica por una realidad signada por la necesidad de controlar mercados regionales
y/o locales distantes y con códigos muy diferentes, todo lo cual atravesaba la activi-
dad económica con un fuerte componente de incertidumbre.
Ellos fueron parte de una emigración especializada que llegó al Río de la Plata
como una avanzada empresarial ligada a la navegación y al comercio atlántico y de
cabotaje. ¿Qué se entendía por empresa en la época en que estos agentes actuaron?
Una época, como se dijo, de transición y de fuertes oscilaciones tanto económicas
como políticas.
Los estudios más difundidos apuntan a la empresa moderna y las herramientas
analíticas derivadas de esas matrices teóricas no se adecuan demasiado a la experien-
cia en cuestión.438 El nacimiento de la Business History puede vincularse con el clima
de renovación historiográica imperante en el período de entreguerras, caracterizado
por el interés de los historiadores y por la apertura de la historia hacia las ciencias
sociales.439 Algunos rasgos del medio académico estadounidense, en particular el de
436 ACE, Escribano Carlos Raymond, Tomo I, 1855-56, 11 noviembre 1856, f. 283 v.
437 FRID, Carina “Parenti, negozianti e dirigenti...”, cit., p. 134.
438 Ver por ejemplo los estudios reunidos en DI VITTORIO, Antonio; BARCIELA LÓPEZ, Carlos y
FONTANA, Giovanni –a cura di– Storiograia d’industria e d’impresa in Italia e Spagna in etá Mo-
derna e Contemporánea, Università di Padova, Padua, 2004; AMATORI, Franco y JONES, Geoffrey
–editores– Bussiness History around the world, Cabridge University Press, Cabridge, 2003.
439 BARBERO, María Inés “Historiografía y problemas de la historia de Empresas” en BARBERO, Ma-
ría Inés –Estudio preliminar y compilación– Historia de Empresas. Aproximaciones historiográicas
160 Griselda Tarragó
442 ROSE, M.B. –a cura di– Family Business, Aldershot, United Kingdom; Brookield, United States,
1995.
443 AUDENINO, Patrizia “Le imprese dei fratelli Triverio. Un itinerario nell’industria edi”, en AUDENI-
NO, Patrizia, CORTI, Paola y LONI, Ada Imprensitori biellesi in Francia fra Ottocento e Novecento,
Electa. En las citas 11 y 12 la autora hace un raconto de la bibliografía fundamental en este sentido.
Ver también AUDENINO, Patrizia “Imprenditore, tecnici e rentiers: le transformazioni di una dinastía
dell’800 fra le Alpi e la città”, en CAFARO, Pietro y SCARAMELLINI, Guglielmo –a cura di– Mon-
do Alpino. Identitá locali e forme d’integraziones nello sviluppo economico secoli XVIII-XX, Franco
Angeli, Milano, 2003.
444 Véase por ejemplo LAVRIN, Asunción “La mujer en la sociedad colonial hispanoamericana”, en BE-
THEL Leslie ed. Historia de América Latina, Cambridge University Press - Crítica, Barcelona, 1994,
Tomo IV, p. 113; HERZOG, Tamar La administración como fenómeno social: La justicia penal de la
ciudad de Quito (1650-1750), Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1995; DEVOTO, Fernan-
do y MADERO, Marta –directores– Historia de la vida privada en la Argentina. País antiguo. De la
colonia a 1870, Tomo 1, Taurus, Buenos Aires, 1999; CHACÓN JIMÉNEZ, Francisco “La familia en
España: una historia por hacer”, en CASEY, James et al. La familia en la España Mediterránea (Siglos
XV-XIX), Crítica, Barcelona, 1987; CHACÓN JIMÉNEZ, Francisco y HERNÁNDEZ FRANCO, Juan
Poder, familia y consanguinidad en la España del Antiguo Régimen, Anthropos, Barcelona, 1992; BA-
RRIERA, Darío y DALLA CORTE, Gabriela –compiladores– Espacios de familia…, cit.
445 BARRIERA, Darío Gabriel “Familles et Parentés: du construction d’un tisseau de loyautés vers la
formation d’un espace a confrontation”, en Vers une histoire…, cit.
446 JUMAR, Fernando –editor– Empresarios y Empresas en la Historia Argentina, UADE - Facultad de
Ciencias Jurídicas, Sociales y de la Comunicación, Buenos Aires, 2002.
162 Griselda Tarragó
447 LLOYD, Reginald –director– Impresiones de la…, cit., p. 681; Dizionario Biograico degli…, cit., p.
81; Alonso, Sebastián y Guspi Terán, Margarita Historia genealógica..., cit.
448 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Buenos Aires, Primi
elementi pel censo italiano a Rosario, Paraná, Santa Fe e Diamante nella Confederazione argentina,
1855.
449 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Buenos Aires, Primi
elementi pel censo italiano a Rosario, Paraná, Santa Fe e Diamante nella Confederazione argentina,
1855.
450 LLOYD, Reginald –director– Impresiones de la…, cit., p. 667; Alonso, Sebastián y Guspi Terán,
Margarita Historia genealógica..., cit.
De la orilla del mar a la vera del río 163
Siguió los negocios su hijo Luis José Pinasco, nacido en Lavagna en 1845 y fa-
llecido en Rosario en 1897. En 1874 se asoció con su primo José Castagnino, creando
la empresa “Pinasco y Castagnino”, dedicada a artículos navales, ferretería, cuchi-
llería, artículos de corralón, combustibles como el querosene “La Rosa” y fósforos.
También importaba carbón.451
Su otro hijo, Santiago José Pinasco fue enviado a Génova donde estudió en el
Colegio Nacional de Comercio hasta los 20 años. De regreso en Rosario, entró como
socio en la irma y, a la muerte de su hermano Luis, siguió al frente de la empresa.
Fue director del Banco de Italia y tesorero de la Compañía de Seguros “La Rosario”.
Bernardo Pinasco adquirió en Buenos Aires tres barcos a vela: el María Luisa,
el Joven Rosita y La Envidiosa, que transportaban mercaderías desde Buenos Aires a
la ciudad de Santa Fe. Volvió a Italia y se radicó allí durante 10 años, donde trabajó
en el astillero de un pariente.452
Benito Pinasco se radicó en Santa Fe en 1849, donde falleció en 1894. Se casó
con Mariana Canale. Se estableció con un negocio de vinos en las calles San Martín
y Tucumán de dicha ciudad.
Pietro Ticornia había tenido una larga carrera como capitán en la ruta Génova,
con brigantinos como el Graseosa Famiglia que había llegado a Buenos Aires en
1836.453 Constituyó luego una empresa con su padre Nicolás en 1842.454 En 1855 fue
censado como commerciante con moglie e un iglio.455 En 1887 junto con sus hijos y
yerno comenzó una empresa de colonización en la zona de Marcos Juárez donde ya
tenía la estancia “Santa Cecilia”. En 1896 creó la Sociedad Molinera Marcos Juárez.
En 1889, junto con su cuñado Esteban Tiscornia fundó la sociedad anónima “Com-
pañía de Tramways del Oeste”. En Rosario tenía la fábrica de jabones y velas “La
Rosario”.456
El hermano de Nicolás, José Tiscornia llegó en 1822 y poseía un barco que hacía
la carrera entre Buenos Aires y Corrientes, la balandra “Bella Vincenza”.
Fue un próspero comerciante y tenía gran cantidad de propiedades en el centro
de la ciudad, Saladillo, Alberdi y en la provincia de Códoba. Poseía la “Quinta Tis-
451 LLOYD, Reginald –director– Impresiones de la…, cit., p. 667; Alonso, Sebastián y Guspi Terán,
Margarita Historia genealógica..., cit.
452 Dizionario Biograico degli…, cit., p. 269. Alonso, Sebastián y Guspi Terán, Margarita Historia ge-
nealógica..., cit.
453 ASG, MS, busta 1610.
454 Dizionario Biograico degli italiani al Plata, cit., p. 338; MHPJM, CARRASCO, Eudoro y Gabriel
Anales de la Ciudad de Rosario, 1527-1865, Peuser, Buenos Aires, 1897, p. 219.
455 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Buenos Aires, Primi
elementi pel censo italiano a Rosario, Paraná, Santa Fe e Diamante nella Confederazione argentina,
1855.
456 ABAD DE SANTILLÁN, Diego Gran Enciclopedia de la Provincia…, cit., Tomo II.
164 Griselda Tarragó
457 MHPJM, AEC, Tomo III: Tribunales (1840-1847); f. 45, Testamentaria ante jefe político Marcelino
Bayo, 26/6/1847. En Rosario, testamentaria de Jose Tiscornia, vecino de Rosario. Viuda: Cecilia Ro-
sas.
458 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Banos (1852-1854), f. 1, Testamento de Nicolas Puche (Puccio),
natural de Chiavari, Reino de Cerdeña, vecino de Rosario, casado con Romualda Aleman.
De la orilla del mar a la vera del río 165
dejó era en calidad de gananciales y pidió que su hermana política Gregoria Alemán
que “ha vivido y vive”, siga en esa condición en casa de Nicolás “hasta que tome
estado”. Por “la Ley 5ª Título 16 de la Partida 6ª” nombró como tutora y curadora de
sus hijos menores a su mujer “en atención de la buena conducta, gobierno y maternal
amor que les profesa[ba]”.
La goleta había sido objeto de presa durante la guerra civil. El 25 de mayo de
1853 Doña Romualda dio poder a Benedicto Sibori dejando entre otros bienes:
459 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Baños (1852-1854), f. 171. El resaltado me pertenece.
460 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Baños (1852-1854), f. 204.
461 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Baños (1852-1854), f. 308, 15 de noviembre de 1853.
462 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Banos (1852-1854), f. 335, 6 de diciembre de 1853.
463 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Buenos Aires, Primi
elementi pel censo italiano a Rosario, Paraná, Santa Fe e Diamante nella Confederazione argentina,
1855.
166 Griselda Tarragó
incautación y por lo cual fue condenado por el Tribunal de Comercio a pagar 750
pesos plata.464
Manuel Puccio nacido en Génova en 1826 y fallecido en Rosario en 1880, se
casó en Buenos Aires con Ángela Bensa. Se graduó como químico en Génova y, en
1853, obtuvo del Tribunal Médico de Entre Ríos el diploma de Profesor de Farmacia.
Luego instaló en Rosario la farmacia “El Cóndor Dorado”, en las actuales calles Cór-
doba entre Maipú y Laprida.465
En 1855, Ambrogio Bacigalupo fue censado como negoziante con moglie e tre
igli.466
En la década de 1850, los Borzone llegaron a Rosario desde Lavagna como ma-
rinos. Bartolo y Stefano se casaron con las hermanas (también de Lavagna) Margarita
y Rosa Copello. Bartolo se instaló en Rosario con su mujer y tres hijos. Su primera
actividad fue la venta de artículos alimentarios al por mayor, para luego incursionar
también en el comercio con el Interior y, consecuentemente, fue fundador del Centro
de Almaceneros de Rosario.467
Ya dedicado a otras actividades, en 1854 compareció Santiago Borzone dicien-
do:
Vila era paisano y vecino de Buenos Aires y allí debió vender las naves al precio más
conveniente.468
Luigi Cassinelli nació en Chiavari en 1813,469 en 1843 se radicó en la ciudad
y en 1855 fue censado como negozziante con moglie e tre iglii.470 Ediicó su casa
464 ACE, Escribano Carlos Raymond, Tomo I, 1855-56, 6 de junio de 1856, f. 128.
465 ABAD DE SANTILLÁN, Diego Gran Enciclopedia de la Provincia…, cit., Tomo II.
466 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Buenos Aires, Primi
elementi pel censo italiano a Rosario, Paraná, Santa Fe e Diamante nella Confederazione argentina,
1855.
467 FRID, Carina “Parenti, negozianti e...”, cit., pp. 144-145.
468 ACE, Tomo II: Escribano Narciso Baños (1855-1856), f. 4.
469 CUNEO, Nicoló Storia dell’emigrazione..., cit., pp. 178-145.
470 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Buenos Aires, Primi
elementi pel censo italiano a Rosario, Paraná, Santa Fe e Diamante nella Confederazione argentina,
1855.
De la orilla del mar a la vera del río 167
en la zona sud.471 Era dueño de la goleta “Carmen” que en 1840 fue secuestrada por
el gobierno de Entre Ríos durante el conlicto de esta provincia con Rosas, por lo
cual fue luego recompensado en la época de Urquiza con tierras en Rosario. Formó
una sociedad con su paisanos Giuseppe Caffarena y los lavagneses Stefano Frugo-
ni y Giovanni Devoto. La sociedad se expandió rápidamente y fue la encargada de
construir un “mercado de frutos” en los alrededores de Rosario. En 1859 Cassinelli
y Caffarena compraron a los otros dos socios la parte de la sociedad. En 1857, la
barca sarda “Auna” procedente de Génova y Terranova y el bergantín dinamarqués
“Chorris” arribaban a Rosario a consignación de Cassinelli y Cia: 96 baldosas, 410
morteros, 120 tablas de mármol, 940 piedras de vereda, 100 damajuanas de aceite,
201 pipas de vino, 1 cajón de agua de azagar, 200 balas de papel de estraza, 200
frasqueras ginebra, 100 cajones ajenjo, 76 bultos de perla y 271 cuñetes de clavo. En
1856 presentaron un “Protesto de Pagaré” contra Joaquín Caballi, de 55 pesos plata
boliviana.472
Domingo Miguel Cordiviola se radicó en San Lorenzo donde ya era propietario
de una casa en 1860.473 Tuvo un gran almacén de Ramos Generales en Colonia Irigo-
yen. Junto con su hijo Juan Bautista administraba campos de Nicasio Oroño.
José Landó se había asentado en Rosario donde tuvo almacén de elementos de
cabotaje en la zona del antiguo puerto.474 Testó en Lavagna en 1879 y dejó los bienes
en Rosario en legado a sus hermanos. Esteban Landó constituyó junto con su herma-
no Santiago una sociedad comercial.
Ventura Brignardello se había embarcado rumbo a Montevideo desde Génova
en 1841 con apenas 16 años.475 En 1855 poseía un almacén de ramos generales, tienda
de su propiedad y inca, ubicada en las actuales calles Maipú y San Juan.476
Lázaro Miguel Riccheri se radicó luego en San Lorenzo donde abrió un alma-
cén de ramos generales. En 1855 fue censado como commerciante con moglie e due
iglii.477
Juan Ricchieri nacido en 1832 y fallecido en San Lorenzo en 1883, se dedicó al
comercio y a la explotación agrícola.478
Pablo Stagno murió accidentalmente en Rosario. Como otros coterráneos, era marino
y comerciante y tenía contactos con sus paisanos genoveses de Rosario.480
Ángel Costa llegó a Buenos Aires en 1815 y residió varios años en esa ciudad,
para regresar luego a su tierra. Domingo Costa era hijo de Ángel. Había nacido en
Lavagna en 1826. Llegado en 1845, se dedicó al comercio de importación, ferretería
y ramos generales. Realizó importantes operaciones inmobiliarias en Rosario. En
1864 construyó una villa en la actual ciudad de Granadero Baigorria.481
Juan Lorenzo Cafferata nació en Sestri di Levante en 1824. Era marino y llegó al
país en 1840. Se estableció en Rosario con un comercio de ultramarinos.482
En 1856 Esteban Copello estableció la primera fábrica de ideos de la ciudad.483
En 1855 fue censado como Commirciante con moglie e due iglii. En el mismo año
declaró que José Reinoso “actualmente residente en la ciudad de Corrientes” le debía
479 ACE, Tomo II: Escribano Narciso Baños (1855-1856), f. 336, 1/10/1855, Testamento de Andrés Peiran
(Peyrano) vecino de Rosario. Tomo II: Escribano Carlos Raymond (1855-1856), f. 35, 11/2/1856, Testa-
mento de Andrés Peyrano, vecino de Rosario. El resaltado me pertenece.
480 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Banos (1852-1854), f. 1, Testamento de Pablo Stagno “natural de
Génova”, f. 315.
481 ALONSO, Sebastián y GUSPÍ TERÁN, María Margarita Historia Genealógica de…, cit.
482 ABAD DE SANTILLÁN, Diego Gran Enciclopedia de la Provincia…, cit., Tomo I.
483 MHPJM, CARRASCO, Eudoro y Gabriel Anales…, cit, p. 349.
De la orilla del mar a la vera del río 169
341 pesos 4 ½ reales plata, “cuya suma procede de un negocio mercantil entre am-
bos”. Le dió poder a Carlos Gianoni “vecino del comercio de dha ciudad” para que
los cobre.484
Juan Luis Benito Copello (Luis) llegó a los 5 años llegó y estudió comercio en
Buenos Aires. Comenzó su carrera comercial como dependiente en el almacén lla-
mado “Almacén de la Bolsa”, fundado en 1869 por Gerónimo Copello y Carlos Ber-
lengieri, empresa de la fue luego socio.485 La casa central estaba ubicada en Santa Fe
y Maipú, luego en Maipú 842 - 854 y los depósitos en calle Dorrego 975. Al fallecer
Carlos Berlengieri en 1895, la razón social pasó a llamarse “Copello y Berlengieri”,
formada por Luis Copello, Tomás Berlengieri y Adela Copello de Berlengieri.486
Francisco Copello, era marino y comandante del “Bianca Pertica”, primer bar-
co a vapor llegado directamente al puerto de Rosario el día 21 de abril de 1870 con
pasajeros y con carga consignada por Recagno Hnos.487 La prolíica obra de Cuneo
también da cuenta de otra de estas trayectorias.488
Juan del Pino, fue capitán de ultramar, armador y propietario de los bergantines
“La Herminia” y “Diana” y de la goleta “La Aurora”. Se dedicó al transporte de
carga y pasajeros desde Liguria a los puertos de Rosario, Buenos Aires, Montevideo
y sur de Brasil. Se estableció deinitivamente en Rosario en 1860.489 Conservó los
astilleros, levantó un depósito comercial en la calle Santiago y Catamarca y formó
una empresa familiar. Retornó a Italia entre 1857 y 1863 a pelear a las órdenes de
José Garibaldi. Falleció en Chiavari en 1892 y está sepultado en el Panteón de los
Delpino Montenegro.490
484 ACE, Escribano Carlos Raymond, Tomo I, 1855-56, f. 18, 20 noviembre 1855.
485 LLOYD, Reginald –director– Impresiones de la República..., cit., p. 671.
486 Dizionario Biograico degli italiani al Plata, cit., p. 101.
487 ALONSO, Sebastián y GUSPÍ TERÁN, María Margarita Historia Genealógica de…, cit., p. 69.
488 “Un capitano marittimo di Genova, Francesco Copello, arriva a Rosario nel 1867 al comando del
veliero Sorpresa. Avendo constatato che la provincia di Santa Fé progredisce, ritorna a Genova e, con
Tomaso Pertica, fa costruire, per il trasporto degli emigranti, un piroscafo –il primo del tempo- che
battezza Bianca Pertica. Viaggiando direttamente verso Rosario, conduce nella colonia Jesús María i
propi compatrioti e quando, poco dopo, conosce e diventa intimo amico del governatorie della provin-
cia José María Cullen, che gli concede tutte le agevolazioni, compra, a buon mercato, in Santa Fé, una
grande estensione di terra. Abbandonata allora la marina, si diede all’agricolutra e costruì la propia
abitazione sul margine del iume Paranà nel punto ove questo conluisce col Coronda e che è oggi,
generalmente consciuto col nome di Paso Copellolo. Un altro capitano, Fracesco Bisso, nato a Camo-
gli nel 1834, trasportava il materiale bellico destinato dal Governo argentino al generale Villegas che
combatteva le tribu indie di Namuncurà e di Cavuligurà.” CUNEO, Nicoló Storia dell’emigrazione
italiana..., cit., p. 332.
489 MHPJM, CARRASCO, Eudoro y Gabriel Anales de la Ciudad de Rosario, 1527-1865, Peuser, Bue-
nos Aires, 1897.
490 ALONSO, Sebastián y GUSPÍ TERÁN, María Margarita Historia Genealogica de…, cit.
170 Griselda Tarragó
Juan Bautista Fontanarrosa, poseía la goleta “Las Dolores”, con la cual hacía
viajes de cabotaje a Santa Fe.491
Esteban Frugón fue comandante de la escuadra naval del Río de la Plata y cón-
sul en Sestri Levante.492 Se estableció en Rosario alrededor de 1852. En 1855 fue
censado como spedizionerie con moglie e due iglii.493 Por entonces dió ianza por el
embargo del barco de Bonifacio Segundo, vecino de San Pedro, realizado a pedido
de Teodoro Gomez.494 Creó la irma “Frugón y Devoto” en 1854, que luego se lla-
mó “E. Furgón y Cia” y, más adelante, “E. Frugoni e Hijos”. Tenía almacén al por
mayor y se dedicaba al comercio de importación de aceites, vino, champagne, arroz,
pescado desecado, hongos y legumbres. Poseía cuatro barcos para el transporte de
mercaderías que llegaban de toda Europa, especialmente de Italia, Estados Unidos,
Brasil y Chile.495
Vicente Pusso o Vicente Pozzo se estableció con su familia en Rosario en
1856.496 En 1864 empezó el servicio de mensajerías de Rosario a San Lorenzo a
cargo de la empresa “La Rosarina”, propiedad con su cuñado Santiago Garassini.497
Los hermanos Juan Bautista y Santiago Recagno, establecieron un almacén al
por mayor en 1863. Importaban mercaderías desde Génova y las distribuían por todo
el país. Fueron agentes exclusivos de Fernet Branca, de los productos azucareros
Mesers, Leach Brothers & Cia de Jujuy, del Licor Zabajone, de los vinos Andino y de
conservas y aceites procedentes de Europa.498
José Agustín Repetto tenía dos barcos, la “Joven Jacinta” y la “Champagne”, y
navegaba el Río Paraná transportando mercaderías desde y hacia Corrientes y Para-
guay.499 En 1855 fue censado como commerciante con moglie e un iglio.500
Manuel Vila, desde 1845 poseía en Rosario tienda y pulpería al menudeo y aco-
pio de frutos del país y era propietario de varios terrenos.501 En 1855 fue censado
como commerciante con moglie e due iglii.502
Juan Bautista Solari, genovés.503 En la década de 1840 era capitán del brigantino
sardo La Giustizia que cubría la ruta Génova-Buenos Aires-Montevideo.504 Era due-
ño de la balandra Aurora del cabotaje por Paraná, cuyo valor con velamen, aparejos
cadena, ancla, amarrare, toldo, olla , estribos, pava, fuente, dos jarrones de lata y
plata, escopeta, carabina, serrucho, polvorines de asta, damajuanas, embudos y un
compás era de 1.020 pesos. Además tenía una lancha a medias con Nicolás Borrego,
comerciaba con yerba y, al momento de su muerte, tenía gran cantidad de dinero
puesto a crédito en diferentes personas de Rosario y Buenos Aires.
Luigi Raffo fue censado en 1855 como negozziante con moglie e un iglio.505
En ese mismo año Bartolomé Fur y Luis Raffo se presentaron ante el escribano y
declararon:
“…que han convenido formar una sociedad maritima bajo las bases
siguientes. Primero: Bartolomé Fur entrega el Queche “Daloses” de
su propiedad, de poste de mil doscientas arrobas para que lo dirija
y trabaje con el en lo que mas sea convenir, hasi sea cargandole por
cuenta de los socios, bien tomando carga a lete. Segundo: Ambos
socios, cada uno por su parte, pone ciento cincuenta pesos plata para
formar un fondo social que administrará y tendrá en su poder Raffo,
al objeto de girarlo en lo que mas sea convenir a los intereses de la
sociedad. Tercero: el contrato presente podra resindirse cuando a
algunos de los socios no le convenga continuar mas, por lo cual no
se estipula tiempo. Cuarto: Raffo por su parte pone su trabajo per-
sonal. Quinto: los gastos de sueldo y manutención es por cuenta de
la sociedad. Sexto. Del segundo producto de las utilidades tomará
cada socio la mitad.Septima: Raffo se obliga entregar a Fur cuando
disuelva este contrato el buque “Daloses” en el mismo estado que lo
reciba, es decir con todas la belas correspondientes a su enarboladu-
ra, dos cadenas, un bote con remos y demas…”506
503 MHPJM, AEC, Tomo V: Tribunales (1850-1852) f. 62, Testamento ante jefe político sustituto Jacinto
Corvalan. En Rosario, testamento de Juan Bautista Solari, natural de Génova y vecino de Rosario,
esposo de María Presentación Talavera. Hijos: Aurelino, Margarita y Laurentino Solari. Total de los
bienes 6559.1 ps.
504 ASG, MS, busta 1612, 1839 al 1840.
505 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Buenos Aires, Primi
elementi pel censo italiano a Rosario, Paraná, Santa Fe e Diamante nella Confederazione argentina,
1855.
506 ACE, Escribano Carlos Raymond, Tomo I, 1855-56, 23/12, 1855, f. 49. Firma Furr por los dos porque
Raffo no sabe irmar. El resaltado me pertence.
172 Griselda Tarragó
507 Véase VIDELA, Oscar y FERNÁNDEZ, Sandra “La evolución económica…”, cit., p. 73 y ss.
508 LANCIOTI, Norma De rentistas a empresarios. Inversión inmobiliaria y urbanización en la pampa
argentina, Rosario, 1880-1914, Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe, 2009, p. 47 y ss.
509 VANGELISTA, Chiara L’emigrazione ligure..., cit., p. 48.
De la orilla del mar a la vera del río 173
La acumulación inmobiliaria urbana podía presentar dos modos: por un lado el mis-
mo juego especulativo, por otro la localización de las compras. El mercado de la
tierra urbana fue uno de los más dinámicos y dio lugar a una tendencia secular al au-
mento de precios de las propiedades urbanas que Carrasco enunció en estos términos:
510 MHPJM, CARRASCO, Gabriel Descripción Geográica y Estadística de la Provincia de Santa Fe,
Imprenta de E. Carrasco, Rosario, 1886, pp. 153-154.
511 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Buenos Aires, Primi
elementi pel censo italiano a Rosario, Paraná, Santa Fe e Diamante nella Confederazione argentina,
1855.
512 MHPJM, AEC, Escrituras Tomo II (1828-1847), f. 428, 28/3/1844.
ALONSO, Sebatian y GUSPÍ TERÁN, Margarita Los habitantes de Rosario a través de sus docu-
mentos públicos y privados: testamentos, escrituras, poderes y otros, 1689-1870, Centro de Estudios
Genealógicos e Históricos de Rosario, Rosario, 2004.
513 MHPJM, AEC, Escrituras Tomo III (1848-1849), f. 178, Venta ante el jefe político Marcelino Bayo,
21/7/1849.
514 MHPJM, AEC, Tomo IV (1851-1869), f. 407, Venta ante el jefe político Damaso Centeno, 5/4/1852.
174 Griselda Tarragó
menor, se hacen los trámites correspondientes. Puche ofreció 2 pesos más x vara “con
el cargo de pagar los derechos correspondientes”, 510 pesos plata.515
- Don José Zeballos vendió un sitio en la ciudad de 41 y cuarta varas de frente y una
de fondo, 800 pesos plata, a Manuel Puche.516
- Manuel Puche vendió a Antonia Machado de Peñaloza, un sitio de 41 y cuarta varas
de frente y 41 y de fondo, en cantidad de 90 onzas de oro selladas, 1.530 pesos.517
- José Rabassa y Pol, como apoderado de Dª Plácida Echevarría, vendió un sitio en
la ciudad a Manuel Puche, 19,5 varas de frente y la mitad de la cuadra de fondo, 234
pesos plata.518
- José Maldonado vendió a Santiago Puche, un sitio en la calle Comercio, a 3 cuadras
y media de la plaza principal, 15 varas de frente y 65 de fondo, 150 pesos en plata
metálica.519
- Gregoria Maldonado vendió a Santiago Puche, sitio en la ciudad de 2 varas de frente
y 75 de fondo, 24 pesos de plata boliviana.520
- Manuel Acevedo vendió un terreno a Manuel Puccio, 12 varas de frente y 49 de
fondo, 300 pesos plata.521
- Francisco Bravo vendió un terreno a Manuel Puccio, terreno en la calle de la Adua-
na 12 varas de frente y 24 de fondo, 400 pesos plata.522
- Santiago Puccio vendió un terreno a Pascual Leguizamón y compra una casa situa-
da en la calle comercio 15 varas de frente y 75 de fondo, 2.000 pesos plata a José
Maldonado.523
- José Nicolás Puccio poseía en 1869 una casa de remates y fue el fundador del
Pueblo Alberdi, un paesello che dista pochi chilometri da Rosario.524 Residió en la
Mansión hoy conocida como “Villa Hortensia”, construida por Juan Canals que lue-
go pasaría a la familia Roullon Echesortu.525 Fundó el pueblo de Alberdi en la zona
norte de la ciudad, denominándolo así en honor al autor de las Bases, Juan Bautista
Alberdi, a quien donó terrenos en el lugar.
- Esteban Frugon compró tierras donde actualmente está el Barrio La Florida (al norte
de la ciudad). Realizó el loteo donando algunas manzanas para iglesia y ediicios oi-
515 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Baños (1852-1853), 5 de diciembre de 1853, f-332.
516 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Baños (1852-1853), f. 97.
517 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Baños (1852-1853), 16 de diciembre de 1853, f. 346.
518 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Baños (1852-1853), 20 de marzo de 1854.
519 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Baños (1852-1853), 3 de abril de 1854, f. 131.
520 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Baños (1852-1853), 22 de julio de 1854, f. 251.
521 ACE, Escribano Carlos Raymond, Tomo I, 1855-56, 1 de mayo de 1856, f. 105.
522 ACE, Escribano Carlos Raymond, Tomo I, 1855-56,19 junio 1856, f. 150.
523 ACE, Escribano Carlos Raymond, Tomo I, 1855-56, 20 noviembre 1856, f. 287.
524 CUNEO, Nicoló Storia dell’emigrazione italiana in Argentina... p. 307.
525 CIGNOLI, Francisco Fundación y formación del Pueblo Alberdi, Comisión Coordinadora de los fes-
tejos del centenario del Pueblo Alberdi, Rosario, 1981.
De la orilla del mar a la vera del río 175
526 ALONSO, Sebastián y GUSPÍ TERÁN, María Margarita Historia Genealógica de…, cit., p. 69.
527 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Baños (1852-1853)1 de abril de 1854.
528 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Buenos Aires, Primi
elementi pel censo italiano a Rosario, Paraná, Santa Fe e Diamante nella Confederazione argentina,
1855.
529 MHPJM, AEC, Escrituras, Tomo IV (1851-1869), f. 355, Venta ante el jefe político Damaso Centeno,
15/4/1852.
530 MHPJM, AEC, Escrituras, Tomo III (1848-1849), f. 387, Venta ante el jefe político Marcelino Bayo,
12/8/1850.
531 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Buenos Aires, Primi
elementi pel censo italiano a Rosario, Paraná, Santa Fe e Diamante nella Confederazione argentina,
1855.
532 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Baños (1852-1853), 7 de diciembre de 1853, f. 338.
533 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires.
Buenos Aires, Primi elementi pel censo italiano a Rosario, Paraná, Santa Fe e Diamante nella Confe-
derazione argentina, 1855.
534 MHPJM, AEC, Tomo III: Tribunales (1840-1847); f. 45, Testamentaria ante el jefe político Marcelino
Bayo, 26/6/1847. En Rosario, testamentaria de Jose Tiscornia, vecino de Rosario. Viuda: Cecilia Ro-
sas.
535 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Baños (1852-1853), 23 de agosto de 1853, f. 247.
176 Griselda Tarragó
536 MHPJM, AEC, Escrituras Tomo II (1828-1847), f. 460, 18/2/1846, Venta ante el jefe político Juan
Manuel Alcacer.
537 MHPJM, AEC, Escrituras Tomo II (1828-1847), f. 476, 5/3/1846.
538 MHPJM, AEC, Escrituras, Tomo III (1848-1849), f. 146, Venta ante el jefe político Marcelino Bayo,
9/2/1849.
539 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Baños (1852-1853), 22 de junio de 1852, f. 13.
540 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Baños (1852-1853), 25 de octubre de 1852, f. 79 v.
541 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires.
Buenos Aires, Primi elementi pel censo italiano a Rosario, Paraná, Santa Fe e Diamante nella Confe-
derazione argentina, 1855.
542 MHPJM, AEC, Escrituras Tomo III (1848-1849), f. 187, Venta ante el jefe político Marcelino Bayo,
19/6/1849.
543 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Baños (1852-1853), 16 de diciembre de 1853, f. 345.
544 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Baños (1852-1853), 16 de diciembre de 1853, f. 348.
545 MHPJM, AEC, Escrituras Tomo III (1848-1849), f. 273, Venta ante el jefe político Marcelino Bayo,
17/10/1849.
De la orilla del mar a la vera del río 177
- Miguel Arias, vecino de San Lorenzo, vendió en nombre de Jose Correas y su espo-
sa Tomasa, vecina de Mendoza un sitio en esta villa a Ventura Brignardello.546
- Gumersinda y Petrona Paredes, hijas de Gregorio Paredes, pidieron autorización por
medio de sus maridos Juan Siviliche y Ventura Brignardello para vender una casa.547
En 1855 Francesco y Gaetano Costa tenían respectivamente una casa de 8.000 pesos
y dos terrenos de 4.000 pesos.548 Además es posible saber de otras transacciones:
- Doña Estanislaa Coronel vendió un sitio a Francisco Costas, 22 varas de frete y 57
de fondo, 198 pesos plata.549
- Valentín Ludueña vendió un sitio con lo ediicado, 25 varas de frente y 560 de fon-
do, a Lazzaro Costas, 170 pesos plata.550
- Francisco Campi, vecino de Rosario, hipotecó una atahona a favor de Francisco
Costa.551
- Bartolo Borzoni vendió a Fransico Costa un sitio en la ciudad, 50 varas de frente y
75 de fondo, 300 pesos.552
- Jose Scorciaico, representante de los herederos Mateo Ameztoy, vendió a Paulino
Choza, vecinos de Rosario, una casa en Rosario.553 Dos años después Manuel Cuello,
vecino de Rosario, moreno libre, viudo de Anacleta Martinez, vendió un terreno en la
traza de esta villa a Jorge Scorciaico.554
En 1855 Ambrogio y Doménico Bacigalupo tenían respectivamente una casa y terre-
no por 10.000 pesos y una casa de 2.000 pesos.555 Además de ello, se registran otras
compra-ventas:
546 MHPJM, AEC, Escrituras Tomo III (1848-1849), f. 383, Venta ante el jefe político Marcelino Bayo,
16/2/1850.
547 MHPJM, AEC, Tribunales, Tomo IV (1848-1849), f. 59, Autorizacion para vender ante ante el jefe
político Marcelino Bayo, 10/3/1848.
548 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Buenos Aires, Primi
elementi pel censo italiano a Rosario, Paraná, Santa Fe e Diamante nella Confederazione argentina,
1855.
549 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Baños (1852-1853), 16 de marzo de 1853, f. 140 v-141.
550 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Baños (1852-1853), 22 de marzo de 1853, ff. 141 v-142.
551 MHPJM, AEC, Tomo V: Tribunales (1850-1852), f. 27, Hipoteca ante el jefe político Marcelino Bayo,
1/9/1851.
552 ACE, Escribano Carlos Raymond, Tomo I, 1855-56, 11 marzo 1856, f. 56.
553 MHPJM, AEC, Escrituras Tomo II (1828-1847), f. 553, Venta ante el jefe político Marcelino Bayo,
18/6/1847.
554 MHPJM, AEC, Escrituras Tomo III (1848-1849), f. 178, Venta ante el jefe político Marcelino Bayo,
4/4/1849.
555 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Buenos Aires, Primi
elementi pel censo italiano a Rosario, Paraná, Santa Fe e Diamante nella Confederazione argentina,
1855.
178 Griselda Tarragó
556 MHPJM, AEC, Escrituras Tomo III (1848-1849), f. 67, Venta ante el jefe político Marcelino Bayo,
2/12/1848.
557 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Baños (1852-1853) 30 de setiembre de 1853, f. 276.
558 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Baños (1852-1853) 1 de julio de 1854, f. 213.
559 ACE, Escribano Carlos Raymond, Tomo I, (1855-56) 28 marzo 1856, f. 56.
560 ACE, Escribano Carlos Raymond, Tomo I, 1855-56, 5 setiembre 1856, f. 232.
561 Lo ediicado una pieza techo pajizo con material cocido 6000 ladrillos Trabajo/hechura, dos puertas
de algarrobo con ierro, una puerta, un rancho cerca de la pieza, cumbrera de tejas, tapias de ladrillos (
800 ladrillos) un rancho en mal estado adobe crudo, un tapial, pozo de agua, 10 árboles de durazno, 3
higueras, 1 doc. De sillas, 2 mesas de pino, 1 mesa vieja madera fuerte, 1 caja de pino con herradura, 1
baúl, 1 caja de cedro, 1 baúl chico, 1 espejo, 1 pava 1 olla de hierro chica 1 cacerola, 1 cacerola gran-
de, 1 parrilla de hierro, 8 platos de loza 1 fuente de loza, 4 cubiertos, 8 cucharas, frente para espejo,
dulcera de cristal, tablones algarrobo, cama. MHPJM, AEC, Tomo V: Tribunales (1850-1852) f. 62,
Testamento de Juan Bautista Solari.
562 MHPJM, AEC, Escrituras Tomo III (1848-1849), f. 83, Venta ante el jefe político Marcelino Bayo,
6/10/1848.
563 MHPJM, AEC, Escrituras, Tomo IV (1851-1869), f. 43, Venta al jefe político Jose M. Echague,
7/7/1851.
564 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Buenos Aires, Primi
elementi pel censo italiano a Rosario, Paraná, Santa Fe e Diamante nella Confederazione argentina,
1855.
De la orilla del mar a la vera del río 179
565 MHPJM, AEC, Escrituras, Tomo IV (1851-1869), f. 307, Venta ante el jefe político Marcelino Bayo,
28/19/1851.
566 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Banos (1852-1854), f. 144.
567 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Buenos Aires, Primi
elementi pel censo italiano a Rosario, Paraná, Santa Fe e Diamante nella Confederazione argentina,
1855.
568 MHPJM, AEC, Escrituras, Tomo IV (1851-1869), f. 339, Venta ante el jefe político Damaso Centeno,
21/4/1852.
569 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Banos (1852-1854), f. 231, 11/7/1854.
570 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires, Buenos Aires, Primi
elementi pel censo italiano a Rosario, Paraná, Santa Fe e Diamante nella Confederazione argentina,
1855.
571 AST, FCN, Buenos Ayres, 1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Buenos Aires, Primi
elementi pel censo italiano a Rosario, Paraná, Santa Fe e Diamante nella Confederazione argentina,
1855.
572 MHPJM, AEC, Escrituras, Tomo IV (1851-1869), f. 693, Venta ante el escribano público Carlos
Raymond, 12/3/1859.
573 ACE, Escribano Carlos Raymond, Tomo I, 1855-56,15 de diciembre de 1855, f. 40 v.
574 ACE, Tomo I: Escribano Narciso Baños (1852-1853), 5 de marzo de 1853, f. 129 v.
575 MHPJM, AEC, Tomo V: Tribunales (1850-1852), f. 45, Hipoteca ante el jefe político Damaso Cente-
no, 24/1/1852.
180 Griselda Tarragó
Este largo y denso cúmulo de información que tanto los archivos rosarinos como
la obra de los genealogistas han revelado a través de muestras e indicios desiguales
en su forma y calidad, cómo estos hombres, llegados desde la lejana región de la
Liguria, lograron construir a la vera del río un mundo, quizá igual de inseguro que el
anterior, pero en el que la posibilidad del ascenso social y el aumento del capital era
una realidad que se palpaba y concretaba cotidianamente.
Estos nuevos actores económicos que se coniguraban en medio de las posibili-
dades abiertas por una economía regional emergente en el contexto de la expansión
mundial del capitalismo, se enfrentaron al desafío de adaptar su tradicional lógica
mercantil a los nuevos tiempos y oportunidades, ponderando los alcances y límites de
sus negocios e inversiones. Mostraron entonces una fuerte ductilidad para enfrentar
y aprovechar los cambios. Debieron pensar en sus ventajas comparativas frente al
mercado y optaron por ser proveedores de alimentos y materias primas, para luego
asegurar en la tierra el capital al tiempo que se lanzaban al juego de la inversión.
Notables y burgueses en una ciudad portuaria
La escasez numérica de un patriciado colonial en el emergente sur provincial, y sobre
todo, las huellas de guerra, facilitaron el ascenso de los laboriosos genoveses a los
niveles más altos de esta sociedad. Se trataba de personas provenientes de sectores
medios o medios bajos urbanos que estaban a su vez en proceso de ascenso social,
entramados en una red de pequeños emprendimientos naviarios-comerciales fuerte-
mente signados por los vínculos primarios.
Estos migrantes no encajaban en la imagen típica del inmigrante, con su male-
ta y ropas pobres, que llegaron a hacer la América y que hacia ines del siglo XIX
cargaron progresivamente con apelativos cada vez más xenófobos y negativos.582
Después de ese tiempo de circulación, después de la progresiva inserción y capitali-
zación, éstos pasaron en la segunda y tercera generación a pertenecer a la sociedad
burguesa rosarina: “Reforzada por sus ropas, sus muros y sus objetos, la familia
burguesa aparecía como la institución más misteriosa de la época […] Su unidad
básica, el hogar unifamiliar, era un autocracia patriarcal y el microcosmos de un tipo
de sociedad que la burguesía como clase (o al menos sus portavoces teóricos) denun-
ciaban y destruían: era una jerarquía de dependencia personal […] Pero es posible
también que la desigualdad esencial sobre la que se basaba el capitalismo encontrase
su necesaria expresión en la familia burguesa […] Como su principal expresión era
el dinero, y éste expresaba simplemente las relaciones de intercambio, debía com-
plementarse con otras formas de expresión que demostrasen la dominación de unas
personas sobre otras.”583
Las grandes residencias construidas por muchos de ellos, son testimonio elocuente
de esta pertenencia. La inversión inmobiliaria no se limitó a un negocio, sino que tuvo
mucho de lujo suntuario y ostentación.584 La familia de Luis Pinasco habitaba en la
residencia de Córdoba 2195, obra atribuida al arquitecto Ítalo Méliga y al ingeniero
Juan Bosco y construida en 1896. Emplazada en la esquina de Córdoba y Oroño for-
maba, junto con la de Santiago Pinasco, un impactante portal de ingreso a la principal
arteria. Esta residencia sintetizó la elección del academicismo francés en Rosario, tal
como lo había adoptado antes la clase alta de Buenos Aires. Los materiales fueron
traídos íntegramente de Europa, se destacaba en ella un jardín de invierno de cristal
curvo. Sus interiores estaban decorados con pinturas de Luis Levoni y fue demolida
en 1968.585 Sin embargo queda en el patrimonio familiar la estancia “Las dos Her-
manas”, llamada así por las dos hermanas Tiscornia, en la localidad de Santa Isabel.
Pero además de esa necesaria ostentación consecuente con su posición econó-
mica, que por otra parte había logrado borrar cualquier mancha en el pasado de na-
vegante, necesitaba nutrirse y completarse con un desarrollo equiparable en el plano
político y social. Es así que tras los muros de cada mansión habitaban hombres y
mujeres que participaban activamente de la vida de la ciudad.
Luis José Pinasco fue fundador de la Sociedad Unione Benevolenza y socio fun-
dador de la Cámara de Comercio Italiana en 1884; fundador, presidente y consejero
hasta su muerte de la Sociedad Hospital Italiano Garibaldi. También participó de la
política de la ciudad y fue miembro del Concejo Deliberante de Rosario. El 26 de
enero de 1897 se lo designó Caballero de la Orden de la Corona de Italia.
Por su parte Santiago José Pinasco, fue enviado por su padre a Génova donde
estudió en el Colegio Nacional de Comercio hasta los 20 años. Fue miembro de la
Comisión Directiva del Centro Comercial y de la Cruz Roja Italiana y presidente de
la Sociedad Unione Benevolenza. Participó en la política local, provincial y nacional:
fue concejal, diputado nacional y tres veces intendente de Rosario. Fue condecorado
por el Rey Humberto de Italia con la Orden de la Corona.
584 Ver también AUDENINO, Patricia “Imprenditore, tecnici e rentiers: le transformazioni di una dinastía
dell’800 fra le Alpi e la città”, en CAFARO, Pietro y SCARAMELLINI, Guglielmo –a cura di– Mon-
do Alpino. Identitá locali e forme d’integraziones nello sviluppo economico secoli XVIII-XX, Franco
Angeli, Milano, 2003, pp. 196,-201.
585 ALONSO, Sebastián y GUSPÍ TERÁN, María Margarita Historia Genealógica de…, cit., p. 151.
De la orilla del mar a la vera del río 183
Vista interior de la Mansión Pinasco (Oroño y Córdoba) a principios del siglo XX.
Gentileza de Victoria Covernton
Vivía al lado de su hermano, en la calle Córdoba 2170. Casa construida en 1896 cu-
yas fachadas se abrían a jardines perimetrales a través de balcones y loggias. Un gran
balcón, sostenido por columnas metálicas hacía de jerarquizado pórtico de ingreso.
Adornaban sus salas, murales del artista Luis Levoni y el jardín albergaba una varia-
da arboleda, fuentes y pajareras.586
La civilización se imponía “en un lento proceso de movimientos de ascenso y
descenso. Una clase social o sociedad inferior en proceso ascensional se apropia de
la función y la actitud de una superior frente a las demás clases o sociedades que
también aspiran a ascender. Y siempre encontramos una clase o grupo más numeroso
convertido en clase superior.”587
Conforme la modernidad avanzaba primero en los espacios urbanos y luego en
los ámbitos rurales, comenzaron a gestarse cambios que hicieron que las formas de
relación fueran más complejas y variadas. Pero esas nuevas formas de expresar la
586 ALONSO, Sebastián y GUSPÍ TERÁN, María Margarita Historia Genealógica de…, cit., p.154.
587 ELIAS, Norbert El Proceso de civilización. Investigaciones sociogenéticas y psicogenéticas, FCE,
1993, p. 466.
184 Griselda Tarragó
588 ROLDÁN, Diego “Formación y reforma del municipio”, en BARRIERA, Darío –director– Institucio-
nes, gobierno y…, cit., p. 115.
PALABRAS finALeS
Griselda Tarragó
BONANDO, Giuseppe Fondero (Oeste) Célibe
BONANDO, Giuseppe
BONINO, Giuseppe
BONINO, Giacomo Chiavari Commirciante Moglie e due iglii un terreno $ 400 $ 1.000
BORZONE, Bartolomé Chiavari Negozziante Moglie e un iglio
BORZONE, Bartolomé Chiavari Commirciante Moglie e un iglio una casa $ 6.000 $ 3.000
BORZONE, Bartolomé Chiavari
BORZONE, Benedetto Chiavari Commirciante Moglie e un iglio $ 1.000
BORZONE, Giacomo Chiavari Negozziante Moglie e quatro iglii un terreno $ 150 $ 3.000
BORZONE, Gio Batta
BORZONE, Nicola Chiavari Commirciante Célibe $ 250
BORZONE, Pietro Lavagna Negozziante Moglie e tre iglii $ 1.000
BOTTO, Bartolomé Fabbro Moglie e un iglio una casa $ 2.000 $ 1.000
BOTTO, Gio Batta Chiavari Lavorante Moglie
BRIGNARDELLO, Chiavari Sarto Moglie e due iglii
Giuseppe
BRIGNARDELLO, Ventura Chiavari Negozziante Moglie e tre iglii una casa $ 8.000 $ 4.000
BRIGNOLE, Antonio
BRIGNOLE, Gio Batta
BRIGNOLE, Gio Batta
BRIGNOLE, Giuseppe
BRIGNOLE, Giuseppe
BURRONE, (Lesani) Finale Proff. Di Musica Moglie
BUSSETTI, Alejandro
CAFFERATA, Giovanni
NOME PATRIA PROFESSIONE STATO/FAMIGLIA PROPIETA VALORE CAPITAL IN
COMERCIO
CALCAGNINO, Agostino Commirciante Moglie $ 1.500
CALCAGNINO, Antonio Commirciante Moglie $ 500
CALCAGNINO, Girolamo Commirciante Vedovo un terreno $ 1.000 $ 6.000
CAMPI, Francesco Calzolaio Moglie e cinque iglii una casa $ 2.500
CAMPODONICO, Giovanni Chiavari Mercante Célibe $ 300
CANESI, Davide
CANNA, Giovanni
CAPELLO, Stefano Chiavari Negozziante Moglie e due iglii una casa $ 6.000 ignoto
CAPURRO, Francisco
CAPURRO, Francisco
CAROSI, Bonifacio
CASANOVA, Antonio
CASINELLI, Luigi Chiavari Negozziante Moglie e tre iglii una casa $ 6.000 $ 3.000
191
CASTAGNINO, Luigi
192
NOME PATRIA PROFESSIONE STATO/FAMIGLIA PROPIETA VALORE CAPITAL IN
COMERCIO
Griselda Tarragó
CAVALLI, G.
CAVIGLIA, Giacomo Calzolaio Moglie e un iglio $ 200
CEROTO, Rafaele
CHIARELLA, Emmanuelle Portiere Célibe
CHIOZZA, Paolo Pegli Possidente Moglie e cinque iglii dos casas $ 20.000
CHIOZZA, Francesco
COPELLO, Girolamo Chiavari Com.di comestibili Célibe $ 700
COPELLO, Francesco Chiavari Commirciante Célibe ígnoto
COPELLO, Giuseppe Chiavari Commirciante Moglie $ 4.000
COPELLO, Giuseppe Chiavari
COPELLO, Stefano Chiavari Commirciante Moglie e due iglii
CORDIVIOLA, Domenico Chiavari Commirciante Célibe un terreno $ 100 $ 800
CORSI, Giovanni Sestri Panettieri Moglie e un iglio
Levante
COSTA, Antonio
COSTA, Francesco Chiavari Possidente Moglie e tre iglii dos casas $ 8.000
COSTA, Gaetano Negozziante Moglie e due iglii dos terrenos $ 4.000 $ 6.000
COSTA, Lázaro
COSTA, Nicola Chiavari Negozziante Moglie $ 4.000
COSTA, Stefano
CROVETTO, Luigi
CUROTTO, Rafaele
DALLORSO, Giacomo
DALLORSO, Nicola
DANERI, Bernardo Commirciante
NOME PATRIA PROFESSIONE STATO/FAMIGLIA PROPIETA VALORE CAPITAL IN
COMERCIO
DANERI,Doménico Chiavari Commirciante Célibe un terreno $ 300 $ 2.000
DANERI, Luigi Chiavari Commircante Célibe una casa $ 2.000 $ 1.000
DELBENO, Fratelli
DELLEPIANE, Giuseppe
DEMARCHI, Emmanuelle
DEVOTO, Giovanni Chiavari Spedizioniere Célibe $3.000
DEVOTO, Emmanuelle Chiavari Macellaio Célibe
DRAGO, Gio Batta Genova Commerciante Moglie e un iglio una casa $ 8.000 $ 2.000
y un terreno
FALIONE, Giovanni
FALIONE, Giovanni
FALIONE, Paolo Confettieri Célibe dos terrrenos $ 3.000
FAVARO, Luigi
193
GIACOMETTI, Giacomo
194
NOME PATRIA PROFESSIONE STATO/FAMIGLIA PROPIETA VALORE CAPITAL IN
COMERCIO
Griselda Tarragó
GIBELLI, Tito
GRILLO, Francesco
ISOLA, Demetrio Novi Ingegnere Moglie
LAGOMARSINO, Luigi Chiavari Commerciante Célibe una casa $ 2.000 $ 1.000
LAGOMARSINO, Doménico Chiavari Commerciante Moglie $ 300
LAGOMARSINO, Bernardo Chiavari Commerciante Moglie e due iglii una casa $ 2.000 $ 3.000
LAMBRUSCHINI, Giuseppe Sestri Commesso Célibe
Levante
LESSONA, Francesco Commerciante Moglie un terreno $ 1.500 $ 3.000
LEZZINI, Carlo
LEZZINI, Francesco
MAGLIONE, Carlo Calzolaio Célibe
MAGNASCO, Antonio Brighadiere Célibe $ 100
MARIANI, Modesto
MASSA, Giusseppe Negozziante Moglie tres casas $ 15.000 $ 10.000
PIAGGIO, Antonio
PIANELLO, Giovanni
PIULLI, Luigi Calzolaio Célibe pícolo terreno ignoto $ 200
PIRONE, Giuseppe Commesso Célibe
PINASCO, Giácono Lavagna Commerciante Moglie e tre iglii $ 1.000
PODESTÁ, Giácomo Lavagna Commesso Célibe
PUCCI, Benedetto Lavagna Proffesore Moglie e tre iglii
PUCCIO, Emmanuelle Chiavari Farmacista Moglie e due iglii un terreno $ 700 $ 3.500
PUCCIO, Giacomo Chiavari Negozziante Moglie e un iglio una casa $ 3.500 $ 1.500
un terreno
NOME PATRIA PROFESSIONE STATO/FAMIGLIA PROPIETA VALORE CAPITAL IN
COMERCIO
PUCCIO, Giovanni Chiavari
PUCCIO, Giuseppe Chiavari
PUCCIO, Romualda Chiavari Propietaria Vedova sei iglii una casa $ 40.000
terreno
PUCCIO, Sebastiano Chiavari Lavorante Moglie e tre iglii una casa $ 1.200
PUCCIO, Silvesttro Chiavari
QUESTA, Angelo Chiavari Traficante Célibe $ 600
QUESTA, Angelo Chiavari Traficante Célibe $ 800
QUESTA, Gio Batta Chiavari Traficante Moglie una casa $ 2.000 $ 500
QUESTA, Gio Batta
QUESTA, Stefano Chiavari Negozziante Moglie una casa $ 6.000 $ 2.000
due iglii cognata
RAFFO, Ferdinando Negozziante
195
RICHIERI, Lázaro Commerciante Moglie e due iglii
196
NOME PATRIA PROFESSIONE STATO/FAMIGLIA PROPIETA VALORE CAPITAL IN
COMERCIO
Griselda Tarragó
RILLA, Giovanni
RINASSA, Dioniso Commesso Célibe
RINASSA, Federico Commerciante Célibe $ 300
RINASSA, Federico Commesso Célibe
RISSO, Giovanni
RIVA, Franceso
RIVARA, Giovanni Chiavari Panettieri Moglie e due iglii una casa $ 4.000
RIVAROLA, Enrico Chiavari Oreice Célibe $ 1.000
RIVAROLA, Stefano Chiavari Oreice Moglie e due iglii $ 3.000
ROSCA, Antonio
ROSA, Prospero Pittore Célibe
SANGUINETTI, Antonio Fabbroferraio Moglie $ 400
SANGUINETTI, Giacomo
SANGUINETTI, Michele
SCHIAFINO, Antonio Camogli Commerciante Moglie e un iglio
SCHIAFINO, Gaetano Camogli Commerciante Moglie
SCHIAFINO, Francesco Camogli Brighadiere Moglie
SCHIAFINO, Giovanni
SCHIAFINO, Próspero Camogli Pittore Célibe
SCHIAFFINO, Rocco Camogli Negoz.propietario Célibe una casa $ 16.000 $ 4.000
SGARA, Giovanni
TISCORNIA, Gio Batta Chiavari Macellaio Vedovo due iglii $ 500
TISCORNIA, Gio Batta Chiavari Macellaio Moglie $ 300
TISCORNIA, Nicola Lavagna Negozziante Moglie e due iglii $ 3.000
TISCORNIA, Pietro Lavagna Commerciante Moglie e un iglio una casa $ 4.000 ignoto
NOME PATRIA PROFESSIONE STATO/FAMIGLIA PROPIETA VALORE CAPITAL IN
COMERCIO
TISCORNIA, Pietro
TISCORNIA, Stefano
TURIO, Domenico Chiavari Confettieri Célibe $ 2.000
TURIO, Paolo Chiavari Confettieri Moglie e un iglio un terreno $ 4.000 $ 2.000
TURIO, Fovito
VAGGI, Francesco Fabbro Moglie e due iglii $ 300
VAGGI, Luigi
VALLARO, Nicola
197
AneXO ii
Se consignó: apellido, nombre, edad, profesión (sólo en los pocos casos que se expli-
citaba), lugar de procedencia o nacionalidad.
ASG, MS, busta 1603 2 noviembre 1824
31 agosto 1823 Brigantino inglés “Pallade”
Brigantino sardo“Nettuno” de Francesco Risso
de Bernardo Solari A Buenos Aires
A Buenos Aires Bado, Doménico, 18 años, conmeso di
Ansaldo, Francesco, 56 años, merciaro, negozziante, Génova
Génova
Macera, Francesco, 41 años marinaio, 15 noviembre de 1825
Rapallo Buick Scooner sardo “S. Giacomo”
Solari, Luca, 32 años, negozziante, de Agostino Tiscornia al mando
Zoagli A Montevideo
Flecher, Carlos, 34 años, negozziante,
31 octubre 1823 Inglese
Brigantino inglés “Pallade” Ravenna, Bartolomeo, 34 años, Capitano
de Francesco Risso marítimo
A Buenos Aires Venarego, Lorenzo, 34 años, cuoco
Antonio Zincovelli, 33 años, negozziante, Di Giovanni, Felice, 34 años, sopracarico
Como
17 de junio 1830
19 de mayo de 1824, Brigantino sardo“I tre Fratelli
Buick Scooner sardo “S. Giacomo” de Giacomo Ramella
de Agostino Tiscornia A Buenos Aires
A Buenos Aires Curotto, Lazzaro, 25 años, negozziante,
Repetto, Domenico, 26 años, servitore, Donosola
Lavagna
Vasallo, Botigaio, Uturla 18 de junio de 1830
Vechiattino, Vincenzo, 45 años, calderaio, Brigantino sardo “Ntra Sª del Aqcua Santa”
Napoli de Doménico Merello
Masse, Antonio, 23 años, Napoli A Buenos Aires
Ferraro, Braggiio, 30 años, Napoli Corti, Giuseppe, 40 años, conmirciante,
Ferraro Stefano, 33 años, Napoli Anglia
Fiore, Francesco, 30 años, Napoli Tarbuscio, Agostino, de 40 años,
spegazzino, Cervo
202 Griselda Tarragó
Blanc, Yaryay, 28 años, Ristolasi Bacigalupo, Antonio con quatro suoi igli,
Chaffey, Laurent, 24 años, Ristolasi 37 años, Staglieno
Laurent Pirece, 34 años, Ristolasi Urla, Nicola, 13 años, Calvisio
Vechuca, Doménico, 18 años, Génova Pendola, María con tre igli, 25 años,
Bianchi, Lorenzo, 19 años, Génova Genova
Morlata, Cattarina con iglia, 27 años,
4 de diciembre de 1834 Camogli
Brigantino sardo “Il Constante” Cremata, Giacome, 16 años, Calvisio
de Bartolomeo Romagnino Gaicomo, Luppo, 26 años, Calvisio
A Montevideo Ratto, Filippo, 26 años, Calvisio
Aliatore, Antonio, 39 años, Alasio Spotorna, Giacomo, 33 años, Calvisio
Bosio, Ambrogio, 33 años, Calvisio
A Buenos Aires Ardito, Giuseppe, 24 años, Sta Margta
Coda, Agostino, 46 años, Varazze Malutesa, Franceso, 22 años, Genova
Coda Carlo, 14 años, Varazze Raineri, Maddalena, 38 años, Oneglia
Fazio, Antonio, 60 años, Varazze Mamberto, Antonio con suo fratello, 16 años
Gueto, Giuseppe con suo zio, 11 años, Maberto, Filippo con uno iglio, 35 años
Varazze Mendaro, Bernardino con suo iglio,
Biggio, Gio Batta, 30 años, Chiavari 42 años, Varigotti
Moraglia, Giacomo, 25 años, San Remo Arnaldi, Antonio, 17 años, Varigotti
Russi, B., 33 años, Calvisio
6 de diciembre de 1834 Martimo, Domenico, 30 años, Calvisio
Brigantino sardo “Ntra Sra Misericordia” Mamberto, Vendetta, 18 años, Calvisio
de Stefano Rocatagliatta Ferando, Andrea, 50 años, Pietra
A Buenos Aires Cordiglia, Cattarina, 40 años, Pietra
Peluffo, Giuseppe, 48 años, Finale Queirolo, Angelo, 43 años, Rapallo
Peluffo, Doménico Peluffo, 17 años, Finale Patrore, Luigi, 21 años, Genova
Martino, Giacomo, 18 años, San Remo
Costa, Benedetto con suo iglio, 28 años, A Buenos Aires
Rapallo Mamberto, Giacomo, 26 años, Calvisio
Mela, Ambroggio con sua iglia, 39 años, Grido Vincenzo, 22 años, Calvisio
Alassio Mamberto, Giuseppe, 18 años, Calvisio
Costa, Gerolamo, 12 años, Alassio Gaggino, Steffano, 58 años, Alassio
Canixe, Leonardo Angelo, 12 años, Oneglia Sartorio, Antonio, 29 años, Laigueglia
Canixe, Maurizio, 15 años, Pto Maurizio Gagliolo, Gio Batta, 10 años, Laigueglia
Costa, Lazzaro, 12 años, Rapallo
Iresco, Maria, 42 años, Cervo 27 diciembre 1834
Costa, Colomba, 27 años, Rapallo Buick sardo “Francisca Catta”
Perotti, Luigi, 26 años, Stradella de Raffaele Bossano
Venezone, Pietro, 22 años, Stradella A Buenos Aires
Rodino, Giacomo, 17 años, Calvisio Rossallo, Giovanni, 26 años, sardo
Carle, Andrea, 33 años, sardo
A Montevideo Costa, Lucrecia, 33 años, sardo
Bao, Giulia con sua iglia, 28 años, Albenga Costa, Filippo, 24 años, sardo
Araldo, Cattarina con iglia, 50 años, Alassio Colombo Giovanni, 26 años, sardo
206 Griselda Tarragó
Frugone Emanuelle, 11 años, sardo ASG, MS, busta 1610, 1838 -1840
Prefumo Sebastiano, 43 años, sardo 17 mayo de 1838
Carzolio Giuseppe, 17 años, sardo Brigantino oriental “La Providenza” de
Bernardo Vigliero, 44 años, sardo Martino Bartolomeo
Gio Batta Cipriano, 15 años, sardo A Montevideo
Scotto Nicoló, 30 años Giraud Gio Giuseppe, 26 años, fracese
Bolla Emanuelle, 25 años, sardo Occelli, Giseppe Francesco, 25 años, sardo
Siri Cattarina, 25 años, sardo
Basso Gio Batta, 15 años, sardo 18 mayo 1838
Ottone Domenico, 48 años, sardo Brigantino sardo “Venere” de Pietro Cam-
Scotto Nciolò, 29 años, sardo podónico
Patorino Pietro, 25 años, sardo A Montevideo
Deagostini, Catterina, 46 años, sarda
21 de abril de 1838 Zigari, Rosa, 26 años, sarda
Brigantino Sardo “Margherita” Schiattino, Erasmo, 40 años, sardo
de Vincenzo Vaccaro Gatto, Filibirto, 27 años, sardo
A Montevideo
Tirelli, Giovanni, 21 años, austriaco 26 mayo 1838
Noiriel Nicola, 24 años, frances Brigantino sardo “Il Vincenzo”
Riverati Francesco, 31 años, sardo de Vincenzo Giantrappani
Fraschinetti Lazzaro, 34 años, sardo A Montevideo
Moresco Francesco, 41 años, sardo Bertoloto, Antonio, 28 años, sardo
Odella Giuseppe, 45 años, sardo Sabatini Francisco, 23 años, sardo
Porcile agostino, 31 años, sardo Cadorna, Luigi, 20 años, sardo
Ottone, Gio Batta 33 años, sardo
De Martini Prospero, 39 años 20 de junio de 1838
Frascineti Cesare, 30 años, sardo Brigantino oriental “La Concesion”
De Marini Giacinto, 24 años, sardo de Paolo Vallaro
Semino Girolamo, 23 años, sardo A Buenos Aires
Maisello Angelo, 24 años, sardo Puccio, Gio Bata, 20 años, sardo
Rovello Antonio, 34 años, sardo Parma, Giacomo, 19 años, sardo
Costa Michele, 24 años, sardo Brignardello, Gio Batta, 36 años, sardo
Piaggio, Angela con quatro igli, 38 años,
ASG, MS, busta1608, 1837 -1838 sarda
Cambio de ordenamiento de los datos, sólo Caveri, Francesco, 32 años, sardo
capitanes con tipo de embarcación y destino Zalezzi, Antonio, 25 años, sardo
Rocca, Pietro, 36 años
ASG, MS, busta 1609, 1838 -1840 Raffo, Luigi, 20 años
Cambia otra vez la forma de registro, sólo Chiossone, Francesco, 38 años, sardo
capitanes con tipo de embarcación y destino Raffo, Gerolamo, 18 años, sardo
Marini, Chiara María, 29 años, sarda
Vasserot, Gi, 28 ñaos, francese
Parma, Emmanuelle, 19 años, sardo
Costa, Domenico, 15 años, sardo
214 Griselda Tarragó
Parodi Francesco, 42 años, sardo Galotto teresa con sun suo iglio, 24 años,
Viotti Michelle, 30 años, sardo sarda
Fenochietti, Gio, 15 años, sardo Boitano Luigio
Parodi Nicolò, 14 años, sardo
Grondona Luigia con quatro igli, 25 años 16 enero de 1840
Bacigalupo Giovanni, 27 años, sardo Buick sardo “La Providenza”
Bernardo Agostino Chichizola
23 octubre 1839 A Montevideo
Goletta sarda “Fiar del rio” de Pianello Cassina Antonio, 30 años, sardo
A Montevideo Brignardello Gio Batta, 24 años, sardo
Gritta Agostino, 14 años, sardo Canessa Ambroggio, 23 años, sardo
Rocca Luigi, 12 años, sardo Vivaldi Massimo con moglie una iglia e due
Repetto Bernardo, 39 años, sardo igli, 43 años, sardo
Vallandria Vincenzo, 55 años, sardo Sussardo Francesca, 32 años, sardo
Maggiolo Giuseppe, 31 años, sardo Vivlado Angelo, 14 años, sardo
Damiano Gio Batta, 10 años, sardo Peirano Pietro con moglie, sardo
Oneto Giuseppe, 29 ñaos, sardo Capurro Stefano, 49 años, sardo
Podestá, 29 años, sardo Delmonre Francesco, 51 años, sardo
Cheriasco Giuseppe con moglie e duo igli,
20 noviembre 1839 34 años, sardo
Brigantino sardo “S. Franceso di Paola”
de Matteo Ferraro 16 enero 1840
A Montevideo A Montevideo
Devoto Gio Batta, 38 años, sardo Vallero Giacomo, 35 años, sardo
Cavalleri Filipo, 42 años, sardo Pasttorino Giacomo, 43 años, sardo
Decanto Gio Batta, 60 años, sardo Prando Giacomo, 23 años, sardo
Delcanto Giuseppe, 15 años, sardo Minetto Gio Batta con Donna, 13 años,
Castellini Rosa con iglio, 28 años, sardo sardo
Bolero Gio Batta, 27 años, sardo Sirombra Cattarina con due igli, 28 años,
Cerruti, 28 años, sardo sardo
Costa Girolamo, 21 años, sardo Delino Maddalena, 33 años, sardo
Queirolo Giacomo, 61 años, sardo Suntignae Francesco, 25 años, sardo
Queirolo Gio Batta, 31 años, sardo Calcagno, Emanuelle, 33 años, sardo
Queirolo Gio Batta, 34 años, sardo Delino Francesco, 13 años, sardo
Parodi Giacomo, 14 años, sardo Vespa F., 24 años, sardo
Balbi Stefano, 27 años, sardo Ferrando Agostino con moglie, tre igli,
Damiano Anna con iglia, 42 años 38 años, sardo
Villa Francesco, 26 años, sardo
Novella Martini, 32 años, sardo 2 de febrero de 1840
Pittameglio Giacomo, 10 años, sardo Bombarda sarda “Signora del rosario”
Costa Bartolomeo, 45 años, sardo Giuseppe Gallo
Canepa Giuseppe, 38 años, sardo A Montevideo
Montalvo Alessandro, 16 años, sardo Bogliolo Maria con iglio, 30 años, sardo
Sussardo Francesco 32 años,s ardo Maglione Maddalena, 64 años, sardo
Morechio Paolo, 33 años, toscano Peirano Gio Batta, 15 años, sardo
218 Griselda Tarragó
Castagnino, Gio Batta, 32 años, sardo Copello, Gio Batta, 33 años, sardo
Brignole, Giuseppe, 24 años, sardo Samata/Famata, Bartolomeo, 15 años, sardo
Pendola, Stefano, 19 años, sardo Cordeviola, Stefano, 24 años, sardo
Beretta, Pietro, 28 años, sardo Gandolfo, Domenico, 25 años, sardo
Patrone, Sebastian, 34 años, sardo Peirano, Dominico, 26 años, sardo
Cuneo, Paolo, 15 años, sardo Chiarella, Tomasso, 31 años, sardo
Rosa, Antonio, 21 años, sardo Muzio, Giacomo, 30 años, sardo
(Moire) Andrea, 34 años, sardo Brignardello, Giacomo, 28 años, sardo
Brignole, Luigi, 13 años, sardo Lando, Lazzaro, 32 años, sardo
Daneri, Angelo, 28 años, sardo Cordoviola, Gio Batta, 21 años, sardo
Veltri, Filippo, 24 años, romano Giari, Luigi, 15 años, sardo
Costa, Giuseppe, 28 años, sardo Patrone, Sebastiano, 31 años, sardo
Ciuffradi, Antonio, 21 años, sardo
22 de mayo de 1840 Carlino, Gio Batta, 28 años, sardo
Brigantino sardo “Sempre lo stesso” Massa, Gio Batta, 32 años, sardo
de Agostino Ferraro Monteverde, Girolamo, 35 años, sardo
A Montevideo Boignes, Juan, 22 añlos, spagnolo
Rossi, Giacomo, 22 años, sardo Glas, Filippo, 28 años, spa
Raffo, Giuseppe, 18 años, sardo Ferrario, Francesco, 22 años, Lombardo
Caffarena, Giuseppe, 21 años, sardo Nessi, Antonio, 18 años, svizzero
Podesta, 56 años, sardo Soldatti, Gio Batta, 19 años, svizzero
Oneto, Dominico, 12 años, sardo
Sande, Cristofaro, 41 años, sardo 13 de junio de 1840
Sambuceti, Antonio, 28 años, sardo Brigantino Sardo “Giano”
Devoto, Angelo, 26 años, sardo de Gio Batta Taso
Dasso, Gio Batta, 20 años, sardo A Montevideo
Berisso, Antonio, 18 años, sardo Fascio, Boardo, 19 años, sardo
Berisso, Stefano, 35 años, sardo Ré, Gio Batta, 70 años, sardo
Linata, 18 años, sardo Solari, Angelo, 19 años, sardo
Raffo, Dominico, 28 años, sardo Barbagelata, Andrea, 22 años, sardo
Pinasco, Angelo, 24 años, sardo Vasa, Pietro, 20 años, sardo
Podesta, Gio, 18 años, sardo Giano, Franco, 27 años, sardo
Rocca, Giuseppe, 23 años, sardo Lombardi, Giuseppe, 29 años, sardo
Ferrero, Luigi, 21 años, sardo Daglio, Gaetano, 73 años, sardo
Fumati, Bartolomeo, 21 años Gambarotta, Berardo, 24 años, sardo
Otton, Gio Batta con iglio de 11 años, Folla, Gio Batta, 42 años, sardo
42 años, sardo
Ottone, Angelo, 16 años, sardo 15 de junio de 1840
Degalo, Maddaleno, 18 años, sardo Brick sardo “Correbo” de Paggio
Degalo, Francesco, 12 años, sardo A Montevideo
Vaccarezza, Gerolamo, 31 años, sardo Dagnico, Antonio, 12 años, sardo
Berisso, 22 años, sardo Queirolo, Michelangelo, 27 años, sardo
Podestá, Pietro, 15 años, sardo Autorium, Sebastiano, 50 años, sardo
Angiano, Pietro, 34 años, sardo Capani, Vincenzo, 18 años, sardo
Costa, Andrea, 15 años, sardo
Costa, Agostino, 30 años, sardo
220 Griselda Tarragó
Queirolo, Francesco, 21 años, sardo Scotto, Nicolò con Moglie, 50 años, sardo
Franzini, Antonio, 23 años, sardo Pellegrini, Tomaso, 30 años, sardo
Pertica, Giuseppe, 32 años, sardo
26 de marzo de 1842 Pendola, Agostino, 34 años, sardo
Brigantino Sardo “Carlo Alberto” Sacco, Luigi, 42 años, sardo
de Gio Batta Antola Dondero, Gio Batta con moglie e iglia,
A Montevideo 46 años, sardo
Gastaldi, Maddalena con tre igli, 30 años,
sardo 12 de abril de 1842
Frugone, Geronima con iglia, 21 años, sarda Goletta sarda “La Bella Basilia”
Porcile, Luigia cun due iglia, 29 años, de Gio Batta Baico
sardos A Montevideo
Rughi, Carlo con moglie con due igli Raggio, Antonio, 20 años, sardo
Motola, Matteo con moglie, 31 años, sardo Macera, Nicolò, 23 años, sardo
Campastro, Francesco con nipote, 34 años, Castagneto, Ambroggio, 39 años, sardo
sardo Ratto, Gio Batta, 16 años, sardo
Multedo, Gerolamo, 32 años, sardo Orezzoli, Ambroggio, 24 años, sardo
Roccagliolo, Luigi, 31 años, sardo Queirolo, Stefano, 35 años, sardo
Tapino, Angelo, 13 años, sardo Marino, Nicolò, 18 años, sardo
Malagamba, Carlo, 40 años, sardo Molinari, Gio Batta, 10 años, sardo
Morando, Antonio, 29 años, sardo Solari, Francesco, 40 años, sardo
Paggio, Gio Batta, 40 años, sardo
Fontana, Angelo, 48 años, sardo 6 de mayo de 1842
Dodero, Domenico, 45 años, sardo Brigantino sardo “Giasone”
Vedova Beggino Maddalena, 26 años, sarda de Gio Batta Dodero
Miccuto, Emanuelle, 16 años, sardo A Montevideo
Ferrari, Luigi, 22 años, sardo Queirolo, Gio Batta, 33 años, sardo
Raggio, Gio Batta, 10 años, sardo Valeatino, Pietro Antonio, 24 años, sardo
Morro, Antonia, 19 años, sarda Dasuno, Pietro, 28 años, sardo
Massa, Giuseppe, 26 años, sardo Bianchi, Tesesa con due iglie, 40 años,
sarda
A Buenos Aires Postone, Antonio, 21 años, sardo
Moltedo, Maria con tre ligie, 39 años, Ricusso, Giuseppe, 18 años, sardo
sardos Canepa, Francesco, 12 años, sardo
Pirinoli, Matteo, 25 años, sardo Siffredi, Gio Batta, 41 años, sardo
Gotta, Filiberto, 31 años, sardo Peirano, Veronica con tre igli, sardo
Bleueustein, Giovanni, 18 años, svizzero Giudice, Bernardo Gio, 53 años, sardo
Risso, Nicolò, 11 años, sardo
9 de abril de 1842 Malatesta, Giuseppe, 49 años, sardo
Brigantino sardo “Industria” Pastorino, Teresa, 27 años, sarda
de Piero Antonio Ferro Ricca, Felicita, 28 años, sarda
A Montevideo Profumo, Luigi, 16 años, sarda
Gardella, Bartolomeo, 34 años, sardo Mochino, Prospero, 41 años, sardo
Fasce, Ridolfo, 25 años, sardo Boscchero, Nicolò, 42 años, sardo
Doberti, Nicolò, 41 años, sardo Tibacco, Giacomo, 24 años, sardo
236 Griselda Tarragó