Anclas

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Anclas

A la velocidad que íbamos, ellos tenían miedo de que pronto


29 

fuéramos arrojados contra las rocas que estaban a lo largo de la


costa; así que echaron cuatro anclas desde la parte trasera del barco
y rezaron que amaneciera. Hechos 27:29

Introducción:

Los días en que vivimos están llenos de temor. Hay pestes,


enfermedades, divorcios, una economía decadente, guerra,
rumores de guerra, terrorismo, amenazas de terrorismo.
¿Dónde podemos hallar firmeza en las tormentas de la
vida?

Un creyente estaba sentado llorando en


un cuarto oscuro. Su papá y mamá murieron de cáncer, y él
estaba enfermo hacía varias semanas. Había perdido casi 35 libras
(16 kg) de peso por su enfermedad. Estaba muy débil y los
médicos no podían ayudarle. Llevaba varias semanas sin dormir.
¿Acaso Dios lo había olvidado? ¿Por qué no respondía a sus
oraciones pidiendo ayuda? No sabía de qué tenía que
arrepentirse; amaba a Dios, su Palabra, su obra y su pueblo. Se
sentía como un hombre a quien Dios había abandonado. Quizás
Job se había sentido así. El hombre estaba pasando por una
tormenta como esa de Hechos 27, no había visto ninguna luz por
varios días, sus intereses estaban cambiando, dejando a un lado
algunas de las cosas por las que siempre se había preocupado. Por
muchas semanas no sintió la presencia de Dios. Estaba rodeado
por la oscuridad, como en un océano de dolor, y se estaba
hundiendo. Pero el Espíritu Santo le ayudó a acudir a las
promesas de Dios. Las Escrituras son como una roca sobre la
cual podemos permanecer firmes en la tormenta. Comenzó a citar
versículos de la Biblia cada noche de desvelo. Dejó de
preocuparse por la tormenta y no pensó más
en su enfermedad. Se centró solamente en la Palabra de
Dios. Después de varios días una paz lo cubrió, el fuerte viento
dejó de soplar y el sol apareció. Dios es fiel en las tormentas de
la vida. No pierda la confianza en Dios Acuérdense de los
32 

primeros tiempos, cuando recién aprendían acerca de Cristo.


 Recuerden cómo permanecieron fieles aunque tuvieron que
[i]

soportar terrible sufrimiento. 33 Algunas veces los ponían en


ridículo públicamente y los golpeaban, otras veces ustedes
ayudaban a los que pasaban por lo mismo. 34 Sufrieron junto
con los que fueron metidos en la cárcel y, cuando a ustedes
les quitaron todos sus bienes, lo aceptaron con alegría. Sabían
que en el futuro les esperaban cosas mejores, que durarán
para siempre.

Por lo tanto, no desechen la firme confianza que tienen en el


35 

Señor. ¡Tengan presente la gran recompensa que les


traerá! 36 Perseverar con paciencia es lo que necesitan ahora
para seguir haciendo la voluntad de Dios. Entonces recibirán
todo lo que él ha prometido.
37 
«Pues, dentro de muy poco tiempo,
    Aquel que viene vendrá sin demorarse.

38 
Mis justos vivirán por la fe.
[j]

    Pero no me complaceré con nadie que se aleje» .


[k]

(Heb 10:35). Esa confianza es lo único que lo salvará.

Oración de transición: Consideremos cuatro anclas a las


cuales podemos aferrarnos cuando nuestra vida se
encuentra naufragando.

1. El ancla del propósito 


A. Durante una tormenta, la atención puede ser cautivada
por la misma tormenta, pero no debemos quitar nuestra
mirada del propósito de la vida del creyente, que es
glorificar a Dios

(Colosenses 3:1-4 3 Ya que han sido resucitados a una vida


nueva con Cristo, pongan la mira en las verdades del cielo, donde
Cristo está sentado en el lugar de honor, a la derecha de
Dios. 2 Piensen en las cosas del cielo, no en las de la tierra. 3 Pues
ustedes han muerto a esta vida, y su verdadera vida está escondida
con Cristo en Dios. 4 Cuando Cristo —quien es la vida de ustedes — [a]

sea revelado a todo el mundo, ustedes participarán de toda su


gloria.; Hechos 20:24). 24 pero mi vida no vale nada para mí a
menos que la use para terminar la tarea que me asignó el Señor
Jesús, la tarea de contarles a otros la Buena Noticia acerca de la
maravillosa gracia de Dios. 

B. Debemos hacer todo lo posible por presentarnos a


Dios aprobados
Esfuérzate para poder presentarte delante de Dios y recibir su
15 

aprobación. Sé un buen obrero, alguien que no tiene de qué


avergonzarse y que explica correctamente la palabra de
verdad. 16 Evita las conversaciones inútiles y necias, que solo llevan a
una conducta cada vez más mundana. 17 Este tipo de conversaciones
se extienden como el cáncer,  así como en el caso de Himeneo y
[a]

Fileto. (2ª Timoteo 2:15).

Un propósito definido y determinado afirmará nuestra


vida en los tiempos turbulentos.

(Miremos otra ancla a las cuales podemos aferrarnos


cuando nuestra vida se encuentra naufragando.)
2. El ancla de la posición 

A. El estado de gracia. La gracia es sin límite porque


Dios nos ama
(Romanos 8:37-39). 37 
Antes, en todas estas cosas somos
más que vencedores por medio de aquel que nos amó.

Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles,


38 

ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir,

ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá


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separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

B. Mientras estamos en la gracia, gozamos: 

a. Libertad de nuestro pasado. Somos adoptados y


como hijos de Dios, somos libres de haber
quebrantado las leyes de Dios (Romanos 8:15). 15 Y
ustedes no han recibido un espíritu que los
esclavice al miedo. En cambio, recibieron el
Espíritu de Dios cuando él los adoptó como sus
propios hijos.[a] Ahora lo llamamos «Abba,
Padre»[b]. 

Cuando el Espíritu Santo entra en nosotros en el nuevo


nacimiento, recibimos la naturaleza de Dios (2 P 1:4).  4 y debido
a su gloria y excelencia, nos ha dado grandes y preciosas
promesas. Estas promesas hacen posible que ustedes
participen de la naturaleza divina y escapen de la corrupción
del mundo, causada por los deseos humanos. Esto no significa
que llegamos a ser dioses. Pero significa que en el nuevo
nacimiento Dios comienza el proceso de transformarnos a la
semejanza de Cristo (Ro 8:29). 29 Pues Dios conoció a los suyos
de antemano y los eligió para que llegaran a ser como su Hijo,
a fin de que su Hijo fuera el hijo mayor[a] de muchos
hermanos. El poder del Espíritu de la vida entra en nosotros en la
regeneración (Ro 8:2). 2 y porque ustedes pertenecen a él, el
poder[a] del Espíritu que da vida los[b] ha libertado del poder
del pecado, que lleva a la muerte.

b. Provisión para el presente. Todas nuestras


necesidades son satisfechas porque somos hijos de Dios
(Salmo 37:25). Una vez fui joven, ahora soy anciano,
    sin embargo, nunca he visto abandonado al justo
    ni a sus hijos mendigando pan.  

c. Riquezas futuras. Somos coherederos del Reino


(Gálatas 4:6:7).   y debido a que somos  sus hijos, Dios envió
6  [b]

al Espíritu de su Hijo a nuestro corazón, el cual nos impulsa a


exclamar «Abba, Padre» . 7 Ahora ya no eres un esclavo sino
[c]

un hijo de Dios, y como eres su hijo, Dios te ha hecho su


heredero. Podemos confiar en el ancla de nuestra posición
en Cristo.

3. El ancla de la oración 

A. Hay dos dimensiones de la oración (1ª Corintios


14:15):  ¿Qué debo hacer entonces? Oraré en el espíritu  y también
15  [d]

oraré con palabras que entiendo. Cantaré en el espíritu y también


cantaré con palabras que entiendo.

Este versículo nos anima a orar en lenguas y luego escuchar―en


la iglesia y en privado. Así, quizás recibamos
la interpretación―ya sea de lo que le
estamos diciendo a Dios o de lo que Él nos
está diciendo a nosotros.

a. Orar con entendimiento (Santiago 5:13), 13 ¿Alguno de


ustedes está pasando por dificultades? Que ore.
¿Alguno está feliz? Que cante alabanzas. 

b. Orar en el Espíritu (Romanos 8:26). Además, el Espíritu


26 

Santo nos ayuda en nuestra debilidad. Por ejemplo, nosotros


no sabemos qué quiere Dios que le pidamos en oración, pero
el Espíritu Santo ora por nosotros con gemidos que no pueden
expresarse con palabras. 

B. Cuando no sabemos qué o cómo orar, podemos


afianzarnos del hecho que Dios oye el gemir de nuestro
espíritu.

4. El ancla de la alabanza 

A. En medio de desastre, Pablo dio gracias y alabó a Dios


(Hechos 27:35). Así que tomó un poco de pan, dio gracias a
35 

Dios delante de todos, partió un pedazo y se lo comió.

B. Cuando alabamos, las ataduras de la duda, temor y la


esclavitud no pueden prevalecer. 

C. La alabanza ayuda para que reconozcamos lo que es


importante. Paulo y silas

Conclusión: 

Estas anclas no nos fallarán. Usémoslas para que nuestra


vida esté firme durante las tempestades que vengan.

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