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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

Un Hijo para el Guerrero


Alíen
Atesorada por el Alíen # 2
Traducción y Corrección: Sarita
Revisión Final: Sol Rivers

¿Puede ella crear una nueva familia, con un guerrero alienígena?


En el aniversario de la desaparición de la hermana y el sobrino de Mariah,
Mariah regresa a su último lugar conocido, esperando encontrar solo
recuerdos dolorosos. En cambio, se encuentra con una nave espacial
extraterrestre y se sube a bordo imprudentemente, aprovechando una última
oportunidad para reunirse con su familia.
El movimiento desesperado la envía a través de la galaxia y directamente a
los brazos de un guerrero alienígena masivo que está decidido a protegerla.
Pero no importa cuánto se sienta atraída por él, no se distraerá de su objetivo:
encontrar a su familia desaparecida a toda costa.
Hace años, cuando el Capitán Cestov y su hermano discutieron sobre el
destino de su raza moribunda, su hermano salió de su vida. Lo ha estado
buscando desde entonces. Nunca esperó que su búsqueda lo llevara a un
planeta distante, a un rancho con problemas, y a un niño que lo llama Papi. Y
ciertamente nunca esperó una mujer humana tentadora que lo haga considerar
echar raíces por primera vez.
Ni Mariah ni Cestov pensaron que encontrarían un hogar permanente. Pero,
¿puede su amor compartido por un niño ayudarlos a avanzar hacia un nuevo
futuro como familia? ¿O los fantasmas de su pasado los destrozarán?
Cada libro de la serie Atesorada por el guerrero Alien, se puede leer como un
romance independiente. Este dulce y humeante HEA, está destinado sólo para
adultos.

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

Books Lovers
Este libro ha sido traducido por amantes de la novela romántica
histórica, grupo del cual formamos parte.
Este libro se encuentra en su idioma original y no se encuentra
aún la versión al español o la traducción no es exacta, y puede
que contenga errores. Esperamos que igual lo disfruten.
Es importante destacar que este es un trabajo sin fines de lucro,
realizado por lectoras como tú, es decir, no cobramos nada por
ello, más que la satisfacción de leerlo y disfrutarlo. No
pretendemos plagiar esta obra.
Queda prohibida la compra y venta de esta traducción en
cualquier plataforma, en caso de que lo hayas comprado, habrás
cometido un delito contra el material intelectual y los derechos
de autor, por lo cual se podrán tomar medidas legales contra el
vendedor y el comprador.
Si disfrutas las historias de esta autora, no olvides darle tu
apoyo comprando sus obras, en cuanto lleguen a tu país o a la
tienda de libros de tu barrio.
Espero que disfruten de este trabajo que con mucho cariño
compartimos con todos ustedes.

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

Contenido

Capítulo Uno
Capítulo Dos
Capítulo Tres
Capítulo Cuatro
Capítulo Cinco
Capítulo Seis
Capítulo Siete
Capítulo Ocho
Capítulo Nueve
Capítulo Diez
Capítulo Once
Capítulo Doce
Capítulo Trece
Capítulo Catorce
Capítulo Quince
Capítulo Dieciséis
Capítulo Diecisiete
Capítulo Dieciocho
Capítulo Diecinueve
Capítulo Veinte
Capítulo Veintiuno
Capítulo Veintidós
Capítulo Veintitrés
Capítulo Veinticuatro
Capítulo Veinticinco
Capítulo Veintiséis
Capítulo Veintisiete
Capítulo Veintiocho
Epílogo
Notas de la Autora
Otros Títulos

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

Capítulo Uno
Mariah llevó su viejo Camaro al estacionamiento del parque de la
ciudad y lo dejó temblar hasta que se detuvo. Ella apretó el volante en un
intento de evitar que sus manos temblaran. Demasiada cafeína, trató de decirse a
sí misma. Pero aunque había estado bebiendo café toda la noche, sabía que ésa,
no era la razón por la que temblaba.
Obligando a sus manos a soltar el volante, alcanzó el pequeño ramo de
flores que estaba en el asiento del pasajero. No eran muchas —sólo un ramo
barato de la última gasolinera— pero ella había querido traer algo, alguna
muestra para reconocer que este era el último lugar donde su hermana Judith
y su sobrino Charlie habían sido vistos.
Cuando salió del coche, su colección de brazaletes sonó, el sonido fue
sorprendente en el aire de la mañana. Con una maldición murmurada, se quitó
todo menos el deshilachado brazalete de la amistad que su hermana había
atado alrededor de su muñeca no cinco días antes de desaparecer. Judith se
había reído y tirado de una de las trenzas esparcidas por el largo cabello rubio
de Mariah mientras mostraba su propio brazalete.
—Allí. ¿Es lo suficientemente hippie para ti?
Los ojos de Mariah se llenaron de lágrimas al recordar aquella mañana
en la pequeña casa de su hermana, tan ordenada y organizada como su
hermana. ¿Por qué no se había quedado con ella unos días más? Pero ya estaba
inquieta, la misma inquietud que la había mantenido en el camino durante
más de quince años tirando de ella. A pesar de la alegría de pasar tiempo con
su hermana y su nuevo sobrino, se había ido ese día a un concierto en Detroit.
La policía se puso en contacto con ella una semana después.
Ahora respiró profundamente, se limpió los ojos y se volvió hacia el
parque. Aunque el sol de verano aún no había salido por el horizonte, el
aparcamiento no estaba totalmente desierto. Un gran Escalade negro hacía
guardia en un extremo y dos furgonetas de mamá estaban estacionadas en el
sendero. Les echó una mirada melancólica al pasar, notando los asientos del
coche y el colorido surtido de juguetes. Judith tenía un modelo similar, todavía
asentado en la entrada de su casa. Mariah no había sido capaz de venderlo.
El camino conducía al bosque, todavía fresco y oscuro a la luz del
amanecer. Sus sandalias no hacían ruido en el asfalto y nada perturbaba el
silencio que había en el parque. Empezó a tararear, pero el sonido era tan

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

desconcertante que se detuvo y se concentró en llegar a su destino. Alrededor


de la siguiente curva, se abrió una pradera que conducía a un pequeño lago
con un quiosco en la orilla. Ahí fue donde la policía había encontrado el
cochecito para correr.

Cuando salió al prado, se detuvo. La niebla se elevó del agua,


oscureciendo la mayor parte del área abierta, y el mismo silencio antinatural
persistió. Una brisa pasó susurrando, como dedos fríos contra su piel, y ella
tembló. La niebla se despejó durante una fracción de segundo y... ¿qué fue eso?
Su corazón empezó a latir con fuerza.
Toda su vida había sido adicta a las historias de lo sobrenatural, de lo
inusual, y eso incluía los OVNIs. No tenía dudas sobre lo que había visto en
ese rápido vistazo. Una enorme nave espacial, brillando en metal oscuro,
flotaba en un extremo de la pradera con una rampa que descendía hasta el
suelo. No era de extrañar que la policía nunca hubiera encontrado ningún
rastro de Judith o Charlie.
Esforzándose por ver a través de la niebla, se acercó. Su corazón latía
tan fuerte que se sintió enferma, pero una nave espacial aquí, en el mismo
lugar, exactamente un año después... Tenían que ser los mismos alienígenas. Y
tal vez, sólo tal vez, había una posibilidad de que su hermana y su sobrino no
se perdieran para siempre.
Un leve crujido penetró en el aire cubierto de niebla y cayó en la larga
hierba que bordeaba la orilla, sin importarle que la hierba húmeda mojara
instantáneamente su larga falda y su blusa de campesina. Apareció un hombre,
vestido con un severo traje negro y mirando en dirección contraria a ella. Ella
empezó a gritar, para advertirle, pero entonces él levantó su mano y su boca se
secó. No era una mano humana. Seis largos dedos, imposiblemente lisos y
blancos, manipulaban algo que se parecía extrañamente a un detector de
radar.
Exploró el área pero justo cuando se giró en su dirección, una llamada
baja sonó desde atrás de él. Un segundo hombre—no, un segundo
extraterrestre— apareció y tuvieron una breve conversación en un lenguaje de
clicks. Su pulso se aceleró, automáticamente alcanzó su teléfono, pero estaba
completamente muerto, ni siquiera un parpadeo de luz apareció, a pesar de lo
que sabía que había sido una carga completa.
Mientras intentaba decidir qué hacer, dos alienígenas más bajaron por
la rampa. Tres de ellos desaparecieron en la niebla, mientras que el cuarto se
quedó atrás, examinando una pantalla como una tabla con un aire
desinteresado.
Probablemente revisando el Facebook de los aliens, pensó medio histérica. Si él

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se alejara un poco más, ella podría ser capaz de colarse en la rampa detrás de
él. Espera un minuto. ¿En serio iba a intentar colarse a bordo? Aunque se lo
preguntaba, sabía que la respuesta era sí. Se torció el brazalete con tristeza. Su
hermana habría sido la primera en decirle que estaba siendo impulsiva e
imprudente, pero Judith y Charlie eran su única familia. Si había una pequeña
posibilidad de que los encontrara, la aprovecharía.
El extraterrestre se alejó un poco más, todavía centrado en su pantalla, y
ella se agachó en las puntas de sus pies, lista para salir corriendo. Un grito de
sorpresa vino del extremo más alejado de la pradera y luego el inconfundible
sonido de un disparo. El alienígena se fue a una carrera en esa dirección.
Mariah se detuvo un segundo para asegurarse que nadie más venía,
luego respiró profundamente y se lanzó por la larga rampa de metal, con su
corazón golpeando sus costillas.
Dentro, encontró un espacio oscuro y cavernoso, más de la mitad del
cual estaba lleno de una gran variedad de contenedores, algunos de los cuales
parecían enormes cajas de embalaje mucho más altas que ella, mientras que
otros eran pilas de lo que parecían cajas de Tupperware. Todos ellos estaban
amarrados en su lugar en un complicado arreglo que ella no entendía del todo.
Basado en todas las películas de ciencia ficción que había visto, esta debía ser
la bodega de carga.
Inmediatamente se escabulló por uno de los estrechos caminos entre los
contenedores, ansiosa por desaparecer de la vista, en caso de que alguien más
apareciera. ¿Debería quedarse aquí? No parecía haber nadie más alrededor y
había varios pequeños rincones y grietas donde podía esconderse. Pero
entonces recordó que incluso en un avión de la Tierra, el área de carga no tenía
calefacción ni presión. En el caso de una nave espacial, podría no tener ni
siquiera oxígeno.
Mordiéndose el labio y tratando de evitar que sus sandalias húmedas
chirriaran en el suelo de metal, se puso de lado detrás de las pilas, y luego
bordeó a lo largo de la pared de metal blanco hasta que llegó a un panel de la
puerta. Nadie había aparecido, así que respiró profundamente y presionó el
botón junto a la puerta. Con un suave silbido, la puerta se abrió para revelar
un pasillo blanco y vacío y una bocanada de aire antiséptico. Tan pronto como
pasó a través de la apertura, la puerta se cerró detrás de ella y tuvo que
suprimir una oleada de pánico. No había ningún lugar donde esconderse en el
pasillo abierto, y necesitaba encontrar un lugar donde pudiera esconderse lo
antes posible. Un lado del pasillo estaba revestido con media docena de
paneles de puertas, mientras que el otro lado sólo tenía dos. ¿Significaba eso
que se abrían en áreas más grandes, con más espacio para esconderse? ¿O
simplemente era más probable que estuvieran más pobladas?

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

Temblando ante la idea de abrir una puerta a un mar de rostros


alienígenas, optó por la primera de las seis puertas. Cruzando los dedos para
decir que su suposición era correcta, presionó tentativamente el botón junto a
la puerta. Un pequeño almacén recibió su mirada, pero las paredes estaban
llenas de armarios que iban del suelo al techo y no había ningún lugar donde
esconderse. Su corazón se aceleró y el sudor comenzó a humedecerle las
palmas de las manos al pasar a la puerta de al lado y tuvo que forzarse a pulsar
el botón de apertura. Esto parecía una mejor opción. Parecía un pequeño
laboratorio, con un mostrador a lo largo de un lado que incluía algo parecido a
un lavabo, y filas de estantes altos perpendiculares al mostrador en el otro.
Pensó que podía esconderse entre los estantes y al mirar el fregadero, se le
ocurrió que al menos podría tomar algo para beber.
El pensamiento práctico de comida y bebida la llevó a una parada
repentina. ¿En qué demonios estaba pensando? No tenía provisiones, no tenía
un plan. Todo lo que tenía era una esperanza desesperada de que esta nave,
que apareció en el mismo lugar donde su hermana y su sobrino habían
desaparecido exactamente un año antes, podría de alguna manera llevarla a
ellos. Respiró hondo y se puso de espaldas.
Sí, fue una tontería, una imprudencia, pero eran las únicas dos personas
en el mundo a quien amaba, e iba a correr este riesgo.
Su determinación se puso a prueba casi inmediatamente cuando oyó
voces en el pasillo. Con un sudor frío, corrió a la parte trasera de la habitación
y se metió detrás de la última estantería. Estaba muy apretada, pero nadie
podía verla a menos que estuviera parada directamente frente a ella. Un
segundo después, escuchó abrirse el panel de la puerta.

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

Capítulo Dos
Cuando Mariah oyó abrirse la puerta, se deslizó por la pared de su
escondite tan silenciosamente como pudo hasta que se acurrucó en un
pequeño montón. Su corazón se hundió cuando al menos dos voces llenaron la
pequeña habitación, los chasquidos de su lenguaje le recordaban con
inquietud los ruidos de los insectos. Por el aumento del volumen y el rápido
intercambio, sospechó que estaban discutiendo.
Genial. Lo último que quería era ser descubierta por extraterrestres que
ya estaban enojados.
Como en respuesta a sus pensamientos, una figura apareció al final de
los estantes que bordeaban su escondite. Se asomó por encima de sus rodillas
dobladas, rezando para que él no mirara en su dirección. Como los
extraterrestres que había visto fuera de la nave, era alto y delgado, de piel
blanca y pelo negro mate. El severo traje negro que ella había confundido con
un traje, parecía ser algún tipo de uniforme. No estaba mirando en su
dirección. En su lugar, estaba agitando su mano a su compañero invisible. Su
mano de seis dedos, notó de nuevo, y por alguna razón esa diferencia más que
cualquier otra, la hizo ver lo extraños que eran estos seres y le hizo temblar la
columna vertebral.
El alienígena hizo un gesto de frustración, y luego vio con horror en
cámara lenta cómo se giraba hasta que sus ojos rojos y brillantes la miraron
directamente. Sus ojos se abrieron de par en par cuando ella se congeló,
demasiado asustada para moverse. Se preparó para su grito de indignación o
para que apareciera un arma en su mano. En vez de eso, se limpió la expresión
de su cara y se volvió hacia su compañero. Su voz bajó a un nivel
tranquilizador y ella pudo ver que la discusión parecía estar llegando a su fin.
Unos momentos después, escuchó que el panel de la puerta se abría de nuevo.
¿Qué había sucedido? Sabía que él la había visto, su reacción había sido
bastante obvia. Se le ocurrió una horrible posibilidad. ¿Y si tenía la intención
de ir a buscar a más alienígenas? Después de pensarlo un momento, decidió
que no parecía probable. Aunque era definitivamente delgado, era fácilmente
una cabeza más alta y ella sospechó que tendría pocos problemas para
someterla. Cualesquiera que fueran sus razones, lo que importaba ahora era
encontrar un nuevo lugar para esconderse mientras no estaba.
Mientras se ponía de pie, se dio cuenta con horror que él no se había ido
después de todo. Una vez más, se paró en la entrada de su pequeño escondite.
Ella se preparó para luchar aunque el esfuerzo fuera inútil, pero él

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

simplemente se quedó allí y la miró. Ella miró hacia atrás, esperando que él
hiciera algo, pero él no se movió. Finalmente la tensión resultó ser demasiado
para ella.
—¿Qué me vas a hacer? — susurró, y luego gimió en su interior. Era una
pregunta tonta, pero era todo lo que se le ocurrió decir.
Él la miró pensativo por un momento y luego desapareció. ¿Ella lo había
ahuyentado?
Antes que ella tuviera la oportunidad de sentirse aliviada, él reapareció
y esta vez tenía una larga jeringa de plata en su mano.
—¡No! No, no te lo permitiré.—
Se agitó frenéticamente en la pared detrás de ella, tratando de alejarse
de la amenaza de la aguja aunque no tenía a dónde ir. Los estantes a su lado
contenían una variedad de cajas y tarros y deslizó su mano a través de ellos lo
más discretamente posible, tratando de encontrar algo que pudiera usar como
arma. El alienígena hizo lo que parecía un gesto para que se calmara, dando
palmaditas al aire delante de él.
—¡No! No me voy a relajar. No dejaré que me metas esa cosa —.
Su voz se elevó mientras hablaba y esta vez, echó una rápida mirada
sobre su hombro y luego se llevó una mano a la boca. ¿Quería que se callara?
¿Pero por qué?
La respuesta obvia era que no quería que nadie más supiera que ella
estaba aquí, pero no podía decidir si eso era una ventaja o una desventaja. ¿No
quería compartirla con el resto de la tripulación? Aunque era un pensamiento
horrible, un solo alienígena sería sin duda más fácil de manejar que un grupo
de ellos. Y al menos hasta ahora, no había hecho nada amenazador, aunque ella
seguía mirando la jeringa con sospecha.
—¿Para qué es eso? — preguntó con una voz mucho más baja.
Él señaló su boca y luego su oído, luego la señaló a ella y repitió el gesto.
—¿Quieres decir que quieres hablar conmigo? — Era la única forma en
que podía interpretar sus gestos, aunque no tenía ni idea de cómo un disparo
le ayudaría a entender.
Asintió con la cabeza y dio un paso adelante.
—¡No! —, gritó de nuevo, tratando de apretarse contra la pared.
Se detuvo inmediatamente, lanzando otra mirada nerviosa sobre su
hombro y presionó su mano contra su boca de nuevo. Obviamente no quería
que nadie más la escuchara, y eso era algo bueno, ¿verdad? Recordó su miedo
anterior de estar rodeada por un mar de caras extraterrestres, ya que todas las
películas de terror de ciencia ficción que había visto pasaban por su mente.
Respirando profundamente, hizo lo mejor que pudo para mantener su
voz baja y razonable. — Esa cosa que tienes en la mano, ¿estás diciendo que

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me ayudará a entenderte?
Asintió con entusiasmo. El hecho de que pareciera entender el inglés era
tanto alarmante como alentador. Obviamente, ya se había encontrado con
humanos antes, ¿y si incluso sabía algo sobre su hermana? Esa esperanza fue
suficiente para hacer que se alejara con cautela de la pared.
—¿Vas a hacerme daño?
Dudó y luego asintió con la cabeza. Levantando una mano, soltó dos
dedos, con una breve pausa entre cada uno. Con suerte, eso significaba que el
dolor no duraría más de lo que le llevó mostrar los dedos. Enderezando sus
hombros, dio un paso adelante. Cómo Judith se habría reído al verla
voluntariamente aceptar una inyección. A lo largo de su infancia, había
luchado con su hermana cada vez que había necesitado algún tipo de
inoculación. Esto es por ti, Ju, pensó mientras extendía su brazo.
En lugar de tomar su brazo extendido, el alienígena sujetó sus dedos en
sus hombros, fríos y sorprendentemente fuertes. Antes que ella pudiera
objetar, levantó la jeringa hasta su cuello y hubo un breve brote de agonía
mientras una corriente fría y helada corría por su cuerpo.
—¡Ay! — gritó, pero recordó mantener la voz baja.
—Siento el dolor que he causado —, dijo el alienígena disculpándose, y
ella lo miró fijamente. Podía entenderlo perfectamente. — Me temo que los
métodos menos dolorosos de insertar un implante de traducción no están
disponibles en una nave Vedeckiana.
Tratando de entender el hecho de que estaba hablando con un
alienígena, frotó el lugar donde él había insertado la jeringa. Como había
prometido, la picadura ya se estaba desvaneciendo.
—¿Una nave Vedeckiana? ¿Es en eso en lo que estamos? —, preguntó con
incertidumbre.
—Sí, lo es, y necesito sacarte de ahí lo antes posible. — Inclinó la
cabeza, con los ojos rojos brillantes. — ¿Por qué elegiste venir a bordo? ¿No te
diste cuenta que la nave no era nativa de tu planeta?
—Por supuesto que sabía que la nave no pertenecía a la Tierra. Pero a
menos que me equivoque… — cómo rezó para no equivocarse —… una nave
como ésta, se llevó a mi hermana y a mi sobrino el año pasado.
—¿Estás buscando a tu familia? — Dio un paso atrás con una mirada
horrorizada en su cara. — Debes saber que eso no es posible.
—¿Por qué no es posible?
Sacudió la cabeza. — Debes abandonar la nave ahora. Podría averiguar
sobre tu familia, pero...
Un zumbido bajo y penetrante llenó la habitación. Su nuevo compañero
pareció hundirse.

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

—Me temo que es demasiado tarde. Nos vamos.


—Bien —, dijo ferozmente, aunque su estómago se acalambró por la
ansiedad. Había llegado hasta aquí; no iba a dejar que nada más la disuadiera.
—No lo entiendes. Esta es una nave de esclavos. El comandante Kadica
está llevando a las hembras de esta nave para venderlas en una subasta.
Ahora era su turno de hundirse, mientras lo miraba con horror.
—¿Te refieres a Judith? ¿Charlie? ¿Fueron vendidos como esclavos? —
¿Qué le habían hecho estos extraterrestres a su familia?
Forzando sus lágrimas, frunció el ceño al hombre que estaba delante de
ella. — ¿Por qué intentas ser amable conmigo? ¿Y por qué intentaste que me
fuera? Hubiera pensado que querías más prisioneros.
—Yo no quiero ningún prisionero —. Dudó, echando otra mirada
alrededor de la pequeña habitación como si comprobara que nadie se había
acercado sigilosamente a ellos. Bajó la voz hasta que ella apenas pudo oírlo. —
Estoy trabajando para detener el comercio de esclavos.
— ¿Detener? — En su excitación, se adelantó y lo agarró del brazo. Él se
estremeció y se agachó pero ella estaba demasiado excitada para preguntarse
sobre sus acciones. — ¿Significa eso que podrías ayudarme a encontrar a mi
hermana y liberarla?
—Me temo que no es tan simple. En primer lugar, tendríamos que
averiguar dónde fue vendida. — Se detuvo, de repente pareció pensativo. —
Tu hermana, ¿era como tú?
En absoluto, ella empezó a responder y luego se dio cuenta que
probablemente estaba preguntando por la apariencia física en lugar de la
personalidad. — Sí, supongo que sí.
Ambas tenían el pelo rubio pálido, aunque Judith tenía el suyo en un
pelo corto y ordenado, mientras que el pelo largo de Mariah estaba
actualmente decorado con pequeñas trenzas y mechas rosas. Eran de una
altura y complexión similar y ambas habían heredado los ojos azules de su
padre.
—Había una hembra con un hijo varón en el viaje anterior a este
planeta. Sólo fue transferida a nuestra nave por un breve período antes que el
Comandante Khaen hiciera otros arreglos.
—¿Otros arreglos? ¿Qué otros arreglos?
Sacudió la cabeza. — No lo sé. Yo era un nuevo miembro de la
tripulación en ese momento y no le gustaba ni confiaba en mí. Sospecho que
fue una transacción privada.
—¿Hay alguna manera que puedas preguntarle a este comandante
Khaen?
Su corazón se hundió cuando él volvió a sacudir la cabeza. — Me temo

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que no. El comandante Khaen está muerto.


—¿Qué hay de sus registros? — preguntó desesperadamente. —
Seguramente debe haber guardado algún tipo de registros.
—Tal vez. No era un... individuo agradable y no confiaba en nadie. Pero
hemos podido rastrear algunas de sus actividades.
—¿Nosotros?
Agachó la cabeza, mirando de repente avergonzado. — He estado
trabajando con un equipo en Trevelor para tratar de poner fin al comercio de
esclavos. Es lo menos que puedo hacer para enmendar algunas de las
atrocidades cometidas por mi pueblo.
—¿Puedo hablar con ellos? — Empezó a alcanzar su brazo de nuevo
pero se detuvo. —Estoy segura que puedo hacerles entender lo importante
que es para mí encontrar a mi hermana y a mi sobrino.
—Tendrás la oportunidad —. Suspiró y sacó un pequeño dispositivo,
abriendo la pantalla. — Una vez que reciban mi señal, deberían interceptarnos
en unos pocos días. El plan era devolver a todos los cautivos a su planeta, sin
recordar lo que había ocurrido.
—No puedo volver, no ahora. No ahora que finalmente estoy haciendo
algún progreso para encontrarla.
—Veré lo que puedo averiguar antes de eso —, prometió.
—Oh, muchas gracias...Lo siento. No sé tu nombre.
—Me llamo Kwaret —. Parecía cautelosamente complacido que ella le
hubiera preguntado.
—Soy Mariah —. Ella sonrió, llena de emoción por finalmente tener
alguna esperanza después de este largo y terrible año. — ¿Y tú eres como un
espía encubierto? ¿Investigando a los malos?
Algo que casi podría haber sido un rubor tocó sus mejillas blancas. —
Supongo que se podría decir así.
—Pero, ¿por qué? ¿Por qué haces esto?
—Conocí a otra hembra humana en mi último viaje a este planeta y me
trató con un respeto que nunca he tenido de mi propia gente. Me hizo darme
cuenta que tenía que tratar de poner fin a algo que siempre había sabido que
estaba mal, pero que nunca había tenido el valor de prevenir.
—Eso es maravilloso. Suena como una mujer increíble. ¿Consiguió ir a
casa? — preguntó con entusiasmo.
—No. Ahora está emparejada con un...
Un fuerte zumbido lo interrumpió, e inmediatamente comenzó a
retroceder hacia la puerta. — Esa es la llamada de la asamblea. No puedo
perdérmela. Quédate aquí y no intentes salir de la habitación. Volveré tan
pronto como pueda.

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

Con una velocidad sorprendente, se dio la vuelta y desapareció.


Escuchó que el panel de la puerta se cerraba un momento después. Un súbito
torrente de alivio y esperanza la envolvió, sus rodillas temblaban ahora que
estaba sola. Una vez más se deslizó por la pared hasta su posición de
acurrucada, enterró la cabeza en sus rodillas y se echó a llorar .

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

Capítulo Tres
Cestov Tok'Laren, Capitán de los Planetas Confederados Wanderer del
Libre Comercio, juró al salir de su puente. Su pequeña tripulación era
normalmente bastante competente a pesar de sus variados antecedentes, pero
esta vez la habían cagado de verdad. Se suponía que estaban transportando un
cargamento de raras plántulas pristianas —un cargamento perfecto, ligero, de
bajo mantenimiento y extremadamente rentable. De alguna manera, Maldost,
su joven asistente, había tomado un slonga a bordo en su lugar. El slonga no
era ni liviano ni de bajo mantenimiento y, si bien tenía el potencial de ser
extremadamente valioso, era ilegal transportarlo fuera de su sistema de origen.
Un sistema que ya llevaba dos días completos de retraso. Se dirigió a su
camarote, con la cola enfurecida, decidido a tratar de encontrar un lugar
donde pudieran vender el slonga —con provecho— antes que alguna
entrometida nave de la Patrulla de los Planetas Confederados se les acercara.
Cuando llegó a su camarote, ya había recuperado su buen humor
habitual. Había elegido este camino. A diferencia de su hermano, siempre
había estado dispuesto a jugar con las reglas y no era la primera vez que hacía
un negocio arriesgado. El pensamiento de su hermano causó la conocida
punzada. Más de cinco años y aún no había encontrado ningún rastro de
Bratan. Cestov había pasado su tiempo en Srashiman haciendo averiguaciones
en lugar de supervisar el comercio. Ahora estaba cargado con el slonga y
todavía no tenía ni idea de dónde debía buscar a su hermano.
—Maldito seas, Bratan. ¿Por qué te fuiste? Sabías que no lo decía en
serio —, murmuró.
Dejando de lado el doloroso recuerdo, se sentó en su escritorio y sacó un
mapa de los sistemas circundantes. Como la plaga conocida como la Muerte
Roja, que había barrido la galaxia y devastado tantos planetas, muchos de los
registros de la computadora de la nave estaban desactualizados, pero había
dos sistemas cercanos donde podría hacer el intercambio. El primero era más
grande, pero también era más probable que estuviera regulado. El otro tenía
un solo planeta habitable, Trevelor, pero debería estar más allá de los límites
habituales de la Patrulla. El número de Patrullas también había disminuido
como resultado de la plaga y tendían a concentrarse en las zonas centrales del
sistema, confiando en las naves de voluntarios más alejadas. Se inclinó sobre la
tablilla, desplazándose a través de los tableros de mensajes de la red para
revisar la última información sobre Trevelor.

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

A mitad de su búsqueda, su ritmo cardíaco aumentó. Varias entradas


mencionaban que Trevelor se había convertido en un refugio para una
variedad de especies debido al agradable clima y al hecho de que habían sido
relativamente intocados por la Muerte Roja. Una entrada incluso mencionaba
una posible colonia de Cire.
Cestov era un Cire, una de las razas más afectadas por la Peste Roja. La
plaga había sido especialmente cruel con ellos. Se había llevado a todas sus
mujeres y su esperanza para el futuro. Hasta donde él sabía, ya no existían
Cires femeninos. Su cola se movía infelizmente. Él y su hermano eran la última
generación que había nacido antes de la plaga y su padre se los había llevado
de Ciresia no mucho después que su madre muriera. El macho mayor nunca
había sido el mismo después de su muerte, pero había vivido lo suficiente para
asegurarse que ambos chicos estuvieran preparados para hacerse cargo del
Wanderer y mantenerse a sí mismos. Por supuesto, su padre había asumido que
lo harían juntos. Durante los primeros diez años después de su muerte, habían
hecho precisamente eso, pero hacía cinco años, tuvieron una amarga discusión
y cuando se despertó a la mañana siguiente, su hermano se había ido. Si tan
sólo pudiera retroceder en el tiempo y recuperar las cosas que había dicho.
Sacudió la cabeza. Era inútil insistir en algo que no podía cambiar. Todo
lo que podía hacer era seguir buscando a su hermano y en este caso,
afortunadamente, parecía que su búsqueda y su negocio coincidirían. Se
dirigían a Trevelor.

—¡Capitán! — Maldost irrumpió en su cabina con una mirada excitada


en su rostro.
—¿Y ahora qué?
—¡El slonga está dando a luz!
—¿Qué diablos quieres decir con que está dando a luz? Primero me
dices que lo cambiaste un slonga en lugar de las semillas que se suponía que
obtendrías y ahora me dices que la criatura es hembra?

La ira en su voz finalmente penetró en la excitación del joven tripulante,


e inclinó su cabeza, sus orejas bajando en disculpa. Maldost era un Afbera,
otra raza que perdió muchas de sus hembras por la plaga, aunque no hasta el
punto del Cire. Tal vez por eso Maldost no entendía el terrible acto que había
propagado. La hembra estaba ahora separada de su pareja y estaba a punto de
tener crías sin ninguna ayuda o nada familiar a su alrededor.
—No sabía que era hembra —, protestó Maldost. — Sólo que el slonga
estaba atrapado en una jaula demasiado pequeña. Y que valía muchos créditos
—, añadió apresuradamente.

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Cestov suspiró y se frotó la cabeza, un dolor de cabeza que ya se estaba


formando debajo de su laminilla, las crestas de su cuero cabelludo que
marcaban su edad y su estatus de guerrero.
— ¿Puedes decir si está en apuros? — No es que ninguno de ellos
tuviera experiencia con mujeres, —de cualquier tipo, en el trabajo de parto.
—Bueno, ella está haciendo una especie de gruñido?
—Está bien. Vamos a ver qué podemos hacer para facilitar este
nacimiento. ¿Convocaste a Whovian?
Maldost frunció el ceño, se le veían los colmillos. — Dijo que era un
médico, no un veterinario. Y volvió a oler a licor.

La cola de Cestov se movió furiosamente cuando él y Maldost salieron


corriendo hacia la bahía de carga. Cuando subió a bordo al médico, sabía que
Whovian había estado huyendo de algún problema, pero no se había dado
cuenta que el problema había sido causado por el macho. El idiota borracho
estaba dejando la nave en el siguiente puerto. Dos veces había sido tan blando
como para creer en las promesas del macho de mejorar su comportamiento. La
tercera vez fue suficiente.
Todavía estaba frunciendo el ceño por la ausencia del macho cuando
llegaron al slonga. Se podía oír un gruñido bajo desde la entrada del área de
carga y miró hacia abajo para ver grandes ojos oscuros fijados en él, como si le
implorara ayuda. Joder. No tenía experiencia y sin equipo, pero no pudo
resistir esa mirada de súplica.
Se subió las mangas mientras caminaba por la habitación.
—Empieza a buscar en las interredes para ver si puedes encontrar
alguna información—, le ordenó a Maldost.
—Ya, ya —, dijo tranquilamente mientras acariciaba el largo pelaje
rosado del slonga, tratando de parecer tranquilo y confiado. El slonga mugió y
le envolvió el brazo con el tronco. Aun murmurando suavemente a ella,
acarició el gran montículo de su estómago. ¿Cómo no se dieron cuenta que ella
podría estar con jóvenes?
Ella gruñó de nuevo, y él vio la punta de un pequeño tronco aparecer
entre sus piernas. Preparada o no, ella estaba dando a luz y él era el único que
estaba aquí para ayudarla.

Dos horas más tarde, Cestov se sentó con una sonrisa cansada. Tres
pequeñas crías slonga se acurrucaron contra su madre mientras se
amamantaban felizmente. Pero entonces se dio cuenta que el último, el más
pequeño, había sido empujado a un lado y no se movía.
—Maldost, ¿encontraste algo de un bebé que no se mueve? — preguntó

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con urgencia.
Instintivamente, tomó a la pequeña criatura y comenzó a frotar los
lados pequeños. La madre mugió de nuevo, con su tronco alcanzando al bebé.
—Cuando salieron, los frotó a todos con su tronco —, dijo Maldost con
ansiedad. —Como lo estás haciendo tú, pero se veía mucho más fuerte.
Empezó a acariciar la criatura de nuevo, más firmemente esta vez, pero
aún no hubo respuesta. Buscando frenéticamente una solución, finalmente
recordó una técnica que su padre había mencionado hace mucho tiempo
cuando les enseñaba habilidades médicas básicas. Se inclinó sobre el bebé y
comenzó a comprimir suavemente sus costillas mientras respiraba en su
pequeña boca. Durante unos agonizantes minutos, no pasó nada pero
finalmente sintió un pequeño movimiento, y un minuto después el pequeño
tronco se enrolló alrededor de su muñeca. Su cola rodeó la longitud mucho
más pequeña de forma protectora mientras suspiraba con alivio. Se habían
perdido demasiadas cosas en la última generación, —gente, planetas,
familia—, pero él había logrado salvar una la pequeña vida.
Ayudó a la ternera a empezar a amamantar, encantada cuando se agarró
y empezó a beber, primero lentamente, y luego con un entusiasmo
sorprendente. Cuando levantó la vista, Maldost le sonrió y no pudo resistirse a
devolverle la sonrisa antes que endureciera su expresión.
—Tiene mucha suerte de que haya logrado salvarla. Si ella hubiera
muerto, habría estado en tu cabeza.
Maldost bajó las orejas y se quejó suavemente de la reprimenda. Como
Cestov sabía que era la irreflexión y no la crueldad lo que había impulsado el
comportamiento del macho más joven, cedió un poco.
—Y lo compensarás, asegurándote que esta cama se mantenga fresca y
limpia. — Mientras hablaba, uno de los niños se alejó lo suficiente de su
madre como para soltar una corriente amarilla. ¿Cómo pudo una criatura tan
pequeña producir tanta mierda? Maldost hizo un gesto de dolor y asintió con
la cabeza.

—Me ocuparé de ellos —, prometió.

Cestov comenzó a levantarse, sólo para ser detenido por el tronco del
slonga que le rodeaba el brazo. Miró a los grandes ojos oscuros que lo
observaban tan intensamente. Los slonga eran conocidos por su inteligencia,
pero nadie había sugerido nunca que fueran sensibles. La mirada de gratitud
en los ojos de la criatura lo contradecía.
—Estarás bien. Tú y tus crías —, dijo en voz baja.
Antes que pudiera empezar a irse de nuevo, sintió un pequeño peso

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contra su rodilla. La cría más joven había terminado de alimentarse y se


acurrucó contra él. Su cola lo cubrió inmediatamente. El resto de las crías
estaban metidas contra el estómago de la madre, pero ésta se había acercado a
él. Con un suspiro, se sentó de nuevo. Parecía que iba a pasar la noche aquí
abajo.

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Capítulo Cuatro
Mariah caminaba inquieta. La semana se había prolongado con un
aburrimiento agonizante interrumpido por unos momentos de puro terror.
Aunque había un ligero riesgo de que otros entraran en el pequeño
laboratorio, Kwaret había decidido que estaba más segura aquí que en
cualquier otro lugar de la nave. Había hecho todo lo posible para asegurar su
comodidad en su pequeño escondite, pero aun así se sentía sola y aburrida.
Demasiado asustada incluso para cantar, sólo había salido una vez que la nave
estaba en lo profundo del turno de noche para hacer algunas poses de yoga y
lavarse en el fregadero.
En su segundo día en el escondite, dos extraños vedeckianos habían
entrado en la habitación. Afortunadamente, ella había estado obedientemente
escondida en su pequeño escondite, aunque dudaba que soportara un
escrutinio completo. Kwaret había dispuesto una pila de contenedores al final
de la estantería, pero estaban vacíos y se podían apartar fácilmente. Contuvo
la respiración, congelada en el lugar mientras escuchaba su conversación.
—Date prisa. Sabes que no debemos estar aquí —, dijo urgentemente el
primer orador.
Una risa burlona hizo que su piel homigara.
—¿Quién va a decir algo, ese gusano sin espinas? Ni siquiera sé por qué
Kadica lo contrató.
—Él sirve a un propósito. Y se lleva la parte más pequeña.
Las botellas tintinearon y ella se acercó una fracción más, tratando de
echar un vistazo a lo que hacían a través de una grieta en los contenedores.
—Tres hembras y dos bebés. Una pequeña recompensa por el riesgo.
El orador estaba de espaldas a ella, pero podía verlo combinando el
contenido de varias botellas.
El otro macho se encogió de hombros. —No hay tanto riesgo. Y no es
una recompensa tan pequeña. La recolección del año pasado fue muy rentable
y este año podemos quedarnos con todas. No tenemos que entregarle a nadie
al comandante Khaen. Un criador y dos bebés, ¿sólo porque encontró este
planeta? Ridículo.
Su pulso aumentó y se acercó un poco más. ¿Podrían estar hablando de
Judith y Charlie?
—No tenemos que pagarle porque desapareció —. El primer macho

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

levantó la vista y frunció el ceño. — ¿Cómo puedes decir que no hay riesgo?
—No hay riesgo en este planeta primitivo. Sin alarmas, sin nadie
esperando. Yo digo que ha sido una prueba exitosa. Sugeriré al comandante
que aumentemos la frecuencia de nuestras visitas y ampliemos nuestra zona
de búsqueda.
—Me sentiría más cómodo si supiéramos por qué el comandante Khaen
desapareció después de la visita del año pasado.
—Probablemente se topó con la Patrulla —. El segundo macho se
encogió de nuevo. —Nadie ha venido por nosotros, ¿verdad? Deja de que
preocuparte.
El hombre del mostrador se giró y sostuvo un frasco de líquido verde.
Sonrió, con dientes puntiagudos. — Esto debería ayudar.
—¿Estás seguro? Parece tóxico.
—Sólo lo suficientemente tóxico para que deje de preocuparme.
Vámonos.
Se habían ido sin siquiera acercarse a su escondite, pero su corazón no
había dejado de golpear durante mucho tiempo.

Unos días más tarde, su ansiedad volvió a estallar cuando Kwaret no


hizo su visita habitual. Intentó venir dos veces al día, una por la mañana y otra
por la tarde, pero cuando faltó a la visita de la tarde, ella no se preocupó
demasiado. Había oído la alarma de la asamblea y asumió que él había sido
requerido para asistir. Cuando él tampoco apareció a la mañana siguiente, su
preocupación comenzó a crecer.
¿Qué iba a hacer sin su ayuda? Todavía tenía una cantidad razonable de
las insípidas barritas nutritivas que él le había proporcionado, y siempre podía
conseguir agua del fregadero. Sus otras necesidades corporales se resolvieron
con el uso del incinerador de residuos. Debería ser capaz de sobrevivir si él no
regresaba. Incluso podría ser capaz de encontrar una manera de salir de la
nave si aterrizaban o eran interceptados, aunque sin duda sería un proceso
más fácil si Kwaret fuera capaz de ayudarla. Pero dejando de lado las
preocupaciones prácticas, también estaba preocupada por el macho
alienígena. Durante sus conversaciones, ella había llegado a respetarlo e
incluso a quererlo. Él tenía una deferencia gentil que parecía estar en
desacuerdo con la información que de alguna manera compartía a
regañadientes acerca de su gente y un seco sentido del humor que surgía a
medida que se sentía más cómodo en su presencia.
Cuando se acercó la segunda noche, ella caminaba ansiosa por la
pequeña habitación. Cuando oyó que el panel de la puerta se abría, se lanzó en
picada hacia su escondite.

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

—Deberías tener más cuidado. ¿Y si hubiera sido otra persona? — La


voz de Kwaret estaba tan ronca que era casi irreconocible.
Se giró para saludarlo y se detuvo con un grito horrorizado. Obviamente
había sido golpeado. Un ojo estaba hinchado hasta la mitad, un moretón lívido
oscureció la piel blanca de su pómulo, y una muñeca estaba vendada.
— ¿Qué pasó?
Suspiró cansado, y luego se sentó con cautela en la pequeña silla que
había traído a la habitación. Fue la única vez que se sentó en su presencia.
—Había un problema con uno de los cautivos. Intenté intervenir, pero
creo que causé más daño que bien.

Maldición. Una punzada de culpa la atravesó. Había estado tan


ocupada pensando en su hermana y su sobrino, y en cómo los iba a encontrar y
cómo los iba a llevar de vuelta a la Tierra, que no se había detenido a
considerar a las otras mujeres y niños a bordo. Kwaret le había asegurado que
serían devueltas a la Tierra tan pronto como fueran interceptadas, y ella los
había apartado de su mente.
—¿Qué clase de problema?
Sacudió la cabeza, con una mirada desconcertada y extrañamente
admiradora.
—Una de las mujeres, la única sin hijos, convenció a las otras dos
mujeres para intentar escapar. Atacaron a Kragan cuando llevo comida.
—Oh, Dios mío. ¿Asumo que no tuvieron éxito?
—Lograron que abriera la celda.
—Pero, ¿qué iban a hacer entonces? Dudo que ninguno de nosotros
pudiera conducir la nave.
La mirada de admiración se hizo más fuerte. — Jade, la hembra detrás
de todo esto, apuntó su propia arma a Kragan. Ella exigió que la nave se diera
la vuelta o le dispararía.
Mariah se rió de la imagen, y luego se puso rápidamente sobria.
Obviamente, no había terminado bien. — ¿Qué ha pasado?
—Subestimó el valor que el Comandante Kadica le da a las vidas de los
miembros de su tripulación. Le disparó al macho. Iba a dispararle a ella
también cuando intenté intervenir.
—Oh no. ¿Le disparó?
Kwaret hizo un gesto de dolor. — No. Me las arreglé para recordarle
que ella era un producto valioso. Este es el resultado de mi audacia.
—Lo siento mucho. ¿Y la mujer? ¿Qué le pasó?
—Le han puesto un collar de choque.— La tristeza cruzó el rostro de
Kwaret. — No se lo tomó bien y trató de luchar. Ahora está inconsciente.

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

Mariah se encontró admirando la valentía de la otra mujer, incluso


cuando se estremeció ante la historia. Sospechaba que no habría tenido el
mismo valor.
—¿Y las otras mujeres?
—Cesaron toda resistencia tan pronto como el macho fue disparado.
—¿No la defendieron? —, preguntó indignada.
—Habría sido un esfuerzo inútil, y tenían niños que proteger.
El silencio cayó sobre la pequeña habitación y Kwaret se recostó en su
silla con los ojos cerrados.
—¿Por qué están haciendo esto? No tu personalmente, quiero decir,
sino tu gente —, dijo finalmente. Había estado pensando en la situación
durante los últimos días y parecía un gran esfuerzo ir a otro planeta sólo para
secuestrar a unas pocas mujeres y niños.
—Vedeck, es uno de los varios sistemas estelares que están bajo el
liderazgo del gobierno de los Planetas Confederados. Sin embargo, toda
nuestra civilización fue severamente dañada por una plaga que hizo estragos
por casi veinte años antes que fuera controlada. La plaga se llevó miles de
millones y miles de millones de vidas, pero las mujeres sufrieron lo peor. Ahora
tenemos un número de sistemas que están cortos de mujeres y por lo tanto de
niños. Hay muchas personas desesperadas que están dispuestas a hacer lo que
sea para encontrar una pareja, para tener un hijo.
Ella lo miró con horror aturdido, mientras trataba de envolver su mente
en la idea de que tantos individuos habían sido presa de esta enfermedad.
—¿Y tú gobierno permite esto? ¿Permite robar mujeres y niños?
—Absolutamente no, es decir, si te refieres al gobierno de los Planetas
Confederados. Si... cuando nos intercepten, todos los que estén a bordo serán
encarcelados de por vida. — Suspiró y se desplomó en la silla, pareciendo
derrotado. — Pero mi pueblo, los vedeckianos, están más preocupados por el
beneficio que por las reglas. Hubo una expedición preliminar el año pasado.
Tres comandantes se ofrecieron como voluntarios. Yo serví bajo el
Comandante Khaen, que era el líder del grupo. Sé que exigió tributo a los
otros comandantes, y creo que tu hermana y tu sobrino, junto con otro niño,
fueron su tributo del Comandante Kadica.
—¿Y dijiste que el comandante Khaen está muerto?
—Sí. Fuimos interceptados por una nave Cire y puestos bajo custodia.
El Comandante Khaen hizo un intento fallido de alcanzar esa nave y pereció.
Pero quería poner fin a todo el asunto. Me las arreglé para entrar en esta nave
anticipando que lo intentarían de nuevo y que yo también sería capaz de
detenerlos.
—¿Qué hay del tercer comandante?

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

Empezó a encogerse de hombros, y luego hizo un gesto de dolor. —


Nadie lo sabe. No se ha sabido nada de él desde entonces.
—Los dos que estuvieron aquí hace unos días, dijeron que esto era un
ensayo. Que habría más. — El temor la llenó al pensar en más mujeres y niños
inocentes tomados por estos extraterrestres para ser vendidos. Aunque ella
podía simpatizar con lo que debían ser un número de razas desesperadas, no
había justificación para robar a otros individuos.
—Sí, por eso es que la nave necesita ser interceptada e impedida de
regresar a Vedeck.
—Antes dijiste que si nos interceptaban —, dijo lentamente.
Evitó su mirada por un largo momento, y finalmente suspiró.
—Tengo un transmisor que debía usar para alertar a la nave Cire si esto
volvía a ocurrir. Se supone que están vigilando la señal, pero estoy preocupado
porque no he recibido respuesta. Han pasado muchos meses desde que me
incorporaron a esta tripulación. Espero que no hayan dejado de esperar mi
señal.
Su corazón se saltó un latido. — ¿Y si lo han hecho? ¿Cómo voy a
encontrar a Judith y Charlie? — El otro problema la golpeó mientras hablaba.
— ¿Y qué me va a pasar a mí?
—Te protegeré lo mejor que pueda —, prometió. — Actualmente nos
dirigimos a Driguera. Hay un puerto allí con una reputación algo...
cuestionable. El Comandante Kadica planea subastar a la mujer problemática.
—¡No puedes dejarle hacer eso!
—Lo sé. Si no puedo comunicarme con mis contactos, no tendré más
remedio que llamar a la patrulla —. No parecía feliz con la idea.
—¿Es eso malo?
—Arrestarán a toda la tripulación y dudo que gane mucha indulgencia
porque los llamé.— La miró con los ojos entrecerrados. — Y borrarán los
recuerdos de todas las humanas y las devolverán a la Tierra. Incluyéndote a ti.

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Capítulo Cinco
—Pero Capitán...— Maldost se quejaba mientras seguía a regañadientes
detrás de Cestov por las abarrotadas calles del mercado subterráneo de
Driguera.
—Deja de quejarte. Sabías cuando trajiste la slonga a bordo, que
requería nutrientes específicos.
—Lo sé. Y pensé que había asegurado suficientes suministros.
—¿Igual que pensaste que era un macho? — dijo secamente.
A Maldost se le cayeron las orejas. — Nunca me dejarás olvidar eso,
¿verdad?
—No. Es una de las razones por las que estás comprando suministros
con tus propios créditos.
Ambos sabían que Cestov nunca dejaría que la slonga o sus crías
pasaran hambre, pero pretendía que esto fuera una lección para el macho más
joven. Ya había arreglado que su navegante consiguiera una cama adicional.
Maldost lo siguió en un silencio desconcertante mientras bajaban por
un estrecho callejón lleno de puestos de comida. Los aromas eran tan
abrumadores, que iban desde lo tentador a lo indescriptiblemente asqueroso.
Los puestos estaban llenos de brochetas de sustancias fritas no identificables,
frutas de todo tipo, montones de productos horneados y cientos de otros tipos
de comida. Una cacofonía de voces pregonaba sus productos. Como de
costumbre, su tripulante se recuperó rápidamente de la reprimenda.
—Deberíamos parar y comer algo mientras estamos aquí —, sugirió
Maldost, con suerte, echando una mirada ansiosa a un puesto que vendía tiras
de algún tipo de carne seca.
Cestov suspiró. — Maldost, este no es un viaje recreativo. Necesitamos
conseguir las provisiones, volver al Wanderer y salir de Driguera. Lo último que
necesitamos es que la Patrulla decida hacer una de sus incursiones periódicas
en este lugar mientras tenemos a la slonga a bordo.
—Podríamos conseguir algo para llevar con nosotros...
—Le pido perdón, señor. ¿Puedo hablar con usted?
Cestov frunció el ceño al vedeckiano que se dirigía a él. El alto macho de
piel blanca era miembro de una especie que despreciaba con todo su corazón.
Se llamaban a sí mismos comerciantes también, pero no tenían escrúpulos y le
dieron a toda la profesión un mal nombre. El macho estaba acompañado por
una pequeña figura completamente cubierta por una capa oscura y se
preguntaba quién había tenido la mala suerte de caer en las garras del

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

vedeckiano.
—No tengo tiempo para ti, Vedeckian —, gruñó y comenzó a moverse.
Para su sorpresa, el macho tuvo la audacia de agarrar su brazo. Le
arrebató la mano al vedeckiano, apretando los estrechos huesos.
—Te olvidas de ti mismo.
Escuchó un suave jadeo de la figura encapuchada y algo sobre el sonido
le llamó la atención, pero antes que pudiera investigar, su cautivo volvió a
hablar.
—Por favor, señor. Debe escuchar, necesito que pida ayuda a otra nave
Cire.
—¿Quieres que llame a una nave Cire? — La inesperada petición hizo
que se le cayera la mano del macho. La mayoría de su gente había permanecido
en Ciresia a pesar de la plaga. ¿Podría su hermano simplemente haberse
trasladado a otra nave? Y sin embargo... —Sabes que no tenemos ningún uso
para tu especie.
—He estado trabajando con otros Cires para detener una operación de
comercio ilegal —, el vedeckiano bajó su voz a un susurro apenas perceptible,
—…transportando hembras.
Dio un paso atrás, aturdido y disgustado por la idea. ¿Tratar a una
preciosa hembra como un objeto para ser comprado y vendido? Maldost
gruñó, un bajo sonido retumbante que hacía eco de su propia ira, y otro ruido
suave provenía de la figura encapuchada.
—¿Por qué debería creerte? — Frunció el ceño sospechosamente al otro
macho.
—Sé que no tienes razón para hacerlo, pero hay hembras que necesitan
ayuda y tú eres mi única esperanza, a menos que llame a la patrulla.
Este era exactamente el tipo de búsqueda quijotesca que atraería a su
hermano.
—¿Cuál es el nombre del capitán del Cire? —, exigió.
—El antiguo capitán era Hrebec Nak'Charen, pero se ha retirado en
Trevelor.—
Otra mención del planeta. Si el capitán se había retirado allí, era aún
más probable que existiera una colonia Cire. Trató de suprimir la oleada de
esperanza. No sería la primera vez que se decepcionaba.
—¿Y el actual capitán?
—¿Capitán Armad? No es Cire, pero una gran parte de la tripulación
sigue siendo de su raza. ¿Me ayudarás?
Tenía toda la intención de contactar con la nave para ver si su hermano
estaba a bordo, pero ¿pedir ayuda para el vedeckiano? Una parte de él quería
encogerse de hombros y decirle que llamara a las autoridades, pero ¿cómo

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

podía saber si el vedeckiano daría tal paso? También tenía cierta simpatía por
la reticencia del hombre a llamar a la patrulla. Si bien hicieron un excelente
trabajo en la aplicación de la ley y el orden, tendían a ver cada situación en
blanco y negro y rara vez consideraban ningún matiz. No ayudaba a las cosas
el hecho de que él también tuviera problemas si llegaban antes que pudiera
salir del puerto.
—¿Qué quieres que haga exactamente? — preguntó.
—¿Podríamos tal vez encontrar un lugar menos concurrido para
discutir el asunto?— El vedeckiano lanzó una mirada nerviosa por la calle
atestada.
Tal vez tenía razón. Aún no habían atraído a la multitud, pero más de
una mirada interesada había sido enviada en su dirección.
—Muy bien. Maldost, parece que vas a conseguir tu deseo después de
todo. Usaremos una de las habitaciones de arriba en la Taberna de los Cuatro
Vientos —. Se volvió hacia el vedeckiano. — ¿Conoces el lugar?
—Sí, pero debemos darnos prisa.
Ese suave sonido volvió a llamar su atención y miró hacia abajo para ver
que su cola tiraba suavemente del manto del compañero del vedeckiano. ¿Qué
demonios? Lo puso bajo control, resistiendo el impulso de disculparse.
—Lidera el camino. Seguiremos un paso o dos atrás.
El vedeckiano asintió abruptamente y él y su compañero se mudaron a
la calle. Cestov sintió una extraña renuencia a dejar que la figura encapuchada
desapareciera de su vista y la siguió quizás menos discretamente de lo que era
aconsejable, incluso cuando su excitación aumentó. Dos posibles pistas sobre
su hermano... esto era más de lo que había tenido en años.
—Capitán, ¿qué estás haciendo? — Maldost preguntó. — No confías
realmente en ese hombre, ¿verdad? Sabes que no puedes confiar en un
vedeckiano.
—Normalmente, estaría de acuerdo contigo, pero él parecía... diferente.
Creo que es sincero. ¿Y qué razón tendría para mentir? — La figura alta que
estaba delante de ellos se movía con una velocidad sorprendente y Cestov
aumentó su ritmo, aún no dispuesto a dejar que la figura encapuchada se fuera
demasiado lejos. — Y si está diciendo la verdad, estoy obligado por honor a
ayudar.
—Bueno, sí, por supuesto. — Maldost bajó la voz. — No crees
realmente que están comerciando con hembras, ¿verdad?
—¿Pondrías pensar algo distinto de los vedeckianos? —, preguntó
sombríamente.
El macho y su compañero desaparecieron en la taberna y él volvió a
aumentar su velocidad. Al menos el macho había tenido el sentido común de

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

elegir la entrada trasera. Se agachó a través de la misma puerta justo cuando el


anfitrión, un corpulento Drigueran, bajó las escaleras.
—Me esperan —, dijo brevemente.
—Sí, por supuesto. Sin embargo, ¿entiende que hay una tarifa por la
discreción de la casa? — El Drigueran lo miró fijamente y Cestov no pudo
evitar preguntarse exactamente qué pensaba que iba a ocurrir en la habitación
de arriba.
Entregó una pequeña cantidad de créditos, y luego un segundo puñado.
— Tráiganos dos comidas y dos tazas de cerveza también.
El Drigueran miró los créditos y sus ojos se volvieron codiciosos pero
luego les echó otro vistazo y simplemente inclinó la cabeza. — Haré los
arreglos. Arriba de las escaleras, tercera puerta a la derecha.
Inesperadamente ansioso, Cestov subió las escaleras de dos en dos. El
sórdido pasillo no parecía prometedor, pero ya había estado aquí antes y sabía
que los comedores privados eran más lujosos de lo que se esperaba.
Ahora que estaban lejos de la calle y del constante bombardeo de olores
de comida, captó un tentador toque de fragancia, algo delicado y floral que
nunca antes había encontrado. Se preguntaba si sería capaz de descubrir la
fuente una vez concluida su reunión, pero al abrir la tercera puerta, se dio
cuenta que el delicioso aroma había aumentado.
Como esperaba, la habitación estaba exuberantemente decorada con
paneles de pared tallados en carmesí oscuro y bancos acolchados a juego que
rodeaban una mesa central baja, pero su atención se centró en el vedeckiano y
su compañero encapuchado. Captó un indicio de una voz suave cuando la
figura oculta susurró urgentemente al otro hombre y se acercó
instintivamente.
Tan pronto como estuvo al alcance de su mano, su cola una vez más tiró
de la capa antes que pudiera detenerla.
—¿Podrías dejar de hacer eso?
La voz baja y suave era incuestionablemente femenina, y él la miró con
asombro desconcertado cuando ella echó hacia atrás la capucha de su capa..
Una masa de pelo largo y pálido salió y grandes ojos azules lo miraban
indignados. La piel dorada pálida, completamente indefensa, cubría un rostro
redondo y suave con una pequeña nariz graciosa y una boca rosa
imposiblemente exuberante. Toda la sangre de su cuerpo fue directamente a
su eje.

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Capítulo Seis
Mariah miró al gran alienígena cuya cola, —su cola—, había estado
tirando de su capa. Nunca había imaginado a nadie remotamente como él. La
piel texturizada en tonos de verde profundo cubría los rasgos casi reptiles con
una nariz plana y una boca ancha y delgada. Ojos oscuros y abiertos enfocados
intensamente en su cara. En lugar de pelo, tenía crestas más oscuras cubriendo
su cabeza que continuaban hasta sus hombros, —sus anchos hombros. La
camisa y los pantalones negros ajustados que llevaba no ocultaban un
conjunto de músculos extraordinariamente impresionantes. Ella debería
haberse sentido intimidada, pero algo en él, la hizo sentir instintivamente
segura.
—Maldición, nunca he visto a nadie como tú antes.
Las palabras vinieron del compañero de su extraterrestre y ella a
regañadientes arrastró su mirada lejos de él para mirar al segundo macho. Era
tan alto como su alienígena pero completamente diferente. Su cuerpo estaba
cubierto de un ligero pelaje peludo que se adelgazaba sobre su cara y manos,
pero tenía un claro parecido con algún tipo de oso. Él había dado un paso
adelante con entusiasmo mientras hablaba, y ella se encogió mientras él
extendía una enorme mano con garras hacia ella. Antes que pudiera objetar, su
alienígena agarró el brazo del oso y lo arrebató con un gruñido.
—Maldost, ¿qué diablos crees que estás haciendo?
Las orejas de Maldost cayeron y él gimió, luciendo tan avergonzado que
su miedo desapareció. Le recordó de repente a un cachorro muy grande.
—Está bien —, dijo ella. — Estoy segura que no quería hacerme daño.
Sus orejas se levantaron, pero su alienígena lo interrumpió antes que
pudiera hablar.
—Tal vez no, pero no entiende cómo comportarse con las hembras.
— ¿Y tú sí? — Las palabras salieron antes que ella pensara en lo que
estaba diciendo o lo provocativo que sonarían. No ayudó que su voz se
volviera baja y ronca.
—Sé que hay que tratarlas con mucho cuidado —, dijo solemnemente,
pero había un calor en su mirada que causó un revuelo en su propio cuerpo al
tener una imagen repentina de exactamente qué tipo de cuidados quería de él.
¿Qué es lo que le pasaba? Se obligó a sí misma a mirar a Kwaret en su
lugar. Este era su plan, después de todo.

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

Habían aterrizado en el puerto hacía sólo unas horas. Kwaret aún no


había recibido una respuesta a su señal y estaba considerando sombríamente
llamar a la Patrulla. La dejó en el laboratorio mientras iba a comprobar si la
ruta de salida de la nave estaba despejada. Volvió apresuradamente unos
minutos después.
—Un comerciante acaba de aterrizar, y vi al capitán salir de la nave. Es
un Cire.
—¿Qué significa eso? — preguntó mientras lo veía hurgar en uno de los
cajones.
—Estoy trabajando con miembros de su raza... ellos son los que están
esperando mi señal. Tal vez pueda hacerles llegar un mensaje. Toma, ponte
esto.
Le dio una larga y oscura capa con una capucha y ella le frunció el ceño
incluso cuando obedeció y se la puso sobre su ropa.
—¿Por qué me pongo esto?
—Porque te voy a sacar de la nave conmigo. Este es el momento
perfecto. Todos los que no están de guardia ya han sido pagados.
—¿Qué? ¿Por qué? — El dolor y la traición llenaron su voz. ¿Iba a
abandonarla ¿Aquí?
—Espero que si el Cire puede hacer contacto con la nave con la que
estoy trabajando, puedan llevarte a Trevelor. Tienen todos los registros que
pudimos recuperar del Comandante Khaen.
Parte de ella estaba emocionada de estar un paso más cerca de
encontrar a Judith y Charlie, pero temía la idea de dejar a Kwaret. Había
llegado a confiar en él durante la última semana, y no estaba segura de dejar su
protección.
—¿Estás seguro que puedes confiar en él?
—El Cire tiene una fuerte reputación de honor y responsabilidad. — La
tristeza le bañó la cara. — Su raza perdió a todas sus hembras por la Muerte
Roja.
—Qué horrible. ¿Significa eso que se están muriendo?
—Tal vez no. Han descubierto que son compatibles con algunas otras
razas.
Le dio una mirada especulativa, pero antes que pudiera hacer más
preguntas, le dijo que se ocultara bajo su capucha. Tan pronto como se cubrió,
la sacó rápidamente por la puerta y salió de la nave, moviéndose a un ritmo
que la mantuvo en movimiento.

Cuando detuvo a su alienígena en el mercado de alimentos, ella casi


protestó. El macho y su compañero hicieron una exhibición intimidante y ella

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

no estaba segura que confiara en ellos. Pero entonces esa curiosa cola tiró de
su capa en un gesto extrañamente tierno, y encontró que su miedo desaparecía
trasformado en diversión.
Ahora se dio cuenta que la cola había vuelto, esta vez deslizándose
alrededor de su muñeca.
— ¿Por qué haces esto? — preguntó, tratando de sonar indignada a
pesar de que se sentía extrañamente reconfortante. La superficie de su cola no
era lisa, sino que estaba cubierta de pequeños nudos que provocaban su piel.
Se preguntaba si él era así en todas partes, y echó una mirada entre sus piernas
antes de poder detenerse. Oh, Dios mío. Aparentemente estaba muy contento
de conocerla.
Sus mejillas se sonrojaron y ella se apresuró a apartar la mirada, pero
sus pezones se habían apretado, y podía sentir un dolor en su estómago.
Aturdida, miró hacia delante y encontró a Kwaret mirándola con una extraña
expresión en su cara.
—Como mencioné antes, necesitamos tu ayuda —, dijo Kwaret,
volviéndose hacia su gran alienígena.
—Soy el Capitán Cestov Tok'Laren, a su servicio. — Se inclinó
profundamente, sus objeciones anteriores parecían olvidadas. — ¿Dijiste que
necesitabas que me pusiera en contacto con una nave?
—Sí. Me llamo Kwaret y esta es mi... amiga, Mariah.
Sonaba tan inseguro sobre el uso del término y ella le dio una cálida
sonrisa. Cestov hizo un ruido que sonaba sospechosamente como un gruñido
bajo, pero Kwaret lo ignoró y continuó.
—Como dije, he estado trabajando con una nave de los Cire, el Defiance.
Estamos tratando de evitar que los vedeckianos invadan el planeta de donde
es Mariah para obtener hembras e infantes. Como resultado del último ataque,
hay otras tres hembras y dos bebés en nuestra nave ahora.
Cestov gruñó, mostrando un conjunto de dientes bastante
impresionantes. Se preguntó cómo se sentirían esos mordiscos en su cuello,
sintiendo el color que se desliza de nuevo en sus mejillas.
—Eso es completamente inaceptable —, dijo Cestov.
Kwaret asintió. — Estoy de acuerdo, sin embargo, no soy más que una
sola voz.
—Deberíamos rescatarlas —, dijo el joven macho con entusiasmo.
—Vi tu nave —, dijo Kwaret pacientemente. — No parece ser una nave
militar. Se necesitará una fuerza superior para convencer al comandante
Kadica de que se retire. Con la Defiance puede tomar la nave con un daño
mínimo. ¿Puedes contactar con ellos?
—Tengo toda la intención de hacerlo —, dijo Cestov con gravedad. —

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

¿Cómo te dijeron que te pusieras en contacto con ellos?


La conversación se volvió técnica y Mariah se encontró observando a
Cestov lo más discretamente posible. Su rostro era tan diferente de un rostro
humano y sin embargo no tuvo dificultad en reconocer las expresiones que lo
atravesaban. A pesar de la intensidad de la discusión, su mirada
frecuentemente parpadeaba en su dirección y su cola se había posado una vez
más sobre ella, esta vez alrededor de su tobillo. Ella no protestó. Parecía
bastante inofensivo y el toque cálido era curiosamente tranquilizador.
—Muy bien —, concluyó Cestov. — Nos pondremos en camino tan
pronto como hayamos conseguido los suministros que necesitamos. ¿Y qué
hay de ti? — Habló con Kwaret, pero la miró.
—Debo quedarme para asegurar la seguridad de las hembras
restantes.— Kwaret sacudió la cabeza. — Estoy especialmente preocupado
por la hembra problemática. No puedo dejar que la vendan.
—¿Necesita nuestra ayuda para evitarlo?
Kwaret inclinó su cabeza mientras consideraba la oferta, y luego
sacudió la cabeza. —Tengo un plan. Creo que sería mejor si convocas la nave
lo antes posible. Pero hay una cosa más.
—¿Sí?
—No puedo proteger a todas las hembras y no creo que Mariah esté a
salvo en la nave. ¿Puedes llevarla contigo y hacer que la transfieran a la
Defiance?

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Capítulo Siete
¿Llevarla con él? Sí. El cuerpo de Cestov respondió inmediatamente y su cola
se apretó alrededor de su tobillo. La idea de tenerla en el Wanderer, su delicada
fragancia llenando el aire, su suave cuerpo tan cerca... todo se sentía bien. Su
polla nunca se había calmado y ahora volvía a tener una erección dolorosa por
la idea de tenerla a su lado. Pero él tenía otra misión...
—Me encantaría llevarla, pero me dirijo a Trevelor —, dijo a
regañadientes. — Estoy buscando a alguien y a menos que esté a bordo del
Defiance, simplemente le pasaré el mensaje y continuaré hacia el planeta.
—¿Trevelor? — Mariah interrumpió. — Pero eso es perfecto. También
estoy buscando a alguien y espero que pueda obtener alguna información
adicional allí.
Antes que pudiera responder, llamaron a la puerta. Su mano se dirigió
inmediatamente a su pistola y notó que Kwaret también tenía su mano en su
arma. Mariah palideció y se levantó la capucha sobre su cabeza cuando
instintivamente se puso delante de ella. Asintió con la cabeza a Maldost para
que esperara detrás de la puerta, y luego la abrió con cautela.
El Drigueran se quedó fuera, acompañado por un joven sirviente que
llevaba dos platos cargados de comida mientras balanceaba dos tazas de
cerveza de gran tamaño.
—Su comida, señor —, dijo el anfitrión obsequiosamente.
Sin quitar la mano de la empuñadura de su arma, hizo un gesto al
sirviente que estaba entrando. — Ponga todo en la mesa.
El joven macho obedeció nerviosamente, manteniendo la cabeza baja. El
Drigueran comenzó a entrar en la habitación también, pero Cestov lo bloqueó.
Tan pronto como el sirviente pasó a su lado, cerró la puerta en la cara del
posadero.
—Me disculpo —, le dijo a Mariah. — Cuando pedí la comida, no pensé
en tener en cuenta tus preferencias. Pero por favor, sírvete lo que quieras.
Ignoró la protesta amortiguada de Maldost. El joven no se vería
perjudicado por perderse una comida y sus instintos exigían que él alimentara
a la suya, la hembra primero.
Ella aún no había bajado la capucha y él se encontró impaciente por ver
su cara una vez más. Como en respuesta a su deseo, su cola una vez más tiró
de la capa. Ella se rió y él no pudo evitar sonreír ante el contagioso sonido. Su

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

admiración aumentó. Había sido sacada de su planeta, rodeada de seres que


sin duda le eran extraños, pero tenía el coraje y el espíritu para encontrarle el
humor a la situación.
—Por favor, siéntate —, la instó.
—Si insistes — Tiró la capucha y esta vez no se detuvo ahí, sino que se
encogió de hombros para salir de la capa completamente.
Su mente dejó de funcionar al ver las suaves y exuberantes curvas
apenas contenidas por un uniforme vedeckiano y todo lo que pudo hacer fue
mirar fijamente. Se retractó de su objeción instintiva al hecho de que ella
estaba obviamente vestida con la ropa de otro hombre. Los brazos y las
piernas habían sido enrollados muchas, muchas veces para acomodar su
diminuto cuerpo, pero a pesar de su pequeño tamaño, todo en ella era
perfecto. Antes que pudiera decirle algo, su cola se enrolló alrededor de su
cintura. Ella saltó y se ruborizó y él, a regañadientes, volvió a poner su rebelde
cola bajo control.
—Por favor, siéntate —, dijo de nuevo.
Ella miró un poco insegura a Kwaret, y luego se acurrucó en uno de los
asientos bajos. No pudo evitar sentarse a su lado como tampoco pudo evitar
respirar. El vedeckiano y Maldost se deslizaron en su lugar frente a ellos.
—Sólo hay dos porciones —, dijo suavemente. — Esta es tu comida,
¿no?
—Estamos encantados que las tengas. ¿No es así, Maldost?
Su joven ayudante asintió un poco de mala gana y ella se rió de nuevo.
—¿Y si todos lo compartimos?
—Primero te satisfarás a ti misma —, insistió.
—No sé realmente qué es nada de esto —, dijo con una mirada de pena
a la bandeja.
—Entonces te ayudaré.
A pesar de su intromisión, el Drigueran había proporcionado una
excelente —y muy grande— comida. Cestov eligió cuidadosamente pequeños
bocadillos para Mariah, siempre comprobando que ella disfrutara de algo,
antes de instarla a tomar más. Cuando era evidente que ella no comería más
que una pequeña porción de la comida, le indicó a Maldost que podía comer.
El vedeckiano se negó a participar, aunque sorbió la cerveza con una
expresión de placer en su cara blanca.
Mariah también pareció disfrutar de la cerveza, con su cara de un
delicado color rosa y su risa ondeando frecuentemente por la habitación. No
fue hasta que se inclinó cerca de él y le susurró confidencialmente al oído que
se dio cuenta que se había embriagado.

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

…………….

—Eres muy grande —, le susurró Mariah a Cestov mientras se acercaba al


gran alienígena verde.
Mmm, olía muy bien, como a hojas de otoño y especias de calabaza. Se
inclinó aún más cerca, y luego bostezó. Ese gran brazo parecía el lugar
perfecto para descansar la cabeza. Seguramente, no le importaría que ella
descansara los ojos por un minuto. Dejó que su cabeza cayera contra su brazo
y su cola subió alrededor de su cintura para apoyarla. Ella la palmeó dormida.
—Es una cola muy bonita.
Podría jurar que lo oyó gemir, pero se sentía demasiado caliente y
cómoda y con sueño para preocuparse. Sus ojos se cerraron y se acostó más
cerca y por primera vez desde que había subido a bordo de la nave alienígena,
se sintió verdaderamente segura.

Lo siguiente que Mariah recordó fue que se despertó sola en una gran
cama. El colchón era suave y las sábanas olían limpias y picantes mientras se
acurrucaba en ellas. Cielos, había sido un sueño horrible. ¿Subirse a una nave
espacial alienígena? No podía ni siquiera imaginar hacer tal cosa, aunque si le
hubiera dado la oportunidad de encontrar a su hermana, no lo habría dudado.
El pensamiento de su hermana y el pequeño Charlie trajo la familiar ola de
tristeza, y ya no se contentó con acurrucarse en su cama. Con un profundo
suspiro, se sentó y —se congeló.
Esta no era su habitación; ni siquiera era una de las habitaciones de
hotel baratas donde pasaba tanto tiempo cuando estaba de viaje. Paredes de
metal blanco y curvado rodeaban la cama, formando una acogedora cabina. A
su derecha había un escritorio y lo que parecía un sillón reclinable de gran
tamaño, pero a su izquierda... A su izquierda había una ventana enorme y a
través de la ventana todo lo que podía ver eran estrellas.
Los recuerdos volvieron rápidamente: el parque, la nave espacial,
Kwaret, y luego Cestov.
¿Cómo había terminado aquí? ¿Y por qué llevaba sólo la mitad del
uniforme vedeckiano? La parte superior sobredimensionada llegaba hasta la
mitad de sus muslos, pero aun así, se sentía incómodamente expuesta. ¿Y
dónde estaba Cestov?

Saliendo apresuradamente de la cama, buscó sus pantalones perdidos.


El cuarto prístino no mostró nada fuera de lugar, pero descubrió dos puertas
ocultas. Detrás de una encontró un pequeño armario, pero sus pantalones no
estaban incluidos en el ordenamiento de la ropa. La siguiente puerta reveló un

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baño blanco e impecable, que incluía, —oh alegría de la alegría—, un


verdadero baño y ducha. Aunque no sabía cuánto tiempo estaría sola, después
de una semana de baños de esponja, la ducha era demasiado tentadora para
resistirse.
Unos minutos más tarde, había logrado descifrar los controles y estaba
de pie desnuda bajo un flujo de agua caliente. ¿Alguna vez se había sentido
mejor? Tuvo un repentino destello de memoria, de estar acunada contra un
gran y cálido pecho mientras Cestov la llevaba a la nave. Se había sentido
sorprendentemente bien. De hecho, ella tenía un débil e incómodo recuerdo de
que podría haber empezado a besar su cuello. Incluso el recuerdo lejano causó
que sus pezones se apretaran y cuando pasó el paño de limpieza entre sus
piernas, el calor resbaladizo era por algo más que el agua.
No podía recordar haber sentido antes una atracción tan instantánea
por alguien. Aunque vivía la vida nómada de un artista, siempre había tenido
la base sólida como una roca que su hermana le había proporcionado, para
fundamentar su despreocupada imagen hippie. A lo largo de los años había
tenido algunas relaciones casuales, normalmente con un compañero músico,
pero en general, dormía sola en todas esas habitaciones de hotel vacías. Y sin
embargo aquí estaba, su cuerpo caliente con el deseo por un alienígena que
había conocido hacía sólo unas horas. Tal vez fue porque había pasado tanto
tiempo, tal vez sólo necesitaba relajarse...
Movió el paño más lentamente, burlándose de la perla de rápido
endurecimiento en la que se había convertido su clítoris mientras tiraba de sus
duros pezones con la otra mano. Mmm, eso se sintió bien, pero necesitaba
más. La imagen de su alienígena le vino a la mente y se lo imaginó detrás de
ella, sujetando sus pechos con esas grandes y fuertes manos antes de deslizar
una entre sus piernas, rodeando su palpitante clítoris hasta que explotara.
—¡Cestov! —, gritó mientras su cuerpo se estremecía en un breve y
duro clímax.
La puerta se abrió de golpe.

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Capítulo Ocho

Cestov abrió la puerta de la instalación sanitaria cuando Mariah gritó su


nombre, preparado para defenderla de cualquier amenaza. En cambio, se
congeló al ver a su hembra, desnuda en la ducha, su piel pálida enrojecida,
mientras que una mano se arrastraba sobre un pico rojo hinchado y la otra se
hundía entre los muslos suavemente curvados. La fragancia de ella llenó la
habitación, enviando a su pene a una inmediata y palpitante erección. Dio un
paso hacia ella antes de darse cuenta que no lo había invitado a unirse a ella.
—¿Necesitas ayuda?
Sus palabras parecieron sacudirla de su posición congelada, y ella jadeó,
tratando de cubrir sus exuberantes pechos con un brazo y su encantadora
vagina, con la otra.
—¡No! Date la vuelta. Por favor.
Él obedientemente, aunque a regañadientes, se alejó de ella. — ¿Estás
segura que no necesitas mi ayuda? Me llamaste.
—Yo... Yo...
Su voz se detuvo y él se dio cuenta de repente de por qué había dicho su
nombre. Ella había estado pensando en él mientras se complacía a sí misma.
Su polla se sacudió ante el pensamiento y estuvo a punto de avergonzarse.
—¿Tienes una toalla? — preguntó, con la voz temblorosa.
—Detrás del panel a tu derecha —. Sabía que debía salir de la
habitación, pero ¿y si ella tenía otras preguntas? ¿Y si se resbalaba en la
superficie húmeda? Y ella no le había pedido que se fuera.
Escuchó el panel cerrarse y se arriesgó a echar una mirada por encima
de su hombro. Ella había envuelto el gran paño blanco alrededor de su cuerpo,
pero sus hombros desnudos se elevaron sobre él, su delicada piel todavía
enrojecida y brillante. La húmeda masa de su cabello cayó sobre la tentadora
hinchazón de sus pechos. Ella miró hacia arriba y se encontró con sus ojos y el
color de sus mejillas se profundizó, pero le dio una sonrisa temblorosa.
—Gracias por el uso de tu ducha.
Se obligó a no ofrecerle el uso de nada en su nave y simplemente asintió
con la cabeza.
—¿Tal vez podría molestarte por algunas cosas más?

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

—Por supuesto —, dijo con entusiasmo.


—¿Tienes un peine?
—¿Un peine? — La palabra no se tradujo.
—Lo usas para desenredarte el pelo —. Le echó un vistazo a su cabeza y
sonrió de nuevo, más genuinamente esta vez. — Bueno, si tienes pelo.
—Ah. Me temo que... No, espera un minuto. Puede que tenga algo.
Se apresuró a volver a la habitación principal, arrodillándose contra la
pared lejana para buscar en el único espacio de almacenamiento que había
reservado para recuerdos personales de sus viajes. Ella lo siguió, apoyándose
en la pared y pasándose los dedos en el pelo mientras miraba. Él se obligó a no
prestar atención a las largas piernas desnudas bajo la toalla o a saber que ella
estaba desnuda bajo eso.
—No tengo muchas posesiones personales —, explicó mientras
buscaba. — Es difícil acumular mucho cuando estás siempre...
—…en movimiento —terminó. — Sé lo que quieres decir. Yo también
viajo ligero.
—¿Eres un viajero? — ¿Una hembra delicada? ¿Quién la acompañó?
¿Quién la protegió?
—Soy cantante, eso significa que tengo que ir a donde sea que haya un
concierto, un trabajo. Requiere viajar mucho, pero es todo lo que siempre
quise hacer. — Ella le dio una sonrisa de pena. — Nunca me importó
moverme.
—Lo entiendo —, admitió. — Siempre disfruté de la vida de viajante,
pero Bratan se cansó de ella.
—¿Bratan?
—Mi hermano. Es a quien busco.
—Recuerdo que dijiste que podría estar en la nave que Kwaret
intentaba contactar. ¿Pudiste contactarlos?
—Sí. Resulta que ya estaban en camino. Recibieron la señal de Kwaret
pero aparentemente la señal de retorno no estaba transmitiendo. Deberían
haber aterrizado en Driguera sólo unas pocas horas después que nos fuimos.
—¿Y tu hermano?
—No estaba a bordo —. La desesperación lo invadió. Hubiera tenido
sentido que su hermano se uniera a la tripulación de otro barco —esta era la
única vida que habían conocido realmente— pero el capitán nunca había oído
hablar de él. Lo mejor que podía ofrecer era sugerirle que revisara los registros
de Trevelor. Debido a que tantos refugiados viajaron al planeta, ya sea para
echar raíces o en camino a otro destino, tenían una extensa base de datos de
información sobre los visitantes.
—Lo siento mucho —. Mariah se acercó y se puso a su lado, poniendo

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

una mano en su hombro, su delicado aroma llenó su cabeza. Su cola se enrolló


alrededor de su tobillo y él se consoló con su presencia. — Entiendo más de lo
que piensas. Estoy buscando a mi hermana y a mi sobrino.
—¿Se los llevaron?
—Sí, hace un año, por la tripulación de la misma nave que me trajo aquí.
—Serán interrogados —, le aseguró.
Ella sacudió la cabeza. — Ya sabemos que fueron entregadas a otro
comandante vedeckiano. Kwaret dijo que ahora está muerto, pero que fue el
último en llegar a Trevelor.
—Haré todo lo que pueda para ayudarte —, prometió. — Podemos
buscar juntos.
—Gracias, Cestov. — Sus ojos se llenaron de lágrimas, luego se inclinó
y le dio un rápido beso en la mejilla. El breve toque ardió como el fuego y tuvo
que obligarse a volver a su búsqueda en lugar de exigir más.
—Aquí —. Sostuvo triunfalmente la tolva Dinglian. Cinco puntas
estrechas estaban suspendidas en el extremo de un largo y elaborado mango.
Mariah lo miró y luego se echó a reír.
—¿Pasa algo malo?
—Creo que eso es más bien un utensilio para comer que un peine.
—Lo siento.
—No lo estés. Aprecio que intentes ayudar. Y en realidad...— Se llevó la
tolva. —Podría funcionar.
Se aplicó las puntas en el pelo, y luego hizo una mueca de dolor. —
Oww. Esto podría ser un poco más difícil de lo que pensé.
—Déjame ayudarte.
Antes que ella pudiera oponerse, colocó una almohada en el suelo y la
guió a una posición sentada mientras se sentaba detrás de ella en la cama.
Hubiera preferido tenerla en su regazo, pero no quería asustarla. Con dedos
cuidadosos, empezó por los extremos del largo pelo, y comenzó a desenredar
su glorioso cabello.

………………….

Después de un momento de tensión, Mariah se relajó al toque de Cestov


mientras le peinaba suavemente el pelo con lo que ella sospechaba que era en
realidad un tenedor ceremonial. Ella esperaba que le tirara del pelo, pero sus
manos empuñaron el peine improvisado con una destreza asombrosa y ella
gradualmente se apoyó en él. Siempre le había gustado que jugaran con su pelo

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

y le recordaba a cuando Judith se lo peinaba, cuando era pequeña. Una lágrima


rodo por su mejilla.
—¿Qué pasa? ¿Te he hecho daño? — La alarma llenó su voz.
—No, en absoluto. Sólo pensaba en mi hermana.
Parecía debatir consigo mismo, y luego la levantó sobre su regazo con
una facilidad impresionante. Quizás ella debería haber protestado, pero
incluso sin la cerveza, se encontró relajada en su abrazo.
—¿Estaban muy unidas? — preguntó.
—Sí. Y no —. Le sonrió y se acercó un poco más. — Es ocho años mayor
que yo y prácticamente me crió. Mi madre murió cuando nací y aunque
tuvimos niñeras cuando éramos pequeñas, ella es la que recuerdo cuidando de
mí. Pero nuestras personalidades son como el día y la noche. Ella siempre
quiso una vida pacífica, —un hogar, un trabajo estable, un niño. Yo quería
viajar, cantar, hacer algo emocionante con mi vida. Peleábamos por eso más a
menudo de lo que me gusta recordar, pero nos queríamos mucho.
Sus recuerdos la consumían, y podía sentir las lágrimas amenazantes de
nuevo, pero las apartó a un lado y miró a Cestov. — ¿Qué hay de ti? ¿Tu
hermano es mayor o menor que tú?
—Más joven. Por menos de un minuto —. Él sonrió ante su conmoción,
pero ella pudo ver la tristeza en sus ojos.
—¿Son gemelos?
—Sí. Es muy inusual para mi gente.
—Deben haber sido cercanos.
—Pensé que lo éramos —. Su cara se oscureció. — Pensé que queríamos
el mismo tipo de vida, pero luego empezó a hablar de cosas imposibles. Sobre
asentarse, tener una familia.
—¿Imposibles?
—No hay hembras de nuestra especie. No habrá familias.
—Pero pensé... Kwaret dijo algo sobre que Cires era compatible con
otras razas?
—¿Qué? — Después de su shock inicial, sacudió la cabeza. — No creo
que eso sea cierto. Debe haber entendido mal. Mi padre buscó durante
muchos años para encontrar esa esperanza para nosotros, sin éxito. Pero
Bratan nunca dejó de soñar. En la última pelea que tuvimos, le dije que era un
tonto, le dije que nunca podría tener un hijo. Me negué a considerar su
sugerencia de que vendiéramos al Wanderer y nos estableciéramos en un
planeta.
—¿Qué ha pasado?
—Se fue. Cuando me desperté a la mañana siguiente, se había ido. Dejó
una nota diciendo que tenía que ir a buscar su propio sueño. Su sueño. Sólo

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

entonces comprendí que lo que creía que habían sido nuestros sueños sólo me
pertenecían a mí. Traté de encontrarlo, de disculparme, pero se había ido.
Se veía tan triste que ella le extendió la mano y le besó la mejilla de
nuevo. Cálido y ligeramente texturizado bajo sus labios, el tacto de su piel la
tentó a quedarse, pero ella comenzó a regañadientes a alejarse. Mientras lo
hacía, él giró su cabeza y luego su boca cubrió la de ella.

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

Capítulo Nueve
Cestov la besó, su boca firme pero suave, y después de una breve
vacilación, ella se relajó en su abrazo. Se sintió tan bien, olió tan bien, y la
sensación de su boca contra la de ella despertó el hambre que había sentido en
la ducha. Abrió la boca, sólo un poco, y esa pequeña aceptación fue suficiente.
Él tomó el control, separó sus labios y se zambulló en su boca como si fuera un
hombre hambriento. Su sabor se extendió por toda ella, picante y
embriagador. Su cabeza giró como si estuviera bebiendo más de la cerveza
Drigueran y gimió, acercándose más. Él respondió con la misma urgencia, una
gran mano bajando para acariciar su trasero y presionarla contra la enorme
barra de su erección. Oh, Dios mío. Sus pezones llegaron a su punto máximo,
le dolía la barriga, y todo lo que quería era explorar más de esta deliciosa
sensación.
Le llevó un momento darse cuenta que las campanas que escuchó no se
debían a su beso.
—¿Qué es eso? — preguntó sin aliento, alejándose lo suficiente para que
sus labios se separaran.
—La alarma de la puerta. Ignórala —, gruñó él, y la volvió a estrechar en
sus brazos.
Antes que pudiera empezar a besarla de nuevo, la campana sonó por
segunda vez. Con una maldición murmurada, la depositó cuidadosamente en
la cama y se puso de pie. Dio un paso hacia la puerta, luego se volvió y agarró
una manta, tirándola sobre su regazo. Se sonrojó al recordar que sólo estaba
vestida con una toalla.
Al llegar a la puerta, el timbre sonó por tercera vez, y la abrió de un
tirón con un bajo gruñido.
—¿Qué demonios quieres?
—Yo no —, protestó Maldost. – Ella.
Por un minuto su corazón se saltó un latido. ¿Ella? ¿Ya tenía una mujer?
Había conocido a demasiados músicos con una mujer en cada ciudad. Pero
antes que sus dudas se disiparan, el joven hombre lanzó un pequeño bulto
rosado a los brazos de Cestov.
—Se alejó de su madre y de alguna manera se las arregló para subir las
escaleras del pasillo principal. Estoy seguro que te estaba buscando.
—¿Dejaste abierta la puerta del hangar de carga?
—No —. Maldost arrastró los pies, y luego la cabeza peluda se cayó. —

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

Al menos no lo creo.
—No necesito recordarte que eres responsable del bienestar de los
slonga —, dijo Cestov con severidad.
¿Slonga? La curiosidad movió sus pies y la llevo a su lado. Maldost la
miró, se puso morado y huyó con una excusa ininteligible.
—¿Hice algo que lo ofendiera?
—No, pero lo más probable es que nunca haya visto a una hembra con
tan poca ropa.
Miró hacia abajo y se ruborizó de nuevo. Oops. Había estado demasiado
interesada en averiguar sobre el misterioso vagabundo como para preocuparse
por la manta y volvió a estar vestida sólo con una toalla. Aunque se sentía
sorprendentemente cómoda alrededor de Cestov con su escasa vestimenta, no
tenía la intención de mostrarse al joven macho. Ella retrocedió rápidamente
mientras él cerraba el panel de la puerta y se centró en su paquete en su lugar.
—¿Qué... quién es ese?
Nunca había visto nada parecido. En cierto modo, se parecía a un
pequeño elefante... si un elefante tuviera el pelo peludo rosa y seis patas.
Mientras miraba, la pequeña criatura levantó la cabeza y la miró. Sus orejas se
acampanaron, más grandes incluso que las orejas de un elefante, pero casi
translúcidas y cubiertas de un delicado patrón rosa y púrpura que le
recordaba a las exóticas alas de mariposa.
—Oh Dios, es preciosa. ¿Puedo tocarla?
La pequeña criatura todavía la miraba con grandes ojos oscuros y
cuando extendió cautelosamente un dedo, ésta se encogió en los brazos de
Cestov.
—No te preocupes, pequeña —, dijo tranquilamente. — Mariah es una
amiga. No va a hacerte daño.
Un momento más tarde, la pequeña criatura se extendió, envolviendo
cautelosamente el dedo de Mariah y ella jadeó de placer. Moviéndose
lentamente, acarició suavemente el pequeño cuerpo, cubierto con el más suave
y delicado pelaje rosa. Un minuto más tarde, la cola de Cestov las envolvió a
ambas, encerrando a los tres en lo que pareció un abrazo. El calor la llenó y ella
miró hacia arriba para ver a Cestov sonriéndole. Se sentía como si estuvieran
encerrados en su propia burbuja, como una... como una familia. Cuánto había
extrañado esa sensación.
—Maldost dijo que se había alejado... ¿De dónde?
—De su madre. Las crías nacieron hace sólo unos días y parece que se
ha unido a mí.
Se veía extrañamente desconcertada por el hecho, pero por la forma en
que acunó a la pequeña criatura, no se sorprendió en absoluto.

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

—¿Vas a llevarla de vuelta?


—Sí. ¿Te gustaría conocer a su madre?
—Mucho —. Se miró a sí misma con tristeza. — Pero tal vez sería mejor
ponerme algo de ropa primero.
—Qué lástima —, dijo y arqueó una cresta de la ceja.
—No voy a vagar por la nave con una toalla —. Eso le recordó... —
Umm, ¿sabes lo que le pasó a mis pantalones? — Podía sentir sus mejillas
coloreadas con el mismo tono que el pelaje de la slonga.
—Te las quitaste cuando regresamos aquí anoche. Desafortunadamente,
las rompiste en el proceso.
Ella hizo un gesto de dolor. — Espero no haber hecho nada demasiado
vergonzoso.
—No, en absoluto. Aunque fue un baile interesante...
—¿Bailar? — Ella lo miró horrorizada. — ¿Estaba bailando?
—Bueno, quizás "girar" es una palabra mejor.
Sus labios se movieron y ella estalló de risa. — Me estás tomando el
pelo. ¿No es así?
—Sólo un poco. Diste unas cuantas vueltas, pero luego casi te caíste por
el tamaño de tus pantalones, así que te las quitaste. Me prometiste un... ¿qué
era? Oh sí, un baile de los siete velos
Casi tenía miedo de preguntar. — ¿Lo hice?
—No. Tú, err, tropezaste con la cama mientras intentabas quitarte los
pantalones. Luego me informaste que era lo suficientemente grande para
compartirla y te quedaste dormida.
Oh, Señor. Ella no sabía qué era peor, si había actuado tan mal o si él
parecía tan divertido. El calor se elevó en sus mejillas de nuevo.
—Lo siento.
—No lo lamentes —. Su cola se movió desde donde aún estaba envuelta
alrededor de su mano para rodear su cintura. — Estuviste encantadora. Nunca
he visto a nadie moverse tan libremente, con tanta gracia.
La mirada de sus ojos la hizo recuperar el aliento y su vergüenza se
desvaneció. Dio un paso hacia él y luego el bebé slonga maulló.
—Lo siento, pequeña —, dijo, acariciando la pequeña cabeza en señal
de disculpa. — Te llevaremos de vuelta con tu madre en un minuto.
—¿Ropa?
—No hay ropa femenina a bordo...
¿Y por qué eso lo hizo feliz?
—Pero sería un honor para mí que te pusieras algo mío.
Con una mirada apreciativa a su gran cuerpo, ella sacudió la cabeza.
—No creo que nada de lo tuyo me vaya a quedar bien. Pero puedo

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

intentarlo si quieres —, añadió precipitadamente a su mirada afligida.


—Toma. ¿Puedes sostener a Lilat?
Le pasó con cuidado el slonga bebé. El pequeño y cálido cuerpo se
acurrucó contra ella, inesperadamente pesado, pero deliciosamente suave y
cariñoso.
—Qué buena niña —, arrulló, y la trompa de Lilat le dio una palmadita
en la mejilla.
Cestov rebuscó en su armario, volviendo un momento después con una
camisa de gran tamaño y unas fajas.
—La camisa será demasiado grande, pero eso significa que cubrirá la
mayor parte de tu cuerpo. Pensé que tal vez podrías usar la faja para ajustarla.
Es sólo una solución temporal. Podemos intentar cortar algo a la medida, más
tarde.
—Podemos intentarlo —, dijo un poco dudosa. Coser nunca había sido
uno de sus puntos fuertes. — Pero por ahora, veamos qué puedo hacer con
esto. Será mejor que vuelvas con Lilat de nuevo.
Alcanzó la slonga y sus dedos rozaron su pecho. Ella jadeó, una ráfaga
de calor barriendo sobre ella incluso en ese toque casual. Se congeló, y luego
cuidadosamente reunió a la cría de nuevo en sus brazos.
—Iré al baño a cambiarme —. Agarró la ropa y se fue, con las mejillas
ardiendo una vez más.

………………….

Cestov miró fijamente la puerta cerrada que lo dividió de Mariah.


Tenerla aquí en su cabina parecía tan correcto. Ya el simple espacio se sentía
más cálido, su delicada fragancia llenaba el espacio y lo hacía sentir como un
hogar. Aunque ella parecía entender su necesidad de mantener sus pocas
posesiones personales en sus viajes, él ya estaba pensando en lo que podría
hacer para que el espacio fuera más apropiado para ella. ¿Unas almohadas, tal
vez? ¿En colores suaves que se ajustaran a su gentil belleza? ¿Una alfombra de
orgat de Crumella? Al pensar en su cuerpo de oro pálido estirado a través de
las fibras exuberantes, su eje se endureció.
Para, se dijo a sí mismo. No necesitas construir una casa para ella. Solo la
llevarás a Trevelor. Este es un arreglo temporal, nada más. El conocimiento no ayudó.
Lilat maulló y él la levantó hacia su cara, su cola se enroscó protectora
alrededor de su espalda.
—¿Tienes hambre, pequeña? No deberías alejarte así.
Su trompa se extendió y le dio palmaditas en la cara y le dolió el
corazón al recordar que ella también lo dejaría. Se había encariñado con la

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pequeña criatura.
—¿Cómo se ve esto?
Mariah apareció en la puerta y se le secó la boca. Le había dado su
camisa más pequeña, pero aun así, inundaba su diminuto cuerpo. El escote se
deslizó de un hombro para revelar su delicada clavícula, mientras que el
dobladillo sólo llegaba a sus rodillas, mostrando una tentadora extensión de
carne pálida. Se había atado la faja alrededor de la cintura en un complicado
nudo, resaltando sus exuberantes curvas.
—Te ves hermosa —, le dijo sinceramente.
Sus mejillas se volvieron de nuevo de ese delicioso tono rosado. Un
fenómeno muy atractivo.
—¿Tienes mis sandalias?
Luchó para ocultar su sonrisa. Ella se las había sacado tan pronto como
la puso en la cabina la noche anterior. Una de ellas le había golpeado en la
cabeza, pero estaba demasiado fascinado por sus acciones como para
oponerse. Se movía con tanta gracia, como si estuviera bailando con una
música que sólo ella podía oír. Después que se durmiera, encontró el otro
zapato donde había aterrizado sobre su escritorio.
—Están en el armario.
Ella le mostró una rápida sonrisa mientras recuperaba las sandalias, y
luego se inclinó para ponérselas. La tela se tensó en las exquisitas curvas de su
culo y su polla se sacudió de nuevo. ¿Había sido tan sensible a una hembra
antes? A lo largo de los años, había intentado varias veces tener una relación
con una hembra, aunque sabía que sólo podía encontrar la verdadera
satisfacción con una mujer de Cire. Ninguna de esas mujeres había parecido
nunca correcta y su polla había sido lenta en responder. Nadie lo había
excitado como ella lo hizo, simplemente con su olor y sus movimientos.
Mariah vino a unirse a él y se acercó para acariciar el suave pelaje de
Lilat.
—Es tan dulce. ¿Cómo terminaste con ella?
—Soy un comerciante. En nuestro último viaje a Srashiman, se suponía
que Maldost iba a comerciar con plantas de semillero de Pristida. Terminó con
su madre en su lugar —, dijo con tristeza.
—¿Compró una hembra embarazada?
—En su defensa, no sabía que estaba embarazada. Y para cuando me di
cuenta de lo que había hecho, ya estábamos a varios días de distancia. Estaba
tan concentrado en tratar de encontrar otra pista sobre el paradero de mi
hermano que no quise tomarme el tiempo de regresar.
—Tienes que llevarla de vuelta.
Joder. Sabía que ella tenía razón, había llegado a la misma conclusión en

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

los últimos días. A pesar de la pérdida financiera y el no despreciable riesgo de


toparse con la Patrulla, era lo correcto.
Los ojos de Mariah se llenaron de lágrimas. — La sacaste de su planeta.
Está sola en un nuevo y extraño lugar.
Sospechaba que sus lágrimas eran por mucho más que el slonga, pero su
cola rodeó su cintura y la acercó.
—Me aseguraré que el slonga y tú vuelvan a casa —. Era un voto.

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

Capítulo Diez
Mariah se limpió los ojos y le sonrió a Cestov. Sonaba tan sincero y ella
le creyó, pero había pensado más en la situación de su hermana que en la suya.
Por mucho que anhelara encontrar a Judith y Charlie, estaba disfrutando de
esta aventura más de lo que esperaba. Especialmente ahora que estaba fuera de
esa horrible nave vedeckiana y con Cestov. El pensamiento de la nave
vedeckiana la hizo recordar a Kwaret.
—Dijiste que la nave de los Cire iba a detener a los vedeckianos,
¿verdad? ¿Has oído algo más?
—No, pero lo comprobaré tan pronto como devolvamos esta pequeña a
su madre —, prometió.
La condujo por el pasillo hasta un amplio panel de puerta, abriéndolo
para revelar una pasarela y un conjunto de escaleras que descendían hasta una
bodega de carga incómodamente similar a la de la nave vedeckiana.
Es sólo carga, se recordó a sí misma. No se parece en nada a ellos.
Un lado del espacio tenía la tan familiar a la disposición de
contenedores de almacenamiento atados en una estructura complicada. Una
valla a la altura de la cintura encerraba el otro lado, rodeando un área llena de
hierbas de olor dulce. La madre slonga estaba estirada en la cama, masticando
perezosamente, pero se puso de pie y gritó cuando se acercaron. Era más
pequeña de lo que Mariah había esperado, no más grande que un pequeño
pony, pero sus orejas se abrían en unas cortinas de colores brillantes.
—Ahora, ahora, Tajka. Esta es Mariah. Es una amiga.
—Es tan hermosa —, susurró Mariah. — Esas orejas son increíbles.
—Y valiosa —, dijo Maldost mientras aparecía de un extremo de la
habitación con un brazo lleno de ropa de cama. — Se los están llevando por
eso. Por eso es ilegal sacarlos del sistema Srashiman.
—Oh, no. Eso es terrible.
Maldost agachó la cabeza y miró a Cestov desde debajo de sus pestañas.
— Esa es una de las razones por las que la tomé en un comercio. Tenía miedo
de lo que le pasaría si alguien más la compraba.
Cestov suspiró. — ¿Hay algo más de esta transacción que no me estés
diciendo?
—No. Creo que eso es todo — Las orejas de Maldost se levantaron y
sonrió.
Le recordaba mucho a uno de los jóvenes músicos con los que había

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

tocado en Nueva Orleans. Había estado allí durante un mes de festival y había
llegado a conocer al joven bastante bien. Era un músico brillante, apenas
salido del instituto, pero tenía el mismo entusiasmo irreflexivo y un cuerpo
grande y torpe, —aunque el suyo no había sido cubierto con pelo. Ella lo había
extrañado cuando se fue.
Uno de los inconvenientes de la vida de un viajero, era la rapidez con la
que se perdía el rastro de la gente y las conexiones que se hacían. Todo lo que
podía esperar, era encontrarse con ellos más adelante. Al menos había tenido a
Judith para darle una sensación de permanencia. El año pasado sin su hermana
la había hecho muy consciente de lo solitaria que podía ser la vida en la
carretera, cuando no había un hogar que visitar en el medio. Todas sus
protestas por no querer estar atada habían sonado superficiales cuando no
tenía ninguna raíz.
Luchando contra la oleada de soledad, se acercó un poco más a Cestov y
respiró su aroma picante. Algo en él la reconfortaba, la hacía sentir menos sola.
Él alcanzó la cerca baja y depositó a Lilat a los pies de su madre. El
tronco de la slonga se extendió para arropar a la cría cerca de ella, mientras
retomaba su posición anterior. La cola de Cestov se enrolló alrededor de la
cintura de Mariah de manera que también se sintió protectora, aunque no en
lo más mínimo maternal, y ella se apoyó en él mientras veía a las otras crías
acercarse corriendo al darse cuenta que era la hora de la comida. Sus pieles
eran de varios tonos de rosa, que iban desde un tono perlado muy pálido hasta
un tono profundo, casi lavanda.
—Son realmente adorables —, dijo.
—Y notablemente adaptables. Parece que les va muy bien en la nave —,
dijo Maldost con entusiasmo.
—No pueden quedarse aquí. Ya lo sabes —, dijo Cestov con firmeza y a
Maldost se le cayeron las orejas. Cestov se volvió hacia ella. — Sospecho que
todos van a tomar una siesta tan pronto como terminen de comer. ¿Te gustaría
ver el resto de la nave?
—Sí, mucho. Nunca he...— Se detuvo abruptamente y le dio una sonrisa
de lástima. —Iba a decir que nunca antes había estado a bordo de una nave
espacial, pero claro, estuve a bordo de la nave vedeckiana.
Las crestas de sus cejas se unieron. — Deberíamos ir a ver si la nave de
los Cire ha tenido éxito en su captura.
—Sí, y me gustaría saber qué pasó con Kwaret.
—Muy bien —. Se volvió hacia las escaleras y Maldost comenzó a
seguirlos.— Maldost, tienes que limpiar después que coman los pequeños.
— ¿Qué? ¿Otra vez? — Los grandes hombros se desplomaron. — Sí, jefe.
—¿Supongo que él está a cargo de limpiar la caca? — preguntó una vez

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

que estuvieron de vuelta en el pasillo.


—Sí. La responsabilidad es buena para él. Es una especie de castigo por
haberla comprado en primer lugar, aunque estoy seguro que estaba motivado
por la compasión. Tiene una desafortunada tendencia a recoger cualquier
animal extraviado que encuentra, y esta no es la vida para ellos. Aunque...—
miró hacia atrás a la bodega con pesar, — a veces desearía que así fuera.
—¿Por qué Maldost decidió ser un comerciante?
—Su mundo natal fue devastado por la Muerte Roja. ¿Estás
familiarizada con la plaga?
—Sí, Kwaret me lo contó, aunque me cuesta imaginar esa cantidad de
devastación.
Las sombras cruzaban su rostro. — Fue un momento terrible. Muchos
de los planetas tomaron medidas drásticas en un intento de eliminarlo — el
mundo de Maldost fue uno de ellos. Quemaron gran parte de su tierra en un
intento de aislar el peligro, pero todo lo que hizo fue destruir la mayor parte
del entorno natural. Allí no quedaba mucho para él.
Le dolía el corazón por el joven macho. — Lo siento mucho. No es de
extrañar que simpatice con los vagabundos.
—Un poco demasiado simpático, me temo. Y ahora sospecho que ha
establecido un vínculo con la slonga.
—¿Y tú no lo has hecho?
Sus labios se movieron. – Quizás.
—Sé que será difícil para ti devolverla.
—Sí. Siempre es difícil dejar ir algo una vez que has hecho una
conexión.
Por la forma en que la miraba mientras hablaba, ella sospechaba que se
refería a algo más que la slonga y un bulto se formó en su garganta. Ya se
imaginaba que sentiría lo mismo al dejarlo atrás. Judith y Charlie, se recordó a sí
misma. Tienes que encontrarlos y llevarlos a casa.
Una vez en el puente, le presentó a Plovac, el navegante. El hombre alto
y delgado tenía la piel azul pálido, con crestas puntiagudas en los brazos y una
larga cara hueca con ojos negros sólidos profundamente hundidos. A pesar de
su aspecto más bien espeluznante, su sonrisa era amistosa.
—Bienvenida a bordo, Señora Humana.
—Uh, gracias. Por favor, llámame Mariah.
—Sí, Señora Mariah —, dijo solemnemente, y ella ocultó su sonrisa.
—¿Has tenido noticias del Defiance? — Cestov preguntó.
—Sí. La nave fue puesta bajo custodia. Dos de las hembras humanas y
sus hijos ya están en camino de regreso a la Tierra.
—¿Qué hay de la tercera mujer? — preguntó ansiosamente. — Kwaret

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

dijo que iban a intentar venderla en algún tipo de subasta.


Plovac hizo un extraño ruido de sibilancias que finalmente decidió que
era risa.
—Parece que tuvieron algunas dificultades con ese plan. Ella no estaba
agradecida de ser recuperada por el Cire. Después de algunas discusiones,
parece que ella también irá a Trevelor.
—¿Ir a Trevelor? ¿Por qué?
—Está buscando a su hija. Cree que se la llevaron durante los
secuestros anteriores.
¿Se habían llevado a su hija? No podía imaginar nada peor. Una de las
pocas cosas con las que se había consolado durante el último año era la
esperanza de que Judith y Charlie estuvieran juntos, aunque ahora estuviera
sola. Cuánto peor debió haber sido saber que su hijo estaba ahí fuera solo.
—Creía que el Defiance había interceptado ese secuestro. ¿Por qué no se
devolvió al niño? — preguntó Cestov, con las cejas fruncidas.
—No lo sé. ¿Quizás no sabían dónde llevarla?
—Por lo que dijo Kwaret, Trevelor parece un lugar pacífico —, dijo. —
Espero que hayan encontrado un buen hogar para el bebé.
Y posiblemente para Judith y Charlie. Kwaret parecía dudar de que
hubieran terminado en el planeta, pero no lo sabía realmente. ¿No sería una
maravillosa sorpresa si los encontrara tan rápido?
—Si hay una colonia Cire en Trevelor, el bebé habría sido más que
bienvenido —, le aseguró Cestov. — Pero creo que la mayoría de las razas
saben ahora valorar a todos los niños.
Después de pasar unos minutos más con Plovac, Cestov le mostró el
resto de la nave. El nivel principal contenía el puente, junto con las
habitaciones y áreas de vivienda de la tripulación, además de un
almacenamiento adicional. La sala de máquinas estaba al final, encima de las
máquinas reales. Él le presentó a Servisa, el mecánico, un macho bajito y
fornido de piel roja oscura y dos pares de cuernos. Le recordaba demasiado a
su imagen infantil del diablo, pero como Plovac, era extremadamente educado.
Cestov le mostró una gran sala de ejercicios, y luego le señaló un
pequeño laboratorio médico con una mirada sombría en su rostro.
— ¿Tienes un médico a bordo? —, preguntó ella con curiosidad.
—De algún tipo. Lo encontré en uno de los planetas interiores, siendo
atacado por un grupo de rufianes. Detuve la pelea y lo arrastré de vuelta al
Wanderer.
Mirando ese enorme cuerpo, podía imaginarlo fácilmente poniendo fin
rápidamente a cualquier tipo de lucha y el pensamiento envió una emoción
inesperada a través de ella. Forzó su mente a volver a sus palabras.

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

—Aparentemente, Maldost no es el único que acoge a los vagabundos


—, dijo secamente.
Él sacudió la cabeza. — No siempre con el mejor criterio, me temo. Le
interesa más beber que curar.
—He trabajado con más de unos pocos músicos como ése. Algunos de
ellos se las arreglan para manejarlo. Con otros, sólo se hace cargo de sus vidas
y terminan perdiendo sus carreras.
—Dijiste que eras cantante. ¿Cantarás para mí?
Una timidez completamente inesperada se apoderó de ella. Ni siquiera
podía recordar la última vez que se había sentido intimidada por una petición
de cantar, pero de alguna manera esto era diferente.
—Tal vez más tarde —, dijo, tratando de no sonrojarse.
Después de la gira, la llevó de vuelta a su cabina y trataron, sin mucho
éxito, de hacer otro traje. Al final, tomaron una sábana y la cortaron en dos
rectángulos. Él unió los lados y los hombros con algún tipo de costura y ella la
dejó caer sobre su cabeza. Con la faja tirando de la cintura, en realidad no
estaba tan mal. Le recordaba a algo que una antigua doncella griega usaría. El
fino material se sentía suave y cómodo contra su piel, aunque descubrió
algunas consecuencias inesperadas cuando fue a mostrárselo.
—¿Qué te parece?
El hambre evidente en sus ojos hizo que su propio cuerpo respondiera.
El intento de vestimenta los había puesto en constante proximidad,
especialmente durante algunos torpes intentos de medirla, y no había podido
evitar notar que él parecía mantener una erección casi continua. Sus pezones
se endurecieron y sus ojos cayeron sobre sus pechos. Cuando ella miró hacia
abajo, los picos rígidos eran claramente visibles a través del fino tejido. Oops.
—Creo que esto funcionará —, dijo rápidamente. — Ahora, ¿qué
debemos hacer?
El hambre en sus ojos aumentó y ella se dio cuenta de lo que había
dicho.
Él se acercó a ella —no había otra forma de decirlo— y ella esperó sin
aliento, con las rodillas temblando un poco.
—Tengo una sugerencia —, ronroneó cuando la alcanzó. Su cola la
envolvió alrededor de su cintura y la empujó cómodamente contra ese gran
cuerpo. Ella podía sentir la línea rígida de su erección, su gran erección, contra
su estómago.
—Yo…
A pesar de que nunca antes había tenido problemas para decir lo que
pensaba, esta vez se quedó sin palabras. Una gran parte de ella sólo quería
ceder a sus impulsos y probar la promesa en esos ojos oscuros, pero casi podía

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

oír la voz de cautela de su hermana en su cabeza. Él era un extraterrestre y ella


realmente no lo conocía, por mucho que sintiera que lo conocía. No importaba
cuán segura la hacía sentir con el calor de su cuerpo rodeándola y su aroma
picante llenando sus sentidos...
—No tengas miedo, Mariah —, le aseguró, aceptando su confusión. Su
voz se suavizó. —Nunca te instaría a hacer algo que no deseas hacer.
—Ya lo sé —. Ella lo creía de verdad. — Es sólo que...
—¿Sí?
—¡No puedo quedarme! —, estalló. — Tengo que encontrar a mi
hermana y a su hijo pequeño. Tengo que llevarlos a casa para que podamos ser
una familia de nuevo.
Él no se alejó, pero ella sintió que se puso tieso. Cuando ella lo miró, no
parecía enfadado, parecía devastado.
—¿Qué pasa? — preguntó suavemente.
—Eso es lo que mi hermano quería —, dijo en voz baja. — Una familia.
Le dije que ya éramos una familia, pero él quería más. Quería una compañera,
un hijo. No importaba lo imposible que fuera su sueño.
—Lo siento mucho —. Se inclinó hacia él y puso sus brazos a su
alrededor. Su cola se apretó alrededor de su cintura al mismo tiempo que sus
brazos la rodeaban. A pesar de su todavía obvia erección, esto se sintió más
como un consuelo que como deseo y ella se acurrucó contra él,
inesperadamente contenta.

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

Capítulo Once
Cestov finalmente dio un paso atrás y ella luchó contra el impulso de
aferrarse a él. Era lo mejor, se recordó a sí misma, aunque su cuerpo le dolía
con un deseo frustrado.
—Ya que has rechazado tan insensiblemente mis avances —, dijo
solemnemente, —quizás deberíamos ir a visitar la slonga antes que mi
pequeña Lilat se escape de nuevo.
—No estaba siendo insensible —, empezó a protestar, luego vio la
sonrisa en esos grandes ojos oscuros y sacudió la cabeza. — No importa. Sí,
me encantaría volver a verlos.
La llevó a la puerta y su cola se enroscó alrededor de su muñeca. Ella la
frotó suavemente, explorando los pequeños nudos que cubrían la superficie, y
escuchó como él recuperaba el aliento.
—Lo siento. ¿Es sensible?
—Mucho. Cuando la acaricias así, es casi como si estuvieras acariciando
mi pene.
La imagen hizo que su clítoris palpitara, pero ella lo ignoró
resueltamente, incluso cuando empezó a apartar su mano. Inmediatamente él
colocó su mano sobre la de ella.
—Por favor, no dejes de tocarme. Nunca antes había sentido tanto
placer.
—¿Ninguna otra mujer te ha acariciado el rabo? — quiso bromear,
intentando sonreír a pesar de una repentina punzada de celos.
—No —, dijo seriamente. — Mi cola nunca ha mostrado interés en una
mujer antes.
—¿En serio? — No pudo evitar sentirse extrañamente halagada,
especialmente considerando que su cola la había estado tocando
continuamente desde el momento en que se conocieron. — ¿Es eso inusual?
—Si fueras una hembra Cire, entonces lo tomaría como una señal de
que somos compañeros de destino —. Su corazón se saltó un latido antes que
él continuara. — Pero desafortunadamente, eso ya no es posible, ya que todas
nuestras hembras murieron durante la Muerte Roja.
—¿Y no hay posibilidad que encuentres una pareja con una hembra de
otra raza? — ¿Por qué estaba ella incluso considerando esa idea?
—No. Mi padre fue muy claro. Y sin una compañera destinada, tampoco
podemos tener hijos.

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

—¿Quieres decir que tú, umm, equipo no funciona? — preguntó,


echando una mirada discreta al aparentemente siempre presente bulto de su
pene. Ciertamente no había visto ninguna señal de que fuera deficiente en
modo alguno.
—No —. Se rió. — Te aseguro que mi pene es bastante funcional, pero
mi semilla no es fértil. Nunca me he anudado dentro de una hembra.
—¿Anudado?
—La base de mi eje se hincha, para encerrarme dentro de mi pareja
mientras mi semilla echa raíces.
Oh, Dios. El pensamiento la excitó mucho más de lo que pensaba y
pudo sentir el calor húmedo entre sus piernas. Sus finas fosas nasales se
abrieron.
—Estás excitada.
—Sí —, admitió. — Pero eso no cambia nada.
—Por supuesto que no, mi Miri.
—¿Cómo me llamaste?
—Mi Miri. Es una rara flor amarilla que crece en Osvet, floreciendo sólo
una vez cada cinco años. Nuestra nave aterrizó allí durante el período de
floración y nunca lo he olvidado. La flor tenía largos pétalos amarillos con
rayas rosas —. Le pasó un dedo por el pelo. — Y la fragancia más dulce que he
encontrado. Hasta ahora, eso es.
Sabía que sus mejillas estaban de nuevo de color rojo brillante, pero se
inclinó hacia él. — Es lo más bonito que me han dicho nunca.
—Sólo digo la verdad.
Él se detuvo y ella se dio cuenta que estaba a punto de besarla de nuevo.
Su sentido común la había abandonado... quería su beso. Pero mientras bajaba
la cabeza, Maldost apareció en la puerta abierta.
—¡Jefe! ¡Me alegro de verte!
Cestov suspiró y levantó la cabeza. — ¿Qué pasa, Maldost?
—Tu pequeña Lilat está liderando una revolución —. Maldost sonaba
excepcionalmente agotado. — Todas las crías están fuera del corral ahora.
—Está bien. Veamos si podemos calmarlos.
Juntos, los tres trataron de acorralar a los cuatro pequeños slonga, que
parecían pasárselo de maravilla mientras chillaban de alegría y se lanzaban
por el laberinto de contenedores. La madre miraba con una calma
sorprendente.
Cestov capturó primero a Lilat, porque ella corrió hacia él tan pronto
como lo vio. Se la entregó a Mariah.
—¿Quizás podrías sostenerla y quedarte con Tajka mientras ayudo a
Maldost? — Miró el corral, y luego sacudió la cabeza. — No importa. No

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

quieres entrar ahí.


—No me importa, siempre y cuando esté bastante limpio.
—Pero tú vestido...
—Tendrás que ayudarme a hacer otro —. No pudo resistirse. — A
menos que quieras que corra por ahí desnuda.
Ignorando la llamarada de calor en sus ojos, ella se dio vuelta y se acercó
al corral, consciente de sus ojos sobre ella todo el tiempo. Se subió a la valla y
fue a sentarse en la ropa de cama de olor dulce junto a Tajka con Lilat en su
regazo.
—Es ciertamente bueno para el ego de una chica —, le susurró al
slonga. Un momento más tarde, la trompa de Tajka se enroscó alrededor de
sus hombros y se rió. —Y tú también.
Todos vieron como Cestov y Maldost persiguieron a las otras crías.
Cuando Cestov finalmente atrapó una, se la llevó a ella también. El pequeño
macho no estaba para nada tan tranquilo como su hermana y se retorcía
inquieto.
—¿Cómo se llama?
—Tomat.
—Cállate ahora, Tomat —, susurró.
Sin pensarlo conscientemente, comenzó a cantar una suave canción de
cuna. Parecía funcionar, y él se sentó en su regazo también.
—Este es Hari —. Maldost le entregó otro ternero.
Su canto funcionó con él también y no pasó mucho tiempo antes que
Cestov le entregara el tercer macho y éste se derrumbó a su lado.
—Y finalmente, Dickan.
Lo añadió al montón, continuo cantando hasta que las cuatro crías se
durmieron pacíficamente. Cuando terminó la canción, levantó la vista para ver
a Maldost y a Cestov mirándola fijamente.
—¿Qué? ¿Hice algo malo?
—Tienes una hermosa voz, mi miri —, dijo Cestov, sus ojos cálidos y
agradecidos.
—Gracias —. El cumplido se sintió más significativo que cualquier
crítica que hubiera recibido, y luchó por ocultar su placer, centrándose en las
crías dormidas. —¿Deberíamos salir de aquí antes que se despierten?
Arropó a Lilat contra el costado de su madre y Cestov la levantó
fácilmente hasta sus pies. La trompa de Tajka le dio una palmadita en el brazo,
y luego lo usó para reacomodar las crías a su satisfacción antes de bajar su
propia cabeza.
—Gracias —, dijo Maldost. — No creí que se fueran a calmar nunca.
—Supongo que necesitaban algo de ejercicio —. Miró alrededor de la

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

gran bahía de carga. — ¿Hay algo aquí que puedan lastimar? ¿O que pueda
hacerles daño?
—No, supongo que no —, admitió Cestov.
—Entonces, ¿por qué no dejarlos correr por ahí? —
— ¿Y si se cagan por todos lados? — Maldost protestó.
—Entonces tendrás que limpiarlo —, dijo Cestov alegremente mientras
subía a Mariah por las escaleras.
La llevó a la cocina y la introdujo en las maravillas de la cocina de la
nave espacial, que parecía consistir principalmente en apretar botones.
—Podría acostumbrarme a esto. Nunca fui muy buena cocinera —,
admitió mientras se sentaban a comer. — Judith trató de enseñarme, pero yo
siempre fui demasiado impaciente. Tenía el hábito de adelantarme sin prestar
atención a lo que había que hacer a continuación.
—¿Dijiste que tu hermana es mayor que tú?
—Sí, por ocho años. Ella ayudó a criarme —. Su garganta se cerró. —
Era tan buena conmigo, más como una madre que como una hermana mayor,
la mayor parte del tiempo. Ojalá no hubiera esperado tanto para tener a
Charlie. Tenía cuarenta años cuando finalmente decidió que yo no iba a crecer
y fue tras su propio sueño.
—Me parece que has crecido mucho —, dijo con aprecio.
—En años, sí. Estoy prácticamente sobre la colina.
—No lo entiendo. ¿Qué colina?
—Es sólo una expresión. Significa que mi juventud ha quedado atrás.
—¿Pero tu hermana no pensaba así?
—Quería que dejara de viajar. Para conseguir un trabajo cantando en
algún lugar cerca de ella.
—¿Pero no querías esto?
—No. Siempre pensé que estaba a un bolo de mi gran oportunidad. A
un trabajo de la oportunidad que cambiaría todo —, aclaró. — Y entonces
sería una estrella.
—Creo que lo entiendo. Siempre solíamos bromear sobre encontrar ese
cargamento que nos haría ganar una fortuna —. Miró hacia otro lado, con los
ojos distantes. — Al menos yo estaba bromeando. Estaba contento con mi
vida. Ahora sé que mi hermano no lo estaba.
—Y yo estaba muy contenta con la mía. Bueno, la mayor parte del
tiempo —. Esas habitaciones de hotel vacías pasaron por su mente. — Pero
creo que en parte fue porque sabía que siempre podría volver a ella. Que tenía
un hogar y una familia esperándome mientras exploraba.
—Bratan, era mi familia. No puedo perdonarme por no darme cuenta
que él necesitaba más.

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

Ella se acercó y puso su mano sobre la de él. Después de un largo


silencio, suspiró y cambió de tema.
Pasaron la mayor parte de la tarde hablando, de nada importante, pero
él le contó algunas de sus aventuras como comerciante y ella le contó su vida
en el camino. Ambos evitaron cuidadosamente hablar de sus seres queridos y
de la esperanza de que los encontraran en Trevelor.

Cuando llegó la hora de la cena, lo hicieron juntos, —o al menos ella lo


ayudó a apretar los botones—, y luego el resto de la tripulación se les unió. El
doctor apareció por primera vez. Como Plovac, era alto y delgado, pero tenía la
piel blanca lechosa y el pelo rojo hasta la cintura atado en una elaborada serie
de trenzas. Dos pequeñas antenas se elevaban de cada cien. Como el resto de
la tripulación, era educado, pero comía muy poco y hablaba aún menos.
Después de la comida, Maldost le pidió tímidamente que cantara para
ellos.
— ¿Estás seguro? Dudo que conozcan alguna de las canciones que yo
conozco —, dijo dudando.
Se encogió de hombros. — No conocía la canción que le cantaste a los
slongas, pero la disfruté.
Ella echó una mirada impotente a Cestov, pero él sólo sonrió y la instó a
seguir adelante. Después de un rápido repaso de su repertorio, empezó con "El
hijo de un marinero" de Jimmy Buffet. Sospechó que apreciarían la analogía del
marinero y para el segundo coro, ya estaban tarareando.
Cuando terminó, todos ellos chasquearon sus dedos en lo que pareció
ser una ronda de aplausos y ella se rió. ¿Por qué había dudado tanto?
El resto de la noche pasó con su entretenida y agradecida audiencia.
Incluso Whovian se quedó en el salón, aunque notó que sus dedos temblaban
cuando la aplaudía. Para la última canción, ella cantó "What a Wonderful World",
dejando que las palabras se filtraran en el silencio. Esta vez no hubo aplausos,
sólo un silencio apreciativo que significó más de lo que los aplausos jamás
habrían significado.
—Eso es todo, caballeros.
—Gracias, Señora Mariah —, dijo Plovac con gravedad. — Una noche
muy agradable.
—De nada.
Los demás le dieron las gracias y se fueron, dejándola sola con Cestov.
Él no había dicho mucho durante la noche, aunque siempre estaba consciente
de sus ojos mirándola y su cola frecuentemente le rozaba la muñeca o el
tobillo.
—¿Estaba bien? No quise ocupar toda la noche.

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

—Eres muy talentosa, mi Miri —, dijo suavemente. — Entiendo por


qué deseas compartir ese don con el mundo.
—Me encanta cantar —, aceptó, — pero también pasé mucho tiempo
esperando a que la fama y la fortuna se abrieran paso en mi camino.
—Ser un, ¿cómo lo llamaste? ¿Una estrella?
—Exactamente. Ahora no estoy tan segura de si eso es lo que realmente
quería —. Le sonrió. — Tal vez cinco alienígenas en una nave espacial era mi
público ideal todo el tiempo.
—Eso espero —. Hizo una pausa como si estuviera a punto de decir
algo más, y luego sacudió la cabeza. — Vamos a ver a Tajka y las crías.
—¿Estás seguro que Lilat es la que te persigue? — se burló mientras lo
seguía por las escaleras. — Parece que tú también la echas de menos.
—Es una experiencia diferente, debo admitir. Es tan pequeña e
indefensa, pero confía en mí.
—Sabe que nunca le harías daño —, dijo suavemente al llegar al corral.
La valla había sido retirada pero todas las crías estaban acurrucadas
contra el estómago de Tajka, su trompa las cubría. Ella los miró con sus
grandes y oscuros ojos mientras se acercaban y levantó su trompa brevemente
para tocar a cada uno de ellos.
—Buenas noches, Tajka —, susurró Mariah.
En lo alto de las escaleras, Cestov comenzó a ir hacia su cabina, y luego
vaciló.
—No se me había ocurrido hasta ahora. Esta nave no está equipada para
pasajeros. No hay camarotes adicionales.
—¿Quieres que me acueste con el slonga? — se burló.
—Por supuesto que no.
Se veía tan sorprendido que ella cedió y le dio una ligera palmadita a la
cola que estaba una vez más alrededor de su cintura. — Sé que no harías eso.
Miró su mano en la cola y cerró los ojos. Ella vio su puño apretado y
recordó lo que había dicho antes y quito la mano.
—Lo siento.
—Por favor, no lo lamentes. Es muy... agradable. Pero tal vez un poco
frustrante —. Antes que ella pudiera responder, él continuó: — Si me
permites conseguir un uniforme limpio, te dejaré dormir.
— ¿Pero dónde vas a dormir?
—En el salón. Hay una cama en el laboratorio médico, pero...— Hizo
una cara. —Preferiría evitarla.
La siguió en silencio hasta la cabina, dirigiéndose directamente al
armario. Ella miró la cama, —que era muy grande. ¿Estaría loca si le sugiriera
que la compartiera? No, decidió. No le preocupaba en absoluto que él se

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

aprovechara de ella. En todo caso, podría ser al revés, pensó con tristeza,
mientras él se inclinaba para recoger algo y admiraba la forma en que su
uniforme se ajustaba alrededor de su trasero.
—Puedes quedarte —, soltó. — Si quieres, quiero decir.
— ¿Estás segura? — dijo, dando vuelta tan rápido que instintivamente
dio un paso atrás.
—Sí. Pero sólo te ofrezco dejarte dormir aquí. No hay nada más.
—Por supuesto que no —. Miró el sillón reclinable. — Podría dormir
allí si eso te hiciera sentir más cómoda.
—No, está bien. Podemos compartir la cama sin atacarnos mutuamente,
¿verdad? — Ella esperaba.
—Nunca te atacaría —. Sus ojos se oscurecieron. — Te aseguro que
tengo deseos completamente diferentes.
—Esa es la parte que me preocupa —, murmuró.
—Mi Miri, si estás preocupada por esto, te prometo que estaré muy
cómodo en el salón.
—No, no lo harás —. Respiró profundamente. — ¿Puedes prestarme
una camisa otra vez? Para dormir.
—Por supuesto. Eres bienvenida a usar todo lo que tengo.
La sinceridad de su voz la tiró. Ella agarró la camisa y escapó al baño,
luego se apoyó en la puerta con los ojos cerrados. ¿Cómo se suponía que iba a
resistirse a él cuando decía cosas así? ¿Cuándo la miró como si fuera la cosa
más milagrosa que había visto?
Su cabeza y su corazón estaban en guerra. Ella quería estar con él,
aunque sabía que no había futuro entre ellos. No estaba segura de poder
alejarse de él sin arrepentirse cuando llegara el momento, pero sospechaba que
también se arrepentiría de haber perdido esta oportunidad. ¿Era una tontería
por su parte? Cuando se lavó los dientes y se puso su camisa, ya había tomado
una decisión.

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

Capítulo Doce
—He estado pensando —, dijo Mariah cuando salió de la instalación
sanitaria.
—¿Sí? —, dijo él algo ausente, distraído por la visión de ella una vez más
vestida con su ropa. Le pareció increíblemente satisfactorio verla envuelta en su
camisa, como si su camisa fuera un sustituto de sus brazos. Camisa con suerte,
estar tocando toda esa suave y tentadora carne. Su pene se apretó contra sus
pantalones y su cola se movió hacia atrás y adelante con impaciencia cuando se
forzó a no dar un paso hacia ella y acogerla en sus brazos. Su cuerpo no
apreciaba su contención.
—¿Recuerdas lo que dije antes, sobre no quedarme? — preguntó ella.
—Sí, lo recuerdo —. El pensamiento hizo que le doliera el pecho, pero lo
entendió. —Honro tu compromiso con tu familia.
—Umm, sí. Pero también estaba pensando...
—¿Sí?
—Quiero estar contigo —, soltó. — Mientras esté aquí.
Dio un paso hacia ella, y luego se detuvo. ¿Podría hacer tal cosa? Ya temía
el momento en que se separarían. ¿Cuánto peor sería si ella compartiera su
cuerpo con él? Pensó en su padre, y en cómo su padre se había desvanecido
después de la muerte de su madre. Pero siempre supo que su padre habría
elegido pasar ese tiempo con ella en vez de vivir una vida más larga sin ella. Al
final, no fue una decisión difícil.
—Yo también quiero estar contigo.
Ella le dio una sonrisa tentativa, pareciendo adorablemente nerviosa. Se
acercó y la encerró en la seguridad de sus brazos y su cola.
—No hay prisa, mi Miri. Podemos proceder o no, tú decides.
Ella suspiró y se relajó contra él. — Sé que estoy siendo tonta, pero ha
pasado mucho tiempo.
—Para mí también. Y ninguna otra hembra se ha sentido o ha olido tan
bien.
— ¿Oler? — Inclinó la cabeza hacia atrás para mirarlo, con la nariz
arrugada.
—Tu aroma me atrae como ningún otro —. Se agachó y enterró su cara en
su cuello, respirando el delicioso perfume de su piel. ¿Sabría ella tan maravillosa?
Tomó una lenta lamida y gimió. Oh, sí. Delicioso. Ella tembló en sus brazos.
—¿Eso te ofende?
—¿Ofenderme? No —, jadeó, y se dio cuenta que la tentadora fragancia de

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

su excitación había aumentado. Bajo la fina cubierta de su camisa, sus pezones


parecían pequeñas gemas duras.
—Entonces continuaré.
Presionó su boca contra el cuello de ella, experimentando primero con su
lengua, luego con pequeños besos, y finalmente un cuidadoso raspado de sus
dientes, hasta que encontró todos los lugares que la hicieron suspirar y
derretirse contra él. El olor de su excitación se hizo más fuerte aún, y ella
comenzó a moverse inquietamente en su contra, frotando los puntos apretados
de sus pezones contra su pecho. Su cola se deslizó bajo su camisa para acariciar
las suaves curvas de sus nalgas y sondear suavemente el calor entre sus piernas.
Ella dio un grito de asombro pero no se opuso.
Levantándola en sus brazos, empezó a llevarla a la cama pero decidió que
tal vez su silla sería una mejor alternativa. No quería que pensara que esperaba
que se entregara a él. Tan pronto como se sentó con ella en sus brazos, ella se
giró.
—Mi turno —, susurró ella, y antes que él pudiera responder, sus suaves
labios se presionaron contra su cuello. Su pene palpitaba tan intensamente que
tenía miedo que se saliera de sus pantalones con la sensación de esa pequeña y
suave boca contra su piel. Su piel era más gruesa que la de ella, por supuesto,
pero él podía sentir la cálida humedad de su boca y sólo podía empezar a
imaginar cómo se sentiría su delicioso sexo. Cubrió un seno con su mano,
deleitándose con el pico apretado que apuñaló su palma, y ella gimió y empujó
dentro. Se burló del tentador capullo de su pezón, luego deslizó su mano entre
sus muslos.
Ella los separó para que él pudiera sentir por sí mismo el calor líquido de
su deseo. Pasando suavemente su dedo entre los pliegues de ella, encontró un
pequeño botón hinchado. Tan pronto como lo tocó, ella gritó y se agarró a sus
brazos. Ah, un receptáculo de placer. Él exploró, primero rodeando el pequeño
botón, y luego pasando su dedo por la parte superior con movimientos lentos.
—Oh, sí —, susurró ella mientras él repetía el movimiento.
Su mano se apretó en su brazo, todo su cuerpo se tensó, y luego se agitó
con la intensidad de su clímax antes de caer en sus brazos.
Cuando Mariah finalmente encontró la fuerza para abrir los ojos,
esperaba encontrar a Cestov sonriéndole. En lugar de eso, su cara estaba
dibujada con líneas rígidas, sus ojos resplandecientes. Parecía casi como si
tuviera dolor.
—Cestov, ¿pasa algo malo? — Se dio cuenta demasiado tarde de que había
estado agarrando su cola cuando la llevó al orgasmo. — ¿Te he hecho daño?
—No, mi Miri —, dijo, pero ella podía oír la tensión en su voz. — Estoy
intentando contenerme.

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

—¿Contenerte? Oh. — De repente notó cuán duro se sentía su erección


debajo de ella, una erección contra la que se había rozado al llegar. Cuando ella
comenzó a alejarse, la agarró por la cintura y la apretó contra él.
—No me dejes. Por favor.
—No voy a dejarte —, dijo rápidamente. — Pero tal vez podamos hacer
que te sientas más cómodo.
Ella le tanteó los pantalones antes de dar un suspiro de frustración
cuando se dio cuenta que no tenía ni idea de cómo abrirlos. — ¿Puedes abrir...
Antes que ella pudiera terminar de hablar, él había liberado su erección.
La pesada longitud surgió entre ellos y su boca se secó. Largo, grueso y cubierto
con los mismos pequeños nudos que el resto de su piel. Ella pasó un dedo
cauteloso por su cuerpo, preguntándose cómo se sentiría dentro de ella, y él
gimió. Su cola se curvó para rodear un pezón, tirando de él con una suave
sacudida. Hacía un momento, se había sentido completamente agotada. Ahora
su excitación se elevó hasta igualar la de él. Su aroma picante llenaba el aire y
ella se preguntaba casi mareada, si él sabía igual. El presemen estaba en la punta
y ella pasó un dedo por el líquido brillante y se lo llevó a los labios.
—Mmm, sabes delicioso.
—Estoy seguro que tú también, mi Miri. ¿Puedo probarte?
Eso sonó increíble pero...
—Más tarde —, prometió y se agachó para lamer la tentadora gota.
Sus caderas se movieron hacia arriba tan rápidamente que toda la cabeza
se metió en su boca. Ella creyó haber oído una disculpa apagada, pero estaba
demasiado ocupada explorando su pene como para prestar atención. La cabeza
ancha estiró sus labios, pero aun así quería más. Trató de llevarlo más profundo
mientras ponía su mano alrededor de él, o más bien trató de poner su mano
alrededor de él, ya que sus dedos no se cerraban en la gruesa longitud. Ella
acarició hacia arriba mientras bajaba su boca y sentía sus dedos en su pelo.
—Si sigues haciendo eso, no seré capaz de controlarme —, lo oyó decir,
pero estaba demasiado ocupada concentrándose en la gruesa longitud,
disfrutando de su exótico sabor y la forma en que su cuerpo se estremecía al
tocarla.
Trató de tomar más de él, abriendo su boca y apretando su mango,
aumentando su ritmo hasta que lo oyó gritar su nombre mientras explotaba en
largos pulsos de calor líquido que ella tragó con entusiasmo. Cuando finalmente
disminuyó la velocidad, ella levantó la cabeza para sonreírle, esperando que
estuviera más relajado. En cambio, su cara mostró aún más tensión y ella se dio
cuenta que el amplio eje en su mano, no se había suavizado.
—Necesito estar dentro de ti —, dijo a través de los dientes apretados.
Ella se inclinó hacia él, sin pensar en negarse. – Sí.

64
A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

…………..

Cestov tomó a Mariah en sus brazos, la llevó a su cama y le quitó la camisa


con impaciencia. A pesar de la necesidad que desgarraba sus entrañas, se detuvo
un momento para admirar la vista de ella en su cama. Su largo pelo se extendía a
su alrededor como un manto de seda, acentuando la pálida perfección de su
cuerpo: sus pesados pechos con los pezones rosados tensos, la suave hinchazón
de su estómago y sus caderas, los suaves rizos entre sus piernas que velaban los
tentadores pliegues de su sexo.
Ella levantó los brazos y él se acercó con gusto, suprimiendo su necesidad
para poder besarla y explorar más su pequeña y deliciosa boca. Él pudo
saborearse a sí mismo combinado con su dulzura y eso lo hizo palpitar de
necesidad. Le dolía el pene, pero no la apuraría.
—¿Estás segura?
—Sí —, dijo, luego una mirada de sorpresa cruzó su rostro y dudó. — No
tienes un condón, ¿verdad?
—¿Un condón? — La palabra no fue traducida.
—Para cubrir tú... eje. Para prevenir el embarazo.
—Lo siento, mi Miri. No puedo dejarte embarazada —. El pensamiento de
ella, maduro e hinchada con su hijo hizo que su pene se sacudiera. Cómo
deseaba poder tener un hijo con ella.
—Mi semilla no es fértil hasta que forme un vínculo de apareamiento con
una hembra Cire —, explicó. Algo que nunca sucedería, y aun así, no se
arrepintió. Elegiría a su Mariah por encima de cualquier hembra Cire.
Se mordió el labio. — ¿Y la enfermedad? ¿Es eso un problema?
—No. Whovian puede no ser el médico ideal, pero realiza exámenes
regulares a toda la tripulación.
—Siento haber preguntado.
—No, en absoluto. Es prudente que cuides tu salud. ¿Hay más preguntas?
— dijo pacientemente, a pesar de la necesidad que le recorría el cuerpo.
Le sonrió como el sol que se levanta sobre el arco de un planeta. — No,
Cestov. No hay más preguntas.
Le hubiera gustado pensar que no caería sobre ella como una bestia
salvaje, pero sospechaba que se estaba mintiendo a sí mismo. Devoró su boca y
adoró sus pechos antes de dirigirse a su destino final. Separando sus piernas,
inspeccionó los delicados pliegues, de color rosa intenso y que brillaban con su
excitación. Encontró el pequeño botón en la parte superior de su abertura que le
causaba tanto placer y cuidadosamente pasó su dedo por él. Su espalda se
arqueó, acercándola, y él bajó la cabeza para probar el tentador bocado. Por
Granthar, nunca había conocido tal placer. Lamió de nuevo, deseoso de probar

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

cada gota de su esencia, mientras su cola se elevaba para explorar, primero


deslizándose entre sus labios, y luego sondeando su pequeña entrada. Cuando
su cola se deslizó dentro, gimió ante el calor resbaladizo y apretado. Ella era tan
pequeña... ¿podría incluso tomarlo?
Decidido a darle placer una vez más, igualó el movimiento de su lengua a
través del botón de ella con el aumento de la penetración en su pequeño sexo.
Sus dedos se aferraron a sus hombros mientras ella lo impulsaba con suaves
gritos. Él fue más profundo, encontrando un lugar que la hizo temblar, y se
concentró en el botón del placer, chupando todo el nudo en su boca hasta que
sintió su cuerpo apretando a su alrededor y ella llegó al clímax en una ola de
calor líquido.
Mmm, perfecto. Él lamió el resultado de su placer y lamentablemente
quitó la cola. La probó con un dedo, y luego con dos. Todavía estaba
tentadoramente apretado, pero su cuerpo se estiró para acomodarlo. No podía
esperar más.
Levantándose sobre ella, hizo una muesca con la cabeza de su pene, en la
pequeña entrada, el verde oscuro de su vara chocando contra su carne de color
rosa intenso. Empujó suavemente pero su cuerpo se resistió. Su cola encontró el
botón de placer de ella y lo tiró. Sus caderas se movieron hacia arriba y él se
deslizó dentro. Nunca había sentido algo tan caliente y apretado, tan acogedor.
Su fragancia lo rodeó, haciendo que su cabeza girara con excitación y él empujó
más profundamente, determinado para enterrarse en ella.
—Oh —. Sus dedos se agarraron a sus hombros y él arrastró su mirada
lejos de la vista de ella, estirada alrededor de su pene. Sus ojos estaban abiertos y
asustados, sus pequeños dientes romos se cerraron en su regordete labio
inferior.
—¿Pasa algo malo?
—No —, dijo rápidamente. — Tan llena.
—¿Debo retirarme? — Empezó a retroceder, pero sus piernas se acercaron
para rodear sus caderas, sujetándolo.
—No. Sólo dame un minuto.
Necesitó de todo su autocontrol para obedecer. Su pene palpitaba y su
cuerpo quería sumergirse más profundamente, más duro en el puño de seda de
su coño. Se le ocurrió una idea y su cola se deslizó por el botón de placer de ella
otra vez. Ah... Sintió el torrente de líquido, vio cómo sus ojos se llenaban de
placer. Repitió el movimiento y las caderas de ella se elevaron, llevándolo más
profundo.
No pudo esperar más, se enterró hasta la raíz y ella lo tomó todo, sus
piernas aún se aferraban a él. Apretando su agarre en las caderas de ella,
comenzó a empujar, impotente ante el instinto de tomar, ante el placer, para

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

llenarla con su semilla. Su cuerpo se estremeció y ella gritó cuando él sintió que
su canal convulsionaba a su alrededor, apretándolo imposiblemente más fuerte
mientras se movía más rápido, más fuerte. Sintió cómo se le hinchaba el pene y,
por primera vez en su vida, se formó un nudo en la base, que lo bloqueó en su
sitio, ya que finalmente, expulsó su semilla en largas pulsaciones calientes,
colapsando sobre ella mientras se estremecía por el exquisito placer.
Cuando su nudo se había formado, la había escuchado gritar de nuevo, la
había sentido temblar con su propia respuesta líquida. Ahora se obligó a
levantar la cabeza, para comprobar y asegurarse que ella no estaba incómoda.
—¿Estás bien, Mariah?
—¿Bien? — levantó los párpados pesados. — Puedes decirlo otra vez.
—¿Por qué iba a...
—Quiero decir que sí, mucho —. Ella se retorció un poco y los dos se
quejaron. — Pensé que estaba llena antes, pero... wow.
—¿No estás incómoda? Entiendo que tomará algún tiempo antes que
disminuya —.
—No, no estoy incómoda —. Se movió de nuevo, con los ojos cerrados. —
Sabes, esto es en realidad bastante agradable. Tienes que quedarte y acurrucarte
en lugar de saltar e irte.
Conmocionado, sólo podía mirarla fijamente. — ¿Irme? ¿Por qué haría tal
cosa?
—A algunos machos terrestres les gusta irse después del sexo —, dijo con
un encogimiento de hombros que envió otra onda de placer a través de sus
cuerpos unidos.
—Son tontos. No se me ocurre un placer mayor que tenerte en mis brazos
de esta manera.
—Eres muy dulce, Cestov —. Levantó su mano y le acarició la cara, los
pequeños dedos suaves y reconfortantes. — Quiero encontrar a mi hermana, y sé
que tú también quieres encontrar a tu hermano, pero me alegro que tengamos
este tiempo juntos.
—Como yo, mi Miri. Como yo.
Su nudo finalmente se aflojó y él de mala gana se liberó. Insistió en buscar
un paño de limpieza, inspeccionándola cuidadosamente para ver si estaba
dañada. Sus delicados pliegues eran de color rosa oscuro y ligeramente
hinchados, pero no mostró ninguna molestia cuando la limpió, y su pequeño
canal se había cerrado de nuevo, quedando sólo una pequeña perla de líquido en
la entrada.
—¿Estás cómoda?
—Sí. Y con sueño —. Ella le dio una sonrisa satisfecha. — ¿Vas a dormir
conmigo?

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

—Por supuesto —. ¿Cómo podría siquiera preguntar? —¿A menos que


prefieras que no lo haga?
—No seas tonto. Por supuesto que quiero que te quedes.
—¿Es esa otra cosa que hacen los machos terrestres? ¿No quedarse a
dormir con la hembra?
—A veces.
—Entonces son doblemente tontos.
Se subió a su lado, poniéndola contra su cuerpo mientras ordenaba que las
luces se atenuaran. Nunca había sentido este nivel de felicidad. Su hembra cálida
y segura en sus brazos, su olor lo rodeaba, su semilla la llenaba. Una vez más, fue
golpeado por una visión de ella, madura con el niño y una aguda punzada de
dolor fue a su corazón, por lo que nunca sería. ¿Era esto lo que su hermano había
sentido? ¿Este anhelo por una compañera y un niño? ¿Cómo pudo estar tan ciego
como para no darse cuenta del regalo que sería?
La respiración de Mariah se hizo más lenta y profunda mientras se dormía
y tuvo que forzarse a no agarrarla contra él con la vana esperanza de poder
retenerla. Había prometido ayudarla a encontrar a su hermana y llevarla a casa.
Mantendría ese voto, sin importar cuánto le costara.

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

Capítulo Trece
—Trevelor adelante —, anunció Plovac.
Mariah se acercó desde su posición en el regazo de Cestov, emocionada
de ver un nuevo planeta por primera vez. Se había ocultado al acercarse a
Driguera y luego se había dormido cuando se habían ido. Observó con
asombro como el planeta se agrandaba en la pantalla. Las masas de tierra y los
océanos parecían bastante normales, aunque los colores eran más profundos y
ricos que los que se veían más comúnmente en las imágenes de la Tierra desde
el espacio.
—Ya no faltaba mucho —, dijo Cestov, con sus brazos apretando
alrededor de su cintura.
—No —, aceptó, y puso sus manos sobre las suyas. Ella no quería
dejarlo, ni siquiera quería dejar esta nave realmente. La semana pasada fue
maravillosa, y se sintió como en casa aquí, en muchos sentidos. La tripulación
se reunía cada noche para escucharla cantar y ella se sentía cómoda con todos
ellos, incluso con el obviamente problemático Whovian. Pero más que nada,
estaba Cestov. Pasó casi todos los momentos con él, ya sea jugando con Lilat y
sus hermanos o preparando comidas o intercambiando historias de la vida en
la carretera. Sin mencionar la considerable cantidad de tiempo que pasaban en
su gran cama, envueltos el uno en el otro.
Tienes una misión, se recordó a sí misma. Tenía que encontrar a su
hermana y a su sobrino y llevarlos de vuelta a la Tierra. Asumiendo que
querían ir, es decir. ¿Y si hubieran encontrado un lugar donde también fueran
felices? Mientras pudiera verlos con frecuencia, tal vez no tendría que dejar a
Cestov.
—¿Adónde irás después? —, preguntó en voz baja.
—Prometí que te ayudaría a encontrar a tu hermana y luego te llevaría a
casa. Voy a ir a donde tú vayas.
Las lágrimas saltaron a sus ojos. —Sé que has dicho eso, pero estoy
segura que también tienes responsabilidades. ¿No tienes un cargamento
completo ahí atrás? Aparte de Tajka y sus cachorros —, añadió
apresuradamente.
—Las tengo. Veré cuánto puedo intercambiar mientras estamos aquí,
pero no voy a aceptar más artículos —. Él se encogió de hombros. — No es el
fin del mundo. Tenemos suficientes reservas financieras para poder sobrevivir
sin nuevos bienes durante un período prolongado de tiempo.

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

—¿Pero qué pasa con tu hermano?


La sombra familiar cruzó su cara. Cada vez que el tema de su hermano
salía a relucir, parecía tan triste. Lo único que la reconfortaba de su separación
de Judith era que se habían separado en buenos términos. Judith y Charlie la
acompañaron a su coche, Charlie le dio unos besitos de bebé mientras Judith
repasaba su lista habitual de cosas que Mariah debía hacer antes de detenerse
y reírse.
—Sé que eres demasiado mayor para necesitar mi consejo —, había dicho. —
Parece que no puedo romper el hábito.
—No me importa. Estoy acostumbrada. Nag.
—Mocosa —. Se habían sonreído la una a la otra, entonces Judith la
abrazó y se llevó a Charlie. — ¿Te veré en un par de meses?
—Creo que sí. Después de Detroit, estaré en Austin por un tiempo, pero debería estar
de vuelta en la costa Este, para el otoño.
—Bien. Tal vez podamos ir todos a las montañas por unos días cuando las hojas
cambien.
—Me gustaría eso. Te quiero, Ju.
—Yo también te quiero, Mariah.
Judith y Charlie se habían quedado ahí y agitaron sus manos hasta que
no la vieron. El recuerdo le trajo un nuevo bulto a su garganta. Voy a encontrarte,
Ju.
—Tal vez tu hermano esté aquí —, dijo ella en voz baja.
—Eso espero. Si no hay nada más, tal vez alguien tenga un registro.
Después que aterricemos, te llevaré al capitán que mencionó Kwaret y veré si
tiene alguna información sobre tu hermana. Tal vez él también sepa algo sobre
Bratan.
—Me alegro que vayas conmigo.
—Es un honor para mí.
La acercó y ambos vieron como el planeta distante se hacía más grande
en la pantalla.

……………………….

Encontrar al Capitán Hrebec resultó ser más sencillo de lo que se


esperaba. El Defiance había enviado una comunicación por delante y casi tan
pronto como aterrizaron, el capitán envió un mensaje diciendo que se reuniría
con ellos. Mientras Cestov escoltaba a Mariah a un pequeño edificio de
oficinas a un lado del campo de aterrizaje, se encontró desgarrada. Por mucho

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

que esperara noticias de su hermana, localizar a Judith significaba que estaba


mucho más cerca de perderlo.
El Capitán Hrebec era un Cire grande y viejo con un aire de mando.
Para la obvia molestia de Cestov, se dirigió primero a Mariah.
—¿Estás a salvo? ¿Necesitas ayuda?
—Por supuesto que estoy a salvo —, dijo indignada. — ¿Por qué no lo
estaría? Pero necesito tu ayuda con algo. Estoy tratando de encontrar a mi
hermana y a mi sobrino.
—¿No estás aquí contra tu voluntad? — Hrebec echó una mirada
sospechosa a Cestov.
—Nunca mantendría a una hembra contra su voluntad —, gruñó,
envolviendo su cola alrededor de ella de forma protectora.
Ella le dio una palmada reconfortante. — Sé que no lo harías. En todo
caso, esto es mi culpa. Elegí ir a bordo de la nave vedeckiana en primer lugar.
Sabía que era arriesgado, incluso peligroso, pero la suerte estaba de mi lado y
encontré a Kwaret, que me presentó a Cestov.
Hrebec dudó, su mirada se centró en la mano de ella en la cola de
Cestov, y luego asintió. — Puedo ver que ustedes dos se han unido. Por favor,
perdóname. Es sólo que...
—¿Sólo qué? —, preguntó.
La cola de Hrebec se movió detrás de él antes que hablara. — Las
sospechas de Kwaret eran correctas. Parece que el Comandante Khaen vendió
a tus parientes.
El mundo giraba vertiginosamente. A pesar de que esperaba escuchar la
noticia, la conmoción todavía la abrumaba. — ¿A quién se las vendió? Tengo
que encontrarla y liberarla.
La cola de Hrebec se azotaba de nuevo mientras miraba a Cestov. —
Siento mucho tener que decirte esto. No pensé que tal cosa fuera posible, pero
parece que fue comprada por un Cire.
—¿Un Cire? — Cestov rugió. — ¿Quién de nosotros haría tal cosa?
Hrebec sacudió la cabeza. — No lo sabemos. La única información que
encontré en sus registros es que el comprador planeaba llevarla a Granica.
—Nunca he oído hablar de ello. ¿Dónde está? —, gruñó. — ¿Es uno de
esos decadentes mundos del sistema interno donde tales cosas se pasan por
alto?
—No —. Hrebec consultó una pequeña tableta. — Es un mundo de
granjas. Mi entendimiento es que iba a comprar una granja. Hay una nota en
los registros de Khaen sobre el trabajo en la granja.
—¿Trabajo en la granja? ¿Judith? — Mariah jadeó.
Se imaginó a Judith como la última vez que la vio, bien vestida con

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caquis y una camisa rosa planchada. Una risa ahogada se le escapó al pensar
en su fastidiosa hermana con las manos en la tierra, pero se puso rápidamente
sobria al pensar en todo el trabajo que podría apilarse en esos estrechos
hombros.
—No está hecha para el trabajo físico. ¿Y qué hay de Charlie? Es
demasiado joven para trabajar.
—Al parecer, ese fue un punto de fricción en las negociaciones —.
Hrebec dijo. —Khaen no quería vender al niño pero el macho insistió.
Sospecho que Khaen debió haber estado apurado porque terminó aceptando
el trato, aunque pensó que no le habían pagado adecuadamente.
—Tengo que ir a Granica —, dijo urgentemente. — Tengo que
rescatarla.
—Haremos planes tan pronto como regresemos al Wanderer —,
prometió Cestov, antes de volver a Hrebec. — Cuando la nave te contactó, ¿te
dijeron que yo también estaba buscando a mi hermano?
—Sí, pero no tengo información sobre él. Lo siento. Hablé con todos los
Cires de nuestra colonia y nadie estaba familiarizado con el nombre. También
lo comprobé con el Jefe Médico, L'chong.
—¿Un médico? — Los hombros de Cestov se tensaron y ella le agarró la
mano. Su cola se acercó para rodear su muñeca.
—Sí. Es un buen amigo nuestro y supervisa a muchos de los viajantes
con problemas médicos. Tampoco tiene antecedentes de él.
Los hombros de Cestov se hundieron con alivio.
—¿Es posible que esté usando otro nombre? — Hrebec preguntó con
delicadeza. — Sé que eso va en contra de nuestras tradiciones, pero quizás, si
quisiera esconderse...
—No, no se esconde de mí. Se fue porque tuvimos una discusión. Creo
que ni siquiera pensó que yo vendría a buscarlo.
—Pero lo hiciste.
—Por supuesto. Habría partido en cuanto descubrí que había
desaparecido, pero nuestra nave fue incautada temporalmente, y llevó más de
una semana arreglarlo todo. Para cuando nos dejaron salir, el rastro se había
enfriado. He estado buscándolo desde entonces.
—Lo siento mucho —. Hrebec se veía pensativo. — Si no te opones,
todavía tengo algún contacto con el Consejo de Ciresia. Podría pedirles que
envíen un mensaje.
—¿Un mensaje?
—Sí. A pesar de los esfuerzos del Consejo, muchos Cires han dejado
Ciresia. Finalmente reconocieron ese hecho y abrieron un tablón de mensajes
para permitir la comunicación entre los que estamos dispersos por la galaxia.

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

—No sé si se habrá enterado de ello, pero te agradecería mucho que te


encargaras de que se publique un mensaje o que me informaras de cómo
hacerlo.
—Por supuesto —. Hrebec tomó la información de Cestov, y luego lo
estudió cuidadosamente. — ¿Dejaste a Ciresia hace muchos años?
—Mi padre se fue cuando éramos sólo niños. Mi madre murió de la
Muerte Roja y él no pudo soportar estar sin ella. Él había sido un comerciante
en Ciresia, por lo que compró esta nave comercial y nos llevó con él.
— ¿Nunca tuviste un hogar en otro planeta? ¿Algún lugar al que tu
hermano pudiera regresar?
—En realidad no. Ocasionalmente, nuestro padre se quedaba en un
planeta durante unos meses, normalmente para darnos la oportunidad de
tomar algún tipo de entrenamiento, pero creo que estar en un lugar sólo hizo
que extrañara más a nuestra madre. Eventualmente, comenzábamos a viajar de
nuevo.
—Eso suena como una vida difícil para un niño —, dijo Hrebec
lentamente.
Cestov se encogió de hombros. —Era todo lo que realmente
conocíamos. Nunca me importó. No me di cuenta que a Bratan sí le importaba.
Tal vez no al principio, pero con el paso de los años, le molestaba cada vez
más. Trató de hablarme de ello y yo no lo escuché. Eso fue lo que llevó a
nuestra separación.
—Siento mucho oír eso —. Hrebec dudó. — ¿Les gustaría
acompañarme a casa? Mi compañera es humana y estoy seguro que le
encantaría conocerte, Mariah.
—¿Humana? — Mariah preguntó.
—Sí —. Hrebec sonrió, toda su cara se iluminó con orgullo. — Ahora
tengo dos hijas y otro niño en camino. Nunca pensé en tener tanta felicidad.
—¿Tienes una compañera? — Cestov repitió, su cara s aturdida. — Pero
pensé que sólo podíamos encontrar ese vínculo con una hembra de Cire.
—Como yo, pero definitivamente estoy emparejado con mi Abigail —.
Dudó, mirando a Mariah. — Y nuestra especie es capaz de cruzarse.
—¿Qué? — Ambos hablaron al unísono.
Su corazón empezó a acelerarse. — Cestov, me dijiste...
—No lo sabía. Siempre nos dijeron que era imposible.
—Pero eso significa que podría estar... embarazada —. El mundo giraba
en un círculo vertiginoso y sólo el brazo de Cestov la mantenía erguida.

………………..

73
A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

Cestov se disculpó con Hrebec y se apresuró a volver al Wanderer. Mariah


todavía parecía aturdida y alternaba entre la excitación alegre y el terror
absoluto. No sabía absolutamente nada sobre la crianza de niños,
especialmente de aquellos que serían medio humanos. Mariah era tan
delicada; ¿cuánto más lo sería un niño? Se estremeció, incluso cuando la idea
de que se hinchara con su hijo le envió un rayo de excitación directamente a su
pene.
Si tenían un hijo, ¿cómo podía dejarla ir? ¿Y si no quería criar a su hijo
en una nave? No le había faltado su propia infancia, pero había empezado a
preguntarse si quizás había algo, en el deseo de Bratan de tener un hogar y una
familia, después de todo.
Mariah todavía no había hablado cuando la siguió a su camarote. A
pesar de su ansiedad, no pudo evitar echar una mirada rápida y satisfecha a
todos los cambios que había hecho para complacerla. La habitación parecía
más hogareña que nunca, aunque sabía que eso se debía más a su presencia
que a los coloridos objetos y las suaves telas que había añadido.
Ella se acercó a la cama y se sentó, mirando distraídamente al espacio, y
él la siguió, arrodillándose delante de ella para tomarle las manos. — Lo siento
mucho, Mariah. No lo sabía.
—No, sé que no lo hiciste. Pude ver lo sorprendido que estabas —, dijo,
su voz distante y antinaturalmente tranquila.
—Mi Miri, por favor, háblame.
—No sé qué decir —, dijo y luego comenzó a reírse.
No le gustó el sonido de su risa y un minuto después se convirtió en
lágrimas. Al diablo con esto. La tomó en sus brazos, meciéndola como si fuera
una niña pequeña. Recordó la canción que ella había cantado al slonga y la
tarareó mientras se movía. Mucho tiempo después, sus lágrimas finalmente se
detuvieron, y ella se acurrucó contra él con un suspiro de cansancio.
—Me cantaste.
—No sabía qué más hacer.
Se limpió los ojos y le dio una sonrisa acuosa. — Lo siento.
Normalmente no me derrumbo así.
—No hay necesidad de disculparse. Sé que esto ha sido un shock para
ti.
—Y para ti.
Una conmoción, sí, pero ahora que tuvo tiempo de pensar más allá de su
preocupación por ella, una conmoción abrumadoramente alegre.
—Sé que esto es difícil para ti y no estoy seguro de lo que pasará, pero
te prometo, Mariah, que haré todo lo que esté a mi alcance para asegurarme
que tú y nuestro hijo sean felices y estén bien atendidos en todos los sentidos.

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Capítulo Catorce
Mariah pidió un tiempo a solas, y aunque odiaba dejarla cuando estaba
tan obviamente molesta, decidió que lo mejor que podía hacer por ella era
hacer los preparativos para salir lo antes posible hacia Granica. Tal vez
encontrar a su hermana la haría feliz.
Juntos, él y Maldost intercambiaron una buena parte de su carga,
sacrificando los beneficios por la rapidez. Aun así, la bodega de carga
permaneció medio llena una vez que terminaron. Ambos evitaron tácitamente
hablar del slonga. Tan pronto como terminaron, fue a consultar con Plovac
sobre la ruta a Granica.
—No más de una semana, prometió el navegante. — Tal vez menos si
no le importa gastar un poco más de combustible.
Estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para devolverle la
sonrisa a Mariah.
—Sí, quiero llegar lo más rápido posible. ¿Están los artículos que pedí a
bordo?
—Sí, señor.
—Muy bien. Prepárense para partir, pero esperen mi señal.
—Sí, señor —. Plovac dudó. — ¿Le pasa algo a la Señora Mariah?
—No exactamente, pero ha tenido algunas noticias preocupantes.
—Por favor, dale mis mejores deseos.
—Gracias, Plovac —, dijo sinceramente. Su Miri se había ganado a toda
la tripulación, incluso al solemne joven navegante. — Estoy seguro que ella lo
apreciará.
Recogió sus paquetes y se dirigió a su cabina... ¿todavía era su cabina?
Tal vez ella ya no desearía compartirla con él después que traicionara su
confianza, no importaba lo involuntario que fuera. Cuando abrió la puerta en
silencio, encontró la habitación a oscuras. Su corazón latía incómodamente
rápido hasta que encontró su pequeña figura acurrucada en el centro de la
cama.
Se acercó silenciosamente, sin querer molestarla si ella dormía, pero
captó el brillo de sus ojos cuando ella lo miró.
— ¿Deseas estar sola? — se obligó a preguntar. Su cola ya estaba
tratando de acercarlo a ese abatido montón.
—No. Te necesito, Cestov —, susurró.
Sus palabras desataron su contención y se deslizó dentro de la cama,

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

arrojándola contra él mientras su cola se enrollaba en su muñeca. Al tenerla de


nuevo en sus brazos, el olor que lo rodeaba, hizo que su mundo volviera a estar
completo.

…………..

Tan pronto como Cestov puso sus brazos alrededor de ella, algo
dentro de Mariah se relajó. Su olor reconfortante y picante la rodeaba, y su
corazón atribulado parecía más ligero. Tan disgustada como había estado toda
la tarde, todavía se encontraba anhelando su presencia. Ella no podía, no podía
culparlo. La conmoción en su rostro había sido completamente genuina, pero
más que eso, ella creía hasta el fondo de su corazón que él nunca
intencionalmente la lastimaría.
—Lo siento mucho, mi Miri.
—No es tu culpa. Yo elegí arriesgarme.
—Porque creíste en mis palabras.
—Sí, pero también porque no quería que hubiera barreras entre
nosotros —, admitió. Quería sentir cada centímetro de su increíble pene. Se
rió un poco. — Judith comenzó a darme un sermón sobre el uso de condones
el día que empecé mi período. Como siempre, ella tenía razón.
—¿Te gustaría hablar con la compañera de Hrebec? Aparentemente, ella
ha estado en esta posición.
—No, no lo creo. Dijo que tenían tres hijos, así que sospecho que es del
tipo maternal, algo que nunca he sido. Ni siquiera he jugado con muñecas.
—Aprenderemos juntos —, prometió.
Sus palabras la consolaron y aun así...
—¿Qué vamos a hacer? Si estoy embarazada, no puedo ir a casa —. Ella
se levantó y acarició una de las crestas que se arqueó sobre su cabeza. — Dudo
que la Tierra esté preparada para un niño de medio pelo.
—¿Me dejarías si fuera una opción?
Se veía tan horrorizado que ella le dio un rápido beso en la mejilla.
—No, nunca te quitaría a tu hijo —. Especialmente cuando ella sabía el
precioso regalo que sería para él.
—Podemos adaptar la nave para acomodar a un niño.
—Tal vez —. La idea lo atrajo. Podría continuar sus viajes mientras ella
y el bebé lo acompañaban. Y ella había llegado a sentirse como en casa aquí.
Ahí estaba esa palabra otra vez. Hogar. ¿Se sentiría como un hogar para un
niño? — Supongo que tenemos algo de tiempo para decidir. Todavía vamos a
ir a Granica, ¿no?
—Por supuesto. A menos que...

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

—¿A menos que qué?


—Ahora que puedes estar en una condición delicada, tal vez prefieras
quedarte aquí... No sabemos lo que encontraremos en Granica.
—Puedo estar embarazada, no incapacitada. Ciertamente voy contigo
—, dijo indignada, pero se tranquilizó cuando él dio un suspiro de alivio y la
acercó.
—Confieso que me alegro que me acompañes. Sólo me preocuparía si
estuviéramos separados.
Sus palabras la golpearon con una repentina y cegadora certeza de que
tampoco quería separarse de él y que si estaba embarazada no se separarían.
Siempre había pensado que se sentiría atrapada, atada, por un marido y un
hijo, pero esto no se sentía así. Esto se sentía... bien.
—No sé cómo lo hizo Judith —, dijo pensativa mientras se acurrucaba
contra él.
—¿Hizo qué?
—Tuvo un hijo por su cuenta.
—¿Dónde está el padre?
—En un tubo de ensayo —. Se rió de su expresión, ya se sentía más
ligera. — ¿Has oído hablar de la inseminación artificial?
—¿Usar la tecnología para crear vida? Sí —. La pena se reflejó en su
cara. — Mi padre dijo que se hicieron muchos intentos en Ciresia, pero
ninguno tuvo éxito. Saber que podemos criar con éxito con otra raza...— Su
mano bajó para cubrir su estómago. — Es un milagro para mi pueblo.
La sensación de su gran mano caliente envió una racha de anhelo a
través de ella y sintió que su cuerpo respondía. Sus fosas nasales se abrieron y
levantó la cabeza para mirarla, cuando su cola se movió de su cintura a la copa
de su pecho.
—Estás excitada, mi Miri.
—Parece que tienes ese efecto en mí.
—Entiendo si ya no deseas intercambiar placer conmigo.
—Oh, ojalá —. Ella jadeó mientras su cola se movía ligeramente en un
rígido pezón. —Pero en la remota posibilidad de que no esté embarazada,
probablemente deberíamos tomar algunas precauciones. Aunque sospecho
que preocuparse por el control de la natalidad ahora, es como cerrar la puerta
del establo después que el caballo fue robado.
Frunció el ceño y luego asintió. — Creo que entiendo tu lenguaje.
Hablaré con Whovian sobre precauciones adicionales, aunque tendrá que
investigar. Pocas razas practican ya tal cosa.
— ¿Estás seguro de que es... capaz?
—Sí —, dijo pensativo. — Creo que sí. Siempre ha sido competente en

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

ese aspecto y las noches en que nos cantas han sido buenas para él. Ya no se
apresura a beber.
—Parece ser un hombre muy problemático.
—Sí. Quizás mis instintos iniciales eran correctos después de todo —.
Se levantó sobre ella. — Pero ya no deseo hablar de él. Incluso sin
precauciones, todavía puedo darte placer.
—Pero...
La protesta de ella se perdió en su beso mientras él procedía a probar
cuán hábil podía ser para satisfacerla con su boca, sus manos y esa cola tan
traviesa.

………………..

Cestov vio con satisfacción cómo Mariah se dormía, exhausta por el


placer. Su propio pene palpitaba y le dolía, pero había rechazado sus ofertas
de tomarlo en su boca. La culpa aún lo consumía por haber sido tan
descuidado con ella. Sin embargo, tan pronto como ella se durmió, dejó la
cabina en busca de Whovian. No confiaba en sí mismo para poder resistirse a
tocarla durante mucho tiempo. Encontró al médico sentado en su laboratorio,
mirando una botella sin abrir de licor Partallan.
—¿Whovian? ¿Pasa algo malo?
—No más de lo normal —. Antes que pudiera preguntar, Whovian
sacudió la cabeza. — No importa. ¿Puedo ayudarte?
—Sí. Necesito que me proporciones un protocolo de control de
natalidad.
—¿Control de la natalidad? Un concepto inusual en estos tiempos.
—Tal vez, pero mi ma…pero Mariah tiene planes de regresar a la Tierra.
Eso si no es ya demasiado tarde.
Aunque sabía que estaba mal, en lo más profundo de su corazón rezó
para que fuera, de hecho, demasiado tarde. Pero eso le dio una idea.
—¿Serías capaz de saber si estaba embarazada?
La cara de Whovian se volvió más blanca de lo normal y sacudió la
cabeza rápidamente. — ¡No! Quiero decir, no, probablemente no. No estoy
familiarizado con su especie, así que no puedo estar seguro de sus patrones
hormonales. Creo que necesitarás dejar que el tiempo le dé su respuesta.
—Ya veo. ¿Eso significa que tampoco puedes ayudar con el control de la
natalidad?
—No, eso lo puedo proveer. La fisiología de Cire está bien
documentada. Por favor, siéntate —. Whovian se giró hacia su monitor y se
desplazó rápidamente a través de una serie de archivos que para Cestov,

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

parecían un galimatías. Unos minutos después, se volvió hacia él. — Esto dice
que tu semilla no es fértil hasta que no te encuentras con tu pareja. ¿No es eso
correcto?
—Es lo que siempre me hicieron creer. Por supuesto, siempre me
hicieron creer que sólo una hembra de mi propia especie podría ser esa pareja.
—¿Pero crees que Mariah es tu compañera?
Sí.
—No lo sé. Quiero compartir mi vida con ella, pero nunca me he
apareado antes y era demasiado joven para entenderlo cuando mis padres aún
estaban juntos.
—Ya veo —. Whovian hojeó la página. — ¿Te atrae su aroma?
—Sí, por supuesto —. Incluso pensar en su delicada fragancia hizo que
su pene se moviera.
—¿Y tú cola? No importa, he visto cómo a menudo se envuelve
alrededor de ella —. Whovian dudó. – Te has anudado?
Luchó con una ola de ira al tener que discutir un asunto tan íntimo. A
pesar de sus defectos, Whovian era médico, después de todo.
—Sí —, dijo en breve.
—De acuerdo con estos registros, lo más probable es que estés
emparejado y seas fértil.
Una vez más, el placer y el miedo lucharon en su interior.
— ¿Es algo que puedes evitar para seguir adelante? Si no fuera ya
demasiado tarde
—Sí. Es un asunto sencillo. Tomaré una muestra de tu sangre y
desarrollaré la fórmula. Estará lista mañana... no, que sea esta noche. El amor
puede hacer que cualquier hombre haga tonterías —, dijo Whovian en un
tono melancólico.
¿Amor? La palabra resonó en su cabeza y se instaló en su lugar con un
sentido de inevitable rectitud. Sí, él la amaba. Ese primer florecimiento de
atracción había madurado en amor.
—Tal vez tengas razón —, admitió.
—La llevaré al salón más tarde esta noche. ¿Mariah tendrá ganas de
cantar?
—Creo que podría —, dijo lentamente. — Parece que le da consuelo.
—Eso sería muy agradable. Ella me hace olvidar...
—¿Olvidar qué?
Whovian sacudió la cabeza, las largas trenzas rojas volando. — Muchas
cosas.
Cestov no lo presionó para que continuara. En su lugar, se sentó
pacientemente mientras el médico tomaba sus muestras y hacía algunas

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

pruebas adicionales. Para cuando Whovian terminó, estaba listo para volver
con su pareja. Su pareja. Otra palabra que se instaló en su corazón con
conocimiento seguro.
La voz de Whovian lo detuvo cuando estaba a punto de irse.
—Gracias, Capitán —, dijo en voz baja.
—¿Por qué, Whovian?
—Por rescatarme. Por darme un lugar para pelear mis batallas —. Miró
la botella en el escritorio. — Una batalla que aún no ha terminado, pero que
últimamente ha sido un poco más fácil.
Asintió con la cabeza. avergonzado por la gratitud del macho. — No
tengas miedo de pedir ayuda. Somos una familia, después de todo.
No fue hasta que salió que se dio cuenta de lo que había dicho. ¿Qué
demonios le estaba pasando? ¿Se estaba convirtiendo en el hombre de familia
que nunca pensó que quería ser, que nunca pensó que podría ser?
Como si fuera una respuesta a su pregunta, una pequeña figura rosa
trotaba por el pasillo hacia él, chillando alegremente.
—Me encontraste, ¿verdad? — Recogió a Lilat y la colocó en el hueco de
su brazo. —¿Me he ido demasiado tiempo hoy?
Ella le levantó su pequeña trompa a la cara mientras su cola se acercaba
para cubrirla. — Vamos, pequeña. Veamos si mi compañera está despierta.
Apuesto a que ella también te ha echado de menos.

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

Capítulo Quince
Mariah no durmió mucho tiempo, pero cuando despertó, descubrió que
su ansiedad había disminuido. No se había ido completamente pero se había
establecido en la aceptación. Cestov ya no estaba a su lado pero no se asustó
como lo habría hecho si un potencial padre humano hubiera desaparecido.
Dejando de lado el hecho que era su nave, no tenía ninguna duda que nunca la
abandonaría, ni a ella ni a su hijo.
Un niño. Su mano cayó sobre su estómago. Se preguntaba cómo sería.
¿Tendría la piel verde y los ojos oscuros de Cestov? Y, oh Señor, ¿su cola?
¿Cómo pondría un pañal alrededor de la cola? Nunca había pensado que
quería un bebé, pero ahora la embargo una feroz protección.
Sería tan buena madre para su bebé como Judith lo había sido para ella.
Judith. Era hora de recordar su propósito principal aquí y decirle a
Cestov que estaba lista para salir hacia Granica lo antes posible. Al salir de la
cama, vio varios bultos envueltos en telas de colores al final de la cama. ¿Eran
para ella?
Mientras se debatía mirando a uno para ver lo que contenía, la puerta se
abrió y Cestov apareció, Lilat se arropó contra él, su pequeño cuerpo parecía
aún más pequeño contra ese enorme pecho. Tuvo una repentina visión de él
sosteniendo a su hijo con esa misma protección y sus ojos se llenaron de
lágrimas. Él podría ser un extraterrestre, pero ella no podía imaginar un mejor
padre.
—Oh, bien. Estás despierta —. Se acercó y vio las lágrimas en sus ojos.
— ¿Pasa algo malo, mi Miri? Quiero decir, ¿algo más está mal?
Lilat maullaba ansiosamente.
—No, sólo pensaba que soy afortunada por haberte conocido —. Su
sonrisa era un poco acuosa pero genuina.
—¿Incluso en estas circunstancias? Me honras, Mariah.
La besó, lenta y dulcemente, pero ella sintió que su cuerpo respondía y
tuvo que forzarse a no aferrarse a él cuando levantó la cabeza.
—Sólo estaba mirando estos paquetes —, dijo ella sin aliento.
—Oh, bien. Son para ti.
—¿Para mí? ¿En serio?
—Sí. No es mucho y tuve que hacer algunas suposiciones, pero espero
que te guste. Adelante, ábrelos —, la instó mientras se sentaba en la cama,
todavía acunando a Lilat. La slonga miraba con sus grandes ojos oscuros.

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

Sintiéndose un poco como un niño en la mañana de Navidad,


desenvolvió el primero. Camisas en varios tonos de joyas se derramaron, todas
suaves al tacto y fluyendo sobre sus manos como la seda.
—Estas son hermosas.
—Sólo complementarán tu belleza.
El segundo paquete contenía pantalones, también en telas suaves y
fluidas, y una prenda que ella asumió que debía ser un camisón ya que era
prácticamente transparente.
—¿Un vestido para entretenerse? —, preguntó inocentemente.
—Un camisón sólo para mis ojos —, gruñó. — Aunque, sospecho que
no me llevará mucho tiempo quitarlo.
—Umm, sobre eso...
—Acabo de volver de ver a Whovian. Está haciendo una fórmula
anticonceptiva para mí.
—¿Para ti? —, preguntó ella, sorprendida.
—Sí. Tiene suficiente documentación sobre la fisiología de Cire para
hacer el compuesto
—En la Tierra, siempre parece ser la mujer la responsable.
—Una noción tonta. ¿No hay dos partes involucradas? O tal vez tres si
eres como el Trojet.
—Generalmente, son dos —. Ella lo espió desde debajo de sus pestañas.
Nunca se había visto más deseable que sentado ahí, acunando el pequeño
slonga rosa tiernamente contra su gran cuerpo. — ¿Cuánto tiempo tomará?
—Dijo que estaría listo esta noche.
—Eso es bueno —, murmuró, sosteniendo el camisón. — Muy bueno.
El calor se encendió en sus ojos y su cola se dirigió hacia ella, pero ella
saltó fuera de su alcance. — Esta noche, recuerda.
—Una vez más, rechazándome insensiblemente —, dijo solemnemente,
con los ojos parpadeando.
Puso los ojos en blanco y abrió los dos últimos paquetes. El primero era
una pastilla de algún tipo.
—¿Qué es esto?
—Es un tipo de lector. Dijiste que extrañabas la lectura.
—Es muy dulce de tu parte, pero no puedo leer tu lenguaje —. El
dispositivo de traducción sólo parecía funcionar para la comunicación verbal.
—Lo sé. Esto te enseñará Galáctica, el lenguaje comercial estándar. Está
diseñado para mejorar el aprendizaje y una vez que lo domines, hay varios
libros disponibles.
—Gracias —, dijo, tratando de no volver a llorar. Pero entonces abrió el
cuarto paquete y toda esperanza se perdió. Contenía un pequeño instrumento

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

de cuerda, similar a un dulcimer. A través de sus lágrimas, pasó un dedo por


las cuerdas deleitándose con las melodiosas notas.
—Mi Miri, por favor no llores. Pensé que el dobron podría hacerte feliz
— Colocó a Lilat cuidadosamente en la cama y la tomó en sus brazos.
—Estas son lágrimas de felicidad. Eres el hombre-macho más
considerado que he conocido.
Ella lo besó de nuevo y tan pronto como su lengua tocó la de ella, el
sabor de las especias invadió su boca, se perdió. No fue hasta que escuchó un
chillido indignado y sintió una suave trompa que le daba palmaditas en la
mejilla, que volvió a sus sentidos.
—Ahora no, Cestov. Esta noche.
—Esta noche —, resonó, y luego gimió mientras Lilat intentaba volver a
subir a su regazo y pisaba su enorme erección. — Será una noche muy larga.

Cestov yacía en su cama, sus ojos fijos con impaciencia en la puerta de


la instalación sanitaria. El Wanderer iba camino de Granica y encontró no poca
satisfacción en tener a Mariah a bordo con él. Habían despegado poco antes
del anochecer y Plovac había conseguido sacarlos del sistema y ponerse en
camino a tiempo para unirse a ellos para la sesión nocturna de música.
Cuando Mariah usó su don, sacando algunas notas del dobron para acompañar
su canción, se llenó de satisfacción, encantado de haber encontrado algo que la
complaciera.
No la había presionado para que cantara, preocupado por si ella prefería
no actuar en estas circunstancias, pero sólo había sonreído.
—Cantar siempre me hace sentir mejor.
—¿Todavía estás preocupada?
—¿Preocupada? Sí. No es como si hubiera hecho esto antes, incluso
aparte de todo eso de "Estoy en el espacio exterior con un alienígena enorme y cachas".
—Mi miri...
Ella había presionado un dedo en sus labios. — Dije preocupada, no
infeliz. Esto no es tal vez lo que esperaba, pero si tenía que suceder, estoy feliz
de que fuera contigo.
Las palabras de amor habían llegado a su boca, pero se obligó a guardar
silencio. Tantas cosas eran todavía desconocidas, y no quería que ella pensara
que sus protestas eran simplemente en respuesta al niño. El posible niño, se
recordó a sí mismo. No sabían todavía si ella daba su fruto.
Sus pensamientos preocupados fueron detenidos por el sonido de la
puerta que se abría. Ella se quedó allí, la tela translúcida del camisón se volvió
casi transparente con la luz de la habitación detrás de ella. Era todo lo que
había esperado cuando vio la prenda detrás del mostrador cuando le compró

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

la otra ropa. Había costado más que todas las demás juntas, pero no se
arrepintió de nada mientras ella flotaba por la habitación hacia él con sus
elegantes pasos de baile. La tela era tan delgada que podía ver cada detalle de
su cuerpo, sólo ligeramente velado en un rosa brillante.
—Estoy sin palabras, mi Miri —, gruñó. La punta de su pene comenzó a
perlarse y agarró la base ancha para evitar venirse justo al verla.
—¿Supongo que eso significa que te gusta? — Se dio la vuelta, la tela
flotando a su alrededor en una nube rosa.
—Sí —. Las palabras se le escaparon. Se redujo a un animal en celo, sólo
un pensamiento en su mente: enterrarse en su dulce coño lo antes posible.
Agradecer a Granthar que Whovian le haya dado un pequeño frasco después
de la reunión de la noche y le aseguró que la fórmula sería efectiva
inmediatamente. — Ven aquí.
—¿Aquí mismo?
Se acomodó junto a él en una nube de rosa perfumado, pero estaba
demasiado lejos. La arrastró más cerca, inclinándola hacia atrás sobre su brazo
para poder saquear su deliciosa boca hasta que ella se arqueara contra él.
Ahuecó sus senos, tirando ansiosamente de los picos tensos, mientras su cola
intentaba ahondar entre sus piernas. La tela estaba en su camino, a pesar de
que se había vuelto húmeda y transparente con su deseo. Impacientemente, la
hizo a un lado. No importaba el gasto: no quería nada entre ellos.
—¡Cestov! — gritó mientras la tela se rasgaba. — ¿Qué estás haciendo?
—Preparándote para mí.
La inclinó más sobre su brazo para tener mejor acceso a esos senos
perfectos. Los pequeños picos ya estaban tensos por la emoción, pero no
estaba satisfecho. Se dedicó a ellos, lamiendo y chupando hasta que se
hincharon y se pusieron rosados. Mientras la sostenía en su lugar por sus
atenciones con un brazo, agrandó el agujero que había hecho en la parte
inferior de su camisón para poder deleitarse con el calor dulce y resbaladizo
entre sus piernas. Jugó con su botón de placer, acercándola, luego la bajó
mientras su cola jugaba el mismo juego, una entrada burlona seguida de una
rápida retirada.
Cubierto con su resbaladiza, su cola exploró más abajo, encontrando el
apretado capullo de rosa de su agujero inferior y sondeando los delicados
tejidos. Sus manos se apretaron sobre sus hombros y su cuerpo se arqueó
contra él cuando se deslizó dentro, pero sintió la nueva oleada de calor contra
sus dedos.
—Por favor... necesito ir...
—Y lo harás. Pero no hasta que yo esté dentro de ti.
Arrancó los restos de la prenda y la colocó sobre sus manos y rodillas

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delante de él.
—Tan hermosa —, murmuró, pasando su mano por la elegante curva de
su espalda hasta la tentadora redondez de su exuberante trasero.
—Dulces palabras más tarde —, jadeó. — Sexo ahora.
No pudo resistirse. Agarrando sus caderas, entró en ella en un largo y
duro golpe y ambos gimieron. Podía sentirla contraerse a su alrededor, y usó
todo su autocontrol para mantener su posición, para resistir el impulso de
tomarla fuerte y rápido. Pero ella no quería su paciencia. Sus suaves nalgas se
apretaban contra él en una demanda urgente y él cedió a su necesidad. El
fuego ya estaba recorriendo su columna vertebral, pero estaba decidido a que
ella encontrara su placer primero. Su cola fue al botón del placer de ella,
acariciando y tirando mientras cedía a sus instintos, empujando hacia ella una
y otra vez, buscando unir sus cuerpos como uno solo. Sintió que el calor
aumentaba, sintió que la base de su polla empezaba a hincharse, y se sumergió
hasta donde pudo en ese caluroso abrazo. Su semilla estalló en largos y
temblorosos pulsos mientras ella convulsionaba a su alrededor, gritando su
nombre, mientras él se anudaba en lo profundo de ella.
Demasiado sin aliento para las palabras, se desplomó sobre la cama,
rodando a su lado y tirando de ella contra él, todavía incrustado en lo
profundo de su cuerpo. Otro tipo de hogar quizás.
—Mmm —, dijo ella somnolienta. — Arruinaste mi camisón.
—No me arrepiento en lo más mínimo. Sólo desearía tener mil de ellos
para poder arrancarte uno nuevo cada noche.
Su cuerpo se quedó quieto.
—Cestov, todavía tengo que asegurarme que Judith y Charlie estén a
salvo y felices. Eso podría significar el regreso a la Tierra.
Un enorme agujero apareció en su corazón.
—Prometiste que nunca me quitarías a mi hijo.
—Y no lo haré. Pero si no estoy embarazada, necesito pensar en ellos.
Judith me ha dado tanto. Si ella me necesita en la Tierra tengo que quedarme.
Y aunque no lo haga, no creo que podría pasar el resto de mi vida sin verlos.
—Siento eso por ti, mi Miri.
Ella tenía la cabeza enterrada en las mantas y él maldijo el nudo que le
impedía girarla para enfrentarlo.
—Yo también —, dijo ella en voz baja. — Pero no podrías vivir en la
Tierra.
—No. Y aunque tu gente me aceptara mi gobierno prohíbe todo
contacto con los mundos anteriores a los vuelos espaciales.
—Tenemos vuelos espaciales —, murmuró.
—¿Más allá de tu sistema solar?

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

—Bueno, no.
Permanecieron juntos en silencio hasta que su pene se ablandó lo
suficiente como para que lo sacara. Inmediatamente la giró para que se
enfrentara a él.
—¿Es eso lo que quieres, Mariah? ¿Regresar a la Tierra?
—No —. Su mano se acercó para tocar su mejilla. — Estaría feliz de
quedarme contigo, viajar en esta nave, cantar para tu tripulación, pero no a
menos que pueda ver a mi familia también.
No podía discutir eso. Había pasado los últimos cinco años buscando a
su hermano por ese mismo vínculo.
—No quiero que me separen de ti —. Era lo máximo que se permitía
decir.
—Ni yo de ti. Y tal vez funcione. Tal vez mi hermana haya encontrado
un hogar feliz y podamos visitarla cuando queramos. Como solía hacerlo.
—Eso espero.
Pero aunque ella se acurrucó más cerca y enterró su cabeza en su pecho,
él ya sentía la distancia entre ellos.

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Capítulo Dieciséis
Cuatro días después, Mariah se despertó sola. Había sido una semana
extraña. Hubo momentos en los que todo parecía perfecto y ella y Cestov
pudieron relajarse y disfrutar de la compañía del otro. Pero había habido otros
momentos en los que podía sentir la distancia entre ellos. Su corazón estaba
desgarrado en dos direcciones diferentes, aunque se decía a sí misma que no
debía prestarse a problemas. Las probabilidades de que estuviera embarazada
eran buenas, y, en ese caso, no había que tomar ninguna decisión. Ella no le
quitaría su hijo sin importar lo que pasara. Sólo podía esperar que Judith
aceptara quedarse con ella.
Su intento de serenidad duró hasta que visitó el baño. Su período había
comenzado. Miró la pequeña mancha roja y se echó a llorar. En ese momento,
se dio cuenta de cuánto deseaba estar embarazada. No para facilitar su
decisión, sino porque quería tener un bebé. Con Cestov. Con el hombre que
amaba. La verdad se abalanzó sobre ella como una ola y ella lloró más fuerte.
Lo amaba, amaba su naturaleza dulce y protectora, amaba su bondad y el
astuto brillo de sus ojos cuando se burlaba de ella. Amaba la forma en que él la
envolvía en su gran cuerpo como si no pudiera soportar estar sin ella. Incluso
le encantaba la cola que siempre quería tocarla.
Quería decirle cómo se sentía, pero no sería justo para él. No importaba
cuánto lo amara, tenía que estar preparada para cuidar de su hermana, porque
eso es lo que hacía la familia. Se sacrificaron para hacer feliz a los demás.
Judith se había sacrificado por ella. Ahora era su turno.
Salió del baño y encontró a Cestov esperándola.
—Tengo buenas noticias. Parece que aterrizaremos en Granica dentro
de poco...— Se paro bruscamente al ver su cara. — Mi Miri, ¿qué pasa?
—No estoy embarazada.
Por mucho que lo intentara, no podía controlar el temblor de sus labios,
y su intento de formar una sonrisa era un esfuerzo lamentable. Parecía igual de
devastado, pero dio un paso al frente y la atrajo hacia el confort de su abrazo.
—Lo siento mucho —. Sus brazos se apretaron. — Pero debería haber
sabido que era demasiado bueno para ser verdad. Mi pueblo está destinado a
llegar a su fin. Fue una tontería que me hiciera ilusiones.
La desolación en su tono penetró en su propio dolor. — Hrebec dijo que
era posible. Dijo que tuvo un bebé con su pareja humana.
—¿Un milagro, tal vez? — Puso un dedo debajo de su barbilla y levantó
su cara hacia la suya. — Tenía muchas ganas de compartir esta experiencia

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

contigo, pero tal vez esto haga que tus elecciones sean más fáciles.
Se veía tan sincero, y tan triste, que su corazón le dolía físicamente. —
No, Cestov, no es así. No quería dejarte antes y no quiero dejarte ahora. Mi
deseo más ferviente es que podamos encontrar a Judith y Charlie y que ellos
quieran quedarse con nosotros —. Ella finalmente logró una sonrisa. —
Aunque, puede que necesitemos una nave más grande.
—Haré los arreglos para conseguir una más grande —, dijo
inmediatamente.
Qué dulce.
—Pero no sé por lo que ha pasado. Si su vida ha sido... difícil, entonces
puede que sólo quiera volver a la Tierra.
—Lo sé. Debes hacer lo que te parezca mejor. Pero primero debemos
encontrarla. Venía a decirte que deberíamos aterrizar en unas pocas horas.
Las mariposas revoloteaban en su estómago. ¿Estaba finalmente cerca
de encontrarlos?
—¿Todavía crees que deberíamos empezar con Selo? — preguntó.
En la investigación de Cestov sobre Granica, había encontrado que era
principalmente un planeta agrícola. Había un gran puerto interestelar en el
continente principal, pero como su nave era lo suficientemente pequeña como
para aterrizar en casi cualquier lugar de la superficie, no tenían que empezar
su búsqueda allí. A partir de la información de las interwebs, parecía que la
mayoría de los nuevos asentamientos se concentraban en la parte norte del
continente, y Selo era la ciudad central de esa zona.
—Sí, eso creo. Muchos de los nuevos residentes parecen estar
asentándose cerca de allí. Espero que eso haga más fácil encontrar noticias de
tu hermana. O del Cire que la compró —, dijo con tristeza. — Tiene mucho
por lo que responder.
—Tenemos que asegurarnos que Judith y Charlie estén a salvo primero.
—Por supuesto —. Se frotó la barbilla. — Pensé que tal vez sería mejor
enviar a Maldost a la ciudad para investigar.
—Maldost. ¿En serio? — preguntó dudosa. Por mucho que le haya
gustado el gran macho, todavía lo consideraba un joven impetuoso.
—Sí. Creo que él puede manejar la responsabilidad y tiene una forma de
tratar a la gente. Si empiezo a hacer averiguaciones, la gente puede asumir que
soy como el Cire que la compró.
—Podría ir —, se ofreció.
—Absolutamente no. No permitiré que te vayas sin mi protección. Eres
demasiado deseable —. Sus ojos se calentaron y a pesar de su tristeza, sintió
que su cuerpo respondía.
—Vas a tener que esperar unos días más para eso. Acabo de empezar mi

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

período —.
Frunció el ceño. — ¿Tu qué?
— ¿Mi ciclo menstrual?
Todavía parecía en blanco, así que le dio una palmadita en el brazo. —
No importa. Sólo significa que no podemos tener sexo por unos días. Y que
necesito ir a ver a Whovian.
—¿Qué pasa? ¿Estás enferma? — Sus fosas nasales se abrieron. — No
entiendo. Tu olor ha cambiado. Es más profundo, más rico, más embriagador.
Pero también detecto una pizca de sangre. ¿Estás herida?
—No, Cestov. Te prometo que estoy bien. Pero necesito hablar con él
sobre los suministros.
—Te acompañaré.
La idea de tener que intentar explicar sus necesidades delante de los
dos, la hizo sentir vergüenza. — ¿Por qué no vas e informas a Maldost en su
lugar? Entonces iré a buscar a Lilat y vendré a buscarte —. Si no iban a buscar
a la cría cada mañana, ella venía a buscarlos.
Él aceptó a regañadientes y poco después, ella estaba en el laboratorio
de Whovian tratando de explicar lo que quería. Para su enorme alivio, estaba
familiarizado con el concepto de los ciclos menstruales y después de pensarlo
un momento, produjo un pequeño disco blanco cóncavo.
—¿Qué es eso? — dijo ella sospechosamente.
—Es un tipo de esponja. Absorberá tu flujo y lo procesará.
—¿Cuánto tiempo dura?
—Absorberá…— se detuvo para calcular — una décima parte de tu peso
corporal.
—¿Significa eso que no necesito cambiarlo?
—No hasta que hayas cesado tu flujo. Entonces retíralo y déjalo secar
por lo menos durante dos días. Puedes reutilizarlo en tu próximo ciclo.
Ella hizo un gesto de dolor. — ¿No será, umm, algo desagradable?
Se veía horrorizado. — Por supuesto que no. Aparecerá tal como lo hace
ahora. Te dije que procesará tu sangre, la absorberá y la limpiará.
Con un poco de incertidumbre, ella extendió la mano y la tomó. ¿Uno?
¿Para todo su período? Como no tenía muchas opciones, lo intentaría.
Mientras lo estudiaba, se dio cuenta que en realidad se parecía a un diafragma,
lo que la hizo preguntarse...
—Umm...— Se torció las manos antes que finalmente se le escapara. —
¿Está bien tener sexo mientras lo llevas puesto?
Para su gran alivio, ni siquiera pestañeó. — Sí, es bastante seguro.
—Gracias, Whovian.
Inclinó la cabeza. — Si puedo serte de alguna pequeña ayuda, te estoy

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

muy agradecido. Tus canciones han hecho mi dolor mucho más fácil de
soportar.
—¿Tu dolor? —, preguntó en voz baja.
Sus ojos se volvieron distantes y por un momento, ella pensó que estaba
a punto de hablar. Pero al final, sólo sacudió la cabeza.
—Es mi carga. Sólo sé que la has hecho más ligera.
—Me alegro. Gracias por decírmelo. Y gracias por esto.
—¿Necesitas más instrucciones?
—No, no. Está bien —, dijo rápidamente. — Volveré si lo necesito.
Poco después, ella y Lilat se unieron a Cestov en el puente. Granica
estaba a la vista. A diferencia de Trevelor, se veía claramente alienígena con
masas de tierra en tonos púrpuras, mientras que los mares tenían suaves
tonos rosas.
—Mira, Lilat —, dijo. — Hace juego con tus colores.
La slonga no parecía interesada. Estaba demasiado ocupada usando su
trompa para explorar el cabello de Mariah, algo con lo que había desarrollado
una fascinación en los últimos días. Mariah se preguntaba si era por las rayas
rosas, que ahora se desvanecían. ¿Alguno de estos planetas tendrían
peluquerías?
Maldost rebotó hacia ella, aunque quizás rebotar no era el término
correcto para un macho con más de 2 metros de piel. Todavía le recordaba a
veces a un cachorro de gran tamaño.
—Voy a encontrar a tu hermana —, le dijo con confianza.
—Gracias, Maldost. Espero que puedas hacerlo.
—¿Se parece a ti? ¿Pálida y casi calva?
Se ahogó en una protesta indignada. Su pelo largo era una de sus
características favoritas, pero supuso que comparada con Maldost, debía
parecer bastante desnuda.
—Aún más calva —, dijo solemnemente, recordando el pelo corto de
Judith. — O al menos lo estaba. Su pelo puede haber crecido ya.
—¿Hasta este punto? — Empezó a alcanzar las puntas de su pelo y
Cestov le agarró la mano con un gruñido bajo.
—No le toques el pelo.
—No, no. Lo siento, jefe —. Maldost bajó las orejas pero le hizo un
rápido guiño a Mariah, cuando Cestov retrocedió.
—Sólo ten... cuidado, ¿de acuerdo? —, dijo. — Si está en una mala
situación, no quiero empeorarla.
Sus ojos dorados se volvieron serios. — Tendré cuidado. Puedes confiar
en mí.
—Sé que puedo. Gracias.

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

El aterrizaje fue como estaba planeado y estacionaron el Wanderer en el


pequeño campo en un extremo de la ciudad. Mientras esperaban el regreso de
Maldost, ella y Cestov revisaron las imágenes que la nave había tomado
durante el descenso. El paisaje era más escaso de lo que ella esperaba, a pesar
de los colores suaves. La mayor parte de la superficie parecía estar cubierta de
vegetación baja en varios tonos púrpuras con plantas más altas sólo cerca de
los lagos rosados. Habían volado sobre varias pequeñas granjas, la mayoría de
ellas consistentes en unos pocos edificios de un solo piso y grandes rebaños de
robedas —un tipo de ganado de pelo largo que parecía más bien un pequeño
rinoceronte con pelo— antes de aterrizar en una pequeña meseta que se
extendía en suaves colinas hacia una lejana cordillera.
Cestov también le mostró cómo usar el mirador de la nave, para
observar la ciudad con mayor detalle. Estaba compuesta por más edificios
bajos esparcidos a lo largo de una larga calle principal. Los edificios estaban
formados principalmente por lo que parecía estuco rosa y le recordaban a los
edificios de adobe que había visto en Nuevo México, hasta los patios abiertos
y los patios que se encontraban frente a muchos de ellos. En otras
circunstancias, ella habría disfrutado de la oportunidad de explorar. Varias
especies diferentes vagaban por las calles, pero las más predominantes eran los
granicanos nativos, una raza de personas pequeñas y esbeltas de piel rosa
cremosa y pelo de algodón de azúcar en una variedad de tonos.
Todo parecía pacífico y agradable, y sólo podía esperar que la vida de su
hermana aquí hubiera resultado ser de la misma manera.
A pesar de un número de carros automatizados, el medio de transporte
más común parecía ser los xuths, bestias altas y peludas que tenían un
asombroso parecido con los camellos de la Tierra, aparte del hecho de que
tenían cuatro ojos y su largo pelaje peludo era de un azul polvoriento. Sin
embargo, tenían dos jorobas, y la mayoría llevaba una silla de montar entre
esas jorobas. Ella vio con diversión como un niño pequeño ordenó a uno a
ponerse de rodillas, y luego se subió a bordo con un aire regio. ¿Habría hecho
Charlie eso?
Sus ojos se llenaron de lágrimas, y Cestov se acercó para abrazarla.
—¿Qué pasa, mi Miri?
—Sólo pensando en Charlie. Espero que esté bien. Que ambos lo estén.
Este no parece un mal lugar, ¿verdad?
—No —, dijo lentamente. — Pero no me gusta la presencia Dhalecs .
—¿De qué?
—Los grandes machos azules —. Señaló a dos de los diferentes
alienígenas que ella había notado. Grandes y corpulentos machos sin cuello y

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

con colmillos enormes, no parecían estar haciendo nada particularmente


dañino a pesar de su apariencia prohibitiva. Estaban sentados en un patio
exterior frente a lo que parecía ser una taberna, bebiendo de grandes tazas.
—No están molestando a nadie.
—No. Pero no tienen una buena reputación. Son mercenarios y trabajan
para quien pague más. Lo cual no es necesariamente malo, pero tienen una
reputación de comportamiento algo... inescrupuloso. Parece un lugar extraño
para encontrarlos.
Miró su cara de preocupación y sonrió tranquilamente. — Estoy seguro
que no es nada. Mi padre era un poco paranoico con otras especies y supongo
que me lo ha transmitido a mí.
—¿Lo hizo? Todos en tu nave vienen de un lugar diferente.
Se rió. — Tienes razón. Probablemente es más exacto decir que
transmitió sus sentimientos sobre algunas razas específicas como los
vedeckianos y los dhalecs. Tenía fuertes opiniones sobre lo que estaba bien y
lo que estaba mal, y violaban su código de moral —. Su sonrisa se desvaneció.
— Creo que pudo haber quedado decepcionado por algunas de las decisiones
que he tomado.
—No creo que nunca hagas nada moralmente malo —, dijo
inmediatamente. Oh, ella podía creer que él podría no seguir todas las normas
al pie de la letra o comportarse siempre con perfecta propiedad, pero sabía que
nunca se propondría deliberadamente herir a alguien más o aprovecharse de
ellos.
—Gracias, Mariah —. La acercó y juntos continuaron vigilando la calle.
Ahora que él la había llamado la atención sobre ellos, ella mantuvo sus
ojos en los dos Dhalecs. Empezó a notar que la mayoría de la gente de la
ciudad los evitaba. Dos veces, alguien comenzó a entrar en el patio donde
bebían, vio a los machos y se alejó. Cuando un joven macho granicano venía a
traerles más bebidas, sus manos temblaban tanto que ella podía ver la bandeja
en movimiento. Los Dhalecs agarraron las tazas y lo despidieron con un puño
casual en la parte posterior de su cabeza.
Ella comenzó a sospechar que el padre de Cestov había tenido razón.
No eran gente agradable.
Pero entonces vio a Maldost acercarse por el callejón detrás de la calle
principal y todos los pensamientos sobre los Dhalecs desaparecieron.
—Está llegando. Vamos a encontrarnos con él.
—No tan rápido, mi Miri. Te vas a lastimar —, dijo Cestov mientras
tropezaba con la pata de su silla en su prisa.
—Estoy bien, estoy bien. Vámonos.
Ella tiró con impaciencia de su mano y él se rió y cedió. Cuando

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

Maldost salió del ascensor, lo estaban esperando.


—¿La encontraste? —, salió corriendo.
—No estoy seguro, pero tal vez.

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Capítulo Diecisiete
Mariah miró fijamente a Maldost e intentó abstenerse de sacudirlo. —
¿Qué quieres decir con que no estás seguro?
Sacudió la cabeza y se dirigió al salón. — Un momento. Tengo hambre.
—Maldost, me estás matando aquí. ¿Qué ha pasado?
—Paciencia, mi miri —, dijo Cestov tranquilamente.
Juntos esperaron a que Maldost recuperara un enorme tazón de comida
de una de las máquinas de cocina.
— ¿Y bien? —, exigió ella tan pronto como él se sentó.
Él frunció el ceño. — Nadie en este lugar quiere hablar mucho. Hice lo
de siempre: busqué en los puestos de los comerciantes, me detuve a comer,
traté de conversar con alguien que conocía —. Sacudió la cabeza. — Por lo
general, la gente en un pueblo comercial aislado, está ansiosa por hablar con
extraños. Estas personas parecen reacias a hablar de cualquier otra cosa que
no sea de negocios.
—¿Viste los Dhalecs? — Cestov dijo sombríamente.
—No, pero escuché suficientes susurros para adivinar que estaban aquí.
—¿Qué pasa con mi hermana? — interrumpió.
—Empecé unas cuantas conversaciones sobre una nueva especie
extraña, lo siento, Mariah, pero tan pronto como insinué a alguien
remotamente humano, dejaron de hablar —. La miró, con preocupación en sus
ojos. — Lo cual sospecho que significa problemas.
—Oh no —. Su corazón comenzó a latir. — ¿Encontraste algo?
—No, en realidad no. Sólo esa extraña reticencia a hablar —. Miró a
Cestov. — Y eran aún peores si mencionaba un Cire.
—Entonces, ¿no averiguaste nada? — Sus esperanzas comenzaron a
desvanecerse.
—No, pero estaba volviendo a la nave cuando uno de los granicanos me
hizo señas para que entrara en un callejón. Me dio esto —. Sostuvo un trozo
de papel con algunos números.
—¿Qué son esos? No lo entiendo.
—Son coordenadas —, dijo Cestov. — ¿Dijo algo más?
—No. Me lo puso en la mano y me dijo que me fuera. Luego
desapareció.
—¿Crees que es ahí donde está mi hermana? —, le preguntó a Cestov,
que frunció el ceño ante el papel.
—No lo sé. Pero creo que tenemos que ir y averiguarlo.

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

Después de considerar el asunto, Cestov decidió que la mejor


aproximación no sería intentar aterrizar el Wanderer en las coordenadas dadas.
Si había problemas allí, no quería que la vista de la nave provocara ningún tipo
de incidente.
—Creo que lo mejor sería acercarse como los viajeros normales —, dijo.
— ¿Podrías conseguir transporte, Maldost?
—Por supuesto. ¿Quieres dos de las bestias de carga? — Sonrió,
mostrando sus grandes colmillos blancos.
—Creo que preferiríamos uno de los carros.
Tan pronto como Maldost se fue, se volvió hacia su compañero. Había
estado circulando entre la emoción y el miedo, encantada de que pareciera que
su hermana estaba tan cerca y aterrorizada de lo que encontraría.
—Quizás deberías quedarte en nave —, le dijo.
—No, en absoluto. Voy a ir contigo.
No había nada que quisiera más. Incluso ahora, su cola se deslizó por el
pequeño espacio entre ellos y se enroscó alrededor de su tobillo. Pero...
—No sabemos a qué nos enfrentamos. Podría ser peligroso.
—Si mi hermana está allí y es peligroso, entonces hay más razones para
que yo vaya.
—No puedes protegerte a ti misma.
Desnudó sus pequeños dientes blancos en un adorable intento de
parecer feroz.
—Puedes apostar que puedo, amigo. Si no me das una de esas armas,
encontraré una en algún lugar.
—Estarás más segura aquí en la nave —, sugirió, aunque odiaba la idea
de separarse de ella. — Si encuentro a tu hermana, te prometo que te la traeré.
—¿Y si te pasara algo? — Las lágrimas llenaron esos grandes ojos
azules. Entonces habré perdido a tres personas a las que... cuido. Y nunca
sabré lo que le ha pasado a ninguno de ustedes.
Sus instintos rivalizaban entre sí, el impulso de protegerla a toda costa
con el impulso de tenerla con él en todo momento, pero al final, sus lágrimas le
ganaron. No podía soportar verla tan infeliz.
—Eres una mujer muy exasperante —, dijo con un suspiro.
—¿Significa eso que me llevarás contigo?
—Sí.
Su sonrisa lo cegó. — Gracias, Cestov.
Mientras Maldost estaba arreglando el alquiler de un carro, Cestov
instruyó a Plovac para que moviera el Wanderer a mitad de camino de su

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

destino. Todavía estarían lo suficientemente lejos como para evitar ser


detectados y Maldost se reuniría con ellos allí para que pudieran recorrer el
resto del camino en el vehículo local.
Desafortunadamente, Mariah no manejó bien la espera. Se paseó de un
lado a otro, llegando a especulaciones cada vez más graves.
Sólo se le ocurrió una forma de calmarla. — Ven conmigo.
—¿Pero qué pasa si Maldost vuelve? Quiero estar lista para ir.
—Le va a llevar al menos una hora llegar aquí. — La recogió y la llevó a
su cabina mientras ella suspiraba y dejaba de protestar.
—¿Qué vas a hacer? Si crees que voy a tomar una siesta, estás loco.
—No, mi Miri, tengo un plan mejor.
—¿Lo tienes?
—Sí. Aquí —. Le dio la caja que había recuperado de la bodega de carga.
—¿Qué es esto?
—Ábrelo y averígualo.
Frunció el ceño pero abrió la caja, y luego jadeó sorprendida. — Oh, son
preciosas.
La caja estaba llena de finos pañuelos de seda en una vibrante gama de
colores.
—¿De dónde han salido?
—Son parte del comercio de bienes —. Una parte costosa porque
fueron hechos de las fibras más finas hiladas por las arañas de Wignow, pero
él había decidido que prefería verlos en su compañera, que preocuparse por
sus ganancias.
—¿Y son para mí?
Él asintió con la cabeza y ella se arrojó a sus brazos. — Eres realmente
el macho más dulce.
Después de besarla hasta que sus firmes pezones se frotaron contra su
pecho, levantó la cabeza y le sonrió.
—Tal vez no sea del todo dulce. Debo admitir que tenía algo en mente.
—¿En mente? ¿Con los pañuelos?
—Sí. Esa primera noche, prometiste mostrarme la danza de los siete
velos —. La idea lo había provocado desde entonces.
—Sabes que no recuerdo eso.
—Yo sí.
—Y ni siquiera estoy segura que sea un baile de verdad, es algo que he
oído decir a la gente —, protestó, pero él pudo ver que ella estaba
considerando la idea.
—Baila para mí, mi Miri. Por favor.
—Supongo que puedo intentarlo —. Ella pasó una mano burlona a lo

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

largo del fuerte dolor de su eje erecto. — Estoy segura que hay un sultán en la
historia. ¿Vas a interpretar esa parte?.
—¿Un sultán?
—Un hombre rico. Un gobernante. Uno que se recostaría en una cama
de almohadas mientras su mujer bailaba para él. ¿Puedes ser mi sultán? — Con
una sonrisa pícara, desapareció en las instalaciones sanitarias con su caja de
pañuelos.
¿Un gobernante rico? No era un papel que él esperara jugar, pero lo
menos que podía hacer era unirse a su juego. Se desnudó voluntariamente y se
fue a la cama, apilando todas las almohadas que pudo encontrar. La idea que
ella bailara para él, vestida sólo con los finos pañuelos, tenía su semilla perlada
en la punta de su erección. Le dio un duro golpe, deseando ser paciente. La
puerta se abrió un momento después y tuvo que agarrar la base de su eje para
evitar que explotara.
Tres bufandas revoloteaban alrededor de sus exuberantes caderas
mientras otras dos apenas contenían sus pechos llenos. Las dos últimas le
cubrieron la cabeza, dejando sólo sus ojos visibles —grandes, azules y
misteriosos. Cantando en voz baja, bailó por la habitación, tan elegante como
siempre pero con un borde seductor que tenía su pene palpitando en su mano
mientras se agarraba desesperadamente a la base.
Un velo se deslizó, luego otro, dejando sólo una delgada nube de azul
cubriendo su delicioso sexo. La tela translúcida apenas ocultaba nada, pero se
encontró tan ansioso por que ella lo quitara como si fuera completamente
opaco. Quería que estuviera completamente desnuda para él. El siguiente
pañuelo vino de alrededor de sus pechos, mostrando un tentador toque de
puntiagudos pezones rosados.
—Mariah —, gimió.
Ella sólo le sonrió y siguió bailando, cantando algo sobre el vertido de
azúcar. A él no le importaba; sólo quería que ella siguiera bailando, que
siguiera revelándose ante él. Otro velo y sus pechos se soltaron, desnudos y
perfectos, ondulando con sus movimientos, y luego el último revoloteó en el
suelo.
No podía esperar más. Olvidando su papel, se levantó de la cama para
tomarla en sus brazos. Los dos últimos velos aún cubrían su cabeza y él los
arrancó, queriendo ver su hermoso rostro mientras la besaba. Más semilla se
reunió en la cabeza de su pene mientras la llevaba a la cama, deslizando un
grueso dedo entre sus pliegues, rezando para que estuviera lista para él.
Agradeció a Granthar. Era resbaladiza, caliente y perfecta. No podía esperar
más. Se deslizó dentro de ella mientras ella se arqueaba en su empuje.
—Sí, mi sultán. Sí, Cestov.

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

Se sumergió indefenso, abrumado por su necesidad de ella, y ella se


enfrentó a cada golpe, sus suaves gritos instándolo a seguir adelante hasta que
él explotó en olas temblorosas mientras su pene se hinchaba, anudándose
dentro de ella. Su cola se movió a través de su clítoris y entonces ella también
se acercó, en exquisitos pulsos que enviaron sacudidas de placer a través de su
cuerpo.
Se desplomó sobre la cama y la acercó, con cuidado de no perturbar sus
cuerpos unidos.
—Me gusta mucho este baile.
—Me di cuenta —. Le sonrió y le puso la mano en la mejilla. – Gracias.
—¿Por qué?
—Por los pañuelos, por jugar conmigo, por estar aquí conmigo.
—Si es posible, siempre estaré contigo.
Sus ojos se llenaron de lágrimas y enterró su cara en su pecho.
—Por favor, que sea posible —, la oyó susurrar.

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Capítulo Dieciocho
Cestov redujo la velocidad del carro cuando se acercaron a la granja. Se
parecía a todos los otros edificios que habían sobrevolado, aunque tal vez un
poco más deteriorado. El muro que rodeaba el patio exterior, podría haber
usado pintura y una línea de arbustos florecientes a lo largo del muro, pero
estaba caído, medio muerto por falta de cuidado. Habían visto una manada de
robedas en un campo cercano, pero no parecía haber nadie cuidando de ellos.
Incluso el aire parecía curiosamente quieto.
—¿Dónde están todos? ¿No crees que un lugar de este tamaño tendría
gente trabajando aquí? — Mariah susurró.
—Sí —, dijo con gravedad y puso la mano sobre su arma. Nunca debió
dejarla venir con él. Aunque no vio ningún peligro obvio, no pudo evitar
preguntarse si algo acechaba en las silenciosas sombras.
—Supongo que sólo estoy siendo tonta —, dijo firmemente. — Después
de todo, es sólo una casa, ¿verdad?
A pesar de sus palabras, se encogió un poco más cerca de él y su cola le
dio un abrazo reconfortante.
—No te preocupes, mi Miri. Estoy seguro que todo está bien.
Detuvo la carreta en la puerta del patio. — Tal vez deberías esperar
aquí.
Sus ojos se entrecerraron. — ¿Por qué?
—Si es la casa de un Cire, podría ser más receptivo a verme a solas que a
admitir a una pareja.
—Y si es un horrible propietario de esclavos, podría pensar que eres
igual y relajarse, —señaló.
—Tal vez tengas razón —. Y preferiría tenerla a mano.
—Muy bien —, estuvo de acuerdo. — Sólo quédate detrás de mí.

Mariah puso los ojos en blanco, pero asintió con la cabeza y se colocó
detrás de él. Su cola llegó hasta atrás y se curvó alrededor de su muñeca y ella
le dio una palmada de agradecimiento. No estaba nerviosa exactamente, pero
el silencio absoluto era definitivamente extraño. Podía oír el lejano descenso
del ganado, pero el débil crujido del viento era el único otro sonido. Si esta
fuera una película del oeste, ella habría esperado ver pasar una planta
rodadora.
Cestov empujó la puerta, la bisagra crujió lo suficientemente fuerte
como para hacerla saltar. Dentro del muro, el patio tenía el mismo aire

99
A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

abandonado. Más flores moribundas se alineaban en el borde de una terraza


abierta en un lado y un ornamentado reloj de sol había sido derribado de su
pedestal. El camino de baldosas que conducía a la puerta principal estaba
cubierto de polvo y huellas de pisadas. Sus esperanzas comenzaron a
desvanecerse de nuevo. ¿Seguramente su hermana no estaba aquí? No podía
imaginar a Judith viviendo en un ambiente tan desordenado. Pero entonces su
ojo se fijó en un destello rojo bajo los arbustos.
Tiró de la cola de Cestov y señaló. Una pelota de colores brillantes,
obviamente un juguete para niños, estaba medio escondida en la vegetación.
La vio y asintió con la cabeza, con la mano apretando sobre su arma. Por favor,
ella rezó, por favor, que estén aquí.
El camino llevaba a la terraza y a un gran conjunto de puertas dobles
prohibidas, atadas con metal. Una pequeña campana colgaba junto a ellas.
Haciendo un gesto para que se quedara a un lado, Cestov tiró de la campana.
Las inesperadas y melodiosas campanadas sonaron a través del patio, en
contra del silencio opresivo. Esperaron, pero nada se movió dentro de la casa.
Después de una larga pausa, llamó a la puerta, con el puño en alto.
—Váyase. Ya te he dicho que no sé dónde están los papeles.
La voz era indudablemente femenina, pero joven y asustada. No su
hermana. Su corazón se hundió pero no pudo evitar responder al terror de la
voz suave.
—No estamos aquí buscando papeles. Estamos tratando de encontrar a
alguien. ¿Puede ayudarnos? — Ella echó otra mirada alrededor del patio
abandonado. — ¿O necesitas ayuda?
Otro largo silencio y comenzó a desesperarse por cualquier respuesta,
pero luego escuchó el sonido de un alambre que se desataba. La puerta se
abrió. Una joven y bonita granicana con pelo lavanda estaba allí, sus manos
temblorosas sosteniendo un arma mientras los miraba. Su mirada viajó de
Mariah a Cestov y sus ojos se abrieron de par en par al perder el color de su
cara.
—¿Quién eres? — susurró.
Mientras hablaba, una pequeña cabeza rubia apareció en el borde de su
falda. El niño ni siquiera miró a Mariah, sino que miró directamente a Cestov.
—¡Papá! — gritó y se echó a llorar mientras se lanzaba sobre su
compañero.
Cestov abrió instintivamente sus brazos y agarró al joven humano. El
niño sollozó contra su cuello y le dio a Mariah una mirada de impotencia. Ella
los miró fijamente y él vio el momento en que ella llegó a la misma conclusión
que él acababa de alcanzar. Su hermano, su hermano gemelo, era el
despreciable Cire que había comprado una hembra humana como esclava.

100
A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

Su conmoción y dolor lo abrumaron. ¿Cómo pudo Bratan haber hecho


tal cosa? El hermano que recordaba nunca habría violado un principio tan
fundamental de su sociedad, pero más que eso, era un hombre genuinamente
amable, siempre dispuesto a dar una palabra amistosa o una mano amiga.
¿Cómo pudo caer tan bajo? Y si lo hubiera hecho, Cestov sólo podía culparse a
sí mismo. Cuánto debió haber cambiado Bratan desde que dejó su nave, todo
porque Cestov no había tenido la habilidad de entender los sueños de su
hermano. Su auto-odio era tan grande que le tomó un minuto darse cuenta que
el chico le hablaba.
—¿Dónde has estado, papá? Devi dijo que nunca volverías.
El chico frunció el ceño a la joven, que seguía mirando a Cestov como si
hubiera visto un fantasma. No era de extrañar que ella pensara que era Bratan.
¿Pero dónde estaba su hermano? ¿Había agravado sus pecados abandonando a
sus esclavos en este desolado lugar? No podía, no podía creerlo, pero la
alternativa era aún más dolorosa. Le dolía el corazón y abrazó al niño más
cerca.
—Charlie. Charlie, ¿me recuerdas? — Mariah dijo urgentemente.
El niño sacudió la cabeza y enterró una cara húmeda en el cuello de
Cestov.
—Devi… ¿Es ese tu nombre? — Cestov preguntó.
—Devoji —, corrigió, todavía mirando fijamente.
—¿Dónde está mi hermano? ¿Dónde está Bratan?
—¿Tu hermano? — Se balanceó un poco en la puerta y Mariah la
alcanzó. La joven se giró para darle las gracias, y su boca se abrió mientras
echaba un segundo vistazo. — Eres pariente de la señora Judith, ¿verdad?
—Sí, lo soy. Es mi hermana. ¿Puedes decirme dónde encontrarla?
—Yo... creo que es mejor que entres.
Devoji se abrió paso hasta la casa y ambos la siguieron. El chico seguía
aferrado a su cuello, sus pequeños brazos casi lo estrangulaban, y su cola subió
para palmear su espalda tranquilamente. En el interior, todas las ventanas
estaban cerradas, pero él podía ver lo suficientemente bien como para notar
que la casa estaba en mejores condiciones que el exterior, poco amueblada
pero limpia y bien cuidada.
—¿Dónde está? —, exigió tan pronto como la puerta se cerró detrás de
él. — ¿Dónde está mi hermano?
—¿Y mi hermana?
Mariah se puso a su lado, con su mano en la pequeña espalda de Charlie.
El niño finalmente levantó la cabeza y la miró.
—Te pareces a mamá.
—Sí, lo sé. Eso es porque somos hermanas. Te conocí cuando eras sólo

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

un bebé.
—No soy un bebé. Soy un niño grande.
—Sí, lo eres. Tan grande —. Sus ojos se llenaron de lágrimas. — ¿Tu
mamá alguna vez me mencionó? Mi nombre es Mariah.
Inclinó su cabeza, considerándola — ¿Tú eres la cantante?
—Sí, eso es. Yo también solía cantarte.
—Canta para mí —, exigió.
—Lo haré, pero primero tenemos que hablar con Devoji.
Los ojos de Mariah se levantaron para encontrarse con los suyos y él vio
el mismo temor que llenó su corazón en el de ella. Si lo que sospechaba era
cierto, Charlie no necesitaba escuchar la discusión.
—Charlie, ¿puedes mostrarle a Mariah tu habitación? — preguntó.
—No —. Los brazos de Charlie volvieron a su cuello. — No quiero
dejarte, papá.
—¿Por qué no se van los dos? — Mariah dijo en voz baja. — Hablaré
con Devoji.
—No deberías estar sola, mi Miri —. No podía soportar la idea que ella
oyera la noticia que él temía, sola.
—Estaré bien..
Un bebé lloró. El sonido resonó en la casa silenciosa y Devoji saltó.
—Iré a buscarla —, dijo con prisa y desapareció por un pasadizo al
fondo de la habitación mientras se miraban fijamente.
Mariah frunció el ceño. — Parece demasiado joven para tener un bebé.
—No es el bebé de Devi —. Charlie les frunció el ceño. – Es mi bebé.
—¿Tu bebé?
—Eso es lo que dice —. Devoji sonrió cuando volvió a la habitación con
un pequeño paquete envuelto en mantas. — Esta es su hermana, Claire.
Los ojos de Mariah se llenaron de lágrimas. — Ese es mi segundo
nombre. ¿Puedo tomarla?
—No se lleva muy bien con los extraños...— Devoji empezó, y luego se
quedó en silencio mientras Mariah alcanzaba al bebé.
Mientras la levantaba, él vio conmocionado como una pequeña cola
verde emergía de la manta y se enroscaba alrededor de la muñeca de Mariah.
Ella miró al bebé y se volvió hacia él para que pudiera ver. El bebé era
completa e indiscutiblemente parte Cire.

Mientras Mariah recogía al bebé en sus brazos, su corazón se hinchó de


emoción. La piel verde pálida y la pequeña cola eran sin duda Cire, pero esos
grandes ojos azules que la miraban tan seriamente eran los ojos de su
hermana, -sus propios ojos.

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

—Hola, pequeña —, susurró, incluso cuando las lágrimas comenzaron a


caer. No había ninguna fuerza en el universo que hubiera causado que su
hermana dejara a su bebé. Miró a Devoji y dijo en voz baja, — Se ha ido,
¿verdad?
La chica asintió, con lágrimas en sus propios ojos. — No mucho
después que el bebé naciera. Agarró fiebre, pero seguía diciendo que estaba
bien, y todos estábamos tan preocupados por el otro asunto que no nos dimos
cuenta de lo enferma que estaba realmente. Cuando el Amo Bratan se dio
cuenta, se fue a la ciudad con ella —. Miró a Charlie, y luego bajó la voz. —
Nunca lo logró. Fueron emboscados en algún lugar de la carretera.
—¿Emboscados?
—Encontraron la carreta volcada a un lado de la carretera. El mariscal
Zakon trató de decir que fue un accidente porque el Amo Bratan conducía
demasiado rápido, pero conducía esa cosa como si fuera parte de él. Sé que no
fue un accidente. Especialmente cuando los Dhalecs empezaron a aparecer.
—¿Los Dhalecs? — Cestov se había unido a ellos, aunque notó que tenía
su mano cubriendo la oreja de Charlie mientras lo acunaba contra su cuerpo.
El niño la miró pensativo, con el pulgar en la boca.
—Sí —, dijo Devoji. — Quieren los papeles de propiedad de la granja.
—¿Dónde están los papeles?
—No lo sé, pero me dijeron que los encontrara o empezarían a buscar.
Mariah miró a la joven, recordando los monstruosos alienígenas que
había visto en la ciudad. — Estoy muy impresionada de que te hayas
enfrentado a ellos.
—Bueno, la primera vez que vinieron, mis hermanos estuvieron aquí... y
tengo muchos hermanos. — Ella mostró una rápida sonrisa. — Muchos
parientes realmente, y hasta ahora, los Dhalecs no han salido y amenazado a
nadie. A pesar de que todos sabemos que va a pasar. Han vuelto dos veces pero
alguien siempre ha estado conmigo. Hoy, mi hermano Devorat tuvo que ir a
ayudar con la cosecha de nuestra familia y no volverá hasta esta noche.
Cuando oí la campana, pensé que eran ellos.
—¿Pero realmente no sabes dónde están estos papeles?
—No —. Devoji sacudió su cabeza de nuevo y luego miro a Cestov. —
Pero sé lo que dicen. Te dejó la granja a ti.

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

Capítulo Diecinueve
—No lo quiero —, dijo Mariah automáticamente. Nunca habían discutido la
posibilidad de establecerse en un lugar. Lo que necesitaban hacer era alejar a
estos niños de este espantoso lugar. El bebé en sus brazos arrulló y ella sonrió
a esa dulce cara no humana. No había ninguna posibilidad de volver a la Tierra
ahora. Pero sin importar las circunstancias de su nacimiento, esta era su
sobrina e iba a asegurarse que nunca dudara de que era amada.
—Un momento, mi Miri —, dijo Cestov.
—¿Qué? ¿Honestamente no quieres quedarte aquí? ¿Después de todo lo
que ha pasado? — Se estremeció al pensar en lo que Judith había pasado,
vendida a un alienígena que no se parecía en nada a su hermano. Obligada a
tener un hijo...
—No sé qué pasó —, dijo lentamente. — Y quiero averiguarlo.
Miró a Charlie, medio dormido ahora mientras se chupaba el pulgar y se
acurrucaba contra Cestov con apariencia de satisfacción. Tal vez su hermano
había sido bueno con el niño, decidió, pero eso no excusó el trato que le dio a
su hermana.
—Era mi hermano, Mariah —, continuó. — Se lo debo a él.
—¿Deberle?¿Después que él mal…se volviera loco, compró a mi hermana
para que fuera su esclava?
—¿Qué? — Devoji parecía sorprendida. — No te creo. Nunca he visto a
una pareja más enamorada.
—¿Amor? — resopló. — De alguna manera lo dudo.
La ira corría por sus venas y aunque sospechaba que era en parte una
respuesta a su dolor, acogió con satisfacción la quemadura de fuego.
—¿Cuándo volverá tu hermano, Devoji? — Cestov preguntó.
—A última hora de la tarde. Dijo que volvería a tiempo para ordeñar las
robedas —. Asintió con la cabeza a Claire. — La pequeña se ha tomado
bastante bien la leche.
Su garganta amenazó con obstruirse con lágrimas. — ¿Cuánto tiempo
ha pasado?
—Hace poco más de un mes —. La tristeza cruzó la cara de la chica. —
Mi hermano mayor envió un mensaje a Ciresia para intentar contactar con
usted, pero aún no hemos oído nada. Devorat era el capataz de Bratan, así que
ha estado cuidando de las manadas. Me he estado quedando aquí para que la

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

casa esté ocupada y para facilitarle las cosas a Charlie


Mariah miró de nuevo a su sobrino, ahora completamente dormido, su
cuerpo se extendía contra el de Cestov con la fácil confianza de un niño que
no tiene miedo que le hagan daño. A pesar de su prisa por irse, ella entendió el
punto de vista de Devoji. Tal vez sería más fácil para Charlie tener la
oportunidad de conocerlos a ambos. Ella suspiró.
— ¿Por qué no lo llevas a la cama y luego podemos hablar? —, le
preguntó a Cestov.
Él dudó, pareciendo reacio a separarse de su sobrino, pero luego asintió
con la cabeza. — ¿Dónde está su habitación?
—Por aquí.
Devoji Guió el camino por el largo pasillo y Mariah la siguió. Un lado
del amplio pasillo tenía ventanas que se abrían al patio, aunque ahora estaban
todas cerradas, con habitaciones alineadas al otro lado.
—Esta es mi habitación —, dijo la chica cuando pasaron por la primera
puerta. — Es decir, si desea que me quede...
—Sí.
—Sí.
Ambos hablaron al mismo tiempo, y luego Mariah añadió: — Por favor.
Durante el tiempo que pasó con Judith y Charlie, siempre fue la tía, no
la madre, y no estaba nada segura de qué hacer con un bebé y un niño
pequeño.
—Por supuesto —, dijo Devoji con una cálida sonrisa. — Odiaría dejar a
los pequeños. Y esta es la habitación de Charlie.
Abrió la segunda puerta y Mariah casi se echa a llorar otra vez. La
habitación era una versión más reducida de la habitación de Charlie en casa.
Todavía recordaba a Judith preocupándose por el tono correcto de azul y
pintando cuidadosamente a mano el borde del tren, el mismo borde que corría
por la parte superior de estos muros.
Cestov bajó cuidadosamente a Charlie a la camita, con la cola colgando
como si no quisiera separarse del niño antes que se alejara.
—¿Te gustaría ver el resto de la casa? — dijo Devoji suavemente
mientras tiraba de la puerta a medio cerrar.
—Sí, por favor —. ¿Habría otros signos de la presencia de Judith?
Las hubo. La habitación de Claire estaba decorada en amarillo pálido
con otro borde pintado a mano. Otro diseño que recordaba que Judith
discutió con ella, aunque le pareció bastante tonto en ese momento.

El dormitorio principal era el peor. Una cama enorme, llena de


almohadas, no tantas como Judith había querido en casa, pero suficientes para

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

mostrar el sello inconfundible que su hermana había puesto en la habitación.


Las cortinas en el verde suave favorito de Judith cubrían las ventanas e incluso
había un pequeño tocador. ¿Podría haber juzgado mal al hermano de Cestov?
No parecía la habitación de un esclavo, sino la de una mujer con un marido
indulgente. Se acercó al tocador, y esta vez no pudo contener sus lágrimas. El
brazalete de la amistad tejido que hacia juego con el suyo estaba junto a un
cepillo de madera.
—Silencio, mi Miri —, los brazos de Cestov la rodearon. — Estás
inquietando a la pequeña.
—Yo... no puedo...
—Me la llevaré —, dijo Devoji rápidamente. – Ustedes dos tómense un
tiempo.
Tan pronto como la chica salió de la habitación, Cestov la recogió y la
llevó a la gran silla del rincón, acunándola en sus brazos mientras sollozaba.
Cuando sus llantos finalmente se apagaron, ella miró hacia arriba para ver que
sus ojos también estaban mojados de lágrimas.
—Llegamos demasiado tarde —, dijo.
—Ya lo sé. ¿Cómo puedo perdonarme a mí mismo?
—Él fue el que te dejó.
—Porque no escuché lo que él quería. Porque pensé que era un sueño
tonto e imposible. Él quería una pareja y yo pensé que tal cosa nunca podría
ser. Sin embargo, ahora te tengo a ti y ahora sé que es posible —. Sus ojos se
cerraron por un momento. — Al menos tuvo la oportunidad de descubrirlo
por sí mismo.
—Quieres decir que tuvo la oportunidad de comprar una compañera —,
dijo amargamente.
—Deja eso, Mariah. ¿Has visto algo en esta casa que indique que tu
hermana era una esclava para él?
—Tal vez era un buen dueño de esclavos —, murmuró resentida.
—Te estás olvidando de otra cosa.
—¿Qué?
—Claire. Bratan no habría podido embarazarla a menos que fuera fértil,
y sólo habría sido fértil si hubiera encontrado a su pareja.
Pensó en el bebé, en los ojos de Judith en esa cara verde pálida, y
suspiró. — Así que realmente puede suceder.
—Sí.
—Pero no para mí, no para nosotros — ¿Por qué le dolió tanto?
—Mi Miri, sólo hemos estado juntos por unas pocas semanas. ¿Siempre
sucede inmediatamente en tu planeta?
—No, por supuesto que no —. Enterró su cabeza en su pecho,

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

recordando la pena que le había invadido cuando se dio cuenta que no estaba
embarazada. Por una vez, ella sentía realmente envidia de Judith. ¿Era este
anhelo lo que originalmente había llevado a su hermana a decidir tener un
bebé, incluso sin un marido? ¿Había sido feliz de tener otro? Recordando la
forma en que Judith se había enamorado de Charlie, sospechaba que estaba
muy contenta.
—¿Qué hacemos ahora?
—Necesito averiguar lo que pasó —. Frunció el ceño. — Devoji
mencionó problemas con los Dhalecs. Necesito saber por qué están aquí y si
fueron responsables de su muerte.
—¿Y si lo fueran?
—Entonces por el Martillo de Granthar, serán vengados.
Su corazón se tambaleó. — Cestov, por favor...
—¡Papá! — El triste sollozo de Charlie resonó en el pasillo.
—Iré a él —, dijo, levantándola rápidamente a sus pies.
—Tienes que decírselo —, dijo ella en voz baja.
—Ya lo sé.

Cestov abrió la puerta para encontrar a Charlie sollozando con un


pequeño animal de peluche.
—No llores, Charlie.
—¡Papá! — El pequeño rostro afligido levantó la vista, y se lanzó a
Cestov.
Lo agarró con facilidad mientras los pequeños brazos se estrechaban
alrededor de su cuello una vez más. Le dolía el corazón mientras envolvía una
cola protectora alrededor de la espalda del chico, deseando evitarle el dolor.
—Creí que te habías ido otra vez, papá —, dijo indignado.
—No, Charlie, no voy a dejarte. Pero tengo que hablar contigo.
Un pulgar sucio se metió en la boca del chico.
—Charlie, lo siento pero no soy realmente tu papá. Tu verdadero papá
era mi hermano. Sólo nos parecemos.
—Papá...— Charlie insistió, frunciendo el ceño.
—No, soy tu tío. Pero eso es algo así como un papá también.
—¿Papá también? — Cuando Cestov asintió, una sonrisa apareció en la
cara del niño por primera vez y levantó su mano, contando con sus dedos. —
Papá uno. Papi dos.
La palabra se instaló dentro de él, llenando su corazón. — Sí, Charlie,
seré tu papá dos. ¿Vamos a ver a tu tía Mariah ahora?
Charlie se veía pensativo, y luego levantó los dedos de nuevo. — Mamá
dos.

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

Le dolía el pecho. Sospechaba que Mariah estaría encantada. — Sí,


Charlie, mamá dos.
El niño se retorció para que lo deje abajo, y luego salió corriendo al
pasillo gritando: — ¡Mamá dos, mamá dos!
Una sorprendida Mariah apareció en la puerta de la habitación, y se
arrodilló para abrazar a Charlie mientras se arrojaba a ella, todavía cantando
— Mamá dos —. Sus ojos se llenaron de lágrimas de nuevo y él sospechó que
los suyos no estaban completamente secos. Aclarando su garganta, fue a
unirse a ellos, reuniendo a su familia en sus brazos. Se aferraron juntos hasta
que se obligó a soltarlos.
Ayudó a Mariah a ponerse en pie, Charlie aún envuelto en sus brazos, y
se forzó a sí mismo a centrarse en asuntos prácticos.
—Necesito contactar al Wanderer y hacerles saber lo que ha sucedido.
—¿Vas a acercarla?
—No lo creo. Todavía no. Quiero saber más sobre lo que está pasando
aquí. Me gustaría hablar con el hermano de Devoji. Pero creo que le pediré a
Maldost que se nos una.
—Tengo hambre —, anunció Charlie, y una oleada de pánico se apoderó
de él. El niño debía ser alimentado, pero ¿cómo?
Le dio a Mariah una mirada de impotencia y vio que ella se veía igual de
insegura.
—¿Qué comes normalmente, Charlie? —, preguntó.
Le dio una mirada especulativa y luego dijo: — Galletas.
Por la forma en que Mariah se reía, sospechaba que el chico había
pedido algún tipo de trato. Resolvió averiguar sobre estas galletas lo antes
posible.
—¿Por qué no vamos a ver qué piensa Devoji de eso? — Mariah dijo
firmemente.
Encontraron a la Granican en una espaciosa habitación obviamente
dedicada a la cocina, aunque no vio ninguna de las máquinas con las que
estaba familiarizado. Mariah parecía casi tan confundida.
—¿Es una estufa de leña? — preguntó.
—No, quema estiércol de robeda —, dijo Devoji.
—¿Y mi hermana cocinó con eso?
—Sí. Era una excelente cocinera.
—Bueno, puedo asegurarte que yo no lo soy.
—Charlie dice que tiene hambre —, anunció, decidido a satisfacer las
necesidades del niño.
Devoji se rió. — Siempre dice eso. ¿Pero quizás podría comer algo
ahora? — Levantó las cejas a Mariah.

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

—¿Segura?
—A la señora Judith no le gustaba que le estropeara la cena.
Vio la mano de Mariah apretando, pero ella sonrió con determinación.
— Sí, recuerdo que siempre fue muy estricta en eso. Pero creo que a todos nos
vendría bien un poco de algo. Y tal vez una taza de té?
—Ciertamente —. Devoji se acercó a la "estufa" con un recipiente de
forma extraña.
—Devoji, ¿tenía mi hermano una oficina? — preguntó.
—Sí, es por ahí —. Asintió con la cabeza a la puerta trasera. — Pasa por
la despensa y el baño. Es la última puerta antes del granero.
—Gracias. Me gustaría hablar con tu hermano cuando llegue.
—Por supuesto normalmente viene del granero de todos modos, así que
puede verlo antes que yo.
Miró a Charlie, aun dudando en irse antes que el niño fuera alimentado,
pero Mariah lo ahuyentó. — Adelante. Mira a ver qué puedes averiguar.

Cuando entró en la oficina de su hermano, sus propios puños se cerraron.


Una habitación cómoda con un gran escritorio y un par de sillas desgastadas y
llenas delante de una pequeña chimenea, era exactamente lo que esperaba de
su hermano. A diferencia de la escasa pulcritud del resto de la casa, el
escritorio estaba lleno de papeles y los estantes que rodeaban la chimenea
rebosaban de objetos diversos. Desde que eran pequeños, Bratan había
disfrutado recolectando objetos de sus viajes, siempre quejándose de que
necesitaba más espacio. Tal vez esa había sido otra indicación de que no
estaba satisfecho con la vida nómada.
Se dirigió a los estantes, notando una hoja fosilizada y un pequeño
globo terráqueo, antes que su aliento se acelerara al reconocer el familiar
estuche de madera. El sextante. El antiguo dispositivo de navegación había
estado en su familia durante generaciones. Ni siquiera se había dado cuenta
que Bratan se lo había llevado.
—Siento mucho no haberte escuchado, hermano mío. Y ahora nunca
tendré la oportunidad de decírtelo.
Estuvo de pie con la cabeza inclinada durante un largo minuto, antes de
volver a colocar cuidadosamente el estuche de los instrumentos y girar hacia el
escritorio.

Cuando un ruido en el pasillo lo hizo levantar la vista un tiempo


después, frunció el ceño ante otro pagaré de alguien que debía a Bratan por la
venta de una robeda. Su hermano nunca cambió, siempre más preocupado por

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

los demás que por él mismo. A pesar de su generosidad desenfrenada, la granja


estaba dando ganancias. No una grande quizás, pero no parecía estar en
dificultades financieras.
Levantó la vista para encontrar un hombre mayor Granican que lo
miraba fijamente. Tenía el pelo azul marino esponjoso en lugar de lavanda,
pero era claramente el hermano de Devoji.
—Bratan —, susurró el macho.
—No. Soy Cestov, su hermano.
—Ah, bien. Por un minuto pensé que estaba viendo fantasmas —. El
macho le dio una sonrisa de alivio. — Soy Devorat. ¿Estás aquí porque
recibiste mi mensaje?
—No. Encontré un registro en Trevelor que me llevó hasta aquí —.
Decidió no mencionar la información en el registro. — Mi compañera está
conmigo. Ella es la hermana de Judith.
—¿En serio? Es curioso cómo funciona eso, ¿no? — Devorat entró en la
habitación y se arrojó en una de las sillas grandes frente a la chimenea. — ¿Se
ha enterado de lo que ha pasado?
—¿Tu hermana dijo que hubo un accidente de carros?
—Sí —. Devorat lo miró, evaluándolo con los ojos. — Pero ella no cree
eso y yo tampoco.
—Ni yo. Entiendo que tenía a su compañera con él... nunca se habría
arriesgado con su seguridad.
—No —, Devorat estuvo de acuerdo. — Nunca vi un hombre más
devoto. Pero el comisario trató de convencernos que era por ella por lo que
había tenido prisa. Porque ella había estado enferma.
A pesar de su inmediato instinto de negarlo, se obligó a pensar. Si
Mariah estuviera enferma, necesitada de asistencia médica, ¿habría corrido el
riesgo?
—Tal vez —, dijo lentamente. — Pero él era hábil con todo tipo de
vehículos. No creo que juzgara mal sus habilidades.
—Sí, eso es lo que pensamos también, pero el comisario no quiso
escuchar —. El macho se sentó, con la cara seria. — Algo no está bien y no lo
ha estado desde que aparecieron esos Dhalecs.
—¿Qué es lo que quieren aquí? Suelen ser mercenarios y este no parece
el tipo de lugar que tiene una guerra en marcha.
—Ojalá lo supiera —. Devorat dudó. — Pero sé que han estado
comprando tierras. Por eso siguen exigiendo los papeles de propiedad. Dijeron
que si Bratan moría sin testamento, ellos tenían el primer derecho de compra.
—Nunca les venderé la propiedad de mi hermano —, gruñó, pero luego
sintió el peso de sus palabras asentarse sobre él. Si no podía vender esta tierra,

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

esta granja, ¿qué iba a hacer con ella? Sus pies se sentían pesados, como si de
repente estuviera atado en su lugar. Esto no era lo que quería, nunca había
sido lo que quería. ¿Pero cómo podía abandonar el lugar por el que su hermano
había dado su vida?

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

Capítulo Veinte
Mariah vio como Devoji se movía eficientemente alrededor de la cocina,
incluso mientras echaba una mirada bastante horrorizada al equipo. ¿Una
estufa de leña —que quema estiércol? ¿Agua bombeada a mano en el fregadero?
Había viajado una distancia desconocida en una nave espacial sólo para
terminar en la frontera.
—Cuando estaba en la nave de Cestov —, dijo tímidamente, — tenía
unas máquinas muy sofisticadas para producir comida.
Devoji se rió. — Estoy segura que lo hace.
—¿Pero no aquí?
—No —. La chica se encogió de hombros cuando metió la mano en el
horno y sacó un pastel. Una fragancia deliciosa llenó la habitación. — Las
máquinas son caras, los suministros para ellas lo son más, y la tecnología
requerida para hacerlas funcionar no se mezcla bien con nuestras condiciones.
—Supongo que tiene sentido.
Devoji puso una mano suave en su hombro. — Fue duro para la señora
Judith al principio, pero aprendió. Tú también lo harás.
—Oh, pero no nos quedaremos.
Devoji frunció el ceño antes de darse la vuelta para cortar una pequeña
rebanada de la tarta para Charlie, cortándola cuidadosamente en pequeños
trozos y probando la temperatura antes de dársela. Oh Señor, Mariah pensó
mientras la miraba. ¿Se habría acordado de hacer alguna de esas cosas?
Una vez que Charlie estaba absorto en su pastel, Devoji se sentó a su
lado.
—¿No te vas a quedar?
—No lo creo —. Ella se encogió de hombros impotente. — Esta no es la
vida que imaginamos, ninguno de los dos.
—¿Pero qué pasa con los niños? — La chica miró de Charlie, untando
felizmente el pastel sobre la mitad de su cara a Claire, dormida en su pequeña
cuna. — Este es el único hogar que han conocido.
—Cestov dijo que conseguiría una nave más grande —, dijo.
—¿Una nave? — Devoji parecía horrorizada. — No puedes criar niños
en una nave espacial. Necesitan un lugar para correr, para explorar.
—Cestov dijo que él y su hermano fueron criados de esa manera.
—Y el Amo Bratan lo odiaba. Lo oí decirle muchas veces a la señora

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

Judith lo afortunados que eran sus hijos al ser criados en un lugar donde se
despertaban cada día para ver el mismo cielo, para dormir bajo las mismas
estrellas cada noche.
Exactamente lo que nunca había querido hacer. Mariah hizo todo lo
posible para ocultar su consternación, pero no debió haber hecho un buen
trabajo porque Devoji le dio una palmadita en la mano.
—Se hace más fácil con el tiempo —, dijo suavemente. — Hoy acabas
de ser madre de dos hijos.
—Mamá dos —, Charlie cantó y ambas se rieron, pero ella pudo sentir
el pánico subyacente. ¿Cómo pudo hacer esto?
—¿Asumo que te gustaría que te preparara la cena? — Devoji dijo
enérgicamente.
—Oh, sí, por favor. Eso es... ¿lo qué solías hacer?
—Lo que la señora Judith quería —. La chica sonrió cuando fue al
mostrador y comenzó a sacar suministros. — Aunque prácticamente tuve que
rogarle que me dejara hacer cualquier cosa, especialmente al principio.
Sí, se imaginaba que Judith tenía dificultades para dejar de lado lo que
consideraba sus responsabilidades. — ¿Habías estado con ella mucho tiempo?
—Alrededor de ocho meses. El Amo Bratan le pidió a mi hermano que
buscara a alguien que la ayudara en la casa cuando se dieron cuenta que estaba
embarazada. Ese puede ser un buen puñado — dijo asintiendo con la cabeza a
Charlie, que ahora tenía el pastel embadurnado por todas partes, incluso en el
pelo.
—¿Era feliz? Sobre el bebé, quiero decir...
—Tan feliz que parecía que había una luz que brillaba dentro de ella.
No pensaron que eso pasaría —. Devoji le echó un vistazo cuando empezó a
pelar algún tipo de vegetal. —El Amo Bratan parecía convencido de que sólo
podía tener un hijo con una hembra Cire.
—Cestov pensó lo mismo, pero conocimos a otro Cire en Trevelor con
una pareja humana y un niño.
La mirada que la chica se dirigió a su cintura, era demasiado obvia y
Mariah se obligó a sonreír.
—No, no estoy embarazada.
La pena volvió a brotar, aunque sabía que era una tontería. Acababa de
tener dos hijos después de todo. Como si en respuesta a sus pensamientos,
Claire comenzó a hacer un escándalo. Mariah la levantó, y le volvió a doler el
corazón cuando Claire le dio una amplia sonrisa sin dientes y le envolvió el
brazo con su cola.
—¿Te gustaría alimentarla? — Preguntó Devoji.
—Oh, sí.

113
A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

La chica le dio un biberón. Al menos Mariah le había dado a Charlie un


biberón las suficientes veces como para familiarizarse con este proceso y
abrazó a Claire mientras la alimentaba.
—Ella debe saberlo —, dijo Devoji pensativa.
—¿Saber qué?
—Quién eres. Me costó mucho hacer que se tomara un biberón al
principio. Finalmente empecé a envolverla en la ropa de Judith y eso pareció
ayudar. Todavía no quiere tomar una de mi madre.
Miró a la bebé chupando tan contenta su biberón, su pequeña cola se
enrolló alrededor de la muñeca de Mariah y un poco de su preocupación se
alivió. Tal vez ella podría hacer esto después de todo. Se sentó en la silla y le
sonrió a Devoji.
—¿Dijiste que tenías una gran familia?
La chica se rió y empezó a contar historias sobre su familia mientras se
movía rápidamente por la cocina. Cuando Charlie finalmente anunció que
había terminado, lo puso en el fregadero y lo lavó a fondo a pesar de sus
protestas, luego lo envolvió en una toalla y lo llevó a sentarse con Mariah junto
al fuego.
—Canta para mí, mamá dos —, exigió.
Claire había terminado su biberón, así que Mariah la acunó en un brazo
y Charlie en el otro y les cantó. Charlie aplaudió cuando ella empezó "Puff the
Magic Dragon" e intentó acompañarla. ¿Cuántas veces le había cantado eso
antes que se lo llevaran? Y Judith debió haber seguido haciendo lo mismo.
Encontró ese pensamiento inesperadamente reconfortante y para cuando
Cestov apareció, acompañado de un macho granicano, había encontrado una
medida de paz.
Sus ojos viajaron sobre ella sosteniendo a los dos niños y ella vio la
misma realización en sus ojos. Judith y Bratan se habían ido, pero parte de su
familia aún vivia.
Devorat accedió a acompañarlos para la comida, pero justo cuando se
sentaron, Maldost apareció.
—Lo siento, no pude llegar antes. Ese maldito Xuth no...
Se detuvo en medio de la frase, mirando a Devoji. Ella lo miró fijamente
y Mariah escuchó a Devorat gruñir. Oh, no. Lo último que necesitaban ahora,
era un caso de amor joven.
—¿Quién eres tú? — Charlie preguntó, con los ojos bien abiertos. — Te
pareces a Pooh
—¿Pooh? — Preguntó Maldost, finalmente apartando los ojos de
Devoji.
Mariah se ahogó en una risa. — Es su peluche. ¿Todavía lo tienes,

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

Charlie?
—Te muestro —, dijo inmediatamente y comenzó a bajar.
Cestov lo llevó de vuelta a su regazo. — Después de la cena.
—¿Se queda Pooh?
—Se llama Maldost, Charlie —, dijo. — Y sí, se queda. Por favor,
siéntate, Maldost. A menos que no tengas hambre.
Por lo que ella pudo ver, siempre tenía hambre, pero sacudió la cabeza,
volviendo su mirada a Devoji. — No, no tengo hambre, pero me uniré a ti de
todos modos.
Oh, esto fue incluso peor de lo que ella pensaba. Echó una mirada
desesperada a Cestov, pero él sólo sonrió y sacudió la cabeza.

No fue hasta mucho más tarde esa noche, que tuvo la oportunidad de
estar a solas con Cestov. La casa estaba tranquila, pero ya no tenía la
incómoda quietud que los había recibido a su llegada. Maldost se había
acostado en la habitación de Charlie, para gran deleite de éste. Maldost se
había horrorizado apropiadamente cuando se enfrentó al desaliñado oso de
peluche, pero se las arregló para sonreírle a su pequeño.
No había podido soportar la idea de dormir en la habitación de Judith y,
en cambio, ella y Cestov estaban sobre una pila de mantas frente a la chimenea
de la habitación principal. Él estaba enroscado alrededor de ella, su cola
envuelta firmemente alrededor de su cintura, pero ella sabía que ninguno de
ellos estaba durmiendo.
—Escuché a Devorat decir que traería más hombres por la mañana...
Suspiró. — Sí. Le pedí que trajera de vuelta a los hombres que
trabajaban para Bratan.
Ella se retorció para enfrentarlo. — Suena como si planearas tomar el
control de la granja. ¿Quieres quedarte?
—No —, dijo lentamente. — Pero me pregunto si es lo correcto. Para
los niños —.
Se veía tan preocupado que le dolía el corazón. Ella se acercó para
acariciarle la cara.
—Sé que no pediste esto. Si es una carga demasiado pesada...
—¿Una carga? Mi Miri, es un honor cuidarlos. ¿Tener dos hijos cuando
nunca esperé tener ninguno? — Sacudió la cabeza. — No puedo negar que es
una conmoción, pero es una alegría.
—Supongo que es mejor que no estuviera embarazada.
—Nunca digas eso. Tal vez el momento no hubiera sido ideal, pero
habría hecho todo lo posible para facilitarlo al máximo.
Sus ojos se llenaron de lágrimas una vez más. — Cestov, te amo. No

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

puedo creer que haya tenido la suerte de encontrarte.


—Y yo a ti. Yo también te quiero, Mariah.
Su boca descendió sobre la de ella en un beso que pasó de tierno a
apasionado mientras su aroma picante la envolvía. Ella podía sentir la sólida
cresta de su erección contra su estómago y le dolía su vacío sexo. El tiempo
que estuvieron juntos antes parecía demasiado tiempo atrás. Su cola se curvó
debajo de su camisón para provocar a sus pezones y ella gimió, tratando de
amortiguar el ruido contra su pecho.
—Te deseo, mi Miri —, susurró él, su aliento cálido burlándose de su
oído y haciéndola temblar en anticipación.
— ¿Aquí? — Suficiente sentido común penetró en su excitación para
que mirara nerviosamente alrededor de la gran sala.
—Sí. Acabas de decirme que me amas y que eso merece una celebración
—. Su lengua pasó por su oreja y ella volvió a temblar. — Pero debes estar muy
callada.
—Entonces tal vez necesito algo para ocupar mi boca —. Ella levantó su
cola más alto hasta que pudo lamer la punta ancha. Mmm, sabía tan bien aquí
como en cualquier otro lugar y las protuberancias que cubrían su cola se
frotaban eróticamente contra su lengua. Ella dio una chupada experimental y
lo sintió estremecerse.
Gruñó mientras su cabeza caía hacia atrás. — Mariah, ¿qué estás
haciendo?
—Quédate en silencio —. Ella le sonrió y vio el hambre en sus ojos.
—Entonces supongo que debo encontrar algo para ocupar mi boca
también.
Su camisa desapareció mientras su cabeza descendía hasta su cuello,
besando y cortando su camino hacia abajo, dejando un rastro de fuego detrás.
Cuando llegó a sus pechos, se burló de sus pezones, acariciándolos con esa
maravillosa lengua, pero siempre ligeramente, tan ligeramente que ella gruñó
en frustración y raspó sus dientes en su cola. Todo su cuerpo temblaba y luego
ya no se burlaba. Se metió el pezón en la boca, chupándolo hasta que se hinchó
y le dolió antes de pasar al otro. Su mano estaba igualmente ocupada,
separando sus pliegues para empujarla dentro de ella con un dedo grueso,
estableciendo un ritmo exigente mientras su pulgar trabajaba su clítoris,
llevándola más alto hasta que ella gritó su nombre, con la voz apagada por la
gruesa cola que aún llenaba su boca.
Su cuerpo no había dejado de temblar cuando lo sintió en su entrada.
Normalmente, la tomaba despacio, dándole tiempo para adaptarse al choque
de su tamaño, pero no esta noche. Esta noche entró en ella con fuerza y
rapidez, empujándola a un ritmo salvaje y erótico mientras ella se aferraba a él,

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

tratando de satisfacer sus caricias mientras él le tiraba de las caderas cada vez
más fuerte, golpeándola como si nunca fuera suficiente, mientras ella lo sentía
estremecerse y llenarla con su semilla, su pene hinchándose en ese último y
abrumador tramo mientras se anudaba en su interior y la enviaba volando
hacia otro clímax explosivo.
Ella se aferró a él, sus cuerpos unidos, su olor la rodeaba, y sintió que se
relajaba por primera vez desde que habían llegado a la granja. No importaba lo
que pasara, estaban juntos. Podían lidiar con todo lo demás.

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Capítulo Veintiuno
—Creo que tengo que ir al pueblo —, dijo Cestov a la mañana siguiente
mientras desayunaban. Se había despertado antes del amanecer y había
pasado el tiempo hasta que Mariah abrió los ojos, haciendo planes.
La mirada de Mariah voló hacia él desde donde estaba alimentando a
Claire. — No, por favor. ¿No puede esperar?
—Me gustaría ver a este comisario y escuchar por mí mismo lo que
tiene que decir
—Pero... pero, ¿y si te pasa algo? — susurró, echando un vistazo a
Charlie.
Su hijo estaba sentado en el regazo de Maldost, acariciando su piel y
diciéndole acerca de un bosque de cien acres. Maldost parecía desconcertado
pero atento, aunque Cestov vio que sus ojos se desviaban hacia Devoji con
gran frecuencia.
—No hay razón para que pase nada —, dijo tranquilamente. — Soy un
extraño aquí. Nadie está interesado en mí.
—No hasta que vayas a hacer preguntas —, murmuró. — ¿Y qué pasa
con la nave? ¿Y el slonga? Sabes que Lilat le va a molestar mucho que no
estemos allí.
—Si vamos a estar aquí por un tiempo —, dijo Maldost con esperanza,
— ¿por qué no los traemos aquí también? Mucha tierra y aire fresco. Sería
perfecto.
Tuvo que admitir que era una buena idea, y que había extrañado ver la
carita rosada de Lilat buscándolo esta mañana.
—Muy bien —, estuvo de acuerdo. — Esta mañana me encargaré que
los traigan aquí. Hablaré con el resto de la tripulación también y veré qué
quieren hacer mientras estamos aquí.
No se atrevió a hacer los arreglos para deshacerse del Wanderer. Esta
granja había sido el sueño de su hermano, no el suyo, y aun así parecía un par
de zapatos demasiado apretados. Había visto el borde del pánico en los ojos de
Mariah y sabía que ella sentía lo mismo. Pero ella te ama, se recordó a sí mismo.
Todo lo demás se puede resolver.
—Papi dos, ¿a dónde vas? — Charlie preguntó sospechosamente
cuando se puso de pie.
—A visitar mi nave. Volveré pronto.
—Quiero ir —, dijo inmediatamente.

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

Miró a Mariah y ella se encogió de hombros. — Si sólo vas a la nave y


vuelves, ¿por qué no te lo llevas? Me quedaré aquí con Devoji y Claire.
No quería dejarla, pero tal vez era lo mejor. Sabía que estaba cansada. A
pesar de la pasión de sus relaciones amorosas, se había despertado durante la
noche con el sonido de sus sollozos. Todo lo que podía hacer era abrazarla
mientras ella lloraba, su corazón le dolía tanto con el dolor de ella, como con el
suyo propio.
—Maldost, te quedarás. Mantente alerta.
—Sí, jefe —, respondió Maldost, mirando a Devoji que se concentraba
demasiado en fregar una olla.
—Quiero que patrulles fuera de la casa —, dijo firmemente, ignorando
la protesta apagada de Maldost. — Los otros hombres llegarán pronto al
trabajo, pero quiero que estés atento a los Dhalecs.
Maldost se puso serio, con las orejas hacia atrás. — Lo haré. No dejaré
que pase nada.
—Sé que no lo harás —. Charlie estaba tirando de su rodilla, así que lo
subió a su hombro con un chillido de alegría. — No estaremos fuera mucho
tiempo.
Se inclinó para besar a Mariah, su corazón ya protestaba por su
separación. — No te preocupes, mi Miri.
—Estaré bien —, dijo valientemente, aunque él sospechó falsamente. —
Vuelve rápido.

………………..

A bordo del Wanderer, Charlie estaba tan cautivado por el slonga como ellos
lo estaban por él. Los hermanos de Lilat se unieron a él en la carrera alrededor
de la bodega de carga mientras Tajka los observaba con paciencia maternal.
Lilat estaba más preocupada por Cestov, explorando su cara y cuello con su
trompa y maullando ansiosamente.
Pidió al resto de la tripulación que se uniera a él en la pasarela que daba
a la bodega para poder hablar con ellos y vigilar a su hijo al mismo tiempo.
—¿Cuál es la situación, Capitán? — Plovac preguntó en voz baja.
—Parece que estaremos aquí por algún tiempo —. No pudo decir para
siempre. —Necesito investigar lo que le pasó a mi hermano.
—Deuda de honor —. Servisa asintió con aprobación.
—Sí, exactamente —. Miró a los otros dos. Whovian miraba a Charlie y
al slonga jugar con una expresión de tanto dolor en su cara que hizo que
Cestov se sintiera herido por él, pero ahora no era el momento de preguntar.
— No sé cuánto tiempo tomará.

119
A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

Les informó de la información que tenía hasta ahora.


—Puedo quedarme en la ciudad —, dijo Servisa. — Mantener mis ojos y
oídos abiertos.
—Eso sería de gran ayuda. Gracias.
—Si necesitas ayuda en esta granja, creo que me gustaría pasar algún
tiempo al lado del planeta —, dijo Plovac.
—Agradecería la ayuda —. Se dirigió al médico. — ¿Qué hay de ti?
Whovian saltó y finalmente apartó los ojos de Charlie. — Creo que
debo permanecer en el Wanderer. No querrás dejarlo sin vigilancia.
—Tal vez no. Muy bien.
Plovac ayudó a Cestov a cargar la slonga en el carro. Charlie se quedó
casi sin palabras ante la idea de que fueran a la granja y Cestov tuvo que
impedir que se sumergiera en la parte trasera de la carreta para poder ir con
ellos.
—Podrás verlos de nuevo cuando lleguemos a casa —, prometió. A casa.
La palabra aún se sentía extraña en su boca.

………………….

De vuelta en la granja, Maldost le aseguró que todo había estado tranquilo


y lo ayudó a establecer un área en el gran granero, para Tajka y sus crías. Un
techo alto y arqueado y una suave brisa que soplaba a través de las puertas
abiertas en ambos extremos mantenían el espacio fresco y cómodo frente al
creciente calor del día. Tajka se instaló en su nuevo hogar con un suspiro de
satisfacción, pero Lilat le envolvió la trompa alrededor de la pierna y se negó a
entrar.
—Muy bien, pequeña —, se rió. — Estoy seguro que a Mariah le
gustaría verte de todas formas.
Levantó a Charlie del corral sobre sus protestas, y todos regresaron a la
casa.
—¿Viste a Devorat cuando entrabas? — Maldost preguntó. — La forma
en que maneja un xuth es increíble. Sólo se necesitan unos pocos para manejar
toda una manada de robedas.
Podía oír el anhelo en la voz del Afbera. — ¿Te gustaría intentarlo?
—¿Puedo?
—No veo por qué no. Plovac, ¿te importaría quedarte en la casa para
vigilar las cosas esta tarde?
—Por supuesto que no. ¿Pero te vas? — Plovac preguntó.
—Necesito ir a la ciudad —, dijo.

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

—Quiero ir —, exigió Charlie.


—Esta tarde no, pequeño —. El labio del chico tembló, y casi se rindió
antes de recordar que podría no ser seguro. — Además, ¿no quieres quedarte a
jugar con el slonga?
—Supongo.
—Volveré antes que te des cuenta —, prometió.
Después de un almuerzo rápido, condujo hasta la ciudad. Odiaba dejar a
Mariah de nuevo, especialmente cuando podía ver la preocupación en sus ojos,
pero su honor y su amor por su hermano exigía que investigara más a fondo.
A primera vista, Selo no parecía diferente del día anterior, pero ahora
que era consciente de que podría haber problemas, captó las señales que no
había notado antes. Más de una persona se detuvo en seco al verlo, y luego se
alejó apresuradamente, desviando la mirada. Vio cuatro más de los Dhalecs
aunque, de nuevo, no estaban haciendo nada malo, a pesar de su apariencia
amenazadora.
La oficina del comisario tenía un cartel que decía que volvería en una
hora, así que se fue por la calle principal. El lugar parecía lo suficientemente
próspero en una forma de pueblo pequeño. Varios restaurantes pequeños, un
par de lugares para beber y una pequeña clínica se entremezclaban con varias
tiendas y algunos edificios de aspecto oficial. La tienda más grande estaba
situada en el centro de la ciudad y decidió echar un vistazo.
Al entrar, los variados olores lo bañaron y tuvo un repentino y vívido
recuerdo de cuando era pequeño y él y Bratan habían visitado la tienda de su
padre en Ciresia. Había sido mucho más grande y grandioso, por supuesto,
pero algo de este lugar le resultaba familiar. Un gran espacio central contenía
una gran variedad de artículos, mientras que pequeñas áreas a los lados
estaban dedicadas a productos específicos.
—¿En qué puedo ayudarle, señor?
Un pequeño y robusto granicano con el pelo azul pálido que se estaba
debilitando salió corriendo de la parte de atrás. Se detuvo en seco al ver a
Cestov.
—¿Bratan? — susurró, su cara palideció.
—No. Él es... era mi hermano. ¿Lo conociste?
—Umm, no. No —, añadió más firmemente. — Sólo lo he visto por ahí,
eso es todo.
Cestov no estaba seguro de creerle, pero asintió amablemente. —
Bonito lugar que tienes aquí.
El pequeño hombre sonrió. — Estoy seguro que no crees que es mucho,
pero es uno de los mejores de esta parte de Granica —.
—¿Por qué iba a pensar eso?

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

—Oh, por todos los lugares en los que has estado...— Se detuvo.
—¿Cómo sabes dónde he estado?
El tendero echó una mirada salvaje a su alrededor, como si esperara que
alguien más apareciera y respondiera a la pregunta, y finalmente se acercó.
—Por favor, Cestov
—Nunca te dije mi nombre.
—No. Bratan me lo dijo —, admitió el macho. — Pero trató de
ayudarnos y mira lo que pasó —. Bajó la voz con otra mirada a su alrededor. —
Deberías irte de aquí. Vete ahora antes que sea demasiado tarde y...
—Radna. ¿Qué estás haciendo hoy? — Un Dhalec entró por la puerta,
mostrando una impresionante gama de dientes entre sus colmillos en lo que
aparentemente pasó por una sonrisa. — ¿Ha llegado mi pedido?
Radna saltó y se fue del lado de Cestov para apurarse a su nuevo cliente,
retorciéndose las manos. — No. Lo siento, Basno. Me apresuré, pero ya sabes
cómo es el envío desde Luka hasta aquí. Lo siento mucho, pero no puedo hacer
mucho más...
Basno agitó una mano, sus ojos brillantes se fijaron en Cestov. — ¿Y
quién es éste? ¿Un nuevo residente en nuestra ciudad?
—Estoy seguro que sólo está de paso —, dijo Radna rápidamente.
—No. En realidad, estoy pensando en quedarme. Mi hermano tiene una
granja aquí.
¿Reaccionó el Dhalec? No estaba muy seguro, pero sus instintos le
gritaban.
—Granica puede ser un lugar difícil para construir una granja —, Basno
dibujó, y luego mostró sus dientes con esa sonrisa puntiaguda. — No todo el
mundo está hecho para eso.
—No me rindo fácilmente —. Desnudó sus propios dientes antes de
volverse hacia el mercader. — Encantado de conocerte, Radna. Estoy seguro
que te veré de nuevo.
El pequeño tendero se perdió en un confuso murmullo mientras su
mirada se interponía entre él y el Dhalec. Cestov asintió con la cabeza y se fue,
dándole vueltas a la visita en su mente. ¿Estaba Radna tan inquieto
simplemente por el Dhalec? ¿Había estado tratando de advertirle o de
prevenirlo que se fuera?
Su visita a la oficina del comisario lo dejó con más preguntas. El
comisario Zakon era un granicano grande con una espesa cabellera azul
marino y un estómago enorme que se frotó complacientemente mientras se
reclinaba en su silla.
—El chico iba a toda velocidad.
—Mi hermano era hábil en la conducción de todo tipo de vehículos. Y él

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

nunca se habría arriesgado con la seguridad de su compañera.


Por un breve instante, la compostura del macho se quebró. — Qué
vergüenza. Era una cosita muy bonita. Y dejando a esos niños atrás —.
Sacudió la cabeza. — Menos mal que viniste a buscarlos y a llevártelos de
aquí.
—En realidad, estoy pensando en quedarme.
—¿Quedarse? — Zakon se sentó en posición vertical. — No estoy
seguro que sea una buena idea.
— ¿Por qué no? — Arqueó una cresta de la ceja.
—Bueno, esos niños. Deberían alejarlos de todos los malos recuerdos.
—Tal vez. Mientras tanto, me gustaría ver el informe del accidente.
—Umm, ya ha sido archivado.
—Entonces recupéralo —. Se inclinó sobre el comisario y vio aparecer
el sudor en su frente.
—Puede que lleve algo de tiempo.
—Como dije, no voy a ninguna parte. Y volveré —. Con un gruñido
frustrado, se dio la vuelta y se fue.
Su tercera visita fue al banco del pueblo. A diferencia de las dos
primeras entrevistas, el director del banco, Macduk, parecía completamente
indiferente a la vista de él. Cuando Cestov explicó quién era, asintió con la
cabeza.
—Circunstancias muy tristes. Muy tristes, de hecho. Supongo que está
interesado en vender la granja.
—En absoluto —, dijo con firmeza, anticipando la resistencia, pero
Macduk sólo asintió con la cabeza.
—Su decisión, por supuesto. Ahora asumo que quieres tomar la
propiedad de las cuentas de la granja?
El resto de sus asuntos se llevaron a cabo rápida y amistosamente,
Macduk agarró su mano con fuerza cuando terminaron.
—Si tienes alguna pregunta, no dudes en llamarme.
—No lo haré. Gracias.
Cuando se dirigía a su carro, vio a Servisa sentado fuera de uno de los
restaurantes pero no lo reconoció. Habían acordado que sería mejor que nadie
sospechara su conexión. La frustración lo carcomía al subir a su vehículo, pero
el saber que Mariah y los niños lo esperaban, lo hizo aumentar la velocidad.
Era hora de volver a casa.

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

Capítulo Veintidós
Mariah suspiró frustrada mientras sacaba del horno su intento de hacer
un pastel. Los bordes estaban quemados, y el centro se hundió de manera
sospechosa. La tarta de Devoji era una visión de perfección dorada.
—No te preocupes, Mariah —, dijo Devoji. — La señora Judith también
tuvo que aprender.
—¿Alguna vez hizo una que se viera tan mal?
—Bueno, no.
Ambas se rieron y Devoji tomó el pastel deformado y lo puso en un
estante junto al fregadero. — Haré que mi hermano lo añada a la comida de las
robedas.
—Espero que tengan estómagos fuertes —, dijo dudando.
—Comerán cualquier cosa —, le aseguró Devoji, y luego se sonrojó. —
Quiero decir...
—Está bien. Sé lo que quieres decir. Si le dijeras a Maldost que lo
horneaste, seguro que no dudaría en comérselo.
El rubor de la chica se profundizó. — Es un macho amable.
—Sí, lo es —. Abandonando sus bromas, se dirigió inquieta a la puerta
de la cocina. —Me pregunto cuánto tiempo más pasará hasta que Cestov
regrese. Se ha ido hace tanto tiempo.
—Probablemente no hasta el final de la tarde —, dijo Devoji con calma,
pero Mariah pudo ver un reflejo de su propia preocupación en los ojos de la
chica.
—Necesito algo que hacer y cocinar no es mi fuerte.
Claire eligió ese momento para empezar a hacer alboroto y Devoji se rió
de nuevo. —Creo que alguien quiere tu atención.
—Hola, cariño. ¿Acabas de despertarte?
Tomó al bebé y le cantó suavemente, mientras Devoji preparaba su
biberón.
—La señora Judith solía hacer eso —, dijo la chica mientras se lo daba.
—¿Qué es eso?
—Cantarle. A los dos. Ella le dijo a Charlie que solía cantarte cuando
eras pequeña.
Lágrimas inesperadas llenaron sus ojos. ¿Cuántos años habían pasado
desde que había pensado en eso? Pero recordaba que Judith le cantaba,
recordaba cómo eso había iniciado su propio amor por la música. ¿Lo habría
hecho su hermana si hubiera sabido que la llevaría por un camino tan diferente

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

al que había imaginado para su vida? Sí, decidió, mientras miraba a Claire,
estudiándola intensamente mientras chupaba. Judith aún habría querido que
fuera feliz.
Cuando Claire terminó, Mariah la levantó en su hombro mientras
deambulaba por la habitación. — ¿Tienes un portabebé para ella? Pensé en ir a
barrer el patio.
—Puedo hacerlo. Siento no haber estado tomando...
—Devoji, detente. No te estoy criticando. Has hecho un trabajo
maravilloso cuidando de los niños y de la granja. Nunca podré agradecértelo lo
suficiente —. Le mostró a la chica una sonrisa acuosa. — Sólo pensé que los
azulejos podrían estar más seguros de mis esfuerzos por cocinar.
—¿Estás segura?
—Sí, por supuesto. Incluso puedes enviar a Charlie cuando se despierte
de su siesta.
La última vez que ella lo comprobó, él estaba tendido en su cama, con
un brazo extendido sobre Lilat, que se había acurrucado a su lado. La slonga
nunca había tenido un ‘accidente’ en la nave y sólo esperaba que eso
significara que también estaba entrenada en casa.

Poco tiempo después, tenía a Claire atada firmemente a su frente


mientras comenzaba a salir al patio. El cielo era de un azul brillante que se
convertía en lavanda, pero la forma en que se orientaba la casa proyectaba
suficiente sombra para hacer que la tarde fuera cálidamente agradable. Hoy,
todas las persianas estaban abiertas, y el silencio opresivo se había
desvanecido. Todavía era mucho más rústico de lo que estaba acostumbrada,
pero estaba empezando a creer que Judith había sido feliz aquí. Tal vez ella
también podría serlo.
Había hecho considerables progresos antes que un ruido la hiciera
mirar hacia arriba. Plovac había instalado un puesto de vigilancia en el tejado
plano de la casa y la llamaba ahora.
—Es el capitán, Señora Mariah.
Gracias a Dios. Su corazón palpitó con alivio y le sonrió a Claire. — Ese
es tu papá. Está volviendo a casa.
Cestov no fue directamente al granero, sino que detuvo la carreta justo
afuera de la puerta. Su pulso se incrementó al ver a su gran guerrero
caminando hacia ella.
—Mi Miri, te he echado de menos —, dijo mientras la tomaba en sus
brazos y su cola se enrollaba en su cintura. Su aroma llenó sus fosas nasales y
ella sintió la tensión salir de su cuerpo. Él estaba en casa.
—Yo también te he echado de menos.

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

La besó hasta que se derritió contra él y Claire dejó escapar un chirrido.


—Lo siento, pequeña —, dijo con disculpas. — ¿Puedo abrazarla?
—Por supuesto.
Ella desenvolvió al bebé y la entregó, mostrándole cómo sostenerla, pero
su cola ya se había curvado detrás de su cabeza. Su propia versión en
miniatura de Claire, se enrolló en su muñeca.
—Es tan extraño ver tus ojos en su cara —, murmuró.
—Los ojos de mi hermana. ¿Ves a tu hermano en ella?
—Tal vez. Sus rasgos son tan pequeños y delicados que es difícil estar
seguro —. Miró hacia arriba y le sonrió. — Veo que has estado muy ocupada.
Y sucia.
Ella se rió mientras él le sacaba una mota de suciedad de su nariz. —
Aparentemente, no sirvo para la cocina, pero empuño una escoba mala. ¿Qué
te parece?
—Se ve mucho mejor —, estuvo de acuerdo mientras miraba alrededor,
luego frunció el ceño al reloj de sol con el pedestal a su lado. —Toma a Claire
un momento, por favor.
Una vez que entregó al bebé, se paró en el pedestal y quitó la esfera. —
Tendrá que ser calibrado para este lugar —, dijo, con una voz extraña.
—Cestov, ¿pasa algo malo?
—El reloj de sol. Se basan en el movimiento del sol en un planeta en
particular. Bratan llevó uno en la nave durante años, pero por supuesto, no hay
un solo sol en el espacio. ¿Recuerdas lo que dijo Devoji? ¿Que los niños se
despertarían sabiendo que verían el mismo cielo todos los días? Debió estar
muy feliz de poder colocar esto aquí. Para su familia.
—Nuestra familia —, dijo en voz baja cuando se acercó a él con Claire
en sus brazos.
Su cola las rodeó a ambas. — Nuestra familia.
Después de la cena de esa noche, todos se reunieron en el gran salón.
Para su deleite, Cestov había traído el dobrón, de la nave. Estaba muy lejos de
ser una experta, pero ya había aprendido lo suficiente como para acompañarse
en algunas canciones. Devoji se sentó a un lado de la chimenea y se ruborizó
cuando Maldost pidió sentarse a su lado, pero Mariah notó que no se negó. A
pesar del calor del día, las noches se enfriaron lo suficiente como para que el
fuego fuera agradable, aunque todavía no estaba segura de cómo se sentía por
el hecho que estuvieran quemando estiércol. Al menos sólo tenía un ligero olor
frondoso cuando se quemaba.
Recién salido del baño, Charlie se acurrucó en el regazo de Cestov.
Cestov acunó cuidadosamente a Claire en su otro brazo mientras los tres la
escuchaban cantar, pero el niño sólo duró unas pocas canciones. Devoji la

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

acompañó mientras lo llevaba a la cama y la apartó una vez que salieron de su


habitación.
—Mientras estabas fuera esta tarde, hice algunos cambios. Espero que
los apruebes.
—¿Cambios?
—Sí, ven a ver.
La chica la llevó al dormitorio principal y Mariah miró a su alrededor
con asombro. La habitación ya no tenía el sello de la personalidad de Judith.
Sus almohadas y cortinas habían desaparecido, reemplazadas por simples
sábanas blancas. Los muebles se habían reorganizado de manera que la cama
daba al pequeño patio trasero y un cuenco de flores llenaba la habitación de
un dulce aroma.
—No deberías dormir en el suelo. Sé que era difícil para ti estar aquí, así
que quería darte un nuevo comienzo. Espero haber hecho lo correcto.
Por un momento, quiso protestar, luego asintió lentamente. La
habitación se sentía diferente, pero no había perdido la memoria de su
hermana.
—Sí, Devoji. Gracias —. Ella sonrió trémulamente. — Una cama sería
definitivamente una mejora.
Cuando llevó a Cestov por el pasillo esa noche, obviamente él también
lo aprobó.
—Lo apruebo, mi Miri. Eso es... ¿si estás segura?
—Sí. No necesito tener su habitación como un santuario, para
recordarla.
—Entonces tengo la intención de poner esa cama en uso —, dijo,
avanzando sobre ella con un brillo en sus ojos que hizo que sus pezones se
pusieran de punta y su sexo se humedeciera.
—¿Oh? — preguntó inocentemente. — ¿Qué tenías en mente?
—Me he dado cuenta que esta cama tiene una altura perfecta.
—¿Una altura perfecta para qué?
—Por esto.
Su camisa desapareció con un rápido tirón, y luego le arrancó los
pantalones sin esfuerzo.
—Cestov, no tengo tanta ropa. Tienes que dejar de arrancármela.
—Están en mi camino —. Sus ojos brillaban. — Y te prefiero así,
expuesta a mi vista.
—También me gustas desnudo, pero sigues estando vestido...
Su ropa desapareció en un instante y se acercó más, su grueso y pesado
eje la alcanzó. Su boca se secó incluso cuando aumentó el deslizamiento entre
sus muslos. ¿Cómo se las arregló para tomar ese enorme pene? Se agachó,

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

lamiendo la gruesa longitud de la punta, y sintió que se estremecía, pero él la


apartó.
—Como decía, esta cama tiene la altura perfecta.
La levantó y colocó la parte superior de su cuerpo sobre ella boca abajo,
dejando que sus piernas colgaran.
—Es demasiado alta —, dijo ella sin aliento.
—No para mí. Tu dulce sexo está perfectamente colocado —. Golpeó la
gruesa cabeza de su pene contra la entrada de ella mientras hablaba, gimiendo
su apreciación por el calor que lo esperaba. — Estás muy mojada, mi Miri.
—Parece que tienes ese efecto en... Oh Dios —, gritó ella mientras él se
deslizaba en ella lenta e inexorablemente, el estiramiento casi demasiado
mientras llenaba su cuerpo desprevenido, pero los bultos que se deslizaban a
través de su carne sensible convirtieron el estiramiento en un doloroso placer.
Acarició sus manos en su espalda, suavizándola, mientras esperaba que
su cuerpo se adaptara. Sus grandes manos cubrieron sus nalgas, y luego las
separaron para burlarse de la sensible grieta. El calor húmedo le provocó el
agujero inferior y se dio cuenta que su cola rodeaba la delicada carne.
—¿Puedes aguantar más, mi Miri? — preguntó, su voz oscura y
seductora. — ¿Quieres que los llene a todos?
Ella vaciló y él movió sus caderas, sólo un poco, pero lo suficiente para
enviar una ola de deseo sobre ella. Su clítoris palpitó y su sexo se apretó a su
alrededor.
—Tu cuerpo parece aprobarlo.
Él ajustó su posición de nuevo y ella sintió que él acariciaba
ligeramente, demasiado ligeramente, a través de su clítoris hinchado. Ella se
arqueó hacia atrás en ese frustrante toque y su cola rompió el anillo apretado.
Oh, Dios. Ella se estremeció y él le acarició la espalda de nuevo.
—Relájate, Mariah. ¿O quieres que me detenga?
No. Ella quería más de este tentador estiramiento, de esta abrumadora
plenitud. Más de él.
—No —, jadeó.
—Buena chica —. Él barrió sobre su clítoris de nuevo, esta vez más
fuerte, y su cola se deslizó otra pulgada. Chispas de fuego atravesaron su
cuerpo y ella tembló de nuevo. El movimiento hizo que sus pezones se
frotaran contra la colcha, lo que aumentó el deseo que crecía se acumulaba en
su interior.
—Por favor, Cestov.
Empezó a retirarse, dejando un rastro de fuego detrás, pero se detuvo a
medio camino, y luego volvió a entrar con un rápido y duro tirón que le hizo
ver las estrellas. Ella quería más, y cuando él se detuvo de nuevo, trató de

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

empujar contra él. Su respuesta pareció desatar toda su contención. Él la


golpeó fuerte y rápido, su mano presionando contra su clítoris, de modo que
cada empujón envió una ola de placer a través de ella. Su cola se movía más
profundamente, la quemadura aumentaba pero sólo se añadía al ardiente
placer que se arrastraba sobre ella. Sus pezones le dolían, su clítoris palpitaba,
su sexo se apretaba, y su visión se volvía blanca mientras su clímax rugía sobre
ella en una ola de placer tras otra. Lo escuchó gritar su nombre, lo sintió
empujar imposiblemente más profundo mientras su verga se hinchaba y
anudaba, la presión la envió directamente a otro largo clímax rodante antes
que se derrumbara sobre ella.
—Mmm, tenías razón —, susurró cuando finalmente recuperó la fuerza
suficiente para hablar.
—¿Sobre qué? — Sonaba igual de cansado y satisfecho.
—Esta cama tiene la altura perfecta.
Se rió, la vibración que se movía a través de sus cuerpos entrelazados,
hizo que ambos gimieran.
—Sólo porque tengo la pareja perfecta —, susurró.
Se le formó un bulto en la garganta y ella le tomó la mano, agarrándola
en demostración de los sentimientos que no tenía palabras para decir.

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Capítulo Veintitrés
Un pequeño pie que se le clavó en las costillas despertó a Cestov a la
mañana siguiente. Gruñó y abrió los ojos para encontrar a Charlie parado
sobre él. La visión de su hijo, el hijo que nunca pensó que tendría, lo llenó de
felicidad.
—Buenos días a ti también —, dijo y tiró a Charlie a su lado, haciéndole
un suave cosquilleo en las costillas.
El chico chilló de risa y Mariah abrió los ojos soñolientos.
—Al parecer, alguien cree que es hora de que nos levantemos.
—Arriba, arriba —, Charlie estuvo de acuerdo.
Desde el final del pasillo, Claire gritó y Mariah se rió mientras se
sentaba. —Supongo que todos piensan que es hora de que nos levantemos —.
Ella sofocó un bostezo — Alguien me mantuvo despierta hasta muy tarde
anoche.
—Lo siento, mi Miri.
—¿Lo sientes? — preguntó, levantando una de sus adorables cejas
peludas.
Recordando su cuerpo estirado ante él, su apretado abrazo alrededor de
su polla y su cola, por la forma en que lo había inundado de placer, sacudió la
cabeza. — De ningún modo.
—Yo tampoco —. Dejó caer un rápido beso en sus labios y comenzó a
salir de la cama justo cuando Devoji apareció en la puerta que Charlie había
dejado abierta, con Claire en sus brazos.
—Lo siento —, dijo ella, sonrojándose. — Pero pensé que querrías
alimentar a la pequeña...
—Por supuesto.
Mariah recuperó a Claire y el biberón y volvió a meterse en la cama,
amamantando al bebé mientras Charlie les contaba con detalles complicados y
algo ininteligibles sobre sus planes para el día. Escuchar a su hijo mientras su
compañera alimentaba a su hija lo llenaba de alegría. Todavía no estaba
completamente convencido de los beneficios de quedarse en un solo lugar,
pero sobre esto, no tenía dudas.
Charlie finalmente bajó corriendo y después de ver a Mariah alimentar a
Claire, anunció que también tenía hambre. Cestov luchó contra su pánico
inmediato al pensar que no estaba proveyendo a su hijo y se forzó a sí mismo a
recordar que eso no significaba que Charlie estuviera necesitado.
—Entonces vamos a la cocina —, dijo. — Estoy seguro que Devoji tiene

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

algo preparado.
—Quiero que mamá dos me alimente —, dijo, pinchando la botella con
el dedo.
—Pero eres un niño grande —, dijo Mariah suavemente. — ¿Recuerdas?
Claire es sólo un bebé.
—Supongo.
El labio inferior de Charlie todavía sobresalía, así que Cestov lo levantó
sobre su hombro con un sonido silbante. Para su alivio, Charlie gritó
felizmente, le agarró la cabeza y lo llevó a la cocina sin más quejas.
Después de desayunar, decidió que necesitaba conocer mejor la granja y
pidió a Devorat que lo acompañara en un paseo por la propiedad. Plovac
aceptó hacer guardia una vez más mientras Maldost los acompañaba. Charlie
no estaba contento de quedarse atrás, pero Mariah lo distrajo con la promesa
de hacer galletas.
—O mejor dicho, Devoji hará galletas con él —, dijo con una sonrisa de
pena mientras lo acompañaba al granero. — Parece que no tengo el don de la
cocina pionera. Echo de menos las máquinas de tu nave.
—Puedo transferirlas —, se ofreció inmediatamente.
—Estoy tentada, pero puede que no sea la mejor idea. Devoji dijo que no
funcionan bien aquí y que es difícil conseguir suministros —. Se apoyó en él y
le acarició la cola. —¿Vas a estar fuera todo el día otra vez?
—No. Sólo unas pocas horas.
A pesar de sus palabras tranquilizadoras, él no estaba más feliz con la
separación que ella. Extrañaba su tiempo en el Wanderer, donde nunca
estuvieron más que unas pocas habitaciones separadas. El nudo de la granja se
apretó alrededor de su garganta, pero hizo todo lo posible por ignorarlo.
Este era el legado de su hermano y era lo mejor para los niños. Se
adaptaría.
Encontró un placer inesperado en cabalgar hacia la mañana. Las suaves
colinas ondulantes eran exuberantes con la vegetación poco cultivada. Dos de
las lunas del mundo todavía colgaban a poca altura, arrojando una luz suave
sobre la escena pacífica. Las manadas de robedas deambulaban, masticaban
suavemente, mientras que los hombres que había contratado los vigilaban
desde sus xuths. Admiraba la forma en que manejaban a los desgarbados
animales. Había demostrado ser competente pero nada más y ya sospechaba
que Maldost lo superaría rápidamente. Su joven miembro de la tripulación
tuvo una profunda discusión con Devorat sobre la forma en que se gestionaron
los rebaños, y Cestov se sorprendió por lo mucho que el joven Afbera ya había
comprendido. Maldost parecía feliz aquí, pensó, en casa.
Cabalgaron a lo largo de la línea fronteriza hacia una de las colinas bajas

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

mientras Devorat describía las diferentes áreas.


—Esta tierra no es de mucha utilidad para los robedas —, dijo,
señalando el terreno cada vez más rocoso. — No hay suficiente vegetación y
tienen tendencia a desaparecer en los cañones donde son difíciles de rastrear.
Maldita sea, ahora hay una.
Todos se volvieron a mirar cuando apareció una robeda entre las rocas.
Los animales tenían un solo cuerno masivo que se extendía desde sus frentes,
y esta parecía tener un problema con su cuerno. Siguió moviendo su cabeza
hacia atrás y adelante mientras tropezaba hacia ellos.
— ¿Qué le pasa? — Maldost preguntó.
—No lo sé —. Devorat frunció el ceño. — Vamos a ver si podemos
dirigirla hacia la manada.
Al acercarse, el animal se balanceaba a la derecha, luego giraba en
círculo antes de balancearse a la izquierda.
—Parece que está borracha —, dijo Maldost.
—¿Borracha? Oh, joder —. Devorat impulsó su xut más cerca, saltando
junto al animal que ahora se había derrumbado.
Para cuando lo alcanzaron, Devorat ya se había puesto de pie,
sacudiendo la cabeza.
—Llegamos demasiado tarde. Joder. Realmente pensé que habíamos
erradicado esa cosa.
—¿Qué pasa?
—¿Ves la espuma verde en su boca? Ha estado comiendo semillas de
Brillat.
—¿Qué es el Brillat?
—Una de las plantas que crece entre las rocas. Una pequeña cantidad
no dañará al ganado, pero si se toma en grandes cantidades, es fatal. No sé
dónde habría encontrado tanto. Pasamos por aquí hace un año y la quemamos.
—¿No puedes salvarla? — Preguntó Maldost, mirando la robeda.
—Me temo que no. Una vez que están abajo, es demasiado tarde —.
Devorat alcanzó su arma. — Voy a sacarla de su miseria.
Cestov esperaba que su tripulante de corazón blando se diera la vuelta,
pero sólo asintió con la cabeza, su cara pálida y seria, y vio como Devorat
despachaba rápidamente a la bestia moribunda.
—Quiero subir a las colinas—, dijo Devorat mientras se reunía con
ellos. —Para ver si podemos ver la mancha.
Cestov asintió con la cabeza y siguieron al Granican hasta las colinas.
Se encontró envidiando la facilidad con la que tanto Devorat como Maldost
manejaban sus xuths sobre el terreno accidentado. Cuando llegaron a un
afloramiento de rocas, Devorat se detuvo. Cuando Cestov detuvo su xuths y

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

miró hacia arriba, comprendió por qué. Un pequeño valle estaba frente a ellos,
cada centímetro cubierto de plantas bajas de un rico color verde.
—¿Brillat? — preguntó.
—Sí —, dijo Devorat con tristeza. — Y nunca crece así en condiciones
normales. Alguien lo plantó.
—¿Por qué harían eso? ¿Para envenenar nuestras manadas?
Devorat frunció el ceño y luego sacudió la cabeza. — Parece
improbable. Como dije, intentamos mantenerlos lejos de las colinas. Ese debe
haberse alejado sin ser detectado, tal vez en la confusión después de la muerte
de su hermano.
—¿Tiene el brillat algún valor?
—No que yo sepa. Mi abuela solía hacer un té medicinal con él.
Combina un efecto adormecedor con una ligera euforia, pero es fácil beber
demasiado y quedar incapacitado.
—Suena como si bebiera demasiada cerveza —, resopló Maldost.
Cestov sacudió la cabeza. — Tendrías que beber mucha cerveza para
que eso ocurriera. Esto, por otro lado...
Se volvió hacia Devorat. — ¿El efecto del té es agradable?
—Por qué?, sí. Supongo que sí. Nunca lo he probado, pero mi abuela
hablaba de una sensación de energía y emoción. Pero también es bastante
adictivo, y decidió que era demasiado peligroso. La mayoría de los granicanos
saben que deben mantenerse alejados de ella.
—Entonces son un pueblo sensato —, dijo con tristeza. — Me temo
que alguien ha decidido que podría haber un mercado para fuera del mundo.
—Lo que explicaría por qué los Dhalecs están aquí —, señaló Maldost.
—De acuerdo. Pero sólo son mercenarios. Alguien más está detrás de
esto, y sospecho que es alguien local.
—¿Uno de nosotros? — Devorat parecía sorprendido. — No puedo
creerlo. Como usted dijo, somos un pueblo sensato.
—Desafortunadamente, la promesa de riqueza había corrompido a
muchos hombres sensatos. Y a las mujeres — Se volvió para estudiar la
extensión del verde. — ¿Esta tierra pertenece a la granja?
—Técnicamente, sí, aunque nunca la hemos usado.
—No es de extrañar que alguien se esforzara tanto por comprarla —,
dijo con tristeza. —¿Lo harás quemar?
Devorat lo miró y luego asintió con la cabeza. — Sí. Esta es la estación
seca.
—¿Es probable que se extienda? ¿Causar daño a algo más?
—No. Puedes ver que la vegetación es escasa aquí en las colinas —.
Devorat desmontó. —Apruebo tu idea, pero te das cuenta que alguien se va a

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molestar.
—Bien —. Desnudó sus dientes. — Entonces quizás averigüemos quién
está en el fondo de esto. Y quién mató a mi hermano.
Él y Maldost se unieron a Devorat y juntos, los tres prendieron fuego al
brillat, viendo como el campo verde se convertía gradualmente en ceniza. El
sol estaba en lo alto cuando la última brasa se extinguió y todo lo que quedó
fue un residuo gris.
—Debemos volver a la casa. Mi compañera estará preocupada, y deseo
hacerle saber esto.
Mientras bajaban por las colinas, Maldost preguntó: — ¿Crees que
podemos esperar un ataque abierto?
—No lo sé. Hasta ahora todo se ha hecho en silencio. Quienquiera que
esté detrás de esto no quiere revelar su mano. Pero creo que tal vez es hora de
acercar al Wanderer. Ella debe desalentar cualquier intento tonto.
Devorat asintió. — Un plan sólido. También consultaré con Padre para
ver si más de mis hermanos pueden unirse a nosotros. Mantendré a todos
trabajando en parejas.
—Gracias —. Le dió al Granican un vistazo rápido. — ¿Has sido
presionado para vender tu tierra?
—No, pero nuestra propiedad no limita con las colinas. Ahora me doy
cuenta que cada parcela que ha sido comprada está conectada a ellas de alguna
manera. Creo que esta es la última finca que todavía es de propiedad privada.
—Y esos bastardos mataron a mi hermano para ponerle las manos
encima.
—Creo que sí. Me sorprende que no presionaran más para tomar
posesión después de su muerte, pero con Devoji quedándose en la granja y
nadie subiendo a las colinas, probablemente asumieron que tenían tiempo.
—Su tiempo se ha agotado —, dijo con tristeza.

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

Capítulo Veinticuatro
Tan pronto como volvieron a la granja, Cestov sacó a Mariah a un lado
para explicarle la situación.
—¿Alguien plantó drogas? ¿En la propiedad de Judith? — dijo ella,
indignada. —Estaría tan enojada... odiaba las drogas.
—Ya no están allí —, prometió. — Pero tenemos que averiguar quién
está detrás de esto-
—¿No crees que son esos feos tipos azules?
—¿Los Dhalecs? No, no lo sé. Creo que alguien los contrató, pero
sospecho que el verdadero culpable es probablemente un granjero.
—No puedo creerlo. Son todos tan agradables.
—No todas las personas son iguales. Así como Kwaret era un buen
vedeckiano, tal vez haya un mal granicano. ¿Quién más habría tenido el
conocimiento de esa planta y lo que puede hacer?
—Supongo que tienes razón —, dijo a regañadientes. — ¿Qué vas a
hacer ahora? —
—Voy a volver a la ciudad. Ese tendero trató de advertirme. Me cuesta
creer que él esté detrás de esto, pero creo que sabe algo.
—¿Crees que hablará contigo?
—Sé que lo hará —, dijo con tristeza.
—¿Estás seguro que tienes que hacer esto? Si esto se parece al tráfico de
drogas en la Tierra, podría ser terriblemente peligroso. No podría soportar que
te pasara algo.
Sus ojos se llenaron de lágrimas y él la acercó, acariciando su espalda
con su cola.
—Sé que no es sin riesgo, pero me crie como un guerrero.
—Tu hermano también lo era, y eso no lo salvó.
La culpa familiar hizo que le doliera el corazón. ¿Habría sido diferente si
hubiera estado aquí?
—Lo sé, pero no creo que él supiera lo que estaba pasando o por qué
alguien estaba tras su tierra. Y quienquiera que esté haciendo esto, está
tratando de mantenerlo en secreto. Eso está a mi favor.
Echó una mirada nerviosa a la tranquila granja. — ¿Y si algo pasa
mientras no estás?
—Antes de ir a la ciudad, voy a llevar a Plovac al Wanderer y hacer que la
traiga aquí. Puede aterrizar en el pasto trasero. La visión de una nave espacial

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

totalmente armada debería disuadir a cualquiera de hacer algo estúpido.


Tomaré el transbordador hacia la ciudad para evitar las carreteras. Por las
dudas —, agregó.
Ella trató de sonreírle, pero fue un esfuerzo lamentable.
—No te preocupes, mi Miri. Todo saldrá bien.
Sus palabras no ayudaron, y las lágrimas empezaron a correr por sus
mejillas.
—¿Por qué haces llorar a mamá dos? — Charlie tiró de su pierna, su
pequeña cara beligerante.
—No me hace llorar, cariño —, dijo Mariah rápidamente, secándose las
lágrimas. —Sólo me siento un poco emocional.
Arrastró el pie en el suelo. — ¿Extrañas a mamá?
—Sí, Charlie. Mucho. Y estoy segura que tú también.
Asintió con la cabeza y enterró su cara en las faldas de ella. Cestov se
arrodilló a su lado, le dolía el corazón.
—Está bien extrañarlos, Charlie. Pero podemos recordar lo mucho que
los amamos y lo mucho que ellos nos amaron.
Charlie asintió, y luego puso sus brazos alrededor del cuello de Cestov.
— Los quiero, papi dos.
—Y te quiero, Charlie —. Se puso de pie con el chico en un brazo y
reunió a Mariah en el otro. Mientras los tenía cerca, juró que nunca dejaría
que le pasara nada a su familia.
—Charlie, voy a traer la nave de vuelta aquí. ¿Quieres venir conmigo?
—¿Vamos a volar a las estrellas? — preguntó el chico, con los ojos bien
abiertos.
—Hoy no, hijo. Sólo regresar a la granja.
— ¡Hurra! — Charlie aplaudió y les sonrió a los dos, su carita feliz de
nuevo.

Cuando llegaron al Wanderer, Whovian palideció al ver a Charlie y


desapareció en su laboratorio. Cestov hizo que Plovac le mostrara a Charlie
los controles mientras iba a buscar a su médico.
—¿Qué pasa, Whovian? ¿Es Charlie?
—Sí y no. No es él, pero me recuerda lo que podría haber tenido.
—¿Sí? —, preguntó. No había investigado el pasado del médico, pero
sospechaba que había encontrado la fuente de su dolor.
—Había una mujer…—, comenzó Whovian. — Ella... se preocupaba por
mí pero yo era joven y tonto, y no apreciaba ese don como debería. Cuando

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

vino a mí y me dijo que estaba embarazada, no le creí. Le hice una prueba pero
quizás estaba impaciente o quizás fui descuidado, no lo sé. Le dije que era
negativo y la envié lejos.
—¿Qué pasó?
— Me fui con la siguiente nave, pero para mi sorpresa, no pude
olvidarla. Finalmente, volví —. Él levantó la vista; sus ojos estaban tan llenos
de dolor que Cestov contuvo el aliento. — Ella murió, ella y mi hijo murieron
porque no había nadie con el conocimiento médico para ayudarlos. Fue mi
culpa.
—Si prefieres no quedarte en la granja, ¿quieres acompañarme al
pueblo? Eso sería más fácil.
—Sí. Por favor. Sé que esto es una debilidad, pero necesito más tiempo.
Cestov fue a despedirse rápidamente de Charlie, que estaba demasiado
asombrado por la perspectiva de volar para protestar. Cuánto deseaba poder
ser testigo de la emoción de su hijo en su primer vuelo, pero era más
importante encontrar al culpable detrás de las plantas de brillat.
Tan pronto como la nave partió, apuntó el transbordador a Selo,
volando por tierra directamente hacia él, en lugar de seguir los caminos. Una
vez que aterrizaron, se dirigió a la tienda principal, decidido a obtener
información del tendero. Whovian lo acompañó, estudiando la ciudad con
interés.
Nadie estaba en la tienda cuando entró y Radna no salió corriendo a
recibirlo. Demasiado asustado, sin duda.
—Radna —, llamó con impaciencia.
Hubo un débil gemido de respuesta desde la parte de atrás del edificio.
Él y Whovian salieron corriendo. El pequeño tendero estaba arrugado detrás
de un conjunto de estanterías, la sangre fluía de una herida abierta en su
costado.
—Joder —, juró Whovian mientras buscaba su mochila. Sacó una
jeringa y le administró un anestésico rápido, luego comenzó a tapar la herida
con gasa. — Necesito llevarlo a un centro médico. ¿Este pueblo olvidado por
los dioses tiene algo así?
—Vi una pequeña clínica a unas dos manzanas de aquí cuando estaba
mirando alrededor.
—Tendrá que ser así.
Whovian reunió al macho cuidadosamente en sus brazos y se puso de
pie, pero Radna extendió la mano y agarró la manga de Cestov.
—Macduk —, susurró. — Detrás de todo...
Sus palabras se acallaron mientras sus ojos se cerraban.
¿El banquero? Joder. Por el Martillo de Granthar, el macho iba a pagar.

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

Se apresuró con Whovian a la clínica. La gente jadeaba mientras pasaban con


el pequeño macho cubierto de sangre. Si no sabían ya que algo estaba mal, lo
sabían ahora, reflexionó con tristeza.
La clínica resultó ser un centro médico ordenado y bien equipado, pero
no había ningún médico de guardia. Una mujer rápida y eficiente explicó que
estaban tratando de contratar a alguien mientras los conducía a la pequeña
sala de operaciones.
—¿Puede ayudarme?" Whovian preguntó.
Ella palideció pero asintió resueltamente.
—Bien. Cestov, ve a buscar a ese bastardo.
—¿No me necesitas?
—No a menos que hayas tenido entrenamiento médico en los últimos
diez minutos.— Miró a la mujer. — No te vas a desmayar sobre mí, ¿verdad?
—No soy del tipo de las que se desmayan —, dijo ella agriamente y los
labios de Whovian se estrujaron antes que él asintiera a Cestov.
—Estaremos bien. Vete.
Asintió con la cabeza y se fue. Grupos de personas se reunieron en las
calles, susurrando entre sí y mirando mientras él pasaba, pero los ignoró.
Entró en el banco y se dirigió directamente a la oficina de Macduk.
—¡Espera un momento! —, gritó un joven empleado de Granican. — No
puedes volver allí.
—Voy a ver a Macduk —, gruñó sin detenerse.
—Pero no está allí.
Se detuvo y se giró para mirar al joven macho. El dependiente
tartamudeó y dio un paso atrás.
—¿Dónde está él?
—No estoy seguro. ¿Dijo algo sobre ir a visitar una granja?
Su corazón comenzó a latir. — ¿Una granja? ¿Cuál?
—No lo sé. Dos de esos grandes machos aparecieron después del
almuerzo y se encerraron con él.
—¿Te refieres a los Dhalecs?
—Sí. Escuché muchos gritos y maldiciones. Pero luego se fueron, y él
salió un poco más tarde y dijo que tenía que hacer una visita.
Joder. Mil horribles escenarios se le pasaron por la cabeza. — ¿Pero no
sabes dónde?
El dependiente sacudió la cabeza pero Cestov no podía arriesgarse a
que no estuviera relacionado. — Ve a la clínica médica. Dile al médico de allí
que tuve que irme. No sé cuándo volveré. ¿Entendido?
—S—sí.
Corrió hacia afuera para encontrar a Servisa acercándose a él, su gran

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

cuerpo rojo, cabeza y hombros por encima de los Granicans que ahora se
estaban reuniendo en grupos aún más grandes.
—¡Capitán! — Llamó Servisa. — Creo que tengo algunas noticias.
—Sube al transbordador y dímelo por el camino —, ordenó.
Servisa lo miró a la cara y no discutió. Los dos corrieron hacia la
pequeña nave mientras su corazón latía tan fuerte que se sentía enfermo.
Maldost está allí, se recordó a sí mismo. Maldost y Plovac y el resto de los
hombres. Estarán bien. Pero su cuerpo no le creyó. Sus manos temblaban
cuando despegó, deslizándose por el suelo con una velocidad temeraria.
—¿Qué has averiguado? —, le preguntó a Servisa.
—Escuché a un par de Dhalecs hablando antes. Que se quejaban que el
trabajo era aburrido. Uno de ellos dijo que al menos sabían que les iban a
pagar porque un banquero siempre tiene acceso al dinero.
Su mano se agarró a la columna de dirección. — Creo que se dirige a la
granja.
Servisa juró y no protestó mientras Cestov aumentaba su velocidad,
empujando la pequeña embarcación a su límite absoluto, rezando con cada
fibra de su ser para no llegar demasiado tarde.

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

Capítulo Veinticinco
Después que Cestov se fue, Mariah anduvo inquieta, incapaz de
calmarse, hasta que se dio cuenta que estaba poniendo a todos los demás igual
de nerviosos. El buen humor normal de Charlie había desaparecido, y tuvo un
ataque de gritos cuando ella le dijo que no podían hacer galletas de inmediato.
Cuando ella lo calmó, ambos estaban exhaustos. Incluso Devoji parecía
inusualmente malhumorada.
Decidida a encontrar un poco de calma, los reunió a todos en la sala
para escuchar música. Cuando terminó la segunda repetición de "Hakuna
Matata", Charlie marchaba felizmente alrededor de la habitación y Devoji
sonreía de nuevo. Cuando escuchó la campana, su corazón se aceleró, pero
luego se obligó a relajarse. Sabía que los hombres estaban fuera y no dejaban
que nadie peligroso se acercara a la casa.
Dejando a Devoji para cuidar a los niños, Mariah fue a abrir la puerta.
Un granjero mayor estaba de pie en la terraza. Tenía el cuerpo grueso de un
hombre bien alimentado y una nube de pelo blanco arreglado en un modesto
pico. Sonreía mientras ella abría la puerta.
—Ah. Usted debe ser la Señora Mariah. Su pareja me ha hablado mucho
de usted.
—¿Lo hizo?
—Sí, por supuesto. Lo siento, olvidé presentarme. Soy Macduk,
Presidente del Banco Selo. Su compañero me habló de transferir las cuentas de
su hermano a su nombre.
Sus hombros tensos se relajaron. Cestov había mencionado su visita al
banco, así como el hecho de que el banquero había sido uno de los pocos en
conocerlo sin miedo o sospecha.
—Lo siento, pero no está aquí ahora mismo —. Se estremeció
internamente cuando se dio cuenta que le había dicho que estaban solos. —
Pero volverá en cualquier momento —, añadió apresuradamente.
—Bien, bien. Entonces, ¿tal vez pueda entrar a esperarlo?
Maldición. Eso no había funcionado de la manera que ella pretendía.
Aun así, los modales que su hermana le había inculcado le hicieron abrir la
puerta y hacerle un gesto para entrar. Cuando fue a cerrar la puerta, vio a
Maldost mirando desde la entrada del granero. Él levantó una mano
inquisitiva y después de un breve momento, ella asintió y saludó con la mano.
Una vez dentro, Macduk estaba lleno de elogios tanto para la casa como
para la granja.

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

—Me alegra saber que lo mantendrá en la familia —, dijo con un


asentimiento solemne. – Estas granjas familiares son la columna vertebral de
Granica.
Admiraba al bebé e intentaba hacerse amigo de Charlie, pero el niño
había vuelto a su mal humor anterior y simplemente le frunció el ceño. Mariah
y Devoji intercambiaron una mirada impotente mientras el hombre mayor
deambulaba por la habitación, divagando sobre la historia del asentamiento.
—Umm, ¿quiere un poco de té? —, preguntó finalmente.
—Por qué?, sí. Eso sería encantador. El ritual de beber té es uno de los
puntos culminantes de la civilización...— Y se fue en otra conferencia
aparentemente interminable.
Devoji volvió con la bandeja de té y todos se reunieron incómodos frente
a la chimenea.
Al menos no tengo que tener una conversación educada, Mariah pensó mientras
Macduk seguía pontificando, esta vez sobre la ausencia de modales en la
generación más joven.
Claire empezó a alborotar, y Mariah la recogió mientras Devoji
preparaba su biberón. Una vez que la bebé fue alimentada y regresó a su cuna,
le dio a Macduk una sonrisa fija.
—Parece que mi compañero se ha retrasado. Tal vez sería mejor que
volviera a la ciudad y le haré saber que estuvo aquí.
—Sí, sí. Tal vez sea lo mejor —. Tomó su copa y sorbió con cada
evidencia de disfrute. —¿No va a tomar un poco de este excelente té? Una
mezcla deliciosa.
Si lo apurara... Ella tomó su taza y tomó lo que quedaba. El té se había
vuelto amargo de base pero ella suprimió con éxito su gesto de dolor. Devoji
también terminó su taza y tan pronto como la joven la dejó, Mariah se puso en
pie.
—Gracias por acompañarnos. Me aseguraré de darle a Cestov su
mensaje.
—Gracias por su hospitalidad —, dijo benévolamente mientras
caminaban hacia la puerta.
Sólo había avanzado unos pocos metros cuando el mundo empezó a
girar. Se tambaleó y sacó la mano y Macduk la tomó, agarrándola con una
fuerza sorprendente.
—Lo siento. Estoy un poco mareada.
—Tal vez debería sentarse —. La llevó a una silla, pero su visión se
estaba nublando cada vez más. Su cara se movía dentro y fuera de foco, pero
ella podía ver que estaba sonriendo.
—¿Qué... qué me está pasando?

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

—Sólo un pequeño brebaje de mi madre. Ella era una gran herbolaria en


su época, ya sabe —.
Su cara se sentía entumecida y sin respuesta, pero debió haber reflejado
su horror porque asintió con la cabeza. — Sí, es cierto. Ella fue la que me dio la
idea de vender las semillas de brillat fuera del planeta.
—¿Qué pasa, mamá? — Charlie apareció en su codo, con sus ojos azules
ansiosos.
Por mucho que lo intentara, no podía hablar. Lo último que vio cuando
el mundo se volvió negro fue la mano de Macduk cubriendo la boca de Charlie.

Mariah no tenía ni idea de cuánto tiempo había pasado cuando recuperó


la conciencia, la cabeza le latía con fuerza y un sabor amargo le llenaba la boca.
Obligando a su reacio cuerpo a sentarse, exploró la habitación. Devoji se había
desplomado en el suelo junto a la mesa de café y podía oír débiles ruidos de
resoplido que venían de la cuna. ¿Pero dónde estaba Charlie? Tanto él como
Macduk habían desaparecido. La adrenalina que circulaba por su sistema le
dio la fuerza para ponerse de pie.
—¡Charlie...! — llamó con voz ronca, aunque su corazón hundido no
esperaba una respuesta. Su mirada se dirigió a la puerta principal. Macduk
tuvo que salir por allí y seguramente alguien lo habría detenido si hubiera
tenido a Charlie con él. Se tambaleó en esa dirección, con sus rodillas
inestables. Sus manos temblorosas lucharon por soltar la pestillo, pero
finalmente abrió la puerta y casi se cayó en la terraza. Agarró uno de los postes
desesperadamente, buscando cualquier rastro de su hijo.
El transbordador de Cestov apareció, deteniéndose fuera de la pared.
Cestov saltó fuera casi antes de que dejara de moverse. La alcanzó justo
cuando sus rodillas cedieron.
—Lo tiene…Macduk tiene a Charlie.
Juró larga y ferozmente mientras la levantaba cuidadosamente en sus
brazos, y luego se volvió para gritarle a Servisa.
—Trae a Maldost y a Plovac. ¡Empiecen a interrogar a todo el mundo!
Alguien debe haber visto algo.
La llevó a la casa, donde los suaves resoplidos de Claire se habían
convertido en llantos de pleno derecho.
—La bebé —, lloró ella, empezando a luchar contra sus brazos.
—Siéntate aquí —, ordenó mientras la bajaba a una de las sillas. — La
traeré.

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

Casi tan pronto como puso a Claire en sus brazos, los llantos de la bebé
disminuyeron y ella envolvió su pequeña cola alrededor de la muñeca de
Mariah. Gracias a Dios que ese bastardo no le había hecho nada a ella.
Maldost irrumpió por la puerta, su mirada se dirigió inmediatamente a
Devoji, todavía arrugada en el suelo. Gruñó, la expresión de su rostro casi
espantosa, ya no era el dulce macho joven de gran tamaño, sino un depredador
vicioso. Reuniendo a la chica en sus brazos, le dio una suave palmada en la
cara.
—Devoji, háblame —. No hubo respuesta y le dio a Mariah una mirada
desesperada. —¿Qué le pasa?
—Nos drogaron —. Tanto Cestov como Maldost gruñeron. — Creo que
tardará más en volver en sí porque es muy pequeña.
—¿Dónde está Whovian? — Maldost exigió.
—Una emergencia en la ciudad —, dijo Cestov. — Maldost, ¿viste a
Macduk salir de aquí?
El Afbera miró a su alrededor como si se diera cuenta por primera vez
que el banquero ya no estaba presente.
—No. Estuve vigilando la puerta principal todo el tiempo, y nadie se
fue.
—¿Por qué no le impediste entrar en la casa? — Cestov exigió, y ella
puso una mano temblorosa en su cola.
—No es su culpa, es la mía. Lo dejé entrar. Todo es mi culpa, y ahora
Charlie...— Sus palabras se acallaron mientras las lágrimas ahogaban su
garganta.
La cola de Cestov rodeaba sus hombros de forma tranquilizadora.
—Si es culpa de alguien, es culpa mía —, dijo. — Nunca debí haberte
dejado.
Plovac llegó un momento después. — No está seguro, pero uno de los
granicanos creyó ver a alguien salir por la puerta trasera del granero.
—¿Por qué diablos no lo detuvo?
—Pensó que era sólo uno de los peones de la granja. Tenía un saco de
grano sobre su hombro.
—¡Charlie! — Mariah lloró.
—Joder. Por supuesto —. Se volvió hacia Plovac. — ¿Vio por dónde se
fue?
—Cree que se dirigía al pasto de atrás.
—¿El pasto de atrás? — Maldost preguntó. — No hay nada ahí atrás
excepto las crías de un año.
—Y la nave —, dijo Cestov, con la voz baja.
Se abrió una nueva capa de terror. ¿Y si se las arregló para sacar a

143
A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

Charlie del planeta? ¿Cómo encontrarían a un niño pequeño en toda una


galaxia de posibilidades?
—Cestov —, susurró.
—No tengas miedo, mi Miri. Lo voy a recuperar —. Se volvió hacia los
otros hombres. —Quédate aquí. Si alguien que no sea yo, trata de entrar por
esa puerta, dispárenle.
Con un duro beso en los labios de Mariah y una suave caricia en la
cabeza de Claire, se había ido.

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

Capítulo Veintiséis
Devorat lo recibió cuando salió de la casa.
—No hay señales de problemas y la carreta de Macduk sigue
estacionada al frente —. Sacudió la cabeza. — Lo siento mucho. A pesar de
que dijiste que era uno de nosotros, no lo creí realmente. Y Macduk siempre
ha sido un miembro tan íntegro de nuestra comunidad.
—Yo tampoco sospechaba de él, pero ahora no hay tiempo para
culparnos. Que los hombres rodeen la casa. Que nadie entre. Nadie, Devorat,
ni siquiera tu hombre de confianza.
El macho asintió sombríamente. — ¿Y qué hay de ti?
—Voy a buscar a mi hijo.
—Necesitas una escolta.
Dudó, su confianza aún se tambaleaba, pero al mirar la cara de
preocupación de su capataz, cedió.
—Sólo tú y tus hermanos —, insistió. — Y mantente fuera de la vista.
No quiero asustarlo y arriesgarme a que lastime a Charlie.
—Ya lo tienes. Flanquearemos tu posición —. Devorat se apresuró a irse
y Cestov salió corriendo a los pastos de atrás.
El Wanderer se extendía por el campo como un insecto exótico gigante,
la piel de metal con marcas de viruela contrastaba extrañamente con la suave
vegetación púrpura. Tan pronto como se acercó lo suficiente, vio a Macduk
sentado junto a la puerta cerrada de la rampa de aterrizaje, por todas las
apariencias de estar descansando cómodamente a la sombra de la nave.
—¿Dónde está mi hijo? — gruñó.
—Justo aquí, así que le sugiero que no se acerque más —. Macduk
señaló el saco de grano que estaba a sus pies y la rabia que lo invadió hizo que
el mundo se volviera rojo.
—Sácalo de ahí —, dijo a través de los dientes apretados.
—¿Estás seguro? Es mucho más fácil de controlar así. No dejaba de
querer armar jaleo, aunque le dije que todo iría bien mientras me obedeciera.
—Sácalo de ahí. Ahora.
—Oh, muy bien —. Por un momento, el comportamiento sonriente del
macho desapareció. — Pero si te acercas más, le retorceré su pequeño cuello.
¿Entiendes?
Cestov se obligó a asentir y Macduk sonrió de nuevo, una vez más el
amistoso banquero. Abrió el saco y el corazón de Cestov se retorció al ver a

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

Charlie tendido en un pequeño montón en el fondo. Una cara llena de lágrimas


miró hacia arriba mientras la tela se caía y los ojos de Charlie se encontraron
con los suyos.
—¡Papá! — gritó y empezó a saltar, pero Macduk lo agarró por el
hombro.
—Ahora, quédate quieto, muchacho. Tu padre y yo tenemos algunos
asuntos que discutir.
Cestov pudo ver la mano carnosa del macho clavándose en el frágil
hombro de su hijo y resolvió romper cada uno de esos gordos dedos.
—Está bien, Charlie —, dijo con la mayor calma posible. — Ya estoy
aquí.
—Papi —, susurró Charlie otra vez, más lágrimas rodando por sus
pequeñas mejillas.
—¿Qué quieres, Macduk?
—Quiero salir de este maldito planeta. Estoy tan jodidamente cansado
de toda esta gente amable y amistosa. Puede que hayas quemado esta cosecha,
pero vendí las dos anteriores y tengo suficiente dinero para permitirme
explorar algunas... formas de vida más interesantes.
—Hiciste que mataran a mi hermano, ¿verdad?
Macduk hizo un gesto con la mano. — No debería haber metido la nariz
donde no debía. Iba a dejar que se quedara con la granja mientras mantuviera
el ganado fuera de las colinas, pero no me escuchó y estaba provocando la
agitación de la gente del pueblo.
La ira y el dolor lucharon por el dominio al oír que sus sospechas se
confirmaron.
—Voy a matarte —, prometió.
El macho parecía imperturbable ante la amenaza. — No, no lo harás.
Vas a sacarme de encima este planeta.
—¿Qué te hace pensar que alguna vez te ayudaría?
—Porque tengo al niño y creo que harás lo que yo diga en vez de verlo
perjudicado. Vamos a subir a bordo de esta nave y me llevarás al sistema más
cercano con un gran puerto interestelar. Siempre que seas un piloto obediente,
los dejaré ir a ti y al chico en cuanto lleguemos. Ni siquiera intentaré venderlo
para compensar lo que me has costado. Aunque probablemente podría
conseguir un buen precio por él —, añadió pensativo.
—No vas a vender a mi hijo.
—Estaría dispuesto a darte una parte. Sé que ustedes los Cires están
desesperados por continuar su carrera, pero afrontémoslo. No es realmente tu
hijo, ¿verdad?
—¡Yo lo soy! — Charlie frunció el ceño y, en un repentino arrebato de

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

furia infantil, pateó salvajemente a Macduk. No pudo haberle hecho daño,


pero distrajo al banquero mientras intentaba arrancar a Charlie de su pierna.
Lo agarró, lo sacudió, y Charlie vomitó rápidamente sobre él. Macduk dio un
grito de horror y lo dejó caer, pero Cestov estaba allí. Tomó a Charlie y lo
arropó a la espalda, su cola mantenía al chico a salvo, mientras sus propias
manos se dirigían al cuello de Macduk.
—Esto es para mi hermano —, gruñó, y en un rápido movimiento le
rompió el cuello al hombre.
Una parte de él lamentó la rapidez de la muerte, el macho merecía
sufrir, pero el niño de su espalda era más importante. Cayó de rodillas,
tomando a Charlie en sus brazos y protegiéndolo de la vista del cuerpo.
—Papi —, Charlie sollozó en su cuello, húmedo, sucio e infinitamente
precioso.
—Está bien, hijo. Todo ha terminado ahora.
—¡Tú eres mi papá! Lo eres.
—Sí, Charlie, lo soy. Para siempre.
Un sonido lo hizo mirar hacia arriba, su mano yendo hacia su arma,
pero sólo se acercaron Devorat y sus hermanos. Devorat sacudió la cabeza
mientras miraba el cuerpo.
—Nunca hubiera esperado eso.
—Hizo su parte muy bien —, Cestov estuvo de acuerdo mientras su ira
finalmente se disipaba, dejando atrás sólo la pena. — Voy a llevar al pequeño
de vuelta a la casa. Sé que mi compañera se preocupará mucho.
—Mamá —, susurró Charlie. — El hombre malo le hizo daño a mamá.
—Está bien, Charlie —, dijo con un abrazo tranquilizador. — Se
durmió un rato y ahora te está esperando.
—Quiero ver a mamá.
—Nos vamos ahora mismo —. Miró a Devorat. — ¿Puedes cuidarlo?
—Sí —. Devorat hizo un gesto a dos de sus hermanos, y luego se volvió
para acompañar a Cestov de vuelta a la casa. — ¿Crees que el comisario estaba
implicado? —
—Sospecho que le pagaron para encubrir la muerte de mi hermano.
Aparte de eso, no lo sé.
—Es hora de una reunión del pueblo —, dijo el capataz, con un tono
sombrío. — Correré la voz.
—Supongo que ya saben que es necesario —. Le contó a un Devorat
indignado el incidente con Radna.
Charlie estaba medio dormido en sus brazos, agotado por el terror,
cuando llegó a la casa, pero revivió cuando vio a Mariah. Salió volando de la
casa tan pronto como se acercaron.

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

—Mamá —, gritó y se lanzó a sus brazos con una nueva ola de lágrimas.
Mariah lloraba con la misma fuerza y los encerró a los dos en sus brazos.
Gracias a Granthar, tuvo a su familia de vuelta a salvo.
Cuando finalmente se calmaron, Mariah se retiró y le sonrió a Charlie.
—Creo que necesitas un baño, pequeño.
—No quiero.
—Cuanto antes tengas uno, antes podremos tener leche y galletas junto
al fuego.
Lo consideró, inclinando su cabeza especulativamente. — ¿Vas a
cantar?
—Sí, Charlie. Cantaré para ti.
Cestov los siguió hasta la casa, sólo para encontrar a Maldost con
Devoji sentada en su regazo. La chica se sonrojó y comenzó a levantarse, pero
Maldost mantuvo su brazo alrededor de ella.
—Queremos aparearnos —, dijo Maldost con una extraña combinación
de orgullo y beligerancia.
Escondió su sonrisa. — Me alegro mucho por los dos.
Claire comenzó a patear sus pies al sonido de su voz y él fue a recogerla,
acunándola suavemente contra su pecho. Ella arrulló felizmente, pero él sintió
una repentina necesidad de tener a toda su familia junta después del terror de
la tarde.
—Voy a ver a Mariah y Charlie. Continúa con, uh, lo que sea que
estuvieras haciendo.
Maldost sonrió y Devoji se ruborizó.
En su habitación, sentó a Claire entre las almohadas, sus grandes ojos
azules registrando la habitación. Podía oír a Mariah y Charlie en la habitación
de al lado, su hijo parecía haberse recuperado más de lo que esperaba.
Agradeció a Granthar que no le hubiera pasado nada más grave. Un chillido
indignado vino del pasillo y miró hacia arriba para ver a Lilat trotando hacia
él. Se rió y la subió a la cama también.
—¿Te sientes abandonada, pequeña? Ha sido un día caótico.
La slonga le examinó la cara y el cuello con su trompa, luego se dio la
vuelta dos veces, antes de establecerse frente a Claire. Su hija arrulló y agarró
un puñado de pelo rosa. Lilat gruñó pero permaneció a los pies de la bebé, con
su trompa dando suaves palmaditas a las manos de Claire.
Cuando Mariah salió del cuarto de baño con un Charlie limpio envuelto
en toallas, se rió. Parecía como si hubiera sido ella la que se bañara,
completamente vestida. Aunque apreció la forma en que el paño húmedo se
aferraba a su piel y la forma en que sus pezones llegaban a su camisa húmeda.
—Esa es una vista interesante, mi Miri.

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

—A tu hijo le gusta chapotear.


—¡Splash! — Charlie gritó.
—Tal vez deberías darle un baño la próxima vez —, añadió secamente.
—Sería un honor.
Puso los ojos en blanco, depositando a Charlie en la cama antes que se
girara hacia el armario para sacar un traje seco.
—Canta, mamá —, dijo Charlie cuando ella regresó.
—Muy bien —, aceptó y se unió a ellos en la cama. Suavemente, cantó
una canción que él recordaba de antes. Una canción sobre que es un mundo
maravilloso. Mientras miraba a su familia, a salvo en sus brazos una vez más,
no podía estar más de acuerdo.

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

Capítulo Veintisiete
—Maldita sea —, dijo Mariah mientras sacaba otro pastel fallido del
horno.
—Maldición —, Charlie hizo eco desde donde estaba sentado en la
mesa coloreando.
—No digas eso, cariño. Es una palabra adulta.
—Soy un chico grande.
—Lo eres, pero no tan grande todavía.
—¿Cuándo?
—Cuando seas tan alto como papá —. Dejó caer un beso en su cabeza
cuando fue a deshacerse del pastel. Le ofreció a Lilat un pedazo pero hasta el
slonga subió su trompa. Sus esfuerzos no parecían mejorar. Gracias a Dios que
Devoji y Maldost habían decidido quedarse en la granja.
Supongo que este es su hogar, ahora, pensó e intentó suprimir un sentimiento
de tristeza. No era tanto el planeta: en el mes transcurrido desde la muerte de
Macduk, se había familiarizado con muchos de la comunidad local. Se habían
unido para enviar al comisariol Zakon a hacer las maletas y con Macduk
muerto, los Dhalecs también se habían ido.
Un sorprendente número de personas había ido a la granja para darle
sus condolencias y expresar su conmoción por el comportamiento del
banquero. Ella había disfrutado de las visitas y se sentía algo aislada una vez
que cesaron. Si tan sólo estuvieran un poco más cerca de la ciudad... Ella
sacudió la cabeza. Si los deseos fueran caballos, los mendigos cabalgarían.
¿Cuántas veces había oído a Judith decir eso? Frotó el brazalete de la amistad
que estaba junto al suyo. Todavía pensaba en su hermana a menudo, pero
ahora sus recuerdos se calentaban en vez de dolerle.
—¿No hay pastel? — Charlie preguntó, trayéndola de vuelta al
presente.
—No, me temo que no. Veamos cómo se ve la cena.
Hoy tenía la cocina para ella sola. Devoji y Maldost habían ido a dar un
paseo. Supuestamente para ver si podían encontrar un buen lugar para
construir una pequeña casa, pero sospechaba que usarían el tiempo a solas
para mucho más que eso. Su tiempo a solas con Cestov parecía escaso. Se
sentía obligado a supervisar el trabajo en la granja y pasaba una gran cantidad
de tiempo fuera de casa que ella estaba segura que no le gustaba, aunque
nunca se quejó. Ninguno de los dos parecía estar realmente hecho para la vida

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

en la granja que ella pensaba, mientras levantaba una tapa y veía los resultados
poco apetecibles del guiso que había intentado hacer.
—Seguro que estaría bien poder pedir una pizza, para variar, murmuró.
Un momento después, Devoji y Maldost entraron en la cocina riéndose.
—¿Cómo van las cosas? — Preguntó Devoji.
—Tan bien como se puede esperar.
La chica quitó la tapa y no pudo ocultar su expresión lo suficientemente
rápido. —¿Por qué no me dejas que me haga cargo?
—Se supone que tienes el día libre —, protestó.
—Está bien. Maldost quiere ir a ver a una de las robedas que está
enferma, de todos modos.
El Afbera sonrió y le dio a su compañera un beso rápido. — Volveré a
tiempo para la cena.
—Lo tendré esperando —, prometió.
Mariah lo miró fijamente. Parecía tan cómodo aquí, como si hubiera
nacido en este planeta.
—¿No te importa? — le preguntó a Devoji.
—¿Importarme qué?
—¿Que siempre desaparece en los negocios de la granja?
—¿Por qué debería hacerlo? Tengo mi propio trabajo que hacer.
Devoji comenzó a saltear las verduras en una olla limpia. Mariah podría
jurar que había hecho lo mismo, pero ya olía mejor que su intento.
—¿Ha habido suerte en la búsqueda de un buen lugar para la casa?
La chica se encogió de hombros. —Todavía no. No queremos estar muy
lejos, pero necesitamos un suministro de agua y una parcela razonablemente
plana. Y luego, por supuesto, tenemos que construir. No creo que podamos
tener la ceremonia de apareamiento hasta la primavera.
—Sabes que eres bienvenida a quedarte aquí.
—Lo sé y te lo agradezco. Pero Maldost quiere que tengamos nuestro
propio lugar —. Se ruborizó.
—Puedo entenderlo —, dijo con simpatía. Esa era otra de las
desventajas de la granja, entre el constante negocio de manejarla, y el número
de manos que empleaban, parecía que la gente siempre entraba y salía.
Basta, se dijo a sí misma. Este es el legado de Judith y Bratan.
Cestov apareció en la puerta de la cocina y su corazón dio su habitual
salto mortal. Él fue una parte de esta nueva vida de la que nunca se arrepintió.
—Papá —, Charlie gritó y se lanzó al otro lado de la habitación. Cestov
lo atrapó fácilmente y ella sonrió mientras la gran cabeza verde y la pequeña
rubia tocaban sus frentes. Claire chirrió desde su cuna, con sus pequeños
puños agitándose. Cestov también la tomó y cruzó la cocina para besar a

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

Mariah.
—Hola, mi Miri.
—Has vuelto pronto.
—Uno de los trabajadores me decía que las cuatro lunas se alinearán
esta noche, y pensé que sería bueno compartir eso con los niños. Y contigo,
por supuesto.
Su cola se curvó alrededor de su cintura y la acercó. — Tal vez podamos
tener una visita privada después que estén dormidos —, susurró.
Un escalofrío bajó por su columna vertebral, sus pezones ya se
apretaban con anticipación.
—Eso suena maravilloso. ¿Cuándo empieza?
—Justo antes del anochecer. ¿Podemos comer temprano?
—Desde que Devoji se ha hecho cargo, estoy segura que no será un
problema —, dijo secamente. — ¿Te parece bien, Devoji?
—Por supuesto. Lo tendré en la mesa en unos minutos —, dijo la chica
alegremente.
Mariah sonrió agradecida pero no pudo evitar sentir una punzada de
envidia. Ojalá Devoji no fuera tan eficiente y no fracasara tanto en su intento
de ser una compañera de granja.
—¿Está todo bien, Mariah? — Cestov preguntó en voz baja.
Forzó otra sonrisa. — Muy bien. Preparemos a todos.

Mientras se reunían en el pasto trasero al caer la noche, Cestov no pudo


evitar echar una mirada melancólica al lugar donde había residido su nave.
Plovac y Servisa la habían llevado al gran puerto de la parte baja del
continente para ver cómo se comerciaba con el resto de la carga. Una vez que
la bodega estuviera vacía, tendría que pensar en venderla. Odiaba la idea, pero
ahora era un granjero y un granjero no necesitaba una nave.
—¿Estás triste, papá? — Charlie preguntó.
—Tal vez un poco. Estaba pensando en el Wanderer.
—¿Ir a las estrellas?
—No, sólo a Port Luka.
—Quiero ir a las estrellas, dijo Charlie con firmeza.
— Yun día podrás. Pero te gusta la granja, ¿verdad?
Charlie se encogió de hombros, con la mirada fija en el cielo. Qué
irónico que el hijo de su hermano pareciera desear viajar tanto como Cestov lo
hizo una vez. Es sólo un niño pequeño, se recordó a sí mismo. Probablemente
cambiará de opinión. Aun así, cuando las lunas comenzaron a alinearse, tomó
la mano de Charlie y subió una ligera colina, para que pudieran ver todo el
cielo, la interminable galaxia que los esperaba. Las dos grandes lunas colgaban

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

en lo alto, mientras que las dos más pequeñas las perseguían a lo largo de su
borde. Charlie miró, con los ojos muy abiertos y maravillados.
—¿Sabes que en la antigüedad los marineros usaban la luna y las
estrellas para encontrar su camino? — preguntó, todavía pensando en su nave.
—¿Marineros? ¿Cómo la canción de mamá?
—Sí, así de simple.
Pensó en el sextante, su legado familiar, en la oficina de Bratan. — Te
mostraré cómo. ¿Te gustaría eso?
—Sí —, dijo Charlie y los dos miraron en silencio mientras los cielos
bailaban.
Cuando el espectáculo terminó, llevó a un Charlie dormido a la cama. Le
cambió el pañal a Claire y se la entregó a Mariah para que la alimentara por
última vez, mientras él iba a buscar el sextante. Sacó el estuche del estante y
levantó el instrumento. Mientras lo hacía, escuchó un crujido del papel.
Levantó el forro y vio una hoja de papel anticuado cubierta con la letra
familiar de su hermano. Una sonrisa que recordaba a la de su hermano le
retorció los labios. Bratan siempre había amado el tacto del papel y la tinta.
Desplegó la hoja y su corazón se aceleró. Era una carta dirigida a él.

Querido Cestov,

Debes perdonarme por haber esperado tanto tiempo antes de contactarte. Al


principio, estaba demasiado herido y enfadado, pero con el paso del tiempo, me di cuenta que
yo también tenía la culpa. Debí quedarme, debí explicarte cuánto significaba para mí la idea
de una pareja y una familia. Pero incluso entonces, en mi obstinado orgullo, estaba decidido
a esperar hasta que pudiera mostrarte que era posible.
Admitiré que había empezado a perder la esperanza, pero entonces me topé con un
mercado clandestino y con uno de esos despreciables vedeckianos. Intentaba vender a una
mujer y a un niño. Como puedes imaginar, estaba horrorizado, e intercedí sin pensar en otra
cosa que en evitar tal tragedia. Pero entonces... Cestov, Padre, estaba completo y
completamente equivocado. Ella es mi compañera y he tomado a su hijo como mío. Ella no es
Cire, pero es hermosa y dulce y divertida y cariñosa y... bueno, ya sabes.
Aunque también me ama, llora por el planeta que dejó atrás y más aún por una
hermana a la que ama, pero no sé dónde encontrar ese planeta. Me avergüenza admitir que
no se me ocurrió interrogar al vedeckiano, hasta que fue demasiado tarde. No puedo borrar
ese error pero estoy decidido a proporcionarle un hogar y por eso nos hemos instalado en
Granica. Es un planeta pacífico y espero que vengas a visitarnos.
Padre también se equivocó en otra cosa. Mi pareja y yo hemos sido bendecidos con un
hijo. Una hija hermosa y perfecta que refleja nuestro amor. Ella necesita conocer a su tío y tú

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

necesitas saber que estas cosas son posibles. Tal vez no las quieras, pero sospecho que a pesar
de tus duras palabras, te alegrarías de encontrar estas mismas bendiciones.
Enviaré esto la próxima vez que un comerciante interestelar venga a nuestro pequeño
pueblo y espero que te encuentre rápidamente. Lo envío con el sextante con la esperanza que
ayude a guiar tu camino. Y espero que tu camino te lleve a visitarnos. Quizás no te quedes,
quizás no apruebes la vida que he elegido, pero espero que los lazos entre nosotros puedan ser
restaurados.
Siento mucho lo que pasó entre nosotros, hermano, pero pienso en ti a menudo.

Con amor.

Bratan

Mariah lo encontró allí, todavía mirando la carta.


—¿Pasa algo malo? Pensé que vendrías a la cama.
—Encontré una carta. De mi hermano.
—Oh —. Se acercó y se posó en su regazo, envolviendo sus brazos
alrededor de su cuello. —¿Es una buena carta?
—Una muy buena —. Se lo entregó a ella. — ¿Puedes leer esto?
—Creo que sí. El lector que me diste me ha enseñado mucho.
Cuando terminó, sus ojos estaban mojados con lágrimas. — Me alegro
que intentara ponerse en contacto contigo.
—Ojalá lo hubiera encontrado antes.
—Lo sé —. Ella puso una mano suave en su mejilla. — Ojalá hubiera
podido ver a Judith de nuevo.
—Había algo más en el caso. Aquí —. Le entregó la pequeña imagen.
Judith estaba acostada en la cama, con una sonrisa radiante en su rostro
mientras miraba a Claire. Bratan se sentaba a su lado, con un brazo alrededor
de ella y el otro alrededor de Charlie, que se inclinaba ansiosamente hacia el
nuevo bebé. Su hermano se veía tan orgulloso y contento.
—Se ven tan felices —. Acarició con su dedo la cara de su hermana. —
Tan felices como somos nosotros.
—Sí —, estuvo de acuerdo, pero las palabras de su hermano resonaron
en su mente. ¿Su verdadero legado no fue la granja, sino la habilidad de seguir
sus propias estrellas?

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

Capítulo Veintiocho
Una semana más tarde, Mariah revisó su limitado armario, tratando de
decidir sobre la ropa apropiada para una visita a la ciudad. Cestov había
estado varias veces esta semana y había estado extremadamente misterioso
sobre su propósito. Ella sospechaba que se preparaba para vender el Wanderer,
pero no quería hablar de ello. Sabía lo mucho que le molestaba dejarlo ir, pero
realmente no necesitaban una nave, cuando tenían una granja. Trató de no
pensar que los dejaba atrapados en Granica. Después de todo, ella había
pasado toda su vida en la Tierra y nunca sintió la necesidad de irse.
Cuando finalmente salió, Cestov estaba esperando con impaciencia.
Tenía un aire de excitación reprimida que hacía cosquillas a su curiosidad,
pero ella ya había decidido que no lo presionaría. Obviamente él tenía la
intención de sorprenderla con algo.
Después de apaciguar a Charlie haciendo un mohín con la promesa de
un regalo de la ciudad, salieron en el carro.
—Es un planeta muy bonito, ¿verdad? —, preguntó ella mientras
atravesaban las suaves colinas púrpuras. — Supongo que hay peores lugares
en los que podríamos haber acabado.
—Mucho peor —, aceptó, y luego le lanzó una mirada de preocupación.
— ¿Extrañas la Tierra?
—Echo de menos algunas cosas. Algunos de los lugares en los que
canté. La pizza para llevar. La playa. Supongo que todas las cosas con las que
estaba familiarizada, pero tú eres más importante para mí que cualquiera de
ellas.
—Me alegro —. Su cola rodeó su muñeca y ella puso su mano sobre ella.
Pasaron el resto del viaje hablando sin hacer nada sobre nada de gran
importancia. El viaje de alguna manera le recordó a salir para una de sus giras
musicales y se encontró cantando para él. Había recogido las palabras de
algunas de las canciones y a ella le encantaba escucharlo armonizar, su voz
profunda complementaba la de ella.
Cuando llegaron a la ciudad, para su sorpresa, él no giró por la calle
principal, sino que siguió uno de los caminos secundarios. Se detuvo fuera de
una pared cerrada.
—¿Qué es esto?
—Una sorpresa.
Ella lo miró con recelo pero dejó que la ayudara a bajar del carro. Con su

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cola firmemente alrededor de su cintura, la llevó a través de la puerta y a un


jardín rodeado de altos muros que se extendían desde la puerta a un edificio
de dos pisos.
—Oh, esto es hermoso —. Un lado del jardín tenía una franja de hierba
morada baja, mientras que el otro tenía arbustos en flor dispuestos alrededor
del patio con una pequeña fuente y... — Mira, tienen un reloj de sol como el
nuestro.
Una sonrisa apareció en su cara. — Sí, lo hacen.
La llevó a la terraza que se extendía a lo largo del edificio y a través de
un conjunto de puertas de cristal. Una gran sala de estar abierta la recibió con
una chimenea en un extremo y una cocina en el otro, equipada con las mismas
máquinas de cocina que había visto en la nave de Cestov. Ella les dio una
mirada envidiosa.
—No lo entiendo. ¿De quién es esta casa y por qué estamos aquí?
—Te lo explicaré en un minuto.
La llevó por unas anchas escaleras para mostrarle tres pequeños y
soleados dormitorios y un gran dormitorio con vistas al jardín trasero. Otro
conjunto de escaleras y salieron en el techo plano del edificio. Una balaustrada
a la altura de la cintura rodeaba el espacio, pero ella podía ver la mayor parte
de la ciudad hacia la tierra de más allá, rodando suavemente hacia las
montañas. Parte del tejado estaba a la sombra de una pérgola y un conjunto de
muebles de aspecto confortable prometía un lugar atractivo para sentarse y
admirar la vista.
—Bien, Cestov. Háblame —, dijo ella, llevándolo al sofá.
—¿Te gusta la casa? —, preguntó él mientras se sentaban.
—Por supuesto que sí. Podría vernos viviendo aquí, si no viviéramos en
la granja, quiero decir.
—¿Es eso lo que quieres? ¿Vivir en la granja?
La estudiaba tan de cerca que, aunque su primer impulso fue asegurarle
que lo hacía, se encontró dándole una sonrisa de pena. — En realidad no. Sé
que es terrible y es el legado de los niños y estoy bien con quedarme allí. Es
sólo que no es realmente...
—¿Un ajuste perfecto?
—Exactamente. Devoji es tan buena en todo y yo no lo soy.
—Tus habilidades están en otras áreas.
—No son áreas que se aprecian en la granja —. Eso no era del todo
cierto. Todavía cantaba frecuentemente por las noches, pero no era lo mismo
que cantar para un público.
—He estado pensando que tal vez deberíamos mudarnos a la ciudad —,
dijo lentamente.

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Su corazón se aceleró. Le encantaba la idea de estar rodeada de más


gente, de encontrar su propio lugar de nuevo, pero...
—¿Pero qué pasa con la granja?
—Si estás dispuesta, pensé en darle a Maldost la oportunidad de
asociarse con nosotros. Puedo prestarle el dinero para que empiece y él puede
devolverme su parte de las ganancias. Él y Devoji seguirán viviendo allí
mientras nos mudamos a la ciudad.
—¿Qué pasa con los niños?
—No estoy seguro de que Charlie esté realmente interesado en la vida
de la granja —, dijo lentamente. — Sé que es joven y que eso podría cambiar
fácilmente. Si lo hace, podemos decidir el curso de acción en ese momento.
Con Claire también, si ella expresa un interés.
La emoción la invadió, pero se obligó a ir más despacio y a pensar en las
consecuencias. — ¿Qué hay de ti? ¿Qué harás? No vas a aceptar el trabajo de
comisario, ¿verdad?
El pueblo le había ofrecido el trabajo después que el comisario Zakon
fuera despedido y ella se sintió aliviada cuando él se negó, temiendo que su
sentido de la responsabilidad lo hubiera obligado a tomar el puesto.
—Me ofrecí para asociarme con Radna —. Le sonrió. — Soy un
comerciante de corazón, después de todo.
—¿Y él estuvo de acuerdo?
—Sí. Sujeto a su aprobación, por supuesto. Desde el incidente con
Macduk, preferiría poder llevar su vida un poco más fácilmente. Incluso se
ofreció a convertir uno de los cuartos traseros en un lugar donde pudieras
actuar si lo deseabas.
Si ella lo deseaba... No podría pensar en nada que la hiciera más feliz. Sólo
tenía otra preocupación.
—¿Pero qué hay de tu nave?
Sonrió, su felicidad era obvia. — Un comerciante siempre necesita una
fuente de suministros. Plovac y Servisa pueden encargarse de las operaciones
de comercio o podemos contratar una tripulación adicional si lo necesitan.
Incluso podríamos ir con ellos a veces cuando los niños sean mayores.
Una respuesta excitante se elevó en su propio corazón, pero puso su
mano en su mejilla y estudió su cara. — ¿Estás realmente seguro de esto?
—Sí, mi Miri. Mi hermano me enviaba el sextante para guiar mi camino,
mi camino, no el suyo. Y esto me parece bien. Pero sólo si te hace feliz a ti
también?
¿Hacerla feliz? ¿Vivir en esta pequeña casa brillante, cerca de todo? ¿Ser
capaz de cantar? ¿Tener la promesa de más viajes entre las estrellas?
—Nada podría hacerme más feliz.

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

—Bien.
La levantó en sus brazos, la besó hasta dejarla sin aliento y le frotó los
pezones contra su duro pecho, buscando aliviar el dolor punzante. Su cola se
deslizó hacia arriba para tirar de los picos necesitados mientras bajaba su
espalda en el sofá.
—Oh, me he olvidado de un detalle importante —. Le sonrió.
—Sí —, dijo ella distraídamente, alcanzando el cierre de sus pantalones.
—La tienda está justo enfrente. Eso significa que siempre estaré cerca.
—Te quiero más cerca ahora —, susurró ella mientras liberaba su
erección, el pesado y largo eje saltando en su mano. Ella le dio un largo y lento
golpe y él gimió.
—No duraré si sigues haciendo eso —, le advirtió.
— ¿No puedes soportar un poco de juegos? — preguntó ella
inocentemente.
— ¿tú puedes?
Él la volteó sobre su espalda y procedió a besarla y acariciar cada parte
de ella hasta que todo su cuerpo ardió de anhelo, hasta que finalmente,
finalmente se metió en ella y su visión se puso blanca mientras se
convulsionaba en éxtasis impotente, hasta que él se anudó profundamente,
adentro, y su semilla la llenaba.
Después de eso, se quedaron encerrados juntos, en una feliz
satisfacción. Ella miró a través de los listones de la pérgola hacia el profundo
cielo azul lavanda. No un cielo terrestre, pero eso ya no importaba. Había
encontrado su hogar, había encontrado a su familia, y dondequiera que viajara
a partir de ahora, nunca estaría sola.

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Epílogo
Un año después...

—Mariah, ¿estás lista? — Cestov entró en el camerino, tan guapo como


el primer día que se conocieron. Su corazón se saltó un latido mientras su
cuerpo respondía como siempre a la vista de su guerrero.
—Sí, estoy lista —. Ella levantó su mano hacia él, su nueva colección de
pulseras tintineando con el movimiento. Una vez que él se dio cuenta de lo
mucho que ella disfrutaba de las joyas, él y los niños le proporcionaron un
nuevo brazalete en cada ocasión. Pero el más significativo seguía siendo el
primero. Cuando la encontró llorando sobre la pulsera de su hermana después
que otro de los hilos se rompiera, había pintado cuidadosamente los hilos
deshilachados con un líquido claro que los preservaría para siempre. Ella
presionó un dedo contra él ahora. Te amo, Ju, pensó.
Tomó su mano extendida y la ayudó cuidadosamente a ponerse de pie.
El bulto cada vez más grande de su estómago tendía a desequilibrarla y ella
apreció su ayuda. Cuando decidieron intentar tener un hijo, ambos habían
tenido miedo de ilusionarse, pero ella estaba embarazada en una semana.
Whovian se había hecho cargo del centro médico de Selo y había confirmado
su embarazo con una pequeña pero genuina sonrisa. Parecía que finalmente
había dejado a sus demonios en paz.
—Te ves más hermosa que nunca, mi amiga —, dijo Cestov,
admirándola.
Dio un giro cuidadoso, amando la forma en que sus nuevas faldas se
deslizaban. La mayoría de las mujeres de Granica solían preferir pantalones
más prácticos, pero ella había echado de menos el flujo fácil de sus viejos
vestidos. Al final, con muchas palabrotas y una considerable ayuda de Devoji,
se las arregló para hacerse unas cuantas faldas para las noches de actuación.
—¿Hay mucha gente ahí fuera? — preguntó nerviosamente.
—Por supuesto que hay. Sabes que todo el mundo quiere oírte cantar.
Eres una estrella.
Para su sorpresa, era cierto. Tal vez fue la falta de entretenimiento o tal
vez fue porque ella era parte de esta comunidad ahora, pero la habitación
siempre estaba llena hasta los bordes cuando ella cantaba. Algunos de los
habitantes del pueblo habían estado discutiendo la posibilidad de poner una
sala más grande ahora que la gente a veces venía de los asentamientos

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periféricos e incluso de otros pueblos para sus actuaciones mensuales. Qué


irónico encontrar el tipo de éxito musical que siempre quiso, en un pequeño
pueblo de un planeta alienígena. Éxito y maternidad, que le recordaban a su
hijo.
—¿Qué está haciendo Charlie? Sabes que puede meterse en problemas
en el momento en que no lo estamos vigilando.
Cestov se rió. — No te preocupes. Maldost lo sigue mientras Devoji
cuida de Claire y su propio bebé, y Lilat los vigila a todos.
Habían intentado dejar la slonga en la granja, temiendo que fuera infeliz
en el pueblo, pero después de la tercera vez que se escapó e intentó seguirlos,
se rindieron y la trajeron con ellos. Parecía perfectamente contenta en la casa
del pueblo, aunque el número de slonga en la granja había aumentado.
Después de algunas negociaciones bastante extensas con el gobierno de
Srashiman, en lugar de devolver a Tajka y a los demás, Maldost había recibido
permiso para iniciar una manada de slonga en Granica. Tres hembras
adicionales y un macho muy impresionante se habían unido a ellos en la
granja.
—Es genial que Maldost y Devoji nos visiten. No crees que estarían
dispuestos a mudarse a la ciudad permanentemente, ¿verdad?
Los dos se rieron. La joven pareja parecía más que contenta en la granja.
Cestov seguía siendo el socio mayoritario, pero Maldost pagaba un poco más
del préstamo cada mes.
Radna apareció en la puerta. — Todo el mundo está esperando.
El pequeño tendero se había convertido en algo más que un simple socio
de negocios; se había convertido en un amigo y un abuelo honorario. Ella le
sonrió.
—Estoy lista.
Su compañero le tomó la mano y la llevó a donde esperaba su público.
—¡Mamá! — Claire gritó mientras Mariah subía al pequeño escenario.
La gente sentada cerca de ellos la miró con gracia, pero Charlie le puso
suavemente un dedo en los labios.
—Calla, Claire. Mamá va a cantar.
Ella lo miró fijamente con sus grandes ojos y luego asintió
solemnemente. Los dos niños se pusieron de espaldas a Cestov, mientras él los
rodeaba con su cola. Lilat se estiró con su trompa, dando palmaditas a cada
pequeña figura para asegurarse que estaban a salvo. Ya no tan pequeña, pensó.
Qué rápido habían crecido. Claire estaba dando sus primeros pasos
tambaleándose y Charlie parecía haber doblado su tamaño. Su mirada pasó de
los niños a su pareja, su cabeza inclinada sobre las cuerdas del dobrón
mientras empezaba a cantar, la hinchazón de su estómago, un recordatorio de

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que su familia se estaba expandiendo. No un futuro con el que había soñado,


sino uno que lo llenaba de alegría cada día.

Bratan había intentado decírselo y había sido demasiado terco para


escucharlo.
Tenías razón, mi hermano, pensó. Y me aseguraré que tu familia, —nuestra familia—,
pueda seguir sus propios sueños.

Más tarde esa noche, Cestov se unió a Mariah en el techo de su edificio.


Ella bailaba lentamente, sus pies descalzos se movían al ritmo de su tarareo y
recordó la primera vez que la llevó a su cabina. Había sido hermosa y
fascinante entonces, pero lo era mucho más ahora que la conocía como una
compañera, una madre, una pareja. Esperó a que se acercara más, y luego la
hizo girar en sus brazos, con su cola rodeando su cintura mientras ella
levantaba sus brazos hasta su cuello.
—¿Feliz, mi Miri? — preguntó.
—Más de lo que nunca pensé que sería.
La acercó, deleitándose con el suave calor de su cuerpo, de la nueva vida
que florecía entre ellos. Los pasos de Mariah fueron más despacio y ella lo
llevó al borde del tejado, mirando no a las estrellas, sino al pequeño pueblo
que se extendía ante ellas.
—Pasé toda mi vida luchando para evitar este destino —, dijo
suavemente.
—Al igual que yo.
—Cómo se reiría Judith.
Sus ojos brillaban a la luz de la luna y él vio una lágrima brillar en su
mejilla.
—Bratan también se habría reído, pero sé que ambos se alegrarían de
saber que estamos aquí juntos y que sus hijos son amados y felices.
—Por nuestra familia —, dijo, levantando una copa imaginaria.
La tomó de nuevo en sus brazos, envolviéndolos alrededor del
montículo hinchado de su estómago.
—Por nuestra familia —, dijo él. — Por los que están aquí, por los que
están por venir, y por los que viven en nuestros corazones.
Sus manos se apretaron sobre las de él y juntos miraron hacia su casa
mientras se balanceaban al ritmo de la música, que sólo ellos dos podían oír.

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A SON FOR THE ALIEN WARRIOR (TREASURED BY THE ALIEN BOOK 2)

Nota de las autoras


Gracias por leer Un Hijo para el Guerrero Alien!. Esperamos que hayas
disfrutado viendo a otro Guerrero Cire y a su pareja humana descubrir que no
importa en qué parte del universo estés, el amor es todo lo que necesitas para
crear una familia.
Como siempre, ¡hay tanta gente a la que agradecer!
A nuestros fantásticos lectores... Su increíble apoyo y amor a Mamá y el
Guerrero Alien, nos inspiró para continuar la serie " Atesoradas por los
Aliens". ¡Gracias! Aunque no hay una fecha fija para nuestro próximo
lanzamiento, ¡definitivamente hay más por venir! Habrán notado que hay otra
hembra humana con una historia por descubrir...
A nuestros increíbles lectores de la versión beta: Kathryn S., Tammy S.,
Janet S., Annie T., y Kitty S... ¡Señoritas, sois lo máximo! ¡Gracias!
Por nuestros fabulosos diseñadores de portadas: Cameron Kamenicky y
Naomi Lucas... ¡Oh, dulce cola de extraterrestre! ¡Chicos, lo habéis hecho otra
vez! ¡Bien hecho! ¡Gracias!
A nuestras familias amorosas... ¡No podríamos hacerlo sin ustedes!
Gracias desde el fondo de nuestros corazones.
¡Gracias de nuevo por leer nuestro libro!
Les deseamos lo mejor,

Honey & Bex

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Honey Phillips

Honey Phillips escribió e ilustró su primer libro a la tierna edad de 5 años. Su


escritura ha mejorado desde entonces. Sus habilidades de dibujo,
desafortunadamente, no. Le encanta escribir, leer, viajar, cocinar y beber
champaña, no necesariamente en ese orden.

Sus historias de ciencia ficción humeantes se centran en guerreros alienígenas


calientes y las mujeres de la Tierra a las que no pueden resistirse. Desde los
secuestros hasta las invasiones, el viaje puede ser duro, pero el final siempre
satisface.

Bex McLynn
GéneroRomance , Ciencia Ficción , Fantasía
A Bex le encanta leer todo tipo de romance: ciencia ficción, shifter, fantasía,
regencia, contemporáneo ... (¡En serio, todo!) Actualmente escribe SFR y
Fantasy / PNR. Su estilo de escritura, una mezcla de acción, humor, ternura y
calor, presenta mundos y personajes que cautivan a sus lectores.

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Próximo libro Hija del guerrero alienígena

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