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HISTORIA DEL ROSACRUCISMO

DESDE SUS ORÍGENES HASTA NUESTROS DÍAS


Por
CHRISTIAN REBISSE

REVISTA EL ROSACRUZ A.M.O.R.C.

EGIPTO Y LA TRADICION PRIMORDIAL

Parte I

La metamorfosis de Hermes

Son muchas las interrogaciones que se plantean acerca de los orígenes del rosacrucismo.
Aunque la mayor parte de los buscadores están de acuerdo en situar sus comienzos
históricos hacia el siglo XVII, también es posible acceder al génesis de este movimiento
llegando hasta un pasado más lejano. Esta era la opinión de Michael Maier, quien en su
obra “Silentium post clamores” (1617), presenta los orígenes del rosacrucismo como
egipcios, brahmánicos, procedentes de los Misterios de Eleusis y de Samotracia, de los
Magos de Persia, de los Pitagóricos y de los árabes. Algunos años más tarde de la
publicación de la “Fama Fraternitatis” (1614) y de la “Confessio Fratenitatis” (1615),
Irenaeus Agnostus, en “Le bouclier de la verité” (1618) no duda en presentar a Adán como
el primer representante de nuestra Orden. Los Manifiestos rosacruces no dejan de hacer
referencia a su fuente. “Nuestra filosofía no es nada nuevo, sigue las huellas de lo que Adán
heredó tras la Caída, y de lo que practicaron Moisés y Salomón”.

La tradición primordial

No se evoca sin razón a Adán, Egipto, Persia, a los sabios de Grecia y a los árabes en
relación con los orígenes del rosacrucismo. Todos estaban relacionados con un concepto
que estaba muy expandido antes de su llegada, el de “Tradición Primordial”. Esta noción
hizo su aparición en el Renacimiento. En esta época se redescubre el “Corpus
Hermeticum”, un conjunto de textos misteriosos atribuidos a un sacerdote egipcio, Hermes
Trismegisto. A partir de entonces, esta noción de revelación primordial, cuya cuna habría
estado en Egipto, conocerá un considerable renombre.

No es nuestro propósito pintar un cuadro del esoterismo egipcio, sino ante todo mostrar
como ha sido transmitida esta herencia. La ruta que une a Egipto con Occidente es larga
y ofrece un paisaje muy variado. No describiremos todos sus valles, puesto que nos llevaría
demasiado tiempo. Pero las escalas que realizaremos van a permitirnos comprender los
orígenes de la Rosa-Cruz. Nos ha parecido que para emprender este viaje era necesario
contar con un guía, y que Hermes sería el personaje más indicado para hacerlo. En efecto,
la historia y los mitos relativos a este personaje son ricos en enseñanzas relacionadas con
el propósito que nos hemos marcado.
Desde la Antigüedad, siempre se ha admirado a Egipto por su civilización. Sus Escuelas de
Misterios, a la vez universidades y monasterios, eran los guardianes de sus conocimientos. Estas
Escuelas conocieron un especial esplendor bajo la égida de Akhenaton (1353-1336), cuando éste
introdujo la noción de monoteísmo. Con sus cultos misteriosos, la religión egipcia intriga. En el
panteón egipcio, Thot, el dios con cabeza de ibis, gozaba de un aura particular. Escriba del tribunal
divino, era considerado como el inventor de la escritura y personifica a la medicina, la astronomía
y la magia. Es la Luz de Ra en su aspecto nocturno, lo que hace de él el iniciador a los Misterios.
Es el esposo de Maat, la diosa de la Justicia y de la Verdad. Estas cualidades hacen de él el
emblema de los Misterios de Egipto, razón por la cual Thot conocerá pronto extrañas
metamorfosis.

Los griegos y Egipto

Para Herodoto, los Misterios de Grecia deben mucho a Egipto. Los grandes sabios de la Grecia
antigua fueron a buscar el conocimiento cerca de los sabios egipcios. Muchos de ellos fueron
iniciados a los Misterios asegurando de esta manera la transmisión de los conocimientos egipcios
al mundo helénico. El primero de los siete sabios, Tales de Mileto (624-548) frecuenta a sus
sacerdotes y con Solón, mide las pirámides. Plutarco declara que Tales fue quien introdujo en
Grecia la geometría egipcia. Solón (a. 640- 558) visitó muchas veces Egipto impregnándose de
la filosofía de sus sacerdotes. Fue él quien habló de los relatos acerca de la Atlántida a los griegos,
que más tarde Platón retomaría en sus obras “Timeo” y “Critias”. Tales, exhorta a Pitágoras a que
se dirija a Egipto. Según Jámblico, Pitágoras estudió en los templos egipcios durante veinticinco
años. Después de su partida, se instaló en Crotona, Italia, para fundar una escuela en la que
enseñaba siguiendo el estilo de las Escuelas de Misterios de Egipto. Para Apolo de Rodas,
Hermes, por la vía de su hijo Aithalides, es el antepasado directo de Pitágoras.

Diodoro de Sicilia indica que Orfeo viajó a Egipto y que fue iniciado en los Misterios de Osiris. De
vuelta a su país, instituyó nuevos ritos, los Misterios órficos (hacia el siglo VI a.C.). Plurarco
precisa que los Misterios órficos y báquicos son en realidad de origen egipcio y pitagórico, y
Diodoro de Sicilia cuenta que los atenienses observaban en Eleusis ritos semejantes a los de los
egipcios. En el siglo V a.C., Herodoto visita Egipto. Asiste a los ritos y habla con los sacerdotes.
En sus relatos, evoca los Misterios de Osiris que se celebran en Sais. El filósofo griego Demócrito
de Arderá (a. 460-370), descubridor del átomo, fue también iniciado en los templos egipcios y
educado por los geómetras del faraón. Platón (427-347) viviría por tres años en Egipto y sería
iniciado por sus sacerdotes. Uno de sus discípulos, Euxodo de Cnide (a. 405-355), matemático y
geómetra, hizo también un viaje a las tierras del Nilo. Fue iniciado, tanto en el plano científico
como espiritual. También Estrabón frecuentó a los sacerdotes de Heliópolis durante trece años.
Thot - Hermes

Poco a poco, los griegos se apropiaron de los héroes y dioses más célebres de Egipto. A partir
del siglo II a. C., se considera a Hermes, hijo de Zeus y de la ninfa Maya, como descendiente
de Thot. El dios egipcio tendría como hijo a Agatodemón, quien engendró a su vez a un hijo
llamado Hermes. Este último, considerado como el segundo Hermes, recibió el nombre de
Trismegisto, es decir, “Tres veces grande”. Hermes es el guía de los viajeros hacia otro mundo.
Zeus le dotó de unas sandalias aladas que le permitían desplazarse a la velocidad del viento.
Pronto, Thot y Hermes fueron considerados como un único personaje.

Alejandría

Con la conquista de Egipto por Alejandro el Grande (año 333 a.C.), se acentuó la asimilación de
la cultura egipcia por el mundo griego. En el año 331 a.C., allí donde las aguas del Nilo se mezclan
con las del Mediterráneo, nació la villa de Alejandría. Cruce de la cultura egipcia, judía, griega y
cristiana, se convirtió en el centro intelectual de Oriente. Terapeutas, gnósticos y muchos otros
movimientos místicos se desarrollaron alrededor de esta ciudad. Su biblioteca, rica, con más de
50.000 volúmenes, reunía todos los conocimientos de la época. Alejandría fue también el crisol
donde floreció la alquimia greco-egipcia.

Alejandría vio nacer, en efecto, la alquimia como la continuación, la herencia de una antigua
práctica egipcia, reformulada y retomada por el pensamiento griego. Su originalidad consistía en
proponer una disciplina concreta y universal, alejada de cualquier clase de religión. Los
alquimistas alejandrinos van a presentar a Hermes Trismegisto como el fundador de este arte que
se convierte en un nuevo vector de la antigua Tradición. Debemos precisar que ya existía en
China y en la India. Entre los alquimistas alejandrinos, Bolos de Mendes (100 a.C.) constituye una
figura singular. A menudo se le presenta como el fundador de la alquimia greco-egipcia.

En el año 30 a.C. Alejandría se convierte en la capital de la provincia romana de Egipto. Los


romanos asimilan el Hermes greco-egipcio a su Mercurio, dios del comercio y de los viajes.
Mercurio-Hermes es el mensajero de los dioses, el conductor de las almas, el guía. Roma adopta
con facilidad a Egipto y a sus cultos. Plutarco, amigo del emperador Trajano, miembro del colegio
sacerdotal de Apolo en Delfos, de donde era gran sacerdote, va también a buscar el
conocimiento a las orillas del Nilo. Allí, es iniciado por Clea, sacerdotisa de Isis y de Osiris. En
su libro “Isis y Osiris” Plutarco evoca las obras llamadas “Libros de Hermes”, y pone de relieve la
importancia de la astrología egipcia. También cuenta que muchas autoridades han hecho de Isis
la hija de Hermes.

El cuerpo hermético

Tres siglos antes de la era cristiana, comienza la elaboración de lo que ha sido llamado
“Hermética”, textos atribuidos a Hermes Trismegisto. Esta literatura se expande abundantemente
durante el siglo I. La redacción de la Hermética continúa hasta el siglo III después de Cristo, en la
región del Delta del Nilo. Escritos en griego, pertenecen al esoterismo egipcio. Clemente de
Alejandría habla de los cuarenta y dos libros de Hermes que transportaban los egipcios en sus
ceremonias. Jámblico atribuye a Hermes 20.000 libros, mientras que Sealicus y Manteón hablan
de 36.525. Los más célebres, escritos entre los siglos I y III, son los diecisiete tratados que
aparecen agrupados bajo el título de “Corpus Hermeticum”. Se componen principalmente de
diálogos entre Hermes, su hijo Tat y Asclepius. El primero de estos tratados, el Poimandres, evoca
la creación del mundo.
El “Asclepius” es también un texto importante. Describe la religión de los egipcios y los ritos
mágicos que practicaban para atraer a los poderes cósmicos con el fin de animar las estatuas de
los dioses. Finalmente, el tercer grupo de la Hermética está constituido por los “Fragmentos de
Stobea”. Se componen de treinta y nueve textos y constan de los diálogos entre Isis y Horus a
propósito de la creación del mundo y del origen de las almas. Estos textos, generalmente
atribuidos a Hermes Trismegisto, se presentan como traducidos del egipcio. De hecho, contienen
pocos elementos egipcios auténticos, estando esencialmente marcados por la filosofía griega, y
también por el judaísmo y la religión persa. No componen un todo coherente y presentan
numerosas contradicciones doctrinales. Volveremos más tarde sobre estos textos.

Pax romana

En el siglo II, la “Pax Romana” instaura la paz en el mundo mediterráneo. En esta época, se
experimenta una verdadera pasión por las civilizaciones del pasado: Los hindúes, los persas, los
caldeos y, sobre todo, los egipcios, ya que sus templos, que todavía están en funcionamiento,
causan una gran fascinación. Los ricos romanos acuden al país de los faraones. También fue allá
Apuleo, escritor latino curioso de misterios. Describe a su manera los Misterios egipcios en “El
Asno de Oro”.

Con la alquimia, la magia y la astrología adquieren también un lugar de relevancia. Claudio


Ptolomeo, un griego que vivió en Alejandría, escribe el “Tetrabiblos”, tratado que codifica todos
los principios de la astrología griega (de influencia egipcia y caldea): signos, casas, aspectos,
cuatro elementos. Ptolomeo no es un simple astrólogo, es también un astrónomo a quien se debe
el geocentrismo y la teoría de los egipcios que continuará siendo válida hasta el siglo XVII.
Clemente de Alejandría (a. 150-213), Padre de la Iglesia griega, dibujará en “Stromates” el retrato
de los astrólogos egipcios de su tiempo, que debían estar siempre preparados para recitar los
cuatro libros astrológicos de Hermes.

Olimpiodoro (siglos V o VI) presentaba la alquimia como un arte sacerdotal practicado por los
egipcios. El papiro de Leyde y de Stockholm (siglo II) muestran efectivamente procedimientos
metalúrgicos relacionados con fórmulas mágicas. En el siglo III, Zózimo de Panapolis va a
instalarse en Alejandría para dedicarse a la alquimia. Los escritos alquímicos de Zózimo no tratan
solamente del trabajo de laboratorio, sino que evocan igualmente las transformaciones del alma
en su búsqueda mística. Zózimo es el primer gran autor que trata sobre la alquimia y quien va a
dar a esta ciencia sus conceptos y su simbología. La alquimia cobra tanto esplendor en el siglo III
que el emperador Diocleciano, inquieto por una posible devaluación de los metales preciosos,
promulga un edicto prohibiendo su práctica y condenando al fuego los textos alquímicos.

Neoplatonismo

Los neoplatónicos mostraron un gran interés por Egipto. Jámblico (a. 240-325), iniciado en los
ritos caldeos, egipcios y sirios, es un personaje enigmático. Se habla del “divino Jámblico”, jefe
de una escuela neoplatónica, de extraordinarios poderes. Cuando entraba en oración, su cuerpo
se elevaba del suelo a una distancia de diez codos, su piel y sus vestiduras quedaban bañadas
en una bella luz de oro. Egipto tiene un lugar privilegiado en sus escritos. En “Los Misterios
egipcios”, bajo el nombre de Abammon, se presenta a sí mismo como un Maestro de la jerarquía
sacerdotal egipcia y como un intérprete de la sabiduría de Hermes. Promocionó la teurgia y las
prácticas adivinatorias egipcias. Más tarde, otro neoplatónico, Proclus (412-485), muy marcado
igualmente por la teurgia, se referirá a sí mismo como perteneciendo a la “cadena de Hermes”.
Tendrá una gran influencia en el sufismo y en los pensadores cristianos tales como Scot Erigeno,
el maestro Eckart y muchos otros.

No obstante, esta época es la que va a ver como se desvanece Egipto ante el naciente
cristianismo. Alejandría juega un importante papel en las diferentes controversias que marcan los
comienzos de esta religión que acaba de ser impuesta por Constantino. En el siglo III, los egipcios
abandonan la escritura hieroglífica y adoptan la escritura copta para transcribir su lengua. Los
coptos adaptan las ciencias secretas de los faraones al cristianismo. Pronto, el emperador
Teodosio promulgará un edicto contra los cultos no cristianos que va a marcar el fin del sacerdocio
egipcio y de sus ceremonias.

Los cristianos ante Hermes

De manera general, los Padres de la Iglesia gustaban de explorar la mitología para descubrir las
primicias del Evangelio. Hermes Trismegisto continúa suscitando su respeto. Lactance (250-325),
en sus “Instituciones divinas”, ve en el “Corpus Hermeticum” la verdad cristiana formulada antes
de que el cristianismo apareciera. San Agustín (354-430), Padre de la Iglesia, en “La Ciudad de
Dios”, hace de Hermes un descendiente de Moisés. Había leído el “Asclepius” en la traducción de
Apuleo de Madaura. Sin embargo, si bien admiraba a Hermes Trismegisto, rehusaba la magia
que se expone en el “Aclepius”. Clemente de Alejandría se complacía en comparar al Hermes-
Logos con el Cristo-Logos.

Con el emperador Juliano el Apóstata (361-363), asistimos a un breve retorno a los cultos de los
Misterios. Promulga medidas contra los cristianos y restaura el paganismo. Influenciado por el
neoplatonismo, pone de nuevo en relieve la teurgia antigua. Este retorno será breve y, en el año
387, el patriarca cristiano Teófilo emprenderá la destrucción de los templos de Egipto para
transformarlos en lugares de culto cristiano. A pesar de todo, subsistirá un reducto egipcio sobre
la isla de Philae que no será cerrado sino mucho más tarde, en el año 551, por orden del
emperador Justiniano. Como puede comprobarse, los templos egipcios permanecieron en
actividad entre los siglos I y VI, es decir, durante el período que cubre la redacción de la Hermética.
Se comprueba que estos textos son pesimistas en cuanto al porvenir de la religión egipcia, lo que
hace pensar que fueron escritos en un medio egipcio por la clase sacerdotal, que todavía era
depositaria de fragmentos de la sabiduría egipcia, pero que estaba sometida al proceso de
helenización y obligada a expresarse de una manera indirecta.

Alejandría fue el punto de paso de la ciencia egipcia hacia los mundos griego y romano. Fue el
epicentro de la reformulación de la Tradición antigua a través de la alquimia, la astrología y la
magia. Este epicentro, después de haberse expandido en gran parte hacia el Oriente, va a
desaparecer hacia el siglo VI, y serán más tarde los árabes quienes retomarán la antorcha.

Los Sabadeos

En el año 642, la ciudad de Alejandría es tomada por los árabes, lo que marca el final de su
prestigio. Pero para los árabes, no constituye el origen de la recepción del esoterismo. En efecto,
ellos ya conocían a Hermes mucho antes de esta época. Los sabadeos son un ejemplo. Este reino
mítico, que debía haber sido el lugar del paraíso terrenal, se llamaba anteriormente “Arabia Feliz”.
Pasaba por ser el país del Fénix. Christian Rosenkreutz lo visitará muchos años más tarde para
recoger en él maravillosos conocimientos. La Biblia cuenta que la reina de este país, la reina de
Saba, se encontró con el rey Salomón. No dice donde estaba situado este país, pero el Corán
indica que se trataba de Arabia del Sur (Yemen).
Los sabadeos eran reputados astrólogos, y Maimónides señala que esta ciencia ocupaba un lugar
predominante entre ellos.

La Tradición dice que los magos llegados a saludar a Cristo provenían de este país de leyenda.
Los sabadeos poseían los escritos de Hermes sobre alquimia y el “Corpus Hermeticum”. Muy
sabios, ellos serían quien introdujeran las ciencias en el Islam, aunque evolucionaron al margen
de esta religión. Los sabadeos hacían remontar su origen a Hermes, tal como relatan el “Risalat
fi'n-nafs “(Carta acerca del alma)”, y las “Instituciones litúrgicas de Hermes” de Thabit ibn Qorra,
una figura eminente del sabadeismo de Bagdad (siglo XI).

Idris-Hermes

El siglo VII marca el comienzo del Islam. Aunque el Corán no hace referencia a Hermes, los
hagiográfos de los primeros siglos del Islam identifican al profeta Idris, mencionado en el Corán,
con Hermes y Henoch. Esta asimilación permite al Islam relacionarse con la tradición heleno-
egipcia. En el Islam, Idris -Hermes es presentado a la vez como un profeta y como un personaje
intemporal. Se le asimila a veces a Al-Khezr, el misterioso mediador, el sabio que inició a Moisés
y que, en el sufismo, juega un papel fundamental como manifestación del guía personal.

Abu Ma'shar, astrólogo persa del siglo VIII, que se hará célebre en Europa con el nombre de
Albumasar, formula un relato en el que diseña una genealogía de Hermes. Este texto, que se
instauró en el mundo árabe, distingue tres Hermes sucesivos. El primero, Hermes el Mayor, habría
vivido antes del Diluvio; se le identifica a Thot y se le presenta como el civilizador de la humanidad,
quien hizo construir las pirámides y quien grabó los hieroglifos sagrados de Egipto para las
generaciones futuras. El segundo vivió en Babilonia después del Diluvio; fue un maestro en
medicina, filosofía y matemáticas. Podría haber sido el iniciador de Pitágoras. Finalmente, se
presenta el tercer Hermes como continuador de sus predecesores como civilizador. Fue un
maestro de las ciencias ocultas y fue quien transmitió la alquimia a la humanidad.

La tabla esmeralda

En la misma época aparece la “Tabla Esmeralda”, un texto que va a adquirir una gran importancia
en la Tradición. Su versión más antigua está en lengua árabe y data del siglo VI. Su paternidad
ha sido atribuida a Apolonio de Tiana, filósofo y taumaturgo del siglo I. Este texto ha llegado hasta
nosotros por la traducción que hizo de él Sagiyus, sacerdote cristiano de Nabulus. Figura en “El
libro secreto de la creación”, de Balinus (traducción árabe del nombre de Apolonio de Tiana). En
este libro, Apolonio cuenta cómo descubrió la tumba de Hermes. Dice haber encontrado en este
sepulcro a un viejo, sujetando una tablilla de esmeralda sobre la que figuraba el texto de la famosa
“Tabla Esmeralda”. Ante él había un libro que explicaba los secretos de la creación de los seres
y la ciencia de las causas de todas las cosas. Este relato encontraría eco años más tarde en la
“Fama Fraternitatis”.

La alquimia árabe

Es de todo conocido el papel que desempeñaron los árabes como transmisores de la alquimia a
Occidente durante la Edad Media. Nos han dejado igualmente un vocabulario relacionado con
este arte (al kemia, la quimia; al tannur, el atanor...). El Islam no se limitó a un papel de transmisor.
Como pone de relieve Pierre Lory en “Alquimia y mística en tierra del Islam”, los árabes la
concibieron de una manera que, tras ellos, iba a imponerse por doquier. Su alquimia no es sólo
un arte de laboratorio, sino que se propone igualmente desvelar las leyes ocultas de la Creación,
lo que hace que contenga una dimensión mística y filosófica. Si la alquimia árabe reivindica un
origen egipcio, su práctica es anterior a la conquista de Egipto por los árabes en el año 639.
Recibieron la alquimia griega por medio de los sirios, pero sus primeros maestros en este arte
fueron los iraníes, quienes a su vez habían heredado las tradiciones esotéricas mesopotámicas.
El primer alquimista árabe conocido, el príncipe omeya Khalid ibn Yazid (·?-704) fue iniciado por
un cristiano de Alejandría, Morienus. La alquimia conoce un rápido éxito en el mundo islámico
siendo rápidamente traducidos los tratados griegos. La figura más ilustre de la alquimia árabe
es Jabir ibn Hayyan (muerto hacia el año 815), conocido en Occidente bajo el nombre de Geber.
El va a poner de relieve los conceptos fundamentales de la Gran Obra. Sus reflexiones
desembocan en una alquimia espiritual de gran envergadura. También se deben a él numerosos
descubrimientos en química. El “corpus Jabiriano”, contaba con más de tres mil tratados cuya
mayor parte era apócrifa y que probablemente eran obra de una escuela que se formó alrededor
de sus enseñanzas. La alquimia árabe conocerá numerosos maestros, de los que sólo vamos a
citar a unos cuantos: Abu Bakr Mohammed ibn Zakarya, llamado al-Razi o Rasés (siglo X); Zadith
el Mayor (Mohammed ibn Umail al-Tamimi); ibn Umayl (siglo X), Abd Allah al-Jaldaki (siglo XIV).
Sus textos penetraron en Europa a través de España y marcaron profundamente el Occidente
latino.

La magia y la astrología

La magia ocupa también un aspecto central en la espiritualidad árabe. El Islam pondrá de


manifiesto una magia de las letras, semejante a la kabalah hebraica, para ahondar en los
secretos del Corán. Por otro lado, la magia árabe, de la cual dirá más adelante Christian
Rosenkreutz que no era muy pura, cubría temas tales como la medicina, la astrología, el estudio
de los talismanes... La astrología está muy presente en el mundo islámico. Aunque se duda de
ella por sus orígenes paganos, se desarrolla fuertemente en el siglo VIII, en el que se traduce al
árabe el “Tetrabiblos” de Ptolomeo. La astrología, en la época del Al-Mansur, el segundo califa
abbassida (754-775) no se debe únicamente a los griegos, sufrió también la influencia de los
hindúes, cristianos de Siria, judeo-arameos y, sin duda alguna, de los esenios. De manera
general, las diversas ciencias del esoterismo jugaron un papel fundamental en el Islam,
especialmente, entre los siitas, tal como demuestra Henri Corbin. Ahora podemos comprender por
qué Christian Rosenkreutz irá hacia los países árabes para recoger los elementos esenciales a
partir de los cuales va a construirse la Orden de la Rosa-Cruz.

La teosofía oriental

En el siglo IX, Ibn Wahshiya, en un tratado titulado “El conocimiento de los alfabetos ocultos
desvelados”, presenta numerosos alfabetos ocultos atribuidos a Hermes. Hace igualmente
referencia a las cuatro clases de sacerdotes egipcios descendientes de Hermes. Nombra a los
“Ishraqiyun” (del Oriente), que pertenecían a la tercera clase, es decir, a los hijos de la hermana
de Hermes Trismegisto. Pronto, Sohravardi (.?-1191), uno de los más grandes místicos del Islam
iraní, volverá a utilizar la expresión “Ishraqiyun” en el sentido de “Teósofos orientales” para
designar los maestros que han conocido la Iluminación. Para él, la filosofía y la experiencia mística
son inseparables, y en su “Libro de la sabiduría oriental”, evoca la cadena de Iniciados del pasado,
los teósofos orientales. Para él, esta experiencia procede de Hermes, a quien considera su
antepasado, el Padre de los Sabios. Estos filósofos estáticos, a los que califica de “pilares de la
Sabiduría”, son Platón, Empédocles, Pitágoras, Zoroastro, Mahoma... Lo que resulta
particularmente interesante, es que contrariamente a los autores que hemos visto hasta ahora,
Sohravardi no busca establecer una filiación histórica, humana, entre Hermes y los sabios de las
diferentes tradiciones, sino una filiación iniciática celeste, basada en la experiencia interior.
En el siglo IX, Ibn Wahshiya, en un tratado titulado “El conocimiento de los alfabetos ocultos
desvelados”, presenta numerosos alfabetos ocultos atribuidos a Hermes. Hace igualmente
referencia a las cuatro clases de sacerdotes egipcios descendientes de Hermes. Nombra a los
“Ishraqiyun” (del Oriente), que pertenecían a la tercera clase, es decir, a los hijos de la hermana
de Hermes Trismegisto. Pronto, Sohravardi (.?-1191), uno de los más grandes místicos del Islam
iraní, volverá a utilizar la expresión “Ishraqiyun” en el sentido de “Teósofos orientales” para
designar los maestros que han conocido la Iluminación. Para él, la filosofía y la experiencia mística
son inseparables, y en su “Libro de la sabiduría oriental”, evoca la cadena de Iniciados del pasado,
los teósofos orientales. Para él, esta experiencia procede de Hermes, a quien considera su
antepasado, el Padre de los Sabios. Estos filósofos estáticos, a los que califica de “pilares de la
Sabiduría”, son Platón, Empédocles, Pitágoras, Zoroastro, Mahoma... Lo que resulta
particularmente interesante, es que contrariamente a los autores que hemos visto hasta ahora,
Sohravardi no busca establecer una filiación histórica, humana, entre Hermes y los sabios de las
diferentes tradiciones, sino una filiación iniciática celeste, basada en la experiencia interior.

La herencia legada por Hermes Trismegisto es múltiple. Sus tesoros (la alquimia, la magia y la
astrología) constituyen los elementos esenciales del Esoterismo tradicional que han estado
presentes en todas las civilizaciones. Todas han considerado siempre a Egipto la Madre de las
tradiciones. En la Edad Media, esta herencia antigua va a penetrar en Occidente. En el
Renacimiento, va a tomar un nuevo aspecto para constituir lo que generalmente se conoce por
la expresión “Esoterismo occidental”. Evolucionará de una especial manera hasta alcanzar su
umbral crítico en la víspera de las publicaciones “Manifiestos rosacruces”. Abordaremos estos
temas en “Philosophia Perennis”, el artículo que seguirá a esta historia del rosacrucismo.

Notas:

1 Con respecto a los distintos puntos relativos a la historia de la Alquimia, el lector podrá consultar:
Robert Halleux, “los Textos alquímicos”, Brépols, 1979; Jacques Van Lennep, “alquimia”, Dervy,
1985 o M. Berthelot, “colección de los antiguos alquimistas griegos”, G. Steinheil, París, 1887.
2 Sobre este tema, ver, Los Cuadernos del Hermetismo, “presencia de Hermes Trismégiste”,
Blanco Michel, 1988 y A.- J. Festugière, “Hermes Trismégiste”, Bonitas Cartas, 1991.
3 Jamblique, “los Misterios de Egipto”, Bonitas Cartas, 1989. 4 Henri
Corbin, “en Islam iraní”, Gallimard, 1971.
5 Didier Kahn, “la Tabla de Esmeralda y los textos alquímicos asignados a Hermes Trismégiste”,
en “la Tabla de Esmeralda” Bonitas Cartas, 1994
6 Sobre la alquimia árabe, ver los trabajos de: Pedro Lory, “alquimia y mística en tierra de Islam”,
Verdier, 1989; Robert Halleux, “la recepción de la alquimia árabe en Occidente” y Georges C.
Anawati, “la Alquimia árabe”, en “Historia de las ciencias árabes”, volumen 3, Límite máximo,
1998, Sous la direction de Roshdi Rashed.
7 “la Magia árabe tradicional”, Bibliotheca Hermetica, Retz, 1977. 8
Sohravardî, “el Libro de la Sabiduría oriental”, Verdier, 1986.
Parte II
Filosofia Perennis

En la primera parte, vimos a Thot pasar de Egipto al mundo helenizado. Las ciencias de Hermes,
magia, alquimia y astrología, florecen en los jardines de Alejandria. En el siglo VI, los arabes
enriquecieron esta herencia con sus propias reflexiones y es cuando Hermes viaja al Occidente.
España, Italia recogeran y desarrollaran estas ciencias. Esta nueva etapa en la historia del
esoterismo, nos aportara elementos propios para interpretar el periplo de Christian Rosenkreutz y
de los Manifiestos rosacruces.

El islam en España

En el año 711, los arabes invaden España. Cordoba se convierte en el corazon de la España
msulmana bajo la autoridad del principe Abd al-Rahman. Los cristianos, como los judíos, numerosos
en España, conservan su libertad de culto. Esta situación tiene repercusiones positivas pues permite
intercambios culturales. España contribuye asi a difundir, en occidente, toda la herencia cultural de
la civilización arabe que era, en esa epoca, mas avanzada que Europa en muchos campos. Las
traducciones latinas de los españoles vuelven accesible una cantidad importante de textos griegos,
conservados por los arabes y desconocidos en Europa.

Las ciencias esotericas penetran al Occidente por España. En Toledo, muchos textos de alquimia,
de magia y astrología son traducidos, y esta ciudad adquiere rapidamente la reputación de “pulpito
de las ciencias ocultas”. El descubrimiento del cuerpo de san Santiago en Compostela, a iniciaos
del siglo IX, contribuye a relanzar la reconquista de España por los cristianos, la que se alcanza en
el siglo XIII. Antes, en los siglos XI y XII, el peregrinaje a Compostela conocio un florecimiento
importante y relaciona a España con el resto de la Europa cristiana, lo que ayuda a difundir el cuerpo
esoterico

La alquimia en España

Como lo señala Robert Halleux en “La recepción de la alquimia árabe en Occidente”, es la traducción
de los textos de la alquimia arabe la que abre su desarrollo occidental. España es la via por la que
penetra a Europa. Se considera el año de 1144 como el año que marca sus inicios en occidente.
Esta fecha es aquella de la traducción de “Morienus” de Robert de Chester, texto en el que su
prefacio cuenta la leyenda de los tres Hermes. Igualmente en España, en los años 1140-1150, Hugo
de Santalla traduce del árabe el “Libro del Secreto de la Creación”. En esta obra, Balines, es decir,
Apolonio de Tiana, cuenta su descubrimiento de la tumba de Hermes Trismegisto, en la cual se
encontró la “Tabla de la Esmeralda”. En Toledo, Gerardo de Cremona (1114-1187) aprende el arabe
y traduce los textos del cuerpo inmenso de Geber y Rhasus, mientras que Juan de Toledo, judío
convertido, traduce “Sifr-al-asrar, (El Secreto de los Secretos)” del pseudo Aristóteles, texto
fundamental de la alquimia.

Paralelamente al desarrollo de la alquimia, la magia conoce en el siglo XII un renacimiento. En la


Edad Media, estaba esencialmente ligada a un paganismo residual y no utilizaba una fuente directa.
Su “vulgata” era el texto que Isodoro de Sevilla (alrededor del 560-363) consagra a este tema en
sus “Etimologías”. A partir del siglo XII y aun mas en el siglo XIII, los textos fundamentales aparecen
en Occidente por medio de tratados arabes y judios. A partir de ese momento, se desarrolla una
magia sabia que pronto gana a principes y reyes, lo que le permite escapar de las condenas de la
iglesia. Alfonso el Sabio, hace traducir “Sefer Razile”, tratado de magia judia y en 1256 hace traducir
el célebre “Picatrix”. Este tratado arabe, atribuido a Maslama al-Magriti, seria escrito en Egipto entre
1407 y 1051 y tendra una influencia importante en Pedro de Abano, Marsile Ficin y Heinrich
Cornelius Agrippa. Trata de las simpatias entre las plantas, las piedras, los animales, los planetas…
y sobre la forma de utilizarlos con fines magicos. Recuerda tambien el poder de las imágenes
magicas, donde Hermes Trismegisto está presente como inventor, lo que lo hace fundador de una
ciudad ideal que ya habia existido en Egipto antes del diluvio: Adocentyn. Esta ciudad, organizada
alrededor de una cultura solar, tenía como “padre” al propio Hermes. Es en este contexto que
Thomaso Campanella desarrollara muy pronto lo esencial de las ideas expuestas en su “Ciudad del
Sol”.

Cábala

La presencia judia en España jugo un papel importante en la difusión de la cábala. Es en el sur de


Francia, en el Languedoc, que ella se desarrolla, primero en el siglo XII alrededor del “Sepher ha-
Bahir (Libro de la Claridad)”. Se encuentran en esa region muchos cabalistas como R. Abraham ben
Isaac (1180), presidente del tribunal de Nabonne, o Isaac el Ciego (1165-1235). Poco después, la
cábala se desarrolla en España, principalmente en Gerona, Castilla y Toledo. Ahí, el aspecto
contemplativo de la cábala del Languedoc es fecundado por el pensamiento judio producto de la
tradición greco-arabe, como de las doctrinas de Plotin. En Zaragoza, Abraham Aboulafia, figura de
la cábala estática, pone a punto una tecnica de meditacion basada en las letras hebraicas asociadas
a respiraciones. Pronto, en el siglo XII, aparece el “Zohar”, texto voluminoso que encontrara un éxito
considerable en el mundo del esoterismo. En 1305, en Valladolid, españa, Moisés de Leon conserva
el original de este tratado.

Astrología

A partir del siglo XII, producto de las traducciones latinas de los textos arabes, se asiste a la eclosion
de la astrología en Europa. Si bien estaba presente en occidente desde el siglo VI, la astrología era
una ciencia relativamente poco desarrollada. La traducción de textos tales como el “Kitabal-Uluf”
d’Albumasar, es decir Ja’Far ibn Mahoma, hara evolucionar las cosas. Este libro, que evoca la
leyenda de los tres Hermes, es un agregado de la astrología persa, hindu y griega. El acceso a los
textos fundamentales de la astrología antigua conlleva a un considerable desarrolla de esta ciencia.
Se constata que a partir de esta epoca se multiplican los calendarios, almanaques, predicciones,
asi como las imágenes que utilizan el simbolismo ligado a los planetas. Debera esperarse, a pesar
de todo, hasta el siglo XIV la aparicion de una traducción latina de un texto mayor de astrología, la
“Tetrabiblia” de Ptolomeo.

La expulsión de los judíos

Después de la reconquista cristiana del siglo XIII, España pierde la tolerancia religiosa instaurada
por los musulmanes. Los judios conoceran dias difíciles. Se les da la opcion de escoger entre el
exilio, la muerte o la conversión. En 1391 muchos solicitan la conversion para escapar a la masacre.
Algunos, los “Marannes” harán una conversión aparente y continuaran sus practicas religiosas en
secreto. Pronto se daran las expulsiones, primero en 1483 en Andalucia, luego en 1492, se da la
evacuacion total de los judios. Algunos se instalan en Italia, aportan conocimientos secretos que
dan nuevas luces. En 1439, los cristianos de Oriente, amenazados por la expansion del Islam,
buscan acercarse a sus hermanos de occidente. En esta meta, muchos letrados de Oriente, como
el neoplatonico Gemisto Platon, llegan a Florencia para participar en un concilio de reconciliación.
Llevan a Italia textos de filosofos griegos. Los esfuerzos tardios de acercamiento no impedirian lo
que seria la catastrofe de la iglesia bizantina, pues en 1453, los turcos invaden Constantinopla.
Como se vera a continuación, no es por casualidad que el autor de las “Bodas Químicas”, convierte
al año 1453 el año donde Christian Rosenkreutz recibe, por medio de una aparicion, el anuncio de
las bodas prometidas.
La academia de Florencia

La toma de Constantinopla en 1453 permite a la cultura griega, en particular a las obras de Platón
de las cuales se conocen algunos extractos, penetrar en Italia. “Côme de Médicis”, consciente de la
importancia del acontecimiento, crea la Academia platonience de Florencia y pide a Marsile Ficin
(1433-1499), traducir a Platón. Trabajador infatigable, Marsile Ficin dará al Occidente su primera
traducción de Platón, así como las de Plotino, Proclus, Jámblico, Dionisio el Areopagita y otros. Un
hecho capital se produce pronto. El “Corpus Hermeticum”, a menudo citado a la Edad media, había
desaparecido y solo se conocía el “Asclepius”. Ahora bien, en 1460, un monje al servicio de los
Médicis reporta un manuscrito del “Corpus Hermeticum”. Côme lo considera la muy importante y
pide a Marsile Ficin parar sus traducciones de Platón para trabajar sobre las de Hermes Trismégisto.
En 1471, M. Ficin publica la primera traducción del “Corpus Hermeticum”. Esta edición conoce
entonces un éxito considerable, hasta el punto que se reeditará dieciséis veces hasta el siglo XVI.

Philosophia perennis

Marsile Ficin estaba convencido de que el texto original del “Corpus Hermeticum” se había escrito
en egipcio. Se considera entonces a Hermes Trismégisto como un sacerdote egipcio en el quien
está en el origen de todas las ciencias secretas, a partir del momento en que ellas son transmitidas.
Marsile Ficin, en su “Teología platonience” publicado en 1474, establece por otra parte una
genealogía de los filósofos quienes, tras Hermes, se habrían transmitido estas ciencias: Zoroastro,
Orfeo, Pitagoras, Platón... (4). Esta visión de las cosas hace nacer un nuevo concepto, la de
Tradición Primordial, una primer revelación que se habría perpetuado de edad en edad, de iniciados
en iniciados. Esta idea, respaldada antes por San Agustin, conoce un renacimiento gracias a M.
Ficin. Será formalizada más tarde por Agostino Steuco en 1540, bajo el concepto de “Philosophia
Perennis”, (filosofía eterna).

Los arameos

Cuesta comprender que en Florencia, en Toscana, esta idea haya encontrado un eco favorable. Es
asombroso constatar que la edición de 1548 del “Corpus Hermeticum” tiene una dedicatoria a Côme
Iº, reeditada por el “arameo” Carlos Lenzoni. Para comprender este hecho, es necesario acordarse
que Hermes Trismégisto se consideraba como un contemporáneo de Noé. Ahora bien, se afirmaba
que después del Diluvio, Noé había fundado doce villas en Étruria y que su cuerpo reposa cerca de
Roma. Se añadía que Hércules de Libia era el fundador de Florencia. De allí había nacido la idea
de la superioridad de la lengua toscaza que provenía del arameo a través del etrusco. Como se ve
en los egipcios a los descendientes de Noé, no hace falta nada para vincular a Florencia con las
fuentes de la civilización (5). Estas ideas, queridas para Côme de Médicis, estaban muy en boga en
la Academia de Florencia.

La Magia Natural

El “Corpus Hermeticum”, si bien evoca los conocimientos secretos de los egipcios, es sin embargo
poco preciso sobre su aplicación. En el Tratado XIII del corpus, Hermes Trismégiste enseña a sus
hijos Tât a los principios de la regeneración mística que se obtiene haciendo callar a los sentidos,
cancelando las influencias dañinas de los astros, y dejando nacer en el hombre el Divinidad (6).
Marsile Ficin es un sacerdote pero también médico; tiene el sentido de lo concreto. Busca pues la
aplicación de estas teorías con los neoplatónicos, pero sobre todo en el “Picatrix”, con Albumasar y
en los escritos de su compatriota Pedro de Abano, quién antes él había examinado la magia árabe.
Pone a punto una “magia natural” que hace el vínculo entre estas teorías y la idea del Verbo creador
expresada en el Cristianismo. Su magia natural alcanza un gran refinamiento. Utiliza las simpatías,
como los caracteres planetarios inscritos en todos los elementos, minerales, vegetales... así como
los perfumes, los vinos, la poesía y la música (himnos órficos) para captar las energías sutiles de la
Creación, el “spiritus mundi” (7). Marsile Ficin es un personaje muy importante en la historia del
esoterismo occidental, no solamente por su papel de traductor y comentarista de los textos antiguos,
sino también por sus obras, tales como “De Triplici Vita” que tendrá una gran influencia. Como lo
destaca Antoine Faivre, gracias él “el esoterismo va a constituirse en filosofía hasta formar parte
integrante del pensamiento del Renacimiento” (8).

La magia angélica

El alumno más conocido M. Ficin es Pico del Mirandola (1463-1494), una clase de superdotado
quien, a los veintitrés años, ya habia estudiado todo lo conocido en el tema de las religiones,
filosofías y ciencias del esoterismo. Mientras que Ficin desprecia la cábala, Pico del Mirandola
encuentra en esta tradición un complemento a la magia de su maestro. Considera útil de reforzar la
magia natural por la magia cabalística que se basa en las energías del empíreo. Esta ciencia, que
evoca a los ángeles y los arcángeles por sus nombres en hebreo (presentada como la lengua de
Dios) poseía para él una eficacia considerable. Retomando las teorías de San Jerónimo y Nicolas
de Cuse sobre el nombre de Jesús, demuestra que la cábala permite probar el divinidad del Cristo.
Establece así los fundamentos de la “cábala cristiana” (9). De espíritu universal, quería también
demostrar la convergencia de todos los sistemas filosóficos. A este respecto, redactó en 1486 sus
“Novecientas tesis”. Entre los argumentos que despliega, anuncia que la magia y la cábala son
complementarias al Cristianismo (7.ª tesis) y aconseja la utilización de la magia cabalística (11.ª
tesis). Estas tesis fueron objeto del debate que Pico del Mirandole se proponía animar. Se imaginan
las reacciones... Deberá huir de Italia para protegerse. Se rehabilitará en junio de 1493 con
Alejandro VI, un papa muy favorable a la magia y la astrología.

El voarchadumia

Durante este período, Italia se convierte en un centro muy activo del esoterismo. Venecia
desempeña un papel importante en la difusión de la cábala, de la astrología, de la ciencia de los
números y de la alquimia (10). Después del siglo XIII, el corpus alquímico transmitido por los Árabes
se había traducido completamente y había dado nacimiento a una floración de escritos (Alberto el
Grande, Tomás de Aquino, Roger Bacon, Arnauld de Villeneuve, Raymond Lulle, Nicolas Flamel...).

En los siglos XIV y XV, se da un renacimiento de la alquimia que adopta la alegoría cristiana y
toma una connotación mística con respecto a la cual algunos se preguntan.
¿Se trata de una “práctica de expresada en términos religiosos o de una experiencia mística
expresada en términos alquímicos”? (11). Esta tendencia confirma una corriente empezada en la
segunda mitad del siglo XIII con “Aurora Consurgens (la Aurora su salida o levantamiento)”, un
Tratado atribuido a santo Tomas de Aquino, quién presenta el proceso alquímico como una
experiencia interna de regeneración. En 1478 en Venecia, Michel Pantheus publica a
“Voarchadumia”, un voluminoso Tratado que destaca este aspecto trascendente de la alquimia. La
leyenda cuenta que el “Voarchadumia” era una sociedad secreta veneciana. En cualquier caso,
numerosos son los investigadores que vienen a estudiar las ciencias ocultas en Italia, tales
Johannes Reuchlin y Heinrich Cornelius Agrippa quienes va a contribuir a la difusión del esoterismo
en Europa.

Del Verbo mirifico

Entre los judíos que dejaron España en 1492 para instalarse en Italia se encontraba a Judas León
Abarbanel, “León el Hebreo” (1437-1508), médico y cabalista. Convertido al catolicismo, se
apasiona por el neoplatonismo. Publica pronto sus “Diálogos de amor”, una obra en la cual hace
una síntesis entre neoplatonismo y la cábala que amplía el campo abierto por Pico del Mirandola y
Marsile Ficin.

Es a un cuarto personaje quien tendra el mérito de hacer la síntesis de sus tres antecesores: el abad
Johannes Reuchlin (1455-1522). Este último viene a Roma en 1482 para estudiar al hebreo, luego
viaja a Florencia para encontrar a Pico del Mirandola. De vuelta en Alemania, se hace al promotor
de la cábala cristiana. Publica en 1494 su “De Verbo mirifico” en el cual profundiza en las
especulaciones de Pico del Mirandola sobre el Verbo hwchet (Ieschouah).

Este libro tendrá un impacto muy importante, ya que es la primera obra europea enteramente
consagrada a la cábala. Se completará pronto en 1517 con el “De Arte Cabalística”, uno de los
textos fundamentales de la cábala cristiana. La evolución importante que le da a la angelología lo
libra de las sospechas demoníacas que manchaban la magia natural de M. Ficin.

La armonía del mundo

La magia natural hacía hincapié en las simpatías ocultas que existen entre todos los constituyentes
de la Creación. Esta idea va a tomar, con Francisco Jorge de Venecia (1450-1540), una nueva
dimensión. Publica en 1522 su “De Harmonia Mundi”, un texto fundamental de la cábala cristiana.
Su originalidad viene debido a que supo añadir a la cábala de Pico del Mirandole y al neoplatonismo
de M. Ficin, la tradición numerológica pitagórica, la alquimia y la arquitectura de Vitruve (siglo I A.
C.). La obra tendrá una influencia enorme sobre los rosacruces ingleses, en particular, sobre Robert
Fludd, y en Francia sobre el grupo de la Pléyade, gracias a la traducción de Le Fėvre de la Boderie.

La filosofía oculta

La magia angélica había tomado con Reuchlin una dimensión más precisa, pero seguía siendo aún
bastante teórica. Es Heinrich Cornelius Agrippa (1486-1534) que, por su formación de médico tiene
un espíritu más práctico, va a llevar la magia hacia una dimensión más concreta publicando un
verdadero manual de magia práctica: el “De Oculta Philosophia”. En su primera versión de 1510,
este libro se caracteriza esencialmente por la influencia del “Picatrix”, del “Corpus Hermeticum” y de
las obras de Ficin. En la edición siguiente de 1533, la cábala ocupa un lugar importante. Mientras
que con Reuchlin la magia es un medio de unión con lo Divino, también aborda otros ámbitos para
aplicarse a los distintos problemas de la existencia humana. Sin embargo, su magia, sea “natural”,
“celeste” o “ceremonial”, pierde el refinamiento que le había dado Marsile Ficin. Agrippa mezcla el
angelología y la ciencia de los números de la magia árabe para componer cuadrados mágicos,
sellos planetarios y cuadros de correspondencias entre plantas, minerales, números, ángeles... el
libro de Agrippa, a pesar de su prólogo hecho por el papa Pío VI, conocerá un éxito que hoy aún no
se ha contradicho.

Giordano Bruno

El dominico Giordano Bruno (1548-1600), gran viajero, es uno de los que más contribuyó a extender
el esoterismo en Europa. Muy influido por los escritos de sus compatriotas italianos, Ficin, Pico del
Mirandola, pero también por Heinrich Cornelius Agrippa, fue lector asiduo del “Corpus Hermeticum”.
En su libro, “La expulsión de la bestia triunfante” (1584), llega hasta afirmar que el hermetismo
egipcio es bien superior al Cristianismo. Al principio de su libro, menciona una reunión de dioses,
con el fin de establecer una reforma general de la humanidad que implica la vuelta a la religión
egipcia (12). Este tema de la necesidad de una reforma universal tendrá una gran influencia, en
particular, sobre “las Novedades del Parnaso” de Traiano Boccalini. Uno de los capítulos de este
libro sera utilizado pronto como introducción de la “Fama Fraternitatis”. Bruno está más cerca de
Ficin que de los cabalistas cristianos; apenas le agradan los judíos, por lo tanto rechaza la cábala.
Con él, la figura del mago cristiano desaparece completamente. Favorece la magia egipcia del
“Asclepius”. Indica que los Cristianos robaron el símbolo de la cruz a los Egipcios y profetiza la
vuelta a la religión egipcia. Irá pronto a predicar sus teorías en Alemania a la corte de Rodolfo II y
en Inglaterra. Personaje policromatico, es el autor de numerosos libros que abordan múltiples
temas. Sus concepciones teológicas y científicas (por ejemplo el universo concebido como infinito,
teoría que pide prestada a Nicolas de Cuse) le valdrán problemas con la Inquisición y acabará en la
hoguera.

Alquimia y Naturaleza

El Hermetismo no se extendió mucho en Alemania. Penetra sin embargo en la corte de Rodolfo,


apodado el “Hermes alemán”, en particular, con el alquimista Michael Maier y el astrónomo Kepler,
eran ellos también lectores del “Corpus Hermeticum”. La alquimia europea incluye dos grandes
períodos: en primer lugar, el siglo XII que señala su génesis, luego el Renacimiento donde se
desarrolla considerablemente, en particular, en Alemania que conoce en el siglo XVI una verdadera
“corriente de marea spagirique” (13). Es en esta época que parecen las grandes antologías de los
textos alquímicos como lo celebra el “Theatrum chemicum” así como los primeros diccionarios
alquímicos, quiénes son característicos de la necesidad de profundización y síntesis que se
manifestó entonces. Es importante hacer hincapié aquí en el hecho de que la alquimia del siglo XVI
se enriquece de nuevas características. Si bien no se interesa por la fabricación del oro, desarrolla
entonces una fuerte connotación espiritual, aplicaciones médicas y quiere ser una ciencia
unificadora. Pretende también inscribirse en una reflexión sobre la historia de la Creación, de la
cosmogonía trágica que implicó no solamente la Caída del hombre, sino aún la de la Naturaleza.
Así el alquimista es médico del hombre, lo ayuda a regenerarse, a renacer en su condición espiritual,
pero es también médico de la Naturaleza, su misión consiste en curarla para perfeccionarla.
Conocimiento, co-nacimiento, re-nacimiento y Naturaleza se vinculan íntimamente en esta alquimia
(el término “naturaleza” resulta del latín Natura, participio futuro de nacor que significa “nacer”).

Paracelso

Paracelso (1493-1541) es el personaje más característico de esta evolución. Su obra representa un


esfuerzo gigantesco para utilizar todos los conocimientos de su tiempo. Dio una lectura más esencial
a la astrología, a la alquimia, a la magia y a las tradiciones populares (14). Médico, se levanta contra
las ideas de Galien que reinaban en una medicina desprovista de eficacia. En su “Volumen
Medicinae Paramirum” y su “Opus paramirum”, expone las bases de una nueva medicina. La teoría
del Hombre como microcosmos, ya popularizada por érigène, toma con él un sentido preciso.

Para Paracelso, la filosofía es el descubrimiento de la “Invisible Naturaleza”. La Naturaleza tiene


para él una función capital, ya que si Dios habló por medio de las Escrituras, aún nos habla a traves
de la Naturaleza. Conviene pues seguir escuchando contemplando el Libro de la Naturaleza. Según
Paracelso, el hombre tiene por función revelar la “Naturaleza en su luz”. En efecto, la Naturaleza
sigue siendo inacabada, en la ignorancia, sin embargo puede encontrar su revelación en el hombre,
quién nació para conducirla hacia su perfección. El alquimista, pretendiendo comprender sus leyes,
diáloga con la Creación. Por este intercambio, la luz escondida de la Naturaleza se revela e ilumina
al hombre. Pero este último no llega a este resultado sin preparación, sin regeneración. Como lo
observó Roland Edighoffer, Paracelso menciona esta transformación del hombre en su “Líber de
Resobrerectione et Corporum Glorificatione” (1533), de una manera particular. Combina con
insistencia (diecisiete veces en seis páginas) los símbolos de la Cruz y la Rosa conectándolos a la
transmutación alquímica y a la resurrección. Escribió: “El verdadero oro es el que sale purificado del
fuego... Así pues, en la resurrección, lo impuro sera separado del puro, nacerá un nuevo cuerpo
que, porque es más luminoso que el sol, se nombrará el cuerpo glorificado”. “La resurrección de
Cristo es una figura nuestra: en él resucitaremos, como renace la rosa de una semilla similar” (15).
Paracelso es un personaje de una amplitud considerable, y si hacemos hincapié aquí en algunos
aspectos de su pensamiento, es porque encontrarán un eco especialmente importante en la “Fama
Fraternitatis” y en la “Confessio Fraternitatis”.

La muerte de Hermes

La contribución de las múltiples tradiciones en el contexto del humanismo del Renacimiento había
hecho germinar la idea de tolerancia entre todas las religiones, filosofías y tradiciones. Nicolas de
Cuse había formulado tales ideas en el concilio de Florencia en 1439. En consecuencia, Pico del
Mirandola había buscado las concordancias entre estas distintas tradiciones. Otros irán más lejos
como Francesco Patrizi que hablará de filosofía universal, una “Pansofía” y en su libro “Nova de
Universis Philosophia” (1591) llegará a pedir al papa Gregorio XIV hacer enseñar al Hermetismo en
las escuelas cristianas en aras a la instauración de una verdadera religión. Desgraciadamente, estas
ideas de vanguardia eran de poco peso ante los intereses político-religiosos que dominaban y ya
se asistía a un período de intolerancia religiosa. Las guerras de religión, gestadas en el siglo XVI,
iban pronto a frenar el desarrollo del Hermetismo.

Otro elemento, que pasó inadvertido, iba pronto a volver a poner completamente en duda “la
herencia egipcia”. En 1614, Isaac Casaubon publica “De rebus sacris et ecclesiasticis exercitationes
XVI”, un texto en el cual demuestra que el “Corpus Hermeticum” no es de origen egipcio, que su
autor no es Hermes Trismegisto, sino es la obra de cristianos del alrededor del siglo II. Este
descubrimiento pone un freno al Hermetismo del Renacimiento. Con todo, a pesar de que mancha
severamente la tradición esotérica elaborada al Renacimiento, no anula el hecho de que
efectivamente se dio una transmisión hacia el Occidente de conocimientos venidos de un lejano
pasado, de un “Oriente de las Luces” en el que Egipto puede considerarse como un polo. Se puede
decir en cualquier caso que con el Renacimiento, las bases de lo que va a constituir el edificio del
esoterismo occidental estan dadas (alquimia, astrología, magia, cábala, ciencia de los números,
adivinación...).

Es sin embargo asombroso constatar que el descubrimiento de Casaubon coincide con una
reorganización, una refundación del esoterismo occidental se caracterizada por la publicación de
los “Manifiestos Rosacruces” en 1614. Christian Rosenkreutz va a sustituir a a Hermes Trismegisto
y Egipto va a dejar el frente de la escena (pero volverá de nuevo pronto, como lo veremos más
tarde).

Esta renovación de la Tradición, este renacimiento, se hará en un ambiente de crisis cuyo anuncio
se puede leer en la “Triplicidad de fuego” inscrita en los cielos.

Notas:

Ver “Historia de la alquimia en España”, J. García hacen, Dervy, 1976. “historia de las ciencias
árabes”, volumen 3, Límite máximo, 1998. Reanuda la tesis de J. Ruska.
Ver “a Giordano Bruno y la Tradición hermética”, F. Yates, Dervy, 1996, pp. 70-79 y 435, quién
pone de manifiesto que en realidad la fuente esencial de Campanella no es Thomas More.
Da a veces una diferente jerarquía en la cual Moïse precede o sigue a Hermes.
Ver “la Alquimia al tribunal de Côme Ier de Médicis,” conocimientos, cultura y política “,” A.
Perifano, Honrado Campeón, 1997, pp. 144-150.
Ver “a Hermes Trismégiste”, textos y trad. de A.- J. Festugière. vuelo. II, Bonitas Cartas, 1983, pp.
200-207.
Ver “a Giordano Bruno...”“, F. Yates, OP. cit., chap. IV y “la Magia espiritual y angélica de Ficin a
Campanella”, D.- P. Walker, Blanco Michel, 1988.
“acceso del ésotérisme occidental”, Gallimard, 1986, p. 128.
Ver “los a Kabbalistes cristianos del Renacimiento”, F. Secreto, Arqueado, 1985.
Ver “la Alquimia al tribunal de Côme Ier de Médicis...”“, OP. cit., y F. Yates que, por su “Giordano
Bruno...”“, OP. cit., puso de manifiesto que no se puede comprender el a Renacimiento sin
conocer la contribución del Hermetismo.
R. Halleux, “los textos alquímicos”, 1979, Belgium, p. 85 Ver “a Giordano Bruno...”“, F. Yates, OP.
cit., pp. 257-260. Ver “Alquimia”, B. Gorceix, Haya, 1980.
Ver “a Paracelse”, L. Braun, Slatkine, 1995.
Ver “la Rosa-Cruz al XVIIe siglo”, R. Edighoffer, Cuadernos del G.E.S.C., Arqueado, 1993, p. 108.
Parte III
La triplicidad de fuego

Para abordar los orígenes del Rosacrucismo, tuvimos que preguntarnos sobre las fuentes y las
raíces del esoterismo occidental. Nos queda por examinar ahora el terreno que va a permitir a la
rosa florecer sobre la cruz. Es en efecto indispensable pintar el cuadro del tiempo que ve nacer del
Rosacrucismo, para comprender el impacto extraordinario que tuvieron las publicaciones de los
Manifiestos rosacruces. En efecto, en los albores del siglo XVII, Europa estaba en pleno cambio. A
menudo se ha hablado a este respecto de “crisis de conciencia europea”. Como lo indica A. Koetré,
durante este período “el espíritu europeo, sufrió -o realizo- una revolución espiritual muy profunda,
revolución que modificó los fundamentos y los marcos mismos de nuestro pensamiento” (1). Si es
necesario mencionar estos puntos, es en primer lugar para destacar que el Rosacrucismo se
inscribe perfectamente en la historia europea, pero también porque los escritos de los Rosacruces
se presentan como una respuesta posible a la crisis de esa época. (2).

El universo infinito

El desarrollo de una nueva cosmología no es extraño a la angustia que afecta al siglo


XVII. Con los descubrimientos de Nicolás Copérnico (1473-1543), la astronomía renunció al sistema
de Ptolomeo que reino durante siglos. Se pasó de la imagen de un mundo cerrado a la de un
universo infinito, donde la Tierra y por lo tanto el hombre, no son ya el centro. Al mismo tiempo, la
teoría de los epiciclos, por medio de la cual Ptolomeo explicaba los movimientos de los planetas, es
aplastada. El capítulo XIII de la “Confessio Fraternitatis” se burlará de esta teoría inútil.

Esta nueva visión del mundo genera tres posiciones conflictivas. En primer lugar, con Galileo (1564-
1642) instaura una nueva actitud científica y abre la vía a una visión racional del universo, de un
mundo reducido geométrico unidimensional. Explotando el reciente descubrimiento del telescopio
por un holandés, Galileo construye un catalejo que le permite combinar matemáticas y observación.
Se imagina fácilmente la actitud de la iglesia ante esta visión del mundo que está en desfase con
las Escrituras. Condenará el sistema de Copérnico y pronto se obligará a Galileo a abjurar de estas
teorías.

Este acontecimiento señala el divorcio entre la Iglesia Católica y la ciencia. Inaugura un largo
período durante el cual el fanatismo dogmático intentará reducir a nada la investigación científica.
Giordano Bruno y Galileo harán por otra parte su esfuerzo.

Johannes Kepler (1571-1630) ofrece una tercera vía. Contemporáneo de Galileo, fue el ayudante
de Tycho Brahé en la corte de Rodolfo II, “el Hermes alemán”. J. Kepler presenta una perspectiva
diferente hacia el universo combinando el heliocentrismo con el Hermetismo del Renacimiento. En
su “Mysterium cosmographicum” (1696), hace del Sol el centro del alma del mundo, la fuente que
comunica el movimiento al alma de los planetas (3).Esta nueva visión del cosmos hace resurgir un
problema planteado por Demócrito, el del vacío en el cual se mueve el universo. Desde Aristóteles,
esta cuestión se había juzgado sin fundamento, pero en el siglo XVI la pregunta se replantea. Esta
teoría, que plantea el problema de la omnipotencia de Dios, es entonces un tema de polémicas (4).
Es probablemente por esta razón que se encuentra en el “Fama Fraternitatis” la fórmula “el vacío
no se existe”. El conjunto de estos elementos cambia la relación de los hombres con el universo.
Este es desmitificado, observado como una extensa mecánica pudiendo estudiar los mecanismos
de una manera racional.
Los catálogos del mundo

Lo mismo ocurre con el mundo terrestre cuyos límites se rechazaron con el descubrimiento de
América en 1492, y la de la ruta marítima de India en 1498. Estos viajes contribuyeron a poner a
punto los primeros grandes mapas del mundo tales como la “Cosmografía” de Sebastian Münster
publicada en 1544, publicación que conocerá un inmenso éxito, o el no menos célebre “Atlas” de
Kremer Gerthard Mercator. Los progresos de la imprenta en cuanto a grabado permiten a los libros
científicos tomar el desarrollo. En el siglo XVI, se asiste a la edición de los primeros “catálogos” de
la naturaleza que permiten dar cuenta de las riquezas del mundo. Conrad Gesner en Suiza, Ulissus
Aldrovandi en Bolonia, Guillermo Rondelet en Montpellier, Pedro Bleon en Francia y los inmensos
herbarios de Otto Brunfels en Estrasburgo y de Leonhart Fuchs en Tübingen, son representativos
de este movimiento. En esta época, se deseaba poseer las maravillas de la naturaleza, de ahí la
importancia de los “gabinetes de curiosidades”, dónde se reúnen las curiosidades del mundo. El
caso de Rodolfo II es especialmente interesante, en la medida en que, para él, la posesión de estas
curiosidades se asocia a la apropiación de sus potencias mágicas (5).

El hombre sin piel

Si la visión del macrocosmos cambia, la del microcosmos evoluciona también. El mismo año donde
parece la obra de Copérnico sobre el heliocentrismo (1543), André Vésale (1514-1564) publica un
libro clave de la historia de la medicina, “de humani corporis fabrica”. Esta obra, quién es la causa
de la anatomía humana, combate las opiniones de Galien (v.~131-v.~201), considerado entonces
como el príncipe de la medicina. Desde 1560, Johann Huser se esforzaba en reunir los manuscritos
de Paracelso. Este trabajo iba a conseguir pronto la publicación de las obras completas de
Paracelso en diez volúmenes (1589 a 1591). Estos libros van a tener una gran influencia sobre la
evolución de la medicina. La invención del microscopio por Zacharias Jansen, fabricante de lentes
de Middelburg (a veces atribuida a Cornelis Drebbel u otros), contribuye también a hacer avanzar
la medicina. Pronto, William Harvey (1578-1657), el “Copérnico de la medicina”, va a publicar su
“Exercitatio anatomica de motu cordis et sanguinis”, en cuál él expone su descubrimiento de la
circulación sanguínea.
El conjunto de estos elementos contribuye a modificar la mirada del hombre sobre el universo. No
contempla ya los misterios de una Creación en la cual Dios vengador lo tiene exiliado y no tiene ya
necesidad de la teología para comprender el mundo. Observa, calcula comprende las fuerzas que
regulan la Creación. Se da el papel de maestro y dueño de la naturaleza.

La reforma

Si la ciencia está en pleno cambio, la religión está en plena crisis. Ya, en 1378, tras las ambiciones
políticas de algunos cardenales, se había producido el “Cisma de occidente”, un drama que rasgó
a la cristiandad. La Iglesia contaba entonces con dos papas, uno en Aviñón, Clemente VII, y otro en
Roma, Urbano VI (cada uno excomulgo a su competidor). La situación durará hasta 1417. Con la
llegada de la imprenta, la circulación de las ideas se había vuelto más fácil y el humanismo del
Renacimiento había abierto el Occidente a las distintas fuentes de la espiritualidad. Estos elementos
probablemente no son extraños a las reflexiones emprendidas entonces por numerosos pensadores
sobre su propia religión. Se pregunta sobre la manera en que la Iglesia ejecuta su Ministerio, sobre
el exceso de sus preocupaciones temporales.

Entonces la unidad de la Iglesia de Occidente estalla de nuevo con la Reforma que reivindica una
vuelta al espíritu del evangelio. En 1517, Lutero da a conocer sus noventa y cinco tesis. Es la
reforma, quién denuncia el comercio de las indulgencias y reliquias instaurado por Roma. Los
reformadores hacen hincapié en el hecho de que la salvacion es una gracia que viene de la fe y no
de las obras, coloca la autoridad de la Biblia sobre los dogmas establecidos por los hombres. Lutero
acusa también a la Iglesia de mantener al pueblo en la superstición. Pronto, Inglaterra se separará
también de Roma en el reinado Enrique VIII (1532).

Las rebeliones

Desgraciadamente, la Reforma da lugar a numerosos excesos. Bastante rápidamente, se discute


sobre la manera en que conviene reformar las cosas. En 1522, los nobles alemanes, partidarios de
las ideas del protestantismo, quieren imponer por las armas la “verdadera fe”. Es la rebelión de los
caballeros alemanes (1522-1523). Un poco más tarde, son los campesinos que toman las armas.
Consideran que son los príncipes y los grandes de este mundo quienes transgreden el camino del
Evangelio. Sintiéndose misioneros para restablecer la verdadera fe, no dudan en destrozar los que
se oponen a su proyecto. Esta Guerra de los campesinos cubre a Alemania de 1524 a 1526. La
Reforma genera también problemas políticos que amenazan el equilibrio del Santo Imperio
Germánico. Los emperadores que suceden a Carlos V después de 1556, oscilan entre tolerancia
religiosa (Rodolfo II) e intransigencia católica (Ferdinando II). La situación estallará en 1618 con la
defenestración de Praga que llevará a Alemania a la Guerra de Treinta años, en la cual cerca de la
mitad de la población perderá la vida.

La contra reforma

La Iglesia reacciona a las críticas de los protestantes instaurando la Contra Reforma, que da lugar
al Concilio de Trento (1545 a 1563). Este concilio se caracteriza por un endurecimiento de la
disciplina. La Inquisición retoma su papel y se crean a las Congregaciones del Índice encargadas
de publicar un catálogo de libros prohibidos (que solo se suprimió recientemente, en 1966). Las
obras del esoterismo del Renacimiento, como los de la ciencia, se incluyen en este “índex”. Estos
acontecimientos empujaron seguramente al esoterismo a constituirse en grupos cerrados, en
sociedades secretas.

Las guerras de religión

Mientras que Alemania encuentra una paz frágil con la Concordia de 1554 y la paz de Augsbourg
en 1555, es Francia quien se enciende. En 1562, la masacre de Vassy desencadena las guerras de
religión. Saint Barthélemet (1572) marca un cambio decisivo en el conflicto entre católicos y
protestantes. Cada campo está a la defensiva: los católicos crean la Santa Liga para luchar contra
los calvinistas, y por su parte los príncipes protestantes europeos intentan unirse. Francia encuentra
la calma bajo la corona de Enrique IV. El acceso al trono del rey de Navarra, en febrero de 1594,
levanta inmensas esperanzas en Europa. Muchos ven en él al que va a reconciliar la cristiandad.
Giordano Bruno, quién recorría Europa predicando una reforma general, después de haber colocado
esta esperanza en Enrique III, ve en Enrique IV como protagonista. Tommaso Campanella coloca
todas sus esperanzas en este rey para llevar a cabo esta reforma (6).

Estas posiciones son mantenidas por un texto que circula en la época en Europa. Este último
describe a Enrique IV como el “nuevo David”, el rey “de las antiguas profecías”, aquél que va a
restaurar la unidad de la cristiandad antes de la vuelta del Cristo (7). Efectivamente, en esta época,
Enrique IV intentaba crear una liga de los príncipes protestantes. A tal efecto, había enviado en
1597 un emisario, Guillermo Ancle, en Alemania. Es posible que Giordano Bruno también haya
desempeñado un papel en este proyecto. Simon Studion, en el “Naometría” (1604), menciona a este
respecto una reunión secreta que, en 1586, en Lüneburg, habría sellado una unión entre Enrique
de Navarra (el futuro Enrique IV), Santiago I de Inglaterra y Federico de Wurtemberg, para crear
una liga de defensa evangélica, la Militia Crucifera Evangelica, con el fin de luchar contra la liga
católica (8). En 1610, el asesinato de Enrique IV pondrá fin a esas esperanzas. Se puede leer la
amargura que causó esta pérdida en Europa en el libro “las Novedades del Parnaso”, publicado en
1612 por Traino Boccalini. Este texto, que es una denuncia contra la hegemonía católica apoyada
por los Habsburgo, hace de Enrique IV un verdadero héroe. Muestra el desengaño en cuanto a la
oportunidad de éxito de una reforma universal capaz de instaurar la paz en Europa. No es una
casualidad que la “Fama Fraternitatis”, sea encabezada por un capítulo de esta obra de Boccalini
bajo el título de “Reforma general del mundo entero”.

La imitación de Jesús-Cristo

Al mismo tiempo, Europa recogía los frutos de los movimientos, que desde el siglo XII, se dedicaban
a nuevas formas de espiritualidad, como los Hermanos del Espíritu Libre, los Amigos de Dios, los
Beguinos y las Beguinas. Contaban con maestros como Eckart, Tauler, Suso, o Ruetsbroeeck,
hombres que asociaban planteamiento filosófico y búsqueda interior. La Devotia Moderna, un
movimiento nacido en los Países Bajos al final del siglo XIV, que pretendía hacer hincapié en la
piedad y el ascetismo interior, se desarrollaba también en Alemania. La joya de este movimiento
espiritual es la “Imitación de Jesús-Cristo”, un libro muy valorado por los Rosacruces del siglo XVII.

Las nupcias místicas

Entre los protagonistas de esta nueva espiritualidad, inscrita en la esfera de influencia protestante,
citaremos solo tres nombres. El primero, Valentin Weigel (1533-1588) es especialmente interesante
en la medida en que se esfuerza en sintetizar las distintas corrientes de su tiempo: los que se sitúan
en la línea de Eckart; los del movimiento alquímico mágico paracelsiano; y la de los espiritualistas
Schwencfles y Sebastien Frank. Predica una vida religiosa muy interiorizada, orientada hacia un
trabajo de transformación interior y regeneración. Desarrolla una teoría del conocimiento basado en
la antigua máxima “Conócete a ti mismo” (9). El segundo, Philippe Nicolaï (1556- 1608), es un
pionero de la “nueva piedad”. Tal como ocurre con el primero, describe el proceso de la
regeneración, las nupcias místicas. En su libro “el Espejo de las alegrías de la vida eterna” (1599),
describe las siete fases de esta regeneración. Este autor influirá mucho en Johann Valentin
Andreae. El tercer personaje que lo interesa es Johann Arndt, considerado como el precursor del
pietismo alemán. Su libro, “El Verdadero Cristianismo”, tendrá un éxito inmenso (más de 300
ediciones). Se debe a este teólogo y alquimista un comentario de “L' Amphitheatrum Sapientiae
Aeternae” de H. Khunrath. Se encontrará casi palabra para palabra de los extractos de sus escritos
sobre el “Libro de la Naturaleza” en los Manifiestos rosacruces. Como sus dos antecesores, hace
hincapié mucho en la necesidad del nuevo nacimiento. Johann Valentin Andreae consideraba a J.
Arndt como su padre espiritual.

Como se puede constatar, en siglo XVI, la situación religiosa es explosiva. Con la tercera generación
de protestantes, la duda se instaló. El protestantismo, a fuerza de querer justificar sus posiciones,
cayó en los excesos teológicos que le reprochaba al catolicismo. Los Reformados se preguntan
sobre la necesidad de una segunda Reforma. Sin embargo, en paralelo a esta situación, el
esoterismo del Renacimiento vino a fertilizar a la mística cristiana.

La era del Espíritu Santo

En esta época, Alemania debe hacer frente a epidemias de peste y a hambres que resultan de
condiciones climáticas especialmente desfavorables. En 1604-1605, la aparición de un cometa
excita las imaginaciones y mantiene una atmósfera milenarista. En efecto, numerosas profecías que
anunciaban el fin de los tiempos presentes. La de Joaquín de Flore es especialmente popular. Este
monje del siglo XII había desarrollado una teoría según la cual la historia del mundo debía
desarrollarse en tres eras. En primer lugar la del Padre, comenzada con Adán, a continuación la de
los Hijos, iniciada por Jesucristo, y finalmente la del Espíritu Santo, quién debía señalar el fin de los
tiempos. Según Joaquín de Flore, esta última era debía comenzar en 1260 y caracterizarse por la
aparición de una nueva Iglesia que sustituiría a la de Pedro. Esta nueva religión sería, a su modo
de ver, monástica: el orden de los “Boni Eremitae”. En 1215, en el cuarto Concilio de Letrán, el papa
Inocente III condenó las ideas de Joaquín de Flore, pero a pesar de eso, la teoría de las tres edades
conoció mucho éxito. En el siglo XVI, era muy popular y numerosos eran los que pensaban que la
era del Espíritu Santo estaba cercana. Esta teoría se mencionará en los Manifiestos rosacruces.

La Naometría

En 1604, Simon Studion termina el escrito de su “Naometría” (el Arte de medir el Templo). Este
texto, dedicado a Enrique IV, Santiago I y Federico de Wurtemberg, tiene cerca de dos mil de
páginas. Se adorna con grabados realizados por Jakob Lederlein, uno reproduce una ilustración
que figura en el “Vaticinia sev praedictiones...”“de Joaquín de Flore.” (Véase p. 1). En la “Naometría”,
Simon Studion profetiza las fechas de acontecimientos futuros. Se inspira en el Apocalipsis de San
Juan y Joaquín de Flore, desde una perspectiva apocalíptica y en la vuelta del Cristo precedido por
Elías. S. Studion había estudiado la aritmética mística con Samuel Heyland, un matemático y
astrónomo que estaba en relación con M. Mäslin, el maestro de Kepler. Reanudando la idea de J.
de Flore de los cuarenta y dos períodos, considera que el último se desarrolla entre 1560 y 1590.
Este tiempo señala el alba de tercer tiempo de la historia del mundo, el del tiempo del Espíritu Santo.
Studion anunciaba que una reforma iba a establecerse gracias a hombres instruidas, los Cruce
Signati. Menciona a tres testigos (sin nombrarlos directamente) que preceden los mil años de la era
del Espíritu Santo. El primero nació en 1483 (se trata de Lutero), el segundo nació en 1543 (es el
mismo Studion). En cuanto al tercero, se limita a decir que se espera aún. Su libro trata de un
proyecto: el de la convocatoria de una nueva asamblea de la Militia, según la organizada en 1586
en Lünebourg. En esta reunión, organizada en Constance como un concilio reformador, se tomarían
algunas disposiciones respecto al juicio divino esperado para 1621, fecha de la vuelta del Cristo.

E. Waite, en su libro “The Real history of the Rosicrucians” (1887), veía en el rosacrucianismo la
prolongación del Militia Crucifera Evangelica. Abandonará más tarde esta hipótesis. Otros creyeron
ver, en el dibujo que figura en la página 271 de la “Naometría”, una Rosa-Cruz y, por allí, supusieron
que Studion era un precursor de la Rosa-Cruz. El estudio de este dibujo produce escepticismo ya
que se trata de una serie de círculos concéntricos y paréntesis que se refieren a fechas, el círculo
central que contiene una pequeña cruz. Es necesario tener en cuenta que la “Naometría” tuvo una
gran influencia sobre el medio rosacruz de Tübingen (10).

Al mismo tiempo circula un manuscrito de Julius Sperber, “De Magia”. Este autor habría tenido, en
1596, un sueño que le da la misión de anunciar los nuevos tiempos. Ve en Paracelso, Lutero, Ramus
y Guillermo Postel las señales de la llegada de un renacimiento. Retomando la teoría de las tres
edades de J. por Flore, afirma que la era del Espíritu Santo es inminente y que Elías va a volver de
nuevo para instaurar una edad de oro. Pretende también haber descubierto al arquetipo de todas
las lenguas, y conocer los secretos consustánciales a la organización de un nuevo mundo invitando
aquéllos que se sienten destinados a unirse a él. Estos elementos no pueden mencionarse sin
evocar los temas expuestos en los Manifiestos rosacruces.

La profecía de Elías

El medio protestante es especialmente sensible a este ambiente de fin de los tiempos. Él mismo
Lutero, en “Supputatio annorum mundi” (1540), retoma la profecía de Elías que se origina en el
Talmud y se vuelve a poner de moda por los cabalistas del Renacimiento. Esta profecía anuncia
que el universo durará 6000 años y que comenzará a continuación el milenio del fin de los tiempos.
Para Lutero, el año 1532 corresponde al año 5640 según la edad de la Creación. Considera pues
que el fin de los tiempos es muy cercano. El capítulo IV del “Confessio Fraternitatis” hará también
referencia a esta profecía hablando “del próximo encendido del sexto candelabro”, es decir, al hecho
de que se acerque a los 6000 años. Melchio Hoffman, un anabaptista, lo previó para 1533 el principio
del reino de mil años que señalaría el final del mundo. En el siglo anterior, Guillermo Postel
consideraba que a partir de 1543, la última edad del mundo sería inminente y Pico de la Mirandola,
utilizando también la profecía de Elías, había anunciado que 1583 serían el Año Pantocrático.

El León de Septentrión

La “Fama Fraternitatis” reproduce, en su edición de 1614, una carta escrita por Adam Haselmeyer
a los autores de la “Fama Fraternitatis”. Este paracelsiano estaba convencido de que el año 1613
señalaba el fin de los tiempos y que los Ministros de Gran de Juicio, que anunciaba para el año
1614, aparecerían pronto. Lo que nos interesa aquí, es que este autor hace abundantemente
referencia a una profecía muy popular en Europa de esa época, la Profecía del León de Septentrión.
Se asigna erróneamente a Paracelso, seguramente debido al nombre Elías Artista que figura
también en su “de Mineralibus”. En realidad, se pueden situar sus orígenes hacia 1605 (11). Esta
profecía anuncia una convulsión inminente a la vez religiosa y política, a raíz del descubrimiento de
tres tesoros inmensos en Italia, en Baviera y un lugar situado entre España y Francia. Aquel que
posea estos tesoros utilizará las riquezas con fines humanistas. Estos tesoros contienen, entre otras
cosas, un libro que contiene los secretos de la gran obra, según el método de Paracelso. La profecía
menciona la lucha contra el Anticristo, ataca a los sofistas, pero también a Aristóteles y a Galien,
dos personajes criticados en las primeras páginas de la “Fama Fraternitatis”. Por otra parte, anuncia
la vuelta de Elías Artista, un maestro del Ars Magna. Lo que le valió seguramente el éxito, es el
hecho de que anuncia un tiempo en que un león amarillo vendrá de Septentrión y se opondrá al
águila antes de que instaure una era de felicidad. Se leerá esta profecía, a veces como un texto
alquímico (se utiliza al león y el águila en la iconografía alquímica para representar el proceso de
unión del azufre y el mercurio), a veces de una manera política (la lucha entre el Águila de los
Habsbourg y el León de Federico II) (12). El capítulo VI de la “Confessio Fraternitatis” hará referencia
a esta profecía.

La Sangre de Color Rosa

Una última profecía merece indicarse, aquélla que anuncia Paracelso en su “Aurora
Philosophorum”. En este libro, indica que, así como el Cristo vino para redimir a los hombres, en los
últimos tiempos, un hombre muy puro vendrá a purificar y liberar la Creación dejando caer gotas de
sangre de color rosa gracias a las cuales el mundo se redimirá de la Caída (13).

La Triplicidad del Fuego

En 1603, Júpiter y Saturno estaban en trígonos (aspecto muy positivo de 120° entre dos planetas
en astrología) y se encontraban en la triplicidad del fuego (Aries, Leo, Sagitario). Muchos ven allí el
anuncio de días más favorables. El año siguiente, una nueva estrella aparece en esta misma
triplicidad. Johannes Kepler en “De Stella nova et coincidente principio Trigoni ignei” (1606, Praga)
ve la señal de cambios políticos y religiosos muy cercanos. Hace el paralelo entre la aparición de
esta nueva estrella y el nacimiento de un hombre que será el creador de un nuevo movimiento
religioso, cuyo objetivo será reconciliar a los hermanos enemistados de la cristiandad y hacer una
“reforma razonable”. La “Confessio Fraternitatis” se refiere a este acontecimiento indicando que el
Señor Dios dio testimonios que se pueden leer en el firmamento en las constelaciones de la
Serpiente y el Cisne. No olviden que es precisamente en 1604 que se descubrirá la tumba de
Christian Rosenkreutz.

Este repaso general nos muestra pues hasta qué punto la situación era compleja en la época del
nacimiento del Rosacrucismo. Por una parte, debido a los nuevos datos establecidos por la ciencia
y por otra parte debido a la explosión de la religión. Estos elementos mezclados con ambiente
escatológico que reinaba entonces, dejan entrever lo que podían ser los temores que vivían a los
hombres al final del siglo XVI. ¿Qué solución podía ofrecerse a ellos para salir de este callejón sin
salida? Es en ese momento que resonaran los “Ecos de la Rosa-Cruz”.

Notas:

1. “Del mundo cerrado al universo infinito”, París, 1973, Gallimard p. 9.


2. Esta observación especialmente fue puesta de relieve bien por los distintos trabajos de
Roland Edhigoffer, en “las Rosa- Cruces y la crisis moral del XVII” siglo, París, 1998, Dervy. En el
presente artículo, se inspiran numerosos elementos en los distintos trabajos de este autor.
3. Cambiará pronto de dictamen sobre este último punto y en la edición de esta obra en 1606,
indica que conviene sustituir en esta edición a la palabra “alma” por el de “fuerza”. Este cambio de
posición le valdrá una famosa controversia con Robert Fludd.
4. Ver A. Perfetti y M. Blay: “Vacío/”Lleno “,” en “la Ciencia Clásica”, París, 1998, Flammarion,
pp. 664-669.
5. Ver a Pedro Béhar, “las Lenguas ocultas del Renacimiento”, París, 1996, Desjonquères pp.
163-198.

6. Sobre este punto, ver F. Yates: “Giordano Bruno y la Tradición hermética”, éd. Dervy 1996
pp. 401-408, 425, 458.
7. Ver a Thierry Wanegffelen, “el Edicto de Nantes”, París, 1998, El Libro de bolsillo, pp. 106-
108.
8. ¿Mito o realidad? Eso podría producirse beneficio a la Unión de los Príncipes Protestants
que unirá en 1612 1.o Jacques a Federico V.
9. Ver A. Koyré, “Una Mística protestante,” V. Weigel “,” en “Místicas,” espirituales, alquimistas
del XVI siglo alemán “,” París, 1971, Gallimard, chap. IV.
10. Ver a Max Miller y Robert Uhland, “Imágenes de la vida so.” a petición de la Comisión para
el conocimiento histórico del País Baden- Wurtemberg “,” Stuttgart, 1957, W. Kohlhammer.
11. Roland Edighoffer dedicó un capítulo entero de su libro a esta profecía, en “las Rosa-
Cruces y la crisis moral...”“, opus ciudad, pp. 211-247.
12. Frances Yates, en “la Luz de la Rosa-Cruz”, París, 1985, Retz, muestra toda una
iconografía sobre este punto.
13. A este respecto ver C. Gustave Jung, “las Raíces de la conciencia”, Buchet/Chastel, 1971,
pp 450-459. Este texto a mucho tiempo asignado a G. Dorn, uno del discípulo de Paracelse. Didier
Kahn a demostrado que él es Paracelse.
Parte IV
Los ecos de la Rosa-Cruz

La víspera de la edición de los Manifiestos rosacruces, la crisis moral genera inquietudes y


desordenes en Europa. Cada quien aspira a una “nueva Reforma”. En este contexto la Rosa-Cruz
hace su llamamiento proponiendo nuevos datos susceptibles de restaurar la armonía.

Generalmente, se puede decir que el Orden de la Rosa-Cruz propone el Hermetismo como solución
al tenso ambiente. Con este fin, hace publicar en 1614, a la imprenta Wilhelm Wessel de Cassel, un
Manifiesto anónimo que se llama por conveniencia Fama Fraternitatis. Sin embargo, su título íntegro
es: Reforma universal y general del mundo entero; con la Fama Fraternitatis de la encomiable
Fraternidad de la Rosa-Cruz escrita a los todo eruditos y soberanos de Europa; también una corta
respuesta de Herr Haselmayer por la cual se le detuvo y encadenado en una galera. Hoy publicada
y comunicada a todos los corazones sinceros.

El texto que constituía la parte central de la Fama Fraternitatis, ya circulaba en Alemania desde
1610 en forma manuscrita. Es el único que se conserva en las ediciones modernas de este
Manifiesto.

Las novedades del Parnaso

Introducido por un corto prólogo, el primer Manifiesto rosacruz consta de tres textos distintos. El
primero menciona la necesidad de una Reforma general del mundo. Aunque nada lo indica, se trata
de una traducción del aviso setenta y siete del libro de Traiano Boccalini titulado Ragguagli di
Parnaso (las Novedades del Parnaso). Se conoce generalmente poco este texto. Con todo, es
importante en la medida en que coloca el proyecto rosacruz en su contexto, el de la necesidad de
una reorganización de una Europa rasgada. Es pues interesante presentar la observación. Su autor,
un amigo de Galileo, pertenece a la corriente antipapal veneciana de Paolo Sarpi. Esta obra satírica,
publicado en 1612, se refiere a la tentativa hegemónica Habsbourg sobre la Europa cristiana. A la
manera del “Spaccio” de Giordano Bruno, se le escribe en forma de un diálogo mitológico.

La reforma de Apolo

“Las Novedades del Parnaso” cuentan que Apolo se enteró por el emperador Justiniano que los
habitantes de la Tierra sufrían de una gran desesperación debido a las peleas incesantes que los
oponían unos a otros. Apolo, quién con todo no había hecho grandes esfuerzos para enviar ante los
hombres innumerables guías y a filósofos con el fin de enseñarles a las buenas costumbres, se
decide entonces proponer una Reforma universal susceptible de volver a la humanidad su pureza
primitiva. Para llevar a cabo este proyecto, convoca entonces en el Parnaso a los siete Sabios de
Grecia, a Catón, Séneca y otros. Cada uno hace sus propuestas.

Tales, quién considera que la hipocresía y la disimulación son la causa principal de los males de la
humanidad, sugiera taladrar una pequeña ventana en el corazón de los hombres para imponer el
candor y la transparencia en sus relaciones. Inmediatamente, alguien da una objeción: si cada uno
puede leer en el corazón de los príncipes que dirigen este mundo, ¡resultará imposible de controlar!
Se abandona inmediatamente la propuesta de Tales.

Solón piensa que los desórdenes son causados por los odios y los celos que prevalecen entre los
hombres. Aconseja pues extender la caridad, el amor y la tolerancia entre ellos. Añade que si se
distribuían más equitativamente los bienes, las cosas irían mejor mucho. De nuevo, las críticas se
elevan y los Sabios del Parnaso hablan de la utopía.
Catón propone una solución extrema: un nuevo Diluvio para suprimir de un único golpe a todos los
“malévolos”. Por último, y después de que todos hayan expuesto sus ideas, el proyecto de Reforma
universal de Apolo se equilibra por una normativa del precio de las verduras y anchoas... Con esta
sátira, Traiano Boccalini muestra cuánto las instituciones, que sean religiosas, políticas o filosóficas,
son incapaces de hacer evolucionar las cosas.

La Fama Fraternitatis

Tras este primer texto, viene la “Fama Fraternitatis” propiamente dicha, un escrito bastante corto en
la medida en que solo representa una treintena de páginas sobre un libro que cuenta 147 en total.
A pesar de su pequeño volumen, constituye el corazón del primer Manifiesto rosacruz. Aquí, los
hermanos de la Fraternidad de la Rosa-Cruz se dirigen a los dirigentes, a los religiosos y a los
científicos europeos. Después de haber saludado el tiempo feliz que vio tantos descubrimientos
aportados por espíritus iluminados, destacan que desgraciadamente no aportaron a la humanidad
la luz y el sosiego a las cuales aspira. Critican a hombres de ciencia, más preocupada por sus éxitos
personales que por el hecho de poner sus competencias al servicio de la humanidad. Del mismo
modo, señalan a los que se cuelgan a las viejas doctrinas, los que sostienen al papa (1), de filosofía
de Aristóteles y la medicina de Galien, los que se niegan a cuestionarse. Los hermanos de la Rosa-
Cruz mencionan la oposición que reina entre teología, la física, y matemáticas. Esta oposición evoca
la manera en que Heinrich Cornelius Agrippa definía la verdadera ciencia: la magia. En efecto, al
principio del primer libro “De Occulta a Philosophia”, presenta a esta como la realización de todas
las ciencias, puesto que toda filosofía se divide en tres ramas de saber que se completan: la física,
matemáticas y teología (2).

Después de este “estado de la cuestión” de su época, los hermanos de la Rosa-Cruz proponen


ofrecer a sus contemporáneos un conocimiento regenerador. Este conocimiento de axiomas
infalibles viene a ellos del padre C. R., el fundador de su Fraternidad. Quien colocó antes las bases
de una “Reforma universal”.

¿Quién es pues este personaje extraño? Es lo que dice la continuación de la “Fama Fraternitatis”.
Se trata de Christian Rosenkreutz, un joven alemán (la “Confessio Fraternitatis” nos dice que nació
en 1378). A la edad de dieciséis años, acompaña a un hermano del convento, encargado de su
educación, a un peregrinaje al Santo - Sepulcro de Jerusalén. Este viaje hacia el Este será para él
un verdadero viaje iniciático. Su compañero muere en Chipre. La Tradición hace de este lugar el
teatro del nacimiento de Afrodita (Venus), cuya unión con Hermes dio nacimiento a Hermafrodita,
un niño andrógino. Esta alusión a Chipre en la biografía de Christian Rosenkreutz no se priva de
connotación alquímica. Ya anuncia temas que se desarrollarán en las Bodas Químicas de Christian
Rosenkreutz.

La Arabia Feliz

A pesar de la muerte de su camarada, Christian Rosenkreutz decide seguir el viaje. Sin embargo,
cambia de destino para volverse a Damcar. Esta ciudad, contrariamente a lo que se dice a veces,
no es Damasco, sino Damcar, una ciudad del suroeste de la península árabe, como lo indica el Atlas
de Mercator (1585). También es mencionada por Abraham Ortelius en su Theatrum Orbis Terrarum
como una ciudad de la “Arabia Feliz”. Esta región se conocía para haber preservado el Corpus
Hermeticum (3). Damcar poseía una universidad que contaba con no menos de quinientos
estudiantes (4). Esta región de Yemen, famosa para su incienso, fue el hogar del Ismaélismo. Bajo
el impulso de los Hermanos de Basra, dio nacimiento a una importante enciclopedia que reunía toda
clase de conocimientos, que sean de carácter científico o esotérico. Henri Corbin, quién mucho se
interesó por esta rama del Islam muy teñida de esoterismo, se complacía en imaginar un diálogo
entre los hermanos de la Rosa-Cruz y los “Hermanos de corazón puro” de Basra. Veía en las dos
Fraternidades un proyecto similar (5). Émile Dantinne había hecho una observación del mismo
orden un poco antes (6). En Damcar, Christian Rosenkreutz se entrevista con magos que le
transmiten conocimientos importantes, en particular, en la física y en matemáticas, hasta el punto
que se vuelve capaz de transcribir en latín el “Libro M.” », Es decir, el “Libro del Mundo”. Al término
de tres años de estudios, reanuda la ruta, luego, después de una breve estancia en Egipto, se dirige
a Fez.

Fez, ciudad de oro

Según el geógrafo León el Africano (XVI siglo), esta ciudad de Marruecos era un centro donde
numerosos intelectuales se daban cita. Los estudiantes fluían en esta ciudad que poseía ricas
bibliotecas. Desde el año 661, se enseñaba a la alquimia de Abu-Abdallah, de l'imam Ja'far al-Sâdiq
y de Jâbir ibn Hayyân (Géber), pero también la magia y astrología de Ali-ash-Shabrâmallishi (7).
León el Africano precisa que en Fez se practicaba una forma de magia teúrgica, que, a partir de una
clase de pantaculo circular trazado sobre el suelo, permitía acercar los mundos invisibles. La “Fama
Fraternitatis” nos precisa que “la magia de estos habitantes de Fez no era absolutamente pura”. Lo
que impresiona especialmente a Christian Rosenkreutz, es el espíritu de compartir que reina en los
hombres de ciencia de esta ciudad, contrariamente a lo que pasa en Alemania, dónde cada uno
intenta guardar “todo el estante para sí” (8). En esta ciudad, Christian Rosenkreutz perfecciona sus
conocimientos sobre la armonía de los ciclos de la historia. Comprende también que, al igual que
una semilla contiene al árbol en germen, del mismo modo, el microcosmos, el hombre, contiene el
macrocosmos con todos sus componentes (naturaleza, lengua, religión, medicina). Los autores de
la “Fama Fraternitatis” piden prestada esta visión de las cosas a Paracelso que, en su Philosophia
sagax”, dice: “...en este sentido, el hombre también es una semilla y el mundo es su manzana, y lo
que vale para la semilla en la manzana vale también para el hombre en el mundo que le rodea (9).”

En Fez, Christian Rosenkreutz comprende que el conjunto de las leyes que controlan todos los
ámbitos del conocimiento están en armonía con lo divino. Después de haber completado sus
conocimientos en matemáticas, en la física y en magia, se pone en contacto con los “habitantes
elementales que le suministran sus secretos”. Estos últimos son los probablemente que Paracelso
menciona en su “Tratado de las Ninfas, Silfos, Pigmeos, Salamandras y otros seres”. Estos seres,
que él mismo Paracelso decía haber visto, aunque teniendo apariencia humana, no descienden de
Adán, teniendo un diferente origen. Al contactarlos, los hombres pueden enterarse de los secretos
de la naturaleza.

La mansión del Espíritu-Santo

Después de este viaje iniciático, Christian Rosenkreutz regresa a Europa. Se detiene en España
para proponer a los hombres de ciencia de su tiempo, compartir su conocimiento. Sin embargo, se
da rápidamente cuenta de que ellos no desean cuestionar sus conocimientos. Los autores de la
“Fama Fraternitatis” hacen de España el símbolo de los hombres encerrados en una doctrina que
no desean poner en entredicho, a riesgo de ver a su autoridad controvertida.

Decepcionado por la actitud cerrada de los científicos españoles y después de vivir las mismas
críticas en otros países, Christian Rosenkreutz vuelve a Alemania. Allí, emprende la tarea de poner
por escrito la suma de los conocimientos que recogió en Oriente. Su objetivo es crear a una sociedad
capaz de educar a los príncipes de Europa para que se conviertan en guías iluminados. Después
de cinco años de trabajo, Christian Rosenkreutz se rodea con un primer grupo de tres discípulos
para asistirlo en sus proyectos. Así nace la Fraternidad de la Rosa-Cruz.
Junto, el Maestro y sus discípulos redactan la primera parte del “Libro M”. Luego la Fraternidad se
amplía con cuatro hermanos más. Se instala entonces la “Mansión del Espíritu-Santo”. La
Fraternidad sigue siendo discreta y Christian Rosenkreutz muere a la edad de ciento seis años, en
1484. En 1604, mucho tiempo después de la muerte de este primer grupo de Rosacruces, los
hermanos encuentran fortuitamente la tumba de Christian Rosenkreutz mientras que emprendían
trabajos en sus edificios. Sobre la puerta de esta tumba figuraba la inscripción: “me abriré en ciento
veinte años”. En esta bóveda, concebida como un “compendio del universo”, descubren una
cantidad de objetos científicos, hasta entonces desconocidos, y de los textos que contienen todo el
conocimiento recogido antes por su Maestro.

La tumba de Christian Rosenkreutz

El descubrimiento de una tumba misteriosa que contiene manuscritos es un tema frecuente en la


literatura alquímica. A este respecto, el caso de Basil io Valentín, donde el descubrimiento un
manuscrito en el altar de la iglesia de Erfurt, recuerda el de Bolos el Démocriano. Más celebra aún
es el del descubrimiento de la tumba de Hermes Trismegisto por Apolonio de Tiana. Este último
dice que encontró, en este sepulcro, un anciano sentada sobre un trono y teniendo una tablilla de
esmeralda en el cual figuraba el texto famoso de la “Tabla de Esmeralda”. Ante él se encontraba
también un libro que explicaba los secretos de la creación de los seres y la ciencia de las causas
de todas las cosas (10). Este simbolismo nos vuelve a la idea que es necesario “visitar las entrañas
de la Tierra para encontrar la Piedra filosofal”. Gerhard Dorn, en sus “Congeries Paracelsicae
Chemiae” (1581), da este sentido al “Vitriol” (11), término que está por otra parte estrechamente
vinculado a Hermes Trismegisto, puesto que se asocia a un dibujo alquímico titulado “la Tabla de
Esmeralda” (12). Por otra parte, la Tabla de Esmeralda que Hermes tenía en sus manos prefigura
el libro llamado “T” de Christian Rosenkreutz.

La sala donde se encuentra la tumba de Christian Rosenkreutz tiene la forma de una cúpula en
heptaedro. Como lo observó Frances A. Yates, la disposición de la tumba evoca “la Puerta” del
“Anfiteatro de la Sabiduría Eterna” de Henri Khunrath, tablero IV, 1603 (13). (véase grabado en p.
12). Colocada en el centro de la bóveda, la tumba en la cual descansa el cuerpo perfectamente
conservado de Christian Rosenkreutz, es de forma circular. Se cubre de una placa de cobre amarilla
en la cual figuran fórmulas enigmáticas. Una ellas enuncia: “el vacío no existe”. Además del hecho
de que haga alusión a la controversia que ya mencionamos, esta fórmula recuerda un diálogo entre
Hermes y Asclepios del “Corpus Hermeticum” (tratado II). Como lo veremos más adelante, el tercer
Manifiesto rosacruz lo implica lo también varias alusiones a los textos asignados a Hermes
Trismegisto.

Paracelso y Rosenkreutz

Entre los distintos escritos que figuran en la tumba de Christian Rosenkreutz, es importante indicar
el libro “T” que tiene en sus manos, así como aquél que se designa como el “Vocabulario de
Theoph.” P. ab Ho”.” Este último texto es uno probablemente de los diccionarios del vocabulario de
Paracelso, en particular el “Dictionarium Theophrasti Paracelsi continens obscuriorum
vocabularum...” “publicado en 1584 por Gerhard Dorn,” un discípulo de Paracelso. Hay que señalar
que Paracelso es el único autor al cual se refiere la “Fama Fraternitatis”. Por otra parte, los temas
que se desarrollan en este Manifiesto vienen en gran parte de sus obras o de las de sus discípulos.
El “Libro M”, mencionado anteriormente, se refiere directamente a sus ideas. No desarrollaremos
este tema aquí, dado que tendremos la ocasión de hacerlo en la presentación de la “Confessio
Fraternitatis”. Por el contrario, se puede destacar que la concepción de la alquimia de Paracelso se
encuentra en el primer Manifiesto, en particular en la manera en que sitúa a la Gran Obra, a saber
cómo un trabajo “preliminar de poca importancia” respecto al planteamiento espiritual Rosacruz. Por
esta posición, la Rosa-Cruz se separa del método alquímico de moda en Alemania en esa época y
que da lugar a muchos excesos.

Después de haber recogido los tesoros de conocimientos que figuraban en la tumba de Christian
Rosenkreutz, los hermanos de la Rosa-Cruz la vuelven a cerrar. Fortalecidos por esta herencia
basada en axiomas inmutables, se sienten en condiciones de llevar a cabo la “Reforma general
divina y humana” considerada antes por su Maestro. La “Fama Fraternitatis” revela que al igual que
los hermanos descubrieron un tesoro de conocimientos después de haber roto la pared que
encubría la apertura de la tumba, del mismo modo, cuando alguien haya puesto abajo sus viejas
creencias, que son muros contra su desarrollo y adopte un nuevo conocimiento, Europa verá abrirse
una nueva era. Sin embargo, como lo informa la “Fama Fraternitatis”, el conocimiento que proponen
los rosacruces no es nuevo: “...está formado por el que Adán heredó después de la Caída.” Se trata
pues de reestablecer un conocimiento perdido que algunos hombres procuraron perpetuar. El primer
Manifiesto da por otra parte los nombres de algunos de los que fueron los transmisores de esta
Tradición Primordial. Estos nombres recuerdan los citados por Marsile Ficin en un contexto similar.

Haselmayer

La “Fama Fraternitatis” finaliza con una invitación a los hombres de ciencia y a los soberanos de
Europa para unirse a la Fraternidad rosacruz, para compartir su Conocimiento reformador. Esta
llamada es sin embargo extraña en la medida en que se precisa que “aunque actualmente no
hayamos indicado ni nuestro nombre ni nuestra asamblea,” es cierto que los dictámenes de todos,
en alguna lengua que estén redactados, nos llegarán”. “El texto indica en efecto que la residencia
de la Rosa-Cruz debe “seguir siendo virgen,” intacta, desconocida, cuidadosamente ocultada, para
la eternidad, a los ojos del mundo impío”. “Se oirá el mensaje y se imprimirán algunas cartas abiertas
a las Rosacruces en distintos puntos de Europa, como aquélla que se publica al final del primer
Manifiesto rosacruz. El texto de esta carta es el que Adam Haselmayer había publicado en 1612
bajo el título de Respuesta a la encomiable Fraternidad de los teósofos Rosa-Cruz, después de
haber leído el manuscrito del Manifiesto que circulaba en el Tirol en 1610. Varios autores pensaron
que se trataba de un personaje mítico. En realidad, no es el caso y Carlos Gilly, tras pacientes
investigaciones, consiguió reconstituir la biografía este de paracelsiano (14), gran coleccionista de
manuscritos alquímicos.

Adam Haselmayer así entusiasmado por la “Fama Fraternitatis”, que pidió al archiduque Maximiliano
una subvención para ir en busca de los Rosa-Cruz. El texto de su “Respuesta” al Manifiesto
rosacruz, mucho se caracteriza por la profecía del “León del Septentrión”. Pensando que el fin de
los tiempos se acercaba, considera que los

Rosacruces son “los que Dios ha elegido para extender la eterna verdad teofrastica y divina”. Piensa
que es inútil frecuentar la Iglesia. Esta actitud lo vuelve rápidamente sospechoso de herejía.
Negándose a retractarse, se le condena a las galeras en octubre de 1612. Permanecerá cuatro
años y medio. Parece sin embargo haber gozado de condiciones particulares, puesto que durante
este período, permaneció en contacto epistolar con varias personalidades apasionadas de alquimia.
Según Carlos Gilly, el entusiasmo de Adam Haselmayer es excesivo y sus posiciones no están
completamente de acuerdo con filosofía rosacruz.
Hermes y Rosenkreutz

Como se puede constatar, es en un contexto de crisis moral que el primer Manifiesto propone un
proyecto de Reforma, en cuál el esoterismo tiene un lugar destacado. La Rosa-Cruz se sitúa en la
continuidad del esoterismo del Renacimiento, al cual agrega preocupaciones místicas
específicamente cristianas. Se observa también que este primer manifiesto no duda en tomar sus
distancias con los “sopladores” del esoterismo, al igual que con una religión esclerótica. Los
rosacruces quieren acercar la ciencia, esoterismo y mística en un proyecto optimista de reforma que
esta muy marcado por el paracelsismo. Si bien, la Rosa-Cruz se coloca detrás de los pasos de una
Tradición primordial tal como se definió en el Renacimiento, relega sin embargo Egipto a un segundo
plano. El enigmático Hermes Trismegisto, cuya legitimidad fue puesta en duda por Isaac Casaubon
en 1614, desaparece en favor de un personaje más humano, Christian Rosenkreutz.

¿Este personaje existió realmente o estamos en presencia de un símbolo? ¿Quién escribió este
primer Manifiesto? Abordaremos estas cuestiones un poco más tarde, ya que debemos en primer
lugar, examinar el segundo Manifiesto rosacruz, la “Confessio Fraternitatis”.

Notas:

1. Indiquemos que el manuscrito que sirvió a T. Vaughan para establecer su traducción


llevaba el nombre “Popery” que tradujo en Pórfido. Está bien con todo del papa en cuestión.
2. “la Magia natural”, (libro I de la “Filosofía Oculta”), París 1982, Berg, traducida y comentada
por Jean Servier, pp. 32-37.
3. Sobre este punto, ver “el a Sabéens”, en “Egipto y Tradición Primordial”, revisada “Rosa-
Cruz” n° 188, pp. 9-10.
4. La primera edición del Fama escribía a “Damascus”, pero la errata de la misma obra
precisa que es necesario leer “a Damcar”. “la Enciclopedia del Islam”, - París leyde, 1965, t. II, p.
224 mencionan esta ciudad bajo el nombre de Dhamâr.
5. Henri Corbin, “la Imaginación creativa en el soufisme de Ibn Arabî”, París 1955, luego 1993,
Albura, p. 20.
6. Ver a Émile Dantinne, “del origen islámico de la Rosa-Cruz”, revisada “Desconocidas” n° 4,
1950, pp. 3-17.
7. Ver a Brockelmann, “Gesch.” DER arabischen Literatur “,” t. II.

8. Para este estudio, nos referimos a dos ediciones de los Manifiestos. La primera es la
impresa por Difusión Rosicrucienne en 1995 bajo el título general “de la Trilogía de la Rosa-Cruz”.
Esta edición francesa, básase en la traducción inglesa que Thomas Vaughan había realizado en
1652 a partir de un manuscrito alemán, quién circulaba entonces en Inglaterra, nos parece útil de
remitir también al lector la traducción de Bernard Gorceix “la Biblia de la Rosa-Cruz”, PUF (1970),
quién se basa directamente en el original alemán. Es a esta edición que pedimos prestadas las
citas de este artículo.
9. Ver a Roland Edighoffer, “las Rosa- Cruces y Paracelse”, revisada “Ariès” n° 19, 1998, p.
71, a quiénes pedimos prestada la traducción del texto de Paracelse.
10. Ver estudio “Rosa-Cruz” n° 188, p. 10.
11. “Visitetis Interiora Terra Rectificando Invennietis Occultum Lapidem”, V.I.T.R.I.O.L.
12. Este dibujo se publicó por primera vez bajo el título de “Tabula Smaragdina Hermetis” en
“Aurei Velleris Oder DER Güldin Schatz und Kunstkammer,” Tractatus III “,” Rorschach, 1599, con
su poema: “Del secreto de los Sabios,” o interpretación y explicación del cuadro o la figura “.” Se
los encontrará en los “Símbolos secretos de los Rosicruciens el XVIe y XVIIe siglos” (1785). Ver
pp. 15- 17 de este libro publicado por Difusión Rosicrucienne y la reproducción de este dibujo en
p. 8 de nuestro estudio. Antoine Faivre, en “Presencia de Hermes Trismégiste”, (París 1989,
Blanco Michel), publicó un estudio sobre las distintas versiones de esta figura.
13. “la Luz de la Rosa-Cruz”, París, 1985, Retz, p. 56.
14. Carlos Gilly, “Adam Haslmayr,” DER e Verkünder DER Manifiesto DER Rosenkreuze “,”
Amsterdam, en Pelikaan, Bibliotheca Philosophica Hermetica, 1994.
Parte V
La confessio fraternitatis

Al año siguiente de la publicación de la “Fama Fraternitatis”, en 1615, el dueño de la imprenta,


Wilhelm Wessel hace aparecer en Kassel, un segundo Manifiesto. Al igual que el anterior, publicado
como anexo de las “Novedades del Parnaso”, fue editado como texto siguiente de otro: “Secryioris
Philosophiæ Consideratio Brevis a Philippo a Gabella...”, es decir, “Breve Consideración de la más
Secreta Filosofía, escrita por Filipo en Gabella, estudiante de filosofía, publicado por primera vez
con la Confesión de la Fraternidad R. C. puesta al día” (1). El autor de este texto sigue siendo
desconocido. En la introducción, precisa que es un tratado de filosofía, anotando “que está
engalanado por los actos, los estudios y el saber de la Fraternidad de la R + C.”, Seguido de un
corto prefacio firmado “Frater R. C.”, donde el autor indica que ha tomado totalmente esta
“Consideración” de Hermes, Platón, Séneca y de otros filósofos. Este texto termina con una oración
firmada por “Filemón R.C.”.

La mónada

Esta “Breve Consideración” no le debe nada ni a Hermes ni a los filósofos. Se trata en efecto, de
una adaptación de una obra de John Dee (1527-1608), la “Monas Hieroglyphica” (1564). En este
libro, el “chef de sinsabores” del Renacimiento isabelino, se propone explicar en veinticuatro
teoremas un hieroglífico: la “Mónada”. Al estilo de Heinrich Cornelius Agrippa, del que era un lector
asiduo, John Dee había compuesto este carácter mágico basándose en la geometría. Según Pierre
Bréhat, la Mónada, además de su aspecto mágico, es un símbolo alquímico que designa la Piedra
de los alquimistas, el Mercurio de los Sabios (2). Los textos que figuran en la filatería del diseño que
adorna la portada de la obra de John Dee, hacen referencia al mercurio y al rocío, (3) en la que
Basilius Valentinus veía en el embrión de la Piedra, la esmeralda de los filósofos.

Fulcanelli ha subrayado la relación entre la Rosa-Cruz y el rocío. Él precisa que, según el


“Diccionario de las artes y ciencias” (1731) de Tomás Cornelio, “se designa a los grandes maestros
de la Rosa-Cruz, Hermanos del Rocío Concentrado, significado que ellos mismos daban a las
iniciales de su Orden F.R C.” (4). El símbolo compuesto por John Dee será retomado por muchos
autores como Heinrich Khunrath “Anfiteatro de la Sabiduría Eterna”), J. Valentin Andreæ “Bodas
Químicas de Christian Rosenkreutz” y Robert Fludd “Utriusque cosmi historia”.

La confessio fraternitatis

El primer Manifiesto anunciaba la próxima publicación de una “Confesión” donde serían


anunciadas las treinta y siete causas por las que la Orden revelaba su existencia. El segundo no
daba estas razones pero se presenta como un complemento más claro, reformulando “los pasajes
algo insondables y oscuros de los Ecos”. La “Confessio Fraternitatis, o Confesión de la insigne
hermandad del muy honorable R. C. dirigida a los hombres de ciencia de Europa”, consta de
catorce capítulos, división que no siempre será conservada en las ediciones siguientes. En este
texto, los Rosacruces subrayan que ellos poseen el antídoto de la enfermedad que corroe a la
ciencia y a la filosofía, puesto que poseen la llave de todos los conocimientos, se trate de las
artes, de la filosofía, teología o de la medicina. Dan también nuevas precisiones en cuanto a las
Fuentes de su conocimiento indicando que no provienen exclusivamente de las investigaciones
efectuadas por Christian Rosenkreutz, sino también de las revelaciones obtenidas por la
iluminación divina, gracias a los oficios de los ángeles.
Milenarismo

Mientras que el texto del primer Manifiesto, a pesar de la carta de Haselmayer, no hacía alusión a
la profecía del León de Septentrión, la “Confessio Fraternitatis” la evoca anunciando que sus
“tesoros seguirán inviolados hasta que el León venga” (cap. 6) (5) y hace coincidir el rugido de ese
León con la próxima caída del papa (cap.5).

De manera general, se puede decir que este nuevo Manifiesto presenta un aspecto milenarista.
Después del optimismo dado por la "Fama Proternitatis”, que veía abrirse una nueva era enriquecida
por el aporte de un nuevo conocimiento, la “Confessio Fraternitatis” parece más pesimista. En
efecto, anuncia que el mundo está “sobre el punto de alcanzar el estado de reposo [ ... ] Después
del final de este período y de su ciclo” (cap. 1). Este fin de los tiempos es aquel del Milenio, periodo
de mil años que sucederá al periodo de seis mil años ya pasados (ref. a la profecía de Elías), pues
los Rosacruces han recibido como misión, alumbrar el “sexto candelabro” (cap. 4).

Esta época corresponde con la tercera era de Joachim de Flore, la del Espíritu Santo donde el sexto
sello se acaba de abrir. Los Rosacruces presentan su revelación como una última gracia ofrecida
por Dios “al mundo cuyo fin vendrá pronto” (cap. 7). Esto permitiría a la humanidad, gozar durante
algún tiempo de una “vida y de una magnificencia similares a aquellas perdidas y desperdiciadas
en el Paraíso de Adán” (cap. 7). La “Confessio Fraternitatis” retoma aquí un elemento presente en
el primer Manifiesto, la “revelación primordial” que Adán habría recibido después de la Caída.

Se puede preguntar si los autores de este Manifiesto pensaban realmente que los últimos tiempos
habían llegado. Esta época puede ser considerada como relevante, no de la historia lineal, pero,
retomando la expresión propuesta por Henry Corbin, de una “metahistoria” (6). No se trata de un
acontecimiento relevante del tiempo humano, sino de un tiempo del espíritu, vivido al interior de un
alma regenerada por la iluminación. La “Confessio Fraternitatis” habla de los Rosacruces como
hombres que tienen la facultad de proyectarse en el tiempo, pasado o futuro, así como en lugares
lejanos (cap.4).

El liber mundi

La “Confessio Fraternitatis” vuelve sobre un tema abordado en el primer Manifiesto, “Liber Mundi” o
“Libro del Mundo”, evocando “las grandes letras y caracteres que Dios, el Señor grabó en el edificio
del cielo y de la tierra” (cap. 6). Se encuentra ahí un aspecto esencial del pensamiento de Paracelso.
Para él, el único libro fundamental junto con la Biblia es el Libro de la Naturaleza, las “letras que
Dios no ha cesado de incorporar a la santa Biblia, también las imprimió con nitidez en la criatura
maravillosa que son los cielos, la tierra y todos los animales” (cap. 9). Idea según la cual la
Naturaleza es la llave de todo lo que existe, que ella no es un sistema mecánico de leyes, sino una
realidad viviente con la que el hombre ha de entablar un diálogo para alcanzar la meta del
“conocimiento (Co-nacimiento)”, es tomada de Paracelso.

La biblia

El segundo Manifiesto, si bien le da importancia al Libro de la Naturaleza, insiste sobre la


importancia de la Palabra revelada y exhorta a hacer “una lectura aplicada y permanente”. Profesa
“que no ha existido desde el principio de este mundo, un libro superior” a la Biblia (cap.10).

Como la “Fama”, la “Confessio”, vilipendia al papa, acusándolo de tiranía, “La víbora cesará de
silbar” (cap. 11) y “nuestras garras lo dejarán literalmente en pedazos” (cap. 5), agrega anunciando
el aniquilamiento definitivo del pontificado. Se trata de un tema que frecuentemente se encuentra
en las “Pronosticationes” y en “Practica” de Paracelso. Esta posición, que se comprende
perfectamente en un medio protestante que considera al papa como el anticristo, estará al origen
de la fuerte hostilidad del catolicismo hacia el Rosacrucismo. Sin duda, para suavizar el elogio de la
civilización árabe, presentada precedentemente, el segundo Manifiesto, la emprende también con
Mahomed. Esta última mención puede ser retomada en la “Naometria” que condena “al papa y su
hijo de perdición Mahomed”.

Alquimia, reformas

La “Confessio Fratemitatis” reviene sobre las críticas formuladas al encuentro de los


pseudoalquimistas en el primer Manifiesto. Para los rosacruces, la alquimia verdadera debe llevar
a un “conocimiento de la Naturaleza”, pero es secundario, puesto que lo esencial es llevar “nuestros
esfuerzos a la adquisición de la inteligencia y de la ciencia de la filosofía” (cap. 11). También, la
Orden incita a la gran prudencia respecto de la proliferación de libros de alquimia que florecen en
esta época. El siglo XVII es una época que conoce la más importante publicación de libros sobre la
Gran Obra (7).

La fortaleza de la verdad

La “Confessio Fraternitatis” anuncia que a imagen de los sabios de la ciudad de Damcar, los
Rosacruces son los “encargados de organizar en Europa el gobierno”. Dicen disponer de un plan
establecido para ese fin por Christian Rosenkreutz. Como en el primer Manifiesto, los Rosacruces
invitan a los hombres de su tiempo a unirse a su Fraternidad y proponen a los investigadores unirse
a ellos para construir una “nueva fortaleza de la verdad”. Prometen a todos aquéllos que deseen
ser iniciados en la herencia de todos los bienes de la Naturaleza, la salud, la omnisciencia y la
quietud interior. Sin embargo, advierten a aquellos “ciegos al estallido de oro” y que desean unirse
a su Fraternidad con el fin de sacar provecho material, que no serán elegidos para entrar en ella.

En resumen se puede decir que la “Confessio Fratemitatis” insiste más sobre la religión que la “Fama
Fraternitatis”. La Biblia refuerza al Libro de la Naturaleza. La “Confessio” intenta recuperar la
herencia del Renacimiento a favor de milenarismo cristiano (a diferencia que no evoca el regreso
del Cristo) y presenta la inminencia de la revelación final bajo los auspicios de la Rosa-Cruz.

Las fuentes

Numerosos investigadores se han preguntado quién o quiénes eran los autores de los dos primeros
Manifiestos rosacruces. Esta pregunta está directamente ligada a aquella de las fuentes donde
pudieron ser tomadas las ideas expresadas en estos textos. Se puede notar la influencia de la época
medieval: la axiomática infalible a la que hacen referencia los Manifiestos evoca el “Ars Magna” de
Raymond Lulle, de quien el gran editor de Estrasburgo, Lázaro Zyzner(8) venía de publicar sus
obras (1598). Igualmente la mística renana influenció mucho a los autores de los primeros escritos
rosacruces, particularmente por medio de Johann Arndt (1555-1621), de quien hablaremos más
tarde. La “Fama” y la “Confessio” siguen esencialmente tres corrientes de la Tradición: el
Paracelsismo, el Neojoachimismo, y el Hermetismo del Renacimiento (9).

No es por azar que Paracelso sea el único autor loado en los Manifiestos. Él constituye una fuente
esencial de las ideas presentadas. La necesidad de homologar los conocimientos adquiridos en
distintos lugares del mundo y el hecho que el hombre sea un microcosmos, la referencia al “Liber
Mundi” y a los habitantes de los mundos elementales o la metáfora de la semilla, son temas que los
Manifiestos toman del paracelsismo. Agreguemos que en la tumba de Christian Rosenkreutz
figuraba un libro designado como el “Vocabulario de Theoph. P. ab Ho”, identificado como uno de
los diccionarios de los términos paracelsianos editados en el siglo XVII. Estas referencias son
lógicas en la medida en que, en la época de los Manifiestos, los textos de Paracelso eran muy
leídos. Johann Huser, después de un vasto trabajo de investigación de los manuscritos de
Paracelso, había editado entre 1589 y 1591 sus “Obras completas” y hace una segunda edición en
diez volúmenes entre 1603 y 1605 en la imprenta de Lázaro Zyzner, el futuro editor de las obras de
Johann Valentin Andreæ.

Neojoachimismo

El Neojoachimismo está muy presente en los Manifiestos. Como mostramos en un artículo


precedente, las teorías de Joachim de Flore habían retomado interés en el siglo XVI, tales como la
Profecía de Elías o aquella del León de Septentrión; predicciones que anunciaban la emergencia
de tiempos nuevos. El Hermetismo del Renacimiento está presente en las fuentes de los textos
rosacruces, en particular con la alquimia y la ciencia de los números. La cábala, judía o cristiana,
ocupa un débil lugar. Otras influencias son aparentes, como la del tiempo, presentado como cíclico.
Estos textos podrían perfectamente referirse al Ismaelismo, del que Damcar era uno de los hogares.

El círculo de tübingen

El estudio de las ideas expresadas en los Manifiestos nos permite elaborar hipótesis sobre sus
autores. La mayoría de los actuales especialistas concuerdan en que no se trata de la obra de un
solo hombre, sino de un pequeño grupo de estudiantes y de investigadores de Tübingen, una ciudad
del Wurtemberg. Se le llama el “Grupo” o “Círculo de Tiibingen”, constituido alrededor de 1608 que
comprendía a una treintena de personas apasionadas por la alquimia, la cábala, la astrología y por
la mística cristiana. Entre ellos estaban Johann Arndt, Johann Valentin Andreæ, Tobías Hess,
Abraham Hólzel, el pastor Vischer, Christoph Besold y Wilhelm von Wense, por citar a los más
importantes.

Ellos desarrollarían el proyecto de una nueva reforma, complementaria a la de Lutero y Calvino,


consideradas insuficientes. Anteriormente dos de ellos, Tobías Hess y Abraham Holzel, se habían
implicado en un movimiento donde hadan circular obras de esoterismo y misticismo en las
facultades.

Johann Arndt

Johann Arndt (1555-1621), al que Johann Valentin Andreæ consideraba como su padre espiritual,
podría ser el mentor del grupo. Pastor, teólogo, médico, alquimista, apasionado por Tauler y Valentin
Weigel (10), fue un vulgarizador de “La Imitación de Jesús-Cristo”.

Según su carta del 29 de enero de 1621 al duque de Brunswick, él deseaba desviar de la teología
polémica a los estudiantes y a los investigadores para llevarlos a una fe viva, a una práctica de la
piedad. Sus tendencias místicas se remarcan en sus sermones sobre los Evangelios o sobre el
“Pequeño Catecismo” de Lutero y en su recopilación de las plegarias -Paradies Giirteiiti Alelr
Christlichen Tugenden” (1612). Escribió uno de los textos de piedad más leídos hasta el siglo XIX:
“Los Cuatro libros del verdadero cristianismo” (1605-1610).

A la vez místico y alquimista, intentó integrar la herencia paracelsiana a la teología medieval y en


sus libros desarrolla la idea de una alquimia interior, de un renacimiento espiritual. Es el autor de un
comentario de las portadas del “Anfiteatro de la Sabiduría Eterna” de Heinrich Khunrath.

Roland Edighoffer mostró que un pasaje entero de la “Confessio Fraternitatis, (evocando el Libro de
la Naturaleza) es extraído palabra por palabra del último volumen de los “Cuatro libros del verdadero
cristianismo” de Johan Arndt (11). En “De Antiqua Philosophia” (1595), éste último insiste sobre el
hecho de que no es en la especulación que se encuentra la sabiduría, sino en la práctica, idea que
se reencontrará en los Manifiestos. Es considerado como uno de los instigadores del pietismo. En
1691, Johannes Kelpius y sus discípulos llevan sus obras al Nuevo Mundo. Según una carta de
Johann Arndt, hallada en los papeles del teósofo Christophe Hirsch, Johann Valentin Andreæ habría
confesado haber escrito la “Fama Fraternitatis” con otras treinta personas. Otra carta de Johann
Valentin Andreæ a su amigo Comenius afirma lo mismo. Sin embargo la autenticidad de estas
cartas, presenta problemas (12).

Tobías Hess

Entre los miembros del Círculo de Tübingen, Tobías Hess (1558-1614) es quien parece mejor
sintetizar los diversos elementos presentados en los Manifiestos. Miembro de la universidad de
Tübingen, médico paracelsista, cabalista, filósofo, admirador de Simón Studion, de Julius Sperber
y de Joachim de Flore, probablemente jugó un papel fundamental en la redacción de la “Fama” y de
la “Confessio”. En 1605, fue acusado de practicar la “naometría” y perseguido por hacer la
promoción del milenarismo en las publicaciones donde él se expresa a favor de una reforma
mundial. La “Fama” reproduce su idea según la cual se puede decir: “Es falso afirmar que lo que es
verdadero en filosofía es falso en teología”. Él fue también acusado de haber sido el instigador de
una sociedad secreta. Si bien los acusadores no dan el nombre de esta sociedad, es probable que
se trate de la Orden de la Rosa-Cruz, cuyo primer Manifiesto circulaba en forma manuscrita en esa
época.

Tobías Hess estaba ligado a Oswald Crowlius, un discípulo de Paracelso. Gracias a sus talentos de
médico, Tobías Hess curó a Valentin Andreæ, quien lo admiraba mucho, de una terrible fiebre. Murió
en 1614, justo antes de la edición de los Manifiestos. Es Johann Valentin Andreæ quien pronuncia
su oración fúnebre, impresa luego y curio- samente, como lo señala Roland Edighoffer, contiene
dos palabras en itálico, las únicas del libro: “Tobías Hess” y “Fama”, como para subrayar un lazo
entre los dos.

Hay que mencionar un hecho sorprendente: En 1616, Johann Valentin Andreæ publica
anónimamente “Theca gladii spiritus” (El forro de la gloria del espíritu) indicando en el prefacio que
es un libro de Tobías Hess. ¡Veintiocho pasajes de este libro son tomados en la “Confessio”! Más
tarde, confesará en su autobiografía, que todos los textos que figuran en “Theca” son suyos.
¿Debemos concluir que él es el autor de una parte o de la totalidad de la “Confessio Fraternitatis”?

Johann Valentin Andreæ

Ya en 1699, en su “Historia de la Iglesia y de los heréticos”, G. Arnold hacía de Johann Valentin


Andreæ el autor de los manifiestos rosacruces. Esta teoría tuvo autoridad durante mucho tiempo.
Hay que decir que se trata de un personaje particularmente interesante. Tendremos la ocasión de
evocar su personalidad más tarde, cuando abordemos el tercer Manifiesto: “Las Bodas Químicas
de Christian Rosenkreutz”, Sin embargo, Johann Valentin Andrea se defendió de estar ligado a la
Rosa-Cruz y en uno de sus libros, “Menippus” (1617), habla severamente de la Fraternidad de la
Rosa- Cruz tratándola de “ludibrium”, es decir, de farsa, de burla. Como lo ha indicado Frances A.
Yates, estos términos no son necesariamente peyorativos en la boca de Andreæ, puesto que daba
una gran importancia a la influencia moral de los cuentos y del teatro (13). Su producción literaria
testimonia este interés (14). Agreguemos que en toda su vida, se esforzará en organizar sociedades
o asociaciones correspondientes con muchos de los puntos del proyecto presentado en los
Manifiestos. Parece que él toma posición oficialmente contra los Manifiestos esencialmente para
proteger su carrera religiosa. Hay que anotar que un azar del calendario, haga coincidir la
publicación de la “Fama Fraternitatis” con el momento donde él lograba, después de muchos
problemas, un puesto de diácono en Vaihingen-sobre-Enz, donde desposa a Isabel Grüninger, hija
de un pastor y sobrina de un prelado luterano.

Existen numerosas especulaciones relacionadas con los posibles autores de los Manifiestos, sin
embargo ninguna satisface realmente. A pesar de que “el autor” de los primeros Manifiestos guarda
su secreto, Tobías Hess y Johann Valentin Andreæ jugaron probablemente, un papel fundamental
en la elaboración de estos textos.

Relato iniciático

Volvamos a Christian Rosenkreutz, el personaje presentado por los Manifiestos como el fundador
del Rosacrucismo. ¿Se trata de un personaje real o mítico? Hay que precisar que estos textos no
cuentan la biografía de un hombre, puesto que se trata de relatos iniciáticos que presentan muchos
aspectos. De manera general, se puede decir que a través del viaje de Christian Rosenkreutz, sus
etapas en los países árabes, luego en España, es posible encontrar el camino que siguieron las
diversas ciencias del esoterismo para pasar de Oriente al Occidente. Estas ciencias, después de
haber conocido diversos desarrollos en Europa, habían llegado a un desvanecimiento particular con
Paracelso. Luego de su muerte, personalidades tales como Valentin Weigel y otros, habían logrado
corregirlas y fecundarlas con la mística reno-flamanda. Lo que propone el Rosacrucismo, es retomar
esta herencia e incluirla en el cuerpo de conocimientos de una época que veían como el alba de
una nueva edad.

Múltiples elementos muestran que los Manifiestos son relatos simbólicos, por ejemplo, las fechas
importantes de la vida de Christian Rosenkreutz corresponden todas a acontecimientos que marcan
la historia. 1378, año de su nacimiento, corresponde al año del gran seísmo de Occidente que opone
Aviñón a Roma. En cuanto a la de su muerte, 1484, corresponde al año de nacimiento de quien
intentará reformar el cristianismo, Martín Lutero. A pesar de que actualmente se considera que él
nació en 1483, la propia madre de Lutero, dudaba entre las fechas de 1483 y 1484 Y Lutero optó
por 1484.

Existe una tradición astrológica basada en los estudios de Paulus van Middelburg y Johannes
Lichtenberger, quienes veían en la conjunción Júpiter - Saturno que se produjo en 1484 en
Escorpión, la firma de este nacimiento. Igualmente significativo es el constatar que en 1484, se
colocan en la tumba de Christian Rosenkreutz los escritos relacionados con los textos de Paracelso.
Este último aún no había escrito algo, dado que nacería en 1493. Agreguemos que el tema del
descubrimiento de la tumba es un símbolo recurrente en la Tradición. Tendremos la ocasión de
volver sobre este punto un poco más tarde.

Del símbolo a la invención no hay más que un paso y algunos autores no dudaron en darlo. Muchos
historiadores han señalado que los autores de los Manifiestos habían adaptado las biografías de
personajes reales para inventar a Christian Rosenkreutz. Paul Arnold mostró que muchos místicos
presentan extrañas semejanzas con Christian Rosenkreutz (15). Primero Joachim de Flore, quien
después de sus viajes a Oriente, emprende la fundación de una Fraternidad. Luego, Rulman
Merswin (1307-1382), el fundador de los “Amigos de Dios”, (16) ver Geert Groote (1340-1384), el
creador de los “Hermanos de la Vida Communa”, Este último grupo, fue el promotor de la “Devotio
Moderna”, un movimiento espiritual que ponía el acento en la experiencia interior. El más bello florón
de este movimiento es el libro “La Imitación de Jesús-Cristo”, un texto que tendrá mucha influencia
en el medio rosacruz (17).
La observación de Paul Arnold reviste interés puesto que a pesar de que existen diferencias
notables entre estas personalidades y Christian Rosenkreutz, el paralelo es fuerte. Además,
numerosas ideas de estos místicos se encuentran en los Manifiestos.

Es posible de entrever las cosas bajo otro ángulo. Los Manifiestos pueden también leerse como el
relato de una experiencia espiritual; se insertan en un contexto histórico indiscutible, pero como todo
relato iniciático, está ligado a una metahistoria que sobrepasa la simple cronología.

Dejamos entonces, el campo de la historia para situarnos en otro nivel. Este será el objeto de
nuestro próximo apartado que nos conducirá hacia la “Tierra de la Esmeralda”, hacia Henry Corbin.
Este estudio constituye una etapa intermedia antes del examen del tercer Manifiesto rosacruz: “Las
Bodas Químicas de Christian Rosenkreutz”.

NOTAS:

1.Papus dio una traducción francesa de este texto al final de su "Tratado elemental de ciencias
ocultas”, Paris, 1903.
2."Las Lenguas ocultas del Renacimiento”, Paris, 1996, Dejonquere, capo IV, pp. 101- 115.
3.Ver “El Misterio de las catedrales”, París, 1983, J.- J. Pauvert, p. 139.
4. Ibid., pp. 138-139.
5.Las citas de este Manifiesto son extraídas de la traducción de Bernard Gorceix “La Biblia de los
Rosa-Cruz”, Paris, 1970, PUF.
6.Henry Corbin, “En Islam írnnien”, Paris, 1972,
Gallimard, vo!. 1, XXIX.
7.Ver “La Alquimia en el siglo XVIII”, bajo la dirección de Franck Greiner, Paris, 1999, Chrysopeia,
vol. 6 p.7.
8.Fue el editor de numerosos textos alquímicos. A él se le debe el célebre “Theatrum Chemicum”
(6 vol.), las “Obras completas” de Paracelso, “Las Bodas Químicas de Christian Rosenkreutz. (10
vol.) , y diversas obras de Johann Valentin Andreas, de Christoph Besold ...
9.Antoine Faivre, “Los Manifiestos y la Tradición”, in. “Místicos Teósofos e Iluminados en el siglo
de la Luces”, Hildesheim - NewYork, 1976, Olms, p. 94.
10.Ver C. Rebisse, “La triplicidad del Fuego”
11.R. Edighoffer, “Los Rosa-Cruzy la crisis de conciencia europea en el sigloXVIIl”, París, 1998,
Dervy, pp. 296-297.
12.Ver Paul Arnold, “Historia de los Rosa-Cruz y los orígenes de la Franco-Masonería”, París,
1990, Mercure de Francia, pp. 120-122, que a pesar de todo, estima que esta información es
verdadera.
13.Ver “La Luz de los Rosa-Cruz”, París, 1985, Retz, pp. 70-71 Y 172.
14.Roland Edighoffer estudió con detalle las obras de este autor en “Rosa-Cruz y Sociedad Ideal
según Johann Valentin Andre~”, Neuilly-sobre-Seine, 1982, Arma Artis.
15.“Historia de los Rosa-Cruz... “, op. cit., capo V, pp. 136 -156.
16. Sobre este grupo, ver Bernard Gorceix, “Los Amigos de Dios en Alemania en el siglo del
Maestro Eckhart”, París, 1984, Albin Michel, y Enrique Corbin, “En Islam iraní”, op. cit., libro VII.

17.La “Imitación de Jesús-Cristo” (1471) de Tomás a Kempis, según la Biblia, uno de los libros
más leídos en la cristiandad. Theophilus Schweighardt (Daniel Móglin), en “Speculum Sophicum
Rhodo-Stauricum ... “ (1618), dice que leyendo a Tomás a Kempis se es “ya mitad Rosa-Cruz”.
Parte VI
La tierra de esmeralda

Como se vio antes, desde un punto de vista estrictamente histórico, la Rosa-Cruz aparece a partir
del siglo XVII. ¿Se puede concluir entonces que ella no existió antes? Para Sédir, “la Rosa-Cruz
sólo en Europa y en el siglo XVII llevó ese nombre. No se pueden decir los nombres que tuvo en
otros lugares, ni antes ni después”. Agrega: “en cuanto a la Rosa-Cruz esencial, existe desde que
hay hombres aquí abajo, puesto que ella es una función inmaterial del alma de la Tierra”. Consciente
de la insuficiencia de sus propias investigaciones, estimaba que los orígenes reales de la Orden de
la Rosa- Cruz no se han de buscar en los pergaminos, puesto que no se apoya sobre la Tierra, sino
en lo invisible (1).

Un estudio del origen de las Órdenes iniciáticas basado exclusivamente en sus aspectos objetivos
y cronológicos podría conducir al historicismo, es decir, a una visión esencialmente positivista y
reduccionista de su génesis. ¿No se arriesgaría a dejar de lado lo esencial: su relación con lo
sagrado? Como lo indica Mircea Eliade, “la historia de las religiones, desde las más primitivas a las
más elaboradas, está constituida por una acumulación de hierofanías, por las manifestaciones de
las realidades sagradas” (2). Igual para las Órdenes iniciáticas. Su historia tiene raíces en
experiencias numinosas (3); razón por la cual debemos abordar ahora ese aspecto. Como Christian
Rosenkreutz que viaja al mundo árabe, este estudio nos llevará a hacer escala en la tierra del islam.

La filiación espiritual

René Guénon intentó definir la iniciación como la transmisión de una influencia espiritual cuya fuente
es supra humana. (Es, sin embargo, imprecisa en cuanto al origen de esta última, situada en tiempos
inmemoriales.) Evoca dos modalidades de esta transmisión: una vertical, que desciende
directamente del invisible hacia la humanidad y la otra horizontal, que es la retransmisión de este
depósito sagrado de iniciados a iniciados. La mayoría de quienes estudian la historia de las Órdenes
iniciáticas se conforman generalmente con citar la filiación horizontal, ya que es cierto que la primera
sigue inalcanzable para el historiador. Procediendo de esta forma, a menudo limitan la pregunta de
la filiación iniciática al nivel de una administración que extiende certificados y diplomas. Entre otros,
Henry Corbin, privilegia la transmisión vertical y fuente de la experiencia mística, de la filiación
espiritual, un criterio fundamental de validación tradicional.

El mundo imaginal

Al final de nuestro artículo precedente, señalamos las semejanzas que existen entre las biografías
de ciertos fundadores de corrientes espirituales y aquella de Christian Rosenkreutz. Henry Corbin
evoca las mismas personalidades (agrega también algunas), pero llega a conclusiones más
interesantes que las de Paul Arnold. Remarca las manifestaciones de “imágenes primordiales"
provenientes de una misma experiencia espiritual. Evoca así el principio de una fuente común por
medio de una filiación, no terrestre, pero celeste, cuya raíz está en el mundo “imaginal”, Henry
Corbin se ha esforzado en explicar el sentido de este mundo en sus múltiples obras y en particular
en las consagradas al gran filósofo y místico del Irán islámico Shiháboddin Yahyá Sohravardi (1155-
1191). Hermes, Platón y Zoroastro son las figuras esenciales que alimentan las reflexiones de este
platoniano del islam china.

Sohravardi presenta el mundo imaginal (álam al-mithál), como una dimensión situada entre las
esferas puramente espirituales y materiales (4). Designado teosóficamente como el Malakút (el
mundo del alma y de las almas), juega el papel de mediador entre el mundo de las formas y el de
las puras esencias. Es designado como el “Octavo Clima”, la “Tierra de Ciudades de Esmeralda”, o
Hurqalya. Sohravardi habla de un mundo que encuentra el peregrino del espíritu en sus experiencias
místicas. Para describir el proceso de elevación del alma hacia este plano de consciencia, la
simbólica iraní habla de la ascension a la montaña de Qáf. Se trata de una montaña cósmica cuya
cima no es otra que el centro más alto de la psique humana. Sobre esta cima se encuentra el peñón
de esmeralda que colorea de verde la bóveda del cielo. Es ahí donde reside el Espíritu Santo, el
Ángel de la humanidad. Para los sufíes, la esmeralda es el símbolo del alma cósmica. Es
sorprendente encontrar una noción similar en los cabalistas cristianos. En efecto, Johannes
Pistorius, en “De Artis cabbalisticae” (1587), habla de la “línea verde” del último cielo cuando evoca
el alma del mundo. Este concepto se halla también en la “Cabala denudata” de Knorr von Rosenroth
(1677) (5).

La imaginación verdadera

El mundo imaginal cumple una función ligada a la experiencia interna. Según Sohravardi, es por
medio de una facultad particular del alma, la imaginación activa, que el ser humano accede a esta
dimensión. El propio Paracelso evocaba esta facultad de l'imaginatio vera, la imaginación verdadera,
e incitaba a no confundirla con la fantasía, la "loca de la casa". Como lo mostró Carl Gustav Jung,
la imaginación verdadera es una llave fundamental para comprender la Gran Obra. El “Rosarium”
(siglo XIV) indica además, que el opus alquímico debe ser consumado con la imaginación verdadera
y Martin Ruland, en su “ Elxicon alchemiae” (1612), dice que “la imaginación es el astro en el hombre,
el cuerpo celeste o supraceleste” (6), Jacobo Boehme evoca también el mundo imaginal en los
tratados del Santo Elemento, el alma del Mundo donde habita la Sofía, una representación que no
deja de recordar a Spenta Armaiti, la Sofía del mazdeísmo.

El mundo imaginal nos interesa particularmente en la medida en que, como lo mostró Henry Corbin,
es la dimensión intemporal donde "se desarrollan" los acontecimientos reportados en los mitos, las
grandes epopeyas. Es “el lugar” donde tienen lugar las visiones de los profetas y de los místicos,
donde los guías de la humanidad reciben su misión. Es también el “lugar” de las iniciaciones
místicas. Es aquel de las “filiaciones espirituales cuya autenticidad no es incumbencia de la
documentación, de los archivos” (7). Este mundo imaginal es un punto de reunión entre los mundos
material y espiritual, es calificado como “tierra de las visiones” y de “tierra de resurrección”, pues es
ahí que el iniciado reencuentra su cuerpo glorioso, (el “Hombre de Luz” de quien también habla
Zósimo, el alquimista alejandrino del siglo II), que hacen posibles las bodas del alma, el reencuentro
con su Naturaleza Perfecta. Para Sohravardi, quienes alcanzan esta experiencia espiritual se
convierten en discípulos de Hermes.

Los relatos iniciáticos

Los peregrinos del espíritu que han alcanzado este plano de consciencia del alma generalmente
han relatado su experiencia a través de relatos simbólicos. Estos últimos llegaron a constituirse en
los textos fundadores de los movimientos espirituales que nacían de su estela y poseen muchas
características. Primero y como lo indica Henry Corbin, este no proviene de los mitos en el sentido
común del término; se refieren a los acontecimientos cuya realidad, el tiempo y el lugar no son del
orden de la historia profana pero sí del mundo imaginal, el mundo de alma. Provienen de la
hierohistoria, es decir, de la historia sagrada. No es pues, su sentido literal el que importa
comprender, sino su “sentido interno”, expresión de Emmanuel Swedenborg, y sólo la hermenéutica
permite aprender el significado. Enseguida, poseen una capacidad de transformación, pues son
portadores de una luz que toca el centro íntimo del lector presto a percibir ahí la profundidad. Es en
este sentido que son verdaderamente relatos iniciáticos. Uno de los más célebres entre estos textos
es el que cuenta el descubrimiento de la tumba de Hermes Trismegisto.
La naturaleza perfecta

Muchos historiadores han remarcado que Christian Rosenkreutz apareció en el momento en que
Hermes Trismigesto se eclipsaba, cuya herencia es puesta en cuestión por Casaubon (1614). Para
Antonio Faivre, se asiste así, con la “Fama Fraternitatis”, a una refundación del esoterismo
occidental. Con este propósito, es interesante constatar que el relato del descubrimiento de la tumba
de Christian Rosenkreutz recuerda aquel del sepulcro de Hermes. Según Henry Corbin, el relato en
el que Balinus, es decir, Apolonio de Tiana, cuenta su descubrimiento del cuerpo de Hermes, es la
tipificación del encuentro del hombre con su alma, su “Naturaleza Perfecta” (8). Hermes tiene en su
mano la “Tabla de esmeralda” y un libro con los secretos de la Creación. Estos elementos evocan
la idea según la cual aquél que logra conocerse a sí mismo, entrando en sus propias profundidades,
conoce los secretos de Dios y del universo.

Parece que el relato de Balinus se tomó de un pasaje del “Picatrix”(9) donde Sócrates habla de la
Naturaleza Perfecta. Este último, evocando el testimonio de Hermes, indica que ella representa la
entidad espiritual del filósofo, el guía interno que abre los cerrojos de la sabiduría, Otra parte del
“Picatrix” contiene una plegaria presentada como perteneciendo a la liturgia astral de los Sabeos de
Harrán. Ella invoca a Hermes, precisando que en árabe se le llama 'Otáred, en persa Tir, en romaico
Hárús y en indio Buda (10). Agreguemos que este encuentro entre el hombre y su Naturaleza
Perfecta es nombrado también en el prólogo del “Corpus Hermyicum”: “el Poimandrés”.

El viejo sabio

La tumba representa el lugar de transición hacia el otro mundo, ciertos textos la asocian al pasaje
o pasadizo hacia el mundo imaginal; simboliza en efecto el lugar de la metamorfosis del cuerpo en
espíritu, de su resurrección. Para Carl Gustav Jung, representa también el descenso a las
profundidades del inconsciente. Los cuerpos de los dos maestros, Christian Rosenkreutz y Hermes
Trismigisto, descubiertos en sus sepulcros, son cuerpos de viejos. Jung analiza la presencia de este
símbolo en los mitos, los cuentos o los sueños, como la expresión de un arquetipo: aquel del “Viejo
Sabio”, Él considera que cuando el individuo ha alcanzado un cierto estadio o grado en su búsqueda,
el inconsciente cambia de aspecto en su vida interna. Aparece bajo una forma simbólica nueva
representando el Sí, el centro más interno de su psique. En el caso de una mujer, él será
representado por una sacerdotisa, una maga y en el caso de un hombre, él se manifestará
generalmente bajo la forma de un viejo sabio, de un iniciador. Jung ve también en Hermes el
arquetipo del proceso alquímico, de la iniciación. Él asocia Hermes-Mercurio al inconsciente,
elemento de primera importancia en el proceso de integración, es decir, del descubrimiento del
centro del ser: el Sí.

Los amigos de Dios

Al final del último volumen de su Obra magistral “Dentro del islam iraní”, Henry Corbin se centra en
las semejanzas existentes entre las biografías o los textos de quienes fueron los fundadores de
ciertos movimientos espirituales. Él señala los temas comunes, como la noción de Amigos de Dios,
el color verde, la idea de ciclos, recurrencias reveladoras de una misma experiencia espiritual (11).
Se encuentra a menudo la referencia al viaje hacia el Oriente, al descubrimiento de una tumba, al
proyecto de crear un movimiento espiritual al margen de la religión oficial, de una especie de
caballería laica, ver una caballería espiritual.

Uno de los puntos que diferencian al islam chiíta del islam sunita es la idea de ciclos de la Revelación
Divina. Para los chiítas, el ciclo de los profetas comenzó en el momento en que Adán sale del
Paraíso y donde su hijo Seth recibe el depósito sagrado, (Gabriel le da también un manto de lana
verde). Este periodo está cercado por Mohammad, el Signáculo de los profetas. Un nuevo periodo
comienza entonces, pues el Verbo continúa circulando en la Creación: es el ciclo de la "waláyat"
que tiene como fin la revelación del esoterismo de la profecía. Quienes la transmiten son
presentados como los caballeros y llamados “Amigos de Dios”. Son seres que han alcanzado una
alta realización espiritual, hombres perfectos, verdaderas epifanías de Dios; necesarios para
temporizar el desequilibrio de la Creación que ha perdido su relación con lo Divino. Uno de los más
grandes representantes del sufismo iraní, Rüzbehán Baqlí' Shiráz (1128- 1209), decía al propósito:
“Son los ojos por los cuales Dios ve aún el mundo”. Igualmente se encuentra el tema de la amistad
divina en los Evangelios. San Juan indica: “Yo ya no les llamo más servidores, pues el servidor no
sabe lo que hace su maestro, pero los llamo amigos, porque todo lo que he aprendido de mi Padre
se los he hecho conocer” (Juan XV, 15).

La isla verde

La expresión “Amigos de Dios” se reencuentra en Occidente, donde ella designa el grupo fundado
por Rulman Merswin después de su encuentro con “el Amigo de Dios del Alto País”, un misterioso
viajero. Esta pequeña comunidad, que frecuentará Juan Tauler, tenía su domicilio en Estrasburgo,
en un lugar llamado la Isla Verde. Este nombre recuerda la morada secreta del “Imam escondido”
igualmente llamada la Isla Verde ya que el islam chiíta espera el regreso a los tiempos
escatológicos. Rulman Merswin pensaba que la época de los claustros estaba superada, que se
debía crear otro tipo de estructura, un Orden de un nuevo género que no estaría compuesto de
clérigos. Notemos que a su muerte, en 1382, sus obras, escritas en tabletas de cera, serían
encerradas en su tumba (12).

Otras personalidades, como Tauler, Eckart y quienes que se agruparían alrededor de Suso, eran
llamados Amigos de Dios. Los discípulos de este último deseaban formar una “Cofradía de la Eterna
Sabiduría”. Johann Valentin Andreæ s utiliza también la expresión “Amigos de Dios” en su “Theca
gladii spiritus (La vaina de la gloria del espiritu)” (1616), un libro que retoma numerosos pasajes de
la “Confessio Fraternitatis”. En la idea de los personajes o de los grupos que acabamos de citar, el
título de amigos de Dios designa generalmente a los elegidos, a los guías de la humanidad, quienes
han vivido una experiencia iluminadora.

Los fravartis

En el islam, la noción de Amigo de Dios recorta el tema de la Caballería Espiritual. La cofradía


ismaeliana "da'wat", con la cual los Templarios habrían establecido relaciones, presenta el aspecto
de una Orden caballeresca. En el chiísmo, se encuentra la misma idea de una caballería común a
las tres Religiones del Libro. Para Henry Corbin, la idea de tal “Caballería Espiritual” toma raíz en
una religión del Irán preislámico: el zoroastrismo. Ella se refiere a los primeros instantes de la
Creación, a una misión dada a ciertos seres, los Fravartis, para restablecer la armonía del mundo.
Esta noción, que no es posible de exponer aquí por falta de espacio, está ligada a aquella de la
naturaleza inicial del hombre, su Naturaleza Perfecta, su dimensión de Hombre de Luz que
reconquista por una experiencia mística.

Quienes han vivido este tipo de experiencia, estos iluminados, en el sentido noble del término, son
quienes han reencontrado a Elías, el iniciador espiritual. Según una tradición sufí proveniente del
Yemen, KhezrElías es el iniciador de los owaysi,

discípulos que reciben su iniciación por una experiencia espiritual, sin pasar por un maestro terrestre
(ej. : Oways al-Qarani, Ibn Arabi, Halláj ... ). Es útil precisar que este Khezr (o Khird, o alKhadir,
conocido en India bajo el nombre de Khawadja Khidr) es, a menudo, asimilado con Hermes
Trismegisto o a Seth. Según la Tradición, él habita donde se tocan los oceános celeste y terrestre.
Se dice que su manto se coloreó de verde después de ser bañado en la fuente de la vida. Este
Khezr no es más que una designación de la Naturaleza Perfecta, del ángel del conocimiento, es
decir, de la naturaleza más luminosa del hombre, su maestro interno. Esta experiencia permite
entrar, a quienes la viven, en el linaje de una Caballería Espiritual.

La caballería espiritual

Se encuentran los trazos de tal Caballería Espiritual en los diversos personajes que acabamos de
evocar. Cerca de la época donde Joachim de Flore (siglo XII) emprende la fundación de una Orden
monástica en el espíritu del cristianismo primitivo, en Alemania, Wolfram van Eschenbach desarrolla
la idea de una caballería común a la cristiandad y al islam. Su “Parzival”, de la cual Richard Wagner
hizo “Parsifal”, toma sus orígenes de un texto árabe que Kyót el provenzal habría recogido en
Toledo. Esta versión de la leyenda del Grial es de origen iraní (13). Es sorprendente constatar que
el Grial de “Parzival” es una piedra preciosa sobre la cual desciende la paloma del Espíritu Santo.
Una tradición reporta que se trata de una esmeralda en la cual está tallada la copa del Grial.

El estudio de las biografías de los diversos Amigos de Dios supracitados incita a pensar que ellas
testimonian todas las experiencias espirituales similares que las ligan a una filiación espiritual
común. Esta idea preocupa mucho a Henry Corbin y es sobre este tema con el que termina su obra
magistral: "El islam iraní” (14). Él considera que una misma línea de fuerza, sumergida en un pasado
inmemorial, es la que da nacimiento, en el seno del chiísmo, a la idea de una caballería común a
toda la tradición abrahámica, tal como hace eclosión en Occidente la idea de una caballería
ecuménica reagrupando a los caballeros de la cristiandad y del islam (15). A través de estos
personajes, ¿Vemos un proyecto común en los detentores del esoterismo oriental y occidental?
¿Vemos aquí "el secreto espiritual, el más precioso de todas nuestras tradiciones
occidentales?”(16). Esta Caballería Espiritual posee visados escatológicos y liga a los profetas, los
elegidos, los guías, los iniciados que actúan desde el origen de la Creación para la venida de la
Aurora que llevará la Luz al mundo.

Las edades del mundo

Múltiples tradiciones reportan el hecho de que la Revelación Divina que iluminará totalmente al
hombre sobre los designios de Dios, se escalonará sobre muchos milenios. Encontrarnos esta idea
en el judaísmo, el cristianismo y en el islam. El judaísmo indica que el universo existirá solo seis mil
años, al término de los que Elías regresará para purificar al mundo antes que llegue el Mesías. Este
regreso es también nombrado en los Evangelios (Marcos IX, 12 Y Mateo XIV, 11).

Esta profecía marca igualmente al siglo XII con Joachim de Flore que distribuye los ciclos de la
revelación divina alrededor de las tres personas de la Trinidad. Después de la era del Padre y
aquella del Hijo, él anuncia la inminencia del tercer periodo de la Revelación, aquella del Espíritu
Santo, que estará marcada por el regreso de Elías. Ella verá el reemplazamiento de la Iglesia de
Pedro por aquella de Juan. Estas ideas de ciclos y de la aparición de una nueva Iglesia tendrán una
gran influencia sobre los movimientos místicos que pregonan una religión interna. Entre estos
movimientos, Henry Corbin cita a: los joaquimistas de los siglos XII y XIII, Arnauld de Citéneuve,
Cola di Rienzi, los Rosa-Cruz, Jacobo Boehme, Schelling, Franz van Baader, Nicolás Berdiev, etc.
(l7). Señalemos que estas ideas tuvieron también una gran influencia sobre los cabalistas cristianos
del Renacimiento, Paracelso, la “Naometria” de Simon Studion, los Manifiestos Rosacruces y sobre
Martines de Pasqually.
El paráclito

Como lo mostró Henry Corbin, la idea de una Revelación escalonada alrededor de ciclos juega
igualmente un papel importante en el islam. Él subrayó las afinidades existentes entre la teoría de
las tres edades del mundo del monje de Calabria y aquella del Hexamerón en el islam chiíta (l8). El
principio del Hexamerón fue expuesto por el filósofo iraní Násir-e Khosraw un siglo antes que
Joachim de Flore formulara su teoría. Él hace un paralelo entre los seis días de la Creación y la
aparición de seis grandes religiones (sabeísmo. brahmanismo, zoroastrismo, judaísmo, cristianismo
e islam). Cada una de estas etapas está marcada por la venida de un profeta que aporta una
aclaración nueva sobre lo Divino. Estos seis días solo forman sin embargo, "la noche de la religión”
y es hasta el séptimo día que será develado el sentido espiritual, esotérico, de todas las
revelaciones. En el islam, existen numerosos textos que desarrollan este tema, como “La Sabiduría
de los profetas” de Ibn 'Arabi, (siglo XI), que ve en los profetas, la tipificación de los grados de la
jerarquía de l'ser y de la Sabiduría, o “La Rosaleda del misterio” de Mahmúd Shabestari (siglo XIV)
y ve la simbolización de estados místicos. Por su parte, Semnáni (siglo XIV) relaciona a los profetas
con los siete centros sutiles del ser.

En el siglo XII, los teósofos chiítas hacen una predicción para el Evangelio y el Apocalipsis de San
Juan; son johanitas. Asimilan la parroquia del doceavo Imam con el Paráclito, el Espíritu Santo,
anunciado por San Juan. En el siglo XVII, al momento en que florece la Rosa-Cruz, la escuela chiíta
de Ispahan va hasta a identificar al Imam escondido (el doceavo) con el Saoshyan, es decir, el
Salvador que según el zoroastrismo, debe venir al final del XII milenio para restaurar la Creación en
su Luz original.

Hierohistoria

Tanto Nicolás Berdiev, como Henry Corbin han mostrado que los ciclos de la revelación que recién
mencionamos, de los que hablan los cristianos y los musulmanes, no deben ser comprendidos como
etapas cronológicas. No provienen de la historia, pero sí de lo que ellos han denominado la
“hierohistoria”, la historia sagrada cuyos acontecimientos no se suceden de una manera lineal. Su
marco se sitúa en el mundo de alma, el mundo de las hierofanías. Estiman que estos periodos
reenvían a los estadios de desarrollo interno del hombre y no a un período de la historia. Los hechos
históricos que ahí se reportan no son más que historiaciones de acontecimientos de la historia
sagrada cuyas manifestaciones están destinadas a edificamos. También, mientras que ciertos
hombres están en un primer nivel de revelación, otros, quienes tuvieron la experiencia del Octavo
Clima, el mundo imaginal, viven ya en el tiempo del espíritu pues se han convertido en los Amigos
de Dios por su experiencia interna.

Es a este desarrollo que conducen las Órdenes iniciáticas auténticas. Las experiencias místicas de
sus fundadores han dado nacimiento a grupos que son ramas de un mismo árbol ligadas al tronco
de una misma caballería espiritual. Juan-Bautista Willermoz hablaba a este título de un “Alto y Santo
Orden” que encuentra sus orígenes en el comienzo del mundo (19). En cuanto al Rosacrucismo
moderno, él se refiere a la orden invisible que es la Gran Fraternidad Blanca, de la que la Orden de
la Rosa-Cruz es tan solo una manifestación sobre el plano visible. Es pues bajo esta relación que
se debe buscar su fuente.

Ciertamente este origen no se demuestra con documentos y se comprenderá que esta idea rebota
en los historiadores racionalistas. Ella herirá menos a quienes en el linaje de un Mircea Eliade,
llamen a un nuevo enfoque sobre el origen de los movimientos espiritualistas esotéricos e iniciáticos.
Sobre este punto, los estudios de Henry Corbin son preciosos y es la razón para la cual hicimos
amplia referencia a sus escritos en este artículo. Sus reflexiones permiten pensar que la biografía
de Christian Rosenkreutz puede leerse como un relato visionario, a imagen de aquel del
descubrimiento de la Tabla de Esmeralda. Ella relata una experiencia espiritual, un encuentro con
la Naturaleza Perfecta que abre los secretos de la creación. Ella no es la biografía de un hombre
que existiera, es la historia de un “personaje” que reenvía al mundo imaginal, este mundo que Henry
Corbin considera como la fuente posible de las filiaciones iniciáticas. Así, la “Fama Fraternitatis” se
coloca en el linaje de los relatos iniciáticos que, después del alba de los tiempos, comprometen a
los hombres a unirse a la Fraternidad que obra en secreto en la restauración de la Luz del Mundo.

Se comprenderá más entonces, lo que quería decir Michael Maier cuando presenta el Rosacrucismo
como salido de las espiritualidades egipcias y brahmánicas, de los Misterios de Eleusis y de
Samotracia, de los Magos de Persia, de los Pitagóricos y de los árabes.

El Podemos, sin embargo, sentir que el origen de Rosacruz un movimiento iniciático sobrepasa a la
historia y se inscribe en la hierohistoria, aquella que no se lee en los documentos, sino en el mundo
de alma. ¿No decía el propio Newton en sus escritos alquímicos que las verdades reales se
encarnaban en los mitos, en las fábulas y en las profecías?

Notas:

1. "Historia de los Rosa-Cruz", Bihorel, 1932, Bibliotheque de los Arnitiés Espirituales, pp. 110
Y 332. Este estudio, aunque comporte numerosos errores, sigue siendo interesante en más de un
título.
2. Mircea Eliade, "El Sagrado y el Profano", Paris, 1965, Gallimard. Sobre éste, ver también
Mircea Eliade y Pytazzoni, "La historia de los religiones a-t-ella un sentido?", París, 1994, Cerf.
3. Término forjado por Rudolf Otto. Dellatin Numen: Dios. Ver su libro "El Sagrado", París, 1949,
Payot.
4. ver Henry Corbin "Para una charte de l'imaginal", preludio de la décima segunda edición de
"Cuerpo espiritualy tierra celeste, del 1 'Irán mazdéen al 1 'Irán chiíta", París, 1979, Buchy/Chastel.

5. Ver Antoine Faivre, "Los conférenEstos de Lyon", Braineel-Comte, 1975, éd. del Baucens,
pp. 118-120.

6. C. G. Jung, "Psychologiey alchimie", París, 1970, Buchy/ Chastel, pp. 355-362.

7. Ibid, p. 12.

8. Ver "El hombrey su Ángel", París, 1983, Fayard, pp. 51- 54 y "El Hombre de Luz en el Sufismo
Irum", París, 1971, Presencia, pp. 34-37.

9. Sobre este texto ver la revista "Roso-Cruz" n° 189, printemps 1999,pp. 3-4.

10. Ver Henry Corbin, "El hombrey su Ángel", París, 1983, Fayard, pp. 54-57.

11. Él desarrolla Estos elementos en "En islam iranC', op. citada, val. 4, libro VII.

12. Sobre los Amigos de Dios, otro de los numerosos escrítos d'Henry Corbin, ver también
Bemard Gorceix, "Los Amigos de Dios en Alemania al siglo de Maestro Eckhart", París, 1984, Albin
Michel, y R. Edighoffer, "Los Rosa-Cruz y la Crisis de Conciencia Eeuropea del Siglo XVIT', París,
1998, Dervy, pp. 249-263.
13. Ver Juan Markael, "El Crial", París, 1996, Albin Michel, pp. 258-263.

14. "En islam iranC', op. cit., val. IV, libro VII, chapo III, pp. 390-460.

15. "En islam iranC', op. cit., vol. IV, P 393.

16. "El hombre y su Ángel", op. cit., p. 241.

17. Sobre todos estos puntos, ver en particular el capítulo "Juventudy Caballería", en "El hombrey
su Ángel" op. cito 1. 18. Él aborda este tema en numerosas obras, como en "El hombre y su ángel",
op. cito pp. 102-105.

19. Ver la "instrucción para la recepción de los Hermanos Escuderos Novicios de los Caballeros
Benefactores de la Ciudad Santa", en "Los Archivos Secretos de la Francmasonería", SteelMary,
Geneve, 1985, Slatkine, pp. 92-113.
Parte VII
Las nupcias químicas La Alquimia en el Siglo XVI

En 1616, aparecen las “Nupcias Químicas de Christian Rosenkreutz”, libro considerado como el
tercer manifiesto rosacruz. Es publicado en Estrasburgo, por Lázaro Zyner, editor del “Theatrum
Chemicum” y de numerosos tratados de alquimia. Este texto es muy diferente de los primeros
Manifiestos. Primero, a pesar de haber sido publicado anónimamente, se sabe que Johann Valentin
Andreæ es el autor. Enseguida, tiene una forma particular: se presenta como una novela alquimica,
una autobiografía.

En esta época, la ciencia conocía una gran evolución. Como testimonian las numerosas
publicaciones de entonces, esta evolución científica no alcanza la vitalidad de la alquimia.

Aquella contribuye a enriquecer los reflexiones de los investigadores, este hecho lleva a Frank
Greiner a decir que “la invención del mundo moderno no procede esencialmente del triunfo del
mecanismo, pero encuentra también algunos de sus fermentos en los alambiques de los hacedores
de oro y de los extractores de la quinta esencia” (1). En el siglo XVII, la alquimia amplia sus
perspectivas. Ella se considera una ciencia unificadora, contiene aplicaciones médicas y desarrolla
una dimensión más espiritual. Ella busca también inscribirse en una reflexión sobre la historia de la
Creación, de la cosmogonía trágica que lleva no solo a la Caída del Hombre, sino aun a aquella de
la Naturaleza. Así, el alquimista es medico del hombre; el le ayuda a regenerarse, a renacer a su
condición espiritual, pero es también medico de la Naturaleza. Como lo indica San Pablo, la
Creación esta en el exilio y en el sufrimiento y ella espera del hombre su liberación (2). Gerhard
Dorn, discípulo de Paracelso, es uno de los representantes tipo de esta evolución (3). Es en este
movimiento, rico en publicaciones, que se inscriben las “Nupcias (Bodas) Químicas de Christian
Rosenkreutz”.

Johann Valentin Andreæ

El autor de este Manifiesto, Johann Valentin Andreæ (1585-1654), proviene de una ilustre familia
de teólogos. Su abuelo, Jakob Andrae, fue uno de los redactores de la “Formula de la
Concordancia”, un elemento que marca a la historia del protestantismo.

Es reconocimiento de sus meritos, el conde palatino Otto Heinrich le otorga el escudo de armas.
Jakob lo diseña asociando la cruz de San Andres, correspondiendo a su apellido, con cuatro rosas,
por deferencia a Lutero cuyo escudo de armas contenía una rosa. Las armas de Lutero pueden así
ser descritas: al centro se encuentra una cruz negra recordando la mortificación y la fe en Cristo
crucificado es redentora. Esta cruz reposa en el centro de un corazón rojo, símbolo de vida. Este
ultimo puesto en una rosa blanca, insignia de alegría y de paz. El conjunto esta rodeado por un
anillo de oro simbolizando la vida eterna. Es posible que estos escudos de armas se hayan inspirado
en los escritos de San Bernardo a quien Lutero apreciaba mucho. En efecto, en sus sermones sobre
el “cantar de los cantares”, San Bernardo a menudo recurre a la imagen de la cruz unida a una flor
cuando evoca las nupcias del alma con Dios.

Desde la infancia, Johann Valentin Andreæ fue arrullado por la alquimia. Su padre, pastor en
Tubingen, poseía un laboratorio y su primo, Christophe Welling, es también un apasionado por esta
ciencia. Como su padre, sigue los estudios de teología. El teólogo Johann Arndt lo considera como
su hijo espiritual y tendrá una gran influencia sobre el. J. Arndt se inscribe en el linaje Valentin
Weigel, linaje que intenta realizar una síntesis entre la mística reno-flamanda, el hermetismo del
Renacimiento y la alquimia paracelsiana. Johann Valentin es también amigo de Tobias Hess, y un
teólogo dedicado a la medicina paracelsiana y a la naometría. Se consagra el mismo a esta ciencia
de la “medida del templo”, en Tubingen, ayuda a su maestro y protector, el teólogo Matías
Hafenreffer, a diseñar las planchas de un estudio sobre el Templo de Ezequiel. Johann Valentin
Andreæ e se interesó mucho en el papel de mediador de los símbolos en la experiencia espiritual.
Sobre este punto, se une a las preocupaciones de su maestro J. Arndt. Muy marcado por la mística,
es considerado como uno de los precursores del pietismo.

El autor de las “Nupcias Químicas” veía en el teatro un medio interesante para llevar a sus
contemporáneos a reflexionar y algunas de sus obras son influencias por la comedia dell´ arte. Es
el caso de “Turbo”, pieza donde se da la primera aparición de Arlequín en la escena alemana. Esta
pieza, editada el mismo año que las “Nupcias Químicas” hace referencia a la alquimia. Es una obra
importante que servirá de modelo al “Fausto” de Goethe. Sin embargo, a pesar de que ella
testimonia la erudición del autor en el arte de Hermes, es muy irónica, según el punto de vista de
los alquimistas. De manera general, ya sea en teología o en ciencia, es el saber útil que le interesa
y no las vanas especulaciones. Con su amigo J. Comenius, es uno de los renovadores de la
pedagogía del siglo XVII. En 1614, es nombrado obispo en Vaihingen. Luego será superintendente
en Calw, enseguida predicador y consejero de la Asamblea de Stuttgart. Pasa por diversos cargos
y termina en su vida como abad de Adelberg, ciudad donde morirá en 1654. (4).

Johann Valentin Andreæ e dejo una obra muy importante (5). Entre 1602-1603, cuando apenas
tenía diecisiete años, hizo sus primeros ensayos como autor. Escribió dos comedias sobre Ester y
Jacinto, así como la primera versión de las “Nupcias Químicas”. El personaje principal de esta
novela llevaba nombre de Christian Rosenkreutz, o ¿este nombre fue agregado para la publicación
de 1616? El manuscrito de la primera versión de este texto desapareció por lo que es difícil
responder a esta pregunta. Sin embargo, se puede constar que los símbolos de la rosa y de la cruz
no estan aun presentes en la novela.

Se sabe igualmente que Johann Valentin Andreæ había modificado su texto para la edición de 1616.
Es interesante de señalar que el año en que publica las “Nupcias Químicas” también lo hace, en la
misma editorial, con “Theca gladii spiritus” (La Vaina de la gloria del espíritu). Este libro retoma
veintiocho pasajes de la “Confessio Fraternitatis”. Sin embargo, al nombre de Christian Rosenkreutz,
el sustituye aquel de Christian Cosmoxene, y no parece adherirse a todas las ideas presentadas en
los primeros textos rosacruces. Es bueno recordar que en el año en que fue editada la “Fama
Fraternitatis”, Johann Valentin Andreæ e proponía la creación de una “Societas christianas”, un
grupo que sobre ciertos puntos semejaba al proyecto formulado en los Manifiestos. Nunca en su
vida dejo de crear sociedades sabias como el “Circulo (o Cenáculo de Tubinguen”, u organizaciones
de carácter social, como la “fundación de los tintoreros” que existe aún en nuestros días.

La Historia

El tercer Manifiesto rosacruz es muy diferente de los dos precedentes. He aquí a grandes rasgos
su propósito. En este texto, Christian Rosenkreutz es un anciano de ochenta y un años, que narra
su propia aventura. Se trata del relato de siete jornadas y donde el asiste a las nupcias reales. En
1459, invitado por una mensajera alada, deja su ermitañismo en el flanco de la montaña para ir a
este matrimonio. Después de varios periplos, llega a la cima de una alta montaña, antes de
franquear tres cinturones sucesivos. Ahí, como los otros invitados, es sometido a la prueba de la
balanza y juzgado como muy virtuoso para participar en el matrimonio. Los elegidos reciben un
Vellocino de oro (6) y son presentados a la familia real.

Se espera asistir a un matrimonio, pero lo que Christian Rosenkreutz nos describe es la decapitación
de la familia real. Los ataúdes son enseguida embarcados en siete navíos, partiendo para una isla
lejana. Al llegar a su destino los alojan en un curioso edificio de siete pisos: la Torre de Olimpo.
La continuación del relato nos hace asistir a una extraña ascensión de los invitados a través de los
siete pisos de la torre. En cada etapa, bajo la dirección de una mujer y de un anciano, participan en
operaciones alquímicas. Se procede a una suerte de destilación de los despojos reales de donde
se recupera un líquido que pronto de nacimiento a un huevo blanco. De este nace un pájaro que
será reducido en cenizas. Con estos residuos, los invitados fabrican dos minúsculas estatuas. Estos
homúnculos son alimentados hasta que alcancen la talla de adultos. Una última operación les
comunica la flama de vida. Los dos homúnculos no son otros que el rey y la reina que se despiertan
de nuevo a la vida. Poco después, estos últimos reciben a sus invitados en la Orden de la Piedra
de oro y todos regresan al castillo. Sin embargo, Christian Rosenkreutz, en su primera jornada en
el castillo, cometió una indiscreción. Había penetrado en el mausoleo donde yacía Venus
adormecida. Esta indiscreción le costara ser condenado a convertirse en el guardián del castillo. La
sentencia no parece haber sido ejecutada, pues el relato acaba brutalmente con el regreso de
Christian Rosenkreutz a su morada. El autor deja entender que el ermitaño, quien tiene ochenta y
un años, solo le quedan algunos años de vida. Este último elemento parece contradecir a la “Fama
Fraternitatis” que indica que Christian Rosenkreutx vivió hasta la edad honorable de ciento seis
años. Otros puntos del relato nos muestran a un Christian Rosenkreutz muy diferente de aquel que
es presentado en los primeros Manifiestos.

Una Opera Barroca

Como lo señala Bernardo Gorceix, el texto de Johann Valentin Andreæ lleva la huella de la cultura
del siglo XVII, aquella del barroco donde la alegoría, la fábula y el símbolo ocupan un lugar
preeminente. Para el, la novela de Johann Valentin Andreæ es una obra importante de la historia
de la literatura. Ella es un efecto uno de los mejores testimonios de la emergencia del barroco del
siglo XVII. Se reencuentra el gusto del maravilloso, el primado del ornamento (7). El castillo donde
se desarrollan las nupcias es suntuoso. Sus jardines reflejan el interés de la época por los parques
adornados, en particular, a una de las más intrigantes, aquella del juicio donde los invitados pasan
uno a uno sobre una balanza que pesaba su virtud. El autor nos hace asistir a extraños desfiles de
vírgenes con velos, apenas perturbadas por las flechas de un Cupido un poco disciplinado.
Encontraremos animales fabulosos: unicornios, leones o fénix...

Los trajes de los diversos personajes son lujosos y en el transcurso del relato, ciertos pasan del
negro al blanco y al rojo, siguiendo el estadio de la transmutación alquímica en curso. Fiestas y
banquetes, servidos por criados invisibles, acentúan el relato. La música, a menudo interpretada
por músicos invisibles, acompaña la narración. Trompetas y timbales marcan los cambios de
adornos o la entrada en escena de los personajes. El texto es rociado de poemas y la acción general
es interrumpida por una pieza de teatro. El humor no esta ausente en este tratado de alquimia; se
manifiesta en momentos a menudo inesperados como por ejemplo el episodio del juicio (3er. Día),
que da lugar a ciertas “galadas”. En el momento en que la transmutación esta prácticamente
finalizada (6º día), el que dirige las operaciones organiza una mascarada para hacer creer a los
invitados que no van asistir a la fase final de la obra. Terminada la farsa, su autor “ríe hasta romperse
el vientre” el relato también contiene inscripciones criptadas y un enigma cifrado que Leibniz se
esfuerza en resolver. Como se puede ver, estamos en presencia de un texto de una gran riqueza,
pero de un estilo muy diferente al de la “Fama Fraternitatis” y la “Confessio Fraternitatis”.

Alquimia Interna

Al año siguiente de la aparición de las “Nupcias Químicas” (1617), el alquimista Ratichius Brotoffer
publica “Elucidarius Major...”, un libro en el que se intenta establecer las relaciones entre las siete
jornadas de las “Nupcias” y las etapas de la obra alquímica. El confiesa, sin embargo, que el texto
de Johann Valentin Andreæ e es oscuro. Más tarde otros autores, como Richard Kienast (1926) o
Will Erich Peuckert (1928), se esfuerzan en penetrar los misterios de este texto. Más recientemente,
Bernardo Gorceix, Sergio Hutin y sobretodo, Roland Edighoffer, han analizado esta obra con su
pertenencia (9). El texto de las “Nupcias” no reaparece más en las obras del corpus alquímico. No
se trata de un tratado didáctico, su objeto no es el describir las operaciones del laboratorio. Hay que
notar que no se trata de elaborar la Piedra Filosofal, sino de producir una pareja de homúnculos.
Sobre los siete jornadas descritas en el relato, es esencialmente a partir de la cuarta jornada que la
simbólica alquímica ocupa el primer plano.

Pablo Arnold intento mostrar que las “Nupcias Químicas” no son más que una adaptación del canto
X del poema “La Reina de las Hadas” de Edmund Spencer (1594), que pone en escena al caballero
Red Cross (Cruz Roja). Sin embargo, su demostración tampoco es convincente. Por su parte,
Roland Edighoffer ha mostrado que el relato de Johann Valentin Andreæ e presentaba como una
fuente al libro de Gerhard Dorn: “Clavis totius philosophie chimisticae”(10). El libro de este discípulo
de Paracelso fue publicado en 1567, luego integrado en el tomo I del “Theatrum Chemicum” editado
por Lázaro Zyzner en 1602. En este texto, Gerhard Dorn indica que la purificación que el alquimista
opera sobre la materia puede también llevarse a cabo sobre el hombre mismo. Su libro pone en
escena tres personajes que tipifican a las diversas partes del hombre: cuerpo, alma y espíritu. Los
tres dialogan en una encrucijada y decidir el camino a seguir para alcanzar a tres castillos situados
sobre una montaña. El primero de estos castillos es de cristal, el segundo de plata y el tercero de
diamante.

Después de algunas peripecias y de una purificación en la Fuente de Amor, estos personajes


acceden a las siete etapas que marcan el proceso de regeneración interna del ser. Es llamativo
constatar que ahí se encuentra lo esencial de la trama del relato de las “Nupcias”.

Las Nupcias Espirituales

Johann Valentin Andreæ indica “los arcanos se envilecen, cuando son revelados; profanados,
pierden su gracia”. En efecto, los misterios iniciáticos pierden su valor cuando no se pasan por el
filtro del intelecto. ¿Cómo intentar analizar, en estas condiciones, la obra que aquí nos interesa, sin
desflorar las virtudes? No tenemos la pretensión de poder revelar todos los arcanos, pero no ha
parecido interesante subrayar tres temas importantes presentes en la novela iniciática de Johann
Valentin Andreæ: las nupcias, aquel de la montaña de la revelación y, finalmente, aquel de los siete
estadios de la obra.

El matrimonio sagrado, la hierogamia, ocupa un lugar importante en los antiguos Misterios. En el


cristianismo, como por ejemplo en San Bernardo (1090-1153), esta temática se desarrolla a partir
de comentarios acerca “El cantar de los cantares”. En su “Tratado del amor de Dios”, describe el
itinerario del alma hacia las esferas superiores, cuya última etapa es aquella de las nupcias
espirituales. Este simbolismo conocerá un gran desarrollo en los místicos reno-flamandos,
especialmente en las beguinas, religiosas de los Países Bajos y en Jan van Ruysbroek, el autor de
“El Ornamento de las nupcias espirituales” (1335).

En numerosos autores, como Valentin Weigel, el tema de las nupcias espirituales esta ligado al de
la regeneración y el nuevo nacimiento. En estos últimos, la simbólica alquímica se agrega a la del
cristianismo.

De manera general, las nupcias reales ocupan un lugar importante en la alquimia y C. G. Jung ha
mostrado que están particularmente bien adaptadas para describir las fases del proceso de
individuación. El matrimonio del rey y de la reina representa la unión de las dos polaridades del ser,
el animus y el ánima, conduciendo al descubrimiento de Si. C. G. Jung expuso sus investigaciones
en muchos libros, la más representativa es “Psicología y Alquimia” (1944). Sin embargo, es en su
obra “Mysterium conjonctionis, Estudios sobre la separación y la reunión de los opuestos psíquicos
en la alquimia” (1954,), que Jung considera haber llegado mas lejos en su investigación. En la obra
recién mencionada, las “Nupcias Químicas de Christian Rosenkreutz” constituyen un elemento
fundamental de su reflexión. Contrariamente lo que indica su titulo, el texto de Johann Valentin
Andreæ no habla de su matrimonio, la ceremonia de las nupcias no se describe en la novela. La
acción se cristaliza alrededor de la resurrección de un rey y de una reina. Lo que Johann Valentin
Andreæ trata en su libro, como lo hicieran San Bernardo y los místicos de épocas precedentes, son
las nupcias del ser entendidas como una regeneración.

El Castillo del Alma

El lugar de las nupcias es situado sobre una montaña. En la simbólica tradicional, este lugar, punto
de encuentro entre la tierra y el cielo, es aquel de la morada de los dioses y de la revelación. Como
bien lo ha mostrado Marie Madeline Davi en “La montaña y su simbólica” (11), escalar la montaña,
es ir a la conquista de si mismo y emprender la ascensión hacia el absoluto. La invitación hecha a
Christian Rosenkreutz indica que el debe alcanzar la cima de una montaña coronada por tres
templos. Sin embargo, vemos en la continuación del relato que se trata de castillos. Christian
Rosenkreutz atraviesa dos portales y llega al castillo donde se desarrollan los preparativos de la
gran transmutación. Luego, es en un tercer lugar, en una torre situada sobre una isla, que la Gran
Obra se cumple. Encontraremos aquí el tema del castillo del alma del que habla el Maestro Eckhart
(1260-1328) y santa Teresa de Ávila (1515-1582). En ellos, la conquista del alma es a menudo
presentada como la conquista de un castillo. Los textos alquímicos combinan los dos elementos
describiendo un castillo sobre una montaña. Anteriormente vimos que Gerhard Dorn hablaba de
tres castillos sobre una alta montaña. Montaña, castillo, templo o torre, encontraremos en nuestro
relato un conjunto de elementos simbólicos que evocan la idea de periplo y de elevación.

Pero el templo, o castillo, situado sobre una alta montaña, puede también tener un aspecto
escatológico y referirse al Templo que vendrá del cual Ezequiel habla en sus visiones. Después de
la destrucción del Templo y de la ciudad de Jerusalén, los judíos son deportados a Babilonia. Es
entonces que el profeta tiene la visión de un Templo por venir. El hace un paralelo entre el exilio de
los judíos y la salida del hombre del Paraíso. Esta destrucción del Templo provoca el retiro de Dios
fuera de la Creación. Dios se convierte entonces en el único “lugar” donde el hombre puede hacer
el culto.

Sin embargo, Ezequiel anuncia el establecimiento de un nuevo Templo, un tercero, que coincidirá
con la restauración de la Creación. El profeta lo describe situado sobre una “alta montaña”. Declara
que el arquetipo de este templo preexiste en el mundo supraterrestre. Esta visión tendrá una gran
influencia sobre los Esenios y estará al origen de toda la literatura apocalíptica (12).

Recordaremos la importancia de la visión del Templo de Ezequiel en la “naometría” de Simon


Studion y se sabe que Johann Valentin Andreæ e también tuvo la oportunidad de trabajar con Matías
Hafenreffer sobre este tema (ver mas arriba). Como lo mostró Rolando Edighoffer, las “Nupcias”
contienen numerosos aspectos escatológicos. Es sorprendente constatar que reencontraremos
pronto esta idea en Robert Fludd (un Templo escatológico). Para este ultimo, la montaña sobre la
cual se erige este Templo no es otra que aquella de la iniciación.
Las Siete Etapas

En las “Nupcias Químicas”, el número siete juega un papel fundamental. La acción se desarrolla en
siete días, se trata de siete vírgenes, de siete pesos, de siete barcos y la transmutación final se dan
en el atanor de un tronco en una torre de siete pisos. Si bien no es constante, los alquimistas dividen
a menudo el proceso de la elaboración de la Gran Obra en siete Fases.

Gerhard Dorn habla de los siete grados de la obra. Se encuentra ahí un dato que no es
exclusivamente de orden alquímico. Como lo mostró el profesor Ioan p. Couliano, la teoría según la
cual el proceso de la elevación del alma tiene siete etapas, se halla en numerosas tradiciones (13).
Sus investigaciones muestran que de acuerdo a una tradición griega, presente también en Dante,
Marsile Ficin y Pico de la Mirandola, esta ascensión hacia el éxtasis se efectúa a través de las siete
esferas planetarias. Encuentra también otra forma de ascensión en una tradición en Babilonia y que
pasa enseguida a la literatura apocalíptica judía, judeo-cristiana y al islam.

Sin hacer referencia a los planetas, también habla de siete etapas hacia el éxtasis espiritual, este
elemento se encuentra igualmente en el hermetismo. En el primer tratado del “Corpus Hermeticum”,
Poimandrés, luego de abordar la cosmogonía y la Caída del Hombre, habla de las siete etapas de
las esferas. El describe las siete zonas que el alma, después de la disolución del cuerpo material,
debe franquear para purgarse de sus defectos y sus ilusiones antes de subir al Padre (14). Es
interesante ver el tratado X, donde se da un resumen de la enseñanza de Hermes, vuelve sobre
esta ascensión hacia Dios defendiéndola “elevación hacia el Olimpo”. ¿No es sorprendente que en
las Nupcias Químicas”, la torre donde se cumplen las siete fases alquimícas se les nombra
precisamente la “Torre de Olimpo”?

Esta noción septenaria se encuentra igualmente en la tradición cristiana, especialmente en San


Bernardo, a quien Johann Valentin Andreæ apreciaba mucho. El sueño que el narra en la primera
jornada de las “Nupcias” toma su temática de su sermón para el quinto domingo después de
Pentecostés. En este sueño, Christian Rosenkreutz es encerrado en una torre en compañía de otros
hombres. Los utensilios que reciben los invitados de las nupcias para pasar de un piso al otro de la
Torre de Olimpo (6º. día): la cuerda, la escalera de mano y las alas, son tomados de la simbólica de
San Bernardo.

Se encuentra esta referencia a los siete estadios de vida eterna en dos autores alabados por Johann
Valentin Andreæ e. El primero, Stephen Praetorius, pastor en Salzwedel, habla de “justificatio,
santificatio, contemplatio, applicatio, devotio, continentia, beneficienta”. El segundo, es Philippe
Nicolai (1556”1608), un pionero de la “nueva piedad”, que cuando nombra a las nupcias místicas,
describe las siete fases que marcan la regeneración del alma (“El espejo de las alegrías de la vida
eterna”, 1599).

Caballero de la Piedra de Oro

A la salida de la séptima jornada de las “Nupcias “, Christian Rosenkreutz es consagrado “Caballero


de la Piedra de oro”, este título le da maestría de la ignorancia, de la pobreza y de la enfermedad.
Cada caballero presta juramento prometiendo consagrar la Orden a Dios y a su sirviente, la
Naturaleza. Como lo indica Johann Valentin Andreæ, “el arte sirve a la Naturaleza”, y el alquimista
participa tanto en su propia restauración, como en la de la Naturaleza. En un registro, inscribe estas
palabras: “La ciencia suprema es no saber nada” esta frase se refiere a la “Docte ignorance”
pregonada por Nicolas de Cusa, de Proclo, de Dionisio el Areopagita y de Eckhart, oponiéndose a
la lógica racionalista. La “Docte ignorance” no consiste en rechazar el conocimiento, como a menudo
se cree, sino en poder reconocer que siendo el mundo infinito, no puede ser objeto de un
conocimiento total. Nicolas de Cusa preconiza una gnosis, un conocimiento iluminador, único capaz
de sobrepasar el mundo de las apariencias, para comprender la coincidencia de los opuestos.

En resumen, el libro de las “Nupcias Químicas de Christian Rosenkreutz” es un relato iniciático, el


de una conquista del ser en camino hacia las nupcias de su alma. Esta ascensión del alma se
inscribe en un proceso que engloba a la vez al hombre y a la Naturaleza. Leyéndolo uno es golpeado
por la riqueza de un texto que testimonia la erudición de su autor. Habría que consagrar un volumen
entero para subrayar todas las referencias a la mitología, a la literatura, a la teología y al esoterismo.
En este artículo, solo hemos esquematizandola presentación de este maravilloso relato. Mas que
explicar los diversos sentidos, nuestra meta es más bien dejar cada uno el deseo de leer o releer
un texto fundamental de la Tradición rosacruz, que se inscribe también en la historia de la literatura
europea.

Los Siete Días de las Nupcias

1er. Día preparación de la La invitación celeste - Los prisioneros de la torre - La salida de


salida C. Rosenkreutz para las nupcias.

2º. Día, viaje hacia el La encrucijada de los cuatro caminos - El arribo al Castillo y el
castillo pasaje de los tres cinturones - El almuerzo en el castillo - Sueño.

3er. Día, el juicio El juicio de los invitados indignos - La entrega del Vellocino de
Oro a los elegidos - La ejecución del juicio - La visita al castillo - La
ceremonia de los pesos.
4º. Día , las nupcias de La fuente de Hermes - La entrega de un segundo Vellocino de oro -
sangre Presentación a las seis personas reales - La representación teatral
- La ejecución de la familia real - El embarque de los ataúdes sobre
siete navíos.
5º. Día, el viaje en el mar El mausoleo de Venus - El falso entierro de las personas reales - El
viaje en el mar - El arribo sobre la isla - La torre de siete pisos
- El laboratorio.
6º. Día las siete fases de la El tiro a la suerte - Ceremonia alrededor de la fuente y del caldero -
resurrección El globo suspendido - El huevo blanco - Nacimiento del pájaro - La
decapitación y la incineración del pájaro - El hornillo
Circular - La fabricación de las dos estatuas a partir de las cenizas -
La flama de vida - El despertar de la pareja real.
7º. Día, el regreso de Los caballeros de la Piedra de oro - El regreso en el barco - El
Christian Rosenkreutz castigo infligido a C. Rosenkreutz - Su regreso a casa después de
su gracia o perdón.
Notas:

Prefacio de “Aspectos de la tradición alquímica del siglo XVII”, Actas del coloquio
internacional de la Universidad de Reims “ Champagne “ Ardennes, 28 “ 29 noviembre
1996,bajo la dirección de F. Greiner, “Chrysopoeia”, Paris, 1998, ed. Arche, p. 11.
Epistola a los romanos VIII, 19 “ 22 .
Ver B. Gorceix “Alquimia”, Paris, 1980, Fayard.
Ver Roland Edighoffer, “ Rosa “ Cruz y sociedad ideal según Johann Valentin Andreæ”, Vol.
1 y 2, Paris, 1982 y 1987, Arma Artis.
Ronald Edighoffer, en “Rosa “ Cruz y sociedad ideal...”, Vol. II, op. cit., dirigio el conjunto de
su bibiliografia: libros, traducciones, ediciones, correspondencia y manuscritos (pp. 761 “
781).
El Vellocino de oro es un simbolo que se designa la Gran Obra. Antonie faivre consagro un
libro apasionante alrededor de este tema, “Vellocino y Alquimia”, Paris, 1990, Arche. Ver
Bernando Gorceix, “ La biblia de los Rosa “ Cruz “, introducción, Paris, 1970, PUF, pp.
XXXVIII.
Ver sobre este punto la obra de Salomon de Caus “Hortus Palatinus”, (1620), y en particular
su reedicion “ El Jardin Palatino”, Paris, 1990, ed. Del Moniteur, con una postfacio de, Michel
Conan que situaq a S. de Caus en el movimiento rosacruz de Heidelberg.
No citaremos aquí los comentarios más o menos fantasiosos de otros numerosos autores.
Ver Ronald Edighoffer, “ Los Rosa - Cruz y la crisis de conciencia...”, Paris. 1999, Dervy,
pp.282”302.
1996, Ed. Albin Michel.
Esta idea fue desarrollada por Shozo Fujita en una tesis, tristemente no publicada, “The
Temple Theology of Qumran Sect and the Book of Ezekiel ...”, Princeton, 1970.
Enrique Corbin la resumio en un capitulo de su libro “Temple y Contemplation”, Paris, 1980,
Flammarion, pp. 307 “ 422.
13 Ver su libro “Experiencia del extasis”, Paris, 1984, Payot, con un prefacion de Mircea
Eliade.
14. Ver “ Hermes Trismegisto, I, Poimandres”, Paris, 1991, Belles Lettres, pp.15 “16.
Parte VIII

La rosa floreciente

La publicación de los Manifiestos rosacruces tuvo una resonancia considerable en Europa.


Rápidamente conocerán muchas reediciones y darán lugar a numerosas apariciones en las
que se enfrentan detractores y partidarios. Sólo en el período entre 1614 y 1620, se cuenta
con más de doscientos libros que expresan su apoyo o sus críticas y, si lo extendemos hasta
el siglo XVIII, llega a novecientos libros. Este florecimiento permite dar cuenta de la
importancia que ocupa el advenimiento del Rosacrucismo en el siglo XVII. Entre esta
profusión editorial, nos centraremos en los autores que nos parecen los más representativos
de éstas y que son portavoces.

El médico alemán Andreas Libavius es uno de los primeros en lanzar la polémica. Bien que
paracelsiano, rechaza los aspectos mágicos de las teorías de Paracelso y se considera
alquimista científico. Entre 1615 y 1616, publica muchas obras donde trata de herejes a los
Rosacruces y denuncia la utilización de una magia que él juzga diabólica. Robert Fludd,
(1575-1637), un médico inglés, le responde publicando en 1616 una “Apología somera,
lavando y limpiando, a la manera de los embates de la Verdad, la Fraternidad de la Rosa-
Cruz mancillada por manchas de sospecha y de infamia” (1). Él muestra que la magia
rosacruz es una “magia natural”, en el sentido en que la definía Marsile Ficin: (2) un arte
perfectamente puro y legítimo. Robert Fludd aprovecha esta publicación para solicitar
públicamente su admisión en la Fraternidad rosacruz.

Julius Sperber, el consejero del príncipe Christian de Anhalt, defiende la Rosa-Cruz en la


publicación de “Ecos de la Fraternidad, por Dios altamente iluminada, de la ilustre Orden R.
C.” (1615) (3). Para él, esta Orden no es de formación reciente, pues perpetúa un saber
secreto cuyo depositario fue Adán.

Indica que este conocimiento sería transmitido de generación en generación por los caldeos,
los egipcios, luego pasa al mundo cristiano con San Juan y San Bernardo. Evoca también a
personalidades como Guillermo Pastel, Pico de la Mirandola, Johannes Reuchlin o Heinrich
Cornelius Agrippa, quienes fueron los depositarios. Otros aún, como Michel Potier en 1617,
en su “Nuevo Tratado químico...” (4), manifestarán igualmente su apoyo a la Rosa-Cruz.

Michael Maier

Michael Maier (1569-1622), el célebre alquimista alemán, también médico personal de


Rodolfo II, fue uno de los más ardientes defensores del Rosacrucismo. En 1617, en “El
silencio después de los clamores” (5), responde a las críticas de quienes hasta entonces
habían expresado abiertamente su deseo de entrar en la Orden de la Rosa-Cruz y no han
recibido respuesta alguna a su pedido. Aclara que si es así es porque no han sido juzgados
dignos para entrar y agrega, que él mismo no mereció tal honor. Para Michael Maier, la
fraternidad rosacruz existe realmente; no se trata de una mistificación. Él ve en esta Orden a
uno de estos colegios de sabios que han existido en todo tiempo y en todos los pueblos. Él
presenta a los Rosa-Cruz como los depositarios de una antigua tradición que tiene sus
orígenes en los egipcios, los brahmanes, salida de los Misterios de Eleusis y de Samotracia,
de los magos de Persia, de los Pitagóricos y de los árabes.

Sobre este punto, Friedrich Grick va más lejos. Bajo el pseudónimo de Ireneus Agnostus,
publica “El escudo de la verdad...” (6), un tratado que elogia y a la vez es acerbo sobre los
Rosa-Cruz (1618). Remonta el origen de la Rosa-Cruz a Adán y da una lista muy fantasiosa
de cuarenta y siete Imperatores de la Orden, entre los que se encuentran: Seth, Filón, Al
Manar, Jaime de Voragine, hasta el Imperator de 1618, Hugo de Alverda. El mismo año,
Joseph Stellat da su apoyo a la “venerable sociedad de los Rosa-Cruz” con su libro “El Pegaso
del firmamento, o breve introducción a la verdadera sabiduría, la cual ya ha sido llamada
Magia por los Egipcios y los Persas, pero hoy recibe de la venerable Fraternidad R. C., el
nombre legítimo de Pansofía” (7). Este “adepto de la filosofía secreta” es un lector atento de
los Manifiestos. Sin embargo, pronto ataca a la Orden de la Rosa-Cruz con publicaciones que
provocarán un número importante de reacciones entre los defensores de la Fraternidad. Bajo
el pseudónimo de F. G. Menapius, publica en 1618 “Centon según Virgilio sobre los Hermanos
de la Rosa-Cruz”, “Centon según Ovidio sobre los Hermanos de la Rosa-Cruz” (8) y “El
Menapius de la Rosa-Cruz, o Consideraciones de la Sociedad entera...” (9) en 1619. Estos
libros levantan una polémica: la Orden de la Rosa-Cruz ¿existe realmente o se trata de una
ficción?

Muchos autores toman la defensa de la Orden. Florentinus de Valentia (Daniel Móglin) publica
“¡Jesús es todo para nosotros! La Rosa floreciente...” (10); se trata de una “Réplica a las
calumnias de Menapius contra la sociedad de los Rosa-Cruz”. En cuanto a Michael Maier, se
propone demostrar la existencia real de la Orden publicando en 1618 “Témis de oro, o las
Leyes y Ordenanzas de la ilustre Fraternidad R. C.” (11). En este libro, él describe, de manera
velada, el lugar de reunión de los Rosa-Cruz. Según F. Yates, esta descripción evoca el
castillo de Heidelberg, un lugar sobre el que volveremos después (12).

Heinrich Neuhaus, en 1618, en su “Piadosa y muy útil advertencia al tema de los Rosa- Cruz.
¿Existen verdaderamente? ¿Qué son ellos?” (13), precisa que si no se encuentra a los
Hermanos en Europa, es porque se han ido para instalarse en Oriente. En las múltiples
publicaciones que florecen en esta época, cada uno parece tomar a la Rosa- Cruz del lado
que le interesa. Johann Valentin Andreæ , en “Turris Babel” (1619), nombra la confusión que
sigue a la publicación de los Manifiestos rosacruces.

Robert Fludd

Durante los años que marcan el emergimiento del Rosacrucismo, Michael Maier y sobretodo
Robert Fludd se vuelven los defensores más activos de la Fraternidad de los Rosa-Cruz.
Cada uno de ellos afirma no ser miembro de la Orden. De espíritu universal, Robert Fludd es
muy versado en el conocimiento del “Corpus Hermeticum”, en las obras de Marsile Ficin y de
los cabalistas cristianos como Johannes Reuchlin y Francois Georges de Venecia. En tanto
que médico y alquimista, se interesa en las ideas de Paracelso. Probablemente desde el inicio
de su compromiso en favor del Rosacrucismo, Robert Fludd entra en relación con los medios
rosacruces alemanes, a menos que este encuentro haya tenido lugar en la época de la
estadía de Michael Maier en Inglaterra, entre 1611 y 1613. Sea como sea, a partir de 1617,
es en Alemania que son editados los libros del médico inglés, financiados por Johann Teodoro
de Bry. Las obras publicadas por este editor del Palatino, instalado en Oppenheim, son
reputadas por la calidad de sus grabados, ejecutados por Mattaeus Merian. Sobre este punto,
los libros de Robert Fludd son verdaderas obras maestras; las páginas del título están
ornamentadas por magníficos grabados que resumen los propósitos.

En sus libros, Robert Fludd se esfuerza en presentar la armonía entre el macrocosmo (el
mundo) y el microcosmo (el hombre). Dotado de un conocimiento universal, se interesa a las
correspondencias armónicas que existen entre los planetas, los ángeles, las partes del cuerpo
humano, la música... Intenta establecer una síntesis de todos los saberes y su “Tratado
teológico-filosófico...” (14) indica que él presenta también fragmentos de la antigua Sabiduría
que sobrevivió a la Caída de Adán. Este libro es, además, dedicado a los Hermanos de la
Rosa-Cruz (1617). En 1617, Robert Fludd comienza a publicar su “Historia metafísica, física
y técnica de uno y del otro mundo, a saber del grande y del pequeño...” (15). Con esta
verdadera enciclopedia que cubre todos los dominios del saber, desea revelar la Sabiduría
universal que regirá la renovación universal anunciada por los Manifiestos rosacruces. Él se
dedica a demostrar cómo la Creación ha sido engendrada por el alma del Mundo, de donde
proceden los modelos matemáticos que rigen a la armonía de la Creación. Su demostración
se apoya en el “De Harmonia Mundi” de Francois Georges de Venecia, sobre la traducción y
los comentarios del “Timeo” de Platón, publicados por Marsile Ficin. Él retoma también los
elementos que este último toma al “Comentario del Sabio de Scipion” de Macrobe sobre los
números y el alma del Mundo.

Sus posiciones sobre el alma del mundo le llevan a una polémica (16) con el astrónomo
Johannes Kepler y el filósofo, matemático y físico francés Pedro Gassendi (1592-1655). El
abad Marin Mersenne (1588-1648), filósofo y sabio francés, fanfarrón de la filosofía hermética
del Renacimiento, no se quedará tranquilo. Este amigo de René Descartes reprocha a Robert
Fludd de poner Jesús-Cristo, los ángeles y al alma del mundo sobre el mismo plano. La
importancia de las reacciones suscitadas por las obras del médico inglés muestra que su obra
conoció un gran esplendor en Europa y que estaba en el corazón de los grandes debates de
la época.

Johannes Kepler

Johannes Kepler (1571-1630), antiguo estudiante de Tübingen, había frecuentado a Johann


Valentin Andreæ s. Entre 1600 Y 1612, fue miembro de la “corte mágica” de Rodolfo II, como
asistente del gran astrónomo Tycho Brahé.

Fuertemente marcado por el neoplatonismo y el pitagorismo del Renacimiento, primero


retomó el sistema del alma del Mundo en su “Mysterium cosmographicum” (1596). Sin
embargo, en la reedición de este libro en 1606, cambia de posición y reemplaza este concepto
por aquel de “fuerza”. Para él, no es el alma del Mundo la que preside los movimientos de los
planetas, sino una fuerza. Johannes Kepler publica una obra concurrente a la “Historia
metafísica...” de Robert Fludd. En el texto, “La armonía del mundo” (1619), declara que se
basa en las matemáticas, no sobre el hermetismo como Robert Fludd y acusa a este último
de confundirlos.

Robert Fludd replica inmediatamente con “Veritatis proscenium” (1621), precisando que sus
teorías retoman las de Francois Georges de Venecia y las de los Rosa-Cruz. Se da la
respuesta de Kepler, “Apologia” (1621), a cual Robert Fludd le contesta, en 1622, con:
“Monochordum mundi symphoniacum” (17). Pronto los trabajos de Isaac Newton vendrían a
confirmar las teorías de Kepler, pero al fin de cuentas, si el término “fuerza” ha remplazado
aquel del “Alma del Mundo”, ¡el misterio sigue entero en cuanto al origen de esta fuerza!

Federico V

La evolución del Rosacrucismo hace un giro decisivo con la llegada de Federico de Palatinat.
Para comprenderle, hay que resumir rápidamente la situación de Bohemia en esta época.
Esta provincia alemana fue reunida bajo la corona de los Habsbourg por Ferdinando I (1503-
1564). Es su hijo, el emperador Maximiliano II (1527-1576), quien lo sucede. Si bien es
católico, él no es hostil al protestantismo y parece abierto al esoterismo. John Dee le había
dedicado su “Monas Hieroglyphica”. (1564). A su muerte, su hijo Rodolfo II lo sucede. Este
Habsbourg se había alejado de su sobrino Felipe II, el muy católico rey de España, pues no
aprobaba su fanatismo religioso. De espíritu refinado, Rodolfo II era apasionado por las
ciencias, las artes y el hermetismo. Mantenía una importante corte donde se codeaban
personalidades como Tycho Brahé, Johannes Kepler y Michael Maier. Todos los magos
europeos se daban cita y Giordano Bruno, como John Dee la frecuentaban. Es bajo el reinado
de este monarca que fue escrita la “Fama Fraternitatis”, cuyo texto comienza a circular en
Alemania en forma manuscrita.

A la muerte de Rodolfo II, en 1612, es su hermano Matías II, un anciano incapaz, quien le
sucede. La “corte mágica” de Rodolfo se traslada entonces a muchos príncipes protestantes
que compartían la misma pasión. Una parte se instala en Heidelberg, en la corte de Federico
V, elector del Palatino y especie de rey de Inglaterra: otra se junta con aquella de Christian
d'Anhalt, el consejero de Federico, un príncipe cuyo médico era Oswald Croll, uno de los
grandes discípulos de Paracelso (18). Finalmente, algunos como Michael Maier, van a la corte
de Maurice de Hesse-Cassel. Este último probablemente jugó un papel importante en la
promoción del Rosacrucismo. En efecto, el editor de los dos primeros Manifiestos rosacruces,
Wilhelm Wessel, no podía imprimir nada que primero no hubiese recibido la aprobación de
Landgrave de Hesse- Cassel. Bajo el reinado de Matías II, los conflictos entre católicos y
protestantes renacen, pues el nuevo monarca no tiene la tolerancia de su predecesor. Es en
esta época que la “Fama Fraternitatis” fue publicada (1614), luego que fue reeditado y
publicado el segundo Manifiesto, la “Confessio Fraternitatis”, El pesimismo de este nuevo
texto es sintomático de una época que presenta la inminencia de una catástrofe.

La defenestración de Praga

Poco a poco, Matías II comienza a despojar a los protestantes de los puestos importantes del
reino. Luego, en 1618, cierra un templo en Praga. Este incidente enciende el polvorín. El
pueblo, ligado a su libertad religiosa, se subleva y el 23 mayo, los protestantes tiran por una
ventana a tres representantes del emperador. Es la “defenestración de Praga”, un incidente
que marca el inicio de la guerra de Treinta Años (1618-1648), un conflicto que pronto arrasará
a Alemania. La muerte de Matías II el año siguiente, en marzo de 1619, empeora las cosas.
Es su sobrino, Ferdinand de Styrie, rey de Bohemia desde 1617, que lo sucede en el cargo
de emperador. Educado por los jesuitas pone fin a la tolerancia religiosa instaurada por
Rodolfo II tomando medidas para suprimir el culto protestante.

El pueblo de Bohemia rechaza someterse a la autoridad de Ferdinand y plebiscita a Federico


V, jefe de la unión protestante, para reemplazarlo. Este último gozaba del apoyo de los
protestantes de Francia y de Inglaterra. Desde la muerte de Enrique IV en 1610, algunos le
consideraban como el hombre capaz de reconciliar a católicos y protestantes. En el león que
ornamenta su escudo de armas, veían el signo de la era de prosperidad anunciada por la
“Profecía del León del Septentrión” (19). Según la historiadora Frances Yates, el palacio de
Federico era el centro del Rosacrucismo naciente. En 1613, Federico se casa con la hija de
Jaime I, rey de Inglaterra. Este fue un acontecimiento considerable que sella la unión de los
protestantes en Europa. Estas nupcias, primero celebradas en Inglaterra, darán igualmente
lugar a una de las ceremonias más importantes, en la que ellos hayan inspirado algunas
escenas a Johann Valentin Andreæ para sus “Nupcias Químicas de Christian Rosenkreutz”
(20). Este alto lugar de la cultura poseía jardines ricamente dotados de grutas, “estatuas
hablantes” y autómatas concebidos por Salomón de Caus (21). Era considerado como la
octava maravilla del mundo.
La montaña blanca

Federico V sabía que al aceptar la corona, habría de oponerse a la potencia de los


Habsbourg. Arrinconado por el destino, no tiene otra opción que aceptar. Él fue coronado en
noviembre 1619 en la catedral de Praga. Será tan solo el “rey de un invierno”, pues la potencia
de los Habsbourg, que desean recuperar su bien, se lanza contra él. Sus aliados, los reyes
de Francia y de Inglaterra, por temor a un conflicto con España, preferirán no comprometerse.
El 8 noviembre, cerca de Praga, tiene lugar la triste batalla de la Montaña Blanca. Las tropas
de Federico, comandadas por el príncipe d'Anhalt, son aplastadas por los católicos, y
Ferdinand retoma su trono. Federico e Isabel se refugian en Holanda, en la Haya. De esta
tremenda guerra seguirán aún tristes episodios. Pedro Chaunu califica este conflicto de
“catástrofe sin equivalente”. En cuanto a P. Mols, él ve “el más grande cataclismo demográfico
de toda la historia de Alemania”. El saldo es consternante: el Palatinato pierde el setenta por
ciento de su población, el Würtemberg ochenta y dos por ciento y la Bohemia cuarenta y
cuatro por ciento. Hay que agregar el exilio de más de veinte mil personas. De una manera
general, con esta guerra, la población de Europa Central pierde el sesenta por ciento de su
población (22). ¡Como extrañarse que en tal contexto, el proyecto rosacruz haya abortado!

Después de la derrota de Federico, los Habsbourg hacen circular grabados satíricos


asociando a Federico al Rosacrucismo. Su victoria, que se inscribe en la línea del Concilio de
Trento aquel donde fueron condenados el Protestantismo y el Hermetismo, es la victoria del
Catolicismo sobre el Rosacrucismo. En una de estas imágenes figura el águila de Ferdinand
posada sobre un pilar al pie del cual yace un león (Federico). Sobre la leyenda de este
grabado, la divisa rosacruz que termina la “Fama Fraternitatis”: “A la sombra de tus alas,
Jéhovah” se encuentra parodiada así: “A la sombra de mis alas, el reino de Bohemia
prosperará” (23).

Así, el ideal de Fraternidad propuesto por los Rosacruces se enfrenta a la intolerancia


religiosa y la guerra de Treinta Años impide la creación de una Orden verdadera. Si el
proyecto rosacruz no encuentra su desarrollo en esta época, su ideal, sin embargo, va a
circular en Europa, especialmente en Inglaterra y en Francia. Es en este período difícil que
René Descartes (1596-1650) parte en busca de los Rosa-Cruz. Como pronto lo veremos, su
regreso a Francia coincidirá con el rotulamiento de misteriosos afiches que anuncian la
morada de los Rosa-Cruz en París. En Inglaterra, el proyecto rosacruz encontrará con Francis
Bacon un desarrollo inesperado.

Notas:
1. "Apología compendiaria fraternitatem de Rosea-Cruce suspicionis y infamias maculis
aspersam, veritatis quasi t1uctibus abluens y abstergens", Elyde, 1616.
2. Ver revista "Rose-Croix" n° 189 p. 7
3. "Echo der von Gott Hochereluchtyinen Fraternity de los loblichen Ordens R.C ... ",
Dantzig, 1616.
4. "Novus Tractatus chymicus de Vera Materia, veroque proEstossu Lapidis philosophici
quo pelniorem ataque fideliorem hactenus non vidit mundus. Cui acEstossit sub calcem, ut
verum ita sincerum de Fraternitate R.C. judicium ... ", Francfort, 1617.
5. "Sielntium post clamores ... ", Francfort, 1617.
6. "Clypeum veritatis ; Das ist Kurtez, jedoch Gründliche Antwort respective [ ... ]",
Amsterdam, 1618.
7. "Pegasus Firmamenti sive Introductio Brevis in vyerum sapientiam, quze olim ab
aegyptíis y Persi Magia, hodie vero a Venerabili Fraternitate Rosze Crucis Pansophia recte
vocatur. .. ", Amsterdam,1618. Se trata del pseudónimo de Christoph Hirscap.
8. "Cento Virgilianus de Fratibus Rosee Crucis" y "Cento Ovidianus de Fratibus Rosas
Crucis", Amsterdam, 1616.

9. "Menapius Roseas Crucis, Das ist Bedencken der Gesambten Sociyyvon dem ... ",
München, 1619. Él publica bajo el pseudónimo de Theophiel Schweigardt.
10. "Jhesus Nobis Omnia ! Rosa t1orescens, contra F.
G. Menapii calumnias ... ", Amsterdam, 1617 y 1618.
11. "Themis aurea; hoc es de elgibus Fraternitatis R.C ... ", Francfort, 1618.
12. Ver "La Luz de los Rosa-Cruz", París, Ryz, 1985, p. ll3.
13. "Pia y utilissima admonitio de Fratibus R. C. Nimirum año sint 7 qualos sint 7 ... ",
Dantzig, 1618. Conocerá una edición en Francia en 1623.
l4. "Tractatus theologo-philosophicus ... ", 1617, publicado bajo el pseudónimo de Rudolfo
Otreb, en J. Teodoro de Bry.
15. "Utriusque cosmi, majoris scilicy y minoris, myaphysica, physica atque technica historia
... ", en Johann Teodoro de Bry a Oppenheim y Francfort, 1617-1624.
16. Sobre esta controversia, ver Juan Carlos Darmon, "Quelques enjeux épistémologiques
de la querelle entre Gassendi y Fludd: les clairs-obscurs de l'me del Mundo", en "Aspectos de
la tradición alquímica en el siglo XVII, revista "Chrysopcela", 1998.
17. Ver Piedra Bréhar, que, en "Las Langues ocultas del Renacimiento", París, 1996,
Desjonqueres, pp. 200- 243, resume el tema. Frances A. Yates ya había evocado esta
controversia en "Giordano Bruno y la Tradición hermética", París, 1988, Dervy, capo XXII.
18. Tobías Hess, uno de los amigos de Johann Valentin Andreæ , con oció personalmente
a Oswald Croll, y la "Fama Fraternitatis" retoma algunas de sus ideas.
19. Sobre esta profecía, Ver nuestro artículo en la revista "Rose-Croix" n° 190, Été 1999,
p. 12.
20. Es la opinión de Frances Yates en "La Luz de los Rosa-Cruz". En esta obra, el autor
describe las riquezas de este palacio, op. cit., pp. 13-28.
21. Él fue muy marcado por ciertos textos de John Dee (su prefacio de "Euclide") y la
arquitectura del Renacimiento. Antes Denis Papin, inventa la fuerza vapor. En la reedición de
1624 de su obra "Las Razones de las fuerzas motrices, con diversas máquinas tan útiles
como placenteras", aparecido en 1615, evoca las grutas y las estatuas hablantes que él toma
de Heidelberg. Él describe también estos jardines en su "Hortus Palatinus (Los Jardínes del
Palatino)", 1620, Johann Teodoro de Bry. En su postfacio de la reedición de este último libro,
Michel Conan subraya las relaciones entre los inventos de Salomón de Caus y los descritos
en los obras de Robert Fludd (París, 1990, ed. del Moniteur).
22. Estas cifras son tomadas del libro de Enrique Bogdan, "La Guerra de Treinta Años
(1618-1648)", París, 1997, capo 12.

23. Ver este grabado en "La luz de los Rosa-Cruz", op. cito p. 76.
Parte IX

Los filósofos y la rosacruz

Primera parte

Al inicio de la guerra de los Treinta Años, la batalla de la Montaña Blanca (1620), marca el fin
del florecimiento rosacruz en Alemania, sin embargo, los escritos rosacruces habían sido
difundidos en Europa y muchos filósofos fueron sensibles a su mensaje. Entre éstos, a
menudo se cita a René Descartes. Muchos historiadores del esoterismo han querido hacer
de él un Rosa-Cruz, en el amplio sentido del término. Uno de los principales responsables de
esta posición es el obispo de Avranches, Daniel Huet. En 1692, bajo el pseudónimo de G. de
I’A., publica “Nuevas Memorias para servir a la historia del cartesianismo”, una sátira que
pretende hacer revelaciones sobre Descartes. Nos dice que éste llevó la Rosa-Cruz a Francia
y que él es uno de los Inspectores de la Orden. Daniel Huet agrega también que el filósofo
no murió en 1650, pues él tenía asegurado vivir quinientos años, que él se retiró a los Lapons
donde dirige la Orden. Este libro lleno de incredubilidades está es el origen de una parte de
la leyenda rosacruz de Descartes. Más cerca de nosotros, Carlos Adán, en su edición de las
“Obras completas” de Descartes, también toma al filósofo por un iniciado rosacruz (1937).

René Descartes

Es en el periodo que precede a la guerra de los Treinta Años que René Descartes (1596-
1650) se interesa en la Rosa-Cruz. En 1617, se alista en la armada y esta carrera lo conduce
a Holanda y Alemania. Durante estos viajes, entra en relación con Johan Faulhabert, un
brillante matemático quien se interesa por la astrología, la cábala y por la alquimia. Él había
sido uno de los primeros en publicar, desde 1615, un libro dedicado a la Rosa-Cruz: “Misterio
aritmético, o descubrimiento cabalístico y filosófico, nuevo, admirable y elevado, según el cual
los números son calculados racionalmente y metódicamente. Dedicado con humildad y
sinceridad a los Ilustres y célebres Hermanos de la Rosa-Cruz” (1).

René Descartes se liga también con Isaac Beeckman, médico, filósofo y matemático. Su
correspondencia con él revela su interés de entonces por las ciencias ocultas, en particular
las de Heinrich Cornelius Agrippa y Raimund Lull (abril 1619). Probablemente es por estos
dos hombres que sabe de los Manifiestos rosacruces. Su biógrafo, A. Baillet, nos dice que se
le elogia por los conocimientos extraordinarios que posee una cofradía de sabios establecida
en Alemania desde hace algún tiempo bajo el nombre de Hermanos de la Rosa-Cruz. “Siente
nacer en sí mismo los movimientos de una emulación que lo toca por estos Rosacruces,
mayor que la nueva que le llegó en su más grande compromiso que toca los medios que él
debía tomar para la búsqueda de la Verdad” (2). Intrigado, decide partir en su búsqueda. En
marzo 1619, parte hacia Bohemia, donde llega en agosto. Asiste entonces a la coronación de
Ferdinand de Styrie en Frankfurt (3). Ciertos historiadores piensan que él aprovecha su visita
para ir al castillo de Heidelberg. Muchos pasajes de su “Tratado del Hombre” y de los
“Experimenta” parecen evocar los autómatas construidos por Salomón de Caus en los
jardines de ese castillo. Ese lugar gozaba de tal reputación que todo intelectual debía visitarlo,
ese fue probablemente el caso de nuestro filósofo. Aún más, como lo señaló Frances A.
Yates, el interés desarrollado por René Descartes en la corte de Heidelberg hacia el fin de su
vida deja pensar que él conoció sus glorias pasadas e incita a preguntarse sobre cuáles
fueron sus verdaderas relaciones con ese alto lugar del rosacrucismo (4).
Los tres sueños

En este periodo, René Descartes está en plena conquista de conocimiento. Acaba de


descubrir dos de los tres problemas matemáticos que ningún sabio desde la Antigüedad había
logrado resolver, la duplicación del cubo y la trisección del ángulo. En marzo de 1619, anuncia
a su amigo Isaac Beeckman que trabaja para fundar “una ciencia nueva [...] un método
universal que va más allá de las matemáticas” y permite resolver toda suerte de preguntas.
Siente un exaltante júbilo del espíritu, feliz de haber encontrado los fundamentos de una
ciencia admirable. Pasa la jornada del 9 noviembre meditando sobre el objeto de su
conquista. Es entonces que en la noche, cerca de Ulm, tuvo tres sueños que van a afectar su
existencia. En el primero, es empujado por un viento impetuoso hacia un misterioso colegio
donde encuentra a un hombre quien le da un melón. Él se despierta temiendo que ese sueño
sea la obra de un mal genio, hace una plegaria. Apenas se vuelve a dormir tiene un segundo
sueño, seguido de un tercero. En estos sueños, le presentan un diccionario y un resumen de
poesías donde la filosofía está junto a la sabiduría. Consultando este resumen, encuentra
estas palabras: “¿Qué camino seguiré yo en la vida?”.

La interpretación de estos tres sueños suscitó numerosos comentarios. Como lo han


constatado muchos autores, los acontecimientos que vivió en estos sueños se parecen a
muchos episodios relatados en “Las Bodas Químicas de Christian Rosenkreutz” (5). René
Descartes tiene consciencia de haber vivido una experiencia fundamental e intenta analizarla
de inmediato. Él juzga estos sueños tan importantes que los retranscribe en un resumen que
intitula “Olympica”. Esta experiencia le da la confirmación que va por el buen camino y que
las matemáticas son una llave esencial para comprender los misterios de la Creación. Para
quien fue la colaboradora de Carl G. Jung, Marie-Louise von Franz, la iluminación vivida por
Descartes puede ser considerada como una irrupción del inconsciente colectivo que le
conduce a una comprensión intuitiva de los arquetipos vehiculados por los números (6).
Descartes dirá él mismo que ahí se trata el “asunto más importante de mi vida” y hasta su
muerte, guardará con él ese texto. Cuatro años más tarde, en 1623, regresa a París. Es
entonces que su nombre es asociado con la Rosa-Cruz.

Los afiches de París

En efecto, en este mismo año, un afiche sobre los muros de París anuncia la presencia “visible
e invisible” de los Rosa-Cruz. Gabriel Naudé, en su “Instrucción para la Francia sobre la
Verdad de la Historia de los Hermanos de la Rosa-Cruz” (1623), reprodujo el texto que
precisa: “Nosotros Diputados del Colegio principal de los Hermanos de la Rosa-Cruz,
tenemos morada visible e invisible en esta ciudad, por la gracia del Muy Alto, hacia el cual se
vuelve el corazón de los Justos. Nosotros mostramos y enseñamos sin libros ni marcas a
hablar toda suerte de lenguas de los países de donde nosotros queremos ser, para sacar a
los hombres, nuestros semejantes, del error de muerte.” Este afiche pronto fue seguido por
un segundo, que precisa: “Si a alguno le dan ganas de vernos, por curiosidad solamente,
nunca se comunicará con nosotros: pero si la voluntad lo lleva realmente y le hace inscribirse
en el Registro de nuestra Confraternidad, nosotros quienes juzgamos los pensamientos, le
haremos ver la verdad de nuestras promesas; a tal punto que no damos el lugar de nuestra
morada, puesto que los pensamientos aunados a la voluntad real del Lector, serán capaces
de darnos a conocer con él y él con nosotros” (7).

Estos afiches tendrán una resonancia considerable, Gabriel Naudé habla “de un huracán
soplando sobre toda Francia anunciando el arribo de la misteriosa fraternidad venida de
Alemania”, Rápidamente circulan panfletos atacando a los Rosa-Cruz, Se dice que la Orden
ha enviado a treinta y seis diputados al mundo y que seis de ellos están en París, pero que
sólo se puede comunicar con ellos por el pensamiento. Se les califica irónicamente de
“Inivisibles”. Gabriel Naudé multiplica sus ataques en libros con títulos provocadores, como
“Detestables pactos hechos entre el diablo y los pretendidos Invisibles” (1623). Luego se
muestra más conciliador con el esoterismo en su “Apología para todos los grandes personajes
de quienes falsamente se ha sospechado de magia” (8).

El hecho de que la aparición de los afiches coincida con el regreso de Descartes basta para
hacer funcionar la imaginación de algunos parisinos. En la capital, se hace correr el rumor de
que René Descartes se afilió a la cofradía, debe entenderse como que él está al origen de
los misteriosos afiches. Para cortar el rumor, el filósofo convoca a sus amigos para demostrar
que él no es “invisible” y que él no tiene nada que ver con todo eso. Él indica que
efectivamente ha buscado a los Rosa-Cruz en Alemania, pero que no les encontró. ¿Dice la
verdad o busca protegerse? Sea lo que fuere, la situación era tal que sí pudo encontrarse con
los Rosacruces, lo que parece muy probable, no lo hubiese dicho. En esta época, Francia no
era muy acogedora respecto de la Rosa-Cruz. Frances A. Yates habla a ese respecto “del
terror rosacruz” que reina en esos países (9). La Iglesia ve un complot protestante y hace de
la Orden una sociedad diabólica. El mismo año del asunto de los afiches, un amigo de René
Descartes, el abad Mersenne (1588- 1648), filósofo y sabio, se opone violentamente al
rosacrucismo. Publica “Cuestiones celeberrimæ in genesim...”, donde rechaza la filosofía
hermética y la cábala del Renacimiento, así como a sus diversos representantes. La toma
particularmente contra el Rosacruz inglés Robert Fludd. Mersenne siente miedo de eso que
no conoce, y su comprensión del esoterismo es caricatural. Imagina a Francia invadida por
brujos invisibles que difunden por todo lado doctrinas perversas.

Uno de los más cercanos amigos de Mersenne, el filósofo y matemático Pedro Gassendi, se
la toma también contra Robert Fludd. En la misma época, Francisco Garasse publica “La
Doctrina curiosa de los bellos espíritus de ese tiempo” (1623), donde condena la “secta de
los Rosa-Cruz y su secretario Michael Maier”. La Facultad de teología de París pronto censura
oficialmente al “Amphitheatrum Sapientiæ Aeternæ” de Heinrich Khunrath (en 1625).

Polibio el cosmopolita

En el estudio consagrado a los sueños de Descartes, Sofía Jama vuelve sobre este episodio
de la vida del filósofo (10). A ese título, se pregunta sobre un texto de juventud de Descartes
que nunca había sido publicado: el “Tesoro matemático de Polibio el Cosmopolita”. René
Descartes propone ahí, resolver todas las dificultades de las matemáticas e indica que esta
obra la ofrece “a los eruditos del mundo entero y especialmente a los F.R.C., [Hermanos
Rosa-Cruz], muy célebres en G. [Alemania]”(11). A la manera de los pensadores del siglo
XVII que responderán al llamado de los Manifiestos rosacruces publicando un libro, Sofía
Jama piensa que René Descartes tenía sin duda el mismo proyecto. Los acontecimientos
dramáticos que siguen a la batalla de la Montaña Blanca en Bohemia, el sectarismo que
reinaba en una Francia adepta a la contrareforma lo incitan a renunciar a ese proyecto.
Agreguemos que el propósito de ese texto se parece a aquél que también dedica a los Rosa-
Cruz su amigo Johan Faulhabert, en su libro “Misterio aritmético...”.

A pesar de que René Descartes niega haber encontrado a los Rosa-Cruz, se puede preguntar
acerca de su adhesión a las ideas rosacruces. Confrontando las ideas centrales de los
Manifiestos rosacruces, la “Olympica” y los otros textos de Descartes, Sofía Jama ha
mostrado en su libro que lejos de ser un episodio marginal en la vida del filósofo, las ideas
rosacruces contribuyeron a fecundar el pensamiento del filósofo. Sugiere que si René
Descartes no hubiese encontrado a los Rosacruces en Alemania, él podría haber encontrado
la Rosa-Cruz a través de una experiencia visionaria, aquella que vivió en sus tres sueños.

Holanda

René Descartes no ama la agitación que reina en Francia. En 1628, se instala en los Países
Bajos, cerca de Leyde, para trabajar en calma y consagrarse totalmente a sus
investigaciones. Ciertos elementos históricos muestran que el rosacrucismo se extendió
rápidamente en ese país (12). Como lo vimos en el artículo precedente, es ahí que Federico
V se refugia luego de la batalla de la Montaña Blanca (1620). Desde 1615, la “Fama
Fraternitatis” había sido traducida al neerlandés: “Fama Fraternitatis Oft Ontderckinge van de
Broederschap des loflijcken Ordens des Roosen- Cruyces (Gedruckt na de Copye van Jan
Berner, Anno 1615)”. Esta traducción comporta una carta en la que Andreas Hoberveschel
von Hobernfeld solicita su admisión en la Orden de la Rosa-Cruz. Este hombre, originario de
Praga, sigue a Federico V en su exilio en La Haya. La presencia de la Rosa-Cruz en Holanda
nos es conocida también por una carta del pintor de Anvers, Paul Rubens, dirigida a Nicolas-
Claude Fabri de Peiresc. En ese correo, fechado el 10 de agosto de 1623, él dice que la Rosa
-Cruz está activa desde hace muchos años en Amsterdam. Esta información, así como la de
Orvius quien indica que la Orden posee un palacio en La Haya, son muy imprecisas para
conocer el desarrollo real del rosacrucismo en los Países Bajos (13).

Sea lo que sea, una correspondencia de enero de 1624 entre diferentes personalidades de
la Corte de Justicia denuncia la existencia de un círculo rosacruz en Haarlem. Los teólogos
de Leyde se quejan en efecto de la presencia de una Orden contestataria respecto de la
integridad de la Iglesia. Piensan que eso podría convertirse en la causa de problemas políticos
y religiosos (14). Al año siguiente, en junio, los magistrados ordenan una investigación. Hof
van Holland solicita a los teólogos de Ley proceder con un análisis de la “Fama Fraternitatis”
y de la “Confessio Fraternitatis”. Su estudio da lugar a un informe intitulado “Judicium
Facultatis Theologics: in Academia Leydensi de secta Fratemitatis Rosee Crucis”, texto que
llevaría a los magistrados a perseguir a los Rosa-Cruz.

Un pintor que practicaba la alquimia, Johannes Symonsz Torrentius (van der Beeck)
rápidamente se presentó como el líder de los Rosacruces holandeses (15). Fue arrestado el
30 agosto de 1627 con su amigo Christiæn Coppens. Durante un proceso que dura cinco
años, el pintor sufre interrogatorios penosos. A pesar de los suplicios, no niega pertenecer a
la Rosa-Cruz. Es condenado al verdugo, pena que rápidamente fue transformada en veinte
años de prisión. Felizmente para él, sólo estuvo encerrado algunos años. Gracias a la ayuda
de amigos pintores y a la intervención de Carlos 1 rey de Inglaterra, es liberado en 1630 y
parte hacia Londres (16). En el mismo año, Petrus Mormius publica en Ley de sus “Arcanos
muy secretos de toda la naturaleza develada por el colegio rosarino”(17), un libro que evoca
la creación de un movimiento rosacruz fundado por un francés originario del Delfín, Federico
Rosa (después vendremos sobre ese punto).

La tentación alquímica

En esta época la Iglesia católica se dedicó a una verdadera cacería de brujas. En 1610,
después de un proceso interminable, Giordano Bruno es quemado vivo en Roma. Pronto, es
Galileo quien será perseguido. Cuando René Descartes se entera de la condena de éste
último en 1633, piensa destruir su “Mundo”, tratado de cosmología que hacía referencia al
heliocentrismo. Acuerda ser prudente. También, en su “Discurso del método”, que termina en
1637, Descartes prefiere condenar “las malas doctrinas”, aquellas de los alquimistas, de los
astrólogos y de los magos... (18). En una correspondencia de julio 1640 con su amigo
Mersenne (19), critica la alquimia y su lenguaje esotérico. Pone en duda el principio de los
tres elementos: azufre, sal y mercurio; sin embargo, sus cartas muestran que él se interesa
por la alquimia y que conoce los principios. Su interés por esta ciencia parece haberse
prolongado por muchos años. Sobre ese punto, Juan-Francisco Maillard subraya un hecho
raramente señalado. Hacia 1640, René Descartes se dedicó a la alquimia en el laboratorio
de su amigo Cornelis van Hogelande (20). Habla de una tentación, no conjurada por la razón,
pero abortada. En efecto, la atención del autor del “Método” fue movilizada por otras ciencias
como las matemáticas, la geometría, la meteorología, la medicina o la óptica.

Hay que subrayar que a pesar de su interés por la alquimia, René Descartes se aleja del
esoterismo de su época. En efecto, rechaza el pensamiento por analogía, la teoría de las
correspondencias y el principio del simbolismo. Para él, sólo las ideas claras y distintas, donde
todos los conceptos pueden ser enteramente analizables, pueden conducir a un
“conocimiento verdadero”. Esas son las verdades matemáticas, innatas en el hombre,
quienes pueden permitirle comprender el mundo. El Piensa que si se pueden aprehender las
ideas de perfección y de infinito, es porque Dios puso en el hombre su propia marca.

Descartes rechaza las causas finales, pues rechaza toda tentativa de comprensión del
destino de la Creación y de los seres. Si él “basa su física sobre la metafísica”, es porque
considera que las verdades matemáticas innatas en nuestra alma permiten explicar el mundo
natural por la física y volver al hombre “maestro y poseedor de la naturaleza”. Ese mundo
natural, Descartes lo limpia de sus cualidades ocultas y lo considera como una sucesión de
volúmenes geométricos articulados según el modelo de los autómatas, de los volúmenes
mesurables y concebidos gracias a la certeza de las verdades matemáticas. Esta concepción
mecanicista de la Creación es diferente de aquella de Paracelso quien ve en la Naturaleza la
llave de todo lo que existe y una realidad viviente con la que el hombre debe entrar en diálogo.
Esto quiere decir, que su camino permitió salir de toda una época de oscurantismo tortuoso
para conducirla hacia un conocimiento científico moderno, desprovisto de prejuicios
peligrosos y de supersticiones extravagantes.

Ciertos aspectos del pensamiento de Descartes coinciden con el rosacrucismo. Su rechazo


de las especulaciones estériles y su aspiración por “los conocimientos que sean muy útiles a
la vida” recuerdan los puntos fundamentales de la “Fama Fraternitatis” y de la “Confessio
Fraternitatis”. Serge Hutin indica “en cuanto a la ‘duda metódica’, el énfasis puesto en la
experiencia, a la necesidad de luchar contra las supersticiones, estos puntos de vista se
insertan fuertemente en las perspectivas generales del rosacrucismo” (21). También hay que
señalar que sobre muchos puntos, especialmente sobre el papel complementario de la
intuición y de la deducción, o sobre la función de la glándula pineal (22), el pensamiento de
Descartes está muy próximo de las teorías del rosacrucismo moderno. Si René Descartes no
fue un Rosa-Cruz en el sentido estricto del término, se le puede considerar al menos como
rosacruz en la medida en que, en un momento dado de su existencia, se interesó en la Rosa-
Cruz. Este interés debe ser tomado en consideración en el proceso de maduración que le
condujo a elaborar su sistema filosófico.

Curiosamente, al final de su vida, René Descartes busca acercarse a la princesa Isabel, la


hija del desdichado rey Federico V, el protector de los Rosacruces. Esta última se había
convertido en una de sus discípulas. El filósofo le dedica además sus “Principia” (1644) y su
“Tratado de las Pasiones del alma “. Luego del Tratado de Westphalie (1648), que marca el
fin de la guerra de los Treinta Años, la princesa vuelve a sus Tierras en Bohemia e invita a
Descartes para que se instale cerca de ella. Desgraciadamente ese proyecto no se realiza
pues el filósofo encuentra la muerte durante una visita de él a la corte de Suecia, siguiendo
la invitación de la reina Cristina en febrero de 1650.

Notas:
(1) Mysterium arithmeticum sive cabalistica y philosophica lnventio ... “, Ulmens, 1615, ln-
4°, de Johan Faulhaben (1580-1635), célebre por sus conocimientos matematicos. Pablo
Arnold se equivoca cuando precisa en “Historia de los Rosa Cruz'. (París. 1955, Mercure de
Francia que nada indica que laulhabert haya tenido conocimiento de la existencia de la Rosa-
Cruz.
(2) A. Baillet, tomo I pp. 87-88.
(3) F('rdi~ '-',1 ele Srvric. :'(1 rey de Bohcrnia desde 1617. S'._lCCclC ' “>“': :JC' do: \1;n
ías ¡ 1. \' er ';1,(1 Rosa floreciente”. rcv..': Rc-¡se-Crolx” .] 95, ()t0I10 2000, p. 8.
(4) Franccs La L.z Rusa-Cruz”, París, 1985, Rc.z. p, HS,
(5) Fs G, “c u t o ; “coté! en “R()s~~” ~-UC~”:~:.
que (l'-.:S~lrl-ol¡;1rJn D¡jS tarje. I~(J:-:-:
su 'o} Rosa-Cruz” (PaLs, } Fr:_~ncia). 50úa Jama quien: c..
I)csC,1l'LeS”, prop o r c ~nl_er(_,:';Ztntc de los tres sueños (r-:•~:•;” 1. Aub.e:).
(6) “Nombre ',' Tiempo. de las proíundidac.
y nsica moderna .Pans, 1998. I.a Fuente de Piedra. afiche,
el texto del primer el texto de los dos en del Fresnov
511 “l lisroria de t? Filosofía Hermética”. TO:1LO 1, París, 1742, pp, 376-37.
8) La Hava. 1653.
(9) Ver 'La Luz de los Rosa-Cruz”, op. cit., p. 135. 10) Sofía Jama. “La Noche de sueños de
René Descartes'. op, cit., pp. 195-196.
(11) El manuscrito original de ese texto está perdido.

Para quien es dedicado, ciertos autores escriben “F. Ros. Cruc.” .Foucher de Careil).
i12, G, H ,S. Snoek estudió de manera particularmente detallada la forma en que el
rosacrucismo se extendió en esos países en “De Rozenkruisers in Nederland, Een
inventanstic”, (La Rosa-Cruz en los Países-Bajos) un inventario). 1998, Ltrecht.
(13). Orvius. “Philosophia Occulta”, 1737.
(14) Algunos años antes, en 1621, la Orden había sido atacada en “Espejo de los Hermanos
de la Rosa-Cruz”. (15) A. J, Rehorst consagró un libro a ese personaje:
“Torrenrius”, 1939, Rotterdam.
(16) Ver “De Rozenkruisers in Nederland ... “, op. cit, especialmente el resumen en francés
pp. 295-299.
(17) “Arcana totius naturas secretissima nec hactenus unquam detecta, a Collegio Rosiano
in Lucem produntur”, Leyde, 1630.
(18) “Discurso”, 10 parte, 9.
(19) Ese último, después de haber sido muy crítico con la alquimia en sus “Questiones
celeberrimae in genesim ... “ (1623), se muestra más abierto en “La Verdad de las ciencias”,
(1625). Más tarde, él considera a la alquimia digna de interés y deseará la creación de una
academia de alquimia, (“Preguntas inauditas”, (pregunta XXVIII) y “Preguntas teológicas,
físicas, morales y matemáticas” 1.1634).
(20) Ver el artículo de Juan-Franciscos Maillard 'Descartes y la alquimia: una tentación
conjurada 7”, en “Aspectos de la tradición alquímica del siglo XVII”, obra
L, dirección de F. Grcnier, Arché, 1998. Él se refiere ;11 “De merallorun: iransmuratione”, de
Daniel Georg Morhof
1 16 T3 quien reporta ese hecho. Cornelis era
de Thcooalc van Hogelandc. autor de tratados ,,,~ nombre dEwaldus Vugelius . Hi.t.n.
“¿Descartes, iniciado rosacruz?”, ~:'cm;” n” 62,1967, p. 30.
,_, ''2rta a M. Mersenne del 30 julio de 1640, s.cnto del alma. Ese punto de vista recuerda
_~, ~ ',¡”encontrarnos en las esnseñanzas del .noderno que hacen el sitio o asiento, no del
sino de consciencia que le es propia.
(Continuará)
Parte X

Los filósofos y la rosacruz


Segunda parte

En Inglaterra, el proyecto rosacruz conoce un desarrollo particular. Contrario a lo sucedido en


el resto de Europa, el hermetismo fue relativamente discreto (1). Cierto, los escritos de John
Doget (siglo XV) tienen la influencia del Corpus Hermeticum, y bajo el reinado de Enrique VIII,
el cabalista cristiano Francois Georges de Venecia gozaba de una gran reputación.

Es a él que el rey confía el cuidado de buscar en los textos sagrados los argumentos en favor
de su divorcio con Caterina de Aragón. En cuanto a esta última, es a Heinrich Cornelius
Agrippa que ella solicita consejo.

A pesar del entusiasmo de Tomas More (1478- 1535) por los escritos de Pico de Mirandola,
no es hasta el reinado de Isabel I (1533-1603) que el hermetismo del Renacimiento gana
influencia. Philip Sidney (1554-1586), diplomático, escritor y amigo de Giordano Bruno, sir
Walter Raleigh (1554-1618), administrador, escritor y favorito de Isabel, Tomás Hariot y John
Dee son los actores esenciales. Este último, muy marcado por los escritos de Heinrich
Cornelius Agrippa, es el verdadero jefe del Renacimiento isabelino, poseía una rica biblioteca
esotérica que la reina amaba frecuentar.

La reina de las hadas

Bajo el reinado de Isabel I, la filosofía oculta suscita debates, de los que la literatura tiene
huellas. Así, el gran poema de Edmund Spenser (1552- 1599), “La Reina de las Hadas”, o
sus Cuatro Himnos, están impregnados del neoplatonismo del Renacimiento y de cábala
cristiana. El movimiento tuvo también sus opositores, tales como Christopher Marlow cuya
pieza de teatro, “La Trágica Historia del doctor Fausto” (1594), denuncia al hermetismo. Su
personaje principal es presentado como un discípulo de Agrippa que practica una magia
diabólica. Esta pieza conoce un éxito enorme, como aquella intitulada “El Judío de Malta”
(1592), donde el autor, a través de su crítica a los judíos, la emprende contra la cábala
cristiana. Ben Jonson ataca al hermetismo en su pieza “El Alquimista” (1610) (2). En cuanto
a William Shakespeare, él toma la posición inversa respondiendo al Judío de Malta de
Christopher Marlow con “El Mercader de Venecia”, una pieza donde se puede leer la
influencia del “De Harmonia Mundi” de Francois Georges de Venecia. Igual sucede en
muchos otros textos de William Shakespeare, tales “Como le Plazca o La Tempestad” (1611),
que tienen la influencia del “De Occulta Philosophia” de Heinrich Cornelius Agrippa. La
Tempestad fue presentada en las festividades del matrimonio entre la hija de Jaime I, el
sucesor de la reina y Federico de Palatino. Frances A. Yates, el gran especialista de la
Historia del rosacrucismo inglés, ve en esta obra un verdadero manifiesto rosacruz.

Francis Bacon

Cuando se evocan los inicios del rosacrucismo, es frecuente ver citado al canciller de
Inglaterra y filósofo Francis Bacon (1561-1626). Numerosos autores se han volcado sobre
sus relaciones con la Rosa-Cruz. John Heydon, autor de numerosas obras sobre el
rosacrucismo, es el primero en intentarlo, pero sus teorías son a menudo excesivas. Su libro
“El Santo Guia conducieno a la maravilla del mundo” (1662) (3) comprende un relato intitulado
“El viaje al país de los Rosacruces”, que es una adaptación de la Nueva Atlántida de Francis
Bacon.
Él retoma elementos de la Fama Fraternitatis, no dudando en hacer de la “Casa de Salomón”,
citada por Francis Bacon, el “Templo de la Rosa-Cruz”. Dos siglos más tarde, en su libro
“Nuevo Grado de Rosa-Cruz” (1860), Juan-María Ragon hace de las ideas de Francis Bacon
la fuente de la “sociedad de Rosa-Cruz o Bramines del Norte” ( 4).Toda una corriente de
escritores se esfuerza igualmente en demostrar que Francis Bacon era el autor de las piezas
de William Shakespeare( 5).

El autor que va más lejos en estas investigaciones es probablemente W. F. C. Wigston con


su libro “Bacon, Shakespeare y los Rosacruces”, (1888). Sus ideas serán retomadas por Mrs
Enrique Pott en “Francis Bacon y su Sociedad Secreta” (1892) y por numerosos autores. A
pesar de las interesantes observaciones, a menudo se lanzan en especulaciones
aventureras.

Los Teósofos

El medio de la Sociedad Teosófica es muy sensible a estas hipótesis que enriquecen y


popularizan a su vez. Así, en su libro “Los Maestros” (1912) (6), Annie Besant afirma que
Francis Bacon era una de los reencarnaciones de Christian Rosenkreutz, miembro de un
linaje de iniciados a la que también pertenecía el conde de Saint Germain, y quien toma fuente
en la casa real de los Rakoczi. Una de sus colaboradoras, Maria Russak, pronto publica en
la revista “El Canal” una serie de artículos retomando estas ideas. Encontramos estos mismos
elementos en otra obra, “Los Rosacruces” (1913), publicada por el Derecho Humano,
obediencia masónica cercana a la Sociedad Teosófica, donde H. Clarke y Katherine Betts
afirman que Francis Bacon es el autor de los Manifiestos rosacruces(7). El autor quien más
contribuyó a popularizar el conjunto de las teorías relativas al papel de Francis Bacon en el
rosacrucismo es el teósofo y senador belga Franz Wittemans. Su libro “Historia de los Rosa-
Cruz” (1919), ofrece una mezcla de elementos interesantes y de posiciones muy discutibles.
Él retoma las tesis de W. F. C. Wigston, de Mrs Pott, del Dr Speckrnan, de E. Udny y de los
teósofos. Tanto Paul Arnold como Frances A. Yates han temperado las tesis de W.F.C.
Wigston y adoptaron posiciones más realistas. Es cierto que, desde muchas decenas
de años, los descubrimientos de los historiadores del rosacrucismo han permitido
comprender mejor la génesis, y la idea de que Francis Bacon sea el autor de la Fama
Fraternitatis y de la Confessio Fraternitaris se ha vuelto obsoleta, lo que no impide colocar al
filósofo inglés en el movimiento rosacruz del siglo XVII. De alguna manera, él fue uno de
aquellos que mejor triunfa en promover el ideal rosacruz. Es sin duda la razón por la cual
algunos ven en él a una de las más importantes personalidades del rosacrucismo del siglo
XVII.

En La Luz de los Rosa-Cruz, Frances A Yates muestra que si bien Francis Bacon se aleja del
hermetismo del siglo XVII en muchos puntos, en particular por su posición contra el
paracelsismo y su rechazo al concepto del hombre como microcosmo, él sigue muy
influenciado por el rosacrucismo (8). Verdadero continuador del movimiento, da una
expresión nueva a través de un proyecto de reforma de las ciencias que pronto dará
nacimiento a la Royal Society, es decir, la academia británica de ciencias.

Novum organum

El proyecto de Francis Bacon encuentra sin duda su origen en su padre, Nicolas Bacon. En
efecto, Enrique VIII, después de su ruptura con Roma, le había confiado la tarea de reformar
a las universidades. Francis Bacon, luego de intentar convencer a la reina Isabel I, probará
con Jaime I para su proyecto de reforma de las ciencias. Al inicio de su libro, “De la Dignidad
y crecimiento de las ciencias” (1605), Francis Bacon se dirige al rey en estos términos:
“Semejante a Hermes Trismegisto, una triple gloria lo distingue, a saber: la potencia del rey,
la iluminación del padre y la ciencia del filósofo”. El proyecto que él expone es el de una
restauración de las ciencias. Desea que no sean más el objeto de vanas especulaciones, sino
que se conviertan en un instrumento propio para aportar un progreso generador de
prosperidad y felicidad para la humanidad. En su libro, sugiere la creación de una fraternidad
que reúna a los científicos de todos países, un grupo donde cada uno podrá intercambiar su
saber para el más grande beneficio de todos. Esta idea recuerda los propósitos de la Fama
Fraternitatis (9).

La abeja

Francis Bacon desea institucionalizar las ciencias a través de programas de investigaciones


colectivas y crear laboratorios organizados racional y metódicamente. De manera general, se
puede decir que el proyecto de Francis Bacon prefigura las academias que pronto nacerán.
Desea reemplazar la antigua lógica apriorista y deductiva por una nueva, experimental e
inductiva. Para simbolizar la actitud que debe tener el investigador, utiliza las imágenes de la
hormiga, la araña y la abeja. La primera acumula (filosofía empírica), la segunda encierra en
su tela (filosofía racional) pero la tercera, después de haber saqueado en todas las
direcciones, elabora la miel (equilibrio entre las dos filosofías). “La Rosa da la miel a las
abejas” dirá también Robert Fludd utilizando una simbólica similar (10). Un alquimista inglés,
Tomás Vaughan, indica que, según Virgilio, existe en las abejas una parcela de la inteligencia
divina de emanaciones del Empíreo (Anthroposophia Theomagica, 1650). La obra
fundamental de Francis Bacon, “El Nuevo Método de las Ciencias” (1620) (11), quiere acabar
con la antigua lógica de Aristóteles. Se debe precisar que, sin duda por prudencia y tomando
en cuenta su posición, él da poco lugar al esoterismo en sus escritos.

Francis Bacon no llegará a imponer su proyecto de reforma. A pesar de una primera desgracia
en 1601, causada por aquella de su protector, el conde de Essex, el favorito de la reina, él
gana la confianza de Jaime I. Es nombrado lord Garde del gran Sceau en 1617, alcanza al
año siguiente una de las más altas funciones del reino, aquella de Gran canciller y se
convierte en el barón de Verulam. Su carrera se interrumpe en 1621, al momento donde,
luego de haber sido nombrado vizconde de San Alban, es víctima de una nueva situación que
lo separa definitivamente del poder. Es durante este periodo que escribió la Nueva Atlántida
(12). No habiendo logrado hacer pasar sus ideas en las instituciones, retoma el tema que le
preocupaba toda su vida bajo la forma de una ficción, de una utopía (13).

La nueva Atlántida

Ese libro narra la historia de unos viajeros quienes, habiendo dejado el Perú, se dirigen hacia
la China y el Japón. Como consecuencia de vientos desfavorables su navío se encuentra
perdido y creyéndose cerca de la muerte, terminan por llegar a una isla desconocida. Cuando
se aprestan a desembarcar, unos mensajeros les advierten sobre las condiciones que han de
tomar en cuenta para su alojamiento. Si desean llegar a esta tierra, deben aceptar instalarse
en la “Casa de los extranjeros”. “Ese documento es cerrado por un sello representando las
alas de los querubines cerca de una cruz, emblema que evoca la fórmula con la que cierra la
Fama Fraternitatis: ‘A la sombra de tus alas, Jehováh’. Ese país, aquél de Bensalem, es
habitado por gente extranjera que ha logrado casar la sabiduría con la ciencia. La ciencia es
a la vez el fin y el principio de la organización social de sus habitantes. Ellos parecen haber
cumplido la ‘Gran Instauración’ del conocimiento. Ellos han vuelto a encontrar el estado de
Adán antes de su caída, meta considerada por Francis Bacon y les Manifiestos rosacruces.
Los viajeros se instalaron en la ‘Casa de los extranjeros’. Pronto, un embajador les explica
que ese país es dirigido por la ‘Casa de Salomón’ o el ‘Colegio de la obra de los seis días’.
Esta alusión podría evocar la época bendita, aquella donde los Rosa-Cruz encienden el ‘sexto
candelabro’, el que, según la Confessio Fraternitatis, precede al fin de los tiempos. ‘La Casa
de Salomón [...] tiene como fin el conocer las Causas y el movimiento secreto de las cosas y
regresar a los límites del imperio Humano para realizar todas las cosas posibles’ (14). Ese
grupo de sacerdotes-sabios posee vastos laboratorios donde se dedican tanto a las
investigaciones concernientes a las ciencias como a la agricultura, la ganadería, la medicina,
la mecánica, las artes. Los resultados de estas investigaciones benefician a todos los
habitantes de ese paraíso de la ciencia donde reinaban la prosperidad y la paz”.

Lo esencial de la Nueva Atlántida lo constituye la descripción de las diversas riquezas


científicas y organizativas de la sociedad que vivía en la isla de Bensalem. Este corto texto
quedó inacabado. Será publicado en 1627, un año después de la muerte de su autor, por su
capellán William Rawley. Bien que el nombre de la Rosa-Cruz no figura ni en esta obra, ni en
los otros textos de Francis Bacon, la influencia rosacruz se hizo sentir en múltiples lugares,
lo que no escapó a John Heydon quien se esforzará en subrayar los lazos en sus múltiples
obras. Francis Bacon no podía ignorar la Fama Fraternitatis que ya circulaba en forma
manuscrita. Recordemos que él fue asociado a las festividades que en 1613, marcaron el
matrimonio de la hija de Jaime I con Federico de Palatino, el protector de los rosacruces.
Francis Bacon, en efecto, había imaginado un entretenimiento, “Mascarada del Templo Medio
y Lincoln'Inn que fue jugado al día siguiente de las bodas.

La real sociedad

Algunos años después de la muerte de Francis Bacon, su proyecto de reforma de las ciencias
encontrará una suerte de aceptación en la Real Sociedad (1660). En 1645, en plena guerra
civil, tienen lugar las reuniones que dan origen a la Real Sociedad. Entre los hombres que
formaban ese primer núcleo se encuentran muchos refugiados que habían huido del Palatino,
luego del desastre de la Montaña Blanca (15), como Teodoro Haak o el Dr. John Wilkins,
capellán del elector del Palatino. Este último conocía perfectamente las ideas expresadas en
los Manifiestos rosacruces. Él cita la Fama Fraternitatis y la Confessio Fraternitatis en su
“Mathematicall Magick” (1648), un libro inspirado en los escritos de Robert Fludd y de John
Dee. Un hecho sorprendente es que Robert Boyle, otro miembro del grupo, cuando evoca en
sus cartas estas reuniones, utiliza la expresión “El Invisible Colegio”, ¡término frecuentemente
utilizado en la época para calificar a los rosacruces! Es interesante de notar que Robert
Moray, uno de los miembros fundadores de la Real Sociedad, apasionado por la alquimia, es
el protector de Tomás Vaughan (1622-1666), quien bajo el seudónimo de Eugenius
Philalethe, publica en 1652 una traducción inglesa de la Fama y de la Confessio: The Fame
and Confessio.

Estos pensadores desean terminar con la herencia filosófica y religiosa de sus predecesores.
En 1660, las reuniones de ese grupo dan nacimiento a la Real Sociedad. Como lo mostró
Frances A. Yates, a pesar de que no se trata de una reforma universal ni de caridad ni de
educación, sino esencialmente de ciencia esta sociedad adopta una parte de los ideales
rosacruces en los que Francis Bacon se inspirara. Tomás Sprat, en su “Historia de la Real
Sociedad” (1667), parece dejarlo entender. La portada de su libro muestra el busto del rey de
Inglaterra, Carlos II, rodeado de William Brouncker, primer presidente de la sociedad y de
Francis Bacon. El ala que está arriba del filósofo parece recordar la fórmula rosacruz: “A la
sombra de tus alas Jehovah”. (El artista que realizó este grabado, John Evelyn, era originario
de Bohemia).
Comenius

Entre les hombres que participan en la fundación de la Real Sociedad, se encuentran muchas
personalidades que tenían relación directa con el rosacrucismo en Bohemia. Uno de los más
cautivantes es John Amos Komensky (1592- 1670), conocido como Comenius, filósofo,
pedagogo y escritor checo. A la edad de 21 años, deja su Moravia natal para continuar sus
estudios en Heidelberg. Asiste entonces a la consagración de Federico V e Isabel. Toda su
vida apoyará a la pareja real de Heidelberg, aún después del desastre de la Montaña Blanca
(1620), guarda la esperanza del regreso al trono de Federico. Luego de este drama, su casa
es quemada y se ve obligado a huir, pronto pierde a su mujer e hijos. Amigo de Johann
Valentin Andreæ, se entusiasma por el proyecto de reforma de los Manifiestos rosacruces.
Su libro, “El Laberinto del mundo y

el Paraíso del corazón” (1623), es un gran clásico de la literatura checa y según algunos un
texto fundamental de la literatura, evoca las esperanzas que había puesto en el rosacrucismo.
Ese libro es de un espíritu idealista en que las esperas han sido destruidas por el inicio de la
guerra de Treinta Años. En el capítulo XII, intitulado “El peregrino testimonio sobre los
rosacruces”, Comenius cita de manera velada el desastre que siguió al fin del reinado de
Federico en 1621 y que arrastra en su caída al proyecto de reforma lanzado por el
rosacrucismo. Así se comprende que 2006 al contrario de las utopías de su amigo Johann
Valentin Andreæ (Christianapolis) Y de Tomás Campanella (La Ciudad del sol), él describe
una ciudad donde todo va mal, ciencias, ocupaciones... y que en definitiva sólo queda un
lugar donde el hombre puede encontrar paz y conocimiento, aquel del “paraíso de su
corazón”. Sueña con una época donde todas las espadas y las lanzas serán transformadas
en calabozos y en arados de madera.

La Pansofía

Este período doloroso lleva a Comenius a reflexionar sobre la importancia de la educación.


Las ideas de reforma universal que figuran en los Manifiestos rosacruces contribuyen
probablemente a la eclosión del sistema que él proyecta, la Pansofía o Conocimiento
Universal, basada en la relación macrocosmo-microcosmo. Escribe una de sus obras
esenciales: “La Gran Didáctica o el arte universal de enseñar todo a todos” (1627-1632) (16).
Ese texto comprende una parte filosófica y mística y una parte en la que habla de los medios
e instrumentos pedagógicos. En efecto, Comenius no sólo se preocupa en reflexionar sobre
la pedagogía sino que se interesa también en su finalidad. Incluye su teoría en la Historia
universal y ve en la educación la salida que se ofrece a la humanidad para restaurar la pureza
que ha perdido por la caída de Adán. Ella es el mejor medio de prepararse para la vida eterna.
Desea pues, que todos les seres humanos, cualquiera sea su medio, puedan acceder a la
enseñanza. Esta obra es seguida de un texto de Johann Valentin Andreæ, “Exhortación”, que
invita a cada uno a seguir el método propuesto pe Comenius.

Después de muchos años de exilio forzado, Comenius es invitado por su amigo Samuel
Hartlib, un antiguo estudiante de Heidelberg como él, a verse en Inglaterra para unirse a sus
proyectos de reforma de la educación y a la organización de sociedades filantrópicas. Los
dos admiradores de Francis Bacon se sienten con la misión de construir la “Nueva Atlántida”.
Es en Inglaterra que Comenius escribe “El Camino de la Luz” (1641) (17), donde los temas
de los Manifiestos están muy presentes al grado que ciertos historiadores llaman a ese libro
“Fama de Comenius”. En el prefacio de la versión que publicara en Amsterdam en 1660,
¡habla de los miembros de la Real Sociedad como de los Illuminati!
El colegio de luz

A partir de 1645, comienza la redacción de una obra que representa la coronación de su obra:
“Consulta universal sobre la reforma de los asuntos humanos”. La idea central de esta obra,
la necesidad de una reforma propia a la instauración de una era de prosperidad y de paz,
retoma la idea central de los Manifiestos rosacruces. La obra se divide en siete partes, número
sobre la simbólica que no cabe discutir aquí. Cada parte

lleva un nombre donde el prefijo “pan” subraya la universalidad: Panagersia, Panaugía,


Pansofía, Pampedía, Panglotía, Panortosía, Pannutesía, ciencias que permiten llevar a la
humanidad a reflexionar sobre su lugar en la Creación, a contemplar la Luz universal, a
acceder a la Sabiduría universal, a adoptar una lengua universal, a favorecer la educación de
todos ... Propone también una nueva organización del mundo donde cada país será dirigido
por tres organismos: un Colegio de la Luz, un consistorio de la salud y un Tribunal
internacional de la paz, instituciones que prefiguran las grandes estructuras internacionales
como la ONU o la UNESCO, que verán la luz del día algunos siglos más tarde. John
Comenius muere antes de haber terminado la redacción completa de esta Obra pero escribe
una gran parte (18).

Se puede decir que por medio de Comenius, el rosacrucismo contribuyó con la instauración
de una nueva manera de concebir a la enseñanza. Jules Michelet le llama el “Galileo de la
educación”. En cuanto al pedagogo Juan Piaget, quien lo admiraba profundamente, lo
considera como uno de los precursores de la pedagogía, de la sicología, de la didáctica y de
las relaciones entre escuela y sociedad (19). De manera general, Comenius es un personaje
alabado y respetado por su humanismo. En diciembre de 1956, la UNESCO le rinde un
homenaje solemne y fue presentado en la conferencia general dada en esa ocasión, como
uno de los primeros difusores de las ideas en que esta organización se inspiró al momento
de su fundación.

Las luces

Como se puede constatar, los Manifiestos rosacruces no dejaron indiferentes a los filósofos
y han jugado un papel en el desarrollo de la cultura europea. Después de este periodo,
esoterismo, filosofía y ciencias van a separarse, por un lado con las Luces y por otro con el
Iluminismo. Es entonces que se produce el nacimiento de los primeros grupos mayores que
van a caracterizar por mucho tiempo al esoterismo occidental. Hasta el presente los
detentores del esoterismo constituyen más una tendencia que verdaderos movimientos
organizados, veremos aparecer órdenes iniciáticas como la Rosa-Cruz y la Francmasonería,
organizadas en logias transmitiendo las iniciaciones.

Notas:
(1) Sobre ese punto, ver La Filosofía Oculta a la época isabelina, Frances A. Yates, París,
Dervy, 1987. (The Occult Philosophy in the Elizabethan Age, Warburg Institute, 1987), así
como: “Historia de las corrientes esotéricas y místicas en la Europa moderna y
contemporánea” d' Antoine Faivre, resumen en l' Anuario de la Escuela Práctica de Altos
Estudios, tomo XCVI, 1987-1988.
(2) Esta fecha, como aquellas de las piezas citadas después, es aquella de su primera
representación pública.
(3) The Holy Guide, leading the Way to the Wonder of the World (a Compleat Phisician)
[...] with RosieCrucian medecines ... , Londres, 1662.
(4) Franc-Masonería, Orden Chapitral, Nouveau Grade de Rose-Croix, París, 1860,
Collignon Libraire-Editor, pp. 17-20.

(5) Para no alejarnos de nuestro tema, no abordaremos ese punto que ha dado lugar a
una cantidad impresionante de publicaciones. Reenviamos a los lectores a los libros de
Donnelly Ignatius, Greta Cryptogram : Francis Bacon's cipher in the so-called Shakespeare
Plays (1887); a aquellos del matemático Georg Cantor, La Confesión de fe de Francis Bacon,
La Resurrección del divino Quirinus Francis Bacon y Le Recueil de Rawley (1896, reeditados
por Erick Porge en Griego en 1997 bajo el título La Teoría BaconShakespeare); a aquel del
Dr Speckman, Bacon es Shakespeare (1916), así como al artículo “Bacon o Shakespeare”,
del Rosicrucian Forum de agosto de 1932 publicado en la revista Rose-Croix de invierno
1985, n° 136, pp. 22-24.
(6) The Masters, Londres 1912 (1917 para la traducción francesa, Publications
Théosophiques). Este obra sigue a una serie de conferencias dadas por A. Besant en Londres
en 1907. RudolfSteiner toma posiciones similares en la misma época. Ese año,
A. Besant, M. Russak, H. Wedgwood Y otras teósofos crearon una Orden que se reclamaba
rosacruz, la Orden del Templo de la Rosa-Cruz (1912). Sus trabajos se interrumpen en 1918.
Maria Russak se hará, entonces miembro de A.M.O.R.C.
(7) Los autores de este obra firmaron con sus iniciales:
H.C. y K.M.B. publicado en Paddington, por Airnée Bothwell-Gosse, miembro eminente de la
rama británica del Derecho Humano Y editor de la revista The Co-Mason. (8) Frances Yates,
La Luz de los Rosa-Cruz, París, 1985, Retz, capo Xl. Él se apoya para esto sobre un estudio
de Paolo Rossi, Francis Bacon: from magic to science (1968). (9) Mismo si la Fama
Fraternitatis es editada hasta 1614 Y que De la Dignité y accroissement des science lo fue en
1605, hay que recordar que el primer Manifesto rosacruz circulaba bajo forma de manuscrito
muchos años antes su publicación.
(10) “Dat Rosa Mel apibus”, célebre ilustración del Summum Bonum (1626). Ver ese diseño
en el articulo N° VII de esta serie, “ La Rosa floreciente”, revista RoseCroix W 195, otoño
2000, p. 2.
(11) N ovum Organum, Londres, 1620.
(12) Se mantiene una inexactitud sobre la fecha de su redacción. Generalmente se admite
que él elabora el texto en 1623. Ver La Nueva Atlántida, Michele El Da:uff y Margaret Llasera,
París, 1983, Payot, p. 13. Bacon deseaba que ese texto fuese editado después de su Historia
Natural (Sylva Sylvarum), texto del que ya había publicado un esquema en 1620.
(13) Como lo mostró Blandine Kriegel, en el Renacimiento, el tema de la utopía es solidario
con la revolución coperniana. Él testimonia la investigación de un nuevo equilibrio en un
mundo nuevo. Ver «L'Utopie démocratique de Francis Bacon a George Lucas», en la Revista
de los dos mundos, abril 2000, pp. 19-33.
(14) La Nueva Atlántida, seguida de “Viaje en el pensamiento barroco” , op. cit., p. 72.
(15) Ver la revista Rose-Croix N° 195, op. cit., p. 9.
(16) Ver La Gran Didáctica, col. Filosofía de la educación, París, 1992, ed. Klincksieck.

(17) The way ofthe light (1641) Obra manuscrita.


(18) Ver su resumen en l' Utopie éducative, Comenius Juan Prévot, París, 1981, ed. Belin,
pp. 210-264.
(19) Él escribió un artículo muy elogioso sobre Comeniu en la revista de l'UNESCO en 1957
,(texto reproducidl en la posface de l' Utopie éducative”. op. cito
(Continuará)
Parte XI

Rosacrucismo Y Francmasonería

Las fuentes egipcias, esenias y templarlas

Con la guerra de los Treinta Años, el Rosacrucismo se volvió discreto. En Alemania, sus
partidarios se refugian en el movimiento alquímico que entonces conocía un gran desarrollo.
En Inglaterra, los Rosacruces se funden en la Francmasonería naciente. Reaparecerán a la
luz del día a mediados del siglo XVIII, diciendo tener un origen anterior a la Francmasonería
y al cristianismo y reivindicando una filiación que se remonta a los egipcios.

Rosacruces Y Francmasones

La Francmasonería nace en Inglaterra en el siglo XVIII, en un “humus” preparado por el


Rosacrucismo. Ciertos autores, como J. G. Buhle en 1804 o Tomás de Quincey en 1824, ven
en ella una emanación de la Rosa-Cruz. Desde 1638, las relaciones entre los dos
movimientos son citadas en “The Muses”, un poema de Adamson publicado en Edimburgo.
Ese texto indica: “Puesto que somos Hermanos de la Rosa-Cruz; poseemos la palabra Masón
y la doble vía.” Algunos años más tarde, el 10 de octubre de 1676, el “Poor Robin’s
Intelligence” publica una noticia indicando que “la antigua Fraternidad de la Rosa-Cruz, los
Adeptos del hermetismo y de la Compañía de los Masones Aceptados tendrán un almuerzo
conjunto”. Ese lazo será aún subrayado en un artículo del “Daily Journal” del 5 septiembre de
1730 que indica: “Existe una Sociedad en el extranjero, de la que los Francmasones ingleses
[...] han copiado algunas ceremonias y se esfuerzan en persuadir al mundo que son idénticas
y salidas de ellos. Se les llama Rosacruces.”

El hermano I. O.

Llama la atención el constatar que las dos referencias más antiguas que relatan las
iniciaciones masónicas, conciernen a hombres que tuvieron relación directa o indirecta con el
Rosacrucismo. La primera es la de sir Robert Moray, donde se menciona que el 20 mayo de
1641, fue iniciado en la Masonería en la logia “Capilla de María” en Edimburgo. Es interesante
de notar que Robert Moray, uno de los miembros fundadores de la Real Sociedad,
apasionado de la alquimia, es el protector de Tomás Vaughan (1622-1666). Este último, bajo
el pseudónimo de Eugenius Philalethe, es el autor de “The Fame & Confessio” (1652), la
traducción inglesa de la Fama Fraternitatis y de la Confessio Fraternitatis.

La segunda se refiere a Elías Ashmole (1617- 1692), quien fue admitido en una logia
masónica en Warrington, el 16 octubre de 1646. Seis años más tarde, él publica el “Theatrum
Chemicum Britannicum” (1652), un volumen que reagrupa una importante colección de
tratados alquímicos. Desde las primeras líneas de ese libro, Elías Ashmole se refiere a la
Fama Fraternitatis. Recuerda que el primer Manifiesto rosacruz indica el arribo a Inglaterra
de uno de los cuatro primeros compañeros de Christian Rosenkreutz, el “Hermano I. O.”.
Otros elementos muestran que Elías Ashmole mostraba un particular interés por la Rosa-
Cruz. En efecto, se ha encontrado en sus archivos una copia autografiada de los Manifiestos
rosacruces, así como el texto de una carta en la que solicitaba admisión en la Rosa-Cruz. Un
poco más tarde, Nicolás de Bonneville afirmará que la Francmasonería tomó todas sus
alegorías, símbolos o palabras de los Rosa-Cruz (“La Maconnerie écossaise comparée avec
les trois professions” y “Le Secret des Templiers du XIVe siécle”, 1788). Ciertamente es
abusivo deducir que estos elementos de la Francmasonería encuentran su origen en la Rosa-
Cruz, sin embargo, es obligado constatar que los primeros Francmasones se inscriben en el
movimiento rosacruz inglés del siglo XVIII.

La constitución de Anderson

Si las actividades de la Francmasonería debutan en el siglo XVIII, es aceptado generalmente


que el acto fundador de esta sociedad data de 1717. Es en ese momento que es fundada la
Gran Logia de Londres. Pero el momento que marca mejor la fundación de la Francmasonería
es aquel citado en la publicación de la Constitución de Anderson (1723) por el duque de
Wharton, su Gran Maestro de la época. Ese texto, presentado como un cambio esencial y
una corrección de “viejos archivos” masónicos, fue reescrito por James Anderson, Jean
Théophile Désaguliers y George Payne. Los archivos en cuestión son los “Old Charges”, o
Antiguos Deberes, textos pertenecientes a las antiguas cofradías de talladores de piedras,
cuyos textos más antiguos se remontan al siglo XIV (ex.: Regius, 1390, y Cooke, 1410). Pero
más que descender directamente de los antiguos masones operativos, la Francmasonería es
una sociedad de pensadores; se habla de Masonería “especulativa”. Ella se coloca como
descendiente de Adán y reivindica la herencia de las Artes Liberales, ciencias que fueron
grabadas en las dos columnas rescatadas del Diluvio.

La Constitución de Anderson, la historia legendaria de la Francmasonería, da los reglamentos


de la Orden, así como algunas canciones destinadas a amenizar las reuniones de logia. De
una manera general, se puede decir que el proyecto de la Constitución es más social que
espiritual. En una época marcada por las divisiones engendradas por la Reforma y la
Contrareforma, se limita a indicar a sus miembros ser “de la religión de la que todos los
hombres convienen y que consiste en ser hombres buenos, equitativos, dignos y honestos,
cualquiera sea la denominación o creencias por las que puedan distinguirse” (1).

Hiram y Rosenkreutz

En el siglo XVIII, la Francmasonería no tiene la organización que conocernos hoy. Ella toma
su estructura de base, compuesta por tres grados -Aprendiz, Compañero y Maestro,
(Masonería azul, o Craft Degrees para los anglosajones) algunos años después. Inicialmente
contaba con solo dos grados, el de Aprendiz entrado y el de Compañero. Un tercero, llamado
Maestro, aparecerá hacia 1730 y habrá que esperar a la segunda edición de la Constitución
de Anderson, aquella de 1738, para encontrar una referencia oficial de ese grado y hasta
1760 para que la simbólica que le es ligada, la del mito de Hiram, sea admitida
verdaderamente en Inglaterra (2). Bajo ciertos aspectos, como aquél de la simbólica ligado al
descubrimiento de la tumba del Maestro, Hiram retoma los tratados de Christian Rosenkreutz.
¿Se deberá ver en Hiram, como lo indica Antoine Faivre, a un hijo de Christian Rosenkreutz?
Fundador mítico él también, el primero sería entonces un Christian reducido a la relativa
abstracción en la galería de las grandes figuras hieráticas de la “Tradición” (3).

En sus inicios la Francmasonería no se presenta verdaderamente como una sociedad


iniciática. Sus ceremonias son calificadas como “ritos de recepción” . El término “iniciación”
aparece en sus textos hacia 1728-1730 y será oficial en Francia hasta 1826 (4). Si bien los
rituales propios a la Masonería le confieren un aspecto misterioso a sus reuniones, las logias
son esencialmente lugares donde se practica la filantropía y donde se cultivan las bellas artes.
Es progresivamente que va a desarrollar un aspecto iniciático y esotérico (5).
Los misterios de Egipto

Contrariamente a lo que se produce en el Renacimiento, las referencias a Egipto


prácticamente habían desaparecido en el siglo XVII. Se daban algunas excepciones como
Gerhard Dorn, un discípulo de Paracelso. Haciendo un repaso crítico sobre el esoterismo de
su época, indicaba que la revelación primordial, confiada a Adán y llevada a la perfección por
los egipcios, había sido deformada por aquellos que nos la transmitieron, los griegos. El
jesuita Athanasius Kircher (1610-1680), un sabio apasionado por la arqueología, la lingüística,
la alquimia y por el magnetismo, es otra excepción. Durante muchos años, se esforzó en
penetrar los secretos de los hieroglíficos egipcios. En su libro Oedipus Aegyptiacus (1652),
indica que estos misteriosos caracteres esconden lo que queda del conocimiento confiado
por Dios a los hombres antes del Diluvio. Él ve en Egipto la cuna de todos los conocimientos
(6). Antes que Champollion descubra el significado de los hieroglíficos (1822), sus obras
sobre Egipto ya hacían referencia. Una obra testimonia el renovado interés por el esoterismo
egipcio: “Setos, historia o vida sacada de los monumentos, anécdotas del antiguo Egipto”
(1731) del abad Terrasson (1670-1751). Se trata de una novela en la que el autor evoca la
Antigüedad egipcia, su religión, su organización, su interés por las ciencias, a nombre de las
cuales hay que contar el arte de la transmutación de la que Hermes Trismegisto conocía los
secretos. Su libro nos ha hecho asistir a la iniciación de un príncipe egipcio, en los templos
secretos de Menfis (7). Como lo indica Boucher de la Richardiére, “da un grado de veracidad
a la manifestación de los misterios de Isis, reputados como impenetrables hasta entonces,
que se creería que fueron revelados por uno de los iniciados o uno de los sacerdotes egipcios”
(8). Ese libro pondrá a Egipto de moda, como lo testimonia la ópera-ballet de Jean-Philippe
Rameau, “El Nacimiento de Osiris” (1751). Pronto Wolfgang Amadeus Mozart dará “La Flauta
Mágica” (1789), una ópera que mezcla la iniciación masónica y la tradición egipcia.

La religión noachite

El libro del abad Terrasson va a estimular la imaginación de numerosos Francmasones en la


creación de nuevos grados que pronto aparecerán. En efecto, algunos años más tarde, la
estructura jerárquica de los grados masónicos se enriquece. El 26 de Diciembre de 1736, el
caballero Andrew Michael Ramsay (1686-1747), discípulo de Fenelón y de Mme. Guyon,
pronuncia en la logia parisina de “Louis d' Argent”, un discurso que lleva a la aparición de lo
que se llama los “altos grados” (Écossisme o Side- Degrees para los anglosajones), es decir
los grados superiores a aquel de Maestro (9). En su discurso, Ramsay presenta a la
Francmasonería como la resurrección de la “religión noachite”, una religión primordial,
universal y sin dogmas. Él agrega que es por los Cruzados que esa Santa Orden fue llevada
a Gran Bretaña antes de difundirse en el resto de Europa. Pronto las leyendas relativas a los
Templarios, a la Caballería, al Antiguo Testamento, van a despertar el interés de los
fundadores de los altos grados (10). Egipto, las ciencias ocultas como la alquimia, la
astrología, la cábala y la magia también van a ser integradas a estas transformaciones. Entre
1740 Y 1773, los altos grados van a proliferar con cierta anarquía. Es entre ellos que
reaparece la Rosa-Cruz, bajo la forma de un Alto grado. Ese último gozará rápidamente de
mucho prestigio; se ve en él el grado terminal, el más ultra de la Francmasonería (11).

Sin embargo, ciertos sistemas de altos grados se constituyen en Órdenes independientes. Es


el caso en Francia, hacia 1754, con la Orden de los Caballeros Masones Elegidos-Cohens
del Universo de Martines de Pasqually (1710?-1774), o en Alemania en la misma época, con
la Estricta Observancia Templaria del barón Carl von Hund (1722-1776). Es en ese momento
que el Rosacrucismo retoma su libertad para constituirse en Orden autónoma.
Rosacruz de oro y rosa roja

Es primero bajo los auspicios de la alquimia que la Rosa-Cruz reaparece. En efecto, en los
años 1700-1750, el arte de Hermes conoce un gran desarrollo. Numerosos círculos de
alquimistas se forman en Saxe, en Silesia, en Prusia, en Austria y en Baviera. Se reporta que
en Viena se contaba entonces con muchos millares de alquimistas (12). La mayoría de ellos
decían pertenecer al rosacrucismo, como por ejemplo la Sociedad Alquímica de Nuremberg.
Según ciertos autores, G. W. Leibniz (1646-1716) habría sido el secretario de esa sociedad.

En 1710, siete años antes la publicación de la Constitución de Anderson, Sincerus Renatus


(Samuel Richter), un pastor luterano de tendencia pietista, quien se decía discípulo de
Paracelso y de Jacobo Boehme, publica “La verdadera y Perfecta preparación de la Piedra
Filosofal de la Fraternidad de la Orden de la Cruz de oro y de la Rosa-Cruz, llamada también
Rosa-Cruz de oro”. Es un tratado de alquimia que contiene prácticas de laboratorio y da, en
un apéndice, las cincuenta y dos reglas que rigen a la Orden de la Rosa-Cruz de oro. Ese
reglamento indica que la Orden no debe componerse de más de sesenta y tres Hermanos y
que es dirigida por un Imperator elegido de por vida. En su prefacio, Sincerus Renatus precisa
que ese texto no es su obra propia, sino la de un “Profesor del arte” del que no puede revelar
la identidad. Indica que la Orden poseía dos centros, uno en Nuremberg y otro en Ancone,
pero que desde algunos años, sus miembros dejaron Europa para dirigirse a las Indias para
vivir más tranquilamente.

Ese libro de Sincerus Renatus se inspira en el Eco de la Fraternidad, [...] de la ilustre Orden
R.C. (1615) de Julius Sperber, así como en el “Temis de oro” (1618) de Michael Maier.
También retoma ciertos reglamentos de la Orden de los Inseparables, una orden alquímica
fundada en 1577. De hecho, la Orden descrita por Sincerus Renatus no parece haber existido.
Notemos el pasaje del que él retoma un nombre, aquel de Rosa- Cruz de oro, que Petrus
Mormius ya había utilizado en 1630 en su “Arcanos muy secretos de toda la naturaleza
develada por el colegio rosariano”. Este último es el autor de una leyenda que dice que
Federico Rosa, quien habría vivido en el Delfinado, fundó en 1622 una sociedad secreta de
tres miembros: la Rosa-Cruz de oro. Sea lo que sea, el término de “Rosa-Cruz de oro”
conocerá cierta fortuna y algunos de sus reglamentos se encontrarán más tarde en las
instrucciones del grado masónico rosacruz de los Príncipes Caballeros Rosa-Cruz.

El vellocino de oro

En los años siguientes, una Orden rosacruz va ver la luz del día. En 1749, Hermann Fictuld
publica su “Aureum Vellus”, en la que habla de una Sociedad de los Rosa-Cruz de oro que él
presenta como la heredera de la Orden del Vellocino de oro fundado por Felipe el Bueno en
1492. Hacia 1757, crea un rito masónico de tendencia alquímica y pietista, compuesto por un
conjunto de grados rosacruces: la “Societas Roseæ y Aureæ Crucis” o Fraternidad de los
Rosa-Cruz de oro. Esta Sociedad emigra hacia muchas ciudades como Frankfurt sobre el
Main, Marburg, Kassel, Viena y Praga. Parece extinguirse hacia 1764. En realidad, se reforma
gracias a Schleiss von Lowenfeld y Joseph Wilhelm Schroder, Finalmente, da nacimiento a
otro rito masónico rosacruz que aparecerá entre 1770 y 1777 en Baviera, en Austria, en
Bohemia y en Hungría. Es el primero adoptado por una logia masónica de Ratisbonne, la
“Creciente de las Tres Llaves”. En 1771, es adoptada igualmente por una logia de Viena, “La
Esperanza”, que da nacimiento a aquella de “las Tres Espadas”. Esta logia se convertirá en
el semillero de ese rito masónico rosacruz que cultiva la alquimia y la teúrgia.
La rosa-cruz de oro de antiguo sistema

A partir de 1776, los miembros de la logia de las Tres Espadas, Johann Rudolf von
Bischoffswerder (1714-1803), oficial prusiano, luego ministro de guerra a la muerte del gran
Federico y Jean Christophe Wollner (1732-1800), pastor, instauran un nuevo Orden masónico
rosacruz: la “Orden de la Rosa-Cruz de oro de Antiguo Sistema”. La logia de “los Tres Globos”
de Berlin se convierte en el centro de sus actividades. Esta Orden adopta una jerarquía de
nueve grados: Juniores, Theoretici, Practici, Philosophi, Minores, Majores, Adepti Exempti,
Magistri y Magi, cuyos aspectos simbólicos son presentados en los textos de la Reforma
adoptados en la Convención que la Orden tiene en Praga en 1777. Como lo indica René El
Forastero, las enseñanzas de los Juniores reproducen ciento diez páginas del “Opus mago-
cabbalisticum y theosophicum” (1719) de Georg von Welling, (libro con el que Goethe pronto
se iniciará en el pensamiento rosacruz). La instrucción y el ritual de los Theoretici retoman el
“Novum laboratorium medico-chymicum”, de Christophe Glaser (1677). En cuanto a las
operaciones alquímicas enseñadas a los Magistri, éstas son tomadas de dos libros de
Heinrich Khunrath: la “Confessio de Chao Physico-chemicorum catholico” (1596) y el
“Amphiteatrum sapientiæ æternæ” (1609). Los rituales y las enseñanzas de esta Orden están
netamente orientadas hacia la alquimia (13). Es en este movimiento donde se mezclan
Alquimia, Rosacrucismo y Francmasonería, que nace el célebre libro de los Símbolos
secretos de los Rosacruces de los siglos XVI y XVII (Altona, 1785 y 1788) (14). Compuesto
esencialmente por tratados alquímicos magníficamente ilustrados, a menudo es presentado
como el libro rosacruz más importante después los tres Manifiestos.

Esenios Y Templarios

La Orden masónica de la Rosa-Cruz de oro de Antiguo Sistema (precisamos aquí “masónica”


a fin de distinguir este movimiento de los grupos recientes que utilizan el mismo nombre sin
tener un lazo con estos rosacruces del siglo XVIII), posee una característica que la diferencia
del Rosacrucismo del siglo XVII: reivindica una filiación que se remonta a Ormus, o Ormissus,
un sacerdote egipcio bautizado por San Marcos. Ormus habría entonces cristianizado los
Misterios de Egipto y habría fundado la “Orden de los Ormusianos”, dándoles por símbolo
una cruz de oro esmaltada de rojo. En 151 D.C., los Esenios se les unirían y esta Orden
habría tomado el nombre de “Guardianes del Secreto de Moisés, Salomón y Hermes”.

Después del siglo IV, la Orden jamás cuenta con más de siete miembros. En el siglo XII,
admite a los Templarios y cuando los cristianos pierden Palestina en 1118, los miembros de
la Orden se dispersan por el mundo. Tres de ellos se instalan en Europa y habrían fundado
la “Orden de los Constructores de Oriente”. Raimund Lull habría sido admitido en esta Orden
en la que pronto él inicia a Eduardo I, por lo que después sólo los miembros de la casa de
York y de Lancaster fueron los dignitarios de la Orden; es la razón por la que se agrega a la
cruz de oro, utilizada como símbolo de la Orden, la rosa que figura en los escudos de armas
de las dos familias.

Los hermanos iniciados de Asia

Así nacerá la “Orden masónica de la Rosa-Cruz de oro”. Sea cual sea su filiación mítica, esta
Orden, nacida en Alemania en el siglo XVIII, se desarrolla esencialmente en la singladura de
la “Estricta Observancia Templaria”, que para la época, era el rito masónico más importante
en Alemania. Hay que subrayar si bien hasta entonces el rosacrucismo había dado
nacimiento sólo a pequeños grupos de los que no se ha descubierto algún ritual hasta
nuestros días, la Orden masónica de la Rosa-Cruz de oro de Antiguo Sistema dejó numerosos
documentos que certifican su actividad. Conoció un gran auge en Europa central y numerosas
personalidades, como el príncipe Federico Guillermo o Nicolai Novikov en Rusia que fueron
miembros. Fue puesta en silencio por sus fundadores en 1787, después de haber dado
nacimiento a los “Hermanos Iniciados de Asia” (1779), de la que Carlos de Hesse-Cassel fue
el Gran Maestro. Es sin duda en este movimiento que hay que situar al enigmático conde de
Saint Germain. En efecto, a partir de 1778, él se instala en la casa de Carlos de Hesse-Cassel
quien se convierte en su alumno y protector (15).

El grado rosa-cruz

Prácticamente cuando nace la Orden de la Rosa-Cruz de oro de Antiguo Sistema, es que


aparece el Alto grado de Rosa-Cruz al interior de la Francmasonería. Su existencia es
certificada por primera vez en 1757 bajo el nombre de Caballero Rosa-Cruz, en las
actividades de la logia de “los Hijos de la Sabiduría y Concordia”. Como lo vimos
anteriormente, ese grado de Rosa-Cruz es rápidamente considerado como el “non plus ultra”
de la masonería. Es el séptimo y último grado del Rito Francés de 1786, y el décimo octavo
del Rito Escocés Antiguo y Aceptado. Sin embargo presenta una especificidad que suscitará
numerosos debates. Mientras que el conjunto de los grados masónicos insisten sobre la
universalidad de la sabiduría, ese grado es específicamente cristiano; razón por la que ciertos
francmasones intentarán descristianizarlos en el siglo XIX proponiendo una interpretación
filosófica de su simbolismo (16). En su Estrella Resplandeciente (1766), el barón de Tschoudy
ve ahí “el catolicismo puesto en grado”. Es cierto que su simbólica no reenvía a los temas
que encontramos en el Rosacrucismo del siglo XVII. No menciona a Christian Rosenkreutz,
pero pone en escena el Calvario del Gólgota, luego la Resurrección del Cristo y contiene las
fiestas donde se comparte el pan y el vino, una ceremonia que se parece a la Cena. En el
curso de su iniciación a ese grado, el postulante revive el destierro que sigue a la destrucción
del Templo de Jerusalén. Él busca la Palabra Perdida y su viaje le permite descubrir la Fe, la
Esperanza y la Caridad, tres virtudes. Finalmente, el sentido secreto de I.N.R.I. le es revelado.

Los más antiguos rituales del grado de Rosa-Cruz datan de 1760 (Estrasburgo) y 1761 (Lyon),
es decir, justo algunos años después de la aparición de la “Societas Roseæ y Aureæ Crucis
de Frankfurt. Una correspondencia sostenida en junio de 1761 entre masones de Metz y de
Lyon nos enseña que los lioneses practicaban un grado desconocido para sus hermanos de
Metz, aquel de Caballero del Águila, del Pelícano, Caballero de San Andrés o Masón de
Heredom, otras designaciones del grado masónico de Rosa-Cruz. El discurso que acompaña
a otra versión de ese grado evoca el origen de la Orden refiriéndose a los Sabeos, los
Bralimanes, los Magos, los Hierofantes y los Druidas a quienes presenta como los ancestros
de los Rosacruces (17). Los Rosa-Cruz se mostraron como los herederos de una cadena de
iniciados cuyos eslabones son los egipcios, Zoroastro, Hermes Trismegisto, Moisés,
Salomón, Pitágoras, Platón y los Esenios. Este linaje recuerda aquél que Michael Maier
nombraba en el “Silentium Post Clamores” (1617) retomando la idea de Tradición Primordial,
muy querida por el hermetismo del Renacimiento. Se encontrará esta noción en el Regulador
de los Caballeros Masones o las cuatro órdenes superiores que siguen el régimen del G...
O... (1801).

Caballería espiritual

Los elementos que se encuentran en estos grados masónicos rosacruces sin duda tienen sus
orígenes en un manuscrito descubierto en Estrasburgo en 1760. Ese texto, intitulado la
Masonería entre los Cristianos, aborda los orígenes de la Francmasonería de una manera
singular. Hace a los masones los descendientes de los Canónigos del Santo Sepulcro, que
serían los Rosa-Cruz depositarios de los Esenios. Estos canónigos habrían enseguida
confiado sus enseñanzas secretas a los Templarios.

Con estos grados masónicos-rosacruces se evidencian las referencias a Egipto, a los Esenios
y a los Templarios como fuente de iniciación. Intentan ligar al Rosacrucismo con los Sabios
pertenecientes a las religiones antiguas y a un Cristianismo original a menudo idealizado por
los Esenios y los Templarios (18). Nuevamente plantean el problema de las fuentes de la
Tradición y de las relaciones existentes entre las diferentes corrientes iniciáticas.

La manera en que depuran estos orígenes no ha de tomarse al pie de la letra. Henry Corbin
reprocha a René El Forastero el haber estudiado las cosas solo bajo este ángulo. Poco
importa que un personaje como Ormus haya realmente existido. Para Henry Corbin, es más
allá del historicismo que se debe entender esta filiación. Los Esenios, los Canónigos del Santo
Sepulcro, o los Templarios esencialmente han de ser considerados como los símbolos que
reenvían a una realidad superior. Señalaremos aquí el ridículo en que caen ciertas órdenes
que se pretenden herederas de los Templarios retomando los rituales y las vestimentas que
no tienen ya razón de ser. Como lo dijo Joseph de Maistre, en su Memoria al duque de
Brunswick, la iniciación existía antes de los Templarios y continúa a perpetuarse después de
ellos. Henry Corbin ve en los mitos relacionados con las órdenes que acabamos de citar
elementos que reenvían a una filiación espiritual a través una Caballería Espiritual.

Esta Fraternidad de Luz trabaja, desde los propios orígenes de la Creación, para la elevación
de la humanidad hacia el Templo espiritual, es decir, por las vicisitudes entre el hombre y el
Divino. Como lo precisa, la “continuidad de esta tradición no proviene de una causalidad
histórica inmanente, sólo puede expresarse en símbolos. Sus transmisores se elevan al rango
de personajes simbólicos” (19).

La filiación de los movimientos que trabajan en esta tarea no se ha de buscar en la historia


visible, sino en la hierohistoria, la Historia sagrada y en ese sentido, no es falso encontrar una
filiación entre estos diferentes movimientos, siempre que no se tome al pie de la letra. Se
notará, sin embargo, que en la época que acabamos de estudiar, la Rosa-Cruz a menudo
será presentada como la joya de esta caballería espiritual.

Luz e iluminismo

Hemos asistido en el siglo XVIII a la creación de una multitud de órdenes iniciáticas. Hemos
citado aquellas que tienen relación directa o indirecta con la Masonería Rosacruz.
Agreguemos que el rosacrucismo continúa a evolucionar secretamente, fuera de los
movimientos citados. La proliferación de estas órdenes engendró mucha confusión en el
mundo del esoterismo. En su seno se oponían los partidarios positivistas de las Luces y los
espiritualistas favorables al iluminismo. Con la campaña napoleónica, la fascinación por
Egipto va a aumentar y el esoterismo occidental va a ser sacudido por un descubrimiento que
abrirá nuevas direcciones: el Magnetismo.

Notas:

1) “Constitución de Anderson “, en Textos fundadores de la Tradición Masónica 1390- 1760,


traducidos y presentados por Patrick Négrier, Grasset, París, 1989, p. 226.
(2) Sobre la aparición del grado de Maestro, ver Goblet d' Alviella, De los Orígenes del
Grado de Maestro en la Francmasonería, Trédaniel, París, 1983, y Roger Dachez, “Ensayo
sobre el origen del grado de Maestro “, revista Renacimiento Tradicional, n° 91-92,
juliooctobre, 1992.
(3) Antonio Faivre, Acceso del esoterismo occidental, Gallimard, París, 1996, tomo 2. p.
285.
(4) Irene Mainguy, Las Iniciaciones y la iniciación masónica, Édiciones Masónicas de
Francia, París, 2000, p.80.
(5) Es en 1742 que aparece por primera el neologismo “esoterismo”. Es Louis-Francois
La Tierce quien introduce este uso. Este Francmasón es el autor de Novedades, obligaciones
y Statuts de la muy venerable confraternidad de los Francmasones, (1742), adaptación y
traducción francesa de la Constitución de Anderson y del Discurso de Ramsay.
(6) Sobre ese personaje sorprendente, ver Jocelyn Godwin, Athanasius Kircher, un
hombre del Renacimiento a la conquista del saber perdido, Juan-Jaime Pauvert, París, 1980.
(7) El libro de Juan Terrasson se sitúa en el humus de Telémaco de Fenelón, (reescristo
en 1695 y publicado en 1699 por Ramsay), una novela pedagógica que recuerda los poemas
de Homero y de Virgilio cuando enseñan al joven duque de Burgoña el arte de reinar sin
despotisme. El abad Terrasson utiliza un procedimiento similar. Para construir su relato, hace
prueba de una vasta erudición, retomando todo lo que pudo ser escrito sobre Egipto (Diodoro
de Sicilia, Clemente de Alejandría, Herodoto, Jámblico, Athanasius Kircher...).
(8) “Noticia sobre la vida y las obras del abad Terrasson”, en Setos, historia o vida tomada
de los monumentos, anécdotas del antigua Egipto, D' Altal, París, 1813,tomo l,p.12.
(9) Ramsay compone en marzo de 1737 una segunda versión de ese discurso, más largo
que el primero en el que lanza la idea de una Gran Enciclopedia.
(10) Notemos que Ramsay no creó ningún rito ni
grado. Sin embargo es considerado como quien le ha dado impulso a ese movimiento.
(11) A ese respecto, ver el artículo de Michel Piquet:
“El Grado de Rosa-Cruz: las fuentes del “Nec Plus Ultra” revista Renacimiento Traditional, n?
110-11, julio 1997.
(12) Ver René El Forastero, La Francmasonería templaria y ocultista en los siglos XVIII y
XIX, Aubier Montaigne, París, 1970, Introducción, cap. Ill.

(13) René El Forastero: La Francmasonería templaria... op. cit., libro Il, capo 1, pp. 543-
555.
(14) Esta magnífica obra es actualmente editada por la Difusión Rosacruz.
(15) Sobre los Hermanos Iniciados de Asia, y Saint Germain, ver Arthur Mandel, El Mesías
militante - historia de Jacob Frank y del movimiento frankiste, Arché, París, 1989. El célebre
alquimista es también citado en el libro de René El Forastero (op. cit.). Pablo Chacomac
también consagró una obra, El Conde de Saint Germain (ediciones Tradicionales, París,
1947) a ese personaje sobre el que no nos extenderemos aquí por falta de espacio.
(16) Ver el artículo de Pierre Mollier: “El grado masónico de Rosa-Cruz y el Cristianismo:
apuesta y poder de los símbolos “, revista Politica Hermética, n° 11, 1997.
(17) Ese texto de 1765 figura en la Biblioteca histórica de París.
(18) Ver El Forastero, La Francmasonería templaria ... (op. cit., pp. 68-84 y 157-164), Y
sobre todo Enrique Corbin, quien, en Templo y contemplación, presenta un análisis más
profundo, (Flammarion, París, 1980, pp. 376-379).
(19) Henry Corbin, Templo y contemplación, op. cit, p.373. (Continuará)
Parte XII

Magnetismo y egiptología

En el siglo XVIII, la ciencia de Hermes se encuentra confrontada a las Luces que marcan un
período lapidario de la historia occidental. Durante este periodo, los defensores del
esoterismo se apasionaban por Egipto y se entregaban a una ciencia nueva: el magnetismo.
Es importante ver cómo estos elementos aparecieron y los valores que ellos promueven para
comprender la evolución que va a conocer el rosacrucismo.

El movimiento filosófico de las Luces se caracteriza por la confianza total que se tiene en el
progreso. Considera a la razón como la guía infalible del hombre y desarrolla una
desconfianza por todo aquello que provenga de la religión o de la tradición. La luz que busca
el hombre no es más aquella de Dios, sino aquella que el hombre hizo brillar por su
inteligencia. En efecto, el hombre del siglo de las Luces observa al mundo con distintos ojos.
En algunos años, el saber de la humanidad se amplía considerablemente. Asistimos a los
inicios de la electricidad, y la fuerza del vapor descubierta por Denis Papin encuentra sus
primeras aplicaciones. Los trabajos de Antoine Laurent de Lavoisier ponen una definitiva
distancia entre las investigaciones de los alquimistas y las demostraciones experimentales
de la química. Los trabajos del naturalista George- Louis Leclerc Buffon anunciando el
evolucionismo, cavan una fosa inmensa entre una comprensión científica del fenómeno de la
vida y las teorías creacionistas defendidas por la religión.

El sensualismo

El siglo XVIII no es sólo aquél de las ciencias; es también aquél de los filósofos, pero estos
últimos son sobretodo sabios. Étienne Bonnot de Condillac hizo de la sensación el origen de
todos los conocimientos. Para él, el hombre toma consciencia de él mismo y de sus
potencialidades, no porque piensa, como decía Descartes, sino porque tiene sensaciones.

lntroduce el sensualismo, un movimiento en el cual figuran Claude Adrian Helvetius y Paul


Henri Thiry, barón de Holbach. Ambos profesan un materialismo y un ateísmo absolutos,
presentando a la religión como un instrumento de tiranía contrario a la razón e impidiendo el
acceso a la felicidad.

El hombre maquina

El proyecto de esta época ya no es más el mejorar al hombre interno, sino caminar hacia el
progreso que dará la felicidad a todos. Además, este periodo pone en duda la existencia
misma del hombre interno, del alma. Julien Offray de la Mettrie, con su libro “El hombre-
máquina” (1748), reduce al hombre a una mecánica que no necesita a un Creador para existir.
Los filósofos, en su mayor parte, compartían ese punto de vista. A pesar de que Jean-Jacques
Rousseau se levanta contra esta actitud, forma parte de aquellos que como Helvetius,
Voltaire, Montesquieu, Condillac, colaboran con la obra maestra del siglo de las Luces: la
Enciclopedia de Diderot y de Alembert (1751 a 1780). El racionalismo y el materialismo de
esta enciclopedia ejercieron una fuerte influencia sobre la cultura de la época y será calificada
por los jesuitas y los jansenistas como el “libro del diablo”.

Con tales posiciones cabe preguntarse cómo el hombre del siglo XVIII podría aún creer que
en él existe un principio superior, un alma, que lo liga a un hipotético Divino. Ciertamente el
hombre de la calle no era muy sensible a las distintas posiciones de los defensores de las
Luces pero, los partidarios del iluminismo (1), es decir, del esoterismo, se preocupan por esta
pregunta. Es entonces que la aparición de esta nueva ciencia, el magnetismo, les va a llevar
en las investigaciones a debates donde espiritualistas y materialistas se opondrán
violentamente. El abad Foumié, antiguo secretario de la Orden de los Elegidos-Cohens,
pronto declara que el magnetismo fue enviado por Dios para hacernos comprender que
tenemos un alma distinta e independiente de nuestro cuerpo (2).

El magnetismo

En efecto, para Eliphas Lévi, el elemento importante del siglo XVIII no es ni la Enciclopedia,
ni la filosofía de Voltaire, ni aquella de Rousseau, pero sí el magnetismo descubierto por
Franz-Anton Mesmer (1734-1815). Él agrega: “Mesmer es como Prometeo: ha dado a los
hombres el fuego-cielo que Franklin sólo supo desviar” (3). En 1766, ese médico originario
de Suabe escribe una Disertación psico-médica sobre la influencia de los Planetas (4) en la
que estudia la causa de la gravitación universal y su influencia sobre la salud. Retoma las
hipótesis de Paracelso y de Robert Fludd sobre un alma del mundo, las del alquimista van
Helmont sobre el magnetismo médico (5), y las teorías de William Maxwel sobre el espíritu
vital (6). Confrontando estos diferentes puntos de vista con los principios enunciados por
Isaac Newton y sus propias reflexiones, termina de desarrollar la teoría sobre el “magnetismo
animal”, Bajo ese nombre, designa “la propiedad que tienen los cuerpos de ser susceptibles
a la acción de un fluido universalmente repartido que envuelve a todo lo que existe y que sirve
para mantener el equilibrio de todas las funciones vitales” (7).

Franz-Anton Mesmer se decía capaz de captar esta energía sutil para tratar a los enfermos,
devolviendo la armonía energética necesaria para su salud. Pretendía ser capaz de curar
todo tipo de enfermedad. Desde 1772, comienza a sanar aplicando imanes calamitas. Con el
tiempo, se da cuenta que también obtiene efectos interesantes magnetizando con sus manos.
También cura con agua magnetizada, pero es sobretodo con su célebre “artesilla de madera”
que él trata a sus enfermos. Esta artesilla está constituida por una cuba de casi seis pies de
diámetro conteniendo arena mezclada con vidrio tomado de las botellas rotas, del azufre de
bastones triturados y de limaduras de hierro. La cuba es llenada de agua y cerrada por una
tapa en la que se hunden varillas de hierro dispuestas de manera tal que el enfermo pueda
poner en contacto una de las extremidades de la varillas con la parte de su cuerpo destinada
a recibir el tratamiento reparador.

La sociedad de la armonía

Rápidamente, Mesmer es tildado de charlatán, de hacer magia. Su punto de vista es


categórico y no cesará durante toda su vida de explicar que el magnetismo no tiene nada de
sobrenatural, que se trata de un fenómeno físico. Cansado por las críticas, deja Viena, se
instala en Munich, luego en París, donde publica su Memoria sobre el descubrimiento del
magnetismo animal (1779), un texto en que intenta justificar el origen de su teoría y donde
pone en evidencia la existencia de un fluido universal que circula en los cuerpos. Bien que en
numerosos pasajes de su memoria, Mesmer se muestra relativamente arrogante respecto de
la ciencia oficial, envía su libro a cuarenta y siete sociedades sabias del mundo entero
(Estados Unidos, Holanda, Rusia, España...).

Esta publicación le valdrá numerosos altercados con la Academia de Ciencias, la Sociedad


Real de Medicina y la Facultad de París. Estas controversias lo obligan a retomar la ruta,
instalándose en Spa. Los pacientes de Mesmer están entusiasmados por los resultados que
las curas magnéticas operan sobre su salud. Dos de ellos, Nicolás Bergasse, un abogado
lionés y Kornmann, un banquero alsaciano, le ayudan a crear un establecimiento donde los
enfermos podrían seguir las curas de magnetismo y donde también se pudiera enseñar esta
ciencia. Funda, en 1783, la Sociedad de la armonía. El magnetismo conoce entonces un éxito
en aumento. El propio Louis-Claude de Saint Martín se dejará seducir por algún tiempo. Es
sorprendente que entonces Mesmer se dedique a demostrar que el magnetismo no tiene
nada a ver con el ocultismo y sin embargo le da a la Sociedad de la armonía una forma que
aparenta un rito masónico. Nombra a su sociedad “logia”, utiliza los hieroglíficos y los
símbolos para transmitir sus enseñanzas. Además, los miembros son introducidos en la
sociedad por un ritual de recepción que se parece a una iniciación y las reuniones, donde se
cultiva el gusto por el secreto, contienen un ceremonial casi ritual. Se puede decir que la
Sociedad de la armonía es una suerte de sociedad paramasónica. Mesmer mismo era
francmasón, como la mayoría de los miembros de su sociedad que también reagrupaba a
muchos martinistas (8). Mesmer pronto autoriza la creación de sociedades en muchas
ciudades. Puységur funda la Sociedad armónica de beneficencia de los amigos reunidos en
Estrasburgo, mientras que el doctor Dutrech funda la Concordia en Lyon. El doctor Mocet
también funda una sociedad en Burdeos.

Arte y Egipto

La pérdida de influencia de la Iglesia conduce a los hombres del siglo XVIII a preguntarse
más libremente sobre las otras formas de espiritualidad y la atracción por Egipto aumenta. Es
primero en el arte que esta tendencia se manifiesta en el siglo XVII. Jean Baptiste Lully había
presentado a Saint Germain en “Laye Isis” (1677), una ópera de inspiración egipcia y en París,
el teatro de Burgoña presentó una pieza de Jean Francois Regnard, “Las Momias de Egipto”
(1696), poniendo en escena a Cleopatra y Osiris. En nuestro artículo precedente,
mencionamos la novela del abad Terrasson, “Setos o vida sacada de los monumentos y
anécdotas del antiguo Egipto” (1735), que habla de las iniciaciones en la gran pirámide y en
los templos de Menfis. Las pruebas de purificación por los cuatro elementos -tierra, agua,
fuego y aire- que hizo pasar a sus héroes (tomo segundo, libro III), serán retomadas por la
francmasonería en su ritual. Algunos años más tarde, Jean-Phillip Rameau da en Versalles
un ballet, Los “Festes del Himen” o los Dioses de Egipto (1747), en la cual aparece Osiris.
Pronto volverá sobre ese tema con “El Nacimiento de Osiris” (1751), una ópera-ballet.

La arquitectura no escapa y en su obra titulada “Diferentes maneras de ornamentar las


chimeneas” (1769), Giambattista Piranesi propone numerosos adornos inspirados en el estilo
egipcio. La reina María Antonieta es sensible a la estética egipcia y encarga diversos objetos
para los palacios reales, en particular esfinges que se encuentran en Versalles, en
Fontainebleauy en Saint-Cloud, Wolfgang Amadeus Mozart musicaliza “Tamos rey de
Egipto”, un drama del barón von Gebler, de donde reutilizaría ciertos elementos para La
Flauta Magica (1791), su ópera masónica teñida de egipcianismo. Neumann crea en Dresde
“Osiris” (1781), una ópera de inspiración egipcia. Otras obras seguirán tales como “El viaje
de Kosti” (1795), de Karl von Eckartshausen, una novela iniciática donde el héroe es instruido
sobre el sentido escondido de los símbolos masónicos en las pirámides (9).

El culto primitivo

En esta época aparece una publicación que marcará una etapa mayor en el estudio
comparativo de las religiones, “El Mundo Primitivo” analizado y comparado con el mundo
moderno (1773), de Court de Gébelin (10). A su manera, el autor se lanza a la investigación
de la Tradición Primordial a través del estudio del origen de las lenguas o idiomas. Piensa
encontrar la lengua original de la humanidad buscando la “Palabra perdida” y, por ella, restituir
su pureza primitiva. Sus reflexiones le conducen a pensar que París fue en otro tiempo, el
centro de un santuario egipcio. Para él, la palabra “París” se deriva de Bar Isis, es decir,
“barca de Isis” (11). Indica que donde hoy se encuentra la catedral de Nuestra Señora (Nótre
Dame) en el pasado se encontraba un santuario dedicado a Isis. En el volumen VIII del Mundo
Primitivo (1781), encontramos el primer estudio esotérico consagrado al tarot. Court de
Gébelin presenta el origen del tarot como egipcio e indica que Thot sería su creador.

En 1783, se enferma y es Franz-Anton Mesmer quien le cura. Su restablecimiento causa un


gran ruido pues pronto recuerda su cura por el magnetismo en una reunión del Museo de
París (emancación académica de la célebre logia de las Nueve Hermanas de la cual él es
miembro). En julio, le escribe una carta sobre el magnetismo al rey de Francia. Pronto
circulará por todo París y alimentara la polémica alrededor de Mesmer... más aún por el hecho
que Court de Gébelin muere al año siguiente por su enfermedad. Etteilla (Alliette, 1738-1791),
su discípulo, continuará sus investigaciones sobre el tarot y Egipto y fundará una orden
iniciática misteriosa, los “Perfectos Iniciados de Egipto”.

Como capítulo del estudio comparado de las religiones, es conveniente señalar la obra que,
después de la desaparición del autor del Mundo Primitivo, causó mayor sensación. Se trata
del “origen de todos los cultos o Religión Universal” (1794), de Charles- Francois Dupuis. Este
vasto tratado de mitología, cuyo centro lo constituye un “Tratado sobre los misterios”, quiere
demostrar que todas las doctrinas, las leyendas y las fiestas tienen como fuente común a una
religión universal basada en los fenómenos astronómicos. El autor, francmasón, sigue los
misterios desde su fuente egipcia. Él les juzga malos, viciados y contrarios a la verdad, pues
para Dupuis “la verdad no es cosa de misterios: ellos son producto del error y de impostores”.
Puntualizando en el cristianismo demuestra que éste tomó sus elementos de las religiones
antiguas desnaturalizándolas. El libro de Dupuis tendrá mucho éxito entre los racionalistas
que lo harán su biblia (12).

Cagliostro

De alguna manera, Egipto y el magnetismo van a reunirse con la creación de un rito masónico
egipcio realizado por Alessandro Cagliostro. Los orígenes de este personaje son enigmáticos.
Se dice que recibió una iniciación rosacruz en Malta entre 1766 y 1768. En 1778, funda en
Holanda la primera logia de un género nuevo, un rito egipcio. Después de viajar por toda
Europa, Cagliostro llega a Lyon en octubre de 1784. Es ahí, en diciembre, que inaugura “La
Sabiduría Triunfante”, la logia-madre de su orden. Como Franz-Anton Mesmer, organiza
curas conteniendo un carácter iniciático: “las dos cuarentenas”. La primera permite al masón
egipcio devenir “moralmente perfecto”, la segunda devenir “psíquicamente perfecto”(13).
Según Robert Amadou, la práctica ritualística y personal de Cagliostro, si bien no procede de
una filiación histórica que la ligue a Egipto, “esposa la línea del Egipto faraónico remudado
por el cristianismo copto” (14). Encontrarnos una teúrgia, una magia religiosa y una
investigación de la inmortalidad, así como muchos elementos pertenecientes a las prácticas
y aspiraciones de la sabiduría egipcia.

El desarrollo de toda suerte de ritos -practicantes o no del ocultismo, el magnetismo, el


templarismo, el rosacrucismo o el martinismo- incita a los francmasones a preguntarse acerca
de sus orígenes. En el transcurso de los años 1784-1785 y 1786-1787, el régimen masónico
de los Filatelios realiza una gran convención internacional donde cada uno es invitado a dar
su punto de vista donde el más apto ha de conducir a sus adeptos hacia la Sabiduría (15).
Se cuenta que en esta ocasión, Cagliostro habría dicho, en mayo 1785: “No busquen más,
señores, la expresión simbólica de la idea divina: ella fue creada hace sesenta siglos por los
Magos de Egipto. Hermes-Thot fijaron los dos términos. El primero, es la Rosa, porque esta
flor presenta una forme esférica, el símbolo más perfecto de la unidad y porque el perfume
que exhala es como una revelación de la vida. Esta rosa fue colocada en el centro de una
Cruz, figura que expresa el punto donde se unen las cimas de dos ángulos rectos en los que
las líneas pueden ser prolongadas al infinito por nuestra concepción, en el triple sentido de
altura, largo y profundidad. Este símbolo tuvo por materia, el oro, cuyo significado, en la
ciencia oculta, es luz y pureza; el sabio Hermes la llamó Rosa-Cruz, es decir, Esfera del
Infinito”. La misión de Cagliostro será de corta duración. Después del asunto del collar de la
reina, se exilia en Inglaterra, pero, perseguido por la Inquisición, es arrestado el 27 de
diciembre de 1789. Él será juzgado por herejía y magia. Morirá en la fortaleza de San Leo el
26 agosto de 1795. Su vida pública no excedió los 13 años de duración.

Condena del magnetismo

Desde el inicio del siglo XVIII, la corte pierde su preponderancia y es reemplazada por las
actividades en los salones, donde se reciben a artistas, escritores, filósofos y sabios, sitios
donde el magnetismo rápidamente toma un gran lugar y las sesiones pronto se convierten en
una actividad, entiéndase, una diversión fuertemente estimada por la alta sociedad. Sin
embargo, esta práctica es un verdadero desafío a la Razón, elevada a dogma por las Luces.
En 1784, el rey Luis XVI nombra una (10) comisión, compuesta por Antoine Laurent de
Lavoisier, Benjamín Franklin y cuatro miembros de la Academia de medicina, para juzgar al
magnetismo. Esta comisión, si bien reconoce los efectos curativos del magnetismo, lo
desaconseja juzgarlo no científico y muy cargado de supersticiones. Ven en él, el efecto de
la imaginación. Los panfletos contra el magnetismo se multiplican.

El sonambulismo

Al final del siglo XVIII, el mesmerismo se haya en dificultades. En efecto, en 1785, Nicolás
Bergasse, principal colaborador de Franz-Anton Mesmer (es él quien traduce sus textos, pues
Mesmer manejaba mal la lengua francesa), es expulsado de la Sociedad de la armonía.
Pronto se alineará al lado de los espiritualistas, quien, como Louis Claude de Saint-Martin o
Jean-Phillipe Dutoit-Membrini, empiezan a desconfiar del magnetismo (16). Franz-Anton
Mesmer, eterno viajero, parte por algún tiempo a Toulouse (Tolosa) y se instala en marzo de
1786 en casa de los Bourg, una familia de los elegidos-Cohens muy ligada a Saint-Martin(17).
La Sociedad de la armonía será disuelta algunos años más tarde, en 1789 y Franz-Anton
Mesmer pasará al «oriente eterno» en 1817. Sin embargo, desde hacía algunos años, el
magnetismo se orientaba hacia el ocultismo. En efecto, Armand Marie Jaime de Chastenet,
marqués de Puységur, coronel de artillería, había hecho un descubrimiento que llevaría al
magnetismo en una nueva dirección: el sonambulismo (18).

Cuando un sujeto es magnetizado durante algunos minutos, en pasajes, cae en una suerte
de letargo, es “el sueño magnético”. En abril de 1784, cuando magnetizaba siguiendo los
principios de Mesmer, el marqués de Puységur descubre que cuando un sujeto cae en el
sueño magnético, su personalidad se modifica. Se produce en él una prodigiosa extensión de
los sentidos que le permiten ver y entender cosas inaccesibles al espíritu humano. Mejor aún,
el sujeto se convierte en un médium dotado de una clarividencia sorprendente y es capaz de
responder a preguntas referidas a las cosas de lo invisible. Es el inicio del sonambulismo
magnético o artificial, un descubrimiento que más tarde llevará a un descubrimiento
fundamental, aquel del inconsciente (19).
Inevitablemente, todos aquellos interesados en las ciencias de lo invisible y en primer plano
los elegidos-Cohens, son seducidos por esta práctica. Un poco, sólo una parte, se conoce de
los oráculos de los sonábulos. Jean Baptiste Willermoz no escapa a ellos y es probable que
esta práctica sea para muchos la caída de la Orden de los elegidos Cohens. En efecto, con
el sonambulismo, ya no hay necesidad de ascesis ni de ritos complicados para comunicarse
con lo invisible: basta con llevar a un paciente al sueño magnético e interrogarlo. La práctica
mostrará que a pesar de todo, las cosas no son tan simples y Jean Baptiste Willermoz, quien
en este movimiento crea la Sociedad de los iniciados (1785), hará “el gasto” entre abril de
1785 y octubre de 1788 (20). Se unirá enseguida a martinistas, quienes, como Rudolph
Salzmann, piensan que es peligroso querer levantar el velo del otro mundo sin realizar un
trabajo previo de santificación.

En el siglo XVIII, la Iglesia no se preocupa en condenar al magnetismo. Estará más enfocada


en la francmasonería, pues la admiración por el esoterismo había llevado a muchos cristianos
a llamar a las puertas de las logias. Es denunciada por la bula papal (In eminenti) de 1738, y
renovada por aquella de Benedictus XV (Pro vidas) en 1751. Esta prohibición queda sin efecto
y las logias proliferan en toda Francia. Las encontrarnos hasta en las abadías. José A. Ferrer-
Benimelli realizó un censo de cerca de dos mil eclesiásticos que frecuentaban las logias (21).
En esta época se cuenta con casi seiscientos cincuenta talleres masónicos repartidos en todo
el país. Con la Revolución, casi todos pasarán al silencio, “caerán en el sueño”.

La piramide de tullerías

En 1789, Francia oscila, poniendo fin al Antiguo Régimen, aquél de la realeza. Es


sorprendente constatar que los revolucionarios no son insensibles a Egipto. Parecen
proyectar su ideal primitivo de pureza, de justicia y de sabiduría en él. Así, cuando el 26
agosto de 1792, se realiza una ceremonia en honor de los mártires de la jornada del 10
agosto, se levanta una gigantesca pirámide en las Tullerías. Al año siguiente, en agosto, se
hace la Fiesta de la Naturaleza regenerada para conmemorar la caída del Antiguo Régimen.
Sobre los escombros de la Bastilla, se levanta la fuente de la Regeneración, que, bajo la
forma de una estatua de Isis, representa a la Naturaleza. En la misma época, Jean Baptiste
Lemoyne monta la primera ópera cuya acción se sitúa totalmente en las Tierras de los
faraones, “Nefié” (derivado de los nombres de los dioses Neith y Ptah). Los adornos,
realizados por Pierre-Adrian Paris, muestran las pirámides, las tumbas y una avenida de
esfinges que conducen al templo de Osiris.

Napoleón Y Egipto

Algunos años más tarde, la pasión por Egipto toma una importancia mayor con Napoleón.
Ella llevará a la creación de órdenes iniciáticas que se reclaman de la tierra de los faraones.
En mayo de 1798, Napoleón Bonaparte viaja hacia Egipto con cincuenta y cuatro mil soldados
y muchas decenas de sabios, matemáticos, astrónomos, ingenieros, diseñadores y artistas.
Desembarca en Alejandría a inicios del mes de julio de 1798. Algunos días más tarde, los
mamelucos son vencidos en la batalla llamada de las pirámides. Al año siguiente, el
emperador crea una comisión de estudio de Egipto que pronto dará nacimiento a una
publicación prestigiosa, la “Descripción de Egipto” (9 volúmenes de textos y 11 volúmenes de
planchas publicadas entre 1809 y 1829). Esta Obra monumental revelará al mundo los
esplendores de ese país y marcará los inicios de una “egiptomanía” (22).

Un texto fundamental es editado de manera separada antes de formar parte de la Descripción


de Egipto; se trata del papiro del texto que llamamos “El Libro de los muertos”, publicado por
M. Cadet bajo el título “Copia figurada de un rollo de papiro encontrado en Tebas en una
tumba de los reyes...”. En el siguiente siglo, el promotor del magnetismo moderno, Henri
Durville, lo comentará ampliamente en el marco del movimiento “egipciante” que él crea, la
“Orden Eudiaca”. Una vez más, la tierra de las pirámides inspira a los artistas y en marzo de
1808, el emperador tiene el placer de asistir a la creación de los “Amores de Antonio y
Cleopatra”, un ballet de Jean-Pierre Aumer basado en la música de Rudolphe Kreutzer. Isis
continúa fascinando a los parisinos y en 1809 una comisión estudia la realidad de la hipótesis
formulada por Court de Gébelin en cuanto a los orígenes del nombre de París (Bar Isis).
Concluye que esta leyenda es realidad, recordando la existencia de un antiguo culto a Isis.
En enero 1811, el origen isiaco de París es oficialmente reconocido y la diosa egipcia será en
adelante representada en el escudo de armas de la ciudad de París. La publicación de la
Descripción de Egipto lanza de nuevo las especulaciones sobre los misterios de los
conocimientos guardados por les sacerdotes del país del Nilo. Alexander Lenoir publica “La
Franc-Masonería rendida a su verdadero origen” (1807), un libro en el cual intenta relacionar
a la francmasonería con la religión egipcia, que él presenta como la religión natural y
primordial. Por su parte, A. P. J. de Visme publica sus “Nuevas investigaciones sobre el origen
y el destino de las Pirámides de Egipto” (1812), un libro en el que se dedica a demostrar que
ellas revelan los principios elementales de las verdades abstractas y ocultas. Se reimprime
entonces Setos, que, esta vez conocerá más un suceso mayor de éxito que su primera
edición.

Los amigos del desierto

Es en este clima, marcado por un Egipto a menudo idealizado, que nacen muchos grupos
iniciáticos egipcianizantes. El primero sigue siendo misterioso, se trata de la “Orden de los
Sofisianos” (1801), que sólo es mencionada por Ragón. La que más nos interesa es aquella
que nace en Toulouse (Tolosa) bajo el impulso de Alexandre Del Mege (1780-1862), un
arqueólogo quien funda la “Sociedad Arqueológica del Medio día” (volveremos más tarde
sobre esta sociedad cuando hablemos del movimiento rosacruz de Toulouse de fines siglo
del XIX. Este francmasón titular del grado de Rosa- Cruz crea, en 1806, “Los Amigos del
Desierto”. Establece su logia madre, “la Soberana Pirámide”, en Toulouse (23). Según el
proyecto de su fundador, la logia debería tener la forma de una pirámide, la puerta reguardada
por dos esfinges. Debía contar con un altar dedicado al “Dios Humanidad-Verdad”, delante
de las representaciones de Isis y de Osiris. Los muros habrían de ser decorados con
hieroglíficos copiados de los grabados de antiguos monumentos egipcios. Los trajes de los
miembros de la Orden debían ser al estilo de Egipto. Se ignora si este proyecto fue realizado
pues la existencia de esta orden parece fue efímera. Pero Toulouse contaba con “pirámides”
en Montauban y en Auch. No es imposible que haya conocido una modesta existencia durante
algunos años. Un poco más tarde, en 1822, otros tolosanos, el coronel Louis Emanuel Dupuy
y el conservador de los archivos de la Alta Garona Jean-Raymond Cardes, parecen continuar
ese proyecto egipcio creando una logia del rito de Misraim.

El rito de Menfis

Hacia 1814, Marc y Michel Bédarrides, cuadros de la armada de Napoleón en Italia, llevan a
París el Rito de Misraim (palabra hebrea para “Egipcios”). De hecho, fuera de su nombre,
esta orden hizo muy poca referencia a Egipto en sus ceremonias. Este rito nace en los medios
militares y administrativos franceses de Italia, instalados en ese país por las campañas
napoleónicas. En esta época, franceses e ingleses se disputan Egipto. Los francmasones son
muy numerosos en los ejércitos imperiales por lo que se comprenderá entonces, que
estuviesen tentados de buscar otra fuente a su orden además de aquella codificada por
Anderson. Las maravillas que descubren en Egipto no son ajenas a su decisión, en la medida
en que esta última se sitúa en un período donde se tiene la tendencia a asimilar el esoterismo
y a Egipto. Como lo hemos mostrado en los apartados precedentes, ese punto de vista había
sido puesto en evidencia en el Renacimiento, donde el Egipto de Hermes era visto como la
fuente de la Tradición Primordial (24).

Algunos años después de la aparición del Rito de Misraim, se asiste al nacimiento de aquél
de Menfis (1838), fundado por Jean Etienne Marconis de Nègre. Contrariamente a su
predecesora, esta orden intenta integrar los elementos tomados de los misterios de Egipto,
tal como lo reportan Diodoro de Sicilia y el abad Terrasson en Setos. Marconis de Negre sin
duda fue influenciado igualmente por “Los Misterios de Isis y de Osiris, iniciación egipcia”
(1820). Su autor, T. P. Boulange, abogado de la corte real y profesor de la facultad de derecho
de París, denuncia los errores de Dupuis y muestra el valor iniciático de los misterios egipcios
destinados, según él, a formar al discípulo en la práctica de la virtud y del estudio de las altas
ciencias.

La piedra roseta

Hasta entonces, las especulaciones sobre Egipto habían dado lugar a múltiples teorías. Sin
embargo, se ignora el contenido real de los textos egipcios. Las hipótesis de Athanasius
Kircher, ese sabio apasionado por la arqueología, la lingüística, la alquimia y el magnetismo,
hacen ley (Oedipus Aegyptiacus, 1652). Las cosas cambian brutalmente en 1822. Gracias a
la piedra de Roseta, que tiene un texto en tres caracteres: hieroglífico, demótico y griego,
Jean Francois Champollion (1790- 1832) descubre la llave que permite comprender el sentido
de los hieroglíficos. De golpe, las hipótesis de Athanasius Kircher se quiebran y asistimos al
verdadero nacimiento de la egiptología. Francia siente convertirse en la “hija mayor de
Egipto”. En 1827, inaugura su museo egipcio en el Louvre, donde Champollion es el
conservador o curador.

La sociedad del magnetismo

Durante este período, el movimiento iniciado por Mesmer continúa su progreso bajo nuevas
formas. El marqués de Puységur, gran magnetizador y hombre de bien (su casa siempre
estaba abierta a los pobres y a los desposeídos), publica numerosas obras en las que cita las
curaciones y los resultados obtenidos por las curas magnéticas. Con su alumno Joseph Pierre
Deleuze, pronto funda el primer periódico completamente centrado en temas alrededor del
magnetismo, “los Anales del Magnetismo” (1814-1816). Crean la “Sociedad del Magnetismo”
(1815) que conocerá una gran resonancia. Otras corrientes nacen en este periodo; las que
abordaremos en próximas secciones.

Algunos autores también intentan ligar el magnetismo con Egipto, como el doctor Alphonse
Teste, médico magnetizador y homeópata. En su “Manual Práctico de magnetismo animal”
(1828 y 1840), cita fuentes egipcias de esta práctica. De igual forma, un artículo de la revista
“El Magnetizador espiritualista”, órgano oficial de “La Sociedad de los Magnetizadores
espiritualistas de París”, creada por Alphonse Cahagnet, hace referencia a Egipto. El doctor
Martins evoca las visiones de su médium quien vio un templo-hospital egipcio donde las
camas estaban dispuestas alrededor de una cadena magnética.
La Iglesia tendrá una posición ambigua respecto al magnetismo. En un primer momento, lo
condena en 1841, pero adopta una posición más abierta desde 1856. En efecto, ella no puede
rechazar a un movimiento que, de una alguna manera, lucha contra el materialismo de las
Luces intentando aportar pruebas de la existencia de alma. A ese título, en “El Mundo oculto
o Misterios del magnetismo” (1851 y 1856), Henri Delaage considera que el magnetismo es
un medio propio para llevar a los incrédulos a la fe. El prefacio de su libro es escrito por el
célebre padre Lacordaire quien, desde 1846, hablaba de esta ciencia desde el púlpito de
Notre Dame de Paris. La obra de Henri Delaage tiene en exergo una frase de Alexandre
Dumas quien enuncia: “si hay una ciencia en el mundo que hace visible al alma, no contradice
al magnetismo”. Honore de Balzac, en su novela “Ursule Mirouet” (1841), nos pinta el retrato
de un médico, el doctor Minoret, quien encuentra la fe después de una experiencia con el
magnetismo. El capítulo VI de su libro lleva por título: “Precisiones del magnetismo”.

Jesús esenio

Sin embargo, el dogmatismo de la Iglesia se reiniciará en aquellos quienes, en ese contexto,


están en la búsqueda del verdadero cristianismo, de un cristianismo primitivo. Es el caso del
abad Chatel, (1795-1837) promotor de la Iglesia Católica Francesa. Esta iglesia será
relacionada con la Orden neotemplaria de Fabré-Palabrat, otros, como Pierre Leroux, verán
en el esenismo al verdadero cristianismo. Su libro “De La humanidad, de su principio y de su
avenir...” (1840) hace de Jesús un esenio en contacto con la tradición de oriente. Daniel
Ramée sigue la misma línea en “La Muerte de Jesús, Revelaciones históricas [...] según el
manuscrito de un Hermano de la Orden sagrada de los Esenios, contemporáneo de Jesús”
(1863). Así, el esenismo, ya prefigurado por la Rosa-Cruz de oro de Antiguo Sistema hacia
1777, va a seguir siendo motivo de preocupación para quienes buscan la Tradición Primordial.
Se combina con la egiptología, una pasión por la sabiduría de un pueblo del que se
redescubren su fundamentos.

Se puede decir que la época que acabamos de citar, se caracteriza por su nueva relación con
los mundos superiores. La magia aparecida en el Renacimiento tiende a modificarse por
nuevas prácticas desnudas de connotaciones religiosas. Con el magnetismo, se desacelera
a voluntad de hacer nacer una ciencia de los mundos ocultos.

Este viraje hacia el magnetismo puede parecer extraño en una serie de artículos consagrados
a la historia del rosacrucismo. Pero es fundamental. Nos va a permitir comprender mejor la
forma en que la herencia esotérica y sus prácticas han evolucionado. En efecto, el
magnetismo dará nacimiento a numerosos movimientos los que, a partir de ese fenómeno,
se dedicarán a estudiar el siquismo del ser humano, sus facultades no explotadas y la manera
de desarrollarlas para vivir de una forma más armoniosa. En 1836, se produce un hecho que
tendrá consecuencias importantes: un francés, Charles Poyan, discípulo del marqués de
Puységur, introduce el mesmerismo en América. Tendremos pronto la ocasión de hablar al
respecto.

Notas:
1. Antoine Faivre consagró un estudio muy completo a ese tema, El esoterismo en el
siglo XVIII, París 1973, Seghers. Sobre el mismo tema, ver también los dos volúmenes de
Augusto Viatte, Las Fuentes ocultas del novelatismo, Iluminismo y Teosofia, 1770- 1820,
Honoré Champion, París, 1979.
2. Pierre Foumié, Eso que hemos sido, eso que somos yeso que seremos, en A. Dulau y
Co., Londres, 1801, p.363.
3. Éliphas Lévi, Historia de la Magia, Félix Alean, París, 1922, libro VI, capo 1, p. 416.
4. Dissertatio physico-medica de planetarum influxu, Viena, 1766. Ese texto fue publicado
por Robert Amadou en 1971 en ediciones Payot, en un volumen que, bajo el título El
Magnetismo animal, se asemeja a la obra escrita por Mesmer sobre ese tema. Se encuentra,
la Diserción fisico-médica sobre la influencia de los planetas, su Discurso sobre el
Magnetismo, la Memoria sobre el descubrimiento del Magnetismo animal, así como de las
correspondencias.
5. De Magnetica vulnerum curatione, Paris, Vic. Leroy, 1621.
6. De Medicina magnetica, Francfort, 1679.
7. Extracto del Catecismo del Magnetismo animal, un texto que Mesmer daba a sus
adeptos. Ver F.-A. Mesmer, El Magnetismo animal, op. cit. p.225.
8. La denominación martinista es utilizada aquí para calificar a aquellos que se sitúan en
el movimiento de Martines de Pasqually, de Jean Baptiste Willermoz y de Louis Claude de
Saint-Martin Este último lo utilizaba en ese sentido desde 1787.
9. Sobre ese tema, se puede consultar la obra magníficamente ilustrada Egiptomanía,
Egipto en el arte occidental 1730-1930, Reunión de los Museos nacionales. París y Ottawa.
1994.
10. Sobre ese personaje y su Obra, ver el libro de Anrie-Marie Mercier-Faivre. Un
Suplemento a la “Enciclopedia “, El Mundo primitivo de Antonio Court de Gébelin, Honoré
Champion. París, 1999.
11. Ver en Francmasonería religión, Antonio Court de Gébelin y El Mito de los orígenes,
bajo la dirección de Carlos Porset, Honoré Champion, París. 1999.

12. Sobre la génisis de esta Obra, ver Claude Rétat.


“Lumiéres y ténébres du citoyen Dupuis “, revista Crónicas de historia masónica, n ' 50,
IDERM, 1999, pp. 5-68.
13. Ver el libro de Reghini Arturo, Cagliostro. documentos y estudios. Arché, Milano, 1987,
capo 11., pp. 43-68. 14. Ver Enciclopedia de la Franc-Masoneria, artículo “Cagliostro “, Libro
de Bolsillo, 2000, p. 247.
15. Sobre ese convento, ver el libro de Carlos Porset, Les Phil al éth es y les Convents de
París, Honoré Champion, París, 1996.
16. Ver la obra de Juan-Felipe Dutoit-Mernbrini (bajo el pseudónimo de Keleph Ben
Nathan), La filosofia divina aplicada a las luces naturales, mágicas, astrales, sobrenaturales,
celestes y divinas. Contiene una crítica de San-Martín quien pone en evidencia los peligros
del magnetismo.
17. Esta familia practicará el magnetismo hasta el Terror. Ver Toumier Clérnent, El
Mesmerismo en Toulouse, 1911.
18. Sobre la Historia y los detalles del magnetismo, ver del estudio de Bertrand Méheust,
Somnambulisme et médiumnité, tome 1, “El Desafío del magnetismo” y tomo 2, “El choque
de las ciencias psíquicas”, Instituto Synthélabo, colección “les Empécheurs de penser en
rond”, El Plessis-Robinson, 1999.
19. Ver sobre este tema el libro de René Roussillon, De! baquet de Mesmer al “ baquet “
de S. Freud, una arqueología de! marco y de la práctica psicoanalitica, Puf. París. 1992.
20. Ver nuestro artículo “ L' Agent Inconnu “, revista El Pantáculo n” 1, enero 1993. pp. 29-
34.
21. Los Archivos secretos del Vaticano y de la Franc Masonería, historia de una condena
pontificia, Dervy, París, 1989.
22. Sobre ese tema, ver las obras de Robert Solé, Egipto, pasión francesa, Seuil, 1997, y
Los Sabios de Bonaparte, Seuil, París, 1998.
23. Sobre ese rito, ver el artículo de Maurice Caillet, “Un rito masónico inédito en Toulouse
y en Auch en 1806”, en el Boletín de la Sociedad Arqueológica del Gers, 1 “trim. 1959, pp.
27-57.
24. Ver” Egipto y tradición primordial “, revista Rose CroixN° 188-inviemo 1998,y n° 1 89-
primavera 1999.
Parte XIII

En búsqueda de la Psique

A partir del siglo XVIII y durante el XIX, la magia se seculariza a través del magnetismo. La
vía abierta por Mesmer y Puységur da nacimiento al espiritismo e incita a los investigadores
a formar institutos de investigaciones psíquicas para intentar comprender los temas secretos
de la vida del alma. H. Spencer Lewis (1883-1939) presidirá, él mismo una organización de
ese tipo algunos años antes de fundar la Antigua y Mística Orden de la Rosa-Cruz
(A.M.O.R.C.) De una manera general, todos los ocultistas de la Bella Época (1890-1914) y
particularmente aquéllos que se van a lanzar en tentativas de resurgimiento o de creación de
órdenes iniciáticas, haran de sus primeras armas el magnetismo o el espiritismo.

La hipnosis

Después de la tormenta revolucionaria, el magnetismo conoce un retoño o renadío de interés.


Penetra en las cortes europeas y se le acoge favorablemente en Rusia, Dinamarea y Prusia.
En Alemania, no sólo es de interés para los médicos, sino también para los filósofos de la
naturaleza del novelismo, como Justinus Kerner (1786-1862). En Francia, el magnetismo es
utilizado con éxito en los hospitales del Val-de-Gracia, del Hotel -Dios y en la Salitrería, sin
embargo, es mucha la controversia y en 1826, una nueva comisión científica es creada para
examinar su validez. A pesar de un informe muy positivo realizado en junio de 1831 por
Husson, médico-jefe del Hotel-Dios, el magnetismo es oficialmente rechazado por la
Academia en 1842, luego de acciones repetidas realizadas por algunos científicos
positivistas. Jaime Braid, un adversario del magnetismo, cree encontrar la causa del sueño
magnético en la "neurohipnologia", que se luego será la hipnosis (1843).

El magnetismo no tardará en regresar con fuerza después de haber viajado al Nuevo Mundo.
En efecto, en la misma época, alrededor de 1836, un discípulo de Puységur, Carlos Poyan,
introduce el mesmerismo en los Estados Unidos (1). Dicta conferencias y en Belfast, Maine,
Phineas Parkhurst Quimby (1802-1866) se muestra muy interesado y se convierte pronto en
un médium fuera de serie. Él será el precursor de un vasto movimiento sobre el cual
volveremos en una próxima sección, el New Thought (El Nuevo Pensamiento) de donde
también se deriva la Christian Science (La Ciencia Cristiana).

El espiritismo

Entre los alumnos de Carlos Poyan se encuentra una personalidad deslumbrante, Andrew
Jackson Davis (1826-1910) (2). Él es considerado como el profeta de los espiritistas anglo-
americanos. En los Estados Unidos, el magnetismo da un giro particular como consecuencia
de los acontecimientos ocurridos en Hydesville, cerca de New York. Ahí, una noche de
Diciembre de 1847, dos pequeñas niñas, Margaret y Katie Fox, escuchan golpes extraños
"dados" contra los muros. Las puertas se abren solas, los muebles y los objetos se mueven,
como empujados por manos invisibles. Lejos de aterrorizarse, las dos niñas lo toman como
un juego y terminan por establecer un código para dialogar con "el espíritu golpeador". Al
cabo de varios diálogos, el espíritu revela su nombre: Carlos Rosna, y da detalles importantes
sobre su existencia, cuya exactitud será luego reconocida. Pronto centenares de curiosos
llegan para presenciar el fenómeno (3). Estos acontecimientos marcan el inicio del
Espiritismo, un movimiento que rápidamente adquirirá un tamaño considerable. En los
Estados Unidos, de pronto se cuenta con tres millones de adeptos y cerca de diez mil
médiums ejercen sus talentos. Desde 1852, los espiritistas realizan un congreso en
Cleveland.

Allan Kardec

El espiritismo llega rápidamente a Europa. En Francia, el “Periódico de los Debates” del 13


mayo de 1853 habla del fenómeno de mesas cambiantes, que se mueven, el cual ocupa
entonces a todo París. Un lionés quien se interesa en el magnetismo. Hipólito León Rivail
(1804-1869), llamado Allan Kardec, es iniciado en esta práctica. Algún tiempo más tarde,
publica un texto que se convertirá en el manual de todos los espiritistas: el Libro de los
Espíritus (1857) (4). Esta obra explica no sólo cómo entrar en contacto con el mundo de los
espíritus, sino también presenta las teorías y la filosofía del espiritismo. Especialmente
expone el papel del periespíritu, una envoltura fluída, o cuerpo Psíquico, situado entre el alma
y el cuerpo físico, que permite manifestarse a los seres desencarnados. Él populariza también
la teoría de la reencarnación, que es presentada como un camino necesario para la evolución
del alma, de donde la célebre máxima espiritista: "nacer, morir, renacer, progresar sin cesar,
tal es la ley". En 1858. Allan Kardec crea la “Revista Spirite”, funda la Sociedad parisina de
estudios espiritistas y publica obras que contribuyen a la difusión del espiritismo en el mundo
entero. Él es considerado como el "profeta" del espiritismo. Por todas partes se pregunta por
lo invisible, hacer aparecer a los espíritus. Se practica la escritura automática, la telequinesia
y la telepatía. Médiums como Daniel Douglas Home, Eusapia Palladino, Mme. Piper, Florence
Crook o Alexis Didier, reinan como maestros y voltean tanto cabezas como mesas, pues las
simulaciones y las falsificaciones son numerosas.

Zanoni

En el momento en que se desvanece el espiritismo, el rosacrucismo lo pone nuevamente en


escena a través de una novela, “Zanoni” (1842) (5) que justo aparece antes de las primeras
tentativas del resurgimiento rosacruz del siglo XIX. Su autor, Sir Edward Bulwer- Lytton (1803-
1873), acababa de ganar reputación mundial gracias a su novela histórica, “Los Últimos días
de Pompeya” (1834). Su nueva Obra, “Zanoni”, evoca la historia de dos Rosacruces del siglo
XVIII, Zanoni y Mejnour, últimos sobrevivientes de la augusta Fraternidad. La trama gira
alrededor de la transmisión de la iniciación de dos discípulos, Clarence Glyndon y Viola. El
autor expone los tormentos del alma en conquista de la iniciación. Si bien está llena de
referencias al hermetismo, de Paracelso, de Agrippa, de Cagliostro o de Mesmer, Zanoni es
antes que todo una obra novelesca y posee todas las características del género, sin embargo,
sigue siendo una de las novelas más célebres de la literatura esotérica.

Por la lectura de ese libro, cabe preguntarse acerca del el interés de Edward Bulwer- Lytton
por la Rosa-Cruz. Desde la infancia, mostró disposición por los fenómenos paranormales y
más tarde, se dedicó al estudio de las ciencias ocultas. En plena época espiritista, doce años
después de la publicación de Zanoni, Eliphas Lévi (1810-1875) va a encontrarse con él en
Londres. Ahí, se dedican a recordar al fantasma de Apolonio de Tiana, no a la manera de los
espiritistas, sino utilizando un ritual basado en la Magia Filosófica (1573) de Franciscus
Patricius. Esta extraña experiencia marcará al renovador del ocultismo francés (6). William
Wynn Westcott indica que Edward Bulwer-Lytto no entró en contacto con los rosacruces de
la logia Carlos a la Luz naciente de Francfort-sur-Ie-Main. De hecho, esta logia, fundada en
1814 por Christian Daniel von Mayer, se sitúa en la encrucijada de muchas órdenes iniciáticas
del siglo XIX: los Caballeros Bienhechores de la Ciudad Santa de Juan Bautista, Willermoz,
la Estricta Observancia Templaría del barón Karl von Hund y los Hermanos Iniciados de Asia,
una emanación de la Rosa-Cruz de oro de Antiguo Sistema. Estamos en presencia de un
movimiento rosacruz poco ortodoxo.
LA S.R.I.A.

A veces se pretende que Edward Bulwer- LLytton dirigió la Societas Rosicruciana In Anglia
(S.R.I.A.). En efecto, es cuando ella sale que fue nombrado presidente honorario pero él
rechaza categóricamente esta función. La S.R.LA., nace hacia 1866, en el seno de la
Francmasonería inglesa. Su fundador, Robert Wentworth Little (1840-1878), era el tesorero
de la Gran Logia Unida de Inglaterra. Pretendía haber sido iniciado por Antonio O'Neal Haya,
en el seno de una sociedad rosacruz escocesa de Edimburgo, pero esta afirmación nunca
pudo ser demostrada. Wynn Westcott precisará que. inicialmente la sociedad era un grupo
de francmasones, asociados para estudiar los antiguos textos rosacruces y establecer los
lazos existentes entre rosacrucismo y Francmasonería. En un artículo escrito en 1880, él
precisa que la S.R.I.A. no puede ser considerada como heredera de los rosacruces del
pasado.

Parece que Robert Wentworth Little elaboró la S.R.I.A., a partir de rituales encontrados en la
biblioteca del Freemason's Hall. Él adopta la jerarquía de la Rosa-Cruz de oro del Antiguo
Sistema (Zelator, Theoricus , Practicus, Philosophus, Adeptus Menor, Adeptus Major,
Adeptus Exemptus, Magister Templi y Magus) y reserva el ingreso a su grupo a los Maestros
Masones cristianos. La Orden se expande en Escocia, Canadá y en los Estados Unidos. Si
bien sus orígenes causan sospecha, esta sociedad juega un papel importante en la difusión
del esoterismo. Entre los miembros influyentes de la S.R.I.A., hay que mencionar a William
Woodman, Kenneth R. H. MacKenzie, Hardgrave Jennings, el espiritista Stainton Moses y
William Wynn Westcott (1848- 1925). Este último participará en la creación de otra orden
masónica rosacruz de la que hablaremos más tarde, la Orden Hermética del Golden Dawn.
Numerosos miembros de la S.R.I.A. se unirán también a las filas de la naciente Sociedad
Teosófica.

Elena Petrovna Blavatsky

La Sociedad Teosófica pone sus raíces bajo otros horizontes distintos a los que nos interesan
aquí. Debemos, sin embargo, citarlos brevemente pues esta sociedad manifestó cierta
afinidad con el rosacrucismo. Un hecho sorprendente se da en 1873 cuando Elena Petrovna
Blavatsky (1831- 1891) aparece en la escena pública frecuentando los círculos espiritistas de
New York. Dotada con facultades paranormales, participa como médium en varias
experiencias. Es en ese marco que encuentra a aquél quien va ser su compañero de viaje, el
coronel Henry Steele Olcott (1832- 1907), quien entonces se preguntaba sobre los fenómenos
ligados al espiritismo. Algún tiempo más tarde, propone la creación de una sociedad para el
estudio y esclarecimiento del ocultismo, de la Cábala... Cuando van a escoger el título de su
sociedad, dudan entre varios nombre, entre los cuales figura el de la Rosa-Cruz. Finalmente
escogen aquel de Sociedad Teosófica, en setiembre de 1875. La Sociedad Teosófica se
refiere poco al rosacrucismo: pregona un budismo esotérico. Estará, sin embargo, al origen
de dos movimientos que se reclaman el rosacrucismo.

El primero es la efímera Rosa-Cruz Esotérica, fundada en 1888 por Franz Hartmann (1838-
1912) médico, colaborador cercano y secretario de Elena Petrovna Blavatsky. Él consagra
muchas obras a la Rosa-Cruz, en particular una bella reedición de los Símbolos secretos de
los rosacruces de los siglos XVII y XVII (1888) (7). El segundo, la Orden del Templo de la
Rosa-Cruz, nace durante el confuso período que siguió a la muerte del coronel Olcott. Es
Annie Besant, quien le sucede a la cabeza de la Sociedad Teosófica, en 1912. Esta Orden
no sobrevivirá a la primera guerra mundial. Maria Russak, una de sus fundadoras, se unirá a
la Rosa-Cruz A.M.O.R.C. después de establecer relación con Harvey Spencer Lewis en 1916.
La Hermetic Brotherhood of Luxor

Ciertos autores indican que Elena Petrovna Blavatsky y Henry Steele Olcott habrian fundado
la Sociedad Teosófica después de su exclusión de una orden misteriosa: la H. B. of L., es
decir, Hermetic Brotherhood of Luxor (Fraternidad Hermética de Luxor). La leyenda dice que
esta fraternidad toma sus orígenes de una orden fundada más de seis mil años antes en "la
isla del Oeste actualmente desaparecida" (la Atlántida), siendo Tebas y Luxor sus centros de
actividades. Esta orden estaría al origen de todos los grandes movimientos iniciáticos como
aquel de la Rosa-Cruz. Hacia 1870, la H. B. of L., abre un círculo externo para luchar contra
los peligros que corría el Occidente por el cientifismo. Esta fraternidad intenta restaurar el
esoterismo occidental otorgándole un aspecto científico. Además, desea detener la expansión
de la Sociedad Teosófica, a la que acusa de querer "viciar el espíritu del Occidente y situarlo
bajo el dominio del pensamiento oriental” (8), En este aspecto, esta orden se opone a la
reencarnación.

El círculo externo de la Fraternidad Hermética de Luxor fue fundado por un polaco, Louis
Maximilian Bimstein (1847-1927), llamado Max Theón o Aia Aziz, personaje singular dotado
de facultades síquicas impresionantes (9). En 1870, se instala en Inglaterra y escoge algunos
miembros, especialmente a Peter Davidson y Tomás H.Burgoyne. El primero llegaría a ser el
Gran Maestro de la H. B. of L.; Papus, quien fue miembro de esta orden, consideraba a Peter
Davidson como su "maestro en la práctica". En Francia es F.- Ch. Barlet (Alberto Faucheux,
1838-1921), quien dirige la orden. Hay que resaltar que la mayoría de los miembros
fundadores de la Orden Martinista eran miembros de la H. B. of L., la que en algún tiempo se
constituirá en una especie de círculo interno del Martinismo, círculo que pronto será
reemplazado por la Orden Cabalística de la RosaCruz. Entre 1885 y 1886, la H. B. of L.
publica una revista, “Occult Magazine”. Tomás H. Burgoyne y Peter Davidson escriben en ella
utilizando los pseudónimos de Zanoni y Mejnour, los dos Rosacruces de Zanoni. De igual
forma, F.-Ch. Barlet utiliza el sobrenombre de Glyndon, otro de esa novela, para firmar sus
textos en la revista “El AntiMaterialista”. LA H. B. of L., si bien sólo estuvo activa de 1870 a
1886 y contó con un puñado de miembros, tuvo una gran influencia. A partir de 1886, Max
Theón se desinteresa de la H. B. of L., y deja Londres para instalarse en Tlemcen, Argelia.
Esta orden cae en el adormecimiento y Max Theón intenta instaurar el Movimiento Cósmico,
un grupo que será marginal. Es en Tlemcen que Max Theón recibirá, entre 1904 y 1906, a
aquella quien pronto será la asociada de Shri Aurobindo, Mirra Alfassa, es decir, Madre (1878-
1973) (10). Las ideas de Max Theón tendrán alguna influencia sobre Shri Aurobindo.

Las investigaciones psíquicas

Hacia 1870, los "psiquistas" emergen de la corriente espiritista. En efecto, las experiencias
sobre el sonambulismo condujeron a muchos investigadores a preguntarse acerca de las
facultades paranormales del hombre. En Inglaterra, desde 1875, la elite intelectual del Trinity
College of Cambridge, como el profesor de filosofía Henry Sidgwick, se dedica a estudiar
científicamente los fenómenos espiritistas. Es así como nace en Londres, en 1882, la Society
for Psychical Research, bajo el impulso del profesor W. F. Barrett, Henry Sidgwick y del
psicólogo Frederic William Henry Myers (1843-1901). Realizan experiencias científicas para
estudiar las facultades psíquicas de los médiums.

Es en 1882 que la sociedad de investigaciones síquicas crea la palabra “telepatía". Elena


Petrovna Blavatsky, como todos los grandes médiums de la época, participa en estas
experiencias durante su estadía en Londres. Las investigaciones inglesas tienen repercusión
internacional y contribuyen a la creación de numerosos círculos, como la American Society
for Psychical Research, en Boston en 1884, con el gran psicólogo estadunidense William
James (1842-1910). En Francia, estas investigaciones, iniciadas por el coronel de Rochas,
están bajo la dirección del doctor Charles Richet (1850- 1935), premio Nobel de fisiología en
1913. Son calificadas de "metafísicas" y se organizan alrededor del Instituto Metafísico
Internacional.

Durante todo el siglo XIX, se está en presencia de una multiplicación de publicaciones, sea
en revistas o en libros, que tratan temas relacionados con el magnetismo, el espiritismo o los
poderes del espíritu, (11). En 1887, Héctor Durville revive el “Periódico del Magnetismo y del
Psiquismo Experimental”, ya fundado por el barón del Potet (publicado de 1845 a 1861). Esta
revista es la de la Sociedad Magnética de Francia. Entre los miembros fundadores de esta
sociedad, se encuentran, además de médicos, a Elena Petrovna Blavatsky y Stanislas de
Guaita. Entre los miembros de honor, están el coronel A. de Rochas, William Crookes, Papus,
Francois Jollivet Castelot, A-P. Sinnett y Josephin Peladan. Con Héctor Durville y sus hijos
Gastón y Enrique, el magnetismo va a conocer un desarrollo importante.

En el mundo entero son muchos los científicos que participan en las investigaciones sobre el
psiquismo, tales como el químico Mendeléiev, los físicos Pedro y María Curie, Alfred Russel
Wallace, coinventor de la teoría de la evolución, el célebre físico y químico William Crookes,
el astrónomo Camille Flammarion, el criminólogo Cesare Lombroso, el escritor Víctor Hugo y
otros. En 1897. durante una reunión de la Sociedad de investigaciones psíquicas de Londres,
William Crookes pronunció un discurso importante sobre el magnetismo y las frecuencias
vibratorias asociadas a los sonidos, a la electricidad y a los rayos X. Propone entonces una
tabla de las vibraciones que será popularizada por Héctor Durville y en la que se inspirará H.
Spencer Lewis (12).

La magia del Renacimiento había puesto en evidencia a las energías sutiles que unen los
distintos planos de la creación y propuso métodos apropiados para utilizar estas
correspondencias. A partir de la segunda mitad del siglo XVIII, estos métodos sufrieron el
impacto del magnetismo que deseaba demostrar científicamente la existencia de tales
energías. Se quiere entonces demostrar que el hombre posee facultades que le permiten
entrar en contacto con el mundo invisible. Ese movimiento da nacimiento a un nuevo género
de grupos, espiritistas y sociedades de magnetizadores. Como hemos podido ver, en la
misma época, el rosal de la Tradición deja crecer nuevas ramas. Cierto, no todas estas ramas
darán frutos y algunas rosas vivirán solo una mañana, pero pronto nacerán nuevas flores en
la Rosaleda de los Magos.

Notas:
1. Ver, de Horatio W. Dresser, Health and Inner life, New York y Londres. 1906, G P.
Putman 's Sons, p. 24.
2. A propósito de Davis, ver. de Canan Doyle, History 01 Spiritualism, 1926, capítulo I1I,
(traducido al francés bajo el título Historia del espiritismo, por Claude Gilbert, París, 1981, ed.
del Rocher).
3. León Denis da numerosos detalles sobre ese asunto, en su libro En lo Invisible,
Espiritismo y Médiumnidad, nueva edición corregida y aumentada, Librería de las ciencias
síquicas, París, 1922, p. 205-210.
4. Allan Kardec, Libro de los Espíritus, contiene los principios de la doctrina espiritista,
sobre la naturaleza de los Espíritus, su manifestación y sus relaciones con los hombres, las
leyes morales, la vida presente, la vida futura y el avenir de la humanidad. Escrito bajo el
dictado y publicado por orden de espíritus superiores. Paris. 1857. Dentu.
5. En 1858. Piedra Lorrain publicó una traducción francesa de Zanoni en Hachette : Cie.
En 1924. Émile Nourry publicó otra más completa con ilustraciones de Roben Lanz. Esta
versión fue reeditada por Diffusion Rosacruciene en abril del 2001.
6. Este acontecimiento es relatado por Eliphas Lévi en Dogma l Ritual de la Alta magia.
París. 1856. Gerrner Bailliere, capítulo XIII. : comentado por Pablo Chacornac en

Eliphas Levi, Renovador del Ocultismo en Francia (1511)- ¡er5J. París. 1926. Chacornac
Hermanos. capo X.
7. Secret Simbols of the Rosicrucians sixteenth and seventeenth centuries, Bastan, 1888.
ed. Occult Publishing Company. Ese libro fue publicado directamente en Francés bajo el
nombre de Simbolos secretos de Los Rosacruces de los Siglos XVI y XVII, editado por
Difusión Rosacruz. El Trernblay, 1997
8. Estos elementos son tomados del texto de Peter Davidson. .. Orígenes) objeto de la
H.
B. of L ". publicado en H B. ofL: textos y documentos secretos de la Hermetic Brotherhood ot
Luxar. Paris-Milan. 1988. Arché. Sobre esta extraña orden. ver
el libro de Jocelyn Godwin, Christian Chanel y John P. Deveney, The Hermetic Brotherhood
o) Luxor - lnitíatic and historicai documentos o) an Order o) Pratica! Occultism, 1995. York
Bcach. Samuel Weiser. (trad. francaise La Fraternidad Hermética de Lux or (H B. O) L.),
rituales y instrucciones de ocultismo práctico. París, 2000, Dervy),
9. Sobre ese punto. ver. de Satprem, Mere, El Materialismo Divino, París. 1976, Robert
Laffont. capo VIII y IX.
10. Ver. de Satprem. op. cit., capo VIII y IX, y de Sujata Nahar, Les Chroniques de Mere,
tomo lII, París, 2000. Bucheti Chastel 2000. p. 43.
11. Ver la impresionante bibliografía dada por Bertrand Méheust. en el tomo 2 de
Sonambulismo y mediumnidad. París, 1999. Institut Synthélabo, collection,les Empécheurs
de penser en rond ". El Plessis-Robinson, p. 523-577.
12. Ver. de Hector Durville, Teorías y procedimientos del magnetismo. París. 1903,
Librería del Magnetismo, p. 15-18.
Parte XIV

La Rosaleda de los Magos

Entre la última mitad del siglo XIX y primera mitad del siglo siguiente, se asiste a una floración
de órdenes rosacruces. Estos movimientos suelen tener poco en común con lo que
conocemos de la Rosa-Cruz del pasado, pero todos intentan, con más o menos éxito, situarse
bajo sus auspicios. Después de haber citado en el último artículo la creación de algunos de
estos grupos, continuaremos nuestras investigaciones penetrando en la “Rosaleda de los
Magos”.

Monte Veritá

En el siglo XIX, Europa se ve sacudida por la llegada de la industrialización que revoluciona


la organización social. Esta crisis es especialmente fuerte en Alemania donde, en 1870,
aparecen signos de rechazo al mundo industrial. En respuesta a la urbanización generada
por una nueva organización del trabajo, aparece el Naturismo. Se intenta huir de la polución
de las ciudades, crear comunidades y “ciudades jardín” para vivir en armonía con la
naturaleza. Quienes comparten este punto de vista, pronto se reagrupan alrededor del
movimiento Reforma de la Vida (Lebensreform, 1892). Contrariamente a la Reforma a la que
apelaban los rosacruces del siglo XVII y a las utopías literarias que le sucedieron, el progreso
científico se siente como una amenaza en el siglo XIX. El movimiento de Reforma de la Vida
está relacionado con el vegetarianismo, el naturismo, el espiritismo, las medicinas naturales,
el higienismo, la Sociedad Teosófica y los artistas. (1).

Dentro de este movimiento, un teósofo suizo, Alfredo Pioda, intenta establecer en 1889 un
convento laico. El grupo toma el nombre de Fraternitas y se instala en el monte Verdad (monte
Veritá) cerca de Ascona (Ticino, Suiza). Frantz Hartmann y la condesa Wachtmeister,
familiares de Helena Petrovna Blavatsky, participan en este proyecto efímero. Es sin duda
esta experiencia la que inspirará a Frantz Hartmann “Una institución rosacruz en Suiza”, el
capítulo que añadirá a las sucesivas ediciones de su novela iniciática Una aventura con los
rosacruces. De las cenizas de Fraternitas, harán nacer Henri Oedenkoven e Ida Hofmann en
1900, Monte Veritá una comunidad del mismo tipo (2). Muchos serán quienes frecuenten
Monte Veritá, tales como el escritor Herman Hess, el futuro filósofo Martín Buber, el político
Gustav Landauer, Emile Jacques-Dalcroze, el inventor de la gimnasia rítmica, o Rudolf von
Laban, el coreógrafo y teórico de la danza.

Los Templarios de Oriente

En el marco de Monte Veritá se instala pronto Verita Mystica, una Logia de la Ordo Templi
Orientis (O.T.O.). Esta orden, creada hacia 1893, estaba entonces regida por Theodor Reuss,
el dirigente desde 1902 de la rama alemana de la S.R.I.A. (Societas Rosicruciana in Anglia).
En una carta dirigida a H. Spencer Lewis, éste pretenderá más tarde que fue por no desairar
a Wynn Westcott por lo que había aceptado un cargo en dicha Orden, pero que se había dado
cuenta de que lo que realmente interesaba a Wynn Westcott era hacerse con los documentos
rosacruces alemanes y austriacos que él poseía (3). En efecto, la O.T.O. pretendía continuar
la obra de los rosacruces del pasado. Theodor Reuss presentaba a su organización como
una especie de academia masónica cuya función real era esconder una Orden rosacruz
secreta que descendía directamente de los rosacruces “originales y auténticos” (4). Pretendía
igualmente que el cuartel secreto de la Orden se encontraba en Reuss, un principado situado
cerca de Leipzig, en el bosque de Turingia. Decía que había sido iniciado en esta Orden por
Karl Kellner, en julio de 1893.

De hecho, como indica Gastone Ventura, Karl Kellner había fundado la O.T.O. junto con
Frantz Hartmann y Heinrich Klein después de su retorno de un viaje por Oriente. Karl Kellner
decía haber sido iniciado en los antiguos misterios por el monje árabe Solimán ben Aufa y
por los gurús indios del yoga tántrico Bhime Sen Pratap y Sri Amagya Paramahansa (5). Sin
embargo, todo esto no tenía nada que ver con el rosacrucismo. No fue sino a la muerte de
Kellner, hacia 1902, cuando Theodor Reuss instauró la O.T.O. No obstante, su legitimidad
fue pronto puesta en duda, especialmente cuando comenzó a dedicarse a un verdadero
comercio de diplomas iniciáticos. Papus, al igual que otros, permitió que Theodor Reuss le
utilizara durante cierto tiempo, pero su organización fue rápidamente puesta bajo sospecha
(6).

Más tarde, en plena guerra de 1914-1918, la O.T.O. sale de nuevo al día organizando un
congreso pacifista en Monte Veritá (7). Rodolf von Laban presenta en el mismo un
espectáculo ritualístico, el Himno al Sol, una coreografía wagneriana. Como miembro de la
O.T.O., Rodolf von Laban es también secretario de la Alianza Internacional de Damas de la
Rosa-Cruz, una organización auxiliar de la O.T.O. destinada a trabajar por la reconciliación
universal entre los pueblos, sin distinción de razas o religiones. La Alianza recomienda una
economía altruista, basada en compartir, y estima que el arte es el mejor medio ofrecido a los
pueblos para curar las plagas infligidas por la guerra (aquí encontramos una idea muy querida
de Joséphin Péladan). Este proyecto utópico no parece haber terminado, y como
consecuencia, la O.T.O. conocerá un destino poco glorioso. Aleister Crowley continuará
encaminándolo hacia prácticas mágicas poco recomendables que no tienen nada que ver con
el rosacrucismo ni con la francmasonería. Tendremos ocasión de volver sobre esta Orden
cuando abordemos los años 20 en un próximo artículo.

La Golden Dawn

En el artículo anterior hablábamos del nacimiento de la S.R.I.A. Mientras en el continente se


desarrollaban los acontecimientos que hemos presentado a comienzos de este artículo, en
Inglaterra, los dirigentes de la S.R.I.A. crean un nueva Orden, la Hermetic Order of the Golden
Dawn, también llamada Golden Dawn. En 1887, William Wynn Westcott recopila unos
manuscritos que contienen cinco rituales codificados. Estos textos, que habrían pertenecido
a Baal Shem Tov y después a Eliphas Lévi, fueron encontrados en casa de un librero en un
ejemplar de los Símbolos Secretos de los rosacruces de los siglos XVI y XVII. La leyenda
dice que contenían la dirección de una representante de la Orden de la Rosa-Cruz en
Alemania: Anna Sprengel. Después de haber entrado en contacto con ella, William Wynn
Westcott, Samuel Liddell Mathers y R. William Woodman fundaron en Londres la Logia Isis-
Urania, que pronto fue seguida por la Logia Athanor, en Auteuil. Así nació la Hermética Orden
de la Golden Dawn, dirigida por Samuel Mathers (cuñado del filósofo Henry Bergson). Como
ocurre con el origen de la mayoría de las organizaciones iniciáticas, se recurre a un personaje
mítico, puesto que nunca se ha demostrado que Anna Sprengel existiera realmente, siendo
fabricados probablemente los manuscritos codificados por un miembro de la S.R.I.A. Kenneth
Mac Kenzie.

La Golden Dawn posee características que parecen alejarla del rosacrucismo de los siglos
XVII y XVIII. En efecto, sus rituales recurren a la teurgia y a teorías que apuntan ante todo a
la magia y a los cabalistas cristianos del Renacimiento; prácticas que habían sido desechadas
por los rosacruces del pasado en beneficio de una alquimia espiritual. Es probable que los
rituales de la Golden Dawn estén en parte inspirados en el libro La Magia Sagrada de
Abramelin, en la que Mathers había profundizado (8), y también en los textos de Henri
Corneille Agrippa cuyas escrituras mágicas utiliza en sus propios libros. La Orden adopta un
simbólico egiptismo y concede un importante lugar al estudio del Tarot. La Golden Dawn
retoma la jerarquía de grados utilizados en la S.R.I.A. y aloja dentro de ella una Orden interior,
la Ordo Rosae Rubeae et Aureae Crucis.

Bajo la dirección de su Imperator, Samuel Liddell Mathers (1854-1918), la Golden Dawn


conoce un éxito inmediato y, entre 1888 y 1900, se convierte en una importante organización
iniciática. Frecuentan sus logias numerosos francmasones y teósofos y cuenta entre sus
miembros con personalidades tan ilustres como William Butler Yeats (futuro premio Nóbel de
literatura en 1923), Constance Marz, la esposa de Oscar Wilde, Gérard Kelly, presidente de
la Royal Academy... No obstante, la Orden conocerá numerosos cismas que darán
nacimiento a organizaciones como Stella Matutina, con W.B. Yeats, Alpha Omega, después
The Inner Light con Violet Firth (alias Dion Fortune), y The Fellowship of the Rosy-Cross, con
Arthur Edward Waite. A ellos hay que añadir a Aleister Crowley, el mago negro que fundo
Astrum Argentinum.

Joséphin Péladan

En Francia, en la época en que nace la Golden Dawn, Joséphin Péladan (1858-1918) publica
El vicio supremo (1884), una novela en la que pinta las costumbres de su tiempo. Este autor
atípico va a jugar un importante papel en la evolución del rosacrucismo del siglo XX (9). En
la lectura de su libro se comprueba que poseía un vasto conocimiento del conjunto del cuerpo
esotérico. Estaba especialmente marcado por la Historia de la Magia de Pierre Christian
(1870), una obra voluminosa dedicada a las ciencias ocultas (10). El personaje clave del Vicio
Supremo es Mérodack, un mago.

No se trata de un ocultista de baja estofa, sino de un iniciado que quiere poner sus
conocimientos al servicio de un elevado ideal. Este libro, que contiene un prefacio elogioso
de Barbey d’Aurevilly, aporta un éxito inmediato a nuestro joven autor. Stanislas de Guaita
(1861-1897) es uno de sus más fieles lectores. En el mes de noviembre, escribe a Joséphin
Péladan para testimoniarle su admiración. Los dos hombres se encuentran y se hacen
amigos. Como indica su correspondencia, Stanislas de Guaita es un neófito en materia de
esoterismo. En una de sus cartas dice lo siguiente: “Nunca olvidaré esto: que debo a su libro
el haber emprendido el estudio de la ciencia hermética” (11).

La Rosa-Cruz de Toulouse

Es a su hermano Adrien (1844-1885), uno de los primeros homeópatas franceses, a quien


Péladan debe sus conocimientos. Adrien era discípulo de Paul Lacuria (1806- 1890),
eclesiástico y hermetista cristiano (12), que a su vez era discípulo de Fabre d’Olivet. Adrien
Péladan pasa por haber sido iniciado en la Orden de la Rosa-Cruz en 1878 por Firmin Boissin
(1835-1893). Joséphin Péladan presenta a Firmin Boissin como “miembro de la última rama
de la orden, la de Toulouse” diciendo de él que es el “Comendador de la Rosa-Cruz del
Templo, Prior de Toulouse y Deán del Consejo de los catorce” (13). A esta rama tolosina de
la Rosa-Cruz había pertenecido igualmente el vizconde Edouard de Lapasse (1792-1867), un
antiguo diplomado y médico alquimista tolosino (14). En efecto, desde 1860, el vizconde de
Lapasse hablaba de la “Rosa-Cruz, sociedad secreta de la que en nuestros días aún quedan
algunos adeptos” 15. Aunque no se presentaba a sí mismo como miembro de la Orden, Firmin
Boissin indica que pasaba por ser, con razón o sin ella, “el último miembro de esta célebre
fraternidad”, precisando que “nunca perdería la ocasión de rehabilitar a los rosacruces” (16).

Al vizconde le gustaba participar en las veladas organizadas por la condesa de Albanés. Allí,
en compañía de Charles Nodier, de Pierre Ballanche, del doctor Koreff, del conde de Ourches
y del hijo de Cazotte, hablaba de magnetismo, de alquimia, de kábala y de martinismo. A lo
largo de una velada de diciembre de 1839, el vizconde mostró a los asistentes un frasco de
cristal de roca, relleno de la “esencia divina de los rosacruces”. Se trataba de un licor
compuesto a partir del rocío, que había obtenido el príncipe de Balbiani en los alrededores
de una ermita de Palermo. Fue durante una estancia en Italia, entre 1825 y 1831, cuando se
encontró con este personaje que pasaba por ser rosacruz. Este príncipe, que decía conocer
a Cagliostro, dirigió los primeros pasos del vizconde en la práctica de la alquimia (17).
Añadamos finalmente que el vizconde conocía bien a Alexandre Du Mège, que antaño había
sido fundador de un rito egipcio. El sería quien le sucediera en la dirección de la Sociedad
Arqueológica del Midi.
¿Qué fue de este rosacruz de Toulouse? ¿Había fundado el vizconde una Orden rosacruz?
Leyendo lo que dicen al respecto el vizconde Lapasse, Firmin Boissin o J. Péladan, parece
que la Rosa-Cruz de Toulouse no era una Orden estructurada, sino que hacia 1860
reagrupaba a un pequeño círculo de adeptos entre los que figuraba Firmin Boissin, el iniciador
de Adrien Péladan.

La Orden Kabalística de la Rosa-Cruz

Mientras que Joséphin saborea el éxito de su primera novela, su hermano Adrien muere el
29 de septiembre de 1885, envenenado por un medicamento que su farmacéutico había
dosificado mal. El artículo que anuncia su defunción, en el diario El Mensajero de Toulouse,
le presenta como rosacruz. El texto está firmado por “un R+C católico”. Tras esta firma, hay
que ver a Firmin Boissin redactor jefe del diario. Durante este período, la amistad entre
Joséphin Péladan y Stanislas de Guaita se concreta, y por los consejos del escritor, Stanislas
entra en relación con Firmin Boissin. El 12 de agosto de 1886, Stanislas de Guaita dice a
Joséphin que ha recibido una larga y sabia carta de su amigo “BOIS+SIN”. La manera de
escribir este nombre, con una cruz en el centro, es extraña, y es curioso comprobar que
después de esta correspondencia, Stanislas de Guaita firmará sus cartas con la fórmula
“R+C” y llamará a Joséphin Péladan “mi querido hermano” (18). ¿Se podría deducir que había
sido recibido en la Orden por Firmin Boissin?

A partir de ese momento, van a precipitarse los acontecimientos. En efecto, en esta época
muchos de los ocultistas parisienses son miembros de la Sociedad Teosófica, pero se sienten
defraudados por unas enseñanzas demasiados orientalistas. Papus, que acaba de publicar
su “Tratado elemental de la Ciencia Oculta” (1888), quiere restaurar la Tradición occidental y
hacer del ocultismo una ciencia igual a las que se enseñan en las universidades. Es en torno
a este proyecto como nace la revista La Iniciación en octubre de 1888. Intentando situarse
bajo los auspicios de una Tradición secular, bajo el influjo de Papus, los ocultistas intentarán
hacer de la Rosa-Cruz y del Martinismo la piedra angular del nuevo Templo que quieren
construir. Joséphin Péladan y Stanislas de Guaita quieren asociarse a este proyecto, y
cuando la Rosa-Cruz entra en período durmiente en Toulouse, deciden renovarla. “La Orden
antigua de la Rosa-Cruz estaba a punto de extinguirse (el autor habla en 1890), cuando dos
herederos directos de estas augustas tradiciones decidieron renovarla afirmándola sobre
nuevas bases (...) y ahora la vida circula en oleadas en el organismo místico del coloso
rejuvenecido” (19).
Así, al pasar de Toulouse a París (1887-1888), la Rosa-Cruz renovada se convirtió en la
Orden Kabalística de la Rosa-Cruz. Esta Orden estaba dirigida por un Consejo Supremo de
doce hombres, seis de los cuales debían permanecer desconocidos, siendo su misión
reconstruir la organización si por alguna causa quedara disuelta. Entre quienes, en una u otra
época, fueron miembros del “Consejo de los doce”, se encuentran Stanislas de Guaita,
Joséphin Péladan, Papus, A. Gabrol, Henry Thorion, F. Ch. Barlet, Agustín Chaboseau,
Victor-Emile Michelet, Sédir y Marc Haven. La Orden estaba estructurada sobre una jerarquía
de tres grados a los que se llegaba mediante examen (bachiller en kábala, licenciado en
kábala, doctor en kábala), estando la entrada en la Orden reservada a los martinistas que
habían alcanzado el grado de S.•.I.•.

La Rosa-Cruz del Templo y del Graal

Gracias a la revista La Iniciación, la Orden se hizo conocer, por lo que pronto comenzaron a
llamar a las puertas de su Templo toda la cohorte de ocultistas de la Belle Epoque. Stanislas
de Guaita, que vive como un ermitaño en un piso bajo de la avenida Trudaine, deja a Papus
organizar las cosas. La personalidad fantástica de un artista como Joséphin Péladan no
termina de adaptarse a la asociación con un hombre pensador, con el organizador que es
Papus. Este último quiere abrir la Orden y darle una nueva expansión. Por el contrario,
Joséphin Péladan quiere reservar el acceso a iniciados seleccionados y no está de acuerdo
con el aspecto masónico que Papus quiere darle. Las posiciones de ambos hombres son
difícilmente conciliables, especialmente cuando Péladan critica a Papus su gusto por el
ocultismo y la magia. Al igual que el abad Alta, uno de los miembros eminentes de la Orden
Kabalística de la Rosa-Cruz, Joséphin reprocha a Papus que confunda ocultismo con
esoterismo. El 17 de febrero de 1891, Péladan dirige a Papus una carta de ruptura que será
publicada en el número de abril de la revista La Iniciación.

Heredero de una Tradición que empieza a parecerle que escapa a su misión, Péladan decide
actuar de una manera diferente y crea en mayo de 1891 La Orden de la Rosa- Cruz del
Templo y del Graal (también llamada Orden de la Rosa-Cruz Católica del Templo y del Graal)
de la que ya había trazado un bosquejo en su primera novela en 1884. En junio de 1891, se
presenta como Gran Maestro de esta nueva Orden, bajo el nombre de Sâr Mérodack Péladan.
Este acontecimiento da lugar a numerosos artículos en el Figaro, y esta amplia publicidad
irrita profundamente a Papus y a sus amigos que denuncian el cisma de Péladan.

La magia del arte

Aunque se emplaza bajo la triple bandera de la Rosa-Cruz, del Temple y del Graal, la Orden
instaurada por Joséphin Péladan no es realmente una sociedad iniciática. Se presenta más
bien como una fraternidad compuesta por artistas. Su fundador la define como “una
fraternidad de caridad intelectual, consagrada al cumplimiento de obras de misericordia según
el Espíritu Santo, del cual se esfuerza por aumentar la Gloria y preparar el Reino” (20). Su
finalidad es restaurar el culto de lo ideal con la Tradición como base y la Belleza como medio.
En efecto, para Joséphin Péladan, la belleza expresada por las obras de arte puede conducir
al hombre hacia Dios. Para él, el arte tiene por tanto una misión divina, y la obra perfecta es
aquella que es capaz de elevar el alma. En una época que considera en plena degeneración,
está convencido de que la magia del arte es el mejor medio para salvar a Occidente de un
desastre inminente. Las actividades de la Orden de la Rosa-Cruz del Templo y del Graal
están por tanto consagradas a la organización de salones, exposiciones y veladas dedicadas
a las bellas artes.
Los salones de la Rosa-Cruz

Se organiza un primer Salón de la Rosa+Cruz del 10 de marzo al 10 de abril de 1892 en la


célebre galería parisiense Durant-Ruel. El salón es inaugurado con todo ceremonial, con una
música compuesta por Erik Satie, el compositor oficial de la Orden. Las jornadas se ven
prolongadas por las Veladas de la Rosa+Cruz, dedicadas a la música y al teatro. Sâr Péladan
ofrece también conferencias sobre el arte y la mística, y se escuchan obras de Vincent d’Indy,
Cesar Franck, Richard Wagner, Palestrina, Erik Satie y de Benedictus. Remy de Gourmont,
en su crónica de El Mercurio de Francia, califica a este primer Salón de la Rosa-Cruz como
“la principal manifestación artística del año”. Hay tanta gente que la policía debe intervenir
para dirigir la circulación, ya que la calle está obstruida por los visitantes. Después de haberse
cerrado las puertas, se cuenta a más de 22.000 visitantes. El éxito es considerable y la
presencia de artistas extranjeros le da un renombre mundial. Los Salones de la Rosa-Cruz
se inscriben en el movimiento artístico llamado Simbolismo. Constituyen además uno de los
episodios más memorables.

Se celebrarán un total de seis Salones de la Rosa-Cruz. El último es organizado en la


prestigiosa galería Georges-Petit en 1897. Tras este salón, Joséphin Péladan anuncia que su
Orden va a entrar en un período de reposo: “Rindo mis armas. La fórmula de arte que he
defendido ahora ya es admitida en todas partes, y ¿por qué debe recordarse al guía que ha
mostrado el vado cuando el río ha pasado?”. Hasta su muerte, en 1918, continuará su
actividad literaria (cerca de noventa volúmenes: novelas, piezas de teatro, estudios sobre el
arte o el esoterismo).

El conde de Falkenstein

Durante este tiempo, la Orden Kabalística de la Rosa-Cruz continúa bien que mal sus
actividades. Sin embargo, la Orden no posee sólidas raíces, y el aspecto ocultista que le ha
dado Papus la aleja del espíritu del rosacrucismo de sus orígenes. Es sin duda por esta razón
por la que se agota rápidamente. Como precisa Victor-Emile Michelet, uno de sus antiguos
miembros, la Orden “no tenía un gran atractivo y cayó en un período de reposo incluso antes
de la muerte prematura de su organizador” (21). En efecto, el mismo año en que los Salones
de la Rosa-Cruz cierran sus puertas, la Orden Kabalística de la Rosa-Cruz pierde a su Gran
Maestro cuando, el 19 de diciembre de 1897, Stanislas de Guaita muere prematuramente. F.
Ch. Barlet (Albert Faucheux) es elegido para sucederle, pero prefiere dejar en la inactividad
a una Orden que no existía sino en estado embrionario. Parece que el nuevo Gran Maestro
de la Orden Kabalística de la Rosacruz comienza a cuestionarse entonces los orígenes del
rosacrucismo. En julio de 1898 publica en La Iniciación una traducción de la Historia de la
Orden de la Rosa-Cruz, un texto de Karl Kiesewetter. Este último afirma que la Orden existía
mucho antes de los Manifiestos (1614-1615). Evoca la historia de la Orden a través de la vida
de algunos de sus dirigentes, como el conde Falkenstein, quien habría sido Imperator en
1374, o Johann Karl Friesen, Imperator en 1468. Todo ello no pasa de ser una leyenda, ya
que las fuentes a las que se refiere Karl Kiesewetter carecen de valor histórico,
independientemente de que el manuscrito sobre el que se basa para hacer estas
aseveraciones, que no es sino una copia del siglo XVIII, y de que las referencias que indica,
tal como un texto del volumen IV del Theatrum Chemicum, no contiene las citas sobre las que
se apoya (22).

Es probable que utilizando este texto, Papus y Barlet intentaran diferenciarse de las diversas
corrientes rosacruces de su época que reclamaban para sí el rosacrucismo del siglo XVII
(S.R.I.A., Golden Dawn y la Orden de la Rosa-Cruz Católica del Temple y del Graal),
situándose bajo una autoridad más antigua. Sin embargo, no tuvieron éxito en el proyecto.
F.Ch. Barlet se orienta entonces en otras direcciones con la H.B. of L., mientras que Papus
se distancia cada vez más con el ocultismo. La guerra de 1914- 1918 pondrá fin a la gran
época de los magos. Después de este período, a veces de una manera ilegal, algunos
intentarán sin éxito continuar las actividades de la Orden

Kabalística de la Rosa-Cruz. El proyecto de Joséphin Péladan fue retomado en marzo de


1908 por la Confrérie de la Rosace. Este grupo, bajo la dirección del Hermano Ángel, no
reunirá a más de cuatro seguidores con los que organizó una primera exposición en mayo de
1909, una segunda en mayo de 1911 y una tercera en octubre de 1912. Después dejó de
existir.

La Rosaleda de los Magos no había tenido éxito en producir flores suficientemente viables.
Sin embargo, todas desempeñaron un papel nada despreciable relanzando el interés por el
esoterismo en una época en que la evolución de las ciencias y de la industria trastocaba la
organización de la sociedad. Independientemente de que los discípulos de los magos
confundieran demasiado a menudo ocultismo, esoterismo y misticismo, su búsqueda
contribuyó a perpetuar una herencia que podía nutrir las interrogaciones del hombre sobre
sus orígenes y destino. En efecto, durante este período, un joven americano, H. Spencer
Lewis, vendrá al encuentro de la Rosa-Cruz en la villa rosa. De este viaje pronto nacerá la
Antigua y Mística Orden de la Rosa-Cruz que pronto conocería una expansión mundial, hasta
el punto de convertirse en una de las principales organizaciones iniciáticas de la época
moderna.

Notas

1. Este movimiento conocerá también ciertas derivaciones donde se mezclan el retorno


a la naturaleza y los cultos primitivos, nacionalismo, anarquismo, culto a la belleza del cuerpo
y razas excepcionales.

2. Ver “Monte Veritá” de Philippe Baillet (1900-1920) o la complejidad del “romanticismo


anticapitalista”, revista Política Hermética nº 14,2000.

3. Carta del 12 de septiembre de 1921 a H. Spencer Lewis. Archivos AMORC.

4. Carta de Theodor Reuss a H. Spencer Lewis del 10 de junio de 1921: Archivos


AMORC.

5. Los ritos masónicos de Misraïm y Menphis, Maisonneuve & Larose. París, 1986.

6. Ver “El Affaire Theodore Reuss” en la revista La Acacia de enero a junio de 1907.

7. Ver “Dal monte Veritá, Congresso Anazionale Cooper OTO”, en Dovere, periódico
italiano de 28/8/1917.

8. En 1898, Mathers publica una traducción inglesa de La Magia Sagrada que Dios donó
a Moisés, Aarón, David, Salomón, y a otros Profetas, y que enseña la Verdadera Sapiencia
Divina, dejada por Abraham hijo de Simón, a su hijo Lamech, traducida del hebreo al latín en
Venecia en 1458, un libro que trata de la magia angélica.
9. Para una información más completa sobre este personaje, se puede consultar:
Joséphin Péladan 1858-1918. Ensayo sobre una enfermedad del lirismo, Christophe Beaufils,
Grenoble, 1993, Jérôme Million y El Pensamiento y los secretos de Sâr Joséphin Péladan.
Ed-Bertholet, vol. I a IV. Laussanne 1952-1958.

10. Aunque es posterior a los libros de Eliphas Lévi, esta obra, verdadera enciclopedia del
esoterismo en 666 páginas, la rebasa en muchos puntos.

11. Carta de 15 de noviembre de 1884 a Joséphin Péladan, editadas por E. Bertholet y E.


Dantinne, Neuchatel, 1952.

12. Publicó Las Armonías del Ser expresadas por los números (1884). Sobre este autor,
ver “Un gran desconocido” de Robert Amadou: el abad Paul Lacuria, el “Pitágoras francés”,
revista Atlantis 1981 nº 314 y nº 315; “El Abad Paul Lacuria y las Armonías del Ser”, revista
Atlantis, noviembre/diciembre 1981, nº 317. Es posible que este personaje sirviera de modelo
a Joséphin Péladan para crear a Alta, uno de los personajes esenciales del Vicio Supremo.

13. Joséphin Péladan, Cómo llegar a ser un Artista, París, 1894.

14. La biografía del vizconde Charles-Edouard de Lapasse ha sido trazada por el conde
Fernand de Rességuier, Elogio de M. vizconde de Lapasse, Juegos Florales, Toulouse 1869.

15. Vizconde de Lapasse, Ensayo sobre la conservación de la vida, París, 1860, Victor
Masson.

16. Firmin Boissin, Visionarios e iluminados, París, 1869, Liepmannsshon y Dufour.

17. Ver Excéntricos Desaparecidos, que publicó Firmin Boissin bajo el seudónimo de Simon
Brugal, 1890, A. Savine, París y Privat, Toulouse.

18. Cartas Inéditas de Stanislas de Guaita, obra ya citada.

19. Stanislas de Guaita, Ensayos sobre las ciencias malditas – I – En el umbral del Misterio. París,
1890, Georges Carré.

20. Constitución de la Rosa-Cruz, el Temple y el Graal, París 1893.

21. Los Compañeros de la hierofanía, París, 1937.

22. Ver a Roland Edighoffer, Johann Valentin Andreae, Rosa-Cruz y sociedad ideal. París, Arma
Artis, 1982 y Pauld Arnold, Historia de los rosacruces, París, Mercurio de Francia 1955.
Parte XV

Los primeros rosacruces de América

En los capítulos precedentes, intentamos demostrar cómo el rosacrucismo se inscribe en la


historia general del esoterismo occidental.

Después de citar su génesis, desde el siglo XVII hasta la Primera Guerra Mundial, nos
concentraremos más específicamente en la Antigua y Mística Orden de la Rosa-Cruz,
conocida por la sigla de AMORC. Esta orden, fundada por Harvey Spencer Lewis (1883-
1939) para renovar y reactivar la tradición rosacruz, constituye uno de los movimientos
esotéricos más importantes que jamás haya existido. En nuestros días cuenta con Logias y
Grandes Logias en la mayoría de países y alrededor de 250,000 miembros en el mundo.

Nuestra meta no es presentar en detalle el conjunto de la historia de AMORC pues rebasa el


proyecto de esta obra, pero sí el situar esta Orden en la historia del esoterismo, mostrando
sus orígenes y presentando algunas de las fases más importantes de su desarrollo. En esta
línea, utilizaremos las informaciones dadas por Harvey Spencer Lewis en muchos textos,
siendo el más conocido El viaje de un peregrino hacia el Este, escrito en 1916. Sin embargo,
éste contiene elementos que no han de ser tomados textualmente. Estudiaremos otra versión
de este escrito que, en cierta forma, constituye la autobiografía de Harvey Spencer Lewis y
presenta la misma historia, pero desde un ángulo a veces más "esotérico" que el anterior,
escrito para el gran público.

Hemos de precisar que esta autobiografía no ha sido publicada integralmente nunca. Nos
apoyaremos en artículos publicados en las distintas revistas de la Orden, tales como The
American Rosae Vía, Cromaat, The Triangle, The Mystic Triangle o Rosacrucian Digest (1)
que tocan el tema que nos interesa. De manera general, sólo veremos los elementos
esenciales, dejando de lado aquellos que obedecen más al romanticismo que a la historia.
Por el contrario, utilizaremos numerosos documentos que figuran en los archivos de la Gran
Logia Suprema de AMORC, puesto que permiten esclarecer, de forma interesante, los hechos
reportados simbólicamente o aproximativos en los textos publicados hasta este día.

Antes de nada, es importante señalar que Harvey Spencer Lewis sitúa a la Antigua y Mística
Orden de la Rosa-Cruz como continuidad de las actividades rosacruces ya desarrolladas en
su país desde finales del siglo XVII. De igual forma, él no habla de "creación" sino de
"despertar", pues considera que él lleva a cabo el segundo ciclo del rosacrucismo en los
Estados Unidos y se basa en las investigaciones que Julius Friedrich Sachse (1842-1919)
expuso en sus libros The German Pietists of Provincial Pennsylvania 1694-1708, publicado
en 1895 y The German Sectarians of Pennsylvania 1708-1742, con fecha de 1899. Este autor,
descendiente de pietistas alemanes, era conservador y bibliotecario del templo masónico de
Filadelfia. En sus libros, recuerda la historia de los inmigrantes que se instalan en los Estados
Unidos a finales del siglo XVII. Estos viajeros, bajo la dirección de Johann Jacob
Zimmermman y luego de Johannes Kelpius, acompañan a los pietistas que implantan una
comunidad en Pensilvania. Julius Friedrich Sachse los describe de la siguiente manera:

«Una asamblea de adeptos (partidarios) teósofos –llamémosles los pietistas, místicos,


chiliaístas, rosacruces, illuminati, cátaros, puritanos u otros– quienes habían formado en
Europa, según sus creencias místicas, lo que se llama un "Capítulo de Perfección" y que
arriban al Nuevo Mundo para ejecutar el proyecto, largamente esperado, de fundar una
verdadera comunidad (rosacruz) teosófica: partiendo hacia la selva o el desierto, como los
Esenios del pasado, al igual que Moisés, Elías y otros personajes bíblicos, para alcanzar la
santidad, preparándose así para el millenium que creían próximo; o bien, en caso de que sus
cálculos los hubiesen inducido al error en cuanto al fin de todas las cosas terrestres, la
comunidad revelaría ser un núcleo a partir del cual los miembros individuales estarían
calificados para presentarse nuevamente ante los hombres como hombres santos, aptos para
convertir a ciudades enteras y producir signos y milagros (2).

Julius Friedrich Sachse ve en estos inmigrantes a rosacruces. Sin embargo, muchos autores
han criticado esta tesis. El primero, Arthur E. Waite, considera que las investigaciones de
Julius Friedrich Sachse caen en el romanticismo y que los elementos que aporta no permiten
llegar a tales conclusiones. Para él, el hecho de que ciertos de estos pietistas hayan
manifestado su interés por la astrología, la cábala o las obras de Jacobo Boehme, no es
suficiente para calificarlos de rosacruces (3). Otro autor, Serge Hutin, declara que esos
emigrantes no pueden demostrar un parentesco con el movimiento rosacruz (4). Para intentar
comprender las cosas, ha de interrogarse acerca de su origen. Es un hecho que el pietismo
está marcado por el esoterismo y que está en relación con el rosacrucismo. Agreguemos que
Johannes Kelpius y Johann Jacob Zimmermman, ambos pietistas, frecuentaron Tübingen,
ciudad marcada por la presencia de la Rosa-Cruz.

El pietismo

El pietismo, fundado en Alemania por el pastor Felipe Jacob Spener (1635-1705) nace por la
crisis que atraviesa el luteranismo en siglo XVII (5). Se ofrece como una posible respuesta a
los problemas que afectan a los luteranos después de la guerra de los Treinta Años (1618-
1648) (6). Partidario de una humanización de la religión, Felipe Jacob Spener pone el acento
sobre la experiencia religiosa personal y sobre la vida interna. Incita a sus contemporáneos
a una praxis pietatis, una piedad individual, una práctica propia a la santificación y conducente
al segundo nacimiento que marca la regeneración interna. A partir de 1670 organiza los
collegia pietatis, colegios de piedad al interior de las parroquias luteranas. En estos pequeños
grupos se estudia la Biblia y se abordan los misterios que habitualmente no pueden ser
tratados ante las masas cristianas.

Según Antonio Faivre, existen "analogías asombrosas entre la estructura de las sociedades
iniciáticas y el pietismo y «los collegia pietatis» fueron, verdaderamente en un sentido, los
predecesores de las logias especulativas" (7). En Alemania, este movimiento toma
rápidamente auge y los colegios se multiplican a tal punto de inquietar a las autoridades
luteranas. Gracias al dinamismo de Augusto Hermann Francke (1663-1727) quien dirige la
facultad de Halle, el pietismo pronto conocerá un gran esplendor e instala comunidades en
India y en América.

Generalmente se considera a Johann Arndt como el inspirador de este movimiento.


Recordemos que este teólogo luterano, médico y alquimista, era el padre espiritual de Johann
Valentin Andreas y el mentor del círculo de Tübingen (8), grupo que está en el origen de la
publicación de los Manifiestos rosacruces. A la vez místico y alquimista, intentó integrar la
herencia paracelsiana con la teología medieval y desarrolló la idea de una alquimia interna,
de un renacimiento espiritual, concepto que Felipe Jacob Spener retoma. Johann Arndt
deseaba desviar a los hombres de la teología polémica para llevarlos a una fe viva ya una
práctica de la piedad. Promotor de La Imitación de Jesús-Cristo (1441), una de las obras
fundamentales de la Devotio moderna (9), es conocido por Los cuatro libros del Cristianismo
Verdadero escritos entre 1605 y 1610. Esta obra es uno de los textos cristianos más leídos
en el mundo y los pietistas la consideraban como su segunda Biblia. Felipe Jacob Spener
publicará en 1675 su Pia Desideria, y el texto fundador del pietismo, aparecerá como prefacio
en una de las reediciones. Es igualmente interesante notar que Johannes Kelpius llevará a
Estados Unidos los textos de Johann Arndt.

Las ideas de Johann Valentin Andrea, autor de las Nupcias Químicas de Christian
Rosenkreutz, tuvieron cierta influencia sobre el pietismo. Como lo indica Roland Edighoffer,
la Societas cristiana, sociedad ideal pregonada por Johann Valentin Andrea, anunciaba "el
vasto y fructuoso movimiento del pietismo... (10)". Este movimiento también es producto del
intercambio de ideas con los protestantes ingleses. Los alemanes están influenciados,
efectivamente, por los puritanos británicos, en busca de un cristianismo depurado, más
próximo a aquel de los primeros discípulos del Cristo. A cambio, los pietistas tienen cierta
influencia sobre la espiritualidad inglesa, en particular sobre el metodismo de John Wesley y
George Whitefield.

Boehmismo y cábala

El fundador del pietismo, Felipe Jacob Spener, es receptivo a las doctrinas comúnmente
juzgadas como heréticas (11). Si bien no era verdaderamente un cabalista, es el autor de un
poema acerca de los sefirotes y se muestra muy benévolo con la doctrina de Jacobo Boehme
(1574-1624). Numerosos pietistas se apasionan por la cábala y por las teorías del teósofo de
Gorlitz. Entre ellos se encuentran algunas grandes personalidades como Gottfried Arnold
(1666-1714), quien fue uno de los protegidos de Felipe Jacob Spener, próximo a Johann
Georg Gichtel (1638-1710), continuador y editor de la obra de Jacobo Boehme en
Ámsterdam. Gottfried Arnold igualmente estuvo ligado con Pedro Poiret (1646-1719),
boehmista y discípulo de Madame Guyon, quien ejerció cierta influencia sobre el pietismo. El
conde Nicolás Luis de Zinzendorf (1700-1760) y Friedrich Christoph Oetinger (1701-1781),
dos figuras eminentes igualmente marcadas por el pensamiento de Gorlitz. El primero, quien
dirige una comunidad que reúne casi un millar de pietistas en Hermhut, gusta utilizar la
simbólica alquímica.

Como Jacobo Boehme, emplea la expresión de "barniz" para calificar la sangre regeneradora
del Cristo, recibe la influencia de la cábala y es muy marcado por las ideas de reforma de
Jean Amos Comenius. El segundo, Friedrich Christoph Oetinger, intenta unir la teosofía
boehmista con la cábala. Por último. ¿Cómo no citar al pastor silesiano Knorr de Rosenroth
(1636-1675), boehmista y eminente cabalista, autor de Kabbala denudata ( 1677), verdadera
biblia de la cábala cristiana? Johannes Kelpius tuvo la ocasión de reencontrar a este cabalista
en la época de estudiante en la universidad de Tübingen y cuyas doctrinas lo influenciarán.
Cuando parte hacia América, llevará consigo las obras de Jacobo Boehme.

El milenarlsmo

Si bien el pietismo no puede ser considerado como un movimiento milenarista, esta tendencia
se encuentra en muchos de sus componentes. De manera general, esta actitud es una
consecuencia de la crisis que sufre Alemania en el siglo XVII, crisis religiosa engendrada por
la Reforma pero igualmente, crisis económica provocada por condiciones meteorológicas
desastrosas. Este período se califica como "la pequeña edad glaciar". Se agregan epidemias
de peste que disemina a la población. Estos dramas, que cada quien vive a diario, llevan a
un repunte del interés por la teoría de las tres edades del universo formulada por Joaquín de
Flore y por el pensamiento apocalíptico (12).
Sin ser milenarista, Felipe Jacob Spener no escapa a esta influencia y en 1664 sostiene una
tesis sobre el sexto ángel del Apocalipsis. Johann Wilhelm Petersen es uno de los que más
manifiestan esta tendencia. Con su esposa, Eleonor von Merlau, una de las figuras
características de esta época, visita a los grupos pietistas de Wurtemberg para anunciar el fin
de los tiempos y exponer la teoría de la "apocatastase", la regeneración final universal (13).
Johann Jacobo Zimmermman (1642-1693) está relacionado con esta extraña pareja. Este
antiguo estudiante de la universidad de Tübingen, teólogo, matemático, astrónomo y
astrólogo, toma tiempo para los cálculos proféticos. Considera que el año de 1694 será el del
Millenium, es decir, el año del regreso del Cristo. Para preparar este acontecimiento desea
instalarse en tierra virgen, en América. Con Johannes Kelpius (1673-1708), otro estudiante
de Tübingen, se une a un grupo de discípulos para hacer este gran viaje.

El responsable o jefe del pietismo de Wurtemberg, el filósofo Johann Albrecht Bengel (1687-
1752) considerado como el padre de la crítica textual de la Biblia, también practica las
matemáticas proféticas y compone tratados sobre las "edades del mundo"(14). Como muchos
pietistas, venera a Johann Arndt a quien considera el ángel de que habla el Apocalipsis de
Juan (14,6), es decir, aquel que anuncia el Juicio. Es interesante señalar que en Wurtemberg
y particularmente en lo que se denomina el movimiento rosacruz, Johann Arndt era visto, a
veces, como la encarnación de Elías, aquel que, según la profecía, debía preceder el regreso
del Cristo. Así es como algunos veían en él a Elías Artista anunciado por Paracelso (15).

La philadelphian society y el milenarismo inglés

De manera general, es hasta el final del siglo XVII que los pietistas dejan de ver en esa época
las primicias del regreso del Cristo, pues estiman que Dios ha dado una moratoria a la
Humanidad para pasar la prueba de su fe. Como los cuáqueros, intentan implantar en el
mundo comunidades que vivan según los preceptos divinos. Los pietistas de Halle financian
su establecimiento en India y en las colonias de Estados Unidos en Pensilvania y Georgia.

Después de conflictos que llevaron al cierre de los colegios pietistas de Erfurt en 1691, Johann
Jacob Zimmermman y Johannes Kelpius se lanzan en proyecto de emigración hacia América.
Acompañados de un grupo de discípulos, dejan Alemania en 1693. Su viaje los lleva primero
a Rotterdam, donde muere Johann Jacob Zimmermman. Johannes Kelpius toma la cabeza
de la expedición y Heindrich Bernhard Koster se convierte en su auxiliar, mientras que
Johannes Seelig, Daniel Falkner, Daniel Lütke y Ludwig Biedermann lo asisten. Otros treinta
y cuatro hermanos se les unen y el grupo se embarca hacia Inglaterra. Ya en Londres, los
cuarenta viajeros entran en contacto con boehmistas ingleses (16).

Estos últimos profesan un chialismo exaltado y profetismo apocalíptico que anuncia la


instauración de una "Nueva Iglesia". Hemos de precisar que estas teorías no se derivan de
la filosofía de Jacobo Boehme, pero son testimonio de la influencia de Joachim de Flore, muy
extendidas en Inglaterra en ese momento. Es así como Lodowicke Muggleton (1609-1698)
preconiza la tercera dispensa y evoca la "nueva Iglesia" que debe remplazar a la de Pedro.
Por su parte, Jane Lead (1623-1704), discípula de Jacobo Boehme, quien tiene visones
sofiánicas, avanza en Wonders of God’s creatíon que después del Antiguo Testamento que
reveló el Padre y del Nuevo Testamento dejado por el Hijo, ha llegado la tercera revelación,
la del Espíritu Santo, que dará la verdadera revelación. En 1697 nace bajo su influencia la
Philadelphian Society que se aparta del verdadero boehismo y toma un carácter milenarista.
Jane Lead está persuadida que el fin del mundo es inminente y la Philadelphian Society se
considera una Iglesia purificada, la del Millenium. En The Ascent of the Mount of Vision cita,
en términos idílicos, el reino de mil años del Cristo que vuelve sobre la tierra, etapa preliminar
del fin de los tiempos.

La salida hacia los Estados Unidos de América

Los amigos de Johann Kelpius no son indiferentes a estas preocupaciones y se reúnen con
Jane Lead. Sergio Hutin indica que los boehmistas ingleses aportan su ayuda financiera y
material al grupo de Kelpius, facilitando su viaje hacia tierras americanas.
(17) En febrero de 1694, los pietistas alemanes se embarcan a bordo del Sarah Maria.
Después de un viaje de cinco meses, el barco arriba a la costa de Filadelfia, ciudad del amor
fraternal, fundada por el cuáquero William Penn algunos años antes. Esta ciudad de
Pensilvania reagrupa a los cuáqueros, menonitas e indios que se esfuerzan por vivir en paz
cultivando la no violencia. (18)

Poco después de su llegada, el grupo de Kelpius se dirige a Germantown, ciudad próxima


donde vive una importante comunidad alemana y se instala un poco más lejos sobre una
cresta de la ribera del Wissahickon. Ahí establecen su centro, compuesto por un conjunto de
células y de piezas comunes necesarias para la vida monástica que intentan llevar. En el
templo llamado la "Sala del Tabernáculo", Johannes Kelpius se esfuerza por llevar sus ideas
a los diferentes movimientos protestantes de la región. Establece su sitio de retiro personal –
fuera de los edificios de la comunidad- en una gruta que aún en nuestros días es visible en
Fairmount Park.

La pequeña comunidad tiene una vida espiritual intensa; es muy activa y sus miembros se
dedican a la educación de los niños. Estos pietistas se instruyen en variados dominios tales
como la astronomía, la encuadernación o la relojería. Gracias a sus conocimientos en
medicina y farmacia, fundan el primer herbario en Pensilvania. Construyen un observatorio
astronómico en uno de sus edificios para escrutar los signos que anunciarían el millenium
que Johann Jacobo Zimmermman había previsto para el año 1694. Sus conocimientos en
astronomía permiten la realización de uno de los primeros almanaques estadounidenses del
siglo XVIII. Los documentos descubiertos por Julius Friedrich Sachse muestran que Johannes
Kelpius y sus discípulos se interesaron en la astrología, en la magia, que fabricaron
talismanes así como pentáculos y que se dedicaron a una especie de teúrgia. De igual forma,
parece que algunos de ellos practicaban la alquimia. (19) Sin embargo, como la mayoría de
los pietistas, Johannes Kelpius otorga una importancia fundamental a la oración. Es el autor
de un magnífico tratado intitulado Un Corto, Fácil y Completo Método de Oración (20) cuyos
principios recuerdan a aquellos de la "oración del corazón" de los ortodoxos.

(21)
La comunidad prospera durante una docena de años, sin embargo, el Millenium esperado no
se produce y algunos hermanos desean abandonar la vida monástica para fundar una familia.
Bajo la dirección de Heinrich Bernhard Küster (21), el auxiliar de Kelpius, una parte de sus
miembros se unen a los cuáqueros para formar The True Church of Philadelphia. Cuando
muere Johannes Kelpius en 1708, la comunidad ya no está activa. Justus Falkner, uno de
sus más cercanos colaboradores, había dejado la vida monástica para casarse. Johannes
Seelig intenta sin suceso dirigir al grupo terminando por llevar una vida de anacoreta. Conrad
Matthai lo sucede por un tiempo y toma el mismo camino que su predecesor. El grupo se
disuelve poco a poco.

Años más tarde, en 1720, otros pietistas alemanes dirigidos por Conrad Beissel, panadero,
se instan en Cocalico Creek, cerca de Harrisburg. Este líder organiza una comunidad de
hombres y mujeres solteros denominada Comunidad de Ephrata, en 1737. Sus actividades
florecen pues lejos de recluirse, varios de sus miembros están comprometidos en negocios,
sea la explotación de madera, aserraderos, establecimientos de harina, fabricación de papel
o imprenta. Sus actividades espirituales son numerosas y tienen reputación por su música
coral y sus himnos. Después de la muerte de Conrad Beissel, la comunidad se dispersa y
desaparece a fines del siglo XVIII. La presencia de estos místicos marcó profundamente a
Pensilvania.

Como se viene demostrando, los místicos alemanes que emigraron a los Estados Unidos de
América no son rosacruces propiamente. Son los pietistas muy marcados por el esoterismo
y el milenarismo. Ellos toman las raíces de Tübingen, que podemos considerar como el centro
del rosacrucismo del siglo XVII. Recordaremos que Sincerus Renatus (Samuel Richter),
pastor luterano que se proclamaba discípulo de Paracelso y de Boehme, pretendía que los
rosacruces dejaron Europa para instalarse en India para poder vivir en paz (22). Como hemos
visto, los pietistas de Halle instalan comunidades desde 1706 y sabemos que en el espíritu
de muchos, las Américas eran aún consideradas como las Indias.

Johannes Kelpius y sus discípulos forman parte de aquellos que, después del desastre de la
Montaña Blanca y la guerra de los Treinta Años , dejarán Alemania para intentar instaurar en
los Estados Unidos una sociedad donde reinen la paz y la fraternidad, a imagen de aquella
esbozada en los Manifiestos rosacruces algunas decenas de años antes. No es entonces
increíble situar a los pietistas de Pensilvania en la estela de la Rosa-Cruz.

Notas:
1) La revista The American Rosee Vía fue publicada desde 1916 a 1920. Cromaat
publicada de 1919 a 1921. Fue remplazada en enero de 1921 por The Triangle. En mayo de
1925, esta última se convirtió en The Mystical Triangle, para evolucionar a partir de octubre
de 1929 a The Rosicrucian Digest. La mayoría de estas revistas fueron mensuales y el
conjunto constituye una colección de miles de números.
2) SACHSE, Julius Friedrich, The German Pietist of provincial Pennsylvania 1694- 1708,
pág. 37-39.
3) WAITE. Arthur E . The Brotherhood of the Rosy Cross, Londres, 1924, pág. 601.
4) HUTIN, Serge Les disciples anglais de Jacob Bohme aux XVl et XVlII ° siécle, París,
Denoel, colee. "La Tour SaintJacques", 1960. pág.119.
5) Sobre este movimiento ver Les piétismes a l 'áge classique, crise, conversión,
institutions, bajo la dirección de Anne Lagny. Villeneuve dAscq, Presses universitaires de
Septentrión, colee. "Racines er modeles", 2001.
6) Sobre este periodo problemático que sigue a la publicación de los Manifiestos
rosacruces, ver infra, capo IX. "La Montaña Blanca".
7) FAIVRE, Antoine. L 'Esotérisme au Xi'Ill" siecle. París, Seghers, 1973, pág. 57-
58.
8) Acerca de este personaje ver infra capo VI, "Johann Arndt".
9) Movimiento espiritual nacido a fines del siglo XIV en los Países Bajos bajo la
influencia de Gérard Groote (1340- 1384), en un medio impregnado de la espiritualidad del
Maestro Eckhart y de Ruysbroek, La Devotio moderna busca orientar la vida espiritual hacia
la oración personal y al acceso interior. Este movimiento se desarrolla también en Francia y
Alemania hasta el siglo XVI. L 'Imitation de Jésus-Christ, escrita por ThomasA. Kempis
(1379/80- 1 47 1), libro característico de este movimiento y que después de la Biblia, es la
obra más leída por la cristiandad.
10) EDIGHOFFER, Roland "Utopie et sodalité se Ion Johann Valentin Andra;", Gnostica 3
-- Esotérisme, gnose et imaginaire symbolique, mélanges ojJerts a Ant oine Faivre Richard
Caron. Joscelyn Godwin, Wouter.J. Hanegraaffy JeanLouis Vieillard- Baron, Lcuvcn. Peeter,
2001, pág. 373-388.
11) Acerca de las relaciones entre esoterismo y pietismo. ver DEGHAYE. Picrrc, De
Parace/se a Thomas Mann, les avat ars de lhermétisme allemand, París, Dervy, 2000 y del
mismo autor, el artículo "Piétisme", Dictionnaire critique de / 'ésotérisme. bajo la dirección de
Jean Servier, París, PUF, 1998. pág. 1044-1046.
12) Ver supra capítulo "La era del Espíritu Santo".
13) Ver MELAU, Eleonor von, Glaubens Gesproche mit Gott (1691) Y PETERSEN, Johann
Wilhelm, Regnum Christi (1698).
14) Ver BENGEL. Johann Albrecht. Ordo temporum (1741) Y Cyclus, sive de anno magno
Solis, Lunge, Stellarum considerarlo (1745). Sus rd1exiones sobre el número 666 en el
Apocalipsis la habían llevado a la conclusión de que la humanidad vivía desde hace 1143
años bajo el imperio de la Bestia y que la revelación final estaba próxima. Pensaba que el
año de 1834 vería el regreso del Cristo y la instauración del Millenium.
15) Ver FAIVRE, Antoine, "Elie Artiste ou le Messie des Philosophes de la Nature". Aries
Vo1 11, n° 2 y vo1 III n° 1, Leiden y Boston, Brill Academia Pub1ishers, 2002 y 2003, pág
119-1 S2 16) Sobre los diferentes aspectos del boehmismo en este país. ver HUTIN. Serge,
Les disciples anglais de Jacob Bohme, op. citada
17) Les Disciples anglais., op citada, pág 119-120
18) El movimiento cuáquero nació en 1652 en Inglaterra alrededor de George Fox (1624-
1691) Y los menonitas son anabaptistas discípulos del reformador holandés Merino Simonsz
(1460-1561)
19) Respecto a la alquimia, Julius Friedrich Sachse cita un reporte de Heinrich Melchior
Müh1enberg a los pietistas de Halle (ver The germanpietist ... , op. citada, pág 148)

20) KELPIUS Iohannes, A short, easy, and comprehensive method of prayer. Este tratado
se publicó por Christopher UIT, trs., en Filadelfia, 1761
21) Heinrich Bemhard KOSTER es también autor de un texto milenarista, De
Resurrectione lmperii /Eternitatus (1697)
22) La vraie el parfaite préparation de la pierre philosphale par la Fraternité de 1 'ordre de
la Rose-Croix d 'or el de la Rose rauge, Bres1au, 1710.
(Continuará)
Parte XVI
Harvey Spencer Lewis

El 25 de noviembre de 1883 nace Harvey Spencer Lewis, personaje detonante que dará al
rosacrucismo una dimensión que nunca antes había conocido. Su familia, es de origen galo;
sus ancestros se instalaron en Virginia antes de la revolución estadounidense. El abuelo de
Harvey Spencer, Samuel Lewis, nacido el 7 de noviembre de 1816 en Buckingham,
Pensilvania, es descendiente de granjeros que trabajaron esa tierra. Se casa con Eliza
Hudnut, joven mujer cultivada, de origen francés. La pareja se instala en Kingwood, en Nueva
Jersey. En esta ciudad nace su hijo Aarón Rittenhouse Lewis el 3 de febrero de 1857. Desde
su tierna infancia, su madre lo inicia en la literatura francesa y le transmite una cierta
sensibilidad hacia la espiritualidad. La vida de la familia está reglada por los trabajos en su
granja y por las actividades en la iglesia metodista puesto que la religión ocupa un gran lugar
en la vida de Aarón. Es particularmente devoto y llega a dar conferencias en la iglesia
Kingwood. El 14 de febrero de 1851 desposa a Caterina Hoffman, una joven dinámica nacida
en Alemania, donde realizó estudios para ejercer como profesora. De su unión nació el 25 de
noviembre de 1883 Harvey Spencer Lewis en Frenchtown (Ciudad Francesa).

Si Aarón Lewis pone un segundo nombre a su hijo, Spencer, es por la admiración que tiene
hacia los hermanos Spencer, inventores de un sistema de caligrafía empleada en ese
entonces en las escuelas públicas. Aarón es así mismo, un calígrafo excelente y este don le
permite dejar sus ocupaciones en la granja familiar y emplearse como profesor en un colegio
de una ciudad vecina. Gracias a sus talentos como ilustrador, aumenta sus ingresos con
pequeños trabajos en sus horas libres. Por su lado, Caterina ejerce la profesión de educadora.
Pronto la familia deja Frenchtown para instalarse en Nueva York, donde Aarón Lewis se
asocia con Daniel T. Ames, químico especializado en el análisis de la tinta y del papel. Juntos,
desarrollan una técnica que permitió analizar documentos para determinar si se trataban de
piezas auténticas o falsas. Es así como crean una nueva profesión, la de experto en
documentos y escrituras. Su oficina será una autoridad por más de treinta años.

Al recordar su juventud, Harvey Spencer Lewis escribió: «Los primeros recuerdos de mi


infancia son aquellos de una casa donde mi padre consagraba numerosas horas de sus
noches a la investigación y el estudio. Mi madre, habiendo terminado sus cursos en las
escuelas, trabajaba activamente con mis dos hermanos y conmigo en las tareas que nuestros
profesores nos habían asignado como trabajo en la casa» (l). Harvey Spencer es un joven
con curiosidad insaciable; lee cuanta obra científica puede procurarse y se apasiona por la
física, la electricidad y la química. Su interés por la fotografía lo conducirá muy pronto a
construir su propio aparato. Muy joven también muestra talentos artísticos en diseño, pintura
y música. Toca el piano y organiza en su colegio la segunda orquesta escolar de la ciudad de
Nueva York, la cual, en junio de 1899, dará un concierto en la velada de entrega de diplomas
que marcará el final de los estudios de Harvey Spencer Lewis.

El despertar místico

El ambiente familiar de Harvey Spencer Lewis contribuye en mucho en el desarrollo de su


sensibilidad mística. Su padre, Aarón Lewis consagra la jornada del domingo a las actividades
religiosas. La familia no se contenta con asistir al templo metodista, sino que lee y comenta
la Biblia. Hasta sus dieciséis años, Harvey Spencer Lewis participa con entusiasmo en las
actividades del templo metropolitano de Nueva York. Ama cantar en la coral de ese centro
metodista, lugar importante de reunión para los jóvenes de la ciudad. Escucha con atención
las exposiciones que hace el Dr. S. Parkes, pastor responsable del templo.
Harvey Spencer Lewis a menudo aprovecha momentos de libertad y medita en ese templo
que se convierte en su hogar espiritual. Esta actitud no deja de intrigar al portero y al pastor,
con quien conversa frecuentemente acerca de temas místicos. A menudo, en el silencio, el
joven Harvey Spencer contempla el altar reflexionando sobre los misterios divinos. Cuando
recuerda esos instantes de oración en su biografía, precisa: «No sabía lo que me era
necesario, entonces, rezaba tan solo por el amor y la paz». Es en este templo que conoce
sus primeras experiencias místicas y que se interroga acerca de la naturaleza profunda del
hombre, de la posibilidad de entrar en relación con la parte más sutil del ser, el alma. En 1900,
termina su escolaridad y encuentra un empleo como ayudante en las Ediciones Baker y
Taylors; trabajo que le permite tener a su disposición la cantidad de libros necesaria a su
curiosidad insaciable.

El nuevo pensamiento

Un artículo publicado el 20 de octubre de 1901 en el New York Herald, probablemente llama


la atención de Harvey Spencer Lewis. Recuerda el caso de Leonora Piper, mujer médium de
Boston sin parangón en la historia de las ciencias psíquicas (2) En esta época, las
experiencias con médium son comunes en Nueva York, ciudad donde el espiritismo cuenta
con numerosos adeptos. Como lo vimos en el capítulo anterior, es después de la introducción
del magnetismo en los Estados Unidos en 1836 por Carlos Poyan, discípulo de Puysegur,
que el espiritismo se desarrolla en ese país (3). Las manifestaciones que se derivan, llevan a
los sabios a interesarse por esos fenómenos cuyos trabajos dan lugar a la creación de
institutos de investigación sobre las facultades paranormales. El más prestigioso es la
American Society for Phychical Research, en Boston, 1884, bajo el auspicio de la Society for
Psychical Research fundada en 1882 en Inglaterra. Harvey Spencer Lewis pronto participará
en un grupo similar.

La importancia en aumento que adquiere el magnetismo conduce de igual modo al nacimiento


del New Thought (Nuevo Pensamiento), movimiento que alcanza un desarrollo considerable
y que, bajo ciertos aspectos, prefigura a la Nueva Era. Podemos definirlo como una corriente
filosófica de sensibilidad judeo cristiana dedicado a la enseña del poder creativo del
pensamiento. Su meta u objetivo es conducir al discípulo hacia una vida equilibrada,
armoniosa y a la realización de sí. Además tiene –y es uno de sus aspectos esenciales-
aplicaciones terapéuticas. Este movimiento tiene sus orígenes en las ideas del curador de
Portland, Fineas Parkhurst Quimby (1802-1866), relojero originario de New Hampshire. Luego
de asistir a eventos a cargo de Carlos Poyan, comienza a curar por medio del magnetismo y
termina por dedicarse totalmente a esta actividad en Portland. Asociando las ciencias
psíquicas, la filosofía y el misticismo cristiano a fin de conducir al discípulo a la santidad y al
bienestar, crea lo que denomina la Mental Science (la Ciencia Mental), también llamada
Christian Science (Ciencia Cristiana) o Science of health (Ciencia de la salud) Hacia 1840,
sus experiencias se relatan en los periódicos de Maine. A pesar de su popularidad, no teoriza
sus prácticas ni su filosofía en libros o tratados. Conocemos sus ideas solo por la obra de
Annetta Gertrude Dresser. The Philosophy of F. P. Quimby with selections from his
manuscripts and a sketch of his live (1895).

Luego de la muerte de Fineas Parkhurst Quimby, el New Thought nace por tres de sus
antiguos pacientes y discípulos. El primero es el reverendo Warren Felt Evans (1817- 1889),
ministro del culto suecoborgiano. Curado por Quimby, es seducido por sus teorías y escribe
el primer libro consagrado al tratamiento mental, The Mental Cure (1869), al que le seguirán
numerosos volúmenes, tales como Esoteric Christianity and Mental Therapeutics (1881 ). El
segundo discípulo de Fineas Parkhurst Quimby es Julio
A. Dresser (1838-1893) quien después de su curación en 1860, consagra su vida a seguir la
obra de su maestro. Julio A. Dresser es en cierto modo el primer sanador psíquico moderno
y puede ser considerado como el fundador del New Thought, movimiento que cuenta su
historia en The True History of Mental Science (1887). Su mujer, Annetta Gertrude y su hijo
Horacio Willis igualmente son autores reputados en este campo. Por último, Mary Baker
Glover Patterson (1821-1910), tercera discípula de Fineas Parkhurst Quimby, probablemente
es la más conocida. Ella también, en 1862, fue sanada de una enfermedad que parecía
incurable; sin embargo, después de la muerte de Quimby, nuevamente cae gravemente
enferma pero logra curarse ella misma aplicando los principios de su maestro. Comienza
entonces, a afinar su propia filosofía, la Christian Science. Se casa con el doctor Asa Gilbert
Hedi y escribe Science and Health, with key to Scriptures (Ciencia y Salud con la llave de las
Escrituras) (1875). En este libro, la señora Hedí desarrolla la idea que toda enfermedad es
ante todo de origen psíquico y que una «cura del espíritu» basada en la oración y en la
adopción de pensamientos positivos conduce irremediablemente al regreso de la armonía.
Este libro tiene un éxito considerable y en 1898 conoce su edición ciento cuarenta. En 1881
con ayuda de su esposo, funda el Colegio Metafísico de Massachussets para dar a conocer
la Christian Science. Bajo su dirección prospera hasta 1889, período en el cual ella enseña a
más de cuatro mil estudiantes para luego cerrarlo, temporalmente, con el fin de escribir
Science of health (1891). El Colegio abre de nuevo sus puertas en 1899 y, poco a poco, el
movimiento se convierte en una verdadera Iglesia que abarca a millares de discípulos en el
mundo.

El kibalion

En los Estados Unidos, el New Thought llevó a la publicación una literatura cuyos autores
más conocidos, aparte de los precedentes, son: Ralph Waldo Trine, Henry Wood, Ella Adelia
Fletcher, Oliver C. Sabin, Víctor Turnbull, Emma Curtis Hopkins, Prentice Mulford y William
Walker Atkinson. Este último merece especial atención pues es uno de los más eminentes
representantes del New Thought estadounidense. William Walker Atkinson (1862-1932)
francmasón, teósofo, miembro de la barra de Pensilvania y profesor de magnetismo, es uno
de los autores más importantes del Nuevo Pensamiento. Entre 1902 y 1915, publica una
veintena de obras bajo su nombre propio o bajo el de Yoghi Ramacharaka. Entre ellas
podemos citar: The Law of the New Thought (1902) o The Hindu-Yogi Science of Breath, a
complete manual of breathing philosophy al physical, mental, psychic and spirituel
development (1909). La originalidad de este autor respecto de sus predecesores es el haber
incluido en sus teorías y prácticas, elementos relevantes del hinduismo o del yoga. Esta
particular nota provenía, sin duda, de la Sociedad Teosófica a la que pertenecía,
especialmente de Swami Vivekananda, quien llegó a Chicago en 1893 con el fin de participar
en el Parlamento de las religiones. Da una serie de conferencias en muchas ciudades antes
de fundar la Vedanta Society de la ciudad de Nueva York (1894). En sus libros, William Walker
Atkinson aborda temas tales como el karma, las vibraciones, la polaridad, la proyección del
pensamiento o la visualización.

William Walker Atkinson es probablemente el autor del célebre Kybalion, a study of the
hermetic philosophy of Ancient Egypt and Greece (El Kibalión, estudio sobre la filosofía
hermética del Antiguo Egipto y de Grecia) (4) La portada indica que este texto es la obra de
«tres iniciados», alusión apenas disimulada a Hermes Trismegisto. El autor del Kibalión
pretende exponer el arte real de los egipcios, síntesis de todas las ciencias y del cual la India,
Persia y China toman sus fuentes. Expone «siete leyes herméticas» que presenta como
aquellas de Hermes Trismegisto. Entre ellas, citemos aquellas de las correspondencias, de
las vibraciones de la vida, de la polaridad, del ritmo, la causalidad (el karma), así como temas
que realmente no tienen mucho que ver con el contenido de los escritos del Hábeas
Hermeticum, pero que revelan el New Thought específicamente. (5) El Kibalión, que intenta
ligar los principios del Nuevo Pensamiento con los del hermetismo, es por lo tanto una buena
síntesis de toda esta corriente de Ideas.

Finalizaremos este largo paréntesis sobre los autores del New Thought (Nuevo
Pensamiento), señalando uno de los libros «faro» de este movimiento, The Heart of the New
Thought, publicado por Ella Wheeler Wilcox en 1902. Esta obra tiene un éxito inmediato y
será reeditada catorce veces en tres años. Nos interesa porque su autora pronto participará
en la elaboración de AMORC a lado de Harvey Spencer Lewis.

Entre 1860 Y 1910, el New Thought conoce un fuerte desarrollo y la razón de su éxito está
sin duda, en su carácter pragmático, bien que intenta reducir la influencia de la Sociedad
Teosófica. Como lo indica Hermann de Keyserling, contrariamente a ese movimiento, la New
Thought rechaza el ocultismo puro al considerarlo secundario. Propone una vía de
desvanecimiento individual orientado hacia la realización del yo. Sus aplicaciones son
concretas y pueden utilizarse para resolver los problemas cotidianos. También, contrario a la
Sociedad Teosófica que se inscribe en la cultura oriental, el New Thought tiene sus raíces en
el cristianismo (6). Por su parte el psicólogo estadounidense William James ve fuertes
analogías, desde el punto de vista psicológico, entre la mind-cure (la curación del espíritu)
pregonada por el New Thought y el protestantismo de Lutero y de Wesley (metodista). Hace
remarcar la misma palabra liberadora y la confianza total en el bien. (7)

A pesar de los múltiples testimonios de Alberto Luis Caillet (8), el New Thought no tendrá
grandes repercusiones en Francia. Sólo por medio de Héctor Durville (1849- 1923) quien
después de separarse de la Sociedad Teosófica y de los movimientos iniciáticos dirigidos por
Papus (Orden Martinista y Orden Cabalística de la Rosa-Cruz), funda en 1893 su Escuela
práctica del magnetismo y de masaje para divulgar los estudios psíquicos y magnéticos para
formar terapeutas (10). Bien que él se sitúa en el magnetismo francés –no olvidemos que es
el continuador del barón Du Potet-, es influenciado por el New Thought, en particular por las
obras de Prentice Mulford (11). Su Periódico del Magnetismo tiene amplia difusión en el
mundo. En 1909, el colegio magnético de Nueva York dirigido por el doctor Babbitt, trabajó
con él.

El instituto de investigaciones psíquicas de Nueva York

Entre 1902 y 1909, Harvey Spencer Lewis se interesa en el movimiento espiritista. Sus
investigaciones personales le llevan a poner en práctica las doctrinas de esa corriente. Pronto
se da cuenta que los mensajes que supuestamente provenían de los espíritus por el
intermedio de médiums, no tienen interés. En 1902, con el deseo de profundizar sus
investigaciones, se convierte en miembro de la Liga de investigación psíquica de Nueva York,
grupo de hombres y mujeres de toda condición, que organizan experiencias con médiums
para intentar comprender estos misteriosos fenómenos. Al cabo de dos años, cuando sólo
tenía veinte años, Harvey Spencer Lewis es nombrado presidente de esa asociación y debe
ese honor al hecho de estar dotado de facultades psíquicas poco comunes. En 1904, en
ayuda al periódico Evening Herald de Nueva York, donde preside un comité de inspección de
médiums, crea el Instituto de Investigación Psíquicas de Nueva York. Este grupo, en el que
fue electo como presidente, está compuesto por científicos y médicos. Entre los miembros
del Instituto figuran personalidades tales como la escritora y poetisa Ella Wheeler Wilcox
(1850-1919) y el doctor Isaac Kauffmann Funk (1829-1919) (12), conocido por sus obras
acerca de las ciencias psíquicas (The Widow's Mite and other psychic phenomena. publicado
en 1904 o The Psychic Riddel. tres años más tarde).

En esa época en los Estados Unidos, un grupo predominaba en el campo de las


investigaciones psíquicas: la American Society for Psychical Research de Boston. En 1904
cae con rapidez y cesan sus actividades en 1905 luego del deceso de su director el Dr.
Richard Hodgson. No es sino un año más tarde con el Dr. James H. Hyslop, que esta vieja
institución se reorganiza en Nueva York bajo el nombre de American Institute for Psychical
Research. Bajo la dirección de Harvey Spencer Lewis procede a realizar investigaciones en
pos del control de las verdaderas capacidades de los médiums, lo que le lleva a
desenmascarar a más de una cincuentena de simuladores. El Instituto también trabaja
paralelamente con los servicios de la policía de Nueva York y con el periódico New York
World. En este periodo, Harvey Spencer Lewis publica numerosos artículos concernientes a
esas investigaciones en el New York Herald y en el New York World. Uno de ellos, intitulado
«Greatest Psych Wonder 1906», publicado en enero de 1907 en el New York Sunday World,
con un retrato del autor, habla de las experiencias realizadas con un joven hindú médium en
el New York Institute for Psychical Research.

Estas experiencias no satisfacen a Harvey Spencer Lewis pues no cree que los fenómenos
producidos por los médiums provengan de la manifestación de los espíritus: está persuadido
que su origen se encuentra en facultades del espíritu aún desconocidas. Es en esta época
que conoce, entre otras, las obras de Thomson Jay Hudson (1834-1903), doctor en filosofía
que gozaba de reputación internacional después de la publicación de su primer libro en 1893
Law of Psychic Phenomena, a working Hypothesis for the Systematic Study of Hypnotism,
Spiritism, Mental Therapeutics... (La Ley de los fenómenos psíquicos,...)(14). Harvey Spencer
Lewis lee con interés este texto que trata el magnetismo, el espiritismo, la dualidad de lo
mental, el consciente y el inconsciente. Le interesa aún más por sus estudio científico de la
telepatía y presenta la sugestión como el trazo de la unión entre el consciente y el
subconsciente, el medio que el espíritu puede utilizar para dirigir a la materia. También lee
textos de Sir Oliver Lodge, tales como La Survivance Humaine, (La Supervivencia Humana),
que estudia facultades aún no reconocidas o Au-dela de la philosophie el des livres. (Más allá
de la Filosofía y de los Libros) orientados hacia la psicología.

Durante los años 1906-1907, Harvey Spencer Lewis abandona sus investigaciones psíquicas
pues las juzga estériles. Es un periodo de reflexión, dedicándose diariamente a la meditación,
se da cuenta que en el transcurso de sus ejercicios de introspección, encuentra respuestas
a las preguntas relacionadas con los misterios del ser. En su autobiografía precisa que siente
una gran paz a partir de esas experiencias y que al volver a la conciencia despierta, tiene la
impresión de haber recibido, interiormente, una enseñanza acerca de las leyes y principios
respecto de Dios y de la naturaleza. Intrigado, se confía a una vieja dama que conoció en el
Instituto de investigaciones psíquicas de Nueva York, May Banks-Stacey., quien le dice que
probablemente él ha encontrado en sus experiencias conocimientos adquiridos en vidas
anteriores. Le sugiere que en el transcurso de una o varias reencarnaciones precedentes, sin
duda perteneció a una fraternidad mística como los «rosacruces de Egipto». Harvey Spencer
Lewis se asombra por esta respuesta que establece un lazo entre la Rosa-Cruz y Egipto. En
los siguientes días, busca información sobre el rosacrucismo sin encontrar referencia alguna
que indique la existencia de esta orden más allá de Alemania. Hasta ese momento él no había
leído algo ni encontrado la mínima alusión de la existencia de los secretos rosacruces. A partir
de ese año, 1908, todos sus pensamientos se dirigen hacia una misma meta: encontrar lo
que enseñaban los antiguos místicos para compararlo con lo que él mismo ha podido recoger
a través de sus propias experiencias espirituales.
NOTAS:
(1) LEWIS. Ralph Maxwell. Mission cosmique accomplice, Villcncuvc-Saint- Gcorgcv, Edic
rosacruces. 1982 (la edición francesa 1970) pag. 21 Los elementos biográficos relacionados
con la familia lewis relatados en este capítulo son extractos de esa obra Otros provienen de
la autobiografía de Harvey Spencer Lewis, documento de los archivos de la Orden Rosacruz
AMORC
2) Las asombrosas facultades de ese médium han sido estudiadas por la Society for
Pshvchical Research de Londres. Uno de sus miembros. Sir Oliver Lodge, recuerda el caso
de esta mujer descubierto por William James en 1885 en La Sobrevivencia Humana, estudio
de facultades aún no reconocidas, París, Félix Alean. 1912, pags 150-

216. Sobre Leonora Piper, ver Méheust. Bertrand. Somnabulisme el me diumnité, tomo ll. «Le
choc des scienccs psychiquc-,». Le !'less1s-Robinson. Instituto Svntbélabo. colee.
«Les Empcchcur s .ic pcn scr en rond». 199. págs 63-68
3) Ver supra. capuulo XIII "En búsqueda de la Psique"
4) El Kvb alion ha SIdo tr aducido al fr ance s p or O\nJr, Durville y publicado en 1917 por
1 Ienri DUf\ .Ile con un prefac» de Albert l.ouis Cail lct Este último da a em ender que \\¡]llarl
Walkcr Atk inson no es ajeno a su publ icac ión. Efe cuv amente. este texto no sólo retoma
los mismos temas que desarrolla en sus libros. más aún. es editado por el mismo editor y en
la rmsma co le c c ion El autor del Manual bibliográfico de las ciencias psiquicas 11 ocultas
conoce bien el tema puesto que es uno de los raros franceses, con Durville, que se apasionó
por el New Thought. En Tratamiento Mental (1912) hace mucho caso del Kybalion y comenta
los principios esenciales.
5) Agreguemos que Wrlliam Walker Atkinson publica en 1918. bajo el seudónimo de
MAGUS INCOGNITO, un libro Intitulado The Se cret Doctrine of the Roscruciens (Advanced
Thought Publishing Co.) El autor presenta siete series de aforismos supuestamente
rosacruces con amplios comentarios. Se trata dc una especie de mezcla de las doctrinas
esotéricas occidentales y orientales, la mayoría provenientes de La Doctrina Secreta de
Helena Petrovna Blavatsky
6) «Verdaderamente veo en el New Thought al único movimiento religioso de nuestro
tiempo fundado sobre el misticismo que pueda hacer el bien a la mayoría de las gentes» dice
Herrmann DE KEYSERLING en el Journal de voyage dun philosophe (Diario de viaje de un
filósofo). París, Bartillat. 1966, pág 187
7) JAMES. William. L 'ex pé rience réligieuse, essat de psychol og ie descrptive. (La
expert encta religiosa, ensayo de psicologia descriptiva), con prefacio de Emilio Boutroux, cap
IV «El optimismo religioso», parís, Alean, 1906. Obra reeditada bajo el título Les Formes mul
tiple s de I 'experience religeuse. i l.as múltiples formas de la experiencia religiosa), con
prcfacio de Bertrand Méheust Chambéry, ediciones Excrgue, 2001
8) Ver los libros de Alberto Luis CAILLET, tales como Traitement mental et culture
spirituelle (1912) (1 La Science de la vle (1913) en los cuales presenta y analiza los puntos
de vista de diferentes autores del New Thought así como en su Manuel bibliographique des
sciences psychiques ou ocultes (1912) en el que dedica una gran parte a los libros que tratan
este tema.
9) No existe bibliografía detallada consagrada a Héctor Durville, sin embargo. se puede
hacer referencia a aquella escrita por su hijo, Henri DURVILLE «Héctor Durville,

sa V1e, son oeuvre» que figura en la introducción de su Bréviaire de la sante. (Brevario de la


salud), París, Durville, 1923. págs. 5-33
10) Sus hijos André, Jacques, Gastan y Henri continuaran su obra. Henri, quien le sucede,
es el autor de muchos «bestsellers», tales como La Ciencia secreta o Curso de magnetismo
personal Después de la guerra mundial de 1914-1918, la escuela fundada por Héctor Durvil!c,
se convierte en un movimiento miciático con influencias egipcias bajo la dirección de su hijo
Henri: La Orden Eudiaca. Los Durville son también editores y es así como publican
numerosas traducciones francesas de vastos libros del New Thought C01110 el célebre
Kybalion y los libros de Prcntice Mulford. William Walker Atk111S011 ..
11) Prcnti ce Mulford (1834-1891) publicó en la célebre White Cross Library, en Filadelfia,
una serie de opúsculos Su libro Your forces and how lo use them (1888) es presentado por
Alberto Luis Caillet como un verdadero tratado de magia práctica, muy claro en lo que
concierne a la cultura psíquica. Propone un método adaptado a todos los usos de la vida
cotidiana pudiendo aportar, a quien lo siga, la felicidad y la riqueza Este lIbro fue traducido al
francés por Sédir y publicado por Charcornac en 1897. reeditado en 1905-1907 en tres
volúmenes ba¡o el título Sus tuer:as ) el modo de utilizarlas André DUf\i11e también publico
una traducción hacia 1933. Las Fuerzas mema/es. en la Biblioteca eudica de las ediciones
Durville
12) Dmgiendo las ediciones Funk and Wagalls, el doctor Isaac Kauffmann Funk. se lanzó
a las búsquedas psíquicas y espirituales luego de una experiencia con Leonora Piper, en la
que recroio un mensaje del Dr Richard Hodgson, una semana después de la muerte de este
último en 1905. El Dr. James l lyslop de la ."menean Soelet\ for psychical research de Bastan.
relata las cxper ren c ias de Isaac Kaufmann Funk en Contacto COII el otro m undo 11919
13) Esta Sociedad tiene dos secciones: una que se interesa en los fenómenos psicológicos
anormales y otra en las investigaciones psiquicas. Esta última será la única realmente activa
y trabajará con los médicos franceses J.-M. Charcot y P Janet
14) Alberto Luis Caillet describe ampliamente esta importante obra en el Manual
bibliográfico de las ctenct as psíquicas 11 ocultas, Dorbon 1912, tomo II # 5298, pág. 286 y
en el Tratado mental y cultura espiritual, Vigot, 1912 y 1922, págs
Parte XVII
El viaje hacia oriente

Si bien Harvey Spencer Lewis la considera como la cofundadora de la Antigua y Mística Orden
de la Rosa - Cruz, May Banks-Stacey (1846- 1919) sigue siendo desconocida, por lo que nos
parece importante hacer un alto en el camino atípico de esta rosacruz (1). May Banks-Stacey
nacida como Mary Henrietta Banks es hija de Tadeo Banks, eminente jurista y de Delia
Cromwell Reynolds. Realiza excelentes estudios a cuyo término obtiene el diploma de
abogada. Igualmente es buena música y posee una voz muy bella. Dotada de una gran clase,
forma parte de numerosos círculos de la alta sociedad de Washington, luego de Nueva York.
Se casa en 1869, enviuda a la edad de cuarenta años. Su marido, el coronel Stacey May
Humphreys (1837-1886) fallece en 1886 en Nueva York, ciudad donde los esposos Stacey
habitaban en esa época. Esta nueva situación, permitirá a joven viuda dedicarse a actividades
en las que hasta ese momento no había podido participar.

El oriente

Después de la muerte de su marido, May Banks-Stacey vive la mayor parte del tiempo con
su hijo, el capitán Cromwell Stacey. Al igual que muchos militares, sus actividades le hacían
desplazarse al extranjero (2). A menudo su madre le acompañaba y es de esta forma que ella
visita China, Japón, India, Tíbet, Filipinas, Europa, Cuba y Australia (3). La hija de May Banks-
Stacey afirma que su madre conoce al sultán de Zululand e importantes jefes hindúes y
precisa que ella estudia el pensamiento de Baha'u'lla(1817-1892l. fundador del bahismo.

May Banks-Stacey es miembro de la Sociedad Teosófica y es así como tiene la oportunidad


de formar parte del Theosophist lnner Circle, el círculo interior o interno y esotérico que
Helena Petrovna Blavatsky (1831-1891) había formado en la Sociedad y en el que los
miembros estaban directamente ligados él ella por medio de un juramento (4). La cofundadora
de AMORC también se interesa en el Oriente y es seducida por las enseñanzas de Swami
Vivekananda (1862- 1902), discípulo de Ramakrishna, quien en mayo de 1893 abandona
Bombay para dirigirse a los Estados Unidos (5). Aliado de personalidades como Gandhi,
representa al hinduismo en el Parlamento de las religiones de Chicago que abre sus puertas
el 11 de septiembre de 1893, donde obtiene una gran acogida y es invitado a quedarse en
esa nación. Durante tres años recorre el país impartiendo cursos y conferencias donde
presenta el vedanta y las enseñanzas de Ramakrishna. Sus ideas influyen en todos aquellos,
que en esa época, pertenecían a la corriente del New Thought. Romain Rolland demostró
que la fundadora de la Ciencia Cristiana, la señora Eddy, también fue influenciada y es
probable que lo mismo haya sucedido con William Walker Atkinson, el más orientalista de los
maestros del Nuevo Pensamiento (6). Por otra parte, las enseñanzas de Swami Vivekananda
contribuyen a frenar la difusión de la Sociedad Teosófica, presentando un rostro del Oriente
más auténtico. Es probable que May Banks-Stacey haya asistido a los cursos que imparte el
discípulo de Ramakrishna en Nueva York en 1894 y 1896, años en que ella se inicia en la
filosofía oriental.

El círculo místico de Manhattan

May Banks-Stacey proviene de una familia de francmasones. Uno de sus ancestros, James
Banks (1732-1793), fue uno de los fundadores de la primera logia de Nueva Jersey, en 1761
St. John's Loge No. l, en la que ocupa el cargo de segundo guardián (7). Ignoramos si su
padre era francmasón, lo que es probable dado que su hija fue miembro de la Estrella de
Oriente, una de las más antiguas obediencias masónicas mixtas puesto que el acceso a esta
organización derivada de la «masonería de adopción», estaba reservada a las madres,
mujeres, hermanas o hijas de los francmasones. Hemos de notar sin embargo, que la
pertenencia de May Banks-StaceY a la Estrella de Oriente es imprecisa y tal vez no se refiere
a la organización masónica, así designada sino, a la orden fundada por Annie Besant, con el
mismo nombre y paralela a la Sociedad Teosófica (9). Esta posibilidad sería lógica dado que
May Banks-Stacey estaba muy comprometida con este movimiento.

La cofundadora de AMORC también fue miembro de un rito masónico de adopción, el de


Manhattan Mystic Circle, del que ella parece ser la instigadora. Esta marginal organización
nacida en febrero de 1898, se presenta como una sociedad dedicada a la ayuda mutua y a la
caridad, compuesta por hijas, mujeres, hermanas y cuñadas de francmasones. Según la
Constitution and by laws of the Manhattan Mystic Circle, Lodge No. 1 O.M., quien dirige la
logia es llamada Illustrious Mistress. Partiendo de la mención manuscrita del ejemplar de la
constitución que pudimos consultar, es May Banks- Stancey la que ocupa esa función (10).
Además de sus actividades esotéricas, se interesa por la vida de su país. Fue Daughter of
the American Revolution y Colonial Dame, primera vicepresidenta del New York's Women
Republican Association en 1898, que trabaja en la campaña presidencial.

Egipto

Como bien lo señala su hija en una carta, May Banks-Stacey era muy versada en el ocultismo,
se tratase de la astrología, la quiromancia o la magia blanca. Agrega que a lo largo de sus
viajes a la India y al Tíbet, su madre adquirió un gran conocimiento y continúa: «Creo que ella
prefería a Egipto a cualquier país. Me contaba ciertas impresiones que sentía al visitar los
antiguos templos, el sentimiento que ella en otro tiempo fue egipcia en alguna de sus
numerosas reencarnaciones.» (11). Efectivamente fue en Egipto, según lo reporta Harvey
Spencer Lewis, que los Rosa-Cruz dan a May Banks-Stacey una «joya mística» y
documentos que le solicitan guardar hasta que otra persona le presente una copia exacta de
uno de ellos y le solicite su apoyo para establecer la orden rosacruz en América.

¿Quiénes son los iniciados que encuentra en Egipto? Lewis no lo indica. ¿Designa por ese
nombre a rosacruces que la historia no retuvo su existencia o de francmasones que gozaban
del grado Rosa-Cruz? No olvidemos que hacia 1863 Marconis de Negre otorga una patente
a José de Bearegard para crear en Egipto un Soberano Santuario de Menfis, rito que le da
cierta importancia al grado de Rosa-Cruz. Igualmente la tradición rosacruz está presente con
Demetrio Platón Semelas (1883-1924), martinista griego instalado en el Cairo, quien dice
haber recogido la herencia de la Rosa-Cruz de Oriente en 1902 en un monasterio del monte
Atos (13). En 1911 confiere la iniciación del grado de «aspirante R.C.» a Jorge Lagreze,
Inspector de la Orden Martinista, cuando estuvo de paso en Egipto. La tradición dice que él
(Lagreze) transmitió dicha iniciación a Papus (14). ¿La Rosa-Cruz que May Banks-Stacey
encuentra en Egipto es aquella de Demetrio Platón Semelas? Sigue siendo una hipótesis. Si
ese fuese el caso, resolvería numerosos enigmas, en particular el hecho que en 1913, Harvey
Spencer Lewis tuvo contacto con Eugenio Dupré, adjunto de Demetrio Platón Semelas (15).

Siempre según Harvey Spencer Lewis, después de Egipto, May Banks-Stacey se dirige a la
India donde, después de mostrar los documentos que ella recibió en Egipto, es iniciada en la
orden de la Rosa-Cruz. Es nombrada como la comisionada de la organización para los
Estados Unidos pero, se le aclara que la Orden no será instalada en ese país hasta 1915 bajo
el patrocinio de Francia. Este episodio de la vida de la cofundadora de AMORC sigue siendo
enigmático dado que no existen elementos sobre los cuales se puedan basar las
explicaciones de esta iniciación en India. Se está tentado de ver en ella una alusión a una
posible estadía en Adyar, sede de la Sociedad teosófica, de la cual ella era miembro y que
siempre ha tenido una cierta afinidad con la Rosa- Cruz. Recordemos que en su creación,
sus responsables dudan entre diversos nombres, entre los cuales figura el de la Rosa-Cruz.
Después de la muerte de Elena Petrovna Blavatsky, Annie Besant acentúa esta tendencia.
Crea la Eastern Star, luego en Londres en 1912, la orden del Templo de la Rosa Cruz (Temple
of the Rosy Cross), movimiento efímero cuyas actividades se interrumpen en 1918. ¿Es con
esta organización que May Banks-Stacey entra en contacto en la India? La hipótesis es
plausible. Después de ese viaje, Harvey Spencer Lewis afirma que ella se detiene en Londres
donde se encuentra con un tal «BE, Deta Conts» que se presenta como un eminente
estudiante de ocultismo. Luego se dirige a Nueva York, donde se dedica a las actividades
masónicas.

La nueva ontología

En el precedente capítulo, se dijo que May Banks-Stacey fue miembro del New York Institute
for Psychical Research, Instituto de investigaciones psíquicas fundado por Harvey Spencer
Lewis. Ignoramos la fecha de su ingreso. En su autobiografía, el confundador de AMORC cita
que él encuentra a esta mujer a finales del año 1907. En esta época, sólo tiene veinte años y
ocupa el puesto de ilustrador en un periódico de Nueva York. Igualmente se inicia con éxito
relativo en el reportaje fotográfico. Paralelamente a estas actividades, se encarga del
mencionado Instituto y comienza a escribir algunos artículos sobre las ciencias psíquicas y el
esoterismo. En febrero de 1908, colabora con la revista The Future, publicación mensual
perteneciente al movimiento de la New Thought (16). Bajo el seudónimo de Prof. Lewis,
escribe artículos sobre astrología (17) y bajo el de Royle Thurston, publica el primer artículo
de una serie denominada The New Ontology. Presenta este trabajo como resultado de
lecciones de una nueva ciencia que explica la vida y la muerte, así como todos los fenómenos
espirituales. Aborda temas tales como la fuerza vital, la alimentación, la salud, el magnetismo,
la hipnosis o las energías psíquicas. Su colaboración con esta revista es de corta duración,
puesto que dos meses más tarde, tiene una experiencia que le modifica su existencia.

Una experiencia mística

Por sus actividades, Harvey Spencer Lewis no había podido volver a asistir al templo de la
Iglesia metropolitana de la 7a. Avenida de Nueva York. En la primavera del año 1908, siente
la necesidad de volver a ese lugar que siete años antes era su hogar espiritual. El jueves
después de Pascua, cerca de las 16:30 horas se dirige a ese templo y toma asiento en una
de sus bancas para meditar. Es en ese momento que siente la presencia de un ser invisible
a quien percibe como un hombre de larga barba blanca que emanaba una impresión de paz
y de armonía. Este personaje misterioso le dice que el conocimiento al cual él aspira no se
encuentra en los libros sino en lo más profundo de sí mismo. Le informa de igual forma que
deberá dirigirse a Francia para ser iniciado en la Rosa-Cruz. ¿Quién era realmente ese ser
misterioso? ¿Realmente se trataba de un ser espiritual? ¿Corresponde a la percepción del
arquetipo del viejo sabio, tal como lo describe Carl Gustav Jung? Sea lo que sea, esa
experiencia mística marca profundamente a Harvey Spencer Lewis y se convierte en el punto
de partida de su «peregrinaje hacia el Este»

Con la esperanza de obtener información sobre el rosacrucismo en Francia, decide escribir a


un bibliotecario parisino de quien tiene un catálogo. No hemos logrado identificar a tal
personaje, quien es presentado también como redactor en jefe de un periódico. Es posible
que se trate de Henri Durville, cuya librería, a la vez biblioteca y sociedad editora, estaba en
la calle Saint - Merri, número 23, en París. La Librería del Magnetismo, como biblioteca que
poseía más de ocho mil libros y revistas sobre magnetismo y ocultismo, en efecto pretendía
prestar obras raras a los investigadores. Disponía también de una colección de alrededor de
setecientos grabados, retratos, autógrafos u otros documentos relacionados con su
especialidad. Como editor, poseía un catálogo muy importante de obras que comercializaba
hacia numerosos países. Henri Durville era igualmente, director y secretario de redacción del
Journal du Magnetisme. Según el número de octubre de 1909 de esta revista, existía en
Nueva York un Colegio Magnético, dirigido por el Dr. Babbitt, que trabaja en relación con la
Sociedad Magnética de Francia de Henri Durville (18). Cualquiera que sea la identidad del
librero a quien se dirigió Harvey Spencer Lewis, pronto recibe esta respuesta: «Si usted viene
a París y si no tiene inconveniente de pasar al estudio de M…, profesor de idiomas, residente
en el No…, boulevard de Saint Germain, podría ser que se le dijera algo en cuanto al círculo
sobre el cual usted investiga. Sería bueno darle este billete. Ciertamente, una carta
anunciándole de su venida (con fecha y nombre del barco) sería una cortesía» (19).

El viaje a francia

Cuando su situación financiera no le permite preveer tal viaje, una situación inesperada se
presenta la semana siguiente. Su padre, Aarón Lewis, experto en documentos y genealogista
reputado, necesita de un asistente para realizar investigaciones en Francia a cuenta de la
familia Rockefeller. El 24 de julio de 1909. Ambos se embarcan a bordo del Amerika, de la
línea Hamburgo-Amerika en dirección a Europa. El domingo 10 de agosto, el barco atraca en
Cherbourg y los viajeros alcanzan París por tren. Los siguientes días son consagrados
totalmente a las investigaciones genealógicas y no es sino una semana después que Harvey
Spencer Lewis puede visitar al profesor de idiomas del boulevard de Saint Germain y al
librero. El viaje de un peregrino hacia el Este cuenta sus entrevistas con el profesor, el sábado
7 y el lunes 9 de agosto. Este hombre, de cerca de cuarenta y cinco años, que hablaba un
inglés perfecto, le interroga largamente para conocer sus intenciones. En su segundo
encuentro, recomienda a su visitante estadounidense dirigirse hacia el Sur de Francia, donde
recibirá instrucciones.

Como vimos anteriormente, el contacto con este profesor de idiomas pudo ser establecido
por Henri Durville; sin embargo, se puede preguntar si nuestro viajero no fuerza sus
investigaciones dirigiéndose a la célebre Librería de lo maravilloso, fundada por Luciano
Chamuel. Es ahí que Papus y sus amigos organizan las primeras reuniones de la Orden
Martinista y de la Orden Cabalista de la Rosa-Cruz y donde se lanzaron las revistas de La
Iniciación y El velo de Isis. Verdadero lugar de encuentro de los ocultistas parisinos, esta
librería había sido comprada por Pedro Dujols y Alejandro Thomas (20). En 1909, los dos
hombres trabajaban en la edición de los Siete Libros de la Arquidiósis mágica de Paracelso
–¡libro que será publicado bajo los auspicios de la Orden Cabalista de la Rosa-Cruz! - Pedro
Dujols (1862-1926), alquimista en quien algunos reconocen a Fulcanelli, se interesa en la
Rosa-Cruz y, en un texto intitulado la Caballería Amorosa, trovadores, feligreses y Rosa-Cruz,
menciona en muchas ocasiones este movimiento en relación con Toulouse y la Academia de
los Juegos Florales. «Personas bien informadas hablan aún, bajo el manto, de los modernos
Rosa-Cruz de Toulouse», precisa en ese texto (21).

En su autobiografía, Harvey Spencer Lewis agrega otros elementos. Afirma que después de
su investigación en París, sospechan que desea alcanzar algún secreto de la francmasonería.
Sobre este punto relata su relación con el librero parisino al cual presenta como un oficial de
una rama de la francmasoneria que detentaba, de manera abusiva, antiguos manuscritos,
joyas, tijeras y antiguos accesorios pertenecientes a las logias rosacruces en inactividad.
Finalmente y a pesar de las sospechas que pesaban sobre él, es orientado hacia quienes son
capaces de guiarle hacia la luz que busca. Es así como recibe el consejo de dirigirse a
Toulouse.

Se puede interrogar acerca del por qué sus interlocutores no le recomiendan entrar en
contacto con aquellos que en la época eran reconocidos por sus actividades rosacruces tales
como Josefin Peladan, Papus. En junio de 1908, un año antes, Papus presidía el Congreso
espiritualista que reunía a más de diecisiete organizaciones iniciáticas (22); sin embargo, esta
importante manifestación, escondía mal la crisis que vivían los grupos dirigidos por Papus,
particularmente la Orden Cabalista de la Rosa-Cruz. Después de la muerte de Stanislas de
Guaita en 1897, esta orden queda inactiva. El mismo Josefín Peladan puso en silencio a la
Orden de la Rosa-Cruz del Templo y del Grial. Por lo que se puede comprender que Harvey
Spencer Lewis no se haya orientado hacia esas organizaciones, sino que, como lo veremos,
se dirige hacia la región donde ellas toman su origen: Toulouse (Tolosa).

Toulouse, la ciudad rosa

Una vez más, la suerte, por no decir la divina Providencia, sonríe a nuestro viajero, pues su
padre tenía previsto partir hacia el Sur de Francia para continuar sus investigaciones
genealógicas acerca de la familia Rockefeller. El martes 10 de agosto abandonan París y
luego de ciertas aventuras que Harvey Spencer Lewis interpreta como pruebas, llegan a
Toulouse el miércoles. Al día siguiente, su padre continúa su trabajo y probablemente se
dirige al torreón del Capitolio para consultar los archivos de la ciudad (23). Durante ese
tiempo, Harvey Spencer Lewis se dirige al salón de los Ilustres del Capitolio donde encuentra
a un personaje y gracias a él, su búsqueda llegará su fin. Después de una breve discusión,
éste le entrega un papel sobre el cual figura el nombre de la avenida a la que se debe dirigir
para encontrar a los rosacruces.

Harvey Spencer Lewis no proporciona el nombre de este personaje y se contenta con indicar
su profesión, fotógrafo. Más tarde, Ralph Maxwell Lewis, su hijo, aclara que se trata de un
fotógrafo eminente, quien parece ser con certeza, Clovis Lasalle (1864- 1937), fotógrafo
especializado en trabajos para las bellas artes, arqueología, comercio e industria. Esta
hipótesis es confirmada por la existencia de una carta en los archivos personales del
cofundador de AMORC, fechada el 26 de agosto de 1909 (24). Además, es interesante
subrayar que este fotógrafo tuvo múltiples ocasiones de encuentro con Firmin Boissin en casa
de los Privat, amigos que tenían imprenta (25). Como vimos en el apartado precedente «La
Rosaleda de los Magos», ¡Es Firmin Boissin quien introduce a Adrien Peladán y a Stanislas
de Guaita en la Rosa-Cruz!

En taxi, Harvey Spencer Lewis se dirige a la dirección proporcionada por el archivista. Deja
el centro de la ciudad, atraviesa el río Garona y efectúa un trayecto de varios kilómetros antes
de reencontrarse frente a un edificio con una vieja torre, semejante a la que aparece en el
grabado que el profesor parisino le mostró días antes (26). Después de subir las escaleras al
piso superior, donde es recibido por un hombre de edad avanzada de larga barba gris y largos
cabellos blancos ligeramente crespos o en bucles, a un cuarto cuadrado donde entra, cuyos
muros están tapizados con libros. Quien le recibe es el archivista de una misteriosa orden de
la Rosa-Cruz, grupo de iniciados del Languedoc del que subsisten sólo algunos miembros
que actúan en la más alta confidencialidad. Harvey Spencer Lewis precisa que su interlocutor
es también miembro del pequeño grupo francmasón al que pertenece el librero parisino que
había encontrado. Después de que le mostraron los archivos, el viejo hombre le anuncia que
fue juzgado digno de saber más y que reencontraría hoy mismo al Gran Maestro de la Orden.
La iniciación

Después del mediodía, hacia las tres de la tarde, Harvey Spencer Lewis toma otro taxi para
dirigirse a la dirección indicada por el archivista. Nuevamente se aleja de Toulouse. sigue una
ruta que bordea un río, atraviesa a la antigua ciudad de Tolosa (Toulouse) para finalmente
llegar ante un edificio de piedra rodeado de altos muros y situado en una colina. Es en este
castillo que según El viaje de un peregrino hacia el Este, será iniciado en la orden de la Rosa-
Cruz. Si bien este texto no brinda detalles o precisiones de la ceremonia, la autobiografía
brinda informaciones interesantes. Nos dice que quien le recibe es el conde Raynaud E. de
Bellcastle- Ligne, hombre de setenta años que vivía con su hija viuda y cuyos medios de
subsistencias eran modestos, a pesar de sus orígenes nobles. Con dominio perfecto del
inglés, lleva a Harvey Spencer Lewis a un salón para cuestionarlo acerca de las
investigaciones psíquicas que dirigió en los Estados Unidos y se muestra muy interesado por
las experiencias místicas vividas por su visitante.

Al final de la entrevista, el conde de Bellcastle-Ligne le anuncia a nuestro peregrino que, ha


llegado el momento de ser iniciado y le pregunta si se siente presto a afrontar el «Terror del
umbral». Le conducen al primer piso del castillo para mostrarle lo que queda de una logia
rosacruz. A partir de lo que le narra el conde, ese templo no ha sido utilizado por más de
sesenta años, a pesar de que, en 1890, fue visitado en algunas ocasiones por los
francmasones. Su padre fue el último dirigente. Podemos entonces situar, en los alrededores
de 1850, el período en que la logia estuvo activa, es decir, en la época de Alejandro Du Mege
y del conde Lapasse, muchos años antes que Firmin Boissin recibiera a Adrián Peladán en
la Rosa-Cruz.

La visita continúa hasta que el conde se detiene ante una puerta de hierro y le comunica al
visitante que debe atravesar tres cuartos o cámaras, «solo con Dios y su Maestro». Harvey
Spencer Lewis entra en la primera, una antecámara. Penetra en la segunda, lugar oscuro
donde vive la «prueba del umbral» donde vive una experiencia mística en la que nuevamente
siente la presencia del ser invisible que ya se había manifestado el año anterior. Llega a la
tercera cámara, donde espera el Conde, quien le explica que esta cámara no cuenta con los
ornamentos y accesorios del pasado y consiguientemente, se ve obligado a adaptar la
ceremonia de su iniciación. Lo conduce a diferentes puntos de la cámara y le comunica el
sentido secreto de este ritual.

A partir de ese momento, el viejo maestro, considerando a su visitante como un iniciado, lo


conduce a un pequeño salón. Le recomienda descansar, pues ha de permanecer por varias
horas en ese lugar antes de encontrarse con otras personas. Harvey Spencer Lewis se instala
en un canapé y se duerme. Cuando se despierta, se da cuenta que soñó la ceremonia que
acaba de asistir. Ahora no es el conde quien le conduce, sino el «Maestro» cuya presencia
sintió en la segunda cámara. Más tarde Raynaud E. De Bellcastle-Linge le presenta a tres
hombres de edad avanzada, cuyos padres, como ellos mismos habían sido miembros de la
orden de la Rosa-Cruz. A la salida de esta entrevista, nuevamente es conducido a la antigua
logia donde el conde le coloca en su cuello una cruz ornamentada con una rosa. Esto significa
que él es el responsable de instaurar la Orden en los Estados Unidos.

Luego de esta ceremonia, un miembro presente da la autorización a Harvey Spencer Lewis


de consultar un resumen en el que figuran los principios y leyes mayores de la Orden. Le
permiten, de igual forma, copiar los símbolos y diagramas de las distintas ceremonias
rosacruces. De una valija que se encontraba en el centro del cuarto, el conde retira tablas
simbólicas pertenecientes a los diferentes grados de la Orden. Enseguida le comunican
informaciones necesarias para implantar el rosacrucismo en los Estados Unidos. Quien dirige
la reunión, no es el conde sino un personaje llamado Lasalle, especie de maestro de
ceremonias. Si bien la ortografía de su apellido difiere ligeramente, ¿Se trata de Clovis
Lasalle, fotógrafo, que el cofundador de AMORC reencontró la propia mañana en la sala de
los Ilustres? Se puede estar tentado a responder un no, por el hecho que Harvey Spencer
Lewis presenta al maestro de ceremonias como el autor de numerosos documentos históricos
y no se conoce algún documento publicado por el fotógrafo tolosano. Sin embargo, es posible
que esa precisión haga alusión a los innumerables trabajos fotográficos realizados por Clovis
Lasalle en relación a la arqueología y la prehistoria (27). Sea lo que sea, el maestro de
ceremonias informa a Harvey Spencer Lewis que a pesar de estar en posesión de todas las
instrucciones necesarias, deberá conocer otras experiencias internas. Se le pide no abrir la
logia en los Estados Unidos antes del año 1915.

El 13 de agosto de 1909, día siguiente de su recepción en la orden de la Rosa-Cruz, Harvey


Spencer Lewis escribe a su esposa Mollie:

“Todas las esperanzas que puse en este viaje se realizaron, pero no sin numerosos
exámenes y pruebas. (...) Bello lugar. He tomado muchas fotos del viejo edificio donde
participé en extrañas ceremonias que jamás había visto. (...) En fin, estoy en la R+C, gracias
a Dios - pero los sermones y compromisos tomados son exigentes. ¿Cuántas personas
encontraré en los Estados Unidos quienes conmigo sepan respetarlos?” (28)
Algunos días más tarde, el 26 de agosto, de regreso en París, Harvey Spencer Lewis recibe
una carta de Clovis Lasalle. El siguiente lunes, Aarón Lewis y su hijo toman el camino de
regreso. Luego de una escala en Londres, donde vistan el British Museum, se embarcan el
1º de septiembre a bordo del White Star de la Line MS Adriatic, con dirección a Nueva York.
Para Harvey Spencer Lewis era el inicio de una gran aventura.

El secreto de los orígenes

Como podemos ver, la iniciación recibida por Harvey Spencer Lewis tiene dos aspectos: un
encuentro con los rosacruces que pertenecían a una logia cuyas últimas actividades se dan
en los años de 1850 y experiencias místicas vividas internamente. Un misterio envuelve a su
iniciador. Es probable que Harvey Spencer Lewis utilice el nombre de Raynaud E. De
Bellcastle-Ligne para esconder su identidad real.

También, esta narración puede ser considerada como de carácter simbólico. La historia del
esoterismo es rica en textos que combinan hechos reales y experiencias místicas vividas, de
forma tal que constituyen un relato edificante, mítico. En efecto, se trata de una característica
que a menudo encontrarnos en la historia de los fundadores de los grandes movimientos
espirituales. En un coloquio acerca del legendario iniciático, Antonio Faivre señalaba la
importancia del mito en la fundación de los movimientos esotéricos. Para él, la presencia de
una leyenda fundadora constituía en cierta manera, uno de los criterios de autenticidad de las
órdenes tradicionales (29). El relato fundador del rosacrucismo –aquel del viaje de Christian
Rosenkreutz a Oriente- así como el descubrimiento de la tumba de Hermes Trismegisto,
pertenecen a esta categoria, como también pudiese ser la iniciación de Harvey Spencer
Lewis. Roland Edighoffer propuso una interesante interpretación:

En esta descripción, se reconocen muchos temas tradicionales de la iniciación, donde


algunos aparecen en la Nupcias Químicas de J.V. Andreæ: el símbolo diairético de la torre,
la escalera en espiral que señala el desarrollo axial de una gnosis, la pieza cuadrada y
superior que evoca el tetragrama divino, la carta que había que entregar a la entrada del
castillo, la caverna que es como la matriz de un nuevo nacimiento. Los dos mistagogos,
hombre y mujer, recuerdan el arquetipo del «viejo sabio», del que Jung señalaba su
ambivalencia (Gesammelte Werke, Olten, 1976,9/1, p.231) El papel del sueño no es
despreciable en el análisis de este texto. (30)

La experiencia vivida por Harvey Spencer Lewis comporta un encuentro real con los adeptos
pertenecientes a un círculo rosacruz –ciertamente casi en inactividad- pero donde el fuego
aún estaba sobre las cenizas y comprende sobretodo un aspecto espiritual, punto
fundamental. En un capítulo anterior «La Tierra de Esmeralda», presentamos la opinión de
Henry Corbin al respecto de las filiaciones iniciáticas que se basaban en una experiencia
espiritual. Este tipo de experiencia constituye en sí misma, un criterio fundamental de validez.
Como bien precisa, este campo no es del orden de los hechos controlables por el historiador
y se refiere a la hierohistoria; pero no lo podemos despreciar por lo tanto, puesto que un
estudio que juzgue las fuentes de un movimiento iniciático a partir solamente de elementos
objetivos y cronológicos, conducida al historicismo, es decir, a una visión esencialmente
positivista y reduccionista, incompatible entonces, con la naturaleza misma de este tipo de
movimiento. Dejaría de lado lo esencial, despreciando su relación con la dimensión de lo
sagrado, lo intemporal.

Podemos preguntar por qué los Rosa-Cruz de Toulouse, (Tolosa) confieren a un


estadounidense el cuidado de restaurar el rosacrucismo. En el pasado, ya habían encargado
esta misión a Stanislas de Guaita y a Joséfin Péladan, pero a pesar de sus esfuerzos, la
Orden había caído en la inactividad. Parece imposible restablecerla duraderamente en el
Antiguo Continente. Ya en 1875, Franz Hartmann formulaba esta idea. Por otra parte,
podemos suponer que los Rosa-Cruz, a quienes se les ha adjudicado una cierta aptitud para
predecir los acontecimientos importantes, tenían un conflicto mayor en Europa y temían las
destrucciones que pudiesen sobrevenir. Confiando su herencia a un estadunidense y dándole
por misión el establecimiento de la Orden en los Estados Unidos, probablemente pensaban
asegurar su perennidad y perpetuar la tradición rosacruz.

NOTAS:
1. Los siguientes elementos son extractos de varios textos: «Mrs May Banks-Stacey,
Matre Rosa; Vía America», revista The American ROSa? Vía, vol. I, # 1 enero 1916, pág.

17 «The Supreme Matre emeritus raised to the Higer Realms» revista Croomat D, págs. 26-
27 y Lewis, Harvey Spencer, «The authentic and complete history of the Ancien ans Mystical
Order Rosee Crucis». revue The Mystic Triangle, enero 1928, págs. 335-336. Algunos
elementos son extractos de la correspondencia con Delia Stacey Muller, la hija mayor de May
Banks-Stac ey y Harvey Spencer Lewis en 1930. Estos documentos están en los archivos de
la Gran ,. Suprema de AMORe.
2. El capitán CromweIl Stacey, de la 21 o infanteria estadunidense, fue quien captura a
García y mata al jefe en la insurrección de Samar, Filipinas. De igual forma. en su estancia
fue nombrado «presidente» en Parang.
3. Las informaciones brindadas por su hija. no permiten ubicar con precisión esos viajes.
Parecieraq..e ella empieza a viajar luego de la muerte de su esposo. es decir, a partir de 1886
y hasta 1906, léase hasta 191 -= Es probable que ella haya viajado sola, sin su hijo.
4. Desgraciadamente desconocemos las fechas t'f1 que May Banks- Stacey perteneció
al grupo de Helena Petrovna Blavatsky. Sin duda se sitúa después de la muerte de su esposo
en 1886. Sabernos que el Inner e irc: e funcionó en dos periodos, el primero entre 1884:-
1888:¬el segundo entre 1888 Y 1891; por lo que e Ila fue m ien: b:~ de la Sociedad Teosófica
antes de 1891. Es probab e ,~~e la haya abandonado antes de 1891. después de la muerte
de su fundadora, periodo en el que esta sociedad sufre una cierta división.
5. En su libro La vida de Vivekananda, París, Stock, 1930, Romain ROLLAND explica el
contexto de este viaje y traza las actividades de Vivekananda en los Estados Unidos.
6. Romain Rolland señala el parentesco entre ciertos elementos presentes en la Science
and Hea/th obra célebre de Mrs. Hedí y de las nociones fundamentales del vedantismo hindú.
Ver ROLLAND, Rornain, op. Cito págs.60-62.
7. Ver Gould s History of Freemasonry throughout the world, vol- VI. New York, Charles
Scribners Sons, 1936. p.5.
8. La masonería de adopción. es decir femenina. nació en Francia alrededor de 1740.
Tomó su simbólica del Antiguo Testamento e inicialmente se consagra principalmente a las
actividades caritativas. La obra de Luis Guillernain de Saint- Victor, La verdadera Masonería
de adopción (J "79), delimitó la estructura que, según los ritos, posee de cuatro a diez grados.
La Estrella del Este, fundada en 1830, retomada hacia 1860 por Rob Morris ( 1818-1888), es
una de las más importantes obediencias del mundo. Si bien es mixta. utiliza una simbólica
esencialmente femenina refiriéndose a figuras ilustres bíblicas. tales C0l110 Eva, Ada, Marta,
Ruth o Ester.

9. Anme Besant había creado esta organización para facilitar la misión de Alcyone, es
decir, de Jiddu Krishnamurti (1895-1986), hijo de un dignatario de la Sociedad Teosófica, en
el que ella veía la encarnación de Maitreya, el Gran Instructor. Desde 1922 a la edad de veinte
años, el joven Krishnamurti, quien no desea jugar el papel de mesías, se rebela y rompe
públicamente con los teósofos.
10. Como en la franco-masonería de adopción, la logia el Manhattan Mystic Circle pose e
cuatro puntos cardinales: Asia (Oriente). África (Sur). Europa (Oeste í y América (Norte) Las
hermanas llevan un tablero de satín blanco y una joya representando un corazón con flama
con una gran granada en su centro. La 1(': a. ilustración de thc Mistress representa una escala
de siete gradas decoradas de cinco estrellas de oro: aquella del Inspector, una cruz
superpuesta por una paloma blanca y aquella del Preceptor, un nudo goid bent » con uan
flecha. Para mayores precisiones ver Constitution and by-laws ofManhattan Mvstic Circle,
Lodge n" 1 U M: New York, John Meyer, s.d.
11. Carta de14 de noviembre de 1930 de Delia Stacey Muller a Harvey Spencer Lewis.
12. Como veremos después, Harvey Spencer Lewis a menudo utiliza este caliricativo para
designar a los Rosacru: miembros del grado dieciocho de la francmasonería. Miembros
importantes de diversas organizaciones iniciáticas, léase místicos que él estima que las ideas
hacen honor al ideal rosacruz.
13. A partir de esta herencia y después de una experiencia mística importante vivida en El
Cairo, Demetrio Platón Semelas instaura en 1915, la Orden del Lis y de el Águila. Ver nuestro
artículo «El Pantáculo y la Lis», revista Pantáculo, n" 4, 1996, p.35-48.
14. Georges Lagreze había sido solicitado por Papus para arreglar ciertos problemas
relativos a la organización del martinismo en Egipto. Si bien los archivos encontrados por
nosotros, relatan bien la iniciación conferida a Georges de Lagr eze, no encontramos algún
rastro de que se hubiese transmitido a Papus. Esta transmisión parece entonces legendaria.
Roberto Ambelain pretende después, haber recibido esta iniciación de manos de Georges
Lagreze, sin embargo, por la forma en que critica a Demetrio Platón Semelas en su libro El
Martinismo contemporáneo y sus verdaderos orígenes, se puede dudar (Cuadernos del
Destino, 1948, p.l3)
15. El 23 de julio de 1913 Eugenio Dupré escribe una larga carta a Harvey Spencer Lewis.
Este documento fue descubierto en la casa de Ralph Maxwell Lewis en 1996, después del
deceso de la esposa de este último. El tono de esta carta es muy familiar y da a entender que
los dos hombres están en relación desde hace algún tiempo. En este correo, Eugenio Dupré
da a Harvey Spencer Lewis todas las indicaciones necesarias para el establecimiento de una
Orden Martinista en los Estados Unidos. Agrega los rituales de distintos grados grados de la
Orden, así como un certificado del grado martinista de S.I. y de Iniciador libre. Informa
igualmente, que el nombre místico de Mocea (o Hoshea) y el número cifrado «DPR-D24A» le
han sido atribuidos. Precisemos que sin duda, por causa de la Gran Guerra, Harvey Spencer
Lewis no podrá desarrollar este proyecto. No es sino en la época de la FUDOSI, en 1934,
que él intenta instalar el Martinismo aliado de la Rosa-Cruz AMORC.
16. The Future. Nueva York, Future Publishings CO. de F.T. Me Intyre.
17. En estos artículos - «GAT has the future? In store for you?» Uno se dirige al horóscopo
de los Estados Unidos para el año de 1908 (p.46-49) Y «Departamento de astrología y
ciencias astrales» (p.52- 54), se muestra como buen astrólogo.
18. Los temas tratados en el Journ al du magnetisme, revista de la Sociedad Magnética
de Francia, corresponden perfectamente con las preocupaciones que tenía Harvey Spencer
Lewis en esa época. Gran parte de esta revista estaba compuesta por noticias bibliográficas
y por la lista de libros publicados por las ediciones Durville. Distribuida en numerosos países.
La situación geográfica de la librería de Enrique Durville y su descripción, podrían
corresponder a ciertas informaciones dadas por Harvey Spencer Lewis en su escrito.
19. Lewis, Harvey Spencer, «A pilgrim's journey to the East and 1 journeyed to the
Eeastem Gate», The American Rosee Crucis, mayo 1916, p. 12-27.
20. En esa época, después del asunto de la Orden del Templo renovado, estos dos
hombres se distancian de Papus. En 1908, durante una sesión de espiritismo efectuado por
martinistas reunidos en un hotel situado en el número 17 de la calle de los Canettes, reciben
como misión, por directa escritura, fundar una orden templaría donde René Guenón sería el
líder. Es así como nace la Orden del Templo renovado, cuya creación será causa de exclusión
de René Guenón de la Orden Martinista. Será disuelta en 1911, fecha en la que Dujols cae
gravemente enfermo. Es interesante de remarcar que, entre los siete grados de esta orden,
el cuarto, curiosamente era denominado
«Rosa-Cruz de Egipto».
21. Antes de retomar la Biblioteca de lo maravilloso, Pedro Dujols fue periodista en
Toulouse. El manuscrito del texto que aquí citamos fue escrito en los alrededores de J 912.
Fue editado por la Tabla Esmeralda en 1991, con una presentación y comentarios de J.F.
Gibert. El extracto citado, figura en la página 70 de ese libro. Otra versión de ese texto fue
publicada por Genoveva Dubois, bajo el título de Les Nobles Écrirs de Pierre DUIOl, et de
son frere Antoinc DlIIO!S de ¡ 'alois, ediciones Le \lercure delfines, en el afio 2000. a partir del
manuscrito que figura en la biblioteca municipal de Lión (Ms 5488).

22. Este congreso se desarrolla del 7 al 10 de junio de 1908. Consta de una «tenida blanca
martinista» en los locales de los Derechos Humanos, con la presencia de profanos y
periodistas. Cuentas rendidas se publican en Le Matin, 8-9-10 de junio; L 'Eclair. 8 de junio;
Le Figaro, 7-8 de junio: L 'Humanité, 8 de junio; Liberté, 7 de junio y Le Monde illustré, 13 de
junio. Papus había publicado su libro relatando las actividades de esta manifestación:
«Cuenta rendida y completa de los trabajos del congreso y de! convenio masónico espiritual
isto. París, Librería Hermética, 1910.
23. El archivista de la ciudad es Francisco Galabert (1873-1957) Además de sus funciones
profesionales, fue miembro de numerosas sabias sociedades, entre ellas la Sociedad de
Arqueología del «Midi», fundada por Alejandro Du Mege. Jean Copplani le rinde homenaje
en el boletín de esta sociedad: «Noticia sobre la vida y los trabajos de M. Francisco Galabert,
secretario general de la Sociedad», cuarta serie, tomo 11, 1954- 1955, Tarbes, 1967, p.32-
36.
24. Clovis Lasalle dirige esta carta a Harvey Spencer Lewis cuando éste se encuentra en
Francia. La importancia del papel de Clovis Lasalle estriba en que esta carta se encuentra en
un expediente personal de Harvey Spencer Lewis y con la mención
«documentos históricos importantes».
25. Clovis Lasalle también conocía a miembros de la Sociedad Arqueológica del «Midi»
de Francia, pues había trabajado con muchos de ellos. Colaboró notablemente con Francisco
Galabert en la realización del Album de paleografla y de diplomacia, publicado en 1913, 1928y
1933.
26. A pesar de lo que muchos digan, esta torre no es el «donjon» del Capitolio, pues
Harvey Spencer Lewis acababa de dejar este edificio en un taxi que le lleva fuera de la ciudad
para recibir su iniciación. Para muchos rosacruces, simboliza el lugar donde el fundador de
AMORC fue iniciado en el rosaerucismo. La descripción que da del lugar, no es suficiente
para ubicarla. Además, existen numerosos «tours» no lejos del centro de Toulouse. Respecto
al tema, se puede consultar el libro de Alex COUTET, Toulouse, ciudad artística, placentera
y curiosa, Toulouse, Librería Richard, 1926, libro para el cual Clovis Lasalle realizó algunas
fotografías de monumentos.
27. Entre las contribuciones de Clovis Lasalle, hemos de mencionar su participación en
múltiples publicaciones relacionadas con grutas prehistóricas junto al abad Breuil, el Dr. L.
Captain, D. Peyroni y su colaboración con la Sociedad de estudios arqueológicos del «Midi»
junto a Emilio Cartailhac y Francisco Galabert (ambos miembros de la academia de Juegos
Florales). Hemos de agregar que obtuvo la medalla de oro en la Exposición universal de París
en 1900.
28. Esta carta y su sobre, tenían el sello del correo de Toulouse y forman parte de los
archivos de la Gran logia Suprema de AMORC.

29. Este coloquio fue organizado por la revista Renaissance traditionnelle, en París,
octubre del 2001. El texto del cual hacemos mención, fue publicado en «Los orígenes de la
francmasonería: tres aproximaciones», Antonio FAIVRE, Renaissance traditionnelle, # 129,
2002, págs. 5-12. Roger DACHEZ igualmente aborda este problema en «Sources et fonctions
de l'histoire secrete chez Willennoz, dans la maconnerie du XVIW siecle» (Fuentes y
funciones de la historia secreta en Willennoz en la masonería del siglo XVIII), L 'histoire
cachée entre histoire révélée et histoire critiique, (La historia escondida entre la historia
revelada y la historia crítica), Lausanne, L' Age d'Homme, colee. «Política Hermética», # 10,
1966, págs. 79-89.
30. Roland Edighoffer, Les Roses-Croix, Paris, PUF colee. «Que sais-je?», 1982 y 1986,
p. 108.
Parte XVIII
La Antigua y Mística Orden de la Rosa – Cruz

En el período comprendido entre el fin de año de 1909 y el año 1912. Harvey Spencer Lewis
prepara el resurgimiento de la orden de la Rosa-Cruz, establece los rituales y enseñanzas a
partir de documentos que le fueron entregados en Francia. De igual forma lee todos los textos
que pudo encontrar referentes, lejanos o cercanos al rosacrucismo. Con “ojo escéptico”
observa algunos intentos de renacimiento de la Rosa-Cruz que florecen en la época, tal como
la “Societas Rosicruciana in America”. Esta rama estadounidense de la S.R.I.A. busca su
independencia de la francmasonería, mas después de la muerte de su responsable en 1909,
Silvester Clark Could, conoce un periodo de crisis. De igual forma, la Sociedad teosófica
estuvo en dificultades y muchos de sus miembros intentan, con más o menos éxito, lanzarse
al rosacrucismo. Según Franz Hartmann (1838-1912), quien en 1888 fundó la Rosa - Cruz
Esotérica, el teósofo Carl Louis von Grasshoff, alias Max Heindel, estableció en 1909 la
Rosacrucian Fellowship. Rudolph Steiner, quien dirigía las secciones suiza y alemana de la
Sociedad, se separa de Annie Besant, la nueva dirigente de los teósofos. En 1913, crea la
Sociedad Antroposófica a la que presenta como una metamorfosis moderna de la vía
rosacruz.

Harvey Spencer Lewis, quien apenas tenía veintinueve años, se prepara para lo que será la
obra de su vida: la instauración de una orden rosacruz independiente de la francmasonería,
de la Sociedad Teosófica y de cualquier otra organización. Sus actividades profesionales
evolucionan: a partir de 1912 es jefe de publicidad de la “American Voltite Company”, De igual
forma, escribe artículos tales como “The Modem School of Science” que es publicada en
octubre de 1912 en “American Philomathic Journal”, revista de la “American Philomatic
Association”, quien lo presenta como el antiguo presidentee del lnstituto de Nueva York de
Investigación Psíquica. “Lecturer, Columbia Scientific Academy, Metropolitan Institute of
Sciences and vice-President Psycho-Legal Society” (1)

La sociedad filomática

Las relaciones que Harvey Spencer Lewis mantuvo con la “Sociedad Filomática” siguen
siendo enigmáticas. Esta organización; que reagrupa esencialmente a sabios, es una de las
numerosas asociaciones de buscadores del inicio del siglo XIX. La primera sociedad
filomática fue fundada en diciembre de 1788 en París bajo el impulso de Augustin- Francois
de Silvestre, agrónomo y francmasón. André Thomas precisa (2) que es una de las
sociedades de sabios que continúan, de una u otra forma, el espíritu de búsqueda de las
logias masónicas antes de la Revolución Francesa. Filomática, quiere decir “amigo del saber”.
Los miembros de esa sociedad, los filómatas, tienen como divisa “Estudio y Amistad”.
Intentan que su organización sea un punto de reunión general donde los nuevos
conocimientos se desarrollarán y se divulgarán en el mundo conocedor “haciendo una cadena
luminosa, sin interrupción, de verdades y de instrucción”. Esta sociedad, inspirada por el
espíritu de las Luces, conoce un importante destello estableciéndose en las redes de
correspondencia en Francia y numerosos países. Los más grandes investigadores, tales
como Lavoisier, Lamarck, Laplace, Chaptal, Gay- Lussac, Ampére, Pasteur, Berthelot, eran
filómatas.

Harvey Spencer Lewis quien frecuentaba los medios científicos estadunidenses, parece
haber estado en relación con una sociedad filomática francesa. Su primera biografía
menciona que sus trabajos fueron objeto de interés de los científicos europeos y
particularmente de los rosacruces. El texto precisa que, como consecuencia, fue elegido
miembro honorario de la Sociedad filomática de Verdun, Francia. En 1904 llega a ser miembro
de la “Franco Ecole R. C.” (3) Ese mismo año se le otorga el título de “Dignatario Supremo”
de la orden rosacruz. Estas informaciones recuerdan los primeros pasos de Harvey Spencer
Lewis hacia la Rosa - Cruz y parecen diferentes de aquellas que habitualmente son
mencionadas. No serán retomadas después de 1916; sin embargo, en una carta dirigida a
Francois Jovillet-Castelot el 14 de mayo de 1926, quien era presidente de la Sociedad
Alquímica de Francia y director de la revista La Rose-Croix, Harvey Spencer Lewis precisa:
“Soy delegado de la Rosa-Cruz (F.R.C.) y debo ese honor a la bondad de los miembros del
viejo Colegio de los Rosacruces de Verdún, Francia”. Por su parte, Ralph Lewis mencionará
a menudo que su padre era miembro de la Sociedad filomática de Verdun. Agreguemos que
AMORC utilizará este nombre, a veces, cuando iniciaba sus actividades en ciertos países
tales como México, donde la Orden velará su nombre bajo el de Sociedad Filomática.

El proyecto martinista

Harvey Spencer Lewis está en relación con diversas personalidades del mundo esotérico
mientras prepara el resurgimiento de la orden de la Rosa-Cruz. En 1913 establece
correspondencia con Eugenio Dupré, secretario de Demetrios Platon Sémélas. Anteriormente
hemos visto que éste dirigía la logia martinista del Templo Esenio en el Cairo y que afirmaba
haber recogido en 1902, en un monasterio del monte Atos, la herencia de la Rosa-Cruz de
Oriente. (4) A partir de 1911 otorga a ciertos martinistas, como George Lagreze, una iniciación
del grado de “aspirante R.C.” (5) Ignoramos si Demetrios Platon Sémélas o Eugenio Dupré
mencionan al rosacrucismo en la correspondencia que sostienen con Harvey Spencer Lewis
pues, de este intercambio, sólo subsiste una carta fechada el 23 de julio de 1913. El tono
utilizado por Dupré muestra que ambos son amigos. En ese correo el tema es únicamente
resorte del martinismo: Dupré le indica a Lewis que le envía los rituales martinistas vía
Londres, así como un certificado de “S.I.” y de “Iniciador Libre”, con el fin que él pueda crear
una logia martinista en los Estados Unidos. Este proyecto se realizará hasta 1934, sin duda
por la Primera Guerra Mundial, con la ayuda de Víctor Blanchard y George Lagréze.

La visita de una vieja dama

En diciembre de 1913, Harvey Spencer Lewis hace saber a los miembros del Instituto de
Investigaciones Psíquicas de Nueva York, su intención de establecer la orden Rosa - Cruz en
los Estados Unidos. Con ese fin, les invita a participar en una reunión que tendrá lugar durante
el invierno. Utilizando sus dones de diseñador y pintor, elabora una carta ricamente decorada
donde anuncia oficialmente el despertar de la Orden. A dicha reunión llegarán doce personas,
pero ninguna se compromete o firma la carta. De conformidad a lo anunciado en Toulouse,
la Orden verá la luz en los Estados Unidos hasta 1915, pero todo queda a término a finales
de 1914.

En el otoño, May Banks-Stacey se reencuentra con él. Antes ya había tenido contacto con él
en el Instituto de Investigaciones Psíquicas de Nueva York. ¿Reconoció ella al hombre con
quien debía colaborar en el renacimiento del rosacrucismo en los Estados Unidos, como se
le había anunciado algunos años antes? (6) Sea lo que fuere, en una segunda visita el 25 de
noviembre de 1914, día del cumpleaños de Harvey Spencer Lewis, ella le envía una magnífica
rosa roja y documentos en los que él reconoce símbolos rosacruces que había visto en
Toulouse en 1909. Deciden unir sus esfuerzos y el 20 de diciembre de 1914 publican, en el
Sunday Herald de Nueva York, un anuncio invitando a unírseles, a las personas interesadas
en la Rosa-Cruz. Mientras tanto, se reúnen con Thor Kiimalehto, quien rápidamente se
convierte en uno de los más cercanos colaboradores de Harvey Spencer Lewis.
El nacimiento de A.M.O.R.C.

El lunes 8 de febrero de 1915, a las 20 horas y 30 minutos, en la oficina de Harvey Spencer


Lewis situada en el número 80 de la quinta avenida, tuvo lugar la primera reunión que
marcaría la formación de la Antigua y Mística Orden de la Rosa-Cruz, llamada de igual forma,
Orden Rosa-Cruz AMORC, para asociar en un solo vocablo el nombre tradicional de la Orden
y la sigla bajo la cual sería conocida. Como se puede ver en el carnet donde Harvey Spencer
Lewis consigna distintos elementos de las primeras reuniones de la Orden (7), nueve
personas están presentes: su segunda esposa, Martha Lewis, May Banks-Stacey, Thor
Kiimalehto, Mr. Colgen, Mr. Loria, Miss Burke, Mr. Crossman, Mrs. Sears y él mismo. Ellos
constituirán el comité encargado de la organización de la Orden.

Luego de esta reunión, Harvey Spencer Lewis y Thor Kiimalehto imprimen un documento
intitulado “American Pronunziamento number one” (8) el cual anuncia el inicio oficial de las
actividades de AMORC. Días después, el New York Globe publica un artículo, por el cual
Thor Kiimalehto, secretario de la organización, recibirá centenares de cartas de buscadores
interesados en la Rosa-Cruz. Setenta y cinco de ellos son invitados a la reunión informativa
organizada el 3 de marzo de 1915 en el Hotel Leslie, situado en la calle oeste 83, de la West
end Avenue. Al final, son 80 personas, hombres y mujeres, quienes participan en la asamblea.
Entre ellas se encuentran muchos francmasones curiosos por los objetivos de la Orden y
ciertos científicos y escépticos. Al final de la reunión, 50 personas deciden ser miembros.
Seguirán otras reuniones en el Hotel Empire bajo la presidencia de la doctora Julia Seton.

El jueves 1° de abril de 1915, una treintena de los miembros más activos se reúnen en la
séptima avenida, en Nueva York, en un local que pronto será la primera Logia Rosacruz de
AMORC. En esta reunión, May Banks-Stacey hace entrega solemne a Harvey Spencer Lewis,
de los documentos que ella había recibido en su viaje a la India. El órgano director de la
Orden, el Consejo Supremo, es formado inmediatamente y procede a la elección del Gran
Maestro General e Imperator (9). Según los deseos de May Banks- Stacey, Harvey Spencer
Lewis es escogido por unanimidad. La asamblea firma la carta iluminada que había sido
redactada en el invierno de 1913-1914. Este documento, fechado el 1° de abril de 1915,
proclama el nacimiento de AMORC y la autoridad de su Consejo Supremo en los Estados
Unidos. Es importante señalar que si bien este documento lleva la firma de su fundador,
también es la obra de numerosos colaboradores. Entre ellos, Martha Lewis, Thor Kiimlehto,
Alfred E. Saunders, William B. Hodby,. Georges Robert Chambers, Conrad H. Lindstedt,
Albert B. Brassard y muchos más.

La primera logia rosacruz.

Harvey Spencer Lewis y sus colaboradores, adoptan la estructura jerárquica de los grados
rosacruces conocidos desde 1777 (10). El propio Imperator prepara las enseñanzas
destinadas a los miembros de cada grado. La primera logia es instalada en los locales de la
73 avenida de Nueva York. Posee el decoro apropiado de un templo rosacruz. Orientado al
este, donde Harvey Spencer Lewis pintó un fresco representando un paisaje egipcio, dispone
de estaciones simbólicas en los cuatro puntos cardinales. La decoración general está
inspirada en la arquitectura faraónica. Podemos precisar que la egiptosofía, instaurada en el
rosacrucismo y en el esoterismo desde el siglo XVII, encuentra un vehículo en AMORC. La
simbólica egipcia ocupa un gran lugar y de cierta manera, uno de los personajes clave del
Antiguo Egipto, Akhenatón, ocupa un lugar similar al de Hiram en la francomasonería.
El jueves 13 de mayo de 1915 se abre la primera “convocación”, nombre bajo el cual AMORC
designa sus reuniones ritualísticas. Todos los miembros reciben la Iniciación al Primer Grado
de la Orden. La primera persona que “pasa el umbral” es Martha Lewis, esposa del Imperator.
Es en la logia de New York que éste da las enseñanzas a los miembros. Como se puede leer
en el Rosicrucian Initiation:

“Cada uno de los doce grados de nuestra orden comporta su noche de iniciación, seguida de
siete a diez cursos –habitualmente dos por mes– dados en el templo. Estos cursos son dados
por los maestros de cada logia, mientras que los fratres y sórores están sentados con sus
cuadernos, tomando nota de signos, símbolos y textos. Los cursos consisten en el estudio de
las leyes y explicaciones, fundamentadas en las antiguas enseñanzas, actualizadas
continuamente en función de los nuevos descubrimientos e invenciones hechas por los más
grandes espíritus del mundo. [...] Los cursos se dan en secreto, bajo una forma sagrada, en
logias protegidas y totalmente cerradas, para que ninguno pueda aprender los secretos que
ahí son revelados, a menos que sea verdaderamente un miembro debidamente iniciado” (11).

Pronto estas lecciones serán escritas para ser estudiadas en las otras logias. Más tarde,
serán impresas bajo la forma de monografías, con el fin de que los miembros que viven en
regiones muy alejadas para asistir a las convocaciones, puedan estudiarlas. Sin embargo,
deberán recibir sus iniciaciones en un templo. Sólo quienes hayan sido iniciados al menos en
el primer grado de la Orden en una logia, serán efectivamente considerados como verdaderos
rosacruces.

Al año siguiente, el desarrollo de la Orden es tal que se hace necesario crear una revista que
permita informar a los miembros la vida de la organización: En enero de 1916 nace “The
American Rose Crucis”, primera revista mensual de AMORC. No sólo expone la filosofía
rosacruz, sino que además aborda temas diversos como la astrología, la ontología, el
esoterismo o el simbolismo. El aumento del número de miembros conduce a la creación de
nuevas logias. El 25 de noviembre de 1915, el Consejo Supremo firma una carta para la
creación de la logia Pensilvania, en Pittsburgh. Desde su apertura, en enero de 1916, no son
menos de ochenta miembros los que son iniciados bajo la conducción de William B. Hodby.
Rápidamente, otras logias son creadas en Filadelfia, Boston, Wilmerding, Altona, Rochester,
Harlan, Detroit...

Una demostración de alquimia

En un reporte publicado en el número de julio de 1916 de la American Rosæ Crucis, el 22 de


junio de 1916, Harvey Spencer Lewis reúne a los miembros del cuarto grado de la Orden, así
como a los Oficiales de la Gran Logia Suprema, para una convocación especial en la Logia
de New York. Desea hacerlos participar en una particular ceremonia mística, en la cual
realizaría una experiencia de transmutación alquímica. Un representante de la redacción del
New York World, Charles Welton, fue invitado como testigo.

La experiencia debe efectuarse a partir de un trozo de zinc. Luego de algunos procedimientos


que permiten autentificarla, Harvey Spencer Lewis coloca el metal en una pequeña copa,
sucesivamente lanza muchos polvos y coloca el conjunto en un horno. Al final de esta
operación, la asamblea constata que el zinc cambió de aspecto y el análisis muestra que se
transformó en oro.

¿Realmente el Imperator llevó a cabo una transmutación, por proyección, de un polvo


alquímico? El procedimiento científico utilizado no permite afirmarlo ni contradecirlo. Sea lo
que sea, él mismo dirá que fue autorizado por una sola vez para realizar esta experiencia.
Esta transmutación alquímica hace gran ruido en la prensa estadounidense. El New York
World menciona esta extraña demostración en dos artículos publicados sucesivamente el 28
de junio y el 2 de julio de 1916. La revista de Maria Russak, “The Channel –An international
quaterly of occultism, spiritual philosophy of live, and science of superphysical facts”,
igualmente lo evoca en su número de octubre-noviembre de 1916. Franz Wittemans reporta
esta transmutación en su Historia de los Rosa-Cruces, publicada en Adyar, 1925.

Harvey Spencer Lewis, Francmasón

AMORC reagrupa hombres y mujeres de todos los horizontes; consecuentemente,


encontrarnos miembros pertenecientes a la Sociedad Teosófica o a distintas obediencias
masónicas. Entre los colaboradores más cercanos de Harvey Spencer Lewis, Alfred E.
Saunders fue miembro de la Logia Masónica “Rey Salomón”. Maestro masón desde 1896,
posee los grados 33 y 95 del rito de Memfis-Misraírn. Pretende haber sido iniciado por John
Yarker (1833-1913), el Gran Hierofante de Memfis- Misraïm, mientras residía en Inglaterra.
Dice también, haber sido amigo íntimo de Samuel Liddell Mathers, uno de los fundadores de
la Golden Dawn. Probablemente influenciado por su colaborador, Harvey Spencer Lewis
decide entrar en la masonería. En 1917, recibe las iniciaciones del grado de aprendiz y
compañero en la “Normal Lodge n° 523, Masonic Hall, 46 West 24e Street, New York” -logia
a la que pertenece Alfred E. Saunders.

Un conflicto con Alfred E. Saunders va a poner fin, prematuramente, a la carrera masónica


de Harvey Spencer Lewis. Este último, quien tiene un agudo sentido del honor, se entera que
su colaborador había huido de Inglaterra en 1903, por una historia de costumbres (12). Decide
apartarlo. Este hombre ambicioso no soporta ser separado de la dirección de AMORC. Desde
entonces, se esfuerza en difundir en los miembros de la “Normal Lodge”, propósitos
difamatorios contra su antiguo amigo, de manera tal que le impidan alcanzar el grado de Gran
Maestro. Una investigación interna demostrará que las afirmaciones de Saunders, están
motivadas por la envidia y los oficiales de la logia lamentarán haberse dejado manipular.
Frank Stromberg, el secretario, invita al Imperator a recibir el grado de Maestro. Sin embargo,
Harvey Spencer Lewis, ocupado por asuntos más importantes, no tendrá el gusto de llevar a
cabo este proyecto.

La primera convención rosa-cruz

Las actividades de la Orden se intensifican: las reuniones, las tareas administrativas, los
rituales y las iniciaciones se suceden. El ritmo es tal, que a finales del año, Harvey Spencer
Lewis se da cuenta que no logra asumir sus actividades profesionales. Entonces, decide
consagrarse exclusivamente a la Rosa-Cruz.

A pesar de importantes problemas financieros, la Orden se desarrolla considerablemente y


en 1917, los rosacruces organizan su primera Convención Nacional. Esta manifestación se
lleva a cabo entre el 31 de julio y el 4 de agosto en Pittsburgh, Pensilvania. La Constitución
de la Orden es examinada, luego adoptada por el Consejo Supremo. Al término de este primer
encuentro nacional. Harvey Spencer Lewis está satisfecho del trabajo desarrollado y
presiente que la Orden de la Rosa-Cruz ha entrado en un nuevo ciclo de actividad. Piensa
que la manifestación de esta orden está sometida a un ciclo de actividad y de sueño, en virtud
de lo cual, aparecerá y desaparecerá cada ciento ocho años. Si ha sido posible que la Orden
haya funcionado según los ciclos, es difícil demostrar la exactitud de ese número: pero, si por
adición teosófica, se le lleva a su valor esencial, es decir, nueve (108= 1+0+8 = 9) toma un
aspecto interesante en la medida que representa efectivamente, la idea de gestación y
renovación cíclica. Como lo precisan Jean Chevalier y Alain Gheerbrant, “nueve, siendo el
último de la serie de cifras, anuncia a la vez un fin y un recomienzo, es decir, una transposición
sobre un nuevo plano. [...] Último de los números del universo manifestado, abre la fase de
las transmutaciones. Expresa el final de un ciclo, el fin de una carrera, el cierre de la argolla
(13 ).” Esta idea de ocultamiento y despertar ¿no había sido ya sugerida por el anuncio que,
según la Fama Fraternitatis, figuraba en la puerta de la tumba de Christian Rosenkreutz? :
“Yo me abriré en ciento veinte años”

NOTAS:
1. American Philomathic Journal. Vol. III. Octubre 1912. p. 7. La American Philomathic
Association tenia su sede en el -15 Wcst 3-1th Strcet, New York City.
2. La Sociedad Filomática de París, bajo la dirección de André Thomas. Paris. PUF. 1990.
3. The American Rosæ Crucis. “H. Spencer Lewis. F. R. C.”, vol. I n° 2. febrero de 1916.
p.
17. En esta carta de visita profesional que utiliza Harvey Spencer Lewis en esta época y en
la que figuran sus diferentes cualidades, se puede leer el nombre de “Société Philomatique
de Verdun, France”. Esta sociedad era una rama de la Société Philomatique Vosgienne, por
lo que se pude ver el boletín de este organismo para los años 1899-1900.

4. Sobre este personaje poco ordinario, ver nuestro artículo “Le Pantacle el le Lys”,
revista Pantacle, na 4. 1996. p. 35-48.
5. Al momento de la guerra de 1914-1918. Demetrio Platon Sémélas se isntala en Francia
y se hace amigo de Papus. Desde que la Orden Cabalística de la Rose-Croix entra en sueño.
Papus busca reemplazarla por otra organización. Recordernos que esta orden constituía el
círculo interno de la Orden Martinista. En 1916. Papus parece haber previsto. con la ayuda
de Demetrio Platon Sérnélas, reemplazarla con la Orden de la Rose-Croix de Oriente. Su
muerte. en octubre de 1916. impide la realización de ese proyecto, el cual, uno de sus
sucesores. Víctor Blanchard, intentará llevarlo a cabo.
6. Ver supra. capo XVII. “Egipto”.
7. Harvey Spcncer Lewis describió las primeras reuniones de AMORC en “The authentic
and complete history of the Ancient and Mystical Order Rosa: Crucis”, The American Rosa:
Crucis. julio 1916. vo!. L n" 7, p. 11-15.
8. Harvey Spencer Lewis expide el 19 de marzo de 1915 un ejemplar de ese documento
a New York Public Librar). en un pequeño dossier intitulado “History ofthe Rosicrucian Order
in Arnerica, original documents with annotations by the Grand Mastcr General, I-!. Spencer
Lewis, A: D. 1915”. Ese dossier contienc un artículo publicado en El Globe del 2-1 de febrero
y el documento American Pronunziamento Number One. En una época desconocida,
groseras inscripciones manuscritas fueron agregadas para travestir el sentido. Otro ejemplar
de este Pronunziamento figura felizmenc en los archivos de AMORC (Ver Fig. 64).
9. Del latín imperator, que quiere decir “aquél que comanda”. Este nombre está
compuesto a partir del verbo imperare, que significa “comandar, ordenan). El término
Imperator designa pues, a aquél que comanda, dirige, la Orden, en el sentido de asumir la
más alta responsabilidad. Desde un punto de vista esotérico. recuerda también la idea de
“dominar”. el hecho de ser “maestro de sí”. La mención más antigua de la función de Imperator
en el rosacricismo se encuentra en el libro de Sincerus Renatus. “La vraie et parfaitc
préparation de la pierrc philosophale par la Fraternité de la Ordre de la Rose¬Croix d' or et de
la Rose rouge”, publicada en Breslau en 1710.
10. Ver supra. capo XI. “La Rosa-Cruz de oro del antiguo
11. Rosicrucian Initiation. A sealed book 01 instructions for neophyte initiates, primer
brochure de información editado por AMORC, “The Temple lectures”, New York, 1917. p. 16.
12. Sobre este punto, ver el artículo del Daily Post de Birmingham del 15 de julio de 1903.
p. 3, que precisa que Alfred E. Saunders está condenado a pagar una pension a una joven
mujer de veinte años-hija de uno de sus amigos-por tener un niño.

13. Chevalier. Jean y Gheerbrant. Alain. Dictionnaire des symboles, mythcs, réves,
coutumes. gestes, formes. figures. couleurs. nombres. Poris, Robert Laffont. col!. “ Bouquins
“, 1990, p. 665.
Parte XIX
Las alianzas internacionales

Luego de recordar los inicios de la Antigua y Mística Orden de la Rosa-Cruz, nos detendremos
en algunos acontecimientos que marcaron su existencia, en particular en aquellos que
atestiguan sus relaciones con otras organizaciones iniciáticas de la época.

Los primeros años de AMORC están marcados por el entusiasmo que caracteriza el inicio de
un gran proyecto, pero también por las pruebas inherentes a su realización. Las cosas son
más difíciles por la recesión que viven los Estados Unidos. En abril de 1917, este país entra
en la Primera Guerra Mundial y durante el conflicto, un trasatlántico alemán gigantesco
anclado en el puerto de Nueva York, es tomado como botín de guerra. Este barco, de la
Hamburg-Amerika Line y bautizado con el nombre de Imperator, estará al origen de
sospechas infundadas sobre AMORC por parte de la administración estadounidense.

Celosos agentes se imaginan que la Orden ha de estar relacionada con Alemania dado que
su dirigente ostenta el título de... Imperator. Este grotesco desprecio conlleva pesquisas en
la sede de la organización. Finalmente, la administración estadounidense se da cuenta de la
estupidez de su posición pero, muchos documentos importantes se pierden después de esta
intervención, entre los cuales se encuentra un “pronunziamento” que certifica que Harvey
Spencer Lewis recibió en Toulouse, la autoridad de establecer la Rosa- Cruz en los Estados
Unidos. Ese documento había sido enviado por rosacruces franceses a Thor Kiimalehto,
secretario de la Orden, en octubre de 1916.

Poco tiempo después, en 1918, AMORC se enfrenta a una nueva prueba: por la falta de
delicadeza por parte de su tesorero, su situación financiera está en dificultades. A pesar de
los obstáculos, la Orden logra organizarse para hacer frente a la demanda de hombres y
mujeres deseosas de afiliarse. En mayo de 1919, gracias a la ayuda de William Riesener,
industrial miembro de AMORC, la sede de la organización se traslada de Nueva York a San
Francisco.

Como lo atestiguan artículos publicados, Harvey Spencer Lewis pasa por un periodo de
desaliento y piensa en abandonar toda función administrativa. Sus dudas serán de corta
duración pues la importante expansión que conoce la Orden le devuelve su entusiasmo. En
efecto, AMORC comienza a desarrollarse por el mundo. En setiembre de 1920, Dinamarca
recibe una carta para crear una Gran logia bajo la dirección de Svend Turning (1894-1952),
cuya primera reunión se da en setiembre de 1920 en el Isol- Temple, Mariendalsvej, en
Frederiksberg. En 1921 en la sede de la “Indian Academy of Science”, la India se abre al
rosacrucismo bajo la dirección de K. T. Ramasami. AMORC se establece también en México
y en Java, e instala un secretariado en Inglaterra. En mayo de 1921, un artículo de la revista
“The Mystic Triangle” informa que la Orden recibió una solicitud por parte de miembros
residentes en París, para crear una logia destinada a acoger a los rosacruces
estadounidenses de paso por Francia. Hacia 1922, AMORC se instala en China y Rusia
gracias a M. Prinz-Visser, un miembro holandés quien después de haber trabajado en la sede
de la organización en los Estados Unidos, se instala en Kharbine, Manchuria (1). En la misma
época, el hijo del Imperator, Ralph Maxwell Lewis, ingresa a la Orden.
Teodoro Reuss y La O. T. O.

Harvey Spencer Lewis sabe que las actividades rosacruces en Europa se suspendieron por
causa de la primera guerra mundial. Supone, sin embargo, que algunos miembros
sobrevivieron al conflicto y es sin duda por esta razón que busca, varias veces reconstruir la
unidad mundial de la Rosa-Cruz. En 1920 se entera de la realización, en julio, en Zurich, de
un congreso que reagrupó a múltiples movimientos iniciáticos, a partir de la idea, lanzada en
1908 por Papus, de unir a las diferentes Órdenes Tradicionales en el seno de una federación
internacional. Luego de obtener la dirección de Teodoro Reuss, su organizador, a través de
Matthew McBlain Thomson, francmasón de Salt Lake City (2), Harvey Spencer Lewis le
escribe el 28 de diciembre de 1920 para solicitarle un resumen de la manifestación. Teodoro
Reuss (1855-1923) le responde hasta el 19 de junio de 1921, seis meses después,
comentándole que prefirió retirarse del Congreso de Zurich dado que Matthew McBlain
Thomson le dio un objetivo lucrativo. (3)

Como sucesor, de John Yarker, del Rito de Memphis-Misraïm, del Rito Escocés Antiguo y
Aceptado de Cerneau y como dirigente de la Ordo Templis Orientis (O.T.O.), Teodoro Reuss
intenta reorganizar las actividades internacionales de esas tres órdenes. Sin embargo, su
legitimidad es cada vez más cuestionada (4) y es probable que, después de lo vivido en el
congreso de Zurich, vea en Harvey Spencer Lewis, una nueva oportunidad de extender su
influencia más allá del Atlántico. Como vimos en el capítulo XIV Teodoro Reuss pretende que
la O.T.O. es una orden descendiente de los rosacruces alemanes del siglo XVII (5). En las
cartas que intercambia con Harvey Spencer Lewis, se presenta como rosacruz (6). El
Imperator, quien ignora la naturaleza exacta de la O.T.O., parece creerle –al menos por unos
meses - y le propone su colaboración. ¿Cómo podría poner en duda la sinceridad de aquél
que se presenta como sucesor de John Yarker y continuador de Papus? Para sellar su unión,
Teodoro Reuss le ofrece una carta confiriéndole los grados 33, 90 y 95 para el ritual de
Imperator “a honary member of our Sovereing Sanctuary for Switzerland, Germany, Austria
and to represent our Sov\Sanctuary as Gage of Amity near the Supreme Council of the
A\M\O\R\C\ at San Francisco (California) (7)”. Se trata en efecto, de una carta exclusivamente
honorífica puesto que Harvey Spencer Lewis no será iniciado ni el rito de Memphis-Misraïm,
ni en el de la O.T.O. La función de ese diploma se limita al papel de embajador de la O.T.O.
ante AMORC, que confirma la correspondencia que le acompaña.

La TAWUC

Los dos hombres intentan crear una organización destinada a dirigir al rosacrucismo en el
plano mundial y es así como en setiembre de 1921 nace la TAWUC (The Amorc World
Universal Council). Harvey Spencer Lewis guarda cierta reserva hacia Teodoro Reuss, en
artículos relacionados con la nueva asociación y que publica en la revista de AMORC, en
pocas oportunidades hace mención al nombre de su colaborador. Aún más, y como lo
demuestra su correspondencia, no es hasta estar seguro de que no existe más relación
alguna entre Teodoro Reuss y Aleister Crowley, que acepta comprometerse.
(8) Sea lo que sea, las sospechas de Harvey Spencer Lewis serán exactas, pues muy pronto
se revela que los objetivos de su colaborador no son los suyos: Reuss desea que se mencione
en la constitución de la TAWVUC que uno de los principales objetivos de la organización es
el “propagar la santa religión gnóstica y de establecer departamentos de enseñanza espiritual,
publicaciones de política económica, de economía social... “. El Imperator se inquieta y
rechaza seguirle, entonces Reuss propone discutir el texto de la constitución en una
convención que organizaría en Suiza.
A partir de ese momento, los proyectos de colaboración entre los Estados Unidos y Europa
se enfrían y Harvey Spencer Lewis comienza a entrever las intenciones reales de su
corresponsal. Se da cuenta que se comprometió muy rápido. Sintiendo las reticencias de su
interlocutor. Teodoro Reuss hace nuevas propuestas y sugiere un reencuentro entre
rosacruces estadounidenses y alemanes, en el marco de un viaje turístico en
Oberammmergau, ciudad bávara célebre desde 1634 por sus representaciones teatrales de
la Pasión. En efecto, el dirigente de la O. T. O., trabaja para una oficina que organiza estas
manifestaciones y desea que el Imperator pueda asistir a la de mayo de 1922 acompañado
de quinientos miembros. Al darse cuenta que su interlocutor desea ganar dinero utilizando a
AMORC, Harvey Spencer Lewis toma distancia: a partir de septiembre de 1921 no responde
más a las cartas de Teodoro Reuss –salvo una última en mayo de 1922- y las relaciones
entre ellos terminan sin una verdadera conclusión. El proyecto de la TAWUC es letra muerta,
sin embargo, será alimento para la imaginación de varios historiadores cuyos escritos estarán
al origen de muchos desprecios. Teodoro Reuss pronto entrará en el gran silencio: pasa “al
Oriente eterno” el 28 de octubre de 1923 en Munich (9).

Los Rosa-Cruz de Francia

Harvey Spencer Lewis tuvo el placer de ver a su hijo Ralph Maxwell involucrarse en las
actividades de la Orden: en el transcurso del año de 1924, éste último es electo Secretario
Supremo de AMORC. Por otra parte, la evolución de la organización la conduce, nuevamente,
a desalojar su sede e instalarse en Tampa, Florida.

En 1925, el hermano del Imperator, Earle R. Lewis, tesorero de la “Metropolitan Opera


Company” de Nueva York, conoce a Maurice Jacquet (1886-1954), pianista francés, director
de orquesta y compositor quien, desde hace algún tiempo, vive en los Estados Unidos junto
a su esposa Andrée Amalou-Jacquet, arpista reputada (10). Gusta hacerse llamar como
duque de Misserini y da conciertos en el “Maxime Theatre” de Nueva York. Ahora bien, este
músico es también un francmasón interesado en el rosacrucismo (11), razón por la cual, Earle
R. Lewis se interesa en ponerle en contacto con su hermano. El Imperator le propone
encontrarse en la conferencia que dictaría en Nueva York en noviembre del año 1925.
Maurice Jacquet le comunica su compromiso del 21 de noviembre en Chicago, para dar un
concierto, pero, le aclara al final de su carta “Yo soy Rosa-Cruz” (12).

Finalmente ambos se encuentran y Maurice Jacquet no tarda en demostrar su entusiasmo


por AMORC. En el año de 1926 le propone al Imperator establecer contacto con las más altas
autoridades de la francmasonería francesa y, con ese fin, ponerle en contacto con André
Mauprey, autor dramático, 33° y miembro del capítulo “El Esfuerzo”, dirigido por Firmin
Gemiré. Como lo veremos más adelante, André Mauprey jugará un importante papel en el
desarrollo de AMORC en Francia.

Pronto, los deseos de Maurice Jacquet se realizarán puesto que en esta época, Harvey
Spencer Lewis planea desplazarse a Europa para esclarecer un extraño asunto. En enero de
1926 recibió una invitación de Teodoro Reuss, de Bâle. Ahora bien, ¡él murió en 1923! De
igual forma, piensa en aprovechar su viaje para encontrarse con los miembros franceses de
AMORC, quienes sin lugar a dudas, desean desarrollar la Orden en Francia. Desde el mes
de mayo de 1926, gracias a John P. Callaghan, rosacruz originario de Montreal, el Imperator
está en contacto con el presidente de la Sociedad alquímica de Francia: Francois Jollivet-
Castelot. Este eminente personaje del esoterismo publica, desde 1920, una revista
consagrada a la alquimia intitulada “La Rosa-Cruz”. A fines del mes de mayo se convierte en
miembro honorario de AMORC (13).
El viaje a Francia en 1926

El 11 de agosto de 1926, luego de su arribo a Francia, Harvey Spencer Lewis se encuentra


con M. Malherbe y su esposa, ambos miembros de la Orden, así como con Charles Lévy, un
francmasón quien llegará a ser el Gran Secretario de AMORC para el Norte de Francia.
Igualmente, establece relación con Firmin Gémier y Camille Savoire (1869-1951). Este último
es una de las más altas autoridades de la francmasonería francesa. Gran Comendador del
Gran Colegio de los ritos, intenta reorganizar las actividades del grado masónico Rosa-Cruz.
Apasionado por todo aquello que pueda acercar a los hombres, se interesa en el
rosacrucismo y manifiesta un interés particular hacia AMORC. Luego de su entrevista, se
organiza para el mes de setiembre un encuentro más oficial. En espera de tal encuentro,
Harvey Spencer Lewis hace un poco de turismo sin abandonar sus actividades. Se dirige a
Toulouse, donde se encuentra con Ernest Dalmayrac, un miembro del capítulo Rosa-Cruz,
de la logia “La Enciclopédica” (14). Se puede ver, en uno de los álbumes del Imperator, una
fotografia de la casa de ese tolosano con la leyenda siguiente: « The R\C\ Headquarter in
Toulouse, es decir, “el cuartel general de los Rosa-Cruz en Toulouse”.

André Lebey y la Sociedad de las Naciones

Luego del informe de su viaje, Harvey Spencer Lewis participa en un misterioso cónclave en
Toulouse (15). ¿Cuáles fueron las verdaderas actividades del Imperator en esa ciudad? Es
difícil decirlo aún. A menudo él mezcla en un mismo escrito, experiencias místicas personales
con hechos reales, para velar el exacto significado. Sea lo que sea, es posible que haya
asistido, en Toulouse, a reuniones que reagrupaban a los iniciados de horizontes diversos.
Sin embargo, en una especie de ecumenismo iniciático, tiende a menudo a presentar como
rosacruces tanto a los francmasones del grado Rosa-Cruz, como a quienes compartían su
mismo ideal de paz y de fraternidad. Una de las informaciones brindadas por Harvey Spencer
Lewis es reveladora de esa propensión. Él precisa que numerosos participantes al cónclave
debían estar presentes, una semana más tarde, en la sesión inaugural de la Sociedad de las
Naciones (la S. D. N.) (16). Esta organización mundial, instalada en Ginebra, fue fundada
inmediatamente después de la guerra de 1914-1918 para velar por el mantenimiento de la
paz entre las naciones y evitar que tales horrores no se repitieran. Es posible que la reunión
de la cual habla el Imperator, se tratara de una sesión preliminar llevada a cabo en una logia
tolosana a fines del mes de agosto de 1926, antes de la sesión de la S. D. N. en Ginebra. En
efecto, entre las personalidades con quienes se reúne durante su viaje a Francia, hemos de
citar a André Lebey (1877 -1938) (17), Gran Orador del “Gran Colegio de los Ritos” y uno de
los promotores franceses de la Sociedad de las Naciones (18)

Además de las reuniones preparatorias en Toulouse, es posible que Harvey Spencer Lewis
haya participado en las que fueron organizadas en Ginebra por responsables de la S. D. N.,
dado que también estuvo en esta ciudad. Más tarde, en una carta dirigida al cónsul
estadounidense en Ginebra, y como respuesta a una crítica de uno de sus impugnadores,
aclara que las conferencias internacionales de rosacruces y francmasones se llevaron a cabo
en Ginebra en 1926, al mismo tiempo que la sesión autónoma S. D. N. y que él mismo
participó en una de esas reuniones.
Una recepción en el Gran Oriente en París

Luego de su paso por Toulouse, Harvey Spencer Lewis se detiene en Niza a principios de
septiembre para encontrarse con André Mauprey quien le invitó a pasar algunos días en su
villa de Golfe-Jean. Juntos, tratan de la posible colaboración entre AMORC y la “Sociedad
Dramática Europea”, de la que el francés es el responsable. Las relaciones entre los dos
hombres son muy fraternales y André Mauprey llegará a ser el delegado de AMORC para
Francia.

Harvey Spencer Lewis llega a París, donde Camille Savoire le invitó a participar el 20 de
septiembre, en una excepcional reunión en el templo N° 1 del Gran Oriente de Francia. La
ceremonia es una «tenida» del gran capítulo, es decir, un taller reservado a los titulares del
grado 18, el de Rosa-Cruz. Los trabajos están dirigidos por Camille Savoire, Gran
Comendador del Gran Colegio. André Lebey, el Gran Orador, está presente al igual que
Ernest Dalmayrac, quien representa a la logia La Enciclopédica de Toulouse. Como lo cita el
boletín del Gran Oriente, en el curso de la reunión. “El T\III\F\ Spencer Lewis, 33° Imperator
de los R\C\ de los Estados Unidos, en Tampa (Florida), fue introducido al Gran capítulo con
los honores respectivos a su rango. Recibido solemnemente por el Gran Comendador quien,
en términos elevados, le da la bienvenida, le agradece su visita y le ruega tomar lugar al Este,
con cuya presencia, honrará esta importante tenida, reuniendo a los representantes de todos
los capítulos de la Federación”.

Los inicios del rosacrucismo en Francia

Antes de regresar a los Estados Unidos, Harvey Spencer Lewis continúa sus encuentros en
Europa. ¿Cuál fue el resultado de su vista a Bâle? Él no lo indica pero parece que se encontró
con los sucesores de Teodoro Reuss, puesto que en 1930, el proyecto que habían concebido
juntos, es retomado con Heinrich Tranker, que igualmente llegará a un callejón sin salida.
Luego de su regreso a Tampa, el Imperator se mantiene en relación con Camille Savoire,
puesto que este último desea involucrarse personalmente en el desarrollo de AMORC en
Francia (19). En una carta fechada el 12 de julio de 1928, recuerda sus dificultades para
colaborar útilmente debido a su poco dominio del inglés.

Harvey Spencer Lewis parece no estar muy a favor con la idea de desarrollar el rosacrucismo
a partir del regazo de la francmasonería francesa. Sobre ese punto, Maurice Jacquet le apoya
y deplora el “trust masónico europeo” deseado por el Gran Oriente de Francia. Si bien algunos
francmasones llegarán a ser miembros de AMORC, es fuera de la francmasonería que se
crean los grupos rosacruces pioneros en Francia. El primero ve la luz en París bajo la
dirección de Charles Lévy y el segundo en Niza, alrededor de André Mauprey. En ese grupo
se distinguirán dos personalidades: el Dr. Clemente Lebrun (1863-1937) y el Dr. Hans Grüter
(1874-1953). Ambos conocerán un destino particular. En noviembre de 1933, Harvey Spencer
Lewis le propone a Clemente Lebrun suceder a Charles Dana Dean, el Gran Maestro para
los Estados Unidos, quien acaba de morir. A pesar de sus setenta años, deja Niza para
instalarse en San José, donde asumirá esta función hasta su muerte en 1937. En cuanto a
Hans Grüter, será el Gran Maestro para Francia (20) y estará asistido por Jeanne Guesdon
(1884-1955), inglesa que cuando vivía en Cuba, se afilió a la Orden en 1926. En 1930, ella
llega definitivamente a Francia, donde se convierte en una valiosa colaboradora. Si bien solo
tiene el título de Secretaria, es ella quien realmente dirige a AMORC en Francia.
Nicolas Roerich y el Consejo Mundial

En noviembre de 1927, AMORC deja Tampa, en Florida, para instalarse en su sede en San
José, en California: es el inicio de las actividades del “Parque Rosacruz”, cuya arquitectura
se inspira en el estilo del Antiguo Egipto. Desde el año de 1930, abriga un museo egipcio,
reconocido por el “Consejo Internacional de Museos” (ICOM) y por el “Museo Nacional
Egipcio de El Cairo”, el cual es visitado hoy día por un numeroso público. En nuestros días,
es el museo egipcio más grande de la costa oeste de los Estados Unidos. En enero de 1999,
organizó una gran exposición: “Mujeres del Nilo”, evento transmitido por las principales
cadenas de televisión estadounidenses.

A principios de los años treinta, el desarrollo de AMORC en el mundo es tal, que se hace
necesario crear el Consejo Supremo Internacional, el “World Council”, compuesto por quienes
dirigen a la Orden en diferentes partes del mundo (Francia, Dinamarca, Holanda, Canadá,
Puerto Rico, Bolivia, Australia, Suecia, Inglaterra, China, Polonia... ). Entre sus miembros,
resalta la presencia del pintor ruso Nicolás Roerich (1874-1947). A partir de la
correspondencia que este último intercambia con el Imperator entre 1929 y 1940, parece que
llegó a ser miembro de la Orden en 1929, época en la que fue propuesto como candidato al
premio Nobel de la Paz (21). Harvey Spencer Lewis informa él mismo, haberse encontrado
con Nicolás Roerich en la inauguración del Roerich Museum de Nueva York, el de 17 octubre
de 1929.

Nombrado delegado, Nicolás Roerich ha de cumplir ciertas misiones para AMORC. Es así
como en 1934, bajo pedido del gobierno de los Estados Unidos, dirige una expedición en
China y Mongolia con el fin de encontrar plantas susceptibles de combatir la desertificación
de las praderas de dicho país. Se detiene en Kharbine para reunirse con sus compatriotas
rosacruces. Los artículos publicados entre el 18 y el 24 de noviembre de 1934 en “El Tiempo
de Kharbine”, trazan sus actividades. Uno de ellos, intitulado “Nicolás Roerich legado de la
Gran Fraternidad blanca – AMORC”, tiene como subtítulo: “El verdadero rostro del académico
N. Roerich develado”. Sospechan que es francmasón a sueldo del poder de los Estados
Unidos. Algunos periodistas ven en los tres círculos que ornamentan el estandarte de la paz
diseñado por Nicolás Roerich – una bandera o estandarte especial destinado a proteger los
tesoros culturales en caso de guerra– los tres puntos de la francmasonería. Nicolás Roerich
protesta en los mismos periódicos aclarando que él es rosacruz y que esta Orden no tiene
nada que ver con la francmasonería ni la política. Sea como fuere, estos testimonios son
interesantes en la medida en que demuestran, de forma irrefutable, que Nicolás Roerich se
compromete activamente con el rosacrucismo.

Los Polares

Independientemente de su evolución interna, AMORC mantiene relaciones con otras


personalidades del mundo esotérico. En setiembre de 1930, Harvey Spencer Lewis establece
contacto con Cesare Accomani, alias Zam Bhotiva, el dirigente de los Polares. Esta extraña
orden pretende ser guiada por el “centro iniciático rosacruz del Asia misteriosa”. Da como
misión el reconstruir la “fraternidad polar” con el fin de preparar el advenimiento del Espíritu
bajo el signo de la Rosa y de la Cruz. Los Polares estiman que los tiempos donde las “varas
de fuego” están próximas y golpearán fuerte de nuevo a ciertos países de la tierra y donde
habrá que reconstruir todo lo que la sed de oro y el egoísmo del hombre contribuyeron a
destruir. (22). Para demostrar sus aseveraciones, utilizan el “oráculo de la fuerza astral” que
les sirve para comunicarse directamente con lo que presentan como un centro esotérico
rosacruz situado en el Himalaya (23). Esta técnica les fue dada en 1908 por un ermitaño,
cerca de Roma, el padre Julien. A partir de 1929, los mensajes del oráculo incitan a Zam
Bhotiva a crear un grupo llamado “los Polares”, en referencia a la montaña sagrada, centro
simbólico de la Tradición Primordial. Las primeras reuniones tuvieron lugar en la calle
Richelieu, en un local de un periódico parisino. Las informaciones recibidas del oráculo a
menudo conducen a callejones sin salida: en marzo de 1932, luego de emprender unas
investigaciones en Montségur, Zam Bhotiva, descorazonado, abandona a la Orden. Víctor
Blanchard (1884- 1955), el Gran Maestro de la Orden Martinista y Sinárquica, lo reemplaza.

Cualquiera que sea su seriedad, los Polares jugarán un papel importante pues la mayoría de
los ocultistas los frecuentan, tales como René Guenon, Mauricio Magre, Jean Chaboseau,
Fernando Divoire, Jean Marques-Riviere, (Eugenio Canseliet). Esta orden será uno de los
grupos más grandes de la “Federatio Universalis Dirigens Ordines Societatesque Initiationis”,
la Federación Universal de las Órdenes y Sociedades Iniciáticas, llamada más comúnmente
la FUDOSI.

LA FUDOSI

En los años que preceden a la Segunda Guerra mundial, reina la más grande confusión en
los dominios de las organizaciones esotéricas. Un cierto número de movimientos, en Europa
y en América, plagian los símbolos, los nombres y los rituales de las órdenes iniciáticas
tradicionales. Algunos se inquietan, especialmente en el seno de los movimientos rosacruces
creados en Bélgica por Emile Dantinne (1884-1969): la Orden de la Rosa-Cruz Universitaria
fundada en 1923, y la Orden Hermetista Tetramegista y Mística (24) (O::H::T::M::) instituida
en 1927. Después de la muerte de Joséphin Péladan en 1918, Emile Dantinne se presenta
como su discípulo y reivindica una filiación iniciática proveniente no del Sâr, sino de la Rosa-
Cruz “astral”. La filosofía, los ritos y las enseñanzas de esas órdenes son cercanas a la magia
del Renacimiento. En eso se alejan de Joséphin Péladan quien rechazaba tales prácticas.

Los rosacruces belgas son objeto de crítica de los discípulos de Max Heindel, de Rudolf
Steiner y de los teósofos. La mayoría son martinistas y miembros del rito de Memphis-
Misraïm. Bien que inicialmente estaban bajo la dirección del Soberano Santuario de Jean
Bricaud, se independizan a partir de 1933 pero, aislados, buscan ligarse con una organización
de estatura internacional. Por consejo de Francois Wittemans quien ya estaba en contacto
con los rosacruces estadounidenses, Jean Mallinger (1904-1982), un colaborador próximo de
Emile Dantinne, le escribe a Harvey Spencer Lewis el 11 de enero de 1933: “Nosotros
estaríamos muy honrados de poder afiliamos a la eminente Orden Rosacruz, de la que usted
es el Jefe y Guía [...] estaríamos muy felices de poder colaborar con las actividades de
AMORC... ”. Este es el primer contacto que hará nacer a la FUDOSI. Esta sociedad desea
federar a todas las órdenes y sociedades iniciáticas, para protegerlas de las numerosas
organizaciones no tradicionales que aparecían en esa época. Durante su existencia, de 1933
a 1951, reagrupa a organizaciones tan diversas como la Antigua y Mística Orden de la Rosa-
Cruz, la Rosa-Cruz Universitaria, la Orden Hermetista Tetramegista y Mística, la Orden de los
Polares, la Orden Martinista Sinárquica, la Orden Martinista Tradicional, la Unión Sinárquica
de Polonia, la Orden Kabalística de la Rosa-Cruz, la Iglesia Gnóstica Universal, la Sociedad
de Estudios e Investigaciones Templarias, la Orden de la Milicia Crucífera Evangélica, la
Orden del Lis y del Águila, la Orden de los Samaritanos Desconocidos. La Orden masónica
de Memphis-Misraïm también estuvo representada durante algún tiempo (25).
El triángulo de la FUDOSI

La Federación, instalada en Bruselas, es dirigida por un triángulo de tres Imperatores: Harvey


Spencer Lewis, Emile Dantinne y Víctor Blanchard. Cada uno representa a una corriente del
rosacrucismo: el primero, el de los Estados Unidos (la Antigua y Mística Orden de la Rosa-
Cruz), el segundo, aquél de Europa (la Rosa-Cruz Universitaria y Universal) y el tercero, aquél
de Oriente (la Fraternidad de los Polares). En el seno de la FUDOSI, llevan un nombre
iniciático: Sâr Alden (H. S. Lewis), Sâr Hieronymus (É. Dantinne) y Sâr Yésir (V. Blanchard).
La Federación realiza su primera convención en Bruselas en agosto de 1934. Spencer Lewis
tendrá una participación activa de 1934 a 1939, año de su muerte.

A pesar de los nobles ideales, el proyecto de la FUDOSI es muy utópico. Primero que todo,
algunos jóvenes iniciados belgas van a utilizar la Federación esencialmente para intentar regir
el mundo del esoterismo según sus propias concepciones. Además, más que Emile Dantinne,
es Jean Mallinger quien dirige el movimiento en Bélgica y su carácter no se adapta a una
organización que reagrupa a órdenes con métodos y filosofías diferentes. Europa atraviesa
por tensiones que llevarán a una parte del mundo a una guerra terrible. Como lo dirá Ralph
Maxwell Lewis, uno de los oficiales de la FUDOSI, se deja llevar a posiciones inaceptables:
insiste para que todas las órdenes de la Federación se conformen con sus concepciones
personales en cuanto a la forma de desarrollarse y de funcionar. Peor aún, expresa su
disgusto sobre el hecho que AMORC acepta a miembros de raza negra. (26). Bien que Ralph
Maxwell Lewis no nombra al autor de esos propósitos escandalosos, fácilmente se puede
suponer que fueron hechos por Emile Dantinne o por Jean Mallinger. En efecto, los
documentos publicados por Lucien Sabah incitan a pensar que los dos hombres eran
profundamente racistas y que adherían la tesis del “complot judeo-masónico”, muy querido
por el gobierno de Vichy (27). Se comprenderá que esta actitud haya disgustado fuertemente
a los otros miembros de la FUDOSI. Se ha de precisar igualmente que la posición de Harvey
Spencer Lewis a propósito de las razas, siempre fue muy clara: para él, no existe una raza
superior o inferior. En su libro “Las Mansiones del Alma”, publicado en 1930, afirma: “La
filiación común de todas las criaturas establece el hecho que todos los seres humanos son
hermanos y hermanas pues vienen de un solo Creador y de la misma esencia, de la misma
vitalidad y de la misma conciencia, independientemente de toda cuestión de raza, creencia,
color o de otros elementos distintos de personalidad (28).” En otro texto Harvey Spencer
Lewis precisa: “Personalmente mi simpatía está con lo que se llama ‘negro’ a causa de todo
lo que ellos ha tenido que sufrir, al igual que los judíos quienes en los primeros días de la era
cristiana debieron sufrir la pérdida de su país, de sus bienes y de su alta posición por causa
de prejuicios, de la intolerancia y de la incomprensión (29).” De manera general, la FUDOSI
se componía esencialmente de hombres de valor lleno de fraternidad y de espiritualidad, que
compartían la tolerancia y el humanismo de Harvey Spencer Lewis. La mentalidad de
vanguardia e innovadora de los estadounidenses pudo, a veces, chocar con los europeos
encerrados en sus tradiciones.

Interrumpidos por la guerra de 1939-1945, los trabajos de la FUDOSI se retoman hasta 1946.
Es Ralph Maxwell Lewis quien participa en las últimas reuniones: su padre había abandonado
este mundo el 2 de agosto de 1939, continuará trabajando por la Federación a pesar de la
oposición sinuosa de Jean Mallinger (30), sin embargo, las condiciones externas no son más
las mismas. En efecto, las Órdenes que componen la FUDOSI habían adquirido un
reconocimiento que las protegía de los riesgos de plagio, la organización no tiene más razón
de ser, el 14 de agosto de 1951, sus miembros deciden ponerla en silencio.
Con la desaparición de Harvey Spencer Lewis se pasa una página de la historia del
rosacrucismo. Independientemente del enorme papel que tiene en la fundación de AMORC y
de la influencia que ejerce en el mundo del esoterismo, fue un personaje ecléctico.
Recordemos que primero creó el primer planetario y el primer museo de egiptología de la
costa oeste de los Estados Unidos. Años antes, había fundado una de las primeras radios
privadas de Nueva York, consagrada, en gran parte, a programas de orden cultural y
filosófico. Se han de agregar las numerosas pinturas que realiza sobre temas esotéricos y
simbólicos, algunas de renombre nacional. También fue miembro de numerosas sociedades
y asociaciones filantrópicas, su principal cualidad y reconocida por muchos, era el
humanismo. Como todas las personas fuera de lo común, fue criticado y calumniado (31).
Actuó con ardor y convicción de servicio al rosacrucismo y su contribución a la herencia de la
Rosa-Cruz está lejos de ser despreciable.

NOTAS:
1. A. Kharbine residía en una comunidad importante de inmigrantes rusos hostiles al
comunismo. En noviembre de 1926, la Gran Logia de Rusia se fusiona con la de China. J.
A. Gridneff será nombrado Gran Maestro de la Orden para la China del Norte, en tanto que
F. J. Kafka dirigirá las actividades de la China del Sur.
2. En julio de 1919. Teodoro Reuss había dado a Matthew McBlain Thomson un
certificado de la O.T.O. otorgándole el «33”.96°. IXo. Souv. Gran Master General and Gran
President General». Matthew McBlain Thomson dirigía la International Masonic Federation
de l'Utah. Luego de haber logrado introducir en su federación a personalidades como Jean
Bricaud, conoce dificultades importantes. El 15 de mayo de 1922 es condenado por la Corte
Federal de Salt Lake City por uso fraudulento del correo. Efectivamente, él vendía diplomas
masónicos por correo. Acerca de este personaje. consultar a I3lair Evans. Isaac. 'lhe
Thomson Masonic Fraud. a Study in Clandestino Masonry. Salt Lake City, 1922.
3 La revista de Jean Bricaud. Los Anales Iniciáticos, anuncia en mayo de 1920, la preparación
de ese congreso internacional en Zurich del17 al 19 dejulio de 1920. bajo la presidencia del
ilustre Gran Prior de los Templarios Escoceses y Soberano Presidente general de la American
Masonic Federation, Matthcw McBlain Thomson. con el fin de crear la unión de todas las
corporaciones masónicas espiritualistas y formar una federación masónica universal
(Universal Masonic World Federation). En el número de octubre-diciembre. Los Anales
Iniciáticos dirigen su resumen a ese congreso.
4. La serie de artículos publicados en la revista masónica L'Acacia, «L'affaire Teodoro
Reuss», entre enero y junio de 1907, dan cuenta de graves acusaciones acerca de la
moralidad del jefe de la O.T.O., quien de dedicó a un verdadero comercio de altos grados
masónicos.
5. Ver supra, capítulo XIV “Los Templarios de Oriente”.
6. La correspondencia entre Harvey Spencer Lewis y Teodoro Reuss, desde el de 20
diciembre de 1920, al 12 de junio de 1922. se encuentra en los archivos de ' AMORC. Está
compuesta por catorce cartas de Teodoro Reuss a Harvey Spencer Lewis (la primera es del
19 de junio de 1921 y la última del 12 de junio de 1922) y de ocho cartas de Harvey Spencer
Lewis a Teodoro Reuss (la primera del 28 de diciembre de 1920 y la última del 20 mayo de
1922).
7. Una reproducción fotográfica de esta carta fue publicada en el Rosicrucian Digest, vo!.
XI, # lO, noviembre 1933, p. 396.
8. En su carta del 12 de setiembre de 1921, Teodoro Reuss afirma haber roto con Aleister
Crowley en lo concerniente a la O.T.O. e indica que igualmente está en vías de terminar
relaciones con Charles Stanfeld Jones (llamado Achad), a quien le dirigió una carta el 10
mayo de 1921, con el fin de reemplazar a Matthew McBlain Thornson a la la
O.T.O. en los Estados Unidos. Harvey Spencer Lewis no tenía simpatía alguna por Aleister
Crowley, y desde octubre de 1916, lo criticó severamente presentándole como un mago
negro. Precisaba que Aleister Crowley era un impostor, que no tenía relación alguna con
AMORC y que no era el jefe secreto del rosacrucismo, contrariamente a lo que él intentaba
hacer creer (e Some books not rccornmended, The Imperator reviews a few books», The
American Rosa; Crucis, vol. 1. N° l O, octubre 1916, p. 22-23.
9. Esta desventura pudo incitar a Harvey Spencer Lcwis a la prudencia, sin embargo,
vivirá una desavenencia similar, en 1930, con Heinrich Tranker, uno de los sucesores de
Teodoro Reuss. Este último, quien animaba el Collegium Pansophicum, conocía dificultades
con la orden de Max Heinde!. En abril de 1927. el Dr. Hugo Vollrath, representante de Max
Heindel en Alemania, fue condenado por difamación hacia Heinrich Tranker,
10. Ese compositor, cuyo repertorio es la ópera cómica, es poco conocido. Algunas obras
son: Le Poilu, La Petite Dactylo, l ' As de Coeur, S. A. Papillon Messaouda, Rornanitza. El
secretariado de Bellas Artes le solicita un pedido para el gran festival producido por la ópera
cómica de París. A lo largo de seis años fue colaborador de Firmin Gémier en el Odéon. Tuvo
la ocasión de dirigir una representación de la Shakespearean Society, Shylock, con música
de H. Rabaud.
11. Maurice Jacquet fue iniciado el 31 de enero de 1911, en la logia Los Admiradores del
Universo de París. A partir de 1913, se hace miembro de la logia Ernest Renan, quien
reagrupa esencialmente a personas del espectáculo. Será el Segundo Supervisor de esta
logia dirigida por Firrnin Gémier, el director del teatro del Odeón y que cuenta entre sus
miembros aAndré Lebey y André Mauprey. Titular del grado Rosa-Cruz, Maurice J acquet
frecuentará también el Capítulo El Esfuerzo.

12. Cuando Maurice Jacquet es presentado en los artículos de la revista de AMORC, como
un «Rosa-Cruz de Francia» (The Mystic Triangle: febrero 1926, p. 16; «Brief biographies of
prorninent rosicrucians by Fra Fidelis N° 3: H. Maurice Jacquet», agosto de 1926, p. 133-135;
octubre 1926, p. 174- 176). El conjunto de la correspondencia entre Harvey Spencer Lewis y
Maurice Jacquet se encuentra en los archivos de AMORC.
13. En su carta del 28 de mayo de 1926, Francoís Jollivet-Castelot agradece a Harvey
Spencer Lewis el honor del que fue objeto.
14. Ernest Dalmayrac vivía en el # 3, de la calle de Lys, Para más detalles sobre La
Enciclopédica, una de las más antiguas logias masónicas de Toulouse, se puede leer Dos
siglos de Historia de la R\ L\ L'Encyclopédique (1787 -1987), una obra commemorativa
publicada por esta logia en 1987.
15. Este informe fue publicado en numerosos episodios en la revista The Mystic Triangle,
bajo el título de: «Our trip through Europe», de octubre a diciembre de 1926.
16. The Mystic Triangle. Diciembre 1926, p. 214-215.
17. André Lebey, hombre de letras bajo el seudónimo de Yebel, fue diputado de Seine-y-
Oise de 1917 a 1919. Gran Orador del Gran Oriente en París. fue un miembro importante de
la Alianza Masónica Internacional (AMI), creada en 1921 en Ginebra después de un Congreso
Universal de la Francmasonería, para constituir un lazo entre la S.D.N. y las obediencias
masónicas. Acerca de la biografía de este humanista, ver Lefebvre, Denis, André Lebey,
Intelectual y Francmasón bajo la IUO República, París. EDIMAF. 1999.
18. Acerca de los lazos entre la Sociedad de Naciones y la franc - masonería, ver Ollivier,
Georges, «La Société des Nations», Revue internationale des société secretes, N° 6, 15 de
marzo de 1936, p. 177- I 85. Ese artículo evoca las intervenciones de André Lebey en favor
de la S.D.N. en un congreso que tuvo lugar en la calle Cadet, entre el28 y el 30 de junio de
1916. Esta reunión juntaba a francmasones belgas, italianos, españoles, argentinos y
franceses.
19. El de 22 noviembre de 1926, Camille Savoire le escribió a Harvey Spencer Lewis:
«Ante todo deseo agradecerle el gran honor que me hizo al conferirme el título de miembros
de honor de cofrería de los R\C\ de la que usted es el Presidente. Me esforzaré en adquirir
los conocimientos y cualidades necesarias para cumplir la misión que ese título me impone.»
Esta carta se encuentra en los archivos de AMORe. con aquellas de diferentes
personalidades masónicas que citamos más arriba o de otros como Gabriel Gouaux. 33°
secretario del Gran Oriente de Francia o Francis Borre).

20. H. Jaccottet realizó la biografía de Hans Grüter en un articulo. “El Dr. Hans Grüter.
Gran Maestro Rosacruz», publicado en dos partes en la rev ista Rosa-Cruz, # 38 y 39, junio
y setiembre de 1961, p. 24-28 y 19-22. Ese dentista de l\iza se hizo rosacruz en mayo de
1930, gracias a su amigo Clérnent l.ebrun quien era miembro desde hacia poco. Igualmente
era francmasón -poseía el grado 31- y martinista.
21. “Nicolas Roerich y su esposa Elena habían sido miembros de la rama rusa de la
Sociedad Teosófica, probablemente antes de la Primera Guerra mundial. Elena tradujo La
Doctrina secreta al ruso. Hacia 1920, los esposos Roerich crean los primeros grupos de
estudio de Agni Yoga, un «movimiento para ética viviente que comprende y sintetiza las
filosofías y enseñanzas religiosas de todas las épocas», y que pregona un yoga de acción
más que el ascetismo. Si bien Nicolás Roerich fue miembro de diversas organizaciones, era
un espíritu independiente. Publicó su concepción de la vía hacia la iluminación en los cuatro
ciclos de sus poemas escritos entre 1916 y 1921 bajo el título de Pismena.
22. Ver el Boletín de los Polares, N° 1,9 de mayo de 1930, p. 3. También se encuentra
mucha información sobre ese movimiento en Geyraud, Pierre, Les Sociétés Secretes de
París, Émile-Paul freres, París, 1938, p. 56-66.
23. Se trata de una práctica adivinatoria basada en las matemáticas, la cual, Zam Bhotiva
describió el procedimiento en Asia Misteriosa, el oráculo de la Fuerza astral como medio de
comunicación con las «Pequeñas Luces de Oriente», París, Dorbon-Aíné. 1929. Durante un
tiempo. René Guenón se apasiona por este oráculo. Luego se aleja de los Polares, juzgando
insignificantes los mensajes transmitidos por los iniciados del Himalaya (ver su crítica en Le
Voile d'Isis, febrero de 1931).
24. Nos contentamos de utilizar aquí el nombre más común de ese grupo. Primero fue
creado por Emile Dantinne bajo el nombre de Orden de Hermes Trismegisto, a partir del cual
Jean Mallinger creó la Orden de Hermes Tetramegisto, también denominada Orden
Hermetista y Mística u Orden Pitagórica.
2S. No todos fueron miembros en la misma época, los damos juntos para no complicar las
cosas.
26. «¿Qué es la FUDOSI 7», revista Rosa-Cruz, n° 128, invierno de 1983, p. 4.
27. Sabah, Lucien, Une Police Politique de Vichy le Service des Sociétés Secretes, París,
Klincksieck, 1996, p. 456-458. Estos documentos edifican tes, aclaran de forma nueva, el
proceso que se intentó a Émile Dantinne en la liberación.
28. Extracto de la edición francesa «Derneures de láme, Le Tremblay-Omonvi\le»,
Diffusion Rosicrucienne, 1990, p. 130.

29. Extracto de «he colored race». Rosicrucian Forum. octubre de 1932, p. 61. En la misma
revista se pueden leer otros artículos que Harvey Spencer Lewis escribió sobre este tema:
«About my Jewish Attitude», febrero de 1938, p. 118-119; «Thc Karma ofthe Jews», abril de
1938, p. 141-142 y «The Aryan Supremacy», agosto de 1939, p. 24-25.
30. Este último llegará hasta aprovecharse de la debilidad de Hans Grüter, casi ciego por
una enfermedad, para hacerle firmar enjulio de 1950 un documento insidioso respecto de
Harvey Spencer Lewis.
31. Entre ellos citamos el caso de Reuben Swinburne Clymer (1878- I 966), quien pasa
una parte de su existencia criticando o imitando a AMORe. Inventa una contra manera de la
FUDOSI, la FUDOSFI, hacia la que, ciertos ocultistas, como Constant Chevillon, se mostrarán
complacientes. Es el autor de múltiples obras sobre el rosacrucismo, donde hace prueba de
una imaginación delirante. Pretendía ser el continuador del controvertido Pascal Beverly
Randolph (sobre ese punto, ver el libro de John Patrick Deveney, Pascal Beverly Randolph -
A N ineteenth Century BlackAmerican Spiritualist Rosicrucian and Sex Magician, New York,
State University ofNew York Press, 1997, p. 140-143). Según el American Medical
Association Journal (vol. 8 1, N° 24, 15 diciembre de 1923), él dirigía en 1904 la Intemational
Academy ofNatural and Sacred Sciences, que vendía cursos de medicina por
correspondencia y comercializaba diversos
«elixires de juventud», «agua de vida» y «bioplasma», Fue acusado muchas veces de fraude
junto a los Philosophers ofthe Living Fire, quienes se dedicaban a la venta de diplomas
médicos. Él mismo había comprado un título de médico del Independant Medical College de
Chicago, un verdadero «molino de diplomas».
Parte XX
Final

La época contemporánea

Después de la Segunda Guerra Mundial, Ralph Maxwell Lewis (1904-1987), nuevo Imperator,
reorganiza las actividades de la Antigua y Mística orden de la Rosa-Cruz. Bajo su dirección,
las Grandes Logias y las logias se instalan en la mayoría de los países del mundo. Siguiendo
los deseos de Harvey Spencer Lewis, procede a una revisión de las enseñanzas destinadas
a los miembros. Paralelamente, escribe numerosos artículos sobre esoterismo y filosofía, así
como numerosos libros que destacarán, tal como “El Santuario del Ser” (1948) y “Ensayos de
un Místico Moderno” (1962). Durante su mandato, viaja por el mundo entero para encontrarse
con los miembros de la Orden o sus dirigentes, especialmente en las convenciones
rosacruces. El 12 de enero de 1987, deja este mundo luego de haber actuado durante
cuarenta y ocho años al servicio de la Rosa-Cruz. Dejará como recuerdo el de un hombre
cultivado, un filósofo inspirado y un humanista (1).

Luego de la muerte de Ralph Maxwell Lewis, Gary Stewart es electo el 23 de enero de 1987
en el cargo de Imperator. Desgraciadamente, (4) no se muestra a la altura de su tarea y
comete graves errores. Es destituido finalmente por los Grandes Maestros el 12 de abril de
1990 y eligen unánimemente, en sustitución, a Christian Bernard, Gran Maestro de la
Jurisdicción de países de lengua francesa. Luego de haber trabajado por más de veinte años
al servicio de esa jurisdicción, consagra su experiencia al servicio de la Orden. Bajo su
dirección, AMORC se internacionaliza aún más y sus enseñanzas son revisadas nuevamente,
de conformidad a la regla que siempre han de ser actualizadas para responder a la evolución
de las consciencias y de las mentalidades.

Las enseñanzas de AMORC

A propósito de las enseñanzas de AMORC, y sin entrar en detalles que no tienen lugar en
este libro, consagrado ante todo a la historia del rosacrucismo, nos limitaremos a decir que
se presentan bajo la forma de monografías, dirigidas a los miembros y a lo largo de doce
grados. De manera general, tratan de grandes temas de la Tradición, entre ellos el origen del
Universo; la naturaleza del tiempo y del espacio; las leyes de la materia, de la vida y de la
consciencia; la naturaleza del alma humana y su evolución espiritual; los misterios de la
muerte; el después de la vida y la reencarnación; el simbolismo tradicional; la ciencia de los
números, etc. A estos temas de estudio, se agregan ejercicios prácticos consagrados al
aprendizaje de técnicas místicas fundamentales, tales como la creación mental, la
meditación, la oración, la alquimia espiritual, etc.

Al privilegiar AMORC la libertad de consciencia, sus enseñanzas no tienen carácter


dogmático o sectario. Son propuestas a los miembros como base de reflexión y meditación
cuyo fin es el transmitir un conocimiento tradicional que contribuya al despertar espiritual. En
esta línea, el fin último del camino iniciático es llegar al estado Rosa-Cruz. Sobre este punto,
es importante hacer las precisiones pertinentes que los términos “rosacruz” y “Rosa-Cruz” no
tiene el mismo significado en AMORC. En efecto, el primero designa a aquél que estudia las
enseñanzas y filosofía de la Orden, mientras que el segundo califica a aquél, quien después
de sus estudios, alcanza la perfección, en el sentido de ser sabio en sus juicios y en su
comportamiento. Es a este estado de sabiduría que aspira todo rosacruz.
De forma paralela a la enseñanza escrita que AMORC transmite a sus miembros, perpetúa
una enseñanza oral a la que se accede visitando las Logias (2). Si bien el frecuentarlas no es
obligatorio, son un complemento útil a la formación rosacruz en el sentido que privilegian el
aspecto ritualístico del rosacrucismo y sirven de marco a trabajos colectivos. Hemos de
precisar que en estas logias se realizan las iniciaciones que imparte AMORC, en su forma
más tradicional. Se puede decir que estas iniciaciones culminan la búsqueda rosacruz.

Igualmente se ha de señalar que AMORC apadrina desde los inicios del siglo XX, una
universidad interna conocida en el mundo bajo el nombre de “Universidad Rose-Croix
Internacional” (URCI) (3). Formada esencialmente por rosacruces especializados en un
campo determinado del saber, esta universidad sirve de marco a investigaciones efectuadas
en ramas tan diversas como la astronomía, la ecología, la egiptología, la informática, la
medicina, la música, la psicología, las ciencias físicas y las tradiciones esotéricas. Como regla
general, el resultado de estas investigaciones son transmitidas exclusivamente a los
miembros de la Orden, pero la URCI también ofrece conferencias y seminarios abiertos al
público en general y de igual modo publica libros.

AMORC en el mundo

En nuestros días, AMORC se extiende por el mundo entero teniendo una veintena de
jurisdicciones denominadas tradicionalmente “Grandes Logias”, la mayoría cubre, más allá
de sus fronteras, a los países de una misma lengua o idioma. Todas ellas se integran en una
entidad colectiva que lleva el nombre tradicional de “Gran Logia Suprema”. En su conjunto,
la Orden está dirigida por un Consejo Supremo compuesto por el Imperator y todos los
Grandes Maestros (as) del mundo, quienes son nombrados por un mandato renovable de
cinco años. Este Consejo se reúne regularmente para evaluar y programar las actividades de
la Orden, tanto a nivel de cada jurisdicción como a nivel mundial. Todos los Grandes Maestros
(as) gozan de las mismas prerrogativas y ninguna Gran Logia tiene supremacía sobre las
otras.

El cuarto manifiesto rosacruz

Conforme a su divisa: “La más amplia tolerancia en la más estricta independencia”, AMORC
es independiente de toda religión y de todo sistema político. Esto significa que se interesa en
la evolución del mundo, por lo que expresó su posición sobre el estado de la humanidad
dirigiendo un Manifiesto intitulado “Positio Fraternitatis RosæCrucis”. Fechado el 20 de marzo
del 2001, cuyo texto se hizo público el 4 de agosto del 2001 en la Convención Mundial con
sede en Gotemburgo, Suecia. Se constituye en un acontecimiento en la historia del
rosacrucismo en la medida en que fue publicado en veinte idiomas simultáneamente.
Mientras que los tres Manifiestos rosacruces del siglo XVII se dirigían especialmente a la elite
intelectual, política y religiosa, la Positio, que se puede ser considerada como el cuarto
Manifiesto de la Rosa-Cruz, está dirigido a un público más amplio. Lanza un llamado a todos
y todas aquellas quienes, a lo largo del mundo, se interrogan sobre el destino humano y el
devenir de la humanidad.

En el prólogo, AMORC explica las razones que han motivado la publicación de la Positio: “La
historia se repite y pone en escena, regularmente, los mismos acontecimientos pero a una
escala general menta, más vasta. Así, después de cuatro siglos de la publicación de los tres
primeros Manifiestos, constatamos que el mundo entero y no solo Europa, está confrontado
a una crisis existencial sin precedentes y en todos los campos de su actividad: político,
económico, científico, tecnológico, religioso, moral, artístico, etc. Además, nuestro planeta,
es decir, el marco de vida y de evolución, está gravemente amenazado, lo que justifica la
importancia de una ciencia relativamente reciente, la ecología. Seguramente, la humanidad
actual no camina bien. Es por esto que, fieles a nuestra tradición y a nuestro ideal, nosotros,
Rosa-Cruces del presente, hemos juzgado oportuno testimoniar por medio de esta Positio”.

Si bien pone en evidencia los problemas cruciales que se le plantean a la humanidad al alba
del III milenio, el cuarto Manifiesto rosacruz en ningún caso es un ensayo escatológico y no
tiene nada de apocalíptico. Dirige una constatación de la situación del mundo y pone en
evidencia aquello que, de acuerdo a los rosacruces, amenaza su futuro a mediano plazo. De
acuerdo a ellos, la crisis a la que está confrontada la humanidad es debida al hecho de que
las sociedades modernas están dominadas por el individualismo y el materialismo.

La Positio hace un llamado al humanismo y a la espiritualidad. Paralelamente, este Manifiesto


insiste en la necesidad de una regeneración individual y colectiva de todos los seres
humanos: “En este período encarnizado de la historia, la regeneración de la humanidad nos
parece, más que nunca, posible en razón de la convergencia de las conciencias, de la
generalización de los intercambios internacionales, de la extensión del mestizaje cultural, de
la mundialización de la información, así como de la interdisciplinariedad que existe entre las
diversas ramas del saber. Pero pensamos que esta regeneración, que ha de operar tanto en
el plano individual como en el colectivo, sólo se puede hacer privilegiando el eclecticismo y
su corolario: la tolerancia”.

Entre las ideas-fuerza expresadas en el cuarto Manifiesto rosacruz, se notará una condena a
las ideologías totalitarias, de las que los Rosa-Cruz mismos han sido víctimas, y una
indexación de los sistemas políticos fundamentados en un pensamiento único. Para los
rosacruces, si la democracia sigue siendo la mejor forma de gobierno, “el ideal en la materia,
para cada nación, sería el favorecer la emergencia de un gobierno que reúna, de todas la
tendencias, a las personalidades más aptas para dirigir los asuntos del Estado”. Igualmente
sentimos a través de la Positio una voluntad de reafirmar el humanismo propio a los Rosa-
Cruz. Se puede leer: “Todo ser humano es una célula elemental de un solo y mismo cuerpo,
aquél de la humanidad entera. En virtud de este principio, nuestra concepción de humanismo
consiste en decir que todos los seres humanos deberían tener los mismos derechos,
beneficiarse del mismo respeto y gozar de la misma libertad y esto, independientemente del
país donde nacieron y de aquél donde ellos vivan”.

En otro campo, el de la espiritualidad, AMORC se interroga en la Positio sobre el futuro de


las grandes religiones y llega a dar entender que están llamadas a desaparecer en beneficio
de una religión universal. Para lo que es la espiritualidad rosacruz propiamente dicha, el
cuarto Manifiesto la define así: “está fundada, por una parte, en la convicción que Dios existe
como Inteligencia absoluta habiendo creado el Universo y todo lo que contiene, y, por otra,
en la certeza que el Hombre posee un alma que emana de Él. Mejor aún, pensamos que Dios
se manifiesta en toda la Creación a través de las leyes que el Hombre debe estudiar,
comprender y respetar para su más grande bienestar.” Ciertamente este humanismo
espiritualista puede parecer utópico, pero, precisamente, AMORC reivindica, recordando lo
que Platón en “La República” veía en la utopía de la forma de la sociedad ideal. En estas
condiciones, no ha de sorprendemos que la Positio termine con un texto, voluntariamente
denominado “Utopía rosacruz”, puesto bajo los auspicios del “Dios de todos los seres
humanos y de toda vida”.

La Positio Fraternitatis Rosee Crucis se inscribe en la línea de los Manifiestos publicados en


el siglo XVII. Se puede decir que constituye la prolongación más allá del tiempo y del espacio;
formando parte integrante de la tradición rosacruz y tendiendo un puente entre los Rosa-Cruz
de ayer y los de hoy. Desde su aparición, este cuarto Manifiesto ha sido objeto de comentarios
en este sentido, especialmente por parte de historiadores del esoterismo. Entre ellos, citarnos
particularmente a Antoine Faivre, quien escribió al respecto: “Se mantendrá de seguro, como
un documento importante en la historia del rosacrucismo.”

Conclusión

Al final de esta obra y luego de seguir los pasos de Hermes Trismegisto y de Christian
Rosenkreutz, tenemos perfectamente la consciencia que este trabajo no constituye un estudio
exhaustivo del rosacrucismo. Fieles a nuestro proyecto inicial, nos esforzarnos ante todo en
situar al rosacrucismo en la historia del esoterismo. Es así como viajando desde el antiguo
Egipto hasta nuestros días, vimos como el esoterismo occidental se desarrolló a través de los
siglos. Pudimos ver que en la mayoría de las épocas, Egipto fue percibido como el polo
histórico o mítico de una misteriosa Tradición Primordial que los iniciados se han esforzado
en transmitir de generación a generación.

En segunda instancia, evocamos el emergimiento de uno de los movimientos actuales del


rosacrucismo más importante: la Antigua y Mística Orden de la Rosa-Cruz. No intentamos
tratar el conjunto de su historia, sino que escogimos presentar las etapas esenciales.
Después de casi un siglo de existencia, AMORC ha sabido mantener viva la flama del
rosacrucismo adaptándolo al mundo moderno por medio de una enseñanza que favorece el
despertar personal y espiritual de sus miembros a cambio del ocultismo.

Como lo muestra este estudio, muchos fueron quienes, a lo largo de los siglos, obraron en la
instauración del rosacrucismo. Intentando el matrimonio de la rosa y de la cruz, algunos se
hirieron con las espinas que protegen la flor del alma, puesto que no fueron sabios, sino
hombres y mujeres con sus cualidades y sus defectos. En distintos grados, cada quien
contribuyó con la elevación de la humanidad intentando incitar a sus contemporáneos a ver
más allá de las apariencias, para intentar descubrir ahí la presencia del Divino. Las preguntas
que surgieron sobre los misterios de la rosa y de la cruz, es decir, el por qué, del Hombre y
de la Creación, siguen siendo una actualidad viviente.

Nota:

1. Poco después del deceso de Ralph Maxwell Lewis, la revista Rose-Croix publicó un
número especial que contenía muchos artículos sobre la vida y realizaciones de este
hombre excepcional (No.145, primavera de 1988). El número especial de la revista «El
Rosacruz» en español alusiva, fue editado en fecha similar. N. del T.

2. Aunque las Iniciaciones tradicionales únicamente pueden ser recibidas en las Logias
de la Orden, los otros Organismos rosacruces denominados «Capítulos» y «Pronaoi»,
imparten igualmente las mismas enseñanzas a los miembros estudiantes.

3. La institución correspondiente en español, lleva el mismo nombre «Universidad


Internacional Rose-Croix» (U.I.R.C.) y depende de la GLH.

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