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Diplomado / Mención

en Interculturalidad

Material instruccional de apoyo al curso:

«Identidad Cultural
Chilena»
Carlos Villalón Pérez

Facultad de Humanidades
Dirección de Programas Especiales y Asistencia Técnica
2 «Identidad Cultural Chilena»

Material instruccional de apoyo al curso:


«IDENTIDAD CULTURAL CHILENA»

Carlos Villalón Pérez

Registro de Propiedad Intelectual: 134.755

Material instruccional de apoyo al curso «Identidad Cultural Chilena»


de los Programas de Diplomado y Mención en Interculturalidad.

El uso y presentación de la bibliografía es de exclusiva responsabilidad del


autor y/o compilador de este material instruccional.

Diseño y Diagramación, Unidad de Diseño, Dirección de Programas Especiales y


Asistencia Técnica.

1ª edición, Universidad de Playa Ancha, Valparaíso, Chile, septiembre de 2003.

Editor: Prof. Norman Cortés Larrieu.

SÓLO PARA USO INTERNO Y RESTRINGIDO

IMPRESO EN CHILE / PRINTED IN CHILE


«Identidad Cultural Chilena» 3

ÍNDICE GENERAL
Presentación ...................................................................................................................................... 4

Orientaciones para el aprendizaje ................................................................................................ 6

Objetivos Generales ..................................................................................................................... 8

Unidad de aprendizaje Nº 1:
«Algunas nociones generales» ........................................................................................................ 9

Unidad de aprendizaje Nº 2:
«Algunos rasgos de la identidad cultural chilena y su integración
en el quehacer educativo» ............................................................................................................... 27

Glosario .............................................................................................................................................. 103

Anexos ............................................................................................................................................... 105


4 «Identidad Cultural Chilena»

PRESENTACIÓN
Es muy grato en la actividad académica y laboral habitual tener el privilegio de poder abordar
un tema como el de nuestra propia identidad cultural, pues, en un amplio sentido, se trata de reflexio-
nar, de analizar y de estudiar lo que nosotros mismos somos en el diario quehacer, la manera en que
interactuamos los unos con los otros en este territorio y en este momento de nuestra historia, configu-
rando modos y costumbres propios, creando conocimientos, nuevas formas de expresión y de enten-
der la realidad, revitalizando nuestras tradiciones o desarrollando nuevas.

Esta es una actividad académica que hemos desarrollado desde hace algunos años, en
carreras de pregrado en la modalidad presencial de nuestra universidad, lo que nos ha permitido
reunir un rico material bibliográfico y de actividades pedagógicas que ya ha sido aplicado en la
docencia universitaria. De igual manera hemos acumulado un bagaje de observaciones y expe-
riencias fruto de nuestras investigaciones y de algunas visitas y conversaciones sostenidas con
genuinos habitantes de varias de nuestras hermosas regiones.

Se trata, en primer lugar, de mirarnos a nosotros mismos de manera crítica, objetiva -dentro
de lo posible -, documentada, motivada y fuertemente interesada en valorizar y descubrir o redes-
cubrir los rasgos identitarios e idiosincrásicos que nos caracterizan; en segundo lugar, para diluci-
dar una interrogante o, más bien, una proposición que a veces se plantea cuando se abordan estos
temas, en el sentido de que los chilenos o Chile carecería de una identidad cultural propia. Desde
un punto de vista metodológico, una afirmación de esta índole es muy útil, pues, permite argumen-
tar de manera más amplia y más profunda sobre algunas hipótesis que se dan como obvias o
evidentes, aunque a veces no lo son tanto. Sin embargo, me parece necesario, desde la partida,
dejar constancia de que, en este aspecto, no se debe confundir una inexistencia con una manifes-
tación atenuada, recoleta o austera de una identidad, sobre todo si se la compara con la de otros
pueblos de Latinoamérica o del mundo. En tercer lugar, para explorar el eventual impacto que
pueda tener en nuestro desarrollo cultural la integración de nuestro país en el mundo global, ya que
se presiente o se presupone que este hecho puede traer problemas mayúsculos y tener graves
consecuencias para nuestra aparentemente feble cultura.

Para una adecuada aproximación a esta temática, es preciso tener en cuenta algunas conside-
raciones de carácter metodológico, las que, espero, permitan hacer comprender mejor la percepción
de los hechos y las líneas directrices que orientan la perspectiva conceptual desde la cual se la aborda.

En primera instancia, cabe señalar que, cuando se desea estudiar la identidad de un pueblo,
no se está ante un fenómeno ya definitivamente definido y acabado, sino ante un fenómeno que
está en pleno proceso de evolución y cuya dinámica no se ha detenido y obviamente no se deten-
drá jamás, sobre todo si entendemos la identidad como un proceso plenamente abierto hacia el
futuro. Estamos, en consecuencia, en un proceso de cambio constante que en ocasiones pasa
inadvertido, pero, en otras, se hace claramente perceptible, como ocurre hoy, precisamente en el
momento histórico que nos toca vivir.

En segunda instancia, se deja expresa constancia de que nos acercaremos al tema privile-
giando una perspectiva sincrónica, es decir, dándole prioridad al estudio de las características
UNIDAD DE APRENDIZAJE 1: «Algunas nociones generales» 5

peculiares de nuestra identidad cultural actual. Esto no quiere decir que se niegue la validez o la
utilidad de un enfoque diacrónico o histórico, de hecho existen varios trabajos sobre este tema que
tienen esta perspectiva. En nuestro caso haremos uso de él en aquellos aspectos en que nos permi-
ta entender mejor algunas de nuestras características culturales actuales. El privilegiar la perspectiva
sincrónica obedece además al hecho de que quienes van a utilizar este texto son educadores y ellos
trabajan con los niños, los jóvenes y los adultos de hoy, lo que nos permite señalar que es más
educativamente pertinente analizar las rasgos identitarios actuales para, desde esta realidad de hoy
apreciar nuestras características pasadas y, al mismo tiempo, intuir y proyectar nuestro desarrollo
cultural futuro, tarea eminentemente propia y apreciada por los educadores.

Finalmente, cabe indicar que parte de las características de la identidad cultural chilena se
proyectan o son proyección del ámbito geográfico-cultural sudamericano o latinoamericano del
cual nuestro país forma parte por su historia y por su proyección futura; en consecuencia, la iden-
tidad cultural chilena forma parte de la identidad cultural latinoamericana y ambas se influyen recí-
procamente.

En resumen, les propongo estudiar nuestra identidad cultural como un proceso evolutivo
dinámico en el aquí y en el ahora a partir de lo ya estudiado por diversos y prestigiosos autores y de
algunas observaciones que nosotros mismos hemos detectado en terreno. Cabe agregar, además,
que estas observaciones podrán ser enriquecidas por las que realicen ustedes, los propios alum-
nos del programa en sus tareas y trabajos.

Espero confiadamente que este primer encuentro académico en que nos hemos aventurado
dé los hermosos frutos educativos que un tema como éste sólo busca enriquecer, profundizar y
ampliar.
6 «Identidad Cultural Chilena»

ORIENTACIONES PARA EL APRENDIZAJE


Los contenidos de «Identidad cultural chilena» están organizados en dos capítulos o unida-
des de aprendizaje: 1.- Capítulo primero «Algunas nociones generales». En él se abordan los
términos o nociones teóricas que permiten dar un marco teórico-metodológico a los contenidos del
capítulo dos y, además, introducir el tema en su complejidad. 2.- Capítulo segundo «Algunos ras-
gos de la identidad cultural chilena y su integración en el quehacer educativo». En este capítulo se
desarrollan los rasgos relevantes de nuestra identidad, se discute su pertinencia, relevancia y
vigencia y se ilustran con ejemplos y fotografías.

Cada capítulo incluye los objetivos específicos que se desean lograr, de modo que usted
podrá verificar al final del estudio sistemático de cada uno de ellos si los ha logrado alcanzar. Si su
respuesta fuera parcial o totalmente negativa, debería volver a empezar.

El texto escrito va acompañado de un CD, que integra las citas parciales de las melodías de
compositores chilenos, con las que se ilustran algunas de las características identificadoras de
nuestra cultura. Con este complemento se espera, además, entregar material reutilizable en las
futuras clases de nuestros colegas alumnos.

En casi todos los rubros presentados se incluyen algunos elementos estratégicos, que bus-
can complementar, ampliar o profundizar el análisis del contenido expuesto:

1) Los Textos Complementarios.

Estos textos están destinados a entregar una ampliación y profundización del tema
específico y a integrar la bibliografía fundamental en el desarrollo interno del manual, pues
estamos seguros de que no siempre es fácil acceder a ella.

2) Escrutinio del texto complementario.

Esta estrategia pedagógica busca ayudar al alumno en la comprensión y análisis del


texto complementario, ya que lo orienta en la búsqueda de los contenidos esenciales del
texto.

3) Tareas.

Esta estrategia pedagógica procura ayudarles a estudiar el contenido del rubro en


comento: les permite revisar los contenidos, verificar si los han comprendido bien para luego
organizarlos y registrarlos a través de esquemas o resúmenes. Es muy útil también para
promover la observación de la realidad y estimular el contacto con terceras personas, que
puedan ayudarles a desarrollar mejor sus trabajos. Permite también realizar pequeños tra-
bajos de investigación o entrevistas adecuadas para profundizar o ampliar los contenidos o
para obtener opiniones críticas o aportes analíticos. Finalmente, hace posible el diseño de
actividades o de unidades temáticas, tan necesarias para integrar lo aprendido a nuestro
trabajo diario en las aulas.
«Identidad Cultural Chilena» 7

4) Para recordar y aprehender.

Esta rúbrica la hemos creado para hacer resaltar lo esencial de un contenido temático.
«Aprehender», con hache intercalada, significa tomar con fuerza y decisión lo que no tene-
mos que olvidar. Esta rúbrica les permitirá también registrar sintéticamente la esencia del
tema y puede resultar una muy útil herramienta para hacer una síntesis de un capítulo o del
contenido total del manual.

5) Para saber más.

Esta rúbrica entrega la información bibliográfica y discográfica complementaria para


ampliar y profundizar los contenidos del manual. Es por este motivo que no incluimos una
bibliografía general al final del libro, como es habitual.

6) Glosario.

Está configurado por la lista de palabras cuyo significado hay que tener siempre pre-
sente en el manual o por aquéllas de difícil ubicación en los diccionarios corrientes.

Estamos ciertos de que todas estas estrategias y herramientas académicas le serán de suma
utilidad; de todas maneras, no deje de utilizar las consultas telefónicas programadas o los contac-
tos a través del correo electrónico. Mucho ánimo, espíritu de superación, constancia y voluntad
para salir adelante.
8 «Identidad Cultural Chilena»

OBJETIVOS GENERALES
- Conocer, analizar y hacer propias las nociones teóricas fundamentales aplicables a la temá-
tica de la identidad cultural chilena.

- Detectar, conocer y analizar críticamente algunos de los rasgos caracterizadores de la iden-


tidad cultural chilena.

- Contribuir al desarrollo de la capacidad de observación crítica de la realidad cultural nacional.

- Colaborar en el desarrollo de las capacidades de análisis y síntesis.

- Colaborar en el desarrollo de las habilidades para redactar informes y unidades temáticas,


desarrollando así la capacidad creativa.
Material instruccional de apoyo al curso:

«Identidad Cultural Chilena»

Unidad de aprendizaje 1:

«Algunas nociones generales»

Carlos Villalón Pérez


10 «Identidad Cultural Chilena»

ÍNDICE ESPECÍFICO
Unidad de aprendizaje 1:
«Algunas nociones generales»

Objetivos específicos ......................................................................................................................... 11

Desarrollo temático

1. La noción de Identidad ................................................................................................... 12

Texto Complementario Nº 1: «Identidad como herencia y como proyecto» .............................. 15

2. La noción de Cultura ...................................................................................................... 17

Texto Complementario Nº 2: «La noción de cultura» ................................................................ 18

3. La noción de Globalización ............................................................................................ 21

Texto Complementario Nº 3: «Identidad y globalización» ......................................................... 23


UNIDAD DE APRENDIZAJE 1: «Algunas nociones generales» 11

OBJETIVOS ESPECÍFICOS
1. Definir la noción de identidad, descubriendo sus elementos constitutivos.

2. Establecer las relaciones y las diferencias existentes entre el concepto de identidad referido
a las personas y a las colectividades.

3. Definir la noción de cultura, reconociendo la evolución del concepto a través de las distintas
épocas histórico - filosóficas.

4. Distinguir los distintos conceptos de cultura, según las distintas tradiciones culturales y los
distintos enfoques disciplinarios.

5. Definir la noción de globalización, determinando la manera en que se capta su presencia en


la realidad cultural chilena.

6. Demostrar una comprensión crítica de la noción de globalización, así como de los efectos
perniciosos o indeseables en nuestra cultura.

7. Establecer la relación existente entre la globalización y el proceso de identidad.


12 «Identidad Cultural Chilena»

DESARROLLO TEMÁTICO
Antes de abordar algunos de los rasgos caracterizadores de nuestra identidad cultural, es
necesario precisar de qué manera vamos a entender el significado de algunos conceptos de carác-
ter teórico que utilizaremos con frecuencia en este trabajo, lo que nos permitirá tener además un
lenguaje común y neutralizar parcialmente las interpretaciones equivocadas o ambiguas.

Dada la finalidad de este trabajo, haremos sólo una presentación sucinta de estas nociones
e indicaremos algunas fuentes bibliográficas pertinentes para quienes quieran, lo que es muy de-
seable, profundizarlas y delimitarlas más rigurosamente.

1. La noción de Identidad

Es el sustantivo con el que se inicia el título de nuestro curso. El Diccionario de la Real


Academia Española la define como «Cualidad de idéntico. Hecho de ser una persona o cosa la
misma que se supone o se busca. Igualdad que se verifica siempre, sea cualquiera el valor de las
variables que su expresión contiene». En su definición, la RAE sintetiza las tradiciones filosóficas
de la metafísica y la lógica del filósofo griego Aristóteles y de la escolástica medieval, que conce-
bían la identidad como uno de los principios del ser y como una de las leyes lógicas del pensamien-
to: todo ser es idéntico consigo mismo, en consecuencia, una cosa no puede ser y no ser al mismo
tiempo y desde un mismo punto de vista. Así un sauce es idéntico consigo mismo tal como un ser
humano lo es consigo mismo: A = A.

IDENTIDAD=MISMIDAD

Sin embargo, para ciertos filósofos modernos es necesario incorporar, en lo referente a la iden-
tidad, y en el caso del ser humano, la capacidad reflexiva, la autoconciencia, el autoreconocimiento, la
conciencia de que se tiene conciencia en el decir de Teilhard de Chardin. Esta concepción esencialista
de la identidad constituye la base en que se sustenta el concepto y como tal la doy por aceptada.

No obstante, una acepción más adecuada a nuestro propósito deja de lado la esencia de la
identidad para referirla, en palabras de J. Larraín, a una cualidad o conjunto de cualidades con las
que una persona o grupo de personas se ven íntimamente involucrados. Así la identidad tiene que
ver con la manera en que individuos y grupos se caracterizan a sí mismos al querer relacionarse -
«identificarse»- con ciertas características.

Identidad Características sociales

FIGURA 1
UNIDAD DE APRENDIZAJE 1: «Algunas nociones generales» 13

Este modo de relacionarse es un proceso social en desarrollo, que se construye a partir de


tres elementos:

a) Los individuos se reconocen con ciertas categorías sociales compartidas, tales como, nacio-
nalidad, etnia, clase, profesión, género, sexualidad, religión, que son culturalmente determi-
nadas y contribuyen a caracterizar a la persona y al grupo, de modo que la cultura es uno de
los determinantes de la identidad individual y colectiva, como la tierra en la cual las personas
y los grupos se enraízan.

b) Los individuos se identifican también con lo material que incluye su cuerpo, sus capacidades,
sus bienes, su familia, sus amistades, su trabajo, su reputación, su dinero, todas las posesio-
nes que le puedan entregar elementos vitales de autoreconocimiento y de colaboración a la
configuración de la personalidad y del ámbito sociocultural al cual se desea pertenecer.

c) La configuración de la propia identidad necesariamente supone la existencia de «los otros» en


una doble perspectiva: aquéllos, cuyas opiniones acerca de mí o de nosotros importan y hace-
mos propios, y aquéllos, de los cuales nos diferenciamos para adquirir nuestro carácter distin-
tivo y específico. En consecuencia, el proceso de construcción de la identidad supone y nece-
sita de la existencia del grupo humano, no solamente para responder a la interrogante de quién
soy o qué quisiera ser, sino sobre todo a quién soy para los demás o qué me gustaría ser,
teniendo en cuenta la opinión que los que me importan tienen de mí. Los otros, que tienen
modos de vida, costumbres, valores e ideas diferentes a las mías o a las nuestras, contribuyen
significativamente a la configuración de nuestra propia identidad: El «yo», para ser «yo», re-
quiere del «tú» y del «él», así como el «nosotros», del «ustedes» y del «ellos».

Identidad

Proceso social

Identidades Individuo Los otros


culturales
Colectividad

Lo material

FIGURA 2

Junto con los elementos que acabamos de presentar, es preciso aproximarse al tipo de relacio-
nes existentes entre la identidad referida a las personas y la identidad referida a las colectividades.

En primer lugar, ambas están íntimamente relacionadas, se necesitan y no pueden existir la


una sin la otra. Los individuos se definen por sus relaciones sociales y la sociedad cambia gracias
14 «Identidad Cultural Chilena»

a las acciones individuales. Las identidades personales se configuran a partir de identidades co-
lectivas culturalmente definidas, pero ellas no pueden existir separadas de los individuos, son las
llamadas «identidades culturales», tales como clase, etnia, nacionalidad, etc.

Sin embargo, la estrecha proximidad existente entre ambos tipos de identidad no debe encu-
brir la diferencia, pues, hay que evitar extrapolar los elementos psicológicos de la identidad indivi-
dual a la de las identidades culturales.

En este sentido, se puede afirmar la existencia de un carácter, de un temperamento o de una


estructura psicológica en un individuo determinado. No es posible, en cambio, sostener legítima-
mente la existencia de un «temperamento o carácter étnico» o de una «estructuración psicológica
colectiva», es decir, que no se puede afirmar que todos los chilenos compartimos una misma
estructura psíquica, caracterológica o temperamental exclusivamente chilena, distinta radicalmen-
te de una francesa o árabe. Es fácil concebir la existencia de chilenos, franceses o árabes laborio-
sos, austeros, previsores, alegres, constantes, sensuales... a título individual. Es imposible atribuir
alguno de estos rasgos con exclusividad al conjunto de algunos de ellos. No cabe duda de que en
Francia debe haber franceses austeros, previsores, laboriosos y sensuales, junto a otros franceses
despilfarradores, imprevisores, flojos y fríos. Existen obviamente diferencias entre los ciudadanos
de estos pueblos, pero estas diferencias son de carácter individual.

En ocasiones se ha utilizado en este sentido el término de «idiosincrasia», entendido como


el conjunto de rasgos, temperamento, carácter distintivos y propios de un individuo o de una colec-
tividad, según el diccionario de la RAE; sin embargo, creo que las objeciones ya indicadas siguen
teniendo validez, incluso para este término.

Finalmente, es muy importante precisar y destacar que una concepción adecuada y actualizada
de la identidad nacional comporta una DOBLE MIRADA: una al pasado, donde se albergan privilegia-
damente los elementos identificadores que provienen de la tradición, y la otra, hacia el futuro, donde se
concibe la identidad como un proyecto, una tarea hermosa por hacer. La identidad así concebida no
sólo responderá la pregunta acerca de lo que somos, sino también acerca de lo que queremos ser. «Si
se concibe la identidad nacional como una esencia inmutable y constituida en un pasado remoto, de
una vez para siempre, como una herencia intocable, todo cambio o alteración posterior de sus consti-
tuyentes básicos implica necesariamente no sólo la pérdida de esa identidad, sino que además una
alienación. Por el contrario, si la identidad nacional no se define como una esencia incambiable, sino
más bien como un proceso histórico permanente de construcción y reconstrucción de la «comunidad
imaginada» que es la nación, entonces las alteraciones ocurridas en sus elementos constitutivos no
implican necesariamente que la identidad nacional se ha perdido, sino más bien que ha cambiado, que
se va construyendo». Apreciemos mejor lo dicho en el siguiente esquema:

Identidades
Individuo Los otros
culturales

FIGURA 3

Todo lo hasta aquí enunciado se encuentra planteado fundamentalmente en la obra de Jorge


Larraín «Identidad chilena», recientemente publicada por LOM Ediciones, en Santiago de Chile,
2001 y que ha servido de fuente para la caracterización del concepto de identidad que usaremos
en este manual. Se recomienda con entusiasmo su lectura (y adquisición).
UNIDAD DE APRENDIZAJE 1: «Algunas nociones generales» 15

TEXTO COMPLEMENTARIO Nº 1
«IDENTIDAD COMO HERENCIA Y COMO PROYECTO»

Este texto ha sido tomado de la obra «Identidad Chilena» de Jorge Larraín, Ed. Lom,
Santiago de Chile, 2001, páginas 46-47 y 48.

FIGURA 4: Portada del Libro «Identidad Chilena»

Es importante subrayar que una concepción adecuada de identidad nacional no sólo


mira al pasado como la reserva privilegiada donde están guardados los elementos principales
de la identidad; también mira hacia el futuro y concibe la identidad como un proyecto. La
pregunta por la identidad no sólo es entonces ¿qué somos?, sino también ¿qué queremos
ser? Tal como Habermas argumenta, «la identidad no es algo ya dado, sino también, y simul-
táneamente, nuestro propio proyecto». Es claro que cualquier proyecto articulado por un dis-
curso específico no puede pretender el monopolio de la construcción de la identidad sin consi-
derar las formas populares, los significados y las tradiciones decantadas en la vida diaria por
prácticas de larga data; en otras palabras, lo que podría llamarse tradición o herencia cultural.
Pero también es cierto que en la construcción del futuro no todas las tradiciones históricas son
igualmente válidas. Habermas insiste en la profunda ambivalencia de las tradiciones naciona-
les: no todo lo que constituye una tradición nacional es necesariamente bueno y aceptable
para el futuro. Si bien es cierto que una nación no puede elegir libremente sus tradiciones,
puede, por lo menos, decidir políticamente si continuar o no continuar con algunas de ellas.
16 «Identidad Cultural Chilena»

Si se concibe la identidad nacional como una esencia inmutable y constituida en un


pasado remoto, de una vez para siempre, como una herencia intocable, todo cambio o alte-
ración posterior de sus constituyentes básicos implica necesariamente no sólo la pérdida de
esa identidad, sino que además una alineación. Por el contrario, si la identidad nacional no
se define como una esencia incambiable, sino más bien como un proceso histórico perma-
nente, de construcción y reconstrucción de la «comunidad imaginada» que es la nación,
entonces las alteraciones ocurridas en sus elementos constituyentes no implican necesaria-
mente que la identidad nacional se haya perdido, sino más bien que ha cambiado, que se va
construyendo.

Si seguimos esta última versión, que parece teóricamente más convincente, es necesa-
rio aceptar que las identidades nacionales nunca han sido algo estático o una especie de alma
permanente, sino que han ido cambiando y transformándose en la historia, sin por ello implicar
una alineación o traición a una supuesta esencia profunda que las habría constituido desde
siempre. Por esta razón resulta tan difícil establecer con claridad la línea divisoria entre lo
propio, como algo que debe necesariamente mantenerse, y lo ajeno, como algo que aliena.
Nuevos elementos culturales que vienen de afuera están permanentemente siendo adaptados
y recontextualizados en la cultura nacional. Pero es la cultura nacional, que tiene una cierta
estabilidad, la que los adopta y adapta, no al revés.

De todo esto podemos concluir que la pregunta por la identidad tiene más importan-
cia hoy por su proyección al futuro que por una supuesta pérdida progresiva de lo «propio»
en un mundo globalizado. Al concebir la identidad no como un «ethos» inmutable, formado
en un pasado remoto, sino como un proyecto abierto al futuro, se puede entender que el
desafío presente de los miembros de cualquier nación es definir qué es lo que quieren ser.
Ése es el gran tema de hoy. Para este desafío normalmente se van configurando propuestas
alternativas, versiones de identidad que se disputan el terreno y que presentan caminos
diferentes. Mientras mayor sea la sensación de crisis que tiene la gente, con mayor fuerza
surgirán las preguntas por la identidad y se buscarán respuestas alternativas o proyectos
que la perfilen como una solución a la crisis.

Análisis y escrutinio del Texto Complementario Nº 1

a) A partir del texto, explique detalladamente qué se entiende ahí por «identidad como
herencia» e «identidad como proyecto».
b) ¿Una nación puede modificar su tradición? ¿Puede influir en su proyecto identificador?
¿Cómo?
c) ¿Qué ventajas presenta el enfoque de la identidad propuesto por Larraín?
d) ¿En qué sentido se puede sostener que la pregunta sobre la identidad tiene hoy más
importancia?
e) A partir de las respuestas de las cuatro preguntas precedentes, redacte una síntesis
propia del contenido del Texto Complementario Nº 1.
UNIDAD DE APRENDIZAJE 1: «Algunas nociones generales» 17

Tarea sobre la noción de identidad

A partir de los diagramas parciales ya presentados en las páginas 9, 10 y 12, elabore un


diagrama general que los integre a todos. Una vez realizado este nuevo diagrama general,
redacte a partir de él una nueva definición del concepto de identidad aquí propuesto.

Para recordar y aprehender

Si usted observa con toda atención, se habrá dado cuenta de que en la tarea que
acaba de realizar los diagramas contenían un conjunto de palabras que le han permitido
redactar una definición estricta de lo que se entiende por «identidad». Estas palabras funcio-
nan como «claves», que en su interrelación permiten configurar conceptos, paradigmas o
modelos nocionales y temáticos, etc., conjuntos de términos que permiten generar las jer-
gas en las diferentes escuelas, perspectivas de análisis de las más variadas disciplinas.
Ellas constituyen las llamadas «redes léxicas» en la lingüística textual y son de gran utilidad
para el trabajo educativo, pues, permiten hacer buenos resúmenes, esquemas, diagramas,
definiciones, etc., que son la base de todo buen trabajo académico o de una adecuada pre-
sentación de un tema en «power-point». Más adelante le pediremos que descubra redes
léxicas para que se ejercite en detectarlas y utilizarlas.

Para saber más

Para ampliar y profundizar acerca de la noción de identidad, puede consultar:

1) «Diccionario filosófico» de Ferrater Mora; cualquiera de sus ediciones.


2) «Identidad chilena» de Jorge Larraín. LOM Ediciones, Santiago de Chile, 2001; en
particular, el Capítulo 1 «El concepto de identidad», páginas 21 a 48.

2. La noción de Cultura

La adecuada aprehensión de la noción de cultura presenta algunas dificultades, resultantes de


su complejidad, producto del amplio y prolongado uso que de ella se ha hecho al ser abordada desde
diferentes puntos de vista, en los distintos períodos históricos y en tradiciones filosóficas y disciplina-
rias diferentes. Dado nuestro propósito, lo abordaremos de manera más acotada, sin caer en una
simplificación exagerada.

El Diccionario de la RAE define el concepto con cuatro acepciones:

1. Cultivo.
2. Resultado o efecto de cultivar los conocimientos humanos y de afinarse por medio del ejercicio
las facultades intelectuales del hombre.
18 «Identidad Cultural Chilena»

3. Conjunto de modos de vida y de costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico,


científico, industrial, en una época o grupo social, etc.
4. Conjunto de las manifestaciones en que se expresa la vida tradicional de un pueblo.

A pesar de ser la primera acepción la más tradicional, no deja de sorprender el hecho de que,
desde antiguo, se asocia la cultura con el arte de labrar la tierra, de cultivarla, es decir, con la
actividad agrícola de transformar, de modificar el curso de la naturaleza para que ésta dé los frutos
que el hombre desea o necesita para progresar y ser. Esta idea se amplifica en la segunda acep-
ción, al incorporar los resultados o los efectos de esta actividad transformadora. Son cultura, por lo
tanto, la acción de transformación, los resultados, los objetos, los productos, los conceptos, los
efectos, los procesos, etc., que resultan de cultivar los conocimientos. A lo anterior hay que incor-
porar los resultados o efectos de afinarse, es decir, de ponerse fino o cortés en los modos de
comportamiento, de perfeccionarse, de dar el punto preciso a una cosa, de aquilatar la calidad de
algo y, en un sentido musical, de buscar la armonía, de poner a tono los instrumentos, acordarlos
para que suenen bien. Todo esto se logra por la intermediación del ejercicio de las facultades
intelectuales humanas, si entendemos al hombre como un instrumento que necesita armonizarse
gracias a su desarrollo cultural. Como se puede apreciar, el cultivar y el afinarse son ricas, cautivantes
y hermosas tareas vinculadas a nuestro trabajo cotidiano de estudiantes y profesores.

Las tercera y cuarta acepciones cubren un ámbito que será, sin duda nuestro objeto de
estudio más específico en el segundo capítulo, pues se refieren al conjunto de modos de vida, de
maneras de entender el mundo, de visiones del mundo y de la realidad propia de cada pueblo, de
hábitos de vida colectivos en los diversos ámbitos de la vida de una nación, de una etnia, de un
grupo particular, de saberes creados a partir del ejercicio intelectual y de los niveles o grados de
desarrollo alcanzados con relativa originalidad en las artes, la ciencia y la industria, en algún perío-
do pasado o presente por algún grupo social o étnico. Los elementos y rasgos culturales hereda-
dos del pasado histórico de un pueblo, las claves que configuran una tradición y que se manifies-
tan en la vida social de las naciones constituyen obviamente parte esencial de la cultura.

TEXTO COMPLEMENTARIO Nº 2
«LA NOCIÓN DE CULTURA» *

Este texto ha sido tomado del Diccionario Filosófico de Ferrater Mora. 1ra edición revi-
sada y aumentada, Editorial Amel S.A., Barcelona, 1994.

«CULTURA. La idea de «cultura» como un «cultivo» de capacidades humanas y como


el resultado de los ejercicios de estas capacidades, según ciertas normas, es muy anterior a
toda idea formal de una filosofía de la cultura y a las investigaciones sobre la sociedad. Ya
entre los griegos se discutió con frecuencia acerca de la diferencia entre lo que se ha llamado
luego «el estado de natura» (naturaleza) y el «estado de cultura» (civilización). Muy diversas
posiciones se manifestaron: la cultura es un desarrollo de la naturaleza; la cultura representa
un obstáculo para el desarrollo «espontáneo» de la naturaleza, etc.

Cuando hoy se habla de «naturaleza» y «cultura», es principalmente para los siguientes


propósitos: 1) distinguir entre dos aspectos de la realidad: la no humana y la humana.

* Extractos.
UNIDAD DE APRENDIZAJE 1: «Algunas nociones generales» 19

2) distinguir entre dos aspectos del ser humano: el natural y el cultural o, como se ha
llamado así mismo, el «espiritual». 1) y 2) pueden interpretarse ontológicamente o
metodológicamente o ambas cosas a la vez. En la interpretación ontológica, se supone que
naturaleza y cultura difieren básicamente. En la interpretación metodológica, se supone que
naturaleza y cultura pueden formar una especie de «continuo», pero que conviene usar méto-
dos distintos para cada uno de los «aspectos» o «fases» de este continuo. En la interpretación
ontológica y metodológica a la vez, se estima que hay una diferencia real entre naturaleza y
cultura y que esta diferencia se refleja en los métodos usados para estudiar cada una de ellas.

Lo más corriente ha sido asociar la cultura con el ser humano; la mayor parte de las
opiniones reseñadas en el presente articulo siguen esta vía. Sin embargo, se ha abierto paso
recientemente la idea de que, si la cultura consiste, entre otras cosas, en poseer algún lengua-
je para la comunicación, usar instrumentos, organizarse socialmente, etc., no hay razón para
restringir la cultura al mundo humano. En muchas especies animales pueden observarse ras-
gos culturales.

La distinción entre «naturaleza» y «cultura» ha sido considerada a menudo, sobre todo en


Alemania, como equivalente a una distinción entre «naturaleza» y «espíritu». En muchos casos
la filosofía de la cultura se ha desarrollado paralelamente a la llamada «filosofía del espíritu».
Concomitantemente, las «ciencias de la cultura» han sido consideradas como «ciencias del
espíritu». La tradición de la filosofía alemana a la que aludimos se ha manifestado a partir de
Hegel y ha sido desarrollada por autores como Dilthey, Spengler, Litt, Max Scheler y otros.

Algunos de los autores indicados han insistido en que, mientras la naturaleza es indiferen-
te a los valores, en la cultura se hallan incorporados los valores. A veces un mismo objeto puede
ser visto desde dos ángulos. Así, una estatua es un trozo de mármol, de madera, etc., cuyas
características son estudiadas por las ciencias naturales, pero la estatua misma es un objeto
cultural, cuyas características son estudiadas por las ciencias de la cultura. Otras veces no se
trata de objetos materiales, sino de «cosas» tales como mitos, creencias religiosas, leyendas,
ideas científicas y filosóficas, códigos morales, costumbres, etc; en todos los casos se adscriben
a estos objetos valores, que son considerados subjetiva u objetivamente.

Algunos autores, inspirándose en Scheler, han considerado que la cultura es «el mundo
propio del hombre», pues lo que caracteriza a éste es el «espíritu», el cual puede ser entendi-
do no sólo como una espontaneidad, sino también como un conjunto de formas que fueron
antes vivas y espontáneas y que poco a poco se transforman en estructuras rígidas, en mode-
los. Cultura es, según Scheler, humanización, pero esta humanización se refiere al «proceso
que nos hace hombres» como al hecho de que los productos culturales queden humanizados.
La historia del hombre como historia de la cultura es así el proceso de la transformación de su
mundo y simultáneamente de la transformación del hombre. Por eso la filosofía de la cultura no
es en tal autor el conjunto de investigaciones que tienden a la clasificación y ordenación de los
objetos culturales, sino también, y muy especialmente, uno de los capítulos fundamentales de
la filosofía de la existencia humana. La cultura debe ser, en fin de cuentas, algo que tiene
sentido para el hombre y sólo para el hombre.

Según Ortega y Gasset, la cultura es (o es como) «un movimiento natatorio», un bra-


cear del hombre en el mar sin fondo de su existencia con el fin de no hundirse; una tabla de
salvación por la cual la inseguridad radical y constitutiva de la existencia puede convertirse
20 «Identidad Cultural Chilena»

provisionalmente en firmeza y seguridad. Por eso la cultura debe ser, en ultima instancia, lo
que salva al hombre de su hundimiento, una salvación que no debe ser, por otro lado, «exce-
siva», porque «el hombre se pierde en su propia riqueza y su propia cultura, vegetando
tropicalmente en torno a él, acaba por ahogarle». La cultura podría definirse así como aque-
llo que el hombre hace cuando se hunde, para sobrenadar en la vida, pero siempre que en
este hacer se cree algún valor.

Muchos filósofos han tendido a dar al vocablo cultura una acepción sumamente amplia.
En tal caso se puede llamar «cultura» a todo lo que haga el hombre que le lleve a objetivizar
sus actividades en productos, los cuales pasan a formar parte de algún sistema cultural trans-
mitido de una generación a otra y oportunamente modificado y hasta a veces radicalmente
transformado.

Hay, sin embargo, inconvenientes en dar a «cultura» una acepción tan amplia. Por temor
a estos inconvenientes y por varias otras razones, Mario Bunge ha propuesto considerar que
las actividades culturales son actividades sociales llevadas a cabo por individuos, ya sea solos
o, más a menudo, en relación y cooperación con otros. La cultura constituye entonces un
«subsistema» de la sociedad en la cual hay que tener en cuenta así mismo los subsistemas de
la economía y la política. El hecho de que ninguna actividad social sea puramente económica
o puramente política o puramente cultural, no impide introducir las distinciones necesarias
destinadas a poner de manifiesto la relación entre el subsistema llamado cultura y el subsistema
llamado sociedad. El subsistema llamado cultura no es autónomo sino que se halla integrado
con los otros sistemas indicados, pero puede distinguirse de ellos y puede constituir a su vez
otros subsistemas (como el arte, la ideología, la tecnología, las humanidades, la ciencia, la
matemática).

Escrutinio del Texto Complementario Nº 2

a) Lea atentamente el Texto Complementario Nº 2.


b) Marque las palabras y expresiones que no entiende. Búsquelas en el diccionario o con-
sulte a un compañero o al profesor en la tutoría telefónica.
c) Relea y marque las palabras claves para captar el sentido del texto y constituir la red léxica.
d) Compare la definición de cultura propuesta por el diccionario de la RAE con lo planteado
en el texto complementario.
e) ¿Cómo se caracteriza en el mundo griego antiguo a la cultura?
f) ¿Hoy en día se distingue «naturaleza» de «cultura»; con qué propósito?
g) ¿Cómo abordan este tema en la tradición reflexiva alemana en general?
h) ¿En la visión de Scheler, cómo se caracteriza la cultura?
i) ¿Cómo la concibe Ortega y Gasset?
j) ¿Qué nos propone actualmente Mario Bunge al respecto?

Tarea sobre la noción de cultura

1) Establezca la red léxica del concepto de cultura.


2) Con las respuestas de las preguntas 4 a 10, redacte una breve síntesis de su contenido.
3) A partir de la red léxica establecida por usted, redacte su definición del concepto de cultura.
UNIDAD DE APRENDIZAJE 1: «Algunas nociones generales» 21

Para saber más

1) «El saber y la cultura» de Max Scheler.


2) «Culture as a Subsystem of Society» de Mario Bunge.

3. La noción de Globalización

Se ha incluido en este capítulo la presentación del concepto de globalización, no porque se


desee estar a la moda en los temas que se tratan hoy recurrentemente en el ámbito social, mediático
y académico, sino más bien porque el concepto de identidad que hemos elegido para esta ocasión
comporta una dimensión de proyección futura y como nuestro país ha decidido integrarse al mun-
do para lograr su pleno desarrollo, necesariamente está y estará cada día más inmerso en este
proceso cultural mundial, el que sin duda tendrá una clara influencia sobre la forma que tomará
nuestra identidad cultural en los próximos decenios.

Como ya hemos señalado en otro trabajo (C. Villalón, «La cultura y la lengua aymara de
Chile y su integración al proceso de globalización y posmodernidad», en minorías étnicas de Chile:
desarrollo, educación y cultura, CELTO, Universidad de Playa Ancha, 2000), los procesos de
intercambio, de encuentro y de contactos culturales son antiguos y nuevos. Antiguos, porque nues-
tra cultura cristiano-occidental los ha vivido durante siglos. Cabe destacar que quizás el impacto
más influyente lo tuvo con el llamado «Descubrimiento de América», que no sólo modificó la visión
del mundo de la época, sino que incluso llegó a transformar los hábitos alimenticios cotidianos con
la incorporación a la dieta europea de la papa, el maíz, el chocolate, el tomate, etc., y a la dieta
americana, entre otros, del trigo y de la vid.

La novedad del actual proceso es que éste abarca a todo el mundo, a toda la humanidad
actual. Y es precisamente por esto que podemos llamarlo «globalización». A modo de definición,
Anthony Giddens señala en «The consequences of Modernity» que «la globalización se refiere a la
intensificación de las relaciones sociales universales que unen a distintas localidades, de tal mane-
ra que lo que sucede en una localidad es afectado por sucesos que ocurren muy lejos y viceversa».

En este proceso subyacen tendencias uniformadoras y diversificadoras, muchas veces con-


tradictorias entre sí. Muchos son los trabajos de análisis que existen para describirlo y caracterizarlo,
pero me parece que, para nuestros fines, el diagrama propuesto por José Joaquín Brunner en su
obra «Globalización Cultural y Posmodernidad», editada por el Fondo de Cultura Económica, en
su colección de Breviarios, en Santiago de Chile, en 1998, proporciona el marco adecuado y sufi-
ciente para comprender en qué tipo de movimiento cultural se está insertando nuestro país.
22 «Identidad Cultural Chilena»

Posmodernidad

(4) (3)

Revolución de las
C D Democracia
comunicaciones

(1) (2)

A
Capitalismo
Posindustrial

FIGURA 5: Diagrama de globalización cultural

Describiendo muy brevemente los componentes de este diagrama, se puede señalar que la
Posmodernidad es el marco en el cual se desarrolla la cultura globalizada que se caracteriza por un
relativismo ético, moral y espiritual, por un fuerte predominio del mundo valórico individual, personal,
hedonista, narcisista, por un vacío de sentido y por una crisis de las ideologías. En el ámbito econó-
mico, el mundo se desarrolla bajo distintos modelos del Capitalismo posindustrial de libre mercado,
en los que la competitividad y el lucro están en su centro. Quizás uno de los elementos que más llama
la atención del actual proceso de globalización sea la masiva y profunda presencia de los medios de
comunicación, tanto de los medios de comunicación de masas como de los informáticos. Su expan-
sión se sustenta en el vertiginoso y espectacular avance científico-tecnológico y en la disminución del
costo de estos medios para usuarios masivos. En nuestro país, la televisión por cable, la radio, la
televisión satelital, las redes informáticas y los computadores personales invaden nuestra vida coti-
diana. Incluso a través del proyecto «Enlaces», todas las escuelas del país y los liceos ya están
quedando interconectados y tendrán acceso a Internet con todos sus servicios. En el plano político, el
proceso de globalización privilegia el sistema democrático de gobierno, la defensa del derecho de las
personas y la participación de la sociedad civil en todos los ámbitos.

Con relación al diagrama propuesto por J. J. Brunner, el eje vertical marca las relaciones
entre el modelo económico capitalista y la cultura posmoderna; el eje horizontal relaciona las co-
municaciones y sus medios con la política. En los cuatro cuadrantes que resultan del entrecruza-
miento de los ejes, se pueden apreciar, en el Nº 1, los lazos que vinculan la economía posindustrial,
las finanzas, el mercado y las comunicaciones; en el cuadrante Nº2, se pueden apreciar las rela-
ciones entre las distintas formas del capitalismo, en sus diversas fases, y la democracia política; el
cuadrante Nº 3 permite percibir las vinculaciones del ámbito de la democracia y de las transforma-
ciones de la vida política bajo la influencia de la cultura posmoderna y, finalmente, en el cuadrante
Nº4 caben las numerosas y complejas relaciones entre la revolución de las comunicaciones y el
flujo de la información y el ámbito cultural posmoderno.
UNIDAD DE APRENDIZAJE 1: «Algunas nociones generales» 23

Todo este complejo proceso globalizador llega a nuestro país e impregna nuestra cultura,
nuestra vida como nación y la de cada uno de nosotros, produciendo impactos de distinta índole y
repercusión.

En relación con nuestro país, es preciso constatar la existencia de ciertos consensos nacio-
nales en torno a elementos del modelo y del estilo de inserción en este proceso. En primer lugar, el
anhelo de tener intercambios y relaciones económicas, políticas, culturales y diplomáticas con
todos los países del mundo, especialmente, a través de la incorporación de Chile como miembro
activo del MERCOSUR, del NAFTA, de la APEC y, últimamente, con la firma del acuerdo con la
Unión Europea. En este sentido Chile aparece como el adalid de un estilo sumamente abierto de
intercambio, prácticamente sin grandes limitaciones o restricciones. Sin embargo, como resultado
de la presente crisis, cada día más personas perciben la vulnerabilidad y la fragilidad del modelo y
del estilo chileno que deja el país a merced de los vaivenes de la crisis económica externa. Ya no
basta con ser eficientes y eficaces internamente, dependemos cada día más de lo que ocurre fuera
de nuestras fronteras. Llama además poderosamente la atención nuestra casi nula preocupación
por el tema de nuestra identidad cultural, situación que se percibe claramente en los medios radia-
les y televisivos e, incluso, en el actual proceso de Reforma Educacional, que está en plena
implementación. Esto contrasta fuertemente con lo que ocurre en Europa, especialmente en Espa-
ña, donde, junto con el respaldo otorgado a la integración a la Unión Europea, se ha dado un fuerte
impulso a las autonomías regionales, generando de esta manera, los espacios para la diversidad
lingüística, cultural y social existente en el país. Pero no nos entusiasmemos con este aspecto del
tema por el momento, ya que lo abordaremos más adelante.

TEXTO COMPLEMENTARIO Nº 3
«IDENTIDAD Y GLOBALIZACIÓN» *

Los extractos aquí presentados corresponden al acápite «Identidad y globalización»


del Capítulo I del libro «Identidad chilena» de Jorge Larraín ya antes citado.

(...) Para la mayoría de los sociólogos, la globalización no puede entenderse sólo en el


nivel de la economía y es un fenómeno mucho más complejo, que cubre una multiplicidad de
otras dimensiones sociales y culturales. Como es obvio, el fenómeno de la globalización
cultural es especialmente relevante para la identidad y, por lo tanto, es necesario detenerse
en él aunque sea brevemente. Si la globalización tiene una dimensión cultural muy importan-
te, en parte se debe a la mediatización de la cultura moderna. Esta consiste en que los
medios de comunicación están crecientemente moldeando, por un lado, la manera como las
formas culturales son producidas, transmitidas y recibidas en las sociedades modernas y,
por otro, los modos como las personas experimentan los eventos y acciones que ocurren en
contextos espacial y temporalmente remotos. Los medios simbólicos electrónicamente crea-
dos y transmitidos pueden más fácilmente abstraerse del espacio.

Aunque es posible detectar elementos culturales de las más variadas procedencias,


que tienden a romper con los límites nacionales y espacio-temporales y se van
internacionalizando, esto no implica que la globalización vaya a significar una creciente
homogenización cultural ni que la cultura vaya a ir progresivamente desterritorializándose.

* Extractos.
24 «Identidad Cultural Chilena»

Puede que hoy exista un cierto espacio cultural electrónico sin un lugar geográfico
preciso, pero las culturas locales nunca perderán su importancia y lo global sólo puede
actuar a través de ellas. Lo global no reemplaza a lo local, sino que lo local opera dentro de
la lógica de lo global. La globalización no es un fenómeno teleológico, un proceso que
conduce inexorablemente a un fin, que sería la comunidad humana universal culturalmente
integrada, sino que es un proceso contingente y dialéctico, que avanza engendrando dinámi-
cas contradictorias. Puede dar ventajas económicas de comercio exterior, por un lado, y
producir problemas de desempleo, por el otro. Al mismo tiempo que universaliza algunos
aspectos de la vida moderna, fomenta la intensificación de diferencias. Crea comunidades y
asociaciones transnacionales, pero también fragmenta comunidades existentes; mientras,
por una parte, facilita la concentración de poder y la centralización, por otra, genera dinámi-
cas descentralizadoras; produce hibridación de ideas, valores y conocimientos, pero también
prejuicios y estereotipos que dividen.

Por lo tanto, es un error creer que la globalización tiene sólo aspectos beneficiosos o
sólo aspectos indeseables. Hay una mezcla.

(....) Surgen naturalmente las preguntas ¿hasta dónde puede llegar el efecto de la
globalización? ¿Están la autonomía nacional y la identidad nacional destinadas a desaparecer?
Y si no es así, ¿cómo afecta entonces la globalización a la identidad nacional? Hay que reafirmar,
antes que nada, que frente a la globalización las identidades nacionales no están destinadas a
desaparecer. Pero sí son afectadas por ella. La globalización afecta a la identidad, en primer
lugar, porque pone a individuos, grupos y naciones en contacto con una serie de nuevos «otros»,
en relación con los cuales pueden definirse a sí mismos. La globalización de las comunicaciones
a través de las señales electrónicas ha permitido la separación de las relaciones sociales de los
contextos locales de interacción. Esto significa no sólo que en relación con cada persona el
número de «otros significativos» y de diferenciación ha crecido sustancialmente, sino que tam-
bién esos otros son conocidos no por medio de su presencia física, sino que a través de los
medios de comunicación, especialmente las imágenes televisadas.

(...) Las identidades nacionales dependen en parte de que los diarios, la radio y la televi-
sión creen vínculos imaginarios entre los miembros de una nación, nacionalicen ciertas prácti-
cas sociales e inventen tradiciones. La televisión es un medio especialmente apto para mediar
entre identidades culturales e individuales, en la medida en que permite crear la ficción de una
interacción cara a cara, de una proximidad especial, al presentar al otro audiovisualmente en la
intimidad de las casas. Pero también la radio sigue siendo un medio muy poderoso.

En segundo lugar, la globalización ha afectado la construcción de identidades, en la


medida en que ha acelerado el ritmo de cambio en toda clase de relaciones y eso ha hecho
más difícil para el sujeto hacer sentido de lo que pasa, ver la continuidad entre pasado y
presente y, por lo tanto, formarse una visión unitaria de sí mismo y saber cómo actuar. Ade-
más la explosión general de las comunicaciones, imágenes y simulacros hace más difícil
concebir una realidad unificada. Esto hace la construcción de identidades personales un
proceso más complejo y difícil, sujeto a muchos saltos y cambios.

En tercer lugar, la globalización afecta la identidad, porque las grandes transformacio-


nes sociales traídas por ella tienden a desarraigar identidades culturales ampliamente com-
partidas y, por lo tanto, alteran las categorías en términos de las cuales los sujetos
UNIDAD DE APRENDIZAJE 1: «Algunas nociones generales» 25

construyen su identidad. Ocurren procesos de desarticulación y dislocación por medio de los


cuales mucha gente cesa de verse a sí misma en términos de los contextos colectivos tradi-
cionales, que le daban un sentido de identidad: por ejemplo, profesión, clase, nacionalidad,
religión y comienzan a verse en términos de otros contextos colectivos, por ejemplo, de gé-
nero, etnia, sexualidad, equipo de fútbol, etc. La identidad nacional ha sido especialmente
afectada, debido a la erosión de las autonomías de las naciones-estados. El proceso de
globalización empezó expandiendo a las naciones-estado por todo el mundo, pero terminó por
socavar su independencia. Esto se debe en parte a la creciente internacionalización de la
economía y al surgimiento de bloques comerciales y políticos como la Comunidad Europea, lo
que hace cada vez más difícil para las naciones seguir políticas significativamente diferentes a
las del resto del mundo o de su grupo. Las identidades étnicas y de género han adquirido, por
el contrario, una extraordinaria importancia en Europa, y crecientemente, en América Latina.

Escrutinio del Texto Complementario Nº 3

a) ¿Cómo hay que entender la globalización, según la opinión de los sociólogos?


b) ¿Cuál es el papel de los medios de comunicación en la expansión de la dimensión
cultural de la globalización, según el texto?
c) Demuestre por qué no hay que temer el peligro de una homogenización cultural, según
Larraín.
d) Analice ampliamente la siguiente afirmación, expresada en el texto: «La globalización
no es un fenómeno teleológico (...) es un proceso contingente y dialéctico».
e) Señale el primer argumento que da Larraín para indicar que la globalización afecta a la
identidad. ¿En este sentido, cuál debiera ser el papel de los medios de comunicación?
f) En la misma perspectiva de la pregunta anterior, ¿cuáles son el segundo y el tercer
argumento?

Tareas sobre la noción de Globalización

1) En dos columnas paralelas, señale los aspectos positivos y negativos que, a su juicio,
pueda tener para nuestro país el actual proceso de globalización en que está inmerso:

Aspectos positivos Aspectos negativos

2) Reflexione y luego redacte algunos párrafos acerca de las siguientes interrogantes:


¿Qué consecuencias podría tener para Chile el hecho de decidir aislarse del mundo,
ponerse el margen del proceso globalizador, en el ámbito económico, político, social,
cultural y educativo?
¿Le convendría a nuestro país tomar una medida de ese tipo? ¿Por qué sí o por qué no?
¿Qué elementos o aspectos del fenómeno globalizador percibe Ud. en el ámbito de su
vida personal, familiar y profesional? Ilustre con algunos ejemplos.
3) ¿Si tuviera que incorporar la globalización en el diagrama general de la identidad que
Ud. propuso anteriormente, en qué punto preciso la integraría? ¿Por qué?
4) A partir de todo lo hasta aquí expuesto acerca de la globalización, redacte un informe de
síntesis de la temática no superior a una página tamaño carta, incluyendo su aporte
crítico sobre el tema.
26 «Identidad Cultural Chilena»

Para recordar y aprehender

1) La definición del concepto de globalización de Giddens.


2) La relación del concepto de globalización con el de identidad.

Para saber más

Hay bastantes publicaciones sobre este tema de moda. Una obra sintética y actualizada es:

1) «Globalización cultural y posmodernidad» de J. J. Brunner, Breviarios del Fondo de


Cultura Económica, Santiago de Chile, 1998.
2) «La cultura y la lengua aymara de Chile y su integración al proceso de globalización y
posmodernidad» en «Minorías étnicas de Chile, Desarrollo, Educación y Cultura»,
Centro de Estudios de Lenguas de Tradición Oral -CELTO, Universidad de Playa An-
cha, Valparaíso, 1999.
Material instruccional de apoyo al curso:

«Identidad Cultural Chilena»

Unidad de aprendizaje 2:

«Algunos rasgos de la identidad


cultural chilena y su integración
en el quehacer educativo»
Carlos Villalón Pérez
28 «Identidad Cultural Chilena»

ÍNDICE ESPECÍFICO
Unidad de aprendizaje 2:
«Algunos rasgos de la identidad cultural chilena
y su integración en el quehacer educativo»

Objetivos específicos ......................................................................................................................... 29

Desarrollo temático

1. «Chile, un país multicultural y multilingüe» ..................................................................... 30

Texto Complementario Nº 4 «El papel de la Universidad en la integración cultural


de los grupos indígenas de Chile» ............................................................................................ 36

2. «Sincretismo o mestizaje cultural asimétrico» ................................................................ 41

Texto Complementario Nº 5 «Interpretación simbólica del Escudo Nacional actual» ............... 62

3. «El encanto por lo que proviene del extranjero» ............................................................. 66

Texto Complementario Nº 6 «Consumismo, ostentación y fascinación con lo extranjero» .......... 74

4. «El atractivo de la materialidad» ..................................................................................... 80

Texto Complementario Nº 7 «La poesía chilena: avanzada de una cultura propia» .................. 84

5. «Algunos rasgos del español de Chile como elementos de nuestra identidad cultural» ......... 90

Texto Complementario Nº 8 «El español de Chile en las postrimerías de siglo XX» ................. 94

6. «Intolerancia y discriminación» ...................................................................................... 100

7. «La religiosidad» ............................................................................................................ 102


UNIDAD DE APRENDIZAJE 2: «Algunos rasgos de la identidad cultural chilena y su integración en el quehacer educativo» 29

OBJETIVOS ESPECÍFICOS
1. Detectar, analizar y valorar críticamente algunos de los rasgos caracterizadores de nuestra
identidad cultural.

2. Desarrollar las capacidades de análisis, de síntesis y de observación y la habilidad para


redactar informes y unidades temáticas.

DESARROLLO TEMÁTICO
Previo al tratamiento de los contenidos de este capítulo, es conveniente señalar algunas pre-
cisiones de carácter metodológico-analítico.

En primer lugar, la presentación de los rasgos caracterizadores no tendrá un carácter exhausti-


vo, ya que, en este tema, no sólo no hay acuerdos generales, ni coincidencias plenas entre los diversos
cientistas sociales que lo abordan, sino que aparecen discrepancias o acentuaciones divergentes pro-
ducto de los diferentes enfoques metodológicos y de los marcos teóricos utilizados por los autores.
Además nuestra aproximación al tema privilegia, como lo hemos ya indicado al inicio del capítulo
precedente, los rasgos que tienen mayor vigencia hoy, con raigambre en el pasado y que puedan ser
significativos para el proyecto de identidad futura. No hay que olvidar que los educadores trabajamos
con el presente, fundados en el ayer, pero sobre todo con el porvenir. Educar es, en gran medida, una
gran apuesta por un futuro siempre mejor, más pleno, más humano, es contribuir a elaborar, proponer
y promover una utopía posible que quizás aún no tengamos muy clara, pero que no por ello deja de ser
válida en su imprecisión y en su falta de consenso.

En segundo lugar, estamos conscientes que toda selección implica dejar fuera algunos rasgos
que, a juicio de otros, pueden ser más relevantes que los que hemos elegido. Asumimos ese riesgo
y estamos plenamente abiertos a la necesaria y enriquecedora crítica que nos permitirá rehacer
mejor nuestro trabajo.

En tercer lugar, les propondremos una serie de actividades de observación de nuestra realidad
cultural cotidiana, cualquiera sea el lugar de nuestro territorio en que ustedes se encuentren, de
modo que sensibilicen su mirada, sus oídos y mente para descubrir o redescubrir elementos de
nuestra identidad que están allí presentes, en nuestro patrimonio, en nuestras costumbres, en nues-
tro modo de comunicarnos, de habitar, de comer, de vivir.

En síntesis se trata de revisar críticamente nuestra identidad actual con una mirada al pasado y
otra al futuro desde nuestro presente, para percibir cuáles son las identidades culturales, los elementos
materiales y «los otros» que nos permitan configurar y caracterizar nuestro actual proceso identitario.
30 «Identidad Cultural Chilena»

1. Chile, un país multicultural y multilingüe

Para muchos de nosotros puede parecer sorprendente un subtítulo como éste, sobre todo
cuando desde niños se nos informó que Chile era un país culturalmente homogéneo, donde no
existía la diversidad cultural presente en otros países o regiones de Latinoamérica. La realidad nos
muestra, en cambio, que las cosas son diferentes.

Con diversos grados de vigencia, marcan su presencia en nuestro país un grupo importante
de minorías étnicas, cuyas culturas, visiones de mundo, tradiciones y lenguas se desarrollan
cotidianamente y tratan de subsistir y de crecer en un ambiente poco propicio y a veces incluso
hostil. Junto a ellas está la vertiente lingüístico-cultural hispano-europea, claramente dominante a
lo largo y ancho de nuestras fronteras, lo que da esa aparente impresión de homogeneidad a
nuestra cultura nacional. En pequeños grupos y comunidades también marcan presencia en nues-
tras ciudades y sectores rurales otras lenguas y culturas, europeas y no europeas, tales como, la
lengua y cultura alemana, inglesa, italiana, francesa, croata, catalana, árabe, griega, hebrea, etc.,
configurando, todo este conjunto, un mosaico interesante, heterogéneo y rico de aportes étnicos y
culturales de particular y diversa relevancia.

Poco conocemos los chilenos acerca de esta realidad y de las consecuencias que estos
hechos tienen para nuestro desarrollo de nuestra identidad cultural.

Como las etnias, culturas y lenguas vernáculas serán tratadas extensamente en otro curso
de este Programa, haremos una sucinta descripción de ellas, presentándolas de norte a sur, según
sus regiones de origen:

1.1 Etnia, cultura y lengua aymara

Su zona de origen es el altiplano chileno, colindante, en la Primera Región, con Perú y


Bolivia. Se ubican, además, en las zonas precordilleranas de las Comunas de General Lagos,
Arica e Iquique y en los barrios populares de estas dos ciudades. Según el Censo de 1992, hay
48.447 personas que se declaran miembros de esta etnia, de las cuales alrededor de 30.000 ha-
blan cotidianamente en familia la lengua aymara. Es útil indicar que en Perú, en la zona de Tacna,
hay alrededor de 250.000 hablantes y en Bolivia alrededor de 1.230.000, siendo La Paz la ciudad
donde reside una gran mayoría de ellos y, en el barrio de El Alto, la presencia aymara bordea el
80% de la población.

La lengua aymara es un idioma de tipo aglutinante, es decir, construye los enunciados a


partir de una raíz semántica a la que agrega sufijos de diversa índole; en este sentido, es muy
diferente al castellano, al inglés o al francés.

Todos los aymaras son bilingües aymara-castellano.


UNIDAD DE APRENDIZAJE 2: «Algunos rasgos de la identidad cultural chilena y su integración en el quehacer educativo» 31

FIGURA 5: Aymaras de Cariquima FIGURA 6: Iglesia de Isluga

1.2 Etnia y cultura atacameña o likán-antai

Se ubican en aldeas y poblados de los oasis, valles y quebradas de la Provincia del Loa, en
la Segunda Región, entre los que se destaca el poblado de San Pedro de Atacama. Como resulta-
do del fuerte proceso de hispanización, han perdido el uso de su idioma, la lengua kunza, que sólo
se conserva como reliquia en algunos ritos relacionados con la limpieza de canales. Es muy difícil
determinar el número actual de atacameños, ya que su existencia no ha sido registrada en los
últimos censos. La Comisión Nacional de Desarrollo Indígena estima una cifra cercana a los 30.000.
Todos ellos son monolingües de castellano.

FIGURA 7: Mujeres atacameñas

1.3 Etnia, cultura y lengua quechua

Se ubican en la Segunda Región, compartiendo el espacio con los atacameños. Marcan su


presencia en Ollagüe y poblados cercanos y en los barrios populares de la ciudad de Calama.
Según la información entregada por profesores básicos de Ollagüe, la cifra de quechuas se acerca
a las 200 personas. En Ecuador, Perú y Bolivia el número de hablantes quechuas bordea los
6.000.000, constituyéndose en la más numerosa lengua indígena hablada en América del Sur.
32 «Identidad Cultural Chilena»

1.4 Etnia y cultura Kolla

Descendientes de la civilización preincaica de Tiwanaku, en la que participaban del poder y del


control político, sufrieron diversos desplazamientos durante la dominación incaica y luego como conse-
cuencia de la constitución de las naciones sudamericanas de Bolivia, Argentina y Chile. Hacia fines del
siglo XIX, emigran hacia sectores precordilleranos de la Tercera Región y hoy viven en la zona cordillerana
y precordillerana de las Provincias de Chañaral y Copiapó. Hay tres comunidades kollas: la Comunidad
Quebrada Paipote, con miembros residentes rurales y urbanos, especialmente en la Población Paipote,
de la ciudad de Copiapó; la Comunidad Potrerillos, ubicada en la Comuna de Diego de Almagro y la
Comunidad Río Jorquera, ubicado en el sector precordillerano sur-oriente de Copiapó. No hay cifras
oficiales sobre el número de kollas, pero se les estima en una cifra cercana a los 1.000 descendientes.
Hablan la lengua aymara heredada de sus antepasados, miembros del Señorío Kolla.

FIGURA 8: Mujeres Kollas

1.5 Etnia, cultura y lengua rapa nui

Originarios de la isla del Pacífico del mismo nombre, llamada también Isla de Pascua,
fueron incorporados a Chile en 1888. La isla se ubica a 3.600 kms, frente al puerto de Caldera, a
27º 08' 6" de latitud sur y a 190º 25' 54" longitud oeste. La isla tiene una superficie de 55 millas
cuadradas y en ella habitan 1.875 personas, de las cuales 1.175 son rapa nui. Se agrupan en el
poblado de Hanga Roa. El censo de 1992 da una cifra total de 21.848 rapa nui. El idioma, llamado
por sus hablantes «vananga rapa nui», es de origen polinésico.

FIGURA 9: Moai y Tablilla Rongo Rongo


UNIDAD DE APRENDIZAJE 2: «Algunos rasgos de la identidad cultural chilena y su integración en el quehacer educativo» 33

1.6 Etnia, cultura y lengua mapuche

Los españoles los llamaron araucanos, pero ellos se autodenominan genéricamente mapuches
-gente de la tierra- y reconocen un grupo central, llamado mapuche y cuatro familias: pehuenches
-gente del piñón-, huilliches -gente del sur-, lafkenches -gente del mar- y pikunches -gente del
norte-. Su territorio de residencia tradicional lo configuran importantes zonas de las regiones VIII,
IX y X, entre el Bío-Bío y Chiloé. Hay también mapuches en Argentina, en las zonas cordilleranas
contiguas a las regiones IX y X de Chile. Según el Censo de 1992 hay en Chile 928.060 mapuches,
cifra que hace ocupar a esta etnia el tercer lugar en América en cuanto al número de hablantes,
luego de quechuas y aymaras.

FIGURA 10: Juego Mapuche del Palín

La lengua mapadungun conoce algunas variaciones dialectales acordes con las familias
mapuches antes señaladas.

1.7 Etnias, culturas y lenguas fueguinas

Actualmente subsisten dos grupos étnicos: los qawáshqar o alacalufes y los yagán o yámanas.

De los qawáshqar quedan dieciocho. Residen en Puerto Natales, Punta Arenas, Santiago y
la mayoría en Puerto Edén, XII Región, en el poblado de Jetarkte. Pertenecen a los grupos llama-
dos «nómades del mar» y su lengua y cultura están en un claro e irreversible proceso de extinción.

De los yaganes quedan sólo tres mujeres, que viven en Ukika, a orillas del Canal Beagle, a
casi un kilómetro de Puerto Williams, en la Isla Navarino, XII Región. De igual manera su lengua y
cultura está condenada a una pronta desaparición, ya que las tres hablantes que quedan tienen
más de 55 años.
34 «Identidad Cultural Chilena»

Llama profundamente la atención la actitud de indiferencia y de casi total desinterés con que
la gran mayoría de los chilenos mira la desaparición de estas etnias, culturas y lenguas que son
descendientes de los primeros habitantes de estas latitudes hace ya casi 12.000 años, según las
últimas fechas estimadas. Creo que ellos se merecen otra actitud, mucho más valorativa, pues,
apenas se ahonda un poco en el conocimiento de su visión del mundo y de sus costumbres y
tradiciones, se advierten importantes valores que inplican el respeto que ellos tienen por la natura-
leza, por los otros hombres y mujeres, por la adecuada educación valórica de sus hijos, etc.

FIGURA 11: Fueguino con el cuerpo pintado para fines ceremoniales

Una visión más global de la presencia de estas lenguas y culturas vernáculas en el nivel nacional
nos lo da el siguiente cuadro, que entrega las cifras de población indígena entregadas por el Censo de
1992, combinadas con las entregadas por otras fuentes ya señaladas anteriormente en el texto.

REGIÓN Mapuches Aymaras Rapa Nui Atacameños Kollas Quechuas Fueguinos


De Tarapacá 9.557 15.461 302
De Antofagasta 12.053 4.164 417 30.000 1.000 200
De Atacama 6.747 1.313 280
De Coquimbo 18.010 2.102 849
De Valparaíso 58.945 2.981 3.344
Del Libertador 35.579 1.317 1.108
Del Maule 32.444 1.750 705
Del BíoBío 125.180 3.903 1.791
De La Araucanía 143.769 1.214 381
De Los Lagos 68.727 1.620 759
De Aysén 3.256 136 81
De Magallanes 4.714 208 183 21
Metropolitana 409.079 12.308 11.648
TOTALES 928.060 48.447 21.848 30.000 1.000 200 21

Total Censo 1992: 998.385


Total otras fuentes: 31.221
Total estimativo Población Indígena: 1.029.409
UNIDAD DE APRENDIZAJE 2: «Algunos rasgos de la identidad cultural chilena y su integración en el quehacer educativo» 35

Una atenta observación de estos datos nos permite destacar inmediatamente la existencia de
un fuerte proceso migratorio, motivado, según diversos estudios, por problemas específicos en las
regiones originarias de estos pueblos, entre otros, situaciones de prolongada sequía en el norte,
conflictos religiosos, situación de pobreza, de falta de oportunidades. Como cualquier otro habitante
del país, buscan una mejor educación para sus hijos, un mayor ingreso, una mejor calidad de vida.
Este proceso migratorio causa estragos a veces en su identidad cultural y favorece el bilingüismo y
también el abandono del uso cotidiano de la lengua vernácula, producto también de la actitud
discriminadora o de racismo solapado que existe entre los chilenos urbanos.

Como consecuencia de este proceso de migración, nos encontramos con que la ciudad y
región indígena más importante del país es ¡Santiago y la Región Metropolitana!, donde residen casi
450.000 indígenas. Es fácil apreciar entonces que la problemática indígena ya no se la puede consi-
derar como circunscrita a determinadas regiones. De acuerdo a las cifras, es un problema nacional
y, especialmente, metropolitano.

Felizmente, la idea de que Chile es una nación multicultural y multilingüe se abre paso lentamen-
te en nuestra sociedad. Durante el gobierno del Presidente don Patricio Aylwin Azócar, se promulgó la
ley Nº 19.259, que establece normas de protección, fomento y desarrollo de los pueblos indígenas y
crea, además, la Corporación de Desarrollo Indígena -CONADI. Esta ley fue aprobada en el Congreso
Nacional el 27 de septiembre de 1993 y se ha convertido en el hecho que marca el cambio de actitud
de la sociedad chilena sobre este tema. Hoy ya se discute la reforma a nuestra constitución para
incorporar allí el reconocimiento definitivo de los pueblos indígenas como parte integrante, con pleno
derecho, de nuestra nación y cultura. En un ámbito más amplio, se detectan voces de apoyo a esta
idea y a la actitud de defensa y de demanda que hacen los mapuches de su tierra, de su cultura y de su
lengua. Este movimiento lo asumen con mucha energía y, a veces, de manera conflictiva.

Llama la atención, en este sentido, los resultados de la «Segunda Encuesta sobre intolerancia
y discriminación», realizada por la Fundación Ideas, con el patrocinio de la División de Organizacio-
nes Sociales de la Secretaría General de Gobierno, con la colaboración del Instituto de Sociología de
la Universidad de Chile, en relación con el grado de afinidad con los mapuches: el 84,4% de los
encuestados opinó que, aunque ocasionen trastornos, se les debe apoyar cuando defienden la tierra
de sus antepasados.

No cabe la menor duda de que estos datos son muy útiles también en el ámbito de la educa-
ción. Nuestro sistema educativo público y privado tiene que tomar conciencia de esta realidad y, en
nombre de la equidad que configura, junto con la calidad, los pilares de la actual Reforma Educativa,
debe iniciar a corto, mediano y largo plazo la incorporación de esta idea de multiculturalidad y
multilingüísmo en nuestra sociedad. Esta tarea puede ser iniciada en el mismo marco de la actual
Reforma, diseñando y poniendo en práctica proyectos educativos interculturales y bilingües no sólo
en las regiones de habitat tradicional de estos pueblos, sino especialmente en las Comunas de La
Florida y Maipú, donde se concentran un importante número de familias indígenas. De igual manera
se debiera proceder en ciudades tales como Arica, Iquique, Antofagasta, Calama, Copiapó, La Sere-
na, Valparaíso, Viña del Mar, Concepción, Temuco, Valdivia, Osorno, Puerto Montt y Castro, donde el
Censo de 1992 muestra la presencia masiva de descendientes directos de las comunidades
vernaculares.

Para el conjunto de todas las escuelas, liceos, colegios y universidades del país, tenemos
que desarrollar una nueva franja de objetivos transversales, que cubra todas las áreas curriculares,
complementarias y extraprogramáticas y que nos permita incorporar la temática de nuestra identi-
dad nacional integrando los ricos aportes de las culturas vernaculares. Una medida de este tipo
36 «Identidad Cultural Chilena»

contribuiría significativamente a que nuestros niños y jóvenes chilenos tomaran conciencia de su


identidad, de sus raíces indígenas e hispano-europeas, valorizándolas, apropiándoselas, de modo
de sentir el sano orgullo de ser chileno en plenitud, asumiendo sin complejos como propias ambas
vertientes culturales.

TEXTO COMPLEMENTARIO Nº 4
«EL PAPEL DE LA UNIVERSIDAD EN LA INTEGRACIÓN CULTURAL DE
LOS GRUPOS INDÍGENAS DE CHILE» *

Los extractos aquí citados corresponden a la ponencia publicada bajo este título en
«Minorías Étnicas de Chile. Desarrollo, Educación y Cultura» por el Centro de Lenguas de
Tradición Oral -CELTO-, Universidad de Playa Ancha, Valparaíso en julio de 1999, cuyos auto-
res son, de izquierda a derecha, Antonio Riffo F., Ana María Guerra E., Christos Clairis,
Carlos Villalón P. y Daniel Lagos A.

FIGURA 12: Integrantes del CELTO año 2001 junto a su fundador, el profesor Christos Clairis
de la Universidad de Paris

«Las reflexiones siguientes se refieren al papel que le compete a la Universidad frente


a la preservación de los valores culturales como un patrimonio básico para la integración. No
pretenden tener un carácter definitorio al respecto, sino que buscan suscitar, más bien, la
inquietud, la toma de conciencia y el debate en torno a una problemática de la integración no
lograda, que provoca una situación conflictiva y de explosividad latente, que puede entrar en

* Extractos.
UNIDAD DE APRENDIZAJE 2: «Algunos rasgos de la identidad cultural chilena y su integración en el quehacer educativo» 37

crisis en el momento menos esperado y que puede tener graves consecuencias en nuestro
futuro como nación, si no hacemos lo que debemos hacer. Se trata de la no incorporación
efectiva, lograda y enriquecedora a nuestro quehacer nacional de las comunidades indíge-
nas prehispánicas y polinésicas.

La temática de la integración ha tenido plena vigencia, tanto en el ámbito universitario


como en el país, en general, pues ella ha estado siempre latente, como preocupación vital,
en los espíritus chilenos y latinoamericanos desde hace ya bastantes décadas y nuestras
historias patrias están jalonadas de esfuerzos, ideas y hombres que han tomado como ban-
dera de lucha o ideal de vida la integración de América Latina toda, en una gran nación,
como por ejemplo, un Bolívar, un San Martín, un Bello, un O’Higgins, etc.

Antes de entrar en el planteamiento del problema como tal, nos parece útil precisar
algunas de las condiciones que debe cumplir toda integración, si desea ser válida y exitosa,
ya que el proceso integrador es de suyo sumamente complejo y delicado en su multiplicidad.

La formación del todo armonioso que debe resultar, una vez cumplido el proceso de
integración, debe necesariamente producir, en primer lugar, un acrecentamiento y una mayor
y mejor valoración del ser de cada una de las partes. En segundo lugar, la integración no
debe ir en desmedro o en detrimento de algunos de los participantes en ella, pues, de no ser
así, generará más bien conflicto, crisis y desintegración. En tercer lugar, debe tener en cuen-
ta la conciencia, la voluntad y el compromiso de las partes en un proyecto compartido de
integración.

En este sentido, podemos señalar que el marco general más adecuado lo constituye
una visión humanista de la integración, ya que ella tiene la amplitud y la riqueza que permiten
fundamentar una tal tarea, pues, se entronca en lo más sustancioso de nuestra tradición
histórica y cultural y se inserta en una concepción contemporánea de plena vigencia.

Esta concepción hace del hombre el centro hacia el cual tiende toda actividad y como
tal debe constituirse en el marco ideal para el desarrollo del quehacer de las Instituciones
Superiores de Educación, pues una enseñanza universitaria debe reafirmar la dignidad de la
persona humana, de cada persona nutrida y enraizada en su tradición cultural, orientando a
partir de ella su progreso y superación plena, a fin de proyectarse e incorporarse al ámbito
universal, para evitar toda discriminación de razas, ideologías y concepciones del mundo.

Bajo la égida del humanismo, podemos ofrecer nuevos caminos y visiones a fin de
favorecer la realización integral de cada persona, así como el perfeccionamiento que cada
individuo es capaz de desarrollar, tanto para el bien de sí mismo como para su prójimo.

El humanismo puede -y debe- estimular el goce de la cultura, de tal modo que el hom-
bre se encuentre preparado para comprender el acelerado desarrollo de la Ciencia y de la
Tecnología. Dicho de otra manera, hay que examinar las alternativas que se abren para
América Latina sin caer en un «provincianismo científico», como se lo ha denominado, sin
rechazar la tecnología y la ciencia ni dejando de lado «a priori» los valores y medios técnicos
culturales tradicionales.
38 «Identidad Cultural Chilena»

Es esencial tener autonomía de decisión, criterios propios al seleccionar prioridades,


en otras palabras, elegir opciones acordes a nuestros recursos y necesidades como nación
y a nuestra identidad cultural mestiza. Se requiere así, fijar objetivos nacionales, necesida-
des sociales, tipos de tecnologías y ciencias para afrontar los problemas actuales en la re-
gión y en el país a partir de estos postulados básicos.

En lo referente al papel de la Universidad en este campo, es necesario señalar su


preocupación por todas las áreas del conocimiento, pero ante la restricción de los recursos
humanos y financieros, ésta debe delimitar su campo de estudio, de acuerdo con las exigen-
cias de las regiones y en beneficio de las necesidades nacionales. Se hace imprescindible
una necesaria intercolaboración universitaria y un inevitable compromiso con la comunidad,
especialmente con aquéllas marginadas, que no tienen la fuerza numérica o no están en
condiciones de poder plantear sus necesidades y problemas.

Desde hace ya varias décadas que un importante grupo de universidades estatales y


algunas privadas han consagrado esfuerzos y fondos para desarrollar investigaciones y accio-
nes conducentes a conocer y valorar de manera más adecuada las lenguas y las culturas
vernáculas: Las Universidades de Tarapacá, la «Arturo Prat», la del Norte de Antofagasta, la
de Antofagasta, la Universidad de Chile, la Universidad de Playa Ancha de Ciencias de la
Educación de Valparaíso, la de Concepción, la Austral de Valdivia, la Universidad de La Fron-
tera de Temuco, la Católica de Temuco y la de Magallanes, han contribuido sistemáticamente o
en determinados períodos de su historia en esta tarea, lo que se ha visto reflejado en las
ediciones de revistas especializadas, la participación en seminarios, encuentros y congresos
nacionales e internacionales y en publicaciones de ensayos y textos especializados.

Se puede señalar, «grosso modo», que el proceso de incorporación de estas minorías a


la nacionalidad chilena fue desde el comienzo un proceso traumático y, por lo tanto, en la
actualidad se revela como incompleto y defectuoso. Indudablemente, son múltiples las causas
para la ocurrencia de tal situación, pero no cabe duda de que una de las fundamentales reside
en el hecho de que tal incorporación no fue planeada como un proceso gradual y específico de
educación, sino como un estado violento de sustitución de la lengua y la cultura autóctonas por
la lengua y cultura hispánicas. El acceso de todos estos pueblos a la lengua española nos
muestra cuán difícil ha sido el ingreso de todos ellos al total de nuestra cultura chilena.

Los métodos tradicionales de una escuela monolingüe, con programas de estudios


trazados en la capital del país y desligados de toda realidad regional o local, son muy defi-
cientes para los niños que hablan otro idioma distinto al español. Muchos quedan frustrados
si en la escuela no desarrollan suficientemente la lengua nacional, lo cual les permitiría com-
petir en igualdad de condiciones con un monolingüe hispanohablante. Por otra parte, si la
escuela no les da la oportunidad de hablar y escribir en su idioma materno, se les priva,
además, de una experiencia valiosísima, que es el enriquecimiento de su lengua materna.

De allí que la ausencia de motivación, el bajo rendimiento y la falta de confianza en sí


mismo son desventajas que acompañan a un niño indígena desde que comienza sus estu-
dios de una segunda lengua, la cual ha conocido superficialmente y ha aprendido por simple
exposición a ella, pero que no ha logrado manejar con competencia.
UNIDAD DE APRENDIZAJE 2: «Algunos rasgos de la identidad cultural chilena y su integración en el quehacer educativo» 39

Todos estos problemas pueden complicarse mucho más si los padres, los maestros,
los administradores de los programas escolares e, incluso, los mismos estudiantes no espe-
ran nada más que un bajo rendimiento escolar. Por lo tanto, si un niño indígena llega al
sistema escolar sin manejar suficientemente la lengua oficial, el sistema escolar debería
estar preparado para usar las habilidades lingüísticas que este niño posee y permitir que, por
su intermedio, progrese de acuerdo con su experiencia y capacidad intelectual.

Apreciamos, entonces, que la educación deja de cumplir uno de los más elementales
principios pedagógicos: el de estar adecuada al sujeto de la educación y a finalidades per-
fectamente definidas. La educación chilena no ha considerado el hecho de que el niño indí-
gena no es igual, educacionalmente hablando, al resto de los niños del país y, en consecuen-
cia, no puede ser educado con los mismos métodos y técnicas. Parte de esta responsabili-
dad le corresponde también a la Educación Superior. Sólo en las últimas décadas, se ha
tomado conciencia de la existencia del problema indígena y ha nacido la preocupación por
analizar científicamente las lenguas autóctonas con el objeto de preservar los valores esen-
ciales de su cultura.

En la ley indígena se señala expresamente la necesidad de crear en las universidades


«la promoción del establecimiento de cátedras de historia, cultura e idiomas indígenas en la
enseñanza superior».

Es, por tanto, deber de las Universidades el plantear proposiciones de solución a la


problemática aquí esbozada a las autoridades gubernativas para que éstas, con el auxilio de
los especialistas, puedan proponer los cambios necesarios. Los investigadores tenemos la
obligación de contribuir con nuestros conocimientos, capacidades y experiencias, al mismo
tiempo, que debemos perfeccionarnos para experimentar científicamente y descubrir las
mejores vías en la educación de las minorías indígenas del territorio nacional, puesto que la
educación es el instrumento fundamental para producir una integración lograda de la nación
y una valoración adecuada de nuestra idiosincrasia e identidad.

También es deber de la comunidad el contribuir al desarrollo y perfeccionamiento de


una educación adecuada a la persona. Basados en la libertad de enseñanza vigente que
explicita y garantiza el derecho de las personas de abrir, organizar y mantener estableci-
mientos educacionales, debemos propiciar la creación de establecimientos que apliquen
una enseñanza bicultural - bilingüe en las regiones e incentivar, en el nivel nacional, el estu-
dio permanente de la historia de estas culturas precolombinas en la Historia de Chile, para
lograr una auténtica valoración de ellos, tal como lo realizan hoy las colectividades extranje-
ras residentes, que tienen la posibilidad real de preservar y desarrollar sus propias lenguas y
culturas en el ámbito educacional. Por otra parte, los organismos gubernamentales regiona-
les también tienen una gran responsabilidad ante lo expuesto, ya que su finalidad es satisfa-
cer las necesidades de la comunidad local y asegurar su participación en el progreso econó-
mico, social y cultural de la comuna o de la región.

En consecuencia, es urgente la elaboración de políticas de planificación lingüística y


de acercamieno mutuo entre los pueblos para dar soluciones coherentes y progresistas a
sus legítimas demandas.
40 «Identidad Cultural Chilena»

Un principio fundamental debiera regir esta tarea: nadie puede ser alfabetizado en una
lengua que no conoce. La mejor alternativa será aquélla que, siendo más factible, económica
y eficaz produzca la menor cantidad de efectos nocivos secundarios, según lo hayan demos-
trado investigaciones antropológicas, sociológicas y lingüísticas previas al planteamiento de
toda reforma. Cualquiera que sea la fórmula adoptada, ésta supone la existencia de profeso-
res especialmente preparados, así como también la existencia de excelentes materiales
lingüísticos, gramáticas pedagógicas, textos de lectura, cuadernos de ejercicios, etc., que sólo
la Universidad puede proporcionar mediante la investigación científica de las lenguas y cultu-
ras vernáculas y de la española.

Análisis y escrutinio del Texto Complementario Nº 4

a) ¿Cuál es el sentido que desean dar a sus reflexiones los autores del texto?
b) ¿Qué condiciones debe cumplir una integración que desea ser exitosa?
c) ¿Qué ventajas presenta y qué aportes hace una visión humanista de la integración?
d) ¿Cómo se puede calificar y describir el proceso de incorporación de las minorías étnicas?
¿Qué ha ocurrido al respecto en el ámbito educativo?
e) ¿Cuál debe ser el papel de la Universidad en este tema?
f) El texto plantea la posible existencia de problemas o conflictos, si el tema no se aborda
adecuadamente. ¿Qué está ocurriendo en este sentido actualmente?
g) Reflexione en el papel que debe asumir la escuela, el liceo o el colegio en estos temas.
Redacte sus aportes.
h) Reflexione profundamente acerca de cuál debe ser su actitud y su papel al respecto.
Redacte sus aportes.

Tareas sobre la multiculturalidad chilena

1) Integre sus respuestas acerca del análisis del texto con lo planteado en el desarrollo
previo del tema y redacte un breve informe.
2) Explore en su familia y en su lugar de trabajo la conciencia que se tiene sobre este rasgo
de nuestra cultura. Redacte una breve síntesis del resultado de su exploración.
3) Infórmese si existe en su pueblo o ciudad presencia de miembros de las etnias indíge-
nas. Intente contactarlos. Explore la posibilidad de conocer directamente su cultura o su
lengua. Detecte si hubiese interés en sus alumnos por conocer a estas personas, su
cultura y su lengua y si los descendientes indígenas estuviesen dispuestos a colaborar
con usted en algún trabajo o actividad escolar referido a la cultura de ellos.
4) Haga lo mismo en relación con la presencia en su pueblo o ciudad de minorías extranjeras.
5) Redacte una breve síntesis referida a los resultados de los puntos 3 y 4.

Para recordar y aprehender

Chile es un país multicultural y multilingüe, configurado por una vertiente cultural his-
pano-europea dominante y por una vertiente cultura vernacular complementada por los aportes
de otras culturas europeas y no europeas.
UNIDAD DE APRENDIZAJE 2: «Algunos rasgos de la identidad cultural chilena y su integración en el quehacer educativo» 41

El Congreso Nacional aprueba la llamada Ley Indígena, Nº 19.259, el 27 de septiem-


bre de 1993, la que luego es promulgada por Don Patricio Aylwin Azócar, Presidente de la
República.

Mi compromiso personal y profesional es contribuir y colaborar en el desarrollo de una


identidad nacional integradora con un acrecentamiento y valoración de cada cultura, sin de-
trimento de ninguna.

Para saber más

1) Bernard Pottier, coordinador, «América Latina en sus lenguas indígenas», UNESCO, Ca-
racas, 1983.
2) Alba Valencia Manuel Dannemann, «Grupos aborígenes chilenos. Su situación actual y
distribución territorial». Ed. Universitaria, Imfater, 1989.
3) María Ester Grebe Vicuña «Culturas Indígenas de Chile. Un estudio preliminar», Pehuén
Editores, Santiago de Chile, 1998.
4) Ana María Guerra, Daniel Lagos, Antonio Riffo y Carlos Villalón, «Minorías Étnicas de Chile.
Desarrollo, Educación y Cultura, CELTO, Universidad de Playa Ancha, Valparaíso, 1999.

2. Sincretismo o mestizaje cultural asimétrico

Se entiende por sincretismo la mezcla de doctrinas filosóficas diferentes o de visiones de mundo


o de culturas diversas. De igual modo, el concepto de mestizaje se refiere, por una parte, al cruzamien-
to de razas diferentes y, por otra, a la mezcla de culturas diferentes que da origen a una nueva.

Como acabamos de mostrar, en Chile conviven diariamente lenguas y culturas diferentes,


las que sin duda a través de los siglos de convivencia han tenido acercamientos a veces muy
agresivos, otros más pacíficos y conciliadores. Obviamente ha habido, hay y habrá contactos y
mezclas de diversa índole e intensidad, según los distintos períodos de la historia. No cabe duda
de que estas mezclas ya se produjeron antes de la llegada de los españoles, entre quechuas y
aymaras con kollas, puquinas, atacameños, diaguitas, mapuches y changos y, en el extremo sur,
entre los prueblos nómades del mar y los pampinos. Con la llegada de los españoles a América y
a Chile, en particular, este fenómeno se amplifica, sobre todo por el hecho de que los hispanos
tuvieron en nuestro país una fuerte y permanente resistencia a su conquista de parte de los
mapuches, a quienes nunca llegaron a vencer definitivamente y tuvieron que reconocerle sobera-
nía y autonomía territorial entre el río Bío-Bío y el río Valdivia. Esta situación hizo que pocas muje-
res españolas se aventuraran a venir a vivir a esta región del Imperio Español, lo que obligó a los
conquistadores a convivir con las indígenas, en la mayoría de los casos, sin legitimar las alianzas,
ejerciendo sobre ellas un derecho de conquista y un no reconocimiento de los hijos nacidos de la
unión, lo que determinó la proliferación de hijos ilegítimos o huachos. No olvidemos que a don
Bernardo O’Higgins Riquelme se le llamaba peyorativamente «el huacho Riquelme», al no contar
durante largo tiempo con el reconocimiento de su padre, el Gobernador don Ambrosio O’Higgins.
Al mismo tiempo, el español tenía una actitud de desprecio hacia la cultura de su pareja, conside-
42 «Identidad Cultural Chilena»

rándola idolátrica y carente de elementos de civilización superiores. Esta situación se mantiene sin
variaciones durante todo el período colonial, se modifica ligera y favorablemente en la época de la
Independencia, en la que nuestros Padres de la Patria valoraban altamente la actitud guerrera de
los mapuches, la defensa de su tierra y de su cultura. Pero ya hacia fines del siglo XIX se instala en
nuestra cultura oligárquica y burguesa una clara actitud de minusvalorización y de discriminación
hacia nuestras etnias indígenas, llegando incluso al extremo de fomentar la caza de indios alacalufes,
onas y yaganes en el período de colonización de las regiones australes. En la actualidad aún
subsiste en gran parte de la población una actitud discriminadora o de racismo solapado que,
felizmente, vemos que empieza a modificarse lentamente, aunque todavía de manera no genera-
lizada. Algunos de estos indicios los hemos ya señalado en el punto anterior.

Sin entrar en mayores profundizaciones, podemos decir que toda esta historia ha dado como
resultado un sincretismo cultural asimétrico, en el que predomina ampliamente la vertiente cultural
hispano-europea, que ha impuesto su idioma -el castellano-, su religión -el catolicismo- y sus mo-
dos de vida, tradiciones y costumbres. La vertiente cultural indígena o vernacular aparece como
sustrato o adstrato cultural; marca su presencia y colora la vertiente cultural dominante subterrá-
neamente, emergiendo en ciertas manifestaciones culturales de carácter mestizo o sincrético. Tam-
bién actúa como adstrato, es decir, conviven ambas vertientes culturales, en particular, en las
regiones de origen de estas culturas, aunque como consecuencia del actual proceso migratorio
indígena, esta relación adstrática se está generalizando a gran parte del país.

Veamos a continuación de qué manera se manifiesta este sincretismo asimétrico en las


diversas áreas culturales de nuestra sociedad:

2.1 Sincretismo en el castellano hablado en Chile

La variedad dialectal chilena del castellano refleja elementos lexicales interesantes en este
aspecto. Son los llamados indoamericanismos léxicos, es decir, préstamos de palabras tomadas de
algunas lenguas indígenas o polinésicas y que aparecen tratadas en algunos casos como
«chilenismos». Aparecen en léxicos de uso común, referentes a las partes del cuerpo, a productos
comestibles, nombres de algunos animales, aves, plantas y árboles. También en los nombres y
apellidos, en los nombres de lugar o toponimia. He aquí algunos ejemplos:

Mapuchismos o léxico tomado del mapuche: coligüe, raulí, lenga, araucaria, lleuque, peuco,
chuncho, queltehue, laucha, guarén, quiltro, apercancado, charchazo, charchas, huemul, cholgas,
choro, piure, loco, chuico, pilucho, empilucharse, pichintún, guata, guatón, guargüero, guatearse,
pololo, pololear, poto, pichula, puelche. Algunos nombres y apellidos como Millaray, Colo-Colo, Lautaro,
Fresia, Guacolda, Rayén, Pailaqueo, Antinao, Millalonco, Huirimilla, Loncón, Huenumán, Lincoyán,
Hueicha, Melinao, Chihuailaf, Panemal, Ñanculef, Curaqueo, Caritao, etc. Nuestra toponimia es rica
en nombres de lugar de origen mapuche. Reñaca (vertiente), Quintil (antiguo nombre de Valparaíso)
y Quintay (lugar donde se boga), Talca (trueno), Curicó, Traiguén, Bío-Bío, Melipilla, Vitacura, Temuco,
Maipú, Chiloé, etc.

Aymarismos y/o quechuismos. Según varios autores es difícil distinguir claramente si las
palabras pertenecen a una u otra lengua, ya que quechuas y aymaras han vivido juntos y unidos
durante varios siglos de su historia. De este origen tenemos: guagua (es una onomatopeya deriva-
da del llanto de los bebés), camanchaca, taya, cholo, suri (avestruz pequeña), cóndor, porotos,
puma, callampa, cancha, china, choclo, carpa, concho, coronta, coto, chala, chalala, guacho, huincha,
humita, chasca, chascón, chasquilla, mate, ojotas, palta, papa, pucho, suche, yapa, pericote, huaso,
UNIDAD DE APRENDIZAJE 2: «Algunos rasgos de la identidad cultural chilena y su integración en el quehacer educativo» 43

curcuncho, curco, chirimoya, charqui, llareta, etc. Algunos nombres y apellidos Atahualpa, Túpac,
Poma, Huamán, Kúntur, Ima, Colque, Challapa, Condori, Chuquimia, Quiquincha, Mamani, Quispea,
Humire. Algunos topónimos Arica, Iquique, Parinacota (lago de flamencos), Putre (cascada),
Payachatas (gemelos), Visviri (ruido del viento), Aconcagua, Quillota (valle angosto), Calahuala
(yerba del lagarto), etc.

Cunzismo, préstamo de la lengua cunza de los atacameños: choapino, Atacama, Choapa.

Polinesismo, préstamos de la lengua pascuense o vananga rapa nui o del tahitiano a través
del vananga rapa nui: tolomiro, moai, sau sau, tamuré. Nombres y apellidos pascuenses: Tiare,
Atan, Tuqui, Paoa, Pakomio, Huque, Rororilo, Pakarati, etc. Topónimos: Hanga Roa, Rano Rarako.

De la lengua yagán tenemos topónimos, Paine (Torres del.... significa azul) Ushuaia (bahía
de ushus).

También el castellano hablado en Chile recibe indoamericanismo de lenguas que no han


tenido presencia en el territorio nacional, pero que han llegado a nosotros por su uso generalizado
en toda la lengua castellana. Algunos casos:

Lengua avahuaco-lucaya (Las Bahamas): canoa, ají, cacique, caoba, enagua, hamaca, hu-
racán, jaiba, menú, pita, guayaba, guayabera.

Lengua caribe: colibrí, piragua, papaya.

Lengua náhuatl: tomate, chocolate, cacao, chile (ají), cacahuate, aguacate.

Lengua maya: cigarro, cigarrillos.

Lengua cuna (Panamá): chicha.

Lengua tapi-guaraní: ananá, mandioca, mucama, ñandú (avestruz).

En síntesis, se trata de influencia de las lenguas indígenas en el plano lexical. El plano


fonológico, morfológico y sintáctico del castellano no ha sido tocado profundamente. Sólo apare-
cen algunos casos de este tipo en algunos hablantes indígenas cuando hablan el castellano, que
en el ámbito lingüístico se le llama castellano aymarizado, mapuchizado, según el caso. Los
hablantes de aymara tienen, por ejemplo, dificultades con el uso del género gramatical, ya que en
la lengua aymara esta marca no existe del mismo modo que en el castellano. Para un aymara es
absurdo que los objetos tengan género, como por ejemplo, una silla, una puerta, una banca, del
género femenino o un banco, un sillón o un portón, del masculino. En aymara tienen marca de
género sólo donde es estrictamente necesario: personas y animales.

2.2 Sincretismo Gastronómico

En el ámbito gastronómico, la cocina popular chilena tiene algunos buenos ejemplos de


sincretismo cultural. En ella se mezclan productos, ingredientes, condimentos y formas de prepa-
ración que integran elementos de la vertiente europea y autóctona.
44 «Identidad Cultural Chilena»

El plato más popular es la llamada «cazuela» por los españoles, que se refiere al «mallún»
mapuche, a la que se integran, como alternativas desde Europa, la carne de vacuno o las aves y el
zapallo para unirse a las papas y choclos indígenas; lo mismo ocurre con el «charquicán» y la
«carbonada».

FIGURA 13: Cazuela

El «pulmay» -curanto en olla- o «curanto» -curanto en hoyo- mezcla también productos e


ingredientes de ambos orígenes, en esa forma vernacular de cocinar en un hoyo en la tierra, en el
que se han calentado piedras, sobre las que se ponen los deliciosos ingredientes de mariscos,
pescados, carnes, papas, arvejas, milcaos y chapaleles, etc., para luego cubrirlas con nalcas,
sacos húmedos y tierra para su definitiva cocción. Lo mismo ocurre con la llamada «huatia» en el
norte, que es el curanto andino, o con el curanto de Isla de Pascua, cuyos ingredientes son diferen-
tes, pues, se adaptan a cada cultura regional. La Huatia incluye choclos, humitas; en Rapa Nui
agregan langosta.

FIGURA 14: Curanto FIGURA 15: Pulmay

En la zona norte también se consume la quínoa y se prepara la «calapuoca», la carne de


llama y las populares humitas que se preparan y consumen en todo Chile.
UNIDAD DE APRENDIZAJE 2: «Algunos rasgos de la identidad cultural chilena y su integración en el quehacer educativo» 45

FIGURA 16: Humitas

Otro tipo de mezcla se produce en la preparación de algunas algas como el luche o el


cochayuyo, los que se consumen acompañados de papas y otras verduras. En Chiloé se puede
agregar luche también a la cazuela de ave. En el consumo de mariscos se conserva el estilo
tradicional indígena de comerlos crudos o asados a las brasas o bien de manera sincrética,
comiéndolos a la parmesana, al pilpil, con mayonesa, salsa americana, con pebre o con cebolla y
cilantro.

De consumo más regional, encontramos los milcaos y chapaleles chilotes, ya señalados


como ingredientes del curanto, el mudai -bebida alcohólica mapuche- y el pusitunga -bebida alco-
hólica de altísima gradación- en la zona altiplánica aymara.

Cabe destacar en este rubro el interesante trabajo y proyecto que un importante grupo de
chefs de restaurantes chilenos pertenecientes a la Asociación Les Toques Blanches, están llevan-
do adelante para conocer, reconocer y valorar los ingredientes, los condimentos y las formas de
preparación propias de las comidas mapuches. Para ello han contactado a un selecto grupo de
machis y mujeres mapuches expertas en su propia gastronomía, de modo de reintegrar a la nueva
cocina chilena los aportes de esta etnia.

2.3 Sincretismo en los cultivos agrícolas

En el ámbito agrícola, en los valles, quebradas y oasis nortinos se puede apreciar una singu-
lar forma de sincretismo, que ha permitido revalorizar el uso de las terrazas o andenes de tierra
fértil construidos desde antaño por los agricultores aymaras, quechuas, atacameños y pueblos
andinos en general, en las laderas de los cerros para plantar allí productos de hortalizas, ajos,
orégano, árboles frutales y otros, según el lugar, sirviéndose del actual sistema de riego por goteo.
De esta manera se han podido incluso recuperar para el cultivo zonas desertificadas como, por
ejemplo, el proyecto de Pampa Algodonal, al fondo del Valle de Azapa en Arica, impulsado por la
Señora Nancy Alanoca, profesional asistente social que organizó a un grupo de campesinos aymaras
para impulsar y realizar exitosamente este innovador programa. De igual manera, aún se utiliza la
construcción de «percas» o «pircas», murallas de separación de predios construidos con piedras,
que se ajustan y sostienen por su propio peso y equilibrio. Esta costumbre se descubre incluso aún
en el sector de El Granizo, en Limache, Quinta Región.
46 «Identidad Cultural Chilena»

FIGURA 17: Terrazas agrícolas de Machu Pichu

2.4 Sincretismo en la medicina alternativa

En el ámbito de la medicina alternativa, es frecuente encontrar en los sectores campesinos y


urbanos periféricos la utilización de medicamentos y recetas que utilizan hierbas medicinales, que
recogen la sabiduría ancestral de las etnias indígenas, cuyos especialistas medicinales y espiritua-
les -machis mapuches o yatires aymaras o kallahuallas- recetan a sus pacientes. Estos saberes
han sido transferidos a las prácticas medicinales mestizas que ejercen «meicas» o «meicos» en
los diferentes barrios populares de las grandes ciudades. Son de uso frecuente para el mal de
altura el té de hojas de coca, de chachacona o de rica rica, la infusión de natre o natri para la fiebre,
la infusión de boldo o bailahuén para el hígado o los malestares estomacales, el matico para la
cicatrización. Estos hechos explican el éxito que tiene en Chile la farmacopea homeopática y la
gran aceptación que tiene como «bajativo» o digestivo el licor llamado «Araucano», que un farma-
céutico de origen alemán del sur de nuestro país elaboró como «tónico estomacal» con hierbas
medicinales de Chile, frecuentemente utilizadas por las machis mapuches y que hoy se pueden
adquirir en algunas botillerías y supermercados. En este sentido es importante y estimulante la
actitud del Ministerio de Salud, que ha implementado, en algunos consultorios de algunas ciuda-
des, un innovador programa de atención sanitaria en la que se integra la medicina étnica mapuche
con la presencia de machis o conocedores de estas prácticas curativas, de modo que quien desee
solicitar esta atención complementaria pueda hacerlo sin dificultad.

También en el área campesina y en los barrios populares se puede observar aún la costum-
bre de «santiguar» a las guaguas o a los niños que presentan estados febriles o de llantos, moles-
tias y «mañas» sin fundamento evidente. La persona que «santigua» toma la guagua o el niño en
sus brazos con una actitud de ternura y consuelo tranquilizador. Premunida de una ramita de palqui,
de palma o de olivo bendito, procede a hacer la señal de la cruz sobre la cabeza, frente al rostro y
sobre el cuerpo del infante. Luego reza con toda fe un «Padre Nuestro» y tres «Ave Marías»,
invocando la ayuda y venida de algunos santos y espíritus positivos para que «calme, sane y
proteja» al niño de todo mal, en particular, del mal inferido por las personas de carácter fuerte y
maligno que lo «ojean» con su carga espiritual negativa, transmitida a través de la mirada. Como
resultado de esta especie de ritual, el niño termina relajado y se queda profundamente dormido,
para despertar más tarde, generalmente, sin fiebre, tranquilo y «sano» pues ha sido liberado del
UNIDAD DE APRENDIZAJE 2: «Algunos rasgos de la identidad cultural chilena y su integración en el quehacer educativo» 47

«mal de ojo». La persona que realizó el ritual termina con toda seguridad con un fuerte dolor de
cabeza o con sensaciones de náusea o vómitos, indicios claros de que el «mal de ojo» se le
traspasó a ella, liberando así a la guagua afectada. Esta práctica a veces es realizada también en
los sectores socioculturales medios o altos, pero en este caso, el breve ritual lo lleva a cabo «la
nana» o la empleada doméstica, con la anuencia tácita de los padres del niño afectado. Otra
práctica mucho más extendida al respecto está orientada precisamente a prevenir y evitar el «mal
de ojo». Consiste en adornar a los bebés con una medallita del Sagrado Corazón y otra de la
Virgen María, ambas atadas con una cinta de color rojo, todas ellas previamente bendecidas. Ellas
funcionan como un amuleto, que sirve de «escudo espiritual protector» del bebé.

2.5 Sincretismo en la religiosidad popular

Las manifestaciones de religiosidad popular en nuestro país son también una rica muestra de
este sincretismo o mestizaje asimétrico. He aquí algunos ejemplos:

a) Las animitas. Es posible encontrar al borde de las carreteras, en algunas calles de nuestras
ciudades o en algunos cementerios, pequeños templos o casitas coronadas por una cruz en
homenaje recordatorio de alguien que falleció en ese lugar por accidente, por asalto u otros
motivos, a los que familiares y amigos empiezan a llevar flores y velas. Lenta y paulatinamente
algunas personas empiezan a encomendarles a estos difuntos sus problemas y preocupacio-
nes, pidiéndoles su mediación e intercesión para resolverlos y, si éstos conceden el favor, se
van transformando en «animitas» muy cumplidoras y milagrosas, ganando así en popularidad
y efectividad, la que se ve reflejada en el aumento de las ofrendas florales, de las velas encen-
didas y en la instalación de pequeñas placas de agradecimientos. En Valparaíso son conoci-
das las «animitas» de la Calle Colón, casi al llegar a la Avenida Francia, las de la subida
Carvallo, frente a la Caleta El Membrillo y la de Emile Dubois, en el cementerio de Playa
Ancha, que es sin duda, la más famosa. Se trata de la tumba de este emigrante francés que,
hace ya más de un siglo, fue condenado por crímenes que él siempre negó haber cometido y
murió proclamando su inocencia.

En resumen, las «animitas» serían, por una parte, almas en pena que están pagando sus
culpas, en una situación intermedia, sin estar ni en el cielo o ni en el infierno o espíritus que no
pueden encontrar su definitivo camino hacia el mundo de los ancestros en el seno del planeta o de la
Pachamama. Como se puede apreciar, en esta práctica de religiosidad popular se manifiesta la
síntesis de dos fuentes culturales diferentes: la cristiano-occidental y la indígena prehispánica, sínte-
sis que está plenamente vigente en nuestros días.

b) Los bailes de «chinos». Estas cofradías de carácter cristiano-católico se dan profusamente en


la zona norte del país y extienden su presencia vital hasta Valparaíso, en la zona central.
Participan sistemáticamente en las fiestas patronales en las distintas parroquias y comunas
de estas regiones y masivamente en algunas festividades marianas, especialmente en la fies-
ta de la Virgen de las Peñas, de la Virgen de la Tirana, de la Virgen de la Candelaria de
Andacollo y en los festejos a la Virgen del Carmen, en el Templo Votivo de Maipú .

En Valparaíso, participan los bailes de «chinos» en la fiesta de San Pedro, Patrono de los
Pescadores artesanales, que se celebra cada 29 de junio y culmina con una procesión náutica por
toda la bahía del puerto, entre la Caleta El Membrillo y la Caleta Portales. Conviene describir
ligeramente lo que es un baile de «chinos». En primer lugar, el apelativo de «chinos» nada tiene
que ver con los habitantes de China. Este término es un quechuismo, es decir, una palabra de la
48 «Identidad Cultural Chilena»

lengua quechua incorporada al castellano de Chile, que significa «servidor» o «servidora» y co-
rresponde a la denominación que se les daba en el Imperio Inca a las personas que estaban al
servicio del dios Inti, para el cual bailaban en las celebraciones rituales públicas de la época. De
aquí deriva también la denominación de «chinas» que se usa a veces para referirse a las emplea-
das domésticas o «servidoras».

Configuran un baile de chinos el alférez, quien improvisa los versos de saludo, agradeci-
miento, petición y despedida que se le hacen al patrono o a la Virgen; el director del grupo de
danzantes, quien es responsable de las coreografías y de marcar los cambios de los ritmos, de los
giros y de los pasos de los miembros de baile y el grupo de danzantes, cuyo número es muy
variable y puede oscilar entre diez y treinta participantes de diferentes edades, incluyendo niños.
Puede haber bailes puramente femeninos, como las «cuyacas». Los bailarines se acompañan de
tamborines y de «pifilcas», que sirven para marcar el ritmo. Las «pifilcas» son flautas o pitos de
origen mapuche y pueden dar sólo algunos sonidos. Las coreografías y los ritmos son de origen
cultural andino. Como es fácil comprobar, se trata de formas culturales de origen prehispánico
integradas en una acción de cultura religiosa popular de carácter católico.

Los bailes de «chinos y chinas» del Norte Grande son más numerosos, ricos y sofisticados
en sus coloridos vestuarios, ritmos, melodías e instrumentos de acompañamiento, llegando a tener
orquestas o bandas, que integran instrumentos de bronce, bombos, tambores y matracas para la
percusión.

Para nuestro propósito analizaremos solamente un tipo de estas cofradías de danzantes -


promesantes, las llamadas «diabladas». Cabe señalar, en general, que quienes participan de es-
tas cofradías lo hacen con un profundo sentido, sentimiento y compromiso de fe en el Santo o en la
Virgen o como consecuencia del cumplimiento de alguna manda por alguna petición o favor solici-
tado o ya concedido.

Una diablada incluye, en primer lugar, a un alférez, responsable de versificar el saludo, los
agradecimientos y peticiones y la despedida que se hace a la imagen de la Virgen de La Tirana, por
ejemplo; en segundo lugar, a una banda de instrumentos de bronce, de bombos y tambores,
-instrumentos de evidente origen europeo-, que interpretan melodías y ritmos de origen andino
prehispánico o mestizo, como los huaynos, diabladas, morenadas; en tercer lugar, a los diablos,
grupo de bailarines vestidos de demonios con trajes rojos ajustados, una capa roja o azul bordada
y una impresionante máscara, cuya forma representa al diablo visto desde la cultura andina
prehispánica, con los ojos desorbitados, los cachos retorcidos y el rostro desfigurado, multicolor y
reluciente de plateados y dorados, al estilo sicodélico, que poco tiene que ver con la representa-
ción del demonio europeo. Estos danzantes son todos jóvenes y ágiles, con un estado físico ópti-
mo, pues deben saltar, brincar y bailar durante horas, pasos y coreografías de origen andino de
ritmos muy marcados y a veces vertiginosos. Cuando van en medio del público, se acercan para
asustar a los niños y molestar con picardía a las muchachas doncellas. En cuarto lugar, se tiene al
«angelito», generalmente representado por una niña vestida toda de blanco, con una diadema en
la cabeza y engalanada con un par de hermosas alas y, en quinto lugar, un conjunto de animales,
entre los cuales destacan un cóndor, un puma o un oso. A veces se integran otros elementos, como
un globo terráqueo, pero los esenciales son los anteriores.
UNIDAD DE APRENDIZAJE 2: «Algunos rasgos de la identidad cultural chilena y su integración en el quehacer educativo» 49

FIGURA 18: Diablada en una fiesta altiplánica

Cuando la «diablada» entra al pueblo de la Tirana, en dirección al Templo de la Virgen, los


diablos vienen adelante, precedidos de la banda, seguidos por los animales y cierra el cortejo el
«angelito». Los diablos danzan con gran ánimo y energía y se acercan a molestar al público para
asustar a niños y coquetear con las muchachas. A medida que se acercan al templo, van dejando
las primeras filas para dar paso adelante a los animales y al angelito, de modo que cuando la
cofradía ingresa al templo, va adelante el angelito con el alférez, seguidos del cóndor, el puma o el
oso y los diablos al final, ya mucho más tranquilos. Este ordenamiento responde al orden espiritual
del mundo, donde los seres espirituales y humanos están mucho más cercanos a lo divino, segui-
dos de los animales que integran la naturaleza a este orden y, desde el punto de vista de la cultura
andina, intermedian entre los hombres, la naturaleza y lo divino, en particular, el cóndor, que en la
cosmovisión incaica cumplía el papel de mensajero entre los hombres y los dioses; finalmente, los
diablos, tranquilos y sometidos al poder celestial. Cuando la cofradía finaliza su encuentro con la
imagen de la Virgen al interior del templo, los promesantes dejan de lado sus instrumentos, sus
máscaras e indumentarias para acercarse a saludar personalmente y con una profunda fe a la
imagen antigua de la Virgen de la Tirana, que está colocada al final de unas escalinatas y, con toda
unción y respeto, se persignan, oran y tocan la imagen; sumamente emocionados, salen del tem-
plo, tranquilos, felices y contentos de haber cumplido una vez más con su manda. Debo confesar la
profunda impresión que ha causado en mí el haber presenciado estos hechos que narro, en parti-
cular, porque creo que revelan la más extraordinaria expresión de nuestro sincretismo cultural
religioso, en que lo católico se mezcla con lo cultural andino y emerge de ello una forma mestiza de
cultura religiosa propia, integrada, viva y vigente, que merece y me inspira la más alta considera-
ción y respeto. Cuando el promesante toca la imagen de la Virgen de La Tirana, cree recibir de ella
una gran carga de energía espiritual positiva que emana de esa imagen, incorporando así un
elemento de la religiosidad andina prehispánica que también le atribuye un «ánima», un alma a
algunas cosas u objetos especiales como es, sin duda, esta imagen de la Virgen para cada uno de
ellos. Un católico europeo no reaccionaría ni actuaría de la misma manera.
50 «Identidad Cultural Chilena»

2.6 Sincretismo en la música

El ámbito musical presenta al respecto algunos casos sumamente interesantes. Para ello les
ruego que sigan nuestra presentación escuchando los temas musicales que se irán indicando en la
grabación que acompaña al presente manual.

Las huellas de este sincretismo se perciben desde el período colonial español en nuestra
América. Impulsados por la necesidad de evangelizar a los pueblos del Nuevo Mundo, los sacerdotes
utilizaron las lenguas de estos pueblos y compusieron temas de carácter religioso, cuya letra fue
escrita e interpretada en dichas lenguas. Les ruego escuchar en la primera pista de la grabación el
tema musical titulado «Diositlaço Natzine» de Hernando Franco, tema reconstruido desde el Archivo
de la Catedral de México, y en la segunda pista, el tema «Hanac Pachap» de Juan Pérez Bocanegra,
perteneciente al Ritual Formulario e Institución de Curas de 1631 de Lima, Perú. La cita parcial de
ambos temas es interpretada por el Conjunto de Madrigalistas de la Universidad de Playa Ancha,
dirigidos por el Profesor Alberto Teichelmann, editado en el álbum «Música Birreynal» en 1986.

El primer tema está cantado en la lengua náhuatl de los aztecas y el segundo, en la lengua
quechua de los incas. Las formas musicales, las armonías, las melodías y los ritmos son europeos,
propios del período barroco que vivía en ese entonces España. En el tema «Hanac Pachap» se
incorporan los instrumentos llamados «bajunes», que son zampoñas del tamaño del músico que
las toca y que sirven para acompañar los bajos y el sonido del órgano, al que substituyen cuando
en el templo no existe este instrumento. Como es fácil apreciar, la mezcla cultural se produce con
toda naturalidad. Este tipo de situaciones también se vivió sin duda en Chile, aunque de manera
más débil, pues no debemos olvidar que nuestro país ocupaba una posición periférica en el Virreynato
del Perú. Sin embargo, desde mediados del siglo XX empieza a manifestarse en Chile una presen-
cia de este estilo de sincretismo en la música de raíz folklórica y popular y en la música culta que se
inspira en las vertientes culturales prehispánicas. Nombres como Calatambo Albarracín, Violeta
Parra, Margot Loyola, Quilapayún, Inti-Illimani, Los Jaivas, Barroco Andino, Illapu, el Bafona, Joakín
Bello, Roberto Bravo, Latino Músicaviva y toda una cohorte de cantautores y músicos jóvenes se
inspiran en esta vertiente creativa, rica y fructífera.
UNIDAD DE APRENDIZAJE 2: «Algunos rasgos de la identidad cultural chilena y su integración en el quehacer educativo» 51

Ellos no hacen más que retomar el relevo de una tradición sumergida, latente, pero siempre
presente en este ámbito cultural.

Temas tales como «La Canción Araucana», interpretada por el Conjunto Los Provincianos
hace ya tantos años, «A motu yanei», «Huincahonal», «Mi Cutral», «SauSau», «Ojos Azules», «El
Negro Cachimbo», «Mis llamitas», «Alturas», etc., interpretados por diferentes conjuntos y solis-
tas, jalonan esta línea de presencia cultural que actúa como la punta de un iceberg, a través de la
cual aflora desde nuestro sustrato cultural esta componente vernacular para matizar y colorear la
vertiente dominante hispano europea, dándole así la dosis de singularidad mestiza que la caracte-
riza y diferencia.

Apreciemos ahora algunos ejemplos para ilustrar esta aseveración.

En la tercera pista encontrarán la cita parcial de «Calambito Temucano», de Violeta Parra,


tema en el que se mezcla, como ustedes pueden apreciar, sonoridades, ritmos e instrumentos de
origen mapuche, andino-aymara y de la zona central de Chile de raíz europea, los que se hacen
más explícitos en la versión de este mismo tema realizada por el Conjunto «Barroco Andino» cuya
cita parcial les ruego escuchar en la cuarta pista. Allí se aprecian guitarras, bombos, trompes,
charangos, trutrucas, bajos, zampoñas, quenas, cacharainas (mandíbulas de burro que se percuten),
enmarcados en ritmos del folklore mapuche, andino y de la zona central estilo tonada.

En la quinta pista, escuchen a continuación la cita parcial de «Ojos Azules», interpretado por
el Conjunto «Los Curacas», tema tradicional nortino con ritmo de trote, instrumentalizado con
zampoñas, quenas, charango, guitarra, bombo y cantado a cuatro voces al unísono. En la sexta
pista, escuchen la cita parcial de la versión para este mismo tema interpretada por el Conjunto
«Barroco Andino». Aquí podemos apreciar cómo esta canción trote del folclore se ha transformado
en un preludio sobre una forma coral a varias voces, con melodías contrapuntísticas creadas por el
propio conjunto, dándole una forma y un «aire» más europeo que andino.
52 «Identidad Cultural Chilena»

Escuchemos ahora, en la séptima pista, la cita parcial de «El Rin del Angelito», de Violeta
Parra. A este marcado ritmo autóctono se integran la voz de Violeta y la guitarra, que subraya el
ritmo suavizado por la ternura de la letra y la voz de la intérprete. En la octava pista, escuchemos la
cita parcial de la adaptación de este mismo tema, realizada por Joakín Bello e interpretada al piano
por Roberto Bravo. En este caso podemos apreciar cómo, a partir de una melodía y ritmo de raíz
folclórica autóctona, Bello nos propone una versión casi barroca, con elementos de fugas y de
variaciones al más puro estilo bachiano, mostrando de manera clara como se puede configurar
una creación que trasunta la huella de ambas vertientes culturales con una claro predominio de lo
europeo sobre lo autóctono, pero con la pincelada de coloración vernacular propia del mestizaje
chileno, como ya hemos reiterado.

También es posible, desde esta perspectiva cultural sincrética con la mirada mestiza del
estilo chileno, acercarse a formas musicales netamente europeas. Con este propósito les ruego
escuchar la novena pista. Creo que nos les ha sido difícil descubrir, en la cita parcial, que se trata
UNIDAD DE APRENDIZAJE 2: «Algunos rasgos de la identidad cultural chilena y su integración en el quehacer educativo» 53

de la «Danza de los Mirlitos» del Ballet «Cascanueces» de P.I. Tchaikowsky. En esta versión «Ba-
rroco Andino» ha sustituido las flautas de la versión original por dos quenas y un quenacho y los
bronces, por zampoñas de diferentes registros. De esta sustitución resulta una versión coloreada de
tintes y aires andinos que para algunos oídos puramente europeos puede resultar chocante o muy
novedoso e interesante, según el caso. A mi modo de ver, este hecho sólo nos permite constatar una
realidad cultural: el sincretismo chileno asimétrico permite a los creadores y compositores chilenos
apreciar, crear o recrear obras inspiradas, ora en la vertiente europea, ora en la autóctona o en la
mezcla asimétrica que resulta de la unión de ambas, otorgándoles una mayor riqueza rítmica, meló-
dica y tímbrica que puede producir obras de gran versatilidad, originalidad y con una raigambre
profunda en un elemento de nuestra identidad que tiene aún dificultades para asentarse.

En este sentido resulta extraordinariamente interesante y estimulante el descubrir cómo una


parte importante de nuestros artistas musicales ha creado obras y canciones, en las que se mue-
ven con toda soltura entre nuestras raíces europeas o vernáculas o en la mezcla que de ellas
ambas resulta.

Permítanme mostrarles algunos ejemplos, que valoro y aprecio mucho además por su calidad.

En la cita parcial de la décima pista encontraremos a nuestra querida Violeta Parra interpre-
tándonos su canción «Una Chilena en París», un rítmico y cadencioso vals de típico estilo francés,
con acompañamiento de acordeón, cantado nada menos que en francés, con un coqueto y ligero
acento chileno. Me llama mucho la atención la manera en que Violeta supo captar la forma tan
peculiar que este ritmo toma en Francia.

En la undécima pista, les ruego que escuchen la cita parcial del tema «Desde una Ventana
Abierta» del Conjunto «Inti-Illimani». Esta canción, con clara influencia instrumental y melódica de
Italia, cantada además en italiano, muestra cómo la larga permanencia en ese país -producto del
largo exilio- influenció la producción artística del conjunto, enriqueciéndola y matizándola con nue-
vos aires y timbres que también podemos descubrir y apreciar en temas, tales como «El Mercado
de Testaccio» o en «Palimpsesto».
54 «Identidad Cultural Chilena»

En la duodécima pista, podrán apreciar la cita parcial de «Cáncer» de la obra «Ofrenda de


los Andes por la Paz», de Joakín Bello, estrenada en 1990 en el Teatro de la Universidad de Chile.
Esta hermosa composición, poco conocida y difundida en Chile, es para mí una de las mejores
muestras de este aspecto de nuestra cultura, al mezclar de manera lúcida y equilibrada ambas
vertientes de nuestras raíces para producir una síntesis sincrética de alta calidad creativa.

En la décimo tercera pista, deseo mostrarles la cita parcial de un ejemplo que se suele
encontrar en la música docta. Se trata de tomar formas musicales de raíz folclórica para trabajarlas
en la perspectiva del modo docto. En este caso me refiero, en primer lugar, a dos temas tomados
de la Suite Nº 2 «Norte Grande»: «Marcha de los Morenos del Norte» y «Achalay» y, en segundo
lugar, del vals «Que Penas Siente el Alma», de Violeta Parra. Todos estos temas pertenecen al
álbum «Chile en Cuatro Cuerdas» y son interpretados por el «Cuarteto Chile» del Instituto de
Música de la Universidad Católica de Chile, dirigidos por Gastón Soublette. El fino, delicado y
hermoso resultado lo pueden apreciar ustedes mismos.
UNIDAD DE APRENDIZAJE 2: «Algunos rasgos de la identidad cultural chilena y su integración en el quehacer educativo» 55

2.7 Sincretismo en los emblemas patrios

Un ámbito muy poco conocido y comentado, en el que es posible detectar y mostrar de


manera fehaciente este sincretismo, es el de la génesis de nuestros emblemas patrios y el del
sentido y contenido simbólico de ellos. En la presentación del contenido de este ámbito del tema,
seguiremos los planteamientos de Gastón Soublette en su obra «La Estrella de Chile», Ediciones
Universitarias de Valparaíso, 1984, trabajo que me parece altamente iluminador, cuya lectura y
adquisición recomiendo con entusiasmo.

FIGURA 19: Texto «La Estrella de Chile» de Gastón Soublette


56 «Identidad Cultural Chilena»

Los responsables ideológicos de este hecho son sin duda nuestros Padres de la Patria,
quienes tenían conocimientos relacionados con la comprensión del sentido profundo, hermético y
heráldico de los símbolos, de los colores y de las formas, dada su formación espiritual en la Europa
de los siglos XVIII y XIX. Sentían, además, una admiración por el pueblo mapuche, al que le reco-
nocían su valer cultural, su bravura en la defensa de su tierra y de su identidad ante el invasor
español y su espíritu de independencia. Los invito a observar con atención algunos de nuestros
emblemas.

José Miguel Carrera Fray Camilo Henríquez

Bernardo O’Higgins Ignacio Zenteno

FIGURA 20: Padres de la Patria

Sin mayor dificultad podemos apreciar, en el Pabellón del Estado y en el Sello del Estado de
los emblemas de la Patria Vieja -1812-, la presencia de una pareja de indios -hombre y mujer-, que
se miran mutuamente y se apoyan en lanzas, ubicados a ambos lados de una gran columna coro-
nada de un globo y en la cumbre aparece una palma, una lanza y una estrella. En la parte alta y
baja del óvalo se ubican la frases latinas «Post tenebrae lux» y «Aut consilio aut ense» (La luz
después de las tinieblas y Por consejo o por espada).
UNIDAD DE APRENDIZAJE 2: «Algunos rasgos de la identidad cultural chilena y su integración en el quehacer educativo» 57

FIGURA 21: Emblemas de la Patria Vieja

En los emblemas de la Patria Nueva emergen y se consolidan algunos elementos simbólicos


que perduran hasta nuestros días y que provienen, por una parte, de la actitud y convicción indigenista
ya indicada y, por otra, de la influencia de la formación europea de los padres de la patria, en
particular, de Don Bernardo O’Higgins. En el Sello del Estado, la columna se asemeja más a un
«Rehue» mapuche rodeado de banderolas al viento con las estrellas de color celeste, como en las
rogativas sagradas o «Nguillatunes». Un «rehue» es un poste sagrado que sitúa a una comunidad
mapuche en la tierra; es como un eje que une simbólicamente el cielo con la tierra para que así la
existencia adquiera sentido.

Bandera de la tierra de la Independencia, 1818

FIGURA 22: Emblemas de la Patria Nueva

El diseño de la bandera se hizo a partir de la aplicación de la «proporción áurea», proporción


que ha sido utilizada en el diseño de gran parte de los pabellones nacionales del mundo y que
proviene de la más remota antigüedad, siendo utilizada además en los planos de toda la arquitec-
tura antigua, la pintura y otras formas de creación artística. Es, además, la ley secreta que rige la
armonía de las formas vivas y de su crecimiento, en consecuencia, es la norma geométrica univer-
sal de la naturaleza, razón por la cual se la ha llamado también «proporción divina». La decisión de
O’Higgins de aplicar esta proporción áurea a la bandera de Chile obedeció a una razón estética y
a una razón espiritual, pues, tenía la intención de vincular simbólicamente a la patria con el orden
divino a través de la ley universal del crecimiento armónico.

Atención especial merece el tema de la «estrella solitaria». Nuevamente emerge la persona


de O’Higgins, ya que fue él quien explicó la presencia de la estrella y su significado, diciendo
extraoficialmente que se trataba de la «Estrella de Arauco»: «Guñelve». Esta explicación fue desa-
58 «Identidad Cultural Chilena»

rrollada posteriormente en el decreto oficial que se dictó para fijar la composición del actual escu-
do: «La estrella de plata es el blasón que nuestros aborígenes ostentaron siempre en sus pendo-
nes y el mismo que representa ese caro pabellón a cuya sombra se ha ceñido la patria de tantos y
tan gloriosos laureles». Guñelve es una estrella octogonal y representa al lucero de la mañana y de
la tarde, que marca el paso de los días y de las estaciones.

FIGURA 23: Estrella octogonal

A veces se la representa en forma de suástica o de asterisco de ocho puntas. Nosotros


estamos habituados a ver en nuestros emblemas la estrella de cinco puntas, pero hay testimonios
pictóricos de que en la primera época se usó también la estrella de ocho puntas, como se puede
apreciar en el Escudo de 1819, pintado por José Gil de Castro bajo un retrato de pequeño formato
de Don Bernardo O’Higgins, que se conserva en el Museo Nacional de Bellas Artes en Santiago.
Observen con atención la reproducción de dicho escudo que aquí se presenta.

FIGURA 24: Escudo Nacional de 1819

Sin embargo, la incorporación de la Estrella solitaria a nuestra bandera no obedece sola-


mente a las convicciones indigenistas de nuestros próceres de la Independencia; también está, por
una parte, la influencia cristiana, que asocia el símbolo de la estrella -la Estrella de Belén- con el
nacimiento de Cristo, es decir, con la presencia del Dios encarnado y, además, con la presencia de
la Virgen María, en particular en su advocación «del Carmen» como patrona de las Fuerzas Arma-
das. La Virgen aparece como «Stella matutina» -estrella de la mañana-y en este sentido se integra
UNIDAD DE APRENDIZAJE 2: «Algunos rasgos de la identidad cultural chilena y su integración en el quehacer educativo» 59

perfectamente con Guñelve como lucero de la mañana y como « Stella maris «-estrella del mar-, es
decir como el ser luminoso que guía al marino en alta mar. María sería entonces la estrella lumino-
sa en el mar azul de la bandera. Por otra parte, está el simbolismo hermético tradicional, que
asocia la estrella de cinco puntas con la representación del hombre arquetípico, que está de pie
con las piernas y brazos abiertos, bien asentado sobre lo terrenal con los brazos extendidos hacia
el mundo y la fraternidad y con la cabeza erguida orientada hacia lo trascendente. Nuestra estrella
solitaria representa, entonces, al chileno arquetípico, resultante de la unión del mundo cultural
aborigen y del mundo cultural cristiano occidental europeo.

FIGURA 25: «Stella Maris»

En cuanto a los colores de nuestros actuales emblemas, es útil señalar lo expresado en la


composición cromática oficial de la Banda Presidencial que portan nuestros mandatarios en las
ceremonias oficiales. En una providencia de O’Higgins del 3 de diciembre de 1817, se indica la
asociación de los colores azul, blanco y rojo con los del pabellón de la Revolución Francesa y con
el tricolor que ceñían en el pecho los toquis araucanos a la cabeza de sus batallones, tal como lo
describe Alonso de Ercilla en los siguientes versos de «La Araucana»:

Cubiertos de altas plumas muy lozanas


Siguiéndole su gente de pelea
Por los pechos al sesgo atravesadas
Bandas azules, blancas y encarnadas.

La interpretación simbólica de los colores o esmaltes será hecha en el texto complementario


que viene un poco más adelante.

Es posible que algunos de mis distinguidos colegas-alumnos piensen que todo lo que hemos
expuesto tiene poca vigencia y acogida en el Chile de hoy. Es posible que tengan algo de razón,
pues nuestro país ha cambiado y está cambiando mucho. Cabe señalar en este sentido que en la
ley Nº 2597 del 11 de enero de 1912 se dispuso la simplificación del diseño anterior basado en la
60 «Identidad Cultural Chilena»

proporción áurea. Se lo sustituyó por uno más práctico y estético, el de los seis tercios: un tercio de
azul turquí, con una estrella de cinco puntas en el medio; dos tercios de blanco y tres tercios de
rojo; todo dispuesto en dos fajas horizontales, la superior conteniendo el tercio de azul turquí y los
dos tercios de blanco y la inferior los tres tercios de rojo, marcándose así nuestra evolución como
sociedad hacia valores más prácticos y estéticos que trascendentes y sapienciales. Sin embargo
no debemos olvidar que se mantiene el valor simbólico de los colores y particularmente el de la
estrella solitaria, en su triple significación indígena, hermética y cristiana.

FIGURA 26: Bandera chilena actual.

Tampoco debemos olvidar que, tal como lo reitera Soublette, los símbolos actúan consciente
e inconscientemente, pues trasuntan la sabiduría ancestral acumulada por la humanidad a través
de su desarrollo cultural de milenios. Esta afirmación me parece muy pertinente, pues, creo que
hemos sido testigos de su funcionamiento en nuestra propia cultura actual casi sin percatarnos. El
acontecimiento al que deseo referirme y compartir con ustedes ha ocurrido en el ámbito del depor-
te, más precisamente en el del fútbol, que sin duda mueve a una gran masa de chilenos. Todos
recordamos ahora con mucha nostalgia nuestra estimulante participación en el Campeonato Mun-
dial de Fútbol de Francia. A participar como espectadores, viajó un importante grupo de compatrio-
tas de diferentes estratos sociales y culturales, para apoyar y «hacer barra» al equipo. Como de
costumbre, los más jóvenes se pintaron el cuerpo y el rostro con los colores nacionales. Su sorpre-
sa fue mayúscula al descubrir que igual colorido lucían en sus rostros, entre otros, los franceses
-los dueños de casa- y los paraguayos. ¿Qué podían hacer en esas circunstancias?... ¿Cómo
podían reaccionar para evidenciar inequívocamente su identidad distintiva?... Pues bien. ¡Se pinta-
ron la estrella solitaria en el rostro! Así recuperaron y demostraron su propia identidad de nación y
de equipo nacional, pues, al parecer, en nuestro inconsciente cultural colectivo, la estrella tiene la
mayor carga simbólica de identidad chilena. Obviamente es muy difícil sostener que todos esos
jóvenes habían leído y estudiado previamente el libro de Gastón Soublette o habían participado de
un curso de identidad cultural chilena como éste, de modo que la hipótesis del funcionamiento
inconsciente del valor de los símbolos parece tener vigencia plena.
UNIDAD DE APRENDIZAJE 2: «Algunos rasgos de la identidad cultural chilena y su integración en el quehacer educativo» 61

FIGURA 27: Chilenos en el Mundial de Fútbol de Francia, 1998

Las aplicaciones que puede tener en el ámbito de la educación (y muy particularmente en el


de la Reforma educacional en marcha) la inserción de la temática de nuestro sincretismo o mesti-
zaje cultural asimétrico son muy importantes y de proyecciones prometedoras para nuestro desa-
rrollo de la identidad futura. Su adecuada integración al proceso educativo global como un objetivo
transversal más o su incorporación en las políticas educativas regionales y comunales, así como
su inserción en los proyectos educativos de establecimientos específicos permitirán contribuir a la
construcción de una sociedad chilena más auténtica, que no sienta vergüenza de asumir sus ver-
tientes culturales diversas, en particular, la indígena, así como su característica de mesticidad
asimétrica con predominio de lo europeo hispánico. Si nuestra educación es capaz de asumir y
realizar con éxito esta tarea, habrá hecho una contribución trascendental al desarrollo de nuestra
sociedad, pues de esta manera podríamos practicar la anhelada tolerancia, el respeto a las dife-
rencias, la eliminación de racismos solapados y discriminaciones odiosas, injustificadas y trasno-
chadas, que tanto daño hacen a nuestra convivencia social diaria y a nuestro anhelo futuro de
lograr un desarrollo sustentable con una gran calidad de vida para todos, especialmente para
aquéllos connacionales que más hemos minusvalorado: nuestros pobres, nuestras mujeres, nues-
tros indígenas, nuestros vecinos peruanos y bolivianos, etc.

En nuestra condición de profesores de aula o profesores jefes podemos hacer contribucio-


nes precisas, sencillas y directas, integrando esta temática en nuestros cursos, dando a conocer a
nuestros alumnos los distintos componentes de nuestra identidad cultural, buscando información
de calidad, haciendo investigar y observar a nuestros alumnos documentación fidedigna y hechos
de la realidad cotidiana: en nuestra manera de hablar, de cocinar, en nuestro patrimonio cultural,
en nuestra producción artística, en el nombre de nuestros pueblos, ciudades y lugares, en nuestros
apellidos, etc. Pero sobretodo, podemos aportar con nuestra propia toma de conciencia y con
nuestro compromiso personal y profesional permanente. Una clara actitud nuestra en este sentido
es el mejor regalo que nos podemos hacer y hacer a nuestros niños y jóvenes, que nos correspon-
de educar diariamente.
62 «Identidad Cultural Chilena»

TEXTO COMPLEMENTARIO Nº 5
«INTERPRETACIÓN SIMBÓLICA DEL ESCUDO NACIONAL ACTUAL»

El presente texto está tomado de la «Estrella de Chile « de Gastón Soublette, editado


por Ediciones Universitarias de Valparaíso, en 1984, y corresponde a la interpretación sim-
bólica que el autor hace de los distintos elementos que configuran el actual Escudo Nacional.

FIGURA 28: Escudo Nacional

«Para desarrollar un comentario de nuestro escudo de armas actual, se debe recordar


todo lo dicho sobre los emblemas anteriores. En lo que se refiere a los esmaltes (colores),
seguramente la referencia a sus muy conocidos atributos alude a la interpretación puramente
alegórica que se suele hacer de ellos, porque sus atributos profundos siguen siendo desco-
nocidos del vulgo, en cuanto corresponden a antiguos símbolos cromáticos heredados de la
heráldica del hermetismo europeo y de la tradición aborigen, presumiblemente conocidos por
los padres de la patria, como antes quedó explicado. Así, la interpretación del azul y del rojo,
como par de opuestos alquímicos del agua y del fuego, es decir, las bodas del espíritu y la
vida, es la fundamental, aunque poca relación guarde con la mentalidad actual de nuestra
sociedad. La proximidad de ambos esmaltes significa, pues, la conciliación de la polaridad
espíritu y vida, inteligencia y naturaleza, presididos por el pentágono estrellado como símbo-
lo del hombre en estado de perfección, fruto de esa fecundación espiritual.

Este símbolo es válido tanto para la persona del gobernante como para la sociedad
toda, vale decir, el hombre chileno. Y el simbolismo es doble; sabiamente el diseñador (Wood)
ha homologado la síntesis de la polaridad espíritu-vida con la integración de dos naciones
que dieron origen a la sociedad chilena: el Chile colonial y la nación araucana.

A propósito de este simbolismo racial, debe destacarse el marcado carácter indigenista


del texto redactado por Ignacio Zenteno, el cual en tres pasajes alude al pueblo araucano: a
propósito de los esmaltes, de la estrella y del huemul, lo que acentúa y explicita la ya anotada
tendencia detectable en el análisis críptico de todos los emblemas.
UNIDAD DE APRENDIZAJE 2: «Algunos rasgos de la identidad cultural chilena y su integración en el quehacer educativo» 63

Para entender el simbolismo de los animales, aparte de lo dicho sumariamente en el


texto legal, debe observarse que forman ambos un par de opuestos «elementales» que, frente
al par fuego y agua determinado por los esmaltes, constituyen el par tierra y aire. Es esta la
razón por la que no se escogió el puma como acompañante del huemul en referencia al lema
«Por la Razón o la Fuerza», habrían constituido un par de equivalentes; en cambio el diseñador
ha obrado ortodoxamente al escoger un par elemental que, en lo que se refiere al carácter de
ambos animales, corresponde perfectamente al par de opuestos del lema. Porque el huemul,
representante de la tierra madre, benigna y nutricia, equivale en el lema a la razón y el cóndor,
animal fatídico y carnicero, equivale a la fuerza. Se notará que, a diferencia del escudo ante-
rior, en que el elemento punitivo estaba figurado por un monstruo acuático extranjero, aquí
aparece representado por un ave de presa nacional de carácter en cierto sentido sombrío, el
mismo que le atribuye Pablo Neruda en los dos primeros poemas del Canto General, donde el
cóndor simboliza claramente el castigo divino e histórico que cae de lo alto.

Se ha dicho que las coronas ostentadas por estos animales sobre sus cabezas son
navales y representarían las victorias que nuestra armada obtuvo entonces y que fueron
decisivas para hacer de Chile un país soberano y dueño del Pacífico. Esta interpretación, al
igual que la de los alegorismos, sólo se refiere a la exterioridad del signo, pero no a su
sentido más profundo, el que en este caso también es ortodoxo y coherente con el contexto
simbólico y se dilucida atendiendo al verdadero significado de la corona.

La corona se relaciona con la cabeza, es decir, con lo más alto (tal es el significado de la
palabra sublime). No se trata de una pieza de utilidad, como el sombrero, sino de un emblema.
Su significado es iluminación. Se notará también que, al sobresalir de la cabeza, representa una
superación, lo que se explica como luz recibida de lo alto, que redime y transforma lo terreno.

Animales coronados significan siempre el supremo logro de lo simbolizado en ellos. En


el caso de nuestro escudo de armas, se trata de la redención o purificación de los elementos,
y de lo que cada uno de ellos representa en referencia al lema con el cual están íntimamente
relacionados. En el primer aspecto, se trata de la patria paradisíaca a que se hará alusión
posteriormente en el Himno Nacional; en el segundo aspecto, se trata de la superación de la
razón en sabiduría y de la fuerza en guerra justa o sabia aplicación de la ley, según los altos
principios de esa misma sabiduría y de la revelación bíblica, base de la religión oficial de la
República.

En una vista de conjunto, se notará que todo el emblema está compuesto en torno a la
estrella como símbolo de la luz y del hombre arquetípico. En este sentido contiene también la
sucesión de los números simbólicos, desde la unidad primordial hasta el pentágono humano.

Ahora bien, la pluralidad de simbolismos de la estrella, vale decir, el simbolismo abori-


gen como lucero de la mañana, el simbolismo mariano que une al anterior el de Stella Maris
(luz que guía al viajero en la noche oceánica), el simbolismo de la iluminación y del hombre
arquetípico, revelan, entre otras cosas, el carácter dinámico de la estrella. Esto ya se notó al
analizar el diseño de la bandera de la Jura de la Independencia, en la tendencia giratoria de
la Guñelve de Arauco. Ahora bien, como símbolo de la iluminación, se integra perfectamente
con el del astro matinal, en cuanto la sabiduría se prueba, entre otras cosas, en la inteligen-
cia de los signos del devenir, cuyo carácter dialéctico expresa la estrella en su evolución a
través de la bóveda celeste.
64 «Identidad Cultural Chilena»

Como símbolo hermético del hombre, se integra perfectamente a los dos anteriores,
por cuanto la iluminación es lo propio del hombre regido por la ley del cielo, lo que se repre-
senta en la posición erguida de la estrella, signo, como se dijo, de la jerarquía de las faculta-
des. Esa posición, tanto en la bandera como en el escudo actual, está fija, excluida la refe-
rencia directa al símbolo aborigen por la supresión del asterisco, aunque esté explicitada en
el texto legal mismo; esto, en referencia a los significados anteriores, revela la esencia de lo
humano como idéntica a sí misma a través del devenir, adquiriendo esa posición el carácter
de expresión de la ley divina en el hombre».

Escrutinio del Texto Complementario Nº 5

a) La interpretación del valor simbólico del significado del color blanco de nuestra bande-
ra se refiere a que representa lo trascendente, lo espiritual que integra hacia lo alto al
rojo y al azul. Explique la interpretación profunda que le da Soublette en el texto a
estos dos últimos colores.
b) Explique detalladamente la interpretación que Soublette da a la presencia del huemul
y del cóndor en el escudo nacional.
c) Relacione el lema del escudo con la presencia del huemul y del cóndor en él.
d) Explique detalladamente el sentido profundo de la significación de las coronas sobre
las cabezas de ambos animales del escudo.
e) Explique detalladamente el significado simbólico de la estrella.
f) En todo el texto se hace alusión a la influencia indígena en el diseño e interpretación
del escudo. Extraiga dichas alusiones expresadas en el texto. Redacte un párrafo con
ellas. Luego analícelas y redacte una síntesis producto de su análisis.

Tareas sobre la temática del sincretismo cultural

1) Haga un glosario de palabras de origen indígena (indigenismos léxicos) de uso corriente


en el castellano hablado en Chile.
2) Haga un glosario de palabras de origen europeo no hispánico (anglicismos, galicismos,
germanismos, italianismos léxicos, etc.) de uso corriente en el castellano hablado en
Chile.
3) Haga un glosario con nombres y apellidos de origen indígena usados en Chile, especial-
mente en su comuna. Trate de averiguar su significado.
4) Haga un glosario con nombres y apellidos extranjeros no hispánicos usados en Chile,
especialmente en su comuna. Trate de averiguar su significado.
5) Haga un glosario con los nombres de lugar de origen indígena (topónimos) usados en
Chile, especialmente en su comuna. Trate de averiguar su significado.
6) Haga un glosario con los nombres de lugar de origen extranjero no hispánico (topónimos)
usados en Chile, especialmente en su comuna.
7) Haga un recetario de cocina con platos, comidas o bebidas chilenas en los que se ma-
nifieste el mestizaje cultural o que tengan un origen indígena, distinguiendo las que
tienen una difusión nacional de las que tienen una presencia sólo regional o local. Ob-
serve las fotografías presentadas en el acápite B. Sincretismo Gastonómico, en las
páginas 60 y 61, y determine en ellas qué componentes corresponden a la influencia
indígena y cuáles corresponden a la influencia europea.
UNIDAD DE APRENDIZAJE 2: «Algunos rasgos de la identidad cultural chilena y su integración en el quehacer educativo» 65

8) Haga un recetario de hierbas medicinales chilenas de uso regional o local, señalando


su preparación y para qué enfermedad sirven.
9) Investigue si existe en su comuna o región alguna manifestación de religiosidad popu-
lar sincrética. Redacte un informe describiéndola.
10) Investigue en su comuna y su región la existencia de alguna manifestación artística
que refleje el sincretismo cultural. Redacte un informe describiéndola.
11) Elabore un pequeño programa de actividades educativas para su curso o escuela en el
que muestre algunos de los aspectos o ámbitos en que se da el mestizaje o sincretismo
cultural.
12) Elabore una breve unidad temática para enseñar a sus alumnos el significado y senti-
do profundo de nuestros emblemas patrios, destacando el mestizaje cultural que rige
su diseño y sentido simbólico.

Para recordar y aprehender

1. El sincretismo o mestizaje cultural asimétrico con el predominio de la vertiente cultural


hispano-europea por sobre la vertiente vernacular que actúa como sustrato o adstrato
cultural es una de las características de nuestra identidad no plenamente asumida.

2. La importancia trascendental que tienen para nuestra identidad cultural los significados
profundos de los emblemas patrios, especialmente, la estrella solitaria, y la necesidad de
difundir este significado profundo tan ausente de nuestra vida social y escolar cotidianas.

Para saber más

1. Valencia, Alba, «Voces amerindias en el español oral culto de Santiago de Chile», en


Boletín de Filología de la Universidad de Chile, Tomo XXVII, 1976.
2. Morales P. Félix, «Diccionario Ejemplificado de Chilenismos», Cuatro Tomos, Universi-
dad de Playa Ancha, Valparaíso, 1987.
3. Soublette, Gastón, «La Estrella de Chile», Ediciones Universitarias de Valparaíso, UCV,
Valparaíso, 1984.
4. Gamboa S. Fernando, «Panorama de la Cultura Chilena» , Cesoc Ediciones, Santia-
go, sine data.
5. Algunos álbumes musicales:

- Roberto Bravo «Para mis amigos», volúmenes 1 y 2, Alerce Producciones.


- Barroco Andino «Cordillera», Alerce Producciones.
- Inti-Illimani, «Palimpsesto», Alerce Producciones.
- Violeta Parra, «Violeta Parra: El Folklore y la Pasión», EMI Odeón Chilena.
- Conjunto de Madrigalistas de la Universidad de Playa Ancha, «Música Birreynal», Fondart.
- Disco de Plata del Folklore, Duplicassette Ltda.
- Chile Típico, Seis álbumes, sello EMI.
- Los Provincianos y Los Cuatro Huasos «Los Mejores A:R:C:I:», Sony Music Chile.
- Cuarteto Chile, «Chile en Cuatro Cuerdas», Alerce Producciones.
- Joakín Bello, «Ofrenda de los Andes por la Paz», Total Music.
66 «Identidad Cultural Chilena»

3. El encanto por lo que proviene del extranjero

Si hay un rasgo que puede caracterizar con claridad nuestra actual identidad cultural es este
encanto, esta fascinación que los chilenos sentimos por todo aquello que proviene del extranjero.
Esta actitud sería una consecuencia de nuestra mentalidad «isleña», producto de nuestro «aisla-
miento» geográfico, con un enorme desierto al norte, casi despoblado; con el Continente Antártico
por el sur, sin habitantes propios; con una Cordillera de los Andes, que es una muralla al este, con
cimas que superan los siete mil metros de altura y con un Océano Pacífico enorme al oeste, que
hace que nuestros más próximos vecinos sean de ese lado los australianos y los neozelandeses.

Nos fascinan los modos de vida, los productos, las costumbres, las ideas, los modelos cultu-
rales originados en el extranjero. Nuestra admiración hacia ellos va a la par con una actitud de
desinterés, de minusvaloración de lo propio. Nuestros sitios preferidos o soñados para nuestras
vacaciones son Río de Janeiro, El Caribe, México, Cuba, Orlando; para gustos más refinados
están algunas capitales y balnearios europeos, algunas ciudades norteamericanas y, obviamente,
algunos exclusivos lugares, hoteles o «resorts» esparcidos por América Latina y el mundo. Nos
encanta ir de «shoping» a Miami, New York, París, Londres y Buenos Aires. Los de medio pelo,
para no ser menos, nos conformamos con Mendoza y Tacna. Nuestros antiguos y provincianos
caracoles y centros comerciales cambiaron de fachadas y se han convertido en «malls», «shoping
centers», «drugstores»; nuestros viejos salones de baile, bares, tiendas, heladerías y almacenes
de barrio se transforman en «discothéques», «pubs», «boutiques», «gelaterías» y «minimarkets»,
con nombres «ad hoc» que pueden llegar hasta el delirio paradigmático, como es el caso, a mi
juicio, de un negocio que se ubica en la esquina de la Avenida Pedro Mont con Avenida Francia, en
Valparaíso, que se autodenomina «Le Bagon’s. Restaurant, Grill, Bar, Gelatería, Pastelería,
Discothéque». Las antiguas «fuentes de soda» empiezan a convertirse en locales de comida rápi-
da, como por ejemplo, el célebre y vilipendiado «Mc Donald’s».

FIGURA 29: Local de la cadena de comida rápida Mc Donald’s.

En el ámbito de la economía hemos experimentado con todos los modelos que se han ima-
ginado fuera de nuestras fronteras, desde el socialismo a la chilena hasta el más agresivo capita-
lismo, lo que ha generado con denominaciones tales como «los ingleses de América», «los jagua-
res de América», emulando a nuestros vecinos transoceánicos del Asia.
UNIDAD DE APRENDIZAJE 2: «Algunos rasgos de la identidad cultural chilena y su integración en el quehacer educativo» 67

En el ámbito educativo hemos tomado diferentes modelos, provenientes de Europa y América,


especialmente de Alemania y Francia, a través de la venida a Chile de eminentes educadores y
eruditos que contribuyeron enormemente al desarrollo educativo, cultural y científico del país. Sólo
nombraremos algunos, tales como Claudio Gay, Federico Hanssen, Ignacio Domeyko, Rodolfo Lenz,
etc. Particular mención debe tener el ilustre venezolano y chileno Andrés Bello, quien fue el primer
rector de nuestra Universidad de Chile. Del modelo educativo alemán aún se conserva el «kindergar-
ten», del modelo francés aún subsisten los liceos, aunque con una implementación modificada, pues,
ya se suprimió el ciclo primario y el secundario para remplazarlo por la denominación de «básica»,
con una duración de ocho años, y «media», con una duración de cuatro años. Estas nuevas denomi-
naciones coinciden con el modelo educativo español, que es el que estamos tratando de implementar
hoy a través del proceso de Reforma educativa que está actualmente en marcha.

En el ámbito de las instituciones nacionales abundan los ejemplos. El modelo político repu-
blicano lo hemos tomado del clásico modelo francés, con la triple separación de los poderes del
estado. El Código civil es una adaptación del Codigo civil napoleónico. Las instituciones armadas
no escapan de esta condición identificadora. El Ejército de Chile asumió, en una primera etapa, el
modelo francés, el que luego remplazó por el modelo prusiano. La Marina de Chile se enorgullece
de su vieja tradición británica, no olvidemos que su primer almirante fue un «lord», Lord Thomas
Cochrane. La Fuerza Aérea sigue la tradición norteamericana y Carabineros de Chile nace del
modelo italiano. Es por estas razones que sorprende escuchar a veces a algunos militares en retiro
y algunos de nuestros políticos cuando afirman que detestan las ideas y los modelos foráneos.

En el ámbito de nuestro desarrollo cultural, en lo referente a las llamadas Bellas Artes, la


influencia europea se ha hecho sentir con fuerza. Las artes plásticas en general han sido tributarias
de la evolución que ellas han tenido en las diferentes etapas de su desarrollo: período clásico,
realista, impresionista, cubista, superrealista, abstracto, etc. La apreciación y la creación de músi-
ca culta han tenido una evolución de su desarrollo semejante. Hay una élite que se acrecienta para
disfrutar de la ópera, del ballet, de los conciertos de música medieval, renacentista, barroca, clási-
ca, romántica y contemporánea, aunque esta última cuenta con un grupo de asiduos mucho me-
nos numeroso. Hay en el país algunas buenas orquestas y conjuntos de carácter sinfónico o filar-
mónico, que ejecutan música de todos los estilos ya indicados.

FIGURA 30: Tertulia musical. Fotografía anónima hacia 1900.


68 «Identidad Cultural Chilena»

Parte importante de nuestros creadores se integra en estos movimientos y modelos euro-


peos para desarrollar sus composiciones, aunque un pequeño grupo también explora formas que
toman el modelo sincrético que ya hemos expuesto. El cultivo de la música de jazz está teniendo
un desarrollo renovado e interesante, pues, junto al jazz de corte tradicional y moderno se exploran
acercamientos que fusionan elementos típicos con otros provenientes de nuestras raíces cultura-
les. En este aspecto un análisis más detallado de la producción de música popular en Chile puede
resultar altamente ilustrativo, sobre todo por la utilidad que puede tener como herramienta para los
educadores, dada la proximidad de la gente joven con este tipo de música. Nuevamente les pediré
que utilicen la grabación complementaria de este manual.

En la décimo cuarta pista, les ruego que escuchen el tema «Son tus ojos», de Violeta Parra,
cuya cita parcial ha sido tomada del álbum «Violeta Parra. Canto y guitarra», correspondiente al
volumen Nº 5 de la Colección «El Folklore de Chile» del Sello Emi. Se trata de un vals tradicional.

En la décimo quinta pista, escuchen «El Sacristán», de Violeta Parra, cuya cita parcial ha
sido tomada del mismo álbum recién indicado. Se trata de una polka del folclore.

En la décimo sexta pista, escuchen «La Petaquita», de Violeta Parra, cuya cita parcial ha
sido tomada del álbum «Violeta Parra. Violetando la guitarra», correspondiente al volumen Nº 3 de
la Colección «El Folklore de Chile» del Sello Emi. Se trata de una mazurka del folclore.

La décimo séptima pista contiene «Matecito de Plata», de L. Martínez Serrano, Interpretado


por el Conjunto de los Huasos Quincheros. La cita parcial está tomada del álbum «Chile Típico Nº 1.
El copihue rojo», editado por el Sello Emi. Se trata de un tango.

La décimo octava pista presenta «En Mejillones yo tuve un amor», de Gamaliel Guerra,
interpretada por Fernando Trujillo. La cita parcial está tomada del álbum «Música Chilena de Nues-
tro Siglo», editado por TVN y Sony Music. Se trata de un fox-trot.
UNIDAD DE APRENDIZAJE 2: «Algunos rasgos de la identidad cultural chilena y su integración en el quehacer educativo» 69

La décimo novena pista contiene «La Pera Madura», en la versión de Sergio Inostroza. La
cita parcial está tomada del mismo álbum recién citado. Se trata de un twist.

La vigésima pista trae «Como quisiera decirte», de Francisco Salinas, interpretada por «Los
Angeles Negros», con la mejor voz solista de aquellos años, Germain de la Fuente. La cita parcial
está tomada del mismo álbum indicado precedentemente. Se trata de una balada.

La vigésimo primera pista presenta «Para que no me olvides», con letra de Óscar Castro y
música de Ariel Arancibia e interpretada por Luis Jara. La cita parcial está tomada del álbum «Para
que no me olvides» de Luis Jara, editado por el Sello Sony Music. Se trata de uno de los más
hermosos boleros, pues, a mi juicio, reúne la calidad de los versos y de la música.

En la vigésimo segunda pista encontramos «El rock del mundial», en la versión del Conjunto
«The Ramblers», con la voz de Germán Casas. La cita parcial está tomada del álbum «La orquesta
de los años felices», editado por Emi Odeón. Se trata del ritmo del rock, que en sus múltiples
variaciones no nos ha abandonado hasta hoy.

En la vigésimo tercera pista escuchen «Caballito de metal» de H. Molina, interpretado por el


Monteaguilino. La cita parcial está tomada del álbum «Canta Chile», editado por Sony Music. Se
trata de una guaracha.
70 «Identidad Cultural Chilena»

En la vigésimo cuarta pista aprecien «Ay qué linda es la cumbia», de Teresa Rodríguez, inter-
pretada por el Conjunto «Chacareros de Paine». La cita está tomada del álbum «Somos del Valle»,
de los Chacareros del Paine, editado por Sony Music. Se trata del muy popular ritmo de la cumbia.

En la vigésimo quinta pista aparece «Somos del valle», recopilado por Leonardo Vergara,
informado por los Hermanos Valdivia, interpretado por «Chacareros del Paine». La cita parcial está
tomada del álbum recién indicado. Se trata de un corrido.

En la vigésimo sexta pista escuche la cita parcial de «Cariño malo», en la popularísima


versión de Palmenia Pizarro. Se trata de un vals peruano.

En la vigésimo séptima pista aparece el tema «Vallenar, tierra nortina», de Teresa Rodríguez,
interpretado por los «Chacareros de Paine», en el álbum más arriba ya indicado. La cita parcial
corresponde a una cueca de estilo campesino.
UNIDAD DE APRENDIZAJE 2: «Algunos rasgos de la identidad cultural chilena y su integración en el quehacer educativo» 71

En la vigésimo octava pista pueden apreciar «Valparaíso brilla», de Víctor Hugo Campusano,
interpretado por el Conjunto «Altamar», en el álbum «Cueca Pulenta», editado por Sony Music. La
cita parcial corresponde a una cueca urbana.

Toda esta muestra de ritmos ¿de dónde provienen?...¡De diferentes lugares del mundo natu-
ralmente! Desde Europa, gran parte de los primeros, desde Norteamérica otros y, un buen número,
de diferentes países de América Latina. El listado no es exhaustivo, pero muestra de manera clara
cómo, a través del tiempo, hemos ido tomando formas rítmicas extranjeras diversas. Esta manera
de proceder no se ha detenido y está, a mi entender, en pleno desarrollo. A modo de ejemplo, les
puedo señalar el llamado «sound», que alegra las fiestas juveniles populares con ritmos de cumbias
adaptadas al estilo nortino chileno y argentino con algunas reminiscencias andinas, El «hip hop»,
el «rap» y el «reggae» locales, junto a toda la gama de rockeros y baladistas que jalonan nuestros
barrios populares y todas las regiones del país. Cabe destacar y subrayar que todo este movimien-
to de «copia» va seguido de un lento, pero seguro proceso de adaptación y de adecuación a
nuestra identidad cultural. Los valses, polkas, mazurkas, baladas, fox-trots, boleros, corridos,
cumbias, tangos, guarachas y rocks creados por nuestros artistas y compositores, poco tienen que
ver a veces con los originales, que en sus culturas de origen, expresan otros sentimientos, modos
de ser y de reaccionar ajenos a nuestra visión de las cosas. Los chilenos compartimos en este
sentido, el carácter lacrimoso o «cebollento» tan presente en la música popular latinoamericana.
No ocurre lo mismo con los sectores sociales altos, pues éstos disfrutan de las versiones musica-
les originales, generalmente en inglés, las que no son objeto de adaptación.

En el ámbito de la arquitectura, el fenómeno está bastante generalizado. No resulta difícil


detectar las influencias extranjeras en nuestras edificaciones. España, Francia, Estados Unidos,
México y la Bauhaus alemana tienen bastantes ejemplos en nuestras ciudades. Incluso el destaca-
do arquitecto Cristián Boza declaró en una entrevista al suplemento «Su casa» de «La Tercera»
que en Chile «tenemos un grado de eclecticismo muy alto, debido a que el fenómeno arquitectóni-
co sufrió un proceso de enajenación al pedir prestados modelos de otras ciudades. Nos sentimos
proclives a reinterpretar las tendencias y hacerlas propias... a reinterpretar lo que viene de fuera».
Así hemos readaptado el estilo colonial español en las viejas casas patronales de los fundos o en
los viejos conventos e iglesias, el neoclasisismo italiano y francés en algunos palacios y templos.
Casas, mansiones y chaletes de estilo provenzal, alsaciano, mexicano, veneciano, neogótico,
londinenses, etc., podemos encontrar en nuestros barrios altos o centricos o en nuestros campos,
junto a la cohorte de edificaciones de los más diversos estilos contemporáneos adaptados a nues-
tra loca geografía. No faltan logros bastante originales en su adaptación, como las iglesias y palafitos
chilotes o las casas-palafito de los cerros de Valparaíso.
72 «Identidad Cultural Chilena»

- Algunos ejemplos del patrimonio arquitectónico chileno de inspiración europea en Valparaíso


y Santiago.

FIGURA 31: Café Brighton, Valparaíso. FIGURA 32: Universidad de Chile, Casa Central.

FIGURA 33: Comandancia en Jefe FIGURA 34: Alameda de Santiago, 1890.


de la Armada, Valparaíso.

FIGURA 35: Plaza de la Victoria, FIGURA 36: Catedral de Santiago.


Valparaíso.
UNIDAD DE APRENDIZAJE 2: «Algunos rasgos de la identidad cultural chilena y su integración en el quehacer educativo» 73

No cabe duda de que hay otros ámbitos en los que también se manifiesta este encanto por lo
foráneo: la gastronomía, la moda, los deportes, las ideologías, las modas de modelos científicos en
las ciencias sociales, etc. Éstos los analizaremos en otra oportunidad, ya que me interesa, ade-
más, que ustedes lean con toda atención el próximo texto complementario, tomado, una vez más,
del libro de Jorge Larraín «Identidad Chilena» ya antes citado.

Las proyecciones que este rasgo plantea al quehacer educativo son de suyo interesantes y
llena de consecuencias preocupantes en primera instancia, pero cargadas de prometedoras moti-
vaciones y perspectivas.

La idea de que los chilenos seamos simplemente «copiones» resulta difícil de aceptar en un
primer análisis. Sin embargo, este hecho muestra que tenemos una actitud de curiosidad receptiva
por lo que viene desde otros pueblos y culturas, lo que nos hace permeables a lo nuevo o novedo-
so y de fácil contacto con el que viene de lejos. No debemos olvidar además que, como lo hemos
mostrado antes a propósito de la música popular, la influencia externa es sometida a sucesivos
procesos de asimilación, adecuación y adaptación a nuestra identidad cultural.

Para la educación este último aspecto es esencial, pues, es ella quien puede y debe asumir
conscientemente este papel adaptador. Primero, con los propios modelos educativos que toma-
mos de otras naciones y culturas y luego, con los restantes modelos. Desde esta perspectiva
resulta fundamental el ejemplo dado por nuestros artistas populares. Ellos nos dan la clave para el
adecuado desarrollo de nuestro futuro proceso identificador. Es por ello que debemos saber valo-
rar nuestra cultura popular. Además, a través de sus manifestaciones artísticas podremos motivar
fuertemente a nuestros alumnos, cuya gran mayoría tiene un origen popular, por lo tanto, entien-
den y sienten como propias estas formas culturales que en el fondo los identifican plenamente.
Este rasgo identificador nos permite, por otra parte, mirar de manera optimista nuestra apertura
hacia el proceso de globalización cultural que vive hoy el mundo.

Me parece que en relación con otros países de América, Chile está en mejores condiciones
de mentalidad para acoger este proceso mundial y para sacarle el debido provecho. No debemos,
en consecuencia, tener miedo de integrarnos al mundo. Si lo hacemos en la forma adecuada, la
globalización se transformará en el medio de tomar contacto con nuevos «otros», que nos permiti-
rán replantear las características de nuestra futura identidad cultural. Tenemos, además, en este
orden de cosas, nuestra reserva identificadora en nuestras tradiciones y herencias del pasado que
podemos hacer funcionar como filtros culturales frente a algunos aspectos negativos o antivalores
que provengan de este proceso de inserción en el mundo. Nuestro actual proceso de Reforma
educativa puede salir fortalecido si combina adecuadamente estos factores aparentemente contra-
dictorios que, mirados desde otra perspectiva, pueden ser percibidos como complementarios.
74 «Identidad Cultural Chilena»

TEXTO COMPLEMENTARIO Nº 6
«CONSUMISMO, OSTENTACIÓN Y FASCINACIÓN CON LO EXTRANJERO».

Como ya se ha dicho, este texto ha sido tomado de «Identidad Chilena» de J. Larraín.

Unido a su creciente mediatización, la cultura chilena está conducida por la lógica de la


ganancia y la competencia por consumidores. La cultura se ha convertido en una industria
más, que vive de su mercado y en una competencia implacable por conquistar consumidores.
Se puede así hablar de una mercantilización de formas simbólicas, que son transadas, vendi-
das y adquiridas en mercados altamente competitivos. El arte y las formas culturales se
estandarizan y mercantilizan crecientemente, como consecuencia del surgimiento de las in-
dustrias del ocio y la entretención, en las que la televisión tiene un rol crucial. La industria
cultural convierte a los individuos en consumidores. Se puede hablar de una cultura del consu-
mo que se extiende desde la adquisición de bienes materiales al consumo, de la cultura como
forma de entretención. Como lo ha advertido también Tironi, «el consumo ha sido central en el
espíritu de los 90. Ha permitido que gran parte de la población acceda a bienes y servicios que
les estaban vedados hace pocos años y que eran el privilegio exclusivo de las elites».

Moulian ha analizado el fenómeno del consumismo en Chile y lo ha explicado en térmi-


nos de la necesidad que tiene el capitalismo de instalar una tendencia o deseo adquisitivo-
hedonista en la gente, que la impulse a consumir en forma vertiginosa. Para ello usa la propa-
ganda, los malls y el crédito. La televisión juega también su rol, especialmente por medio de las
exitosas telenovelas que «vehiculan el mismo mensaje a través de la sentimentalización de la
vida, la estetización de la pobreza, la presentación de un mundo colmado de seres ricos y
hermosos. Un mundo de mansiones, donde casi nadie vive del agobio del trabajo. Un mundo
idílico y romántico donde el principal sufrimiento son las penas de amor».

El problema está en la pregunta por qué el capitalismo ha tenido tanto éxito en instalar
este deseo hedonista en los chilenos. En sí mismos la propaganda, los malls, el crédito y la
televisión no bastan para explicarlo, por muy atractivos y seductores que aparezcan. Hay que
evitar lo que Thompson ha llamado la «falacia del internalismo», que consiste en la tendencia
a establecer las consecuencias sociales de un mensaje a partir del mensaje mismo. Se trata de
una falacia, porque no puede asumirse que las características que el analista discierne en el
mensaje van a tener un efecto determinado cuando ese mensaje es recibido por la gente. El
proceso de apropiación de los productos culturales es muy complejo y supone un proceso de
interpretación, que está condicionado por el trasfondo personal y grupal del receptor.

Yo creo más bien que la respuesta se puede buscar por el lado de la relación entre el
consumo y la identidad. Como vimos anteriormente, toda identidad se forma en relación con
elementos materiales tales como el propio cuerpo y otras posesiones materiales que le dan
al sujeto un sentido de autorreconocimiento. La idea es que, al poseer o adquirir cosas mate-
riales, los seres humanos proyectan en ellas su propio sí mismo, sus propias cualidades. Se
ven a sí mismos en esas cosas. Por eso es que la identidad de las personas inevitablemente
se relaciona con el consumo y las industrias tradicionales y culturales que producen los
bienes de consumo.
UNIDAD DE APRENDIZAJE 2: «Algunos rasgos de la identidad cultural chilena y su integración en el quehacer educativo» 75

FIGURA 37: Artículos en promoción.

Pero, además, decíamos que la identidad de una persona se forma en función de las
opiniones y expectativas de otras personas, que son significativas para ella. Las identidades
vienen del grupo social, en la medida que expresan tanto las expectativas que los otros
tienen de nosotros como nuestra propia búsqueda de reconocimiento por parte de los otros.
Todo ser humano quiere ser considerado y aceptado por su grupo, quiere que sus derechos
se respeten y quiere ser valorado por su contribución. Cuando esto se logra espontánea-
mente existe la autoconfianza, el autorrespeto y la autoestima. Cuando esto no se logra
espontáneamente, el sujeto lucha para que se le reconozca. Cuando esta falta de reconoci-
miento afecta a varios individuos que comparten una situación parecida, la lucha por el reco-
nocimiento puede realizarse a través de un movimiento colectivo. Pero también puede reali-
zarse a través de una proyección personal en objetos de consumo que han llegado a consti-
tuir símbolos de una comunidad a la que se desea pertenecer.

Mi tesis es que, en Chile, uno de los legados de la dictadura ha sido un cambio cultural
profundo, que se manifiesta en que se ha pasado del énfasis en el movimiento colectivo a un
énfasis en el consumo como base de la construcción de identidades y de la búsqueda de
reconocimiento. La violencia y la represión del régimen militar durante 17 años, hasta 1989,
prácticamente impidió la posibilidad de expresión individual o lucha por el reconocimiento a
través de movimientos colectivos. Simultáneamente, la reestratificación de la sociedad chilena
de acuerdo a criterios puramente monetarios por un régimen neoliberal y la instauración de un
mercado de consumo altamente sofisticado, al que se puede acceder no sólo poseyendo altos
ingresos, sino también a través de la tarjeta de crédito, abrió naturalmente para muchos chile-
nos medios el cauce del consumo como único medio de progreso y expresión de identidad.

Como el mismo Moulian lo ha señalado, se ha producido en Chile una integración


masiva de numerosos sectores sociales mediante la masificación del consumo: « a través de
la masificación del crédito se ejerce una forma de ciudadanía, la del ‘ciudadano credit-card’,
insertado en una gigantesca cadena de consumo con pago diferido». Esta es una forma de
disciplinamiento y despolitización tremendamente efectiva. El que no paga pierde su ciuda-
danía. Pero también el crédito es una señal de identidad conectada con el deseo y el placer,
76 «Identidad Cultural Chilena»

capaz de construir una subjetividad a través del acceso a los objetos del consumo. El consu-
mo es, en último término, una compensación, una «reconfortante evasión, cuando se ha
perdido la esperanza en otro mundo mejor».

FIGURA 38: Publicidad de tarjeta de crédito.

De este modo, en el Chile actual es posible hablar de una cultura del consumo en la
cual el intercambio de mercancías materiales y culturales está determinado no sólo por su
capacidad para satisfacer necesidades específicas (incluidas las estéticas y de entretención),
sino también por su capacidad para entregar un sentido de pertenencia e identidad. Comprar
y consumir son actos culturalmente determinados. El consumo como medio de identificación
permite a la gente ser vista usando algunas etiquetas o en la compañía de ciertas personas
en ciertos lugares que identifican a un cierto grupo, el que a veces es una creación de los
medios. Ir a un concierto o exhibición puede satisfacer necesidades estéticas, pero también
puede satisfacer la necesidad de estar o ser visto en compañía de un cierto grupo con el cual
uno quiere identificarse. Del mismo modo, la compra de jeans o de autos de cierta marca
significa más para una persona que el mero hecho de vestirse y tener movilidad, provee
también un status y un sentido de pertenecer a un grupo identificable.

En contraste con la lucha colectiva por el reconocimiento, la búsqueda del reconoci-


miento a través del consumo es atomizada e individual. Sustituye los logros colectivos por la
posesión de cosas y, en esa medida, desarma y desincentiva la lucha colectiva. Es cierto que
las cosas materiales son inevitablemente parte de nuestra propia identidad, pero también
pueden transformarse, de manera aberrante, en el único canal para ser reconocido. Parecie-
ra que en el Chile actual muchos grupos sociales, pero sobre todo los jóvenes, han abando-
nado la lucha política y sus reivindicaciones, y las han reemplazado por el acceso más am-
plio al consumo garantizado por la tarjeta de crédito. «Tendear» y comprar han pasado a ser
una parte importante del tiempo libre y del estilo de vida de muchos. Los malls se han cons-
tituido en lugares importantes de peregrinaje y en verdaderos centros de esta nueva cultura.
La apariencia personal, conformada por la ropa, el auto, los anteojos, etc., ha pasado a tener
una importancia central. En el consumo se van descubriendo nuevas libertades y goces que
no se conocían. Pero todo esta cultura del consumo se va imponiendo a expensas de un
cuestionamiento más radical del sistema. La adopción de estilos de vida, gustos, modos de
vestirse, etc., ha tenido una consecuencia despolitizadora. Para muchos jóvenes la idea de
liberación es hoy día sinónimo de libertad para consumir.
UNIDAD DE APRENDIZAJE 2: «Algunos rasgos de la identidad cultural chilena y su integración en el quehacer educativo» 77

Sin embargo, este patrón actual de comportamiento no carece de antecedentes que lo


conectan con actitudes y conductas de consumo conspicuo y de ostentación que las élites
desarrollaron desde la colonia en adelante, tanto como un medio de compensar su inseguri-
dad social, como una manera de expresar su conciencia de excelencia y distinción social.
Pagden ha observado que en la colonia los criollos, frente al desprecio de los peninsulares,
desarrollaron dos rasgos de identidad que les permitían un reconocimiento vicario. Por un
lado, crearon un «modelo de sociedad cristiana» observante de sus deberes y con un celo
exagerado en su religiosidad. Por otro lado, acentuaron un consumo ostentoso, tanto en las
ropas como en los carruajes, las iglesias, las fiestas, ceremonias públicas y residencias pri-
vadas. De ese modo la autoridad y la autoimagen de la élite criolla parecía depender de su
capacidad para ostentar su riqueza ante los otros. Después de la independencia, este rasgo
se afirma como una expresión de superioridad de una clase que no necesita trabajar para
vivir. El consumo conspicuo y ostentoso, argumentan Barros y Vergara, exterioriza la convic-
ción de superioridad y excelencia que anima a la oligarquía. Hacia fines del siglo XIX, el
fotógrafo norteamericano Harry Olds le escribe a su padre desde Valparaíso y le cuenta sus
experiencias de las celebraciones de las fiestas patrias:

«Visité el Teatro Municipal y vi a la sociedad de Santiago en sus mejores días... ellos


no van a ver la actuación, sino que a lucirse y valió la pena verlo: todos los hombres estaban
de etiqueta con guantes blancos, sombreros altos y las damas con vestidos de gala, fue
deslumbrante. Entre actos ellos salen a lucirse a una sala contigua... Mucha gente prominen-
te estaba allí y vi a la hija de la dama rica, señora Cousiño, que usaba diamantes en gran
cantidad. Todo era para mostrarlo y causar efecto solamente».

FIGURA 39: Teatro Municipal de Santiago.

Esta misma idea es confirmada por Barros y Vergara: «cuando la oligarquía asiste a
las funciones del Teatro Municipal no lo hace por la satisfacción estética o intelectual que
podría brindarle la calidad del espectáculo, sino porque dicho local está consignado como
lugar de moda». Sin embargo, tal como lo ha mostrado Manuel Vicuña, el Teatro Municipal
representaba mucho más que lo que aparecía a los ojos del fotógrafo norteamericano; era un
medio de ascenso social e integración de advenedizos con plata: «instituciones como el Teatro
Municipal representaron canales informales de ascenso social y medios propicios a la asimila-
ción cultural de los nuevos elementos». Lo que confirma que la ostentación servía un propósito
identificador: sea el deseo de pertenecer a la clase dominante a la que no se pertenece por
78 «Identidad Cultural Chilena»

nacimiento, sea la necesidad de reforzar una identidad de clase. De alguna manera, a fines
del siglo XIX, el Teatro Municipal se transformó en un lugar privilegiado de celebración de verda-
deros ritos de identidad de clase, que buscaban reafirmar o adquirir un sentido de pertenencia.
Es interesante anotar también, siguiendo a Vicuña, que «el despliegue ostentoso de bienes
suntuarios no fue patrimonio exclusivo de los sectores acomodados. Aquél condicionó la vida de
las capas superiores de la clase trabajadora y de los todavía ralos sectores medios...».

Junto al consumismo y la ostentación hay en la élite chilena, pero también en otras


clases, una fascinación con lo extranjero, cuya fuente es la misma inseguridad social desa-
rrollada primero frente a los peninsulares y posteriormente incrementada por la necesidad de
demostrar continuamente que, a pesar del aislamiento y la distancia, Chile es civilizado. Ya
desde la colonia los viajeros hacían notar que los chilenos de clase alta se vestían a la última
moda francesa o inglesa.

FIGURA 40: Elegantes en automóvil. Fotografía anónima hacia 1915.

Durante el siglo XIX y principios del XX, la élite chilena construyó magníficas mansio-
nes y palacetes, para lo que importó mármoles, cristales y maderas desde Europa. La época
de la industrialización sustitutiva de importaciones y de control estatal sobre las importacio-
nes acentuó las preferencias por lo extranjero, en parte debido a su escasez, pero también
por la razón adicional de que la producción nacional era cara y de mala calidad. El período
neoliberal de los años 90 no ha hecho más que confirmar estas tendencias, con su apertura
irrestricta al mercado internacional. Lo mejor de todo el mundo llega a los malls. Un resultado
más amable y positivo de este rasgo es la reconocida hospitalidad chilena frente a los extran-
jeros. Se hacen particulares esfuerzos por tratarlos y atenderlos con gran calidez humana
como huéspedes de honor, para que se sientan especialmente bienvenidos y honrados. Hay
en ellas una combinación del deseo de demostrar civilización y sofistificación con el de os-
tentar riqueza y bienestar. La ya famosa expresión de un miembro de la élite en los prepara-
tivos de una invitación resume bien la actitud: ¡Qué no se note la pobreza!
UNIDAD DE APRENDIZAJE 2: «Algunos rasgos de la identidad cultural chilena y su integración en el quehacer educativo» 79

Escrutinio del Texto Complementario Nº 6

a) Explique la siguiente afirmación: «La cultura chilena está conducida por la lógica de la
ganancia y la competencia por consumidores»
b) ¿Cuál es el papel de la televisión en este proceso de mercantilización de la cultura?
c) ¿Cómo caracteriza Moulián el fenómeno del consumismo en Chile?
d) ¿Cuál es el papel de las telenovelas en este fenómeno, según Moulián?
e) ¿Por qué, según Larraín, el capitalismo ha tenido tanto éxito en este sentido en nuestro
país?
f) ¿En este caso qué papel están cumpliendo «lo material» y «los otros» en la configura-
ción de nuestra actual identidad?
g) ¿Cuál es el cambio cultural profundo que ha dejado en nosotros el reciente período
dictatorial?
h) ¿Cuál ha sido el papel del crédito, en particular de la tarjeta de crédito, en este proceso
cultural, según Moulián?
i) ¿Qué consecuencias tiene la búsqueda del reconocimiento a través del consumo para
el desarrollo de nuestra identidad?
j) ¿Qué antececedentes de este patrón de comportamiento se detectan en el período
colonial y durante el siglo XIX?
k) ¿Cómo describe el fotógrafo Harry Olds lo que ocurría en la época en el Teatro Municipal?
l) ¿Según Manuel Vicuña, qué representaba en realidad el Teatro Municipal y sus activida-
des culturales?
m) Explique detalladamente cómo Larraín demuestra la fascinación de los chilenos por lo
extranjero, desde la Colonia hasta nuestros días.

Tareas sobre el encanto por lo extranjero

1) Detecte en su comuna o en su región los aportes culturales significativos que han hecho
personas de origen extranjero.
2) Detecte en su comuna o región las manifestaciones gastronómicas de origen extranjero
que allí existen. Consiga alguna buena receta y, dentro de lo posible, prepárela.
3) ¿Qué deportes de origen extranjero se practican en su comuna?
4) ¿Qué ideologías filosófico-políticas de origen extranjero están en los fundamentos de
nuestros partidos políticos?
5) Haga un pequeño catastro en su comuna y región de construcciones que evidencian
una clara influencia arquitéctónica extranjera. Identifique el origen de la influencia.
6) Explore en nuestras bellas artes en general las influencias extranjeras precisas que
usted detecta. Ilústrelas con ejemplos concretos.
7) Con todo lo que haya investigado y detectado, elabore un pequeño proyecto de activida-
des educativas para que las realice en clases o en la escuela con sus alumnos y colegas.

Para recordar y aprehender

Nuestro país se ha caracterizado siempre por tener un espíritu de apertura hacia lo que
viene de fuera. Se encanta o fascina con lo extranjero y tiende a valorar inadecuadamente lo
propio. Esto puede aparecer, en primera instancia, como algo más bien negativo, sin embargo,
80 «Identidad Cultural Chilena»

como esta actitud va acompañada simultáneamente de una actitud de asimilación, adapta-


ción y de adecuación del elemento «copiado» a nuestra propia idiosincrasia e identidad, esta
fascinación se hace positiva, pues mantiene a nuestra cultura en un permanente proceso de
enriquecimiento cultural. Además, creo que nos deja en un muy buen pie frente al actual
proceso de globalización. Desde este punto de vista no tenemos que temer a este proceso,
pues si mantenemos los ojos abiertos y la mente lúcida, la globalización puede ser nuestra
aliada en la construcción de nuestra futura identidad cultural nacional.

Para saber más

1. Godoy Urzúa, Hernán, «Apuntes sobre la cultura en Chile», Ediciones Universitarias de


Valparaíso, 1982.
2. Gamboa Serazzi, Fernando, Panorama de la cultura chilena», CESOC Ediciones, San-
tiago de Chile, sine data.
3. Peña Muñoz, Manuel, «Memorial de la tierra larga», RIL Editores, Santiago de Chile, 2001.
4. Museo Nacional e Bellas Artes, «Chile Cien Años Artes Visuales, Primero, Segundo y
Tercer Períodos», Santiago de Chile, 2000.
5. Una vez más se sugiere «La identidad Chilena» de J. Larraín ya citado.

4. El atractivo de la materialidad

El descubrimiento de la existencia de este rasgo de nuestra identidad cultural me impresionó


muy positivamente al detectarlo en la obra de Armando Roa, titulada «Chile y Estados Unidos: Sentido
histórico de dos pueblos». En este libro Roa confronta las identidades de ambos pueblos para consta-
tar las semejanzas y las diferencias. Con un estilo conciso, documentado, erudito, objetivo y profundo
describe los rasgos de ambas identidades con gran lucidez intelectual. Por lo dicho, creo que es mucho
mejor para ustedes que dejemos al propio autor explayarse en el tema con sus propias palabras.

FIGURA 41: Libro del escritor Armando Roa «Chile y Estados Unidos:
Sentido Histórico de dos pueblos».
UNIDAD DE APRENDIZAJE 2: «Algunos rasgos de la identidad cultural chilena y su integración en el quehacer educativo» 81

«Nuestra poesía en sus representantes mayores está embelesada en el canto a lo real en su


individualidad misma, nuestros cronistas coloniales; nuestra afición y devoción por el derecho con su
afán de dar a cada individuo y a cada cosa en su lugar justo dentro de la sociedad y del Estado,
nuestros historiadores, inclinados hacia la crónica (o sea, a la menudencia del acontecer diario), a
veces seca como en Barros Arana, a veces pintoresca como en Vicuña Mackenna; nos inducen a creer
que lo añorado por nuestra alma, lo que ella estima su destino, sería descubrir el enigma en virtud del
cual la materia concreta -no la materia reducida a leyes matemáticas por la física- es capaz de guardar
una vida propia casi infinita, que se expresa en paisajes inauditos, en parajes sorprendentes, en ani-
males, vegetales y minerales, en ese descubrimiento de lo asombroso que nos entrega cada instante
material del amor, de la vida y de la muerte, cuando lo miramos cara a cara. Pareciera que lo buscado
desde hace cuatro siglos hispanoamericanos es el secreto de todo eso para unirlo al secreto del
espíritu mostrado por griegos y europeos, enigma de la materia no visto en sí, por otras culturas o
resuelto apenas a través de mitos y leyendas. Como no logramos aún llegar a él, preferimos, mientras
tanto, volverle la espalda por temor, como decíamos al comienzo, y no atormentarnos.

Desde hace siglos se les ha atribuido a los chilenos y, en general, a los sudamericanos como
rasgo propio la tendencia a las utopías y a las escatologías. Al respecto, vale la pena destacar, por su
importancia, la figura del jesuita Manuel Lacunza, que por lo demás también coincide con los poetas
nuestros en exaltar la grandeza de lo material concreto en su individualidad única. Lacunza es la
personalidad chilena más notable anterior a Bello y de parecida categoría universal. Escribió una obra
célebre, «La Venida del Mesías en Gloria y Majestad», en la cual defiende la idea de que antes del
Juicio Final, Cristo volverá a la Tierra y gobernará en persona, mil años. Sostiene que la segunda
venida de Cristo y el Juicio Final no son dos acontecimientos simultáneos, sino, por el contrario, muy
diversos. Habría, pues, según piensa, antes del término de la historia, un largo período en que la vida
cotidiana se desenvolverá en paz y felicidad y será una delicia vivir acá. La teoría de Lacunza resucita
algunos milenarismos de los primeros siglos de nuestra era, que desaparecen después de San Agustín.
Leer la obra de Lacunza es valioso por la calidad superior de su castellano, su profundo conocimiento
de las Sagradas Escrituras y la rigurosidad de sus razonamientos. De los numerosos movimientos
escatológicos florecidos en nuestro continente, ninguno es comparable y han sentido admiración por él
altos círculos culturales de Francia y el filósofo ruso Nicolás Berdiaeff. La importancia del movimiento
de Lacunza es que, a diferencia y casi en oposición al joaquinismo europeo, de gran influencia en la
Edad Media, que creía también en una tercera edad histórica, la del Espíritu Santo, en la cual goberna-
ría el amor entre los hombres, Joaquín de Fiore le da el reino del mundo de acá abajo, a Jesucristo,
Dios y hombre en persona, lo cual lo pone, en cierto modo, más a la altura del hombre terreno. Es la
importancia de la tierra, del mar, del paisaje, de los aires, de los aromas, de los agrados visuales,
auditivos, táctiles, de los cielos, de la vida diaria de los hombres con sus mujeres, sus hijos, sus
amigos, sus compañeros de trabajo, lo puesto a salvo con tal Segunda Venida».

A esto vale la pena agregar que Lacunza considera que aún después del Juicio Final la
Tierra va a seguir siendo hermosa y que el vivir en ella constituirá, junto a la visión directa de Dios,
uno de los goces primordiales de los bienaventurados. Nos permitimos incluir una cita de su obra:

«A todo esto se debe añadir, que nuestra tierra, aun mirada en el estado presente, no es tan
despreciable, en lo físico y natural que no merezca grandes atenciones. No hay duda, que ahora se
halla en ella mezclados, y quasi confundidos entre sí los bienes con los males; resultando de esta
mezcla un todo, o un conjunto poco agradable, o diremos mejor: agradable, por una parte, y des-
agradable por mil. Mas separad por un momento lo malo de lo bueno, y lo precioso de lo vil; quitad
a nuestra tierra todo quanto tiene de malo, y desagradable, así en lo moral como en lo físico,
dexándole solamente lo bueno: quitadle, en primer lugar, la concupiscencia, la soberbia, la envidia,
quitadle los deseos desarreglados y vanos de sus habitadores, que son ordinariamente su mayor
82 «Identidad Cultural Chilena»

suplicio; quitadle después de esto, la enfermedad, el dolor, la tristeza, la indulgencia, el frío y el calor,
la variedad de las estaciones, y sus necesarias resultas en perjuicio de nuestra salud: y en suma el
temor a la muerte, y de todo enemigo. ¿Con esto solo, sin añadirle algún otro bien positivo, no sería
nuestra tierra un verdadero paraíso? Si aún ahora, en medio de esta mezcla y confusión de males y
de bienes, hay tantos, que quisieran perpetuarse en ella, solo por tal o cual bien que pueden poseer
entre tantos males, ¿qué sería sinó hallasen mal alguno, sinó todo a su satisfacción?».

«Pues, a estos bienes naturales, e inocentes, que hay ahora ciertamente en nuestra tierra,
sacados ya en limpio sin mezcla alguna de males, añadid con vuestra imaginación otro tanto más; y
tendréis un paraíso al doble mejor. Si os parecem un exceso esta doble mejoría, leed y considerar
las expresiones vivísimas de que usan los profetas de Dios, hablando solamente de nuestra tierra
todavía viadora, aunque renovada, y mejorada con la venida del Rey de los Reyes: no obstante, que
en toda ella (menos en la santa, y celestial Jerusalén, quoe descendit de coelo a Deo meo) ha de
haber todavía por muchos siglos, generación y corrupción, pecado y muerte, etc., como observára-
mos en el capítulo XI de Isaías, en el XXXIII, y LXV, etc. Con esto solo, sin otra añadidura, veréis a
todo nuestro orbe terráqueo convertido, y transformado en un huerto de delicias inocentes, muy
semejante, y tal vez mejor, que aquel, de quien dice la Escritura: ‘Plantaverat autem Deum paradysum
voluptatis a principio, in quo posuit hominem quem formaverat’».

«¿Si esto será nuestra tierra, todavía viadora, en el juicio ó reyno de Cristo sobre los vivos, que
pensáis que será después de la resurrección universal, quando acabada toda generación y corrup-
ción; quando concluido, y consumado perféctamente todo el gran misterio de Dios con los hombres,
sea esta misma tierra sublimada á la dignidad altísima, y eterna, de corte, ó centro de unidad de todo
lo criado, ó del inmenso reyno de los cielos? ¿No es infinitamente verosímil, que se le añadan
entonces, mil ó un millon de grados de perfección física, y moral? ¿No es cosa digna de Dios, que
abunde, y sobreabunde su gracia, su bondad, su grandeza, y magnificencia infinita en aquel mismo
globo, donde tanto abundó la iniquidad? ¿En aquel mismo globo, en el qual verbum caro factum est?
¿En el cual exinanivit semetipsum? ¿En el cual crucifixus, mortus, et sepultus?».

En el fondo, en Lacunza, como más tarde en el chilenizado Bello con su preocupación por la
gramática y el Código Civil a fin de hacer más expedita la relación entre los hombres, (para que no se
molestaran en sus respectivos dominios), se observa un interés primordial por las cosas terrenales,
por lo concreto individual, por la materialidad y la comunicabilidad de las personas y cosas, por los
cuerpos y no sólo por las almas. Es ese mismo primor con que describe las cordilleras, los valles, las
flores, la tersura de las aguas Alonso Ovalle, casi recién terminada la Conquista, o con que se
deleitan en reproducir poco menos que fotográficamente a la naturaleza los pintores del siglo XIX y
principios del XX o los escritores criollistas o naturalistas.

Nosotros creemos que la cultura chilena, cuyo destino sería desentrañar la esencia de la
materia en sí, llegar a su entraña genital, como decía Neruda, forma parte, y ya lo hemos hecho
notar en estudios anteriores, de un alma que le es común al resto de la América hispana. El realis-
mo mágico y las diversas formas de abordar la realidad en Rulfo, García Márquez, Carpentier,
Vargas Llosa, Borges, Paz, M.L. Bombal, J. Donoso y J. Edwards, son una especie de delicada
devoción por dar transparencia a la materia, recoger su misterio, saber cómo es su tiempo, su
espacio, su alma íntima.

El mundo iberoamericano está «quietamente fascinado» por la materia concreta; en Chile


adquiere expresión histórica alta en Neruda, Huidobro y Mistral, pero Borges y García Márquez
muestran en cierto modo lo mismo. Borges reincide en la imagen del laberinto (según él, soñaba
en las noches con laberintos), porque no puede dejar de ver el espacio material lleno de infinitud de
UNIDAD DE APRENDIZAJE 2: «Algunos rasgos de la identidad cultural chilena y su integración en el quehacer educativo» 83

corredores estrechos, enrevesados, donde mientras más se avanza más lejos se está de toda
salida posible; no es el espacio abierto de Galileo, sino el denso, filamentoso, oscuro, casi homo-
géneo, propio de la materia bruta.

FIGURA 42: Pablo Neruda FIGURA 43: Vicente Huidobro FIGURA 44: Gabriela Mistral

«En García Márquez los personajes, pese a su individualidad propia, se desplazan dentro de
algo así como una inmovilidad de ellos mismos, del tiempo y del lugar. Hasta los seres fantasmales,
los viejos, los aparecidos, tienen poco de lo espectral venido de la muerte y son más bien idénticos
a como eran cuando vivos, siendo ya vivos, espectrales. Tales espectros no tienen levedad; arras-
tran la pesadez, la opacidad, el agobio de su propio cuerpo. Cuando su presencia no se hace
vigente por su actividad material, aunque se les suponga llenos de sabiduría, como Melquíades en
Cien Años de Soledad, caen en el olvido, se hacen invisibles, Lo mismo cabe decir de los espec-
tros rulfianos, que se pasean por Comala. La anterior novela sudamericana ha sido también un
abismarse ante la sorda impenetrabilidad de la materia: Güiraldes, Rivera, Gallegos, Azuela,
D’Acunha. El fulgor de la materia misma lo revelan Rubén Darío, Neruda y Huidobro, donde lo
oscuro, lo descascarado, se proyecta a ratos en fondos de luz inconmensurables, y sin embargo,
casi al alcance de la mano».

Lo planteado por Armando Roa tiene importantísimas proyecciones en el quehacer educati-


vo, pues nos permite desarrollar y priorizar la formación humanista integrada al currículo, desde
nuestra creación literario-poética, incorporando al análisis estético esta dimensión para nuestra
cultura, de modo que nuestros jóvenes tomen plena conciencia del valor trascendental de las
creaciones de nuestros poetas ya consagrados o en proceso de consagración. De igual manera,
esta perspectiva propuesta por Roa puede enriquecer el trabajo de nuestros colegas de las áreas
de la Historia de Chile y de la Filosofía, es decir, de las ciencias humanas en su conjunto. De este
modo podemos acercarnos con una mirada nueva al estudio, valoración y goce de las creaciones
poéticas de Huidobro, Neruda, Mistral, G. Rojas, Teillier, De Rokha, Lihn, Chihuailaf, Zurita, etc.; o
de los novelistas y ensayistas tales como, M.L. Bombal, Donoso, Edwards, Ovalle, Lacunza, Bello,
etc. De igual manera en lo concerniente a la apreciación de la obra de escritores latinoamericanos
como Rulfo, García Márquez, Carpentier, Vargas Llosa, Borges o Paz.
84 «Identidad Cultural Chilena»

FIGURA 45: José Donoso FIGURA 46: Gonzalo Rojas

FIGURA 47: Pablo de Rokha

TEXTO COMPLEMENTARIO Nº 7
«LA POESÍA CHILENA: AVANZADA DE UNA CULTURA PROPIA»

El presente texto complementario está también tomado de la obra de Armando Roa


«Chile y Estados Unidos. Sentido histórico de dos pueblos», editada por Dolmen, en Santia-
go de Chile, en 1997, páginas 57 a 60.

FIGURA 48: Armando Roa


UNIDAD DE APRENDIZAJE 2: «Algunos rasgos de la identidad cultural chilena y su integración en el quehacer educativo» 85

El estudio de nuestra poesía, que, como decíamos antes, señala un paso hacia la madu-
rez de una cultura, muestra una viva fascinación por personas y cosas en su encarnación
material misma, fascinación por sus cualidades sensoriales, por sus secretos íntimos, por el
diálogo de lo material consigo mismo, por el sexo en su crudeza seductora, por los cuerpos
humanos, por el destino de los seres materiales, por la vida y la muerte, por las palabras que
la materia en su concreción individual presta al espíritu.

El amor a lo concreto material no se había dado hasta ahora en ninguna cultura y no deja
de admirarnos cuando lo vemos emerger con peculiar grandeza en Mistral, Neruda, Huidobro,
Rojas, Tellier y De Rokha. En esta poesía surge también por primera vez con fuerza la idea de
la muerte personal, de la temporalidad del hombre, de la sexualidad, del amor, del espacio
cósmico, el geográfico y el familiar que hasta ahora habíamos visto desdibujados en las diver-
sas manifestaciones de nuestro carácter. En Gabriela Mistral aparece la muerte como un bello
tránsito a otro mundo material parecido a éste:

«Tal vez morir sólo sea


Ir con asombro marchando
Entre un rumor de hojas secas
Y por un parque extasiado»

En cambio, la muerte irrumpe en su nada radical que pone término a la materia, en


Huidobro, Neruda, Lihn y De Rokha, aun cuando esos muertos vuelven a recuperar su voz a
través de la palabra de los poetas. Conatos de creación original también se divisan en nuestra
novela, pintura, historia, filosofía y ciencia.

El chileno parecería buscar ansioso la materia de la materia, o sea, su fondo constitutivo


y dinámico abisal, tal como el europeo desde Eckhart, Descartes, Leibniz y Hegel, busca con
idéntico fervor el alma del alma. La materia para el chileno se revela en su poesía como algo
sagrado, a lo cual es preciso acercarse con recogimiento, y nunca es mera expresión de
fuerzas reductibles sólo a fórmulas matemáticas como para europeos y norteamericanos. La
físico-matemática, la biología recogen para estos últimos lo básico de las cosas vivas y muer-
tas; para el chileno son un paso muy importante a fin de manejarlas y conocerlas, aun cuando
lo que le atrae más lejos es ese fragor misterioso que logra divisarse al trasluz detrás de lo
configurado por dichas ciencias, «la realidad detrás de la realidad, cogida a través de un re-
lámpago», como dice el poeta Gonzalo Rojas.

El problema del chileno es poder romper la dicotomía de su alma entre un amor a las
cosas individuales concretas asibles con las manos, lo que llamaríamos una concepción táctil
del mundo -tal como la soñada por Ovalle, Lacunza y Bello- y su amor a las ciencias naturales
y humanas, o sea, a cosas susceptibles de ser cogidas a través de abstracciones matemáti-
cas. Solucionado eso, sería capaz quizás de crear a partir de una armonía superior de esos
amores, un saber nuevo que acoja a uno y a otro, que matematice al mundo, como quería
Galileo, pero sin despojarlo de lo rico de sus individualidades.

El que el alma de un pueblo aparezca abierta de manera señalada a un especial modo


de experimentar la realidad, en una manifestación tan importante como la poesía -siempre
visión profunda de lo que es el mundo en su esencia-, augura que esa alma está alcanzando
la agudeza necesaria para coger dicha realidad con idéntico vigor original desde otras áreas
86 «Identidad Cultural Chilena»

del conocer y del hacer como lo son la filosofía, la ciencia, la tecnología, el arte. Sería curioso
que sólo una ventana del alma se abriera y las demás quedaran herméticamente cerradas;
eso, por lo menos, no se ha visto hasta ahora, en ninguna cultura; al contrario, en ellas,
cuando aparece cualquier manifestación, sea en el arte, en la ciencia o en la técnica, empie-
zan rápidamente a surgir las otras. Lógicamente, dentro del desarrollo cultural, la palabra
rápido no significa cinco o diez años; puede tratarse de decenios, como también al revés, de
una irrupción brusca de personalidades notables y de la elevación del estado espiritual de todo
un pueblo o grupo de pueblos, como ocurrió en el siglo de Pericles y en el Renacimiento.

Una cultura alcanza su plenitud cuando los hombres llegan al estado de identidad
consigo mismos, confían en su mundo propio, crean una visión original y son capaces de
asimilar a fondo las demás culturas, sin ser absorbidos por ellas. Tal etapa puede iniciarse
cuando empieza la gran poesía, como en Grecia con Homero y en la Europa moderna con
Dante, partiendo de la hipótesis de que el hombre domina a los seres cuando encuentra su
nombre. Los seres, de acuerdo con Vicente Huidobro, tienen dos nombres: el convencional,
gracias al cual nos entendemos en el trato cotidiano, y el verdadero, encerrado dentro de la
esencia de cada uno y gracias al cual entramos en su secreto y posesión. Poseer el nombre
intrínseco, no el convencional, es intuir el fondo del ente, perderle el miedo, familiarizarse
con él, aprender a conducirlo, a admirarlo, a congraciarnos, a servirlo y ser servidos. La
aparición de nuestra poesía en el horizonte histórico como algo de validez universal indicaría
nuestra aptitud para aprehender los verdaderos nombres y por esa vía, aunque sea por
contraste, encontrar el nombre nuestro, el que nos identifica como pueblo con un destino
señalado y no como un obscuro y anónimo pueblo cualquiera. Es al lenguaje de la poesía al
que ahora debemos acoger, pues las demás manifestaciones de la cultura parecen prontas a
asomarse y florecer, pero aún no lo hacen de manera tan vigorosamente perceptible.

Lo dicho antes no significa que mientras no aparezca en vuelo tal cultura, no hayamos
sabido asimilar bien lo propio de las culturas vigentes y movernos con cierta soltura dentro de
ellas. La ingeniería, la agricultura, la medicina, la arquitectura, el derecho, las ciencias y la
tecnología chilenas no desmerecen de lo encontrado en cualquier pueblo avanzado y así lo
muestran algunas investigaciones científicas nuestras que son citadas hoy en todas partes.
Lo que no existe, no es por falta de inteligencia, sino en muchos casos por falta de recursos
económicos o de políticas adecuadas, porque a tal respecto no siempre nuestros políticos
han tenido conciencia clara de que la inversión en desarrollo científico, artístico y tecnológico
es fundamental para evitar el ocaso de un futuro propio.

Toda cultura abarca lo espiritual y lo material, pues de otro modo sería inconcebible;
sin embargo, cada una tiene una especial fascinación por alguno de estos aspectos y se
siente obligada a desentrañarlo, a mostrarlo, a señalarlo en toda su viva riqueza. Es justo por
el deseo de abarcar ambos aspectos que pueden ser fecundadas unas por otras. El que el
chileno y el iberoamericano, como hemos dicho, estén envueltos hacia la materia, no signifi-
ca que al mismo tiempo no se interesen por cuanto tenga que ver con el espíritu.

Los griegos, los romanos y los europeos llegaron a tener identidad en la medida en que
durante largo tiempo se dedicaron briosamente a asimilar como algo suyo lo creado por culturas
más avanzadas. Es preciso seguir en dicho camino de asimilación y producción para facilitar el
advenimiento de lo nuestro -aún en germen-, al mundo de las culturas creadoras y originales».
UNIDAD DE APRENDIZAJE 2: «Algunos rasgos de la identidad cultural chilena y su integración en el quehacer educativo» 87

ALTAZOR

Vicente Huidobro (Fragmentos)

En mi infancia una infancia ardiente como un alcohol


Me sentaba en los caminos de la noche
A escuchar la elocuencia de las estrellas
Y la oratoria del árbol
Ahora la indiferencia nieva en la tarde de mi alma
Rómpanse en espigas las estrellas
Pártase la luna en mil espejos
Vuelve el árbol al nido de su almendra
Sólo quiero saber por qué
Por qué
Por qué
Soy protesta y araño el infinito con seis garras
Y grito y grito con miserables gritos oceánicos
El eco de mi voz hace tronar el caos

Soy desmesurado cósmico


Las piedras las plantas las montañas
Me saludan las abejas las ratas
Los leones y las águilas
Los astros los crepúsculos las albas
Los ríos y las selvas me pregunta»
¿Qué tal cómo está usted?
Y mientras los astros y las olas tengan algo que decir
Será por mi boca que hablarán a los hombres

ENTRADA A LA MADERA

(Residencia en la Tierra)

Pablo Neruda

Con mi razón apenas, con mis dedos,


con lentas aguas lentas inundadas,
caigo al imperio de los nomeolvides,
a una tenza atmósfera de luto,
a una olvidada sala decaída,
a un racimo de tréboles amargos.

Caigo en la sombra, en medio


de destruídas cosas,
88 «Identidad Cultural Chilena»

y miro arañas, y apaciento bosques


de secretas maderas inconclusas,
y ando entre húmedas fibras arrancadas
al vivo ser de substancia y silencio.

Dulce materia, oh rosa de alas secas,


en mi hundimiento tus pétalos subo
con pies pesados de roja fatiga
y en tu catedral dura me arrodillo
golpeándome los labios con un ángel.

Es que soy yo ante tu color de mundo,


ante tus pálidas espadas muertas,
ante tus corazones reunidos,
ante tu silenciosa multitud.

Soy yo ante tu ola de olores muriendo,


envueltos en otoño y resistencia:
soy yo emprendiendo un viaje funerario
entre las cicatrices amarillas:
soy yo con mis lamentos sin origen,
sin alimentos, desvelado, solo,
entrando oscurecidos corredores,
llegando a tu materia misteriosa.

Veo moverse tus corrientes secas,


veo crecer manos interrumpidas,
oigo los vegetales oceánicos
crujir de noche y furia sacudidos,
y siento morir hojas hacia adentro,
incorporando materiales verdes
a tu inmovilidad desamparada.

Poros, vetas, círculos de dulzura,


peso, temperatura silenciosa,
flechas pegadas a tu alma caída,
seres dormidos en tu boca espesa,
polvo de dulce pulpa consumida,
ceniza llena de apagada almas,
venid a mí, a mi sueño sin medida,
caed en mi alcoba en que la noche
y cae sin cesar como agua rota,
y a vuestra vida, a vuestra muerte asidme,
a vuestros materiales sometidos,
a vuestras muertas palomas neutrales,
y hagamos fuego, y silencio, y sonido,
y ardamos, y callemos, y campanas.
UNIDAD DE APRENDIZAJE 2: «Algunos rasgos de la identidad cultural chilena y su integración en el quehacer educativo» 89

Escrutinio del Texto Complementario Nº 7

a) ¿De qué manera la poesía chilena señala un paso hacia la madurez de nuestra cultura?
b) ¿De qué modo se da el amor a lo concreto en nuestros poetas? Explíquelo detallada-
mente.
c) Explique la afirmación de Gonzalo Rojas, en su obra «del relámpago»: Hay que captar
«la realidad detrás de la realidad, cogida a través de un relámpago».
d) ¿Cómo puede romper el chileno la dicotomía entre el amor a las cosas en su individua-
lidad y su amor por las ciencias?
e) Lo que augura la poesía en este tema, ¿de qué manera tendría que plasmarse en
otras áreas del saber?
f) ¿Cómo han alcanzado la plenitud cultural otros pueblos, según el texto?
g) En síntesis, ¿cuál es nuestra tarea como chilenos para alcanzar la plenitud de nuestro
desarrollo cultural original?

Tareas acerca del rasgo del atractivo de la materialidad

1) Explique de qué manera nuestros poetas, cronistas e historiadores se «embelesan


con la materialidad»
2) Explique la manera en que Lacunza concibe lo terreno en la plenitud de la presencia
personal de Cristo con nosotros. Compare la Tierra actual con aquélla casi paradisíaca
que estaría por venir.
3) ¿Qué ocurre en este mismo sentido de lo material con A. Bello y A. Ovalle?
4) ¿Según Roa, cuál sería el destino de la cultura chilena?
5) ¿De qué manera este destino se manifiesta en las obras de nuestros poetas y en los
escritores latinoamericanos?
6) Demuestre cómo se manifiesta en el fragmento de «Altazor» de Vicente Huidobro la
búsqueda de la esencia de lo material. Señale la red léxica que respalda esta esencia-
lidad. Redacte con ella una síntesis del poema.
7) Haga lo mismo anterior con el poema «Entrada a la madera» de Neruda.
8) Busque otros poemas de otros poetas chilenos que permitan ilustrar claramente esta
búsqueda de la esencia de la materia.

Para recordar y aprehender

«El chileno parecería buscar ansioso la «materia» de la materia, o sea, su fondo cons-
titutivo dinámico y abisal, tal como el europeo... busca con idéntico fervor el «alma» del alma.
La materia para el chileno se revela en su poesía como algo sagrado, a lo cual es preciso
acercarse con recogimiento y nunca es mera expresión de fuerzas reductibles sólo a fórmu-
las matemáticas como para europeos o norteamericanos. La físico-matemática, la biología,
recogen para estos últimos, lo básico de las cosas vivas y muertas; para el chileno son un
paso muy importante a fin de manejarlas y conocerlas, aún cuando lo que le atrae más lejos
es ese fragor misterioso que logra divisarse al trasluz, detrás de lo configurado por dichas
ciencias, «a realidad detrás de la realidad, cogida a través de un relámpago», como dice el
poeta Gonzalo Rojas. (A. Roa ).
90 «Identidad Cultural Chilena»

Para saber más

Se recomienda la obra de Armando Roa «Chile y Estados Unidos: Sentido histórico de


dos pueblos, Editorial Dolmen, Santiago de Chile, 1997 y se recomienda su lectura in exten-
so y ojalá su adquisición, dada la calidad e importancia del aporte que hace.

5. Algunos rasgos del español de Chile como elementos de nuestra identidad cultural

Una de las manifestaciones más relevantes que siempre caracteriza a una cultura determi-
nada es la lengua que ese pueblo habla. En el caso de Chile, se trata de la lengua castellana,
heredada de los conquistadores españoles y que durante su permanencia entre nosotros ha expe-
rimentado cambios, ha evolucionado como toda lengua viva. Ese conjunto de modificaciones pro-
ducto de su uso cotidiano formal e informal, oral o escrito y literario o no ficcional ha configurado una
variedad dialectal de la lengua castellana que tiene algunos rasgos característicos; sin embargo, es
necesario precisar que ninguno de ellos es exclusivamente chileno. No tenemos que olvidar que la
lengua castellana tiene una muy amplia difusión geográfica y es hablada por millones de personas.

No obstante, todos quienes hemos tenido el privilegio de salir más allá de nuestras fronteras,
en particular, a otros países hispanohablantes, hemos experimentado el hecho de que basta una
pequeña conversación para que se nos identifique como chilenos. Estoy plenamente consciente
de que este manual no está dirigido a lingüistas o sólo a profesores de castellano o de idiomas, de
modo que trataré de presentar los aspectos más relevantes y generales, tratando de disminuir al
máximo los tecnicismos innecesarios. Sin embargo, para quienes se interesen en ampliar más sus
conocimientos sobre el tema, daré alguna información bibliográfica adicional en la rúbrica «Para
saber más». De igual manera, la anotación fonética ha sido simplificada y aproximada a la escritura.

En el plano fonológico, el castellano o español hablado en Chile comparte con todos los
países de Hispanoamérica, la eliminación del fonema interdental /z/ y del fonema lateral palatal /ll/
del español peninsular. Tiene, en consecuencia, veintidós fonemas, cinco vocálicos y diecisiete
consonánticos.

En el plano fonético sólo señalaremos algunas características generales. En primer lugar,


como consecuencia de lo indicado en el plano fonológico, los chilenos somos yeístas y seístas, es
decir, pronunciamos de igual manera grafías, tales como «zapato» *sapato*, «sol» *sol*, «cielo»
*sielo* o «yugo» *yugo*, «lluvia» *yuvia*. En segundo lugar, aspiramos la consonante /s/ en posi-
ción final de sílaba y en posición final absoluta, por ejemplo, «pescado» *pehcado*, «salas» *salah*,
«fósforos» *fohforoh*. En posición final absoluta generalmente desaparece: «los amigos» *loh
amigo*. Este fenómeno también se da en el español de Chile culto, incluso se le puede detectar en
usos formales en los discursos de nuestros hombres públicos y en las aulas universitarias.
UNIDAD DE APRENDIZAJE 2: «Algunos rasgos de la identidad cultural chilena y su integración en el quehacer educativo» 91

FIGURA 49: Portada del texto «La Lengua Castellana en Chile»

En el uso informal es posible detectar algunos fenómenos fonéticos que son frecuentes en el
uso popular, pero que ganan terreno en todos los estratos sociales, sobre todo por la existencia de
una moda que tiende a preferir los usos menos normativos y que tiende a percibir el buen hablar
como algo sofisticado y un poco «snob». En el grupo consonántico /tr/, la consonante /r/ tiende a
asibilarse, es decir, a ser pronunciada como una consonante fricativa sorda apicoalveolar, en lugar
de la consonante vibrante simple apicoalveolar correspondiente: «tres» *treh*, «cuatro» *cuatro*. La
consonante africada palatal sorda /ch/ tiende a perder su carácter de africación al debilitarse el ele-
mento oclusivo clave en su articulación. Sólo queda el elemento fricativo sordo, así /ch/ deja de
pronunciarse como *tsh* para tender a pronunciarse como *sh*: así «muchacho» o «Chile», por
ejemplo, en lugar de pronunciarse de acuerdo a la norma como *mutshatsho* o *tshile*, se tienden a
pronunciar como *mushasho* o *shile*. Algunas consonantes finales tienden a desaparecer fácil-
mente: «universidad» *universidá*, «cassette» *casé*, «Carlos» *carlo*. Lo mismo ocurre con las
consonantes /b/ o /d/ en posición intervocálica: «había» *aía*, «todavía» *toaía*. Algunos diptongos
tienden a simplificarse: «dieciocho» *disiotsho* , «Augusto» *agusto*, «inauguración» *inaguración*,
«eucaliptus» *ocalipto*. Se tiende a eliminar algunas sílabas: «estamos» *tamoh*, «puntada» *puntá*,
«cohete» *cuete*, «para» *pa*. A veces se cambia el timbre de una vocal: «comisaría» *comisería*,
«ampolla» *empoa*, «mochila» *muchila*. Estos cambios son el resultado a veces de fenómenos de
asimilación: «resbalar» *refalar*, «rasguñar» *rajuñar*, «carne» *canne*, «Carlos» *callo*, etc.

En el plano morfológico sólo presentaremos el caso del paradigma de los pronombres perso-
nales asociados a la conjugación verbal, ya que el castellano hablado en Chile relega el uso de
«vosotros» al registro ultra formal de los discursos oficiales y, muy particularmente, a los discursos y
prédicas oficiales eclesiásticas; en el uso formal e informal se lo ha reemplazado por «ustedes». Se
ha incorporado en el uso informal y popular además el «vos», paralelo a «tú», que presenta una
forma diferente al voseo argentino. Se incorpora también «usted» en una función de cortesía y respe-
to que tiene además una marca de distanciamiento. Veamos la síntesis en el esquema propuesto por
L. Sáez en su artículo: «El español de Chile en las postrimerías del Siglo XX», publicado en «Litera-
tura y Lingüística. Homenaje al Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, Sede de Valparaíso»,
editado por la Editorial Puntángeles de la Universidad de Playa Ancha de Valparaíso, en el año 2000:
92 «Identidad Cultural Chilena»

Singular Plural
canto cantamos
1. yo como nosotros comemos (comimos)
vivo vivimos

cantas/cataí
2. tú (vos) comes/comih
vives/vivih cantan
ustedes comen
canta viven
usted come
vive

canta cantan
3. él/ella come ellos/ellas comen
vive viven

FIGURA 50: Esquema propuesto por L. Sáez

En el plano lexical destacaremos, en primer lugar, el caso de los préstamos de palabras de


las otras lenguas con las cuales nuestro castellano mantiene un contacto permanente y vital.

En los indoamericanismos léxicos, ya hemos dado suficientes ejemplos anteriormente en el


acápite del sincretismo cultural asimétrico en lo relativo a los préstamos tomados de la lengua
aymara, quechua, mapudungun, etc., los que les ruego revisar en los acápites correspondiente del
sincretismo cultural reflejado en la lengua ya presentados en este manual. Aunque ya hemos dicho
algo en los mismos acápites a propósito de algunos europeísmos, me parece útil ampliar la pre-
sentación de algunos casos relevantes, pues, muestran algunas tendencias generales que es ne-
cesario analizar. En primer lugar, en el castellano hablado en Chile se prefiere imitar la pronuncia-
ción de los términos tomados del inglés, del francés o del alemán, hispanizándola sin disimulo:
«pijama» *piyama*, «jersey» *yerse*, «sweater» *suíter* o *suéter*, las marcas de autos franceses
«Peugeot» y «Renault» *peyó* y *renó*, «kuchen» *cujen*, etc. En España, en cambio, el «pijama»
sigue como *pijama* y el «jersey» como *jerséi*. Como el castellano ha tenido contactos desde
hace siglos con las otras lenguas europeas, hay galicismos y anglicismos de larga data. En lo
referente al español de Chile, hay casos como los de «jardín», «chofer», «garage» «carné de
identidad» que la gran mayoría de los hablantes incluso desconoce su origen francés, ya que los
siente como propios de nuestro idioma, lo mismo ocurre con «panqueque», «trole» o «fútbol»
tomados del inglés hace ya algunas décadas. No ocurre lo mismo con «discothéque», «boutique»
o «cassette» tomadas recientemente del francés o con la avalancha de anglicismos que se están
integrando sobre todo en el ámbito de la economía, el comercio, la informática y también en el uso
cotidiano y popular. Veamos sólo algunos ejemplos: «marketing», «joint-venture», «mall», «shoping
center», «drugstore», «hardware», «software», «fax», «mouse» o los populares «luquear» deriva-
do de «to look» o «cachar» derivado de «to catch». Es de público conocimiento la gran inquietud
que existe en este sentido, pues, se teme un deterioro o un declinar paulatino del uso de nuestra
propia lengua. Yo no comparto esta tan pesimista inquietud, ya que en el mismo uso cotidiano de la
lengua se perciben los caminos que sin duda el español de Chile seguirá para resolver el proble-
ma. Veamos algunos casos actuales. El anglicismo «sandwich» presenta intentos de integración
interesantes. Como no ha podido ser substituido por «emparedado» del español peninsular, se le
escucha como *sánduish*, *sánguche* o *sámbuche*, el popular «hot dog» se ha transformado en
un delicioso «completo». Pero quizás el caso más interesante sea el del léxico futbolístico, presen-
tado por Leopoldo Sáez, en la página 284 del artículo ya mencionado anteriormente. Helo aquí:
UNIDAD DE APRENDIZAJE 2: «Algunos rasgos de la identidad cultural chilena y su integración en el quehacer educativo» 93

Anglicismos en el Fútbol

FIGURA 51: Léxico futbolístico

Me parece que estos ejemplos nos indican quizás la ruta que seguirá nuestro dialecto para
integrar esta multitud de préstamos lexicales del inglés y de otras lenguas. No olvidemos, además,
que en este asunto está también el tema de las modas y de nuestra idiosincrasia cultural abierta y
fascinada con lo extranjero, pero además en este mismo sentido juega a favor de mi optimismo
realista nuestro rasgo, que indica nuestra permanente actitud de asimilación y adaptación de lo que
viene de afuera hasta que lo hacemos nuestro.

Otro aspecto del léxico del dialecto chileno que tiene alguna gravitación en la identidad es el
gusto del chileno por los términos y expresiones de carácter obsceno, de clara marca sexual y
genital. Este lenguaje coprolálico goza de gran popularidad y vitalidad, fomentado y ulilizado por
cómicos, humoristas y artistas, de habitual presencia en el lenguaje coloquial y convivencial juvenil y
de adultos de ambos sexos. Es frecuente encontrar en los baños de los recintos universitarios algu-
nas propuestas «sui generis» de tareas, en las que se invita a los visitantes a ponerle diversos
nombres al pene, a los testículos o a la vagina y, a veces, a lingüistas que recogen tan valioso corpus
para sus sesudos estudios y análisis semánticos, que luego leemos en revistas especializadas o en
publicaciones «ad hoc» como «La palabra huevón» de Cosme Portocarrero, publicada por LOM
Editores, en Santiago de Chile en 1998 o «Hueva y sus derivados. Una familia léxica del español
común e informal de Chile» en «Estudios lingüísticos en memoria de Gastón Carrillo Herrera», Bonn,
1983. Esta lexía ha sido objeto preferente de estudio por su alta productividad terminológica y su
variada funcionalidad morfológica, que ustedes pueden apreciar en el siguiente ejemplo: «¡Putah el
huevón huevón, huevón! cuyo equivalente formal podría ser: ¡Increíble el individuo estúpido, amigo!
Este tipo de lenguaje incluso ha alcanzado la consagración literaria en la pluma de nuestro antipoeta
94 «Identidad Cultural Chilena»

Nicanor Parra, quien ha creado artefactos antipoéticos como el siguiente: «¡Aló! ¿Con la Casa de la
Cultura? ¡Sí, Conchetumadre!» o en la obra de teatro «La Negra Ester» de Roberto Parra, dirigida
por Andrés Pérez, de la cual les ruego escuchar las canciones «Un zapatero celoso» y «Cueca el
fundo de oro» en la vigésimo novena pista del CD que acompaña este manual. La cita parcial está
tomada del álbum «Gran Circo Teatro presenta La Negra Ester», editado por Sony Music.

El último aspecto lexical que deseo abordar se refiere al carácter «poético metafórico» que
podemos encontrar en un importante conjunto de expresiones que reflejan muy bien nuestra identidad.
Al hablar de poético metafórico se puede creer que deseo hacer referencia al lenguaje propio de
nuestra rica cohorte de poetas que enriquecen nuestra cultura con sus obras. Sin embargo, no se trata
de ellos, sino de los hablantes populares que usan nuestra lengua con toda soltura y holgura creativa.
He aquí sólo algunos ejemplos: «anteojos poto de botella», «potoloco», «jardín de tiras», «andar con
los cables pelados», «pasado por la cola del pavo», «no tener ni para hacer cantar un ciego», «andar
a patadas con los piojos», «como ají en el poto» y «pegarse los alcachofazos». Detengámonos en esta
última expresión. Se trata de golpearse a sí mísmo con un conjunto de alcachofas que, como sabe-
mos, son espinudas; además, la palabra va acompañada del sufijo «azo», que es un aumentativo, es
decir, me golpeo con fuerza con unas alcachofas grandes. Todo esto para decir «percatarse», «darse
cuenta» o «percibir». No cabe duda de que estamos ante un uso metafórico en plenitud.

TEXTO COMPLEMENTARIO Nº 8
EL ESPAÑOL DE CHILE EN LAS POSTRIMERÍAS DEL SIGLO XX *.

Este texto ha sido tomado de los acápites introductorios del artículo «El español de Chile
en las postrimerías del siglo XX» de Leopoldo Sáez Godoy ya citado. Por la actualidad de sus
comentarios y afirmaciones, se integra perfectamente en el contenido de nuestro manual.

FIGURA 51: Portada de «Literatura y Lingüística», libro en el que aparece el


artículo de Sáez «El español de Chile en las postrimerías del siglo XX»

* Extractos de la Introducción.
UNIDAD DE APRENDIZAJE 2: «Algunos rasgos de la identidad cultural chilena y su integración en el quehacer educativo» 95

«1. No espero suscitar ningún enconado debate, si sostengo que el mundo ha cambiado
muchísimo en los últimos veinte años y que estos cambios han ido en desmedro del manejo de
las habilidades lingüísticas. Se aprecia en todos los niveles una marcada preferencia por el icono
en reemplazo de la palabra, por los flippers, videojuegos y juegos computacionales en lugar de la
lectura de cuentos, por el test y las pruebas de selección múltiple frente a la redacción de un
texto. La misma situación la viven la literatura frente al cine y el video; el diálogo frente a los
efectos especiales y la acción; en Chile, las ciencias «duras» frente a las «blandas».

Esto ha llevado a que en España, Estados Unidos, Argentina exista una gran insatis-
facción por la creciente incapacidad en el manejo de la lengua estándar en su variedad
formal. Como no es éste un problema exclusivo de los chilenos, es muy probable que sus
causas tampoco sean exclusivamente nuestras y tengan un alcance mucho más general.

En Chile se lee y se escribe poco. Los libros tienen tiradas reducidas y son mucho más
caros que en México, España o Alemania. Tampoco son muy leídas las revistas o periódicos,
que se financian por el avisaje. Para los lectores habituales se ha hecho evidente un deterio-
ro en el trabajo de los correctores de pruebas. Incluso en los diarios más tradicionales, ade-
más de las erratas habituales, con alarmante frecuencia aparecen gruesos errores, que hu-
bieran sido un escándalo en otros tiempos.

Los medios realmente difundidos son la televisión y la radio.

La introducción de la televisión por cable, al parecer, ha contribuido a segmentar los


espectadores, de modo que quien desee ver programas con exigencias culturales algo ma-
yores, por lo general, debe recurrir al cable. Salvo excepciones, la televisión normal ha se-
guido una línea de entretenimiento fácil, de humorismo callejero. Ha aparecido un tipo de
animador agresivamente ignorante y ramplón. En Chile esta situación ha producido incluso
un debate en el Parlamento acerca de la «chabacanización» de la televisión, que llegó a su
punto culminante con ocasión del Mundial de Fútbol celebrado en Francia.

Hasta hace poco tiempo en la radio y la televisión se encontraban los modelos del
buen hablar. Hoy la informalidad y, en ocasiones, la vulgaridad han invadido estos medios,
especialmente las radios AM. Los programas juveniles, de conversación, de curaciones mila-
grosas (gracias a, por ejemplo, «la aleta de tiburón potenciada»), de conversión religiosa, de
solución de problemas sentimentales suelen tener a mal rentados conductores o animadores
de un bajísimo nivel cultural, no aptos como modelos de habla oral formal.

Pero hay, además, un problema cultural ambiental.

Gabriel Valdés (1919, abogado), ex Canciller, ex Presidente del Senado, un protago-


nista y observador privilegiado de nuestra clase política, en la presentación del último libro de
Lafourcade dio un testimonio muy decidor:

«La cultura del político del primer Senado constituyente era impresionante. Tenía la
capacidad de hacer una improvisación y citar a Plutarco o un pasaje de Shakespeare, hablar
de Platón y de pasearse por las ideas del mundo. Eso hoy no se da».

Y en el otro lado del espectro político, Volodia Teitelboim (1916, abogado, literato y fino
crítico) tiene la misma opinión:
96 «Identidad Cultural Chilena»

«La oratoria política es el reflejo del espíritu y la mentalidad de una época. Durante el
siglo pasado, el género alcanzó un nivel sobresaliente en los llamados Padres de la Patria /.../
Hoy la oratoria ha muerto y esto tampoco es para ponerse a llorar, pero, como hombre que
estuvo en el Parlamento, veo en él un empobrecimiento gradual del lenguaje, lo que no es más
que el reflejo de lo que sucede en el país. En Chile se habla un castellano deficiente, la gente
modula mal y apenas se las arregla con un escaso vocabulario». El Sábado, 60, 8-5-99.

¿Y nuestros dinámicos y agresivos empresarios jóvenes y modernizadores?

«¿Quién es Descartes?, preguntó un banquero chileno cuando Jacques Chirac lo men-


cionó en su discurso, durante la inauguración de la Asamblea de Gobernadores del Bid» D27,
21-3-99.

La tradicional radio Andrés Bello, que sólo difundía música clásica, tuvo que cerrar. Las
universidades, por problemas presupuestarios tienen serias dificultades para mantener sus
orquestas, conjuntos de teatro, cuerpos de ballet, coros, radios.

A todo este ambiente cultural general hay que agregar la situación de la enseñanza
escolar, que, por fortuna, se ha convertido en un programa central del gobierno. Sin entrar en
mayores detalles, citemos algunos factores negativos: masificación de la enseñanza, cursos
demasiado numerosos, profesores mal pagados y sin prestigio social, locales con infraestruc-
tura deficiente, errada concepción de la enseñanza de la lengua materna, alumnos desmotivados.

Como podía esperarse, los resultados no han sido satisfactorios: los egresados de la
enseñanza media no son capaces de leer comprensivamente ni de redactar aceptablemente
en la variedad formal (olvidemos, piadosamente, la ortografía); tampoco entienden ni mucho
menos hablan lenguas extranjeras; los hablantes indígenas olvidan su lengua y no alcanzan a
aprender el castellano.

En la actualidad, el dominio del registro formal ya no es un atributo indispensable del


dirigente, del líder social. Muchos no son competentes en la norma culta fónica, morfosintáctica,
léxica. En documentos oficiales, incluso del Ministerio de Educación, brillan gruesas faltas de
ortografía. Más aún, da la impresión de que aquéllos que tienen conocimientos y lecturas que
les permitirían un empleo elegante del idioma, se autocensuraran para hundirse en un gris e
impersonal empleo rutinario.

Esto sin duda debe guardar relación con otras características nacionales. No nos gusta
llamar la atención y nos molesta muchísimo que alguien se destaque. Los chilenos usamos
ropa de pocos colores y muy apagados. Nuestras casas están muy alejadas del colorido de las
mexicanas, por ejemplo. Hablamos en voz baja, somos casi inaudibles para los españoles. Y
en Santiago evitamos sistemáticamente el contacto verbal con desconocidos. En los taxis
colectivos es normal que los cuatro o cinco pasajeros que comparten el estrecho espacio
durante a lo menos media hora, eviten mirarse y no intercambien palabra alguna, lo que sería
absolutamente insoportable para un cubano.

Tampoco discutimos. Ya no hay debates en el país. ¿Es la herencia de los diecisiete


años negros?
UNIDAD DE APRENDIZAJE 2: «Algunos rasgos de la identidad cultural chilena y su integración en el quehacer educativo» 97

En Chile vivimos un proceso de globalización y de internacionalización de todo tipo:


economía, comunicaciones, viajes. Cada vez llegan más extranjeros a nuestro país y un
tercio de los chilenos viaja al exterior, gracias a un evidente mejoramiento de nuestro estándar
de vida. Nos relacionamos con el mundo a través de Internet. Compramos en Miami. Nues-
tros empresarios invierten en Argentina, Perú, Bolivia y hacen alianzas estratégicas por do-
quier. El país está ingresando a las asociaciones económicas más importantes del mundo:
APEC, Mercosur, NAFTA, UE. Nos conectamos por cable con Alemania, Francia, España,
Italia, lo que culturalmente significa que en televisión, además del Colo Colo y del Wanderers
de Valparaíso, podemos ver jugar al Internazionale («Bambam» Zamorano), a la Lazio («Ma-
tador» Salas), al Real Madrid, al Bayern München, Boca Juniors, Toluca, al Newcastle en
copas, recopas y supercopas. En honor a la objetividad, habría también que decir que alre-
dedor de un cuarto de los chilenos vive todavía en la pobreza (y más de 800.000 en la
indigencia), prácticamente al margen de la modernidad y la distribución de los ingresos es
una de las más injustas del mundo.

Se ha creado una cultura internacional en la que los jóvenes de todo el Imperio usan
jeans, t-shirts con leyendas en inglés, zapatillas de tenis, comen hamburguesas y hotdogs,
papas fritas con ketchup, escuchan; tecno, rap, new waves, hip hop; asisten a idénticos
conciertos de los mismos conjuntos musicales que recorren el mundo, ven las mismas pelí-
culas, devorando cantidades increíbles de pop corn y bebiendo bebidas colas. En los confi-
nes del Imperio, en Chile, estamos empezando a celebrar el halloween. Poco nos falta para
incorporar el thanksgiving y el Independence Day.

Estamos más abiertos que nunca a posibles influencias de otros dialectos del español.
En la televisión vemos programas españoles, telenovelas (culebrones) argentinas, mexicanas,
venezolanas. Las películas están dobladas en Puerto Rico y México.

Naturalmente todo esto tiene consecuencias lingüísticas.

Introducción de un aluvión de anglicismos en los léxicos especializados, muchos de los


cuales se instalan luego en la lengua común. Hemos documentado más de tres mil voces, entre
anglicismos crudos, adaptaciones, traducciones, calcos semánticos, variantes y agregamos
entre diez y quince a la semana. Son especialmente abundantes en los léxicos de la computa-
ción, música popular, deportes, administración de empresas, vestimentas, publicidad.

Estos anglicismos no coinciden necesariamente con los de otros dialectos. Por ejem-
plo, en Chile desconocemos, afortunadamente, la familia flipar-flipada- flipado-flipador- flipante-
flipero- flipeta- flipota. No usamos pil y nuestros pilosos son los tradicionales.

No he percibido una gran influencia de los dialectos del español que nos son familiares
a través de la televisión y del cine. Sólo en el lenguaje infantil ha habido algún uso de expre-
siones de «El Chavo del 8» (un programa mexicano) como «sin querer, queriendo» o el uso
más extendido de menso «tonto, torpe», chispotearse «equivocarse».

Se nos van haciendo conocidos elementos culturales muy alejados. De los kuchenes, ñoquis
y lasañas, incorporados hace mucho, pasamos a los wantanes, chapsui, sushi, sashimi, tacos,
terrinas. Los más sofisticados están disfrutando de las ciboulettes y del «aceto balsámico».
98 «Identidad Cultural Chilena»

- El Español de Chile

Prácticamente todos los chilenos hablamos español. Según el censo de 1992, Chile
tiene 13.348.401 habitantes. El 83,5% vive en centros urbanos (11.140.405) frente al 16,5%
(2.207.996), que todavía permanece en las zonas rurales. En la Región Metropolitana viven
5.257.937 personas. Los pueblos autóctonos hablan también español, en muchos casos, en
forma muy rudimentaria. No ha sido determinado con rigor el número de hablantes de lenguas
indígenas mono- y bilingües. En el censo de 1992, se registran 926.060 mapuches, 48.477
aymaras y 21.848 rapanui mayores de 14 años. Dannemann-Valencia, 1989 tienen cálculos
aproximados muy diferentes: 464.475 hablantes indígenas: 200 aymaras, 250 aymara-quechuas,
2.000 kunsas, 460.000 mapuches, 20 kawaskar, 5 yaganes, 2.000 pascuenses.

¿Cómo caracterizar la situación del español en Chile? Indicaré sólo algunos de los as-
pectos más generales:

La lengua común coloquial sigue evolucionando «motu proprio» o por influencia de otros
dialectos del español. Como siempre, la fonética y la morfosintaxis lo hacen en mucho menor
medida que el léxico.

Avance al parecer incontenible del registro informal hacia las situaciones formales: es-
pacios de conversación televisados, clases magistrales, discursos. Nuevo es el ingreso tímido
del registro vulgar en el lenguaje público. Esta situación ya se ha hecho habitual en programas
cómicos o juveniles de radio y televisión. Incluso en la prensa escrita he documentado expre-
siones consideradas vulgares como cara de poto, carerraja «cínico, fresco», cartucho «pudi-
bundo», cartuchismo. Es sólo el comienzo, que puede convertirse en un torrente, si se registra
un aumento interesante del «rating».

Gran difusión del lenguaje juvenil, que se extiende hacia la lengua común informal (no
estar ni ahí, amermelada, aperrar, atinar, hacer atado, estar en otra, arrugar, chanta, cachar,
estar chato/apestado, pasarlo shansho). Algunos de los términos han nacido en la lengua
vulgar o del hampa (bacán, mina/o, piola, quedar /con/ cuello, pulento, marcar ocupado).

Un solo ejemplo de la penetración del lenguaje juvenil: el presidente de uno de los parti-
dos de derecha hizo las siguientes declaraciones a la prensa:

«Si la derecha aperra con Lavín, Lavín va a ganar. Si la derecha arruga, Lavín va a
perder». D8, 4-4-99 (Alberto Espina, 1956, abogado).

Hay aquí una situación algo extraña y contradictoria, ya que los jóvenes, por un lado,
son un grupo segregado en cuanto a la ocupación, pero, por otro, lo joven se ha convertido
cada vez más en un valor en sí y en un mercado apetecible. El lenguaje juvenil ha alcanzado
un «status» y una difusión que no había tenido antes. Se aprovecha para la publicidad. Es la
base de las telenovelas.

Descenso en el nivel de dominio de la lengua: aumentan las secretarias incapaces de


redactar una carta, los periodistas con dificultades de expresión, los profesionales que no pue-
den escribir informes comprensibles, las ediciones con faltas graves de ortografía, los hombres
públicos que no dominan la variedad culta (nadien, plesbicito, el dieciseisavo aniversario, etc.).
UNIDAD DE APRENDIZAJE 2: «Algunos rasgos de la identidad cultural chilena y su integración en el quehacer educativo» 99

La inseguridad provoca ultracorrecciones (palear, espúreo, arrear la bandera), que son una
reacción a expresiones del tipo lión, tiatro, de uso general.

Se puede reconocer a un chileno con suma facilidad. Si escucha a alguien que dice:
«Al tiro vuelvo, on» con una difusa terminación -on casi ininteligible y trata a las mujeres de
«m’hijita», puede estar seguro de que está frente a un chileno auténtico. Normalmente tiene
una articulación relajada, un tono suave, una intensidad baja.

La mujer chilena tiene un ritmo más rápido que el hombre, con un timbre agudo y su
afán expresivo es tan grande que es capaz de seguir hablando aún cuando se le acabe el
aire de los pulmones.

Escrutinio del Texto Complementario Nº 8

a) Redacte su opinión acerca de lo expuesto por Sáez en relación a los argumentos que él da
para explicar el deterioro del uso de nuestro idioma, no sólo en la vida cotidiana, sino sobre
todo el ámbito político y en los medios de comunicación de prensa, radio y televisión.
b) Redacte su opinión acerca del problema planteado por Sáez del no logro de los objeti-
vos fundamentales y contenidos mínimos en el área de Comunicación y Lenguaje en la
Reforma.
c) Indique algunos ejemplos que ilustren el uso de términos del lenguaje juvenil en el uso
general del español de Chile, distintos a los presentados por Sáez.

Tareas acerca de algunos rasgos del castellano hablado en Chile

1) Señale sucintamente los rasgos que caracterizan a la variedad chilena del castellano en
el plano:
a) fonológico,
b) fonético,
c) morfológico y
d) lexical.

2) Haga un glosario de términos tomados:


a) del alemán (germanismos),
b) del francés (galicismos),
c) del inglés (anglicismos)
d) del italiano (italianismos) y
e) de otras lenguas europeas y no europeas.

3) Elabore un inventario de términos de origen coprolálico y de expresiones que reflejen la


creatividad metafórica del lenguaje popular chileno. De cada uno de ellos, indique su
equivalente en el uso formal normativo.

4) Elabore una breve unidad temática sobre este tema para trabajarla con sus alumnos.
Propóngase objetivos específicos que les permitan valorar críticamente estos rasgos de
nuestro idioma.
100 «Identidad Cultural Chilena»

Para recordar y aprehender

El castellano hablado en Chile se caracteriza por tener en el plano fonológico dos


fonemas menos que el español peninsular, como todos los dialectos hispanoamericanos.
Por lo tanto, es seísta y yeísta. En el plano fonético, en el estilo de habla popular o informal,
presenta algunas realizaciones peculiares de los fonemas, tales como la fricatización del
fonema africado /tsh/, la asibilación del fonema vibrante simple en /r/ el grupo /tr/ o la aspira-
ción del fonema /s/ en posición final de sílaba y final absoluta. De igual manera aparece un
conjunto de fenómenos, producto de las asimilaciones y de las caídas de fonemas o de
sílabas. En el plano morfológico llaman la atención las modificaciones del paradigma verbal
con la inclusión del voseo -distinto al argentino- y la eliminación de «vosotros» para sustituir-
lo por «ustedes». En el plano lexical, se consigna la presencia de un conjunto importante de
indoamericanismos y europeísmos, en particular, de anglicismos, así como de un léxico
coprolálico y de numerosas expresiones de carácter metafórico.

Para saber más

1. Academia Chilena de la Lengua, «Diccionario del habla chilena», Editorial Universita-


ria, Santiago de Chile, 1978.
2. Morales, F., «Diccionario ejemplificado de chilenismos», 5 tomos, Universidad de Pla-
ya Ancha, Valparaíso, 1998.
3. Morales, F., «Fonética chilena», Universidad de Chile, Valparaíso, 1975.
4. Rabanales, A., «El español de Chile actual» en Hernández, 1992.
5. Oroz, R., «La lengua castellana en Chile», Universidad de Chile, Santiago de Chile, 1956.
6. Sáez, L., «El español de Chile en las postrimerías del siglo XX», en Literatura y Lin-
güística, Homenaje al Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, Sede de
Valparaíso, Universidad de Playa Ancha,Valparaíso, 2000.

6. Intolerancia y discriminación

Estos rasgos de nuestra identidad cultural tienen raíces antiguas y, desgraciadamente, no son
exclusivamente chilenos. Sobre todo en los últimos años hemos visto recrudecer manifestaciones de
estos rasgos en distintos puntos del planeta y son a veces la causa de enfrentamientos bélicos entre
naciones y pueblos, pero también se presentan al interior de algunas naciones de diverso nivel de
desarrollo socioeconómico y cultural, generando conflictos interétnicos y entre grupos sociales. En
nuestro país, diversas organizaciones sociales y académicas están estudiando el fenómeno por medio
de algunas encuestas de opinión. Recientemente se han dado a conocer los resultados del último
estudio realizado por la Fundación Ideas, con el patrocinio de la División de Organizaciones Sociales
de la Secretaría General de Gobierno y la participación del Instituto de Sociología de la Universidad de
Chile. La «Segunda encuesta sobre intolerancia y discriminación» señala que el 51% de los 1.100
entrevistados considera que los pobres lo son, porque no se han esforzado. El 47% opina que las
desigualdades sociales son necesarias para el buen funcionamiento de la economía. El 60% tiene
temor de acercarse a los pobres, etc. Está en incremento el desarrollo de actitudes clasistas, fruto de las
UNIDAD DE APRENDIZAJE 2: «Algunos rasgos de la identidad cultural chilena y su integración en el quehacer educativo» 101

diferencias en la posesión de bienes y en el privilegio que la sociedad chilena da al tener: tipo de vehículo,
tipo de vivienda y barrio en que ésta se ubica, lugar de veraneo, marca de las vestimentas, tipo de colegio
donde estudian los hijos, etc. El modelo neoliberal aparece como principal causante de esta situación.

Comienzan a aparecer claras manifestaciones de xenofobia, en particular, frente a los ciudada-


nos provenientes de nuestros países vecinos que emigran a Chile como resultado de las crisis econó-
micas y políticas que afectan a sus países de origen. Esta actitud afecta principalmente a peruanos y
bolivianos. En la encuesta ya señalada, el 67% de los entrevistados opinó que estos emigrantes no
deben tener derechos políticos y que el rechazo es más fuerte para aquéllos que evidencian un origen
indígena, cholo o mestizo; negros y mulatos son menos discriminados. Nuestras minorías étnicas
fueron objeto de actitudes discriminatorias por largos años y en ciertos períodos, incluso de una actitud
de racismo abierto o solapado. Hasta hace algunos años aún existía hacia ellos la política de
«chilenización», que se caracterizó por negar el uso de las lenguas indígenas en las actividades públi-
cas, en la escuela y en el servicio militar. Se privilegió el modelo cultural de la zona central y de los
grandes centros urbanos. Se minusvaloró su cultura, su visión del mundo y sus lenguas. Esto llevó a un
número importante de nuestros connacionales indígenas a desincentivar el aprendizaje de su lengua
vernacular a sus hijos, a cambiar sus apellidos autóctonos y a desvalorizar su propia cultura. Al respec-
to he podido conocer el testimonio de un colega y amigo, profesor de historia de origen aymara, quien
me narró la situación que le tocó vivir. Desde la escuela sintió el rechazo de su condición indígena, el
que se acentuó durante su servicio militar, pues allí le decían que él no era chileno por ser «paitaco». A
causa de ello decidió emigrar a Perú y Bolivia, donde sus hermanos aymaras, pero allá lo consideraron
chileno. En consecuencia, tuvo que regresar a su pueblo natal, donde decidió que simplemente él era
un habitante de la tierra, de la Madre Tierra, junto a sus padres, hermanos y familiares sin darle
significancia a la nacionalidad que entonces le pareció como algo irrelevante.

Felizmente, como ya lo hemos dicho antes, esta situación empieza a modificarse y vemos con
cierta esperanza y optimismo que ella pueda modificarse sustancialmente. Las mujeres también han
sido objeto de actitudes discriminatorias por un largo tiempo, suscitando reacciones feministas de
variada índole e intensidad. Sin duda que esta actitud es tributaria del machismo, que ha caracterizado
por siglos a nuestra sociedad. Se perciben en el horizonte algunos cambios alentadores al respecto en
las nuevas generaciones, pero juega en contrario la propia actitud de las mujeres que, cuando son
madres, transmiten a sus hijos e hijas nuestro secular machismo al regalonear en exceso a sus hijos
varones, liberándolos de los deberes hogareños básicos. Así se siguen formando generaciones de
hombres inútiles, cómodos y dependientes, incapaces de asumir y valorar el trabajo del hogar y las
tareas comunes de formación de los hijos. Nosotros mismos, como profesores, nos quejamos de la
permanente ausencia de los papás en las reuniones de apoderados, en las actividades de apoyo al
aprendizaje de sus hijos y en las actividades de escuelas y colegios.

Existen también claras actitudes discriminatorias hacia algunas minorías sexuales, tales como
los homosexuales y las lesbianas, a quienes se les considera a veces como personas indeseables,
degeneradas y de segunda categoría. Lo mismo ocurre con los lisiados, los enfermos de sida y quienes
sufren de enfermedades mentales. En una sociedad donde lo juvenil está de moda, no es extraño
descubrir una actitud discriminatoria con los viejos o incluso con personas que aún no llegan a la
tercera edad. Esto se aprecia en la gran dificultad que ellos tienen para conseguir un nuevo trabajo, si
lo han perdido; en el abandono que muchos de ellos sufren de parte de hijos y familiares, etc.

Como podemos apreciar, esta actitud atraviesa transversalmente diferentes aspectos de nues-
tra vida social y se requiere de nuestra parte un enorme esfuerzo para modificar sustancialmente esta
situación, especialmente de parte nuestra: los educadores. Como ya lo expresé más arriba, creo que si
a este respecto hacemos bien nuestro trabajo, habremos ayudado significativamente a nuestra sociedad
102 «Identidad Cultural Chilena»

para que todos tengamos una vida más equilibrada, valorada e integrada, en la que cada uno de nosotros
tenga su espacio para ser, de acuerdo a su cultura, etnicidad, sexualidad, género o nivel de ingresos,
sintiéndose respetado y considerado en la construcción de nuestro destino futuro como pueblo.

Tareas acerca de la intolerancia y discriminación

1) Detecte en su entorno, a través de un pequeño trabajo de investigación, las manifesta-


ciones de intolerancia y discriminación existentes. Descríbalas brevemente. Haga lue-
go una valoración crítica de ellas, buscando sus causas y sus fundamentos.
2) Elabore una breve unidad temática para tratar el tema con sus alumnos en la que los
haga también observar e investigar estas situaciones en la realidad. Luego haga que
ellos las valoren críticamente para que, a continuación, propongan acciones que per-
mitan cambiar positivamente estas actitudes.

Para recordar y aprehender

Hay fundamentos espirituales, culturales y sociales para considerar que es mejor una
sociedad cimentada en valores de tolerancia, respeto y consideración del otro como un ser
humano tan valioso como yo. Contribuyamos con lo mejor de nosotros mismos para que
nuestro querido Chile se libere de estos flagelos, que tanto daño le han hecho y le hacen.
Nuestras futuras generaciones nos lo agradecerán, pues es la mejor herencia que les pode-
mos dejar.

Para saber más

En este tema encuentran especial cabida los grandes libros fundamentales de varia-
das corrientes espirituales y religiosas: La Biblia, el Corán, etc. De manera más precisa, este
tema también es tratado en el libro «La Identidad Chilena» de J. Larraín, ya profusamente
citado en este manual.

7. La religiosidad

Este tema ya lo hemos tocado parcialmente cuando expusimos el tema del sincretismo cul-
tural. No obstante, es necesario señalar que este rasgo forma parte de nuestra identidad cultural
por nuestra herencia histórica y, sobre todo, por la vigencia actual que éste tiene. No olvidemos que
en el censo de 1992 las cifras de creyentes son altas, ya que bordean el 75% para los católicos y
un 15% para los evangélicos. Hay, además, presencia en nuestra sociedad de importantes peque-
ños grupos que profesan otras creencias. La ampliación del tratamiento de este temática seguirá
una metodología diferente, ya que hemos preferido reunir algunos importantes artículos de prensa
que la tratan desde diferentes perspectivas. Estos artículos los hemos incluido en la parte final de
los textos anexos que a continuación se presentan.
«Identidad Cultural Chilena» 103

GLOSARIO
Adstrato: Lengua cuyo territorio es contiguo al de otras sobre la cual influye. Dícese de la capa
geológica que se encuentra al lado de otra capa. En el presente manual se refiere a la presen-
cia de una cultura que convive al lado de otra en una relación «adstrática» de mutuas influen-
cias.

Cultura 1 (RAE): «1. Cultivo. 2. Resultado o efecto de cultivar los conocimientos humanos y de
afinarse por medio del ejercicio de las facultades intelectuales del hombre. 3. Conjunto de
modos de vida y de costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, in-
dustrial, en una época o grupo social, etc. 4. Conjunto de las manifestaciones en que se
expresa la vida tradicional de un pueblo».

Cultura 2 (M.E. Grebe): «El concepto cognitivo de cultura se refiere a un sistema de ideas y signifi-
cados compartidos, de diseños conceptuales y de contenidos subyacentes. Se concreta en los
conocimientos y creencias, frutos del aprendizaje y experiencia acumulada por los seres hu-
manos. Por lo tanto, la cultura puede comprenderse como un sistema ideacional, en contraste
y complementación con el concepto de sociedad como sistema conductual». El enfoque
interpretativo-simbólico profundiza el concepto, señalando que «la cultura gravita en represen-
taciones simbólicas productoras de significado, cuyo potencial explicativo se manifiesta en
niveles tanto explícitos como implícitos, expresándose en contenidos subyacentes rescatables
mediante la descripción densa. En esta perspectiva, la cultura puede ser comprendida como
un sistema simbólico expresado en significados compartidos.

Globalización (A. Giddens): «Intensificación de las relaciones sociales universales que unen a
distintas localidades, de tal manera que lo que sucede en una localidad es afectado por suce-
sos que ocurren muy lejos y viceversa».

Mestizaje: Cruzamiento de razas diferentes. Mezcla de culturas diferentes que dan origen a una nueva.

Préstamo: En lingüística, se refiere al elemento lexical u otro que una lengua toma de otra y que no
pertenece al conjunto patrimonial lexical. Existen préstamos de diferentes orígenes lingüísticos
en el castellano hablado en Chile. Se llama indoamericanismo al léxico tomado en general de
las lenguas de la América indígena. Mapuchismo, al léxico tomado de la lengua mapuche o
mapudungun; aymarismo, al tomado de la lengua aymara; quechuismo, al tomado de la len-
gua quechua; galicismo, al tomado de la lengua francesa; anglicismo, al tomado de la lengua
inglesa; germanismo, al tomado de la lengua alemana; etc.

Red léxica: Conjunto de palabras que permiten cubrir y caracterizar un campo semántico o de
significación de un concepto o tema.

Rehue: Es un poste sagrado que sitúa a una comunidad mapuche en la tierra; es como «Axis
mundo» un eje que une ritualmente el cielo con la tierra para que así la existencia adquiera
sentido.
104 «Identidad Cultural Chilena»

Sincretismo: Mezcla de doctrinas filosóficas diferentes o de visiones de mundo o de culturas


diferentes.

Transculturación (RAE): Recepción por un pueblo o grupo social de formas de cultura proceden-
tes de otro, que sustituyen de un modo más o menos completo a las propias.
ANEXOS 105
Material instruccional de apoyo al curso:

«Identidad Cultural Chilena»

ANEXOS

Carlos Villalón Pérez


106 «Identidad Cultural Chilena»

TEXTOS ANEXOS
Los textos que a continuación se incorporan están tomados de diferentes medios impresos,
en particular, de algunas revistas de circulación semanal o mensual editadas en nuestro país o de
ediciones dominicales de «El Mercurio» de Santiago. Ellas reflejan visiones de un instante del
desarrollo de nuestra identidad y dan cuenta de algunos rasgos que pueden ilustrar algunas de
nuestras más comunes características.

ÍNDICE DE TEXTOS ANEXOS


1) ¿Qué clase de chileno es usted?

2) Chile bien vale una manda.

3) Creyentes, flojos y rezadores.


ANEXOS 107

ANEXO Nº 1
108 «Identidad Cultural Chilena»

SATISFECHO
EL SA FAMILIAR
TISFECHO FAMILIAR (22%) "En cuanto a las características demográfi-
cas de los encuestados que conforman este grupo
Este chileno es un "agradecido de la vida, ya tiende a haber una mayor presencia de personas
sea porque ha logrado mucho o porque ha podido que trabajan y de personas perteneciente al es-
mantener un modo de vida que estima deseable. trato socioeconómico medio-alto".
Vive en la confianza de que su principal anhelo -
el tener una vida familiar estable y sana- es algo
con lo que puede contar. Incluso tiene tiempo para FAMILIAR
EL LUCHADOR FAMILIAR (22%)
pensar en sí mismo. Ha logrado armonizar sus
grandes tensiones, su responsabilidad con la fa- La principal preocupación de este chileno o
milia y su realización personal. Su satisfacción chilena es "mantener el orden y la decencia en la
vital se funda en ese equilibrio". familia. Su identidad personal radica ahí: se de-
fine por su familia. Esta visión se ve reforzada
"En este grupo hay mayor tendencia hacia por su religiosidad; es creyente y practica asi-
individualización. Esto se refleja, entre otros ras- duamente su religión, observándose una presen-
gos, en la certeza de que son sus propias decisio- cia importante de evangélicos. El mundo exter-
nes y opciones vitales las que construyen el fu- no le atrae poco. Le importa en la medida en que
turo. A esta autoimagen, le acompaña una rela- le pueda aportar recursos y apoyo para cumplir
tiva tranquilidad en lo económico, pues los in- su objetivo privado. Su tiempo libre lo emplea en
gresos familiares alcanzan para satisfacer las ne- buscar formas de mejorar su situación familiar,
cesidades del grupo. Lo anterior hace que el sa- y en la televisión, prefiere información útil que le
tisfecho familiar no se haga muchos problemas haga más fácil la vida. En general tiene pocos
con el consumo. Se preocupa de adquirir las co- amigos y no realiza actividades culturales; tam-
sas que le gustan y puede hacerlo, pero lo ve como poco la participación social está entre sus intere-
una fuente más de gratificación entre varias va- ses".
riables".
"No siempre puede cumplir la misión de man-
"En su tiempo libre tiende a realizar activida- tener su ideal de familia. De hecho, siente que los
des que le proporcionan una gratificación indivi- ingresos no le alcanzan. Sus expectativas para el
dual: deportes, lectura, música, hobbies. En ge- futuro son inciertas, pues los cambios de la eco-
neral, tiene un buen nivel de consumo cultural". nomía le han significado una pérdida. El consu-
mo no representa una fuente importante de inte-
"En este grupo se observa una preocupación gración a la sociedad, ya que sólo puede adquirir
especial por la calidad de las relaciones huma- lo básico. Estas dificultades, sumadas a que sue-
nas de las cuales sus miembros participan. Esto le retraerse a su mundo privado, lo vuelven algo
se refleja en que la vivencia de la amistad y la desconfiado e intolerante frente a los otros. Sólo
sociabilidad ocupan un lugar muy importante en su familia puede encontrar algo de descanso y
en su vida". apoyo".
ANEXOS 109

"Los luchadores familiares suelen ser perso- cuyos resultados son perceptibles para los demás.
nas de clase media baja que se encuentran en los Pero el consumo no es todo. Ser más también es
tramos superiores de edad. Hay casi la misma ser reconocido e integrado por los otros".
proporción de mujeres y de hombres. Normal-
mente, mantienen a muchas personas, entre hi- "Superarse es un deseo que le provoca ansie-
jos y parientes, por eso pueden sentir que su vida dad, pues esa tarea no es fácil y teme a la frustra-
es una responsabilidad pesada". ción. Cree que la meta es algo difusa, los aliados
escasos, los logros algo inestables y el camino so-
litario. Su principal fuente de inseguridad radi-
CONFORMISTA
EL PROVEEDOR CONFORMISTA (20%) ca en que cree que no controla las variables más
importantes que se juegan en esta búsqueda. Vive
A este personaje "no lo mueven grandes idea- asustado de las circunstancias, que en cualquier
les. Tiene claro que su principal responsabilidad momento pueden volverse adversas. En esta bús-
es hacia sus hijos y que satisfacer sus necesida- queda, el valor está en no conformarse nunca".
des es lo único realmente importante. Por lo tan-
to, se entrega al cumplimiento de esa tarea con "Para estas personas, la familia es un espacio
toda su energía. Esta tarea se satisface en su donde cada uno aprende a relacionarse con los
mente con el cumplimiento de la labor básica de demás. La práctica religiosa está presente en sus
proveer los elementos necesarios para que su fa- vidas en una buena proporción, tal vez como una
milia esté bien. Si lo logra, experimenta una sen- manera más de integración social. Ven televisión
sación de labor cumplida, y no pide otra recom- para sentirse acompañados. Aparte de eso, su
pensa que la simple posibilidad de descansar y consumo cultural es escaso".
recuperar fuerzas".
"Una alta proporción de los que se ubican en
El proveedor conformista no persigue una este grupo señala no tener amigos, sino sólo co-
imagen ideal de familia. Cuidar de sus hijos es lo nocidos. A pesar de ello, buscan establecer rela-
que hay que hacer y lo hace; con esto basta y ciones con otros, especialmente en su tiempo li-
sobra. En ese sentido, hay en él algo de inercia o bre. Eso parece una buena manera de encontrar
un nivel de aspiraciones muy básico. Quizá por reconocimientos, así como de buscar fuentes de
eso mismo, no se siente más ganador ni más per- oportunidades que hagan más fácil su tarea de
dedor que el resto de las personas. ser más".

"Su religiosidad tiende a ser nominal; se de-


clara creyente, pero no practica. Muestra un bajo EL INDIVIDUO ESTILIZADO (10%)
nivel de consumo cultural y la televisión es para
él principalmente una fuente de entretención. En "Los individuos estilizados se imaginan el
este grupo coexisten personas de todos los gru- mundo formado por personas, más que por gru-
pos socieconómicos, edades y actividades". pos o instituciones. En él, cada uno es importan-
te por sí mismo y persigue sus propios sueños.
Ellos buscan librarse de las ataduras que repre-
EL ASPIRANTE INSEGURO (16%) sentan las tradiciones o las instituciones. Así,
por lo general toman distancia de ellas y no tie-
"Al aspirante inseguro no le basta ser lo que nen problema en cuestionarlas si van contra sus
es en la actualidad. Le parece que superarse es propias opiniones. Entre ellos hay una propor-
un deber. Para este grupo, la aspiración suele ción importante de no creyentes. La familia no
canalizarse a través del consumo. Es allí donde les parece el objetivo principal. Aquí se encuen-
visualizan caminos accesibles de crecimiento y tra los grados más altos de individualización".
110 «Identidad Cultural Chilena»

ALGUNAS PREGUNTAS DE LA ENCUESTA

¿CUÁL DE LAS SIGUIENTES ALTERNATIVAS EXPRESA MEJOR SU ESPIRITUALIDAD?

A. Creo en Dios a mi manera (5,79%)


B. Creo en Dios y participo en una iglesia (33,4%)
C. Soy una persona espiritual/mística (5,2%)
D. No creo en Dios, creo sólo en la dignidad del ser humano (2,2)
E. Ninguno (0,9%)
F. No sabe/No responde (0,4)

CON RESPECTO AL TEMA DE LA AMISTAD, USTED DIRÍA QUE...

A. Tiene muchos amigos (20,1%)


B. Tiene pocos amigos (43,4%)
C. No tiene amigos, pero sí conocidos (36%)
D. No sabe/No responde (0,5%)

SI USTED SE COMPRARA UNA CAMISA O BLUSA, PREFERIRÍA...

A. Una sola prenda de buena marca (36,5%)


B. Tres prendas por el mismo precio que le sirvan igual (62,1%)
C. No sabe/No responde

Fuente: Encuesta Nacional PNUD, 2001

"Lo central para el individuo estilizado son teresa la política ni están inscritos en los regis-
sus propios proyectos y valores. Su identidad se tros electorales".
define por la autenticidad con que los construye
y defiende. Sus actividades se orientan por este "Son, de preferencia, hombres jóvenes que per-
criterio; busca autorrealizarse en todo lo que hace. tenecen al estrato medio-alto. No tienen grandes
El tiempo libre lo usa para crecer como persona, responsabilidades frente a otras personas. Suelen
y en el consumo encuentra la oportunidad para ser solteros y se observa en ellos una mayor pro-
construirse la imagen deseada y, con ello, darse porción de separaciones matrimoniales que en el
un gusto. El consumo cultural ocupa un lugar resto de los grupos. Tienden a no tener una pareja
importante en las actividades de autorrealización. estable. En general, poseen una alta autoestima y
De él o ella, puede decirse que diseña su vida de se mueven con confianza por la vida".
acuerdo a sus deseos y muestra su identidad ante
los demás. Ellos estilizan sus vidas».
EL MARGINADO DESCREÍDO (10%)
"Los individuos estilizados no son
individualistas. Tienen muchos amigos y creen "Mira con desconfianza el mundo en que vive.
que hay que interesarse por el futuro del país. No porque siente que los otros lo han dejado fue-
Les preocupa que la sociedad se haya vuelto tan ra. Él reacciona con resentimiento hacia ellos. Ha
impersonal. La calidad de vida y el bienestar sub- dejado de creer en las promesas de ese mundo
jetivo debieran ser los rasgos de una buena so- hecho para otros. Se ha decepcionado de la reli-
ciedad. Son muy tolerantes de los demás, de sus gión y no cree en las iglesias. Lo mismo le ocurre
opiniones y formas de vida. Creen que todos tie- con las organizaciones sociales y con la política.
nen derecho a ser como quieran. Pero no les in- Ni siquiera de la familia espera mucho".
ANEXOS 111

Adhesión a la democracia
Frase con la que Modos de Vida
está de acuerdo
Luchador Aspirante Satisfecho Individuo Proveedor Marginado
Familiar Inseguro Familiar Estilizado Conformista Descreído Total

La democracia
es preferible a 42 42 52 62 38 38 45
otro sistema

En circunstancias
mejor gobierno 18 17 20 14 21 16 18
autoritario

A la gente le da
lo mismo tipo de 36 36 25 17 36 41 32
gobierno

No sabe/No responde 4 5 3 7 5 5 5

Total 100 100 100 100 100 100 100

Fuente: elaborado sobre la base de Encuesta Nacional PNUD, 2001

Perdedores y ganadores
Cómo se siente Modos de Vida
frente al desarrollo
Económico Luchador Aspirante Satisfecho Individuo Proveedor Marginado
Familiar Inseguro Familiar Estilizado Conformista Descreído Total

Ganador 30 38 50 51 34 27 38

Perdedor 62 54 40 33 56 65 52

No sabe/No responde 8 8 10 16 10 8 10

Total 100 100 100 100 100 100 100

Fuente: elaborado sobre la base de Encuesta Nacional PNUD, 2001

"Respecto de sí mismo, no se hace ilusiones. trarse en los niveles más bajos. Se trata de prefe-
Su identidad no la definió él; es lo que hace en la rencia de obreros (entre los cuales sobresalen los
vida y la posición que le tocó en suerte. Respecto cesantes), dueñas de casa y jubilados. Muchos
de los otros y de la sociedad, trata de evitar que lo de ellos son solteros y sin pareja estable. Se sien-
atropellen. Los mira con desconfianza y es algo ten perdedores frente a los cambios económicos y
intolerante con los que cree distintos. No tiene sociales del país".
amigos. Como cada cual debe arreglárselas solo,
espera que lo dejen tranquilo y no le impongan
nada. Él tampoco se exige mucho; ya es bastante EPÍLOGO
poder sortear las dificultades de cada día. En su
tiempo libre no tiene objetivos propios y se queda El desafío que imponen los modos de vida des-
en casa. No le interesan la cultura o los medios de critos radica para los especialistas del PNUD,
comunicación. Su postura es consecuente con el en cómo conciliar esta diversidad de paradas fren-
hecho de que no cree que él pueda cambiar el esta- te a la sociedad y poder construir un país, donde
do de la cosa. Su autoestima es más bien baja". sea posible pensar en un Nosotros común.

"Hay marginados descreídos en todos los es- La tarea no parece fácil, porque los ladrillos
tratos socioeconómicos, pero tienden a concen- para la construcción son de muy diferente
112 «Identidad Cultural Chilena»

factura. No cuadran; es más, a veces y en cierto ¿Cómo hacen país y construyen sociedad chile-
sentido, hasta se repelen. nos tan dispares como el individuo estilizado y el
marginado descreído, por ejemplo? ¿Pueden estos y
Por un lado, y de acuerdo a lo que ha sido el los demás modos de vida descritos compartir una
desarrollo económico del país, está la percepción imagen común de país y de convivencia social?
de los que se sienten perdedores (los marginados
descreídos y los luchadores familiares) frente a No parece fácil, aunque hay un dato que lla-
los que se perciben como ganadores (los satisfe- ma la atención y podría ser iluminador. Sorprende
chos familiares y los individuos estilizados), que estos chilenos tan diversos en un 82 por cien-
mientras otra mayoría se debate entre ambas to conversen entre ellos de la realidad del país, a
posiciones (los proveedores conformistas y los partir de lo que muestran los noticieros de televi-
aspirantes inseguros). Por otro, "los diferentes sión y los artículos y reportajes de prensa. ¿Por
modos de vida muestran orientaciones diferen- qué además de discutir en torno a la guagua de
tes sobre cuestiones centrales de la convivencia Carlita Ochoa o la muerte por estrés del puma
en sociedad, como la confianza social y la adhe- que se arrancó, no hablamos también de nues-
sión a la democracia". tras diferencias?
ANEXOS 113

ANEXO Nº 2

Difícilmente alguien convencería a Jaime Cis- mágico. Religiosidad que no sólo es patrimonio
ternas de dejar su labor de alféres del baile chino del pueblo menos educado. Basta recordar cuan-
de la Quebrada de Puchuncaví. Ni siquiera un do en 1985 Miguel Ángel Poblete -desafiando a
megabyte de mails secularizantes. Don Jaime le la jerarquía eclesiástica- repletaba un santuario
cantó por última vez a la Cruz de Mayo el sába- prometiendo visita mariana. Hasta rayos láser
do 4. Allí, rodeado de fervorosos devotos le pidío incluía la ceremonia. El mismo joven que tuvo a
a la Virgen por bienestar y cosechas. De pasada medio Chile con pescaditos de papel a la entrada
le rogó, con voz en falsete y en perfecta estructu- de la casa y que tiempo después cambiaría de vida,
ra de cuarteta, que a los curas pedófilos los que- de sexo y de fe. Un caso extremo, excepcional y si
mara en su maldad. Religioso como su pueblo es se quiere cómico, pero ilustrativo de un senti-
don Jaime. Una manera de relacionarse con lo miento bastante más vigoroso de lo que los espí-
divino que esquiva la misa dominical, las confe- ritus secularizantes quisieran. Esa es la razón
siones y la participación en pastorales, pero que para la Santa Sede, a través del ministerio que
revela una fe profunda. Una fe que vista desde que el cardenal Jorge Medina encabeza, publica-
fuera se tambalea en un precario equilibrio entre se hace unas semanas un «Directorio de piedad
lo oficialmente aceptado y creencias que rozan lo popular». El primer documento vaticano que ex-
114 «Identidad Cultural Chilena»

presamente aborda el tema. «El directorio sigue


la línea del Concilio Vaticano II: entre liturgia y
piedad popular no hay oposición, son realidades
complementarias en la vida católica», afirma el
cardenal.

Lo cierto es que ya desde los años 40 se detec-


ta un descenso en la práctica sacramental, «es-
pecialmente en la misa, la confesión y el matri-
monio», explica Cristián Parker en Otra lógica
en América Latina (Ed. Fondo de Cultura Eco-
nómica, 1993). La tendencia habría persistido en
las décadas siguientes. Pero sólo se trata de prác-
ticas oficiales. Y es que las prácticas religiosas
populares cayeron durante mucho tiempo en des-
cuido, por extravagantes, folclóricas o incultas. San Francisco chilote
De hecho, por primera vez este jueves el tema de
la religiosidad popular se trató en una asamblea
plenaria de la Conferencia Episcopal Chilena. Y procesión. «Al cura se le invita para que vaya a
por primera vez el episcopado tendrá los resulta- celebrar misa a la fiesta, a veces el sacerdote asis-
dos de un estudio científico sobre asistencia a te, otras no», explica el antropólogo Claudio
santuarios. El trabajo estuvo a cargo de Jaime Mercado. Los chinos se hacen a un lado y con-
Romero y Gabriel Valdivieso, investigadores del versan sobre el baile, las cuartetas del alférez o la
Cisoc Bellarmino. La encuesta comprobó que el calidad de las flautas.
68 por ciento de los peregrinos no participan ac-
tivamente en la Iglesia, es decir, no forman parte Cristián Parker explica que esta oposición en-
de una parroquia, ni son miembros de algún tre las tradiciones populares y la «oficialidad» de
movimiento. Otro descubrimiento tiene que ver la Iglesia puede rastrearse desde el siglo pasado.
con las motivaciones de los más jóvenes. Las «La gente se siente católica, admiran muy pro-
búsquedas de muchos de estos asistentes a la luz fundamente la figura del Papa; sin embargo al
de la encuesta podrían ser interpretadas como sacerdote lo miran con distancia». Existe una
«posmodernas», según Gabriel Valdivieso. «Se suerte de «desacralización» del sacerdote. Se le
trata de personas que van a los santuarios en acepta cierto poder a la hora de los sacramentos,
búsquedas de carácter más existencial», de la absolución de los pecados, de la
hipotetiza el sociólogo. Un matiz algo distinto a transubstanciación, pero de alguna manera su
las expresiones de fe de los mayores. autoridad se desvanece cuando se trata de asun-
tos doctrinales o éticos.

LOS SACERDOTES A UN LADO Al peregrino no le provoca conflicto emborra-


charse después de la procesión o convivir sin ha-
La organización de los chinos berse casado por la Iglesia, por que su fe no está
(castellanización de una palabra quechua que sig- vinculada necesariamente con el mensaje doctri-
nifica servidor o sirviente) es totalmente inde- nal. Para él lo que importa es la experiencia, «la
pendiente de las parroquias locales. Los chinos ritualidad sacrifical de la procesión y la devo-
de Puchuncaví convidan a sus símiles de ción». Ritualidad que en Chile se da de diferen-
Loncura y organizan sus bailes, sacan su Cruz tes maneras según la zona geográfica y la influen-
de Mayo y su Virgen y se lanzan a la calle en cia de la cultura indígena.
ANEXOS 115

El siglo XVIII sería el de la consolidación de Curivil explica que la mayoría de los mapuches
expresiones autóctonas de religiosidad popular, mantiene su religiosidad autóctona de manera
que tuvo -y tiene- sus manifestaciones más lla- paralela a la fe católica. «Históricamente siempre
mativas en el norte del país. En Religiosidad po- han ido en caminos paralelos». En los ritos tradi-
pular chilena (ediciones Paulinas, 1992), Fer- cionales los agentes católicos carecen de impor-
nando Aliaga explica que en el norte grande de- tancia, quien llava las riendas es la machi o el
bido a «la escasez de misioneros y la lejanía que ngepín. A lo más, tratan de recomendar una ma-
muchos núcleos indígenas tenían de los centros yor sobriedad en la iglesia con alcohol, un rasgo
urbanos españoles» las creencias autóctonas se que los Nguillatún comparten con celebraciones
mantubieron intactas por mayor tiempo, o en como la fiesta de San Sebastián de Yumbel, y que
muchos casos sólo asumieran las formas exter- a ojos forasteros puede resultar algo chocante.
nas del cristianismo. La asimilación, sin embar-
go sería vertiginosa. En cosa de un siglo, la Las comilonas y borracheras, que bastantes do-
Pachamama cedería terreno a la Virgen María, la lores de cabeza les dan a los clérigos, son nada
fiesta de Inti Raymi se proyectaría como Corpus más que el exceso de la fiesta anual propia de gente
Christi y el dios del Rayo en Santiago Apóstol. que vive en la carencia. «Pasa en los bautizos, los
matrimonios y los funerales», sostiene Cristián
La misma tradición de los chinos de Parker. Ir a Yumbel significa un año de espera,
Aconcagua tiene sus raíces en el año 1300, y res- de ahorro, de preparación, de pasajes, comida y
ponde a un ritual estructurado para que los bai- bebida. Todo un evento, en jerga de páginas so-
larines-flautistas lleguen al estado de trance ciales. Entonces compartir con los demás es tan
chamánico. El trance se perdió en el tiempo, pero importante como ir al templo y expresar la reli-
las flautas y los saltos sincronizados continúan. giosidad. No existe una separación entre lo pro-
«El chino está haciendo lo mismo que hacían sus fano y lo divino. La de San Sebastián de Yumbel
antepasados mil años atrás», asegura Caludio es un ejemplo de una vieja tradición europea que
Mercado. llega y se mantiene con rasgos autoctonos. «Existe
una creencia latente del poder de sanación a tra-
Mientras en el norte la vivencia religiosa vés de procedimientos mágico-rituales que uno
indigena determinaba fuertemente la piedad del puede relacionar con las prácticas de las machis»,
pueblo, en la zona central el sistema de las explica Parker.
encimiendas mermó la influencia de los aboríge-
nes. Cada hacienda institucionaliza en su capi-
lla la devoción a un santo milagroso. Anque más EL NIÑO SEBASTIÁN
hispana, el aporte criollo tiene su expresión en el
canto a lo divino. Los sucesos ocurridos en Yumbel en enero
del 99 llevaron la procesión más importante al
sur del Maule a la portada de los diarios. Pere-
MACHIS Y NGUILLATÚN
NGUILLATÚN grinos enfurecidos acusaban de mafiosos a los sa-
cerdotes que habían decidido, con argumentos
Rebeldes y puristas con sus asuntos, los bastante razonable, mantener la imagen de
mapuches nunca han cedido a la tentación de San Sebastián dentro de la iglesia. Los fieles no
mezclar la misa y Nguillatún. Han existido in- lo aceptaron. Querían tener su santo a la vista,
tentos «en la decada del 40 en San José de la llevaron en romería y dentro de lo posible tocar-
Mariquina. Fue un misionero capuchino que in- lo. El contacto visual y físico era fundamental.
tentó introducir elementos del Nguillatún en la «Se trata de una fe más concreta, más de sacar en
misa», recuerda Ramón Curivil. Profesor de fi- andas», sostiene Cristián Parker. En los íconos,
losofía y estudioso de la historia de su pueblo, la materialidad tiene por sí misma un poder
116 «Identidad Cultural Chilena»

sagrado. La figura misma está cargada de ener- que a su vez tiene un carácter popular», explica
gía. Una idea que se acerca peligrosamente a la Cristián Parker.
idolatría. Parker cree que el asunto no llega a
tanto. Cuando se entrevista a los peregrinos siem- La nueva fe llegó a este lado de América entre
pre está la referencia última al Padre y a Dios. 1910 y 1940, con particular éxito en Brasil y Chi-
Existe la certeza de que la imagen hace milagros le. Al respecto, el investigador brasileño Rodriguez
porque a través de ella opera la fuerza milagrosa Brandao afirma «que el pentecostalismo presenta
de Dios. hoy en todo el continente un notable sentido de
adaptación a sujetos de clases populares, a la ciu-
A la Iglesia le preocupan estas fronteras peli- dad y a la vida urbana perisférica». Cabe pregun-
grosas, más aun en un país propenso a creer en tarse entonces de qué manera se transforma la pie-
el nacimiento de guaguas apocalípticas. dad de quienes antes profesaban el catolicismo.

Pero la postura no es ir en contra de las creen- «Entre los pentecostales la mediación funda-
cias de sus fieles más sencillos. «La religiosidad mental para tener acceso a la divinidad está dada
popular es una riqueza en la vida de la Iglesia, y por la expresión comunitaria de la posesión divi-
cuando se la descuida o menosprecia sufre des- na», sostiene Parker. Los himnos y cantos reem-
medro la fe del pueblo cristiano», advierte el Car- plazan a la procesión y a la imagen milagrosa. La
denal Medina. lectura y la interpretación bíblica al Rosario, y
ahora que las mandas no tienen espacio, sí existe
Aun así, muchos de los que antes peregrina- la predisposición a que el Espíritu entre en el cuer-
ron en Yumbel volcaron sus expresiones de fe a po del fiel y lo haga, por ejemplo, hablar en igno-
la competencia evangélica. En su mayoría al tas lenguas.
pentecostalismo, que mantiene entre sus miem-
bros una fuerte crítica a las expresiones de pie-
dad a santos como San Sebastián. Chile es el país MULTITUDES
PASIÓN DE MULTITUDES
latinoamericano con mayor porcentaje de evan-
gélicos en relación con su población total. «Como El padre Raúl Feres ostenta el cargo de direc-
en el resto del continente, el mayor porcentaje tor de la pastoral de multitudes y Religiosidad
del protestantismo es de la vertiente pentecostal, Popular. Curioso nombre el de Pastoral de Mul-

Máscaras del museo Tómas Lagos


ANEXOS 117

titudes. La nomenclatura hace referencia a la aso- ral de los acontecimientos puede ser interrumpi-
ciación que se establece entre piedad popular y do por hechos extraordinarios. “Para ellos no es
grandes desplazamientos de gente. Pese a este muy relevante que ese milagro sea reconocido por
carácter masivo, no existen cifras exactas del nú- la oficialidad o no”, acota Cristián Parker. El pro-
mero de peregrinos. Lo más cercano es un cues- blema surge cuando las multitudes siguen a un
tionario enviado por la Conferencia Episcopal de sujeto alterado que dice ver a la virgen, y no a
los directores de santuarios para que informa- otro que seguramente nunca vio a ningún santo
ran en base a los datos y percepciones en el nú- porque se dedicaba a alimentar niños vagos.
mero de fieles que llegaban a sus iglesias. El dato
más relevante es que hay cuatro santuarios que
congregan durante el año a entre 500 mil y 1 MISAS BAILABLES
millón de personas. Los fieles, lejos de disminuir,
aumentan, y marcando una tendencia distinta a Vincular la evangelización al baile –asimilan-
la observancia “formal” de la misa dominical, do ritos religiosos indígenas- fue una idea bas-
algo que tiene atenta a una Iglesia que calcula tante desarrollada durante la Conquista. Sin aso-
“que un 80 por ciento de los católicos practican mo de influjos New Age, ni pastorales progresis-
alguna forma de religiosidad popular”, según tas, el padre Roque Gonzales se hacía asesorar
sostiene el padre Feres. hacia 1611 por guaraníes para ejecutar danzas
que le ayudaran en la difusión del catolicismo.
Pero más relevante que las multitudes son Ya en el siglo XVI los jesuitas de Bahía formaban
los individuos y sus motivaciones. Se trata de grupos de danzas con niños huérfanos.
gente con una fe profunda en el poder sobrena-
tural de Dios, convencidas de que el orden natu- En Santiago, en tanto, Jerónimo de Vivar des-
cribe ceremonias a orillas del Mapocho: “donde
todos asidos de las manos bailan”. Hacer bailar a
los nativos llegó a ser una política oficial. Fer-
nando Aliaga, en Religiosidad popular chilena
(Ediciones Paulinas, 1992), afirma que en las Ac-
tas del Cabildo de Santiago, del 12 de junio de
1568, se ordena distribuir 50 pesos entre los ar-
tesanos que presenten una danza en el día de Cor-
pus. Este afán por lo dancístico tendría su piedra
de tope en el siglo XVIII, cuando los Borbones
asumieron el trono español. Los nuevos aires de
la Ilustración Católica rompieron la ligazón en-
tre baile y religiosidad con una Real Cédula de
1780 que establecía la prohibición de los bailes
religiosos en el imperio.

En el norte la prohibición no surtió mucho


efecto, y los bailes continuaron aun sin pastoral.
En el sur la política borbona fue más efectiva, aun-
que en Chiloé se registran bailes religiosos que se
suspendían en cuanto el Obispo se hacía presente.
DIFERENCIAS: En la zona central la influencia
indígena fue menor que en el norte. La hacienda jugaría
el rol ordenador de la piedad del pueblo.
118 «Identidad Cultural Chilena»

ANEXO Nº 3

Creyentes, flojos
y rezadores
Un país que cree en Dios, en el cielo y en los milagros. Con una mayoría católica (en mode-
rada declinación) buena para rezar, pero floja a la hora de ir a la iglesia. Son algunas de las tenden-
cias que muestran dos estudios dados a conocer recientemente –ISSP-CEP y Sociología UC-
sobre la fe en el cambio de milenio.

ELENA IRARRÁZABAL SÁNCHEZ

Medir con números y comas experiencias tan


personales como la fe sobre natural, la confianza
en los santos y milagros y la forma en que se
habla con Dios puede parecer una quimera, pero
está haciendo, y cada vez con mayor regulari-
dad. En una nación pobre en mediciones socia-
les y culturales, hoy disponemos de nuevos ele-
mentos para acercarnos a la conciencia de reli-
giosa de los chilenos.

En el lapso de los tres últimos meses se han


dado a conocer dos estudios con estadísticas so-
bre religiosos y opciones valóricas, entre otros
temas. Y como no es fácil bucear en este abstrac-
to mar de números y porcentajes (ver recuadro
con resultados más importantes) "Artes y Le-
tras”, conversó con el sociólogo Eduardo
Valenzuela, director del Instituto de Sociología
de la Universidad Católica, quien nos entregó
su interpretación de las tendencias religiosas que
hoy se vislumbran en Chile.

Valenzuela tuvo a su cargo la "Encuesta na-


cional de Iglesia”, realizada por la Dirección de
Estudios Sociológicos y el Instituto de Estudios
Mediales de la UC, que en 87 comunas de chile
ANEXOS 119

con educación, sacramentos y obras sociales. Se


registra también un moderado declive en la pro-
porción de católicos y un aumento, también mo-
derado, de evangélicos.

GOD BLESS AMERICA

- Los índices muestran un Chile definitivamen-


te no secularizado, a pesar de las grandes trans-
formaciones sociales y económicas.

REUTERS
"El paradigma de la secularización es euro-
peo. En Europa hay una cierta asociación entre
Rezar: un extendido hábito nacional progreso y declive de conciencia religiosa, que aún
está vigente. Pero apareció el caso de Estados
Unidos, donde la conciencia religiosa no mues-
indagó sobre los hábitos religiosos de los chile- tra ningún indicio de decadencia. Por mucho
nos. Además fue invitado por el CEP a analizar tiempo se esperó que los indicadores bajaran o se
los resultados de la encuesta internacional ISSP, especuló que había un fenómeno de retraso, pero
dados a conocer hace algunos días. la situación no ha cambiado. Estados Unidos
continúa siendo un país tremendamente creyen-
Este último estudio –International Social te, donde además la actividad religiosa es inten-
Survey Programme, ISSP- comprendió medicio- sa, lo que echa por tierra las teorías de seculari-
nes en 32 países del mundo, donde las únicas zación”.
naciones americanas representadas fueron Chile
y Estados Unidos. En nuestro país la investiga-
ción corrió a cargo del CEP, entidad que comple- - Los porcentajes de creencia en EE.UU. apa-
mentó los resultados con valores de la encuesta recen muy altos.
World Values Survey (WVS) que incluye datos
de otros países latinoamericanos. "Estados Unidos tiene puntajes extremada-
Para tranquilidad de los "encuestálogos”, los dos mente altos en todas las creencias específicas, in-
muy coincidentes, a pesar de algunas diferen- cluyendo cielo, infierno, vida eterna e incluso mi-
cias metodológicas. Según Eduardo Valenzuela, lagros religiosos en contraste con cualquier otro
"aunque los montos pueden variar, las tenden- país de sello protestante, que suelen ser más par-
cias muestran total coherencia. Entregan el perfil cos en esta materia, y posee la tasa de asistencia
de un país muy creyente y con gran confianza semanal a las iglesias más alta del mundo
en las instituciones eclesiales, donde la distribu- industrializado: casi un tercio de los norteameri-
ción religiosa se mueve en torno al 75 por ciento canos asiste una o más de una vez a la semana a
católico, 15 por ciento evangélico, y entre 8 y 10 su iglesia.
por ciento que no se identifican con una religión,
lo que no significa no creyente”.
De acuerdo con el sociólogo, "se advierten una - Y dentro del contexto de América Latina, ¿los
nación sin tendencias seculares importantes, al niveles de creencia chilenos son excepcionales?
menos en las conciencias. Y donde las tasas de
observancia son bajas, pero la implicancia con la "Si se combinan los datos ISSP y WVS, Amé-
Iglesia va más allá del culto, pues tiene que ver rica Latina configura un ámbito intensamente
120 «Identidad Cultural Chilena»

religioso. Los índices de creencia chilena son si- de que tienen ciertos hábitos religiosos activos
milares a los de otros países latinoamericanos, fuera de la asistencia semanal a misa”; explica
con la excepción de Uruguay, que tiene una tra- Valenzuela.
dición laicista. Donde existe una excepcionalidad
chilena es en los niveles de observancia, clara-
mente inferiores a países comparables, como - ¿Esta baja observancia constituye un fenó-
México, Colombia y Perú. Ahí hay una singu- meno nuevo o es una tendencia que se arrastra?
laridad”.
"Las mediciones antiguas no siempre son
confiables. Tengo la impresión de que la tasa de
- ¿Hipócritas o sedentarios? observancia ha sido históricamente baja. Es pro-
bable que este fenómeno refleje la configuración
De acuerdo con los resultados del CEP (algo específica que adquiere en Chile la Iglesia Católi-
más bajos que los registrados por la UC), la tasa ca, muy fuerte en sus congregaciones y más
de observancia alcanza entre los católicos un exi- bien débil en su estructura diocesana y
guo 14 por ciento entre los evangélicos sube a 38 parroquial, especialmente en estratos bajos.
por ciento. "Los estudios confirman que los ca- Históricamente, congregaciones como la Compa-
tólicos van poco frecuentemente a misa y en una ñía de Jesús y los salesianos, por ejemplo,
proporción menor que los evangélicos, a pesar han sido muy activas y han determinado la pre-
ANEXOS 121

sencia de una Iglesia fuerte en términos educa- PAÍS REZADOR


cionales y de obras de asistencia”.
Para el sociólogo, uno de los resultados sor-
prendentes del estudio realizado por la UC es la
- ¿Esta inconsecuencia no tiene algo que ver alta presencia del hábito de rezar. "A mí me sor-
con la mentalidad del chileno? El estereotipo de prendió enormemente. La encuesta del CEP lo
que somos un pueblo hipócrita. ratificó, al ubicarnos entre los cinco países don-
de más se reza en el mundo. El chileno es rezador.
"Hay que tener cuidado en esas conclusio- En cambio, entre los católicos, muy pocos leen la
nes. Que el católico no vaya a misa o significa Biblia, a diferencia del evangélico”.
que su fe esté muerta o sea espuria. Hay un Los datos de la UC dicen que el 61 por ciento de
montón de otras variables que se pueden consi- la población total dice rezar todos los días, prefe-
derar al medir la actividad religiosa”. rentemente el Padre Nuestro. Entre católicos,
16,3 por ciento confiesa invocar a Santa Teresa
de los Andes y 4,1 al Padre Hurtado (4,5 se en-
- Es decir, el criterio de observancia (asistir se- comienda a ambos y 18,3 a algún otro santo).
manalmente a misa o servicio) puede resultar Asimismo, el 38,8 de los católicos dice peregri-
algo restringido. nar anualmente a algún santuario mariano el
53,1 le reza a la Virgen en alguna imagen ex-
"Es una variable usual y tal vez la más rigu- puesta públicamente.
rosa. Pero hay un porcentaje importante de la
población, especialmente de estratos medios o ba-
jos, que no asiste o va ocasionalmente a misa y EVANGÉLICO
EL MUNDO EVANGÉLICO
tiene otra manera de activar la fe. Pueden acti-
var sus creencias de otra manera de activar la fe. - Uno de los fenómenos que detectan los estu-
Pueden activar sus creencias de otra manera: re- dios es el aumento de evangélicos.
zan, bautizan a sus hijos, se casan, peregrinan a
santuarios marianos. En materia de hábitos reli- "Nuestra proporción de evangélicos es ma-
giosos hay que considerar el conjunto. Los chile- yor que cualquier país de Latinoamérica, tal vez
nos, por ejemplo, bautizan a sus hijos, en una pro- descontando Centroamérica. Nuestro
porción importante hacen la primera comunión, pentecostalismo tiene una larga data, más de cien
pero por sobre todo se casan por la Iglesia. años, y sigue creciendo. En su "santuario histó-
rico”, la Octava Región, alcanza tasas que pue-
den llegar, al 30 por ciento en la cuenca
- ¿No hay otros factores que intervengan en carbonífera. Además, registra una expansión ha-
esta incongruencia? cia Temuco y las ciudades de la Novena Región y
también en los barrios pobres de Santiago. Hay
"Ya mencionamos la oportunidad –la orga- que considerar que la experiencia pentecostal es
nización eclesial no siempre ofrece todas las po- muy carismática, extática y apela poco al enten-
sibilidades de asistir- y también hay hábitos que dimiento”.
pueden incidir. Nuestra sociedad se ha
desruralizado hace una o dos generaciones, y en
el campo chileno, además, es una persona poco - Los evangélicos no sólo resultan más obser-
activa, tiene cifras récord de sedentarismo, No vantes, sino que también más conservadores que
hace deportes, no va al teatro, no sale a ninguna los católicos.
parte. Le gusta estar en su casa.
122 «Identidad Cultural Chilena»

"Definitivamente. El pentecostalismo expre- los 32 países analizados, variable en la que Chile


sa el núcleo básico del conservadurismo popu- ocupa uno de los primero lugares. Según
lar. Sobre todo en materia de conyugalidad y de Valenzuela, "Chile y el conjunto de América
estabilidad en el vínculo. El evangélico carga Latina rechazan muy fuertemente el aborto, lo
moralmente esos temas en sectores donde hay una que incide en los resultados. El aborto atenta
tradición de ausentismo y de irresponsabilidad directamente contra la raíz de la cultura religio-
paterna muy fuerte. En ese sentido, el católico, sa latinoamericana, que se caracteriza por el
sobre todo en estratos populares, aparece como marianismo y la santificación y la santificación
más laxo. Tiende a reírse más en la fila...” de la relación madre-hijo. A diferencia del tema
de filiación, en materia de conyugalidad, y se-
gún los datos del CEP, Chile no aparece como un
- ¿Hay niveles en que se dé un cierto país especialmente conservador. Más que Euro-
sincretismo entre fe católica y evangélica? pa, pero no está ahí la marca”.

"A nivel popular, hay una línea más tenue


que la que existía antes entre católicos y evangé- - Los estudios muestran que los católicos aprue-
licos. Por ejemplo, los estudios han detectado que ban la ley del divorcio.
una cierta proporción de evangélicos, que puede
alcanzar entre 20 y 25 por ciento, tiene imáge- "Hay un dato que vuelve incesamente y es
nes religiosas en sus casas, lo que demuestra que que los católicos chilenos aprueban una ley de
hay un trasvisaje, ya que el evangelismo en divorcio aproximadamente en una relación dos
sentido propio rechaza las imágenes. El tercios un tercio. Lo muestran varias encues-
pentecostalismo y catolicismo popular tienen pro- tas. Pero hay otra dimensión del tema que apa-
bablemente más punto de afinidad que de dife- rece en las investigaciones: el chileno sigue con-
rencia”. siderando el matrimonio como un vínculo indi-
soluble. Dos tercios de las personas, al casarse,
dicen que lo hacen para toda la vida. El chileno,
- A diferencia de la fortaleza evangélica en es- como el norteamericano, conserva –a diferencia
tratos pobres, la clase alta chilena muestra un del europeo- la noción básica del matrimonio. En
alto índice de catolicidad y observancia.

"No tengo índices comparativos, pero tal vez


ninguna clase alta, al menos de América Latina,
sea tan católica como la de Chile y esté tan impli-
cada con instituciones religiosas. Eso hay que de-
cirlo, porque es así. Por lo menos uno de cada dos
jóvenes, de C1 para arriba, se educa en un colegio
católico. La estructura parroquial es más fuerte,
la actividad religiosa es intensa a través de con-
gregaciones o movimientos. Chile tiene efectiva-
mente una clase alta o elite sólidamente católica”.

CONSERV
CONSERVADURISMO

Otra de las variables que midió el estudio


ISSP es el nivel de conservadurismo moral de
ANEXOS 123

Europa la sola idea del matrimonio como víncu- "En muchos países europeos la transmisión
lo indisoluble está mucho más difuminada”. de la experiencia religiosa, que generalmente co-
rre de padres a hijos, se interrumpió dramática-
mente con la Segunda Guerra Mundial. Tras
- La encuesta UC muestra un porcentaje con- el conflicto surgió una generación de posguerra
siderable de jóvenes no creyentes. que perdió confianza y seguridad en sus pro-
pias convicciones y cultura. Es un fenómeno
"Cerca del 20 por ciento de los jóvenes entre marcada por la experiencia de la guerra, que
18 y 24 años no se identifica con alguna creen- cortó de raíz la capacidad de esas sociedades de
cia. Carecemos de registros anteriores, por lo que reconocerse a sí mismas en sus tradiciones cul-
no sabemos si es un fenómeno natural dentro turales, que es donde anida generalmente una
del ciclo de vida -en un momento en que se está impronta religiosa”.
elaborando la identidad- o si es una característi-
ca generacional y se puede esperar una genera- "Estados Unidos carece de las experiencias
ción que va a mantener en el tiempo estos índi- traumáticas que vivió Europa durante este si-
ces menores de creencia”. glo, ningún norteamericano mira con vergüen-
za su propia tradición y el origen religioso de esa
"Ahora, nuestra encuesta muestra que las nación está intacto”.
personas que no se identifican con una creencia
habitualmente están situadas en un contexto de "Lo mismo ocurre en América Latina, donde
vida donde hay presencia de religiosidad. La las raíces marianas del continente continúan vi-
mitad de ellos se casan por la Iglesia y tienen vas y siguen siendo reconocidas por la mayor
expectativas de educación religiosa para sus hi- parte de la población”.
jos. No es un bolsón irreductible, duro”.
"Chile –como el resto de Latinoamérica, per-
manece como un país donde la creencia religiosa
- Usted ha sostenido que en los países america- se transmite básicamente en el hogar y el proceso
nos no se ha interrumpido no se ha interrumpido de transmisión de creencia está limpio, no tiene
la "transmisión de creencia” en los hogares. cortociruciots como de Europa”.
124 «Identidad Cultural Chilena»

NÚMEROS Y TENDENCIAS

Chile se ubica como el cuarto país más creyente, siendo superado por Filipinas, Estados Unidos y
Chipre. El índice se calculó a partir de las respuestas de los chilenos sobre creencia en Dios (96%), vida
después de la muerte (77%), cielo (82%), infierno (59%) y milagros religiosos (80%). (Estudio ISSP).

Los evangélicos en Chile alcanzan el 16% y los católicos el 72%. (CEP 1998).

El 88% de los hogares congruentes católicos (padre y madre católicos) tuvieron un hijo católico,
mientras que los hogares incongruentemente católicos (padre o madre católica) tuvierón hijos católicos
en proporciones inferiores al 50%. (UC)

Alrededor de uno de cada tres chilenos declara haber sido educado en un colegio católico, de curas,
monjas o laicos expresamente católicos, en algún período significativo de su vida escolar. (UC)

Mientras el 52% de los chilenos dice tener gran confianza en las iglesias y organizaciones religio-
sas, solo el 17% cree que se puede confiar en la gente. (ISSP).

La Iglesia Católica tiene su mejor evaluación en «fidelidad al Papa», seguida de «solidaridad y


compromiso con los pobres» y «defensa y promoción de los derechos humanos». Las dimensiones peor
evaluadas son «defensa y protección de los pueblos indígenas» y «compromiso con la democracia».
(UC).

El 91% de los chilenos cree que las relaciones sexuales entre dos adultos del mismo sexo son siempre
o casi siempre incorrectas. (ISSP)

El bautismo es un hábito generalizado entre católicos, cualquiera sea su nivel de observancia. Inclu-
so están bautizados uno de cada dos evangélicos y tres de cada cuatro personas que no se identifican
con ninguna religión. (UC)

Abortar una guagua a raíz de una mala situación económica familiar es desaprobado por el 83% de
las personas. (ISSP)
El 66% de los católicos observantes cree que la ley debiera autorizar el divorcio en algunos casos.
(CEP, 1999).

Breve explotación de los textos anexos

a) Haga un resumen de media página de cada uno de los textos anexos.


b) Señale los rasgos caracterizadores de la identidad cultural chilena presentes en cada
uno de los textos anexos.
c) Relacione el contenido de los textos anexos con los contenidos específicos vinculados
con ellos en el capítulo segundo de este manual.

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