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EL TEMPERAMENTO FLEMÁTICO 

I. Esencia del temperamento flemático. 

   Las varias impresiones provocan tan solo una excitación débil en el


alma del flemático, si es que en algún modo la afectan. La reacción es
asimismo débil, si no llega a faltar por completo. Las impresiones
desaparecen pronto. 

   2.  Disposiciones fundamentales de ánimo del flemático. 

   a) El flemático no se interesa mayormente por lo que pasa fuera de


él. 

   b) Muestra pocas ganas por el trabajo; da, sin embargo, gran


preferencia al descanso. Todo anda y se desenvuelve en él muy
quedo. 

   3.  Cualidades buenas. 

   a) El flemático trabaja despacio, pero asiduamente, con tal que no


tenga que pensar mucho en su trabajo. 

   b) No se irrita fácilmente ni por insultos, fracasos o dolencias.


Permanece tranquilo, cachazudo, discreto y tiene un juicio práctico y
sobrio. 

   c) No conoce mayores pasiones, ni grandes exigencias por la vida. 

   4.  Cualidades malas: 

   a) Es muy propenso a descansar, al comer y beber, siendo además


perezoso (lerdo) y negligente en el cumplimiento de sus obligaciones. 

   b) No tiene energía, ni se propone un elevado ideal, siquiera sea en


su devoción. 

   5.  Es sumamente difícil educar a niños flemáticos; pues se dejan


conmover poco por sensaciones exteriores y por naturaleza ya se
inclinan a la pasividad. Es menester explicarles todo, hasta en sus
detalles; repitiéndoselo mil veces, para que al menos comprendan
algo; hay que acostumbrarlos además con gran paciencia y cariño, a
una vida bien ordenada. La aplicación del castigo corporal, trae
consigo menos peligro y aporta mayores frutos en la educación de
niños flemáticos, que en la de otros, sobre todo coléricos y
melancólicos. 

TEMPERAMENTOS MIXTOS

   La mayor parte de los hombres tienen un temperamento mixto.


Predomina en los tales un temperamento principal (el colérico p.e.),
cuyas disposiciones fundamentales, sin embargo, cuyas cualidades
buenas y malas se atenúan o acentúan bajo el influjo de otro
temperamento. Por lo general vale más tener un temperamento mixto
que puro; pues la mezcla suaviza la estrecha y vigorosa índole del
predominante. Para facilitar el conocimiento del propio temperamento
bueno será tratar brevemente las mezclas siguientes: 

   1.  El temperamento colérico - sanguíneo. 

   En él la excitación es instantánea, como asimismo la reacción; la


impresión, en cambio, no es tan duradera como en el temperamento
netamente colérico. La soberbia de este se mezcla con vanidad, su ira
y terquedad se templan y moderan, su corazón se ablanda. Resulta,
por tanto, una mezcla muy feliz. 

   2.  El temperamento sanguíneo - colérico. 

   Se parece al colérico - sanguíneo; con la sola diferencia de que aquí


los distintivos del sanguíneo pasan a primer plano y los del colérico al
segundo. La excitación y la reacción se siguen inmediatamente y con
vehemencia, mientras que la impresión no se pierde tan pronto como
en el temperamento puramente sanguíneo, si bien no va tan a fondo
como en el colérico puro. Los defectos del sanguíneo, como su
ligereza, superficialidad, distracción y locuacidad, están mejorados por
la seriedad y firmeza del temperamento colérico. 

   3.  El temperamento colérico - melancólico y el melancólico -


colérico. 

   Aquí entran en unión dos temperamentos serios y apasionados: el


orgullo, la terquedad y la ira del colérico con el carácter gruñón, rudo y
taciturno del melancólico. El hombre provisto de semejante mezcla de
temperamentos necesita mucho dominio sobre sí mismo, a fin de
alcanzar la paz del alma y de no ser cargoso a los que viven y trabajan
con él. 

   4.  El temperamento melancólico - sanguíneo. 


   Se caracteriza por una débil susceptibilidad de impresiones, por una
reacción igualmente débil y una impresión no tan duradera como en el
temperamento melancólico. El temperamento sanguíneo comunica al
melancólico algo de su movilidad, alegría y serenidad. Los melancólicos
con un colorido sanguíneo son aquellas buenas gentes y almas de Dios
incapaces de ofender a nadie y siempre emocionadas; las cuales, por
otra parte, pecan por falta de fuerza y energía. Parecido es el
temperamento sanguíneo - melancólico; solo que en esta mezcla
resalta más la superficialidad y la inconstancia del sanguíneo. 

   5.  El temperamento melancólico - flemático. 

   Hombres de tal índole se prestan mejor para la vida común que los
puramente melancólicos. Les falta lo gruñón, hosco y cavilador del
melancólico, lo cual se reemplaza por el sosiego y la insensibilidad del
flemático. Estas personas no se escandalizan tan fácilmente, saben
soportar insultos y en sus trabajos saben mantenerse tranquilas y
constantes.

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