Sentencia0037 2013
Sentencia0037 2013
SALA PLENA
Magistrada Relatora: Soraida Rosario Chánez Chire
Conflicto de competencias y controversia
Expediente: 00160-2012-01-CCC
Departamento: Potosí
A raíz de la querella presentada por Saturnino Huayta Condori contra Valencio Huayta Limachi, el 21
de abril de 2011 el denunciado fue citado para prestar su declaración informativa ante el Fiscal de
Materia Juan Ramiro Arispe Chumacero; imputándosele como presunto autor de la comisión de los
delitos de instigación pública a delinquir, apología del delito, desordenes o perturbaciones públicas,
resistencia a la autoridad, amenazas y coacción; por los hechos ocurridos el 14 de marzo del referido
año, en ocasión de la reunión general de la Comunidad Cerrillos Jatun Ayllu San Pablo.
Por memorial de 12 de junio de 2011, Valencio Huayta Limachi, argumentó que los hechos
ocurrieron en la Comunidad Cerrillos Jatun Ayllu San Pablo, por lo que la jurisdicción y competencia
corresponde, a la autoridad originaria de su comunidad como es el Cacique Originario, solicitando se
de aplicación a los arts. 7 y 9 de la Ley de Deslinde Jurisdiccional, que expresa: “Es la potestad que
tienen las naciones y pueblos indígena originario campesinos de administrar justicia de acuerdo a su
sistema de justicia propio y se ejerce por medio de sus autoridades, en el marco de lo establecido en
la Constitución Política del Estado y la presente Ley”, siendo que los delitos indagados, no se
encuentran dentro las prohibiciones del art. 10 de la mencionada Ley, por lo que requirió se de
aplicación a los arts. 2, 3 y 4 de la Ley mencionada, promoviendo de esta manera la inhibitoria, en
aplicación del art. 12 del Código de Procedimiento Civil (CPC), y se dé estricto cumplimiento a la
normativa vigente.
Leoncio Gutiérrez Sánchez, Cacique Originario de la Comunidad Cerrillos Jatun Ayllu San Pablo,
provincia Sud Lipez del departamento de Potosí, expresó que: En cabildo de 27 de junio de 2011, en
la señalada Comunidad se hizo conocer la solicitud de inhibitoria del Juez Segundo de Instrucción
Mixto de Tupiza, propuesta por el comunario Valencio Huayta Limachi, y en aplicación de lo
dispuesto por la Constitución Política del Estado, el Convenio 169 de la Organización Internacional
de Trabajo (OIT) sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes, la Ley de Deslinde
Jurisdiccional y art. 12 y ss. del CPC, se declaró competente al Cacique Originario, para conocer y
sustanciar el proceso penal seguido por el comunario Saturnino Huayta Condori contra Valencio
Huayta Limachi. Solicitando al Juez de la causa se separe del conocimiento de la misma y remita a la
Comunidad referida los antecedentes del proceso penal a objeto de que se sustancie y resuelva en
esa Comunidad conforme sus costumbres y leyes de la jurisdicción indígena originario campesina.
I.3. Procedimiento ante el Juez Segundo de Instrucción Mixto de Tupiza de la provincia Sud Chichas
del departamento de Potosí
La señalada autoridad tuvo conocimiento de la solicitud de inhibitoria por parte de los caciques de la
Comunidad Cerrillos Jatun Ayllu San Pablo, los cuales en cabildo de 27 de junio de 2011, se
declararon competentes para conocer el proceso contra el comunario Valencio Huayta Limachi,
pronunciando el Auto de 4 de julio de ese año, por el cual manifestó que los arts. 1, 178, 179.I, 191 y
202 de la Constitución Política del Estado (CPE), hacen referencia al tipo de Estado que tenemos,
siendo potestad del pueblo, impartir justicia basado en principios y respeto de los derechos, la
igualdad de jerarquía entre la jurisdicción ordinaria y la jurisdicción indígena originario campesina;
asimismo, expresa los ámbitos de vigencia personal, material y territorial dentro de la jurisdicción
indígena originario campesina. En ese mismo contexto la Ley de Deslinde Jurisdiccional, tiene por
objeto regular los ámbitos de vigencia, dispuestos en la Norma Suprema y la jurisdicción indígena
originario campesina y las otras jurisdicciones reconocidas constitucionalmente, en el marco del
pluralismo jurídico, los arts. 7, 8, 10 y 16 de la Ley de Deslinde Jurisdiccional, refieren sobre la
potestad que tienen los pueblos indígenas, asimismo delimita la vigencia material para la resolución
de conflictos en materia penal; el art. 310 del Código de Procedimiento Penal (CPP), prevé la
excepción de incompetencia, que deberá resolverse en aplicación de las disposiciones procesales
civiles relativas a la inhibitoria y declinatoria dispuestas por los arts. 12 y ss. del CPC; del contexto
normativo se establece que la jurisdicción ordinaria y la indígena originario campesina, gozan de
igual jerarquía dentro de la administración de justicia, exigiéndose a la segunda, tres requisitos
concurrentes, material, territorial y personal, debiendo sustanciar y resolver esta controversia de
acuerdo a su propio derecho y a la Ley de Deslinde Jurisdiccional; por otro lado, constitucionalmente
el conflicto de competencias entre jurisdicciones es de atribución exclusiva del Tribunal
Constitucional Plurinacional; por otra parte, manifestó que el 11 de abril de 2011, tuvo conocimiento
de un proceso penal, por la presunta comisión de ilícitos de carácter público a instancia de Saturnino
Huayta Condori y el Ministerio Público contra Valencio Huayta Limachi, desconociendo la existencia
de otro proceso que se esté ventilando en la jurisdicción indígena originario campesina de la
Comunidad Cerrillos Jatun Ayllu San Pablo, con los mismos sujetos y objeto, los ilícitos denunciados
son también de competencia de la jurisdicción supra mencionada, sin embargo, de una
interpretación sistemática y contextual que genera duda razonable, el inc. d) del art. 10 de la Ley de
Deslinde Jurisdiccional expresa que no alcanza a otras que estén reservadas por la Constitución
Política del Estado y la Ley a la jurisdicción ordinaria; de lo que infiere que debe ser procesado en la
jurisdicción ordinaria, por no tener proceso análogo llevado adelante en la jurisdicción de la
señalada Comunidad, teniéndose sólo como antecedente, la solicitud de inhibitoria.
Consecuentemente al haber prevenido primero en el conocimiento de la causa, corresponde su
control jurisdiccional a cargo de su Juzgado.
1.4. Trámite ante el Tribunal Constitucional Plurinacional
II. CONCLUSIONES
Del análisis y compulsa de los antecedentes que cursan en obrados, se establecen las siguientes
conclusiones:
II.2. Del tenor de la querella antes mencionada, se concluye que el 14 de marzo de 2011, se llevó
a cabo una reunión general de los comunarios, donde -a decir del querellante- Valencio Huayta
Limachi, vociferó supuestamente una serie de ofensas contra Saturnino Huayta Condori, autoridad
originaria de dicha comunidad, acusándole de haber brindado información a los concesionarios
mineros sobre un traslado de mineral, para luego obligarle a entregar el sello de autoridad originaria
y desconocer su autoridad instigando a los presentes a castigarle con justicia comunitaria y a sacarle
de la comunidad (fs. 8 a 9).
II.3. Por memorial de 8 de abril de 2011, Juan Ramiro Arispe Chumacero, Fiscal de Materia,
informó al Juez de Instrucción Mixto de turno de Tupiza, del inicio de investigación de la querella
presentada por Saturnino Huayta Condori de la Comunidad Cerrillos Jatun Ayllu San Pablo contra
Valencio Huayta Limachi también de la señalada Comunidad por la presunta comisión de los delitos
atribuidos en los arts. 130, 131, 134, 159, 293 y 294 del CP, habiendo tomado conocimiento de dicho
inicio de investigación Remberto López Llanos, Juez Segundo de Instrucción Mixto de Tupiza,
mediante decreto de 11 de abril de 2011 (fs. 25 y vta.).
II.4. El Fiscal de Materia, mediante memorial de 31 de mayo de 2011, dirigido al Juez Segundo de
Instrucción Mixto de Tupiza, presentó imputación formal contra Valencio Huayta Limachi
domiciliado en “Cerrillos-Sud Chichas” (sic) a querella presentada por Saturnino Huayta Condori de
la “Comunidad de Cerrillos” (sic), por ser presunto autor de los delitos de instigación pública a
delinquir, desordenes y perturbaciones públicas, resistencia a la autoridad, amenazas y coacción,
previstos y sancionados por los arts. 130, 134, 159, 293 y 294 del CP, imputación que fue radicada
por Remberto López Llanos Juez Segundo de Instrucción Mixto de Tupiza, mediante decreto de 3 de
junio de 2011, fijando a la vez audiencia pública de consideración de medida cautelar para el 16 del
mismo mes y año a horas 10:00 (fs. 26 a 27 vta.).
II.5. Valencio Huayta Limachi, mediante memorial de 16 de junio de 2011 dirigido al Cacique
Originario de la Comunidad Cerrillos Jatun Ayllu San Pablo, solicitó que pida al Juez Segundo de
Instrucción Mixto de Tupiza, se inhiba de conocer el proceso penal instaurado por Saturnino Huayta
Condori y remita los actuados a su autoridad en su condición de Cacique Originario de esa
Comunidad, para que tramite el proceso conforme a la jurisdicción indígena originario campesina, en
vista de que los hechos se hubieran cometido el 14 de marzo del mismo año en ocasión de la
reunión general de comunarios (fs. 6 a 7).
II.6. Leoncio Gutiérrez Sánchez, Cacique Originario de la Comunidad Cerrillos Jatun Ayllu San
Pablo, por decreto de 27 de junio de 2011, admitió la solicitud de inhibitoria planteada por Valencio
Huayta Limachi y en aplicación de la Constitución Política del Estado, Convenio 169 de la OIT y arts.
3, 7 y 8 de la Ley de Deslinde Jurisdiccional, se declaró competente para conocer y resolver el
proceso penal de referencia, disponiendo a la vez se envié oficio al Juez Segundo de Instrucción
Mixto de Tupiza y al Fiscal de Materia, para que se aparten del conocimiento del proceso penal
señalado (fs. 7 vta.).
II.7. Leoncio Gutiérrez Sánchez, Cacique Originario de la Comunidad, por oficio de 27 de junio de
2011 dirigido a Remberto López Llanos, Juez Segundo de Instrucción Mixto de Tupiza, solicitó se
separe del conocimiento del proceso penal interpuesto por Saturnino Huayta Condori contra
Valencio Huayta Limachi y remita la causa hasta el último actuado (fs. 36).
II.8. El Juez Segundo de Instrucción Mixto de Tupiza, mediante Auto de 4 de julio de 2011, negó
la inhibitoria solicitada, consecuentemente dispuso que en el plazo de cuarenta y ocho horas se
remita el proceso a este Tribunal Constitucional Plurinacional para que se dirima la competencia (fs.
37 a 38 vta.).
II.9. Por Título Ejecutorial TCO-NAL-000301 emitido por Evo Morales Ayma, Presidente del
Estado Plurinacional de Bolivia, se certifica que la “Comunidad Indígena Jatun Ayllu” (sic) es una
comunidad indígena originaria (fs. 2).
Para resolver el problema jurídico planteado, se desarrollarán los siguientes puntos temáticos que
hacen a la problemática, referidos a: a) Los nuevos ejes fundacionales del Estado boliviano; b) La
justicia constitucional y el control plural de constitucionalidad; c) La jurisdicción indígena a la luz de
los instrumentos internacionales; d) El pluralismo jurídico y las pautas de su reconocimiento
constitucional; e) Del derecho a la jurisdicción indígena y el componente plural del derecho de
acceso a la justicia; f) El ámbito de vigencia de la jurisdicción indígena originario campesina; g) La
Comunidad Cerrillos Jatun Ayllu San Pablo de la provincia Sud Lipez del departamento de Potosí.
Aspectos socioculturales y su sistema jurídico; y, h) Delimitación de la competencia en el caso
concreto.
Para comprender en su mejor dimensión el caso que se examina, corresponde previamente referirse
al nuevo modelo de Estado proyectado por la Constitución Política del Estado.
En ese cometido, cabe recordar que el diseño constitucional del nuevo Estado boliviano realizado en
la Norma Suprema aprobada el 25 de enero de 2009 y promulgada el 7 de febrero del mismo año,
caracteriza la refundación de un nuevo modelo de Estado sustentado en la plurinacionalidad, la
interculturalidad, el pluralismo en sus diversas facetas proyectados hacia la descolonización, como
nuevos ejes fundacionales que permitan consolidar una sociedad inclusiva, justa y armoniosa,
cimentada en la descolonización, sin discriminación ni explotación, con plena justicia social, para
consolidar las identidades plurinacionales estructuradas bajo un proceso que articule la pluralidad
en la unidad.
Estos lineamientos fueron expresados en la SCP 1714/2012 de 1 de octubre, cuando señaló que “El
nacimiento del nuevo Estado boliviano a través de la aprobación de la Constitución Política del
Estado el 25 de enero de 2009 y puesta en vigor el 7 de febrero del mismo año, caracteriza
profundas transformaciones estructurales sustentadas en la plurinacionalidad, interculturalidad,
pluralismo en sus diversas facetas, articuladas bajo un concepto de unidad en la pluralidad, como
nuevos enfoques metodológicos y epistemológicos del manejo de la diversidad, pero
fundamentalmente como procesos en construcción que confluyan en la materialización de un nuevo
modelo de Estado compuesto: plurinacional, intercultural, comunitario con pluralismo político,
económico, jurídico, cultural y lingüístico, que no se ha despojado de su carácter democrático, libre e
independiente, ni escindido de su esencia de Estado de Constitucional de Derecho, erigiéndose por
el contrario, con nuevas características organizacionales y territoriales: autonomías instituidas
dentro del marco de la unidad del Estado y con estructuras plurales como el carácter comunitario,
que realzan su aspecto diferenciador a las estructuras ya vividas, según proyecta la Constitución en
su Preámbulo y en la norma contenida en su art. 1. Características que se encuentran cimentadas
bajo el andamiaje de nuevos principios y valores supremos de carácter plural que deben converger
de manera armónica y sinérgica” (negrillas y subrayado agregados).
Desde esta perspectiva debe tenerse presente, que la construcción de un nuevo Estado, conforme
proclama el Preámbulo de la Constitución Política del Estado, reconoce al pueblo boliviano con una
composición plural, que deja en el pasado el Estado colonial, republicano y neoliberal y asume el
reto histórico de construir colectivamente el Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional
Comunitario, que “integra y articula los propósitos de avanzar hacia una Bolivia democrática,
productiva, portadora e inspiradora de la paz, comprometida con el desarrollo integral y con la libre
autodeterminación de los pueblos” (negrilla y subrayado agregados) (Cuarto Párrafo del Preámbulo
de la Constitución Política del Estado).
Al respecto debe resaltarse que el Preámbulo de la Norma Suprema recuerda que esta construcción
y nuevo proyecto de vida de la plurinacionalidad descolonizadora deviene de cuatro momentos
históricos:
3) Las luchas y movimientos de los pueblos -hoy naciones y pueblos indígena originario
campesinos que junto a organizaciones sociales de mujeres, obreros, vecinos, jóvenes y gremiales
interpelaron al Estado nacional republicano en crisis, a través de las marchas indígenas, sociales y
sindicales, en las guerras del agua (2000) y octubre negro (2003), etc.
A lo señalado debe agregarse que el Pacto de Unidad, constituido por la alianza de las
organizaciones de indígenas, originario campesinos, caracterizó la plurinacionalidad bajo el
proyecto: “Por un Estado Plurinacional y la autodeterminación de los pueblos y naciones indígenas
originarias y campesinas”.
En esencia, el debate acerca de los alcances y significaciones del carácter plurinacional del Estado se
encuentra expresado en los documentos y actas de la Asamblea Constituyente. Así el informe por
mayoría de julio de 2007 de la Comisión Visión País de la Asamblea Constituyente expresa:
“Entendemos que el Estado Plurinacional es un modelo de organización política para la
descolonización de nuestras naciones y pueblos, reafirmando, recuperando y fortaleciendo nuestra
autonomía territorial, para alcanzar la vida plena, para vivir bien, con una visión solidaria, de esta
manera ser los motores de la unidad y el bienestar social de todos los bolivianos, garantizando el
ejercicio pleno de todos los derechos. Para la construcción y consolidación del Estado Plurinacional
son fundamentales los principios de pluralismo jurídico, unidad, complementariedad, reciprocidad,
equidad, solidaridad y el principio moral y ético de terminar con todo tipo de corrupción” (negrillas,
subrayado y cursiva nos corresponden).
Asimismo, en el Acuerdo sobre Visión País y caracterización del Estado de 18 de octubre de 2007,
todas las fuerzas políticas acordaron diez puntos de consenso, cuyo primer punto expresa lo
siguiente: “1. Bolivia, se constituye en un Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional
Comunitario, autonómico y descentralizado, democrático, libre, independiente, soberano e
intercultural. Se funda en la pluralidad y en el pluralismo político, económico, jurídico, cultural y
lingüístico dentro del proceso integrador del país” (la cursiva es agregada).
Ahora bien, ambos documentos, así como el texto de la Constitución Política del Estado (arts. 1 y 8)
concluyen que para la construcción y consolidación del Estado Plurinacional son fundamentales -
entre otros- los principios de pluralismo jurídico, unidad, complementariedad, reciprocidad,
equidad, solidaridad, a estos se agrega la interculturalidad, que además de constituir un principio-
valor, se constituye en el instrumento para la cohesión y la convivencia armónica y equilibrada entre
todos los pueblos y nacionales (art. 98 de la CPE), porque la misma se edifica bajo el respeto a las
diferencias y en igualdad de condiciones, donde el concepto de igualdad de las culturas es el punto
de partida para los nuevos proyectos de vida, pues en el Estado Plurinacional, como nueva
organización política, conviven en condiciones de igualdad, las naciones y pueblos indígena
originario campesinos con sus propias formas y lógicas civilizatorias, y se irradian y confluyen con
una orientación de complementariedad e interculturalidad, que suponga la construcción de una
institucionalidad plurinacional descolonizadora, despojada de las lógicas de la colonialidad y bajo un
proceso de reconstitución y reencuentro de los propios saberes y conocimientos.
Ciertamente, el reconocimiento de la diversidad cultural como base esencial del Estado Plurinacional
plantea que el pluralismo, la interculturalidad y la descolonización constituyen los otros ejes
fundacionales que sustentan la construcción del nuevo Estado boliviano. Así la SCP 1422/2012 de 24
de septiembre, refiriéndose a ellos señaló lo siguiente: “En base al pluralismo como elemento
estructurante del nuevo modelo de Estado, la Función Constituyente, en mérito a factores históricos,
sociológicos y culturales, consolida la protección y efectivo reconocimiento constitucional de las
Naciones y Pueblos Indígena Originario Campesinos, asegurando una real materialización del
pluralismo, con la consagración taxativa del principio de ‘libre determinación’ plasmada en el art. 2
del texto constitucional, postulado que asegura una real inclusión de estas colectividades en la
estructura del modelo estatal bajo criterios de interculturalidad, complementariedad y a la luz de la
doctrina de la ‘descolonización’” (las negrillas y subrayado nos pertenecen).
“El Vivir Bien (Sumaj Kamaña, Sumaj Kausay, Yaiko Kavi Päve). Es el horizonte civilizatorio y cultural
alternativo al capitalismo y a la modernidad que nace en las cosmovisiones de las naciones y pueblos
indígena originario campesinos, y las comunidades interculturales y afrobolivianas, y es concebido
en el contexto de la interculturalidad. Se alcanza de forma colectiva, complementaria y solidaria
integrando en su realización práctica, entre otras dimensiones, las sociales, las culturales, las
políticas, las económicas, las ecológicas, y las afectivas, para permitir el encuentro armonioso entre
el conjunto de seres, componentes y recursos de la Madre Tierra. Significa vivir en
complementariedad, en armonía y equilibrio con la Madre Tierra y las sociedades, en equidad y
solidaridad y eliminando las desigualdades y los mecanismos de dominación. Es Vivir Bien entre
nosotros, Vivir Bien con lo que nos rodea y Vivir Bien consigo mismo” (el subrayado y negrilla son
nuestras).
De lo señalado, el horizonte del vivir bien es la propuesta más contundente del Estado Plurinacional,
opuesto a las lógicas del “desarrollo” propio del Estado Nación moderno capitalista, que ha
subsumido al Estado al “Subdesarrollo”; en consecuencia, el vivir bien como un horizonte propio de
la cosmovisión de las naciones y pueblos indígena originario campesinos, comunidades
interculturales y afrobolivianas se orienta a la reconstitución y continuidad de las practicas propias
de la diversidad de “naciones” con alcance general, es decir en la políticas, normas y decisiones del
Estado Plurinacional.
Por su parte, el pluralismo proyectado en la Constitución Política del Estado adquiere también otro
dimensionamiento, se desmarca del pluralismo multicultural que diseñó un pluralismo subordinado
que asume la diversidad como un reconocimiento e incorporación del otro: los pueblos indígena
originario campesinos, pero sin dejar el predominio de la cultura dominante. Es decir, el Estado sigue
cimentado en los moldes del Estado Nación con un sólo sistema político, jurídico, económico y social
con fuerte influencia de los modelos de desarrollo occidental reduciendo las cosmovisiones y
prácticas indígenas al ámbito de lo “cultural”. Así en el ámbito del pluralismo jurídico, se plantea un
pluralismo jurídico subordinado que plantea la prevalencia de un único “sistema jurídico”, con una
única fuente del derecho válida, la proveniente del Órgano Legislativo del Estado, considerando los
sistemas de administración indígena como subsistemas de resolución alternativa.
En este reduccionismo de Estado-Derecho, las fuentes no estatales de producción del derecho, son
desconocidas o en su caso toleradas únicamente si se enmarcan y no contradicen a la ley.
Bajo el pluralismo del Estado Plurinacional, la coexistencia de varios sistemas jurídicos, políticos,
económicos, no se reduce a “re conocer” los otros sistemas por parte de una cultura superior que
decide “re conocer” la coexistencia de otros sistemas y formas de organización, máxime si estos
sistemas son anteriores y preexistentes al Estado. El pluralismo proyectado por la Constitución
Política del Estado establece la coexistencia en igualdad jurídica de varios sistemas jurídicos,
políticos, económicos y culturales provenientes de los pueblos y naciones indígena originario
campesinos que gozan de igual jerarquía y legitimidad, por eso es que el planteamiento de las
naciones y pueblos indígena originario campesinos no fue el reconocimiento de unos sobre otros,
sino la construcción de un Estado Plurinacional: con pluralidad de naciones que pactaron la
construcción conjunta, con poder de decisión en los destinos del Estado Plurinacional. Entonces, el
pluralismo del Estado Plurinacional se erige en un pluralismo descolonizador, que plantea la
convivencia igualitaria de varios sistemas jurídicos, políticos, económicos y culturales orientados a
una nueva institucionalidad que se despoje de toda forma de monismo y homogeneidad cultural,
jurídica, económica y política.
Con este nuevo enfoque de pluralismo y pluralidad la coexistencia de las diversas culturas no es
paralela, tampoco se expresen como estructuras cerradas sin la necesidad de mutua influencia, todo
lo contrario, bajo el pluralismo del Estado Plurinacional esta pluralidad de sistemas es abierta, por
tanto, sujeta a un proceso de irradiación, de reconstitución, retroalimentación entre sí y
potenciamiento desde lo propio, es decir, va más allá de la “inclusión” y el “reconocimiento” de los
sistemas de administración indígena, de la democracia comunitaria de los valores plurales, pues el
pluralismo descolonizador tiene la perspectiva de superar el Estado Nación homogeneizador, por
ello desde los pueblos y naciones indígena originario campesinos, desde sus saberes y conocimientos
y desde sus cosmovisiones se ingresa en el proceso de reencuentro y convivencia, de diálogo de esos
contextos plurales para construir una realidad descolonizadora.
A este respecto, siguiendo a Wolkmer dentro de esta corriente de pluralismo jurídico “el nuevo
sujeto de derecho es el pueblo…como identidades colectivas consientes, más o menos autónomos,
venidos de diversos estrados sociales, con capacidad de auto organización y autodeterminación,
inter ligadas por formas de vida con intereses y valores comunes, compartiendo conflictos y luchas
cotidianas que expresen privaciones y necesidades por directo, legitimándose como formas
transformadoras de poder e instituidora de una sociedad democrática, descentralizada, participativa
e igualitaria” (la cursiva es nuestra).
En efecto, esta nueva realidad invita y obliga al reconocimiento mutuo y respetuoso entre los
pueblos, a la comprensión y valoración recíproca entre los mismos, en sus conocimientos, saberes,
valores y cosmovisiones en igualdad de condiciones, pues sólo así se podrá cumplir con el mandato
de construcción conjunta del Estado deseado: con unidad, igualdad, inclusión, dignidad, libertad,
solidaridad, reciprocidad, respeto, complementariedad, armonía, transparencia, equilibrio, igualdad
de oportunidades, equidad social y de género en la participación, bienestar común, responsabilidad,
justicia social, distribución y redistribución de los productos y bienes sociales, para vivir bien (valores
expresados en el art. 8.II de la CPE); y sobre todo, para constituir una sociedad justa y armoniosa,
cimentada en la descolonización, sin discriminación ni explotación con plena justicia social que
consolide las identidades plurinacionales, conforme lo determinó la SCP 1714/2012.
En este orden de ideas, cabe recordar también que los documentos y actas de la asamblea
constituyente, entre ellos: i) El informe por mayoría de julio de 2007 de la Comisión Visión País de la
Asamblea Constituyente; y, ii) El Acuerdo sobre Visión País y caracterización del Estado de 18 de
octubre de 2007, con los diez puntos de consenso alcanzados por todas las fuerzas políticas,
expresan también dos elementos comunes: la pluralidad y el pluralismo, entendidos como la
convivencia armoniosa e igualitaria de diversos sistemas jurídicos, políticos, económicos, sociales y
lingüísticos vigentes dentro del contexto de la plurinacionalidad, y que bajo la interculturalidad se
encuentran y complementan; por lo mismo, el Estado plurinacional como modelo de organización
política para la descolonización, en su institucionalidad debe permitir la coexistencia no subordinada
de la diversidad cultural existente en el territorio boliviano.
En consecuencia, son estos ejes fundacionales los que deben guiar al intérprete constitucional al
momento de resolver los problemas jurídicos planteados en sede constitucional, pues bajo el
reconocimiento de una Constitución principista y axiológica, ahora de carácter plural, como la
boliviana, estos nuevos principios-valor de la plurinacionalidad, interculturalidad, pluralismo y
descolonización, decantan no sólo como ejes articuladores que se reflejan en la estructura
organizacional del Estado, sino en el reconocimiento de nuevos derechos de carácter colectivo y en
la construcción de nuevas categorías desde la propio, bajo una visión plural que se asiente en los
saberes y conocimientos de las naciones y pueblos indígena originario campesinos cuya
materialización son función y fin esenciales del Estado Plurinacional boliviano.
En efecto, el pluralismo jurídico, por un lado, genera como efecto en el modelo de Estado, la
consagración de un pluralismo de fuentes jurídicas, aspecto que implica la superación del Estado
monista; en este orden, en mérito a este aspecto, se tiene que el orden jurídico imperante en el
Estado Plurinacional de Bolivia está conformado por dos elementos esenciales: a) La Constitución
como primera fuente directa de derecho; y, b) las Normas y Procedimientos de las Naciones y
Pueblos Indígena Originario Campesinos, también como fuente directa de derecho. Así quedó
establecido en la SCP 1227/2012 de 7 de septiembre.
“En ese sentido, debe señalarse que la Constitución boliviana ha diseñado un sistema de control de
constitucionalidad plural, pues no solamente se ejerce el control sobre normas formales, sino
también sobre las normas de las naciones y pueblos indígena originario campesinos, además de
conocer los conflictos de competencias entre las diferentes jurisdicciones y de revisar las
resoluciones pronunciadas por la jurisdicción indígena originaria campesina cuando se considere que
estas normas son lesivas a los derechos fundamentales y garantías constitucionales. Estas facultades
fueron introducidas en la actual Constitución Política del Estado, en mérito al reconocimiento
expreso a los derechos de los pueblos indígenas originario campesinos, a la igualdad jerárquica de
sistemas jurídicos y jurisdicciones; pero además debe considerarse que la Ley Fundamental fue el
resultado de un proceso dialógico en el que intervinieron los diferentes sectores de la población
boliviana y, claro está, también las naciones y pueblos indígena originario campesinos, que tuvieron
un rol protagónico para la consolidación del Estado Plurinacional (negrillas agregadas).
Esta finalidad se convierte a su vez en el punto de partida y un fin en sí mismo. En punto de partida,
cuando debe ser considerado como principio o criterio de interpretación que debe conducir y
orientar al intérprete judicial al momento de ponderar los bienes jurídicos en juego. Un fin en sí
mismo, cuando el resultado de esa labor hermenéutica decanta en una interpretación favorable
para la efectivización de los derechos. Es por ello, que la justicia constitucional no sólo abarca el
ejercicio de la jurisdicción a través de los diferentes procesos y procedimientos constitucionales y
con los especiales órganos que la caracterizan, sino fundamentalmente en la búsqueda de hacer
justicia, ahora, a través del control plural de constitucionalidad, cuyo sistema plural y concentrado
de control de constitucionalidad se encuentra encomendado en última instancia al Tribunal
Constitucional Plurinacional.
En efecto, los principios-valor de carácter plural son parte del proceso de construcción constante de
materializar el Estado Plurinacional cimentado en las naciones y pueblos indígena originario
campesinos, convirtiéndose en postulados a ser concretizados al momento de aplicar y poner en
vigencia la Constitución, pues toda la parte orgánica de la Constitución se construye en
correspondencia de su parte dogmática y axiológica, ambas deben confluirse sinérgicamente, dado
que estos principios-valor, al igual que el resto de principios y valores supremos que proyecta la
Constitución, son los ideales que el pueblo boliviano, con su pluralidad, decidió constituirlos como
máximos objetivos a ser desarrollados por el ordenamiento jurídico y expresarlos en su estructura
social, económica, política y jurídica; por lo mismo, determinan el sentido y finalidad de las demás
normas y disposiciones legales que conforman el resto del ordenamiento jurídico, del sistema de
justicia, así como del accionar del conjunto de la sociedad. Razonamiento que ya fue adoptado en la
SCP 1714/2012.
Los alcances del ejercicio de los derechos colectivos de los pueblos indígenas han sido desarrollados
a nivel internacional a través de instrumentos internacionales ratificados por los Estados, bajo cuyo
influjo el orden constitucional boliviano al igual que otros Estados ha realizado un reconocimiento
expreso de derechos colectivos que les son inherentes, a partir de los cuales se reconoce a los
pueblos indígenas su calidad de sujetos colectivos con derechos a proteger, garantizar y precautelar.
Esta doble dimensión de reconocimiento obliga internalizarse en dichos instrumentos
internacionales para su real comprensión, alcance y proyección de los derechos de los pueblos
indígena originario campesinos, en el caso concreto, relacionado con la jurisdicción indígena, y que
al formar parte del bloque de constitucionalidad son los parámetros de control de constitucionalidad
de su ejercicio que deben ser interpretados de manera sistémica e integrada.
En relación con lo señalado, el Convenio 169 de la OIT sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países
Independientes establece en su art. 8.2, que los pueblos indígenas tienen:
“2. (…) el derecho de conservar sus costumbres e instituciones propias, siempre que éstas no sean
incompatibles con los derechos fundamentales definidos por el sistema jurídico nacional ni con los
Derechos Humanos internacionalmente reconocidos. Siempre que sea necesario, deberán
establecerse procedimientos para solucionar los conflictos que puedan surgir en la aplicación de este
principio”.
Por su parte la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, en
su art. 3, establece que:
“Los pueblos indígenas tienen derecho a la libre determinación. En virtud de ese derecho
determinan libremente su condición política y persiguen libremente su desarrollo económico, social
y cultural”.
Reforzando este eje rector el art. 4 de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de
los Pueblos Indígenas, determina que los pueblos indígenas, en ejercicio de su derecho de libre
determinación, tienen derecho a la autonomía o al autogobierno en las cuestiones relacionadas con
sus asuntos internos y locales, así como a disponer de los medios para financiar sus funciones
autónomas.
A su vez la norma contenida en el art. 5 del mismo instrumento internacional dispone que: “Los
pueblos indígenas tienen derecho a conservar y reforzar sus propias instituciones políticas, jurídicas,
económicas, sociales y culturales, manteniendo a la vez su derecho a participar plenamente, si lo
desean, en la vida política, económica, social y cultural del Estado”.
En esta línea de razonamiento el art. 34 de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos
de los Pueblos Indígenas, determina que:
“Los pueblos indígenas tienen derecho a promover, desarrollar y mantener sus estructuras
institucionales y sus propias costumbres, espiritualidad, tradiciones, procedimientos, prácticas y,
cuando existan, costumbres o sistemas jurídicos, de conformidad con las normas internacionales de
Derechos Humanos”.
Por su lado, el art. 35 del mismo instrumento internacional prevé que los pueblos indígenas tienen
derecho a determinar las responsabilidades de los individuos para con sus comunidades.
Finalmente, cabe recordar la pauta interpretativa establecida en el art. 35 del Convenio 169 de la
OIT, el cual establece que: “La aplicación de las disposiciones del presente Convenio no deberá
menoscabar los derechos y las ventajas garantizados a los pueblos interesados en virtud de otros
convenios y recomendaciones, instrumentos internacionales, tratados, o leyes, laudos, costumbres o
acuerdos nacionales”.
Siguiendo esta pauta interpretativa priman las normas nacionales y/o internacionales e incluso
acuerdos que otorgan más derechos o ventajas los pueblos indígena originario campesinos.
Norma que corrobora la configuración del nuevo Estado con base en la plurinacionalidad realizada
en el art. 1 de la Norma Fundamental y de fundarse: “…en la pluralidad y el pluralismo político,
económico, jurídico, cultural y lingüístico, dentro del proceso integrador del país”.
Asimismo, entre los derechos insertos en el art. 30 a los pueblos indígenas originario campesinos se
encuentran, entre otros, los derechos: “2. A su identidad cultural, creencia religiosa, espiritualidad,
prácticas y costumbre y a su propia cosmovisión”; “5. A que sus instituciones sean parte de la
estructura general de Estado”; “14. Al ejercicio de sus sistemas políticos, jurídicos y económicos
acorde a su cosmovisión”; y, “18. A la participación en los órganos e instituciones del Estado”.
En este orden, la influencia del pluralismo jurídico proyectado por el Constituyente irradia de
contenido el sistema de administración de justicia al determinar en el art. 178 de la CPE, que la
potestad de impartir justicia emana del pueblo boliviano y: “se sustenta en los principios de
independencia, imparcialidad, seguridad jurídica, publicidad, probidad, celeridad, gratuidad,
pluralismo jurídico, interculturalidad, equidad, servicio a la sociedad, participación ciudadana,
armonía social y respeto a los derechos” (el resaltado es nuestro).
Asimismo, el art. 179 de la Norma Suprema establece que la función judicial es única y se ejerce
mediante la jurisdicción ordinaria, la jurisdicción agroambiental y la jurisdicción indígena originaria
campesina, la cual se ejerce a través de sus propias autoridades y que ésta se encuentra en igualdad
jurídica que la jurisdicción ordinaria, lo que importa la presencia de un pluralismo jurídico de tipo
igualitario, esto es de diálogo, mutua influencia, complementariedad y respeto mutuo de estos
sistemas jurídicos.
Asimismo, en este reconocimiento constitucional debe tomarse en cuenta que el art. 190 de la CPE,
dispone que:
“I. Las naciones y pueblos indígena originario campesinos ejercerán sus funciones jurisdiccionales y
de competencia a través de sus autoridades, y aplicarán sus principios, valores culturales, normas y
procedimientos propios.
II. La jurisdicción indígena originaria campesina respeta el derecho a la vida, el derecho a la defensa y
demás derechos y garantías establecidos en la presente Constitución” (resaltado añadido).
“La jurisdicción indígena originario campesina se ejerce en los siguientes ámbitos de vigencia
personal, material y territorial: 1. Están sujetos a esta jurisdicción los miembros de la nación o
pueblo indígena originario campesino, sea que actúen como actores o demandados, denunciantes o
querellantes, denunciados o imputados, recurrentes o recurridos. 2. Esta jurisdicción conoce los
asuntos indígena originario campesinos de conformidad a lo establecido en una Ley de Deslinde
Jurisdiccional. 3. Esta jurisdicción se aplica a las relaciones y hechos jurídicos que se realizan o cuyos
efectos se producen dentro de la jurisdicción de un pueblo indígena originario campesino”
(resaltado añadido).
“I. Toda autoridad pública o persona acatará las decisiones de la jurisdicción indígena originaria
campesina.
II. Para el cumplimiento de las decisiones de la jurisdicción indígena originario campesina, sus
autoridades podrán solicitar el apoyo de los órganos competentes del Estado.
III. El Estado promoverá y fortalecerá la justicia indígena originaria campesina. La Ley de Deslinde
Jurisdiccional, determinará los mecanismos de coordinación y cooperación entre la jurisdicción
indígena originaria campesina con la jurisdicción ordinaria y la jurisdicción agroambiental y todas las
jurisdicciones constitucionalmente reconocidas” (el resaltado es propio).
De este reconocimiento constitucional, es posible concluir que del derecho a la libre determinación
de los pueblos indígena originario campesinos reconocido en la Ley Fundamental y los instrumentos
internacionales, se desprende y fundamenta el reconocimiento de los sistemas normativos de los
pueblos indígena originario campesinos, de sus instituciones propias y sus procedimientos, por ende,
el ejercicio de jurisdicción por parte de las autoridades indígenas, a través de sus procedimientos e
institución propias y bajo sus sistemas normativo. En cuyo contexto, los pueblos indígena originario
campesinos en ejercicio de su derecho a la libre determinación, tienen derecho a resolver sus
conflictos internos de acuerdo con sus normas, procedimientos e instituciones, los que en el marco
del Estado Plurinacional, son reconocidos con igual valor jurídico, de tal forma cuentan también con
la facultad de hacer cumplir sus resoluciones y hacer valer sus decisiones frente a los demás órganos
e instituciones estatales, entre ellos, las autoridades de otras jurisdicciones.
Asimismo, los pueblos y las naciones indígena originario campesinos, por mandato constitucional
tienen la potestad de impartir justicia en el ámbito de su propio territorio, limitado en sus alcances
por lo establecido en los arts. 191 y 192 de la CPE y la Ley de Deslinde Jurisdiccional, norma última
que debe guardar coherencia con los postulados constitucionales y los instrumentos internacionales
que forman parte del bloque de constitucionalidad.
En este sentido, resulta fundamental comprender como otra premisa básica que el ejercicio de la
facultad jurisdiccional de los pueblos indígena originario campesinos, responde a sus formas
particulares de aplicar la justicia, esto es, conforme a sus normas y procedimientos, principios y
valores culturales; en virtud de ello, existe una diversidad de formas de resolver conflictos y aplicar
justicia a los hechos suscitados en su jurisdicción, encontrando como único límite el respeto de los
derechos fundamentales reconocidos en la Constitución Política del Estado, así como los derechos
humanos reconocidos internacionalmente.
Es por ello, que para completar estas pautas de reconocimiento constitucional cumple recordar lo
establecido en la SCP 0300/2012, cuando determinó que la jurisdicción indígena originaria
campesina, de acuerdo al art. 179 de la CPE, forma parte del Órgano Judicial, haciendo efectivo el
derecho de las naciones y pueblos indígena originario campesinos a que sus instituciones sean parte
de la estructura general del Estado (art. 30.II.5 de la CPE) y, en ese ámbito, al gozar de igual jerarquía
que la jurisdicción ordinaria, ésta no puede revisar las resoluciones pronunciadas por la jurisdicción
indígena originara campesina y tampoco ésta de aquella; es más, toda autoridad pública o persona
debe acatar las decisiones de esta jurisdicción, pudiendo las autoridades solicitar el apoyo de los
órganos competentes del Estado (art. 192 de la CPE).
Conforme a ello, la Constitución Política del Estado, sobre la base del carácter plurinacional del
Estado y el principio de interculturalidad, ha diseñado a la justicia constitucional, y en especial al
Tribunal Constitucional Plurinacional, como una institución encargada de ejercer el control sobre
todas las jurisdicciones y, en general sobre todos los órganos del poder público, a partir del diálogo
intercultural que se entable en este órgano, que tiene la representación de los dos sistemas de
justicia, el ordinario y el indígena originario campesino.
En ese ámbito, el pluralismo jurídico cobra un nuevo sentido y extensión, pues se reconceptualiza a
partir del relacionamiento e influencia permanente de ambos sistemas, a partir de la coordinación y
cooperación que debe existir entre las diferentes jurisdicciones que conforman el Órgano Judicial
(ordinaria, indígena originaria campesina, agroambiental y especializadas); el principio de unidad de
la función judicial (art. 179 de la CPE), por el cual todas las jurisdicciones tienen como denominador
común el respeto a los derechos fundamentales, a las garantías constitucionales y la obediencia a la
Constitución Política del Estado, encontrando la unidad en la interpretación final que efectúe el
Tribunal Constitucional Plurinacional tanto de los derechos y garantías como de las propias normas
constitucionales, pues, por el carácter vinculante de sus resoluciones, todos los jueces y autoridades,
están vinculados a la interpretación efectuada por este órgano” (las negrillas son nuestras).
Razonamiento que también encuentra sustento en el derecho de los pueblos indígena originario
campesinos de mantener reforzar sus estructuras instituciones, sus sistemas jurídicos y de aplicarlos
en sus asuntos, como expresión del respeto de su identidad y diferencia.
III.5. Del derecho a la jurisdicción indígena y el componente plural del derecho de acceso a la
justicia
Cuando la Constitución Política del Estado establece que la función judicial es única e introduce a la
jurisdicción indígena como parte de ella, determinando que la jurisdicción indígena originaria
campesina se ejerce por sus propias autoridades (art. 179.I) y que la jurisdicción ordinaria y la
jurisdicción indígena originario campesina gozarán de igual jerarquía, a la par de confirmar el
reconocimiento del pluralismo jurídico estatuido en los arts. 1 y 2 de la CPE, y de reconocer a los
pueblos indígena originario campesinos, en su calidad de sujetos colectivos, el derecho a ejercer la
jurisdicción indígena como una manifestación del derecho a su libre determinación, trae consigo el
reconocimiento individual a cada integrante del pueblo indígena originario campesino de su derecho
de acceder a los tribunales del Estado, esto es, a la jurisdicción indígena, en el marco de lo previsto
en el art. 179.I de la Norma Suprema, entendiendo que ésta se ejerce por sus autoridades indígenas
y éstas son parte de la función judicial del Estado Plurinacional.
Así el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo ha impulsado un “enfoque integral de acceso
a la justicia, que entiende “como un instrumento para la transformación de las relaciones de poder
que perpetúan la exclusión, la pobreza y la subordinación de grupos como mujeres, presos,
indígenas, migrantes, discapacitados, niños, ancianos, población de bajos ingresos, etc” (la cursiva es
nuestra).
En efecto, bajo este dimensionamiento el derecho de acceso a la justicia, por el carácter dinámico de
los derechos, adquiere un nuevo componente: la pluralidad, en la medida que su contenido también
debe guardar correspondencia con el titular de su ejercicio, pues además de implicar el derecho de
acceder a la jurisdicción, de obtener una resolución fundamentada en tiempo razonable que
resuelva la cuestión o conflicto jurídico suscitados y que esta resolución sea ejecutada y cumplida.
En contextos de pluralidad, el derecho de acceso a la justicia con relación a los miembros de pueblos
indígenas originario campesinos no significa que el Estado traslade su aparato estatal a las
comunidades de los pueblos indígena originario campesinos para administrar justicia en sus
territorios, sino que se extiende en su contenido y se trasunta a la vez en el derecho de los
miembros de los pueblos indígena originario campesinos de acceder a sus instancias propias de
resolución, a sus autoridades indígenas, normas y procedimientos para resolver sus controversias y
conflictos internos. Por tanto comporta, el deber del Estado Plurinacional de garantizar a toda
persona el acceso a una justicia acorde con su cosmovisión, su cultura, sus normas y procedimientos
propios. Al mismo tiempo, contempla que los miembros de pueblos indígenas originario campesinos
cuando se encuentren bajo una jurisdicción que no le es propia, se considere y comprenda su
condición cultural de diferencia al momento de juzgarlos y sancionarlos.
De acuerdo con las premisas señaladas en el apartado precedente el acceso a la justicia desde una
concepción plural entiende que se reconozca la existencia de los sistemas jurídicos propios de los
pueblos indígena originario campesinos, se respete el ejercicio de su jurisdicción, que en el marco de
su autonomía y libre determinación deciden conocer y resolver, se valide y respete los
procedimientos y las decisiones de sus autoridades cuando resuelvan sus controversias o apliquen
sus normas de regulación social. Al mismo tiempo contempla que los miembros de los pueblos
indígena originario campesinos tengan la posibilidad de ser juzgados y sancionados por sus
autoridades propias, normas y procedimientos.
Tomando en cuenta que el orden constitucional reconoce varias jurisdicciones, la articulación de las
mismas es fundamental. En este orden, la Ley Fundamental establece en el art. 191, los ámbitos de
vigencia de la jurisdicción indígena originaria campesina: ámbitos de vigencia personal, material y
territorial.
En efecto, en cuanto al ámbito de vigencia personal, la norma fundamental establece que están
sujetos a esta jurisdicción los miembros de la nación o pueblo indígena originario campesino, sea
que actúen como actores o demandados, denunciantes o querellantes, denunciados o imputados,
recurrentes o recurridos.
Asimismo, en cuanto a la vigencia material, la Norma Suprema hace una derivación a la Ley de
Deslinde Jurisdiccional. Sin embargo, es importante señalar que esta distinción material como
ámbito competencial en la mayoría de los casos no opera en los pueblos indígena originario
campesinos. El conocimiento y resolución de los asuntos parte de una comprensión integral, desde
un sentido de totalidad, atendiendo el conflicto como una unidad en la que ingresa lo espiritual y
religioso, no existe una diferenciación en materia penal, civil, social, familiar, etc.
En este orden, debe tenerse en cuenta que ni el Convenio 169 de la OIT, ni la Declaración de las
Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas establecen un límite en cuanto a las
materias o la gravedad de los hechos para el ejercicio de la jurisdicción indígena.
Con esta línea de razonamiento, es importante dejar como pauta interpretativa que en virtud del
derecho a la libre determinación de los pueblos indígena originario campesino y su autonomía, el
contenido de lo previsto en el art. 10.II de la Ley de Deslinde Jurisdiccional debe encontrar
compatibilidad con la Constitución Política del Estado entendida en su unidad, vale decir, bajo sus
principios fundantes de plurinacionalidad, pluralismo, interculturalidad, descolonización entre otros
y el bloque de constitucionalidad, cuya compatibilidad de cada una de las materias asignadas, no
corresponde ser analizada en la causa presente por no vincularse con la problemática en análisis.
Finalmente, cabe hacer referencia al ámbito territorial, respecto del cual la Norma Suprema
determina que ésta jurisdicción se aplica a las relaciones y hechos jurídicos que se realizan o cuyos
efectos se producen dentro de la jurisdicción de un pueblo indígena originario campesino, esto
importa tener competencia sobre los hechos que ocurren dentro de dicho territorio.
En virtud de los ámbitos señalados, la jurisdicción indígena tiene competencia respecto de los
hechos, situaciones o relaciones jurídicas que se dan dentro del ámbito territorial de los pueblos
indígena originario campesinos, lo que supone que la jurisdicción indígena y su derecho son los que
rigen dentro del espacio territorial del pueblo indígena originario que se trate; por tanto, la eficacia
de dichas decisiones es de alcance nacional.
En este contexto no son aplicables las reglas que rigen a la jurisdicción ordinaria, como las de haber
prevenido primero la causa, para que se otorgue competencia a la jurisdicción ordinaria ante hechos
en los que se ven involucrados miembros de los pueblos indígena originario campesinos, sino los
ámbitos de vigencia personal, material y territorial que rige a esta jurisdicción.
III.7. La Comunidad Cerrillos Jatun Ayllu San Pablo de la provincia Sud Lipez de Potosí. Aspectos
socioculturales y su sistema jurídico
De acuerdo con el estudio antropológico realizado por la Unidad de Descolonización de este Tribunal
Constitucional Plurinacional sobre la estructura organizacional, territorial, sistema de autoridades,
normas, procedimientos de la referida Comunidad, ésta se caracteriza por los siguientes aspectos
relevantes para la decisión del caso concreto:
Según algunos estudios, la referida Comunidad tiene una devoción sobrenatural que siempre
practicaron los pueblos de la región, los cuales mantienen hasta la actualidad. El caso de las
deidades como son los “achachilas, awichas”, son lugares dotados de energía por efecto de la caída
de un rayo, las “ispallas” son los mellizos que reflejan la complementariedad; los “awkis y los
uywiris”, estos últimos son los protectores de las familias.
“Todititos somos wawas, somos niños pequeños, porque todos somos criados por los uywiris que
son las deidades que se preocupan porque podamos crecer bien. Pero la que más nos cría es la
Pachamama, ella es nuestra mamita, que nos da el alimentos para que vivamos”.
III.7.4. Su lengua
La estructura de las autoridades originarias es cíclica, donde el gran territorio de “LLipi” está
constituido por varios ayllus del norte y sur. Este último es conformado por el Jatun Ayllu, Chawpi
Aullu y Juch’uy Ayllu.
Los ayllus como unidad territorial, se encuentran gobernados por las autoridades originarias que se
denominan “Caciques y Mama T’allas” (qhari - warmi), de forma autónoma bajo los principios y
valores que buscan el respeto de la vida para alcanzar el vivir bien, debido a que el territorio del
“Jatun Ayllu” está constituido a partir de la complementariedad de la dualidad del “qhari-warmi”
(varón y mujer) que representa la parcialidad del “Aransaya y el Urinsaya”.
El sistema de gobierno de las autoridades se encuentra encabezado por el cacique y la mama t’alla
que son autoridades originarias que gobiernan su territorio en forma cíclica y dual, pero dentro la
comunidad también están representadas las autoridades políticas como el Corregidor, Agente
Municipal, Registro Civil, Sindicato Agrario, Centro de Madres y la Organización Territorial de Bases
que tiene la característica de administrar en forma individual y representativa que accede en manera
democrática.
· La marka
· El ayllu
· La comunidad y
· El sapi-runa
La estructura territorial del ayllu está constituida a partir de la aglutinación de las diferentes familias
o comunidades que se distinguen de acuerdo al comportamiento o característica que adopta una
determinada persona y tiene relación con su identidad cultural. Según la referencia de las
autoridades originarias el gran territorio de los Llipis del Sur está conformado por los tres ayllus
referidos, que territorialmente se encuentra en proceso de reconstitución y fortalecimiento
institucional de sus comunidades que poseen una naturaleza diversa con características típicas del
altiplano entre la flora y la fauna, población que mantiene la relación de convivencia con sus
deidades.
En la actualidad la Comunidad Cerrillos Jatun Ayllu San Pablo se encuentra con el territorio
fragmentado con las mismas características de la república, que administran en forma sincrética el
territorio, la justicia, donde intervienen las autoridades originarias, políticas, municipales y
sindicales; sin embargo, el cacique recobró su jurisdicción y funcionalidad logrando un mismo nivel
jerárquico con las autoridades impuestas.
La estructura de las autoridades está conformada a partir del principio de la dualidad de hombre y
mujer y está conformada de la siguiente manera:
· Problemas familiares
· Problemas de límites
· Robos
· Calumnias
· Injurias
· Delitos menores
La Comunidad Cerrillos Jatun Ayllu San Pablo, reconoce plenamente la potestad que tienen las
autoridades originarias para administrar justicia.
En la Comunidad Cerrillos Jatun Ayllu San Pablo, no existe normativa escrita a aplicarse en la
administración de la justicia indígena originaria campesina, sino basado únicamente en sus
principios, valores propios de acuerdo a sus usos y costumbres. Las resoluciones y conclusiones de
las reuniones comunales como los acuerdos internos y externos a las que arribaron en forma
comunitaria son escritas en el libro de actas como documento oficial.
Se concluye que el fallo consensuado que emite la justicia indígena originaria campesina dentro de
los casos sometidos a su conocimiento, imponen sanciones de tipo reflexivos, resarcitorio o trabajo
comunal en beneficio de la comunidad como son las siguientes:
Ø Reflexión y recomendación
Ø Trabajos comunitarios
Ø Resarcimiento
Ø Actas de compromiso
La imposición de las sanciones o reconsideración, las efectúan bajo los principios y valores del ama
llulla, ama qhilla y ama suwa, en cabildos o asambleas ordinarias que son convocados tres veces al
año, en cabildos menores que pueden ser convocados en las veces que se requiera de acuerdo a sus
usos y costumbres con los siguientes objetivos:
Ø Conciliación interna entre ambas partes y se soluciona de forma familiar con la firma de un
acta de compromiso.
Ø Cabildos de emergencia o extraordinarios cuando el caso es grave o atañe a toda la
comunidad.
Ø Cuando el caso sobrepasa los límites de la autoridad de la comunidad se derivan a instancias
de la justicia ordinaria.
Según afirmación de la autoridad originaria de la Comunidad Cerrillos Jatun Ayllu San Pablo, la
justicia ordinaria y la justicia indígena originaria campesina se inicia de la siguiente manera:
Ø Se inicia con el akulliriy que consiste en la solicitud de permiso y solicitud de ayuda para
esclarecer el problema; cuando el caso es muy grave se acude al yachjataq para identificar las causas
del caso y los culpables.
Ø Si no se soluciona el caso, la autoridad originaria inmediatamente convoca a la comunidad y
los posibles involucrados para comunicar el caso y poder identificar el problema y los posibles
culpables.
Ø Identificado el caso como los culpables se pasa a la etapa de análisis, reflexión y propuesta
de fallo comunitario de acuerdo a la cosmovisión de la comunidad a través del consenso de los
asistentes.
Ø El cabildo emite la sanción, que hace cumplir la autoridad originaria para la reinserción a la
comunidad al culpable o los culpables.
De acuerdo con el informe se tiene que la Comunidad Cerrillos es una comunidad indígena originaria
campesina del Jatun Ayllu de los Lipez que pertenece al gran continente del “Abya Yala o
Tawantinsuyu” de la Nación Qhishwa. Asimismo, las autoridades indígenas originarias campesinas de
la comunidad de Cerrillos cuentan con una estructura de organización política y territorial ancestral
en proceso de reconstitución territorial y revalorización de sus estructuras vigentes en las prácticas
diarias de los comunarios del ayllu.
La Comunidad cuenta con principios, valores, normas, procedimientos que permiten recorrer el
“Qhapaq Ñan/Thakhi (camino armonioso) manteniendo el equilibrio y armonía basados en la
reproducción y respeto a la vida para alcanzar el vivir bien en la Pachamama (madre naturaleza) bajo
su cosmovisión que permite administrar una justicia holística e integrar por las autoridades
indígenas originarias campesinas en la jurisdicción territorial del Jatun Ayllu.
Dicha Comunidad cuenta con las instancias y espacios propios de deliberación y administración de
justicia comunitaria, para tratar casos familiares, problema de límites, robos, calumnias, injurias y
delitos menores que son sancionados con reflexión, recomendación, trabajos comunitarios,
resarcimiento y compromisos de los autores ante la comunidad. Actualmente en el Ayllu se realiza el
cabido o reuniones comunitarias ordinarias y extraordinarias a nivel territorial dirigidas por las
autoridades originarias, políticas, municipales y sindicales bajo el permiso y licencia de las deidades
tutelares del Pacha.
En este cometido se tiene que el 14 de marzo de 2011, en la señalada Comunidad se llevó a cabo
una reunión general de comunarios en la que Valencio Huayta Limachi, vociferó una serie de ofensas
contra Saturnino Huayta Condori, autoridad originaria de dicha Comunidad, acusándole de haber
otorgado información a los concesionarios mineros sobre un traslado de mineral, obligándole a
entregar el sello de autoridad originaria, lo que en su criterio desconoció su autoridad e instigó a los
presentes a castigarle con justicia comunitaria y a sacarlo de dicha Comunidad.
Por los hechos señalados, éste último por memorial de 6 de abril de 2011, dirigido al Fiscal de
Materia, presentó querella contra el primero por la presunta comisión de los delitos de instigación
pública a delinquir, apología pública del delito, desordenes o perturbaciones públicas, resistencia a
la autoridad, amenazas y coacción, tipificados y sancionados en los arts. 130, 131, 134, 159, 293 y
294 del CP; autoridad que mediante memorial de 31 de mayo de 2011 dirigido al Juez Segundo de
Instrucción Mixto de Tupiza, imputó formalmente a Valencio Huayta Limachi, por la presunta
comisión de los delitos referidos anteriormente. Ante el hecho descrito, Valencio Huayta Limachi,
por memorial de 16 de junio de 2011, solicitó al cacique originario de la referida Comunidad, pida al
Juez antes señalado, se inhiba de conocer del proceso penal que le fue instaurado y remita los
actuados a su autoridad en su condición de cacique originario de la Comunidad Cerrillos Jatun Ayllu
San Pablo para que tramite el asunto conforme a la jurisdicción indígena originaria campesina, por
haber sucedido los hechos en ocasión de la reunión general de comunarios, el 14 de marzo de 2011.
Ante el pedido, Leoncio Gutiérrez Sánchez, cacique originario de la Comunidad referida, por decreto
de 27 de junio de 2011, admitió la solicitud de inhibitoria planteada y se declaró competente para
conocer y resolver los hechos de referencia, disponiendo a la vez mediante oficio de la misma fecha
que el Juez Segundo de Instrucción Mixto de Tupiza y el Fiscal de Materia, se aparten del
conocimiento del proceso penal señalado.
Con estos antecedentes corresponde señalar que en el problema jurídico planteado se encuentran
involucrados miembros de una comunidad indígena originaria campesina, concretamente la
Comunidad Cerrillos Jatun Ayllu San Pablo, la problemática emerge de hechos producidos en dicha
Comunidad y a raíz de asuntos que les conciernen, en cuyo mérito corresponde recordar lo señalado
en los Fundamentos Jurídico III.4 y III.5 de la presente Sentencia Constitucional Plurinacional, en
mérito de lo cual el reconocimiento constitucional e internacional de la jurisdicción indígena importa
para el Estado, la obligación de garantizar su ejercicio y para los pueblos indígena originario
campesinos un derecho colectivo fundamental traducido en el derecho a la jurisdicción indígena en
sus dos componentes. En su dimensión de derecho colectivo importa la facultad de los pueblos
indígena originario campesinos para aplicar sus propias normas a través de sus autoridades y
procedimientos propios en la solución de sus conflictos y regulación de su vida social, conforme a
sus principios y valores culturales. En su dimensión individual significa el derecho de los y las
indígenas de acceder a los sistemas e instituciones establecidos en su pueblo indígena originario
campesino y en igualdad de condiciones y oportunidades acceder a sus autoridades para la
resolución de sus conflictos, o lo que es lo mismo, acceder a sus órganos de resolución de conflictos
autoridades e institucionalidad, normas y procedimientos.
En este contexto, los ámbitos de vigencia constitucional para el ejercicio de la jurisdicción indígena
se encuentran reunidos en el caso presente. El aspecto personal aludido por la Constitución Política
del Estado, se dio por completo pues tanto la persona que presuntamente cometió el hecho
denunciado, como la persona afectada, son miembros de la Comunidad Cerrillos Jatun Ayllu San
Pablo, pues conforme se tiene en la Conclusión II.2 del presente fallo, se determinó que el hecho se
dio 14 de marzo de 2011, en ocasión de llevarse a cabo una reunión general de comunarios en dicha
Comunidad de Cerrillos, Valencio Huayta Limachi, supuestamente vociferó una serie de ofensas,
contra Saturnino Huayta Condori, autoridad originaria de esa Comunidad, lo acusó de dar
información a los concesionarios mineros sobre un traslado de mineral, le obligo entregar el sello de
autoridad originaria, desconoció a su investidura e instigó a los presentes a castigarle con justicia
comunitaria y a sacarle de la comunidad, hechos que originaron a que formule querella contra
Valencio Huayta Limachi por la presunta comisión de los delitos de instigación pública a delinquir,
apología pública del delito, desordenes o perturbaciones públicas, resistencia a la autoridad,
amenazas y coacción, tipificados y sancionados en los arts. 130, 131, 134, 159, 293 y 294 del CP y se
formule imputación por dichos delitos. Consecuentemente, se tiene que el hecho se dio entre dos
miembros de esa Comunidad, conformándose de esta manera el ámbito personal.
De otro lado, en cuanto a la vigencia material se tiene que los hechos producidos en la Comunidad
Cerrillos Jatun Ayllu San Pablo obedecen a asuntos concernientes a la referida Comunidad,
emergente de una reunión general de comunarios sobre asuntos propios, prueba de ello es que su
cacique originario, declaró su competencia para conocer y resolver los hechos de referencia y
solicitó la inhibitoria del Juez Segundo de Instrucción Mixto de Tupiza, pues en virtud de la libre
determinación de los pueblos indígena originario campesinos (art. 2 de la CPE), cada uno de ellos
tiene su sistema jurídico acorde con su cosmovisión, con su cultura, tradiciones, valores, principios y
normas, en virtud de ello determinan qué hechos o asuntos resuelven, deciden o sancionan,
adquiriendo la competencia para conocer los hechos y asuntos que siempre han conocido y resuelto,
así como para decidir en cuáles deciden intervenir y cuáles derivarlos a otra jurisdicción, con mayor
razón si se trata de relaciones y hechos jurídicos que se realizan o cuyos efectos se producen dentro
de la jurisdicción de un pueblo indígena originario campesino.
Por consiguiente, es deber del Estado Plurinacional de Bolivia, de garantizar a toda persona el acceso
a una justicia acorde con su cosmovisión, su cultura, sus normas y procedimientos propios, de
conformidad con el sistema jurídico propio y al mismo tiempo de impedir cualquier intromisión al
ejercicio de la jurisdicción indígena originario campesina, debiendo en estos casos la jurisdicción
ordinaria abstenerse de realizar cualquier acto que entorpezca su ejercicio.
POR TANTO
La Sala Plena del Tribunal Constitucional Plurinacional; en virtud de la autoridad que le confiere la
Constitución Política del Estado y los arts. 12.11 y 28.I.10 de la Ley del Tribunal Constitucional
Plurinacional, resuelve:
2º Disponer que el Juez Segundo de Instrucción Mixto de Tupiza del señalado departamento,
que tuvo conocimiento del proceso, se inhiba del conocimiento del mismo y remita los antecedentes
a la Comunidad antes referida.
Se hace constar que la Magistrada, Dra. Neldy Virginia Andrade Martínez, es de voto aclaratorio.