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DISEÑADOS PARA

ALUMBRAR
Continuamos esta noche mis
hermanos con la serie: EL DISEÑO DE
DIOS. Como compartimos el martes
pasado, Siempre la gloria de Dios se
derrama donde hay: Orden y Un diseño
de Dios. Debemos subir al monte de la
oración y pedirle a Dios nos revele su
diseño, y honrar su diseño traerá
multiplicación a nuestras vidas.
Esta noche el tema es: DISEÑADOS
PARA ALUMBRAR.
En el capítulo cinco del libro de Mateo,
Jesús estuvo enseñando acerca de
varios temas, pero en un momento, se
dirigió a los que le seguían y les dijo:
Mat 5:14 Vosotros sois la luz del mundo;
una ciudad asentada sobre un monte no se
puede esconder. 15 Ni se enciende una luz
y se pone debajo de un almud, sino sobre
el candelero, y alumbra a todos los que
están en casa. 16 Así alumbre vuestra luz
delante de los hombres, para que vean
vuestras buenas obras, y glorifiquen a
vuestro Padre que están los cielos.
Tú no te puedes esconder, no puedes
ser un cristiano “de la secreta”, no
puedes pasar desapercibido. ¡Si eres
cristiano, has sido llamado a ser luz!
16 Así alumbre vuestra luz delante de los
hombres, para que vean vuestras buenas
obras, y glorifiquen a vuestro Padre que
están los cielos.
La luz que nosotros emitimos tiene que
ver con las buenas obras que hacemos.
Al leer este pasaje de la Biblia, descubrí
que las obras buenas, que son vistas por
los hombres, son las que producen
gloria para el Padre. Yo digo que el
hecho de darle la gloria a Dios es un
determinante, porque si lo que tú haces
es de Dios, es lo que Él quiere, la gente
termina glorificando al Padre. ¡No
podemos confundir las buenas obras de
Dios con las que nosotros hacemos por
nuestra cuenta!
Así que primero:
I. NUESTRAS OBRAS EMITEN LUZ
La idea en todo esto es que no
podemos pasar desapercibidos ya que
una ciudad que está sobre un monte no
se puede esconder, sino que todos la
ven y lo mismo sucede con un cristiano.
El creyente está diseñado por Dios para
alumbrar y todos los que ven sus obras
glorifican al Padre. ¡Nuestras obras
emiten luz!
La idea de Jesús es que nosotros como
su cuerpo, hemos sido llamados por
Dios para mostrar su gloria, hemos sido
apartados por Él para mostrar las
bondades del reino de los cielos. Dios
nos ha comprado, por lo que nuestra
vida ya no nos pertenece. ¡Tu vida ya no
te pertenece! ¡Tu tiempo ya no te
pertenece porque ahora es el tiempo de
Dios! ¡Tú has sido comprado para un
reino! ¡Tienes que andar con el rostro
radiante! Si viene a ti la tristeza y la
angustia, tiene que durar poco tiempo,
porque tu rostro tiene que alumbrar. ¡En
tu cara se debe reflejar la gloria de Dios!
Hay creyentes que pasan
desapercibidos en sus trabajos, en una
de esas, alguien se entera que es
cristiano, pero él o ella están haciendo lo
imposible para que no se note porque
temen que sus compañeros se burlen y
no quieren perder a sus amigos. ¡Esos
no alumbran! ¡Van escondiendo la luz
debajo del almud! ¡Pero Dios te ha
llamado del reino de las tinieblas a su luz
admirable para que todos vean su gloria
en tu vida!
Yo digo que vivimos en una civilización
hermosa, pero se está volviendo fea
porque estamos destruyendo los valores
del evangelio. Las cosas que hemos
aprendido de las escrituras, las que
tienen que ver con el reino de Dios,
como el amor al prójimo, el respeto a
nuestros semejantes o amar a nuestros
enemigos, hacen brillar nuestras
ciudades. Nuestras obras emiten luz,
segundo
II. LA LUZ DESVANECE LAS
TINIEBLAS
Jesús, en una oportunidad, antes de
sanar a un ciego de nacimiento, declaró:
Juan 9:5 “Entre tanto que estoy en el
mundo, luz soy del mundo”
En una de las explosiones que tuvo
lugar en Siria un niño resultó con
quemaduras graves en sus ojos; cuando
salió de su estado crítico le preguntó a la
mamá por qué estaba todo oscuro. La
mujer se sentía impotente ante la
situación. ¡La oscuridad es terrible!
¡Cuando no sabemos si somos hombres
o mujeres, es terrible! ¡Cuando no
sabemos qué es un matrimonio!
¡Cuando estamos redefiniendo todos los
valores importantes que hicieron fuertes
a la sociedad! ¡Cuando a la familia no le
queremos llamar familia sino unidad
social!
¿Cómo se conforma hoy en día una
unidad social? ¡De cualquier manera!
¡Da lo mismo! Dos hombres y una mujer,
tres mujeres y un hombre, etc.
¡Imagínatelo como quieras! El concepto
de familia, hoy es, un grupo de personas
que viven bajo un mismo techo. ¡Se está
destruyendo el verdadero concepto de
familia! ¡Se desvanece la definición de
sexo! ¡Se inventan cosas nuevas para
destruir lo que Dios ha enseñado!
Dios necesita que nosotros, los
cristianos, alumbremos, porque la luz
disipa las tinieblas. ¡Las tinieblas no
tienen potestad sobre la luz! Se define
tinieblas como la ausencia de luz, pero
si hay luz, se desvanecen las tinieblas.
¡Con que solamente brille la luz de Jesús,
las tinieblas son reprendidas!
Cuando Jesús sanó al paralítico, éste
se afirmó y se fue glorificando a Dios.
Cuando Jesús hacía milagros como
estos, cuando hacía las buenas obras
del Padre, lo normal era que la gente
glorificara a Dios. ¡Y lo normal sería que
las obras que hace el cristiano lleven a
la gente a glorificar a Dios! Si lo que tú
haces no glorifica a Dios entonces no es
una buena obra y no sirve.
Yo pregunto: ¿Dónde está la diferencia
entre un cristiano y un incrédulo? ¡El
cristiano es luz y el otro es tinieblas! ¡Se
tiene que ver la diferencia! ¡Algo tiene
que hacer Dios en ti hoy! ¡Dios quiere
hacer algo nuevo hoy en tu vida! ¡Él
quiere encender el fuego dentro de ti!
¡Dios quiere llenarte de pasión, de gloria
y de gracia, de tal manera que nada
podrá detenerte y todo el mundo sabrá y
verá que eres un hijo de Dios!
Antes de morir, Jesús oró: Juan 17:22
“La gloria que me diste, yo les he dado,
para que sean uno, así como nosotros
somos uno”
¡Tú no tienes menos gloria que Cristo!
¡La gloria que Dios el Padre le dio a
Cristo, es la misma que te ha dado a ti!
Si no se ve es porque la luz está
escondida debajo del almud; si pasas
desapercibido es porque la luz de Cristo
está escondida dentro de ti pero tiene
que salir afuera. ¡La gloria de Dios tiene
que ser vista en tu vida! ¿De qué le sirve
a Dios un cristiano que pasa
desapercibido por el mundo?
Las buenas obras no son aquellas
cosas que hacemos que nos parecen
que son buenas; son solamente las que
tienen origen en el corazón de Dios. Tú
puedes darle de comer a los
hambrientos y no estar haciendo una
buena obra. Puedes dar tu cuerpo para
ser quemado y no estar haciendo una
buena obra. Puedes hacer muchas
buenas cosas, pero no precisamente
estar haciendo una buena obra; porque
una buena obra provoca que la gente
glorifique al Padre.
Señala la canción de Marcos Witt: “No
la puedes esconder, no te puedes callar,
ante tal necesidad, enciende una luz en
la oscuridad”.
Viene a mi memoria una mujer que se
levantó en medio de la congregación, y
agradeció a Dios por recibir el perdón de
sus pecados, agradeció por haber
llegado a la iglesia. ¡Daba gloria a Dios
porque sus pecados habían sido
perdonados, porque había nacido la
esperanza en su corazón y lo contaba
con una alegría tremenda! Y cuando iba
culminando su discurso dijo: “Lo único
que lamento es que mi amiga que
trabajó tantos años conmigo, nunca me
dijo que era cristiana”.

Jesús dijo: Juan 9:5 “Entre tanto que


estoy en el mundo, luz soy del mundo”
También declaró: “Vosotros sois la luz del
mundo…” y agregó: Mateo 5:16 “Así
alumbre vuestra luz delante de los hombres,
para que vean vuestras buenas obras, y
glorifiquen a vuestro Padre que está en los
cielos”.
El apóstol Pedro junto con el apóstol
Juan, fueron al templo y se encontraron
en la puerta, un hombre cojo de
nacimiento; el hombre esperaba que se
hiciera con él una buena obra, allí
esperaba que la gente le diera una
limosna, así que a cada persona que
entraba, el cojo le estiraba la mano.
Cuando los vio a Pedro y a Juan, les
extendió la mano, esperando que le
dieran algo. Pedro le dijo: Hechos 3:6
No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te
doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret,
levántate y anda”. Señala también la
palabra de Dios: “7 Y tomándole por la
mano derecha le levantó; y al momento se
le afirmaron los pies y tobillos; 8 y
saltando, se puso en pie y anduvo; y entró
con ellos en el templo, andando, y saltando,
y alabando a Dios”.
¿Es una buena obra dar una limosna?
Si Dios te manda a dar una limosna,
entonces es una buena obra, y quien la
reciba terminará dándole la gloria a Dios.
Ahora, si el Señor no quiere que tú des
limosnas pero quiere que levantes al
cojo, la obra que la gente quiere ver es
como tú levantas al cojo.
Sea cual sea la obra que tú hagas, la
señal que va a marcar el hecho de que
realmente es una obra de Dios, es que
la gente le dará la gloria al Señor. ¡No
todos querrán hacerlo! Pero siempre
habrá alguien que le dará la gloria a Dios
por lo que tú haces.
Jesús sanó a diez leprosos y les dio la
orden de que se mostraran delante del
sacerdote. Salieron leprosos y en el
camino se sanaron; nueve de ellos se
fueron muy contentos a presentarse
delante del sacerdote, pero uno, que era
samaritano decidió volver a donde
estaba Jesús y se postró a sus pies
agradeciéndole por haberlo sanado.
Jesús preguntó: “¿No son diez los que
fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde
están? ¿No hubo quien volviese y diese
gloria a Dios sino este extranjero?” ¡Las
obras de Dios son para que la gente
glorifique a Dios!
Quizás tú haces muchas cosas para
que la gente perciba lo bueno que eres;
en tu trabajo te respetan porque eres
bueno, todos saben que eres cristiano y
hablan muy bien de ti. ¡Estás frito si
hablan bien de ti! No estamos para
mostrarnos a nosotros sino para mostrar
a Jesús. No estamos para sentirnos
orgullosos de un empleado cristiano, del
que todos dan buena referencia pero
nadie le da la gloria a Dios.
La diferencia entre la obra buena y la
mala es que la obra buena hace que la
gente glorifique a Dios. Si tú no estás
acostumbrado a producir ese tipo de
obras, necesitas hoy, pedirle perdón a
Dios.
Ya estamos cansados de esos que
dicen: “Soy un buen esposo, trabajo
mucho para mi familia”. Yo debo decirte
que hay muchos pecadores y ateos que
también hacen eso. Tú tienes que hacer
que las personas den gloria a Dios por la
calidad de padre que eres, de esposo o
esposa que eres; y eso proviene de Dios,
no es una obra tuya sino de Dios.
Si tú reconoces que las obras que
haces son el fruto de tu esfuerzo, pídele
perdón a Dios en esta hora. No
queremos ver más, buenas obras que
son el fruto de tu carne, queremos ver
las obras del Espíritu. ¡Dios no quiere
obras de la carne! ¡Dios no quiere carne
consagrada! ¡Él quiere las obras del
Espíritu Santo! Si tú reconoces que
algún cambio fuerte tiene que suceder
en tu vida a partir de hoy, pídele perdón
a Dios y dile que se glorifique en tu vida.
¡FUIMOS DISEÑADOS PARA
ALUMBRAR!

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