Sindrome de Salomon
Sindrome de Salomon
El síndrome de Salomón
el niño partido en dos
2ª edición
Desclée De Brouwer
Índice
Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
Capítulo 1 • El principio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
Crisis de pareja . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
La separación emocional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
La separación física . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
Llega el momento de hablar con nuestros hijos . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18
¿Se lo contamos a los niños? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18
¿Qué ocurre cuando...? Diferentes Situaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20
Casos especiales. ¿Qué hacer? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
Padre abandónico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
Padres maltratadores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22
¿Les contamos todo? ¿Cuándo es el mejor momento? . . . . . . . . . . . . 23
Las reacciones de los niños y el modo de explicárselo
varía en función de la edad del niño . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27
Respuestas emocionales de los niños y adolescentes . . . . . . . . . . . . . 27
Anexo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
10
índice
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99
Agradecimientos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 101
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Prólogo
TRECE 13
El síndrome de Salomón maría barbero y maría bilbao
den en base a éstos facilitar todo este proceso y ayudar a reflexionar tanto sobre
ellos mismos como sobre la situación.
Lo hermoso además de este libro, es que hay toda una parte dedicado propia-
mente a los niños, con palabras para ellos, con ejercicios prácticos y puntos de
reflexión que les ayudarán posiblemente a tener sus propios puntos de vista y a
tener confianza en sí mismos para poder hablar del tema con sus propios padres
y adultos de su entorno.
El Síndrome de Salomón, como término es acuñado en un trabajo de equipo,
donde todos estuvimos hilando frases, emociones y conceptos, para poder definir,
de un modo gráfico y al mismo tiempo emocional, las características que contie-
nen todo este momento en el mundo del niño y de los padres que se separan.
Al mismo tiempo, el modelo tan sanador de María Barbero y María Bilbao, de
poder trabajar juntas, siendo cada una diferente a la otra, sus modos de comu-
nicarse entre ellas, de pasar horas y horas de creación de ideas, de revisión de
historias, de tratar de unir pareceres y conceptos, sus modos de trasmitir ese amor
por los niños y sus padres, su respeto y delicadeza ante las situaciones de estas
familias en proceso de ruptura, creo que son el más bello ejemplo de cómo este
síndrome puede ser resuelto, es decir, sin imposiciones, sin querer dominar uno
sobre el otro, con la paciencia infinita de volver a explicar lo que el otro no entien-
de, el deseo de abrir la mente y el corazón para dejar que entren las razones y las
emociones del otro, y como fin, lograr este tejido y tramado de ideas, de ejercicios,
de historias, de postura ante los problemas, de sonreír y de volver a reír, porque
hay una base de confianza, de deseo de que lo que se intenta hacer juntos no se
pierda y más bien se construya y reconstruya, que en este caso es este libro y sus
aportaciones teóricas y prácticas y en el caso de los padres, un nuevo modelo de
cómo afrontar y reconstruir la familia. Muchas gracias por todo esto.
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El principio
1
Crisis de pareja
La separación emocional
Empiezan los problemas entre nosotros, me doy cuenta de que no
somos felices. Nuestro modo de acercarnos es discutiendo o con con-
tinuos reproches sobre lo que no nos gusta. Ya no espero nada de ti,
simplemente me dedico a resignarme y hacer mi vida sin contar contigo.
Vivimos bajo el mismo techo pero nos une muy poco, creo que es el
momento de elegir entre seguir juntos y no ser felices o vivir separados.
Es difícil, no sé qué hacer, me siento confundida y con muchas dudas.
Ahora sólo tengo un hogar sin amor, triste... Mis pensamientos son
siempre los mismos, lo que me pone nerviosa de ti, lo desgraciada que
me siento y pienso poco en mis hijos, es como si mi cabeza sólo pudiera
pensar en esto. Le doy vueltas a todo, me asusta el quedarme sola, me
asusta la reacción de los niños... También podría resignarme a vivir así
por los niños, para que no sufrieran. Tú me dices que lo intentemos, pero
ya es tarde, me siento muy lejos, algo internamente se ha roto hace ya
tiempo. Me siento culpable por no querer intentarlo, pero ya me siento
separada sólo me queda el vivir cada uno en un sitio y ¡decírselo a los
niños! [Estas son las reflexiones de una paciente unos meses antes de
separarse físicamente].
Estas vivencias de esta mujer forman parte de lo sentido durante el proceso
emocional de pérdida.
QUINCE 15
El síndrome de Salomón maría barbero y maría bilbao
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