Platón 22-23
Platón 22-23
1. Biografía y obra
Platón, su verdadero nombre era Aristocles, nació en Atenas en el 427 a. C. Tanto
por formación como por familia, su madre descendía de Solón, estaba destinado
para la vida política. Su padre murió siendo Platón aún niño y su madre se casó en
segundas nupcias con un amigo y colaborador de Pericles. Sus primeros veinte años
se desarrollaron como cabía esperar de un joven aristócrata: preparación gimnástica,
música, poesía y política.
Su nacimiento coincidió con la muerte de Pericles, por lo que le tocó asistir, siendo
joven, a la decadencia de la democracia ateniense en manos de los demagogos. Tras
la victoria en el año 404 a. C. Esparta impuso en Atenas el régimen oligárquico de los
Treinta Tiranos, en el que participaron Cármides y Critias, parientes de Platón. Este
gobierno llevó a cabo políticas sectarias e injustas, como enviar al exilio a 5000
demócratas. En el año 401 a. C. se reinstauró la democracia y en el 399 a. C. Sócrates
fue acusado y condenado a muerte por impiedad y pervertir a la juventud. Platón
hizo responsable a la democracia y a los sofistas de la muerte de Sócrates y de la
derrota de Atenas en las guerras del Peloponeso. La democracia resultó un gobierno
de las clases populares no preparadas (sorteo) que eran víctimas de los deseos y
ambiciones irracionales de los demagogos (los sofistas).
Después de la muerte de Sócrates, Platón abandonó la idea de dedicarse a la política
activa y se trasladó a Megara junto con algunos socráticos. Hacia los cuarenta años
viajó a Italia con el deseo de conocer las comunidades pitagóricas, se dice que antes
visitó Egipto y la Cirenaica, donde pudo conocer al matemático Teodoro. Durante el
viaje fue invitado a Siracusa por el tirano Dionisio I. Platón intentó inculcar en el
tirano el ideal del filósofo rey que había plasmado en el Gorgias. Según algunas
fuentes, Dionisio acabó vendiéndolo como esclavo a un embajador espartano en
Egina, pero un ateniense que se encontraba allí lo rescató. Durante su primera
estancia en Sicilia entabló una fuerte amistad con Dión, cuñado de Dionisio I.
A su regreso a Atenas fundó la Academia en un gimnasio situado en un parque
dedicado al héroe Academo. La Academia reclutó muy pronto a un gran número de
hombres ilustres y de jóvenes destinados a las tareas de gobierno. En La República
se recoge el plan de estudios, que comienza con el estudio de las matemáticas (no
entre aquí quien no sepa geometría, lema a las puertas de la Academia) y continúa
con la preparación filosófica a través de la dialéctica. El objetivo de su filosofía era
constituir un régimen donde Sócrates, el más justo de los hombres, no tuviera que
morir.
En el año 367 a. C. realizó un segundo viaje a Sicilia, donde reinaba Dionisio II, quien
en opinión de Dión podía favorecer más que su padre los propósitos de Platón:
educar a un gobernante para que fuera filósofo. Dionisio II obligó a Dión a exilarse y
retuvo como prisionero a Platón. De regreso a Atenas se dedicó a la filosofía en la
Academia durante cuatro años. En el año 361 a. C. volvió por tercera vez a Sicilia,
convencido por el tirano para que acudiera a completar su formación filosófica.
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Arquitas de Tarento lo rescató cuando su vida corría peligro. En el año 360 a. C.
regresó a Atenas, donde permaneció dirigiendo la Academia hasta su muerte en el
347 a. C.
La mayor parte de su obra está escrita en forma de diálogo. Para clasificar los
diálogos se ha partido de considerar los de temática fielmente socrática como
primeros, y las Leyes como último. Teniendo en cuenta criterios de estilo, la mayoría
de los estudiosos admite la siguiente clasificación:
- Diálogos de juventud o socráticos en los que Sócrates es el personaje
principal. En ellos se busca la definición de diferentes conceptos éticos o
estéticos a través del proceso inductivo, con el objetivo de hacerse sabios o
justos, pero no se llega a una conclusión clara. No aparece ninguna mención a
la teoría de las Ideas, núcleo central de la filosofía de Platón. Ente los diálogos
podemos señalar: Apología de Sócrates, Critón, Laques o del valor, Cármides o
de la templanza, Eutifrón o de la piedad y Protágoras o la enseñanza de la
virtud.
- Diálogos de transición en los que se aprecia la influencia de doctrina órficas y
pitagóricas. Platón recurre al mito como ayuda para expresar su pensamiento.
Podemos destacar los siguientes diálogos: Gorgias o la retórica y la justicia
(crítica a la democracia), Menón o la posibilidad de enseñar la virtud y Crátilo.
- Diálogos de madurez en los que Sócrates sigue ocupando el papel central,
pero expone temas de origen pitagórico, como la inmortalidad del alma, o
claramente platónicos, como la teoría de la reminiscencia o la teoría de las
Ideas. Entre los más importantes destacan: Banquete, el Fedón, La República y
el Fedro (siguiendo el consejo socrático se atrevió a pensar por sí mismo).
- Diálogos críticos o de vejez: Sócrates ya no es el protagonista de estos
diálogos. En ellos Platón se enfrenta a las dificultades de la teoría de las Ideas.
Las obras más destacadas son: Parménides, Teeteto, Sofista, Político, Filebo,
Timeo, Critias y las Leyes.
Aceptó de los atomistas (no cinta nunca a Demócrito, a pesar de que el Timeo es un
diálogo en el que desarrolla su oposición al atomismo) la existencia de una materia
eterna y caótica, pero entendió que el orden que se observa en el universo no puede
ser producto del movimiento azaroso de los átomos en el vacío, sino que tienen que
ser producto de una inteligencia ordenadora trascendente. Su rechazo al
mecanicismo determinista de los atomistas es radical.
Heredó del pitagorismo, que conoció a través de los tebanos Cebes y Simias, la
pasión por las matemáticas y la convicción de que el número representa la
estructura de la realidad. También heredó, vinculada a la religión órfica, la creencia
en la reencarnación y en la inmortalidad del alma, así como la concepción del cuerpo
como cárcel del alma y de la filosofía como purificación.
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Aristóteles afirmó en la Metafísica que Platón separó las Ideas de las cosas, pues
para Platón existen dos mundos totalmente diferentes separados por un abismo: el
mundo inteligible, o de las Ideas, y el mundo sensible.
En la analogía del sol, Platón afirmó que solo se pueden conocer las virtudes a la luz
de algo más grande que ellas: la Idea de Bien o Primer Principio. Equiparó los
particulares y lo que se ve y las Ideas y lo que se conoce. Así como el ojo ve con
mayor claridad su objeto cuando está bañado por la luz del sol, también el
entendimiento capta su objeto a la luz de la Idea de Bien. La Idea de Bien
proporciona verdad a los objetos y la facultad de conocer al entendimiento, por lo
tanto, es el principio explicativo del mundo, fuente de su cognoscibilidad: principio
epistemológico. El sol también proporciona generación, crecimiento y alimentación a
la realidad sensible, de la misma forma, por la Idea de Bien les viene el ser y la
esencia a los objetos del entendimiento: principio ontológico.
La misma función del Bien es origen del ser de las Ideas y fuente de conocimiento.
Podemos explicar las Ideas relacionándolas con el Bien porque éste es su
fundamento. Las Ideas existen en virtud de su relación con la Idea de Bien y pueden
ser conocidas gracias a esa relación. Podemos definir la sabiduría como
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conocimiento del Bien, y las demás virtudes como la búsqueda del Bien a pesar de
las tentaciones del miedo, la indulgencia o la codicia. Es decir, el conocimiento de
cualquier Idea implica establecer la relación de dependencia de esa Idea con
respecto al Primer Principio. Por otro lado, las Ideas, que representan la excelencia o
modelo de la realidad sensible, pueden entenderse como especies de la Idea
genérica de excelencia, de la Idea de Bien. Por lo tanto, se puede afirmar que las
Ideas tienen ser en cuanto están determinadas, en cuanto participan de la Idea de
Bien, que es el principio de determinación.
Después del nivel más alto ocupado por la Idea de Bien, se sitúan las Ideas éticas y
estéticas, las Ideas lógicas y matemáticas y las Ideas de las sustancias naturales.
Cuanto más alto partamos en la jerarquía, más fácil nos será relacionar la Idea con el
primer principio, con la Idea de Bien.
En la etapa crítica el conocimiento de las relaciones entre las Ideas constituirá el
verdadero conocimiento.
Las Ideas no son creación nuestra, las descubrimos en nosotros de modo objetivo y
de manera absoluta. Los sentidos solo nos dan conocimientos imperfectos, pero la
mente, adentrándose en su interior, encuentra por sí misma, como si fuesen
recuerdos, los correspondientes conocimientos perfectos (relación con el
conocimiento a priori). En los diálogos de madurez Platón rechaza la realidad del
mundo sensible y desconfía de los sentidos como fuente de conocimiento, estos son
más bien un obstáculo que impide alcanzar el verdadero conocimiento (la filosofía es
entendida como purificación)
En el Fedro, Platón diferenció dos mundos, el de la divinidad y el del alma
encarnada. Defendió que solamente unos pocos y con dificultad (los filósofos)
podrán alcanzar las Ideas que su alma haya captado en la otra vida. Las cosas
sensibles ya no son vistas como reflejo de las Ideas, apenas queda rastro de las Ideas
en ellas. Para poder alcanzar las Ideas se necesita el impulso erótico, anamnesis y
eros se presentan como un puente entre los mundos.
La teoría de la anamnesis implica la existencia de una realidad independiente de la
realidad sensible y de la mente que piensa: las ideas trascendentes y subsistentes. La
existencia de esa realidad es indispensable para que pueda hablarse de
conocimiento.
b) Cada una de las divisiones anteriores está, a su vez, dividida en otros dos
segmentos (siguiendo la misma proporción. Del criterio se deduce la igualdad del
segundo y tercer segmento, en la que quizá no reparó Platón).
b.1.) El segmento de la doxa y de la realidad sensible está dividido en (el texto se
centra en las diferencias ontológicas, es decir, en la diferencia entre los objetos de la
opinión):
- La imaginación o eikasía, no se le puede llamar saber, es confusa y no ofrece
ninguna claridad ni seguridad. El objeto de la imaginación son las sombras y reflejos
de las cosas sensibles (copia de las cosas sensibles, por lo tanto, copia de una copia).
Es la aprehensión menos clara y sus objetos son los menos reales (estado en el que
se encuentran la mayoría de los hombres).
- La creencia o pistis, representa el saber propio de los filósofos de la naturaleza
(física), posee alguna claridad y seguridad. El objeto de la creencia son las cosas
sensibles, más consistentes que sus sombras, pero copias de las Ideas. Platón incluye
aquí a la física y a todas las artes productivas.
b.2.) El segmento de la episteme y del mundo de las Ideas está dividido en (el texto
se centra en el modo de conocimiento, es decir, en un criterio epistemológico, para
diferenciar los dos tipos de ciencia):
- La dianoia o pensamiento discursivo, a la que pertenecen la aritmética y la
geometría (y otras disciplinas afines). Poseen la claridad y seguridad de la ciencia y
tienen por objeto las realidades matemáticas.
Si consultamos las definiciones de algunos de los conceptos fundamentales de las
matemáticas, nos podríamos preguntar si es posible representarse visualmente una recta,
una sucesión infinita de puntos, o un punto, un lugar en el espacio carente de extensión y
dimensiones. Las matemáticas se ocupan de objetos abstractos que solo son accesibles al
entendimiento. Las representaciones de esos objetos, mentales o sensibles, son siempre
imperfectas. Para Platón los objetos de las matemáticas existen con independencia del
mundo sensible y del pensamiento, son realidades inmateriales a las que solo se puede
acceder con la inteligencia. El matemático no inventa puntos, líneas paralelas o triángulos,
sino que los descubre.
Los objetos de las matemáticas son ontológicamente inferiores a las Ideas (los
círculos matemáticos copian la Idea de Circularidad, así como el número 2 copia
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la Idea de Dualidad). Por lo tanto, son inteligibles inferiores (noetá inferiores).
Según Aristóteles, Platón diferenciaba la Ideas, que son únicas, de los objetos
matemáticos que admiten la pluralidad (tiene sentido decir que un círculo corte a
otro círculo, pero no lo tiene afirmar que la circularidad corte a la circularidad).
Sin embargo, la diferencia principal, es la diferencia en la que se centra el texto
de la línea dividida, se refiere a la diferente manera de conocer e investigar, es
decir, una diferencia epistemológica.
Hay que tener en cuenta que la distinción que se hace entre conjetura y creencia en
el pasaje de la línea se centra en las diferencias entre los objetos, es decir, en una
diferencia ontológica (realidad sensible y copias, reflejos). Sin embargo, la diferencia
entre dianoia y noesis se centra en criterios epistemológicos. De hecho, se afirma
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que cuando los objetos de la dianoia se relacionan con un primer principio se
convierten en objeto de la noesis (esto ha llevado a algunos interpretes a no
diferenciar entre los objetos de la dinoia y los de la noesis).
En la República ya se afirmaba que si el conocimiento de las Ideas no se relaciona
con el Primer Principio (la Idea de Bien), entonces es un conocimiento insuficiente,
puesto que se carece de la visión de conjunto, que Platón denomina visión sinóptica.
El procedimiento para alcanzar el Primer Principio es tentativo, se trata de avanzar a
partir de los supuestos hasta alcanzar una verdad evidente, que se aprehende de
forma directa e inmediata y no se deduce de ninguna otra. Seguidamente entra en
juego el procedimiento discursivo deductivo, que deduce a partir del Primer
Principio el resto de las Ideas. La existencia de un Primer Principio único, a partir del
cual se pueda derivar todo el conocimiento, es un ideal estimulante que empuja a la
unificación de la ciencia, pero implica una concepción del conocimiento
reduccionista que pretende explicar la complejidad del cosmos como si fuese un
sistema deductivo.
En los diálogos de la etapa crítica de vejez renunció al supuesto ideal reduccionista.
Entendió la dialéctica como un procedimiento de contraposición de tesis opuestas,
cuyo objetivo es definir correctamente las ideas, comprobando si las hipótesis se
derivan de otros principios aceptados, si entran en contradicción con ellos o si no
son contradictorios ni consecuencia de los principios aceptados.
En la dialéctica coexisten dos procedimientos: la reunión y la división. El proceso de
reunión va de unas Ideas a otras más altas que las unifican como género común,
mientras que el proceso de división va de las Ideas altas en la jerarquía, los géneros
comunes, hasta las diferentes especies de Ideas. El procedimiento descendente no
es meramente repetitivo, puesto que, cuando sigue la verdadera naturaleza de las
Ideas, entonces permite descubrir su orden de dependencia. En el Sofista estudió las
relaciones de compatibilidad, incompatibilidad e implicación entre las Ideas
superiores: ser, reposo, movimiento, identidad y diferencia.
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El amor platónico como vía alegórica hacia lo absoluto
En el Banquete utilizó el mito para expresar su doctrina sobre el Eros. Nos presenta
la diferencia entre los dos mundos bajo la oposición amor terrenal-amor ideal o
divino. El amor es una fuerza mediadora entre lo sensible y lo suprasensible, una
fuerza que eleva, a través de los diversos grados de belleza, hasta la Belleza en sí. Por
lo tanto, es un medio de conocimiento.
Platón lo considera algo intermedio entre los hombres y los dioses: es filósofo. El
verdadero amante sabe recorrer el camino que conduce a alcanzar la visión
suprema, la visión de lo absolutamente bello. El amor es un motor de superación y
de trascendencia, es fecundo en lo biológico con la procreación, y en lo intelectual
con la creación. El amor se sirve de las cosas mundanas como de un trampolín para
ir ascendiendo: de la belleza corporal a la belleza moral, al amor por el
conocimiento, y, finalmente, al amor por la Belleza en sí.
En el Fedro conectó la doctrina del amor con la doctrina de la anamnesis. El alma
había contemplado lo supraceleste y las ideas en su vida originaria, al perder las alas
y precipitarse en un cuerpo, lo olvidó todo. Aunque sea con esfuerzo el alma
recuerda aquellas cosas que antes había visto. La idea de belleza es
extraordinariamente evidente y amable, se trasluce en lo bello sensible y esto es
algo que enardece al alma, que se ve presa del deseo de echarse a volar para
regresar al sitio de donde había descendido. Este deseo constituye el eros, que
mediante el anhelo de lo suprasensible hace que reaparezcan en el alma sus
antiguas alas y pueda elevarse.
Además del impulso que nos lleva hacia la Belleza necesitamos que esté en nosotros
aquello a lo que se dirige el impulso (anamnesis). Si amamos la belleza y la bondad
es porque constituyen nuestra mejor naturaleza, aquello que hay de eterno dentro
de nosotros.
Formas de gobierno
En la República realizó una reflexión sistemática sobre las formas de gobierno.
Consideró que las formas de gobierno se corresponden con el nivel moral de las
conciencias de los ciudadanos. A cada forma de gobierno le corresponde un tipo de
alma. La degeneración (injusticia) implica no aceptar la función que corresponde por
naturaleza: sublevarse contra el orden natural y contra el gobierno de la razón.
- La forma ideal de gobierno es una aristocracia o monarquía de filósofos que se
corresponde con el alma racional. Es un gobierno justo que se preocupa por el
bien de la ciudad. Sin embargo, en toda realidad material hay desorden e
imperfección, lo que conduce a la degeneración del gobierno y hace imposible
la permanecia de un gobierno justo y sabio.
- La timocracia es el gobierno de los guerreros, basado en el honor como valor
supremo. Se corresponde con el alma irascible. Los guerreros quieren
satisfacer sus deseos de honor, fama y poder.
- La oligarquía es la forma de gobierno basada en las riquezas, se corresponde
con el alma concupiscible.
La democracia es una forma de gobierno basada en la libertad llevada al extremo,
Platón la identifica con la ausencia de gobierno, con la anarquía: el caldo de cultivo
para que surja la tiranía.
La tiranía es la forma de gobierno basada en la violencia derivada de la licencia en
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que se ha convertido la libertad. Es la máxima degeneración de las formas de
gobierno y la que más desgracias ocasiona.
Los escritos de la última época se corresponden con el tiempo de los dos
últimos viajes a Sicilia para lograr su objetivo político de que gobernase el filósofo
rey. Quizá los fracasos le llevaron a tomar una postura crítica con respecto a su
modelo ideal de organización política. Siguió defendiendo la idea del gobierno del
sabio como ideal pero lo expresó con frecuencia en relatos míticos. Aparece una
pérdida de confianza en la parte racional para dirigir la vida humana, es un
reconocimiento del poderío de las partes irracionales. Desconfía de las posibilidades
de que el hombre encarne al filósofo gobernante de la República. Se volvió más
realista y pesimista.
Si no era posible el gobierno de los filósofos, consideró como un mal menor el
gobierno de las leyes, aunque éstas debían tomar como modelo el gobierno de
aquéllas. Estableció dos clasificaciones, dependiendo de si hay o no cumplimiento de
la ley:
Monarquía conforme a la ley/aristocracia conforme a la ley /democracia conforme
a la ley.
Gobierno de muchos sin ley (democracia)/gobierno de pocos sin ley/ gobierno de
un sin ley.
Si no hay disciplina ni ley, el gobierno menos malo es la democracia, pues es un
gobierno débil incapaz de nada grande. En Las Leyes entró en minuciosos detalles
con la pretensión de eliminar las causas de conflicto, lograr una comunidad estable y
dar prioridad del bien común. Estableció medidas legislativas de control, medidas
coercitivas y de castigo para hacer cumplir la ley. Afirmó que en la constitución hay
dos madres, la monarquía y la democracia, que representan la unión de libertad y
sabiduría. La educación se extiende a todos los ciudadanos pues todos participan en
las tareas políticas en diferentes niveles. Pero siguió manteniendo que ninguna ley
es más fuerte que el gobierno del entendimiento.
Critica a la democracia
Platón consideraba que los sofistas y los demagogos eran la fauna de la
democracia. Para él las prácticas del sorteo y de la decisión por todos en la asamblea
eran irracionales y conducían al gobierno de los ignorantes. También criticó la paga a
los ciudadanos que participaban en las magistraturas, pensaba que los volvía
perezosos y cobardes (la democracia ateniense nunca fue totalmente igualitaria, los
cargos de responsabilidad máxima no se sorteaban). Platón consideró que la política
es episteme, ciencia, y debe buscar el bien y no la satisfacción de los deseos de las
partes no racionales del hombre (placer, honores) y el igualitarismo democrático no
diferenciaba entre los que saben y los que no saben, conduciendo al gobierno de los
ignorantes y la irracionalidad, impidiendo el desarrollo de la justicia y de una vida
feliz.
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