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NO ME TOQUEN ESE VALS, DEL GRUPO CULTURAL YUYACHKANI

La obra No me toquen ese vals del Grupo Cultural Yuyachkani es una clara representación de la vida
humana en el postmodernismo.

Se trata de la desestabilización de conceptos como vida, muerte, arte, pobreza, amor y otros. Los
significados de estos son de naturaleza inestable pues adquiere distintos matices y tonalidades en la
obra. Amanda y Abelardo, personajes de la obra, por ejemplo, pueden ser artistas que regresan de la
muerte, estado abstracto o destino del hombre que se presenta desde la ambigüedad de su significado.
El concepto de muerte se contrapone y a la vez se armoniza con la idea de gloria, pues estos artistas
rememoran sus tiempos de gloria en un espacio de oscuridad y nostalgia.

El desequilibrio del significado cobra gran relevancia en la obra. Si bien, un significante conduce
aparentemente a un determinado significado textual, este a la vez despliega otra gama de significantes y
significados que conducen por senderos infinitos del sentido. Así se demuestra la incapacidad del
significado como punto de llegada en la obra teatral.

El postmodernismo, con sus múltiple y a veces contradictorias facetas, que se puede captar en la
inmediatez de un acto teatral irrepetible, así como en la inmersión de un espectáculo del que se
desprende toda una red de significaciones simbólicas, necesita del cambio de los discursos y de los
paradigmas para su expresión del debate sobre la contemporaneidad. (Rizk, 2007: 221)

En esta red de significaciones simbólicas a la que se refiere Rizk se ubica la obra No me toquen ese valse.
Un concepto que se pone en relieve es el del “escepticismo”. El hombre moderno es el escéptico que
pone en tela de juicio todos los discursos y conceptos, inclusive duda de las palabras. De esta manera
Amanda expresa, a través de los versos de Alberti, su incredulidad frente a la vida y el mundo.

AMANDA: Las palabras entonces no sirven, son palabras.

Manifiestos escritos, comentarios, discursos, humaredas perdidas, neblinas estampadas,...

Siento esta noche heridas de muerte las palabras. (Ralli R., Vargas J. y Rubio M., 1997: 192) Los
manifiestos de Dérrida aportan un aspecto importante para entender la operación crítica a través de la
cual es posible socavar las oposiciones binarias presentes en corrientes anteriores como el
estructuralismo. Toma como base un principio primario y demuestra que los significados de las
oposiciones quedan implícitos mutuamente, lo que constituye un golpe fuerte a la influencia de las
ideologías en la sociedad. La ideología, afirman los posestructuralistas, se ha sostenido sobre la base de
las oposiciones binarias que han privilegiado un principio “convenientemente” determinante en el
comportamiento humano, por ejemplo: bien, mal, vida, muerte.

Beatriz Rizk dice que el teórico de la deconstrucción, Jacques Dérrida se encargó de “colonizar a la
filosofía” al tratarla como categoría de género narrativo cuyas supuestas verdades cuestiona. (Cfr: Rizk,
2007: 27)

Un concepto filosófico jamás tiene valor de átomo o funciona de forma independiente, siempre está
“necesaria y esencialmente” inscrito dentro de un sistema de conceptos relacionados entre sí que
derivan su valor y significado de sus diferencias y contradicciones, entre las que, de paso, se incluye al
“otro”. (Rizk, 2007: 27)
Dérrida ha logrado derribar la base sustancial de las ideologías sociales basadas en oposiciones binarias,
al considerarlas expresiones objetivas de la realidad que terminan por socavarse. La deconstrucción
comprende una mirada dudosa a la realidad y al texto literario, incluso a las ideologías como parte
abstracta del mundo. De esta manera, el significado se construye y vuelve a construir, por lo que la
dramaturgia deja abierto el camino a la interpretación del lector. La lectura o expectación se vuelve un
proceso de producción de significados, experiencias y pensamientos.

En la obra No me toquen ese valse, Abelardo está interesado en el destino del hombre pero en el
camino se encuentra con la miseria y el hambre. Termina preguntándose por la verdad, no como
concepto valedero sino como una manera de revelar una vez más la inexistencia de linderos entre la
vida y la muerte. Se trata de un universo sumergido en el caos. La dualidad de la felicidad y tragedia son
un constante en los personajes. De esta manera se revela la actitud del sin sentido y lo absurdo que
invade el sentimiento del hombre en el postmodernismo.

En conclusión, las obras Baby boom en el paraíso y No me toquen ese valse expresan de manera clara
las características del teatro hispanoamericano en nuestra época actual. Se trata de poner en
desequilibrio conceptos universales como mujer, vida, muerte, arte. En ambas se expresan nuevas
preocupaciones del teatro por abordar temas de incidencia individual y social que contribuyen a perfilar
un sentido de la realidad que se presenta de manera inacabada. Por eso es tan importante el ejercicio
interpretativo que estas obras ofrecen al lector y espectador, a través del “arte de hacer del
desciframiento de un texto un acto de tránsito al vislumbre de la multiplicidad de mundos posibles”
(Echeverría, 2006: 37)

REFERENCIAS

1. Echeverría, Bolívar (2006)) Vuelta de siglo, México: ERA

2. Istarú, Ana (1999) Baby boom en el paraíso en Antología de Teatro Latinoamericano, Argentina:
Instituto Nacional del Teatro.

3. Ralli, R., Vargas J. y Rubio, Miguel (1997) No me toquen ese valse en Posmodernismo y Teatro en
América Latina: Antología Crítica.

4. Rizk, Beatriz (2007) Postmodernismo y teatro en América latina, Lima: Universidad Nacional Mayor de
San Marcos.

“No me toques ese Valse” dirigida por Miguel Rubio


https://1drv.ms/v/s!AmxNw9n9TllNlSssKjauma4JhCer?e=gTCAcD

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