HISTORIA DE LA IGLESIA - 2012a

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HISTORIA DE LA

IGLESIA
EPOCA ANTIGUA (SIGLOS I-V)

PRIMERA PARTE:
DEL SIGLO I AL III D.C.
 
CAPITULO I
EL JUDAÍSMO EN PALESTINA EN TIEMPOS
DE JESÚS.
 

Según la visión soteriológica del Nuevo Testamento, Jesús apareció


"cuando llegó la plenitud de los tiempos". El anhelo del Mesías
estaba muy vivo en el judaísmo del tiempo, por motivos religiosos y
políticos:

 Desde hacía medio siglo se vivía el dominio del Imperio


Romano.
 Herodes el Grande había recibido del Senado Romano el título
de "rey de los judíos", favoreciendo los intereses romanos,
siendo odiado por el pueblo, que organizó una resistencia
capitaneada por Asmoneo Antígono. Con la ayuda de los
romanos, Herodes destruyó esta resistencia, conquistando
Jerusalén el 37 a.C. Repartió el reino entre sus tres hijos: a
Arquelao (que asumió la dignidad real), Judea, Samaría e
Idumea; a Herodes Antipas, el territorio que confinaba al
norte; a Filipo, la Batanea, Traconítide y Auranítide.

Arquelao fue depuesto en 6 a.C. por Augusto, quien dio un nuevo


régimen a la región: la administración fue dada a procuradores
romanos (que residían en Cesarea) y los asuntos internos de los
judíos eran resueltos por el Sanedrín.

1.- La situación religiosa del judaísmo palestino.

El mundo judío mantuvo con tenacidad sus peculiaridades


características religiosas, cuyo centro era el monoteísmo: tenían una
concepción propia de la historia, guiada por el Dios Yahvé, que se
había revelado como su Señor. Esta fe conformaba la vida cotidiana
de los judíos, fe que venía fortalecida por la esperanza en la venida
de un Salvador: el Mesías, que debería erigir en Israel el Reino de
Dios. Esta fue la fuerza de resistencia más grande del pueblo en
momentos de amenaza para su existencia. La idea mesiánica revistió
pronto características demasiado terrenas, aunque nunca faltó una
idea de misión esencialmente religiosa.

Junto a la fe monoteística y a la esperanza mesiánica, una función


decisiva en el mundo religioso judío era la Ley, deber que la vida
religiosa cotidiana pone al devoto: el cumplimiento trae la bendición
de Dios, la falta, un deber de expiación. La Ley se presenta en la
Sagrada Escritura. La observancia de la Ley traerá divisiones
doctrinales dentro del judaísmo: asideos (observantes maximalistas),
saduceos (racionalistas), fariseos (intérpretes de la Ley, elitistas,
recogieron la interpretación de la Ley por escrito en la Mishná y en
el Talmud), zelotes (observancia de la Ley unida al combate).

2.- La comunidad de Qumrám.

La fidelidad a la Ley empujó a un grupo, los esenios, a aislarse de la


vida pública. Las excavaciones realizadas en Qumram desde 1947
han dado nueva luz sobre su identidad. Sus inicios están en tiempos
de los Macabeos, y su apogeo a principios del I siglo a.C.
Abominaban el enriquecimiento de los jefes del pueblo con el dinero
de los paganos; consideraban el Templo como contaminado, por la
relajación de los sacerdotes. Ello trajo consigo que se sintieran un
"resto santo" de Israel, separado del resto de los grupos religiosos de
la nación. Los esenios se constituyeron en comunidad separada,
gobernada por un "Maestro de justicia", siguiendo una observancia
radical de la Ley; creían inminente el final de los tiempos, que
traería consigo una lucha entre hijos de la luz (=esenios) y de las
tinieblas.

Dos Mesías deberían sostener el grueso de la lucha final: el "Ungido


de Aarón" (Sacerdote del final de los tiempos) y el "Ungido de
Israel" (Príncipe del final de los tiempos).

Se establecieron en el desierto, adoptando las características de una


cofradía de tipo religioso: propiedad común de bienes, vida
comunitaria, celibato (aunque también había miembros casados,
pertenecientes en un cierto modo a la comunidad monástica).
Cultivaron la literatura apocalíptica.

El centro monástico de los esenios en Qumram fue destruido por los


romanos el 68 d.C., desapareciendo rápidamente la clase esenia.

3.- El judaísmo de la diáspora.

Una importancia decisiva para la difusión del cristianismo tuvo la


diáspora judía. Desde el siglo VIII a.C., el judaísmo se había
difundido en Asia Menor y mundo mediterráneo. Los grandes
centros culturales helenísticos ejercieron una especial fuerza de
atracción: importantes colonias judías se encontraban en Antioquía,
Roma y Alejandría.

La característica más llamativa era el profundo sentimiento de


pertenencia al grupo, con su propia organización, cuyo centro era la
sinagoga, con un archisinagogo para el culto, y el consejo de
ancianos para cuestiones civiles. El principal ligamen era su fe
religiosa, que hizo que no quedaran confundidos en el paganismo
circundante. La comunidad judía conseguía privilegios y
excepciones, que daban ventaja al desarrollo de su religiosidad, de
sus particularidades y de su economía. En general, pertenecían a la
clase media: agricultores, tejedores, banqueros...
La diáspora, abandonada la lengua materna, adoptaba la koiné, que
se introdujo en el culto sinagogal: el judaísmo egipcio tradujo al
griego el Antiguo Testamento (=la llamada "Versión de los LXX"),
que será adoptada como traducción oficial de la Biblia en toda la
diáspora. Así, el judaísmo fue expuesto al influjo cultural del
helenismo.

Este influjo es sensible, sobre todo en el centro intelectual de la


diáspora: Alejandría, patria del judío Filón (+ h. 40 d.C.), cuya vasta
producción literaria es un eco de las polémicas que el mundo
intelectual helenístico podía provocar en un judío culto. Así, nace
una lectura de la Biblia judía, descubriendo un sentido más
profundo y escondido en ella, sirviéndose de la filosofía platónica
para su análisis.

El judío de la diáspora mantenía un fuerte lazo de unión ideal y


objetivo con la patria palestina: Jerusalén y el Templo estaban en el
centro de este sentimiento de unión. Así, cada año ofrecía un tributo
financiero al Templo, y su más vivo deseo era peregrinar allí por
Pascua. La otra característica de la fidelidad a la religión de los
padres, fue el estrecho ligamen entre la comunidad, con exclusión del
resto de la población, hecho que influyó mucho en los frecuentes
brotes de antisemitismo.

El judaísmo de la diáspora produjo una literatura propagandística


de su conciencia de pueblo elegido: La carta de Aristea, Oracula
Sibyllina y Contra Apión, de Flavio Josefo, de naturaleza apologética,
son los escritos más notables. Ello trajo consigo que muchos paganos
entraran en relación directa y estrecha con el judaísmo: prosélitos
(=que asumían la religión judía completamente) y los temerosos de
Dios (acogían diversas prácticas y creencias judías, menos la
circuncisión).

La diáspora tuvo una gran importancia para la primera misión


cristiana: Le aportó la LXX, que será la Biblia del joven
cristianismo; las sinagogas serán el punto de partida de la
predicación, encontrando "prosélitos" y "temerosos de Dios"
abiertos a su mensaje, hecho que fue causa de enfrentamiento entre
judaísmo y cristianismo.
CAPITULO II
JESÚS DE NAZARETH Y LA IGLESIA
 

La historia de la Iglesia tiene sus raíces en Jesús de Nazaret, nacido


en el mundo intelectual y religioso del judaísmo palestino. Su vida y
su actividad, que pusieron los fundamentos de la Iglesia,
constituyeron la premisa de su historia.

Las fuentes que dan noticia de esta vida y de su significado para la


Iglesia son de naturaleza muy particular. Por una parte existen
algunas noticias de fuente pagana y hebrea, de gran importancia
para probar la existencia histórica de Jesús. Por otro, las escrituras
del Nuevo Testamento, y especialmente los tres evangelios más
antiguos, los Hechos de los Apóstoles y algunas cartas de san Pablo,
reproducen la imagen viva en las mentes y en los corazones de sus
primeros seguidores, cuando éstos, tras la Ascensión de Jesús, lo
predicaron como el Mesías crucificado y resucitado. Esta imagen
lleva el sigilo y la forma puestos por la necesidad de la predicación
apostólica y de la fe que la sostenía. Pero esto no debe llevar a un
escepticismo sobre la posibilidad de conocer el Jesús terreno e
histórico. Sin componer una "biografía de Jesús", estas fuentes se
refieren a su vida, cuentan hechos, eventos, acciones y palabras
particularmente significativos para la predicación sobre él,
atestiguando al mismo tiempo que son datos históricos importantes
sobre su vida. Los documentos de la predicación apostólica tratan de
testimoniar que Jesús es el Cristo; con la cautela que recomienda la
crítica histórica, es siempre posible presentar algunos hechos que
servirían para realizar un bosquejo biográfico de Jesús.

Hacia el 4 ó 5 a.C., Jesús de Nazareth nació en Belén de la Virgen


María. Circuncidado, a los 40 días fue presentado en el Templo. A
causa de la amenaza de Herodes, José, María y Jesús marcharon a
Egipto, donde permanecieron hasta la muerte de dicho rey. En
Nazareth creció. Cuando contaba alrededor de los 30 años de edad,
Jesús abandonó su casa paterna para comenzar su obra religiosa.
Comenzó yendo al Jordán, donde fue bautizado por Juan el
Bautista, produciéndose una hierofanía. Consciente de su misión
mesiánica y de su filiación divina, que pudo confirmar con muchos
milagros, Jesús predicó la llegada del Reino de Dios. La ley suprema
de esta religión es el amor absoluto hacia Dios y el hombre. En
contra del fariseísmo, afirma que la pureza y la rectitud de intención
son las leyes fundamentales de la acción moral, dando a la conciencia
personal la función decisiva en el campo religioso. Da un mensaje de
preferencia y de esperanza para los últimos de la sociedad, y al
mismo tiempo emplea un lenguaje exigente para quien quiera
seguirlo.

Jesús no predica una religión individual, sino comunitaria: En torno


a él se forma una comunidad, que es formada como tal por él, en
vista de su crecimiento. Jesús mismo llama a esta comunidad "su
Iglesia", y reivindica como propia su fundación (Mt. 16,18). De sus
seguidores, Jesús escoge a doce, para darles un rol especial dentro de
la comunidad, el de "enviados" (=apóstoles). Su misión es predicar el
Reino de Dios. De entre ellos, Pedro será la roca sobre la que se
apoyará la fundación de la Iglesia.

Con la muerte y resurrección de Jesús, la Iglesia está fundada; su


vida histórica comienza con la venida del Espíritu Santo. La
crucifixión de Jesús sucedió el 14 o 15 Nisán de un año entre el 30 y
el 33 de la era cristiana. A los tres días resucitó y se apareció a sus
discípulos, hasta que ascendió a los cielos.
CAPITULO III
LA PRIMITIVA COMUNIDAD DE JERUSALÉN
 
1.- Las vicisitudes exteriores.

Las noticias más importantes sobre la primitiva comunidad cristiana


las tenemos en los siete primeros capítulos de los Hechos, aunque con
lagunas, ya que el fin del autor es mostrar cómo el Evangelio se
convierte en un mensaje que, de los judíos, pasa a extenderse a los
gentiles, con Pablo como primer protagonista de esta misión.

La resurrección reunió la primera comunidad de discípulos, unidos


por la misma fe y confesión. Tras la resurrección, un grupo de 120
discípulos se reúne para recibir las últimas instrucciones. Tras la
ascensión, bajo la dirección de Pedro, se elige un nuevo miembro del
colegio apostólico: un testigo, digno de fe, de la vida del Señor:
Matías. Tras Pentecostés, Pedro predica públicamente a Cristo,
muerto y resucitado, como el Mesías: Unos 3.000 judíos adhieren a
la fe en Cristo. Nuevos éxitos llegaron enseguida. Pronto eran ya
unos 5.000 creyentes (Hch. 3, 1-4, 4).

El éxito inquieta a las autoridades judías: Pedro anuncia ante ellos el


mensaje de Jesús. Aumenta siempre más el número de fieles. Los
apóstoles organizan la atención a la comunidad. Instituyen los
diáconos. Empiezan las tensiones entre helenistas y judeo cristianos
de Palestina. La muerte de Esteban fue la señal de una persecución
que se abatió sobre la comunidad de Jerusalén, golpeando sobre
todo a los cristianos helenistas. Mientras que los apóstoles quedaron
en Jerusalén, muchos cristianos huyeron, predicando el evangelio en
Judea y Samaria: las muchas conversiones allí logradas, hicieron
que Pedro y Juan visitaran a estos nuevos cristianos para imponerles
las manos, predicando al mismo tiempo en Samaria.

Cesada la persecución, vino un corto tiempo de paz; la persecución


comienza otra vez: Herodes Agripa hizo arrestar a Pedro y Santiago
el Mayor: éste último fue decapitado (42 o 43). Pedro dejó Jerusalén.
La guía de la comunidad de Jerusalén pasó a Santiago el Menor, que
durante unos 20 años desarrolló allí una gran actividad; fue
martirizado en el año 62. La catástrofe que supuso para Jerusalén la
sublevación de los años 66-67, hizo que la comunidad cristiana
emigrara a oriente del Jordán, estableciéndose en la ciudad de Pella.

2.- Constitución, fe y espiritualidad.

Secta de los nazarenos (é tón nazarión airésis) era llamado por los
judíos el grupo de los seguidores de Jesús (Hch. 24,5), por haberse
constituido como comunidad en Jerusalén, bajo el nombre de Jesús
de Nazareth; comunidad (ekklesía) es el nombre que se dan a sí
mismos los judeocristianos: la fe de este grupo les lleva a unirse en
una organización de carácter religioso, resultando una comunidad.

Se trata de una sociedad organizada, en que no todos los miembros


tienen la misma posición: hay diversas personas y diversos órdenes
de personas, a los que en la vida de comunidad se les encargan
deberes y funciones diversas, que son asignados por una autoridad
superior.

En primer lugar se encuentra el Colegio Apostólico: la Iglesia


primitiva siente como intocable el número de doce para estos
hombres, por ello, tras la defección de Judas, siente el deber de
completar el número, eligiendo a Matías, dejando a Dios tal elección.
El deber del apóstol es dar testimonio de la vida, muerte y
resurrección de Jesús; dirigir las celebraciones cultuales;
administrar el bautismo; presidir la sagrada cena; imponer las
manos para consagrar algunos miembros para deberes particulares.

Entre los miembros del Colegio, Pedro ocupa un puesto de guía:


dirige la elección de Matías, es portavoz de los discípulos en
Pentecostés, predica con ocasión de la curación del cojo, portavoz del
Colegio ante los ancianos y escribas, ante el Sanedrín; es juez en el
caso de Ananías y Safira, y en el de Simón Mago; sus visitas a los
"santos" fuera de Jerusalén, revisten el carácter de visita canónica.
Su decisión de bautizar al pagano Cornelio asume una importancia
normativa para el futuro; Pablo va a Jerusalén para consultarlo,
tras su conversión, ya que de él dependía la acogida de Pablo en la
comunidad. Todos estos aspectos se comprenden a la luz del
mandato del Señor (Mt., Lc. y Jn.) a Pedro de confortar a los
hermanos y de apacentar la grey de Cristo.

Una segunda institución es la de los diáconos, siete hombres que


colaboraban con los apóstoles, sirviendo las mesas de los pobres de la
comunidad. El conferimiento de la carga sucede por la oración e
imposición de manos de los apóstoles. Uno de ellos, Esteban, es
protagonista de la controversia cristológica con los judíos; Felipe
predica entre los samaritanos. En los Hechos, a estos siete no viene
dado un nombre específico, aunque sí a su actividad: diakonéin
(=servir) (6,2).

No tan claramente delimitada aparece la función de los ancianos


(presbiterói) (11,30). En la primitiva iglesia de Jerusalén, estos
ancianos aparecen continuamente en torno a los apóstoles o a
Santiago como cabeza de esta iglesia. Participan en las decisiones del
Concilio de los Apóstoles (15, 2 ss.) y son coadjutores de los apóstoles
o del pastor de Jerusalén en la administración de la Iglesia primitiva.

Sólo una vez aparecen los profetas (profetái) (15,32) en lo que


respecta a la iglesia de Jerusalén: son Judas (llamado Bársabas) y
Silas, que son elegidos y mandados a Antioquía para que
comuniquen a los cristianos las decisiones del concilio de los
apóstoles.

Esto muestra que en la Iglesia primitiva, existe ya una distinción


entre miembros de dos categorías: los órdenes de personas
consagradas con un rito religioso con especiales funciones dentro de
la comunidad, y la gran masa de fieles.

El evento que crea la unión de los discípulos de Jesús en una única


comunidad, la resurrección, es el elemento base de la fe religiosa de
la que vive la Iglesia primitiva y el centro de la predicación
apostólica: debe ser recibido con fe por todos aquellos que quieran
adherirse al Evangelio. Este hecho de la resurrección viene
confirmado, corroborado y profundizado con la bajada del Espíritu
Santo el día de Pentecostés: desde este momento, la predicación
apostólica adquiere una dirección unívoca y extrema claridad; los
apóstoles pondrán de relieve la decisiva novedad que les separa de la
fe de los judíos: esa novedad es que el Resucitado es Jesús de
Nazareth, resucitado por Dios.

Jesús es el Mesías, como lo muestra la resurrección. La fe en Jesús se


muestra a través de varios títulos: el Cristo, que aparece como
segundo nombre, junto a Jesús; el Kyrios (como a Dios), título con el
que se dirigen a él en la oración, sobre todo con el Maranathá; es el
Santo y Justo, Siervo de Dios, el Salvador (Sotér). El anuncio de la
salvación se llamará evangelium (de evangelípseszai) cuyo objeto es
el mismo Jesús.

La fe de la Iglesia primitiva en la salvación, que viene únicamente de


Jesús, viene subrayada con exclusivismo. Esta salvación consiste en
el perdón de los pecados y el alejamiento del hombre del pecado.

La joven Iglesia está convencida de que es el Espíritu Santo quien


confiere aquella fuerza singular, íntima y sobrenatural, que anima a
los fieles, a los apóstoles y a toda la Iglesia primitiva.

Otros dones que la Redención obrada por Jesús ha aportado a los


fieles de la Iglesia primitiva son la vida (eterna) y la pertenencia al
Reino de Dios: en la conciencia de la Iglesia primitiva, no son
realidades aún completas, sino que se cumplirán en la parusía del
Señor; por eso, la comunidad pedirá insistentemente su llegada.

Sobre estas convicciones se construye la vida religiosa de la


comunidad primitiva. No abandona las formas de piedad
tradicionales: continúan yendo a orar al Templo, se conservan las
horas, gestos y textos (salmos) del judaísmo. Pero ya existen
prácticas de culto autónomas: bautismo.

Los cristianos de Jerusalén "eran perseverantes... en la fracción del


pan" (Hch. 2, 42): celebración eucarística en las casas de los fieles,
en el primer día de la semana. Día de ayuno, viernes (muerte del
Señor) y miércoles. Nace la semana cristiana.

La carta de Santiago habla de la unción de enfermos, confiada a los


"ancianos". La actitud religiosa de la comunidad primitiva, está
apoyada por un profundo entusiasmo, pronto al sacrificio, que se
exterioriza en una caridad activa (Hch. 4, 32).
CAPITULO IV:
LA SITUACIÓN RELIGIOSA EN EL MUNDO
GRECO-ROMANO EN SU ENCUENTRO CON
EL CRISTIANISMO
1.- El ocaso de la antigua religión de Grecia y Roma.

Al final del I siglo a.C. se devalúa el antiguo politeísmo griego y la


específica religión de la antigua Roma. En Grecia influyó
negativamente la crítica racionalista de las divinidades, que se
afirmó en las diferentes escuelas filosóficas, especialmente la Stoa y
los epicúreos. En vez de los dioses de Homero había entrado la
doctrina monística de la Stoa, que admitía la providencia divina y el
logos como "razón del mundo", que compenetra y ordena todo el
universo; pero no aceptaba un dios personal y trascendente. Epicuro
creía en un mundo determinado por las leyes físicas, sin dejar puesto
a la mitología ni a un Dios que guiase personalmente el mundo. El
evemerismo trató de explicar históricamente la fe mítica en los
dioses, interpretando la figura de cada dios como eminentes figuras
del pasado, a las que poco a poco se fue divinizando: ello contribuyó
a deprimir aún más el sentido de divinidad en el mundo griego. Eran
movimientos dentro de la clase culta, pero que influían en el pueblo.

La decadencia de la religión griega clásica fue agilizada por los


desarrollos políticos en el Mediterráneo oriental, al disolverse las
ciudades-estado y con ellas sus cultos religiosos. Las ciudades
helenistas de oriente atraían a muchos griegos, con lo que la madre
patria se empobrecía de gente, y muchos santuarios caían en la
ruina. Al mismo tiempo, la helenización de oriente trajo consigo un
influjo de las religiones orientales en el culto y las ideas griegas, y
viceversa.

En este proceso de disolución se vio envuelta también la antigua


religión romana. Desde la segunda Guerra Púnica se dio una
helenización de los cultos romanos, que se expresó en un aumento de
los templos dedicados a divinidades griegas y de sus estatuas en suelo
romano. Esta helenización de la religión tuvo lugar a través de la
Magna Grecia (=sur de Italia) y del poderoso influjo de la literatura
griega en la romana. El teatro se encargó de hacer conocer al pueblo
la mitología griega; con ello se produjo un retroceso de los antiguos
cultos romanos, retroceso aumentado al entrar en Roma el culto de
las divinidades orientales: Cibeles, Mitra, Belona (procedente de
Capadocia) e Isis. La filosofía estoica penetró también entre las
clases altas de la sociedad, con su crítica destructiva de los dioses y
su determinismo, hecho que influyó en detrimento, tanto de las
prácticas religiosas públicas como de las familiares.

Augusto, una vez alcanzado el fin de asumir en sí todos los poderes,


buscó poner un freno a la decadencia religiosa y moral de su pueblo,
reconstruyendo la religión de estado y una convicción que la
sostuviese. Este intento falló, aunque reorganizó los antiguos colegios
sacerdotales y restauró los santuarios y fiestas religiosas casi
olvidados. Pero la íntima sustancia religiosa era ya demasiado escasa
para que pudiera calar en el corazón de los romanos.

2.- El culto de los emperadores.

Algo que sí tuvo éxito, y que tendrá hondas repercusiones para el


cristianismo, será la acogida del culto tributado al soberano en las
civilizaciones orientales, y el intento de hacer del culto de los
emperadores el pilar de la religión oficial.

Ya Alejandro y sus sucesores, con la aportación de elementos del


culto griego de los héroes y del estoicismo (con su idea sobre la
preeminencia del sabio), impusieron honores cultuales a la
monarquía helenista, que pasaron a los Diadocos del Asia anterior, a
los Tolomeos de Egipto y a los Seleúcidas, con títulos como "Sóter",
"Epífanes" y "Kyrios". Se afirmó la idea cultual de que el soberano
era la manifestación visible de la divinidad.

En Roma, durante la República, el poder fue venerado en la diosa


Roma, honrada con templos y estatuas.

Augusto empezó por hacerse erigir estatuas y templos junto con la


diosa Roma, en las provincias de Oriente, sin rechazar honores
cultuales ofrecidos por ciudades y provincias. Mientras, en Roma,
las formas de este culto debían ser más discretas. Aquí, sólo tras su
muerte, el Senado decidió proceder a su consecratio, o sea,
introducirlo entre las divinidades. Ya había recibido el título de
Augusto, con resonancias sacras. En el curso del I siglo a.C., algunos
emperadores abandonaron la prudencia de Augusto y pidieron a
Roma que se les tributaran honores divinos estando aún vivos, lo que
trajo una cierta devaluación de dicho culto.

3.- Los cultos mistéricos orientales

Conservaron siempre su originario carácter privado, aunque su


influjo fue sensible a todos los estratos de la población del Imperio.
Su éxito consistió en la pretensión de dar al individuo una respuesta
sobre su suerte en el más allá, mostrándoles cómo se puede alcanzar
la salvación.

Los cultos mistéricos comenzaron a conquistar el mundo clásico tras


las conquistas de Alejandro. Los más prontos a acogerlos fueron los
griegos de la costa del Asia Menor, que los propagaron en Occidente.
Estos cultos, por su contenido y forma, no tienen un carácter
exclusivo, sino que se compenetran con las formas de religión helena,
formando un cierto sincretismo religioso. Tres son los focos de donde
las religiones mistéricas pasan a Occidente: Egipto, Asia Menor y
Persia.

El centro del culto egipcio están Isis y Osiris. Isis era honrada con
una procesión anual, se había convertido en la Magna Dea, que
había aportado a la humanidad la civilización y la cultura. Su
marido, Osiris, era el antiguo dios de la vegetación, que muere y
resucita con la siembra y la cosecha de los cereales. En el período
tolomaico, Osiris fue suplantado por Serapis, una creación de
Tolomeo I, que quería la unidad religiosa de sus súbditos egipcios y
griegos: por ello, Serapis viene asociado a Isis, y recibe
características propias de Zeus y Asclepio.

Asia Menor es la patria del culto a la gran madre Cibeles, la diosa de


la fecundidad. Su culto se difundió en el mundo helenístico, y en 204
se introdujo en Roma. El amante de Cibeles, Attis, fue venerado
junto con ella, dando lugar a un culto mistérico salvaje y orgiástico,
con un cuerpo sacerdotal a su servicio: el de los "Galos". Un culto
muy similar es el proveniente de la ciudad de Byblos (Siria), hacia
Atargatis (diosa de la naturaleza) y su esposo Adonis, festejado
anualmente con motivo de su muerte y vuelta a la vida.

Estos tres cultos mistéricos, tan similares (Isis-Osiris, Cibeles-Attis,


Atargatis-Adonis) revelan cómo el sentimiento del hombre antiguo
se encontraba dominado por la tragedia de la muerte y por el deseo
de la resurrección, representado en los tres dioses varones. Fue este
aspecto, esta respuesta, lo que hizo que estas religiones tuvieran
buena acogida en Roma y Grecia, donde la religión tradicional no
ofrecía ninguna respuesta a estos interrogantes.

Representaciones del más allá dominaban también el culto mistérico


de Mitra, que se manifestó también con mayor fuerza sólo cuando el
cristianismo se había consolidado ya externa e internamente. Este
culto tiene su origen en Persia, se perfecciona en Capadocia y se
propaga por Oriente y Occidente, encontrando una extraordinaria
acogida en Roma. Se trataba de un culto masculino, cuyos adeptos
eran mayoritariamente soldados romanos. Su figura central era
Mitra, dios persa de la luz, el cual rapta un toro puesto bajo la
potestad de la luna, y lo mata por mandato de Apolo. El aspirante
debía pasar por siete grado de iniciación hasta ser perfecto discípulo
de Mitra. Tenían gran importancia los banquetes rituales.

4.- La religión popular.

La gran masa de pueblo se dirigía a las esferas más bajas de la


superstición, que siempre habían encontrado una mayor difusión y
heterogeneidad.

En la cima estaba la ciencia astrológica, que daba a las estrellas un


determinado influjo sobre el destino humano. Gran importancia
tuvo la escuela astrológica de Coo, fundada en 280 a.C. Gran
importancia tuvo el hecho de que la filosofía estoica se pusiera de
parte de la astrología, al considerar el determinismo que pesa sobre
el desarrollo del mundo.

Poseidonio dio a la astrología el carácter de auténtica ciencia, lo que


le dio gran consideración, tanto, que emperadores romanos como
Tiberio tenían un cuerpo de astrólogos a su servicio, y otros (Marco
Aurelio) hicieron templos-observatorios: los Septizonios. Una gran
cantidad de literatura, dirigida a clases altas y bajas, persuadió a los
lectores en la creencia en un destino determinado por las estrellas.

Una vía de salida para el destino dado por las estrellas era la magia,
que por medio de prácticas misteriosas se empeñaba en sujetar el
poder de los astros. Estas formas de superstición venían de oriente,
en que se mezclaban instintos primordiales del hombre, angustia,
odio, morbo y escalofrío. La creencia en la magia tiene como
presupuesto el fuerte temor de los demonios, que desde el IV siglo
a.C. se difundió por el mundo heleno: el mundo entero estaría lleno
de demonios, extraños seres entre los dioses y los hombres, de los
cuales son muchos los que quieren perjudicar al hombre, pero cuyo
poder puede venir conjurado con la magia.

Con la magia se conecta la creencia en un significado misterioso de


los sueños, y su interpretación, que llegó a tener gran éxito, sobre
todo en Egipto. Dos fenómenos estaban relacionados con este hecho:
la consulta a los oráculos de los templos, y la existencia de una
literatura sobre el tema (v.g., los Libri Sibillini).

General era también la fe en los milagros, sobre todo en recuperar la


salud perdida. Así se explica la gran expansión del culto al dios
médico ASCLEPIO, cuyos templos eran centros de peregrinaciones.

Este panorama ofrecía obstáculos al naciente cristianismo: era


demasiado grande el contraste entre el culto al emperador y a un
condenado a muerte; era peligroso hacer frente al culto de estado;
era "absurdo" contraponer las exigencias del Evangelio al desorden
moral de las religiones orientales. Pero también es cierto que facilitó
la acogida de la nueva religión el sentido de vacío provocado por la
caída de las religiones tradicionales. El nuevo mensaje podía atraer a
los disgustados con lo hasta entonces existente. Pero sobre todo fue el
descubrimiento de una salvación incomparable, lo que trajo la clave
del éxito del cristianismo.
CAPITULO V
LA OBRA DEL APÓSTOL PABLO
 

Eran necesario un terremoto para que el judeo-cristianismo


reconociese que era necesario anunciar al mundo pagano la
salvación obrada por Jesucristo: tan fuerte era aún la conciencia de
la elección de los israelitas. La primera aceptación de un pagano en
la comunidad de los creyentes, el bautismo del eunuco etíope,
administrado por Felipe (Hch. 8, 26-39) no parece haber causado
una toma de posición por parte de la comunidad primitiva. Sin
embargo, fue fortísimo el eco producido por el bautismo del
centurión Cornelio y su familia, en Cesarea (Hch. 10, 1-11). Pedro,
que había decidido dar el paso, tuvo que dar cuentas ante la
comunidad, y sólo el reclamo a la orden recibida de Dios hizo que los
judeo-cristianos aceptaran lo que había sucedido. Sin embargo, esto
no hizo que se siguiera inmediatamente una mayor actividad
misionera entre los gentiles.

El impulso decisivo en esta dirección vino de un grupo de judeo-


cristianos helenistas originarios de Chipre y de la Cirenaica, que
abandonaron Jerusalén tras la muerte de Esteban, dirigiéndose a
Antioquía, donde convirtieron a un gran número (Hch. 11, 19 ss.).
Esta importante nueva comunidad puso alerta a la Iglesia de
Jerusalén, que mandó a Bernabé a comprobar la situación. Bernabé,
procedente de la diáspora judía de Chipre, estaba libre de prejuicios
para poder evaluar: aprobó la acogida de los griegos en la iglesia, y
se formó una idea que tendría consecuencias históricas para el
mundo: que en este lugar debería predicar Saulo-Pablo de Tarso,
que tras su conversión a Cristo se había retirado a su patria. La
comunidad antioquena se consolidó; sus miembros recibieron, por
primera vez, el nombre de "cristianos" (Hch. 11, 22-26).

1.- El camino religioso del apóstol Pablo.

Pablo era originario de la diáspora judía, natural de Tarso de


Cilicia, ciudadano romano. Para su apostolado será importantísimo
el hecho de que durante su juventud hubiera conocido el mundo
helenístico y el griego de la koiné. Su familia era judía observante,
con un rigorismo propio de los fariseos, a los que pertenecía. Pablo
vino a Jerusalén, para formarse como doctor de la Ley en la escuela
de Gamaliel. Participó ardientemente en la persecución de los
seguidores de Cristo en Jerusalén, participando en la lapidación de
Esteban.

El convertirse de perseguidor en ardiente seguidor de Cristo se


debió, según los Hch., a una aparición de Jesús en el camino de
Damasco. Tras el bautismo y una breve estancia en la Arabia
nabatea, Pablo comenzó a anunciar en las sinagogas de Damasco y
más tarde en Jerusalén el mensaje de su vida: "Jesús es el Mesías y
el Hijo de Dios" (Hch. 9, 20.22.26-29). En ambos sitios encontró gran
oposición, que hizo temer por su vida; se retiró a Tarso, donde
reflexionó sobre la predicación que se sentía llamado a realizar. Tras
algunos años de silencio, volvió a Antioquía, comprendiendo que su
acción debía dirigirse a los paganos, los cuales, como los judíos,
podían encontrar su salvación sólo en Jesucristo.

2.- La misión paulina.

Pablo vio ante sí, como campo de misión, el Imperio Romano, con
hombres unificados por una misma cultura y una misma lengua
(Koiné). Aún guiado por el Espíritu Santo, hay que admitir un plan
de misión pensado y seguido por él. Sus viajes misioneros vienen
preparados en una misión-base: Antioquía, para el período anterior
al Concilio de los Apóstoles, donde fue sostenido por aquella
comunidad, llevando como compañeros y colaboradores a Bernabé y
Juan Marcos.

El método misionero paulino partía de las sinagogas de la ciudad


que se tratase, donde se encontraban los judíos de la diáspora, los
prosélitos y los temerosos de Dios. La patrulla misionera fue primero
a Chipre, misionando en Salamina; después pasó al Asia Menor
(Antioquía de Pisidia, Iconio, Listra, Derbe de Licaonia y Perge de
Panfilia). Pablo suscitaba irremediablemente la discusión,
encontrando acogida o rechazo; la mayoría de los judíos de la
diáspora rechazó el nuevo mensaje, mientras que la mayoría de las
conversiones venía de parte de los prosélitos y de los temerosos de
Dios. En la mayoría de las ciudades donde misionaron, surgieron
comunidades cristianas, para las que se nombraron jefes. Este era el
plan de Pablo: una vez fundadas comunidades en ciudades de cierta
importancia, deberían ser ellas las que continuaran en el lugar la
tarea de evangelización.
Pablo, conforme a su profunda intuición teológica sobre la liberación
del vínculo de la Ley, traída por Cristo como Hijo de Dios, no había
impuesto a las comunidades del Asia Menor, provenientes del
paganismo, ni la circuncisión ni la observancia de otras
prescripciones rituales judías. Esto trajo el rechazo de una corriente
judeocristiana: los judaizantes, que pretendían que la circuncisión
fuera una condición esencial para la salvación. La gran envergadura
que alcanzó el problema, motivó el "Concilio de los Apóstoles",
aunque siempre tendrá que luchar por esta convicción, y los
judaizantes tratarán de marginarlo y de arrebatarle el consenso de
las comunidades por él fundadas.

La segunda fase del trabajo de Pablo se desarrolla en las provincias


de Macedonia, Acaya y Asia Proconsular, en el corazón mismo del
helenismo. En vez de Bernabé, ahora le acompañará Silas, y más
tarde Timoteo. En Filipos encontraron muy pronto adhesiones,
formando un primer núcleo de la que será una comunidad
floreciente. Predica en las sinagogas de Tesalónica, Berea, Atenas y
Corinto; en esta última ciudad, Pablo se detiene un año y medio,
convirtiéndose en centro misionero. Serían los años 51-52 o 52-53. De
allí pasó a Éfeso, y de Éfeso a Palestina.

En el verano del año 54 Pablo se traslada a Éfeso, donde morará


durante dos años; será su nuevo centro de misión. La comunidad
efesia se separó rápidamente de la sinagoga. Pablo tuvo graves
problemas con los vendedores de imágenes de Diana. En Éfeso
escribió las cartas a los Gálatas y 1 Corintios. En el otoño del 57
Pablo marchó a Macedonia y Grecia, después a Tróade y Corintio
(donde escribió la carta a los Romanos, anunciando su intención de
visitarlos, después de ir a España). Marcha por tierra a Macedonia,
pasa por Tróade, Mileto, y llega a Jerusalén. Allí le espera un giro
crucial para su misión: en el Templo es reconocido por algunos
judíos de la diáspora, que intentan asesinarlo; la guardia romana lo
salva, y es trasladado a Cesarea, y de allí a Roma, ya que se había
apelado al Cesar: allí, continúa su labor misionera.

Los Hechos callan sobre la suerte posterior de Pablo. Muchas


razones hacen pensar que su proceso acabó con la absolución, y que
pudo realizar su proyecto de viaje a España (como sugiere la 1
Clem., 5,7), e incluso que volviera al oriente helenístico. Una segunda
prisión romana le llevó al martirio, bajo Nerón.
3.- La organización de las comunidades paulinas.

Las fuentes de que se dispone hacen imposible al historiador abrazar


toda la realidad de la organización de las comunidades paulinas. No
hay ningún escrito de estas comunidades que hable de este tema. Los
Hechos no tratan el tema. Las cartas de san Pablo ofrecen sólo
algunos datos esporádicos.

La organización es sui generis, no comparable a los estatutos de una


corporación pagana; el orden se basa sobre el fundamento
sobrenatural sobre el que la Iglesia sabe que ha sido fundada, o sea,
su Señor, que es quien dirige su Iglesia a través de su Espíritu. Es el
Espíritu quien hace crecer la joven Iglesia, dirige a Pablo en su
camino misionero, da éxito a su actividad, crea el orden de la vida
comunitaria, se sirve, como de instrumentos, de algunos miembros
de la comunidad que asumen deberes especiales que sirven a este
orden y organización.

En este orden, su fundador, Pablo, ocupa un puesto único, que tiene


su última motivación en su inmediata llamada a ser apóstol de las
Gentes. El es consciente de tener autoridad y plenos poderes para
ello, tomando decisiones que vinculan a su comunidad; Pablo es para
sus comunidades la máxima autoridad como maestro, como juez y
legislador: es el vértice de un orden jerárquico.

En este orden jerárquico aparecen hombres dedicados a la asistencia


de los pobres o a dirigir el culto; a sus disposiciones deben someterse
los otros miembros de la comunidad (1Cor. 6,15 s.) Los que tienen
estos cargos son llamados "ancianos, presbíteros", "episcopoi"
(=que deben regir la Iglesia de Dios como pastores con su rebaño,
Hch. 20, 17.28). En Filipenses se nombra también a los diáconos.

Junto a los miembros de la jerarquía, se encuentran en las com.


paulinas los carismáticos, cuya función es substancialmente diversa:
sus dones, especialmente la profecía y la glosolalia, son dados
directamente por el Espíritu a cada persona. Los carismáticos
intervienen en las reuniones cultuales con sus discursos proféticos y
sus acciones de gracias llenas de fervor, infunden entusiasmo a los
seguidores de la nueva fe. Esto trae algunos problemas: algunos
llegan a sobrevalorar su propia fe, y Pablo tiene que intervenir (1
Cor.14).
Las comunidades paulinas no se consideran independientes las unas
de las otras; un cierto nexo se había construido ya con la persona de
su fundador. Este les había inculcado el fuerte ligamen que les unía
con la comunidad de Jerusalén. Pablo era consciente de que todos los
bautizados de todas las iglesias constituyen el "único Israel de Dios"
(Gal. 6, 16), que son miembros de un único cuerpo (1Cor. 12,27), la
iglesia formada por judíos y gentiles (Ef. 2, 13.17).

4.- La vida religiosa en las comunidades paulinas.

La vida religiosa en las comunidades paulinas tiene su centro en la fe


en el Señor glorificado, que confiere tanto a su culto como a su vida
religiosa cotidiana la impronta decisiva. Esto correspondía a la
predicación de Pablo, en cuyo centró está y debe estar Cristo. La
predicación relativa a Cristo debe ser aceptada con real fe, de lo que
depende la salvación. Esta fe en el Kyrios, incluye el convencimiento
de que en él habita corporalmente la plenitud de la divinidad.

A la comunión de los creyentes en el Señor se es acogido mediante el


bautismo, que hace eficaz la muerte expiatoria que Jesús tomó sobre
sí por nuestros pecados (1Cor. 15,3). Con el bautismo se renace a
una nueva vida: esta convicción hace que el bautismo tenga un
puesto esencial en el culto del cristianismo paulino.

Los fieles se reunían en "el primer día de la semana" (Hch. 20,7): se


abandona el sábado, se reúnen en sus casas privadas, se produce una
separación cultual con el judaísmo. Se cantan himnos de alabanza y
salmos, con los que se expresa la alabanza al Padre en el nombre del
Señor Jesucristo (Ef. 5, 18).

Núcleo central del culto es la celebración eucarística, la cena del


Señor. Particulares sobre su celebración no se encuentran en san
Pablo: se une a una comida que debe reforzar la íntima cohesión de
los fieles, pero en que infelizmente, en algunas ocasiones, se
ostentaba la diferencia social entre los miembros de la comunidad.
La fractio panis se presenta como la real participación del cuerpo y
la sangre del Señor, sacrificio incomparablemente mayor que los del
Antiguo Testamento; es prenda de la comunión definitiva con él, que
se realizará en la segunda venida, que es ardientemente deseada
como muestra la exclamación de la comunidad en el banquete
eucarístico: Maranà-tha.
La asamblea comunitaria era también la sede en que se predicaba la
salvación: los contenidos de esta predicación era una instrucción
sobre lo que los apóstoles habían enseñado sobre el Crucificado y
Resucitado, el deber de los fieles de alabar al Padre, y perseverar en
la espera de la vuelta del Señor, ayudándose mutuamente con la
caridad fraterna.

El contacto con el mundo pagano, exigía que las comunidades


nacientes ejercitaran una ascesis y autodisciplina mayores aún que
las del judaísmo de la diáspora. Que hubiera faltas dentro de las
comunidades, lo revela el hecho de las continuas amonestaciones de
Pablo en sus cartas.

A la muerte del apóstol, en el mundo helenístico había una red de


células cristianas cuya vitalidad aseguró la ulterior propagación de
la fe cristiana.
CAPITULO VI
EL CRISTIANISMO EN EL MUNDO PAGANO
DE LA ESFERA PAULINA. EL APÓSTOL
PEDRO
 
1.- El cristianismo en el mundo pagano fuera de la esfera paulina.

La labor de los otros misioneros que trabajaron en oriente y en el


Imperio Romano, comparada con la de Pablo, es menos conocida. El
mismo Pablo atestigua esta labor cuando afirma que no quiere
edificar sobre los cimientos que otros han edificado (Rom. 15,19).
Aún así, Pablo no menciona nombres de fundadores, ni de ciudades.
Los Hechos, sólo accidentalmente, mencionan misiones no paulinas,
como cuando Bernabé, tras separarse de Pablo, fue a Chipre; en
Pozzuoli (cerca de Nápoles) existía otra comunidad cristiana, donde
se alojó Pablo; así mismo salieron a su encuentro miembros de la
comunidad romana, a su llegada a la Urbe. Otros signos de misiones
extrapaulinas: la 1 Pedro, se dirige a los cristianos del Ponto, de la
Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia.

Las lagunas de las fuentes para la historia del cristianismo en los


primerísimos tiempos son particularmente evidentes cuando se
buscan noticias sobre la actividad o simplemente sobre la suerte de
los apóstoles (exceptuando Pedro, Juan y Santiago el Menor). Sólo
en los siglos II y III se ha buscado colmar estas lagunas con los
llamados hechos apócrifos, que más o menos exactamente, dan
noticias de la vida y muerte de diversos apóstoles. Desde el punto de
vista histórico, como fuentes para conocer estos aspectos biográficos
de los apóstoles, los datos que proporcionan son incontrolables. Lo
más, sí se puede decir que las noticias de carácter geográfico sobre
particulares provincias o ciudades en que viene colocada la acción de
los apóstoles se basan sobre una tradición con fundamento. Sólo en
el caso de Santiago, Pedro y Juan tenemos testimonios de fuentes que
permiten adquirir algunas noticias concretas sobre su actividad.

2.- Estancia y muerte de Pedro en Roma.

Los Hechos cierran su narración sobre la actividad de Pedro en la


comunidad primitiva de Jerusalén con la noticia de que "se
encaminó hacia otro sitio" (Hch. 12,17). La tradición de la estancia y
muerte de Pedro en Roma es demasiado fuerte como para poder ser
puesta en duda por hipótesis, demasiado débiles, de algunos autores.
Sin embargo, no son posibles afirmaciones concretas sobre las etapas
del camino que lo condujo a Roma, sobre la fecha de su llegada a la
Urbe y sobre la duración de su estancia. Lo que es seguro, es su
participación en el "concilio" de los Apóstoles en Jerusalén (poco
antes del 50) y su presencia, poco después, en Antioquía (Hch. 15,7).

El fundamento de la tradición romana relativa a Pedro está


constituida por tres testimonios de fuentes, cronológicamente
próximas, que, juntas, adquieren el peso de la certeza histórica. El
primer testimonio es de origen romano y se encuentra en la carta de
Clemente a los Corintios: Clemente habla de hechos del pasado
reciente, en que los cristianos, por "celos y envidias" fueron
perseguidos y lucharon hasta la muerte. Entre ellos destacan Pedro y
Pablo: "Pedro, que por injusta envidia tuvo que soportar no uno,
sino muchos trabajos y después, dejándonos su testimonio de sangre,
pasó al lugar que le correspondía en la gloria". Con él sufrió el
martirio un gran número de cristianos, entre ellos también mujeres,
disfrazadas de Danaides y Dirces, alusión a la persecución de Nerón,
lo que permite situar la muerte de Pedro en este contexto, fijándola
cronológicamente en la mitad de la década de los sesenta. Sobre el
modo y lugar de la ejecución, Clemente no dice nada,
presuponiendo, evidentemente, que los lectores conocen los hechos,
que han sido conocidos directamente por él, que pertenece a la
misma generación y que vive en el mismo lugar.

Veinte años más tarde llega una carta a Roma, procedente de


Oriente: Ignacio de Antioquía, que más que ninguno podía conocer
la suerte de los dos príncipes de los apóstoles, pide a los fieles de
Roma que no le impidan sufrir el martirio, que debería sufrir en
Roma; usa una frase llena de respeto: "No os mando, como Pedro y
Pablo": deja entender que éstos habían tenido dentro de la
comunidad romana un puesto de autoridad, y que su presencia no
fue ocasional.

El tercer testimonio, contemporáneo del anterior, es la Ascensio


Isaiae, cuya reelaboración cristiana se pone alrededor del año 100, y
expresa en estilo profético el anuncio de que la obra de los doce
apóstoles será perseguida por Beliar, asesino de su propia madre
(=Nerón), y que uno de los doce caerá en sus manos. Esta
declaración profética viene aclarada por un fragmento del
Apocalipsis de Pedro, de principios del s. II, que dice: "A ti, Pedro, he
revelado y expuesto todo. Ve por tanto a la ciudad de la fornicación
y bebe el cáliz que te he anunciado". A estos tres testimonios hay que
añadir otros dos: El redactor del capítulo último del Evangelio de
Juan alude claramente al martirio de Pedro y conoce su crucifixión
(Jn. 21,18s.) pero calla sobre el lugar de su martirio. Se alude a
Roma en la 1ª epístola de Pedro, como lugar de su residencia,
cuando se alude a Babilonia.

La tradición romana de Pedro no fue nunca contestada a lo largo del


siglo II, y está comprobada en gran cantidad de fuentes, de origen
muy diverso (Dionisio de Corinto, Ireneo de Lyon, Tertuliano...)
Pero aún más importante es que esta tradición no haya sido
reivindicada por ninguna otra iglesia cristiana, ni puesta en duda
por nadie. Este aspecto es algo decisivo.

3.- La tumba de Pedro.

Las cosas se complican cuando se quiere precisar el lugar de la


tumba del apóstol. Junto a las fuentes literarias, aquí aparece con
mayor peso las fuentes arqueológicas.

En el curso del tiempo, en Roma la tradición sobre el lugar de la


tumba se había dividido. La indicación de la colina vaticana como
lugar del martirio de Pedro, según los Annales de Tácito sobre la
persecución neroniana, junto con la afirmación de la primera carta
de Clemente, viene ampliada por el testimonio de Gayo, miembro
culto de la iglesia romana bajo el papa Ceferino (199-217): Gayo se
encontró implicado en una controversia con Proclo, jefe de la
comunidad montanista de Roma. Se trataba de aducir, como prueba
de las propias tradiciones apostólicas, la existencia en Roma de las
tumbas de los apóstoles. Gayo dice: "Yo puedo aducir los tropaia de
los apóstoles; en efecto, si quieres ir al Vaticano o a la vía Ostiense,
encontrarás allí las tumbas gloriosas de los han fundado esta
iglesia". Hacia el 200, por lo tanto, existía la persuasión de que la
tumba de Pedro estuviese en el Vaticano.

En el calendario festivo romano del año 354, que se debe completar


con el Martyrologium Hieronymianum (después del 341), se
encuentra la noticia de que en el año 258, el 29 de junio, se celebraba
la memoria de san Pedro en el Vaticano, y la de san Pablo en la vía
Ostiense y la de ambos in catacumbas. Hacia el 260 existía sobre la
vía Apia, bajo la más tardía basílica de san Sebastián (que en el siglo
IV todavía se llamaba ecclesia apostolorum) un lugar dedicado al
culto de los príncipes de los apóstoles. Un Carmen sepulcral
compuesto por el papa san Dámaso, dice que allí habían "habitado"
los dos apóstoles, y esto quiere decir que allí, en un tiempo,
estuvieron sepultados los dos apóstoles. Excavaciones efectuadas en
1917 prueban la existencia, hacia el 260, de un tal lugar de culto,
donde los apóstoles venían honrados con refrigeria, como lo
atestiguan numerosos grafitti conservados sobre las paredes del
ambiente de culto, aunque no se encontró ninguna tumba en que
pudieran estar sepultados los apóstoles. Dos hipótesis:

1. Que los apóstoles fueron sepultados allí, y sus cuerpos habrían


sido trasladados al Vaticano y a la Ostiense con motivo de la
construcción de las basílicas constantinianas.

2. Que los cuerpos de los apóstoles fueran traídos a este lugar


durante la persecución de Valeriano, y que allí permanecieran
hasta la construcción de las basílicas.

Las importantísimas excavaciones realizadas en los años 1940-1949


bajo la actual basílica de san Pedro, han llevado sobre todo al
descubrimiento de una grandiosa necrópolis, en que se abría una
calle sepulcral ascendente en dirección oeste y a través de la cual se
llegaba a varios mausoleos, muchos de ellos ricos en obras de arte.
De éstos sólo uno es netamente cristiano, con mosaicos muy antiguos,
entre ellos uno de Cristo-Helios. Los mausoleos surgieron en un
período entre los años 130-200, aunque las deposiciones de cuerpos
en la zona este es más antigua.

En la zona inmediatamente bajo y ante la confesión de san Pedro, se


encontró un sepulcro descubierto de alrededor de 7x4 metros (el
sepulcro P), anterior a la basílica constantiniana. Este estaba
cerrado hacia el oeste por un muro rojo levantado hacia el 160.
Sobre la pared oriental de este muro hay un doble nicho, con dos
pequeñas columnas a los lados. Es fácil reconocer que nos
encontramos ante una "edicola" sepulcral no muy rica, pero que fue
considerada por los constructores de la basílica constantiniana como
el monumento hacia el cual la nueva basílica debía ser orientada. En
el margen inferior del muro se encontró un nicho con huesos
pertenecientes a un hombre anciano.
Algunas dificultades, aún no resueltas, hacen que no sea posible por
el momento acoger la tesis de que las excavaciones hayan
seguramente dado como resultado encontrar la tumba de Pedro o su
lugar originario. Sin embargo, estas excavaciones han dado
resultados muy importantes: los restos del tropaion de Gayo han sido
encontrados, y ciertamente los cristianos que lo hicieron suponían la
tumba del apóstol en la colina Vaticana, convencimiento con el que
también trabajaron los constructores de la basílica constantiniana.
Un gran enigma, no resuelto, es el del lugar de culto de los apóstoles
en la vía Appia.
CAPITULO VII
EL CRISTIANISMO EN LOS ESCRITOS
JOANEOS
 

Recorriendo la historia del cristianismo en el primer siglo, al final, se


encuentra un grupo de escritos que muy pronto la tradición ha
atribuido al apóstol Juan, hijo del Zebedeo y hermano pequeño de
Santiago el Mayor. Estos escritos comprenden un Evangelio, una
carta larga de exhortación, dos cartas más breves y un Apocalipsis:
ofrecen un panorama del cristianismo que representa en su
desarrollo un estadio de por sí. Aquí se trata de poner de relieve
aquellos rasgos que son relevantes para la historia eclesiástica, sobre
todo dos: la imagen de Cristo en el cuarto evangelio y la imagen de la
Iglesia en el Apocalipsis.

Aunque la cuestión relativa al autor no ha podido encontrar hasta


ahora una solución universalmente aceptada, existen dificultades
para considerar que el Evangelio y el Apocalipsis sean, en su forma
actual, obra de un mismo autor; se los puede situar al final del siglo
I, en las comunidades cristianas de la costa occidental del Asia
Menor. En este tiempo, la figura dominante en esta región es el
apóstol Juan, por lo que estos escritos llevan seguramente su
espíritu, aunque puedan haber recibido su forma definitiva de
manos de un discípulo. El Evangelio debía existir ya hacia el año
100, porque probablemente Ignacio de Antioquía lo conocía, y un
fragmento de papiro con Jn. 18, 31ss., datado hacia el 130, así lo
postula. Más o menos del mismo período es la 1 Juan, como lo
demuestra la utilización por Papías y el hecho de que la cite
Policarpo de Esmirna en su carta a los filipenses. El Apocalipsis,
según Ireneo, se habría escrito en los últimos años del emperador.
Domiciano; y ciertamente, las cartas a las iglesias hacen pensar en
un desarrollo de las comunidades, impensable antes del año 70.

El fin de Juan, al escribir su Evangelio es éste: "Estos signos han


sido escritos para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y
para que creyendo, tengáis vida en su nombre" (20,31). El
Evangelio, según su contenido, puede ir dirigido a cristianos, y así se
podría leer como un profundizar en la fe en el Mesías y en su
condición de Hijo de Dios (los caps. 13-17 parecen dirigidos a
personas que no tienen ninguna duda sobre Jesús como Mesías); o
bien, iría dirigido a los ambientes en que se ponía en duda tal
mesianidad, sobre todo a los judíos de la diáspora, entre lo cuales
había quienes decían que el Mesías era Juan el Bautista, por lo que
en el Evangelio adquiere gran importancia el testimonio de éste.

Sean unos u otros los destinatarios del Evangelio, Juan busca


transmitirles una idea de Cristo de singular profundidad y grandeza,
cuando lo anuncia como el Logos existente desde toda la eternidad,
de naturaleza divina, que desde su preexistencia se ha encarnado en
este mundo (cf. prólogo, que podría ser un himno de alguna
comunidad cristiana del Asia Menor).

Con esta imagen de Cristo como Logos, el evangelista da a entender


una clara conciencia de la misión universal del cristianismo, de su
carácter de religión universal. Esto se ve más claramente a la hora
de hablar de la muerte de Jesús, como salvación para todos los
hombres.

Junto a esta imagen de Cristo, aparece una imagen de la Iglesia en


los escritos joáneos que ofrece nuevos aspectos: el Evangelio no deja
ninguna duda sobre el hecho de que mediante un acto sacramental
se es acogido en la comunidad de los que consiguen la vida eterna
creyendo en Jesús: "Si uno no nace del agua y del Espíritu, no puede
entrar en el reino de Dios" (3,5). El Espíritu que el Señor exaltado
mandará, obrará un renacimiento y comunicará la nueva vida
divina. Los bautizados constituyen la sociedad de aquellos que tienen
la recta fe y que son purificados por la sangre de Jesús. De la
comunión con éstos son excluidos los "anticristos", porque no
confiesan verazmente a Cristo y no observan el amor fraterno. Sólo
en esta comunidad se hace uno partícipe de la Eucaristía, que junto
con el Bautismo es la fuente de la vida que da el Espíritu.

En la idea del evangelista, la Iglesia está llamada, en medio de un


mundo hostil, a dar testimonio del Resucitado y de la salvación que
él ha traído; esto significa la lucha con este mundo, y en esto consiste
el verdadero martyrium: la iglesia es una iglesia de mártires. Esta es
una imagen típica del Apocalipsis, que trata de fortificar la lucha de
los que viven en la tierra su condición de cristianos, con la imagen de
los que murieron en la lucha, "despreciando su vida hasta morir" y
vencieron a Satanás "por medio de la sangre del Cordero y gracias
al testimonio de su martirio" (12,11). Se cierra así el arco entre la
iglesia del cielo y la de la tierra, que como esposa del Cordero, va en
camino hacia las bodas. Cuando haya alcanzado la meta de su
peregrinación, ésta continuará viviendo como nueva Jerusalén en el
reino de Dios del fin de los tiempos. Es ésta una imagen de Iglesia
destinada, como mensaje de ánimo, a los cristianos de finales del
siglo I, que vivían bajo la pesadilla de la persecución de Domiciano.
CAPITULO VIII
CONFLICTO ENTRE CRISTIANISMO Y
PODER ESTATAL
 

Las comunidades cristianas, por su imperativo de mantenerse


apartadas de los cultos paganos, debían, antes o después, atraer
sobre sí la atención de la sociedad. Pero esta atención fue desde el
principio negativa, hostil, algo llamativo si tenemos en cuenta el éxito
popular que obtenían los cultos orientales que se expandían por el
Imperio. Los motivos, por lo tanto, que están en el origen de la
persecución contra el cristianismo, se encuentran en esta misma
religión, el principal de los cuales es la pretensión absoluta que lleva
dentro de sí. Era la primera vez en el Imperio Romano que se
presentaba una religión que consideraba a su Dios, no uno entre los
demás, sino como el único Dios del mundo y su único Redentor;
junto a este culto no podía existir ningún otro. Ya que de esta
religión se derivaban consecuencias para la vida práctica cotidiana,
poco a poco los cristianos fueron apareciendo al mundo pagano
como enemigos declarados de toda la vida civil antigua, que tenía
una impronta religiosa. Esta atmósfera hostil fue alimentada por el
judaísmo de la diáspora, que no podía perdonar a los judeo-
cristianos la apostasía de la fe de sus padres. La segregación de los
cristianos daba auge a los rumores sobre degeneraciones y
aberraciones de su culto, y sobre su fama como gentuza.

Los cristianos vivieron todo esto como una injusticia, aunque


también parece que no llegaron a comprender que sus
características religiosas ofrecían algún motivo para la persecución.
La mayor parte de las fuentes cristianas ofrecen este panorama.
Falta un estudio desde el punto de vista pagano. De hecho, la
historiografía cristiana ha hecho que se vea el fenómeno de la
persecución reducido a una parte, la pagana, cruel, brutal, castigada
por Dios, y la cristiana como los elegidos y justos que por su
constancia merecen la corona del cielo. La visión de un Lactancio o
de un Eusebio han dominado el cuadro de las persecuciones contra
los cristianos.
Hay que tener en cuenta, en primer lugar, que es inadmisible ver en
cada emperador o gobernador romano en cuyo período se hayan
dado persecuciones, a un hombre de ciego furor que los haya
perseguido sólo a causa de su fe: hay que examinar caso por caso. En
segundo lugar, la iniciativa de las represalias contra los cristianos no
venía, generalmente, de la autoridad estatal: era algo contrario a los
principios fundamentales de la política religiosa romana el perseguir
a los seguidores de un movimiento religioso sólo por motivo de su
confesión.

El culto a los emperadores, nacido bajo Augusto, se fue


desarrollando muy poco a poco: por ello, no se puede aducir esta
razón como motivo general de las persecuciones contra los cristianos
en el siglo I; sólo en algunos casos, como Nerón o Domiciano, que
llevaron adelante exageradamente algunas prerrogativas del culto
imperial, se dieron algunos desórdenes, que no pueden ser achacados
sólo a los cristianos.

Fue a causa de enfrentamientos entre judíos y cristianos, o entre


cristianos y población pagana por lo que las autoridades se fijaron
en el nuevo movimiento religioso, debiendo intervenir para controlar
los tumultos. Poco a poco, las autoridades se fueron convenciendo de
que la paz religiosa gozada hasta entonces estaba amenazada por el
cristianismo, y que por lo tanto constituían una amenaza para la
política religiosa llevada hasta entonces adelante. Así, sucesivamente
se persuadieron de que los cristianos rechazaban de plano la religión
de estado, y que por lo tanto se ponía en peligro, según su óptica, el
mismo estado romano. Por todo ello, el poder estatal puede ser
citado en las persecuciones con un carácter restringido.

En primer lugar se encuentra el totalitarismo de la religión cristiana,


y en segundo la actitud hostil del paganismo. Sólo en el III siglo,
cuando el estado romano llegue a ver en el cristianismo una fuerza
que mina su existencia, será cuando el conflicto entre cristianismo y
estado se convierta en una oposición de principio. Ello no quita que
los mártires cristianos confesaran con gran heroísmo su fe y
sostuvieran en todo tiempo y frente a cualquier poder terreno la
libertad de decisión de la conciencia en campo religioso.

1.- Las persecuciones bajo Nerón y Domiciano.


El primer caso documentado de que la autoridad estatal romana
haya debido ocuparse de un cristiano, ha sido el del apóstol Pablo,
que en el año 59, ante el procurador Porcio Festo, valiéndose de la
propia ciudadanía romana se apeló al Cesar y fue trasladado a
Roma.

Sin embargo, en tiempos recientes se ha creído encontrar indicios de


una toma de posición del estado romano contra los cristianos, que se
remontaría a los primeros años del emperador Claudio: se trata de
un papiro, una carta encontrada en 1920, que respondía a una doble
delegación judía (¿y griega?) de Alejandría. Prohibe a los judíos de
Alejandría que introduzcan gente en el campo, proveniente de Siria
o Egipto, "porque lo obligarían a actuar contra ellos, porque
difundirían una especie de epidemia en todo el universo". Bajo esta
epidemia se ha querido ver la religión cristiana, que venía entonces
propagada en Egipto y en todo el Imperio. Sin embargo, no es
necesario hacer esta interpretación, sino que es más fácil ver una
alusión a las continuas contiendas entre los judíos alejandrinos. Es
inverosímil que en un momento así los alejandrinos llevaran una
embajada a Roma para protestar contra el cristianismo.

Más segura, en relación con el cristianismo en Roma, es una medida


adoptada por el mismo emperador, referida por Suetonio y Dión
Casio: Claudio habría mandado expulsar a los judíos de Roma a
causa de los litigios surgidos entre ellos "a causa de un cierto
Chrestos". Una identificación con Cristo es evidente. Por esta
expulsión salieron de Roma Aquila y Priscila, que se fueron a
Corinto, donde acogieron a Pablo (Hch. 18, 2-4).

El más antiguo ejemplo de persecución de los seguidores de la fe


cristiana es la que se abatió sobre ellos en conexión con el incendio
de Roma bajo Nerón, en el año 64. Tacito nos informa de estos
hechos en los Annales. Entre la población corría el rumor de que el
emperador era el causante del incendio que devastó Roma la noche
del 16 de julio del 64. Para librarse de la sospecha, hizo recaer las
culpas sobre los cristianos. Estos fueron arrestados en gran número
y fueron ajusticiados con los sistemas en uso contra los incendiarios:
arrojados a los perros o quemados vivos. Para Tácito no existe la
menor duda de que fueran inocentes, aunque no existe tampoco
compasión por ellos. Este testimonio nos hace ver que en la década
de los setenta los cristianos en Roma no eran un grupito, sino una
ingens multitudo. A esta persecución se refieren los escritos de
Clemente Romano, aludiendo también a que en esta persecución
cayeron Pedro y Pablo (aunque queda abierta la discusión sobre si
su muerte se produjo en el año 64).

Lactancio es el único que afirma que la persecución de Nerón no se


redujo sólo a Roma, sino a todo el Imperio: esto es improbable,
porque es el único que lo dice, y además porque no estaba
precisamente informado de lo ocurrido bajo Nerón. Sin embargo, es
verdad que Tertuliano, hablando de la persecución neroniana, dice
que la proscripción del nombre cristiano era el único institutum
neronianum que no había sido anulado tras su muerte. En esto se
apoyan los que afirman que Nerón promulgó un edicto de
persecución general. Sin embargo, es algo más que improbable, por
el silencio de las fuentes, que deberían haber conservado alguna
memoria, sobre todo en Oriente, y sobre todo porque ninguna
actuación estatal posterior contra el cristianismo hace memoria de
esta disposición. Sin embargo, sí es cierto que popularmente se
difundió el conectar la idea de cristianos con la persecución
neroniana en Roma.

Más parcas son las noticias sobre la persecución de Domiciano,


aunque es indudable su realidad. Existe sobre todo el testimonio de
un hombre muy próximo a los hechos, Melitón de Sardes, el cual, en
su Apología dirigida al emperador. Marco Aurelio, pone junto a
Nerón, como enemigo del nombre cristiano, a Domiciano. Junto a
esto hay que situar las palabras de Clemente en su primera carta a
los Corintios, en que dice que no les ha escrito antes por las
calamidades y adversidades vividas por los cristianos, lo que se
refiere a una acción del emperador contra los cristianos. Alusiones
de escritores no cristianos pueden confirmar los hechos (Epícteto,
Plinio el Joven, Dión Casio1), así como algunos pasajes del
Apocalipsis.

Sobre la extensión de la persecución y sobre algunas víctimas


concretas, hay pocos datos concretos: Flavio Clemente y Domitila,
Acilio Glabrión (cónsul)...

2.- Los procesos a los cristianos bajo Trajano y Adriano.

Sobre la situación jurídica de los cristianos bajo Trajano (98-117) no


sabríamos nada si tuviéramos que contar sólo con fuentes cristianas.
La petición oficial de un gobernador de la provincia de Bitinia al
emperador, de instrucciones sobre cómo tratar a los cristianos en
determinados casos límite, nos hace saber que en esta provincia del
Asia Menor muchos cristianos fueron denunciados ante la
administración estatal como cristianos, llamados a juicio,
interrogados y condenados a muerte. Además de la respuesta del
emperador al gobernador, el carteo de Trajano con Plinio el Joven
nos da una idea de cómo estaban las cosas a principios del siglo II.

Plinio empezó su cargo de gobernador en el año 111 o 112. Allí se


encuentra con que el cristianismo se ha difundido tanto en las
ciudades como en el campo, entre gente de toda edad y condición
social. El problema es que muchos de estos cristianos no se atenían a
una orden imperial que prohibía las hetaeriae, sodalicios
(=cofradías, corporaciones) no reconocidos por el estado, ni sus
reuniones.

Estos cristianos fueron denunciados al gobernador. Plinio empezó a


interrogarlos, preguntándoles si eran cristianos; les intimaba
después a apostatar, bajo pena de muerte: si éstos persistían,, eran
enviados al suplicio, exceptuando los que eran ciudadanos romanos,
que eran trasladados a Roma. Lo que llevó al gobernador a pedir
instrucciones fue el hecho de constatar que muchas denuncias
estaban dictadas por venganzas personales. Una cosa resulta clara
en esta carta: Plinio no conoce una ley que pueda servirle de norma
contra los cristianos. Su dilema es: para la persecución, ¿es
suficiente probar que son cristianos, o bien que hay otros delitos?

La respuesta de Trajano deja ver que, efectivamente, no existía


ninguna ley universal al respecto: la situación actual es tal, a juicio
del emperador, que no conviene establecer ninguna disposición
general al respecto. La solución al problema: no se busque a los
cristianos ni se admita ninguna denuncia anónima. Quien es
denunciado oficialmente como cristiano, debe ser interrogado: quien
lo niega (aunque lo sea) no será castigado; quien lo afirme, es
castigado. Por tanto, el simple hecho de ser cristiano es motivo para
ser perseguido.

Por tanto, las palabras de Trajano dejan ver que él ve la cosa como
natural, dada la opinión pública sobre los cristianos. Se ha creado,
desde Nerón, la conciencia de que no es lícito ser cristianos. Y es
obvio que lo que se dice en la carta de Trajano va contra los
principios del derecho penal romano.
Sobre los efectos de la carta de Trajano las fuentes dan poquísimas
noticias. De esta época sólo se conocen dos mártires: el obispo
Simeón de Jerusalén, crucificado cuando contaba con 120 años de
edad, e Ignacio de Antioquía, trasladado a Roma, como ciudadano
romano, y allí martirizado, siendo todavía Trajano emperador.

Bajo Adriano (117-136) de nuevo un gobernador se dirige a él para


pedirle instrucciones. Se trata del procónsul de la provincia del Asia
Proconsular, Getulio Serenio Graniano; su carta se ha perdido, pero
sí conocemos la carta de Adriano a su sucesor, Minucio Fundano,
que se encuentra en la Apología de san Justino. Adriano es más duro
que su antecesor contra las denuncias anónimas: sólo si uno
responde con su nombre de la denuncia, el cristiano debe ser
procesado, y sólo si alguno puede probar que los denunciados han
transgredido las leyes, el gobernador puede pronunciar la condena,
según la gravedad del reato.

En realidad, y según la interpretación de Justino, la postura de


Adriano supuso una mejora para los cristianos, ya que sólo podían
ser castigados si se comprobaba que habían transgredido las leyes
del estado. En efecto, Adriano no descarta que se pueda acusar a uno
de ser cristiano, pero para que se le condene, se exige que se pruebe
un delito contra una ley romana.

El principio de que el solo hecho de ser cristiano fuera perseguible


siguió vigente durante el siglo II, como lo demuestran algunos
martirios bajo Antonino Pío (138-161): datos en la Apología de
Justino, en el Pastor de Hermas, actas del martirio de san Policarpo.

Conclusión: durante el siglo II no existe una ley que regule, con


disciplina uniforme en todo el Imperio, la conducta del estado
romano hacia los cristianos. La hostilidad del pueblo contra los
cristianos forma la idea de que ser cristiano sea inconciliable con los
usos del imperio romano, y esta idea da origen a una máxima
jurídica que hace posible que las autoridades castiguen el ser
cristiano. Las persecuciones que se derivan son sólo locales y
esporádicas, y se dirigen contra individuos. Son provocadas por
tumultos populares que obligan a la autoridad a intervenir. El
número de las víctimas es relativamente bajo.
CAPITULO IX
EL MUNDO RELIGIOSO EN LA ÉPOCA
POSTAPOSTÓLICA, A TRAVÉS DE SU
LITERATURA
 

De los escritos del NT a los escritos de esta nueva era, empiezan a ser
verdaderamente diferentes, porque diferentes son las necesidades y
problemas de las nacientes comunidades cristianas.

Entendemos por padres apostólicos, aquellos que todavía se


encuentran próximos al tiempo y mundo de los apóstoles, aunque
ellos mismos, entiendan con claridad, la diferencia entre ellos y los
apóstoles como sin duda alguna lo indica San Ignacio de Antioquía,
el más famoso de los padres apostólicos .

El prestigio de los apóstoles permanecerá intacto, prueba de ello, es


la cantidad de escritos, que aparecerán de carácter apócrifo, y esto
debido a la atribución a los apóstoles, como la mejor forma de dar
prestigio a un texto atrayendo la atención de los posibles lectores.

Podemos decir sin lugar a dudas que la literatura de este tiempo se


nutre mucho de la herencia de los apóstoles, del recuerdo cercano de
sus figuras y de sus influyentes escritos.

En este capítulo, se tratarán algunos de los más importantes con


breves reseñas.

1.- CLEMENTE ROMANO.

Autor de una larga carta, que la comunidad de Roma dirige a la de


Corinto a finales del siglo 1º El motivo, es: la lamentable situación de
escisión en la que se encuentra esta Iglesia y tanto es así, que se
llegará incluso a la deposición, de algunos de los presbíteros
dirigentes de dicha comunidad. La carta les invita a restablecer la
unidad perdida.

En su contenido se ve una apertura hacia lo helenístico


especialmente al mundo estoico. Aunque su verdadera proximidad
es hacia el mundo del AT y a la mentalidad judía.
2.- IGNACIO DE ANTIOQUÍA.

Obispo de un gran iglesia a Oriente, sufre el martirio en tiempo del


emperador Trajano. De camino a Roma, escribe 7 cartas: A Efeso,
Magnesia Y Tarles desde la ciudad de Esmirna, también desde aquí
una a los romanos . A los filadelfos y esmirnotas y al obispo de estos,
Policarpo les escribe desde Troas.

Se trata de consideraciones de fe de altísimo contenido espiritual,


más que de desarrollos teológicos. Su contenido es interesantísimo
cara a la fe y la piedad de este tiempo.

3.- POLICARPO DE ESMIRNA.

Obispo de la ciudad de Esmirna en Asia Menor. Según Ireneo,


discípulo suyo, estuvo en directa relación con varios apóstoles. Así
pues, es un testigo de excepción de los apóstoles y su tradición, que se
prolongan hasta la segunda mitad del siglo II. Sus cartas, casi en su
totalidad se han perdido solo se conserva una a la comunidad de
Filipos. Después de la muerte de IG.A.

4.- LA DIDAKHÉ.

Algunos de los escritos importantes de esta época, son de carácter


anónimo, como en este caso, este documento llamado también
doctrina de los Apóstoles es muy interesante, para conocer la vida
religiosa de las comunidades de estos primeros momentos. Su
intención es dar una guía precisa de ordenación interna de la vida a
estás comunidades de reciente nacimiento.

5.- LA CARTA A BERNABÉ.

Polemiza con el judaísmo haciendo una interpretación errónea del


AT . Pero su contenido es interesante .

6.- EL PASTOR DE HERMAS.

La figura central de esta obra es: un pastor que anima a su rebaño,


eshortándolos a la importancia de la penitencia a través de
parábolas. Su importancia es grande, para ver la fundamentación de
la penitencia en este momento.
7.- 2ª CARTA DE CLEMENTE.

El ejemplo más antiguo de una homilía pronunciada a mediados del


siglo II.

Aparte de todo esto hay que recordar, la importancia de las


tradiciones orales de los antiguos presbíteros remontadas hasta la
edad de los apóstoles. Especialmente atestiguadas por Papías y
Clemente Alejandrino.

No cabe duda que ya desde este momento las comunidades cristianas


entran en polémica con las judías. Estos últimos afirman su carácter
particular de pueblo escogido. Por el contrario, los cristianos
afirman ser ellos el pueblo, que recoge la herencia despreciada por
los judíos a causa de sus infidelidades. Este es el tema central de
mucho de los escritos y dichos de esta época, como lo demuestra por
ejemplo la cata a Bernabé o los demás autores mencionados.
( Contenido específico en las pp. 227 y 228.)

Para terminar este capítulo determinar alguno de los contenidos de


la DIDAKHÉ en orden a los sacramentos, especialmente al más
importante en aquel momentos el de iniciación o bautismo.

En esta obra, importantísima, se dan las pautas de como ha de


celebrarse dignamente este sacramento, todos los autores coinciden
en definirlo, como el sacramento de la purificación e incorporación a
la comunidad de hay ,la insistencia de los autores de este momento,
en mostrar y perfilar, con claridad su particular teología.

La Eucaristía también será tratada, como sacramento de unión de la


comunidad, ya aquí se empieza a plantear el problema d la
comunión cuando se ha caído nuevamente en pecado. El apartarse
de ella es condena a muerte segura, entendida como falta de
salvación ( S. Ignacio. A )

El referimiento a los mandamientos y a la imitación de Cristo,


son datos importantes en estas obras. La importancia de estos
mandamientos, de la penitencia, de la vida sencilla, apartándose del
deseo de poder, de los puestos importantes etc., será tema usual de
alguna de ellas debido, sin duda a los problemas ya existentes en el
seno de esta primeras comunidades. (Especialmente el Pastor de
Hermas)
CAPITULO X
LA FORMACIÓN DE LA CONSTRUCCIÓN
ECLESIÁSTICA. LAS IGLESIAS
PARTICULARES Y SUS MINISTROS. EL
EPISCOPADO MONÁRQUICO. LA IGLESIA
UNIVERSAL. LA POSICIÓN DE LA IGLESIA
DE ROMA.
 

Cierto es, que esta peculiar forma de organizarse llama la atención a


diferencia del judaísmo, donde en un mismo lugar existen diversas
sinagogas. En estos momentos, son muchos los ejemplos que nos
hablan de comunidades, con nombres propios de los que se tiene
noticias precisas. Se puede decir claramente, que no hay cristiano,
que no pertenezca a estas comunidades precisas (Roma, Esmirna,
Corinto, etc.) y como la más clara afirmación de la unidad tenemos
la celebración de la eucaristía, el mejor e los signos de unidad en
estos momentos .

Desde la carta a los corintios, queda claro que dentro de la


comunidad cada uno tiene su función dentro de la comunidad
formando así un armonía especial . (Por todos es conocido el ejemplo
del cuerpo y sus miembros, como ejemplo del cristianismo).

Esta unidad es considerada como el bien más precisado, de este


modo todo lo que lleve a la separación, es especialmente temido.
Muchas veces, el puro capricho personal puede llevar a una
separación de la comunidad . El gran problema de estas
comunidades nacientes, son: el cisma y la herejía que poco a poco
hacen su aparición dentro del mapa eclesial causando como veremos
más adelante, verdaderos problemas a las comunidades.

No sólo esto, también las envidias, las ansias de poder etc., crean en
muchas ocasiones rivalidades peligrosas y desuniones dentro de las
comunidades. Vasta recordar el caso de la Iglesia de Corinto,
seriamente dividida debido a los celos y la envidia . ( recordemos lo
ya comentado).
Herejías, como el docetismo, no tardarán en hacer estragos dentro
de las comunidades especialmente en Asia Menor. Las iglesias,
conscientes de este problema se avisan unas a otras de todo esto, lo
prueba, gran cantidad de cartas mandas de un responsable de la
comunidad a otro.

1.- ORGANIZACIÓN DE LA IGLESIA EN LOS


PRIMEROS TIEMPOS.
El “Pastor de Hermas” uno de los documentos más antiguos al
respecto, nos habla de dos terminologías para denominar a los
máximos representantes de la comunidad. Presbítero y episcopo, son
una misma cosa, claramente diferenciada del diácono.

La “Didakhé” solo nombre episcopos y diáconos.

Policarpo solo presbíteros y diáconos.

Solo Ignacio de Antioquía hace una clara distinción entre los tres
ministerios. Dice claramente, que la iglesia solamente tiene un obispo
y subordinado a este tiene presbíteros y diáconos.

Lo cierto es que poco después del 150, parece que el episcopado


monárquico, se impuso ampliamente en todo el ámbito de
propagación del cristianismo.

Desde muy antiguo, pues la unidad entre presbíteros y diáconos con


su obispo es necesaria para le buen funcionamiento de las
comunidades. Su autoridad es querida por Dios, bajo la dirección y
moción del Espíritu . Apoyados en esto dirigen la liturgia de la
eucaristía, presiden los ágapes, predican la verdadera doctrina del
evangelio y son los guardianes de las tradiciones apostólicas.

No se puede olvidar, que nos encontramos en una iglesia, donde


todavía proliferan los carismas muchos de ellos relacionados con la
posesión especial del Espíritu ( el caso del autor del Pastor de
Hermas que afirma hacer recibido una “ciencia” especial que le
capacita, para este cometido).

Por causa de este carisma, por la posesión del mismo, se darán más
de un problema en el seno de la comunidad, especialmente, entre
carismáticos y dirigentes de la comunidad . El caso más patente es el
delos “maestros” a los cuales se les exige una determinada función
dentro de la comunidad precisamente para evitar posibles abusos de
todos los órdenes relacionados generalmente, con falsas ideas y
ganas de lucro. Tanto la actuación del maestro como la des profeta
han de estar debidamente encauzadas, para que provoquen un
verdadero beneficio dentro de la comunidad (Didakhé y Pastor de
Hermás).

Es de destacar que en este momento, la hospitalidad de las iglesias


para todos los miembros es muy grande y es un campo donde no
aparecen diferencias en cuanto a la posición que se ostente dentro de
la comunidad . El sentido de pertenecía se refuerza por el sentido
universal a través de un abundante epistolario en las que se reciben
múltiples informaciones de los acontecimientos de casa una de las
comunidades.

2.- FACTORES QUE GUARDAN EL SENTIDO UNIVERSAL DE


IGLESIA.

2.1.-Unidad de culto:

La fidelidad a la tradición será la norma común en estos casos . Y el


factor al que más se apele ante posibles cambios dentro de estos
cultos.

2.2.- La figura del obispo:

La perfecta delimitación del campo de actuación de este . Entre ellos


existe un contacto, pero es cada uno el que está llamado a resolver
los problemas dentro de su jurisdicción.

2.3.- La iglesia romana:

La carta de Clemente a la Iglesia de Corinto. El tono de esta en


muchas ocasiones denota cierta fuerza, como de alguien con
autoridad superior, que desea ser obedecido especialmente por su
cargo. Poco a poco el amor a la iglesia de Roma se va haciendo
especial, suscitando dentro de la cristiandad una especial veneración
y un sentido de especial de preeminencia.

También es a destacar la gran afluencia de cristianos de todas las


partes hacia la capital del imperio y hacia su iglesia, no cabe duda
que esta suscita una especial atracción a todos los cristianos.
También los fundadores de nuevos movimientos dentro del
cristianismo, verán con especiales “buenos ojos” a esta iglesia como
centro. Lugar de apoyo y de reconocimiento. Todo esto en conjunto
va explicando la posición señera de la iglesia de Roma.
CAPITULO XI
CORRIENTES HETERODOXAS CRISTIANAS.
 

Ya desde fechas muy tempranas, al mismo tiempo que el


judeocristianismo, de la iglesia naciente, de Jerusalén y de la era
postapostólica, se desarrollaron otros grupos judíos que aceptaron,
tanto la doctrina, como el culto cristiano.

Las fuentes parecen afirmar, que ya algunos judíos, desintegrados


del judaísmo oficial, pudieron optar algunos de los parámetros de la
religión cristiana y de sus ideas nacientes.

No obstante, la separación primordial de estos grupos, con respecto


al judeocristianismo ortodoxo, va más en línea de posturas
doctrinales diferentes, fundamentalmente distintas, cuanto de
prácticas puramente religiosas. Prueba de todo esto, ya desde
antiguo es el problema que plantea ya Pablo, de aquellos que quieren
mantener ritos puramente jusión caso, de la circuncisión. Pronto se
verán obligados a separarse unas corrientes de otras debido a las
notables diferencias.

Desde los primeros momentos las diferencias empiezan a aparecer


en el seno de las comunidades, debido a las diferentes formas de
entender planteamientos que afectan a la figura de Jesús mismo,
caso de Cerinto y su cristología, que afirmaba a Jesús, como hijo
natural de María y José. Sobre este hombre bueno, había descendido
Cristo, para luego salir de el nuevamente momentos antes de la
muerte negando así la participación de Cristo en la cruz.

Así pues, sería Jesús ,el puramente humano, el que habría muerto y
resucitado. ( posiblemente, así se percibe en Ireneo, fue esta
cristología una de las causas para la elaboración del evangelio de
Juan).

Hablaremos aquí de un modo resumido de los principales grupos en


estos momentos.

1.- EBIONITAS.
De ellos nos dan noticias Ireneo, los primeros expertos en herejías,
tratan de hacer derivar este nombre de un tal Ebión, pero lo más
probable es que se trate de la palabra “ebión”, que en hebreo
significa pobre, aludiendo seguramente al modo de vivir pobre y
sencillo, adoptado por esta secta, y que luego sería una de sus
principales características.

Posiblemente se trate de un grupo de judeocristianos que más tarde


debido a sus posturas se separaron de la iglesia formal. Por
informaciones de Justino mártir esto sería hacia el 150. El habla
diferenciadamente de algunos que solo ven a Jesús como hombre, y
otros que también lo reconocen como Mesías

El evangelio, de estos hecho propio, sería posiblemente el evangelio


de San Mateo refundido en sentido de secta Otros escritos, son: una
traducción de la Biblia hecha por un al Simanco (este testo lo
conoció Orígenes) Y un texto llamado “las predicaciones de Pedro”.

Se puede afirmar no obstante, que no se trata de un grupo


homogéneo, dado que entre los asiduos a esta tendencia, existen
diversos modos de ver las cosas. En teoría tenían ideas
completamente dualistas. El bien estaría representado en Cristo
profeta mesiánico prometido. Hijo natural de padres terrenos,
consagrado por Dios como Mesías. Su misión, predicar la palabra de
Dios y la salvación. Rechazan la muerte en cruz . La idea de estos es
pues puramente adopcionista.

Para un seguimiento perfecto, la ley mosaica, debía de purgarse de


todas las deficiencias Jesús es el que hace esta purificación.

Rechazaran los sacrificios rituales siendo sustituidos por una vida


pobre y sencilla. Por la comunidad de bienes. Gracias a la
participación en la ocmidasagrada, se limpia de todas sus faltas ( pan
agua) y también por las celebraciones del sábado y domingo.

Por supuesto rechazan al apóstol Pablo como el gran enemigo d la


ley También rechazan la teología trinitaria.

2.- ELCASAÍTAS.

Vecinos de los anteriores. En el siglo III habían alcanzado alguna


extensión sus comienzos se remonta al siglo II en la frontera
siripártica. SE extendió especialmente hacia el Tigris y el Eúfrates,
así como en palestina. También lo intento en Roma de la mano de
Alcicibiades de Apatema.

La base de su predicación un libro sagrado sobrenatural . En el


aparece el Espíritu Santo como femenino y otro que era el hijo de
dios llamado Cristo.

Mantenían el bautismo con ropa y los lavatorios sagrados como


purificación de las faltas. Circuncisión, el sábado y la orientación
hacia Jerusalén, eran necesarias, pues su observancia, les daba una
característica especial. Rechazaban determinadas partes de la
escritura y los sacrificios. También mantenían cierto secretismo
referente a su movimiento. Su tendencia es claramente gnóstica.

3.- MANDEOS.

Desarrollados en Siria y Palestina conjuntamente con las sectas


bautismales que proliferaban por aquel momento. En papel
relevante, se encuentra su bautismo realizado por triple inmersión y
con carácter reiterativo. Importante, es la ascensión o rito de as
almas de los difuntos al reino de la luz.

Seres buenos, dependientes del “mana” principal y deones,


dependientes del “deón “ del mal, del “agua negra”.

La figura de Juan el Bautista, tiene mucha importancia. Jesús es


falso profeta, desenmascarado por el bautista .

Hasta el siglo VII Y VIII no desarrolla literatura propia . Para el


mandeismo, que subsiste en la actualidad, judaísmo, cristianismo y
el Islam son religiones falsas.
CAPITULO XII
LA SITUACIÓN DEL CRISTIANISMO BAJO
LOS EMPERADORES MARCO AURELIO Y
CÓMODO. EL “MARTYRIUM” DE LAS
IGLESIAS DE LYÓN Y VIENNE.
 

Ya en la primera apologética cristiana se atribuyó al emperador


Marco Aurelio (161-180) un edicto favorable a los cristianos,
quitando las partes de leyenda que se puedan atribuir, para explicar
su protección lo cierto es que su cercanía al estoicismo, pudo ser la
verdadera razón a esta mitigación de las leyes anteriores, pues de sus
escritos se desprende, con certeza, el desprecio que sentía hacia esta
religión dado que consideraba el sacrificio de sus propias vidas, me
refiero a los cristianos, una ilusión falsa y necia.

En el 176-77 emite un escrito, donde deja claro, que no está


dispuesto a poner en peligro la religión de estado por causa de
iluminados de diversas religiones.

Lo que si parece cierto, es el constante saqueo, al que somete las


propiedades de los cristianos en todas partes y es por ello, que
algunos autores cristianos famosos del tiempo, se quejan al
emperador como demuestra el caso de Melitón de Sardes o
Atenágoras

Por está época, se dan algunos de los martirios más significativos de


todo este periodo, caso de Justino entre los años 163-67, debido a las
intrigas del filósofo Crescente.

Multitud de martirios quedaron certificados en esta época.

Pero si duda, el caso más significativo de este periodo es la


persecución en Liyon y Vienne en las Galias. Eusebio de Cesarea
recoge la carta del relato casi intacta en su obra de Historia de la
Iglesia.

Una parte de esta iglesia procedían de oriente. También había


sujetos de clases inferiores, como esclavos, artesanos etc., pero de
una intensa vida espiritual.
En el verano del 177 se habían reunido en Lyón representantes de
todas las Gálias, para las fiestas del culto imperial . En este preciso
momento estallo un furor, en contra de los cristianos a los que como
en otras partes del imperio se les acusaba de ateísmo etc.

Conducidos a la plaza mayor fueron abucheados y de allí conducidos


a la cárcel, para ser juzgados por el legado imperial . Esclavos al
servicios de sus señores cristianos, por afán de lucro, los acusaron de
las mayores atrocidades.

Fontino, viejo obispo de la ciudad, tras los tratos brutales que le


dieron, expiro en la cárcel. Los demás fueron echados las fieras.
Todos se mostraron constantes en su intención aplicándose el castigo
impuesto en la ley, para los que no renegaban de sus religión de
modo que todos también Attalo noble romano, fueron conducidos a
la muerte.

Bajo Marco Aurelio, muchos cristianos fueron condenados a


trabajos en las minas, como castigo por su pertenecía y
perseverancia en está religión.

No cabe duda que a la agudización de las persecuciones se debió, en


gran parte, al malestar generalizado de las gentes contra el imperio,
eran acosados por las guerras que mantenía el emperador contra los
bárbaros; a esto, añadamos las catástrofes naturales y la peste. Todo
ello, hace que la gente se descargue contra los cristianos, como forma
de atribuir los males y para saciar su ansiedad.

Desde dentro, las luchas contra los paganos, el excesivo afán de


martirio de los montanistas, y la vida misma separada que
mantenían los cristianos, del resto del mundo, sin duda atrajo, la ira
de las gentes .

1.- BAJO CÓMODO.

Este emperador, resulto más bien favorable, debido a la influencia


de su esposa Marcia, que mantenía como amistades a algunos
cristianos influyentes.
Los pocos martirios en este mandato se deben a las legislaciones
anteriores, caso de los mártires de la ciudad africana de Cillium de
la que se puede decir es la primera documentación latina conservada
de origen cristiano .
CAPITULO XIII
LA POLÉMICA LITERARIA CONTRA EL
CRISTIANISMO. EL RETÓRICO FRONTÓN.
LUCIANO DE SAMOSATA
 

Debido a la creciente fama de los cristianos, por los acontecimientos


narrados en anteriores capítulos, las diversas partes de la sociedad
romana van tomando partido en esta historia particular del
desarrollo de este religión; ahora en este capitulo toca ver, la
participación en el terreno intelectual, de esta lucha en contra de
esta naciente religión.

En los ambientes intelectuales romanos, se fue creando poco a poco


un ambiente de verdadera repulsa hacia el cristianismo. La sátira, la
hoja volante y el libro este último, más extenso, se convierten en
armas de una polémica, que se inicia a mediados del siglo II y muy
pronto alcanza uno de los puntos culminantes en los escritos satíricos
de Luciano de Samotasa y en le discurso a la verdad de Celso.

Este acontecimiento es importante porque habrá una reacción de


defensa o apología dentro del sector culto cristiano, como réplica a
estos escrito (capítulo siguiente)

Podemos decir que el primer precedente es el ya mencionado escrito


de Tácito, sobre los acontecimientos acaecidos en Roma durante el
incendio provocado por Nerón, Sus escritos denotan claramente el
odio de este hacia los cristianos acusándolos de criminales,
supersticiosos y en contra del género humano.

En Suetonio y Épiceto hay parecidas acusaciones .

Pero es el siglo II con el auge del cristianismo y ante la imposibilidad


de poner cotas a su crecimiento pese a los edictos imperiales, es
cuando las clases cultas ante la creciente preocupación por la
pérdida de identidad de las filosofías paganas, toman partido en
contra para discutir, posicionándose en contra de este movimiento...

El primer ejemplo de esta lucha entre un pagano y un cristiano


puede ser el de Justino y el cínico Crescende en Roma. Según relato
de Justino, Crescende va diciendo que los cristianos son ateos, gente
sin religión, poco menos que criminales.

Frontón, en publica sesión del Senado, da por buenas las


afirmaciones del populacho sobre los cristianos. Despreciando así
publicamnete ante las gentes importantes la religión y el
pensamiento cristiano.

Trataremos aquí a los dos más importantes:

 
1.1.- LUCIANO DE SAMOSATA

En su obra satírica “De morte peregrini”, la imagen que da satírica


de los cristianos no puede considerarse propiamente como polémica.
No los considera un peligro, simplemente le place poner en la
palestra las locuras y aberraciones humanas su género de escritura
favorito, se trate de quien se trate.

Sólo parece que le interesaba las cosas que podía resultarles,


prácticas, para su obra cómica. No le interesaron ni los escritos
cristianos ni el mundo interno de la iglesia.

La imagen del “peregrino”, es la de un hombre aprovechado, que


realiza unas falsas escrituras y se ríe de todo el mundo,
enriqueciéndose especialmente de los beneficios de los pobres
infelices que le prestan atención. Mira con desprecio, la actitud
cristiana de creer, en la resurrección , se ríe de su desprecio por las
riquezas .

El desconocimiento de Luciano de la fe cristiana parece clara


incluido el conocimiento de la figura de Jesús de Nazaret.

Lo cierto es que, la desfiguración de todo esto bien pudo suponer


una forma de entender el cristianismo para los lectores paganos tan
asiduos a las lecturas de sus obras.

 
1.2.- CELSO
Es muy diferente al anterior en su obra, “discurso de la verdad”,
perdida y solo conocida en lagunas partes de la misma recogidas por
Orígenes.

No puede clasificarse a su autor como perteneciente a alguna


determinada corriente filosófica. Si se puede decir ,que comparte la
idea del dios platónico único, transcendente, del cual participan
cantidad de dioses inferiores.

Para Celso, toda religión ha de demostrar su justificación o bien


ligada a un pueblo o como culto local.

Celso está informado, de las escrituras, de algunos escritos cristianos


y también ha tenido un contacto personal con algunos adeptos de
esta nueva religión.

Sus conclusiones, son negativas y terriblemente mordaces , lo


demuestra el hecho de que 70 años más tarde el mejor teólogo del
siglo III Orígenes, lo sometiese a una refutación intensiva.

La idea de la creación y del conocer realizada en el AT, le parece


impropia del Dios, uno transcendente y todo poderoso de la
filosofía . El dualismo platónico y la cosmología estóica son las
materias y la base de Celso. La idea de la encarnación le parece
verdaderamente ignominiosa.

Según este Jesús era un mero hombre que como un mago de los de
Egipto, había ganado el prestigio . Lo acusa de chalatán y fanfarrón
de moral deprabada. Su adoración, de los cristianos, es a un muerto
no a un vivo, esto tuvo que doler verdaderamente a las comunidades
cristianas.( Ya sabía este autor, donde golpear, para hacer daño)

Afirma que los cristianos son personas espiritualmente


limitadas .Acusa a los maestros cristianos de depreciar las filosofías
y las cosas terrenas sin ningún topo de fundamentación.. Es por esto,
que los cristianos mayoritariamente son incultos esclavos o de clases
sociales bajas no obstante, no es nada de maravilloso si tenemos en
cuenta que a esta clase baja social pertenecía el mismo fundador.

Para Celso los cristianos son verdaderos agresores contra la idea del
logos y del monos griega, es por esto que los cristianos son
considerados como criminales .
Para Celso el desprestigio de la persona de Jesús es una de los
puntos principales

No cabe duda que una de las mil motivaciones de esta lucha de Celso
es el salvar los ideales de la filosofía , pero insultar de este modo,
prestó flaco favor a tan altos ideales .

Lo cierto es que con estas luchas las defensas cristianas, antes de


achicarse, hicieron lo contrario, fortalecerse en su intención.
CAPITULO XIV
LA PRIMERA APOLOGÉTICA CRISTIANA DEL
SIGLO II
 

Ya antes de la mitad del siglo II, se inicia del lado cristiano el trabajo
de ciertos escritores que posteriormente por el tipo de obras
llamaremos “apologistas” todos en lengua griega, en este siglo II
poco a poco van dando un cariz diferente a la literatura cristiana.

Esto a diferencia de los padres apostólicos, no se refieren únicamente


a la exposición de la fe de una forma sencilla. Su ámbito helenístico,
le abre cada vez más a nuevos horizontes diferentes, a temas nuevos.
Debido a la hostilidad creciente hacia ellos se ven obligados a dirigir,
también su reflexión a ambientes no cristianos, intentando dar una
imagen fiel de la nueva religión, en contra de las imágenes
extendidas por parte de los autores paganos, pertenecientes a las
clases cultas de la sociedad romana. En cierto sentido, tampoco se
debe negar el sentido misional y propagandístico de estos textos.

El tener que realizar el discurso del logos, delante del público


pagano, dió, muchas oportunidades a estos escritores de preparar
discursos cara al público pagano.

También se dieron en esta época diálogos con el judaísmo de la


diáspora aunque aquí el tema, está puesto de ante mano, siendo
siempre le tema mesiánico en Jesús el punto central.

La vida cotidiana de los cristianos, también dará mucho que hacer,


contraponiéndola con las creencias de los gentiles y en algunos casos
explicando, o intentado encontrar mejor dicho, “intentos” de
búsqueda de Dios en los autores gentiles.

 
1.- CUADRATO.

Este ateniense está considerado el primero de todos, dirigió una


apología al emperador Adriano. Es lo único cierto, ya que otras
posibles obras no se sabe con certeza su verdadera procedencia
 
2.- ARÍSTIDES.

Recientemente descubierto, le falta la verdadera idea de Dios,


intenta de un modo poco preciso, distinguir tres tipos de hombres,
judíos, bárbaros y griegos . Solo el cuarto, los cristianos, poseen la
rectitud y la verdad moral. Este autor, toma ideas de aquí y de allá.
Aunque el intento de aproximación gracias a la misma lengua
resulta interesante, en todos los sentidos. Este autor está plenamente
convencido de que solo el cristianismo puede traer la salvación a la
humanidad.

 
3.- JUSTINO.

Podemos decir, de este, que se trata de una de las grandes figuras,


dentro de este género. Convertido de una familia gentil de Palestina.
Su apología está dirigida a los emperadores Antonio Pío y su hijo
Marco Aurelio. Es importante también el dialogo con el judío
Trifon. Gran parte de su obra se ha perdido.

El grado de formación del autor, dan a está apología una categoría


especial a estos escritos . Ha revisado todos las corrientes de su
tiempo, en un intento de buscar la verdad y hasta que no encontró el
cristianismo y lo aceptó, no encontró la verdadera paz, después de
esto ha dedicado, toda su vida a predicarlo.

Ideas principales:

 Buscando cierto parentesco, con las ideas filosóficas, habla de


dios al igual que los filósofos griegos, como el “padre del
universo” .Es la unidad sin nombre, sentada encima de este
mundo , que no puede hacerse inmediatamente visible .
Justino relaciona este Dios con ideas trinitarias . El Logos,
estaba desde el principio en el , paro es inferior a este. es
mandado, conforma indica el AT y también algunos de los
anteriores filósofos, recibieron esta inspiración del “ángel del
Señor” , de modo que todos estos que han vivido, conforme a
su inspiración pueden ser contados de algún modo ya como
cristianos. ( la idea del logos, tiene una clara influencia
estoica).

 Los ángeles caídos, corrompidos por el orgullo, tientan al


hombre y de ellos son la obra de la religiones paganas y ellos
son los culpables de la desorientación de los judíos. Los
cristianos en el nombre de Jesucristo, están protegidos, contra
estos deones.

El alto nivel de compromiso y de verdad ética, obrado siempre con


rectitud, de los cristianos, demuestra que están en posesión de la
verdad . El cumplimiento en Cristo de todas las escrituras, es prueba
también de verdad absoluta.

El bautismo y la eucaristía, serán signos de esta permanencia de dios


entre los cristianos. Estos ritos, sustituyen a los antiguos ritos judíos
de sacrificios etc.

La doctrina de la cruz y la muerte y resurrección de Cristo, son


otros de los puntos doctrinales de importancia dentro de su apología.
Su obra es importante como eslabón entre la primera teología
cristiana y el desarrollo paulatino de esta.

 
4.- TACIANO.

Discípulo de Justino. A diferencia de este, supone una regresión, ya


que en vez de ver lo bueno de la filosofía y hacer una síntesis desde
aquí, este solo encuentra burlas y desprecio, para las conquistas de
la filosofía griega. En algunos momentos, llega a afirmar, que todo
ha sido tomado de los bárbaros restando así toda originalidad a
dicha filosofía. Todo es un juicio condenatorio. En cuanto a su
teología nada de especial aporta a lo de su maestro

 
5.- ATENÁGORAS.

“El filósofo de cristianismo de Atenas” reclama para el cristianismo ,


la igualdad de los derechos que las demás corrientes filosóficas . Lo
más destacable, es la afirmación de que a Dios se le puede demostrar
racionalmente . La resurrección especialmente dificultosa para los
griegos, es tratada por esta autor, de un modo especial, en un escrito
también especial.

 
6.- TEÓFILO.

De el sólo se conservan “los tres libros a Autolico” este, es un amigo


pagano, al cual quiere acercar los escritos del AT afirmando: que
estos son mas antiguos y tienen mas fondo filosófico que otros
muchos escritos .

Destacamos también a Melitón de Sardes, mencionado por Eusebio,


sin duda sus escritos debieron de ser importantes en su época.
También otros como Apolinar, tuvieron su importancia en este
campo.

Mencionar sin más el anónimo “Discurso a Diogneto”.

 
7.- CONCLUSIÓN.

En este tipo de literatura, de este siglo, vemos un paulatino


desarrollo de la fe y de la teología con respecto a la época anterior.
Nos proporcionan datos, de la vida interna en este siglo II, Desde
luego la intención del cese de las persecuciones, uno de sus
propósitos, no se logró . Pero la intención misionera y desde luego el
autovalimiento se reforzaron enormemente gracias a estos escritos.
CAPITULO XV
LA CONTROVERSIA CON EL GNOSTICISMO
 

La polémica, literaria del paganismo, no representa, para la


comunidad cristiana un peligro demasiado serio, pero en el
gnosticismo, le salió a la Iglesia el verdadero adversario, que desde
tiempos muy recientes puso en peligro, la continuidad de la misma
iglesia, debido a las diferencias y a las luchas que se dieron, entre los
diversos grupos y las diversas ideas.

Ciertas corrientes dualistas del Oriente, con ideas del judaísmo


tardío, unido a las ideas del cristianismo, dan como síntesis una
corriente, que pretendía en los primeros tiempos, dar la solución a
las preguntas últimas del hombre. El culto, la liturgia, tomaba parte
de los ritos, de los cultos mistéricos unido a la propaganda y a la
clara intención de conquista de la iglesia desde dentro hicieron de
este movimiento, el verdadero rival de la iglesia naciente.

 
1.- IDEAS FUNDAMENTALES DEL GNOSTICISMO.

El tema fundamental es este: ¿cómo se haya el verdadero


conocimiento, que esclarezca el enigma del mundo, y del mal en el
mundo, así como el enigma de la existencia humana? . Las repuestas
a todas estas grandes preguntas de la humanidad son desde esta
corriente estas:

El más íntimo ser del hombre está impulsado a la unión con Dios
verdadero y perfecto, pero desconocido, por destino especial, el
hombre, ha sido desterrado a este mundo imperfecto, que no puede
ser obra de Dios sino la creación de un ser inferior e imperfecto, que
lo domina, con la ayuda de los poderes malignos. El hombre, solo
puede liberarse de estos poderes malignos, si se conoce bien a si
mismo y reconoce que está separado de esto de este Dios. Solo este
conocimiento, supone el retorno al mundo luminoso y superior del
verdadero Dios todopoderoso
No cabe duda, que esto aquí expuesto representa una mezcolanza de
múltiples concepciones religiosas, cuestión propia de esta peculiar
corriente.

¿Cuál podemos decir que es su influjo?

Parece claro, que antes del cristianismo, existen ya movimientos de


características gnósticas . El antiguo Irán, encontramos los
precedentes mas claros en ideas dualistas del bien y el mal, la luz y la
oscuridad etc. Cuando estas tropiezan con el relato del génesis, se
amoldan, así el Dios de la creación, del judaísmo se convierte el
demiurgo, que no conocía la luz. Las ideas astrológicas y el influjo de
los planetas, también entraron a formar parte de esta amalgama de
ideas.

En cuanto a la relación con el AT, todo el mundo coincide en que las


ideas del AT, desempeñan un papel importante en la
fundamentación del gnosticismo, especialmente lo relacionado con
las ideas apocalípticas. Posiblemente entre gnósticos y esenios, y oras
corrientes del judaísmo heterodoxo, corrieron ideas dualistas
exportadas de Irán etc.

Todo esto, se puede decir, que influyo, en la captación de gentes,


también de cristianos, un culto, especialmente atrayente y unas ideas
curiosas, y absolutas atraían hacia si, a las gentes necesitadas de
seguridad en una posible salvación.

Desde los primeros momentos apologistas como Justino y otros,


mencionan comunidades de cristianos, ( que se auto llaman así) de
carácter claramente sincretista y gnóstico.

Lo cierto es que desde muy temprano el gnosticismo desfiguro las


ideas y la vida de Jesús creando confusión y polémica en las
comunidades.

El camino gnóstico, se convierte así ,en un camino de adeptos, muy


especiales, capaces de comprender a través de parábolas y de dichos
secretos los misterios de la “gnosis” . El hecho de que todo tenga
tanto misterio, hace interesante, esta corriente, para los nuevos
cristianos.
El creerse los verdaderos y únicos conocedores de la verdad también
les dio cierta fuerza importante, creando estados diversos de
perfección neumáticos síquicos etc., que determinaban el grado de
pertenencia y acceso al conocimiento.
 

1.1.- Formas más importantes de gnosticismo.

A la fase primera, pertenecen el grupo sirio, que se originó en torno


a Menandro y Satornil (Saturnino) en Antioquía. El primero, se
predicó a si mismo como redentor al que habían enviado al mundo
las potencian invisibles. La doctrina de Saturnino la podemos
recoger gracias a “philosophoneunas”. En ellos viene a decir lo
siguiente.

El Padre desconocido, habría creado los “emones” las potencias del


mundo superior e inferior y el mundo es obra de 7 espíritus malos o
inferiores. El más alto de ellos, ha de identificarse con el de los
judíos. A estos, debe el hombre, su mísera existencia en la tierra.
Pero algo de vida tienen dentro, cuando después de la muerte y
dependiendo del conocimiento de la verdad vuelven cerca de los
espíritus superiores, con los que se encuentran emparentados.

 
2.- BASILIDES.

Su influjo sobre todo es en Alejandría. Es un hombre, de gran


capacidad literaria, compuso un comentario a los evangelios de 24
libros. Un cristiano Castor Agripa, en un libro llamado Elenkos,
habría refutado estos libros, lastima que la obra, se encuentre
perdida.

Punto de partida, son unas confesiones secretas que el Redentor


habría confesado al Apóstol Matías, antes de la ascensión.

Se encuentra muy familiarizado con las ideas dualistas y sus teorías


y doctrina, son francamente difíciles. Lo más detestable es la idea de
que Jesús, no murió en la cruz sino que fue, Simón de Cirene.

 
3.- VALENTÍN.

Logró las más altas cualidades del gnosticismo. Sin duda fue la
verdadera y más genuina amenaza para el cristianismo. Su actividad
docente, comenzó en el 135 en Alejandría durante casi dos décadas,
hizo propaganda de sus ideas en Roma, donde desempeñó un papel
importante, tal una desobediencia con los cristianos romanos
marchó nuevamente a Oriente.

Él, y sus seguidores formalizaron varios textos refutados por


diferentes apologistas .

Es cierto que usa, ideas de Platón y Pitágoras, per también usa ideas
de Jesús y cuestiones bíblicas, mal interpretadas haciendo, así
familiar su doctrina los cristianos, muchas veces escasamente
formados, estos, fácilmente prestaban atención a sus palabras y
caían en la secta y en su particular sincretismo.

La base de su cosmología es el mito del Dios invisible 30, supremos


eones, forman el mundo espiritual y perfecto (pleroma) El demiurgo
creo al hombre y le impuso el elemento síquico, ligándolo a la
materia, pero sin enterarse este, el hombre recibió un elemento
neumático y esto hará que el hombre, lo que tiene de espiritual
después de la muerte otorne a la luz.

Jesús se hizo hombre para hacer esto posible, a trabes del bautismo.
El moribundo gnóstico es preparado a través de fórmulas secretas,
para recorrer el mundo hostil, antes de llegar a la luz definitiva.

 
4.- OFITAS.

Existan además sectas especialmente exuberantes. En está


ocupaba un puesto especial la serpiente, La primera pareja humana
fue desterrada a la tierra, pero también lo fue la serpiente tentadora
que con sus hijos, se encarga de tentar y mal tratar a los hombres en
la tierra.

De esta secta y de la interpretaciones simbólicas derivan otras.


 
5.- MARCIÓN.

Aunque no se le puede llamar propiamente gnóstico, sus escritos


tienen cierto tinte de ideas gnósticas, por que podemos decir, que
representa un gnosticismo “suigeneris” dentro del cristianismo.

Ya desde joven tuvo sus disputas con dirigentes de su iglesia a


consecuencia de las interpretación de las cartas paulinas A la
privación de la comunión eclesiástica, siguió la repulsa de personajes
como Palias y Policarpo de Esmirna, hacia el año 140 vino a Roma.

Marción, bajo la influencia de Cerdón, se metió más de lleno dentro


de las ideas gnósticas.

Para Marción el dios del AT no es el Dios verdadero es el Dios


riguroso y justo que impuso a los judíos una ley insoportable estas
ideas fueron también criticadas en Roma en el año 144 se aparta
definitivamente de la iglesia . Pronto se preocupo de hacer adeptos a
los que dio una estructura particular Obispos, presbíteros etc. La
igualdad de liturgia confundieron no a pocos. Los grandes de la
época tuvieron que hacer un esfuerzo para neutralizar sus ideas ya
que represento un verdadero peligro.
 

5.1.- Su doctrina:

Se fundamenta en la sagrada escritura. El AT, queda excluido


íntegramente ya que en el se habla del demiurgo despiadado sin
bondad y amor Lucas y Pablo, pero purificados, son la base de su
doctrina.

A destacar, puede ser su claro docetismo, a Marción no le entra en la


cabeza lo de la muerte en la cruz y la encarnación en un cuerpo
humano lleno de impurezas. Para el, todo este proceso, es pura
apariencia en Cristo También su especial condenación l matrimonio,
es cosa destacar, como parte de su doctrina.

Las ideas de Marción, están libres de astralismos, de ideas


fantásticas etc. pero sus ideas son suficientes para considerarlo
doctrina aparte de la iglesia . De hecho su presencia obligó a la
Iglesia naciente, a prestar más atención a la escritura, a su fe, y a la
organización interna.

 
6.- DESARROLLO DE LA LUCHA DEFENSIVA DE LA IGLESIA
E IMPORTANCIA DE SU VICTORIA.

Digamos, que ante la realidad del ataqué y el peligro que suponía, en


seguida los dirigentes de las diversas comunidades, tomaron cartas
en el asunto tomando medidas prácticas, contra los gnósticos . Por
otra parte los teólogos, pronto demostraron a nivel practica la falta
de suficiente fundamentación de las ideas de estos conforme a la
tradición cristiana.

Debían de tener, un carácter más defensivo que ofensivo, su


propósito era extirpar dentro de la misma iglesia, los focos de
infección excluyendo de la propia comunidad a aquellos que
defendían fuertemente estas ideas, sirviendo esto como ejemplo para
disuadir a futuros intentos. Ejemplo práctico de otodo esto es la
excomunión de Marción.

Esta situación defensiva se mezcló con la otra situación de


organización interna y de una mayor atención de los dirigentes
cristianos a sus respectivas comunidades, consolidando las
estructuras y reforzando los vínculos de unión. Gracias a estas
iniciativas, la ilustración del pueblo, fue cada vez más en auge.

El trabajo de los obispos y una extensa producción literaria de los


teólogos, fueron puntos importantes en la fundamentación y
consolidación de la fe y de las comunidades Eusebio, conoce parte de
esta literatura y nos habla en su obra, de algunos de los mayores
escritores gnósticos así como de aquellos otros antignósticos que
trataron de refutar todo este compendio de ideas

Se puede decir, perfectamente, que las diversas ideas que


trastocaban la idea central del cristianismo, fueron claramente
refutadas, bien por uno, bien por otros, reforzando así el sentido de
una doctrina central.
Así por ejemplo, los trabajos del famoso autor Tertuliano, vinieron a
reforzar las ideas de la muerte de Cristo y su resurrección como
parte fundamental la doctrina cristiana en contra de las ideas
marcionistas su fuerte fundamentación bíblica, no deja lugar a
dudas de esta realidad central del cristianismo.

Ante el hecho de formarse en la posición de la revelación directa por


parte de Dios los gnósticos tiraban por tierra prácticamente toda la
realidad y fundamento de los libros sagrados.

Contra esta intención de minar el sentido de iglesia, trabajaron


fuertemente los autores cristianos fundamentándose en primer lugar
el concepto de tradición y de sucesión apostólica. Y luego
asegurando con certeza, el número de las Sagradas Escrituras
pertenecientes al cristianismo.

Sólo podían ser reconocidos como canónicos aquellos escritos, que se


remontaban a la era apostólica, y que desde siempre hubieran sido
apreciados de un modo particular por las iglesias cristianas. Y solo
podían ser reconocidos dirigentes de las iglesias, aquellos, que en
serie no interrumpida, se remontases hasta los apóstoles. Así se
aseguraba la tradición y por otra parte, referido a los libros se
desechaban todos los escritos dudosos llenos de ideas raras caso de la
mayoría de los apócrifos.

Un transmisión optima, por parte de los teólogos de los principios


fundamentales a los catecúmenos, aspirantes al bautismo , fue una
forma de reforzar las ideas y dejar claros los principios básicos de
esta doctrina.

El concepto de ciencia fue valorado poco a poco e integrado dentro


de las doctrinas de la iglesia.

Se puede decir que la lucha, fortaleció en gran medida las ideas


cristiano asentándose definitivamente los principales puntos. El
afirmarse de este modo impidió que se perdiera en un mar de
sincretismo helenístico propio de esta época.
CAPITULO XVI
AUGE Y DECLIVE DEL MONTANISMO
 

No estaba conclusa la controversia con el gnosticismo, cuando en el


seno de la iglesia, se habría paso un nuevo movimiento que se dio a si
mismo el nombre de “nueva profecía” También es conocida por la
herejía de los frigios, aludiendo sin duda al lugar de donde procede
esta herejía. Es a partir del siglo IV cuando se conoce como
montanismo viendo el papel que desempeña este hombre dentro de
la génesis del movimiento.

Se trata de un movimiento de rigorismo, que intenta evocar los


primeros tiempos, de la iglesia donde los hombres, aparecen como
carismáticos y profetas dotados de dones especiales, que ellos ponían
al servicio de una vida comunitaria más intensa.

Profecía y autoridad de la iglesia llegaron a un enfrentamiento con el


resultado de expulsión para los secuaces de estas ideas.

Tres son los estadios por los que pasa el montanismo.

 
1.- Inicios.

Comienza hacia el año 170 cuando Montano en la aldea de Ardabau,


en las provincias asiáticas de Frigia y Misia, poco des pues de su
bautismo, en un lenguaje un tanto oscuro, anuncia a sus hermanos
ser profeta del espíritu Santo que por obra suya iba a conducir la
cristiandad a la verdad entera.

La unión a este propósito, de dos visionarias como Priscila y


Maximila fue decisiva. Este pueblo, era propenso a las grandes
manifestaciones de tipo, carismático, posiblemente influido por las
regiones mistéricas asentadas durante siglos en esas zonas, lo cierto
es que tuvo un “boon” grande .

Su principal signo el la idea escatológica, anunciando la llegada


inminente del Señor y junto a ella comenzará en la llanura de
Pepuza una nueva Jerusalén celestial. El ambiente era propicio,
debido a que las catástrofes naturales y la peste, habían desolado a
las gentes necesitadas de algo de consuelo.

Pero el mensaje escatológico, no solo se limitó a la idea de profecía,


tuvo su incidencia en la vida practica así el ayuno, como purificación
será un punto importante a tener en cuenta haciendo la norma de la
iglesia existente, rigurosa y pesada.

El deseo del martirio es otro de los puntos verdaderamente


significativos como el mejor de los desprendimientos del mundo y la
mejor forma de encontrarse con el Dios de la salvación. Los bienes
materiales, tampoco tiene valor de hay su entrega a los dirigentes
para el sustento de los profetas.

Pero lo más significativo, es su renuncia al matrimonia, fuente de


encadenamiento a las cosas del mundo La abstinencia según Priscila,
capacita especialmente para las visiones y comunicaciones proféticas

La extensión fue considerable en sus comienzos Asía Menor, Siria,


Traciá incluso en Lyon y Vienne se tiene noticias de esto como hace
notar Eusebio.

Incluso tuvo cierto permiso, posiblemente debido a su teología, en un


principio, los obispos de Roma, no tuvieron en consideración este
movimiento como peligroso.

Los principales representantes murieron pronto, pero fue el


encuentro de esta movimiento, con la figura de Tertuliano, la suerte
para su propio desarrollo, ya que este pasó al papel sus intenciones y
esto lo reforzó extraordinariamente.

 
2.- DESARROLLO TERTULIANO.

A partir del 205/206, sus escritos permiten deducir, que no solo


conoce la doctrina sino que participa de ella, Sin duda su implacable
rigor, contra todo termino medio y su excesivo amor a la verdad le
llevó por sendas rigoristas. Su poder de apelación al Espíritu sedujo
a este autor llevándole a una transformación paulatina de un
término medio al rigor más absoluto.
Tanta fue su obra y su crítica interna, que el montanismo de
tertuliano no representa el de la primera época, Según este se trata
de llevar gracias al Espíritu Santo a la cristiandad a la edad madura.
De este modo y de una manera magistral, expone los puntos antes
mencionadas como principales, haciendo de ellos una doctrina
perfectamente sustentada.

Su exposición no fue para el pueblo llano, lo demuestra la historia,


pero sus escritos si fueron leídos y tenidos en cuenta.
 

3.- OCASO DEL MONTANISMO.

Sólo ante la desfiguración de las ideas del cristianismo por


parte de los montanistas tuvo reacción la iglesia.

La iglesia, se negó a hacer suyo el exagerado programa ascético de


estos grupos abriéndose así a todos los hombres . El negar la
inminencia escatológica hizo que la iglesia se sumergiera en el
trabajo de todos los días dedicándose más de lleno a las tareas
misionales tan importantes en estos primeros tiempos.
SEGUNDA PARTE

LOS COMIENZOS DE LA GRAN IGLESIA (180-324)

LINEAS GENERALES DEL PERIODO

1.- De finales del siglo II a comienzos del III la Iglesia pasa


definitivamente a ser la Iglesia universal. A pesar de diversas
persecuciones, de conmociones políticas i religiosas internas la
Iglesia afianza su organización interna, las formas de culto, la vida
diaria de sus fieles i la perspectiva teológica. Esta situación le
permitirá afrontar sin miedo los retos que se le presentaran después
del edicto de Milán.

2.- Hasta comienzos del siglo IV prospera la penetración misionera


de la Iglesia a lo largo i ancho del Imperio. El aumento notable de
cristianos en las antiguas comunidades o el nacimiento de nuevas
comunidades fortalecerá a la Iglesia ante cualquier ataque.

3.- La Iglesia se organiza en base a grandes agrupaciones


eclesiásticas entorno a importantes sedes como Antioquía en Siria,
Alejandría en África del norte i Roma con el restante occidente
latino. Los obispos Calixto, Esteban y Dionisio fraguarán
paulatinamente la pretensión de su iglesia de Roma de gobernar la
Iglesia universal.

4.- La Iglesia intenta ofrecer a sus fieles a través de la liturgia y la


vida comunitaria una vida cristiana intensa i coherente:

 El catecumenado muestra el interés de los pastores por


introducir adecuadamente a los fieles en el mundo
sacramental cristiano.

 La diferenciación de los grados inferiores del orden delata la


adaptación del clero a las exigencias concretas de la cura de
almas.
 Fruto del gran número de apóstatas o "lapsos " que deja la
persecución de Decio la Iglesia reflexiona sobre ella misma i
ordena la práctica penitencial.

 La aparición de ascetas, solitarios o anacoretas manifiesta el


deseo de vivir seriamente la vida cristiana i prepara el
floreciente monacato del siglo IV.

 Las diversas constituciones eclesiásticas aseguran las formas


litúrgicas en la vida comunitaria, i se desarrollaran además,
por lo menos en sus comienzos, las liturgias particulares, que
caracterizan a las grandes agrupaciones eclesiásticas.

 El arte cristiano empieza a desplegarse indicando la creciente


seguridad de la sensibilidad cristiana.

5.- La teología cristiana recibió un nuevo impulso en el siglo


III gracias a las controversias internas y a los envites de los
adversarios gentiles:

 La escuela teológica de Alejandría, con Orígenes a la cabeza,


representa el encuentro con el platonismo medio.

 Alejandrinos y antioquenos con sus comentarios hacen de la


Biblia la pieza clave el trabajo teológico.

 La cuestión trinitaria ocupa el centro de la discusión teológica.


Se rechaza el monarquismo y se apunta un subordinacionismo
que oculta en germen la gran polémica dogmática del siglo IV.

 
CAPITULO XVII.
LA PROPAGACIÓN DEL CRISTIANISMO
HASTA FINES DEL SIGLO II
 
1.- Panorama de la evangelización cristiana en el curso del siglo II:

1.- Se siguen evangelizando los lugares de la primitiva evangelización


apostólica. Con éxito especial en la zona paulina del Asia Menor.

2.- La evangelización abre nuevas fronteras a la Iglesia: Siria


oriental, Mesopotamia, en oriente; África del norte, Galia, Germania
e Hispania, en occidente.

3.- No existe aún una dirección y organización de la tarea misionera.


Los responsables son las iglesias particulares y el entusiasmo de
algunos cristianos. No conocemos el nombre de los evangelizadores.

4.- Nuevas formas de propagar el Evangelio:

 La palabra escrita con los apologistas del siglo II.

 Utilización de escuelas privadas tradicionales de la civilización


greco-latina donde algunos cristianos ejercen de profesores.

5.- La heroica actitud de los mártires y confesores cristianos ante las


persecuciones.

2.- Algunos detalles de la evangelización en las diversas zonas del


imperio:

2.1.- Palestina:

Se distinguen dos periodos. Después de la I guerra judía (73/74) i


después de la II guerra judía (d. 132-135):

2.1.1- La guerra judía del siglo:

Puso temporalmente término a la actividad de la iglesia en


Jerusalén. La comunidad judeocristiana fue presidida por el obispo
Simeón hasta su martirio v. 107. Toparon con dificultades y la
oposición del judeocristianismo heterodoxo y del judaísmo ortodoxo
de Palestina. El primero continuaba considerando a Jesús de
Nazaret como un gran profeta, pero no como un Mesías e Hijo de
Dios. Además, tenian influencias gnósticas de Simón Mago,
Menandro, Dositeo y Cerinto. Mago y Menandro especialmente
sobre Samaría. Los segundos se oponían a los renegados que habían
abandonado el sábado y seguían predicando como Mesías al que
había sido clavado en cruz por los judíos. Se opusieron al
cristianismo en Palestina i con una fuerte contracción misional hacia
los centros importantes de la diáspora. Los judíos ortodoxos
palestinenses acusaron al obispo Simeón ante el procónsul Ático
como descendiente de David i cristiano. Fue crucificado según la
jurisprudencia del edicto de Trajano.

2.1.2.- La sublevación de Bar-Kochba (132-135)

Significó el final del segundo período del judeocristianismo


palestinense y el cese de toda actividad misionera en Palestina.
Muchos cristianos fueron perseguidos y asesinados, otros huyeron de
nuevo al otro lado del Jordán. En lugar de Jerusalén se levantó la
nueva ciudad de Aelia Capitolina, la prohibición de que habitasen en
ella judíos redujo a partir de entonces la comunidad cristiana a
gentiles, sobre todo griegos. El primer obispo Marcos era griego. Los
pocos rastros de cristianismo que encontramos hasta Constantino se
reducen a las ciudades. En el campo siempre hubo una fuerte
oposición hacia el cristianismo.
2.2.- Siria:

Desde el principio la iglesia siria se esforzó por evangelizar no solo


las ciudades sino también el campo. Mientras el paganismo se
mantenía en Fenicia el cristianismo aumentaba en Damasco, Sidón y
Tiro. Sobre todo en Antioquía, gracias a su obispo Ignacio, el
cristianismo ganó prestigio entre los griegos. Hacia la primera mitad
del siglo II la misión llegó a la región de Osrhoene, en Siria oriental,
cuando el judeocristiano Addai empezó a actuar en Edesa y
posteriormente en Mesopotamia. Su trabajo fue continuado por
Aggai, mártir posteriormente. A fines de siglo un sínodo de Edesa
discutió la fecha de la pascua cabe pues suponer que las iglesias de la
zona estaban cohesionadas. Se supone que Taciano compuso para
ellas su Diatessaron después del 160. No está suficientemente
probada la temprana conversión de la casa real de Edesa y la
elevación del cristianismo a religión oficial. Bardesanes, convertido
al cristianismo en el 179 y expulsado posteriormente por
gnosticismo, señala como característica de dichas iglesias la reunión
dominical regular y el ayuno en días determinados.
2.3.- Arabia.

Ya en el siglo I y II el cristianismo era conocido en Arabia del norte


o Transjordania. Arabes en Jerusalén en Pentecostés (Act 2,11).
Recordamos la comunidad de Pella a la que pertenecía el apologista
Aristón, que, poco antes de la mitad del siglo II, escribió un Dialogo
entre Jasón y Papisco sobre Cristo.
2.4.- Egipto:

Su evangelización sigue en la oscuridad no obstante los numerosos


hallazgos de papiros de los siglos I i II. La fundación de la iglesia
egipcia por Pedro es legendaria. Tal vez los fragmentos de papiro del
evangelio de Juan de comienzos del siglo II pudieran ser las pruebas
más antiguas de la presencia de cristianos en Egipto. La misión
gnóstica en un principio parece que tuvo más éxito que la cristiana.
Panteno es el primer maestro cristiano conocido i el 190 con el
obispo Demetrio la comunidad alejandrina es ya considerable.
2.5.- Asia Menor:

Ya a fines del siglo I y a comienzos del II algunas ciudades del


occidente muestran iglesias organizadas (Apoc 2-3), que había que
añadir a las fundadas por Pablo. Ignacio de Antioquia añade las de
Magnesia y Trales. La carta de Plinio (V.112) reconoce una extensa
cristianización del campo en la provincia de Bitinia. La
correspondencia de Dionisio, obispo de Corinto, informa también de
las iglesias de Nicomedia, Amastris y las iglesias del Ponto. Los
sínodos de los años 80 que se oponen al montanismo nos hacen
presumir un cristianismo bien organizado. El obispo Polícrates de
Efeso alude a la gloriosa tradición de su iglesia. En Creta el mismo
Dionisio habla de las iglesias de Gortina y de Cnosos. Desconocemos
en cambio la suerte de la fundaciones paulinas de Cilicia y Chipre
durante esta época. Parece que Grecia y Macedonia, también
paulinas, quedaron a la zaga en la evangelización. La iglesia más
importante era la de Corinto con el obispo Dionisio. En Atenas
tenemos testimonio del apologista Arístides. La posible
cristianización de las provincias del Danubio durante el siglo II es
incierta. Tal vez algún soldado cristiano iniciara a otros en la fe.
2.6.- Roma:

La carta de Clemente a la iglesia de Corinto indica que la iglesia


creció a pesar de las persecuciones neroniana y domiciana.
Seguramente los crecientes eran todavía en su mayoría no romanos.
El prestigio de la iglesia de Roma aparece por la fuerte atracción que
ejerce sobre otras iglesias i cristianos. Ignacio de Antioquia le
tributa grandes elogios. Marción, Abercio, Hegesipo e Irineo,
Valentín y Teodoto, Justino, Taciano y Policarpo de Esmirna viajan
por algún motivo a Roma. Unos para lograr el reconocimiento de sus
doctrinas, otros para reconocer la verdadera doctrina o para
trabajar por la paz cristiana. Hermas, escribiendo aún en griego, no
permite conocer su vida. El obispo Victor introduce ya el elemento
latino a fines del siglo II. Justino abre en Roma una escuela para
enseñar a los hombres cultos " la verdadera filosofía ".
2.7.- Italia:

El hecho que la mayoría de cristianos de la comunidad de Roma no


fuesen latinos dificulta posibles incursiones evangelizadoras. Tal vez
surgieron algunas sedes episcopales en el sur de Roma en la segunda
mitad del siglo II. Parece también que Sicilia no fue misionada antes
del siglo III?
2.8.- África del norte:

Evangelizada seguramente muy pronto, sin embargo no conocemos


el nombre de los posibles evangelizadores. El primer documento son
las actas de los mártires de Scillium -VII-180-. La comunidad
principal era la de Cartago donde Tertuliano a finales del siglo II
ejercía una gran actividad catequética i literaria. El 220 el obispo
Agripino pudo convocar a sínodo a 70 obispos.
2.9.- Galias:

Evangelización de la desembocadura y valle del Ródano a través de


las relaciones comerciales de Asia Menor con el sur de la Galia. El
contacto fue temprano en el caso de la colonia griega de Massilia. La
fuerza numérica de las iglesias de Lión y Vienne que descubre la
persecución de Marco Aurelio con el martirio de 40-50 cristianos de
esas ciudades permite adivinar unas comunidades fuertes. Irineo,
obispo de Lión, aunque extranjero, pensó también en misionar a los
celtas. Dificultades lingüísticas se lo impidieron.
2.10.- Germania:

Según Irineo existirían comunidades en las provincias renanas


limítrofes al Rin con centros en Colonia y Maguncia. Parece también
que el cristianismo llegó tempranamente a Tréveris centro comercial
más importante que los anteriores.
2.11.- Hispania:

El mismo Irineo habla de la existencia de comunidades cristianas en


las "provincias de Hispania ".
CAPITULO XVIII
EL ATAQUE DEL PODER ESTATAL CONTRA LA
IGLESIA
 
1.- Septimio Severo (193-211). Fundador de la dinastía siria.

Tertuliano le reconoce en sus primeros años de gobierno una actitud


benevolente hacia los cristianos. Así, el 196 se reúnen libremente
diversos sínodos de obispos para discutir la fecha de la pascua. A
pesar de ello algunos cristianos particulares fueron procesados en
base al rescripto de Trajano no derogado. El 197 Tertuliano les
dedica su Liber apologeticus.

1.1. Edicto del 202:

Prohibía bajo grave pena pasarse al judaísmo o al cristianismo.


Relata Esparciano " Iudaeos fieri sub gravi poena vetuit, idem etiam
de Christiani sanxit ". El emperador penalizaba toda actividad
evangelizadora de carácter proselitista. La oposición a de algunos
cristianos a prestar el servicio militar i actitudes montanistas
pudieron influir en Septimio Severo. La fe cristiana se presentaría
como contraria al orden estatal. La escuela de Alejandria tuvo que
cerrar i fueron ejecutados seis discípulos de Orígenes. A comienzos
del 203 en Cartago fueron martirizados un grupo de catecúmenos.
Tertuliano recogería el testimonio de la noble Perpetua y de su
esclava Felícitas, con su maestro Sáturo y sus compañeros
catecúmenos Revocato, Saturnino y Secúndulo. En Egipto, entre
otros, fueron ejecutados Leónidas, padre de Orígenes, la virgen
Potamiena con su madre Marcela y el soldado Basílides. Parece que
hubo persecución en Capadocia, donde Alejandro, futuro obispo de
Jerusalén, confesó su fe, y en Antioquía.

2.- Caracalla (211-217):

Inició un período de tolerancia religiosa. Al subir al trono su


amnistía a los deportados no excluyó a los cristianos. Algunos
ocuparon otra vez puestos influyentes en la corte como el liberto
Prosenes que fue tesorero secreto. Así pues el duro proceder del
procónsul Escápula (211-212) contra los cristianos en las tres
provincias norteafricanas no puede atribuirse a Caracalla, sino que
fue ocasionado por las corrientes rigoristas entre cristianos de
África. Tertuliano los defendió en su obra Sobre la corona del
soldado donde en que rechazaba el servicio militar para los
cristianos.

3.- Heliogábalo (218-222):

Proyectó hacer obligatorio en el imperio el culto del dios solar de


Emesa pero no se conoce su relación con los cristianos.

4.- Alejandro Severo (222-235):

Su madre Julia Mamea parece que tenía declarada simpatía por el


cristianismo. Durante una estancia en Antioquía habló con Orígenes
de cuestiones religiosas y a ella le dedicó un tratado Hipólito de
Roma. Encomendó al cristiano Julio Africano la construcción de la
biblioteca junto al Panteón. Lampridio, su biógrafo en la Historia
Augusta dice que mantuvo sus privilegios a los judíos y toleró que
hubiera cristianos. Así "Iudaeis privilegia reservavit, Christianos esse
passus est ". Antes del 234 se erigió un lugar de culto en Dura-
Europos y en Roma se organizaron sin obstáculo los cementerios
cristianos.

5.- Maximino Tracio (235-238):

Dice Eusebio " por resentimiento contra la familia de Alejandro -


Severo-, que se componía de numerosos fieles, suscitó una
persecución ordenando que solamente fueran eliminados los jefes de
las iglesias, como culpables de la enseñanza del Evangelio ". Parece
que la persecución solo afectó a Roma donde el obispo Ponciano y un
presbítero Hipólito fueron deportados a Cerdeña y posteriormente
murieron allí. Orígenes dedicó a su amigo Ambrosio y al presbítero
Protecteo su Exhortación al martirio.

6.- Felipe el Árabe (244-249):

Eusebio dice " De él cuenta una tradición que, como era cristiano,
quiso tomar parte con la muchedumbre en las oraciones que se
hacían en la Iglesia el día de la última vigilia de la Pascua, pero el
que presidía en aquella ocasión no le permitió entrar sin haber
hecho antes la confesión i haberse inscrito con los que se clasificaba
como pecadores y ocupaban el lugar de la penitencia, porque, si no
hacía esto, nunca lo recibiría de otra manera, a causa de los muchos
cargos que se le hacían. Y se dice que al menos obedeció con buen
ánimo y demostró con obras la sinceridad y piedad de sus
disposiciones respecto del temor de Dios ". El cónsul en funciones del
año 249 era con certeza cristiano. A pesar de la simpatía del
emperador por los cristianos aquel mismo año no pudo preservar a
los cristianos de Alejandría de una rebelión popular en que muchos
perdieron sus bienes, y a otros, el negarse a blasfemar les costó la
vida.

7.- Decio (249-251):

El edicto general del emperador Decio del año 250 iba El texto
original del edicto no se ha conservado pero podemos reconstruirlo
por las fuentes contemporáneas. Todos los habitantes del imperio
eran invitados a tomar parte en un sacrificio general a los dioses, en
una supplicatio. Se trataba de un acto de adhesión al culto pagano,
participando en una comida sagrada, libación o sacrificio, incluso
reducido a su más simple expresión, como la ofrenda de algunos
granos de incienso a la estatua del emperador, demostrando con ello
el reconocimiento de la divinidad imperial, convertida en la síntesis
de la religión oficial de Roma. Con ello el sospechoso demostraba la
inutilidad de la sospecha, por fundada que fuese, que pesaba sobre
él, y el cristiano abjurando de su fe, se encontraba al mismo tiempo
absuelto, en virtud de la legislación trajana, del delito, que cesaba
con su retractación.

Una novedad era la inspección exacta del cumplimiento del edicto en


todo el imperio. Una comisión controlaría la veracidad del sacrificio
y expediría a cada ciudadano un certificado o libellus en que
constara que había sacrificado. Posteriormente los libelli tenían que
ser presentados a las autoridades. Los que se habían negado a
sacrificar eran encarcelados y todavía en la cárcel se intentaba
quebrantar por medio de la tortura la resistencia del confesor de la
fe.

El mes de diciembre del 249 fueron detenidos algunos cristianos y el


20 de enero del 250 era ejecutado el papa Fabián. A pesar de ello las
conmovidas quejas de los obispos Dionisio de Alejandría y Cipriano
de Cartago no dejan lugar a dudas de que, sobre todo en Egipto i
África del norte, el número de los que de una u otra forma siguieron
las órdenes del edicto superó con mucho al de los que se resistieron a
obedecerlas. San Cipriano dice que hubo apóstatas de muchas clases.
Unos, a los que llamó sacrificati , aceptaron ofrecer realmente
sacrificios a los dioses; otros, thurificati, solamente quemaron
incienso ante las imágenes divinas, principalmente ante la del
emperador; otros, en fin, se hicieron inscribir en los registros
públicos, como queriendo satisfacer a la ley, o sólo consiguieron,
pagando la mayoría de las veces, certificados o libelli que
testimoniaban que habían obedecido las órdenes imperiales; a éstos
se les llamaba acta facientes o libellatici .

San Cipriano acusa como libellatici a los obispos Basílides de Legio y


Astúrica Augusta (León y Astorga) y Marcial de Emérita (Mérida).
El primero de los cuales compró a los magistrados un certificado de
sacrificio y el segundo consintió en firmar una declaración de
apostaría. Cipriano se escondió y desde su refugio cerca de Cartago
se comunicaba epistolarmente con sus fieles encarcelados. Ofrece
escasos nombres de confesores , entre ellos a un tal Luciano, y pocos
martires coronati , entre los cuales a dieciséis que murieron de
hambre en la cárcel. En Palestina fue martirizado Alejandro, obispo
de Jerusalén, y en Antioquía su obispo Babilas.

8.- Tribonio Galo (251-253):

A finales del 251 el papa Cornelio fue desterrado a Centum Cellae


(Civitavecchia) donde murió el año 253. Su sucesor Lucio fue
también desterrado (253-254) pero volvió a la muerte de Galo. Según
Dionisio de Alejandría en Egipto se produjeron otras detenciones.

9.- Valeriano (253-260):


Eusebio citando a Dionisio de Alejandria dice que " Valeriano (...) se
ha de considerar cómo era al principio, qué favorable y benevolente
para con los hombres de Dios, porque, antes de él, ningún otro
emperador, ni siquiera los que se dice que abiertamente fueron
cristianos, tuvo una disposición tan favorable y acogedora. Al
comienzo los recibía con una familiaridad i una amistad manifiestas,
i toda su casa estaba llena de los hombres piadosos i era una iglesia
de Dios ". Dionisio opinaba que la mutación efectuada en Valeriano
fue producida por su ministro Macrino quien le sedujo con la
posibilidad de remediar la situación financiera del imperio
confiscando los bienes de los cristianos ricos.

1er. edicto de agosto del 257. Sólo concernía inmediatamente al clero


superior, desde los obispos a los diáconos, en el que se les ordenaba
sacrificar a los dioses del Imperio. Estaban prohibidas las
celebraciones de culto cristianas y la visita a los cementerios, pero no
el culto privado. Sino se sacrificaba estaba previsto el exilio y si se
desatendian las otras prohibiciones se pensaba incluso en la muerte
de los infractores. Cipriano obispo de Cartago y Dionisio obispo de
Alejandria fueron exiliados juntamente con muchos otros obispos,
sacerdotes y diáconos de África.

2º. edicto del 258. Se prescribió que los clérigos superiores que no
hubiesen obedecido fuesen ejecutados sin demora. Los laicos de alto
rango serían degradados de sus funciones i les serían confiscados sus
bienes y, si este castigo no les conducía al arrepentimiento,
padecerían la pena capital. Sus mujeres perderían también sus
bienes y serían desterradas. A los empleados imperiales en Roma y
provincias, los caesarini , se los amenazó igualmente con la
confiscación de sus bienes y trabajos forzados.

Fue decapitado Cipriano, obispo de Cartago; Sixto II, obispo de


Roma, junto con sus diáconos, entre ellos Lorenzo; Fructuoso,
obispo de Tarragona, y sus diáconos Augurio i Eulogio fueron
quemados vivos en el anfiteatro de la ciudad el 21 de enero del 259;
probablemente también en esta época fue decapitado en Troies
Patroclo. Dionisio de Alejandría sufrió solamente exilio.

10.- Galieno (260-268):

El año 259 tras la muerte de Valeriano que cayó prisionero de los


persas le sucedió su hijo Galieno que intentó reconciliarse con los
cristianos. Publicó un edicto, posiblemente del 260, donde ordenaba
cesasen las persecuciones y posteriormente (v. 262) la restitución de
las iglesias. Dice Eusebio: " Inmediatamente puso fin, mediante
edictos, a la persecución contra nosotros, y ordenó por un rescripto a
los que presidían la palabra que libremente ejercieran sus finciones
acostumbradas. El rescripto rezaba así: " El emperador César Publio
Licinio Galieno Pío Félix Augusto, a Dionisio, Pina, Demetrio y a los
demás obispos: He mandado que el beneficio de mi don se extienda por
todo el mundo, con el fin de que se evacue los lugares sagrados y por
ello también podáis disfrutar de la regla contenida en mi rescripto, de
manera que nadie pueda molestaros. Y aquello que podáis recuperar,
en la medida de lo posible, hace ya tiempo que lo he concedido. Por lo
cual , Aurelio Cirinio, que está al frente de los asuntos supremos,
mantendrá cuidadosamente la regla dada por mí ". Quede inserto aquí,
para mayor claridad, este rescripto, traducido del latín. Se conserva
también, del mismo emperador, otra ordenanza que dirigió a otros
obispos y en que permite la recuperación de los lugares llamados
cementerios ".
CAPITULO XIX
DESARROLLO DE LA
LITERATURA CRISTIANA EN
ORIENTE DURANTE EL SIGLO III
 
1.- Introducción.

La consolidación interna del cristianismo en el siglo III se manifiesta


especialmente en la literatura cristiana. La conversión a la fe de
personas cultas impulsa a estas a transmitir su nueva fe mediante la
palabra oral y escrita.

Ya en el siglo II convertidos cultos como Justino y su discípulo


Taciano actuaron en Roma públicamente como profesores de la
"nueva filosofía". Se trataba aún de iniciativas privadas. Mostraban
la fe a personas interesadas y la fundaban en confrontación con
otras corrientes religiosas.

También se dedicaron a ello maestros privados gnósticos o


monarquianos como Apeles, Sinero y Ptolomeo. Los obispos
romanos del siglo III les expulsaron de la comunión de la Iglesia y
convirtieron las escuelas cristianas en instituciones eclesiásticas
dedicadas fundamentalmente a la instrucción de los catecúmenos.

Las escuelas teológicas cristianas se desarrollaron sobretodo en


Oriente y no en Roma o en el resto de Occidente.
 
2.- Escuelas cristianas de Oriente: Alejandria.

Alejandría, capital de Egipto, contaba con una larga tradición


científica, y su clase dirigente se mostró siempre abierta a las
cuestiones filosóficas i religiosas. Las bibliotecas del Serapeon y
Museon fundadas por los Ptolomeos ayudaron a fomentar la vida
intelectual sobre todo desarrollada entorno a la poesía helenística y
la filosofía neoplatónica. Los nuevos convertidos cultos se vieron
pues obligados a competir intelectualmente con la vida cultural que
los rodeaba.

A finales del siglo II aún no podemos hablar de una escuela


catequística de Alejandría. Lo que existían eran escuelas privadas
dispuestas a recibir a cualquier interesado y donde el maestro
configuraba personalmente el programa académico.

Panteno.- Siciliano. Hacia el año 180 tenía en Alejandría un


didascaleo, sin encargo eclesiástico, donde enseñaba y razonaba su
filosofía cristiana. No ha llegado a nosotros ninguna de sus obras.

Clemente de Alejandría.- Enseñaba la "verdadera gnósis" en


lecciones públicas.

Orígenes.- Profesor de gramática abandona su oficio para enseñar


libremente la religión cristiana. Hacia el año 215 el obispo Demetrio
le encarga la dirección de una escuela catequética para catecúmenos.
Posteriormente confía esta misión a su amigo Heraclas y él se dedica
a enseñar sistemáticamente a un grupo de oyentes cultos el saber
filosófico de su tiempo que culmina con la enseñanza de la religión
cristiana. Así se convierte en una verdadera escuela teológica. Fue
acusado de dar demasiada importancia a la filosofía profana.

El 230 por desavenencias con el obispo Demetrio se trasladó a


Cesarea de Palestina. La escuela de Alejandría se convirtió
nuevamente en escuela catequética para catecúmenos. Orígenes llevó
a su nueva residencia la escuela teológica que recibió la protección
del episcopado palestinense.

Clemente de Alejandría y Orígenes imprimieron a la escuela de


Alejandría características de escuela teológica: " El
aprovechamiento de la filosofía y la predilección por el método
alegórico en la exégesis bíblica; y una fuerte tendencia, sostenida por
un rasgo idealista fundamental, a penetrar especulativamente en el
contenido sobrenatural de las verdades reveladas ".

 
3.- Clemente de Alejandría:

Hijo de una familia pagana de Atenas, convertido en edad madura al


cristianismo y con una buena formación profana. Llegó a Alejandría
después de largos viajes hacia fines del siglo II i allí se convirtió en
maestro cristiano. La persecución de Septimio Severo, hacia el 202,
le obligó a emigrar al Asia Menor donde murió hacia el 215. Obras:

1.- Protréptico. Obra del estilo de Aristóteles, Epicuro o Crisipo. Se


trataba de un discurso de exhortación y prosilitismo que supone
lectores paganos, a los que quiere ganar para su filosofía. Supera a
los apologistas precedentes pues trata con mayor serenidad la
superioridad del Dios cristiano sobre los dioses paganos. Reconoce
que muchos filósofos paganos, con Platón a la cabeza, se hallaban en
el recto camino para encontrar a Dios. Sin embargo la plenitud del
conocimiento y la salvación eterna solo la ha traído el Logos
Jesucristo, que llama a todos, helenos y bárbaros, a su seguimiento.

2.- Pedagogo. Es una especie de ejercicio de perfección y virtudes


cristianas. El Logos-Pedagogo, por su propia vida y por los
mandamientos consignados en la Sagrada Escritura, ha sentado las
normas que han de orientar la conducta de un cristiano. Selecciona
una serie copiosa de ejemplos de la vida diaria. Tanto la ascesis
cristiana como el amor al prójimo han de probarse en el ambiente
cultural que nos rodea

Clemente quería que, ambas obras conexas entre sí, fuesen


rematadas por el Didascalo, colofón que ofrecería una exposición
sistemática de las principales doctrinas del cristianismo.

3.- Stromata. Trata de forma suelta una muchedumbre de temas


varios, que quieren en primer término atraer la atención del gentil
con inquietudes religiosas. Seguramente se trataba de las cuestiones
que Clemente explicaba en sus lecciones. El género literario es
parecido al "Banquete de los sofistas " de Ateneo o a las "Noches
áticas " de Aulo Gelio. La pretensión es clara demostrar en la
discusión con el gnosticismo contemporáneo que la religión cristiana
es la verdadera gnosis, presentar en el cristiano fiel al verdadero
gnóstico.

En el bautismo recibe todo cristiano fiel al Espíritu Santo y, con El,


la capacidad de ascender de la fe sencilla a una gnosis (ciencia,
conocimiento) más y más perfecta; pero sólo asciende, de hecho, el
que se esfuerza constantemente por ello, el que lucha por una
perfección cada vez mayor en su conducta. Sólo por un constante
trabajo de educación de sí mismo, penetrando cada vez más a fondo
en el evangelio; sólo dentro de la Iglesia, " la única madre virgen ",
se llega a ser verdadero gnóstico y se supera así el ideal de formación
del " sabio " de la filosofía pagana, que representa desde luego un
valor digno de reconocerse, pero que no pasa del estadio
preparatorio.

La imagen directriz del gnóstico cristiano es la persona de Cristo,


con quien ha de conformarse o configurarse y en cuya imitación se
convierte en imagen de Dios. Con ello va unido un crecimiento
continuo en el amor de Dios que permite al gnóstico una vida de
constante oración, le hace ver a Dios y le regala la semejanza divina.
Esta ascensión de grado en grado no sustrae al verdadero gnóstico
de la comunidad de sus hermanos que no hayan subido tan alto; se
pone más bien a sus servicio con abnegación constante, y por el
ejemplo de una conducta pura, los convida a seguirlo en su camino.

En Clemente de Alejandría prevalece el Logos como maestro i


legislador sobre Cristo como redentor. Es el primer teorizante de la
aspiración cristiana a la perfección.

 
4.- Orígenes.

La mayor parte de su producción literaria se ha perdido y sus obras


fueron condenadas por el concilio de Constantinopla del año 553.
Poco se nos ha conservado en su lengua original griega; una parte
mayor de sus homilías bíblicas se nos ha llegado en versión latina,
sobre todo de Jerónimo y Rufino.
Orígenes nació hacia el año 185 en un hogar cristiano. Recibió una
excelente formación en las ciencias profanas que le permitió trabajar
como profesor en una escuela de gramática. La preocupación por la
instrucción de gentiles en la religión cristiana le llevó a estudiar el
neoplatonismo con Ammonio Saccas, cuyo influjo fue en él grande y
permanente. Los viajes que emprendió le permitieron visitar
Cesarea de Palestina, Jerusalén, Arabia i Roma. El obispo Demetrio
de Alejandría le nombró profesor de catecúmenos y director de la
escuela teológica de aquella ciudad. El 230-231 un conflicto con
dicho obispo le obligó a trasladar sus actividades a Cesarea de
Palestina. Durante la persecución de Decio confesó la fe, fue
torturado y murió como consecuencia de ello en Tiro hacia 253-254.

Núcleo de la obra teológica de Orígenes es su trabajo sobre la Biblia.


Se decantó por los trabajos critico filológicos sobre el texto bíblico,
en comentarios científicos a libros particulares de la Sagrada
Escritura y, finalmente en muchedumbre de homilías bíblicas.

El deseo de lograr un texto bíblico seguro le llevó a componer las "


Hexaplas ", que, en sus columnas paralelas, ofrecían el texto original
en caracteres hebreos, en transcripción griega, las versiones de
Áquila, Símmaco, los Setenta y Teodoción.

Se han conservado escasos fragmentos de algunos de sus


comentarios bíblicos: al Génesis, a los salmos, a los Proverbios, al
Cantar de los cantares, a Isaías, Ezequiel, al Dodekapropheton, a
Lucas, Mateo, Juan y a la mayoría de las epístolas paulinas.

La exégesis alegórica no es para él sólo un método tradicional


tomado de la interpretación de textos profanos. Es el camino que lo
lleva al corazón de la palabra que late en la Escritura y le procura
intuiciones y conocimientos religiosos de valor sumo. La Sagrada
Escritura sólo revela sus secretos a quien lo pide con fervorosa
oración.

La diaria lección de la Escritura, a que exhorta Orígenes, le llevó a


influir en el monacato oriental y después a través de Ambrosio en el
occidental latino. El fin último de la ascensión a la perfección es la
semejanza con Dios, a que el hombre fue llamado cuando Dios lo
creó " a imagen suya ". El camino más seguro para este fin es la
imitación o seguimiento de Cristo. Quien sigue a Cristo sigue la vida
y la luz, pero para ello debe conocerse así mismo y descubrir y
luchar contra su condición pecadora. Quien escoge voluntariamente
la vida célibe y la virginidad alcanzará más fácilmente el fin.

Periarjon. En cuatro libros trata de las cuestiones generales acerca


de Dios, la creación del mundo, el pecado original, la redención por
Cristo, el pecado personal, el libre albedrío y la Sagrada Escritura
como fuente de fe. En la introducción expone los principios
metodológicos de su obra: La Escritura y la tradición son las dos
fuentes en que se inspira su exposición de la doctrina cristiana. La
autoridad de la Iglesia nos garantiza que en la Escritura no se han
introducido escrituras espurias. Solo ha de aceptarse por fe aquella
verdad que no esté en contradicción con la tradición eclesiástica y
apostólica, i esa verdad se halla en la predicación de la Iglesia que, "
per successionis ordinem ", se ha transmitido desde los apóstoles.

En la doctrina de la Trinidad, Orígenes piensa aún


subordinacionadamente; sólo el Padre es "zeós " o el "autozeós "; el
Logos posee igualmente la naturaleza divina; pero, respecto al
Padre, sólo puede ser llamado "deuteros zeós ". Sin embargo afirma
claramente la eternidad del Logos y lo califica de "omoousios "
abriendo el camino de Nicea. La denominación de Dios-home
(zeanzropos) aparece en él por vez primera, y él sin duda prepara el
término "zeotokos ".

Antes del mundo actual existió ya un mundo de espíritus perfectos al


que pertenecían también las almas humanas, que fueron, por ende,
preexistentes. la apostasía de Dios las desterró a la materia, que Dios
creó entonces. La medida de su culpa premundana determina
incluso la medida de la gracia que Dios concede a cada uno sobre la
tierra. Toda la creación se apresura a volver a su origen en Duos;
para ello es sometida a un procesos de purificación, que puede
extenderse sobre muchos eones, proceso en que todas las almas, aun
los malos espíritus de los démones y Satán mismo, se purifican más y
más, hasta ser capaces de resucitar y de unirse de nuevo con Dios.
Entonces es Dios otra vez todo en todo, y se alcanza la restauración
de todas las cosas (apokatastasis ton panton). Con esta concepción
queda prácticamente suprimida la eternidad del infierno.

De principiis. Obra sistemática " Sobre las bases o fundamentos ".

 
5.- Discipulos y sucesores de Orígenes en la escuela de Alejandria:

A su muerte la escuela tomó otra vez carácter de escuela


catecuménica.

Dionisio, obispo de Alejandria. Su doctrina sobre la Trinidad fue


puesta en tela de juicio por Roma y trató de defenderla en una
apología en cuatro libros dirigidos a su homónimo Dionisio, obispo
de Roma. Se enfrentó con las ideas milenaristas del obispo Nepote de
Arsione, y la polémica, sin duda, lo llevó a negar al apóstol Juan la
paternidad del Apocalipsis. Es el primer obispo de quien consta que,
en las llamadas " cartas pascuales ", anunciaba anualmente a la
cristiandad de Egipto la fecha de la pascua.

Teognosto. Compuso una obra dogmática las " Hipotiposeis ".

Pierio. Se ocupó más de trabajos exegéticos y desarrolló una gran


actividad homilética.

Pedro. Obispo de Alejandría desde el año 300. No está demostrado


que se ocupase también de la escuela catequética. Sus tratados
revelan preocupaciones pastorales, por ejemplo, los que discuten los
cánones sobre la penitencia y el " Sobre la pascua ", que en parte
impugna supuestos errores de Orígenes.

Gregorio Taumaturgo (+ v. 270). Compuso un panegírico sobre


Orígenes.

Julio Africano, laico (+ v. 240). Oriundo de Palestina y amigo de


Orígenes. En carta a éste pone en duda la autenticidad de la historia
de Susana; en otra, estudia las genealogías de Jesús en Mateo y en
Lucas.

Pánfilo, prebitero de Cesarea de Palestina. Se ocupó del texto


bíblico, coleccionó los escritos de Orígenes y atendió la biblioteca
fundada por éste en Cesarea. La persecución de Diocleciano lo llevo,
tras larga prisión, al martirio (+310); en la cárcel escribió su "
Apología en pro de Orígenes ".

 
6.- Escuelas cristianas de Oriente: Antioquía:
La tradición señala como fundador de la escuela teológica de
Antioquía al presbítero Luciano, ordenado hacia el año 270. Realizó
una nueva recensión de los Setenta, para la que confrontó también el
texto hebreo. Su recensión se difundió en los obispados de Siria i
Asia Menor. Su método exegético considera sobre todo el sentido
literal y sólo emplea la exégesis tipológica donde el texto mismo la
pide. Parte siempre de los datos bíblicos y no de supuestos
filosóficos. Así llega, entre otras cosas, a un estricto
subordinacionismo en la doctrina del Logos tal como será pronto
defendido por Arrio.
CAPITULO XX
DESENVOLVIMIENTO DE LA
LITERATURA CRISTIANA DE
OCCIDENTE
EN EL SIGLO III
1.- Introducción.

La lengua de la predicación y de la liturgia en Roma era el griego.


Sólo al desaparecer la mayoría griega se sintió la necesidad de
traducir al latín las Escrituras Sagradas, de predicar en latín y
emplear finalmente el latín como lengua de la liturgia. La primera
Biblia latina en Roma se remonta a la segunda mitad del siglo II.

El latín cristiano se formó:

1.- Lengua que hablaba el pueblo sencillo.

2.- Se tomó del griego muchas palabras, pues muchas latinas


expresaban el culto pagano.

3.- Hubo que dotar a muchos términos latinos ya existentes de nueva


significación.

Características de la teología latina cristiana:

1.1.- A fines del siglo II y comienzos del III:


Las discusiones teológicas son sostenidas por lo general aún por
griegos. Justino escribe su apología en griego; Marción y otros
polemistas trinitarios son asiáticos; Hipólito es oriental y publica
sólo en griego.

1.2.- En el siglo III:

La teología latina no se cultiva como en Oriente dentro de una


escuela teológica. Tertuliano y Novaciano dos buenos teólogos no
fundan ninguna escuela.

1.2.1.- Minucio Félix:

Abogado de formación filosófica, influido particularmente por el


estoicismo. Escribió el diálogo Octavio, apología del cristianismo.
Celio el interlocutor pagano del diálogo, mira con fuerte
escepticismo la fe en los dioses paganos; pero, puesto que Roma le
debe su grandeza, todavía la prefiere al cristianismo, cuyo Dios
invisible le parece un fantasma y sus seguidores incultos. El cristiano
Octavio, por argumentos puramente filosóficos y sin referencia
alguna a la Sagrada Escritura refuta el escepticismo filosófico y
rechaza como calumnias las acusaciones hechas a los cristianos.

1.2.2.- Hipólito:

Posiblemente era oriundo de Alejandría y permaneció en Roma


como presbítero de la iglesia local. Su rigorismo en la cuestión de la
penitencia lo convirtió en adversario irreconciliable del papa Calixto
(217-222) y cabecilla de un grupo de oposición, numéricamente
escaso, pero espiritualmente importante. Las fuentes no apoyan el
hecho de considerarle el primer antipapa de la historia de la Iglesia.
Tampoco existen pruebas ciertas de que fuera el escritor Hipólito
desterrado a Cerdeña por el emperador Maximino Traciano junto
con el papa Ponciano y de que se hubiera reconciliado allí con él,
muriendo en el destierro. No se excluye que hubiera pertenecido por
algún tiempo al cisma novaciano y, después de 253, muriera
nuevamente admitido en la Iglesia. Eusebio y Jerónimo dan una lista
de sus escritos.

Con Orígenes comparte el amor a los estudios bíblicos y con él


practica la exégesis alegórica pero con método más sobrio. Nos han
llegado su comentario original a Daniel en griego, y en versión, una
exposición del Cantar de los cantares.

La solicitud por el mantenimiento de las tradiciones apóstolicas


determinó su segunda preocupación. La Traditio apostolica no se ha
conservado en su lengua original, pero forma el núcleo de una serie
de constituciones eclesiásticas, como la Ordenación apostólica, el
Testamento de nuestro Señor Jesucristo, los Cánones de Hipólito , y el
libro octavo de las Constituciones apostólicas. Intentó asegurar las
reglas y fórmulas más importantes para la colación de las órdenes,
las varias funciones de los oficios eclesiásticos, la administración del
bautismo y la celebración de la eucaristía en la forma tradicional.
Influyó en oriente, sobre todo en Egipto.

Los escritos dogmáticos y antiheréticos tienen como fin asegurar la


tradición apostólica en orden de la doctrina. El Sintagma trataba de
32 herejías aparecidas hasta su tiempo. También se le atribuye el
Philosophoumena o Refutación de todas las herejías . Exponía los
errores de la filosofía, las aberraciones de las religiones paganas y
refutaba los sistemas gnósticos. Lo que al autor le interesa
demostrar sobre todo es la tesis de que toda herejía se funda en que
no sigue a Cristo, la Sagrada Escritura y la tradición, sino que
vuelve a las doctrinas paganas. La Iglesia es portadora y guardiana
de la verdad, sobre cuya pureza y autenticidad han de vigilar los
obispos legitimados por la sucesión apostólica.

1.2.3.- Novaciano:

El papa Fabián lo ordenó de presbítero aunque sólo había recibido


el bautismo de urgencia y manifestaba falta de valor para confesar
la fe. Hacia el 250 durante la vacante de la sede romana llevó la
correspondencia de dicha iglesia con las otras iglesias. Expuso al
obispo Cipriano la posición de Roma en el trato a los caídos durante
la persecución.

Obra teológica sobre la Trinidad (v. 250). Se apoya en Hipólito y


Tertuliano. Rechaza la teología de Marción y la concepción
modalista de los monarquianos. En cambio, profesa un
subordinacionismo sutil que, aún insistiendo en la divinidad de
Cristo, lo subordina al Padre casi más claramente que la teología
anterior. Pone de relieve la subordinación del Espíritu Santo al Hijo.
Es el Espíritu Santo quien mantiene la Iglesia en la santidad y la
verdad.

Con ocasión de la elección del papa Cornelio (251) que fue preferido
a él Novaciano se separó de la Iglesia y rigió una comunidad propia
de cuño rigorista. Quiso justificar su rotura con un concepto de
Iglesia según el cual, en una Iglesia de los santos no hay ni puede
haber lugar para el que peca gravemente, por muy dispuesto que
esté a la expiación y a la penitencia. Un sínodo de 70 obispos
presididos por Cornelio le excomulgó a él y a sus seguidores.

Cartas pastorales de Novaciano:

 obligatoriedad de las prescripciones judaicas sobre comidas,


que es rechazada;

 prohibe la asistencia a teatros y a circos paganos;

 De bono pudicitiae. predica enérgicamente la fidelidad


conyugal y el alta estima de la virgindad.

Socrates dice que murió mártir en la persecución de Valeriano.

1.2.4.- Tetuliano:

Características principales de la Iglesia africana:

1. - En África se llevó a cabo antes que en Roma el tránsito a la


lengua latina en la predicación y la liturgia. Las actas de los
mártires escilitanos, que son el primer documento latino
fechado (180), suponen ya una traducción latina de las cartas
de Pablo.

2. - Las persecuciones marcaron su desarrollo.

3. .- Las controversias internas: sectas gnósticas y montanismo;


movimiento cistmático de Novaciano y Felicísimo; disputa
sobre el bautismo de los herejes.
Hijo de un centurión pagano nació hacia el 160 en Cartago. Buena
educación retórica y jurídica, conocedor excelente del griego. Se
convirtió de adulto movido por el testimonio de los cristianos
durante la persecución. Las fuentes no permiten decidir si llegó a
ordenarse de presbítero o permaneció laico. Hacia el 207 se pasó al
movimiento montanista que defendió con igual ardor como había
defendido la Catholica. Agustín dice que al final de su vida fundó un
grupo sectario que, por él, se llamó tertulianista.

Apologeticum. Dirige la obra a los praesides de las provincias


romanas. Parte en cada punto de ideas familiares a sus lectores
paganos y les opone la doctrina y vida cristianas. Dice que se comete
contra los cristianos la más amarga injusticia, pues se los condena
sin saber lo que son. Por eso no pide absolución, sino justicia, que se
funda en la búsqueda leal de la verdad.

De praescriptione haereticorum. Ya antes de que aparecieran las


herejías los doctores cristianos predicaban el mensaje que habían
recibido de los apóstoles y que a ellos, a su vez, les fue encomendado
por Cristo. Por esos la Iglesia sola posee la Sagrada Escritura, y ella
sola puede juzgar sobre su verdadero sentido y fijar así el contenido
de la fe.

Escribió también obras concretas: Contra Marción refutó su


dialismo y defendió la armonía entre el Antiguo i Nuevo Testamento.
Contra toda volatización gnóstica aseguró la doctrina sobre la
creación, la resurrección de la carne y la dignidad del matrimonio.
Contra Práxeas expuso la concepción eclesiástica de la Trinidad.

Se observa un cierto rigorismo en algunas pequeñas obras: De


monogamia. Donde condena las segundas nupcias. De corona, De
idolatría. Condena el servicio militar y todas las profesiones que
pudieran relacionarse con la idolatria. De ieiunio. Proclama la más
rigurosa práctica del ayuno. De pudicitia. Niega a la Iglesia el poder
de perdonar los pecados, poder que sólo concierne a los profetas
montanistas.

1.2.5.- Cipriano:

Teológicamente debe mucho a Tertuliano, al que llamaba maestro y


leía constantemente. Sus tratados y cartas se destinan por lo general
a la solución de cuestiones del día que le planteaban la persecución o
la amenaza de la escisión en la Iglesia por obra de conventículos
sectarios.

Ad donatum. narra como tras larga búsqueda logró la paz religiosa


por el bautismo.

De mortalitate. Palabras de consuelo en tiempos de peste a los


cristianos de África.

De opere et eleemosinis. Exhorta a los cristianos a una caridad


abnegada.

De habitu virginum. Celebra el ideal cristiano de la virginidad.

De zelo et livore. Precave contra los destructores efectos de la


discordia.

Sobre la unidad de la Iglesia. El obispo es el garante y representante


de la unidad de la Iglesia, que está unido con sus compañeros de
ministerio por la común razón básica que el episcopado tiene en el
ministerio apostólico. Pedro tiene entre ellos una posición única: el
poder de atar y desatar. Como este poder fue otorgado a un sólo
apóstol, con ello quedaba afirmada para siempre la unidad de la
Iglesia querida por Cristo. A Roma le conviene una posición de
honor no todavía de jurisdicción. Sólo en la Iglesia se asegura la
propia salvación, conforme a la densa fórmula: Salus extra eclesiam
non est.

Los niños han de incorporarse a la Iglesia lo más pronto posible; el


bautismo de los niños no admite discusión en Cipriano.

El que ha ofrecido su vida en martirio logra la visión inmediata de


Dios.
CAPITULO XXI
LAS PRIMERAS CONTROVERSIAS
CRISTOLÓGICAS Y TRINITARIAS.
MONARQUIANISMO Y MODALISMO
 
1.- Introducción.

La teología del siglo II no se planteó a fondo el problema de la


relación del Padre, Hijo y Espíritu Santo. Los apologistas en su
lucha contra el paganismo señalaron el estricto monoteísmo
cristiano. También la Iglesia en su lucha contra el gnosticismo señaló
ese aspecto.

El apologista Teófilo había incluso hallado el término "tríada " para


significar esta realidad. La cristología del Logos tenía sus fallos en
cuanto subordinaba al Padre el Hijo. Tal subordinacionismo
turbaba menos la conciencia creyente, pues no se veía en él una
amenaza inmediata a la divinidad de Cristo. Si se hacía, en cambio,
resaltar con más viveza la unidad de Dios, la insistencia en la
distinción del Padre i el Hijo podía parecer inquietante. Esa teología
fue denominada "monarquianismo ".
La impugnación de la teología del Logos siguió doble camino:

 Algunos vieron en Cristo sólo a un hombre, nacido desde


luego de la Virgen por obra del Espíritu Santo y en quien la
fuerza (dinamis) o virtud de Dios tuvo eficacia singular. Este
monarquianismo, llamado "dinámico ", salvaba realmente el
principio divino único, pero dejaba prácticamente de lado la
divinidad de Cristo.

 Otros afirmaban que Dios se había manifestado en cada caso


de modos distintos, una vez como Padre, luego como Hijo.
Explicación en la que se suprimía hasta tal punto la distinción
entre el Padre y el Hijo, que se llegaba a decir que era el Padre
quien había padecido en la cruz. Por esos fueron llamados
"modalistas " o "patripasianos ". El monarquianismo
modalista es también llamado adopcianismo. Parece que sus
partidarios procedían de sectores intelectuales, y no halló
mayor eco en el pueblo sencillo.

El primer representante del modalismo fue Teódoto, oriundo de


Bizancio, que fue a Roma hacia el año 190 y propaló allí sus ideas
teológicas. Hasta su bautismo en el Jordán, Jesús había llevado la
vida de un hombre sencillo, aunque justísimo, sobre el que descendió
el Espíritu o Cristo. Él y sus seguidores apoyaban su tesis con la
Biblia. El papa Víctor (186-198) le expulsó de la Iglesia.

Discípulo de Teódoto fueron Asclepiodoto , Teódoto el Joven y más


tarde Artemón. Los dos primeros trataron de organizar a los
adopcionistas en una iglesia propia e incluso ganaron para dirigirla
al confesor romano Natalis, quien, sin embargo, los abandonó al
poco tiempo. Teódoto el Joven introdujo un elemento nuevo en las
anteriores teorías al designar a Melquisedec como la virtud
suprema, que está por encima de Cristo, el verdadero mediador
entre Dios y los hombres.

Hacia la mitad del siglo III, un doble argumento desempeñó misión


importante en esta doctrina. Los adopcianos atacaban la doctina
ortodoxa como diteísta, y apelaban luego a que ellos, como
guardianes fieles de las tradiciones apostólicas, sólo enseñaban sobre
Cristo lo que siempre se había creído.
Después de la mitad del siglo III predicó en oriente un adpocionismo
singularmente craso Pablo de Samosata, obispo de Antioquía.
Enseñaba que el Hijo sólo designa al hombre Jesús en que moró la
sabiduría de Dios. El Espíritu no sería otra cosa que la gracia que
Dios concedió a los apóstoles. Por sabiduría de Dios o Verbo no
entendía una persona distinta de Dios, sino una fuerza impersonal.
Dos sínodos se opusieron a sus ideas (264). En el segundo el
presbítero Malquión lo convenció de sus errores, fue depuesto de su
cargo y excluido de la comunión de la Iglesia. El sínodo rechazó la
proposición de que el Hijo sea consubstancial (omoousios) con el
Padre; pues, con ese término, Pablo de Samosata quería negarle la
propia subsistencia. Su sucesor en Antioquía, el obispo Domno, apeló
a la autoridad estatal para obligar a Pablo a dejar la mansión
episcopal.

2.- Monarquianismo modalista.

Toda teoría que separara demasiado tajantemente al Hijo o al


Verbo, del Padre, era mirada con recelo, pues de ahí podía
eventualmente deducirse la existencia de dos dioses.

Noeto. oriundo de Esmirna en el Asia Menor. Encarecía


rigurosamente el dogma del Dios uno, que es el Padre, y afirmaba la
identidad de Cristo con el Padre; de donde sacaba la consecuencia
de que el Padre se hizo hombre y padeció en la cruz. Fue expulsado
de la Iglesia, pero halló partidarios que se apoyaban en la Biblia (Ex
3,6; Is 44,6; 14-15;Jo 10,30;8ss; Rom 9,5).

Epígono llevó la doctrina a Roma, donde se le adhirió Cleómenes.


Según Tertuliano en su obra contra Práxeas (213) este parece haber
modificado su teoría en el sentido de que distinguió al hombre Jesús
del Dios Cristo, que era idéntico al Padre, de suerte que el Padre
sufrió juntamente con el Hijo (compatitur).

Sabelio debió venir de Libia a Roma, en vida aún del papa Ceferino
(199- 217). Él fue quien sistematizó la doctrina modalista. Atribuyó a
la única divinidad tres modos de obrar, de suerte que el Padre era la
verdadera naturaleza divina que, sin embargo, también se
manifestaba como Hijo y Espíritu Santo; como Padre fue Dios
creador y legislado; como Hijo operó la redención y como Espíritu
Santo daba la gracia y la santificación. Sobre sus ideas sólo nos
informan sus impugnadores Hipólito, Tertuliano y Epifanio.
Hipólito atacó vivamente a los papas Ceferino (199-217) y Calixto
(217-222) por haber favorecido y hasta reconocido estas herejías. Al
primero acusaba de hombre ignorante e inculto y de haber defendió
a la vez ambas tesis:

1.- Yo sólo conozco a un sólo Dios, Cristo Jesús, y ninguno fuera de


Él, que nació y padeció.

2.- No fue el Padre quien padeció, sino el Hijo.

Sin embargo parece que Ceferino lo que quería era recalcar de un


lado la divinidad de Cristo y de poner, por otro, de relieve la
distinción entre el Padre y el Hijo; sólo que para ello le faltaba una
terminología adecuada. Contra Calixto afirmaba que se habría
dejado seducir por Sabelio. Sin embargo trataba también de
mantener un término medio. Contra la tendencia diteísta de Hipólito
el papa afirmaba la unidad de Dios, cuando decía que el Padre y el
Hijo no son dos seres separados; contra Sabelio afirmaba la
distinción del Padre y el Logos, que existía antes de todo tiempo y se
hizo hombre en el tiempo.

Novaciano. A mediados del siglo III aprovecha el trabajo de


Tertuliano y se aparta claramente del modalismo, cuando dice que el
Hijo engendrado por el Padre, el Verbo, no es mero sonido, sino que
tiene substancia propia, es una "segunda persona "; pero el Hijo no
había sido engendrado sólo con miras a la creación, sino que existió
antes de todo tiempo, pues pertenece a la esencia del Padre tener en
todo tiempo un Hijo.

Rechaza también la dialectica diteísta, al recalcar que el Hijo es Dios


sólo en cuanto Hijo que recibe la divinidad del Padre, y sólo en
cuanto Hijo se distingue del Padre; no hay, por ende división alguna
de la naturaleza divina. No se expresa con igual claridad acerca dela
"persona " del Espíritu Santo, al que mira como una fuerza divina,
que obra en los profetas, en los apóstoles y en la Iglesia.

Berilo, obispo de Bostra en Arabia. Bajo el emperador Gordiano


(238-144) profesó la opinión de que Cristo, no existió de manera
propia, antes de su encarnación, ni poseyó una divinidad suya
propia, sino la del Padre que inhabitaba en él. Orígenes disputó con
él y lo llevó a la recta fe.
Dionisio, obispo de Alejandría (260). Sostuvo una discusión con
patripasianos de la Pentápolis libia. Atacaba las teorías modalistas
de los obispos Ammnonio y Eufranor con lenguaje vivo, pero a par
descuidado, y formulaba la distinción del Padre y Hijo, al que
llamaba criatura (poiema) con tan poca precisión que parecía
borrarse la igualdad de esencia entre ambos. Una denuncia a Roma
fue ocasión para que el papa Dionisio (259-268) le rogara que
precisara su modo de ver y expusiera la concepción de la Iglesia de
Roma sobre la Trinidad. Según el papa en la escuela teológica de
Alejandría algunos catequistas y maestros de teología dividían la
monarquía en tres hipóstasis y en tres divinidades separadas y
profesaban una doctrina diametralmente opuesta a la sabeliana; si
Sabelio afirmaba que el Hijo era el Padre y a la inversa, aquéllos
predicaban en cierto modo tres dioses. Contra eso, ha de afirmarse
la unidad de Dios tan firmemente como la trinidad divina; hablar de
Cristo como de una criatura o afirmar que hubo un tiempo en que
no existía, es tan blasfemo, como llamar creación (poiesis) a su
divina e inefable creación. Dionisio se defendió del ataque y su
posición satisfizo a Roma.
CAPITULO XXII: EL MANIQUEÍSMO.
Manes nació el 14 de abril del año 216 d.C. seguramente en Ctesifonte, capital parta
Seleucia. Sus padres estaban emparentados con la casa de los príncipes persas de los
Arsácidas. Su padre perteneció a la secta de los mandeos, en que la rigurosa abstinencia de
carne y vino iba unida a múltiples ritos de purificación. Manes fue educado en esa secta. Un
ángel le descubrió que estaba destinado para apóstol y heraldo de una nueva religión
universal, cuyo contenido le fue comunicado en ulteriores revelaciones.

Emprendió un viaje a la India, donde predicó con éxito sobre todo en la región de
Beluchistán. De vuelta a Persia obtuvo el favor del rey Sapor I (241-273) quien le permitió
predicar libremente por todo el imperio de los Sasánidas. Él mismo y un grupo numeroso
de misioneros llevaron la fe hasta Egipto y las provincias orientales de Irán. Sin embargo el
rey Bahram I (274-277) desencadenó una persecución. Probablemente, los sacerdotes de la
religión zoroástrica lo acusaron de planes revolucionarios y de herejía religiosa. Tras breve
detención, Manes murió en la cárcel el año 277. Sus seguidores llamaron a su muerte
"crucifixión " señalando así el carácter martirial. Una persecución les obligó a huir hacia
occidente, la India y China donde existieron hasta el siglo XV.

Su predicación la consignó en una serie de escritos que alcanzaron pronto validez canónica:
El gran evangelio de Alfa a Tau, que estaba provisto de un álbum de imágenes; el Tesoro
de la vida, citado con frecuencia por san Agustín; el Libro de los misterios, en 24 capítulos
y, finalmente, sus cartas halladas en el Alto Egipto.

Doctrina del maniqueismo. Le caracteriza un dualismo radical en la doctrina acerca de


Dios:
1. - Hay dos seres o principios supremos de igual orden o categoría, el principio de la
luz y el de las tinieblas.
2. - Ambos son ingénitos y poseen el mismo poder; pero se hallan en una antítesis o
contraste irreconciliable, cada uno en su propio imperio, la región de la luz o del
bien, situada en el norte, y la del mal, en el sur.
3. - Ambos están sometidos a sendos reyes; el imperio de la luz, al Padre de la
grandeza; el reino del mal, al príncipe de las tinieblas, que manda sobre numerosos
demonios.
4. - Entre los dos principios primeros y sus reinos respectivos se desencadena una
guerra, en que el reino de la materia trata de devorar a la luz; para defensa de ésta
crea el Padre de la grandeza el primer hombre, que, con sus cinco hijos, sale a
campaña, pero es vencido juntamente con ellos por el mal.
5. - El primer hombre se da cuenta de su destino o desventura y pide ayuda al Padre de
la grandeza. Éste, después de una serie de emanaciones intermedias, desprende de sí
al espíritu viviente, que libra al primer hombre de la materia mala y, así. lo redime.
6. - Apenas el hombre se da cuenta de que es una mezcla de luz y de tinieblas, es decir,
apenas se conoce a sí mismo, comienza su redención.
7. - El Padre de la luz le ayuda a liberarse más y más de las tinieblas, que hay en él.
Para ello envía a la tierra los mensajeros de la verdadera religión, que traen al
hombre el verdadero conocimiento de sí mismo. Estos mensajeros son Buda,
Zoroastro, Jesús y Manes. Antes de Manes a los heraldos del redentor maniqueo se
les asignaron solamente partes limitadas del mundo, a las que tenían que llevar la
verdadera gnosis: Buda actuó en la India, Zoroastro se ciñó a Persia, Jesús a Judea
o, en todo caso, a occidente. Ninguno de estos tres fijó su mensaje por escrito; de
donde resultó que las religiones por ellos fundadas, señaladamente la cristiana,
decayeron rápidamente o fueron falseadas.
8. - Manes es el último llamamiento a la salvación; al mundo no le cabe ya sino
convertirse ahora o perecer para siempre.

La ética del maniqueismo se fundamenta en la abstención de todo lo que liga al hombre a la


materia. Por esos el perfecto maniqueo renuncia a este mundo, no quiere poseer nada en él
y combate en sí mismo todos los deseos o concupiscencias. Es decir, se abstiene de
palabras y placeres impuros y repudia todo trabajo servil, pues por él es violado el mundo
de la luz, cuyos fragmentos se hallan en todas las cosas visibles y palpables; practica la
continencia absoluta y condena el matrimonio.

Los fieles maniqueos son divididos en escogidos (electi) y oyentes (audientes). Los últimos
sirven a los elegidos, les procuran comida y vestidos y así esperan nacer un día en el cuerpo
de un elegido i alcanzar luego la salvación.

Al frente de la iglesia maniquea está un superior dotado de suprema autoridad, el cabeza de


los apóstoles o rey de la religión, que tiene su residencia en Babilonia. Evidentemente el
primero fue Manes. A él está subordinada una jerarquía muy escalonada, que, en grados
varios, comprende 12 apóstoles, 72 obispos o maestros de la verdad y 360 presbíteros; a
éstos, como diáconos, se junta el resto de los elegidos, hombres i mujeres.
Los fieles maniqueos se reunían en sus templos para celebrar su liturgia, que consistía en
lectura de los escritos maniqueos y canto de himnos propios. Los ritos externos son
rechazados, pues en ellos actúa el hombre ligado a la materia, cuando sólo la verdadera
gnosis opera la salvación.

Relación del maniqueismo con el cristianismo. Al comienzo de sus cartas, Manes se llama
enfáticamente a sí mismo "apóstol de Jesucristo ". Este Jesús apareció sobre la tierra como
un eón celestial en un cuerpo aparente, para instruir a la humanidad sobre su origen real y
verdadero camino de la redención. Jesús fue guía de las almas, al que los fieles maniqueos
bendicen en numerosos himnos, que suenan en algunos trozos como oraciones puramente
cristianas. Este Jesús finalmente envió al Paráclito por Él prometido, a fin de preservar su
doctrina de toda falsificación. El Paráclito descendió sobre Manes y le reveló los misterios
ocultos. Luego Manes se hizo uno con él, de suerte que ahora puede presentarse y enseñar
como el Paráclito prometido. Por boca de Manes habla el Espíritu enviado por Jesús.

Coincidiendo con Marción no reconoce al Dios del Antiguo Testamento con Dios de la luz;
pero los ángeles de la luz han consignado también verdades sueltas en la Biblia de los
judíos. Los evangelios y cartas paulinas aunque estén también penetrados de errores
judaicos, sin embargo en ellos se halla parte del mensaje de Jesús sobre las más profundas
conexiones del mundo, sobre el sentido del destino humano, sobre la lucha de la luz y las
tinieblas y sobre la liberación del alma de las cadenas de la materia.

Oposición al maniqueismo. Muy rápidamente se propagó la religión maniquea por


Mesopotamia; desde allí penetró en Siria y Arabia, y halló una base firme sobre todo en
Egipto, que se convirtió en centro de propaganda para las tierras del Mediterráneo.

El emperador Diocleciano dictó al procónsul de África un edicto muy riguroso contra los
maniqueos (297). Se funda en quejas oficiales de autoridades de aquella zona. Ordena sean
quemados vivos en la hoguera los dirigentes del movimiento; sus partidarios han de ser
decapitados; los ciudadanos romanos de alta clase serán condenados a trabajos forzados en
las minas.

Bajo el papa Melcíades (311-314) se señala su presencia en Roma, y de aquí emprende sin
duda el camino hacia la Galia, Hispania los Balcanes. Los concilios del siglo IV se refieren
reiteradamente al maniqueismo. Una ley del emperador Valentiniano I (372) ordena
confiscar las casas donde se reúnen. Teodosio II aumenta las sanciones contra ellos y
Justiniano I castiga de nuevo con pena de muerte el credo maniqueo. En África el
maniqueismo cautiva a muchos, entre ellos al propio Agustín durante un decenio. Los
vándalos en el siglo V les persiguieron también. Las corrientes neomaniqueas de la Edad
Media sobre todo en los Balcanes atestiguan la vitalidad del maniqueismo.

Theonas, obispo de Alejandría (300) previene a sus fieles cristianos de las doctrinas
maniqueas acerca del matrimonio. También se opusieron al maniqueismo obispos como
Cirilo de Jerusalén, Afrahates y Efrén en oriente, y posteriormente León Magno en
occidente. La Iglesia mandaba que se pusiera especial atención, cuando un maniqueo quería
convertirse al catolicismo; por medio de fórmulas precisas de abjuración, había que
asegurarse de la sinceridad de la conversión. Agustín mismo hubo de suscribir una de esas
fórmulas.

Algunos autores antimaniqueos: el obispo Serapión de Tmuys. Dídimo de Alejandria con


un trato especial "Katá manijimon ", el obispo árabe Tito de Bostra y las Acta Archelai,
Hegemono de Siria, Eusebio de Emesa, Jorge de Laodicea y Diodoro de Tarso.

CAPITULO XXIII
ULTERIOR DESARROLLO DE LA LITURGIA
 
1.- La pascua y la controversia pascual.

La fiesta pascual experimenta un desarrollo que la convierte, en la


conciencia de los creyentes, en la fiesta central y prevalente sobre
todas, de la conmemoración de la redención cristiana. Dos factores:

 la plena estructuración de la celebración pascual misma de


entonces, ampliando su duración a los días anteriores y
posteriores;

 La inclusión en la liturgia pascual de la administración del


sacramento de la iniciación cristiana.

Los comienzos de este movimiento se remontan ciertamente al siglo


II, pues ya en los comienzos del III los vemos en un estadio
progresivo. Las fuentes: la Didascalia siria, algunos escritos de
Tertuliano y la Tradición apostólica de Hipólito pertenecen al siglo
III; las homilías sobre los salmos de Asterio el sofista se compusieron
a comienzos del siglo IV, pero reflejan a menudo un estado de
evolución litúrgica que ha de situarse a fines del siglo III.

En el siglo II se celebra en Asia Menor y en algunos territorios


vecinos un "PASSAH " cristiano, que pone desde luego en el primer
plano el pensamiento de la pasión del Señor, pero que tampoco
excluye la idea de que esta pasión desemboca en la resurrección. Así
parece que mantenían el 14 de nisán, siguiendo el uso judío, como
fecha de la pascua. La iniciaban con riguroso ayuno, y en uno y otro
caso se escuchaba una homilía sobre Éxodo 12. No se trataba, sin
embargo, de un día exclusivamente de duelo, pues la celebración
tenía un final gozoso con el ágape y la recepción eucarística, la
mañaña del 15 de nisán. A esos se les llamaba cuartodecimanos.

En Siria, Egipto, en el Ponte y el occidente latino se practicaba el


"PASSAH " dominical, es decir, la celebración de la pascua el
domingo siguiente al 14 de nisán. No excluía de la idea fundamental
del rito el pensamiento de la pasión del Senior. Iniciábase tal
celebración con la expresa memoria de ella e iba unida también a un
riguroso ayuno, pues el recuerdo de la pasión era presupuesto para
una digna y razonable conmemoración de la resurrección del Señor.
la vigilia daba aquí término a estos ayunos pascuales y representaba
el tránsito a la alegría pascual por la redención consumada en la
resurrección.

La controversia pascual del siglo II era una disputa no sobre el


modelo sino acerca de la fecha de la misma pascua y de la forma i
duración del ayuno pascual, que no condujo por lo pronto a una
concordia, pues las dos partes creían poder apelar en pro de su
respectiva interpretación a la tradición apostólica.

Irineo supone la introducción del "passah dominical " en tiempos


del papa Sisto, a comienzos del siglo III. La distinta práctica originó
polémicas y discusiones, como lo demuestra la discusión entre
Melitón de Sardes y el obispo Claudio Apolinar de Hirápolis (hacia
170) en Asia Menor, discusión en la que intervino también Clemente
de Alejandría. Éste, en un escrito especial contra los
cuartodecimanos, apelaba a la cronología joánica, y recalcaba que
Jesús, el verdadero cordero pascual, había muerto y sido sepultado
en un solo día, el de la parasceve del passah. En su réplica, Melitón
fundaba el uso cuartodecimano en la datación de los sinópticos según
la cual Jesús celebró la pascua antes de su muerte, y a ella había que
atenerse también ahora.

A finales del siglo II el presbítero Blastos quiso introducir en Roma


el uso cuartodecimano y pudo hallar apoyo en los cristianos venidos
de Asia Menor. Hacia el 195 el papa Victor quiso imponer una regla
única para la Iglesia universal y mandó, para este fin, celebrar
sínodos en todas partes. La mayoría se pronunció por la práctica
dominical. La provincia de Asia se opuso a través del obispo de
Efeso Polícrates. El papa Víctor trató de excluir entonces a las
iglesias del Asia Menor de la comunión eclesiástica. Ireneo de Lión,
en cambio, preconizó un trato de tolerancia con los partidarios
cuartodecimanos y tuvo éxito. Los obispos de Palestina se esforzaron
por unificar el uso pascual en sentido dominical. La minoría
cuartodecimana permaneció fiel al uso antiguo durante todo el siglo
III i se unieron a ellos los novacianos del Asia Menor. El concilio de
Arles (314) recomendó en su canon 1 la pascua dominical. El concilio
de Nicea (325) excluyó de la comunión eclesiástica a los
cuartodecimanos.

Las fuentes del siglo III equiparan el curso de la celebración pascual


en oriente y en occidente. La fiesta se iniciaba con un ayuno
rigurosamente obligatorio, que se tenía por elemento esencial de la
pascua. La duración variaba según los lugares. El centro de la fiesta
pascual era la vigilia nocturna. No era un rito familiar, con el passah
judío, sino una fiesta esencialmente comunitaria de todos los
creyentes. La asistencia era obligatoria.

Las primeras horas de la noche se llenan con oración y lecciones; se


citan expresamente salmos y lecciones de los profetas i de los
evangelio. La vigilia, según la Didascalia , pertenece al día de pascua
y tiene, por ende, un final festivo que va resaltando más y más con el
ulterior desarrollo de la vigilia, tal como ha de cumplirse a
comienzos del siglo III.

Aquí hay que mencionar sobre todo el solemne bautismo, que, como
elemento nuevo, se incorpora por este tiempo a la liturgia pascual.
Tertuliano habla de "dies baptismo sollemnior ".

El siglo III presenta también el primer desarrollo del tiempo


pascual, que se convierte así, como primer ciclo festivo, en el centro
de gravedad del año eclesiástico en formación. Durante 50 días a
partir de pascua se celebra la resurrección del Señor. El carácter
festivo de este Pentecostés se subraya por el hecho de que no se
ayuna ni se reza de rodillas. El día último de Pentecostés no tiene un
tono festivo. En Hispania se celebraba de manera distinta. El
concilio de Elvira (300) reprueba la celebración del tiempo pascual
de 40 días e impone el día quincuagésimo. A finales del siglo III y
comienzos del IV se desarrolla la octava de pascua.

Los primeros indicios de la formación de un calendario cristiano en


el siglo III podrían verse en el recuerdo de los mártires que cultiva la
Iglesia. Los cristianos celebran la eucaristía en el aniversario de la
muerte del mártir y hacen memoria de ellos en la oración. En oriente
se inicia ya en el siglo II, según el relato del martirio de Policarpo de
Esmirna, que habla al final de celebrar su "día natalicio ", es decir,
el aniversario de su muerte. En occidente no tenemos noticias hasta
la primera mitad del siglo III, cuando el correspondiente calendario,
la Depositio martirum, cita al obispo romano Calixto (+222).
Cipriano atestigua también el culto a los confesores. En el siglo III
comienza a distinguirse el sepulcro de los mártires por su
configuración especial arquitectónica del lugar de enterramiento,
aun cuando sólo la memoria apostolorum de la Via Appia, cerca de
Roma, pueda considerarse ciertamente como tal construcción de este
tiempo, la misma que posteriormente se llamó de manera general
martirion. Entre dichos monumentos hemos de considerar el
tropaion sobre la colina vaticana mencionado por el presbítero Gaio.

 
2.- Catecumenado y bautismo.

A fines del siglo II y comienzos del III se introduce en la Iglesia


universal el catecumenado. El éxito misional de fines del siglo II
requería examinar a los nuevos convertidos gentiles para mantener
el nivel de las comunidades cristianas. La gran amenaza de las sectas
heréticas, sobre todo del movimiento gnóstico; la necesaria
comprensión de la fe motivó, a semejanza de los cultos mistéricos,
tan gratos a los paganos, una introducción regulada por normas fijas
en el mundo de los sacramentos de iniciación cristiana.
La primera instrucción de la fe se impartió de manera privada. La
Iglesia podía también tomar a su servicio a un recién convertido
culto, por ejemplo Justino, que venía actuando previamente como
maestro privado de la religión cristiana. Paulatinamente la Iglesia
atraerá hacia sí estas formas privadas de preparación de los
candidatos al bautismo. A comienzos del siglo III Hipólito en la
Constitución eclesiástica nos da noticia del catecumenado.

La Iglesia somete al candidato al bautismo a un examen riguroso


que tiene por objeto sobre todo sus cualidades morales. El aspirante
debe presentar un garante o fiador cristiano que demuestre la
seriedad de su voluntad de conversión. La admisión al catecumenado
depende además de un examen del pretendiente por parte del
maestro del catecúmeno, que puede ser clérigo o laico. Este examen
se extiende a los motivos de su pretensión, a sus relaciones
matrimoniales, a su profesión y posición social. Si el pretendiente es
esclavo de un amo cristiano su admisión depende de la opinión de
aquel. Son profesiones incompatibles las que están o pueden estar
fácilmente en relación directa con el culto pagano, tales como las de
sacerdote sacrificador, guardián de un templo, actor, astrólogo y
hechicero. El concilio de Elvira añade aún el auriga de circo.
Tertuliano piensa también en los soldados que deben tomar parte en
sacrificios, vigilan los templos o participan en actos violentos. Las
prostitutas son rechazadas y los problemas matrimoniales deben
arreglarse antes de la admisión a la enseñanza catequética.

Superado el examen la consignatio o señal de la cruz convierte al


aspirante en christianus o catechumenus.. Durante tres años está al
cuidado del doctor audientium. La instrucción se basa sobre la
Biblia, con la que el catecúmeno se va familiarizando por medio de
las lecciones litúrgicas y la homilía. La hora de instrucción se cierra
siempre con una oración i con la imposición de manos del catequista.

Los tres años del catecumenado terminan con un nuevo examen de


los aspirantes al bautismo, que se extiende a la conducta religiosa y
moral durante todo este tiempo. El examen se efectúa una semanas
antes del bautismo ante el obispo y con la asistencia de un fiador. La
buena conducta se valora por sus buenas obras (visita a enfermos y
preocupación por las viudas). El ejemplo sublime era "haber sido
encarcelado por el nombre ). Si el catecúmeno moría en el trance sin
haber recibido el bautismo, se salvaba, pues "había sido bautizado
en su propia sangre".
El candidato que ahora se llama electi se prepara inmediatamente
para recibir el bautismo. Este estadío se caracteriza por el más
frecuente empleo de oraciones litúrgicas de purificación, o
exorcismos, que liberen y curan más y más del poder de lo
demoníaco. El obispo examina por medio de un exorcismo, al
acercarse el día del bautismo, la pureza de los aspirantes y excluye a
los energúmenos; ora con ellos el sábado anterior al bautismo, les
impone las manos y bendice sus sentidos con el signo de la cruz.
Tertuliano dice que la segunda etapa del catecumenado empezaba
con una primera renuncia a Satán. El ayuno bautismal especial se
imponía a los candidatos el viernes y sábado antes del domingo del
bautismo.

El bautismo se inserta dentro del marco de impresionante vigilia que


dura toda la noche y está llena de lecciones y últimas instrucciones
litúrgicas. La vigilia pascual, sobre todo, era la que reunía el mayor
número de bautizados al año; en otros casos, cuando un motivo
especial exigía nuevo día de bautismo, se señalaba la noche de un
sábado a domingo. Al amanecer, señalado por el canto del gallo,
daba comienzo la acción propiamente bautismal. Los catecúmenos
dejaban sus vestidos y se limpiaban de toda mancha, entraban en la
pila o piscina bautismal, surtida por corrientes de agua limpia.
Previamente el obispo consagraba el óleo de acción de gracias y el
óleo del exorcismo. Primero eran bautizados los niños, sus padres
responden por ellos, luego los hombres y, por fin las mujeres.

El sacerdote manda primeramente al bautizado renunciar a Satán


vuelto hacia occidente: "Renuncio a ti, Satán, y a toda tu pompa y a
todas tus obras ". Luego sigue la unción el óleo del exorcismo.
Posteriormente el bautizando baja con el diácono a la pila bautismal.
El ministro, obispo o presbítero, le impone la mano y le va haciendo
sucesivamente las tres preguntas sobre su fe: Crees en Dios Padre,
Dios Hijo, Dios Espíritu Santo. A cada pregunta responde el
bautizado: Creo, y el ministro vierte agua sobre su cabeza. Luego un
sacerdote lo unge con óleo de acción de gracias. Luego el bautizando
se vuelve a vestir, y terminada la acción bautismal, marchan todos
desde el lugar del bautismo a la iglesia. Aquí se ejecuta un nuevo rito
sobre cada uno de los neófitos, la consignatio, que se reserva el
obispo. Le impone la mano y recita al mismo tiempo una oración en
la que implora la gracia de Dios sobre el nuevo bautizado, a fin de
que sirva a Dios y cumpla su voluntad. Luego unge a todos la cabeza
con óleo, signa su frente con la cruz y da a cada uno un beso
diciendo: El Señor sea contigo ; a lo que contesta el confirmando Y
con tu espíritu. Seguidamente, los neófitos se juntan con la
comunidad de los fieles y celebran con ellos por primera vez la
eucaristía.

En el catecumenado de África se atribuye mayor importancia a la


educación ascético moral de los aspirantes, que a su introducción en
la ciencia de la fe.

 
3.- La celebración de la eucaristía.

Justino, màrtir +150. Primeramente esboza el curso de la


celebración, tal como sigue al bautismo; poco después habla de la
celebración en común, "el día que llaman del sol ", a la que
concurren todos.

 "Se leen las memorias de los apóstoles o los escritos de los


profetas". Sigue la homilía del presidente y las oraciones en
común "por nosotros mismos, por los recién bautizados y por
todos los otros dondequiera que se encuentren ". Acaban con
el beso de paz.

 Presentación de las ofrendas ( pan y vino mezclado con agua)


no sabemos por quién. Oración del presidente, que se llama
eucharistia: en ella se hace subir al Padre del universo, en el
nombre del Hijo y del Espíritu Santo, alabanza y bendición, y
le da gracias de que se digne conceder a los fieles estos dones.
Toda la comunidad presente afirma y confirma la eucharistia
del presidente con el hebreo amén.

 Se reparten los dones eucarísticos consagrados, llamados


también eucharistia, entre los presentes y se lleva también a
los ausentes. Sólo comulgan los bautizados.

Hipólito. Doble descripción de la celebración de la misa:


primeramente, tal como tiene lugar después de una consagración
episcopal; luego, tal como la celebra la comunidad cristiana, con sus
miembros recién bautizados. Su más alto valor está en la fórmula
 Presentación de las ofrendas por los diáconos. Sobre ellas
extiende las manos el obispo con los presbíteros al comenzar la
solemne oración de acción de gracias, que se inicia con el
diálogo entre el mismo obispo y la comunidad reunida, tal
como hasta hoy lo ha conservado la liturgia romana.

 La acción de gracias del canon es ofrecida al Padre por medio


de su Hijo querido Jesucristo, que Él envió como salvador y
redentor. Él es la Palabra o Verbo del Padre, por quien todo
ha sido creado; tomó carne en el seno de la Virgen y nació del
Espíritu Santo y de ella. Él aceptó voluntariamente la pasión,
a fin de quebrantar el poder de la muerte y de Satán, i ha
hecho manifiesta su resurrección.

 La Iglesia sigue su ejemplo y cumple su mandato de la última


cena en este punto se citan las palabras de Cristo cuando
rememora su muerte y resurrección, ofrece al Padre el pan y
el cáliz y le da gracias porque la tiene por digna de servirle.

 El obispo sigue rogando al Padre que envíe su Espíritu Santo


sobre las ofrendas de la santa Iglesia, y llene del Espíritu
Santo a todos los que las reciban, a fin de que afirmen su fe en
la verdad. El Amén de toda la comunidad refuerza y confirma
también aquí la oración del obispo.

El canon eucarístico de Hipólito no trata de ser un texto obligatorio


para toda iglesia y para toda ocasión, sino un muestra de formulario,
cuya estructura e ideas fundamentales han de mantenerse, pero que
puede variarse y completarse en los pormenores.

En el siglo III se descubren los primeros indicios de la llamada


disciplina del arcano, por la que se mantenían ocultos a los no
iniciados las acciones y textos más importantes del culto litúrgico,
sobre todo del bautismo y eucaristía, el padrenuestro y el símbolo de
la fe, o sólo se aludía a ellos ante los no elegidos en lenguaje velado.

 
4.- Los comienzos del arte cristiano.

A la creación artística cristiana se opuso una corriente, de fuerza


considerable dentro de la misma Iglesia, que repudiaba de forma
absoluta toda actuación en el terreno del arte. Orígenes se apela a la
prohibición de Éxodo 20,4 cuando dice que los cristianos aborrecen
los templos, altares e imágenes. Para Minucio Félix el espiritualismo
del Dios cristiano se opone también a su culto en un templo.
Tertuliano rechaza el arte que descubre estrechamente ligado al
culto pagano. El concilio de Elvira (300): " Ha parecido que no debe
haber pinturas en las iglesias, con el fin de que no se pinte en las
paredes lo que se venera y adora " (canon 36).

Tertuliano conoce cristianos que poseen capas con la imagen del


buen Pastor. Clemente de Alejandría, aún con todas las reservas
respecto a una representación de Dios, propone a los cristianos de
sus días algunos símbolos que pueden llevar en sus anillos de sellar, y
cita, entre otros, la paloma, el pez, la barca, el áncora y el pescador.

Hacia el 205, una inundación destruía, en la Edesa sirio oriental,


también "el templo de los cristianos ". En su comentario a Daniel
cuenta Hipólito que los enemigos de los cristianos penetran "en la
casa de Dios ", precisamente cuando los fieles se reúnen para orar.
Tertulino habla de "la casa de nuestra paloma " posiblemente un
templo cristiano en Cartago. Para la segunda mitad del siglo III hay
testimonios sobre "iglesias " cristianas en Palestina y Sicilia. Eusebio
señala que, antes de Diocleciano, los antiguos lugares de culto de los
cristianos fueron sustituidos por edificios más amplios. En virtud del
edicto persecutorio de Diocleciano fueron destruidos los templos
cristianos en Bitinia, Galacia, el Ponto, Tracia, África, Hispania y la
Galia. Una iglesia doméstica preconstantiniana, erigida hacia el año
232, fue excavada en Dura-Europos, guarnición fronteriza romana a
la orilla occidental de Eufrates.

A mediados del siglo III la Iglesia llegó a poseer lugares propios de


enterramiento, que se llamaron primeramente cementerios y en
Roma, a partir del siglo IX, catacumbas, nombre que se deriva del
de la campiña in o ad catacumbas junto al cementerio de San
Sebastián en la Vía Appia. El cementerio cristiano más antiguo es el
coemeterium Callixti , que se estableció en una finca donada por el
papa Ceferino (199-217) de sus bienes privados a la iglesia de Roma,
y cuya administración encomendó al diácono Calixto.

Se decoran las paredes y techos de las cámaras sepulcrales de las


catacumbas con escenas de la Sagrada Escritura que proclamen la
esperanza cristiana de una vida eterna. Entre las más antiguas
representaciones se encuentran, por ejemplo, Daniel entre los leones,
Noé en el arca, Jonás devorado por el pez y vomitado luego, o la
escena del Nuevo Testamento de la resurrección de Lázaro.
Encontramos también la figura del Buen Pastor, a través de ella
Cristo se muestra como soter (salvador), que, como buen Pastor,
trae la vida, y como Maestro, el verdadero conocimiento de Dios.
Cristo aparece también como maestro en la primitiva plástica
cristiana de los sarcófagos. Un mosaico de un mausoleo descubierto
bajo San Pedro de Roma muestra Christus-Helios subiendo del
hades al Padre.

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