Memorias M1
Memorias M1
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Presentación
La pandemia del covid-19 planteó innumerables retos a la educación en el mundo, y en
concreto en Colombia. La situación actual de la educación y del sistema educativo en el
país tiene la marca de esta enfermedad, es decir, nada ni nadie permaneció inmune e
indiferente ante esta situación forzada por todos los cambios que implicó de manera
abrupta implementar en el aula de clase, a la que no se podía asistir por las medidas de
distanciamiento físico; en los hogares de los estudiantes y de los mismos docentes, que
supuso adecuar espacios para el estudio y trabajo; en los directivos de los establecimientos
educativos, que debían dar soluciones oficiales rápidas de lo que se haría en esta situación;
así como en todo el sistema político y ministerial de los países, para establecer políticas y
directrices apropiadas al momento vivido y a los diferentes contextos de las regiones.
Se presentaron muchos desafíos para la educación escolar con esta pandemia. Sin lugar a
duda, no solo implicó responder de manera eficaz e inmediata a la nueva modalidad de
enseñanza y aprendizaje; sino que también supuso repensar qué educación es la que se
venía ofreciendo y la que se quería continuar desarrollando. Típico del ser humano es
pensar de una manera operativa, en un primer momento, para responder a los cambios que
se suscitan en la vida cotidiana; pero después de ese momento operativo o práctico, surge
la necesidad de reflexionar y analizar lo que ha sucedido, los porqués, y las diferentes
formas de haber afrontado los cambios, todo con el fin de poder mejorar. De esta manera,
se pone en evaluación la calidad de la educación antes de la pandemia y después de ella.
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Examinar la dimensión socioemocional, tanto del docente como del estudiante, es algo
primordial en estos tiempos de post pandemia. Psicológicamente todos han sido afectados
por los ajustes en las dinámicas cotidianas, estructuras y procesos que cada actor de la
comunidad académica ha tenido que realizar. Se puede decir que son unos los retos que se
presentaron durante la pandemia en el encerramiento y en el conjunto de interacciones que
se debieron dar en el hogar, para hacer de éste un lugar de enseñanza y aprendizaje, y otros
los retos de la post pandemia, que claramente se evidencian en el retorno a la escuela, en
la dificultad de aprender nuevamente con otros y de retomar las competencias
socioemocionales y ciudadanas qué cada uno ha desarrollado. Docente y estudiante,
directivo y administrativo, todos tienen un antes de la pandemia y un después, que merece
la pena analizar detenidamente e identificar los aprendizajes por alcanzar, y que
seguramente, con una mirada optimista, será siempre una oportunidad de mejora, de
innovación y de repensar la educación para construir una mejor sociedad y país.
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estudiantes recibían educación en casa, el reto más grande fue llegar a todos los
rincones del país con los contenidos apropiados para no detener su proceso formativo.
Fue así como se desplegaron múltiples recursos para responder a las condiciones de
alumnos y maestros.
Desarrollo de contenidos
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Vamos a describir, en un primer momento, algunas de esas situaciones a las cuales había
que responder en pandemia y, en un segundo momento, los ajustes que los sistemas
educativos en el país y a nivel internacional tuvieron que implementar para responder a esta
nueva manera de enseñar y aprender desde casa.
Nuevo
escenario
educativo
Conectividad y
Directrices
recursos
institucionales
informáticos
COVID-19
Gestión Estrategias
académica y pedagógicas y
pedagógica didácticas
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Un nuevo escenario educativo. La nueva realidad ante la que se enfrentaron
docentes y estudiantes fue la de enseñar y aprender a través de la distancia, en un espacio
diferente al del aula de clase y en tiempos muy determinados y generalmente cortos, que
exigió utilizar las mediaciones tecnológicas para establecer el acto educativo como un acto
comunicativo; dónde la experticia de los comunicadores sociales no se tenía ni tampoco
las habilidades de poder evidenciar que se estaba dando un proceso de aprendizaje.
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Directrices claras y precisas de los establecimientos
gubernamentales. Es claro que de la mano de la preocupación del docente, de los
estudiantes, los padres de familia y los directivos de los establecimientos educativos,
estaban la de las secretarías de educación y ministerios de educación, de los diferentes
países, para poder determinar qué criterios orientarían el quehacer docente, estudiantil e
institucional durante esta coyuntura, que se prolongó durante mucho tiempo. Al intentar
establecer estas directrices, se comenzó a evidenciar la necesidad e importancia de
profundizar en ¿qué es la educación a distancia y la educación virtual?, no solo
teóricamente, sino sobre todo didáctica, pedagógica y operativamente.
Ahora bien, pasemos a recoger someramente los ajustes que los sistemas educativos en el
país y a nivel internacional tuvieron que implementar para responder a esta nueva manera
de enseñar y aprender desde casa, ante la emergencia del COVID-19.
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Esto quería decir que las primeras medidas adoptadas fueron “el trabajo en casa por medio
del uso de las TIC, el uso de herramientas colaborativas que permitan hacer reuniones
virtuales para minimizar las presenciales y el uso de herramientas tecnológicas para
comunicarse” (p. 1)
La Directiva No. 11 del 29 de mayo del 2020 se recogen las “Orientaciones para la prestación
del servicio educativo en el marco de la emergencia sanitaria por el COVID-19.” En este
documento se dice que:
De esta manera se van ampliando las acciones y orientaciones que el Ministerio proyectó
para afrontar la emergencia. En este documento se agrupan las orientaciones así:
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Esta directriz termina diciendo que:
Los ajustes que se tuvieron que llevar a cabo en la escuela en otros países no fue muy
diferente a los asumidos en Colombia. Las Naciones Unidas en junio del 2020 publicó un
documento titulado: “Respuesta integral de las Naciones Unidas a la COVID-19: salvar vidas,
proteger a las sociedades, recuperarse mejor”. Muy interesante es lo que se dice aquí:
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Desde esta perspectiva, la UNESCO y la CEPAL exponen en el documento:
“La educación en tiempos de la pandemia de COVID-19” (2020):
En el ámbito educativo, gran parte de las medidas que los países de la región
han adoptado ante la crisis se relacionan con la suspensión de las clases
presenciales en todos los niveles, lo que ha dado origen a tres campos de
acción principales: el despliegue de modalidades de aprendizaje a distancia,
mediante la utilización de una diversidad de formatos y plataformas (con o
sin uso de tecnología); el apoyo y la movilización del personal y las
comunidades educativas, y la atención a la salud y el bienestar integral de
las y los estudiantes. (p. 1)
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Por último, mostramos los tipos de apoyo que se le dieron a los docentes
gubernamentalmente en 18 países latinoamericanos:
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Implicaciones de la pandemia en los aprendizajes y el
desarrollo socioemocional de estudiantes y educadores
Sin lugar a dudas, desde la mirada del objeto o fin de la enseñanza que es el aprendizaje,
éste se vio retado por la pandemia en toda la comunidad académica; es decir, los
estudiantes tenían que aprender sin la presencia física y directa del docente, con lo que
implicaba aprender o fortalecer ciertas competencias, en especial todo lo que tiene que ver
con el aprendizaje autónomo; los docentes también se vieron retados al tener que
desarrollar competencias de enseñanza diferentes a las establecidas o institucionalizadas
en la modalidad presencial; y los administrativos y directivos tenían que favorecer a
docentes y estudiantes que pudieran continuar con la formación académica desde un nuevo
escenario y modalidad de aprendizaje brindando los recursos necesarios.
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Adapatación de
Calendarios
Académicos
Competencias
Innovación
en el uso de
pedagógica y
nuevas
didáctica.
tecnologías.
Diversificación Aprendizaje en
y flexibilidad modalidad a
curricular. distancia.
El
Aprendizaje
durante el
COVID-19
Aprendizaje
Aprendizaje con
autónomo y
la familia.
colaborativo.
Aprendizaje
contextualizado Aprendizaje
y saberes empático.
cotidianos.
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Algunas de las implicaciones más específicas de la pandemia a los procesos de aprendizaje
son las siguientes:
Si bien nos encontramos en una cultura del uso de dispositivos y nuevas tecnologías, los
estudiantes y profesores no tenían necesariamente el suficiente conocimiento para usar
académicamente el entorno virtual. Las redes sociales y la navegación en la red tienen
muchos usuarios, pero no se tenía para poder acompañar los procesos de aprendizaje. Esto
se fue aprendiendo poco a poco. Comunicarse por WhatsApp o Facebook entre
compañeros o con el docente, se convirtió en algo cotidiano, habitual y necesario, ya que en
algunos lugares no se contaba con la posibilidad de un correo institucional para todos.
También había que formarse en saber navegar y elegir información adecuada para
aprender. No todo lo que hay en la red sirve para los procesos académicos de calidad. En
cierta manera, se enseñó a hacer curaduría digital.
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III. Aprendizaje en modalidad a distancia.
Otra de las implicaciones de la pandemia fue que había que aprender a estudiar solo,
autónomamente, desarrollando un hábito y método de estudio propio. Desgraciadamente
no todos los estudiantes lo consiguieron o no tuvieron el acompañamiento del colegio y de
la familia adecuado. Lo que sí es cierto es que fue una oportunidad de desarrollar este tipo
de aprendizaje, favoreciendo la responsabilidad y el compromiso con la autoformación.
Evidenciar las competencias desarrolladas o no en este tipo de aprendizaje, es algo que aún
puede retomarse para conseguir un mejor desempeño académico de los estudiantes.
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V. Aprendizaje empático.
Nos referimos a este aprendizaje como muy necesario en la época de pandemia. Esto es,
porque sobre todo el educador tenía que “ponerse en los zapatos del estudiante” para poder
ofrecer unas estrategias, medios e instrumentos que fueran comprensibles y poder así
mostrar y alcanzar los propósitos formativos.
No sólo por la reciente pandemia, pero en especial durante su desarrollo, para el educador
implicaba tener en cuenta los contextos y situaciones familiares y personales de los
estudiantes; así como los directivos tenían que hacer lo mismo con docentes, estudiantes
y administrativos. No fue lo mismo afrontar esta coyuntura en las zonas rurales, donde
había algunas ventajas frente a las ciudades, pero desventajas en la modalidad distancia o
virtual del aprendizaje, que lo que sucedía en las ciudades, donde por la aglomeración de la
gente existía más riesgo de contagio.
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VII. Aprendizaje con la familia.
Esta situación implicó tomarle el pulso a la familia e identificar las fortalezas y debilidades
de esta estructura social afectante del acto educativo y poder así incorporar planes de
mejora en las escuelas de familia y manuales de convivencia.
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Y, por otro lado, define:
Un currículo flexible es aquel que mantiene los mismos objetivos generales para todos los
estudiantes, pero da diferentes oportunidades de acceder a ellos: es decir, organiza su
enseñanza desde la diversidad social, cultural de estilos de aprendizaje de sus alumnos,
tratando de dar a todos la oportunidad de aprender.
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X. Evaluación de los resultados de aprendizaje.
Una de las implicaciones con las que se cierra este punto tiene que ver con la preocupación
y constatación, después de la pandemia, de un bajo rendimiento de los estudiantes, donde
pareciera que aprendieron poco durante la no presencialidad. Pese que se evaluaron los
aprendizajes, el resultado del mismo no se veía asumido ni reflejado en los siguientes
periodos académicos.
Esto llevo a que los establecimientos educativos tuvieran que implementar estrategias
curriculares de nivelación y refuerzo escolar de todo lo que debían saber y se supone que
se había estudiado. La evaluación entonces se tuvo que revisar y ampliar la mirada de
comprensión y gestión evaluativa. Si los fundamentos de la pedagogía y la didáctica se
tuvieron que reforzar para permitir la flexibilidad y la diversificación curricular, por ende, la
evaluación también para que sea más formativa, formadora, holística y auténtica.
La pandemia del COVID-19 a toda la población en general le implicó tener que aprender a
cuidarse, a pensar no sólo en su salud sino en la del otro. Tenía que mantenerse cerca
afectivamente, pero a la vez distante físicamente por precaución y prevención. Se procuraba
tener una salud mental para afrontar los posibles efectos negativos del aislamiento, del
estrés, al estar pendiente de no contagiarse, y la ansiedad por las implicaciones económicas
qué desencadenó el desempleo en muchas personas o la reducción de ingresos.
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Más detalladamente, algunas de las implicaciones por la pandemia en el desarrollo
emocional podemos analizarlas de la siguiente manera:
Efectos del
encierro
Efectos del
Efectos del roce
distanciamiento
excesivo
físico
Desarrollo
socio
emocional y
COVID-19
Efectos del
trabajo desde
casa
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I. Efectos del encierro
Conforme pasaba el tiempo, otros efectos aparecían en ciertos núcleos familiares, como los
conflictos por la convivencia excesiva, roces frecuentes y no tolerancia, irascibilidad y
desespero. Todo esto obviamente condicionó el aprendizaje de los estudiantes, y a veces la
enseñanza acertada del docente, como la buena gestión de los directivos y administrativos.
No fue fácil determinar cómo, cuándo y dónde podía uno contagiarse del virus, pero se vivía con
desconfianza, miedo, prejuicios y prevenciones. Una vez que se contagiaba alguien del virus se
pasaba a tener una nueva experiencia por el aislamiento obligatorio, hasta dentro de casa,
estando separado de la propia familia.
Se necesitaba tener una salud psicológica y emocional para soportar estar aislado, aunque los
dispositivos y medios tecnológicos permitían estar conectado y “cercano” mientras transcurría el
proceso de la enfermedad. No hay familia que no haya tenido a alguno o algunos miembros
enfermos por COVID-19, que hasta pudieron perder la vida. El miedo de no superar la enfermedad,
de no tener la garantía de sanar sin percances, dado que se conocían casos de personas sanas y
deportistas que se les complicaba el proceso y fallecían, llevaba a una sensación de impotencia
y a la necesidad de ser resiliente para seguir adelante.
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Tampoco se puede dejar de decir que el aislamiento por COVID-19 producía cierta estigmatización
y posible marginación social; esto es, si bien se sabía que una vez superada la cuarentena no había
peligro de contagio, el alejamiento de los demás “por si acaso”, podía seguir presente.
Una de las medidas establecidas para evitar el contagio y la propagación del virus, fue la del
distanciamiento físico. No se permitían aglomeraciones ni estar a menos de un metro de
distancia de las demás personas, y manteniendo el tapabocas. Esta es una de las medidas, que
después de dos años de haber iniciado la pandemia y de más de un año del levantamiento de
la restricción, se ha mantenido una cierta sensación de “entre más lejos, mejor”. Las personas
han quedado preocupadas y prevenidas, intentando no acercarse tanto, y en espacios cerrados
con mucha gente, mantienen puesto el tapabocas, así ya no sea obligatorio.
Este aspecto se ve más acentuado en las personas que tienen cierta tendencia al escrúpulo,
pulcritud o perfeccionismo, y pareciera que las relaciones con los que no son familia, se
mantendrán con cierto distanciamiento por más tiempo.
Si por propia iniciativa no había un autocuidado en la mayoría de las personas, por la pandemia
irremediablemente había que cuidarse y cuidar del otro. No todos los efectos de esta enfermedad
fueron negativos, el autocuidado y cuidado de los otros es un bien que hay que mantener.
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V. Efectos de la crisis laboral
Siempre se ha dicho que es bueno cuidar los espacios vitales donde se comparte con la
familia, diferente al de donde se trabaja o hay diversión. Cada lugar tiene su fin o uso. Sin
embargo, la pandemia obligó a unir diferentes fines en un mismo espacio, máxime si no se
cuenta con una casa u hogar amplio y con diferentes zonas. Esto socioemocionalmente
conllevó muchos retos y quizás conflictos, ya que implicaba trabajar, estudiar y convivir
varias personas en un solo lugar.
Todos los miembros de las familias tenían la necesidad de llevar a cabo sus compromisos
laborales y de estudio, así como los de mantenimiento del recinto y satisfacción de las
necesidades básicas. Nuevamente esta implicación se vivió mejor o peor, dependiendo de
la habilidad y destreza de integrarse como familia, de la educación y buen manejo de las
emociones y de las condiciones socioeconómicas que se tienen. Casa y escuela son
ámbitos interconectados que la pandemia dejó ver en su realidad concreta al tener que unir
trabajo, escuela y hogar en un mismo espacio.
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VII. Efectos del no control
Nada se sabía de la enfermedad ni del virus como tal. Todo se iba descubriendo y mucho se
decía como mera aproximación de lo que en verdad era y podía significar la presencia de este
invasor. Por eso la incertidumbre, inseguridad e impotencia se hicieron presentes en el sistema
emocional de las personas, mostrando la fragilidad y debilidad del ser humano.
Una vez que se levantaron las restricciones de movilidad y distanciamiento se dio una gran
desbandada de la gente para salir de viaje, hacer visitas o simplemente acudir a eventos
sociales y reuniones. El encerramiento conllevaba una sensación de quietud forzada, de no
ver a nadie por las calles, de sentir que el mundo se había detenido abruptamente.
Esto dejó en todas las personas, y en especial en los docentes y estudiantes, un aprendizaje
o una mala experiencia que no se querrá repetir. Aprendizaje si en esa quietud se dio la
posibilidad de seguir en ese proceso de autoconocimiento que nunca termina, de reflexionar
sobre el sentido y futuro que se quiere construir, de la necesidad de convivir sanamente y
optar por establecer relaciones nutricias. O, por el contrario, la quietud pudo haber dejado
en algunos la mala experiencia de no haber sabido cómo utilizar ese tiempo tan largo sin
hacer nada y estar forzadamente en casa.
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IX. Efectos del roce excesivo
Al compartir durante mucho tiempo un espacio con otros, se da una interacción frecuente
que permite conocerse mejor entre los que conviven. No es fácil pasar desapercibido
cuando se ve uno constantemente con las mismas personas. Las cualidades y defectos se
dejan ver con más claridad por ese “roce” habitual, pero más cuando, según las reglas de la
comunicación social, los otros ven muchas veces lo que uno no ve de uno mismo.
Por eso, una lección de la pandemia puede ser que, para una mejor enseñanza y aprendizaje,
comunicarse con los demás es clave para fortalecer el sistema socioemocional. Permitir
que los demás digan qué ven de uno, qué piensan y sienten, es fundamental para poner la
base de una mejor convivencia en cualquier lugar y no tener miedo de seguir auto
descubriéndose y auto conociéndose.
La falta de espacios donde se pudiera hacer catarsis, como lugares de recreación, de diversión,
de deporte o de simple paseo, pudo haber llevado a la acumulación de estrés, de ansiedad y
agresividad que podía desembocar en violencia. Por eso es que al regresar presencialmente a
las aulas se detectaron muchas incapacidades de convivir y de tolerar a los demás.
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Desafíos del sistema escolar colombiano a propósito de la
pandemia
Algunos autores en otros países, como Argentina, en el 2020, comenzaron a hacer lecturas
e interpretaciones de lo que estaba aconteciendo durante la pandemia y lo que esta
experiencia estaba visibilizando o desvelando de la realidad social.
De aquí que los aprendizajes de una situación tan impactante como la que vivió el mundo
entero siguen descubriéndose, y durante mucho tiempo se podrán seguir identificando. Los
retos y desafíos, que no se veían antes y que ahora se ven con más claridad, se refieren a
las desigualdades en las infraestructuras y acceso a la educación en modalidad distancia y
virtual. Esto es porque sólo una situación límite tenía que suceder para confrontar,
cuestionar e interpelar a toda la sociedad en algo que no se puede callar ni obviar más: la
falta de equidad e inclusión.
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En Colombia se dice que:
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Esta observación que hace la UNESCO y la CEPAL es diciente en cuanto al impacto de la
pandemia en el currículo de la escuela. Si no se hace caso a todo lo que los estudiantes y
profesores necesitan para poder construir una educación de calidad, pertinente y que
responda a los desafíos actuales, no se habrá aprendido nada de lo sucedido y se seguirá
con una educación que deja mucho que desear.
En España, por ejemplo, las lecciones que ha ido dejando el COVID-19 según Sanz Ponce y
López Luján (2021) son:
Mirando hacia adelante o hacia el futuro, los desafíos que tienen los gobiernos de Colombia
y Latinoamérica se puede decir, en términos generales, que se orientan hacia fortalecer lo
aprendido durante la pandemia, a corregir lo que se ha evidenciado, y a implementar aquello
que es necesario para actualizar los currículos y referentes formativos de los
establecimientos educativos.
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Algunos países de Latinoamérica, a través de la UNESCO y la CEPAL (2020), se plantearon
durante la pandemia unas prioridades en orden a la continuidad, la equidad y la inclusión;
de esta manera los desafíos a los que llegaron fueron:
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Un acercamiento a los desafíos del sistema escolar en Colombia es de la siguiente manera:
I. Superar desigualdades
En todo el mundo lo que evidenció la pandemia tiene que ver con las desigualdades, brechas
sociales y la falta de equidad en el acceso a la educación en modalidades diferentes a la
tradicional y presencial. Si se quiere un acceso para todos, es necesario que se invierta más
en infraestructura, contrataciones y recursos. Para que la justicia social llegue a las
regiones donde se carece de un espacio físico digno para enseñar y aprender, se deben
implementar plataformas y tecnología que permitan formar desde la virtualidad.
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Cast (2008, p.13) propone los siguientes principios de inclusión:
Todo con el fin de que todos los actores de una comunidad académica respeten la diversidad
cultural y social y todos se apropien con mayor sentido de pertenencia; para esto Zubiría (2004)
dice que deben incluirse los diseños universales de aprendizaje y didácticas flexibles.
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II. Currículos actualizados
Uno de los desafíos permanentes y más demandado ahora en la post pandemia es que los
gobiernos de todos los países en el mundo deben presupuestar e invertir en medios y
recursos que dignifique los salarios de los docentes, así como continuar ofreciendo
subvenciones, dotaciones e infraestructuras que permitan un desarrollo más adecuado del
currículo y todas las acciones formativas.
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Ya la CEPAL y la UNESCO (2020, p.13) expresaron lo que los y las docentes requieren para
asumir las implicaciones de la pandemia; a saber:
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Al mismo tiempo, para que exista un verdadero compromiso en toda la escuela de construir
una educación de calidad, es un imperativo que desde los estudiantes hasta los directivos
sean formados y capacitados en la gobernanza y el liderazgo pedagógico. Esto es porque
sólo desde la promoción de los liderazgos innatos en toda persona, se estará poniendo la
base de una sociedad participativa, democrática, justa y formadora. A este respecto, hay
mucho que aprender de las comunidades indígenas de nuestro continente, que en sus
saberes ancestrales promueven estos aspectos.
La calidad en la educación no debe ser algo que sólo se piensa y analiza para conseguir
acreditaciones o certificaciones. Se estaría cayendo en la tendencia y error frecuentes de
“limpiar la cara” para mostrar y justificar sólo lo positivo en un momento dado de “rendir
cuentas” y ocultar lo negativo para continuar con un currículo oculto mediocre.
Esto fue lo que la pandemia desenmascaró y dejo ver con claridad: prácticas pedagógicas,
administrativas y didácticas tradicionales que sólo servían para educar en la presencialidad.
Se modificó el espacio y escenario de aprendizaje, y puso en crisis a más de un directivo,
administrativo, profesor, padre de familia y estudiante.
Por eso la calidad y las evaluaciones para el mejoramiento continuo deben convertirse en
una cultura y no en una presión y tensión negativas. Se necesita profundizar en las
comprensiones de calidad y evaluación que amplíen la mirada y depuren la negatividad que
siempre las ha acompañado. Si se tiene claro el objetivo de la educación que es formar, que
el estudiante aprenda y se desenvuelva mejor en la sociedad y la vida cotidiana, entonces
la calidad se debe encaminar hacia este cometido: ayudar a que el ser y hacer de una
escuela esté en continua adecuación a su misión y servicio social.
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Los sistemas de evaluación institucionales deben ser propuestas de “laboratorio
académico”, es decir, un sistema de procesos, procedimientos y estrategias que permita
ver con claridad analítica y crítica lo que sí ayuda a la formación humana integral del
estudiante, a corregir lo que no, y a implementar lo que no se tiene y es necesario introducir.
El actual sistema educativo colombiano tiene unos retos y desafíos inminentes a los cuales
debe responder. El nuevo gobierno, con su política de diálogo con las regiones, debe
hacerse cargo de esta inequidad social para poder subsanar las décadas de pobreza y poder
así colocar una infraestructura básica para poder hacer de la inclusión una realidad que
permee todas las esferas y niveles sociales.
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El apoyo económico, social y psicológico a docentes, estudiantes, directivos y
administrativos de los establecimientos educativos, tiene que llevarse a cabo también con
mirada integral. Es decir, que no sólo sea dar cosas o dotaciones, sino sobre todo brindar
un acompañamiento empático y de compañerismo para poder entender cada contexto,
cada realidad y cada situación personal y comunitaria. El desarrollo no puede entenderse
sólo en clave de mercado o de mero cumplimiento de normas y directrices, sino como un
establecimiento de las condiciones necesarias para un desarrollo integral de todas las
dimensiones del ser humano.
Por último, existe un reto a corto, mediano y largo plazo de hacer de la evaluación y la
calidad, unas aliadas de la gestión educativa en sus cuatro dimensiones: político-
institucional, organizacional-administrativa, pedagógico-didáctica y socio-comunitaria. La
cultura de la evaluación es un desafío que implica cambiar mentalidades, estructuras y
funcionamientos desde pedagogías críticas, transformadoras, y sobre todo,
comprometidas con las comunidades en su diversidad y pluralidad, con las personas en sus
mentalidades e inteligencias múltiples, y con una educación sostenible y sustentable.
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Referencias bibliográficas
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contexto. Hojas del Bosque: Año 6 (11) pp. 53-59.
Cast (2008). Universal design for learning guidelines version 1.0. Wakefield, MA:
CAST. Consejería de educación y ciencia para la inclusión social.
CEPAL – ONU Mujeres (2021) Medidas y acciones impulsadas por los Gobiernos de
América Latina y el Caribe frente al COVID-19 en áreas clave para la autonomía de
las mujeres y la igualdad de género.
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Díaz-Arce, D. - Loyola-Illescas, E. (2021) Competencias digitales en el contexto
COVID 19: una mirada desde la educación. En: Revista Innova Educación Vol. 3. N
(1) pp. 120-150.
Juliao Posso K. J. et al. (2021) Educación intercultural ante el impacto de las nuevas
tecnologías y el Covid 19 Revista de Filosofía, Nº Especial, 2021 pp. 208-224.
38
ONU (2020) Respuesta integral de las Naciones Unidas a la COVID-19: salvar vidas,
proteger a las sociedades, recuperarse mejor. Editorial: Naciones Unidas.
Vergel Ortega, M. (2020) Educación, COVID y TIC. En: Revista Boletín REDIPE 9 (8)
pp. 18-23.
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