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PIERRE ALZIEU, ROBER'i' JAMMES, YVAN LISSORGUES

(Recopilación de): Poesía erótica del Siglo de Oro. Barcelona,


Editorial Crítica, 1984. 359p. (Lecturas de Filología). 20
x 13 cm.

Esta edición española no difiere, salvo en detalles,


de la edición francesa (Toulouse, 1975) que apareció con
el nombre de Floresta de poesías eróticas del Siglo de Oro.
Sin embargo, en el prefacio, se nos aclara que ahora, en
razóri de las investigaciones que se han realizado, se rechaza
la atribución del Jardín de Venus al licenciado Cristóbal
de Tamariz, aunque se mantiene su adhesión al texto manus-
crito de Ravena ya que el lector tiene en el mismo libro
y a mano las variantes y podrá enmendar las erratas evidentes
que contiene.
· 2.Z4 · Reseñas R.L.M, 20 (1987)

La originalidad de esta recopilación se funda tanto


en dar a conocer muchos versos eróticos del Siglo de Oro
cuanto en haberle quitado al tema todo vestigio de confiden-
cia pecaminosa. Al ampliar el conocimiento de la literatura
española de aquellos tiempos facilita el acceso a un terreno
no siempre muy conocido.
El libro cumple acabadamente con el propósito de
los autores: mostrarnos una producción que se encuadra
en la edad áurea, anónima y erótica. En este Último sentido
se ha tratado de prescindir de las poesías satíricas y de
las burlescas. En otras palabras, en la colección predomina
la exaltación del amor sensual que ofrece la poesía anónima
que se sitúa aproximadamente entre 1580 y 1620, aunque
algunas pocas sean anteriores a 1530 -las que proceden
del Cancionero musical de Barbieri, por ejemplo -y otras,
provenientes de pliegos sueltos, deban datarse hacía la
primera mitad del siglo XVI. También hay unas pocas excep-
ciones por. el otro extremo, es decir, poesías que exceden
el límite de 1620. ,
El libro se estructura en tres partes: la primera
incluye la serie del Jardín de VenusJ la segunda poesías
líricas de corte popular, conocida por el nombre de letras,
letrillas, villancicos y hasta zarabandas o chaconas, agrupadas
más o menos libremente por temas. Por fin, en la tercera
parte se incluyen poesías muy diferentes entre sí que se
han agrupado en veintinueve · sonetos (la fuerza del deseo,
mujeres, mujercillas y mujerzuelas, sodomía, impotencia,
sueños, etc.), redondillas, seguidillas, romances y hasta
textos teológicos atinentes al pecado de la lujuria.
Para los recopiladores el "interés más evidente" del
libro reside en su aportación lingüística ya que del análisis
de las ciento cuarenta \' cuatro poesías y de las citadas
en las notas han recogido más de mil palabras desconocida.s
o, por lo menos, desconocidas en su acepción erótica. En
este sentido el a.porte es valioso, aunque, a veces, las explica··
cíones sobre ciertos vocablos aparezcan inútilmente prolijas
o, quizá, para unos lectores de fácil comprensión mientras
que para los de otras latitudes o, simple mente, de menos
o diferente cultura, tales explicaciones resulten necesari as.
Reseñas 225

Indudablemente que para no reiterar notas el uso


del vocabulario, situado al final del libro, resulta sumamente
Útil pues remite fácilmente a los textos. En cambio resultará
siempre discutible el uso del latín para "traducir11 directamen-
te las palabras que necesitan explicación. Los autores de
esta antología nos ponen en guardia al respecto y nos advier-
ten que prefieren hacerlo así aunque se los tilde de tímidos
o arcaicos. Se amparan en que su tarea más que de lexicó-
grafos es de editores de poesías y, mediante el recurso
adoptado, no dañan el valor estético que los mismos poetas
quisieron conservar mediante el uso de metáforas y no
del lenguaje directo.
La bibliografía
.. -
que,dividida en manuscritos e impresos,
.

abarca ciento seis entradas es de gran utilidad para el inves-


ti¡rador pues resume lo que ya se sabía al respecto y agrega
otros títulos. Se trata de fuentes utilizadas por los antólogos
y de base para futuras investigaciones sobre el particular
y sobre la vida, costumbres y lengua de aquellos tiempos.
Pese a las advertencias de los recopiladores sobre
la necesidad· de tener en cuenta esta literatura clandestina
del Siglo de Oro, debemos afirmar lo obvio: los verdaderos
valores de la literatura de la edad áurea se dan en la que
tradiciQORlmP.nte se exalta por su esplendor amplia y verdade-
ramente espiritual y estético. De todos modos, esta recopila-
ción tiene su importancia pues nos hace ver un aspecto
gracioso, festivo, muy humano, aunque a veces resulte
chocarrero, que muestra a las claras un aspecto de la vida
que no conviene olvidar, pero, claro, siempre a la vera
de la estupenda literatura española de los siglos XVI y XVII.

Carlos Orlando Nollim

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