Dialnet Endimion
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(sic, p.8). Justifica su propia versión, que “no pretende ser sino
una más”, porque una de las traducciones ya existentes “contie-
ne algún pasaje algo equívoco” (sic, p. 9), pero sobre todo porque
“han pasado ya unos cuarenta años desde la publicación de las
dos” (p.9). Sería interesante un debate acerca de la necesidad de
realizar periódicamente nuevas traducciones de clásicos, cuáles
y cada cuánto (¿cada 20, 40, 50 años?).
Por su parte, promete un nuevo enfoque formal al traducir
el esforzado pentámetro yámbico de Keats, intentando “ofrecer
una versión rítmica y no rimada del poema, de un ritmo variado
y libre, en todo caso, por la fidelidad debida al contenido semán-
tico del original, que se pretende guía primordial de la propues-
ta, pero atento a la cadencia natural y a la tradición poética del
idioma de llegada” (p.9).
Sus criterios, su elección formal y su acercamiento al texto
son loables y muy respetables. Pues toda traducción es necesa-
riamente un re-creación, y cabe gran libertad a la hora de em-
prenderla. El resultado de su esmerado trabajo es, a grandes ras-
gos, válido, en muchas ocasiones excelente. Con todo, el hecho
de ofrecer el texto original en la página opuesta, máxime tratán-
dose del idioma inglés, por lo común que es, entraña sus riesgos.
Más si nos dirigimos a un público con cierto nivel cultural y co-
nocimientos de la lengua.
Procedamos a examinar unos ejemplos, empezando por el
“celebérrimo primer verso del poema” (según la propia traducto-
ra, p.13), la magnífica afirmación con la que abre la obra: “A thing
of beauty is a joy forever”. Después de muchas elucubraciones y
comparaciones con nada menos que otras diez otras versiones
(ps.13-14), el resultado al que llega Paula Olmos es: “Siempre ha-
llaremos dicha en algo bello” (p. 91). Nos guste más o menos, sin
duda aquí podemos conceder la licencia poética a la traductora,
máxime al proponerse romper con los esquemas. Como anticipa-
ba en el prólogo: “a quienes no consideren acertada mi opción,
solo les pido que no se queden ahí y sigan leyendo” (p.15).
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los relata” (p.38) en vez de: “nos lo relata”; “sería el tipo crítica”
(p.70), en vez de: “sería el tipo de crítica”; “manciona” (p. 74), en
vez de: “menciona”.
Como docente e investigadora agradezco a la editorial Cáte-
dra la cortesía de un ejemplar de esta obra. Si ha sido con vistas
a que la recomiende a mis estudiantes, lamento decepcionarles.
No por alguna de mis observaciones anteriores, sino porque con
los nuevos planes de estudios queda escaso margen para los clá-
sicos. Por ejemplo, en el Grado de Estudios Ingleses de la Univer-
sidad de Oviedo, de la obra de Keats solo se salva la breve “Oda
a la Urna Griega” (“Ode on a Grecian Urn”), y, precisamente,
los cuatro o cinco primeros versos de su Endymion. Y como com-
pradores, los alumnos fallarían estrepitosamente, porque rápi-
damente circularía una versión ‘pirateada’.
De todos modos, recomendaría a mis estudiantes -y a cual-
quiera- acudir al original. Debido a (en muchos casos más bien:
a pesar de) la enseñanza de inglés recibida a lo largo de doce
años de escolarización, los jóvenes, si es que se interesaran por
Keats, deberían de disponer del nivel suficiente como para poder
leerlo en el original. Aunque fuera con la ayuda ocasional de un
diccionario. Pues ¿quién no será capaz de entender (y apreciar el
poder de), por ejemplo, ese primer verso?: “A thing of beauty is
a joy forever.”
Por todo lo referido, concluiría con la afirmación de que se
trata de una empresa valiente y muy meritoria (reitero mis feli-
citaciones a la editora-traductora y a su ayudante con las notas);
los estudiosos y lectores dirán si imprescindible.