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Archivum, LXVII, 2017, pp.

269-274

Lioba SIMON SCHUHMACHER reseña la edición bilin-


güe de Paula OLMOS del Endimión, de John KEATS, con notas
mitológicas y geográficas de Jorge CANO CUENCA, Madrid,
Editorial Cátedra, 2017, Colección Letras Universales, 432 páginas.

Otra -¿imprescindible?- versión bilingüe del Endimión (1818)


de John Keats
Una nueva versión española del romance Endimión (1818) de
John Keats ha sido publicada en 2017, en versión bilingüe, gra-
cias al tesón de Paula Olmos, con notas mitológicas y geográfi-
cas de Jorge Cano Cuenca. Digo “una nueva versión”, porque ya
existen dos versiones completas – al menos una de ellas bilingüe
(la de P.L. Ugalde Ramo, primero en Bosch, en 1977, y reeditada
en la colección Visor de Poesía, en 2015), y aproximadamente
una docena de ediciones parciales (incluida una catalana y otra
gallega), más los fragmentos que circulan en antologías y en
blogs diversos de poesía.
Cabe preguntarse, pues, por qué la renombrada editorial Cá-
tedra apuesta por esta nueva versión de un poema que consta
de más de cuatro mil versos. ¿Tanto interés lector (y comprador)
hay por la poesía? ¿Tan superables son las versiones existentes?
¿Por qué una editorial que tradicionalmente ha contribuido sig-
nificativamente a la difusión de autores clásicos universales más
o menos célebres en versiones académicas, prioriza a un autor ya
conocido, y no se aventura, por ejemplo, a publicar una traduc-
ción de una obra del barroco alemán en primicia, o de otros auto-
res, clásicos o no, en idiomas menos accesibles? Máxime cuando
para la editorial no entraña costes de traducción ni de derechos
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de autor - pues en estos casos generalmente no se le paga al tra-


ductor, porque trabaja para ‘adquirir méritos académicos’ en su
‘currículum’, y al autor tampoco, al haber prescrito los derechos
tras su muerte, acontecida hace más de setenta años. La respues-
ta parece obvia: estas últimas no prometen (tantas) ventas.
Sin duda, el afamado poeta romántico inglés John Keats
(1795-1821) es un goloso reclamo. No solo por su obra, sino tam-
bién por su breve y trágica vida. Sin apenas medios, sin éxito pal-
pable aún (se le había recomendado que se dedicara a sus potin-
gues cuando presentó sus primeros versos después de dejar su
puesto de aprendiz de farmacéutico), a los veinticinco años Keats
sucumbió a la tuberculosis (dolencia romántica por excelencia),
en Roma (urbe de atracción universal, y especialmente para los
románticos del norte de Europa), a donde se había mudado en
busca de solaz y salud. En su tumba se pueden apreciar las pa-
labras: “Here lies One whose Name was writ in Water.” (“Aquí
yace alguien, cuyo nombre fue trazado en agua”). La fama de
Keats sería póstuma.
Pero esta reseña trata de la presente y nueva versión española
de su Endimión. La editora-traductora, Paula Olmos también se
conforma con glosar su vida y obra con unas pinceladas, pues
“ahora ya no se trata de dar a conocer al poeta y su obra, sino de
ofrecer un trabajo poético autónomo y personal en el que rivali-
zan diversos traductores de nuestro entorno lingüístico” (p. 76).
El argumento principal del poema (el original consta de cua-
tro libros) de Keats consiste en una variante personal de la leyen-
da de la diosa Cintia (o Diana, la cazadora, hermana de Apolo; o
Selene, la Luna) que se enamora del bello pastor Endimión (mito
bucólico por excelencia), que queda sumido en un permanente
sueño, o un estado de duermevela.
La voluminosa edición bilingüe en un solo tomo de esta obra
va precedida de un “Prólogo apologético”, y de una muy traba-
jada y pertinente introducción que consta de los siguientes apar-
tados: “Vida y obra del poeta (1795-1821), “Tema y argumento”,
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“Valoraciones e interpretaciones”, “Fuentes temáticas y poéti-


cas” y una “Nota bibliográfica: Keats en España”.
Se echa en falta una (aunque fuera brevísima) nota bio-biblio-
gráfica de la editora-traductora Paula Olmos y del encargado de
las aclaradoras notas mitológicas y geográficas a pie del poema,
Jorge Cano Cuenca. Nos ayudaría a valorar en sus justos térmi-
nos su empresa, pues son especialistas en campos distintos de la
filología inglesa.
Las 82 páginas preliminares de esta edición de 432 páginas
apenas ocupan el 20%, o el 47% si dividimos entre dos el corpus
del texto en sí de 350 páginas, por tratarse de una edición bilin-
güe. Pese a su carácter teórico y rigor académico, la introducción
resulta sumamente instructiva y de ágil lectura (la editorial Cá-
tedra es conocida por los a veces excesivamente largos estudios
previos, en más de una ocasión también: plúmbeos). Por ejem-
plo, la historia de la recepción de Keats en España (y en Latino-
américa, pues un principal valedor suyo fue Julio Cortázar) a lo
largo de doscientos años es referida de manera sucinta y amena.
La investigadora rinde merecido tributo a sus precursores en la
tarea de abordar la figura del poeta y la traducción de su obra.
Por otra parte, es muy notable su propio bagaje filosófico y cul-
tural.
En su “Prólogo apologético” (sic), que precede a la introduc-
ción, la traductora se cura en salud. De entrada, resulta llamativo
que anteponga esta cita del humanista y traductor grecolatino
del siglo XVI, Pedro Simón Abril: “(…) yo también quise divul-
gar mi traducción, graznando, como dicen, como ganso entre los
cisnes” (p. 7). Reviste tintes de una ‘excusatio non petita…’. Pau-
la Olmos continúa con la clásica modestia del autor, solicitando
“la benevolencia del lector”, habla del “cierto atrevimiento” que
supone “acometer la traducción al castellano del más largo de los
poemas de John Keats” (p.7), y da, como señalado arriba, crédito
a sus antecesores con frases como: “la empresa de traducir al cas-
tellano los 4.050 versos de Endimión ha sido emprendida por…”
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(sic, p.8). Justifica su propia versión, que “no pretende ser sino
una más”, porque una de las traducciones ya existentes “contie-
ne algún pasaje algo equívoco” (sic, p. 9), pero sobre todo porque
“han pasado ya unos cuarenta años desde la publicación de las
dos” (p.9). Sería interesante un debate acerca de la necesidad de
realizar periódicamente nuevas traducciones de clásicos, cuáles
y cada cuánto (¿cada 20, 40, 50 años?).
Por su parte, promete un nuevo enfoque formal al traducir
el esforzado pentámetro yámbico de Keats, intentando “ofrecer
una versión rítmica y no rimada del poema, de un ritmo variado
y libre, en todo caso, por la fidelidad debida al contenido semán-
tico del original, que se pretende guía primordial de la propues-
ta, pero atento a la cadencia natural y a la tradición poética del
idioma de llegada” (p.9).
Sus criterios, su elección formal y su acercamiento al texto
son loables y muy respetables. Pues toda traducción es necesa-
riamente un re-creación, y cabe gran libertad a la hora de em-
prenderla. El resultado de su esmerado trabajo es, a grandes ras-
gos, válido, en muchas ocasiones excelente. Con todo, el hecho
de ofrecer el texto original en la página opuesta, máxime tratán-
dose del idioma inglés, por lo común que es, entraña sus riesgos.
Más si nos dirigimos a un público con cierto nivel cultural y co-
nocimientos de la lengua.
Procedamos a examinar unos ejemplos, empezando por el
“celebérrimo primer verso del poema” (según la propia traducto-
ra, p.13), la magnífica afirmación con la que abre la obra: “A thing
of beauty is a joy forever”. Después de muchas elucubraciones y
comparaciones con nada menos que otras diez otras versiones
(ps.13-14), el resultado al que llega Paula Olmos es: “Siempre ha-
llaremos dicha en algo bello” (p. 91). Nos guste más o menos, sin
duda aquí podemos conceder la licencia poética a la traductora,
máxime al proponerse romper con los esquemas. Como anticipa-
ba en el prólogo: “a quienes no consideren acertada mi opción,
solo les pido que no se queden ahí y sigan leyendo” (p.15).
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Sigamos leyendo, pues. Entre grandes aciertos surgen, sin


embargo, otros pasajes donde se altera la correcta recepción del
enunciado de Keats y hasta se presentan equívocos. Así en los
siguientes ejemplos (nada aislados, por otra parte):
En el libro III, verso 104 (ps. 270-271), “lily shells” se con-
vierte en “conchas color lila”, cuando sabemos que “lily” es el
lirio, por antonomasia blanco, el color que representa la pure-
za. “Lily”, aunque sea sustantivo, aquí tiene función de adjetivo,
y por tanto, habría que decir: “blancas conchas”, o, quizás más
poéticamente: “conchas blancas como lirios”.
En el libro III, versos 615-616 (ps. 310-311) “Young lover, I
must weep – such hellish spite / With dry cheek who can tell?”
La traducción ofrecida es: “Joven amante, no hay sino llorar –
pues una tal maldad / Quién narraría con las mejillas secas?”. Si
bien la Paula Olmos se había propuesto “traducir siempre verso
por verso, respetando el número y el orden semántico del ori-
ginal y sus propios encabalgamientos”, aquí el resultado es un
parón sintáctico. Falta la persona, falta el pronombre, además
‘spite’, más que maldad, significa ante todo ‘despecho’. Una pro-
puesta alternativa sería (rompiendo casi por necesidad la unidad
semántica del verso y ofreciendo un encabalgamiento): “Joven
amante, no puedo más que llorar - pues ¿quién puede relatar /
Tan infernal despecho sin empapar las mejillas?”
En el libro III, verso 971 (ps. 336-337) nos encontramos con “an
April rain”, que es traducido como “un abril lluvioso”, cuando
se refiere no al mes entero, sino a un breve momento en abril (de
nuevo aquí un sustantivo, ‘abril’, tiene función adjetiva. Por ello
procedería decir “una lluvia de abril”, o acaso más libremente:
“un chubasco primaveral”.
Valgan estos ejemplos como muestra. Además, como en casi
toda publicación, nos topamos con algún gazapo, más o menos
perdonable, sin embargo evitable (por ejemplo, en la Introduc-
ción: “by a swam” (p. 27), en vez de: “by a swan”; “Edimburgh
Review” (ps. 28, 32, 41) en vez de: “Edinburgh Review”; “nos
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los relata” (p.38) en vez de: “nos lo relata”; “sería el tipo crítica”
(p.70), en vez de: “sería el tipo de crítica”; “manciona” (p. 74), en
vez de: “menciona”.
Como docente e investigadora agradezco a la editorial Cáte-
dra la cortesía de un ejemplar de esta obra. Si ha sido con vistas
a que la recomiende a mis estudiantes, lamento decepcionarles.
No por alguna de mis observaciones anteriores, sino porque con
los nuevos planes de estudios queda escaso margen para los clá-
sicos. Por ejemplo, en el Grado de Estudios Ingleses de la Univer-
sidad de Oviedo, de la obra de Keats solo se salva la breve “Oda
a la Urna Griega” (“Ode on a Grecian Urn”), y, precisamente,
los cuatro o cinco primeros versos de su Endymion. Y como com-
pradores, los alumnos fallarían estrepitosamente, porque rápi-
damente circularía una versión ‘pirateada’.
De todos modos, recomendaría a mis estudiantes -y a cual-
quiera- acudir al original. Debido a (en muchos casos más bien:
a pesar de) la enseñanza de inglés recibida a lo largo de doce
años de escolarización, los jóvenes, si es que se interesaran por
Keats, deberían de disponer del nivel suficiente como para poder
leerlo en el original. Aunque fuera con la ayuda ocasional de un
diccionario. Pues ¿quién no será capaz de entender (y apreciar el
poder de), por ejemplo, ese primer verso?: “A thing of beauty is
a joy forever.”
Por todo lo referido, concluiría con la afirmación de que se
trata de una empresa valiente y muy meritoria (reitero mis feli-
citaciones a la editora-traductora y a su ayudante con las notas);
los estudiosos y lectores dirán si imprescindible.

Lioba Simon Schuhmacher


Universidad de Oviedo
[email protected]

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