Textos Vanguardias
Textos Vanguardias
de FILIPPO MARINETTI
1. Nosotros queremos cantar el amor al peligro, el hábito a la energía y a la temeridad.
2. El coraje, la audacia y la rebelión serán elementos esenciales de nuestra poesía.
3. La literatura exaltó hasta hoy la movilidad penosa, el éxtasis y el sueño. Nosotros queremos
exaltar el movimiento agresivo, el insomnio febril, el paso de carrera, el salto mortal, la bofetada y
el puño.
4. Nosotros afirmamos que la magnificencia del mundo se ha enriquecido de una nueva belleza: la
belleza de la velocidad. Un automóvil de carreras con su cofre adornado de gruesos tubos similares
a serpientes de hálito explosivo... un automóvil rugiente que parece correr sobre la metralla, es más
bello que la Victoria de Samotracia.
Marcha futurista de FILIPPO MARINETTI
Vicente Huidobro
POEMAS DE OLIVERIO GIRONDO
1. Poema 12
El puro no
El no
el no inóvulo
el no nonato
el noo
el no poslodocosmos de impuros ceros noes que noan noan noan
y nooan
y plurimono noan al morbo amorfo noo
no démono
no deo
sin son sin sexo ni órbita
el yerto inóseo noo en unisolo amódulo
sin poros ya sin nódulo
ni yo ni fosa ni hoyo
el macro no ni polvo
el no más nada todo
el puro no
sin no.
Aureliano, el primer ser humano que nació en Macondo, iba a cumplir seis años en marzo.
Era silencioso y retraído. Había llorado en el vientre de su madre y nació con los ojos abiertos.
Mientras le cortaban el ombligo movía la cabeza de un lado a otro reconociendo las cosas
del cuarto, y examinaba el rostro de la gente con una curiosidad sin asombro. Luego, indiferente a
quienes se acercaban a conocerlo, mantuvo la atención concentrada en el techo de palma, que
parecía a punto de derrumbarse bajo la tremenda presión de la lluvia. Úrsula no volvió a acordarse
de la intensidad de esa mirada hasta un día en que el pequeño Aureliano, a la edad de tres años,
entró a la cocina en el momento en que ella retiraba del fogón y ponía en la mesa una olla de caldo
hirviendo. El niño, perplejo en la puerta, dijo: “Se va a caer”. La olla estaba birn puesta en el
centro de la mesa, pero tan pronto como el niño hizo el anuncio, inició un movimiento irrevocable
hacia el borde, como impulsada por un dinamismo interior, y se despedazó en el suelo. Úrsula,
alarmada, le contó el episodio a su marido, pero este lo interpretó como un fenómeno natural.
GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ,
Cien años de soledad