Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 31

UNIDAD 1: ROMA ANTIGUA

Los primeros siglos de Roma

En el sur del continente europeo se encuentra la península itálica, atravesada de norte


a sur por los montes Apeninos y cerrada al norte por la cadena montañosa de los Alpes. Tiene
costas sobre los mares Tirreno, al oeste, Adriático, al este y Jónico al sudeste. Además, posee
tierras fértiles para el cultivo, aunque de escasa superficie. Si bien tiene numerosos ríos, son de
corto recorrido, a excepción del río Po, que forma la única gran llanura de la península en el
norte.

Ahora bien, hacia el siglo VII a. C. ya convivían en esta región diversos pueblos. En el
sur de la península y en la Isla de Sicilia, en una zona conocida como la Magna Grecia, los
griegos habían fundado varias ciudades, como Cumas, Neápolis y Siracusa.

En la región conocida como Etruria se habían asentado los etruscos, cuyos


principales asentamientos eran Tarquinia y Vulci. Al norte de Etruria habitaban los ligures,
cuyo origen aún es desconocido.

En la región del Lacio convivían varios pueblos indoeuropeos que compartían


costumbres y creencias religiosas: los itálicos, los sabinos y los volscos. Por último, al norte
del río Po vivían los galos, de origen celta.

Para ir comprendiendo un poco lo explicado hasta ahora observa atentamente


el mapa sobre la península itálica y sus habitantes que figuran a continuación:

1
Todos estos pueblos que hemos mencionado mantenían un intenso intercambio de
bienes y de mercancías, pero también de conocimiento y costumbres. Por ejemplo, los latinos
adoptaron de otros pueblos algunos rituales religiosos y técnicas para construir edificios, así
como el uso del carro de guerra. También era muy común que los hombres poderosos
compraran a los griegos bienes de lujo.

Este contacto con otros pueblos –sobre todo con los etruscos- fue fundamental para la
conformación de la cultura romana.

Los orígenes de la ciudad de Roma

Como ya hemos mencionado, la península itálica estaba poblada por una gran variedad
de pueblos. Uno de los pueblos itálicos, los latinos, estaba ubicado al sur del río Tíber, en la

2
llanura del Lacio. Grupos de latinos fundaron aldeas en las siete colinas que estaban en la
margen derecha, cerda de la desembocadura del río Tíber. Los sabinos, otro pueblo itálico
también se incorporó a este conjunto de aldeas. De la unión de aldeas latinas y sabinas surgió
la llamada “Liga de los Siete Montes”, que fue el origen de la ciudad de Roma. El
proceso de formación de la ciudad se inició a mediados del siglo VIII a. C.

Con el paso de los siglos, cuando Roma conquistó un inmenso imperio, los romanos
fueron transmitiendo una leyenda acerca de los orígenes de la ciudad, y vincularon su
fundación con los dos hermanos gemelos, Rómulo y Remo, hijos de una princesa latina y de
Marte, el dios de la guerra y ubicaron la fecha de la fundación de Roma en el año 753 a. C.

Ahora bien, después de la fundación de Roma, la sociedad campesina se complejizó de


forma gradual, ya que algunas familias fueron acumulando mayores riquezas y a tener más
poder sobre las demás. Así surgió una aristocracia que comenzó a dominar el gobierno de la
ciudad.

Durante estos primeros tiempos, los vecinos de los romanos, los etruscos, estaban
organizados en una confederación de doce ciudades-Estado fortificadas, unidas por lazos
culturales y religiosos, y gobernadas por familias aristocráticas. Esta confederación se
expandió militarmente y conquistó toda la región del Lacio, incluyendo Roma –siglo VI a. C.-

Ahora bien, la historia de Roma se divide en 3 (tres) períodos históricos:

Monarquía: que abarca del 753 a. C. con la fundación de Roma hasta el año 509 a. C.
con la llamada “Revolución del Patriciado”.
República: que abarca del año 509 a. C. hasta el año 27 a. C.
Imperio: que abarca del año 27 a. C. hasta el año 476 d. C. cuando se produce la caída
del Imperio Romano de Occidente.

Observa a continuación la línea de tiempo sobre los diversos períodos de la historia de Roma:

3
La Monarquía Romana (753 a.C. a 509 a. C.)

Como puedes observar en la línea de tiempo, durante los primeros tiempos de la


historia de Roma, había como forma de gobierno una monarquía. Según la tradición, durante
la monarquía romana hubo siete reyes, los cuatro primeros eran sabinos y latinos, y los tres
últimos eran etruscos.

Como en toda monarquía, quien gobernaba era el rey, quien se ocupaba de resolver los
distintos problemas de la ciudad, era el encargado de dirigir a los ejércitos, presidía ciertos
rituales religiosos y actuaba como juez cuando surgían conflictos entre los ciudadanos. No era
un cargo hereditario, es decir, no se transmitía de padres a hijos, sino que, cuando un
gobernante fallecía (porque el cargo sí era vitalicio, es decir, los reyes duraban en su cargo hasta
que morían), se debía elegir a un sucesor.

Ahora bien, ¿Quién se encargaba de elegir al rey? Se encargaba una institución muy
importante que era el SENADO. Esta institución funcionaba como un consejo de Estado que
también aconsejaba el accionar de cada rey y estaba integrada por los patricios.

Por otro lado, existía otra institución que era la Asamblea de las curias, en la que os
hombres se reunían a discutir distintos asuntos políticos y para manifestar su apoyo o su
rechazo a las decisiones del rey. También estaba integrada por los patricios.

En síntesis: durante la monarquía romana había tres instituciones importantes:

El Rey: cuyo cargo era vitalicio pero no hereditario. Se encargaba del aspecto político,
militar, religioso y judicial, pero no tenía un poder absoluto, ya que debía consultar al
Senado.

4
El Senado: que era una institución colegiada, es decir, integrada por varios miembros
(hombres patricios) quienes asesoraban al rey y lo controlaban en sus funciones.
También eran los que elegían al rey.
La Asamblea: que era una institución colegiada, integrada por los hombres patricios
quienes debatían cuestiones de estado. Debatían y aprobaban las leyes.

Con respecto a la sociedad romana, esta se encontraba dividida en varios grupos sociales:

Patricios: formaban la aristocracia romana, el sector dirigente y privilegiado; sólo ellos


como ciudadanos romanos, tenían derecho a votar y ocupar cargos políticos y
religiosos. Además, constituían el sector más rico, dueño de las grandes extensiones de
tierras. Los patricios se consideraban descendientes de los fundadores de Roma.
Durante toda la monarquía romana y parte de la República fue el sector social que
ocupaba los cargos de gobierno.
Plebeyos: son hombres libres, pero no ciudadanos, por lo tanto, se hallaban excluidos
de la vida política. Les estaba prohibido contraer matrimonio con integrantes del
patriciado. Los plebeyos eran en gran parte campesinos, comerciantes y artesanos.
Clientes: muchos extranjeros o plebeyos venidos a pobres, se ponían bajo la
protección de un patricio. Estas personas recibían el nombre de “clientes”. El patricio
le brindaba ayuda económica y los defendía ante la justicia, a cambio de que el “cliente”
lo acompañara a la guerra y lo ayudara con los trabajos que el patricio le pedía. Para los
patricios tener una “clientela” numerosa era sinónimo de prestigio social.
Esclavos: se dedicaban a las tareas serviles y no tenían ningún tipo de derechos. En
los primeros tiempos de Roma formaban un grupo poco numeroso, que se fue
incrementando con el desarrollo de las conquistas y la expansión romana.

La monarquía romana se mantuvo vigente por más de dos siglos, hasta el año 509 a. C.
cuando, como ya hemos visto una revolución, llamada la “Revolución de Patriciado” terminó
con ella. Según la tradición, Rómulo fue el primer rey romano, a quien se le atribuye la
organización de la ciudad y el Senado. Los últimos reyes fueron etruscos. El último rey fue
Tarquino “el Soberbio”. Se cree que Tarquino intentó ganarse el favor de los plebeyos. Ante
esta situación, los patricios se rebelaron y destituyeron al rey, poniendo fin a la monarquía y
dando origen a una etapa histórica: la República.

5
LA REPÚBLICA ROMANA

RECORDEMOS UN POCO…..

El último de los reyes del período de la monarquía romana, Tarquino “el Soberbio”
decidió –sin consultar al Senado- otorgar beneficios a los plebeyos. Este accionar por parte de
Tarquino, llevó a una revolución por parte del patriciado, quien en el año 509 a. C. derrocó a
Tarquino y puso fin a la monarquía romana, dando así inicio a una nueva etapa histórica: la
República.

La palabra república proviene del latín que era la lengua que hablaban los romanos y
quiere decir “cosa pública” (res: cosa, publicae: pública). Esto quiere decir que, al igual que en
las polis griegas, en el gobierno debían participar todos, aunque en la práctica solamente
participaba –en la primera parte de la república- los patricios.

A partir de la república romana ya no gobernaban reyes. El poder se dividió entre


varios funcionarios de gobiernos: los magistrados. La mayor parte de estas magistraturas de
gobierno, es decir, de los cargos de gobierno, duraban un año, cada una de ellas era ejercida
por más de una persona, es decir, eran colegiadas y los cargos eran electivos, se elegían a los
funcionarios no se heredaba el cargo de gobierno.

Los magistrados más importantes eran los dos cónsules, que reemplazaron al rey. Los
cónsules eran jefes políticos y militares de la ciudad.

Había otros magistrados como los pretores, que administraban justicia, y los ediles,
que eran los encargados de administrar la ciudad, controlando el abastecimiento del agua, la
seguridad, el mantenimiento de los edificios, entre otros. También estaban los cuestores que
se encargaban de administrar las finanzas del Estado y los censores que eran los encargados de
realizar cada cinco años, el censo de la población.

Sólo una magistratura era unipersonal, es decir, una sola persona la ejercía: el
dictador. Este funcionario solo era elegido y gobernaba con poderes absolutos por un
período de seis meses cuando la ciudad de Roma se encontraba en situación de peligro, ya sea

6
por conflictos internos entre los romanos o un ataque exterior. Si el dictador de turno pasaba
los seis meses y el conflicto que aquejaba a la ciudad no se solucionaba, debía dejar su cargo y
se elegía a un nuevo dictador que duraba otros seis meses. Así hasta que Roma volviese a la
normalidad. Una vez instaurado el orden, volvían a gobernar los Cónsules. Por eso la
magistratura de dictador, era un cargo extraordinario.

En los primeros tiempos de la República, las distintas magistraturas eran ejercidas por
los patricios, pero cuando comenzaron los reclamos de los plebeyos por lograr la participación
política, se creó una magistratura que tenía como objetivo principal defender a los plebeyos:
los tribunos de la plebe.

Observa la siguiente imagen sobre las magistraturas romanas:

Además de las magistraturas romanas, durante la República había una serie de


instituciones de gobierno: el Senado y las Asambleas.

Durante la República las funciones del Senado se ampliaron en relación a las que tenía
durante la monarquía romana (asesorar a los Cónsules). Entre las que pueden mencionarse en
esta etapa: declarar la guerra y la paz, administrar los territorios conquistados, realizar acuerdos

7
con otros pueblos y de designar a los dictadores, entre otros. A diferencia del resto de las
magistraturas, el cargo de Senador era vitalicio, es decir, duraban en su cargo hasta que morían.

Mientras que en la etapa monárquica solo había una Asamblea, durante la República
hubo dos Asambleas: la Asamblea de las centurias que elegían a los magistrados superiores
como los cónsules, pretores y censores; y la Asamblea de la plebe que elegía a ediles y
cuestores.

Las asambleas eran el lugar donde el pueblo, en teoría, expresaba su voluntad mediante
el voto directo. Sin embargo, en la práctica, su poder era muy limitado, ya que solo se reunían
si eran convocadas por el Senado o por los Cónsules para votar leyes o los candidatos para
ocupar las magistraturas.

La República romana tuvo que hacer frente a cuestiones internas, es decir, conflictos
dentro de la ciudad, y cuestiones externas, es decir, su relación con los otros pueblos.

Con respecto a los conflictos internos, durante los dos primeros siglos de la República
los plebeyos se enfrentaron con los patricios, y consiguieron una serie de derechos. Veamos a
continuación cuáles fueron esos derechos que adquirieron:

Creación de los tribunos de la plebe, ya mencionados.


Leyes escritas (Ley de las XII Tablas).
Poder ocupar las distintas magistraturas de gobierno.
Casamiento entre patricios y plebeyos.

Con respecto a los problemas externos, podemos mencionar dos momentos en la historia
de Roma:

La primera etapa fue defensiva: ya que Roma tuvo que enfrentar el ataque de los
pueblos vecinos, situación que los romanos resolvieron con éxito.
La segunda etapa fue ofensiva: en esta etapa los romanos comenzaron a convertirse
en una potencia imperialista o conquistadora. Conquistaron casi toda la península
itálica y luego continuaron su expansión por los territorios situados en torno al mar
Mediterráneo: primero conquistaron el Mediterráneo Occidental al enfrentarse a
Cartago, ex colonia fenicia, ubicada en el norte de África; luego conquistaron el
Mediterráneo Oriental, al conquistar los pueblos helenísticos.

8
Ahora bien, ¿Qué significaba la guerra de conquista para los romanos? La conquista era
básicamente una fuente de obtención de riquezas con la obtención del botín de guerra,
esclavos, tributos, obtención de grandes extensiones de tierras y diversos productos.

Dentro de las guerras de expansión se destacaron las llamadas Guerras Púnicas, en las
cuales los romanos, derrotaron, como ya hemos mencionado, a la ex colonia fenicia de
Cartago, que ya se había independizado de Fenicia y controlaba el comercio en todo el
Mediterráneo Occidental. Cartago fue totalmente destruida y el control del Mediterráneo
Occidental quedó en manos de su vencedora, que también conquistó –como ya se ha
mencionado- el resto de la cuenta mediterránea. Por esta razón, los romanos comenzaron a
llamar a este mar el “Mare Nostrum” (mar nuestro).

Observa el siguiente mapa sobre la expansión romana durante la República:

9
Observa el siguiente video sobre las Guerras Púnicas:

https://www.youtube.com/watch?v=PWBRArka4dQ

RECORDAMOS UN POCO…..

Como ya hemos visto, Roma comenzó siendo una pequeña ciudad del río Tíber, que
durante la República se expandió y, aunque su forma de gobierno siguió siendo republicana, se
convirtió con sus conquistas en un verdadero imperio, forma de gobierno que adoptará más
adelante.

A diferencia de lo que había ocurrido con la expansión de los persas o de Alejandro


Magno, que se realizaron en un tiempo realmente corto, la conquista de la cuenca mediterránea
por parte de Roma fue un proceso que duró varios siglos, ya que comenzó en el siglo III a. C.
y alcanzó su máxima extensión durante la etapa del Imperio, en el siglo II d. C. (después de
Cristo), es decir que duró cinco siglos.

Ahora bien, los territorios conquistados por los romanos recibieron el nombre de
provincias romanas (pro vinci significa, en latín, “para los vencidos”), y esas provincias fueron
puestas bajo el control del Senado romano.

Observa con atención el siguiente mapa sobre la expansión territorial de Roma


durante la República

10
Durante el período republicano, este crecimiento territorial produjo importantes
consecuencias, cambios profundos en la sociedad, en la economía, en la política y en la cultura,
tanto en Roma como en los territorios dominados por ella.

Veamos cuáles fueron esas consecuencias:

Consecuencias económicas: el dominio y la explotación de las nuevas tierras se


convirtieron en la principal fuente de riqueza de Roma. De ellas se obtenían cereales,
metales, caballos, mármol, vino, aceite y, sobre todo, enorme cantidad de esclavos. Se
desarrolló el comercio entre las distintas regiones del imperio, y el “Mare Nostrum”,
convertido en un verdadero lago interior romano, fue recorrido de un extremo al otro
en esta actividad de intercambio.
Consecuencias sociales: aunque la extracción de riquezas fue enorme, no todos los
romanos se beneficiaron por igual. Entre los grupos sociales que se favorecieron
estaban:

11
❖ La clase senatorial: que se convirtió con la explotación de latifundios –
grandes extensiones de tierras-, trabajadas por esclavos. La mayor parte de las
tierras conquistadas, aunque pertenecían al Estado, quedaron en realidad en
manos de ese sector privilegiado formado por patricios y plebeyos
enriquecidos, quienes también gobernaban las provincias y dirigían los ejércitos
conquistados.
❖ Los caballeros: ocupados en negociosos y cobro de impuestos en las
provincias, a través de los cuales cometían abusos que aumentaban sus
fortunas.

En cambio, hubo sectores de la sociedad que se empobrecieron con las conquistas:

❖ Campesinos dueños de pequeñas y medianas propiedades de tierra:


muchos campesinos se vieron obligados a integrar los ejércitos conquistadores.
Durante el largo tiempo que estaban en campaña militar, no podían cuidar sus
tierras ni pagar sus deudas. Cuando regresaban se encontraban endeudados, y
con el agravante de que lo que ellos producían no podía competir con los bajos
precios de los cereales y otros productos que se traían de las provincias, mucho
más baratos. Las deudas las pagaban con su propiedad, y las posibilidades de
conseguir trabajo en las tierras de los grandes propietarios eran pocas, ya que
éstos preferían utilizar la gran cantidad de mano de obra esclava traída, también
a bajo precio, desde las provincias. Muchos de esos campesinos arruinados
terminaron incorporándose al ejército como soldados profesionales, o
instalándose en Roma formando parte de la plebe urbana que vivía en estado de
miseria.
Consecuencias culturales: los romanos absorbieron distintos aspectos de las
costumbres y cultura de los pueblos que conquistaron. La mayor influencia la
recibieron de los griegos –cultura helénica-, por eso se dice que las conquistas
produjeron la helenización de Roma. A su vez, los romanos difundieron su idioma,
costumbres y leyes en las áreas conquistadas. Por eso se dice que las conquistas
produjeron la romanización del Mediterráneo.

12
Consecuencias políticas: las conquistas alimentaron las ambiciones políticas de los
jefes militares victoriosos, que regresaban a Roma con toda la gloria por haber
conquistado más territorios. Muchos de ellos deseaban concentrar el poder en su
persona. Esto debilitó el verdadero “espíritu de la República”, que había organizado
un gobierno dividiendo el poder entre las distintas magistraturas, precisamente para
evitar la concentración del poder. Por otra parte, la gran desigualdad social y
económica pusieron en evidencia que Roma era una República gobernada por sectores
ricos y poderosos, es decir, que era una República oligárquica. La lucha por un
mejor reparto de la riqueza, especialmente de la tierra, llevó a la formación de dos
partidos políticos: 1- el partido senatorial, conservador de sus privilegios, que no
quería ningún cambio en esa sociedad en la cual eran los más beneficiados, por un lado;
y, 2- partido popular, integrado por los que se habían arruinado con las conquistas,
deseosos de reformas que hicieran de la república una sociedad más justa.

Ahora bien, el partido senatorial y el partido popular rápidamente se enfrentaron entre sí, y
del enfrentamiento de ambos partidos se pueden apreciar las siguientes consecuencias:

Una consecuencia fue el surgimiento de dos reformadores, los hermanos Tiberio y


Cayo Graco (los hermanos Graco), quienes se pusieron al frente del partido popular, y
primero Tiberio, y luego Cayo, elegidos en forma sucesiva tribunos de la plebe,
centraron su programa de reformas en un mejor reparto de la tierra del Estado –
reforma agraria-, exigiendo que parte de esas tierras –aprovechadas exclusivamente por
el orden senatorial- se repartieran entre los pobres. La reforma agraria propuesta por
los Graco fracasó, ya que la oposición del partido senatorial terminó con el asesinato
de Tiberio y el suicidio de Cayo Graco.
Otra consecuencia fueron las ambiciones de poder de los jefes militares, de los cuales
algunos se pusieron al frente del partido popular, como, por ejemplo, Mario y Julio
César; y otros al frente del partido senatorial, como, por ejemplo, Sila y Pompeyo,
dieron origen a sangrientas guerras civiles. Los triunfadores, primero Sila (partido
senatorial) y luego Julio César (partido popular), iniciaron una nueva etapa que
terminaría con esta república en crisis: la etapa de la concentración del poder. Ambos

13
políticos, en sus respectivos gobiernos, se hicieron otorgar las funciones de varias
magistraturas, e inclusive fueron nombrados cónsules y dictador perpetuo.

Ahora bien, ¿Qué quedaba, a esta altura, de aquella república en la cual las magistraturas
eran ejercidas por varias personas cuyas funciones duraban generalmente un año, precisamente
para evitar el poder absoluto? Prácticamente casi no quedaba nada.

El asesinato de Julio César en manos de quienes defendían la permanencia de una


República oligárquica dio lugar a la última guerra civil, de la cual surgió como figura dominante
en la República romana Octavio, el hijo adoptivo de Julio César.

Con Octavio finalizó el período de la República y se inició la última etapa de la historia


de Roma: el Imperio.

EL IMPERIO ROMANO DURANTE LOS SIGLOS I Y II

EL PRINCIPADO

Podemos retomar la periodización de la historia de Roma para recordar que


primero fue una monarquía, luego adoptó la forma de gobierno republicana, y que finalmente,
en el año 27 a. C. (antes de Cristo) Roma se convirtió en un Imperio. Si tenemos en cuenta la
gran expansión que se produjo durante la segunda etapa, es decir, durante la república romana,
podemos afirmar que Roma ya constituía un imperio antes de que fuera llamada de este modo.

El Imperio se puede dividir en dos etapas: el Principado (siglos I y II) y el Dominado


(siglos IV y V), separadas cada etapa por la llamada crisis del siglo III.

El Principado (siglos I y II)

Desde los tiempos de la crisis de la República, el poder distribuido entre las


magistraturas, el Senado y las asambleas fue, poco a poco, reemplazado por la concentración
del mismo en una sola persona. Este proceso de concentración llegó a concretarse
definitivamente con Octavio, quien, además de tener todo el poder en sus manos, recibió el

14
título de “príncipe” que significa “primer ciudadano entre los romanos” y el título de
“imperator” por el cual era el jefe militar y político de todo el mundo romano. Por otra parte,
el Senado romano le otorgó el título de “Augusto” que significa “protegido por los dioses”.
Por eso a Octavio se lo conoce habitualmente con el nombre de Augusto.

Por eso la etapa que se inicia con Octavio se denomina Principado, que se extiende
desde el 27 a. C. hasta el 192 d. C. (después de Cristo), y a él y a sus sucesores se los llamó
Emperador.

La denominación de Principado hace referencia a que durante este período del


imperio se mantenían –en apariencia solamente- las formas de gobierno de la república, pero la
verdadera autoridad la tenía el príncipe o emperador.

Octavio o Augusto gobernó desde el 27 al 14 a.C. y durante su gobierno se produjo en


Palestina, dentro de los límites del Imperio romana, el nacimiento de Jesús.

La concentración del poder en una sola persona iniciado por Augusto, abría la
posibilidad de que él y sus sucesores abusaran del poder, sin embargo, Augusto fue un
gobernante prudente, y entre sus sucesores se destacan otros con esa misma calidad, como, por
ejemplo: Trajano, Adriano y Marco Aurelio. Pero varios de los emperadores que lo sucedieron
gobernaron despóticamente, cometiendo serios abusos, como, por ejemplo: Nerón y Calígula.

Durante los siglos I y II, Augusto y los emperadores que le sucedieron lograron
mantener la paz permanente en el Imperio, sin guerras exteriores ni conflictos internos
como los que habían sucedido durante la República romana. Por eso a estos siglos de la
historia de Roma se los denomina: Paz Romana

Se desarrolla una vida económica intensa.


Fue un período de prosperidad.
Se difundió y se asentó en el Imperio la cultura romana.

Por otra parte, la mayor extensión territorial se alcanzó en esta etapa. Roma abarcaba
en estos primeros siglos de la era cristiana, es decir, después de Cristo, los países actuales de

15
Italia, Portugal, España, Francia, parte de Gran Bretaña, los países de la región balcánica, los
del norte de África, Turquía, Siria e Israel.

Observa el mapa para ubicarte:

La Paz Romana permitió la prosperidad económica. La base de la economía era la


explotación agrícola de los grandes latifundios (grandes extensiones de tierras), las artesanías en
las ciudades, y el comercio dentro de las rutas marítimas del Mar Mediterráneo.

16
Observa el siguiente mapa:

Los latifundios, es decir, las grandes extensiones de tierras, pertenecían a ricos


propietarios, cuyas tierras eran trabajadas por esclavos o por campesinos pobres que alquilaban
a cambio de pagar con gran parte de su cosecha.

El transporte de las mercaderías por tierra y por mar se impulsó con la construcción de
puertos y caminos que comunicaban a Roma con todas las regiones del Imperio. También
construyeron puentes para cruzar ríos. Muchas de esas construcciones aún se conservan y se
usan en la actualidad.

La creciente presencia de mucha gente que vivía en condiciones miserables, generaba


en los emperadores el temor de rebeliones por parte de los habitantes. Para evitar dichas
rebeliones, el Estado repartía gratuitamente trigo, cereal necesario para amasar el alimento
elemental que era el pan. Y con el fin de distraer a esa plebe urbana en estado de miseria,
también les ofrecía espectáculos, algunos muy crueles como la lucha de gladiadores, que se

17
hacían en grandes circos. A esa política de mantener por estos medios entretenida y calma a la
plebe se la conoce con la expresión “pan y circo”.

Por otra parte, las fronteras del Imperio estaban cuidadas por campamentos
fortificados, para prevenir las invasiones de los pueblos que se encontraban más allá de las
fronteras del Imperio, a los que lo romanos denominaban “pueblos bárbaros”.

Dentro del Imperio los romanos difundieron su idioma, el latín, del cual derivan varios
idiomas actuales tales como el español, el portugués, el francés y el rumano.

Crearon una amplia legislación que se aplicó en todo el Imperio y que constituye en su
conjunto el Derecho Romano, base de parte de la legislación de los estados actuales.

CRISIS DEL IMPERIO

TRASFORMACIONES POLÍTICAS, SOCIALES Y ECONÓMICAS

LA CRISIS DEL SIGLO III

RECORDEMOS UN POCO….

Como hemos visto, el Imperio se puede dividir en dos etapas: el Principado que abarca
los siglos I y II y el Dominado que abarca los siglos IV y V. Estas etapas están separadas por
la llamada crisis del siglo III.

18
Ahora bien, antes de comenzar debemos preguntarnos ¿Qué es una crisis? Una crisis es un
período de cambios, modificaciones, transformaciones que se producen cuando hay que
adaptarse a nuevas circunstancias y no se está preparado para esa nueva situación.

RECORDAMOS OTRO POCO….

Como ya hemos visto durante los siglos I y II los emperadores lograron mantener una
paz permanente en el Imperio romano. Fue una época en la que se desarrolló una vida
económica intensa, hubo prosperidad y se difundió la cultura romana por todo el Imperio. De
ahí a que ese período recibe el nombre de “Paz Romana”.

Ahora bien, ese período de prosperidad, bienestar, entre otros conocido como la “Paz
Romana” finalizó en el siglo III debido a una serie de factores. Veamos cuáles son esas
causas:

La anarquía militar: la gran extensión del Imperio hacía necesario que las
fronteras estuvieran cuidadas por ejércitos numerosos que fueron adquiriendo
poder y comenzaron a tener cada vez mayor participación política. Esos
ejércitos se atribuyeron el derecho de elegir al emperador, siempre entre sus
generales. Esos emperadores militares duraban poco en sus funciones, ya que,
según la conveniencia, las mismas tropas que los habían elegido, los
derrocaban, muchas veces los asesinaban y elegían a otro emperador. Estos
hechos pusieron en evidencia que el poder ya no residía en la familia
imperial o en el orden senatorial, sino en la fuerza militar y en la lealtad
de los legionarios hacia sus comandantes. Entre esos ejércitos que
protegían las fronteras romanas había permanentes conflictos y las luchas por el
trono eran constantes. Por eso a esta etapa de desorden se la conoce como
“anarquía militar”.
La penetración de los pueblos bárbaros en el Imperio: generada,
justamente, por el desorden en los ejércitos que dejó desprotegidas a las

19
fronteras. De estos pueblos “bárbaros” se destacan los germanos, que llevaban
varios siglos conviviendo con los romanos al otro lado del río Rin, y habían
asimilado la tecnología y las tácticas de guerra de las legiones del Imperio, por
lo que se hizo muy difícil frenar sus avances. Ahora bien, ¿Quiénes eran
considerados “bárbaros” para los romanos?

Los romanos consideraban “bárbaros” a todos los pueblos que


habitaban fuera de las fronteras del Imperio, considerando que
estos pueblos tenían una organización y costumbres primitivas.

La decadencia de la economía: producida por el avance de los pueblos


bárbaros y sus enfrentamientos con los ejércitos romanos que arruinaron
campos y arrasaron cosechas. Las ciudades fueron saqueadas y las
comunicaciones se interrumpieron por la inseguridad que se había apoderado
en muchas regiones del Imperio. Gran parte de la población sufrió hambre y
epidemias. El Estado se empobreció, debido a que no contaba con las riquezas
obtenidas durante las conquistas militares y, para mantener los gastos de sus
funcionarios y pagar los ejércitos, debió aumentar los impuestos.
Las revueltas de los campesinos: los campesinos, desesperados por el
aumento de precios y los altos impuestos que pesaban sobre ellos realizaron
una serie de revueltas. Muchos de estos campesinos abandonaron sus tierras,
se refugiaron en bosques y montañas, y adoptaron el bandolerismo como
forma de vida. Otros se pusieron bajo la protección de grandes propietarios
rurales. Así surgió el colono, un arrendatario que alquilaba una parcela de
tierra y que debía entregar al propietario de la misma la mitad de lo cosechado.

20
EL SURGIMIENTO DEL CRISTIANISMO

Como ya hemos visto, durante el gobierno de Octavio o Augusto, nació


en Palestina Jesús, quien años más tarde, durante el gobierno de Tiberio comenzaría a predicar
una nueva religión.

Para comprender el origen de la religión cristiana, es necesario tomar en cuenta lo que


ocurría durante el siglo I a. C. en Palestina, región donde se profesaba el judaísmo. Los
romanos habían conquistado los territorios que, antiguamente, formaban parte del reino
hebreo de David y Salomón, aunque permitían a los hebreos conservar cierta independencia y
apoyaron a los reyes que se mostraban obedientes.

A principios del siglo I, en Palestina reinaba Herodes el Grande, un colaborador de


los romanos. Pero, cuando Herodes murió, los romanos dividieron el reino entre sus herederos
y mantuvieron bajo su control directo la región de Judea, que se transformó en una provincia
romana.

Recordemos un poco antes de continuar….

1- Las provincias romanas eran llamadas a las regiones conquistadas por los romanos, que
se anexaban a su Imperio.
2- Los hebreos eran el único pueblo de la antigüedad clásica monoteísta, es decir, que
creían en un único Dios: Yahavé o Yohová.

El dominio romano dividió a la sociedad judía. Por un lado, la aristocracia y los


sacerdotes liados al templo de Jerusalén toleraban la presencia romana, porque aseguraba el
orden y sus privilegios sociales. En cambio, para los judíos más pobres, la dominación de
Roma resultaba opresiva debido a los altos impuestos exigidos.

21
Además, muchos judíos rechazaban la influencia cultural romana porque iba en contra
de sus tradiciones religiosas. Por estas razones, hubo varios intentos de rebelión contra el
imperio y sus colaboradores, que los romanos reprimieron duramente.

Entre quienes se oponían a la influencia cultural de los romanos se encontraba Jesús.


Como muchos judíos de su tiempo, Jesús condenaba a la aristocracia judía y a los sacerdotes
del templo por apoyar el dominio romano y permitir la opresión y el abandono de la piedad
hacia Dios.

A través de su prédica, Jesús fundó un movimiento religioso y social, una nueva


religión basada en la de los antiguos hebreos, sostenía la existencia de un Dios único y
misericordioso, y difundía los valores de la igualdad, el amor y la caridad entre los hombres.
Además, predicaba la promesa de una vida eterna para los justos y los desposeídos, es decir, los
pobres, los que nada tenían.

Gran cantidad de campesinos y artesanos fueron atraídos por el mensaje de esperanza


de Jesús, a quien consideraban el hijo de Dios. En cambio, la aristocracia lo interpretó como
una amenaza a su poder y las autoridades religiosas judías lo acusaron de traición ante los
romanos.

Por otra parte, la negativa de Jesús de participar del culto al emperador, el respeto que
comenzó a tener entre los sectores más humildes de la sociedad y el hecho de ser considerado
por sus seguidores el Mesías, es decir, el enviado de Dios que liberaría a los oprimidos, lo
volvió sospechoso ante los ojos de los romanos y los grupos más poderosos, cuidadosos del
poder del emperador en todas las provincias romanas. Por esta causa, en el año 33 Jesús fue
acusado de rebelde y crucificado, forma de ejecución de la época.

Luego de la muerte de Jesús, sus discípulos, los apóstoles, predicaron su doctrina por
todo el Imperio y formaron las primeras comunidades cristianas. Las primeras comunidades
cristianas, llamadas iglesias, reconocían la igualdad de todos los creyentes, más allá de las
diferencias sociales entre hombre y mujeres, ricos y pobres, o libres y esclavos. En el interior
de cada iglesia se practicaba la comunidad de bienes y la asistencia a los pobres y
desprotegidos. Cada iglesia estaba bajo la autoridad de un obispo. Los relatos sobre la vida de
Jesús, sus enseñanzas y sus obras fueron recopilados en los Evangelios, un término griego que
significa “la buena nueva”, ya que es el anuncio de la llegada de un Salvador o Mesías para la
humanidad. Los Evangelios integran el Nuevo Testamento, la segunda parte de la Biblia.

22
La nueva religión –el cristianismo- se difundió rápidamente, en
especial entre los sectores más desprotegidos de la sociedad, inclusive entre los esclavos. La
promesa de una vida después de la muerte, la ayuda espiritual y la prédica de la caridad fueron
algunos de los factores que permiten explicar esa rápida expansión.

Por otra parte, el cristianismo se predicó sobre todo en las ciudades, donde se
concentraba la población. Por eso en los campos se siguió adorando a los antiguos dioses
romanos durante más tiempo. El término pagano, utilizado para referirse a quienes
continuaban rindiendo culto a las antiguas divinidades, los politeístas –creencias en varios
dioses- proviene de la palabra “campesino” porque pâgus, en latín, quiere decir “campo”.

Desde sus primeros tiempos, el cristianismo fue objeto de prohibiciones y sufrió


persecuciones. Las ideas del cristianismo eran contrarias a las de un imperio que se basaba en
la dominación por la fuerza, la explotación de los débiles, la esclavitud y el culto a los
emperadores. Estas fueron las razones por la cual los emperadores consideraron rebeldes a
los cristianos, como comenzó a llamarse a los que adherían a esta religión.

En el año 64, el emperador Nerón culpó a los cristianos del incendio de la ciudad de
Roma y decretó la primera de las persecuciones en su contra. A partir de Nerón y durante casi
dos siglos y medio, los emperadores persiguieron, torturaron y mataron a cientos de miles de
cristianos.

Las diferencias entre la nueva creencia y las autoridades imperiales eran principalmente
políticas, ya que los cristianos no respetaban los fundamentos del poder imperial:

No participaban en las ceremonias del culto oficial en las que se adoraba al emperador
como a un dios y se le juraba fidelidad.
Consideraban a los esclavos y a los hombres libres iguales ante Dios.
Condenaban la guerra.
Se negaban a entrar en los ejércitos.

Por eso, como ya hemos mencionado, sufrieron severas persecuciones.

23
El Emperador Constantino, que advirtió la gran difusión de la nueva religión, decidió
tolerarla para fortalecer la unidad del imperio. Con este fin, permitió la libertad de cultos
por medio del Edicto de Milán de 313. A partir de dicho Edicto, los cristianos pudieron
levantar edificios para su culto, ocupar cargos públicos y recuperaron los bienes confiscados.

En el año 391, el emperador Teodosio, por el Edicto de Tesalónica, estableció el


cristianismo como la única religión permitida en el Imperio y condenó el paganismo. Con esto
se llegó a la oficialización del cristianismo.

BAJO IMPERIO o DOMINADO

SIGLOS IV Y V

RECORDAMOS UN POCO….

Como ya hemos mencionado, el Imperio Romano se dividió en dos etapas: el


Principado (siglos I y II) y el Dominado (siglos IV y V), separadas ambas etapas por la llamada
crisis del siglo III. Como también hemos visto, la crisis del siglo III se debió a varios factores,
entre ellos: guerras civiles, invasiones de pueblos extranjeros y problemas económicos; dando
así fin a la llamada “Paz Romana” que había beneficiado al Imperio durante la etapa del
Principado.

Ahora bien, la crisis del siglo III, comenzó a superarse a partir de la llegada al trono del
emperador Diocleciano, quien llevó a cabo una serie de reformas para lograr superar la crisis.

Veamos cuáles fueron esas reformas:

Teniendo en cuenta que uno de los problemas era la enorme extensión del Imperio, y
el otro era el desorden en la sucesión de los emperadores, Diocleciano estableció un
nuevo sistema de gobierno: dividió al Imperio en dos grandes regiones –Imperio
Romano de Occidente y el Imperio Romano de Oriente- y estableció la

24
tetrarquía, es decir, el gobierno de cuatro: dos emperadores –él y Maximiliano- con el
título de Augustos, quedaron al mando de cada una de las partes del Imperio. Cada
uno de ellos, a su vez, era asistido por un César, que debía sucederlo tras veinte años
de gobierno.

Observa atentamente el siguiente esquema:

IMPERIO ROMANO

IMPERIO ROMANO DE IMPERIO

OCCIDENTE ROMANO DE ORIENTE

1 AUGUSTO (Diocleciano) 1 AUGUSTO (Maximiliano)

1 CÉSAR 1 CÉSAR

25
Imágenes de los Tetrarcas ubicada en la Basílica de San Marcos en Venecia, Italia

Observa el mapa sobre la división del Imperio Romano:

26
Además, Diocleciano, implantó una monarquía absoluta: el Senado y los funcionarios
perdieron toda autoridad. Diocleciano con el título de Augusto, se hacía llamar Señor
(en latín “Dominus”) y se asignó a su persona un carácter sagrado. Es por ello, que al
sistema de gobierno impuesto por Diocleciano se lo conoce como el Dominado.

Las reformas tuvieron éxito, ya que durante su gobierno se frenaron las


invasiones, se reanudó la construcción de obras públicas y el orden se restauró en todo el
Imperio. Sin embargo, a su muerte, se desataron nuevas luchas por el poder.

La nueva crisis se superó con la llegada del emperador Constantino, que reunificó el
Imperio (separado en dos por Diocleciano) en el año 324 y volvió a disponer que el trono
fuera hereditario, es decir, puso fin a la tetrarquía.

27
Constantino llevó a cabo grandes reformas:

Debido a que la importancia política y económica de Roma y del resto de Italia había
ido disminuyendo progresivamente, al tiempo que se fortalecía la parte oriental del
Imperio, Constantino decidió trasladar la capital de Roma a Bizancio, que a partir de
entonces tomó el nombre de Constantinopla.
El emperador Constantino se convirtió al cristianismo y estableció, como ya hemos
visto, el Edicto de Milán, que permitía la libertad de cultos. Como ya hemos
mencionado anteriormente, este edicto fue el primer paso para el reconocimiento del
cristianismo. Con esta decisión Constantino logró: 1- pacificar el Imperio, ya que
terminaron las crueles persecuciones contra los cristianos; 2- obtener el apoyo de la
Iglesia, que había crecido mucho. Pocos años después, como ya hemos visto,
Teodosio, convirtió al cristianismo en la religión oficial del Imperio. (Ver “El
Surgimiento del Cristianismo”).

La ruralización de la vida en el Imperio

Durante el Bajo Imperio o Dominado la vida comenzó a ruralizarse, ¿Qué quiere


decir esto? Que las personas dejaran de vivir en las ciudades y se fueran a vivir al campo.
Ahora bien, ¿Por qué sucedió esto? Debido a la inseguridad y a la crisis de los centros urbanos,
es decir, de las ciudades, que se había dado debido a las invasiones y a la situación económica.

Durante este proceso de ruralización se produjeron los siguientes cambios:

Disminución de la esclavitud y una nueva forma de organización del trabajo: el


trabajo había sido la base de la economía romana, pero a partir del siglo II, la influencia
del cristianismo y la disminución del número de esclavos porque en el Imperio ya no se
realizaban más conquistas llevaron a los grandes propietarios de tierras a la necesidad
de buscar nuevas formas de trabajo. Muchos de estos grandes propietarios
comenzaron a liberar a sus esclavos y les dieron una parcela de tierra, a cambio de la
entrega de una parte de la producción.
Como ya hemos visto, durante la crisis del siglo III, ese proceso se aceleró.
Muchos campesinos libres, que no podían pagar los crecientes impuestos ni poner
freno a los saqueos de sus campos, abandonaron sus tierras y se pusieron bajo la
protección de los grandes propietarios rurales. De esta manera surgió el colonato.
El colono era un arrendatario, es decir, un inquilino, que cultivaba una parcela y debía

28
entregar al propietario parte de la cosecha. Muchos habitantes de las ciudades se
trasladaron al campo y se convirtieron también en colonos.
Con el surgimiento del colonato y la ruralización de la sociedad luego de la
crisis del siglo III, surgió una nueva estructura social. En la parte superior de la
pirámide social, se encontraban los grandes latifundistas (dueños de las grandes
extensiones de tierras) que, además de las tierras, tenían ejércitos privados y
recaudaban los impuestos de sus territorios. Por debajo de ellos, estaban los
campesinos independientes empobrecidos, los colonos y los esclavos. Poco a
poco, la condición de los colonos fue empeorando, hasta que no pudieron abandonar
las tierras que trabajaban.

La disolución del Imperio

Durante la segunda mitad del siglo IV, las invasiones de los pueblos bárbaros
recrudecieron con gran fuerza. Para proteger mejor las fronteras e intentar salvar al Imperio, el
emperador Teodosio, decidió dividir al Imperio entre sus dos hijos. Esa división se dio recién
a la muerte de Teodosio en el año 395. A su hijo Arcadio le correspondió el Imperio
Romano de Oriente que, con capital en Constantinopla, logró resistir los ataques de los
pueblos invasores y se fue helenizando, es decir, adquiriendo cada vez más la cultura
grecorromana (de Grecia y de Roma). A su otro hijo, Honorio, le tocó el Imperio Romano
de Occidente, con capital en Roma.

Observa nuevamente el mapa que se encuentra en la página 27

El Imperio Romano de Occidente inició un rápido proceso de decadencia, producto de


la ruina de la vida urbana, el cese del comercio y por ende de la circulación de la moneda, las
revueltas de campesinos y colonos, y las conspiraciones palaciegas, es decir, las conspiraciones
contra el Emperador.

29
De este modo cuando nuevas invasiones bárbaras (las incursiones de vángalos,
suevos, visigodos, ostrogodos, y en especial el avance de los hunos) cayeron con fuerza
sobre el Imperio Romano de Occidente, no hicieron otra cosa que terminar de dañar una
estructura política profundamente debilitada. Así, en el año 476, un militar “bárbaro” llamado
Odoacro, derrocó al emperador Rómulo Augústulo (sucesor de Honorio) poniendo fin al
Imperio Romano de Occidente.

Observa con atención el mapa sobre el avance de los pueblos bárbaros a lo


largo de los siglos IV y V hacia el Imperio Romano de Occidente:

Con la caída del Imperio Romano de Occidente en el año 476 llega a su fin la etapa
histórica conocida como Edad Antigua y comienza una nueva etapa histórica: la Edad Media.

El Imperio Romano de Oriente, por su parte, perdurará casi 1000 años más, hasta que
en el año 1453 cae en manos del Imperio Otomano, poniendo fin a la llamada Edad Media y
dando origen a una nueva edad histórica denominada Edad Moderna.

30
Bibliografía:

Barrow, R.H. Los Romanos. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 1986.

Burián, J y Janda, J. Historia de Roma. México: Cartago, 1983.

Rostovtzeff, M. Roma, de los orígenes a la última crisis. Buenos Aires: Eudeba, 1974.

31

También podría gustarte